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La caridad . 1867. Domingo Llorens Cervera. Foto: Casa de Subhastes Setdart. Arxiu fotogràfic.
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La caridad , en 1867 y ahora. Domingo Llorens
Cervera y el tributo / homenaje al pintor en plena
Renaixença Valenciana.
Josep A. Gisbert Santonja,
director Museu Etnològic de Dénia.
Es te a r t í cu lo nace de la marav i l l osa
con junc ión de as t ros que ha pe rmi t i do
ing resa r en e l pa t r imon io de l mun ic ip io y en
los fondos de l Museu E tno lòg ic de Dén ia
una de las obras más fu lgu ran tes de l p in to r
d ianense don Domingo L lo rens Cerve ra
(1827-1905) .
Un ing reso que se p roduce en e l marco de l
mecenazgo de la Fundac ió Espor t i va Dén ia
de la Comun i ta t Va lenc iana . Una donac ión
a l M . I . Ayun tamien to de Dén ia ,
cond ic ionada a la expos ic ión púb l i ca
pe rmanen te de la ob ra , con víncu lo
i nd iso lub le con e l c réd i to que se t ra ta de
una donac ión a la c iudad de Dén ia , por
pa r te de la en t idad .
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F i cha técn ica de la ob ra :
T í tu lo : La car idad. Au t o r : D o m i ng o L l o r en s C e r ve r a .
M a te r i a : O l e o s o b r e t e l a .
F i r ma y f e c h a e n e l á n g u l o i n f e r i o r i z q u i e r d o .
M ed i d as : 1 7 0 x 1 4 2 c m . 1 8 0 x 1 5 2 c m ( c o n m a r c o ) .
Desc r ipc ión de la ob ra :
La ca r idad escen i f i cada por se is pe rsona jes
a l a sa l i da de l temp lo ; pane l devoc iona l
co lgado a modo de adver tenc ia . Como
fondo , l a a rqu i tec tu ra gó t i ca de l por ta l .
La n iña p ro tagon is ta v i s te un p rec ioso
ves t ido en b lanco y en azu l , con un
c romat i smo y de ta l l i smo c ie r tamente
re levan te . T ra je románt i co , r i co , con
hombros descub ie r tos , de insp i rac ión y
gus to ing lés , de moda y uso por l as c lases
más pud ien tes en t i empos de I sabe l I I .
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La caridad . 1867. Domingo Llorens Cervera. Foto: Casa de Subhastes Setdart. Arxiu fotogràfic.
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Des taca en la n iña la exqu is i tez de su
pe inado , con dos moños recog idos con
co l l a r de pe r las o cuen tas metá l i cas de
co lo r p la teado , as í como e l r i qu ís imo a tavío
de joyas de o ro , p ied ras p rec iosas y de
co ra l . Luce , en o re jas , pend ien tes con
pasador i sabe l ino y co lgan te en fo rma de
co razón . En cue l lo , co l l a r de o ro t i po
co rdón con co lgan te de o ro con camafeo .
En b razo derecho , pu lsera r íg ida de oro con
rose tones a l te rnan tes . La f l o r p resen ta o r la
de d iamante rosa y b r i l l an tes y , en e l
cen t ro , rub í . En su muñeca i zqu ie rda , co l l a r
l a rgo enro l lado con cuen tas de co ra l ro jo
es fé r i cas y como co lgan te una c ruz .
Ancha fa lda con c in tu ra f i j ada con c in ta y
vo lan te rematado con cene fa de pun t i l l as o
enca je de co lo r azu l . Por deba jo , saya r i ca
o pan ta lón con remate de pun t i l l as . Enca jes
o pun t i l l as en e l cue l lo , mangas , remate
sobre fa lda y en saya l o pan ta lón . Zapa tos o
bo t ines de p ie l .
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La caridad . 1867. Domingo Llorens Cervera. Foto: Casa de Subhastes Setdart. Arxiu fotogràfic.
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Cue l lo desnudo , desprovis to de l ve lo
p recep t i vo pa ra la en t rada en e l temp lo que ,
s in duda , cus tod iaba la madre o i ns t i tu t r i z
que la acompaña .
La n iña en t rega con su mano de recha una
moneda de cobre g rande en donde se
ad i v ina la e f i g ie de I sabe l I I , con su pe inado
ca rac te r í s t i co .
A la de recha , un n iño sen tado sobre la basa
de una de las a rqu i vo l tas de l po r ta l de l
temp lo . Impas ib le y a su vez expec tan te ,
med io desnudo , pobre , qu izás tu l l ido , con
su ac t i tud de tes t i go mudo , recuerda a
pe rsona jes que , como un fauno o e l d ios
Pan , son p resen tes en g rabados de l
Renac im ien to .
A la i zqu ie rda t res n iños . E l p r imero de
e l l os a lb ino , ha rap ien to , a r rod i l l ado y
desca lzo , rec ib iendo unas monedas . De t rás ,
una n iña y un n iño m i ran con in te rés e l
i ns tan te que reve la e l e je rc i c io de la
ca r idad .
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La caridad . 1867. Domingo Llorens Cervera. Foto: Casa de Subhastes Setdart. Arxiu fotogràfic.
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En un segundo p lano , de t rás de la n iña
p ro tagon is ta , una señora , e rgu ida , en p ie ,
de oscura indumenta r ia , cua l ánge l de la
guarda , con la m i rada e je rce e l cont ro l de l
ac to y de la escena . Es , s in duda , la madre
o i ns t i tu t r i z de la p ro tagon is ta .
