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“ESTUDIO ORGANIZACIONAL DE LA COFRADÍA DE LA VERA CRUZ: CONFLICTOS POLÍTICOS ENTRE EL GOBIERNO Y LA IGLESIA”
Por: Mgter Luis Ángel Di Nucci1
1 El autor ha recibido por ésta y otras investigaciones el Premio Santa Clara de Asís, el Premio Fundación de Santa Fe, el Premio a la Excelencia Institucional, entre otros
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Resumen Los hombres de la elite santafesina durante cuatrocientos años no solamente se
apropiaron del gobierno local sino que también se adueñaron de las primeras asociaciones voluntarias locales: las cofradías. Este trabajo expone y demuestra las causas y consecuencias de dicha detentación, las influencias políticas, sociales, culturales, religiosas y económicas que implicaba el ser funcionario del gobierno y el ocupar los principales puestos en la cofradía de la Vera Cruz. Las acciones que los nobles decidían como gobernantes civiles se traspasaban a las medidas que adoptaban como autoridades veracruceñas, entremezclando las jurisdicciones del gobierno con las de la Iglesia con los consiguientes conflictos, y obteniendo un poder absoluto –real y simbólico– en la sociedad santafesina. Abstract
The men of the santafesina elite during four hundred years not only took control of the local government but they also appropriated themselves the first local voluntary associations: the brotherhoods. This work exposes and demostrates the causes and consequences of this detentation, the political, social, cultural, religious and economic influences that implied the being civil employee of the government and occupation of the main positions in the brotherhood of the Side Cross. The actions that the nobles decided as governing civilians were transferred to the measures that adopted like authorities veracruceñas, confusion the jurisdictions of the government with those of the Church, with the consequent conflicts, and obtaining the absolute power - real and symbolic- in the santafesina society.
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ÍNDICE Gobierno colonial santafesino y Semana Santa. p. 01 Cofradías penitenciales. p. 04 Cofradía de la Vera Cruz en Santa Fe de antaño. p. 07
Funcionarios políticos en la hermandad. p. 08 Sacramentales de la cofradía. p. 13 Procesiones de dolor devenidas en actos políticos. p. 15 De gobernantes a cargadores de andas. p. 18 ¿Flagelantes santafesinos? p. 19 Curación de penitentes y colación. p. 23
Prohibiciones religiosas y conflictos con el gobierno. p. 25 A manera de corolario. p. 28 Bibliografia p. 30 Gráfico: Trayectos posibles de la procesión de flagelantes. p. 32 Cuadros
1. Los Lacoizqueta al frente de la Vera Cruz. p. 33 2. Elecciones en la cofradía veracruceña. p. 34 3. Autoridades políticas en las elecciones veracruceñas. p. 35 4. Cargadores de “andas del Señor”. p. 36 5. Cargadores de “andas de Nuestra Señora”. p. 37 6. Curadores de disciplinantes. p. 38
ABREVIATURAS AASFVC Archivo Arzobispado de Santa Fe de la Vera Cruz. ACIC Archivo Colegio Inmaculada Concepción. ACSD Archivo Convento de Santo Domingo. ACSF Archivo Convento de San Francisco. AGN Archivo General de la Nación. AGPSF Archivo General de la Provincia de Santa Fe. ADEEYC Archivo del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales. EC Expedientes Civiles. EP Escrituras Públicas. LVIECSS Libro de Visitas, Inventarios y Elecciones de la Cofr. del Santísimo Sacramento. LLCSS Libro de Limosnas de la Cofradía del Santísimo Sacramento. LEGCSS Libro de Entradas y Gastos de la Cofradía del Santísimo Sacramento. L3OSF Libro de Recepciones y Profesiones de la Tercera Orden de San Francisco. LCNSM Libro Congregación Nuestra Señora de los Milagros. LCCVC Libro de Cuentas de la Cofradía de la Vera Cruz. Nota: el cuadro de tapa es “Procesión de Flagelantes” de Goya.
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ESTUDIO ORGANIZACIONAL DE LA COFRADÍA DE LA VERA CRUZ: CONFLICTOS POLÍTICOS ENTRE EL GOBIERNO Y LA IGLESIA.
“No me mueve mi Dios, para quererte, el Cielo que me tienes prometido, ni me mueve el Infierno tan temido, para dejar por eso de ofenderte.”
Santa Teresa de Jesús.
GOBIERNO COLONIAL SANTAFESINO Y SEMANA SANTA
Las políticas de gobierno constreñidas a ciertos ámbitos develaban las estrategias
dogmáticas y sus limitaciones. Por un estudio pormenorizado que realizamos de Actas
del Cabildo santafesino pudimos determinar cuáles eran los temas que se trataban en las
reuniones de gobernantes. Comprobamos –y ello dio pié a la elección de la temática de
esta investigación- que el 30 % de los asuntos debatidos por los gobernantes eran de
índole religioso y ellos obrarían sobre la consideración de cualquier otra cuestión en las
reuniones del gobierno. Amén de las ocasiones en que “no había nada por tratar”,
muchas de sus decisiones constituyeron lo que en siglos posteriores se denominaría “las
políticas del no hacer” (los acontecimientos suceden sin que medien decisiones al
respecto), pues los grupos de menores recursos económicos parecían conformarse con
la monotonía del devenir diario en la ciudad. El acostumbramiento a las rutinas –que no
cambiaban con el correr del tiempo y, si lo hacían, se producían de manera sumamente
lenta– llegaba a ser tal que los pobladores no reaccionaban para cambiarlas y muy
ocasionalmente disfrutaban de vías alternativas como hechos extraordinarios, los cuales
representaban “los paréntesis en la cotidianidad”2.
Diversas celebraciones durante el período colonial en Hispanoamérica fueron
epicentro de arraigadas manifestaciones culturales que tuvieron esenciales significaciones
como vías consolidadas de intensificación de supremacía. En particular, las festividades
devotas –miscelánea de lo espiritual y lo civil– suponían actos alegóricos de afirmación
de la autoridad, porque esos ceremoniales se embebían con el aura de lo ritual y se
configuraban como sucesos cruciales de legitimación simbólica del poder.
2 RÍPODAS ARDANAS, Daisy (1999): “La vida urbana en su faz pública”, en Nueva Historia de la Nación Argentina,
Tomo III, Planeta, Buenos Aires, p. 117.
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La Semana Santa conllevaba la mayor enjundia y repercusión en todos los ámbitos
de la ciudad porque los gobernantes se transformaban en los actores ingénitos de los
eventos litúrgicos y extra litúrgicos, adoptando decisiones en materia judicial, social y
económica, que influían notablemente en la vida comunitaria: suspendían las causas
legales, inducían a cerrar los comercios, inhabilitaban toda actividad comercial en pos de
la participación masiva del pueblo en sacramentales de penitencia:
“…con motivo de la Semana Santa se da punto a las causas civiles, y se ordena visita de carcel”3. “…se dispone la limpieza de calles y guarda de las procesiones"4. “Se posterga para despues de Sma Sta la decision de otorgar a Manuel Rodriguez Baltasar la licencia para instalar una pulperia. Se da punto a los negocios civiles, y se suspende la visita a la carcel porque no hay presos en ella”5.
Las ceremonias y los rituales de honor, etiqueta o representación capitular, eran
situaciones propicias para que el poder civil hiciera ostentación y demostración de su
potestad en cuestiones religiosas
“…por la proximidad de Sma Santa se dispone entre las autoridades el repartimiento de las llaves del Santo Sagrario de la Iglesia Matriz y Conventos"6. “Se resuelve, de acuerdo con la costumbre, que los Alcaldes Ord°s saquen los giones el Jueves y Viernes Santos. El Alguacil My. verificara la limpieza de la plaza y calles por donde pasaran las procesiones de Semana Santa”7. “…el estandarte real sera paseado el jueves santo por el alcalde jimenez de Figueroa, y el viernes santo por el alferez real moreyra calderon, no obstante que este informo hallarse enfermo, y a quien se le notificaria la resolucion”8.
La Iglesia Católica –identificada con los intereses políticos de la Corona
española– justificaba sobre bases religiosas el régimen colonial y permitía la intromisión
gubernativa en la Semana de Pasión sin que ello implicara una mutua subordinación. En 3 Acta de Cabildo, AGPSF, 10 de abril de 1677, Tomo IV, pp. 400 y 400v. 4 Ídem, 6 de marzo de 1687, Tomo V, pp. 251v. a 252v. 5 Ídem, 14 de marzo de 1793, Tomo VI, p. 13v. 6 Ídem, 6 de marzo de 1687, Tomo V, pp. 251v. a 252v. 7 Acta de Cabildo, AGPSF, 26 de febrero de 1689, Tomo V, p. 338v. 8 Ídem, 10 de abril de 1677, Tomo IV, pp. 400 y 400v.
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esa constante autentificación, el gobierno colonial ratificaba su supremacía en todos los
aspectos de la vida diaria, lo que, nuevamente, generaba eventuales conflictos por la
delimitación y ocupación de los espacios de dominación. La documentación colonial
contiene profusas registraciones que testifican numerosas discrepancias que existieron
entre el gobierno y la Iglesia, tal como la de marzo de 1685:
“…con motivo de la Semana Santa se dispone la concurrencia del Tte. de Gob. y Capitulares a los templos de la ciudad. El Procurador de Santo Domingo hace saber que, por orden del Santo Oficio, no puede entregar la llave del sagrario a ningun cabildante, en ausencia del patron y familiar Antonio de Vera Mujica”9.
Estos hechos provocaban la no concurrencia de la membresía gubernativa a los
sacramentales pasionales y, en otras circunstancias, las ausencias de los eclesiásticos en
actos de gobierno daban lugar a sospechas de corte ideológico y moral que trascendían
las esferas sociales santafesinas de los siglos XVII y XVIII. El murmullo que se
originaba en todos los corrillos de la ciudad era similar –o aun mayor– cuando los
mismos eclesiásticos se enemistaban entre sí. En 1735, las procesiones de Jueves y
Viernes Santo debían haber salido del Convento de San Francisco y ser presididas por el
Vicario y Juez eclesiástico de la Matriz, pero eso fue modificado. El Superior de San
Francisco negó la precedencia al cura de la parroquial en este acto y también el convite a
su persona en otras fiestas que se habían ofrecido, por cuyas razones el cura se negó, a
su vez, a concurrir, ocasionando un aquelarre público. El Cabildo10 solicitó que “hubiera
paz y concordia entre prelados eclesiásticos, y se evitaran escándalos que estas
competencias producían, en razón del lugar de los prelados en actos públicos, que las
leyes y la costumbre han prevenido”11. Más allá de estos acontecimientos, el gobierno
era verdadero cointeresado de estas solemnidades místicas y por ello designaba a sus
9 Ídem, 12 de marzo de 1685, Tomo V, pp. 202 v. a 203 v. 10 Muchas controversias se sucedían por los espacios disputados entre funcionarios gubernativos y eclesiásticos,
pero no fueron privativas de éstos, sino que involucraron también al clero diocesano y al secular, debiendo actuar el gobierno de turno como intermediario y negociador para solucionar las diferencias entre los religiosos.
11 CERVERA, Manuel María (1907): Historia de la ciudad y provincia de Santa Fe. Contribución a la historia de la República Argentina 1573-1853. 3 tomos, Tomo II, La Unión, Santa Fe, p. 53.
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funcionarios políticos para presidir estos actos sacramentales y pasear los gallardetes de
las cofradías penitenciales santafesinas. ¿Cuáles eran estas cofradías?
COFRADÍAS PENITENCIALES
Las cofradías de penitentes o nazarenos surgieron en el siglo XV para rememorar
los sagrados misterios de la redención que culminaron en la Pasión y Muerte de
Jesucristo. Eran asociaciones de fieles que unían dos elementos: la contemplación de la
Pasión y Muerte de Jesús y la imitación de los dolores de Cristo en el camino al Calvario
por medio de una expiación pública (autoflagelación u otro tipo de reparación) en la
procesión o estación de penitencia que tenía lugar mayoritariamente los Jueves y Viernes
Santos12. Es probable que el origen de estas congregaciones se derivara de los cambios
de ideologías surgidas a comienzos del Renacimiento, donde tanto la teología como la
mística se centraron en Jesús Hombre –sin negar la divinidad– antes que en Jesús Dios,
originando prácticas devocionales contemplativas de la vida humana de Cristo y de su
cruel Pasión. Es decir que el surgimiento y desarrollo de las congregatio pasionales se
produjeron bajo un estricto sentido de purificación, de dolor y de congoja.
