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8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
1/22
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Vaticano
I. Nombre
correspondien-
te al
:or
concilio
ecuménico,
celebra-
do
del
8
de
diciembre de
1869
al
18 de
julio
de 1870,
bajo el
pontifi-
cado
de Pío tx.
Adernás
de temas
de
disciplina
eclesiástica, se
ocupó,
oponiéndose sobre
todo
al
-+panteís-
mo
y
-)materialismo,
de
la
diferen-
cia infinita
entre
Dios
y
el
mundo,
de su
acto
creativo
libre,
de
su
revela-
ción oral, de
la esencia de
la
-+fe
y
la relación
de
ésta
con la
raz6n
natural. También se ocupó
del
pri-
mado universal
de
jurisdicción
del
->papa
y
de
su
+infalibilidad
cuan-
do se trata de solemnes definiciones
tocantes a
la
doctrina
de
fe
o
costum-
bres
(Dz
1781-184O). Otros
temas
de
la
Jeclesiologia
no
llegaron
a
una
formulación
doctrinal definitiva, de-
bido a la
súbita interrupción
del con-
cilio
por
motivos
políticos.
Yerdad"
En la
concepción cotidia-
na
corriente, se entiende
por
verdad
la
correspondencia de
una
proposi-
ción con el
contenido
objetivo
ex-
presado
por
ella.
Sin
embargo,
este
concepto
de
verdad
Yaría,
de
ma-
nera
esencial,
segfin la naturaleza
del
conocimiento,
del
cognoscente
y
de
1o conocido.
Si
se
trata,
p.ej.,
de
un
conocimiento
en el
que
el
cognos-
cente se conoce originariamente
a
sí mismo,
estonces
la
verdad es sen-
cillamente
el
y, por
tanto,
la claridad de un
ente
para
si
mismo.
Esta claridad originaria
para
sí
mismo
lleva
también
necesariamen-
te consigo,
cofno
condición
de
su
posibilidad,
una experiencia
(en
prin-
767
cipio
y
de
por
si
atemática)
de
la
propia
->trascendencia
del
+espí-
ritu.
Llamábamos originaria
a esa
claridad
en
cuanto
que
no
es
con-
ceptualmente
objetivable, sino
que
acontece
en todo
acto
del
conoci-
miento, sea cual sea el
hacia dónde
al
quo
temáticamente
apunta.
Pues
bien,
en
cuanto
que
dicha
claridad
lleva necesariamente
consigo
la
ex-
periencia
de
la
propia
trascendencia,
implica una
verdad
que,
por
estar
incluida
en
todas
las
demás,
no
es
una verdad
más
entre otras,
sino una
verdad
envolvente,
ufra
referencia
a
->Dios,
un
saber
atemático
callado,
acerca del
abismal
-+misterio
en
el
que
so funda todo 1o
demás.
Cuan-
do el hombre
no reprime
esa verdad
suya
una,
no
la
od,ia
ni se
cierra a
ella,
sino
que
la
acepta,
entregándo-
sele libremente
y
sin amargura,
allí
capta
el ho,mbre la
verdad
como
da-
da a él en
apropiación,
esta en
la
verdad,
que
le
envuelve
y
le hace
verdadero,
es
decir,
que le
hace
en-
tregado
a la verdad incomprensible y
que
así le libera
de sí mismo.
En
ta1
acto,
el
hombre
efectfra
en
el
orden
concreto
la
aceptación
libre
de su
propia
trascendencia.
Pero
efectúa
algo
más en
ese mismo
acto.
Puesto
que
esa
aceptación
está
inanimado
(un
concepto
límite)
ha-
cia
su
mundo
en torno. Está abierto
en
pio
ser
y
en
extroversión crecicntc
en
ese mundo.
Lo
primero que
sc ve
teológicamente es
que
este
amenazado do la vida aparece
c()m()
don
procedento
de
Dioc,
pucs
cn la
vida
so vive más claramente l¿r con-
tingencia
y
Ia
criaturidad
r¡ue
en
l«r
inanimado.
La üda
aparccerá
hcch:r
realidad
en
un
grado
esencialmcnte
superior
en la realización
escncial
del espíritu
personal.
Como
historia,
la autoposesión
intelectual
libre signi-
768 770
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
2/22
Yida
fica autorresponsabilidad
y
autorrea-
lizactón definitiva.
Como trascenden-
cia
hacia
el misterio
absoluto de
Dios,
por
la
cual
el
mundo
ambien-
te
se
convierte
en mundo
y
en
con-
torno
personal,
pudiendo
hacerse de
esta manera reino
de Dios,
signiflca
vida
en
sentido
eminente.
Partiendo
de
ahí,
se
entiende por
fin
a Dios mismo como vida
por
an-
tonomasia, como
razón
suficiente
originaria,
creadora
siempre
sin in-
terrupción,
de
toda vida;
corno
el
en absoluto. El nunca
es
irreal
como
los
ídolos muertos;
puede
obrar
con absoluta
soberanía
y
con independencia
totalmente li-
bre.
Como
creador, su
mundo
está
ante É,l.
y
en El
en disimilitud
abso-
luta
y
a
la
vez
en
absoluta cercanía
(Gen2,7;
Ps
36, 10;
Act 17,24-28).
Es el
ser
integralmente
en
conocimiento
y
amor
exhaustivo
de
su
propio
ser
inexhau-
rible,
por
infinito
(+Trinidad),
que
procede
únicamente
de
sí mismo
y
que
precisamente
así conoce
y
ama
lo
demás
en
comunicación desintere-
sada. Por lo tanto, la autocomuni-
cación
radical
de
Dios
en Jesucristo
implica
la
vida en sentido eminente.
Vida
que,
como es
natural,
tenemos
que
viürla todavla en
for-
ma de
conmorir
con Cristo
(Rom
6,
3
s; Gal
2,
2D; 2
Cor
6, 9;
Col 2, 12)
y
de
ese
modo está
(Col
3, 4).
Sin
em-
bargo,
puesto
que
ya
con-
cupiscencia.
Antes
de
Cristo
no
se
estimaba
la
virginidad;
en
el
NT
se
la
menciona
por
primera
vez inequÍ-
voc¿mente,
derivándola
de
la
nueva
situación
salvífica
dada con
la ve-
nida de
Cristo.
Puesto
que
esta
re-
nuncia
es
un
proceder
virtuoso
en
orden
a la
perfección
cristiana,
que
recibe
del
amor
su
filüma
determi-
nación
ontológica,
el
sentido y
va-
lidez
últimos
de
la
virginidad
han
de
determinarse
a
partir
del
amor.
Por
eso, incluso
la
renuncia
a valo-
res
y
bienes
positivos,
como
los
que
presenta
la vida
personal
matrimo-
nial,
tiene
que
llevar
impreso
en
sí
el
sello
del
amor,
lo cual
ocurre
cuando
el
carácter
de
renuncia,
en
cuanto
tal,
tiene
una
función
repre-
sontativa
del
amor
que
anticipa
cre-
yendo
en
esperanza.
Sólo
por
med,io
de
una
llamada
positiva
de
Dios
(+vocación)
puede
explicarse
que
se
pueda
concebir
la
virginidad
como
expresión
de
la
huida
del
mundo.
Partiendo
de aquí
se
hace
sin
más
eüdente
la
conexión
do
la
ürginidad
con
la
muerte
en
general
y
con
la
del
Señor.
Sin
em-
bargo,
también
es
eüdente
lia
volun-
tad
de
Dios
de
que
la
-+Iglesia
pon-
ga
de manifiesto
perceptiblemente
la
trascendencia
escatológica
del
amor
que
constituye
su vida
interna.
Esto
acontece
sacramentalmente
en
los
sacramentos
y
existencialmente
en
la
renuncia.
Los
consejos
evangélicos
son
un
momento
esencial
inabdicable
de
la
estrucfura
de
la
Iglesia,
€n
cuanto
que
ésta
ha
de
presentar
de
manera
perceptible
y
ha
de
poner
de
manifiesto
lo
que
vive
interna-
mente;
es decir,
el
amor
divino,
que
trasciende
escatológicamente
al
mun-
do
(de
aquí la
doctrina
de
la
Iglesia
sobre
la virginidad:
Dz
980
2336).
