Download - EL GRABADO RUPESTRE DE BOTICOJO
LOS GRBADOS RUPESTRES DE BOTICOJOS, COLLADO Y CERRO DE S.
CRISTÓBAL; TORRECILLA, ZARZA DE MONTÁNCHEZ Y ALMOHARÍN
(CÁCERES)
Manuel Rubio Andrada
LOS GRABADOS RUPESTRES DE BOTICOJOS, TORRECILLA DE LA TIESA
(CÁCERES)
El conocimiento de este monumento y su posterior estudio ha sido posible gracias a las facilidades
que nos han proporcionado los señores D. José Durán y Sra, actuales dueños de la finca donde se
encuentra el monumento, les expresamos con estas líneas nuestro agradecimiento.
1. LOCALIZACIÓN Y GENERALIDADES
Estos grabados están en el término de Torrecilla de la Tiesa y se sitúan en el mapa 1/50000, hoja
número 680, denominada Aldeacentenera, 1ª edición del Instituto Geográfico y Catastral, Madrid; en un
punto muy próximo al formado con una latitud de 39º 33´ 40´´ y 2º 01´ 45´´ de longitud W con respecto
al meridiano de Madrid.
Los grabados de Boticojos están situadas en la margen derecha de un pequeño arroyo, muy cerca de su
nacimiento, junto con otros cursos próximos forman el del Charco de las Lavanderas, afluente del río
Tozo en el que desemboca poco antes de llegar a la autovia de Extremadura. Su distancia a esa población
es de 1,7 km y se sitúa a unos 200 m de la carretera, en su parte izquierda y en sentido de la
Aldeacentenera.
El terreno en general es muy plano y poco profundo; está formado por pizarras y arcillas –propio de la
penillanura Cacereño- Trujillana-; no obstante, en las proximidades del arroyo, se observa una mayor
profundidad y tonalidad ligeramente rojiza, son también abundantes las rocas de cuarzo muy
fragmentadas. Actualmente se encuentra desforestado siendo explotado con agricultura de secano y
pastoreo; la caza escasea y es notable la presencia temporal de avutardas en las inmediaciones.
2. El SOPORTE
La roca que les sirve de soporte es una pizarra de color gris oscuro bastante dura; en el E ofrece
superficies lisas y discontinuas en diferentes planos que se sitúan a derecha e izquierda, de una mayor
rectangular. Esta mide 73 cm de ancha y 100 cm de larga y es bastante irregular en su límite exterior; el
plano que ofrece está inclinado de E a W con un ángulo de unos 30º con respecto a su lado mayor.
La apariencia externa de la roca, toda ella cubierta de líquenes de variados tonos grises, poco destaca
de las demás del entorno; ofrece, como las otras, superficies picudas trucadas en su mayoría; a veces en el
límite del suelo o cerca de él hay este tipo de superficies planas, posiblemente logradas por el
desprendimiento de la parte superior de un racheado natural que en posición natural, a veces presenta la
roca.
3. METODOLOGÍA
La naturaleza de los trazos, en general rectas y semiesferas, facilita su descripción; la dificultad
surge al intentar describir su situación en el plano ya que, al no corresponderse su distribución con las
coordenadas geográficas habituales debemos recurrir a otras. Para fijar estas debemos intentar acercarnos
a las que el autor utilizó en el ordenamiento de su trazado ya que al realizar los necesarios movimientos
de vaivén se colocó en general, dando su frente a los lados mayores –E y W- del conjunto mayor, la línea
correspondiente a este movimiento es nuestro eje vertical y la perpendicular a éste trazada en la base es la
otra coordenada. Prescindimos de este eje horizontal en la enumeración pues no nos sirve de mucho ya
que no necesitamos situar las formas matemáticamente en el plano pues los dibujos y fotografías nos
facilitan seguir y completar la descripción.
Por simplificar, los trazos que parten de las cazoletas los denominamos maestros enumeramos con el
mismo dígito que éstas; los trazos próximos a ellos nos ha llevado a considerar un apartado en cada
figura que denominamos “trazos accesorios ” por dar la impresión que dependen de los primeros y
utilizamos la letra cursiva en su enunciado.
4. LOS GRABADOS
En general los trazos utilizados son pulidos en V.
4.1 CONJUNTO I
Se situó en la parte izquierda del conjunto mayor a 1,55 m y ocupa una pequeña superficie lisa que allí
ofrece la roca. Consta de tres figuras agrupadas y próximas (Fig 3).
Fig I-1.- Es la primera por la izquierda y corresponde a un ángulo algo mayor de 90º con abertura
superior izquierda; el lado de esa parte pasa ligeramente de la vertical W-E unos 15º, se encuentra
grabado con intensidad y mide 10 cm ; el otro lado del ángulo es más fino y tiene 14 cm de longitud.
Próximo a la bisectriz aunque ligeramente elevado hay otro de 7 cm.
FIG I-2.- Hacia el centro del espacio angular inferior que determina la bisectriz, hay dos nuevos ángulos
rectos adyacentes con abertura hacia la parte superior izquierda; están formados por una línea de 6 cm y
la perpendicular a ella de sólo 2,5 cm y trazada a 1 cm de su extremo derecho.
FIG I-3.- Hacia el E, a 33 cm, hay una línea de 12 cm cercana a la posición N-S.
4. 2. CONJUNTO II
Corresponde al realizado en el mayor espacio rectangular casi todo él con trazos de tendencia recta y
cazoletas; estas últimas se realizaron por lo general en la parte E, en un plano horizontal, cerca del límite
normal de la roca aunque hay algunas que se desplazaron hacia el centro del espacio. Éste se encuentra
dividido de este a oeste por un tosco racheado que divide las formas en dos subconjuntos bien
delimitados (Fig 1. Lám I).
SUBCONJUNTO II-A. Hacia esa parte izquierda, en la superficie que encierra el racheado, se
encuentran grabadas tres cazoletas acompañadas de trazos, algunos parecen partir radialmente de ellas y
otros completan el espacio sin otra relación que la dirección y proximidad a las formas mencionadas.
Fig II-A-1.- Corresponde a una cazoleta situada en la parte central derecha de este espacio; tiene de
diámetro 4,5 cm y su profundidad es de 0,5 cm. De ella sale con un ángulo de unos 25º, un trazo de 12,5
cm hacia la parte opuesta al observador.
Trazos accesorias a la figura II-A-1
Fig II-A-1-a.- Hacia la izquierda del trazo enumerado se realizó otro de 16 cm confluyendo con el
anterior en su extremo superior, el otro extremo fue realizado a 5,5 cm de la cazoleta.
Fig II-A-1-b.- Otro segmento de 8 cm se situó entre ambos y ocupa una posición muy próxima a la
bisectriz; su extremo superior se detiene a unos milímetros del vértice. Entre estos tres trazos se puede
observar el contorno de una alabarda reforzada.
Fig. II-A-2.- Esta cazoleta mide 4 cm de diámetro y 0,5 cm de profundidad; está situada en la parte
inferior izquierda del espacio.
En su parte superior hay realizados cinco trazos. El primero por la izquierda mide 18 cm de largo y
marcha en sentido superior desviado hacia la izquierda unos 20º, llega hasta la zona media de este
espacio. El segundo por esa parte mide 36 cm, es más grueso y profundo; su extremo inferior parte de la
cazoleta con un ángulo de unos 10 o 15º, hacia la mitad del espacio dobla hacia la derecha con el fin de
confluir superiormente con los trazos de la cazoleta anterior II-A-1 deteniéndose como ellos unos
milímetros. Continúa inmediato por la derecha un tercer trazo vertical de 21 cm, su extremo inferior
parece detenerse unos centímetros antes de coincidir con el segundo al salir la cazoleta. El cuarto y quinto
trazos miden 16 y 12 cm de largo y sus extremos inferiores salen unidos del cuadrante superior derecho
de la cazoleta; el situado más a la izquierda parece vertical y su compañero se desvía superiormente a la
derecha con un ángulo de unos 20º.
Fig II-A-3.- Tiene esta cazoleta de diámetro 2,5 cm y de profundidad 0,3 cm; se situó en la parte inferior
derecha de este espacio.
Dos nuevos trazos parten hacia la zona superior. El situado más a la izquierda mide 20 cm, es el más
grueso y profundo, se dirige hacia la parte superior izquierda en un ángulo de cerca de 40º. El segundo
trazo mide 14 cm, es próximo a la vertical y su extremo superior fue desviado unos milímetros para no
cortar a la parte derecha de la cazoleta superior.
Trazos accesorios a la figura II-A-3
Fig II-A-3-a.- Es un trazo de 9 cm situado en posición paralela del trazo izquierdo de esta cazoleta y a 2,5
cm de su zona media superior.
Fig II-A-3-b.- Corresponde a un trazo fino de 5 cm, paralelo al segundo de la cazoleta número 3 y
situado a 1,5 cm de su parte superior izquierda.
Fig-II-A-3-c.- Mide 11 cm, se dispuso en posición vertical y se situó en la zona media, a la derecha.
Fig II-A-3-d.- En la mitad del espacio situado entre las cazoletas 2 y 3 fue realizado con una inclinación
derecha de unos 15º un trazo que mide 9 cm; parte inferiormente de la misma base que sirvió de
referencia para realizar la mayoría de las cazoletas.
SUBCONJUNTO II-B
Está situado a la derecha del anterior sobre una superficie completamente lisa, pasado el racheado natural
que sirve de separación de estos dos subconjuntos –ya mencionado-. Un fino racheado la divide de
izquierda a derecha cerca de su zona media aunque no llega al extremo de esa parte, éste no ha influido
aparentemente en la distribución de las formas por lo que puede suponerse originado por algún
movimiento orogénico posterior. Comenzamos su catálogo desde la parte superior a la inferior y de
izquierda a derecha.
Fig II-B-1.- Esta figura está formada por una cazoleta muy superficial, de tendencia oval, situada cerca
del límite derecho de su zona media; mide de diámetro unos 4,5 cm y su escasa profundidad esta cerca de
0,3 cm.
De su parte superior salen dos trazos que traspasan el racheado mencionado; el situado más a la
izquierda tiene 26 cm de largo y se realizó con un ángulo superior izquierdo de unos 20 º; el otro, de igual
longitud, comienza más a la derecha y ronda la vertical. La cazoleta posee inferiormente otro trazo de 10
cm, realizado a partir de su zona inferior derecha con un ángulo de unos 30º en la parte superior
izquierda.
