EL DIFÍCIL PARTO DE LA CIVILIZACIÓN CRISTIANA
EL SIGLO VIII
FRANCISCO SUÁREZ SALGUERO
1
Este libro lo ha escrito el Dr. D. Francisco Suárez Salguero, presbítero de la
Archidiócesis de Sevilla, el cual, con su elaboración propia y esmerada, lo
presenta teniendo en cuenta que por algunos de los textos que aquí se ofrecen, no
siendo muchos, cabría también considerarse como a modo de editor.
Agradeciendo a cuantas personas documentan al respecto por diversas fuentes
bibliográficas o informáticas.
Por todo ello y para no causar ningún perjuicio, ni propio ni ajeno, queda
prohibida la reproducción total o parcial de este libro, así como su tratamiento o
transmisión informática, no debiendo utilizarse ni manipularse su contenido por
ningún registro o medio que no sea legal, ni se reproduzcan indebidamente
dichos contenidos, ni por fotografía ni por fotocopia, etc.
2
A MODO DE PRÓLOGO
LA CIVILIZACIÓN CRISTIANA, UN PARTO DIFÍCIL
A finales del siglo VII los musulmanes no habían entrado aún en Europa, pero no
tardaron mucho en hacerse presentes en la Península Ibérica. En poco tiempo invadieron
el reino hispano visigodo, entre los años 711-725. En este tiempo, el actual territorio
de España y Portugal quedó prácticamente ocupado por los islámicos. Todavía emplea-
ron los musulmanes menos tiempo en conquistar otros territorios, los de su entorno
oriental. En 6 años conquistron Arabia, en 4 Siria, en 5 Egipto, en 1 el territorio que hoy
es Libia, en 6 Mesopotamia y en 8 Persia.
Tras la invasión islámica, hubo en España estos tres grupos de población: los hispanos
visigodos (cristianos), los judíos (sefarditas) y los musulmanes (a los que conocemos
como moros). Hay que tener en cuenta que en el reino visigodo de la Península había un
grupo bastante numeroso de judíos, desde la dispersión que provocó la conquista roma-
na de Jerusalén y la destrucción de su famoso templo en tiempos del emperador Tito
(años 79-85). Los judíos en España estuvieron desde entonces en situación bastante pro-
blemática, en muchos casos mal visto e incluso perseguidos. No es de extrañar que aco-
gieran a los musulmanes como libertadores y les prestaran ayuda, con miras a alcanzar
el mismo status social que los cristianos. Hay que tener en cuenta que no pocos judíos
provenientes del norte de África vinieron a acrecentar la población de la Península, pues
los musulmanes, por lo general, no sólo toleraban las prácticas mosaicas sino que tam-
bién confiaban en la capacidad política de los judíos. No faltaron ocasiones para enco-
mendar a los judíos algunos de los lugares que conquistaron los moros.
Los musulmanes llegaron a la Península Ibérica para permanecer en ella, una perma-
nencia que habrá de durar varios siglos, lo cual dio pie a situaciones muy diferentes en-
tre los cristianos, siendo mozárabes los que, de entre ellos, vivieron en territorios musul-
manes o islamizados (de la misma manera que se denominaron mudéjares a los musul-
manes que vivieron en territorios cristianos o reconquistados).
Los mozárabes eran considerados por los musulmanes como dimmíes (grupos no is-
lámicos que, como los judíos en territorio musulmán, gozaban de la protección islámica
tal como la manda el Corán: “No hagáis violencia a los hombres por causa de su fe
[…]. No disputéis con los judíos ni con los cristianos sino en términos amigables […].
Invitadles a abrazar la fe islámica”. Sin embargo, los dimmíes estaban obligados a pa-
gar unos impuestos especiales, de los que estaban eximidos los musulmanes.
Los musulmanes reforzaron mucho en la práctica la política y la cultura de las negó-
ciaciones y acuerdos. Trajeron una cultura de pactos. Por lo que a los mozárabes se
refiere, el compromiso por parte musulmana llevaba consigo no intervenir en los asun-
tos de aquéllos, permitirles la posesión de bienes y no impedirles tener sus costumbres
en privado, no hacer esclavos a sus hijos ni a sus sus mujeres, no obligarles al cambio
de religión ni entrometerse en materia religiosa, respetar sus iglesias, protegerles con-
tra todo ataque de sus enemigos procedentes tanto del interior como del exterior, etc.
Los mozárabes, por su parte, se comprometían a no ayudar a los esclavos fugitivos ni a
3
enemigos de los musulmanes, a comunicar a los musulmanes la situación de sus ene-
migos y a pagar por varón adulto un tributo o yizya anual, de cuantía variable. En el si-
glo IX, al menos, pagaban también un impuesto extraordinario al comienzo o al fin de
cada mes lunar musulmán. Estaban exceptuados de su pago mujeres, niños, minusváli-
dos, enfermos que carecieran de medios de fortuna, mendigos y esclavos. Con relación a
los productos de la tierra estaban obligados a pagar el diezmo de todo, un 10 % del va-
lor de los mismos.
Con el paso del tiempo, y conforme la cultura y costumbres musulmanas se fueron
imponiendo o arraigaron, muchos mozárabes (por diversas causas, políticas, económicas
o religiosas), se fueron convirtiendo al Islam, siendo denominados en estos casos mula-
díes.
Aunque siguieran siendo cristianos, los mozárabes se arabizaron. La relación con los
musulmanes fue, por lo general, pacífica, aunque eran considerados como ciudadanos
de segunda clase. Sus reclamaciones no eran tenidas en cuenta por los juristas islámicos
y, en algunos casos, esta parcialidad dio motivos para no pocas revueltas y motines. Las
autoridades musulmanas presionaban a los cristianos para que se pasaran al Islam. Tal
presión fue a veces violenta.
Tras la conquista de la Península Ibérica, los musulmanes intentaron seguir avanzan-
do, dirigiendo sus miras a Francia. Pero allí fueron derrotados, por Carlos Martel, en
Poitiers (año 732). Los musulmanes vieron frustados sus proyectos de expansión más
allá de los Pirineos.
A Carlos Martel le sucedió en el reino franco su hijo Pipino el Breve, que llegó a ser
coronado por San Bonifacio. Posteriormente, el Papa Zacarías, viendo amenazada Roma
por los lombardos, pidió ayuda a Pipino, el cual llegó a Roma en auxilio de la Santa
Sede, derrotando a los lombardos. Era el año 756, cuando se empezaron a establecer los
Estados Pontificios, de los que formará parte también el exarcado de Rávena.
A Pipino el Breve le sucedió Carlomagno, el cual reforzó la unidad de Europa occi-
dental. Carlomagno hará de la propagación de la fe y de la civilización cristiana el eje
de su gobierno, por lo que, sin distinguir entre el ámbito de lo espiritual y de lo tempo-
ral, consideró como misión suya cuanto podía redundar en provecho de la Iglesia y de
la Cristiandad. El emperador, se convertía en protector y garante de los intereses de la
Iglesia. El Papa también privilegió desde entonces a la Iglesia en Francia y favoreció el
reindo de Carlomagno, con el que se establecerá el Sacro Imperio Romano Germánico,
reforzándose la Cristiandad, tanto a nivel de idea como de ideal.
Todo ello se correspondía con el deseo de la Iglesia y de los pueblos cristianos de al-
canzar la unidad, la plena comunión, sobre la base de los principios evangélicos tenidos
como posibles de aplicar al orden temporal (pero hemos de tener cuidado en no con-
fundir cristiandad con cristianismo). Cristianismo dice relación a la vida personal del
cristiano en cuanto convencido de su fe. Cristiandad, sin embargo, tiene una acepción
más amplia: la Cristiandad es el conjunto de los pueblos y naciones que se proponen
aplicar los principios del Evangelio a todo el orden temporal, reconociendo el papel que
tienen en ello a Iglesia y el Papa. El propósito de Carlomagno será desarrollar una au-
4
téntica política y cultura cristianas, de modo que éstas abarquen toda la extensión de
sus dominios y todos los aspectos de la vida de sus súbditos.1
Tal idea, de una u otra manera, estuvo presente en Europa durante varios siglos, sien-
do esta concepción beneficiosa para los pueblos, independientemente del acierto o desa-
cierto (según las posibilidades) en la aplicación de las enseñanzas evangélicas a ellos.2
De otra parte, las disputas en Bizancio sobre el culto a las imágenes de Santos, de
Cristo y de la Virgen María (iconoclasia), provocaron en el siglo VIII una confusión no
menor que las causadas por herejías habidas anteriormente. El promotor de la polémica
fue el emperador bizantino León III (el Isáurico). En el año 726, ordenó que se quitaran
de las iglesias las imágenes y representaciones de los Santos. Posteriormente, ordenó
también que hubieran de retirarse las imágenes de Cristo y de la Virgen María. El mis-
mo emperador destruyó una imagen de Cristo, muy venerada, que se encontraba sobre
la puerta de su palacio en Constantinopla. El móvil de la postura imperial era más de
índole política que religiosa, teniendo en cuenta presiones judías e islámicas al respecto.
La resistencia a las órdenes imperiales fue una manifestación contra el cesaropapismo
bizantino. Los teólogos escribieron alegatos o exhortaciones a favor del culto a las imá-
genes, destacando en ello San Juan Damasceno. Los patriarcas de Alejandría, Antio-
quía y Jerusalén condenaron igualmente la prohibición, lo mismo que hiciera tembién el
Papa Gregorio III. El emperador replicó a tal condena con represalias contra el Papa,
por lo que la iconoclasia no fue tanto una contienda de Iglesias (Oriental-Occidental)
sino un conflicto del Emperador bizantino contra el Papa.
El sucesor de León III, Constantino V (741-775), prosiguió con la oposición al culto
de las imágenes, llegando a proponer el tema en concilio (celebrado en el año 754), no
siendo un concilio ecuménicamente reconocido. Tras la muerte de Constantino V, su
viuda Irene retiró las órdenes iconoclastas de su esposo. Y así se celebró el II Concilio
de Nicea (VII Ecuménico), con los legados del Papa Adriano I y bajo la legítima auto-
ridad del patriarca Tarasio de Constantinopla. Aquí quedó definida la doctrina católica
(y ortodoxa) sobre el culto a las imágenes. El II Concilio de Nicea sirvió también para
unir más a los Iglesias de Oriente y de Occidente.
Como quiera que sea, podemos calificar este siglo VIII en el que nos adentramos co-
mo el siglo de un alumbramiento: el de la civilización cristiana en Cristiandad.3 Y nos
percatamos de cómo es un parto difícil.
1 En cierto modo, los musulmanes venían a pretender lo mismo, seguramente proponiéndose, a seme-
janza de los cristianos con la Cristiandad, una Musulmanidad. (Lo apuntamos al menos como hipótesis
para pensar, pero habría mucho que matizar en ello).
2 Un texto legislativo de Carlomagno (Capitulario sobre Sajonia, del año 785), sin salirnos del contexto
histórico, nos puede servir para hacernos una idea de cómo se planteaba la Cristiandad, con la presencia
del poder civil y político en la Iglesia: “Todo el que entre por violencia en una iglesia y se lleve algún
objeto o incendie el edificio, por la fuerza o por robar será entregado a la muerte. Todo el que, por
desprecio al cristianismo, se niegue a respetar el santo ayuno cuaresmal y coma carne, será entregado a
la muerte. Todo el que entregue a las llamas el cuerpo de un difunto, según el rito pagano, será en-
tregado a la muerte. Todo sajón no bautizado que intente disimular entre sus compatriotas y se niegue a
que le administren el bautismo, será entregado a la muerte”.
5
3 Aunque ésta la supongamos ya desde Constantino I el Grande, en el siglo IV.
6
A 31 de diciembre del año 701
MURIÓ EL PAPA SERGIO I Y LE SUCEDIÓ JUAN VI
El 8 de septiembre murió en Roma el Papa Sergio I, en el decimocuarto año de su
pontificado.4 Fue muy valorado por su piedad. Recibió sepultura en la Basílica de San
Pedro.
Sergio I instituyó varias fiestas litúrgicas, reforzando la de la Purificación de María (2
de febrero). En adelante son fiestas las de la Anunciación (25 de marzo), la de la Nati-
vidad de María (8 de septiembre), la de la Dormición (Asunción) de María (15 de agos-
to) y la de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre). En la liturgia de la Santa
Misa introdujo la triple invocación del Agnus Dei antes de la Comunión.
Durante la prolongada enfermedad del Papa Conón,5 su archidiácono Pascual había
sobornado simoníacamente a Juan, el exarca bizantino de Rávena, para que le asegurara
la sucesión pontificia. Pascual pagó bien. Así, en el año 687, al morir Conón, el exarca
designó a Pascual como Papa sucesor. Pero la mayoría del clero romano apoyó por el
contrario al arcipreste romano Teodoro. Estando defraudados ambos partidos de los dos
electos, acabaron por elegir canónicamente a Sergio y el exarca Juan dio su aprobación
al respecto. Eso sí, cobrándole la misma cantidad de dinero que le había ofrecido Pas-
cual. El Papa Sergio no pecó de simonía sino que fue víctima de una extorsión.
Los primeros años de su pontificado, como podemos recordar, se vieron perturbados
por todo lo referente al denominado Concilio Quinisexto (II Trulano de Constantino-
pla), que había sido convocado en Constantinopla como complemento disciplinar de los
anteriores Concilios V y VI Ecuménicos. Participaron 200 obispos, todos orientales
menos uno, que aprobaron 102 cánones, muchos de los cuales del todo o en parte con-
trarios a la doctrina y a la política de la Iglesia Occidental y Romana. Lo malo de aque-
lla asamblea fue que se adjudicó los derechos de aprobar los decretos no sólo para la
Iglesia de Oriente sino también para la de Occidente; en consecuencia, cuando el em-
perador Justiniano II envió a Roma las actas del Concilio para que las firmase el Papa,
Sergio I se negó. De modo que el emperador, en el año 693, envió a su guardia personal,
con un tal Zacarías a la cabeza, para que apresara al pontífice recalcitrante y lo condu-
jera, por la fuerza, a Constantinopla. El Papa Sergio apeló al exarca, al tiempo que los
ciudadanos de Roma, reforzados por las tropas llegadas de Rávena, reunieron una fuerza
considerable e hicieron una demostración muy impresionante, sobre todo para Zacarías,
que se aterrorizó a tal punto que fue a implorar protección a Sergio y corrió a escon-
derse bajo la cama del Papa. Éste, por su parte, salió a tranquilizar al pueblo (podemos
suponer que bastante divertido con la aventura), pero ninguno quiso abandonar su
4 Se desconoce su año de nacimiento y por tanto su edad. Era descendiente de una familia siria, de Antio-
quía, asentada en Palermo. Su padre se llamaba Tiberio. Este Papa se conmemora como San Sergio I el 9
de septiembre.
5 Predecesor de Sergio I.
7
puesto cerca del Santo Padre, hasta que el “valeroso” soldado Zacarías abandonó su
refugio y, a la cabeza de sus guardias, partió de la ciudad hacia Constantinopla. No hay
duda de que el asunto hubiese acarreado graves consecuencias para el Papa Sergio, de
no haber sido por el oportuno derrocamiento del emperador Justiniano II, poco tiempo
después.6
El Papa Sergio I, con muy buenos misioneros ingleses, se ocupó mucho en la evange-
lización de las tierras germanas y frisias.7 Bautizó a Caedwalla, rey de los sajones occi-
dentales, que abdicó de su trono y se dedicó a favorecer la evangelización. Sergio I pro-
tegió a los muy destacados Wilfrido de York, Humberto de Lieja y Willibrordo de
Utrecht.8
Como sucesor de Sergio I resultó elegido Papa Juan VI, oriundo de Éfeso.9 Su pon-
tificado empezó el 30 de septiembre.
Papa San Sergio I
6 Ni Sergio I ni sus sucesores aprobaron los cánones del Quinisexto sino tácita y exclusivamente para que
se sirvieran de ellos los orientales, que estaban muy satisfechos con ellos.
7 Alemania y Países Bajos.
8 Todos Santos. A San Willibrordo hace referencia el cuadro que se inserta aquí, dedicado al sueño de
San Sergio I, pintado por Rogier van der Weyden (1400-1464).
9 Número 85 en la sucesión de San Pedro. No se conoce el año de su nacimiento ni se sabe casi nada de
su biografía.
8
9
A 31 de diciembre del año 702
MURIÓ EL REY ÉGICA Y LE SUCEDIÓ WITIZA
Murió en Toledo durante este año el rey Égica, en el decimocuarto año de su reinado,
a los 92 años de edad. Había sido coronado rey en la iglesia toledana de los Santos
Apóstoles. Se había casado con Cixilona, hija de su predecesor Ervigio, el cual le había
obligado a proteger a su familia bajo solemne juramento. No obstante, el odio de Égica
hacia su familia política pudo siempre más que su juramento, procurando por todos los
medios a su alcance verse libre de la obligación contraída. Así fue como en el XV Con-
cilio de Toledo, iniciado en mayo del año 688, en la iglesia toledana de los Santos
Apóstoles, Égica declaró que le resultaba prácticamente imposible mantener su jura-
mento sin obrar injustamente con sus súbditos. Según Égica, había que restituir al pue-
blo todo lo que se le había expoliado por la casa real. Podemos recordar cómo el Con-
cilio resolvió que ambos juramentos eran complementarios, pues nada impedía castigar
a los culpables, aunque se diera protección a los inocentes.
No contento con aquella resolución, Égica convocó un sínodo de obispos en Zaragoza,
a primeros de noviembre del año 691, revocando parcialmente el concilio toledano y
permitiendo libertad de actuación a Égica en relación a la casa real. Todo ello no aca-
rreó sino conflictos con los nobles y con los eclesiásticos más lejanos del entorno tarra-
conense, entorno en el que Égica se encontraba más protegido.
Los contrarios y rebeldes a Égica lograron colocar en el trono a Suniefredo, aunque
Égica, bien pertrechado de tropas y regresando pronto a Toledo, se impuso de nuevo co-
mo rey. Para dar legitimidad a su re-entronización, convocó el XVI Concilio de Toledo
(año 693), desde el que se confiscaron los bienes a los sublevados, revirtiendo todo en el
tesoro real, siendo entonces cuando las sedes metropolitanas de Toledo y Sevilla que-
daron ocupadas por arzobispos del todo leales al rey.10
Égica trató de modificar cuanto pudo a su favor la legislación vigente en su momento,
particularmente el Código de Recesvinto. También legisló contra los judíos las normas
que, desde su Tomo Regio, se ratificaron en el XVII Concilio de Toledo (año 694). Po-
demos recordarlo remitiéndonos a la celebración de ese concilio en el mencionado año
694. Finalmente, Égica se procuró el apoyo de la Iglesia para evitar que, a su muerte, su
familia sufriese una persecución similar a la que él dispensó a la de su antecesor.
El 15 de noviembre del año 700, Égica nombró sucesor a su hijo Witiza, a quien
confió el gobierno de Galicia, estableciendo su residencia real en Tude.11
Witiza tuvo
desde entonces la plena consideración de rey. Égica y Witiza reinaron y gobernaron
conjuntamente, siendo años difíciles. Se produjo un desembarco bizantino en el este pe-
ninsular, hubo epidemia de cólera, rebrotes de peste, meteorología adversa por sequía y
malas cosechas, contribuyendo todo a malestar y tensiones, con algunos focos de re- 10
Faustino fue trasladado desde Braga a Sevilla y el de Sevilla, Félix, fue trasladado a Toledo.
11
Actual Tuy.
10
vueltas. Witiza es ahora el rey sucesor y único de España, como hijo de Égica y de
Cixilona.
Otros hijos de Égica son Oppas,12
a la sazón arzobispo de Sevilla, y Sisebuto, conde
de Coímbra.13
El rey Égica
12
Habiendo sucedido a varios arzobispos de pontificados breves y poco relevantes: Gabriel, Sisberto,
Numancio y Herras.
13
Su descendiente más célebre será Hermenegildo Gutiérrez, reconquistador de Coímbra en el siglo X.
11
A 31 de diciembre del año 703
ESPAÑA EMPOBRECIDA
Lo que llevamos del comenzado siglo VIII, como en el final del anterior siglo VII,
meteorológicamente hablando, es destacado como de mucho frío y persistentes sequías.
La economía española, autárquica y agraria, va mal. Socialmente hablando, el pueblo
español está decadente, nada compacto como gran reino o nación. No están las cosas pa-
ra entusiasmos. Se rinde poco en todos los ámbitos. Culturalmente hay también un cons-
tatable declive en todo. Tenemos una España empobrecida y con hambre.14
14
Nos faltan ya muchas referencias históricas y en muchos ámbitos. La monarquía hispana visigoda está
prácticamente agotada, en guerra civil entre los partidarios de Witiza y de Rodrigo (lo veremos a partir
del año 710). En el año 701 fue destruido el castillo de Lulipa (actual Zalamea de la Serena, en la pro-
vincia de Badajoz), más tarde reconstruido. En Toledo se había celebrado ya el último de los célebres
Concilios que tanto llenaron el siglo VII. El último Concilio fue el XVIII, de cuyas actas no queda rastro
(tal vez no por casualidad) y hasta la fecha en que se celebró es incierta. En este Concilio se suavizaron
las leyes antijudías y se permitió el regreso de los judíos exiliados con la promesa de confiarles la gestión
económica del reino y devolverles lo requisado. Parece ser que esto causó mucha oposición de los obispos
(de un episcopado ya bastante mediocre) hacia el monarca. El rey reaccionó obligando a los clérigos a ca-
sarse, porque era lo normal que vivieran amancebados. Además, Witiza legisló de manera favorable a la
poligamia (muy tolerada socialmente y entre los nobles, que tenían ya más poder que el rey). Esto explica
que la costumbre fuera fácilmente adoptada por los musulmanes, tan dados, desde el mismo Mahoma a
ese modo de vida.
Episcopologios tan célebres como el de Mérida están sumidos en oscuridad y en total falta de noto-
riedad. Los últimos arzobispos emeritenses de los que tenemos noticias, en todo este siglo VIII, son Máxi-
mo y Arnulfo.
12
A 31 de diciembre del año 704
JUSTINIANO II
La política bizantina de la dinastía heracliana,15
proclive a los campesinos libres y a
los pequeños propietarios (stratiotas), no fue del agrado de la tradicional aristocracia de
Oriente.
Bajo Justiniano II, la política gubernamental tomó ese cariz antiaristocrático muy acu-
sado, todo ello unido a la manera de ser vehemente, brusca y provocativa del joven em-
perador, que nunca dudó en emplear la fuerza y que por todo ello se granjeó una opo-
sición extrema. Justiniano II no retrocedía ante la violencia, sino que respondía con más
violencia aún, y llegó a amenazar a la aristocracia con ser totalmente aniquilada si no se
avenía a su política imperial.
Justiniano II cavó su tumba política al llevar a cabo una dura política fiscal para cos-
tear las suntuosas construcciones con las que quería emular a su predecesor y tocayo
Justiniano I (483-565). Ello le convirtió en una figura tremendamente impopular. Su te-
sorero Esteban, un eunuco persa, y el logoteta (secretario) público, el monje Teodoto,
recurrieron a la tortura y a la prisión con el fin de procurarse el dinero necesario para las
obras. Tanto capataces como trabajadores eran azotados y lapidados, si no estaban a la
altura de las exigencias del emperador. El resultado (como podemos recordar) fue el en-
grandecimiento, entre otras muchas construcciones, del palacio imperial, con dos salas
inmensas y suntuosas que comunicaban con la sala del trono.
En el año 695, amotinado el pueblo, con una revuelta de los Azules a la que se unie-
ron los militares, hubo golpe de Estado, con la proclamación imperial de Leoncio. Es-
teban y Teodoto, arrastrados por las calles de Constantinopla, fueron linchados. Justi-
niano fue capturado. Leoncio sólo le amputó la nariz y lo desterró a Crimea. Leoncio
pensó que con una cara tan grotesca y exiliado no reinaría ya más Justiniano II.
Pero Leoncio se equivocaba. Ni el exilio ni la cruel mutilación habían podido aplacar
el espíritu inquieto y fogoso de Justiniano. Disconforme con su destino, no dejó de pen-
sar en su retorno y en su venganza. La deposición de Leoncio (año 698) le animó mu-
cho. Su actitud se hizo cada vez más sospechosa, de manera que las autoridades locales
de Crimea y del Quersoneso decidieron enviarle a Constantinopla para que compare-
ciera ante el nuevo emperador Tiberio III. Advertido a tiempo, Justiniano huyó a Fana-
15
Que gobernó Bizancio desde los años 610 hasta 694 y desde 705 al 711, con los exarcados de Rávena
y Cartago. La dinastía fue iniciada por Heraclio el Viejo, probablemente oriundo de Armenia, que co-
menzó su carrera ascendente en la última guerra mantenida contra los persas. Y el último representante
dinástico al respecto fue Tiberio, hijo y sucesor de Justiniano II. Tiberio había sido nombrado co-em-
perador, pero al morir Justiniano II fue asesinado, a la edad de 6 años. La dinastía heracliana marcó la
transición de los tiempos de la Antigüedad tardía a la Edad Media, en un tiempo en que se perdió gran
parte (el 75 %) del territorio bizantino (Imperio de Oriente), quedando todo reducido a territorio estric-
tamente griego. Entre los acontecimientos decisivos que podemos considerar está el de la expansión
conquistadora del Islam y el asentamiento de los eslavos en los Balcanes.
13
goria16
y se refugió en la Corte de los jázaros, en la entrada del mar de Azov.17
Allí se
casó (año 703) con la hermana del jagan (soberano) de los jázaros, Busir Glavan. Jus-
tiniano llamó Teodora a su esposa.
En Constantinopla, el comportamiento de Justiniano despertaba cada vez mayor in-
quietud; una delegación del emperador Tiberio se presentó en la corte jázara para exigir
la extradición de Justiniano. Con el fin de no turbar las buenas relaciones con el Impe-
rio, Busir decidió corresponder a la demanda del gobierno bizantino y trató de asesinar a
su cuñado, tarea que encomendó a dos de sus oficiales, Papatzys y Balgitzin. Justiniano,
alertado por su mujer del complot, estranguló con sus propias manos a los dos jázaros y
huyó en un bote pesquero. Navegó hasta llegar al Quersoneso, donde reunió a sus parti-
darios, y después de mucho trasiego llegaron todos a la costa occidental del mar Negro.
Allí entró en contacto con Tervel, el kan de los búlgaros, y consiguió su apoyo a cambio
de prometerle dinero y una corona como César.
En cuanto llegue a Constantinopla, lo que Justiniano II piensa hacer, sin duda alguna,
es recuperar su trono.
Constantinopla
16
Península de Tamán.
17
Que al sur tiene el mar Negro.
14
A 31 de diciembre del año 705
MURIÓ EN ROMA EL PAPA JUAN VI Y LE SUCEDE JUAN VII
El 11 de enero de este año falleció en Roma el Papa Juan VI,18
habiendo durado su
pontificado poco más de 3 años. Como su antecesor, Sergio I, Juan VI se vio envuelto
en los rechazos y pocos miramientos del emperador bizantino, a la sazón Tiberio III, te-
niendo conflictos también con el exarca Teofilacto de Rávena. Todo ello fue aprove-
chado por los lombardos de Guisulfo, los cuales no pararon de invadir las llanuras ro-
manas, obligando al Papa a entregarles algunos dominios. El 1 de marzo comenzó el
pontificado del elegido como nuevo Papa: Juan VII, de origen griego.19
JUSTINIANO II RECUPERA EL TRONO DE ORIENTE
En el otoño de este año 705, acompañado de Tervel, llegó Justiniano II a Constanti-
nopla, llevando consigo a un gran ejército eslavo-búlgaro. Sin embargo, este ejército no
pudo nada contra las fuertes murallas de Constantinopla. Tres días pasaron sin resul-
tado, y las pretensiones de Justiniano al trono fueron contestadas con burlas y sarcas-
mos. Entonces, Justiniano, con algunos atrevidos compañeros, se introdujo de noche en
la ciudad, por el tubo de un acueducto. La ciudad, sorprendida, fue presa de pánico, Ti-
berio huyó y dejó el campo libre a su audaz rival. Justiniano, que no sólo tenía enemi-
gos en Constantinopla sino también adeptos, pudo ocupar el palacio imperial y subió al
trono de sus padres por segunda vez, después de diez años de exilio.
Mientras todo esto ocurría, un ataque musulmán devastó la ciudad de Cartago redu-
ciéndola a cenizas y escombros, con toda su población masacrada.20
18
Desconocemos a qué edad.
19
Nacido en Rossano (Calabria), sin que sepamos en qué año ni muchos más datos biográficos. Sí sabe-
mos que sus padres se llamaron Platón y Blata.
20
La pérdida del rico exarcado de Cartago para los bizantinos fue, por el contrario, la gran oportunidad
musulmana para continuar su expansión hacia Europa.
Podemos destacar también en este año 705 el fallecimiento en China de la única mujer emperatriz que
reinó en aquellas vastas tierras durante estos tiempos remotos. Se trata de la emperatriz Wu Zetian, fun-
dadora de la dinastía Zhou. Fue muy déspota. En el año 700 ordenó un ataque masivo contra los nómadas
de la actual Mongolia. 450.000 soldados chinos forzaron a los mongoles a replegarse.
15
A 31 de diciembre del año 706
EN UNA IGLESIA CUALQUIERA
Como no hay mucho que contar en este año, hablemos de lo siguiente: Los libros que
podemos encontrar en una iglesia por estos tiempos son de cuatro clases: los Sacra-
mentarios (Misal y rituales para el bautismo, así como también algunos para la peniten-
cia), los Antifonarios (de Oficio Divino y cantos), los Leccionarios (con las lecturas bí-
blicas usadas en la liturgia) y los Devocionarios (entre los que destacan los concernien-
tes a las bendiciones nupciales).21
Pero no es ni mínima y pobre la liturgia de estos tiem-
pos.
21
Falta mucho aún por desarrollar en la sacramentología del Matrimonio. Aunque hubiera habido otros
precedentes, parece ser que fue en Normandía en donde la fase esponsal entre cristianos dejó de tener lu-
gar en la casa familiar, empezando a desarrollarse ante faciem ecclesiae (a la entrada de la iglesia). Allí el
sacerdote recibía a los esposos, bendecía los anillos, celebraban los esponsales y, acto seguido, entraban
todos juntos (esposos, familiares e invitados) al interior de la iglesia. Allí se celebraba la Misa y se im-
partía la bendición nupcial, justo antes de la Comunión. El tema del consentimiento mutuo no tenía aún la
importancia que fue adquiriendo posteriormente, ya que la edad de contraer matrimonio coincidía casi
con la pubertad (sobre todo en las chicas). Puede decirse que había pocas bodas por amor tal como las
podemos entender en nuestro tiempo. Por lo general, los matrimonios eran todos concertados por las
familias, por los adultos, siendo casi siempre los novios muy jovencitos. Podríamos suponer que, en mu-
chos casos, la Primera Comunión y la Boda, coincidían a estaban muy próximas en el tiempo.
16
A 31 de diciembre del año 707
MURIÓ EL PAPA JUAN VII
El 18 de octubre falleció en Roma el Papa Juan VII, en el segundo año de su pontifi-
cado, siendo sepultado en la Basílica de San Pedro.22
Este Papa se mantuvo siempre muy griego. Fue un gran esteta, de brillante cultura,
muy dedicado a embellecer las iglesias con notables mosaicos. Mantuvo cuanto pudo
los buenos edificios y construyó otros nuevos. Fue siempre un buen representante de la
conservación y del mantenimiento del patrimonio eclesial e histórico.23
Fue también un hábil diplomático que supo ganarse la simpatía de los lombardos, lo-
grando que el nuevo rey, Ariperto II, le restituyera los bienes de la Iglesia que el Papa
Juan VI se había visto obligado a entregar a Guisulfo para que pusiera fin a sus desma-
nes.
¿Será tal vez por este cúmulo de cualidades por lo que sus contemporáneos no paran
de criticarle? Le acusaron de cobardía o de ser demasiado condescendiente en sus rela-
ciones con el emperador Justiniano II. Efectivamente, Justiniano II, habiendo recupe-
rado el trono de Bizancio, exigió a Juan VII que reconociera los famosos decretos del
Concilio Trulano o Quintisexto que el Papa Sergio había rehusado ratificar. Juan VII
consideró sin duda que, en aquella coyuntura, no era oportuno enfrentarse a un empe-
rador rabioso y airado, de modo que no formuló reserva alguna (de momento) respecto a
tales decretos.
Terminó el año sin la elección del nuevo Papa que suceda a Juan VII.
Los musulmanes, desde la destruida Cartago, están desembarcando en la aún bizantina
isla de Mallorca.
22
Desconociendo a qué edad.
23
Las grutas vaticanas han conservado hasta hoy su retrato, realizado con mosaicos cuando él vivía, como
lo prueba la aureola cuadrangular que lo corona.
17
A 31 de diciembre del año 708
LOS PAPAS SISINIO Y CONSTANTINO I
A Juan VII, el 15 de enero, le sucedió Sisinio, una Papa de pontificado muy breve,
pues tan sólo ha sido de 20 días de duración. Era oriundo de Siria. Murió el 4 de fe-
brero. Fue enterrado en la Basílica de San Pedro. Era bastante mayor24
y padecía de go-
ta. Aunque tenían que ayudarle (incluso dándole de comer), era de gran carácter y muy
enérgico. Amó a la Iglesia con toda el alma y sólo buscó siempre aquello que la en-
grandeciera en dignidad. Inició su pontificado con una recaudación de fondos destina-
dos a restaurar las muy deterioradas murallas de Roma. También tuvo tiempo para or-
denar a un obispo destinado a Córcega.
El 25 de marzo (Fiesta de la Anunciación) comenzó el pontificado del nuevo Papa,
habiendo sido elegido Constantino I. Es natural de Tiro (Siria) y siempre ha sabido estar
muy bien relacionado con Justiniano II.25
El Papa Sisinio
MUZA
En España, el rey Witiza asoció en este año al trono a su hijo Agila II.26
Mientras
tanto, en el norte de África, Muza (Musa ibn Nusayr), un judío converso al Islam, sien-
do valí (gobernador) de Ifriqiya,27
conquistó Tánger, la capital de la provincia hispana
visigoda denominada Tingitana.
24
No sabemos su año de nacimiento.
25
Pero desconocemos el año de su nacimiento.
26
Soberano en la Tarraconense y en la Narbonense.
27
Territorios que hoy se corresponden con Argelia, Túnez y Marruecos.
18
A 31 de diciembre del año 709
CEUTA MOZÁRABE
Muza, haciéndose presente en Ceuta, en vez de conquistarla por la fuerza pacta con
sus habitantes que se le sometan, a cambio de que les sean respetadas sus costumbres.28
Entre los cristianos se está dando cada vez más un incremento de la devoción a San
Miguel Arcángel.29
28
Tenemos así uno de los primeros ejemplos de una comunidad mozárabe. En el Diccionario de la RAE,
para el término mozárabe, sacamos (siempre como adjetivo): 1) Se dice del individuo de la población
hispánica que, consentida por el derecho islámico como tributaria, vivió en la España musulmana hasta
fines del siglo XI conservando su religión cristiana e incluso su organización eclesiástica y judicial. 2) Se
dice del individuo de las mismas comunidades emigrado a los reinos cristianos del norte, llevando con-
sigo elementos culturales musulmanes. 3) Se dice del individuo de la comunidad toledana de ese tipo,
mucho tiempo subsistente, que pudo por especial privilegio conservar la vieja liturgia visigótica frente a
la romana. 4) Perteneciente o relativo a las comunidades antedichas. 5) Se dice de la lengua romance, hoy
extinta, heredera del latín vulgar visigótico, que, contaminada de árabe, hablaban cristianos y musulmanes
en la España islámica. 6) Perteneciente o relativo a esta lengua. 7) Se dice especialmente de la Misa, rito
o liturgia que usaron los mozárabes y que aún se conservan en una capilla de la catedral de Toledo y en
otros lugares.
29
En el monte Saint Michel, al norte de Francia, se construye la primera capilla de la Cristiandad dedica-
da al Santo Arcángel.
19
A 31 de diciembre del año 710
MURIÓ EL REY WITIZA
Y SE ORIGINÓ GUERRA CIVIL
ENTRE PARTIDARIOS DE AGILA II Y DON RODRIGO
Witiza murió, de muerte natural, en Toledo, en el octavo año de su reinado, un reinado
bastante en crisis.30
Sucedió en el trono a su padre Égica.
Rodrigo, duque de la Bética, fue proclamado rey, mientras corría el mes de marzo.31
Se desató, pues, como consecuencia de ello, guerra civil entre los partidarios de Rodrigo
y los partidarios de Witiza y Agila II. Para hacerle frente a Don Rodrigo (que es como
mejor se le conoce), Agila pide ayuda a los musulmanes del norte de África.
30
Sin que sepamos exactamente su edad, aunque parece ser que bastante joven, tal vez a punto de cum-
plir 30 años.
Su reinado, muy débil, coincide con la crisis final del reino de Toledo. En esos momentos, el poder de
los reyes era muy reducido, y el Estado se encontraba dividido en células, en las que los nobles actuaban
como señores independientes.
Se cuentan muchas cosas inciertas de Witiza. Casi todos los historiadores hablan de él como un perver-
tido inmoral, de excesivo permisivismo. Las noticias de su reinado son escasas y confusas, atribuyéndose
al monarca fama de lujurioso y deshonesto. Promovió escandalosas costumbres, disolvió concilios y selló
cánones a su antojo. Tomó nuevas esposas y concubinas; y para evitar la reacción de la Iglesia toleró, casi
incentivó, que clérigos, incluidos los obispos, pudieran disfrutar de las mujeres.
Se enamoró de su sobrina, la hermosa Luz Vitula Fernández, la cual le rechazaba, ya que estaba ena-
morada de otro tío suyo, el conocido Favila, duque de Cantabria, con quien se casó en secreto, teniendo
como hijos a Pelayo (el famoso héroe regio en la batalla de Covadonga contra los musulmanes) y a Or-
mesinda.
Tras la muerte de Favila, a manos de Witiza (según la conocida Crónica Albeldense), su viuda doña Luz
y sus hijos fueron desterrados a las tierras del norte.
La Crónica Albeldense (Chronicon Albeldense), entre otras, es un manuscrito anónimo, redactado en
latín y finalizado en el año 881. En un formato de crónica histórica, relata pasajes de la historia antigua y
española. Es una de las pocas fuentes de que disponemos el final del reino hispanogodo, de los inicios de
la invasión islámica en España y de los comienzos del reino de Asturias.
El nombre de Albeldense le viene del códice del monasterio de San Martín de Albelda, en la riojana
Albelda de Iregua, copiado y continuado por el monje Vigila o Vigilán hasta el año 976. De ahí el nombre
respectivo de Códice vigilano.
La versión más completa que se conserva de la crónica se encuentra en la Real Academia de la Historia
y es un manuscrito procedente del monasterio de San Millán de la Cogolla que data del año 951 aproxi-
madamente.
31
Una facción de funcionarios palatinos, seguramente derivada de los perjudicados por Égica, colocó en
el trono a Roderico (Don Rodrigo), el cual, sin embargo, no tuvo suficiente respaldo por parte de muchos
nobles ni de los eclesiásticos.
Don Rodrigo (así se supone históricamente con buen fundamento) se hallaba combatiendo a los vas-
cones cuando desembarcaron los musulmanes en la Península (año 711). Ese combatir a los vascones
tenía que ver con hacer frente a una rebelión de la nobleza partidaria de Witiza, dirigida por los magnates
que apoyaban a los hijos del fallecido rey (aún menores) y que dominaban al menos en las tierras ta-
rraconenses y narbonenses. Sabemos que Don Rodrigo dominaba sobre todo la Bética, la Cartaginense y
la Lusitania (lugares desde los que emitió moneda).
20
La historia, en resumen, es como sigue: Witiza muere (febrero) por causas naturales y
sus partidarios, como estaba previsto, eligen rey a su primogénito de 10 años, Agila II, a
la sazón duque de la Tarraconense; pero ante el rumor de que éstos quieren desmembrar
el reino, se reúne en Toledo el Aula Regia o Senado, que (a 1 de marzo) elige a Don Ro-
drigo, duque de la Bética e hijo del duque Teodofredo (a su vez, supuesto hijo de Chin-
dasvinto). Teodofredo perdió los ojos32
por haberse sublevado en Córdoba contra Wi-
tiza, por lo que ambos reyes son claros enemigos. Rodrigo fue ungido rey y estalló la
guerra civil con extrema virulencia entre las familias de Wamba y de Chindasvinto, en-
cabezadas por ambos pretendientes. Agila II será expulsado de Toledo, pero gobernará
la Tarraconense y la Narbonense hasta su muerte. La viuda de Witiza y sus hijos Ol-
mundo y Ardabasto huyen de Toledo y se refugian en Galicia. Rodrigo derrota y mata a
Requesindo (tutor de Agila y sus hermanos), que controlaba la Bética, y entra en Se-
villa; pero el arzobispo de esta ciudad, Don Oppas, hermano de Witiza y por tanto tío
del rey Agila II, y el antiguo opositor Sisberto de Toledo y otros witizanos, se refugian
en Ceuta, donde gobierna el conde Don Julián (Ilyan para los árabes, Urbano según las
crónicas mozárabes), noble cristiano que gobernaba antes en Tánger (como jefe de los
bereberes de Gumara, como exarca bizantino o como gobernador visigodo nombrado
por Witiza, de quien algunos lo suponen yerno. Él fue quien entregó Ceuta a los musul-
manes de Tarik ibn Ziyad (gobernador de Tánger, probablemente beréber, aunque por el
nombre podría ser visigodo), a cambio de su ayuda en la guerra civil.33
Teodomiro, du-
que de Aurariola (Levante), se convierte en virrey independiente y reúne para sí las tro-
pas visigodas que puede conseguir.
El rey Witiza
32
A lo largo de la Historia de España son múltiples los ejemplos de este bárbaro castigo que incluso
estaba recogido como ley en el Liber Iudiciorum de los visigodos, para aquellos que atentaban contra el
príncipe. Así, tanto en la Hispania Visigoda como durante la Reconquista, existen multitud de ejemplos
donde el castigo de ceguera se aplicaba a vencidos que desafiaban el poder del rey o para eliminar candi-
datos al trono.
33
Lo cual dio origen a la leyenda que contaremos en su momento, la leyenda de Don Julián, actuando en
venganza por la violación de su hija por parte de Don Rodrigo.
21
Escenas de cegamiento
22
A 31 de diciembre del año 711
LOS MUSULMANES DESEMBARCAN EN ESPAÑA
Y SE DAN A CONQUISTARLA
Entre el 27 y el 28 de abril, Tarik ibn Ziyad, gobernador de Tánger y lugarteniente de
Muza, desembarcó en la Roca de Calpe o Gibraltar, renombrada ahora como Djebel Al-
Tarik (“Monte de Tarik”), con 7.000 hombres, ampliados enseguida a 12.000, en su
mayoría beréberes cristianos, transportados en 4 naves del conde Don Julián. Los
desembarcados se apoderaron de Carteya34
y derrotaron a las fuerzas visigodas de co-
bertura comandadas por el infante Sancho, hijo de una hermana del rey Don Rodrigo.35
Así fue la entrada de los musulmanes en España.
Don Rodrigo, teniendo sitiada la ciudad de Pamplona, se hallaba combatiendo tanto a
los sublevados vascones como a los partidarios de Agila II. Informado de la entrada de
los musulmanes por el sur, abandonó apresuradamente el sitio de Pamplona y se dirigió
a combatirlos. El enfrentamiento, durante el mes de julio, tuvo lugar en el río Guadale-
te36
y aquí, en el fragor del combate, se sospecha que murió Don Rodrigo (el 19 de ju-
lio). ¿Fue muerto a manos de Tarik o de Muza comandando un ejército de 17.000 hom-
bres?37
El combate, en varios episodios, se mantuvo durante 8 días. Los hijos de Witiza
y sus hermanos Don Oppas (arzobispo de Sevilla) y Sisberto (exarzobispo de Toledo),
cuyas ayudas aceptó sólo medianamente el rey Don Rodrigo, y el conjunto de visigodos
aún arrianos (polígamos como los musulmanes), además de los judíos (unos 3.000 en
total), acabaron traicionando al rey, tal como lo habían pactado anteriormente con Tarik.
Los invasores estuvieron compuestos finalmente por unos 20.000 hombres, de entre los
que hubo musulmanes, cristianos y witizanos. Los invasores perdieron 3.000 hombres y
los visigodos de Don Rodrigo 40.000 antes de la defección y de pasarse todos los su-
pervivientes a los invasores. Un grupo de soldados visigodos aún pudo huir y fue a re-
fugiarse, en parte a la ciudad de Écija y en parte lo más al norte de la Península que
pudo (Asturias).38
34
Ciudad de origen fenicio que desapareció en estos momentos. Tarik fundó pronto, cerca de la devas-
tada Carteya, en las ruinas de la que fue ciudad romana Iulia Traducta, un puerto y base militar que llamó
Al-Yazirat Al-Hadra (“La isla verde”) y que hoy se reconoce como Algeciras, en la provincia de Cádiz.
35
Este sobrino de Don Rodrigo murió poco después en las cercanías del río Guadalete.
36
O bien Barbate o la laguna de La Janda (Cádiz), hoy desecada.
37
En el siglo IX, cerca de Viseu (Portugal), la antigua capital de la provincia de Beira Alta, fue encontra-
da una tumba con la inscripción “Rodericus Rex”. Lo cuenta la Crónica de Alfonso III. No se sabe si Don
Rodrigo huyó o murió realmente en la batalla del río Guadalete. El único dato que se sabe es que su
caballo fue encontrado asaeteado cerca del río. Hay referencias que, tras la derrota, lo sitúan como rey in-
dependiente de la Lusitania.
38
Es posible que Don Pelayo también acudiera a la llamada de su rey para luchar en el río Guadalete y
que fuera uno de los principales en irse (regresar) a Asturias, llevándose las reliquias que le entregara el
23
Mugait al-Rumi,39
lugarteniente de Tarik, derrotó a los visigodos refugiados en Écija.
Los judíos de allí, juntamente con los esclavos y siervos de la ciudad hicieron entrega
de la misma a los musulmanes. Luego (en el mes de octubre), cruzando por el puente
romano de Córdoba, se apoderaron por sorpresa también de esta ciudad, ocupando el
palacio del gobernador de la Bética.40
Tarik se mostró imparable conquistando España, ansiando hacerse con el legendario
tesoro del rey Salomón que se hallara en Toledo. Ocuparon pronto Cádiz y Jerez,41
siguiendo luego por Medina Sidonia, Morón, Carmona,42
Écija y Mentesa (arrasándola
totalmente).43
En noviembre, el día 11, conquistó Tarik la ciudad capital de Toledo,
proclamando allí la soberanía del califa de Damasco sobre toda España.44
Agila II reina
tan sólo en la zona del Levante español.
arzobispo de Toledo, ya que era previsible la inminente caída de la ciudad en poder de los musulmanes.
Algunas de esas reliquias habían sido obtenidas de Jerusalén con anterioridad a que los persas saquearan
la Ciudad Santa en el siglo pasado. Reliquias como el Santo Sudario y trozos de la Santa Vera Cruz
acabaron en la Cámara Santa de la catedral de Oviedo y en Liébana.
39
Conocido también como Mugit al-Rumi o Murgueiz el Rumí (“el Romano”), sobrenombre que nos in-
dica que era cristiano.
40
Ya en el año 712, habiendo transcurrido 3 meses de asedio y conquista, los defensores de Córdoba
(unos 500 soldados cuando comenzaron los combates), con su conde visigodo al frente, se habían refu-
giado en la iglesia de San Acisclo. Cuando ya Córdoba estuvo enteramente en poder musulmán, todos
esos visigodos fueron ejecutados en la misma. Los musulmanes incendiaron la iglesia y todos los muertos
en su interior ardieron en ella.
41
De la Frontera.
42
Donde los witizanos le abrieron sin más las puertas de la ciudad.
43
Localidad que fue destruida y que hasta el momento había sido sede episcopal o diócesis. Sería loca-
lizable entre las actuales provincias de Jaén y Ciudad Real. Algunos historiadores la identificaron con
Montiel, pero actualmente parece ser que se corresponde con Villanueva de la Fuente, en la provincia de
Ciudad Real (también puede identificarse con Villarta de San Juan –Ciudad Real–, Segura de la Sierra,
Santisteban del Puerto –ambas de Jaén– o Villarrobledo, de la provincia de Albacete). Se supone que la
diócesis de Mentesa fue erigida en el siglo III, pues la primera vez que aparece mencionada es en el
Concilio de Elvira, a comienzos del siglo IV. En las actas de dicho Concilio consta la asistencia del
obispo Pardo de Mentesa. La diócesis dependió en sus orígenes de la Tarraconense, hasta que el empe-
rador Constantino el Grande (año 332) dividió en tres partes dicha provincia. Pasó entonces Mentesa a la
provincia Cartaginense, sufragánea de la metropolitana de Toledo. La diócesis fue suprimida definitiva-
mente en el año 1969, quedando como diócesis titular (de mero título para obispos auxiliares o de curias
eclesiásticas).
Los obispos de los que tenemos antigua constancia son: Pardo (hacia el año 300), Juan (desde el año
589 o anteriores), Jacobo (año 610), Emila o Emiliano (sucesor de Jacobo), Cecilio (hacia los años 612-
615), Jacobo II (hacia los años 633-638), Giberico (hacia el año 646), Froila (hacia el año 653), Uval-
defredo (hacia el año 656), Floro (683-713, martirizado por los musulmanes) y Abibonso (hacia el año
858 y en partibus infidelium).
44
Pronto empezó la acuñación de las primeras monedas andalusíes (con texto aún en latín), mientras
Agila II las acuñaba, propias de su reino, en Tarragona.
24
No podemos pasar por alto la gran influencia del arzobispo Don Oppas en todo lo que
acaece.45
Siendo miembro de la casa real (hijo del rey Égica y hermano –o hermanas-
tro– del rey Witiza), podemos señalar cuánto estuvo ligado a los asuntos políticos o de
Estado, con mucha influencia en los mismos, siendo además de arzobispo de Sevilla
también primado de la metropolitana de Toledo. Ciertamente cayó en desgracia bajo el
reinado de Don Rodrigo, el cual, una vez entronizado, reorganizó todos los cargos rele-
vantes del tiempo de Witiza, incluidos los cargos eclesiásticos. La deposición de Don
Oppas como arzobispo se dio por hecha.
Don Oppas trató de mantener los derechos reales de sus sobrinos Agila II y Ardón, re-
ducido a su residencia en Narbona. Por eso, contra Don Rodrigo (aunque simulando
ayudarle) y a favor de los mencionados sobrinos, recurrió al apoyo de los bereberes mu-
sulmanes del Magreb (entre los que había también bereberes cristianos y los visigodos
ceutíes). La biografía de Don Oppas está también muy vinculada a la del conde Don Ju-
lián, gobernador de Ceuta, a quien Don Oppas seguramente incitó a la rebelión contra
Don Rodrigo dejándose ayudar para ello de los musulmanes.
Durante el desembarco de Tarik en Gibraltar y mientras se preparaba el enfrenta-
miento de los musulmanes, Don Oppas marchó junto a las huestes de Don Rodrigo, pe-
ro luego, durante la batalla del río Guadalete,46
el ala que estuvo a sus órdenes, a la se-
ñal convenida, cambió de bando, poniéndose a favor de las tropas musulmanas (o ara-
Apenas se conservan noticias del reinado de Agila II, aunque son testimonios del mismo diferentes mo-
nedas conservadas procedentes de las cecas de Narbona, Gerona y Tarragona. Hijo de Witiza, que le
asoció a su trono, y rey en el norte de la Península en el año 710 (Tarraconense y Narbonense), mientras
que Don Rodrigo mandaba en el sur y en la capital Toledo, se vio envuelto en el enfrentamiento civil que
dio al traste con el reino hispano visigodo. Oppas, hermano de Witiza y arzobispo de Sevilla con todo
dominio también sobre Toledo, fue el responsable de pedir la ayuda de los musulmanes norteafricanos
(traidoramente) contra Don Rodrigo. Esto fue lo que provocó la insospechada invasión de los musul-
manes en España a partir de este año 711. Probablemente en este mismo año, tras la muerte de Don Ro-
drigo en la batalla del río Guadalete, Agila II fue reconocido rey de España en Toledo. Pero ya era dema-
siado tarde, puesto que Toledo estaba ya en manos de los musulmanes o a punto de estarlo.
Al parecer, en el año 712, Agila II, junto con sus hermanos y un extenso séquito, viajó a Toledo, desde
donde el caudillo musulmán Tarik debió remitirle a Muza, el cual no quiso asumir ninguna responsabili-
dad política de deslindar las pretensiones al trono del rey visigodo. Por lo tanto, Tarik y Muza enviaron al
monarca Agila directamente a Damasco, de modo que fuera el califa quien tomara la última decisión.
Agila debió salir de Hispania durante el año 712, quedando la nobleza witizana sin referente sobre el
terreno concreto, salvo quizás algunos parientes o personas cercanas y de confianza de Agila.
En el año 714 ya se conocería en España la noticia de la fatídica abdicación de Agila II al trono. Con
todo, los nobles más importantes o magnates de la Tarraconense y de la Narbonense eligieron como
nuevo rey, en circunstancias desconocidas, a Ardón. Agila II quedó reducido como rey a un pequeño
territorio levantino hasta que murió (año 716).
45
En la Archidiócesis de Sevilla, como sucesores de Don Oppas y en tiempos islámicos están (con mu-
cha confusión de datos): Nonnito, Elías, Teodulfo, Aspidio, Humeliano, Mendulano, David y Julián II
(referidos sólo los del siglo VIII). De los predecesores de Don Oppas también hay datos confusos o prác-
ticamente nulos, apareciendo en el episcopologio hispalense Sisberto, Numancio y Herras. Desconocemos
tanto la edad de Don Oppas como el tiempo de duración de su pontificado.
46
Wadi Lakka.
25
bizantes) y en contra de las cristianas, traicionando así a su propio ejército godo y cris-
tiano.
Cuando Muza instaló en la ya denominada Al-Ándalus (incluida la Septimania) el
nuevo valiato dependiente de Ifriqiya (valiato del que enseguida trataremos), Don
Oppas fue plenamente reinstaurado como arzobispo metropolitano de Toledo.47
En toda esta historia, hemos de seguir haciendo mención biográfica de Don Rodrigo,
pues nos quedan cosas interesantes que contar.
Don Rodrigo estuvo casado con Egilona, la cual, habiendo enviudado, se casó con
Abd al-Aziz ibn Muza, hijo de Muza y primer valí de Al-Ándalus.48
Por otro lado, todo ello se engrosa con una historia que enlaza a Don Rodrigo con la
familia de Don Julián. Según se cuenta, Don Julián, conde de Ceuta, siguiendo lo nor-
malmente acostumbrado por muchos nobles, envió a su hija Florinda a la Corte tole-
dana, para que fuera educada y encontrara buen marido entre los hijos de otros nobles.
Por aquella época, el rey Don Rodrigo padecía sarna y era Florinda la elegida para que
le limpiara la piel al rey con un delicado alfiler de oro. Así se fue fijando Don Rodrigo
en ella, queriéndola poseer, pero no en matrimonio. Con el tiempo y guiado por la lasci-
via, forzó a la joven. Ella, tras la consumación del aberrante acto, envió a su padre una
serie de regalos entre los que puso un huevo podrido. Don Julián, recibiéndolo, com-
prendió lo que había pasado. Fue a Toledo a reclamar a su hija, aunque, para no levantar
47
Y en este cargo se mantuvo hasta su muerte. Según la leyenda, Don Oppas sirvió como mediador ante
Don Pelayo, previamente a que tuviera lugar la batalla de Covadonga (año 722), sin más pretensión ni
resultado que mantener sus prebendas. En todo caso, y de ser verdad, es lo último que se sabe de la bio-
grafía de Don Oppas.
48
Egilona, esposa y viuda de Don Rodrigo, fue la última reina visigoda de España (nació y murió en
Toledo, en los años 659-718). De su biografía podemos contar que era una doncella criada en la Corte de
Toledo, en donde compartió vida y juegos adolescentes con Don Pelayo, teniendo ambos mucho trato
mutuo y hasta amoroso, sin que llegaran a casarse. Pelayo hubo de abandonar la Corte tras el asesinato de
su padre el duque Favila, muerto por órdenes de Witiza, uniéndose al rey Don Rodrigo.
Tras la muerte de Don Rodrigo, Egilona fue a refugiarse en Mérida y allí fue apresada por el hijo de
Muza (Abd al-Aziz), quien se casó con ella intentando así dar continuidad y legitimidad a su modo de
gobernar atrayéndose para sí a la nobleza visigoda.
Mérida fue conquistada por Muza en el año 713, tras 14 meses durante los cuales los emeritenses
resistieron. Como Sevilla, Mérida fue convertida en capital de una cora (demarcación (fronteriza) musul-
mana. A comienzos del siglo IX, los mozárabes de la ciudad se rebelarán sucesivamente contra el domi-
nio cordobés, desde donde habrá sucesivas campañas militares para someter a los emeritenses (años 805-
835), hasta que Abderramán II ordene construir la Alcazaba, desmantelando las murallas romanas y vi-
sigodas que protegían la ciudad. El poder y la población de Mérida quedaron desde entonces muy mer-
mados. Como sede arzobispal metropolitana, Mérida se mantendrá hasta el año 1119, siendo a partir de
este año trasladada la sede a Santiago de Compostela. Algunos historiadores sostienen que Egilona se hizo musulmana, tomando el nombre de Umm Asim
(“la madre de Asim”), siendo Asim el hijo que tuvo con Abd al-Aziz. Según otros historiadores, sin em-
bargo, se sostiene que Egilona siguió siendo católica. De acuerdo con la Crónica del Pacense (de Isidoro
Pacense o Anónimo de Córdoba, mozárabe, del año 754), la influencia de Egilona sobre su esposo moro
inquietó mucho a los musulmanes, por la posibilidad de que Abd al-Aziz pudiera terminar siendo cató-
lico. Por eso, hay quienes sostienen que Suleimán, el califa de Damasco, ordenó a cinco oficiales que die-
ran muerte a Egilona.
26
sospecha, dijo que debía llevarse a Florinda con él, ya que su mujer estaba terriblemente
enferma y sólo la visión de su hija podría hacer que recobrase algo la salud. Don Ro-
drigo no desconfió y dejó marchar a Florinda con su padre.
Ya en Ceuta, muy ofendido Don Julián, entabló conversaciones con Muza, acordando
entre ambos desembarcar en la Península, no para una invasión ocasional o como de vi-
sita sino para quedarse en España y conquistarla.
El resto lo hizo la llamada o reclamo de norteafricanos que hiciera contra Don Ro-
drigo el arzobispo Don Oppas y los demás partidarios witizanos, un reclamo que, histó-
ricamente hablando, no tiene nada de particular ni de llamativo, pues de más se sabe que
siempre fue habitual pedir ayudas y auxilios militares, como cuando Atanagildo llamó a
los bizantinos o Sisenando a los francos buscando determinados apoyos.
De todos modos, al margen de esta historia coexisten una serie de pruebas menores
que demuestran cómo, de algún modo u otro, Julián y parte de la aristocracia visigoda
se esforzaron deliberadamente por incitar y despertar el interés de los musulmanes hacia
España, prestándoles muy considerable apoyo al respecto.49
LOS MUSULMANES ESTÁN CONQUISTANDO TAMBIÉN LA INDIA
No sólo en Occidente, concretamente en España, se están dando las conquistas de los
musulmanes. También están arrasando en la India. La caballería islámica, capitaneada
por Mohamed ibn al-Qasim, hizo posible allí la creación del sultanato Sind.50
EL FINAL DE JUSTINIANO II Y SU SUCESOR BARDANES FILÍPICO
Durante 6 años (705-711), en Constantinopla, Justiniano II reinó y gobernó nueva-
mente, con su nariz amputada y todo (habiéndose colocado una prótesis nasal de oro).
Compartió el trono con su esposa Teodora, la esposa que se había traído de la Corte de
los jázaros, la cual le había dado un hijo, al que llamaron Tiberio y que pronto fue nom-
brado co-emperador.51
Justiniano reinó en estos tiempos como él sabía hacer, restableciendo su régimen de
terror, llevando a cabo su brutal venganza, medio enloquecido por su mutilación y por
49
Referencias bibliográficas: L. A. García Moreno (1975): El fin del reino visigodo de Toledo: deca-
dencia y catástrofe; una contribución a su crítica, Madrid; J. Orlandis (1977): Historia de España. La
España visigótica, Madrid; C. Martínez Roca (2001): El crepúsculo del reino visigodo de Toledo, Toledo.
50
Sind es actualmente una región pakistaní.
51
Al comienzo de estos 6 años de reinado, Tervel, kan de los búlgaros, recibió su título de César, tal co-
mo Justiniano le había prometido; y antes de retornar a su país, colmado de magníficos regalos, recibió el
homenaje del pueblo constantinopolitano, sentado en un trono al lado del emperador.
27
las humillaciones soportadas durante su destierro. Enseguida mandó ejecutar pública-
mente a los que habían usurpado el trono, los generales Leoncio II y Tiberio III. Sus
cuellos fueron brutalmente aplastados hasta morir cruelmente, todo llevado a cabo en el
Hipódromo de Constantinopla repleto de en encarnizado y enfervorizado populacho.
Las cabezas de los ejecutados fueron clavadas en picas. Poco después fueron ejecutados
varios altos mandos y oficiales, que acabaron colgados de las murallas de Constantino-
pla. Como castigo por haber coronado a Leoncio II, el patriarca de Constantinopla, Ca-
línicos I, fue depuesto y cegado. Pero éstas fueron sólo las primeras víctimas del terror
sistemático instaurado por Justiniano II para eliminar a sus enemigos. Todos sus oposi-
tores, así como aquellos sospechosos de serlo, fueron perseguidos y exterminados. Po-
seído por una furia vengativa insaciable, olvidó en su ceguera sus deberes más urgentes
para con el Estado, desatendió la guerra con los enemigos del Imperio y consumió todas
sus fuerzas en la pugna agotadora con sus adversarios internos, reales o imaginarios.
Los árabes se beneficiaron de esta situación. En el año 709 asediaron Tiana, una de las
fortalezas más importantes de la zona fronteriza con Capadocia. El ejército bizantino
que les hizo frente era insuficiente y estaba mal dirigido, ya que los hombres mejor ca-
pacitados habían sido víctimas del terror. El ejército bizantino fue derrotado, a conse-
cuencia de lo cual Tiana, agotada por el asedio prolongado y privada de toda esperanza,
se rindió al enemigo. Los musulmanes no encontraron la menor oposición al irse aden-
trando luego por Cilicia (años 710-711) y ocuparon varias fortalezas. Un pequeño des-
tacamento islámico se atrevió incluso a avanzar hasta Crisópolis, muy próxima a Cons-
tantinopla y visible desde aquí.
Justiniano II, no satisfecho de sus ejecuciones masivas en Constantinopla, mandó que
se emprendiera también una expedición de castigo contra el exarcado de Rávena (en el
año 709), por considerar con los ravenenses no le habían sido suficientemente adeptos y
leales. Así, Rávena se vio sometida a un salvaje saqueo. Su obispo fue cegado y los no-
bles o ciudadanos más distinguidos, siendo encadenados, fueron llevados a Constanti-
nopla, en donde fueron ejecutados.
Roma, sin embargo, no sufrió represión ni castigo alguno, pues se habían resuelto de
manera pacífica las resoluciones del Concilio Quinisexto. El Papa reinante, Constantino
I, fue invitado personalmente por Justiniano II para que visitara Constantinopla. La vi-
sita, a finales del año 710, fue todo un éxito. Constantino I fue recibido y agasajado con
los máximos honores.
Pero nada de eso pudo evitar que la tiranía de Justiniano provocara levantamientos
contra él. Aun viendo cómo en Rávena estallaba una nueva rebelión a finales del año
710 y a comienzos del año 711 (mientras el Papa visitaba Constantinopla), pese a la
expedición de castigo del año 709, Justiniano envió una expedición similar contra la re-
gión de Crimea (Querson), donde estuvo exiliado. Allí el ajuste de cuentas debía ser to-
davía más cruel que en Rávena, pero finalmente le costó la cabeza a Justiniano. El
ejército y la flota imperiales que Justiniano mandó para la represión se volvió en contra
suya. Un gran levantamiento, al mando de un oficial armenio llamado Bardanes, hizo
que éste fuera proclamado emperador. Mientras tanto, Justiniano iba camino de Arme-
nia, siendo incapaz de volver pronto para defender Constantinopla. Lejos de la capital,
en Bitinia, fue arrestado y ejecutado, en las afueras de la ciudad de Damatrys. Fue en
28
diciembre de este año 711. Su cabeza fue enviada como trofeo a Bardanes. Luego la
enviaron a Rávena, donde, entre burlas y muy sonados insultos de la población, fue
exhibida.
Al oír la noticia de la muerte de Justiniano, su esposa Teodora tomó a su hijo y co-
emperador Tiberio, con 6 años de edad, y lo llevó a la iglesia de Santa María en Bla-
quernas, tratando de evitar que fuera asesinado. Sin embargo los hombres de Bardanes,
habiéndose adueñado de Constantinopla, arrancaron al niño del altar, lo sacaron de la
iglesia y una vez fuera lo asesinaron.52
Bardanes fue coronado emperador. De él podemos contar que era hijo de un distin-
guido patricio armenio llamado Nicéforo y que fue un gran soldado. Con el apoyo de
los monotelistas tuvo algún tipo de pretensión al trono en la primera gran revuelta que
derrocó a Justiniano (todavía en el siglo pasado). El emperador Tiberio III lo había des-
terrado a Cefalonia (una de las islas Jónicas) y posteriormente Justiniano II, cuando re-
cuperó el poder en sus últimos 6 años, lo deportó a Crimea. Aquí, Bardanes tomó el
nombre de Filípico e incitó con éxito a que los habitantes de esta colonia se rebelaran
contra Justiniano. Lo consiguió.
MURIÓ CHILDEBERTO III Y LE SUCEDIÓ DAGOBERTO III
En Francia (Austrasia) murió también durante este año, sin tanto drama, el rey mero-
vingio Childeberto III, sucediéndole en el trono su hijo Dagoberto III. Childeberto III
reinó durante 16 años, aunque el gobierno estuvo en manos del Mayordomo de Palacio
Pipino de Heristal. Childeberto III tenía 41 años de edad. Dagoberto III tiene 12 años de
edad.
TERMINADA LA RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO JAPONÉS HORYU-JI
En el lejano Japón, en Ikaruga, se terminó en este año la reconstrucción de su famoso
templo monástico budista Hōryū-ji. El templo original se completó en el año 607. El
Hōryū-ji estaba dedicado a Yakushi, el Nyorai de la curación, y en honor al emperador
padre del príncipe Shotoku, príncipe que tiene aquí su palacio. El templo fue alcanzado
por un rayo y se incendió totalmente en el año 670. Desde entonces y desde el año 700
hasta este año 711 se emprendió la reconstrucción, siguiendo su estilo original, típica-
mente japonés y budista, pero reorientando su posición hacia el noroeste.
52
Y así acabó la dinastía heracliana.
