GUÍA PARA
FAMILIARES Y
AFECTADOS POR
DESASTRES
1
Esta guía ha sido elaborada por Isabel Aguilera Molina, Laura Ansón López y Alba Tena
Espinar en el marco de la VI edición del curso de Intervención Psicosocial en Desastres y
bajo la tutorización de Mar Valero Malero. Junio de 2012
2
INDICE
¿POR QUÉ ESTA GUÍA?..............................................................................................3
¿QUÉ PUEDO ENCONTRAR EN ESTA GUÍA?..............................................................4
A. ¿QUÉ ES UN DESASTRE?........................................................................................5
1. DEFINICIÓN………………………………………………………………………………………….6
2. COMPORTAMIENTOS HABITUALES SEGÚN LAS FASES…………………………7
B. ¿QUÉ ES LO QUE ME PASA?..................................................................................10
1. ¿QUÉ PUEDO PENSAR?............................................................................11
2. ¿QUÉ SÍNTOMAS FÍSICOS SON FRECUENTES?........................................14
3. ¿QUÉ PUEDO SENTIR?............................................................................15
4. ¿QUÉ ES FRECUENTE QUE HAGA?..........................................................16
5. ¿CÓMO CONTROLAR EL MALESTAR?.....................................................18
6. ¿QUÉ PUEDO HACER?.............................................................................21
D. EL APOYO………………………………………………………………………………………………………..22
1. ¿ES IMPORTANTE EL APOYO A LOS DEMÁS?.........................................23
2. ¿CÓMO APOYARSE EN LOS DEMÁS?......................................................24
3. ¿CÓMO OFRECER APOYO?.....................................................................26
E. EL DUELO………………………………………………………………………………………………………….27
RECURSOS…………………………………………………………………………………………………………….30
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………………………………………….35
TRÍPTICO (ANEXO)
3
La Guía se elabora con el objetivo principal de servir de ayuda a cualquier
persona que esté afectada, tanto de forma directa como indirecta, por un
desastre.
Aunque cabría suponer que muchos de los afectados pueden padecer
malestar, durante los días posteriores al suceso sus propios mecanismos de
recuperación les permitirían superarlos con mayor o menor dificultad.
La guía pretende fomentar la recuperación, a través de la enseñanza de
habilidades de afrontamiento, incluyendo:
- estrategias para promover el apoyo social,
- pautas de actuación para controlar el malestar,
- facilitar y acelerar la recuperación y
- reducir el riesgo de que se desarrollen trastornos psicológicos.
Por este motivo, pretendemos que esta guía sea una herramienta sencilla
y útil para todas aquellas personas que se encuentren en un contexto de
emergencia.
¿POR QUÉ ESTA GUÍA?
4
Nuestra guía incluye los siguientes puntos:
a) Educación acerca de las respuestas comunes al trauma y los procesos de
recuperación, ya que puede ayudar a normalizar las reacciones y reducir las
autopercepciones negativas.
b) Estrategias para facilitar el acceso al apoyo social efectivo de sus propias
redes sociales y su entorno, ya que dicho apoyo puede ayudar a modificar las
percepciones negativas del mundo y de uno mismo, y puede ofrecer
oportunidades para confrontar los recuerdos dolorosos.
c) Pautas de afrontamiento simples para manejar los síntomas físicos y
emocionales más intensos, como ejercicios de respiración y parada de
pensamientos negativos, ya que tales pautas permitirán reducir el malestar y
podrían ayudar a incrementar el sentido de control y a reducir la necesidad de
evitación.
d) Pautas de actuación para crear oportunidades de confrontar y discutir la
experiencia traumática vivida, ya que la exposición a la misma y su
entendimiento pueden facilitar el proceso de recuperación. No obstante, se
debe tener mucho cuidado en asegurar que las personas no se sientan forzadas
a discutir los acontecimientos traumáticos, ya que no tiene porque ser
apropiado para todas las víctimas.