Trazos accesorios a la figura II-B-1
Fig II-B-1-a.- Es un segmento de 14,5 cm situado a 5 cm del límite izquierdo superior del conjunto y
paralelo, a 7 cm, del trazo mencionado en esa misma parte de esta figura.
Fig II-B-1-b.- Corresponde a un trazo de 11 cm paralelo al anterior y situado 4 cm a su derecha; tiene el
extremo superior muy cerca del fino racheado central.
Fig II-B-1-c.- Este nuevo trazo tiene 8 cm y se situó 2 cm a la derecha del realizado en la misma parte
superior de la cazoleta; fue trazado con un ángulo superior de unos 20º y está a 4,3 cm del trazo maestro;
el inferior roza la parte superior del racheado central.
Fig II-B-2.- Esta nueva cazoleta mide 3,5 cm de diámetro y su profundidad es escasa, 0,2 o 0,3 cm y
presenta un mal acabado; se situó a un par de centímetros a la derecha de la anterior, algo elevada hacia el
E. Posee en su parte inferior un trazo de 12 cm realizado con un ángulo superior izquierdo de unos 20º.
Fig II-B-3.- Corresponde a una cazoleta de unos 4 cm de diámetro y 0,3 cm de profundidad situada en la
zona media y a unos 5 cm del límite izquierdo.
Tiene dos trazos maestros en su parte superior: el mencionado anteriormente cuyo extremo superior
parte de la cazoleta B-2 y otro de 31,5 cm que parte a la derecha de aquel en una posición cercana a la
vertical. Inferiormente tiene otro de 10 cm, situado hacia la derecha y con un ángulo superior izquierdo
quizás menor de 20º; su extremo inferior termina en una pequeña cazoleta secante de otra por su derecha.
Trazos accesorios a la figura II-B-3
Fig II-B-3-a-b-c-d y e.- La línea a está situada en la parte inferior derecha de este gran espacio, a 4 cm
de su límite izquierdo y mide 5,5 cm de larga; su posición es ligeramente inclinada hacia la izquierda con
un ángulo superior de unos 20º. La b mide 11 cm y es paralela a 1,4 cm a la derecha de la anterior. La
línea c mide 4,3 cm y se situó a su derecha; el extremo superior está muy próximo a la zona media del
trazo b. Hacia la derecha superior continúa una zona en la que se ven peor los trazos, el d mide 9 cm y su
extremo superior dista 2,5 cm del extremo de esta parte del b, su ángulo de trazado es algo mayor
rondando los 40º. A su derecha está el e, también de 9 cm y algo más elevado que el anterior, su extremo
superior está a 4 cm del d y el inferior a 3 cm siendo el ángulo superior algo inferior. Le trazo e mide 12,5
cm y está en la parte superior, escasamente a 1 cm a la derecha del trazo vertical de la cazoleta y muy
cerca del extremo W de la superficie; mide 12,5 cm
Fig II-B-4.- Corresponde a una cazoleta que tiene de diámetro 3 cm y 0,8 cm de profundidad, está aislada
muy cerca del límite E de la roca y a 11 cm del S.
Fig II-B-5.- Esta figura está compuesta por dos cazoletas unidas longitudinalmente, la situada a la
derecha mide de diámetro 2,5 cm y de profundidad 0,3 cm; la de la derecha es algo ovalada y tiene un eje
mayor de 4,5 cm y 0,3 cm de profundidad.
De la cazoleta enumerada en primer lugar parte un trazo maestro hacia la número 3 - ya descrito-; de la
oval sale otro de 31,5 cm en posición próxima a la vertical y hacia su mitad sufre una ligera flexión hacia
el lado derecho.
Trazos accesorios a la figura II-B-5
Fig II-B-5-a-b-c-d-e-f y g.- La línea a es un grueso trazo de 8 cm de longitud realizado con un ángulo
hacia la izquierda próximo a los 20º, fue situado superiormente a 5,7 cm de la unión de las cazoletas. La
forma b es una línea de 5,5 cm, paralela a la anterior y situada superiormente a la misma; los extremos
inferiores de ambas distan del trazo superior de la cazoleta, aproximadamente 0,5 cm. El trazo c mide
24,3 cm, es de tendencia vertical aunque la parte correspondiente a la zona superior del fino racheado se
realizó algo desviada hacia la derecha; dista del trazo de la cazoleta un par de centímetros. Este trazo tiene
muy cerca de su extremo superior, en la parte derecha y verticalmente, otro muy fino de 7,4 cm, es la
figura d. Las formas e y f son dos paralelas horizontales de 2 cm, muy tenues, situadas 2,5 cm una
encima de la otra y muy próximas al extremo superior de la línea d. El trazo g tiene unos 28 cm y es
paralelo por la derecha -a 1,7 cm- del trazo que sale directamente de la cazoleta número 3.
Fig II-B-6.- Corresponde esta figura a una doble cazoleta, la de la izquierda se une en el cuadrante
inferior izquierdo de la derecha. La izquierda tiene 4 cm de diámetro y 0,5 cm de profundidad, la formada
a la derecha es algo mayor ya que tiene 4,5 cm de diámetro y 1 cm de profundidad.
De la enumerada en primer lugar sale un trazo en sentido izquierdo con una ángulo superior próximo a los
35º, mide 42 cm de largo; a los 17 cm dobla hacia la vertical. La otra cazoleta, la mayor, presenta en su
cuadrante superior izquierdo dos trazo: uno de 13 cm en sentido parecido al mencionado aunque con un
ángulo próximo a los 45º; otro, el trazo mayor, mide 57 cm de largo, 3 cm de ancho y 2 cm de
profundidad, fue realizado en la parte central superior de la cazoleta y sale con una desviación izquierda
de 35º pero, hacia su mitad se curva, parece que con la intención de lograr la vertical cuestión que alcanza
en los últimos centímetros.
Trazos accesorios a la figura II-B-6
Fig II-B-6-a-b-c y d.- El trazo a mide 7,5 cm y está situado 2,5 cm a la derecha del primer trazo de la
izquierda. Entre los trazos central y derecho hay uno, el b, de 5,5 cm con una inclinación izquierda de
unos 40º; su extremo superior se detiene unos milímetros antes de llegar al central, exactamente a 4
centímetros de su extremo superior. El trazo c tiene 16,5 cm, parte de la zona media central y continúa
con tendencia paralela al trazo mayor -el situado a la derecha-, su extremo superior corta al izquierdo
pocos centímetros antes de llegar al fino racheado de la zona media superior. El segmento d es muy fino y
solamente tiene 3,5 cm, su extremo inferior está situado en la zona media, a la derecha del c, y el superior
a 0,5 cm del gran trazo.
Fig II-B-7.- Esta figura presenta diversas excepciones a tener en cuenta: una característica es su
pequeñez, tiene 1 cm de diámetro y sólo 0,3 cm de profundidad; otra es su situación ya que está próxima
al límite W -solamente a 9 cm-. La distancia al trazo maestro por la derecha de la gran cazoleta B-6 es de
1,8 cm.
Sale de esta cazoleta en su parte inferior dos trazos, el situado más a la izquierda tiene 26 cm y lo hace
con un ángulo superior izquierdo de unos 20º para doblar en sus 5,5 cm inferiores hacia la derecha en
ángulo próximo a los 45º. Más a la derecha la pequeña cazoleta tiene otro trazo de 14,5 cm y se dirige en
dirección parecida ya que su ángulo es de 30º.
Trazos accesorios a la fig II-B-7
Fig II-B-7-a-b-c-d-e y f.- La línea a corresponde a un trazo de 6 cm que ocupa la zona central del espacio
situado entre el gran trazo de la figura II-B-6 y el situado más a la izquierda de la figura II-B-7; su ángulo
de inclinación superior izquierda es de unos 25º. El trazo b es muy fino, tiene 7,5 cm y se situó unos
milímetros a la derecha del segundo de la cazoleta B-II-7. El c mide 6 cm y es igualmente fino, está
situado 1 cm a la derecha siendo paralelo al b. El trazo d es más grueso y también paralelo a los dos
anteriores; mide 8,7 cm y se separó 1,5 cm; su extremo superior se realizó a la misma altura que la
pequeña cazoleta. El segmento e mide 5,5 cm y se hizo superiormente a los mencionados con un ángulo
superior izquierdo de 45º. El trazo f mide 28 cm, sus 16 cm inferiores parten en sentido vertical después
flexiona hacia la izquierda para terminar en ángulo de 15º con la vertical. Su extremo superior dicta 5,5
cm del límite E de la superficie y 8 cm a la derecha del gran trazo de la fig II-B-6.
Fig II-B-8.- Esta figura está formada por una gran cazoleta de 4,5 cm de diámetro y 1,5 cm de
profundidad; se situó en la parte superior derecha, a 3,3 cm de la anterior.
En su límite superior central la cazoleta tiene dos trazos separados unos 36º. Ambos tienen una
angulación superior cercana a los 15º pero en sentido diferente; el de la izquierda mide de 10 cm y se
inclinó hacia esta parte; el de la derecha tiene 43 cm y se hizo hacia ese mismo lado, éste último es
también muy ancho y profundo, ambas medidas están próximas a los 2 cm.
Trazos accesorios a la figura II-B-8.
Fig II-B-8-a-b-c-d-e-f-g y h.- El trazo a mide 22 cm y se realizó muy cerca del extremo superior del trazo
descrito en primer lugar en la fig B-II-8, se extiende hacia la parte superior derecha en ángulo superior de
unos 20º. El b tiene 12 cm y es paralelo al primer trazo maestro mencionado en la cazoleta. El c es
paralelo al a y situado en la zona media entre éste y el segundo de la cazoleta, mide 15,5 cm y tiende a
equidistar de ambos. El segmento d tiene 13,6 cm y se realizó superiormente con un ángulo izquierdo de
unos 40º. El e tiene unos 6 cm y es perpendicular por el centro izquierda al d confluyendo en ese punto
también con el a y formando además con él otros dos ángulos adyacentes. El f tiene 5 cm, es de
tendencia paralela a la derecha del a y corta al e no perependicularmente formando inferiormente dos
nuevos adyacentes. La figura g es una forma triangular de marcada tendencia isósceles ya que sus lados
mayores miden 6 y 5,7 cm, ambos forman un ángulo próximo a los 23º en disposición SW; el tercer lado
mide poco más de los 2 cm; se situó a 6,2 cm del límite W de la superficie.
Fig II-B-9.- Esta cazoleta se situó a 9,8 cm del límite E y a 5,3 cm a la derecha de la cazoleta B-II-8.
Tiene 3,55 cm de diámetro y 1 cm de profundidad.
