-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
1/97
Esther Miquel Pericas
JESÚS Y LOS ESPÍRITUS
APROXIMACIÓN ANTROPOLÓGICA
A LA PRÁCTICA EXORCISTA DE JESÚS
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
2/97
La l i t e r a tu r a c r i s t i ana p r im i t i v a en
general y e l Nuevo Testamento en par t i
cu lar cont ienen numerosas re ferenc ias
al fenómeno de la posesión por espír i tus
y var iados e jemplos de la práct ica exor-
c ista. Aunque en algunos textos se cues
t ione la au ten t i c idad de c ie r tos casos
de poses ión o la honradez de c ie r tos
exorcistas, en ninguno se pone en duda
la ex i s tenc ia de es p í r i t u s c apac es de
poseer a las personas, n i de indiv iduos
capaces de exorcizar los.
Espí r i tus , posesos y exorc is tas fo r
man par te de la rea l idad cu l tu ra l de la
An t igüedad . De igua l manera , e l fenó
meno de la poses ión tuvo
un
pape l c en
t ra l en Jesús , en e l mov imiento c reado
B i b l i o t e c a
de Estudi
Bíb l icos
^
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
3/97
Esther Miquel Per icas
Esther Mique l se l i cenc ió en Mate
mát icas por la Univers idad Complutense
de Madrid y consiguió su Master en esta
mater ia en la Un ivers idad de Hardvard .
Po s te r i o rme n te o b tu v o l a l i c e n c ia tu ra
en Fi losofía por la Univers idad Nacional
de Educación a Distancia y cursó e s t u
d ios b íb l icos en la Un ivers idad Pont i f i
c ia de Salamanca, así como en el I ns t i
tuto Español Bíbl ico y Arqueológico y en
L École Bib l ique e t Arch éolog ique Fran-
caise, ambos en Jerusalén.
Es doc to ra en Fi loso f ía p or la Un i
vers idad Pont i f i c ia de Sa lamanca, con
una tesis sobre la relación de Jesús con
los pecadores en el contexto de la ét ica
a n t i g u a :
Am igos de esclavos prostitu
tas y pecadores. El significado sociocul-
tural del marginado moral en las éticas
de Jesús y de los filósofos cínicos
pi-
cúreos y estoicos. Estudio desde la so
ciología del conocimiento
Estel la 2007.
As imismo es au to ra de d iversos a r t ícu
los en revistas bíbl icas y de c iencias de
la re l ig ión .
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
4/97
Bib l i o t e c a
de Estudi
Bíbl icos
Edward Schweizer
Jesús Pulido
Sant iago Gui jarro
Fi lón de Ale jandría
Senén Vidal
Tatha Wiley
Jaime Vázquez Al legue
James D. G. Dunn
Alberto de Mingo Kaminouchi
Natal io Fernández Marcos
Esther Miquel Pericas
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
5/97
BIBLIOTECA DE ESTUDIOS BÍBLICOS MINOR
13
Colección dirigida por
Santiago Guijarro Oporto
ESTHER MIQUEL PERICAS
JESÚS
Y LOS ESPÍRITUS
Aproximación antropológica
a la práctica exorcista de Jesús
EDICIONES SÍGUEME
SALAMANCA
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
6/97
Cubierta diseñada por Christian Hugo Martín
© Ediciones Sigúeme S.A.U., 2009
C/ García Tejado, 23-27 - E-37007 Salamanca / España
Tlf: (34) 923 218 203 - Fax: (34) 923 270 563
www.sigueme.es
ISBN: 978-84-301-1706-2
Depósito legal: S. 361-2009
Impreso en España / Unión Europea
Imprime: Gráficas Varona S.A.
Polígono El Montalvo, Salamanca 2009
CONTENIDO
1.
Planteamiento y metodo logía 9
1. Relevancia y actualidad del estudio de la posesión
y la práctica exorcista 9
2. Concep tos y definiciones 12
3.
Metodología: contextualización sociocultural e his
toricidad 16
4. Plan del libro 26
Primera parte
MA RC O ETNOLÓGICO PARA LA INTERPRETACIÓN DE LA POSESIÓN
Y LA PRÁCTICA EXORCISTA EN EL ENTORNO CULTURAL DE JESÚS
2. Mund os culturales donde la posesión es posible 29
1.
Cultura 29
2. Mun dos culturales con espíritus 33
3. Relaciones entre los espíritus y los grupos hum a
nos:
espíritus centrales y periféricos 38
4. Posesiones positivas y posesiones negativas 46
3.
Acceder, conocer y tratar el mundo espiritual 57
1.
Estados alternativos de conciencia 57
2. La experiencia de lo trascendente en estados alter
nativos de conciencia 64
3. Expertos en espíritus 70
4. Noción transcultural de «magia» 73
5. La experiencia grapal de lo trascendente: ritos y te
rapias religiosas 77
mailto:[email protected]://www.sigueme.es/http://www.sigueme.es/mailto:[email protected]
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
7/97
4. La moral, la política y los espíritus 83
1. A mbigüedades intrínsecas al fenómeno de la pose
sión espiritual 83
2. Beneficios indirectos e interpretaciones interesadas
de la posesión: Tipos generales 87
3.
Terapeutas religiosos morales, amorales y revolu
cionarios 93
4.
Grupos terapéutico-rituales 96
5. Salud, espíritus y m ovimientos religiosos populares
de renovación 98
Segunda parte
POSESIÓN ESPIRITUAL Y PRÁCTICA EXORCISTA
EN
EL MOVIMIENTO DE JESÚ S
5. Plausibilidad contextual de la praxis exorcista de Jesús 105
1. T estimonios sobre la posesión espiritual y la prác
tica exorcista en el movimiento de Jesús 106
2. Coherencia con el marco antropológico 110
3.
Coherencia con el marco histórico 120
6. Testimonios mú ltiples e incómodos sobre la praxis
exorcista de Jesús 139
1. Testimonios múltiples sobre posesiones y exorcis
mos en el movimiento de Jesús 140
2. Información incómoda sobre la posesión espiritual
y la práctica exorcista en el movimiento de Jesús .. 148
7. El papel central de la praxis exorcista de Jesús en el
contesto de su ministerio. Propuesta interpretativa .... 163
Epílogo 177
Bibliografía
179
1
PLANTEAMIENTO
Y
METODOLOGÍA
^ 1. Relevancia y actualidad del estudio de la posesión y la
práctica exorcista
El Nuevo Testamento en particular y la literatura cristia
na primitiva en general pojüignejojiimierosas-Kfemiicias.al
fejiójnejio_deJa_£_ose5Íón po r espíritus y a la práctica exo r
cista. Aunque en algunos textos se cuestione la autenticidad
de ciertos casos de posesión o la honradez de ciertos exor-
cistas, en ninpnnn se pone en duda la existencia de espíritus,
capaces de poseer-alas personas, ni de individuos capaces
de exorcizarlosNE¿pírituárposelio|i^xorrisra^ forman par
te de la realidad cultural en lajgue_ vivieron "Jesús y los au
tores de la literatura crijtiajiajfflmitiva.
En ese mundo, los síntomas de la posesión espiritual
pueden ser tan fácilmente reconocibles como en el nuestro
lo son los de una infección gripa l. En ninguno de los dos ca
sos resulta fácil tener una percepción directa del agente im
plicado -el espíritu poseedor o el virus-, pero el conoci
miento social compartido permite que, en la mayoría de los
casos,
incluso los no expertos puedan identificarlo. Cierta
mente, los procedimientos con los que los microbiólogos
mod erno s r.ompmeh an la prpspnria He virus se
c.ñrñCÁprnñn
por una forma científica de objetividad que es ajerasa-los.
proeed_í 'Tli
p;nrr)S
ut i l izados por Ins pynrr is tps ant iguos pa-
,ra_cgrciorarse de la presencia de espíritusposeedoreg, Una
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
8/97
10 Jesús y los espíritus
prueba de ello está en que los primeros pueden ser repetidos
cuantas veces se desee por distintos científicos, obteniendo
siempre los mismos resultados, mientras que los segundos
dependen -en mucha mayor medida de la personalidad del
terapeuta y de la historia vital del poseso.'No obstante, en
ambos casos la gente corriente se considera capaz de reco
nocer la presencia de la entidad invasora sin necesidad de
recurrir a los expertos. El conocimiento social com partido
proporciona criterios prácticos para ello: tos, fiebre y gar
ganta irritada en el caso del virus de la gripe; ciertos tipos
de'comportamiento descontrolado en el de los espíritus po
seedores. Los expertos -médicos o exorcistas-..sób son ne
cesarios para hacer un diagnóstico más^egpecífico yp res cri-
bji^ljTatemjejitojidecuado.
•*$•
Una lectura, incluso superficial, del conjunto de docu
mentos-antiguos que tratan sobre Jesús sugiere con fuerza
que éJ, fenómeno de la posesión tuvo un papel central tanto
rejijg ljnó vim eñto jw r él creado_como en los orígenes del
^cristianismo. Al hombre occidental del siglo XXI le resulta
j muy difícilpar sentido a esta clase de fenómenos^y valorar
1
adecuadamente la relevancia social, política y religiosa que
parece haber tenido en las culturas med iterráneas del siglo I.
El.miinrttMÍe.Jesús y el nuestr9*no se encuentran separados
solamente por un intervalo temporal de dos mil años, sino
también y sobre todo por el Vran foso cultural'de la revolu
ción industrial
1
.
La existencia de espíritus poseedores es todavía un pre
supuesto enormemente extendido en el conjunto de las dis
tintas culturas humanas. De hecho, la cultura científico-téc
nica de la civilización moderna occidental es una de las
pocas que lo rechazan. Desde este presupuesto negativo, la
mayoría de los ciudadanos europeos y norteamericanos que
1.
B. J. Malina-R. Rohrbaugh, Los evangelios sinópticos y la cultura
mediterránea del siglo I. Com entario desde las ciencias sociales,
Estella1996, 13-17.
