Download - Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
1/285
C O L E C C I Ó N U N I V E R S A L
R . Dozy
H I S T O R I A D E L O S M U S U L M A N E S D E E S P A Ñ A
T O M O
I V Y Ú L T I M O
M C M X X
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
2/285
S
P R O P I E D A D
C o p y r i g h t
b y C a l p e , 1 9 2 0 .
P a p e l espec i lmente f a b r i c a d o p o r L A Р Л Р Ш Л В А
E S P A Ñ O L A *
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
3/285
C O L E C C I Ó N
U N I V E R S A L
R. D O Z Y
His tor ia
musulmanes
de
España
hasta la conquista de los Almorávides
T O M O I V Y U L T I M O
L a t r a d u c c i ó n d e ) f r a n c é s h a s i d o
hecha
p o r M a g d a l e n a F u e n t es .
M A D R I D ,
1 9 2 0 ,
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
4/285
" T i p o g r á f i c a R e n o v a c i ó n " С .
A. , L a r r a ,
6 у 8 . — M A D R I D ,
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
5/285
L I B R O C U A R T O Y
U L T I M O
L O S R E I N O S D E T A I F A S ( 1 )
I
Hacía muchos años que las provincias de la Es
paña m usu lm ana ge hallaihah inv olu ntar iam en te
abandonadas a sí mismas- En general , el pueblo
se afligía de esto, pensaba cc.n espanto en el por
venir y sentía nostalgia del pasado- Los capitanes
extranjeros fueron los únicos que se aprovecharon
de la desm em bración de la p enín sula . Los geme-
rales berberiscos se repart ieron el Mediodía; los
eslavos reinaron en Levante, y el resto tocó en
suerte, ya a advenedizos, ya al corto número de
familias nobles que, por cualquier azatr, habíait
resistido a les golpes que Abdemrahrnan III y Al-
( 1) E l a u t o r t i t u l a el c u a r t o tomo d e e s t a
o b r a
Les petits?
souverains; p e r o , t r a t á n d o s e d e u n l i b r o d e h i s t o r i a e s p a ñ o l a ,
m e h a p a r e c i d o m á s p r op i o y c a s t i z o t i t u l a r l e
Los
reinos
de
taifas, p o r s e r i a d e n o m i n a c i ó n c o n q u e l o s m o d e r n o s h i s t o
r i a d o r e s e s p a ñ o l e s d e n o m i n a n , g e n e r a l m e n t e , e s t e p e r í o d o . —
N . de l a T .
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
6/285
manzor habían asestado a l ia ar is tocracia . Final
mente , las dos c iudades más importantes , Córdoba
y Sevi l la , se habían const i tuido en repúbl icas .
Los hamuditaff eran, aunque sólo de nombre, los
je tes de l par t ido berber i sco . Pre tendían tener de
recho a todas las comarcas árabes de la península ;
pero ,
en realidad, ¡no poseían más que la ciudad
emia y de las Baleares. Este últiano, el mayor
pira/ta de su tiempo, se hizo célebre por sus ex
pediciones a Cerdeña y a las costas de Ital ia , así
como por la protección que dispensó a los litera
tos.
Otros eslavos re inaron a l pr incipio en Va
len cia ; p er o , en 102 1, fué procflaanado re y A bda-
taziz, nieto del célebre Altoainzor (2). Em Zarago
za, una noble familia ánáfoe, la de los Beni-JEud,
( 1 )
H a s t a
entonces
E l v i r a
h a b í a s i d o l a c a p i t a l d e l a
p r o
v i n c i a ; p e r o h a b i en d o s u f r i d o m u c h o e s t a c i u d a d c o n l a g u e
r r a
civil,
e m i g r a r o n s u s h a b i t a n t e s h a c i a e l a ñ o 1 0 1 0 y s e
¡ t r a s l a d a r o n a G r a n a d a .
( 2 ) S u p a d r e f u é e l i n f o r t u n a d o A b d e r r a h m a n - S á n c h o l .
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
7/285
7
ajcanaó el peder después de la muerte de Mon-
dir, ocurrida en 1039.
Fina lmente , s in conta r gran número de pequeños
estados, exist ía además el reino de Toledo, donde
reinó un tal Yaix hasta el año 1036, en que ios
Beni-Ei- 'n-nun tornaron posesión de éi- Perténie-
c íar t a una ant igua famil ia berberisca , que había
tomado parte en la conquis ta de España en e l
siglo VIII.
En Córdoba, düspués de aibolido el califato, re
uniéronse los principales vecinos y resolvieron con
fiar el poder ejecutivo a Aben-Qhanars, cuya capa
cidad era reconocida uníversaimente . El rehusó a l
principio la dignidad que se le ofrecía, y cuando
cedió al f in a las instancias de la asamblea, fué
sólo a condición de que le diesen por compañeros
dos miembros del Senado, pertenecientes a su fa
milia, es decir, Mohámied bean-Abas y Afodalaziz
ben-Hasan. La asamblea consint ió en e l lo; pero
est ipulando que ambos tendrían solamente voto
consultivo.
El primer cónsul gobernó la repúbl ica con equi
dad y prudencia, y, gracias a él , los cordobeses no
tuvieren que quejarse de ¡la brutal idad de los ber
beriscos. Su primer cuidado había sido l ioenciarlos,
« te ni en d o ton sólo a los Ben i-Iforen, . con cuya
obediencia podía contar, y reemplazando a los de
más por una mil ic ia c ívica . En apariencia , dejó
subsis t i r las inst i tuciones republ icanas. Cuando se
ie ped ía un fa vo r: "N o soy yo quien pu ed e con
cederlo—respondía—; leso atañe al Senado, y ye
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
8/285
8
no soy más que e l e jecutor de sus órdenes." Cuan
do recibía una comunicación oficial dirigida a él
sólo, rehusaba enterarse de el la , diciendo que de
bía i r di r igida a los vis i res . Antas de adoptar una
resolución, consul taba s iempre a l Senado. Jamás
se daba tono de príncipe, y, en vez de habitar el
palacio real , permaneció en la modesta casa que
siempre había ocupado. Sin embargo, en real idad
era i l imitado su poder, porque a l Senado nunca
se le ocurr ía contrar iar le . Su probidad era r ígida
y escrupulosa; no quería que el tesoro público es-
tuviora en- su casa, y confió su custodia a los hom
bres más respetados de la c iudad. Cierto que era
aficionado al dinero, pero nunca el interés le indu
jo a nada indecoroso. Económico y circunspecto,
por no docir avaro, duplicó su fortuna, l legando a
ser el hombre más rico de Córdoba; pero, al mis
mo t iempo, hacía esfuerzos laudables para resta
blecer la prosperidad pública- Esforzábase en man
tener amistosas relaciones con los estados vecinos,
y lo consiguió tan bien, que él comercio y la indus
tria gozaron al poco t iempo de la seguridad que
tanto necesitaban. Con esto bajaron los ¡precios
de los géneros, y Córdoba se repobló con nuevos
habi tantes , que reconstruyeron a lgunos de los ba
r r ios , demolidos o incendiados por los bereberes
durante el ¡saqueo de la ciudad
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
9/285
9>
to perteneció desde entonces a Sevilla, en cuya his
tor ia habremos de ocuparno
s
pr inc ipa lmente .
La suerte de Sevil la había estado l igada duran
te largo tiem|po a la de Córdoba- Lo mismo que la
capital, ha b ía obedecido sucesiva m ente a s ob era
nos de la familia onimíada y ¡hamudita; pero 3a
revolución de Córdoba en 1023 repercutió en Se
villa- Habiéndose sublevado los cordobeses contra
Casim el Hamudita, y habiéndole arrojado da su
terri torio, este principe decidió refugiarse en Se
villa, donde se hallaban dos hijos suyos con una
guarnic ión berberisca , mandada por Mohámed
ahen-Ziri, de la tribu de Iforen. En consecuencia,
ordenó a los sevillanos evacuar mil casas, que de
bían ser ocupadas por sus t ropas. Esta orden
causó un descontento tanto más vivo cuanto que
los soldados de Casim— los m á s po bre s de su xazr.—
tenían la t r is te reputación de ser grandes saquea
dores.
Córdoba acababa d.e mostrar a los sevil la
nos la posibil idad de sacudir el yugo, y estaban
tentados a seguir el ejemplo de la capital . El te
mor a lia gua rnición b er b er is ca ' los de ten ía aú n;
pero el cadí de ¡a ciudad, Abu-M-Casim Mohámed,,
de la fam ilia de los Ben i-Ab ad, consiguió sob orn ar
al jefe de esta guarnición. Le dijo que le sería
fácil hacerse dueño de Sevil la , y desde entonces
Mohámed aben-Ziri se declaró dispuesto a secun
darle. El cadí se al ió también con el comandante
berberisco de Carmona, y entonces los sevil lanos,
ayudados por la guarnic ión, tomaron las a rma»
contra los hijos de Casim, cuyo palacio si t iaron.
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
10/285
10
Cuando l legó a las puertas de Sevi l la , que en
con t ró ce r radas , Cas im procuró gana rse a los ha
bi tantes con promesas ; pero no lo cons iguió , y ,
como su s ¡higos es ta b an ex pu estos a u n inm ine nte
pel igro, se comprometió, por úl t imo, a evacuar e l
terr i tor io sevi l lano con ta l que íe devolvieran sus
hijos y sus bienes. Los sevil lanos accedieron a
«lio, y , habiéndose re t i rad o Casim, apro vec haro n
la pr imera ocas ión para echar a la guarnic ión
berberisca (1).