Pero
de
ahí se
sigue
también
que
la
forma
concreta
de
vivir
la
virgini-
772
774
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
3/22
Yirginidad
dad ha
de
estar estructurada de
tal
manera
que
pueda
ejercer
también
realmente
y
con
nitidez
esa función
de signo,
en el correspondiente
me-
dio
histórico
en
el
que
se le
vive.
La
Iglesia
latina impone a
sus
sacer-
dotes la virginidad
como
forma
de
üda
y
no
les
dispensa
de
esta obli-
gación jamás
en
la
vida,
aunque
podria
hacerlo. Esto
supone
la
ple-
nitud interna del
signo externo,
para
que
la
función
de
signo
no degenere
en afán de
dominio.
beateria
y
des-
aliento
ante
la
vida.
Virtu¿
En
sentido
amplio,
virtud
es
toda
capacidad
espíritu-anímica
del hombre
plenamente
desarrolla-
da;
así,
p.ej.,
en e'l campo
del
co-
nocimiento,
la
virtud
del
discerni-
miento.
En
sentido
estricto,
ürtud
es la
fuerza
(facilidad) para
realizar
el
bien moral,
es¡recialmente, para
hacerlo
con
alegria
y
constancia,
in-
cluso
cuando
representa muchos sa-
crificios
y
en
contra
de
los obstácu-
los
externos. Su
concepto
contrario
es el
de
->vicio.
Según su
origen
y
su objeto,
se distinguen
virtudes na-
turales
y
sobrenaturales.
Las natu-
rales
se
basan
en la
-)naturaleza
es-
píritu-cor¡xrral
del
hombre,
y
se
des-
arrollan con el continuo
ejercicio
(ürtudes
adquiridas);
a este respec-
to,
c[.
+hábito.
Perfeccionan
la
na-
turaleza
y
son la defensa
necesaria
contra
la
-)concupiscencia
y
el
do-
minio
de
las
+tendencias.
Las
principales
virtudes
naturales
que
soportan e implican
a todas las
demás
son
las
llamadas
+virtudes
cardinales:
->prudencia,
->justicia,
-+fortaleza
y
-)templanza.
Por
la
->gracia
sobrenatural
(como
-+au-
tocomunicación de Dios)
toda la
esencia
espiritu-personal
del
hombre
en
conocimiento
y
libertad
queda
ordenada
a
partir
de
sus
fundamen-
tos
hacia
e[ Dios trino de
la
üda
eterna.
Por
eso resulta
posible
al
775
hombre
el tender a ese fin a través
de sus
actos
elevados
por
la
graeia
en
la
aceptación
de esa autocomuni-
cación
de Dios.
En
tal
sentido
se
habla
de virtu-
des sobrenaturales,
.
Es
de-
cir.
dadas
por
Dios
en la
-+justifi-
cación,
como
dinámica
de
Ia
+gra-
cia
santificante.
Ellas
ordenan
el
ser
y
obrar religioso.moral
del
hombre
a
la participación
inmediata
de
la
üda
del Dios
trino,
Escritura
(1
Cor
13, 13)
y
radición
(cf
.
Dz
r8O0)
des'
tacan
como ürtudes
,
divinas,
tres
de esas
virtudes
sobre-
naturales,
por
referirse
inmediata-
mente
a
Dios,
tal
como
es en
sí: Ia
-)fe,
Ia
+esperanza
y
la,+caridad.
Dios,
en su autocomunicación,
obra
por
ellas
y
en
ellas la posibilidad y
la realización libre
de la
participa-
ción
en
la üda
de
Dios
mismo. Lo
hace,
en
cuanto
libera
y
hace
valer
por
sí
misma la
-átrascendencia
del
hombre
en
la aceptación
sumisa
y
amorosa
do la revelación.
Y
de
tal
manera
la
libera
y
hace valer,
que
esa
trascendencia
no es
ya
única-
mente
la condición
de
posibilidad
del
conocimiento
intelectual
de las
realidades
mundanas
finitas,
sino
que
además,
en
cuanto tal,
puede
encon-
trar
su
propia plenitud
en
la
pose-
sión
y
->visión
de
Dios en sí mismo.
Virtudes cardinales
(del
latín
car-
do
:
ángulo,
quicio),
como
-+ür-
tudes
que
soporLan
fundamentalmen-
te
la
vida moral
del hombre,
se
llama
a
las
cuatro
virtudes
que
des-
de el
tiempo de san
Ambrosio
llevan
el
nombre
de
morales,
en contrapo-
sición a Ias
teologales, -+prudencia,
->justicia, -)fortaleza
y
-+templan-
ZA,
Visión
de
Dios.
La
Sagrada
Es-
critura
entiende
por
visión
de Dios
Ia
total plenitud
de
la criatura
per-
sonal;
más
en concfeto,
la contem-
¡rlación
do
I)ios
inmeüata
y pertec-
tl
scgún la capacidad
de
la
criatura.
lrst:r visiírn
la
concede
Dios
gratui-
tamento
(l
Cor
13,
12;
I
loh
3, 2)
y
la
ha
prometido
a
los
puros
de
corurzón
(Mt
5,
8).
La
Escritura
no
sc
rcfiere exclusivamente al conoci-
¡niento
espiritual,
cino
sobre
todo a
lt
ex¡reriencia
do
la
cercanía
de
Di
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
4/22
Visión
de Dios
mera
vez hace
Dios a
Dios
y
le
con-
üerte en
objeto
de
la
verdadera fe-
licidad.
Esta
causalidad
formal-eflciente
de
Dios sobre el
espíritu humano no
se
puede
concebir
unilateralmente
como
si
concerniera
sólo al
enten-
dimiento;
según
la
Escritura, el
+co-
razón humano
ve
a
Dios.
A
la
últi-
ma
disposición
gratuita
del
espíritu
que
posibilita
la causalidad
formal
del
ser
de
Dios
sobro el
espíritu,
la
llaman
los
teólogos
lumen
gloríae:
es
decir, la
gracia
cread¿
que
es ab-
solutamente
necesaria
para
la
visión
de
Dios,
que
ya
ahora
se
nos ha
dado fundamentalmente
en virtud
de
la
gracia,
y
que
es
susceptible
de
un
incremento,
puesto que
la
gracia
creada
también 1o
es.
+Desiderium
naturale.
Vocación. Se entiende
por
voca-
ción
el conocimiento
que
un
indi-
üduo
tiene de
que
una
profesión
(forma
de vida) está
de
acuerdo con
la voluntad
permisiva
o
preceptiva
do
Dios,
y
de
que
es la realización
de la
tarea vital
en
que
se
puede
conseguir
la salvaoión eterna.
En
este sentido, cualquier
profesión,
in-
clnso
la
que
menos
atrae,
puede
ser
vocación;
puesto
que
también lo
más
difícil
puede
ser, en realidad, lo
que
hay
que
hacer.
Se habla sobre
todo
de vocación
al sacerdocio
o a
la
vida
religiosa,
aunque no
exclusiva-
mente.
Hay que admiür
la
existen-
cia
de
semejante
vocación cuando
se
cumplen los
presupuestos
o condi-
ciones
espirituales
y
morales
reque-
ridos
para
tales
formas de vida,
y
se
eligen éstas
por
motivos
justos
que
siempre
han
de
ser desinteresa-
damente religiosos.
Además
de
esto, se requiero
tam-
bién
que
la
Iglesia esté dispuesta
a
admitir
los
servicioa
que
en esos
estados
se realizan
en
beneficio
de
ella
y
dentro
de
su ámbito.
La pro
779
blemática
ulterior de
la
vocación
desemboca
en el conocimiento
del
deber
particular,
contraponiéndolo
al
conocimiento
de
las
normas
gene-
rales,
que
aunquo restringen
el ám-
bito
de
lo
particular
y
justo
a la
Yez,
no
pueden
determinarlo
con
toda
exactitud.
No es
sino el
pro-
blema
de
la
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
5/22
T
Teleología
(del
griego
telos
:
fin).
IJn
ente que tiene
una
esencia
(-+na_
turaleza)
que
no
constituye
y
eue,
con
todo,
es
histórico-temporal
->punto
de
partida),
es
decir,
ha
de
hacerse
lo
que
es,
queda
p,or
ello
orientado
hacia
una
-)meta:
la
con-
secución
de
la
propia
consumación
ya
implantada
en
la
esencia
inicial.