Planteamiento y metodología
11
entran en contacto con culturas tradicionales considera que
las creen cias en espírltusjjQseejJQrgs_Y las prác ticas ex orcis -
tas no son sino superstición y fraude. Esta actitud de recha
zo suele ser compartida por los miembros occidentales de
las instituciones evangelizadoras y de las organizaciones no
gubernamentales que trabajan en contextos culturales don
de estas creencias y prácticas tienen todavía plena vigencia.
Con demasiada frecuencia el cristianismo occidental se_ea-
frenta a estos fenómenos cujturajes compjji fueran manifes
taciones idolátricaj^jijjejTantesjie la ignorancia humana,
sin detenersejjor un momento a pensar que el propio Jesús
vivió plenamente, inmersoen ellos..^
•^ La gran expansión que los movimientos migratorios es
tán experimentando en la actualidad ha puesto al mundo
moderno occidental en contacto con formas culturales muy
distintas de la propia. En cualquier ciudad europea o nortea
mericana podemos encontrar hoy día individuos y grupos
humanos cuva^'ísión'del mundo incorpora diversas entidaj-
des espirituales supuestamente capaces de posger _ajasj2er-
sonas. La psiquiatría no siempre consigue tratar con éxito a
los inmigrantes poseídos que, sin embargo, suelen encontrar
^alivio en los rituales y tratamientos exorcistas de sus países
de origen
2
. Tras una experiencia todavía incipiente con per
sonas de otras culturas, tos_rjsja^aJia¿j3r.rjdeiitaks^ernpie_-
fc
zan a reconocer que el^istema de creencias'que configura la
^visión del mundrfHel paciente determina en gran medida el
tipo de_síntomas £ue_ manifiesta X ji- típ °
a e
proceso tera
péutico que le puede sanar. Así como un europeo deprimido
no encuentra alivio terapéutico en un chamán asiático o en
un exorcista africano, del mismo modo los pacientes poseí
dos por espíritus que acuden a estos sanadores tradicionales
2. L. Kuczynski, Des génies a l'hotel. La khalwa des m arabouts afri-
caines á París, en
D .
Aigle - B. B. de la Perriére - J.-R Cha umeil (eds.), La
politique des esprits,
Nanterre 2000, 397-409.
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
9/97
12
Jesús y los espíritus
tampoco suelen responder positivamente a los tratamientos
del psicoan álisis o de la psiquiatría_ciínica.
El contacto_cr£CÍente entr&.l£cuJíu,ra^occidental moder-
na y las numerosas-xulturas^en las que la creencia en espí
ritus poseedores sigue vigente está susc itando entre los bi-
' Mistas un interés nuevo por la práctica exorcista de Jesús.
Este pequeño libro quiere contribuir a la exégesis históri
ca del tema'bfreciendo una interpretación social y cultural-
mente contextualizada de los testimonios existentes sobre
la creencia en la posesión espiritual y las prácticas exorcis-
tas en el movimiento de Jesús.
2.
Conceptos
y definiciones .
La noción de «posesión espiritual» puede ser utilizada a
distintos niveles de generalidad
3
. En su nivel más restricti
vo se refiere a un fenómeno cultural que se manifiesta en
conductas individuales extrañas o violentas y que la socie
dad de su entorno interpretá ronlo resultado de la suplanta
ción total de la voluntad
4
del sujeto por una entidad espiri
tual. Entre los casos más típicos descritos en la literatura
bíblica están los de los endemoniados exorcizados por Je-
sus en el evangelio de Marcos (Me 1, 21-18; 5, 1-20; 9, 14-
29), el del grupo de profetas que rodea a Samuel (1 Sm 9,
5-13) y el de Sansón (Jue 14, 19-20; 15, 14-16).
La investigación antropológica contemporánea y la pro
pia tradición bíblica dan testimonio de otras formas de actuar
3.
Sobre las acepciones de los términos «posesión» y «exorcism o»,
cf. E. Eve,
TheJewish Contextof Jesús'Miracles,
Sheffield2002, 373s.
4. No considero adecuado hablar de «suplantación de la personalidad»,
pues en la antigüedad la concepción del yo (personalidad) era notablemente
diferente a la presupuesta por el individualismo mo derno. B. J. Malina, E l
Mundo del
Nuevo
Testamento.
Perspectivas
desde
la Antropología
Cultural,
Estella 1995, 85-114; J. H. Neyrey, Diadism, en J. i. Pilch-B. J. Malina (eds.),
Handbook ofBiblical Social Valúes,
Peabody M A 2000, 53-56.
Planteamiento y metodología
13
de los espíritus sobre el individuo humano que'no se pueden
describir como una suplantación total de la voluntad, pero
que no obstante limitan de forma apreciable la capacidad del
paciente para controlar normalmente su comportamiento. En
la literatura evangélica los casos más claros son el de una
mujer a quienV i espíritu mantiene encorvada (Le 13, 10-17)
y el de un hombre a quien el demonio que le posee bloquea
su capacidad de hablar (Mt 9, 32-33 // L e 11, 14). En el An
tiguo Testamento destacan los casos del rey Saúl (1 Sm 16,
14-23), que sufre repetidas crisis de agitación producidas po r
el acoso de un"espíritu maligno', o el del profeta Jeremías,
que no puede contener las palabras que Dios le ha inspirado
(Jr 20, 9). ^írnguno_de£slQS psrsojiajesjia perdido totalmen-,
te la capacidad de controlar su comportamiento, aunquejn-^
dudablemente todos la tienen mermada. Estos testimonios
permiten dar a la noción de «posesión espiritual» un sentido
más am plio que el anteriormente enunciado, pero en conti
nuidad fenomenológica y conceptual con él. Según dicho
sentido amm io. giip'Vrá el "^"pJa djojn este escrito, cual
quier limitación en el control queja sociedad espera mani-
f este un individuo sobje^u. comportamiento y atribuida por
esa misma jocied ad a la acción de un espíritu es posesión es
piritual. Dado quelas dolencias limitan la capacidad de la
víctima para actuar de acuerdo con las expectativas sociales,
cualquier dolencia que la cultura atribuya a la acción de un
espíritu sobre el paciente será considerada posesión.
Este sgriftdp amplio de «posesión es piritual» resulta ple
namente coherente tanto con la terminología especializada
de los antropólogos
5
como con el vocabulario utilizado por
5.
Las manifestaciones que este tipo de fenómenos tienen en socieda
des muy diversas legitiman el uso de esta categoría antropológica^ Cf. el tra
bajo de síntesis realizado por I. M. Lewis en Ecstatic Religions. An Anthro-
pological Study ofSpirit Possession and Shamanism, Harmondsworth 1971.
Esta obra es la fuente principal de los conceptos y modelos antropológicos
abstractos que utilizaré en la primera parte de mi exposición.
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
10/97
14
Jesús y los espíritus
lá'literatura antigua del tiempo de Jesús.'En dicha literatu
ra no aparece ninguna expresión sustantivada general equi
valente a «posesión
esp iritual».
_Las_referencias a la \c ci ón
deu ne spí ritu sobre una persona suelen serMescripciones
*del estado de la persona o de la forma como el autor imagi
na que el espíritu actúa sobre ella. En este sentido, se men
cionan individuos que\
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
11/97
16
Jesús y los espíritus
«conminar a alguien a hacer o decir algo en presencia de un
dios o espíritu poderoso>/(Mt 26, 63)
7
.
Aunque en los evangeHos^nópticos y en otros escritos
de la época encontramos algunos'Velatos de exorcismos'
muy dramáticos en los que la voluntad del poseso estáiQ-
talmente anulada y el exorcista entabla un verdadero duelo
con el espíritu poseedor*(Mc 1, 23-26 , 5, 1-20; 9, 17-29; Jo-
seí"o,
Antigüedades Judías 8.46-9; Filóstraro, Vida deApo-
llonius 4.20), los términos que se refieren al'estada-de po-
,seso y a la
s
acciórífeel ex orcista sonJos_ mism os qu,e se usan
- en el resto de-referencias al fenómeno de ía~poses^ión y a la
jrpráctica exorcista , en te j i gU g^ am ba ^e jy^ ej^ ^
plio. Lo único que varía es la descripción de los.efectos que
produce el espíritu en el poseso y la del proceso mediante el
cual dicho espíritu es expulsado o alejado. Así pues, entien
do que estos-jjeiatos dramáticos reflejan prácticas exorcis-
1 tas específicas utilizadas en aquellos casos particularmente
graves en los que el espíritu ha suplantado totalmente la vo
luntad del poseso, pero*no deben ser considerados como el
único modelo de exorcismo reconocido en el entorno socio-
cultural de Je sús.*
3. Metodología: contextualización sociocultural
e historicidad
v ^ El presente estudio no pretende explicar todas las di
mensiones ni todos los matices de las numerosas tradicio-
|nes antiguas relativas a la práctica exorcista de Jesús. Mi
objetivo general es mostrar que, en la sociedad iudeogales-
• tina del siglo I d.C.̂ esta práctica tenía sentido, y que dicho
sentido contextual sirve para dilucidar;.al menos de forma
7.
E. Sorensen, Possession and Exorcism in the New Testament and
Eariy Christianity, Tübingen 2002 , 132. Mt 26, 63 es el único versículo de
todo el Nuevo Testamento donde aparece el verbo
exorkizo.
Planteamiento y metodología
11
parcial, el papel que la posesión espiritual y los exorcismos
parecen haber tenido en los orígenes del movimiento de Je
sús.
Este objetivo general puede desdoblarse en dos objeti
vos más específicos, íntimamente relacionados entre sí. El
(fprimer¿,consiste en mostrar la plansihiliHad histórica de la
praxis exorcistajieJesús. El^égundo, hacer ver que esta pra
xis es coherente con la culhira de su enrornrí'y con o tros as
pectos centrales de la actividad pública de Jesús.
