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DOCUMENTO: BIOGRAFIA DE SANTA LUISA DE MARILLAC
Luis de Marillac, co-seor de Ferrires en Brie y despus de Farinvilliers, pas su juventud en el
ejrcito se le encomendaron varias misiones y las cumpli con habilidad. Se despos en primeras
nupcias, en 1584, con Mara de Rozire la cual muri en 1588 o 1589, sin haber tenido hijos.
Luisa naci en Pars el 12 de agosto de 1591, su padre Luis de Marillac (1556-1604) seor de
Ferrires-in-Brie i de Villiers-Adam. Luisa no conoci a su madre. Desde su nacimiento, el padre
toma la precaucin de constituirle una renta y le adjudica un campo en el dominio de Ferrires. Su
padre muri cuando ella tena quince aos.
Parece que en octubre de 1591 su padre la llevo como pensionista al monasterio real de Poissy,
donde estaba una ta religiosa dominica, esta prctica era frecuente en esa poca pues eran los
nicos colegios femeninos donde podan recibir enseanza. Luisa estuvo en el monasterio de 11 a
13 aos, all recibi una educacin excelente, completa y adelantada.
No se sabe si fue a la muerte de su padre o fue su propio padre el que hizo que dejara el convento
de Poissy y llevada a un pensionado que regentaba una mujer piadosa, era un pensionado para
jvenes de condicin media, esta seora las preparaba para llevar con habilidad una familia y la
parte domstica de una hacienda o negocio. Aqu, debi de estar hasta los 21 aos, unos meses
antes de casarse.
A la edad de 15 o 16 aos empez a hacer oracin y naci en ella el deseo de ser capuchina. Pero
hay un hecho que la dejo impresionada, era el 23 de julio de 1606, ese da las capuchinas se
trasladan, en procesin, al nuevo convento, toda la ciudad qued sobrecogida de emocin y todo el
mundo hablaba de la impresin que haba causado la ceremonia y Luisa suea con entregarse a
Dios. Fue en 1612, a la edad de 20 aos, cuando se present al Padre Champigny, provincial de los
capuchinos, y le pidi entrar en el convento de las capuchinas pero la rechaza porque crey que ella
no podra soportar las austeridades, a causa de la debilidad de su constitucin, y le dijo que crea
que Dios tena algn otro designio sobre ella.
Unos meses despus, sus familiares pactan matrimonio con Antonio Le Gras, secretario de rdenes
de la reina Mara de Mdicis. De Antonio se dice que era de salud poco slida y de carcter irritable.
Sor Brbara Bailly escribi: Fue contra su voluntad y solamente por obedecer a sus parientes por lo
que se cas. El 5 de febrero de 1613 contrajo matrimonio, da la sensacin de ser un matrimonio de
alianza poltica. En octubre, naci su hijo nico, Miguel Antonio. A los pocos aos Antonio Le Gras
cay enfermo y todo se hundi, durante cuatro aos Luisa cuidar de su esposo y de su hijo, era una
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pesada cruz para Luisa. La angustia y el temor se apoderan de ella, al igual que el sufrimiento,
humanamente inevitable. Luisa pide para ella y para su marido permiso para leer la Biblia en
francs, lee el Tratado del amor de Dios, de Francisco de Sales. Ayudada por sus directores, empez
un proceso de oracin al estilo de la mstica abstracta. El P. Camus fue de gran ayuda a Luisa
durante la enfermedad de su esposo, la dirigi de 1619 a 1625 a partir de este momento es Vicente
de Pal quien asume su direccin espiritual.
La oracin la puso en contacto con Dios y Dios la llev a superar el sufrimiento en la enfermedad de
su marido. Era la noche pasiva de la que hablan los msticos. Este Dios, al estilo de San Juan de la
Cruz, entre claridad y oscuridad, la purificar hasta junio de 1623 y, de una manera ms suave,
hasta diciembre de 1625, terminando con la muerte de su marido.
La noche mstica avanz hasta llegar a su explosin en los meses de mayo-junio de 1623, se siente
abandonada de Dios, llega a dudar de s misma, de la inmortalidad del alma y por ende de la
existencia de Dios. Dios se sirvi de la enfermedad de su esposo que infundi en su espritu herido
un complejo de culpabilidad:
En el ao 1623, el da de Santa Mnica, Dios me hizo la gracia de hacer voto de viudez, si Dios se
llevaba a mi marido.
