Download - El brujo moderno
UNIVERSIDAD ALEJANDRO DE HUMBOLDT
FACULTAD DE INGENIERÍA
ESCUELA DE INFORMÁTICA
CÁTEDRA: ELECTIVA
PROBLEMAS DE LA COMPUTACIÓN ACTUAL
SECCIÓN 1003
EL BRUJO MODERNO
ISAAC ASIMOV
Integrantes:
Maranyelin Gonzalez C.I. V-16.330.277
Caracas, Marzo de 2017
EL BRUJO MODERNO
Nicholas Nitely, era un juez de paz, soltero. La atmósfera de su profesión, por decir
algo, parecía tan conducente al matrimonio que escasamente podría evitar el lazo
dulce del matrimonio.
El profesor Wellington Johns tenía una enorme nariz prominente, dos ojos muy
sinceros, y el talento de hacer aparecer sus ropas como demasiado grandes para él.
—Mis muchachos, el amor es cuestión de química.
Sus queridos muchachos, quienes eran realmente sus estudiantes y no sus hijos, se
llamaban Alexander Dexter y Alice Sanger. Parecían llenos de químicos cuando se
sentaban allí tomados de las manos. Juntos sumaban unos 45 años, a mitades cada
uno, y Alexander decía inevitablemente, “¡Vive la chemie!”
El profesor Johns sonreía reprobando.
—O al menos endocrinología. Las hormonas, después de todo, afectan nuestras
emociones y no es sorprendente que una, específicamente, estimule lo que llamamos
amor.
—Pero eso es poco romántico —murmuró Alice—. Estoy segura de que no necesito
ninguna —y levantó su rostro anhelante hacia Alexander.
Mi querida —dijo el profesor—. Tu corriente sanguínea estaba repleta de ellas en el
momento en que tú, por así decirlo, te enamoraste. Su secreción había sido estimulada
por... —por un momento consideró las palabras con cuidado porque era un hombre
muy moral— algún factor ambiental que incluía a tu joven amigo, y una vez que la
acción hormonal ha tenido lugar, la inercia te arrastró. Podría duplicar el efecto
fácilmente
—Bueno, profesor —dijo Alice con gentil afectación—. Estaré encantada de ver
cómo lo intenta —y oprimió la mano de Alexander con timidez.
—No quiero decir —dijo el profesor, tosiendo para esconder su turbación—, que
personalmente intentaría reproducir... o mejor duplicar... las condiciones que han
creado la secreción natural de la hormona. Quiero decir, en cambio, que podría
inyectar la hormona misma con una hipodérmica, o aún por ingestión oral, ya que es
una hormona asteroide. Tengo, como sabes —y tomó sus gafas para limpiarlas
cuidadosamente—, la hormona aislada y purificada.
Alexander se enderezó.
—¡Profesor! ¿Y no nos ha dicho nada?
—Debo saber más acerca de ella primero.
—Usted quiere decir —dijo Alice, mirándole con sus parpadeantes y adorables ojos
café
—, que puede hacer que la gente sienta el maravilloso placer y la ternura celestial del
amor, mediante... una píldora?
El profesor respondió:
—Inclusive puedo duplicar la emoción a la que te refieres en esos términos tan
empalagosos.
—¿Y por qué no lo hace?
Alexander levantó su mano en protesta.
—Vamos, querida, el ardor te está perdiendo. Nuestra propia felicidad y próxima
boda te hacen olvidAlgunos de nuestros compañeros de colegio son algo salvajes y
con el calor del descubrimiento del amor, y podrían, bueno, besar...
El profesor Johns dijo, indignado:
—Mi querida señorita Sanger. No debería permitir que su imaginación se recaliente.
Mi hormona induce solamente esos sentimientos que llevan al matrimonio, y no a la
expresión de cualquier cosa que se pueda considerar indecorosa.
—Lo siento —murmuró Alice, confundida—. Debí recordar, profesor, que usted es
un hombre más moral que conozco... a excepción de mi amado Alexander... y que
ninguno de sus descubrimientos llevarían a la inmoralidad.
Se la veía tan cariacontecida que el profesor la perdonó.
—¿Entonces lo hará, profesor? —presionó Alexander—. Después de todo, asumiendo
que habrá una repentina urgencia en casarse después de eso, puedo cuidar que esté
allí presente Nicholas Nitely, un viejo y apreciado amigo de la familia, con algún
pretexto. Es Juez de Paz y puede arreglar fácilmente esas cosas de licencias y demás.
