ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
EL ALLANAMIENTO DEL DESEO O LA PULSIÓN DE MUERTE EN
EL MUNDO CONTEMPORÁNEO
Leticia Hernández Valderrama.
¿Qué puedo esperar?
Kant
Una filosofía, que no promete hacernos más
felices ni mas virtuosos, que, al contrario, da a
entender que muy probablemente pereceremos a
su servicio.
Nietzsche, VP, IV, 23.
Resumen: Nos encontramos viviendo una época donde las formas de destrucción de la
subjetividad deben ser repensadas. El deseo ha sido allanado por el discurso de los
mercados capitalistas. Hoy se envidia el dinero, los objetos tecnológicos, el éxito, la
audacia o lo que tiene el otro. Esto que genera displacer y sufrimiento que está a cargo de la
pulsión de muerte. El psicoanálisis está basado en una ética del deseo y no de la pulsión de
muerte. El psicoanálisis pretende limitar al goce de la pulsión muerte, del tal forma,
esperamos una recuperación de la cultura, de los dirigentes, de quiénes tienen el poder de
decisión para recuperar el valor del semejante, del lazo social, del otro, del amigo, de la
pareja, que nos salvan de la desubjetivación, que dan compañía y arrancan al sujeto de la
soledad, a la vez que desactivan el deseo de muerte y restablecen el valor de la “existencia".
Palabras clave: allanamiento del deseo, pulsión de muerte, malestar, indiferencia,
agresión.
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
Introducción
En nuestro tiempo las formas de destrucción, de violencia, del abuso desmedido de los
mercados, ha tenido efectos sobre la subjetividad, se percibe un vacío que experimentan los
sujetos, como fin y medio de la civilización. Es una situación trágica que la modernidad
prefiere a la reflexión sobre este vacío. Lo inhóspito gana, en él leemos la amenaza absoluta
del poder de lo negativo, el símbolo mortífero de los tiempos modernos nos anuncia un
futuro espeluznante.
Estas formas de desubjetivación, llamadas a reproducirse durante un tiempo aún
indeterminado, nos señalan la presencia de otro vacío, el de una invasión lenta que ha
dejado de invertir en las instituciones, todos los grandes valores y finalidades que
organizaron las épocas pasadas se encuentran progresivamente vaciados de su sustancia, es
como si los sujetos hubieran desertado transformando el cuerpo social en cuerpo caído, en
organismo abandonado, que invade en silencio la existencia cotidiana, la ajena, la propia, la
de todos en el corazón de la civilización. Un desierto paradójico, sin catástrofe, sin tragedia,
ni vértigo, que se identifica con la nada o con la muerte.
Lipovetsky (2002), menciona que el desánimo por nuestro tiempo crece: el saber, el poder,
el trabajo, el ejército, la familia, la iglesia, los partidos, etc. han dejado de funcionar como
principios absolutos e intangibles y en distintos grados, ya nadie cree en ellos, nadie
invierte. ¿Quién cree en el amor, en la familia? cuando los índices de divorcios no paran de
aumentar, cuando los viejos son expulsados a los asilos, cuando los padres quieren
permanecer “jóvenes”. ¿Quién cree aún en las virtudes del esfuerzo, del ahorro, de la
conciencia y la ética profesional, de la autoridad, de la justicia, de la sanción para evitar la
impunidad. Lipovetsky agrega, que por todas partes se propaga el desinterés y la apatía con
respecto al compromiso antes existente en las instituciones. Las instituciones así se
encuentran carentes y desfallecientes, ya no cumplen su cometido social. Y sin embargo, el
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
sistema funciona, las instituciones se hallan con carencias y vicios que reproducen y
desarrollan, pero más por inercia que por funcionalidad. Presentan grandes vacíos, sin
adherencia ni sentido, cada vez más controladas y al servicio de unos cuantos. Generando
en los sujetos un vacío emocional, sin seguridad y sin poder o sin querer hacer lazo-social.
Tras todo esto, encontramos al discurso capitalista que liberó los tres factores que lo
caracterizan: el individualismo hedonista, el mercado que se ha convertido en la
globalización extrema y la tecnología, que ha alcanzado límites impensables.¿Cómo pensar
la subjetividad, el saber, el arte, el deseo, el amor…? Sabemos que para Freud y para Lacan
el arte no sólo es adorno, ornamento, sino que utiliza lo imaginario para organizar
simbólicamente lo Real. Entonces ¿cómo deviene la escritura de este mundo
contemporáneo?
