Pág
ina1
Publicado por Interculturales
bajo licencia de
El escenario de las migraciones
¿Por qué migran las personas?
Usted es libre de:
Copiar, distribuir y comunicar públicamente la obra
Hacer obras derivadas
Bajo las condiciones siguientes:
Reconocimiento. Debe reconocer los créditos de la obra de la
manera especificada por el autor o el licenciador (pero no de
una manera que sugiera que tiene su apoyo o apoyan el uso
que hace de su obra).
No comercial. No puede utilizar esta obra para fines
comerciales.
Compartir bajo la misma licencia. Si altera o transforma esta
obra, o genera una obra derivada, sólo puede distribuir la obra
generada bajo una licencia idéntica a ésta.
Al reutilizar o distribuir la obra, tiene que dejar bien claro los términos de
la licencia de esta obra.
Alguna de estas condiciones puede no aplicarse si se obtiene el permiso
del titular de los derechos de autor
Nada en esta licencia menoscaba o restringe los derechos morales del
autor.
www.interculturales.ning.com
2009
Este trabajo ha sido realizado basándose en las siguientes publicaciones:
GIMÉNEZ Romero, Carlos. (2003) “Qué es la inmigración”. Ed Integral.
Colectivo IOE. (1999) “Inmigrantes, trabajadores, ciudadanos. Una visión de las migraciones
desde España”. Universidad de Valencia.
Pág
ina2
A manera de introducción…
Imagínese en la siguiente situación: suponga que el lugar donde
usted vive con su familia está golpeado por la mala calidad de vida,
la falta de empleo y oportunidades, la inseguridad, la corrupción
de los gobiernos. Usted confía en que las cosas mejoren, es
optimista, se involucra en los asuntos de su comunidad para
intentar que las cosas cambien, hace sus propios proyectos de vida,
o hasta piensa en comenzar su propia empresa, aunque sea
pequeña, con tal de ofrecer a su familia cierta estabilidad… pero
pasa el tiempo y por mucho que usted se haya esforzado en
estudiar una carrera profesional, o buscado un empleo digno que
le permita sacar adelante a su familia, o intentado cambiar las
cosas en su entorno, esa oportunidad simplemente no llega.
Pasan los años y la situación no parece cambiar y si lo hace, es para
peor. El dinero no alcanza, se empieza a hacer frecuente pedir
préstamos que se van acumulando. Y no es que le gusten los lujos
o el derroche. De hecho, ya ni se acuerda cuándo fue la última vez
que se compró ropa o se fue con su familia de paseo… y ni hablar
de vacaciones. Se desespera, a veces pierde toda esperanza en el
futuro y se pregunta por qué la vida es tan injusta. Ya no
encuentra nada alentador. Usted tiene que hacer algo.
Un día, usted escucha de un lugar en el que, aunque trabajase en
un empleo muy modesto, podría ganar dinero suficiente para
cubrir las necesidades de su familia: alimentación, vivienda,
educación. Es más, si trabajase más horas y ahorrase al máximo,
podría hasta conseguir dinero suficiente para poner en marcha esa
pequeña empresa que había planeado... el único inconveniente es
que debe separarse de su familia, de sus hijos, de sus padres y
hermanos por mucho tiempo, hasta años, para trabajar en un
lugar totalmente desconocido, donde puede que hablen otro
lenguaje, incluso hasta le desprecien, le persigan. Puede que el
viaje mismo ponga en riesgo su propia vida.
¿Qué hará?...
Pág
ina3
Contenidos
A manera de introducción… ..................................2
EL ESCENARIO DE LAS MIGRACIONES ....................4
La perspectiva global .............................................4
¿Son los movimientos migratorios un
fenómeno nuevo el mundo? ..........................4
Un ejemplo vivo de flujos migratorios ...........4
Teorías globales acerca de las causas y
motivos de las migraciones ............................6
La perspectiva del migrante...................................9
La dimensión personal del migrante como actor y
sujeto social .......................................................9
La dimensión laboral y jurídica ....................... 10
La perspectiva de la población receptora ........... 11
Efectos de los procesos migratorios ................ 12
CONCLUSIONES ................................................... 13
Algunas cuestiones especiales de política e
integración sociales ........................................ 13
Pág
ina4
EL ESCENARIO DE LAS MIGRACIONES
La perspectiva global
¿Son los movimientos migratorios un
fenómeno nuevo el mundo?
Frecuentemente, sobre todo en los países ricos,
los discursos que se escuchan comúnmente dan a
entender que el fenómeno migratorio es cosa
reciente, cuando en realidad el movimiento de
poblaciones es tan antiguo como la historia
humana. Estos discursos parecen olvidar un hecho
muy elemental: desde su origen como especie, los
grupos de personas eran nómadas que
establecían su residencia en función de los
recursos disponibles. De hecho, algunos expertos
fijan la fecha de las migraciones importantes hacia
unos cuatro mil años atrás.
