Girbal-Blacha, Noemí
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“El hogar o la fábrica”De costureras y tejedoras en la Argentina Peronista (1946-1955)
Noemí Girbal-Blacha*
Nora. “A pesar de todo, era un placer trabajar y ganar dinero. Parecía casi como si Juera un hombre. ”Helmer. “¡Abandonar tu hogar, tu marido, tus hijos!... ¿Y no p iensas en el qué dirán?’"Ante todo eres esposa y madre."
Henrik Ibsen. C asa d e muñecas**
1. El dilema
“Nacimos para constitu ir hogares. No para la calle. La solución nos la está indicando el sentido común. jTenemos que tener en el hogar lo que salimos a buscar en la calle: n u e s tra pequeña independencia económica... que nos libera de llegar a ser pobres m ujeres sin n in gún horizonte, sin ningún derecho y sin esperanza!.” Ésta es la propuesta que a partir del binomio inseparable género-parentesco im pu lsa Eva Perón desde La Razón de mi vida,1 acom pañada por una es
• Conicet/UNLP/UNQ.** Ibsen. Henrik. C asa de muñecas, drama en 3 actos. 1879. en Teatro completo. Madrid Aguilar. 1959, pp. 1.247. 1.297-1.298.1 Perón. Eva. La Razón d e mi vida. Buenos
truc tu ra sociocultural y un sistem a de poder que hace de las representaciones genéricas un componente im portante de ese mismo poder.2
El objetivo es simple, evitar que las m ujeres abandonen “el campo femenino y empiecen a vivir como hombres",3 para con trarrestar una realidad que -a la luz de un d iscurso oficial nacionalista, popular, di- rigista y p lan ificador- advierte sobre el hecho preocupante de que las m ujeres en la Argentina de comienzo de los años cincuenta
Aires. Ediciones de la Reconstrucción. 1973. p. 217.2 Pastor. Reyna, "Mujeres, género y sociedad". en Knecher, Lidia y Maria Panaia, La mitad del pais. La mujer en la sociedad argentina. Buenos Aires, CEAL, Bibliotecas Universitarias. 1994, pp. 39-47.3 Perón. Eva. La Razón..,, op. c il , p. 215.
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-cuando ya gozan del derecho político de votar- “no se resignan a ser madres, ni esposas".4
En octubre de 1948 la in stitu ción cu ltural femenina, presidida por Casilda C astro de Victorica, al referirse a los deberes y derechos de la mujer, expresa su concepción sobre eJ alcance que debe darse a las conquistas obtenidas por ella en la Argentina de fines del decenio de 1940. Se afirm a entonces que “la familia, su afianzamiento y solidez, su prestigio y valoración deben se r eJ telón de fondo y el ‘Jeimo- tiv’ de todo lo que se diga en torno a los deberes y derechos de la m ujer. Nada que pueda influir sobre el norm al desenvolvimiento del hogar. nada que lo haga vacilar o ponga en peligro su prestigio, puede en tra r para nuestro sentido católico e hispánico de la vida, en la lista de esos derechos y deberes". Su consejo es simple, no “deja an u lado el dedal y la tijera, los niños y su cuidado”.5
En los estudios demográficos de entonces donde se hace referencia a la “defensa y significación de la mujer", se adm ite que “m odernam ente se ha hablado m ucho y legislado acerca de los derechos de ¡a m ujer a trabajar, a ganar un sa lario sim ilar al del hombre, a intervenir activam ente en política, etc.",
4 Perón, Eva. La Razón..., op. cit., p. 215.5 Comisión Nacional de Cultura, Guiaquincenal d e la actividad intelectual y artística argentina. Año II, No. 30, segundaquincena de octubre de 1948, pp. 4-5.
pero se sigue ponderando como derecho y deber específico inherente al sexo femenino: “el derecho y deber del m atrimonio y la m aternidad"^
Las palabras de J u a n Domingo Perón, pronunciadas en 1944 y que hablan de formar en parte de Jos postulados de El Manual del Peronista cuatro años m ás tarde retom an por entonces actualidad: “dignificar moral y m aterialm ente equivale a vigorizar la familia. Vigorizar la familia es fortalecer la Nación puesto que ella es su propiacélula". 7
El m ensaje se inserta en un m undo occidental donde las m ujeres. y especialmente las m ujeres casadas, acrecientan su protagonism o en el m undo laboral, al tiempo que se modifican las ideas acerca de cuál debe ser el papel público de la mujer.8 Para el estado peronista la situación no pasa desapercibida y busca componer una alternativa a la cuestión para ofrecerla en el marco de la legitimidad, sacrificio y austeridad propugnados desde un discurso construido en perm anente contraste con la oposición, para distinguirse diame- tralmente de eJJa; aunque Jas aJter-
g Llorens. Emilio y Carlos Correa Ávila, Demografía argentina. Esbozo d e una política demográfica, Buenos Aires. Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires. 1948, p. 76.7 Comisión Nacional de Cultura. Guía.... op. ciL, p. 5.8 Hobsbawm, Eric, Historia del siglo XX. Barcelona. Critica, 1994. pp. 312-321.
