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7/24/2019 Garnham- La Cultura Como Mercanca
1/7
G. Richeri ed.)
La televisin:
entre servic
io
m
y
negocio
studios sobre la transformacin televisiva
en uropa Occidental
Ediciones G. GILI, S.A.
03100 Mxico, D.F. Amores, 2027. Tels. 524 03 81 y 524 01 35
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Santiago de Chile Santa Victoria, 151. Tel. 222 45 67
GG
MassMedia
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7/24/2019 Garnham- La Cultura Como Mercanca
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sino tambin muchas alternat ivas formuladas en el m arco de
1. La Cul tura como M ercanca*
la
tradicin...marxistallprecertinadecuadas-
arn h a
as teoras marxis tas de las que actualmente di lpone-
"Para estudiar las conexiones entre produccin inte-
lec tual y p roduccin mater ia l es imp rescindible concebir la
segunda en su forma his tricamente determinada y no a p art ir
de una categora general. Por ejemp lo, al modo capitalista de
produccin le corresponde un t ipo de produccin intelectual
completamente distinto del correspondiente al modo medieval
de p roduccin. Mientras la prop ia produccin materia l no sea
analizada en su forma histricamente determinada, ser impo-
sible aprehender las caracterst icas de la p roduccin intelec-
tual que le corresponde o la accin recproca entre una y ot ra
produccin (Marx, 1974).
La necesidad de elaborar una economa p oltica de las
comunicaciones de masas surgee asw
srmeti
n
n
s que
de_estn produciendo en la estructu
ra
a
em -
porneo, y de los acuciantes problemas
iticos originados por
estas transformaciones, cuyos sntomas pueden loc
rse en
la amp lia gama de relaciones gubernat ivas y de nuevas leyes
p
se
, e e
.
-
en
eri
g5tE
a
j
o d e
laPomisin M ac Bride de la UNESCO a escala in ternacional .
Ante stas transform aciones, -no slo la sociologa burguesa,
* Lai cultura come merce, en
Ikon. R ivista dell Ist i tut gos-
t ino Gem ell i,
nueva ser ie , Franco Angeli Editore , enero de 1979, No . 3,
pp. 9 18.
** Nicholas Garnham es director de la School of Communica-
tion del Polytechnic of Central de Londres. .
20
mos resultan inadecuadas, en gran parte, porque ofrecen exp li-
caciones reductivas que dan lugar a un determinismo econmico
simp lista o a las hiptesis de una autonom a de la ideologa,
dejando precisame nte sin analizar ni explicar lo que hace dell
objeto del anlisis algo pa rticularmente significativo, es decir,
la relacin entre lo econmico y lo ideolgico. De esta forma se
nos ofrece:
a)
Una acep tacin no problemtica del modelo estructura
superest ructura, procedente de una lectura parcial de
La id s
o
coga alemana
(Marx
:
Engels, 1970), de la que simplemente se
deduce aue los
mass-media
so n
. instriimentos ideolgicos del
dominio de las clases en el poder, las cuales los utilizan a travs
d
-
propiedad directa o, como en el caso de la radiotelevisin,
a travs del control del Estado.
Semejante p osicin ignora tanto
los
f
ca lobal de la roducc in ca ita-
lista de mercancas com o la es ecificacin de las diferentes y
cambiantes relaciones entre los
niveles econmico, ideolgico
y
. pciltico en el marco del actual
y
concreto momento histrico.
R. Milliband expresa una clsica versin de esta teora:
Con indep endencia de cualquier otro objetivo que el inmenso
producto de los
mass-media
pu eda llegar a alcanzar, est inevi-
tablemente destinado a contribuir a prevenir el desarrollo de la
conciencia de clase entre los trabajadores y a reducir al mnimo
cualquier t ipo de aspiracin que los prop ios t rabajadores pue-
dan albergar de cara a una alternat iva radical al capitalismo.
Las formas a t ravs de las cuales esta f inalidad es perseguida
son infinitamente variadas, y la medida del xito de estos
intentos vara considerablemente de un pas a otro y de una
poca a otra, en la medida en que en este proceso influyen
diferentes factores. Pero persiste el hecho de qu la
clase
qu e
posee. los medios de produccin materiales posee al mismo
t iempo el control de los medios de produccin intelectual : y
persiste el hecho de que esta clase intenta utilizarlos para
debilitar la op osicin al orden establecido. Y ello no se debe
bsicamente al hecho de que el Estado, en casi todos los p ases
capitalistas, "posea" la radio y la televisin: el objetivo del
21
re roduccin cultural a la l
et
.9
. 114 '
:
-
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Estado, de hecho, es siempre el mismo (Milliband,
Marxism
and Politics).