En su cuadrante inferior izquierdo se realizaron dos trazos: el situado superiormente a la izquierda,
mide 7 cm de largo; el que ocupa el lugar inferior tiene 9 cm y ambos presentan una angulación de 45º.
Trazos accesorios a la fig II-B-9
Fig II-B-9-a y b.- En la zona central comprendida entre los extremos inferiores de los dos trazos descritos
se realizaron dos pequeños perpendiculares: el trazo a mide 5 cm es de tendencia vertical y está situado a
la izquierda; en su centro por la derecha corta al b que mide 3,2 cm, ambos forman dos adyacentes.
Fig II-B-10.- Esta figura está formada por una cazoleta que mide de diámetro 3 cm y tiene una
profundidad de 0,9 cm; se situó 2,8 cm a la derecha de la cazoleta B-II-8. Tiene un trazo de 31,5 cm
realizado en posición vertical en el centro de su parte superior.
Fig II-B-11.- Corresponde a una cazoleta de 3 cm de diámetro y 0,9 cm de profundidad, está situada en la
parte superior derecha a 2,7 cm. Un trazo de 31 cm fue realizado en su límite superior, éste es paralelo al
realizado en la B-II-10 en sus 18 primeros centímetros para ambos doblar levemente hacia la
convergencia superior con el segundo de la cazoleta II-B-8.
Trazos lineales anexos a la fig II-B-11
Fig II-B-11-a-b-c-d y e.- Estos trazos son muy finos y se situaron en la parte superior derecha, a 1 cm, del
trazo mencionado en esta cazoleta, justo donde el mencionado segmento dobla a izquierda; a excepción
del situado más a la derecha, son paralelos al mismo y por tanto también entre ellos; la distancia que los
separa es de un par de milímetros. El primero por la izquierda es el a que mide 3 cm; le siguen el b y el c
con 1 cm; el d tiene unos 6 cm y continúa unos milímetros más a la derecha; finalmente el segmento e
está inclinado hacia la izquierda unos 20º y mide 3 cm; su extremo superior roza por el centro derecha al
d a 3 cm de su extremo superior.
Fig II-B-12.- Corresponde a una pequeña cazoleta de poco más de 1 cm de diámetro y escasa
profundidad, situada a 3 cm del extremo superior derecho del trazo correspondiente a la cazoleta B-11.
Fig II-B-13.-Esta cazoleta fue realizada a 2,3 cm a la derecha de la número B-II-10; mide de diámetro 4
cm y 0,7 cm de profundidad. Tiene un trazo de 39,5 cm en la parte superior siendo paralelos a los
maestros realizados en las B-II-10 y B-II-11; su extremo superior dobla ligeramente hacia la izquierda los
últimos centímetros.
Fig II-B-14.- Esta nueva cazoleta nos ha llegado muy tenue, tiene 2,5 cm de diámetro y unos milímetros
de profundidad; se situó 2,3 cm inferiormente a la B-II-13. Esta cazoleta se acompañó de un pequeño
trazo de 5 cm desprendido inferiormente con un ángulo de 45º hacia la parte inferior izquierda.
Fig II-B-15.- Es la última cazoleta descrita en este subconjunto; mide 4 cm de diámetro y 0,8 cm de
profundidad, se situó a 1,3 cm en la parte superior derecha del trazo correspondiente a la cazoleta B-II-13
y a unos centímetros del límite N de este espacio. Un trazo de 33,3 cm fue realizado en su parte
superior, también de tendencia paralela a los de las B-II-10 - 11 y 13; sus 12 últimos centímetros de la
parte superior doblan hacia la izquierda.
Trazos lineales anexos a la figura II-B-15
Fig II-B-15-a-b-c-d-e-f y g.- El trazo a es de tendencia vertical y paralela al anterior, mide 12 cm y se
situó 1,2 cm a su derecha en el comienzo de la mitad superior. El b se situó 1,6 cm a la izquierda del trazo
maestro, en la zona central alta y mide 9,5 cm. El segmento c es muy fino y tiene 6 cm, se situó a 3 cm de
la parte superior de la cazoleta cazoleta cortando al segmento maestro, fue realizado con un ángulo
superior izquierdo de unos 75º. El d mide 6 cm, fue realizado con un ángulo izquierdo de unos 45º y se
situó próximo por la derecha del maestro. En la parte inferior derecha de la cazoleta se trazaron los tres
trazos que restan. El e mide 8 cm, su extremo superior está a 1,4 cm a la derecha de la cazoleta siendo
paralelo a los mencionados en las cazoletas de esta parte. Bajo él está el f que mide 9 cm y trazado con
una angulación superior derecha de unos 38º; su parte izquierda central está a escasamente 1 mm del
extremo inferior del e. Finalmente el g mide 8 cm y fue realizado con un ángulo superior de unos 15º; está
situado unos milímetros a la derecha de los dos anteriores.
4. 3. CONJUNTO III
Este nuevo conjunto se situó en una pequeña superficie contigua por la derecha inferior, en el mismo
plano horizontal que se realizaron las cazoletas. Esta nueva superficie presenta también tendencia
rectangular, tiene de largo 25 cm y de ancho 15 cm estando igualmente alisada y limitada por rachones
naturales; su sentido longitudinal está próximo al N-S (Fig 3. Lám II).
Fig III-1.- Este número corresponde a un trazo de 4 cm realizada con un ángulo superior derecho de nos
40º; se situó a 1 cm del límite S de esta superficie.
Fig III-2-3-4-5-6 y 7.- El número 2 es otro trazo de 9,5 cm, realizado en dirección próxima a la vertical y
cuya zona central esta situada un par de milímetros a la derecha del extremo superior del trazo 1. El
número 3 mide 9 cm, fue realizado con tendencia paralela 0,7 cm a la derecha del anterior estando sus
extremos superiores al mismo nivel. La línea número 4 mide 13,4 cm, tiene un ancho de 1 cm y una
profundidad semejante y esta situada 1 cm a la derecha de las anteriores siendo también paralelas;
comienza 2 cm por encima de las dos anteriores. Continúa a la derecha un nuevo segmento, el número 5,
que mide 5 cm y es también paralelo. El trazo número 6 mide 10 cm y es igualmente vertical. El 7 mide 7
cm y se realizó inclinado hacia la izquierda con un ángulo de 45º, parte del extremo superior del trazo
anterior y forma con él un ángulo de unos 45º en la parte inferior derecha.
Fig III-8.- Esta figura es un cruciforme cuyo grueso brazo vertical mide 7,8 cm y el horizontal 8,2 cm,
ambos se cortan a 2,2 cm del extremo superior. En los dos ángulos inferiores que determinan se realizaron
cuatro segmentos de 7 , 5, 5,5 y 6,2 cm que tienden a determinar cuatro ángulos agudos de unos 20º.
Fig III-9.- Esta figura corresponde a una pequeña cazoleta de 3 cm de diámetro y 0,3 cm de profundidad,
fue situada 1 cm más abajo del extremo inferior del cruciforme. Un trazo de 6,2 cm fue realizado desde
el cuadrante inferior izquierdo de la cazoleta formando un ángulo con la vertical próximo a los 45º.
4.4. CONJUNTO IV
Fue realizado en una superficie contigua por la derecha a la utilizada para realizar el conjunto II; el
plano resulta elevado en unos 18 cm del anterior y se extiende hacia el lado derecho unos 20 cm y otros
tanto hacia la parte inferior donde también desciende otro escalón; la parte E –posición del observador-
tiene la roca elevada e irregular (Fig 2. Lám III).
Fig IV-1.- La primera figura está situada a la izquierda de esta superficie en el límite de la roca. Es una
cazoleta claramente elíptica cuyo eje mayor mide 7,5 cm y 6,5 el menor; el primero se realizó en
dirección NW-SE..
Esta figura tiene en su parte inferior tres trazos equidistantes, bien centrados y de tendencia radial. El
primero por la derecha, el más superior; mide 12 cm y tiene adosada en su extremo inferior otra pequeña
cazoleta de 3 cm de ancha y 0,5 cm de profundidad. El trazo central mide 16 cm y tiene hacia su parte
central una cazoleta de 2,4 cm y 0,4 cm. El tercer segmento es de 15 cm y tiene en su extremo inferior
una cazoleta de 3,5 cm de diámetro y 0,3 cm de profundidad.
Fig IV-2.- Corresponde a una nueva cazoleta situada escasamente 1 cm a la izquierda de la última
descrita en la figura anterior; mide de diámetro 3 cm y es 0,3 cm su profundidad.
Fig IV-3.- Este número corresponde a una figura algo más compleja. Una cazoleta IV-3-a, de 3 cm de
radio y 0,4 cm de profundidad, fue situada 10,5 cm a la derecha de la cazoleta elíptica. De ella salen tres
trazos: el primero parte de la parte derecha, tiene unos 12 cm, es convexo hacia el W y termina en
horquilla; otro sale de la parte central de su cuadrante inferior izquierdo y señala la dirección NW-SE,
mide 22,3 cm y corta en su parte media inferior a los tres segmentos radiales de la fig IV-1; el tercero
segmento mide 12,5 cm y sale de la parte inferior derecha de la cazoleta reseñada; de su extremo parte un
trazo perpendicular al segundo –central- de la última cazoleta que completa con los anteriores una forma
triangular de alabarda; hay otra cazoleta, la IV-3-b, de 3 cm de diámetro y 0,5 cm de profundidad, cuya
posición apunta la unión de estos últimos segmentos pero no llegando a ellos. En la parte derecha de la
cazoleta IV-3-b, se realizó otro de 19 cm que corta también de forma perpendicular al segundo trazo
central de la cazoleta IV-3-b y termina en los extremos de la forma de horquilla mencionada al describir
el primero de estos trazos. Parecen hacer alusión a un arco rudimentario –forma arqueada en la parte
superior derecha- que lanzaría una alabarda sin refuerzo central.
4.5. CONJUNTO V
Este nuevo conjunto se grabó en un pequeño plano liso situado a la derecha del número IV, tras
ascender un escalón de 3,5 cm hacia el N; el pequeño espacio en su zona E está algo deteriorado por lo
que no se puede precisar si en él hay algún tipo de realización (Fig 3).
Fig V-1 y 2.- Corresponden a dos trazos de 3 y 5,2 cm y se realizaron hacia el centro de la zona. El 2
ocupa una posición horizontal y el número 1 fue realizado superiormente.
Fig V-3.- Es un trazo de 6,5 cm realizado 3 cm bajo la parte derecha del número 2 su posición se logró
con un ángulo superior izquierdo de unos 15º.