Cofradías de disciplina, de penitencia, de Semana Santa y de Pasión, son términos
utilizados por una dilatada bibliografía para describir a las hermandades coloniales de
esta naturaleza, a pesar de que había diferencias notorias en los objetivos de estas
asociaciones.
Las cofradías de disciplina eran aquellas organizaciones pías que tenían como
advocación a Jesús o María (no asociados a la Pasión y Muerte de Cristo), los santos y
hasta las Ánimas Benditas del Purgatorio, en las que sus cofrades decidían realizar algún
tipo de penitencia pública o privada. Dice Sánchez Herrero que los comienzos “de estas
cofradías que hemos llamado de disciplina y no de Semana Santa pudieron ser muchos y
diferentes. Se trataba de asociaciones de personas de un mismo oficio, cofradías 12 SÁNCHEZ HERRERO, José y otros (1999): “Origen y evolución de las Hermandades y Cofradías”, en Las
Cofradías de Sevilla. Historia, Antropología, Arte. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, Tercera Edición, Sevilla.
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hospitalarias, cofradías marianas, de la Santa Caridad, de la Misericordia, cofradías
fundadas en una parroquia para enterrar a sus difuntos, cofradías de las Ánimas
Benditas de Purgatorio, cofradías sacramentales, etc., que en un momento dado
incluyeron la estación penitencial en uno de los días de Semana Santa o se unieron y
fusionaron con una de las cofradías de Pasión”13. En Santa Fe colonial pertenecían a
esta categorización las Terceras Órdenes de Penitencia.
Por su parte, las hermandades de Semana Santa (o de Pasión) tuvieron como
antecedente un contexto teológico/devocional14 que dio lugar a las prácticas
contemplativas por la Verdadera Cruz, la Sangre de Cristo15, la Santa Faz, la Corona de
Espinas y las Cinco Llagas, entre otras. Su surgimiento conllevó la instauración de actos
extra litúrgicos (para la usanza prebarroca) que incluían la teatralización de la Pasión en
el pórtico de alguna iglesia o en la plaza y el sermón predicado en la tarde del Viernes de
Dolor. Se caracterizaban por sus procesiones los dos primeros días del Triduo Sacro
con cruces e imágenes de bulto, encoladas y de vestir, en las que era usual divisar un
gran número de disciplinantes públicos o penitentes que se autoflagelaban como enmienda
sacramental16. En función de los días y horas en que desfilaban, se distinguían las que
estaban vinculadas con la Sagrada Columna (cofradías de Cristo de la Humildad, de la 13 SÁNCHEZ HERRERO, José y otros (1999): ob. cit. 14 Este hecho será el que permita que, a partir de San Francisco y su influencia, y a lo largo de los siglos XIV y
XV, se llegue a contemplar de una manera especial por teólogos, contemplativos y místicos y, bajo su influencia, por el pueblo fiel la Pasión y Muerte dolorosa de Jesús. No es ya extraño que dentro de este contexto, que se alargó durante los siglos XIV y XV, pudieran formarse asociaciones que se dedicasen exclusivamente a la contemplación de la Pasión de Cristo.
15 SÁNCHEZ HERRERO expresa que “la influencia de la Sangre o del Cristo de la Sangre fue muy grande en la iconografía cristiana de finales del siglo XV y siglo XVI. No nos cabe la menor duda de que la devoción a la Sangre de Cristo es la que produjo el cambio de la devoción de la Verdadera Cruz gloriosa a la Verdadera Cruz pasionaria donde Cristo había sufrido su Pasión, de manera que la mayoría de las cofradías de la Santa Vera Cruz y sus Crucificados, tan extendidas durante el siglo XVI, aparecen como Cofradías de la Santa Vera Cruz y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo”. SÁNCHEZ HERRERO, José (1987): Las cofradías de Semana Santa durante la modernidad. Siglos XV al XVIII. En Actas I Congreso Nacional Cofradías de Semana Santa, Zamora en http://www.hermandades-de-sevilla.org/hermandades/historiahermandades.htm
16 En sus sermones, San Vicente habla de la penitencia como parte de la conversión interior del hombre hacia Dios, como penitencia sacramental por la que se nos perdonan los pecados y como medio de ascésis externa, en concreto la práctica de la flagelación: "E, por ende, buena gente, dexat la mala vida e los pecados e faced penitencia, dando de comer a la ánima, vestiendo çiliçio e çiñendo una cuerda sobre la carne y azontándovos con desçiplinas, e ayunar e dormir en tierra e andar descalços, non vestir camisas". Sermón predicado en Ayllón, semana del 13 al 19 de septiembre de 1411. CÁTEDRA, Pedro M. (1994): “Sermón Sociedad y Literatura en la Edad Media. San Vicente Ferrer en Castilla (1411-1412)”, Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, Sermón 3 fol. 19r, pp. 136-139.
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Paciencia, los jueves por la tarde); con el sufrimiento de la Virgen (cofradías de Nuestra
Señora de los Dolores, de la Angustia, de la Soledad, los jueves al atardecer o noche);
con el Nazareno (cofradías de Jesús Nazareno que desfilaban en la madrugada del
viernes); el Crucificado (cofradías de la Vera Cruz y de la Sangre de Cristo, los viernes
por la tarde); y con el Santo Entierro (viernes por la noche). En las ciudades donde se
instituía como única cofradía de Crucifixión la de la Vera Cruz, las procesiones
concluían con la ceremonia del descendimiento del crucificado. Igualmente, las
cofradías de Pasión que procesionaban los Jueves Santo por la tarde, Viernes Santo por
la mañana o por la tarde, se nucleaban en las ciudades pequeñas, en una sola
congregación en torno a la cual se desarrollaban todos los “pasos” que rememoraban
los hechos narrados en los Evangelios desde la Última Cena hasta el entierro de Jesús.
No obstante la clasificación, el auge de este tipo de instituciones penitenciales fue
obra del Concilio tridentino, que fomentó la creación de hermandades que sirvieran de
baluarte y muro de contención frente a las ideas reformistas, a pesar de que las
autoridades diocesanas no miraban con buenos ojos las funciones sociales que
desempeñaban las cofradías, pues iban más allá de lo estrictamente religioso17;
asimismo, alentó la promoción de las ceremonias pasionistas18 como manifestación
contraria a la iconoclastia defendida por los luteranos y como representación visual de
los mensajes evangélicos de la liturgia del Triduo Pascual. Comenta Fernández Paz que
“…en ese ambiente de manifestaciones religiosas en la calle que atraían a un público
espectador –en honor y recuerdo de la Pasión del Señor– era lógico que se fueran
formando cofradías con el fin específico de rememorar pública y organizadamente los
sagrados misterios”19. La imposición y difusión en América se realizó por influjo del
17 Cfr. FERNÁNDEZ-DAZA ALVEAR, María del Carmen (1993): La ciudad de Trujillo y su tierra en la Baja Edad
Media, Badajoz, Madrid, España, p. 211. 18 “Conviene a la divina clemencia que no se nos perdonen los pecados sin algún género de satisfacción…
conformes a Cristo Jesús que por ellos satisfizo… Deben, pues, los sacerdotes del Señor, en cuanto su espíritu y prudencia se lo siguiera, según la calidad de las culpas y la posibilidad de los penitentes, imponer convenientes y saludables penitencias.” Biblioteca Electrónica Cristiana (2007): Sesión XVI, Concilio de Trento, 25 de noviembre de 1551, Capítulo VIII, en Documentos del Concilio de Trento, en http://www.multimedios.org/docs2/d000436/p000006.htm
19 FERNÁNDEZ DE PAZ, Esther (1999): “La influencia de la Contrarreforma en la configuración de la Semana Santa andaluza”, en Religión y Cultura, Tomo II, Sevilla, p. 496.
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gobierno español20 y del pueblo que continuó transmitiendo generacionalmente sus
costumbres y tradiciones.
¿Hubo en Santa Fe cofradías de penitentes que se autoflagelaban por las calles?
¿Los funcionarios del gobierno participaban de estas hermandades?
COFRADÍA DE LA VERA CRUZ EN SANTA FE DE ANTAÑO. San Francisco de Asís, primer estigmatizado, difundía en su prédica la actitud
penitencial voluntaria de los laicos y daba apoyo al surgimiento de asociaciones
pasionistas, especialmente de aquellas que centraban su culto en la adoración de la
reliquia Lignum Crucis. Casi todas las hermandades veracruceñas poseían una reliquia de
la Verdadera Cruz traída, la mayoría de las veces, por los franciscanos, quienes eran
guardianes de los Santos Lugares de Jerusalén21. Estas congregatio unían las prácticas
místicas con la veneración de obras escultóricas y la devoción cristocéntrica con la
teatralización de lo sacro, cuya composición resultaba ser el eje de los parámetros
barrocos de la Semana Santa.
El florecimiento de las asociaciones de la Vera Cruz –y de sus respectivas
prácticas penitenciales– se vio intensificado por el privilegio otorgado el 7 de enero de
1536 a la Cofradía Lignum Crucis de Toledo, y por añadidura a todas las homónimas, por
el Papa Paulo III, referente a las indulgencias que lograban obtener los adherentes que
acompañasen la procesión del Jueves o Viernes Santo, tanto como disciplinantes como
con luminarias, arrepentidos de sus pecados o con propósito de confesarlos22. De esta
forma, señala Cantero Muñoz23: “…los cofrades lograron tranquilizar la inquietud de
20 El Rey Felipe II, que no había permitido que los Obispos de Latinoamérica asistieran al Concilio y ordenó
con carta del 12 de Julio de 1564 que se aplicasen en América lo más pronto posible las normas del Concilio. 21 Especial del V Centenario de la Vera Cruz. En
http://www.cofradiasfusionadas.org/titulares/veracruz/veracruz.html 22 Ídem, ibidem. 23 CANTERO MUÑOZ, Antonio (2003): “La Semana Santa en Trujillo durante la Edad Moderna”,
Publicación Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, p. 51. Versión on line http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/hist/12926186627837162987435/020751.pdf
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sus conciencias, ya que no sabían con exactitud cuándo y cómo el uso de la disciplina
procesional podía ser justo o injusto” 24.
El gobierno colonial, observante del lineamiento tridentino pero sagaz con el
respeto de las costumbres de los vecinos, atizó estas usanzas perpetrando la
participación de sus funcionarios en ellas, convirtiéndolas en actos políticos pese a las
controversias jurisdiccionales con la Iglesia cuya consecuencia directa era la legitimación
de las respectivas pretensiones del poder. ¿Cuál era la relación de los miembros de la
administración colonial con este tipo de cofradías?
Funcionarios políticos en la hermandad
Entre las congregatio penitenciales que se establecieron en Santa Fe, la de la Vera
Cruz25 fue probablemente la primera en instituirse en la iglesia de Santa Ana, y es
incierta la fecha de su creación. Podría inferirse que nació a instancias del multifacético
político y militar don Juan de Lacoizqueta, reconocido funcionario de la época, acorde a
lo aseverado en el Auto de Visita de Fr. Pedro Fajardo, Obispo de Buenos Aires, que
rezaba:
“En la ciudad de Santa Fee de la Vera Cruz a 13 de diciembre de 1718 habiendo venido a visitar dicha ciudad el Ilustrisimo y Smo. Sr. Dn. Fr. Pedro Faxardo, Obpo de Buenos Aires [...] Consejo de S. M. se presento este libro de la Sta Cofradia de la Vera Cruz fundada en el Convento del Sr. Sn Francisco por [...] del Mtre. De Campo Dn. Juan de Lacoizqueta y habiendolo visto hallamos no haber de que hacer cargo tocante a dicha cofradia, antes si le damos las gracias por la asistencia piadosa que con ella tiene y para que conste dimos este en dicha ciudad ”26.