Habiéndose l iber tado as í l a c iudad, los pa t r i
c ios se reunie ron para cons t i tu i r un gobie rno. S in
embargo, no es taban t ranqui los acerca de las con
secuencias de su rebel ión, pues temían que vol
v ie sen muy pron to los hamudi t a s i r r i t ados pa ra
ca s t i ga r a los culp ables ; as í que n ingu no se
atrevió a echar sobre s í la responsabi l idad de lo
ocurr ido, poniéndose todos de acuerdo para ha
cerla recaer únicamente sobre e l cadí , cuyas r i
quezas envidiaban, previendo, con secreto placer,
él in st an te en que di ch as riquez as fues en confisca
das (2). Ofrecióse, pues, al cadí la autoridad so
berana; pero cualquiera que fuesie su ambición, era
demasiado prudente para acepta r la :en aque l los
momentos. Su origen no era i lust re . Era muy r ico,
porque poseía e l terc io del terr i tor io sevi l lano, y
gozaba de gran cons iderac ión por su saber y su
ta lento; pero su famil ia no pertenecía , s ino desde
( 1 ) B e n - H a y a n , apud A b e n - B a s a m , t . I , f o l . 1 2 9 r . ; Aliad
t o m o I I , p p . 3 2 , 2 0 8 ,- e t c .
( 2 )
Abad
t . I , p . 221 . •
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
11/285
11
hacía poco, a Ja al ta nobleza, y comprendía que,
no teniendo soldados
a su
disposición—y
aun no
los tenía—, la exclusivis ta y orgul losa a r i s tocra
cia
de
Sevil la
se
sublevar ía pronto cont ra
un ad
venedizo. Y en verdad que no era otra cosa. Cier
to que después, cuando los abadi tas es tuvieron a
punto de restablecer en provecho propio el trono
de
los
cal i fas , e l los pre tendieron descender
de los
ant iguos reyes la jmi tas , que, antes de Mahoma,
habían re inado en H i r a ; c i e r t o que los famélicos
poetas de su cor te aprovechaban todas Jas ocasio
nes para ce lebrar
tan
i lus t re or igen; pero
no
jus
t i f ica semejante pre tensión: los abadi tas y sus
aduladores no pud ie ron p roba r l a j amás . Todo lo
que esta famil ia tenía
de
común
con los
ant iguos
reyes de H i r a es que pertenecía, como ellos, a la
t r ibu yemeni ta de L a j m; pe ro la r a m a de es ta t r i
bu , de la cua l procedían los abad i t a s , pa rece que
no había habi tado nunca
en
Hira, sino
en
Arix,
en las f ron t e r a s de S i r i a y Egipto , d i s t r i to de
Eniesa (1), y los abadi tas , l e jos de pod er enlazar
su genea logía
con la de los
reyes
de
H i r a ,
no lo
gra ron nunc a r e mon t a r l a
más
allá
de
Noairn,
pa
dre de Itaf, capi tán de una división de las t ropas
de Emesa , que había l legado a E s p a ñ a con Balch.
y, habiendo recibido
los
soldados
de Emesia
tie
r r a s c e rc a de Sevilla, él se estableció en la aldea
de Yainin, s i tuada en el d is t r i to de Toc ina , a ori
l las
del
Guadalquivir . Sie te generaciones
de gen-
1 )
Abad
t. I , p. 220. cf.
C a u s s i n ,
t. III, pp. 212, 422.
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
12/285
12
tes honradas, económicas y laboriosas sacaron a
la famil ia , lenta y penosamente , de la obscuridsd.
Ismael , padre de nuestro cadí , fué e l pr imero que
la ilustró, el que, por así decirlo, hizo inscribir en
el libro de ero de la nobleza sevillana el nombre
de los Beni-Abad o abaditas (1). A la vez teólogo,
jur i sconsul to y guerre ro , había mandado un re
gimiento de la guardia de Hixem II , y después
había sido imán de la gran mezquita de Córdoba
y cadí de Sevil la . Renombrado por su clarividencia,
por su sagacidad, per la prudencia de sus con
sejos y la firmeza de su carácter, no lo era menos
por su probidad; porque, a despecho de la gene
ral corru pció n, no .aceptó n un ca nin gú n do nativo
del califa ni de sus ministros. Su l iberalidad no
tenía l ímites, y los cordobeses desterrados encon
traban en su casa hospital idad generosa- Todas
estas cualidades le valieron el t í tulo del hombre
más noble do Occidente. Había muerto en 1019,
poco antes de la época de que tratamos (2).
Su hijo Abu-'l-iCasim Mohámed acaso igualó al
padre en saber , pero no en vir tudes. Egoís ta y am
bicioso, su primer acto había sido un acto do in
gra t i tud . Cuando murió su padre , y esperaba su-
cederle como cadí, fué preferido otro. Dirigióse a
Casiim aben-Haimud, y, gracias a la intervención de
este príncipe, obtuvo el empleo que deseaba (3). Ya
hemos visto cómo correspondió después a este fav or.
( 1) A b a d e r a el t a t a r a b u e l o d e I s m a e l .
(2 ) Abad t . I , pp . 220 , 3S 1 y s i g s . ; t . I I , p . 173 .
(3 )
Abad
t .
Г , p . 2 2 J .
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
13/285
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
14/285
14
m i n ad as
al-ajauen
o
al-ajouen,
los
dos
•
herm anos.
nombre
que se ha
conservado
en la
denominación
ac tua l
de Aktfoenz (1).
Es t aban hab i t ados
por es
pañoles crist ianos, cuyos ascendientes habían fir
mado un t r a t a d o con M uza ab en-N osair . cuando
este general conquiste,
a
Viseo
(2);
pero
en la
época
de que
hablamos
no
parece
que
es t aban
so
metidos
al rey de
León
ni a
ningún pr íncipe musul
mán .
El
cadí
se
hizo dueño
de
es tas
dos
for tale
zas, y obligó a t resc ien tos de sus defensores a
e n t r a r a su servicio (3), d;e suer te que desde en
tonces pudo disponer de quinientos j inetes. Tenía,
pues, bas tan tes so ldados para hacer cor rer ías
por
los vecinos dominios
(4),
pero
no
p a ra defender
a Sevil la contra
un
a taque fuer te . Es to
es lo que
ocurr ió en 1027, cuando el ca l i fa hamudi ta Yahya
ben-Alí y el señor berberisco de Ca rm ena , Mohá-
men ben-Abdala, fueron a s i t i a r a Sevilla (5). De
masiado débi les para oponer
una
l a rg a res i sten-
( 1 ) Lo s e s p a ñ o l e s y los p o r t u g u e s e s suelen e m p l e a r l a le
t r a í en vez de la
g u t u r a l
á r a b e kh ;
v é a s e
mi
G l o s a r l o
da
F e n - A d a r l ,
p. 23. Por lo
d e m á s ,
se
r e c o r d a r á
que en la
o r i l l a
d e r e c h a
del Rln,
c e r c a
de C a u b , hay
t a m b i é n
dos
c a s t i l l o s ,
b i e b e n s t e í n y S t e r n b e r g , l l a m a d o s los hermanos—die Bru-
(1er—.
( 2 ) I . a c o n q u i s t a de V i s e o por M u z a fué m e n c i o n a d a por
M a c a r ,
t, I , p. 174.
( 3 ) S i s e n a n d o , del c u a l h a b l a el m o n j e de S i l o s — c . 90—,
y que,, d e s p u é s de h a b e r a b a n d o n a d o el s e r v i c i o 'de M o t a d i d
p o r
el de
F e r n a n d o
I, llegó a ser
g o b e r n a d o r
de C o i m b r a , era.
s e g ú n t o d a p r o b a b i l i d a d , uno de los c r i s t i a n o s de A l a f o e n z .
( 4 )
Abad,
t. II, p. 7. E l
a u t o r r e f i e r e e s t o h a b l a n d o
de
M o t a d i d , h i j o del c a d i ; p e r o se e q u i v o c a en e s t e p u n t o .
( 5 ) Abad,
t. I I , p . 216. E l
a u t o r
á r a b e — A b e n - J a l d u n — ,
e n vez de n o m b r a r al c a d t n o m b r a a q u í , p or " e r r o r , a
M o t a d i d ,
s u h i j o .
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
15/285
15-
cia, los sevillanos entraron en negociaciones con.
Yahya, declarándose dispuestos a reconocer su so
beranía, a condición de que no entrasen los berbe
riscos en la ciudad. Yahya consintió en ello; pero?
exigió como rehenes a algunos jóvenes patricios
que respondiesen con su cabeza de la fidelidad de
los sevillanos. Esta demanda difundió la conster
nación en la ciudad; ningún patricio quería en
tregar su hijo a los bereberes, que podían matar
le a la menor sospecha. Tan sólo el cadí no va
ciló,
ofreciendo a Yahya su hijo Abad; y «1 califa,,
sabiendo que el cadí gozaba de gran influencia, se
contentó con este único rehén. Gracias a aquel acto-
de abnegación, el cadí vio acrecentada su popula
ridad. Y no teniendo desde entonces nada que te
mer ni de los nobles ni del califa, pues recono
cía su soberanía en apariencia, creyó l legado el
momento de reinar solo. Descartados ya del con
sejo algunos patricios, como Ben Hachaoh y Ho-
zani, no le quedaban más que dos colegas: Zobaidi
y Aben-Yarim. Los despidió, y Zobairi fué ade
más desterrado (1). Un plebeyo de los alrededores
de Sevi l la , l lamado Habib, fué nombrado primer
ministro. Era un hombre sin principios, pero in
teligente, activo y adicto en absoluto a los inte
reses de su señor (2).