Es necesario detenernos para reflexionar sobre este dilema, donde la difamación, la
impudicia, lo obsceno, son las formas que toma la palabra para describir este tiempo de
globalización o estandarización. Asimismo discurrir sobre lo que invade al deseo, al amor
que se escurren en una liquidez1 incontenible que afecta los lazos sociales Es necesario
reencontrar un camino que sea más esperanzador y que nos permita reencontrarnos los unos
con los otros.
Sobre el deseo
Si el deseo es reconocer una falta que no cesa de insistir para que tratemos de cubrir lo que
no se tiene. Es la fantasía que suele ser poco realista la que momentáneamente aparece en
un intento vano por cubrir la falta, porque en el instante mismo en que se consigue lo que se
buscaba, ya no se quiere, no se puede desear más; para que el deseo pueda seguir existiendo
necesita que sus objetos estén permanentemente ausentes, no es eso lo que se desea, sino la
fantasía de eso, o sea que el deseo se sustenta en fantasías utópicas.
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
Lo que Lacan nos dice es que vivir acorde con los deseos, no nos hará felices. Ser
enteramente humano significa esforzarse por vivir de acuerdo con ideas e ideales y no
evaluar la vida por lo que se haya obtenido en cuanto a los deseos, sino por aquellos breves
momentos de integridad, compasión, racionalidad, incluso de abnegación. A la larga, la
única manera de evaluar la relevancia de nuestra vida, es valorar nuestro paso en relación a
la vida de otros.
Es decir, quizá sólo seamos verdaderamente felices cuando soñamos con la futura felicidad.
Suele ser más rico desear y fantasear, que lograr lo deseado: el encanto se rompe. Entonces
cuidado con lo que se desea, no por conseguirlo, sino porque estamos condenados a no
quererlo más en cuanto lo tengamos.
El deseo siempre ha sido asediado por la pulsión de muerte. Su allanamiento, su
aplastamiento se incrementa cuando el sujeto sólo se trata de ubicarlo en la consecución de
objetos materiales y no en la creación de lazos sociales. Para ello se justifica en los otros,
son los otros, su forma de ser o de vivir lo que lo pone a distancia, lo que lo aterra y
perjudica, así como la ominosa idea de sentir que no puede sostener el deseo o el amor de
su pareja.
Es esta idea perseguidora que cuestiona al sujeto, que atenta contra su narcisismo que le
dibuja un ser con carencias y en falta. Una falta que es difícil de asumir y que prefiere
ponerla fuera de él. De esta manera sólo aplasta su deseo, lo hunde para no escucharlo, lo
cubre con falsas ideas revestidas de un valor monetario, donde a veces sólo desea lo que el
otro tiene o lo que los mercados le ofrecen, inundando así su deseo de cosas materiales y
donde la ferocidad y voracidad de éstos lo convierten en consumidor compulsivo.
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
El cinismo, lo obsceno es una forma de nombrar este atropello, este allanamiento del deseo
ante la globalización o estandarización de un mundo desarrollado. A nivel individual surge
la envida, definida por los filósofos griegos como “dolor y coraje hacia la buena suerte de
los semejantes”, sentimiento que se torna nocivo cuando se apodera de la tranquilidad de un
sujeto. El término envidia procede del vocablo latino invidere, que significa “ver con malos
ojos”, pues quien está invadido por ella mira de esta manera cualidades, éxitos o posesiones
de los demás, lo cual le lleva a acumular rencor y profunda insatisfacción. Hoy se envidia el
dinero, el éxito, la audacia, la inteligencia, el amor, el saber o lo que tiene el otro. El sujeto
se siente afectado porque se cree merecedor de lo mismo y centra su deseo en lo ajeno
materializado.
Deseo
Lacan nos planta en una primera acepción sobre el deseo en los sujetos diciendo: “el deseo
es deseo del otro”, que se intensifica ante la inaccesibilidad del otro, ante su prohibición. En
una segunda significación toma el otro como genitivo, es menos evidente. No deseo sólo al
otro, deseo también el deseo del otro, busco su deseo hacia mí, así como su reconocimiento.
En el interior de una dialéctica dual, este reconocimiento no será nunca suficiente. Puesto
que una relación dual, en espejo, no sufre falta, de manera que este reconocimiento deberá
continuamente ser confirmado y ratificado.