No obstante ello, en un testimonio único del Cabildo santafesino fechado varias
décadas antes –Acta de Cabildo del 17 de abril de 1666– los gobernantes habían
24 SÁNCHEZ HERRERO, José; LÓPEZ BAHAMONIDE, Mª. Rosa y otros (1987): “Los cuatro tipos
diferentes de cofradías de Semana Santa, desde su fundación hasta la crisis de finales del siglo XVIII en la Andalucía bética y Castilla”, en Actas del I Congreso Nacional de cofradías de Semana Santa, Zamora, p. 268.
25 Los franciscanos difundieron la devoción a la Santa Cruz, cuyas raíces se hunden en el siglo IV, cuando Santa Elena (madre del emperador Constantino) supuestamente encontró la cruz donde Jesucristo fue crucificado en el monte Calvario.
26 Libro de Cuentas de la Cofradía de la Santísima Vera Cruz (en adelante LCCVC), AASFVC, año de 1718, p. 3v.
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rubricado la designación del Fiel Ejecutor para sacar los pendones de dos cofradías
durante la Semana Santa de ese año, dejando sentado que una de ellas era la de la Vera
Cruz:
“En este cab° se trato que la semana santa esta de proximo y como es costumbre nombrar personas deste cab° que saquen los pendones de las cofradias de la soledad y bera cruz el Juebes santo y biernes santo y acordado se nombro al dho fiel ejecutor para el que dia de juebes santo le saque y el de biernes santo y acordado al dho Ant° Suares Altamirano”27.
Este documento capitular nos permite conjeturar que la asociación ya estaba
formada apenas la ciudad fue trasladada al nuevo sitio; por otro lado, la expresión “como
es costumbre deste cab° que saquen los pendones de la soledad y beracruz” confirma que no fueron
actos litúrgicos exclusivos del año 1666 sino que provenían de una larga tradición;
además, el paseo de los estandartes se realizaba tanto el Jueves como el Viernes Santo y
ellos pertenecían a cada una de las cofradías penitenciales, nombrándose también a la
Cofradía de la Soledad. Finalmente se ratificaba la usanza de la intervención de los
gobernantes en los sacramentales pasionales. Estas cuatro conclusiones deben
enmarcarse en un contexto político, social y religioso que favoreció la creación y
subsistencia de numerosas hermandades a pesar de la escasa cantidad de vecinos que
poblaba la ciudad recién mudada28.
¿Cómo se manifestaba la presencia de las autoridades civiles en la Vera Cruz?
En toda elección de directivos congregacionales no debían faltar los
representantes políticos. La asistencia de miembros del gobierno a las Juntas cofradieras
fue estipulada por la Ley 25 de la Recopilación de Indias y por diferentes Cédulas Reales
de los siglos XVII y XVIII, entre ellas la del 3 de mayo de 1741, que ordenaba que “no
se fundaran cofradías sin real licencia, ni se reunieran sin la asistencia de los
27 Acta del Cabildo, AGPSF, 17 de abril de 1666, Tomo II, p. 279 v. 28 En los años que duró el traslado del sitio viejo al nuevo convivieron, como mínimo, la congregación de los
Milagros, la Cofradía del Santísimo Sacramento, la del Carmen, la Limpia Concepción, la de Ánimas del Purgatorio, la de la Soledad y la de la Vera Cruz. En todas ellas los integrantes de las Juntas de gobierno eran hacendados, encomenderos, comerciantes o militares que tenían una estrecha relación con el Estado por ser funcionarios o amigos-colaboradores del poder.
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representantes de las autoridades correspondientes”29; a la que se agregaban otras
Disposiciones que advertían que no se hicieran Juntas de hermandades “ni siquiera para
elaborar estatutos… sin que las presida el Ministro Real que para ello se dipute”30.
La legislación comprendía a la Cofradía de la Vera Cruz santafesina y por ello en
las designaciones de oficiales invariablemente participaban alcaldes, tenientes de
gobernadores, regidores perpetuos, depositarios generales, etc., validando las
designaciones cofradieras e incluso rubricando las actas eleccionarias. Éstas, por ejemplo,
en su parte narrativa rezaban:
“En la ciudad de Stafee dela Vera Cruz en veinte y ocho diaz del mez de Marzo de mil setecientos y ocho años. El Mro Pedro Gonzalez Bautista Cura Rector, Vicario, Juez Ecl° y Comis° del Sto Offiz°, con la asistencia del Muy Rvdo Padre Guardian fray Luis de Sta Cruz y el Mtre de Campo Dn Antonio de Vera de Mendoza Alcalde Ordinario de Primer Voto… habiendose juntado como es de costumbre para la eleccion de los hermanos q han de cargar la Sta Cruz y las Andas de Nra Sra de la Soledad…”31. “En la Ciud de Santa fee dela vera cruz en seis dias del mes de abril de mil setecientos y trece años el Mro Juan de Avila y Robles Vicario Juez Eclesiastico en ella y sus partidos con asistencia del Rvo Pe. Pred Juan Arias Guardian de este Conv° del ssor Sn Franc deesta dha Ciud, y Juntamet con asistencia del ssorMro de Campo Dn Juan dela Coizqueta Justt° Mayor de esta dha Ciud y del ssor Capn Dn Joseph de Aguirre Alcalde ordinario de primer voto en ella…”32.
En las votaciones veracruceñas, a los funcionarios políticos se sumaron las
autoridades de la milicia con asiento en la ciudad:
“En la ciudad deSta Fee dela Vera Cruz en diez dias del mes de Abril de mil setesi° y veintisiete años, el Sr Mtre de Campo Joseph Marques Montiel Alcalde hordin° de primer boto en ella con asistencia del S° Mro Dn Pedro Martinez del Monje Tte de Gob Juez Eclesiastico y del R° Predic° fray Francisco Solano Presste de este convento de Ntro P° San Franc°… concurrieron el Mtre de Campo Dn J° dela Coizqueta Mayordomo, el Sgto Myor Juan de Aguilera y el Capp Manuel Martinez…”33.
29 Cfr. MURO OREJÓN, Antonio (1977): “Cedulario Americano del siglo XVIII”, Escuela de Estudios Hispano-
americanos de Sevilla, Sevilla, p. LXXIV. 30 Instituto de Estudios Americanistas, Archivo Convento San Lorenzo (Córdoba), Tomo I, documento 43. 31 LCCVC, AASFVC, 28 de marzo de 1708, p. 18. 32 LCCVC, AASFVC, 6 de abril de 1713, p. 20v. 33 LCCVC, AASFVC, 10 de abril de 1727, p.29v.
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Advertimos en la redacción de estas Actas las diferencias en el orden de prelación de
los miembros del clero, del gobierno y de la milicia, lo cual da lugar a válidas
suposiciones sobre la primacía, en determinadas épocas, de una potestad sobre otra.
Identificamos que, a partir de 1714, año en que Juan de Lacoizqueta fue nombrado
Teniente de Gobernador, y hasta su muerte en 1728, los funcionarios políticos
precedieron a los eclesiásticos en los encabezados de las Actas.
Precisamente, don Juan de Lacoizqueta (Lezaga 1663 - Santa Fe 1728) fue uno de
los dos gobernantes que ostentó el cargo más relevante de la hermandad: el de
Mayordomo. Las nominaciones en la hermandad se efectuaban para cubrir todos los
puestos veracruceños a excepción de quien guiaba anualmente el destino de la asociación
voluntaria. A diferencia de otras congregatio de la ciudad y otras homónimas de la misma
época, la máxima autoridad en Santa Fe no era elegida anualmente y tampoco con el
correr del tiempo, porque durante muchos años no hubo votaciones para Mayordomo.
Lacoizqueta monopolizó el poder cofradiero y fue ratificado en ciertas ocasiones:
“se procedio a la eleccion… con assistencia… del Señor Mtre de Campo Dn Juan dela Coizqueta Alcalde Ordinario y Mayordomo dela cofradia”34
y desempeñó esa función alternándose con su hijo Juan José (Santa Fe 1694-1766) sin
que para ello existieran votaciones de por medio en las Juntas:
“y juntam° con assitencia del S° Mtre de Campo Dn. Juan de la Coizqueta Justicia Mayor desta dha Ciu° y del Cap. Juan Jose dela Coizqueta mayordomo desta cofradia”35.
En 1713, cuando don Juan fue elegido “justicia mayor de la ciudad”, el cargo de
Mayordomo de la Vera Cruz lo ejerció su hijo; y en 1715 y 1716 fue designado Teniente
de Gobernador y retuvo la presidencia de la hermandad. Sus firmas se encuentran al pie
de las Actas entre 1706 y 1733, y recién en 1729, tras la muerte de don Juan, acaecida el
año anterior, se votó para el nombramiento de un Mayordomo, el cual recayó,
obviamente, en su primogénito:
34 LCCVC, AASFVC, 26 de marzo de 1711, p. 19v. 35 LCCVC, AASFVC, 6 de abril de 1713, p. 20v.
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“...votaron los hermanos unanimes y conformes por el Sargento Mayor Don Juan Joseph de Lacoizqueta por Mayordomo de la Sta. Vera Cruz”36.
En el Cuadro N° 1 puede observarse cómo los Lacoizqueta se turnaron en la
presidencia congregacional37. Fueron funcionarios civiles en repetidas ocasiones,
prestaron servicio en la milicia, llegaron a ser maestres de campo y construyeron un
meritorio reconocimiento en la región por haber acaparado el poder político-militar y
social-religioso. Don Juan fue Alcalde de Primer voto en 1694, 1701, 1711; Procurador
General en 1695, 1697, 1708; en 1694 recibió el título de Maestre de Campo y comandó
dos compañías de santafesinos en la expulsión de los portugueses de Colonia de
Sacramento; fue Teniente de Gobernador en 1712, 1715 y 1716; y en 1720, por su
desempeño y méritos, se le otorgaron privilegios por Real Cédula. Su hijo Juan José fue
Alcalde de Primer voto , Procurador General y Defensor de menores, entre otros
cargos políticos, y tras costearse su viaje a la Corte de Madrid, obtuvo para Santa Fe la
confirmación del privilegio de Puerto Preciso por Real Cédula de 1743, por lo que fue
designado públicamente como Padre Honradísimo de esta Patria. Una sólida fortuna y
múltiples alianzas matrimoniales pusieron a los Lacoizqueta y a los miembros de su clan
en los primeros puestos de la administración capitular, llegando a adueñarse de todos
los cargos de alcaldes y regidores, pues sus poseedores estaban emparentados con ellos
y entre sí: “Allí estaban los Marquez Montiel, los Maciel, los Fernández Terán, los
Barrenechea, los Gaete, los Vera Muxica, los Rivero Raposo y hasta los mismos
Echagüe, convertidos en ramas de este amplio árbol genealógico”38.
36 LCCVC, AASFVC, Año de 1729, p. 31. 37 Situaciones similares se daban en otras cofradías del mismo nombre. Por ejemplo, en Trujillo, “…quienes
iban a ejercer responsabilidades en sus juntas de gobierno, eran personas que aunque formaban parte de estado llano tenían una desahogada posición económica, y por estamentos privilegiados. Era habitual encontrar personas que ejercían profesiones “liberales”, como sería el caso de los escribanos que normalmente eran sus fedatarios, o aquellos que eran regidores del Cabildo Municipal. Además, en los procesos de renovación no participaban todos los cofrades, sino sólo los de la Junta de gobierno saliente que muchas veces eran reelegidos, perpetuándose de esta forma en el poder las mismas personas durante muchos años”. CANTERO MUÑOZ, Antonio (2003): ob. cit., p. 34.
38 CALVO, Luis María (2001): “Familias y linajes en Santa Fe”, trabajo expuesto en el marco del Encuentro Científico Internacional de Historia del Virreinato del Río de la Plata, organizado por la Fundación Rafael del Pino, Santa Fe, 11 de mayo de 2001; y CALVO, Luis María (1999): “La casa de los Aldao”, Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, versión on line en http://www.jpeh.ceride.gov.ar/casa_de_los_aldao.htm
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Por otra parte, las designaciones veracruceñas (Cuadro Nº 2) comprendían a los
que debían cargar las andas de Cristo y de Nuestra Señora de la Soledad, curar a los
penitentes, guiar la procesión, conducir los penitentes al lavatorio y, en ocasiones, portar
la Guía encabezando los sacramentales de penitencia. La cantidad de oficiales electos fue
variable: dos, tres, cinco, siete cofrades, aunque mayoritariamente eran cuatro para las
andas del Señor, cuatro para las de la Virgen Dolorosa, tres para curar a los hermanos de
sangre y dos para guiar las procesiones.