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nativas ofrecidas para el trabajo fem enino resu lten de cuño tradicional: “el arte, el magisterio, las costu ras , la ayuda social, la enseñanza religiosa y moral, la elevación del nivel de vida y la revalorización de costum bres y artesan ías au tóctonas".9
Es que las im portantes y movili- zadoras reform as sociales implem entadas por J u a n D. Perón son tam bién expresión formal de disci- plinamiento. De ahí el valor dom éstico y social que en su discurso asum e la “industria hogareña”, las ta reas de costura y tejeduría como u n a forma de “proteger toda nuestra tradición",10 y “pensando que la fuerza real de la Nación está en que no sólo cada hogar esté a cubierto de las necesidades sino que florezcan en ellos hábitos de trabajo, d isciplina y fraternidad",11 como una m anera de propender a la unión familiar. Tal como lo afirma en m ás de una oportunidad el m inistro de Educación, “la familia es la base m ism a de la Patria'*.12
Es en los albores de la década del cincuenta cuando se modifica la coyuntura internacional, el mom ento en el cual el estado revisa su doctrinaria “tercera posición” propiciando el ingreso del capital ex
9 Comisión Nacional de cultura. Guía..., op. cit., p. 5.10 Ibid., Año n. Nos. 34 y 35. segunda quincena de diciembre de 1948 y primera quincena de enero de 1949. p. 76.11 Ibid., p. 77.12 Ibid., Año III. No. 40. primera quincenade abril de 1949. p. 15.
tem o, reforma de la Constitución Nacional y la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina (1949) eliminando la relación entre las reservas y la emisión monetaria, cambia el rum bo económico im pulsando “la vuelta al campo" y fija su s objetivos a través del Plan de Emergencia Económica de 1952 y del Segundo Plan Q uinquenal (1953) que incentivan la producción agrícola, el ahorro y la racionalización del consum o para reactivar la economía y contrarresta r los perniciosos efectos de la desocupación. El impulso a la pequeña y m ediana industria nacional que produce para el m ercado interno se contrae; el crédito alienta otros protagonismos y desde el Ejecutivo Nacional se insiste en que la política económica tiene como respaldo “1a ocupación total de n u estros brazos y el incremento positivo y consolidado de nuestra riqueza nacional".13
En la Argentina peronista, donde el trabajo, la familia y el ahorro son valores en si m ism os capaces de dignificar la existencia hum ana, se insiste entonces en que “las personas que ahorran serán estim uladas en la integración de e m p r e s a s sa n a s " , 14 para lo cual el
13 Gómez Morales. Alfredo. Función del E stado en la vida económica del p a ís y en el manejo y administración de la hacienda pública, Buenos Aires. 1949. p. 40.14 Ianantuoni. Domingo R.. El Segundo Plan Quinquenal a l alcance d e los niños. Buenos Aires. Editorial Luis Lasserre,1953, p. 38.
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crédito juega u n papel significativo, toda vez que oficialmente se reconoce en él “u n a función social: AYUDA A PRODUCIR NUEVO TRABAJO Y NUEVA RIQUEZA PARA EL BIEN COMÚN”. 15
¿Cómo conciliar entonces un discurso oficial populista que rescata esos valores, con las nuevas necesidades de la economía argentina de los años cincuenta? La m uje r -com o en otros m omentos de la h istoria nacional-16 se convierte en actor social relevante, capaz de concertar su función central en el núcleo familiar -en calidad de esposa y m adre- con su aporte pecuniario a la economía doméstica. El trabajo debe ser “por el hogar que es nuestra tradición" y es trabajando que “se quiere m ás la patria y el hogar", reza el “canto al trabajo", cuyos versos fueron escritos por el m inistro de Educación O scar Iva- nissevich, con m úsica de Cátulo Castillo, por esos años.
Ya en 1949, cuando Eva Perón inaugura el Hogar de la Empleada, se destaca la posibilidad que tienen su s m oradoras de aprender a coser, con una opción para ganarse el susten to dignam ente.17 Un par de
15 lanantuonl. Domingo R., El Segundo Plan Quinquenal al alcance de los niños, op. clt.. p. 45.16 Girbai de Blacha. Noemi M.. Estado, chacareros y terratenientes (1916' 1930). Política agraria y relaciones de poder, Buenos Aires. CEAL. Biblioteca Política Argentina 211 . 1988. cap. II.17 Ferioli. Néstor. La Fundación Eva P erón /1. B uenos Aires. CEAL. Biblioteca
años m ás tarde el impulso se hace m ás firme, decisivo y oficial, con la implementación de u n a operatoria crediticia de bajo interés y largo plazo de reintegro, para difundir esa práctica en los hogares obreros argentinos.