Consumación
que,
por
otra
parte,
en
un¿
esencia
de
-+trascendencia
es-
piritual
y
libre,
y
por
tanto
históri_
ca
err
sentido
auténtico,
no
es
lícito
pensarla
sencillamento
como
deter-
minada
mecánica
o
biológicamente
en su
concretez.
por
el
contrario,
esa
consumación
es
el insondable
misterio
de
la
creatividad
divina y
humana;
y
sólo
se
desvela
en
la
->terminación, no
es
.
De
aquí que,
si no
se
quie,re
re_
nunciar
a Lln
conocimiento
esencial
con
ceguera
positivista,
tampoco
se
puede
renunciar
a
la
inteligencia
de
un
ente
a
partir
de
su
consumación,
es
decir,
a Ia
teleología.
La
-)esca_
tologia
es la
teleología
dogmática
de Ia
unidad
total
de
la
rialidad
creada por
Dio,s y
de
cada persona
espiritual
particular.
La pregunta
de
si,
y
en
qué
sentido,
hay
q.re
,""o-
nocer
la
teleología
en
la
realidad
infrahumana
material
y
biológica,
a
base
de
métodos
científicos,-
"ri.,
entro
del
campo
de la
filosofía.
De
todos
modos,
en
biología
la
-+üda
no puedo
describirse
de
manera
in_
teligible
sin
recurrir
a
las
categorias
teleológicas
(-)fin,
etc.).
Temor
de
Dios.
El
santo
«temoD>
ante
el Dios
absoluto,
incomprenei_
715
T
ble
y
santo,
en
cuanto
quc en
él
se
reconoce
el
hombre
como totalmen-
te
dependiente
y
pe,cador,
so
integra
como
mornento
en
el
->acto
reiigio-
so,
en el
que
e,l hombre
como
cria-
tura
se
llorne
en
->adoración
delan_
te de
Dios.
Ese
temor
no
implica
contradirción
alguna
con
res¡recto
al
amor
confiado;
por
el contrario,
es
un
momento
de
éste
(incluso
en
el
cielo:
Dz
382¡
que
caracteriza
ese
temo,r precisamento
como
amor
de
Dios.
Dios
es reconocido
y
amado
precisamente
porque
se reconoce
y
ama
su
absoluta
diferencia
co,n
res-
pecto
a
nosotros.
Tratándose de
una
¡elación
única
en su
género,
no
aprovecha
mucho
el
esclarerer
el
temor
de
Dios
sirviéndose
de la
ex-
periencia
del
temor
o
pavor
huma-
nos. Puesto que
en
la
aceptación
del
propio
carácter
de
criatura
s,e
reco-
noce
también
la
propia
necesidad
de
salvación,
tampoco
el tErnor
con res-
pecto
a la
propia
salvación
es
mo-
ralmento
inferior,
bajo;
aun cuando
todavía
no
proceda
del
amor
(-)ca-
ridad)
de
Dios.
Una
actitud
de
indiferencia
abso-
luta,
con pleno olvido de
sí
mismo,
al
margen
del
temor
sería
en
rilti-
mo
término incluso presunción;
que-
rer
hacerse igual
a
Dios
autosufi-
ciente
e
invulnerable.
Por
lo
tanto,
el
temor por
la
salvación
propia (Dz
802
806
823;
Mt
5,
29;
lO,
28;
Ioh
5,
14;
Phil
2,
12;
Rom
11,
20 e.p.)
mirando
a
la
insondable
->jus,ticia
de
Dios
pertenece,
como
momento
ulterior,
al concepto plenario
de
Dios.
En
correspondencia,
el
temor
de
Dios
entra
dentro
del
proceso
de
ia
justificación
(Dz
798
818),
puede
ser el motivo moralmente legítimo
que,
como
timor
simpliciter
servilis,
mueva al
acto
de
contrición
(Dz
746
9LB
898
915 e.p.;
+atricionismo).
Naturalmente,
cuando
sólo se
teme
el
castigo
de Dios
como
mal físico
para
el hombre mis,mo
y
no,
se
sien-
ta el
disvalor
de
la
culpa como
con-
tradicción
a
Dios
mismo,
y
así
se
siga
aferrado
interiormente
a
la
cul-
pa
como
tal, timor
serviliter
servilis,
allí
no tiene lugar
acto
mo¡al
alguno.
Incluso
el
arrepentimiento
por
temor,
moralrnento
justificado,
como etapa
preparato'ria
en el
proceso
de
la
jus-
tificación,
sólo
alcanza su meta
(la
justificación)
si
en
el acto
personal
y
(o)
en
el
sacramento
queda
trans-
formado
e
integrado
por
el
amor de
Dios. Amor en
el
que
se
ama
a
Dios
por
sí
misrno
y
así el temor
de
Dios
se convierte en respeto
amoroso
(Dz
898;
timor fílialís),
d,e
tal
manera
que
se
teme
a
Dios
por
amor
y
no so
le
ama
por
temor
(Francisco
de
Sales).
Templanza
(temperan'tia),
modera-
ción,
es la
-)virtud
por
la
que
el
hombre controla
sus
->pasiones
y
->afectos
en virtud de
la
razón,
manteniendo el
sentido de
la me-
dida; los mantiene en el
dc tal
decisión libre
(cl.
t¿rmbién
->pasií>n).
La
decisióir
libre
cs
la
nrayor
p:rrto
do
las veces
incapaz
clo tkrnli¡r¿tr to-
talmente esas atr¿rccio¡lc.s
rr
apcLcn-
cias
y
de
integrarlas
clcl
todo
cn la
actitud
libremento clcgicla
dc Ia
por-
sona;
por
consiguielrtc,
cs
t¿rn¡biéll
incapaz de orientarlas
plcn:.rnrcntc
hacia
el bien o el mal
quc
lr
pcrs()n:"¡.
elige. Por lo
tanto,
la
suma tlc talcs
tendencias,
idéntica con
la
-)colr-
cupiscencia,
es
expresión
de
quc
la
graaa
no
ha asumido todavía de
manera
total
el
estado
de la
-Jna-
turalwa,
en
el
amor
de
Dios.
Y
así
esa suma
puede
ser
también
en al-
gunas
ocasiones
un impulso
haci¿r
el
pecado.
Tentación es
la
incitación al
-)pre-
cado.
La
libertad
creada tiene
nece-
sidad
de una
experiencia
receptiva
(pasiva)
ds
valores
auténticos o
su-
puestos,
para
poderse
hacer
activa.
Este
estímulo
necesario
para
el
pro-
ceder
activo
aparece en
la
vida
del
hombre como
->concupiscencia,
de-
bido
a
la
perdida
de
la
gracia
origi-
nal
(->estado
original)
de l¿
-)in-
tegridad,
y
esta concupiscencia
per-
siguo
su
bien
particular
sin
atender
al
fln
ético
to al
del hombre ni
de-
jarso
integrar
adecuadamente
dentro
de
la
radical
decisión buena de
éstc;
así
es
corno
la
incitación
al
mal
moral adquiere
la
forma caracterís-
tica
de
la
tentación,
tal
como
se cla
en nuestro
orden
postparadisíaco.
L¿r
tentación,
qlle persiste
aferrada
cr')
el hombre
en
contra
clel , de
la
obediencia
del
hombre ante
Dios.
que
la rechaza, existe en el
honlbro
juntamente
con
ese
((no)),
hacicndtr
de esa manera
incierta
para
el
hom-
bre su
propia
situaciírn
(Dz
ti02;
-+salvación
[certeza
de la
propia]).
Sin
embargo,
hay
que
sostcner
con
716
7t8
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
6/22
Tentación
toda
firmeza que
en
si
incluso
la ten-
tación
persistente
no
destruye
la
-)li-
bertad
y
la responsabilidad
del
hom-
bre
(1
Cor
10, 13;
Dz 804
828: d.f.),
y
que
esa
tentación
puede
superarse
con
la gracia
de Dios
por
medio de
la
oración
y
del
estado
de alerta
(Mt
26,
41),
de
la
esperanza
en
la
i'e
(Eph
6,
16)
y
de una
-+ascesis
activa. Esto
fuera
del caso
en
que
la
tentación
se
convierta
en
algo
im-
perativo
(-+coacción),
aunque
enton-
ces
cesa la posibilidad
do
una culpa
strbjetiva grave.
