LA GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA Y SU IMPACTO CRÍTICO EN LA OMC
Miguel Ángel Díaz Mier
Andrea Caviedes Conde
Universidad de Alcalá
LA GLOBALIZACIÓN ECONÓMICA Y SU IMPACTO CRÍTICO EN LA OMC
Los temas relacionados con la globalización han provocado y provocan en
ámbitos muy dispares de la vida social reacciones enfrentadas en buena parte
justificadas. Todas las cuestiones asociadas a la misma tienen una incidencia no sólo
de carácter general, sino también – y ello es bien importante – en los órdenes
personales.
Hemos organizado estas “reflexiones” en cinco epígrafes. El primero se dedica
a describir las características de la globalización, fundamentalmente desde una
perspectiva económica, aunque resulta bien claro que por su incidencia directa e
indirecta sobre la misma se encuentra una multitud de aspectos que merecen ser
analizados. El segundo busca describir las razones que se encuentran tras los
fenómenos de antiglobalización, especialmente en la vertiente del comercio
internacional. En el tercero se señalan algunas características de la OMC, buscando
especialmente poner de manifiesto y valorar frecuentes tópicos referidos a la misma.
El cuarto busca presentar algunos de los elementos de la relación entre los conceptos
anteriormente expuestos para finalizar en el quinto con una visión prospectiva de tal
relación.
I) UN INTENTO DE DEFINIR LA GLOBALIZACIÓN
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En un interesante trabajo, J. Fernández de Navarrete (1) ha narrado su
experiencia respecto a una definición del concepto globalización señalando: “ busco
en Internet el término globalización y encuentro 80.000 resultados. Bajo los
sinónimos del termino me salen 756.000 términos”. Sin duda hay una pluralidad de
significados: avances en tecnologías de la información, uso generalizado del
transporte, especulación financiera, creciente flujo internacional del capital,
disneyficación de la cultura, comercio masivo, calentamiento global, ingeniería
genética, poder de las multinacionales, nueva dimensión del mercado internacional
del trabajo, postmodernismo, merma del poder de los Estados – Nación, etc.
Scholte, en un libro introductorio a la globalización de gran interés(2), se
refiere a una definición “vaga” del concepto ( por otro lado frecuente en el
tratamiento de conceptos utilizados en las ciencias sociales como “desarrollo”,
“competencia”, “cultura”, e incluso “valor”). Pueden también destacarse, según, las
intenciones de quien lo utiliza, matices de internacionalización, liberalización,
universalización, occidentalización, desterritorialización , y ello refiriéndose
solamente a aspectos relacionados con la economía política.
Encontramos en la literatura intentos serios de clasificación (3) de todas estas
abundantísimas relaciones de conceptos. Merece la pena recoger el criterio de Held,
quien distingue entre globalistas, estos a su vez situados en dos extremos (pesimistas
y optimistas), tradicionalistas y eclécticos. Quienes se integran en el primer grupo se
muestran convencidos de que la globalización es una realidad que está cambiando de
una forma radical el contexto social y económico del mundo. La globalización es
considerada por ellos como un fenómeno real que afecta a la economía, a las
políticas, a las culturas nacionales, etc. Desde la consideración de los optimistas,
habrían de destacarse los beneficios, mientras que los pesimistas indicarían aspectos
(1) J. FERNÁNDEZ NAVARRETE (2004). “Cómo construir un sustantivo al que se le puede echar
la culpa de todo”, en “Globalización: un enfoque interdisciplinar”, publicado por el instituto Universitario de Estudios Norteamericanos de la Universidad de Alcalá.
(2) SCHOLTE, J.A. (2000): “Globalization: A Critical Introduction”, Mcmillan (3) Destaquemos en este orden los trabajos de D, Held quien en tres obras importantes:
“Globalization/Anti–Globalization”; Polity Press, “Global Transformations: Politics, Economics & Culture (Polity Press) y “The Global Transformations Reader” perfila un cierto orden (en cooperación con otros autores) han sido editadas también en español.
(4) D. HELD y A. MCGREW (2003): “The Great Globalization. Debate: An Introduction” en “The Global Transformations Reader”, pp 3 y ss.
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negativos: la tendencia a la homogeneización del mundo, a la pérdida de
diversidades, etc. No cabe ignorar que buena parte de sus contribuciones
intelectuales constituyen el sustrato ideologico de los movimientos antiglobalización.
Por su parte, los tradicionalistas introducen en la discusión una gran dosis de
escepticismo. Ciertamente –dicen- se registran cambios en el mundo, pero los
mismos no serían muy diferentes de los que han tenido lugar en otros momentos de
la historia de la humanidad, especialmente en cuanto se refiere a movimientos
internacionales de carácter comercial y financiero. En cierto sentido, aún siendo
diferentes por su amplitud y por su intensidad, se mantendrían en nuestro mundo se
mantendrían en nuestro mundo algunas características del capitalismo del siglo XVII
– las Compañías de Indias –.
Finalmente, los eclécticos utilizan elementos procedentes de todas las
concepciones anteriores. Así, reconocen la importancia de algunos elementos
tradicionales como el Estado – nación, si bien con modificaciones interesantes (por
ejemplo, la existencia de las llamadas políticas “estratégicas” en los órdenes
comercial e industrial), y teniendo muy en cuenta los efectos de la globalización.
Como resume Held (4), para ellos “las consecuencias de las interacciones globales
contemporáneas son complejas, diversas e impredecibles; además, sus efectos se
distribuyen de forma desigual, siendo merecedores de que se realicen sobre los
mismos estudios intensos. La autonomía del Estado – nación estaría limitada por
diversas formas de poderes transnacionales que no pueden ser apreciados de una
manera cuantitativa, bien porque reflejan prioridades de grandes empresas que
persiguen sus propias finalidades comerciales, o bien porque hayan de competir
efectivamente en mercados globales”.
Utilizaremos al referirnos a globalización económica la definición ya
tradicional de Levy – Livermore(5). Para este autor entrarían en la misma aquellos
“procesos que se caracterizan porque las fronteras nacionales de las actividades se
ven superadas para permitir un acceso más libre y más fácil a mayor número de
(5) LEVY – LIVERMORE, A. (Ed. 1998): Prólogo al “Handbook on the Globalization of the World Economy”. E. Elgar.
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tecnologías, así como a los mercados de productos y factores. Además, en ellos se
accede a una gama más amplia de usos y costumbres humanas, haciendo posible un
grado más amplio de integración de la economía mundial”.
Tres características notables destacan, a nuestro juicio, en esta definición (6):
a) El actual es un proceso con todas las notas que pueden asociarse al mismo como
son un grado importante de dinamismo, la existencia en él de ganadores y
perdedores, una duración y un manejo de las mismos poco previsibles, etc. La gran
cuestión – que es el punto de arranque de estas reflexiones – es que para algunos se
trataría de “procesos inevitables a los que no escapa ningún aspecto de la vida social
(cultura, política, etc) pero que se manifiesta de modo destacado en la organización
de las actividades económicas” (7).
b) En la actual globalización que para muchos cabe iniciar en la década de los 1980
se registra una impresionante aceleración como consecuencia del desarrollo también
impresionante de las nuevas tecnologías de la información y de los transportes.
c) En los procesos contemporáneos se registran tensiones (que se conocen con una
rapidez no presente en otras etapas) entre las tendencias a lo local y las globales ( de
las que son un indicador de las integraciones económicas). Todo ello se manifiesta en
unas nuevas formas de regulación de los mercados, que incluso en algunos casos han
desaparecido prácticamente.
