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Cuaderno de intertextualidad n 9: Jauln, Carmen (2000): Fernando de los Ros, un hombre responsable ysensible a su tiempo. ISBN 84-611-1732-8
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FERNANDO DE LOS ROS,
UN HOMBRE RESPONSABLE Y SENSIBLE A SU TIEMPO
(Dedicado al profesor don JAVIER VARELA TORTAJADA por su conocimiento y saber docente)
Carmen Jauln Plana
Relacin de contenidos:1. Introduccin
2. Perspectiva histrica de la crisis de Espaa3. La lucidez de una generacin de intelectuales fundamentada en la crisis de la idea de
Espaa4. Caractersticas de la vida de Fernando de los Ros
5. Elementos estructurantes de su obra.6. La Edad de Oro en Educacin (1931-33): La Escuela de la Repblica. La Reforma
Universitaria. La ley de Congregaciones. Las Misiones Pedaggicas
Propuesta de Trabajo: Paradojas de un tiempo y un pas; o de las personas queinvierten y arriesgan su vida por compromiso poltico haciendo frente al rgimen
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feudal? La dificultad de crear un sistema educativo que erradicase el analfabetismo
espaol del siglo XIX provoc una movilizacin social sin precedentes, en las primeras
dcadas del siglo XX, culminando con la Edad de Oro de la Educacin, en la Segunda
Repblica. Pero con el golpe de Estado de Franco, muchos hombres, mujeres, familias,instituciones y proyectos vitales sucumbieron en el intento. Fernando de los Ros,
coherente y lcido con la poca que le toca vivir, responde no slo participando de
manera directa como ministro de educacin; sino legndonos, una obra que sigue
fundamentando las bases polticas y pedaggicas actuales, para despertar inters
investigador por un espacio y por un tiempo que todava tiene que dar muchas
explicaciones.
1) INTRODUCCIN O LAS RAZONES QUE DAN LUGAR A ESTE TRABAJO
La primera razn es considerar que, en Espaa, la Segunda Repblica no fue un
fracaso1. Entre los hechos que avalan esta tesis, sealar dos: la larga resistencia social de
tres aos asediada por el golpe de Estado del general Franco, que se alargara con largos
encarcelamientos y exilios; y el legado poltico, social, literario y humano de enorme
riqueza intelectual. No hay que olvidar que es la herencia de personas que hicieron
frente de forma decidida a la ancestral imposicin de de perpetuar el caciquismo y la
oligarqua del Antiguo Rgimen.
En segundo lugar, resaltar el papel que la educacin tiene en la poltica de la Segunda
Repblica. No slo hace frente a los problemas que haba esclerotizado el sistema
1 Ver opinin de Santos Juli en Extraordinario I Revista de Occidente: 50 Aniversario de la SegundaRepblica Espaola. Pgina 196 y siguientes.
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educativo durante el siglo XIX, sino que adems ofrece, por fin, la posibilidad de sentar
las bases para erradicar el analfabetismo.
En tercer lugar, destacar que el inters por la figura de Fernando de los Ros, no es
solamente por el papel que desempe dentro del Ministerio de Instruccin Pblica, tan
valioso o ms fue el que realiz Marcelino Domingo y en menos tiempo; ni tampoco
por la aportacin intelectual al socialismo, tan importante o ms fue la de Besteiro que
adems tuvo de soportar en la espalda el peso de un partido socialista en crisis
continuada. Para Aristteles el conocimiento sensible era el esencial para la polis,
porque sin l no tenan sentido ningn otro razonamiento. La obra de Fernando de los
Ros responde a la de un hombre que entiende con sensibilidad el momento que vive.
Una sensibilidad no exenta de radicalismo: el tiempo poltico lo exiga; una sensibilidad
social cargada de coherencia individual: Paradojas de un tiempo y un espacio; no, de la
persona.
Si se observa la obra de Fernando de los Ros con detalle 2 y se huye del sesgo seductor3
que pueda tener hoy la tarea de recuperacin del socialismo, su erasmismo, su
socialismo humanista, o su pasin por la poltica es una bsqueda incesante de los
principios liberales fundamentales de igualdad y de libertad4
, herencia gineriana delhumanismo pedaggico histrico, clave para fundamentar su socialismo humanista. De
ese germen van a surgir tres crisis de muy diferente calado: una asumida en su
erasmismo, la religiosa; otra de responsabilidad, impulsada por los acontecimientos
polticos que le toca vivir, asociados a su toma de postura por el socialismo, la crisis
poltica; y la tercera de carcter intelectual, consecuente del compromiso de transmisin
de saberes de la Institucin Libre de Enseanza (ILE), la crisis gineriana. Las crisis de
Fernando de los Ros responden a tres lneas de pensamiento (religioso, socialista, einstitucionista) que le requieren esfuerzo permanente y coste personal.
A) De entre los cientos de tendencias, lneas de pensamiento o ramas filosficas que
tiene al cristianismo como fundamento, De los Ros elige el erasmismo, como actitud
vital. Las razones pueden ser de lo ms variado: necesidad de acudir al mito del
2 Obra de Fernando de los Ros (2000) recopilada por Teresa Rodrguez de Lecea para la editorialAnthropos. Fundacin Caja Madrid3
Virgilio Zapatero en Fernando de los Ros, biografa intelectual presenta una figura carismtica.4 Principios fundamentales para el objeto de estudio en investigaciones posteriores: conforman parte delmnimo irreductible, en palabras de Lwestein en Teora de la Constitucin. Editorial Ariel.
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progreso, debilidad por la iluminacin, influencia del krausismo, necesidad de romper
con lo establecido, radicalismo mstico, indagar de forma continuada en la idea
filosfica del hombre, bsqueda de la universalizacin, quijotismo, o ligar
crticamente la religin con su peculiar concepto pedaggico de darse a los dems otener una misin en la vida. Este concepto hay que vincularlo a su perspectiva del
socialismo, pero bajo el principio de responsabilidad neokantiana de ruptura del ser; del
ser y del no ser5.
B) El tiempo de los socialistas en la Segunda Repblica estuvo lleno de desaciertos
desde su incorporacin al concierto republicano-socialista; sin embargo, la respuesta
de Besteiro y De los Ros es de indudable valor intelectual. De hecho, ante la crisis
irremediable que se cierne sobre el pas en 1934, ambos desaparecen de la escena
poltica y del protagonismo del partido y del poder. El sentido humanista del
socialismo, lo escribe en 1926, una fecha clave no slo porque haca ms de diez aos
que Giner haba muerto y hay ya un distanciamiento en el tiempo que le permite superar
el humanismo institucionista; sino, porque lo escribe en plena dictadura de Primo de
Rivera con todo el peso de la oposicin al rgimen establecido. Elas Daz seala la
importancia de observar esa obra con el explicable proceso de radicalizacin sufrido
en los aos de la Repblica por el socialismo espaol personificado en Largo Caballero.
La pregunta de contexto que subyace del socialismo de De los Ros es Si en Granada,
en 1919, no hubiera estado establecido tan vigorosamente el caciquismo de La Chica,
como muestra representativa de las oligarquas reinantes, Fernando de los Ros se
hubiera afiliado al Partido Socialista?
C) La Historia poltica del siglo XIX demuestra una absoluta y amarga incapacidad por
legislar el tema de la Educacin. Se da un paso hacia adelante con el informeQuintana de 1812, de clara influencia francesa, o el Reglamento General de
Instruccin Pblica de 1821; y cinco hacia detrs, como el reaccionario Plan Calomarde
de 1824. Jovellanos publica en 1809 las Bases para la formacin de un plan de
Instruccin Pblica, donde se establecen los principios del humanismo pedaggico que
definen parte de su pensamiento poltico y as poner erradicar en una sociedad
estamental uno de los problemas crnicos: el analfabetismo. En 1876, Francisco Giner
5 Punto clave de la esencia del socialismo humanista que propone De los Ros para Elas Daz, en Elsentido humanista del socialismo de Fernando de los Ros. Ed. Castalia. Pgina 22.
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de los Ros pondra en marcha la Institucin Libre de Enseanza como un proyecto que
respondiera al humanismo pedaggico de influencias krauso-positivistas que
cuestionaran los fundamentos del sistema educativo y poltico existente. Desde
Jovellanos a Giner de los Ros6
hay una autntica necesidad por proponer unaEducacin Pblica Nacional que contenga los principios fundamentales, mnimo
irreductible7, del liberalismo. Sin embargo, en el pensamiento poltico de ambos se da
una paradoja difcil de asumir: ambos creen en los principios de Igualdad y Libertad en
la Educacin como el motor esencial para la evolucin de la sociedad, adems son
perseguidos y desterrados por los reaccionarios que quieren perpetuar el Antiguo
Rgimen y la tradicin; y aun as, ninguno de los dos cree en la capacidad de accin
del pueblo: Jovellanos, bajo el signo del eclecticismo intelectual, estara en contra de laformacin de Juntas despus del levantamiento popular de 1808 y Giner adems de
hartarse enseguida de la Constitucin de 1869, no cree en el sufragio universal. Cmo
se puede educar a un pueblo en la Igualdad y Libertad y no creer en su capacidad de
accin, o en su capacidad de revolucin? Fueron responsables los intelectuales
espaoles del siglo XIX y XX de que no hubiera revoluciones burguesas, como en el
resto de pases europeos? En qu medida?
La anterior pregunta no hace ms que incidir en el tpico de la falta de una revolucin
liberal al estilo de la de otros pases europeos; o quiz sea consecuencia de la beatera
idealista que Ortega denuncia en la conviccin de que la escuela no tiene por qu
asumir la responsabilidad histrica de crear al pas. En todo caso ser acompaada de
su religin, de su poltica, de su economa, etc 8.
