Se entregará al portador
Fabián Leonardo Cuéllar
Proyecto final de Grado. 2015
Universidad de los Andes.
Facultad de Artes y Humanidades
Departamento de Arte
Índice
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-A manera de introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 -Preámbulo sobre el lenguaje y la información. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7 -La realidad del dibujo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .16 -Sobre la veracidad gráfica de los billetes. . . . . 21
-Bodegón Portátil. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .25
-En relación al proceso de la obra. . . . . . . . . . . .31
- Aproximación al objeto - Bodegón contemporáneo. . . . . . . . . . .37 - Identidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41 - Otra noción del valor. . . . . . . . . . . . . . 44 - El yo y el dibujo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
-El actuar ético. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
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A manera de Introducción
El presente texto es una compilación de
reflexiones y escritos cortos realizados a lo largo
del proceso y desarrollo de la obra. Cada uno de
ellos, es un registro de los temas de interés que
surgieron durante la exploración plástica y que
fueron en algún momento el eje en torno al cual
se desarrolló la propuesta del proyecto. Dichos
textos no se encuentran en orden cronológico y
tampoco guardan la secuencia de pensamiento
que dio como resultado la muestra expuesta.
Los textos que aquí se encuentran no
pretenden ser una explicación de la obra. Fueron
seleccionados y organizados a partir de apuntes,
frases e ideas que surgieron paralelas a la
exploración plástica. Así pues, se pueden entender
como el registro escrito de la búsqueda realizada
con, el fin de hacer y exponer “una arte” como
diría Paulo Licona. Se cree que la exposición “Se
entregará al portador” puede ser un registro y una
invitación a una toma de conciencia. Por lo tanto
los textos referentes a ésta han de tener el mismo
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carácter. La idea de que aquello que se entiende
como arte, en sus términos más generales,
funciona como un conjunto de lenguajes que
permiten diversas perspectivas del entorno y que
por lo tanto logran generar una lectura diferente a
la que se hace habitualmente, se mantiene latente
en toda la realización.
Por ello mismo, se entiende que el
propósito de un texto relacionado con la obra, no
debe limitar las posibilidades de dialogo que
pueda establecer el lector al momento de entrar
en contacto con la pieza, sino que por el contrario,
le aventure a conclusiones que estén
directamente relacionadas con su propia
experiencia y que por tanto, en lo posible, lo
remitan a otro entendimiento de la cotidianidad.
Esta compilación de escritos cortos, aborda
temas relacionados con el leguaje y el aprendizaje
a partir de la experiencia personal que fue
alimentada por charlas, textos, videos,
conversaciones, exposiciones y aproximaciones al
dibujo y la pintura. Así pues, deben ser entendidos
como el conjunto de opiniones y conclusiones a
las que “por mi insuficiencia y pocas letras, y
porque naturalmente soy poltrón y perezoso de
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andarme buscando autores que digan lo que yo se
me decir sin ellos”1, he llegado.
1 Cervantes Miguel, 1605. “Don Quijote de la Mancha”. Prologo.
Francisco Robles. España.
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Preámbulo sobre el lenguaje y la
información
Que mejor que la copia para comenzar a
avanzar en alguna dirección. En ausencia de
cualquier idea, siempre la mejor opción será echar
un vistazo a lo que hace el del lado. Pero con
discreción claro, no vaya a ser que el copiado se
incomode, o peor aún, que algún tercero se dé
cuenta de tan nefasto acto. Después de todo
parece ser que ese sentimiento de originalidad y
autoría es sumamente apreciado y cuidado con
recelo. Sin embargo, por alguna razón
desconocida, vale la pena intentarlo y arriesgarse
a ser descubierto. Por un lado porque es mejor
"eso" a quedar completamente en blanco. Pero
por otro, porque hay cierto placer en hacerlo. Bien
se podría pensar que detrás de toda copia existe
un genuino sentimiento de admiración. Y no
necesariamente hacia la persona o hacia lo que
hizo. A veces es el simple deseo de sentir la
satisfacción que el sujeto de la copia aparenta. Y
es en la imitación de su actuar que se encuentra la
clave para alcanzar dicho estado.
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Como ser culpables, si después de todo, es
de allí de donde viene el entendimiento del
mundo y del hombre en sí mismo. Todo proceso
educativo y de aprendizaje, tiene su origen en un
ejercicio progresivo de imitación. Como la
escritura por ejemplo. Primero se aprenden las
vocales y a continuación las consonantes. Su
combinación generará palabras que permitirán la
construcción de frases. Y hasta allí, todo es
interiorizado a través de planas o ejercicios que
requieren una constante repetición.
Posteriormente vendrá la redacción de un texto, y
para tal fin es necesaria la imitación de estructuras
más complejas, como los párrafos, el
planteamiento de una idea principal y así
sucesivamente. En otras palabras, tanto la
enseñanza como el aprendizaje, están basados en
procesos miméticos. Así pues, en principio, es
copiando como el hombre aprende cualquier tipo
de lenguaje; verbal, escrito, corporal, matemático,
musical, e inclusive gráfico.
De allí proviene el entendimiento del
mundo y del hombre mismo. Es en el lenguaje
donde recae tal afirmación. Sus diferentes
manifestaciones (a través de la música, el habla,
la escritura, la danza, la matemática, etc) son las
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prendas con las que viste la escurridiza dama de la
realidad. Sin necesidad de recurrir a metáforas, se
puede decir que el lenguaje condiciona el mundo.
Basta con reparar en expresiones verbales y
escritas tales como “yo” y “ello” para darse cuenta
de la forma en que está construido el mundo del
hombre. Ambos resultan ser pilares
infranqueables desde los cuales se aborda
absolutamente todo lo que es percibido e inclusive
lo que no. ¿Cómo es esto? De alguna forma, no es
posible concebir el mundo por fuera de estas dos
verdades que dialogan y se refuerzan
constantemente. Por evidente que pueda parecer,
vale la pena mencionar que lo denominado como
“ello” es simplemente el conjunto de lo que no
pertenece al “yo”. Cabría entonces la pregunta
¿Cuáles son las características que regulan la
pertenencia de “algo” a cualquiera de los dos
grupos? Responder a dicha pregunta, iniciaría
una discusión que se extendería a todas las
nociones que hacen parte de la cotidianidad,
como el tiempo, espacio, materia, moral, ética,
etc. Y el cómo cada una de ellas constituye un
punto de partida para abordar el “yo” y el “ello” y
diferenciarles. Lo interesante, es que sin importar
el concepto que se emplee para iniciar tal
discusión, irremediablemente terminará por
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convertirse en una manifestación mas del mismo
dialogo entre aquella dualidad. En concepto y la
noción de tiempo por ejemplo: no son otra cosa
que la forma de nombrar el conjunto de
transformaciones que se dan en “yo” y en “ello”
en relación al cambio de sus cualidades físicas o
químicas, o bien el cambio de su posición en el
espacio, entre otros. Se podría decir entonces que
el tiempo está irremediablemente ligado a la
interacción entre “yo” y el “ello” y no solo esto,
sino que su entendimiento depende de estos. Es
posible afirmar que sin la identificación de estas
dos partículas, en principio, no existiría la noción
de tiempo. Esto indica que el lenguaje verbal y
escrito, aquel que se emplea a diario en cualquier
tipo de transacción humana, logra a través de
estas dos nociones (para no ir demasiado lejos),
condicionar el actuar del individuo y la manera en
que se relaciona con lo que le rodea. Basta con
imaginar un mundo sin tiempo para reparar en lo
fundamentales que resultan las “horas” en el
diario vivir; de ellas depende el desplazamiento o
el reposo de todo individuo, el inicio y fin de una
actividad. Si se quiere abordar desde otra
perspectiva, sin la noción de tiempo tampoco
existiría tal cosa como la música, y así
sucesivamente.