A similitud de otras cofradías homónimas novohispanas, la Santísima Vera Cruz
fue un ejemplo clásico del comportamiento de los hombres de gobierno que se adherían
a este tipo de congregatio penitenciales para mostrar/demostrar su religiosidad (?) en la
principal semana de la liturgia tridentina. El Capitán Francisco del Monje (Alcalde de
Primer voto), el Capitán Rodrigo de Insaurralde (Alcalde de hermandad), el Alférez
Andrés Ramírez (Alcalde de hermandad), el Alférez Real Francisco Moreyra (fiel
ejecutor), etc., formaron parte de una extensa nómina (Cuadro N° 3) de autoridades
políticas y de la milicia que estuvieron presentes en los registros eleccionarios
veracruceños entre 1705 y 1736.
Sacramentales de la cofradía
La hermandad cristocéntrica tenía como celebraciones principales la Invención de
la Cruz (3 de mayo), la Exaltación de la Cruz (14 de septiembre) y los actos penitenciales
de la Semana de Dolor. Para costear estas celebraciones, ¿de qué recursos se disponía?
Los fondos se colectaban todos los viernes del año y en reiteradas ocasiones la solicitaba
el primogénito de Lacoizqueta “Itt. En 18 de julio pidio la limosna Juanjo y recogio 3 ps” 39
aunque a partir de 1709 las demandas parecieron limitarse a unas pocas ocasiones fijadas
por las Juntas. Ingresos y erogaciones fueron escuetamente registrados y estuvieron
destinados a solventar los gastos procesionales, lavatorio de pies, colaciones (vino,
aguardiente, bizcochuelos, rosquetes, tabaco), cera, yerba, pólvora, flores, y en el año de
39 LCCVC, AASFVC, 18 de julio de 1709, p. 9.
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1700 se pagó también para las “manos en la procesión”. Varios asientos de las mismas
características en los viernes de marzo o abril rezaban:
“Itt. Se recogieron de limosna y luminaria…Itt. En la demanda de la Iglesia el Jueves Santo…Itt. Se gastaron en el lavatorio y curación de los penitentes…Itt. En la fiesta de la Invención de la Santa Cruz… Itt. por las misas de cofrades…”40.
Las recaudaciones durante el año, a diferencia de otras asociaciones locales, no
fueron de magnitud ni en dinero ni en especies. No hemos hallado el libro de asientos de
cofrades, pero la cantidad de adherentes debió ser escasa (o existir diferencias internas
con el Mayordomo) porque no se registraron, salvo raras excepciones, los ingresos por
luminarias o cornadillos, y en los años 1708 y 1709, al convocarse para la votación de
anderos, los cofrades no se hicieron presentes:
“...habiendose llamado a ese efecto con la campana no vinieron...”41.
A comienzos del siglo XVIII, en Santa Fe y en otras ciudades las recaudaciones
por luminarias mermaron considerablemente, lo que provocó modificaciones
estatutarias en la mayoría de las cofradías veracruceñas debido, presumiblemente, a que
muchas personas dejaban de hacerse cofrades por tener “que pasar por la disciplina de
sangre”, causándose el consiguiente perjuicio económico por falta de nuevos hermanos
que pagasen las cuotas de entrada:
“…por quanto el principal instituto desta Sta cofradia es el hacer a los hermanos diciplina el Jueues Santo en la noche, lo qual muchos no pueden hacer a causa de sus achaques y debilidad natural… y tambien que la procession de dicho Jueues Santo no solo luce y se hace con los hermaos q hacen diciplina, si no estan bien con los que q no la hacen y van uestidos de blanco y con luces, pues estos siguen toda la dicha procession para voluer las insignias de ellas al convento de Sr San Francº ”42.
¿Qué tipo de acciones benéficas, asistenciales o de misericordia realizaba esta
cofradía santafesina? Siguiendo varios estudios sobre cofradías pasionarias43 y de las
40 LCCVC, AASFVC, 1709 a 1719, pp. 10v a 11 v. 41 LCCVC, AASFVC, Actas de los años de 1708 y 1709, pp. 18 y 18v. 42 CANTERO MUÑOZ, Antonio (2003): ob. cit., p. 76. 43 Ver LARA, José (2002): ”La procesión del silencio, máxima expresión de la religiosidad popular de
Zacatecas”, en la versión que se puede consultar en de internet en la dirección http://www.conaculta.gob.mx/saladeprensa/index.php?indice=3&fecha=2006-04-18
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exiguas páginas del libro de Cuentas veracruceño hallado en Santa Fe, notamos que esta
hermandad NO realizaba usualmente ninguna de estas actividades, lo que no implica que
las hubiere excluido expresamente. Al respecto, Sánchez Herrero comenta que “…las
cofradías de Semana Santa nacieron… para contemplar e imitar el misterio de la Pasión y
Muerte de Jesús… se preocuparon de la vida espiritual, y a veces de la temporal, de sus
hermanos y cofrades… deseando que estuvieran confesados y comulgados antes de la
celebración de la Estación de Penitencia”44 para obtener las indulgencias respectivas.
PROCESIONES DE DOLOR DEVENIDAS EN ACTOS POLÍTICOS
Los desfiles cruentos fueron los actos paralitúrgicos más distintivos de la Vera
Cruz. Las procesiones penitenciales en la noche del Jueves Santo, a las cuales se
agregaron las de los viernes a partir de 1712 y las de los lunes desde 1732, constituían
sus rasgos más categóricos. La procesión del silencio –teatralización de los pasos seguidos
por Jesucristo hasta el Calvario– representó una de las mayores expresiones de
religiosidad popular Santa Fe colonial. Comenta Cervera que “… las calles de la ciudad
y casas, hallábanse ordenadas en las procesiones de Semana Santa, que efectuábanse de
noche, hasta el 13 de marzo de 1720, en que el gobierno pidió efectuarlas de día por
temor de los ataques de indios, disposición que se repitió en 1727, debiendo terminar
las procesiones después de ánimas…”45. El gobierno local designaba a los funcionarios
que debían portar los estandartes y disponía la concurrencia de los capitulares a los
diferentes templos de la ciudad.
“…para los oficios de Semana Santa se distribuyen las autoridades entre las iglesias y conventos de la ciudad…”46.
En las Juntas reunidas con siete a doce días de antelación a estos actos se
preparaba el orden de prelaciones procesional, el trayecto de la estación de penitencia, y
la asignación de fondos para solventar los gastos que esto ocasionara. Debido a la
44 SÁNCHEZ HERRERO, José; LÓPEZ BAHAMONIDE, Mª Rosa; y otros (1987): “Los cuatro tipos…”, ob.cit., p. 278. 45 Cfr. CERVERA, Manuel María (1907): ob. cit., p. 52. 46 Acta de Cabildo, AGPSF, 23 de marzo de 1684, Tomo V, pp. 173v. a 175.
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multitud de fieles que se agolpaba en las calles para participar de los sacramentales de
penitencia, las Juntas veracruceñas elegían a los
“…hermanos para el gobierno de la procesion de el Jueves Sto…”47
cuya función también se extendía al control de los “pasos” de quienes portaban las
imágenes, porque esos cofrades debían
“administrar las andas y gobernar la procesion”48. Llegada la tarde del Jueves Santo, se predicaba el sermón (o sermón del Mandato)
durante los Oficios, en el cual “…se hacía saber al pueblo inculto e ignorante en los
misterios y verdades de la fe, que Jesucristo aceptó la decisión de Dios de sufrir la
Pasión, a pesar de tener poder para evitar ese duro trance”49.
Por la noche se rememoraba la Última Cena de Jesús y el lavatorio de los pies de
sus apóstoles50. Finalizado esto, el vecindario santafesino, aglutinado en el atrio de la
Iglesia de Santa Ana, se preparaba silenciosamente para acompañar al Cristo articulado
mocoví –que aún se conserva en el convento franciscano– y la imagen de vestir de la
Virgen de la Soledad por la vía dolorosa51. Así debieron reflejar los estatutos el acto
penitencial del Jueves Santo:
“Yten ordenamos q. el Jueves Sancto en la noche en haciendo señal con la campana… Y ansi saldran todos los coffrades en seguimiento del crucifixo ordenadamente en procession como ya donde oviere concertado en el cabildo proximo passado y el coffrade que no vinyere a esta procession / o se dexare de açotar siendo de diciplina estando tres leguas alrededor deste dicho lugar caya en la pena de una libra de cera: essi algun coffrade dixere q. no esta en disposicion para se diçiplinar sea visto y examinado por el mayordomo y diputados y si hallan ser ansi no sea obligado a se diçiplinar conttanto q. pida la dicha lict. y no la pidiendo pague la pena como dicho es52.
47 LCCVC, AASFVC, 10 de abril de 1710, p. 19. 48 LCCVC, AASFVC, 20 de marzo de 1706, p. 16v. 49 CANTERO MUÑOZ, Antonio (2003): ob. cit., p. 74. 50 “Sabiendo Jesús que su Padre le había entregado en sus manos todas las cosas, y que de Dios salió y a Dios
iba, se levantó de la mesa, dejó los vestidos, y, tomando un lienzo, se lo ciñó. Luego echó agua en un barreño, y comenzó a lavar los pies de sus discípulos y a enguadárselos con el lienzo que había ceñido” (Jn, 13,3-5).
51 Si bien no hay referencia explícita en las pocas Actas cofradieras sobre la procesión con otras imágenes, es de suponer, como sucedía en otras ciudades, que la cofradía también hubiere procesionado con la efigie del Cristo de la Columna, o con el Señor de la Paciencia, o con Cristo Yaciente.
52 DOMÍNGUEZ MORENO, José María (1993): “Cofradías penitenciales en Extremadura”, en Revista del Folklore N° 146, Valladolid, Vol. 13 A, pp. 35-39. Versión digital en http://funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm
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En esta proçession como dicho es se deve guardar toda orden y silencio q. nadie vaya hablando ni parlando en ella y se ha de evitar toda vanagloria y huir toda ocasion para ello como es llevar una cosa señalada para ser conoçido ny han de yr via mujer alguna alunbrando a los diçiplinantes ny se ha de dar lict. para q. muger alguna se açote entre los cofrades so pena q. el q. hiziere lo contrario de qualquiera cosa destas de q. se avisan o hiziere otra cualquiera desonestidad caia en pena de una libra de çera…”53.
La marcha54 era encabezada por la guía o cruz guía acompañada de faroles o
bastones. A su lado o unos pasos más atrás iba el guión o estandarte de la hermandad
montado sobre un asta que representaba la bandera de la congregatio. Su portación no
era realizada por un cofrade ni por un religioso, sino que se dejaba a quienes los
miembros del Cabildo designaran en cada oportunidad. En las Actas cofradieras leemos:
“Y por lo que toca al Guion se dexo ala disposición de la Señoria del Cavildo”55. “…y el guión se dexo a la disposicion del illustre Cavildo de la Ciu°”56.
En el mismo sentido, las Actas del Cabildo rezaban: “Se reitera lo decretado sobre portar el Guion el Jueves y Viernes Santo. Los negocios civiles se suspenden durante la Semana Santa”57.
Es decir, la procesión era un acto de fe pero, a su vez, al ser encabezada, guiada y
ordenada por funcionarios civiles, se transformaba en un acto político, “en un poderoso
instrumento político que tendía a asociar el ritual con la autoridad. En esa perspectiva, la
mayor formalización de los actos cívicos y sagrados era vista como un mecanismo que
legitimaba el poder de los patricios, especialmente cuando las celebraciones y festejos se
desarrollaban bajo su control”58.
53 Ídem, ibídem. 54 Luego de muchos años de investigación hemos tratado de reconstruir el trayecto que tuvo la procesión en
Santa Fe colonial (sobre el plano de 1787 atribuido a José Arias Troncoso) en función de los diferentes documentos epocales. Mayoritariamente coinciden en la “procesión que salió de San Francisco”y el cambio de vestiduras en “las puertas de La Merced”. También hacen referencia a las acciones “de los disciplinantes de la Matriz” al pasar por Santo Domingo (trayecto A). No hallamos información sobre el paso de la procesión por la Iglesia de Naturales, pero considerando la importancia que la misma tenía para gran parte de la población santafesina, hemos incluido un trayecto alternativo (B-C) con el recorrido procesional frente a sus puertas. Ver Mapa en Gráfico 1.