El cadí quiso en seguida ensanchar su terr i to
rio,
apoderándose de Beja, ciudad que en los úl-
( 1) F u é p r i m e r o a C a i r a u a n y d e s p u é s a A l m e r í a , d o nd e-
llegó a s e r c a d í . V é a s e
A b a d ,
t . I , p . 234 , nota 49 .
(2 )
Abad,
t . I . p . 223 .
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
16/285
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
17/285
17
Carmena le recomendó que pasase por Sevil la y
diese gracias al cadí; pero Mohámed sentía
hacia éste tal aversión, que respondió al berbe
risco:
"Prefiero morir siendo tu prisionero, que
contraer ninguna obligación con ese hombre. Si no
es a ti sólo a quien debo mi libertad, si también
tengo que agradecérsela al cadí de Sevilla, per
maneceré donde estoy." El señor de Carmena, res
petando sus sentimientos y sin insist ir más, mandó
conducirle a Badajoz con todos los honores inhe
rentes a su jerarquía .
Cuatro años después, en 1034, Abríala el afta-
sita se vengó, pero de una manera poco noble, de
los reveses experimentados. Había concedido al
cadí paso para su ejército, que, a las órdenes de
Ismael, debía hacer una correría por el reino de
León; pero cuando Ismael llegó a un desfiladero,
no lejos de la fr o n te ra leone sa, le atac ó de im
proviso. Muchos soldados sevillanos fueron muer
tos;
otros, asesinados en su fuga por los j inetes
leoneses. El mismo Ismael escapó de la carnicería
con un puñado de guerre ros ; pero mient ras se d i
rigía a Lisboa, ciudad fronteriza al noroeste de
los estados de su padre, él y los suyos tuvieron
que sufrir las mayores privaciones.
Desde entonces el cadí se convirtió en el más
mortal enemigo del príncipe de Badajoz (1); pero
1 )
A b a d , t . I , p p . 2 2 3 , 2 2 5 ; A b e n - J a l d u n — A b a d , t . I I
p á g i n a s 2 0 9 , 2 1 0 — d e d i c a t a m b i é n a l g u n a s p a l a b r a s a e s t e s
a c o n t e c i m i e n t o s ; p e r o , e n v e z d e n o m b r a r a l c a d í , n o m b r a a
s u h i j o M o t a d i d .
H l S T .
M D S U L M A N K S . T . I V 2
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
18/285
18
no poseemos detal les sobre las batal las que se die
ron más ade lante , y s in duda es ta guerra no tuvo
en la España musulmana consecuenc ias tan im
portantes como un acontecimiento de otro orden
de que ahora vamos a ocuparnos.
El cadí, como ya hemos dicho, había reconocido
la soberanía del ca l i fa hamudita Yahya ben-Ali .
Esto había s ido durante mucho t iempo un acto
sin ninguna consecuencia; el cadí reinaba sin fis
calización en Sevil la , pues Yahya era demasiado
débil para hacer valer al l í sus derechos. Tal es
tado de cosas cambió poco a poco. Yahya logró
atraer sucesivamente a su causa a todos los je
fes berberiscos; llegó a ser, en realidad, lo que
antes había sido de nombre: el jefe de todo el
part ido africano, y como había establecido su cuar
te l general en Carmena, de donde había arrojado
a Mohámed ben-Abdala (1). amenazó a. la vez a.
Córdoba y a Sevilla (2).
La gravedad del peligro inspiró entonces al
cadí un pensamiento que hubiera s ido grande y
patriót ico S Í nc se lo hubiese sugerido, en parte, la
ambición. Para impedir a los berberiscos, unidas
ahora, reconquistar el terreno perdido, era nece
saria la unión de los árabes y los eslavos bajo un
solo jefe, como único medio de preservar al país
de volver a sufrir los males que había padecido.
El cadí lo conocía; deseaba que se formase una
( 1 ) I l c i i - H a y a n , apud A b e n - B a s a m . t. I , f o l . SI r . y v . .
82 r.
( 2 ) A b d - a l - l ; a h t d , p p . 3 7 - 3 8 ; A b a d , t . I , p . 2 2 2 , 1. 22.
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
19/285
19»
gran l iga en que entraran tcdos los enemigos de
los africanos; pero al mismo t iempo quería ser su
jefe.
No ignoraba los obstáculos que tenía que
vencer; sabía que los príncipes eslavos, los seño
res árabes y los senadores de Córdoba se senti
rían heridos en su desconfiado orgullo si t rataba
de dominarlos; pero no se desaliento por estas
consideraciones, y como las circunstancias le pres
taban un poderoso apoyo, consiguió hasta cierto
punto realizar su proyecto. Veamos lo que hizo.
Hemos dicho antes que el desgraciado califa
Hixem I.( se había evadido de palacio durante el
reinado de Solimán, y, según las apariencias, ha
bía muerto
en
Asia ignorado y desconocido. Sin
embargo, el pueblo, adicto siempre a la dinastía
ommíada, que le había proporcionado prosperidad
y gloria, se resist ía a creer en la muerte de este
monarca, y
s
acogía ávidam ente los ex t rañ os ru
mores que circulaban sobre él- Había algunos que
se preciaban de poder dar los detal les más pre
cisos de su permanencia en Asia. Primero, decían,
había ido a la Meca, provisto de una bolsa reple
ta de dinero y piedras preciosas; pero, habiéndo
sela quitado los negros de la guardia del emir. ,
pasó dos días y dos noches sin comer, hasta que,
compadecido un alfarero, le preguntó si sabía
amasar el barro. Hixem le respondió al azar que sí .
"Pues bien—dijo entonces el alfarero—, si quieres
entrar a mi servicio, te daré un dirhern y un pan
diarios." "Acepto reconocido tu oferta—le respon
dió Hixem—, pero te suplico que me des en segui-
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
20/285
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
21/285
2 1
aquel hombre fuese el ex califa, y los clientes
ommíadas, ta les como los his toriadores Ben-Hayan
y Ben-Hazm, aunque interesados en reconocer al
supuesto Hixem, han protestado siempre, del , modo
más enérgico, contra esto que l lamaban una gro
sera impostura . Jalaf, s in embargo, tenía ambi
ción. Habiendo oído decir con frecuencia que se
parecía mucho a Hixem, fingió ser este monarca,
y, como no había nacido en Calatrava, sus conve
cinos le creyeron, y lo que es más, le reconocieron
como soDerano, remellándose contra su señor, Ismael
aben-Di- 'n-nun, príncipe de Toledo. Este fué a
si t iarlos; pero su resistencia no fué larga, y, ha
ciendo salir de su ciudad al supuesto Hixem, se
sometieron de nuevo a su antiguo señor (1).
Sin embargo, e l papel de Ja laf no había termi
nado: no había hecho más que comenzar- En
cuanto el cadí de Sevilla fué informado de la re
aparición de Hixem II, comprendió inmediatamen
te e l part ido que podía sacarse de aquel hombre
haciéndole venir a Sevilla. Le importaba poco que
fuese o no fuese Hixem; para él lo esencial era que
la semejanza fuera ba s ta nt e gran de p ar a po
der sostener, sin comprometerse mucho, que era
Hixem, porque entonces podía organizarse en su
nombre una l iga contra los berberiscos, l iga de que
el cadí, como primer ministro del califa, sería el
jefe y el ataña. Por lo tanto, invitó al pretendiente
a trasladarse a Sevil la , y le prometió su apoyo
(1 ) A b a d , t . I I , p . 34 .
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
22/285
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
23/285
23
En tanto, y mientras e l part ido eslavo árabe se
armaba por doquiera contra é l , Yahya s i t iaba a Se
vil la y asolaba su terri torio, resuelto a vengarse
ruidosamente del as tuto cadí . Pero estaba rodeado
de t ra idores . Los berberiscos de Carmona, a quie
nes había obligado a al istarse bajo sus banderas,
e ran muy adic tos a su ant iguo señor ; mantenían
inteligencias con él, y en octubre de 1035 algunos
de el los se fueron se cre tam en te a Sevil la . U na
vez al l í informaron al cadí y a Mohámed ben-Ab-
dala de que les ser ía muy fáci l sorprender a Yah
ya, pues este príncipe estaba casi siempre ebrio-
El cadí y su al iado decidieron aprovechar inme
diatamente este aviso. En consecuencia, Ismaei,
hi jo del cadí , se puso en marcha al frente del
ejerci to sevil lano, y acompañado de Mohámed ben-
Abdala. Llegada la noche, se emboscó con el grue
so de sus t ropas y envió un escuadrón contra Car-
mona, con obje to de a t raer a Yahya fuera de la
plaza . Su proyecto tuvo éxi to. Yahya estaba entre
tenido en beber cuando le informaron de la apro
ximación de los sevillanos, y, levantándose de su
sofá, exc lam ó: "¡Q ué fel icidad ¡B en-A bad viene
a devolverme la vis i ta ¡Que se arm en a l momen
to ¡A caba l lo " F ue ro n e jecu tadas s us órdenes,
y poco después sal ía de la ciudad acompañado de
trescientos j inetes . Exci tado por e l vino, se pre
cipitó sobre sus adversarios, sin tomarse t iempo
para d is t r ibui r sus t ropas en orden de ba ta l la , y a
pesar de que la obscuridad, casi le impedía distin
guir los objetos. Aunque algo desconcertados al
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
24/285
24
principio
por tan
brusco a taque,
los
sevil lanos res
pondieron
a él con
vigor,
y
cuando
al fin se
vieron
obligados
a
re t i ra rse , re t rocedie ron hac ia
el
sitio
en
que se
hal laba Ismael . Desde entonces, Yahya
estaba perdido. Ismael cayó sobre
los
enemigos
a
la cabeza
de los
c r i s t ianos
de
Alafoens
y los de
r ro tó , mur i e ndo
el
mi smo Y a hya ;
y
acaso
la ma
yor ía
de sus
so ldados habr ían compar t ido
su
suer te ,
si
Mohámed hen-Abdala
no lo
hub ie se
im
pedido, ro ga nd o a Ismael que pe rdonase a aquellos
desgraciados. "Casi todos—le dijo—son bereberes
de Carmona, obl igados, contra su voluntad , a ser
vir a un u s u r p a d o r a quien aborrecían." Isma'-l
cedió a sus ins tanc ias y ordenó que cesase la per
secución. Apenas dada esta orden, Mohámed galo
pó hac ia Ca rm ona p a r a volver
a
a p o d e r a r s e
de
su pr inc ipado.