Conviene sealar que, a p esar de su sofisticada instru-
mentacin filosfica, la :icin
althusseriana sobre los Apa-
ratos
meso
l uperest ructura y, dentro de
ella,
de los niveles ideolgicoj
poltico. Todas estas teoras, en su intento de rechazar el econo-
wicismo o,
para decirlo con palabras de Althusser, la idea de
una contradiccin 'pura y simp le', no sobredeterminada , han
acabado .r eliminar en ma or o menor medida, la determina-
cin econmica)
es decir, citando nuevamente a .1 1
usser, en
&ch as teoias la hora solitaria de la 'ltima instancia' no
llega nunca . Esta posicin, en
su conjunto, ha desarrollado
correctainenteTaTintuiciones
de la Escuela de Frankfurt sobre
faimyortancia de
la su
p
erestructurayro id
ativamente de un elemento
ismo tiem ha
la de Frankfurt,
es.decir~chade_queenla_poca del capitalismo monopo-
lista la superestructura se industrializa, es invadida por
la
estructura, yla distincin entre la estructura y la sup ermitzuctura
/ a
no es respetada, pero ya no, como t ienden a pensar
los post-
*
x
< althusserianos,
porque la est ructura se t ransforme en un nueves
.
discurso
superestructura! autonmo, sino porque la superestruc-
tura es englobada por la
estructura.
En nuestra poca, la tendencia social objetiva se encar-
na en los fines subjetivos ocultos de los dirigentes de emp resa,
los ms impo rtantes de los cuales se encuentran en los sectores
ms potentes de la industria: el acero, el petrleo, la electricidad,
la qumica. Los monopolios de la cultura, en comp aracin, son
dbiles y dependientes. No pueden p ermitirse prescindir de los
acuerdos con los verdaderos detentadores del po der, si no quie-
ren que la esfera de su a ctividad en la sociedad de masas sea
sometida a una serie de purgas (Adorno y Horkheimer,
Dialc-
t ica del i luminismo).
.
La exactitud de esta intuicin original est dem ostrada
a cada momen to por el hecho de que las empresas del sector
22
cultural son incesanteme nte absorbidas por los grandes con-
sorcios industriales son obli adas a someterse a la lgica del
mercado. Las implicaciones de este desarrollo acelerado son
las que pretendo examinar, de forma particular, en este artculo..
La debilidad real de la posicin de la Escue la de Frank-
urt-no-radicaba-en-el-hecho-de-que--suirrepresentztrfil-no--
ncediesen la debida im rtancia a la estructura o a la econo-
plik sino en el hecho de que no tenan
suficientemente en cuenta
la contradictoriedad de la naturaleza econmica de los procesos ,`)
observados p or ellos, hasta el punto de considerar la indysta-
lizacin de la cultura como no problemtica e irresistible.
Los
que vinieron despus, mientras criticaron, justament, a la
Escuela de Frankfurt por la ausencia de un concreto anlisis de
clase (ausencia que se derivaba precisamente de un anlisis
del nivel econmico casi siempre exento de matices), paradji-
camente han multiplicado aquel error originario desarrollando
sus teoras sobre la consistencia de la sup erestructura.
Cules son entonces los problemas que
una economa
p olitica de las comunicaciones
de masas debe proponerse resol,
ver? qu preguntas debe dar resp uesta?
En p rimer lugar, sta
deja de concentrar su atencin sobr los
mass-media
como
Aparatos
Ideolgicos del Estado y los considera, fundamenta}
mente, como entidades econmicas
Que desemp ean una t 'un- ,
_21 ectamei
57
aen cuanto cr
eadoras
de
at
travo de la prqbccOn de mercancas y del int?rcambio.
y
una funcin econmica indirecta, a travs de la publicidad,
creando
plusvala dentro de otros sectores lie la produccin
1 2
mercancas.
En realidad
una economa
litica de co municaciones
de masas de a lguna forma del imita exactamente su
objeto de
ettugligunlugedida
en que lanza un desafio a la teorizacin
althusseriana
de la form acin socia l es tructurada en los
t r e s 4 1 4
nriWiPt ivamente autnomos de lo econm ico, lo
p
oltico vph.J
ideolgico.