Fig V-4.- Este nuevo segmento mide 6,4 cm; se realizó 1 cm a la derecha del extremo inferior del número
3 y con un ángulo superior derecho de unos 15º; de su parte central derecha sale hacia la parte inferior un
trazo de 4,3 cm logrando con él una forma horquillada de unos 15º.
Fig V-5.- Un nuevo trazo de 3 cm fue situado 2,5 cm a la derecha de la zona central del anterior siendo
paralelo al mismo.
Fig V-6.- Ya cerca del límite derecho inferior de este espacio se observa una línea fina de 4,4 cm cuyo
extremo izquierdo está a 1 cm de la zona media superior del número 5; presenta una angulación hacia la
derecha de unos 75º.
4.6. CONJUNTO VI.- Este conjunto se realizó próximo al extremo derecho de la roca. Para su trazado el
autor debió cambiar de posición y, por lo general, colocarse en el lado N ya que los la mayoría de los
trazos cambian de dirección pasando de estar próximos a la E-W a indicar el N-S; de esto se desprende
que por lo general las figuras obtenidas pasan a tender a la horizontalidad con respecto al observador
situado como antes en el E (Fig 2. Lám III).
La superficie sobre la que se realizó este conjunto salva un pequeño escalón superior de 0,8 cm y
tiene las mismas características naturales que los anteriores ocupando los líquenes cenicientos su
superficie; ellos dificultan la visión de los grabados pero también les protege.
Fig VI-1.- Esta figura corresponde a una cazoleta situada en la parte superior, tiene 2,5 cm de ancha y 0,8
cm de profundidad; en su parte izquierda se realizó un trazo de 9 cm con tendencia horizontal.
Fig VI-2.- Fue situada 3 cm más abajo del extremo izquierdo de la figura 1. Corresponde a una forma
lanceolada con refuerzo central, su ancho máximo tiene 6 cm y el largo es de 16,8 cm; la hoja comienza a
4,2 cm del extremo izquierdo, su sentido es el N y la posición es horizontal con respecto al observador
que debe seguir en el lado E. La parte inferior de esta figura tiene peor un acabado titubeante y más
impreciso.
Fig VI-3-4 y 5.- Corresponden a tres trazos cuyas medidas comenzando por la izquierda están próximas a
los 3,8 – 5 y 1,6 cm; fueron situados muy próximos, formando un desligado y ligero zigzag escasamente
situadas un par de centímetros bajo la forma lanceolada.
Fig VI-6.- Esta figura es compuesta, está formada por un trazo de 14,5 cm realizado 1,8 cm bajo los
anteriores y en posición horizontal. Bajo él, a 2 cm hay otro paralelo de 13,6 cm. Del extremo izquierdo
del primero y cortando al segundo se observa otro de 8 cm que forma dos ángulos con los anteriores de
45º hacia la parte inferior derecha.
Fig VI-7 y 8 .- En un pequeño espacio que hay entre estas figuras y el límite izquierdo de la roca se
realizaron dos trazos de 4 y 6 cm, fueron ejecutados tendiendo a indicar un ángulo agudo de unos 30º de
abertura superior.
Fig VI-9.- Corresponde a un trazo de 15,5 cm realizado en la parte inferior de todos los anteriores,
construido con un ángulo de unos 45º, su extremo derecho corta a los dos paralelos de la figura número 6.
Bajo esta última figura hay un espacio algo deteriorado que pudiera haber contenido alguna figura
actualmente se observan solamente con claridad uns finos racheados de apariencia natural.
Fig VI-10.- Esta figura se realizó 3,8 cm a la derecha de la número 9, es una forma de ángulo agudo de
unos 35º, adosada por la derecha a un fino racheado resultando una forma triangular.
Fig VI-11.- Es otra gruesa línea de 13,5 cm realizada 1,2 cm bajo la forma anterior y ocupa el centro de la
superficie siendo la disposición parecida a la número 9.
Fig VI-12.- Un nuevo trazo de 7 cm fue realizado a unos 2 cm bajo el anterior y en ángulo superior
derecho de unos 15º.
A 5 o 6 cm hacia la parte derecha de este segmento quizás pueda reseñarse una cazoleta pero su
superficialidad nos impide ofrecer dimensiones con claridad.
4.7. CONJUNTO VII.- Este conjunto presenta escasa figuras y fueron realizadas de forma discontinua,
hay que trasladarse hacia la derecha a unos 30 cm y a la misma altura de la figura 1 del conjunto VI. La
superficie es menos lisa (Fig 4).
Fig VII-1.- Es una figura angular semejante a la número 10 del conjunto VI, los lados miden 7 y 7,4 cm
siendo ligeramente cóncavos hacia el exterior, también se dispusieron adosados a la izquierda a un fino
racheado que allí presenta la roca.
Fig VII-2-3 y 4 y 5.- Corresponden a cuatro trazos de tendencias horizontal y paralela; de arriba abajo
miden 3,5 – 9 – 6 y 9,8 cm; se dispusieron muy cerca del extremo natural de la roca y 25 cm bajo la
figura 1.
4.8. CONJUNTO VIII
El conjunto se realizó en una roca situada un par de metros hacia el E, algo alisada por el centro
donde se encuentran los trazos(Fig 4. Lám IV).
Fig VIII-1.- Corresponde a una línea en posición horizontal, de unos 12 cm, situada cerca del extremo W
de la roca.
Fig VIII-2.- Bajo la figura anterior, pasado unos 20 cm de un racheado,se realizó con el mismo tipo de
incisión un ángulo agudo de unos 45º; sus lados miden 10 cm y el superior es de tendencia horizontal.
Fig VIII-3.- Unos 20 cm a la izquierda de los extremos de los lados de la figura anterior y cerca del límite
de la roca se observa finamente trazada una forma de flecha con peciolo central rematado por la izquierda
con una pequeña cazoleta; toda la figura mide unos 12 cm.
Fig VIII-4.- Corresponde esta numeración a un trazo horizontalde unos 16 cm realizado inferiormente a
la izquierda a unos 30 cm de la figura anterior y cerca del límite E de la roca.
5. El ENTORNO ARQUEOLÓGICO
El E de la penillanura no ofrece restos arqueológicos destacables en las inmediaciones. Tenemos
noticias de una azuela pequeña de cuarzo común rosado, pulimentada, hallada en un impreciso lugar de
una finca próxima llamada Vallispedro, hoy este material se halla en paradero desconocido.
Hay que separarse unos 7 u 8 km para encontrar los poblados de Almoroquí y El Tercio-La Coraja.
El primero no ha sido excavado y tanto las cerámicas como la inscripción del SW, halladas en superficie,
nos remiten a un particular comienzo de la Edad del Hierro. La estela de guerrero y la inscripción del SW
pueden remitirnos a épocas próximas (Beltrán 1973).
El poblado del Tercio-La Coraja ha sido excavado muy parcialmente y no se ha publicado una
memoria completa de los numerosos materiales encontrados. Solamente existen estudios parciales
referentes a la Edad del Hierro. Sin embargo este asentamiento posee datos suficientes para saber que su
existencia debe remontarse a épocas muy anteriores: la alineación de ortostatos desmontados y reubicados
en su interior, una punta de flecha de silex observada por nosotros en los residuos superficiales
procedentes del cribado, algunas cerámicas pulidas cuya tradición se puede remontar a la Edad del
Bronce, la potencia de varios metros de espesor en la parte central del yacimiento... A nuestro juicio este
poblado merece un estudio mucho más profundo. (Redondo 1987; Civantos 1988; Esteban 1993).
Algo más distantes, entre 10 y 12 km, están los grabados del río Tejadilla (Rubio 2000) y a mayor
distancia aún los del Cándalo (Rubio 1999 y 2000), Valdehonduras (Rubio 2001) y Collado de S.
Cristóbal, Zarza de Montánchez (Rubio 2003) -presente en este mismo trabajo por los grandes
paralelismos que tiene con el de Boticojos; con el resto de grabados mencionados se pueden establecer
relaciones mas distantes.
Finalmente la punta de alabarda o puñalón de cobre endurecido hallada en el berrocal trujillano
(Rubio 1992) y un número de pulimentados no elevado encontrados en esa misma zona así como sus
poblamientos Calcolíticos y de primeras fases del Bronce (Rubio 1998 y 2003) completan el panorama
arqueológico que en general es común a todas estas series de grabados.
6. RELACIONES
Todos estos monumentos y algunos más del N de la provincia, en la comarca de Hurdes -al menos los
de Puerto del Gamo en Casar de Palomero y Peña Rayá en Huetre (Sevillano 1991)-, tienen en común la
presencia de trazos, cazoletas, ángulos..., en ellos también se representaron armas de metal por lo general
del Bronce Inicial y Medio, desde luego anteriores a la Edad del Hierro. Pero debemos señalar que
solamente presentan trazos unidos a cazoletas los grabados denominados Tejadilla XI, Valdehonduras y
los del collado de S. Cristóbal.
En Tejadilla XI lo veíamos al menos en tres ocasiones, en concreto los números 40 del conjunto IV; el
3 del conjunto III y el número 5 del conjunto V, en ésta con cazoleta oval. Valdehonduras ofrece
numerosos ejemplos de esta relación aunque en él, a veces, las conexiones entre las dos formas es más
compleja. Como veremos el collado de S. Cristóbal ofrece entre sus grabados una numerosa
representación con la misma siplicidad que en Boticojos y, por lo general, a cada cazoleta le corresponde
un trazo descendente, cuestión que no queda convenientemente expresada en su representación en los
demás grabados apuntados por estar realizados en un solo plano.
No conocemos relaciones intermedias peninsulares y hemos de marchar al Pirineo para encontrar unas
series de grabados que guardan cierta semejanza en cuanto a las cazoletas asociadas a trazos profundos en
forma de carena de barco, unas están en los Pirineos Catalanes y otras fueron ejecutadas en los valles de
Andorra (Abelanet 2003), (Cantauri 2003).
7. CONCLUSIONES Y CRONOLOGÍA
Los grabados realizados en Boticojos se distribuyeron intencionadamente en varios conjuntos y la
temática que encierran debe ser variada. El primer conjunto poco puede aportar dada la escasez de trazos.
El segundo está dividido en dos partes y ocupa dos planos que se cortan en ángulo obtuso –cuestión poco
común- pero que también ocurrirá en el collado de San Cristóbal. Denotan una temática relativa al
significado de la cazoleta con trazo concatenado descendente, sin que intervengan otro tipo de
realizaciones que pudieran interferir lo expresado; la amplitud del espacio utilizado en relación con el
total disponible de éste nos informa del valor e importancia de esta comunicación. Ésta se repite entre 15
y 20 veces substancialmente de forma machacona por lo semejante pero también indicando una gran
pluralidad de objetos aunque es verdad que cada grupo de figuras tiene su matización.