29
Batalla del Guadalete
Anillo matrimonial octogonal bizantino
30
A 31 de diciembre del año 712
PROSIGUEN LAS CONQUISTAS DE LOS MUSULMANES EN ESPAÑA
Prosiguen las conquistas de los musulmanes en España.53
Tarik y Muza llegaron a
adentrarse incluso en los territorios de la Septimania o Narbonense. Pero más del inte-
rior de España propiamente dicha, las conquistas musulmanas durante este año han sido:
Complutum,54
Élbora55
(ambas conquistadas por Tarik), siendo las conquistas de Muza
las siguientes: Assidonia,56
Sevilla, Niebla,57
Beja58
y Santa María de Ossónoba.59
Muza
tiene sitiada la ciudad de Mérida.
Pasando a otra cosa: En el reino lombardo hay que destacar en este año la muerte de
su rey Ansprando, de breve reinado, entre los meses de marzo y junio. Sucedió a Ari-
perto II y ha sido sucedido por su hijo Liutprando. Pero los lombardos no son de mo-
mento ninguna potencia.
53
Vamos a seguir llamándola así y no Al-Ándalus sino excepcionalmente y si viniera a cuento.
54
Alcalá de Henares.
55
Talavera de la Reina.
56
Medina Sidonia (Cádiz).
57
En la provincia de Huelva.
58
Ciudad portuguesa.
59
La Osonoba romana, que los cristianos denominaron Santa María de Ossónoba y luego los musulma-
nes llamaron Santa María de Al-Garb. Se corresponde hoy con la portuguesa y sureña ciudad de Faro.
31
Para reproducción no coloreada: 1) La ruta de Tariq o Tarik va desde Gribraltar por Sevilla,
Córdoba, Toledo, Guadalajara, Plasencia, Amaya y Astorga. 2) La ruta de Musa o Muza va des-
de Gibraltar a Sevilla y por Mérida, Badajoz, Toledo, Córdoba, Zaragoza y de aquí a Lugo. 3)
La ruta de Abb al-Aziz es la ruta marcada entre Murcia, Sevilla, Mérida, Coimbra. 4) La ruta de
Al-Hurr y Al-Samh es la que va de Zaragoza a Tolosa.
32
A 31 de diciembre del año 713
LA ISLAMIZACIÓN DE ESPAÑA
Siguiéndole el rastro a los musulmanes por España:60
Málaga, Granada, Jumilla (Mur-
cia), Nibateda y Hellín (Albacete), Elda, Elche, Orihuela y Villena (Alicante), Valen-
cia, Mula y Lorca (Murcia), Mérida, Zaragoza,61
Burgos, etc.
Particularmente por obra de Muza, se conquistan las tierras que los musulmanes han
dado en llamar Al-Mofrag,62
Cáceres, Béjar, Salamanca y, por el sur, Onuba o Huelva.
Ronda (en la provincia de Málaga) se rindió sin más a los musulmanes, sin oponer resis-
tencia. En la Aurariola se creó en este año la cora de Tudmir (o de Teodomiro).63
Resumiendo y explicando sumarialmente lo que está ocurriendo, podemos decir que,
desde el año 709, el conde Don Julián, muy aceptado como caudillo entre los bereberes
en torno a Tánger, pactó con Muza todo lo relacionado a la mutua posición en el norte
de África, planteando la conquista de la Península Ibérica, para lo cual mandó Muza una
primera expedición al mando del bereber Tarif inb Malluk. Tras esta primera expedi-
ción, Muza mandó otra, de bereberes también, al mando de Tarik. Estas segundas tropas
fueron las que combatieron en julio del año 711 en el río Guadalete. Las tropas visigo-
das resultaron derrotadas, en gran parte por la programada defección de los partidarios
de Witiza contra Don Rodrigo.
Hay que interpretar estos acontecimientos como contextualmente inmersos en el am-
plio movimiento expansionista de los árabes musulmanes, al mismo tiempo que los te-
nemos que relacionar con la crisis del reino visigodo, muy debilitado y dividido, en el
que se habían ido engendrando muchos descontentos. También la población judía tuvo
mucho que ver en ello.
Hay que tener en cuenta que Tarik no era sólo un mero auxiliar de los visigodos, sino
que tuvo muy claro ser el jefe de un plan expedicionario de conquista, por mucho que
interpretemos su pacto con Don Julián y con los witizanos como algo accidental, y hasta
casual o fortuito. No hay que olvidar que el Islam se estaba expandiendo así desde sus
comienzos, aprovechándose de lo propiciamente coyuntural. Así ocurrió en Siria, Egip-
to, Persia… y así viene ocurriendo con Bizancio.
60
Para no abundar en tanta nota, ponemos los nombres de las localidades y de sus provincias actuales tal
cuales. Por ejemplo, Alicante se llamaba Alakant.
61
Habiéndose resistido mucho esta ciudad, los musulmanes la castigaron especialmente. Mataron a su
población masculina e hicieron esclavos a las mujeres y a los niños.
62
Que significa “El abismo” y se corresponde con la actual comarca cacereña de Monfragüe.
63
Reino de Murcia (territorio denominado Aurariola, con capital en Lorca), regido por Teodomiro I de un
modo muy particular, con firma musulmana incluida y cierta reconocida autonomía o independencia en el
contexto de Al-Ándalus. Este pacto lo firmaron Teodomiro y Muza.
33
Mientras Tarik se dirigía a Toledo, pasando por sucesivas localidades y enclaves sig-
nificativos, Muza, mediante desembarcos, ocupaba el suroeste peninsular. Así es como
van controlando todo el territorio.
Efectivamente la ocupación está resultando muy rápida y exitosa para los musulma-
nes, siendo esto así principalmente por dos razones: 1) Porque los musulmanes son há-
biles en la oferta de pactos, como son hábiles en las artes comerciales, y no fuerzan a la
capitulación sino aceptándolas de manera condicionada. 2) Porque el terreno español es-
tá verdaderamente descompuesto y debilitado. Los musulmanes vinieron conquistando
un territorio que capitula ante ellos. Los propietarios de las tierras siguieron mante-
niendo su propiedad y sus derechos a cambio de pagar un impuesto territorial (jaray),
como de hecho ya pagaban a los poderes visigodos.
Es explicable que las comarcas pirenaicas o montañosas del norte no fueran ocupadas,
y eso ciertamente está haciendo resurgir particularismos. Frente a los vascones, por
ejemplo, los musulmanes se limitan a sustituir con bereberes (y judíos) las guarniciones
visigodas, lo mismo que, habiendo sido antes guarniciones romanas, vinieron a ocupar-
las los visigodos.
RELEVO DE PODER EN CONSTANTINOPLA
En Constantinopla falleció durante este año el emperador Bardanes Filípico. Su rei-
nado, desde el año 711, no ha sido muy prestigioso que digamos, asediado por los búl-
garos y por los musulmanes, según los lugares. Entre sus primeros actos podemos des-
tacar que depuso al patriarca Ciro de Constantinopla para colocar en su lugar al mono-
telita Juan, al que Filípico defendió siempre.
Filípico acabó su reinado depuesto por un motín militar contra él. Habiéndolo captu-
rado, le cegaron. Murió poco después. Le sucedió un militar y oficial del palacio impe-
rial llamado Artemio, que tomó el nombre de Anastasio II y derogó todos los edictos de
Filípico que eran favorables al monotelismo.
34
A 31 de diciembre del año 714
PROSIGUE LA ISLAMIZACIÓN DE ESPAÑA
Prosigue la islamización de España, entendiéndola como Península Ibérica. Prosi-
guiendo su expedición de conquista, Abd al-Aziz ocupó la vieja Olisipo64
y Coímbra.
Valencia, habiendo estado sitiada por Tarik y habiendo sido defendida por Agrescio se
hizo musulmana por entrega pactada, pacto por el cual, mediante impuestos, sus habi-
tantes pueden mantenerse en sus viviendas, conservando sus bienes o pertenencias, así
como la propia religión y la propia organización jurídica y administrativa.65
Muza consiguió también que se le rindieran los vascones, que, según los cronistas ára-
bes de estos tiempos, son “semejantes a las bestias”. Muza conquistó Amaya,66
capital
del ducado de Cantabria, a raíz de lo cual, Pedro, su segundo duque, huyó y se unió a
los astures de Don Pelayo, con el que se está fraguando la resistencia antimusulmana.
También conquistó Muza León, Astorga, Lucus Asturum,67
Gigia68
y Lucus Augus-
tum.69
Muza no prosiguió en sus conquistas porque fue requerido ahora para presentarse
ante el califa de Damasco.70
Muza y Tarik se dirigieron a la ciudad siria, dejando como
valí de toda Al-Ándalus al hijo de Muza, Abd al-Aziz, estableciendo él su residencia y
capital en Ishbiliya, la antigua Híspalis.71
El otro hijo de Muza, Abd al-Malik, conocido
también como Marwan, fue nombrado valí de Ceuta, cuando gobierna aún en Ifriqiya el
primogénito de Muza, Abd Allah.
Al marchar Muza a Damasco (durante el verano de este año), Al-Sahm ibn Zennun, al
frente de los Banu Zennun, se establece en la zona de Akakla.72
Para la región Asturiensis,73
Muza nombró gobernador al bereber Munuza.74
64
Ahora Olishbuna (Lisboa).
65
Valencia pasará a ser conocida desde ahora como Balansiya y también como Medina al-Turab (que,
dado lo abandonada que se encontraba esta ciudad, viene a significar ciudad polvorienta o del barro).
66
En la provincia de Burgos.
67
Hoy Lugo de Llanera, en Asturias.
68
Gijón, también en Asturias.
69
La actual Lugo.
70
Walid I.
71
Sevilla.
72
Hoy Alcalá de la Vega, en la provincia de Cuenca.
73
Astur-Leonesa.
35
Paulatinamente, los musulmanes fueron ocupando ciudades como Morella,75
Calaho-
rra76
y Ávila.77
Los hijos de Witiza (incluido Agila II) negocian en Damasco la cesión de la soberanía
en su territorio (Tarraconense y Narbonense) a cambio de compensaciones territoriales
de carácter privado, pero la decisión fue contestada por la gente de estos territorios eli-
giendo a Ardó o Ardón como jefe o rey, el cual fijó su residencia en Narbona.78
MURIÓ PIPINO DE HERISTAL SUCEDIÉNDOLE CARLOS MARTEL
Casi a finales de este año, e1 16 de diciembre, murió Pipino de Heristal (Pipino II o
Pipino el Joven), hijo de Ansegisèle y de Begga, hija de Pipino I o Pipino el Viejo.
Tenía 61 años de edad. Fue el Mayordomo de Palacio de Austrasia. Siendo un consi-
derable terrateniente, muy poderoso, reforzó su poderío y el de sus sucesores.
Tras el asesinato de Dagoberto II (año 675)79
Pipino de Heristal se erigió en cabeza de
la aristocracia austrasiana contra las pretensiones hegemónicas del Mayordomo de Pala-
cio Ebroín, su contrincante. Atacando Neustria, combatiendo cerca de Laon, Pipino de-
rrotó a Ebroín, que tuvo que huir.
74
El cual, con su guarnición, se fue estableciendo alternativamente en Astorga, Lucus Asturum (Lugo de
la Llanera) o Gijón).
75
Situada al norte de la actual provincia de Castellón.
76
Yendo su obispo a refugiarse al monasterio riojano de San Millán de la Cogolla.
77
Aunque hay dudas de que esta ciudad fuera ocupada totalmente por los musulmanes en este año. Según
una de las crónicas tardías e imaginativas sobre esta época, el “conde de la frontera”, Qasi o Casio (tal
vez visigodo, pero su nombre es hispanorromano), que había capitulado el año anterior, viajó a Damasco
con Muza y Tarik y delante del califa Walid I (705-715) se convirtió al Islam y en maula (cliente) de
Muza, cuyo nombre adoptarán muchos de sus descendientes, la poderosa familia de los Banu Qasi. Casio
ejercía su influencia en la zona de Borja, Tudela y Tarazona desde su solar familiar de Arnet o Arnit (hoy
Arnedo (La Rioja), donde aún se mantienen varios castillos soberbios e inexpugnables.
78
Este Ardón, verdaderamente el último rey visigodo de España, seguramente es Ardabasto, hijo de Wi-
tiza.
Entre este año y el 716 se construía ya la mezquita aljama de Zaragoza, cuyo muro de alquibla y mihrab
(esculpido en un solo bloque de mármol blanco) se inició por Hanas ibn Abd Allah as-San’ani, un tabí
(discípulo directo de uno de los compañeros de Mahoma).
También comenzó en este año la existencia de Andorra como país.
79
Fue proclamado rey en el año 674 por los señores de Austrasia. Tras el asesinato de Childerico II, re-
gresó desde Irlanda (a donde había sido alejado) para hacerse con el trono austrasiano de su padre (San
Sigeberto III). Pero no pudo contener la insubordinación de los señores, siendo asesinado. Al igual que su
padre, Dagoberto II es considerado santo y mártir de la Iglesia Católica. Se conmemora el 23 de di-
ciembre.
Dan Brown, en su Código da Vinci, lo relaciona con el legendario Priorato de Sión.
36
Cuando Ebroín fue asesinado (año 681), Pipino se reconcilió con el nuevo Mayor-
domo de Palacio, Waratton, reconociendo a Teoderico III como rey, pero en cuanto pu-
do levantar un nuevo ejército decidió enfrentarse a Berchaire, sucesor de Waratton y, en
el año 687, obtuvo una victoria decisiva sobre los neustrianos en Tertry, capturando a
Teoderico III poco después.
Pipino II reconoció de nuevo como rey a Teoderico III en forma nominal, pero se eri-
gió en Mayordomo de Palacio absoluto, de todos los francos, concentrando efectiva-
mente el poder regio en su propia persona.80
Durante los siguientes años, se impuso
también sobre alamanes y frisones, apoyando la evangelización de éstos y de todos los
francones, atendiendo muy bien a los misioneros provenientes de Inglaterra.
La sucesión de Pipino resultó dificultosa, porque sus hijos Drogon y Grimoaldo ha-
bían muerto. Sus otros hijos, muy pequeños aún, siguen bajo el cuidado de la abuela,
Plectrude, madre de Pipino y reina regente. Así las cosas, quien sucede a Pipino es su
hijo ilegítimo Carlos Martel.81
Pipino de Heristal
80
Imponiéndose a los reyes francos Teoderico III, Clodoveo III, Childeberto III y Dagoberto III.
81
Padre del gran Carlomagno. De ambos, por tanto, tendremos que ir tratando en adelante. Toda esta his-
toria proviene, pues, de los pipínidas, dinastía franca de la nobleza de Austrasia, en la que muchos de sus
miembros se llamaron Pipino. Bajo la denominación de pipínidas quedan por tanto designados los ante-
pasados de la dinastía carlolingia (nacida de la mencionada línea bastarda de Pipino de Heristal). Es decir,
pipínidas son, principalmente, los descendientes de Pipino I o Pipino de Landen (abuelo de Pipino de
Heristal por vía materna). Mientras, los ascendientes directos por vía paterna (y los descendientes) de
Pipino II (llamado Pipino de Heristal) a menudo son llamados arnúlfidas (provenientes del santo abuelo
paterno Arnulfo de Metz).
El territorio especialmente dominado por los pipínidas (Lieja, Aquisgrán y Colonia) será favorito o pre-
ferido de los carolingios.
37
A 31 de diciembre del año 715
MURIÓ EL PAPA CONSTANTINO I Y LE SUCEDIÓ GREGORIO II
El 9 de abril murió en Roma el Papa Constantino I, en el séptimo año de su pontifi-
cado.82
Fue enterrado en la Basílica de San Pedro. Supo tratar adecuadamente al empe-
rador Justiniano II y se llevó bien con él, de manera menos tensa al menos que lo que
ocurrió con sus predecesores.83
Tras cuarenta días de sede vacante, el 19 de mayo, fue elegido sucesor de Constantino
I el nuevo Papa Gregorio II, romano, de la influyente familia Savelli.84
El Papa Constantino I
82
Desconocemos su edad al no saber el año de su nacimiento.
83
Podemos recordar la visita que realizó a Constantinopla (entre los meses de octubre de los años 710-
711), una visita que resolvió bastante los desacuerdos eclesiales de Oriente y Occidente en relación al
Concilio Quinisexto o II Trullano (o Trulano, que se había celebrado en Constantinopla en el año 692). El
Papa Constantino I fue muy bien recibido, triunfalmente, consiguiendo convencer a Justiniano II para que
modificara algunas resoluciones del citado Concilio.
Tras volver el Papa a Roma, Justiniano II tuvo que enfrentarse a la revuelta encabezada por Filípico
Bardano, el cual hizo prisionero a Justiniano y, tras dar las órdenes de su ejecución, se autoproclamó em-
perador.
Fue éste un momento muy importante en la Historia de la Iglesia, porque por primera vez un empe-
rador, Bardano, solicitó al Papa la aprobación para reinar. No obstante, el Papa no dio su confirmación,
pues Bardano era un radical monotelita. En consecuencia, se tensaron de nuevo las relaciones entre Cons-
tantinopla y Roma. Todo se resolvió cuando Bardano fue depuesto y sustituido por el nuevo emperador
Anastasio II (año 713). Éste rechazó los dificultosos cánones del Concilio Quinisexto y acató las resolu-
ciones del III Concilio de Constantinopla (años 680-681).
84
Se desconoce el año de su nacimiento.
38
MURIÓ DAGOBERTO III
En Francia murió también durante este año el rey merovingio Dagoberto III, en el
cuarto año de su reinado, que comenzó cuando tenía 12 años de edad. Era hijo de Chil-
deberto III y de su esposa Edonne.85
La sucesión de Dagoberto III recae en Chilperico II
(como rey de Neustria y de Borgoña) y en Clotario IV (rey de Austrasia).
MURIÓ EL CALIFA WALID I, SUCEDIÉNDOLE SULEIMÁN I
Y en Damasco murió también durante este año (el 25 de febrero) el califa omeya
Walid I, a los 57 años de edad y en el año décimo de su califato. Continuó la ampliación
del Imperio Islámico que se había intensificado durante el califato de su padre Abd al-
Malik. Walid I deja la generalizada impresión de haber sido un buen gobernante.86
Walid I fue el primogénito de Abd al-Malik, su predecesor. Sabemos de su influencia
en la conquista islámica de la Península Ibérica.87
Le sucede su hermano Suleimán I, el
cual, bajo el reinado de Walid, había sido gobernador de Palestina, estableciendo pactos
y alianzas. Fue aclamado califa el mismo día en que murió su hermano Walid y se dio,
como había hecho antes, a eliminar a sus enemigos.
85
Podemos recordar cómo todos los reinos francos (Neustria, Austrasia y Borgoña) habían sido unidos
bajo el dominio de Pipino de Heristal desde su victoria en Tertry (año 687), cuando Dagoberto accedió al
trono, no habiendo sido más que una triste marioneta en manos del Mayordomo Pipino. Tras la muerte de
éste (año 714), con las pendencias entre los sucesores del mismo, se hicieron independientes las regiones
de Aquitania, Provenza y Borgoña.
Durante esas pendencias, aprovechó el duque de Aquitania, Odón I el Grande, para hacerse indepen-
diente en los territorios de Aquitania y Vasconia.
86
Procuró y logró en gran medida un califato de bienestar, construyendo hospitales e instituciones educa-
tivas, favoreciendo las artes y las ciencias. Fue un entusiasta de la arquitectura y mandó reparar y
restaurar la conocida como Mezquita del Profeta en Medina. También demolió en Damasco la Basílica
cristiana de San Juan Bautista para edificar una gran mezquita, la que se conoce como Gran Mezquita de
Damasco o simplemente la Mezquita Omeya. Walid reforzó extraordinariamente las fuerzas militares mu-
sulmanas y construyó una fuerte flota marina de guerra. Su reinado se considera como el ápice histórico
del poder islámico.
También se distinguió Walid por su piedad personal. Muchas historias hablan de cómo recitaba con-
tinuamente el Corán y de los grandes banquetes que preparaba para los que ayunaban durante el Rama-
dán.
87
En estos años, asediada por Muza, cayó bajo el poder musulmán la ciudad de Mérida, dándose la gran
interrupción de sede arzobispal metropolitana. También se acometió, bajo el mando de Muza, la conquista
de Pamplona, preparándose el intento de conquistar la Septimania. Quedó conquistada también, precisa-
mente en este año 715, por los musulmanes, la ciudad vallisoletana de Medina del Campo, que se llamaba
hasta ahora Sarabris.
39
A 31 de diciembre del año 716
MURIERON ASESINADOS ABD AL-AZIZ Y MUZA
En un día de primavera, estando rezando Abd al-Aziz, hijo de Muza, en la iglesia se-
villana de Santa Rufina, que había convertido en Mezquita,88
fue atacado y asesinado,
decapitado con un solo golpe de alfanje, en su segundo año como valí. Esto fue cau-
sado, según se cuenta, porque eran demasiadas las veleidades independentistas del hijo
de Muza en Sevilla. Para atraerse el favor de los visigodos, se había casado con Egilona
(llamada Ailo por los musulmanes), viuda de Don Rodrigo. Pero al haber hecho eso,
Abd al-Aziz no agradó a los musulmanes, pues con ello parecía querer sacudirse el yugo
del califa, queriendo hacerse autónomo del mismo. El asesinato de Abd al-Aziz, cuya
cabeza fue enviada al califa Suleimán (envuelta en un paño con alcanfor), lo perpetró
Habid ibn Abi ‘Ubayda al-Fihri, el asesor que le impuso su padre al nombrarle valí de
Al-Ándalus. Las órdenes del asesinato parece que provinieron del mismo califa Sulei-
mán. A Abd al-Aziz le sucede su cuñado y primo Ayyud ibn Habib al-Lajmi.89
La figura y la actuación de Abd al-Aziz, a pesar de su breve mandato, es vista e inter-
pretada de manera muy diferente, según desde qué lado se considere. Para unos, fue un
modelo de gobernante; para otros, todo lo contrario, siendo acusado de apóstata y de re-
belde, dando por justificado su asesinato.90
Para mantenerse en su cargo y tender a sus aspiraciones, Abd al-Aziz tuvo que desa-
rrollar una política de reclutamiento militar que acarreó consecuencias económicas y so-
ciales, engendrando, por tanto, el descontento de muchos y no pocos conflictos. En su
mayoría, los reclutados eran efectivos bereberes o mawali (clientes o libertos omeyas).
Los conflictos que se produjeron han sido vistos como la causa del asesinato de Abd al-
Aziz.
Al cabo del año en que estamos, murió también Muza, asesinado en Damasco, mien-
tras estaba en una mezquita. Podemos recordarlo como caudillo militar musulmán y ye-
mení, gobernador y general omeya, desde el año 640 en el norte de África. Tenía ya 71
años de edad, en el año 711, cuando, liderando a muchos bereberes, participó en los co-
mienzos de la conquista musulmana de España. En el año 698, siendo virrey norteafri-
88
Ocupando el espacio de la actual catedral hispalense.
89
Su nombre pasará a la historia sobre todo en el castillo de Calatayud (Zaragoza), recinto fortificado de
fundación musulmana, a 5 km de Bílbilis, ciudad abandonada a finales del siglo IV y que tuvo su im-
portancia en tiempos romanos y anteriores.
90
A finales del año 714, al conocerse la abdicación del rey Agila II, los visigodos aliados se rebelaron y
proclamaron rey a Ardón. Abd al-Aziz intentó que obedecieran al Califa (año 715), y al no conseguirlo
decidió conquistar militarmente la Tarraconense nororiental y la Septimania. Pero antes de conseguir
reunir el ejército que tenía que marchar a la zona fue asesinado. Fuentes cristianas achacan su muerte a
una orden directa del califa damasceno Suleimán, al ser denunciado por haberse convertido al cristia-
nismo a instancias de su esposa.
40
cano, tuvo éxito en sofocar una seria rebelión de bereberes y los puso a su servicio.
También tuvo que combatir los ataques de los bizantinos y construyó una considerable
fuerza naval en las islas Baleares.
España estaba entonces sumida en la guerra civil ente los pretendientes al trono o par-
tidarios de Agila II, hijo de Witiza, y Don Rodrigo. Gracias al apoyo de la mayor parte
de la nobleza visigoda, resultó elegido Don Rodrigo. Fue entonces cuando los partida-
rios de Agila II solicitaron la ayuda de Muza. Lo hicieron a través del conde Don Julián,
gobernador de Ceuta y muy influyente también en Tánger. Muza logró que Tarik, con
7.000 hombres, desembarcara en Gibraltar (30 de abril del año 711). Don Rodrigo fue
derrotado por las fuerzas de Tarik, apoyadas por las de los witizanos, en la batalla del
río Guadalete. Y así comenzó la conquista musulmana de España.
En el año 712, acompañado por su hijo Abd al-Aziz y con un ejército de 18.000 hom-
bres provenientes de África, Muza fue haciéndose del territorio español, dando fin al
reino visigodo del mismo. Pronto ocupó Medina Sidonia, Carmona y Sevilla, llegándose
después a Mérida, ciudad que cayó en sus manos (el 30 de junio del año 713), tras un
año de resistencia, siendo ya islamizada totalmente en el año 715. Muza, en el año 713,
se dirigió a Toledo y también la ocupó.
En el año 714, a manos de Muza y de Tarik, cayó Zaragoza. Luego avanzaron ambos
hacia Lérida. Muza se dirigió luego hacia Asturias, tomando antes León, Astorga, Za-
mora y Lugo. Fue en estos momentos en los que tanto Muza como Tarik fueron recla-
mados para que se presentaran al califa en Damasco, Walid I.
Cuando Muza, habiendo regresado de Damasco, se encontraba en Sevilla, fue llamado
de nuevo por el califa, ya Suleimán, para que se encaminara otra vez hacia Damasco.
Antes de partir, Muza repartió el territorio español entre sus hijos, quedando Abd al-
Aziz al frente de Al-Ádalus en Sevilla, Abd al-Malik91
en Ceuta y Abd allah (su pri-
mogénito) en Ifriqiya.92
En Damasco, Suleimán condenó a muerte a Muza, acusado del delito de reincidir en
sus actividades de malversación. Luego le fue conmutada la pena de muerte por el pago
de una fuerte suma, pero no se le permitió regresar a Al-Ándalus. Poco después, como
queda dicho, fue asesinado en una mezquita de Damasco.93
91
También conocido como Marwan.
92
Territorio norteafricano que se corresponde aproximadamente con el actual Túnez (sin sus partes más
desérticas), una parte del noreste de Argelia y Libia (la antigua Tripolitania). La capital de Ifriqiya fue la
ciudad tunecina de Kairuán.
93
Algunas fuentes históricas señalan que esto ocurrió en el año 718.
Como bibliografía sobre Muza podemos señalar, entre muchas otras producciones, la siguiente: Pedro
Chalmeta (1994): Invasión e Islamización. La sumisión de Hispania y la formación de Al-Andalus,
Madrid, Mapfre.
Ignacio Olagüe, en su obra La Revolución islámica en Occidente (1974), plantea dos hipótesis sobre
Muza: o bien que es fabuloso y jamás existió, o bien que se trata de uno de los primeros propagandistas
del Islam en la Península Ibérica.
41
Muza
42
MURIÓ EL REY AGILA II
Murió también durante este año el abdicado rey visigodo Agila II, a los 35 años de
edad. Habiendo comenzado su reinado, casi insignificante, en el año 710. Podemos
recordarlo como hijo de Witiza y sobrino del arzobispo hispalense Don Oppas. Fue aso-
ciado al trono por su padre hacia el año 708, siendo monarca sobre todo en el norte,
mientras Don Rodrigo, habiéndose asentado en Toledo, ocupaba el sur. El enfrenta-
miento entre Agila II y Don Rodrigo provocó el reclamo de los musulmanes y bereberes
norteafricanos, todo como lo hemos ido contando. Eso provocó la conquista musulmana
de España. Eliminado Don Rodrigo, Agila II llegó a ser reconocido como rey en To-
ledo.
Corría el año 712 cuando Agila II, junto con sus hermanos y un nutrido séquito, viajó
a Toledo. Desde allí, Tarik mandó a Agila II a que se presentara a Muza, para que fuera
éste quien decidiera sobre las pretensiones del rey visigodo al trono. Pero Muza no tomó
ninguna decisión sino la de enviar a Agila a Damasco, para que fuera el califa Walid
quien decidiera. Al partir Agila para Damasco, la nobleza visigoda (witizana), quedó
bastante desprotegida de su referente regio y desconcertada, asumiendo entre todos el
poder que pudieron y como pudieron.
En el año 714, Agila II abdicó del trono. Fue entonces cuando los nobles tarraconen-
ses y narbonenses eligieron rey a Ardón.94
Agila permaneció en un territorio norteño re-
ducido hasta que murió.95
CÓRDOBA
Durante este año, la ciudad de Córdoba quedó convertida en capital del emirato de Al-
Ándalus.96
Abd Allah, valí de Kairuán (capital de Ifriqiya), hermano mayor del asesi-
94
Probablemente Ardabasto, como contábamos más atrás.
95
Podemos leer más en Carmen Roca Martínez (2001): El crepúsculo del Reino Visigodo de Toledo, To-
ledo, Diputación Provincial de Toledo.
96 Tras la rápida conquista musulmana de la Península Ibérica durante los años 711-718, denominándose
Al-Ándalus, todo el territorio se constituyó como provincia dependiente del Califato Omeya de Damasco.
Sus gobernantes cordobeses recibieron del califa de Damasco el título de valí o emir. Luego, el emirato de
Córdoba se hará independiente de Damasco entre los años 756-929.
En estos momentos, la población musulmana peninsular estará formada por los árabes instalados en las
ciudades, los bereberes radicados en las zonas rurales y los sirios, habiendo formado entre todos el grueso
de las primeras invasiones. Estas etnias se enfrentaron entre sí para hacerse con el mayor número de tie-
rras. La Península Ibérica se verá sumida en una continua y endémica guerra civil hasta que aparezca
Abderramán I.
Podemos adelantar que en el año 750 los abasíes (de Bagdad) derrocarán a los omeyas del Califato de
Damasco y resultarán asesinados todos los Omeyas. Seis años más tarde, en el 756, Abderramán I –que
había escapado del sangriento destino final de los Omeyas logrando huir de Damasco– desembarcará en
Al-Ándalus y, conquistando Córdoba, se proclamará emir, independizándose de los abasíes de Bagdad.
43
nado Abd al-Aziz y autoridad competente, designó como valí de Al-Ándalus a Al-Hurr
ibn Abd al-Rahman al-Taqafi (Alahor). Éste llegó a España con tropas musulmanas (y
400 jeques de Ifriqiyya), con la misión de continuar las campañas militares y cohesionar
los nuevos dominios dentro del califato. Alahor conquistó Ardales97
y su castillo, lla-
mando a estas tierras Ard-Allah,98
tras lo cual erigió como capital del valiato la ciudad
de Córdoba,99
perdiendo Sevilla esta importancia.100
Con la nueva guarnición musul-
mana en Córdoba se procedió a la conquista definitiva de Huesca101
y Lérida.
Tarif ibn Muza, también hijo de Muza, atacó Tarraco (Tarragona). Como sus habitan-
tes resistieron, fueron masacrados y la ciudad entera fue destruida.102
Los musulmanes
ocuparon también las ciudades de Monzón y Jaca,103
así como también Tudela.104
Por el
Esta independencia será política y administrativa, pero manteniendo la unidad espiritual y moral mediante
la vinculación religiosa con el Califato Abasí.
Abderramán I lo iniciará todo, pero el verdadero organizador del emirato independiente será Abde-
rramán II, el cual delegará los poderes en manos de los visires y logrará una islamización muy rápida y
profunda de la Península. Los cristianos en la Península Ibérica (mozárabes o dhimmis, sometidos a
tributos) quedarán reducidos, pero en absoluto desaparecidos.
Las disputas entre árabes y beréberes no cesaron tras la proclamación del Emirato Cordobés, lo que per-
mitió la reorganización de los reinos cristianos en el norte, dándose inicio así a la Reconquista cristiana de
España, que fue alentada contra la política pro-árabe mantenida por la dinastía omeya. Se produjeron
también numerosas sublevaciones protagonizadas por los muladíes, cristianos más o menos islamizados
que llegarán a poner en peligro la existencia misma del Emirato.
Cuando llegue al trono Abderramán III (año 912), la decadencia política del Emirato de Córdoba será
ya un hecho obvio y consumado. Para imponer su autoridad y terminar con las revueltas y conflictos que
arrasaban la Península Ibérica, Abderramán III se proclamará califa (año 929). Y así se establecerá el
Califato de Córdoba.
97
Provincia de Málaga.
98
“Jardín o Tierra de Dios”. 99
El noble Don Pelayo, refugiado en Asturias desde el desastre del año 711 (si es que no lo estaba de
antes), fue llevado prisionero a Córdoba como rehén de los astures sometidos.
100
Aparecieron ya monedas con leyendas bilingües, en árabe y latín, y con la referencia a Al-Ándalus
como lugar de acuñación (siendo este testimonio el primero en que aparece el nombre Al-Ándalus refe-
rido a la España musulmana).
101
En Huesca, las nuevas autoridades establecieron un acuerdo con un personaje cuyo nombre se perdió,
pero cuyos hijos se convirtieron al Islam con los nombres de Rasid y Yusuf, siendo los fundadores de los
clanes muladíes de los Banu Amrus y Banu Sabrit o Shabrit.
102
La ciudad quedó reducida a un montón de ruinas y, aunque reconstruida, no fue más que una pequeña
aldea desde los años 1090 al 1149. Su sede arzobispal metropolitana se trasladó a Narbona a finales del
siglo VIII y allí permaneció hasta el año 1091. El arzobispo de Tarragona, San Próspero, puso a salvo en
Italia sus libros litúrgicos, cuanto pudo de su archivo y las reliquias de San Fructuoso. Fundó el mo-
nasterio de San Fructuoso (de Capodimonte) en Liguria.
103
Ambas en la provincia de Huesca.
44
oeste, en el que fue el reino suevo, ocuparon y destruyeron cuanto pudieron las ciudades
de Oporto, Braga y Orense.105
WINFRIDO EN EUROPA
De Inglaterra siguen saliendo monjes misioneros hacia Europa, hacia el centro y norte
del continente, para entregarse con toda el alma a la evangelización. Sabemos que entre
los frisios106
se cuenta con la gran labor realizada por el célebre apóstol Wilibrordo.107
A Inglaterra siguen llegando reclamos para que vengan más monjes misioneros a Euro-
pa. Un monje, llamado Winfrido,108
con 36 años de edad, haciéndose eco de la llamada
evangelizadora, con permiso de su abad en Inglaterra, llegó finalmente al continente con
varios compañeros más.
104
En Navarra.
105
El arzobispo metropolitano de Braga, San Félix Torcato (693-734), se estableció en Lugo, ciudad en
la que permanecieron sus sucesores hasta el año 1070.
106
Actual Holanda.
107
San Wilibrordo.
108
A quien iremos conociendo como San Bonifacio, gran apóstol y patrono de Alemania. Nació hacia el
año 680, según todas las probabilidades, en el territorio de Wessex, de una familia profundamente cris-
tiana. Contando sólo con 5 años de edad, atraído por el ejemplo y las palabras de unos monjes, manifestó
a sus padres el deseo de seguirlos, y, después de vencer su persistente oposición, pudo dirigirse a la es-
cuela del monasterio de Exeter. Contaba entonces sólo con 7 años de edad y durante otros 7 años pudo
poner los más sólidos fundamentos a su formación humanística y teológica. A los 14 años de edad se tras-
ladó al monasterio de Nursling, de la diócesis de Winchester, donde ya plenamente monje, hizo grandes
progresos en los estudios superiores del Trivium y el Quadrivium, llegando a ser un renombrado maestro
en todo. Compuso una excelente gramática latina. Profundizó no menos en su conocimiento y familiari-
dad con la Sagrada Escritura, llegando a ser un consumado teólogo. Su apostolado como gran predicador
entre gente humilde y sencilla fue siempre encomiable, muy fructífero. Era ya, desde su juventud, un con-
sumado misionero.
45
A 31 de diciembre del año 717
ACONTECIMIENTOS VARIOS
Don Pelayo consiguió escaparse de Córdoba y regresar a Asturias. Allí se encontró
que su hermana Adosinda (también conocida como Ormesinda) se casó con Munuza, el
gobernador bereber de las tierras astur-leonesas.
De otra parte, los vascones están ahora regidos por su rey Garci Ximenes (García Ji-
ménez), que fue coronado cerca de Alsasua,109
en la ermita dedicada a San Pedro.
Mientras tanto, los musulmanes se apoderaron ya totalmente de Pamplona, que los vas-
cones tuvieron por capital, con una guarnición visigoda.
Alahor terminó conquistando ya toda la Catalunya, ocupando Dertosa (ahora llamada
Tortosa). Barcelona, para evitar lo que sucedió en Tarragona, se rindió sin más. No obs-
tante, los musulmanes destruyeron su catedral (y todo el archivo catedralicio) y la con-
virtieron en mezquita. También capituló ya del todo Gerona (o Girona). Todos los visi-
godos que quedaban y pudieron huir se adentraron en la Septimania.110
Habiendo gobernado como califa algo más de dos años y medio, falleció durante este
año el califa Suleimán, sucediéndole en el cargo su primo Omar Abd al-Aziz (Omar II).
En Bizancio, donde predomina la inestabilidad, empezó a reinar en este año León III,
Isaurio, de 37 años de edad. Al menos tiene frenados de momento a los musulmanes en
sus afanes de conquistas.111
León III nació en la provincia siria de Comagene. Ascendió rápidamente en el ejér-
cito, y bajo Anastasio II se le concedió el mando del Ejército de Oriente. En este año
717 se rebeló contra el usurpador Teodosio III. Se dirigía a Constantinopla cuando fue
proclamado emperador, mientras Teodosio III no contaba ya sino con el rechazo más
generalizado.
109
En Navarra.
110
Desde allí, como ocurrirá desde Asturias con Don Pelayo, habrá otro foco de Reconquista sobre Cata-
luña.
111
Durante este su primer año de reinado, León III supo defender Constantinopla de los intentos de ocu-
pación por parte de los musulmanes. Aprovechando el desorden en Bizancio, los musulmanes estuvieron
presentes en el Bósforo con 80.000 hombres. Debido a su decidida defensa, León III consiguió que los
musulmanes ser retirasen tras varios meses de asedio. Un factor importante en la victoria bizantina fue el
uso del fuego griego.
46
Don Rodrigo
Don Pelayo
47
A 31 de diciembre del año 718
DON PELAYO, REY DE ASTURIAS, Y OTROS SUCESOS DE ESTE AÑO
Los astures, con algunos refugiados visigodos, dan por creado en este año un reino
independiente, el reino de Asturias. Eligieron como rey a Don Pelayo.112
Podemos decir
de él que, no con poco esfuerzo, frenó la expansión musulmana en el norte de la Pe-
nínsula Ibérica.113
Debido a las intrigas entre la nobleza visigoda, el rey Witiza conspiró para asesinar a
Favila, padre de Don Pelayo, por lo que éste, teniendo familiares y amigos en Asturias,
fue a refugiarse allí, lo mismo que había hecho su padre. Posteriormente, al sentirse bus-
cado e inseguro, Don Pelayo hizo una peregrinación a Jerusalén. Allí permaneció hasta
la muerte de Witiza, regresando a España cuando fue entronizado Don Rodrigo, de
quien era partidario. Don Rodrigo hizo que Don Pelayo ocupara el cargo de conde de
espatarios, lo que le supuso combatir al lado de Don Rodrigo en la batalla del río Gua-
dalete (año 711). Después de esta batalla, estuvo refugiado en Toledo, hasta que esta
ciudad fue tomada por los musulmanes. Los visigodos que pudieron escapar huyeron a
Francia, pero Don Pelayo fue a refugiarse a Asturias, llevándose consigo lo más pre-
ciado del reino visigodo, tesoro y reliquias.
Las primeras incursiones musulmanas en el norte peninsular fueron las de Muza (años
712-714). Entró en Asturias por el puerto de Tarna y todo se fue desarrollando como
hemos ido contando. El caso fue que las familias dominantes del territorio asturiano,
constituidas de alguna manera en un relevante gobierno local, fueron capitulando. Tam-
bién capituló la propia familia de Don Pelayo.
No conforme con el matrimonio contraído entre su hermana Adosinda y Munuza,114
Don Pelayo encabezó una rebelión antimusulmana, una rebelión que no le valió de mu-
cho, pues fue derrotado. Siendo detenido, fue enviado a Córdoba, donde estuvo pri-
sionero. Logró escapar y retornó a Asturias. Refugiándose en las montañas de Cova-
donga, donde se concentraba la mayor resistencia antimusulmana, encabezó una según-
da sublevación, decidida como Reconquista.
Mientras tanto, el califa Suleimán, mandó a Sevilla a unos oficiales con el encargo de
asesinar a Egilona, la que fue última reina visigoda como esposa de Don Rodrigo, la
cual, al enviudar, siendo apresada por Abd al-Aziz en Mérida,115
éste la tomó por espo-
112
Su origen es controvertido, aunque se le atribuyen los orígenes más variados. Según algunas fuentes o
suposiciones fue un jefe propiamente astur, pero según otras referencias era hijo del duque visigodo Fáfila
o Favila, que había sido espatario (alférez real) en la Corte de Toledo, habiéndose refugiado en Piloña
(concejo asturiano en torno a la actual Infiesto).
113
Se daba así origen remoto a los reinos de Castilla y Portugal, como iremos viendo en el transcurrir del
tiempo.
114
Bereber compañero de Tarik y a la sazón gobernador musulmán en el norte de España.
115
Después de que estuvo refugiada en Magacela (Badajoz).
48
sa. Como el resultado de este matrimonio fue el de un sincretismo religioso de los es-
posos, medio musulmanes y medio cristianos los dos, el califa tomó la decisión de aca-
bar con la vida de la ex-reina Egilona. Por lo menos, Egilona había conseguido cierta
tolerancia y respeto de los musulmanes hacia los cristianos.
Siendo Omaira valí de Barcelona, los musulmanes ocuparon la antigua ciudad greco-
romana de Ampurias,116
ya casi despoblada, así como también Leucante, ahora llamada
Al-Lakant,117
y Atienza.118
Alahor, valí de Córdoba, mandó la reconstrucción y fortalecimiento de las murallas en
Córdoba.
116
En el Alto Ampurdán de la provincia de Gerona.
117
Alicante.
118
En la provincia de Guadalajara.
49
A 31 de diciembre del año 719
ZAMA EN ESPAÑA Y CARLOS MARTEL EN FRANCIA.
MURIÓ CLOTARIO IV
Zama (Al-Sahm ibn Malik al-Jawlini), enviado directamente por el califa Omar II has-
ta Al-Ándalus, con un considerable ejército, anduvo organizando un reparto de tierras
entre los musulmanes y estableciendo el cobro de impuestos. Encontrando en todo ello
sus dificultades, Zama le hizo saber al califa si no convendrá más bien abandonar la Pe-
nínsula Ibérica. Se cuenta que el califa se lo está pensando. Pero el caso ha sido que
Zama, con su ejército, después de haber reparado el viejo puente romano de Córdoba, se
dirigió a la Septimania y atacó Narbona. Y así llegó el final de este año, en pleno y cru-
do invierno.
El dueño de Francia es ahora el Mayordomo Carlos Martel. Y en este año murió el rey
austrasiano Clotario IV,119
a los 34 años de edad.
119
Un rey extraño, ciertamente no de origen merovingio. Durante una guerra civil que casi destruyó el
reino franco, los neustrasianos se opusieron al mayordomo austrasiano Carlos Martel. En el año 717, los
neustrianos fueron derrotados, en la batalla de Vincy, y Carlos Martel volvió a Colonia para vencer a
Plectruda y Teodaldo, sus otros oponentes, siendo todos pipínidas. Después de derrotarlos a todos, Carlos
Martel proclamó rey a Clotario IV, en oposición a Chilperico II de Neustria. El año siguiente, Carlos
derrotó a Chilperico en Soissons. El mayordomo neustrasiano, Ragamfredo, huyó del campo de batalla.
Chilperico II fue a esconderse a Gascuña, bajo la protección de Odón I el Grande, duque de Aquitania y
rey de los vascones. Viéndose amenazado por Carlos Martel, Odón le dio el rey, quien sumió y aceptó la
autoridad de Martel en todos los reinos francos (Neustria, Austrasia y Borgoña). Después de esto, sin ne-
cesidad de su rey propio, Carlos Martel cesó de apoyar al pretendiente Clotario IV y así el rey austrasiano
desapareció de la historia. Por todo su breve reino, de apenas un año, Clotario IV no fue más que una ma-
rioneta de Carlos Martel, un verdadero rey holgazán.
50
A 31 de diciembre del año 720
¿QUÉ HA PASADO?
Los musulmanes se adentraron en Francia. La expedición, al mando del valí Al-Sahm,
partiendo de Gerona, conquistó Perpiñán, facilitándose así apoderarse pronto de la últi-
ma resistencia visigoda, la de Narbona. Aquí, como es habitual entre los musulmanes
antes quienes se le resisten, masacraron a todos sus hombres, llevándose esclavos a los
niños y a las mujeres. En Narbona, los musulmanes dejaron establecida una buena guar-
nición, nombrando como valí de la zona a Abd al-Rahman (Abderramán) al-Gafiqi.
También murió en Narbona el rey visigodo Ardón, sin posibilidad de sucesión. Así
terminó, pues, del todo, el reino visigodo. En unas cuantas semanas, los musulmanes se
apoderaron también de las siguientes ciudades: Béziers, Lodève, Agde, Magalona y has-
ta Troyes. Y como Nimes se resiste cabe que nos esperemos lo peor para esta ciudad.
Todo eso vino ocurriendo mientras, según todas las noticias de que disponemos, mu-
rió Tarik, en Damasco, totalmente abandonado a su mala suerte, en desastroso final per-
sonal para él.
Podemos recordar la historia como sigue:
Desde el año 711 se desdibujó bastante la civilización grecolatina y cristiana de Espa-
ña, tras haber sido en la antigüedad una de las provincias o territorios más importantes
del Imperio Romano y habiendo sobrevenido después el reino visigodo. ¿Cómo es posi-
ble que las recias legiones romanas hubieran tardado dos siglos en conquistar y romani-
zar Hispania y ahora los musulmanes la hayan conquistado e islamizado en apenas dos
o tres años? ¿Todo dependió de la batalla del río Guadalete?
Da que pensar que entre las solas campañas de Muza y Tarik se llegara a dominar tan
del todo la España visigoda. Parece que no es suficiente con que hagamos considera-
ciones militares. ¿Cómo pudo sucumbir España, en colapso total, ante un ejército de tan
sólo unos 200.000 hombres, siendo España un reino civilizado y con una historia tan ri-
ca, tan llena de contenido y significado?
Don Rodrigo era el rey de España en aquel fatídico año 711, pero antes de serlo era
Don Rodrigo dux (duque) de la Bética cuando murió el rey Witiza, que perteneció a uno
de los clanes visigodos más poderosos. Como de costumbre, el clan trató de sentar en el
trono a los hijos del difunto y, también como de costumbre, muchos nobles visigodos se
negaron a aceptarlos. Lo hacían en nombre del principio de monarquía electiva, tradi-
cional en aquellos pueblos germánicos que conocemos como bárbaros. Aunque los visi-
godos se fueron romanizando (e incluso se habían orientalizado), pasaba que la monar-
quía electiva se había convertido, cada vez que había sucesión, en una orgía de sangre,
con más de un asesinato tumultuoso. No sólo rodaban las cabezas de los reyes y de los
aspirantes a reyes sino también las de familiares, deudos y allegados. Las campañas
electorales y las candidaturas se dilucidaban cortando cabezas, a la altura de los gazna-
tes.
Después de Recaredo (hace ya un siglo), el reino visigodo quedó religiosamente unifi-
cado, organizándose desde una total colaboración entre Iglesia y Estado. Todo parecía
51
encaminado hacia el establecimiento de una dinastía que diese continuidad y paz al rei-
no; pero el morbo gótico, la habitual costumbre de tirar de puñal, veneno y espada para
acceder al trono, fue más fuerte que la lógica y que los intereses racionalmente políticos.
Es cierto que la Iglesia podía haber impuesto normas menos salvajes de conducta, ne-
gándose sobre todo a legitimar al que se hiciera con el trono mediante asesinatos. Eso
fue lo que marcó, o al menos pretendió, Recaredo, muy de la mano del arzobispo Lean-
dro de Sevilla. Pero no fue así como se sostuvo el reino visigodo, por eso estaba todo
abocado al fracaso, un fracaso que tuvo que tocarle a Don Rodrigo. Fue lo que pasó in-
ternamente en la batalla del río Guadalete.
La pérdida de España, la destrucción de ese reino visigodo que heredaba una tradición
romana y germánica de siete siglos, no se debió, sin embargo, a una conjura palaciega,
al impulso irresistible de los musulmanes, a una hecatombe militar o a una guerra civil.
Todo eso estuvo presente, pero no era bastante. En la raíz de los males del Estado visi-
godo estuvo un problema que parece muy abstracto pero que tiene consecuencias bien
concretas y cuya actualidad no hace falta señalar: la división de poderes. España se vino
abajo por la mezcla y confusión de lo privado y lo público, lo religioso y lo laico, lo ci-
vil y lo militar. Desde el III Concilio de Toledo, los reyes (cesaropapistas) intervenían y
mandaban mucho en la Iglesia y, a su vez, los obispos tomaban parte en la legislación y
en la administración de Justicia. La legitimidad, por tanto, estaba en permanente almo-
neda o ganga. Cuanto más se corrompían no pocos obispos, sin que hubieran dejado de
ser simoníacos y lascivos, menos podían pedir cuentas o responsabilidades a los reyes,
que frecuentemente se ceñían la corona con las manos manchadas de sangre. La Justicia
no sólo carecía de independencia sino que dependía de un sinfín de clanes, civiles y
eclesiásticos, regionales y gremiales, hasta el punto de que lo único seguro era habitual
y paradójicamente la inseguridad judicial o jurídica. Los obispos eran nombrados por
razones de familia, o por clanes y partidos. Los administradores romanos, que tiempo
atrás intentaron conservar los visigodos, fueron derivando hacia formas más bien feu-
dales de dependencia. Puede decirse que no existía ni un solo poder autónomo. En con-
secuencia, el poder se fue haciendo tan arbitrario e inestable que hacía imposible algo
que resultara preservable. Todo estaba siempre amenazado de algo.
La muerte de Witiza fue clave, acabó con un breve y peligroso período de falsa paz.
Su predecesor, Égica, había copiado algunos excesos de Calígula con el añadido de un
antisemitismo paranoico: creía sinceramente que los judíos conspiraban contra él, por lo
que decretó su liquidación; y los judíos, naturalmente, conspiraron contra él. Witiza pa-
reció remediar algunas locuras de Égica, pero casi nadie distinguía ya los peligros reales
de los imaginarios, ni los problemas generales de los particulares. Una guerra civil caó-
tica y dispersa estalló en el año 710 y, al año siguiente, Rodrigo, elegido rey por un
grupo importante de nobles, agrupados en lo que pomposamente llamaban Senado, tuvo
que hacer frente a tres conflictos militares simultáneos: las intrigas y alzamientos de los
witizanos, otra rebelión más (tan episódica como endémica) de los vascones y la entrada
en España de los bereberes y musulmanes del Magreb Occidental.
Don Rodrigo era el único gran militar del momento. Por eso lo eligieron para ser rey.
Pero una cosa es ser rey y otra cosa es arreglarlo todo o hacer milagros. Mientras apaci-
guó las cosas en relación a los vascones (por el norte), llegaron enardecidos los musul-
52
manes (por el sur). Los witizanos, contraviniendo las normas de los concilios toledanos,
habían pactado con los bereberes, que eran ya islámicos, una alianza120
para acabar con
Don Rodrigo. Así vencieron los musulmanes en Guadalete.
No era una alianza contra natura ni representaba novedad alguna. Pensemos que Her-
menegildo pactó con los bizantinos para eliminar a su padre (y al arrianismo) antes de
que su padre le eliminara a él (y al catolicismo). Hazañas y hechos semejantes jalonan
toda la era visigoda. En el fondo, como suele suceder en las épocas de degradación ins-
titucional, todo el mundo pensaba que los atropellos contra la ley y la moral iban a ser
sólo casuales o temporales. No sospechaban los witizanos que los hombres de Tarik y
de Muza no se iban a limitar a derrotar a Don Rodrigo sino que los iban a liquidar tam-
bién a ellos y a quedarse con el reino que tan trabajosamente unificaron Leovigildo y
Recaredo. Así que fueron traidores pero, sobre todo, estúpidos. Por anteponer a todo sus
intereses partidistas acabaron perdiendo todo y a todos.
El personaje más representativo de la traición witizana fue Don Julián, encargado de
gobernar y guardar militarmente el estrecho de Gibraltar desde Ceuta. En un momento
dado, Don Julián, del todo relacionado con los witizanos, pactó la entrega de Ceuta a los
musulmanes y facilitó el traslado de unos miles de guerreros al Peñón, con barcos de
cabotaje a las órdenes de Tarik.
Mientras Tarik y su jefe Muza iban conquistando ciudades y territorios para el califa
de Damasco, con la ayuda de los witizanos y con la notable y razonable colaboración de
los judíos, Don Rodrigo se apresuró desde Vasconia para hacer frente a todo aquello. Se
encontraron todos en las orillas del río Guadalete y, tras algunos días de merodeo, en-
traron en combate. El resultado ya lo sabemos.121
También murió en Damasco el califa Omar II (que había pensado en abandonar la Pe-
nínsula Ibérica). Le sucede Yazid II.
120
Una “alianza de civilizaciones” (¿les suena?).
121
Fueron tan graves y duraderas las consecuencias de la batalla del Guadalete que, con el tiempo, se te-
jió un relato según el cual Julián, para vengar la seducción o violación de su hija Florinda (llamada la
Caba por los musulmanes, esto es, la Puta) entregó a los moros la católica España con el seductor Rodrigo
a la cabeza. No era posible explicar que se perdiera tan gran reino cristiano en una sola batalla, ni que en
el 714 ya no quedara ni rastro del poderío visigodo. La pérdida de España se entendió desde entonces
como una derrota del patriotismo por falta de virtud, de ahí que se achacara simbólicamente a un pecado
sexual la catástrofe militar, política y religiosa que supuso para el mundo cristiano la incorporación de
España a los dominios islámicos. Sin embargo, gracias a esa metáfora, la Reconquista tendrá un referente
mítico y un objetivo último que alimentaron durante casi 800 años los sueños y ambiciones de los cris-
tianos, unidos o dispersos, de uno u otro reino, contra la Media Luna. Los visigodos que fueron un de-
sastre vivos resultaron eficacísimos después de muertos. Y en el fondo, la leyenda de que España se per-
dió por particularismos exacerbados, por falta de valores morales en las instituciones y por un déficit de
ética colectiva ejemplificado todo ello en el rey Don Rodrigo, respondía a una realidad. Lejana, dirán al-
gunos, muy lejana. Sólo en el tiempo. Los españoles bajaron la guardia como tales y claudicaron estúpi-
damente a la “alianza de civilizaciones”, al pluralismo y a la heterogeneidad sobre lo homogéneo pero
bien delimitado.
53
Florinda, la hija de Don Julián y un grabado que lo representa a él
54
Folgada el Rey Rodrigo
con la hermosa Cava en la ribera
del Tajo sin testigo;
el pecho sacó fuera el río,
y les habló de esta manera:
En mal punto te goces,
injusto forzador; que ya el sonido,
y las amargas voces,
y ya siento el bramido
de Marte, de furor y ardor ceñido.
Ay, esa tu alegría
qué llantos acarrea! Y esa hermosa,
que vio el sol en mal día,
¡a España, ay, cuán llorosa,
y al cetro de los godos cuán costosa!
Llamas, dolores, guerras,
muertes, asolamientos, fieros males
entre tus brazos cierras,
trabajos inmortales
a ti y a tus vasallos naturales,
A los que en Constantina
rompen el fértil suelo, a los que baña
el Ebro, a la vecina
Sansueña, a Lusitaña,
a toda la espaciosa y triste España
Ya dende Cádiz llama
el injuriado Conde a la venganza
atento, y no a la fama,
la bárbara pujanza
en quien para tu daño no hay tardanza.
Oye que el cielo toca
con temeroso son la trompa fiera
que en África convoca
el moro a la bandera
que al aire desplegada va ligera.
La lanza ya blandea
el árabe cruel, y hiere el viento,
llamando a la pelea;
innumerable cuento
de escuadras juntas veo en un momento.
55
Cubre la gente el suelo;
debajo de las velas desaparece
la mar; la voz al cielo
confusa y varia crece;
el polvo roba el día y le oscurece.
¡Ay, que ya presurosos
suben las largas naves ¡Ay, que tienden
los brazos vigorosos
a los remos, y encienden
las mares espumosas por do hienden!
El Eolo derecho
hinche la vela en popa, y larga entrada
por el hercúleo estrecho
con la punta acerada
el gran padre Neptuno da la armada.
¡Ay triste!, ¿y aún te tiene
el mal dulce regazo?, ¿ni llamado
al mal que sobreviene
no acorres?, ¿ocupado
no ves ya el puerto a Hércules sagrado?
Acude, corre, vuela,
traspasa la alta sierra, ocupa el llano,
no perdones la espuela,
no des paz a la mano,
menea fulminando el hierro insano.
¡Ay, cuánto de fatiga,
ay, cuánto de sudor está presente
al que viste loriga,
al infante valiente,
a hombres y a caballos juntamente!
¡Y tú Betis divino,
de sangre ajena y tuya amancillado,
darás al mar vecino
cuánto yelmo quebrado,
cuánto cuerpo de nobles destrozado!
El furibundo Marte
cinco luces las haces desordena,
igual a cada parte,
la sexta ¡ay!, te condena,
¡OH cara patria!, a bárbara cadena.
Fray Luis de León
56
A 31 de diciembre del año 721
MURIÓ CHILPERICO II Y LE SUCEDIÓ TEODERICO IV
El 13 de febrero, en Attigny, murió el rey franco Chilperico II, en el séptimo año de su
reinado, a los 51 años de edad. Fue enterrado en Noyon.
Chilperico II fue el menor de los hijos de Childerico II y de Belichilda (hija de Sige-
berto III). En el año 675, su padre, su madre y su hermano mayor Dagoberto fueron ase-
sinados por Badillon, en el complot que organizaron los magnates contrarios al rey.
Chilperico escapó de milagro de aquella matanza familiar. Sus partidarios lo llevaron a
la abadía de Chelles y lo recluyeron allí como monje (adoptó el nombre de Daniel).
Sirvió religiosamente a la Iglesia en aquella abadía durante varios años, unos años en
los que todo el poder franco lo ostentó Pipino de Heristal.
Cuando murió Pipino de Heristal (año 714), que había puesto y quitado reyes a su
gusto, su viuda Plectruda intentó conservar el poder, pero Ragenfrido, nombrándose
Mayordomo de Neustria, hizo la guerra a los austrasianos. Y a la muerte de Dagoberto
III (año 715), Ragenfrido sacó de la abadía a Chilperico II y como tal lo proclamó rey
de los francos. Chilperico II tenía entonces 45 años de edad.
Chilperico II contrajo matrimonio con Chorataudis y fruto de este vínculo nació Chil-
derico III. Luego de esto, el 29 de diciembre del año 716, Chilperico II ratificó los privi-
legios de inmunidad que sus antepasados habían concedido a la célebre abadía de Saint-
Denis.122
Ragenfrido, aunque era quien gobernó y tomó todas las decisiones, lo protegió
bastante. Pero la protección y las fuerzas, tanto de Ragenfrido como de Chilperico II,
valieron de poco ante el poder emergente y manifiestamente patente del sucesor de Pipi-
no de Heristal, Carlos Martel. Éste, ganando la batalla de Vincy, cerca de Cambrai, se
hizo con los territorios neustrasianos unificándolos a Austrasia. Carlos Martel le dejó a
Chilperico todos los honores de representación y respeto, pero fue él quien en adelante
ostentó todo el poder franco. Como sucesor de Chilperico II, Carlos Martel eligió a Teo-
derico IV, hijo de Dagoberto III, de quien podemos recordar su muerte en el año 715.
UN CONCILIO EN ROMA
Gregorio II, el Papa, en el Sínodo o Concilio Romano que convocó durante este año,
se propuso atajar un problema: los ilícitos matrimonios de clérigos que abundan más de
lo debido.123
Fue el 5 de abril.124
122
Cercana a París y que hoy es catedral (con su diócesis).
123
Se trataba sobre todo de casamientos de curas con monjas. Surgieron en esta ocasión 17 cánones, casi
todos de índole disciplinaria, muchos de ellos refiriéndose a los matrimonios ilícitos o ilegítimos de clé-
rigos o laicos con monjas. Quedó anatematizado quien se casara con una mujer cuyo marido hubiera sido
sacerdote o se hubiera ordenado como tal (hay que tener en cuenta que estaba prohibido que esta mujer
57
LOS MUSULMANES EN FRANCIA
Carcasona,125
ciudad aún visigoda, muy bien fortificada, resistió los embates de Al-
Sahm ibn Malik sin rendirse. Al-Sahm, buscando nuevas conquistas y el más suculento
botín que pudiera, abandonó el sitio de Carcasona y se dirigió al ataque de Aquitania.126
Aquí, durante tres meses, sitió Toulouse, siendo muerto a manos de Odón I, el 10 de
junio.
La batalla de Toulouse es valorada como la causante de la primera derrota de los mu-
sulmanes en Occidente. Los soldados musulmanes, para suceder a Al-Sahm, eligieron
interinamente a Abderramán ibn Abd Allah al-Gafiqi, el cual se dirigió a Narbona, sin
pasar por Carcasona. Abderramán fue confirmado en su cargo de valí de Al-Ándalus por
el valí de Ifriqiya, Bishr ibn Safwan.
DECAPITADO ANASTASIO II
En Constantinopla murió durante este año el que fuera emperador, Anastasio II. Había
reinado durante los años 713-715, tras derrocar a Filípico, de quien fue secretario. En
aquel momento, Bizancio estaba muy amenazado por los musulmanes, igual por tierra
que por mar. Dada esa circunstancia, Anastasio II no estuvo falto de resolución. Mandó
su ejército, al mando de su general León (actual emperador León III) para defender Siria
y, de paso, Constantinopla. Pero sus medidas disciplinarias para con el ejército le hicie-
ron impopular, por lo que las tropas, amotinadas, le derrocaron y eligieron para suce-
derle a Teodosio III, un oscuro oficial fiscal de orígenes bastante modestos.
Teodosio III, tras mantener un asedio sobre Constantinopla, tomó la ciudad (año 715).
Anastasio pudo escaparse y huyó a Nicea. Allí se rindió finalmente y reconoció a Teo-
pudiera volverse a casar por muy viuda que estuviera). Quedó condenado todo matrimonio que se con-
trajera con una mujer consagrada o que sirviera en la Iglesia (a modo de diaconisa), así mismo todo ma-
trimonio que se contrajera con una religiosa, con una comadre, con una cuñada, con una sobrina, con una
suegra del padre o del hijo, con una prima o con cualquiera que fuera parienta o aliada de la misma. Igual-
mente quedó condenado quien se casara o se hubiera casado con una mujer raptada, secuestrada o robada,
tanto si era viuda como si era doncella.
124
En las actas de este Concilio, firmó el exiliado arzobispo de Toledo, Sinderedo, constando como
“episcopus ex Hispania”.
125
A medio camino entre Perpiñán y Toulouse, al sur de Francia.
126
Parte del reino de los francos, pero autónoma, juntamente con las tierras de Vasconia, bajo el domino
de Odón I el Grande.
58
dosio III como emperador (año 716). Luego de esto, se retiró a un monasterio en Sa-
lónica.
Seguramente que, en este año 721, estaba ya harto de monasterio. El caso es que no
tuvo otra ocurrencia que encabezar una rebelión contra el actual emperador León III, su-
cesor de Teodosio III. No estuvo Anastasio falto de apoyos y pudo conseguir una con-
siderable fuerza militar a su favor. Puso sitio a Constantinopla, pero le valió de poco.
León III logró capturarlo y ordenó su ejecución. Murió decapitado.
59
A 31 de diciembre del año 722
LA BATALLA DE COVADONGA
Hay un territorio al norte de España totalmente exento de presencia musulmana, al
que sus pobladores no dudan en llamar reino de Asturias.127
Aquí, el 28 de mayo, se
libró en este año la que sin duda se llamará la batalla de Covadonga, habiéndose en-
frentado unas tropas al mando de Don Pelayo contra tropas musulmanas, que resultaron
derrotadas.128
Desde Gijón, gobernaba el norte peninsular el bereber Munuza. Su autoridad fue desa-
fiada más de una vez por los jefes locales unidos a Don Pelayo. En el año 718, ha-
biéndose reunido en Cangas de Onís, decidieron negarse a pagar los impuestos que los
musulmanes exigían (denominados jaray y yizia).129
Munuza se encargó de realizar al-
gunas acciones de castigo contra aquellos asturianos, pero viendo que habría que escar-
mentarlos más y mejor decidió pedir tropas de Córdoba, para que la acción musulmana
fuera más contundente. Desde Córdoba no se le dio demasiada importancia a lo que
ocurría en aquel extremo norteño, aunque no obstante el valí cordobés, Ambasa,130
en-
127
Es el territorio comprendido entre la parte oriental de la actual Asturias y la parte occidental de Canta-
bria.
128
En un paraje próximo a Cangas de Onís (Asturias). Esta acción bélica se considera como el arranque
de la Reconquista.
129
Yizia (o yizya) era un impuesto per cápita que los musulmanes impusieron a los hombres libres (im-
puesto del que estaban exentos los enfermos, los ancianos y los monjes) que no se contaban como mu-
sulmanes (eran considerados dhimmis o de credo distinto al Islam). Mediante este impuesto, a estos hom-
bres se les permitía profesar su religión y ciertas condiciones de autonomía comunal. Los musulmanes, a
cambio, ofrecían su protección y no reclutaban entre esos hombres a nadie como soldados. Esa protección
significaba también, por supuesto, sumisión.
Jaray era el impuesto territorial, como de permiso por ocupar unas tierras a las que los musulmanes
renunciaban a conquistar o no les interesaba conquistar.
130
Anbasa ibn Suhaym al-Kalbi (722-726). Fue valí de Córdoba sucediendo a Abderramán ibn Abd Allah
al-Gafiqi. Durante tres años seguidos enviará expediciones a la Septimania, alguna bajo la dirección del
propio Abderramán Al Gafiqi, pero, como hemos contado, no consiguió tomar Carcasona o Nimes, ya
que los soldados musulmanes sólo estuvieron interesados en hacerse de botín sin fatigarse mucho. Como
Carcasona estaba bien amurallada y era bastante inexpugnable, exigía mucho esfuerzo y sacrificios con-
quistarla.
Desde que fue nombrado, Ambasa dobló los impuestos a los cristianos y ordenó que fueran confiscados
los bienes a los judíos. Era de esperar, por tanto, que se sucedieran revueltas y rebeliones, entre ellas la de
Covadonga, que enseguida se hizo famosa y renombrada. La Reconquista iría ganando adeptos y a ella se
les irían añadiendo muchos. Cabe señalar entre ellos al duque Pedro de Cantabria, probable vasallo de
Munuza, que se pasó pronto a las filas de Don Pelayo.
Según una leyenda, se cuenta también que tropas vasconas, dirigidas a la sazón por su rey García Ji-
ménez, ya en el siglo IX, animado por unos ángeles que se le aparecieron encima de un roble, derrotará y
expulsará a un ejército musulmán que había invadido su territorio.
