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INTRODUCCIN A LA SEGUNDA EDICIN(MAYO DE2002)Este material, que fue editado por pri-
mera vez en Mayo de 1988, tena como
objetivo, junto a otros materiales, el dar
sustento terico a nuestra prctica y a la
polmica con la izquierda tradicional enel marco del intento de construccin de
un Frente de Liberacin Nacional
(FRAL y FREPU). Esa experiencia fra-
cas por causas que fueron extensa-
mente analizadas en nuestros docu-
mentos. Pero la principal fue y es, la
incomprensin que la izquierda
argentina tiene de la Identidad
Peronista.
Esta incomprensin se les torna un pro-blema insalvable, porque el pueblo es
abrumadoramente Peronista, y sin el
pueblo los procesos de cambio son,
simplemente, charlas de caf.
Hoy a 14 aos de esa primera edicin,
prologada por el hermano Osvaldo
Olmedo, y a 30 aos de que Carlos
Olmedo la escribiese, la respuesta al
PRT-ERP tiene total y absoluta vigen-
cia, no slo por los temas que aborda
de los cuales surgen problemas an noresueltos, sino porque la izquierda y el
"progresismo"han desatado una cam-
paa feroz con el objetivo de "despero-
nizar al Pueblo", vieja consigna gorila y
reaccionaria, que encubre su impoten-
cia para llegar a lo sectores populares.
Para hacerlo ocultan la diferencia que
existe entre el Partido Justicialista y la
Identidad Peronista, pretendiendo igno-
rar que el PJ fue, y es, una mera herra-mienta electoral. No fue con el PJ que
enfrentamos a la revolucin libertadora
en el 55 (que la mayora de ellos apo-
yaron) ni fue con el PJ que luchamos los
18 aos de resistencia hasta el 73 que
nos cost miles de asesinados, desapa-
recidos y encarcelados. Estos hechos,
que hoy pretenden escamotear apro-
pindose de banderas por las cuales no
lucharon, indican a las claras que fuede las entraas mismas del Peronismo
desde donde se gest la respuesta a las
dictaduras del 55 y el
76. Fuimos los
Peronistas, en abru-
madora mayora, los
que pusimos la lucha,la sangre y los cados
que hoy ellos reivindi-
can impdicamente.
Mientras la mayora
de la "izquierda" se debata entre el
apoyo a Isabel y la "AAA" "para preser-
var la institucionalidad" y el apoyo a
Videla porque de lo contrario se vena
"el golpe pinochetista", a los Peronistas
nos volaban un local por da y nos ase-sinaban centenares de compaeros.
Mientras la llamada "izquierda"debata
acerca del "sexo de los ngeles"en los
bares de moda de la calle Corrientes,
los Peronistas caamos combatiendo o
en las crceles y campos de concentra-
cin, "chupados" por los militares geno-
cidas que ellos toleraban.
Por eso ya es hora de que terminemos
con las tonteras infantiles y llamemos a
las cosas por su nombre; los cambiosno se producen recitando de memoria a
Marx, Lenin, Engels o Rosa de
Luxemburgo, tampoco hablando de
"dialctica", o de "clase en s" o "para
s", los cambios se hacen con la revo-
lucin.
Tener claro conceptos tericos que, por
otra parte, se pueden leer en cualquier
libro, no es suficiente para lograr la con-
duccin de nuestro pueblo y tampocootorga representatividad.
Recitar los clsicos del marxismo para
atacar la identidad mayoritaria de nues-
tro pueblo no significa "claridad terica"
es una manifestacin de oportunismo
intelectual. Carlos Olmedo tena claro
esto y por eso su trabajo tiene hoy
absoluta vigencia.
Peronismo 26 de Julio
Mesa Nacional - Junio del 2002
Osvaldo Olmedo
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La vigencia del trabajo del compaero
Carlos Olmedo tiene para nosotros,
militantes de la corriente histrica delPeronismo Revolucionario, dos lectu-
ras contradictorias. Una de ellas, supo-
ne una seal de alerta, un preocupante
llamado de atencin; todava hoy, des-
pus de 17 aos, la polmica que le da
origen no est saldada. Y lo grave es
que, no slo la izquierda no ha avanza-
do suficientemente
en la comprensin
de lo que supone el
Peronismo comoidentidad poltica de la
clase trabajadora y el
pueblo, sino que, sec-
tores importantes de
la militancia peronista,
se encuentran des-
orientados, ganados
por concepciones
reformistas, aprensi-
vos hacia todo lo quesuponga organiza-
cin, espantados por
todo lo que huela a
revolucin. Aqu est
presente,desde luego
el tema de la derrota.
La otra lectura alta-
mente positiva, es
que pone en evi-
dencia una vez ms, el aporte funda-mental que desde el Peronismo se ha
hecho al desarrollo del proceso revolu-
cionario en Argentina. Este aporte tiene
como componente esencial, las luchas
que el pueblo peronista ha protagoniza-
do en las ltimas dcadas, que no se
agota en el espontanesmo de las
masas. Desde sus orgenes, el peronis-
mo cont con intelectuales y cuadros
polticos que supieron dar la lucha tam-
bin en el campo de las ideas. Arturo
Jauretche, Scalabrini Ortiz, Hernandez
Arregui, John William Cooke, Quique
Pecoraro, Roberto Carri, Rodolfo Walsh y
otros, han contribudo de modo decisivoa la desmitificacin de la "Historia ofi-
cial", nos han mostrado con claridad
que la opcin por el peronismo se
entronca profundamente en la lucha
entre dos polos: uno, cuya esencia es la
identidad nacional, y otro, cuya esencia
es una identidad
colonizada.
Programas como
La Falda, eviden-
cian la existencia dedirigentes polticos y
sindicales que ten-
an clara la necesi-
dad de vincular las
luchas del movi-
miento obrero con
un programa polti-
co de liberacin
nacional y social.
No pretendemosaqu hacer un lis-
tado exhaustivo
de los aportes del
peronismo al pro-
ceso revoluciona-
rio, pero no pode-
mos dejar de men-
cionar uno que es
fundamental: el
realizado por cientos de compaerosque sin ser "famosos" (simplemente
porque el pueblo no est en el poder),
han enriquecido la teora revolucionaria
en Argentina a partir de la sntesis de la
prctica de las organizaciones revolu-
cionarias a las que ellos pertenecieron
(sntesis plasmada en documentos,
algunos de los cuales hoy vendra muy
bien releer y discutir). Y as como es
mucho lo que tenemos que aprender de
los errores cometidos por esas organi-
zaciones revolucionarias, tambin es
Prologo a la 1 edicin realizado por OsvaldoOlmedo en 1987
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mucho lo que debe-
mos aprender de
ellas por haber
acertado por lo
menos en una
cuestin esencial:
instalar el problemadel poder (el pro-
blema de desarro-
llar una poltica y
una organizacin
para la toma del poder) en el centro de
sus objetivos. Es decir, la prctica de
estas organizaciones revolucionarias
(an con los errores que determinaron
la derrota), estaba guiada por una estra-
tegia de poder. Y se aprende muchoms de los errores de los revoluciona-
rios que de la inocua lucidez de los
reformistas.
Desde la fecha en que Olmedo realiza
este trabajo (mediados de 1971) hasta
hoy, se han producido hechos trascen-
dentes en la historia Argentina. La ofen-
siva del campo popular, que ya empe-
zaba a tomar forma en ese entonces, se
manifiesta con fuerza creciente en losaos subsiguientes. Al calor de esa
ofensiva de masas, acompandola e
impulsndola, diversas organizaciones
revolucionarias llegaron a alcanzar un
desarrollo que las llev a cumplir un rol
significativo en el curso de los aconteci-
mientos. La dictadura de Lanusse es
obligada a conceder elecciones sin
proscripciones el 25 de mayo del `73 se
llega al momento culminante de este
movimiento de ofensiva con la instala-cin en la Casa Rosada de un gobierno
autnticamente representativo de los
intereses y expectativas populares. Y
aqu se produce un punto de inflexin.
Se pone en evidencia, con toda drama-
ticidad esa caracterstica del peronismo
de la que haba hablado Cooke aos
antes: su fuerza se manifiesta en la
resistencia al rgimen, su debilidad a
la hora de suplantarlo.El desplazamiento del compaero
Campora del gobierno, los hechos de
Ezeiza, la ausencia
de una respuesta
eficaz ante el avasa-
llante copamiento
de las estructuras
del gobierno, y el
Movimiento por partede los sectores ms
reaccionarios del
peronismo, manifiesta
el agotamiento de la
ofensiva popular y el lanzamiento de la
contraofensiva enemiga. Luego de la
muerte de Peron, los acontecimientos
se precipitan. El isabelismo, con todas
sus variantes, no es ms que una trgi-
ca fanto-chada destinada a entregar elMovimiento y el pas en manos de sus
"sucesores naturales" los depredadores
del "Proceso de Reorganizacin
Nacional". En que medida esta "reorga-
nizacin" se produjo, es mas o menos
conocido por todos: 30.000 desapareci-
dos, mas de 30000 obreros fabriles des-
pedidos, la industria desmantelada la
deuda externa incrementada de 8279
millones de dlares en 1976 a 46.005millones de dlares en 1983, el "affaire
Malvinas", etc, etc.
Luego, como consecuencia de lo ante-
rior, sobrevino la democracia controlada
la democracia Alfonsinista que estamos
padeciendo. Pero no es objetivo de este
prlogo analizar este complejo perodo
histrico que hemos reseado (remiti-
mos para ello a las "Reflexiones crticas
y autocrticas de la experiencia revolu-
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Roberto Carri Rodolfo Walsh
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cionaria en Argentina"
del MP26, material en el
cual se desarrolla en
profundidad nuestra visin
sobre algunos temas
centrales de esa etapa).