Podríamos decir que el período de las migraciones
internacionales modernas se sitúa en los últimos
cinco siglos, y podemos dividir este período en
otros cuatro sub-períodos diferenciados: el
primero desde el comienzo de la constitución de
la economía-mundo hasta el despegue de la
industrialización capitalista, el segundo comienza
con la constitución del libre mercado de mano de
obra y se interrumpe debido al impacto de las dos
guerras mundiales, el tercero marca un nuevo
auge con la expansión del capitalismo de
posguerra, y el cuarto (década de los setenta
hasta ahora) se caracteriza por la globalización
económica, que se traduce en migraciones más
diversificadas y en aumento.
Este trabajo estará centrado en el contexto de
este último sub-período, donde queremos
subrayar el concepto de globalización,
especialmente en el plano económico, donde el
todo flujo de capital, de mercado de trabajo, del
proceso de producción, organización, información
y tecnología opera simultáneamente a escala
mundial.
Esto significa que no hay economías nacionales ni
políticas económicas nacionales separadas. Todo
lo contrario. Las tendencias son las de: a)
movimiento de capital con inversiones en países
del Sur, que moviliza mano de obra en el terreno
laboral y crea nuevos vínculos materiales e
ideológicos; b) Las grandes ciudades se convierten
en centros neurálgicos del capital financiero que a
su vez genera demanda de mano de obra
polarizada en el sector servicios; y c) los países
ricos se convierten en el principal destino de
inversiones, que a su vez genera más demanda de
trabajadores, demanda dirigida a la población
extranjera… con todo esto, es inevitable que la
globalización económica incremente los flujos
migratorios.
Hemos querido comenzar con el proceso de
globalización mundial porque este marca
fuertemente el contexto de los flujos migratorios
actuales, no solo desde la perspectiva global, sino
las mismas experiencias y proyectos de vida,
como iremos descubriendo más adelante.
Un ejemplo vivo de flujos migratorios
Siempre es interesante analizar el contexto
histórico de cada país en el que se dan los flujos
migratorios, pues estos contextos nos hacen ver
otras perspectivas.
Por considerar un ejemplo, podríamos hablar
acerca de la migración en España partiendo de los
cambios económicos que experimentó este país a
partir de las últimas tres décadas, pero
perderíamos de vista algunos datos interesantes si
no analizamos su contexto histórico. Por ello,
recordemos las migraciones en la historia de
España unos siglos más atrás, a partir del siglo XV.
Pág
ina5
A veces parece olvidarse que, allá entre los años
1492 y 1850, la historia de España estuvo
fuertemente marcada por los flujos de personas y
también por los intentos por controlarlos. De
hecho, destacan dos acontecimientos importantes
en estas fechas: la reconquista frente al dominio
musulmán por un lado y el descubrimiento de
América por otro, iniciando un proceso de
colonización. No solo allí, sino también en Asia,
con la conquista española en Filipinas, y con un
correspondiente tráfico de esclavos provenientes
sobre todo de China, Japón, Malasia y Filipinas
misma.
La emigración española también marca una etapa
importante en la historia del país. Recordemos el
período de la emigración española hacia el
interior de Europa, cuyo principal destino fue
Francia a raíz de la Primera Guerra Mundial. Otros
desplazamientos fueron hacia el norte de África,
especialmente a Argelia y Marruecos en el siglo
XIX donde coexistían los residentes permanentes
con la emigración temporal. Y otro período
célebre fue la emigración a América, donde se
estiman que emigraron unos 3,5 millones de
españoles hacia Argentina, Brasil, Uruguay, Cuba,
México, Venezuela y el Caribe.
La gran novedad de las últimas décadas en el caso
español es simplemente un cambio de dirección
en los flujos migratorios. Actualmente estamos en
la parte de la historia marcada por la aparición de
inmigración a España. Se afirma que España ha
pasado de ser un país de emigración a un país
receptor de inmigración en tendencias generales,
y esto es cierto respecto a las tendencias, pues
actualmente la población inmigrante solo llega al
10% de la población total en España.
Surge entonces la primera pregunta: ¿por qué
causa más alarma este flujo migratorio en España
que los otros flujos migratorios?
En el marco mundial el contexto de referencia
para España es el de la Comunidad Europea, y es
conveniente tener presentes los datos de la
población inmigrante en el resto de esos países
comunitarios cuando se escuchan discursos que
dan a entender que la migración es una ‘invasión’,
‘amenaza’ o ‘avalancha’ y que traspasa un
supuesto ‘umbral de tolerancia’. Si esto fuese así,
entonces esa intolerancia sería sumamente
marcada en países como Suiza o Austria, donde el
porcentaje de población migrante pasa del 14 y el
22 por ciento, eso sin tomar en cuenta otros
países, como Kuwait o los Emiratos Árabes
Unidos, donde la población inmigrante alcanza el
60 y 70 por ciento.
Países por proporción de población inmigrante. 2005 Fuente: World Population Policies 2005
Cantidad de inmigrantes
% de inmigrantes respecto al total de población nacional
Suiza 1.660.000 22,8
Austria 1.234.000 14,9 Alemania 10.144.000 12, 3
España 4.790.000 10, 7 Países Bajos 1.638.000 10,5 Francia 6.471.000 10,1
Reino Unido 5.408.000 8,9 Grecia 974.000 8,6
Bélgica 719.000 6,9 Italia 2.519.000 4,2
Los 10 países europeos con mayor población extranjera. 2008.