¿A quiénes alcanza el beneficio crediticio en este rubro quién lo provee, cuáles son s u s condiciones, cómo se im plem enta, cuáles son su s objetivos económicos y sociopolíticos?, ¿qué función cum ple en el contexto político-económico general, cómo se concilian trabajo fem enino-crédito-d iscurso? A estos in terrogantes se in ten ta rá dar respuesta en los párrafos siguientes.
2. El crédito: una propuesta posible
En 1950 la participación de la m ano de obra femenina en la actividad fabril se calcula en un 32% y se concentra en los rubros: textil, docente, servicio doméstico, comercio, sanidad, bancos privados y costura a domicilio. No obstante esta significativa participación en el m undo del trabajo, la diferencia en los salarios percibidos con respecto a similares tareas cum plidas por los hom bres es significativa. Para el caso de la industria textil es inferior en un 50% p a ra 1943 y aunque en 1945 la disparidad des-
Politica Argentina 293. 1990. p. 107.
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ciende a un 20% .18 la propia Unión Industrial Argentina reconoce la desigualdad, sin dejar de advertir que la igualdad salarial es sólo un “principio teórico”, y que la equiparación en las rem uneraciones sólo motivará la escasez de empleo para las m ujeres ya que -sin d u d a- se rían preferidos los varones en caso de no existir diferencias en los sa larios a percibir.19
Las injusticias en el m undo laboral femenino intentan ser corregidas por el gobierno nacionalista y popular de Ju a n D. Perón y la acción de la Fundación de Ayuda Social Eva Perón; no obstante y en contraste con la concesión de los derechos políticos a la mujer, en la Argentina a fines de los años cuarenta el discurso oficial se orienta a resguardar en esta materia la función primordial a la mujer como esposa y madre, pilar fundam ental de la familia y “ángel tutelar de la casa".20
En el hogar, m ientras el padre lee el diario, es la m adre quien usualm ente aparece sentada, cosiendo y “siem pre a ten ta a n u estra s necesidades y deseos”, reflexiona un niño que se refiere a su casa como reino de “la paz y el orden”, según puede leerse en uno de
18 La Nación Argentina, Publicación oficial. Buenos Aires. 1950.19 Dos Santos. Estela, Las mujeres peronistas. Buenos Aires. CEAL. Biblioteca Política Argentina 23, 1983, p. 107.20 Casas. Blanca Alicia, El Alma Tutelar, libro de lectura para primer grado superior. Buenos Aires, Luis Lasserre, 1954, 4ta.ed.. p. 7.
los tan tos libros de lectura de la época, destinado a escolares de entre 6 y 8 años de edad.21 Esta función femenina que aparece indelegable en todas las m anifestaciones del discurso oficial no es novedosa, pero en los años cincuenta debe ser compatibilizada con el aporte laboral de la m ujer a la economía familiar, cuando desde el estado argentino se induce al ahorro, a la mayor producción y a la restricción en el consumo, sin renunciar por ello a la singular connotación social de la economía argentina consagrada por la planificación
En un ámbito que tradicionalmente identifica el trabajo femenino en la fábrica con “la m ala vida” y la transgresión moral de “las buenas costumbres", la costura en el ámbito domiciliario se constituye en la actividad por excelencia de la am a de casa;22 capaz -incluso- de redimirla y por esa razón se la impulsa desde el estado nacional como una ocupación adecuada para conciliar el trabajo femenino con las funciones prioritarias de la m uje r en el seno de la familia. La costu ra domiciliaria asegura “la arm onía doméstica y hogares honorables”. En tal sentido, el crédito se constituye, después de la nacionalización de la banca y los depósitos producto de la reforma financiera
21 Casas, Blanca Alicia, El Alma Tutelar, op. cit., p. 14.22 Llorens, Emilio y Carlos Correa Ávila,Demografía argentina..... op. cit.. pp. 76-77.
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de 1946, en un instrum ento genuino para satisfacer las necesidades de la economía puesta al servicio de la “justicia social”. El crédito, orientado en este caso a dos segmentos diferenciados pero complementarios de la economía, se convierte en el instrum ento directo y concreto para conseguir el objetivo propuesto;23 para hacer realidad los principios sugeridos en el discurso.