Queremos simplementellamar la atencin sobre
un aspecto; el compa-
ero Olmedo mencio-
na, en las conclusiones
de su trabajo, una
caracterstica de la mili-
tancia por entonces:
una indiferencia genera-
lizada por todo lo que
sea teora..., una tendencia a "jugarse ala intuitiva"..., una evidente pobreza en
su capacidad terica. Plantea como pre-
visible, que el desarrollo del movimiento
revolucionario traer aparejado un des-
arrollo terico en consonancia, si se lo
sabe impulsar y alentar. Tengamos en
cuenta que sto fue escrito cuando las
organizaciones revolucionarias estaban
an en un grado de desarrollo incipien-
te y cuando su poder de convocatoriaera practicamente inexistente. El movi-
miento revolucionario se desarroll de
acuerdo a lo previsto. Lo que no se
poda preveer en ese momento es que
luego se producira una involucin tan
profunda en el conjunto de las organiza-
ciones del campo popular, producto del
accionar del enemigo y tambin en
parte de no haber sabido, "impulsar y
alentar" el desarrollo terico necesario.
Hoy, cuando las secuelas de la derrotatodava nos marcan a fuego, cuando
nos planteamos recuperar el espritu de
los '70, cuando pretendernos aportar al
desarrollo de un proyecto revoluciona-
rio; no podemos dejar de tener en cuen-
ta este factor como uno de los determi-
nantes de los errores polticos, de las
desviaciones ideolgicas y organizati-
vas en que incurrieron las organizacio-
nes que jugaron un rol protagnico enesta etapa.
Por supuesto, sera simplista plantear
que si los militantes hubieran ledo maslibros, la historia hubiera sido diferente.
El problema es ms complejo. Se trata
de resolver cmo el movimiento revolu-
cionario se apropia de las herramientas
tericas que le permitan "pensar" con
originalidad su problemtica, descubrir
los atajos que le permitan alcanzar sus
objetivos ms rpidamente y con
menos costos, reflexionar colectiva-
mente sobre su realidad, para de ese
modo, sacar la sntesis conceptual que,
integrndose a lo ya realizado, ir enri-
queciendo la teora y permitir encarar
las sucesivas etapas con mayor lucidez.
Desde esta perspectiva, el problema no
es ya la actitud individual frente al estu-
dio (aunque a este asunto tampoco deba-
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mos esquivarle el bulto), sino que se
trata de comprometer a los militantes a
pensar su propia prctica, a descubrir la
necesidad de contar con las herramien-
tas tericas que le permitan hacerlo con
eficacia; se trata de generar formas
organizativas, mtodos de trabajo
donde la evaluacin durante y al final
de los planes de trabajo, la discusin
de los objetivos, la crtica y la auto-
crtica sean elementos permanentes
que comprometan a los compaeros en
la elaboracin de la lnea en general y
en la reelaboracin de la misma paraimplementarla en la realidad concreta
en la que deban trabajar.
Antes de terminar, quiero hacer dos bre-
ves aclaraciones.
Lo que es recuperado por compaeros
de las FAR con posterioridad a la cada
de Olmedo (que se produce el
3/11/71), es un borrador con la respues-
ta a los compaeros del ERP, en la que
haba estado trabajando meses antes.Este borrador, que no haba
tomado estado pblico en vida
del compaero presentaba algu-
nos defectos de redaccin poco
significativos, seguramente
motivados en la falta de oportu-
nidad para realizar un "pulido
final".
En relacin a que, en el trabajo
se haga referencia exclusiva alMaterialismo histrico y no al
Materialismo Dialctico, al defi-
nir qu es el Marxismo, es una
incgnita que el compaero Olmedo se
ha llevado consigo. Me consta que
su visin del Marxismo era integral,
es decir, que abarcaba tambin el
componente filosfico. Es probable
que esta cuestin tambin debaser achacada al hecho de que el
material nunca haya pasado la
etapa de "borrador". Por otra parte
entendemos que el contenido de la
polmica se encuadra perfecta-
mente dentro del campo del
Materialismo Histrico, lo que hace
que esta ausencia en la definicin no
sea significativa.
Carlos Olmedo, ms all de lo muchoque nos aporta en este trabajo (donde
se desarrollan con gran rigurosidad
temas esenciales como por ejemplo:
Qu es una identidad poltica?, Qu
es un movimiento poltico?, Qu es
una teora cientfica?, Cmo debe ser
entendida la relacin entre peronismo v
marxismo?, Qu debe ser una van-
guardia revolucionaria?, A partir de
qu debe elaborarse una estrategiapara la toma del poder?, Qu relacin
debieran guardar en ella los factores
nacionales y los internacionales?, etc,
etc.), nos dej, como tantos otros com-
paeros una enseanza fundamental
en el ejemplo que significa su propia
prctica, la del militante capaz de llevar
a gran altura la coherencia necesaria
entre el pensamiento y la accin.
Osvaldo Olmedo
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Hoy, a ms de 42 aos de su surgi-
miento, habiendo soportado dos golpes
de estado, mas de 25 aos de resis-
tencia al imperialismo, con mas ca-
dos en las luchas por la liberacin
que ninguna otra fuerza poltica del
pas y con 6.500.000 votos que avalan
su vigencia histrica, el PERONISMO
enfrenta el intento ms serio de "alvea-rizacin" desde su nacimiento.
La empresa de integrarlo, como un sim-
ple partido liberal, al juego del bipartidis-
mo para administrar la depedencia,
encuentra en los dirigentes de la reno-
doxia, en cualquiera de sus variantes,
gerentes dispuestos a llevarla a cabo; y
en los tecncratas e intelectuales que
los asisten (para los cuales la revolu-
cin no es ms que un "acn juvenil"),
los hacedores de las funda-
mentaciones tericas e ide-
olgicas de la misma.
Debemos reconocer que no
les falta audacia, pues la
tarea que se proponen no
es sencilla. Para producir el
vaciamiento de la esencia
antimperialista del pero-
nismo, para esterilizar los
contenidos nacionales,
populares y revoluciona-rios de sus smbolos, de
sus tres banderas, de su
historia, tendran que pro-
ducir una profunda involucin en la con-
ciencia nacional, en la identidad pol-
tica de las masas. Pero no nos enga-
emos sepamos distinguir entre lo difcil
y lo imposible. La derrota, la claudica-
cin de la dirigencia burocrtica (poltica
y sindical), la traicin de alguna dirigen-cia supuestamente revolucionaria, han
creado el caldo de cultivo adecuado
para que la involucin se haga realidad,
han producido una crisis profunda en la
identidad popular. Se intenta reducir el
peronismo a la categora de "sentimien-
to", para que las nuevas generaciones
crean que todo se reduce al "bombo y la
marchita", al "pan dulce y la sidra", ocul-
tndoles que es la identidad polticaque supone el ms alto nivel de con-
ciencia alcanzado por la clase traba-
jadora argentina, que le permiti vivir
el perodo de ms justa distribucin
social de la riqueza, y que la hizo pro-
tagonista, desde la proscripcin,
desde la resistencia, desde las ms
diversas formas de lucha que impidie-
ron la consolidacin de rgimen neoco-
lonial de dependencia.
Una tarea impostergable que debemosencarar para obstaculizar este intento
INTRODUCCIN A LA 1 EDICINREALIZADA EN1987
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de enmascaramiento del peronismo
como partido liberal, es la de reconstruir
la memoria histrica del Peronismo
Revolucionario, su mstica, sus luchas,
sus banderas, su confianza en el triun-
fo. Debemos recuperar el espritu de los
'70, cuando no discutamos acercade cmo administrar la dependencia
sino de cmo hacer la revolucin;
donde la poltica no se reduca al
posibilismo sino que giraba en torno
a como construir la organizacin
popular para la toma del poder donde
no se aceptaba la alternancia para
garantizar la estabilidad del sistema,
sino que se denunciaba el participa-
cionismo y el colaboracionismo comotraidores al peronismo, como formas
de negociar la dependencia. Una
poca en la cual nuestra "relacin" con
el imperialismo era para enfrentarlo y no
para discutir con sus representantes el
rol que le corresponde al peronismo en
la democracia controlada que quieren
para la Argentina.
As como afirmamos que no va a ser
fcil convertir al peronismo en un parti-do liberal, tambin debemos reconocer
que, recuperar la memoria histrica,
levantar las banderas y seguir la
lucha, no es tarea sencilla. El imperia-
lismo y sus mercenarios nativos nos
han golpeado duro, con la intencin de
que no nos levantramos ms. Si bien
es cierto que no tuvieron en cuenta que
la memoria popular es tambin con-
ciencia histrica a la que no se puede
borrar con represin; sin bien es cierto
que se puede matar revolucionarios
pero no a la revolucin; tambin es cier-to que los costos polticos y organizati-
vos, la dispersin y retroceso que el
campo popular experiment como con-
secuencia de la derrota, son enormes.
Al constituir el MP26, lo hicimos con-
vencidos de que desde una organiza-
cin de militantes que asumen y se
comprometen con las poten-
cialidades revolucionarias del
peronismo, se puede encararla tarea antes mencionada en
las mejores condiciones. Para
desarrollar nuestro proyecto
poltico, debemos formarnos
como cuadros capaces de
darle continuidad a esa gran
corriente de revolucionarios
peronistas que el reformismo
y la traicin pretenden sumer-
gir en el olvido. Debemos
hacer nuestro su pensamien-
to, debemos recoger la expe-
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riencia que nos han legado en lo organi-
zativo, en lo poltico, en lo metodolgico;
debemos apropiarnos de su prctica,
desarrollada y enriquecida, hasta llevarla
a la victoria.
Querernos acotar, para precisar nuestro
pensamiento, que as como paraaprender a nadar es necesario tirarse
al agua, para formarse como cuadro
revolucionario es necesario compro-
meterse en la construccin de un
proyecto poltico revolucionario.
Hemos recorrido ya, como MP26,un
pequeo tramo del largo camino.