Deben ser tomado como signos y con ellos hacer mención a algúnos cuerpos de forma circular –
expresado mediante las cazoletas-, que llenan de momento aquí, un doble espacio –ya veremos como en
el collado de S. Cristobal se completan las tres dimensiones que indican una representación en volumen-.
Deben ser numerosos y tener energía para que de ellos se desprenda individualmente hacia una parte
inferior -las cazoletas ocupan la parte más alta del espacio y los trazos descienden hacia la más baja-,
estos, aquí en Boticojos, alcanzan su plenitud en profundidad y grosor en una distancia indeterminada de
la zona central.
El conjunto III parece hacer mención al único elemento humano, radiado en su parte inferior, esto le
puede comunicar un carácter sagrado, de alguna manera con parentesco solar tal y como apuntamos en los
contenidos del conjunto XI de Tejadilla. Su representación es coincidente con la forma estelar radiada del
conjunto IV, sin que podamos añadir más dado la simpleza de los demás trazos. Debemos mencionar
también la cazoleta con trazo adherido tal y como ocurría en Tejadilla, aquí en lugar próximo al sexo.
Parecen hacer alusión a una jefatura sacralizada con algúna relación solar que era patente en el S
peninsular en épocas pretartesicas y que en nuestra zona se comienza a percibir por estos grabados mucho
tiempo antes.
El conjunto IV ofrece en el W la única cazoleta oval de este grabado y por los tres radios que emite
hacia el saliente parece aludir, con poca dudas, a una representación astral, apunta con claridad al Sol. El
resto de los trazos y cazoletas, por su complejidad, nos acerca a algunos del grabado de Valdehonduras,
en síntesis hace una nueva referencia sideral y armamentista introduciendo un arco novedoso y
posiblemente ideal. Su composición no tan simple, ni repetitiva como en el conjunto II.
Pasamos al conjunto VI dado que el V presenta unos cuantos trazos lineales que poco pueden aportar.
En el conjunto la cazoleta con trazo parece presidir la escena -si nos situamos en el E-, el resto de trazos
amplía algo más el relato. En él se realizó con claridad una hoja de lanza cuya tipología es muy amplia
como vimos al estudiar el grabado del Cándalo, el resto de representación de armas que la acompañan en
los conjuntos II-A, II-B, VII y VIII nos hace asegurar una fecha de ejecución durante la Edad del Bronce
Inicial o Medio.
Finalmente en los conjuntos VII y VIII se incluyeron formas angulares unidas a un fino racheado de la
roca que indica con claridad formas de alabarda sin refuerzo central semejante a la representada en el
subconjunto B del conjunto II y una forma de flecha cuya cazoleta indica el punto donde la fuerza la
impulsa, posición que denota energia, entendida ésta como capacidad de realizar fuerza.
Si tomamos la figura angular con bisectriz realizada en el subconjunto A del conjunto II comouna
representación de alabarda reforzada es este figura quién principalmente debe marcar la cronología, ella
apunta en este entorno una fecha de comienzos del Bronce Medio el resto de las formas armamentistas
pueden señalar tiempos ligeramente anteriores.
Lámina I.- Grabado de Boticojo, conjunto 2
Lámina II.- Grabado de Botijo, conjunto III
Lámina III.- Grabados de Boticojo, conjuntos IV y VI
LOS GRABADOS RUPESTRES DEL COLLADO DE S. CRISTÓBAL
ZARZA DE MONTÁNCHEZ (CÁCERES)
1. LOCALIZACIÓN Y GENERALIDADES
El conocimiento de estos monumentos fue debido a la visita que realizamos desde el cerro Blanco,
donde se encuentra la estación de radar, al cerro próximo hacia el sur señalado en el mapa topográfico
1/25000, hoja número 730-III, latitud 39º 12´ 18´´ y de longitud 6º 02 ´ 24´´, con los restos de la ermita de
S. Cristóbal, intuíamos que tal vez allí habría un nuevo poblamiento. Transcurrimos hacia el S pared
abajo; llegamos al collado y comenzamos después a ascender hacia el cerro de S. Cristobal, por la derecha
del muro de linde; pasados unos 50 pasos del collado observamos a la izquierda la tierra removida y
excavada con precipitación en torno a unos bloques de granito, especialmente en sus caras este, nos
acercamos y vimos que contenían los grabados que ahora presentamos. Continuamos el paseo y llegamos
al cerro que contenía restos de un castro, ruinas de un edificio –posiblemente una ermita- y otro grabado.
En sentido amplio este lugar comunica las dos partes de la Submeseta Sur. Por el N la penillanura
Cacereño-Trujillana y por el S el valle del río Guadiana a la altura de Valdemorales y Almoharín. Es un
amplio paso de terrenos esencialmente graníticos que presenta ondulaciones suaves alternadas con algún
picacho más elevado. El cultivo preferente actual es el olivo; la ganadería es poco numerosa siendo la
ovina, bovina y la caprina las observadas; actualmente la caza escasea.
Los picos más destacables son el de Montánchez en el W, con sus 994 m y el del Cancho Blanco, en
el E del puerto, con 953 m. El pico de S. Cristóbal llega a los 845 m observándose desde él hacia el S toda
la margen derecha de las Vegas Altas del río Guadiana; hacia el E y W la visión es más reducida por el
relieve y por el N es francamente limitada.
2. EL SOPORTE
Están formados por granitos distribuidos en formas prismáticas irregulares formando series
concatenadas y paralelas de dirección W-E; sus cortes longitudinales indican con bastante precisión la
dirección N-S –no magnéticos-. Por lo general la parte superior presenta una ligera inclinación W de 10º -
15º con respecto a la vertical y, tanto sus caras E como la W tienen superficies mayores de tendencia
rectangular. No destacan del resto de las formaciones graníticas en cuanto a textura, composición,
coloración y distribución; esporádicamente presentan salientes de unos 2 m de altura afloran unos 2 m
hasta crestear con mayor afloramiento.
3. METODOLOGÍA
Para la descripción nos situamos en la parte E de las superficies que es por lo general la excavada y por
ello damos frente al W. La enumeración se hace de arriba a abajo y de izquierda a derecha.
4. LOS GRABADOS
CONJUNTOS I Y II
Hemos dicho que, en general, las rocas que sirven de soporte se encuentran distribuidoas en formas
prismáticas alineadas de W a E, siendo las del W algo más elevadas decreciendo en los 3 o 4 m que tienen
de extensión hacia el E; sus superficies superiores suelen ser irregulares aunque no faltan las
perfectamente lisas de tendencia horizontal y rectangular. En una de las más elevadas -unos 2 m del
suelo-, por tanto situada más al W y sirviendo de base al muro de piedras que separa las fincas se
realizaron estos dos conjuntos (Fig 1. Lám I y II).
El conjunto I está formado por la figura 1, grabada en tosca V de ancho irregular -hasta 5,5 cm-; su
profundidad ronda llega a los 4,5 cm. Se formó un cruciforme compuesto cuyos brazos, bastante
regulares, miden 26,5 cm, y de alto tiene 35,7 cm; en la parte inferior del trazo vertical de la cruz se
realizó un círculo de 13,8 cm de diámetro; esta figura está bien centrada en un espacio de tendencia
irregular de 35 cm de ancha y 44 cm de alta.
El conjunto II se situó 17 cm a la izquierda del I y en una superficie de parecidas características
físicas, está también bajo la linde de las fincas. Esta vez predomina el picado en gruesa U en su
realización. Su única figura es un círculo que por su anchura puede considerarse una corona circular
cuyos diámetros miden 7 cm el interior y 15 cm el exterior.
CONJUNTOS III En una alineación granítica situada inmediatamente hacia el E, algo más baja y fuera ya del deslinde
se situaron dos nuevos conjunto. El conjunto III ocupa la cara E de una superficie triangular irregular de
tendencia isósceles, situada a la izquierda; la base de este triángulo se sitúa al N y mide unos 45 cm, su
altura casi coincide con la horizontal y mide 88 cm. Las figuras parece que se realizaron por incisión en U
muy débil y su grado de conservación es muy malo; están bien distribuidas centralmente en posición
lineal horizontal (Fig 1. Lám II).
Fig III-1 y 2.- Son las primeras por ese lado; la figura 1 nos muestra una corta línea de unos 4 cm,
inclinada hacia la derecha con un ángulo superior de algo más de 45º. La segunda, muy dudosa, se trata
de un círculo que se acercaría a los 8,5 cm de diámetro del que nos ha llegado solamente un pequeño arco
de la parte superior izquierda; este trazo se confunde con un posible racheado natural de la roca.
Fig III-3.- Continuando la línea se observa una forma de U, cuyos brazos miden 11,5 cm de alto, la
separación interna de los mismos es de 4 cm; el trazo es algo irregular, mide de ancho desde 1 cm a 2,5
cm y su profundidad está en torno a los o,5 cm.
Fig III-4.- Continuando hacia el mismo lado se observa un nuevo círculo de 12,6 cm de diámetro aunque
la amplitud del trazado en U está en torno al centímetro y su profundidad tiene unos milímetros.
Fig III-5.- Hacia la derecha se observa un ancho círculo de 5 o 6 cm de lado, su diámetro es semejante al
anterior y la profundidad del trazo está en torno al medio centímetro.
CONJUNTO IV
El conjunto IV se realizó en la continuación de esta superficie hacia el N, pasado un racheado
natural de la roca. Este espacio tiende a una forma rectangular de 65 cm de anho y 57 cm de alto. Consta
de tres figuras centradas superiormente cuyo trazado en U, tosco e irregular, mide por lo general 6 cm de
ancho y 4 cm de profundidad. La superficie presenta una rotura en la parte superior que afecta a la figura
central (Fig 2. Lám I y II).
Fig IV-1.- Es una forma en Z, realizada mediante piqueteado; está situada en la parte derecha del espacio
ocupado; el trazo superior mide 3,5 cm, el central 14 cm y el inferior 6 cm.
Fig IV-2.- Corresponde a un antropomorfo en doble cruciforme; su trazo central mide 34,4 cm y sus
brazos, 24 cm el superior y 30 cm el inferior; esta forma parece terminada en U por gruesa y profunda
incisión aunque en ocasiones está presente el primitivo deslascado.
Fig IV-3.- El espacio izquierdo comprendido entre los dos brazos, se aprovechó para representar un
círculo de 14,5 cm de ancho.