El Banco Industrial de la República Argentina, creado en 1944 como heredero del sistem a de crédito industrial creado por decreto del 26 de agosto de 1943, es el agente financiero que desde 1952 y hasta 1955 im pulsa, a través del crédito de fomento industrial (Subcomisión de Textiles), el apoyo crediticio a las em presas fabricantes de m áquinas de coser y a las costureras, tejedoras, m odistas y confeccionis- ta s dedicadas a ese trabajo dom éstico, que tan to en la Capital y Gran Buenos Aires como en las postergadas áreas artesanales del interior, constituyen los destinatarios principales de los préstam os espe
23 Para ampliar el tema véase Guy. DonnaJ.. El sexo peligroso. La prostitución legal en Buenos Aires. 1875-1955. B uenos Aires. Sudamericana. 1991. Jam es. Daniel. "Poesía, trabajo fabril y sexualidad femenina en la Argentina peronista", en Entre- pasados. R evista d e Historia. No. 9. fines de 1995. pp. 97-110. Bianchi. Susana y Sanchis. Norma. El partido peronista f e menino. B uenos Aires. CEAL. 1986. Lobato. Mirta. “Mujeres en la fábrica. El caso de las obreras del Frigorífico Armour. 1915-1969". en Anuario IEHS. No. 5. Tandil. 1990.
ciales para la pequeña industria, que se reglam entan desde 1953.
En el prim er caso es la Subge- rencia de Industrias Metalúrgicas, Mecánicas y Eléctricas del Banco Industrial la encargada de hacer llegar ayuda financiera suficiente a las principales firm as nacionales productoras de m áquinas de coser familiares. La venta de estas m áquinas crece sostenidam ente desde los años trein ta y pasa de 16.000 unidades anuales en el período 1931-1935 a 40 .000 en 1936- 1940, para alcanzar al 60.000 m áquinas anuales comercializadas en 1954, con una m arcada preferencia en los centros urbanos por las m áquinas eléctricas y u n notorio predominio de las tradicionales a pedal en el conjunto del mercado.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, la producción nacional, en éste como en otros rubros, gana espacio. El promedio anual en un idades se eleva de 333 en 1943-1945 a 21.859 en 1952-1954, en tan to la importación decrece de 54.483 unidades en 1949-1951 a 12.898 en 1952-1954.2*
Las m arcas m ás usuales: “Venus" “Godeco”, “Inmer", “Severbon", “Besbuil", “Gardini”, “Madex”, “Nec- chi”, "Sequenza”, “Koop" se cotizan en junio de 1955 entre m $n 2.750 y
Banco Industrial de la República Argentina (BIRA). Informes sintéticos acerca de las condiciones económicas d e las d iversas ram as de la industria argentina (194&1954). Buenos Aires. 1954. t. Iii, p. 97.
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m $n 4.050.25 Un precio que resulta elevado para el salario promedio de u n obrero, que en esa época oscila en tre los 350 y los 450 pesos mensuales.
La prim era tentativa para fabricar en el país m áquinas de coser la efectúa en 1945 Impa, pero sin dem asiado éxito. Recién en diciembre del año siguiente la firma Godeco se instala en San Fracisco (Córdoba) y se convierte en la prim era fábrica de m áquinas de coser del país. El rubro crece y en 1954 son 10 las fábricas que se dedican a producir m áquinas de coser familiares. Gardini s r l , con su s m arcas comerciales Gardini y Dalila; Talleres M etalúrgicos San Francisco con su s m arcas ''Godeco". "Sarita" y "Cusón"; Establecim ientos Se- quenza e Ineccchi Argentina, son las firm as que encabezan la producción de estas m áquinas familiares en 1954, cuando la producción total se eleva a 37.638 unidades, duplicando la del año anterior.28 Todas ellas im portan algunas partes (crochet y bobinas) de las m áquinas y recurren a la contratación de terceros para elaborar algunas piezas, por carecer de m aquinaria m oderna.
Los mayores capitales invertidos en el rubro para 1954 los registra la em presa Necchi Argentina con m $n 10 millones y Venus S.A. con m $n 3
25 Banco Industrial de la República Argentina (BIRA), Informes sintéticos..., op.cit.. p. 98.28 Ibid., p. 99.
millones, en una industria que en total ocupa a 7.257 personas.27 No obstante, se registra una baja productividad, razón por la cual el Banco Industrial impulsa, desde fines de 1951, el otorgamiento de créditos a estas empresas.
