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EL TERREMOTO DE LISBOA: CONTEXTO HISTÓRICO
Las catástrofes naturales han sido siempre causa de muerte y desgracia para el ser
humano; durante milenios, pocos fueron los que intentaron buscar una explicación
científica y racional a esos desastres. La explicación más sencilla era, sin duda, el
castigo divino por los pecados cometidos por los que padecían la catástrofe, y que
por tanto eran merecedores de su propia desgracia.
A partir del siglo XVIII, sin embargo, la Ilustración trae consigo una nueva
mentalidad caracterizada por la razón, la curiosidad y la búsqueda de
explicaciones naturales frente a las tradicionales explicaciones trascendentes y
divinas. Es verdad que su impacto será pequeño y que se limitó a las elites
económicas y culturales, pero no es menos cierto que supuso un primer paso hacia
la modernidad.
Y va a ser en plena Ilustración cuando se produzca en la propia Europa un desastre
natural de dimensiones catastróficas, solo comparable en cuanto a trascendencia
histórica con la famosa erupción del Vesubio en el 79 d. C. Nos estamos refiriendo
al gran terremoto que el día 1 de noviembre (festividad de Todos los Santos) de
1755 sacudió prácticamente toda la Península Ibérica, el resto de la fachada
atlántica europea, los archipiélagos atlánticos de Madeira, Azores y Canarias, y en
el Norte de África. Su epicentro se ubica actualmente a unos 150 km al suroeste del
Cabo San Vicente (extremo suroccidental de la Península Ibérica), en el contexto de
la fractura Azores-Gibraltar, falla que separa las placas tectónicas euroasiática y
africana, y se cree que tuvo una magnitud cercana a 9 dentro de la famosa escala de
Richter.
El seísmo, sin duda una de las grandes catástrofes naturales de la historia europea,
tuvo un enorme impacto en su época ya que produjo miles de víctimas en las
principales zonas afectadas, así como daños económicos muy elevados. Se calcula
que el terremoto causó la muerte de más de 50.000 personas en Portugal, el sur de
España y Marruecos, así como innumerables destrozos materiales, incluyendo la
ruina de ciudades enteras como Lisboa (ciudad que dio nombre al acontecimiento)
o Huelva; por esa razón el seísmo, como fuente de destrucción y desastre, tuvo un
impacto brutal en la opinión pública europea de la época, y por ello fue
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aprovechado por ilustrados como Kant o Voltaire para intentar buscar, como
decíamos más arriba, una explicación racional a este tipo de catástrofes.
Cálculo actual de la zona de influencia del terremoto de Lisboa y el tsunami subsiguiente
Al mismo tiempo, la gran incidencia social que tuvo este acontecimiento produjo
un notable avance en el conocimiento y efectos de los terremotos y seguramente
marcó el inicio de la sismología moderna.
En España los daños, aunque en menor medida que en el país vecino, también
fueron cuantiosos y varios años después todavía se estaban presupuestando y
ejecutando obras en distintas casas y edificios públicos, como prueba una Real
Orden de Carlos III de 1771 que ordenaba la construcción en la villa de Rota
(Cádiz) de un malecón y un muelle nuevos destruidos a consecuencia del
terremoto. En nuestro país las víctimas mortales ascendieron a unas 1.300,
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causadas fundamentalmente por la gran ola gigante o tsunami que el maremoto
provocó y que arrasó las costas de Huelva y Cádiz, aunque también destacaron las
muertes causadas por el desprendimiento de elementos de los edificios, como
sucedió en la ciudad extremeña de Coria, donde el derrumbamiento de parte de la
estructura de la catedral mató a 21 fieles que escuchaban misa a esa hora.
Litografía alemana que muestra el estado de Lisboa antes y después del terremoto
La nueva mentalidad ilustrada tuvo una importante repercusión en España en lo
que al terremoto de Lisboa se refiere, ya que la Corona, deseosa de conocer los
efectos reales del seísmo en los territorios de la Monarquía, ordenó el envío a todas
las ciudades, villas y lugares del reino de una encuesta que contenía las siguientes
preguntas:
1. ¿Se sintió el terremoto?
2. ¿A qué hora?
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3. ¿Qué tiempo duró?
4. ¿Qué movimientos se observaron en los suelos, paredes, edificios, fuentes y ríos?
5. ¿Qué ruinas o perjuicios se han ocasionado en las fábricas?
6. ¿Han resultado muertes o heridas en personas y animales?