Fernando de los Ros, resuelve la anterior cuestin con el principio de monismo social,
basado en la distincin entre conciencia inmediata, mediata o reflexiva
9
. Esta reflexinva acompaada de absoluto silencio en torno al principio de sufragio universal en
6 La lnea de pensamiento de ilustrados-doceaistas- krausistas, etc la comenta Javier Varela en LaNovela de Espaa Ed. Taurus. Pgina 267 desde la perspectiva de Amrico Castro por los grupos deintelectuales de herencia erasmista.La lnea de pensamiento ilustrados-Institucin Libre de Enseanza, sirve a Manuel Puelles Benitez aplantearse en sus notas a la cuarta edicin, el origen de Educacin e ideologa en la Espaacontempornea. Editorial. Tecnos. Pgina 137 Siguiendo a Lwenstein quien plantea la necesidad, en 1960, de continuar las exigencias delconstitucionalismo de 1789, Toms y Valiente recoge como concepto mnimo de Constitucin enConstitucin: Escritos de introduccin histrica. Ed. Marcial Pons Pgina 34.8
Misin de la Universidad en Revista de Occidente, tomo IV. Pgina 3169 Filosofa del Derecho en don Francisco Giner y su relacin con el pensamiento contemporneo. Obrascompletas. Tomo III
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todos los escritos que tienen como referencia la obra de Francisco Giner, y fueron
muchos. Ese silencio conforma la crisis gineriana.
Los hechos histricos que rodearon a Jovellanos y Giner de los Ros fueron
especialmente duros y difciles. An as, sirven para explicar el dilogo de cambios,
persistencias y resistencias10 ms profundas y menos apreciables, que explican las
peculiaridades de la evolucin del estado liberal del S. XIX, en Espaa; as como los
obstculos que tuvieron que vencerse para hacer frente al nico plan de nuestra historia
constitucional, que no ofrece ambigedades en torno a la Igualdad y Libertad en
Educacin: el Plan de Educacin de la Segunda Repblica.
2) PERSPECTIVA HISTRICA DE LA CRISIS DE ESPAA A FINALES DEL S.
XIX-PRINCIPIOS DE SIGLO XX
Los antecedentes estn en la Revolucin de Septiembre de 1868 consiguiendo dispersar
instituciones y fuerzas polticas que ya haban acabado su ciclo vital; pero sin canalizar
las nuevas fuerzas, al contrario, la violencia y los desordenes generaran el uso de la
represin. Castelar, a los pocos meses de su promulgacin, ya denunciaba las
esperanzas frustradas: No se ha respetado ni la propiedad, ni la seguridad, ni la libertad
de imprenta, ni la inviolabilidad parlamentaria, ni las garantas primordiales, ni los
derechos a la vida. No hay que olvidar que fracasaran las instituciones polticas, no las
econmicas para asegurar la futura permanencia de la monarqua, las medidas de
librecambismo comercial se terminaron imponiendo, aunque con dificultades, a los
ministros conservadores de Isabel II. La facilidad con la que se restituye la monarqua
alfonsina en 1874, vino de la eficaz represin de Martnez Campos, avalada por unslido apoyo de la aristocracia financiera, periodstica madrilea y alta burguesa
industrial catalana, sin olvidar el patrocinio de la Iglesia, para la que la Revolucin era
perseguidora de la fe y enemiga del espritu conservador. La Revolucin terminara
cansando a todos, incluidos los intelectuales. Con ella entrara Francisco Giner en la
indiferencia poltica: La revolucin ha afirmado los principios en la legislacin y
violado esos principios en la prctica; ha proclamado la libertad y ha ejercido la tirana;
10 Trminos que utilizan Bahamonde y Martnez en la Historia de Espaa. S. XX. Ed. Ctedra.
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ha abominado de todas las vetustas iniquidades y slo de ellas se alimenta 11. De nada
sirve pensar que hubiera pasado si la revolucin hubiera sentado fundamentos slidos,
como en Francia. De hecho, tensiones parecidas se produjeron en la Espaa de 1931. El
fracaso del germen revolucionario iba a ser uno de los desencadenantes de la decadenciaque rodea a la Restauracin, as como de las peculiaridades que caracterizan el
pensamiento poltico que surge en torno a la crisis, por lo que sera conveniente estudiar
qu detonantes van a conformar esas crisis.
Cnovas va a ser el artfice de una poca. Como maestro provinciano pero gran
trabajador, llega a un Madrid desidioso dispuesto a aportar su capital intelectual, pero
desde su particular visin histrica, su vinculacin a un crculo cerrado como el Ateneo
y lleno de desconfianza hacia el pensamiento terico-poltico. Con todo ese bagaje
intenta personificar en Alfonso XII la reconciliacin de las dos posturas enfrentadas en
revoluciones, pronunciamientos y cambios constitucionales a lo largo del siglo XIX.
Aunque su aportacin supone un contrapunto en la dinmica de inercia poltica, la
tensin era tan tremenda que el intento de contemporizar a ultraconservadores con
liberales les llevara a innumerables errores, de los que interesa especialmente el de la
represin educativa. Orovio, Ministro de Fomento, promueve reprimir la libertad de
ctedra de los profesores universitarios, instndoles a abrazar la religin y la monarqua.
Que decir tiene que esto era una vuelta innecesaria a la caverna ancestral del conflicto
fe-ciencia, y de paso, un grave deterioro de la imagen de la monarqua. En el fondo
estaba la eterna y desnuda cuestin religiosa: haba que engancharse a una monarqua
catlica que simbolizara la grandeza de Espaa como fuere. A la par y contra viento y
marea, la obra educadora krausista y quienes la fundaron iba a tener cada da ms fuerza
e influencia en el pensamiento intelectual de la poca, frente a la Unin Catlica de
Alejandro Pidal y Mon y de Marcelino Menndez y Pelayo y sus pasiones ultra-catlicas
La amenaza ms inmediata a la Monarqua no vino de la mano de los intelectuales, sino
de las tensiones existentes en las facciones internas de los partidos polticos. La
corrupcin que degeneraba el turnismo poltico viciara la estructura de unos partidos
que estaban al servicio de la oligarqua existente, sacrificando los intereses del pas en la
11 Los entrecomillados del prrafo estn entresacados del texto de Raymond Carr (1976) en Espaa1808-1975. Ed. Ariel. Pgina 331 a 499.
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conveniencia de sus aparatos polticos. Con ello no slo se retrasa una organizacin
moderna de partidos polticos negando la posibilidad de un proceso gradual de
educacin poltica, sino que gracias al caciquismo la monarqua "democrtica", o por lo
menos "constitucional" se haba convertido en "oligrquica". Caracterizada por unfeudalismo complaciente, jerarquizado desde Madrid, pero proyectado a los municipios
con el objetivo primario de aplastar cualquier tipo de oposicin independiente que
impidiese el turnismo poltico. Prcticas ilcitas en la vida diaria de la administracin
local que hacan imposible el desarrollo electoral: pucherazos, resurreccin de muertos
en las votaciones, sobornos e intimaciones. Ni siquiera una ley electoral moderna como
la de Maura de 1907 pudo hacer frente. El origen de ese caciquismo lo encontramos en
la decadencia del siglo S. XVII y su empeo por la conservacin de las clientelasurbanas mediante transacciones de caridad y favoritismos. Esto deriv en unas
administraciones ineficaces y un sistema judicial de influencias. Esa incapacidad de
reformar el abuso crnico haca imposible tener un sistema de funcionarios que
gestionara lo interno como un sistema de defensa que pudiera hacer frente al
desastre de 1898. La destruccin de la imagen de Espaa convirti la derrota naval
con los EEUU y las prdidas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en ruina moral, ya
minada con la depresin econmica de los aos noventa y los vaivenes polticos.
La Restauracin comenzara su andadura con buenos augurios econmicos: demanda de
hierro y buena cosecha de vinos. Pero con la crisis cubana llegara tambin la recesin
agudizada. Se recurre al capital extranjero para intentar reactivarla, con los
consiguientes desequilibrios. La fiebre del oro mal gestionada ahora se convertira en
pura y dura recesin: no se pagan salarios, ni cobran dividendos; y el desempleo se
generaliza. La marca de la poca va a ser el retorno al proteccionismo, en 1906 se
posean las barreras ms elevadas de Europa. Los disidentes de tales medidas las veancomo obstculos que adems de generar costes innecesarios, desarrollaban una
economa autrquica y aislacionista. La Balanza comercial se mantendra gracias al
ahorro de los emigrantes. Todo para mantener la peseta: la devaluacin era mucha
humillacin. Como las empresas se vean obligadas a recurrir a la financiacin de sus
operaciones, el sistema degener importantes rditos prestatarios, rayando en la usura
de las instituciones bancarias. Las que a su vez fomentaran la concentracin de capital
industrial y financiero en las empresas rentables que producan materias primas para laindustria, como el carbn, el hierro o la electricidad. Como estas empresas iban a ser las
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nicas que generaban beneficios, son las nicas que reciban apoyos de la Hacienda
Pblica con lo que el desarrollo de los oligopolios ya estaba asegurado. Respecto a
Europa, aunque la diferencia cultural cada vez era menor, la brecha econmica era
importante y adems deba pasar por la modificacin de las actividades tradicionales enagricultura e industria; por evitar el proteccionismo; y por autoabastecerse de recursos
sin necesidad de capital extranjero.
Frente a la poltica de asentamiento de tierras, que nunca se lleg a realizarse porque
necesitaba un rgano poltico con amplios poderes econmicos y de decisin para hacer
una recolonizacin en condiciones con el apoyo de la inversin en regado; estuvo la
exigencia revolucionaria de reparto de tierras, que responda ms a un intento de
propaganda socialista y anarquista que a una reivindicacin estudiada, ya que la mayor
parte de los grandes latifundios eran pastos pobres o tierras de secano. Si sirvi para
alimentar el miedo de los catlicos que vean como se cerna la insurreccin en el
campo para acrecentar ms el crculo de pobreza: no haba mercado, ni capital, ni
plataforma financiera.