Como mostraré en la segunda parte de este estudip
j
_£xis_-
ten razones para creer que el poder de hacer exorcismos nn
fue un atributo exclusivo de Jesús, .sino una capacidad am
pliamente compartida en el seno de su movimiento Según
la tradición evangélica, fue el propio Jesú s quien transm itió
esta capacidad a sus discípulos y la asoció de forma estrecha
a la proclamación de la llegada del reinado de Dios (Me 3,
15;
6, 7; Le 10, 17). Por tanto, gran parte de la información
que poseemos acerca de la praxis exorcista de Jesús y todo
cuanto es posible deducir acerca del
s_entido
y la función que
esa praxis tuy oen el contexto de su ministerio'se puede se
guramente aplicar al coniunto desu movimiento. La distin
ción decíslvarp olTo'^uT Tésteestud io se refiere, no es la
que(diferenciaya Jesús de sus seguidores, sino la que dife-
rencia^HnovimientoJiderado por Jesús_en Galilea de las ,
comunidades urbanas postpascuales, especialmente las deja >
diáspora. Com o he m ostrado en otro lugar, la perspectiva te
rapéutica de los exorcístas de estas comunidades difiere sen¿
siblemente de la de Jesús y responde a una situación vital»*
muy distinta a la del movimiento de Jesús en Galilea
8
.
Las investigaciones realizadas durante las últimas déca
das sobre el personaje histórico Jesús de Nazaret han pues
to a punto un m étodo riguroso para evaluar la plausibilidad
histórica de los testimonios m ás antiguos'sobre su m iniste-
8. E. Miquel, Actitudes frente a la posesión en los orígenes del cris
tianismo: Qol 45 (2007) 5-34.
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
12/97
18
Jesús y los espíritus
rio público. De acuerdo con estas evaluaciones, la praxis
exorcista de Jesús aparece como uno de los datos m ás pro
bablemente históricos entre los transmitidos p or los evan-
gelios
9
. A pesar de ello, la exégesis crítica actual no ha lo
grado integrar estos testimonios en el contexto global del
ministerio de Jesús de una forma plenamente satisfactoria.
La fama de Jesús como exorcista. confirmada por todas las
'fuentes antiguas, no se compagina bien con el reducido pa
pel que la mayoría de los exegetas críticos atribuyen a esta
práctica de Jesús en el contexto de su ministerio. Aunque
casi todos los estudiosos reconocen la relación que los pro
pios evangelios establecen entre la expulsión de demonios
y la llegada del reinado de Diosf la tendencia interpretativa
predominante reduce la relevancia de los exorcismos a la
función de anticipar de forma simbólica la victoria definiti-
Va de Dios sobre el mal. S orprendentemente. jas_razones y
motivaciones de Jesús para ejercer como exorcista poco o
nada habrían tenido que ver con los contenidos de su ense
ñanza ética, o con las propuestas renovadoras del movim ien
to político-religioso que lideró en Galilea.^
En los últimos años, sin embargo, se han llevado a cabo
importantes esfuerzos por subsanar las deficiencias de esta
interpretación. Por una parte, se ha explorado el significado
sociopolítico de la posesión y la práctica exorcista en con-
"textos de colonización, opresión o subordinación]
0
. Por otra,
* 9. Sobre el estado de la cuestión en relación con la historicidad de
los milagros de Jesús, entre los cuales se incluyen habitualmente los exor
cismos, cf. E. Eve, TheJewish Context, 12s.
» 10. P. W. Hollenbach, Jesús, Demo niacs, and Public Authorities: A So -
cio-Historical Study: Journal of the American Academy of Religión 49/4
(1981) 567-88; S. Gnjjflrro. «El significado de los exorcismos de Jesús», en
Jesús
y
sus
primeros d iscípulos, Estella 2007, 97-121; E. Estévez, Exorcis
mos, desviación y
exclusión •
Una visión desde el Nuevo Testamento, en J.
Martínez (ed.),
Exclusión
social y discapacidad, Madrid 2005, 183-212; C.
Bernabé,
María Magdalena y los siete demonios,
en I. Gómez-Acebo (ed.),
María Magdalena. De apóstol
a
prostituta y am ante,
Bilbao 2007, 21-59;
Id., La curación del endemoniado de G erasa desde la antropología cultu-
Planteamiento y metodología
19
se ha intentado entender la figura de Jesús a partir de los
rasgos psicosocialesjme caracterizan a los distintos tipos de
sanadores, taumaturgos o chamanes estudiados por la antro
pología
cultural
1
''"El presente estudio se alinea con ambas«
direcciones de investigación, intentando adoptar una pers
pectiva plohal coherente qu e reconozca el significado cultu
ral de la posesión por espíritus, determine las posibles fun
ciones sociales tanto de la posesión como de la práctica
exorcista. y explore las condiciones en las que pgta prácti-^
ca puede aparecer vinculada a movimientos político-relipio-
sos de renovación. Siguiendo a otros estudiosos del Nuevo
Testamento
12
, utilizamos la síntesis interpretativa ofrecida
por loan M. Lewis en su estudio comparativo'del fenómeno
de la posesión (Ecstatic religions, 1971) y las investigacio
nes psicológicas y neurológicas sobre estados alterados o
alternativos de conciencia (EAC) emprendidas por Erika
Bourgignon en la década de los 70
13
. J,a obra de íewis nos
permite iluminar la relación entre las creencias religiosas
que subyacen al fenómeno de la posesión v^ a práctica exor-
cistafy ePuso sociopolítico que tanto Jesús como sus amigos
ral, en R Afliiirrp.íerl 1 Los milagros de Jesús. Perspectivas m etodológicas
plurales, Estella 2002, 93-120.
11. S. L. Davies, Jesús the Healer. Possession, Trance, a nd the Ori-
gins of Christianity, London-New York 1995; P. F. Craffert, The Life of a
Galilean Shaman. Jesús ofNazareth
in
Anthropological-Historical Pers-
pective,
Eugene OR 2008.
12. E. Eve, TheJewish Context, 368-376; los dos artículos de C. B er
nabé mencionados en la nota anterior, y E. Miquel, Aproximación a la
práctica exorcista de Jesús, en C. Bernabé-C. Gil (eds.), Reimaginando
los orígenes del cristianismo. Relevancia social y eclesial de los estudios
sobre O rígenes del cristianismo,
Estella 2008, 143-170.
13
.E.
Bourgignon,
A Cross-Cultural Study of Dissociational States: Fi
nal Report, Columbus OH 1069; Id., Dreams andAltered States ofCons-
ciousness in Anthropological Research, en F. L. K. Hsue (ed.), Psychologi-
cal Anthropology, Boston 1972;
Culture
an d
the Varieties
ofConsciousness,
Module in Anthropology 42, Reading MA 1974; F. D. Goodman, Ecstasy,
Ritual and Altérnate Reality. Religión in a P luralistic World, Bloomington-
Indianapolis 1992; M. Winkelman,
Shamanism:
The Neural Ecology
ofCons
ciousness
an d Healing, W estport-London 2000.
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
13/97
2
Jesús y los espíritus
y enemigos pudieron hacer de las mismas. Los resultados
de la investigación sob re F.Af nos ayudan a imag inar las
formas de experiencia que tanto Jesús como muchos de sus
contemporáneos vivieron como posesiones espirituales y
procesos de sanación religiosa.
••
C omo h e in d icad o más arr ib a la in ves t igac ión actu a l
sobre el Jesús histórico reconoce de forma casi unánime.
*que la praxis exorcista es una de las actividades atrihniHas
por los evangelios a Jesús que tiene m ás probabilidad He ser
• histórica La razón de este casi total acuerdo es que dicho
^
V
dato evangélico cump le dos de los criterios de plausibilidad
histórica más sólidosf%l del testimonio múltiple y el de in-
cornodid adj^l f)nmero
>
de estos criterios afirma que la pro
babilidad de que un Inform e sobre un personaje o aconte.-
cimiento antiguo sea histórico aumenta con el númfiro de
1
testimonios independientes eme lo corroboran. EKsegundc
criterio, válido de forma general en el ámb ito de lalsócíóTo-
gía de grupos, afirma que ningún grupo o movimiento in
venta tradiciones.irre1pvantes o incóm odas para la promo
ción de su propio programa. Por lo tanto, si en algún caso
conserva y transmite tradiciones de este tipo es porque las
venera como auténticas o porque, siendo de conocimiento
público^tiene necesidad de justificarlas.
Ahora bien, una reconstrucción histórica serin de " " p
p r
-
sonaje del pasado no puede limitarse a exponer la fiabilidad
'de la transmisión de los testimonios Debe también mostrar
¿que los datos interpretados que utiliza son wn s jr n 'l ^ °
^plausibles en el contexto sociocultural de dicho personaje.
*Esta exigencia de la historiografía moderna no presupone en
' modo alguno que los individuos carezcan de rasgos propios
o no puedan llevar a cabo actoS-X) proyectos innovadores.
Significa únicamente que^eí individuo humano está siempre^
enraizado en el mundo que le ha tocado vivir y que e lhis to; t>
Criador sólo puede entenderlo sobre el trasfondo de esejnurjh.
doV
Gerd Theissen ha sido el primero en formular esta exi-
Planteamiento y metodología 21
gencia para la persona de Jesús. Su formulación, conocida
como Criterio_de plausibilidad histórica contextual. puede
resumirse en el siguiente enunciado/ Las tradiciones jesuáti-,
cas poseen plausibilidad histórica contextual si encajan en el
contexto judío de Jesús y sepu eden identificar com o fenó
menos individuales dentro de_ese contexto
14
. ^
^ Desde que^Gerd Theissen propusiera hi plausibilidad
contextual como criterio que deben cumplir los rasgos his
tóricamente atribuibles a la figura de Jesús, la imagen del
contexto sociocultural judío del siglo I ofrecida por los his
toriadores se ha vuelto cada vez más compleja. Por una par
te , el judaismo palestino de esta época se revela comn una
^realidad cultural versátil y diversa, cuyas variadas manifes
tac ion es dependen en muy gran medida de procesos locales
y contactos infei-rnltnrales p
0
r otra, las líneas de diferen-
ciación entre judaismo y helenismo, o entre judaismo y pa-
• ganismo aparecen cada vez más difuminadas.