60
vío tropas en ayuda de Munuza. Al mando de esas tropas fue el general musulmán Al
Qama.131
Don Pelayo estuvo al frente de unos 300 combatientes. Con ellos esperó a los mu-
sulmanes en un lugar estratégico, en el angosto valle de Cangas de Onís,132
cuyo fondo
cierra el monte Auseva.133
Un atacante en típico orden militar se pierde aquí, porque no
dispone de espacio para maniobrar. Aquí no vale de mucho traer un ejército numeroso,
por muy organizado que quiera o desee presentarse. Aquí cualquier batalla se resuelve
al modo de escaramuza, sin que por eso tenga por qué perder la denominación de bata-
lla.
El caso fue que las tropas musulmanas fueron diezmadas y Munuza tuvo que escapar
como pudo de regreso a Gijón.134
Sin embargo, el militar Al Qama no pudo escapar, ni
muchos de sus soldados. Murieron. Además, durante la huida de quienes querían po-
nerse a salvo, ocurrió que murieron muchos más, porque hubo un desprendimiento de
131
La expedición de Al Qama estaba compuesta por unos 180.000 hombres como mucho (según fuentes
cristianas).
132
Bello paisaje donde comienzan los montañosos Picos de Europa.
133
En la explanada inferior de Covadonga, está escrita sobre bloques de piedra, la inscripción siguiente:
Aquí en el Monte
Auseva, morada
inmemorial de la Virgen,
renació la España de
Cristo con la gran
victoria de Pelayo y
de sus fieles sobre los
enemigos de la Cruz.
Años 718-722.
El origen de la Cueva de Covadonga como lugar de culto mariano es controvertido. La tradición afirma
que Don Pelayo, persiguiendo a un malhechor que se habría refugiado en esta gruta, se encontró con un
ermitaño que se acogía allí a la Virgen María y le daba culto. El ermitaño rogó a Don Pelayo que per-
donara al malhechor, puesto que se había acogido a la protección de la Virgen. El ermitaño añadió que
llegaría un día en el que también él, Don Pelayo, tendría necesidad de buscar refugio en la Cueva. Al-
gunos historiadores suponen verosímil que Don Pelayo y los cristianos iniciadores de la Reconquista, que
llevaban una imagen de la Virgen, se refugiaron en la Cueva, escondiéndose de los musulmanes. Se
cuenta que, tras la victoria en la batalla de Covadonga, Don Pelayo y los cristianos dejaron aquella
imagen de la Virgen en la Cueva.
Un viejo dicho asturiano dice: Asturias es España y lo demás tierra conquistada. Pero seguro que es
mejor lo que afirma Jesús Sánchez Adalid: España fueron los mozárabes.
134
De Munuza se cuenta también que intentó huir hacia León, pero tanto él como los restos de tropa que
le acompañaban murieron en la celada o espesura del valle de Olalíes (donde hoy se asienta la asturiana
Proaza). Hay quienes suponen también que Munuza sobrevivió y que reapareció más tarde en los Pirineos
(año 729).
61
tierras provocado que los sepultó.135
También influyó el clima frío y húmedo de la zona,
un clima al que los musulmanes no están acostumbrados.
La victoria cristiana en la batalla de Covadonga parece que hace desistir a los musul-
manes de atacar otra vez por aquí. La batalla de Covadonga ha supuesto la primera vic-
toria de un contingente rebelde contra la dominación musulmana en la Península Ibéri-
ca.136
Poco después de la batalla de Covadonga, los cristianos se hicieron también con la
ciudad de Gijón, pero Don Pelayo estableció la capital de su reino asturiano en Cangas
de Onís.137
135
Cerca de Cosgaya, en la comarca de Liébana (Cantabria).
136
La batalla de Covadonga, como todos sabemos, tuvo una amplia difusión en la historiografía poste-
rior, siendo el detonante de una insurrección cada vez mejor organizada que desembocaría en la con-
solidación del reino de Asturias y posteriormente en la de otros reinos cristianos que, en última instancia,
culminó con la formación del Reino de España.
137
En este sentido, esta ciudad fue la primera capital de España, si exceptuamos la capitalidad de Toledo,
entre otras, en tiempos anteriores.
62
A 31 de diciembre del año 723
LA IGLESIA SIGUE VIVA EN EUROPA Y EN ESPAÑA
Durante este año, el célebre misionero Winfrido, ya conocido en el entorno europeo
como Bonifacio, fue nombrado y consagrado obispo por el Papa Gregorio II. Bonifacio
(así lo llamaremos en adelante), visitó al Papa por primera vez en el año 718. Gregorio
II le encargó de misionar en Alemania. Desde entonces, en estos cinco años, recorrió in-
fatigablemente las tierras de Turingia, Hesse y Frisia. Habiendo regresado a Roma e in-
formando de todo al Papa, es cuando éste le hizo obispo. De esta manera, Bonifacio re-
gresó a Alemania, muy autorizado por el Papa y con todos los poderes pontificios para
seguir misionando. Además de estar bautizando a miles de paganos, Bonifacio se está
ocupando de los problemas de numerosos cristianos que estaban bastante abandonados
y hasta desvinculados de la Iglesia.
Como noticiable en cuanto a la Reconquista española, cabe que destaquemos que en
este año ya están plenamente unidos los vascones a los cristianos asturianos y cántabros.
Muchos mozárabes y cristianos formando una Iglesia para nada apagada mantienen la fe
en muchos lugares de la Península Ibérica.
63
A 31 de diciembre del año 724
PIRMINIO
Pirminio,138
un monje benedictino de origen hispanovisigodo, fundó en este año el
monasterio de Mittelzell,139
en Reichenau, una isla del lago de Constanza, en Alemania,
en la cuenca del Rin. El monasterio lo habitan de momento 42 monjes.
138
Se trata de San Pirminio, abad y obispo (como tal se conmemora el 3 de noviembre), muy influenciado
por la vida religiosa celta y por las enseñanzas de San Amando de Maastricht. No conocemos el lugar de
su nacimiento. Pudo ser, según las fuentes de que se dispone, un español exiliado en tiempos de la inva-
sión musulmana. A San Pirminio se le venera como Santo Patrón del Palatinado, Alsacia, la isla de Rei-
chenau y la ciudad de Innsbruck. Se dedicó bastante a fundar monasterios. Contó con el favor de Carlos
Martel.
Por motivos políticos, acabará desterrado a Alsacia. Murió en el año 753, en Hornbach (suroeste de
Alemania). Es donde recibió sepultura. Su labor misionera se desarrolló sobre todo en Alsacia, la región
septentrional del Rin, y en la del Danubio. Su predicación produjo muchas conversiones.
Escribió (una obra de gran influjo medieval) los Dicta Abbatis Pirminii, de singulis libris canonicis
Scarapsus, conjunto de citas de las Sagradas Escrituras y escritos patrísticos, según recopiló para uso de
sus predicaciones.
También escribió Scarapsus (o Excarpsus) sigulis de canonicalis libris, obra conocida también como
Los dichos de Pirminius. Se trata de una obra catequética, una especie de catecismo moral muy sencillo y
fácil de usar. Fue escrito para misioneros y párrocos.
139
La pequeña isla se halla al oeste de la ciudad de alemana de Constanza, a unos seis kilómetros de la
misma, bordeando aguas pertenecientes a Suiza. Desde 1839 está unida al entorno de Constanza con un
largo dique, por el que discurre una ruta rectilínea cercada de árboles y agua. Está en la lista del Patrimo-
nio Mundial de la Unesco desde el año 2000.
Antaño, gran parte del terreno estaba cubierto por viñedos, aunque en la actualidad predominan los
cultivos de huerta, si bien buena parte de la isla es reserva natural.
A partir del momento en que se asentó allí el monasterio, en esta isla de unos cuatro kilómetros de largo
por algo más de uno en su parte más ancha, floreció una cultura monástica muy destacada, especialmente
hasta el siglo XI. Llegó a haber en el pequeño territorio 20 iglesias y capillas, de las que quedan tres.
Reichenau floreció entre los siglos VIII y XI, convirtiéndose en un importante centro de arte y cultura
medieval. Los abades llegaron a acompañar y asesorar a Carlomagno y sus sucesores. También se escri-
bieron aquí diversos textos y salieron del centro excelentes códices.
A finales de la Edad Media, el poderío monacal ya declina. Entonces, el centro monástico pasó a de-
pender de la diócesis de Constanza (y en el siglo XVIII hubo disputas entre los monjes y el episcopado).
En el siglo IX, el abad Hatto viajará a Roma para participar en la coronación del emperador Arnulfo,
llevándose a Reichenau las reliquias de San Jorge. La iglesia carolingia de San Jorge, construida a finales
del siglo IX para albergar las reliquias traídas de Roma, conserva pinturas murales realizadas en el en-
torno del año 1000, representando los milagros de Cristo. Son especialmente valiosas.
La iglesia-monasterio de Santa María y San Marco conserva sus partes más antiguas (crucero oriental y
coro) de la iglesia carolingia, consagrada en el año 816. El resto es básicamente de los siglos XI y XII. El
coro es gótico.
Por último, la iglesia de San Pedro y Pablo, fundada en el año 799 fue reconstruida en 1134. Es una
bella basílica de tres naves. Tiene también algunas pinturas medievales y modificaciones posteriores (de
estilo rococó), de hacia el año 1760.
En la isla de Reichenau aún se conservan costumbres religiosas de los originales tiempos monásticos,
destacando las devociones de las reliquias (muy relevantes las del evangelista San Marcos entre otras de
64
A 31 de diciembre del año 725
LOS MUSULMANES EN FRANCIA
Los musulmanes tienen invadida Narbona, habiéndose apoderado ya de Carcasona,
Agde y Nimes. Toda la Septimania se ha ido islamizando. Miles de hispanovisigodos se
dispersaron por el reino franco en sus diversos territorios.
Ambasa murió, de muerte natural, en los territorios de Borgoña, intentando seguir las
conquistas musulmanas por Francia. A Ambasa le sucedió Hodera (Udra ibn Abd Allah
al-Fihri).
En Rodès (Pirineos orientales), al entrar los musulmanes, éstos destruyeron su iglesia.
Estatua de San Pirminio en la abadía de Murbach (Alsacia, Francia)
no menor importancia). Pirminio y sus monjes, gustando de llamarse monjes peregrinos, incentivaron
también esta espiritualidad del peregrinar misionero.
Esparcidos por la pequeña isla aún perviven muestras de edificaciones y muros de las construcciones
monacales. Podemos destacar las ruinas del Schopflen, un edificio fortificado, con la residencia de los
abades y una hospedería.
65
A 31 de diciembre del año 726
HODERA
Hodera (Udhra ibn Abd Allah al-Fihri), que estuvo como valí interino de Al-Ándalus
al morir Ambasa, retiró al ejército que luchaba en los territorios franceses. Fue confir-
mado en su cargo por el califa Hisham ibn Abd al-Malik.
La política musulmana española en relación a los cristianos parece mejorar sustan-
cialmente. Todo lo robado o expropiado por Ambasa está siendo restituido, retornán-
dose a la situación fiscal anterior al año 622. Con esto mejora la paz social. No se están
produciendo ataques musulmanes contra los cristianos. Sí están entregándose los musul-
manes a numerosas construcciones.140
ICONOCLASIA BIZANTINA
En Constantinopla, donde reina León III el Isaurio, se está dando una persecución
iconoclasta, un movimiento contrario al culto religioso de las imágenes, un movimiento
según el cual no han de llamarse sagradas sino que hay prohibirlas, destruirlas y evi-
tarlas. Esta corriente se está produciendo por motivos no sólo religiosos sino más bien
políticos. León III no para de emitir edictos prohibiendo el culto de las imágenes y todo
ello está siendo secundado con bastante violencia.141
140
Por ejemplo, cabe destacar por estas fechas el comienzo de la construcción del hermoso castillo de
Iznájar (al sur de la provincia de Córdoba).
141
La reforma legislativa de mayor peso llevada a cabo por León III estaba relacionada con cuestiones
religiosas, muy en concreto con la iconoclasia (“reforma iconoclasta”). Tras un intento, aparentemente
exitoso, de obligar al bautismo a todos los judíos y a los herejes que aún prevalecían por el Imperio
Bizantino (todo esto llevado a cabo desde el año 722), León III decretó una serie de edictos contra el culto
de las imágenes. La serie de decretos se extenderá desde los años 726 hasta el 729. Esta prohibición de
una costumbre o tradición piadosa, que sin duda había sido abusiva, parece haber estado inspirada por un
deseo genuino de mejorar la moral pública. La reforma iconoclasta contó con el apoyo de la aristocracia
bizantina y con una buena parte del clero, en pro de una religiosidad más pura. Pero una gran mayoría de
teólogos y casi todos los monjes, muy hostiles a los edictos imperiales, se opusieron a ellos firmemente.
Las regiones más occidentales del Imperio, sobre todo la Italia bizantina, optaron por desobedecer los
edictos. En Grecia se desató mucha rebelión. Tuvo que intervenir la flota imperial para imponer lo man-
dado. El patriarca Germán de Constantinopla, contrario a los edictos iconoclastas, fue depuesto por orden
de León III.
66
A 31 de diciembre del año 727
MURIÓ HUBERTO DE LIEJA
Los musulmanes empezaron a construir durante este año el castillo de Alcalá la Re-
al.142
Y así permanecen por el momento, como decíamos más atrás, empleándose mucho
en nuevas construcciones.
En la ciudad austrasiana de Tervuren,143
murió el obispo Huberto de Lieja, el día 30
de mayo, a los 70 años de edad.144
142
En el sur de la provincia de Jaén, a 50 kilómetros de Granada. En árabe castillo o fortaleza se dice al-
qalat.
143
Actualmente en Bélgica.
144
San Huberto de Lieja. Se conmemora como tal el 3 de noviembre. Fue obispo durante 18 ó 19 años.
Era el hijo mayor de Bertrán, duque de Aquitania. Su madre se llamó Hugbern o Afre y era hermana de
Santa Oda. Algunas genealogías tienen a Santa Oda como la esposa de Bertrán y madre de Huberto y de
su hermano Eudo. Como todos los nobles merovingios de su tiempo, Huberto practicaba asiduamente la
caza.
Durante el año 682, en Metz, se casó con Floribana, hija del conde Dagoberto de Lovaina. Fue un ma-
trimonio de conveniencia interfamiliar. Fruto de este matrimonio fue Floriberto, que llegaría también a
ser obispo de Lieja, sucesor de Huberto.
Floribana murió dando a luz a su hijo. Desde entonces, Huberto se retiró a los terrenos boscosos de
Ardenas, entregándose allí a la vida disipada y a la caza. Un día de Viernes Santo, sin respeto al día que
era ni a nada, se encontraba cazando cuando, persiguiendo a un hermoso venado, éste se le plantó de cara
y Huberto pud ver que de entre la cornamenta se le mostraba Cristo en una cruz luminosa. Huberto oyó
una voz que le decía: “Huberto, si no vuelves al Señor y llevas una vida santa, irás al infierno”. Huberto
bajó entonces de su caballo y, postrándose, preguntó: “Señor, ¿qué quieres que haga?”. Y el Señor le
respondió: “Ve y busca a Lamberto, que te dirá lo que tienes que hacer”. (Lamberto era el santo obispo
de Maastricht, mártir en el año 705 ó en el 708).
Aquel día de la aparición del Señor entre la cornamenta del venado se obró ya el cambio espiritual en la
vida de Huberto. La leyenda del ciervo crucífero, repetida de la de San Eustaquio (de la sevillana San-
lúcar la Mayor en el siglo II) reapareció en la hagiografía medieval y se difundió con profusión.
El obispo Lamberto fue el director espiritual de Huberto, el cual progresó en esta vida de tal manera que
renunció a su rango nobiliario y a sus derechos sucesorios en el Ducado de Aquitania, a favor de su
hermano Eudo. Éste se encargó como tutor de la educación y cuidados de Floriberto.
Huberto dio todos sus bienes a los pobres y se dedicó a formarse para ordenarse como presbítero, siendo
administrador diocesano de su obispo Lamberto, que le ordenó sacerdote. Luego, siguiendo el consejo del
obispo, peregrinó a Roma (fue entonces cuando murió mártir San Lamberto).
Los hagiógrafos de San Huberto indican que la muerte de San Lamberto le fue revelada al Papa (Cons-
tantino I), siéndole indicado también al Papa que habría de nombrar y consagrar como obispo sucesor de
Lamberto a Huberto. Asó ocurrió.
Como obispo, Huberto trasladó la sede de Maastricht a Lieja, dando allí sepultura a su predecesor, en
una basílica construida para honrar su memoria, en el lugar mismo de su martirio. Lieja, que hasta en-
tonces no había sido más que una aldea, prosperó mucho como gran ciudad, con mucho flujo de pere-
grinos. De este modo, San Huberto fue el primer obispo de Lieja. Destacó por su sencillez y austeridad,
por su intensa vida de oración, por sus ayunos y penitencias, por su elocuencia en la predicación y por su
acierto pastoral. Se caracterizó como un gran misionero.
67
A 31 de diciembre del año 728
Los musulmanes destruyeron el monasterio benedictino de Santa María de Sope-
trán.145
San Huberto San Eustaquio
145 Situado junto a la localidad de Torre del Burgo y término municipal de Hita (Guadalajara). Su fun-
dación se remonta al año 611. Comenzó a construirse por parte del rey Gundemaro y lo terminó Chin-
dasvinto. Todo lo han destruido en este año 728 los musulmanes.
Los mozárabes alcarreños, ayudados por San Eulogio de Córdoba, lo reconstruirán en el año 847, pero
de nuevo lo destruyeron los musulmanes. La siguiente fundación (la tercera), a finales del siglo XI, la
llevará a cabo el rey Alfonso VI, en acción de gracias a la Virgen María por salvarle la vida cuando fue
atacado por un oso. Alfonso VI dotó al monasterio de importantes donaciones y beneficios. No obstante, a
finales del siglo XII, este monasterio sería abandonado.
La definitiva fundación, será debida al arzobispo toledano Gómez Manrique (año 1372), entregando el
monasterio a los benedictinos, con el encargo de su reedificación y cuidado. Llegaron monjes benedic-
tinos del monasterio riojano de San Millán. Se recuperaron entonces las donaciones y beneficios que
hubiera hecho el rey Alfonso VI en su momento. La vida del monasterio fue floreciente. Todo hasta que
en el año 1836 este monasterio cayó bajo las medidas de la desamortización de Mendizábal. Por tener en-
tonces menos de 12 monjes, el monasterio fue suprimido. El edificio y sus pertenencias pasaron a ser
bienes estatales hasta que salieron a subasta. Todo fue adquirido por un vecino de Guadalajara (año
1847).
El resultado de todo eso al día de hoy es el deterioro total de este monasterio, abandonado a su suerte y
sin que nadie se haga cargo de él. No han faltado intentos de reconstrucción y rehabilitación, pero no se
han logrado. Del antiguo esplendor monástico no quedan sino unos restos más o menos ruinosos.
Cf. Antonio Herrera (2005): Monasterios y conventos de Castilla-La Mancha. Guadalajara, AAECHE
Ediciones.
La Virgen de Sopetrán es también la Patrona de Almoharín (Cáceres). Tiene su ermita y romería en un
hermoso paraje de la serranía de Montánchez.
68
A 31 de diciembre del año 729
LAS TRANSFORMACIONES CULTURALES DEL SIGLO VIII
Como podemos comprobar, el siglo VIII se está caracterizando por lo férreo de la po-
lítica bizantina y no menos por la expansión y estabilización política de los musulma-
nes. El mondo que conocemos está agitado en lo político y en lo religioso. Van apare-
ciendo nuevas lenguas, nuevas monedas, nuevas maneras de administrarlo todo, nuevas
maneras de entender la vida y de vivirla.
Entre los musulmanes, tan tribales ellos, se están dando o se prevén numerosas sece-
siones de diversa índole. Por ejemplo, los abasíes fundaron su establecimiento, cada vez
más fortalecido, en Bagdad, desplazándose los poderes islámicos a Oriente, pero tam-
bién se desequilibra el centro de la geografía islámica por la potencia que representa la
presencia islámica en Occidente. Se prevén emergentes califatos.
Se puede aún hablar de unidad religiosa islámica, pero hay grandes zonas musulmanas
constatables como diversas: abasí, fatimí y andalusí, entre otras.
Y los cristianos del norte de la Península Ibérica siguen en su empeño de Reconquista,
unas veces más resueltos y otras veces menos, según circunstancias y posibilidades.
Labriegos andalusíes en trajes de paseo
69
A 31 de diciembre del año 730
SUCESOS VARIOS
A comienzos de este año, el valí del Al-Ándalus, desde hacía 10 meses, Al-Haytham
ibn Ubaydal-Kilabi, se percató de un grupo de conspiradores. Acabó con ellos ejecu-
tándolos tras haberlos torturado. Como algunos parientes de los muertos apelaron al valí
de Ifriqiya, éste reaccionó destituyendo a Al-Haytham. Su lugar lo ocupó Mohamed
(Muhammad) ibn Abd Allah al-Ashchai (de enero a febrero) y luego, depuesto éste, Ab-
derramán ibn Abd Allah al-Gafiqi (a partir de marzo), que tuvo que soportar también la
una rebelión de Munuza. Además, este valí, Abd Allah, se ha propuesto que al menos
una vez al año los musulmanes deberán atacar al reino de Asturias. Habrá que ver en
qué queda la cosa. Lo cierto es que cuesta mucho hacerse con los datos precisos para
contar lo que sucede en el valiato andalusí.146
En Cantabria murió durante este año el duque Don Pedro,147
sucediéndole su hijo Al-
fonso.148
En Bizancio continúa la lucha iconoclasta. Se están destruyendo imágenes y repre-
sentaciones o iconos de Cristo, de la Virgen María y sobre todo de Ángeles y Santos.
Estas medidas de la reforma iconoclasta bizantina van en consonancia con el rechazo de
las imágenes según las creencias judía e islámica, las creencias de los poderes con los
que tiene que conjugarse la política imperial bizantina en estos momentos.
146
Sí se sabe, por ejemplo, que los musulmanes andalusíes fundaron en este año la localidad de Alcanta-
rilla (Murcia), por donde pasaba una antigua calzada romana que terminaba en Cartagena, ciudad muy
bien comunicada así con las tierras del interior y sobre todo con Toledo.
147
Hasta el siglo XIX, según viejos cronistas, se deducía que Don Pedro era hijo del rey visigodo Ervi-
gio, pero los historiadores y genealogistas actuales lo ponen en duda. Se desconoce el nombre de su o sus
esposas. Sí se sabe que su primogénito fue Alfonso I, el que llegará a ser tercer rey de Asturias y padre de
Fruela I de Asturias. Su segundo hijo, Fruela, será padre de los reyes Aurelio y Bermudo, dando origen, a
través de este último, a uno de los principales linajes de los que provienen los monarcas de los reinos de
Asturias, León, Navarra, Castilla y Aragón, todo lo que dará origen a los reinos de España y Portugal.
148
Que será, después de Favila, hijo y sucesor de Don Pelayo, el próximo rey de Asturias (y por tanto de
España) como Alfonso I el Católico (entre los años 739-757). Alfonso I fue el primer monarca que adoptó
el título de Católico.
70
A 31 de diciembre del año 731
MURIÓ EN ROMA EL PAPA GREGORIO II Y LE SUCEDIÓ GREGORIO III
El 13 de febrero murió en Roma el Papa Gregorio II,149
en el décimo sexto año de su
pontificado. Fue enterrado en la Basílica de San Pedro.
Procedente de una ilustre familia patricia, Gregorio II era romano. Recibió una esme-
rada formación en el Palacio de Letrán. De este modo adquirió la adecuada preparación
en lo eclesiástico. Sirvió a la Iglesia con toda generosidad. El Papa Sergio I (687-701) lo
puso al frente de la tesorería pontificia y le fue confiriendo las órdenes sagradas. Grego-
rio II se mantuvo siempre humilde y sencillo en su conducta, siendo muy amable con
todos.
El Papa Constantino I (708-715), su predecesor, se vio obligado a visitar Constanti-
nopla, donde seguían vivos los problemas surgidos en el Concilio Qunisexto (Trullano
II), del año 692. Gregorio II le acompañó entonces como asesor técnico y erudito. Entre
el saber, la santa vida virtuosa y la diplomacia se logró que aquél viaje resultara satis-
factorio. La acogida dispensada al Papa y a su séquito en Constantinopla fue de mucha
grandiosidad (pero en Bizanzio, la grandiosidad alterna con la turbulencia).
Siguiendo el ejemplo de su gran predecesor y modelo, San Gregorio Magno, Gregorio
II afianzó en primer lugar y por así decir definitivamente el prestigio y posición del Ro-
mano Pontífice, tanto en Roma como en toda Italia y universalmente. Ya desde que los
lombardos invadieran Italia, al menos desde el año 570, dos poderes se disputaban la
posesión de estos territorios: los lombardos, que poseían el norte con su capital en Pa-
vía, y los bizantinos, que desde Justiniano I (527-565) dominaban el sur y centro de la
Península. En medio de estas dos fuerzas se hallaba el Romano Pontífice, quien, territo-
rial y civilmente, era súbdito del emperador bizantino, aunque fue desligándose e inde-
pendizándose cada vez más al respecto. Tal vez podamos decir que en esto consiste so-
bre todo el mérito especial de este Papa: supo aprovechar las circunstancias y las oca-
siones para dignificar cuanto pudo a la Iglesia.
Ya desde bastante antiguo poseían los Papas, en Roma y en sus cercanías, en Sicilia y
también en Oriente, algunas posesiones provenientes de donaciones personales de per-
sonas principales y pudientes. Esto convertía ciertamente a los Papas en señores feuda-
les, como tantos otros de estos tiempos, con su patrimonio y con sus territorios (con-
formando todo ello el conocido ya como Patrimonio de San Pedro). Uno de los grandes
méritos de San Gregorio I Magno consistió precisamente en haber organizado y valo-
rizado debidamente ese Patrimonio, de donde se sacaban los recursos económicos para
sus grandes empresas misioneras y evangelizadoras.
Pues bien, Gregorio II se propuso desde un principio dar la mayor consistencia posible
a la posición en que se encontraba la Santa Sede y Roma. Uno de sus primeros cuidados
149
Es Santo y se conmemora el 13 de febrero. Muchos historiadores coinciden con que fue el mejor Papa
del siglo VIII, digno como lo fuera San Gregorio I Magno. Como no conocemos el año de su nacimiento,
no podemos decir la edad a la que murió.
71
y empeños fue reparar y consolidar las murallas de la ciudad, para defenderla de las in-
cursiones de los lombardos o de otras que seguían siendo tan posibles (como siempre o
desde antaño las hubo). Al mismo tiempo, restauró algunas iglesias y monasterios. Es
célebre, sobre todo, la restauración realizada en el monasterio de Montecasino (que los
lombardos habían destruido). Para consolidar dicho monasterio, envió a algunos monjes
de Letrán (año 718), yendo a la cabeza de los mismos Petronax. El monasterio de Mon-
tecasino volvió a ser floreciente. Gregorio II reconstruyó asimismo otros monasterios
junto a San Pablo y a Santa María la Mayor. Su propia casa, cuando falleció su madre,
la convirtió en convento de monjas, con dedicación a Santa Águeda.
En el año 722, el emperador bizantino León III solicitó a Gregorio II que secundara la
corriente iconoclasta. León III amenazó incluso al Papa con la posibilidad de destituirlo
si no le hacía caso. La respuesta del Papa, mostrando toda su oposición a la iconoclasia,
fue la de la excomunión del representante imperial, el exarca de Rávena, por hacerle lle-
gar la propuesta y la amenaza imperial. El Papa incitó además a la rebelión de Italia
contra Bizancio, una rebelión legítima al estar motivada por la herética reforma icono-
clasta. La rebelión habría de consistir también con la negativa al pago de impuestos y
tributos.
La respuesta del emperador fue ordenar al exarca de Rávena que marchara sobre Ro-
ma al frente de las tropas imperiales estacionadas en Italia. Esta decisión provocó un
tumulto que tuvo como consecuencia la muerte del exarca, la elección de un duque y la
proclamación de Roma como república. El Papa pidió ayuda a Liutprando, rey de los
lombardos, el cual aprovechó esta oportunidad para apoderarse de Rávena, tras lo cual
intentó que el Papa reconociese su conquista haciéndole ceder el territorio de Sutri, en-
tre Roma y Viterbo (año 728). Como el Papa se negó a las peticiones de Liutprando,
éste se dispuso a marchar hacia Roma con la intención de conquistarla. El Papa pidió
ayuda (en vano) a Carlos Martel. Al no conseguir nada del rey franco, Gregorio II tuvo
que entrevistarse con Liutprando, con tan buen acierto que el rey lombardo desistió de
sus intenciones, siéndole reconocida su conquista de Rávena y la entrega de algunas po-
blaciones. Y con todo esto, un concilio romano, por supuesto presidido por el Papa, se
encargó de hacer la correspondiente condena de la iconoclasia.
El 19 de marzo de este año 731, aclamado por el pueblo romano, comenzó el pontifi-
cado del nuevo Papa, Gregorio III. Es oriundo de Siria y hace el número 90 en la lista
sucesoria de San Pedro.150
LA HISTORIA DE URBICIO Y LAS TURBULENCIAS MORAS
En las tierras de Gascuña,151
defendiendo los ataques de los musulmanes, murió un
hombre. Los musulmanes hicieron muchos prisioneros de entre las mujeres y los niños
150
Se desconoce el año de su nacimiento. También es Santo.
151
Amplia zona del suroeste de Francia.
72
para convertirlos en esclavos. Entre ellos estuvieron la mujer de aquel hombre, Asteria,
y su hijo, Urbicio (que tiene 13 años de edad). Los musulmanes se los llevaron a Gali-
cia.152
El valí narbonense y de las guarniciones bereberes pirenaicas, Munuza, temeroso de
conspiraciones, apresó también al destacado obispo Anambad de Urgell y lo ejecutó
quemándolo vivo.
Munuza planeó también un levantamiento contra los musulmanes que no le eran adep-
tos, para lo cual se alió con el duque Eudo de Aquitania,153
conspirando ambos contra el
general andalusí Abderramán. Cuando éste se percató de la conspiración, sitió la forta-
leza de Llívia,154
donde estaba Munuza. Pero éste logró escapar. Abderramán lo persi-
guió en su huida por las montañas. Antes de que Abderramán le diera alcance, Munuza
se suicidó despeñándose desde una gran altura. Abderramán capturó a Lampegia, esposa
de Munuza e hija de Eudo y se la mandó como regalo al califa de Damasco.
152
Urbicio es Santo y se conmemora el 15 de diciembre. Urbicio, como nombre (en la lengua vasco-gas-
cona antigua), puede significar "Camino de Perfección" (ur hace alusión a la perfección del oro y bide es
camino).
Asteria murió pronto y Urbicio siguió sirviendo a sus amos, con humildad y fielmente, pero siempre
encomendándose mucho a los Santos Justo y Pastor, célebres niños mártires (de Alcalá de Henares) du-
rante la dominación romana.
Los amos de Urbicio, que eran buenos cristianos y se edificaron mucho con la bondad de Urbicio, ter-
minaron dándole la libertad. Cuando esto ocurrió, Urbicio, que atribuyó el hecho a la milagrosa inter-
cesión de los Santos Justo y Pastor, quiso visitar su santuario. Al estar ya en Alcalá de Henares, tierra de
moros, sufrió grandemente al ver en qué descuido y profanación estaba la iglesia de los Niños Mártires.
Tomó la decisión de hacerse de los cuerpos de los mártires y así lo hizo. Se las ingenió para robarlos de
allí, para llevárselos a Burdeos, a donde pensaba regresar. No obstante, al pasar por Huesca, dejó en esta
ciudad, al cuidado de los cristianos, parte de las reliquias.
Después de llegarse a Burdeos, Urbicio regresó a los Pirineos oscenses, viviendo como ermitaño y pas-
tor, habitando en cuevas. Se preparó acudiendo a las enseñanzas del abad del monasterio de San Martín
de Asán (en Sobrarbe, provincia de Huesca) y fue ordenado como presbítero, pero siguió viviendo como
anacoreta y pastor. San Urbicio murió en Sobrarbe, con fama de Santo y a edad muy avanzada. Su
sepultura dio origen posteriormente al Santuario de San Urbicio (o San Úrbez), de Serrablo, en el Pirineo
oscense, cerca de la localidad de Nocito.
El destino de su cuerpo incorrupto fue trágico durante la Guerra Civil española (1936-1939). Desde la
Edad Media, todos los pueblos de la Guarguera (comarca del Alto Aragón) acudían a organizar proce-
siones con el cuerpo incorrupto del Santo, en primavera o a comienzos del verano. Pero en aquel verano
del año 1936, el Santuario de San Urbicio fue profanado. El cuerpo incorrupto del Santo fue arrastrado
hasta el exterior y quemado. Hoy, en el restaurado Santuario de San Urbicio, sólo quedan algunos restos o
reliquias que pudieron recogerse tras aquella salvaje y sacrílega incineración.
153
Probablemente Odón I el Grande, su suegro.
154
En Gerona.
73
Papa San Gregorio II
San Urbicio
74
A 31 de diciembre del año 732
LA BATALLA DE POITIERS
Abderramán (ibn Abdullah al-Gafiqi), el valí de Al-Ándalus,155
partiendo de Pamplo-
na, habiendo concentrado allí su ejército, en primavera, fue al ataque de los ducados de
Vasconia y Aquitania, llegando al saqueo de Burdeos y quedando estrepitosamente de-
rrotado el ejército del duque Eudo. Esto ocurrió junto al río Dordoña, al otro lado del río
Garona.156
Aquí saquearon e incendiaron los musulmanes la iglesia de San Hilario de
Poitiers, tras lo cual se dirigieron a Tours, con la intención de saquear la rica abadía de
San Martín, una intención que ya no vieron cumplida, porque fueron derrotados por los
francos dirigidos por Carlos Martel y por sus aliados vascones (ahora forzados a ello)
dirigidos por Eudo (Odón). Esta derrota de los musulmanes tuvo lugar, a 25 de octubre,
en las inmediaciones de una vía romana denominada Calzada de los mártires por la fe y
que los árabes llamaron Balat al-Suhada.157
Abderramán se vio obligado a retirarse y murió luego a manos de Carlos Martel en el
navarro valle del Roncal, en noviembre, antes de que las tropas musulmanas pudiera lle-
gar a refugiarse en Pamplona. La derrota causada a los musulmanes por Carlos Martel
en esta sucesión de hechos se conoció enseguida en toda Europa como decisiva y se lla-
mó batalla de Poitiers.158
Luego de esto, el valí de Ifriqiya nombró como nuevo valí de Al-Ándalus a Abd al-
Malik ibn Qatan al-Fihri, miembro de la más prestigiosa de las tribus árabes, la de los
quraysíes.
Y en el Pirineo oscense se fundó en este año un nuevo monasterio, el de San Juan de
la Peña, por iniciativa de dos hermanos: Voto y Félix.
155
Este Abderramán, enviado desde Arabia, no tiene nada que ver con el que será el emir Abderramán I,
de la dinastía omeya y primer emir independiente de Damasco en el emirato de Córdoba (año 756).
156
En otras maniobras o acometidas, los musulmanes remontaron también el río Ródano, saqueando la
ciudad de Sens y destruyendo la de Chalon, junto al río Saona, ambas en Borgoña. Chalon era una im-
portante sede episcopal.
157
A unos 20 kilómetros al noreste de Poitiers. La derrota fue tan contundente que los islámicos renun-
ciaron ya a invadir Francia y a concentrarse en la Península Ibérica, en la que no todo estaba ganado para
ellos.
158
O bien, en otros casos, conocida como batalla de Tours.
75
INCLUSIÓN SOBRE EL MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA
Situado en Santa Cruz de la Serós, al sureste de Jaca (Huesca), fue el monasterio más im-portante de Aragón en la Alta Edad Media.
Cuenta la leyenda, que un joven noble de nombre Voto (en algunas versiones, Oto), vino de caza por estos parajes y avistó un ciervo. El cazador corrió tras la presa, pero ésta era huidiza
y, al llegar al monte Pano, se despeñó por el precipicio. Milagrosamente, su caballo se posó en tierra suavemente. Sano y salvo en el fondo del barranco, Voto vio una pequeña cueva en la que descubrió una ermita dedicada a San Juan Bautista, observando que en su interior se hallaba el cadáver de un ermitaño llamado Juan de Atarés (Beato, que se celebra el 29 de mayo, aunque en el Alto Aragón lo consideran Santo). Impresionado Voto por el descubrimiento, fue a Zara-
goza, vendió todos sus bienes y junto a su hermano Félix se retiró a la cueva, iniciando ambos su dedicación a la vida eremítica. Juan de Atarés había nacido en Zaragoza, cuando todavía era el siglo VII. Siendo rico, renunció a sus bienes y se fue de eremita a una cueva del monte Pano. Allí se dedicó a la oración, ante una cruz de madera. Según cuenta la tradición, un día se le apareció el diablo, el cual le ofreció
grandes riquezas y un palacio si entraba a su servicio volviendo a la vida divertida y disipada. Juan rezó muy devotamente la oración del Padrenuestro y el diablo desapareció; luego, justo en
el mismo lugar, se le apareció un ángel que le aconsejó que se trasladara al monte Oroel. Juan levantó allí una capillita dedicada a San Juan Bautista. Y justo en este lugar es donde se levantó el monasterio de San Juan de la Peña, por obra de los Santos hermanos Voto y Félix. El origen legendario del reino de Aragón también encuentra en la cueva y monasterio de San Juan de la Peña su propia historia, cuando reunidos los guerreros cristianos junto a los monjes Voto y Félix (de regla benedictina) decidieron por aclamación nombrar a García Jiménez su cau-dillo, el cual, guerrero y batallador, condujo a todos a la Reconquista de Jaca y Aínsa, lugar éste
donde se produjo el milagro de la cruz de fuego, aparecida sobre una carrasca en un pro-
montorio cercano. Posteriormente, reinando en Pamplona García Íñiguez y Galindo Aznarez I, conde de Aragón, comienzan a favorecer al monasterio. El rey García Sánchez I concedió a los monjes derecho de jurisdicción, y sus sucesores hasta Sancho el Mayor continuaron esta política de protección. Allí pasó sus primeros años San Íñigo (un sacerdote de origen mozárabe que había nacido en Ca-latayud y vivió durante el siglo XI). En el reinado de Sancho Ramírez de Aragón, el monasterio de
San Juan de la Peña adquirió toda su relevancia al convertirse en panteón de los reyes de Ara-gón. Probablemente existiera algún tipo de cenobio anterior al siglo XI, pero la construcción de mayor importancia tendrá lugar en el año 1026, por iniciativa de Sancho el Mayor. En el año 1071
76
el rey Sancho Ramírez cederá el conjunto existente a los monjes cluniacenses favoreciendo sus reformas. En ese momento se levantará el conjunto que hoy queda, en mayor o menor medida.
La reforma benedictina de Cluny no podía obviar la construcción de un claustro que se finalizará ya entrado el siglo XII. De finales del siglo XI son un conjunto de capiteles del claustro con temas de animales fan-tásticos y algunos motivos geométricos y vegetales donde destacan los roleos. Un segundo gru-
po, formado por veinte capiteles, fue encargado en el último tercio del siglo XII al autor anónimo conocido como Maestro de Agüero, probablemente para sustituir otro anterior. El pequeño re-cinto ofrecía un cerramiento diáfano en forma de arcadas separadas por columnas. Los arcos
se veían rematados con cenefas con el típico taqueado jaqués. El taqueado jaqués (o ajedrezado) es un tipo de ornamentación basado en pequeños cilindros alineados que se encuentra en construcciones románicas, tanto en frisos como en arquivoltas de puertas y ventanas. Es similar al friso de roleo (o de rodillos), empleado en el románico normando, pero en ese caso los cilindros alternan con áreas planas. Este tipo de decoración es típica del románico de Jaca, en cuya catedral se empleó con profusión. Desde Jaca se extendió por el Camino de Santiago hacia otras zonas de la Península Ibérica. Ejemplos son el monasterio
de Leyre, las iglesias de San Martín de Frómista, San Isidoro de León, Santo Tomé de Zamora o la misma catedral de Zaragoza. El Maestro Agüero desarrolló un plan decorativo sobre escenas bíblicas, apareciendo entre otros temas el Anuncio a los pastores, la Natividad, la Anunciación, la Epifanía, el Bautismo y la Circuncisión de Jesús, la Última Cena, episodios sobre Caín y Abel, la Creación de Adán y Eva, así como su Reprobación y posterior condena al trabajo. Seguramente el Maestro de Agüero sólo elaboró los capiteles para dos alas del claustro, ya que, a finales del siglo XII, el monasterio
entró en franca decadencia. El programa iconográfico que plantean los 26 capiteles que con-servamos parece enfocar la Salvación a través de la Fe escogiendo los episodios más signi-ficativos para ello.
Los bajorrelieves son un tanto barrocos, mostrando expresiones típicas del horror vacui y teatrales, acentuándose en las figuras los ojos y las bocas, confiriendo narratividad a las es-cenas. Todo es muy expresivo y dinámico. El monasterio de San Juan de la Peña está asociado también a la leyenda española del Santo
Grial. La necesidad de atraer a los peregrinos y encaminarlos a Santiago hizo posible la con-veniencia de tener aquí el Santo Grial. Se cuenta que, en el año 1399, el rey Martín I se llevó el vaso sagrado al palacio de la Aljafería de Zaragoza, donde estuvo por más de 20 años, después de una breve estancia en Barcelona, acompañando al rey. Posteriormente, el Santo Grial recaló en su lugar actual, la catedral de Valencia. Así se cuenta.
77
78
A 31 de diciembre del año 733
SUBORDINACIÓN DEL VALÍ NARBONENSE AL DE AL-ÁNDALUS
Por destacar algo de este año, diremos que el valí narbonense o de la Septimania, Yu-
suf ibn Abd al-Rahman al-Fihri, ha sido subordinado al de Al-Ándalus, Abd al-Malik
ibn Qatan al-Fhiri.
Carlos Martel
79
A 31 de diciembre del año 734
VASCONIA, IMPENETRABLE PARA LOS MUSULMANES
Hubo algunos intentos de penetración y conquista de los musulmanes de Al-Andalus
por la zona pirenaica y del norte de España, pero los vascos (o vascones) los han repe-
lido y derrotado. Los francos también atacaron y derrotaron a los musulmanes que fus-
tigaban con sus deseos conquistadores por sus territorios.
Para restaurar el orden en Occidente, el califa omeya de Damasco, Hisham ibn Abd
al-Malik, nombró valí de Ifriqiya (con autoridad sobre todo el Magreb y Al-Ándalus) al
hasta ahora valí de Egipto, su fiel Ubayd Allah ibn al-Habhab al Maousili. Éste desti-
tuyó al popular Abd al-Malik ibn Qatan al-Fihri, por su fracaso militar de este año, y
nombró en su lugar al piadoso y recto Uqba ibn al-Hachchach al-Saluli (Uqba ibn al-
Hayyay as-Saluli). Éste es el nuevo valí de Al-Ándalus, el cual encarceló a su predece-
sor y, acusándolos de ladrones, castigó severamente a sus funcionarios.
80
A 31 de diciembre del año 735
BEDA
Al mando de Uqba ibn al-Hachchach al-Saluli, unas modestas tropas musulmanas
obtuvieron un cierto éxito en Asturias, pero se percataron de que este reino está siendo
vigoroso. El ataque responde a la costumbre y compromiso de los musulmanes andalu-
síes de atacar una vez al año a los cristianos. Los musulmanes llaman a los montañeses
y astures “asnos salvajes”.
Beda, célebre benedictino, murió en este año, el 27 de mayo, a la edad de 63 años.159
159
Apodado El Venerable. Escribió de Historia, de Música y de otros muchos temas. Como Santo se ce-
lebra el 25 de mayo. Casi todo lo que se conoce sobre su vida se encuentra en un anexo añadido por él en
su Historia ecclesiastica, obra que completó en el año 731. Nos cuenta que nació en "las tierras de este
monasterio". Fue enviado al monasterio de Wearmouth, cuando tenía 7 años de edad. A los 19 años fue
ordenado como diácono y a los 30 como presbítero. No está clara su ascendencia noble, pero sí que fue
instruido por notables abades ingleses.
Beda pasó su vida siempre ocupado y aprendiendo, enseñando y escribiendo, siendo siempre muy fiel a
sus obligaciones monásticas. Allí, en Wearmouth, murió y fue enterrado, pero sus huesos, en el siglo XI,
fueron trasladados a la catedral de Durham. Fueron depositados en una urna de oro y plata. En el año
1541, la urna fue robada y los restos de Beda se perdieron.
Beda llegó a ser conocido como Beda el Venerable al poco tiempo de morir, pero esto no fue conside-
rado por la Iglesia para tenerlo por Santo sin más. De todos modos, fue declarado Doctor de la Iglesia por
el Papa León XIII (año 1899) y desde entonces es considerado Santo.
Su obra muestra que tuvo a su disposición todo el conocimiento de su época. Se estima que la biblioteca
de Wearmouth-Jarrow contaba entre 300 y 500 libros, convirtiéndose en una de las más nutridas de In-
glaterra. A su manera, fue un buen intelectual, acertado, piadoso y con ciertas aportaciones que, en el fu-
turo, nutrirán algunas herejías, sin que pueda sostenerse que él fuera un hereje.
Sus escritos se dividen en científicos, históricos y teológicos. Los científicos incluyen tratados de gra-
mática (escritos para sus pupilos), un trabajo de fenómenos naturales (De rerum natura) y dos de cro-
nologías (De temporibus y De temporum ratione). Beda hizo un nuevo cálculo de la edad de la tierra y
comenzó la práctica de dividir la era cristiana en antes de Cristo y después de Cristo. Es interesante anotar
que Beda escribió que la tierra era redonda "como una pelota", en oposición a ser "redonda como un
escudo".
De Temporum Ratione es su libro historiográfico más importante. No es propiamente un libro de his-
toria, sino de cronología y cosmología, en el que, intentando establecer una cronología, se plantean los
problemas de los calendarios. Su propuesta es la cronología a partir del nacimiento de Cristo, analizando
a partir de aquí todos los calendarios. Otro asunto es el de las fechas litúgicas.
La más conocida de sus obras es la Historia ecclesiastica gentis Anglorum, sobre la vida de Inglaterra,
desde los tiempos romanos hasta el año 731.
En esa obra, tras el año 596 usa fuentes documentales que le cuesta mucho obtener, así como testi-
monios orales que emplea con una considerable mirada crítica. Cita siempre las referencias y se preocupa
por “las fuentes de sus fuentes”, las cuales crean una importante cadena histórica. Se le adjudica la inven-
ción de las notas a pie de página [como ésta en la que estamos ahora], lo que le acarreó algún que otro
disgusto por quienes se las interpretaban.
Entre otros trabajos históricos y teológicos, escribió también una reedición de la Biblia Vulgata, que fue
de mucha repercusión en el futuro. En lugar de copiar de otras fuentes, investigaba a partir de fuentes
distintas para crear Biblias de un solo volumen, práctica muy poco habitual en la época: con anterioridad
la Biblia había circulado en forma de libros separados. Puede ser que esta labor de Beda haya ejercido una
81
A 31 de diciembre del año 736
LOS MUSULMANES SE ADUEÑAN DE PAMPLONA
Y PIERDEN MARSELLA
Uqba ibn al-Hachchach al-Saluli logró conquistar Pamplona, de donde huyeron los
vascones y los francos que la defendían. Pero también Carlos Martel logró que los mu-
sulmanes que andaban por Borgoña abandonaran aquellos territorios. Los musulmanes
se mantienen replegados en el valle del Ródano. Carlos Martel les arrebata Marsella
(sus habitantes habían pactado anteriormente con los musulmanes).
Beda el Venerable
influencia mucho mayor que su Historia de los ingleses. Trabajó además en traducciones de partes de la
Biblia al inglés antiguo, pero desafortunadamente no han llegado a nuestros días.
Sus restantes obras históricas incluyen las vidas de los abades de Wearmouth y Jarrow, así como la vida
en verso y prosa de San Cuthbert de Lindisfarne (634-687).
Sus escritos más numerosos son los teológicos y consisten en Comentarios de libros del Antiguo y Nue-
vo Testamento, homilías y tratados sobre partes concretas de las Sagradas Escrituras.
Sus últimas obras, terminadas poco antes de su muerte, fueron una traducción al inglés antiguo del
Evangelio según San Juan y parece ser que también una poesía vernácula sobre el Juicio Final. Gustó de
la poesía y de la música.
82
A 31 de diciembre del año 737
MURIÓ DON PELAYO Y LE SUCEDIÓ FAVILA
Durante este año, de manera natural o por enfermedad, murió Don Pelayo, en Cangas
de Onís, la ciudad que hizo capital de su reino de Asturias.160
Fue enterrado en la iglesia
de Santa Eulalia de Abamia.161
Reinó durante 19 años, desde el año 718. A Don Pelayo
le sucedió como rey su joven hijo Favila,162
casado con Froiluba.163
De otra parte, Carlos Martel dirigiéndose a los territorios occidentales de la Provenza,
fue poniendo bajo control o reteniendo a los musulmanes.
Mientras tanto, murió el rey franco Teoderico (o Teodorico) IV, que no fue más que
una marioneta en manos de Carlos Martel.164
160
En unos momentos en los que muchos astures andaban refugiados en las montañas, debido a un ata-
que de los musulmanes al mando de Uqba al-Saluli.
161
Durante varios siglos permanecieron sepultados en esta iglesia los restos mortales de Don Pelayo y de
su esposa la reina Gaudiosa, que falleció antes que él. Todavía se conserva, vacío, el sepulcro que con-
tuvo el cuerpo difunto de Don Pelayo, así como el que contuvo los restos mortales de su esposa. Poste-
riormente, en tiempos del rey Alfonso X el Sabio (que reinó entre los años 1252-1284), los restos de
ambos fueron trasladados a la Santa Cueva de Covadonga (aunque no faltan historiadores que dudan
acerca de esto).
En una cavidad natural de la Santa Cueva, introducidos en un túmulo de piedra, se sostiene que reposan
en la actualidad los restos del rey don Pelayo, los de su esposa, y los de Ermesinda, hermana del rey. En
el sepulcro se encuentra esculpida la siguiente inscripción: “AQVI YACE EL SEÑOR REY DON PELAIO,
ELLETO EL AÑO DE 716 QUE EN ESTA MILAGROSA CUEBA COMENZÓ LA RESTAVRACION DE
ESPAÑA BENCIDOS LOS MOROS; FALLECIO AÑO 737 Y ACOMPAÑA SS M/gEr Y ErMANA”.
Santa Eulalia de Mérida, cuyas reliquias probablemente fueron llevadas a Asturias por el mismo Don
Pelayo para ponerlas a salvo de las profanaciones acostumbraron los musulmanes, repercutió grande-
mente en el culto de tan venerada mártir ente los asturianos. De hecho, Santa Eulalia, antes que la Virgen
de Covadonga, fue durante siglos la Patrona de Asturias. Sus reliquias reposan actualmente en una mag-
nífica capilla de la catedral de Oviedo.
162
De quien desconocemos el año de su nacimiento.
163
Se desconoce casi todo lo referente a esta reina. Sí se sabe que, sobre un dolmen, su esposo y ella
mandaron construir la iglesia de la Santa Cruz de Cangas de Onís, en la que a su respectiva muerte serán
sepultados. Pero hoy en día no están localizados sus restos mortales.
Del matrimonio de Favila y Froiluba nació una hija, Favinia, que contraerá matrimonio con el duque
Luitfre III de Suevena.
164
Rey de los francos desde el año 721. Hijo de Dagoberto III, después de la muerte de su padre (año
715), fue recluido en el monasterio de Chelles. Sin embargo, una vez muerto Chilperico II, sin herederos
(año 721), Carlos Martel lo sacó de su reclusión y lo proclamó rey.
En circunstancia de interregno, le sucedió Childerico III, que será el último merovingio (y holgazán),
cuando le suceda Pipino el Breve (año 751).
83
A 31 de diciembre del año 738
PAMPLONA Y VASCONIA
Pamplona volvió a estar bajo el dominio de los musulmanes, quedando bastante divi-
dida Vasconia entre su parte norte y su parte sur.
84
A 31 de diciembre del año 739
MURIÓ FAVILA Y LE SUCEDIÓ ALFONSO I EL CATÓLICO
En el segundo año de su reinado murió Favila, siendo aún bastante joven, atacado por
un oso.165
Ocurrió al final del verano. Durante su reinado, Favila no fue importunado
por los musulmanes, por lo que gobernó bastante tranquilo.
Al tener sólo una hija, Favinia, de su esposa Froiluba, a Favila le sucedió Alfonso I
(El Católico), hijo del duque Don Pedro de Cantabria y yerno de Don Pelayo, ya que se
había casado con Ermesinda, hermana de Favila. El rey Alfonso tiene 46 años de edad.
Desde el primer momento de su reinado, Alfonso I se propuso hacerles la guerra a los
musulmanes, dejándose acompañar siempre de su hermano Fruela (nombrado duque de
Cantabria en calidad de vasallo). Entre ambos avanzaron ataques contra los moros en
Galicia, por todo el valle del Duero y también por la cuenca alta del Ebro. El valle del
Duero, bastante despoblado, empieza a tener nuevos moradores cristianos. Es lo mejor
que intuyen Alfonso y Fruela como estrategia defensiva contra los moros. El norte de
España se va poblando de inmigraciones mozárabes (cristianos que, habiendo vivido en
tierras conquistadas por los moros, va asentándose en estas tierras). Estos pobladores
traen consigo mejores costumbres y mejor legislación.
El rey Favila
165
Según algunas fuentes, en verdad pudo morir asesinado. De haber sido causada su muerte por un oso,
debió de ser en una cacería o en el contexto de ciertos ritos demostrativos de virilidad y valor, ritos habi-
tuales en esta época en ciertos lugares. En cualquier caso, irritó imprudentemente al oso que le atacó. De
su muerte queda el dicho: “Espabila Favila, que viene el oso”.
85
A 31 de diciembre del año 740
AÑO DE DIFICULTADES Y TENSIONES
Entre Córdoba y el norte de África hay mucha tensión, porque los bereberes africanos
están mostrándose levantiscos y rebeldes. Muchos bereberes conflictivos se están pasan-
do al territorio español en la Península. Hay muchas escaramuzas y masacres.
Así pues, animados por los éxitos de los bereberes africanos, también los bereberes
andalusíes se rebelan contra la oligarquía musulmana que les cargaron de impuestos.
Estos años están siendo de malas cosechas y hambrunas.
La situación está animando y envalentonando a los cristianos, que no piensan sino en
arremeter contra los moros.
Rey Favila, obra del tallador Pimi (Murias de Paredes, en la provincia de León)
86
A 31 de diciembre del año 741
MURIÓ EN ROMA EL PAPA GREGORIO III Y LE SUCEDIÓ ZACARÍAS
El 28 de noviembre murió en Roma el Papa Gregorio III, en el décimo año de su pon-
tificado, durante el cual tuvo sus problemas con los lombardos y con Bizancio, sin po-
der acabar allí con la reforma iconoclasta, tan molesta y herética.166
Fue tan benefactor de los más necesitados que se ganó el calificativo de Amigo de los
pobres.167
Recibió sepultura en la Basílica de San Pedro.168
Como sucesor de Gregorio III fue elegido Zacarías, de 62 años de edad en ese mo-
mento.169
Papa San Gregorio III
166
Fue valiente y santo. Excomulgándolo, se enfrentó con dignidad al emperador bizantino León III,
expresándole su disconformidad en casi todo, diciéndole en sus cartas que era bárbaro e indigno de reinar.
Con el rey lombardo Liutprando trató según las circunstancias. Primero se hizo su amigo para que no se
apoderase de Roma (y para que le cediera los territorios y pueblos que había llegado a sustraer de la Santa
Sede). Después, con los duques de Spoleto y de Benevento, haciendo frente común, se puso en su contra.
Como Liutprando trató luego de vengarse, el Papa pidió la ayuda de Carlos Martel para defenderse (aun-
que no logró la ayuda solicitada).
167
A eso destinaba fundamentalmente sus ingresos provenientes en gran parte de donaciones inglesas
(Óbolo de San Pedro).
168
Como Santo se celebra el 28 de noviembre.
169
Era griego, pero apenas se sabe nada de su vida antes de ser Papa. Está canonizado como Papa San
Zacarías. Su fiesta como tal se celebra el 5 de marzo.
87
MURIÓ CARLOS MARTEL
(CUANDO LOS MEROVINGIOS ESTÁN YA EN TOTAL DECADENCIA)
También murió en este año, en Quierzy (a 22 de octubre), Carlos Martel, Mayordomo
de Austrasia (aunque con plenos poderes regios) desde el año 715. Tenía 55 años de
edad.
Cuando murió su padre, Pipino de Heristal (año 714), Carlos tenía 29 años de edad.
Como Carlos era hijo bastardo, Plectrude, la esposa de Pipino, erigiéndose en regente,
impidió que fuera rey. Incluso fue recluido en una cárcel por un tiempo para que no
accediera al trono.
Sin embargo, gran parte de los territorios austrasianos no vieron bien que Plectrude,
una mujer, gobernara con tanta decisión. Pronto estallaron revueltas en Neustria, en el
año 715, cuando el Mayordomo de allí, Rainfro, venció al pequeño Thiaud, de apenas 7
años de edad, hijo de Pipino y de Plectrude.
Coincidiendo con todo eso, Carlos Martel logró escapar de la cárcel (año 715) y se
puso al frente de las revueltas de Austrasia contra Neustria. Venció en dos batallas, la de
Amblève (año 716) y la de Vichy (año 717). Dirigiéndose después a Colonia, donde
Plectrude protegía a su hijo, la regente no tuvo más remedio que rendirse, dejando todo
el poder de Austrasia en manos de Carlos.
Teniendo todo el poder, Carlos puso en el trono de Austrasia a Clotario IV, des-
tronando a Chilperico II, deponiendo también a Rigoberto, obispo de Reims, por haber
apoyado a Plectrude. Poco a poco, Carlo Martel se fue fortaleciendo, prácticamente co-
mo un rey. Venció a Rainfroi, Mayordomo de Neustria, y también a Eudes, duque de
Aquintania. Fue unificando el reino franco hasta lograr que fuera tal como había sido en
los tiempos de Pipino de Heristal, su padre.
Como murió Clotario IV, se vio obligado a reponer en el trono a Chilperico II. Éste
murió también (año 721). Entonces hizo que reinara Teoderico (o Teodorico) II, hijo de
Dagoberto III.
Hemos de recordar también a Carlos Martel por haber derrotado y controlado a los
musulmanes desde los hechos que dieron en llamarse la batalla de Poitiers (año 632).
El poder de Carlos como herencia lo reciben sus hijos: Carlomán170
(Austrasia, Ale-
mania y Turingia) y Pipino171
(Neustria, Borgoña y Provenza).
En este año (741) murió también el valí andalusí Uqba ibn al-Hachchach al-Saluli.172
Queda totalmente abierta la tensión entre bereberes y árabes, no siendo aquéllos ya para
nada aliados de éstos. 170
No confundir con Carlomagno.
171
Conocido como el Breve.
172
En el año 740, se trasladó al norte de África para intentar recuperar Tánger, ocupada por los bereberes
rebeldes, a los cuales derrotó en varios ataques, pero no pudo vencerlos totalmente. En el año 741, sin-
tiéndose enfermo y que se moría, regresó a Al-Ándalus. Antes de su muerte designó (o se vio obligado a
designar) como sucesor a Abd al-Malik ibn Qatan al Fihri, el mismo a quien él había sustituido tiempos
atrás como valí. A este valí le sucedió enseguida Baly ibn Bisr al-Qusayri.
88
Los bereberes expulsaron o mataron a los pocos árabes que había por Galicia o por
algunas tierras del norte peninsular.
Cabe también que notifiquemos que Abd al-Rahman (Abderramán) ibn Al-Qama al-
Lajmi173
fue designado como valí de Narbona o de la Septimania.
MURIÓ EL EMPERADOR LEÓN III Y LE SUCEDE CONSTANTINO V
El 18 de junio de este año murió el emperador bizantino León III (Isaurio), en el vigé-
simo cuarto año de su reinado, a la edad de 56 años. Podemos recordarlo como cierta-
mente estabilizador de sus territorios, defendiéndolos lo mejor que pudo de los ataques
musulmanes. Como política en lo religioso pasa a la historia como el que adoptó en Bi-
zancio la iconoclasia.
Había ascendido rápidamente en el ejército, teniéndolo a su mando bajo el reinado de
Anastasio II. En el año 717 se rebeló contra el usurpador Teodosio III, siendo elegido o
proclamado emperador mientras se dirigía a Constantinopla. Durante el primer año de
su reinado, de política muy inestable, la capital fue peligrosamente sitiada por los mu-
sulmanes, habiéndose acercado al Bósforo con un ejército de 80.000 hombres. Pero de-
bido a su decidida y acertada defensa, León consiguió que los atacantes tuvieran que re-
tirasen tras haber estado sitiando Constantinopla durante todo un año. Fue decisivo el
uso de fuego griego.
Fue a partir de entonces cuando León III se dispuso a consolidar administrativamente
su Imperio, ya ciertamente venido a menos y debiendo superar la anarquía reinante de
los últimos tiempos. Sus reformas civiles supusieron la eliminación del sistema de pre-
pago de impuestos, que imponía la carga fiscal sobre los grandes terratenientes, la con-
versión de los siervos en una clase de arrendatarios libres y la remodelación del derecho
de familia y del derecho marítimo. Todas estas medidas, que se incorporaron a la legis-
lación del año 740, encontraron una cierta oposición por parte de la nobleza y el alto
clero.
La reforma legislativa de mayor calado llevada a cabo por León III estuvo relacionada
con lo religioso, con la cuestión iconoclasta. Tras un intento, aparentemente exitoso, de
obligar al bautismo de todos los judíos, montanistas y demás herejes del Imperio (año
722), León III decretó una serie de edictos (de reforma iconoclasta), durante los años
726-729. Esta prohibición de una costumbre, que sin duda había dado lugar a todo tipo
de abusos, parece haber estado inspirada por un deseo genuino de mejorar la moral pú-
blica, y obtuvo el apoyo de la aristocracia oficial y de un sector del clero. Pero una gran
mayoría de los teólogos y casi todos los monjes se opusieron a estas medidas con firme
hostilidad, y en la parte occidental del Imperio el pueblo rechazó obedecer el edicto. En
Grecia se desató una revuelta, basada sobre todo en la cuestión religiosa, que fue aplas-
173
Probablemente hijo del general Al-Qama que murió en la batalla de Covadonga.
89
tada por la flota imperial (año 727), y dos años después, León suprimió la oposición
abierta en la capital al destituir al patriarca Germán de Constantinopla.
En Italia, la actitud desafiante de los Papas Gregorio II y Gregorio III en la cuestión
del culto de las imágenes condujo a una extremada disputa con el emperador. Gregorio
III, durante los años 730 y 732, reunió varios concilios en Roma con el fin de anate-
matizar y excomulgar a los iconoclastas. León respondió transfiriendo el sur de Italia y
Grecia de la jurisdicción pontificia a la del patriarcado de Constantinopla. La pugna se
tradujo también por la sublevación armada que hubo en el exarcado de Rávena (año
727). León III intentó sofocar esa sublevación enviando una gran flota, pero la des-
trucción de su armamento a causa de una gran tormenta jugó en su contra. Finalmente,
los súbditos bizantinos del sur de Italia incumplieron los edictos de la iconoclasia y la
provincia de Rávena se separó de Bizancio.
León III aseguró lo mejor que pudo y con acierto las fronteras de su territorio. Para
ello, promovió que muchos colonos eslavos se instalaran en zonas despobladas de su
reino, repercutiendo todo esto también en el incremento de su ejército. Así, cuando los
musulmanes volvieron al ataque (en los años 726 y 739), pudieron ser derrotados (ba-
talla de Akroinon, Frigia). León III actuó decididamente y junto a él su hijo Cons-
tantino, que es quien le sucede en el trono como Constantino V.174
Esto sucedió el 19 de
abril.
Tiene Constantino V, nacido en Constantinopla, 37 años de edad.175
Su madre, esposa
de León III, se llama María. Fue asociado al trono por su padre en agosto del año 720.
174
El ejército Omeya fue prácticamente aniquilado, resultando libre y segura de momento la Anatolia
bizantina o Asia Menor. Tras este fracaso ante el Imperio Bizantino, el debilitado Califato Omeya entró
en un período de gran inestabilidad, lo cual, en el plazo de 20 años, le condujo a su caída final y al as-
censo califal de los abasíes.
La batalla de Akroinon es considerada por muchos bizantinistas como un acontecimiento de extraor-
dinaria importancia, muy superior a la batalla de Poitiers que librara Carlos Martel en el año 732. León III
salvó, pues, a Europa de los musulmanes, dado por descontado que Europa no estaba en condiciones de
haber resistido un ataque islámico masivo.
Como antecedentes de todo esto, hemos de tener en cuenta que, en el año 723, el califa Hisham ibn Abd
al-Malik había ascendido al poder califal de los Omeyas de Damasco. Aunque en un primer momento
dedicó su atención a la construcción de grandes infraestructuras, en el año 726 comenzó de nuevo la
ofensiva contra el Imperio. Las invasiones, lideradas por los príncipes Suleimán y Muawiya se repitieron
casi anualmente, por varias zonas, durante los siguientes 13 años, causando mucha ruina económica y
cultural.
Preocupados y confiados a la vez, los bizantinos comenzaron a atacar con cautela a los Omeyas. En el
año 740 realizaron una incursión naval en las costas de Siria, cosa que no hacían desde el año 719. Aún
con su capacidad militar en entredicho y sus tropas diezmadas, el califato seguía siendo capaz de movi-
lizar inmensas fuerzas, y tomó nuevamente la ofensiva. En el año 746 intentaron conquistar Chipre, pero
su flota fue completamente destruida por los bizantinos.
En los años siguientes, el sucesor de León III, Constantino V, recuperó la iniciativa para el Imperio, y
derrotó una y otra vez a los musulmanes en una serie de exitosas campañas, consolidando el control
imperial sobre Asia Menor y recuperando los territorios del Alto Éufrates. Hacia el final de su reinado, en
el año 772, tras la caída de los Omeyas, su mero nombre hacía desesperar a los árabes de intentar nuevas
invasiones del territorio bizantino.
175
Se cuenta que, siendo un bebé, mientras era bautizado, defecó en el agua bautismal, por lo que recibió
el apodo de “Coprónimo” (nombre de excremento).
90
Tuvo que casarse, por razones de Estado, con Tzitzak, hija del qagan jázaro Bihar. Al
ser bautizada, en el año 732, ella recibió el nombre de Irene.
91
A 31 de diciembre del año 742
REVUELTAS VARIAS
El duque Hunald I, al frente de aquitanos y vascos, encabezó revueltas contra los hijos
de Carlos Martel (Carlomán y Pipino).
Y el valí de Narbona, Abd al-Rahman ibn Al-Qama al-Lajmi, partidario de los yeme-
níes, desatendió su valiato para ir a combatir contra los sirios qaysíes que controlaban
Córdoba. Aquí hirió de muerte (duró dos días tras haber sido herido) al valí andalusí
Baly ibn Bishr al-Qushayri (en la batalla de Aqua Portora o Aqua Porta). Ocurrió el 6 de
agosto.