De acuerdo con Paul Verhaeghe (2001), la primera significación tiene su origen en la
relación madre-hijo, que se repite en todas las relaciones interhumanas imaginables. Las
quejas que resultan de ella nos conducen a la segunda significación –el deseo de ser
deseado- es en relación al sexo. Del lado de la mujer es común escuchar: “no es a mí a
quién desea sino a mi cuerpo. No soy más que un objeto para él”. Del lado hombre: “No me
desea. Siempre debo tener yo la iniciativa” el malentendido vira a la caricatura cuando
sabemos que los dos desean de hecho lo mismo, salvo que lo exteriorizan de manera
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
distinta. Ambos desean ser deseados por el otro, y ambos interpretan el comportamiento de
su partenier como un rechazo. Esto se constituye para ambos en fuente de sufrimiento.
El deseo pasa necesariamente por el del otro. Por consiguiente, el campo del deseo se
convierte en el campo de la identificación por excelencia. El sujeto se identifica con lo
supone es el deseo del otro, a fin de hacerse desear por él o por ella. Los efectos que
resultan del espejo no son únicamente abstracciones psicológicas.
Es regla que cada uno de nosotros esté dividido por diferentes deseos, que se remontan a
diferentes figuras importantes. El proceso comienza muy temprano, con lo que nuestros
padres quieren de nosotros. Hay que darse cuenta que sus deseos sobre nosotros no son
necesariamente uniformes. Ello querrá decir, que al separarse del deseo del otro precedente
permite alienarse al deseo de un “otro” que toma el relevo. Vemos así que la estructura del
psiquismo es tal que el deseo será siempre tributario del deseo de otro, y que, por
consiguiente es sobre eso que debe basarse la elección. ¿Hago mío el deseo del otro, sí o
no? (Paul Verheaghe).
Entonces para el hombre que desea, no hay nada peor que la realización inmediata de su
deseo. Veamos en sí que el deseo denota una falta e idea de demora. Desear entonces, viene
a ser cultivar la falta y gozarla. Contrariamente al deseo está la pulsión que tiene como
efecto apagarlo. Si el deseo tiene un objetivo, éste es precisamente el de conservar este fin
intacto. El deseo sólo apunta a una cosa: su propia duración. Su objetivo es prolongarse: así
pues, es deseo de deseo. El placer que conlleva el hecho de desear es de otro orden que el
que comprende su satisfacción.
¿A qué obedece la pérdida de valor del objeto cuando se tiene? Tentativamente podríamos
decir, que el objeto alcanzado no responde al tiempo invertido en su espera o a las fantasías
forjadas en él. En el pasaje del deseo a su realización, se pierde algo que no podemos
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
articular en términos de deseo, porque es necesario que el objeto falte para que éste se
sostenga. Nunca se puede obtener al objeto, sólo se tienen semblantes, Lacan lo menciona
como el “objeto “a”, causa del deseo” que permite organizar la subjetividad del sujeto.
Sin embargo, es frecuente que el sujeto luego de elegir su objeto “a” causa de su deseo,
pueda desencantarse de él y caer en la apatía, en el desinterés, en dejar de hacer poiësis y
extraviarse en el proceso creativo que exige el amor y que aleja de la pulsión de muerte. El
resultado será el desconcierto, el enojo, la separación, la muerte del lazo entre ellos. Es
caminar a al sufrimiento, al dolor, a la pulsión de muerte.
La pérdida del objeto o el tiempo empleado en conseguirlo puede conducir al sujeto a la
depresión. La queja que subyace en esto puede ser reducida a dos variantes: “No deseo
más”, o “Nadie me desea”. El sujeto se siente vacío, insignificante, nulo, la vida se ha
vuelto sin sentido. Para el sujeto depresivo, la dimensión del tiempo se desconecta, puesto
que éste normalmente se mide en función del deseo. Faltan X días para “volverla a ver…”.
Sin este tipo de plazos, ya nada se mueve, todo está paralizado.
Paul Verhaeghe en 2001, nos dice que estas expresiones “No deseo más” y “Nadie me
desea”, conducen a la dimensión capital del deseo, a saber, el otro. Cuando incluso el
objetivo del deseo consiste en su mantenimiento, este objetivo debe necesariamente pasar
por el otro.
Podemos decir entonces, todo deseo incluye siempre un rol al otro, por el otro o en contra
del otro, pero nunca sin él. Cualquiera que sea el objeto o designio, el deseo está siempre
atravesado por esta misma pregunta: ¿Qué lugar tengo en su deseo? ¿cuánto más puedo
valer por estar incluido en el deseo del otro, al que yo dirijo mi deseo? Lacan afirma en el
¿qué me quiere el otro? Que sobre esta pregunta se apoya un fantasma característico propio
de cada sujeto. En otro momento podrá preguntarse también: ¿Me quiere perder el otro?
