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DEJO MI SOMBRA
PARTE 1
Nací como lirio en el jardín
Y así fui criado.
Y como vino mi edad
Envejecí,
Y como había de morir,
Así me sequé y morí…”
…y acabadas estas palabras,
Pachacuti , Inca Yupanqui recostó
La cabeza sobre la almohada
Y expiró…
Pedro Sarmiento de Gamboa
HISTORIA ÍNDICA, 1572.
Dejo mi sombra,
Una afilada aguja que hiere la calle
Y con tristes ojos examina los muros,
SEBASTIÁN SALAZAR BONDY
«Testamento ológrafo»
Para mi abuelo Matías Luque Aruquipa y su descendencia como río de wara – wara, en el
firmamento.
A mi padre: Guillermo Luque Huanca que retorna en mis sueños cada madrugada.
A mis hermanos y hermanas de sangre y tierra.
Testamentum
Prólogo a la muerte de Matías Luque
La soledad hiela mis venas
El sol se enrosca como una serpiente
Alejandro Peralta
Levántate y olvida este efímero mundo.
Rubaiyat
Omar Kheyyam
En el Ayllu Hachasullcata,1 en la estancia de Quencha
I. El susodicho: Matías Luque, insuficiente, roído por la muerte,
II. Ha llamado a los testigos, a familias enteras de esta jurisdicción
III. Donde ha forjado imágenes de vientos helados, sin cerrojo
IV. A medianoche antes de que el aliento se enfríe en la garganta.
V. En esta Capital aimara, reino del folklore donde ha vivido despierto
VI. Como un cuerpo deshabitado entre conjuros del pasado y del presente.
VII. A los veintinueve días del mes de octubre de mil novecientos
VIII. Cuarenta y uno2,
IX. Deja la sombra de invierno como cuando el cuerpo se enferma
X. Al borde de la fiebre y el deseo raspa el alma inquieto de un ojo que
parpadea.
XI. Son las dos de la tarde en pleno viento de agosto, de tardes débiles
XII. De balbuceos en que el parca despierta a la muerte,
XIII. Herencia de lo humano, espejo con que uno choca cada mañana
1.Un ejemplo de la existencia del ayllu en las comunidades en estudio lo constituye el
de Hachasullcata, al que se integraba la comunidad de Calahuyo. Esta comunidad fue en el pasado una parcialidad que al lado de otras, denominadas Quencha, Callapani, Accoccoyo, Totorani, Huayrapata, Chacacruz y
Azangarillo, conformaba el indicado ayllu. Dentro del conjunto de dichas
parcialidades, una de ellas representaba la capital –en el caso de Hachasullcata, la constituyó Azangarillo– donde se concentraba una autoridad central identificada como el jilakata del ayllu.
2 Fecha de la redacción del testamento.
XIV. Con el viento trenzados de los eucaliptos al compás de la coca que
chacchamos
XV. Y que dicta la aspereza de nuestra voz ahogada,
XVI. Que devela la frontera de la vida y parece acabar entre insomnios y
duermevelas,
XVII. Presentándose a los testigos de la vida, reblandeciendo los frutos de los
insomnios
XVIII. Que nos apuntan con su mirada fatal de soledad y soledad entre
despedidas y entelequias,
XIX. Espantando al dueño del manto negro que debajo de los cabellos
acaricia, la herrumbre del rostro cetrino
XX. Cuando el sueño es la llave de otro sueño mágico sin retorno.
XXI. Con ruegos de avemarías y cánticos tristes al margen del cuerpo lloran
los presentes,
XXII. Que tal vez no tengan imágenes de acierto en el dolor en que viven
sobre un papel arrugado con noticias antiguas y amarillas.
XXIII. Están a su lado aprovechando la oportunidad de la partida celestial:
XXIV. Mariano, Jacinto, Juan, amigos de desengaños, a los cuales les lleva la
delantera nada más, - que así es la vida - dice; gimiendo
XXV. Ellos, mayores de edad en cosas sólidas, tejen la vida en la mañana con
tacto preciso en la pesca de la vida;
XXVI. Son labradores de amor y hombres crédulos en casamiento
XXVII. Y consejo de desacierto para la vida, ahora consolando desde esta
mañana,
XXVIII. En que amanece todo en silencio de vida torpe,
XXIX. En esta enfermedad purificadora que es arma secreta para estar
despierto
XXX. Todos los días, con la muerte de teclado en mi pensamiento;
XXXI. Que me consume en melancolía y remordimiento.
Prólogo de mi muerte uno
Es duro: pero la resignación hace más soportable
Aquello que no se puede cambiar.
HORACIO, ODA XXIV
Yo Matías Luque Aruquipa3
I. Postrado entre quebradas experiencias
II. Vaticinando desdichas, usanzas, entre hojas de coca amarga.
III. Postrado, enfermo, estoy en cama de metal envejecido,
IV. Entre pausas y lágrimas del silencio juyphi4.
V. En este momento anuncio estar en mi juicio
VI. Como un yatiri5 sin oficio
VII. En plena facultad y razón,
VIII. Para decir lo que pienso y siento.
IX. Expreso que soy mayor de edad y casado
X. Con doña Catalina Huanca Sejje6
XI. Hasta el último día de mi infortunio.
XII. Dejo todo de mí, el mundo y su fuego,
XIII. El temblor de mi vida cercana para mis hijos,
XIV. El templo y el navío, para mi esposa
XV. Y para los amigos la sabiduría que otorga
XVI. La forja de la amistad en el tiempo.
XVII. Y así surco por el canal de lo tranquilo al wiñaya7 pacha8
XVIII. Por la vida que me queda entre borrones miradas
XIX. Sin molestia alguna.
XX. Como dije al principio,
3 Matías Luque Aruquipa nació en 1881 -1941. Su madre era de Bolivia, ya que este apellido no existe en Huancané. 4 Helada
5Adivino andino de la muerte
6 Catalina Huanca Sejje, es la segunda esposa de Matías, a quien raptó muy joven, sin conocerla, era la costumbre del tiempo. 7Siempre, perpetuo, sempiterno
