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EL CHC'CCITv.nave astillada con la que cl entonces Coronel Esteban Huertas, en su calidad

de Comandante, escribió páginas inolvidables de valor g de estrategia como la des-

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plegada rn la bocana de Aguadulce,

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Costumbres del GeneralHuertas

Era el General Esteban Huertas un hombre excesivamentemodesto y sencillo que le gustaba alternar con los elementosmás humildes del pueblo . I-Iacía la caridad a manos llenas ycuando vivía en su residencia de " Quebrada Caballero " en Po-eri (le Aguadulce, ordenaba preparar diariamente grandes can.tidades de desayunos y comidas que en tres largas mesas le ser-vía a todos los pobres que acudian a su casa. Las iglesias dealgunos pueblos del interior de la República recibieron dona-ciones y dádivas de él . Sentía el General Esteban IIuerlas ungran placer y una satisfacción íntima contribuir con su pecuniopara cualquier obra de caridad o de mejoramiento cullural osocial que se le solicitara . Católico ferviente fue muy devotode la Virgen del Cartnen y emocionaba ver aquel hombre vale-roso que no había sabido nunca de temores ni de dobleces, arro-dillarse conmovido a rendirle el calco de su fe y de su adoracióna "Mi Virgencita", como él la llamaba . Se levantaba a las 1de la mañana y después 'de rezar sus oraciones iba directamente al baño, donde se afeitaba para enseguida comenzar susfaenas y trabajos diarios. Pero eso sí, a las 8 de la noche yaestalla durmiendo y le disgustaba enormemente que lo llama-ran . Le placía al General saborear en la intimidad los recuer-dos de sus hazañas guerre r as y recordar con cariño los factoresmás importantes que intervinieron o influyeron en ellas . Poreso al valiente toro que tenía en su hacienda "LA ESTRELLA"lo llamaba "Batallón Colombia" y a sus dos perros bravos y finosque había traído de Europa les puso respectivamenle los nom-bres de "CHUCUITO" y "TIIMACO".

El General Esteban Huertas quiso a esta tierra entrañable-mente, y a pesar de haberse llevado hasta la tumba las grandesy dolorosas decepciones que ocasionan la ingratitud y la incom-prensión, se sentía feliz y orgulloso cuando, refiriéndose a laRepública de Panamá, decía : "ESTA ES MI OBRA" .

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En su Hacienda "La Estrella "

El General Huertas con un grupo de sus amigos en suHacienda "La Estrella" hoy propiedad (le los hermanos Chiari.Partidos, de izquierda (1 derecha: Capitán Luis Robles, GabrielRodríguez. Coronel Rogeho Donado Poner y clon Gil Vargas.Sentados, eu la misma dirección : don José Isabel Méndez, elGeneral Esteban Huertas u don Eduardo Antonio Pedresehi.

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Poseía el General Huertas una cultura connatural y espon-tánea que lo hacia muy respetuoso y cordial hasta con los des-heredados de la suerte, es decir, con la gente sencilla, pobre yhumilde que vive en constante y afanosa lucha por su existen-cia .

Se inclinaba respetuoso al encuentro de una religiosa o deun sacordote, y a las Monjas o Hermanas de la Caridad les de-cía cariñosamente : "Mis Madrecitas ". El General no guardóen su corazón, odios ni rencores para nadie ; por eso cuentanalgunos de los que fueron sus prisioneros de guerra, du r antela revolución que azotó al Istmo, que acostumbraba todos los(lías visitarlos en sus celdas, preguntarles por el (rato que reci-bían de los carceleros y enviarles luego con sus Ordenanzas, ci-garrillos, peinillas, toallas, pantuflas y jabones.

Esta su innata cultura, su don de gentes y su intachableconduela de caballero, conducta que fue siempre la tnisuna cantodos los ambientes en que alternara, le conquistaron al Gene-ral Auertas legiones de amigos y simpalizadores en los diferen-tes sectores sociales de Panamá, al extremo de que tos Domin-gos, en la mañana, cuando desfilaba por el Parque de Cate-dral al mando de su "Batallón Colombia " hacia la Santa Iglesiaa oír misa, hombres, mujeres y niños se situaban en las aceraspara verlo v saludarlo . Y precisamente po r esa espontánea sim-patía que brotaba en el pueblo panameño hacia él, se le consi-deraba cutre los suyos y vemos que casi todas las puertas de loshogares istmeños se abrían para recibirlo con cariño y leslinnn-niarle la sincera simpatía que les inspiraba.

