Download - Fodor Capítulo1
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
1/25
Soy vuestro único Presiden/e
LYN ON B
JOHNSON
La linea principal de argumentación de este libro es como sigue:
l Los únicos modelos psicológicos de los procesos cognitivos que parecen ser
al menos remotamente plausibles representan a dichos procesos como com
putacionales.
2
La computación presupone un medio de computación: un sistema represen
tacional.
3. Las teorías remotamente plausibles son preferibles a la ausencia de teorías.
4. Nos vemos así obligados provisionalmente a atribuir un sistema representa
cional a los organismos. «Obligados provisionalmente } significa: obligados
en la medida en que atribuimos procesos cognitivos a los organismos y
en
la
medida en que nos tomamos en serio las teorías de estos procesos actual
mente existentes.
5 Constituye un objetivo de investigación razonable
tratar
de describir el siste
ma representacional al que nos vamos a mantener provisionalmente fieles.
6
Constituye una estrategia de investigación razonable tratar de deducir esta
d e ~ r i p i ó n
a partir de los detalles de las feorías psicológicas que tengan mas
posibilidades de resultar verdaderas.
7 Puede que de hecho esta estrategia dé resultado: es posible presentar infe
rencias que sigan las lineas del
punto
6 y que,
si
no precisamente apodíc
ticas, tienen al menos a primera vista un aire de plausibilidad.
La categoría epistémica de estos puntos es bastante variada. Yo considero, por
ejemplo, Que el número 3 es una verdad evidente en sí misma y por lo tanto no exige
ninguna justificación, como no sea hacer una llamada a la razón. Opino Que l
punto
4 se deduce de los
puntos
1-3. Los
puntos
5-7, por
el
contrario, tienen que justificar
se en
l
práctica
Lo
que se debe demostrar es que, de hecho, es productivo realizar
una
investigación psicológica siguiendo las líneas en ellos recomendadas. Los capítu-
47
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
2/25
A. Fodor
j n t e r P l l i l ~ º ~
cl
P-
almentea o s puntos 1 y 2. Lo que
es
que, presdar las creencias de un o r g a n i ~ m o en
lo,
inte
nto, ~ x p l i c a r
su conducta: bien porque ,e habia
que tales apelaciones cran internamente incoherentes o p O r q u ~ había observado quc con·
m,·jorcs explicaciones con un aparato teórico distinto. Sin embargo, lal
como e,tán
la, cosas , no
lal
i n c o h e r ~ n c i a
(a pesar de las publicaciones operaeionalistas en contra) y n a d i la
itl",1 {il'
có mo podría una opción teórica alternativa (a pesar de las publicaeione5
conducli,ta,
. U prineirio metodológico, al que manlendré escrupulosamente fiel en las p á g i n a ~ ~ i g u i
, i
tlO .le
ticne otra alternativa que SU[lOner que
P,
n t o n c no otra r n a l i v a que mponer
Primeras aproximaciones 49
11.
Se atribuye un
orden
de preferencia a las consecuencias.
12.
La elección de conducta realizada por
l
organismo está determinada en
función de las preferencias y probabilidades asignadas.
Dos advertencias. En primer lugar, esto no es una teoría sino un esquema de teo
ría. No se darán predicciones sobre 10 que optarán por hacer los organismos concre
tos en las ocasiones concretas hasta que se atribuyan valores a las variables; por
ejemplo, hasta que se sepa cómo se describe S, qué opciones conductuales se conside
ran, a qué consecuencias se cree que lleva la explotación de las opciones, qué orden
de preferencia atribuye el organismo a estas consecuencias y qué relación probabili
dad-preferibilidad acept a
el
organismo. Esto quiere decir que, igual que en otros con
textos,
una
teoría respetable de la forma en que se comporta un organismo presupo
ne una amplia información sobre lo que sabe y valora el organismo. Los puntos 8-12
no tratan de ofrecer esta teoría, sino únicamente de determinar algunas de las varia
bles en cuyos términos habría que articulada.
En
segundo lugar, es evidente que
el
modelo está sumamente idealizado. No siem_
pre, en una situación determinada, contemplamos todas (o, incluso, ninguna de) las
opciones conductuales que creemos tener en nuestra
mano.
A ~ í como tampoco ·eva
luamos siempre nuestras opciones a la luz de lo que consideramos que son sus conse
cuencias probables. (Los existencialistas. tengo eritendido, insisten en no hacerlo
nunca). Pero estas clases de alejamiento de los hechos no impugnan l modelo. Lo
más que demuestran
es
que las conductas que producimos no están siempre en co
rrespondencia racional con las creencias que mantenemos. Sin embargo, en relación
con mi desarrollo basta con que algunos agentes sean racionales en alguna medida y
durante algún tiempo, y que cuando lo sean,
yen
la medida en que lo sean, los pro
cesos como los mencionados en los puntos
S-12
hagan de mediadores en la relación
existente entre lo que el agente cree y lo que hace
2
•
En la medida en que aceptamos que este modelo se aplica en algún caso determi
nado, aceptamos también las clases de explicación que el mismo autoriza.
Por
ejem
plo, dado este modelo, podemos explicar
el
hecho de que el organismo a
produjo
la
conducta
B
haciendo ver:
13. Que
a
creyó que estaba en la situación S.
14.
Que a
creía que produciendo una conducta del tipo Br en S daría lugar pro
bablemente a la consecuencia
e
.
1 Naturalmente, no
e,
condición ,uriciente
para
la racionalidad
la
conducta que
,e
i m p l i q u en su
producción procesos como los puntos 8-12. Por ejemplo, las conducta, que lienen esa mediación serán ge
neralmente ifTaciona
Je
s si las creencias implicadas en
el
punto
10
son ,uperslicio,as, o ,i las preferencias
implicadas en d punto 11 son perversas, o si la, computaciones imrlicadas en los puntos 9-12 son grave
mente erróneas. Tampoco. al menos en mi opinión, proponcn los punlos 8-12 condiciones lógit amenle ne
s a r i a ~ de la racionalidad de la conducta. Volviendo a la expresión de la introducción, la historia concep
tual de qué
cslo
que la conducta sea racional, exige probahlemente una
ci
erta clase de corresprm
dencia conduela y creencia, pero no se ocupa del carácter de los procesos mediant e los a l i z a
lal correspondencia; es lógicamente posible,
~ u p o n g o
que los ángeles sean racionales
por
reflejo. Lo que
se afirma de los puntos 8-12 es ,encillamente que dIos o algo tenga un parecido ra;wnable con
d los
son
empfrieamenle
necesarios para producir una
c o r r
p o n d
n c i a
racional entre las creencia, y la,
c o n d u c t a ~
de las criaturas s u b l u n a r
Hay
una forma conci,a de indicar
todo
esto dicie
ndo
que los
punto,
8-12 proponen una (esquemática) teoría
p ~ i c o l ó g i c a .
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
3/25
5 Jerry
A
Fodor
IS. Que C, era una (o la) consecuencia altamente valorada por
a
16. Que
a
creía y pretendía que B fuera una conducta del tipo
B¡.
Lo que hay que tener en cuenta es que en este modelo de explicación
se
implica
que los agentes consideran algunas veces que su conducta es conducta de una clase
determinada; en el caso que nos ocupa, parte de la explicación de la conducta de
a
es
que él creía que era de la clase
B¡
pues
es
a la conducta de esa clase a la que
se
vin
culan
las
consecuencias tan apreciadas. Dicho en pocas palabras, la explicación no
llega a ser una explicación (completa) de la conducta de a a no ser que la conducta
fuera B, y que a creyera qye lo era.
Naturalmente, los puntos 13-16 podrían contribuir a una explicación de la con
ducta aun en el caso de que no se produzca B y de que el agente no considere que la
conducta que de hecho ha producido
es
conducta del tipo B¡. «Will nobody pat my
hiccup?¡¡, grita el epónimo reverendo Spooner. Suponemos que
lo
que trata de llegar
a ser
Bi es
una descripción estructural del tipo de frase «Will nobody pick my hat
up
y que la disparidad entre la conducta producida y una muestra de ese tipo se
puede atribuir a lo que las emisoras llaman una avería técnica momentánea '. En es
tos casos nuestra confianza en el hecho de que sabemos cuál era la conducta preten
dida por e agente depende de tres convicciones:
17. Que los items 14 y IS son verdaderos en la sustitución propuesta para Bi
18. Que los items 14 y IS serían falsos si en cambio tuviéramos que introducir
una descripción de tipo de la cual la conducta observada era en realidad
una muestra. (En
el
ejemplo que nos ocupa,
se
supone plausiblemente que
Spooner no habría conseguido ningún beneficio positivo con la producción
de una muestra del tipo «Will nobody pat mi hiccup?)¡; no
se
concibe ningu
na
razón que justifique
que
quiera decir eso
19. Que
es
plausible hacer hipótesis sobre los mecanismos cuyas operaciones ex
plicarían los aspectos en
que
difieren las conductas observada y la pretendi
da. (En el caso presente, mecanismos de metátesis)
Es
claro que
si
las explicaciones «psicodinámicas» de la conducta son ciertas, los
mecanismos considerados por e punto 19 pueden ser de una complejidad práctica
mente impenetrable. En cualquier caso, lo que quiero destacar ahora es que la aplica
bilidad de un esquema explicativo
como
los puntos 8-12 puede estar íntimamente pre
supuesta no sólo en las explicaciones de la conducta observada, sino también en las
atribuciones de intenciones conductuales frustradas.
