Convives 8. LAS DIRECCIONES Y LA GESTIÓN DE LA CONVIVENCIA. Diciembre 2014
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Experiencia. Elaborando un proyecto de equipo.
Historia y recorrido.
Dolors Oliver Agüera
Escola Teresa Altet
Rubí, Barcelona
Dolors Oliver es maestra desde hace más de 35 años. Es
formadora del profesorado en temas de convivencia y
gestión positiva de conflictos, bienestar docente y gestión y
liderazgo de equipos. Siempre ha estado vinculada a los
distintos equipos directivos de los centros en los que ha
trabajado y actualmente es directora de la Escola Teresa
Altet de Rubí (Barcelona).
http://www.escolateresaaltet.cat/
Este artículo nace de una reflexión larga y profunda que empezamos en el Instituto de Ciencias de la
Educación (ICE) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) hace más de cuatro años. Desde entonces
nos hemos ido reuniendo un numeroso equipo de trabajo integrado por inspectores e inspectoras de
Educación, los Servicios Educativos, profesionales del ICE, docentes y personas formadoras para
profundizar en las claves de la transferencia de la formación y en cómo los equipos llegan a integrar los
retos y avances que ésta propone, compartiendo voluntades, ilusiones y esfuerzos.
A lo largo de estos años hemos analizado el tema desde muchos enfoques y en estos momentos, quiero
hacer una aportación desde mi triple papel de maestra, formadora y directora de un centro educativo.
Pretendo que mi aportación sea emocional y descriptiva para poder dejar constancia de los diferentes
ritmos y naturalezas de los procesos que ayudan a implementar cambios y cohesionar equipos. Quizás esto
pueda tener algún valor.
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Un poco de historia
La escuela Teresa Altet nace hace treinta años en el barrio de ca n’Oriol de Rubí para dar respuesta a las
necesidades de escolarización que en aquellos momentos presentaba una nueva oleada migratoria. Fue en
aquellos momentos (1984), la escuela pública más grande de Rubí, en un barrio que crecía y se expandía
gracias al esfuerzo e ilusiones de muchas personas que acababan de llegar y se instalaban en la periferia del
cinturón industrial. Esta característica ha sido la que ha dotado de identidad al contexto para el cual
trabajamos hasta hoy en día.
Primeras percepciones (o mi “burbuja mágica”)
Cuando llego al centro todo es nuevo y cambiante para mí: paso de un centro de secundaria a una escuela
de primaria, de un centro privado concertado a la enseñanza pública, de la problemática que presentaban
adolescentes y jóvenes con problemas de conducta y leves alteraciones de personalidad en un contexto
cultural y económico alto a un tejido social carente de estudios, con bajas expectativas para sus hijos e
hijas, quiénes aún han de empezar su recorrido académico “de verdad”. Este es el escenario en el que voy a
moverme y los descritos, van a ser los referentes que van a marcar mis primeros “contrastes” y
percepciones.
¡La impresión de una caída libre!
Encuentro un claustro fragmentado (¡ni siquiera había una sala para el profesorado!), instalado en una
dinámica típica de “reino de taifas”, en el que las prioridades se establecían en función de lo que
interpretaba o priorizaba cada ciclo o persona o en base al argumento de que “siempre se ha hecho así”.
Primeros pasos
El primer curso fue de “situación”: “aterricé” en el ciclo inicial y tuve que aprender “cómo” se trabajaba allí
sin profundizar demasiado en los “por qué” ni en los “para qué”.
No había nada escrito, todo se basaba en las muchísimas horas de discusión de algunos “subequipos” (en
educación infantil sobretodo) y se había generalizado al resto por “alianzas” más o menos estables. Había
en la “línea de escuela” o proyecto no escrito, algunas fisuras o diferencias de criterio de las que no se
hablaba. A pesar de tener muy asumidas las diferencias se veía y se vivía una gran muralla que separaba
ciclos y expectativas. En el tratamiento de “asuntos espinosos” o en algunos claustros cotidianos se
evidenciaban tensiones que tenían ahí sus raíces.
¡Instalados en una isla!
Después de este primer año cambia el equipo directivo y me proponen que participe en este equipo como
jefa de estudios. ¿Quién dijo miedo?