Hemos enfrentado dificultades enor-
mes, con un nmero limitado de cua-
dros y sin medios econmicos suficien-tes. Debemos ser consientes, de que
nuestro crecimiento supone el incre-
mento cuantitativo y cualitativo de las
responsabilidades que deberemos
asumir y de la complejidad de las tareas
de las que deberemos hacernos cargo.
De ah surge con claridad la imperiosa
necesidad de prepararnos adecuada-
mente.
Para ello debemos contar con los instru-mentos adecuados. En lo poltico y
orgnico, nuestros documentos y circu-
lares nos brindan una base para fortale-
cer nuestra organizacin y realizar una
prctica transformadora de la realidad
externa, impulsando
nuestra propuesta
en los barrios, luga-
res de trabajo y
estudio, etc.
Sin embargo, el creci-miento tanto de nues-
tra propuesta en la
base social, como el
de nuestra organiza-
cin, no est acom-
paado de una for-
macin terica ade-
cuada por parte de
los cuadros que
deben conducirlo. Yaesta insuficiente for-
macin terica del
conjunto, debemos sumar el hecho de que
aproximadamente el 70% de nuestra
fuerza propia, est constituida por mili-
tantes sin experiencia anterior, es decir,
por compaeros que, por un problema
generacional, no han participado de la
etapa anterior y estn haciendo sus "pri-meras armas" polticas en el desarrollo
de la propuesta del MP26. Es por ello
indispensable definir e impulsar con
energa, una correcta poltica de forma-
cin de cuadros, para poder desarrollar
adecuadamente la fuerza propia. Este
es un problema que debemos resolver
rpidamente si queremos contener
nuestro crecimiento y vertebrar orgni-
camente el espacio poltico al quehemos hecho llegar nuestra propuesta.
Por medio de la prctica indirecta y la
socializacin de la experiencia, contri-
buiremos a llenar el vaco dejado por los
compaeros cados en la lucha.
Tambin nos ayudar a fortalecer la uni-
dad del espacio del peronismo revolu-
cionario impulsando el debate fraternal
en torno a las diversas propuestas pol-
tico organizativas que en l conviven, alrescate de nuestra verdadera historia, y
cules son los espacios en los que se
puede y debe acumular para no hipote-
car nuestra historia.
Asimismo, la recuperacin del pensa-
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miento terico desde el Peronismo ser
una herramienta imprescindible para
enfrentar al reformismo de "izquierda",
del cual todava debemos soportar,
salvo honrosas excepciones, disquisi-
ciones acadmicas acerca de si el pero-
nismo es "reformista"' o "burgus".
Nos permitir desenmascarar y enfre-
nar ese paternalismo irritante de quie-
nes se sienten "dueos de la verdad"
terica por el hecho de haberse definido
a si mismos como depositarios de la
"ortodoxia marxista".
Nos posibilitar luchar contra ese
esquematismo esterilizante que tanto
dao le ha hecho al proceso transfor-
mador en nuestro pas.
Estamos dispuestos a asumir autocrti-camente nuestros errores; tenemos
mucho que aprender pero tambin
muchsimo que ensear.
El trabajo del compaero Carlos
Olmedo, que publicamos en este mate-
rial, recoge las definiciones tericas
acerca del carcter de la revolucin
en la Argentina sus principales pro-
blemas y las soluciones que se pro-
ponen desde el peronismo revolucio-nario.
Contiene adems, el germen, la funda-
mentacin de una poltica de poder
basada en el Nacionalismo Popular
Revolucionario, al ubicar la importan-
cia de los factores nacionales en la
determinacin de sus aspectos tcticos
y estratgicos.
La profundidad y actualidad de lostemas abordados (valoracin de la
experiencia histrica de la clase obrera
argentina; la relacin entre lo nacional y
lo internacional, la incidencia de mbos
aspectos en la definicin del carcter de
la revolucin; relacin entre la teora y la
prctica; entre peronismo y marxismo;
entre el mtodo de anlisis y la identi-
dad poltica; etc. ), pone de manifiesto la
envergadura del pensamiento revolu-cionario peronista y demuestra con cre-
ces que no era producto germinado en
laboratorio, a cargo de mentes ilumina-
das, sino resultado lcido de la prctica
revolucionaria recogida como sntesis
terica, como gua para la accin.
A pesar de haberse escrito hace casi 20
aos, demuestra que el peronismo
revolucionario es parte fundamental e
indispensable para la conformacin deuna fuerza revolucionaria nuestro pas.
Asimismo, nos da herramientas para
luchar tanto contra los que, desde den-
tro del peronismo, pretenden aburgue-
sarlo, quitarle su potencialidad revolu-
cionaria, como tambin contra los que
auto erigindose en poseedores de la
verdad respecto de qu es y qu no es
ser revolucionario, plantean que la
tarea principal de todo revolucionario en
Argentina, es desperonizar la clase tra-bajadora.
Recuperar la histria, Levantar las
banderas y Seguir la lucha, no es una
tarea fcil, pero si lo logramos, habre-
mos impedido el intento mas serio del
imperialismo de incorporar el Peronismo
al sistema dependiente y significar que
los compaeros qu cayeron en la lucha,
no lo hicieron en vano.
Secretariado Nacional M.P.26
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Queridos compaeros: Hemos ledo
atentamente el reportaje en el cual uste-
des se definen ideolgicamente y fijansu posicin ante la actual coyuntura
poltica.
Consideramos un deber de revoluciona-
rios hacerles llegar estas crticas al
reportaje. Nos mueve una imperiosa
necesidad de seguir luchando por la
causa de la revolucin socialista y la
creacin del "Hombre Nuevo" en nues-
tra patria, y decir y buscar la verdad
salindole al cruce a toda manifestacindesviacionista y confusionista que
pueda lesionar los intereses de la clase
obrera y por lo tanto de la revolucin
socialista. Algo de todo esto encontra-
mos en el reportaje, el que no solamen-
te es confuso en muchos aspectos, sino
tambin en el lenguaje que utiliza.
En el reportaje en cuestin definen su
estrategia como expresando un nacio-
nalismo revolucionario que implicara lavaloracin positiva de la experiencia
peronista "que sera mucho ms difcil
saber como construir sin el aporte de
Marx y Lenin pero que no se construye
con el mero aporte de Marx y Lenin,
sino con el nuestro, con el de la expe-
riencia de nuestro pueblo...", etc. La pri-
mera crtica que corresponde es a la uti-
lizacin de trminos en una forma abs-
tracta, que impide la definicin categri-
ca ante problemas polticos centrales,como es hablar
de un nacionalis-
mo revoluciona-
rio, aclarar de
qu clase de
socialismo. Pues
esta manoseada
palabra sirve al
socialismo de
Egipto, al socia-lismo israel, y
tambin a
B a r r i e n t o s ,
Ovando y ahora
Torres en Bolivia, o,desde Pern,
Horacio Sueldo y
esa rara mixtura
que es "La Hora
de los Pueblos"
en la Argentina.
Quienes tam-
bin, unos ms
y otros menos
hablaron denacionalismo y
se titularon y se
titulan revolu-
cionarios. El marxismo ensea a los
comunistas a luchar tambin por sus
palabras y sus significados y es el voca-
bulario preciso uno de los objetivos de
esa lucha, pues una de las tareas fun-
damentales de la vanguardia de la clase
obrera es la de llevar claridad, rigorcientfico a las masas, ya que vigor
revolucionario les sobra. De ah que
una definicin categrica sobre el tipo
de socialismo por el cual se est
luchando sea de vital importancia. Y
esto es as porque no es que sea
mucho ms difcil tan slo saber como
construir el socialismo sin el aporte de
Marx y Lenin, sino que no se puede
construir el socialismo cientfico (enten-
diendo por tal, aqul que destruya elEstado burgus eliminando su base
fundamental, la propiedad privada, y
como consecuencia haga desaparecer
las clases sociales, mediante la dictadu-
ra del proletariado, planificando la pro-
duccin en base a la cooperacin socia-
lista, y formando paralelamente el hom-
bre nuevo que necesita esta sociedad),
pues como dice Engels en su libro
"Socialismo Utpico y SocialismoCientfico", el primero surge de la volun-
tad y las buenas intenciones de aqu-
Responde el Ejrcito Revolucionario del Pueblo. Trabajo realiza-do por un grupo de militantes del ERP, desde la Crcel deEncausados de Crdoba Abril-Mayo 1971.
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llos que se rebelan contra las
injusticias de la sociedad capi-
talista, pero no puede triunfar,
o lo que es lo mismo, terminar
con el Estado burgus, porque
carece de un anlisis cientfico
de la economa capitalista ysus manifestaciones en el
plano social, poltico, jurdico,
ideolgico, etc. Y cuando en el
mejor de los casos llegan a
conquistar el poder poltico se
quedan en la mitad del camino.
Ejemplos histricos sobran, el
caso de Bolivia, en donde las
milicias obreras destrozaron el ejrcito
burgus, pero como contaban con unadireccin policlasista burguesa, vieron
renacer el ejrcito de la burguesa y
vuelta a empezar. Tenemos tambin el
socialismo de Egipto, cuya reforma
agraria redistribuy entre los campesi-
nos el diez por ciento de la tierra cultiva-
ble, como lo sealara el Che Guevara
en el comentario del viaje a ese pas,
dejando intacto el Estado burgus.
Estn los casos contrarios, los pasesdonde se construye el socialismo con una
concepcin marxista leninista, como
China, Corea, Vietnam y Cuba, pudiendo
tambin incluirse los pases del Este de
Europa, que a pesar de sufrir las conse-
cuencias lgicas de toda revolucin
hecha desde arriba, y no como producto
de las luchas de las masas, produjeron
una reaccin
opositora de
i z q u i e r d a ,como en las
ltimas movili-
zaciones de los
obreros pola-
cos que busca-
ban acelerar el
proceso, y por
ltimo Rusia,
donde ni la casta
b u r o c r t i c apuede detener el
proceso de cons-
truccin del socialismo. Es decir que con
altibajos, detenciones y aun retrocesos,estos pases continuan avanzando
hacia el comunismo, y esto por la ideo-
loga que sustentan sus direcciones y
que supieron transmitir a las masas.