Desafortunadamente, los datos disponibles sobre la Pa-
1
lestina del tiempo de Jesús son insuficientes parajec onstru ir
todos los aspectos de su dinámica social. La vida de las gen
tes más humildes, entre las que deberíamos buscar a Jesús,
resulta especialmente difícil de conocer, pues apenas se ser
vían de la escritura, y las frágiles estructuras m ateriales que
utilizaban no han resistido el paso del tiempo. N o es , por tan
to ,
extraño que una buena parte de la información que los
evangelios aportan sobre la Palestina del siglo I carezca de
;
adecuados términos de comparación. Esta precariedad de do-*
cumentos y restos arqueológicos
v
Vfecta a algunas de las di
mensiones sociales más directamente relacionadas con el mi-
nisterio de Jesús, como son el sistema sanitario popular en el
que deberíamos encuadrar la actividad exorcista de Jesús, y
el sistema económico de la población rural, sobre cuyo tras-
fondo deberíamos interpretar las múltiples referencias a la
14. G. Theissen-A. Merz, EUesús histórico, Salamanca
5
2004, 142.
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
14/97
22
Jesús y los espíritus
deuda en las parábolas de Jesús. S emejantes carencias no in
dican que la población galilea desconociera la enfermedad y
Ma deuda. Sólo indican que los evangelios son uno de los po
cos documentos que incorpora información procedente de
los estratos más hu mildes de la sociedad ga lilea
is
. 4.
La escasez de datos contextuales'puede ser parcialmente
compensada mediante dos estrategias com plementarias. La
primera consiste en ampliar el radio del entorno sociocultu-
ral que tomamos como contexto de la vida de Jesús, y la se
gunda en hacer uso de la información que la antropología
Cultural extrae de sociedades actuales aparentemente com
parables con las sociedades antiguas. La tradición cultural
judía de la época helenístico-romana comparte muchas cos-
'tumbres, valores e instituciones sociales con el resto de las
tradiciones culturales antiguas del entorno del Mediterrá
n e o y el Próximo Oriente. Con m ucha probabilidad
IR
m a
yor parte de los elementos comparrirl(v; qfí han Hifiínrlirln pnr
este área geográfica a través de contactos humanos d irectos:
emigraciones, fundación de colonias, conquistas, comercio,
transporte de esclavos, etc.
Pero incluso cuando no hay p ruebas claras de este tipo
de contactos, es razonable pensar que, bajo condiciones de
vida semejantes, distintos grupos hum anos han encontrado
soluciones culturales semejantes. Así, por ejemplo, el tipo
«de_arganización social conocido como «familia patriarcal»'
? parece haber surgido de forma jpdependiente en muchos
^puntos distintos de la tierra habitada como respuesta a los
' problemas demográficos asociados con la explotación agrí
cola y la vida sedentaria. La antropología culturales una
ciencia que intenta dilucidar las relaciones existentes entre
las condiciones ecológicas, económicas y sociales de los
grupos humanos, y los valores, conocimientos prácticos y
15. S. Freyne, Urban -RuralRelations in First-Century Galilee: Some
Suggestions from Literary Sources,
en S. Freyne,
Gallee and the Gospel,
Tübingen 2006
45-58,
aquí 45.
Planteamiento y metodología 23
creencias que orientan sus formas de vida. Esta aproxima
ción ha permitido descubrir tipos generales de estructuras,
dinamismos, funciones y procesos socioculturales vigentes
u operativos en amplios conjuntos de grupos humanos y
que no siempre pueden explicarse apelando a contactos o
influencias
16
. Son lo que muchos autores denominan «con-.
ceptos o modelos transculturales».
Al contemplar con
v
rnkadaantropológicanos datos histó
ricos disponibles sobre las sociedades antiguas del Medite
rráneo y del Próximo O riente, podemos m uchas veces cons
tatar que son coh erentes con algunos de esos tipos generales
o m o d e l o s t r a n s c u lm r a l g s ^ c o n c r e t a m e n t e c o n c a s i t o d o s l o s
que la antropología cultural ha construido a partir de datos '
obtenidos en el estudio de poblaciones actuales dedicadas al
cultivo no industriaron formas patriarcales de parentesco
y formas de gobierno de orientación belicista. Esta circuns
tancia nos permite trabajar con la hipótesis de que tales tipos*
y modelos tamhién son aplicables a las sociedades antiguas
del entorno mediterráneo y el Próximo O riente. La acepta-
^cion de esta/ffipotesis. 'además de facilitar la comprensión de
fenómenos soFñomrhTrrales antiguos cuya observación direc
ta nos está eviden temente vedada, cum ple la función'henri,»-
tica de orientar las pesquisas de la investigación de una ma
nera sistemática. Con mucha frecuencia, los tipos y modelos
transculturales que la antropología cultural pone a nuestra
disposición nos permiten descubrir relaciones entre datos
documentales y/o arqueológicos que, juzgados desde la pers
pectiva de nuestra cultura científica y postindu strial^parece-
rían totalmente d esconectados. A su vez, estas relaciones nos
^yudan^Lreconstruirel^contextosociocultural en el que apa
recieron los documentos y las estructuras materiales recupe
radas por la arqueología.
16. I. M.
Lewis,
Ecstatic Religions,
11-14 habla de tipologías trans
culturales que posibilitan comparaciones interculturales significativas.
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
15/97
24
Jesús y los espíritus
Este tipo de contexto sociocultural ampliado, en cuya re
construcción .sslánjrnplicadQS no sólo datos histórico s, sino
también ^rifíT"" de interpretación antropológica, constitu
ye , a mi entender, el tipo de escenario frlnhal mác ad ema do
,para evaluar la plausibilidad histórica contextual de los tes
timonios sobre Jesús. En concreto, la investigación sobre la
posesión espiritual y la práctica exorcista en los evangelios
difícilmente pod ría prescindir de los conceptos transcultura-
les aplicados por los antropólogos a esta clase de fenóme
nos, pues la extrañeza que ante ellos siente el exegeta mo
derno obstaculiza el reconocimiento de su presencia en los
textos y la correcta interpretación de los testimonios perti
nentemente identificados. Así pues, el escenario global an
tropológicamente interpretado que utilizaré en este estudio.
incluye, además deffcontexto judíó^de Jesús al que se refiere^
el criterio de plausibilidad contextual de Theissen. el.con-
Jexto cultural de las poblaciones mediterráneas y orientales
sometidas al influjo dé*la helenizacióri^y la,expansión roma-
naf así como las claves interpretativas de los m odelos trans-
culturales aplicados por la antropología a grupos humanos^
actuales que viven en condiciones similares a las de estas_
sociedades antiguas. El criterio de plausibilidad contextual
que resulta de sustituir en el criterio de plausibilidad contex
tual de Theissen el contexto judío por este escenario global
antropológicamen te interpretado puede considerarsejurijErir
terio de plausibilidad contextual ampHado^-jjf
Algunos historiadores y exegetas han expresado dudas
acerca de la legitimidad científica de aplicar conceptos, ca
tegorías y modelos de la investigación antropológica actual
a grupos humanos pertenecientes a un pasado lejano. Ac
tuando de esta forma, ciertamente vamos más allá de lo que
los puros datos documentales y arqueológicos atestiguan.-^
Sin embargo, prescindir de la ayuda de la antropología no
elimina el plus interpretativo que subyace a todas las re
construcciones del pasado hechas desde el presente del in-
Planteamiento y metodología 25
vestigador. Lo único que sucede en este último caso es que
el investigador utiliza de forma inconsciente y acrítica las
claves interpretativas vigentes en su propia cultura. Dada la
enorme distancia cultural existente entre las sociedades
preindustriales y la nuestra, estas extrapolaciones interpre
tativas espontáneas difícilmente se liberan de los más bur
dos etnOCentrismOS. Por el rnn tr ar in ^p gt ii di n antrnpnjfS-
gico de culturas preindustriales actuaLe^-nos-proporciona
^claves interpretativas más cercanas a jas sociedades antu
via s que nu estros moderno s criterios fundados en una vi.-*
sión científico-técnica de la realidad
17 /
-£ -
_^* La conjunción de los criterios de incomodidad, testimo
nio múltiple y plausibilidad contextual proporciona un con
junto de condiciones que la mayoría de los exegetas consi
dera fundamento suficiente para atribuir un alto grado de
probabilidad histórica a los datos que las cumplen
18
. Los
dos primeros criterios apelan a factores o elementos pre
sentes en la tradición literaria que difícilmente podrían ser
explicados sin el supuesto de la historicidad. Así, la multi
plicidad de testimonios independientes sobre la actividad
exorcista de Jesús y la transmisión cristiana de acusaciones
graves contra él relacionadas con esta praxis serían incom
prensibles si Jesús nunca hubiera hecho exorcismos. El ter
cer criterio apela a la coherencia entre la información o los
datos sobre Jesús transmitidos por un determinado testimo
nio antiguo y el contexto sociocultural de este personaje;
afirma que lo que ese testimonio nos dice sobre Jesús ha
bría sido un mensaje significativo para cualquier persona
de su entorno social.
17. B. J. Malina, eXsogy la ayuda social: la utilización de las ciencias
sociales en la interpretación del Nuevo Testamento, en C. Bernabé-C. Gil
(eds.),
Reimaginando
los orígenes del cristianismo, 117-139, 122, 126-130.
18.
Para una formulación abstracta y general de estas condiciones,
véase el enunciado y la discusión del Criterio de plausibilidad de Theissen
en G. Theissen-A. Merz,
ElJesús histórico,
139-146.