La globalización plantea en gran número de casos problemas respecto a la
soberanía nacional y la transformación de los papeles tradicionalmente atribuidos a
los Estados. Ha indicado al respecto P. de Senarclens (8) que “la mayor parte de las
sociedades actuales deben enfrentarse a su futuro sin una base doctrinal coherente.
Los gobiernos han de ser frente a un período de mutaciones que alcanza a todos los
aspectos de la vida económica y social y de forma muy especial a las cuestiones de
protección social y de degradación rápida del medio ambiente natural, y ello con una
(6) En una línea similar, destacando las notas de interdependencia, interconexión o interrelaciones de la economía mundial con una relajación de la rigidez de las fronteras económicas asociadas tradicionalmente a los Estados se encuentran una gran cantidad de trabajos, entre los que pueden destacarse los que son producto de instituciones supranacionales tipo OCDE, FMI, Banco Mundial y la propia OMC. (7) M.A. DIAZ MIER (2004): “Globalización: un enfoque interdisciplinar” I.U.E.N de la Universidad de Alcalá. (8) P. de SENARCLENS(2001): La mondialisation: theories, enjeux et débats” A. Colin.
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carencia de recursos, medios políticos y mecanismos institucionales” Las discusiones
sobre las relaciones entre el mercado y el Estado, por otro lado muy frecuentes en la
historia contemporánea, se han intensificado en Planes no sólo académicos.
La globalización afecta a la cultura también de forma que los sistemas
culturales se encuentran contestados, y productos y tecnologías se desarrollan en ese
ámbito a velocidades crecientes. De modo similar, otros aspectos como la
consideración del trabajo, son afectados. Así, para Bindé (9), por una parte, escasea
cada vez más el trabajo, y por otra parte, se ha producido una modificación e la
concepción del trabajo como factor principal de la producción, llegando a convertir
al mismo en una fuente de tensiones derivados del fenómeno socioeconómico de
crecimiento, sin creación de empleo.
II) UNAS ALUSIONES A LOS COSTES DE LA GLOBALIZACIÓN
Definidos en el epígrafe anterior los rasgos característicos del actual proceso de
globalización, debe destacarse que los mismos suponen que existan ganadores y
perdedores. Parece claro que la adaptación en los órdenes indicados – la producción,
el comercio, las inversiones extranjeras, las empresas multinacionales, por citar las
de mayor rapidez en la vida económica, pero sin olvidar otros como la cultura, el
medio ambiente – puede ser más fácil para unos grupos sociales o para unos
individuos que para otros. No resulta extraño que hayan surgido en diversos lugares
y desde ámbitos muy diferentes, posiciones enfrentadas a la globalización entendida
ésta en un solo sentido. Efectivamente, la mundialización afectaría a todas las áreas
de la vida política, social y cultural de una manera que se ha definido como de
capitalismo neoliberal y que, en consecuencia, ha suscitado opiniones contrarias. A
todo ese conjunto se le han venido a definir como “antiglobalización”.
Presentaremos en este epígrafe y también de forma resumida consideraciones
sobre algunas cuestiones que han sido destacadas por quienes destacan los efectos
(9) J. BINDE: “L’ avenir du temps”, Le monde diplomatique, marzo 2002.
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negativos de la globalización. Como en el caso anterior, destacaremos cuestiones que
han sido tratadas en la inmensa bibliografía existente.
1.- Merece especial mención el análisis del impacto de la globalización sobre los
mercados de trabajo y sobre todo en el empleo (10). Los partidarios han indicado
como dato favorable la creación de millones de puestos de trabajo en los últimos
decenios. De acuerdo con las estimaciones de las Naciones Unidas, la población
activa del mundo, era de 2.800 millones de desempleados y 700 de subempleados.
No resulta fácil, sin embargo, indicar si estas cifras se han acrecentado o disminuido
a consecuencia de la mundialización.
Uno de los autores que han realizado una afortunada síntesis de los aspectos
negativos y positivos de la globalización ha destacado otros conceptos. Así, “dentro
de una política neoliberal, el surgimiento de un capitalismo supraterritorial ha
asignado presiones a la baja en los salarios, los beneficios y las salvaguardias, en
especial en los países del Norte, que de modo especial afectan a los trabajadores de
nueva especialización” (11). Por el contrario, en algunos países del Sur se observa una
cierta tendencia a la mejora de las condiciones de los trabajadores en comparación
con etapas anteriores. No resulta, pues, difícil imaginar que los grupos sociales que
se encuentran desfavorecidos (pérdida de empleo, deslocalizaciones de lugares de
trabajo) señalen a la globalización como responsable y forman parte de las acciones
antiglobalizadoras.
2.- Se ha puesto también de relieve la globalización de las finanzas internacionales.
Evidentemente, cabe encontrar en los análisis al respecto criterios que resaltan lo
negativo – inseguridad, ruptura con la economía real, distribución poco equitativa de
los beneficios, etc. - (12). Claro es, que también se encuentran opiniones que ponen de
manifiesto otros efectos contrarios como el de poner a disposición de países, medios
financieros para iniciar su despegue económico.
(10) V. por ejemplo el libro de J. Arriola y D. Guerrero: “ La nueva economía política de la globalización”. Universidad del País Vasco. (11) J.A. SCHOLTE (2000): “Globalization: A Critical Introduction”. McMillan. (12) Incluso en una obra bien conocida de S. STRANGE se llega a calificar como un gran casino a la economía financiera. Ver su obra “ Mad Money”.
6
3.- Otro de los temas habitualmente asociado a las consecuencias de los procesos de
globalización es el relativo al medio ambiente. El planteamiento en términos de
interrogante resulta fácil de realizar: ¿han tenido – y en qué grado – los procesos de
mundialización influencias sobre los equilibrios ecológicos? En la búsqueda de
posiciones de uno y otro sentido(las favorables y las antiglobalizadoras) se pueden
encontrar argumentos que realizan los efectos contaminantes sobre los elementos
naturales (aire, agua, tierra, etc) de las actividades productivas a que nos hemos
referido en el anterior epígrafe. Como en otros casos, se pueden hallar buen número
de volúmenes en que se resaltan tales efectos (13).
4.- Una cuestión asociada a la globalización – especialmente desde un sentido crítico
es la relacionada con la cultura. En este orden, se ha hablado de una “cultura global”
entre cuyas formas más destacadas figuran medios y productos occidentales (aunque
les define mejor el término “disneyficación”), especialmente en aspectos de
consumo, muy relacionados con las industrias del entretenimiento. Se tiende a
destacar la existencia de culturas locales, relacionada en lugares y tiempos que se
enfrentaría a esa cultura global a la que se presenta como resultado directo de un
denominado tardo capitalismo que reestructuraría valores, crearía necesidades
abriendo nuevos cauces a la acumulación de capital. Como éste escasea en los países
más pobres quedarían abiertas las puertas de las entidades extranjeras nacidas en
países creadores de las grandes industrias del entretenimiento (en sentido amplio).