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El lenguaje necesita ser enseñado e
irremediablemente es aprendido de una forma u
otra. Es necesario para la comunicación y la
interacción del hombre con sus semejantes y en
general con el entorno. Así pues, es un común
acuerdo en donde el individuo termina por
entenderse como tal, como resultado de la
imitación de algo que fue tomado de los demás.
John Shotter expresó que aquello a lo que se llama
pensamiento, o el acto de pensar, no implica sino
“reflejar, esencialmente, las mismas
características éticas, retóricas, políticas y poéticas
que las expresadas en las transacciones entre las
personas, afuera en el mundo”2 (Shotter, 214). Si
se mira de forma más amplia, significa que el
hombre entiende a sus semejantes, a sí mismo y
en general a todo lo que lo rodea, a partir de
relaciones mentales que han sido acordadas por
aquellos que comparten un lenguaje. El hombre
piensa, imagina, percibe y entiende el todo, de la
forma en que ha aprendido a hacerlo. ¿Por qué
hacer tanto énfasis en esto? Porque bien se podría
afirmar que la enseñanza del lenguaje, no es otra
2 Shotter, John (1996). “El lenguaje y la construcción del sí
mismo”. En Pakman, Marcelo (comp.) Construcciones de la
Experiencia Humana, I, pp. 213-225. Barcelona: Gedisa
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cosa diferente a un ejercicio de auto-replicación
del hombre, en donde el aprendizaje da como
resultado un “semejante”. Parece que es
necesaria esta autorreplicacion. El hombre
necesita autorreplicarse a través de la enseñanza y
el aprendizaje de forma mental y espiritual en el
otro de la misma forma que se replica
biológicamente. No basta con que sea similar en
apariencia, también ha de ser similar en la forma
de aproximarse al mundo. Finalmente ¿No es esto
lo mismo que sucede con toda manifestación de la
vida, inclusive con toda expresión del cosmos? Es
la replicación, la forma como todo continúa siendo
parte de aquello que es llamado existir. Cientos de
miles de los mismos, repetidos una y otra vez.
Galaxias, estrellas, planetas, océanos, continentes,
arboles, animales, bacterias, células, átomos.
Todos ellos son conjuntos. Y están organizados en
paquetes de información o ideas, porque tienen
características en común.
Estas características en común, remiten
nuevamente al lenguaje. Pues parece ser que el
lenguaje es la búsqueda de patrones para su
posterior organización en conceptos, nombres e
impresiones. El hombre tiene nombre para sí
como individuo y como colectividad. Lo mismo
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sucede con lo que le rodea. Engendra semejantes
a los que enseña a identificar los mismos patrones
y espera que dicha labor continúe. Simplemente
porque es necesaria para la supervivencia. Pero
también porque es la experiencia misma de ser
humano y todo lo que ello implica. Es la
experiencia de ser consiente de si mismo, la
experiencia del “yo”, esta experiencia que se
manifiesta también en el lenguaje verbal como
"existir", pero que se expresa de diversas maneras
en todos los otros tipos de lenguaje creados. Así
pues, ese “existir”, se manifiesta en un lenguaje
corporal como danza y en un lenguaje visual como
imagen (pintura, fotografía, dibujo, etc.)
Que mejor que la copia para comenzar a
avanzar en alguna dirección; copiar al de al lado,
copiar la naturaleza, copiarse a si mismo. Cada una
de estas acciones generará irremediablemente
nueva información y las variables son infinitas.
Esto se debe a que la copia no sucede de forma
exacta. A diferencia de un mundo digital, en un
mundo análogo, la mayoría de las veces algo se
omite, algo se distorsiona, algo se filtra o modifica
en la transferencia de información. Esta
corrupción de la información es la que da lugar a
un elemento nuevo o en otras palabras a nueva
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información. Por ejemplo, la alteración de una
cadena de ADN puede cambiar el gen responsable
del pelaje marrón de un oso, por uno que dé como
resultado un pelaje blanco. Entonces nacerá toda
una generación de osos con pelaje blanco que
ahora constituirán una nueva especie. Estos osos
que ahora comparten esta y otras característica en
común, el lenguaje los organizará en lo que ahora
será la idea de “oso polar”. Bien puede que esa
alteración de la información que sucede en la
genética también suceda en todo aquello que
pertenece al mundo análogo, incluyendo la mente
humana. La acción de pensar también está sujeta
a omisiones de información y son esas omisiones
las que dan lugar a nuevas ideas. La capacidad de
olvido y la capacidad de pasar por alto, se
convierten en elementos fundamentales en el
proceso cognitivo. Borges hace referencia a esto
en Funes el memorioso “Había aprendido sin
esfuerzo el inglés, el francés, el portugués, el latín.
Sospecho sin embargo, que no era muy capaz de
pensar. Pensar es olvidar diferencias, es
generalizar, es abstraer” (Borges 524). Como bien
se mencionó antes, la mente humana se
encuentra en una constante búsqueda de
patrones. Y es, porque es ésta la manera en que
entiende el mundo y se relaciona con él. La
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capacidad de identificar patrones, fue lo que en
algún momento aseguró la supervivencia. Fueron
los patrones de los puntos blancos en cielo
nocturno, los que permitieron la lectura de los
astros, que a su vez posibilitaron la predicción de
las épocas de lluvia y dieron como resultado la
habilidad de ejercer la agricultura. Pues bien, el
reconocimiento de dichos patrones solo puede
llevarse a cabo regulando la información
percibida. El exceso de información saturara
puesto que está desorganizada y se encuentra en
caos. Pero solo a través de la discriminación de
aquella información que es considerada inútil, es
posible entender y por lo tanto crear. La
capacidad de pasar por alto permite abstraer.
Como dice Borges, permite olvidar diferencias y
generalizar. La generalización es la forma en que
se define un patrón, y finalmente es la forma en
que se define el mundo.
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La realidad del dibujo
El dibujo como lenguaje comprende una
forma del entendimiento del mundo
completamente enfocada en el campo de lo
visible. La realización de éste exige especial
atención a las características observables del
objeto, y por ello, su dominio exige a quien lo
ejecuta la capacidad de observar detenidamente
el entorno y reparar en aquellas características del
mundo visible que pasa por alto cotidianamente.
Todo dibujo transmite una idea por sencillo que
sea, más concretamente hablando, tiene la
capacidad de transmitir una abstracción del
mundo visible. Una línea recta comunica dirección
o al menos una noción de dicho concepto, ya sea
que se encuentre en posición vertical u horizontal;
esta línea, una vez dibujada pasa a ser un
condicionante de la superficie en que se
encuentre. Así pues, el dibujo exige abstraer la
gama de direcciones y grados de saturación que
integran el mundo visible.