El da de la Ascensin siguiente, ca en un gran abatimiento de espritu por la duda que tena de si
deba dejar a mi esposo como lo deseaba insistentemente, para reparar mi primer voto y tener ms
libertada para servir a mi prjimo.
Dudaba tambin si el apego que tena a mi director no me impedira tomar otro, ya que se haba
ausentado por mucho tiempo y tema estar obligada a ello. Y tena tambin gran dolor con la duda
de la inmortalidad del alma. Lo que hizo estar desde la Ascensin a Pentecosts en una afliccin
increble.
El da de Pentecosts, oyendo la Misa o haciendo oracin en la Iglesia, en un instante, mi espritu
qued iluminado acerca de sus dudas. Y se me advirti que deba permanecer con mi marido, y que
llegara un tiempo en que estara en situacin de hacer voto de pobreza, de castidad y de
obediencia, y que estara en una pequea comunidad en que algunas haran lo mismo. Entend
entonces estar en un lugar para el servicio al prjimo, pero no poda comprender cmo podra ser,
porque deba haber idas y venidas.
Se me advirti tambin que deba permanecer en paz en cuanto a mi director, y que Dios me dara
otro, que me hizo ver, segn me parece, y yo sent repugnancia en aceptarlo; sin embargo, consent,
parecindome que no era todava cuando deba hacerse este cambio.
Mi tercera pena me fue quitada con la seguridad que sent en mi espritu de que era Dios quien me
enseaba todo lo que antecede, y que, existiendo Dios, no deba dudar de los dems.
Siempre he credo haber recibido esta gracia del Bienaventurado Monseor de Ginebra (San
Francisco de Sales), por haber deseado mucho, antes de su muerte, comunicarle esta afliccin y por
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haber sentido despus gran devocin y recibido por este medio muchas gracias; y en aquel entonces,
tuve algn motivo para creerlo, del que ahora no me acuerdo.
Era la venida del Espritu Santo. Luisa qued llena y guard un recuerdo que formaba parte de su yo
profundo, as como una gran devocin a esa semana que va de la Ascensin a Pentecosts, junto
con la devocin al Espritu Divino. A partir de este momento se dedic a cuidar a su marido,
aquejado de grandes sufrimientos. Tuvo el consuelo de ver como acepta la enfermedad con
serenidad.
La enfermedad y la mala administracin de su marido han arruinado casi al matrimonio. Antonio
muri el 21 de diciembre de 1625, Luisa sinti profundamente esa prdida. Desde la muerte de
Antonio, Luisa vivi una nueva poca. Ignoraba su futuro, pero, se saba en manos de Dios.
Vicente de Pal, probablemente presentado por el mismo Camus es el nuevo director espiritual de
Luisa, el que la providencia le haba hecho entrever en la visin de San Nicols de los Campos. Luisa
no se senta atrada por aquel sacerdote fro y toco, en apariencia. Por su parte Vicente tema atarse
las manos pero la dedicacin fue total, incansable, este encuentro tiene una repercusin
incalculable, ya que determin una revolucin en el ejercicio de la caridad.
Luisa est impaciente y querra emprender algo, no sabe qu. Su director la retiene, la modera, la
calma. Es su estilo: espera y mira Que empiece por trabajar sobre s misma, que refrene sus
impaciencias, que se de cuenta de sus errores y de las causas que los producen; que viva su vida de
viuda con sencillez, puesto que inmediatamente despus de la muerte de su marido renov su voto
de viudez.
Las ocupaciones de la viuda son las de una seora de buena sociedad que se retrae del mundo para
vivir vida devota. Se ocupa de su casa, recibe y hace algunas visitas, ora y medita, y se distrae,
segn sus gustos y aptitudes, en pintar acuarelas de tema piadoso. Probablemente es de esta poca
de la que datan sus cuadros, el ms conocido de los cuales es El Seor de la Caridad, representa a
Cristo, el Seor de la Caridad, el que ama a los hombres y les manda que se amen y socorran la
miseria. Cose y teje para los pobres, y Vicente utiliza sus buenos servicios. Luisa se encierra en un
reglamento de vida con una multiplicidad de prcticas que no dejan el ms mnimo espacio para la
libertad ni la espontaneidad espiritual. Desde las cuatro de la maana hasta las ocho de la tarde,
cada hora, cada cuarto de hora son como un casillero en el que se encierra una oracin, una
meditacin, una prctica, gestos o actitudes distintos, segn el da de la semana. En esa cuadrcula
ha habido que insertar los ejercicios privativos de cada una de las nueve o diez cofradas en las que
se ha inscrito. Vicente de Pal no va a contradecirla de frente, va a contentarse con bromear,
suavemente, acerca de aquella avidez espiritual, y con pedirle que no se enrede con tantas reglas y
prcticas, ni se haga escrpulo de faltar a ellas.