7. ¿Ocurrió otra cosa notable?
8. Antes de él ¿hubo señales que lo anunciasen?
Las respuestas a este interrogatorio, que fueron remitidas al presidente del
Consejo de Castilla y conservadas actualmente en el Archivo Histórico Nacional,
nos proporciona una información valiosísima sobre los efectos del terremoto en
nuestro país y sobre las explicaciones que los españoles de la época dieron a esta
catástrofe.
En este artículo nos centraremos en Alcuéscar y su comarca; desgraciadamente no
se han conservado las respuestas de todos los pueblos, disponiendo de los
informes correspondientes a la propia Alcuéscar, Arroyomolinos, Cordobilla de
Lácara y Casas de don Antonio. Incluiremos asimismo las respuestas enviadas
desde Montánchez, que aunque no pertenece al ámbito geográfico de nuestro
centro es centro neurálgico de esta comarca y el pueblo del que más información
se posee al respecto.
EL TERREMOTO EN ALCUÉSCAR Y SU COMARCA
La primera conclusión que se puede extraer de los informes enviados desde esta
comarca es que el impacto fue pequeño y los daños personales prácticamente
inexistentes, aunque los materiales si tuvieron mayor importancia.
El informe procedente de Alcuéscar, firmado por los regidores (concejales)
Fernando Cáceres Cordobés, Gonzalo Martín Burdallas y Francisco Bote de
Monroy, aseguraba que el terremoto comenzó a las 10 de la mañana y tuvo dos
fases: la primera de una duración de cinco minutos, "...que se notó con grande
espanto, por el ruido y movimiento que padecieron todos los edificios y criaturas...",
tras la que siguió un pequeño descanso al que sucedió un segundo temblor de
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menor intensidad. Según los informantes, los daños fueron pequeños, ninguna
persona fue afectada y sólo la iglesia parroquial registró daños de importancia,
aunque no irreparables, ya que la torre quedó ladeada, dos bóvedas rajadas, un
arco algo abierto y el arco que sostenía el coro sufrió la pérdida de una de sus
dovelas.
Aseguraban también que el mismo día 1 de noviembre, dos horas antes de
amanecer, se vio una especie de estrella fugaz que cruzó todo el cielo brillando con
gran intensidad; todavía no se le ha dado una explicación razonable a este
fenómeno, aunque algunos lo han querido asociar, sin pruebas, al propio fenómeno
sísmico. Lo más probable es que fuera un meteorito ardiendo en contacto con la
atmósfera terrestre que cruzó el occidente peninsular, puesto que como veremos
fue visto en otros pueblos de la comarca.
Otro fenómeno que se constató en Alcuéscar fue la alteración de corrientes y
fuentes de agua, algo habitual en este tipo de acontecimientos. Por ejemplo se dice
que el Pozo Granado o Fuente del Concejo aumentó su caudal pero el agua era
turbia, y que algunos charcos del río Aljucén se llenaron de agua sin haber llovido.
En Arroyomolinos, los informadores Luis bote Puerto, Luis Bote Muñoz Cañamero,
Juan González Delgado y Simón Valverde situaron cronológicamente el terremoto
entre las 9 y 11 de la mañana y la duración de medio cuarto de hora, notándose con
un estremecimiento de la tierra que afectó a edificios y árboles. El edificio más
afectado fue la capilla mayor de la iglesia parroquial, en la que se podía observar
una grieta de lado a lado, la bóveda del soto coro, donde se soltaron algunas
dovelas, y la torre, sufriendo especial daño uno de sus cuatro arcos.
También se hace hincapié en los efectos sobre las aguas; según los informantes se
habían quedado sin agua o disminuido su caudal dos veneros, habían aumentado
significativamente su caudal las fuentes Herrumbrosa y del Contadero, y habían
surgido de la tierra manantiales que no existían previamente.
En Casas de don Antonio, los informantes Juan Sanz, Gonzalo Pavón y Juan Miguel
Pulido señalaron también que el terremoto se produjo entre las 9 y las 10 de la
mañana y duró cuarto de hora; los daños fueron significativos en algunos edificios;
en la iglesia parroquial se partió una de las piedras del arco toral, se desprendieron
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algunas piedras de la bóveda y se abrieron varias juntas y en la torre se abrieron
dos agujeros junto a los huecos de las campanas. Por su parte, en el Pósito se
abrieron siete grietas y dos agujeros en una pared, desde el suelo hasta las tejas,
así como el posible hundimiento de una bóveda.