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
Refiriéndose a fantasías de muerte repentina, generalmente propiciadas por algún conflicto
en su relación. El sujeto dando rienda suelta a su pulsión de muerte se ve en el ataúd, asiste
a su funeral y escucha a los otros sufrir por su ausencia –ese otro al que dedica su muerte-.
Así pues, el dolor es "un hecho personal, encerrado en el corazón de cada sujeto, el
sufrimiento, una experiencia incomunicable que tiene que ver con haber perdido al objeto
que se deseaba y al cual se dirigía amor. André Le Breton (1999) menciona: “Para
comprobar la intensidad del dolor de otro, sería necesario convertirse en ese otro”. "El
sufrimiento humano es mucho más vasto, mucho más variado y pluridimensional”. El
sujeto que sufre aparece envuelto en un misterio intangible que es difícil entender y para
muchos insoportable. Su padecimiento siempre será incomunicable.
Le Bretón explica: "Sufrir es sentir la precariedad de la propia condición personal, en
estado puro, sin poder movilizar otras defensas que las técnicas o las morales". ¿Cuándo se
sufre, se goza de sufrir? Hay sujetos que en cada situación experimentan o buscan o
terminar sufriendo.
No existe en nuestro organismo ningún sentido especializado en la detección del dolor.
Sufrimos en todo nuestro cuerpo, en nuestra psique, en nuestra sensibilidad. Así pues, el
dolor no es una función orgánica sino la consecuencia de una lesión que el sujeto
experimenta ante la pérdida del objeto.
El dolor del duelo es la reacción a la pérdida del objeto amado. Hay dos formas de duelo, el
duelo normal, que concierne a la pérdida, y que se vive como consciente y se entiende; y el
segundo, el del melancólico que puede saber a quién perdió, pero no saber lo que perdió en
él. Observamos la problemática del objeto de acuerdo con Lacan, el sujeto sabe a quién ha
perdido, pero no lo qué ha perdido con la desaparición de la persona amada y muchas veces
se culpa por su pérdida.
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
Los autorreproches del melancólico no se encuentran siempre en el duelo normal. A partir
de esta comprobación de que las quejas del melancólico no se dirigen al objeto perdido sino
a sí mismo. El melancólico se hace autocríticas que no son verdaderas, ya que recaen sobre
el objeto incorporado en el yo. Freud concluye en la hipótesis de la identificación del yo
melancólico con el objeto desaparecido, con el goce mortífero que lo lleva a la
autodestrucción.
Inmediatez y pulsión de muerte.
La inmediatez de la pulsión se opone a la continuidad del deseo. Ese contraste no atañe sólo
al aspecto temporal, sino que va mucho más lejos. El deseo requiere previamente de una
representación del objeto deseado, que está en la fuente de cada creación artística, de cada
representación imaginaria que nos permite crear y acercarnos al otro. La pulsión por su
parte, la encontramos como un fenómeno inmediato, irrepresentable, siempre a la búsqueda
de un punto de anclaje psíquico, tropezando a cada paso e intentándolo otra vez. La pulsión
es el opuesto del deseo. El deseo reitera su tentativa que siempre es insatisfecha, la pulsión
instaura una repetición sin fin.
Freud describe la pulsión como una entidad a caballo sobre el cuerpo y el psiquismo,
haciendo de ella un fenómeno típicamente humano. Algo habla de un empuje y una fuente
que emana del cuerpo, en realidad, de los bordes del cuerpo. La boca, el pene o la vagina,
la punta de los senos, el ano, pero también la nariz, el ojo, la oreja y la piel, las zonas
erógenas que son, todas “puertas” entre el interior y el exterior. Lo que emana del cuerpo
proviene del orden de la energía, que busca una salida y una descarga vía un objeto y un fin
asociado a él. La pulsión atañe, o mejor aún es, ese imposible pasaje entre la fuente y el
empuje, por un lado, y el fin y el objeto por el otro.
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
Lacan dice que hay una sola pulsión, la pulsión de muerte, porque la pulsión de vida es rara
como pulsión. La pulsión de vida no sería una pulsión en sí, sino un deseo. Ya que la
pulsión busca el camino más corto para la satisfacción, una satisfacción garantizada.