Este conjunto parece mostrarnos un antropomorfo en cuya mano derecha porta la representación de un
rayo; va acompañado de la representación de un escudo en su parte izquierda; su distribución recuerda a
la estela de Almoroquí (Beltrán, 1975 ).
CONJUNTO V Más hacia el E los prismas de granito son más bajos y su longitud está en dirección N-S; suelen
presentar la parte superior plana y horizontal. Inmediatamente delante de los conjuntos anteriores hay un
espacios rectangular que mide 100 cm de largo y 28 cm de ancho; esta superficie presenta en su parte
inferior izquierda un pequeño hueco quizás piqueteado, tiene también un racheado en el segundo tercio
derecho. Este plano se corta hacia el N con otro en ángulo inferior de unos 45º. Las figuras que contienen
ambos espacios las consideramos en un mismo conjunto que dividimos en dos subconjuntos A y B, el A
está ocupado por cazoletas y el B por trazos descendentes (Fig 3. Lám III y IV).
SUBCONJUNTO A
Fig V-A-1 y 2.- Son dos cazoletas, muy próximas, situadas en la parte superior izquierda del espacio
estudiado. La realizada a la derecha está algo más elevada llegando escasamente a 1 cm del límite
superior; ambas miden 2,4 cm de diámetro y menos de1 cm de profundidad.
Fig V-A-3.- Siguiendo en la parte superior, unos 5 cm a la derecha de la segunda forma descrita hay otra
cazoleta de características semejantes.
Fig V-A-4 y 5.- Unos 3 cm bajo las cazoletas 1 y 2 hay realizada otra algo mayor, de unos 4 cm de
diámetro aunque de profundidad parecida.. Tiene muy próxima en su parte inferior derecha una de 9,2 cm
de diámetro y más de 2 cm de profundidad.
Fig V-A-6 y 7.- Inferiormente, a 6,3 cm a la derecha se observan dos más; la primera tiene 5,3 cm de
diámetro y la segunda 5,2 cm; sus profundidades están próximas al centímetro.
Fig V-A-8.- En la parte media derecha, a 5 cm de la cazoleta 7 hay una de 3,3 cm cuya profundidad es de
0,5 cm.
Fig V-A – 9 - 10 – 11 y 12.- Superiormente a la derecha de la anterior cazoleta, a 7,6 cm, hay realizado
otro grupo de cuatro figuras semejantes cuyos diámetros miden 6,6 cm - 3,5 cm - 1,2 cm y 3,8 cm; sus
profundidades oscilan desde 0,3 cm de la inferior a algo más del centímetro la de mayor tamaño.
Fig V-A-13.- Pasado un racheado que divide la roca de E a W continúan las cazoletas. Hacia el N. La
primera que puede ser doble, dista del mismo 6,5 cm, se realizó en la parte inferior derecha y a 3,3 cm del
límite inferior de la roca; miden 5,2 cm de diámetro y la profundidad es próxima al centímetro.
Fig V-A-14.- La número 14 está situada superiormente a 8 cm del rachón y 4 cm del límite superior; su
diámetro tiene 5,6 cm y la profundidad es de 1,2 cm.
Fig V-A-15.- Esta cazoleta está 3,8 cm a la derecha de la anterior en realidad son dos cazoletas unidas por
un corto pero grueso trazo situado en la parte inferior derecha de la primera y unida a la situada
inferiormente por su parte superior izquierda; sus diámetros están en 7,2 cm; la profundidad pasa del
centímetro.
Fig V-A-16-17 y 18.- Entre la cazoleta número 13 y el trazo que une la compuesta número 15 hay otras
tres situadas a 3 - 1,7 y 0,7 cm una de otra; sus diámetros miden 4,5 - 4 y 3 cm y las profundidades se
sitúan próximas al centímetro.
SUBCONJUNTO B
Fig V-B-1 y 2.- La cazoleta número 15 fue realizada muy próxima al límite N de la superficie, ya hemos
dicho que hacia esa parte el prisma presenta una cara inclinada con un ángulo próximo a los 45º, en ella
se realizaron bastante centrados, dos trazos paralelos, fig 1 y 2, cuyos extremos superiores apuntan las
cazoletas y los inferiores el suelo; sus longitudes están en los 16 y 17 cm y la anchura en los 4 cm; la
profundidad es escasa, solamente unos milímetros.
CONJUNTO VI
Este conjunto se realizó en un nuevo volumen semejante al anterior, algo adelantado a los descritos y
separado 1 m hacia el S. En esta forma prismática se aprovecharon las caras superior y E para realizar un
nuevo conjunto de cazoletas y trazos que hemos dividido en dos subconjuntos A y B según la cara que
ocupen. La superior mide 63 cm de larga y unos 25 cm de ancha y está dividida por un rachón a los dos
tercios de su límite N; la cara que da al E tiene una longitud semejante y su altura es de unos 65 cm.
Ambas forman un ángulo de 90º (Fig 4. Lám V).
Fig VI-A-1.- Es la situada más al S y corresponde a una gran cazoleta oval cuyos ejes miden 14 cm y
22,5 cm, su profundidad es de 9 cm.
Fig VI-A-2.- Continuando 5,5 cm a la derecha está esta nueva cazoleta que es circular y se realizó con un
diámetro de 15 cm siendo su profundidad de 9 cm. A su derecha, en la parte inferior hay una pequeña
oquedad de unos milímetros de profundidad y solamente 3 cm de diámetro que podría corresponder a otra
forma semejante aunque bastante más irregular; no la reseñamos como figura por no tener seguridad.
Fig VI-A-3.- Pasado el racheado hay otra cazoleta circular, algo más pequeña; mide de diámetro 9 cm y
solamente 2,5 cm de profundidad.
SUBCONJUNTO B
Fig VI-B-1 a 18.- La cara E del prisma está ocupada por trazos pulidos de tendencia vertical que ocupan
toda su extensión y están escasamente separados unos de otros. El número de trazos es de dieciocho,
divididos por el racheado en dos grupos de catorce y cuatro; su ancho es bastante regular oscilando entre
2,5 cm y 3 cm; las longitudes de izquierda a derecha son: 24,5 – 35,6 – 45,5 – 22,3 – 14 – 48 – 52 – 51,5
– 54,5 – 22,5 – 51 – 59 – 45,5 – 26,6 – 30 – 36 – 40 y 20 cm. Hay que destacar que los números 9 – 10 11
y 12 llegan hasta la arista superior, el resto queda a no más de 5 cm y también la unión intencionada con
dos cortos trazos horizontales y próximos situados en la mitad inferior de los números 12 y 13.
CONJUNTO VII.- Continuando hacia el N un metro y delante del conjunto V, encontramos un nuevo
volumen de granito; como el anterior tiene forma de prisma irregular aunque de marcada tendencia
rectangular con sus caras mayores al E y W. La superficie superior mide aproximadamente 1 m de larga
y 13 cm de ancha y en ella se realizaron numerosas cazoletas que pertenecen al subconjunto I; el espacio
que mira al E mide algo más del metro de longitud ya que la cara N dobla en plano inclinado de unos 55º;
su altura es de unos 55 cm. Se ocupó con trazos – subconjunto B- semejantes a los del conjunto anterior
pero en esta ocasión varios se unieron a una cazoleta de la parte superior (Fig 3. Lám III y IV)
SUBCONJUNTO A
Como ya se ha mencionado está formado por unas dieciseis cazoletas que nos han llegado con una
profundidad casi perdida, en torno a 0,5 cm. Están distribuidas sin orden aparente en el espacio superior;
éste se encuentra dividido hacia su mitad por una profunda hendidura en V desde la parte W que llega
hasta su centro, siete de ellas se trazaron en el espacio de la izquierda y diez en su derecha.
Fig VII-A-1 a 7.- Las medidas de los diámetros de las cazoletas de S a N y según la numeración del
gráfico son: 3 – 5 – 4,5 cm; la cuarta cazoleta es doble y los diámetros de las cazoletas que la forman
están en los 3,5 cm; los demás miden 2,5 – 5,5 y 3 cm.
Fig VII-A-8 a 16.- Las cazoletas situadas a la derecha de la hendidura central, según su número en el
gráfico, miden de diámetro 6,5; la novena y la decima están muy próximas y tienen 4 – 4,5cm;
igualmente próximas están la undécima y duodécima de 1,5 y 2 cm; continúan las siguientes con 4 – 3,5 –
4,5 y 4,5 cm.
SUBCONJUNTO B
En la cara E se distribuyeron regularmente por toda la superficie trazos rectos de tendencia vertical
semejantes a los descritos en el conjunto V y VI; su ancho oscila entre 2,5 y 3 cm; su profundidad media
actual es de 0,7 cm y la separación entre ellos oscila entre 6,5 y 1 cm.
Por razones de orden en la descripción enumeramos primeramente los trazos que están a la izquierda de
la hendidura de la superficie superior.
Fig VII-B-1-2-3-4-5-6-7 y 8.- Estos ocho primeros trazos miden de izquierda a derecha: 51,5 – 51 – 28 –
27,5 – 43 – 49,5 – 45,6 y 41 cm; van unidos a la cazoleta superior que los corresponde mediante una
prolongación en esa cara los números 1 –2 – 6 y 7; el número 8 se prolongó por la cara superior hasta el
vértice de la hendidura.
Fig VII-B-9–10–11–12–13–14 y 15.-Esta númeración comprenden siete trazos situados continuando
hacia la derecha hasta una forma arqueada que describiremos más adelante; sus longitudes son: 41,5 –
39,5 – 36,5 –39 - 38 – 35,3 y 28,5 cm; los tres primeros de ellos terminan en el espacio superior aunque
sin formar claramente una cazoleta; el cuarto y el quinto rematan en ese tipo de figuras mediante una
prolongación.
Fig VII-B-16.- Continuando 2 cm a la derecha se realizó con el mismo acabado una forma porticada
realizada con el contorno incompleto de un trapecio de 20 cm de altura, cuya base mayor mide 13,6 cm y
superiormente la inferior, que no se trazó, mide 12 cm; en los extremos de está, se realizó un arco
carpanel de 5 cm de alto. La figura representa el contorno de una puerta con acabado superior circular.
Fig VII-B-17-18-19 y 20.- Hacia la derecha de la forma anterior, pasada la forma porticada, hay otros
trazos de ejecución y disposición semejantes aunque más cortos; el primero mide de largo 23 cm, los
otros tres nos es imposible reseñar sus medidas dado el alto grado de deterioro, pero por lo observado
debían ser semejantes.