Para quienes contemplan la globalización desde la perspectiva de los países del
Sur (14) “la economía global muestra un mundo de alto consumo (por ejemplo, a
través de la televisión sin fronteras) al que una grana parte de la población mundial
no puede acceder. La imagen ideal de países democráticos, seculares y en constante
crecimiento económico contrasta con el mundo real del autoritarismo o el caos
político”. Quienes se muestran contrarios a los efectos de homogeneización que
(13) De la larga lista que figura en la bibliografía destacamos en este aspecto los trabajos de GOLDSMITH y MANDER (“The Case against the Global Economy”) y de HIRST y THOMPSON (“Globalization in Question”) (14) A título de ejemplo representativo recogemos citas del trabajo de K. KAMILAMBA “La globalización vista desde la periferia” (I.U.E.N de Alcalá de Henares 2004). Asu opinión pueden sumarse otras muchas como las expresadas en los trabajos de Bennholdt-Thomsen, Hay y Marsh y la obra de la que recogeremos algunos aspectos: “The Other Davos” de F. Houtart y F. Polet.
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causaría la globalización cultural señalan sus efectos negativos sobre culturas y
tradiciones locales. En ciertas áreas del planeta señalan que se tratarían de una nueva
conquista de su mundo por el occidental, justificando así el concepto que
introducíamos en el primer epígrafe.
5.- Un orden que se relaciona directamente con la relación entre Estados y las
acciones de éstos, que también han sido objeto de estudios por las distintas escuelas
de la globalización, es el relativo a la seguridad, entendida ésta en muchas
acepciones: militar, ecológica, y también económica y cultural. También cabe indicar
en este ámbito aquellos aspectos que afectan a la paz mundial. Desde una perspectiva
favorable a la globalización parece que con esta – si bien con todas las cautelas y
excepciones - parecen haber disminuido las tendencias hacia conflictos armados
extendidos a territorios de dimensiones superiores a una nación (conflictos globales,
aunque los fenómenos asociados al terrorismo contradecirían esta visión). En ese
sentido, la importancia de empresas multinacionales de carácter público o privado
(alguna ONG) podrá haberse reflejado en una menor disposición a generar conflictos
bélicos de dimensiones a las guerras mundiales del siglo XXI.
Pero en contrapartida, formando parte de los objetos de este estudio de la
geopolítica y la geoestrategia (a las que recientemente se ha unido la geoeconomía
que precisamente se preocupa de analizar la guerra económica como manifestación
de los conflictos de poder) se presentan otros elementos en nuestro mundo. Uno de
ellos es la extensión global de mercados de armamento que han hecho posible la
ampliación de los denominados públicamente conflictos locales (y los daños
colaterales). También con la globalización (preferimos decir que aprovechando sus
recursos) se ha presenciado el reconocimiento de integrismos que buscan reaccionar
frente a la homogeneización (y en la mayoría de los casos la occidentalización) a la
que nos hemos referido.
6.- Evidentemente, una de las grandes cuestiones que se debaten respecto a la
globalización es su consideración de la justicia social, extendida hoy a una escala
mundial. Posiblemente, las injusticias no sean consustanciales a la globalización,
8
pero su aumento (por ejemplo, el de las desigualdades entre países y dentro de los
mismos) sí parece haberse acelerado por la definición neoliberal de la globalización.
En este ámbito que comprendería multitud de aspectos, muchos de los cuales
se encuentran en la actualidad incluidos en los objetivos de desarrollo del milenio (15). Así, se ha reconocido como positivo que la globalización haya contribuido a
facilitar el trabajo femenino (si bien es cierto que su distribución en el mundo es muy
desigual). Como negativo, figuraría el hecho de que las inversiones exteriores a que
nos hemos referido tienden a concentrarse en países del Norte y que tendrían efectos
negativos – explotación abusiva, deterioro del medio ambiente, fundamentalmente –
en los países del Sur, en que se realizan.
7.- Para cerrar esta síntesis necesariamente reducida de diferentes aspectos de la
globalización y en tanto afectan al comercio internacional y al mecanismo de
regulación que se expone en el tercer epígrafe hemos de referirnos a la economía
internacional. Desde esta perspectiva, encontramos posiciones conservadoras que
definen como importantes los progresos de la misma, pero sin que pueda decirse que
se haya llegado a una auténtica economía global. Para esta posición, cabe hablar de
una cifra muy reducida de sectores económicos en los que existen empresas y
políticas globales. En la gran mayoría de los casos, lo que caracteriza a nuestro
mundo es el alto grado de internalización. Esta de realiza a través de fórmulas bien
conocidas, como es el intercambio de mercancías a las que se añadiría el aspecto
comentado de las inversiones directas.
Existen lógicamente posiciones en el sistema opuesto (16). Se ha señalado así
que existe una economía global guiada por unas fuerzas de mercado que han
conducido hacia unas redes de interdependencia e integración entre las naciones
transnacionales de tal importancia que, de hecho, había hecho desaparecer las
fronteras. Y hay algo más, en ese marco, los agentes económicos, entre los que se
(15) A fines del año 2000 las instituciones económicas internacionales así como las Naciones Unidas han marcado una serie de objetivos numéricos para erradicar la pobreza del mundo. Los mismos se han agrupado en lo que se conoce como los objetivos de desarrollo del milenio (por ejemplo, reducir a la mitad el número de personas que viven con menos de un dólar diario, disminuir la mortalidad infantil, eliminar el SIDA, etc. (16) La más conocida es la de Ohmae (“Un mundo sin fronteras”) que ha sido comentada en buen número de obras. Por ejemplo G. Thomson lo hace en la obra dirigida por D. Held “Globalizing World?”
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incluyen los “viejos” Estados, se guían en su comportamiento por criterios de
competitividad de forma que conceptos como las políticas comerciales o industriales
“estratégicas” primarían sobre antiguas concepciones (el Estado providencia, por
ejemplo).
III) UNAS NOTAS EN TORNO AL SISTEMA GATT – OMC
a) Aspectos Generales
En los dos epígrafes anteriores hemos glosado diferentes aspectos positivos y
negativos de la globalización. En alguno de ellos, se ha hecho una buenísima
referencia a las corrientes comerciales. Nos corresponde ahora realizar algunas
consideraciones más amplias sobre el comercio mundial y sobre todo destacar un
aspecto que le afecta directamente como es la regulación internacional de las
políticas comerciales, entendidas éstas como la forma instrumental de las acciones de
los Estados en relación con los intercambios comerciales.
La primera impresión que produce el examen de las grandes series del
comercio mundial (17) en los distintos países es la de un importantísimo crecimiento
cuantitativo que evidentemente no se reparte por igual entre todos los países ni en
todos los productos. Así, las cifras de exportaciones mundiales se multiplican por 3,7
para el período 1870 – 1998 y para el período 1950 – 1998 por 3,1. La cantidad que
corresponde a la etapa coincidente con los fenómenos de globalización sería 1,63. En
definitiva, los datos del comercio mundial proporcionan una idea de crecimientos
superiores a los que registran el total de las producciones mundiales. Algo similar
ocurre con otros elementos unidos a las relaciones económicas internacionales
(inversiones, movimientos de población, etc). Desgraciadamente, las dificultades
técnicas para compara balanzas de pagos de distintos períodos y países no hacen
posible expresar con precisión las modificaciones que se producen en tales
relaciones.