La relación cotidiana con los objetos está
mediada por el lenguaje verbal. En dicho lenguaje,
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el entorno se encuentra organizado en paquetes
de información expresados en palabras. De este
modo, el ejercicio de la comunicación transmite
una serie de ideas relacionadas con aquello que es
mencionado. Dicho de otra manera, el porcentaje
de lenguaje verbal que está relacionado
directamente con elementos del mundo, opera
transmitiendo un conjunto de nociones sobre el
entorno y los elementos a los cuales hace
referencia. Abarca desde planos de experiencia
formales tales como color, forma y tamaño, hasta
planos sentimentales y sociales. De esta manera,
la cantidad de planos experiencia que una palabra
pueda transmitir, dependerá de las vivencias del
receptor del mensaje en relación al objeto que ha
sido mencionado. Un ejemplo pertinente sería el
siguiente: La palabra montaña generará en usted
querido lector, una imagen mental;
Probablemente un par de picos con forma
triangular de un color verdoso o azul si es que los
ha imaginado distantes. También asociará a esta
palabra una noción de altura y probablemente de
ubicación geográfica. Pero dependiendo de sus
experiencias con tal objeto, la palabra suscitará
ideas de lo campestre, lo rural o lo natural. Si el
lector es un alpinista, asociará la palabra
inmediatamente a deporte, aventura, tiempo
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libre. Esto se debe a que el lenguaje verbal es un
lenguaje que busca abarcar el todo de un
elemento sin importar lo diferentes que sean las
experiencias de los sujetos. La comunicación es
posible en gran medida, gracias a que quienes
hacen parte de ella, creen y tienen fe en que se
están refiriendo a las mismas nociones. Pero lo
cierto es que la cantidad de información que
puede transmitir una palabra, depende de la
cantidad de planos de experiencia que tenga el
interlocutor o el emisor respecto al objeto. En
otras palabras, depende de cuanta conciencia se
tenga del objeto.
Volviendo al ejemplo de la montaña, un
hombre acostumbrado a la ciudad probablemente
tenga una idea de ésta como algo distante,
decorativo del paisaje, o tal vez como un elemento
del cual se puede obtener materia prima para
construcción. El alpinista por su lado,
probablemente evoque la sensación de la
verticalidad, el esfuerzo, la sensación de la brisa y
la escasez de oxígeno; De este modo, mientras
que la experiencia de la montaña del primer sujeto
comprende una relación visual y probablemente
una relación económica, la relación del segundo
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comprende un dialogo establecido a partir de la
experiencia corporal.
Ahora bien, retornando a lo referente al
dibujo, se puede decir que la relación que se
establece con un objeto a través de un lenguaje de
dibujo es completamente diferente; Dibujar
requiere de entender los elementos del entorno
como una interacción de direcciones, zonas de
oscuridad y brillo, texturas y formas, y no como el
amplio espectro de experiencias al que se está
acostumbrado. Su realización, requiere de una
atención enfocada en las cualidades observables
del objeto. Los planos de experiencia usuales y
cotidianos que se mencionaron en los ejemplos
anteriores, pasan a un jugar un papel secundario y
la calidad de la observación se convierte en el
medio primario de experiencia del objeto. Por
breves momentos, entre la observación, la
abstracción y la ejecución motriz, el dibujante
olvida o ignora afectos, se desentiende de
verdades, juicios y contexto, no importa la
funcionalidad de lo observado, tampoco su
connotación social y cultural, y ni siquiera la
propia connotación sentimental juega un papel
fundamental en dicho ejercicio. Ninguna de estas
está en capacidad de guiar la mano de arriba abajo
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o de un lado al otro sobre el papel, sino que es la
experiencia de un plano de abstracción visual lo
que permite la ejecución del dibujo.
Lo anterior no quiere decir que un dibujo
no tiene nada que ver con los demás planos de
experiencia, finalmente son estos planos los que
impulsan el dibujo e influyen en la toma de
decisiones; si se dibuja esto y no lo otro, si se hace
énfasis en aquello y se elimina o se atenúa aquello
otro. Como desplazándose entre dos mundos, el
dibujante toma elementos de la realidad
cotidiana, esa realidad verbal que lo abarca todo,
y los observa a la luz de a una realidad abstracta
que comprende las infinitas manifestaciones de la
experiencia visual. De esta manera, el dibujo es el
índice de un nuevo entendimiento de la realidad
que al sumarse a la totalidad de las experiencias
sensibles del sujeto, constituye en últimas una
ampliación de su conciencia. Como se dijo al
principio, aquel que dibuja debe hacerse
consciente de aquellas características del mundo
visible que usualmente pasa por alto. Este
ejercicio de observación y destreza motriz deviene
en un medio o en una tecnología que da como
resultado la expansión de la conciencia y por ende
un entendimiento más amplio de la realidad.
21
Sobre la veracidad gráfica de los billetes
En torno a un billete o un documento
estatal e inclusive a una simple estampilla, gira
una noción de oficialidad que no está
directamente ligada al contenido escrito del
mismo. Aquello que le confiere validez no es el
texto que menciona la función para la cual fue
hecho. El billete no solamente es válido por tener
escrito que fue expedido por el Banco de la
república y que pagará al portador una suma de
pesos en oro, una escritura pública no gana su
peso por el texto que menciona su lugar y fecha
de expedición e inclusive una estampilla postal no
hace referencia a su veracidad por escrito.
Esta noción de lo oficial o lo verdadero,
opera en un lenguaje puramente gráfico. Basta
con pensar un papel moneda que sea
completamente blanco por ambas caras, y que en
la tipografía de una máquina de escribir, se
imprima en algún costado: su valor en pesos,
fecha y lugar de expedición. Aquel papel tendrá
apariencia de carta o probablemente de nota
debido a su particular tamaño y reducido texto,
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pero definitivamente no entrará a operar dentro
del lenguaje propio del billete. Su valor será igual a
cero y su veracidad será cuestionada aun cuando
se tratase de un objeto oficial. Simplemente
porque hace falta el color, el arabesco Los
innumerables detalles que enriquecen la
composición y entretienen el ojo. Aquellos dibujos
desempeñan una función fundamental dentro de
la consolidación que se tiene de la idea de billete.
La complejidad del dibujo convierte al trozo de
papel en un nuevo elemento que ahora posee la
característica de ser valioso.
Como rezagos del periodo barroco, los
billetes ostentan una enorme cantidad de
decorados y complejos diseños que hacen de éste
algo terminado, algo sólido que es merecedor del
valor que dice tener. Encajarían a la perfección
como una pieza más de los utensilios propios de la
realeza francesa del siglo XVII, junto con los finos
vestidos que exhibían bordados de encaje y junto
a las cenefas de palacios y catedrales, ricas en
ornamento; Costosas, arduas de hacer y
completamente carentes de una función más allá
de agradar a la vista y conferir estatus.