Los sirios vencieron, no obstante, a los ejércitos coaligados del valí de Narbona, de
Ummaya y Qatan, hijos del crucificado Abd al-Malik (formado por árabes baladíes, los
llegados al inicio de la conquista) y el ejército norteafricano de Abd al-Rahman ibn
Habib al-Fihri (cabeza de los afariqas como descendiente del conquistador de Ifriqiya y
fundador de Qayrawan, que es pariente del crucificado valí y que acusa a los sirios de la
muerte de su padre Habib ibn Abi Ubayda en la batalla de Baqdura).
Tha’laba ibn Salama al-Amili, lugarteniente de Baly y designado sucesor por el pro-
pio califa, se convirtió en nuevo valí andalusí, aunque gobernando sólo sobre los sirios.
Con todo, en Mérida, derrotó a los beréberes y a los baladíes. A los prisioneros los ven-
dió como esclavos, a tan bajo precio que los cordobeses se indignaron muchísimo. Por
eso, los cordobeses solicitaron al valí de Ifriqiya (Handhala ibn Safwan al-Kalbi) que
destituya y reemplace a Tha’laba ibn Salama al-Amili.176
Aprovechando que los bereberes se ausentaron de Medina Septa (Ceuta), los sirios la
destruyeron.177
Camino mozárabe Mérida-Torremejía
176
Se hará en la persona de Abu-I-Jattar al-Husam ibn Dirar al-Kalbi (742-745).
177
Luego la reconstruyeron de nuevo entre unas tribus y otras.
92
A 31 de diciembre del año 743
MURIÓ EL CALIFA HISHAM Y LE SUCEDIÓ YAZID II
Mientras en España siguen sucediéndose unos líos morunos impresionantes, murió en
Damasco el califa omeya Hisham, que lo fue desde el año 724.178
Le sucedió su sobrino
Walid II.
178
Hijo del califa Abd al-Malik y de su mujer (y prima sobrina tercera), hija del califa Yazid I. La heren-
cia del califato de su hermano Yazid II, supuso para Hisham recibir muchos problemas, pero los afrontó
bastante bien. Su largo gobierno fue eficaz. Como su hermano Walid I, Hisham patrocinó bien las artes y
las ciencias. Fomentó el incremento de la educación, construyendo muchas escuelas. Fue culto y propor-
cionó a su mandato muchas iniciativas culturales.
En lo militar tuvo que soportar algunos reveses, pero contribuyeron a consolidar las conquistas musul-
manas en la India. En España, los conflictos internos irían aplacándose poco a poco, aún con las revueltas
bereberes por todas partes.
Un hijo de Hisham, Mu'awiya ibn Hisham, tendrá un hijo de una concubina (esclava bereber y cristiana,
de la tribu Nafza) que será Abderramán I, el que sea primer emir independiente de Córdoba en el año 756.
Ya lo veremos.
93
A 31 de diciembre del año 744
CIXILA, ARZOBISPO METROPOLITANO DE TOLEDO
La ciudad de Toledo, además de ser musulmana, es también judía y cristiana. De he-
cho, en este año, es arzobispo metropolitano de Toledo Cixila.179
179
Emuló bastante a San Ildefonso de Toledo, aunque no le hubiera conocido personalmente, porque
aprendió mucho de sus escritos, tratando de imitar sus virtudes. Cixila ocupará la sede metropolitana de
Toledo desde este año de su nombramiento hasta el año de su muerte (783). Con todo, otras fuentes se-
ñalan como años de su pontificado los de 745-754 ó los de 752-775.
Cixila alentó y sostuvo mucho a los cristianos de Toledo, influyendo positivamente en los de toda Es-
paña. Sirvió de acicate contra la ocupación, siempre sin animar a la violencia. Como parte de la resis-
tencia, entre protectora y activa, escondió, protegió y salvó de los moros muchos escritos y reliquias de
los cristianos.
94
MURIÓ ASESINADO EL CALIFA WALID II Y LE SUCEDIÓ YAZID III
En Damasco, el califa Walid II fue asesinado.180
El hecho ocurrió el 16 de abril y
como consecuencia del mismo, en Al-Ándalus, se produjeron revueltas contra Abu al-
Kattar, unas revueltas encabezadas por un árabe cordobés muy influyente llamado Is-
mail. Abu al-Kattar, que era favorito y elegido por el califa para Al-Ándalus en Córdo-
ba, apresó y ejecutó a Ismail.181
A Walid II le sucedió si primo Yazid III.
MURIÓ EL REY LOMBARDO LIURPRANDO
Y LE SUCEDIÓ HILDEBRANDO
También falleció durante este año el rey lombardo Liutprando, habiendo reinado du-
rante 32 años. Tenía 59 años de edad. Le sucedió su sobrino Hildebrando.
A Liutprando podemos recordarlo por haber restituido a la Santa Sede la localidad de
Sutri (año 728), hecho que supuso una cierta fundación de Estados Pontificios.182
Liutprando, derrotando a los bizantinos en el exarcado de Rávena, hizo que en ade-
lante fueran lombardos estos territorios. Podemos recordar que quiso hacerse también
con la misma ciudad de Roma, avanzando hacia ella con esa intención por la Vía
Cassia. Pero el Papa Grgorio II le salió al encuentro, precisamente en la vieja Sutri.
Aquí llegaron a un acuerdo. Roma y los mismos territorios de Sutri, entre otros, fueron
reconocidos como “Donación a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo”.183
180
Hijo de Yazid II, sucedió a su tío Hisham ibn Abd al-Malik. Por su conocida vida inmoral, Walid II
tuvo mucha oposición omeya. A pesar de esto, llegó a ser el califa elegido. Enseguida comenzó a hacerles
la vida imposible a los que se le habían opuesto, no ganándose con ello sino aversión y odio de muerte.
181
En esta situación, Abd al-Rahman ibn Habib al-Fihri dio un golpe de Estado y se proclamó emir de
Ifriqiya, permaneciendo como tal hasta que murió asesinado (año 755). No contribuyó sino a aislar más
Al-Ándalus del califato.
182
Siendo más legendario y mítico que se hubieran fundado en los tiempos de Constantino I el Grande
(siglo IV).
183
Así lo testifica el Liber Pontificalis. Se trató de la primera extensión del Territorio Papal o Pontificio
hacia fuera del que ya era considerado como Ducado de Roma.
95
A 31 de diciembre del año 745
ALFONSO I RECONQUISTÓ LUGO
El rey de Asturias Alfonso I reconquistó Lugo. Lo primero que hizo, acorde con su
título de Católico, fue restaurar la diócesis, convirtiéndola en metropolitana. El primer
arzobispo de Lugo es Odoario.
AL-ÁNDALUS EN GUERRA CIVIL
Mientras tanto, Al-Ándalus se halla en guerra civil. Al-Sumayl, viendo la inferioridad
numérica de sus qaysíes frente a los kalbíes de Abu-l-Jattar, se alió con los jefes de las
tribus yemeníes, Lajm y Yudham. Dirigiéndose a Écija y a Morón, cerró aquí una
alianza con el jefe yhudamí Thuwaba ibn Salama al-Chudhami (Thuwaba ibn Naim al-
Ansari o Tawaba ibn Yazid), al cual le otorgó el mando de las fuerzas insurrectas, las
cuales, reunidas en Medina Sidonia, derrotaron a Abu’-l-Jattar (en la margen derecha
del río Guadalete). Esto ocurría durante el mes de abril, fecha a partir de la cual Thu-
waba se convirtió en el nuevo valí de Al-Ándalus, aunque gobernando bajo la tutela de
Al-Sumayl. Abu’-l-Jattar fue encarcelado.
96
A 31 de diciembre del año 746
MOROS Y BIZANTINOS
Durante este año murió Thuwaba, por causas naturales, a partir de lo cual, interina-
mente, se encargó de la administración de justicia Abd al-Rahman ibn Katir al-Lajmi.184
Abu’-l-Jattar fue liberado por sus partidarios y, habiéndose marchado a Niebla, reagru-
pó tropas.
Los bizantinos recuperaron Chipre, rescatándosela en lucha a los musulmanes.
184
El valí sucesor de Thuwaba será Yusuf ibn Ab dar-Rahman al Fihri (746-756).
97
A 31 de diciembre del año 747
CARLOMÁN EN MONTECASINO
Hay hambruna en toda España, por años meteorológicamente adversos, de fríos y ex-
trema sequía.
Los qaysíes del valí Yusuf derrotaron a los yemeníes sublevados de Abu-l-Jattar y
Yahya ibn Hurayth, siendo éste destituido por Yusuf del gobierno de Archidona. El el
arrabal cordobés de Saqunda, en la margen izquierda del Guadalquivir, Yusuf hizo eje-
cutar a Abu-l-Jattar y a Yahya ibn Hurayth. Entre estos hechos y entre que hay hambre
y carestía por todas partes, la guerra cesa.
Una cosa que hicieron los moros cordobeses en este año fue reclamar para ellos la
mitad (o entera) de la iglesia visigoda de la ciudad que está dedicada al mártir San Vi-
cente. Quieren construir aquí la gran Mezquita de Córdoba.185
Alfonso I reconquistó Zamora. Los cristianos se están dando a reconstruirla y a no de-
jársela perder en adelante.
En Austrasia, Pipino,186
hijo de Carlos Martel, fue nombrado Mayordomo de Aus-
trasia. Habiéndose retirado su hermano Carlomán al monasterio benedictino de Monte-
casino, con verdadera vocación religiosa y habiéndose aconsejado del mismo Papa (Za-
carías),187
Pipino quedó convertido de hecho en el soberano del reino franco.188
185
Efectivamente, este es el origen de la famosa Mezquita.
186
Pipino el Breve.
187
Habiéndose casado y teniendo hijos (al menos se le conoce uno, de nombre Antonio).
188
Carlomán había reinado como soberano aunque sin ostentar el título de rey. Tuvo que mantener con-
tinuas luchas contra Alemania y contra los pueblos de Aquitania, así como contra bávaros y sajones. A
todos los fue derrotando.
98
A 31 de diciembre del año 748
CORRIENDO SANGRE
El sublevado Abd al-Rahman ibn Al-Qama al-Lajmi, valí narbonense, fue asesinado
por orden de Yusuf al-Fihri.
En Córdoba, en el interior mismo de la iglesia de San Vicente,189
el poderoso moro
cordobés Al-Sumayl, encerró allí a sus prisioneros de guerra y decapitó a 60 de ellos.
189
Futura Mezquita de Córdoba.
99
A 31 de diciembre del año 749
MURIÓ EL ARZOBISPO RIGOBERTO DE REIMS
El 4 de enero murió en Reims su arzobispo Rigoberto.190
Había nacido de una piadosa
familia, siendo sus padres Constantino y Francine. Desde muy joven, siendo de natural
ordenado y disciplinado, se dio mucho a la oración. Se mantuvo casto, no teniéndolo
fácil (según él mismo contaba) sino mediante su vida ascética y recurriendo a la ora-
ción. Todavía joven, fue elegido abad del monasterio benedictino de San Pedro de Or-
bais. Por su humildad, sabiduría, justicia y prudencia fue elegido arzobispo de Reims
(año 698). En su predicación insistió mucho en la importante necesidad que tenemos
todos de hacer penitencia y practicar la caridad. Lo que escribió hizo que muchos se
convirtieran o se enmendaran de la mala vida. Puede decirse que llegó a ser gran maes-
tro para la vida espiritual.
Rigoberto se propuso que habría que ir construyendo la hermosa catedral de Reims,
todo ello mientras procuró que su clero estuviera siempre bien atendido y debidamente
remunerado, sin que se dieran a lujos ni ostentaciones.
Rigoberto vivió la decadencia de los merovingios, los tiempos de Carlos Martel y el
ascenso al poder de Pipino. Rigoberto fue el que había bautizado a Carlos Martel, el
cual en su momento se sintió ofendido porque el arzobispo no se alió en su favor contra
los nestrasianos. Eso acarreó que Carlos desterrara a Rigoberto a Gascuña, destinando
para la sede de Reims a un presbítero guerrero, de nombre Milón, que era bastante más
mundano. No obstante, Carlos Martel rehabilitó después a Rigoberto, pero éste no quiso
regresar a Reims, para no incurrir en escándalo de sus diocesanos. Retirado en una resi-
dencia que le regaló Carlos Martel, Rigoberto murió, de muerte natural, pacíficamente y
con fama de santo.
CALAMIDADES
El 18 de enero, sobre las 11 de la mañana, se produjo un fuerte terremoto en amplias
zonas de Oriente.191
Hubo muchos destrozos y varios miles de muertos. Esto ocurrió en
Oriente. Y de otra parte, en Occidente, en la Península Ibérica, la meteorología desfa-
vorable (siguen los inviernos muy fríos y apenas llueve), hace que sea grande la ham-
bruna. Tanto los moros, con sus guerras contra las sublevaciones bereberes, como los
190
San Rigoberto de Reims. Se conmemora el 4 de enero. Fue monje benedictino y sobresalió por su pie-
dad, dedicación a la oración, espíritu de servicio, muy entregado a la vida ascética y muy acertado pas-
toralmente. Ya en vida se le atribuyeron milagros. Durante la Edad Media se le invocaba contra los males
bucales y de las dentaduras así como contra las enfermedades pulmonares.
191
Israel, Jordania y Siria.
100
cristianos, empeñados en su Reconquista de territorios, están sufriendo las consecuen-
cias de la dominante carestía. No obstante, las dificultades están curtiendo el espíritu
combativo (ascético) de los cristianos, un espíritu combativo que va caracterizando la
reciedumbre de los verdaderos españoles. Los bereberes tienen las de perder.
MURIÓ EL MONJE TEÓLOGO JUAN DAMASCENO
También murió durante este año un célebre monje del monasterio de San Sabas, cerca
de Jerusalén, conocido como Juan Damasceno.192
Había nacido en Damasco, de familia acomodada. Uno de sus abuelos fue alto funcio-
nario bizantino y luego de los musulmanes, cuando éstos conquistaron Siria. También
su padre prosiguió en ese cargo, al servicio de los omeyas.
Juan, sin embargo, rompió con esa vida (pasando de la buena vida a la vida buena).
Decidiéndose por Cristo, dio todos sus bienes a los pobres y entró en el mencionado
monasterio de San Sabas. Allí se hizo buen teólogo y compuso excelentes obras al res-
pecto, proponiéndose en lo posible exponer sistemáticamente toda la doctrina o dogma
católico, continuando las aportaciones teológicas de los tiempos anteriores tal como es-
taban recogidas en la biblioteca del monasterio. Así, el pensamiento y la obra de Juan
Damasceno, todo muy escolástico, constituyen una aportación de primer orden.
Contra los iconoclastas, teniendo en cuenta que estos tiempos son de bastante analfa-
betismo, escribió: “Lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los
que no lo leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos.
Las imágenes son el catecismo de los que no leen”.193
Para comprender la teología de Juan Damasceno hemos de partir de la clave que él
supuso: que la filosofía y las ciencias han de estar al servicio de la teología, que consiste
en la comprensión de la verdad revelada.
Para Juan Damasceno, la fe es el fundamento de la razón, tanto si nos movemos desde
la observación de la naturaleza como si partimos propiamente de la fe.
Su obra principal se titula Fuente del conocimiento. La misma comienza con la Dia-
léctica (que contiene las definiciones y los postulados) y prosigue con la Física, la Mo-
ral y la Teología (que ocupa el lugar de la filosofía primera). Entre sus escritos polé-
micos se destacan el diálogo Contra los maniqueos y el tratado Contra los monotelitas,
y entre sus obras menores se encuentra un tratado Sobre los dragones y los fantasmas,
escrito contra las supersticiones.
192
San Juan Damasceno. Se conmemora el 4 de diciembre. Fue declarado Doctor de la Iglesia por el Pa-
pa León XIII (año 1883).
193
Según una leyenda, San Juan Damasceno, en medio de las controversias de los iconoclastas, perdió
una mano, y la Virgen se la restituyó. El célebre icono de la Trijerusa (que tiene tres manos) es suma-
mente popular y venerado en Oriente.
101
Según Juan Damasceno, corresponde a la razón explicar los fenómenos físicos (relám-
pagos y truenos, por ejemplo). Por ello critica las supersticiones, a las que considera
fruto de la ignorancia. En su Fuente del conocimiento afirma que no debe interpretarse
al Universo desde el animismo: "Que nadie piense que los cielos y las estrellas están
animados, pues son, en realidad, inanimados e insensibles". Se opone, a su vez, a la in-
terpretación maniquea de la materia como fuente del mal: "Malo es aquello que, no
teniendo su causa en Dios, se debe a nuestra propia invención, a saber: el pecado".
La naturaleza de un ente es la ley o la potencia (que le confiere el Creador) según la
cual el ente se mueve o no (principio de operación). Dicha naturaleza no existe fuera de
los individuos y solamente el pensamiento puede concebirla. Lo real es el individuo (la
hipóstasis, la existencia concreta, la persona). Él hace subsistir todo lo demás, incluida
la substancia o naturaleza (el elemento común), que sólo son en la hipóstasis. Así, Juan
Damasceno lleva al pensamiento hacia lo concreto, hacia la existencia, evitando el con-
ceptualismo platónico y peripatético.194
Desde la caída (el “pecado original”), la angustia y el miedo pasaron a ser constitu-
tivos de la naturaleza humana. En el deseo natural de existir se expresa el miedo a la
muerte frente a la pérdida de la existencia recibida. La resurrección para la vida eterna,
garantizada en la resurrección de Cristo, termina con la angustia existencial y con el
miedo a la muerte.195
Al referirse a Dios, Juan Damasceno sostiene que es incomprensible y que accedemos
a Él sólo por la fe. Si bien aclara que Dios no es coincidente con ninguno de los seres,
pues “Él lo llena todo” (utilizando un lenguaje cercano al del pseudo Dionisio, de entre
los siglos V-VI), sus expresiones adquieren un tono panteísta. Para evitar esa confusión,
sostiene que Dios está más allá de toda substancia y más allá del ser (como el Bien de
Platón). Dios es algo así como un infinito océano de ser; es la fuente del ser.
194
Podemos así decir que en San Juan Damasceno se está preanunciando ya la metafísica de la existencia
(esse) de Santo Tomás de Aquino.
195
“Así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó él de las mismas, pa-
ra aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo, y libertar a cuantos, por temor
a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud” (Heb 2, 14-15).
102
San Rigoberto de Reims
San Juan Damasceno
103
A 31 de diciembre del año 750
BEREBERES
Debido a la hambruna reinante,196
gran parte de los bereberes guarnecidos al noroeste
de la Península Ibérica197
acabaron pasándose a los cristianos y poniéndose a las órde-
nes de Alfonso I. Los bereberes que no optaron por eso se volvieron al Magreb.
Alfonso I aprovechó esa circunstancia expandiendo la Reconquista.198
Su estrategia
consiste en despoblar de musulmanes los territorios y repoblarlos de cristianos (mozára-
bes). La hambruna lo está favoreciendo.
LA PASCUA EN SEVILLA NO SE CELEBRA COMO SE DEBIERA
Hacia el sur las cosas están difíciles. De parte del arzobispo metropolitano Cixila de
Toledo, el diácono Pedro de Toledo envió una carta a Sevilla llamando la atención
acerca de lo incorrectamente que están celebrando la Pascua los cristianos hispalenses.
Desde Toledo se está viendo que la Iglesia en Sevilla se está comportando de manera
muy rara o extraña, muy ajena y en poca comunión con la sede metropolitana de To-
ledo.199
EL CALIFATO DE BAGDAD Y UNA MIRADA RETROSPECTIVA
En Oriente, los abasíes asesinaron al califa omeya Marwan II y a todos los miembros
de su dinastía. Eso hizo que el poder califal se traslade de Damasco a Bagdad. Así se
constituyó como nuevo califa dominante el abasí Abul-Abbas.
Consecuencias de ello fueron principalmente dos: que los musulmanes norteafricanos
se negaron a reconocer a los abasíes, declarándose independientes, y que en Al-Ándalus
196
También este año fue de mucho frío y gran sequía en España. Fueron 5 años así, dese el año 745.
197
Galicia y Portugal al norte del Duero.
198
El avance por tierras castellanas fue impresionante.
199
En el episcopologio de Sevilla figuran de manera muy confusa en estos tiempos (siglo VIII completo)
los arzobispos (sucesores de Don Oppas) Nonnito, Elías, Teodulfo, Aspidio, Humeliano, Mendulano,
David y Julián II.
104
sí los reconocieron, aunque no con demasiada decisión o convencimiento. Pues todo
parece indicar que prosigue la tradición y la influencia omeya.200
Como es bien notorio, todo cuanto llevamos recorrido del presente siglo VIII (vamos
ahora por su mitad) nos plantea muchas interpretaciones. No es de extrañar que tanto los
propios acontecimientos como sus protagonistas sean proclives a vivas polémicas que el
lector puede llegar a intuir o en las que de hecho participe. Desde el carácter que re-
vistieron los pactos con los hijos de Witiza hasta la ruta seguida por los contingentes
árabes-beréberes, pasando por la ubicación exacta de la batalla del río Guadalete, el des-
tino de Don Rodrigo, la enigmática personalidad del conde Don Julián, etc., todo tiene
su intríngulis.
Con anterioridad a noviembre del año 709, el conde Don Julián (jefe de beréberes en
Tánger), muy bien relacionado con bizantinos y visigodos, gracias a su condición de
mercader, pactó con Muza (valí de Ifriqiya y del Magreb), describiéndole la Península
Ibérica e incitándolo a su conquista.
Muza respondió al proyecto de Don Julián enviando, en julio del 710, al beréber Tarif
ibn Malluk al frente de unos 400 hombres o algo más, que en cuatro navíos desem-
barcaron en Tarifa. Tras esta primera expedición, Tarik (ibn Ziyad), como mawla (clien-
te) de Muza y gobernador de Tánger, pasó el estrecho con unos 7.000 hombres (des-
pués, aumentados hasta 12.000), en su gran mayoría beréberes. Desde Gibraltar, este
contingente de tropas pasó a Algeciras y, en julio del año 711, tuvo lugar la batalla del
río Guadalete, la batalla donde fue derrotado el ejército visigodo, una derrota que fue
posible por la defección de los hijos de Witiza, quienes, antes de la batalla, habían pac-
tado con Tarik que le prestarían su ayuda, a cambio de que les fueran reconocidas las
3.000 aldeas que su padre poseía en España.
Por encima de circunstancias anecdóticas, los sucesos –seguramente cruciales– de los
años 709-711 deben interpretarse en el contexto amplio de la expansión islámica (con su
lógica interna y sus propios métodos) y de la crisis estatal del reino visigodo. En efecto,
aunque la llamada de auxilio de los visigodos a una fuerza externa (en este caso los ára-
bes-beréberes) fuese una práctica utilizada con frecuencia en España, no es menos cierto
que la intención de esa fuerza externa era de conquista. Tarik no era sólo un simple au-
xiliar del bando witizano, sino el jefe de una expedición de conquista. Por eso, los pri-
meros pactos de los árabes-beréberes con Don Julián y con los hijos de Witiza habría
que entenderlos, no como un hecho accidental y fortuito, sino como la manifestación del
método normal seguido por los musulmanes en sus conquistas, tanto en Oriente como
en Ifriqiya y en el Magreb: la negociación con los poderes concretos que podrían ofrecer
resistencias a la ocupación. Quizá una comparación más estricta entre lo que había ocu-
rrido en Oriente y en el norte de África y los pormenores de la conquista de Hispania
permitiría dejar de considerar este último acontecimiento como excepcional.
Tras la victoria del Guadalete, Tarik se dirigió a Toledo siguiendo este itinerario: Me-
dina Sidonia, Morón, Carmona, Sevilla, Écija, Córdoba y Toledo. Mientras esto ocurría,
200
De hecho, el último omeya superviviente, Abd al-Rahman ibn Mu’awiya al-Dajil (“el Emigrante”),
se trasladó a Al-Ándalus, arrogándose el título de emir en Córdoba. Sus descendientes se irán secesio-
nando hasta crear el Califato Independiente de Córdoba (como Califato Omeya).
105
Muza desembarcaba en Algeciras con 18.000 hombres, en su mayoría árabes, en neto
contraste con el contingente masivamente beréber que paso a España con Tarik. Muza
dedicó su actividad a la ocupación del suroeste peninsular: Niebla, Beja, Mérida, etc.
Luego se reunió con Tarik en las proximidades de Toledo. Entre los años 714-716 se
ocuparon Zaragoza, Amaya, León, Astorga y, un poco más tarde (ya en la época de Abd
al-Aziz, sucesor de Muza), Pamplona, Tarragona, Barcelona, Gerona y Narbona, así
como las regiones surorientales de la península (Málaga, Granada y Jaén). A los cinco
años del desembarco de Tarik, gran parte de la Península Ibérica estaba controlada,
aunque de manera desigual, por los árabes-beréberes.
La rapidez de la conquista habría que explicarIa, en parte, por la habilidad de los mu-
sulmanes al ofrecer pactos y/o al aceptar una rendición condicional, cuando les era
ventajoso hacerlo. En efecto, la política seguida por los árabes-beréberes se limitaba a
aplicar, de forma rutinaria, las prácticas largamente experimentadas en Siria, Iraq, Me-
sopotamia, Egipto e Ifriqiya. La finalidad era afianzar el control de las tierras ocupadas,
mediante la creación de dependencias fiscales, medida que se acompañaba de la acu-
ñación de moneda para pagar a los contingentes tribales que habían llegado a España.
Naturalmente, para completar el cuadro que explique la rapidez de la conquista, de-
bemos añadir a las consideraciones anteriores el grado de descomposición del aparato
estatal visigodo, que permitía la realización de pactos aislados con una aristocracia se-
miindependiente y, sobre todo, la desafección de importantes sectores sociales respecto
a las clases dirigentes, lo que hacía viable la capitulación en las condiciones que ofre-
cían los musulmanes.201
España no fue tanto conquistada por la fuerza de las armas que enarbolaran los musul-
manes. España capituló a ellos. Entre otras cosas, esto quiere decir que, en los territorios
sometidos mediante capitulación, los ocupantes de las tierras conservaron sus derechos,
a cambio del pago de una contribución territorial (jaray) estipulada en las condiciones
concretas del pacto. Así ocurrió en Sevilla, Écija, Córdoba, Mérida, Lisboa, Toledo, Lé-
rida, Pamplona, etc. El caso más conocido es el de la región murciana: su jefe, Teo-
domiro, pactó con Abd al-Aziz este tratado:202
“En el nombre de Dios. Clemente y Misericordioso. Este es el escrito que Abd
al-Aziz ibn Muza dirige a Teodomiro ibn Gandaris, en virtud del cual queda
convenido el estado de paz bajo promesa y juramento ante Dios, sus profetas y
enviados, de que obtendrá la protección de Dios –alabado y ensalzado sea– y la
protección de su profeta Muhammad –concédale Dios la paz–, que a él nadie se
le impondrá ni a cualquiera de los suyos se les despojará de nada que posean,
201
Aunque es un tema no suficientemente investigado, existen indicios para pensar que la ocupación
musulmana produjo, en sus inicios, una cierta nivelación social, que debemos poner en relación con los
efectos desprivatizadores de la tierra que implica la propiedad superior de la umma o comunidad islámica.
La pasividad cómplice de la población indígena española puede explicarse si la conquista supuso no sólo
la desamortización total de los bienes de la Iglesia, sino también la redistribución de la propiedad de
casi toda la aristocracia visigoda. (P. Chalmeta: El “señor del Zoco” en España, Madrid, 1973).
202
Traducción E. Molina López.
106
con maldad; no se les reducirá a esclavitud, no serán separados de sus mujeres ni
de sus hijos; se respetarán sus vidas, no se les dará muerte y no se quemarán sus
iglesias, tampoco se les prohibirá el culto de su religión. Se les concederá la paz
mediante la entrega de siete ciudades, a saber: Orihuela, Mula, Lorca, Alicante,
Hellín y Elche, en tanto que no se quebrante ni se viole lo acordado. Todo aquel
que tenga conocimiento de este tratado deberá cumplirlo, pues su validez re-
quiere un previo conocimiento, sin ocultarnos cualquier noticia que sepa. Sobre
Teodomiro y los suyos pesará un impuesto de capitulación que deberá pagar, si
su condición es libre: un dinar, cuatro almudes de trigo, cuatro almudes de ce-
bada, cuatro “qist/s” de vinagre, dos de miel y uno de aceite; todo esclavo de-
berá pagar la mitad de todo esto…”.
Luego continuaron las conquistas en el norte peninsular, el afianzamiento de los pro-
cesos fiscales y los conflictos entre los árabes-beréberes en torno a las tierras ocupadas.
Por lo que respecta a las conquistas, en la época de Abd al-Aziz (714-716) continuó,
como queda dicho, la ocupación de las regiones del sur (más tierra adentro). Posterior-
mente, en tiempos del wali al-Hurr (Alahor) continuó la expansión por la Narbonense y
la Hispania Ulterior. Sin embargo, el avance musulmán sufriría un primer revés cuando,
en el año 732, el valí Abd al-Rahman al-Gafiqi encontró la muerte cerca de Poitiers lu-
chando contra los francos de Carlos Martel.
Y vino la lucha por la ocupación de las tierras. En el fondo se trata de una cuestión de
correlación de fuerzas entre el califato omeya de Damasco (que defiende el punto de
vista según el cual las tierras y bienes inmuebles pasarían indivisos a la comunidad is-
lámica) y los conquistadores, quienes consideran todo lo ocupado como botín, del que
sólo abonarían el quinto (jums) al poder estatal. Ocurrió que la lejanía del territorio
respecto a Damasco y el débil control de los omeyas sobre Al-Ándalus impusieron la
claudicación final de aquél. A partir de cierto momento, se inició una lucha sorda entre
los conquistadores, que deseaban conservar unas tierras a todas luces ilegales y algunos
valíes que, representando los intereses del califato, pretendían privarlos de ellas.
Por tanto, en Al-Andalus, como antes en Oriente, también se produjo el inevitable
conflicto entre el califato y los conquistadores, así como el enfrentamiento entre los lle-
gados en primer lugar y los que llegaron en sucesivas olas migratorias, conflictos más
agudos, si cabe, en Al-Ándalus, ya que, dadas las peculiaridades de la conquista (la ma-
yor parte de las tierras quedaron en poder de sus antiguos ocupantes mediante tratados
de capitulación), hubo relativamente pocas tierras que repartir entre los árabes-bere-
beres.203
Este problema, ligado con otros de raíz étnica, provocaron casi todo lo que ca-
203
Los bereberes, el grupo más numeroso de los conquistadores, procedían del Magrib o Magreb occi-
dental, pero también los hubo procedentes de Ifriqiya. Los grupos más representados eran los Magila,
Miknasa, Zanata, Nafza, Hawwara, Masmuda y Sinhaya. Su concentración en diversas zonas de Al-Án-
dalus es inversamente proporcional a la intensidad del poblamiento árabe: hubo pocos bereberes en el
valle del Ebro, Andalucía Oriental, Sevilla, zona costera de Málaga, etc. En cambio, fueron zonas pro-
fundamente bereberizadas la región levantina y el extremo occidental de la cordillera Bética y serranía de
Ronda, así como ciertos islotes del valle del Guadalquivir (Carmona, Morón, Osuna, Écija, etc.). La ter-
cera gran zona bereberizada es la región central, excepto el paréntesis indígena de Toledo: abundan los
bereberes en Guadalajara, Medinaceli, Ateca (Zaragoza), Soria, etc., e incluso más al norte, en Castilla,
107
be explicar de la crisis de estos años (mediados del siglo VIII), incluyendo la caída del
califato omeya de Damasco y la derivación hacia Bagdad, yendo ahora la historia al hilo
de la geografía persa y de su prosperidad.204
Bereber
nombre probablemente impuesto por beréberes de Túnez en recuerdo de su Qastilya natal. Al sur de
Toledo, era importante la población bereber (representada por el grupo tribal de los Nafza), así como en el
Fahs al-Ballut (“Campo de las encinas”, en la sierra de Los Pedroches), donde era más numerosa que la
población árabe.
204
No hay más que recordar los cuentos de las Mil y una noches.
108
A 31 de diciembre del año 751
PIPINO, COMO REY, ENCARNA, DESDE ESTE AÑO,
LA NUEVA DINASTÍA CAROLINGIA
Al final del período decadente de la dinastía merovingia, cuando los jóvenes monarcas
francos conocidos “reyes holgazanes” y los Mayordomos de Palacio fueron los verda-
deros gobernantes en Francia, Carlomán y Pipino,205
hijos de Carlos Martel, se repar-
tieron el territorio y el poder, luchando ambos en primer lugar por tener seguras las
fronteras.
Este período coincide que la espléndida labor misionera del obispo Bonifacio en
Centroeuropa. Hubo concilios: el primero en Austrasia (años 742-743), convocado por
Carlomán, y el segundo de Soissons (Neustrasia, año 744), convocado por Pipino, reto-
mando las resoluciones austrasianas. Bonifacio, a modo de gran metropolitano, autori-
zado para ello por la Santa Sede, contribuyó a reformar y establecer debidamente la je-
rarquía eclesiástica y la buena organización del clero franco.
Como podemos recordar, en el año 747 Carlomán se retiró como monje al monasterio
de Montecasino, cediéndolo todo a su hermano menor Pipino, el cual se convirtió así en
el rey franco en solitario.206
Desde ese momento, Pipino, se enfrentó duramente al mero-
vingio Childerico III, del que dependía oficialmente. El Papa Zacarías, en el año 750, le
apoyó para que consiguiera quitarlo del trono.207
Para demostrar la inutilidad de los reyes merovingios, Carlos Martel había dejado
vacante el trono tras la muerte de Teodorico IV (año 737).208
En el año 743, Pipino li-
beró a Childerico del monasterio en el que lo había encerrado su padre, permitiéndole
ocupar el trono del que había sido desposeído. Su retorno propició una coalición de la
aristocracia de Alemania y de Aquitania en contra de Pipino, reaccionando mal ante la
eliminación por parte de éste de su hermanastro Grifón (heredero de un pequeño terri-
torio). La reposición de Childerico III en el trono calmó los ánimos de los aristócratas.
205
Que pasa a la historia como Pipino el Breve.
206
En el año 744 se casó con Bertrade de Laon, hija del conde Cariberto de Laon. La señora tenía como
apodo la del pie grande, porque tenía un pie más grande que el otro.
207
Pipino envió una delegación franca para que se entrevistara con el Papa, solicitando que el pontífice le
autorizara a poner fin al decadente reino merovingio, de modo que pudiera él ocupar el trono de Childe-
rico. El Papa Zacarías lo autorizó, declarando que "debe ser rey el que ejerce la realidad del poder",
añadiendo que “quien lo es de hecho, lo sea también de derecho”. Y es que el Papa necesitaba que los
francos tuvieran un rey con autoridad, para poder combatir contra los lombardos, una amenaza para la
Iglesia. El Papa recurrió al principio isidoriano (de San Isidoro de Sevilla) al determinar que "es mejor
llamar rey a aquél que tiene el poder" y no al que no lo ostenta de hecho, aunque lo fuera oficialmente.
208
Durante los siete años de vacío real, todos los documentos oficiales llevaron la fecha del año 737.
109
El obispo Bonifacio, en noviembre de este año 751, en Soissons, coronó y ungió como
rey de los francos a Pipino.209
Fue aclamado como tal por una asamblea de obispos, de
nobles y de leudes (grandes del reino). Childerico III fue depuesto pacíficamente, siendo
tonsurado210
y recluido en el monasterio de San Bertín, cercano a la localidad de Saint-
Omer.211
Cilderico III, el último merovingio
(Cuadro de Evariste-Vital Luminais, 1821-1896)
209
Pipino consiguió así el título de rey, pero sin que le pertenezca su poder. Su consagración como rey
implicó otra más, para dar por cerrada la dinastía merovingia y para que la nueva dinastía carolingia go-
zara de línea sucesoria en sus descendientes. Esta continuidad quedó asegurada por la consagración real,
con el mismo significado simbólico que supuso el bautismo y la unción de Clodoveo I (finales del siglo
V). Por medio de la unción (crismación), Pipino, como en su momento lo fuera Clodoveo, quedó investí-
do para la misión militar y religiosa, con la fuera moral y espiritual del “derecho divino”, es decir, para
"dirigir los pueblos que Dios le confía". Esta legitimidad supone para el rey su fidelidad a la Iglesia y a
quien la dirige como sumo pontífice, el que ha dado el consentimiento para que cambie una dinastía. Pi-
pino fue consagrado por segunda vez, en diciembre de este mismo año 751, como señor de Austrasia, en
Maguncia.
210
De largos cabellos, que siempre fueron un símbolo del poder real merovingio.
211
Al norte de Francia. La tonsura tuvo en la vida religiosa y de clerecía el sentido de simbolizar el des-
pojo de la vanidad y abrir la cabeza a Dios para recibir su luz.
110
CHINA SE ISLAMIZA: LA BATALLA DEL TALAS
De otra parte, según conocemos ya el hecho de la expansión islámica cada vez más a
Oriente y hacia Asia, hemos de señalar que, en este año, los musulmanes consiguieron
una gran derrota de chinos, en la batalla del Talas (a orillas del asiático río Talas).212
La batalla enfrentó a los ejércitos del califato abasí, aliados con los turcos, al mando
de Ziyad ibn Salih, con los ejércitos de China, con mercenarios karlukos,213
al mando de
Gao Xianzhi (de la dinastía Tang). Ambos ejércitos estuvieron compuestos por miles de
soldados. La batalla terminó con la victoria musulmana y turca, frenando así el expan-
sionismo chino.214
Asia central, como Turquía, se islamiza totalmente.
212
Territorio del actual Kirguistán.
213
Tribu turca nómada establecida en las estepas de Transoxiana (que habitaron al sureste del mar de
Aral). Decidieron la batalla al cambiarse de bando.
214
De 10.000 soldados chinos sólo sobrevivieron 2.000. El ejército de los vencedores estuvo compuesto
por 200.000 soldados (según las fuentes chinas). Los karlukos fueron 30.000.
111
A 31 de diciembre del año 752
MURIÓ EL PAPA ZACARÍAS Y LE SUCEDIÓ ESTEBAN II
El 15 de marzo murió en Roma el Papa Zacarías, a los 73 años de edad y en el año un-
décimo de su pontificado.215
Fue enterrado en la Basílica de San Pedro. Fue un hombre
afable y de temperamento conciliatorio, caritativo para con todos, cuidadoso de su clero.
Cuanto emprendió se coronó con éxito o en vías de obtenerlo. Llevó el timón de la Igle-
sia en tiempos no fáciles, demostrando ser un digno sucesor de San Pedro, bondadoso a
la vez que enérgico y caritativo, muy capaz en todo y espiritual. Tradujo al griego los
Diálogos de su predecesor San Gregorio I Magno.
Al papa Zacarías le sucedió Esteban II, una Papa de cortísimo pontificado, pues duró
tan sólo tres días (del 23 al 26 de marzo), muriendo de un ataque de apoplejía.216
El
nuevo Papa tomó también el nombre de Esteban, pasando a la historia como Esteban II.
Es romano de nacimiento.217
Esteban II comenzó su pontificado como con gran triunfo,
sucediendo que fuera llevado a hombros hasta el solio pontificio.218
El Papa San Zacarías
215
Como Santo se conmemora el 15 de marzo.
216
Al ser un Papa de tan efímero pontificado –y aunque hay diversos puntos de vista– el nuevo Papa con
el nombre de Esteban será también Esteban II. Y esta será la numeración que nosotros adoptemos, aunque
somos partidarios de considerar como legítimo al Papa fallecido, a todos los efectos, aunque al ser elegido
estaba ya bastante enfermo. Este Papa fue el de pontificado más breve de la historia.
217
No consignamos los nombres que tuvieran antes de ser elegidos porque nos son desconocidos. Cuan-
do de los Papas en lo sucesivo conozcamos sus nombres anteriores al adoptado, los consignaremos.
218
Y de aquí partió la costumbre de la silla gestatoria con la que se realizará en adelante el transporte de
los Papas en los trayectos cortos.
112
A 31 de diciembre del año 753
AÑO DE HAMBRUNA EN LA ESPAÑA CRISTIANA
Y AL-ÁNDALUS MUSULMANA
En España hay de nuevo malas cosechas y hambruna, ocasionadas por el mal tiempo o
sequía. Los cristianos se aprovechan de esta circunstancia para proseguir la misión de
Reconquista, por una amplia zona norteña más allá del Duero.219
Los musulmanes pro-
siguen en sus escaramuzas de guerra civil, sobre todo en el entorno de Zaragoza.220
SAMARCANDA ISLÁMICA
En Asia central, los musulmanes conquistaron Samarcanda.221
Cabe señalar que, tras
esta conquista, los musulmanes abasidas obtuvieron el secreto chino de la fabricación
del papel. A dos prisioneros chinos que tenían los musulmanes desde la batalla del Talas
(año 751) les arrancaron tal secreto al interrogarlos. Así, en Samarcanda fundaron ense-
guida la primera fábrica de papel del Imperio Islámico.222
219
Principalmente por tierras vallisoletanas, alavesas y riojanas.
220
Y en todo el territorio del Bajo Aragón.
221
Samarcanda es una de las ciudades más antiguas del mundo aún habitadas. Los griegos se referían a
ella llamándola Maracanda. Dada su ubicación, Samarcanda, gran ciudad, prosperó mucho al estar de lle-
no en la conocida como ruta de la seda entre China y Europa.
Cerca de la actual Samarcanda se encuentra el sitio arqueológico de Afrasiab, ciudad precursora de Sa-
marcanda (del siglo VII a. de C.). Aunque estaba muy bien guarnecida y amurallada, Alejandro Magno la
conquistó, arrebatándosela a los sátrapas aqueménidas de la antigua Persia, allá por el año 399 a. de C.
Durante el Imperio Sasánida, Samarcanda floreció hasta volverse una de las ciudades más importantes del
Imperio Persa. En el siglo VI estuvo bajo dominio turco
222
Desde aquí se comercializó y se introdujo el papel en Europa. Hasta ahora, el soporte prevalente para
la escritura era el pergamino.
Según la tradición, se atribuye el uso del pergamino a la actividad de la antigua biblioteca real de Pér-
gamo. Ya desde los tiempos antiguos se había utilizado el cuero como soporte de escritura, utilizándose
en varios lugares la piel de animales para convertirla en soporte donde escribir. Así lo usaron entre los
egipcios, los judíos, los asirios y los persas. Pero solamente alrededor del siglo III a. de C., se inició un
nuevo tratamiento del cuero, de forma que se adoptase mejor para recibir la escritura. Esta fue la innova-
ción de Pérgamo.
El pergamino era, por tanto, “papel” de piel animal, convertida en hojas aplanadas y lisas. La piel pro-
cedía de animales tales como ovejas, corderos, cabras y terneros. En Egipto se utilizaron también pieles
de antílopes y de gacelas, pieles de las que se obtenían pergaminos de gran calidad y textura.
Para su utilización los pergaminos se purgaban introduciéndolos durante unos días en cal y, mientras
eran flexibles, se afeitaban por las dos partes para eliminar la grasa y despejar de manchas. Luego se pu-
lían y alisaban con piedra pómez, recortando al tamaño deseado. El pergamino destinado a los códices era
113
A 31 de diciembre del año 754
MURIÓ EL DEPUESTO REY CHILDERICO III
En su reclusión monástica de San Bertín, murió durante este año el depuesto Childe-
rico III, último rey merovingio de los francos, a los 40 años de edad.223
PIPINO Y BERTRADE TUVIERON UN HIJO
De Bertrade de Laon, a Pipino le nació durante este año, el 1 de abril,224
un hijo. Le
han llamado Carlos.225
EN TIERRAS DE ORIENTE SE REGISTRÓ UN TERREMOTO
El 3 de mayo ocurrió un terremoto en tierras de Oriente, habiéndose registrado y
sentido en ciudades como Jerusalén, Alepo y Antioquía.
más fino y pulido, dado que se utilizaba por los dos lados, mientras que el de los documentos se pulía sólo
por un lado.
Los romanos acostumbraron a teñir los pergaminos de amarillo o de rojo, aparentemente porque su
blancura se ensuciaba fácilmente. Para los códices de lujo se utilizó el color púrpura, con escritura de oro
y plata, el más famoso fue el Codex argenteus, también llamado de Ulfilas (el obispo Wulfila, años 310-
388), porque representaba los Evangelios traducidos a lengua gótica, escritos con letras de plata de forma
uncial (todas mayúsculas y del tamaño de una pulgada). Una pulgada es la duodécima parte del pie y
equivale a algo más de 23 milímetros.
Entre los tintes usualmente dados al pergamino ocupó el primer lugar la púrpura, mientras que los casos
de pergamino coloreados con azafrán o en negro fueron muy raros o limitados. En la Alta Edad Media se
reutilizaban frecuentemente los pergaminos ya escritos para nuevos códices. Con este fin se borraba la es-
critura sumergiéndolos en leche y restregándolos con piedra pómez (de donde resultaron los llamados pa-
limpsestos o codices rescripti). Se borraban igualmente textos profanos y sagrados, ya que a menudo es-
taban estropeados, mutilados o fuera de uso por su antigüedad. Hubo manuscritos reescritos dos o más
veces. Más tarde se consolidó también la costumbre de utilizar el pergamino solamente para las actas de
ciertas autoridades, como Papas, Monarcas o altos funcionarios.
223
Lo mismo que Pipino el Breve lo había entronizado como rey de Austrasia y de Neustria, así, en el año
751, le destronó y depuso.
224
Primer Domingo de Pascua en este año.
225
Y con el tiempo, sucediendo a Pipino el Breve, será conocido como el gran Carlomagno.
114
TRATADO DE QUIERZY O DONACIÓN DE PIPINO
En el año 728, el rey lombardo Liutprando, habiéndole salido a su encuentro el Papa
Gregorio II, mediante acuerdo, hizo entrega al Papa de la localidad de Sutri, en la Vía
Cassia, además de algunas otras fortificaciones del Lazio. Ya señalábamos en su mo-
mento que esta entrega o donación de Sutri equivalió a la creación de los que pueden
denominarse ya Estados Pontificios, más allá del que había sido hasta el momento el
restringido ducado de Roma.
En el año 751, el rey lombardo Astolfo, habiendo conquistado el exarcado de Rávena,
la principal sede patriarcal y territorio que los bizantinos tenían en Italia, independientes
(y hasta contrincantes) del Papa, representaban una amenaza para el territorio romano,
especialmente por el poder ostentado por el duque lombardo de Spoleto, completamente
vinculado a Astolfo.
El rey lombardo, Astolfo, exigió tributo al Papa Zacarías. Pero el Papa murió en mar-
zo del año 752, resultando elegido Papa Esteban II (en segundo lugar del otro Esteban
II, de tan efímero, por no decir nulo, pontificado).
Esteban II, nada más comenzar su pontificado, fue a entrevistarse con Pipino (que ha-
bía sido coronado y consagrado con todas las bendiciones del Papa Zacarías), siendo la
primera vez que un Papa se dirigió a las tierras de la antigua Galia. El encuentro tuvo
lugar en Quierzy226
(año 753). Aquí, los francos secundaron al Papa para emprender una
campaña militar en tierras lombardas. Además, según se cuenta, Pipino, puso por escrito
su particular promesa de entregarle al Papa ciertos territorios que le serían arrebatados a
los lombardos.227
El caso fue que, para reforzar los vínculos franco-pontificios (cierta-
mente contra Lombardía), el Papa Esteban II ungió de nuevo a Pipino en San Dionisio
(Saint-Denis), cerca de París.228
La ceremonia de esta consagración regia, “por la Gra-
cia de Dios”, parece que va a ser muy recordada.229
226
Quierzy-sur-Loire.
227
No existe la versión original de ese documento, pero está bastante citado en las fuentes históricas del
siglo VIII.
La Donación de Pipino al Papa, conocida también como Tratado y Donación de Quierzy, servirá de
base legal (año 756) para la formación y despliegue en extensión de los Estados Pontificios, acrecentán-
dose así el poder y la responsabilidad temporal del Papado.
228
Ya existía en este lugar, desde el Bajo Imperio Romano, un cementerio muy venerado, habiendo sido
erigido en él (siglo IV) un mausoleo (en el mismo sitio en el que se encuentra actualmente el altar mayor).
En el siglo V, Santa Genoveva (valerosa contra los hunos), adquirió las tierras colindantes del cementerio
e hizo construir una iglesia, la cual fue ampliada en dos ocasiones, en especial durante el reinado de Da-
goberto I. Allá por el año 630, fue enterrado en esta iglesia el cuerpo del mártir San Dionisio, primer
obispo de París, junto con dos de sus compañeros mártires (el presbítero Rústico y el diácono Eleuterio).
En el año 750 se reconstruyó el santuario por orden de Pipino el Breve. Y en lo sucesivo, en plena época
carolingia, la iglesia se transformó en basílica, con tres naves y un transepto. La misma fue renovándose
115
Desde los orígenes mismos de la sede episcopal romana (con San Pedro y los prime-
ros pontífices), los fieles cristianos, sobre todo los emperadores, a partir de Constantino
el Grande, fueron donando a la Iglesia romana bastantes bienes y territorios, algunos
muy extensos.230
Todos esos bienes, materiales, económicos o de carácter inmueble,
fueron integrándose y constituyendo el conocido como Patrimonio de San Pedro.
La administración de sus territorios no hizo que los Papas fueran considerados Jefes
de Estado o Reyes, pero sí tenían cada vez más reconocidas muchas prerrogativas ci-
viles y políticas, sobre todo a partir de la Pragmática Sanción promulgada por el empe-
rador Justiniano I, al término de las peripecias militares del general Belisario respeto de
Roma (año 554).
Entre otras cosas, con el tiempo, el Papa empezó a poseer fuerza militar, un respetable
ejército que actuó en no pocas ocasiones, cada vez más al mando o a las órdenes del
propio pontífice. Hay que tener en cuenta que cada vez más se fue dando el caso de que
los Papas elegidos como tales procedían de las familias o clases dominantes de Roma y
ejercieron tanto como Papas como en calidad de gobernantes romanos. Tal fue el caso
de Gregorio I Magno (590-604)), hombre avezado en el desempeño de funciones políti-
cas, pues había ostentado anteriormente el cargo romano de Prefectus Urbis, provi-
niendo de linaje patricio.
A partir de Quierzy, entre Pipino y Esteba II surgieron unas relaciones sin precedente,
cuando Roma se veía amenazada de continuo por los lombardos sin verse auxiliada por
los decadentes bizantinos. Pipino ayudó al Papa (porque el Papa le ayudaba a él), for-
zando a los lombardos al cese de sus ataques a Roma. Además, Los lombardos tuvieron
que devolver al Papa gran parte de sus conquistas, por supuesto sin ser restituidas a
Bizancio (como fue el caso de la Romaña y las Marcas, con sus cinco ciudades: Rímini,
Pesaro, Fano, Senigallia y Ancona). Según se consolida el poder de la Santa Sede como
Estado, se diluye el poder de los lombardos como reino. Aunque den algunas muestras
de que están ahí, podemos darlos ya por desaparecidos.
HECHOS DE LA RECONQUISTA ESPAÑOLA Y DE AL-ÁNDALUS
Al replegarse hacia el sur de la península los bereberes del norte, mucho territorio
(Astorga, León, etc.) quedó prácticamente despoblado, lo que aprovecharon los cristia-
nos de Alfonso I para reconquistar y reconstruir.
con el transcurso de los años hasta el siglo XIV y después, siendo actualmente catedral, sede de la Dio-
cesis de Saint-Denis. 229
Lo fue, en efecto.
230
No sólo en el entorno cercano a Roma, sino también diseminados por otros lugares dispersos.
116
Los musulmanes están ahora atrincherados en tierras lusitanas, principalmente en
Qüriya231
y en Mérida. Alfonso I los echa de Qüriya, tras haberse apoderado de Sala-
manca (en estado lamentable, muy destruida).
ANSEMUNDO MURIÓ ASESINADO
Ansemundo, noble visigodo de la Septimania, conde de Nimes, Maguelonne, Agde y
Bézies, había puesto sus tierras bajo la protección del rey franco Pipino. Aprovechó las
tensiones internas de los musulmanes narbonenses y trató así de defender la Septimania
del dominio islámico. Pero otros nobles visigodos de la zona, habiéndose conjurado
contra Ansemundo y siendo contrarios a los francos, determinaron asesinar a Ansemun-
do. Es lo que ocurrió: lo mataron.
LA MUERTE MARTIRIAL DEL OBISPO BONIFACIO
El 5 de junio de este año, víspera de Pentecostés, murió mártir el obispo Bonifacio (de
Maguncia e itinerante), a los 74 años de edad.232
Lo mataron unos paganos que arrecia-
ron contra él, brutalmente, mientras, evangelizando a los frisones, se disponía a admi-
nistrar el Sacramento de la Confirmación.233
Bonifacio tuvo la cualidad de la conciencia espiritual, encarando sabiamente todos los
acontecimientos a la luz de Dios. Todo lo afrontó evangélicamente, desde que fue un
excelente novicio en Notshalling. Bonifacio tomó conciencia de que su vocación no era
la de permanecer como monje ocioso sino la de evangelizar, diríase muy al estilo de San
Pablo. Así fue como determinó encaminarse a evangelizar a la Europa nórdica y central
aún pagana. Obró en perfecta comunión vinculante con el Papa.
Es impresionante que imaginemos a Bonifacio actuando a las órdenes del gran Papa
Gregorio II. Más tarde, el Papa Zacarías, nombrando a Bonifacio arzobispo de Magun-
cia, hizo que Bonifacio tuviera mucho que ver (o del todo) en el cambio dinástico ope-
rado en Francia a favor de Pipino, todo como lo fuimos contando, también de los tiem-
pos del actual Papa Esteban II.
231
Coria (Cáceres).
232
San Bonifacio, apóstol y patrono de Alemania. Se conmemora el 5 de junio. Fue enterrado en el mo-
nasterio de Fulda.
233
A él y a unas cincuenta personas más que le acompañaban. Ocurrió en Flandes, cerca de la ribera de
Borré Becque, entre Kassel y Hazebrouck, al este de Saint-Omer, a unos 40 kilómetros de Dunkerque.
117
ABD AL-RAHMAN IBN MU’AWIYA AL-DAJIL
El príncipe omeya Abd al-Rahman ibn Mu’awiya al-Dajil (“el Emigrante”), nieto del
que fue califa Hisham ibn Abd al-Malik y único superviviente varón de la matanza de
su familia en Damasco y Oriente que perpetraron los abasíes, llegó a la tribu de su ma-
dre, la de los beréberes Nafza (que viven cerca de Ceuta), pero no encontró la hospital-
lidad que hubiera esperado y deseado. Posteriormente, lo apresaron los bereberes de la
tribu Magila, pero envió a su liberto Badr a Al-Ándalus para que se entrevistara con
Uba-yd Allah ibn Utman, jefe de los clientes omeyas, e intercediera éste por él. Esto fue
en el mes de junio.
San Bonifacio bautizando y martirizado
118
A 31 de diciembre del año 755
MOROS Y CRISTIANOS
El liberto Badr regresó a la costa norteafricana (en el mes de agosto), llevando 12
hombres y 500 monedas de oro como pago del rescate de Abd al-Rahman ibn Mu’awiya
al-Dajil en manos de los Magila. Abd al-Rahman fue informado acerca de la disposición
de los clientes omeyas y de los árabes yemeníes de apoyarle para que se apodere del
gobierno de Al-Andalus. Una vez rescatado, Abd al-Rahman embarcó (el 14 de agosto),
atravesando el estrecho de noche y desembarcando en las costas de Al-Ándalus.234
Fue
acogido por los sirios, estableciéndose en el castillo de Turrush,235
donde le ayudaron
los mozárabes del lugar. Reclutando un pequeño ejército, se hizo fuerte en las tierras de
Elvira,236
núcleo rebelde contra el valí cordobés Yusuf al-Fihri.237
El valí Yusuf quiso asentar una población musulmana en Galicia, que había quedado
vacía de bereberes, pero no lo consiguió.
De otra parte, en Pamplona, un levantamiento de la población, pasando a cuchillo a la
guarnición musulmana allí instalada, se vio libre de estos ocupantes. Los cristianos
avanzaron un tanto reconquistando tierras riojanas. Zaragoza, sin embargo, se vio refor-
zada y sometida como musulmana.
234
Concretamente en Almuñécar (Granada), o tal ven en Nerja (Málaga).
235
En Algarinejo (Granada).
236
La futura Granada.
237
Yusuf 'Abd al-Rahman al-Fihri (747-756) fue el último valí o gobernador musulmán omeya de Al-
Ándalus. Fue el segundo gobernador de la rama andalusí de la dinastía Fihri magrebí (descendiente de
Ubqa ibn Nafi, el conquistador de la antigua provincia africana del Imperio Bizantino que conocemos
como Ifriqiya en lengua árabe), instaurada por su padre Abd al-Malik ibn Qahtan al-Fhiri.
119
A 31 de diciembre del año 756
ABDERRAMÁN I, PRIMER EMIR INDEPENDIENTE DE CÓRDOBA
Abd Ar-Rahman ibn Mu'awiya ibn Hisham ibn Abd al-Malik, “el Emigrado” (en
adelante Abderramán I), príncipe omeya que sobrevivió a la matanza de su familia a
mano de los abasíes, todo tal como lo hemos venido contando, se convirtió durante este
año en el primer emir independiente de Córdoba para Al-Ándalus.238
Nieto de Hisham ibn Abd al-Malik, el décimo califa omeya, e hijo del príncipe Mu'a-
wiya ibn Hisham y de una concubina esclava, cristiana y bereber de la tribu Nafda,
Abderramán I nació en un monasterio cercano a Damasco.
Cuando el derrotado califa Marwan II fue muerto en Egipto (año 750) y se instauró la
nueva dinastía califal de los abasíes, el joven omeya Abderramán no había cumplido
aún los 20 años de edad. El nuevo califa Abu-al-´Abbas, temeroso de que la influencia
que aún poseían los omeyas pudiera amenazar el derecho al trono de su familia, invito a
sus rivales a la ciudad palestina de Abú Futrus, donde se llevaría a cabo un banquete y
donde fueron masacrados los omeyas asistentes. Es lo que ocurrió, el 25 de julio del año
750. La matanza fue prácticamente total. Sólo sobrevivieron Abderramán, su hermano
Yahya, su hijo (de 4 años de edad) Suleimán, sus hermanas y su liberto Badr, que era
griego. Haciéndose pasar por refugiados, huyeron de Damasco a una aldea, donde fue-
ron perseguidos por los soldados de Abbas. Para ponerse a salvo, Abderramán tuvo que
dejar atrás a sus hermanas y a su hijo. Huyó al desierto.
Junto con su hermano Yahya y su liberto, fue a refugiarse entre tribus beduinas,
mientras seguían siendo perseguidos. Ya a orillas del Éufrates, tuvieron a sus enemigos
prácticamente pisándoles los talones. Abderramán y Badr cruzaron a nado el río, pero
Yahya no fue capaz. Lo cogieron y lo decapitaron. Lo tuvieron que presenciar los hui-
dos desde la otra orilla. Luego siguieron huyendo. Pasando por Palestina y Siria, re-
calaron finalmente en el norte de África, que se había convertido en refugio común para
cuantos escapaban de los abasíes o abasidas.
En la confusión general que produjo el cambio dinástico califal, África había derivado
en caer bajo varios dominios caciquiles, locales que habían sido antiguos emires o te-
nientes de los califas omeyas. Estos caciques, entre ellos los Magila, todos buscadores
de independencia, no apoyaron ni ayudaron a Abderramán y Badr.
Abderramán pudo comprobar que su vida corría peligro y huyó alejándose más, hacia
el noroeste africano, refugiándose entre las tribus bereberes mauritanas, concretamente
en la tribu Nafta, de la que provenía su madre. Los Nafta, sin embargo, terminaron
expulsándolo. Se llevó consigo a su inseparable Badr y a unos pocos omeyas que en-
contró serle fieles. En medio de tantos peligros, Abderramán se mantuvo con ánimo y
238
La situación interna del emirato no permitió a Abderramán I dirigir las habituales aceifas o razias ve-
raniegas anuales de los musulmanes contra los territorios cristianos del norte. Su emirato, de 32 años de
duración, transcurrirá entre luchas internas para sofocar la resistencia de su predecesor Yusuf, de sus
hijos, de los sirios partidarios de los abasíes y de los bereberes de Al-Ándalus.
120
entereza porque una profecía (así la creía él), de su tío abuelo Maslama, le prometía un
porvenir afortunado.
El joven Abderramán, acompañado por su leal Badr, después de atravesar todo el
norte de África, llegó a Ceuta (año 755), desde donde envió pedir apoyos a la península
(de clientes familiares y descendientes de los primeros musulmanes conquistadores, que
eran muchos en las tierras de Elvira.239
Yusuf no gobernaba en Al-Ándalus sino débilmente, en un permanente estado de con-
fusión y de bastante guerra civil, sobre todo derivadas de las tensiones entre árabes y be-
reberes. Esto dio a Abderramán la oportunidad que no había encontrado en África. Bajo
invitación de sus partidarios llegó a la costa sexitana de Almuñécar (septiembre del año
pasado, 755). En el Castillo de Turrush, apoyado por los mozárabes de la fortaleza, re-
clutó un pequeño ejército con el que vio reforzadas sus aspiraciones al poder. Aquí fue
proclamado gobernador por sus partidarios leales a los omeyas y por cuantos se oponían
a Yusuf. En aquel momento, Yusuf no pudo hacerle frente, porque se encontraba auxi-
liando con refuerzos a Zaragoza, sitiada por rebeldes. Yusuf volvió al sur inmediata-
mente, pero con tropas disminuidas, pues las mismas habían sufrido considerables pér-
didas en el norte a mano de cristianos.
En marzo de este año 756, Abderramán entró con sus tropas en Sevilla, cuando ya do-
minaba bastantes territorios a oriente de la ciudad.240
Abderramán y sus fuerzas, com-
puestas por sirios, yemeníes y bereberes avanzaron por el valle del Guadalquivir,
mientras Yusuf salía de Córdoba hacia Sevilla. Pero cuando Yusuf supo del avance de
Abderramán hacia Córdoba, se replegó a la capital andalusí. Aproximándose a Córdoba
se encontraron los dos ejércitos, cada uno en una orilla del río, sin poderlo atravesar de
lo crecido en caudal que iba debido a lluvias torrenciales. Ninguno de los dos ejércitos
podía atravesar el río. Ambas fuerzas fueron marchando en paralelo, cada una por su
orilla, hasta que llegaron a Al-Musara, en las afueras de Córdoba.
Yusuf comenzó a negociar. Le ofrecía a Abderramán una de sus hijas en matrimonio y
tierras. El 13 de marzo, consciente Abderramán del cansancio de sus tropas y del buen
estado de las de su contrincante, propuso a sus hombres su alternativa: aceptar la paz o
luchar. Sus soldados eligieron luchar. Viendo que el río había bajado su caudal, Abde-
rramán fingió aceptar la propuesta de Yusuf, el cual hizo un envío de animales cargados
para que se alimentaran los hombres de Abderramán (2.000 jinetes de caballería –más
de mulas que de caballos– y 3.000 soldados de infantería, en su mayoría mercenarios).
Cuando se hizo de noche, el ejército omeya de Abderramán cruzó el rió sin dejarse aper-
cibir por nadie de Yusuf.
Cuando se hizo de día, ambos ejércitos estaban listos para enfrentarse en combate.
Abderramán, montando un excelente caballo de guerra y con arco, flanqueado por sus
hombres más leales, ordeno sus tropas con la infantería en el centro y la escasa caba-
239
Granada.
240
Desde Granada.
121
llería en los flancos. Como no tenían bandera, improvisaron una con un turbante verde
en una lanza.241
Del mismo modo ordenó Yusuf a sus hombres.
La caballería de los árabes omeyas atacó el centro y la derecha de la tropa de Yusuf,
compuesta por esclavos y bereberes, los cuales huyeron. En la lucha se produjo un
combate singular entre Jalid Sudi, criado de Yusuf y jefe de su caballería, y Habid ibn
Adb al-Malik, jefe de la caballería omeya.
Durante la batalla, los yemeníes temieron una huida de Abderramán en caso de un re-
vés en el combate, porque el pretendiente a emir iba montado a caballo. Cuando Abde-
rramán supo de esos rumores, llamó a Abu Sabbah Yahya al-Yashubi y le pidió su mu-
la, lo cual tranquilizó a los ánimos de los yemeníes.
Finalmente, los jinetes omeyas y los sirios lanzaron un ataque al centro de la fuerza
enemiga, matando a tres comandantes de infantería, dos de ellos hijos de Yusuf y de Al-
Sumayl ibn Hatim. Fue entonces cuando Yusuf y Al-Sumayl dieron por perdida la ba-
talla y se dieron a la fuga. Murieron luego los comandantes, y el ejército que quedaba se
dispersó.
Conseguida la victoria, Abderramán entró en Córdoba y se dirigió al Alcázar, donde
expulsó a unos soldados que se le habían adelantado y estaban saqueando el palacio.
Los yemeníes, muy molestos por la prohibición del saqueo, se dirigieron entonces a
Abu Sabbah Yahya al-Yashubi, el cual les propuso que mataran al pretendiente Abde-
rramán, para que el poder pasara de nuevo a manos de los kalbies yemeníes. Pero los
soldados no hicieron caso de esta propuesta.
Abderramán I se proclamó emir independiente de Al-Ándalus en Archidona,242
el 16
de marzo, y los abasíes de Bagdad perdieron este territorio en Occidente. Poco después
Abderramán I, con su espléndido caballo blanco, entró triunfante en Córdoba.243
Era el
día grande del 'Aid al-Kabir.244
Inmediatamente después liberó de la esclavitud a una
visigoda conversa al Islam, llamada Halul, con lo que se casó.245
Para asegurar su supremacía sobre las demás facciones en disputa Abderramán I pro-
curó enseguida la creación de un ejército profesional de hasta 40.000 hombres. Con el
fin de ganar la lealtad de sus hombres, él mismo se propuso entrenarlos y elegir sus
oficiales. Para su ejército, compuesto en su mayoría por mercenarios, Abderramán I no
tendría inconvenientes en incluir a cristianos (hispanos, francos y eslavos), bereberes y
241
Desde entonces el turbante verde y la lanza se convirtió en la bandera de los omeyas españoles.
242
Provincia de Málaga.
243
Al año siguiente (757), Abderramán I maldijo el estandarte negro de los abasíes (el de los omeyas es
blanco), ordenando que no se pronuncie el nombre del califa de Bagdad (ahora Al-Mansur) en las ora-
ciones de los viernes, quedando así eliminada esta mención canónica del Islam en Al-Ándalus y quedando
resaltada por tanto su independencia, no menos que su encono contra los abasíes o abasidas.
244
En el que los musulmanes conmemora el sacrificio de Abraham (con el protagonismo de Ismael).
245
Y de este matrimonio nacería, en el año 757 (el 1 de marzo), su hijo y sucesor Hisham I (788-796).
122
mamelucos,246
sumando también gente de todo rango social, incluso esclavos a los que
pagaría bien, haciendo que se comportaran con toda lealtad.247
Abderramán I consideró
que estas tropas, sobre todo en lo referente a los antiguos esclavos, serían del todo lea-
les, al no estar involucradas en las luchas de poder internas que sucedían en el emirato.
Sí eran menos leales y poco de fiar las originales unidades formadas por sirios, yeme-
níes, colonos árabes asentados y bereberes. Por eso, Abderramán I empezaría a pres-
cindir de ellas, aunque al principio dependió de las mismas.