Estos ejemplos nos demuestran la
vigencia histrica de la frase de Lenin:
"Sin teora revolucionaria no hay movi-
miento revolucionario", siendo correcto
que cada pueblo de su propia fisonoma
a la construccin del socialismo, que
deber corresponder a sus caractersti-
cas propias, y esto, porque el marxismo
es una gua para la accin y no un
dogma, pero debemos ser fieles a una
serie de principios que surgen del anli-
sis cientfico de la sociedad capitalista y
que hacen a la construccin del verda-
dero socialismo.
Ms adelante, al referirse a la ideologa,
y como respuesta a la forma de integrar
el peronismo con los aportes del mar-xismo, ignoran tales aportes para dar
una definicin de ideologa. El reporta-
je dice: "Quisiera decirle que el concep-
to de ideologa ha llevado y lleva a
numerosos equvocos. Sin necesidad
de hacer consideraciones acadmicas,
le propongo que al hablar de ideologa
nos refiramos fundamentalmente a la
conciencia que los hombres van logran-
do de su propia situacin. Esta concien-cia puede ser clara...", etc. etc. Cunto
embrollo, compaeros!, veamos que
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nos dice Lenin de la ideologa en su
libro "Qu hacer?": "Ya que no puede
ni hablarse de una ideologa indepen-
diente elaborada por las masas obreras
en el curso de su movimiento, el proble-
ma se plantea as: ideologa burguesa o
ideologa socialista. No hay trminomedio (pues la humanidad no ha elabo-
rado ninguna tercera ideologa, ade-
ms, en general, en la sociedad desga-
rrada por las contradicciones de clase
nunca puede existir una ideologa al
margen de las clases ni por encima de
las clases). Por eso, todo lo que sea
rebajar la ideologa socialista, todo lo
que sea alejarse de ella, equivale a for-
talecer la ideologa burguesa.No existiendo una tercera ideologa por-
que cientficamente no puede respon-
der a ninguna clase, tan slo puede ser
una variante de la burguesa, deformada
y deformante, que se viste con ropajes
clasistas y revolucionarios cuando en
realidad est expresando un populismo
como el peronismo en nuestra realidad
histrica. Es por eso que se puede ser
capitalista como Jorge Antonio y serperonista, burcrata sindical como
Rucci y tantos otros y ser peronista orto-
doxo, ser general del ejrcito argentino
y ser peronista, ser funcionario de la
dictadura y ser peronista, es decir que
ser peronista no es obstculo para man-
tenerse en cualquier capa o clase social
sin ser inconsecuente. En cambio no se
puede ser marxista y ser capitalista,
general del ejrcito o mantenerse en
cualquier capa u otra clase que sea laobrera sin ser inconsecuente, y esto
porque es una ideologa independiente
de la burguesa y que busca la destruc-
cin del rgimen burgus. De lo
expuesto podemos deducir que la afir-
macin de ustedes de que "el marxismo
no es una bandera poltica universal" es
falsa, y esto porque dado que en esta
etapa de la revolucin mundial donde el
imperialismo como fase superior y lti-ma del capitalismo, ha sometido a las
ms remotas regiones del globo a las
leyes del modo de produccin capitalis-
ta, dividiendo a la poblacin mundial en
capitalistas y asalariados; se hace
necesario que el proletariado, como
nica clase capaz de producir la trans-
formacin de la sociedad, adopte una
ideologa independiente de la burguesaen sus distintas variantes, una ideologa
que se manifieste en una poltica inter-
nacional, basada en los mismos princi-
pios marxistas, comn a todos los hom-
bres explotados del sistema capitalista y
por lo tanto mundial.
Una poltica marxista a nivel mundial es
posible por la fidelidad de los comunis-
tas que luchan en todos los continentes,
a los principios fundamentales de estaideologa, principios surgidos del estu-
dio cientfico del modo de produccin
capitalista, aunque dicha poltica debe
dar respuesta concreta a una situacin
concreta como quera Lenin.
En cuanto a la cita de las palabras del
Che: "en ciencia social nosotros somos
marxistas as como en fsica podemos
definirnos como enstenianos..." falta
agregarle lo siguiente que dijo a conti-nuacin en dicha oportunidad: "hay ver-
dades tan evidentes, tan incorporadas
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al conocimiento de los pueblos que ya
es intil discutirlas". Y son verdades
porque el marxismo es algo ms que elaspecto metdico instrumental (mal
aplicado por ustedes); es adems una
concepcin del mundo, y es justamente
en su concepcin de lo humano y de lo
natural humano donde adquiere su ms
significativa relevancia. La ciencia de la
historia, es decir, el materialismo histri-
co, est fundamentado en el materialis-
mo dialctico o filosofa marxista, que
es quien le da su mtodo dialctico deanlisis.
De este carcter cientfico carece la
doctrina justicialista, que habiendo naci-
do policlasista hoy habla de socialismo
nacional y cristiano, como necesidad de
adaptarse empricamente a la etapa
que estamos viviendo, empricamente
porque no obedece a ningn anlisis
cientfico de nuestra realidad, pues si no
podra hablar de un socialismo nacional
y cristiano, salvo que la explotacin del
capitalismo sobre los obreros argenti-
nos sea distinta a la explotacin capita-
lista sobre los dems obreros del
mundo. Ese empirismo los hace ver a la
clase obrera realizar sus intereses his-
tricos espontneamente, porque es
espontanesmo suponer que el proleta-
riado conquiste el poder poltico sin
construir previamente y mediante la
lucha armada el partido revolucionarioformado por su vanguardia que lo dirigi-
r en su lucha contra el Estado burgus
y su ejrcito. Tan slo un parti-
do marxista leninista podr
acaudillar y dirigir a la clase
obrera en una autntica lucha
por la liberacin nacional y
social. No podemos exigir
tamaa tarea al MovimientoPeronista dado su policlasis-
mo, su compromiso con los
partidos burgueses en el cami-
no de las elecciones y por lo
tanto no constituir una ideolo-
ga independiente para la
clase obrera.
El esfuerzo por presentar al
Peronismo como expresin de la clase
obrera corre igual suerte que la preten-sin de la vigencia de la antinomia pero-
nismo antiperonismo. El inters mani-
fiesto expresado desde Lanusse hasta
Balbn, pasando por toda la gama de
partidos y partiditos de nuestro pas, en
el regreso de Pern demuestra que
tampoco ellos creen en las ideas socia-
lizantes de Pern, y que lo conocen
mejor que los propios peronistas, lo que
sirve para demostrar que la famosaantinomia no existe, lo que existe es
una lucha de clases que se da cada vez
con mayor intensidad y no es el peronis-
mo el ms adecuado para acaudillar a
la clase desposeda, desde el momento
que se est buscando la vuelta de su
lder para que calme los mpetus revolu-
cionarios de las masas.
El reconocimiento manifiesto en el
reportaje, del liderazgo de Pern, avala
consecuentemente la representacin dePaladino como delegado personal y ese
policlasismo desnudo en la que dos
peronismos, uno mejor que otro, compi-
ten para demostrar cul es el mejor,
aunque sea contra el rgimen, se podr
llamar de muchos modos, poltica pen-
dular de Pern, policlasismo, oportunis-
mo, etc., pero lo que queda perfecta-
mente claro es el eclecticismo de una
Tercera Posicin que no es tal y quebusca reacomodarse llamndose ahora
socialismo nacional.
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Estn en lo cierto al afirmar que el poli-
clasismo es una palabra ambigua, pero
el esfuerzo que hacen para explicar el
tipo de policlasismo que es el peronis-
mo, no lo realizan para explicar la revo-
lucin vietnamita que califican de poli-
clasista a secas, sin considerar que supoliclasismo responde a las condicio-
nes especficas en que se desenvuelve
la guerra de liberacin nacional y social
vietnamita, con un invasor extranjero en
su territorio y bajo la hegemona absolu-
ta de la clase obrera y el campesinado,
acaudillados por su partido marxista
leninista. Y nada aclara mejor que leer a
Giap en su libro "Partido y Ejrcito en la
guerra del pueblo", "La direccin delpartido es la clave que garantiza al ejr-
cito las condiciones que le permitirn
mantener su carcter de clase y realizar
su tarea revolucionaria. Para el ejrcito
es fundamental. Debe realizarse en el
terreno poltico, llevar la lnea y la polti-
ca del partido al ejrcito a fin de hacer
de ste el instrumento fiel del partido en
la realizacin de las tareas revoluciona-
rias. Debe realizarse en el plano ideol-gico, inculcar al ejrcito la ideologa de
la clase obrera, el marxismo leninismo,
hacer de la ideologa marxista leninista
la gua de nuestro ejrcito en todas sus
acciones y su nico pensamiento direc-
triz. Debe realizarse tambin en el
aspecto organizativo, introducir el con-
cepto de clase del partido tanto en la
organizacin del partido como en el tra-
bajo de cuadros en el ejrcito.
Unicamente podr as conservarste su carcter autnticamente
popular y mantenerse a cumplir
sus tareas revolucionarias ento-
das las circunstancias y por ello
engrandecerse cada da ms y
marchar siempre hacia nuevas
victorias. Pero volvamos al
comienzo, o sea cuando ustedes
se plantean una estrategia y una
tctica para la toma del poderpor la clase obrera y el pueblo en
la Argentina y construir una
s o c i e d a d
socialista en
la Argentina.
All tratan a
nuestro pas
como si fuera
una isla sepa-rndola de los
dems pue-
blos explota-
dos del mundo
que luchan
contra el
mismo enemigo que nosotros, como si
el triunfo o la derrota del pueblo vietna-
mita no repercutiera sobre nuestra rea-
lidad, no debilitara o fortaleciera a nues-tro enemigo. En el reportaje se dice: "Se
trata en primer lugar de determinar cul
es en una sociedad, la fuerza social
capaz de protagonizar un proceso
cabalmente revolucionario, liderando en
l a otras fuerzas y sectores sociales".