¿QUÉ PUEDO ENCONTRAR EN ESTA GUÍA?
5
A. ¿QUÉ ES UN DESASTRE?
6
1. Definición
Una situación traumática que genera un alto grado de estrés a los individuos
de una sociedad o una parte de ella debido a la acción de un agente en una
comunidad vulnerable (natural, humano o una combinación de ambos),
produciéndose una alteración en el funcionamiento, tanto a nivel comunitario como
individual, así como una serie de reacciones y consecuencias psicológicas en las
personas implicadas. Las demandas creadas exceden los recursos habituales de
respuesta con los que cuenta la comunidad. (García Renedo, 2003).
7
2. Comportamientos habituales según las fases.
No todas las personas evolucionan del mismo modo, ni pasan por las
mismas fases y cuando lo hacen no tiene por qué hacerlo en el mismo orden ni
durante el mismo tiempo. De forma orientativa, podríamos hablar de 3 fases
diferenciadas:
a) Fase de impacto: las personas reaccionan en el momento en que se produce el
atentado protegiendo su vida y la de los demás. Se trata de una respuesta de
supervivencia donde lo prioritario es garantizar la seguridad. En estos
momentos, algunas personas pueden ser incapaces de reaccionar o hacerlo de
forma desorganizada, aturdidos, horrorizados, incapaces de actuar de un modo
adecuado, en estado de shock, quedar bloqueadas o deambular desorientadas
de un lado a otro.
Otras personas pueden reaccionar con exigencias excesivas hacia los servicios
de rescate, como si ellos fuesen las únicas víctimas. Por el contrario también
hay quienes tienen reacciones altruistas y arriesgan sus vidas tratando de salvar
a otros que ni siquiera conocen.
No debemos juzgar nuestra actuación durante el suceso, no tratar de valorarla
pensando en si ha satisfecho o no nuestras expectativas, ya que nuestro grado
de control en estas situaciones es muy reducido.
8
b) Fase de rescate: Después de los primeros momentos pueden prolongarse
algunas de las reacciones anteriores y aparecer otras. Son habituales las de
confusión, aturdimiento y negación de lo ocurrido, un estado de máxima alerta
y activación, temblores, taquicardias, vómitos, sobresaltos o tristeza. Todo ello
puede ir acompañado de ira, odio, llanto, gritos o lamento.
9
c) Fase de recuperación y regreso a la vida: es una fase que comienza en las
semanas siguientes al impacto, tras el rescate de las víctimas y se prolonga
hasta que los afectados recuperan, en sus actividades, el nivel de
funcionamiento habitual. Su duración depende mucho de las pérdidas y de los
daños sufridos. Son frecuentes la mayoría de las reacciones que se han
mencionado anteriormente.
10
B. ¿QUÉ ES LO QUE ME PASA?
11
Estos acontecimientos suponen una ruptura con lo que habitualmente
pensamos que es el mundo: un lugar más o menos seguro y agradable donde vivir.
Alteran la vida de las personas y pueden ser la causa de que cualquiera atraviese
por momentos muy difíciles.
Las reacciones que comentaremos a continuación son reacciones frecuentes
de los seres humanos ante acontecimientos estresantes como los desastres que
hacen que las personas se sientan indefensas, vulnerables, aterrorizadas y
temerosas de perder su vida o la de sus seres queridos.
Es importante que todos comprendamos lo que nos está pasando si hemos
sido afectados. Es necesario comprender que nuestras reacciones son el modo
habitual en que nuestro organismo trata de enfrentarse a lo ocurrido y superarlo.
No poder dormir, no recordar lo ocurrido, sentirse culpable o incapaz de pensar
que algo no funciona bien en nosotros mismos, que nos estamos volviendo locos,
son reacciones absolutamente lógicas, pues intentan protegernos del sufrimiento y
de nuevos daños.
12
1. ¿Qué puedo pensar?
