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Page 1: DEPRESIÓN Y ANSIEDAD ¿ES LA MISMA ENFERMEDAD?

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Con frecuencia los pacientes preguntan, “¿lo que yo tengo es ansiedad o es depresión?”. Aunque a veces puede ser difícil responder a ciencia cierta a esta pregunta, los trastornos de ansiedad y los trastornos depresivos son dos enfermedades diferentes, con algunos síntomas en común, pero con también aspectos diferenciales fundamentales.

I. Síntoma diferencial clave entre trastorno depresivo y trastorno de ansiedad.

En psiquiatría es muy importante conocer el pensamiento que lleva al paciente a adoptar una conducta u otra. Es decir, lo más importante para llegar a un diagnóstico no es ver lo que hace una persona, sino entender el porqué lo hace. Este aspecto es el que, esencialmente, nos llevará a un diagnóstico u otro en psiquiatría

¿Qué pensamiento o pensamientos son los que tiene un paciente afecto de un episodio depresivo?

La persona afecta de una depresión tiene dos pensamientos re-currentes: “no soy capaz de hacer nada bien” y “no hay nada que me ilusione ni que me interese”. En la persona afecta de una depresión estos pensamientos son nuevos, es decir, antes de la depresión no tenía esos pensamientos.

¿Qué pensamiento o pensamientos son los que tiene un pa-ciente afecto de ansiedad?

La persona afecta de un trastorno de ansiedad, puede tener también el pensamiento de “no soy capaz de hacer nada bien”, pero no porque no tenga ilusión e interés, sino porque “noto que en cualquier momento va a sucederme algo malo”. Algunos pacientes tienen miedo a algo concreto (un infarto, un atraco, un accidente), pero otros muchos refi eren un miedo continuado a una amenaza que le resulta imposible de concretar.

Un ejemplo práctico respecto a esta diferencia de pensamien-tos entre ambos trastornos.

· La persona con una depresión es incapaz de ilusionarse e interesarse por cosas que antes sí le ilusionaban y le intere- saban, por ejemplo, por sus hijos, por una actividad que antes le gustaba o por una serie de televisión que antes le encantaba. Asimismo, está convencido de que es inferior al resto.

· La persona con un trastorno de ansiedad, sí que sigue interesada por sus hijos, por las actividades que antes le gus- taban o por una serie de televisión, pero no puede disfrutarlas de la misma forma que en el pasado porque ahora se encuentra mal (de la misma manera que le pasaría a quien, le duele mucho una rodilla); no es falta de ilusión, ni interés, es inca- pacidad para concentrarse en ello porque ahora tiene una sensación de miedo intensa que le impide relajarse frente a esas situaciones que sí que le siguen pareciendo interesantes. Además, a diferencia del paciente depresivo, el paciente con ansiedad no se considera inferior al resto, tan sólo considera que ahora no puede rendir a su nivel habitual.

Evidentemente, una persona con un trastorno de ansiedad, al igual que toda persona que padece una enfermedad larga y limitante, con el paso del tiempo puede llegar a estar triste, e incluso, fi nalmente, puede llegar a tener una depresión.

II. Síntomas frecuentes en los trastornos depresivos y no habituales en los trastornos de ansiedad.

Diversos síntomas pueden estar presentes en los trastornos depre-sivos y no suelen estar presentes en los trastornos de ansiedad.

Enlentecimiento psicomotor. Llamamos enlentecimiento psico-motor a:

· Los movimientos del paciente son algo más lentos de lo habitual.

· Entre la pregunta que se le hace y el inicio de su respuesta hay un lapsus de tiempo superior al habitual.

· La gesticulación de manos y cara es inferior a la habitual.

Por el contrario, el paciente con un trastorno de ansiedad man-tiene una velocidad de respuesta motora y de pensamiento si-milar a la de un paciente sano.

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Mejoría vespertina. El paciente depresivo suele encontrarse algo mejor por la tarde-noche que durante el día. Por el con-trario, la intensidad de los síntomas en un trastorno de ansiedad suele estar más relacionado con qué tiene que hacer en ese momento (circunstancias ambientales) que con la hora del día que es.

Retraimiento social. El paciente con un episodio depresivo pre-fi ere no tener que mantener una conversación. El paciente con un trastorno de ansiedad, si se encuentra en un ambiente “pro-tegido” suele agradecer mantener el contacto social que en él era habitual. Es decir, en su casa (ambiente protegido), el paciente con un trastorno depresivo más bien prefi ere evitar el contacto con gente y, en cambio, el paciente con un trastorno de ansiedad se suele sentir a gusto con las personas con las que antes de la enfermedad se sentía a gusto.

Ideas de suicidio. Una persona con un episodio depresivo puede empezar a pensar cómo suicidarse (e incluso llevar a cabo el intento de suicidio). Por el contrario, una persona con un tras-torno de ansiedad puede considerar que la vida de esta manera no tiene demasiado sentido, pero no empezará a tramar el cómo quitarse la vida.

Estos cuatro síntomas de depresión (enlentecimiento psicomo-tor, mejoría vespertina, retraimiento social e ideas de suicidio) es más probable que estén presentes (todos o algunos de ellos) cuanto más grave sea el episodio depresivo.

III. Síntomas frecuentes en los trastornos de ansiedad y no habituales en los trastornos depresivos.

En los trastornos de ansiedad puede haber un síntoma que no está presente en los trastornos depresivos. En los trastornos de ansiedad el paciente con frecuencia refi ere “miedo a estar volviéndome loco”. El paciente con un trastorno de ansiedad es consciente, pero no puede evitarlo, de que tiene un miedo exa-gerado a algo. Esa conciencia de que su temor es un sinsentido facilita que el propio paciente se plantea si cada vez habrá más cosas de su cabeza que no controle; este miedo a la pérdida de control global de su cabeza es el que motiva el “miedo a volverse loco”.

El paciente con una depresión es en este sentido muy diferente. El paciente con una depresión está centrado exclusivamente en su sensación de tristeza e indiferencia por todo, sin plantearse en ningún momento que “esté perdiendo la cabeza”.

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Bibliografía

• The American Psychiatric Publishig Textbook of Mood disorders. Dan J. Stein, David J. Kupfer, Alan F. Schatzberg (Editores). American Psychiatric Publishing, 2005.

• Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fourth Edition, Text Revision. American Psychiatric Association. American Psychiatric Publishing, 2000.

• Imagen: Salvador Dalí, “Muchacha en la ventana”. Museo Reina Sofi a, Madrid.

IV. Síntomas que pueden estar presentes en ambos trastornos.

Algunos síntomas pueden estar presentes en ambas enfermeda-des. Este hecho, en ocasiones, puede difi cultar la realización del diagnóstico adecuado. Algunos de los síntomas que pueden observarse en ambas enfermedades son:· Insomnio.

· Irritabilidad.

· Difi cultades de concentración.

· Pérdida de apetito y pérdida de peso (a veces en los trastor- nos de ansiedad puede haber aumento de apetito y aumento de peso).

· Reducción de la actividad diaria, con tendencia a pasar muchas horas en cama o en el sofá.

· Quejas corporales varias, como pueden ser molestias digestivas (náuseas, cambios en el ritmo de las deposiciones, sensación de nudo en la boca del estómago o en la garganta), temblor de manos, brazos y/o piernas, dolor de cabeza, tensión mus- cular, o respiración rápida y entrecortada.

· Llanto fácil.

· Ideas de muerte, es decir, pensamientos de que para estar así, sería mejor estar muerto (“si mañana no me despertara no pasaría nada”).


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