En diciembre de ese año la beneficiaría - a pesar de su situación financiera desequilibrada- es Necchi Argentina S.A. Industrial y Comercial, a quien se le acuerdan m $n 2 millones para cancelar la deuda con la Sociedad Nebiolo Argentina S.A. y para adquirir inm uebles y m aquinaria, con garantía hipotecaria y prendaria, cuando la firma Victorio Necchi s p a De Pavía (Italia) transfiere a la similar argentina su licencia de fabricación de m áquinas de coser constru idas en nuestro país 28 Dos años m ás ta r de, en diciembre de 1953, la deuda de Necchi Argentina SA alcanza a m$n 1 millón 800 mil. Es cuando se resuelve acordarle un préstam o de m $n 5 millones para completar inversiones y adquirir m aquinarias, m aterias prim as y pagar sueldos y jornales, con garantía hipotecaria y una tasa del 7,5% anual de interés.29 En septiembre de 1955 se le asigna calificación ordinaria hasta m $n 5 millones; cuando la firma registra un pasivo de m$n
27 Banco Industrial de la República Argentina (BIRA). Informes sintéticos..., op. cit.. p. 100.28 Archivo del BANADE (en liquidación). BI- RA. Libro d e Acuerdos. 1951. diciembre, t.II. ff. 105-110.29 Ibid.. 1953. diciembre, t. III. ff. 48-50.
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16.750.427 y la deuda con el Banco asciende a m $n 4 .3 7 1.526.a'30 dando m uestras de las dificultades por las que pasa la pequeña y mediana industria nacional en la Argentina de entonces.
Miguel G utiérrez C astañon, tam bién dedicado a este ramo in dustrial, recibe en diciembre de 1953 un préstam o por m $n 2 millones 500 mil, que se reitera al año siguiente previo levantamiento de la inhibición existente a favor del Banco de la Provincia de Buenos Aires de quien la em presa es deudora.31 En noviembre de 1955 la situación de la firma se complica y el Banco considera no viables varias solicitudes de anticipo y crédito por no reun ir los requisitos y no "haberse procedido al aum ento de capital de la em presa conforme a la resolución del 9 /8 /5 4 " .32 Mientras los Establecim ientos Mecánicos de Precisión “Sequenza" Sociedad en com andita por acciones, con un capítaí líquido de unos m $n 5 millones y u n a deuda con el Instituto Nacional de Previsión Social (i.N.p.s.) de m $n 3.124.674 y con el Banco de m $n 3 millones con destino a cancelar deudas y con u n plazo de 5 años para su reintegro; al tiempo que se advierte al grupo em presario Sequenza sobre la necesidad de "aum entar su capital social, como
30 Archivo de1 HANADE (en liquidación). BI- RA. Libro d e Acuerdos, op. c it . 1955, septiembre. t. I. f. 22.31 Ibid.. 1955. septiembre, t. I. f. 39.32 ib id .. 1955. noviembre, t. I. ff. 9-10.
solución racional a los problem as financieros que la afligen".33
Los préstam os destinados a costureras, confeccionistas y m odistas -difundidos a partir de 1952- responden a una norm ativa especial; su s m ontos, condiciones de uso y garantía, varían a veces, según las respectivas sucursales que sirven las diferentes regiones del país. Los montos m ás com unes acordados oscilan entre los 3.300 y los 5.000 pesos; pero tam bién los hay inferiores y superiores. El plazo corriente para su reintegro es de 3 años y el interés usual por año es preferencial, 5% (en las operaciones corrientes el interés es del 7 o 7,5 % anual y los plazos de 180 días a 3 años). La garantía suele ser la prenda de la m áquina a ad quirir, que debe ser de fabricación nacional. La amortización usual es trim estral. Las destínatarias son casi siempre m ujeres y el objetivo primordial afianzar el trabajo dimi- ciliario; en un todo de acuerdo con los principios educativos consagrados a la m ujer y destinados a reforzar "su normal definitiva ocupación: el cuidado del hogar. Ja crianza y ia educación de los hijos, la adm inistración de la economía fam iliar".^
En el caso de las sucursales Ca- tam arca y Posadas del Banco In-
33 Archivo del BANADE (en liquidación). BI- ra . Libro d e Acuerdos, op, c it . septiembre, t. I. f. 23.34 Llorens. Emilio y Carlos Correa Ávila, Demografía argentina.... op. c it . p. 74.
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dustrial de la República Argentina, duran te 1953 se acuerdan p résta mos a m ujeres por m ontos que oscilan en tre los m $n 1.000 y m$n7.000 para adquirir su s m áquinas de tejer o de coser y para la compra de m ateria p r i m a . 35 El aporte es singularm ente im portante en estas regiones m arginales, donde la industria artesanal ocupa un lugar destacado en el concierto de la econom ía local.
En C atam arca esta actividad está radicada en u n 50% en Belén y el trabajo de la m ujer en el telar es duro y está mal pago. En 1947, Bernardo Álvarez García en un estudio económico de la provincia informa que “hay telares que compran algunos cueros y trabajan para ellas, su s artículos. Hay otras, que hilan y tejen para ‘afuera’, son aquellas que no han llegado aún a capitalizar su s ganancias para poder invertir $ 100 en cueros, y hacen el trabajo para otro". De todos modos, el precio que se les paga por su quehacer, siem pre “depende de la necesidad y del l u g a r . ”36 se insiste entonces en dar impulso y ejercer control para que no se perjud ique a esta im portante fuente de trabajo local.