—Apenas puedo estar de acuerdo —dijo el profesor, obviamente menos firme—, en
desarrollar ese experimento sin el consentimiento de quienes serán sujetos del mismo.
No sería ético.
—Pero solamente les traerá alegría. Usted estará contribuyendo a la atmósfera moral
del colegio. Seguramente, por ausencia de la presión hacia el matrimonio, sucede
algunas veces aún dentro del colegio que la presión de una continua abstención
alimenta cierto peligro de... de...
—Sí, allí está eso —dijo el profesor—. Bueno, prepararé una solución diluida.
Después de todo, los resultados pueden impulsar el conocimiento científico de
manera contundente y, como has dicho, traerán también moralidad.
Alexander dijo:
—Y, por supuesto, Alice y yo beberemos del ponche también.
Alice dijo:
—Oh, Alexander, un amor como el nuestro no necesita ninguna ayuda.
—Pero no será artificial, alma mía. De acuerdo con el profesor, tu amor comenzó
como resultado de un efecto hormonal inducido, lo admito, por métodos más
acostumbrados.
Alice se ruborizó.
—Pero entonces, mi único amor, ¿para qué necesitamos la repetición?
—Para quedar a cubierto de cualquier vicisitud del destino, mi cereza.
—Seguro, mi adorado, que no dudas de mi amor.
—No, mi corazón encantado, pero...
—¿Pero? ¿Quiere decir que no confías en mí, Alexander?
—Por supuesto que confía en ti, Alice, pero...
—¿Pero? ¿Otra vez pero? —Alice había enrojecido, furiosa—. Si no puedes confiar
en mí, señor, tal vez sea mejor que me vaya... —Y realmente se fue, mientras los dos
hombres se la quedaban mirando, atónitos.
El profesor Johns dijo:
—Me temo que mi hormona, casi indirectamente, ha sido ocasión del malogro de un
matrimonio más que de su causa.
Alexander tragó, sintiéndose miserable, pero su orgullo lo mantuvo firme.
—Ella volverá —dijo deprimido—. Un amor como el nuestro no se rompe tan
fácilmente. ar algunos hechos de la vida. Si una persona casada aceptara, por error,
esta hormona...
Levanté la vista, asombrado. Una visión en azul pastel estaba en la puerta. Imagina, si
lo deseas, un hermoso rostro hecho para ser besado; un cuerpo divino hecho para ser
amado.
Ella dijo:
—¡Nicholas! ¡Espera!
—¿Es esa Alice? —pregunté.
—No, no. Eso es alguien más: una historia completamente diferente... Pero no debo
permanecer aquí Se levantó, y con una agilidad notable en alguien de tan avanzada
edad y de tanto peso, salió por la ventana. La visión femenina del deseo, con una
agilidad apenas menos notable, lo siguió. Sacudí mi cabeza con simpatía. Era obvio
que el pobre hombre era continuamente perseguido por esas beldades quienes, por
una razón u otra, se enamoraban de él. Pensando en su horrible destino, terminé mi
trago y consideré el hecho de que esas dificultades nunca me habían preocupado. Y
en ese pensamiento, extraño de contar, ordené otro trago, y una exclamación subió a
mis labios, sin control.
ANALISIS
El nombre del cuento que se trabajo fue el brujo moderno, escrito por ISAAC
ASIMOV, el cual nos habla de que llegaron a la pequeña casa de soltero de nitely
con su serio cartel de justicia de paz en viejas letras inglesas con su aire de paz
melancólica su serenidad con su pequeño hogar sobre el que el brazo izquierdo de
nitely colocó la pequeña pava el brazo derecho estaba firmemente aferrado por alice
quien con la astucia que da los años había elegido ese como el método seguro de
hacer imposible una repentina escapada de él a través de una puerta el estudio de
nitely podía verse a través de la puerta abierta del comedor con los muros cubiertos
de libros de estudio y entretenimiento.
Si bien El brujo postergado pertenece, sin lugar a dudas, a la literatura fantástica, en
él no es lo fantástico lo esencial, sino un instrumento puesto al servicio del objetivo
primordial del apólogo que es moralizar. Por eso el tema central es la ingratitud, y lo
fantástico y el viaje en el tiempo, un medio para manifestarla.