26
Jesús y los espíritus
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
16/97
4. Plan del libro
El orden de mi exposición pretende ajustarse a las exi
gencias de estos criterios de historicidad La prim era jarte
del libro estará dedicada a lá*reconstrucción del contexto
cultural en el que deben leerse los testimonios antiguos so
bre posesiones y exorcismos'. En esta parte trataré am plia
mente de los presupuestos culturales que dan sentido a la
posesión espiritual y a la práctica exorcista, y presentaré los
conceptos y modelos transculturales aplicados con éxito
por la antropología al estudio de estos fenómenos. A conti
nuación examinaré los testimonios evangélicos sobre la po
sesión espiritual y la práctica exorcista en el movim iento de
Jesús, con el fin de mostrar que cumplen las exigencias del
criterio de plausibilidad contextual y las del criterio de inco
modidad y/o del testimonio múltiple. Finalmente, propondré
una hipótesis interpretativa global relativa al sentido y j j a
función de estos fenómenos en el conjunto de la vida públi-if
ca de Jesús. Esta hipótesis interpretativa, que deberá ser co
herente tanto con el contexto como con los datos evangéli
cos,
intentará poner de relieve la posibilidad de que existan
conexiones significativas importantes entre la posesión por
espíritus y la práctica exorcista, y otros aspectos mejor co
nocidos del movimiento de Jesús.
PRIMERA PARTE
MARCO ETNOLÓGICO PARA LA
INTERPRETACIÓN DE LA POSESIÓN
Y LA PRÁCTICA EXORCISTA EN EL
ENTORNO CULTURAL DE JESÚS
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
17/97
MUNDOS CULTURALES
DONDE LA POSESIÓN ES POSIBLE
Una de las premisas sobre las que se fundamenta este es
tudio sostiene que ^a posesión por espíritus es un fenómeno
cultural. Como mostraré más adelante, esto implica que só
lo es reconocible y significativa -sólo es posible- en el mar
co de ciertas culturasf Si deseamos , pues, captar lo que la po
sesión por espíritus significa para los grupos humanos que
creen en ella, d.fhpremns Rdoptar |a p^rcp crth^ HP U antro
pología cultural Por eso, este capítulo tratará de precisar la
noción antropológica de cultura que informará las discusio
nes posteriores y a reconstruir las características básicas que
debe tener una cultura para que sea posible en ella el fenó
meno de la posesión*
\/ 1.
Cultura
Cultura es aquella parte o dimensión de la experiencia
acumulada de un grupo hum ano que se origina en su inter
acción creativa con el entorno vital y es compartida por to
dos sus miembros
1
. Las técnjcas empipar ^ por un grupo
humano y los productos de las mismas son evidentemente
1. Esta definición y las reflexiones de todo el apartado se inspiran en
P. L. Berger-T. Luckman n, The Social Construction ofReality. A Treatise
in the Sociology ofKnowledge,
New York 1966.
3
Jesús y los espíritus
Mundos culturales y posesión
31
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
18/97
cultura, pues elaboran lo dado en el entorno para transfor
marlo en una realidad útil y significativa que introducirá
novedades en la experiencia grupa del mun do. Nü_es_io
mismo vivir en un mundo con campos de cultivo y rebaños
de animales domésticos que en otro donde la comida sólo
puede obtenerse deja caza y la recolección en el bosque.
Sin embargofno todas las transformaciones culturales están
tan directamente relacionadas con la dimensión física del
entorno. Así, por ejemplo, el lenguaje con el que los miem
bros de un grupo se comunican entre sí y conceptualizan el
mundo en torno a ellos es también cultura, pues utiliza la
capacidad articuladora de los órganos fonadores del ser hu
mano para designar, representar y ordenar todos aquellos
aspectos o elementos de la experiencia que son relevantes
para la vida gru pal.
La dyltura de un grupo humano es el conjunto de co-
' nocimieriTñf teóricos y prácticos compartidos que permiten
a sus miembros interactuar de forma coherente entre si y
pon el entorno incluye conocimientos acerca de cómo es el
mundo, qué elementos, estructura y dinamismo posee, cómo
funcionan las entidades o las partes que lo componen y có
mo puede el hombre interaccionar con ellas y transformar
las^ También incorpora conocim ientos acerca de la situación
del ser humano y/o del grupo en ese mundo, de los distintos
tipos de personas y de las posibles formas de relación in
terpers onal I^Todas las culturas co nocid as tienen sistema s
de valores íntimamente relacionados con sus conocimientos
prácticos, unos sistemas que determinan tanto las metas de
seables de la acción individual o grupal y las relaciones de
prioridad que ¿eben regir pntre ellas íaxiologíaV como los
criterios y las normas que definen la conducta correcta pa
ra cada tipo de situación (moral).
I » El conocimiento q iltu ra lju ed e incluir propiedades, o
¡elementos que no son objeto directo de la experiencia huma
b a , pero*cuya existencia*se induce a partir de los efectos q ue
>
t
supuestamente producen en esa experiencia. Asi, por ejem
plo,
nuestra moderna cultura científica acepta la existencia
de unas entidades a las que denominamos\partículas ele
mentales» que nadie puede ver o tocar, pero que sirven para
explicar fenómenos medibles o directamente observables.
De manera análoga, muchas^culturas tradicionalesJacept;
la existencia de entidades espiritualeAo sensibles cuya prd
sencia supuestamente resulta reconocible gracias a los efec
tos que de forma sistemática u ocasional producen sobre el
mundo de los hom bres. Los presupuestos ^(criterios median-
te los cuales un grupo hum ano interpreta determinadas expe
riencias como efecto de entidades no directamente experi-
mentables forman también parte de su conocimiento cultural/
' Así, aquellos grupos humanos que creen en la existencia de
j espíritus capaces de po seer a las personas identifican ciertos
[tipos de conducta como efectos inequívocos de posesión.
Los conocimientos culturales pasan de une generación a
otra gracias a la
j
jsociahzación primaria de los nuevos m iem
bros del grupo. De esta forma, se va creando un cuerpo cre
ciente de conocimientos^al que denominamos «tradición
cultural», que acompaña y configura la vida del grupo a tra
vés del tiempo. A pesar de su capacidad para configurar la
continuidad del grupo, la tradición cultural es mucho más.
que el producto de una acumulación pasiva de conocimien-<
tos*Por una parte, cada individuo y cada generación asimi-^
lan de forma creativa los conocimientos que les transmiten
-
;
sus mayores, seleccionando, com pletando y adaptando sus^
contenidos de acuerdo con sus propias circunstancias. Por*
otra, la ajoímmdad-de cualquier contenido concreto requie
re la colaboración activa de la mayoría de los miembros del
grupo. El conocimiento que no es frecuentemente corrobo-J
rado por el comportamiento cotidiano de un número sufi-1
ciente de individuos cae en el des crédito o en ef"óTvido v d e- ,
ia-de-ser tradición cultural. Es, por tanto, evidente que la£¡
'-
transmisión cultural puede verse afectada tanto por cambios
r
32
Jesús y los espíritus
Mundos culturales y posesión
33
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
19/97
en las condiciones externas del grupo (crisis ecológicas,
subordinación a otros gru pos, presiones m igratorias, etc.),
como por resistencias e innovaciones internas'óriginadas en
actitudes inconformistas de algunos de sus miembros indi
viduales o colectivos sociales.
• Lo normal es que lajradición cultural de cualquier grupo
P hum ano sufícieritemente longevo §e_organÍ£e antes o des-
j pues en u^s istem á de creencias* práctica^ y valores al que
? la sociologiattel conocimiento se refiere como*\ s cos mológ icos V
técnicoscomo en el de su praxis política y moral.
Evidentemente, las visiones del mundo nirnca_son tp-
^talmente completas.
3
tomo hemos señalado con anteriori-
' dad, las traniciorjes culturales-crecen y se modifican, de ahí
i que las visiones del mundo que las integran no puedan por
: menos que cambiar. No obstante, lo más habitual es que lo
nuevo se incorpore a la visión del mundo vigente? respetan- V\
do las líneas básicas de su organización global y buscando ~¡,
mantener su coherencia interna. Cuando esto no es así, los "^'
camb ios in troducid os pued en llegar a resqu ebrajar la_soli-\
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
20/97
guien pueda optar voluntariamente por quitarse la vida
2
. Sin
embargo, en la tradición cristiana occidental'*que también
acepta la existencia de espíritus poseedores* sólo en circuns
tanciasmuy-e§peciales se asocia el suicidio con la posesión?
J¿ La(rx)sesión¿_es una variedad de una clase mucho más
amplia de fenómenos culturales Que presuponen la existen
cia de espíritus capaces de interaccionar con el mundo hu
mano. Estos espíritus pueden ser concebidos de formas muv
diversas según las diferentes culturas, aunque en todos los
casos actúan como sustancias vivas, sutiles, fluidas y mol-
deables que sólo son pe rceptibles de forma indirecta a través
de sus efectos,s_Qbrg_eljaundo sensible " En m ucha s cultu ras,
los espíritus se asemejan al aliento que respiran hombres y
animales, y en el que supuestamente se aloja el principio que
les da la vida. De aquí la idea de que rnorir no consiste sino
en perder, expulsar o entregar ese espíritu vital. Esta concep
ción aparece reflejada, p or ejemplo, en las descripciones qu e
los evangelios de Juan y de Lucas nos ofrecen de la muerte
de Jesús. Juan dice que «Jesús ... inclinado la cabeza entre
gó el espíritu» (19,39). Lucas expresa esta misma idea a tra
vés de las palabras del propio Jesús agonizante: «Padre, en
tus manos entrego mi espíritu» (23 ,46).
4g La semejanza entre la sustancia espiritual y el principio
vital podría exp licar muchas de las tipologías de espíritus vi
gentes en distintas culturas. No es, en efecto, infrecuente
constatar que los_espkitus exhiben caracteres y comporta
mientos muv parecidos a los de los seres vivos deJ_antornp?W.