El padecer está a cargo de la pulsión de muerte. Y el deseo de sanar a cargo del deseo o
podríamos decir, de la pulsión de vida. Aunque también que hay casos graves difíciles de
analizar como las adicciones, donde generalmente hay un componente muy poderoso de
pulsión de muerte, no digo que sean imposibles, pero si que es muy poco probable que los
sujetos quieran analizar sus a-dicciones, ya que las pulsiones contenidas en ellas, nunca son
puras, siempre van mezcladas.
En el caso de las psicosis -sólo diremos por el momento-, existe un fuerte dominio de la
pulsión de muerte, justamente porque no operó el complejo de castración, que es el que
separa al objeto del sujeto y permite el acceso al deseo.
Pulsión de muerte en lo social
Retomemos otros aspectos muy destacados de nuestra realidad contemporánea, como son
los niveles de agresividad y violencia que cotidianamente enfrentamos y que nos
sorprenden por su grado de inmediatez. Cuando un sujeto enfrenta la indiferencia o
agresión de otro, en primer lugar, se sorprende y luego tiende a hacer generalmente lo
mismo, con el fin de “no dejarse”, de “defenderse” o de “imponer su voluntad”. Esa es su
respuesta porque parece reconocer en el otro: a un par, como idéntico, como semejante,
incluso con la voluntad de aniquilarlo porque puede considerarlo un obstáculo para el logro
de algún objetivo personal. Suelen suscitarse escenas de sumo sadismo, donde los sujetos
buscan gozar de la pulsión de muerte -voluntad de goce-, de ver sufrir a otro -lugar en el
que imaginariamente se coloca al ver sus gestos de dolor-, que alguien puede sentir al
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
producir dolor a otro sin que se juegue en ello necesariamente un reconocimiento de su
subjetividad.
El sujeto agresivo reconoce y necesita al otro para volcar su agresividad, siente odio por la
resistencia que puede oponer a someterse a su voluntad: en las luchas sociales, en los
enfrentamientos humanos por el poder, en las tierras y condiciones de distinto tipo, desde
las más íntimas, amorosas, familiares, hasta las luchas por el poder político y las guerras,
desencadenan agresividad que se ubica en el centro de las tensiones producidas y que
acentúan la pulsión de muerte.
En el sadismo se ejerce una destitución subjetiva, y el cuerpo del otro, cuerpo sufriente, está
al servicio del goce que de ese sufrimiento obtiene. La crueldad, por su parte, tiene algo de
ambos: implica una combinatoria de sadismo y agresividad, reconoce el carácter subjetivo
del otro e intenta una demolición del mismo por medio del dolor que le inflige. La tortura
es claramente su paradigma, hay placer en destruir al otro, en arrancarlo de sí, en devastar
toda resistencia subjetiva que de cuenta de que aún tiene un pensamiento propio. Es la
voluntad de goce – el goce como concepto lacaniano- de meterse hasta lo más recóndito
del ser del otro y quebrarlo. Esto no es un deseo de destruir su ideología sino lo más
profundo de su pensamiento, el núcleo mismo de su intimidad y, a través de ello, su
identidad.
Observamos que ahí no hay sólo una diferencia de matices en los diversos modos de
producir dolor a otro ser humano, sino diferentes formas de relación con el mundo, de
emplazarse en el mundo; no aludo a cualidades ideológicas o políticas sino a la forma de
funcionamiento de la subjetividad.
Es necesario poner límite a la pulsión de muerte en la cultura y tener claro que satisfacerla
impediría que funcionara cualquier comunidad o sociedad, tendería a hacer imposible la
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
convivencia. Pensar en la propia satisfacción sin tomar en cuenta a los otros, haría que
prevaleciera el matar, dañar, destruirnos, etc. Por ello, se formula la pregunta ¿de qué
medios se vale la cultura para inhibir o para volver inofensiva la agresión de la pulsión de
muerte?
Del lado de las instituciones es necesario fortalecer la ley simbólica que regule la
convivencia entre los seres humanos. Las instituciones deben recuperar su encargo social
en aras de la justicia y legalidad, impidiendo que la impunidad tenga lugar.
Del lado del sujeto sólo nos encontramos con una función de limite, que restringe la
satisfacción de la pulsión: el Superyó. Freud presenta la creación del superyó a partir de la
pulsión de muerte. Habló de que la propia pulsión de muerte es la que va a hacer barrera a
la agresión entre los seres humanos. Por paradójico que resulte, el superyó, al que presenta
como una forma de la pulsión de muerte, va a ser el encargado de tal fin. El superyó a partir
de ahí, no puede únicamente considerarse como una instancia de regulación apaciguadora,
representante de las instancias morales más elevadas, pues también es el operador
resultante de la pulsión de muerte.