Estoy presentando estas observaciones evidentes porque creo que sus consecuen
cias inmediatas son de gran importancia para la construcción de las teorías cognitivas
en general:
es
decir, que esta forma de explicación sólo puede progresar
si
supone-
• Las dos preguntas contienen un juego de palabras que no se puede traducir
al
castellano. Tampoco
es importante para el desarrollo de la argumentación. Se trata de dos frases que tienen
forma
gráfica y fo
nética semejante pero que significan cosas completamente distintas. Es lo que en la «jerga» espedalizada
recibe el nombre de «spoonerismos». (Algo parecido a «confundir la gimnasia con la magnesia»).
La
pri
mera significaria: «¿es que nadie me va a
dar
golpes en la espalda
para
quitarme el
hipo?»,
y la segunda:
«¿es que nadIe me a coger el sombrero?»). (N. del T. .
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
4/25
rimeras aproximaciones
5
mas que los agentes tienen medios
para
representar sus conductas ante si mismos; en
realidad, medios para representar sus conductas en cuanto dotadas de ciertas propie
dades y carentes de otras. En el caso presente, es esencial para la explicación que el
agente pretenda y crea que la conducta que ha producido es una conducta de una de
terminada clase es decir, de la clase asociada con las consecuencias relativamente
muy valoradas que
se
dan en
5)
y no de otra clase
es
decir,
no
de clase asociada con
consecuencias relativamente poco valoradas que se dan en
5).
Si se renuncia a ello,
renunciamos a la posibilidad de explicar la conducta del agente haciendo referencia a
sus creencias y preferencias.
La conclusión a que quiero llegar es que ciertas clases de modelos muy importan
tes de explicación psicológica presuponen que
el
organismo que produce la conducta
tiene a
su
disposición alguna forma de sistema representacional. En beneficio de la
exposición, he subrayado la importancia de la representación que el organismo hace
de
su
propia conducla al explicar las acciones consideradas. Pero, una vez hecha, pa
rece que se trata de una afirmaciÓn omnipresente. or ejemplo, en el modelo estaba
implícito que el organismo dispone de medios
para
representar no sólo sus opiniones
conductuales sino también: la consecuencia probable de actuar sobre tales opciones,
una determinada ordenación por orden de preferencia de las consecuencias y, natu
ralmente, la situación original en que se encuentra. Utilizar este tipo de modelo es,
por lo tanto, presuponer que el agente tiene acceso a un sistema representacional de
riqueza muy considerable. Según el modelo, decidir es un proceso computacional; el
acto que realiza el agente
es
consecuencia de computaciones definidas sobre
las
repre
sentaciones de las posibles acciones. Si no hay representaciones, no hay computacio
nes. Si no hay computaciones, no hay modelo.
Podría haber dicho también que l modelo presupone un lenguaje. Si hurgamos
un poco, comprobaremos que
el
sistema representacional presupuesto
por
los puntos
8-12 tiene que compartir
toda
una serie de rasgos caracteristicos con los lenguajes
reales.
Es
este
un
tema al que volveré con considerable extensiÓn en los capítulos 2 y
3.
De momento nos contentaremos con señalar dos de las propiedades que este siste
ma de representaciones debe tener en común con los lenguajes propiamente dichos
por ejemplo, con los lenguajes naturales).
En primer lugar, el sistema debe contar con un número infinito de representacio
nes distintas. El argumento en este caso
es
analogo al que se da en favor del caracter
no-finito de los lenguajes naturales: igual que, en este último caso, no hay
un
límite
por arriba en la complejidad de una frase que se pueda utilizar
para
hacer una afir
mación, en el primer caso
no
hay ningún límite por arriba en la complejidad de la re
presentación que se pueda necesitar para especificar las opciones de conducta que es-
tan a disposición del agente, o la situación en que
se
encuentra, o las consecuencias
de actuar en un sentido o en otro.
Naturalmente, con esto no se intenta demostrar que las posibilidades prácticas
sean
literalmente
infinitas. De la misma manera que existe la-frase-más-Iarga-que
nadie-puede-emitir, tiene que haber la-más-compleja-situación-en-que-nadie-pueda
actuar. La capacidad infinita del sistema representacional es, por lo tanto, una ideali
zación, pero no es una idealización arbitraria En ambos casos, lo esencial es la capa
cidad del organismo para hacer frente a estimulaciones nuevas Así, inferimos la pro
ductividad de los lenguajes naturales a partir de la capacidad del hablante/oyente pa-
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
5/25
52
Jerry A odar
ra
producir/comprender
oraciones en las
Que
no ha recibido ningún adiestramiento
especifico. Es un argumento exactamente idéntico el
Que
sirve para inferir la produc
tividad del sistema representacional interno a partir de la capacidad del agente para
calcular las opciones de conducta apropiadas a un tipo de situación con que nunca se
ha encontrado anteriormente.
Pero
no
es
la productividad la única propiedad importante
común
a los lenguajes
naturales y
al
sistema de representación que se utilice
para
decidir qué hacer. Es evi
dente, por ejemplo, que la idea de que el agente puede representarse a sí mismo as
pectos sobresalientes de las situaciones en Que se encuentra presupone Que propieda
des semánticas tan familiares como la verdad y la referencia se manifiesten en fórmu
Las en el sistema representacionaP. Hemos estado suponiendo que, por debajo ue la
capacidad de acción razonada, tiene que haber una capacidad para la descripción de
las situaciones reales y posibles.
Pero
las nociones de descripción, verdad y referencia
son inseparables: Más o menos,
« »
describe a qué se refiere « U» si y sólo si « Da»
es verdad si y sólo si a es
D .
Una
línea semejante de pensamiento demuestra que el sistema representacional
deberá
disponer de mecanismos para expresar las propiedades intensionales.
En
con·
creta la acción deliberada presupone decisiones entre resultados posibles (pero) no
reales. Así, el
sistema representacional utilizado
para
los cálculos debe distinguir en
tre situaciones posibles, no-reales. Aquí
no
vaya tratar de considerar el tema de
si
habría que hacer esto determinando los órdenes de preferencia respecto a las proposi
ciones (como indicarían los tratamientos tradicionales de la intensionalidad) o respec
to a los mundos posibles (según los enfoques semánticos basados en la teoría de los
modelos). Lo que quiero resaltar es sencillamente que tiene que haber
algún
mecanis
mo semejante a disposición del sistema represcntacional, y por razones paralelas a
las que nos llevan a pensar que los lenguajes naturales pueden contar
con alguno de
estos mecanismos.
Hasta
ahora
he dado por sentado a lo largo de esta exposición que
toda
persona
razonable aceptará que para una psicología de la elección es esencial algo parecido a
los puntos 8-12; lo que he venido haciendo ha sido sencillamente desarrollar algunas
de las implicaciones de tal presupuesto. Pero evidentemente, el presupuesto no es
cierto. Los conductistas, por ejemplo, no aceptan que decidir es un proceso compu
tacional, por lo que las explicaciones conductistas de la acción no necesitan dar por
sentado un sistema de representaciones internas. No tengo intención de considerar la
cuestión de lo adecuado de estas explicaciones; me parece un tema muerto. Baste con
decir que, a la luz de nu estra exposición, se puede profundizar en algunas de las crí
ticas habituales.
Muchas veces se suele reprochar a los conductistas que buscan una reducción, a
primera vista implausible, de las acciones calculadas a hábitos. Lo que se pretende
decir con esta crítica es que, en la medida en que las acciones se consideran simple-
J Utilizo el t ~ r o fórmulas» sin prejuicio de cuáles puedan ser, de hecho, los vehículos de repre>e:n·
lación interna. En este momento de la exposición dejamos abierta
la
cuestión de si se
trata
de imágenes, o
de las señales de un semáforo. o de frases en japonés. Gran parte dd contenido de los siguientes capítulos
se centra en
lo
que se ¡,abe sobre el carácter de las representaciones ime
mas
y
lo
que e puede deducir
al
relpc cto a partir de lo que se sabe sobre otras cosas.
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
6/25
rimeras aproximaciones 53
mente como respuestas adiestradas a los inputs ambientales, la productividad de la
conducta se vuelve ininteligible. Para un desarrollo más amplio, véase Chomsky,
1959). Pero no es éste
el
único fallo de quienes interpretan las conductas calculadas
como una especie de respuestas condicionadas. Lo que todo el
mundo
sabe, aunque
la metodología conductista
se
niegue a admitirlo,
es
que al menos algunas acciones
son elecciones de entre una gama de opciones contempladas
por
el agente. El con
ductista no puede admitir esto porque se
ve
precisado a describir las acciones como
resultados de causas ambientales. Como sólo los estados de cosas reales pueden ser
causas, entre los determinantes de una respuesta no puede estar la-posibilidad-de
que P.
Pero, sin embargo, tampoco la
contemplación
de las posibilidades por
l
suje
to, pues, aunque ésta
se
pueda considerar
como
un hecho real en cualquier ontologia
racional,
no
es un hecho
ambiental
en
el
sentido particular que esa idea tiene
para l
conductista. De cualquier forma que se considere, el conductista está metodológica
mente obligado a negar lo que parecería ser evidente en sí mismo: que algunas veces
actuamos como actuamos porque nos parece la
mejor manera
de
actuar teniendo
en
cuenta las opciones que consideramos. En rcsumen, el conductista nos obliga a opi
nar que
las conductas deliberadas son respuestas a inputs reales,
cuando lo
que que
remos hacer
es
considerarlas como respuestas a resultados posibles.