La
Escritura y
la
tradición
enumeran
como
causas
de
Ias tentaciones
todos
los
momentos
do
la
situación
que
Ie viene
dada
al
hombre
previamente
a
su decisión
libre:
Ios
-+
cósmicos,
el
-gmundo
y
Ias
condi-
ciones internas
del hombre
mismo
(-+sarx).
Teodicea (griego
theos
:
Dios;
dr-
ke y
dlkaía
:
derecho;
algo
así
como
justificación
de Dios).
Esta
pa-
labra
puede
entenderse
en
dos
senti-
dos
diversos.
l)
Originariamente,
sig-
nifica
la
justificación,
por
lo
menos
negativa,
por
medio
de la
razón
fi-
losófica
o
creyente,
de que
la
pre-
sencia
del
-+mal
en el
mundo
(su-
frimiento,
desgracia,
muerte,
culpa),
tanto
en
el ámbito
bio,lógico
cotno
en el
humano,
no
destruya
la
con-
vicción
filosófica
o creyente
de
la
existencia
de un
Dios
santo,
infini-
tamento perfecto
y
bueno.
A
esto
ayuda
el
hacer
valer
la
dis-
tinción
entre
criatura
finita
y
Dios
infinito (contra
todo
-+panteismo);
el
poner
do relieve
la
relatividad
del
enjuiciamiento
de
Ia
bondad
o mal-
dad
do
un acontecimiento
(en
un
coffexto
de más altura
es
bueno
algo
que
en un
plano
infe¡ior
me
parecia
improcedente);
destacar
el
estado
a{rn
inconsumado
del mundo,
que
esta
todavía
en
camino;
la
apre-
ciación
del
sentido
de
la libertad,
719
aun
cuando
pueda
hacer el
mal;
Ia
prevención
contra un
sentido
antro-
pomórfico
falso
del
dolor
y
de
Ia
muerte
en
la
vida
meramente
bioló-
gica;
el
poner
de
relieve
el hecho
de
que
una
armonía
perfecta
de
la
existencia
del
hombre
en
su
->in-
mortalidad,
no
es lícito
exigirla
en
la
dimensión
pura de su
vida
terre-
na.
La
aceptación
de
la teodicea
en
último
término
es cuestión
de
una
modestia
originaria
criatural:
tra
cria-
tura
finita
sólo
es,tá
en su
sitio
si
también
en
esto
sigue
dejando
ser
al
Dios
infinito
el
.-+¡¡¡s1sri.
ines-
crutable.
Pero
dicha
aceptación
es
también
cosa
do
la
esperanza
en
la
fe,
que
de,jándose
probar
por
Dios,
espera
pacientemente
la desvelación
del
sentido
del mundo.
La
recusación
de
la
teodicea
no
es
solución
alguna para
la
existencia,
Semejante
respuesta,
como
respues-
tz,
quiere
dar
sentido
y
proclama
como
verdadero
sentido
la
carencia
absoluta
de
sentido.
En la
existen-
cia
del
hombre
abierto
al infinito
se
da
demasiada
experiencia
de
la luz,
como
para
que
las
tinieblas
absolu-
tas pudieran
ser
lo más
propio y
originario.
2) Hoy día
se
entiende
también
con
frecuencia
por
teodicea
el conocimiento
filosófico-natura
de
la
esencia
y
existencia
de
->Díos
en
general.
Teología (griego,
theologeia:
dis-
curso
acerca
de
Dios,
sobre
todo
de
tipo
hímnico
y
filosófico).
En
senti-
do
estricto,
es
decir,
en cuanto
que
es
algo
distinto
de
la
filosofía,
me-
tafísica,
mitología
y
conocimiento
natural
de
Dios, la
teología
es,
con-
forme
a su
esencia,
la escucha
ex-
presamente
est.orzada
del
hombre
creyento
a
la revelación
verdadera
de
Dios,
históricamente
acontecida.
Es
el
esfuerzo
científicamente
metr'r-
dico
por
conocerla y
el clesarrollo
reflejo
del objeto
de
ese conocirnien-
to. Por
lo
tanto, supone
la revela-
ción,
no la
produce;
aunque
no
per-
mite un
deslinde
perfecto con res-
pecto
a
ella,
ya
que
esta
+revelaciÓn
rrcontece con
palabras
humanas,
in-
cluyendo
de
esta
manera
en
si mis-
ma
un elemento de
la
refle,xión
hu-
mana,
que
ha
sido
utilizado
Pofl
Dios.
Del mismo, modo
que no se
dan
límites
perfectamente determinados
qlle separen
el
conocimiento
precien-
tífico
del
científico
en
general,
así
también
y
con
mayor
motivo tam-
poco
hay
unas fronteras
nítidas en-
tro un
conocimiento
por
la
fe
Pre-
científico
y
el metódico
y
cientifico.
La
verdadera
teología
supone
un
acertado
escuchar
la
palabra
de
Dios
acerca
de
la salvación
y preten-
de,
a
fin de
cuentas,
servirla.
De
aquí
que
esté
vinculada
a la
-)Pa-
Iabra
de Dios
revelada,
tal
como
sigue
estando
presente
de
l'orma
permanente
en
la
Iglesia.
La Iglesia,
por
medio
de su
-rmagisterio
vi-
viente,
pone
a
salvo la
revelación
a ella confiada
(-+tradición)
y
la
interpreta siempre
a
la
vista de
la
-+§¿g¡¿da
Escritura.
Por
esto
la
teología es
una ciencia
que
supone
la
-+fo
(gracia
de
la fe)
y
la
-+Igle-
sia
(magisterio,
Escritura,
tradición).
En cuanto
que
se
trata
concreta-
mente
de la revelación
cristiana,
el
objeto
de
la
teología
ss
-+Dios,
QU€
a
través
de su
acción
salvífica
en
-)Jesucristo
se manifiesta
en sü
pro'
pia
majestad
(Trinidad),
aunque esa
majestad
siga esencialmente
oculta
para
el
hombre
(->misterio) y
se
comunica
en
la
-+gracia.
Este
esfuerzo
metódicamente
ar'
ticulado
por
conocer
un
objeto
ge-
neral en
sí unitario hay
que
recono-
cerlo
como
ciencia,
aun cuando
la
forma
primaria
de
facticidad
de su
objeto, los
principios
de
los
que
se
parte
y parcialmente
también
los
métodos
de
investigación
del objeto
721
Teología
sean
distintos
a
los de las ciencias
profanas. Además,
la
revelación
ha
do ser
escuchada
y
entendida
por
un
hombre
previamente
dotado
de de-
terminadas
condiciones;
por
tanto,
la
escucha
y
comprensión,
tanto
pre-
científica
como
cicntílicamente
es-
tructurada.
de
la
rcvelación
siempre
tiene que
poner
en juego
y
con
toda
necesidad,
al realizar
ese
intento,
ltls
conocimientos
y
métodos
prol'anos:
lógica, filosof ía,
el
c«rncepto
tlel
mundo
de
la
época
respcctiva.
Asi,
la teologia
está
inevitablemenl.e
nrar-
cada
por
un
sello
histórico
temporal.
sin
estar
a causa
de
ello
strbordina-
da
al
saber
intramundano
del
hom-
bre ni llegar
a ser
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
7/22
Teología
también
la
obligación
de
poner
ante
los
ojos siernpre
con
mayor
agtdeza
el
conocimiento
vital de este
desni-
vel
y
de liberar
al
hombre
de
la
,claridad
aparente de
conceptos,
re-
mitiéndole
a
la
obscuridad luminosa
del misterio en
sí. Y,
puesto
que
el
contenido
do
la
teología no
puede
darse reflejamente,
ni
formulado
con
palabras
de
manera distinta
a
la
forma
con
que
se da en la
palabra
que
[o
revela,
el
recurso
a la histo,'
ria de
Ia
afirmación
(historia
de
la
revelación,
->dogmas
:[historia
de
losl,
édogmas
[evolución
de los]),
es
decir,
e,l
recurso
a
su
historia
es
un
momento intrínseco
a Ia misma
teología sistemática. Pero
este
mis-
mo
recurso
tiene
que
estar al servi-
cio
de
la
intelección
de
1o
revelado
y
no
lo es
lícito
convertirse o
per-
derso
en
curiosidades
históricas
ociosas.