En Cordobilla de Lácara el alcalde Juan Flores Berrocal indicaba que el sismo tuvo
lugar a la hora de la misa de tercia (en torno a las 10 de la mañana), durando unos
siete minutos; el temblor se describió primero como ruidos de coches pasando por
la calle "...hasta que se vio que temblaban las casas y el suelo...". No se reseñó ningún
daño ni en personas, ganados o edificios.
Para finalizar, analizaremos las respuestas enviadas desde Montánchez, que como
decíamos son las más extensas y detalladas. De nuevo se dice que el terremoto
ocurrió en torno a las 10 de la mañana, justo cuando la mayor parte de los
habitantes de la villa se encontraban escuchando misa en la iglesia parroquial, y su
duración se estima en 5 ó 6 minutos.
Al igual que en Cordobilla, se señala que la primera sensación fue de que el ruido lo
producían carretas al pasar por la calle, hasta que comenzó a moverse la tierra, "...a
caer tierra de los techos y crujir las maderas...", lo que hizo que la gente se saliera a
las calles y plazas; la salida de los fieles de la iglesia estuvo a punto de convertirse
en una masacre al intentar salir por una única puerta, produciéndose
aplastamientos y grandes lamentos.
El nivel cultural del informante don Francisco Rodríguez Calles, gobernador del
partido y por tanto licenciado universitario, se estima en las apreciaciones que
hizo sobre la naturaleza del terremoto: su sentido Oeste-Este o su carácter
ondulatorio, ya que señala que la torre se onduló con el temblor y que en el castillo
la muralla del sur se abrió de arriba a abajo cerca de una cuarta y volvió a cerrarse,
aunque quedó una grieta de un dedo de grueso.
En cuanto a los destrozos materiales reseña la caída de algunas almenas del
castillo, la de un pedazo de torreón que está a la izquierda de la puerta principal, la
de unas pirámides y la veleta que remataban la torre de la iglesia, brechas en la
pared principal del pósito, las ermitas de la Soledad y Nuestra Señora del Castillo,
en la puerta del sur de la iglesia y en la bóveda que está sobre el coro de la misma.
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Víctimas personales sólo hubo una, una mujer que fue pisoteada en el tumulto ya
citado que ocurrió al salir de la iglesia y que resultó herida de consideración.
También en Montánchez el terremoto afectó a las aguas subterráneas; algunas
fuentes como la Herrumbrosa, la Quebrada, la fuente Nueva o el Contadero
aumentaron su caudal notablemente, mientras que otras como la del Ojuelo se
secaron y en la del Corcho el agua adquirió un color blanquecino, lo que atribuye a
"...hálitos o efluvios sulfúreos o bituminosos, despedidos de la causa natural del
terremoto...".
Montánchez es el único pueblo de la comarca en el que se habla de réplicas, una a
las 12 del mediodía, de dos minutos de duración, y otro el día 2 a las 3 de la tarde.
Por otra parte, también en esta villa se vio el misterioso meteoro que cruzó el cielo
pocos minutos antes del amanecer.
CONCLUSIONES
Afortunadamente para sus habitantes, en la comarca de Alcuéscar las
consecuencias del terremoto de Lisboa se redujeron a algunos destrozos de
relativamente escasa consideración en los principales edificios y al enorme susto
que se llevaron los vecinos al ver temblar la tierra como no habían conocido en su
vida. La coincidencia con una festividad católica tan importante como el día de
Todos los Santos llevó a la mayoría de la población a buscar para el terremoto la
tradicional explicación religiosa: las catástrofes naturales son castigos divinos por
los pecados cometidos. Sin embargo, la realización de la encuesta que nos ha
servido para elaborar este artículo y las respuestas de casi todos los informantes
atestiguan que, aunque de manera lenta y vacilante, la búsqueda de una
explicación racional y lógica se estaba abriendo paso; en definitiva, las Luces de la
razón estaban poco a poco venciendo a las sombras de la superstición.
BIBLIOGRAFÍA
Archivo Histórico Nacional, Secretaría de Estado, legajos 2909, 3173, 3183 y
4821, respuestas al interrogatorio sobre los efectos del terremoto de 1755.
MARTÍNEZ SOLARES, J. M: Los efectos en España del Terremoto de Lisboa (1 de
noviembre de 1755), Madrid, Instituto Geográfico Nacional, 2001.