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Sin embargo estos diseños no solamente
remiten a una convención cultural sobre la
diferenciación de clases. Inclusive un
experimentado dibujante reconocerá la
complejidad del dibujo que en estos pequeños
rectángulos se encuentra. Aquellas tramas
dispuestas en el espacio que procuran mantener
un equilibrio en la composición sin saturar pero a
la vez aprovechando cada milímetro, dan cuenta
de la dedicación e inclusive de la obsesión
meticulosa del autor por alcanzar una perfección
técnica. Es tal vez el carácter repetido de un
diseño que fácilmente puede aparecer diminuto
en el mismo billete y ser exactamente igual de
preciso al que tiene al lado. Casi como un método
científico de la línea que evidencia que dicha obra
no ha sido producto del azar ni de una mente
distraída o desordenada de la que se deba
desconfiar, sino que es el producto de un proceso
serio y entregado que requirió perfeccionarse;
parece entontes como si el inconsciente asociara
estas características con la credibilidad y la
tranquilidad de que es veraz.
Pero a pesar de esto, el billete no es un
elemento hecho para ser contemplado ni
apreciado. Está hecho para reposar en los
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bolsillos, bolsos, billeteras y bancos; Siempre
oculto y guardado con recelo. Está hecho para
circular constantemente, de transacción en
transacción y de mano en mano, siendo
intercambiado por un bien o un servicio, inclusive
intercambiado por más billetes. Pero no fue
hecho para que sus portadores se detengan a
analizar la forma como fueron pensadas esas
intrincadas tramas. No hay un deseo intenso por
entender las lógicas del dibujo y reparar en las
sutilezas que allí se encuentran y que fueron
dispuestas con tanto cuidado pues
irremediablemente están cumpliendo una función
esencial. El billete solo deja su oscura morada para
abandonar la mano de su dueño e irse a posar en
el contenedor seguro de su nuevo propietario.
Solo se sabe que allí está para cuando sea
necesario. Pero ya no como un dibujo sino como
una idea abstracta de lo que significa el valor.
25
Bodegón portátil
Al ser enunciada la palabra billete, la
mente es remitida automáticamente a un
conjunto de ideas y sensaciones relacionadas con
la experiencia que se ha tenido sobre dicho
objeto. Las asociaciones mentales relacionadas
con éste pueden remitir a un papel con forma
rectangular, que tiene dibujos, entre los cuales
destacan rostros y números. Sin embargo,
también puede asociarse a ideas como billetera,
comodidad, estatus, poder, trabajo, progreso,
calidad de vida, y a su vez a otras como opresión,
miseria, corrupción, pobreza, etc. Todo dependerá
de la relación que cada individuo haya establecido
con dicho objeto.
A pesar de esto, es posible hablar de que
hay una conciencia o una noción colectiva
respecto al objeto. Esto se debe probablemente a
que sin importar el contexto en el que el evento
del billete tenga lugar, constantemente está
cumpliendo el mismo rol dentro de las relaciones
humanas. Los usuarios de billetes saben
emplearlo, tienen muy presente el tipo de relación
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que establecerán con otro ser humano mientras
este objeto haga parte del dialogo. Por eso mismo,
saben cómo deben cuidarlo y no dejarlo a la deriva
en cualquier lugar donde pueda mojarse o
romperse. A su vez, saben cómo deben protegerle
y esconderle puesto que entienden cómo debe ser
valorado, como debe ser intercambiado y por
supuesto, cual es la potencia de dicho objeto en el
mundo que les rodea.
Es en resumen un lenguaje universal, que
si bien opera bajo ciertas condiciones sociales, es
evidente que es compartido por la mayor parte
del mundo. Sin importar idioma, raza, credo,
religión o contexto político y social. El billete ha
logrado unificar a la humanidad en un sistema de
fe. Aún más, se ha convertido en un determinante
de la interacción del hombre con el entorno, pues
contiene su entendimiento sobre la abstracción
del valor en relación a los demás objetos, su
entendimiento de la supervivencia, del desarrollo,
de la sociedad misma y su relación son sus
semejantes. Inclusive es un medidor de la
voluntad y el deseo del ser humano.
De modo pues que es un objeto que tiene
la capacidad de dialogar con una dimensión
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interior, reflexiva e introspectiva del individuo,
como con una dimensión exterior que comprende
el comportamiento social y la relación con los
elementos del entorno en general.
Sus tramas y su valor gráfico son los
elementos que construyen aquel lenguaje
universal y a su vez el puente que dialoga entre
aquella dimensión exterior e interior. La geometría
y la línea con sus complejas direcciones y
minuciosos detalles alientan al ojo a recorrer cada
sección del dibujo. Distraen y sumen al individuo
en la realidad de la composición. El impulso
externo del dibujo y el color, no actúan como un
elemento enajenante y distractor, sino como el
medio para explorar la propia mente. Se trata en
cierta forma de mandalas que circulan en un
contexto laico, no religioso y sin embargo si el ojo
se sumerge en sus entramados puede quedar
atrapado en la contemplación de sus patrones.
Claramente hay tramas y números.
Complejos diseños geométricos y textos que
hablan de una función y un valor. Pero también,
hay elementos gráficos que articulan toda la
composición y no solo se encuentran allí para
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aumentar la complejidad del dibujo y evitar que
sea falsificado. Se encuentran allí para generar un
impacto social; se encuentran allí para evocar
algo, recordar algo, exaltar o exhortar a algo.
Tal vez pensar en el desarrollo de toda la
idea permite dilucidar este punto de forma más
simple; Solo hace falta colocarse en la posición de
aquel que tiene por encargo diseñar un billete. Y
no por ello tiene que ser una persona con años de
experiencia en el asunto, ni alguien sumamente
culto que parece ajeno a la realidad del ciudadano
común y se encierra durante años en un taller.
Podría interpelarse al mismo lector de este texto
preguntándole ¿Cómo haría usted un billete para
su país? Inclusive la pregunta podría tomar un
rumbo más íntimo y seguir contemplando la
misma preocupación ¿Cómo haría usted un billete
que tenga como fin, circular en su casa y ser usado
por los miembros de su familia?
Evidentemente tendrá que pensar en el
tipo de papel que va a usar, en la tipografía que
mejor se acomodará a sus necesidades y
claramente tendrá que pensar en los números y su
organización en el espacio rectangular, de forma
que el valor pueda ser visto fácilmente por el
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portador. Y repentinamente suscitará una
pregunta fundamental ¿Qué hará con todo el
espacio que aún permanece en blanco?
Claramente habrá de tener tramas, el llamado
“guilloché” francés que hace referencia a los
complejos diseños geométricos que enriquecen la
gráfica del billete y le confieren esta noción de
oficialidad y veracidad. Así evitará que sea
falsificado con facilidad y por supuesto ganará
seriedad y peso para los usuarios.
Pero no se puede detener allí. Después de
todo, la finalidad de dicho billete está más allá de
simplemente ser un complejo dibujo; hay que
tener en cuenta que está destinado a ser
empleado por un grupo humano en un
determinado espacio geográfico, en una
determinada época y un determinado contexto
socio-cultural. Es claro que para llegar a la
instancia de crear un billete, dicho grupo humano
debió antes lograr ponerse de acuerdo con la
asignación del valor de cada objeto que hace parte
de su entorno.