A Yusuf, habiéndose dado a la fuga, pudimos verlo pronto en Toledo, procurando
rearmarse, intentado reclutar ejército a su servicio, pero sus leales no pudieron hacer
mucho, pues el emirato de Córdoba se previó fuerte y consistente desde un principio. Al
otro huido, Al-Sumayl, lo pudimos ver enseguida en Jaén, apoyándose en Yusuf. Am-
bos pidieron ser amnistiados. Abderramán I accedió a tal solicitud, pero les pidió a cam-
bio la entrega de dos hijos de Yusuf como rehenes.248
Abderramán I
246
Eslavos de origen asiático y turco, muy dados a ser mercenarios.
247
Casi todos estos soldados se reclutarían desde el norte de África, siendo financiados directamente des-
de Córdoba, corriendo los sueldos a cargo de los impuestos recaudados de todo el territorio de Al-
Ándalus.
248
Después de esto, los dos jefes adversarios de Abderramán I pudieron volver a Córdoba, pero más ade-
lante Yusuf, con un ejército de 20.000 toledanos (o reclutados del entorno lusitano y manchego), se diri-
gió a Sevilla, donde gobernaba su primo Hixam ibn Urwa. Yusuf estuvo refugiado en Sevilla, pero sus
soldados acabaron asesinándolo. Murió estrangulado por jariyíes, que son extremistas bereberes (año
759).
123
A 31 de diciembre del año 757
MURIÓ ALFONSO I DE ASTURIAS Y LE SUCEDIÓ FRUELA I
En Cagas de Onís, murió el rey Alfonso I de Asturias, a la edad de 64 años, en el
décimo octavo año de su reinado. Le sucedió su hijo Fruela I de Asturias,249
que ahora
tiene 35 años de edad.250
Los vascos occidentales no estuvieron conformes con el as-
censo al trono de Fruela.251
Alfonso I era hijo del duque Pedro de Cantabria.252
Con él se intensificó la Recon-
quista, aprovechándose de las luchas internas de los musulmanes. No desperdició la cir-
cunstancia provocada por los bereberes que abandonaron el noroeste peninsular, ane-
xionándose como cristianos aquellos territorios (año 740).253
También conquistó León
(año 754) y avanzó bastante hasta las tierras riojanas (excepto estas tierras, las demás
las fue repoblando). Contó con la importante colaboración de su hermano Fruela de
Cantabria, que capitaneó muchas de las campañas militares de su reinado. En estas cam-
pañas de Reconquista, las ciudades y pueblos quedaban vacíos, tras matar a todos los
musulmanes que hallaban en ellos y llevar a sus habitantes cristianos hacia las tierras
más seguras del norte.254
249
Que fundó un monasterio benedictino, que se llamaría de San Vicente, en torno al cual surgió la
ciudad de Oviedo.
250
Alfonso I el Católico se había casado con Ermesinda, hija de Don Pelayo. Fruto de ese matrimonio
nacieron tres hijos:
Fruela (722-768), que pasó a ser Fruela I de Asturias, con el apodo o sobrenombre de el Cruel.
Vimarano, que murió asesinado por Fruela (año 765).
Adosinda, que contraerá matrimonio con el rey Silo de Asturias, el que hizo número sexto desde Don
Pelayo. Ambos cónyuges, al morir, fueron sepultados en la iglesia de San Juan de Santianes de Pravia.
Fruto de una relación extramatrimonial con una esclava musulmana llamada Sisalda nació un hijo:
Mauregato, que también llegó a reinar en Asturias, casado con Creusa. También estos cónyuges, al morir,
fueron sepultados en la iglesia de San Juan de Santianes de Pravia.
251
De hecho se rebelarán contra él, que en algún momento de su reinado atacó Álava.
252
El cual, según algunas fuentes, era descendiente del rey visigodo Recaredo, pero según la mayoría de
los historiadores esto es muy dudoso.
253
De Galicia y norte de Portugal.
254
Este modo de actuar trajo consigo sus consecuencias o repercusiones, tanto demográficas como cultu-
rales en el futuro para las tierras reconquistadas:
Se creó el que dio en llamarse “Desierto del Duero” (entre el Duero y la cordillera Cantábrica), una zo-
na que quedó prácticamente despoblada. La repoblación de parte de estas tierras comenzará a producirse
un siglo más tarde, con gentes del propio reino y mozárabes venidos de reinos musulmanes.
El incremento de población que experimentaron las tierras de la vertiente norte de la cordillera cántabra,
Cantabria y Asturias, con la gente traída de la Meseta Central, provocó la necesaria roturación de nuevas
tierras y la fundación de nuevos pueblos y aldeas, configurando el tipo de poblamiento que ha llegado
hasta nuestros días.
124
Después de su defunción, el cadáver del rey Alfonso I el Católico recibió sepultura en
el monasterio de Santa María,255
cercano a Cangas de Onís.256
El epitafio de la sepultura
dice así: “AQVI YAZE EL CATOLICO Y SANTO REI DON ALONSO EL PRIMERO I
SV MVJER DOÑA ERMENISINDA ERMANA DE DON FAVILA A QVIEN SVCEDIO.
GANO ESTE REY MVCHAS VITORIAS À LOS MOROS. FALLECIO EN CANGAS
AÑO DE 757”.
Rey Alfonso I
La incorporación por Alfonso I de gentes procedentes de los Campos Góticos (la actual comarca natural
de Tierra de Campos, castellano-leonesa), que conservaban cierta tradición guerrera, bastante perdida por
la población hispano-romana, si se exceptúa a los pobladores del norte, menos inculturados en el mundo
romano, permitió reforzar la zona sur del reino más expuesto a las incursiones enemigas. Contribuyeron
mucho a la Reconquista.
255
Monasterio que, según el cronista cordobés Ambrosio de Morales (1513-1591), es el de Covadonga,
donde también recibió sepultura su esposa Ermesinda. El mencionado cronista dejó escrito esto: “Su tum-
ba es la que está al cabo de la Iglesia frontero del altar mayor, en una pequeña cueva. En partes está la-
brada. Es un lucillo de piedra lisa, con cubierta de una pieza, de cuatro pies de ancho a la cabecera y
dos a los pies, como ataúd, pero cubierta llana y no tumbada. Su largo, doce pies y tres de alto”.
256
Así lo refiere el obispo Sebastián de Salamanca y la Primera Crónica General o Estoria de España,
un libro de carácter histórico escrito por iniciativa de Alfonso X el Sabio (1252-1284), que colaboró acti-
vamente en su redacción y supone la primera Historia de España extensa que ya no era una mera tra-
ducción del latín. Su contenido alberga cronológicamente desde los orígenes bíblicos y legendarios de
España hasta la inmediata historia de Castilla bajo el rey Fernando III (1217-1252).
125
MURIÓ EL PAPA ESTEBAN II Y LE SUCEDIÓ PABLO I
En Roma, el 26 de abril, murió el Papa Esteban II, a comienzos del quinto año de su
pontificado.257
Fue enterrado en la Basílica de San Pedro. Le sucedió su hermano Pablo
I, con casi total respaldo de sus electores. Comenzó su pontificado en el mes de mayo,
tras 35 días de sede vacante.258
Papa Esteban II
257
Este Papa ha pasado a la historia como el verdadero fundador de los Estados Pontificios. Tras la inter-
vención de su antecesor el Papa San Zacarías encumbrando a Pipino el Breve como rey de los francos
(siendo Esteban II quien le coronó en el año 754), Pipino no pudo negarse a auxiliar al Papa al verse éste
amenazado por el lombardo Astolfo cuando se disponía a atacar Roma. No sólo le prestó ayuda militar en
dos ocasiones (años 754 y 756) sino que en la segunda de ellas le entregó buena parte de los territorios
ganados a los lombardos (de Rávena y de las Marcas). Estos territorios, juntamente con Roma y su en-
torno, que ya pertenecían a la Santa Sede, dieron origen a los Estados Pontificios. Como agradecimiento a
la generosidad de Pipino, Esteban II le proclamó “Patricio de los romanos”.
258
Dio cuenta de su elección al rey Pipino el Breve, jurándole la misma fidelidad cívica que su predece-
sor.
126
A 31 de diciembre del año 758
ROBANDO TRIGO
Los musulmanes atacaron Álava y la saquearon, llevándose gran cantidad del trigo allí
almacenado (de toda la región Varduli Alabanensis). No es la primera vez ni el único lu-
gar en que lo hacen.
También el rey Fruela I se conduce de manera injusta con los alaveses, que tienen so-
bradas razones para rebelarse, debido a los abusos y saqueos de que son víctimas, si
bien es verdad que a veces se exceden en sus manifestaciones y luchas rebeldes.
En una campaña de pacificación en las tierras alavesas, Fruela se llevó consigo a Mu-
nia, con la que está algo emparentado, y se casó con ella.259
259
Al cabo de un año, en Oviedo, les nacerá un hijo, el que será futuro rey de Asturias Alfonso II.
127
A 31 de diciembre del año 759
FRUELA I DERROTÓ A ABDERRAMÁN I Y DEGOLLÓ A SU HIJO UMAR
Hubo ataques musulmanes en las fronteras asturianas, reinando Fruela con no pocas
tensiones internas, soportando y zanjando como puede rebeliones de gallegos y vascos,
descontentos con el predominio que tienen astures y cántabros. Con todo, Fruela derrotó
a las tropas de Abderramán I en territorio gallego. De lo más cruento de este enfrenta-
miento fue que Fruela capturó a Umar, hijo de Abderramán I, y él mismo lo degolló
personalmente. Otras tropas de Abderramán I tomaron el castillo riojano de Viguera,
adueñándose así de estas tierras y llegando hasta Álava. En Segovia, otro ataque musul-
mán destruyó algunos arcos del famoso acueducto romano.
LA ABADESA NONNA BELLA
En lo religioso, Fruela está demostrando un comportamiento ambiguo. De una parte,
llevó a cabo una depuración del clero visigodo, según él por dar muestras de subversión
en Asturias, y de otra parte, con la abadesa Nonna Bella (o Nuña Bella),260
el 24 de
abril, autorizó la fundación de un monasterio, en los límites orientales del reino de
Asturias,261
donde un fuerte núcleo visigodo resistió enteramente a los musulmanes.
Monasterio de San Miguel de Pedroso
260
Con 28 monjas en total y un presbítero (llamado Luponio). En el acta fundacional de este monasterio
se recoge lo siguiente: “En el nombre de la Santa e individua Trinidad. Yo, la abadesa Nuñabella, pro-
puse y cuidé de ofrecer y encomendar mi cuerpo y alma a este santo monasterio, que proporcioné cerca
del río Tirón y dispuse que fuese consagrado con reliquias del Arcángel San Miguel, de los apóstoles San
Pedro y San Pablo y de San Prudencio, y mis hermanas y yo prometimos, en presencia del glorioso rey
Fruela y del obispo Valentín, el día octavo antes de las calendas de mayo de la era setecientos noventa y
siete, vivir aquí observando la santa regla”.
261
San Miguel de Pedroso (Burgos)
128
LOS MUSULMANES FUERON ELIMINADOS DE LA SEPTIMANIA
Tras prácticamente 7 años sitiada, Narbona tuvo colmada su paciencia aguantando a
los musulmanes. Sus habitantes masacraron a la guarnición musulmana y entregaron la
ciudad a Pipino, el cual nombró conde a Milo, el destacado visigodo que tomó esa reso-
lución. Los francos acabaron expulsando a los musulmanes de Narbona y del Roselló
(incluida la sede episcopal de Elna). Todas estas tierras, sin dejar de ser visigodas, se
convirtieron en condados de Francia. Lo cierto es que los musulmanes fueron elimina-
dos de la Septimania. El que había sido valí de Narbona, Abderramán ibn Uqba, pasó a
gobernar las tierras moras entre los Pirineos y el Ebro.
129
A 31 de diciembre del año 760
RECONSTRUIDO EL MONASTERIO DE SAN JULIÁN DE SAMOS
Durante este año, el rey Fruela I reconstruyó el monasterio benedictino de San Julián
de Samos,262
fundado desde el siglo VI.263
El rey puso al frente del mismo al abad Arge-
rico.
262
El Santo Julián al que está dedicado pudiera ser el que fue arzobispo de Toledo (642-690), Santo de la
devoción de cristianos del sur que subieron hasta Galicia cuando la invasión musulmana, pero bien pu-
diera ser otro San Julián el que tuviéramos que considerar.
263
En la provincia de Lugo. Este monasterio fue un importante centro de estudios de filosofía y teología.
En el contexto del Camino de Santiago es una importante parada y cuenta con hospedería.
La fundación del monasterio se atribuye a San Martín de Dumio (siglo VI). Se sabe que fue renovado
por San Fructuoso de Braga (siglo VII), aunque el primer escrito que lo menciona es del año 665: una
inscripción en los muros del claustro de la portería que dice que fue reconstruido por el obispo Ermefredo
de Lugo. Después de esta restauración, dada la presencia musulmana, fue abandonado. Y en este año, es-
tando reconquistado este territorio por los cristianos, el rey Fruela I, fue reconstruido y reabierto.
Años más tarde, cuando muere Fruela, asesinado, como veremos, su viuda, la reina Munia, y su hijo,
Alfonso II el Casto, se refugiarán aquí. El monasterio gozó desde entonces de mucha protección y favores
reales, creciendo en número de monjes, en prestigio y en tierras de su dominio.
A comienzos del siglo X, el obispo Don Ero de Lugo, intentará hacerse con el control del monasterio,
llegando a expulsar a los monjes. Más tarde se repoblará de nuevo con un número muy considerable de
monjes bajo el influjo de poderosos condes.
En el mismo siglo gozará de la protección del rey Ordoño II de León. En el siglo XII se sumará a la
reforma cluniacense, cuando poseía 200 villas y 500 lugares de importancia. En el año 1836, tras muchos
años de gloriosa relevancia histórica, sufrió las medidas de la desamortización de Mendizábal, tras la
cual, en 1880, volvieron a establecerse allí los monjes benedictinos. El monasterio sufrió un par de in-
cendios a los largo de su historia, el último en el año 1951, tras lo cual se reconstruyó de nuevo.
En la construcción se hallan varios estilos arquitectónicos: gótico tardío, renacentista y barroco. La igle-
sia abacial, barroca, fue construida entre los años 1734 y 1758. Tiene planta de cruz latina y tres naves. El
interior es luminoso y solemne. La bóveda está iluminada por ocho óculos y las pinturas de los cuatro
doctores marianos benedictinos (Anselmo, Bernardo, Ildefonso y Ruperto). El retablo mayor también es
clasicista y tiene una imagen del patrón del monasterio, San Julián, obra de José Ferreiro. La fachada, ba-
rroca, va precedida de una escalinata en forma de lazo que recuerda la del Obradoiro. Está dividida en dos
cuerpos, con una puerta flanqueada por cuatro columnas dóricas sobre pedestales, que se repiten en el
cuerpo superior flanqueando el óculo. La sacristía, de finales del siglo XVIII, tiene en una bóveda de
planta octogonal apoyada en arcos de medio punto. La gran biblioteca, de 31 metros de longitud, alberga
unos 25.000 volúmenes, incluidos varios incunables y otros documentos de gran valor histórico. Hay dos
claustros: el grande, muy hermoso, y el pequeño. Este último fue reconstruido por el monfortino Pedro
Rodríguez, cuyo nombre aparece en una de las claves de la banda suroeste. Imita el estilo gótico y cuenta
con curiosos motivos de decoración, como la inscripción humorística, en una clave, que dice “¿Qué
miras, bobo?”. El centro del claustro lo ocupa la fuente barroca de las Nereidas, de comienzos del siglo
XVIII.
Las Nereidas, mitológicas ninfas del mar, eran las 50 hijas de Nereo y de Doris. De sus relatos podemos
leer, entre otros, el de la Ilíada de Homero.
Cercano al monasterio está la famosa capilla del ciprés, dedicada a San Salvador, una sencilla obra mo-
zárabe de finales del siglo IX. Su planta, ligeramente trapezoidal, consta de dos cuerpos, nave y pequeña
cabecera, con una única puerta de acceso.
130
RECONQUISTA DE JACA
Al otro lado del norte peninsular destaca como noticiable en este año que los cristia-
nos, dirigidos por el conde Aznar, reconquistaron Jaca.
SEVILLA
Y del sur podemos contar que el musulmán yemení que gobierna en Algeciras, ha-
biéndose llegado a Sevilla, tomó la ciudad, pero enseguida lo derrotaron los musulma-
nes y lo entregaron a las autoridades cordobesas.264
El monasterio de Samos
264
Están documentados los nombres de dos gobernadores árabes de la ciudad de Algeciras en tiempos de
Abderrahmán I: el gazzaní Rizq ben al-Numán y el kinaní al-Rumahis. Un antepasado de Almanzor, es-
tablecido en la cora de Algeciras en tiempos de Muza, era yemení, perteneciente a la tribu de Ma'afir. Una
noble familia de origen árabe, que llegó a alcanzar gran prestigio intelectual en la ciudad, fue la de los Ba-
nu Udra.
131
A 31 de diciembre del año 761
HISHAM, REBELDE EN TOLEDO CONTRA ABDERRAMÁN I
Abderramán I sitió la ciudad de Toledo, defendida por el rebelde Hisham (partidario
de Yusuf). No logró tomarla, pero sí consiguió un pacto por el cual levantó el asedio a
cambio del sometimiento de Hisham, llevándose Abderramán a uno de sus hijos como
rehén.265
OVIEDO
En Asturias surgió en este año la ciudad de Oviedo, fundada ya por los monjes Má-
ximo y Fromestano (abad del monasterio de San Vicente), siendo reforzada por el rey
Fruela I.266
Se construye la iglesia de San Salvador.267
265
No obstante, la rebeldía de Hisham se prolongará durante 4 años. En el año 762, Abderramán volvió a
Toledo y lanzó a la ciudad, en una catapulta, la cabeza del hijo rehén de Hisham. En el año 764, Badr y
Tamman ibn Alqama al-Thaqifi, a las órdenes de Abderamán, asediaron de nuevo la ciudad de Toledo.
Asfixiados por la dureza del cerco, una facción de la ciudad entregó a Hisham y a sus comandantes, Fue-
ron llevados prisioneros a Córdoba, siendo allí crucificados públicamente al modo romano.
266
Lo más que habría anteriormente sería algún poblado antiguo y más recientemente algún recinto mo-
nástico. El acta fundacional de la ciudad tiene como fecha el 25 de noviembre del año 781. El hijo de
Fruela, el que será Alfonso II el Casto, nació en Oviedo.
267
Será destruida en el año 792 y luego reconstruida de nuevo. En esta iglesia está el origen de la actual
catedral de Oviedo.
132
A 31 de diciembre del año 762
ABD AL-YAFIZ EN SEVILLA Y LA MUERTE DEL POETA CHINO LI BAI
Hubo una sublevación en Sevilla, encabezada por el bereber Abd al-Yafiz, con apoyo
de los bereberes, contra Abderramán I. Podemos comprobar cómo le está costando al
emir consolidar su trono con tranquilidad.268
En China murió durante este año un célebre poeta del lugar: Li Bai.269
Li Bai
268
Si se indaga bien, pueden completarse historias de estos moros por los parajes de los Alcores Sevilla-
nos, pues hay sobrados indicios y fuentes (especializadas) para suponerlo.
269
Se cuenta entre los más respetados y valorados poetas de la historia de la literatura china. Era muy
dado a la bebida. Aproximadamente mil poemas suyos subsisten en la actualidad. Pueden leerse en Li Bai
(2005): A punto de partir (traducidos del chino por Anne-Hélènn Suárez), Madrid, Editorial Pre-Textos.
133
A 31 de diciembre del año 763
ABDERRAMÁN I VENCE A MUGAIT EN CARMONA
Nombrado valí por los abasíes y procedente de Kairuán,270
llegó a Al-Ándalus Al-Ala
ibn Mugait, asentándose en la ciudad de Beja.271
Mugait sitió Carmona, ciudad muy bien fortificada en la que estuvo refugiado Abde-
rramán I. Carmona estuvo sitiada durante dos meses, transcurridos los cuales salió Ab-
derramán de la ciudad y mató a Mugait, decapitado. Su cabeza y las de otros jefes tam-
bién decapitados en las afueras de Carmona, envueltas con sal y alcanfor, fueron en-
viadas a Kairuán.272
Aquí las depositaron quienes las transportaron, con un mensaje (in-
timidatorio) para el valí de Kairuán y para el lejano califa abasí, a la sazón Al-Mahdi.273
Abderramán I salió reforzado de su victoria en Carmona, habiendo logrado también
sofocar las revueltas de sus enemigos en Sevilla.
En la ceca de Córdoba se están emitiendo monedas omeyas.
270
Ciudad Santa, tras La Meca y Medina, hoy en Túnez.
271
Hacia el sur de Portugal.
272
Cada cabeza llevó en sus orejas unas etiquetas con sus nombres.
273
Abderramán I cortó muchas cabezas (miles) durante su emirato, sobre todo para imponerse a los bere-
beres, que no veían a Abderramán sino como a un conquistador más. Los bereberes, que habían sido muy
principales en conquistar España, se desesperaban más de una vez, porque en la distribución de tierras
casi siempre salían perdiendo y lo más poderosos los empujaban al pastoreo y a las tierras más al norte de
la península, sin que se les reconocieran los mismos derechos que a los árabes. Es explicable, pues, que se
rebelaran más de una vez.
134
A 31 de diciembre del año 764
CRUCIFICADOS EN CÓRDOBA
Abderramán I, contra Fruela I, mandó fuerzas militares al norte, pero Fruela resistió el
embate y el ejército musulmán tuvo que retirarse. Mientras tanto, al mando de Badr,
Abderramán I sofoca a los rebeldes de Toledo haciéndose con la ciudad. Hisham, el que
lleva 4 años encabezando la rebeldía toledana, es apresado (una facción de la ciudad,
traicionándolo, se lo entregó a Abderramán). Hisham y sus comandantes o lugartenien-
tes toledanos, todos partidarios de Yusuf, fueron llevados a Córdoba, bien amarrados y
transportados en asnos. En Córdoba fueron crucificados, en público y al modo romano.
135
A 31 de diciembre del año 765
FRUELA I MATÓ A SU HERMANO VIMARANO
El rey Fruela I cometió en este año una atrocidad: mató con sus propias manos a su
hermano Vimarano. Se cuenta que lo hizo por temor a que le arrebatara el trono.274
Fruela tuvo enseguida mucho remordimiento y se ha hecho cargo de cuidar al hijo de
Vimarano, el pequeño Bermudo,275
como si fuera su propio hijo más que su sobrino.
MURIÓ EN SEVILLA
EL CÉLEBRE ALQUIMISTA ABU MUSSAH AL-SOFI GEBER
En Sevilla murió durante este año el célebre alquimista Abu Mussah al-Sofi Geber,
que, teniendo mucho que ver con todo lo relacionado con la destilación y con los arti-
lugios conocidos como alambiques, llevó a cabo muchos experimentos y logró muchos
descubrimientos.276
274
Evidentemente, Fruela mató a su hermano porque éste estaba ganándose las simpatías de muchos y
podría disputarle el trono.
275
No confundirlo con el futuro rey Bermudo I de Asturias (789-791).
276
Por ejemplo, el agua regia (mezcla de HClaq o ácido clorhídrico y HNO3 o ácido nítrico) y el nitrato
de plata. El nitrato de plata, también llamado Piedra infernal, en la medicina tradicional, aplicado di-
rectamente sobre la piel, es capaz de destruir verrugas, cauterizar y esterilizar heridas, siendo un antisép-
tico excelente.
136
A 31 de diciembre del año 766
NI FRUELA I NI ABDERRAMÁN I LO TIENEN FÁCIL
Fruela I no lo está teniendo fácil en su reinado. Bastantes nobles gallegos muestran
descontento y hasta se rebelan contra él; expediciones de moros aparecen por donde
menos se esperan y cuando menos se esperan.
Por el sur hay también revueltas continuas. El yemení Said al-Matari, desde Niebla, se
dirigió a Sevilla y se adueñó de la ciudad, asentándose luego en Alcalá de Guadaira.
Terminó muerto por soldados de Abderramán I.
El emir tiene enemigos yemeníes también en Córdoba. A uno de sus más adeptos, el
yemení Abu al-Sabbah (o Abu Zabah), habiéndolo destituido, acaba asesinándolo (un
decapitado más).
En Córdoba se están reconstruyendo sus murallas y el viejo pero consistente puente
romano.
Niebla (Huelva)
137
A 31 de diciembre del año 767
MURIÓ EN ROMA EL PAPA PABLO I Y SE SUCEDIERON DOS ANTIPAPAS,
CON LOS NOMBRES DE CONSTANTINO II Y FELIPE
El 28 de junio murió en Roma el Papa Pablo I,277
en el décimo año de su pontifica-
do.278
Fue encomiable su caridad, ejercida en proponerse el máximo de comunión (y
buena política) de las Iglesias Orientales con la Santa Sede, en ayudar a los necesitados,
en rescatar a los encarcelados por las deudas contraídas, etc.279
Como Papa, Pablo I fue el sucesor de Esteban II, que era hermano suyo y habían es-
tado siempre muy unidos, tanto en formación desde jóvenes como en los asuntos ecle-
siásticos en todo momento. Ya contábamos en su momento que fue elegido Papa casi
por unanimidad. Igual que Esteban II, Pablo I estuvo también muy pendiente de todos
los asuntos concernientes al reinado franco de Pipino y en lo relativo a los recién crea-
dos Estados Pontificios. Pipino ayudó al Papa contra los lombardos, como había hecho
antes ayudando a Esteban II.
Tras la muerte del Papa Pablo I, Toto, duque de Nepi,280
mediante una insurrección
armada y perpetrando asesinatos, nombró Papa a un hermano suyo, un laico, que tomó
el nombre de Constantino II. A su vez, el lombardo Desiderio, impuso como Papa a un
eclesiástico romano llamado Felipe. Así estuvo la cosa, con dos antipapas, compitiendo
por la sede de Pedro.281
277
Del que desconocemos el año de su nacimiento. Como Santo se conmemora el 28 de junio.
278
Fue sepultado en la Basílica de San Pablo Extramuros, pero más tarde sus restos fueron trasladados a
la Basílica de San Pedro.
279
Se cuenta también (como conjeturable) que este Papa descubrió, en un sarcófago paleocristiano, la se-
pultura y los restos de Santa Petronila, virgen y mártir, que, según la tradición era hija de San Pedro.
280
Localidad italiana situada a 40 kilómetros de Viterbo.
281
Hasta que los eclesiásticos y la facción de mayor vinculación a los francos eligieron Papa a Esteban
III, pero esto ocurrirá ya en el año próximo (768).
El antipapa Felipe abdicó al día siguiente de haber sido elegido, comprendiendo el error de dicha
elección. Por el contrario, Constantino II tuvo que ser depuesto. Fue cegado por las autoridades y man-
dado a un monasterio, donde fallecería, se supone que muy apenado.
Puede decirse que, dados estos sucesos, el Papa Esteban III, verdadero sucesor de Pablo I, determinó
(en Letrán, año 769), que en adelante, los Papas fueran elegidos por los eclesiásticos designados para esta
función, es decir, los cardenales. Otros clérigos o el pueblo dejaban ya de tener competencias al respecto,
como había sido más o menos desde siempre con anterioridad. De todos modos, todavía no estamos en los
tiempos de los cónclaves tal como actualmente los conocemos.
138
San Pablo I Papa
ABDERRAMÁN I CONTRA FRUELA I Y LOS CRISTIANOS
Abderramán I volvió a lanzar un ataque musulmán contra Fruela I, un ataque al frente
del cual actuó Badr. El liberto Badr se adentró y se ensañó contra los cristianos en las
tierras del Alto Ebro y Álava. Sometió tan amplia zona obligando a los cristianos al pa-
go tributario o jaray, llevándose a muchos como rehenes. Al retirarse fortificó mucho la
zona, pretendiendo así tener controlada la calzada romana que por allí transcurre aún.
139
A 31 de diciembre del año 768
ELEGIDO PAPA ESTEBAN III
En Roma, accedió a la sede papal Esteban III, originario de Siracusa.282
MURIÓ EL REY FRUELA I Y LE SUCEDIÓ AURELIO
La nobleza asturiana, confabulada contra Fruela I,283
a partir de haber asesinado éste a
su hermano Vimarano, decidió acabar con él. Fruela murió asesinado en este año,
undécimo de su reinado, a la edad de 46 años. Lo apuñalaron, en Cangas de Onís.284
Fue
hijo del rey Alfonso I el Católico,285
a quien sucedió en el trono, y de la reina Erme-
sinda.286
Repobló varios lugares de Galicia.
282
Se desconoce el año de su nacimiento. Residía en Roma desde que dejó su ciudad natal bajo el
pontificado de Gregorio III (731-741). Ejerció muchas funciones al servicio de la Santa Sede, por lo que,
al ser depuesto el antipapa Constantino II, fue elegido Papa. Durante su pontificado habrá que destacar la
celebración de un concilio en Letrán (año 769), un concilio en el que se condenó a Constantino como an-
tipapa, estableciéndose medidas para la elección pontificia en lo sucesivo (que el Papa habría de ser ele-
gido de entre los cardenales). También se condenará en ese concilio la iconoclasia y quedará confirmada
la devoción de los iconos y las imágenes sagradas.
Al coincidir este año con la muerte de Pipino el Breve, la política de Esteban III se aleja un tanto de la
proximidad con los francos mudándose hacia los lombardos, sobre todo a raíz del matrimonio contraído
por Carlomagno, hijo de Pipino, con la hija del rey lombardo Desiderio.
283
Duro, cruel y pendenciero, autoritario y de férrea disciplina. Según fuentes musulmanas, Fruela em-
pleó crueles maneras de matar a sus enemigos, incluyendo en esas maneras las empalaciones y las cru-
cifixiones al modo romano.
284
Fruela I fue sepultado en la iglesia de San Salvador de Oviedo (futura catedral), que él había mandado
edificar. También la reina Munia sería sepultada aquí. Posteriormente (en el año 794), dicha iglesia será
saqueada y destruida por las tropas musulmanas, tras lo cual, Alfonso II el Casto mandará reconstruirla.
En el siglo XVI, el cronista cordobés Ambrosio de Morales señaló la posibilidad de que Alfonso II el
Casto trasladase los restos de su padre, el rey Fruela I de Asturias, a la nueva iglesia ovetense de San
Salvador, que él había ordenado levantar, o bien que ordenase su traslado a la desaparecida iglesia de
Santa María de Oviedo, cercana a la de San Salvador, mandada edificar por Alfonso II.
No obstante lo anterior, el más reciente historiador Carballo señaló que Alfonso II ordenó trasladar los
restos mortales de Fruela I a la capilla del Rey Casto de la Catedral de Oviedo, lo que supondría que en la
actualidad yacen junto a los de los otros monarcas allí sepultados. No obstante, debido a la reconstrucción
del Panteón de los reyes de la catedral de Oviedo, llevada a cabo a comienzos del siglo XVIII, resultaría
imposible en la actualidad la identificación e individualización de los restos mortales del rey Fruela, que
se cuenta entre los allí sepultados.
285
Hijo del duque Pedro de Cantabria.
286
Hija de Don Pelayo.
140
Al comienzo de su reinado, en Pontuvio,287
se enfrentó a un ejército enviado por el
emir cordobés Abderramán I. En esta batalla, fue hecho prisionero y degollado Ahumar,
hijo de Abderramán.
Tuvo que reprimir duramente las incursiones y rebeldías de los vascones alaveses
contra sus territorios cántabros. Tras varias campañas exitosas contra ellos, pactó un in-
tercambio de rehenes y se casó con una prima suya, Munia, hija del vascón que do-
minaba Gascuña, siendo así Munia reina de Asturias.288
También tuvo que reprimir una
seria rebelión de los nobles gallegos en el año 766.
Fruela I la emprendió también contra el clero, pretendiendo controlarlo o someterlo a
sus intereses. Les prohibió férreamente el matrimonio y a los que estaban casados los
obligó a abandonar a sus esposas, siendo estas medidas de mucho descontento clerical,
por lo que Fruela tuvo al clero en su contra.
A Fruela I le sucede su primo Aurelio, hijo de Fruela Pérez.289
Aurelio tiene 28 años
de edad.290
Los nobles tomaron esta opción al ser menor de edad (9 años) Alfonso, hijo
de Fruela.291
El rey Fruela I
287
Localidad gallega difícil de ubicar actualmente, aunque pudiera corresponderse con la orensana Pon-
tón.
288
El hijo de ambos, el futuro Alfonso II el Casto, y su hermana Jimena, siendo aún pequeños, tuvieron
que ser protegidos en el monasterio de Samos y en el territorio (vascón) de su familia materna. Alfonso II
sería apoyado en su momento por estos parientes para acceder al trono.
289
Segundo hijo del duque Pedro de Cantabria y hermano del que fuera rey de Asturias Alfonso I el Ca-
tólico. Se desconoce quién fuera su madre.
A la muerte de Fruela Pérez, el ducado de Cantabria se disolvió, dividiéndose en condados que se re-
partieron sus hijos (menos Aurelio, convertido en rey de Asturias).
290
Fue coronado en Sama de Langreo y trasladó la capital de su reino a San Martín del Rey, convir-
tiéndose en vasallo del poderoso emir Abderramán I de Córdoba. Durante su reinado no se llevará a cabo
ninguna conquista o reconquista cristiana en tierras musulmanas, entre otras cosas porque no hacen sino
surgir rebeliones internas en el reino de Asturias.
291
El futuro Alfonso II el Casto.
141
MURIÓ PIPINO (EL BREVE) Y LE SUCEDIÓ CARLOS I (CARLOMAGNO)
El 24 de septiembre murió el rey franco Pipino, a los 55 años de edad y en el año
décimo séptimo de su reinado,292
un reinado en el que hubo orden, logros contra los mu-
sulmanes (expulsados definitivamente de la Septimania, tras la conquista de Narbona en
el año 759), habiéndose recuperado para Francia la Aquitania (tras una larga serie de ba-
tallas, entre los año 761-768, contra el duque Gaifier).
No obstante, Pipino tuvo sus dificultades en el mantenimiento de sus fronteras con
Germania, donde, tras la abdicación de su hermano Carlomán (año 747), tuvo que en-
frentarse a su hermanastro Grifón, hijo bastardo de Carlos Martel, que se había hecho
reconocer duque de Baviera. Una vez vencido, Grifón fue nombrado duque de Meno,
marca creada por él, siendo ésta la manera de alejarlo de los bávaros y de aplacarlos en
sus aspiraciones a la rebeldía. No obstante, Grifón se enfrentó a los lombardos y éstos le
asesinaron, por lo cual, el problema para Pipino no quedaba zanjado.
En lo económico, Pipino inició una reforma monetaria, entre los años 754-755, adop-
tando como moneda el denario de plata e instaurando el diezmo en el año 756.293
A Pipino le sucede su hijo Carlos I, de 26 años de edad,294
al que enseguida se le co-
noce como Carlomagno.295
OTRA REBELIÓN CONTRA ABDERRAMÁN I
Saqiya ibn Abd al-Wahid (o Shakya al-Miknasi) “el Fatimí”, bereber y chiita, se
proclamó imán del linaje fatimí, afirmando descender por línea materna de Fátima, la
292
Pipino el Breve falleció en Saint-Denis, tras haber repartido su reino (según la costumbre franca) entre
sus hijos (y de su esposa Bertrada), Carlos I (Carlomagno) y Carlomán.
293
Impuesto civil del diez por ciento. Fue establecido mediante edicto y supuso una primera tentativa de
uniformar el peso y el aspecto del denario de plata franco, pero la marca de la autoridad real no figura
sistemáticamente en la moneda hasta la llegada de Carlomagno, a partir del año 793.
294
Se tiene como fecha de su nacimiento el 2 de abril del año 742, siendo ese día el de la solemnidad de
la Pascua de ese año. El lugar de nacimiento parece ser Herstal, ciudad belga, prácticamente un suburbio
de Lieja.
295
Correinó con su hermano Carlomán I, siendo muy tensas las relaciones entre ambos, pero la repentina
muerte de Carlomán (año 771) evitó que se enfrentaran. Carlomagno reforzó las amistosas relaciones que
su padre había mantenido con la Santa Sede, protegiéndola contra los lombardos. Combatió a los
musulmanes que amenazaban sus posesiones, tratando incluso de apoderarse de la Península Ibérica con
la intención de expulsarlos. Tuvo que desistir de ello sobre todo al ser atacado su sobrino Roldán por los
vascones en Roncesvalles (lo que dio origen al famoso Cantar de Roldán). Tras luchar contra los eslavos
y someter a los sajones, cristianizándolos e integrándolos en su reino, Carlomagno fue allanando el
camino por el que surgirá (como veremos) el Sacro Imperio Romano Germánico.
142
hija de Mahoma, sublevándose contra el emir Abderramán I, en Santaver,296
ejecutando
aquí a Suleimán ibn Utman, gobernador del lugar. Desde aquí se extendió dicha rebe-
lión por Coria y Mérida. Para asegurar sus territorios, sin afectar a Toledo, este rebelde
restauró la fortaleza romana de Medellín.297
Pipino el Breve, rey valeroso y temido.
Portaba una espada bastante más alta que él, de 1,83 metros de longitud.
La estatura de Pipino fue de 1,37 metros.
296
Una de las divisiones territoriales o cora en que estaba organizado el emirato y califato de Córdoba,
extendiéndose por las actuales provincias de Cuenca y pate de las de Guadalajara y Teruel. La deno-
minación Santaver proviene de una arabización de Celtiberia, nombre por el que era conocida la ciudad
romana de Ercávica (actual Cañaveruelas, en la provincia de Cuenca limitando con la de Guadalajara).
297
La rebelión fue sofocada en el transcurso de un año y el rebelde huyó a refugiarse por diversas zonas
montañosas.
143
A 31 de diciembre del año 769
FRANCIACUM Y VASCONIA
El rey franco Carlomagno evitó cruzar el Garona, frontera de Aquitania, levantando,
al norte del mencionado río, la fortaleza de Franciacum,298
amenazando al duque de
Vasconia, Otsoa II,299
que se hace vasallo suyo, entregándole a Hunald II,300
duque re-
belde de Aquitania, y a su familia, que se habían refugiado en Vasconia desde que fue-
ron derrotados por Carlomán I, hermano de Carlomagno.
Franciacum o Fronsac
298
Actual Fronsac.
299
También conocido como Lupo II.
300
Nieto de Otsoa, según algunas fuentes.
144
A 31 de diciembre del año 770
LA BODA DEL AÑO Y UN NACIMIENTO EN CÓRDOBA
Durante este año contrajeron matrimonio Otsoa II, duque de Vasconia, y Numabela de
Cantabria, hija del duque Fruela Pérez y hermana del rey Aurelio.
“El Fatimí”, refugiado en las montañas, sigue siendo acorralado por las tropas de Ab-
derramán I, al cual, en Córdoba, le nació en este año, un nieto, hijo de Hisham.301
301
Futuro Al-Hakam I (o Alhakén I), tercer emir independiente de Córdoba, desde el 17 de abril del año
796 hasta su muerte, sucediendo a Hisham I. Según las crónicas, el más sanguinario y déspota de los
emires omeyas. Le sucederá su hijo Abderramán II.
145
A 31 de diciembre del año 771
MURIÓ CARLOMÁN I DE AUSTRASIA
Murió repentinamente Carlomán I302
y prosiguieron las expediciones del emir Abde-
rramán I contra “el Fatimí”, que sigue escondiéndose por las montañas. Y no hay mu-
cho más que contar como destacado durante este año.
Carlomán I de Austrasia
302
Rey de Austrasia (desde el año 768), segundo hijo de Pipino el Breve y hermano de Carlomagno, al
morir convierte a éste en el único soberano de los francos.
Carlomán se había casado con Gerberga, de quien tuvo tres hijos: Pipino y Siagrio (varones, que serán
obligados por Carlomagno a hacerse monjes) y Cunegunda, que contraerá matrimonio con San Guillermo
Gellone, duque de Toulouse y primo de Carlomagno y Carlomán.
Guillermo I de Toulouse el Santo fue hijo de Teodorico, conde de Autun y duque de Borgoña y Aula (o
Alda), nieto de Gaucelmo y de Carlos Martel. Fue padre de Bera, el primer conde de Barcelona.
En el año 804, Guillermo se retiró al monasterio de Aniane, del que salió con otros monjes en el año
806 para fundar el monasterio de Gellone, en Saint-Guilhem-le-Désert, por lo que, habiendo sido cano-
nizado, se le conoce en Francia como San Guillermo de Gellone. Murió el 18 de mayo del año 812.
146
A 31 de diciembre del año 772
MURIÓ EL PAPA ESTEBAN III Y LE SUCEDIÓ ADRIANO I
El 24 de enero de este año falleció en Roma el Papa Esteban III, en el cuarto año de su
pontificado. Le sucedió Adriano I. Fue elegido el 1 de febrero. Es romano, hijo de Teó-
dulo, duque de Roma.303
DE CÓMO VAN LAS COSAS EN EL EMIRATO
“El Fatimí” logró derrotar y dispersar al ejército musulmán del amir al mando de Hi-
tal. Ante ello, los sevillanos yemeníes y algunos bereberes de la zona se sublevaron con-
tra Abderramán I. La sublevación estuvo dirigida por Hayat al-Hadrami (o Hayat ibn
Mulamis) y por Abd al-Gafir (o Gaffar) al-Yahsubi, primo éste del ejecutado Abu al-
Sabbah. El pretexto para sublevarse –más que justificado para los rebeldes– fue el hecho
de que Abderramán I, haya castigado con destierro a su siempre fiel y leal liberto Badr,
gran general por cierto.
En lo marítimo, cabe destacar que Abderramán I, restableciendo o fortaleciendo el al-
mirantazgo, establece astilleros en Cartagena y una flota en Cádiz.304
También cabe destacar que, a partir de una primera palmera que Abderramán I plantó
en uno de sus patios y jardines cordobeses, se originó una proliferación de palmeras en
todo el territorio de Al-Ándalus.
303
Su pontificado, uno de los más largos de la historia, se prolongará durante casi 24 años, hasta 795.
Desconocemos el año de su nacimiento y, por tanto, su edad. Este Papa hace el número 95 en la sucesión
de San Pedro.
304
Llamada entonces Jezira Kadis.
147
A 31 de diciembre del año 773
MASACRE EN SEVILLA
Abderramán I, habiendo entrado en Sevilla (el 20 de noviembre), masacró a todos los
partidarios rebeldes de Hayat ibn Mulamis y Abd al-Gaffar.305
Papa Esteban III
305
Este hecho le acarreó a Abderramán I tal odio entre los árabes que tuvo que comprar esclavos (mame-
lucos) para su ejército, pues aquéllos no quisieron entrar a formar parte de sus filas a partir de entonces
con tanta voluntariedad como antes, ni por mucho que fueran forzados a ello.
Los dos jefes yemeníes de la rebelión pudieron escapar, pero el emir les persiguió hasta la vertiente sur
de Sierra Morena, siendo derrotados en el río Bembézar (wadi Qais), en el año 774.
El río Bembézar, afluente del Guadalquivir, nace cerca de Azuaga (Badajoz), adentrándose en la pro-
vincia de Córdoba por el norte del término municipal de Hornachuelos, recorriendo su parque natural.
148
A 31 de diciembre del año 774
CARLOMAGNO SE APODERÓ DEL REINO LOMBARDO
Carlomagno, al frente de un poderoso ejército, entró en Italia, cuando todavía era el
año 773. Habiéndose dirigido a Roma, reconoció allí, en el mes de abril, las donaciones
territoriales que su padre Pipino había hecho a la Santa Sede.306
Dirigiéndose también a
Pavía, capital lombarda, la sitió y se apoderó de ella, en el mes de junio. El rey lom-
bardo, Desiderio, fue exiliado a Corbie.307
Carlomagno se proclamó a sí mismo rey de
los lombardos y luego conquistó también Córcega.
MURIÓ EL REY AURELIO DE ASTURIAS Y LE SUCEDIÓ SILO
El rey de Asturias, Aurelio, murió en este año, por enfermedad, en el sexto año de su
reinado, a los 30 años de edad.308
Posteriormente a este fallecimiento y a la celebración
de los funerales,309
se procedió a la elección de su sucesor,310
recayendo la misma en Si-
306
Mientras tanto, Witiza, noble y cortesano (escanciero desde los tiempos de Pipino) de Carlomagno,
hijo del conde Agilulfo de Magalona, abandonó la Corte, profesando como benedictino en Dijon, lla-
mándose Benito. Al poco tiempo, observando la relajación religiosa de esta abadía, se trasladó a Aniane,
cerca de Montepellier, adoptando allí la vida anacoreta. En el año 782 fundará en este lugar un monas-
terio, con unos cuantos monjes benedictinos de verdadera vida ascética, siendo su reforma de mucha im-
portancia posterior para la Orden Benedictina. Habrá de morir en el año 821 y pasará a ser San Benito de
Aniane, conmemorándose como tal el 12 de febrero.
307
En la Picardía francesa, al norte del país.
Un hermano de Desiderio, de nombre Mendo de Rausona, acompañado de 5 caballeros, llegó en barco a
Galicia. Todos serían progenitores de relevantes estirpes o linajudos apellidos, entre los que se encuentran
Andrada o Andrade, Ambia, Beltrán, Marinas o Mariñas y Trosantos. Mendo de Rausona es considerado
el primer conde de Trastámara, que será título nobiliario hereditario concedido por Juan II de Castilla a
Don Pedro Álvarez Osorio (el 4 de febrero del año 1445, en San Martín de Valdeiglesias, hoy provincia
de Madrid). La denominación proviene del latín Tras Tamaris (más allá del Tambre, río que discurre por
Galicia). El título de conde de Trastámara ya había sido concedido anteriormente de forma vitalicia a
otras personas, como Álvar Núñez Osorio y el futuro Enrique II de Castilla, fundador dinástico de la Casa
de Trastámara, así llamada por el título vitalicio que ostentaba antes de ser rey. Lo iremos viendo todo,
más o menos, en su momento.
308
Este fallecimiento tuvo lugar en la capital que Aurelio había elegido para su reino: San Martín del
Rey.
309
Existe controversia entre los historiadores sobre el paradero de los restos mortales del rey Aurelio,
pues mientras que las Crónicas Asturianas y diversas teorías relatan que fue sepultado donde tenía su
residencia, en el Valle de Langreo (iglesia de San Martín de San Martín del Rey, donde hay un sepulcro
con la inscripción "Rey Aurelio"), la Primera Crónica General, escrita durante el reinado de Alfonso X el
Sabio, señaló que el cadáver del rey Aurelio había sido sepultado en Cangas de Onís. No obstante todo
149
lo, casado con Adosinda, nieta de Don Pelayo y hermana de Fruela I. Proclamado rey,
Silo trasladó enseguida la capitalidad de su reino a Pravia,311
debido a que Silo posee
ahí bastantes tierras y ahí residen sus ancestros.
Cabe señalar que Silo mantenga su vasallaje con el emir de Al-Ándalus y no se dé a la
Reconquista cristiana. Además, su elección como rey no cayó bien a los gallegos.
LOS REBELDES YEMENÍES DE SEVILLA SALVARON A “EL FATIMÍ”
Una fortaleza312
en la que se halló refugiado “el Fatimí”, fue sitiada por tropas del
emirato, pero el rebelde se salvó gracias a la intervención de los sublevados yemeníes
de Sevilla.
Rey Aurelio
esto, el historiador Esteban de Garibay (1533-1600) señaló que el rey Aurelio se encontraba sepultado,
junto con su padre, Fruela de Cantabria, en la hoy desaparecida iglesia de San Miguel de Yanguas (Soria).
310
Las crónicas de la época no mencionan que el rey Aurelio tuviese mujer o hijos.
311
Que por entonces se llamaba todavía Flavium Avia.
312
Probablemente Alcalá de Guadaira.
150
A 31 de diciembre del año 775
MURIÓ CONSTANTINO V DE BIZANCIO Y LE SUCEDIÓ LEÓN IV
El 14 de septiembre de este año, murió en Constantinopla el emperador bizantino
Constantino V, a los 57 años de edad, en el año trigésimo cuarto de su reinado.313
Poco después de su acceso al trono, durante una campaña en Anatolia contra el califa
omeya Hisham ibn Abd al-Malik, fue atacado y derrotado deslealmente por su cuñado
Artabasdo. Constantino huyó entonces a Isauria, refugiándose en la ciudad frigia de
Amorium, mientras Artabasdo entraba en Constantinopla, siendo aceptado como nuevo
emperador, tras alegar que Constantino había muerto en combate. No obstante, Cons-
tantino logró reunir a sus seguidores y asediar Constantinopla (año 742), para recuperar
el trono. Cuando esto ocurrió (año 743, Artabasdo fue capturado y cegado. Y como Ar-
tabasdo era contrario a las prohibiciones de la iconoclasia, a partir de entonces Cons-
tantino V fue todavía más intolerante que su padre en lo tocante a la veneración de las
imágenes.314
En febrero del año 754, Constantino V convocó una asamblea sinodal, en Hieria,
asistiendo a la misma únicamente obispos o patriarcas iconoclastas, en número de 338.
Allí se aprobó la política religiosa del emperador, eligiéndose a un nuevo patriarca in-
confundiblemente iconoclasta. No obstante, los padres sinodales no aprobaron todo lo
que Constantino pretendía. Reafirmándose en la doctrina mariológica de la Virgen
María como Madre de Dios, los padres sinodales reforzaron el uso de los términos
“santo” y “sagrado” para referirse a los iconos, condenando todo cuanto supusiera pro-
fanación, saqueo o quema de iglesias, etc. De todos modos, se siguió una campaña para
eliminar de manera definitiva los iconos de las paredes de las iglesias y la Corte Im-
perial se depuró de iconódulos.
Consciente de que los monasterios eran los principales bastiones de la iconodulía,
Constantino V dirigió toda su fuerza contra los monjes, expropiando sus propiedades
para destinarlo todo al bien estatal y militar. Los monjes fueron llevados al Hipódromo
de Constantinopla, siendo obligados a casarse con las monjas. Esta represión contra los
monjes (muy destacada en el año 766) fue conducida principalmente por el general Mi-
guel Lachanodrakon, quien amenazó a los monjes más radicales con el cegamiento o el
exilio. Un abad iconódulo, de nombre Esteban,315
fue linchado brutalmente por una tur-
313
Durante una de sus campañas contra los búlgaros, Constantino V fue engañosamente persuadido por
el gobernante búlgaro Telerig para revelar las identidades de sus espías en Bulgaria, los cuales fueron
detenidos y ejecutados. En represalia por ello, Constantino V decidió emprender una campaña militar
contra los búlgaros. Mientras se preparaba dicha campaña, Murió Constantino V.
314
La iconoclasia de Constantino V llegó tan lejos que fueron prohibidas las oraciones a los Santos y la
veneración de las reliquias. En última instancia, los iconófilos consideraron la muerte del emperador co-
mo un castigo divino. En el siglo IX sus restos fueron exhumados y arrojados al mar.
315
San Esteban el Joven.
151
ba con el consentimiento explícito de las autoridades. Como resultado de dicha política,
muchos monjes escaparon al sur de Italia y a Sicilia, donde la autoridad imperial no
existía o no tenía poder.
Con todo, puede decirse que Constantino V fue hábil general y buen administrador en
muchos aspectos. Con el fin de minimizar la amenaza de futuros golpes de Estado y me-
jorar la capacidad defensiva del Imperio, reorganizó el ejército para que resultara más
eficaz, creando nuevas divisiones o tagmata. Preservó bien las fronteras, pasando de de-
fensivo a ofensivo en relación a los musulmanes. Sus éxitos militares y políticos fueron
considerables al este y al norte de Bizancio, pero decayó muchísimo en relación a Occi-
dente, donde emerge el poder franco de Carlomagno y se refuerza el Papado con sus
Estados Pontificios.
Las constantes guerras de Constantino V afectaron negativamente a la economía de
Bizancio, debido a los grandes gastos que supusieron las sucesivas campañas militares,
además del pillaje que frecuentemente llevaron a cabo los musulmanes en muchos lu-
gares. Se vieron más que reducidos los ingresos anuales del Tesoro bizantino.
A Constantino V le sucede en el trono bizantino su hijo León IV (el Jázaro), que tiene
en estos momentos 25 años de edad.
CÓMO VAN LAS COSAS POR ESPAÑA
El rey Silo fundó durante este año el monasterio de Lugo que se sitúa entre los ríos Eo
y Masma. El monasterio se abrió el 23 de agosto.316
La guarnición de bereberes de Coria entregó esta ciudad a “el Fatimí”, pero Abde-
rramán I reconquistó de nuevo dicha ciudad y los bereberes tuvieron que huir a refu-
giarse en las montañas, cada cual por donde pudo.
Podemos contar que en este año todavía hay pretensiones de los abasíes por controlar
la Península Ibérica, pero todo queda en intentonas, poco destacables. Puede decirse que
Al-Ándalus es totalmente de dominio Omeya.
316
Así está documentado, siendo el referido documento uno de los más antiguos (o el más antiguo) del
Medioevo peninsular que se conserva.
152
A 31 de diciembre del año 776
LO MÁS LLAMATIVO
Beato, monje de Liébana, en Cantabria, compuso unos llamativos Comentarios al
Apocalipsis.317
Abu Utman Ubaid Allah y Tamman ibn Alqama, unos maulas318
del emir Abderramán
I, sitiaron sin éxito al rebelde “el Fatimí” encontrado en su cuartel general de la forta-
leza de Sopetrán,319
de donde huyó a Santaver.320
Bastante llamativo fue en este año que en toda la tierra se registró un fenómeno ex-
traño, unas radiaciones que lo invadieron todo.321
317
Estos Comentarios difunden la teoría acerca del fin del mundo en el año 800, basándose en cómputos
que consideran el dicho año como coincidente con el 6.000 de la creación del mundo, sosteniéndose que
el Anticristo ya nació. Sólo se conocen 9 copias posteriores de este famoso libro, conocido como Beato.
Se trata de una obra en dos volúmenes, interviniendo también en ellos Eterio de Osma, obispo refugiado
en Liébana huyendo de la ocupación musulmana de su diócesis, enfrentándose ambos a la herejía adop-
cionista, bastante extendida por España y difundida principalmente por los obispos Elipando de Toledo
(sucesor de Cixila) y Félix de Urgel.
Beato escribe esta dedicatoria: Haec ergo sancte pater Etheri te petente ob aedificationem studii fra-trum tibi dicavi, ut quo consorte perfruor religionis, coheredem faciam et mei laboris. 318
Esclavos o libertos protegidos que gozaban de ciertos reconocimientos y derechos, también económi-
cos y de relativas posesiones.
319
Provincia de Guadalajara.
320
Provincia de Cuenca.
321
Sus huellas, impresas en los anillos de los árboles de la época (en todo el mundo), fueron encontradas
e identificadas recientemente por científicos japoneses. El impacto de aquellos rayos cósmicos habría sido
más que suficiente para inutilizar en todo el mundo una buena parte de los ordenadores y de los sistemas
de comunicaciones por satélite, si hubieran existido. El estudio al respecto se publicó en la prestigiosa Re-
vista Nature. Las pistas son muy claras: algo muy extraño sucedió en nuestro vecindario espacial. Algo
que provocó un "bombardeo" de rayos cósmicos de una intensidad nunca vista contra nuestro planeta.
Aunque muy pocas veces nos demos cuenta de ello, la Tierra sufre de forma constante el impacto de bi-
llones de protones y otras partículas de altas energías procedentes de fuentes espaciales muy energéticas.
El Sol, las supernovas y otros objetos mucho menos evidentes, como lejanísimos púlsares, quasares,
magnetares y estrellas de neutrones, emiten de forma constante cantidades ingentes de radiación en todas
las direcciones posibles, incluída la nuestra. Sin embargo, la procedencia de estos rayos sigue siendo des-
conocida.
Cuando las partículas espaciales llegan a la atmósfera terrestre, colisionan y reaccionan con el oxígeno
y el nitrógeno, creando nuevas partículas, entre ellas carbono 14, elemento que es absorbido por la bios-
fera y que deja, por lo tanto, huellas reconocibles. Por ejemplo, los árboles lo capturan durante la foto-
síntesis y lo fijan de manera indeleble en sus anillos anuales de crecimiento.
Fue precisamente así, midiendo el índice de carbono 14 de dos viejos cedros japoneses, cuando el men-
cionado equipo de científicos se percató de que en los anillos correspondientes a los años 774 y 775 había
un incremento del 1,2 % de ese elemento con respecto a los demás años. Y aunque un 1,2 % puede pa-
recer poca cosa, no lo es si se tiene en cuenta que la variación anual típica del carbono 14 es apenas de un
153
A 31 de diciembre del año 777
ASESINATO DE “EL FATIMÍ”
Y DOS INTENTOS FRACASADOS DE INVADIR ESPAÑA
DESDE DOS FRENTES
Siendo finalmente capturado “el Fatimí”, fue asesinado por dos seguidores del
bereber insurrecto Abu Zabal, sobornado por Abderramán I. “El Fatimí” fue decapitado
y su cabeza la enviaron sus asesinos al emir, tras lo cual Abderramán pudo conseguir
acabar con los levantamientos en Santaver y en Coria.
Hubo también un intento del valí de Barcelona, Suleimán ibn al-Arabí, y otros, todos
contrarios al emir Abderramán, de ganarse el favor de Carlomagno para contrarrestar el
poder que se les impone desde Córdoba.322
0,05 %. De hecho, ese 1,2 % supone un incremento masivo en la cantidad de carbono 14 absorbido du-
rante esos años por los dos árboles.
De inmediato, surgió la pregunta. ¿De dónde vino el bombardeo de radiación de finales del siglo VIII?
Las respuestas pueden ser varias. Una posible fuente de rayos cósmicos es el Sol, cuya actividad, como se
sabe, varía en períodos de once años de duración y que, en ocasiones, nos sorprende con intensas llama-
radas cuyos efectos llegan hasta la Tierra.
La otra posibilidad para un evento tan poderoso sería la explosión de una supernova, la muerte violenta
de una estrella en nuestro "vecindario" espacial. Sin embargo, ninguna de estas dos posibles explicacio-
nes convence a los investigadores. Si el bombardeo lo produjo el Sol, debió de ser durante una erupción
solar como jamás hemos visto, y de una intensidad tal que resulta casi inimaginable. Si algo así se pro-
dujera hoy en día aniquilaría sin contemplaciones, y de un solo golpe, las redes eléctricas y de comu-
nicaciones de todo el mundo.
Y si hubiera sido una supernova, deberíamos seguir viendo su brillo, que puede durar fácilmente varios
miles de años antes de extinguirse del todo. Además, no existen documentos del año 775 que reflejen un
acontecimiento que, si se produjo, debió de llamar poderosamente la atención de los habitantes del pla-
neta. Investigaciones recientes muestran que, por aquella época, sí que se produjeron dos supernovas,
Casiopea A y Vela Jr. Pero ambas tan lejos y tan poco potentes que no habrían podido provocar un
aumento masivo de carbono 14 en la Tierra.
Así pues, a pesar de los estudios realizados con los instrumentos de que hoy disponemos, no podemos
especificar la causa de aquel evento. Sin embargo, sí que podemos decir que un acontecimiento extre-
madamente energético sucedió en nuestro entorno espacial alrededor del año 775, sin que la causa fuera
una llamarada solar o una supernova.
El único registro histórico que se conserva de todo esto es el del cronista inglés Roger de Wendover
(siglo XIII), que escribió: “En el año de nuestro Señor de 776, espantosos signos de fuego fueron vistos
en los cielos tras el anochecer. Y aparecieron serpientes en Sussex, surgiendo del suelo, para el asombro
de todos".
322
Efectivamente, Suleimán ibn Yaqzan al-Arabí y su cliente Al-Husayn ibn Yahya al-Ansari se suble-
varon en Zaragoza, repeliendo a una expedición omeya enviada para reducir la ciudad. Al jefe de la
expedición lo hicieron prisionero. Esperando un segundo ataque más numeroso, Suleimán, valí kalbí de
Barcelona y Girona, (o más probablemente su hijo, Ibn al-Arabi) y el hijo (tal vez Abu al-Aswad ibn
Yusuf al-Fihri) y el yerno (Abd al-Rahman ibn Habib as-Saqlabi) del depuesto Yusuf ibn Abd al-Rahman
al-Fihri, acudieron a la asamblea de Paderborn (Alemania), sede de la Corte imperial de Carlomagno,
pidiéndole ayuda e instando a invadir Al-Ándalus. Pero esto no tuvo lugar.
154
De otra parte, un caudillo abasí, conocido como “el Esclaví”, desembarcó en las cos-
tas murcianas con la intención de poder realizar una invasión de Al-Ándalus.323
323
Se trata de Abd al-Rahman ibn Habid al-Siqlabi, un comandante musulmán andalusí que lideró esta
pretendida y fracasada invasión musulmana abasí en la Península Ibérica.
155
A 31 de diciembre del año 778
RONCESVALLES
En el Monte Cubeiro,324
el rey Silo de Asturias, sofocó a los sublevados gallegos.
De otra parte, los musulmanes, llegándose a los llanos de Álava, sometieron a los
cristianos sublevados de la zona, causando mucho derramamiento de sangre.
Finalmente, podemos destacar que Carlomagno se puso en camino hacia España con
la intención de reconquistarla. Después de atravesar Aquitania, tomó Pamplona y bajó
luego hasta Zaragoza, con la pretensión de unirse a sus aliados contra el emirato, enca-
bezados por el valí oscense al-Arabíel y el valí Suleimán de Barcelona (y Gerona).
También se dirigen, más o menos juntamente con Carlomagno, ejércitos compuestos
por burgundios, austrasianos, bávaros y lombardos. Sin embargo, todo resultó fracaso
para estas fuerzas. Finalmente, Zaragoza opuso resistencia. Además, una rebelión de sa-
jones y un amotinamiento de aquitanos, fueron causantes de que Carlomagno tuviera
que irse para hacerles frente. Se llevó como rehenes a Suleimán y a su hijo (el que fue
anteriormente, el año pasado, a Paderborn). Al marcharse, Carlomagno saqueó Pam-
plona, capital del indómito ducado de Vasconia, derribando sus murallas. Posterior-
mente, Carlomagno fue derrotado en Roncesvalles.325
324
De Castroverde, provincia de Lugo.
325
Según algunos estudiosos, en el puerto de Siresa, provincia de Huesca, por donde pasa una calzada
romana. La retaguardia carolingia, al mando de Eginardo, del conde palatino Anselmo y del célebre Ro-
land, prefecto de la Marca de Bretaña, fue destruida por los vascones de Otsoa II y por los seguidores de
Aysun y Matruh, hijos de Suleimán, siendo éste liberado (15 de agosto de este año). Esta gesta es la que
dio origen al famoso Cantar de Roldán o “Chanson de Roland” y a la famosa leyenda de Bernardo del
Carpio, un personaje legendario, supuestamente hijo bastardo de una infanta hermana de Alfonso II el
Casto, llamada Jimena, y de Sancho Díaz, conde de Saldaña.
A Bernardo del Carpio se le atribuyen numerosas hazañas, entre ellas la derrota de los franceses en
Roncesvalles; por eso supuso una cierta reacción nacional de la épica castellana contra el gran desarrollo
de la épica francesa que se había introducido en España.
Durante nuestro Siglo de Oro, la leyenda sirvió de inspiración para piezas teatrales, obras caballerescas
en prosa y poemas épicos, tanto en español como en portugués. Miguel de Cervantes tuvo entre sus
proyectos no llegados a consumarse una novela histórica sobre este héroe. Su tumba fue visitada por
Carlos V (año 1522) en la localidad palentina de Aguilar de Campoo. Según parece, tras ser elegido em-
perador, Carlos V desembarcó en Laredo (Cantabria) a su regreso de Alemania y se quedó por segunda
vez en Aguilar de Campoo en julio de 1522. Durante esta estancia visitó el sepulcro situado en el interior
de una cueva bajo la conocida como Peña Longa, muy cerca del Monasterio de Santa María la Real, lle-
vándose su supuesta espada, la cual se encuentra actualmente en la Real Armería de Madrid.
El Bernardo del Carpio o La victoria de Roncesvalles de Bernardo de Balbuena (1562-1627) es un
largo y complejísimo poema de épica culta, alabado por Voltaire y Chateaubriand, que consta de 40.000
versos de pulida factura en octavas reales e inundados de una imaginación exuberante, especie de libro de
caballerías en verso que se inspira sólo en parte en la leyenda de Bernardo del Carpio y la contamina con
todo tipo de materiales aledaños: alegorías, moralidades, cronologías, genealogías reales e inventadas y
episodios mitológicos, fantásticos y maravillosos, en medio de una imaginería deslumbrante y un au-
téntico frenesí descriptivo. El verso está tallado en busca de una suma perfección, como el mismo autor
156
Tras su derrota, Carlomagno pudo llevarse prisionero a Otsoa II de Vasconia, creando
en el Languedoc el condado de Toulouse, con el fin de proteger sus territorios de los
musulmanes. Corso fue el primer conde de Toulouse y duque de Aquitania.326
Abderramán I, como represalia y venganza contra los culpables de la invasión franca,
dirigió una campaña militar encaminada a domeñar todo el valle del Ebro. Derrotó al
valí rebelde de Zaragoza, al-Husain, no pudiendo tomar la ciudad. Todo concluyó con la
firma de un tratado entre Abderramán y al-Husain, comprendiendo dicho tratado la ce-
sión de un hijo de al-Husain como rehén a Abderramán I.
Suleimán se quedó en Zaragoza, enviando a su hijo Matruh ibn Suleimán al-Arabí co-
mo valí a Barcelona y Gerona.327
Entre tanto, los musulmanes expulsaron de Urgel a los visigodos que allí había, los
cuales se refugiaron en Andorra y fueron protegidos por Carlomagno.328
declara en su prólogo, y como tal hay que considerarlo el culmen de la épica culta barroca española, de la
misma manera que la Araucana es el culmen de la épica culta renacentista.
326
Otsoa II moriría en su prisión.
327
Aquí destaca por estos años el obispo de Gerona, Ataúlfo.
328
De este hecho surgirá más tarde el condado de Urgel.
157
A 31 de diciembre del año 779
LA MUERTE DEL REHÉN Y OTRA SUBLEVACIÓN
Al-Husain de Zaragoza, habiendo incumplido el tratado que firmara el año pasado con
Abderramán I, perdió a su hijo que dio como rehén al emir. Ante el incumplimiento,
Abderramán lo degolló.
Mientras tanto, Abderramán I tuvo que hacer frente a otra sublevación en su contra,
esta vez de parte de su sobrino Abdesalam ibn Yazid y Ubaid Allah ibn Aban.
158
A 31 de diciembre del año 780
MURIÓ LEÓN IV DE BIZANCIO Y LE SUCEDIÓ CONSTANTINO VI
El 8 de septiembre de este año murió repentinamente en Constantinopla el emperador
bizantino León VI, conocido como el Jázaro, a la edad de 35 años, en el quinto año de
su reinado, al que había asociado a su hijo menor Constantino (año 776), reprimiendo
así la revuelta que suscitaron sus cinco hermanastros, todos pretendiendo heredar el
trono. Es el hijo asociado como Constantino VI quien sucede en el trono bizantino a
León IV.329
El emperador fallecido fue exitoso en sus campañas militares contra musulmanes y
búlgaros, como lo fueron su padre Constantino V y su abuelo León III. Pero a diferencia
de éstos, León IV se mostró cada vez más tolerante y permisivo en su política religiosa,
de tal manera que puede decirse que con su reinado terminó la persecución iconoclasta,
siendo ya patriarca de Constantinopla un iconódulo (Pablo IV).