Los
ne g ros
de
Y a hya ,
que se ha
bían hecho dueños
de las
p u e r t a s
de la
ciudad,
quisieron impedirles
la
ent rada ; pero Mohámed,
secundado
por el
pueblo , pene t ró
por una
brecha ,
se dirigió
al
palacio
de
Yahya , ent regó
las
mu j e
re s
de
este príncipe
a 'sus
hi jos
y se
aprop ió
to
dos
sus
tesoros—noviembre
de
1035— .
La not ic ia
de la
m u e r t e
de
Y ah ya caus o ~inde-
cihle júbilo, tanto en Sevilla como en Córdoba. El
eadí , cuando la recibió, cayó de rodi l las , dando
grac ia s al cielo, y cuan tos le rodeaba n s iguieron
su ejemplo (1)- Por de p ron t o , no ha b í a na da que
( 1 ) B e n - H a y a n ,
avud
A b e n - B a s a n ,
t. I , fo l , 81 r., 82 r. ;
A b d - a l - U a h i d , pp. 38 y 43; Abad, t. I I , p. 33. C o m p á r e s e con
l a
n o t a A al fin de e s t e v o l u m e n .
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
25/285
25
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
26/285
26
el cadí , concertó una al ianza con Habus de Gra
nada; y cuando se puso en marcha el ejérci to se
vil lano, sal ió a su encuentro con sus propias tro
pas y con las de su aliado y le obligó a reti
ra r se (1 ) .
Era evidente que él cadí había confiado dema
siado en sus fuerzas, y podía temer que llegase el
momento
en que los ejército s de A lm er ía y Gra
nada, tomando a su vez la ofensiva, invadieran el
ter r i to r io sevi llano. A fo rtu na da m en te p a r a él, el
azar, que le servía casi siempre a medida de sus
deseos, quiso que uno de sus enemigos le librase
del otro.
I I
En la época de que hablamos, dos hombres igual
mente notables, pero que se odiaban mortalmente,
dir igían los asuntos de Granada y Almería . Eran
el árabe Ben Abas y el judio Samuel.
Rabi Samuel ha-Levi , l lamado ordinariamente
Alben-Nagdela, había nacido en Córdoba, donde
había aprendido e l Talmud con e l rabino Hanoj ,
jefe espiri tual de la comunidad judía. También
se había aplicado con gran éxito al estudio de la
l i teratura árabe y de casi todas las ciencias cul
t ivadas entonces. Por otra parte , no había s ido
durante mucho t iempo otra cosa que un simple
droguero, pr imero en Córdoba, luego en Málaga,
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
27/285
27
donde se estableció después de la toma de la ca
pital por los berberiscos de Solimán, cuando un
afortunado azar vino a sacarle de su humilde
condición.
Su t ienda se hallaba cerca de un cast i l lo per-
teneciente a Ahu-'l Casim ben-al-Arif, visir de
H aba s, re y cU¡ G ra n ad a. Como la gen te d e este
«astillo tenía muchas veces que escribir a su se
ñor, y eran i l i tera tos , hacían redactar sus cartas
a Samuel . Estas cartas exci taron la admiración
del visir , porque estaban escri tas con la mayor
elegancia y esmal tadas ar t ís t icamente con las más
bellas flores de la retórica árabe. Así que cuando
tuvo ocasión de ir a Málaga se apresuró a infor
marse de quién las había escri to, y l lamando al
judío,
le di jo: "No es digno de t i estar en una
tienda. Mereces brillar en la corte, y si quieres,
serás mi secretario." Samuel acompañó al visir
cuando éste regresó a Granada, y la s impat ía que
había sentido hacia él se acrecentó cuando en sus
conversaciones sobre negocios de estado descubrió
en él un raro conocimiento de los hombres y de
las cosas y un golpe de vis ta verdaderamente ma
ravilloso. "Todos los consejos que daba Samuel
era como si a lguien interrogase la palabra de
Dios",
dice un historiador judío. Por eso, el visir
los seguía siempre, y nunca tuvo más que motivos
de elogio. Después, habiendo caído enfermo y com
prendiendo que se aproximaba su ñn, di jo al rey
que había venido a visi tarle y que no sabía cómo
reemplazar al f iel servidor que iba a perder. "Se-
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
28/285
28
ñor, en estos últimos tiempos no te he aconsejado
por mi propia cuenta , s ino por inspiración de mi
secretario, el judío Samuel. Fija en él tu at:-n-
c ión, porque será para t i un padre y un minis
t r o ;
haz cuanto te diga , y Dios te ayudará ." El
rey Habus siguió este consejo, alojó a Samuel en
su palacio, y el judío llegó a ser su secretario y su
inspirador (1) .
En ningún otro estado musulmán había gober
nado un judío directa y públicamente con el t í tuüo
de visir y de canciller. Cierto que con frecuencia
los judíos habían gozado de cierta consideración
cerca de los príncipes musulmanes, que solían con
fiarles, sobre todo, la administración de las rentas;
pero de ordinario la tolerancia musulmana no l le
gaba hasta e l punto de consent i r pacientemente
que un judío fuese primer minis t ro. Pero también
si esto había de ser posible en alguna parte tenía
que ser en Granada. Los judíos eran a l l í tan nu
merosos, que la denominaban la "ciudad de los ju
d íos"
(2); y como eran poderosos y ricos, interve
nían muy a menudo en los asuntos del Estado.
All í , en una palabra , habían encontrado, s i no la
tierra prometida, ail míenos el maná del desierto
y la roca de Horeb. La elevación de Samuel tenía
aú n o tr a explicación. P a r a el rey de G rana da
no e ra fác i l ha l la r un pr imer minis t ro ; porque , a
decir verdad, no podía confiar tan importante car
i o
Journal Asiat.,
s e r i e I V , t . X V I , p p . 2 0 3 - 2 0 5— a r t i c u
l o d e M . M u n k — .
(2 ) C r ó n i c a d e l M o r o R a s i s , p . 37.
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
29/285
29
go ni a un beréber ni a un árabe. En aquel t iempo
s t
exigía que un minis t ro fuese muy i lust rado,
que fuera capaz de re da cta r las car tas des t inad as
a otros príncipes, y que se escribían en prosa ri
mada y en un est i lo sumamente rebuscado. El rey
de Granada prefería , sobre todo, esta clase de ta
lento.
Parec ía un advenedizo , que t ra ta ra de dar
se tono de gran señor, y, por lo mismo que era se
mibárbaro, se preocupaba mucho de no parecerlo.
Preciábase de ser a lgo l i tera to, y hasta pre tendía
que la nación de que era oriundo—la de Cinhe-
cha—no era de origen berberisco, sino árabe (1).
Necesitaba a toda costa un ministro que no fuese
inferior a los de sus vecinos; pero ¿dónde encon
t rar lo? Sus berberiscas sabían bat i rse , conquis tar ,
saquear e incendiar c iudades; pero eran incapaces
de escribir correctamente una sola l ínea en la len
gua del Corán. Respecto a los árabes, que sopor
taban su yugo t rémulos de i ra y de vergüenza, no
podía fiarse de ellos. Hubieran creído honrarse
engañándole y vendiéndole . En estas c i rcunstan
cias, un judío como Samuel, que, según el test i
monio de los mismos sabios árabes, dominaba to
das las sutilezas de su lengua, y que por celoso que
fuera de su rel igión, cuando escribía a musulma
nes no sentía escrúpulo al emplear las fórmulas
rel igiosas que eran de ri tual (2), tenía que ser
para él un verdadero tesoro. Y no tuvo que aver-
( 1 ) B e n - H a y a n ,
apud
A b e n - B a s a n , t . I , f ol .
122 r .
( 2 ) V é a s e m i I n t r o d u c c i ó n a l a C r ó n i c a d e B e n - A d a n .
p a g i n a 97 .
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
30/285
30
¡ronzarse de haberlo elevado a la categoría de pri
mer ministro: su elección fué aprobada por los
mismos árabes , que, a pesar de su intolerancia y
de sus prejuicios contra los hi jos de Israel , se
vieron obligados a confesar que Samuel era un ge
n io super ior . Verdaderamente su saber e ra inmen
so, var iado, pues era matemát ico, lógico, as t ró
nomo (1), y sabía nada menos que siete len
gu as (2). Uñ ase a esto que e ra m uy gen eroso con
los poetas y con los l i teratos en general ; así que
aquellos a quienes había colmado de favores no
le reg ate ab an sus elogios, y el poeta M onf at i l ha s
ta le dirigió estos versos, que los escri tores mu
sulmanes ci tan con un santo horror :
"¡Oh, tú , que has reunido todas las buenas cua
l idades que los demás sólo en parte poseen; tú,
que has devuelto la l ibertad a la generosidad cau
t iva; tú , que eres tan superior a los hombres más
generosas de Oriente y Occidente, como el oro es
sup erior al cobre ¡A h si los ho m bres pudiera n
dist inguir lo verdadero de lo falso, no pondrían
su boca m ás que sobre tus ded os E n vez de pre
tender agradar a Dios , besando en la Meca la pie
dra negra, besar ían tus manos, porque el las son
las que disponen- de la felicidad. G ra ci as a t i he
obtenido aquí abajo lo que deseaba, y espero que,
gracias a t i , obtendré al lá arriba lo que deseo.