8 Universo, mundo; conjunto de todas las cosas creadas. Cosmos. Espacio, tiempo.
XXI. Y si no dije, lo digo ahora,
XXII. Soy labrador de plumas sin acierto
XXIII. E ideas ancestrales que la naturaleza confiere
XXIV. A quien lo busca.
XXV. He vivido muchos guarismos
XXVI. Por singulares caminos
XXVII. Que no son suficientes
XXVIII. En esta edad caduca.
XXIX. Soy peruano
XXX. Por todo los poros.
XXXI. He caminado
XXXII. Por indivisos lados y pasos
XXXIII. Surcando en el alba preñada de alegría
XXXIV. Para reconocer a los amigos
XXXV. En las carencias y turbiedades
XXXVI. Ya en el crepúsculo
XXXVII. De los corazones desechos.
XXXVIII. He esperado la vida re picante
XXXIX. De verde pámpano y sequedad del altiplano.
XL. He vivido en Quencha de suaves nubes
XLI. Como algodones oscuros,
XLII. Un lugar que ustedes no conocen y
XLIII. No podrán conocer,
XLIV. Donde la naturaleza
XLV. Es hermosa cortando los vientos
XLVI. A toda hora.
XLVII. Soy propietario de todo9 las hierbas y árboles
XLVIII. De piedras, surcos y animales que surcan mis pasos
XLIX. Soy propietario de mis sueños
L. Lo que dejo a mis hijos
LI. Como herencia.
9 Gabriel Luque fue padre de Matías Luque, pero el hijo incrementó las propiedades realizando compras de terrenos en la
parcialidad de Quencha.
LII. Estoy idóneo bajo una dolorosa queja
LIII. Que me hace temblar el comienzo del fin
LIV. Las familias desfilan como códigos morse
LV. Sin decir nada
LVI. A pesar del lamento
LVII. Y mi voz triste que encaja en cada oído;
LVIII. Dejo este lugar anticipadamente
LIX. Por voluntad propia para esculpir mi destino.
LX. He acordado otorgar antes de tiempo
LXI. Mi testamento de paz conmigo mismo
LXII. Como un verdadero poema digno de redención
LXIII. Sin defecto, como una hierba verde floreando
LXIV. A favor de mis hijos que serán ecos en el mundo:
LXV. José10, Ignacia,
LXVI. Guillermo11 y Concepción,
LXVII. Los que están a mi lado
LXVIII. Llorando de espanto parados en hileras
LXIX. Que me parte el corazón reseco de vida;
LXX. Y los otros hijos, que tuve
LXXI. Murieron
LXXII. En primer matrimonio,
LXXIII. Como son Remigio, Domingo,
LXXIV. Manuela, Juana y Gregoria
LXXV. Que florecieron solteros serpenteando por la vida
LXXVI. Y fallecieron cuando aún soplaba el viento de agosto
LXXVII. Con tanta fuerza desmadejando los techos de las casas
LXXVIII. Sin excepción alguna en cólera de tambores y pututos.
Prólogo de mi muerte dos 10 José hijo mayor de Matías Luque, que le robó el dinero, por lo que cayó enfermó y por lo cual murió: de pena.
11 Guillermo Luque Huanca, se casó con Damiana Ccota Quispe, con quien tuvo seis hijos .Al final del poemario está el retrato de
la familia.
Los fríos chicoteros de las heladas
Oh las moradas de la muerte,
atrayente aderezos
para el anfitrión de la casa, que solo fue huésped.
Oh dedos
el umbral de entrada tendiéndose
como un cuchillo entre vida y muerte.
NELLY SACHS, En las Moradas de la muerte
En primer casamiento cuando se amarillaba el campo
I. De una sequía de ala oscura y engañosa
II. Me casé con Feliciana
III. Con quien viví feliz estremecido de amor vegetal
IV. Hasta que el viento convertido en guerrero indomable
V. Flanqueado con los ichus y lagartijas se lo llevó la apachita12
VI. Guardián de nuestros sueños en un linajudo día.
VII. Con Feliciana tuve una hija llamada
VIII. Calixta13,
IX. La misma que murió casada con un corazón blanquecino
X. Con un tal Eusebio Uturunco14
XI. Dejando mi garganta sin voz e hirsuto mi alma
XII. Y mis ojos en diluvio de aflicción y tristeza temblorosa.
XIII. He mencionado todo, he descubierto las arterias de mi latido
XIV. y sus penas marchitas que suministran de un luto recién salido
12
Montón de piedras, que por superstición van haciendo los caminantes y los adoran. 13 La primera hija de Matías Luque. 14 Papá del primer policía de Quencha, llamado Florencio Uturunco de quien Damiana Ccota estaba enamorado y no de Guillermo
Luque.
XV. he descubierto los latidos de mi corazón que desfallecen
XVI. Y si me falta algo decir algo
XVII. Diré después, en póstuma ternura
XVIII. Cuando ondeen las sosegadas ternuras
XIX. Estoy agradecido a mi esposa e hijos
XX. Por su amor de cielo azul desinteresado
XXI. De gratitud de ramillas tiernas del campo
XXII. Y de servicio como de ramajes de eucaliptos cubriendo el sol
XXIII. Que me hicieron vivir la vida en avidez amor ardiente.
XXIV. Por eso paso a manifestarles
XXV. En este epílogo de la mañana o de la tarde donde brotan heridas
XXVI. Como de un surtidor de dicha
XXVII. Para decir que la luz de mis ojos se retira, pero
XXVIII. Declaro ser impenetrable de corazón y cristiano de fe
XXIX. Amo a mis ancestros y mis dioses tutelares.
XXX. Creo en todos los santos misterios que navegan por las parroquias
XXXI. De nuestra santa madre
XXXII. Iglesia, Católica
XXXIII. Apostólica, romana,
XXXIV. Bajo cuya verdadera fe
XXXV. Y creencia he vivido,
XXXVI. Y protesto vivir y morir así,
XXXVII. Y no de otra manera.
XXXVIII. Declaro, a través de estas lágrimas sólidas
XXXIX. Que igualmente soy hijo legítimo
XL. De don Gabriel y doña Martina15
XLI. Y así inicio la aporía DE MI EXISTENCIA
XLII. De memoria testamentaria
XLIII. Leída después de mi muerte.
15 Padres de Matías Luque. No existe las partidas de nacimiento en la municipalidad de Huancané de 1929 para atrás.
Último prólogo de don
Matías
tú mirabas la vida
mi paso era vida
mi voz era canto
yo traía en los ojos el fuego
NUESTROS CUERPOS
ESPERABAN CUANDO NOS
ENCONTRABAMOS
Camino bello
EMILIO ARMAZA
Primera crónica testamentaria antes de mi muerte
Hecha a favor de mis hijos
Huancané 3 de noviembre, 1941
Juzgado de Paz- Huancané - Puno.