CONJUNTO VIII
Este conjunto ocupa un volumen de granito menor y más irregular que los anteriores situado unos
decímetros hacia el N, en él solamente se grabó la cara E; ésta se encuentra dividida por un fino racheado
desde la parte superior a la inferior, hacia su centro (Fig 2).
Fig VIII–1-2-3-4 y 5.- En la superficie descrita se realizaron cinco trazos de características semejantes a
los anteriores aunque más separados. Los dos primero miden de longitud 41 y 44,5 cm y se situaron a la
izquierda del racheado; los tres restantes lo hacen a la derecha y se distribuyeroncon tendencia formar una
flecha con sus prolongaciones superiores; miden 39,5 – 43,5 y 44 cm.
CONJUNTO IX
El soporte lo forma una roca de igual material que presenta dos caras relativamente planas: una hacia el
E en forma de trapecio cuya base inferior mide 90 cm, la superior unos 35 cm y su altura no pasa de los
30 cm; la otra hacia el N es inclinada formando un ángulo de unos 45º (Fig 2).
Fig IX-1-2-3-4-5 y 6.- En esa cara se encuentran grabados igualmente en U seis trazos , separados como
los anteriores y verticales; miden 14 – 18,2 – 19 – 15,2 – 7 y 7 cm.
Fig IX-7.- En la cara inclinada que da al N se realizó marcando su altura un único trazo de 37 cm y de
características semejantes a los demás.
5. RELACIONES
La figura correspondiente al conjunto I tiene una gran semejanza con algunos grabados peninsulares
y extrapeninsulares (Martínez, 2003), el parentesco más cercano conocido por nosotros esté en algunos
petroglifos gallegos, destaquemos los de Eira dos Mouros, en San Xurxo de Sacos, Cotobades,
Pontevedra, fig 5 (García, 1963) donde pierde su individualidad pues está acompañado de cruciformes de
igual longitud de brazos, otros de forma latina con círcunferencias en su base, numerosos cuadrados etc,
todo ello en yustaposición desordenada. También puede considerarse relacionable con el realizado en
Petra Escorregadeira da Reposeira, en Campo, fig 6 (Sobrino, 1935), donde se encuentra acompañado de
circunferencias y cuadrados de vértices redondeados con cruces griegas inscritas.
La única figura del conjunto II encuentra también paralelismos en tierras gallegas donde acompaña a
variadísimos motivos: trazos, cruciformes, laberintos, círculos concéntricos, svásticas, estelares,
serpentiformes etc, vale como ejemplo el grupo I de Portela da Laxe, Viascón en Cotobade, Pontevedra,
fig 6 (García, 1963). Igualmente ocurre con las circunferencias de tamaño semejante aunque de línea más
estrecha y otras, con marcado punto central; a nuestro entender pueden considerarse simplemente una
variedad del mismo signo y según las formas a las que acompañen pueden tener un significado u otro
aunque también pueda tratarse de un solo contenido con diferentes matizaciones. Según lo señalado no
ayuda a fijar una cronología por su diverso y largo empleo.
El conjunto III, realizado con orden lineal, tiene mayor variedad de signos. Los dos primeros nos han
llegado muy deteriorados por lo que no se pueden relacionar; el tercero es una forma en U y también tiene
su paralelismo entre los trazos gallegos, concretamente en uno de los grabados de Borna, Santa Olalla de
Meira en Moaña, Pontevedra donde se asoció a cruciformes y puntuaciones, fig 6 (García, 1963).
Continuamos hacia la derecha con dos signos circulares que hemos visto como por el momento sus
contenidos son imprecisos. Parte de sus variadísimas relaciones las hemos enumerado al tratar la única
figura del conjunto II, en el caso que nos ocupa, su asociación al signo U implica una nueva relación y
por ello debemos alejarle de los trazos similares que acompañan a algunos serpentiformes realizados en
ortostatos dolménicos; por esto su cronología debe ser mucho más reciente.
Inmediatamente a la derecha está la roca que contiene en su cara E al conjunto IV; recordemos que
estaba constituido por un doble cruciforme centrado con una forma en Z en la extremidad superior
derecha y un círculo entre los trazos superior e inferior de su parte izquierda. El conjunto, a primera vista,
puede considerarse una nueva versión de las estelas del SW ya que representa a un guerrero con sus
armas; es comparable a la que descubrimos en Almoroquí (Beltrán, 1973), sin embargo algunos detalles
técnicos nos hacen desechar que pertenezca a ese grupo de monumentos. Le alejan el soporte, la
tosquedad y la profundidad de su grabado. La distribución centrada en la superficie que ocupa es solo
comparable a la mencionada estela de Madroñera, Cáceres –también discordante de las demás en este
sentido-; el arma que porta es un claro símbolo que posiblemente represente al rayo, cuestión insólita en
aquellos monumentos; tampoco el esquema utilizado para la representación humana, doble cruciforme es
propio de esas estelas; ni la representación del escudo es tan simple ya que se suelen grabar varias
circunferencias concéntricas frecuentemente acompañadas de escotadura en V. Como hemos apuntado, a
pesar de todo esto, no deja de ofrecer algunas dudas debido a que el contenido general que muestra es
propio de la mayoría de las estelas del SW: guerrero, arma ofensiva y arma defensiva.
Los conjuntos restantes realizados en este collado están formados por diferentes cazoletas y los
trazos a ellas asociados para los que hemos encontrado paralelismos localizados en dos zonas: una, no
muy amplia, del centro-este de Extremadura; la otra, en plenos Pirineos, no nos es conocida de primera
mano por lo que no debemos realizar su estudio (Abelanet 2003) y (Canturri 2003).
Su forma de múltiple representación tiene gran semenjanza con el conjunto II del grabado de
Boticijos en Torrecilla, presentado por esta razón en este mismo trabajo; también ofrecen relación con
aquellos otros en los que estos signos –cazoletas y trazo asociado- están presentes aunque sea de forma
testimonial; el mismo Boticojos ofrece otros conjuntos con esta característica, también Tejadilla XI en
Aldeacentenera y Valdehonduras en Santa Marta de Magasca (Rubio, 2000 y 2001).
No podemos olvidar la representación en forma de puerta que nos ofrece la figura 16 del conjunto VII,
introduce un tema novedoso y en cierto aspecto discordante con los otros conjuntos que nos tienen
acostumbrados a la representación de algún tipo de primitiva arma metálica, lo que facilita su cronología.
6. EL ENTORNO ARQUEOLÓGICO
Hacia el W, pasado el murete que deslinda las fincas, hay restos caracterizados por un gran
amontonamiento de piedras relativamente pequeñas que no parecen indicar orden ni estructura alguna
pero que por su gran cantidad y volumen denotan falta de naturalidad en el contexto y pienso que
deberían ser objeto de un primer estudio.
Más arriba en el cerro, se encuentran los restos de un poblamiento. No hemos tenido suerte a la hora
de observar en él cerámicas que presenten marcadas carácteristicas de una época determinada; se
encuentran en bastante número en su ladera N y alguna de ellas pueden apuntar incluso un pasado
neolítico, en el resto predominan las escasamente tipificables que, se confunden incluso con las de épocas
históricas faltando los fragmentos de borde y decorados lo que indica una ausencia anómala..
Algo alejado hacia el N está la cueva de Atambora en Zarza de Montánchez, que arroja escasas pero
muy interesantes cerámicas del Bronce (González 1985). En la misma dirección pero más al E se
encuentra el poblado del Bronce Final de Robledillo de Trujillo con indudables muestras de cerámica de
esa época (Calzado, s/f). Hacia el W, en el batolito montanchego hay numerosos restos prehistóricos
esparcidos en abrigos poco profundos y poblamientos al aire libre (González 1985). Hacia el S son varios
los restos calcolíticos esparcidos en las Vegas Altas (Enríquez, 1990). Es también una zona donde están
presentes las estelas del SW con ejemplares cercanos en Almoharín, Zarza de Montánchez e Ibahernando
entre otros.
En resumen, a pesar de no existir estudios profundos de los yacimientos cercanos, se puede afirmar
que estos grabados ocupan un lugar geográfico situado en una zona privilegiada arqueológicamente
hablando y que, desde el Neolítico hasta época histórica, este espacio presenta numerosos restos con los
que poder relacionarlos.
7. CONCLUSIONES Y CRONOLOGÍA
En un intento de adentrarnos en los contenidos de estos monumentos diremos que por las relaciones
aportadas son al menos de dos épocas. Como se ha visto, los conjuntos I, II, III y IV presentan unos
signos facilmente asociables con algunos petroglifos gallegos y alguno de ellos están presentes a veces en
conjuntos con ambiente cristianizante. Es cierto que los cruciformes, círculos y algunas asociaciones de
formas a ellos próximas pueden ser también propios de la pintura esquemática o del megalitismo pero la
asociación al signo en U en el collado y éste a cruces latinas latinas en los gallegos dejan pocas dudas
sobre su interpretación y cronología histórico-cristiana (García, 1963). Iguales conclusiones pueden
servirnos para el resto de los trazos que les acompañan en esos conjuntos.
Una atención especial merece el conjunto IV. De todo lo enumerado sobre él se deduce que lo más
probable es que esta representación, situada en un lugar algo más elevada que las anteriores por su
elevación, no se corresponda con la cronología de las estelas del SW a pesar de tener su mismo contenido
general. Un guerrero eminente que, en nuestro caso es dominador del rayo, lo que le confiere un carácter
sagrado; la representación del círculo de la derecha tal vez al Sol aluda al Sol como escudo completando
así el más potente armamento imaginable. Ciertamente parece la representación de un Dios guerrero,
portador de un arma potente y letal: el rayo y protegido por un impenetrable escudo: el disco solar.
Estas cuestiones no son extrañas a las pasadas oraciones cristianas, llamadas Trisagios, sobre todo
en ambientes rurales cristianos Hace 50 años debían rezarse cuando había tormentas, en ellas se invocaba
a Dios como señor de esos fenómenos naturales. Recordemos como las coronas radiantes que ornamentan
determinadas imágenes son una directa alusión solar.
Como ya se ha apuntado, debemos suponer una imprecisa época histórica cristiana para
momentáneamente ir fijando su cronología.
A los conjuntos formados por cazoletas y trazos rectos asociados les venimos dando contenidos
cósmicos relacionados con el mundo estelar del que los trazos serían una proyección terrestre. En el caso
del conjunto VII la representación de la puerta podría indicarnos idealmente la entrada y salida a un
volumen hueco -una vez más simbólico-; en la parte superior del mismo están los cuerpos representados
por las cazoletas de las que se desprende –¿alguna forma de energía?- hasta llegar a la Tierra. Con esta
interpretación toda esta pequeña roca debía adquirir para sus coetáneos el valor, tan actual, de vivienda
terrestre globalizada.