(17) V. por ejemplo el importante estudio de A. MADDISON: “L’économie mondiale: une perspective millénaire” OCDE 2001. Los datos para un conjunto de países para el periodo 1820-1998 indican una progresión importante: del indicador exportaciones /PIB: 4,6% en 1870; 7,9% en 1913; 9,0% en 1929; 5,5% en 1950; 10,5% en 1973 y 17,2% en 1998. Evidentemente se registran cambios anuales y sobre todo cabe destacar lógicas modificaciones en el periodo bélico.
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Estas ideas pueden ser reforzadas en ciertas precisiones que permitirán
entender algo más de lo que ha dignificado el sistema GATT – OMC. Así,
encontramos:
i) Un aumento de la importancia que en las relaciones económicas internacionales
han tenido conceptos que no se refieren exclusivamente a movimientos de
mercancías. Así, junto a las transacciones de capitales ha de hacerse notar que los
conceptos tradicionalmente denominados de “invisibles” en las balanzas de pagos
(transportes, seguros, turismo y u largo etcétera) han experimentado aumentos
significativos. De hecho, hoy, junto al llamado “comercio de mercancías”, resulta
imprescindible conocer el comercio de servicios, el de las ideas, asociado a los
derechos de propiedad intelectual, así como el de capitales.
ii) El impresionante desarrollo que dentro de los intercambios de mercancías registra
el llamado comercio intraindustrial (18) por el que se entiende, el que tiene lugar
cuando dos países intercambian productos que pertenecen a una misma rama
industrial, si bien se pueden diferenciar en razón de sus características o su calidad.
Asociado a este fenómeno se puede citar la correspondencia del comercio que tiene
lugar entre empresas filiales y matrices integradas en las multinacionales.
iii) Una gran variación en las formas en que los Estados intervienen sobre las
corrientes de intercambios mundiales. Sin entrar en grandes discusiones teóricas
sobre el sentido y las transformaciones del polémico proteccionismo – comercio libre
si puede indicarse las líneas generales de las acciones estatales – una diversificación
de los instrumentos de promoción o estímulo de las exportaciones, especialmente por
la vía de las subvenciones y una diversificación aún mayor de los medios que buscan
frenar las importaciones (19). La utilización, con fines comerciales, de las normas
técnicas y de los derechos antidumping, de los medios de defensa del medio
ambiente, de protección de la salud y la seguridad de los consumidores y un amplio
(18) Una síntesis muy afortunada de lo que significa el comercio intraindustrial aplicado a las relaciones entre la Unión Europea y los países en desarrollo se debe a la profesora A. TRIGO CATALINA (2003) en obra editada por el Consejo Económico y Social (19) Un análisis más completo en el que se contiene bibliografía específica pude encontrarse en M.A. DIAZ MIER: “Un siglo de relaciones comerciales internacionales” revista de economía mundial no. 3.
11
etcétera, muestra a principios del s. XXI un panorama mucho más extenso que el que
se encontraba veinte años atrás, y lógicamente aún mayor en relación con períodos
anteriores.
iv) Dentro de las situaciones que se refieren a Estados, podemos destacar tres
características. En primer lugar, el crecimiento en número pero también en
importancia cualitativa por sus papeles en el mundo de los denominados
públicamente países en desarrollo (20). En segundo término, el aumento de los
fenómenos de integración regional por motivos diferentes. Prácticamente, hoy todos
los países que integran la OMC, participan de algunos de estos acuerdos, planteando
cuestiones complejas sobre la competitividad del sistema multilateral. En tercer
lugar, debe hablarse de un concepto de índole sectorial destacado como es lo que el
autor francés Lafay, ha denominado el final de las ventajas adquiridas, y cabría
inscribir en lo que los economistas han entendido como división internacional del
trabajo.
v) Para cerrar estos aspectos generales que nos permitirán una introducción a la
consideración del sistema GATT – OMC, ha de destacarse que las actividades de
intercambio no son estáticas, sino dinámicas, ofreciendo un paralelismo con la
evolución de la humanidad. En la actualidad, como en todas las épocas, se ha
hablado de productos que vienen de otros países para satisfacer necesidades.
Además, no cabe ignorar que en la actividad comercial se manifiestan los impactos
de la evolución de otros conceptos como sistemas de producción, sistemas
gerenciales, logísticos, de marketing, etc. También influyen sobre el comercio otra
serie de conceptos sociales que han ido evolucionando en tiempo y espacio, como
son la moneda, la seguridad jurídica, los ordenamientos de los Estados dentro de sus
territorios y entre ellos, así como otras regulaciones públicas como las que afectan a
la competencia, al medio ambiente, etc.
B ) La OMC: Notas breves
(20) Una de las cuestiones que vuelven a ponerse de actualidad en las consideraciones de la economía mundial es la de la pobreza. V. por ejemplo la comunicación que se presenta sobre este tema a la sexta reunión de economía mundial (Badajoz, 2004).
12
Con el Tratado de Marrakech, que ponía fin a la ronda Uruguay e instituía la
OMC, quedaron completadas las tres grandes instituciones internacionales del orden
establecido en la postguerra en el dominio económico. Se sustituía el acuerdo
provisional que era el GATT por una organización encargada de proporcionar reglas
no sólo sobre las políticas comerciales relativas a mercancías, sino las referentes a
comercio de servicios y a los aspectos comerciales de la propiedad intelectual. Tales
reglas se instrumentan en tres acuerdos conocidos como el GATT 1994 para las
mercancías, el GATS para los servicios y el ADPIC para los derechos de propiedad
intelectual. Completando el Tratado de Marrakech se añaden dos acuerdos
multilaterales sobre el examen de políticas comerciales de los miembros y un sistema
de solución de diferencias que alcanza al todo el sistema.
La OMC, en cuyo organigrama adjunto refleja la ampliación de actividades que
ha experimentado desde su comienzo, está compuesta hoy 146 miembros (123
fundadores) y está organizada sobre un órgano supremo que es la Conferencia
Ministerial la cual ha de reunirse cada dos años como mínimo. (De hecho ya se han
celebrado cinco en Singapur, Ginebra, Seattle, Doha y Cancún, en 1996, 1998, 1999,
2001 y 2003, respectivamente). Existe igualmente un Consejo General compuesto
por representantes de los Estados miembros que actúa con carácter permanente en los
períodos de intersesión de las Conferencias. De este Consejo dependen tres Consejos
específicos para el comercio de mercancías, el de servicios, y el de los derechos de
propiedad intelectual, los cuales, a su vez, establecen órganos dependientes que están
especializados en los diversos temas que han ido exigiendo los trabajos emprendidos
para dar respuesta a las cuestiones que se han ido planteando (que se refieren a buen
número de ámbitos a que se fueron planteando y a los que se ha hecho referencia en
los primeros párrafos de este epígrafe, como el medio ambiente, la competencia, las
inversiones extranjeras, el desarrollo, etc).