La sombra me llama en el fondo de un espejo dormido
I. El sol desaparece devorado por la oscuridad
II. Considerando que soy casado al divino contagio
III. Y velado con Feliciana16 consorte del primer matrimonio
IV. Que me lleva entre sus alas a un espacio eólico.
V. Con ella procreamos una hija llamada Calixta,
VI. En feliz respuesta a nuestro matrimonio que duró para luego volar
VII. Como el aire.
VIII. La realidad es un inmenso espacio donde la sombra
IX. Nos arrebata la ilusión de una voz que nos ama
X. Con sus dientes picados pero filudos.
XI. El dolor se acerca en gramática de balbuceo
XII. Trato de fingir mi quebranto que me roba el pecho
XIII. En cada respiro donde se enreda mi lengua.
XIV. Casi no hablo mucho
XV. Siento el sabor de una noche sinfónica de ranas que croan
XVI. Mi reino se desordena.
XVII. En segundo matrimonio es preciso decir,
XVIII. Soy casado y velado
XIX. Con Catalina Huanca, de una voz tibia que circula por mis oídos
16 Feliciana Zencara, primera esposa de Matías Luque que vivió hasta los 40 años.
XX. Que me mira con sus ojitos de pena
XXI. Reduciendo mi pena o incrementando
XXII. Desde hace de treinta y cinco años
XXIII. En los cual procreamos diez hijos en plena luna llena
XXIV. De los cuales otros hijos míos, se han alejado viajando a las estrellas.
XXV. Pero ahora están presentes cuatro
XXVI. Dos hijas y
XXVII. Dos hijos,
XXVIII. José, Ignacia
XXIX. Guillermo y Concepción17.
XXX. En este viaje de partida volando a la región donde no hay vuelta
XXXI. Me quedo solo,
XXXII. El viento arrastra mi alma como las hojas secas
XXXIII. De los campos a un lugar sin destino incierto a pesar de mi fe.
XXXIV. Me acompañan con pena
XXXV. Almas de otoño serrano y viento helado
XXXVI. Y llanto cerrado que adoro
XXXVII. A pesar del destino que espero, trágico para
XXXVIII. Estos hijos con sollozos quebrados
XXXIX. Que son compañía grata ahora, pero qué será después sin mí en sus
días
XL. Jugando en el sonido del viento
XLI. Que escucho y es mi lamento.
XLII. Por ellos, mi aliento se vuelve ave mítica y roca azul que oculta la noche
XLIII. Para estar solo con ellos de día como criaturas de la aurora
XLIV. A los cuales lloro de impotencia, como hierba apacible con sus rocíos
XLV. Ante esta desgracia inclemente de la Parca.
XLVI. Yo aparecí en este mundo confundido en la espuma del río caudaloso
XLVII. Del tiempo y la lluvia haciendo renacer la tierra reseca y partida.
17 Hija menor de 9 años que murió después que falleció el padre: Matías.
XLVIII. Por eso declaro que soy propietario
XLIX. Y heredero legítimo de mis lágrimas y de esta tierra tendida como
sábana
L. Fulgurante que me hechiza y deslumbra como los trinos salvaje de sus
aves.
LI. Yo soy de mis padres como soy de ellos, como un río sus laderas
LII. Yo soy de mis abuelos, y de sus huesos infinitos perdido en la tierra
LIII. Quiénes han dejado este mundo de manera ligera como un haz de luz
desaparece de pronto en la oscuridad
LIV. Yo he cosechado los matinales días con sus prematuras sombras
LV. Cruzando la apachita sin saber si voy a regresar después de partir a
lejanas tierras
LVI. Como lo harán mis hijos, sin saber si regresarán a esta tierra que yace
apenas
LVII. Y sueña con sus hijos inmortales caminando sobre su tierra fértil.
LVIII. Yo dormiré en la sombra sin muros de los silencios
LIX. Dejaré los terrenos libres que enmudecen bebiendo la sed de la lluvia
LX. Que los abrasa de fecundidad bajo el wayra18
LXI. Viejo macho huracanado que siempre nos acompaña.
LXII. El cuerpo y el alma son frutas únicas que cuando se separan
LXIII. Se alejan como las horas nocturnas en las noches.
LXIV. Mi sonrisa es doliente exhalo tristeza muerta sin haber muerto
LXV. La sonrisa es doliente cuando el alma se aleja del cuerpo
LXVI. Y vemos que nada llevamos de la triste forma de nuestro cuerpo
LXVII. A pesar de haber adquirido la imagen de la tierra, sus aromas
LXVIII. Que han sido comprados para los hijos, para que ellos continúen
LXIX. Con el ritual de la lluvia y la mama pacha.
LXX. Según la ley del pueblo de un artículo que no me acuerdo
LXXI. Dejo todo en orden, sin débito alguno,
LXXII. Dejo todo en claro
18
Viento huracanado, “viejo, pasa, pasa”
LXXIII. En este momento donde mi sombra decae y sale a pasear
LXXIV. Convertido en mariposa, mi vida se mantiene
LXXV. Aún no me sumerjo en la tormenta de viento oscuro
LXXVI. De mi cuerpo inmóvil
LXXVII. Me pongo fuerte
LXXVIII. Como los eucaliptos se defiende de los vientos huracanados.
LXXIX. A pesar de mi desdicha funesta,
LXXX. Se siente el olor de la muerte que encrespa mi alma
LXXXI. Aún me sobra la poca vida de un rayo en plena oscuridad
LXXXII. Para alumbrar por última vez e imprimirlo en la retina.
LXXXIII. Los yatiris han señalado mi vida en hojas de coca doliente
LXXXIV. Yo vi una flor como la luz espiritual de los poetas
LXXXV. Acariciado en besos continuos.
LXXXVI. Yo he fracasado varias veces en el intento de no creer nada
i. En este viaje eterno de insurgencia yatiri
ii. Padre mío;
LXXXVII. Muchos amigos llegan como salidos de sombras
LXXXVIII. Y familias enteras
LXXXIX. Se anegan en llanto de cota19
XC. Como salido de una tormenta.
XCI. Pero yo aguardo con esperanza mi muerte
XCII. Y permanezco atento como el sol
XCIII. Que se anuncia en el morir,
XCIV. Aunque los recuerdos huyan como lunthatas20
XCV. Y hagan daño mi alma
XCVI. Como mordisco insepulto.
19
Mar, laguna, charco. 20
Ladrones.