Entre el comienzo de siglo y el ao 1930 la poblacin aumenta de 18 a 24 millones de
personas. Ese exceso de poblacin rural envi el excedente humano, en primer lugar, ala emigracin, sobretodo de los minifundios gallegos hacia Argentina y Brasil
principalmente; luego, la emigracin seguira hacia las grandes ciudades espaolas y la
consiguiente desestructuracin del entorno rural. Esto plante dos tensiones: la de los
terratenientes con los campesinos en el campo, y la de los obreros con los patronos en
las ciudades. Para hacer frente a las tensiones, bien hubiera podido distribuirse la renta o
aumentar la inversin pblica con el consiguiente problema de financiacin. No se hizo
ninguna de las dos cosas con lo que la decadencia econmica se hizo crnica.
La Repblica estuvo apoyada por profesionales del mundo de la medicina, del
periodismo, sobretodo profesores universitarios; sin embargo, son reticentes los
financieros y empresarios industriales aunque estos iban perdiendo su conservadurismo
tradicional. Los intelectuales estaban muy divididos en sus propias contiendas,
disparndose dardos dialcticos como simboliza el ataque de Enrique Suer como
republicanos masones, aventureros ignorantes dirigido a los hombres de la Institucin
Libre de Enseanza: ojos puestos en el ideal, y las manos en la panera. El ejrcito,
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ajeno a la intelectualidad, estaba apoyado por el sentir nacional de una clase media que
rechazaba el conflicto social por principio.
Ese conflicto tiene una divergente procedencia: por un lado, los anarquistas que tenan
una clara inspiracin religiosa buscaban la libertad y la armona perfecta y para ello
haba que construir la aldea de Rousseau porque en la compleja sociedad industrial era
imposible. Este mensaje sobretodo cala entre el campesinado andaluz, nihilista por
principio y enemigo del esfuerzo de sindicacin como de las viciadas organizaciones
polticas sindicales. Por otro lado, el movimiento socialista est inspirado en los
marxistas franceses, representado por Iglesias, Mesa o De Guesde. La poca flexibilidad
ideolgica de Pablo Iglesias para captar adeptos vendra compensada por la capacidad
de organizacin del dirigente. La UGT tardara en expansionarse y su principal fuerza
movilizadora la tendra en Madrid, cuna de la autoritaria Castilla. Las primeras huelgas
importantes seran en 1890 en la zona industrial minera vizcana, formndose ah la
primera sociedad de resistencia; pasando a ser la elite del norte y apoyada por los
reformistas sociales de la Universidad de Oviedo.
La primera experiencia electoral socialista fue dbil: era un movimiento que se
enfrentaba decididamente a las instituciones caciquiles; y el partido socialista era unaorganizacin excesivamente rgida. El aumento de la influencia del socialismo
coincidira con la crisis de 1909 y la alianza republicana para as poder combatir a
Maura. Como consecuencia de ello, Iglesias obtendra un escao en el Parlamento, y al
socialismo se acercaran representantes del mundo intelectual, como Prez Galds o
Araquistain, burgueses regeneracionistas como Alba o Camb; catedrticos como
Besteiro (ms reformista social que marxista revolucionario); y como contrapunto,
Largo Caballero que crea fundamentalmente que era un partido al servicio delproletariado por lo que desconfiara de la intelectualidad, acercndose as a la esencia
revolucionaria en la UGT. Toda esta movilizacin no consigue recoger la esencia del
movimiento ni la unidad de la izquierda. El socialismo, adems de hacer frente a las
crisis internas tena que solucionar las presiones de la III Internacional (1919) y sus
respectivos congresos en los que se pediran a los partidos de los diferentes pases su
adhesin a la causa bolchevique, su radicalizacin y conversin en partidos
comunistas. Las consecuencias inmediatas en el PSOE fue la escisin en 1921 de un
sector crtico que formara, ayudado por anarquistas, el Partido Comunista. En 1924, el
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socialismo espaol empezaba a resquebrajarse, a pesar de los esfuerzos y de las
instrucciones de Pablo Iglesias.
Una de las razones que explican el ascenso de dictadores como Primo de Rivera o
Franco al poder, fue la falta de unidad de la izquierda y las desavenencias entre
anarquistas y socialistas-ugetistas. Dos maneras de entender la realidad: para la UGT,
los anarquistas eran unos sentimentales-inmaduros; para los anarquistas, la
organizacin interfera en poder llevar a cabo la revolucin", a lo nico que se poda
aspirar con ella era a alianzas tan difciles de entender como la de Largo Caballero con
Primo de Rivera. Sin embargo, y desde perspectivas muy diferentes los dos
movimientos, socialistas y anarquistas, desempearan una importante labor en la
educacin del proletariado. Pero mientras los anarquistas reivindicaron de manera
permanente el principio de libertad; a Largo Caballero y los solicitas les preocupaban
ms las necesidades cotidianas: la sociedad de seguros, la sociedad de entierros, la
organizacin de cooperativas, etc.
La violencia generada en 1890 contrarresta la revolucin con la religin. As, en torno a
los beati possidentes se formaran tres movimientos: el republicanismo reformista, la
democracia cristiana y el movimiento cooperativo, al calor de la Rerum Novarum de1891. Y en relacin con este movimiento, la necesidad de reforma social se materializa
en la creacin del Instituto Nacional de Previsin y el Instituto de Reformas Sociales
para dar cobertura al arbitraje laboral, a los seguros sociales, laborales, etc.; y de la
mano de especialistas como Moret, lo que garantizara el xito de su misin, como as lo
demuestra su larga duracin, a pesar de los cambios que se operaron en ellas. Ninguno
de los tres movimientos tendra representacin en 1923, con la Dictadura de Primo de
Rivera. Sin embargo, el peso de la religin iba a seguir siendo importante y en relacincon lo ms sensible, con la educacin. La re-catolizacin iba a cerner el control de la
enseanza secundaria a travs de las rdenes religiosas y la reconquista del trabajador
hacia la Iglesia. No obstante el clericalismo fue muy diferente en lo extenso de la
geografa espaola: frente al fervor navarro, al del Pas Vasco o al castellano, estaba el
anticlericalismo cataln o valenciano. Mientras el tosco dogmatismo religioso se
enfrentaba a republicanos, a anarquistas de las Escuelas Modernas catalanas o a
intelectuales de la Institucin Libre de Enseanza, de manera hostil y desalmada.
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La cuestin de la libertad iba a quedar de manifiesto con la creacin de la Institucin
Libre de Enseanza respondiendo a las ideas krausistas de Sanz del Ro y a un intento
de no sucumbir a la barbarie del desastre, por parte de unos profesores universitarios,
que al apartarles a la fuerza, de sus ctedras12
deciden llevar a cabo, voluntariamente, unproyecto educativo, regenerador y rupturista; un compromiso de interrelacionar la
libertad como ideal tico y la ciencia como canal positivista; pero sobretodo el
institucionismo estara avalado por la fuerza, la energa y la lucidez de del pensamiento
como Francisco Giner de los Ros, Manuel Bartolom Cosso; Jos Castillejo, o Alberto
Jimnez Fraud, entre otros. Tenan en comn la exquisita sensibilidad, el fuerte carcter
y la necesidad de tener en las manos un proyecto pedaggico que les apartase de la
vulgar conmocin poltica. En aquellos primeros momentos, la transcendencia en elproyecto educativo oficial fue mnima, exista el freno de la Iglesia, la desconfianza del
poder poltico, sumado a la descalificacin continua de las mentes ms
ultraconservadoras. La ILE abra las puertas el 29 de octubre de 1876, ya se haban
aprobado los Estatutos en agosto de ese ao. En principio se presentaba como una
comunidad de profesores y alumnos. No hay acuerdo entre estudiosos del modelo que
pretenda seguir, aunque quizs el que ms se le aproxime sea la Universidad Libre de
Bruselas. Estuvo permanente acosada por los poderes fcticos tradicionales por lo que
termin siendo un centro privado, donde haba dos tipos de estudios: los propios para
cursar bachillerato libre, acudir a examen en centros oficiales y conseguir los ttulos
acadmicos; y las disciplinas de valor cultural, bien conferencias aisladas o cclicas,
bien cursos breves o largos sobre cuestiones concretas. Nunca se lleg a materializar el
proyecto universitario planificado.
Los principios que la iban a inspirar la ILE eran gratuidad, obligatoriedad y laicismo.
Pero tal actividad, fecunda y con las mejores expectativas pronto tendra sus sombras:los cursos no tenan validez acadmica y las aportaciones econmicas por derechos de
matrcula no eran suficientes, por lo que la renuncia de profesores y la baja de alumnos
eran demasiado frecuentes. El objetivo de los esfuerzos era preservar la libertad de
enseanza y el respeto a la conciencia del profesor frente a la coaccin y el control del
12 Se denomina Primera cuestin universitaria a la crisis surgida por la orden de 1864, dictada porAlcal Galiano, Ministro de Fomento, por la que el profesorado tena como obligacin la defensa de la fe
catlica, la fidelidad a la reina y la obediencia a la Constitucin. Sucesos famosos que daran lugar a laNoche de San Daniel. Con la Segunda cuestin universitaria, en 1875, se encarcelaran y desterraran aSalmeron Giner y Azcarate y se les apartara de sus ctedras. Ese es el motor que da origen a la ILE.
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Estado. El institucionismo que se propone trata de integrar una elite de hombres
capaces en la sociedad, que adems tambin fueran a ostentar el poder sera cuestin
aadida.
La Institucin responde a la proyeccin liberal, democrtica y parlamentaria de la
poca. Esa definicin era tolerable, lo que s incomodara era el mtodo: Cmo el
sistema poltico poda permitir a un grupo de hombres aislados que imprimiesen un
mtodo propio? Y el mtodo, que por otro lado era muy poco novedoso, se basaba
simplemente en despertar en el alumno la curiosidad y la intuicin por procedimientos
socrticos de comprensin, atentaba a los pilares bsicos de la educacin tradicional.