Además, el Consejo General actúa también como el órgano de mayor relieve
en las actuaciones de los Acuerdos para el examen de las políticas comerciales y del
relativo a solución de diferencias. La OMC ha supuesto, con todo ello, un notable
intento para mejorar las deficiencias del antiguo GATT, lo que se pone de relieve en
su calificación jurídica (Tratado en vez de Acuerdo), en la necesidad de una
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consideración íntegra de sus normas y disciplinas por parte de los miembros, si bien
con ciertos matices, y en su alcance.
La importancia de la OMC radica en una doble consideración:
a) La utilización de la técnica de negociación como medio para hacer frente a las
nuevas situaciones y problemas que plantean las políticas comerciales en el 95% de
los países miembros. Desde 1994, fecha en que terminó la Ronda Uruguay, han
llegado a buen término negociaciones adicionales sobre la liberalización de las
telecomunicaciones, la de servicios financieros, la reducción a cero de los derechos
arancelarios para los productos de las tecnologías de la información. En 2001 se
marcaron los hitos para la celebración de nuevas negociaciones que se han definido
como la ronda del desarrollo, en la que se han incluido muchos de los temas a que
nos hemos referido anteriormente. .
b) El sometimiento de las políticas comerciales de los países a un conjunto de
principios mínimos (en buena parte heredados del GATT). En ese sentido, las eternas
discusiones acerca de la discrecionalidad de tales políticas se plantean de nuevo.
Parece que el grado de previsibilidad para los agentes económicos que actúan en la
vida comercial ha aumentado en comparación con etapas anteriores, aunque, como
veremos, se han producido un buen número de críticas a la institución en órdenes
muy diversos.
Naturalmente, buen número de los temas a los que hemos hecho referencia – el
desarrollo, el regionalismo, el medio ambiente, las inversiones directas, la
competencia u otros – no han encontrado en todos los casos soluciones que hayan
satisfecho a todos los países. Pero, en contrapartida, parece un signo de creencia en la
eficacia del sistema (y especialmente de su sistema de solución de diferencias) el
número de intentos que se conocen para extender el mismo a órdenes tan complejos
como el respeto a los derechos sociales y económicos de los trabajadores e incluso a
los derechos humanos.
14
IV) CRÍTICAS A LA OMC. SU RELACIÓN CON LA
GLOBALIZACIÓN
a) Notas Generales
La creación de la OMC y sus actividades a lo largo de la década transcurrida
desde ella ha provocado en todo el mundo reacciones de tipo muy diverso que
recuerdan en alguna medida las posiciones a favor y en contra de la globalización a
las que se refirieron los dos primeros epígrafes de este trabajo. Cabe señalar en este
orden que fue a una Conferencia Ministerial de la OMC ( la que tuvo lugar en
Seattle en 1999) a la que le correspondió la primera de las manifestaciones públicas
de los movimientos antiglobalización. Resulta lógico dediquemos una serie de
consideraciones al examen de esta relación sobre la que pueden encontrarse también
numerosos textos (21). Para ordenar estas consideraciones, señalaremos en primer
término las principales críticas que ha recibido el sistema GATT – OMC y más
adelante expondremos las que se refieren a su relación con la globalización.
Partamos de un hecho fácilmente comprobable. La ampliación de los ámbitos
que se incluyen en la OMC respecto a los que se abarcaba el GATT (esto es, el
comercio de servicios, los aspectos comerciales de los DPI y los iniciados mas tarde
sobre materias medioambientales, inversiones exteriores y su relación con las
multinacionales, derechos de los trabajadores, etc) se ha traducido en que el nombre
de la OMC y todo lo que supone afecte a un amplio conjunto de intereses. Es lógico
que no todos los afectados coincidan en la misma apreciación de los objetivos e
instrumentos que se están utilizando. Pero debe recordarse que precisamente lo que
caracteriza a los acuerdos internacionales de cooperación – y el GATT y la OMC
quieren serlo- es la búsqueda de soluciones conjuntas que constituyan puntos de
encuentro entre diferentes posiciones. En tales acuerdos se trataría de conseguir un
máximo común denominador de las diferencias mismas.
(21) En la bibliografía indicamos algunos de los textos más destacados en mi opinión. En todo caso en ellos se encuentran posiciones suficientemente representativas de todas las tendencias. Personalmente me he encontrado con críticas bien fundamentadas y serias sobre la OMC en tales trabajos a lado de libelos infumables. Lo que me parece debería exigirse de todo autor es un conocimiento mínimo fundamentado de todo aquello que quiere atacar y eso no existe en algunos volúmenes.
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En segundo lugar, ha de hablarse de algo que es evidente pero que se olvida
con frecuencia. La OMC es una institución intergubernamental y, en consecuencia,
las responsabilidades sobre las decisiones que se toman en la misma como
plasmación operativa de los acuerdos adoptados entre Estados deberían recaer sobre
éstos. Ciertamente – como nos han mostrado los críticos a la globalización-, se está
produciendo en el mundo una transformación profunda de la sociedad civil y de sus
sistemas de representación. En tal sentido, parece ser necesaria una modificación de
las actuales reglas de la OMC, que busque reflejar esas modificaciones, por otra parte
de calado muy distinto en diferentes lugares del mundo.
Por otra lado, buena parte de las críticas que la OMC ha recibido desde
posiciones de países desarrollados (el mundo de los países en desarrollo exige un
tratamiento específico) proviene de algo bien conocido por los juristas de todo el
mundo. Cuando se dicta una sentencia (y el sistema de solución de diferencias de la
OMC es en muy alta medida un tribunal “sui generis”) quien se considera
perjudicado por la misma no suele aceptarla de buen grado. Lógicamente, en los casi
trescientos casos que se han planteado en el órgano correspondiente de la OMC se
han registrado soluciones de todo tipo. En algunos casos notables, especialmente en
los que se refieren a temas con incidencia en el medio ambiente, diversos grupos
sociales situados en países a los que no se había dado la razón han expresado – y en
muchos casos vehementemente – su protesta. Es ya un caso que se estudia como
ejemplo el dictamen del panel sobre importaciones en Estados Unidos de atún
mexicano, conocido como el caso “delfín – atún” (22).
b) Las críticas generales a la OMC
No resulta fácil resumir de la manera que lo intentado hecho en epígrafes
anteriores el conjunto de críticas que ha recibido la OMC desde diversos ángulos,
que concentran opiniones procedentes de medios académicos, de profesionales y de
sectores muy varios de la sociedad civil que se ven afectados por el sistema. Hemos
intentado una cierta ordenación de las principales aportaciones al respecto, en las que
(22) V. L SAN MARTÍN SÁNCHEZ de MUNIAIN: “ La OMC y la protección del medio ambiente” Universidad Pública de Navarra(2000) con bibliografía amplia en la que destacan los nombres de ESTY y CHARNOVITZ.
16
hay que reconocer en buen número de casos un deseo de perfeccionar y mejorar el
sistema, en forma similar a la que se registrara en los años anteriores al lanzamiento
de la ronda Uruguay.