Fuente: EUROSTAT
Pág
ina6
¿Por qué migran las personas?
Teorías globales acerca de las causas y
motivos de las migraciones
Una vez contextualizado este escenario global en
que se desarrollan los flujos y procesos
migratorios, es momento de introducir conceptos
teóricos.
Explicaremos algunas de las teorías globales más
comunes en las que los expertos están más o
menos de acuerdo. Estas son la teoría de la
modernización, la teoría de la dependencia, y la
teoría de la articulación y transnacionalismo, que
ha generado en la reciente teoría de sistemas y
redes.
Teoría de la modernización
Desde este enfoque, se entiende que el desarrollo
de toda sociedad conlleva a una evolución natural
desde lo rural a lo urbano, desde el subdesarrollo
al desarrollo, de lo tradicional a lo moderno. Se
asume que esta evolución se divide en escalas de
desarrollo de menor o mayor grado y que los
países o regiones, si adoptan medidas adecuadas
y se esfuerzan, entonces podrán mejorar su
situación tarde o temprano. Sobre este supuesto,
las migraciones son un factor de modernización. O
en otras palabras un proceso de mejora desde una
situación de partir desde la pobreza y subempleo
a otra de llegar a una mejoría.
Bajo la teoría de la modernización, el migrante es
un emprendedor, un agente de su propio cambio
e innovación. Y la migración es simplemente un
camino desde el subdesarrollo al desarrollo, que
combina factores de expulsión y atracción. Entre
los factores de expulsión se consideran las
condiciones de vida: subempleo, bajos ingresos,
baja calidad de vida.
También están los de índole social, político, e
ideológico, tales como la falta de libertades,
violencia, represión, persecución, o también los
factores específicos de género, especialmente en
las mujeres que migran.
Por el lado contrario, los factores de atracción son
aquellos que existen en las sociedades de
recepción, como la demanda laboral, la necesidad
de mano de obra, un Estado de Bienestar,
libertades democráticas, ausencia de guerra… lo
que es interesante destacar es que, bajo este
enfoque, los factores de expulsión y atracción
están estrechamente interconectados, cosa que a
veces se suele olvidar en algunos discursos que,
por una u otra razón, prefieren solo ver los
factores de expulsión.
Críticas hacia esta teoría
La principal crítica a la teoría de la modernización
es hacia su lógica lineal, idealizadora,
individualista. Al poner la migración solo como un
camino entre lo peor hacia lo mejor, es incapaz de
explicar por qué no se emigra de cualquier punto
del planeta a otro cualquier punto del planeta,
cuando, como los hechos demuestran, se migra
solo de ciertos países –incluso regiones
específicas- a otros ciertos países concretos. Los
migrantes no proceden de todas partes, sino de
ciertas áreas, tampoco se asientan en cualquier
sitio, sino solo en regiones concretas de las
sociedades receptoras. Siendo esta una
característica distintiva, la teoría de la
modernización queda limitada. Otra crítica es el
enfoque de esta teoría: la unidad de análisis es la
persona que migra y su objeto de estudio es la
adaptación del migrante, dejando de lado los
contextos económicos y políticos. Agregamos a
esta crítica el hecho de que todo pareciera indicar
que la migración no existe por causa de un
proceso de ‘evolución natural’ hacia una mejora,
sino todo lo contrario, es porque no existe mejora
que existe la migración… y de esta lógica aparece
la siguiente teoría.
Pág
ina7
Teoría de la dependencia
La teoría de la dependencia pone el enfoque en la
‘otra cara de la moneda’. Si la teoría de la
modernización, ponía el énfasis en que existe una
‘evolución natural’ del subdesarrollo al desarrollo,
la teoría de la dependencia pone al desarrollo y al
subdesarrollo en un terreno de desigualdad y
subordinación a partir de la riqueza y el poder, y
por tanto, de la dependencia de unos a otros: ‘Si
estás desarrollado es a costa de mi subdesarrollo’.
Bajo este supuesto, las migraciones son un simple
flujo de mercancías, la mano de obra barata y
materia primas desde los países y regiones
dependientes hacia los países dominantes. El
flujo migratorio supone un mecanismo de
extracción de renta y beneficio económico que a
la vez empobrece a los países emisores, no solo
por la mano de obra y materias primas, sino por la
llamada ‘fuga de cerebros’ que provocan pérdidas
de recursos claves en sus desarrollos.
Esta teoría ha sido útil porque saca a la luz nuevas
formas de correlación entre las migraciones y la
desigualdad internacional y ha sido capaz de
demostrar los beneficios y pérdidas entre los
países emisores y receptores. Por tanto, si se
quiere evitar o reducir las migraciones, hay que
intervenir en las causas que la provocan, logrando
una mayor igualdad internacional en los terrenos
políticos y económicos, avanzando hacia una
interdependencia en términos de igualdad.