Memorias ológrafas
(Entregas y señas)
ENTREGA UNO
Casa de memoria y artificio
Dejo
I. Un terreno llamado
II. Vizcacha Carca Cucho Utjaña21
III. De aroma fresca y hierba dulce que ondea los campos.
IV. Un rancho con casas hechos de tierra roja y arcillosa
V. Que contiene el nacimiento del umbral de mi familia
VI. Y el ritmo de mi corazón
VII. Y el privilegio de mis antepasados,
VIII. Que vigilan, los recuerdos de un lejano crujir de la puerta
IX. Que hiere al sol delirante de la mañana y
X. Mi muerte.
XI. Además de las dispensas tangibles
XII. Atadas al cerro como mi sonrisa prolongando la noche
XIII. Hay recuerdo ciego de desvelo y desentierro
XIV. De gentiles22 esparcidos al pulso de mi piel
XV. Hace mil años o más, dormidos
XVI. Lleno de memorias y artificios
XVII. Entre vasijas y ollas
XVIII. De barro dispersos que no cesan en mi memoria
XIX. De lamentarme que estaré con ellos.
XX. Tengo además, de los gentiles desenterrados
XXI. Dos cocinas techadas huyendo del viento
XXII. Con paja de ichu y cebada
XXIII. Dibujado por el viento insociable de agosto
21 En aimara significa lugar de descanso. Es un espacio tranquilo donde las piedras inmensas, parecieran que cuidara el rancho
donde vivía Matías y luego su prole. Vizcacha, porque en este mismo lugar abundaban las vizcachas, animales preciosas parecido a
los conejos. Cucho, que significa rincón de descanso o para sentarse. 22
Un cementerio de gentiles, que había sido saqueado y se veía aún sus huesos, ollas, ropas que sin respeto habían sido maltratados.
Solo quedan huecos y pequeñas trozos de ollas y platos. Gentiles se designa a toda la población anterior a la evangelización,
habitantes anteriores a la invasión europea o española.
XXIV. Que ha sido fatalidad desnudando mi casa
XXV. Como a una muchacha a quien se desviste
XXVI. En varios incendios en medio del otoño
XXVII. Y se abriga en la helada su piel consumida en esta soledad.
XXVIII. Este rancho de mensaje único tiene presagios familiares
XXIX. Que colinda con la lucidez de la sombra.
XXX. En ella hay un patio lleno de gran espacio y reposo
XXXI. Que reclamo al tiempo en vano,
XXXII. Para jugar con la tanqa tanqa23,
XXXIII. La supremacía del tiempo y la miseria
XXXIV. Que nos toca vivir en la tierra conmovida por las sequías.
XXXV. Es el lugar donde desterrado de mí mismo
XXXVI. Lloré por primera vez un dolor que no olvido
XXXVII. Para después lanzarme al encuentro del polvo
XXXVIII. Que se habían convertido
XXXIX. La pérdida de mis padres.
XL. Rancho de paja y tierra, dolor y llanto
XLI. Amor, tierra y fuego, pasión escondida entre las rendijas
XLII. De cada espacio donde se esconde el respiro de cada estirpe
XLIII. Como partiendo al limbo entre la luz dorada y oscura.
XLIV. Pero también fue el lugar quieto, crónicas de sombras sabias
XLV. Centro de reuniones y
XLVI. Danzas de whippalas24 que mi lengua reclama
XLVII. En este placer amargo que respiro desesperado como voz que huye
XLVIII. Al son del
XLIX. Tarka25 al son del pinkillo26, entre los cuatro paredes de este cuarto
L. Para matar el tiempo en desconcierto suavizar la tarde fútil como
23
Escarbajo. 24 Danza costumbristas de Puno. Baile, cuyos protagonistas portan una bandera. El baile, por tanto, significaba “danza de la
bandera de los collas”. Whippala en aimara es bandera. 25
Flauta vertical ortoédrica de madera de una sola pieza. La Tarka es el instrumento más alegre que se puede oír en carnavales. De
origen antiguo. La tarka es tradicional de Perú, Bolivia meridional, norte de Chile y Argentina. Las de Oruro impresionan por sus maderas blancas y por su timbre agresivo. Se toca casi siempre en tropa y la danza se denomina Tarkeada. 26
El pinkillo es un instrumento de viento simple, de origen incaico, característico de la zona equinoccial de Argentina, Bolivia,
Chile, Ecuador y Perú.
LI. Decía alguien
LII. Para reírse de la irrealidad para no sucumbir en los sueños hurgados
LIII. Decían otros, para no pensar en el adiós inconstante y constante.
LIV. Tengo tres corrales llenos de animales horadando el polvo místico del
cielo
LV. Que ilumina cada noche con sus ríos de estrellas
LVI. De esas abandonadas ovejas sin pastor que lloran engreídos
LVII. A quienes criamos para nunca contarlos;
LVIII. Corrales rodeados de piedras espirituales
LIX. Ancestrales que nos observan desde todos los lados
LX. Donde los ganados mugen de insomnio
LXI. Como sabiendo que voy a morir.
LXII. Todo esto que digo, consumándose en la contemplación de lo vacío
LXIII. Rodeado con muchas propiedades 27 que adormece mi cuerpo y me
enferma más
LXIV. Que con el tiempo
LXV. Serán pequeñas parcelas28 aborrecidas por mis nietos u olvidados en el
tiempo
LXVI. Como surcos de vida prolongando la piel sin vida que volverán a ser
LXVII. Dividido entre mis hijos habitados en esta soledad de niebla y dolor
LXVIII. Y nietos,29 bisnietos30 luego escombro ruido, nada, sólo escombro.
LXIX. Y otros que vengan, sólo encontrarán imágenes dibujándose en sordo
murmullo
LXX. Más adelante, labrado por el viento, testigo de esta hora negra.
LXXI. Luego nada quedará, como nada permanece,
LXXII. Sino casas abandonadas fragmentos de lágrimas antiguas rebotando
LXXIII. Entre las paredes de adobes fantasmas
LXXIV. Destruidas en el olvido.31
27 Más de sesenta terrenos que mi abuelo Matías Luque compró en diferentes lugares, pero su mayor adquisición fue cerca a
la casa principal, donde se rodeó de grandes propiedades.