En primer término suele destacarse la complejidad de los textos y documentos
en que se reflejan las actuaciones de la OMC, sus trabajos y programas. Sin duda,
hay una cierta dosis de razón en ello, puesto que, en efecto, hoy se encuentran a
disposición de los interesados más de cien mil documentos a los que hay que sumar
los que se han realizado desde los tiempos de las conferencias preparatorias de 1947
y que siguen teniendo validez. Está claro que entrar en ese bosque exige una cierta
preparación, aunque hoy el examen se encuentra facilitado por la utilización de
instrumentos electrónicos. Pero cabe señalar que, desde la óptica de alguien
interesado en cuestiones de instituciones internacionales, este hecho no difiere
sustancialmente de los estudios precisos para examinar los textos generados desde la
propia ONU al acervo de la UE.
En segundo lugar se habla – y como ocurre con estas cuestiones con distintos
grados de razón - de la complejidad y falta de democracia en el sistema de toma de
decisiones de la OMC. Al señalar esto, algunos autores indican que el mismo estaba
en vigor en la época del GATT y que funcionó adecuadamente mientras el número
de miembros del Acuerdo General no pasaba de 60 – 70. Recordemos al respecto que
el sistema es el del consenso, es decir, la búsqueda de acuerdos comunes tras
negociaciones complejas. Este método se ha ido haciendo más difícil en la medida en
que los miembros sobrepasaban las anteriores cifras (y más con los 146 actuales). De
ahí que se esté buscando en orden a mejorar la operatividad y la representatividad un
nuevo sistema pues el actual especialmente en la Conferencia de Seattle ha
provocado la indignación de muchos países en desarrollo, aparte de recibir
numerosas críticas doctrinales. Creemos sinceramente que esta crítica tiene
fundamento tanto porque los espacios de tiempo requeridos para las decisiones se
prolongan excesivamente como por las dificultades para alcanzar los consensos. Sin
embargo, tampoco escapan a estas críticas los sistemas establecidos en Naciones
Unidas (un país, un voto) o en el FMI (peso de los países según sus cuotas). La
cuestión estribaría, pues, en intentar alcanzar un mecanismo que sea a la vez eficaz y
que permita un ejercicio más democrático.
17
En relación también con los dos aspectos anteriores, una tercera cuestión que
se achaca al sistema es su falta de transparencia, entendida lógicamente ésta en su
funcionamiento interno y en su comunicación hacia el exterior. Claramente, en el
primer GATT este posible defecto se derivaba de una aplicación rigurosa de su
carácter de acuerdo intergubernamental en la que la mayoría de la documentación era
de circulación restringida, y de hecho las informaciones a los agentes económicos
solamente quedaban facilitada a través de los conductos oficiales de cada país
miembro. Por otro lado, los trabajos de los diversos órganos se llevaban a cabo
solamente entre representantes de las administraciones nacionales. Cabe señalar que,
tras la conferencia de Seattle, estas características se han modificado sin llegar, como
quizá pretendan algunas organizaciones, a que éstas formen parte en los trabajos,
salvo en condición de observadores (23).
Desde otro ángulo, la crítica que nos parece más fundada que ha recibido el
sistema se refiere a una distribución no equitativa de los beneficios y no solo de la
mayor liberalización) pues se han centrado en los países desarrollados del Norte y en
ciertos productos (los industriales). Otros productos (los agrarios, los textiles) de
mayor interés para los países del Sur quedaban en la práctica fuera de los acuerdos.
No es de extrañar que las críticas mas duras provengan de países en desarrollo para
los que las reducciones arancelarias conseguidas en las rondas de negociaciones
celebradas se han concentrado en productos que recogen intereses de países
desarrollados y, por otra parte algo similar ocurre respecto a los Códigos sobre
medidas no arancelarias y a la inclusión en la OMC de nuevos temas.
Por último, desde una perspectiva de análisis económico, la gran cuestión que
se plantea recientemente, con alcance superior a la esfera del GATT – OMC, es la
relativa a los efectos beneficiosos de toda liberalización comercial, que constituiría el
fundamento de la teoría tradicional del comercio internacional y el basamento del
sistema de regulación de las políticas comerciales. En efecto, para muchos
economistas – como ha subrayado Krugman – la creencia en el libre comercio es uno
(23) Correspondería esta crítica especialmente a un conjunto de organizaciones diversas que firman el documento “La sociedad civil: transparencia y participación en la OMC” reproducido en el volumen “¿Qué hacemos con la OMC?” cuyo editor es M. KHOR.
18
de los principios del saber de esta rama que tiene prácticamente la consideración de
un dogma de fe. Sin embargo, hoy asistimos a una creciente discusión acerca de si
los efectos beneficiosos de una libertad de comercio a escala mundial, lo serían
también desde la perspectiva específica de países determinados.
En relación con esta cuestión se han planteado también temas relativos a las
ventajas que tendrían los acuerdos de integración regional, lógicamente de menor
cobertura geográfica que la que ofrece la OMC. Se señala entre ellas que en tales
acuerdos la toma de decisiones resulta mas fácil y que pueden aplicarse a un
conjunto de mayor número de temas de los abarcados por la OMC como muestra, por
ejemplo el Acuerdo NAFTA al incluir en él temas de inversiones exteriores y
derechos de los trabajadores, o ese gran acuerdo que es la Unión Europea con su
cobertura de un amplio espectro de temas. La cuestión de la compatibilidad del
sistema GATT – OMC con el regionalismo está lejos de ser resuelta, pareciendo nos
encontramos hoy en una etapa de convivencia”pacífica” entre ambas.(24).
c) La Perspectiva de los Países en Desarrollo
Probablemente las cuestiones relativas a países en desarrollo a los que se ha
intentado integrar dentro del sistema que se han planteado desde los años 1960
constituyen la principal fuente de críticas a las concepciones subyacentes en el
sistema GATT – OMC (25). Recogerlas de un modo sistemático no resulta sencillo
pero resultan imprescindibles para obtener una visión distinta a la que ofrecen las
consideraciones procedentes de atores de países desarrollados.
Suele indicarse en primer término por parte de los estudiosos la asimetría de las
reglas de la OMC. Al tener que conformarse a las mismas que son ciertamente
producto de la concertación de los distintos Estados miembros – y por consiguiente
adaptadas en principio con carácter voluntario – se pone de manifiesto que no todos
(24) V. el excelente volumen editado por A. REMIRO y C. ESPOSITO con el título de “La OMC y el regionalismo Europeo”(Dykinson). (25) Como ocurre con otros temas recogidos en este trabajo la literatura referente a esta cuestión es abrumadora con la característica especial de que los especialistas en la misma suelen ser autores muy distintos a los que se ocupan del sistema GATT-OMC en otros ámbitos, si bien hay que reconocer que los grandes textos dedicados al sistema suelen incluir un capítulo dedicado a los países en desarrollo. En este ámbito seguimos especialmente el volumen editado por B. HOEKMAN, A. MATOO y P. ENGLISH “ Development, Trade and the WTO: A. Handbook”
19
los países tienen igual peso en los procedimientos y facilidades de elaboración. De
hecho, existen dominios como los ya indicados de agricultura y textiles o las reglas
relativas a derechos de propiedad intelectual que no parecen hayan tomado
plenamente en cuenta los intereses de países especialmente importadores de
tecnologías. Además, como ha subrayado F. Nicolas (26) “la liberalización de los
intercambios de mercancías se impone a los países en desarrollo sin que, por el
momento, estos obtengan liberalizaciones de las corrientes de mano de obra o de
tecnologías”.