En este punto es preciso tener en cuenta quB las culturas pre-
científicas suelen atribuir vida a muchas sustanciasf cuerpos
o aspectos de la naturaleza que nosotros consideramos iner
tes, como por ejemplo el mar, el aguaco rriente , el fuego, las
2. L. K. Suryani-G. D. Jensen, Trance a nd Possession in Bali. A Win-
dow on Western Múltiple Personality, Possession Disorder, and Suicide,
Oxford-Singapore-NewYork 1995, 3.
, § vetas de minerales, el viento, los volcanes, las estrella s... in-¿
"fc lus o el universo entero en su unidad. No resulta, pues, sor-¿
© préndente que los espíritus del hosque de los manantiales o?
Js de ciertos animales salvajes se cuenten a menudo entre las^
*7 ^t jd a9 es espirituales conocidas por los pueblos cazadores y
L
^recolectores.
,
Generalmente los espíritus más importantes y podero-,
sos son person ales^es decir, espíritus que se comportan de
acuerdo con el repertorio de impulsos y motivaciones prop io
de los seres humanos. Algunos de ellos son almas de perso
nas muertas (héroes, santos, antepasados, individuos que han
muerto prematuramente o que no han recibido los ritos fú
nebres adecu ados, etc.); otros, las^formas espirimales
/
bajo
las que los seres divinos, angélicos o demoniacos aparet^p
cuando interaccionan con el mundo de los homh res.J.a po
sibilidad de atribuir a los espíritus todas las variaciones y
complejidades d e los caracteres hum anos permite hacer de
ellos las causas explicativas de casi cu alquier tipo de-aconte
cimiento o fenómeno
3
..Los_espíritus de carácter ¿stable, sue
len intervgnir_en el manteiumiento^deLi^rikil-CÓsrnTco yso-
c jf ll m i f i g f a ^ _ £ U £ J O ¿ d e _ C a r á c t e 7 i n e S t a b l e O c a p r i c h o s o s p n
causa de las irregularidades y los con flürtes^ '^
La analogía entre el mundo vivo y el de los espíritus que
detectamos en muchas culturas da también razón délas re
laciones de poder que frecuentemente se postulan entre los
distintos seres espirituales. Los espíritus más poderoso s, es
decir, los que poseen m ayores y más variadas capacidades
para dom inara los demás seres, suelen formar en torno a sí
cortes o clientelas que se disputan o reparten el señorío so-
3.
Entre las tradiciones cultuales en las que más visiblemente se ma
nifiesta la variedad de caracteres qu e pueden presentar los espíritus se en
cuentra n lo s r.nltps He, rair.es afriranas surgidos en América por influjo de
la población'negra esclavizada. Cf. A. Métraux,
Le vaudu haitien,
Paris
1958,
71-139; A. J. Raboteau,
Slave Religión. The Invisible Institution in
the Antebellum S outh, Oxford-New York 1978, 11-57; R. Bastide, Le can
dombe de Bahia, Paris 2000.
36 Jesús y los espíritus
Mundos culturales y posesión 37
http://rair.es/http://rair.es/http://rair.es/
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
21/97
bre las distintas partes del universo. Esta concepción del
*mundo espirituaraparece claramente reflejada en algunos
textos de lá*tradición cultural israelita? como por ejemplo el
- Salmo 89. en el que Yhwh es aclamado com o el ser más po
deroso en los cielos, entre los hijos de los dioses (v.̂ 7), y se
proclama su dominio sobre el mar, su victoria sobre el mons-
• truo divino Rahab y sobre todos su s rivales (v. 10-11).
En muchos casos, los criterios utilizados por un grupo
humano ja ra distinguir v clasificar a los espíritus cuya exis
tencia reconoce no se refieren tanto a la dimensión mo ral de
sus acciones, cu anto a las características? grados v extensjón
de los poderes que exhiben" Es decir, el''comportamiento de
los espíritus'no es primariamente evaluado He acuerdo cpn
1 criterios morales universales, sino en función de los efectos
*v beneficiosos o perjudiciales que ese comportamiento tiene
sobre las personas y los grupos..Se da además por desconta
ndo que los espíritus tienen gustos y necesidades que nor
malmente procuran satisfacer utilizando todos los medios a
su alcance, y entre esos medios están incluidas las personas
que voluntaria o involuntariamente puedan cruzarse en su
camino. Interesa, por tanto, a los seres humanos tener cono
cimientos fiables acerca de los caracteres y comportamien
tos típicos de las diferentes clases de espíritus, a fin de saber
cómo evitar los contactos espirituales perjudiciales y cómo
propiciar los beneficiosos.
Como es obvio, el contacto o trato que una persona pue
de tener con un espíritu depende básicamente de los impul
sos o motivaciones que dirigen el comportamiento de este
último o, dicho de otro modo, de la complejidad de su psi-
quismof Los eapjritus más primitivos exhiben un rango muy
limitado de comportamientos, generalmente asociados a un
número también muy limitado de causas o situaciones típi
cas. Aunque en algunos casos pjueden poseer fjif
r7ag
o ca
pacidades extraordinarias, sus acciones son bastante prede-
cibles y, por eso mismo, manipulables. Una persona con los
conocimientos prácticos adecuados puede controlar en gran
medida la acción He estos espíritus_de forma análoga a como
un campesino controla la fuerza de sus buey es. Estas prácti
cas,
calificadas con mucha frecuencia de «magia» por ar
queólogos e historiadores, estaban ampliamente extendidas
en las sociedades antiguas y no eran en absoluto ajenas al
mundo cultural hebreo. S abemos, en efecto, que entre las na
ciones vecinas de Israel así como en muchos sectores de su
propia población era frecuente el uso de amuletos'supuesta-
mente capaces de impedir la aproximación de espíritus ma
lignos. Uno de los tipos arqueológicamente mejor atestigua
dos son unos artefactos de pequeño tamaño que representan
al dios enano Res, de origen egipcio
1
La extraordinaria feal
dad de este ser divino era especialmente valorada entre las
mujeres, por cuanto se le atribuía la capacidad de espantar a
los espíritus que agredían a los niños recién nacidos
4
.*
Los^espíritus dotados de psiques complejas^parecidas a
las de los animales superiores o a las de los seres hum anos
no se deian manipular tan fácilmente. Con algunos de ellos,
sin embargo, es posible tratar de forma análoga a como las
personas se tratan entre sí. A estos espíritus se les puede
amar, odiar, pedir, suplicar, alagar, amenazar, mentir, con
vencer.?. En muchos casos incluso es posible negociar y es-
tahlecerfpactos r.on ellos. .El Deu teronom io atestigua que
los antepasados del pueblo judío ya conocían diversas for
mas do^asociacjoi) entre personas y espíritus distintos de
Yhw h. Á~si75fi las conden as reco gidas en Dt 18, 10-11 con
tra los enemigos del pueblo que com eten abominaciones se
menciona expresamente a quienes consultan espectros u
oráculos y a quienes evocan a los muertos, es de cir(a indi
viduos o especiahsías que tratan con diversos tipos de espí
ritus para obtener información p rivilegiada. &.
4. C. Meyers, Households and Holiness. The Religious Culture ofls-
raelite Women,
M inneapolis 2005,
31-33,
43.
38 Jesús y los espíritus
Mundos culturales y posesión 39
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
22/97
v
3
. elaciones entre los espíritus y los grupos humanos: es-
píritus
centrales y periféricos
En aquellas culturas que reconocen la existencia de es
píritus, saber tratar con ellos resulta sumamente importante.
j La mayoría de los grupos humanos pertenecientes a este ti
po d e cultura s ma ntienen relacio nes p ositiv as sfilficjjvas_con_
'\mo
o varios espíritus poderosos a los que ofrecen ^ílt"
¡ \
pambio de beneficios v protecc ión'A los espíritus así com
prometidos con un grupo los denominaremos «espíritiis
centrales» de ese grupo
5
. Los espíritus centrales de un gru
po no tienen por qué ser centrales para otro. De hecho, lo
más frecuente es que las_pueblos de una misma región re
conozcan la existencia de un mismo conjunto de espíritus,^
pero que cada uno adopte como espíritus centrales propios^
un^subconjunto distinto de ese conjunto global.*Dado que la
vecindad Ifuele ir aso ciada a la'rivalidad.'mo es raro q ue los
espíritus protectores de un grupo sean vistos como espíritus
malignos y peligrosos por los grupos vecinos. Éste es, por
ejemplo, el caso de aquellos grupos judíos y cristianos que
califican de «demonios» a los dioses paganos (Dt 32, 17;
Sal 106, 37; 1 Cor 10, 20; Jubileos 1,11 .
•*f Normalmente el papel de espíritu central es desempeña-
ido por espíritus de carácter personal.Los espíritus de los
'•• antepasados, héroes culturales y parientes m uertos ejercen
con mucha frecuencia el papel de espíritus centrales. Este
papel puede estar también encarnado por algunos dioses o
semidioses especialmente ligados a la historia de los oríge
nes del grupo. El ejemplo más cercano al tema de nuestro
estudio es Yhwh, el dios que libera a los israelitas de la es
clavitud a la que estaban sometidos en Egipto y los consti
tuye como único pueblo de su propiedad. En este caso, el
5. Adopto la nomenclatura propuesta por I. M. Lewis, Ecstatic Reli-
gions, 132ss.
u
dios protector no se limita a reclamar un tipo determinado
de culto, sino que además exige ser el único obieto de culto
del grupo al que protege/E s importante, sin embargo, tener
en cuenta que el exclusivismo cultual (monolatría) exigido
por Yhwh a Israel no niega^ino que, por el contrario, pre-
supone la existencia de otros ¡dioses y otros espíritus. Entre
los textos bíblicos que más claramente mencionan a otros
'dioses junto a Yhwh^cabe destacar Dt¿2, 8ss; Sal_82, 1 y
Sal 89, 6-9
6
. ""
En muchas culturas no existe una diferenciación concep
tual precisa e ntre la naturalez a espirifrial y la divina*F.n otras,
como las religiones antiguas del entorno del Mediterráneo y
el Próximo Oriente, sí parece existir, pero sólo es efectiva a
nivel teóricofya queja acción de los dioses sobre el mundo •
humano se realiza siempre bajo formas de naturaleza espiri
tual o a través de espíritus intermediarios. Así, por ejemplo,
Yhwh se man ifiesta como un a presencia personal invisible y
poderosa o como una fuerza personificada en su Espíritu o
en una figura angélica.