Solicitaba la libertad en la ciencia, la tolerancia, la educacin como proceso gradual y
total, la coeducacin, el intercambio con los pases europeos, la secularizacin de la
vida y la enseanza neutral, etc, Condiciones que serviran de revulsivo a la sociedad de
aquellos momentos. Destacar la funcin y la importancia de sus instituciones asociadas
como la Junta para Ampliacin de Estudios, El Museo Pedaggico Nacional, LaResidencia de Estudiantes o el Instituto-escuela; as como proyectos que iban a definir
su capacidad de accin, como la Instruccin popular, la preocupacin por la enseanza
de la mujer o el desarrollo de los Congresos Pedaggicos. Todo un entramado
institucional que desarrollaran los seguidores de Giner hasta 1936.
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sus coetneos: ir del refugio a la fortaleza para poder llenarse de energa en los
recovecos intimistas y as proyectarla, constructivamente en la idea de Espaa. Pero
tambin es el monasterio de Carlos III y Carlos IV, por lo que representaba la crisis de
la Ilustracin. El Monasterio era el instrumento que les servira para asumir la propiacircunstancia, o para mentalizarse de que la degeneracin poltica del momento, era la
herencia de un pas que les exigira grandes esfuerzos. 14
La liga de Educacin poltica iba a ser otro smbolo catalizador de las aspiraciones del
momento. Se funda en 1914. Para darla a conocer Ortega dara su famosa conferencia,
Vieja y nueva poltica y para materializar el proyecto se fundara, en ese ao, la revista
Espaa. Tena la ventaja de no ser un partido, y as se separaba de la servidumbre de la
organizacin. Doctrinalmente intenta racionalizar el socialismo con el liberalismo, pero
dentro de la irracionalidad de ampliar esa relacin con lo nacional. Por lo contrario, si
parta de un hecho contundentemente claro: la incapacidad de la Restauracin para
llevar a cabo los designios del pas. La crisis del siglo XIX haba creado una panorama
poltico de apariencias donde la legislacin y el orden eran una falacia; haba
organizado la corrupcin como estructura poltica; y sobre todo, la incompetencia se
haba generalizado como sistema. Frente a la vieja poltica estaban los esfuerzos
vitalistas de una nueva poltica que transformara la realidad.
Los objetivos de la Liga de la Educacin Poltica, muy mermados con las tensiones
colaterales que genera la Primera Guerra mundial, se iban a ensombrecer y contradecir
con el elitismo propagador, muy generalizado, especialmente por parte Ortega y Gasset:
la poltica solo puede dejarse en manos del ejercicio pedaggico de una minora; y de
Azaa, solicitando la "inteligencia" para evadir el conflicto. Ese elitismo va a tener
costes demasiado elevados: el encorsetamiento prepotente y dogmtico, que con el pasodel tiempo radicalizara a Ortega y Gasset, o defenestrara a Azaa hacia el
aislacionismo. Ese elitismo va a crear a su alrededor dificultades aadidas e
innecesarias, tanto en el desarrollo del pensamiento, como de la prctica poltica, con
el paso del tiempo se convierte en su propia trampa, porque no deja de ser otra vuelta de
14 Para ver de forma extensa el valor simblico o metafrico de Toledo, el Monasterio de El Escorial, yotros elementos: Javier Varela enLa novela de Espaa. Ed. Taurus. De la pgina 177 a la 197.
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tuerca a los efectos negativos de la manida regeneracin. Fernando de los Ros tampoco
se escapa, creando ad hoc el trmino de aristarqua15.
De la conciencia de los hechos que conciernen a la Primera Guerra Mundial surgira la
necesidad de la idea de Europa. Intelectualmente entender las causas y consecuencias de
aquella guerra les lanzaba importantes desafos intelectuales: la guerra era el emblema
de la violencia en su sentido ms demoledor y crudo, pero tambin ofreca el contraste
de haber producido los mayores esfuerzos por la paz hasta la fecha; la guerra se firma
con un humillante Tratado de Versalles hacia los alemanes, pero tambin intenta que, en
palabras de Lloyd George, la paz deba basarse en el restablecimiento de la santidad de
los tratados, en la seguridad de un acuerdo territorial basado en el derecho a la
autodeterminacin o al consentimiento de los gobernados, y en la creacin de una
organizacin internacional capaz de limitar la carrera de armamentos y disminuir el
peligro de la guerra", aquel proyecto se materializa en la creacin de la Sociedad de
Naciones; la Guerra haba destruido las bases del equilibrio internacional, pero tambin
haba dado lugar a la creacin de dos grandes potencias que la flanqueaban, EEUU y la
URSS, cuyos resultados no eran previsibles, ni pronosticable el alcance de las
consecuencias revolucionarias en las proclamas de Lenin o del manifiesto de los 14
puntos de Wilson. El balance de muertos fue desolador que unido a las enormes
prdidas econmicas hicieron la ruina del viejo continente. La miseria fue un envite en
la nueva construccin de Europa que exigira el desafo de pertenecer a la velocidad de
los pases desarrollados y su apuesta por el crecimiento veloz de la industria, mientras
los no-desarrollados se anquilosaban en los viejos problemas de poblacin o territorio.
El desarrollo del nuevo Estado moderno en Europa llevaba aparejada la revolucin
cientfico-tcnica. El balance moral e intelectual es muy contradictorio: la guerra
provoca una duda profunda sobre el sistema de valores occidentales: desprecio a la vidahumana al sufrimiento de combatientes que se enfrentaban al espectculo de ver como
se formaban grandes fortunas de nuevos ricos a su costa; se sentan juguetes en el
srdido mundo de los intereses bajo la invocacin de los grandes principios. Los valores
intelectuales iban a quedar monopolizados en una reaccin contra el racionalismo,
derivando en un esteticismo a ultranza y en acciones revolucionarias. Aunque no todo
fue destruccin, surgiran movimientos artsticos sin los que no se puede entender el
15 El sentido humanista del socialismo. El socialismo y los valores aristrquicos. Vol. II. Pgina 320.
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siglo XX, como el futurismo, el dadasmo o el surrealismo, entre otros muchos. En
resumen, una compleja paz despus de una guerra que haba transformado el mundo.
Durante la Primera Guerra coincidiran hechos sociales y econmicos en el interior de
Espaa que serviran de detonante para que el sistema poltico de la Restauracin
reforzara el poder ejecutivo hacia la Dictadura de Primo de Rivera. Hechos como la
creacin de Juntas Militares de Defensa, la Asamblea de Parlamentarios en Barcelona o
la huelga general de agosto haran caer en picado una monarqua obsoleta y anacrnica.
Las hostilidades venan avaladas por la crisis social que se produce ante el
enriquecimiento de la clase industrial, sobretodo catalana y vasca, convirtindose en el
almacn del material de los beligerantes. Las reacciones del gobierno de Eduardo Dato
no se hacen esperar, quien enmascarando la situacin se iba a precipitar declarando el
pas como neutral.
La clase intelectual espaola estaba muy dividida: estaba la postura germanfila,
reaccionarios ultraconservadores, partidarios del autoritarismo imperialista, al amparo
del Ejrcito y la Iglesia; y la de los aliadfilos, mentes liberales, con gusto por la
tolerancia y las libertades, a las que se les suman los liberales, la clase obrera, las clases
medias profesionales liberales, las burguesas catalana y vasca y una minora del clero ydel ejrcito ilustrado. Las posturas tenan su origen en la reaccin a: los primeros,
reaccin ancestro-tradicional a Francia y a toda su cultural liberal; los segundos,
reaccin contra el germanismo beligerante. El hecho de que Eugenio DOrs considerara
como guerra civil el conflicto entre Francia y Alemania significaba dos cosas de gran
inters: por un lado, proyectaba el viejo sentimiento irreconciliable de las dos
Espaas, hacia una Europa dividida; pero por otro, se asuma la idea de Europa como
propia. La pugna entre localismo y universalismo estaba sobre el tapetedialctico, la clase intelectual se decantaba por la unidad europea como necesidad, o eso
es lo que se deduce de los puntos que recogera el manifiesto de la Unidad Moral de
Europa. Sin embargo no fue tan clara la postura de la neutralidad, nadie vea la situacin
del pas como para tomar parte del enfrentamiento blico, el fantasma del aislacionismo
apareca subyacente en el fondo de la cuestin.
As como la generacin del 98 comenzaba su singladura con el repudio a sus
antecesores (la del 68 ubicada en el krausismo); la del 14 iba a venerar a sus mayores (la
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primera generacin de la ILE) para su prolfico desarrollo intelectual: bien desde
posiciones de empalago, como la admiracin del Fernando de los Ros, luego se
desdecira, hacia Unamuno; bien, desde posturas no exentas de crueldad como la de
Ortega hacia la dispersin de Baroja. Hay una aparente diferencia entre las dosgeneraciones, mucho ms esttica que de fondo: mientras que la nueva generacin
intenta dirigirse a lo conceptual, son ms importantes las cosas y las ideas que los
hombres; la del 98, se recrea en el lirismo literario de la subjetividad. Lo que s
comparten ambas generaciones es el sentimiento hacia el "problema de Espaa", pero
desde posturas diferentes: los del 98, con sus ms variados estilos literarios y
diferencias de pensamiento, se van a caracterizar por su irreverencia, iconoclastia,
rebelda, son ms agitadores de conciencias que transformadores sociales; mientras quela joven generacin est inmersa en el ejercicio del desarrollo intelectual y poltico. Con
la nueva generacin hay un problema aadido: la diversidad Cmo a personas de la
talla de Ortega y Gasset, Juan Ramn Jimnez, Ramn Gmez de la Serna, Julin
Besteiro, Pablo Picasso, Americo Castro, Manuel de Falla, etc. se les puede incluir en
una misma generacin de pensamiento? Lo que obliga a revisar la utilidad del concepto
de generacin; o se prescinde de su artificio, porque no solo no aporta nada, sino que
difumina el objeto de estudio: La crisis que arrastra Espaa desde el ltimo tercio del
siglo XIX pone de relieve el resurgir de un movimiento intelectual en las primeras
dcadas del siglo XX sin precedentes en nuestro pas,
Ortega y Gasset quiere romper con el pasado pero desde la atalaya de precisin que
requiere el intelectual-cientfico. Desde sus comienzos, en 1914 en que publicara
Meditaciones del Quijote, sus posiciones son contundentes, no exentas de radicalismo, y
esa razn obliga a entenderle ms desde la evolucin de ideas, que de los los virages
personales, teniendo en cuenta que la vertiginosa precipitacin de hechos polticos ysociales que acontecen en nuestro pas durante las primeras cuatro dcadas del siglo
XX. Por lo tanto, en esos primeros anlisis filosficos, en los que fundara la Liga de la
Educacin Poltica, vamos a encontrar a un Ortega preocupado los viejos problemas
polticos del pas la Restauracin y los partidos polticos estaban muertos-; tendra fe
en la poltica y sobre todo en la necesidad del ejercicio pedaggico-poltico, y a poder
ser a cargo de una minora. El socialismo era el mejor de los males, aunque le da
desconfianza la organizacin que lo sustenta. Por otro lado estn las ventajas delliberalismo, sin embargo, la frmula socialismo-liberalismo, en Espaa era inaplicable,
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as recure a la idea de nacionalizacin, y ms concretamente a la nocin de vitalidad
nacional para vertebrar Espaa. Llegando a proponer la creacin del Partido Liberal
Socialista. La relacin de socialismo y educacin fue una trabazn muy meditada para
aquellos momentos; e influida por dos de sus mejores maestros, Iglesias y Giner de losRos.