Esto, compaeros, nada tiene que ver
con el marxismo leninismo, pues en
todo caso (aceptando aislar a la
Argentina) tendramos que haber empe-zado por determinar cul es la clase
social en condiciones de dirigir la revo-
lucin, lo que por supuesto arrastrara a
otros sectores de otras clases produ-
ciendo as una fuerza social. Pero como
creemos que esta aplicacin distorsio-
nada del marxismo leninismo es por
desconocimento del mismo (esto lo
aclaramos porque ustedes dicen que
utilizan el mtodo marxista leninista de
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anlisis), creemos necesario exponer
como se tratara en forma correcta, a laluz del marxismo leninismo, el problema
de la estrategia y la tctica del poder:
los requisitos generales que todo mar-
xista exige cuando se consideran los
problemas de la estrategia del poder y
la lucha armada son los siguientes:
1. En primer lugar, debemos hacer un
anlisis de la situacin econmica capi-
talista mundial y de la lucha revolucio-
naria internacional teniendo en cuenta
que la revolucin socialista es interna-cional por su contenido y nacional por
su forma. Debemos pasar luego a efec-
tuar un anlisis de la situacin econmi-
ca y de la lucha revolucionaria en la
regin y el mundo, tomando en cuenta
el desarrollo de las fuerzas productivas
que nos permitir tener un primer crite-
rio para estimar las posibilidades de una
verdadera revolucin (si el capitalismo
aun puede desarrollar o no las fuerzasproductivas), la existencia o no de cla-
ses revolucionarias, la relacin entre la
superestructura poltica y la estructura
social, el desarrollo desigual de la eco-
noma, las fuerzas revolucionarias pas
a pas, regin a regin, etc.; las posibles
combinaciones concretas de factores
tanto econmicos como polticos, etc.
Este anlisis nos permite establecer: a)
las posibilidades de desarrollo de larevolucin y su ritmo desigual en las
distintas regiones del mundo y del pas;
b) cul es la clase
revolucionaria y
sus posibles alia-
dos; c) cul es la
c o m b i n a c i n
especfica de tare-
as y consignas dela revolucin en
sus distintas eta-
pas (tareas demo-
crticas, socialis-
tas, nacionalistas,
etc.) para cada
regin y pas.
2. En segundo
lugar debemos hacer un anlisis de la
relacin de fuerzas entre las clases.Debemos ver el grado de organizacin
y cohesin de las fuerzas sociales con-
trarrevolucionarias, la complejidad de
nivel de su Estado, el desarrollo de la
tcnica militar y de su ejrcito, sus con-
tradicciones internas, tanto en el orden
nacional e internacional. Debemos ver
tambin el grado de organizacin y fuer-
zas de las clases revolucionarias, su
experiencia y conciencia revoluciona-rias, si han logrado construir un slido
partido revolucionario, si han logrado
desarrollar una fuerza militar y las
caractersticas de esta fuerza. Este
segundo aspecto en combinacin con el
primero nos permitir establecer: a) La
dinmica futura de la lucha revoluciona-
ria (si ser corta o prolongada, si ser
una guerra nacional o civil o una combi-
nacin de ambas, las caractersticas
que adquirir la lucha en cada perodode acuerdo a las formas especficas de
lucha de cada clase y a la relacin de
fuerzas existentes). Es muy importante
este anlisis ya que de l dependen las
tareas y la poltica que nos demos en
cada etapa y nos permita establecer las
caractersticas de sta y su estrategia
(defensiva u ofensiva, de lucha armada
parcial o generalizada, etc.). Teniendo
en cuenta no slo las necesidades de laetapa actual sino la preparacin de
nuestras fuerzas para la que sigue.
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b) Las condiciones
concretas para la vic-
toria de la revolucin
que varan de pas a
pas y difieren en
cada poca histrica.
Resumiendo: paraestablecer las bases
de una estrategia de
poder debemos con-
siderar las condicio-
nes que abarcan la
situacin econmica,
poltica y militar de conjunto: en el
mundo, en el continente, en la regin y
en el pas. Del estudio de la situacin de
conjunto podemos formarnos una ideaclara de las etapas y fases de la guerra
revolucionaria, de las tareas principales
y secundarias y de cada etapa su dura-
cin aproximada, de sus caractersticas
polticomilitares y de las formas y condi-
ciones en que se producir la toma del
poder por la revolucin.
Todo este conjunto es lo que denomina-
mos estrategia de poder poltico-militar.
Sin una apreciacin justa de la situacinde conjunto estratgica , y de las varias
fases de la etapa que la componen, proce-
deremos a ciegas y no podremos dirigir a las
masas a la victoria de la revolucin.
Permaneceremos atados a la empiria
de lo inmediato en la conviccin de que
el xito estratgico de la revolucin es
la mera suma aritmtica de xitos par-
ciales tcticos, sin tener en cuenta elpapel determinante del resultado de la
guerra revolucionaria; la atencin que
debemos prestar al conjunto de la situa-
cin incluyendo las diversas etapas.
Porque la comprensin del conjunto nos
facilita el manejo de las partes integran-
tes del todo, siendo la nica posibilidad
de no perderse en la visin meramente
tctica de las etapas y caer en el aven-
turerismo y/o el oportunismo.No es este un anlisis muy minucioso
del reportaje a ustedes, la falta de mate-
riales dadas las condiciones en que nos
encontramos nos limita muchsimo pero
esperamos que a travs de las discusio-
nes e intercambio de ideas con ustedes
iremos profundizando y aclarando todos
estos problemas que son tan caros a los
revolucionarios. Es ste un esfuerzo
que lo consideramos un deber para
todos los combatientes comprometidos
en esta lucha contra las fuerzas reac-
cionarias de la historia, para implantar
una patria socialista, nica capaz de dar
a la luz el Hombre Nuevo como lo que-
ra nuestro comandante Che Guevara.
Nos sentimos en la misma trinchera
junto a ustedes, apuntando el fusil
hacia el mismo enemigo, pero en la
medida en que seamos consecuentes
con los intereses de la clase obreradeterminar que nos encontremos al
final de la lucha.
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La contestacin al documento girado
por los compaeros del ERP en el que
responden a algunas afirmaciones
hechas en el reportaje y aaden abun-
dantes concepciones de su propia
cosecha, presenta al menos dos formas
en que puede ser encarada. Una con-
sistira en rebatir punto por punto el
documento en base a nuestras propias
ideas, hasta agotar su contenido, respe-
tando el ordenamiento seguido por los
compaeros. Pero esto presenta el
inconveniente de que, como son tantosy tan variados los temas que all se
encaran, yendo desde los de poltica
domstica hasta los ms dismiles de
poltica internacional, el resultado sera
un documento enciclopedia, tan catico
y cosmopolita como el que tenemos
ahora a nuestra consideracin. Creo
que se impone un intento para superar
el plano de lo meramente polmico, y
realizar entonces el anlisis del docu-
mento a travs del anlisis de la con-
cepcin que lo inspira. De esta manera
se podran ir delineando los temas cen-
trales que estn en discusin y que de
otro modo se perderan entre el frrago
de palabras y de ejemplos. Se impone
la realizacin de un esfuerzo sostenido
en el sentido de lograr una clarificacin
sobre las concepciones polticas bsi-
cas que nos separan de los compae-
ros. As saldrn ganando ellos y nos-otros.
1. Dos concepciones sobre el papel
que juegan los factores nacionales
en la elaboracin de la estrategia y la
tctica del movimiento revoluciona-
rio argentino.
Desde que el movimiento
obrero argentino tomaparte activa en la poltica
nacional, el papel que jue-
gan los factores especfica-
mente nacionales en la
determinacin de una
estrategia y la tctica del
movimiento revolucionario,
ha sido permanentemente
la piedra de escndalo.
Parejo con este problema
corre otro; de la valoracin
de la experiencia histrica
de la clase trabajadora
argentina y del movimien-
to peronista.
La cuestin se plantea
ahora en trminos muy
agudos; el desarrollo de la
lucha revolucionaria nece-
sariamente aumenta las
contradicciones y obliga adefiniciones ms precias.
De un lado, tenemos la
Respuesta al documento del Ejrcito Revolucionario del Pueblo.Carlos Olmedo, militante de las Fuerzas ArmadasRevolucionarias 1971
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posicin de los com-
paeros, quienes afir-
man que es imposible,
"... que el proletariado
conquiste el poder
poltico sin construir
previamente ymediante la lucha
armada el partido
revolucionario forma-
do por su vanguardia
que lo dirigir en su
lucha contra el Estado
burgus y su ejrcito.
Tan solo un partido
marxista leninista
podr acaudillar y diri-gir a la clase obrera en
una autntica lucha
por la liberacin nacio-
nal y social (Contestacin...).
Esta postura implica una necesaria
valoracin negativa de la experiencia
histrica de la clase trabajadora bajo el
Peronismo y la necesidad ineludible de
erradicar a ste considerado una ideo-
loga burguesa de los sentimientos delas masas. Es decir una posicin polti-
ca abiertamente antiperonista.
Otra caracterstica del anlisis presen-
tado por los compaeros es su punto de
partida: "la situacin econmica capita-
lista mundial y la lucha revolucionaria
internacional..." (contestacin), donde la
situacin nacional es slo analizada en
ltimo trmino.
En resumen: esta posicin parte para la
definicin de su estrategia y de su tcti-ca, de un anlisis (ya veremos ms ade-
lante en que medida este anlisis exis-
te) que comienza en la situacin global
a nivel mundial y termina en la situacin
nacional; rechaza como negativa la
experiencia peronista y el peronismo de
las clases trabajadoras. Las particulari-
dades nacionales, la propia historia
nacional y la ideologa de las masas son
ignoradas o declaradas negativasen nombre de la universal doctrina
marxista-leninista.
