Después los sacó hacia Betania, y levantando las manos, los bendijo.
Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo al cielo.
Ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría;
Y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Lc 24.46-53
ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Ciclo C
“Jesús no va al cielo sino después de sufrir el martirio. Para ir a la gloria es preciso sacrificarse antes”.
San Pedro Poveda
Hay quien pone toda su gloria en aparecer unos minutos en la televisión.
O en lograr un triunfo en unas elecciones aunque sea en una aldea pequeña
y olvidada por todos.
La gloria es engañosa cuando se pone en el logro
del TENER
del PODER
del PLACER.
Pensamos “que las riquezas son riquezas, y que los deleites son deleites
y que las honras son honras...
... SOMBRAS SON DE LAS VERDADERAS RIQUEZAS”
San Juan de Ávila
La fiesta de la Ascensión levanta nuestros ojos
al cielo.
El cielo revela: • la última verdad de nosotros mismos,
• la realidad que buscamos cada día,
• es decir, al mismo Dios.
La muerte y resurrección del Mesías nos impulsan a predicar la conversión y el perdón de los pecados.
La Ascensión es el anillo que une el misterio pascual de Cristo
con la tarea encomendada a sus discípulos.
La misión de Jesús culmina con su entrega y con su resurrección de entre los muertos.
Su entrada en los cielos refleja su dignidad divina y confirma que su humanidad ha sido glorificada en Dios.
La misión de la Iglesia cuenta con la presencia y la fuerza del Espíritu
prometido por el Padre.
Pero requiere el testimonio fiel y activo
de los seguidores del Señor.
Padre nuestro, “la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria.
Donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembros de su cuerpo”.
Amén.