LO MÁS DESTACADO EN ESPAÑA
En España, podemos destacar de este año la orden del rey Silo para que se construya
una basílica dedicada a San Juan Bautista en Santianes, cerca de Pravia, la capital de su
reino.330
Y Amaya se convierte en episcopado.331
Más importancia tiene que destaque-
mos que el Papa Adriano I, de acuerdo con Carlomagno, encargó al arzobispo bur-
gundio Wilcario de Sens que ordene obispo a Egila (también conocido como Agila),
destinándolo a misionero o itinerante por España para que predique contra el tan exten-
dido adopcionismo que impera por todas partes. Ciertamente, la Iglesia en España (y la
329
Durante todo su reinado, León IV estuvo muy influido y mediatizado por su esposa la emperatriz
Irene, a quien se debe en gran medida que la sucesión haya recaído en su hijo Constantino VI, que tiene
ahora 9 años de edad.
330
Es la basílica de arte asturiano o prerrománico de esta zona más antigua que se conserva en España.
331
Sin embargo, este episcopado burgalés, al hallarse la zona casi despoblada, acabará extinguiéndose.
Tras los sucesos acaecidos en los últimos años, hay mucha emigración hispana, y desde los monasterios, a
tierras de los francos, más seguras y prósperas. Algunos de los emigrados son personalidades destacadas,
como es el caso del hispanogodo Teodulfo, probablemente zaragozano, que marchó a la Corte de Carlo-
magno. Estableciéndose en la Septimania, podemos destacar también al catalán San Agobardo y su fami-
lia. San Agobardo fue uno de los prelados y escritores más ilustres del imperio carolingio, siendo en su
momento arzobispo de Lyon (año 813). Fue un enérgico opositor del adopcionista Félix, obispo de Urgel,
contra el que escribió su obra Liber Adversus Dogma Felicis Urgellensis. También contra los judíos es-
cribió su libro De Insolentia Judeorum. San Agobardo habrá de morir en el año 840 (se conmemora el 6
de junio). Siendo arzobispo de Lyon denunció la práctica del culto a las imágenes, consagrar los templos
a los Santos y celebrar la liturgia según elementos ajenos a la fundamentación bíblica.
159
misma España) anda muy decaída en estos tiempos (en los que se están construyendo
castillos por muchos lugares).332
Abderramán I estuvo pensando en conquistar Siria desde Al-Ándalus, pero todo quedó
en pretensión y ganas. No es tan poderoso el emir como para emprender eso.
332
Por ejemplo, en Alarcón (Cuenca), Segura de la Sierra (Jaén), etc.
160
A 31 de diciembre del año 781
ASTURIAS, FRANCIA, AL-ÁNDALUS
El 25 de noviembre de este año se firmó el documento fundacional del monasterio de
San Vicente de Oviedo.333
Para su hijo (Ludovico Pío), Carlomagno, sobre una amplia base territorial, desde el
ducado de Vasconia, creó el condado de Gascuña, con capital en Bayona. Ludovico
adoptó los usos y costumbres vascos, también en el modo de vestir, a partir de este mo-
mento.
Mientras tanto, Abderramán I no descuida militarmente el norte de Al-Ándalus, espe-
cialmente valle del Ebro y Pirineos, logrando éxitos a medias y habiendo de pactar bas-
tante.
San Vicente de Oviedo
333
Con ocasión de un pacto monástico, se menciona la fundación de Oviedo según la expresión “veinte
años antes”.
161
A 31 de diciembre del año 782
LA MASACRE DE VERDEN
Carlomagno, habiendo vencido y sometido a los sajones paganos de Verden, ordenó
masacrar a los prisioneros. Murieron unos 4.500.
ALCUINO DE YORK
Falta le hace refinarse a Carlomagno y él mismo parece comprenderlo. Necesita quien
le eduque de verdad. No logra aprender a escribir. Para todo ello, recaló durante este
año en la Corte carolingia, y concretamente en Tours, el célebre erudito y teólogo Al-
cuino de York.334
Mucho tuvo que ver en esta iniciativa el que está siendo gran Papa
Adriano I.
EL OBISPO EGILA
De otra parte, el obispo Egila, itinerante y misionero en España, habiéndole comuni-
cado al Papa sus quehaceres, recibió del Adriano I dos cartas, en las cuales le da orien-
taciones para que condene y prohíba toda forma de matrimonio mixto entre cristianos
con musulmanes o judíos, pues la identidad de la Iglesia en España está muy diluida.
334
Nació hacia el año 735 y falleció en el año 804. Fue el brazo derecho de la política cultural y educativa
de Carlomagno, el principal representante del conocido como Renacimiento carolingio en Europa. Al-
cuino de York es venerado como Santo, tanto en la Iglesia Católica como en la Confesión Anglicana.
Destacó más como ideólogo práctico, como organizador y como pedagogo que como teólogo o filósofo.
Tenía por meta convertir al Imperio carolingio en una nueva Atenas o una nueva Roma, aunque ahora
irradiada por el espíritu cristiano. Sostiene que a las siete artes liberales, que son las siete columnas de la
sabiduría humana, deben integrarse los siete dones del Espíritu Santo. Para ello enseñó profusamente el
latín, dándole nuevo brillo a un idioma que por entonces se hallaba empobrecido por el uso meramente li-
túrgico que se le daba en el continente europeo. Convertido en una especie de ministro de educación por
Carlomagno, se rodeó de un brillante equipo formado, entre otros, por Pablo el Diácono, Agobardo,
Clemente de Irlanda, Teodulfo de Orleans, Paulino de Aquilea, Dungal y Pedro de Pisa.
Como teólogo fue menos original. En general, tomó argumentos de Boecio, Casiodoro y San Agustín de
Hipona para sus obras. Su mayor contribución intelectual fue la polémica que sostuvo con los obispos
Elipando de Toledo y Félix de Urgel, ambos adopcionistas y que, en gran manera, hacían pervivir el viejo
arrianismo de los antiguos visigodos hispanos. Las principales ideas o aportaciones teológicas de Alcuino
de York se contienen en su carta o epístola De animae ratione.
Entre los discípulos que Alcuino de York tuvo en Tours se cuentan Fredegiso de Tours, Amalario de
Metz, Hilduino de Saint-Denis y Rabano Mauro (destacado teólogo este último del siglo IX, como ten-
dremos ocasión de ver).
162
ABDERRAMÁN I Y EL ASEDIO DE ZARAGOZA
Tras una campaña contra los vascones de las tierras navarras, Abderramán I dirige
personalmente el asedio que se inició sobre Zaragoza el 25 de agosto.
Alcuino de York
163
A 31 de diciembre del año 783
ABDERRAMÁN I TOMÓ ZARAGOZA
Abderramán I tomó Zaragoza, habiendo utilizado finalmente en el asedio 36 cata-
pultas. Capturó a su gobernador, al-Husain, y lo hizo morir de muerte lenta. Desde aho-
ra puede decirse que los omeyas dominan ya plenamente el valle del Ebro, pues antes no
se habían apoderado de estas tierras. Los habitantes de Zaragoza fueron expulsados tem-
poralmente de la ciudad. Said ibn al-Husain se marchó a Sagunto.
MURIÓ EL REY SILO DE ASTURIAS Y LE SUCEDIÓ MAUREGATO
El rey Silo de Asturias murió de muerte natural en Pravia.335
A su muerte, los nobles
vascos y gallegos, disconformes con el vasallaje de Asturias al emirato de Córdoba, pro-
mueven y eligen como rey sucesor a Alfonso II, hijo de Fruela I y de la alavesa Munia.
Alfonso, de 23 años de edad en estos momentos, cuenta también con el apoyo de Ado-
sinda, su tía y viuda de Silo.336
No obstante, Alfonso II tiene que ir a refugiarse a Álava,
al entorno de su familia materna, porque se hace con el trono asturiano como usurpador,
aunque elegido, Mauregato, hijo bastardo Alfonso I y de su esclava concubina Sisalda,
de origen musulmán. Evidentemente, Mauregato contó con la aprobación del emirato de
Córdoba y Alfonso II no. Con todo, Mauregato tuvo que sufrir ya, al inicio mismo de su
reinado, el ataque musulmán proveniente del gobernador de Toledo Suliemán ibn Abde-
rramán, el cual, atravesando el puerto montañoso de Pajares y adentrándose en Asturias
proporcionó al menos una seria advertencia a Mauregato.
335
Después de su defunción, el cadáver del rey Silo recibió sepultura en la iglesia de San Juan de San-
tianes de Pravia, la que el monarca había ordenado erigir y en la que aún se conserva la tumba en la que
se supone que yacen los restos del rey y los de su esposa, la reina Adosinda, que fue inhumada en el
mismo templo. No obstante, según otras fuentes, se señala que los restos del rey Silo fueron trasladados al
monasterio de San Juan de las Dueñas, en Oviedo, encontrándose su sepultura detrás del altar mayor.
336
El 26 de noviembre del año 785, Adosinda, viuda de Silo y enemiga del usurpador Mauregato, fue
obligada a profesar como monja en el monasterio de San Juan de Pravia, fundado por su marido, y desa-
parece de la historia (se supone que está enterrada aquí junto a su esposo). En todo fue acompañada por
Beato de Liébana y Eterio de Osma. A las quejas y cartas de Elipando a Beato y Eterio, éstos responderán
con un Tratado Apologético sobre la Santísima Trinidad. Esta obra, que merecerá los elogios de Alcuino
de York, representa la separación de la Iglesia de Asurias de la Primada de Toledo, con la que también
están en contra Carlomagno y el obispo Egila (el Papa Adriano I también, pero de un modo pastoralmente
más prudente).
164
El rey Silo
MURIERON HILDEGARD VON ANGLACHGAU Y BERTRADA DE LAON
Para Carlomagno fue éste un año de lutos, pues murieron su esposa Hildegard von
Anglachgau, con 25 años de edad, en Diedenhofen,337
y su madre Bertrada de Laon (que
tenía un pie más grande que otro). Bertrada murió el 18 de agosto, a la edad de 67
años.338
337
Hija del conde Gerold von Anglachgau y de Irma o Imma. Se había casado con Carlomagno cuando
ella tenía 13 años de edad, tras haber repudiado él a su anterior esposa, Desirée, la hija del rey lombardo
Desiderio, con la que se había casado un año antes por conveniencias políticas. Hidegdard fue la tercera
de las 6 esposas que tuvo Carlomagno.
Hildegard gozó de mucha amistad con Santa Lioba, abadesa en Maguncia, promoviendo con ella la
construcción de numerosas iglesias, así como del monasterio de Reichenau y de la abadía de Kempten,
apoyando con generosidad muchos conventos.
338
Cuenta la leyenda que cuando Bertrada (también conocida como Berta) llegó a Francia para des-
posarse con el rey Pipino el Breve, cansada por el largo viaje decidió mandar a una de sus damas a pre-
sentarse ante el rey, haciéndose pasar por ella mientras descansaba. Cuando Berta quiso presentarse como
princesa, se la acusó de impostora y fue condenada a muerte. Sus verdugos, conmovidos por su gran be-
lleza, le perdonaron la vida. Gracias a la ayuda de un anciano llamado Simón, Berta trabajó como
doncella en sus cabañas. Un día, el rey se fue de caza y reposó en la posada donde estaba Berta. Al verla,
el rey Pipino quedó prendado de su belleza y ésta le confesó quién era y lo sucedido, por lo que se des-
cubrió la verdad. Pipino mandó dar muerte a la dama impostora y se casó con Berta, amándola por
siempre, pues era una mujer muy bella y piadosa. La boda se celebró en el año 749, pero desde el año
741, Bertrada fue concubina de Pipino.
165
A 31 de diciembre del año 784
LA ISLAMIZADA ESPAÑA
Onneca (o Íñiga), hija del duque Otsoa II de Vasconia, viuda del vascón Íñigo Jimé-
nez y madre de Íñigo Íñiguez,339
contrajo segundas nupcias con el muladí340
Muza ibn
Fortum.
Muhammad al-Fihri, hijo de Yusuf, que se sublevó contra el nuevo poder cordobés, se
refugió en la fortaleza de Alarcón,341
fingiéndose ciego (todo un artista al simularlo).
Mientras tanto, los musulmanes de la zona erigieron la alcazaba denominada de Con-
ca.342
En Sevilla, presidido por el arzobispo toledano Elipando, hubo un concilio. Se con-
denó como herético (adopcionista) a Migecio343
y al mismo Egila, pues parece ser que
Egila se había dejado convencer por Migecio, profesando ambos la fe adopcionista tan
difundida sobre todo por el obispo Félix de Urgel, habiéndose distanciado de la herejía
el arzobispo Elipando. Sea como fuere, lo cierto es que el adopcionismo tan manifiesto
en España pone de relieve que el viejo arrianismo no fue tan erradicado del todo en los
tiempos visigodos. De otra parte, el Islam contribuye a ello y, además, la presencia de
muchos sirios en España, prevalentemente de fe nestoriana, no ha acarreado sino con-
fusión doctrinal y fe de identidad más que diluida. La de España no es ahora una Iglesia
vigorosa sino oscura y débil. ¿Qué otra cosa cabría esperar, dada la situación y las cir-
cunstancias?
El Islam es el que está teniendo auge. Los musulmanes no paran de ampliar la gran
mezquita de Córdoba, habiendo expulsado ya del todo a los cristianos344
que aún mante-
nían su zona en la iglesia de San Vicente.345
Abderramán I, al hacerse de la entera igle-
339
Conocido como Arista, futuro rey de Pamplona.
340
La palabra muladí (plural muladíes) puede designar a tres grupos sociales presentes en la Península
Ibérica durante la Edad Media: 1) Cristiano que abandonaba el cristianismo, convertido al Islam y que
vive entre musulmanes. Se diferencia del mozárabe en que éste último conserva su religión cristiana en
territorios de dominio musulmán. 2) Hijo de un matrimonio mixto cristiano-musulmán y de religión mu-
sulmana. 3) Población de origen hispanorromano y visigodo que adoptó la religión, la lengua y las cos-
tumbres del Islam para disfrutar de los mismos derechos que los musulmanes tras formarse Al-Ándalus.
341
Provincia de Cuenca.
342
Lo que equivale, en este año, a la fundación de la ciudad de Cuenca.
343
Probablemente encuadrable en el episcopologio hispalense, aunque oficialmente no aparece en el mis-
mo. De esta época o ligeramente posterior sí figura, contrario a Elipando, Teodula.
344
Unos cristianos que eran conocidos como unitarios, bastante islamizados.
345
Sobre la que está construida dicha mezquita.
166
sia de San Vicente, pagó a los cristianos 100.000 dinares,346
permitiéndoles que cons-
truyan sus iglesias extramuros de la ciudad.
Abderramán I se ocupó también de la construcción de su Palacio de Ar-Rusafa para
residencia de los emires cordobeses.347
346
El dinar tiene su origen en la antigua moneda araboislámica de oro que se empezó a acuñar a finales
del siglo VII y que tenía un peso que, según las épocas, oscilaba entre los 3,85 y 4,25 gramos. En sus ini-
cios imitaba los modelos bizantinos, pero pronto adquirió carácter propio y definido, hasta el punto que
fue imitado fuera de los territorios califales.
347
Hoy se halla en la zona conocida como Arruzafa, donde está el Parador Nacional de Turismo, a unos 3
kilómetros al noroeste de Córdoba. Es famoso su jardín de plantas exóticas.
167
A 31 de diciembre del año 785
LA MEZQUITA DE CÓRDOBA
Los materiales de la iglesia visigoda de San Vicente en Córdoba fueron utilizados en
la construcción ampliada de la mezquita de Córdoba, para la que también se acarrearon
columnas romanas desde Mérida.348
Abderramán I quiere que la construcción de la mez-
quita muestre el esplendor y la estabilidad islámica que se van consiguiendo en Al-
Ándalus, tras haber sido derrotados todos los sublevados y rebeldes a su dominio porpio
de los omeyas. Los últimos rebeldes, que se habían refugiado en Toledo, fueron final-
mente derrotados por el ejército del emir, yendo hasta la ciudad toledana el mismo Ab-
derramán, años atrás y sucesivamente, al mando de miles de hombres.
Abderramán se valió de leales generales y comandantes en sus campañas militares, al-
gunos parientes entre ellos y su liberto Badr. Éste, por haber sido insolente con el emir,
fue desterrado temporalmente, pero a la sazón está plenamente reconciliado con su se-
ñor. En los asuntos más serios de conspiración, Abderramán I no mostró nunca la más
mínima compasión. Todos cuantos conspiraron lo pagaron con sus vidas.
348
El empleo de tantas columnas en la mezquita de Córdoba se explica por la premura en construirla
cuanto antes, porque contraviene en gran parte la exigencia piadosa de la oración islámica, ya que se re-
quiere que los orantes puedan ver al imán que dirige los rezos.
168
A 31 de diciembre del año 786
HARÚN AL-RASHID
Se siente bastante el influjo y dominio de Carlomagno sobre tierras catalanas. Mien-
tras tanto, a 14 de septiembre, asciende al trono califal de Bagdad el abasí Harún al-
Rashid.349
Y se da por terminada en este año la mezquita de Córdoba.
O DEI VERBUM
Beato de Liébana compuso durante este año un himno para la celebración litúrgica del
Apóstol Santiago, considerándolo Patrón de España. El himo se titula O Dei Verbum y
por él se difunden milagros y presencia del Apóstol en España, muy particularmente en
el reino de Asturias.350
349
El califato abasí llegará con él a su mayor poderío y esplendor en todos los aspectos (económico,
cultural, científico, etc). Por otra parte, fue muy radical en sus concepciones religiosas acerca del Islam.
Se le considera uno de los más grandes gobernantes musulmanes, como ejemplo para sus correligiona-
rios. Su fama y poderío fueron inmortalizados en Las mil y una noches, donde él, su esposa Zobeida y
varios de sus cortesanos protagonizan numerosas historias.
350
Todo esto sin que aún se haya “descubierto” la tumba del Apóstol. Hay quienes consideran discutible
que al autor de este himno sea Beato de Liébana.
169
A 31 de diciembre del año 787
EL II CONCILIO DE NICEA (VII ECUMÉNICO)
Sobre todo a partir del siglo IV, empezó a proliferar el arte cristiano en los lugares de
culto, floreciendo y aumentando en más numerosas expresiones que en tiempos ante-
riores. Este florecimiento fue acompañado siempre de ciertas reservas al respecto, pues
los primeros cristianos no eran demasiado dados a las representaciones sagradas como
arte para la devoción. Sin embargo, ya en el siglo VIII, dándose un uso abusivo de la
iconografía y de las imágenes cristianas, se produjeron también reacciones contrarias y
medidas que, acertada o desacertadamente, desaconsejan o prohíben dicha utilización o
recurso.
León III, emperador bizantino (717-741), publicó un edicto exhortativo (año 726) por
el que la gente habría de deshacerse de las imágenes y renunciar a venerarlas. Así em-
pezó el movimiento iconoclasta bizantino, prolongándose en el tiempo desde entonces y
con nuevos edictos, como el que también fue muy notorio del año 730. Tras la prohibi-
ción, vino la persecución de los que veneraban las imágenes, los cuales, sin embargo,
contaron con el apoyo del célebre monje y teólogo Juan Damasceno. Se empezó así a
desarrollar una teología iconográfica o de las imágenes.
El hijo y sucesor de León III, Constantino V (741-775), convocó una asamblea sino-
dal o concilio (año 753), que se celebró en el año 754 en Hieria. Los padres participan-
tes, iconoclastas, consideraron la asamblea como Concilio Ecuménico (siendo evidente
que no lo era), entre otras cosas porque no hubo ninguna representación de la Santa Se-
de romana. Emanó de Hieria un decreto, titulado Horos, condenando las imágenes y
afirmando que la única imagen representativa de Cristo es la Eucaristía. A partir de aquí
arreciaron más las persecuciones contra los iconódulos, sobre todo contra los monjes,
los cuales, al unísono con el pueblo sencillo, defendían el uso de las imágenes.
Llegando a estos tiempos, ya en el año 784, la emperatriz y regente Irene, estando al
cuidado de su hijo Constantino VI, aseguró la nueva corriente de la iconodulía al desig-
nar como patriarca de Constantinopla a Tarasio, laico iconódulo que fue ordenado para
su cargo patriarcal. Estando así las cosas, el Papa Adriano I vio bien la propuesta de Ire-
ne de celebrar en Oriente un Concilio Ecuménico sobre el particular y contra las here-
jías, residuales o fuertes que persistían y persisten, herejías tales como el muy extendido
adopcionismo (arraigado fuertemente aún en Siria y ahora también en España). Los pre-
parativos y la primera asamblea conciliar al respecto se reunió ya en el año 786 en
Constantinopla, pero como hicieron su aparición tropas iconoclastas se tomó la decisión
de trasladarse al más seguro lugar de Nicea. Aquí se celebró este Concilio, II de Nicea y
VII Ecuménico, del 24 de septiembre al 13 de octubre. 335 fueron los padres conciliares
reunidos. El Papa Adriano I fue representado por su legado pontificio el arcipreste Pe-
dro de Roma. Por Constantinopla participó el patriarca Tarasio,351
estando presente tam-
351
San Tarasio (730-806).
170
bién el archimandrita del monasterio jerosolimitano de San Sabas. Irene intervenía tam-
bién, presidiendo sobe todo los trabajos de la última sesión, la de las conclusiones, ve-
lando para que resultaran favorables a la veneración de las imágenes. Los decretos y cá-
nones fueron promulgados por ella.352
Una de las novedades en este Concilio fue la baja asistencia de los patriarcas orienta-
les. Sólo asistió el de Jerusalén (que llegó con retraso) y el de Constantinopla. Declara-
ron nulo y no ecuménico el Concilio de Hieria del año 754, por haberse celebrado fuera
de la comunión con el Papa, y se refutó el Horos.
El actual Concilio se fue desarrollando pausadamente y en profundidad teológica. El
decreto condenando el iconoclasmo fue aprobado en la séptima sesión, y en la última
sesión se aprobaron 22 cánones. Estos continuaban la tradición del Concilio Trullano y
trataban de temas como el derecho (canon 1), la actividad de los obispos (cánones 2-4 y
11-12), la simonía (canon 4), el clero (cánones 10, 15, 16) y los monjes (cánones 18-
22). Quedaba condenada la iconoclasia.353
No fueron marginales las cuestiones que se trataron, pues afectan al corazón mismo de
la verdadera doctrina cristológica, a tenor de los anteriores concilios, desde el de Calce-
donia (año 451). Es la encarnación del Hijo de Dios, una sola persona y dos naturalezas,
la que permite que la Palabra encarnada pueda ser presentada en imágenes, pudiendo re-
cibir culto mediante ellas. La adoración –es cierto– corresponde sólo a Dios, pudiendo
ser veneradas las imágenes con un honor apropiado en cuanto va dirigido al represen-
tado, que en última instancia es Dios. Así, desde este Concilio II de Nicea, los cristianos
se toman la iconografía cristiana muy en serio.354
Los cánones de este Concilio permiten hacer una distinción entre el culto dado a Dios
(culto de adoración o de latría: λατρεία) y la veneración (προσκύνησις, pros ni sis: ve-
352
No obstante, las disputas continuaron generando problemas y dificultades en el seno de la familia im-
perial, casi hasta mediados del siglo IX, en tiempos del emperador Teófilo.
353
No obstante, este II Concilio Ecuménico de Nicea fue recibido con bastantes reservas en Occidente,
sobre todo por la mala traducción del griego al latín con que llegaron las actas conciliares. La iconoclasia,
no obstante, necesitará también del Concilio que se celebre en Constantinopla en el año 843, para ser de-
finitivamente rechazada.
354
En la actualidad y desde hace mucho tiempo, se ha incrementado mucho el interés por los iconos de
estilo oriental también por parte de los católicos. En la liturgia oriental, la exposición de los iconos (ico-
nostasio) se considera más como liturgia que como una distracción cultural, en fuerte contraste con el
Misal romano, que advierte del peligro de que las imágenes desvíen la atención de la liturgia. En el ico-
nostasio, Cristo, María y San Juan Bautista ocupan lugares destacados; en niveles superiores figuran tam-
bién importantes Santos y Apóstoles, las doce fiestas (mayores) de la ortodoxia, los patriarcas, los pro-
fetas y los ángeles. Las normas para pintar los iconos se han transmitido a lo largo de las generaciones;
sus formas y colores constituyen una compleja declaración teológica. Los iconos son más simbólicos que
realistas en su expresión. Son sacramentales en cuanto que constituyen un lugar de encuentro entre el
adorador y el santo; más importante que mirar la imagen es ser visto por ella, por lo santo. La bibliografía
sobre los iconos en los últimos tiempos es inmensa, especialmente por parte de autores orientales, pero
también desde una perspectiva ecuménica, en la que es reconsiderada la tradicional reserva, por no decir
antipatía, de los protestantes hacia las imágenes sagradas.
El lector puede dirigirse también ahora (o cuando lo prefiera) al Epílogo III.
171
neración) especial tributada a las imágenes. Así se evitan ambos extremos igualmente
presentes en la cultura oriental: la adoración de la imagen como si fuera Dios mismo y
por otro lado la destrucción de éstas por miedo a la idolatría o por motivos, más o me-
nos sincretistas, de conveniencia y paz.
He aquí algunos textos del Concilio:
Definición sobre las sagradas imágenes y la tradición
SESIÓN VII:
[I. Definición.] ...Entrando, como si dijéramos, por el camino real, siguiendo la
enseñanza divinamente inspirada de nuestros Santos Padres, y la tradición de la
Iglesia Católica pues reconocemos que ella pertenece al Espíritu Santo, que en ella
habita, definimos con toda exactitud y cuidado que de modo semejante a la imagen
de la preciosa y vivificante cruz han de exponerse las sagradas y santas imágenes,
tanto las pintadas como las de mosaico y de otra materia conveniente, en las santas
iglesias de Dios, en los sagrados vasos y ornamentos, en las paredes y cuadros, en
las casas y caminos, las de nuestro Señor y Dios y Salvador Jesucristo, de la Inma-
culada Señora nuestra la Santa Madre de Dios, de los preciosos ángeles y de todos
los varones Santos y venerables. Porque cuanto con más frecuencia son contempla-
dos por medio de su representación en la imagen, tanto más se mueven los que éstas
miran al recuerdo y deseo de los originales y a tributarles el saludo y adoración de
honor, no ciertamente la latría verdadera que según nuestra fe sólo conviene a la na-
turaleza divina; sino que como se hace con la figura de la preciosa y vivificante
cruz, con los evangelios y con los demás objetos sagrados de culto, se las honre con
la ofrenda de incienso y de luces, como fue piadosa costumbre de los antiguos.
"Porque el honor de la imagen, se dirige al original", y el que adora una imagen,
adora a la persona en ella representada.
[II. Prueba.] Porque de esta manera se mantiene la enseñanza de nuestros Santos
Padres, o sea, la Tradición de la Iglesia Católica, que ha recibido el Evangelio de un
confín a otro de la tierra; de esta manera seguimos a Pablo, que habló en Cristo [2
Cor 2,17], y al divino colegio de los Apóstoles y a la santidad de los Padres, man-
teniendo las tradiciones [2 Tes 2, 14] que hemos recibido; de esta manera cantamos
proféticamente a la Iglesia los himnos de victoria: Alégrate sobremanera, hija de
Sión; da pregones, hija de Jerusalén; recréate y regocíjate de todo tu corazón: El
Señor ha quitado de alrededor de ti todas las iniquidades de sus contrarios; redi-
mida estás de manos de tus enemigos. El señor rey en medio de ti: no verás ya más
males, y la paz sobre ti por tiempo perpetuo [So 3, 14 ss; LXX].
[III. Sanción.] Así, pues, quienes se atrevan a pensar o enseñar de otra manera; o
bien a desechar, siguiendo a los sacrílegos herejes, las tradiciones de la Iglesia, e in-
ventar novedades, o rechazar alguna de las cosas consagradas a la Iglesia: el Evan-
gelio, o la figura de la cruz, o la pintura de una imagen, o una santa reliquia de un
172
mártir; o bien a excogitar torcida y astutamente con miras a trastornar algo de las le-
gitimas tradiciones de la Iglesia Católica; a emplear, además, en usos profanos los
sagrados vasos o los santos monasterios; si son obispos o clérigos, ordenamos que
sean depuestos; si monjes o laicos, que sean separados de la comunión.
De las sagradas elecciones
SESIÓN VII:
Toda elección de un obispo, presbítero o diácono hecha por los príncipes, quede
anulada, según el canon [Can. apost. 30] que dice: Si algún obispo, valiéndose de
los príncipes seculares, se apodera por su medio de la Iglesia, sea depuesto y exco-
mulgado, y lo mismo todos los que comunican con él. Porque es necesario que
quien haya de ser elevado al episcopado, sea elegido por los obispos, como fue de-
terminado por los Santos Padres de Nicea en el canon que dice [Can. 4]: Conviene
sobremanera que el obispo sea establecido por todos los obispos de la provincia.
Mas si esto fuera difícil, ora por la apremiante necesidad o por lo largo del camino,
reúnanse necesariamente tres y todos los ausentes den su aquiescencia por medio de
cartas y entonces se le impongan las manos; mas la validez de todo lo hecho ha de
atribuirse en cada provincia al metropolitano.
De las imágenes, de la humanidad de Cristo, de la tradición
Nosotros recibimos las sagradas imágenes; nosotros sometemos al anatema a los que
no piensan así...
Si alguno no confiesa a Cristo nuestro Dios circunscrito según la humanidad, sea ana-
tema...
Si alguno rechaza toda tradición eclesiástica, escrita o no escrita, sea anatema.
De los errores de los adopcianos355
Reunida con falsos argumentos la materia de la causal perfidia, entre otras cosas
dignas de reprobarse, acerca de la adopción de Jesucristo Hijo de Dios según la car-
ne, leíanse allí montones de pérfidas palabras de pluma descompuesta. Esto jamás lo
creyó la Iglesia Católica, jamás lo enseñó, jamás a los que malamente lo creyeron
les dio asenso...
Impíos e ingratos a tantos beneficios, no os horrorizáis de murmurar con veneno-
sas fauces que nuestro Libertador es hijo adoptivo, como si fuera un puro hombre,
sujeto a la humana miseria, y, lo que da vergüenza decir, que es siervo... ¿Cómo no
teméis, quejumbrosos detractores, odiosos a Dios, llamar siervo a Aquel que os li-
355
De la Carta del Papa Adriano I Si tamen licet a los obispos de las Galias y de España, 793.
173
beró de la esclavitud del demonio?... Porque si bien en la sombra de la profecía fue
llamado siervo [cf. Job 1, 8 ss], por la condición de la forma servil que tomó de la
Virgen,... esto nosotros... lo entendemos como dicho, según la historia, del santo
Job, y alegóricamente, de Cristo...
LOS VIKINGOS INVADEN INGLATERRA
Los vikingos, especialmente daneses, comenzaron en este año a invadir Inglaterra.356
Son bárbaros, aterradores y de tradición pagana (seguidores de sus dioses Odín, Thor,
Heimdall). Emplean un modo de saqueo del tipo guerrillas, más a lo bestia de lo que
fueron los bagaudas. Llegan a las costas de manera impredecible, atacando rápida y vio-
lentamente, tratando de conseguir el mayor botín, para retirarse tan rápido como llega-
ron, dando pie a que no se les pueda hacer una fuerte resistencias, dando lugar al des-
gaste y a la impotencia. Las poblaciones de las costas germanas, francas y británicas vi-
ven de continuo en el terror de ser presa de las incursiones vikingas.357
356
Procedían de Escandinavia (Noruega, Suecia y Dinamarca principalmente). Aterrorizaron todo el te-
rritorio europeo entre los siglos VI-XI. La denominación tiene el significado de "Hombres del Norte".
También se sostiene que la expresión "Vik in" significa "bahía adentro", refiriéndose así a sus desem-
barcos. Aventurados marineros y excepcionales guerreros, establecieron un régimen donde sólo su con-
versión al cristianismo podría detenerlos. Finalmente fueron absorbidos por la cultura de las regiones que
conquistaron.
Los vikingos poseían veloces naves llamadas "drakkars" (llamadas así porque las proas y popas de sus
embarcaciones estaban adornadas con cabezas de dragones) que utilizaban para saquear los pueblos eu-
ropeos de manera rápida y brutal, antes de que se organizara una resistencia seria. Con el tiempo sus sa-
queos se convirtieron en conquistas.
El modo de saqueo de los vikingos impulsó la construcción de castillos y favoreció la descentralización
política del feudalismo. Además, los vikingos establecieron regímenes políticos y administrativos en los
territorios conquistados. Algunos de ellos no sobrevivieron a la era de los vikingos, como los reinos de
Dublín y York; pero Islandia siguió existiendo como tal, la monarquía de Kiev sería la base del Imperio
Ruso, y huellas del talento organizador de los jefes vikingos son claramente visibles hoy día en la Isla de
Man y en Normandía.
La ganadería, la agricultura y la pesca fueron la base de subsistencia de los habitantes de Escandinavia
durante siglos. En los siglos VI y VII, se desarrolló el comercio a lo largo del Mar Báltico y con Rusia a
través de sus grandes ríos. Repentinamente, a finales del siglo VIII los vikingos comenzaron sus agresivas
incursiones sobre las costas de Europa. Las razones pueden ser diversas. Las incursiones de los vikingos
posiblemente se debieron al descubrimiento de la riqueza de los pueblos del sur por los comerciantes,
aunado a esto la relativa debilidad de dichos pueblos y la ventaja como navegantes experimentados de los
vokingos con sus veloces embarcaciones.
A finales del siglo VIII, ya realizaban grandes incursiones a través de los ríos de Rusia, estableciendo
fortificaciones defensivas. En el siglo IX gobernaban Kiev; y en el 907, una escuadra de 2.000 embar-
caciones y 80.000 hombres de los vikingos atacó Constantinopla, aceptando el ventajoso acuerdo comer-
cial que el emperador bizantino les ofreció a cambio de su retirada.
357
El territorio de asentamiento vikingo del noroeste de Francia se denominó Normandía, que procede
del término "hombres del norte" y dio el nombre de normandos a sus habitantes.
174
175
A 31 de diciembre del año 788
MURIÓ EL EMIR ABDERRAMÁN I Y LE SUCEDIÓ HISHAM I
Said ibn al-Husayn al-Ansari se sublevó contra Abderramán I, que había asesinado a
su padre en Sagunto, apoderándose de Tortosa.358
De allí expulsó a su valí, Yusuf al-
Qaysi, dirigiéndose posteriormente a recuperar Zaragoza.
No mucho tiempo después, en septiembre, murió en Córdoba Abderramán I, a los 57
años de edad, habiendo estado al frente del emirato independiente cordobés durante 32
años.359
Su hijo menor, Hisham I (o Hixhem I), de 31 años de edad, que gobernaba en
Mérida, le sucedió como emir en Córdoba, el 7 de octubre.360
Así lo tenía establecido
Abderramán I.361
Los hermanos de Hisham se sublevaron en Toledo, siendo uno de ellos Suleimán, go-
bernador, y otro Abd Allah (al-Balansí), que apoya a Suleimán.362
Percatado de ello,
Hisham sitió Toledo. Suleimán logró escapar y, seguido de su séquito, fue a pedir au-
xilio favorable a Mérida, pero los emeritenses, con su nuevo gobernador al frente, se ne-
garon a ayudarle. Lo que hicieron fue atacarle y derrotarlo. Trató luego de tomar Cór-
358
Provincia de Tarragona.
359
La situación interna del emirato cordobés no permitió a Abderramán I dirigir las habituales acefias o
ataques a los territorios cristianos del norte. Su reinado transcurrió entre luchas internas y sublevaciones,
sofocando la resistencia del anterior emir, Yusuf al-Fihrí, y de sus partidarios, sobre todo de sus hijos, de
los sirios partidarios de los abasíes y de los bereberes asentados en la Península Ibérica desde que fue in-
vadida por primera vez.
Nunca llegó a perder ninguna batalla ante ninguno de sus enemigos y en sus últimos años tuvo que
afrontar muchas conspiraciones, reprimiéndolas enérgicamente. Estableció un Estado Islámico unificado
que logro detener el avance cristiano durante varios siglos y evitó que hubiera sido rápido el colapso del
control islámico peninsular, asegurado en su dinastía omeya hasta el año 1031.
Es posible que, en el siglo XVI, después de sofocada la rebelión morisca, parte de sus descendientes se
establecieran en la región valenciana, cristianizándose, o bien partiendo de allí hacia África, desde el
puerto de Alicante (a comienzos del siglo XVII).
360
El adivino Al-Dabbi le predijo que habría de reinar exactamente durante 7 años. Hisham I se hará cé-
lebre por su piedad islámica, siendo muy generoso (ayudó a los pobres para que, desde cualquier lugar,
pudieran visitar la mezquita de Córdoba).
Salvo la sublevación inicial de sus hermanos contra él, su reinado se caracterizará por una relativa paz
interior, lo que le permitirá emprender la guerra santa contra reinos cristianos circundantes. Con este fin
dirigió numerosas razias, hasta que, al regresar de una de ellas, sea derrotado, a manos de los astures, en
Lutos (año 794). Lutos puede ser la localidad asturiana de Los Lodos, en el concejo asturiano de Grado.
361
Abderramán había tomado la decisión de elegir como sucesor a Hisham siguiendo una antigua traición
oriental. Lo escogió por ser el más parecido a él, tanto en carácter como físicamente, dejándole un legado
inmenso.
362
Tal vez el primogénito.
176
doba, siendo rechazado aquí también. Finalmente dominó la región (ya poco autónoma)
de Tudmir (Teodomiro).363
Abderramán I ecuestre
363
Sólo durante 2 años. Se trata de la región murciana, más amplia que la actual provincia de Murcia, la
cual, mediante pacto (lo contábamos en su momento), era bastante autónoma y no islámica.
177
A 31 de diciembre del año 789
MURIÓ EL REY MAUREGATO DE ASTURIAS Y LE SUCEDIÓ BERMUDO I
El rey Mauregato de Asturias murió en este año, de muerte natural, en el sexto año de
su reinado.364
Los nobles asturianos eligieron rey sucesor a Bermudo I, de sobrenombre
el Diácono.365
Tiene 49 años de edad. Es hijo de Fruela de Cantabria y de su mujer
Nuña, siendo él hermano de Alfonso I el Católico. Bermudo es también hermano de
364
Desconocemos su edad, al no saber el año de su nacimiento. Al morir, fue enterrado en la iglesia de
San Juan de Santianes de Pravia, depositado en un sepulcro liso. El historiador Tirso de Avilés y Hevia
(siglo XVI) señala que en su tumba figuró este epitafio: Hic iacet in Pravia qui pravus fuit (aquí en
Pravia yace el que fue depravado).
Aunque hay dudas al respecto y acerca de las referencias documentales, Mauregato se habría casado
con Creusa y tuvieron un hijo, de nombre Hermenegildo.
365
Mucho se ha especulado sobre las motivaciones que pudieron llevar a los nobles asturianos para elegir
a Bermudo como rey (observemos que se mantiene aún la monarquía como electiva). Aparentemente,
Bermudo no destacaba en nada para llegar a ser monarca y no parece que participara para nada en las in-
trigas políticas de la realeza de entonces. Podemos explicarnos que los nobles se mostraran aún reacios a
elegir a Alfonso II, tal vez temerosos de que pudiera tomar represalias indagando acerca de los asesinos
de su padre Fruela. Tal vez los electores se inclinaron por Bermudo pensando que era hombre de cuali-
dades, bondadoso y fácil de manejar, partidario de la paz y, por tanto, que sería proclive a mantener el
vasallaje con el emirato andalusí (aunque, habiendo muerto ya Abderramán I y habiéndole sucedido su
hijo Hisham, las cosas estaban para cambiar al respecto en cuestiones de violencia guerrera).
Como quiera que fuera, el primer sorprendido de la elección debió ser el mismo Bermudo, pues desde
un principio se mostró reacio a asumir la realeza, dado su gusto ya adquirido en la vida espiritual y en la
tranquilidad de la oración. Pero le presionaron, de tal modo que renunció a la vida clerical y se dispuso a
contraer matrimonio, aunque no conocemos la identidad de su esposa, con la que se casó a poco de ser
elegido rey. Parece ser que se llamaba Usenda, sin que sepamos a ciencia cierta si era gallega, pues hay
fuentes que la suponen de Navarra. Algunas fuentes la señalan como bisnieta o descendiente del rey
Witiza. Ninguna fuente duda, sin embargo, acerca de que de este matrimonio nació el que será futuro rey
Ramiro I, que debió de nacer hacia el año 791 ó 792. Hay autores que señalan que tuvieron más hijos, un
varón llamado García y dos hijas más. Parece que 4 hijos son muchos, si tenemos en cuenta que Bermudo
vivió casado tan sólo durante 3 años, pues cuando abdicó del trono, a favor de Alfonso II, se separó tam-
bién de su mujer para llevar vida monacal y eclesiástica.
Desde que acedió al trono, Bermudo hizo cuanto pudo por reconciliar a las distintas facciones nobi-
liarias, logrando mucha paz interior en su reino. Sin embargo, los enfrentamientos nobiliarios no cesaron.
De otra parte, la declaración de guerra santa contra los cristianos, proveniente de Hisham I, virulenta a
partir de la primavera del año 791, afectó mucho a Bermudo. No le quedaba a él otra salida que armar a
su ejército y emprender la defensa, incluso renovando la Reconquista de España.
El ejército musulmán, a dos columnas, atacará a los astures, por la zona alavesa y por la zona gallega.
Los astures vencieron a los musulmanes en Astorga, pero en la batalla del río Burbia, en el Bierzo, su-
frieron una seria derrota. Fue una derrota que impresionó mucho a Bermudo, tanto que muy pronto llamó
a Alfonso II para que asumiera el mando del ejército y el trono astur. Negociando todo esto con los noves
astures, Bermudo abdicará como rey. Alfonso II aceptará y, sin rencor por los años de marginación y
destierro, demostrará ser un buen rey de Asturias y muy capaz. Como se mantuvo una muy buena relación
entre Bermudo y Alfonso, éste asoció pronto a su trono al hijo de Bermudo, el que le sucedería como
Ramiro I.
178
Aurelio de Asturias y nieto del duque de Cantabria, contemporáneo de Don Pelayo.366
Nadie pensó para él que fuera a reinar, pues su padre le orientó hacia la clerecía, siendo
diácono cuando le eligieron rey.
LOS IDRISÍES
En el norte de África se fundó durante este año una nueva dinastía, la idrisí. Huyendo
de los abasíes, Idris I funda su reino musulmán independiente en Walili,367
anexionán-
dose también Ceuta.368
Los idrisíes contribuirán a la consolidación de la Córdoba an-
dalusí.
Mauregato
366
Bermudo I es el ascendiente coronado más remoto de un linaje que entronca a través de una línea inin-
terrumpida de padres a hijos o hijas hasta el rey Juan Carlos I de España, lo cual significa que la dinastía
reinante en España es la más antigua del mundo, sólo por detrás de la japonesa.
367
La Volubilis romana, en Marruecos.
368
En el año 791 se anexionará también Melilla, la cual, como ciudad fenicia, se llamaba Russadir.
179
A 31 de diciembre del año 790
CRISTIANOS Y MOROS DE ESPAÑA
Fueron fundados en este año varios monasterios, entre ellos el de Aguas Cálidas, cer-
cano a la localidad cántabra de La Hermida, y el de San Juan de la Hoz, en Cillaper-
lata.369
Abd Allah al-Balansí370
salió al encuentro de su hermano Hisham I en busca de per-
dón. Se encontraron el 20 de mayo. Hisham I le perdonó y le dejó vivir en la mansión
de su hijo Al-Hakam.371
Despues de esto, Muawilla, otro hijo de Hisham I, con sus ge-
nerales Shuhaid ibn Isa y Tammam ibn Alqama, se apoderaron de Valencia y de mucho
territorio del entorno, incluido el de Tudmir. Suleimán, el otro hermano de Hisham y de
Abd Alla al-Balansí, reconciliado también, se embarca con su familia yéndose a la Ber-
bería de África.
Hisham I decidió recuperar el control del valle del Ebro. Envió una gran expedición
contra el gobernante Matruh, al mando de Ubayd Allah ibn Utzman, pero no pudo apo-
derarse de la ciudad y se quedó en Tarazona.
369
A orillas del Ebro, en la provincia de Burgos.
370
El Valenciano.
371
Que será el próximo emir como Alhakén I.
180
A 31 de diciembre del año 791
ABDICA BERMUDO I Y EMPIEZA A REINAR ALFONSO II
Matruh murió decapitado por sus aliados (uno de ellos, según las noticias de que se
dispone, probablemente el paje Amrus ibn Yusuf y otro Ibn Saltan). La cabeza de Ma-
truh se la enviaron al general Ibn Utzman, que se encuentraba en Tarazona. Zaragoza
cae y queda sometida al emirato de Córdoba.
Los musulmanes renovaron ya su costumbre de lanzar cada primavera dos expedí-
ciones contra ambos extremos del Reino de Asturias, a fin de obligar a su rey a dividir
sus fuerzas: un ejército al mando de Utman Ubayd Allah ataca Álava y Castilla, aplas-
tando a los cristianos y persiguiéndoles por los valles de la margen izquierda del Ebro,
desde las Conchas de Haro hasta el Escudo de Cantabria; otro, al mando de Yusuf ibn
Bujt, devasta Galicia y, a su regreso por la vía romana de Lugo, a Astorga. El rey Ber-
mudo está allí, intentando hacer frente al ataque, pero en la batalla del río Burbia, a los
pies de Castro Ventosa, los cristianos son arrollados y muchos perecen. Tras esto, Ber-
mudo I decide abdicar, regresando a su estado de clerecía monástica y cediendo el trono
a Alfonso II (el Casto), hijo de Fruela I y a la sazón refugiado en Álava. Fue ungido y
coronado rey de Asturias el 14 de septiembre, trasladando la capitalidad de su reino
desde Pravia a Oviedo, ciudad en la que había nacido.
INCLUSIÓN 372
SUPUESTA ENTREVISTA AL REY BERMUDO I EL DIÁCONO EN SU MONASTERIO
Reinó en Asturias durante tres años tras la muerte del usurpador Mauregato y renunció al trono, para volver al monasterio, tras la derrota en la batalla de Burbia, en el Bierzo.
De Bermudo I dicen las crónicas que muerto Mauregato, fue elegido para reinar, siendo hijo de Fruela (hermano de Alfonso I y padre de Alfonso II). Este Bermudo, que había sido diácono y luego se casó, fue un gran hombre. Reinó tres años y abdicó espontáneamente. Su sobrino, el que Mauregato expulsara del reino, fue por él designado para sucederle: Alfonso II el Casto.
Don Bermudo, sentado a la débil luz del crepúsculo, en el claustro del monasterio en el que estuvo retirado muchos años, asiente. Es un anciano pulcro, grueso y sonriente, de carrillos coloreados como la manzana por el lado que le da el sol. Su mirada es viva y algo irónica, y lleva el rostro cuidadosamente rasurado.
372
Sacada de (internet) La Nueva España: 11 de julio de 2005
181
—Me rasuré el día que decidí dejar de ser rey y desde entonces me hago afeitar dos veces
por semana. ¿Sabe qué le sucedió al rey Wamba? Que algunos nobles ambiciosos apetecían la corona que él ceñía, por lo que cierta noche le emborracharon, y cuando estaba en la in-consciencia, le raparon el pelo y las barbas, con lo que ya no podía ser el rey de los godos. Por ese motivo es por el que me rasuro yo un día sí y otro no: porque no quiero volver a ser rey.
—¡Parece mentira, don Bermudo! ¡Y tantos queriendo serlo!
—Ya ve usted: hay gente para todo. Desde luego, muchos ambicionan ser reyes a costa de lo que sea, y les da lo mismo traicionar que ser víctimas de su ambición una vez que se han sen-tado en el trono. Yo jamás entendí esa clase de aspiraciones. Prefiero, con mucho, la paz del claustro. —Sin embargo, usted fue rey.
—A la fuerza. Me vinieron a buscar y no me quedó otro remedio que ir con ellos, para evitar males mayores. —¿Era usted clérigo antes de ser rey? —Sí, era diácono.
—¿Dónde? —En Brañalonga, en tierras de Tineo.
—¿Por qué tan lejos? —Porque prefería vivir apartado de la política y de las intrigas de la corte. La corte de Pravia
era muy reducida, de manera que las intrigas resultaban más evidentes. —¿Qué relación puede tener un diácono con las intrigas cortesanas? —Depende quién sea el diácono. Yo pertenezco a la familia real, de manera que lo que sucede en la corte me afecta en mayor o menor medida. Antes más que ahora, porque desde que em-
puña el cetro mi sobrino Alfonso, segundo rey de ese nombre en Asturias, lo hace con firmeza.
182
—¿Llegó usted a ser rey de Asturias por pertenecer a la familia real?
—Naturalmente. Como usted sabrá, la monarquía de los godos era inicialmente electiva: los nobles y los obispos elegían al nuevo rey, alzándole sobre su pavés. Pero esto daba lugar a abu-sos, porque asesinando al rey, cabía la posibilidad de que fuera elegido quien incitó su asesi-
nato. Los Concilios de Toledo procuraron evitar esa manera sangrienta de establecer la suce-sión promoviendo un tipo de monarquía hereditaria.
—Usted fue proclamado rey de Asturias, ¿por elección o por herencia? —Fui elegido, pero porque pertenecía a la familia real. —¿Descendiente de Don Pelayo? —No, de Don Pedro, el duque de Cantabria. Yo soy hijo de Fruela el cántabro, que vino a la
corte de Cangas de Onís acompañando a su hermano Alfonso, el cual contrajo matrimonio con Ermesinda, la hija de Don Pelayo, y fue el padre de Fruela I, aquel bárbaro (está mal que yo lo diga, siendo mi primo, como era) a quien asesinaron en Cangas de Onís. —Ese asesinato, ¿trajo malas consecuencias para la monarquía? —Muy malas. Durante muchos años, la corona saltó de una cabeza a otra para evitar que Al-
fonso, el hijo del asesinado Fruela, subiera al trono. —¿Por qué motivo?
—Porque Fruela I fue víctima de una conspiración palaciega, y lo que menos interesaba a los conspiradores era que algún día llegara a ser rey el hijo del monarca asesinado.
—¿Y por ese motivo eligieron rey a Aurelio? —Exactamente. —De lo que se deduce que Aurelio habría tomado parte en la conspiración.
183
—Aurelio era hermano mío y no puedo decirle si figuró entre los conspiradores o no figuró. Era hombre de carácter débil y poco resolutivo; tal vez no haya conspirado, pero debido a su
carácter, tal vez los conspiradores pensaron que podrían manejarle. —¿Y le manejaron?
—Reinó poco tiempo, de manera que no puede decirse qué habría hecho o dejado de hacer de haber reinado más años. Seis años son poco tiempo para un rey que se encuentra con un trono manchado de sangre. Fue el primero en salir de Cangas de Onís y acercarse al río Nalón. Du-
rante su reinado estuvo en paz con los caldeos y hubo de sofocar la sublevación de los siervos. A su muerte le sucede don Silo, por estar casado con mi prima Adosinda, hija de mi tío el rey don Alfonso I. El propósito de tía Adosinda, tanto como el de don Silo, era que regresaran las aguas a su cauce, y que ya que ellos no habían tenido hijos de su matrimonio, que los sucediera su sobrino Alfonso, legítimo heredero, por ser hijo del asesinado rey Fruela. Mas los nobles se opusieron a ello, y a la muerte de Silo apoyaron que el pérfido Mauregato subiera al trono tirá-nicamente, a consecuencia de lo cual Alfonso hubo de huir para refugiarse entre vascones, pue-
blo que era el de su madre, la reina Munia, y Adosinda, por su apoyo al rey legítimo, fue ence-rrada en un convento de Pravia. —¿Qué relaciones mantuvo usted con el usurpador Mauregato? —Ninguna relación. Pero a su muerte, también sin hijos, los nobles fueron a llamar a la puerta de este convento, porque alguien tenía que ser rey.
—Y el rey fue usted...
—No quedaba otro remedio que yo lo fuera si no queríamos volver a la anarquía de la mo-narquía electiva. —Así que tuvo que dejarse la barba.
—Por aquel entonces, yo usaba barba. Me la rapo ahora, por precaución. —También tuvo que casarse. —Es verdad. Recibí toda clase de dispensas y me casé con la piadosa Usenda Nunilo, que me
dio un hijo al que puse por nombre Ramiro, y que hoy es la persona de confianza del rey Alfonso.
184
—De manera que uno de los problemas mayores de la Monarquía asturiana, que es la falta de
descendencia, lo viene a solucionar un eclesiástico. —No digo que haya solucionado gran cosa teniendo un hijo, porque le di al problema la so-lución legítima, entregándole la corona a quien le correspondía, a Alfonso, y no guardándola
para mi hijo Ramiro. Pero debe tenerse en cuenta que ni mi hermano Aurelio, ni Don Silo, ni el usurpador Mauregato tuvieron descendencia. Así que tuvo que tener hijos un cura. Parece el mundo puesto al revés.
—¿Cuánto tiempo reinó? —Sólo tres años. —¿Echaba de menos la paz del convento?
—La echaba de menos. Pero había que empuñar la espada y ceñir la corona, porque las cir-cunstancias eran difíciles para el reino. En Córdoba había entrado a reinar el fanático Hisham I, un mahometano muy piadoso, empeñado en llevar la guerra santa a las tierras cristianas, y aunque le salí al paso al frente de un ejército, fui derrotado en Burbia, en el Bierzo. —Hay quien opina que esa derrota fue la causa de que usted renunciara a la corona.
—Sí, fue una de las causas, porque era necesario que el rey de Asturias fuera alguien más capacitado para hacer la guerra que yo. Aproveché esta oportunidad para renunciar en favor de Alfonso, quien, por fin, pudo ceñir la corona, y está demostrando ser un excelente rey. Al año
tercero de su reinado derrotó a un gran ejército árabe en la batalla de Lutos. No creo que les queden ganas a los moros de volver por aquí. —¿Qué relaciones mantiene con él?
—Muy buenas. Me está agradecido por lo que hice por él y me visita con frecuencia, para pe-dirme consejo. A veces me asegura que mi hijo Ramiro le sucederá como rey, porque Alfonso es casto y no tiene hijos. —Una vez más, el problema de siempre en la monarquía asturiana: la falta de descendencia.
185
—Yo no veo que haya tal problema. ¿No está la genealogía de Jesucristo llena de mujeres es-tériles y de ramas familiares que se extinguen? Y, no obstante, Jesús nació de una Virgen. Por
este motivo, no me cabe duda de que Asturias prevalecerá.
El rey Bermudo I
186
A 31 de diciembre del año 792
EL EXILIO DE FÉLIX DE URGEL
Un ejército cordobés, al mando de Abd al-Malik ibn Abd al-Wahid ibn Mugait, nieto
de Abderramán I, atacó Álava y se marchó con un sustancioso botín.
El obispo Félix de Urgel tuvo que abjurar (tal vez sin convencimiento personal) de su
fe adopcionista, habiendo sido reclamado para ello en un concilio celebrado en Ra-
tisbona. Este concilio, convocado como atropelladamente por el Papa Adriano I, a ins-
tancias de Carlomagno, tuvo como finalidad hacer abjurar a Félix, porque Carlomagno
no puede tolerar en sus dominios (a los que pertenece Urgel) a nadie que tenga una ju-
risdicción extranjera (representada en Félix y en la sede metropolitana de Toledo). Así
pues, Félix fue obligado a abjurar, siendo reemplazado en su sede de Urgel por el obis-
po Radulf. Carlomagno obligó a Félix a presentarse ante el Papa Adriano I antes de
marchar al exilio, a tierras lejanas de Al-Ándalus.
Detalle de un capitel de la catedral o seu de Urgel
con un simio representando a la lujuria
187
A 31 de diciembre del año 793
INVASIÓN VIKINGA Y JIHAD ISLÁMICA
Lo más lamentable y dramático de este año ocurrió el 8 de junio en Inglaterra. Una in-
vasión de vikingos atacó y saqueó el monasterio de Lindisfarne. Todos sus monjes su-
frieron maltrato, siendo unos asesinados y arrojados al mar, algunos aún con vida, mien-
tras otros fueron llevados para ser vendidos como esclavos. Los vikingos arreciaron con
todo, haciéndose de gran botín.373
De otra parte, en Al-Ándalus, Hisham I, se puso a organizar una gran jihad o guerra
santa, con pretensiones incluso de atacar no sólo el reino de Asturias sino también el
reino franco. El ejército musulmán arrasó mucho territorio, aunque los nucleos amura-
llados de las tierras gerundenses y narbonenses pudieron resistir.
Carlomagno había nombrado como primer conde de Gerona a Rostán, siendo estos te-
rritorios totalmente carolingios. Gerona no fue conquistada por el rey franco sino que se
le había entregado sin más, con tal de no ser musulmana y de poder resistir al Islam.
Contaba también en la decisión gerundense el temor de verse perjudicada la ciudad (y
sus territorios) por las luchas entre los distintos gobernadores musulmanes de Barcelona
y de Zaragoza.
Urgel se había entregado también a los carolingios (año 789). Así pues, los musul-
manes estaban irritados al respecto contra estos territorios y contra los más próximos a
ellos que pretendían lo mismo, irse pasando al poder carolingio. Ésta fue la razón por la
que Hisham I mandó su expedición guerrera contra estos territorios, con un ejército al
mando de los hermanos Abd al-Malik y Abd al-Karim.
Finalmente, los musulmanes, habiéndose lanzado contra Carcasona, vencieron al ejér-
cito carolingio (mandado por el conde Guillermo I de Toulouse)374
en una sangrienta
batalla junto al río Orbien, pero como sufrieron muchas bajas se retiraron, bajando por
el curso del río Segre, yéndose a atacar Urgel. El resultado de todo fue que se llevaron a
Córdoba un inmenso botín.
En Córdoba, Hisham I mandó contruir el alminar de la mezquita.375
373
Una invasión y saqueo semejante se repetirá el año siguiente (794) en el monasterio de Iona.
374
San Guillermo, primo de Carlomagno.
375
Aunque se erigiría más tarde y luego (en el siglo XVI) daría lugar a la actual torre barroca de la cate-
dralicia Córdoba cristiana.
188
A 31 de diciembre del año 794
MOROS CONTRA CRISTIANOS: OVIEDO SAQUEADO
Durante este año se sucedieron las expediciones musulmanas contra los cristianos.
Abd al-Karim ibn Abd al-Wahid ibn Mugait, otro nieto de Abderramán I, atacó de nue-
vo el territorio alavés, mientras otro, hermano del anterior, Abd al-Malik ibn Abd al-
Wahid ibn Mugait, atravesando puertos montañosos, lanzó su ejército directamente con-
tra Asturias. Oviedo fue saqueado y su iglesia del Salvador fue destruida.376
Los musul-
manes pretendieron hacer prisionero al rey Alfonso, pero no pudieron lograrlo. El rey,
puesto a salvo, pudo reunir un considerable ejército y derrotó a los musulmanes en la
zona pantanosa de Lutos. Abd al-Malik ibn al-Wahid ibn Mugait resultó muerto.
De otra parte, hay que constatar que los bereberes prosiguen en protagonizar revueltas
contra el dominio califal cordobés.377
376
Se trata de la actual catedral ovetense. Posteriormente a esta destrucción, sería reconstruida por el ar-
quitecto Tioda, a las órdenes de Alfonso II el Casto. Su construyeron 13 altares, los del Salvador, central
y los correspondientes a los Doce Apóstoles.
377
Dichas revueltas parecen localizarse sobre todo en Tarragona y Ronda.
189
A 31 de diciembre del año 795
JIHAD ISLÁMICA POR EL NORTE DE ESPAÑA
Un ejército musulmán (de distracción) llevó a cabo un ataque por tierras gallegas. Los
cristianos le hicieron frente, logrando hacer muchos prisioneros mientras se retiraban.
Hisham I, decidido a vengar el desastre del año anterior, envió a un poderoso ejército
al norte peninsular,378
al mando de Abd al-Karim ibn Mugait, quien se apoderó de As-
torga, prácticamente despoblada, derrotando luego a los cristianos del rey Alfonso.379
Los musulmanes penetraron en Asturias,380
persiguiendo al rey Alfonso. Derrotaron a
los cristianos en el valle del Quirós.381
Al mando de Gadaxara, el rey Alfonso II había
mandado contra los moros 3.000 jinetes. Gadaxara fue hecho prisionero, mientras Al-
fonso II pudo refugiarse en un castillo a orillas del Nalón, del que huyó luego como pu-
do a Oviedo, siendo esta ciudad de nuevo atacada y saqueada por los musulmanes, sin
que lograran hacer prisionero al rey.
ESTABLECIMIENTO DE LA MARCA HISPÁNICA
Después de esto, el rey Alfonso II mandó una embajada a Ludovico Pío, logrando una
alianza con él y consiguiendo su apoyo. Ludovico Pío, siendo hijo de Carlomagno y rey
de Aquitania, había sido nombrado por Carlomagno representante suyo para los asuntos
en España.382
Esa alianza tuvo como consecuencia que se estableciera en este año la
Marca Hispánica383
en relación al reino carolingio, que es cada vez más un reino impe-
rial.
378
Con 10.000 jinetes en vanguardia. Marcharon hacia los territorios cristianos el 22 de mayo.
379
En la comarca leonesa de Babia, al norte de la provincia de León.
380
Por el puerto montañoso de La Ventana.
381
Afluente del Nalón.
382
Una especie de ministro de exteriores.
383
Los territorios conquistados por los francos al norte de Cataluña, unos territorios pretendidamente
expansionistas hacia el sur, ambicionando en primer lugar la conquista de Barcelona y de toda la zona pi-
renaica.
190
CONSTANTINO VI SE DIVORCIA DE MARÍA DE AMNIA
Y SE CASA CON LA CONCUBINA TEODOTA
Mientras esto ocurría en Occidente, en Oriente el emperador Constantino VI se divor-
ciaba de su esposa María de Amnia, a la que recluyó en un monasterio, para casarse con
su amante Teodota (habiéndose celebrado esta boda en septiembre). Todo un escándalo
y un modo de proceder inadecuado.384
MURIÓ EL PAPA ADRIANO I Y LE SUCEDIÓ LEÓN III
El 25 de diciembre, día de Navidad, fue de luto en Roma. Murió el Papa Adriano I, de
prolongado pontificado (casi 24 años).385
Recibió sepultura en la Basílica de San Pedro.
Le sucedió enseguida (el 26 de diciembre) León III, romano, cardenal de Santa Susana y
administrador pontificio. Tiene 45 años de edad. Su elección fue inmediatamente comu-
nicada a Carlomagno. León III le envió una carta, unas llaves de la tumba de San Pedro
y una bandera de Roma, con lo cual, Carlomagno, rey de los francos, quedaba conver-
tido en Protector de la Santa Sede.386
384
En el año 788, María fue una de las trece candidatas en el primer concurso de novias históricamente
documentado. El concurso fue organizado por la emperatriz regente Irene, con el fin de casar a su hijo
Constantino VI, que anteriormente había estado comprometido con Rotruda, hija de Carlomagno e Hil-
degarda, un compromiso que rompió Irene, organizando posteriormente el concurso de novias.
María fue elegida fundamentalmente por Irene y no precisamente por Constantino. Según algunas fuen-
tes también intervino en la elección un eunuco llamado Estauracio.
La boda entre Constantino VI y María se celebró en noviembre del año 788 (está históricamente do-
cumentada sobre todo en las Crónicas de Teófanes el Confesor, Santo). Estuvieron casados durante unos
6 años y tuvieron dos hijas. Luego, Constantino empezó a no sentirse atraído por María, parece ser que
por verla implicada en maquinaciones e intrigas, todas ellas provenientes de la emperatriz Irene. La falta
de un heredero varón tras seis años de matrimonio pudo también ser una de las razones.
En el año 794, Constantino había encontrado una amante: Teodota, dama de honor de Irene y concu-
bina. Constantino dedició unirse a ella en matrimonio, tras divorciarse de María, la cual, con sus dos
hijas, fue recluida en un monasterio, en la isla de Prinkipo (en el mar de Mármara).
Evidentemente, el divorcio inicial contó con la desaprobación eclesiástica. El volverse a casar, viviendo
aún María, se interpretó como intento de legalizar el adulterio. En fín, todo un barullo y un escándalo de
primera magnitud.
María, que para nada había estado involucrada en asuntos turbios de política, acabó siendo monja de por
vida. Su hija Eufrósine fue sacada de la vida monástica para que se casara con el futuro Miguel II (que
reinará entre los años 820-829). Sin que Eufrósine quisiera casarse fue obligada a ello. La otra hija se
llamaba Irene y, como su madre, también fue monja de por vida.
385
Desconocemos su edad, al no saber el año de su nacimiento. Fue un gran administrador, de gran
conciencia social, procurando trabajo a muchos gracias a sus iniciativas, incluidas las agrarias.
386
León III provenía de una familia modesta, por lo cual, a pesar de su valía personal, nunca tuvo de-
masiado apoyo de la nobleza romana, siendo muchos los nobles que estaban emparentados con el Papa
191
MURIÓ MALIK IBN ANAS, FUNDADOR DE LA ESCUELA MALIKÍ
También falleció en este año Malik ibn Anas, fundador de la escuela (madhab) jurí-
dica islámica denominada malikí. Tenía 84 años de edad y era Imán en Medina.387
El Papa Adriano I
anterior, Adriano I. No obstante, y contando con no pocas dificultades, León III se consolidó como
eclesiástico y como Papa, siendo bastante positivo su pontificado.
Sus enemigos, acusándolo falsamente de adúltero, con juramento y todo, llegaron a proponer a Carlo-
magno que lo depusiera como Papa, pero Carlomagno le protegió siempre, entre otras cosas porque eran
falsos los cargos de que se le acusaba al Papa.
León III, el último de los Papas del siglo VIII, habrá de morir el 12 de junio del año 816. Recibirá se-
pultura en la Basílica de San Pedro. Como Santo, fue canonizado por el Papa Clemente X en el año 1673.
387
La escuela malikí es la más antigua de las cuatro suníes y en ella se pretendió unificar y expandir las
diferentes prácticas jurídicas del Islam en una sola, por supuesto mediante la utilización del Corán. Una
característica del enfoque malikí es su flexibilidad y aplicabilidad, para que la normativa islámica pueda
ajustarse a las diferentes situaciones de cada país, siendo así que se sigue aplicando con éxito en muchos
lugares.
192
A 31 de diciembre del año 796
MURIÓ HISHAM I Y LE SUCEDIÓ ALHAKEN I
Hisham I, habiendo difundido la escuela malikí de jusisprudencia islámica, murió en
Córdoba, el día 27 de abril, a los 39 años de edad y en el octavo año de su emirato. Éste
es un año en el que se sucedieron también bastantes ataques a los territorios cristia-
nos.388
Hisham I fue culto y piadoso en su religión. Había dirigido numerosas razias
contra los cristianos y, al regresar de una de ellas contra los astures, fue derrotado en
Lutos (año 794). Le sucedió su hijo Alhakén I, cordobés, de 26 años de edad, tercero en
el emirato independiente de Córdoba.389
Tiene fama de bebedor, lo cual no le catalogará
precisamente en la lista de los hombres piadosos.