Pulsión de muerte y las paradojas del superyó
Podemos decir que en el sufrimiento se esconde una porción de nuestra propia constitución
psíquica, esto es la pulsión de muerte. La pulsión de muerte en su modalidad de superyó
habita dentro de cada uno de nosotros, de tal suerte que al estar dentro, puede devastar
cualquier condición deseante. Situación que observamos se incrementa en el mundo de hoy,
que tiene que ver con esta paradoja del superyó.
Las exigencias del superyó que se dirigen a observar críticamente al yo del sujeto, nunca
están satisfechas, tienen un correlato: el sentimiento de culpa, que como sabemos genera
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
sufrimiento, se presenta en la neurosis obsesiva, también en la melancolía, cara a cara, pero
también en todo sujeto neurótico, a veces de forma inconsciente, mostrándose únicamente
como una especie de incomodidad, de mal-estar, de un descontento difuso, como un
sentimiento de que las cosas no van como deberían ir, de que hay algo que no funciona
bien, malestar que invade la vida del sujeto.
Freud nos dijo que nada da mayor malestar que el hecho de anular el deseo en pro de los
mandatos superyoicos. Los retornos de malestar por esa anulación del deseo y del amor se
hacen sentir, pues no hay objeto que pueda colmar esa demanda de la pulsión.
La exigencias del superyó buscan el goce absoluto. Es lo que Lacan muestra cuando escribe
“Kant con Sade”. Tras el imperativo moral de Kant está el goce como exigencia absoluta.
El bien supremo desaparece en Kant y plantea en su filosofía una reducción al “tú debes”,
es una exigencia absoluta vinculada directamente a la exigencia pulsional. Este “tú debes”
podemos acompañarlo del “tú debes obedecer”, “debes trabajar”, “debes consumir”, “debes
ser mejor”, “debes gozar”… etc. Que se ha impuesto en nuestro vocabulario cotidiano, y
que sin percatarnos nos decimos a diario. Es muestra de este mundo actual, mundo sin
medida. Lacan –en el Seminario 7, de “La Ética del psicoanálisis” ha llamado el absoluto,
es decir, el absoluto es eso: la medida perdida. Evitar el sufrimiento sería un mundo con
sentido de la medida, un mundo de moderación, de reserva, un conocimiento discriminado
de los objetos del mundo.
El placer es definido por la medida. Los excesos de placer nos acercan al goce que
desencadena la angustia, el sufrimiento, el displacer. Por eso cuando hablamos de goce, hay
connotaciones de sufrimiento. El goce responde a la noción de pulsión de muerte de una
exigencia absoluta, es decir no tiene relación con otra cosa, no respeta nada podríamos
decir, no hay sujeto en su particularidad, sólo exigencias. Lo que define el goce es que es a
riesgo de la muerte, es que se convierte en una exigencia fundamental del ser.
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
Volvamos entonces a la pregunta inicial y tratemos de redondear el asunto.
Si la época en la que vivimos transita bajo el resguardo del discurso capitalista, que ha
venido precedida por el progreso de la ciencia y la tecnología generando una multitud de
objetos para el consumo y los ideales imperantes son el individualismo, la competencia las
relaciones utilitaristas, coyunturales y poco comprometidas, así como el pragmatismo y el
liberalismo, es obvio que el mercado ha pasado a ser el del sistema sobre el que girarán los
agentes económicos y sociales. La promoción de un yo fuerte y completo anima la ilusión
de que se puede anular la pérdida constitutiva, mítica, que es lo mismo que intentar anular
la castración y por ende el deseo, en la medida que se consuma no sólo para suplir las
necesidades sino también por el significado de los propios productos, por lo que
proporcionan, como beneficio imaginario adicional, de completud, de imagen, de status,
etc. El superyó voraz en sus exigencias ha producido un empuje a la acción y la efectividad
en detrimento del pensamiento y la palabra colocando al sujeto en un individualismo, donde
ya no se preocupa por el lazo social. El sujeto desaparece, se borra, y en su lugar se instaura
el individuo, usuario, consumidor, productor, que cierra el circuito, completo,
autosuficiente, con su yo inflado, que en la medida que se hace de los objetos, no precisa
del semejante. El mercado capitalista ha allanado el deseo del sujeto por el semejante, lo ha
inundado, aplastado y en consecuencia el lazo social. El nuevo sujeto se angustia, se
asfixia, se exige “debes tener lo último de la moda, de la tecnología” se desgarra las
vestiduras por adquirir los objetos que le dan posibilidad de llenarse, de sentirse sin hueco,
cubrir su vacío, con la fantasía que con ello nada faltará. ¡Nada más falso para el sujeto!