No resulta extraño pensar que deba existir
un sentido de identidad hacia el trozo de papel
que emplean para relacionarse. Después de todo,
30
será empleado por cada uno de los integrantes de
la comunidad casi todos los días; este trozo de
papel aunque no lo parezca, habla de la forma
como dicha comunidad entiende el mundo y
desarrolla sus dinámicas sociales. Habla de aquello
que es importante, de aquello que es deseable y
placentero, de aquello que es prescindible, de
aquello que no puede ser intercambiado, de
aquello que confiere estatus y de aquello que lo
quita. Habla de un estilo de vida, de valores
sociales, del reconocimiento de las labores que
desempeña cada persona y de cuan valiosas son.
Es así como un billete se carga de elementos
culturales. Signos y símbolos que de una forma u
otra no han de ser ajenos a sus usuarios. Estos
dibujos son el rostro del lugar al cual pertenecen.
Aquel que hace un billete, suscita una
exaltada necesidad de reunir tantos elementos
como le sean posibles para alcanzar esta identidad
gráfica: A través de personas, situaciones, fechas,
poemas, símbolos patrios, animales y objetos que
sean causa de orgullo. Todo habrá de ponerse
junto en este diminuto bodegón que tiene el
tamaño adecuado para entrar en cualquier bolsillo
y ser llevado de un lado a otro.
31
En relación al proceso de la obra
Aproximación al objeto
La primera exploración consistió en copiar
un billete e intervenirlo. En este caso, el billete de
dos mil pesos que ahora tendría la cara de mi
padre fue la oportunidad de descubrir toda una
nueva metodología del dibujo que funcionaba con
entramados de líneas. Como aprendiendo un
nuevo lenguaje, la copia hecha en esfero negro
exigía entender la construcción de volúmenes,
sombras y texturas a partir de las intersecciones y
la saturación de los puntos. A medida que
avanzaba el ejercicio, los elementos originales del
billete se fueron convirtiendo en referencia de
aquel nuevo lenguaje y la forma correcta en que
debía emplearse. La reinterpretación del rostro de
mi padre en el sistema de tramas, significaría la
aplicación de aquel nuevo conocimiento; algo así
como un examen final que probaba que en efecto
se habían comprendido las lógicas de aquel
sistema. De esta manera, fue posible aproximarse
a otras soluciones del dibujo que no habían sido
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tomadas en cuenta. Como salir de la zona de
confort del dibujo en donde luz y sombra se
entendían como difuminados o como intensidad
en la línea, las nuevas soluciones abrían todo un
mundo de posibilidades en la composición. Esta
nueva composición no se perdía en la inmensidad
de un papel blanco sino que buscaba abarcar la
totalidad del formato, el equilibrio consistía en
incluir tantos elementos como fuese posible sin
llegar al punto de sobrecargarle.
(Fig.1)
Billete intervenido
Esfero sobre papel
50x25 cm
33
34
Este ejercicio pasaría a convertirse en la
idea central del proyecto "En esta casa se come de
lo que hay" que hizo parte de la exposición de
Grafía en blanco y negro. El dibujo original hecho
en esfero fue digitalizado, reducido al tamaño
convencional de un billete y pasado a fotograbado
para ser impreso 150 veces. El cambio de escala y
la idea de serie, fueron los nuevos conceptos que
ahora acompañaban el dibujo. Las letras pequeñas
que aparecían en el primer ejercicio hecho en
esfero, esas que salen debajo de donde dice "dos
mil pesos”. Eran una colección de frases caseras
que había escuchado desde que era pequeño por
boca de mis padres, de ahí el título escogido para
la serie. Estas frases estaban repetidas una y otra
vez de la misma forma en que se repite “banco de
la república” en cada esquina de los billetes
originales; En el formato de 50x25 estas frases
eran apenas legibles, pero en el nuevo formato de
7x14, se hacían invisibles si no se tenía una lupa.
Ya no eran frases sino formas que condicionaban
la composición. Igual que el "nocturno" en el
billete de cinco mil pesos, la realidad escrita se
disolvía en su minúsculo tamaño y se convertía en
realidad gráfica, ya no funcionaba como poesía
sino como parte de los detalles que equilibraban
el gran dibujo del billete. Allí, se hizo evidente que
35
un dibujo estaba en la capacidad de dialogar en
diferentes niveles de entendimiento. Y esto no
solo se limitaba a un entendimiento gráfico, sino
que también contemplaba los diálogos que se
establecen a partir del soporte, la técnica y el
formato. Había algo en el grabado que parecía
darle peso al dibujo, cierta noción de veracidad y
valor que se reforzaba con el hecho de que fuese
seriado. La experiencia de uno de estos pronto-
billetes estando solo, era completamente
diferente a la experiencia de tenerlos todos juntos
sobre una mesa.
(Fig.2)
“En esta casa se come de lo que hay”
Exposición: Grafía en blanco y negro
Fotograbado y aguafuerte sobre papel
7x14cm
36
37
Bodegón contemporáneo
Apartado del dibujo y el tema de los
billetes, la pintura del bodegón contemporáneo
hizo parte de la exploración conceptual del
proyecto y por lo tanto vale la pena mencionar
algo al respecto en este apartado. Entendiendo
por bodegón aquella pintura que está en
capacidad de comunicar contexto valiéndose de
los objetos representados, es una composición
que puede dar cuenta de una época, un lugar y
una realidad sociocultural. Constituye en sí mismo
un registro de una realidad que se define a partir
de espacios y objetos.
El bodegón contemporáneo propone una
realidad globalizada que se unifica a través de un
lenguaje tecnológico. Las franjas de color en RGB
imitan las de una pantalla LCD ampliada, hasta que
su estructura más básica se hace evidente. Desde
las pantallas de televisión hasta las pantallas de
los computadores y los celulares que tan
arraigados se encuentran a la cotidianidad, todos
cuentan con el mismo sistema. Cada uno de ellos
está en capacidad de transmitir infinidad de
imágenes e información que van desde noticias
38
hasta anécdotas personales y contenido
multimedia.
(Haciendo énfasis en la tecnología
contemporánea) Toda pantalla manifiesta dos
realidades. Una de ellas, es la realidad de la
imagen, la imitación del mundo visible al que se
está acostumbrado, una realidad que contempla
millones de colores, símbolos, formas y
movimiento. La segunda realidad, es más simple, o
probablemente más compleja. Es una realidad
integrada solamente por franjas estáticas de color
rojo, verde y azul, sobre un fondo negro, que
constantemente cambian de intensidad. La teoría
sustractiva de la luz dice que cuando estas franjas
se encuentren simultáneamente en su máxima
intensidad generarán el color blanco y que todas
las otras posibles combinaciones de intensidad,
darán lugar al resto de colores del espectro visible.
Así pues, ambas realidades suceden de forma
simultánea, bien se podría pensar que una
depende de la otra y aun así, una de ellas no es
percibida (al menos no de forma constante)
¿Valdría la pena entonces hablar de ilusión?