Críticas
Lo que no acaba de convencer a los expertos
acerca de esta teoría es el negativismo o
pesimismo desde el que es articulada, por
quedarse en el análisis de las estructuras globales
de tipo económico y político, y por concebir al
migrante como un sujeto pasivo. Tampoco es
capaz de explicar el por qué de la concentración
de los flujos migratorios en regiones concretas.
Teoría de la articulación y transnacionalismo
Se refiere a la articulación de los modos de
producción, los sistemas de relaciones técnicas y
sociales de producción, distribución e intercambio
de bienes. Desde el surgimiento del modelo de
producción capitalista, este ha alterado y
subordinado otros medios de producción
existentes. Desde ese enfoque, las migraciones
son concebidas como procesos de configuración
de nuevas relaciones, conexiones y redes entre
origen y destino. Incluso el mismo migrante
mantiene redes con su país de origen. Esta
vinculación es de tal fuerza que también genera
campos sociales transnacionales, es decir,
realidades familiares, comerciales, políticas,
sociales, culturales que llegan a traspasar la lógica
y límites de los Estados-nación, de esta manera los
migrantes son transmigrantes, cuya vida
transcurre entre dos mundos sociales,
geopolíticos y culturales, lo que deriva a una
teoría más refinada, la teoría de los sistemas y
redes.
Algunos aspectos sobre los que arroja luz esta
teoría son la disparidad entre las oportunidades
del país de origen y las expectativas que ven los
migrantes en otros países, los estímulos
constantes que las redes y los medios de
comunicación presentan desde el mundo rico, los
factores de atracción que cobran fuerza
especialmente en los familiares y amigos ya
establecidos en el extranjero, siendo el migrante
un eslabón de la cadena y el papel clave de estas
redes a la hora de elegir un destino.
Críticas
Esta teoría es más reciente y arroja luz en buena
parte del proceso migratorio que las otras teorías
no podían explicar. A pesar de ello también tiene
sus limitaciones. Entre estas que colocan al
migrante como un objeto –un eslabón- y no un
sujeto que puede tomar su propia decisión de
migrar o no migrar.
Pág
ina8
La teoría de la articulación tampoco puede
explicar, al igual que las teorías anteriores, el por
qué la gente NO migra y decide quedarse en sus
lugares de origen, dado que una vasta parte de las
sociedades permanecen en sus entornos.
Una vez que hemos analizado las principales
teorías acerca de los procesos migratorios,
introduzcamos otros elementos que también
caracterizan a las migraciones actuales. Estos son
la movilidad, la bipolaridad, el asentamiento, la
durabilidad y la finalidad.
La movilidad. Ya hemos mencionado que la
movilidad de los humanos no es algo reciente sino
que su historia va muy ligada con
desplazamientos. Esta movilidad no es solo de
origen biológico, sino cultural, y aprendizaje
situacional transmitido en las generaciones. Pues
bien, existen diferentes tipos de desplazamientos,
por una parte tenemos las migraciones por
necesidad, o por la búsqueda de libertad, pero
también existen los desplazamientos impuestos,
como la esclavitud. Otras más son los
desplazamientos inducidos por causa de los
gobiernos de algunos países, e incluso los
desplazamientos voluntarios. Gran parte de los
desplazamientos ‘modernos’ suelen estar
fuertemente condicionadas por factores
económicos y sociopolíticos, e influenciadas por
las políticas y normas gubernamentales.
Bipolaridad. En una migración siempre existe una
dicotomía: un proceso de salida y alejamiento de
un lugar físico y social, con todo lo que ello
conlleva, y otro proceso de llegada, en un
contexto nuevo, y generalmente desconocido e
influido por nuevas normas legislativas, pautas
culturales, usos y costumbres, historia…
Asentamiento. La llegada de la persona migrante
necesariamente incluye un proceso de ubicación,
de estancia, permanencia y asentamiento. El
aprendizaje del nuevo entorno implica contar con
un mínimo apoyo relacional, por lo menos en las
primeras fases.
Durabilidad. Los desplazamientos suelen
distinguirse entre las migraciones temporales y las
migraciones permanentes. Con todo, el
denominador común es la temporalidad, y esta
temporalidad o duración de la experiencia
migratoria no suele estar fijada de antemano. Es
importante tener este dato en cuenta, ya que
muchas veces, cuando se suele estudiar la
migración, se malinterpreta la temporalidad.
Cuando se le pregunta a un migrante si aspira a
quedarse, podría contestar que sí, pero lo cierto
es que puede que esa sea su intención sin que eso
indique de hecho que así será: los proyectos
migratorios pueden ser fácilmente alterados.
Finalidad. Por último, toda la odisea de migrar no
es solo porque sí. Tiene una finalidad, un motivo,
y según ese motivo, el migrante tomará un
camino u otro. Por ello, mientras los motivos para
migrar sean puramente económicos para algunos,
también existen motivos políticos, represión
religiosa, debido a catástrofes naturales, incluso
por estudios o hasta jubilación. Debemos también
mencionar a aquellas migraciones ‘colaterales’,
que son las que hacen las personas para
reagruparse con su familiar que habría migrado
anteriormente. Con lo cual, es imposible
generalizar dado que cada migración responde a
unas necesidades y finalidades específicas.