A fines de ese año, en la su cu rsal Bahía Blanca, los préstam os
35 Archivo del BANADE (en liquidación). BI- RA. Libro d e Acuerdos. 1953. Junio, t. I.36 Álvarez García. Bernardo. “Estudio económico de la provincia de Catamarca". Buenos Aires. Banco Industrial de la República Argentina. 1947. mecanografiado, p. 158.
acordados a costureras y m odistas oscilan entre los m $n 2.500 y los m $n 3.700 y se destinan con exclusividad a la compra de m áquinas de coser. 37
Desde enero de 1954, las sucursales Bahía Blanca, Catam arca. Córdoba, Neuquén, Mendoza, Paraná, San Ju a n , Santiago del Estero, T ucum án y Ju ju y , otorgan préstam os con la finalidad enun ciada que oscilan entre los m$n1.000 mil y m$n 7.000, no sólo a m ujeres sino a sociedades conyugales, donde el esposo suele aparecer como garante del dinero p restado; varios ejemplos se registran tam bién en los acuerdos de Casa Central a fines de 1954.
En algunas ocasiones la entidad p restataria indica la m arca de la m áquina a adquirir según las ta reas que se pretenden realizar. En marzo de 1954, por ejemplo, la s u cursal Paraná del Banco Industrial acuerda a una costurera (María Argentina Romero) un crédito por m $n 5.500 para com prar u n a m áquina de coser industrial m arca “Singer” modelo 31.15.38 Un mes an tes había resuelto acordar a otra costurera (Élida Isabel Altamirano vda. de Narváez) un préstam o de m $n 2.500 para adquirir una m áquina de coser “Godeco" de industria nacional y a la sociedad conyugal Deolinda Aurora Bianchi de Vinagra y Modesto Villagra otro simi-
37 Archivo del BANADE (en liquidación). BI- RA. Libro de Acuerdos. 1953. noviembre.38 Ibid., 1954, marzo, t. I.
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lar por m $n 2.790 para que la m ujer realice trabajos de costura para la Dirección de Intendencia del Ejército Argentino regional Paran á .39
En la Casa Central del Banco Industrial tam bién -au n q u e con m enor frecuencia- se estipula la m arca de la m áquina que debe com prarse. Así, por ejemplo, en j u nio de 1954 se concede un crédito por m $n 2.992 a u n a m odista (Lourdes V. Cejas de González) para adquirir u n a m áquina de coser “Gardini" y otro (María Teresa Cornejo de Fernández) por m $n 3.750 para com prar u n a de m arca “Venus".40
La Casa Central y las su cu rsa les Bahía Blanca, Posadas, Paraná, Córdoba, Mendoza y C atam arca del Banco Industrial son las dependencias que m ás solicitudes reciben y satisfacen de m odistas, costu reras, tejedoras y confeccionis- tas, para com prar su s respectivas m áquinas de coser o de tejer.
En la Capital Federal y el Gran Buenos Aires tam bién se benefician con la operatoria algunas fábricas de casim ires y confecciones. En estos casos los préstam os son por m ayores m ontos y oscilan entre ios m $n 10 mil y los m $n 350 mil, que pueden utilizar en la compra de m aterias prim as, pago de jornales, pagos previsionales y de aguinaldos, como u n medio para
39 Archivo del BANADE. op. cit., 1954, febrero. t. II.40 Ibid.. 1954. Junio, t. II.
asegurar el empleo de m ano de obra perm anente y contratación del trabajo domiciliario femenino.41 Por estas m ism as razones, la Corporación Argentina de Tejeduría Doméstica, como em presa nacionalizada, creada en diciembre de 1941 para solucionar el problema de la escasez de envases, provocada por la dificultad para im p o r ta r yute, recibe sucesivos préstam os del Banco Industrial por mSn 5 m illones, aun en tiempos en que se brega por una política de “selección crediticia”.42
El em prendim iento lo justifica, ya que el organismo provee a m odestas familias de Catam arca. La Rioja, Santiago del Estero, Salta y Ju ju y telares m anuales semimecá- nicos de 90 cm de ancho, con una velocidad de 70 pasadas por m inuto y tom a a su cargo el m antenimiento de los mismos. Es la Corporación la que asim ism o entrega el hilado de algodón de la Fábrica Nacional de Envases Textiles y abona -en 1947- m $n 0,35 por metro de 700 pasadas. La telera no es una obrera de la Corporación y puede obtener térm ino medio por su trabajo m $n 100. Se tra ta -en consecuencia- de una ocupación accesoria que complementa el ingreso familiar, con u n a connotación significativa: “ha tenido la vir-
41 Archivo del BANADE. op. cit.. 1953. junio, t. II.42 Ibid.. 1953. abril, t, II. ff. 10-12: junio, t. 1. ff. 42-43: diciembre, t. 3 . ff. 48-50:1954. noviembre, t. 4, ff. V-VIII.