Todos estos principios hay que contextualizarlos en la necesidad de
internacionalizacin, los que serviran de base para fundar dos revistas que iban a
recoger el pensamiento de la poca: Espaa (1914) y El Sol (1917), Ortega era el
inspirador intelectual, e iban a canalizar el germen ideolgico liberal de la Segunda
Repblica. Con el paso del tiempo, las relaciones con el socialismo se iran enfriando,
se hacan incompatibles con la necesidad de valorar sus propias circunstancias, de no
engaarse, no escaparse. No conviene confundir Ideologa con Filosofa porque lo
esencial era la complicidad del yo y las cosas. Por lo tanto ese primer objetivismo de
raz neokantiana evoluciona hacia un perspectivismo, cada vida es un punto de vista
sobre el Universo. As en 1916 fundaEl Espectador, impregnado de vanguardismo, en
el drstico intento de separarse sustancialmente de la poltica. Ahora ya no buscaba
lectores fciles que se dejaran seducir por la lrica de Meditaciones del Quijote, ahora
pretenda lectores fros capaces de entender lasLiteraturas europeas de vanguardia o
La deshumanizacin del arte. As encontramos a un Ortega que va a refugiarse en la
cultura y en la filosofa porque tienen la esencia de lo que busca, y con ese fin se crea la
Revista de Occidente y pone en marcha la Escuela de Madrid, dos importantsimos
proyectos que tiene que abandonar con la llegada de la Guerra Civil. Esto hecho
traumtico le obligara a producir una de las obras ms mticas, Ideas y creencias,
obligndole a abandonar el circunstancialismo y el perspectivismo, acercndose a un
raciohistoricismo con implicaciones antropolgicas: el hombre es novelista de smismo...el hombre es un drama....El hombre no encuentra cosas, sino que las pone....
Para l la vida se haba convertido en un faciendum y no en unfactum, donde ser libre
es carecer de identidad: el hombre no tiene naturaleza, tiene historia. De ah la necesaria
diferencia entre ideas y creencias, por las primeras se puede luchar y morir; pero las
segundas nos abandonan y no podemos dejarnos llevar por el vaco, hay que ocuparlo
con otras nuevas ideas. Para l la dialctica ideas-creencias va a definir la evolucin
de la civilizacin. Premisa que le sirve para asumir de forma vitalista las circunstanciashistricas que le tocaron vivir.
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Azaa fue o la inevitable autoridad del intelectual en la poltica. La bsqueda de la
precisin y de la tcnica en la poltica, bajo la influencia de Maurice Barrs, le llevara a
la necesidad de acudir a una minora, la Inteligencia, como propuesta paradigmtica.
Para l la poltica va a ser el movimiento defensivo de la Inteligencia. Su obra es elresultado de la sensata conexin de sensibilidad y razn, no en vano senta verdadera
admiracin por Ruben Daro y Ramn y Cajal. A Ortega le unira los comienzos lricos
cuando la filosofa era simbologa potica para construir en comn un proyecto
pedaggico-poltico, la Liga de Educacin Poltica. Pero Manuel Azaa nunca
abandonaba ni una idea, ni un proyecto en el que creyese, por lo que le acompa
siempre su esencia: vincular la poltica a la educacin. Cuando abrazaba un propsito,
como le naca en el recoveco ms profundo, intimista y solitario de su fuero interno, lohaca para siempre. As que con esa solemnidad determinista llegara al gobierno de la
Segunda Repblica en 1931; o fundara una de las revistas ms interesantes y menos
pretenciosa del momento, La Pluma (1920): o gestionara la secretara del Ateneo
(1913). Por donde pasara, quedaran las huellas de su pensamiento, de su trabajo y de su
energa. Fue radical su enfrentamiento a la dictadura de Primo de Rivera, calificndola
de vaco absoluto o de apostolado de la barbarie. Terminara apartndose del
Partido Reformista de Melquiades Alvarez y de parte de la intelectualidad, como de
Ortega. La ideologa que iba a presidir su pensamiento estaba asentada en tres principios
bsicos: el institucionismo de Giner de los Ros, un liberalismo radical e intransigente y
un nacionalismo apasionado y patritico. Con ellos, iba a forjar la idea suprema de
Estado: "concepcin ms alta del espritu humano en el orden poltico, es nuestro gua y
nuestro rector y la entidad moral,...". El crea que slo la Repblica podra crear el
marco jurdico adecuado, por lo que era necesaria la Revolucin poltica: expulsar la
dinasta monrquica y restaurar las libertades pblicas, con ello se desmantelaban los
frreos principios de oligarqua y caciquismo tan arraigados en el alma espaola y tan
intrnsecamente adheridos a la Iglesia y al Ejrcito. Naturalmente el razonamiento
tocaba el origen de la crisis ancestral que haba llevado al Desastre, pero en ese intento
de dar soluciones para siempre, y una vez ms regeneradoras, se queda solo: el sueo de
la racionalizacin poltica se haba convertido en su propio fantasma. La realidad de la
poltica espaola le obligara a enfrentarse a un ejrcito conspirador y al rearme
ideolgico de una derecha conservadora y fascista.
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El novecentismo, o resurgir de la reaccin contra el casticismo, nace como voluntad de
sacudirse la vieja y rancia caspa localista, y respirar aires cosmopolitas en el esfuerzo de
interpretar lo internacional como propio. La crisis de final de siglo les iba a empujar a
radicalizarse ms en el modernista sentido de la libertad individual. Esa libertadindividual va a estar amenazada por dos tendencias de apremio: el socialismo y la
necesidad de comercializacin como resultas de la modernizacin. Poder conjugar esas
tendencias era una ecuacin difcil de resolver, y todo un estmulo para el desarrollo
intelectual de la poca, del que cada uno escap como pudo. Los novecentistas optan
por desarrollar una exquisita sensibilidad artstica; necesitan reafirmarse en su oposicin
radical al positivismo, en el escepticismo de la accin poltica o en los valores
espirituales. Para ellos la crisis del siglo XIX es bajar a los infiernos. En esasensibilidad vital novecentista vamos a encontrar a Ramn Prez de Ayala, quien vivira
el drama de Espaa de forma intensa y frustrante como lgrimas de Boabdil.
La de Prez de Ayala es una obra dividida en dos partes, la novela y el ensayo,
coincidiendo con los dos estilos de manifestacin literaria, dos tipos de sensibilidad: la
literaria y la poltica. La primera la desarrollara hasta 1926 con novelas tan importantes
como A.M.D.G., Tinieblas en las cumbres, La pata de la raposa o Troteras y
lanzaderas, entre otras muchas A partir de esa fecha deja de publicar novelas en una
crisis personal como premonicin a la poltica que le esperaba de la guerra civil y
exilio. Seguira escribiendo ensayos desde su condicin de embajador de la Segunda
Repblica; o desde su defenestracin en Argentina, o desde su exilio-interno en el gris
ABC. Siguiendo el concienzudo anlisis que hace Andrs Amors en La novela
intelectual de Ramn Prez de Ayala16, sigue tres principios esenciales: la necesidad de
recurrir al perspectivismo como paisaje de su irona permanente (lo cmico y lo
dramtico dependen de cmo se mire17), como trasfondo de su lcida tragicomediapersonal; la sensibilidad social por los problemas en los que sucumben las clases ms
deprimidas; y el sincretismo del principio erasmista que le lleva a una oposicin
anticlerical ante la hipocresa catlica con una formacin que le conduce a encontrar en
la educacin la frmula para regenerar cvicamente el pas. Ramn Prez de Ayala es un
hombre que responde a la triste experiencia del creador artstico que se ve envuelto en
16
Es un magnfico trabajo donde no slo estudia las claves de la obra literaria de Prez de Ayala, sino dela poca: La novela intelectual de Ramn Prz de Ayala. Ed. Gredos S. A.17 Esto le va a unir al esperpento de Valle Incln o al existencialismo de Unamuno
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los acontecimientos de un pas al que ama, y toma conciencia renegando de las
cualidades y principios que le han llevado al arte. Adems de una magnfica obra nos ha
legado una pregunta: Por qu dej de escribir novelas?
Federico de Ons 18 es otro intelectual que asume como propio el peso de la historia,
confundiendo su pensamiento con su tarea diaria, tanto desde la ctedra de la
Universidad de Salamanca en 1916, como desde la importante labor que desarrolla
como Director del Instituto Hispnico en Nueva york en 1920, o desde la Columbia
University, donde se jubilara. Todo su trabajo estara dirigido por dos premisas bsicas:
el europesmo y el hispanismo.