Co lgado en e l po r ta l de l temp lo , un cuadro
devoc iona l en e l que se ve como la cabeza y
pecho de un desa fo r tunado emerge de las
l l amas : su f re l as penas de l pu rga to r io o de l
i n f i e rno . Es una c la ra adver tenc ia de lo que
sucede a los que pueden y no e je rcen la
ca r idad con los pobres . Es ta es tampa se
popu la r i zó en va r ios fo rmatos y sopor tes a
med iados de l s ig lo X IX .
E l pa isa je a rqu i tec tón ico es e l po r ta l de un
temp lo , con es t i l o y a rqu i tec tu ra gó t i ca ,
aunque con c ie r tas l i cenc ias mes t izas .
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La caridad . 1867. Domingo Llorens Cervera. Foto: Casa de Subhastes Setdart. Arxiu fotogràfic.
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En e l aban ico c romát i co de la ob ra
adver t imos los co lo res e i n f l u jos de su
mento r y maes t ro , don V icen te López
Por taña (1772-1850) , y de su ta l l e r ,
encabezado por Bernardo López P iquer
(1799-1874) , amigo de Domingo L lo rens , a
qu ien as i s te y aconse ja duran te e l p roceso
de e jecuc ión de a lgunas de sus obras . En
los azu les de la indumenta r ia de la
p ro tagon is ta encon t ramos t razas y víncu los
con los Madrazo ; en pa r t i cu la r con Lu is de
Madrazo (1825-1897) . Uno de los me jo res
pa ra le los de l tema de la ob ra , as í como de
la pos ic ión y ac t i tud de la n i ña , l o
encon t ramos p rec isamente en la ob ra La
ca r idad , de Lu is de Madrazo , fechada en
1876 . Es e locuen te la pos ic ión de la dama,
envue l ta en un pa isa je a rqu i tec tón ico
nazar í . En es te caso , podr ía t ra ta rse de un
re f l e jo de la ob ra de L lo rens , conceb ida dos
décadas an tes y p resen tada una década
an tes a expos ic iones .
La ca r idad de Domingo L lo rens Cerve ra fue
p remiada con meda l la de p la ta en la
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Expos ic ión Reg iona l Va lenc iana de 1867 y
expues ta en la Expos ic ión Nac iona l de 1871 .
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Aden t ra rse en la h is to r ia de Dén ia es un
método e f i caz para per f i l a r y desho ja r e l
concep to de ca r idad a med iados de l s ig lo
X IX .
S in duda , en la c iudad que v io nacer a
Domingo L lo rens y donde res id ió buena
pa r te de su v i da , a excepc ión de l per iodo de
fo rmac ión ba jo e l pa t ronazgo de l p in to r
V icen te López , e l me jo r e jemp lo de ca r idad
y p iedad es e l que nos o f rece Mar ía Jose fa
Morand y Cardona en la ed i f i cac ión de l
Cemente r io Mun ic ipa l .
E l tex to redac tado pa ra la ob ra magna
d i r i g ida por Pascua l Madoz , Diccionario
Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus
posesiones de Ultramar , po r su co r responsa l ,
don N ico lás Morand , pub l i cado en 1847 , es
una ve rdadera Ac ta de fundac ión de l
Cemente r io de Dén ia y a l l í encon t ramos los
pormenores de la ges ta .
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Hasta el año 1843 habia en Denia un lugar muy reducido que se
llamaba Cementerio, donde todo inspiraba horror: hoy acuden los
naturales y forasteros á ver y admirar la ventajosa transformacion que
ha tenido este sitio fúnebre, debida a doña Maria Josefa Morand,
natural de aquella c., quien legó para éste y otros objetos piadosos,
4.000 pesos al fallecer en noviembre de 1842. Acaba pues de
construirse un espacioso cementerio en una superficie cuadrada de
tierra de 60 varas por lado, ó sean 3.600 varas cuadradas, rodeado de
una pared sólida de 18 palmos de elevacion y 4 de cimiento, á dist. de
1/4 de hora de la c., en paraje bastante ventilado, inmediato al camino
llamado de Ondara. A la entrada de este recinto se ha edificado una
decente capilla con su vestíbulo correspondiente, y con un altar
dedicado á la Virgen de los Dolores, cuya sagrada efigie ha pintado al
óleo con feliz éxito D. Juan Llacer. En el centro del lugar que
describimos, se ha erigido un sencillo monumento de piedra jaspeada y
pulimentada y de figura octagonal á la memoria de dicha fundadora,
cuyos restos encierra el mismo, y en cuya faz principal se ha colocado
una hermosa lápida de mármol negro con una inscripcion en prosa y
verso, grabada en Valencia con primor, alusiva á la ilustrada piedad de
aquella señora, á su ejemplar conducta, y á la esquisita sensibilidad de
que fué víctima.
No aparece la pa lab ra ca r idad , pe ro s í
p iedad . N ico lás Morand nos desc r ibe que en
e l pan teón cen t ra l , que a lo ja l os res tos de
la fundadora , en su faz p r inc ipa l , «se ha
co locado una he rmosa láp ida de mármo l
negro con una insc r ipc ion en p rosa y ve rso ,
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grabada en Va lenc ia con p r imor , a lus i va á l a
i l us t rada p iedad de aque l la señora , á su
e jemp la r conduc ta , y á la esqu is i ta
sens ib i l i dad de que fué v íc t ima» .