Así pues, el bodegón contemporáneo es
una oda a la infinidad de posibilidades de la
39
imagen. En él se encuentran todas las imágenes
posibles; aquello que ya pasó y aquello que no ha
pasado, todo lo conocido por el hombre, lo que
aún no conoce y lo que probablemente nunca
llegará a conocer. Bien podría ser un close-up de
una escena pornográfica, o de una plenaria del
congreso, bien podría ser un chat o el más
complejo de los tratados, alguna de esas noticias
catastróficas donde se muestran miles de
muertes, como también podría ser una fotografía
de mis últimas vacaciones. Todo para poner en
evidencia cierta relatividad de la realidad, y la
noción de que los códigos con los que el hombre
entiende el mundo, han sido auto-impuestos. No
hay realidades absolutas, sino que al igual que las
pantallas, existen manifestaciones de una o
muchas realidades que interactúan
constantemente.
(Fig.3)
Bodegón contemporáneo
Acrílico sobre madera
35x25
40
41
Identidad
Los billetes continúan siendo el objeto de
interés y se convierten en motivo de investigación.
Aparecen interrogantes respecto a su origen, las
técnicas empleadas para su realización y sobre
todo su historia. Los libros del banco de España
guardan una colección que comprende desde los
primeros ejemplares impresos en el siglo XVIII
hasta el siglo XX. Es entonces cuando me
encuentro con que hay un sinfín de diseños
relacionados con los procesos culturales y políticos
de la zona que emitió el billete. Claro,
dependiendo la época y el lugar aparecerán en
éstos rostros, símbolos y paisajes diferentes. Pero
también cambiaba la calidad de la decoración,
unas son más ricas en detalle, otras más libres,
otras más complejas y otras son simplemente
cuadriculadas e inexpresivas; La evolución del
billete y sus manifestaciones gráficas, termina por
ser registro de los procesos socio-culturales de
una población. En ellos están plasmados los
valores, las virtudes y la moral de un grupo
humano; el billete pasa a ser entonces un objeto,
y más específicamente un dibujo, relacionado la
identidad y la historia de un pueblo.
42
De la misma manera en que toda cultura
tribal tiene arquetipos gráficos que la identifican,
así mismo los billetes guardan en sus tramas cierta
noción de identidad. Aparece entonces la idea de
que cierta configuración de líneas esta en
potencia de definir un grupo humano e inclusive
un individuo. Es así como se llega a la muestra
titulada "Se entregara al portador un Cuéllar "
Usando como soporte una placa de acero que
posteriormente es quemada con una vela, se
hacen dibujos removiendo el hollín que se adhirió
al metal. Estos dibujos consisten primordialmente
en huellas digitales, números de identidad como la
cédula, la fecha de nacimiento y por supuesto el
nombre. En conjunto imitan la composición de un
billete y tratan de contener ese algo esencial,
valioso e infalsificable del individuo.
43
(Fig.4)
“Se entregará al portador un Cuéllar”
Dibujo con hollín sobre placa de acero
20x13 cm
44
Otra noción del valor
La historia de los billetes y la historia del
valor, han sido un fragmento de la gran historia de
la abstracción. Los primeros billetes emitidos en
España eran letras de cambio que tenían
complejos grabados y firmas que los hacían
validos a los ojos de aquella persona que estaba
obligada efectuar el intercambio. Se podría
resumir en la frase "se entregara al portador de
este papel, una cantidad X de peso en oro” y así
es como funcionaba la primera abstracción del
valor en forma de papel. Un sistema de
intercambio donde el dibujo tenía valor en tanto
era intercambiable por un objeto de valor real
como el oro. Con el paso del tiempo, aquel peso
en oro se sustituyó por la idea de los pesos y el
dibujo en sí mismo comenzó a adquirir valor. Los
pesos son la abstracción de la primera abstracción
del valor; ya no están vinculados a una cantidad de
oro sino a una cantidad simbólica del sistema
numérico que se sostiene gracias a la fe de los
usuarios. Después de todo, el billete solo tiene
valor en cuanto es aceptado por alguien a manera
de pago y este alguien tiene fe en que un tercero
hará lo mismo.
45
El tríptico de dibujos con el número uno,
dos y medio y tres, funciona como un podio en el
montaje. Cada uno de estos números fue extraído
de un billete Colombiano que en algún momento
estuvo en circulación. Estos números están
acompañados de un sistema gráfico que los
enriquece, les confiere valor en un lenguaje de
direcciones, color, forma y composición. ¿No
debería valer más el billete más atractivo o el
mejor logrado? ¿Puede esta noción de valor
depender de los gustos del sujeto? El formato
nuevamente juega un papel importante en la
exploración plástica y la posibilidad de separar y
ampliar un elemento de billete, pone en evidencia
características que el tamaño reducido impedía
apreciar pero que de todos modos se encontraban
allí desde un principio.
(Fig.5)
Triptico (uno) Lapiz de color sobre papel
50x35cm
(Fig.6)
Triptico (dos y medio) Lapiz de color sobre papel
50x35cm
46
47
48
(Fig.7)
Triptico (tres) Lapiz de color sobre papel
50x35cm
49
El yo y el dibujo
El proyecto del tríptico de números exigió
el desarrollo de destrezas técnicas; era necesario
un cuidado minucioso en la realización de cada
línea. La intensidad, el grosor y las texturas
generadas por el contacto entre el lápiz y el papel
debían ser controladas para lograr el objetivo
propuesto. A causa de ello, se fueron haciendo
evidentes las características y las soluciones
gráficas que construían ese tipo composición y
que permitieron posteriormente aventurarse a
proponer un dibujo original que siguiera la misma
estructura.
La cantidad de detalles y la cualidad
delicada y precisa de este tipo de dibujo hacían de
su realización un ejercicio casi meditativo. El
meticuloso desarrollo de la composición exigía
horas enteras de trabajo que a la larga no eran
más que un gran tiempo de introspección en el
que la mente se pierde del mundo cotidiano y
pasa a sumirse en una realidad interior. Recordaba
a estas grandes mandalas realizadas por los
monjes tibetanos; gigantescos dibujos
geométricos de arena los conducen a una
profunda meditación. A veces hechos en silencio o
50
acompañados de mantras, estos dibujos toman
horas para ser culminados y requieren de una
disposición y concentración absolutas.
Carl Jung hace referencia a estas mandalas
en el documental "El mundo interior" y las
describe como una expresión del yo, en donde el
centro de aquella composición representa al
individuo que la realiza y todo lo que le rodea son
las diversas expresiones de ese yo. De alguna
forma es una expresión grafica del alma que se
revela a medida que se va realizando y se vale
únicamente de la intuición para avanzar. Esta
perspectiva abre la posibilidad de que aquel dibujo
contemplativo de infinitas tramas, que distrae el
ojo y lo lleva de un lado a otro, es capaz de
generar empatía. No se justifica por algo diferente
a sí mismo, es un lenguaje íntimo, se realiza en la
intimidad del dialogo con el yo. Inclusive quien lo
observa también se aproxima a este de forma
intima pues cada espectador concentra su
atención en aquello que le despierta empatía.
Es aquí donde aparece la idea del dibujo como
medio para ampliar la consciencia, en dibujo como
herramienta o tecnología que permite el
descubrimiento del yo.