En
el
desarrollo
actual,
histórica-
mento
condicionado,
de
la
teología
en
distintas
disciplinas
se
podrían
distinguir, correspondiendo
a la
dis-
tinción entre
el escuchar
primerizo
y
el
riguroso
conocimiento de lo
escuchado,
dos
campos
distintos
den-
tro
de
la misma
teología: el
de las
disciplinas
históricas
y
el
de Ias
sis-
temáticas.
Las
históricas se
ocupan,
o
del
mismo
acontecer
histórico
de
1a revelación
hasta
llegar
a
su
pun-
to escatológico
culminante en
Jesu-
cristo
y
de
la
constitución
de
la
Igle-
sia,
es
decir, de
la
historia de
la
re-
velación
(con
la
-)exégesis
y
otras
ciencias bíblicas,
+bíblica
[teolo-
gíal),
o
de
la
presencia
permanente
de esta salvación hecha definitiva,
es
decir,
de
la
historia de
la
Iglesia
(+Iglesia
[historia
de la], con
-+pa-
trología,
+dogmas
[historia
de los],
hagiografía).
Las disciplinas
sistemáticas se ocu-
pan
del Dios salvador
y
de su
obra:
-+dogmática;
del
hombre como in-
dividuo, tal como
es
en
función del
723
encuentro con
este
Dios:
teología
moral
(->moral
[teología])
con
-)as-
cética
y
-)mística;
del
hombre indi-
vidual en
la
comunidad de la
Igle-
sia:
-)derecho
canónico,
->liturgia,
)pastoral
(teologia).
La
teología
entera
supone,
como
presupuesto
de
sí
misma, la
reflexión acerca
del fun-
damento
y
modo,
del
por
qué
y
el
cómo existe
en absoluto,
-)teología
fundamental
(apologética).
Historia
de
la teología
católica.
En
tiempo de
los
-)padres
de
la
Iglesia la
teología consistía al
prin-
cipio
(s.
u
y
Itr)
en
la
simple trans-
misión de
las
doctrinas
de
la
fe, de-
fensa
contra los
judíos,
gentiles
y
herejes
(por
medio do
los
padres
apologetas:
Arístides, S. Justino, etc.).
También
hubo
que
defenderla
con-
tra
la
->gnosis
que pretendía
siste-
matuar el
cristianismo
de forma
mís-
tico-racionalista
e
identificarlo
con
el
espíritu
dualista
y
mitológico de
su
tiempo.
Los
teólogos
más
seña-
lados
fueron
S. freneo, Tertuliano
y
S. Clemente
de
Alejandría.
Frente
a
las
pretensiones
de
la
gnosis
apa-
reco el
primer
esbozo sistemático
de
la
teo'logía
llevado a
cabo
por
Orí-
genes
y
presentado
corno contrapar-
tida,
ortodoxa en 1o esencial,
de
la
gnosis.
Los
s.
Iv
y
v aportan la for-
mulación del dogma trinitario
y
cristológico
que
ha
prevalecido
como
clásica,
aportación originada en lu-
cha contra
el
-+arrianismo,
->nes-
torianismo
y
)monofisismo,
hacien-
do
uso
y
deslindándose
a
la vez de
la filosofía del
tiempo,
-)neoplato-
nismo;
este
dogma
establece clara-
mento las fronteras entre
Dios
y
el
mundo,
rechazando
los
poderes
cós-
micos o
mundanos
semidivinos,
y
por
otra
parte,
con el
misterio
de
la
+unión
hipootática,
introduciendo
al
mundo
en
la vida
de
Dios
mismo
(+hipóstasis),
como
puede
apreciar-
se
en S.
Atanasio,
S.
Basilio,
S.
Gre-
gorio
Nacianceno, S.
Gregorio Ni-
seno
y
S. Hilario. Simultáneamente
S.
Agustín
desarrollaba en el occi-
dente una
-)antropologia
cristiana
contra el
->pelagianismo,
en
la
que
se consideraba
al
hombre
como
en-
tidad
abierta
a la
gracia
libro de
Dios.
Los
siglos
de
transición
entre
la antigüedad
y
la edad media
son
siglos
de
acumulación,
clasificación
y
consen'ación
de
la herencia
recibida
de los
padres
de Ia Iglesia, sin
nuevas
creaciones ni
caminos nuevos.
A
partir
del s.
xr
se
inicia
un nue-
vo
periodo,
la escolástica: estructu-
ración
de
muchos tratados
que
en
tiempo
de
los santos
padres
estaban
todavía
poco
elaborados teológica-
mente, tales como
la
doctrina sacra-
mentaria
y
muchas
partes
de
la an-
tropología;
uso
sistemático
de
la
filos,ofÍa
aristotélica
para
la
concep
tualización
de
las
verdades
de
la
fe;
exposiciones
generales
relativamente
equilibradas (comentarios
a
las
sen-
tencias, ).
En
el
s.
xvl
comienza
con el
con-
cilio
de Trento
otro
período
nuevo.
Proviene
de
la lucha contra
la
doc-
trina de
los reformadores
y
consiste
en una
elaboración,
positiva
en
prin-
cipio,
de
la nueva concepción
del
mundo (barroco).
De
esta manera
surge
Ia
neoescolástica. Este
movi-
miento
está dirigido
principalmente
por
la
teo,logía española
dominicana
(Vitoria,
M. Cano,
Báiez,
etc.)
y
je-
strítíca
(Suárez,
Yázquez, Molina).
Se est¡ucturan
los
tratados
de,l
ma-
gisterio
eclesiástico
y
de
la
Iglesia
como
sociedad
externa o
visible, se
desarrolla la
apologética
y
la
teo-
logía de
controversia
(-+controversia
[teología
de];
Belarmino). También
se
inicia el
desarrollo
de
la teología
histórica
y
do
la
historia
de
los
dog-
mas
(Petavio,
etc.). Aparecen
expo-
siciones
sistemáticas
completas
de la
dogmática
en forma de comentarios
a la
Summc
de
santo Tomás
de Aqui-
no Se
trata
expresamente
el
proble-
725
Teología
dialéctica
ma
-+gracia
y
-+libertad
(contro-
versia
ace'rca de
la
gracia).
Por
fin,
se
propugna
la
autonomia de
la
teo-
logía moral
(-+mora[
[teología]).
En el
s.
xvrll
la
teología
queda
pa-
raluada,
estancada.
Prírcl"icamente.
sólo
so
aprecia
un avancc ulterior en
las disciplinas históricas, tales como
la
historia
de
la
Iglesia.
En
el
s.
xtx
se intenta
hacer
teologia
particndo
de la nueva actitud
intelcctu¿rl trans-
formada
esencialmentc
por Karrt
y
el
idealismo
alemán.
Sin
embat'go.
los
intentos realizado's
o
acaban
l'r¿r-
casando
(A.
Günther,
G.
I{ermes) o
no ejercen de momento un
influjo
notable
en
el
conjunto
ds
la
teolo-
gía
católica
(-+Tubinga
[escuela
de],
J.
H.
Newman).
En
general,
domina-
ba la
neoescolástica
(Kleutgen,
Schee-
ben,
etc.)
en su esfuerzo,, del
todo
necesario,
por
volver
a establecer
una
conexión
con
la
propia
tradi-
ción,
desconectada
casi
por
completo
a
fi¡es
del s.
xvIII.
Ese
esfuerzo
se
rcal:zó
a
base
de
la
investigación
histórica
y
sistemática de la
escolás-
tica medieval. Así,
el desnivel
entre
e,l
plano
fáctico de
la
teología cató-
lica
y
el de las
exigencias religiosas
ds la
época es mucho mayor de
lo
que
debía ser,
a
pesar
de toda
su
erudición, sobre
todo
histórica.
La
superación
de este estado
de
cosas
se va
preparando lentamente
y
en
medio
de algunos
pasos
en falso
(-+modernismo,
etc.).
Teologia dialéctica
es
una dircc-
ción
de
la teología
protestante
sur-
gida
con
posterioridad
al
año
l9ltl,
en la
que
se superó
ampliamentc
la
-+teología
liberal
que predomin(r
durante el
s.
xIx. La
teología
dialéc-
tica,
en
la
medida
en
quo pucdc
re-
sumirse
con brevedad
(teniendo
en
cuenta
que
no
so consi«leró
a
sí nris-
ma
como
sistema),
partc
dc
la crisis
como determinación
fundamcntal
del
hombre.