Salvador de Madariaga es una excepcional figura representando la conjuncin del saberhumanista y cientfico. Convencido hasta la ltima entraa de la conveniencia de
proyectar el internacionalismo en nuestro pas. Sus ensayos y novelas son de extrema
lucidez. Tras la corresponsala para "The Times" en la Primera Guerra Mundial y su
embajada en Washington, se incorporara en la vida poltica como diputado por La
Corua y vicepresidente del Congreso en el gobierno de la Segunda Repblica. Se
escapa de la Guerra Civil y vuelve a Oxford, donde va a desarrollar una ingente labor
por la europeizacin. Su maravilloso libro De la angustia de la libertad recoge tresprincipios bsicos: un liberalismo exacerbado; la necesidad de federalismo como base
tanto para un proyecto espaol, como europeo; y sobretodo la defensa de la libertad y
condena al totalitarismo. De esto ltimo hay que destacar su preocupacin por la lucha
antifranquista, el inters que le produca la historia iberoamericana y que estudi
ampliamente.
Ramn de Basterra intent gestionar la difcil qumica del clasicismo de Roma con la
ilustracin americanicista, como proyecto intelectual, fruto de su experiencia como
diplomtico. Sus expectativas eran llegar a la raz de Espaa a travs de los conceptos
de patria y raza pero desde perspectivas amplias, progresistas, abiertas, y dentro de la
necesidad de internacionalizacin: Un precursor de la moderna idea de "globalizacin".
Ramn Gmez de la Serna fue la necesidad de responder al caos a travs de las
vanguardias. La necesidad de recurrir al humor y al absurdo para escaparse de la
18 Una escueta fotografa apuntando los rasgos esenciales del personaje la encontramos en La Novela deEspaa de Javier Varela. Ed. Taurus Pgina 108
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realidad fue el recurso de su prolfica, dispersa y creativa obra: demasiados gneros,
exuberante desorden. Todo bajo su personal sello de atrevida frivolidad, la que esconda
una personalidad con angustiosas y complejas crisis personales. Defiende tan
radicalmente que la vida no se puede tomar en serio, con su particular culto al disparate,que cae en el nihilismo aunque no lo pretenda. De acuerdo con su teora, la greguera
es una metfora a la que se aade el humor, una situacin ingeniosa y explosiva de las
relaciones que existen de las cosas. Con el paso del tiempo, y en su madurez vamos a
encontrar que el refugio del arte no es ms que una escusa para desahogar su angustia
vital, por lo que no conviene olvidar que su vanguardismo surge de una reaccin contra
el racionalismo, o el ridculo positivismo moralista. Su actividad personal se
desarrollara entre la revista Prometeo, las tertulias del caf Pombo, y las frecuentesvisitas al Rastro dominguero. En su ltima novela, Piso bajo, y en su ltima pgina y
greguera, se mirara en el espejo de la vida como intuyendo su triste final: "Su vida
haba sido atrevida, pero siempre entre Dios y la muerte, dndose cuenta de que el
hombre est entre parntesis de muertos".
El socialismo espaol tuvo un desarrollo intelectual propio con el apoyo de figuras
como Fernando de los Ros, Julin Besteiro, Luis Araquistn, Manuel Nuez de Arenas,
Andrs Ovejero y Maury, Leopoldo E. Palacios, Adolfo lvarez Buylla, Francisco
Bernis, Ramn Carande, Leopoldo Alas, etc. La famosa sentencia de Ortega y Gasset,
"O se hace literatura, o se hace precisin, o se calla uno" colocara una frontera entre los
intelectuales socialistas y el resto. Tanto Azaa, como Ortega, pretendieron hacer
precisin, aunque a ste ltimo se le escurrieran las metforas; Prez de Ayala o Gmez
de la Serna hicieron, por encima de todo y en su rigurosa expresin, literatura; y los
socialistas no hicieron precisin, ni literatura, ni vieron la necesidad de callarse. Aunque
lo genuino de estos intelectuales es que se proyectaron desde la tica en el socialismo,intentando aportar lo mejor de s mismos al servicio del proyecto de un partido que
terminara por desesperanzarles. En 1909, el pas estaba pasando por una situacin
trgica, cuyo detonante iba a ser la Semana Trgica en Barcelona, por lo que se hace
necesario un pacto entre la izquierda capaz de aunar esfuerzos regeneradores, y bajo esa
apariencia se crea la coalicin republicano-socialista con importantes cuestiones de
fondo: la democratizacin del Sistema Poltico, el rechazo visceral a Maura, a lo que
representaba la Restauracin. El apoyo al partido socialista que necesitaba fortalecerseparlamentariamente, al igual que el intento de cohesin republicana amparando a tres
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partidos, La Unin Republicana, El partido Federal y el Partido Progresista. Los
comienzos de la coalicin para el partido socialista son positivos: en 1910 Pablo Iglesias
logra tener un escao en el Parlamento y al partido se acercaran los intelectuales. Pero
el partido sufrira importantes modulaciones y crisis hasta la Guerra Civil19
, tantoAraquistain, como Besteiro o Fernando de los Ros terminaran apartados del PSOE
porque no participan del radicalismo que representa Largo Caballero. En 1919, ante la
Tercera Internacional que se celebraba en Mosc, el PSOE manda a dos representantes,
Fernando de los Ros y Daniel Anguiano para elaborar dos dictamentes a favor y en
contra, respectivamente de la pertenencia a la organizacin. Naturalmente la cuestin
de fondo era si se estaba de acuerdo con la revolucin bolchevique de 1917. Se vot en
un Congreso extraordinario, los resultados marcaron dos claras facciones por lo que elpartido se escindira y dara lugar a la separacin de treinta delegados que fundaran el
Partido Comunista.
Julin Besteiro aporta al socialismo una actividad permanente: primero, en su tarea
poltica municipal; a la vez que, introducira los grandes temas: la campaa activa
contra la Guerra de Marruecos, o la huelga general de 1917. En 1925, al morir Pablo
Iglesias, asume la presidencia de del PSOE. No compartira el radicalismo bolchevique
con lo que comienza por el ascenso de la angustiosa crisis de ideas que le llevara a
abrazar la Repblica y dejar de lado la fundamentacin socialista. Fue clave su
presidencia en las Cortes de 1931 a 1933. Su actividad como catedrtico de Psicofsica
va a generar una obra extensa de la que el dialogo Kant-Marx va a desarrollar su
itinerario intelectual. Su ideologa parte del kraupositivismo heredado en la Institucin
Libre de Enseanza y deriva hacia un socialismo que fusiona con el saber cientfico.
Cree que la obligacin, el reto, y el futuro del socialismo es conciliar las contradicciones
internas que ha generado el desarrollo capitalista. Con este proyecto, no slo seacercara a Kautsky, sino que le sirve de mecanismo para escapar del irracionalismo
refugindose en el revisionismo de la dialctica hegeliana. Sus grandes preocupaciones
giraban en torno a la amenaza de la dictadura del proletariado y del nazismo. Contra
estos grandes males la solucin era un socialismo democrtico, liberal, abierto al
humanismo.
19 Ver estudio completo de la crisis en el captulo Con la Dictadura de Los socialistas en la polticaespaola: 1879-1982 de Santos Juli en Ed. Taurus. Pg. 137 y siguientes.
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Luis de Araquistn llev al socialismo su perspectiva de intelectual del periodismo,
actividad que le acompaara siempre y le obligara continuamente a viajar. Supo
entender perfectamente los cambios y vaivenes de la poca que le toca vivir como se
desprende de su obra fundamental: Espaa en el crisol, en la que se abogaba por unpartido socialista y humanista que supiera aunar espaolidad con humanidad. En 1933,
tras un profundo cambio, a travs de la revistaLeviatn se acerca a la radicalizacin
bolchevique. Era el signo de los tiempos, con la amenaza del fascismo en la puerta la
radicalizacin ere la escapada de la de la gente ms sensible.
La labor del Centro de Estudios Histricos ha sido una de las obras ms importantes
que la intelectualidad ha podido aportar a la sociedad espaola. Y no poda ser menos:
la aprueba Romanones, bajo los principios de Castillejo y la Junta para la Ampliacin
de Estudios y en el buenhacer de Menedez Pidal auspiciando a Ortega y Gasset,
Eduardo Hinojosa, Rafael Altamira, Gmez Moreno, Miguel Asn, Julin Ribera o Elas
Tormo. Dejando de lado la cuestin filosfica e ideolgica del centro, que hara este
relato demasiado extenso, lo importante es que a travs del denodado trabajo de las
personas que se proyectaron en l y del rigor cientfico, se pudieron crear bases slidas
acadmicas, como elManual de Pronunciacin espaola de Toms Navarro Toms, la
Introduccin a la lingstica romnica de Meyer-Lbke, Los orgenes del espaol de
Menndez Pidal;El elemento germnico en el Derecho espaol de Eduardo Hinojosa",
los importantes estudios medievalistas de Sanchez Albornoz de los que creara los
famosos Cuadernos de Historia de Espaa, etc. En el Centro estudiaran hombres
como Galo Snchez, Jos Mara Ramos Loscertales, Benito Snchez Alonso, Ramn
Carande, Manuel Torres y Lpez, Enrique Dez-Canedo, Ballestero Beretta, Garca
Villada, todos tendran en comn una obra intelectual de enorme transcendencia. El
centro fue testigo de la evolucin, contradiccin de ideas, y debates ideolgicos entreOrtega y Amrico Castro o entre aquel y Menndez Pidal20.
Dentro de la llamada Escuela de Madrid, surge un proyecto filosfico, en torno a
Ortega, con un importante empuje en 1932, con el nombramiento de Garca Morente
como decano de la Facultad de Filosofa y Letras. A la Escuela estaran unida la
filosofa de Jos Gaos, Xavier Zubiri, Garca Morente o posteriormente Julin Maras,
20 Un magnfico estudio del significado y entresijos del Centro lo encontramos en el cap. VI: Latradicin y el paisaje:.... de La Novela de Espaa. Javier Varela. Ed. Taurus. Pgina 229 y siguientes.