A esto cabe oponer: el reconocimiento
de la validez de la experiencia histrica
de la clase obrera argentina, el recono-
cimiento de que es en su ideologa real,
concreta, existente, donde debe situar-
se el punto de partida para el desarrollo
de la concepcin revolucionaria nacio-
nal, y el convencimiento de que el pero-nismo es la forma poltica del movimiento de
liberacin nacional. Consecuentemente con
esto, el punto de partida de cualquiera de
nuestros anlisis est situado en la
sociedad argentina real y concreta y
nuestra estrategia se basa ante todo en
el estudio y conocimiento de las pecu-
liares condiciones en que nuestra patria
se desenvuelve.
Las discusiones entre quienes defien-den una u otra posicin se han caracte-
rizado por ser fundamentalmente un
dilogo entre sordos. Nosotros discuti-
mos sobre el peronismo diciendo lo que
el peronismo hizo; los compaeros dis-
cuten levantando lo que no hizo y lo
condenan por ello, siendo as que este
mtodo ha conducido siempre a discu-
siones bizantinas. Ahora, se ve que la
derrota de las posiciones ideolgicas de
la izquierda internacionalista ha de rea-
lizarse empleando sus mismas armas,
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con la teora marxista. Los peronis-
tas podemos y debemos apropiar-
nos del marxismo, un instrumento
de anlisis cientfico de la socie-
dad, y demostrar la inconsistencia
de las construcciones y desarrollos
mentales de los "marxistas a ultran-za". Ellos no pueden hacer lo
mismo. No pueden apropiarse de
un desarrollo material, de la historia
misma, pues est en total contra-
diccin con sus desarrollos menta-
les. Por ello, la izquierda slo ha
tenido dos caminos: negar o igno-
rar el Peronismo, negar o ignorar
la historia nacional.
2. Sobre las concepciones teri-
cas errneas.
Si hay algo que es imperdonable en
un poltico, es la falta de sentido de la
realidad. Los marxistas son particular-
mente conscientes de ello y hacen de la
prctica un criterio de verdad. Es decir,
la justeza de una posicin poltica se
admite solamente cuando se pruebacorrecta en carcter de prctica social,
y tratndose de poltica que dice res-
ponder a los intereses de la clase traba-
jadora, por la medida en que esa clase
la hace suya y la lleva adelante.
La izquierda argentina ha sido un
excelente ejemplo de esa falencia. A
la falta de sentido autocrtico para medir
con justeza la repercusin de sus polti-
cas en las masas populares, agrega
una particular habilidad para generarconcepciones formales, vacas de todo
contenido real. En estas concepciones
se albergan profundos errores tericos,
que se disimulan bajo mantos de dog-
matismo o asumiendo posiciones cate-
drticas. Por lo tanto, de aqu en ms
nos vamos a permitir investigar qu hay
de cierto en las posiciones tericas que
nos ofrecen los compaeros, analizan-
do en qu medida son coherentes conla teora marxista y con la realidad.
3. A propsito de la ideologa, o de
como lo aparentemente simple no
suele serlo.
Luego de llamar "embrollo" a la defini-
cin de ideologa vertida en el reportaje,
sin reparar que sigue cuidadosamentelos conceptos vertidos por Marx y
Engels en "La Ideologa Alemana"
(Ed. Pueblos Unidos, pgs. 24-27),
hecho evidentemente desconocido por
los compaeros, citan literalmente con-
ceptos de Lenin: "Ya que no puede ni
hablarse de una ideologa independien-
te elaborada por las masas obreras en
el curso de su movimiento, el problema
se plantea as: ideologa burguesa oideologa socialista. No hay trmino
medio (pues la humanidad no ha elabo-
rado ninguna tercera ideologa, ade-
ms, en general, en la sociedad desga-
rrada por las contradicciones de clase
nunca puede existir una ideologa al
margen de las clases ni por encima de
las clases). Por eso, todo lo que sea
rebajar la ideologa socialista, todo lo
que sea alejarse de ella, equivale a for-talecer la ideologa burguesa" (Lenin
"Qu hacer?").
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Es muy interesante la cita, y como
realmente da para mucho, lo mismo
que todo el apartado al que pertene-
ce, da pena perder un poco de tiempo
en analizarla.
Lenin dice all que "... nunca puede
existir una ideologa al margen de lasclases ni por encima de las clases".
Qu quiere decir con esto? Pues que
toda ideologa ha de reflejar necesaria-
mente los intereses de una determinada
clase, intereses que estn directamente
relacionados con su ubicacin en el pro-
ceso material de produccin.
Ahora bien, se plantea un problema
muy importante que es al que Lenin da
respuesta al comienzo de la cita: la ide-ologa de una clase, es el producto de
su desarrollo histrico como tal?, es
decir, la ideologa de una clase, es
producida por ella misma en su movi-
miento?, o mejor an, la clase burgue-
sa produce su ideologa burguesa, y la
clase trabajadora su ideologa proletaria
independiente de la anterior?
Planteamos esta pregunta porque es
comn que se identifique, como hacenen su trabajo los compaeros, la extrac-
cin de clase con la ideologa sustenta-
da, es decir que se supone por ejemplo
que ser proletario implica poseer una
ideologa proletaria.
En la Contestacin... los compaeros
dicen que no es posible para ser mar-
xista conse-
cuente mante-
nerse en otra
capa clase
que no sea la
obrera. Esta
lamentableconfusin se
origina en el
desconoci-
miento de
los fenme-
nos ideol-
gicos en el
capitalismo,
fenmenos a cuyo anlisis se dedicaron
Marx y Engels en La IdeologaAlemana, obra que constituye una pie-
dra fundamental para la concepcin
materialista de la historia. Los concep-
tos vertidos all sobre la ideologa son
casi desconocidos por la propia izquier-
da, que habitualmente encuentra
mucho ms sencillo manejarse con
mecnicas asimilaciones entre el socia-
lismo cientfico y la ideologa proletaria,
y no menos mecnicas oposicionesentre la ideologa burguesa y la ideolo-
ga proletaria.
La respuesta para la pregunta plantea-
da en el caso del movimiento obrero
debe responderse en forma negativa, el
movimiento obrero no produce una ide-
ologa proletaria, sino que en su des-
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arrollo se subordina a la ideologa bur-
guesa, tiende constantemente a adop-
tar la ideologa de la clase dominante.
Como ste es un punto muy importante,
vamos a tratar de explicarlo lo mejor
posible.
Recordemos que por ideologa seentiende el conjunto de concepciones
que los hombres se forman sobre s
mismo y sobre sus relaciones con los
dems. Para el caso de la burguesa,
esto implica una visin de la realidad
falsa, en la que los hombres aparecen
actuando en pos de supuestos ideales.
Por supuesto, todo este andamiaje
mental no impide a la burguesa explo-
tar descaradamente a la clase trabaja-dora, apropiarse del producto de su tra-
bajo y reducirla a la miseria, aunque
esto se haga en libertad, igualdad y fra-
ternidad.
La vigencia de las ideas de la burguesa
no se debe a un fenmeno del azar, se debe
a que es la clase dominante. Marx y Engels
decan en "La Ideologa Alemana", "Las
ideas de la clase dominante son las ideas
dominantes en cada poca; o, dicho enotros trminos, la clase que ejerce el
poder material dominante en la socie-
dad es, al mismo tiempo, su poder espi-
ritual dominante. La clase que tiene a su
disposicin los medios para la produc-
cin espiritual, lo que hace que se le
sometan, al propio tiempo, por trmino
medio, las ideas de quienes carecen de
los medios necesarios para producir
espiritualmente. Las ideas dominantes
no son otra cosa que la expresinideal de las relaciones materialesdominantes concebidas como ideas;por tanto, las relaciones que hacende una determinada clase, la clasedominante, son tambin las que con-fieren el papel dominante a susideas"(EPU, pg. 50).Entonces se plantea la cuestin as: si
la clase obrera no produce una ideolo-
ga independiente, cmo se produce elsocialismo cientfico, ideologa genrica
del proletariado?
La respuesta a este interrogante slo
podremos encontrarla observando el
desarrollo del proceso histrico.
Sabemos que el desarrollo del capitalis-
mo, y con l el de la burguesa, implica
el desarrollo del proletariado. Es decir
que el desarrollo de la burguesa, claseposeedora de la totalidad de los medios
de produccin, implica el desarrollo de
otra desprovista totalmente de ellos y a
la que slo le queda la alternativa de
venderse a s misma vendiendo su fuer-
za de trabajo: la clase obrera. Es decir,
la burguesa crea, constantemente, al
proletariado concreto y material.
Pero no termina ah la tarea de la bur-
guesa, que no slo crea al proletariadode carne y hueso, sino que por interme-
dio de alguno de sus miembros, intelec-
tuales burgueses, crea tambin el
socialismo cientfico, la ideologa gen-
rica del proletariado. La burguesa no
otorga solamente existencia concreta al
antagonismo capital trabajo, sino que
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crea la conciencia de ese antagonismo,
conciencia que es adquirida precisa-
mente por algunos de sus miembros en
primera instancia.
Justo antes de la cita con que nos ilus-
tran los compaeros, Lenin cita a
Carlos Kautsky, calificando sus pala-
bras de "profundamente justas e impor-
tantes. Veamos algunas de sus afirma-
ciones:
"La conciencia socialista contempor-nea no puede surgir ms que en base
de un profundo conocimiento cientfi-
co... Pero no es el proletariado el porta-
dor de la ciencia, sino los intelectuales
burgueses (subrayado por C. K.); es del
cerebro de algunos miembros aislados
de este sector de donde ha surgido el
socialismo contemporneo, y han sido
ellos los que han comunicado a los pro-
letarios ms destacados por su desarro-llo intelectual, los cuales lo introducen
luego en la lucha de clases del proleta-
riado, all donde las condiciones lo per-
miten" (citado por Lenin en "Qu
hacer?").