En
esta
crisis
c[
hombre
724
726
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
8/22
Tcologia
dialécticz
realiza
intentos
por
asegurarse,
el
peor
y
más
erróneo
de los
cuales
es
la
religión
considerada
como
garan_
tía
humana
y
afirmación
de
si
mis_
mo
frente
a
Dios.
El
hombre
queda
rregado
por
Dios
en Ia
muerte
v en
la
resurrección
de Cristo;
Diós
y
hombre,
tiempo
y
eternidad
están
separados
por
el
linde de Ia
muerte.
Pero, precisamente
en
ia
muerte y
en
Ia
resurrección
de
Cristo,
el nuevo
mundo
de
Dios
toca
al
viejo
mundo
(>,
es
decir,
ni
de
manera
histó¡i_
camente
perceptible,
ni
por
la
fe,
que
es
un
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
9/22
Teología
liberal
giones.
Más
tarde,
se
relativiza
esa
su-
premacia
bajo
el
influjo
de la
escuela
historicista
religiosa
(E.
Troeltsch).
Otra
forma
de
la
teología
liberal
entiende
el
dogma,
analógicamente
a como
lo
hace
el
->modernismo
católico,
como
objetivación
de
la
fe
subjetiva;
está influida
por
F.
Schleier-
macher
y A.
Ritschl.
La
crítica
bíblica
(-+bíblica
[crítica])
extremis-
ta.,
inobjetiva
y
determinada
por
aprioris
fllosóficos,
ha
de
ser
consi-
derada
como
el
fruto
más
trascen-
donte
do Ia
teología
liberal.
por
estar
fundamentalmento
en
oposición
cra-
sa
con
respercto
a
la esencia
nuclear
del
-+protestantismo,
fuo
superada
sin
dificultad
por
la
-)teología
dia-
Iéctica
e
(Be-
kennende
Kírche).
Sin
embargo,
si-
guo
siendo
un
peligrq
que
se hace
otra
vq
más
fuerte.
Teología natural.
Recibe
este
nom-
bre
la
-)ontología
metafisica,
en
cuanto que
en
la
ciencia
general
del
-)ser
queda
implicada
necesariamen-
te
una
afirmación
analógica (->ana-
logía)
del
ser
abso,luto
de
Dios
-+Dios
[teoría
do],
-+Dios
[pru"-
ba
de
la
existencia
de],
-+teoáicea,
-+teología
fundamental).
Teología
positiva.
Recibe
este
nom_
bre
la
teología
en
cuanto
que
de Ia
manera
más
exacta
y
coÍrecta
posi_
ble
interpreta
y
pretende
reunir
y
presentar,
utilizando
un
método
his_
tórico
aposteriorístico,
las
afirma-
ciones
de
las
fuentes positivas
de
la
revelación:
Escritura,
tradición
y
ma-
nifestaciones
del
magisterio
eclesiás-
tico
de los primeros
tiempos;
y
esto,
en contrast,e
con
la
teología
especulativa,
que
pretende
repensar,
uniflcar
y
apropiarse
entendiéndo,lo
verdaderamento,
de manera
sistemá-
tiea,
conformo
a
sus
posibilidades,
ese
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
10/22
Theologoumenon
Theologoumenon.
Puede llamarse
.así
a una
doctrina
que
no está in-
mediatamente
testiflcada
por
el
ma-
gisterio
eclesiástico
y
eue,
por
tanto,
no tiene autoridad
para
obligar. Sin
embargo,
está
de
tal
manera
confi-
gurada,
y
de ahí su
recomendación,
que
por
su medio se aclaran otras
muchas
doctrinas
explícitas
de
la
Iglesia
en sus
diversas
y
mutuas
co-
nexiones, haciéndolas
do
ese
modo
inteligibles.
Tiempo. Para
llegar
a
un
concepto
.adecuado
de tiempo
no hay
que pen-
sar
en
primer
término
en
el
tiempo
medido
por
el reloj,
por
dos
razo-
nes:
Primera,
porque
ese
tiempo,
en
cuanto medida
externa
de la
dura-
ción
de los
procesos
físicos, es ex-
trínseco
a
1o
temporal
en su tempo-
ralidad
y
en su
tiempo
intrínseco.
Segunda,
porque
encubre
el
hecho
de
que
la medida misma sólo
puede
ser
manejada
por
un
ente
espiritual,
que
ya
a
partir
de su autorrealiza-
ción interna
sabe lo
que
es tiempo
y puede
comparar.
Por de
pronto,
tiempo
es
la for-
ma
del
hacerse,
del devenir,
propia
de la
libertad
finita:
el venir desde
s¡¡
-)punto
de
partida,
del
que
no
se
puede
disponer, al
propio
reali-
zar
eleúivamente la
realidad
propia
dada
como
posibilidad; y
la llegada
al estado de
perfección,
irr,evocable
e irrepelifle,
de su .
La
unidad
y
la
oposición
de
esos mo-
mentos
es
el
tiempo
de este ente;
momen,tos
que, por lo
tanto,
no son
el mero estar
uno
tras
otro
de
ele-
mentos heterogéneos en
una
serie
(lo
cual
no
haría
que
estos
elemen-
tos
fueran fases
de
un
proceso),
sino
eüe,
por
el
contrario, constituyen
una
forma
tem¡roral,
verdaderamen-
te
una. Esta s,ucesión
experimentada
de los momentos
no
puede
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
11/22
Tornismo
lélica,
que
Tomás de Aquino
utiliza
como
instrumental
conceptual
para
la
interpretación
teológica do
los
da-
tos de la
revelación.
Sin
embargo,
incluso
aquí, una
apreciación
profunda
histórico-fllo-
sófica
de Sto.
Tomás de Aquino
tie-
ne
que
reconocer
que
éste no se
li-
mita a
permanecer
aferrado a
la
con-
dicionaiidad histórica de
la filosofÍa
precristiana,
prepersonal
y
cosmo-
céntrica.
Por el
contrario,
hay
que
reconocer a
Tomás de Aquino
como
filósofo
y
teólogo
creador
y
original.
Tomás
de Aquino, de
cara a
1o
nue-
vo,
se
encuentra
situado en
el trán-
sito de la
filosofía
antigua
precris-
tiana
y
cristiana,
y
la
filosofía
per-
sonal, antropocéntrica
en
el
buen
sentido de
la
palabra.
Filosofía
que,
cuando
no
se entiende mal
a sí
mis-
ma,
procede del cristianismo,
y
de
ahí
su
actitud
como instrumento de
la
teología,
con ventaja
sobre la
filo-
sofía
antigua.
Si,
como
es
natural,
con
cI
paso
del tiempo, Sto.
Tomás
de Aquino se
va lentamente
asimi-
lando
el
papel permanentemente
vá-
lido
de
padre
de
la
Iglesia,
también
es
verdad
que
todavía
hoy sigue
siendo
con razón
el
Doctor
Comfin
en muchos
aspectos.
Enumeraremos
algunos:
por
slr
respeto
a
la
tradi-
ción:
por
su
empeño
intelectual
por
la
claridad:
por
su sistematismo
y
reducción de
los
problemas
particu-
lares
a
primeros
principios;
por
Ia
distinción
y
unidad de razón
y
reve-
la,ción,
de
naturaleza
y
gracia,
de
rnundo
e Iglesia;
por
su
probidad
de
pensamiento
y
por
la
autentici-
dad
de su
veneración
cúltica al
Dios
incomprensible.
Tradición.
En
un sentido
general
todavía
preteológico,
tradición
es
la
transmisión, la
procedencia,
es
de-
ci.r,
la
suma
de
todos
los
procesos,
por
medio de
los
cuales
se van en-
tregando,
de
generación
a
genera-
739
ción,
las
ideas,
facultades e
institu-
ciones conquistadas;
y
de
ahí pasa
a
significar
la
suma
de
lo
transmiti-
do do esa manera.
La tradición ase-
gura
la
continuación
de
lo
que
se
comenzó
una
vez. Posibilita, además,
a
partir
del saber
y
de
la
experien-
cia
de
los
antepasados,
una
posi-
ción,
desde
la
cual
Io
nuevo
puede
conocer su
puesto y
su
valor.