Por
el contrario, una de las grandes ventajas de las teorias computacionales de la
acción
es
que nos permiten reconocer
lo
que todos sabemos: que decidir lo que va
mos a hacer implica muchas veces considerar lo que podría resultar de nuestra ac
ción. Suponer un sistema representacional que pueda distinguir entre es decir, atri
buir representaciones diferentes a) los distintos estados de cosas es precisamente per
mitirse a uno mismo considerar la conducta que se produce realmente como una
e ec-
cion de entre aquellas opciones que
l
agente considera «abiertas}). Vale la pena re
saltar l hecho de que las publicaciones conductistas no ofrecen ninguna base en que
apoyarse para rechazar esta interpretación tan plausible, a no ser la afirmación rei
terada de que es, de alguna manera, «acientífica». Sin embargo, por lo que
yo
puedo
ver, esto equivale únicamente a la observación correcta) de que
no se
puede
al
mis
mo tiempo decir lo que es plausible decir sobre las acciones y
adoptar
una metodolo
gía conductista. Tanto peor para esta metodología.
Ya habrá imaginado el lector que lo que estoy proponiendo hacer es resucitar la
idea tradicional de que hay un
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
7/25
54 J erry
A. } frx
bargo, antes de hacerlo Quiero examinar otras dos lineas de argumentación Que pare-
cen conducir, con un cierto aire de inevitabilidad, a
po
stular un lenguaje del pensa-
miento como precondición para todo tipo de construcción de teorias dentro de la psi
COlogía cognitiva. Mi punto de vista
es
que no
es
sólo
la
acción deliberada, sino tam-
bién el aprendizaje y
la
percepción, lo Que
se
debe interpretar como basado en proce-
sos computacionales;
y,
una vez más, no hay computación sin representación.
Consideremos
en
primer Jugar l fenómeno que los psicólogos denominan a
vece
s
«aprendizaje de conceptos)). Quiero centrar la atención
en el
aprendizaje de concep-
tos no sólo porque constituye una ilustradÓn útil de nuestra tesis principal (los pro-
cesos cognitivos s
on
procesos computacionales
y
por
lo
tanto presuponen
un
sistema
representadonal) sino lambien porque el análisis del aprendizaje de conceplos , eper-
cute en una variedad de temas que aparecerán en los posteriores capítulos.
Para empezar, se puede de.:ir que
el
aprendizaje de conceptos es uno de esos pro-
ces os en Que, como consecuencia de sus experiencias, se produce un cambio en lo que
sabe el organismo; en especial, como consecuencia de sus interacciones con l entor-
no. Pero, evidentemente, no
rodas y cada uno
de los casos de una alteración en
el
conocimiento producida por el entorno se debe considerar como aprendizaje; a for-
tiori no todos estos casos figuran como aprendizaj e de conceptos. Así, por ejemplo,
la
afasia
se
induce muchas veces por medio del enlorno , pero l volverse
afá
sico no
es
una experiencia de aprendizaje. De
la
misma manera, si pudiéramos de alguna foro
ma inducir el conocimiento del latin haciendo (ornar unas píldoras azules, supongo
que es to seria adquirir l latín sin aprenderlo. De
la
misma manera,
la
(( impronta )
(véase Thorpe, 1963) altera lo Que sabe l organismo como consecuencia de sus expe·
riencias, pero sólo es marginal mente un proceso de aprendIzaje, si es que se puede
decir en algún sentido
Que
sea aprendizaje. En el mejor de los casos, una teoría gene-
ral del aprendizaje de conceptos
no es
una
teoTÍa
general de cómo afecta la experien-
cia
al
conocimienlo.
Hay, además, clases de
aprendizaje
que no son probablemente clases de aprendi-
zaje de c o n c e p t o s El aprendizaje de memoria es un ejemplo plausible (por ejemplo,
el aprendizaje de una lista de sílabas carentes de sentido . Sin embargo, véase Young,
1968) . También lo es lo qu e podriamos denominar «aprendizaje sensoriahl (aprender
c
ómo sabe
un fiJet
e
aprender cómo suena una nOla en un
oboe
y así
s
uc
esivamente) . En términos muy aproximados, y con
la
intención exclusiva de deter-
minar
al
área de que nos ocupamos. podríamos deci r
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
8/25
Primeras aproximaciones
55
sus descripciones teóricamente relevantes) están en relación e confirmación con lo
que se aprende (según su descripción teóricamente relevante). Podríamos abreviar di
ciendo que el aprendizaje de conceptos es esencialmente un proceso de formación y
de confirmación de hipótesis'. La mejor forma de ver que esto
es
así
es
considerar el
paradigma experimental
en
términos del cual
el
«constructo>} de aprendizaje de con
ceptos viene a ser, como
uno
solía decir, «definido operacional mente».
En la situación experimental característica,
el
sujeto (humano o infrahumano) se
enfrenta con la tarea de determinar las condiciones del entamo en que resulta apro
piada una respuesta que se le indica, y el aprendizaje se manifiesta en la tendencia ca
da vez mayor de
S
al pasar el tiempo o los ensayos, a producir las respuestas indica
das cuando, y sólo cuando, se consiguen esas condiciones. La lógica del paradigma
experimental exige, en primer lugar, que haya una «señal de erron) (por ejemplo, re
forzamiento o castigo o ambas cosas) que indique si se ha realizado adecuadamente
la respuesta indicada y, en segundo lugar, que haya
una
~ ~ p r o p i e d d
criterio» de los
estímulos manejados experimentalmente de
forma
que
el
carácter de la señal de error
esté en función de la presencia de la respuesta indicada junto con la presencia o
ausencia de dicha propiedad. Así, en un experimento sencillo de esta clase, se podría
indicar a S que clasificara las tarjetas-estímulos en monlones, donde las figuras de
las tarjetas contengan cualquier combinación de las propiedades
rojo
y negro con
cuadrado y circular, pero donde la única clasificación correcta (por ejemplo, recom
pensada) es la que agrupa los círculos rojos con los cuadrados negros. En este caso,
la «respuesta indicada})
es
hacer una clasificación en que se dé con l montón positi
vo y la «propiedad criterio» es
círculo rojo o cuadrado negro
Es posible utilizar este tipo de disposición experimental para estudiar la tasa de
aprendizaje en función de variables muy diversas:
por
ejemplo, el tipo de la propie
dad criterio; l tipo de la señal de error; la capacidad de S
para
referir cuál
es
la pro
piedad de criterio en que se basa
su
tarea; el tipo de relacíón (temporal, estadística,
etcétera) entre las o c u r r e n c i ~ de la señal de
error
y las instanciaciones de la propie
dad criterio; el tipo de la población a la que pertenece el sujeto (edad, especie, inteli
gencia, motivación, o cualquier otro aspecto), y así sucesivamente. Gran parte de la
psicología experimental de aprendizaje
se
viene ocupando desde hace treinta años de
los
enormes cambios que se producen al cambiar los valores de estas variables;
el
pa
radigma ha sido fundamental en las obras de psicólogos que tienen tan poco en co
mún como, por ejemplo, Skinner y Yygotsky6.
j Este análisis del aprendilaJe de conceptos está, por lo general, de acuerdo con autore como l'lruner,
Goodoo y Austin (1956), como ocurre con
el
nFasis puesto en el carácter inFerencial de las compmacio·
nes
qu
e constituyen
la
bas e de los resultados positivos en situaciones de
apr
endizaje de conceptos.
6 Aunque quizá a Skinner no le gU,laria verlo formulado de esta man era. Parte del análisis conductista
radical del aprendil.aj e es el intento de reducir
l
aprendizaje de conceptos al «aprendizaje por discrimina
ción»; es decir, in,istir en
qu
e /0
que
aprende el organismo en la situación de aprendizaje de conceptos es a
producir
a respul slU designodu,
Sin embargo, parece
daro
que la reducción debería pro'ceder e)(actamente
al
revé:s:
l paradigma de aprendizaje de conceptos y
el
paradigma de aprendizaje por discriminación
son
los mismos, y en ninguno de los dos la e)(istencia de una respuesta indicada pasa de ser
I 1na
conveniencia
del experimentador; lo único
que
hace
es brindar
un procedimiento reglamentado en virtud del cual S
pue·
da
indIcar
qu
é
c l ~ i f i c c i ó n
le parece
la
correcta en una
detcrmmada
fase
dentro
del proceso de aprendiza·
je.
Esto no es una afirmación metodológica sino empírica. Por varias razones es claro que el aprendizaje
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
9/25
56 Jerry
A
Fodor
Lo que quiero destacar en este momento es que sólo se ha llegado a proponer un
tipo de teoría en relación con
el
aprendizaje de conceptos ~ n realidad,
se
podría
decir que sólo sería concebible una única clase de teoría- y que esta teoría carece de
coherencia a no ser
Que
se dé un lenguaje del pensamiento. En este sentido, el análi
sis del aprendizaje de conceptos
es
como
el
análisis de la elección deliberada; no po
demos comenzar a ver
l
sentido de los fenómenos a no ser
Que
estemos dispuestos a
considerarlos como computacionales y no podemos comenzar a ver el sentido de la
opinión que los considera como computacionales a no ser que estemos dispuestos a
suponer un sistema representacional de considerable fuerza en que se lleven a cabo
las computaciones.