Cuando me hallo cerca de t i y de los tuyos, profeso
1 ) Vid. m i I n t r o d u c c i ó n a l a
C r ó n .
d e B e n - A d a r i , p á
g i n a s 9 6 - 9 7 .
( 2 ) Journ. Asíat., p . 2 0 9 , en l a no ta .
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
31/285
3 1
abiertamente la re l igión que prescribe observar
el sábado, y cuando estoy cerca de mi mismo pue
blo, la profeso secre tamente ." (1) .
Pero lo que los árabes no podian est imar en su
justo valor eran los servicios que Samuel prestaba
a la l i t e ra tura hebra ica . Y e ran impor tant í s imos .
Publicó en heb reo u n a introducción al Talm ud y
veintidós obras de estudios gramaticales, entre las
cuales la más extensa y notable era el Libro de la
riqueza que un juez competentísimo, un correl i
gionario de Samuel, que floreció en el siglo XII,
pone por c ima de todos los demás t ra tados de g r a
mática. Era también poeta; escribió imitaciones
de los Salmos de los Proverbios y del Eclesiastés.
Henchidas de alusiones, de proverbios árabes, de
sentencias tomadas de los filósofos, de raras ex
presiones sacadas de los poetas sagrados, estas
poesías eran muy difíci les de comprender; aun
los m ás sabios judíos no po dían p en et ra r su sen
t ido s in la ayuda de un comentario (2); pero como
la afectación y el alambicamiento eran entonces
tan comunes en la l i teratura hebrea como en la
árabe, que le servía de modelo, la obscuridad se
consideraba más como un mérito que como un de
fecto. Velaba, además, con paternal sol ic i tud por
los estudiantes judíos, y, si eran pobres, subvenía
generosamente a sus necesidades. Tenía a su ser
vicio escribientes que copiaban la Michna y el
O ) A b e n - B a s a m , t . I , fol . 200 r .
(2 )
J o u r n .
Asiat. pp . 2 2 2 - 2 2 4 .
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
32/285
32
Talmud, y regalaba estas copias a los alumnos que
no tenían recursos para comprarlas . No se l imita
ban sus beneficios a sus correligionarios de Espa
ña. En África, en Sici l ia , en Jerusalén, en Bag
dad, en todas partes, los judíos podían contar con
su apoyo y sus liberalidades (1). Por eso los ju
díos del principado de Granada, queriendo darle
una prueba de su est imación y reconocimiento, le
habían conferido desde el año 1027 el tí tulo d?
naghid, es decir, el de jefe o príncipe de los he
breos granadinos.
¡Como hombre de Estado, unía a un espíritu lú
cido y sagaz un carácter firme y una prudencia
consumada. Be ordinario—cual idad preciosa en un
diplomático — hab laba poco y pe ns ab a mucho-
Aprovechaba todas las c i rcunstancias con ar te
maravil loso; conocía el carácter y las pasiones de
los hombres y los medios de dominarlos por sus vi
cios.
Era, además, un hombi*e de mundo; en los
magníficos salones de la Alhambra se encontraba
tan a su gusto, que se le hubiera creído nacido
en la riqueza. Nadie hablaba con más habil idad
y elegancia, ni manejaba mejor la adulación, ni
sabía con tanto ar te ser halagador o famil iar en
el discurso, arrastrando con su elocuencia y con
sus persuasivos argumentos. Y, s in embargo—cosa
rara en aquel los a quienes la rueda de la Fortuna
h a elevado a un a sú bita .opulencia y a un a al ta
dignidad—, no tenía ni la al t ivez ni la fatuidad
(1 )
Journ. Asiat.,
p . 20 9.
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
33/285
33
insolente y necia, tan frecuente en los advene
dizos.
Bondadoso y amable con todos, poseía, la
dignidad verdadera , que resul ta de la natura l idad,
de la carencia ab so luta de pretensio nes. Lejos de
avergonzarse de su primitiva condición y de que
rer ocultarla, se gloriaba de ella, y con su senci
llez se imponía a sus mismos detractores (1).
También Zohair, visir de Almería, era un hom
bre muy notable. Decíase de él que no tenía igual
en cuatro cosas: el estilo epistolar, la riqueza, la
vanidad y la avaricia. Su riqueza era, en efecto,
casi fabulosa, pues-su fortuna se valuaba en más
de quinientos mil ducados (2). Su palacio estaba
amueblado con magnificencia principesca y ates
tado de s i rvientes; tenía quinientas cantadoras ,
todas de rara belleza; pero lo que admiraba más
era una inmensa biblioteca que, sin contar con
innumerables cuadernos sueltos, contenia cuatro
cientos mil volúmenes. Parecía que no debía fal
tarle nada para ser feliz a este favorito de la
Fortuna. Era hermoso y joven aún, porque ape
nas contaba treinta años; su origen, muy noble,
por pertenecer a la antigua tribu de los defenso
res de M ah o m a; n ad ab a en oro, y ademáis, corno
era muy inst ruido, como tenía la respuesta pronta
y se expresaba con suma elegancia y corrección,
gozaba de gran renombre i l i terario. Pero, des-
(1 ) V é a s e m i I n t r o d u c c i ó n a l a C r ó n i c a d e B e n - A d a r i , p á
g i nas 9Ü-97 .
(2 ) C i nc o
millones
d e f r a n c o s ; e n e l v a l o r a c t u a l d e n u e s
t r a
m o n e d a e q u i v a l e a t r e i n t a y cinco m i l l o n e s .
H l S T . M U S U L M A N E S . — T . I V 3
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
34/285
34
graciadamente , una especie de vért igo se había
apoderado de él ; su presunción no tenía l ímites, y
le había creado innumerables enemigos. Sobre
todo,
los cordobeses estaban furiosos contra él,
porque una vez que había ido a su ciudad con
Zohair había t ra tado con e l mayor desdén a los
hombres más dist inguidos por su l inaje o por su
ta lento, y a l marchar había dicho: "No he vis to
aquí más que
saü
y
chail
—mendigos e ignoran-
t a s — " .
El hecho es que su presunción rayaba casi
en locura. "Aunque todos los hombres fuesen mis
esclavos—decía en sus versos—, mi alma aun no
estar ía sa t isfecha. Desearía ascender a un lugar
más elevado que las más lejanas estrel las, y una
vez al l í , querría subir todavía." Había compuesto
también este verso, que repetía en cualquier oca
sión, pero principalkmente mientras jugaba al
a jedrez:
"Cuando se t ra ta de mí , la desgracia duerme
siempre y t iene expresamente prohibido e l he
r i rme . "
Desafío tan insolente, lanzado contra el destino,
había excitado la indignación de todo el mundo en
Almería , y un a t revido poeta , interpre tando la
opinión pública, substi tuyó la segunda mitad del
verso con estas palabras , que entrañaban una ver
dadera profec ía :
"Pero t iempo l legará en que e l dest ino, que nun
ca duerme, la despie r te—a la desgrac ia—."
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
35/285
35
Árabe de pura sangre , Ben-Abas aborrec ía a
los bereberes
y
menosprec iaba
a los
jud íos .
Tal
vez
no
quis iera precisamente
que su
señor
se
unie
se
a la
l iga arábigo-e s lava, p orque
en
este caso
Zohair hubiese quedado obscurecido por el cadí de
Sevilla, jefe de dicha coalición; pero, por lo me
nos,
se ind ignaba al verle al iado con un beréber,
que tenía
por
minis t ro
a un
judío
a
quien detes
taba
y de
quien sabía
era
odiado.
De
acuerdo
con
Aben-Bacana (1), visir de los haniudi tas de Má
laga, in tentó pr imero derr ibar a Samuel, inven
tando para conseguirlo innumerables calumnias,
pero
sin
l o g r a r
su
objeto. Entonces procuró ene
mistar
a su
señor
con el rey de
Granada , indu
ciéndole a p r e s t a r su apoyo a Mohám>ed de Car-
mona, enemigo
de
H ab u s ,
y
este plan tuvo éxito.
Poco después,
en
jun io
de 1038 (2),
H a b u s
mu
rió, dejando dos hi jos , l lam ado s, el mayor , Badís , y
el menor, Bologuin. Los berber iscos y a lgunos ju
díos querían entronizar a es te úl t imo; ot ros he
breos,
entre el los Samuel,
se
inclinaban
a
Badis,
3o mismo
que los
árabes . Habría es tal lado
una
guerra civil si Bologuin no hubiese renunciado
espontáneamente a la corona, y cuando pres tó ju
ramento a su he rmano , sus pa r t i da r ios , aun a pe-
(1 ) M o i s é s b e n - E í s r a — e n
el Journ. Asiat., p. 212,
n o t a —
l e l l a m a B e n - a b i - M u s a .
Tal es, en
e f e c t o ,
el
n o m b r e
que Ho-
m a i d i
da al
v i s i r A b e n - B a c a n a ,
y
s ó l o
por
e r r o r
el
c o p i s t a
del
man. de
A b d - a l - U a h i d — v é a s e
m i
edición
de
e s t e a u t o r ,
p á g i n a 4 3 — h a t a c h a d o l a p a l a b r a ábi, oue h a b í a e s c r i t o p r i
m e r a m e n t e .