Y no podía esperar ni sucederle otra cosa al General Huer-tas en Panamá, si consideramos las circunstancias mencionadas:él habla llegado al Istmo apenas (le 14 años, había convividosus Doras de alegrías y de triunfos con los panameños, y conellos se había identificado también su espíritu, en los alomen-tos de adversidad y de tragedia.

Huertas tenia que querer a esta tierra y se sentía obligadopara con ella por razones sentimentales y por los irrompibleslazos de familia. Aquí había fundado su hogar con una pana-meñay aquí había nacido su hijo!

Cuando llegó al lstmo, herido en carne viva por los doloresde la ausencia del hogar, aquí, como ya queda apuntado, en-contró el edificante calor hogareño, que nunca había experimen-tado, y que le hizo menos dura su existencia y las horas de suprimera juventud, nostálgica de las caricias paternales . Por lo-

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do esto, indudablemente, cuando e] pueblo panameño, cansadodel trato injusto de que era victima de parte de Colombia, seirguió para alcanzar su libertad e independencia política, el Ge-neral Huertas, que tenia en su poder la llave eficaz para tan al-ta realización, no vaciló un istante, y sin importarle lo que deél pudieran decir y pensar sus compatriotas, ni el insulto yla diatriba de los incomprensivos c injustos, facilitó esa íiaveal pueblo de Panamá, en gesto heróico e imponderable, que laHistoria nuestra ya ha recogido en sus mejores páginas y quecompromete definitivamente la justa gratitud de los paname-ños todos.

NOVIAZGO Y HOGAREn la Plazuela de Alfaro . hoy "Plaza 2 de Enero", vivía la

honorable familia .lované, formada por don Santiago v su es-posa doña Benigna, a quienesacompañaban también algunosparientes.

Ocupaban los Jovane I,i casade dos pisos . donde hoy :csidedon James A . Moore y su Esmi-lía. casa actualmente distinguidacon el número 1 y situada fren-te al "Hotel San José". A estacasa habían llegado en los últi-mos días del año de 1901, nume-rosas familias sancarleñas, entreellas las Guardia, las Donado,las Jaén y las Ponce . Todashuyendo de las persecusiones yde los atropellos que por esospueblos del interior, del entoncesDepartamento de Panamá, co-metían tanto liberales como con-servadores.

. . . .compra/re del General .

Fue allí donde conoció elGeneral Esteban huertas en un

bautizo que se celebraba el día 2 de Mayo de 1902, a la señoritaJoaquina Ponce, que más tarde debería ser su esposa . La se-ñorita Ponce era hija de don Joaquín Ponce Jaén y de doñaCarmen hierro Plicet (le Ponce . A los 8 meses de enamorado,

Don Pablo Pinel,

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el General Huertas pidió la mano de su novia pero sus padres,alegando motivos sentimentales, se opusieron a ello . El Gene-ral, que había ganado tantas batallas no podía perder ésta, lamás emocionante quizá de toda su vida y por eso insistió el día

de octubre, fecha en que obtuvo el consentimiento anhelado.El matrimonio tuvo lugar cl día 8 de Enero de 1903 en ceremo-nia privada, debido a las circunstancias de la guerra, en el Obis-pado de esta ciudad, oficiada por Monseñor Javier Junguito,Obispo de Panamá . Actuaron como padrinos el 1)r . EmilianoPonce Jaén ello de la desposada—y su señora esposa doña Pe-Lita Al millálegui de Ponce . De este matrimonio, nació el hijodel Prócer el dia 5 de octubre de 1903, a las 8 de la mañana quebautizaron en la Capilla de la Merced, el día 26 del miannomes y año, siendo sus padrinos don Pablo Pinel, padre de donaCecilia Pinel viuda de flemón, y doña Carmen Fierro de Pollee,abuela del niño.

El General Esteban lfuerlas, después de su matrimonio, fueat residir a calle la . de esta ciudad, en la casa de dos pisos quedenominaban "LA CASA DE LAS PACHECO", donde precisa-mente nació su hijo. Escogió esta residencia porque desde susbalcones podía distinguir y localizar todos los movimientos tan-le de las tropas que estaban en el Cuartel de Chiriquí como delas que se encontraban a veces en el Paseo ele Las Bóvedas hoy"PASE(1 GENEIIAL ESTEBAN 1ILJEIkTAS " por el querer del1S'-Presidente don Ricardo Adolfo de la Guardia, quien siempretia sentido sincero cariño, profundo respeto y admiración por]a memoria y el recuerdo de l Prócer desaparecido.