Conviene tener en cuenta, en prímer lugar, que en cualquier ensayo y en rela
ción con una determinada propiedad p la experiencia del organismo en el paradigma
de aprendizaje de conceptos se representa adecuadamente como una matriz de datos
en que las filas representan ensayos y las columnas representan la ejecución de la re,,
puesta indicada, la presencia o ausencia de
P
y el carácter de la señal de
error'.
Así:
EJECUClON
VALOR
DE LA RESPUESTA PROPIEDAD P DE LA SEÑAL
ENSAYO INDICADA PRESENTE DE ERROR
1
si si menos
2
no no menos
3 si no más
de conceptos (en el sentido de aprender qué categorización de 105 estímulos es la correcta) puede realizarse.
y
se
realiza normalmente, en ausencia de respuestas indicadas específicas de hecho, eo ausencia de todo
tipo de respuesta-o Los aficionados a la oaturaleza creo que
ll
egao a distioguir
uo
roble de
un
pino. y mu
chos de ellos lo hacen probablemente sin que se les ensefien explícitamente los criterios que permiten esta
blecer la distinción. Esto
es
verdadero aprendizaje de concepto" sin que se dé una respuesta distintiva,
ni
siquiera en
los
amantes de la naturaleza, que se ~ u e l a hacer cuando y sólo
cuando
se
ve un
roble.
En este sentido tenemos muchas pruebas experimentales. Tolman (1932) demostró que lo que aprend e
una rata cuando aprende qué giro se recompensa en un laberinto en forma de T o es específico del siste
ma respuesta que utiliza
para
dar el giro. Bn: wer (todavía sin publicar), en
un
estudio reciente de las
obras que estudian
el
condicionamiemo en los seres h u m a n o ~ da argumentos convincentes
de
que la res
puesta designada se puede desligar de
Jos
estimulos de criterio sencil amente dando instrucciones
al
sujeto
para
que
la
desligue
( Por
favor. a partir de
ahora
no
clasifique los círculos rojos con
los
cuadrados
ne-
gros»). En resumen, no se da el caso de que el aprendizaje consista en establecer c o n e x i o n ~ s entre clases es
p e c í f i c a ~
de
es
timulos y
cla>es
específicas de respuestas.
o
que ocurre es a que S puede utilizar muchas
veces lo qlle ha aprendido
para
conse¡¡;uir una correspondencia entre la presencía de estimulación-criterio y
la producción de una respuesta designada; b que muchas veces es experimemalmente
c o n ~ e n i e n t e
exigirlo
que lo haga, dé.ndme a ~ i
un
procedimiento sencillo para que E determine cuáles son las propiedades de los
estímulos que S q u ~ s i r ~ e n de criterio, y c quc los Ss continúan asi con tal que se les motive adecua
damente. En esto, como en todo lo demás, lo qu e hace el sujeto está determinado por sus creencias y por
sus preferencias.
7 En teoría podría necesitarse una matriz de tres valores pues,
en
un ensayo determinado cualquiera, es
posible que l organismo no haya observado, o que haya observado y olvidado,
sí
se realizó la respuesta
indicada, si estaba presente
P
o cuál era
el
valor de la sei'ial de error_Este tipo de s u t i l e z a ~ las dejaré de la
do
por
r ~ g l a
general. Sólo hago mención de ello
para
insistir en que es
la
representación interna
de
sus ex
periencias y no los hechos objetivos al respecto) hecha
por
el organismo lo qu e está inmediatamente impli
cado en la causalidad de la conducta.
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
10/25
Primeras
aproximaciones 57
Expuesto de esta manera, parece claro que el problema con que se enfrenta el or
ganismo en l ensayo t es el de elegir un valor de P para el que, en el caso ideal, la
última columna de la matriz sea positiva cuando y sólo cuando lo sean las dos prime
ras columnas, y que sea tal que la matriz siga manteniendo esa correspondencia para
cualquier valor (razonable) de t.
.
Este es el sentido en que
lo
que se aprende en
el aprendizaje de conceptos «va más allá» de lo que se da en los datos experimenta
les. Lo que tiene que hacer el organismo para actuar con acierto es extrapolar una
generalización (todos los estímulos positivos son estimulas
P
basándose en algunos
casos que
se
conforman a la generalización (los primeros n estímulos positivos fueron
estímulos
P . Se
trata, en resumidas cuentas, de una extrapolación inductiva, y la ex
trapolación inductiva presupone: a) una fuente de hipótesis inductivas (en l caso
presente, una serie de candidatos a
P ,
y b)
un
criterio métrico de confirmación tal
que la probabilidad de que el organismo acepte (por ejemplo, actúe sobre) un valor
determinado de
P
en t sea una función razonable de la distribución de entradas en la
matriz
de
datos correspondiente a los ensayos anteriores a .
Existen, naturalmente, muchísimos procedimientos para explicitar los detalles de
este tipo de modelo. Por ejemplo, hay muchas razones para creer que los distintos
valores de
P
suelen comprobarse por lo general en un orden determinado; e incluso,
que la elección de P puede estar determinada muy sutilmente por el carácter de los
valores de
P
previamente evaluados y rechazados y por la configuración concreta de
la matriz de datos correspondiente a esos valores. Pero, comoquiera que sean los de
talles,
lo
que parece totalmente claro es que la conducta del organismo dependerá de
la relación de confirmación entre los datos y las hipótesis, de forma que las explica
ciones de su conducta requieran información sobre la manera en que, en el curso del
aprendizaje, se representan los datos y las hipótesis.
¿Por qué
resulta esto así de claro? Fundamentalmente, porque una de las caracte
rísticas diferenciadoras del aprendizaje de conceptos
es
la no arbitrariedad de la rela
ción entre
lo
que
se
aprende y el carácter de las experiencias que ocasionan el apren
dizaje. (Compárese esto con el caso de adquirir el latin tomando pastillas).
Es
decir,
lo que una teoría del aprendizaje de conceptos tiene que explicar
es
por qué son las
experiencias de x que son F y no, por ejemplo, las experiencias de x que son G las
que llevan al organismo, en último término, a la creencia de
que
todas las x son F.
Podemos explicar esto si suponemos: a) que
el
organismo representa las experiencias
relevantes como experiencias de
x
que son
F;
b)
que
una
de
las hipótesis mantenidas
por el organismo en relación con su entorno es la hipótesis de
que
quizá todas las
x
sean F,
y
c)
que
el organismo utilice en la fijación de sus creencias, una regla de con
firmación que diga (en términos muy aproximativos)
que
l que todas las x observa
das sean Fes, ceteris paribus un motivo para creer
que
todas las x son F Para de
cirlo en términos más suaves, parece improbable que cualquier teoría radicalmente
incompatible con los puntos (a-e) pueda explicar la no-arbitrariedad de la relación
existente entre lo
que
se aprende y las experiencias que ocasionan el aprendizaje .
g He insistido deliberadameme en las allalogias
e:>:istentes
entre la teoría de la confirmación indl.lctiva y
la teoría
de
la fijación de la creencia. Pero
no
es
mi
intención apoyar la opinión (que podrían insinuar
ejemplos como
el
punto
e»
de que
la
confirmación
de las
hIpóte
sis
universales en la ciencia
es
normalmen
te un proce. iO de simple generalización a partir de casos sueltos. En este sentido, tampoco
{raLO
de re:;pal·
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
11/25
58 Jerry Fador
En resumen, el aprendizaje de conceptos exige un análisis que neve a determinar
una relación de confirmación entre las contingencias de recompensa observadas y ex-
trapoladas, y esto es ya admitir un sistema representacional en que
se
manifiestan las
observaciones y las extrapolaciones aspirantes y en que se computa
el
grado de con-
firmación. Sin embargo, existe una forma más sutil en que la extrapolación inductiva
presupone un sistema representacional, y se trata de un tema que merece nuestra
atención.
La extrapolación inductiva es una forma de inferencia no demostrativa. En rela-
ción con el tema que nos ocupa, esto quiere decir que, en un determinado ensayo ,
habrá un número indefinido de valores
no
equivalentes de P que sean «compatibles})
con la matriz de datos hasta
t.
Es decir, habrá un número indefinido de valores de P
de forma que, en todos los ensayos anteriores a t se recompense la respuesta indica-
da
si
y sólo
si
la propiedad P se pone de manifiesto en l estímulo, pero donde cada
valor de P «predice}) un diferente emparejamiento de respuestas y recompensas en
los ensayos siguientes. Evidentemente, para que
el
organismo extrapole de sus expe-
riencias, necesitará alguna forma de elegir entre estos valores de P de número indefi-
nido. También es evidente que no
se
puede hacer la elección partiendo de la base de
los
datos disponibles hasta t pues
la
elección que
se
debe hacer es precisamente entre
las hipótesis, todas las cuales predicen los
mismos
datos hasta t.
Es ésta una situación muy común en las discusiones sobre la inferencia inductiva
dentro de la filosofía de la ciencia. El argumento clásico
es obra
de Goodman (1965),
quien señalaba que, para una serie fija de observaciones de esmeraldas verdes, resul-
tarán compatibles con los datos tanto la hipótesis de que todas las esmeraldas son
verdes
como
la hipótesis de que todas las esmeraldas son
«verzufes»
. (Una forma de
definir
el
predicado
«verzuf»
es
la siguiente: Una esmeralda
es
verde
si
y sólo
si
[está
en la muestra de datos y
es
verde} o [no está en la muestra de datos y es azul]). Sin
embargo, una de las afirmaciones de Goodman
es
que existe un número indefinido
de maneras de construir predicados que tengan en común las propiedades contrain-
ductivas
que
presenta
«verzuh>.