2 )
Abad, t. II , p. 34.
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
36/285
36
(1 ) Journ. Asiat., pp. 2 0 6 - 2 0 8 .
sar suyo, se vieron obligados a seguir su ejem
plo (1).
El nuevo príncipe hizo todo lo posible por res
tablecer la alianza con el señor de Almería, el
cual declaró a l f in que todo quedaría arreglado en
una ent revis ta . Acompañado de numeroso y mag
nífico cortejo, se puso en marcha, y llegó inopina
damente a las puer tas de Granada , s in haber de
mandado permiso para c ruzar la f ronte ra . Badis
quedó profundamente las t imado por es te paso in
conveniente; pero recibió al príncipe de Almería
con muchos miramientos, obsequió espléndida
mente a su comitiva y los colmó de regalos. Sin
embargo, la negociación no condujo a nada; ni
los príncipes ni sus minis t ros—Samuel había con
servado su puesto—lograron entenderse . Uñase a
esto que Zohair, que se dejaba influir por Ben-
Abas , adoptó respecto a Badis un aire de supe
rioridad muy ofensivo; así que el rey de Granada
pensaba yta en cast igar al príncipe de Almería
por su insolencia, cuando uno de sus capitanes,
llamado Bofloguin, se encargó de hacer la última
tenta t iva para conseguir una reconci l iac ión. Lle
gada la noche, fué a ver a Ben-Abas y le di jo:
"Teme el castigo de Dios. Tú eres el obstáculo
para l legar a un acomodamiento, porque tu señor
se deja guiar por t i . Sin embargo, sabes, lo mismo
que nosotros , que, cuando obrábamos de acuerdo,
t r iunfábamos en nues t ras empresas , de ta l suer te
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
37/285
37
que todos nos envidiaban. Pues bien, restablezca
mos nu es tra al ianza. El p un to en que no hem os
podido entendernos hasta ahora, es el apoyo que
prestáis a Mohámed de Carmona. Abandonad a
este príncipe a su suerte, como exige nuestro
emir, y todo lo demás se arreglará por sí mismo.
Ben-Abas le respondió en u n ton o medio pr ote cto r,
medio desdeñoso, y cuando el berberisco intentó
conmoverle , abrazándole y derramando lágrimas:
"Ahórra te todas esas demost rac iones y pa labras
de efecto—le dijo—, porque no me producen nin
guna sensación. Te repito hoy lo que te di je ayer:
si tú y los tuyos no hacéis lo que queremos, (pro
cederé de suerte que tengáis qui arrepent i ros ."
Exasperado con estas palabras , preguntó Bolo-
guin: "¿Es ésa la respuesta que debo dar a l Con
sejo?" "Sin duda— replicó Ben-A bas— , y s í quieres
atr ibuirme términos todavía más fuertes que los
que he empleado, de buen grado te lo permito."
Llorando de indignación y de ira, Bologuin vol
vió a presencia de Badis y de su Consejo, y des
pués de referir la conferencia con el visir: "¡Ci-
nechitas—exclamó—, la arrogancia de este hom
bre es insop ortab le ¡Alzaos todos p a r a h um il la r
la , porque si no, no seréis dueños ni de vuestras-
m orad as " Lo s gra na din os com part ieron su cóle
ra, y el otro Bologuin, el hermano de Badis, se
mostró más indignado que todos, induciendo a su
hermano a que adoptase en el mismo instante las
medidas necesarias para cast igar a los a lmerien-
ses,
y Badis se lo prometió.
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
38/285
38
Pana regresar a sus Es tados , t en ía Zohai r q r j
e
atravesar muchos desfi laderos y un puente,
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
39/285
39
malo, sino porque deseaba la muerte de Zohair.
Ben-Abas, dicen, ambicionaba remar en Aliñaría,
por lo que deseaba que Zohair muriese comba
tiendo contra, los granadinos, pues él esperaba
poder sa lvarse huyendo y hacerse proclamar so
berano en aquella ciudad. Tal vez haya algo de
verdad en esta acusación; hemos de ver, por lo
menos, que más adelante Ben-Abas se alabó ante
Badis de haber tendido un lazo a Zohair.
Sea de ello lo que quiera, a la mañana siguien
te , 3 de agosto de 1038, Zohair se v io cercado por
las t ropas de Granada. Sus guerreros quedaron
consternados; pero él no perdió su presencia de
ánimo. Inmediatamente a l ineó en orden de bata
l la su infanter ía negra , formada por quinientos
hombres, y sus andaluces, ordenando a su lugar
teniente Hodail caer sobre los enemigos al frente
de la caballería eslava. Hodail le obedeció; mas,
apenas entablado el combate, fué desmontado, sea
por una lanzada, sea por un resbalón de su ca
ballo,
y entonces sus j inetes emprendieron la fuga
en el mayor desorden. En el mismo instante, Za-
hoir fué traicionado por los negros, en quienes
tenía gran confianza, pero cjue se pasaron al ene
migo después de apoderarse del depósito de ar
mas. No quedab an, pues, m ás q ue los an da luc es;
pero éstas, que eran en general muy malos sol
dados,
se apresuraron a hui r , y , de grado o por
fuerza , Zohair tuvo que hacer ot ro tanto. Como
el puente de Alpuente estaba cortado y los desfi
laderos ocupados por los enemigos, los fugitivos
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
40/285
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
41/285
41
en libertad al capitán, único de los militares que
salvó su vida, pues todos los demás fueron entre
gados sucesivamente al verdugo. Por el contrario,
Ben-Abas fué el único de los funcionarios civi
les que no recobró la l ibertad. El orgulloso visir
conoció al fln la desgracia que con su loca audacia
había desaliado, y vio cumplirse la predicción del
poeta alménense. Encerrado en un calabozo de la
Alhambra, le cargaron de cadenas que no pesaban
menos de cuarenta l ibras. Sabía que Badis estaba
muy irr i ta do co ntra él y que Samuel deseaba su
muerte; pero aun conservaba alguna esperanza,
porque Badis, a quien había ofrecido treinta mil
ducados como precio de su libertad, mandó res
ponderle que tomaba su demanda en considera
ción, y ha bí a dejado t r a n s c u rr ir casi dos meses
sin decidir nada respecto a él . Durante este t iem
po luchaban en co ntra da s influencias en la coate
granadina: por una par te , e l embajador de Cór
doba solicitaba la l ibertad de los prisioneros, y
principalmente la de Ben-Abas; por ot ra , Abu- ' l -
Anuas Man afoen-Somadi, embajador y cuñado del
amíri ta Abdalaziz de Valencia, insist ía con Badis
paia que diese muerte a todos los prisioneros, y
en pr imer término a Ben-Abas. Abdalaziz se ha
bía apresurado a tomar posesión del principado
de Almería, bajo pretexto de que le correspondía
por derecho de devolución, pues Zohair había sido
cliente de su familia, y temía que si Ben-Abas y
los demás prisioneros recobraban la l ibertad, le
disputasen el poder. El mismo Badis no sabía qué
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
42/285
42
part ido adoptar ; la avar icia y el deseo de ven
ganza luchaban en su corazón; pero una tarde,
que paseaba a caballo con su hermano Bologuin,
le habló de la proposición de Ben-Abas y le pidió
su parecer. "Si aceptas su dinero—le respondió—
y recobra la l iber tad, promoverá una guerra que
te costará el doble de su rescate. Opino que harás
bien en darle muerte en seguida."
Terminado el paseo, Badis mandó t raer a l pr i
sionero, y le reprochó sus faltas con las palabras
más duras . Ben-Abas esperó res ignado el f in de
esta larga invectiva, y cuando el rey cesó de ha
blar : "¡Señor—exclamó—, te supl ico que tengas
piedad de mí; ¡ l íbrame de mis penas " "Hoy mis
mo quedarás l ibre", respondió el príncipe; y como
viese bri l lar un rayo de esperanza en el pál ido y
sombrío rostro de su prisionero, calló por algunos
instantes; después continuó con feroz sonrisa: "Te
enviaré adonde sufras más." En seguida di r igió a
Bologuin algunas palabras en beréber, idioma que
Ben-Abas no comprendía; pero la úl t ima frase de
Badis ,
su terrible sonrisa, su aire feroz y amena
zador, todo le indicaba claramente que iba a so
nar su úl t ima hora. "¡Príncipe, pr íncipe—excla
mó, cayendo de rodil las—; perdóname la vida, te
lo supl ico ¡A piá da te de mis m ujere s , de mis
t ierno s hi jo s No y a t re in ta mi l du cad os; te ofrez
co sesenta mil; pero, en nombre de Dios, ¡perdó
name la v ida "
Badis le escuchó sin contestar palabra; después,
blandiendo su azagaya, se la hundió en efl pecho.
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
43/285
43
Su hermano Bologuin y su chambelán Ali ben-al-
Caraui le imi taron; pero Ben-Abas, que no cesa
ba de implorar la clemencia de sus verdugos, no
cayó en t ierra hasta el decimoséptimo golpe—24
de septiembre de 1038—-(1).
No tardó en saberse en Granada que el r ico y
orgulloso Ben-Abas había cesado de existir. Re
gocijáronse los africanos; pero nadie recibió esta
noticia con tanta satisfacción como Samuel. Ya
no le quedaba más que un enemigo peligroso, Aben-
Bacana, y un secreto presentimiento le decía que
perecería también muy pronto. Los judíos creían
entonces, lo mismo que los árabes, que muchas
veces se oían en sueños espíritus que vaticinaban
el porvenir en verso, y una noche, mientras dor
mía, escuchó Samuel una voz que le recitaba tres
versos hebraicos, cuyo sentido es éste:
"¡Ya ha perecido Ben-Abas, as í como sus ami
gos y confidentes; D ios sea load o y santificado Y
el otro ministro, el que conspiraba con él , también
será pronto abatido y molido como la al ga rro ba .