Cronologicamente debemos situarlos en un abanico que iría desde el Calcolítico Final hasta el
Bronce Medio; dentro de este periodo de tiempo nos inclinamos por una época temprana debido a la
ausencia de representación de armas de bronce, sobre todo hojas y alabardas que acompaña al resto de los
grabados en que estos motivos están presentes -Boticojo, Valdehonduras y Tejadilla XI-. Los ahora
estudiados serían los más antiguos del grupo.
Observese que no existe un intento de destrucción de los signos primitivos y por lo tanto debemos
suponer un respeto hacia sus misteriosos contenidos, tal vez por que eran sabedores o al menos intuía
aspectos poco dispares en los mismos.
LOS GRABADOS DEL CERRO DE S. CRISTOBAL (ALMOHARÍN)
1. LOCALIZACIÓN
Si visitamos este monumento desde el pico de Cancho Blanco (953 m), lugar donde se ubica la
estación de radar y concluye la carretera que accede al mismo, luego debemos dirigirnos en sentido S al
próximo cerro de S. Cristóbal (845 m), para ello tomaremos el deslinde de fincas que corre por el cambio
de aguas en ese mismo sentido. Su situación en el mapa topográfico 1/25000, hoja 730-III, latitud 39º 12 ´
17´´ y longitud 6º 02 ´ 24´´.
Pasado el pequeño puerto comenzaremos la ascensión y enseguida dejamos a nuestra izquierda los
grabados de este collado; el lindero que nos ha servido de referencia termina al llegar al cerro de S.
Cristobal. En sus inmediaciones nos sorprenderá un un pequeño talud que rodea las inmediaciones de la
cresta, corresponde a los restos de un poblado prehistórico sin estudiar cuya descripción dejamos para
otra ocasión. Los restos de una pequeña edificación rectangular, bastante noble, están muy próximos al
pico, que desprenden un sabor a vieja ermita.
En el mismo pico confluyen límites de tres términos municipales: Zarza de Montánchez, Almoharín y
Valdemorales; la roca dode se grabó está en el término de Almoharín, en el punto más alto e inmediato a
un cercado de piedra mirando hacia el E pero ya en la vertiente S.
2. GENERALIDADES
El terreno que lo rodea es granítico formando algunos cerros de altura semejante aunque
prolongándose y decreciendo hacia el S; son la parte E del pequeño puerto de Valdemorales que
comunica la penillanura Cacereña con la zona central del valle del río Guadiana en la provincia de
Badajoz; por todo ello es un lugar privilegiado de defensa y observación hacia el S.
3. EL SOPORTE
La roca granítica donde se realizó no presenta ninguna característica especial pero ofrece hacia el E
un plano inclinado decreciente de unos 22º cuya superficie tiende a formar un rectángulo de 1,90 cm de
alto y 1,10 cm de ancho; está bastante lisa y clara, desprovista de líquenes. En ella se realizaron unos
signos que presentamos en un único conjunto dada su proximidad.
4. LOS GRABADOS La profundidad de estos grabados oscila entre los 4,5 del cruciforme central y el 1,5 cm del signo
gráfico de la izquierda; su forma general es en U muy irregular presentando un acabado liso en el que se
observan numerosos piqueteados.
CONJUNTO I
Fig I-1.- Corresponde a una figura realizada en la parte superior. Es una elipse grabada en ancha U
irregular; sus ejes poco diferenciados miden 17 y 18 cm; el espacio eliptico interior no grabado mide 9 y
7,4 cm; exteriormente, en la parte superior del lado derecho, se apuntaron dos radios con dos pequeños
tracitos (Fig 1. Lám I).
Fig I-2.- Esta figura se localiza 4 cm bajo la anterior, en su parte izquierda y corresponde a un signo
gráfico en A con dos trazos en su ángulo inferior; mide de alta 40 cm y 33,5 cm de ancha; el trazo
superior se realizó a 5 cm del vértice, es muy ancho, horizontal y mide 28 cm; el inferior, igualmente
grueso, ofrece forma de ángulo muy abierto en V, tiene una longitud de 13,4 cm y su vértice está a 12 cm
del trazo anterior.
Fig I-3 y 4.- Corresponden a dos figuras circulares tangentes, una bajo otra, de trazado semejante a la
número I-1; fueron situadas 6 cm a la derecha de la figura I-2. La superior mide 15 cm de diámetro
externo y la inferior 8 cm.
FIG I-5.- Continuando hacia la derecha otros 7 cm se observa un trazo de tendencia horizontal de 18 cm.
Fig I-6 y 7.- Estas dos figuras son de pequeño tamaño y se realizaron inmediatamente bajo la abertura de
la forma de A descrita. La número I-6 es una cazoleta de 6,5 cm de diámetro y la I-7 es un cruciforme de
brazos iguales –cruz griega-, cuyas medidas rozan los 9 cm.
Fig I-8 y 9.- Corresponden a dos cruciformes de características parecidas situados 13,5 cm a la derecha de
la forma descrita. El I-8 tiene su brazo vertical de 16 cm y 15 cm el horizontal, se siguen cortando en su
parte central. Muy próximo en el mismo sentido está el número I-9 que ya presenta una mayor
diferencia, 23 cm el de tendencia vertical y 17 el horizontal aunque se siguen cortando hacia su parte
central; esta figura se realizó algo elevada en la parte derecha.
Fig I-10.- En una línea inferior continuando por la izquierda esta figura es semejante a la I-2 por lo tanto
es una forma de A con dos trazos centrales, mide de alta 21 cm y de ancha 19 cm; el trazo superior es un
arco cóncavo hacia arriba y el inferior se realizó con un ángulo de unos 130º hacia la parte inferior.
Fig I-11.- Unos 8 cm a su derecha hay realizado un grueso cruciforme de forma parecida a los anteriores
aunque más irregular; su brazo vertical mide 28,5 cm y 26,5 el horizontal; estos trazos se cortan algo
desviados a la derecha y superiormente al centro.
Fig I-12.- En una línea inferior muy próxima se comenzó por la izquierda con una figura de A parecida a
las reseñadas; tiene 23 cm de alta y 20,6 de ancha; en esta ocasión solamente se acompaño de un trazo
central en ángulo muy abierto.
Fig I-13.- Unos 20 cm hacia la derecha hay trazado un grueso círculo como los descritos, su diámetro
externo es de 19 cm.
Fig I-14.- A igual distancia se situó un cruciforme de brazos centrados; el vertical mide 16 cm y 14 cm el
horizontal.
Fig I-15.- Bajo la parte derecha de la figura anterior e inmediata a ella hay un nuevo cruciforme de brazos
iguales y centrados que miden respectivamente 7,5 cm.
Fig I –16 y 17.- En la última línea inferior, a 17,7 cm del límite de la roca, hay dos circulos semejantes a
los decritos pero tangentes en su parte superior derecha; el más pequeño mide de diámetro externo 8 cm y
es el realizado en la parte superior; el situado inferiormente tiene de diámetro 18 cm.
Fig I-18.- Continuando la línea, unos 10,3 cm a la derecha de la figura anterior, hay otro círculo
semejante que tiene 19 cm de diámetro exterior.
RELACIONES, CONCLUSIONES Y CRONOLOGÍA
Los anchos círculos aquí representados son formalmente relacionables con la única figura del conjunto
II del collado de S. Cristóbal y la número 5 del conjunto IV del mismo grupo de grabados. Como
ocurría con ellos podemos establecer conexión directa con las figuras semejantes del mundo
cristianizante. Las diversas variedades de círculos semejantes a estos no son excesivamente abundantes;
vimos que ellos y las cruces fueron empleados en pintura esquemática y en decoraciones megalíticas, la
diversidad en ese sentido es una de sus características.
También la única cazoleta grabada en este grupo es un elemento que nos resulta algo extraño; nos
indica una larguísima perduración de sus contenidos, o parte de ellos, hasta la época histórico-cristiana en
la que se realizó este conjunto y su exiguo número apunta posiblemente una perdida de su uso como valor
iconográfico
Debemos añadir las tres figuras en A que apuntalan de forma inequívoca su pertenencia a esa cultura
histórica. Estos últimos signos pudieran ser alfas griegas, representación simbólica del principio
absoluto, es decir de Dios, muy abundantes en las inscripciones latinas paleocristianas (Salas, 1997).
Queda hallar paralelismos a las figuras asociadas tangeciales circulares lo cual de nuevo nos devuelve a la
pintura esquemática, en concreto a la cara W de la sierra de San Serván. Allí, entre los numerosos
conjuntos que guarda, hay uno en igual disposición tangencial, nosotros le atribuimos la posibilidad de ser
utilizado como calendario por su indudable semejanza formal con el esquema del calendario maya (León,
1983; Rubio, 1992). Nuevamente hacemos mención de los dos tracitos apuntados en la figura circular
número 1 de este conjunto del cerro de S. Cristóbal, concretamente en el cuadrante superior derecho;
indicarían una división radial; su realización es exigua pero no debemos dudar de que intentan sugerir
algo. La expresión temporal basada en la relación Sol-Luna, que para nosotros es casi evidente en S.
Serván, actúa como soporte de nuestros razonamientos; nos atrevemos a suponer pintada una figura
circular con dos tracitos -igual que la realizada aquí- pero inmediata al conjunto pacenses. Diríamos que,
con mucha probabilidad, sería la representación contigua de uno de los dos protagonistas del esquema del
calendario, es decir: el Sol o la Luna; tal atribución estelar creemos que encaja aquí para este tipo de
representaciones.
Si nos basamos en la magnitud de formas, el conjunto ofrece una clara jerarquía dentro de los tipos
empleados: la A número 2, la gran cruz número 13 y los círculos 13, 17 y 18 son los mayores y más
profundamente grabados. No hemos encontrado razón alguna que aclare estas variaciones que suponemos
no son casuales.
En cualquier caso la mezcla de estas formas circulares de posible contenido estelar, las cruces
representación directa de Cristo y las grafías símbolos de Dios principio absoluto ofrecen una apariencia
desorganizada e incluso caótica que parecen expresar unos problemas teológicos quizás producto de
intentar conciliar una cultura tradicional de raíces muy primitivas, basada de alguna manera en cultos o al
menos creencias astrales, con otra cristiana y, nuestro grabado no parece ofrecer una nítida solución al
conflicto.
Lámina I.- Cerro de San Cristóbal, conjunto I
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