Como ambas hipótesis' son compatibles con los da-
tos, el principio que permita discriminar entre ellas debe apelar a algo distinto de las
observaciones de esmeraldas verdes.
dar la opinión. materializada en el pruitrama de la «lógica inductiva», de que la confirmación se puede re-
construir generalmente en cuanto relación
«rorma » entre hipótesis y datos. Por el contrario, parece que el
n i ~ de confirmación de una hipótesis d entifica suele ser sensible a una variedad de consideraciones Infor·
males en relación con
la
economia, plau,ibilidad, fu erza de convicción y productividad generales de la teo·
ria
en
que se enmarca
<
hipótesis, de
jando
de Jado
la
exi,te
nda
de teorias opuestas.
Puede ocurrir también que
la
fijación de
la
creencia sea sensible a este lipo de considtraciones «globa·
les», Pero aun en ese caso las perspectivas una teoria rormal de la creencia me parecen mucho mejores
que las de una lógica inductiva. Para formalizar la relación de confirmación inductiva, deberiamos sumi.
nistrar una teoría que escoja [a
mejor
de las hipótesis (la hipótesis que
se debería
creer), dadas las pruebas
con que se cuenta. Por el contrario, para formalizar la fijación de la cree ncia, sólo debemos desarrollar
una teoria que, dadas las pruebas existentes, elija
la
hipótesis en que
cree el
organismo. En
la
medida en
que esto resuhe imposible,
es
imposible considerar el aprendizaje como un proceso computacional; y, para
bien o para mal, la suposición en que se basa este libro es que las explicaciones conoputacionales de los or-
ganismos no van a venirse abajo
• Utililamos esta palabra porque responde, en forma y contenido, a la palabra original del autor:
«grue».
Se
trata de una fusión de
dementos
procedentes de las palabras
gr{
een)
[=verde]
y (bl)ue
[=azull
N. del T.).
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
12/25
rimeras aproximaciones 59
La forma de solucionar este rompecabezas es suponer que las extrapolaciones de
los datos reciben una ordenación a priori según un
criterio de simplicidad,
y que ese
criterio prefiere (dadas las x son verdes» a «todas las x son verzules ,. como ex
trapolación de un conjunto de datos compatible con a m b a s ~ En el caso presente esto
significa que la decisión de que un determinado valor de
P se
confirma
en
relación a
una determinada matriz de datos debe estar determinada no únicamente por la distri
bución de las entradas en la matriz, sino también por la senciHez relativa de P. Esta
conclusión parece irresistible, dado el carácter no demostrativo de las extrapolaciones
implicadas
en
el aprendizaje de conceptos. Sin embargo, tiene consecuencias inme
diatas para la afirmación general de que las teorías del aprendizaje de conceptos son
incoherentes a no ser que presuponga que
el
organismo puede contar con un sistema
representacional.
Lo importante es que
el
criterio de simplicidad debe ser sensible a la form de las
hipótesis a las que se aplica,
es
decir a su sintaxis y vocabulario 10 Por
lo
que pode
mos
saber,
es
posible conseguir una ordenación a priori de las hipótesis solamente
si
tenemos en cuenta la forma en que
se
expresan las hipótesis. ~ e c e s i t a m o s una orde
nación de esas características si queremos presentar una explicación coherente del or
den en que
se
seleccionan los valores de P en la situación de aprendizaje de concep
tos. Pero esto quiere decir que una teoría del aprendizaje de conceptos tendrá que ser
sensible a la forma en que el organismo representa sus hipótesis. Pero la idea de que
el
organismo representa sus hipótesis de una forma u
otra
(por ejemplo, en un voca
bulario u otro, en una sintaxis u otra)
es
precisamente la idea de que el organismo
posee
un
sistema representacional.
En
realidad, este argumento hace una exposición del caso que resulta demasiado
débil. En la formalización de la inferencia científica un criterio de simplicidad distin
gue entre hipótesis que son compatibles con los datos pero que
dan
lugar a prediccio
nes diferentes en relación con los casos
no
observados. Nuestra idea central es que
las observaciones correspondientes son probablemente válidas en
el
caso especial en
que las hipótesis sean valores de P y los datos sean los valores observados de la señal
de error. Existe, sin embargo, un aspecto en que el caso de la inferencia científica di
fiere de las extrapolaciones que intervienen
en
el aprendizaje de conceptos. Parece
que no hace falta el criterio de simplicidad utilizado en la evaluación de las teorías
cientificas para distinguir entre hipótesis
equivalentes.
Dicho a la inversa, dos hipóte-
Considero que esto es muy común entre los filósofos de la ciencia. En lo que no están de acuerdo es
en la forma de describir la diferencia cntre predicados como
verzul
(que no son del agrado de criterio de
simplicidad) y predicados como verde (quc si lo son); y tampoco en la forma de justiricar la adopción de
un criterio de simplicidad que discrimine de esa manera.
1 Ideas como
la
de atrincheramiento, por ejemplo, se definen según los predi fados de una ciencia.
Si
«v
erde» está más atrincherado que «(verzul», se debe probablemente a que hay leyes expresadas desde
e
punto de vista del primero y en cambio 00 Ilay leyes expresadas desde
el
punto de vista del segundo. (Para
expo,lción más detallada véase Goodrnan, 1965). Como es lógico, podria evitarse esta conclusión definien
do
la
~ i m p l i c i d a d atrincheramiento y nociones relaciouadas
en
relación con
las
propiedades
(y
no con los
predicados). Pero aun cuando fuera posible hacerlo,
par
eceria ser
un
paso por un camino equiyocado: en
la medida en que
se
quiere que los procesos psicológicos se manifiesten como procesos
compuwcionales,
se
quiere que las reglas de
la
computación se apliquen rormalmente a los objetos
que
están en sus dominios.
Mi objetiyo en este libro, vuelyo a decirlo,
no
es
demostrar
que los procesos psicológicos son computacio
nales, sino considerar las consecuencias de suponer que lo sean.
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
13/25
60 Jerry A ador
sis son idénticas, en relación con la formalización de las inferencias científicas, si se
predicen las mismas extrapolaciones de la matriz de datos v son igualmente comple
jas. De los pares de hipótesis que son idénticos en este sentido pero difieren en cuan
to a su formulación,
se
dice que son «variantes notacionales» de la rnii.ma teoría.
Sin embargo, existen numerosas pruebas de que la ordenación a priori de los va
lores de
P
a I,os que
se
recurre en el aprendizaje de conceptos distingue entre hipótesis
que son, en este sentido, variantes notacionales mutuas; es decir, la ordenación de
valores de P impone exigencias más fu rt s sobre la forma de una hipótesis que la
métrica de la sencillez.
Por
ejemplo, es un hecho comprobado que los Ss prefieren representaciones con
juntivas afirmativas de la matriz de datos a las representaciones negativas o disyunti
vas. (Véase
runcr
et al., 1956). Así, los sujetos de una tarea de aprendizaje de con
ceptos tendrán por lo general menos dificultades para aprender a clasificar todos los
triángulos rojos juntos que
para
aprender a clasificar juntas todas las cosas que no
sean
triángulos o todas las cosas que sean o triángulos o rojas. Sin embargo, las hi
pótesis conjuntivas afirmativas son rnterdefinibles con las hipótesis disyuntivas nega
tivas; el sujeto que está eligiendo todos y sólo los triángulos rojos como ejemplos de
estímulos positivos está eligiendo, ipso facto, todas y únicamente las cosas que son
(no triángulos o
no
rojas) como ejemplos de los estímulos negativos 11. Lo que esta
blece la diferencia en la actuación del sujeto es cuál de estas opciones considera
él
que está haciendo; es decir, la forma en que representa sus opciones. Los Ss que ha
blan de una hipótesis conjuntiva afirmativa aprenden
por
lo general más rápidamen
te que los que no lo hacen 12. Esto resulta perfectamente inteligible si partimos de la
suposición de que la misma hipótesis puede recibir diferentes representaciones inter
nas
que
las preferencias a priori del sujeto son sensibles a estas diferencias. Lo cual
parece que no se puede entender con ninguna otra explicación.
Hemos estado considerando algunas de las formas en que la idea de que la tarea
de aprendizaje de conceptos conlleva esencialmente una extrapolación inductiva nos
l Lo importante es, naturalmente. que la ,(el ección» en el primer caso es opaca y en el , egundo es
transparente. QUilá no res ulte sorprendente que lo que se elige opacamente
se
elija según una represen
tación.