Primeros proyectos (o primeros “vacíos”).
Ya he dicho que, exactamente, un proyecto no había … y un equipo con finalidades y objetivos
compartidos… tampoco. Por otro lado esto no era “raro”, así se funcionaba en la mayoría de centros. No
había ningún camino ni objetivos trazados más allá de ir hacia adelante sin saber si estábamos en el buen
camino o consolidando divergencias.
Intenté, desde mi recién estrenada posición de jefa de estudios en este centro, empezar a compartir ideas y
expectativas intentando fijar y documentar un “mini” proyecto (que ahora podría ser una misión-visión)
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para elaborar un proyecto educativo y formar un equipo consciente de dónde estaba y a dónde quería ir. Se
pidió a la inspección que hiciera una introducción en la reunión de claustro, pero no se vio (de verdad) la
necesidad de trabajar unidos en un proyecto común. Ví que había muchas resistencias que no se podían
deshacer con la intervención de la autoridad. Era necesario trabajar en un sentido opuesto a la imposición
(así pudo vivirse) y llegar al equipo a través de reconocer a las personas y sus capacidades. De esto solo
hace 12 años
Intenté, desde el privilegio de mi cargo, empezar conversaciones más o menos informales con los ciclos (en
las distancias cortas y pudiendo reconociendo a las personas), dando valor e importancia a cómo
trabajaban, con el objetivo de establecer una línea (mi función fue , en un principio, recoger y documentar).
Trabajábamos en pequeños grupos de ciclo (es lo que había consolidado a nivel de equipos) y lo anotaba
todo en una acta que después utilizaba de guión para el resto de ciclos en un método que “patenté” como
“cremallera”. Quizás partí de la fuerza de la crítica, pero todas las personas empezaron a expresar su
opinión o a dejar que otras la expresaran. ¡Un comienzo!
No se estableció una auténtica línea de escuela, pero pudimos empezar a hablar, a acordar, a fijar y a
documentar. Esta última parte la hacía yo porqué no se había superado el concepto de “papeleo”. También
pudimos empezar a ilusionarnos y a compartir nuestros anhelos y “actividades estrella” con algunas
personas. Publicamos muchos artículos que servían para animar o reconocer, pero todo era muy puntual,
personalizado y “modelado”. Hace 10 años teníamos reconocidas algunas capacidades como equipo y
empezamos a “fijar acciones en la memoria” que se podían compartir. Seguían funcionando los ciclos por
su cuenta pero nos escuchábamos un poco mejor y se mostraba algún interés por lo que el resto hacía o
proponía.
Cuando empezamos a poder decir “tenemos cosas en común”
Y llegaron las evaluaciones internas y el establecimiento de pruebas para poder utilizar indicadores. De este
modo pudimos empezara un trabajo de análisis y de reflexión que era necesario hacer para poder
establecer “dónde estamos” y “dónde queremos llegar”.
Y presentamos el primer “plan estratégico” que hizo remover algunas cosas y a algunas personas, pero muy
poco. La integración de nuevas formas de funcionar es lenta.
Nuestro plan “Escola- barri- ciutat. Un mateix espai per l’aprenentatge” (Escuela-barrio-ciudad. Un mismo
espacio para el aprendizaje) fue un punto de arranque para poner “en línea” intenciones y objetivos, para
situarnos y marcar posición. El claustro lo aceptó... y cuatro o seis personas lo defendimos. Hace 7 años,
aún era el proyecto de un pequeño grupo.
Fueron momentos de muchos cambios y empezamos a reflexionar seriamente sobre cómo queríamos
continuar y qué miradas necesitábamos. Era necesario “resituarnos” desde un punto compartido por todas
y todos y vimos la oportunidad de solicitar una Auditoría y empezar con un plan de autonomía de centro.
Aquí empieza una historia y un recorrido (diremos que corría el 2007)
Creo estar bastante segura de que la historia que a partir de aquí voy a explicaros hace referencia a un
centro que avanza, que cambia y evoluciona.