Respecto a las instituciones ms importantes de
las comunicaciones de masas la prensa y la radiotelevisin ,
puede afirmarse que, a pesar de p resentar considerables dife-
rencias en su articulacin, ofrecen las dos el ejemp lo de una
est recha vinculacin
en los concretos aparatos y en las res-
pectivas formas especficas de mercanca
entre lo
econmico,
lo ideolgico y lo p oltico.
Cuando compramos un periffiro,
23
pro-
b)
En segundo lugar, y en p arte como reaccin a aquella
clsica ex licacin marxista del a 1 de los
mass-media se
nos ofrece una elaboracin basad a en la relativa autonoma de
-
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inmediatamente part icipamos en un intercambio econmico,
subordinados a una formac in ideolgica o contrarios a ella, y
a menudo con un acto especfico de identificacin politica o, al
menos, de comp romiso p olitico. Anlogamente, la informacin
televisiva est econmicam ente determinada dentro de la p ro-
ducln de mercancas en general, cump le una funcin ideol-
gica y opera exp lcitamente en el camp o de la poltica en trmi-
nos de "equilibrio", etc. En realidad, la instauraci de un
do
'
.4
, 00 e
sido
una de as caractersticas clave de los medios de com unicacin
de masas en el m bito del capitalismo m onop olista. En este
artciilo pretendemos en p rimer lugar subrayar, desde un punto
de vista analtico, la validez del modelo estructura/superestruc-
tura, pero, a la vez, queremos analizar las formas en las que el
desarrollo del capital monopolista ha industrializado la super-
estructura. n re
, a,u3.tuici n cen
arx a "psito
del modo cap italista de produccin iba en el sentido de subrayar
la tendencia de este modo de produ ccin a la extraccin genera-
lizada; lo que equivale a decir su.tendencia a reducirlo todo ala
equivalencia del valor de cambio.
Ninguna economa p oltica de la cultura puede soslayar
la
problem t ica de la relacin est ructura/superest ructura, pero
al abordarla hay que evitar la doble trampa del red.uccionismo
econmico
y
de la autonomizacin idealista del nivele
-513417
o
El problema central en la discusin sobre la metfora
. estructura superes
ra y so re a consiguiente
CO ee
a
Cultura/sociedad, consiste en que, al tratarse de una miWEia
de p olaridad bsicamente binaria, no est en condiciones de
exp licar de forma adecuada el nmero de distinciones necesa-
ugs: en este caso, e
s
timones entre o econ mico o
material y lo ideolgico. Estos tres momentos no deberan ser
Considerados segn tres niveles, sino que, auque analiticamen-
te dist intos, deberan ser considerados trm inos cop resentes
tanto en la prctica social concreta como e n el anlisis concreto.
Por otra parte, toda economa poltica tiene necesidad de una
correspondencia constante con la historicidad de las articula-
ciones especficas entre estos mom entos. De hecho existe un
sentido en el que la m etfora estructura/superestructura imp lica
?
siemp re la nocin de totalidad expresiva: una totalidad en la
que tibien la superestructura es expresin de una base econmica
24
(en el capitalismo: de la base econmica cap italista), o bien, por
otro lado, todos los fenffienos de una determinada form acin
$e
14. -esa ;
'ose.
9
o q
ue es una
tautolo g
a. Es como decir que la nocin de totalidad exp resiva
puede ser em pleada bien de forma determinista, bien de forma
relacional. Para m al menos no cabe ningun a duda de que el
anlisis de
El Capital
p rocede de es t a segunda m anera . Con
esto quiero decir que el objeto del
anlisis no es, como ha
sealado M andel, una formacin social en equilibrio, sino, al
contrario, en desequilibrio; un p roceso de desarrollo cap italista
inconcluso en la poca en que Marx escribi e incompleto
todava hoy. Semejante desarrollo estaba marcado no p or la to-
ta l determinacin ni p or e l dom inio tota l de las formas de la
economa cap italista (en ese sentido una totalidad expresViii5,
sino, al contrario, p
or una serie de relaciones cambiantes entre
lo econmico y
otras instancias cada una interactuando con
las dems en un p roceso de desarrollo desigual y contradictorio.
De m anera que la totalidad de la formacin social en un deter-
minado mom ento histrico era nicamente exp resin del estado
real de aquellas relaciones cambiantes.