2 Por
ejemplo, Wason y Johnson-Laird (1972) describen un experimento en que se presentaba a los
Ss
matrice, de datos y se les pedia que articularan las extrapolaciones adecuadas. La predicción básica. que se
vio confirmada. era que «seria más fácil formular los conceptos que eran e,enClalmente conjuntivos por la
forma que los concepto, que eran esencialmente disyuntivos en cuanto a la forma, y
qu
e
si
empre que
se
negaba un componente
se
producia un ligero aumento de la qificultad» (p. 70). Observan que el orden de
dificultad que obtuvieron preguntando al sujeto que afirmara la generalilación pertinente (se conforma al
orden obtenido cuando los sujetos tienen que
aprellder
conceptos en la forma convenciona\» (p. 72). es de-
cir, en la tarea de aprendizaje de conceptos. Lo importante a tener en cuenta es que, dado que la conjun
ción
e i
interdetinible con la negación y la disyunción. no hay ningún concepto que iea.
estrictamente
h -
blando.
esencialmente conjuntivo o esoncialmente disyuntivo. Estrictamente hablando. los conceptos no
tienen
formas. aunque las repr
ese
ntaciones de los conceptos las tengan. Lo que Wason y Johnson-Laird
quieren decir
al
hablar de concepto conjuntivo es, como ellos mismos sei ialan con especial cuidado, que
se
puede expresar mediante una fórmula (r elativamente) económica en el siSlema represenlaciona que esrá
ulilizando el sujeto (en el caso actual, en inglés). Lo que demue,tra realmente el experimento
es
que la uti
liación de esta re
pr
esentación facilita la actuación del sujeto; por eso, las formulaciones
de
una hipótesis
que son, en el sentido descrito anteriormente, meras variantes notacionales mutuas, pueden sin embargo
ser asequibles de distinta manera en cuanto extrapolaciones de una matril de datos.
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
14/25
obliga a postular un sistema represeOlacional en que
se
lleven a cabo las inducciones
pertinentes. Creo conveniente insistir en Que
no se
ha propuesto jamás otra opinión
alternativa sobre
el
aprendizaje de conceptos, aunque existen vocabularios alternati
vos para formular el punto de vista Que acabamos de exponer. Por ejemplo, muchos
psicólogos utilizan la idea de fuerza
del
hábito (o fuerza de asociación) donde yo he
utilizado la noción de grado de confirmación de una hipótesis. Pero una
vez
que
se
ha reconocido que todo constructo de esta naturaleza debe definirse en relación con
las posibles extrapolaciones de la matriz de datos y no en relación con pares E-R;
véase nota
6),
el problema que queda
es
totalmente terminológico. Una teoría que
determina
cómo
varia la fuerza del hábito en función del reforzamiento (o
que
deter
mina la
fuerza de asociación
en
función de la freeuencia de asociación, etc.)
es
preci
samente una lógica induciva, en Que la función de confirmación
se
articula por cual
quiera de las leyes de reforzamiento/asociación que se presupongan.
De la misma manera, algunos psicólogos preferirían hablar de una teoría Que de
termina
el
orden en que se comprueban los valores de
P
Pero
también en este caso
el
problema es meramente terminológico. Una teoría que determine aquello a lo que el
organismo atiende en
el
ensayo
t
por
el
mismo hecho prevé el parámetro del estímu
lo Que se extrapola en t Por consiguiente tiene Que ser sensible a las propiedades de
la malriz de datos, y de las hipólesis previamente contempladas, que afecten al orden
en Que se comprueban los valores e P y al ordenamiento a priori de los valores de
P
que
determina su relativa complejidad. Tanto '.i l/amamos a esto teoria de la aten
ción como si no, la función del coostruClO
es
precisamente prever cuáles son las el[-
trapolaciones de la matriz de datos
que
ensayará el organismo
y
el orden en que lo
hará.
Finalmente, hay psicólogos
Que
prefieren describir
el
organismo como
si
«hiciera
un muestreo» de las propiedades del estímulo en vez de construir hipótesis sobre cuá
les de estas propiedades tienen valor de criterio para la clasificación. Pero la noción
de propiedad
es
propia de la primera clase de teoría. En el sentido no propio de
«propiedad , todo
estímulo tiene una infinidad de propiedades de las cuales hay un
subconjunto infinito que nunca se toma como muestra. Por
otra
parle, las propieda
des Que
si se
toman
como
muestra son necesariamente una selección de aquellas que
l organismo es capaz de representar internamente. Por eso, el hablar sobre hacer un
muestreo de las propiedades del estimulo y l hablar sobre proyectar hipótesis sobre
estas propiedades son dos formas de afirmar lo mismo.
Resumiendo:
Por
lo que sabemos, el aprendizaje de conceptos es esencialmente
una extrapolación inductiva, por lo que
una
teoría del aprendizaje de conceptos ten
drá Que presentar los rasgos característicos de las teorias inductivas. En concreto,
el
aprendizaje de conceptos presupone un formato para representar los datos experien
ciales, una fuente de hipótesis para predecir los datos ruturos, y una métrica que de
termine el nivel de confirmación Que un cuerpo determinado de datos confiere a una
hipótesis determinada. Nadie, que
yo
sepa, lo ha puesto en
duda,
aunque supongo
que muchos psicólogos
no
han llegado a darse cuenta de qué era lo Que no ponían en
duda.
Pero
aceptar
Que
el aprendizaje
Que
«va más allá. de los datos» implica una in
ferencia inductiva significa que uno acepta un lenguaje en que
se
llevan a cabo las in
ducciones, pues: a) un argumento inductivo s6lo se justifica en la medida en que las
afirmaciones de observaci6n que constituyen sus premisas confirman las hipótesis
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
15/25
6 erry
A
odor
que constituye la conclusión; b)
el
que esta relación de confirmación
se
dé entre las
premisas y la conclusión depende, al menos en parte, de la form de las premisas y
de la conclusión, y c) la idea de «forma» sólo se define en relación con los objetos
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
16/25
nmaras
aproximaciones
63
Oc esta mane
ra
, al pasar por inferencia de la s sensaciones a las percepciones, se acep
la un «riesgo inductivo», y el problema que se planlea
al
perceptor es l de compor
tarse racionalmente frente a este
ri
esgo.
Es
decir, dada una descripción de la expe
riencia formulada en l lenguaje de
la
sensación, el sujeto debe elegir de alguna ma
nera la re-desc ripción en términos del objeto físico Que se vea más confirmada por
las experiencias. Sólo de esta manera puede estar razonablemente seguro
de
que la
mayorla de las expectativas sobre experiencias futuras o hipotéticas a
Que
le impulsan
sus juicios perceptuales tienen probabilidades de ser verdaderas .
Si
describo
mi
experiencia actual en términos de manchas de color, texturas, aJo
res, sonidos, cte., no me veo obligado a aceptar predicciones sob
re
l carácter de mis
experiencias anteriores o futuras ero si la describo en términos de mesas y sillas y
sus familias lógicas. en ese caso me veo comprometido a aceptar tales predicciones,
pues no hay nada Que pueda ser una mesa o una silla a no ser que se c
ompone
a lo
largo del tiempo
seg
ún lo que podríamos considerar una manera razonable de ser
me sa o silla. Así , si afirmo que lo que veo es una mesa, me estoy comprometiendo
implicitamente) con su comportamiento pasado y futuro; en concreto, estoy dando
garantlas sobre las sensaciones que proporcionará o proporcionaria. Ese es el asunto.
Es
sabido por todos que esta explicación de la percepción ha sufrido una grave
derrota por obra de los epistemólogos y de los psicólogos de
la
Gestalt. Hoy día re
sulta difícil imaginarse qué pasarla si las fórmulas de un sistema representacional se
vieran con los privilegios que se atribuyeron a las fórmulas en el lenguaje
del
dato
se nsorial. Tampoco es fácil imaginar una forma de describir los qualia que obligara a
admitir que to
da
la informaciÓn perceptiva está mediada por la se nsación de los
mencionados qualia. Y tampoco parece que tenga mucho sentido negar que lo que
vemos so n generalmente cosas no. al menos, si
la
alternativa es que lo que vemos
son generalmente manchas de colores y s
us
bordes.
Esta linea de crítica es demasiado conocida como para que tengamos que repetirla
aqul. Creo que resulta perfectamente convincente. Pero, sin embargo, opino que l
núcleo de la teoría empirista de la percepción es inevitable . En concreto, me parece
que
la
s siguientes afirmaciones so bre la psicología de la percepción son casi totalmen-.
te verdaderas y dentro del esplritu de la teoria empirista:
l .
La
percepción implica por norma general
la
formación y confirmaciÓn de hi
pótesis.
2 Los dat os se nsoriales que confirman una determinada hipótesis perceptual se
suelen representar internamente en un vocabulario que
se
puede considerar
empobrecido si se lo compara con el vocabulario
en
que se formulan
[as
mis
mas hipótesis.
Antes de explicar por qué considero ciertos estos aspeclOS del tratamiento empi
rista de la percepción Quiero referirme brevemente a lo que pienso fue el error de los
empiristas.
Estoy interpretando la teoria empirista de
la
percepción como si cumpliera una
doble
mi
sión: ser una explicación de
la
justificación de
la
s creencias perceptivas y ser
una psicología de
la
integración de los preceptos. Creo que muchos de los empiristas
iban por
es
te camino. Pero también
es
claro que cuando surgió
un
con nieto entre
lo
é
e ¡ ; ; U O T ~ C ,
u 'Uaa
M : A r ~ C
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
17/25
6 Jerry
A.
Fador
que exigía la psicología y lo que parecía exigir la epistemología, fueron estas últimas
exigencias las que configuraron la teoría.
Por ejemplo, la afirmaciÓn de la incorregibilidad de las afirmaciones del dato
sensorial no respondía a ninguna idea psicológica concreta, sino más bien a la su-
puesta necesidad de aislar
el
riesgo inductivo en un nivel epistémico distinto de aquel
en que se especificaban los datos. La idea era, poco más o menos, que no podíamos
saber si las afirmaciones del objeto físico eran verdaderas a no ser que estuviéramos
seguros de los datos correspondientes a dichas afirmaciones, y no
poddamos
estar se-
¡{uros de las afirmaciones de los datos
si
fuera posible que algunos de ellos fueran
falsos. La certeza, por así decirlo, se transmite en direcciÓn ascendente, desde los da-
tos a los juicios perceptivos que
se
apoyan en ellos. De la misma manera, las expe-
riencias de los qualia tienen que ser hechos conscientes porque las afirmaciones que
confirman estas experiencias son las premisas de los argumentos cuyas o n l u s i o n e ~
son las afirmaciones del objeto físico que creemos explícitamente. Si estos argumen-
tos van a ser nuestra justificación
para
creer tales afirmaciones, seda conveniente te-
nef a mano sus premisas
para
poder citarlas.