55 LCCVC, AASFVC, 17 de marzo de 1712, p. 20. 56 LCCVC, AASFVC, 2 de abril de 1716, p. 23. 57 Acta de Cabildo, AGPSF, 23 de marzo de 1684, Tomo V, pp. 173 v. a 175. 58 LEÓN, Leonardo (2002): “Bajo pueblo y cabildo en Santiago de Chile colonial, 1758-1768”, en Contribuciones
Científicas y Tecnológicas, Área Ciencias sociales N° 130, Proy Fondecyt 1000121 Univ Santiago de Chile, p. 77.
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De gobernantes a cargadores de andas El simbolismo y el protocolo imponían que tras el pendón desfilaran en pleno la
membresía del Cabildo y los vecinos más influyentes de la sociedad. Luego seguían los
“anderos” elegidos en las Juntas para
“…cargar las andas del Santo Cristo el Jueves Santo…”59. “…cargar a Ntro Señor en la procesion del Jueves…”.
La portación del Cristo se estimaba como un alto honor para cualquier vecino y por
ello estos cargadores (Cuadro N° 4) debían ser personas respetables en el poblado,
situación oportuna para que fuesen designados funcionarios políticos que debían contar
con la anuencia de Lacoizqueta. Las andas doradas se habían comprado a un costo
elevado, por lo que seguramente eran andas revestidas con una lámina de oro:
“Itt. Se compraron del Capp Juan de Rezola las andas doradas para las fiestas de la Cruz y costaron 150 ps”60.
La cantidad de anderos designados entre 1705 y 1736 fue variable, aunque
generalmente era de cuatro cofrades, por lo cual deducimos que el peso de la imagen
cargada, cirios, flores y otros adornos que se agregaban sobre las andas, debía ser
exiguo.
En Santa Fe también se nominaban anderos para cargar la talla de vestir de la
Virgen Dolorosa61:
“…hermanos para cargar la Sta Cruz y las Andas de Nra. Sra. de la Soledad” 62. “…hermanos para cargar a…Nuestra Señora de la Soledad…” 63.
Como en otras circunstancias, los elegidos para transportar el icono mariano
eran personas del círculo social de los Lacoizqueta (Cuadro N° 5). Entre ellos, el 59 LCCVC, AASFVC, abril de 1705, p. 16. 60 LCCVC, AASFVC, 29 de marzo de 1709, p. 9v. 61 En el mismo sentido, son innumerables los relatos sobre la procesión del Viernes Santo con imágenes de la
Dolorosa en todo Hispanoamérica. Para citar un ejemplo, en Guadalajara se había fundado el 21 de febrero de 1589 una cofradía o hermandad llamada “Cofradía de Nuestra señora de la Soledad y del Santo Entierro”; su propósito principal fue el organizar y sacar por las calles de la ciudad la procesión del Viernes Santo, año con año. Esta cofradía tenía por Virgen titular “una imagen devotísima y venerada por muy milagrosa”. http://www.guadalajara.net/html/tradiciones/15.shtml
62 LCCVC, AASFVC, 28 de marzo de 1708, p. 18. 63 LCCVC, AASFVC, 21 de marzo de 1709, p. 18v.
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Alférez Manuel Martínez de Santa Cruz, que fue Alcalde de Hermandad y andero en
1710, 1714, 1715, 1716, etc.
Junto a las designaciones de anderos, apreciamos en las Actas veracruceñas los
nombramientos de mullidores, munidores o muñidores. El muñidor era una figura que estaba
“presente en la totalidad de las cofradías durante la Edad Moderna, y aunque no
formaba parte de la Junta de gobierno le servía de auxilio en sus funciones, sobre todo
para citar a los hermanos para los múltiples actos en los que estaba presente u
organizaba, bien llamando a las puertas de sus casas o tañendo la campana por las
calles”64. En Brasil, cada “confraría tiña o seu capelán, mullidor e maiordomo... O mullidor, unha
especie de sacristán, conhecedor do protocolo da confraría (os estatutos), preocupábase por dispoñe-lo
necesario para as celebracións, avisaba ós responsables, tocaba as campás, trasladaba a cera,
estandartes... á casa dos falecidos membros cofrades”65. Entre los mullidores santafesinos
verificamos la presencia de funcionarios civiles.
¿Flagelantes santafesinos?
Por detrás de las autoridades gubernativas, militares y eclesiásticas, siempre en
hilera y en memoria de la Pasión de Jesucristo, caminaban los disciplinantes, separados
entre sí por media docena de metros. ¿Quiénes eran? ¿Cómo surgieron? En la
mentalidad colonial, el individuo estaba en este mundo únicamente de paso, y para ser
verdadero cristiano se debía manifestar desinterés por todo lo material y sufrir para
lograr la salvación de su alma, tal como había sufrido Cristo. El propio Ignacio de
Loyola, en su obra Ejercicios espirituales, invitaba a sus hermanos jesuitas a castigar la carne
con las disciplinas hechas de cuerdas delgadas.
Desde tiempos remotos, la flagelación fue mantenida por la Iglesia como castigo
personal, como expiación de los pecados, aunque también se la estimaba como práctica
64 CANTERO MUÑOZ, Antonio (2003): ob. cit, p. 58. 65 MARTÍNEZ, Xavier (2002): “Confrarías pontescas dende o século XV” (1° parte) Xuño 19, Versión online:
www.amigus.org/web/archives/005662.php
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de virtud66. Los penitentes afloraron en la Península Ibérica de la mano de San Vicente
Ferrer en sus campañas de predicación de 1411-1412:
"E, por ende, buena gente, dexat la mala vida e los pecados e faced penitencia, dando de comer a la ánima, vestiendo çiliçio e çiñendo una cuerda sobre la carne y azontandovos con desçiplinas, e ayunar e dormir en tierra e andar descalços, non vestir camisas”67.
Los disciplinantes, autoflagelantes o hermanos de sangre, desfilaban haciendo
pública expiación con diferentes penitencias: azotaban sus espaldas desnudas con
“disciplinas o látigos provocándose heridas sangrantes, o cargaban pesadas cruces, o
arrastraban gruesas cadenas atadas a los pies descalzos como castigo y por ello se
denominaba a ese acto como la procesión de la sangre68. Dichas demostraciones
testimoniaban mortificaciones personales del cuerpo y del alma, porque el individuo
ponía en evidencia su debilidad ante los otros, con la humildad que debía tener un
pecador que reconocía sus faltas”. Cada flagelante era acompañado por uno o varios
hacheros o hermanos de luz, que llevaban cirios encendidos durante la marcha dolorosa para
alumbrarle el camino. Las mujeres cofrades procesionaban algo alejadas de los
penitentes, aunque con sus velas iluminaban el acompañamiento. El silencio y el dolor
dominaban el trayecto69.
Los políticos santafesinos, ¿fueron penitentes? En los siglos XVII y XVIII se
realizaban en la ciudad procesiones con hermanos de sangre, confirmando la práctica
religiosa barroca de mortificación corporal y reproduciendo hábitos peninsulares, pero,
lamentablemente, las pocas páginas conservadas del libro cofradiero no contienen los
66 VIDAL comenta que la flagelación en San Vicente de la Sonsierra (La Rioja) “es una larga sangría que dura
siglos. Desde 1551 hasta hoy, ininterrumpidamente, incluso durante la guerra. Todos los jueves y viernes santos, algunos hombres descalzos y, a menudo, con cadenas en los tobillos, se flagelan públicamente con el rostro cubierto por un capirote. Son los picaos, que se golpean la espalda hasta magullarla con largas correas de lino trenzado. VIDAL, José (2004): “Apasionados por la flagelación”, en Crónica, Suplemento del Diario El Mundo, 4 de abril de 2004, Nº 442, España. Versión on line en http://www.elmundo.es/cronica/2004/442/1081167116.html
67 Sermón predicado en Ayllón durante la semana del 13 al 19 de septiembre de 1411. CÁTEDRA, Pedro M. (1994): ob. cit., pp. 136-139.
68 SIERRO MALMIERCA, Feliciano (1995): “Semana Santa en ciudad Rodrigo: Las Cofradías y Hermandades”, en Pregón de Semana Santa de 1995, versión on line en http://www.ciudadrodrigo.net/cultura/pregones/sierrof.htm
69 DOMÍNGUEZ MORENO, José María (1993): ob. cit., p.37.
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nombres ni la cantidad de hermanos disciplinantes ni de luz. Estimamos que por
cuestiones de privacidad y decoro no se confeccionaban estos listados, lo cual nos
impide determinar si los gobernantes peregrinaban en calidad de disciplinantes.
Factiblemente, los penitentes, al marchar con los rostros cubiertos, deseaban expiar sus
pecados en el anonimato, en tanto que, por la coyuntura barroca americana en las
representaciones pasionistas y por el valor simbólico que tenían las vestiduras en esa
época, es improbable que mientras se desempeñaba un cargo público se desfilara con
túnicas y capirotes penitenciales.
¿Qué vestimentas utilizaban los gobernantes para marchar? Quienes portaban el
Guión o estandartes de la hermandad, y aun los restantes funcionarios políticos que
encabezaban en la procesión del silencio, lucían sus mejores trajes. Marchaban con las
vestimentas de etiqueta, a diferencia del vecindario, que peregrinaba varios “pasos”
detrás de ellos con las vestiduras cofrades; así estaba estipulado en las normas
estatutarias, en un artículo que se refería en forma expresa a la obligación de que todos
los hermanos participaran en la procesión vestidos con el hábito, ya fueran
disciplinantes o no70. Dice el Padre Grenón que en Córdoba “…iban los penitentes con
túnica y cordón ceñido a la cintura71, una soga al cuello y, cubriendo su cabeza, una
capucha negra que impedía reconocerlos”72.
70 “Yten por quanto algunos se han quexado que an recebido A otros por hermanos sin lleuar túnicas ni disciplinarse el Jueues
Sancto en la noche algunos se an quexado que an recebido en la noche y escusándose de Hazer la disciplina por vexez o enfermedad Reseruando La disciplina para sus Herederos y por quanto es perjuyzio de la dicha coffradia Ordenamos y mandamos que ninguna persona pueda ser Recebida sino fuere de diciplina como lo Refiere la ordenanca de aras de la dicha diciplina y lleuando su túnica vestida el Jueues Sancto en la noche y que de otra manera no se pueda Recebir sino fuere pagando los veynte mill mrs que pagan los hermanos de Hacha sopena de una aroua de cera a al alcalde y officiales que otra cosa Hizieren y que el nro Scriuano sea obligado A hazer el assiento conforme a estas condiciones y se le notiffique al tal Hermano.” CANTERO MUÑOZ, Antonio (2003): ob. cit., pp. 77 y 78.
71 La Junta de la Vera Cruz santafesina compró en 1702 “hilo de palomar”, que en Aragón lo llamaban “hilo bramante” y en Andalucía “hilo de Acarreto. El bramante es un cordel, cordón delgado “hecho de cáñamo pero muy fuerte utilizado para sujetar o empaquetar. Factiblemente este cordón era el mismo que se utilizaba, por ejemplo, en Sevilla en la Hermandad de la Hiniesta y sobre la cual Martínez Velasco comenta que habría que distinguir entre hermanos de sangre y de luz. Los primeros se disciplinaban durante la estación de penitencia, es decir, se azotaban hasta derramar sangre. Vestían "traje de lienzo blanco, basto, que llamaban túnica, con una cabellera o capirote que les cubría el rostro para no ser conocidos, y una soga ceñida a la cintura”. LCCVC, AASF, año de 1702, p. 7.
72 GRENÓN, Pedro (1927): “Los nazarenos pasionarios de Córdoba. 1683-1783”, en Álbum de la Provincia de Córdoba. Geográfico, histórico, literario, artístico, industrial, comercial”, Córdoba, p. 128.