“E l h o g a r o la fá brica". D e c o st u r e r a s y t e je d o r a s . 227
tud de evitar el desm em bram iento a otros puntos en busca de tra ba jo"43
Gran parte de las denom inadas costureras o confeccionístas trab aja n para las fábricas que arm an o rep aran envases para cereales, azúcares, lanas, etc., respondiendo a las exigencias de la “Nueva Argentina" que desde 1950 ha emprendido “la vuelta al campo”.44 Ya el Censo Nacional de 1947 destaca que de los obreros que trabajan en el rubro confecciones sólo 18.933 son varones y 32.179 m ujeres. De ese total, u n a décima parte cumple su s tareas en los 124 establecim ientos dedicado^ a confeccionar y reparar bolsas de arpillera, 4.307 en talleres de m odista y 12.409 en talleres para la confección de ropa para niños y hom bres.4 ̂ El rubro confecciones ocupa el segundo puesto luego de la industria textil, que por entonces emplea a 58.025 obreras.
El Censo Industrial de 1954 confirma la subsistencia de una ram a tradicional de la industria, como lo es la fabricación y reparación de bolsas de arpillera y de algodón, que ocupa entonces a u n as 3.700 personas, en su mayoría del
43 Álvarez García. Bernardo. Estudio, op. cít., pp. 159-160.44 Lattuada, Mario J .. La política agrarta peron ista (1943-1983). B u enos Aires. CEAL. Biblioteca Política Argentina 132, 1986.45 iv Censo General d e la Nación. 1947.B uenos Aires. 1947, t. 1. pp. 34-35 y 44.
sexo femenino,46 en alrededor de una veintena de establecimientos (existen adem ás 130 que reconfec- cionan envases) que reciben del ia- pi la arpillera im portada de la India. Allí se realiza la confección de envases conforme a las indicaciones y cuotas fijadas por la Dirección de Envases Textiles. Desde 1950 esta s bo lsas se elaboran totalm ente en el país, no registrándose importación alguna de estos envases.47
En Julio de 1955, acentuando las directivas de fomento cooperativo de los inicios de esta década, el Banco Industrial acuerda a la Sociedad Cooperativa de Abastecimiento de Industrias Confeccionis- tas Ltda. la renovación de un crédito rotativo en cuenta corriente especial de hasta m $n 2 millones, que la sociedad recibiera en octubre de1952. También COSEMAR SA Comercial e Industrial, confeccionístas, con un capital de m $n 7.600.637, un pasivo de m $n 17.052.375 y una deuda con el Banco de m$n 1.400.000, recibe un crédito de m $n 2 millones para compra de m aterias primas, con un interés del 7,5% anual y prenda sobre las m ismas. reforzando asi el auxilio financiero bancario a esta ram a de la producción como parte de los obje-
46 Schwarzer. Jorge. La industria que supimos conseguir. Una historia político-social d e la industria argentina, Buenos Aires. Planeta. 1996. p. 217.47 Banco Industrial de la República Argentina (BIRA), Informes sintéticos.... op. CU., t . l . pp. 44-52.
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tivos del Segundo Plan Quinquenal,4® que el Banco Industrial hace suyos en cuanto al auxilio financiero para: los repuestos para m aquinarias y el reequipamiento de las p lan tas m anufactureras con el propósito de concretar “la descentralización industrial" y el "equilibrio entre las zonas rurales y u rbanas".4^
Entre 1946 y 1952 el núm ero de operaciones de fomento industrial pasa de 127 a 850; en tan to el importe destinado a este fin asciende de 3,4 millones de pesos a 261,9 m illones de pesos. Los pequeños préstam os con reintegro a u n plazo de 3 años que descienden en el to tal de operaciones de un 10,9 % en1946 a un 2,8 % en 1949, ascienden al 5,1 % en 1950, alcanzan al 4 ,3 % en 1951 y son del 3,6 % en1953. En correspondencia con esas variaciones ascendía el porcentual de operaciones de fomento industrial de h as ta m $n 5.000, que pasan de un 12,7 % en 1951 a un 23,8% en 1954. Los préstam os in dividuales y las sociedades de hecho son los principales beneficiarios de estos acuerdos.