Otros elementos más que se relacionan con los
anteriores son: globalización, donde
prácticamente ninguna zona del mundo queda al
margen de las corrientes migratorias
transnacionales. Diversificación, donde no existe
un modelo único de migración; aceleración, pues
los flujos migratorios se multiplican a un ritmo
notable y no cesa de crecer, especialmente
durante los últimos 20 años, y por último la
feminización, un elemento clave dado que las
mujeres ahora se encuentran en todas las
regiones y en todos los tipos de flujos migratorios,
aunado a las ramas laborales que demandan
mano de obra femenina. A lo largo de este
trabajo todos estos elementos se evidencian de
una u otra forma.
Pág
ina9
La perspectiva del migrante
La dimensión personal del migrante
como actor y sujeto social
Cuando analizamos los procesos migratorios
desde una perspectiva global, es difícil que con
esos ‘enormes radares’ podamos verificar
absolutamente todos los aspectos implicados.
¿Cambiaría la imagen si ‘bajamos a pie de calle’ a
analizar las migraciones desde otra perspectiva?
¿y cuál perspectiva?
Una de las debilidades de los enfoques teóricos
globales es la de considerar a las personas
migrantes como una masa, o como algo abstracto.
No es que estos enfoques no sirvan, por supuesto
que ayudan a entender los procesos principales, y
justamente ese es su límite, que son capaces de
identificar procesos globales. Sin embargo,
cuando hablamos de migraciones estamos
hablando también de personas con deseos,
intereses, derechos, deberes. De individuos
particulares con sus propias historias y relaciones.
Por tanto, el migrante, en tanto que persona e
individuo, es un principal protagonista.
Y es que la migración no es nunca una experiencia
indiferente sino intensa. La persona –preparada o
no- tiene que dejar su vecindad, su comunidad, su
familia, despegarse de los amigos para entrar a
otro país y resolver los miles de nuevos problemas
que surgen, aparte de los propios del día a día.
Todo ello supone un esfuerzo considerable sobre
todo en la primera fase de llegada.
Cuando la migración es clandestina, la realidad se
torna bastante más cruda y dramática, incluso
implica un riesgo a la integridad física, a su propia
vida. La migración, por tanto, suele estar
acompañada de grandes dosis de soledad,
nostalgia, desilusión e incertidumbre, cosa que
rara vez aparece en los medios de comunicación
masivos.
La experiencia migratoria es también una historia
de ilusión, mejora, aprendizaje positivo y hasta de
éxito personal y familiar.
Los contextos históricos y sociales ciertamente
condicionan los flujos migratorios en gran
manera, sirven de marco de acción. Pero estos de
ningún modo determinan las acciones individuales
de las personas, ni sus estrategias. Por ello, al
analizar las migraciones, deben tenerse en cuenta
a las personas que migran como actores y sujetos
sociales, pues ellos son los que elaboran y
ejecutan los proyectos migratorios en función de
otros elementos como los valores culturales,
sistemas de género, estructuras familiares, etc. La
combinación de todos estos factores junto con los
condicionantes macrosociales da lugar a las
diversas trayectorias migratorias.
Ahora bien, ya habíamos mencionado antes a la
diversificación y a las motivaciones como factores
comunes en los flujos migratorios, pero ¿cómo
influyen estas a la perspectiva personal del
migrante? Puesto que la migración no es un
producto de la casualidad, dirijamos la mirada a
los principales proyectos personales y sus
motivaciones, y analicemos ahora las experiencias
migratorias desde la perspectiva de la persona
migrante.
Desde su perspectiva, se pueden distinguir los
siguientes motivos por los que una persona
decide migrar: migrar para asegurar la
supervivencia de la familia, para promocionarse
personalmente, por la aventura, por seguir a una
pareja sentimental, y para encontrarse con
familiares ya emigrados. Es importante aclarar
que no se trata de hacer una clasificación o
‘etiqueta’ de cada migrante, pues es común que
no haya un solo motivo o tipo, sino una
interacción o mezcla de ellos, dependiendo de
cada situación.
Veamos un poco más cada uno de estos.
Pág
ina1
0
Migrar para asegurar la supervivencia de la
familia, especialmente de los hijos.
En este caso, la motivación es principalmente
económica, y las estrategias serán dirigidas a
maximizar el ahorro y minimizar los gastos con el
fin de enviar remesas. Todo se subordina a este
objetivo y, bajo esta lógica, podemos entender
por qué, por ejemplo, el o la migrante mantiene
algunas prácticas como la alimentación
monótona, organizarse para disponer tiempo para
trabajar más, vivir compartiendo pisos,
habitaciones o hasta camas. Cabe aclarar que a
veces se malinterpretan estas estrategias como si
fuesen pautas culturales, cuando en realidad no lo
son.
Migrar para promocionarse personalmente,
mientras apoyan la familia de origen.
Quien ha migrado por esta razón lo hace porque
sus expectativas de vida ‘moderna’ son más altas
de lo que su entorno local puede ofrecerle, y por
tanto espera alcanzarlas en otro lugar.