A la luz de lo expuesto anteriormente,
ya tenemos algunos elementos nuevos
para juzgar la afirmacin de los compa-
eros en la que nos aseguran categri-
camente que "... no se puede ser mar-xista y .ser capitalista, general del ejr-
cito o mantenerse en cualquier capa u
otra clase que no sea la obrera sin ser
inconsecuente, y esto porque es una
ideologa independiente de la burguesa
y que busca la destruccin del rgimen
burgus" (Contestacin...).
Veamos antes que la clase obrera (que
si bien por su papel social en la produc-
cin est en las mejores condiciones
objetivas para asimilar los conceptos
socialistas como los que reliejan mejor
sus males y las causas de esos males)por el lugar que ocupa como clase
explotada y sometida tiende a ser
receptculo de las ideas impuestas por
la burguesa, o como dice Lenin, unas
lneas ms abajo de la cita de los com-
paeros, ocurre que ... el desarrollo
espontneo del movimiento obrero mar-
cha precisamente hacia su subordina-
cin a la ideologa burguesa...".
Veamos tambin que el origen de laideologa proletaria, del socialismo cien-
tfico, es ajeno al desenvolvimiento
mismo del proletariado como clase, y
que radica en la intelectualidad burgue-
sa, consecuencia lgica de un estado
de cosas en que el patrimonio de la
ciencia es privativo de la burguesa,
como ocurre bajo el capitalismo.
Con todo esto, vemos que los concep-
tos expresados por los compaeros delERP no tienen nada que ver con los
conceptos del autntico marxismo.
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Porque al afirmar
que no se puede
ser marxista y man-
tenerse en una
capa o clase que
no sea la obrera,
cuando el origenmismo del socialis-
mo cientfico est
fuera de la clase
obrera y ms preci-
samente en la inte-
lectualidad burgue-
sa de ms pura
cepa, nos revela
que las palabras,
por ms catedrticas que suenen, nosiempre son producto de una lectura
cuidadosa y asimilada.(1)
Por otra parte, un proletario puede man-
tenerse durante aos en la clase obrera
y no adherir a las concepciones del
socialismo cientfico, porque, como
hemos visto, la tendencia natural,
espontnea de la clase obrera, no es la
produccin propia de ideologa socialis-
ta sino todo lo contrario: el sometimien-to a la ideologa burguesa.
Como los compaeros no comprenden
estas cosas, y asimilan mecnicamente
la extraccin de clase con la ideologa,
tratan de evitar toda mencin a hechos
que puedan ser conflictivos con su
esquema de pensamiento. Leyendo con
cuidado, en el prrafo en que afirman
que se puede ser capitalista y ser pero-
nista, funcionario de la dictadura y pero-
nista, etc. etc., se observa que, curiosa-mente se han olvidado de sealar que
se puede ser obrero y ser peronista, y
de hecho no establecen ninguna dife-
rencia, ni siquiera cuantitativa, entre la
inmensa base proletaria del peronismo
y su relativamente reducida porcin deburcratas, as como tampoco estable-
ce ningn tipo de diferencia entre las
distintas corrientes del Movimiento
Peronista.
Sera interesante que los compaeros,
en lugar de ignorar los hechos concre-
tos, dieran una explicacin sobre las
causas que en su opinin hacen que la
clase obrera sea peronista, aplicando el
materialismo histrico que dicen defen-der.
Llegados a este punto ya hemos com-
probado que lo decisivo est constituido
por los intereses que se defienden y no
por la ubicacin dentro de una determi-
nada clase como pretenden los compa-
eros. Si para defender autnticamente
los intereses de la clase trabajadora
hubiera que convertirse en proletario,
como parecen entender algunos grupi-tos de izquierda al pregonar con una
ingenuidad poltica slo comparable a
su desconocimiento del marxismo y de
la historia, la famosa "proletarizacin",
entonces llegaramos a la conclusin de
l. Como dato anecdtico les recordamos que Engels fue durante mucho tiempo propietario de una
fbrica, y eso no le impidi colaborar con Marx en la elaboracin del materialismo histrico y luego
en la elucidacin de ciertos aspectos prcticos de la produccin fabril, en momentos en que el
socialismo cientfico estaba fundamentalmente en la cabeza de Marx. Son ciertamente ilustrativas
las cartas en las que Engels explica a Marx como se amortiza la maquinaria (ver "El Capital," Tomo
II, Apndice). Las rentas de estas propiedades de Engels, que luego ste entreg a sus obreros,
fueron durante mucho tiempo sustento fundamental de Marx, un rentista burgus "no inconsecuen-
te".
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que muchos autnticos defensores de
los intereses del proletariado no seran
tales, o que en el fondo, habran sido
inconsecuentes, ya que jams se "man-
tuvieron" en la clase obrera. La militan-
cia consecuente en defensa de los inte-
reses de la clase trabajadora habitual-mente conduce, en el caso de los bur-
gueses que adoptan tal postura, a una
modificacin de sus pautas de conduc-
ta, a lo sumo a un desclasamiento con
respecto a la burguesa, pero no nece-
sariamente a la conversin en proleta-
rio, a ocupar un lugar en la produccin
radicalmente distinto del de origen.
Para resumir lo anterior, vemos que es
necesaria la distincin entre:
a) Las ideas que se forma una clase,por ejemplo la clase obrera, sobre ella
misma y sobre sus relaciones con las
dems, ideas que son el producto de su
desarrollo histrico. En esta "conciencia
natural" figuran la conciencia de la
explotacin y el sometimiento a la arbi-
trariedad, y todo aquello que tiene su
raz en un conocimiento simplemente
emprico de su papel en la sociedad.
Esto est indisolublemente ligado a loque sigue.
b) El sometimiento a las ideas de la
clase dominante, a la ideologa burgue-
sa propiamente dicha, producto de la
situacin material de sometimiento y
explotacin a la que est sometida la
clase trabajadora en la sociedad capita-
lista. Esto es particularmente notable en
la adopcin de las concepciones bur-guesas sobre el Estado, el Derecho, y
en general, sobre todo lo relacionado
con la organizacin social, su evolucin
y estructura.
c) El socialismo cientfico como produc-
to de un sector de la burguesa, como
visin cientfica (pasible de comproba-
cin) de la sociedad y su desarrollo.
d) El momento en que la clase obrera
hace suyas las conclusiones del socia-
lismo cientfico y las pone en prcticapolticamente, rechazando las ideas
que la burguesa sustenta sobre la
sociedad, su desarrollo, y sus superes-
tructuras, el Derecho, la Moral, etc.
La ideologa proletaria se materializa
cuando es la clase obrera la que se
apropia de las conclusiones de la cien-
cia de la historia y las pone en prctica
por medio de un movimiento poltico
organizado, que lucha por el poder pol-tico y el socialismo.
Todo esto indica que no basta copiar
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textos de Lenin o de quien sea para
decir que hay solamente dos ideolog-
as. Es necesario adems saber como y
donde surgen, y una vez existentes,
cual es la clase o las clases que las
hacen suyas. Se habla mucho de la ide-
ologa socialista, de la ideologa proleta-ria. Hemos visto como la ideologa pro-
letaria no es en principio sino el conoci-
miento cientfico de la situacin real de
la clase trabajadora y de las dems cla-
ses, obtenido al investigar las tenden-
cias del modo de produccin capitalista.
Vimos tambin que este conocimiento
cientfico se origina al margen de la
clase obrera y en su clase directamente
opuesta, la burguesa, y adems, comola tendencia espontnea de la clase tra-
bajadora implica no slo su sometimien-
to material sino tambin su sometimien-
to espiritual al capital, y que ha de correr
bastante agua bajo los puentes hasta
que las condiciones materiales estn
maduras como par que la clase obrera
pueda levantar desde un movimiento
poltico la consigna de la construccin
del socialismo.
4. Es el marxismo una bandera pol-
tica universal?
Nos falta ahora analizar que hay de
cierto en la afirmacin de que el marxis-
mo es una bandera poltica universal.
Con la experiencia anterior, nos man-
tendremos firmes por la negativa, nada
de banderas polticas universales. El
marxismo no es sino una teora cientfi-
ca sobre la naturaleza y las tendencias
de la sociedad, esencialmente la capita-
lista. Una explicacin coherente del pro-ceso histrico. Una herramienta de an-
lisis y accin que basa su efectividad en
la certeza de su anlisis cientfico, cer-
teza no decretada, sino comprobada
prcticamente en el desenvolvimiento
real de la sociedad.
"La concepcin materialista de la histo-
ria tambin tiene ahora muchos amigos
de esos, para los cuales no es ms que
un pretexto para no estudiar la historia...(Engels: Carta a K. Schmidt, Londres,
del 5/8/1890). En relacin a la concep-
cin de ciertos marxistas franceses,
Marx haba dicho, a fines de la dcada
del 70, que si de eso se trataba, enton-
ces el no era marxista.
En la Contestacin... los compaeros
del ERP se niegan con todas sus fuer-
zas a aceptar que el marxismo no sea
una bandera poltica universal. Tienemucho que ver en esto su desconoci-
miento de la concepcin marxista sobre
los fenmenos ideolgicos, ya el reem-
plazo de lo que debe ser un conoci-
miento preciso y detallado, lo ms con-
creto posible, por citas que, ledas apre-
suradamente, son muy eficaces para
provocar, como han
provocado, un
razonamiento por
oposicin: o blancoo negro. La realidad
no acepta estas
simplificaciones.
Tras la aparente
dicotoma inexpug-
nable se ocultan
toda una serie de
relaciones y hechos
que despreciados,
nos llevan a esas"dramticas" elec-
ciones que nos pre-
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tenden imponer
los compaeros.