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Matrimonio Huertas-Ponce.

Se casa el General .

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Tenso Ambiente Panameño"Y o presentía -- dice el General Huertas al comenzar sus

Recuerdos Históricos — que tarde o temprano el Istmo de Pa-llama tenía que buscar su Independencia de Colombia . Habíansucedido hechos de tanta trascendencia que mantenían suma-mente descontentos y heridos alos panameños. Por ejemplo, sehabía negado el Tratado HE-PIRAN-HAY por parte del Senadocolombiano v se habían cometidoatropellos e infamias como el zar-paz( ave le dió el General JoséVázquez (lobo de $25 .000 (veinti-cinco mil pesos) a la Administra-ción de Hacienda del Departa-mento de Panamá, el euipastela-miento de la Imprenta "El Lá-piz", propiedad del señor José Sa-crovis Mendoza, quien fue tam-bién brutalmente estropeado den-tro de sus talleres ; las prisionesy ultrajes a jóvenes altivos y va-tientes como Rodolfo Aguilera yotros, por el hecho de que hacíanpúblicos estos atropellos ele algu- "Primer mártir de la Inda-nos militares, v, como si fuera

pendencia del Istmo ".poco todavía el crimen bárbaro ycobarde cometido en la persona del poeta León A . Soto quien,pocos días después de haber recibido una " diana" de azotes y depalos, murió a consecuencia (le ello. Además, el Gobierno Cen-tral, que quedaba muy distante, no se preocupaba ni por la sa-lud de los panameños ni por el progreso material y cultural delIstmo de Panamá, que continuamente sufría los estragos, la des-trucción y la muerte quo les causaban tanto las epidemias comolas guerras civiles" .

"Estaba seguro de que el pueblo panameño pelearía por suIndependencia y que yo tendría que intervenir y ser actor en

Poeta León A. Soto.

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esos hechos, ya que mis relaciones sociales en Panamá adondehabía llegado muy joven, donde había formado mi hogar y don-de tenía un hijo, me colocaban en una situación delicada quehabría de resolver con valor y decisión al lado de quienes teníanla razón, el derecho y la , justicia" .

"Pero pensaba además que no debían los panameños --- yeso lo pensaba yo solo y no se lo decía a nadie — buscar parasu Independencia el apoyo de otra Nación ni de otro Pueblo . Ylo pensaba así, porque tenia la seguridad de que después derealizada, los auxiliares o colaboradores le cobrarían interesesmuy altos a la nueva República que tendría que pagar y sufrira través de muchísimas generaciones.

"Pensé asi mismo, que el pueblo de Panamá tenía otros re-cursos para lograr su Independencia, sin ese apoyo de los po-

derosos, que sería sin duda unapoyo marcadamenle interesadoy comercial, donde el fuerte soloestaría viendo sus negocios y susganancias mientras que el débilsería constantemente exprimido ycompelido a cumplir sus onerososcompromisos.

Día 1° de Octubre de 1903

"A las 7 de la noche como erasu costumbre, estuvo en el Cuartelmi compadre Pastor Jiménez yconversamos sobre pochas cosas.Se quejaba él, de que : "nos teníanabandonados y no se hacía nadapor el Istmo" ; también me dijoque había mucho descontento en

Rodolfo _íquilera .

el pueblo panameño y que en to-Periodista

das partes hablaban muy bien de

"Fué perseguido p encarce_ nni porque yo siempre intervenía

lado porque protestaba y en favor de los panameños y los

criticaba los atropellos" .

defendía, aunque " yo creo com-padre --me agregaba-- que esole está haciendo daño, porque sus

jefes lo están vigilando y no les gusta mucho su intimidad connosotros" . Yo le contesté que lo priunero era cierto pero que ha-bía llegado al Istmo muy chico, aquí había formado mi hogary aquí había encontrado miles de amistades sinceras, que yo no

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podía abandonarlos por el querer y el capricho de mis jefes yque en último caso si las cosas se agravaban pedirla mis cartas)de Cuartel y mi baja retirándome del Ejército . Mi compadrese puso nervioso v parándose de la banca donde estaba senta-do. ave dijo : "esa nunca . eso nearca compadrito".