T .a r e la c ió n e n t r e un e s p í r i t i ) c e n t r a l V
e l g r u p o h u m a n o
.
al que protege reproduce, en el ámbito d elJrato entre hom
bres y espíritus, la relación social de/patronazgo} entre un
personaje poderoso y un grupo clienteTlorñrTociirreen to-
das las relaciones voluntarias asimétricas, la parte superior
tpatrón/'otorga de forma privilegiada a la parte inferior
(cliente) algunas de las ventajas que controla. A cambio, el
cliente tiene la obligación m oral de honrar públicamente &i
su patrón v darle un apovo incondicjona|
7
El patronazgo
6. Para un estudio exhaustivo der̂ jóEíeJgrnj) 'S ól it a basa do en datos
arqueológicos de tipo iconográfico, cf~0. Keel-C. Uehlinger, Gods, God-
desses, and Images ofGod inAncient Israel, Minneapolis 1998, 177-191.
También K. van der Toorn, God (I), en K. van der Toorn-B. Becking-P. W.
van der Horst, Dictionary ofDeities and Demons in the Bible, Leiden-New
York-Kóln 1995, 666-692, espec. 689.
7. B. J. Malina,
Patrón and
Client.
TheAnalogy Behind Synoptic Theo-
logy:
Foundations & Facets Forum
4.1
(1988) 1-32.
40
Jesús y los espíritus
Mundos culturales y posesión 41
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
23/97
^ejercido en favor de un grupo diéntense diferencia del ejerci
do en favor de un cliente individual en que los privilegios
/concedidos por el patrón deben estar destinados a servir al
''bien común del grupo?y no solamente a unos cuantos miem
bros del mismo
8
. El patrón de un grupo debe, pues, conocer
y promocionar la noción de bien común vigente en el grupo
que protege; dicho en otras palabras, jghpi estar cnmpgime-
tido con la moral interna del mismo.
$s El compromiso de urfespíritu central con el bien de su
grupo cliente le conviertyen guardián» y legitimador supra-
humano de los valores y criterios de comportamiento co
rrecto que cohesionan y estabilizan la vida social. Su papel
de protector le obliga a defender al gn iP"* '
1
" sólo frente a
sus enemigos ex ternas, sino también frente a los internos, es
decir, frente a aquellos de sus miemb ros que desp recian, re
chazan o contravienen aspectos fundamentales de la moral
grupal. Los espíritus centrales utilizatCsiig, podéis extraor
dinarios para retribuir con premios o castigos la conducta
moral de los individuos, sobre todo aquellos aspectos de la
misma que escapan a la acción de las instancias judiciales.
, En algunas circunstancias excepcionales los espíritus
'centrales pueden permitirse castigar al grupo entero. Los
"castigos colectivos más habituales se manifiestan en forma
?ie sequías, hambrunas, pestes, plagas, terremotos, agresio
nes militares... Cuando el grupo sufre este tipo de catástro
fes, sus miembros no pueden por menos que preguntarse
cuáles han sido las razones que han provocado el castigo?^-
Con la ayuda de las inteir>retaciones_eruditas'ofrecidas por
los especialistas religiosos o de las denuncias hechas públi
cas por personajes carismáticos. el grupo se esfuerza po r de
tectar el origen de su falta para corregirla. Lo m ás frecuente
e s q u e s e e n c u e n t r e e n n e g l i g e n c i a s c i ] l t u a 1 e s '
r
e n l a in t ro -
8. S. J. Joubert, One Form ofSocial Exchange or Two? «Euergetism», Pa-
tronage andTestament
Studies:
BiblicalTheology Bulletin31.1 (2001) 17-36.
ducción de prácticas incompatibles con (a tradjciofcp en la
corrupción de personas con cargos de responsabilidad. La
identificación del tipo de falta en cada caso concreto puede
enfrentar grupos de interés y dar lugar a cambios importan-1
;o. De forma general es posible afirmar que la
cultural de las catástrofes colectivas en térjnj-
nos de castigos enviados por los espíritus centrales ofrece
oportunidades para la^ xpres ión de la crítica interna y el des-
contento^Ei emplos claros de este tipo de dinám ica son las
"acusac iones y rondenas^o raculares que los profetas de Israel
pronuncian contra el pueblo o sus dirigentes en d.jvpr
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
24/97
castigo grupal enviado por los espíritus centrales. Laexlkpa-
ción de los acusados^irve, supuestamente, para que el grupo
^se congracie con sus espíritus protectores.
i Estud ios Históricos y etnográfico s 'indican que una de
\ las configuraciones más frecuentes de la relación patrón-
^cliente entre espíritus centrales y grupos humanos es el cul
to a los antepasados. Los^espíritus de los antepasados muer-
¡tos protegen y aseguran la prosperidad de sus sucesores,
quienes a cambio les honran con ofrendas y ritos periódicos
en santuarios locales o en sus propias jürmias,. Dichos es
píritu? velan por el mantenimien to de las costumbres tra-
dicionales de la familia o del clan, castigando con enfer
medades y desgracias a quienes las transgreden o ignoran.
.E st a configuración se halla muy arraigada en casi todas las
culturas africanas actuales
10
, y parece ser el origen de mu
chos de los cultos ofrecidos por las antiguas ciudades-esta
do me sopo támica s a los antppa.sadfts dHfiní)rins_d° las di
nastías reales "fln clus o no es impensable que la expresión
dios de nuestros padre s»f antas veces aplicada al Dios
de Israel, indique precisamente un origen semejante. Según
^LSm 28,_3, en épeea-del rey Saúl existían en Israel o las po
blaciones de su^fltprnojpersQjias poseídas por espíritus de
familiares o antepasados difuntos-ELvahwismo militante
intentó siempré^suprimir estas manifestaciones de posesión
espirituaf*por considerarlas una forma de idolat»^ pero las
reiteradas expresiones de condena que encontramos en sus
? escritos fundacionales demuestran que nunca consiguió eli-
*7minarlas del todo
12
.
10. Véase la colección de etnografías africanas recogidas en
J Beat-
tie-J. Middleton (eds.), Spirit Mediumship in África, London 1969.
11. K. van der Toorn, Family Religión in Babylonia, Syria and
Israel.
Continuity an d Change in the Forms ofReligious Life,
Leiden 1996,
66-93.
12.
El término hebreo que las biblias en castellano suelen traducir por
«nigromante» significa exac tamente «el que tiene un espíritu familiar o de
un antepasa do». Aparte de 1 Sm 28, cf. Lev 19, 31; 20, 6.27; Dt 18, 11;
1 Cr 10,
1 3;
2 Cr
3 3,
10;
Is 8, 19;
19,
3 ;
2 Re
2 1,
26.
La función de r£írihu£ión_rjueden ejercerla los espíritus .
centrales interviniendo personalmente^en el m undo h uma-
no ord ena nd o a algún espíritu subordinado que lo haga o,(
simplemente, retirando su protección de los culpables a fin '
de que sean vulnerables frente a cualquier entidad espiritual
agresiva u otra fuerza destructora.
En este tipo de contextos culturales, la oposición con
ceptual entre los espíritus centrales de un grupo y los que no
lo son tiene tal relevancia que conviene utilizar también pa
ra estos últimos una terminología precisa.'Por ello, siguien- <
do a Lewis. denominaremos «espíritus periféricos» respec-
(
to a un grupo a aquellos queVio están comprometidos conr
el bien del grupo? Un
p g
p
i
'
r i t
"
pf
*ntrñl tf" sólo se permite
perjudicar al grupo, o a algunos de sus miembros, cuando
se merecen un castigo por contravenir algún criterio grupal
de comportamiento correcto. Un^sjjíriru^eriíe^ico, en cam
bio, agrede indiscriminadamente a cualquier persona en
cualquier momento, sin tener en cuenta su comportamiento
moral. Como se pone de manifiesto en las definiciones, los
£djetivo$)«'7*nrra 1».y «periférico» no expresan característi-
casTa&Sühitas de los espíritus, sino^actitucT^especto a un*;
grupo humano concreto. De hecho, es muy frecuente que
los espíritus centrales déun grupo actúen como espíritus pe
riféricos de los grupos rivales.
Para cada grupo, sus^espíritus centrales son espíritus
morales, puespoñen su poder sobrehumano al servicio de
la moral grupal, premiando a quienes la respetan y casti
gando a quienes la violan. Sus
N
espíritus periféricos s on, sin
embargo, amorales o inmorales, pues actúan de forma ca
prichosa o malvada, sin que pueda establecerse correlación
alguna entre los efectos que producen y la conducta de las
personas afectadas.