Generalmente son jóvenes que en su entorno
conviven con su familia de origen y cuando
migran, pueden seguir dependiendo del apoyo de
su familia. El proyecto de este migrante combina
la motivación económica con el proyecto personal
de autopromoción. Así, el migrante no gastará
toda su energía en el trabajo, al objetivo
económico, sino que desarrollará actividades –
incluyendo aquellas que aumenten su formación
profesional- y relaciones sociales que faciliten su
integración en la sociedad de destino.
Migrar por la aventura.
Normalmente este espíritu ‘aventurero’ está ya
presente en el entorno local del migrante, con lo
que es fácil y ‘normal’ gestar la idea de migrar. En
estos casos, la persona migrante no tiene ningún
reparo ni en el tipo de empleo que ha de hacer, ni
en la posición social que ocupe, aunque sea
descendente con respecto a su lugar de origen, ni
en el lugar de destino, puede ser ahora uno,
después otro… con tal de ‘conocer mundo’.
Migrar por seguir a una pareja sentimental.
Aquí la decisión de migrar no suele estar tomada
por el diseño de un proyecto propio, sino por el
proyecto de vida de otra persona, con lo cual es
frecuente que haya en principio poco entusiasmo,
a veces resignación. Este tipo de migraciones
suele presentar algunas problemáticas para la
persona, dado que sus relaciones tienden a
quedar circunscritas a un ámbito muy reducido,
como el doméstico, produciendo una situación de
aislamiento, especialmente para quienes no
hablan el lenguaje local.
Migrar para encontrarse con familiares ya
emigrados.
Un caso similar al anterior, puesto que no es un
proyecto autónomo. La diferencia está en que la
inserción y las relaciones sociales son
relativamente más fáciles, por ejemplo, al asistir a
la escuela o buscar un empleo.
La dimensión laboral y jurídica
Otra de las dimensiones a tomar en cuenta son las
referentes a las cuestiones laborales y jurídicas, ya
que, inevitablemente, el proceso de incorporación
del nuevo migrante pasa por ellas.
Algunos de los estereotipos más difundidos son
que el migrante solo debe trabajar en aquellos
sectores de baja cualificación, puesto que no está
preparado para desempeñar otro trabajo, y a la
misma vez, que los trabajos desempeñados por el
migrante son un reflejo de su pobre preparación.
Estereotipos totalmente infundados dado que en
realidad existe una gran diversidad de perfiles
profesionales y capacidades laborales.
De hecho, si el migrante está ocupado en empleos
de baja cualificación es precisamente porque esos
son los sectores laborales que el país receptor
dispone para ellos reservando los mejores para los
autóctonos.
Pág
ina1
1
Ese condicionamiento no es algo producido por el
migrante, sino por el mercado laboral y las
políticas del Estado, y al migrante no le queda otra
cosa que aceptarlo si quiere sobrevivir.
Unida a la dimensión laboral tenemos la
dimensión jurídica. El migrante puede encontrar
las puertas abiertas y con generosidad, o cerradas
y con restricciones, siendo esta última condición
la que más se ajusta al panorama actual. Por ello,
el estatus jurídico se convierte no solo en un
requisito legal, sino en toda una señal de
identidad y diferencia respecto al autóctono y
muchas veces hasta en su obsesión. Se distinguen
prácticamente entre dos categorías: quienes
tienen papeles y quienes no.
Para el inmigrante que tiene papeles significa vivir
en un intrincado laberinto de situaciones jurídicas,
ramificados para prácticamente cada situación
que frecuentemente se llegan a extremos que
rayan en lo absurdo.
Para el que no tiene papeles, bien porque entró al
país clandestinamente, o se quedó en el país
después de entrar como turista o bien no pudo
renovar su estancia, las consecuencias de la
irregularidad no se hacen esperar: a nivel
personal, encontramos un estado psicológico de
incertidumbre total, miedo y perplejidad que
carcome la autoestima. A nivel social existe una
imposibilidad de realizar su vida normal, desde
actividades tan cotidianas como caminar
libremente por la calle, tomar el autobús, abrir
una cuenta bancaria, hasta impedir el acceso a
una vivienda (aún en alquiler), empleo en
condiciones, acceso a recursos públicos. En
definitiva, una situación que le envía a la
invisibilidad total y que automáticamente le
coloca en una situación de vulnerabilidad,
exclusión y explotación. Baste ver en los medios
de comunicación los frecuentes casos de abusos y
hasta tragedias cometidas hacia estas personas.
La perspectiva de la población
receptora
Queremos introducir esta perspectiva en el
análisis, dado que no es común tomarla en cuenta
cuando se habla de las migraciones. Las
sociedades receptoras nunca forman una
pluralidad infinita, pero tampoco una identidad
única y homogénea sino que categorizan su
entorno en términos de pertenencia a unos
grupos u otros. Así pues, se abren dos grandes
grupos: ‘nosotros’ y ‘los otros’, etiquetando a la
persona migrante como ‘el otro’. Estas categorías
aparecen espontáneamente como antagonistas,
aunque no sean construidas con las mismas
reglas. Veamos algunas lógicas construidas sobre
esta base.