Día 2 De Octubre De 1903"Ese elia solo tuve un problema hogareño al sentirse mi es-

pos., un poco aval como consecuencia del estado avanzado degravidez por lo que inundé a buscar al Dr . Manuel Amador Gue-rrere v a su lío el Dr. Emiliano Ponce Jaén quienes me la aten-cbca-ca' v la ane.loraron notaldeneute " .

Día 3 de Octubre de 1903"Toda la mañana la pase ocupado con ejercicios del Bata-

lló-u y la resista e inspección

al "parque . . . Terminados estosejercicios se nao acercaron unrato después los jóvenes Enrique(Ossita) de la Ossa v Antonio Al-

berto Valdés ambos de la sociodad panameña, que siempre ve-nían y entraban al Cuartel . por loque sa todos los Oficiales y sol-dados los ~ocian v estaban altanto de que gozaban de mi en-tera confiaza . Les pregunté . quéhabía de nuevo y ellos me dijeronque por todas partes se hacíanmuchos comentarios en el sentidode que a mi se inc iba a Trasladarnuevamente a Colombia . Quetambién había muslo desconten-to por los atropellos que sufríanlos panameños. Después de esto Dr. Emiliano Ponce Jaén,se retiraron dándome al despe-dirse un estrechón de manos co- "médico coronel del Ejército.nao lo tenían por costumbre .

Padrino del matrimonio"-

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Día 4 De Octubre De 1903"Toda la noche la pasé en la casa, debido a que mi esposa

estuvo un poco intranquila y se sentía con sintomas de alumbra-miento. Hasta las nueve (le la noche de ese día me acompañóel compadre Pastor . quien al despedirse ya en la escalera, medijo : "Recuerde, compadre, que será un panameño más y quehay que defenderlo . Mañana vendré a conocerlo".

Día 5 de Octubre ce 1903"A las 8 de la nimiaaa nació nu hijo . Como la noticia tras-

cendiera rápidamente y estaban llegando visitas para felicitar-me, a las 11 me dirigí al Gran Hotel Central con el fin (le orde-nar unas bebidas para hacerle un brindis tanto a los Oficialescomo a los que inc visitaban . Cuando llegué a la puerta delCentral pude observar que en e] Parque de la Catedral habíamucha gente sobre toalo hombres y que entre los que alli esta-

ban recuerdo a don José AgustinArango . Crucé la calle y al lle-

gar al pa rque gran cantidad de

amigos se me acercaron para fe-

licitarme. diciéndome algunos queya sabían que inc iban a cambiar(le Panamá, para la frontera deVenezuela y que de Colombiaveudria un gran Ejército con elfin (le invadir y dominar todo elterritorio del Istmo. Yo les dije—aunque sí lo sabia—que bastala fecha no se inc había comu-nicado nada pero que (le todasaraneras tendría que cumplir lasórdenes superiores . "General —inc dijeron algunos amigos—Ud.no se puede ir . porque Ud . es yapanameño" . Don José AgustinArango me agarró entonces porel brazo, v me sacó para tina es-quina del parque, y me dijo:

. . . .hijo del Prócer " .

"General a Ud . lo van a atrope-"Esteban Huertas Ponce,

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Ilar en Colombia ; allá no lo quieren, si se lo llevan, como sedice, Ud. no volverá a Panamá.

"Acuérdese que aquí tiene a su esposa y desde hoy un hijoy que ambos son panameños . No nos abandone, General, po-dríamos necesitarlo" . En las palabras de este caballero v ami-go había tal emoción que me conmovieron y entonces le con-testé : "Me parece tener idea de lo que se trata, no se preocu-pe Sr. Arango. Yo estoy atado al Istmo por una cadena con-yugal y hace unas horas me ha nacido un hijo, que tambiénes panameño. Sepa por lo tanto que prefiero separarme delEjército antes de abandonarlos . Todo ese día fue de fiestaen mi hogar recibiendo incontables visitas y felicitaciones tan-to de personas humildes del pueblo como de 1rt alta sociedad.

Coronel Enrique de la Ossa .Coronel Antonio Alberto

Valdés,

Estuvieron siempre al lado del General Huertas y en las horas

más criticas le prestaron importantísimos y oportunos servicios

al movimiento separatista.

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