28 Las parcelas se han dividido entre los hijos y los nietos, al final sólo quedan surcos de dos o tres filas. Abandonados y
repartidos, los nietos ya no le interesan ya que viven en diferentes ciudades.
29 Justo, Benito, Luisa, Pablo Luque; Martín, Elena, Lidia, Leoncio, Elvira y Modesto Luque
30 Nicomedes, Maruja, Ana, Margot, Janet, Ricky, Liz; Hernán, Guillermo Jefferson; Christian y Andrés, etc. 31 La casa donde vivió Matías Luque y sus hijos está abandonadas, ya nadie vive.
Arco iris
I. Centro giratorio abolido por el tiempo
II. Parcela morada de mis ancestros
III. Sagrada e inerte que renace para nombrar los perfiles
IV. Del alma aimara
V. Parcelas intocadas que colindan al principio del mundo andino
VI. El mundo es una hermandad de origen oculto
VII. Que construí con Mariano y Benito, amigos de la misericordia.
VIII. A quienes conozco
IX. Desde hace mucho tiempo
X. Acariciando el viento, la paz de los astros que acaricia su rostro
XI. Nos conocimos jugando por estos cerros azules y verdosos
XII. A no perdernos en la soledad de la lluvia perpetua
XIII. Que mojaba nuestras vidas
XIV. Entre eucaliptos y vizcachas agoreros
XV. Que luego han ido desapareciendo
XVI. Con relámpagos deslumbrantes que conformaban
XVII. Nuestra edad de viento inmaduro
XVIII. Y arco iris como bandera que nos saluda
XIX. Que nos vigilan antes de sucumbir en nuestra lengua
XX. Y a quienes consideramos: Amigos
XXI. En resistir los males de cada día.
Testigo de vida
I. Qué quieta la cansada rigidez de las palabras
II. Que descubro puridad en esta propiedad
III. Que es testigo de mi vida circular.
IV. Por el extremo de la posesión colindo con Santos,
V. Con quien hemos facturado explorando
VI. Esas batallas de jóvenes
VII. En un ardor árida de palabras vehementes
VIII. Que no nos llevó a ningún lugar sino
IX. En oír esos ecos de mundos extraños desde los cerros
X. En la orfandad del olvido luchando en oscuros túneles del pasado
XI. En juegos matutinos atascado en nuestro exilio reposo
XII. Cerca de la zanja de la división que divide al hombre para existir
XIII. En los caminos tejidos de nuestra vidas
XIV. Pero no, de nuestra vida
XV. Sino en sueños que escapan ahora.
XVI. Hasta la belleza en hastío
Arando los pasos
I. Por la derecha descubro mi mundo esa sorda existencia
II. Esa consistencia que devela mi secreto
III. Por donde camino sin pulsar mi corazón
IV. Que colinda con el mismo testador.32
V. Soy líquido enfermo y agitado
VI. Yerma buscando un existir confuso en mi íntimo espacio
VII. Poeta romántico que sublime consultas a un yatiri
VIII. Alma vapuleado por el viento
IX. Que lucha con sus espejos de galerías sin límite
X. Poeta que no escribió nada
XI. Sino a la vida misma: sobre el dolor y la soledad
XII. Arando los pasos de mi familia
XIII. Entre guijarros de fantasmas ancestrales
XIV. Mirando la tierra de fuego que añora el pasado
XV. Que nos llama oler de cerca sus aromas de papa fresca
XVI. Cosechada apenas como un milagro de nacimiento
XVII. Y los pilpintos33 que revoletean como flores
XVIII. De ojos verdes.
32 Comerciante y viajero, reconocido y respetado por la comunidad, por su honestidad y trabajo permanente.
33 Mariposas en aimara.
Jilatas y kullakas
I. Por la izquierda tendido
II. Espero mis pasos de soledad
III. Esos dominios de abismos
IV. De sentidos ajenos que reclamo
V. Entre travesías de caminos truncos
VI. Colindo con Mariano, aquel huraño amigo
VII. Huyendo de su muerte
VIII. Con el mismo aguafiestas de siempre
IX. A quien aguanté sus reclamos de indiferencia.
X. Zalamero y de apariencias clamores
XI. De ideas huecas
XII. Conforma mi amistad y generación.
XIII. Hermanos y hermanas
XIV. Este es el lugar donde alguna vez
XV. Nos hemos escondido rumoreando
XVI. Entre jilatas34 y kullakas35
XVII. Para hurtar el tiempo, el tiempo sombra
XVIII. Sin darnos cuenta
XIX. Que el tiempo nos robaba la vida
XX. Y que moríamos de a poco
XXI. Sin ningún alivio que esta soledad de fantasmas
XXII. Desesperándonos los sentidos.
34
Hermanos en común (un saludo de encuentro) 35
Hermanas (en la cultura aimara a toda dama se le trata con cariño como hermana)
ENTREGA DOS
Wara - wara
I. Juphachaca Kuchu 36 rincón de consolación, semilla de paga al diablo
II. Otro utjaña37, (2) un lugar de descanso discreto
III. De navío calmo y palabra avivada en el alma
IV. Construido entre piedra segura
V. Y aplausos del wara-wara38
VI. En medio de la oscuridad hosca
VII. Y rayo cósmico
VIII. Por mis padres erigidos
IX. Cuando jóvenes
X. Con una despensa de víveres para el mundo,
XI. Preñada de muchos alimentos: charquis, ollucos….
XII. Para repartirse en sequía trazada por el sol
XIII. Y no morirse de hambre
XIV. Cuando el juyphi39quema lo sembrado con alegría
XV. Calamidad que nos mantiene despierto
XVI. Para cuidar nuestra parcela.
Bastante
36 Rincón donde se amontonaban los tallos secos de la quinua, en los alrededores se cultivaba y producía mucho. 37 Lugar de descanso después de la cosecha, donde se celebraba el final de la dura jornada. Habitar. Vivir, existir. 38 Estrella. Cada uno de los cuerpos celestes que brillan en la noche, excepto la luna. Astro luminoso. 39 Helada. El espacio andino, y en especial en Puno existe la más completa sucesión de fenómenos meteóricos caracterizado por días
y noches muy fríos, en las noches, las estrellas brillan en el cielo azul y esplendoroso.