E l monumen to ep ig rá f i co no es tá en su s i t io
o r ig ina r io pe ro aún se conserva en
pe r fec tas cond ic iones . Y en e l tex to de l
m ismo encon t ramos los s igu ien tes ve rsos ,
que t ransc r ib imos y l es o f recemos :
Aprended Ricos a ganar el Cielo
si quereis que en vuestra tumba
Nazcan hermosas flores a porfia
Sentid ageno mal, dad con el suelo
Que si aliviais al pobre en sus dolores
Llanto daran al sepulcro y saldrán flores
Cuaren ta años más ta rde , en 1882, mor ía
o t ro mecenas : D . José Morand Bordehore .
En 1881 legaba con idén t i co ob je to un
pa t r imon io con e l que se p roced ía a l a
amp l iac ión de l cementer io . Lo conocemos
g rac ias a un manusc r i to que nunca an tes
hab ía v i s to l a l uz , a t r i bu ido a don Juan
Ser rano Mar t í .
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Este Cementerio fue ensanchado y levantado más sus paredes en el año
1843 á espensas de Doña Mª Josefa Morand que legó para tal fin cierta
cantidad al morir en Novbre
de 1842.
Mas tarde, el 19 de Marzo de 1881 el acaudalado comerciante de esta
plaza Don Jose Morand Bordehore (Botichós de Morand) desde su
casa en la partida (Colomer) escrita por su sobrino (por estar él ciego)
Don Ambrosio Bordehore Reig, dirige al Alcalde de Denia una carta,
que despues del saludo, dice lo siguiente.
El respeto que siempre merece el pasado, sobre todo cuando se
relaciona con el presente por vínculos de sangre, lazos de afecto ó
corrientes de tradición, hace que los individuos y los Pueblos miren
con interés y traten con veneración cuanto se refiere á sus antepasados.
A su memoria reserva cada familia un lugar en su corazón, donde
parece como que vive encarnado su espíritu en profundas intimidades
de amor; á su memoria y a sus restos queridos dedica cada población
un sitio sagrado por la Religión bendecido, por el temor custodiado,
por la vivencia protegido, por las lágrimas santificado, por las
oraciones ennoblecido y por el amor patrio conservado y defendido.
El Cementerio con la imponente Magestad que le comunica el
recuerdo de la vida y la sombra de la muerte sobre él proyectada, es un
monumento de honor levantado por los que son el eterno reposo de los
que fueron. Nada, pues revela tanto como él la educación de los
pueblos, ni marca con mas precisión el grado de cultura de las
sociedades.
En Denia, como es sabido, tiene el Cementerio un doble obgeto:
honrar con decorosa y cristiana sepultura los restos de los que nos hán
precedido y utilizar en beneficio de los enfermos pobres los productos
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de la cesión temporal de sepulturas distinguidas. De esta manera
ingeniosa y bién acordada se ha logrado lo que imposible parece:
poner la muerte misma al servicio de la vida.
Estas circunstancias, y la de hallarse depositados en el Cementerio
Católico de esta Ciudad mis amados antecesores y mis queridos
hermanos, hán motivado se despertase en mi un vivo interés y un
eficaz deseo de procurar llegue á tener todas las condiciones de
capacidad y decoro que reclama la importancia de una Ciudad como
Denia.
Al efecto y constándome ser insuficiente el local del Cementerio, hé
comprado el terreno contiguo al mismo (cuatro hanegadas) con el
ánimo y propósito de cederlo a la Beneficencia por el conducto que
proceda, y a condición de reservarme de dicho terreno el que en su día
estime yo necesario para levantar un panteón de familia.
Mientras llega el tiempo oportuno de celebrar la cesión con las
formalidades de derecho, y queriendo solemnizar este día para mi tan
grato, tengo el gusto de poner en conocimiento de Vd. y del
Ayuntamiento que tan dignamente preside, mi propósito y resolución,
asegurándole que siento una verdadera complacencia considerando que
hé podido alcanzar la fortuna de ser util á Denia en lo que mas debe
amar, proteger y respetar todo pueblo culto; el Hospital y el
Cementerio.
Dígnese Vd. aceptar con este anticipado ofrecimiento, el de mi
respeto y consideración.
De Vd. Afmo. S. S. que S. M. B.
P. P. José Morand Bordehore
Ambrosio Bordehore.
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Car idad Hero ica es e l t í t u lo de l l i b ro ,
pub l i cado en 1904 , sobre la Colon ia -
Sana to r io Nac iona l de San Franc isco de
Bor ja pa ra los pobres lep rosos . Su
fundac ión y l as v i c i s i tudes que la
acompañaron son un c la ro re f le jo de l
e je rc i c io de la ca r idad e je rc ida según los
cánones de la bu rgues ía en conn i venc ia con
la Ig les ia . Su sede es uno de los espac ios
na tu ra les más p r i v i l eg iados de la Mar ina
A l ta y , s i me pe rmi ten , de l en torno de
Dén ia .
P iedad , car idad , eve rge t i smo, mun i f i cenc ia ,
mecenazgo . D i ve rsos té rm inos de d i fe ren tes
épocas pa ra t i l da r un m ismo concep to .
En la red se puede acceder a un va l i oso
a r t í cu lo f i rmado por Angé l i ca Ve lázquez
Guadar rama que l l eva e l sugeren te t í tu lo
“De la ca r idad re l i g iosa a la benef i cenc ia
burguesa : l a dád i va soc ia l y sus imágenes” .