Es muy probable que todo esto resulte muy confuso. La justificaciÓn
es
una no-
ciÓn
mucho más pragmática de lo que sugiere l análisis empirista. En concreto, no
hay ninguna razón para que la direcciÓn de todos los argumentos justificatorios sea
ascendente y parta de premisas epistemolÓgicamente inatacables. ¿Por qué no puede
una de mis afirmaciones del objeto físico estar justificada por recurso a otra, y ésta
por recurso a una tercera, y
as
sucesivamente? Lo que exige
el
argumento justifica-
torio
no
es que algunas de las creencias sean incuestionables sino, como máximo, que
algunas de ellas no sean cuestionadas de facto).
Lo
que o se puede hacer es justifi-
car todas mis creencias a l vez. Y
10
que no se puede, no se puede.
Pero
aunque piense que la idea de
l
dirección de la justificaciÓn está en gran par-
te
desorientada, la idea de que hay una direcciÓn del flujo de la informaciÓn en l
percepción
está casi con
toda
seguridad bien orientada, a pesar de que los argumen-
tos son empiricos más que conceptuales.
En primer lugar, parece claro que las interacciones causales entre el organismo y
su
entorno deben contribuir a la etiología de todo lo que alguien se sienta inclinado a
llamar conocimiento perceptivo.
n
la medida en que esto
es
cierto, existe gran canti-
dad de información empírica sobre el carácter de estas interacciones.
Según es sabido,
toda
información que el organismo recibe sobre su entorno co-
mo consecuencia de estas interacciones debe estar mediada por la actividad de
un
mecanismo sensorial
u otro.
Por
mecanismo sensorial entiendo aquel que responde a
las
propiedades físicas de los hechos del entorno. Por propiedad física entiendo la
designada por un término de clase natural
en
una ciencia física supuestamente termi-
nada) sobre la nociÓn
de
término de clase natural, véase la segunda parte de la intro-
ducción). Hace falta una explicación relativamente amplia para ver lo que significa
mediada por pero como primera aproximaciÓn lo que quiero decir es que la opera-
ciÓn de un mecanismo sensorial
al
responder a una propiedad física de un hecho del
entorno
es
condiciÓn empíricamente necesaria
para
la percepción por
el
organismo de
cualquier propiedad de ese hecho del entorno.
Supongamos,
por
ejemplo, un mecanismo sensorial que está representado por
una funciÓn caracteristica, de manera que el valor de
la
funciÓn sea 1 en todos los
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
18/25
Primeras aproximaciones 6
casos en que se excita el mecanismo y O en los demás. Entonces, como es bien sabi
do, podemos elaborar una teoría que prevea los valores de dicha función a lo largo
del tiempo solamente si tenemos en cuenta las propiedades físicas de los inputs que
recibe
l
mecanismo. Y podremos predecir
el
análisis perceptual que
l
organismo
atribuirá a un hecho ambiental determinado únicamente
si
sabemos a qué propieda
des físicas de tal hecho han respondido los mecanismos sensoriales del organismo.
Así, por ejemplo, para predecir el estado de excitación del sistema auditivo humano,
necesitamos información sobre el análisis espectral de las formas ondulatorias que
afectan
al
organismo. Y
para
predecir el tipo de frase a que se atribuirá perceptual
mente una elocución dada, debemos saber al menos cuáles son las propiedades audi
tivas de la elocución que se han detectado).
Quiero insistir en que esto es un hecho empírico, aunque no un hecho sorpren-
dente. Podemos imaginar un organismo por ejemplo un ángel o un vidente) cuyo
conocimiento perceptivo no esté mediado por el funcionamiento de los mecanismos
sensoriales: lo único que ocurre es que, por lo que nosotros sabemos, no existen tales
organismos, o,
si
los hay, los psicólogos todavía no los han encontrado. En todos los
casos conocidos, la percepción depende del funcionamiento de mecanismos cuyos es
tados de excitación
se
pueden prever a partir de las descripciones físicas de
su
input y
de ninguna otra forma.
Desde el punto de vista del flujo de la información esto quiere decir que hay un
mecanismo sensorial que actúa para asociar una excitación física dada como input)
con una descripción física dada como output); es decir, un mecanismo sensorial
es
un
di
spositivo que dice { sí» cuando es excitado por estímulos que presentan ciertos
valores determinados de los parámetros físicos y
«00»
en los demás casos
ll
.
En con
c r e ~ o dicho mecanismo no se preocupa de ninguna propiedad que los hechos del en
torno
no
lleguen a compartir con tal que los hechos tengan en común las propiedades
físicas relevantes, y tampoco se ocupa de las propiedades no físicas que tengan en co
mún los hechos del entorno con tal que no lleguen a compartir las propiedades físicas
relevantes. En este sentido, la excitación de un mecanismo sensorial codifica la pre
sencia de una propiedad fisica. Si el sistema auditivo es un mecanismo cuyos estados
de excitación son específicos respecto a los valores de frecuencia, amplitud, etc., de
los hechos ambientales que le influyen causalmente, p o d r í a m ~ ; también considerar
que
el
output del sistema es una descripción codificada del entorno atendiendo a esos
valores. En realidad, sería mejor considerarlo de esta manera
si
se intenta representar
la integración de los perceptos auditivos como
un
proceso computacional.
Pero
si
esto es cierto, y
si
es también cierto que
toda
información perceptual del organismo
sobre
su
entorno está mediada por la actuación de sus mecanismos sensoriales, se de
duce que los análisis perceptuales deben ser sensibles de alguna manera a la informa-
D Por ex
ig
encias de la exposición. estoy prescmdiendo de la seria) posibilidad empírica de que algunos
o lodos los mecanismos sensoriales te
ng¡¡n
valores de
output
enlre O y
lo
Aqui entran en juego los proble
mas sobre la «digitalidad» de las diversas etapas del procesamiento cognitivo; pero, aunque se trala de
prohlemas interesantes e importantes, no aFectan a las cuestiones más generales. Baste decir que la cues
li6n no es
si
los outputs de los mecanismos sensoriales son continuos bajo una descri¡x:i6n física, sino más
bien si los valores intermedios de excitación comunican información que se utiliza en elapas pOSleriores del
procesamiento. No sé cuál se
rá la
respuesta a esta cuestión y no tralO de excluir la posibilidad de que
la
respuesta sea diferente para
las
diferentes modalidades sensoriales.
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
19/25
Jeny A
Fodor
cion sobre los valores de los parámetros físicos de los hechos del entorno que sumi
nistran los
mecani. mos
sensoriales l
Ese
~ g o
el problema de..lPpercepción en la medida en
que el
problema
de la percepción constituye un problema en psicología. Pues aunque la información
suministrada por las interacciones causales entre el entorno y el organismo
es
infor
mación sobre las propiedades físicas en
prim r
lugar,
en último
término puede (desde
luego) ser información sobre cualquier propiedad que el organismo perciba en el en
torno. En una primera aproximación, los outputs de los mecanismos sensoriales son
considerados merecidamente como descripciones físicas, pero no hace falta que los
juicios perceptuales estén articulados en el vocabulario de estas descripciones. Por lo
general
no lo están
Un juicio perceptivo paradigmático es:
«Hay
un
petirrojo en
el
césped) o
«Por el
reloj, veo que es la hora de tomar
el
té».
Creo que la cuestión de si los procesos psicológiccs son procesos computacionales es
una cuestión empírica. Pero si es que lo son, entonces lo que debe ocurrir en la percepción
es que una descripción del entorno que no esté fomulada en un vocabulario cuyos
términos designen valores de variables físicas
se
computa de alguna manera partien
do de la base de una descripción que
sí
está formulada en dicho vocabulario. Parece
que esto es posible, ya que el análisis perceptual de un hecho está determinado no so
lamente
por
la información sensorial, sino también por
el
conocimiento previo que el
l Conviene destacar que la e ~ e n t e exposición
de
los sistemas sensoriales, como la mayor parte las
teorias psicológicas de ~ t e capitulo, está muy
i d ~ a l i z a d a .
Así. «desde el punto de vista flsico los receptores
sensoriales son transductores. es decir. convierten la
forma
concreta de energla a que se adapta cada uno
en
la
energía eléctrica del impulso nervioso» (Loewenstein. 1960). Pero, naturalmente, eso no implica que
los sensores sean transductore,
p e r f ~ c l O s .
es decir, que su output se pueda prever simplemente mediante
una determinación de las energías f¡síeas que inciden en
dios.
Por
el
contrario. hay pruebas de que estas
determinaciones pueden estar innuenciadas
por
cualquiera de las s i ~ u i e n t e s v a r i a b l e ~ o por todas ellas.
i.