;Qué ha s ido de sus murmuraciones , sus malda
des y su poder? ¡Santificado sea el nombre de
Dios (2 ) . "
í l ) B o n - I i a y a n ,
apud
A b e n - ¿ l a s a n , t . I , f o l . 1 7 1 r . , 1 7 5 r . ;
l í e n - a l - J a t i b , m a n , G . , f o l . 1 3 4 v . , 1 3 5 r . — a r t í c u l o s o b r e Z o -
h a l r — ,
5 1 v . , 52 v . — a r t í c u l o s o b r e
A b u - K a f a r ,
A h m e d b e n -
A b a s a l - A n s a r í — ; M a c a r i , t . I I , p p . 3 5 9 - 3 6 0 ; Abad, t . I I , p á
gina 34 .
(2)
V é a s e
M o i s é s
b e n - E z r a ,
c i t a d o p o r M . M u n k e n el
Journ.
Asiat.,
p . 2 1 2 . E n e s t e p a s a j e h a y q u e p r o n u n c i a r
ui wi da , en
p a s i v a ,
e n v e z d e
anxada,
e n a c t i v a ,
como
h a c e
M . M u n k .
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
44/285
44
Pocos años después, como ya referiremos, vio
Samuel cumplirse esta profecía; tan cierto es que
el odio y el amor producen a veces una singular
presciencia de lo futuro.
I I I
Bien a pesar suyo, Badis había prestado a lo?
coligados, que reconocían por califa al supuesto
Hixem, un importante servicio cuando hizo asal
tar y dar muerte a Zohair . El amiri ta Abdalaziz ,
de Valencia, que, como hemos dicho, había toma
do posesión del principado de Almería, no estaba
en estado de socorrer a su al iado el cadí de Se
vil la , porque no tardó él mismo en tener que de
fenderse contra Mochehid, de Denia, que veía con
ojos malos el engrandecimiento de los Estados de
su vecino (1); pero, al menos, el cadí no tenía ya
que temer una guerra contra Almería , y , comple
tamente t ranqui lo por es ta parte , no pensó desde
entonces más que en tomar la ofensiva contra los
berberiscos, comenzando por Mohámed, de Carmo.
na, con el cual se había enemistado. Al mismo
tiempo, mantenía intel igencias con una facción de
Granada y t ra taba de promover a l l í una revo
lución.
En Granada había muchos descontentos de Ba
dis .
Al comienzo de su reinado, este príncipe ha
t o V é a n s e m i s
Investigaciones,
t . I , p . 24 5.
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
45/285
45
( 1 ) V é a s e
Abad,
t. I , p. 5 1 .
bía hecho concebir algunas esperanzas (1); pero
después se había mostrado cada vez más cruel ,
más pérfido, más sanguinario y entregado a la
embriaguez más vergonzosa . Primero se quejaron,
después murmuraron y, por úl t imo, conspiraron.
El alma de la conspiración era un aventurero
llamado Abu-' l-Fotuh. Nacido a gran distancia de
España, de una familia noble, oriunda del Chor
cha n— antigua H ircania— , ha bía estudiado l i te
ratura, f i losofía y astronomía con los más renom
brados maestros de Bagdad; pero no era sólo un
sabio:
excelente j inete y guerrero int répido, apre
ciaba un noble corcel o una espada bien templada
tanto como, un h erm oso p oem a o un pro fun do tr a
tado científico. Llegado a España en el año 1015,
probablemente para buscar fortuna, pasó a lgún
tiempo en la corte de Mochehid, de Denia. Allí se
dedicó, ya a la l i teratura con este sabio príncipe,
ya a t rabajar en su comentario sobre e l t ra tado
gramatical t i tulado Cko-mal, ya a combatir al lado
del pr íncipe en Cerdeña; a veces medi taba tam
bién sobre las cuestiones filosóficas más abstrac
tas ,
o procuraba adivinar e l porvenir observando
el curso de los astros. Habiendo ido en seguida
a
Zaragoza, residencia de Mondir, este príncipe le
cobró afecto y le confió la educación de su hijo;
pero como-^isegún la observación muy justa, aun
que un poco discutida, del historiador árabe a que
nos atenemos—los t iempos cambian, y con el los
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
46/285
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
47/285
47
mandó socorro a Badis y a Idris, de Málaga. Am-
hoí respondieren a su l lamamiento; Idris , que es
taba enfermo, le envió tropas a las órdenes de su
primer ministro, Aben-Bacana; Badis acudió en
persona con los suyos. Reunidos ambos ejércitos,
Ismael, lleno de confianza en el número y en el
valor de sus soldados, les presentó batalla inme
diatamente; pero Badis y Aben-Bacana, viendo
que el enemigo tenía superioridad numérica, o cre
yéndolo al menos, no se atrevieron a aceptarla, y,
sin preocuparse del señor de Carmona, le aban
donaron a su suerte, tomando uno el camino de
Granada y otro el de Málaga. Ismael comenzó en
seguida la persecución de los granadinos. Afortu
nadamente para Badis , cuando apenas hacía una
hora que Aben-Bacana se había separado de éi,
envióle un propio a toda prisa, rogándole que vi
niera en su auxilio, sin el cual iba a ser aniqui
lado por los sevillanos. Aben-Bacana se le reunió
en seguida, y, unidos los dos ejércitos en las in
mediaciones de Ecija, esperaron a pie firme al
enemigo.
Los sevil lanos, que creían tener que habérselas
con un ejérci to en re t ira da , queda ron de sa gr ad a
blemente sorprendidos cuando vieron que tenían
que pelear contr a dos ejérci tos perfe ctam ente pre
parados para recibirlos. Desmoralizados por esta
circunstancia inesperada, bastó el primer choque
para sembrar el desorden en sus filas. En vano in
tentó Ismael rehacerlos y arras t rar los de nuevo
al combate; víctima de su valor, fué muerto el
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
48/285
48
primero de todos, y entonces los sevillanos no pen
a r o n m ás que en sa lvars e (1).
Dueño del campo de batalla con tan fácil victo
ria , y habiendo establecido su campamento a las
puertas de Eei ja , Badis se quedó asombrado vien
do venir a Abu-' l-Fotuh a echarse a sus pies. Le
inducía a ello el amor hacia su familia. Con tal
precipitación había tenido que sal ir de Granada,
que se había visto obligado a abandonar a su suer
te a su mujer y a sus hijos. Sabía que Badis ha
bía hecho que los prendiera el negro Codam, su
gran preboste , su Tris tán e l Ermitaño, y que Co
dam los había encerrado en Almuñécar . Pero é l
amaba apasionadamente a su mujer , joven y be
l la andaluza, y la ternura hacia sus hijos—un
hijo y una hi ja—era extremada. No pudiendo re
solverse a vivir sin ellos, y sobre todo, temiendo
que Badis se vengase de su crimen en aquellos se
res queridos, iba a implorar su perdón; y aunque
conocía el genio sanguinario e implacable del ti
r ano , esperaba al menos en aquella ocasión que no
se mostrase inflexible, puesto que ya había perdo
nado a su t ío Abu-Rix, igualmente complicado en
la conspiración.
Arrodi l lándose ante e l pr íncipe:
— ¡Señ or— le dijo—, ten piedad de m í ¡Te ase
guro que soy inocente
— ¡Qué — exclamó B ad is, con los ojos inflama-
( 1) A b d - a l - U a h l d , p p . 4 1 , 6 5 ; Abad t . I I , pp . 33 , 34 , 207,
2 1 7 . C f . B o n - a l - J a t t b , f o l . 1 1 4 v .
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
49/285
49
dos por la cólera—. ¿Te atreves a presentarte de
lante de mí? ¡Has sembrado la discordia en mi
familia, y ahora vienes a decirme que no eres cul
pable ¿Crees que soy tan fácil de engañar?
— ¡Señor, por am or de Dios, sé clem ente A cué r
date de que un día me tomaste bajo tu protección,
y que, condenado a vivir lejos de donde nací, ya
soy ba stan te d esg raciad o. No m e im putes el cri
men cometido por tu primo, en el que no tengo
participación alguna. Cierto que le acompañé en
su hu ida; pe ro lo hice por qu e, como sab ías que
estaba aliado con él, temía ser castigado como
cómplice suyo. Pero aquí me tienes; si absolu
tamente lo deseas, estoy dispuesto a confesarme
culpable de un crimen de que soy inocente, siempre
que de este modo pueda obtener tu perdón. Tráta
me cual corresponde a un gran rey, a un monarca
colocado a dem asiada a l tu ra p a ra g u ar d ar rencor
a un pobre hombre como yo, y devuélveme mi fa
milia.
—Indudablemente, y si a Dios le place, te tra
taré como mereces. Vuelve a Granada, donde en
contrarás a tu familia, y cuando yo regrese allí ,
arreglaré tus asuntos.
Tranquil izado con estas palabras, cuya ambi
güedad no advirt ió al principio, Abu-' i-Fotuh tomó
el camino de Granada, escoltado por dos j inetes;
pero cuando llegó cerca de la ciudad, el negro Co-
da¡m, ejec uta nd o las ó rd en es recib idas de su se
ñor, hizo pr en de r a Ab u- ' I-F otu h p or sus sa té l i
tes, los cuales, después de rasurarle la cabeza, le
H l S T . M U S U L M A N E S . — T . I V 4
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
50/285
50
montaron en un camel lo . Un negro de fuerza her-
cúilea cabalgó detrás de él y empezó a abofetearle
sin cesar. De este modo fué paseado por las calles,
después de lo cual le encerraron en un calabozo
muy es t recho, que tuvo que compart i r con uno de
sus cómplices, un soldado berberisco, hecho prisio
nero en la ba tal la de Ec ija. .