- Imágenes y pensamientos del desastre que me viene a la cabeza,
aunque yo no quiera y aunque me esfuerce por evitarlos (flash-back).
- Pesadillas sobre temas más o menos relacionados con el desastre y sus
consecuencias.
- Desorden en los recuerdos sobre lo que ha pasado como si fuera una
historia descabalada.
- Problemas de concentración, atención y memoria que me hacen sentir
alterado, como si no fuese yo mismo o me pasase algo grave.
- Desear lo peor o desear vengarse a aquellos que causaron el atentado.
- Desconfiar de todo y de todos, desconfiar del mundo en general.
13
- Dudar de todo en lo que habíamos creído, perder la confianza en un
mundo justo, dudar de nuestro sistema de valores, de nuestra fe, de
todo lo que ha conducido nuestra vida y nuestro modo de hacer las
cosas, de todo en lo que habíamos creído y que nos daba fuerza y
confianza.
- Pensamientos de culpa por haber hecho, o por no haber hecho tal o
cual cosa para evitar los daños. Otras veces la culpa viene por cosas
dichas, hechas o no a los fallecidos.
- Darse cuenta de la propia vulnerabilidad, pensar que en cualquier
momento se puede perder todo. Se pierde la ilusión de control con la
que acostumbramos a vivir.
- Buscar explicaciones lógicas a lo ocurrido.
- Sentirnos solos y pensar que nadie puede comprendernos ni hacerse
idea de por lo que estamos pasando. Pero cualquier frase de apoyo
puede haber sido pronunciada con una buena intención de ayuda.
- Evitemos pensar en lo que nos ha pasado, a veces negándolo o
llegando incluso a olvidar aspectos del acontecimiento, pero no te
asustes, es un modo normal de reaccionar y atenuar el sufrimiento en
los primeros momentos.
14
2. ¿Qué síntomas físicos son frecuentes?
Estas son respuestas típicas de la situación de máxima alerta que pueden durar horas,
días e incluso semanas:
- Exceso de activación como:
Como consecuencia de que nuestro metabolismo está actuando muy por encima de los requerimientos habituales, es normal sentir:
• una tensión exagerada
• sobresaltarse con facilidad
• nerviosismo
• un exceso de sensibilidad ante señales que antes no provocaban nada como por ejemplo ruidos
• la sensación de agitación
• las taquicardias
• fatiga intensa
• dolores corporales difusos e inespecíficos
• dificultades para dormir
• pérdida de apetito
• cansancio
15
3. ¿Qué puedo sentir?
- Odio e ira, sentirnos traicionados, incomprendidos, abandonados,
inseguros o suspicaces, todas ellas relacionadas con la pérdida de la
confianza.
- Sentimientos tristes, apáticos y desesperanzados en un mundo por el
que hemos perdido el interés y en el que no confiamos ni tenemos la
esperanza de que las cosas puedan mejorar.
- Es frecuente que nos sintamos ansiosos y temerosos ante lo que pueda
ocurrir, ya que el mundo se ha convertido en un lugar amenazante, en
el que en cualquier momento se puede perder todo lo importante sin
ninguna razón.
- Irritabilidad e impaciencia con las personas cercanas, como
consecuencia del mantenimiento de tanta tensión.
- Pero también es habitual que nos sintamos incapaces de sentir, llorar,
de sufrir proporcionalmente a lo ocurrido, como si estuviésemos
imbuidos en una especie de anestesia emocional que no nos permite
llorar y que nos sorprende e incluso nos asusta.
16
4. ¿Qué es frecuente que haga?
- Evitación de todo aquello que se relaciona con la situación en qué
ocurrió el atentado, con situaciones parecidas o con personas o
actividades relacionadas.
- Buscar apoyo en los fármacos para superar la situación, pero debes
tener cuidado porque, aunque no hay nada malo en utilizarlos en un
primer momento para ayudar a soportar la situación y ayudar al
descanso, debes medicarte siempre bajo supervisión médica y
sabiendo que habitualmente no es la opción de tratamiento más
adecuada para superar una situación traumática.