Ahora está más vacío que antes, ¡todo falta! Tiene una incapacidad para cubrir las
demandas del otro, de hacer un verdadero vínculo, de amar, de sentirse emocionado cuando
llega el amor. Se convierte en un sujeto desganado, agrietado, desolado, sin poder conectar
su malestar con ese aislamiento… A la par que se establecen exigencias desmedidas en lo
referente al mundo laboral, a la imagen corporal. Una auténtica tiranía del yo ideal que
afecta sus relaciones sociales en general.
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
El allanamiento del deseo ha tenido efectos en la subjetividad, es la pulsión de muerte que
ha ocupado su lugar. Vemos sujetos deprimidos, tristes, desesperanzados, encubiertos tras
el fracaso en alguno que otro aspecto de su vida. Sujetos quebrados, cansados y sin ánimo
para seguir luchando, instalados en el vacío de la existencia, las preguntas ¿qué sentido
tiene la vida? ¿qué sentido tiene casarse, si después te vas a divorciar?, etc. Vemos por
ejemplo en las relaciones de trabajo, críticas, envidias, enojos, abusos de poder que son
causa de sufrimiento, en especial cuando aparece la frialdad o la indiferencia que dejan al
sujeto en soledad en medio de su desventura.
¡Ya no hay una lucha social que los una! Han quedado solos en la ¡desesperanza…!
¿Y qué con el psicoanálisis?
El psicoanálisis está basado en una ética del deseo, está del lado del deseo, no de la pulsión
de muerte. El psicoanálisis pretende limitar la pulsión muerte. Desde Lacan el goce de la
pulsión de muerte. Sí la pulsión en análisis se enlaza a la palabra y al deseo, implica la
pérdida de goce y a la recuperación del goce en la escala invertida de la ley del deseo. Así
tanto la ley social como la ley simbólica vienen a regular el goce. Pero si no hay ley, hay
goce mal enlazado, el superyó manda a gozar y el sujeto se pierde como sujeto del deseo.
En la clínica, el sujeto neurótico inventa al Otro sin tachadura, ofreciéndose como objeto.
El acto analítico apunta por lo tanto a liberarlo de allí, a generar el corte entre ese lugar de
objeto de goce para el Otro, esto tiene que ver con la castración.
El encargo para el psicoanálisis tiene que ver con levantar las creencias del sujeto en la
búsqueda de su verdad. Serán creencias coaguladas en el superyó que le ordena: ¡Gozar!
Será confrontar al sujeto a encontrar su verdadero deseo, donde el ideal del yo marcará los
trazos que lo conduzcan a moverse y avanzar por el camino de la falta. Será justo ahí donde
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
se introduzca la diferencia entre la gramática pulsional, recorrido de la pulsión, en relación
con su historia. El fantasma es la historia que el sujeto se cuenta o construye para explicarse
su relación con el Otro y el lugar donde habita su deseo.
Lograr un análisis en este sentido evitará que el sujeto se deje devorar por las demandas
excesivas del Otro, y así, pueda asumir la responsabilidad de luchar por sus deseos e
impedir que allanen su deseo.
Quizá también parte del encargo del psicoanálisis sea atenuar las pretensiones del superyó,
estableciendo un camino de desciframiento de lo anudado en el inconsciente, para poder
desplegar a través de la palabra un discurso que diga sobre su malestar y le permita
encontrarse con la verdad de su inconsciente. De tal suerte que logre acceder al deseo,
pasando por la pérdida de goce y con ello atempere los mandatos del superyó. Quizá
tengamos que pasar por la apatía, por la tristeza, por momentos donde lo real aparezca, pero
será en aras de ese sujeto deseante, que vuelva a hacer lazo social.
Para terminar…
Podemos decir que la pulsión de muerte sólo es mortífera si se destruye el deseo. Lo mortal
es evitar el límite, y tomar la vía superyoica que mortifica al sujeto vía la conciencia de
culpa, la necesidad de castigo, la satisfacción en los síntomas, en el sufrimiento, etc., y que
a nivel de la cultura se presenta como el empuje a la satisfacción en pos de un goce
universal que intenta barrer con toda diferencia.