Más a l l á de su con ten ido , que poco t i ene
que ve r con lo que nos ocupa , e l t í t u lo nos
o f rece la c lave pa ra en tender un fenómeno
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que se ges tó a l o l a rgo de l s ig lo X IX , en que
e l concep to y l a p rax i s de la ca r idad
re l i g iosa fue aprop iado por una r i ca
burgues ía que ve ía en su p rác t i ca un modo
de esqu i va r l as l l amas de l pu rga to r io o sus
f l ecos . Y es to se t ras lada y escen i f i ca en e l
Ar te , en las a rqu i tec tu ras que son p roduc to
de su e je rc i c io y , espec ia lmente , en la
p in tu ra . Angé l i ca Ve lázquez es tud ia e l caso
de Méx ico y ana l i za las respues tas de la
soc iedad c iv i l a l os p rob lemas de la
pobreza y a l os es t ragos de l cap i ta l i smo.
Ahora , como an taño , e l me jo r modo de
en tender un vocab lo es acceder a un
d i cc ionar io . Por e l l o , me he pe rmi t i do
rebuscar en m i ve tus ta b ib l i o teca y en
d i cc ionar ios de lengua la t i na y l engua
españo la s inc rón icos es tos té rm inos . Y e l
resu l tado no puede se r más c la ro y d i á fano .
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CĀRĬTAS, ātis, f. Cic. La carestía, el precio subido de las cosas. || La
falta y penuria de alguna cosa, y especialmente de granos. || In caritate.
Cic. Cuando el trigo se vendia tan caro. || El amor. V. CHARITAS.
CHĀRĬTAS, ātis, f. Cic. El amor, amistad, ternura, celo, aficion,
benevolencia. || Caridad, la virtud que constituye al hombre justo. V.
CARITAS.
MARTÍNEZ LÓPEZ, D. P., director. Valbuena reformado. Diccionario latino-
español. Aumentado con mas de 20.000 voces y otras tantas acepciones sacadas
de los mejores diccionarios modernos, entre ellos el de Freund, Quicherat y
Daveluy. Lleva además un vocabulario español-latino. Décima novena edicion,
Madrid, Libreria de D. Leon Pablo Villaverde, 1882. p. 140 y p. 159.
CARIDAD. s. f. Una de las tres virtudes teologales que consiste en
amar á Dios sobre todas las cosas, y al próximo como á sí mismo.
Caritas. 2. La limosna, ó socorro que se da á alguno, especialmente á
los que la piden. Eleemosyna, misericordia. 3. El refresco de pan, vino
y queso que en los lugares se da á los pobres en las solemnidades de
algunos Santos por las cofradías que celebran la fiesta. Refectio ad
fores templi egenis distributa. 4. ant. El agasajo, ó convite que se hace
en muchos lugares cortos con motivo de las funciones y honras de los
difuntos. Convivium diebus mortualibus solitum, parentalia.
Diccionario de la lengua castellana. Compuesto por la Real Academia
Española, reducido á un tomo para su mas fácil uso. Tercera edicion, en la qual
se han colocado en los lugares correspondientes todas las voces de los
suplementos, que se pusiéron al fin de las ediciones de los años de 1780 y 1783,
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y se han intercalado en las letras D. E. y F. nuevos artículos, de los quales se
dará un suplemento separado. Madrid. Por la Viuda de don Joaquin Ibarra,
Impresora de la Real Academia, 1791, p. 192.
CARIDAD, f. Una de las tres virtudes teologales, que consiste en amar
á Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como á nosotros mismos.
Charitas. ||. La limosna ó socorro que se da á alguno, especialmente á
los que la piden. Eleemosyna, stips mendicis erogata. || El refresco de
vino, pan y queso ó de otras comidas que en los lugares se da á los
concurrentes, en las solemnidades de algunos santos, por las cofradías
que celebran la fiesta. Quaedam vini, panis et casei, instilutis
solemnium sacrorum diebus, á soldalitiis cuique advenienti erogari
solita. || ant. El agasajo ó convite que se hace en muchos lugares cortos
con motivo de las funciones y honras de los difuntos. || ant.
EXCELENCIA.
Novísimo diccionario de la lengua castellana, que comprende la última edicion
integra del publicado por la Real Academia Española, y cerca de cien mil voces,
acepciones, frases y locuciones añadidas por una sociedad de literatos,
aumentado con un suplemento de voces de ciencias, artes y oficios, comercio,
industria, etc. etc. y seguido del diccionario de sinónimos de D. Pedro M. de
Olive y del Diccionario de la rima de D. Juan Peñalver. Paris, Librería de
Garnier Hermanos, 1891, p. 184.
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DOMINGO LLORENS CERVERA. EL TRIBUTO DE LA RENAIXENÇA VALENCIANA.
Lu is T ramoyeres nos o f rece una
in fo rmac ión v i ta l pa ra conocer e l es tado y
c i r cuns tanc ias de Domingo L lo rens poco
an tes de su muer te . Maravi l l ado por haber
conoc ido casua lmente en Dén ia a l p in to r y
d i sc ípu lo de V icen te López , acompañado
por Roque Chabás , en t ra en su es tud io , ve
a lgunas de sus obras ex i s ten tes en e l
m ismo, l ee y cop ia a lgunos f ragmentos de
la co r respondenc ia en t re V icen te López y e l
p in to r d ianense y, con emoc ión , redac ta e l
a r t í cu lo que reproduc imos ín teg ramente “Un
d i sc ípu lo de l p in to r va lenc iano D . V icen te
López ” que pub l i ca en Las Prov inc ias .
A lmanaque pa ra 1904 , que e l d ia r io rega laba
a sus suscr ip to res .