Las células de los sistemas sensoriales tienen un ciclo caracteristico de inhibición y de aumento de
la
sensibilidad consiguiente a cada disparo. Por eso. los efectos de los estimulos no son independientes de los
efectos de las estimulaciones previas a no In que el intervalo entre estímulos sea grande en comparación
con el t iempo que suele
ocupar
dicho ciclo.
ii. Las células de la periferia sensorial pueden estar interconectadas de tal manera que la excitación de
una de ellas inhibe el d i ~ p r o de las demás. Esta lI1hibición (dateral» mutua de los elementos sensoriales se
sue
le
interpretar como
si
.se
tratara
de un mecanismo de «agudizamiento»; quizá como parte de un sistema
general
de
conversión de-análogo-a-digital (véase. Ratliff, 1961).
iii . A cualquier distancia «de regreso» de
la
periferia del sistema sensorial existen probabilidades
de
encontrar elementos «lógicos» cuya actiyación se pueda considerar como codificación de funciones de
Bool de
la
información del transductor primario (véase Letvin et al., 1961,
Capranica.
1965).
iv.
Puede haber una sintonía «centrípeta» central de las características de respuesta de los transducto
res periféricos. en cuyo caso
el
outpm de tales transductores puede variar segun
el
estado motivacional,
atencional. etc .. del organismo.
v. Las células del
s i s t e m ~
sensorial tienen actividad «espontánea», es decir, activación que
o
depende
de los inputs estimuladores.
Por eso, un transductor ,ensorial puede divergir, en todos estos as¡x. Ctos, de los mecanismos ideales
contemplados en el texto; tampoco pretendo que ~ s t a enumeración ~ e a completa. Pero. en cualquier calO,
sigue
si
endo válida la afirmación central: en la medida en que el entorno contribuye a etiología de la
información sensorial. las unifnrmidades de su contribución parecen revelarse únicamente en su descrip
ción física. lo que seria equivalente a este respecto:
en
la medida en que la actividad de los mecanismos
sensoriales codifica
la
información sobre
el
estado del entorno lo que se codifica es
el
estado físico del
entorno.
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
20/25
Primeras aproximaciones 7
organismo
aporta
a la tarea. Los procesos computacionales de la percepción son
principalmente los que intervienen en la integración de estas dos clases de informa
ción. Supongo que esto
es
lo que queda de la opinión empirista clásica de que la per
cepción implica una inferencia (no demostrativa) que parte de descripciones formula
das en un lenguaje relativamente pobre
para
llegar a conclusiones formuladas en otro
lenguaje relativamente no empobrecido.
Con esto, no queda ya casi nada de la epistemología empirista. Por ejemplo, la
descripción pcrceptualmente pertinente de la información sensorial no se da en el len
guaje, libre de teorías, de los qualia sino más bien en
el
lenguaje, cargado de teoria,
de los valores dt' los parámetros físicos. (Esto es
otra
forma de decir lo que ya he di
cho más arriba: que, por lo que podemos saber, la única forma de presentar una ex
plicación razonablemente sólida de la función característica de un mecanismo senso
rial es considerar a sus inputs bajo una descripción física.) Por eso, no hay ninguna
razón
para
creer que
el
organismo no
se
puede equivocar
al
aplicar una determinada
descripción sensorial en un caso concreto. En este sentido, no hay ninguna razón pa
ra creer que los organismos son generalmente conscientes de los análisis sensoriales
que imponen.
Esta distinción
~ e n t r e
la noción de mecanismo sensorial en cuanto fuente de un
mosaico e experiencias conscientes a partir de las cuales se construyen los perceptos
(por ejemplo, mediante procesos asociativos) y la noción de los sensores en cuanto
transductores de la información del entorno que afecta a la integración p e r c e p t u l ~
está
ya
consagrada en las obras de psicologia. Insisten en ella incluso psicólogos co
mo Gibson (1966), cuyo enfoque de la percepción no es, en conjunto, partidario del
tipo de enfoque computacional de la psicología de que me estoy ocupando funda
mentalmente.
Para
Gibson la percepción implica
a
detección de propiedades inva
riantes (generalmente relacionales) de los conjuntos de estímulos que actúan. Aparen
temente presupone que todo percepto se puede icientificar con dicha invariante si al
menos la propiedad pertinente
se
describe con la suficiente abstracción I l Pero, aun
que Gibson niega que los perceptos se construyan a partir de los datos sensoriales
conscientes, parece afirmar de algún modo que la presencia de la invariante de estí
mulo pertinente debe deducirse a partir del output de información de los transducto
res sensoriales.
II No
está clara la wnsideración que merece la afirmación de que hay invariantes del estimulo que co
rresponden a preceptos.
S ,gún
una forma de
i n t e [ p r ~ l a c i ó n
pareceria conslituir una verdad necesaria: da
do q u ~ ~ ~ p e r c i b i D > es un verbo de
c o n ~ e c l . J c i ó n
tiene que haber al menos un rasgo invariante de todas las si
tuacIOnes en alguien perciba que una cosa es del tipo 1; es
dt:l ir.
la presencia dt: una cosa del tipo I Por
otra
parte, una afirmación
empírica
muy Fuerle es que, en relación con cualquier tipo de cosa que se pueda
percibir, existe un conjunto de propiedades j { ~ i c a s tal manera que la detección de eSlas propiedades se
pueda id entificar plausiblemente con la pucepción de una cosa de ese lipa. Esto último exige que la distin
ción entre cosas del tipo I y toda,
la.,
demás cosas
se
una dislinóón física y, como vimos en la introduc
ción, dicha conc w;ión l O se sigue precisamente de la premisa de que los objetos del tipo I son objetos risi-
coso
La cuestión es si existen clases físicas que correspondar, a clases perceptuales yeso, como venimos di
ci
endo, es una cllestión empirica. La impresión que me producen las publicaciones que
se
ocupan del tema
es que ,on más los ca,os en que no se da correspondencia que aquellos en que se da; que, en general, no se
puede pensar quc la percepción sea
la
categorización de las invariamesj{sicas, por muy abstraclamente que
se describan tales invariantes. Para una exposición de la situación empirica en el campo de la percepción
del habla, cL
Fodor
el aL, 1974.)
-
8/18/2019 Fodor Capítulo1
21/25
68 Jerry A odor
Distinguiré entre el input
al
sistema nervioso que evoca la sensación consciente y el input
que evoca
la
percepción Un hecho indudabLe es que en algunas ocasiones es posible que
se
detecte
algo sin el acompailamiento de las impresiones sensoriales. Un ejemplo
es la
detección
visual de una cosa que está detrás de
otra Pero
esto
no
significa que la percepción
se
pueda
dar sin estimulaci6n de los receptores; sólo quiere decir que los 6rganos de
la
percepción
se
ven
en algunas ocasiones estimulados de
taL
manera que no
se
especifican en
la
conciencia. La
p r ~
cepci6n no puede darse ... sin input; sólo puede ser así si con eso se quiere decir sin conciencia
de la cualidad visual, auditiva, etc., del input. Un ejempLo de esto es el «sentido de los obstácu-
los) del ciego, que se
siente como wisión facial» pero en realidad
se
trata
de
una
detección
auditiva del eco.
El
hombre ciego «siente» la pared que hay delante de él sin darse cuenta de
cuál ha sido eL sentido estimulado. En resumen, puede haber percepción sin sensación, pero no
percepción sin información p.
2 .
Así, incluso para los psicólogos que piensan que las distinciones perceptuales son
distinciones entre invariantes del estimulo abstractas), es necesario resolver el pro-
blema de cómo se detectan estas invariantes; y parece que para resolverlo hace falta
postular las mismas clases de inferencias basadas en los inputs que
se
suponen en las
teorías empiristas. La diferencia consiste fundamentalmente en que los psicólogos ac-
tuales no suponen que las computaciones, o los datos sobre los que se definen, ten-
gan que ser accesibles conscientemente
16.
Conviene insistir en que la afirmación de que los outputs de los mecanismos sen-
soriales no son, por lo general, accesibles conscientemente,
se
supone que
es
un resul-
tado empjrico y no una verdad de epistemología. Existen, por ejemplo, importantes
pruebas empíricas de que una representación inicial de una sefial del habla tiene que
especificar sus relaciones formantes
17.
Sin embargo, los hablantes/oyentes no tienen
acceso consciente a la estructura de formantes, y en este sentido, muy poco acceso
consciente a cualquier
otra
propiedad acústica del habla.
De
hecho
es
muy probable
6
Gibson expresa algunas vece, como
si
el
problema de cómo se detectan las supClestas) invariantes
del estímulo se pudiera evitar distinguiendo entr e el estímulo correspondiente a los IrtU15duclores sensoria-
es
es decir. energias físicas) y
el
estímlllo correspondiente a los órganos perceplivos es decir, invariante,
abstraClas). Pcro por ese camino podemos llegar a la tri . ializaciÓn. Si podemos utilizar la noción de estí-
mulo para distinguir el input que llega a la retina energía lumínica) del
input
que llega al sistema óptico
patrones de energia luminica que presenta invarianzas relevantes. por ej emplo.
para
la explicación de las
constancias perceptivas), ¿por qut no vamos a hablar también del estímulo relacionado con lo o el orga-
nismo es decir. de los perceptibles)? De esla manera, la respuesta a «¿Como percibimos las botellas?» se-
ria: «Es necesario y Sllficientc
para
la percepción de una botella que se detecte la presencia del estímulo in-
vanante
bOlellu»
El
problema de esta respuesta que.
por
cie
rto,
me
Sll
e
na
muy de
ntro
del estilo de
Ry1e)
es, naturalmente, que el problema de cómo se det ecta el estÍlnlllo invariante pertin