51
(Fig.8)
Mandala No.1
Raidografo sobre papel
Cuaderno de bosquejos
52
(Fig.9)
Mandala No.2
Raidografo sobre papel
Cuaderno de bosquejos
53
El actuar ético
Extensivos serían los tratados que se
podrían escribir sobre el lenguaje, y para ello sería
pertinente citar a Charles S Peirce y su texto sobre
el icono, el índice y el símbolo, o a Paul Ricoeur
con su ensayo titulado ¿Qué es un texto? E
inclusive sería pertinente hacer referencia a a
Carlos B Gutierrez y el ensayo “No hay hechos solo
interpretaciones”. Hacer referencia a todos los
autores que gracias a sus vastas obras plantaron
una idea a lo largo del proceso creativo y que
fueron determinantes para organizar este texto.
Pero aun así, no me detengo a citarlos
adecuadamente porque hasta cierto punto carece
de sentido hacer una comparación de opiniones.
Que a partir de la discusión y el contraste de
puntos de vista se logre estructurar una idea que
tenga peso y esté ampliamente argumentada,
simplemente no es el fin. No es de mi incumbencia
argumentar un punto de vista ni mucho menos
defender una tesis como para hacer de este un
texto académico. No pretendo probar nada ni
convencer a nadie de lo que es, en últimas, otra de
las infinitas posibilidades del entendimiento.
Tiendo a pensar, que lo aquí escrito se justifica en
54
tanto ha sido escrito con sangre propia. "Escribe
con sangre y aprenderás qué es espíritu. No es fácil
comprender la sangre extraña"3(Nietzsche, 24),
pues es ahí donde yace la finalidad de todo el
proyecto y el que es en últimas el motor que lo
impulsa: "El que escribe en máximas y con sangre
no quiere ser leído, sino interpretado con el
corazón"4(Nietzsche 24). De todo este proceso,
solo queda la obra plástica como manifiesto de
que alguna vez la conciencia rondó por allí.
¿Cómo más se puede describir esta
experiencia que resulta en últimas,
irremediablemente personal? ¿Cómo seleccionar y
organizar la colección de sentimientos exactos que
terminaron por convertirse en una descripción de
la realidad sensible? Quizá la forma más acertada
de aproximarse a la cantidad de estados anímicos
y las intuiciones que guiaron la mente a través de
una exploración de la conciencia sea a través de
aforismos: "En las montañas, el camino más corto
va de pico a otro, pero para seguir ese camino es
3 Nietzsche Friedrich. “Así hablaba Zaratustra”. ,Leer y escribir pp.
24-25. Editorial Pórrua. México 2014.
4 IBID
55
necesario tener piernas largas. Los aforismos
deben ser cimas, y aquellos a quienes van
dirigidas... "5. Como el sentimiento de aproximarse
a lo desconocido con curiosidad extrema, la
exploración de las realidades conscientes permite
observar el mundo con ojos vírgenes cada vez que
se avanza hacia cualquier dirección.
¡Tanto nos hemos acostumbrado a ser lo
que somos y a ver lo que vemos! El ego se
proyecta constantemente hacia el todo que rodea
al hombre, y así es como nace la moral l: la verdad
bajo la cual todo opera. Esa verdad que condiciona
la lógica y el futuro de cada acción realizada.
Hacemos o dejamos de hacer según nos lo
indica la moral obedecida. Sentimos esto o lo otro
porque así nos hemos acostumbrado a hacerlo. El
día a día es una constante expresión de lo mismo,
pero que siempre se manifiesta distinto, así sea en
lo más mínimo e insignificante. Cada día nos
enfrentamos a experiencias diferentes y tenemos
la posibilidad de contemplar miles y miles de
realidades, pero aun así la propia es placentera.
5 IBID
56
Evidentemente existen las opiniones, todo el
mundo ha de tener una, pero la propia, la que
cada quien ha construido, parece siempre tener
más peso. Finalmente es la moral propia, la que
nos mantiene vivos, la que nos mantiene seguros,
la que nos trajo a dónde estamos y la que nos
hace ser quienes somos. Esa moral que también
aparenta tener más validez porque quienes nos
rodean la aprueban. Actuamos según ella, pero
también sentimos según ella. La moral nos
provoca el gozo y a la vez el desagrado y el miedo.
Todo aquello que se encuentra fuera de esa moral
debe ser tratado con delicadeza y evitado en lo
posible. Todo nuevo escenario y toda situación
experimentada, inevitablemente se termina
viviendo según esa moral. La memoria y los
acontecimientos pasados son los jueces del
presente. La colección de advertencias paternas,
consejos hermanales del amigo, opiniones de un
desconocido, entre otros, son seleccionados y
evaluados según la moral actual y posteriormente
pasan a ser asumidos o descartados dependiendo
de la disposición a aceptar o negar dichas
opiniones. La moral es la expresión de la libertad
humana, pero también es, irónicamente, la cárcel
que aprisiona y restringe las pulsiones más
espontáneas y sinceras; aquellas intuiciones que
57
brotan desde lo más profundo de la mente
inconsciente.
Ese actuar intuitivo, que bien podría
entenderse como un actuar ético, es libre de
moral. No la necesita más que como instrumento
o herramienta para alcanzar ciertos objetivos. El
actuar ético no solo concierne al trato social. No
es una ética limitada al buen o al mal actuar
respecto a los semejantes, sino que también es
una ética que nace de la experiencia sensible del
mundo como totalidad percibible. Es un actuar
que es producto de una experiencia consciente
que eventualmente estimula un nuevo
entendimiento del mundo. La moral no solo
condiciona las acciones propias sino la realidad del
entorno, pues define la función y la verdad de lo
percibido.
El actuar ético, el actuar intuitivo, está en
capacidad de crear una nueva moral, es decir, un
nuevo entendimiento y por lo tanto da paso a la
contemplación de nuevas realidades. Parece
pertinente recordar aquí a Marcel Duchamp y su
fuente como manifestación de aquella verdad. La
idea de que existen fronteras marcadas que
definen lo que es el mundo, que definen un objeto
58
o un espacio y que la conjugación de sus diálogos
las definen como conjunto, termina por definir
también conceptos como lo que es el arte y
abstracciones más profundas como los valores. La
instalación de Duchamp es la manifestación
plástica de una nueva moral, una moral que entra
en contradicción con la moral inamovible de cada
individuo. Pone en evidencia otro de los infinitos
diálogos del mundo y hace que esa perspectiva
única de la moral acostumbrada sea cuestionada.
Hay algo deleitable en la exploración de la
consciencia, esa idea de que se está en capacidad
de percibir un mundo que opera bajo lógicas que
no fueron enseñadas. Unas lógicas distantes a las
acostumbradas. Creadas a partir de la noción de
que algo siempre fue y será más de lo que se creyó
en algún momento. Un vistazo rápido generará
una impresión rápida y escasa en detalle pero la
mirada detenida revelará verdades que fueron
pasadas por alto inicialmente. Cada objeto y cada
evento, contiene infinidad de diálogos, infinidad
de relaciones que operan en diferentes niveles de
la consciencia; existe una conciencia espacial, una
conciencia visual, una conciencia auditiva, una
conciencia del mundo como sistema, una
conciencia de la existencia como ciclo, o como
59
principio y fin, y una conciencia del tiempo, entre
muchas otras. El hombre y el entendimiento dan
sentido al mundo y al entorno, y son éstos los que
le dan forma y lo organizan. Este entendimiento,
que primero fue instinto, después se le llamó
lógica, sentido común y más tarde se le llamo
razón, ahora podría llamársele experiencia
sensible. La experiencia del ser consciente que
está en capacidad de replantear su realidad
mediante el cuestionamiento de sus antiguos
valores. La manera de cuestionar y transmutar
estos valores, se da a través de la experiencia
sensible que termina por expresarse en la forma
de un nuevo lenguaje.