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Entre los gastos del Jueves Santo de 1702, rescatamos la compra de lienzo para
confeccionar las túnicas y capirotes:
“Itt. En 4 de abril de 702, jueves santo, se gasto para 6 tunicas que se hizieron 4 […] de lienzo delgado a 8 y mas 9 macos de ilo de acarreto a 2 y mas 2 libras1/2 de bretaña a 9 y para los capirotes q imp todo 45 p”73.
Las túnicas rememoraban las vestimentas de los primeros cristianos y eran
utilizadas por todas las cofradías, cada una con el color que la identificaba. Los capirotes
cónicos o redondos74 –patrimonio exclusivo de la Vera Cruz, puesto que no los
hallamos en los inventarios de otras asociaciones voluntarias santafesinas– generaban
una sensación de anonimato y tristeza al rememorar las caperuzas utilizadas por los
verdugos de la Europa medieval. Lara, en su semblanza de la Semana Santa, expresa que
“…en el discurso de este atuendo todos los pecadores han sido los culpables de la
ejecución y muerte del Redentor. Todos los creyentes son los verdugos de Cristo. La
capucha, cucurucho o capirote, representa la introspección de los participantes en la
procesión, es decir, el aislamiento del mundo para meditar los misterios dolorosos
relacionados con la Pasión de Cristo y el sufrimiento de su Madre”75.
Curación de penitentes y colación Si bien no podemos afirmar que los políticos hubieran decidido expiar sus
pecados mediante una disciplina pública, sí corroboramos que conducían a los
penitentes al lavatorio y curaban sus llagas. Cuando estaban por finalizar las
procesiones, se lavaban las heridas de los disciplinantes con agua, vinagre y sal para
restañarles la sangre y curarle las heridas. En el Reglamento de otra hermandad
homónima se leía:
73 LCCVC, AASFVC, 4 de abril de 1702, p. 7. 74 SIERRO MALMIERCA, Feliciano (1995): ob. cit, dice que “…el de cubrirse el rostro los penitentes se
remonta al año 1397, en que estando el Papa Clemente VI en Avignon, mandó que ninguna persona se disciplinara en público. Entonces los disciplinantes de las cofradías idearon el medio de eludir esta orden papal cubriéndose el rostro con un lienzo, práctica que dio principio a las túnicas de penitencia”.
75 LARA, José (2002): “La procesión del silencio…”, ob. cit.
23
“…tenga ntrº mayordomo aparejado lavatorio con q. nos lave a todos los coffrades las espaldas y nos laven por la misma orden q. bolvieremos a entrar en casa sin tener aception de personas: este lavatorio haga el mayordomo y los que mas fuere necessario segun la cantidad de los coffrades diçiplinantes y no laven mugeres por ninguna via. El mayordomo y los necessarios q el escojere y señalare para este lavatorio no sean obligados a la diçiplina pero a todo lo demas si” 76.
La procesión recorría –ucronía mediante– las calles aledañas a la Plaza (Gráfico
N° 1) y, a las puertas del convento mercedario, los penitentes debían cambiarse la
mortaja por la ropa de calle, no sin que antes se procediera al lavado de sus espaldas. De
este menester se preocupaban el Mayordomo y otros cofrades rebajados de la disciplina
que eran elegidos por la Junta. Desconocemos los mecanismos curativos, pues los
documentos santafesinos omiten alusiones sobre el particular, aunque varios
testimonios afirman que “antes del lavatorio con agua los hematomas eran pinchados
para sangrarlos”77, y luego eran frotados con aceite de oliva y vinagre78. Otro
documento agrega que “…a la recogida de la procesión eran sometidos al lavatorio
curativo de sus heridas, grietas y llagas a base de una pócima compuesta de vino cocido
y arrayán, laurel, rosas y romero”79.
En Santa Fe las autoridades de la milicia, tal vez por el orden que imponían en
sus propias tropas, conducían a los disciplinantes para que aliviaran sus heridas:
“y para guiar la Procesion y de los que sacan las insignias y de llevar a los hermanos de sangre al lavatorio se elixeron al Cap Annt° Leyes= y Cap Pedro de Acosta”80.
¿Quiénes se encargaban efectivamente de “curar a los hermanos de sangre”?
Entre 1705 y 1735, en las Actas veracruceñas se dejaron asentados los nombres de
quienes se ocupaban de dicha tarea y, como sucedía en otras actividades, los
76 Libro de la Cofradía de la Vera Cruz de Ahigal. Estatuto, pp. 2v-3v. en DOMÍNGUEZ MORENO, José (1993): ob.cit. 77 Información transmitida por tradición oral. Únicamente en un inventario del siglo XVI se anotan quatro
esponjas para lavar las espaldas. 78 DOMÍNGUEZ MORENO, José María (1993): ob. cit., p. 36. 79 Nota sobre la Semana Santa en el Ayuntamiento de Archena (España), sin fecha: versión online en
http://www.arrakis.es/~lacal/pagina_n17.htm 80 LCCVC, AASFVC, 15 de abril de 1734, p. 33.
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funcionarios (o ex funcionarios) políticos eran los escogidos. El Capitán/Alférez
Bernabé López fue Alcalde de Hermandad y elegido para curar penitentes en 1706,
1708, 1715, 1716, etc.; el Alférez Manuel Rodrigo fue Alcalde de Hermandad y curador
de penitentes en 1710, 1711, 1712 y 1714; el Capitán José del Peso Montiel fue curador
consecutivamente entre 1705 a 1720, año en que murió a manos de los indios, el 11 de
julio, en cercanías de Santa Fe; Andrés Álvarez del Castillo fue curador de penitentes
amén de las funciones que desempañaba como del gobierno, incluso antes de que fuera
“…designado Receptor de Alcabala y Escribiente de Cabildo, con 100 ps y 20 ps de salario anual, respectivamente…”81.
Al respecto confeccionamos el Cuadro N° 6, donde apuntamos la nómina de los
curadores de hermanos de sangre. En la función del lavatorio “no tomaban parte las
mujeres, como tampoco participaban en la colación o comida que, acto seguido, daba la
cofradía para que los maltratados disciplinantes repusieran sus fuerzas”82.
“Yten ordenamos q. ntro. mayordomo a quenta de la coffradia sea obligado a darnos colaçion acabado el lavatorio de lo q. a el y a los diputados mejor les pareciere so pena de çinco libras de çera. Y si fuere caso q. la coffradia no tuviere de q. traten dello en el cabildo del día de Ramos para si alguno quisiere darla / o ayudar para ella. Y no aviendo de q. darse ni quien la quiera dar se pida por dios por las calles de manera q. no se dexe de dar. Y todo lo que sovrare desta collaçion se de a los pobres necesitados”83. “Itt… en vino, aguardiente, biscochuelos, yerba, tabaco,…[gastandose asimismo] en cera para el Señor y para las manos en la prozesion veinte y quatro pesos”84.
PROHIBICIONES RELIGIOSAS Y CONFLICTOS CON EL GOBIERNO
En su origen, los desfiles procesionales de las Cofradías de la Vera Cruz se
caracterizaban por su austeridad, seriedad y disciplina, pues se pretendía imitar los
padecimientos del Nazareno y la satisfacción por los pecados85. A las tradicionales
81 Acta de Cabildo, AGPSF, 7 de junio de 1670, Tomo IV, pp. 241v a 242. 82 DOMÍNGUEZ MORENO, José María (1993): ob. cit., p.39. 83 Libro de la Cofradía de la Vera Cruz de Ahigal, Estatuto, pp. 2v-3v. en DOMÍNGUEZ MORENO, José (1993): ob.cit. 84 LCCVC, AASFVC, 7 de abril de 1702, p. 7v. 85 SÁNCHEZ HERRERO, José (1987): “Las cofradías de Semana Santa…”, ob. cit., pp. 54-55.
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procesiones de Jueves y Viernes Santo se añadió la de los Lunes Santo a partir de 1732,
cuando
“…se dispuso el que para la Procesion de la Via Sacra el Lunes Sto ala noche se dispongan los anderos de Nª Sra en la misma conformidad q en las Procesiones del Jueves y Viernes santo”86.
Eran días de luto, “no se tocaban los instrumentos musicales en las ceremonias
litúrgicas, los Oficios comenzaban en riguroso silencio, de rodillas todos los fieles y
postrados los celebrantes ante el altar. No llevaban flores, ni palios, ni bandas de
música, los clérigos entonaban algún canto litúrgico o de penitencia...”87, el pueblo
vestía de riguroso negro y eran días caracterizados por ayunos y abstinencia de carne.
Hacia fines del siglo XVI, las costumbres fueron cambiando en las procesiones
nocturnas, tergiversándose de tal manera que llegaban a ser ocasión de borracheras y
juergas, amén del gran número de representaciones cruentas que tenía lugar durante la
marcha. En estas tierras, a las manifiestas exageraciones de los autoflagelantes, se
sumaba la aparición de negros e indios con sus disfraces y bailes en los cortejos, lo que
producía bullicio y alboroto entre el pueblo español o criollo apegado a antiguas
tradiciones y que la Iglesia debió controlar tanto por el daño personal que ocasionaba
como por el espectáculo que mostraba.
Los excesos pasionarios dieron lugar, durante la Contrarreforma, a los pasos escultóricos:
escenas de la Pasión compuestas por imágenes talladas en madera que eran
transportadas “a hombros” en los desfiles y suponían una alternativa a los pasos
vivientes de las escenificaciones, que las autoridades eclesiásticas impulsaron con el fin
de eliminar las representaciones sanguinarias en vivo. No obstante ello, debió
transcurrir mucho tiempo hasta que, recién en época de Carlos III –anoticiado del cariz
nada ortodoxo de la práctica penitencial–, se prohibieran esas costumbres:
“...de haber penitentes de Sangre o Disciplinantes y empalados en las procesiones de Semana Santa, en las de la Cruz de Maio, y en algunas otras de Rogativa, sirviendo solo en lugar de Edificazion, y de Compunzion, de desprezio para los prudentes, de
86 LCCVC, AASFVC, Año de 1732, p. 32. 87 SÁNCHEZ HERRERO, José y otros (1999): “Origen y evolución…”, ob. cit.
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diversion, y griterio para los muchachos, y de asombro, confusion y miedo para los Niños y Mujeres, a los cual y otros fines aun mas perjudiziales suelen dirigirse los que lo hazen y no el buen exemplo, y a la espiazion de sus pecados: en segundo punto esclama contra las Prozesiones de noche por ser una Sentina de Pecados en que la Gente Joven y toda la demas viziada se vale de la concurrencia de las tinieblas para muchos desordenes, y fines reprobadas que no pueden ympedir las Justizias aun siendo celosas...” ”…a todos, y a cada uno en vuestro destrito, Jurisdizion no permitan disciplinantes, empalados, ni otros espectaculos semexantes que no sirven de edificazion, y pueden servir a la yndevocion y al desorden en las Prozesiones de Semana Santa, Cruz de Maio, Rogativas ni en otras algunas...ni consitais prozesiones de noche, haziendo las que fuere costumbre, y saliendo a tiempo que esten recogidas y finalizadas antes de ponerse el sol...”88.
Esta prohibición ponía al descubierto otra incipiente desobediencia de muchos
gobiernos locales hispanoamericanos hacia la Corona que habían hecho “oídos sordos”
a dicha Cédula Real y comenzado a socavar en sus territorios las estructuras monárquicas
españolas y los beneficios que gozaba el clero católico. Si bien Lértora Mendoza asegura
que en “…las relaciones entre el poder civil y eclesiástico, más que un tratamiento
específico de relaciones, sus reglas de compromiso y solución de diferencias, había una
afirmación de los puntos de coincidencia derivados de la argumentación general sobre la
legalidad”89, las mutuas notificaciones de Bandos, Bulas, Cédulas Reales y otras
resoluciones entre gobierno y clero daban origen a recíprocas invasiones de
jurisdicciones que, lógicamente, acarreaban constantes problemas, sobre todo cuando
alguna de las partes alegaba no poseer la comunicación respectiva. Ejemplo de ello
fueron los escándalos públicos suscitados en la segunda mitad del siglo XVIII90 con los
penitentes porque el gobierno no estaba de acuerdo con las reformas eclesiásticas sobre
las procesiones y se resistió a sustituir esta costumbre en los días de la Semana Santa
santafesina: 88 Libro de Visitas (1756-1843). Cofradía de la Vera Cruz de Ahigal. Archivo Parroquial de Ahigal, pp. 84-87. en
DOMÍNGUEZ MORENO, José (1993): ob.cit. 89 Cfr. LÉRTORA MENDOZA, Celina (2003): “Iglesia y poder civil en el Río de la Plata. Documentos y
bibliografía para una controversia”, en Anuario de Historia de la Iglesia, Año/Vol. XIII, Universidad de Navarra, Pamplona, España, pp. 303-318.