Un bloque especialmente significativo de preocupaciones para los países en
desarrollo puesto de manifiesto recientemente está constituido por la aplicación en
los mismos de los acuerdos adoptados en la Ronda Uruguay. De hecho, en la
Conferencia Ministerial de Doha( sólo seis años después del término de dicha
Ronda) quedaron plasmados en su Declaración final y en una Decisión “ad-hoc” las
cuestiones y preocupaciones relativas a esa aplicación que los países en desarrollo
habían manifestado anteriormente. Así, en dicha Decisión se recogían 46 de los 102
temas planteados por países en desarrollo mientras otros 56 quedaban incluidos en
una lista de cuestiones pendientes que habrían de examinarse en el transcurso de la
Ronda del Milenio (27).
Las dificultades y los costes de la aplicación de los Acuerdos se refieren
prácticamente a todos los campos, pero de modo especial el Acuerdo relativo a
derechos de propiedad intelectual, al de medidas sanitarias y fitosanitarias y al de
valoración aduanera, los cuales exigirían en la óptica de los países en desarrollo no
sólo la revisión de las normas existentes en muchos países y relativas a los mismos
así como la creación de otras nuevas, sino también el desarrollo de estructuras
administrativas y la creación de técnicos capacitados para poner en práctica dichas
normas.
Existen también un conjunto de temas que los países en desarrollo consideran
son esenciales sean tomados en consideración en sus procesos de desarrollo como
(26) F. NICOLAS: “Economies en développement: le mythe de la souveraineté confisquée” en Ramses 2004, IFRI. (27) Un cuadro resumen de las cuestiones específicas aludidas puede encontrarse en CEPAL: “Panorama de la inserción internacional de América Latina y el Caribe 2001-2002”.
20
son la vulnerabilidad de las pequeñas economías, la relación entre comercio, deuda y
finanzas (precisamente un aspecto destacado en las consideraciones recogidas en
otros epígrafes sobre globalización), la relación entre comercio y transferencia de
tecnología, etc. Los países en desarrollo solicitan también un trato especial y
diferenciado que no se limite a las grandes declaraciones sino que tenga una
aplicación efectiva, así como un incremento de la cooperación técnica por parte de
los países desarrollados.
En un resumen de los estudios económicos realizados
por distintas entidades (OCDE, la propia OMC) se reconoce que los países en
desarrollo se han visto favorecidos por la mayor protección jurídica que suponen los
acuerdos OMC pero que sin duda los mayores beneficiarios del proceso de
liberalización comercial de bienes y servicios son los países desarrollados por un
conjunto de razones: a) se incluyen en el sistema GATT – OMC aquellas áreas en
que tales países tienen una sólida hegemonía tecnológica hacia la que orientan sus
economías y empresas; b) con la orientación de las normas multilaterales hacia los
derechos de las empresas se limitaría la capacidad de reglamentar por parte de los
países menos desarrollados las actividades de las multinacionales; c) los sectores
que han recibido un trato más favorable son precisamente aquellos que a los países
desarrollados les interesaba proteger.
Un análisis pormenorizado de cada uno de los acuerdos y reglas ocuparía un
espacio quizá excesivo en relación con el objetivo de este trabajo: la globalización y
la OMC. Pero no puede dejar de indicarse la preocupación de los países en desarrollo
porque, pese a la sonoridad con que se bautizaron los resultados de la Conferencia de
Doha, saludando el nacimiento de una “ronda del desarrollo”, la siguiente
Conferencia, la de Cancún (Septiembre de 2003) no proporcionó avances visibles en
este orden. La fecha de enero de 2005 como indicativa para la conclusión de
acuerdos específicos se ha demostrado irrealizable.
d) Perspectivas desde la Globalización
Las críticas genéricas a la globalización también tienen su concreción en lo que
se refiere al comercio y a la institución que recordemos constituye la realización del
21
intento de someter a normas pactadas las políticas comerciales de los distintos países,
organización que ha ido creciendo en alcance tanto en lo que se refiere al número de
países componentes (recordemos que de los 23 países que crearon el primer GATT
se ha pasado a los 146 que se encuentran en la OMC ) como a materias incluidas.
En un estudio publicado en 1998 quien fuera el primer Director General de la
OMC se refiere a las características de la globalización que afectarían al comercio ya
desde su nacimiento (1995) (28) enunciándolas de la siguiente forma: “La OMC nació
en enero de 1995 haciendo de ella la primera institución global de la era de la
postguerra fría. Refleja el hecho de que el sistema comercial multilateral se está
modificando rápidamente a ser el centro de una nueva especie del sistema
internacional que ha tomado forma desde la caída del muro de Berlín y la creciente
globalización de la economía mundial. La economía ha sustituido a la ideología
como hilo conductor de la política mundial. La tecnología y la liberalización nos
están conduciendo a una economía más integrada – incluso sin fronteras –
eliminando la división entre cuestiones nacionales y extranjeras”.
Esta larga cita, prólogo de un análisis sobre las características de la economía
de tales años (crecimiento de los intercambios, aumento de las inversiones, proceso
de integración, favorecido por las tecnologías digitales y las redes de comunicación),
las posibilidades de gestionar la interdependencia económica y el papel en ella de la
institución OMC, ponen de manifiesto algo que ha sido el centro de la discusión
sobre la OMC actual: su función como una de las instituciones rectoras de la
interdependencia de la economía mundial. No resulta extraño que la critiquen
quienes no se muestran de acuerdo con la dirección que ha tomado el proceso (como
hemos indicado, una orientación neoliberal), que, en contradicción con su nombre,
no permite discrepancias o bien quienes se encuentran perjudicados por la misma.
Pero esencialmente, nos parece lógico que una institución que aspira a ocupar
un lugar relevante en el tratamiento de la globalización, pese a que en último término
sean las naciones las responsables de su funcionamiento, sea sometida a la crítica de
partidarios de sus formas de actuación respecto a los procesos de mundialización. De
(28) R. RUGGIERO: “ Whiter the Trade System Next?” en “The Uruguay Round and Beyond” (editado por J. BHAGWATI y M. HIRSCH, Springer).
22
la misma manera –y en sentido contrario – son plenamente lógicas las críticas de
quienes rechazan sus acciones o simplemente buscan un análisis neutral de los
fenómenos económicos.
Las grandes críticas de carácter general pueden clasificarse en varios grupos
(algunas de ellas han sido sintetizadas en un luminoso trabajo de P. Singer (29). Las
referidas a algún punto específico del sistema son muy numerosas, aunque desde una
perspectiva positiva la mejor defensa que puede hacerse de una institución como la
OMC que trabaja en un campo complejo es la conocida frase de que “si no existiese
habría que inventarla”. En ese orden, la necesidad de contar con una institución del
tipo que representa la OMC es reconocida incluso por sus detractores.