Vimos que las fra-
ses no pueden
reemplazar a los
hechos concretos,
cuando se trata dedecir cmo se ori-
gina, por qu y
cuando, una ideo-
loga proletaria:
como es apropia-
da en el curso del
proceso histrico
por la clase traba-
jadora y convertida en arma de lucha.
La anttesis ideologa burguesa ideolo-ga proletaria, separada de la historia
real, del desarrollo concreto de la lucha
de la clase trabajadora, se convierte en
una abstraccin vaca e inerte, en una
simple frase.
La misma falta de sentido de la realidad
y de desconocimiento del pensamiento
de Marx se advierte en la afirmacin de
que "el marxismo es una bandera politi-
ca universal". Vamos de a poco a verque se saca en limpio de esto.
Comencemos por ver si esta afirmacin
es tericamente correcta, es decir,
coherente con el pensamiento de Marx.
Veamos en principio, si de las tareas
concretas que realiz Marx se despren-
de alguna conclusin en favor de la
tesis anterior de los compaeros. Es
necesario entonces resear brevemen-
te su obra.
Marx realiz una tarea cienttica real-mente inmensa, busc mediante el
estudio de una formacin econmica
determinada, el capitalismo europeo,
identificar las leyes y tendencias que
regan el desarrollo de este modo eco-
nmico, y sealar la naturaleza y movi-
miento de las contradicciones sociales
que eran causa de ese movimiento.
Realiz esta tarea inconclusa "El
Capital". Encontr en la realidad con-creta, existente, las razones que hacen
inevitable la desaparicin de la socie-
dad capitalista y el trnsito al socialismo
como formacin econmica superior. Susocialismo es cientfico, pues est con-
cebido no mediante utpicas descrip-
ciones de una sociedad futura, sino a
partir de un anlisis de las tendencias y
contradicciones de la sociedad existen-
te. El punto de partida de su anlisis es
la realidad, y la teora que desarrolla
proporciona, al desenvolverse y concre-
tizarse, conclusiones que pueden ser
empricamente verificadas, para apre-
ciar el grado de aproximacin con quedescriben la realidad.
Inseparablemente de todo esto, est la
concepcin materialista de la historia,
desarrollada originalmente en "La
Ideologa Alemana", que concibe a la
humanidad produciendo, junto con sus
condiciones materiales de existencia,
las relaciones sociales bajo las cuales
esa produccin material se realiza. Es
decir, por ejemplo, que el desarrollo dela formacin econmica capitalista, con-
siderada parte de un "proceso histrico
natural"(Marx, El Capital, prlogo de la
1 edic.) implica necesariamente el des-
arrollo de las relaciones sociales bajo
las cuales esa formacin toma cuerpo,
de las relaciones sociales bajo las cua-
les tiene lugar la produccin material en
el capitalismo, a saber: propiedad de los
medios de produccin de unos pocoscapitalistas y carencia de ellos por parte
de la inmensa mayora obligada a ven-
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derse a s misma al vender su fuerza de
trabajo, es decir: la explotacin del
hombre por el hombre como relacin de
produccin.
Jams plante Marx la vigencia de su
concepcin de la historia como bandera
poltica universal. Se limit a defendersu vigencia como descripcin cientfica,
su validez demostrada por el curso
mismo de la historia. La teora de Marx
se caracteriza por su carcter positivo,
cientfico y por lo tanto, no ideolgico, si
por ideologa entendemos una visin de
la realidad falsa, o mejor an, una idea
de la realidad y no la realidad misma,
como sucede en el caso de las ideolog-
as burguesas.Materializada la teora marxista de la
historia, se verifica que sta sirve a la
clase obrera porque presenta la reali-
dad tal cual es, muestra a las clases
desempeando sus papeles en la histo-
ria con toda crudeza y describe cientfi-
camente el desarrollo de la sociedad de
clases estableciendo cuando y en que
condiciones pueden existir stas.
Y cuando la clase obrera se aduea deesta teora revolucionaria Para qu le
sirve? Para levantarla in situ como
bandera poltica universal? De ninguna
manera. Le sirve como instrumento de
anlisis y comprensin cientfica de la
realidad concreta en la que le toca
actuar, es la herramienta terico meto-
dolgica que le permitir forjar una pol-
tica que responda a las condiciones
particulares en las que acta, polticaque no se sustenta en ideales o frases
sino en un anlisis cientfico de una rea-
lidad particular y concreta, y no de una
realidad universal y abstracta.
Bajo la bandera poltica universal del
marxismo que los compaeros invocan,
hoy se cobijan las ms variadas inter-
pretaciones y polticas concretas distin-
tas, como basta una simple lectura del
diario para comprobar. Lo cual es abso-lutamente lgico, pues cuando el punto
de partida de la accin poltica no es la
historia misma, el anlisis concreto de
una situacin concreta a la luz de la teo-
ra marxista; sino un esquema poltico
universal, una "bandera poltica univer-
sal", ocurre que hay tantas interpreta-
ciones como cabezas, como solan
decir Marx y Engels.
Quizs con genial intuicin, Marx en1870 se negaba a "ser marxista" recha-
zando de plano a aqullos que tomaban
como punto de partida una construccin
terica abstracta, punto de partida al
que se converta inmediatamente en un
esquema rgido e inerte al cual deban
adaptarse a la realidad. El punto de par-
tida de Marx era la realidad pasible de
ser interpretada cientficamente con un
cierto grado de aproximacin, poder
jams reducible ni adaptable a unesquema dado a priori: la adaptacin
suele consistir en nada ms que un
montn de frases. Marx se negaba a
declararse "marxista" anteponiendo la
visin terica del marxismo a la realidad
concreta. Daba a su teora el valor que
tiene toda teora cientfica: el de una
herramienta que posibilita mediante su
aplicacin en determinadas condiciones
concretas, el conocimiento racional deesa situacin, dentro de determinados
lmites.
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La teora de la gravitacin uni-
versal permite estudiar tanto el
movimiento de los planetas
como la cada de una bolita.
Evidentemente, las formas que
asuma su aplicacin estarn
determinadas por las diferen-cias cualitativas entre las situa-
ciones estudiadas. Algo anlo-
go ocurre con los procesos
sociales, con una diferencia,
que quiz sean ms parecidos
entre s los dos casos del
ejemplo anterior que dos pro-
cesos revolucionarios, y no
slo ms parecidos, sino infini-
tamente ms simples.Nuevamente el punto de partida ser el
anlisis de cada uno de ellos, el estudio
para ver en qu formas particulares las
leyes ms generales del movimiento y
desarrollo de una sociedad toman cuer-
po, y este estudio especfico no puede
obviarlo ninguna receta. La mera invo-
cacin a los "principios marxistas" no
adelanta un milmetro en nuestro cono-
cimiento de la realidad, de la mismamanera que hasta ahora ha resultado
imposible cruzar un ro nadando sin
tirarse al agua, invocando los "principios
de la natacin".
5 Es el peronismo una ideologa?
As como rechazamos la idea del mar-
xismo como una bandera poltica uni-
versal, abstracta, rechazamos la idea
del peronismo como ideologa, y msprecisamente, como la califican los
compaeros en su Contestacin ...., de
ideologa burguesa. Los compaeros,
con la misma superficialidad con que
antes planteaban mecnicamente la
eleccin entre ideologa burguesa o ide-
ologa proletaria, ahora identifican ideo-
loga con movimiento poltico, y al
mismo tiempo se sienten con derecho a
afirmar que luchan por el significado delas palabras y por el vocabulario preci-
so. Como consumidores, estamos en
todo nuestro derecho a protestar cuan-do nos venden mercadera adulterada.
El Peronismo ha sido y es, un movi-
miento poltico. Inclusive los mismos
compaeros lo reconocen cuando dicen
en la Contestacin...: "No podemos exi-
gir tamaa tarea al Movimiento
Peronista (se refiere a la liberacin
nacional y social) dado su policlasismo,
su compromiso con los partidos burgue-
ses en el camino de las elecciones y por
lo tanto no constituir una ideologa inde-
pendiente para la clase obrera".
Aqu, de una manera velada, se le est
pidiendo a un movimiento poltico que
sea... una ideologa independiente!
Esto es tan imposible como la cuadratu-
ra del crculo.
Esto no es una prueba del "vocabulario
preciso" por el que luchan los compae-
ros. Quizs hayan querido decir que el
Movimiento Peronista no tiene una ide-ologa independiente, es decir que el
Movimiento Peronista tiene una ideolo-
ga burguesa. Pero no cabe de ninguna
manera hacer suposiciones sobre lo
que quisieron decir, slo cabe admitir
que quisieron decir lo que dijeron, ate-
nindose a un vocabulario preciso. Por
otra parte, admitiendo que el
Movimiento Peronista tiene una ideolo-
ga burguesa, y que la clase obreratiene una ideologa burguesa, no es
procedente desagarrarse las vestiduras
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por ello, sino investigar en las causas
de ese fenmeno. El problema que los
compaeros ni siquiera se plantearones el siguiente: es coherente la ideolo-
ga de la clase obrera con su grado de
desarrollo histrico en el momento en
que adhiere al Movimiento Peronista y a
su doctrina justicialista? Esta situacin,
est en contradiccin con las leyes
que nos describen los fenmenos ideo-
lgicos en una sociedad capitalista? O
mejor an, las condiciones materiales
de existencia de la clase trabajadoraargentina y su papel dentro de la totali-
dad de la sociedad en relacin a las
dems clases justifican ampliamente o
no la adhesin de la clase obrera al
Movimiento Peronista y a su ideologa?
Es lgico que los compa-
eros no se planteen ese
interrogante, pues esto
implicara analizar el des-
arrollo de la sociedad
argentina a partir de su
misma existencia real yconcreta, comprender la
realidad a partir de la reali-
dad misma, mtodo total-
mente opuesto al que han
empleado, que parte de la
consideracin de un
esquema del marxismo
como (bandera poltica
universal), al que supuestamente debe-
ran someterse