CONCILIO PROVINCIAL DE CIVIDALE
En Cividale (Italia) se celebró en este año un sínodo o concilio provincial para la con-
dena del adopcionismo.390
388
Podemos destacar la importante embajada de los astures a la Corte carolingia durante este año.
389
Hombre cruel, déspota y sanguinario según muchas fuentes. Su reinado será uno de los más agitados
de la dinastía omeya, pues tendrá que hacer frente a las aspiraciones de sus tíos Suleimán y Abdalá y a las
sublevaciones de los muladíues de Toledo, Mérida y Córdoba, sofocándolas brutalmente. Su política de
mano dura y el incremento de la aplastante presión fiscal sobre los cristianos provocarán el levantamiento
de los cordobeses del Arrabal de Córdoba. Los amotinados estarán a punto de asaltar el Alcázar, pero una
maniobra hábil y rápida de la guardia palatina salvará la situación. Tres días habrá de durar la matanza y
saqueo en el Arrabal y el enérgico emir habrá de ordenar la crucifixión de 300 notables. Todos los habi-
tantes del Arrabal, arrasado, serán deportados. Unas 20.000 familias emigrarán de la Península y parte de
ellas se establecerán en el norte de África, donde fundarán el barrio y la mezquita de los andalusíes en la
ciudad de Fez, mientras que otras se dedicarán por algún tiempo a la piratería, desembarcando en Sicilia,
ocupando Alejandría durante diez años y estableciéndose finalmente en la isla de Creta, donde fundarán
una dinastía cordobesa que se mantendrá independiente hasta el año 961, año en el que la isla será re-
conquistada por los bizantinos.
La situación interna del emirato permitirá la conquista franca de Barcelona (año 801), cuando los as-
turianos, aunque brevemente, llegarán a adueñarse de Lisboa. Carlomagno firmará un tratado de paz con
este emir, por el cual Alhakén I se comprometerá a no extender sus fronteras más allá del río Llobregat.
Alhakén I aumentará y fortalecerá su ejército con bastantes bereberes, asó como con bastantes merce-
narios cristianos de diversa procedencia. Contará con una guardia palatina de más de 2.000 eslavos los
cuales se donomianron “mudos”, por no domianar las lenguas andalusíes.
390
Destacó aquí el obispo o patriarca San Paulino de Aquileya. Por este tiempo compuso su Liber
exhortationis, obra de carácter espiritual, dedicada a su amigo Erico, comisario de la región de Friuli y
muy conocido de Alcuino. También escribió su libro Planctus de Erico. Como patriarca tuvo un im-
portante papel en los acontecimientos más notables de su tiempo, especialmente en la lucha contra los
errores adopcionistas de Elipando de Toledo y Félix de Urgel. Tomó parte en el Concilio de Ratisbona
(año 792), en el cual Carlomagno restituyó al clero de Aquileya el derecho de elegirse su propio obispo o
193
A 31 de diciembre del año 797
LAS CABEZAS DE LOS DEGOLLADOS ARROJADAS A UN FOSO
Alfonso II el Casto siguió enviando embajadas a Carlomagno, mientras Abd al-Karim
saqueaba Álava y y ciertos territorios aledaños, llegando casi a las mismas costas cantá-
bricas, abandonando poco después estas tierras al percatarse de cómo se le preparaba un
ataque.
Abd Allah al-Balansi, tío del nuevo emir, fracasó en su intento de sublevar el valle del
Ebro y acabó pidiendo ayuda a Carlomagno llevando una embajada hasta en Aquisgrán.
También desde el valiato de Barcelona enviaron una embajada de petición de ayuda a
Carlomagno. Todo porque, efectivamente, el nuevo valí Alhakén I se está comportando
de un modo enteramente despótico. Carlomagno está ganando vasallajes.
Los muladíes de Toledo se declararon independientes del emir, cuando el general
también muladí Amrus ibn Yusuf (Amorroz), gobernador de Huesca y uno de los prin-
cipales adeptos a la casa de Suleimán al-Arabí, ahora en el bando omeya, fue nombrado
jefe de la guarnición beréber de la toledana Talavera, desde donde fueron sobornados al-
gunos rebeldes toledanos, siendo persuadidos para asesinar al cabeza muladí Ubayd
Allah ibn Jamir. La sublevación fue aplastada con la matanza de 5.300 notables. Las
cabezas de los degollados fueron arrojadas a un foso previamente preparado a tal fin.391
patriarca y ratificó importantes concesiones. Con ocasión del Concilio de Francfort (año 794), escribió el
Libellus sacrosyllabus contra Elipandurn. Contra Félix de Urgel escribió los Libri tres contra Felicem
(entre los años 799-800), obra penetrada de profunda doctrina bíblica y de sabios razonamientos. San
Paulino de Aquileya tuvo también mucho que ver en la evangelización de los ávaros.
En el Concilio de Cividale propuso San Paulino una renovada explicación del Símbolo de la Fe, de-
fendiendo la cuestión del Filioque. Se promulgaron 14 cánones disciplinares de reforma. En una carta a
Carlomagno subrayó la conveniencia de que los obispos cumplan su misión, usando con rectitud los
bienes eclesiásticos, siendo fieles a su deber de residencia, a fin que cada cual atienda a su función: “El
clero a la disciplina, los filósofos al estudio de las cosas divinas y humanas, los monjes a la piedad, todos
a la santidad”. Como poeta ilustrativo de la fe y como solícito pastor compuso Professio fidei, poema de
150 hexámetros, huyendo de los artificios retóricos de la época y usando de la métrica clásica con bas-
tante libertad. Acerca de las composiciones de carácter litúrgico a él atribuidas (Himnos de Navidad, Re-
surrección, etc.) no hay unanimidad entre los autores modernos acerca de su autoría
Como Santo, Paulino de Aquileia, que murió a comienzos del siglo IX, se conmemora el 9 de febrero.
391
Este día pasó a la historia como la Jornada del foso de Toledo. Resumimos esta historia: En el año
797 gobernaba en la España musulmana el emir Alhakén I. Toledo era una ciudad sometida al emir pero
con autonomía propia. Su población estaba formada por visigodos e hispanos, mezclados con musulma-
nes y judíos. Alhakén quiso terminar de una vez con la independencia y autonomía de que gozaba la ciu-
dad y dispuso una trampa. Mandó como nuevo gobernador de Toledo a un muladí de su confianza, Amo-
rroz. Para celebrar el nombramiento, el muladí invitó a su palacio a las personas más destacadas, ricas e
influyentes. Durante el banquete las degolló a todas y mandó arrojar sus cabezas a un foso preparado de
antemano para el desenlace. Uno de los degollados fue el arzobispo Elipando (adopcionista). Éste fue su
final.
194
MURIÓ BERMUDO I DE ASTURIAS
Retirado en su vida monástica murió en este año el rey Bermudo I de Asturias.392
Hisham I
392
La Primera Crónica General de España, de tiempos de Alfonso X el Sabio, señala que fue sepultado
en Oviedo, junto a la tumba de su esposa. Debido a la remodelación que sufrió el Panteón de reyes de la
Catedral de Oviedo, a comienzos del siglo XVIII, resultaría imposible en la actualidad la identificación e
individualización de los restos mortales del rey Bermudo I, que se cuenta entre los allí sepultados.
195
A 31 de diciembre del año 798
LAS BUENAS RELACIONES ENTRE ALFONSO II Y CARLOMAGNO
Y OTROS SUCESOS
Hubo otra embajada del reino de Asturias al de Carlomagno.393
La envió el rey Al-
fonso II, a comienzos de este año, encabezada por los embajadores Froila y Basilisco. A
lo largo del año, Alfonso II envió de nuevo a Carlomagno otra embajada más, de modo
que se estrecharon las relaciones entre ambos monarcas. Alfonso II regaló a Carlomag-
no algunos presentes que obtuvo del rico botín al haber conquistado Lisboa.394
Durante este año se consolidó bastante la Marca Hispánica carolingia, creándose el
condado de Cerdaña, en el alto valle del Segre, afluente del Ebro. Pamploneses pro-ca-
rolingios se sublevaron contra el gobernador musulmán Mutarrif ibn Musa ibn Qasi (hi-
jo de Musa ibn Fortún y nieto del conde Casio, fundador de la poderosa familia de los
Banu Qasi). A este moro lo ejecutaron los pamploneses, cuyo jefe, el conde Velasco, se
hizo fuerte en Pamplona.
393
A la sazón se encuentra iniciando la construcción de la que será célebre capilla palatina de Aquisgrán,
considerada como el principal monumento del arte carolingio. Se originó como iglesia privada o parti-
cular del palacio de invierno que mandó construir Carlomagno por estas fechas. La Capilla Palatina ad-
quiriría una aureola mítica en su época debido a su espectacularidad, que no tenía parangón al norte de los
Alpes, siendo durante dos siglos el edificio más alto y destacado de esta parte de Europa). Carlomagno, al
morir, recibirá sepultura en esta capilla. Con el correr del tiempo, cuando Aquisgrán sea abandonada co-
mo residencia imperial, la Capilla de Aquisgrán será el único edificio del conjunto palatino que sobreviva.
Sucesivas adiciones en torno a la Capilla, a lo largo de los siglos, darán lugar a la actual Catedral de
Aquisgrán. Hasta el siglo XVI, la Capilla sería utilizada como el lugar tradicional de coronación de los
emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico por quienes se consideraban sucesores de Carlo-
magno. Por todo ello, la Catedral de Aquisgrán recibe también el nombre de Kaiserdom (Catedral Impe-
rial). La Capilla, núcleo original de la catedral, se contempla actualmente como una construcción relativa-
mente modesta, en comparación con el resto del conjunto catedralicio. A pesar de ello es el elemento más
valorado de la misma.
La elección de Aquisgrán como sede de la principal residencia imperial carolingia se debió a varios
factores: Aquisgrán ocupaba una zona central en el Imperio Carolingio, se encontraba cerca de las tierras
patrimoniales de la familia carolingia y además contaba con aguas termales que eran conocidas desde la
época romana.
Como queda dicho, Carlomagno mandó construir un gran complejo palaciego y dentro del mismo edi-
ficó una iglesia de planta octogonal para su uso privado. En dicha iglesia se guardaba como reliquia un
trozo de la capa de San Martín de Tours (de capella, en latín, se deriva la palabra capilla). La iglesia
construida para albergar dicha reliquia adoptaría el nombre de la capella y, por el prestigio que adquirió
la Capilla Palatina de Carlomagno, esta palabra se convertiría en sinónimo de los oratorios privados de
príncipes y nobles. Posteriormente la palabra capilla iría adoptando un significado más amplio. En fran-
cés, el nombre de la ciudad de Aquisgrán (Aix-la-Chapelle) se deriva también del de la Capilla Palatina.
La construcción se realizó desde finales del siglo VIII y a comienzos del siglo IX. En el año 805, la
iglesia será consagrada por el Papa San León III.
394
Entre estos regalos, hubo una hermosa tienda, cotas de malla, mulas y esclavos moros. Con todo, hay
que señalar que Alfonso II volvió a perder Lisboa y el control sobre sus territorios.
196
Una asamblea reunida en Toulouse (Francia), presidida por Ludovico Pío, rey de
Aquitania, hizo un reparto de los territorios fancos en Cataluña.395
En Roma, un nuevo Concilio presidido por el Papa León III condenó (ya por 5ª vez),
el extendido adopcionismo tan vigente aún en la Península Ibérica, tan defendido e in-
fluido por Félix de Urgel, entre otros.
Suleimán ibn Abderramán ibn Muawiya, tío del nuevo emir Alhakén I, regresó de
África para intentar hacerse con el poder tan ambicionado por él. Elvira, Écija y Jaén
son los lugares convertidos en centros de operaciones, de él y de los bereberes.396
En Mérida gobierna ahora el bereber Asbag ibn Wanus.
Los moros se van adueñando de Baleares, aún oficialmente bizantinas.
Alfonso II el Casto y Carlomagno
395
El duque de Aquitania y conde de Toulouse (San Guillermo I) adquirió los derechos sobre los pagos
de Pallars y Ribagorça (798-806), aún no conquistados; Rostany (probablemente visigodo) fue designado
conde de Gerona, con territorio que incluyó los pagos de Besalú y Empúries; el visigodo Borrell, conde
de Urgel y Cerdaña, siguiendo las instrucciones recibidas, conquistó el castillo musulmán (de origen ro-
mano) de la barcelonesa Cardona. Borrell repobló este sitio y otros del territorio barcelonés. Con ello se
fue preparando el futuro ataque cristiano para apoderarse definitivamente de Barcelona, a la sazón la
ciudad mejor fortificada de Occidente, gobernada por Zado.
396
Pero serán derrotados por Alhakén I.
197
A 31 de diciembre del año 799
EL DOMINIO CAROLINGIO
Carlomagno anexionó a su reino las Baleares, quedando así estas islas protegidas de
los ataques musulmanes. Bonifacio, conde de Génova y Toscana, se situó allí con una
poderosa flota. El poder de Carlomagno se afianza, de tal modo que se le hacen vasallos
bastantes moros en muchos lugares cercanos a la Marca Hispánica.
Alcuino de York afianza cada vez más la altura de miras y la cultura del que va siendo
más que considerable Imperio Carolingio. Alcuino tiene correspondencia epistolar con
Beato de Liébana, tratándole de abad.397
Félix de Urgel fue llevado a un tribunal de teólogos bajo la presidencia de Alcuino.
Sometido a un fuerte interrogatorio, Félix llegó a temerse lo peor y abjuró de su fe
adopcionista, asumiendo la verdaderamente católica (no sabemos si formalmente o con-
vencido). La consecuencia de este interrogatorio fue su deposición como obispo de Ur-
gel, siendo reemplazado por Leidrat. Urgel pasó a ser sede episcopal sufragánea de la
Metropolitana Narbonense.398
Alhakén I derrotó definitivamente a su tío Suleimán ibn Abderramán ibn Muawiya en
Écija.399
El 13 de abril murió en el monasterio benedictino de Montecasino el monje y diácono
Pablo, célebre por haber escrito una historia de los lombardos,400
pueblo del que él mis-
mo procedía.401
Tenía 89 años de edad. Conoció a Carlomagno. Podemos hacer notar
que sus obras tuvieron bastante resonancia, influyendo en el que ya se conoce como re-
nacimiento carolingio. Escribió también una Historia romana (como continuación del
Breviarium de Eutropio, del siglo IV) y una Gesta episcoporum mettensium (Historia de
los obispos de Metz).402
El 25 de abril, en el transcurso de una procesión, en Roma, el Papa León III fue ata-
cado y herido por unos romanos energúmenos. Estuvieron a punto de cegarlo y cortarle
la lengua. Lo peor fue el intento de deponerlo como Papa, enviándolo al monasterio ro-
397
Históricamente no se sabe si Beato llegó a serlo.
398
Félix de Urgel acabará sus días confinado en Lyon.
399
Ocurrió el 12 de febrero.
400
Historia gentis Longobardorum.
401
Probablemente fue secretario del rey Desiderio.
402
Se le atribuye también una biografía del Papa San Gregorio I Magno, muchas cartas, versos y epita-
fios. Es el autor de un Himno a San Juan Bautista del que derivan nada menos que los nombres de las no-
tas musicales.
198
mano de San Erasmo, en el Celio. De su encierro, el Papa logró escapar, refugiándose
en Paderborn, reuniéndose allí con Carlomagno y pidiéndole ayuda.
Carlomagno recibió una embajada romana con acusaciones contra el Papa, jurándole
que era adúltero. Pero Carlomagno pudo comprobar lo falso de las acusaciones (y del
juramento) contra León III. Se pronunció contrario a la deposición, volcándose en pres-
tarle toda su ayuda y escoltándolo de retorno a Roma.
Reconstrucción del Palacio de Carlomagno en Aquisgrán
199
A 31 de diciembre del año 800
LOS REDUCTOS DE PAZ, POR TODAS PARTES, SON LOS MONASTERIOS
Los reductos de paz, por todas partes, son los monasterios. Los monjes irlandeses, co-
mo los de tantas zonas europeas, prosiguen su labor cultural y evangelizadora.403
EL PAPA LEÓN III CORONA EMPERADOR A CARLOMAGNO
Sin duda lo más destacado de este año, con el que finaliza el siglo VIII, fue la corona-
ción de Carlomagno (Imperatur Augustus Romanorum) en la Basílica de San Pedro de
Roma, por parte del Papa León III, el día de Navidad, 25 de diciembre.
El rey franco actuó en todo aconsejado por Alcuino y se llegó a Roma. Llegó en no-
viembre. Entre el 1 de diciembre y el 23, ante Carlomagno, quedó resuelta y clarificada
la inocencia del Papa respecto de los cargos de que había sido acusado. Y durante la Mi-
sa de Navidad, el Papa coronó, como queda dicho, a Carlomagno.404
403
Por estas fechas andan atareados en la escritura del célebre Libro de Kells (pueblo irlandés). Conocido
también como Gran Evangeliario de San Columba, es un manuscrito ilustrado con motivos ornamenta-
les. El libro es considerado como la pieza principal del cristianismo celta y del arte irlandés-sajón. A pe-
sar de conservarse inconcluso, constituye uno de los más suntuosos manuscritos iluminados que han so-
brevivido a la Edad Media. Debido a su gran belleza y a la excelente técnica de su acabado, este ma-
nuscrito está considerado por muchos especialistas como uno de los más importantes vestigios del arte
religioso medieval. Escrito en latín, el Libro de Kells contiene los cuatro Evangelios, con notas preli-
minares y explicativas, con numerosas ilustraciones y miniaturas coloreadas. En la actualidad, el manus-
crito está expuesto permanentemente en la biblioteca del Trinity College de Dubín (bajo la referencia de
MS 58).
404
Eginardo, biógrafo de Carlomagno en el siglo IX, señaló que Carlomagno estuvo ajeno a las inten-
ciones del Papa y a cuanto pretendía al coronarlo, señalando también que no ambicionaba tal coronación.
La iconoclasia de la dinastía bizantina de los isaurios y todos los conflictos religiosos y morales que pro-
tagonizó la emperatriz bizantina Irene debieron de ser los condicionantes que movieron al Papa a obrar
del modo en que lo hizo, decidiéndose a la coronación imperial de Carlomagno. Además de ello, el Papa
pudo valorar la conveniencia de reforzar el Papado, a la vez que honrar a Carlomagno como su salvador
personal. Se resolvía también la dificultad que tenían los juristas romanos en muchas cuestiones consti-
tucionales desde que Roma estaba desprovista de un emperador. Al ser coronado por el Papa, Carlomagno
no apareció a los ojos de los francos y de los italianos como un usurpador. Sin embargo, en Constan-
tinopla sí se intepretó este hecho como indebido y calificable de usurpación. Tanto Irene como Nicéforo I
(802-811), el nuevo emperador (sucesor de Constantino VI) protestaron y se quejaron mucho al respecto,
pero desde Roma y Ocidente no fueron tenidos en cuenta.
Los bizantinos, no obstante, mantuvieron aún varios territorios italianos: Venecia (lo que quedaba del
exarcado de Rávena), Reggio (en Calabria), Brindisi (en Apulia) y Nápoles (el ducado napolitano). Estas
regiones permanecerán fuera del dominio franco hasta el año 804, cuando los venecianos, desgarrados por
luchas internas, transfirieron su lealtad a la italiana Corona Férrea, con la que los reyes francos, desde
Pipino, coronaban a los lombardos o reyes italianos, siendo ya carolingia dicha corona. Luego vendrá la
Pax Nicephori, tras la victoria franca sobre los bizantinos cuando Nicéfono I asoló las costas italianas con
200
ESPAÑA AL FINALIZAR EL SIGLO VIII
De España podemos destacar que se suceden varias peripecias entre los diversos terri-
torios y sus pobladores, básicamente entre los reinos de Asturias, de Francia y del emi-
rato de Al-Ándalus.405
Se fundaron monasterios, castillos, defensas, torres, fortalezas
fronterizas, etc.
Los vascones estuvieron de nuevo levantiscos y rebeldes en amplias zonas pirenaicas.
Y en febrero, en Elvira,406
Alhakén I venció a su tío Suleimán ibn Abderramán en Elvira
(Granada). Éste pudo escapar, pero posteriormente Asbag ibn Abd Allah lo apresó en
Mérida. Suleimán ibn Abderramán fue llevado a presencia del emir Alhakén, el cual or-
denó que fuera decapitado. La cabeza fue enviada a Córdoba.
una considerable flota (siendo ésta la única contienda entre francos y bizantinos). Los enfrentamientos se
prolongarán hasta el año 810, cuando los venecianos se pasaron de nuevo a los bizantinos. Será entonces
cuando harán las paces entre sí los emperadores Carlomagno y Nicéfono I. Como consecuencia de ello,
Carlomagno recibirá la península croata de Istria. En el año 812, el emperador bizantino Miguel I Ran-
gabé reconocerá plenamente la condición de Carlomagno como emperador.
405
En Taranco de Mena (Burgos), el 15 de septiembre, se fundó el monasterio de San Emeterio y San
Celedonio. En el documento fundacional es la primera vez que se menciona a Castilla, la cual comprende
tan sólo un pequeño territorio fronterizo del Alto Pisuerga. El abad Vítulo y su hermano el presbítero
Ervigio colonizaron la zona del Valle de Mena, entregando todo el territorio al monasterio y fundando la
localidad de Burceña (Burgos).
406
Granada.
201
202
EPÍLOGO I
LA CORONA FÉRREA
La Corona Férrea, muy antigua y preciosa, fue usada desde la Alta Edad Media hasta
el siglo XIX en la coronación de los reyes de Italia. También durante mucho tiempo
fueron coronados con ella los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico.
En el interior de la corona hay una lámina circular de metal: la tradición cuenta que
ésta fue forjada con el hierro de uno de los clavos que se usaron en la crucifixión de Je-
sucristo. Siendo eso (supuestamente) así, la corona es también una reliquia. Actual-
mente se encuentra custodiada en una importante capilla de la catedral italiana de Mon-
za (la capilla de Teodelinda).
Según la tradición que se remonta al siglo IV, Santa Elena, madre del emperador
Constantino I el Grande, halló en el Gólgota la Vera Cruz, con los clavos de Cristo aún
en ella. La cruz fue dejada en Jerusalén, pero Santa Elena se llevó los clavos consigo.
Con uno de los clavos, Elena elaboró un (sacro) bocado de caballo para la cabalgadura
de su hijo el emperador. Otro de los clavos fue colocado sobre el yelmo de Constantino.
De este modo, mediante la protección de tan preciadas reliquias, Constantino habría de
salir indemne de todas sus batallas. A partir de aquí, los relatos y tradiciones son bas-
tante variados.
Dos siglos después, el Papa San Gregorio I Magno –siempre según la tradición– donó
los clavos a la reina lombarda Teodelinda, la cual había mandado la construcción de la
catedral de Monza. Teodelinda fue así la artífice de la Corona Férrea, la cual fue te-
niendo muchas vicisitudes (y coronaciones) a lo largo de la historia.
La coronación más famosa fue la de Napoleón Bonaparte, que se coronó rey de Italia
en el año 1805. En el rito, celebrado en la catedral de Milán, se impuso él mismo la co-
rona, a la vez que decía: “Dios me la ha dado y ¡ay! del que me la quite”.
Después del paréntesis napoleónico, la coronación volvió a ser una prerrogativa de los
emperadores de Austria, recibiéndola Fernando I (año 1838). Durante las guerras de in-
dependencia italianas, la corona fue requisada a Monza y llevada a Viena, pero en el
año 1866, después de la derrota de Austria en la tercera guerra de independencia, fue
restituida a Italia y volvió a Monza.
Los Saboya, sin embargo, no la utilizaron nunca para las coronaciones, sino que con-
servaron la corona del Reino de Cerdeña (incluso en el escudo regio). Además, ésta se
había ido convirtiendo en un símbolo de la dominación austríaca. Además, el Reino de
Italia había entrado en conflicto con el Papado por la conquista de Roma, por lo que
203
utilizar una corona que además era venerada como reliquia no parecía recomendable. El
rey Humberto I quizás meditó coronarse con la Corona de Hierro cuando el clima polí-
tico se volvió más favorable: en 1890 insertó la Corona de Hierro en el escudo regio y
en 1896 la donó a la catedral de Monza, ciudad en la cual le gustaba residir, con la vi-
trina de cristal blindado donde todavía es custodiada. Su asesino, en el año 1900, inte-
rrumpió sus proyectos, pero sobre su tumba, en el Panteón de Roma, descansa una copia
de bronce de la Corona Férrea. Su hijo Víctor Manuel III no quiso ninguna ceremonia
de coronación. Y al proclamarse la República Italiana (año 1946), la Corona Férrea dejó
de ser un símbolo de poder para convertirse sólo en reliquia y recuerdo histórico.
La última peripecia de la Corona tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial: te-
miendo que los nazis pudiera apoderarse de ella, el cardenal Ildefonso Schuster la hizo
trasladar al Vaticano y allí estuvo hata el año 1946, hasta que dos canónigos, guardada
en una maleta, la hicieron retornar a Monza.
Actualmente, la Corona Férrea es una liga de plata y oro al 80 % apróximadamente,
estando compuesta por seis placas ligadas entre ellas por bisagras verticales; tiene un
diámetro de 15 cm y una altura de 5,5 cm; está adornada por 26 rosas de oro, 22 gemas
de varios colores y veinticuatro joyas de otros tipos. La lámina circular que tradicional-
mente se identifica con el Sagrado Clavo de Cristo recorre la cara interna de las seis
placas. La Corona es demasiado pequeña para ceñirse a la cabeza de un hombre y se
piensa que, en su origen, debió de estar compuesta por ocho placas en lugar de seis.
Probablemente, la Corona Férrea fue obra de orfebres orientales. Las láminas de color
con las otras piedras fueron añadidas probablemente por Teodorico I, el cual hizo colo-
car la diadema sobre otro yelmo, en sustitución del retenido por los bizantinos. Carlo-
magno hizo después sustituir alguna de las láminas que se habían estropeado. El exa-
men de Carbono 14 a través de dos trozos de estuco hace concluyentes las fechas del
año 500 y 800. El aspecto de la corona posterior a la restauración encargada por Carlo-
magno se encuentra documentada en las fuentes testimoniales de la coronación de Fede-
rico I Barbarroja (1155-1190).
La identificación de la lámina metálica inserta en la corona con el clavo de la Pasión
de Cristo parece provenir del siglo XVI. San Carlos Borromeo, que relanzó la venera-
ción del Sacro Bocado en la catedral de Milán, visitó más veces también la Corona Fé-
rrea y rezó ante ella. En 1602, Bartolomeo Zucchi, historiador de Monza, afirmaba con
certeza que la Corona era la diadema que ciñó Constantino I el Grande y que en ella se
encontraba el Sacro Clavo. Un siglo más tarde, Ludovico Antonio Muratori expresaba
lo contrario, afirmando que la lámina, en comparación con un clavo romano de la cru-
cifixión, era demasiado pequeña.
Mientras tanto, también las autoridades eclesiásticas examinaron el problema: final-
mente, el Papa Clemente XI, en el año 1717, decretó que, no obstante la falta de certeza
sobre la efectiva presencia del clavo en la corona, se autorizaba la veneración como reli-
quia en base a la tradición ya secular en este sentido.
En 1993, la corona fue sometida a análisis científicos, y el veredicto fue clamoroso: la
lámina no era ni siquiera de hierro, sino de plata. Según Valeriana Maspero, ésta fue in-
sertada por Branciforte (1345) para soldar la corona que había sido dañada tras el robo
de dos de las placas.
204
EPÍLOGO II
LA VIDA DE LOS MONJES MEDIEVALES
Los orígenes de la vida monacal se encuentran en la persecución que sufrieron los
cristianos en el Imperio Romano, durante el gobierno de Decio y Diocleciano. Los fieles
de Egipto, Anatolia y Palestina huyeron al desierto, cuyo clima extremo y sus profundas
cuevas proporcionaban un lugar idóneo donde ocultarse. ¿Que estos llamados ermitaños
quisieran seguir el ejemplo del retiro de Cristo al desierto fue un añadido de la Iglesia
siglos después, para hacernos creer que los orígenes se deben más a la espiritualidad de
los ermitaños que a la necesidad de los perseguidos? Así lo sostienen algunos, sin que
nosotros tengamos por qué compartirlo.
El hecho es que, ya fuera por necesidad o por seguir el ejemplo de personajes como
San Antonio Abad o San Blas, que donaron todos sus bienes a los pobres y se retiraron
a meditar al desierto, llegó un momento en que los ermitaños fueron tan numerosos que
comenzaron a formarse comunidades que reunían a centenares de ellos en torno a una
iglesia en la que rezaban. Sin embargo, aún no estaban realmente organizados, ya que el
único contacto entre ellos se producía en la iglesia; luego, cada uno se retiraba a su cue-
va o a su choza.
Por entonces, los ermitaños ya practicaban el ayuno y la abstinencia, oraban día y no-
che y meditaban. Sus reuniones en la iglesia solían celebrarse los sábados, y en ellas los
hombres estaban separados de las mujeres, y se sentaban por orden de edad, siendo los
más ancianos los encargados del sermón. Además, cada siete semanas celebraban una
fiesta, en la que sí podían mezclarse mujeres y hombres, acudían vestidos de blanco, co-
mían pan, bebían agua, consumían hisopo407
con sal, y terminaban con cantos y danzas
que imitaban el paso del mar Rojo.
Entonces llega San Pacomio, un soldado romano convertido al cristianismo, y tras
años de vida ascética decide fundar la primera comunidad religiosa en Tabennisi (Egip-
to). Para ello crea la primera Regla (a las que posteriormente le seguirán otras, desta-
cando las de San Agustín y San Benito), y basa la subsistencia en el trabajo, convir-
tiéndolo también en método para combatir la ociosidad, enemiga de la fe. Así, los mon-
jes se convierten en mimbreros, jardineros, carpinteros y copistas que se reúnen en un
recinto rodeado por un muro, practicando el consabido ora et labora. Al frente de la co-
munidad se encuentra un abad, y los candidatos a entrar en ella deben pasar unas
pruebas en las que se valora, principalmente, el orgullo y la caridad. Estamos hablando,
por tanto, del primer monasterio.
La vida monacal conllevaba una serie de ventajas que superaban en mucho a los in-
convenientes de la rígida Regla a la que estaba sometida la comunidad. En un mundo
407
Arbusto o mata muy olorosa de la familia de las labiadas, con tallos leñosos de 4 ó 5 decímetros de al-
tura, derechos y poblados de hojas lanceoladas, lineales, pequeñas, enteras, glandulosas y a veces con ve-
llo corto en las dos caras; flores azules o blanquecinas, en espiga terminal, y fruto de nuececillas casi li-
sas. Es planta muy común, que ha tenido alguna aplicación en medicina y perfumería.
205
plagado de guerras, de hambre y de enfermedades, no era ninguna nimiedad el hecho de
tener un lugar en el que mantenerse a salvo de las armas y poder comer todos los días.
Muchas personas llamaron a las puertas de los monasterios atraídos por un deseo de am-
paro y seguridad, y aunque en algunos se exigían duras pruebas para demostrar la vo-
cación, las bondades de una vida alejada del terrible mundo exterior dominado por la
muerte eran un acicate más que suficiente para soportar todo lo que fuera menester. Esto
hizo que los monasterios se llenaran, que los monjes se multiplicaran, y que a veces fue-
ra difícil encontrar entre ellos a uno que tuviera verdadera vocación.
Además, ser monje no sólo era una ventaja dentro del monasterio, sino también fuera
de él. No pocos vestían los hábitos fingiéndose monjes para conseguir asilo y comida
gratis en los monasterios por donde iban pasando, o incluso para ser admitidos en casti-
llos y mansiones de poderosos como hombres píos, aprovechándose de los ingenuos. De
éstos habla San Benito en su Regula Monachorum, refiriéndose a ellos como giróvagos
o monjes vagabundos, unos pícaros con don de palabra capaces de engañar incluso a los
propios monjes.
Meter a un hijo a monje era también una buena manera de tener una boca menos que
alimentar, aunque para ello el campesino tuviera que donar una parte de su tierra; y en
el caso de los nobles, no había mejor manera de apartar a los herederos de las intrigas
palaciegas que encerrándolos de por vida en un monasterio.
Lo dicho es la razón por la que el monasterio permanece cerrado durante cuatro o cin-
co días antes de admitir en él al aspirante, para que demuestre que tiene verdadera vo-
cación a través de su perseverancia; aunque, por otra parte, si acude huyendo de gue-
rras y hambre, poco más le quedará por hacer que esperar a la sombra de los muros del
monasterio. Pasado ese tiempo, si sigue allí, se le abren las puertas y se le deja en la
hospedería unos pocos días, y después se le traslada a la residencia de los novicios, don-
de será vigilado por un monje anciano que determinará si realmente pretende seguir el
camino de Dios. Si se le juzga apto, al cabo de dos meses se le lee la Regla; de acep-
tarla, permanece con los novicios y al cabo de seis meses se le vuelve a leer la Regla; si
persiste, se le vuelve a leer por última vez tras otros cuatro meses, momento en el que
debe decidir definitivamente si se adscribe a ella, y se le deja claro que, de hacerlo, ya
no podrá abandonar el monasterio.
El nuevo hermano es presentado a la comunidad en el oratorio, en un ritual en el que
hace promesa solemne de obediencia al abad y a la Regla delante de todos. A conti-
nuación, realiza una petición a nombre de los santos cuyas reliquias se guardan en el
monasterio, y del abad, la cual debe escribir, o, en caso de que no sepa, pedir a otro que
la escriba por él, y depositarla en el altar, recitando unos versos a los que debe res-
ponder la comunidad. Por último, el novicio se postra a los pies de cada hermano, y al
terminar este ritual se convierte por fin en miembro de la comunidad. Si tuviera bienes,
debe cederlos al monasterio y no guardar absolutamente nada para sí. Incluso debe des-
pojarse de sus ropas, que se guardarán, recibiendo las propias del monasterio; si alguna
vez es expulsado del mismo, se le devolverán las ropas con las que llegó.
Este mismo proceso debe seguirlo incluso el sacerdote que sienta la llamada de la vida
monacal, incluido el de la denegación inicial de su entrada al monasterio, cerrándosele
206
las puertas durante unos días. Si el aspirante es un clérigo destacado, podría mostrársele
cierta condescendencia.
También los niños podían entrar; eran los llamados oblatos, niños confiados por los
padres a un monasterio para que los educaran. La mayoría procedía de la baja nobleza,
siendo sobre todo hijos segundones que no heredarían los títulos de su padre, y que por
tal razón confiaban a los monjes, que los recibían encantados, por una parte, por las sus-
tanciosas donaciones con las que venían acompañados, y por otra porque los niños eran
mucho más fáciles de educar que los adultos. La edad normal de ingreso era los 7 años
(edad a la cual, por otra parte, los niños, que hasta entonces habían recibido los cuidados
y la educación por parte de la madre, pasaban a la custodia del padre, que le enseñaba su
oficio). Una vez en el monasterio, ingresaban en una escuela donde aprendían gramá-
tica, y en determinados monasterios, como en Cluny, también a cantar, pues eran muy
apreciadas sus voces angelicales en los coros; tanto, que los mejores eran castrados para
que no perdieran jamás ese timbre.408
No obstante, aunque los niños tenían la ventaja de que, al contrario que los adultos,
aceptaban con naturalidad la Regla, también traían algunos quebraderos de cabeza con
sus travesuras, que se producían con frecuencia, buscando romper el tedio de una vida
dominada por la rutina. Una de sus bromas preferidas era dejar caer cera caliente desde
las sillas superiores del coro sobre las cabezas afeitadas de los que ocupaban las sillas
bajas. Y eso a pesar de que la más mínima falta, como cometer un error al cantar, rom-
per el silencio o quedarse dormido durante los oficios, era castigada severamente por el
maestro, que enseguida asía la temida vara de sauce; quitándose la capucha y el hábito,
se liaba a zurriagazos con el oblato.
Algunas órdenes, como la del Císter, no admitían niños de menos de 10 años, debido a
que era difícil mantener el silencio con ellos correteando por el monasterio. Además, los
niños demandaban demasiada atención: a cada uno, o a cada dos en caso de que hubiese
muchos, le era asignado un maestro encargado de vigilarlo y educarlo, y que se conver-
408
A lo largo de nuestro recorrido por la Historia volveremos a tratar este tema, pues será sobre todo el la
época del barroco cuando más importancia adquiera, aunque el hecho de la castración se remonte a
tiempos inmemoriales y al objeto de cometidos diversos.
Según algunos tratados sobre el eunuquismo, la cirugía al respecto se realizaba de diversas maneras. La
forma menos agresiva consistía en cortar los cordones espermáticos, los que forman los conductos de-
ferentes y los vasos sanguíneos, de modo que los testículos se atrofiaban y dejaban así de funcionar como
tales. En otros casos, se sumergía al niño en agua bastante caliente para que los testículos se aflojaran y
estuviera así más tratables; después, alguien se encargaba de presionar mucho la yugular, produciendo en
el “paciente” un estado de coma provisional o breve apoplejía, para que el corte de los testículos se rea-
lizara casi sin dolor. A modo de anestesia se le administraba al niño cierta cantidad de opio y, cuando éste
hacía efecto, el barbero o la pesona que hacía de cirujano extraía sin más, cuidadosa pero totalmente, los
testículos del niño. Muchos de los niños intervenidos moría por diversas causas (infecciones, hemo-
rragias, sepsis, exceso en la dosis de opio, etc.).
Aunque la Iglesia siempre estuvo en contra de la castración, no faltarán momentos en la historia, en que
habrá de tolerarla, siendo para gloria de Dios o como remediándola por algún accidente (más o menos
supuesto y hasta indirectamente provocado a veces).
En el Islam, en razón de los harenes, se abundó aún más en la práctica y en “adelantos” sobre la cas-
tración.
207
tía en su sombra durante todo el día. También otros hermanos debían encargarse de su
formación, como el monje cantor, que debía educar sus angelicales voces. Y a pesar de
todo la asignación de un maestro no bastaba, pues se hacían necesarias celdas especiales
para ellos y la necesidad de mantenerlos separados de los monjes que oraban en un es-
tricto silencio. Eran, pues, una importante fuente de distracción que perturbaba la vida
monacal, y por ello muchos monasterios se negaron a acogerlos.
¿Cómo era la vida en el monasterio? Para hacernos una idea, puede leerse la Regla de
San Benito ¿Con qué problemas debía lidiar un monje en su día a día, en qué ambiente
se encontraba y, en definitiva, cómo era su vida en verdad?
Dijimos al principio que la vida monástica comportaba grandes beneficios para las
personas de la época, que en su mayoría vivían desamparadas. Pues bien, hablemos
ahora del principal inconveniente, que era la mortificación. Todo buen monje debía rea-
lizar una serie de actos que le ayudaran en su deseada unión con Dios, pues es sabido
que vicios como la ociosidad o la comodidad pueden apartarle fácilmente de su camino.
Así pues, es necesario vestir con ropas que irritan la piel, hacer uso del cilicio, tela de
saco áspero para evitar erecciones o hacerlas incómodas, sufrir el frío y la humedad de
las celdas, recitar el Salterio de pie y con los pies metidos en agua helada, rezar con los
brazos en cruz durante horas, ayunar y usar una piedra como almohada. Y eso no es
todo, pues cuando te vayas a dormir a tu "cómoda" piltra pétrea, agotado después de
tanta mortificación y trabajos, sólo tendrás unas horas de sueño antes de volver a le-
vantarte, en mitad de la noche, para rezar las Laudes y disponerte a comenzar una nueva
jornada de trabajo. Y ni se te ocurra quejarte de tu dolor ni de tu cansancio, y mucho
menos de los castigos que se te impongan, aunque sean injustos.
Y es que incluso el más leve descuido puede ser castigado con la reclusión del monje
en su celda, que puede estar a pan y agua durante días o semanas. Si se derrama la co-
mida mientras se sirve, se debe hacer penitencia en la iglesia postrado inmóvil durante
el canto de doce o más Salmos. Si se rompe el silencio durante la comida, se reciben
media docena de latigazos en el capítulo; este número puede aumentar si se ha olvidado
de rezar, se ha bromeado durante un oficio o se le descubre al monje alguna propiedad
que guarde en secreto. Faltar al voto de obediencia al abad se considera la falta más
grave, que se castiga con nada menos que cincuenta latigazos.
Además, los monjes debían realizar confesiones periódicamente, en las cuales relata-
ban sus pecados. Desde el siglo VIII, los laicos también recibieron la obligación de con-
fesarse al menos una vez al año. Los pecados se perdonaban mediante penitencias, que
consistían en períodos de tiempo distintos dependiendo de los pecados, en los que se de-
bía ayunar con pan, agua y sal. Los laicos podían acortar su tiempo de penitencia rea-
lizando donaciones a la Iglesia, peregrinando o incluso conmutarlas participando en las
Cruzadas.
Curiosamente, dentro de los monasterios, la ducha se consideraba otra forma de peni-
tencia, habida cuenta de que se realizaban con agua fría; solo los enfermos y los hués-
pedes de honor podían beneficiarse de un baño con agua caliente. Por esa razón, los
monjes no se duchaban más de tres veces al año, y si en lugar de ducharse se bañaban
debían hacerlo rápidamente para no encontrar placer en ello. Imagínese entonces el he-
dor en que vivían envueltos, el cual se acrecentaba debido a otras prácticas: los her-
208
manos dormían totalmente vestidos en una sala común, y sólo se quitaban la capucha y
el escapulario; y si bien esto era de agradecer en el frío invierno, en verano se convertía
en una auténtica penitencia, y el olor a sudor debía ser horrible.
Así pues, el aseo habitual se reducía a lavarse la cara y las manos en un lavabo situado
en el claustro, tras el oficio de la hora Tertia (a las nueve de la mañana), y al afeitado, y
esto en los monasterios que lo permitían. En unos casos, tanto el baño como el afeitado
se realizaba en grupo y bajo la supervisión de otro monje, buscando con esta carencia de
intimidad el evitar las tentaciones carnales; en otros, se sentaban alrededor de las pare-
des del claustro y se afeitaban los unos a los otros mientras recitaban salmos, infligién-
dose horribles heridas, lo cual llevó a algunos monasterios a contratar a barberos laicos.
El estricto horario que debían cumplir era otra forma de penitencia. Como dijimos, la
jornada comienza con las Laudes, a las tres de la madrugada. Una campana suena a esa
hora, llamando a todos los monjes, que deben estar en el coro antes de que deje de so-
nar; quien llegue tarde, debe pedir perdón y confesarse en el capítulo, y, en algunos mo-
nasterios, podría también ser castigado e incluso azotado. Allí, en la penumbra sólo
combatida por la débil luz de los cirios, había que iniciar una dura lucha contra el sueño,
ya que un monje paseaba a lo largo del coro con un farol, azotando a todos aquellos que
tuvieran los ojos cerrados e incluso señalando a aquellos que deberían ser castigados
más tarde. Después podían retirarse a sus celdas y seguir durmiendo hasta las seis (hora
Prima), en que se celebraba el primer oficio del día, y luego, a lo largo de éste, seguirían
cuatro más. Aparte, se realizaban dos Misas, una por la mañana y otra al mediodía, y
esto sin contar con las Misas particulares y oficios adicionales celebrados en cada mo-
nasterio. Tal cantidad de oficios llevó a que los hermanos tuvieran que dejar determi-
nadas tareas a hermanos legos, monjes analfabetos procedentes del campesinado, que en
la práctica se convertían en criados de los otros, provenientes de la aristocracia.
Esto nos lleva a hablar de la estructura jerárquica del monasterio. Ya hemos dicho que
los monjes huían de la ociosidad, pues acechaba el pecado de la pereza, que podía ale-
jarles de Dios, así que la mayoría de ellos tenían adjudicada una tarea que debían reali-
zar cuando no estaban celebrando sagrados oficios o rezando. Sin embargo, no era raro
que a veces el trabajo se antepusiera a los oficios, pues al fin y al cabo era a través de él
como subsistía la comunidad.
Al frente estaba el abad, que podía nombrar a todos sus subordinados y distribuir ta-
reas; era el que disfrutaba de los mejores aposentos, con su salón, cocina y capilla den-
tro de la clausura, donde recibía a las visitas importantes, y el que más tiempo pasaba
fuera del monasterio, ya que debía viajar y los viajes requerían mucho tiempo. Por esta
razón, era el segundo abad, el llamado prior claustral, el que en la práctica era respon-
sable del buen funcionamiento del monasterio. Éste se ayudaba de otros priores que su-
pervisaban la vida interna de la comunidad.
Estaba también el monje cantor, encargado de enseñar a los demás el canto y la li-
turgia, y el sacristán, que cuidaba la iglesia, los altares y las reliquias que tantos in-
gresos suministraban al monasterio gracias a los óbolos (donaciones) de los peregrinos
que acudían a visitarlas.
Otra labor importante era la del limosnero, encargado de repartir la limosna entre los
pobres y lisiados que se agolpaban a las puertas del monasterio en busca de la caridad
209
cristiana de la que habían de hacer gala los monjes; y la del hospedero, que se encargaba
del hospedaje de monjes y peregrinos, proporcionándoles alojamiento, comida y esta-
blos; ambas tareas eran codiciadas por los monjes, porque les permitía tener control so-
bre parte de los ingresos del monasterio.
Otra de las tareas preferidas era la de cillerero, encargado de abastecer de alimentos,
bebida y leña a los hermanos y los huéspedes de la abadía, ya que a pesar del duro tra-
bajo que llevaba a cabo, buscando y almacenando las provisiones, ofrecía una oportuni-
dad para romper su clausura, visitando los huertos.
El chambelán era el encargado de suministrar y lavar las ropas a los hermanos, mien-
tras que el curandero administraba la enfermería, una estancia separada, con sus propios
dormitorios y su capilla, que albergaba a los monjes enfermos y se usaba como asilo pa-
ra los ancianos y los inválidos.
Allí se solían retirar los abades que por edad ya no podían realizar su función, pues la
enfermería gozaba de determinados privilegios, como abundante leña en invierno y una
alimentación especial en la que se incluía la carne. También existía el enfermero, el más
experto en plantas curativas.
Pero todas estas tareas estaban reservadas a los monjes procedentes de la aristocracia.
Los procedentes del pueblo llano, llamados legos, empezaron a ser admitidos cuando
los otros, que no estaban habituados a las labores de servidumbre ni tenían tiempo para
ellas entre tanto rezo, necesitaron mano de obra. Los legos vivían apartados de ellos,
con su propio refectorio y sus dormitorios, y en el claustro sólo podían pasear por la
parte occidental. En los oficios estaban separados por una pantalla y no tomaban parte
en ellos, limitándose a recitar oraciones que habían aprendido de memoria por ser anal-
fabetos. Entre ellos se repartían las labores manuales, de limpieza, servicio, el trabajo de
los huertos y las reparaciones. Prácticamente, los legos eran esclavos de los monjes aris-
tócratas, reproduciéndose en el monasterio la misma realidad social que existía fuera de
él, aunque muchos campesinos preferían aquella vida comparada con las dificultades
que les deparaba la laica.
Con lo dicho hasta ahora, puede que el lector se haya formado una visión del monas-
terio como un lugar de frenética actividad, en el que cuando no se está en la iglesia, se
está trabajando. Pero eso no significa que fuera un lugar ruidoso, sino todo lo contrario,
pues no se debe olvidar que una de las virtudes principales de los monjes era el silencio.
Nadie debía hablar más de lo necesario, pues el silencio evitaba que la mente se distra-
jera de sus obligaciones espirituales. Incluso en los grandes monasterios absorbidos por
las labores administrativas, que precisaban de una comunicación más constante, el silen-
cio era obligatorio en la iglesia, el refectorio y los dormitorios. En aquellos en los que el
silencio era más estricto, como los de los cartujos, se desarrolló un curioso lenguaje de
signos parecido al de los sordomudos, que incluso se enseñaba a los novicios.
Pero incluso en ese mundo de silencio y recogimiento existían lugares destinados a
hablar. Tal era el caso de la sala capitular, donde los monjes se reunían por la mañana,
sentados en hileras de asientos ajustados a las paredes, y en la que, bajo la presidencia
del abad (y más frecuentemente, del prior, por la ausencia de aquél) se repartían las ta-
reas del día y se comentaban los asuntos de la comunidad. Era también el momento de
confesar tanto las faltas propias como las de otros hermanos, ocasión que los monjes
210
aprovechaban para sacar a aflorar sus envidias y rencores y llevar a cabo sus venganzas
con la mayor inquina. La reunión terminaba sobre las diez, con la correspondiente apli-
cación de penitencias por las faltas confesadas o imputadas.
Hemos de hablar también de la alimentación. Todo monasterio tenía sus huertos y
tierras de labranza trabajadas por los hermanos legos y de las que obtenían su sustento,
además de uno o varios pozos de los que sacaban agua. La comida se almacenaba en la
despensa, que siempre debía estar preparada para hacer frente a cualquier contingencia,
como la visita de una personalidad importante, con el consiguiente consumo de víveres
por parte de su séquito, un frío invierno o una mala época de cosechas perdidas. Se ha-
cían dos comidas al día: un almuerzo a las diez de la mañana y una cena a la puesta de
sol, ambas en el refectorio. No existía el desayuno, salvo agua y un mendrugo de pan, si
es que se tenía. Por lo demás, la comida variaba bastante dependiendo del monasterio:
en algunos había de todo tipo, y en otros se vivía con lo justo. Los que mejor comían
eran el abad y el prior, que podían incluso disponer de cubiertos de madera, todo un lujo
para la época. Su dieta estaba compuesta de perdices, capones asados, pasteles de alon-
dra, salchichas, pavo real, pajaritos, pescado, cerdos rellenos, anguilas rebozadas, le-
gumbres, y de postre barquillos de fruta, peras, confites y nísperos. La mayoría de los
monasterios también tenía sus viñedos y consumía vino (que en la época se tomaba ca-
liente), el cual también tomaban los monjes, pero no los legos. El resto debe contentarse
con las habituales gachas, potajes, verduras y pan, y nunca comen carne, a no ser que
estén enfermos (o lo finjan, pues recordemos que en la enfermería se puede comer car-
ne). De bebida, suelen tomar cerveza y sidra.
Hablemos ahora de los lugares y edificaciones del monasterio. Empezaremos por las
celdas y los dormitorios. Ya hemos dicho que la mejor de ellas se reserva para el abad o
el prior, y que cuenta con dormitorio privado, salón, capilla e incluso una cocina donde
le preparan sus manjares. Existen también dormitorios especiales para las visitas de re-
yes, aristócratas y alto clero. Los monjes tienen a su disposición celdas individuales,
mientras que los legos y los oblatos deben dormir en dormitorios comunes. Sin em-
bargo, las celdas de los monjes tampoco es que fueran gran cosa: tenían un camastro
junto a la pared con paja fresca, una pequeña mesa con una silla y un pequeño arcón pa-
ra guardar la ropa, todo en un espacio muy reducido, y con una ventana por la que se
colaba el frío en invierno (pues el cristal era demasiado caro) y que se cerraban con por-
tillos de madera. También podían disponer de alguna vela que daba algo de luz y calor.
Pero en las comunidades más numerosas no había celdas para todos los monjes, y éstas
eran ocupadas según la categoría y la antigüedad; el resto tenía que conformarse con
dormir en una sala común, normalmente junto a las cocinas, donde no se pasaba menos
frío.
Una reducida parte del monasterio se destinaba al cementerio, donde se enterraba a los
hermanos que morían, con excepción del abad, que se enterraba en la sala capitular o
junto a la entrada a la iglesia; algunos incluso se hacían construir mausoleos, que a pesar
de la austeridad debían presidir la vida monacal. El cementerio se solía situar junto a los
muros, y cerca estaba el osario, lugar donde se reunían los huesos que se sacaban de las
sepulturas para volver a enterrar en ellas.
211
Ya hemos hablado de la sala capitular, donde se reúnen los monjes por la mañana para
hablar de los asuntos de la comunidad, confesar sus faltas, lanzar acusaciones a otros y
recibir las penitencias por parte del abad o el prior, que también se encarga de repartir el
trabajo del día. En los raros casos en los que no había sala capitular, para estos menes-
teres se usaba el coro de la iglesia. También hemos dicho que es en la sala capitular
donde se suele enterrar a los abades.
El refectorio es el lugar donde los monjes se reúnen para comer, mientras un hermano
lee unos Salmos sentado en medio de la sala. Uno de los monjes servía la comida. Se
sentaban diez monjes a cada mesa. Cerca del refectorio podía hallarse la cocina, la des-
pensa y el calefactorio.
En muchos monasterios también existía una biblioteca, un edificio que, a diferencia de
ahora, no se usaba para leer los libros que en él se guardaban sino como lugar de tra-
bajo; había lugares disponibles para fabricar pergaminos y tinta, copiar e iluminar los li-
bros, encuadernarlos y depositarlos.
La enfermería recogía a los enfermos e inválidos, y la administraba el enfermero con
la ayuda de algunos legos designados por el abad. Disponía de dormitorios, capilla, al-
macén, cocina y despensa propios. Aparte de éstos, podía existir al menos un almacén
en cualquier otro lugar del monasterio, y también un ropero. A veces se destinaba un lu-
gar de la enfermería para guardar las medicinas409
y utensilios médicos, e incluso se
creaban jardines en los que se cultivaban plantas medicinales.
En un lugar apartado se ubicaba la casa de los peregrinos, y cerca la casa de la ser-
vidumbre con sus establos, destinados a los visitantes y sus séquitos.
La existencia de baños y letrinas no era demasiado común, ya que, como hemos visto,
el aseo no era importante y se carecía de intimidad. En caso de que hubiera letrinas, si
éstas estaban separadas por una pared, los monjes estaban obligados a levantar las ma-
nos por encima del muro mientras hacían sus necesidades, para que los hermanos pu-
dieran comprobar que no se estaban abandonando a prácticas pecaminosas.
Dejamos para el final el edificio de la iglesia, que era el más frecuentado por los mon-
jes. Suele tener tres puertas: la principal, por la que se sale al exterior, otra en el ábside
(parte semicircular donde se encuentra el altar) por la que se llega a la sacristía (lugar
donde se guardan objetos pertenecientes al culto) y otra practicada en uno de los muros
laterales que da paso al claustro. Existen además celdas penitenciales, donde se llevan a
cabo los castigos. En algún lugar del templo están a la vista las reliquias del santo pa-
trón del monasterio, importante fuente de ingresos, ya que es motivo de peregrinación.
El coro, que puede estar en la nave central rodeado por una reja o tras el altar mayor, es
el lugar donde se sitúan los monjes para realizar sus cánticos.
El claustro, adosado a la iglesia, consta de cuatro galerías. En la oriental suele situarse
la sala capitular, en la occidental el almacén y la sala de los legos, y en la frontera el re-
fectorio con su calefactorio y su cocina anexos, aunque esta disposición no es igual en
todos los monasterios. Los monjes usan las galerías para pasear mientras meditan.
409
Que entonces se llamaban melecinas.
212
Resulta evidente la dificultad que comporta asignar unas competencias típicas a los
monjes medievales debido a la diversidad de su condición social y de las tareas que pue-
den realizar (enseñar y aprender, saber leer y escibir, dominar al menos algo el latín,
cantar, etc.), siendo muchos monjes analfabetos.
El problema llega con los llamados obedienciarios, que son los monjes que llevan a
cabo tareas determinadas. Para algunos de ellos, como el monje cantor, nos bastría con
dedicar más puntos a las competencias secundarias que se destinan a su labor, en este
caso cantar, o en el caso de monjes dedicados a la vigilancia, como priores y maestros.
Otros eran los monjes competentes en enfermería y curaciones, también cirujanos y al-
quimistas, y artesanos en general. Pocos eran los monjes que tuvieran conocimientos de
idiomas, dominando en todo caso el latín (de manera más o menos rudimentaria). Los
de más saber eran los encargados de la economía y de la biblioteca monástica.
La vida que suelen llevar los monjes, a excepción del abad, que suele viajar, o los li-
mosneros, que viajan a las ciudades cercanas para pedir o repartir las limosnas y ayudar
a los necesitados, es bastante laboriosa y rutinaria. Si un moje sale de aventuras, con-
virtiéndose en un giróvaro (más o menos pícaro o sinvegüenza, experto en disfrazarse,
etc.), ya no es monje en su sentido auténtico, pues el monje no está hecho para deam-
bular por ahí sino para estar recluido. Lo que pasaba era que casi nadie tenía una razón
de peso para abandonar el monasterio, pues si mal se vivía dentro peor se vivía fuera,
expuesto a más peligros y carencias. Estaba de suerte el monje escogido para acompañar
al abad en sus viajes, pero no era escogido cualquiera sino el que tuviera ciertas capaci-
dades y saberes, por ejemplo para poder traducir, para poder recabar informaciones o
espiar, para negociar, etc.410
410
En estos tiempos medievales, las monjas, siendo también bastante numerosas, no eran tantas como los
monjes (justo al contrario de lo que ocurre hoy en día). Esto merecería otro epílogo, pues en éste nos he-
mos ocupado sólo de los varones, de los monjes.
213
EPÍLOGO III
LOS ICONOS
La comprensión de los iconos puede resultar difícil visto el especial modo de repre-
sentar el espacio, las personas y los objetos que en este espacio se encuentran. Miramos
los cuadros con ojos de europeo occidental, y las cosas representadas en ellos nos pare-
cen iguales a lo que vemos a nuestro alrededor. Esta “verosimilitud” de la pintura euro-
pea se alcanza gracias al uso de la perspectiva geométricamente lineal. Hemos de tener
en cuenta que la ciencia de la perspectiva nació en el siglo XIII y ha desempeñado un
papel importantísimo en el destino de la historia europea. El primer pintor que creó so-
bre la superficie la ilusión del espacio tridimensional fue el italiano Giotto (1267-1332).
Una clara ilustración de ello la encontramos en los frescos de la capilla Scrovegni en
Pádua: “La Anunciación a Santa Ana” y “El Nacimiento de María” (1305-1313). La
pareja de justos, Joaquín y Ana, no tenía hijos. Un día, un ángel se apareció a Ana y le
anunció que alumbraría una hija, que llegaría a ser la Madre de Dios. Y Ana dio a luz a
María.
Veamos cómo ha representado Giotto todo esto. Ha mostrado correcta y geométrica-
mente bien la parte interior de la casa de Ana. Antes de Giotto, las partes interiores de
las casas en los cuadros, frescos e iconos no existían. Las personas de la acción apare-
cían sobre el fondo de un edificio o de una montaña con una gruta. Se sobreentendía que
la acción descrita sucedía dentro de tal edificio. Para mostrar la parte interior, la pared
más próxima al espectador está como sacada del fresco. Se ofrece la sección de la casa.
Tal representación de la parte interior de la casa es una gran novedad aportada por Gio-
tto. Es un modo valiente de abandonar la tradición establecida. Según la grandeza de los
objetos representados (bancos, baúles), puede deducirse la grandeza de la estancia en la
que sucede la acción.
Giotto construía el espacio de sus frescos como si estuviera hecho de transparentes
centímetros cúbicos. Este era el primero y más importante paso en el camino hacia la
concepción aritmética del espacio. La geometría analítica, cuyos fundamentos fueron
colocados por el filósofo y matemático francés René Descartes (1596-1650), habría na-
cido, sin duda, mucho más tarde si no hubiera existido el hallazgo de Giotto.
Contemplemos otra vez los frescos de Giotto. El ángel vuela a través de una pequeña
ventana. Un ángel incorpóreo no necesita de ninguna abertura o de una ventana para su
aparición. El ángel de Giotto tampoco pasa con tanta facilidad por la ventana, sino que
lo hace con dificultad, como si la ventana fuese demasiado pequeña, y así a los ojos de
los espectadores, adquiere casi una corporeidad física. De esta forma, Giotto “hace ate-
rrizar” el milagro, buscando alcanzar la verosimilitud de la representación.
214
215
La traducción de la tradición cristiana a la lengua de los cuadros terrenales y el des-
cubrimiento de la perspectiva lineal son el principio de una era nueva del arte europeo:
la era del realismo.
La relación de los pintores de iconos con el espacio era totalmente diferente. El espa-
cio “que no es de este mundo” se indica en los iconos generalmente con el fondo de co-
lor dorado continuo, en cambio los objetos y su respectiva composición se presentan en
la denominada perspectiva invertida (desde el ojo de quien contempla hacia el cuadro y
no desde el cuadro hacia el ojo o con el centro de fuga en el ojo).
Trataremos de aclarar la naturaleza y las características de la perspectiva invertida. Es
más antigua que la lineal. Los pintores de iconos estaban convencidos de que la mirada
humana no es perfecta, de que no podemos fiarnos de ella por su naturaleza carnal. Por
tal motivo, estos pintores representaban el mundo no tal como lo veían, sino como de
hecho es, utilizando no la experiencia de la vida terrenal, sino los dogmas de la fe. Los
autores de los primeros esfuerzos en la perspectiva lineal, Ibn al Haisam y C. Vitelo (de
los que hablaremos en su momento), consideraban la reducción de las medidas de los
elementos, según la creciente lejanía de ellos del espectador, un engaño de su vista. A
pesar de ello, la geometría de la perspectiva lineal (la reprodución del “engaño de la
vista”) resultaba cómoda y fue asimilada con el tiempo por los pintores europeos. Los
pintores de iconos ortodoxos, en cambio, se mantienen fieles a la perspectiva invertida.
Ya hemos indicado que el icono es una ventana al mundo santo, sagrado, y que este
mundo se abre ante la persona que lo mira. El espacio de este mundo tiene caracterís-
ticas diferentes de las del espacio terrestre, no accesibles a la vista carnal y no explica-
bles con la lógica del mundo de aquí.
Sobre el diseño se da el esquema de la construción del espacio que se alarga. Se crea
la perspectiva invertida: también los objetos se hacen más grandes cuanto más se alejan
del espectador.
216
No podía existir un respeto riguroso del esquema: el mundo en los iconos sólo está de-
lineado por los símbolos de los objetos y las personas, y a menudo se encuentran
“errores” de representación.
La perspectiva invertida y sus características están claramente expresadas en el icono
de la “Deposición en el sepulcro” (Novgorod, siglo XV). En el primer plano del icono
se representa el sepulcro, con el cuerpo de Cristo, envuelto en un sudario, dentro de él.
La Madre de Dios se inclina sobre él, juntando su rostro al del Hijo. A su lado, también
el discípulo amado por el Maestro se inclina ante su cuerpo: es Juan Evangelista, que,
apoyando el mentón en la mano, mira con dolor el rostro de Jesucristo. Detrás de Juan,
en postura de aflicción, están representados José de Arimatea y Nicodemo. A su iz-
quierda, las mujeres que han traido los óleos.
Esta escena llena de dolor aparece sobre un fondo de “colinas de icono” pintadas en
perspectiva invertida: estas colinas se esparcen radialmente “en profundidad”. La pers-
pectiva invertida crea aquí un efecto excepcionalmente fuerte: el espacio se abre en lon-
gitud y en profundidad, a lo alto y a lo bajo, con tanta fuerza que lo que sucede bajo los
ojos del espectador adquiere una dimensión cósmica. Las manos alzadas de María Mag-
dalena parecen unir el lugar donde se encuentra el sepulcro del Señor con todo el Uni-
verso.
217
La atención del espectador es atraida, a través del sudario que resplandece con un
candor no terrestre, hacia el cuerpo de Cristo envuelto en él, pero los detalles de las
partes bajas de los vestidos de Juan Evangelista y de María Magdalena están pintados
de tal modo que parecen llamas oscuras que se alzan sobre el fondo terso del omoforión
(manto) rojo de María Magdalena. Las manos alzadas en postura trágica llevan tras ellas
la mirada hacia lo alto, donde se extiende otro mundo. Pero los bordes de las colinas del
icono descienden como rayos hacia el sepulcro, y hacen volver de nuevo la mirada al
cuerpo de Cristo, centro del universo.
El laconismo y la expresividad hacen de este icono un ejemplo de síntesis entre ora-
ción y llanto, cuyas dolorosas palabras han adquirido rasgos y color y se han metido en
la tabla del icono. Hau que decir con los iconos no se hacen para ser vistos sino para ser
leídos.
La perspectiva invertida no es una falta de habilidad en la representación del espacio.
Los antiguos pintores de iconos rusos no aceptaron la perspectiva lineal cuando la cono-
cieron. La perspectiva invertida conservaba su significado espiritual y era una protesta
contra las seducciones de la “vista carnal”.
Muchas veces la utilización de la perspectiva invertida también aportaba ventajas: per-
mitía, por ejemplo, desarrollar las composiciones para hacer ver los detalles o las esce-
nas “cubiertas” por ella.
La realidad transmitida en el icono no quiere ser mundana sino sagrada. Tanto los per-
sonajes representados como los edificios, espacio, luz, color, volumen, expresiones y
actitudes presentan unas proporciones y normas que en gran parte nos vienen determi-
nadas por los cánones iconográficos.
Los iconos anteriores al siglo IX (herederos directos del arte greco-romano y paleo-
cristiano) manifestaban un naturalismo que después de las luchas iconoclastas se con-
sideró como pagano.
Para no caer en nuevas disputas y para que sirvieran de apoyo a la fe, la jerarquía ecle-
siástica fue rechazando durante los siglos IX-X todos los iconos sospechosos de paga-
nismo.
En el siglo XI se consiguió una fusión entre las tradiciones helenista y cristiana por la
que se aceptaron definitivamente los nuevos cánones iconográficos provenientes de los
siglos anteriores.
Con el tiempo y debido a diversos factores (falta o pobreza de materiales, tipos de ar-
quitecturas, religiosidad popular, etc.), se fueron produciendo ciertos cambios o evolu-
ciones en el arte iconográfico. Por ejemplo: fueron cobrando relevancia los hermosos
colores, el uso o no del oro, la fuerza expresiva; las aportaciones formales que ayudan a
la placidez y a la meditación en profundidad; los contrastes de luz y color; la aportación
de nuevas escenas distintas o enriquecedoras de la central; cierto o mucho barroquismo,
etc.
Los dibujos de Cristo son de tres tipos: Mandylion, Rostro y Pantócrator.
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En cuanto a la Virgen María, Madre de Dios, existe una variada tipología (represen-
tando las estrellas su virginidad perpetua):
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El tema de los ángeles (así como de santos) es muy recurente, siendo a menudo los
ángeles representivos de la Santísima Trinidad, como en el famoso icono de Rublev
(año 1411 aproximadamente):411
411
El icono representa, en una primera visión, la visita de los tres ángeles a Abraham junto al encinar de
Mambré (Gn 18, 1-15). A través de esa escena del Antiguo Testamento se abre todo un campo de simbo-
logía teológica que nos conduce hasta Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
El fondo del cuadro es una representación simbólica que, de algún modo, intenta abarcar toda la Histo-
ria de la Salvación. La escena que se representa tiene como trasfondo toda esa Historia porque es en ella y
a través de ella como se ha mostrado el misterio de la vida de Dios que el cuadro representa.
223
Aparecen tres personajes sentados en torno a una mesa, sobre la que hay, justo en el
medio, una copa.