PAJA MUERTA
I. Paja muerta. Cocina forrada. Silencio extinta.
II. Paja victimada
III. Traída de alturas. Nocturno súbito silencio
IV. Del Achachi chaka40 cerro viejo, sagrado que duerme.
V. Cerro negro negrísimo Que nos mira desde lejos
VI. Iluminado con sus rayos
VII. Nos advierte Donde se inicia el grito gutural de la lluvia
VIII. De la buena lluvia de esperanza
IX. Y la tormenta de exhortación.
X. Yo no sé nada. Cantar de rana.
XI. Este utjaña, un lugar de descanso, ausencia e insomnio
XII. Un patio amplio de itapillus41, de incruento dolor
XIII. De perfume verde y paloma agitada
XIV. Con una qallucha42 de lluvia garabato y tormenta
XV. Donde hemos jugado cada luna
XVI. En profusas insubordinaciones de palabras
XVII. Con mi hermano Carlos43 imberbe del puro no
XVIII. A ser astrólogos delirante no más nada
XIX. Amautas nonato
XX. Haravicus de campo ilimitado para repetir
XXI. El puro no, repitiendo en cada palabra
XXII. La sabiduría de un cielo encauzado
XXIII. Con todos mis jilatas o hermanos amando la eternidad
XXIV. O de mis kullakas hermanas amando la eternidad
XXV. Que ya se fueron encauzando en una amistad de colores
40 Cerro viejo. Lugar donde nace el rio que da de beber al ganado llamado “jawira”, de donde se inicia la lluvia y advierte a los
lugareños para que recojan su ganado y guarden sus pertenencias. 41
Ortigas. Arbusto de aspecto tosco, sus pelos urticantes que poseen un líquido irritante que al contacto con la piel producen una
lesión. Tiene propiedades medicinales. 42 Tormenta. 43
Hermano menor que desperdicio todo sus bienes y que Matías compro sus deudas.
XXVI. Antes que yo
XXVII. Vaticinando
XXVIII. Los tiempos finales dormidos en escrituras antiguas
XXIX. Escuchando los ecos embestidos sobre el campo
XXX. A través de la lluvia símbolo de vida
XXXI. Escribiendo al alax-pacha 44
XXXII. Testimonio de mil historias, de confines inútilmente
XXXIII. De cuantos días, nadie rebaja la tristeza
XXXIV. Cuando fuimos felices en ironía
XXXV. O en el parpadeo del tiempo que se hizo dueño
XXXVI. De nuestra dura vida.
44 Cielo lugar de los santos. Firmamento, cielo. Mundo de arriba
Pilpinto
I. Aquí se encuentra la penumbra hueca
II. El báculo indeciso de la historia, también
III. El sol que sale para todos
IV. Desenvolvamos ese juego infinito
V. Un corral de piedra armada oblicuo
VI. De cosas pasadas de pequeñas nostalgias
VII. Un qala uyo45 floreciendo entre sonrisas
VIII. Un corral de piedras anfiteatro de nuestras locuras
IX. Corral de elogio encarnizado insomnio
X. Lleno de balidos agonías
XI. Que nos señalan y
XII. Apunta la llegada
XIII. De cada mañana, navegante que acecha
XIV. Con su vastedad donde la hierba se yergue
XV. Bajo los pies de barro tardo
XVI. Que nos llena la vida de huellas de luces
XVII. Como jardines lleno de luciérnagas
XVIII. O de coloridos pilpintos.
XIX. Llenando el labrantío de hierbas húmedas
XX. Como pasto que repite su historia lleno de mariposas.
45Canchón o corral de piedra.
Viento frío
Más allá de mis ojos de antiguo estirpe
I. Hay un canchón de espacio duro enarbolado
II. Grande y libre de polvo silvestre que nos recuerda
III. Que de niño
IV. Jugábamos en el atardecer incesante de rostros cansados
V. Donde el sueño nacía en una sucesión de engaños
VI. Con el viento frío abrazante de mortalidad gastado
VII. Quemando nuestro rostro de villa dormido.
VIII. Un establo
IX. Hoy fugaz atisba nuestra memoria
X. Ocupado por pezuñas de vacas que espantan
XI. Con sus cuernos ensangrentados de llanto
XII. Acercándosenos en voz de náufrago
XIII. Dormido o soñando.
Vida extendida
Vida esparcida sucesión de engaño y sueños
I. Todo rodeado en historia
II. Con cinco propiedades sin horizonte
III. Vana historia sin memoria
IV. Semilla eterna de noventa cargas de papa
V. Pasto de recuerdo azul y verde
VI. Colindo por el inicio con las palabras trazado de versos
VII. Con Pablo y Juan de Dios que tiene la risa trágica y
VIII. Voz de zorro que se apaga en los campos de olvido
IX. Un ladrón deleznable que grita de lejos y
X. Se empeña en inundar con sus gritos la ventana
XI. De los que oyen música y poesía
XII. Para precipitar dice con piedras
XIII. De montañas desmoronándose crueles.
Wakawaka
Por el extremo del silencio camino ahora
- No te preocupes hoy -
I. Mi vida colinda en secretas cosas no reveladas
II. Con propiedades de Francisco y Pablo, otra vez,
III. Ya trazada con paredes nocturnas
IV. Con Casimiro y Antonio, de enrevesados sentimientos
V. Terremoto que desbordan lamentos
VI. Cuando se agrupan paralizan la comunicación en juergas de alcohol
VII. Y provocan dulces fantasmas que nos visitan
VIII. Bailando el carnaval de Arapa y el Wakawaka46
IX. Que parece mover al mundo con su cintura
X. Y las polleras levantando
XI. Al viento.
46
Danza de origen colonial en la que los hombres están disfrazados de toros y las damas llevan cincuenta polleras. Danza en la
que se representa jocosamente al torero.