90 Insertamos la Real Cédula y este conflicto jurisdiccional suscitado por los autoflagelantes hacia 1790 dada la trascendencia que ello reviste para esta tesis.
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“con motivo del tumulto acaecido el Jueves Santo por la noche en el acto de la procesion que se celebraba en recuerdo de la pasion de ntro Salvador…que en el archivo de este Cab° no se encuentran la Real Cedula de mil setecientos setenta y uno y mil setecientos setenta y siete que cita el Sr. Vicario ni oficio alguno que haya pasado a este Cab° por el Sr. Vicario ni por otro Juez Eclesiastico”91.
Los disciplinantes que marchaban en la procesión del Jueves Santo fueron
“echados a empujones” por el Vicario delante de los funcionarios del gobierno:
“…y si de orden de VS o de los Sres Jueces fue donde yo me halle con dos penitentes embarazandoles el que siguiesen adelante instandoles se entrasen a desnudar al convento de Ntra. Sra. de las Mercedes…sin mas accion que llegar diciendo Caminen los Penitentes que el Cabildo aqui no manda… el Alguacil Mayor me dijo…siempre se anda metiendo en Jurisdiccion que no tiene…”92.
Éste no fue un relato aristofánico, sino que la encarnada realidad produjo la
suspensión de los actos sacramentales, la conmoción pública y la génesis de una causa
judicial en contra del prelado, pues el gobierno sostenía que el mismo no tenía
jurisdicción para realizar tal acción escandalosa:
“que el Señor Alguacil Mayor no necesita orden especial del Cavildo p° celar y evitar escandalos y alborotos publicos…pues por razon de su empleo lo autorizan las leyes, p° celar y evitar de estos perniciosos desondenes…y demas males publicos que se vieron la noche del Jueves Santo con notivo de haber arrastrado el Sr Vicario a acometer y disipar en persona a los Penitentes que seguian la procesion…por querer hacer cumplir alguna disposición contra alguna costumbre publico recibida de tiempo inmemorial”93.
El Vicario, con sutil aticismo, replicó al Intendente por oficios de fechas 9 de
mayo y 2 de septiembre de ese año, sustentando que:
“…de guardar aquella armonia que tanto encarga el soberano entre el Imperio y el sacerdocio, me es preciso recurrir al tribunal Superior sobre lo acaecido el Jueves Santo por la noche para que este determine y declare la Jurisdiccion que en este asunto corresponde a cada uno… esta acción de penitencia es puramente espiritual como lo son las procesiones y acaso porque estas salgan por las calles que el Cabilº o Jueces su permiso es de dicho que el eclesiastico es a quien corresponde por la naturaleza del acto. Pues esto mismo sucede en las Penitencias publicas aunque se hagan por las calles, su licitud o ilicitud, no esta reservada
91 Cabildo de Santa Fe, Varios Documentos, AGPSF, Acta 23 de mayo 1791, p. 492v. 92 Cabildo de Santa Fe, Notas y Otras Documentaciones, Tomo III, AGPSF, 9 de mayo de 1791, pp. 7 y 7v. Lo
subrayado se encuentra en el documento original. 93 Cabildo de Santa Fe, Varios Documentos, AGPSF, Acta 23 de mayo 1791, pp. 492 a 493v.
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a los jueces y Cabº sino al Eclesiastico que es quien debe conocer en los casos espirituales… poco falto para que despues de la mofa que hicieron de mi los que acompañaban a los Penitentes, y otros bofetones o palos pues el Alguacil previno a los que iban con él que si no les dejaba pasar y cedia me diesen de palos…”94.
A manera de corolario
Como una prolongación de hábitos españoles, las procesiones con disciplinantes
fueron sacramentales que estuvieron arraigados en Santa Fe colonial durante más de
cien años. Esas tradiciones penitenciales mortificatorias debieron potenciarse en esta
zona, porque en la segunda mitad del siglo XVII y comienzos del XVIII las desgracias
(epidemias, malones, sequías, la crisis económica) y sus consecuencias (creciente miseria,
falta de trabajo y de seguridad) asolaban a la población santafesina e impulsaban el
abandono de la ciudad. Por ello, estos desfiles de silencio estaban imbuidos de intenso
dolor y se caracterizaban por la masiva concurrencia del pueblo más allá de que los
vecinos estuvieran adheridos o no a la hermandad de Pasión. Su participación
acongojada por la vía dolorosa como hermanos de luz, muñidores, penitentes, anderos,
curadores de hermanos de sangre, ¿constituyó una mera ficción? Cada uno tenía su
propio grado de convencimiento y devoción del rol que debía desempeñar en cada
procesión que, por su fe, trascendía las apariencias, pues lo exterior formaba parte de la
esencia de lo que se quería representar. La ficción entrañaba una simulación con la que
se pretendía encubrir la verdad o hacer creer lo que no era cierto, lo cual no era el caso
de estas manifestaciones, por lo menos para la mayoría de los participantes. ¿Y para los
funcionarios coloniales?
Las procesiones públicas cruentas se fueron extinguiendo a fines del siglo XVIII
por el avance de las ideas barrocas derivadas del espíritu ilustrado de las altas jerarquías
políticas y eclesiásticas, que censuraron algunas prácticas procesionales a raíz de las
escenificaciones dolorosas que resultaban inaceptables por su heterodoxia religiosa95.
94 Cabildo de Santa Fe, Notas y Otras Documentaciones, Tomo III, AGPSF, 9 de mayo de 1791, pp. 8v. y 26v. 95 Salvo algunas excepciones, el proceso de decadencia de este tipo de escenificaciones (aunque no fueran
cruentas) continuó en Santa Fe hasta nuestros días. Las críticas desde diversas ópticas ideológicas no tuvieron presente su verdadero valor como patrimonio histórico-cultural.
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En Santa Fe existió una cofradía pasionaria como resultado, tal vez, de la virtual
unión de la hermandad de la Vera Cruz con la de la Soledad, en caso de que esta última
hubiere continuado su existencia. La intervención diligente del gobierno colonial en las
celebraciones de Semana Santa en general, y en las actividades de la cofradía en
particular, se efectivizó en la monopolización del principal cargo de la asociación laical,
en la presencia y votación en las elecciones anuales y en la designación de funcionarios
políticos para “gobernar las procesiones”, portar los estandartes, guiar a los
disciplinantes al lavatorio, etc. Todos estos actos religiosos/políticos/alegóricos
quedaron debidamente inscritos en los documentos de la época mediante una doble
registración: por un lado, en las actas capitulares y por otro en las actas cofradieras. De
esta manera, ratificamos la estrecha vinculación que prevaleció entre la hermandad y el
Cabildo, entre la Iglesia y el gobierno, entre la religión y la política, amén de que dicha
articulación estaba asegurada per se, pues eran los mismos hombres los que
desempeñaban ambas funciones. La permanencia de la Cofradía de la Vera Cruz (y del
Santo Sepulcro96) en el marco civil-religioso santafesino colonial patentizó una etapa
dentro del movimiento asociativo local y regional.
96 En el acta de la Junta de abril de 1729 se eligieron las “personas que han de cargar las andas del Sto Xpto y de
Ntra Sra en las procesiones desta semana Santa de la cofradia de la Vera Cruz y del Santo Sepulcro”, LCCVC, AASF, año de 1729, p. 31.
30
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• DOMÍNGUEZ MORENO, José María (1993): “Cofradías penitenciales en Extremadura” en Revista del Folklore N° 146, Valladolid, Volumen 13 A. Versión digital en http://funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm
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• GARCIA MANGAS, Félix (1995): ελεηµοσυνη en www.fmd.com.es/Contenido/Estudis/Varis/LA LIMOSNA
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• Nota sobre la Semana Santa en el Ayuntamiento de Archena (España) sin fecha: versión on line en http://www.arrakis.es/~lacal/pagina_n17.htm
31
• Procesión del Viernes Santo con imágenes de la Dolorosa en todo Hispanoamérica. http://www.guadalajara.net/html/tradiciones/15.shtml
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• SIERRO MALMIERCA, Feliciano (1995): “Semana Santa en ciudad Rodrigo: Las Cofradías y Hermandades” en Pregón de Semana Santa de 1995, versión on line en http://www.ciudadrodrigo.net/cultura/pregones/sierrof.htm
• VIDAL, José (2003): “Apasionados por la flagelación”, en Crónica, Suplemento del Diario El Mundo, 4 de abril de 2004, Nº 442, España. Versión on line en http://www.elmundo.es/cronica/2004/442/1081167116.html
32
Primer plano de la ciudad conocido (1787) atribuido a José Arias Troncoso.
GRÁFICO N° 1. TRAYECTOS POSIBLES DE LA PROCESIÓN DE FLAGELANTES EN SANTA FE COLONIAL
A
C
B
A Trayecto A Lugar de salida y de llegada B
Trayecto B - C Lugar de salida y de llegada
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CUADRO N° 1. LOS LACOIZQUETA AL FRENTE DE LA COFRADIA DE LA VERA CRUZ
FECHA PAG.(*) AÑO Cargo APELLIDO NOMBRE OBSERV.
2-4-1705 16 1705 Mayordomo no figura en el Acta
20-3-1706 16v 1706 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
28-3-1708 18 1708 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
19v 1711 y Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
20 1712 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Jose Capitán
20v 1713 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Jose Capitán
22 1715 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
23 1716 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
18-3-1717 23v 1717 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
24v 1718 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
25 1719 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
21-3-1720 25v 1720 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
26 1721 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
26v 1722 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
29 1726 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
3-4-1727 29v 1727 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
4-4-1729 31 1729 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Jose Sargento Mayor
14-3-1730 31v 1730 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Jose Sargento Mayor
14-3-1732 32 1732 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Jose Sargento Mayor
28-3-1733 32v 1733 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Jose Sargento Mayor
15-4-1734 33 1734 Mayordomo no figura en el Acta
31-3-1735 33v 1735 Mayordomo no figura en el Acta
23-3-1736 34 1736 Mayordomo no figura en el Acta (*) El número de página corresponde al Libro de Cuentas de la Cofradía de la Santísima Vera Cruz.
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CUADRO N° 2. ELECCIÓN DE AUTORIDADES EN LA COFRADÍA DE LA VERA CRUZ (*)
FECHA PAG. AÑO ELECCION PARA APELLIDO NOMBRE Con la presencia del APELLIDO NOMBRE CARGO 1705 16 1705 Alcalde Ordinario del Monje Ignacio Capitán
16 1705 Mayordomo no aparece 16 1705 Andas del Santo Cristo de Insaurralde Rodrigo 16 1705 Andas del Santo Cristo de la Calzada Bernabe Capitán 16 1705 Andas del Santo Cristo de Lencinas Mateo 16 1705 Andas del Santo Cristo de Santa Cruz Antonio 16 1705 Para la guía de Britos Juan 16 1705 Curar los penitentes Alfonso Sebastián 16 1705 Curar los penitentes de Avalos Ascencio 16 1705 Curar los penitentes del Peso José 16 1705 Hermano cruzado (**) del Peso José
1706 16v 1706 Alcalde de 1° voto de Resola Juan Alféres Real 16v 1706 Alcalde de 2° voto Mendieta y Zárate Pedro Capitán 16v 1706 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 16v 1706 Andas de la Virgen Carballo Pedro 16v 1706 Andas de la Virgen de Arvestain José Alféres Real 16v 1706 Andas de la Virgen del Monje Francisco 16v 1706 Andas de la Virgen Gonzalez de Pineda Luis 16v 1706 Para la guía de Britos Juan 16v 1706 Andas del Santo Cristo Cervantes José Capitán 16v 1706 Andas del Santo Cristo de Lencinas Mateo 16v 1706 Andas del Santo Cristo de Santa Cruz Antonio 16v 1706 Andas del Santo Cristo Insaurralde Rodrigo 16v 1706 Curar los penitentes López Bernabe Capitán 16v 1706 Curar los penitentes Alfonso Sebastián 16v 1706 Curar los penitentes de Avalos Asencio 16v 1706 Curar los penitentes del Peso José
(*) En el cuadro insertamos solamente las 2 primeras elecciones pues el listado completo de autoridades cofradieras comprende 14 páginas que exceden a los propósitos de esta tesis. (**) Obsérvese que en 1705 José del Peso fue elegido como “hermano cruzado”. No hemos podido determinar cuál era su función. Nota: el número de página corresponde al Libro de Cuentas de la Cofradía de la Santísima Vera Cruz.