La experiencia sensible se alimenta a
través de varios lenguajes, no importa cuáles sean.
Estos lenguajes no solo están en capacidad de dar
lugar a una realidad, sino que son un puente para
el desarrollo de nuevos lenguajes. Lenguajes que
reparen en ciertas características del mundo que
se pasaron por alto antes y que ahora producen
un entendimiento más amplio del entorno.
Qué mejor forma de transmitir esta idea,
que tomando al espectador y disponiéndolo en la
labor de recrear aquella experiencia. Para el caso
60
específico de este proyecto ¿Cómo se puede
entender un billete como un dibujo en un papel si
jamás se ha dibujado? ¿Es acaso posible
entenderlo como tal si no se ha tenido ese
dominio del lenguaje gráfico? Un billete es
entendido usualmente como un objeto cargado de
connotación social y así mismo es motivo de
orgullo, queja, alegría, vergüenza y hasta
satisfacción. Pero cuando sus otras connotaciones
son constantemente ignoradas, es cuando se hace
evidente que dicho objeto ha adquirido poder
sobre su usuario. Aun así, simplemente no hay
tiempo para dibujar. Darse la posibilidad de
sumergirse en aquel lenguaje es casi un lujo. El
espectador no suele tener el tiempo de explorar el
dibujo, pero si puede tener el tiempo de leer un
texto que pretende explicarlo. Aun así,
probablemente no se percatará de que aquel
texto no es más que una traducción de la
experiencia original que tuvo lugar en un plano
diferente del entendimiento. La expresión plástica
trata de contener esta experiencia en su propio
lenguaje. Pero cuando se traduce al lenguaje
escrito, ninguna descripción es suficientemente
acertada como para abarcar la totalidad de su
sentido. Ese sentido está en conceptos como la
61
forma, el color, el formato y muchos otros
elementos de la composición.
La contemplación de una obra plástica o
una pieza sonora, se justifica en tanto esta tiene la
capacidad de comunicar una o muchas realidades
a través de la experiencia sensible. Cuando la obra
entra en contacto con un espectador, despierta en
éste impresiones condicionadas por la moral. La
obra puede generar en quien la ve emociones:
puede agradarle, conmoverle, molestarle o
parecerle simplemente insensata y aburrida.
Aquel primer juicio, funciona como espejo de la
realidad en la que se vive, funciona como espejo
de aquella moral. De una forma u otra, cuando el
espectador contempla una pieza, la contempla
primero desde sus ojos. Consciente o no de ello, el
espectador se contempla a sí mismo a través de la
obra. Es por esto que la obra despierta opinión,
genera posiciones y en algunos casos hasta incita
debate. La empatía que establezca con el
espectador dependerá de los intereses de éste, de
sus ideas sobre aquello que es relevante y aquello
que no, aquello que incumbe y aquello otro que
no despierta el menor interés. Aquello que es
correcto o acertado y aquello que es fracaso o
motivo de malestar.
62
El espectador consciente se explora a sí
mismo a través de la obra y encuentra en ella
posibilidades. Realidades sensibles que no ha
explorado. Verdades y experiencias que no se ha
procurado; puede que por descuido o por las
limitaciones que supone el ego. Entiende que allí
puede encontrar algo de sí y se abre a la
posibilidad de reconocerse a través de la
experiencia. Si la obra genera gran empatía, es
porque algo en ella es coherente para quien la
observa y puede conmoverlo. Pero esa
observación se puede hacer más minuciosa, capaz
de más provecho si está acompañada de una
exploración propia. Aquel que comprende el
lenguaje de la obra, porque se ha sumergido en su
aprendizaje a través del hacer, es capaz de
lecturas más detalladas que ahora alimentan la
experiencia de la obra. El dibujante que contempla
un dibujo, puede llegar inclusive a modificar su
forma de dibujar, en pro simplemente de lograr
recrear o emular algo que capturó su atención. El
dibujante copia, imita y emula gestos y
expresiones del lenguaje del dibujo que eran
coherentes para sí. Soluciones de la línea, la
mancha, la composición, la saturación, la luz, la
proporción, que se sienten funcionar mejor que
las soluciones acostumbradas. Y una vez el
63
dibujante ha interiorizado esta nueva posibilidad
gestual, se aventura a recrearla en sus próximos
trabajos. Pero esta no es una copia de la forma o
la manera de representar adecuadamente un
mismo objeto. Sino una recreación del gesto con
el cual se construyó el dibujo, una nueva forma del
lenguaje. Así es como aprende a observar el
mundo con ojos nuevos, unos que están buscando
la posibilidad de ese gesto en la realidad
observable.
Pero no hay que limitarse al dibujo, la
pintura, la escultura, el video, la música y
expresiones como la danza y la actuación.
¿Cuantas posibilidades de experiencia de la
realidad guardan en sus gestos? Se puede hacer
una aproximación a ellos desde la perspectiva del
espectador, pero algo de la conciencia que hay en
aquel gesto quedara oculta hasta el momento en
que se haga un acercamiento a la técnica. Hasta
que se haga claro el grado de entendimiento que
se tiene de aquel lenguaje. El libro rojo de Carl
Jung es una alegoría al ser que observa el mundo
desde el yo y lo manifiesta de forma intuitiva en la
gestualidad del dibujo. Cuando la imitación cesa y
la abstracción y la intuición se convierten en el
motivo de la expresión plástica, se hace evidente
64
en la obra aquella manifestación de la realidad
experimentada. El yo se expresa en el mundo y
pone en evidencia su conciencia.
La nueva conciencia crea una nueva moral
pues comprende un nuevo entendimiento del
entorno. Entonces elementos del mundo que
parecen contener verdades tan absolutas e
inamovibles, se vuelven maleables y terminan por
condicionar de manera diferente al sujeto. Lo
condicionan a partir del nuevo sistema de valores
elegidos. La moral es la expresión de la libertad del
hombre. La libertad de explorar, comprender y
relacionarse con el mundo según su intuición y su
percepción. La constante exploración de la
conciencia posibilita la contemplación de los
infinitos diálogos y posibilidades del cosmos. Que
son en últimas las infinitas posibilidades que tiene
la existencia.
Se entregará al portador otra perspectiva
de un objeto que bien conoce. Un objeto que ha
sido causal de disputa y angustia, pero que
también ha sido el promotor de grandes
proyectos. Se entrega no con el ánimo de
liberarle, sino con el deseo de que vea su reflejo
65
en éste y a partir de allí se motive a proponer los
nuevos valores que su conciencia demande.