De e sta forma, cualquier categora analit ica ( incluidas
la de estructura y superestructura), en la medida en que exp resa
una relacin, cambia de pertenencia y de significado junto con
la realidad histrica que est destinada a explicar. Anloga-
mente, p odemos decir que la finalidad de una economa p olitica
de la cultura es la de aclarar lo que M arx y Engels quisieron
indicar en
a ideolzRf a alemana
con control de los medios de
prod uccin intelectual , y por otra parte subrayar que el signi-
f icado que le dieron al trmino era claramente histrico y p or
consiguiente cam biante, y que jams pretendieron congelarlo
en una simp le dicotoma, contrariamente a lo que ha sucedido
a menudo en los es tudios marxis tas po ster iores
.
. Adems, la
economa p oltica de los
mass-media
es el anlisis de una fase
histrica de este desarrollo
g
lobal est rechamente vinculado a
diferentes modalidades histricas de p
roduccin y reproduc-
cin cultural.
En su discusin sobre los trminos de estructura y super-
estructura, Raymond Williams (1980), seala que aun cuando,
por el hecho de reafirmar el papel determinante de la estructu-
ra en p olmica con e l ideal ismo burgus , una corr iente de la
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teora marxista de la cultura ha sido acusada, tanto p or los
crticos burgueses como por los marxistas, de materialismo
vulgar , la verdad es que no era lo bastante materialista .
Y Williams prosigue: Lo que es suprimido de toda mocin de
orden autosuficiente es el carcter material de las fuerzas
productivas destinadas a generar ste tipo
de
produccin. A
menudo se trata de una forma de suprimir la p lena conciencia
de la verdadera naturaleza de dicha sociedad. Si produ ccin ,
en la sociedad capitalista, es la produccin de mercancas para
el mercado, entonces se inventan trmii
rios diferentes p ero des-
viantes p ara cualquier otro tipo de produccin y de fuerzas
productivas. ...
42
quesea
mayor frecuenciacuencia es la
directa produccin material de la politic';. Sin embargo,
toda
clase dominante destina una arte Si:cativa de la e rWc-
cilik inaterial a la consolidacin de u n orden Poltico.
El or en
social dtico ue m antienen en vida a un mercado cap italista,
as como a la lucha p olitica y social que ha crea o a.que
cado, son necesariamente una produccin maten
castillos. palacios e iglesias hasta las prisiones, las fbricas
y
las escuelas; desde el armamento blico hasta la p rensa contro-
lada: toda Glas dominante, a travs de distintas formas pero
siempre m aterialmente, produce un orden social y poltico.
Estas actividades nunca son superestructurales. Son la pro-
duccin material necesaria e indispensable a p arid; de la cual
es ,ible im ulsar un modo d'
pariencia .
Aqu, la importancia conferida a la materialidad del
p roceso cultural es una correccin necesaria tanto del materia-
lismo burgus, como de las variantes
marxistas post-althusse-
rianas. Pero tambin esta formulacin cae en un recluccionismo
enganoso, en la medida
en_ t
len establece
diferencias entre lo
material y lo econmico. De hecho es una formulacin
materia-
s a, ri-1
17icoffi
aonco-matrialista.
La ausencia de esta nece-
saria distincin est contenida en la frase crucial, a p esar de su
aparen temente escasa imp ortancia a travs de distintas for-
mas, pero siempre m aterialmente : en la medida en que son
justamente las ar t iculaciones
especficas de estas distintas
formas las ue ca racterizan los diferentes st
-
1 1 0
precap i ta lis ta y despus
capitalista
r
y_elsiguificado cam-
bbnte
de control de los
mediaukpraduccin
i
ntelectua l
. E n
Englobar todo esto en una categora general de p roduc-
cin material significa verdaderamente soslayar el problem a
de
las articulaciones econ micas, distintas y en vas de desa-
rrollo, entre las diferentes formas de produccin ma terial.
En un anlisis histrico-materialista de la produccin
intelectual hay que diferenciar y evidenciar dos momentos
distintos aunque relacionados entre
s :
a)
La
a cultura como fenmeno sup erest ructura] en
rela-
cin
con las formas no-cul tura les de p roduccin mater ia l: es
decir, por un lado la produccin ma terial dominante o hegem-
nica pagada por la
renta capitalista y,
por el otro, la cultura
mer-
e
os
__ _
II
efecto, una prensa sometida ala censura), una prensa comercial
libre son los dos medios materiales,
p ero las diferencias eco-
nmicas entre estas dos formas de control po ltico son p reci-
samente lo que distin e a una forma ca itlita de una reca-
t
e lo que el p ropio W illiams describira como residuo.