Lu is T ramoyeres pasa unos d ías en casa de
don Roque Chabás , amigo , con e l que
mant iene una re lac ión con t inua desde 1891
has ta la muer te de l canón igo , en 1912 . Lu is
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Tramoyeres B lasco (1854-1920) , h i s to r iador ,
ocupa una p laza de o f i c ia l p r imero en e l
Arch i vo Mun ic ipa l de Va lenc ia , ba jo la
d i recc ión de F ranc isco V i ves L ie rn .
T ramoyeres y Chabás son dos impor tan tes
pe rsona jes de la Rena ixença Va lenc iana .
Lu is T ramoyeres pub l i ca desde 1891 va r ios
a r t í cu los en la rev i s ta El A rch ivo , d i r i g ida
por Roque Chabás . Chabás es nombrado
académico de la Rea l Academia de Be l las
Ar tes de San Car los e i n i c ia una fecunda
re lac ión con e l Museo de Be l las Ar tes de
Va lenc ia , donde pa r t i c ipa en la o rgan izac ión
de los fondos a rqueo lóg icos , p rop ic ia e l
l egado de p iezas arqueo lóg icas ha l l adas en
Dén ia p roceden tes de co lecc iones de
an t igüedades como la de D . José Morand , y
é l m ismo lega poco an tes de su muer te su
p rop ia co lecc ión a rqueo lóg ica .
Lu is T ramoyeres B lasco nos desc r ibe como
ve en e l es tud io de Domingo L lo rens e l
re t ra to de su esposa , ac tua lmente en los
fondos de l Museu E tno lòg ic de Dén ia , y e l
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re t ra to de F ray Andrés L lo rens , hoy en
pa radero desconoc ido , donde a l pa recer de l
au to r se a t i sba e l i n f lu jo de su maes t ro
V icen te López .
Nar ra T ramoyeres que e l p in to r es taba
t raba jando en e l re t ra to de cuerpo en te ro
de l rey Al fonso X I I , que cus tod iaba la casa
cons is to r ia l has ta que , en 1931 , en la toma
de l Ayun tam ien to pa ra la p roc lamac ión de
la Segunda Repúb l i ca , l os cuadros de
A l fonso X I I A l fonso X I I I son a r ro jados por e l
ba lcón , según reve lan tes t imon ios
fo tog rá f i cos .
T raba ja , as im ismo, en un ca l va r io ; pa r te de l
cua l se conserva ac tua lmente en una
co lecc ión pr i vada de Va lenc ia . Y en un
Cr i s to yacen te , i nco rporado rec ien temente a
l os fondos de l Museu E tno lòg ic de Dén ia .
T ramoyeres nos o f rece a lgunos da tos de su
ep is to la r io o co r respondenc ia con V icen te
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López , has ta su fa l lec im ien to en 1850 y con
Bernardo López . En una ca r ta de Bernardo,
fechada en 1856 , l e apos t i l l a que es tá
t raba jando en un cuadro “de pobres ” ; s in
duda , se re f i e re a La ca r idad , que
p resen ta r ía en e l ce r tamen Expos ic ión
Reg iona l de Va lenc ia una década más ta rde ,
en 1867, en e l que consegu i r ía como
ga la rdón una Meda l la de P la ta . Bernardo
López , en la ca r ta , l e adver t ía :
“Me alegro trabaje V. tanto y tendría gusto en ver ese cuadro de pobres
que me dice esta aciendo, pues la idea es muy buena y de partido; ya
abra V. procurado tenga buen color sin relumbrones y firmeza de claro
y oscuro”.
La ca r idad t iene , en t re muchos mér i tos , ese
buen co lo r s in re lumbrones y f i rmeza de
c la ro y oscuro .
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Portada de Las Provincias. Almanaque para 1904. Regalo a los suscriptores. Colección: Josep. A. Gisbert.
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ALMANAQUE DE LAS PROVINCIAS.
LAS PROVINCIAS. ALMANAQUE PARA 1904. REGALO A LOS
SUSCRIPTORES.
UN DISCÍPULO DEL PINTOR VALENCIANO D. VICENTE LÓPEZ
ESTÁBAMOS en la playa de Denia. Mi buen amigo el canónigo
Chabás, ilustre historiador dianense, reconstituía con admirable
precisión el antiguo puerto, evocando recuerdos y episodios de otros
tiempos.
Todo lo que decía era interesante. De pronto suspendió el relato,
y señalando á un hombre sentado sobre musgoso peñasco, resto tal vez
de un antiquísimo muro, batido por las olas, exclamó:
–Aquel hombre que ve V. junto á la playa, es D. Domingo Llorens, un
discípulo de D. Vicente López, el pintor valenciano.
Confieso mi desatención. Muy instructiva era la pintoresca
narración de la ciudad fenicia, que estaba haciendo el amable
canónigo; pero, al oir, con escaso asombro mío, que en Denia residía
un superviviente de los discípulos del gran maestro, quedaron
relegados á un segundo término los fenicios, griegos y romanos. El
descubrimiento del más precioso tesoro arqueológico de aquellas
remotísimas civilizaciones, no me habría proporcionado mayor y más
intensa alegría que la de encontrar un discípulo directo de López, tal
vez el único que existe hoy en España.
No perdí la propicia ventura de conocerle personalmente. El Sr.
Chabás, dando por terminado el erudito relato, me presentó al
desconocido. Creo inútil indicar que no se trata de ningún joven.
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Ignoro los años que cuenta, ni creo importe mucho al caso el
averiguarlo.
Para mí, lo interesante era conocer detalles íntimos de la vida
artística de López, detalles y episodios de taller, pocas veces recogidos
por los biógrafos y apologistas. Pronto ví cumplido ese deseo. Apenas
cambiamos las primeras palabras de rúbrica en toda presentación, le
hablé de López, de su historia íntima, de sus relaciones con el maestro.