- Tratar de consolarse u olvidar un poco consumiendo bebidas
alcohólicas de forma moderada, pero conviene no abusar. Ten en
cuenta que nunca es la solución para superar un trauma y que el
alcohol puede empeorar aún más las cosas.
- Aislarme de los demás, especialmente cuando pensamos que no nos
pueden ayudar ni nos comprenden.
17
El hecho de que estas reacciones de estrés sean usuales y muy
frecuentes al principio no quiere decir que aquellas personas que no
reaccionen de este modo lo hagan de forma anormal. Es preciso tener
siempre presente que no existe una única manera de enfrentarse o
reaccionar a estas experiencias. Tan habitual es derrumbarse
emocionalmente como no hacerlo, correr o quedarse inmóvil, olvidar o
recordar cada detalle, querer desahogarse o no querer hablar de ello.
No debemos ignorar que también pueden surgir reacciones
positivas como consecuencia de sucesos traumáticos. De hecho, es
frecuente que algunas personas cambien su manera de pensar y sus
prioridades en la vida y comiencen a valorar más la compañía de otras
personas, pasen más tiempo con sus amigos o sientan que tienen que
aprovechar mejor su tiempo.
18
5. ¿Cómo controlar el malestar?
Te presentamos unas pautas sencillas sobre cómo actuar para reducir este malestar
y la posibilidad de que aparezca:
a) Respirar bien para disminuir la tensión: con una respiración adecuada se facilita
una mejor oxigenación, se disminuye la fatiga y se aminoran las sensaciones de
estrés y tensión.
Busca un lugar tranquilo para realizar los ejercicios, despacio y sin
interrupciones
Colócate en una posición cómoda
Inspira lentamente mientras cuentan hasta 5 por la nariz
Mantén el aire dentro mientras cuentas hasta 3
Y, por último, expulsa el aire por la boca mientras cuentas hasta 5
Repite este proceso tantas veces como consideres necesario para
conseguir relajarte
19
b) Parar pensamientos para controlar el malestar.
Elige una palabra o gesto llamativo para ti como por ejemplo
“basta” o “da un golpe en la mesa”. Trata de elegir la que tenga más
fuerza ya que vas a utilizar siempre la misma
Cuando tengas pensamientos o recuerdos no deseados sobre el
suceso di en voz alta la palabra elegida y a partir de ese momento
imagina que tu mente se queda en blanco
Seguidamente comienza una tarea concreta que necesite una gran
concentración, por ejemplo, contar de 100 a 0 hacia atrás, o
agrupando números.
Repite este proceso tantas veces como lo necesites
Por último, establece tiempos para dar libertad a tus pensamientos,
situaciones tranquilas en las que estés dispuesto a pensar sobre lo
ocurrido
20
c) Hablar de un modo más positivo para sentirnos mejor. Algunas de las frases a
las que puedes recurrir son:
• Será un rato poco agradable pero luego pasará.
• Puedo estar tranquilo, situaciones más difíciles he pasado
• No hace falta hacerlo perfecto, pero lo voy a intentar
• Tal vez aprenderé algo de esto
21
6. ¿Qué puedo hacer?
- Acepta con normalidad el hecho de sentirte mal, en una situación
como ésta. El malestar debe aceptarse como parte de la vida de las
personas, y más en situaciones como esta.
- Trata de no buscar explicaciones lógicas a lo ocurrido. Lo más probable
es que no las encuentres, ya no que no existen razones lógicas.
- Tomate tiempo para llorar si lo necesitas, es bueno no contener esos
sentimientos y ocultarlos, pero tampoco te obligues a ello.
- Retomar tus rutinas cotidianas, tus obligaciones, tus tareas de casa a
salir con gente.
- Intenta metas posibles de alcanzar para cada día y comprométete con
ellas, dale la importancia que se merece y celebra de algún modo
haberla conseguido.