Lógica nacionalista. Desde esta lógica, los
espacios y sociedades se enmarcan dentro de un
Estado-nación, cuya función es cuidar y defender
el cuerpo social que habita dentro de sus límites
territoriales. Lo normal aquí es que cada quien
debe vivir en su propio espacio estatal-nacional y
por tanto, la llegada de personas que no
corresponden a ese hábitat son considerados
como una ruptura al orden establecido. No hay
que confundir esta postura con ser racista, pero sí
con dar prioridad a los nacionales en el acceso a
recursos. Desde esta postura, los extranjeros son
vistos más como consumidores de recursos de la
sociedad autóctona que como productores de
riqueza.
Lógica culturalista. Esta lógica no se articula en
torno al argumento nacional, sino a la diferencia
cultural, a partir de dos supuestos: que las
culturas son universos cerrados, inmodificables, y
que existen culturas incompatibles que no pueden
coexistir pacíficamente.
Pág
ina1
2
Por tanto, haciendo a un lado cualquier otra
dimensión, la única forma de que dos culturas ‘no
compatibles’ coexistan es mediante la asimilación
o la segregación absoluta, siendo los ejemplos por
antonomasia el de la sociedad española VS la
etnia gitana, o el de la sociedad estadounidense
blanca VS la negra, en EEUU. Justamente esta es la
lógica que está detrás de la tesis del “choque de
civilizaciones”. El etnocentrismo y racismo
también se suelen manifestar bajo esta lógica.
Lógica igualitaria. Esta lógica surge como
antagonista a las otras dos, ya que parte de la
defensa de la igualdad básica de los seres
humanos. Los derechos humanos han de ser
universales sin importar las fronteras estatales, y
los discursos van desde la igualdad de
oportunidades en el terreno económico, el
paternalismo humanista, hasta la crítica acérrima
del actual orden social.
Efectos de los procesos migratorios
Tampoco queremos dejar de lado un breve
apartado sobre los efectos de los procesos
migratorios, ya que la migración produce
impactos no solo en los países receptores, sino
también en los emisores, desde impactos a nivel
local hasta nivel global. Mencionaremos
brevemente algunos de ellos.
En los lugares de origen a nivel local podemos
mencionar la situación de alivio, esperanzas, envío
de remesas e innovación que produce en el
entorno más próximo de la persona que decide
migrar. Supone un factor paliativo de los
problemas existentes en el lugar de origen. Si hay
presión demográfica o desempleo, la migración se
convierte en una válvula de escape. Si hay
represión, se trata simplemente de supervivencia.
Otro de los impactos más importantes a escala
global son precisamente las remesas enviadas al
lugar de origen, convirtiéndose estas en un factor
de desarrollo, no solo familiar, sino incluso
regional y nacional, contribuyendo al aumento del
bienestar social y siendo un factor de influencia y
cambio político. Amén del intercambio de cultura
que conlleva al estar en contacto personas de
diversos lugares de origen.
En los lugares de destino, también tienen mucho
que aportar: aumento demográfico,
especialmente en los países donde la población
está envejeciendo. Este aumento conlleva un
impacto fiscal favorable a la seguridad social,
permitiendo que el bienestar continúe, y sirviendo
como reemplazo de la población activa que se
jubila. La contribución económica y laboral es
también indiscutible en el servicio doméstico y en
el cuidado de las personas mayores, y qué decir
tiene de la facilitación que permite que las
mujeres y los jóvenes de las sociedades
receptoras puedan no solo acceder a una mejor
educación formal, sino incorporarse al mercado
de trabajo, y acceder a puestos más altos o
cualificados.
Las personas migrantes también aumentan la
diversidad cultural de aquellas sociedades a
donde van, aumentan la riqueza cultural y permite
conocer nuevas ‘estrategias de vida’, entre otras.
Pág
ina1
3
CONCLUSIONES
Algunas cuestiones especiales de política
e integración sociales
Todas las personas, sin importar su origen, tienen
necesidades que deben ser satisfechas.
Necesidades elementales como alimentación,
vivienda digna, educación, asistencia sanitaria, y al
resto de recursos y bienes de la sociedad donde
viven. Pero ¿cuán igualitaria es la distribución de
los derechos para acceder a estos recursos?
¿Tienen los mismos derechos las personas
migrantes? ¿cuán preparados están los sistemas
públicos para atender a una población tan
diversa? Estas son las cuestiones que más deben
importar en un Estado de Bienestar.
Con los flujos migratorios, un nuevo sujeto ha
surgido en los Estados receptores de migración,
sujeto que está siendo ignorado por esos Estados.
Se hace necesario que los Estados reconozcan que
sus responsabilidades no pueden ser eludidas y
que adapten los sistemas públicos a las
necesidades reales de la población de facto -
autóctona e inmigrante-, con independencia de
un estatuto jurídico. Esto es especialmente cierto
cuando las personas migrantes no solo no
consumen tantos recursos como pareciese, sino
que aportan, y mucho, a mantener un Estado de
Bienestar, como se ha señalado antes. Pero las
políticas seguidas hasta el momento han sido, más
bien, de control de flujos, de cierre de fronteras,
de represión y estigmatización a las personas
migrantes como si fueran delincuentes.