Al oir el nombre del gran pintor valenciano, la fisonomía del
discípulo adquirió una luz extraordinaria, algo como el despertar de un
sueño venturoso, recuerdo de tiempos juveniles.
Supe entonces que el Sr. Llorens ejercía aún el arte pictórico,
representando en aquella apartada ciudad, dedicada exclusivamente á
la producción de la pasa y á su comercio, la escuela del pintor áulico,
del retratista eminente, del maestro discutido; pero sin duda el
innovador, después de Goya, de la pintura moderna en España.
Oyendo anécdotas de López, llegamos al estudio de su discípulo:
un pequeño museo de cuadros, bocetos y apuntes. Allí estaba la
historia artística del Sr. Llorens. Esta labor comienza á raíz del
fallecimiento de D. Vicente Lopez, ocurrido en Madrid el 22 de Junio
de 1850. Muerto el maestro, regresa el alumno al hogar paterno,
cargado de apuntes y proyectos de cuadros, encerrándose, para no
abandonarlo ya, en el limitado horizonte artístico de Denia.
A partir de ese momento, se inicia su vida pictórica é
independiente, dándose á conocer como buen retratista. Dos retratos
conserva en su estudio, dignos de especial recordación: uno es el de su
esposa; otro el de su tío y protector Fray Andrés Llorens. En ambos se
ve la influencia de López, las huellas de su enseñanza.
Nuestro artista ha cultivado todos los géneros. En el largo
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catálogo de sus obras figura variedad de asuntos, pero dominan los
religiosos. No podemos recordar todos los cuadros suyos. Citaremos
algunos. En 1856 presentó en la Exposición nacional de Bellas Artes,
de Madrid, «Un viejo tocando la guitarra en el atrio de la iglesia de
San Sebastián», con otro lienzo también de género; en 1867 acude á la
Exposición regional de Valencia, siéndole premiado el cuadro La
Caridad. Con él se trasladó á Madrid para ofrecerlo á la Reina D.
Isabel II con eficaz recomendación de D. Bernardo López, hijo de D.
Vicente; pero en aquellas gestiones sorprendióle la Revolución de
1868, y el lienzo pasó á poder de un aficionado alicantino.
Obras suyas son los cuadros de San Buenaventura y San
Francisco de Asís, en la iglesia parroquial de Penáguila; una Santa
Lucía en la de Oliva; el Salvadro, del Tabernáculo de la de Pego; el
Bautismo del Señor, con otros lienzos, en las iglesias de Denia, y
algunos más en distintos templos de la provincia de Alicante.
Cuando visitamos el estudio, trabajaba un retrato de cuerpo
entero del rey D. Alfonso XII, un Calvario y un Cristo yacente.
Profesó López al joven discípulo verdadero afecto de maestro,
según puede verse en una carta suya, cuyo original, por especial
bondad del Sr. Llorens, poseemos como prenda de inestimable valor.
Reproducimos tan importante autógrafo. Dice así:
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«Madrid 24 de Julio 1847.
Mi querido discípulo Llorens: recibo tu cartita y celebro que
lo hayas pasado bien en el viaje y que hayas allado tan buena a
toda tu famiiia (sic) y que les hayan sido tan gratos tus adelantos,
los que deben esperar que sean mayores con tu aplicación y el
buen deseo que te anima para tus adelantos, y si yo vivo deves
prometerte que seras un Pintor, con lo cual te ganes con Honor la
subsistencia, según yo lo he procurado adquirir. Celebro que
visites de cuando en cuando al Señor Cura y á su familia, dandoles
siempre mis cordiales afectos y que deseare sigan bien y con buena
salud.
A tu señor tio mis finos afectos y las gracias de mi parte y de
Ventura por los buenos oficios que le ha dispensado el Señor Cura.
Procura copiar el natural sea de ello lo que fuere, porque los
grandes Maestros del Arte así sean formado ni yo quiero mas que
la naturaleza; procura hacer apuntes de figuritas, perros, caballos
y cuanto se te presente porque de todo se saca partido.
Cuídate mucho y asta que pasen los excesivos calores no
pienses de ponerte en camino, pues copiando el natural nunca se
pierde el tiempo.
Recive mi afecto y el de Ventura que daras a toda tu familia
y manda a tu Maestro que te quiere y ver desea.
Victe. Lopez».
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Esta carta, escrita sin pretensiones al discípulo, es un documento
importantísimo para la historia artística del famoso pintor. «Estudia el
natural», le dice, y con estas lacónicas palabras descubre López toda su
doctrina artística.
¡Cuántos le regatearon esta cualidad! Para López, el natural era
la base del arte; sin él no hay camino posible. Por eso fué admirable en
los retratos, y por eso mismo, hoy, después de largo período en que la
crítica le negó todo mérito, López renace con nueva y exhuberante
vida, y sus retratos son, con los de Goya, los únicos que resisten
examen serio é imparcial en el arte patrio de la pasada centuria.
No es esta la primera vez que vindicamos la memoria del antiguo
discípulo de la Academia de San Carlos, de las injustas censuras
formuladas por sus émulos, inferiores todos al maestro valenciano,
digno de que la patria nativa honre sus glorias con algo más que haber
dado su preclaro nombre á una calle.
Volvamos al Sr. Llorens. La carta de su maestro expresa bien el
afecto que le profesaba, y el interés que por sus adelantos sentía. No
eran vanos estos deseos. Justifícanlos la confianza que le inspiraba el
discípulo, fiando á su pericia las copias y repeticiones de los retratos
pintados por el maestro.