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entre otros. En principio era un intento pedaggico ortegiano, totalmente informal, que
con el paso del tiempo se iba a institucionalizar en la Facultad de Filosofa y Letras de
Madrid, y despus en el resto de provincias, bajo la proteccin de Marcelino Domingo o
Fernando de los Ros como ministros de Instruccin Pblica en la Segunda Repblica.Es un proyecto que se vincula a otro tipo de movimientos intelectuales; bien de la
prensa, colaboraciones con elEl Imparcial, El Sol, Crisol, Luz, o desde la direccin de
revistas como El espectador, Espaa o Revista de Occidente;bien desde la creacin de
fundaciones de todo tipo, polticas, sociales, culturales, etc. Todo un entramado
revolucionario, en la pretensin de incorporar la Filosofa Espaola a la Historia de la
Filosofa, y a medida de una personalidad arrolladora como la de Ortega. La guerra civil
no solamente destruy el proyecto sino que se encargara de enterrar el futuro demuchos de los intelectuales que personificaron la labor.
Una poca en que se escribe para una minora tambin es propicia para la poesa. A
finales del siglo XIX un grupo de escritores jvenes que se llaman a s mismos
modernistas iniciaban una enrgica cruzada de reforma potica, influenciados por un
romanticismo europeo que se aplacara enseguida, ya que terminaran admitiendo el
cruel y absurdo destino de la vida humana. Poetas llenos de color como Salvador
Rueda, Ruben Daro, Villaespesa , Juan Ramn Jimnez o Manuel Machado iban a
dejar paso a una poesa de ms talento y envergadura como la de Antonio Machado, sin
llegar a dudas, el poeta ms ledo de todos los tiempos en nuestro pas. Sus mejores
poemas los escribira cuando tena entre veinte y treinta aos pero, con un alma abatida
de viejo, por un pesimismo que se iba a fraguar como crnico y sobre todo por una
mirada puesta en un reloj inexorable que marcaba la pauta de la tragedia de asumir lo
que le rodeaba. A pesar del valor descriptivo de sus imgenes poticas, de la aguda
intencin que proyectaba, o de las emociones de su introspeccin, Machado siempretena la impresin de que no estaba logrando nada. Despus de la muerte de Leonor,
reconocera que sus facultades poticas estaban exhaustas: "Se ha dormido la voz de mi
garganta". Cuando se proclama la Repblica se adhiere al movimiento con proyectos
culturales y educativos en medio de una delicada salud. Para Juan Ramn Jimnez la
poesa era un vehculo para buscar la salvacin personal. De los adolescentes poemas
naturistas, de los que se avergonzara, pasa a preocuparse hasta tal extremo por la
tcnica y la perfeccin que se encierra en un conceptualismo potico que le iba aencerrar en la mstica. La poesa de Unamuno nacera del influjo de poetas como
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Dante, Milton, Leopardi, Tennyson o Carducci, por lo que se hace enemigo de la
sensualidad o de las imgenes en la poesa, escribe versos speros y toscos pero que
traducen la misma emocin que las mejores de sus obras. La poesa se iba a incorporar
con todo su sentimiento, pero tambin con toda su tcnica en poetas como Guilln,Lorca, Alberti, Salinas, Cernuda y Aleixandre. La meloda, el ritmo, la armona de la
palabra iba a llegar a puntos en el que otro tipo de gnero no tena acceso. Poetas que
escogen el barroquismo de Luis de Gngora como talismn, con l la realidad se puede
convertir en poesa, con l se puede apartar a un lado la vulgaridad de la vida y aspirar
a encontrar la "belleza". El poeta de la "leyenda" es Federico Garca Lorca, y
seguramente eso oculta el poder de su poesa o la fuerza del drama de su teatro. Bajo la
opinin generalizada de que es una "leyenda poltica", por haber permanecido en laResidencia de Estudiantes o por llevar el teatro de la Barraca al ms recndito lugar de
la geografa espaola en la Segunda Repblica, o por morir en una de las ms negras
pginas de la crueldad de la Guerra Civil; creemos, que est la personalidad de un artista
singular. Es capaz de aunar el profundo sentimiento trgico de Andaluca con el
cosmopolitismo neoyorkino; de trabar el ms simple y espontaneo de los versos, como
si fuera un adolescente, con el ms riguroso soneto desde la tcnica del maduro y
resuelto poeta. De sus primeras composiciones, Libro de poemas, Poema de cante
jondo, Primeras canciones y Canciones, se desprende una melancola literaria que iba a
dejar paso a una vigorosa fuerza popular y bulliciosa metfora. Jams hace una
concesin al sentimentalismo de "lo andaluz", por el contrario intenta inspirarse en la
tragedia que ese sentimiento encierra, de ah su familiaridad y cercana con la muerte y
sus resabores. Ese inters de acercarse a la ingenua cancin tradicional infantil denota el
alma creativa de una persona adulta muy compleja.. Con Romancero gitano, llegara la
madurez que se identifica con sus propias palabras: "Si es verdad que soy poeta por la
gracia de Dios -o del demonio- tambin lo soy por la gracia de la tcnica y el esfuerzo y
de darme cuenta en absoluto de lo que es un poema". El surrealismo con el que se
identifica Poeta en Nueva York, si bien tiene la influencia del arte francs, encierra la
incapacidad de entender el horror que le produce la sociedad neyorquina violenta,
annima y disgregada, sin una mitologa o sueo colectivo que la unifique. De sus
intrusiones juveniles en el teatro y de la necesidad de entender el arte en algo
"intranscendente" pasara a responsabilizarse del teatro de la Repblica fundando "La
Barraca", una compaa de aficionados y subvencionada por el Ministerio de
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Instruccin Pblica. La experiencia le calara hondo y le arrancara declaraciones
polticas en las que se manifiesta sensible a las preocupaciones sociales, pero esto no
nos tiene que confundir con la esencia de su arte. Obras de teatro como Doa Rosita, la
soltera o el lenguaje de las flores, Bodas de sangre, Yerma o La casa de Bernarda Alba,son la expresin de alguien que quiere penetrar en la esencia del drama hasta su ms
escondida alma y que si hay pretensin de reforma, en todo caso es la del teatro, mucho
antes que la social. No se puede utilizar a Garca Lorca como smbolo de una poca
porque se pierde la esencia del poeta y su grandiosidad. En 1926, en una conferencia
que da sobre elRomancero hace la siguiente afirmacin: nadie sabe lo que pasa, ni aun
yo, porque el misterio potico es tambin misterio para el poeta que lo comunica, pero
que muchas veces lo ignora.
La figura de don Luis Gngora y Argote constituy para los intelectuales de la poca un
referente mtico intelectual, tomando como fetiches sus poemas para develar
conocimiento potico. Qu les ofreca el Barroco? Quiz un paralelismo con la poca
que les acechaba? En cualquier caso, la visin decadente del momento poltico encierra
un violento pesimismo por la naturaleza humana, y Gngora fue el espejo histrico en el
que se reflejaron. No eligieron a Lope de Vega, autor de ms de 470 comedias, creador
del teatro castellano, y el mejor representante del casticismo y de los valores castro-
tradicionales. Tampoco escogieron a Quevedo y tambin refleja los antagonismos del
Barroco, el escritor ms inteligente del siglo con su bella prosa, la hondura de sus
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meditaciones, con ese Buscn crnica viva del siglo XVII; que decir tiene la otra cara
quevediana estaba llena de sinsabores: antisemita, patriotero, antifeminista y
reaccionario. Por qu Gngora? Las respuestas son impredecibles, por ejemplo,
Gngora era lo snob, pero tambin lo complejo21
. Cuando Rubn Daro regresa deParis, trae en la maleta a Verlaine y Mallarm,22 y convierte el simbolismo en debate de
tertulia; precisaban un autor maldita con carga metafrica y quin mejor que Gngora?
Dmaso Alonso en su denodado estudio sobre el poeta se deja llevar por la conmocin
subterrnea del cordobs, destacando la minuciosidad casi matemtica por la mtrica;
la imagen fontica, la lupa que pone en el hiprbaton o en la hiprbole, los
trenzamientos metafricos, los trueques de atributos; un entramado para estudiar lamonstruosidad y la belleza y para explicar ms la sensibilidad artstica que lleva
Dmaso Alonso en su interior y el entusiasmo que ese anlisis le proporciona, que la
potica de Gngora. En la introduccin, dice Dmaso que Menndez Pelayo nunca ley
a Gngora cuando le execr de nihilismo potico. Hay que destacar que el nihilismo
no es la execracin de nada, en todo caso parte de la sublimacin del arte. Gngora es
nihilista23 muchas veces porque necesita escaparse desaforadamente de una realidad que
le constrie, como le sucede a Dmaso
24
y a tantos otros. Gngora hace de su vida unacontradiccin; y de la contradiccin, el arte que va a caracterizar tanto la crisis del
Barroco, como la de todos los tiempos. El testigo de Gngora lo va a recoger como
21 Dmaso Alonso estudioso como nadie de la Poesa espaola y de Gngora recoge minuciosamente todala dificultad potica de Gngora en Monstruosidad y belleza en el Polifemo de Gngora de Poesaespaola de Ed. Gredos. Pg. De la 315 a la 392.22 Ver en Antologa dela generacin del 27. Comentada por Victor Garca de la Concha: De Mallarma Gngora: el trayecto de la poesa pura Pag: 57 a 63. Coleccin Austral.23 Ver la seleccin de poemas que el matrimonio Altolaguirre hace en 1943 en MjicoAires de miEspaa. Ediciones Caballo Griego para la Poesa,24
Hijos de la ira, lo escribe en 1944. Es el libro de pomeas-bandera de toda una poca: los ecos delsurrealismo, el verso violento sincopado, los dilogos con Dios, ...forman parte de otra manera deescaparse, el existencialismo de Dmaso.