De la misma manera, la diferencia entre la estructura econmica
del sistema echicativo pblico y la del sistema educativo privado
constituye, dentro de la misma m aterialidad general, la base
de la lucha po ltica en este sector.
1
s
/entras la materialidad
de la poltica, es decir, el alimentarse de todo el excedent
a
social de la produccin m aterial, es un fenmeno general, uni-
~atlas formas a t ravs de las
cuales dicho
xcedente es
c
extrado
y distribuido y la relacin entre ese tipo de fotma
econmica y esa forma politica son histricamente distintas y
especficas.
Anlogamente, mientras Williams lleva razn al reafir-
mar la materialidad de todas las prcticas sociales, no puede
decirse, desde un punto de vista econmico, que sea totalmen-
te inconcebible separar la produccin y la industria de la
produccin material de defensa , etc., cuando
kaue frecuente
mente se discute,
al c
o
nsiderar las r laciones
entre estas
prc-
ticas
sociales distintas no es su materialidad, sino, al contrario,
su articulacin econmica ue es si
ativamente distinta:
por ejemplo, la discrepancia entre las prcticas llevada a cabo
por el cap ital privado para conseguir un beneficio, como la
publicacin de un p eridico, y las llevadas a cabo por el Estado
al margen de la directa produccin estatal de mercancas,
como por ejemplo la RAI (Radiotelevisione Italiana) o el sistema
educativo pblico.
2 6
7
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bordinada de la clase obrera o de la oposicin pagada p or los
alarios. En este sentido, la produccin cultural y sus articula-
iones con la esfera de la produccin m ater ia l impl ican una
nterpre tacin especfica de lo que en
La ideologa alemana
ignifica
el control
de
los medios de produccin intelectual ,
es decir, e control ope rado a travs del pago directo de los pro-
ductores de ideologa y del necesar io m a
'ento de los
n
o o ca
s e esta
persp ectiva que hay que analizar el desarroll diacrnico de las
necesidades histricamente determinadas de la clase obrera y
el sostn prestado por ella a los intelectuales orgnicos y a
instrumentos especficos de produccin cultural como los sindi-
catos.
b)
La cultura- como p arte de la propia p roduccin
ate-
rial , directamente subordinada o por lo meno sest rechament
r cionada,en Medida determinantes con
Hollo del capital
:
Esto pertenece a la fase histrica ms reciente,
es p arte del desarrollo del capitalisnio monopolista, es el fen-- -
meno denomina do industrializacin de la cultura , pero vive
tambin junto al otro tipo d e cultura y en situaciones esp ecfi-
cas hay que analizar la relacin entre estos dos momentos o
formas dentro de la totalidad de la produccin intelectual. .
Se advierten aqu dos formas de p roduccin intelectu'al
que se corresponden histricamente de forma distinta. Creo que
en general est claro que Marx y Engels en
La ideologa ale-
mana,
al reflexionar sobre el estadio de desarrollo del capitalismo
de su poca, estudiaban el pago de los productores de ideologa,
de los intelectuales, a travs de la ren ta cap italista. Este es el
punto de vista al que se remite Raymond W illiams en el p asaje
superestructurales re uieren
e
citado. Marx
ente que las actividad.
I
intelectuales ue no son directamente roductivos, econmica
m
aterialmente, y cuyo coste de rep roduccin, por tanto, ebe
ser extrado del mbito de la produccin ma terial. En rairdida
en
que en e capa smo eran os capitalistas quienes extraan
este excedente, les corresponda a ellos redistribuirlo en las
actividades superestruciurales ms de su agrado: y de esta
- - - - f o rm a
-
podah
-
j irrpresiones econm icas directas sobre los
productores de ideologas, sus siervos asalariados.
La formacin de plus- trabajo que se produce corres-
28
po nde, por una p arte a la reduccin de trabaj y p or la otra a un
cierto ocio (o trabajo no produ ctivo, en el mejor de los casos).
Esto es evidente por lo que se renere al capiial como tal; pero es
igualmente vlido respecto a las clases que mantiene: los pobres,
los lacays, los siervos, etc., que viven del excedente de la
produccin, en p ocas palabras, todas las cohortes
je lbs
corte-
sanos, la parte de la clase servil que vive forzosamente no del
capital , s ino de la renta (Marx, 1973b).