A este propósito nos contó el Sr. Llorens una curiosa anécdota.
Habíale encargado á López el general Narvaez una repetición del
retrato suyo, pintado para la galería de Palacio, por encargo de D.ª
Isabel II. Este retrato fué la última obra de importancia del maestro.
Comenzó la copia el joven dianense, y cierto día se presentó en el
estudio, sin previo aviso, el propio Narvaez.
No hay palabras con que describir el pánico que se apoderó de
López con la inesperada visita del violento general, defraudado en sus
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pretensiones de que la copia fuera toda de mano del pintor palatino.
En tan apurada situación, López procuró salir lo mejor posible
del lance, y expresando un enojo que no sentía, exclamó dirigiéndose a
su discípulo:
–«Ya te he dicho que no toques este lienzo. ¡Sepárate de ahí para que
el señor Duque pueda ver lo adelantada que tengo la copia de su
retrato!»
No advirtió, ó disimuló Narvaez, la estratagema, y á poco
abandonó el estudio con no escasa satisfacción lo López por haberse
librado de enérgica protesta, si se descubre la directa intervención de
un discípulo en la ansiada copia, la cual, desgraciadamente no pudo
ver terminada el maestro.
Gran pérdida fué esta para el Sr. Llorens, que había encontrado
en López un experto guía y desinteresado protector, alentándole
siempre con estas palabras:
–«Treballa, treballa, que yo et faré home».
Promesa que hubiera cumplido, á no ocurrir su fallecimiento en
los momentos en que el joven artista más necesitaba de apoyo y eficaz
valimiento en la corte.
Desaparecido el maestro, su discípulo sintió la nostalgia de la
patria, y abandonó á Madrid, no obstante los reiterados ruegos de D.
Bernardo Lóez, hijo mayor de D. Vicente y heredero hasta su muerte,
acaecida en 1.º de Agosto de 1874, de los prestigios artísticos de su
padre. No por esto cesaron las amistosas relaciones entre los que
habían sido buenos compañeros. Conserva el Sr. Llorens algunas
cartas de D. Luis y D. Bernardo. De una de éste, fechada en Madrid el
23 de Octubre de 1856, copiamos los siguientes párrafos:
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«Me alegro trabaje V. tanto y tendría gusto en ver ese cuadro
de pobres que me dice esta aciendo, pues la idea es muy buena y de
partido; ya abra V. procurado tenga buen color sin relumbrones y
firmeza de claro y oscuro; V. tiene talento y lo que necesita es ver
mucho y una persona que le diga, cuando hace una cosa, que ya
está bien. En fin algun día podrá V. volver por aca, pues para
adelantar en la pintura es necesario ver mucho y esto en Madrid se
logra. Nosotros tambien trabajamos bastante, y mi hermano esta
con el gran cuadro de la Coronación de Quintana, que como las
circunstancias han variado, no sé como será eso, sin embargo el
continúa trabajando, porque como es cosa Artística no creo haya
contraorden.
Nosotros hemos estado en la Granja este verano, y allí hice
tambien, con solo lapizes de colores, un niño pobre, lindísimo,
sacando la basura de un patio, que ha gustado mucho por la
verdad, pues está por el estilo de Teniers: en fin, pasar el rato».
Otros recuerdos conserva el Sr. Llorens de la familia López; pero
el más vivo es el de su gratitud á la memoria del maestro. Este culto al
amigo cariñoso, al guía solícito, fué para nosotros una de las mayores
satisfacciones que experimentamos durante el tiempo de la visita.
Oyendo al pintor dianense, creíamos estar en la propia presencia de D.
Vicente López; imaginábamos que le habíamos conocido y tratado
personalmente, después de más de medio siglo que la tierra cubrió su
cuerpo. Tal fué el efecto que en nosotros produjo el dichoso é
inesperado hallazgo del veteranos y simpático artista.
LUIS TRAMOYERES BLASCO
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Domingo L lo rens Cerve ra fa l l ec ía en Dén ia
e l 8 de mayo de 1905.
Roque Chabás , en tonces canón igo a rch i ve ro
de la Ca tedra l de Va lenc ia , donde res id ía a
l a pa r de sus es tanc ias cons tan tes en
Dén ia , generó una inmensa p roducc ión
c ien t í f i ca como a rqueó logo e h i s to r iador .
Am igo de s iempre de l p in to r , recoge
a lgunas obras d i spe rsas y , en la med ida de
sus pos ib i l idades , o rgan iza un even to en su
memor ia . Una pequeña expos ic ión en e l
escapara te de l ta l l e r de l do rador señor
Andrés , s i tuado en la cén t r i ca p laza de l
M igue le te , f ren te a l a ca tedra l .
En t re l as obras expues tas , e l re t ra to de
F ray Andrés L lo rens , e l de D . An ton io
Devesa , un es tud io de lab rador y un
au to r re t ra to . Todas es tas obras es tán en la
ac tua l i dad en pa radero desconoc ido .
Las P rov inc ias , en una reseña pub l i cada e l
23 de jun io de 1907 , que reproduc imos
ín teg ramente , advie r te que e l Museo
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Provinc ia l no cuen ta con n inguna obra de
Domingo L lo rens . De con ta r con e l l a , se
hub ie ra expues to en es ta mues t ra en
memor ia de Domingo L lo rens que se ce leb ró
en la c iudad que fue sede , cap i casa l de la
Rena ixença Va lenc iana .