- Intenta descansar y dormir lo suficiente.
- Haz algo que te haga sentir un poco mejor. Puede ser un baño caliente,
escuchar música, tomar el sol, jugar con tus hijos, salir con los
amigos,…
- Trata de darte cuenta de que puede sentir cosas negativas y positivas a
la vez.
- Descansa de la intensidad de las emociones y actividades con que estás
viviendo estos días.
22
D. EL APOYO
23
1. ¿Es importante el apoyo de los demás?
- Es importante para que las personas afectadas perciban que hay gente
en la que se puede confiar.
- Puede contribuir a facilitar sentimientos positivos, como el cariño, la
amistad, la incondicionalidad de la familia o de los amigos.
- Es muy importante sobre todo en los primeros momentos.
- Puede facilitar que consigamos muchas de las metas que son
propongamos cada día.
- Puede ayudarnos a solucionar trámites burocráticos poco agradables o
a tomar decisiones difíciles.
- Puede ser suficiente para que nos sintamos más fuertes para acometer
las dificultades.
24
2. ¿Cómo apoyarse en los demás?
- Cuando las personas cercanas te ofrezcan su apoyo no te plantees si
puedes pedirles esto o aquello. Pídeles con naturalidad lo que
necesites.
- Cuando pidas ayuda en algo a las personas que te apoyan, debes dejar
siempre abierta la posibilidad de que se nieguen o estén dispuestos a
hacer unas cosas y no otras.
- Cuando estés preparado, puede ayudarte mucho hablar de lo sucedido
y que les cuentes a los demás cómo te estás sintiendo.
- Si no te sientes capaz de hablar, trata de escribir lo que sientes
respecto a todo lo que ha sucedido.
- Es aconsejable que puedas mantener contacto habitual con alguien con
quien puedas compartir tus temores, tus preocupaciones y tus
sentimientos y con quien puedas hablar de ti mismo.
25
- No exijas a las personas que te apoyan que sientan lo que tú sientes o
sufran como tú y, menos aún, que hagan lo que tú haces para salir
adelante.
- A veces ayuda conocer y apoyarse en personas que hayan pasado por
experiencias parecidas, como otras víctimas.
- Aunque el apoyo de otros afectados es importante, no descuides
compartir tu tiempo con personas que no hayan sido afectadas tan
directamente como tú.
- Es importante que valores el apoyo de los demás y que se lo digas
directamente.
- Cuando las personas que te apoyan digan frases inoportunas o que
consideras poco adecuadas, trata de no darles demasiada importancia,
la gente no siempre sabe cómo comportarse en estas situaciones.
26
3. ¿Cómo ofrecer apoyo?
- Si deseas prestar apoyo a personas afectadas que conoces, no dudes
en ponerte en contacto con ellas para ofrecérselo.
- Si deseas ofrecer un apoyo efectivo a personas de confianza afectadas,
mantén regularmente el contacto con ellas.
- Cuando ofrezcas apoyo, trata de ser cariñoso, de que la gente vea en
tus ojos la sinceridad de la ayuda que ofreces, para evitar que piensen
que lo haces por compromiso.
- Si deseas ofrecer ayuda a personas afectadas pero desconocidas,
puedes mantener, en general las mismas pautas de ofrecer y
preguntar, pero es preciso que seas más cuidadoso con el respeto a su
intimidad.
- Cuando trates de ofrecer ayuda, recuerda que salvo que ellos lo pidan
expresamente, nunca deben perder la capacidad de decidir sobre las
cosas que les afecten.
27
E. EL DUELO
28
El duelo es el proceso por el que una persona que ha perdido algo
importante para ella (una persona que ha muerto o de la que se ha separado u
otro tipo de objeto de vinculación como la casa, animal de compañía, trabajo,
salud, empleo,…) se adapta y se dispone a vivir sin ello.
Se trata de un proceso, no de un estado en el que la persona está
activamente implicada realizando una serie de tareas necesarias para lograr esa
adaptación.