Vicente espera a que se presenten las circunstancias, que son los signos de la voluntad de Dios. Y las
circunstancias llegan. Luisa de Marillac observa el giro que va tomando la misin organizada por
Vicente, encauzada siempre al alivio de los pobres en las Caridades. A ese servicio de los pobres
quiere dedicar su vida. As lo resuelve y as se lo dice a su director.
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Si, por fin, querida seorita, lo acepto de buen grado, y por qu no, si es Nuestro Seor quien le ha
inspirado ese sentimiento. Comulgue usted, pues, maana y preprese a la saludable revisin que se
propone hacer. Despus de ello empezar los santos ejercicios, como me insina. No le podra
expresar cunto desea mi corazn comunicarse con el suyo, para saber cmo surgi todo en l, pero
prefiero mortificarme, por amor de Dios, a fin de que pueda usted estar ocupada slo en El.
Las Caridades haban proliferado, bajo los pasos de Vicente, en las aldeas y en los alrededores de
Paris. Al principio, el entusiasmo de la acogida fue grande. Despus, fue decayendo en algunos
sitios. Cada Caridad quera tener sus propios mtodos, y la excesiva diversidad amenazaba con
arruinar el espritu de la fundacin. Se impona visitar las Caridades, proceder a una encuesta
concreta, reformar, corregir. Las Caridades existan, pero era preciso organizar la caridad.
Vaya usted, pues en Nombre de Dios. Tal fue el mandato conferido a Luisa. Emprendi su primer
viaje en mayo de 1629.
Era una extraa aventura para una mujer del mundo. Acompaada por una amiga, o por una criada,
parta, a sus expensas, en la diligencia pblica, dispuesta a afrontar las incertidumbres y accidentes
del camino, se alojaba en las posadas, como los dems viajeros; pero ella se diriga ms all que la
mayora de stos, puesto que iba a las aldeas a las que no llegaban los caminos principales. Si la
diligencia no segua, por no permitrselo el mal terreno, Luisa continuaba a caballo. Su equipaje
personal es modesto, pero su cesto va repleto de ropa blanca, de trajes, de remedios y golosinas.
Quiere poder aliviar a los enfermos con una camisa limpia, y proporcionarles la alegra que supone,
para quien no tiene nada, una sorpresa, un pequeo capricho. Llegaba a las aldeas, se instala en la
hospedera, pregunta por los miembros de la Caridad, las rene en casa de una de las seoras y se
entera por ellas de cmo marchan las cosas. En este campo es en donde pondra ejercitar
ampliamente sus aptitudes naturales, perfeccionadas por su estancia en casa de la seorita pobre
y por sus posteriores obligaciones. Una vez terminada la encuesta, deja sus orientaciones; rene a
las muchachas y mujeres para exhortarlas a la piedad y a la caridad. Se preocupa por averiguar si
existe en el lugar una persona capaz de ensear a leer a los nios, y si no hay, procura que alguien
se ponga en condiciones de hacerlo.
De esta forma es como visita, en el espacio de cuatro aos, llegado el buen tiempo, y a veces
tambin durante el invierno, las Caridades de los alrededores de Pars, como Montmirail, Asnires,
Saint-Cloud; despus, se dirige a la regin de Champaa, a la de Borgoa. Endereza lo que va mal,
apacigua, comunica nuevo entusiasmo. Los informes que recoge son de utilidad para el Seor
Vicente. En estos cuatro aos se ha operado en ella una gran transformacin. Su espritu se ha
iluminado y simplificado; ahora ve las cosas con objetividad. Siempre guiada por su director, ahora
tiene la costumbre de decidir por s misma. Las relaciones de su alma con Dios no se ven ya
entorpecidas por los escrpulos y el miedo. En una palabra, esos cuatro aos la han curado pro
medio de la accin.