Con
todo, la
tradición está.
por
otra
parte,
expuesta
al
peligro
de
perder
la
apertura
ante
lo
venidero
y
de
llevar
a
un
aferramiento
esté-
ril
al
pasado.
El
contenido de
la tra-
dición
es
menos
un saber de hechos
y
de
habilidades técnicas
que lo que
pono
de manifiesto
un determinado
sentido
para
la
sociedad
que
tiene
su consistencia
en
la
tradicíón.
Así
los
acontecimientos
políticos
impor-
tantes;
la
configuración
de1
derecho,
del
arte,
de los
usos
y
costumbres;
el
lenguaje
y
también
el
saber
y
el
actuar religiosos
(mito,
culto); todas
estas cosas
constituyen
las
formas de
vida
y
las üvencias en
que
se
plas-
ma
la tradición
y
se convierte en
fierza
configuradora
de
la
sociedad.
La
tradición
proporciona
dignidad
y
estabilidad
a las
instituoiones socia-
les
y
a
las formas
comunitarias
(Es-
tado, familia, adrninistración de
la
justicia,
etc.), afianza la autoridad
y
da
orientación
y
consistencia a
Ia
evolución.
Basada
en la
->historici-
dad
del
hombre,
la relación hacia
lo
transmitido
crece,
por
una
parte.
en virtud del
respeto ante las
fuer-
zas
eficaces
contenidas en el depósito
transmitido
y, por
otra. en
ürtud
de
la
confrontación
con las
exigencias
del
presente.
Junto
a
esa
relación.
crece también la relación hacia
la
propia
historia
en la
sociedad de
los
antepasados, del
estado
y
del pue-
blo
respectivo.
I-,a
auténtica apropiación
de lo
transmitido
no
se tiene
quc
realizar
necesariamento
en
una toma de
po-
740
rirr,,lr
críliclr. o cn
Ia
conciencia de
lrr t
olrtliciolurlida«l
histórica
del
pa-
',;rrl,r.
l'cllcncce
a
la
esencia del
ho,m-
lrrr,
t'l
cncr¡¡ltrarse
también
en
me-
rlr,r
rlt'. r¡nu.
concatenaCión ingenUa O
rrrtllciu.
Dc
todos
rnodos, en épocas
,lt'
trrrnsición, en
las
que
las
fuer-
z;rs
rlc
l¿r
tradición inf,uyen menos, la
nuuvrr generación
exige
a
menudo
lrr t'lccción
y
anuencia consoientes
de
lo
(lurJ
ha
de conservarse
y
tiene
que
( ()ni'icrvarse
para
un
tiempo
indeter-
ruinado
venidero.
La
tradición
está
s«rmetida
a
una evolución lenta
poco
pclccptible,
dentro
del curso
conti-
¡rrraclo
de
la historia.
Por
el
con-
(rario,
las revoluciones
rompen
ese
proceso,
aunque
tampoco
puedan
acontecer
totalrnente
fuera
de
la
tra-
dición.
La
importancia
de
ésta
puede
pasar
a
segundo
plano
temporalmen-
te frente
a la
acrecentada
apertura a
lo
nuevo
y al
progreso. Sin embargo,
sigue
constituyendo
siempre
la
base
ds
todo nuevo
comienzo,
que
ha
de
ser
elaborada una y otra
vez
por
cada
época.
De
acuerdo con
esto, tradición,
en
la
teología católica,
significa el
pro-
ceso
y
el contenido
de
la
transmisión
de la verdad
revelada,
que
en
rilti-
mo
término
tiene
su
punto
de
parti-
da
en
la
predicación
oral
de los
portadores
originarios
de la
-)reve-
lación
cristiana
(sobre
todo,
->Jesu-
cristo
y
los
->apóstolcs).
Transmi-
sión
o,ue, además,
para
ser tradición
en
sentido
católico, tiene que
acon-
tccer bajo
la
asistencia
del Espíritu
Santo
y
por
medio
de
la Iglesia,
des-
arrollándose
así la
verdad revelada
(+dogma)
transmitida de
esa ma-
nera.
La
tradición
originaria
quedó
fijada
en la
-)Sagrada
Escritura
por
la
primera generación
de la Iglesia;
pero
aun
después
de
esa
fijación,
la
conciencia
de la
fe de
la
Iglesia
aceÍca
de la
extensión
(->cano,n)
y
sentido
de
la
Escritura, transrnitida
en
Ia
tradición
y
proclamada
auto-
741
Tradició¡r
ritativamente
por
el magisterio,
y
en
este
sentido
Ia
tradición
misma
siguo siendo
norrla formal
de
la
in-
terpretación
de la Escritura.
De
tal
manera,
que
en
este
senti-
do
se dan
dos
del
conoci-
miento de
la
revelación:
Escritura
y
tradición
(Dz
783 e.p.);
teniendo
incluso
la
tradición una
precedencia
iógica respecto
a la Escritura.
Sin
embargo,
puesto
que
por
otra
parte
la
conciencia
de
la lc de
Ia Iglesia
posterior,
y
asi
Ia
.
per-
manece siempre
ünculada a
la
dc¡:
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
12/22
Tradición
tanto, en esta
histcria,
conserva, des-
arrolla
y
hace
presente
en
cualquier
momento la
verdad de
Cristo.
Hay
que
distinguir de
la
tradición
en sen-
tido
estricto, lo
que
se transmite doc-
trinal
o
disciplinariamente como tra-
dición
en
sentido amplio, sin recurso
directo a la autoridad
del Dios
que
se
revela
y
que
siempre
se
hace
escuchar
por
medio
de
la
Iglesia
(cf., p.
ei.,
-)consensus).
Tradicionalismo.
Doctrina de
al-
gunos
teólogos
y
filósofos católicos
del
s. xlx, tales
como
Bonald, Bau-
tin, Bonnetty,
que
surgió como una
salida
contra
el
racionalismo y
el
escepticismo.
S,egún ella,
los conoci-
mientos metafísicos no
pueden
al-
canzarse
con la
raz6n
individual;
sólo
pueden
ser
conocidos
con
cer-
teza
plena
por
medio
de
una reve-
lación
(-+revelación originaria)
que
da
autoritativamente
testimonio
de
sí
por
medio de las lenguas,
el es-
píritu
de
los
pueblos,
la
tradición, la
Iglesia.
el
sentido común,
etc.
Esta
doctrina, rechazada
por
la Iglesia
(Dz
1622
ss 1649ss 1795 1806;
-+Dios
[prueba
de
la
existencia
de]), unila-
teraliza
la
historicidad inevitable
del
conocimiento
humano; hace
a
la
-+revelación
única fuente
del cono-
cimiento cierto,
el cual
pierde preci-
samente con
ello
su historicidad:
pasa
por
alto el
que
tanto
la
tradi-
ción como la
revelación histórica
necesitan
un
destinatario:
la
->r¿r-
zón humana,
que
decidiéndose rcs-
ponsablemente
(es
decir, viniendo
de
los
fundamentos de su
esencia)
puede
aceptar
la palabra
histórica.
Traducianismo. Doctrina
según la
cual
el
alma
del
niño
so
origina
del
proceso
material de
la
generación
(traducianismo
material)
o es
una
parte
del
alma
de
los
padres
(tradu-
cianismo
espiritual). El traducianis-
mo
surge
una
y
otra
vez
en
la
teolo-
743
gía
católica
hasta
el s.
xtx,
debido
a
que
con é1 algunos
problemas
(p.ej.,
el
del
+pecado
original)
pueden
re-
solverse aparentemente
con
más
fa-
cilidad. Como doctrina
garantizada
por
el
magisterio
ordinario
(Dz23Z7;
--)creacionismo)
hay
que
sostener
hoy
día
lo
siguiente:
El
->alma
es-
piritual, en
cuanto
principio
simple
y
substancial del
ser absolutamente
irrepetible en
cada
caso,
sólo
puede
tener
su fundamento en
un
acto de
Dios
por
-+creación;
aunque esta
creación.
como
posibilitación
de
una
autosupresión
de
la fuerza evolutiva
de
la criatura,
hay
que
pensarla
tan
vinculada al
hacerse de
la nueva vida,
que
los
padres
sean
realmente la cau-
sa del
nuevo hombre.