¿Qué puedo hacer?
• No tome decisiones importantes en estos momentos, espere un tiempo
cuando este mejor ya las tomara.
• Entender que estas reacciones no son inusuales
• Intentar comunicarse con alguien si necesitan compartir tus
sentimientos
• Descarga tus emociones, llora, grita, distráete, pasea, habla…
• No se sienta culpable por sentirse bien y tener ganas de disfrutar
• Aprender a vivir sin el desaparecido, replantearse la existencia sin la
persona querida
29
SÍNTOMAS FISIOLOGICOS SÍNTOMAS COGNITIVOS SINTOMAS CONDUCTUALES
Dolores de cabeza Negación de la realidad y del
dolor
Insomnio
Cansancio, fatiga y falta de
energía
Intento de justificación de
que la persona desaparecida
no era tan importante para
nosotros
Falta de apetito
Taquicardias, opresión en el
pecho y falta de aire
Poner en duda las creencias Búsqueda de aislamiento
Sensación de nudo en la
garganta, boca seca
Sentimientos de impotencia y
culpa
Llamar en voz alta al
desaparecido, como si
siguiera vivo
Vacío de estomago Necesidad de culpar a
alguien, incluso al propio
desaparecido
Dejar sus cosas tal y como las
dejo
Hipersensibilidad a los
ruidos
Soledad, aislamiento
Se siente la propia muerte
más próxima
Sentimiento de incapaz para
continuar viviendo sin la
presencia del desaparecido
30
FASES:
La fase se shock, el desconcierto es profundo y el sujeto atraviesa una
situación durante la cual la tarea más importante es la de “aceptar la
realidad” de lo que está ocurriendo.
En la fase de protesta el sujeto realiza esfuerzos intensos por mantener
contacto con el fallecido o lo perdido.
En la fase de desesperanza es frecuente la conducta desorganizada, con un
sentimiento de indefensión y depresión, hasta que el superviviente se
consigue adaptar a la realidad de la pérdida.
La última fase, la de reorganización tiene como consecuencia el
restablecimiento de nuevas relaciones.
31
Roselló, E. (2003). Ay pena, penita, pena.
Este libro resulta de ayuda para las personas que están haciendo frente a una
pérdida así como para quienes les acompañan en la misma.
Bucay, J. (2006). El camino de las lágrimas.
A partir de múltiples historias y ejemplos el autor nos invita a reflexionar sobre
las distintas etapas que conlleva la pérdida.
RECURSOS
32
Bayés, R (2001). Psicología del sufrimiento y de la
muerte. Ed: Martínez Roca.
Padecer una enfermedad terminal o perder a un ser querido son situaciones muy
difíciles de afrontar en todos los casos. Esta obra práctica y profunda nos ayuda a
superar estas situaciones
Bermejo, José Carlos (2003): La muerte enseña a vivir
sanamente el duelo. Ed. San Pablo
La muerte nos pone irremediablemente ante el misterio de la vida, nos impone
silencio, vacío, reflexión inevitable. Y desde ahí, desde el vacío y la reflexión, desde el
desgarro y la crisis, la muerte nos enseña a vivir. Este libro contempla la muerte y el
duelo desde diversas perspectivas.
Bowlby, J (1997). La pérdida afectiva: tristeza y depresión.
Barcelona: Paidós.
Analiza la forma en que repercute la muerte de un familiar en las vidas de niños y
adultos, y aborda con ejemplar penetración la dinámica del duelo, los problemas de la
depresión y los procesos de acomodación que son esenciales para preservar la salud
psíquica.
33
Aunque la obra se centra en las experiencias de los niños y el modo cómo éstas los
afectan en el momento y posteriormente, incluye también amplia información y datos
comparativos sobre los adultos.
Brooks, R y Goldstein, S (2004). El poder de la resiliencia: cómo
lograr el equilibrio, la seguridad y la fuerza interior necesarias para vivir en paz. Ed:
Paidós.