Ante la idea: “qué hace posible que un equipo y una escuela tenga recorrido y avance”, después de haber
descrito la situación del la escuela y el contexto, podríamos ver que es necesario que:
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• El “macrocontexto” tenga expectativas y regule todo aquello que se debe modificar o emprender. Aquí
me refiero a la administración, a sus exigencias, a su acompañamiento y validación de procesos, etc.
• La tarea a realizar se organice con vistas a su permanencia o impacto en los centros y que sea útil para
concretar acciones y contemplar resultados. Debe nacer de la necesidad de casi todas las personas o ha
de llegar a sentirse necesaria. Debe movilizar ideas y actuaciones que han de “quedar” como
patrimonio de los centros.
• Los centros “entren” una dinámica y una cultura de centro que permita una planificación, un
acompañamiento de los diferentes ritmos del profesorado y una evaluación que llegue a tiempo para
ser compartida y revisada por todos y todas. Ahí se gesta el equipo de trabajo y el clima de convivencia.
Se deben organizar los planes del centro en torno a un conocimiento del equipo y sus habilidades,
integrando las “diferencias conciliables” en la formulación de objetivos. Vigostsky nos habla de la “zona
de desarrollo próximo” y en nuestro caso hablaríamos de movernos en esta zona de “diferencia
conciliable” que pueda integrar casi todas las miradas.
• Poder organizarse para que ningún agente se quede al margen y no sienta como propios aquellos
aspectos priorizados por el centro y la evaluación. Conseguir que todas las personas se animen y
participen aportando lo que puedan.
El inicio de la transformación del grupo humano de la escuela en auténtico claustro, se encuentra en una
auditoría (empresa ESCALAE) y en otra acción que coincide en el tiempo y que llevó a cabo la totalidad del
claustro: un análisis y una matriz DAFO. En paralelo, además, se hizo una AGD que validaba aspectos
detectados per todo el claustro. Habíamos puesto el centro bajo un microscopio y allí estábamos todos y
todas, codo con codo buscando oportunidades para mejorar. Nos enfrentamos a un ejercicio de
“autentificación” que nos fue muy útil y tuvo mucha fuerza. Entre todos y todas estábamos mirando y
remirándolo todo y expresando nuestra opinión. El análisis fue largo y profundo, lo realizamos
conjuntamente, aunque en algunos momentos tuve la sensación de que analizábamos cosas que no eran...
Prejuicios y primer aprendizaje: mi mirada debía “hacer media” con la mirada del claustro si quería que el
análisis fuera compartido.
Este ejercicio fue acompañado de otros como la evaluación del profesorado interino que permitió entrar en
las aulas y compartir docencia, viendo otras maneras de actuar y de plantearse las cosas de una manera
cada vez más natural y más cotidiana. ¡Pudimos ver las coincidencias en nuestras dudas e inseguridades!
¡Manos a la obra!
Y con este “calentamiento” entramos en una planificación
estratégica (o lo que entendíamos como tal). Empezamos a
hablar y llegamos al consenso sobre las actividades que
debíamos hacer para impulsar los cambios, fuimos
progresando en el diseño y la elección de los indicadores de
evaluación (¡qué difícil es el cambio de mirada sobre la
evaluación!) y marcando “tempos” para compartir
planificación y ajustar tareas, trabajar profundizando y
evaluando, compartiendo resultados y nuevos enfoques, etc.
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¿Qué pasa ahora que no pasaba hace cinco o seis años?
El claustro programa, los equipos docentes de ciclo se organizan y gestionan actividades y proyectos en
diferentes comisiones, se siguen los planes anuales y los concretan y mejoran las personan que los llevan a
cabo, se consultan informaciones y se hacen propuestas, se rinden cuentas y se escucha a los demás, se
debaten aspectos de detalle sobre cómo hacer las cosas y por qué se hacen, se documentan los procesos...
todo ello a ritmos diferentes, con diferentes intensidades, con diferentes maneras de hacer según lo que
cada persona ha interiorizado, integrado, interpretado o según sus posibilidades, pero siempre con un
camino trazado que tiene definido un margen organizativo y una voluntad de no dejar a nadie atrás... por
lejos que esté.
¡Somos un equipo que se queja y se cansa, pero sabe que puede avanzar con la participación de todos y todas!