La principal de carácter general se refiere a la primacía que tienen en las
actividades de la OMC las consideraciones de orden económico y ellas por encima
de las preocupaciones por otros temas de impacto social como son el medio
ambiente o los derechos sociales. Se reproduciría de esta forma el debate nunca
interrumpido sobre los valores sociales. Incluso para los economistas del mayor
prestigio desde el punto de vista de la abstracción la plasmación en la realidad de sus
análisis habría de enmarcarse en un cuadro ético que – eso sí – no ha sido el mismo
en todas las etapas de la humanidad y que tampoco es único en todos los países. Ello
supondría que, lógicamente, las actividades de la OMC deberían estar regidas por
principios y valores sobre los que es difícil llegar a un acuerdo. De hecho, la OMC se
esfuerza en cumplir un papel fundamentalmente técnico que lógicamente choca en
multitud de ocasiones con las distintas prioridades con que se tratan los problemas
sociales por parte de distintos países y organizaciones.
En este orden una cuestión muy debatida son las diferencias de enfoque
respecto a la normas en materia medioambiental. Las normas internacionales de este
orden son muy numerosas pero suelen referirse a un número de países sensiblemente
menor que el de los que forman la OMC. Probablemente en el futuro, se puedan
(29) P. SINGER: “Un solo mundo: la ética de la globalización” Paidos, 2003. Como es lógico también en esta materia se encuentran múltiples aportaciones procedentes de campos muy diversos. Destaquemos los trabajos de D. Held y A. McGrew, del teólogo H. Küng o las de S. George. Igualmente, con una preocupación por conseguir dosis de neutralidad han de destacarse los trabajos de instituciones como la OCDE, CEPAL o el Banco Mundial que proporcionan pistas preciosas para el análisis.
23
conseguir mejores criterios para una aplicación conjunta de normas comerciales y
medioambientales, pero nos parece evidente desde un punto de vista de lógica
aplicada que con el sistema actual los responsables de aplicación de las normas
comerciales dentro de la OMC cumplan su tarea ajustándose a las mismas, aunque en
ocasiones resulten contrarias a algunas medioambientales.
Un segundo grupo de críticas se refiere a las cuestiones relativas a la soberanía
nacional, a la que- se señala- las normas OMC restringirían en buena medida y no
sólo en el ámbito comercial, sino en otros. Así, nos hemos referido desde la
perspectiva de los países en desarrollo a las dificultades que tienen para establecer
disciplinas de conducta de las empresas multinacionales. Parece sin duda, que una de
las cuestiones clave de los actuales procesos de mundialización es cuanto afecta a la
soberanía de los Estados. Entre otros aspectos hemos hablado a este propósito de la
emergencia de nuevos agentes en la sociedad que pretenden tener una participación
en las decisiones de alcance general. Ahora bien, pensamos que las cuestiones
relativas a la soberanía presentan demasiados matices y diferencias en las situaciones
para que pueda hablarse de la misma en los términos tan generales con que lo hacen
buena parte de los antiglobalizadores que se refieren a la OMC. Como en todos los
temas planteados sería necesario conocer en todos los detalles, el desarrollo futuro
de las sociedades organizadas en las formas tradicionales de Estado; pero es bien
sabido que esto no resulta posible.
Consideraciones similares pueden hacerse respecto a un tercer grupo de
críticas, las referentes a una supuesta falta de democracia- real o imaginaria- en la
OMC. Ya han quedado expuestos algunos rasgos de la complejidad operativa del
sistema de toma de decisiones del sistema con la participación en el proceso de todos
los afectados. Con las reglas actuales – lo que indica la posibilidad de cambiarlas – la
OMC es una institución intergubernamental y serían los Estados quienes habrían de
hacerlo. Otra cuestión es si la representatividad de los gobiernos puede y debe
reforzarse, pero también lo debería ser el mismo tema de la representatividad el que
habría que aplicarse agrupaciones y entidades que señalan esos defectos.
Más importante parece la crítica de que el sistema ha causado mayores
diferencias entre las naciones más pobres y las más ricas del mundo. Un análisis en
24
profundidad, con datos fiables en la mano, pondría de manifiesto el reparto desigual
de los resultados de la liberalización comercial (30) así como de la globalización. Se
señala así que “las relaciones entre liberalización comercial y pobreza son complejas
y deben estudiarse de forma específica caso a caso”. En el estudio de las vías de
transmisión de los beneficios de la liberalización se destacan los referentes a precios,
a las empresas y a los impuestos y gastos públicos. Pero en todo caso no puede
negase la existencia de las diferencias.
Probablemente, una de las críticas que cuenta con mayores fundamentos desde
estas perspectivas se basa en la importancia que los grupos de presión de los países
mas desarrollados han tenido en el lanzamiento y la configuración de normas de
política comercial que favorecerían a las empresas en general de los mismos y aún
mas a determinadas empresas. La influencia de las mismas ha sido ejercida a través
de las representaciones oficiales de cada nación y con ello de habría cumplido el
condicionamiento inicial del GATT. Ha sido especialmente significativo en ese
orden el caso del Acuerdo Internacional sobre Comercio de Servicios (el GATS) en
el que unas empresas multinacionales norteamericanas presionaron a su
Administración para llegar al mismo (31). Naturalmente, la consideración de la
extensión e influencia de instituciones como los “lobbies” rebasa los límites de estas
consideraciones.
(30) Un texto muy importante para efectuar este análisis es el de MCCULLOCH, N; WINTERS, L.A y CIRERA,X: “ Trade Liberalization and Poverty: A. Handbook”, editado por el CEPR. También con la preocupación expresada en los objetivos de reducción de la pobreza y el papel que para ello puede jugar el comercio y las instituciones comerciales han de citarse los trabajos de la OCDE y del Banco Mundial, especialmente el capítulo 2,1 de “Globalization, Growth and Poverty” (Banco Mundial 2002) (31) El testimonio de S.OSTRY es especialmente significativo y se encuentra en “ The WTO and International Governance” dentro del volumen “The World Trade Organization Millennium Round”, edit por DEUTSCH y SÉLLER(Routledge, 2001). Textualmente indica: “La inclusión de nuevos temas en la ronda Uruguay fue una iniciativa norteamericana y esta agenda política fue dirigida ampliamente por las multinacionales norteamericanas que eran líderes del mercado en sectores de servicio y de alta tecnología...su activismo consiguió su recompensa y es claro que puede decirse que las multinacionales antedichas jugaron un papel clave- incluso la clave- en el establecimiento de un nuevo sistema global”. En este orden véase también la acusación de S. George.
25
NOTA SOBRE BIBLIOGRAFIA
Las referencias que se incluyen a continuación se centran en los temas que de
alguna manera son recogidos en el trabajo. Aún con las limitaciones a que nos
referimos su número no sobrepasaría con mucho los límites habituales razonables
para artículos técnicos. De ahí que hayamos llevado a cabo una selección con un
doble criterio: por un lado, se recogen especialmente resultados de producción
editorial posteriores a 1999 , si bien la mayoría de las obras permiten obtener
referencias a años anteriores. Por otro, nos hemos limitado a textos que o bien se
encuentran citados o bien han inspirado la redacción de epígrafes y subepígrafes.
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