Si las confeccionístas, costureras y m odistas reciben el auxilio crediticio, también los fabricantes de m áquinas y vehículos ven crecer el núm ero de concesiones en su favor. Del 85 % del total que represen-
■*8 Archivo del BANADE (en liquidación). BIRA. Libro d e Acuerdos. 1955. julio, t. 1, f. 6: t. n. f.7.49 Ibid.. 1954. septiembre, t . l . ff. v-vi.
tan en 1949 pasan al 28,1 % en1954. La “vuelta al campo" y la tec- nificación de las tareas rurales, así como la producción de bicicletas, electrodomésticos y m áquinas de coser y escribir recepcionan ahora un importante porcentual de las operaciones de fomento in d u strial,so procurando -al mismo tiempo- contrarrestar el desempleo y, en el caso de los créditos para adquisición de m áquinas de coser, aum enta r los ingresos del núcleo familiar, sin desvirtuar la función fundamental que para este gobierno n a cionalista y popular asum e la familia, y en ella el papel de la mujer.
3. Mujer, trabajo y familia
"En las puertas del hogar term ina la nación entera" reconoce Eva Perón en los años cincuenta, cuando preocupada por d istanciarse de las posturas feministas, no deja de ad vertir a su s congéneres que “ninguna profesión en el m undo tiene m enos posibilidades de retorno como nuestra profesión de m ujeres".51 Recogiendo lo m ás tradicional de la sociedad argentina, recuerda que la misión primordial de la m ujer está en el hogar, cumpliendo su papel de esposa y madre. “Todo eso -así lo hemos aprendido desde 'chic a s - pertenece a la esfera del
so Banco de Crédito Industrial de la República Argentina. Memorias y Balances 1946-1955.51 Perón. Eva. La Razón.... op. c it , p. 216.
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amor".52 Pero “en realidad -con tin ú a evaluando Evita- con las m ujeres debe suceder lo mismo que con los hom bres, las familias y las naciones: m ientras no son económ icam ente libres, nadie les asigna ningún derecho".53
De ahí que m ientras desde el estado se estudia la posibilidad de im plem entar un salario para el am a de casa, las “m icroem presas” familiares, la costura para terceros, la tejeduría domiciliaria, se constituyen en la alternativa viable para conciliar la condición femenina con las obligaciones familiares que “les son propias” y su papel en el m undo del trabajo. El estado y el partido peronista, coherentes con su compromiso de que “a ningún argentino que quiera traba ja r le falten los medios para ganarse el sustento",54 asum en el desafío y lo hacen -según declaran- en beneficio del hogar y en defensa de “la Jerarquía de m adre de familia". Lo im portante es "que no se sienta m enos la m ujer que funda un hogar que la m ujer que gana su vida en una fábrica o en una oficina".55
Desde el estado peronista se insiste entonces en la necesidad de elevar la cu ltu ra general de la m ujer, para que la independencia económica que procura alcanzar sepa
52 Perón. Eva, La Razón.... op. cit., p. 216.53 ibidL, p. 219.54 Cámara d e Senadores de ¡a Nación, Diario d e Sesiones. 1950, t. 1. p. 23.55 Perón. Eva. La Razón.... op. c it . pp. 219y 221.
usarla “en beneficio de su s derechos y de su libertad sin que pierda de vista su maravillosa condición de mujer".56 Para el sexo femenino la dignificación del trabajo se vincula a su irrenunciable función familiar y debe conformarse con “cierta independencia material mínima", que salve a la m ujer “de la delincuencia y la prostitución que son frutos de su esclavitud económica".57
Es en este sentido que el crédito de pequeño monto y largo plazo de reintegro, impulsado por el sistem a bancario oficial, beneficia a las m ujeres que, tal como lo reclam an la doctrina y el estado peronistas, in tentan contribuir a la economía doméstica sin descuidar sus funciones familiares. Más de un millar de ellas reciben el beneficio. El derecho político aparece insuficiente para coronar una auténtica independencia femenina en la a rgentina de los años cincuenta, cuando la fractura de los viejos usos y costum bres de com portamiento sexual son vistos aú n con desconfianza por la sociedad en su conjunto. En tal sentido, el papel de Eva Perón, de las m ujeres nu- cleadas en la ram a fem enina del Partido Peronista y del estado en su conjunto, cumplen con su discurso popular y unilateralm ente orientado a consolidar el discipli- namiento, pero tam bién con las acciones, a cuidar las necesidades
56 Perón. Eva. La Razón.... op. c it . p. 221.57 ibid.. p. 222.
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económicas hogareñas y a pau tar de m anera precisa los alcances de la participación creciente de las m ujeres en el quehacer nacional. La igualdad fem enino-masculino sólo parece ser com partida en el cam po de las responsabilidades
partidarias en salvaguarda de Ja consolidación de la “com unidad or-g a n iz a d íT .5 8 ♦
58 Cámara de Senadores de la Nación. Diario d e Sesiones. 1953. p. 25.