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CUADRO N° 3. AUTORIDADES POLÍTICAS EN LAS ELECCIONES VERACRUCEÑAS (*)
FECHA PAG. AÑO Con la presencia del APELLIDO NOMBRE OBSERV. 2-4-1705 16 1705 Alcalde Ordinario del Monje Ignacio Capitán
16 1705 Mayordomo no aparece 20-3-1706 16v 1706 Alcalde Ordinario de 1° voto de Resola Juan Alferes Real
16v 1706 Alcalde Ordinario de 2° voto Mendieta y Zárate Pedro Capitán 16v 1706 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo
28-3-1708 18 1708 Alcalde Ordinario de 1° voto de Vera de Mendoza Antonio Maestre de Campo 18 1708 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 18v 1709 Alcalde Ordinario de 1° voto de Vera Muxica Francisco Maestre de Campo 19 1710 Alc Ord y Depositario Gral de los Ríos Gutierrez Juan Capitán 19v 1711 Alcalde Ordinario de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 19v 1711 y Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 20 1712 Alcalde Ordinario de Vera de Mendoza Antonio Maestre de Campo 20 1712 Alcalde Ordinario de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 20 1712 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Jose 20v 1713 Justicia Mayor de esta ciud° de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 20v 1713 Alcalde Ordinario de 1° voto de Aguirre Jose Capitán 20v 1713 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Jose Capitán
2-3-1714 21v 1714 Regidor Perpetuo de Aguirre Jose Capitán 21v 1714 Regidor Perpetuo de Noguera Francisco Sargento Mayor 21v 1714 Regidor Perpetuo Bracamonte (?) Simón 22 1715 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 22 1715 de Aguilera Juan Sargento Mayor 23 1716 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 23 1716 de Aguilera Juan Sargento Mayor 23 1716 de Mendieta y Zarate Pedro Sargento Mayor
18-3-1717 23v 1717 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 23v 1717 de Aguilera Juan Sargento Mayor 23v 1717 de Mendieta y Zarate Pedro Sargento Mayor 24v 1718 Alcalde Ordinario de Mendieta y Zarate Pedro Sargento Mayor 24v 1718 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 24v 1718 de Aguilera Juan Sargento Mayor 24v 1718 de Mendieta y Zarate Pedro Sargento Mayor 25 1719 Alcalde Ordinario Bracho Simón Sargento Mayor 25 1719 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 25 1719 de Aguilera Juan Sargento Mayor 25 1719 Mrtinez de Santa Cruz Manuel Capitán
21-3-1720 25v 1720 Alcalde Ordinario Lopez Pintado Andres Maestre de Campo 25v 1720 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 25v 1720 de Aguilera Juan Sargento Mayor 25v 1720 Mrtinez de Santa Cruz Manuel Capitán 26 1721 Alcalde Ordinario de 2° voto de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 26 1721 Mayordomo de Lacoizqueta Juan Maestre de Campo 26 1721 de Aguilera Juan Sargento Mayor 26 1721 Mrtinez de Santa Cruz Manuel Capitán 26 1721 Gonzalez de Atai Vicente Capitán 26 1721 Frias Francisco Capitán
(*) Debido a la extensión del listado sólo consignamos el período 1705 -1720. Nota: El número de página corresponde al Libro de Cuentas de la Cofradía de la Santísima Vera Cruz.
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CUADRO N° 4. CARGADORES DE “ANDAS DEL SEÑOR” (*)
AÑO PÁG. FUNCIÓN APELLIDO NOMBRE 1705 16 Andas del Cristo de Insaurralde Rodrigo
1705 16 Andas del Cristo de la Calzada Bernabe
1705 16 Andas del Cristo de Lencinas Mateo
1705 16 Andas del Cristo de Santa Cruz Antonio
1706 16v Andas del Cristo Cervantes José Cornelio
1706 16v Andas del Cristo de Lencinas Mateo
1706 16v Andas del Cristo de Santa Cruz Antonio
1706 16v Andas del Cristo Insaurralde Rodrigo
1708 18 Andas del Cristo Cervantes José Cornelio
1708 18 Andas del Cristo de Insaurralde Rodrigo
1708 18 Andas del Cristo de Lencinas Mateo
1708 18 Andas del Cristo de Santa Cruz Antonio
1709 18v Andas del Cristo Cervantes José Cornelio
1709 18v Andas del Cristo de Insaurralde Rodrigo
1709 18v Andas del Cristo de Lencinas Mateo
1709 18v Andas del Cristo de Santa Cruz Antonio
1710 19 Andas del Cristo de Lencinas Mateo
1710 19 Andas del Cristo Gonzalez Salaberano Pedro
1710 19 Andas del Cristo Rodriguez Gonzalez Francisco
1710 19 Andas del Cristo Rodriguez Polanco Francisco
1711 19v Andas del Cristo Cervantes José Cornelio
1711 19v Andas del Cristo de Leyes Vicente
1711 19v Andas del Cristo de Velazco Juan
1711 19v Andas del Cristo Villegas Francisco
1712 20 Andas del Cristo Cervantes José Cornelio
1712 20 Andas del Cristo de Santa Cruz Antonio
1712 20 Andas del Cristo de Santa Cruz Julio
1712 20 Andas del Cristo de Velazco Julio
1713 20v Andas del Cristo Altamirano Alejo
1713 20v Andas del Cristo de la Calzada Bernabé
1713 20v Andas del Cristo Gonzalez Pablo
1713 21 Andas del Cristo Martinez Pedro
1714 21v Andas del Cristo Altamirano Alejo
1714 21v Andas del Cristo de la Calzada Bernabé
1714 21v Andas del Cristo de Santa Cruz Juan
1714 21v Andas del Cristo Gonzalez Pablo (*) Listado de anderos “del Cristo” entre 1705 y 1714. Nota: el número de página corresponde al Libro de Cuentas de la Cofradía de la Santísima Vera Cruz.
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CUADRO N° 5. CARGADORES DE "ANDAS DE NUESTRA SEÑORA" (*)
AÑO PÁG. FUNCIÓN APELLIDO NOMBRE 1706 16v Andas de la Virgen Carballo Pedro 1706 16v Andas de la Virgen de Aruestain José 1706 16v Andas de la Virgen del Monje Francisco 1706 16v Andas de la Virgen Gonzalez de Pineda Luis 1708 18 Andas de la Virgen de Aruestain José 1708 18 Andas de la Virgen de Leyes Vicente 1708 18 Andas de la Virgen del Monje Francisco 1708 18 Andas de la Virgen Gonzalez de Pineda Luis 1709 18v Andas de la Virgen de Leyes Vicente 1709 18v Andas de la Virgen de Peralta José 1709 18v Andas de la Virgen Gonzalez Pablo 1709 18v Andas de la Virgen Gonzalez de Pineda Luis 1710 19 Andas de la Virgen Centurión Juan Antonio 1710 19 Andas de la Virgen de Albornoz Sebastián 1710 19 Andas de la Virgen de Aranda Tomás 1710 19 Andas de la Virgen Martinez de Santa Cruz Manuel 1710 19 Andas de la Virgen Velazquez Antonio 1711 19v Andas de la Virgen Albornoz Sebastián 1711 19v Andas de la Virgen Centurión Juan Antonio 1711 19v Andas de la Virgen de Aranda Tomás 1711 19v Andas de la Virgen del Peso Francisco 1711 19v Andas de la Virgen Gonzalez de Ataid Vicente 1711 19v Andas de la Virgen López Bernabé 1712 20 Andas de la Virgen Centurión Juan Antonio 1712 20 Andas de la Virgen de Albornoz Sebastián 1712 20 Andas de la Virgen de Aranda Tomás 1712 20 Andas de la Virgen de Santa Cruz Juan 1712 20 Andas de la Virgen del Peso Montiel Francisco 1712 20 Andas de la Virgen López Bernabé 1713 20v Andas de la Virgen Centurión Juan Antonio 1713 20v Andas de la Virgen de Aranda Tomás 1713 20v Andas de la Virgen Gonzalez de Ataid Vicente 1713 20v Andas de la Virgen López Bernabé 1713 20v Andas de la Virgen Martinez de Santa Cruz Manuel 1714 21v Andas de la Virgen Centurión Juan Antonio 1714 21v Andas de la Virgen de Aranda Tomás 1714 21v Andas de la Virgen Gonzalez de Ataid Vicente 1714 21v Andas de la Virgen Martinez de Santa Cruz Manuel 1715 22 Andas de la Virgen de Aranda Tomas 1715 22 Andas de la Virgen de Centurión Juan Antonio 1715 22 Andas de la Virgen Gonzalez de Ataid Vicente 1715 22 Andas de la Virgen Martinez de Santa Cruz Manuel
(*) Listado de anderos de la Virgen entre 1706 y 1715. Nota: El número de página corresponde al Libro de Cuentas de la Cofradía de la Santísima Vera Cruz.
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CUADRO N° 6. CURADORES DE LOS “DISCIPLINANTES”. (*)
AÑO PÁG. FUNCIÓN (**) APELLIDO NOMBRE 1705 16 Curar los penitentes Alfonso Sebastián 1705 16 Curar los penitentes de Avalos Ascencio 1705 16 Curar los penitentes de Peso José 1706 16v Curar los penitentes López Bernabe 1706 16v Curar los penitentes Alfonso Sebastián 1706 16v Curar los penitentes de Avalos Asencio 1706 16v Curar los penitentes del Peso José 1708 18 Curar los penitentes Alfonso Sebastián 1708 18 Curar los penitentes de Avalos Asencio 1708 18 Curar los penitentes del Peso José 1708 18 Curar los penitentes López Bernabé 1709 18 Curar los penitentes Alfonso Sebastián 1709 18v Curar los penitentes de Avalos Asencio 1709 18v Curar los penitentes del Peso José 1710 19 Curar los penitentes Alfonso Sebastián 1710 19 Curar los penitentes de Avalos Asencio 1710 19 Curar los penitentes Rodrigo Manuel 1711 19v Curar los hermanos penitentes Alfonso Sebastián 1711 19v Curar los hermanos penitentes de Avalos Asencio 1711 19v Curar los hermanos penitentes del Peso José 1711 19v Curar los hermanos penitentes Gómez del Varrio Pedro 1711 19v Curar los hermanos penitentes Rodrigo Manuel 1712 20 Curar los hermanos penitentes Alfonso Sebastián 1712 20 Curar los hermanos penitentes del Peso José 1712 20 Curar los hermanos penitentes Gomez del Varrio Pedro 1712 20 Curar los hermanos penitentes Rodrigo Manuel 1713 20v Curar los penitentes Alfonso Sebastián 1713 20v Curar los penitentes del Peso Montiel José 1713 20v Curar los penitentes Gomez del Varrio Pedro 1713 20v Curar los penitentes Rodriguez Manuel 1714 21v Curar los hnos de sangre Alfonso Sebastián 1714 21v Curar los hnos de sangre de Avalos Pedro 1714 21v Curar los hnos de sangre del Peso Montiel José 1714 21v Curar los hnos de sangre Rodrigo Manuel 1715 22 Curar los hnos de sangre Alfonso Sebastián 1715 22 Curar los hnos de sangre de Avalos Pedro 1715 22 Curar los hnos de sangre del Peso Montiel José 1715 22 Curar los hnos de sangre López Bernabé
(*) Listado correspondiente a los años 1705 a 1715. (**) Obsérvese los diferentes nombres con que se designaban a los disciplinantes: “penitentes”, “hermanos penitentes” o “hermanos de sangre”. Nota: El número de página corresponde al Libro de Cuentas de la Cofradía de la Santísima Vera Cruz.