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nadie Buuel, y seguramente sin pretenderlo. El genial calandino inciden las claves de
la poca: su origen en un familia de caciques del Bajo Aragn, el paso por la Residencia
de estudiantes, su amistad con Lorca y Dal, la habilidad y destreza de la tcnica
cinematogrfica puesta al servicio del refugio surrealista, su colaboracin en la guerracivil, su exilio, ida y vuelta, Pars-Mjico; su vuelta irnica a la Espaa-democrtica
...y todo bajo la perspectiva, en plano picado, de dos ojos cclopes: Dios y Franco.
4. CARACTERSTICAS DE LA VIDA DE FERNANDO DE LOS ROS.
En 1879, como en cualquier lugar de Espaa, haba dos Rondas, provincia de Granada:la del color y la de la miseria. Fernando de los Ros nace en la primera, pero debido a
una profunda raz religiosa que obliga a pisar fuerte, firme y pronto, tomara conciencia
a corta edad de la otra Ronda y de la mano de su madre, una vasca de fondo catlico y
formas duras. De ese origen, del que nunca renegara, iban a forjarse las tres constantes
de su carcter y de su pensamiento: la religin, la educacin y el servicio a los dems.
Hay un martilleante principio en la obra de Fernando de los Ros y es lo que l define
como efecto del factum y del fieri. El citado principio funciona como estructura de
conocimiento que a le ha ayudado a salir del abismo, en el que ha estado muchas veces.
Los primeros escarceos intelectuales vendran condicionados por la ansiedad y el
desafecto de un internado religioso en Crdoba. Ante las dificultades econmicas de la
familia, su madre enviudara muy joven, tiene que emigrar a Madrid. Fernando de los
Ros se enfrentara a la dura capital del reino con una delicadsima salud, que le iba a
acompaar durante muchos aos de su vida. Un Madrid que le obligaba a compaginar
los estudios de Derecho con el trabajo en Tabacalera, pero tambin un Madrid que lebrindara la posibilidad de contactar con su lejano "to Paco" como as gustaba llamar a
Francisco Giner de los Ros. ste le ofrecera el contrapunto intelectual a tanto lastre
decadente y regenerador sufrido por las consecuencias de las crisis de 1898. De la
bocanada de aire fresco gineriano vendra la necesidad de salir al exterior: primero, a
Europa, luego a Amrica. De los viajes europeos habra que destacar el inters que le
despert la cultura inglesa o la educacin francesa y, sobre todo, Alemania. En este
ltimo pas se le abriran perspectivas intelectuales nuevas con las que ligar susprofundas convicciones, y por las que merecera la pena saltar las dificultades de un
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hosco idioma; o los problemas econmicos que atravesara para poder sobrevivir. Esa
necesidad integral de saber es el resultado de entender la formacin como un continuo
aprendizaje, donde los hechos",factum, son importantes porque es lo que queda, pero es
mucho ms placentero vivir apasionadamente el proceso, elfieri.
La presencia de Francisco Giner de los Ros va a ser decisiva en la vida del sobrino, de
cuantos le conocieron, y de toda una poca: Besteiro, Nartn Navarro Flores, Pedregal y
Snchez , Hernndez Pacheco, Luis Bello, Santiago Alba, Bernaldo de Quirs, Manuel
y Antonio Machado, Antonio Flores de Lemus, Barns, Castillejo, Zulueta, lvaro de
Albornoz entre otros muchos. Jvenes estudiantes, profesores recientes o doctorandos
alrededor del "maestro" y sus respuestas. No slo estaba en el fondo la bsqueda de la
tica poltica que diera explicaciones al crtico momento que estaban viviendo; les una
algo ms profundo a aquel grupo de hombres, era la comunin esttica que despertaba
el halo mstico de Giner. Su estilo y manera de ser transcenda y cautivaba: aquella
austeridad contemplativa mezclada con la riqueza de experiencias que provenan de la
Institucin Libre de Enseanza. Dos eran las bazas del maestro para encandilar en
aquel momento a aquellos jvenes vidos de conocimiento y experiencias: primero, el
ejercicio socrtico que utilizaba para comunicar y despertarles inters, estimularles y
llamarles la atencin; y segundo, las races krauso-positivistas que lo explicaban todo.
Se sentan atrados por aquel catedrtico de Filosofa del Derecho que hizo frente en las
dos "cuestiones universitarias" nada menos que al poder de la Iglesia y de la Monarqua
de Cnovas en aras de una educacin que intentara interrelacionar dos elementos
claves: la libertad como ideal tico y la necesidades de la ciencia como consecuencia
inmediata. De ah que el krausismo quedara superado enseguida por un positivismo
latente. Se sentan privilegiados de participar de las ideas de alguien que preconizaba
desde haca veinte aos que el problema de Espaa era "pedaggico" y por fin se leestaba dando la razn. Se sentan protagonistas de un proyecto humanista que les abra
los ojos a la idea de Europa.
Todos los bigrafos coinciden en que la influencia de Giner en Fernando de los Ros es
muy intensa. Luis Jimnez de Asa, en 1951, le describira como la obra espiritual de
don Francisco. Si bien es cierto que la influencia de Giner le iba a imprimir carcter;
hay en las obras de ambos y en la vida que lleva cada uno diferencias tan abismales; que
considerar a don Fernando parte de la obra de don Francisco, lo nico que hace es
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reducir expectativas en el campo de estudio, y no slo de dos personas diversas, sino de
dos pocas histricas, aunque cercanas en el tiempo, lejanas ideolgicamente: el
agotamiento del bipartidismo poltico tradicional, la dictadura de Primo de Rivera, la
defuncin de la Monarqua, y un drstico golpe de Estado que llevara al pas a unaGuerra Civil y a una largusima dictadura.
En todo este proceso el tener acceso a la Institucin Libre de Enseanza les iba a brindar
a todos implicados en el proyecto la oportunidad de conocer de cerca que el sueo de
Giner, junto con Moret, Salmern, Costa, Azcarate, Cosso, Castillejo, o Jimend Fraud
entre otros, no slo iba a convertirse en una realidad necesaria, sino que cada da que
pasaba los institucionistas iban a tener ms poder y ms influencia en el mundo poltico
y cultural como en los Ateneos, Sociedades de Amigos del Pas, Fomento de Artes,
Crculos econmicos, etc. A la vez que sus proyectos o iniciativas iban a ser de gran
transcendencia en su revolucin pedaggica, a travs de la Junta para la Ampliacin de
Estudios, El Museo Pedaggico Nacional, La Residencia de Estudiantes o el Instituto-
escuela. Ese elitismo que se les prejuzgaba desde fuera no les llegaba, ellos estaban por
la accin de la Institucin, y por el calor que les acercaba a las clases ms marginadas a
travs de la instruccin popular o de la enseanza de la mujer. El proyecto de la ILE iba
a estar presente en la mentalidad de muchos de aquellos jvenes: se haban
concienciado que el futuro poda ser de ellos porque los sueos con tenacidad y
voluntad se podan convertir en realidad y de hecho muchos de aquellos fueron figuras
claves en la poltica, en la cultura y en el mundo intelectual de las siguientes dcadas.
Sin embargo, iban a asistir al ocaso de la institucin. La ILE no pudo cerrar el antiguo
debate histrico sobre la reforma de la educacin nacional, desde haca ms de sesenta
aos. Desgraciadamente, el golpe de estado de 1936 reabrira otro debate que los
envolvera a todos, y muy lejos de don Francisco Giner de los Ros.
Gloria Giner fue un tren al que le cost acceder. Don Hermenegildo Ros, con buen
criterio, no vea a su hija con el de los nervios. Sin embargo hoy no hablaramos del
mismo hombre sin ella. Hay que destacar de esa relacin, por las cartas que se
dirigieron durante muchos aos, que aunque eran muy diferentes exista la complicidad
intelectual necesaria para aguantar lo que tuvieron que aguantar, sobretodo ella: las
humillaciones y aislamiento de la burguesa caciquil de Granada; la soledad ante la
ausencia de un marido dispuesto a viajar continuamente en el cumplimiento de la
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misin que el destino le proporcionaba, mientras ella como nica misin en la vida tena
el cuidado de sus mayores y de la "nena"; las crticas constantes a la labor desarrollada
como ministro en la 2 Repblica fueron devastadoras y difciles de llevar; y como no,
el infortunio del exilio, que les llevo a la muerte.
Fernando de los Ros, al igual que Giner, intent mantenerse, en un principio, al
margen de lo que era la representacin poltica, aunque la poltica estuviera subyacente
en la evolucin del pensamiento intelectual de ambos. Sin embargo, la circunstancial
oportunidad de decir lo que pensaban y de buscar el momento, el auditorio, la forma
ms adecuada era tambin una caracterstica que iba a definir, sobretodo la trayectoria
de la primera poca poltica de Fernando de los Ros. Se estrena en la ctedra de
Derecho Poltico en 1910, apoyando desde Granada a Pablo Iglesias y sus graves
amenazas a Maura, a quien le llega a decir en el Parlamento que si insista en acceder al
poder habra que llegar incluso al atentado personal". El joven catedrtico argumentaba
su defensa bajo su particular Filosofa de Derecho Jurdico: la actitud revolucionaria
quedaba justificada por la arbitrariedad de los gobiernos en la historia poltica deEspaa.
El poso poltico empieza a germinar en el nuevo diario El Sol, de su amigo Ortega, en
una seccin de "Derecho y Legislacin". All empezara a prestigiarse Fernando de los
Ros como intelectual. Sin embargo, los hechos que sucedan en Granada no se podan
pasar por alto. Su tarjeta de presentacin en la ciudad granadina fue una conferencia,La
virtud en la poltica que prepar concienzudamente. La iba a impartir en el Liceo de
Granada ante un auditorio representativo del poder oligrquico de la ciudad. El
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escenario era el ms apropiado para dejar claras las distancias: La verdadera religin
perteneca al mundo de los sentimient