Una verdadera integración debe facilitar el acceso
a todos los recursos públicos estableciendo un
plano de igualdad entre toda la población sin
importar el origen de cada persona, como sucede
en el caso del sistema sanitario en algunos países,
cuyo acceso es universal. Permitir la participación
de los inmigrantes en la toma de decisiones,
especialmente aquellas que les conciernen más
directamente. Gestionar el pluralismo, adaptando
los servicios públicos a las particularidades y
fomentar activamente un cambio en la sociedad
receptora, pues la integración no cosa de una sola
parte, sino de todas las involucradas. La
integración es pues, una generación constante de
cohesión social y convivencia intercultural,
mediante procesos de adaptación mutua entre
dos sujetos jurídica y culturalmente diferenciados.
Se hablaba antes del factor temporalidad, y aquí
este cobra más importancia, dado que entonces
cabe preguntarse, ¿por cuánto tiempo un
migrante lo es? ¿hasta siempre? ¿nunca dejará de
serlo? ¿no es también un trabajador, un padre o
madre, vecino o vecina? ¿nunca se integrará?
¿qué ocurrirá con sus hijos?
Si se aborda -por ejemplo la dimensión laboral-
desde esa temporalidad, se debería conseguir que
las diferencias entre los trabajadores autóctonos y
migrantes fueran las correspondientes al estatuto
jurídico y a la identidad cultural, pero no en lo
concerniente a salarios, contrataciones,
condiciones de trabajo o formación ocupacional.
De esta manera se abre la puerta al proceso
integrador real como incorporación en igualdad
de derechos, deberes y oportunidades.
En la vida cotidiana, esa integración social se
puede promover también cuando se reúnen
pequeños grupos de paisanos en lugares públicos
con el fin de satisfacer la necesidad de verse, de
saber del otro, informarse sobre los
acontecimientos de los países de origen, los
parientes, etc. Pero estas reuniones se suelen ver
con cierto recelo por la población autóctona. Se
plantea entonces un reto de convivencia social.
Entender lo positivo de esas reuniones, así como
activar normas de convivencia básica mediante el
diálogo sería una buena forma de fomentar
políticas de integración social, desde el pluralismo
cultural, superando las tendencias
homogeneizantes, aceptando y celebrando esa
diversidad, y defendiendo dos ideales: la igualdad
y no-discriminación, y el respeto a la diferencia.
Pág
ina1
4
Hablando de las familias e hijos, es importante
tener en cuenta que la experiencia migratoria se
vive de forma muy diferente entre padres e hijos
porque las pautas culturales aún no están tan
arraigadas en el caso de los pequeños, mientras
que los progenitores ya vienen con una cultura de
origen conformada. Lo que hay que evitar
entonces, es que los jóvenes terminen
marginados en una especie de ‘limbo’ de
identidades, sino perfectamente integrados como
parte de ambas culturas, ‘la de aquí y la de allá’.
¿Y qué hay de las dificultades generadas a raíz de
la migración como los de vivienda, convivencia,
racismo, abusos, tráfico de personas, etc.? Pues
bien, hay que tomar en cuenta que todo
fenómeno social siempre representa dificultades.
Sin embargo hay que desligar estos problemas
como propios de la inmigración. Suelen ser más
bien, retos, desafíos, dificultades compartidas con
la población autóctona. Por ejemplo, la
habilitación de viviendas, o la organización del
sistema educativo siempre son dificultades
presentes, haya inmigrantes o no. O si existe
delincuencia, hay que sancionar al delincuente,
sin importar su origen, pero no podemos achacar
a todos el delito de otros.
Con todo, buena parte de los ‘problemas de la
inmigración’ en realidad quiere decir que las cosas
no se están haciendo bien. De lo contrario,
entonces gran parte de esos problemas
simplemente se evitarían. Esto apunta pues, a una
deficiente política de inmigración e integración,
sea por el sistema económico abusivo, o bien por
la ignorancia y falta de educación de grupos
específicos en la población.
Todo comienza por cambiar la percepción sobre la
migración, dejar de verse como un ‘problema’
incluso una ‘amenaza’ y comenzar a verse como
una oportunidad, como un fenómeno, una
situación estructural. Dejando de lado las barreras
que suponen el origen, la cultura, la nacionalidad,
o la religión.
Una gran oportunidad, oportunidad para las
personas que llegan a trabajar; oportunidad para
sus familias, tanto de sus lugares de origen como
la que llevan consigo; oportunidad para las
familias de los países receptores al cuidar de sus
personas mayores, al permitir a los jóvenes de
ambos lados continuar formándose, al permitir a
las mujeres acceder a un empleo; oportunidad
para la economía local al permitir a las pequeñas
empresas sobrevivir, y para la economía de sus
países al permitirles crear nuevos empresas;
oportunidad para enriquecer culturalmente a la
sociedad receptora.
Si se logra cambiar esa percepción entonces todos
los panoramas cambiarían significativamente.