La atmósfera fantástica, tan importante en este tipo de cuento, comienza a crearse
desde las primeras líneas a través de una serie de elementos que anticipan los prodi-
gios que van a tener lugar:
· El "arte de la magia", en el que uno de los personajes es sabio y que el otro desea
aprender, mencionado al comienzo, previene al lector sobre la índole de los
protagonistas y, por lo tanto, de lo que entre ellos puede acontecer.
· La "habitación apartada" en la que lee don Illán es un lugar simbólico de un estado
de conocimiento sólo accesible a los iniciados.
· Se insiste en que las artes mágicas no se pueden aprender sino en "sitio apartado".
Esa reiteración del adjetivo, asociado a la práctica de la magia, va creando el ámbito
de lo oculto, de lo secreto, de lo que no se revela al común de las gentes.
· Don IIlán lleva al deán a una "pieza contigua": esto refuerza por un lado la idea de
lo escondido y, por otro, señala el primero de los "pasos" que el aspirante a iniciado
ha de dar para acceder al mundo de lo oculto.
La presentación del acceso y del recinto mismo dedicado a las prácticas mágicas es
un excelente modelo de descripción destinada a crear la atmósfera propia de un
cuento fantástico, cargada de expectativas y de un clima de irrealidad y sortilegio:
" ... explicó don Illán que las artes mágicas no se podían aprender sino en sitio
apartado y, tomándolo por la mano, lo llevó a una pieza contigua, en cuyo piso había
una gran argolla de fierro ... Levantaron la argolla entre los dos y descendieron por
una escalera de piedra bien labrada, hasta que al deán le pareció que habían bajado
tanto que el lecho del Tajo estaba sobre ellos. Al píe de la escalera había una celda y
luego una biblioteca y luego una especie de gabinete con instrumentos mágicos."
Elementos que crean esa atmósfera:
La "pieza contigua".
La "gran argolla de fierro", que por su peso debieron levantar entre ambos, es un
símbolo más de los obstáculos que es necesario vencer para llegar a los arcanos de la
magia.
La "escalera de piedra", por la cual parece que descienden hasta que el río Tajo pasa
sobre ellos, marca el franco ingreso en el mundo de la irrealidad, pues sugiere un
descenso a las entrañas mismas de la Tierra.
La sucesión dé lugares subterráneos (una celda y luego una biblioteca) que culminan
en el "gabinete con instrumentos mágicos" completa la idea de apartamiento de la
realidad cotidiana y del orden natural, comenzada al principio y constituye el punto
de llegada al corazón mismo del reino de la magia, en el cual ésta comenzará a
manifestarse de inmediato.
El viaje en el tiempo no se revela hasta el desenlace como un viaje fantástico, pero no
obstante va intensificando gradualmente las expectativas del lector, de tal modo que
aunque cada uno de los saltos temporales plantea situaciones similares, hay una
progresión en varios elementos que alienta la espera de un final contundente:
· Los cargos del deán son cada vez más importantes: obispo, arzobispo, cardenal,
papa.
· Se le tributan honores cada vez mayores:
"Fueron para Santiago los tres, donde los recibieron con honores." "Fueron para
Tolosa los tres, donde los recibieron con honores y misas."
"Fueron para Roma los tres, donde los recibieron con honores, misas y procesiones."
· El estado de ánimo de don lIIán al principio es alegre y lleno de esperanza, luego
pesimista, más tarde implorante y por fin derrotado.
· Las excusas y vagas promesas del ingrato deán se transforman al fin en amenazas de
cárcel y negativa a proporcionar a don IlIán alimentos para el viaje.
Desenlace. Es el desenlace perfecto para un cuento fantástico por la rapidez con que
se resuelve la acción y por lo inesperado.
Procedimientos empleados:
· La velada anticipación del prodigio:
"Entonces don IIlán (cuyo rostro se había remozado de un modo extraño), dijo con
una voz sin temblor ... "
El empleo de las perdices como elemento que marca la entrada y la salida de la
dimensión mágica: palabra en clave, especie de "sésamo ábrete", capaz de producir
en un instante la sucesión vertiginosa de años y ciudades y de reintegrar en otro
instante tiempo y espacio a sus dimensiones normales.
·La concisión narrativa que reduce los hechos a lo mínimo e indispensable: regreso al
punto inicial y partida del deán. Cualquier otro detalle hubiera diluido la sorpresa
final del lector, efecto tan importante en el cuento fantástico.