Urpi blanca
Dibujo una carta escrita al viento
- A la mujer sentada -
I. Al rojo viento del cerro colorado
II. Y la cosecha ardiendo más allá de mis ojos
III. Donde conservo la lluvia ancestral en la mitad del día
IV. Todo sigue igual con la mirada abierta
V. Por la derecha
VI. Por la izquierda
VII. Con Matías, el de ojo cargado por el extenso cielo
VIII. El que no tiene sabiduría de sí ni de otro
IX. De ninguno de lo que habla
X. Con él no me llevo bien
XI. Pero conversamos de injurias
XII. A pesar de no ser extraño para mi
XIII. Inflamo su nombre en mi memoria.
XIV. Con Francisco
XV. Colindo con paisajes que desborda el cielo
XVI. Él con su tiempo vacío, es el mismo, como
XVII. El de arriba mencionado
XVIII. Que cuando está solo
XIX. Sin sus hermanos
XX. Es una mansa urpi47 paloma blanca
XXI. De gestos nobles
XXII. Y mendigo de amor.
47 Paloma
Jawira
I. Por la izquierda hablo de la vida
II. Como pariente de piedra cansada
III. En tiempo de cosas y ecos
IV. Viajo por el sendero de la lluvia torrencial
V. De los pasos perdidos sobre la sombra bajo tierra.
VI. Por este camino de postigo
VII. Colindo con el mismo testador de reír pálido
VIII. Que muere en ríos de perfume celeste
IX. Como decimos nosotros en una jawira48 seca
X. Donde penan las challwas49 abandonados a su suerte
XI. Al final del laberinto murmullo
XII. De un manantial que alimenta, pero
XIII. Todo se acaba, incumplida,
XIV. Porque sólo en morir sabemos cuánto valemos
XV. En esta desventura de náufragos enamorados
XVI. Que somos seres vivos en esta tierra.
XVII. La mama pacha que nos cobija en su eco nos llama
XVIII. Al final de la historia.
XIX. Ella sabe por qué suceden las cosas
XX. Cuando el alma se llena de espanto.
XXI. Pero yo, estoy tranquilo en este abandono
XXII. Donde la poesía al final de la historia
XXIII. Dirá cuanto quise hablar, sin decir nada,
XXIV. Como contemplando el cielo azul con sus nubes formando
XXV. Imágenes que tiemblan.
XXVI. Ahora estoy con Santiago
XXVII. Amigo prudente desde la calle hasta mi mesa
XXVIII. Que cuida la llave de la amistad
XXIX. Pero de piedad criminal cuando se envilece.
48 Río. 49 Peces
ENTREGA TRES
Semilla de papa
I. Colle Cucho Uyo50 es un rincón de aire
II. Una heredad de mucho fruto y memoria
III. Donde me espera la sombra perfecta de la mañana
IV. Que para el sembrío
V. Es suficiente con su lluvia al atardecer.
VI. La semilla de media carga de papa
VII. Es suficiente para soñar
VIII. Golpea nuestra pena cada año y
IX. Nos saca de aprieto
X. Sobre todo en la sequía.
XI. Hay ausencia de ojos de lluvia en el cielo
XII. Solo ojos de rayo inflaman la tierra
XIII. Más la lluvia no llega.
XIV. Todo es igual como si el viento no tocará nada.
Ayllu Hachasullcata, Huancané 3 de noviembre, 1941
50Un rincón donde había bastantes colles y era a la vez un corralón para mirar el campo, ya no hay esos árboles. El Colle es utilizado
como muros de contención en contorno y con obras mecánicas de conservación y recuperación de suelos.
Guillermo Luque Huanca hijo de Matías Luque con su esposa e hijos, en Lima 1973.
Cómo será de triste mi cuerpo
Cuando sea esta misma hora de durazno
y cante una mujer junto al rio
lengua salada
de cantos mañaneros
y me vaya amarrando
SOBRE LOS HOMBRES DE CUATRO ESQUELETOS.
Alejandro Peralta
Dejo mi Sombra, Parte I
Testamentum
Prólogo a la muerte de Matías Luque
Prólogo de mi muerte Uno
Prólogo de mi muerte Dos
Último prólogo de Don Matías
Primera crónica testamentaria antes de mi muerte
Memorias Ológrafas (Entregas y señas)
ENTREGA UNO
Casa de memoria y artificio
Arco Iris
Testigo de vida
Arando los pasos
Jilatas y kullakas
ENTREGA DOS
Wara - waras
Paja muerta
Índice
Pilpinto
Viento frío
Vida extendida
Waka - waka
Urpi blanca
Jawira
ENTREGA TRES
Semilla de papa
Acta del Jurado
DISCURSO DE PREMIACIÓN EN PETROPERÚ. PREMIO COPE DE ORO 2013.
Señores de Petroperú, familiares, amigos y amigas todos: En 1941 mi abuelo Matías Luque Aruquipa, dejó antes de morir un
Testamento, para su descendencia. Yo nací en el año 1964 y a los cuatro años me trajeron a Lima y me quedé hasta hoy, retornando a Puno, Huancané, en especial a la Parcialidad de Quencha, sólo en breves estadías, para correr por los campos y escuchar el susurro del viento altiplánico, sólo para contagiarme de la magia y sus mitos; del encanto de sus pilpintos y de las warawaras . Pero en esas cortas estadías aprendí a amar la tierra de mis ancestros, mis raíces, y no olvidarlo nunca. Experimenté la querencia a través de la querencia de mis padres, y de la familia que me entregaba su tradición, en cuentos y leyendas que fue quedando, como el inicio de volver a vivir en este mágico lugar donde nací.
Siempre he vuelto a Puno a través del recuerdo de los achachilas , del
olor de la salvia y la muña, uno no pude olvidar nada de esa magia que inspira la naturaleza altiplánica, a pesar de la vida citadina, nunca me he sentido de la ciudad, sino un extraño desarraigado que buscaba en su exilio interior, encontrar sus raíces, para aceptarse. He caminado, comido, sudado y dormido bajo las arenas y esteras polvorientas de Pamplona Alta, de esa parte de Lima que muchos desconocemos y nos suena extraño; lugares donde familias enteras han desaparecido entre desiertos y cerros poblados, ante una mirada perpleja de sus habitantes, buscando su origen y regresar a ella.