En esta obra se explora la resiliencia y muestra cómo puede desarrollarse y
fortalecerse. El término resiliencia se reserva a menudo para referirse a la gente que
supera obstáculos abrumadores. Pero en realidad todos sentimos estrés a diario y
nadie sabe cuándo surgirá un contratiempo inesperado.
Cyrulnik, B (2003). El murmullo de los fantasmas: volver a la
vida después de un trauma. Ed: Gedisa
A través de historias reales cómo en la adolescencia las personas pueden superar
episodios dramáticos y retornar de callejones sin salida gracias a la resiliencia, una
capacidad que los maestros, tutores y amigos pueden y deben apoyar en esta fase
especialmente vulnerable de la vida, y que es un prodigioso antídoto de las heridas
que dejan los traumas.
34
Faure, Ch. (2004): Vivir el duelo: pérdida de un ser querido.
Editorial Kairos S.A.
Ya no nos autorizamos a vivir el duelo. Lo atravesamos en silencio, tratando de ahogar
el dolor, con mayor o menor éxito. Sin embargo, el complejo proceso del duelo implica
una cicatrización legítima y necesaria, un proceso de aceptación y de asimilación. Este
libro ofrece una guía psicológica para que los dolientes y su entorno puedan
comprender mejor sus sentimientos y hallar así un verdadero consuelo a su dolor.
Melillo, A; Suárez, E y Rodríguez, D (comps). (2005)
Resiliencia y subjetividad. Ed: Paidós.
Este libro trae a la luz el espectro de disciplinas que, a partir del concepto de
resiliencia, han generado un conocimiento capaz de orientar y poner en práctica
proyectos sostenibles en contextos de extrema adversidad.
Vídeos:
- Una guía para familias que se enfrentan al desastre: proporciona algunos aspectos
para entender las reacciones que pueden experimentar las personas que han sido
víctimas de un desastre. Palabras clave: reacciones psicológicas, familias, niños
www.mentalhealth.samhsa.gov/cmhs/katrina/audio.asp
35
Páginas webs:
- www.opside.uji.es/desastres2/index.html
- Vivir la pérdida: www.vivirlaperdida.com
- Asociacion de mutua ayuda ante el duelo: www.amad.es
36
Fernández, J. (2002). Manual práctico de paoyo psicológico en situaciones de
emergencia. 2º Edición ampliada. Grupo Editorial universitario. García Renedo, M. Gil Beltrán JM. Valero Valero, M. (2007). Psicología y
desastres: aspectos psicosociales. Cooperació i solidaritat. Projectes, 6. García-Vera, MP. Labrador, F. Larroy, C. (2008). Ayuda psicol´goica a las
víctimas de atentados y catástrofes. Guía de autoayuda y pautas de intervención psicológica elaboradas tras los atentados del 11M. Editorial Complutense.
Martín, C. Donà, G. (1997). Enfoque psicosocial de la ayuda humanitaria. Textos básicos. Universidad de Deusto.
Pérez Sales, P. Fernández-Liria, A. (2003). Trauma y Resistencia. Programa de
Autoformación. Psicoterapia de respuestas traumáticas. Vol. 1. Pérez Sales, P. Fernández-Liria, A. (2003). Culpa e intervenciones sobre duelo.
Programa de Autoformación. Psicoterapia de respuestas traumáticas. Vol. 2. Pérez Sales, P. Fernández-Liria, A. (2003). Técnicas específicas en el tratamiento
de reacciones postraumáticas. Programa de Autoformación. Psicoterapia de respuestas
traumáticas. Vol. 3. Sáinz, S. Nomen, L. (2012). Tratanto… situaciones de emergencia. Recursos
terapéuticos. Pirámide.
BIBLIOGRAFÍA
37
Observatorio Psicosocial de Recursos en Situaciones de Desastre (OPSIDE)
Oficina de Cooperación al Desarrollo y Solidaridad (OCDS)