Transcurr ieron muchos d ías . Badis había regre
sado ya, pero no había decidido nada respecto
a
Abu-^l-Fotuh. Al contrar io del caso anter ior , cuan
do se t rataba de Ben-Abas, Bologuin era quien le
impedía pronunciar la fatal sentencia. Bologuin
se interesaba por el doctor, no se sabe por qué;
in te n ta ba pr ob ar su inocencia y Je defe ndía con tal
calor , que Badis , temiendo disgustar le , vaci laba
antes de adoptar una resolución. Pero un día que
Bologuin se embriagó en una orgía—lo que le
ocurr ía f recuentemente, lo mismo que
a
su her
mano—, Badis mandó t raer a su presencia a
Abu- ' l -Fotuh y a su compañero. Desde que
v io
a l
doctor comenzó a lanzar contra él un torrente de
injur ias , y cont inuó en es tos términos: "¡De nada
te h a n serv ido las es t re l l as , em bus tero ¿N o le
habías prometido a tu emir, a ese pobre imbécil ,
convert ido en juguete tuyo, que no tardar ía en te
nerme en su poder y que reinar ía t re inta años en
m is E s t a do s? ¿P or qué no has fo rmulado m ás
bien tu propio horóscopo, que hubiera podido pre
servar te a t i empo de una gran desgrac ia? ¡Aho
ra , m iserab le , tu v ida es tá en mis m an os "
Abu- ' l -Fotuh no respondió nada, Cuando espe-
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
51/285
51
raba volver a ver a una esposa y a unos hijos
adorados, se había humillado hasta el ruego y la
mentira; pero entonces, plenamente convencido de
que nada podría ablandar a aquel feroz y pérfido
tirano, recobró todo su orgullo, toda la fuerza de
su alma, toda la energía de su carácter. Con los
ojos fijos en el suelo y la sonrisa de desprecio en
los labios, guardó un silencio lleno de dignidad.
Esta actitud noble y serena llevó al co'mo la irri
tación de Badis. Echando espumarajas de ira sal
tó de su asiento, y sacando su espada la hundió
en el corazón de su víctima. Abu-'l-Fotuh recibió
el golpe fatal sin pestañear, sin que su pecho ex
halase una queja, y su valor arrancó a
1
mismo
Badis un gri to involuntario de admiración. Des
pués,
dirigiéndose a Barhun, uno de sus esclavos,
le dijo: "Corta la cabeza a ese cadáver y hazla
clavar a un poste. En cuanto al cuerpo, entiérrale
al lado de'
1
, de Ben-Abas Es preciso que mis dos
enemigos descansen uno junto a otro hasta el día
del juicio.. . Y ahora te toca a ti . ¡Acércate, sol
dado "
El berberisco, a quien se dirigían estas palabra?.,
presa de indecible angustia , temblaba de pies a
cabeza. Cayendo de rodil las procuró excusarse lo
mejor que pudo y suplicó al príncipe h pe rdonase
la vida. "¡M iserable — dijo Ba dis— ¿ H a s perd ido
por completo la vergüenza? El doctor, en quien
hubiera sido excusable un poco de miedo, ha su
frido la muerte con un valor heroico; como acabas
de ver, no se ha dignado dirigirme una sola pala-
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
52/285
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
53/285
53
estas dos cortes. En la de Granada no había más
que berberiscos u hombres que, como el judío
Samuel, obraban constantemente en interés de los
bereberes, reinando, por lo tanto, allí una osten
sible unidad de miras y de planes. En la corte
de M álaga, po r el con trario , hab ía tamb ién esla
vos, y, por consiguiente, más o menos pronto,
tenían que surgir los recelos, los odios y las ri
validades que habían contribuido a derribar a los
omeyas.
El califa Idris I, enfermo ya cuando envió sus
tropas contra los sevillanos, exhaló el último sus
piro dos días después de recibir la cabeza de Is
mael, muerto en la batal la de Ecija . Inmediata
mente se empeñó la lucha entre Aben-Bacana, el
ministro beréber, y Nacha, el ministro eslavo. El
primero quería entronizar a Yahya, el hi jo ma
yor de Idris, plenamente convencido de que en
este caso el poder le pertenecería. El eslavo se
opuso, y. como primer ministro de las posesiones
africanas, proclamó allí califa a Hasan aben-
Yahya, primo hermano del otro pretendiente, y
preparó todo para cruzar el estrecho con él . De
carácter menos firme y menos audaz, el ministro
beréber se dejó int imidar por la acti tud amena
zadora del eslavo. No sabiendo aué resolución
adoptar , tan pronto quería pers is t i r en su proyec
to como renunciar a él, descuidando en su indeci
sión el tomar las medidas necesarias. De repente
vio
fondear la armada afr icana en e l puerto de
Málaga. Huyó a toda prisa y se ret iró a Coma-
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
54/285
54
res con su pretendiente. Hasan, dueño de la capi
t a l , le mandó a decir que le perdonaba y que le
permitía volver. El berberisco se fió de su pala
bra, pero le decapitaron. Se había cumplido la
predicción que el judío Samuel creyó escuchar en
sueños.
Al poco tiempo, el competidor de Hasan rué
muerto también. Acaso Nacha fué el único cul
pable de este crimen, como insinúan algunos his
toriadores; pero Hasan tuvo que sufrir el cast igo,
y fué envenenado por su mujer, hermana del des
dichado Yahya.
En tonc es Nach a creyó poder presc ind ir de un
testaferro. Quería poseer no sólo la autoridad,
sino también el t í tulo de soberano, y, dando muer
te al hijo de Hasan, que era todavía muy niño, y
encarcelando a su hermano Idris , se presentó
atrevidamente como soberano a los berberiscos c
intentó ganarlos con las más bri l lantes promesas.
Aunque profundamente indignados de su increíble
audacia, de su ambición sacrilega—porque sen
tían una veneración casi supersticiosa por los des
cendientes del Profeta—, los berberiscos creye
ron, s in embargo, que debían esperar un momen
to más favorable para cast igarle. Respondiéronle,
por lo tanto, que le obedecerían y le prestarían
ju ramen to .
Entonces Nacha anunció su propósi to de ir s
arrebatar Algeciras al hamudi ta Mohámed, que
reinaba al l í . Sal ió a campaña; pero, desde los
primeros encuentros con el enemigo, advirtió el
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
55/285
55
eslavo que los berberiscos se batían apáticamen
te y que no podía contar con ellos. Creyó pru
dente, por lo tanto, ordenar la ret i rada. Había
concebido el proyecto de desterrar a los berebe
res más sospechosos en cuanto l legase a la ca
pital , atraerse a los demás a fuerza de dinero y
rodearse del mayor número posible de eslavos.
Pero sus más encarnizados enemigos supieron o
adivinaron su plan, y al pasar el ejército por un
estrecho desfiladero, cayeron sobre el usurpador
y le m ataron — 5 de febrero de 104 3— (1).
Mientras reinaba la mayor confusión entre las
tropas—porque los bereberes lanzaban gri tos de
aJegría y los eslavos huían por temor a compar
tir la suerte de su jefe—, dos de los asesinos co
rr ieron a r ienda suel ta hacia Málaga, y al l legar
a la ciudad: "¡B uen a no t icia, buena not icia — ex
clamaron— . ¡El us urp ad or h a m ue rto " De spués,
precipi tándose sobre ol lugarteniente de Nacha, lo
asesinaron, sacaron de la prisión a Idris, el her
mano de Hasan, y fué proclamado califa.
Desde enton ces el pap el desem peñ ado po r los
eslavos concluyó en Málaga; pero Ja t ranquil idad,
momentáneamente res tablecida, no fué de larga
duración.
Ciertamente que Idris II no tenía un espír i tu
superior; pero era bueno, cari tat ivo y se ocupa
ba casi exclusivamente en prodigar beneficios. Por
( )
E s t a
f e c h a s e e n c u e n t r a e n A b e n - B a s a n , t . I ,
folio
221 v.
-
8/18/2019 Dozy, Reinhart - Historia de Los Musulmanes de España Hasta La Conquista de Los Almorávides IV
56/285
56
él no hubiese habido ningún desgraciado. Liamó
a los desterrados de todos Jos part idos y les de
volvió sus bienes; jamás dio oídos a un delator,
y hacía dis t r ibuir diar iamuvte quinientos ducados
a. los po bre s. Su sim pa tía hacia los h om bres del
pueblo—con los cuales le gustaba depart i r—con
trastaba s ingularmente con e l fausto, la ostenta
ción y la escrupulosa et iqueta de su corte. Por
su calidad de descendientes del yerno del Profe
ta, ios hamuditas eran-, a los ojos de sus subditos,
casi semidioses . Para mantener una i lusión tan
favorable a su autoridad, se presentaban raras ve
ces en público y se rodeaban en una especie de*
misterio. El mismo Idris, a pesar de la sencil lez
de sus gustos, se atuvo al ceremonial establecido
por sus predecesores: una cort ina le ocultaba a
ías m irad as de los que le hab laban ; p ero como e ra
la bondad en persona, a menudo olvidaba su pa
pel .
Un día, por ejemplo, un poeta de Lisboa le
recitó una oda en loor de su caridad y glorificando
su noble origen. "Mientras ios demás morta les
han sido he