Transfiguración
de
Jesús.
Asi se
designa el
suceso de
la vida de
Jesús
narrado
en
Mt
17,
l-9; Mc
9,
2-9;
Lc
'9, 28-36;
2
Petr
1,
16-18. Tres
discípulos
ven a Jesús
orante,
en
un
resplandor místico,
hablando con los
representantas
de
la antigua ley
y
ds
los
profetas (Moisés
y
Elías)
acer-
ca
de
las
cosas
que
habrían de
su-
ceder. En
ese
momento,
por
medio
cle
una
voz
del
cielo
y
de
la
como símbolo
de
la
presencia
de
Dios
(Ex
40, 34-38), Jesús
queda
tes-
tificado como
mesías, como segundo
Moisós
cn
cl
monte
del
Señor
(Ex
24, 15-18).
como curmplimiento de
la
alianza
y
cle
la
profecía
libre. En
un
scntido
totalmente
diverso',
se
habla
también
de transllguración
de Jesús
refiriéndose
a su
glorificación
des-
pués
de
la
-+r,esurrecoión.
Transubstanciación
es la
transfor-
maci(rn de las
-)substancias
del
pan
y
del
vino en las substancias del
cuerpo
y la
sangre
de
Cristo,
que
tiene
efecto
por
Ia consagraoión
eu-
carística
(-+misa
[sacrificio
de la])
en virtud
del
poder
de
Dios. Por
ese medio
se
hacen
presentes
el
cuer-
lrrr
y
lir
slngro,
permaneciendo la
rt'¡rlitl¡rtl «lc l:u
apariencias sensibles
(
'c.,¡rc(ic
cr¡carística)
del
pan y
del
,''irro
l.rr doctrina def,nida
de
la
Iuursrrbsl:rnciación
(Dz
,884)
no
quie-
r
c
\cr
una
explicación
objetiva
de
('()nr()
y
dc
la manera en
que
se lleva
;r
crrlro
la
presencia
de
Cristo.
Quiere
srilo
irlirmar
de
una
manera
distinta,
y
(lue
cxcluya
las
malas
interpreta-
tioncs,
eue,
según
las
palabras
de
('r'i:;t«r,
lo
que
Él
o{rece
es
precisa-
lncnte
su
cuerpo
y
no otra
cosa;
Y
(lue.
además,
la realidad
empírica-
nlcnts
perceptible
puede
reconocerse
cl:rramente todavía;
más
aún,
que
huy
que
reconocerla
como
la
reali-
d¿rd
de
la apariencia
del
pan.
Cuál
es en
este contexto
de
la
de-
linición estricta
de
Trento
la noción
de
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
13/22
Trento
refor¡¡adoles protest¿rntes
del
s. xvl
:
extensión
del
-+s¿¡on de
Ia
Sagra-
da
Eecritura,
importancia
normativa
de la
->tradición,
doctrina
acerca
del
->pecado
original
y
de
la
-)con-
cupiscencia;
doctrina
acerca
de
La
-+gracia,
de
la
+justificación,
del
->mérito,
de
7a certeza
respecto a
la
propia
salvación
(+salvación
[cer-
teza de la
propial),
,-)perseverancia;
doctrina
sobre
los
siete
sacramentos
en
general,
con
-)bautismo
y
-)con-
firmación, y
sobre
la
-+eucaristía
(-+transubstanciación)
y
el sacrificio
de la misa
1->misa
[sacrificio
de
la]),
la
confesión
(-+penitencia
[sacramen-
to de
lal),
-)unción
de
los enfermos,
-*orden
y
-+matrimonio
en
particu-
lar;
doctrina
sobre
el
->purgatorio,
la veneración
de
los
santos
(-)san-
tos
[veneración
de
los])
y
sobre
las
->indulgencias,
Tribulación
es
un
concepto
del
NT
que
no
puede
faltar
en la
inter-
pretación
cristiana,
no idealizada,
de
la
existencia
hurnana
cristiana
(-)ten-
tación,
-+mundo,
-)muerte).
El hom-
bre
sigue
siendo
el
atribulado, el
afectado
por
la
experiencia
de
su
finitud,
de
la
fatiga
del trabajo,
de
su
rnortalidad.
Y como cristiano
es
eso
con
mayor
agudeza
(Ioh
17,
14).
No Ie
es lícito
al
cristiano
rehuir
esta
situación.
Tiene
que
soportar
este
corto
tiempo
de la vida
en
vir-
tud
del
Espíritu
(1
Thes
l,
6),
con
confianza
en
la
gracia
de
Dios
en
Cristo
(Ioh
i6,
33)
como
participa-
ción
en
el
destino
de
Cristo; tiene
que
soportar
este
pequeño
lapso
de
tiempo
de la
vida
con
constancia
es-
peranzada
(Ioh
16,
16
ss).
Ilicotomismo.
El
tricotomismo
es
una
doctrina
errónea
que,
a
p€sar
de serlo, surge
una
y
otra
vez
en
el
curso
de la historia
del
pensaneiento
occidental.
Segfin
el
tricotomismo,
el
hombre,
en
su esencia
substancial,
1A1
está
constituido
por
tres realidades,
cuerpo,
alma
y
espíritu, que
se
dis-
tingtien entrc
sí
con
-+distinción
rea[.
Esta
doctrina
fue
rechazada
por
el
magisterio
cclesiástico
(Dz
148
255
33;8 480s 738
1655).
Separa
de-
masiado
al espíritu del hornbre;
es
decir, a
la
persona,
a Ia
historia
es-
piritual
libre, con
frecucncia aun
sin
quererlo,
les
separa demasiado
de
la
realidad
corpórea,
de
lo
material.
No
puede
entende¡ verdaderamente
la
historia de la realidad
material
como historia del espíritu
y
así
no
puede
entender
la
redención
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
14/22
Trinidad
ceptualización
occidental
(-*natura-
leza,
->persona,
-)esencia,
etc.).
Como
era
de
esperarse
a
priori,
apa-
recen las
herejías
fundamentales
si-
guientes:
-+Modalismo,
según
el
cual
la
Trinidad
de
personas
no
sig-
niflca
sino
tres
aspectos
o
maneras
de
presen'tarse
Dios
a nosotros.
-+Triteísmo,
para
el
que
Padre,
Hijo
y
Espíritu
Santo
so,n sencillamente
tres dioses
que
forman
sólo
una
uni-
dad conceptual.
Por
fin,
-)subordi-
nacionismo
en
sus
diversas
formas:
el Hijo
y
el Espíritu
Santo
son
triple.
Así
pues,
a
pañir
de
nuestro
cono-
cimiento
vivencial por
la
fe,
que
nos
regala
la misma palabra
de
Dios
(Escritura,
Jesucr,isto),
podemos
de-
cir:
La
absoluta
autocomunicación
de Dios
al
mundo,
como
misterio
qlre
se
nos
ha
acercado.
se llama
en
ou originariedad
absoluta.
Padre;
co-
mo
principio
idéntico
que
actfia
en
la historia,
Hijo;
como
donado
a
nosotros y
por
nosotros
aceptado,
Espiritu
Santo.
En estos
diferentes
so trata
realmente
de
la auto-
comunicación
de
Dios
. La
tríada
expresada
es
una
tríada
de
Dios
en
sí. Sin
embargo, puesto
que
751
ambos casos
versan
sobre
la
comu-
nicación
de
Dios
y
no
sobrs
dos
efectos
creados
distintos,
se
trata
siempre
lo
dicho
la
tarea
ulterior
de
poncr
en claro
la
importancia
religiosa
dc
esa
doctrina
de la
Trinidad
a
Dios:
como Dios se
crr
munica de
un
modo
absolut«r conl()
el
que
no
tienc nornl¿t
alguna
superior a El
(),
y
como
esta comunicacirin
se rcaliz:r
necesariamente
en
dos nrod
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
15/22
Trinitaria
(teología)
presencia
histórica de
la autoexpre-
sión
de Dios
en
el mundo
(-)>,
-
8/20/2019 Diccionario teológico T-Y
16/22
f
Unción
do los entermos
Dios.
Asi,
toda
esta acción
lleva en
sí las
propiedades
esenciales de
un
-)sacramento.
Si
se
tiene
a
la
lgle-
sia instituida
por
Cristo como
y
se
considera
que
son necesaria