El personaje central destaca por su posición, y por el intenso rojo de su túnica que
contrasta fuertemente con el azul del manto. Viene de un largo camino, por eso el cuello
de su túnica está ligeramente descolocado, una estola dorada cae sobre su hombro dere-
cho. Está mirando hacia su derecha, al segundo ángel, vestido con una túnica azul casi
totalmente cubierta por un manto semitransparente. Está como recibiendo al recién lle-
gado, su postura es de reposo. A la derecha tenemos al tercer ángel, cortado por el bas-
tón que sostiene con la mano izquierda. La mano derecha casi parece apoyarse en la me-
sa como para levantarse. La túnica es azul, como en el caso del personaje de la iz-
quierda, pero el manto es de un verde igual al del suelo sobre el que se apoyan los ban-
cos en que están sentados los tres.
El azul de las túnicas representa la divinidad de los tres personajes, iguales y distintos
a la vez. Es el Dios oculto que parece trasparentarse en el manto del Padre, el Dios que
muestra el misterio de su amor hasta la muerte en el rojo del Hijo y el Dios que da vida
a toda la creación en el verde que el Espíritu Santo comparte con el suelo.
En la parte superior vemos una casa, un árbol y una montaña. Son signos de las gran-
des realidades religiosas del Antiguo y del Nuevo Testamento. La casa es el lugar de la
presencia de Dios en medio de su pueblo (el Templo en el Antiguo Testamento y Jesús
en el Nuevo), el árbol es el lugar de la prueba (la que vence al hombre en el arbol del
bien y del mal del que come Adán y en la que el hombre sale vencedor en el árbol de la
cruz) la montaña, es el lugar de la ley (la que dio Moisés en el Sinaí y la nueva ley de
Jesús en el Sermón del monte).
Un círculo exterior enmarca a los tres personajes, y un círculo interior reitera y pro-
fundiza el movimiento circular de la imagen. La mirada de quien contempla la escena es
conducida de un personaje a otro en un camino infinito. Es la vida del Dios trino que se
pone ante nuestros ojos. Dios no es un puro permanecer en sí mismo, un absoluto quieto
y muerto, sino que el ser de Dios es un permanente salir de sí en una dinámica eterna de
donación y comunión en la que nos va introduciendo la circularidad del cuadro.
Hay como dos centros, por una parte la copa, que representa la Eucaristía, por otra
parte el seno del personaje central: el Hijo. A través del amor de Cristo, que se nos ofre-
ce en la Eucaristía, se realiza la nueva creación, el nuevo tiempo de la salvación que es
apertura a la eternidad de Dios. Compartir la copa eucarística es adentrarse en el miste-
rio del amor que mana del seno de Cristo.
Esta unión entre la Eucaristía y Cristo queda realzada por la copa que forman las si-
luetas de los personajes laterales, reproducción de la copa central. Esta segunda copa,
resultado de la conjunción de la obra del Padre y del Espíritu que sostiene al Hijo, ma-
nifiesta el contenido de la copa central: Jesucristo, el Salvador que viene de un largo ca-
mino de muerte, simbolizado por el cuello descolocado de su túnica, pero también de re-
surrección y gloria que se muestran en la estola dorada que luce. La invitación de Dios
en la Eucaristía es una invitación a hacernos hijos en el Hijo; no sólo compartimos la
copa, sino que nos hacemos parte de ella, siendo el sacrificio y el triunfo de Cristo tam-
bién nuestro sacrificio y nuestro triunfo
224
La presentación de la Eucaristía no se realiza simplemente como algo externo, sino
que se nos invita a participar de ella, a entrar dentro de la mesa: el Hijo parece que se
adelanta llamándonos a ella.
Situados en el interior de esta mesa eucarística podemos asistir a la relación entre las
tres Personas Divinas, es una relación doble que se establece a través de las miradas y
de las manos. Las miradas representan la relación interna de las tres Divinas Personas,
las manos su participación en la Historia de la Salvación. Hay un cruce de miradas entre
el Padre y el Hijo, y en el centro de este cruce se introduce la mirada del Espíritu Santo:
es la vida interna de la Trinidad de Dios, continua generación de amor entre el Padre y
el Hijo y continua presencia de amor recogido en el Espíritu. Y este amor divino no está
destinado a permanecer encerrado en Dios, al contrario, se derrama en el mundo, la ma-
no del Padre envía al Hijo que con la suya, al mismo tiempo que bendice la copa euca-
rística, señala al Espíritu en quien se recoge toda bendición para la salvación del mun-
do.
Si finalmente nos fijamos en los bastones nos daremos cuenta de que, al mismo tiem-
po que señalan los espacios de las tres Divinas Personas, entre el segundo y el tercero
enmarcan el pie del Espíritu Santo. Es Dios que está a punto de levantarse y salir a
nuestro encuentro.
Ahora Dios se dirige a nosotros, a nuestra vida para llenarla de divinidad. Si al con-
templar el Misterio nos adentramos en la Vida de Dios, ahora es Dios quien quiere
adentrarse en nuestra propia vida. Podemos cerrar la escena y marcharnos, o podemos
abrir nuestra historia y dejarle entrar y reposar.
San Pablo Apóstol (otro icono de Rublev)
225
EPÍLOGO IV
BEATO DE LIÉBANA
Es una obra compilatoria y erudita, pero nada original, del monje Beato de Liébana,
de a final del siglo VIII, con extractos más o menos largo de textos patrísticos con cier-
tos comentarios bíblicos, con una traducción íntegra del Apocalipsis.
En el prólogo de esta obra figura un Mapamundi para ayudar al lector a localizar los
lugares mencionados en las Escrituras.
Para el contexto de esta obra podemos tener en cuenta la situación que se vive en
España en esos momentos. Los cristianos, después del año 711, se encuentran en una
patria islamizada, en parecidas dificultades a como estuvieron cuando el paganismo del
Imperio Romano, cuando se compuso el Apocalipsis. Los cristianos de España no pue-
den realizar libremente sus cultos. Ni abiertamente ni sin que les cueste. Están prohi-
bidos los toques de campana, las procesiones, las reuniones. Contemplan cómo se des-
truyen iglesias y monasterios. Se sienten perseguidos, a veces de modo sangriento.
También ahora el Apocalipsis es el libro sagrado para la resistencia cristiana. Sus
grandes símbolos recobran todo su sentido. Cuanto simbolizaban antes al Imperio Ro-
mano lo simbolizan ahora respecto del Emirato Cordobés. Ahora Babilonia no es Roma
sino Córdoba.
El Apocalipsis incita ahora a la Reconquista. Hay que entregarse y prepararse para el
castigo divino sobre los enemigos de Cristo.
Beato de Liébana es un hombre de gran cultura cristiana. Sin duda no es originario de
las montañas cántabras. Algunos historiadores piensan que proviene más bien de Tole-
do, o incluso de Andalucía. Quizá eligió este Monasterio de Liébana debido a la proxi-
midad de Covadonga y Cosgaya (localidad en la que se supone que nació Don Pelayo),
que era lugares míticos, casi sagrados, para los cristianos de la época.
Beato adquirió pronto una buena reputación como erudito, pasando a ser incluso pro-
tector y maestro de la hija del rey Alfonso I, la futura reina Adosinda, casada con el rey
Silo (775-783). Su notoriedad tuvo más bien otras causas que las debidas a su Comen-
tario del Apocalipsis. Ciertamente fue pensador militante y combativo al lado de los
más comprometidos contra los musulmanes y contra los herejes, entre ellos el arzobispo
Elipando de Toledo.
El asunto tuvo mucha repercusión en la Cristiandad, teniendo eco en Alcuino de York,
Carlomagno y el Papa, tanto en la persona de Adriano I como en la de León III. Todos
respaldaron a Beato, contra Elipando de Toledo y contra Félix de Urgel, adopcionis-
tas.412
Beato se enfrentó sobre todo a Elipando, el cual llamó a Beato falso profeta decla-
rando que “sus escritos son apestosos”. Beato le respondió tratándolo de “mono de
412
Esta herejía seducía a un visigodo nostálgico del arrianismo como Elipando, no siendo el adopcio-
nismo, en el fondo, más que un tardío avatar del subordinacionismo.
226
circo”. La polémica continuó en una total escalada de violencia verbal, hasta que mu-
rieron tanto Elipando como Félix.
Pero estos acontecimientos sólo serían anecdóticos si la herejía del obispo Félix no
hubiera seducido también a los ocupantes musulmanes. Había en estas tesis un cuestio-
namiento de la naturaleza divina de Jesús que conducía a una devaluación del cristia-
nismo. Algunos historiadores piensan incluso que Elipando se habría hecho el apóstol
del adopcionismo para caer bien a las autoridades islámicas.
El Apocalipsis, libro cristocéntrico que los arrianos habían negado como revelado, se
convirtió, a partir del siglo VIII, en el texto faro de los cristianos en resistencia y de cara
a la Reconquista. El Apocalipsis es pues una obra de combate, verdadera arma teológi-
ca, contra todos los que no vean en Cristo a una persona divina al mismo nivel que Dios
Padre. El clero de Asturias reanudó, pues, la prescripción del IV Concilio de Toledo
(año 633): so pena de excomunión, "el Apocalipsis debe considerarse como un libro
canónico; se leerá en la Misa entre la Pascua y Pentecostés". Tengamos en cuenta que
tal obligación se refería sólo, de toda la Biblia, únicamente a este texto.
En el Comentario del Apocalipsis (con su himno O Dei Verbum), Beato menciona que
el Apóstol Santiago fue el evangelizador de España. Hemos de tener en cuenta que, a
comienzos del siglo IX, corre la noticia del “descubrimiento” de la tumba de Santiago
en el “Campo de la Estrella” (Campus Stellae, Compostela), en donde surgirá Santiago
de Compostela. Allí, desde Mérida –ésta será la noticia–, se habían trasladado los res-
tos-reliquias del Santo Apóstol (hermano de San Juan, el evangelista y autor del Apo-
calipsis), poniéndolos a salvo de una posible profanación de parte de los musulmanes.
Está claro que, desde Beato, se pretendió ya exaltar lo gloria y honra de los dos Após-
toles hermanos, hijos de Zebedeo, convirtiéndolos en los vectores de los valores de la
España mártir, en resistencia gloriosa y en celo de Reconquista.
Beato murió a finales del siglo VIII, antes del descubrimiento o invención de la tumba
de Santiago, pero sus escritos ya sirvieron de base para la posterior cultura española y
europea del Camino de Santiago y de España como gran nación.
El Beato como libro supone ya la muy relevante aportación cultural y artística de la
iluminación mozárabe.
En 1924 tuvo lugar en Madrid una importante exposición de manuscristos españoles
con miniaturas (Exposición de códices miniados españoles). Y si los Beatos son espe-
cialmente observados es porque se impusieron en él nuevas formas en el ámbito artís-
tico. Merecen ser estudiados y considerados.
Ya estos pintores miniaturistas del siglo X habían practicado una técnica de glacis,413
habiéndose anticipado mil años a Gaugin, Matisse, Picasso, etc. Como en los cubistas,
en estas miniaturas pueden observarse rostros y retratos a la vez de frente y de perfil.
Por supuesto, el arte mozárabe español no nació de la nada, pues se encuentran sus
raíces en las corrientes visigóticas, carolingias, árabes y hasta en el arte copto, cuyas es-
tilizaciones particulares son bien identificables.
413
Veladura. Capa muy fina de pintura, destinada a jugar por transparencia con el color seco del fondo en
el que se coloca.
227
Y si los especialistas detectan incluso contribuciones más alejadas, mesopotámicas,
sasánidas, etc., eso no significa que el arte mozárabe no sea más que la producción de
artistas de segundo orden, sin gran personalidad, diluyendo su falta de imaginación en el
eclecticismo. Lejos de ser una simple ilustración que no añadiría nada al texto, o incluso
que desviaría al lector, la coloración mozárabe, a menudo en toda la página e incluso en
doble página, conducía el alma desde la lectura del texto hasta la profundización de su
sentido en una visión. De modo parecido podríamos hablar de otras obras con miniatu-
ras en España.
Al observar estas imágenes, no tenemos el sentimiento de que más de diez siglos nos
separan de ellas.
Son también imágenes que reflejan una liturgia. Dichas imágenes afectan incluso a los
que conocen bien el Apocalipsis. Pero no es subestimar el genio de los miniaturistas, re-
conocer la relación de muchos elementos con la realidad que los rodeaba. Si los deco-
rados, los muebles, las actitudes nos parecen ser puros productos de la imaginación, es
porque la liturgia que los suscitaba no nos es familiar; por eso atribuimos a la invención
lo que estaba incluido en la observación. Esta liturgia, estos objetos, estas luces, estas
personalizaciones de las miniaturas deslumbraban a cuantos las contemplaban, fueran
de donde fueran, produciendo militancia y serenidad esperanzada al mismo tiempo.
Lo más humano e incluso lo humorístico están presentes en los colofones de los códi-
ces que se fueron sucediendo a partir del siglo VIII en adelante. En ningún sitio son tan
abundantes los colofones como en los libros o códices miniados de los mozárabes. De
este modo, los diversos Beatos pueden asignarse y datarse con gran precisión, lo que
permite un estudio serio de las cuestiones de filiaciones estilísticas. Sabemos así como
Magius realizó las pinturas del Beato de Pierpont Morgan Library, que una pintora lla-
mada Ende ayudó a su alumno Emeterio en la realización del Beato de Gerona (siglos
XI-XIII).
El soporte de los Beatos es generalmente el pergamino, aunque también el papel
(presente en la Panínsula Ibérica desde el siglo XI). El texto aparece escrito en tinta
marrón (o que se volvía marrón). Los títulos están a menudo en rojo. Este color servía
también para dibujar el contorno de los elementos de la página. Los pintores seguían en
eso las recomendaciones de San Isidoro de Sevilla, tal como las escribió en Las Etimo-
logías: se trazan en primer lugar los contornos, procediendo luego al relleno de las fi-
guras con la ayuda del color.
Los colores de las pinturas son el rojo (más o menos oscuro), el ocre, el verde oscuro,
el rosa malva, el azul oscuro (también púrpura o anaranjado) y sobre todo el amarillo
huevo muy luminoso, muy intenso, algo que es consustancial a la pintura mozárabe.
También se emplea el negro, pero el azul claro o celeste y el gris son raros.
Los colores "calientes" son los predominantes: rojo, anaranjado, amarillo. Aquí aún,
los pintores siguen la enseñanza de San Isidoro de Sevilla, que hace una aproximación
etimológica (pues, para él, fundado en la esencia de las cosas) entre las palabras color
(latín color) y calor (latín calor) hay mucha relación: "Se nombran los colores así por-
que se elevan a su terminación (perfección) por el calor del fuego o el sol" (Etimo-
logías, XIX, capítulo XVI).
228
El oro (metal) es muy raro. Se encuentra presente, o previsto, en el Beato de Gerona y
Urgel.
Algunos manuscritos están inacabados, lo que, por otra parte, nos informa sobre las
etapas de su elaboración. En el Beato de Urgel (ms 26, f°233) o en el de la Real Aca-
demia de la Historia de Madrid (ms 33, f°53), el dibujo sólo está parcialmente colorea-
do.
Los colores son puros, sin medias tintas, sin mezclas, sin transiciones de uno a otro.
Mientras que en el primer Beato eran bastante mates, o al menos discretos, los Beatos
de segundo estilo (mediados del siglo X) llaman la atención por el resplandor de sus co-
lores. Sin duda se debe a la utilización, sobre un fondo barnizado a la cera, de nuevos
ligantes, como el huevo o la miel, que permiten la obtención de glacis y tonos vivos,
luminosos.
Si se excluyen los refinamientos de los tonos del Beato de Pierpont Library (y, por su-
puesto el único exotismo del Beato de Saint Sever), los colores están distribuidos más
bien en oposiciones intensas, y utilizados para contribuir a la irrealidad de las escenas.
En los Beatos españoles, la vivacidad de los colores, sus contrastes, la violencia mis-
ma de algunas yuxtaposiciones, conducen extrañamente la mirada a no detenerse en una
percepción global, sino hacia los elementos constitutivos de la página.
Aquí también, como con el tratamiento del espacio, el objetivo del pintor parece ser
distraer al espíritu de las tentaciones de lo accidental para atraerlo a la esencia del relato
ofrecida en la contemplación estética.
Una de las originalidades de muchas páginas de los Beatos es la presentación de las
escenas sobre un fondo de amplias bandas pintadas, horizontales, que no corresponden a
ninguna realidad exterior. No se trata del cielo, el agua, el horizonte o de efectos de
aproximación o alejamiento. Se habló con mucha razón de una "desrealización" del es-
pacio por el color.
Según Jacques Fontaine, “Como más tarde en El Greco, la pintura resulta aquí mé-
todo espiritual”. El mundo sensible se purifica de sus elementos anecdóticos, para dejar
sitio solamente a la parte fundamental. Se trata de poner de manifiesto que pasa algo sin
distraernos describiéndonos el lugar dónde eso pasa. Los protagonistas del drama apo-
calíptico exploran aún más lo que pasa en su alma (o en la nuestra).
Las formas son geométricas, y la esquematización llega a veces hasta la abstracción.
Así la representación de las montañas por círculos superpuestos. Estas convenciones
son comunes a varios manuscritos.
Sin embargo lo decorativo nunca triunfa sobre lo simbólico: a pesar de la simplifi-
cación de las formas, la multiplicidad de los ángulos de visión en una misma escena, las
imágenes siguen siendo eminente y claramente la referencia. El esquematismo y la or-
namentación nunca predominan sobre la legibilidad.
Algunos manuscritos llevan "páginas-tapices", páginas completas situadas general-
mente al principio del libro, dónde se encuentra, entre motivos geométricos y laberín-
ticos, la información sobre el escriba, el pintor o el destinatario del manuscrito. Estas
páginas imitan las encuadernaciones (contemporáneas del libro, pero que también pare-
cen coptas) y se asemejan con frecuencia a alfombras persas o turcas. También hay Bea-
tos en los que aparecen páginas-tapices como de inspiración céltica o irlandesa.
229
Es necesario insistir en la importante cuestión de los ángulos de visión. No hay pers-
pectiva en la pintura mozárabe, y, en particular, en el Beato. Además, la bidimensio-
nalidad de las figuras conduce a representarlas simultáneamente bajo varias caras (una
particularidad también del arte copto). Pero, mientras que el recortado y el tres-cuartos
están presentes en las representaciones coptas, los manuscritos mozárabes rechazan todo
lo que podría bosquejar una tridimensionalidad. No sólo una figura puede componerse
de una cara y de un perfil, sino establecerse los detalles de cada uno de estos dos as-
pectos de un elemento y pueden establecerse de manera al parecer incoherente de cara o
perfil.
A veces una página muestra una ciudad cuyas murallas se ven de frente y arriba se ve
lo que se encuentra dentro del recinto. Lo que importa al pintor es representar todos los
elementos esenciales de una visión, como si el espectador se encontrara al mismo nivel
con cada uno ellos.
Lo que importa realmente para el artista mozárabe es la cohesión conceptual y no la
cohesión perceptiva. Cada elemento está en relación directa con el espectador, pero no
mantiene relación estructural con los otros elementos. La imagen no es el lugar donde se
organizan los conjuntos de objetos para ofrecer la representación de una escena real; es
la disposición de los elementos del relato, tomado uno a uno, lo que debe afectarnos por
su dimensión simbólica. El Beato nos ofrece así una audaz desmultiplicación de las es-
cenas destinada a favorecer la lectura espiritual. El arte, aquí, se hace auxiliar del sen-
tido profundo de un texto. La visión apocalíptica no es la simple obra de arte: es ten-
tador decir que el viaje místico en el Beato es indispensable para completar y purificar
nuestra intelección de la palabra de San Juan.
Todos los artistas de talento en los Beatos no son necesariamente genios creativos.
Estos últimos fueron los que produjeron obras originales, no en el sentido vulgar del
término, sino en que ellas fueron el origen de otras obras y de nuevas maneras de plan-
tear y solucionar problemas estéticos. Así, determinados Beatos proceden de un pensa-
miento fundador, mientras que otros, sólo son suntuosos ejercicios de escuela.414
414
Dejamos aquí este Epílogo, con la promesa, Dios mediante, de poder componer, en su momento y
aparte, una exposición resumida y completa al respecto, de todo lo relacionado con lo mozárabe.
230
No faltan muchos especialistas del ámbito artístico de la pintura advirtiendo del
extraordinario y genial parecido entre las figuras que aparecen en el Guernica de
Picasso y las de la Biblia Mozárabe que se conserva en la catedral de León (siglo
X).
231
EPÍLOGO V
ORACIÓN Y VIDA MONÁSTICA AUTÉNTICAS
No lejos de Jerusalén se encuentra el antiquísimo monasterio de San Sabas, magnífico
espectáculo de rocas excavadas en las rocas, con algunas construcciones sostenidas por
robustos pilares, un lugar áspero y desnudo en el que pasan sus días monjes orientales
herederos espirituales del Santo que los fundó.415
415
San Sabas, oriundo de Asia Menor (Turquía), nacido en el año 439, uno de los monjes más famosos de
la antigüedad. Su padre fue militar, un famoso comandante que, al marchar lejos, dejó a Sabas, un niño
aún, al cuidado de un tío. Éste no le trató bien. Sabas tenía 8 años de edad cuando se fue con otro tío al
que le tenía más apego porque le trataría mejor, pero entre los dos tíos se pelearon a causa de poder apro-
vecharse de la fortuna del niño. Percibiendo esto, Sabas, con esa edad y siendo ya muy amante de la paz,
decidió irse a un monasterio cercano. Esto supuso gran disgusto para sus tíos. Ambos le pidieron perdón y
le suplicaron que volviera con ellos (claro está, por la cuenta que les tenía, antes de que Sabas diera sus
bienes a los pobres o los ingresar en el monasterio).
Después de varios años de vida monacal ejemplar, marchó a Jerusalén para hacerse discípulo de los
monjes anacoretas del lugar. A varios kilómetros de Jerusalén se hizo una celda, cerca de otros monjes y
se dedicó a una vida de oración y penitencia. Como era el más joven de los monjes, siendo además vigo-
roso y fuerte, sirvió a los religiosos acarreándoles el agua que necesitaban, trabajando mucho en todo lo
que la vida monacal conlleva, en lo referente a la alimentación, artesanía, comercio, etc., del monasterio.
El más santo y estricto de los monjes del lugar (y de mucho terreno alrededor) era San Eutimio. Con él,
imitando a Jesús, hizo Sabas un ayuno de 40 días en el desierto, durante una Cuaresma. Era el mismo de-
sierto en el que ayunó Jesús. Sabas se tomó su ayuno con tanto rigor que empezó a sentirse mal y desva-
necerse por la sed y el intenso calor que se propuso soportar. San Eutimio le ayudó y le aconsejó al res-
pecto, orando por él. Gracias a que bebió de un manantial cercano, Sabas no se murió deshidratado. No
fue la única vez que en Cuaresma ayunó San Sabas al estilo de Jesús. Pudo hacerlo, porque era fuerte y
corpulento, de gran resistencia física y anímica.
En un silencio total, San Sabas permaneció durante 4 años seguidos en el desierto de Judea, dedicado a
la oración. Pasado este tiempo, empezaron a acudir a él muchos monjes para iniciar ese género de vida.
Así fue como se le juntaron 150 monjes en las cercanías del mar Muerto. Un asno, con su olfato, les
ayudó a encontrar agua por allí. Excavaron un pozo.
A los 50 años de edad, le ordenó presbítero el patriarca de Jerusalén, el cual le puso al frente de todos
los monjes del lugar, de toda Tierra Santa. Con los bienes que aún heredó de sus padres levantó dos
hospitales para pobres y peregrinos.
Luchó contra todos los herejes de Oriente, haciendo mucho por el mantenimiento de los Santos Lugares
de Tierra Santa. A tal fin, con mucha dignidad y con las recomendaciones del patriarca jerosolimitano,
aunque vistiendo pobremente, viajó varias veces a la Corte de Constantinopla. Su actividad preferente era
arrinconarse para dedicarse a orar. El emperador bizantino le concedió ayuda y protección contra sal-
teadores y atacantes de sus monasterios.
Entre los monjes discípulos enseñados por San Sabas hay numerosos Santos, entre ellos San Juan Da-
masceno o San Teodoro de Jerusalén.
Murió santamente el 5 de diciembre del año 532, casi con 94 años de edad, en el monasterio que lleva
su nombre, cerca del mar Muerto, en el desierto de Judea. La fuente que brotó en sus tiempos sigue sur-
tiendo ese monasterio y sus alrededores. Las palmeras que allí se encuentran, hijas de las que él plantó,
aún siguen allí, dando sus dátiles a los monjes, los cuales siguen viviendo allí santamente.
232
No pocas veces, los monjes hijos espirituales de San Sabas pagaron con su vida el
mantenerse ortodoxos y defensores de la vida monástica. Allí siguen los restos de nu-
merosos mártires.
Desde la evocación de San Sabas y de sus monjes, podemos entresacar algunas consi-
deraciones que nos pueden servir para nuestra vida de oración:
La oración no es un adorno accidental o superfluo de la vida cristiana sino una necesi-
dad, tanto a nivel personal como a nivel comunitario. Hemos de considerar, por ejem-
plo, estas palabras de San Pablo (Gál 5, 16-25):
Os digo, pues, que procedáis según el Espíritu, sin dar vía libre a las meras
apetencias humanas, es decir, a la carne. Pues la carne tiene apetencias con-
trarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne; y son tan opuestas entre sí,
que no hacéis lo que queréis. Pero, si sois guiados por el Espíritu, ya no estáis
bajo la ley. Ahora bien, las obras de la carne son bien conocidas: fornicación,
impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, iras, ambi-
ción, divisiones, rivalidades, borrrachers, comilonas y cosas semejantes. Sobre
todo esto os prevengo; ya os advertí que quienes hacen tales cosas no heredarán
el Reino de Dios. En cambio, los frutos del Espíritu son amor, alegría, paz, pa-
ciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí. No hay ley que
condene tales cosas. Además, los que son de Cristo Jesús han crucificado la car-
ne con sus pasiones y sus apetencias. Si vivimos por el Espíritu, sigamos tam-
bién al Espíritu. No seamos vanidosos, provocándonos los unos a los otros y en-
vidiándonos mutuamente.
Oración y vida cristiana son inseparables, porque en ambos casos se trata del mismo
amor y de la misma renuncia que procede del amor. Ora continuamente el que une la
oración a las obras y las obras a la oración. Sólo así podemos encontrar realizable la de-
seada oración contínua o del corazón. “No extingáis el Espíritu; no despreciéis las pro-
fecías; examinadlo todo y quedaos con lo bueno. Absteneos de todo género de mal” (1
Tes 5, 19-22; cf. Ef 6, 18).
La oración forma parte ineludible del “programa” del discípulo de Cristo. Un “plan
de vida” cristiano no puede, en absoluto, prescindir de los tiempos de oración. San Hi-
pólito Romano, en su áureo opúsculo La Tradición Apostólica (de entre los siglos III-
IV), nos informa de cómo los cristianos de Roma rezaban siete veces al día, siendo una
de estas veces la media noche. Habla de los cristianos, del Pueblo de Dios, no de los
clérigos. San Juan Crisóstomo dice que “es posible orar siempre, incluso en el mercado
o en un paseo solitario”, haciendo continuamente “una frecuente y fervorosa oración.
Sentados en vuestra tienda, comprando o vendiendo, o incluso cocinando o en medio de
las tareas domésticas”.
La base de la oración es la humildad, una disposición necesaria para recibir el don de
la oración. El Señor va siempre al encuentro de todo ser humano, es el primero en bus-
carnos y, como pasó con la samaritana (Jn 4, 5-40), es el que nos pide de beber. Jesús
tiene sed, su petición llega desde las profundidades de Dios que nos desea. La oración,
sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed
233
de que el hombre tenga sed de Él. Así podemos entender que la condición de creatura es
lo que está en la base de la oración. Es evidente que el orgulloso (el hombre satisfecho
de sí mismo, el autosuficiente) no puede orar. Hemos de empezar reconociéndonos
“mendigos de Dios”, que sin Él no podemos hacer nada (Jn 15, 5). “En Él vivimos, nos
movemos y existimos” (Hech 17,28). Por eso, la oración no debe considerarse como un
mandamiento solamente externo, impuesto desde fuera, sino como una necesidad que
brota del corazón del hombre. Puesto que el hombre lleva impresa la imagen de Dios,
conserva, aún sin saberlo, el deseo de Aquel que lo ha llamado a la existencia y a la fe-
licidad. Dios, que ha creado al hombre a semejanza suya, le ha dado, al mismo tiempo,
el deseo de tener hambre de Él: Él mismo llama incesantemente a toda persona al en-
cuentro misterioso de la oración; el amor fiel de Dios da siempre el primer paso en la
oración, de manera que el paso del hombre es una respuesta al don de ser acogido por
Dios, al don de Dios que se le ha revelado en su Hijo, Jesucristo.
Diversas tentaciones ponen obstáculos a la perseverancia en la oración, porque el
diablo sabe que el abandono de la oración es una gran ventaja para su obra de mentira y
de perdición.
Quizá la tentación más frecuente es la de convencerse de que no tenemos tiempo su-
ficiente para orar. Es un engaño. Si estuviéramos convencidos de que algo es verdade-
ramente importante, seguramente encontraríamos para ello el tiempo necesario. Detrás
de esta tentación está, por tanto, la falta de convencimiento sobre la indispensable nece-
sidad de orar. Si uno piensa que la oración es algo insulso o inútil, ¿cómo pedirle que
encuentre tiempo para orar?
Otra de las tentaciones consiste en llevar un tipo de vida lleno de preocupaciones
vanas, de ruidos, de habladurías, de curiosidad desenfrenada, del afán de tener ocupados
nuestros sentidos. Sin un mínimo de silencio interior y exterior, la oración se hace im-
posible. El amor al silencio es condición indispensable para orar: el mismo Jesús bus-
caba el silencio y la soledad para orar y aconseja a sus discípulos encerrarse en su pro-
pia habitación o intimidad, lejos del ruido, para poder orar. Hoy día estos ruidos tienen
muchas expresiones concretas, de las que sólo es un ejemplo el exceso de televisión (a
la que todo el mundo le dedica tiempo).
Tal vez la última de las tentaciones es creer que la misma vida es una oración y que,
por tanto, no es preciso dedicar un tiempo particular a la plegaria, como si la oración es-
tuviera ya completa en los mismos quehaceres. El ejemplo de Jesús nos hace ver que
nuestra naturaleza humana tiene necesidad de momentos vacíos de cualquier otra preo-
cupación a fin de que la oración pueda empapar el alma y vivificarla en el contacto con
Dios.
San Sabas experimentó estas tentaciones y dificultades, pero no se dejó vencer por
ellas. Su vida fue una incansable búsqueda de la oración, expresión de su sed de Dios.
Pidamos su intercesión y sea para nosotros un acicate su ejemplo, a fin de ser hombres y
mujeres de oración. Así buscaremos la gloria de Dios y no la nuestra; así tendremos
nuestros corazones centrados en las cosas definitivas; así seremos capaces de ver en
nuestro prójimo el rostro de Jesús. Así huiremos de las apariencias y nuestros corazones
permanecerán íntimamente adheridos al Señor, a su Evangelio y a su gracia, con la es-
peranza de poder llegar un día a contemplar la silenciosa belleza de la Trinidad. Amén.
234
EPÍLOGO VI
ENTREVISTA A JESÚS SÁNCHEZ ADALID
(Alerta Digital, 11 de junio de 2012)
Hemos conversado con Jesús Sánchez Adalid, sobre su última novela, Alcazaba, ga-
nadora del premio Alfonso X El Sabio. Departimos con él sobre la “España musulma-
na” para concluir que es más justo decir que “España son los mozárabes” a decir que
“Asturias es España y lo demás es tierra conquistada”.
¿Ha cumplido un deseo al meter la historia de Extremadura en su novela?
Sí, aparte de eso la ciudad de Mérida en sí misma, que fue la segunda capital del im-
perio, sin embargo es muy desconocida, y de haber sido tan importante en época tar-
dorromana y visigoda, trae la consecuencia de que lo siguiera siendo durante la domi-
nación musulmana, porque el error que tenemos es simplificar la historia y pensar que
cuando termina un período, inmediatamente empieza el otro.
El hecho de que exista una dominación más o menos violenta no significa que desa-
pareciera toda la población precedente con toda su cultura. Me pareció que todo eso tan
desconocido debería pasar al imaginario colectivo, y la forma mejor de hacerlo es con la
nueva novela histórica que está cumpliendo una función que era una asignatura pen-
diente en nuestra literatura.
¿A qué se refiere con lo de nueva?
En España no hemos tenido novela histórica, porque Galdós no es un novelista histó-
rico, es un novelista que narra acontecimientos contemporáneos, porque todos los prota-
gonistas de esos acontecimientos están vivos todavía en su época y se lo cuentan a él y
él después lo narra en sus novelas. Lo mismo sucede con Baroja, que tampoco es nove-
lista histórico en sentido puro.
Desde hace dos décadas, nosotros estamos cumpliendo una misión que era un vacío
que teníamos. La literatura anglosajona tiene muchos novelistas históricos, la europea
también y sin embargo en España siempre hemos leído novela histórica traducida. No
hay nada escrito sobre Hernán Cortes, lo que hay es El Dios de la lluvia llora sobre
México, que lo escribió un extranjero. Ahora se puede hacer muy bien; hay mucho sub-
producto y mucho pastiche, de enigma mal hecho, pero se puede hacer algo bueno y es
lo que estamos intentando.
¿Qué importancia tiene que la historia se cuente bien o mal, que se la inventen?
¿Por qué importa que sea riguroso el acercamiento a la historia, aunque sea nove-
lado?
Porque el ser humano se debe a la verdad, tenemos que ser veraces y contar las cosas
tal como fueron, aunque muchas veces nos pese. Por desgracia, hay gran parte de ver-
235
dad en eso de que la historia la escriben los vencedores, con demasiadas batallas y con-
flictos, pero para eso está la vocación de veracidad del ser escritor y del ser humano,
para que contemos las cosas aproximándonos más a cómo debieron ser. Es importante,
porque la historia cumple una función docente esencial: que el hombre no repita sus fa-
llos y aprenda de sí mismo, mire hacia dentro; viene desde los griegos, conócete a ti
mismo, la humanidad debe conocerse y la forma de conocerse es a través de la historia,
no hay otra forma.
Si la historia la hacen los vencedores, ¿cómo es que tenemos una imagen idílica
del Islam, si perdieron?
Porque es una imagen que surge en el romanticismo por una serie de acumulaciones
de tópicos, a la que contribuyó mucho la visión particular de algunos intelectuales como
Blas Infante, Américo Castro, etc. Después ha surgido mucha literatura con cierta fan-
tasía, que magnifica aquel Al-Ándalus. Eso es perfectamente legítimo, ahora bien, tam-
bién tiene que surgir otra parte que sea más acorde con la realidad, con lo que fueron las
cosas. Me parece que es muy injusto que nunca se haga referencia a las poblaciones
cristianas de Al-Ándalus, que eran muy numerosas y florecientes.
De esos tópicos surgen leyendas que han pasado a nuestra cultura, como por ejemplo
que a los árabes les debemos la aritmética, la matemática, o que se conservara la filoso-
fía de Aristóteles. Eso es falso, eso lo conservaron los mozárabes, que eran los que co-
nocían la lengua griega, que era la lengua litúrgica, de la liturgia de San Juan Crisós-
tomo; y los que conocían el latín, porque era su lengua culta. Y todo eso estaba en los li-
bros que se trascribían una y otra vez en los monasterios que siguieron funcionando. En
esta novela hablo de alguno de ellos, como el de Cubillana o Cauliana, donde estuvo el
abad Renovato, o la Vita de los padres emeritenses; en la época del arzobispo Mau-
sona, se crearon los primeros [verdaderos] hospitales de la humanidad.
¿Le duele la historia al revivir esos traumas del pasado?
No es como un trauma que yo viva particularmente, veo que hay cierta injusticia. La
civilización de Al-Ándalus es muy interesante, muy hermosa, nos ha dejado unos ves-
tigios preciosos, solamente hay que ver la Alhambra o la mezquita de Córdoba, pero
también debe reconocerse que existen otras cosas. La mayoría de la gente no ha visitado
San Juan de Baños, en Palencia; es muy triste, aconsejo que lo busquen al menos en in-
ternet, se asombrarán al ver el parecido asombroso de esa iglesia mozárabe con la ar-
quitectura musulmana de esa misma época. ¿Quién copió a quién?
¿Por qué no consiguió el poder islámico aunar voluntades y fundar un pueblo?
Porque había un sustrato tribal importantísimo, el gran error en la historia son las sim-
plificaciones y pensamos que la umma musulmana estaba unida, y es todo lo contrario,
había cabilas bereberes que estaban en los alfoz de todas la ciudades y eran el sustrato
más importante; había una oligarquía que era una minoría árabe que había venido fun-
236
damentalmente de Damasco, de lo que hoy es Siria, había venido una población im-
portante del norte de África, existían los muladíes, que eran musulmanes descendientes
de la población romana hispano-visigótica, y esta masa nunca llegó a unir, fue siempre
la génesis de todas las divisiones que se produjeron a lo largo de los siglos, las diversas
rebeliones y los reinos de taifas que fueron surgiendo a lo largo de todo el período de
Al-Ándalus. De hecho, la primera división fue el emirato independiente y después el
califato independiente, que rompió con el comendador de los creyentes que en realidad
era el monarca que vivía en Arabia, en la tierra del profeta. No era una población ho-
mogénea, y además estaban los dimmies, los hombres llamados del libro, cristianos y ju-
díos; en un mosaico tal era muy difícil conseguir una unidad. La hubo en determinados
momentos, pero costaba muchísimo trabajo. Esto no lo dicen los cristianos, sino las cró-
nicas musulmanas. El único documento que tenemos aparte de la crónica mozárabe son
algunas cartas de la cancillería de Eginardo; todo lo demás son cronistas musulmanes;
no se puede falsear, es lo que escribieron ellos de ellos mismos; no estamos haciendo un
remedo sobre todo lo que se ha contado, estamos contando lo que se contó en su época.
Por lo que cuenta en los apéndices, da la sensación de que la población cristiana
estaba dispuesta a aceptar a los árabes lo mismo que aceptó a los visigodos, que
también eran una pequeña minoría que ocupa un país. ¿Por qué los visigodos con-
siguieron el favor de la masa?
Los visigodos tardaron muy poquito tiempo en convertirse; lo primero que hicieron
fue abandonar el paganismo que traían, mientras los musulmanes conservaron su reli-
gión. No hay que olvidar que los cristianos de aquella época no consideraban a los mu-
sulmanes paganos, los consideraban herejes; era la herejía mahometana, a Mahoma se le
consideraba un hereje. Hubo coexistencia real durante mucho tiempo, la prueba es el
sustrato de población muladí, del cual se ha hablado también muy poco. Los muladíes
no llegaron a unirse nunca con la masa oligarca árabe, fueron en determinados momen-
tos el sustrato de población más importante.
Hay detalles sorprendentes que dan la prueba del problema racial existente, por ejem-
plo considerando la saga de los Abderramanes. Abderramán III tenía en sí mismo la
sangre de la población autóctona cristiana y sus rasgos lo decían: tenía los ojos azules,
era rubio, y se pasó toda la vida tiñéndose el pelo de negro, porque quería pertenecer a
la oligarquía árabe, que era la que había venido de la tierra del profeta. Lo sabemos por-
que lo cuentan sus propios biógrafos musulmanes, no es un invento de los cristianos.
Hubo un problema, y la prueba son estas grandes rebeliones constantes. Ahora se está
produciendo en Libia una secesión, eso se veía venir. Es algo que yo decía a mis ami-
gos: esperad a ver lo que tarda Libia en hacerse dos o tres países. El mundo musulmán
es así.
¿En el tema del reino dormido, hay una referencia histórica pero tiene también
relación con la actualidad, con que la gente tiende a conformarse con el poder en
vez de reclamar la justicia?
237
Le ha pasado a la humanidad muchas veces. Mientras la gente está alimentada, diver-
tida, generalmente no hay ningún problema. Cuando empiezan a faltar los elementos de
supervivencia, empiezan los conflictos. Las grandes crisis siempre han parido guerras, y
no hay que ser agoreros, estos grandes problemas económicos como el que estamos vi-
viendo pueden degenerar en graves conflictos sociales. Hay que vigilar, porque tenemos
que aprender de la historia.
¿El norte de España aparecía como paraíso o tierra de promisión?
Parte de la población, en los cien años siguientes a la ocupación musulmana, soñaban
con la restauración del “orden godo”, y soñaban con que Toledo volviera a ser la ciu-
dad regia; por eso miraban donde estaba el sustrato visigodo, que eran las montañas de
Asturias.
La ayuda que se espera y que no llega, ¿incluye una crítica al cristianismo actual,
que en algunos sitios es perseguido sin que su situación la conozcan los que viven
tranquilamente en Occidente?
Sí, estoy repitiendo durante las entrevistas que hacen referencia a esta novela, que des-
de luego se parece mucho a la realidad de los coptos o armenios en el mundo presente, o
a los cristianos del Líbano, o a los de Oriente Medio, en cualquiera de sus variantes. La
población mozárabe es interesantísima. De hecho, Simonet dedicó una parte importante
de su vida a escribir los cuatro famosos tomos de la Historia de los mozárabes de Es-
paña, en los que quería poner de manifiesto que ahí está realmente la base, el cimiento,
de lo que somos. Porque nuestra lengua no vino del norte con los reconquistadores,
nuestra lengua es la que estaba aquí, las lenguas romances son las lenguas vernáculas,
rústicas, que derivan del latín; por eso se parecen el portugués, el gallego, el castellano,
el catalán. Porque todas tienen el mismo origen, no es una lengua recibida, es la lengua
originaria de los pueblos hispanos, es la lengua de la romanización. Lengua que adoptan
los visigodos.
Saltando un par de siglos más, siempre se nos ha dicho que los mozárabes se
extinguieron, que fueron expulsados por los almorávides.
No se extinguieron, se desplazaron cuando empezaron a tener problemas después de la
dictadura almidí, de Almanzor; se trasladan, pero Cataluña les debe todo a los mozá-
rabes. Gerberto de Aurillac, el Papa Silvestre II, vino a estudiar la gramática y aritmé-
tica famosa a un monasterio mozárabe, a Santa María de Ripoll, en Cataluña, que lo
habían fundado mozárabes que habían venido de otros lugares de España. Y si alguien
ha visitado San Miguel de Celanova, igual, la ribera sacra, todo eso son fundaciones de
movimientos de población que fueron trasladándose desde las grandes ciudades his-
pano-romanas y visigodas. De todas; por eso no se puede decir de Al-Ándalus, porque
Al-Ándalus ni siquiera tiene entidad en esa época como tal. Es un concepto que hemos
hecho nosotros después. Ahí va gente de Toledo, de Mérida, de Lisboa, de Córdoba, de
238
todas las grandes ciudades peninsulares del que fue Imperio Romano; de Cádiz, de Má-
laga, de todas las ciudades.
Lo mismo que tienen una presencia en el mundo árabe que no es conocida, ¿tam-
bién los cristianos del norte no les quieren reconocer su mérito dentro de su propia
sociedad, como si estuvieran celosos de que estos que vienen les quiten el poder?
Claro. Sí, pero es tan sencillo como hacer un estudio de los concilios particulares de la
Iglesia. Los obispos se desplazaban para reunirse en concilio, y cuando firman se ve
perfectamente su procedencia. Ha habido una serie de simplificaciones, no sé si intere-
sadas, para construir otra realidad. Parece como si España surgiera después de los Reyes
Católicos. ¡No señor! El arzobispo de Toledo, que era el primado de España, se traslada
a Roma después de la dominación musulmana, y en Roma firma, se conserva su firma,
como “archiepiscopus Hispaniorum”, como arzobispo de España; allí era muy difícil
explicar el lugar (ciudad) de donde venía, está en la cabeza de la cristiandad y cuando
habla, habla como arzobispo de Hispania, y el nombre de Hispania es romano. Esto no
tiene nada que ver con el nacionalismo, sino con la geografía e historia. El nacionalismo
es una creación intelectual que necesita otro proceso, en el siglo XIX. Se genera una se-
rie de reinos por las necesidades de la Reconquista, León, Navarra, ni siquiera Castilla,
que era un condado en principio; y los primeros reyes no son ni de Asturias, ni de León
ni de nada, son los reyes de Galaecia, y se acabó; el último de ellos es Sancho Ordóñez
(895–929) y la reina Goto. De ahí surgen una serie de reyes. Y Galaecia es un territorio
tan extenso que abarcaba toda Asturias, Galicia, Cantabria… que nadie se lo apropie,
llegaba prácticamente hasta Extremadura.
¿España es un país más violento de lo normal?
No. Creo que hay muchos pueblos mediterráneos que han vivido una historia muy se-
mejante. Grecia tiene una historia turbulenta; tuvo una dominación musulmana muchí-
simo más reciente que la nuestra; es como si hubieran terminado la reconquista hace
unos años; sus bisabuelos todavía estuvieron luchando contra el turco, buscando la in-
dependencia, y eso está en la misma raíz del ser y de la identidad nacional de los grie-
gos. Es verdad que nuestra historia es especialmente conflictiva, pero eso nos ha enri-
quecido: el paso de diversas civilizaciones, de diversos pueblos; yo siempre digo que
me enorgullezco de pertenecer a pueblos que han sido invadidos en múltiples ocasiones,
porque eso conforma un poco lo que somos.
Yo me refería a si no hay hipocresía, o lo que decía T. S. Elliot de que el hombre
no acepta demasiada realidad; ¿tendemos por eso a aceptar una visión edulcorada
de la violencia?
Puede ser. Mis editores se sorprendieron de que esta novela se pareciera muchísimo a
la primavera árabe, porque esto es realidad, esto no es una construcción; por supuesto
es novela, hay una parte de ficción, los personajes, los diálogos, pero el armazón y el es-
239
cenario es la realidad, está sacado de las crónicas. Nos hemos creído que estamos en los
tiempos definitivos de la solución de los problemas de la humanidad, y no, estamos en
un lugar más del camino, en un hito, un tramo más, no hemos llegado al final, eso es
agustinismo: la Ciudad de Dios y la del hombre son paralelas, el hombre va caminando,
con los errores del ser humano y los inconvenientes de la existencia, y uno de ellos es la
guerra, pertenece al mundo –lo dicen los sabios de la antigüedad–, al mundo temporal,
no al espiritual; la guerra está en el ser humano, en todo, en la Iglesia, en un convento,
en una familia.
Ese progresismo que nos hace pensar que tenemos superado cierto tipo de bru-
talidad, parece que nos permite condenar en bloque, en plan memoria histórica, a
una dictadura, a una época, porque somos los buenos.
El problema es confundir la realidad con lo deseable, ese es el error. Cierta falta de
realismo y cierta falta de previsión, creer que la utopía es alcanzar ya lo que está en el
sueño utópico. Y después chocamos con la realidad y tenemos una sociedad frustrada.
¿Es que tú no sabías que esto pertenece a la realidad? ¿No sabías que las crisis te cogen
desprevenido? Nadie sabe dar explicaciones, ni el político o el intelectual de altura, ni el
pueblo sencillo. Hay explicaciones para todos los gustos, pero realmente no sabemos lo
que nos ha pasado. Tenemos que terminar de darnos cuenta de que el ser humano tiene
que mirar hacia algo más, tener otros ideales, porque como nos conformemos con lo in-
manente, estamos perdidos.
¿Existe un peligro de incubar la violencia por no haberla sabido explicar, con
visiones de la historia simplificativas, donde unos tienen la culpa de las guerras y
otros son los buenos? Los que se creen buenos, ¿están incubando la violencia por-
que no saben hacerla propia, asumir su propia historia?
Estoy totalmente de acuerdo, lo has explicado muy bien. Realmente es así.
El principio de la novela, ¿tiene cierto paralelismo con la actualidad cuando se
lamenta un eclesiástico de la falta de interés por el pasado, de la falta de formación
de los cristianos, de que la gente ya no lee?
Ese discurso está sacado de los escritos de Álvaro de Córdoba, un obispo contempo-
ráneo a la novela, que nos deja ese escrito un poco desconcertante. Se queja amarga-
mente, igual que el abad Esperaindeo, cordobés, de que la gente se está haciendo hare-
nes, adoptando la sensualidad oriental; perdiendo las enseñanzas de la patrística hispa-
na, se olvida la lectura de los Tratados de San Agustín o San Isidoro, que es el referente
intelectual de esta civilización, y la gente empieza a leer a Al-Farari y a los místicos
orientales. Esto es la vida misma, la Biblia en pasta como dicen en Extremadura; ha pa-
sado a todas las civilizaciones cuando entran en decadencia. Hay una frase, un lugar co-
mún: en tiempos de crisis, volver a los orígenes. Hay muchos pensadores que, cuando
se producen estos aceleradores históricos misteriosos, raros, se les enciende la luz, se
240
dan cuenta de que la sociedad empieza a decaer y de que el mundo va al desastre, al
fracaso, empiezan a mirar hacia atrás. Tampoco esa es la solución, pero sí hay que mirar
para atrás porque tenemos que aprender de nosotros mismos, es la forma de conocernos.
Jesús Sánchez Adalid (escritor y párroco de Alange, provincia de Badajoz)
241
EPÍLOGO VII
SANTOS Y SANTAS DEL SIGLO VIII
San Abel de Lobbes (Bélgica), monje. Se conmemora el 5 de agosto.
San Adalberto de Egmon (Frigia, Turquía), diácono y abad. Ayudó a San Willibror-
do. Se conmemora el 25 de junio.
San Adamnano de Hy, en la isla de Iona (Escocia, Reino Unido), presbítero y abad. Se
conmemora el 23 de septiembre.
San Adolfo de Arrras (Francia), obispo de Arras y de Cambrais. Se conmemora el 19
de mayo.
San Adriano de Canterbury (Reino Unido), abad, de origen africano. Se conmemora
el 9 de enero.
San Agilolfo de Colonia (Alemania), obispo. Se conmemora el 31 de marzo.
San Alberto de Cashel (Irlanda), obispo. Se conmemora el 8 de enero.
San Aldelmo de Sherborne (Reino Unido), obispo (el primero de esta sede). Se con-
memora el 25 de mayo.
San Alto, abad irlandés en Baviera (Alemania). Se conmemora el 9 de febrero.
Santa Amalberga de Tamise (Holanda), monja. Se conmemora el 10 de julio.
San Andrés Calibita, monje mártir de la iconoclasia en Constantinopla. Fue flagelado
y torturado hasta la muerte, siendo arrojado luego su cuerpo desde las murallas. Se con-
memora el 20 de octubre.
San Andrés de Creta, obispo de Gortinia. Se conmemora el 4 de julio.
Santa Antusa de Constantinopla, virgen. Se conmemora el 18 de abril.
Santa Antusa de Mantinea (Turquía), monja. Durante la persecución iconoclasta fue
azotada y desterrada. Se conmemora el 27 de julio.
San Apiano de Flaminia (Italia), monje. Se conmemora el 4 de marzo.
San Arconte de Viviers (Francia), obispo. Se conmemora el 10 de enero.
242
San Armentario de Pavía (Italia), obispo. Se conmemora el 30 de enero.
Santa Austreberta de Rouen (Francia), virgen y abadesa (del monasterio de Pavilly,
que fundó el obispo San Audeno). Se conmemora el 10 de febrero.
San Autberto de Avranches (Francia), obispo, promotor del culto a San Miguel Ar-
cángel. Se conmemora el 10 de septiembre.
San Basilio de Pario (Grecia), obispo y confesor, habiendo sufrido por la iconoclasia.
Se conmemora el 12 de abril.
San Basilio de Constantinopla, monje, en tiempos del emperador León III Isáurico. Se
conmemora el 27 de febrero.
San Basino de Tréveris (Alemania), abad y obispo. Se conmemora el 4 de marzo.
San Baudelino (o Baudelio), ermitaño y obispo italiano. Se conmemora el 10 de no-
viembre.
San Beda el Venerable (Wearmouth, Reino Unido), presbítero, monje, doctor de la
Iglesia. Se conmemora el 25 de marzo.
San Benito de Milán, obispo. Se conmemora el 11 de marzo.
San Beregiso de Andage (Bélgica), abad. Se conmemora el 2 de octubre.
Santa Berta de Blangy (Francia), abadesa (de un convento, fundado por ella, en el que
ingresó con sus hijas Gertrudis y Deotila). Acabó sus días voluntariamente recluida en
una celda, en la más absoluta clausura.
Santa Bilhidis de Maguncia (Alemania), monja virgen. Se conmemora el 27 de no-
viembre.
San Bonifacio, obispo y mártir, patrono de Alemania. Se conmemora el 5 de junio.
San Bonito de Lyon (Francia), monje y obispo, sucesor de su hermano San Avito. Se
conmemora el 15 de enero.
San Burcardo de Wüzburg (Alemania), obispo (primero de esta sede, ordenado como
tal por San Bonifacio). Se conmemora el 2 de febrero.
San Ciro, monje y obispo turco. Se conmemora el 7 de enero.
243
San Claudio de Condat (Francia), abad y obispo. Se conmemora el 6 de junio.
San Corbiniano, obispo de Chartres (Francia). Se conmemora el 8 de septiembre.
San Corentino de Quimper (Francia), obispo (primero de esa sede). Se conmemora el
12 de diciembre.
San Crodegango de Metz (Francia). Se conmemora el 6 de marzo.
San Crodegango de Sées (Francia), obispo y mártir. Se conmemora el 3 de septiembre.
San Dodón de Wallers (Francia), abad y ermitaño. Se conmemora el 29 de octubre.
San Edda de Winchester (Reino Unido), obispo. Se conmemora el 7 de julio.
San Egberto de Iona (Escocia, Reino Unido), presbítero y monje. Se conmemora el 24
de abril.
San Egvino de Worcester (Reino Unido), obispo. Se conmemora el 30 de diciembre.
Santa Engracia de Segovia (España), mártir. Se conmemora el 25 de octubre.
Santos Eoban (obispo y mártir) y compañeros mártires (Dokkum, Holanda). Los
nombres son: Vintrungo y Gualterio (presbíteros), Amundo, Sevibaldo y Bosa (diá-
conos), Vacaro, Gundecaro, Eluro y Atevulfo (monjes). Se conmemoran el 5 de julio.
Santa Erentrudis de Salzburgo (Alemania), abadesa. Se conmemora el 30 de junio.
San Erhardo, obispo de Ratisbona (Alemania). Se conmemora el 8 de enero.
San Erkembodone de Calais (Francia), abad y obispo. Se conmemora el 12 de abril.
San Erminio de Lobbes (Bélgica), abad y obispo. Se conmemora el 25 de abril.
San Esteban el Joven de Constantinopla, monje y mártir. Se conmemora el 28 de no-
viembre.
San Esturmio, abad, discípulo de San Bonifacio, evangelizador de Sajonia. Se conme-
mora el 17 de diciembre.
San Eudón de Le Puy (Francia), abad. Se conmemora el 19 de noviembre.
San Euquerio de Orleans (Francia), obispo. Se conmemora el 20 de febrero.
244
Santa Eurosia de Jaca (España), virgen y mártir. Se conmemora el 25 de junio.
Santa Faraildis de Brouay-sur-l’Escaut (Francia), viuda y obligada a casarse con un
hombre que la maltrató. Se conmemora el 4 de enero.
San Felano abad (Escocia, Reino Unido). Se conmemora el 9 de enero.
San Fergusto (Escocia, Reino Unido), obispo. Se conmemora el 27 de noviembre.
San Fredegando de Irlanda, monje. Se conmemora el 17 de julio.
San Fridolino de Irlanda, abad. Se conmemora el 6 de marzo.
San Frutos de Segovia (España), ermitaño y mártir. Se conmemora el 25 de octubre.
San Gangulfo de Varennes (Francia). Se conmemora el 11 de mayo.
San Germán de Constantinopla, obispo. Se conmemora el 12 de mayo.
San Gerulfo de Tronchiennes (Bélgica), adolescente mártir. Se conmemora el 21 de
septiembre.
San Gregorio de Utrecht (Holanda), abad y obispo. Se conmemora el 25 de agosto.
San Gregorio II Papa. Se conmemora el 11 de febrero.
San Gregorio III Papa. Se conmemora el 10 de diciembre.
Santa Gúdula de Moorsel (Bélgica), virgen. Se conmemora el 8 de enero.
San Gumaro de Lierre, militar. Se conmemora el 11 de octubre.
San Gumberto de Ansbach (Alemania), abad. Se conmemora el 15 de julio.
Santa Heliana de Laurino (Italia), anacoreta y virgen, al servicio de religiosos y en-
fermos. Se conmemora el 20 de abril.
San Hermelando de Aindre (Francia), abad. Se conmemora el 25 de marzo.
San Hidulfo de Tréveris, abad. Se conmemora el 11 de julio.
San Hilarión de Bitinia (Turquía), abad. Se conmemora el 28 de marzo.
San Hilduardo de Flandes (Bélgica), obispo. Se conmemora el 7 de septiembre.
245
San Hipólito abad y obispo (Francia). Se conmemora el 27 de febrero.
San Huberto, obispo de Tongres y Maastricht, discípulo y sucesor de San Lamberto,
que dedicó todas sus fuerzas a difundir el Evangelio por Brabante y las Ardenas, y allí
combatió las costumbres paganas. Se conmemora el 30 de mayo.
San Hugo de Jumièges (Francia), abad y obispo. Se conmemora el 9 de abril.
Santa Irminia (Francia), abadesa. Se conmemora el 24 de diciembre.
San Jerónimo de Pavía (Italia), abad. Se conmemora el 22 de julio.
San Jorge Bitinio, monje y mártir. Se conmemora el 24 de agosto.
San Juan Damasceno, presbítero, monje y doctor de la Iglesia. Se conmemora el 4 de
diciembre.
San Juan de Berveley (Reino Unido), obispo. Se conmemora el 7 de mayo.
San Lamberto de Lieja (Bélgica), obispo y mártir. Se conmemora el 17 de septiembre.
San Lamberto de Zaragoza, mártir. Se conmemora el 19 de junio.
Santa Leoba de Maguncia (Alemania), virgen. Se conmemora el 28 de septiembre.
San León de Catania (Italia), obispo, muy solícito con los más pobres. Se conmemora
el 20 de febrero.
San Leufredo de Evreux (Francia), abad. Se conmemora el 21 de junio.
San Liudwino de Tréveris, obispo. Se conmemora el 29 de septiembre.
San Lotrio de Séez (Francia), obispo (depuesto). Se conmemora el 15 de junio.
San Lulo de Hersfeld (Alemania), obispo. Se conmemora el 16 de octubre.
San Macario de Bitinia, abad. Murió en el destierro a causa de la persecución icono-
clasta. Se conmemora el 18 de agosto.
San Maelrubo de Irlanda, abad. Se conmemora el 21 de abril.
San Magno de Füssen (Alemania), abad. Se conmemora el 6 de septiembre.
246
San Mainbodo de Irlanda, ermitaño en Dampierre (Francia), cerca de Besançon. Fue
asesinado por unos ladrones. Se conmemora el 23 de enero.
San Marchelmo de Deventer (Holanda), presbítero y monje. Fue discípulo de San Wi-
librordo. Se conmemora el 14 de julio.
San Mauronto de Marchiennes (Bélgica), díacono y abad. Fue discípulo de San
Amando. Se conmemora el 5 de mayo.
San Mauronto de Marsella (Francia), abad y obispo. Se conmemora el 21 de octubre.
San Mel Ruain, abad y obispo de Tallaght (Irlanda). Se conmemora el 7 de julio.
San Metrón de Verona (Italia), ermitaño penitente. Se conmemora el 8 de mayo.
Santa Milburga de Wenlock (Reino Unido), abadesa y virgen. Era de la familia real de
Mercia.416
Se conmemora el 23 de febrero.
San Moderano de Berceto (Francia), abad y obispo (esto último en Rennes). Se con-
memora el 22 de octubre.
San Nicetas de Apolonia, obispo y confesor macedonio. Fue desterrado a causa de la
persecución iconoclasta. Se conmemora el 20 de marzo.
Santa Oportuna de Séez (Francia), abadesa, célebre por su abstinencia y austeridad. Se
conmemora el 22 de abril.
San Otmaro de Suiza, abad. Fundó un pequeño hospital para leprosos y un cenobio
siguiendo la Regla benedictina. Falleció desterrado. Se conmemora el 16 de noviembre.
San Pablo de Chipre, abad y mártir. Fue quemdo vivo en una hoguera por dar culto a
las imágenes. Se conmemora el 17 de marzo.
San Pablo I Papa. Se conmemora el 28 de junio.
San Pardulfo de Guéret (Francia), abad. Se conmemora el 6 de octubre.
San Pedro de Capitolia (Israel), presbítero y mártir. Murió crucificado y amputado,
después de que le cortaran la lengua, las manos y los pies. Se conmemora el 13 de ene-
ro.
416
Uno de los reinos de la heptarquía anglosajona de la época, en el centro de lo que hoy es Inglaterra, en
el valle del río Trent y sus afluentes, siendo los vecinos de Mercia Northumbria, Powys, Gales del Sur,
Wessex, Sussex, Essex y Anglia Oriental.
247
San Petronaco de Montecasino (Italia), abad y obispo. Se conmemora el 6 de mayo.
San Plequelmo de Roermond (Holanda), obispo. Se conmemora el 15 de julio.
San Porcaro (abad) de Lérins (Francia) y compañeros mártires de los musulmanes,
monjes. Se conmemoran el 12 de agosto.
San Procopio Decapolita de Constantinopla. Se conmemora el 27 de febrero.
Santa Ragenfreda de Denain (Bélgica), abadesa. Se conmemora el 8 de octubre.
San Remigio de Rouen (Francia), obispo. Era hermano de Pipino el Breve. Se con-
memora el 19 de enero.
Santa Renula de Tongres (Francia), abadesa. Se conmemora el 6 de febrero.
San Ricardo (Reino Unido). Murió en Luca (Toscana). Era padre de los Santos Willi-
baldo y Waldburgis. Peregrinando con ellos a Roma, desde Inglaterra, falleció durante
el trayecto. Se conmemora el 7 de febrero.
San Rigoberto de Reims (Francia), obispo y confesor, muy destacado por su humildad.
Se conmemora el 4 de enero.
San Rodingo de Argona (Francia), abad. Se conmemora el 17 de septiembre.
Beato Romedio del Val de Non (Italia), anacoreta, después de donar todos sus bienes a
la Iglesia. Se conmemora el 15 de enero.
San Ronan de Quimper (Irlanda), ermitaño y obispo. Se conmemora el 1 de junio.
San Rumoldo de Malinas (Holanda), ermitaño y mártir. Se conmemora el 24 de junio.
San Ruperto de Bingen (Alemania), gobernante (duque). Murió a los 19 años de edad.
Se conmemora el 15 de mayo.
San Ruperto de Worms (Alemania), abad y obispo. Se conmemora el 27 de marzo.
San Sacerdote de Limoges (Francia), abad y obispo. Se conmemora el 5 de mayo.
San Salvio (obispo) y compañeros mártires (Arvernia, Francia), asesinados por el dés-
pota señor del lugar, Winegardo. Se conmemoran el 26 de junio.
San Sergio I Papa. Se conmemora el 8 de septiembre.
248
San Siagrio de Niza (Italia), obispo. Se conmemora el 23 de mayo.
San Sigebaldo de Metz (Francia), obispo. Se conmemora el 26 de octubre.
San Silvino de Auchy (Francia), obispo. Se conmemora el 17 de febrero.
San Sola de Ellwangen (Alemania), ermitaño y presbítero. Se conmemora el 4 de di-
ciembre.
San Suitberto de Kaiserswerth (Alemania). Fue compañero de San Willibrordo. Fue
ordenado como obispo por San Bonifacio. Se conmemora el 1 de marzo.
Santa Tecla de Kitzingen (Alemania), abadesa, de gran ayuda para San Bonifacio. Se
conmemora el 15 de octubre.
San Teodoro de Pavía (Italia), obispo. Se conmemora el 20 de mayo.
Santa Teodosia de Constantinopla, monja y mártir, por negarse a tirar una imagen de
Cristo como le había ordenado el emperador León III. Se conmemora el 18 de julio.
San Teodulfo de Lobbes (Bélgica), abad y obispo. Se conmemora el 24 de junio.
San Teófilo de Constantinopla, monje. Fue cruelmente torturado durante la persecu-
ción iconoclasta y después exiliado. Se conmemora el 2 de octubre.
San Teófilo el Joven de Chipre, mártir de los musulmanes. Se conmemora el 30 de
enero.
San Teofredo de Calmeliac (Francia), abad y mártir. Se conmemora el 18 de noviem-
bre.
San Tilón de Solignac (Francia), monje. Se conmemora el 7 de enero.
San Ursicino de Recia (Italia), abad y obispo. Se conmemora el 2 de octubre.
San Ursmaro de Hainaut (Bélgica), abad y obispo. Se conmemora el 18 de abril.
San Valentín de Segovia, mártir, hijo de San Frutos y hermano de Santa Engracia,
mártires segovianos tras la invasión de los moros en España. Se conmemora el 25 de
octubre.
San Vidal de Retz (Francia), ermitaño. Se conmemora el 16 de octubre.
249
San Vidiciano de Hanonia (Alemania), obispo (de Cambrai y Arras). Tuvo que lidiar
en asuntos del gobierno franco, haciéndolo de manera pastoralmente acertada y enér-
gica. Se conmemora el 11 de marzo.
San Vigberto de Fritzlar (Alemania), presbítero y abad. Se conmemora el 13 de agos-
to.
San Virgilio de Salzburgo, obispo (muy docto y evangelizador). Se conmemora el 27
de noviembre.
San Vital de Salzburgo, obispo. Fue discípulo de San Ruperto. Se conmemora el 20
de octubre.
San Walfrido de Palazzuolo (Italia). En su matrimonio fue padre de cinco hijos, tras lo
cual él y su esposa decidieron pasar a la vida monástica. Fue abad. Se conmemora el 15
de febrero.
Santa Wareburga de Chester (Reino Unido), abadesa. Se conmemora el 3 de febrero.
San Wilehado de Brema (Alemania), obispo. Fue muy amigo de Alcuino de York. Se
conmemora el 8 de noviembre.
San Wilfrido de York, abad y obispo. Se conmemora el 24 de abril.
San Wilibrordo, monje (en el monasterio inglés de Ripon) y obispo. Vivió entre finales
del siglo VII y principios del VIII. Su padre pertenecía a la primera generación de cris-
tianos anglosajones convertidos del paganismo. Ya en su juventud, Willibrordo decide
libremente profesar como monje. Dejó el monasterio de Ripon para acompañar a Roma
al abad Wilfrido (San Bonifacio). A partir de entonces, permaneció durante 12 años en
el monasterio irlandés de Rathmelsigui, hasta que marchó para la evangelización de los
frisones (holandeses). Encabezó el grupo de doce monjes misioneros, obteniendo mu-
cho fruto en la evangelización. Se conmemora el 7 de noviembre (día en el que murió,
del año 739).
San Willibaldo (o Wilebaldo) de Dryopolis (actual Eichtätt, Alemania), monje y obis-
po (ordenado como tal por San Bonifacio). Se conmemora el 7 de julio.
San Winoco de Taruanense (Francia), abad. Se conmemora el 6 de noviembre.
San Wiro (obispo de Roermond, Holanda) y compañeros misioneros. Se conmemoran
el 8 de mayo.
San Wita de Bürberg (Alemania), obispo. Se conmemora el 26 de octubre.
250
San Ywio de Bretaña (Francia), monje. Fue diácono y discípulo de San Cutberto,
obispo de Lindisfarne. Se conmemora el 6 de octubre
San Zacarías Papa. Se conmemora el 15 de marzo.