Esta relacin econmica directa sigue siendo importante
y no debe ser olvidada en el anlisis de los medios de comuni-
cacin. Pero los desarrollos histricos concretos han llevado a
una situacin en la que esa relacin, esos medios de c ontrol de
la produccin intelectual se han vuelto secundarios respecto al
control actualmente ejercido por el capital
en
el proceso de
produccin de m ercancas. Sobre este desarrollo concreto, en
Mi
de aceleracin en la actual fase del capitalismo, p retendo
ahor concentrar la a tencin.
A pesar de llegar a conclusiones distintas en torno al
significado del fenmeno, tanto los economistas burgueses
como los marxistas estn de acuerdo sobre el hecho de que la
tase actual dei desarrollo cap italista se caracteriza:
iz)
por una con centracin sin precedentes de los capita-
les en todos los sectores clave de la tradicional produccin
inxial y al mismo t iemp o por una creciente cada del margen
de beneficio.,
po r e l consiguiente problema de la valor izacin que
impulsa excesivamente al capital a busca61iiiiWicTiiiiver-
sin, y
p or el concomitante desarrollo del llamado sector ter-
ciario. caracterizado por la industrializacin de sectores orga-
nizados hasta entonces de forma ms p rimit iva. o bien. como
en el mbito del trabajo domstico, todava externos al mercado.
Estas tendencias es tn invadiendo rpidamente todo e l
sector culturar de los
mass-media.
Ello ha sido ampliamente
documentado por Armand M attelart en su reciente l ibro
Mult i -
nacionales y sistemas de comunicacin: los aparatos ideol-
gicos deLimperialismay,- en-Francia,
por A .. Huet-y otros-en la
antologa
Capitalisme et industries culturelles.
Lo que pretendo
hacer aqu, pues, es slo indicar algunos aspectos clave y algunos
ejemplos de esta tendencia.
29
-
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7/7
riza:
ional y por
em resas
La absorcin de la esfera
universo e a roduccin de merca c
or una cr
la consiguiente entrada de las
---e torialesInacionales-7en
emisoras de radiotelevisin p rivadas. Esta com petencia l leva
tambin a la creciente p enetracin de los productos internacio-
nales, sobre todo anglosajones, en los mercados nacionales de
los
mass-media;
por una lucha encarnizada, en el mbito de la produc-
cin cultural, que abarca la organizacin del t rabajo y de los
procesos p roductivos en el intento del ca ital de incrementar la
eroductividad en un sector que se resiste notoriamente a seme-
jantes intentos. Esta lucha ha revestido especial importancia,
en los ltimos tiempos, en la industria de la prensa diaria;
or el creciente sistente intento de abrir
nuevos
mercados con objeto de absorber el cap ital en exceso. El ejemplo
ms o bvio, en es te sent ido, es t const i tuido p or la creciente
presin ejercida en toda Eui
.
opa occidental para privatizar los
organismos pblicos de radiotelevisin (las actuales perip ecias
i talianas son una confirmacin ejemp lar) , y
por los esfuerzos para abrir nuevos mercados tanto
en el
har ware com o en e l~r
ultural, introduciendo
filivas tecnologas, como la televisin po r cable, los satlites,
el teletexto, etc. Dado el enorme im porte de las inversiones
infraestructurales que dichos esfuerzos imp lican
y
el rendi-
miento relativamente bajo de dichas inversiones, estas opera-
ciones im l ican est rechas alianzas entre ca i tal r imado
Estado en el intento de descar ar los costes del sistema de
tribucin sobre el contribuvente
t
znientras el capital /privado
hard re
de onsiiwInte.
m o la
e) Tercer Mund o, sino tambin en el m eollo del capitalismo
Europa occidental , en mi opinin estn muy, claras.
Mientras el anlisis marxista
siga concentrndose en
los contenidos ideolgicos de los
mass-media,
ser dificil elabo-
-rar estrategias polticas coheren
fe
18sdiaruca --
reales subyacentes
si universo cultural, que es regulado estable
y progresivamente por la lgica de la produccin global de
mercancias.
terminales, y de un mercado de
software,
como el de
la Pay-tv
(televisin de p ago).
El p leno desarrollo de esta tendencia hacia nuevas tec-
no as ha estado indudablemente frenado en gran medida
por la recesin actual de las economas occidentales, pero las
imp licciones a largo p lazo de todas estas tendencias, respecto
a as culturas naciona es y a a erta
e e x p
resin no slo en
30
31