Recordemos que el valor que nos da el psicoanálisis es el poder recuperar la palabra,
reconociéndola como la única vía por donde se puede mantener la hiancia, por donde el
sujeto puede surgir y recuperar el sentido de su deseo, ubicando los actos vergonzantes
producto de sus pulsiones mortíferas en adquisiciones superfluas, para que el ideal del yo lo
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
ponga en correlación con su propia ética como prerrequisito para ser amado. Porque cuando
el prejuicio deviene organizador de la acción, su carácter primordialmente antiético se
expresa en la reducción del universo de lo humano a una identificación ficticia alienada,
donde los rasgos que determinan la satisfacción de sus pulsiones no están dados por el
juicio crítico sino por el deseo allanado de la inmediatez, que lo lleva a cuestionarse quién
es sino satisface la resolución de necesidades y demandas del mercado capitalista.
¡Nada más falso que esta idea! donde radica el valor de lo humano es, indudablemente, una
excelente coartada psíquica para la elusión de responsabilidades, para el ejercicio de lo
inmoral y para la aniquilación de lo social.
El psicoanálisis como una ética del deseo y no de la pulsión. Nos invita a reflexionar sobre
la etapa que estamos viviendo, pensar sobre cómo nos hemos dejado llevar por una cultura
de la satisfacción, de la inmediatez, del hedonismo y no del deseo que en lugar de pensar en
el sujeto como ser social, ha tendido a arrasar con todo lazo social.
Del tal forma, esperamos una recuperación de la cultura, de los dirigentes, de quiénes
tienen el poder de decisión. Esperamos que se realicen las acciones necesarias para ofrecer
justicia, para limitar la impunidad, para subsanar las cosas que faltan o limitar los excesos
que nos llevan al sufrimiento como sociedad. Eso es lo que esperamos de la ley, de los
gobernantes, de las instituciones, y de nosotros mismos para impedir ser objeto de
manipulación de un sistema capitalista.
Vamos a tener que hablar del valor de la esperanza y del amor. Porque serán los que nos
permitan cumplir la función de velar por la falta. El amor vela la falta, es lo que hace que
pese a no haber objeto adecuando para la satisfacción pulsional, exista un encuentro
posible… exista una esperanza. El lazo social, el otro, el amigo, la pareja, salvan de la
desubjetivación, dan compañía y arrancan al sujeto de la soledad, desactivan el deseo de
muerte y restablecen el valor de la “existencia".
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
Notas
1 Sobre el concepto de “liquidez” en Bauman, Zygmunt. Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Ed. Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2005.
Referencias
Freud, Sigmund, (1914), Pulsiones y sus destinos de pulsión, Obras completas, Ed.
Amorrortu, Buenos Aires.
Freud, S. (1920), Más allá del principio del placer, Obras Completas, Tomo XVIII.
Buenos Aires, Amorrortu Editores 1992.
Freud, S. (1923), El yo y el ello, Obras Completas, Tomo XIX. Buenos Aires,
Amorrortu Editores 1992.
Freud, S. (1924), El problema económico del masoquismo, en Obras Completas,
Tomo XIX, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1992.
Freud, S. (1930), El malestar en la cultura, en Obras completas, Tomo XXI. Buenos
Aires, Amorrortu Editores 1992.
Lacan, Jacques, (1964), El Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis”, Ed. Paidós, Buenos Aires, 1973.
Lacan, Jacques, (1967-1968), Seminario 15, El acto psicoanalítico. Inédito.
Lacan, Jacques, El seminario 17, “El reverso del psicoanálisis”, Buenos Aires, Ed.
Paidós.
Le Breton, David (1999), Antropología del dolor, Barcelona, Seix Barral,
Lipovetsky, Gilles (2002) La era del vacío, Ensayos sobre el individualismo
conteporáneo, Barcelona, Ed. Anagrama, Colección argumentos.
Nietzsche, F. Así habló Zaratustra. Buenos Aires, Ed. Libertador, 2003.
ERRANCIA… LITORALES ENERO 2013
la palabra inconclusa
http://www.iztacala.unam.mx/errancia/v5/PDFS_1/LITORALES3%20ERRANCIA5.pdf
Verhaeghe, Paul, (2001), El amor en los tiempos de la soledad, Tres ensayos sobre
el deseo y la pulsión, Buenos Aires, Argentina, Ed. Paidós.