Lu is T ramoyeres , en 1915 , pub l i ca la Guía
de l Museo de Be l las A r tes de Va lenc ia . En
e l l a se re f ie re a l as p iezas a rqueo lóg icas de
Dén ia l egadas por Roque Chabás y José
Morand e ins ta ladas en e l pa t io c laus t ra l .
N inguna re fe renc ia n i ob ra de Domingo
L lo rens . De su maes t ro , D . V icen te López ,
sus fondos a tesoraban doce obras y de
Bernardo López una so la obra ; e l re t ra to de
V icen te López . Cabe espera r , s in embargo ,
a lguna so rpresa en los fondos insondab les
y fecundos de la Rea l Academia de Be l las
Ar tes de San Car los ; pos ib les d ibu jos de su
p roceso de fo rmac ión .
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Las Provincias, 23 de junio de 1907
DE ARTE.
Un discípulo de Lopez
En el establecimiento que en la plaza del Miguelete posee el
dorador Sr. Andrés se han expuesto estos días algunas obras de un
pintor ya fallecido, casi desconocido de los valencianos, cuyo nombre
no figura en el Diccionario de los pintores de esta región, del señor
barón de Alcalalí, y que, sin embargo, no merece este olvido por
tratarse de un compatriota de méritos muy estimables.
Nos referimos á D. Domingo Llorens, pintor que nos pertenece,
no solo por haber nacido en nuestra región, sino por haber seguido las
enseñanzas de nuestra escuela en el estudio de un artista tan
genuinamente valenciano como D. Vicente Lopez, de quien fué
discípulo predilecto.
No se crea por esto que Llorens pintó con aquel estilo lamido y
aquella entonación fría que caracterizan las obras del célebre pintor de
Fernando VII; Llorens tomó de Lopez aquellas buenas cualidades que
tanto avaloran sus retratos, pero sin incurrir en los convencionalismos
de color que hicieron las delicias de los contemporáneos de Maella, y
que éste trasmitió á Lopez. Llorens representa el tránsito de este
academicismo frío al naturalismo que inspira la pintura moderna, y sus
obras no son sino el reflejo de esa lucha entre aquellas dos tendencias.
Unas veces se le ve entretenerse buscando el detalle; otras, mas
vigoroso, encuentra en una feliz síntesis la expresión amplia, tan
conforme con los gustos modernos.
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Confirman este juicio las obras expuestas en el escaparate del Sr.
Andrés. Aparte algunos bocetos de cuadros religiosos que demuestran
disposiciones nada comunes para la composición en que tanto
sobresalió su maestro, figuran allí el retrato de un fraile (D. Andrés
Llorens) pariente del pintor, el de D. Antonio Devesa mucho antes de
ser concejal de nuestro Ayuntamiento, un estudio de un labrador y un
auto-retrato. El primero y el último constituyen en nuestro concepto lo
mas sobresaliente de esta pequeña Exposición y son la prueba de esa
lucha entre los dos estilos á que antes nos hemos referido. Mientras en
el primero se vé la paciente insistencia del que busca en el detalle la
exactitud del parecido, en el último el pincel se mueve con mas soltura,
hay una factura mas ámplia, demostrando un temperamento de artista.
El retrato del Sr. Devesa no está a la misma altura. El parecido es
grande y los rasgos característicos bien traducidos, pero hay
encogimiento y recuerda demasiado ciertos retratos fotográficos. El
estudio del labrador, aunque bien dibujado y de color castizo, no tiene
el vigor que tanto nos llama la atención en el auto-retrato.
Todas estas obras, sin embargo, confirman la apreciación de que
este artista es el anillo de tránsito entre la pintura convencional y á
veces falsa de la primera mitad del siglo XIX, y el avance hacia las
tendencias naturalistas é impresionistas del arte moderno. Llorens,
guiado por su buen instinto artístico, no cayó nunca en aquellas
tonalidades frías y acromadas que tanto gustaban entones, y aún en las
obras que mas recuerdan á su maestro, se mantiene dentro de fórmulas
que no le separan de la verdad.
Hemos de celebrar las felices circunstancias que han permitido á
los valencianos admirar algunas de las obras de este estimable pintor.
Retirado por amor á la tierra natal á la ciudad de Denia, allí vivió
completamente oscurecido hasta una edad avanzada, y hubiera
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permanecido su memoria totalmente olvidada si el interés que por todo
lo que afectar pueda á nuestra vida artística y literaria regional, no
hubiera movido al por tantos conceptos honorables D. Roque Chabás,
á reunir los desperdigados restos de la obra de Llorens para hacer de
ellos la pequeña Exposición que motiva estas líneas.
Pocas noticias biográficas hemos podido recoger. Discípulo de
D. Vicente Lopez, trabajó en muchas de las obras que acreditaron á
este pintor, ante el cual pasaron, para ser retratadas, las personalidades
mas salientes de la primera mitad del pasado siglo. Pero ¡cuántos
retratos que figuran en las galerías públicas y particulares como obras
de Lopez, no son sino frutos del pincel de nuestro humilde pintor! Así
ocurrió con el de Narvaez. Encargado Lopez del trabajo, y queriendo
el general conocer el estado de la obra, se presentó sin aviso en el
estudio de aquél, y con asombro se enteró de que lo estaba pintando
Llorens, asombro que aumentó al observar la perfecta exactitud del
parecido.
Es de lamentar que no haya en nuestro Museo provincial obra
alguna de este pintor, y cualquier sacrificio que se hiciera para verle
allí bien representado, sería agradecido por los amantes de las Bellas
Artes y redundaría en honra de los que lo consiguieran.
J. M. B.