44
Jesús y los espíritus
Mundos culturales y posesión
45
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
25/97
r
formas de desorden que ni siquiera la más perfecta ad hesión
a la moral grupal consigue controlar
13
. Por muy eficaz y ar
moniosamente que funcione una sociedad humana, por fie
les que sean todos sus miembros a los valores, normas y
costumbres que cohesionan al grupo, las_desgTacias perso-
SViales y colectivas frustran en el momento menos pensado
las vidas de sus gentes. Accidentes, epidemias, abortos, se-
>
quías, muertes infantiles, etc. Tfl ra?nn de todo esto es tan
j jnrnmpn'nfíiblo o incuntrnlnhlr rnmo el mprir ho mnlrnrn
• ln He Ins espíritus periféricos, que pueden aprovechar cual-
J quier debilidad o negligencia por parte de los espíritus pro-
1
tectores del grupo para cebarse en sus miernbros. No es, por
, tanto, de extrañar que en épocas de/Cnsi&jeuando el sufri
miento desborda las expectativas hafetftíSíes de las personas,
crezca la ansiedad de la gente respecto a todo tipo de posi
bles o^supuestas manifestaciones espirituales? Éste parece
haber sido el caso de las «epidemias de posesión ^qu e azo
taron periódicamente Europa durante la Edad Media, coinci-
íüiendo precisamente con las grandes pestes y hambrunas
14
, y
no parece desencaminado pensar que la gran afluenciaae po
sesos en toma^esús\reseñatfa"poT-kis evangelios sinópticos
sea el reflejo de~i»a^jfláación_so&i^£^Qnóm ica o cultural de
crisis en la Galilea del siglo T HrTsfiÍTRstsr-podernos decir que
el carácter caprichoso o malvado de los espíritus periféricos
intenta explicar, aunque sea de forma sencilla y sólo a nivel
grupal, eĵ gran problema del mal: ¿por qué hay personas hon
dadas y comprometidas que sufren, mientras que otras egoís
tas y malvadas gozan de una existencia feliz?
13. El islam más puro reconoce que losjin, espíritus caprichosos, son
una de las tres fuentes del mal, al lado de la naturaleza y del propio ser hu
mano (El Corán, suras CXIII y CXIV).
14. G. Rosen, Dance Frenzies, Demonio Possession, Revival Move-
ments and Similar So -Called Psychic Epidemics. An Interpretation, en B.
P.
Levack (ed.),
Possession and Exorcism,
New York-London 1992, 219-
250; D. E. Oakman, Rulers 'Houses, Thieves, and Usurpers.
The
Beelzebul
Pericope:
Forum 4 (1988) 109-123.
Cuando las desgracias_afectan a todo el grupo y parecen «
proceder del exterior, la distinción entre espíritus centrales*V
y periféricos puede concebirse como un antagonismo de- \
clarado entre? espíritus protectores y espíritus enem igos.' Sv
el desarrollo de los acontecimientos demuestra que los últi
mos prevalecen sobre los primeros, es probable que algunos
miembros o colectivos del grupo intenten ganarse su favor,
^haciéndoles un hueco en el panteón tradicional^dedicándo-
les algún tipo de culto o incluso, en casos ex tremos, adop
tándoles como dioses centrales. La historia y la antropolo
gía demuestran que los cambios más o menos explícitos de
^alianzas religiosa^son relativamente frecuentes en grupos
sometidos a las influencias colonizadoras de pueblos más
v
fuertes, exitosos o agresivos. Pero también hay grupos j u e
se niegan a abandonar sus espíritus protectores tradiciona
les -co n los valores y la concepción del bien común que re
prese ntan- y optan jx>r elabor auínajás ión-du alista del ser
capaz de expl 'carjas desgracias y antagonismos deljre-
sente. Lo/'dualismos^religiosos elevan la moral intragrupal
y su concep^giúii dtfbien común a la categoría de Bien ab
soluto, al que oponen como Mal absoluto^todos los com- •
portamientosjy. valores que entran en ,conflicto con ellas. La
,t realidad jespiritualtambién se divide en dos bandos antagó-
l nicos: los espíritus buenos, que son, como cabía esperar, los
b patrones del grupof defensores de la moral grupal elevada
: al nivel de mo ral abso luta, y los.£Sj)írjJxis^nalos, que se ca-
) racterizan por agredir a cuantos acatan y defienden esa mo-
ral,*y por apoyar a quienes la transgreden. De este modo, el
o bien y el mal se enfrentan y juc ha n po r el domin io sobre_
7
- el cosmos tanto en el plano humano de la ética y la política
£ como en el plano espiritual.
r La mayoría de los .sistemas dualistas no se conformanc,
con explicar a los «buenos» el origen de sus sufrimientosi
presentes, sino que también pretenden ofrecerles razones^
para la esperanza. Esta esperanza no es otra que la del triun-
1
46
Jesús y los espíritus
Mundos culturales y posesión 4 7
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
26/97
fo final del Bien absoluto sobre el mal. Las diversas mane
ras de concebiresétriunfojahal están íntimamente ligadas
a la imag en que las diversas c ulturas tienen acerca_de_Jaj;e-
lación entre el mund o habitado por los homb res v la reali
dad espiritual'
5
. La mayoría de ellas incluye un proceso de
evaluación
o
juicio moral que da lugar a uníseparación'es-
pacial, temporal y/u ontológica entre buenos y m alos. Esta
^separación va seguida o supone por sí misma la salvación
de los primeros y el rechazo, condenación o aniquilación de
los segundos.
( A. Posesiones positivas y posesiones negativas
En las culturas que aceptan la existencia de esp íritu sja
posesión es una de las posibles formas qu ejevis te lajnter-
acción'entre los seres espiritualesxjos serssJiurnanQSjDe
acuerdo con la definición antropológica ampliamente fe
nómeno que he expuesto en el capítulo 1, Jaygpsesión^es.
urajnterprelación cultural desiertos estados o conductas
> personales q "
p
. sinri" •'"^ohpx^ntes^conjo que la sociedad
esperajel_sujeto_¿nJ4, vida cotidianajsg. atribuyen_aja j Q -
ción ejercida^gbre él por jügú nes píritu . Esta acción puede
limita r o impedir el funcionamiento adecuado de órganos y
miembros del cuerpo, o puede forzar o promover determi
nados tipos de actitudes y co mportamientos.
En todos los casos^o que caracteriza a la .posesión es
q u e e l s u je to n o p arec e . con tr o lar .p len ame n te s u rn mp o rtq -
miento_y, por tanto, su^ejM£rno_social_no lepugíle_hacer_[es-
ponsable de todo cuanto hace o dice, ni de las deficiencias
15. Para las concepciones judía s, cf. M. Reiser, Jesús and Judgment.
The Eschatological Proclamation in Its Jewish Context, Minneapolis
1997,
26-1 63; J. J. Collins, The Apocalyptic Imagination. An Introduction
to
Jewish
Apocalyptic Literature, Grand Rapids-Cambridge UK 1998, 12-
14,
23-39.
en el cumplimiento de sus funciones sociales. El responsa- <
ble de su falta de controfy de las disrupciones que ésta o ca -'
siona en el funcionamiento normal de la sociedades el espí
ritu que le posee. En principio, nadie puede responsabilizar/
al^profeta poseído por Yhwtí*de las amenazas que dirige
contra las élites goberna ntes, nadie puede reprochar a un en
demoniado andar desnudo entre las tumbas y agredir a los
viandantes, nadie puede exigir a aquel a quien un espíritu
sujeta en una'posición encorvada que realice eficientemen
te un trabajo físico. Evidentemente, todos los grupos huma
nos que creen en la existencia de espíritus poseedores admi
ten que existen casos de personas que parecen o que fingen
estar poseídas sin estarloÍTal posibilidad se tiene siempre en
cuenta a la hora de diagnosticar los casos concretos, pero no
tiene por qué poner en duda la realidad del fenómeno.
Las investigaciones antropológicas e históricas realiza
das en este tipo de gru pos indican que_el fenómeno de la po
sesión espiritual tiene siempre un carácter ambivalente y am
big ua Dicho en otras palabras, hay posesiones que el grupo
considera^deseables y beneficiosas?v otras que cree*perjndi-
cialesfpero n o siempre es posible hacer desde el principio un
diagnóstico claro y definitivo. En todo este escrito califica
ré a las primeras como «positivas» y a las segundas como
«negativas», consciente de que esta calificación no es abso
luta, sino que depende del_grupo o colectivo social que se
pronuncia sobre cada caso de posesión y de la evolución del
comportamiento del poseso a lo largo del tiempo.
Entre las posesionesjgositiva^ más claras están las pose
siones porespíritns centrafeTRnTontextos de culto? A través
de ellas los espíritus patrones se hacen presentes en m edio
del .grupo gliente asegurándole su cercanía y protección.^
Dependiendodeflas culturas y de los contextos rituales, la \
posesión puede afectar a cualquier participante, estar reser- /
vada a un sector de iniciados o ser privilegio exclusivo del
celebrante. En algunos casos, los participantes poseídos se
48
Jesús y los espíritus
Mundos culturales y posesión
49
-
8/16/2019 Jesús y Los Espíritus. Aproximación Antropológica a La Práctica Exorcista de Jesús. Ed. Sigueme. Esther Pericás
27/97
convierten ^médiums ajravé.s..de los cuale sJiab la-o-ac túa
el espíritu; en otros, en tran en trance., tienen visiones o pro
fieren los típicos sonidos articulados quejos-hisípriadores
de la religión denominan genéricam efjtg^glosolalia»)E n la
literatura bíblica encontramos ejemplos de esta llas e de fe
nómenos entre los grupos de profetas que rodean a Samuel
(1 Sm 9. 5-13). Los ejemplos neotestamentarios más claros
los constituyen la posesión colectiva por el Espíritu Santo'el
día de Pentecostés, descrita en el libro de los Hechos (2, 1-
13)
16
,
y las referencias de Pablo a los fenómenos carismáti-
cos que parecen haberse manifestado de forma habitual en
Jlas celebraciones comunitarias de varias iglesias ti Cor 12-
: 14; Gal 4, 6 ). Como era de esperar, las posesiónennos ti vas
;se atribuyen generalmente a espíritus centrajgs._s§^cli\ a
1
espíritus comprometidos con el bien del grupo. Cuando
un espíritu desconocido o previamente considerado perifé
rico se manifiesta m ediante^posesiones beneficiosas''él gru-
£po termina casi siempre p or adop tarlo e incluirlo en su pan
te ón de espíritus centrales.
•— . Las posesione^snegativas rnás frecuentes son las que
producen sufrimientos^ físicos o jsí qu ico s/e n quienes las
jgadecen, cf alteran de tal m odo sus conductas''que éstos se
vuelven incapaces de ejercer adecuadamente sus roles y
fundon es sociales^ Las