“Igual que la extensión de tu cuerpo”, es un libro que fue alimentándose
de todo eso, de los viajes a Huancané, de la conversaciones cotidianas con la familia en Lima, de historias fantásticas que se perdieron en la oralidad, en el recuerdo recurrente de mi madre en querer volver a su tierra, de las personas contándome de mi abuelo: su grandeza, su amor por su tierra. Este poemario no solo recoge el sentir de una persona sino de un yatiri , que advierte del futuro, de cómo la tierra de sus ancestros, serán abandonados; pero, además, analiza el contexto social de su tiempo y el futuro que le espera cuando muera; es entonces cuando, el yo poético encarnado en Matías Luque, va percibiendo como una comunidad desaparecerá en el tiempo, como es el caso de la estancia de Quencha del Ayllu Hachasullcata, como de muchas comunidades van despoblándose en el Perú. Dónde sólo queda la memoria como refugio para perennizar la vida y trascender, pero aún escucho esas voces retumbando en mi oído; tratando de transmitir en este poemario la historia que se repite, aunque no queramos escucharlo, en todo el Perú.
Algo marcó mi vida y fue cuando viajé a Quencha para quedarme por un mes y me quedé seis meses y en ese lapso de tiempo aprendí y lloré de impotencia, ante la incapacidad de comunicarme con la lengua de mis ancestros. Fue en esos años que conocí la existencia de un testamento. Fue en aquel tiempo que mi padre Guillermo Luque me enseñó los linderos de esas propiedades dejado por sus padres, con el testamento en mano; cuando él se
apenaba de haberse venido a Lima, queriendo siempre regresar a Huancané, pero mi padre murió en 1987, y se quedó entre los arenales de Pamplona Alta.
Pero es mi madre que me acompaña en esta noche, quien vuelve a Quencha a través de su memoria y la palabra, viviendo cada sosiego de esa tierra que nos vio nacer. Una consideración para ella, en vida por la vida.
Por todo lo mencionado, este poemario es un homenaje a Puno, a Huancané, a Quencha, un homenaje a las lenguas andinas (aimara y quechua). Donde el jurado ha acertado, sobre el hecho de “examinar las herencia de sangre y las simbólicas contra el telón de fondo altoandino” Utilizando como instrumento el testamento ológrafo, que configura un yo poético en la persona de mi abuelo y los sentimientos de muchos.
Es un poemario que intenta reconciliar mi presente con el pasado, con
mi lazo de sangre y de encontrarme con un legado de raza que me reclama. Que hoy en parte he cumplido con ese reclamo, porque soy consciente de ello. Pero los poetas somos mucho más que un espacio físico y geográfico, somos más que una demarcación arbitraria, somos sentimientos diversos dentro de un país que son las letras, somos la humanidad que hacemos poema, antes que poesía.
Para muchos, este premio Copé de Oro de Poesía recaído en mi
persona, es una sorpresa, para otros, un reconocimiento, yo creo que es un reconocimiento para quien trabaja con la palabra y la vida. El Premio Copé como premio literario, goza de confianza y buena salud, por su prestigio e importancia en el Perú, y de su trascendencia en el exterior del país, por la imparcialidad y transparencia con que se dan los resultados, y porque ha ocupado el lugar que correspondía a los Premios Nacionales de Literatura en el Perú.
Este premio me emocionó tremendamente, no lo creí, hasta que los
amigos y familiares, tuvieron que decirme que era cierto, entonces, solo entonces, me reconcilié con la escritura, ya que había dejado de escribir poemas desde hace diez años, pero no de corregir y vivir en poesía, leyendo cada día, conversando con cada uno de mis poemas, quienes me exigía atención, y eso lo sabe, mi esposa, lo confieso: le he sido infiel con la poesía, es que la poesía fue mi primer amor. Y es que la poesía ha sido siempre exigente, yo le he dado el tiempo en cada madrugada, en la mañana o en la tarde, o a escondida, escapando de mis labores, para darle el tiempo solitario, que exige la escritura. Los atendí a cada uno de ellos, alimentándole y se desarrollaron hasta crecer, madurar y liberarse. Fue así que se gestó y desarrolló “Igual que la extensión de tu cuerpo”, para presentarse a este Concurso del Premio Cope 2013, con la complicidad de la familia y los amigos.
Leer y escribir, es una protesta contra la adversidad de la vida. Soy
producto de la lectura, no concibo la vida sin lectura, la lectura es un arma letal que crea una fraternidad en la humanidad, y nos invita a la reflexión contra todo fanatismo y estupidez humana. Por eso creo que es necesario promover la lectura hasta el hartazgo, si es posible.
Los poetas escribimos para bien o para mal, la poesía es una rebelión y una revelación. El escribir me ha salvado la vida, me ha hecho libre vinculándome con “todas las sangres” que es nuestro Perú. La escritura es una rebelión contra el sistema, la tradición, la comodidad y el poder. Pero más que nada contra la indiferencia humana, pero también contra el poder lingüístico, que se impone rígido y cómodo, que adormece a la sociedad. El poeta debe arriesgar como lo hizo Vallejo al escribir Trilce o Churata, el Pez de oro, conscientes de escribir no para gustar o vender, porque la poesía no vende, sino la poesía simboliza el mundo ligado con el lenguaje atrevido La poesía se mueve en el mundo de los símbolos, de ideas conectadas con ese sonido interior que es nuestro lenguaje, y que nos transporta como un temblor, para examinar el mundo con las palabras y expresar la intensidad con que vive el mundo. La poesía puede resanar las heridas de la humanidad en crisis, es posible, pero los poetas tienen que escribir al margen de todo, incluso, por encima de la lengua misma.
Los poetas no escribimos para convencer al jurado ni al lector,
escribimos porque es lo que sabemos hacer, como el pintor hace cuadros, o el panadero hace pan y eso nos llena de vida y regocijo, y si alguien lee lo que escribimos y conmueve su sensibilidad más íntima, hemos cumplido.
Los que escribimos nos rebelamos contra la tradición, pero nos preocupamos por la tradición, porque es la tradición la fuente de toda nuestra visión, nadie escribe de la nada. Es una obligación leer a Cesar Vallejo, Oquendo De Amat, César Moro, Churata, Whestphalen, Eielson, Blanca Varela, Watanabe entre otros. La poesía peruana tiene una tradición de primera calidad en el mundo.
Quiero agradecer por este premio a Petroperú, por su preocupación en
sostener durante treinta y cuatros (34) años este galardón tan importante que reconforta a los escritores y nos hace sentirnos que avanzamos por un buen camino.
Muchas gracias Leoncio Luque Ccota Premio Cope Oro 2013 en la XVI Bienal de Poesía.