XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filos ofía
“¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”
Universidad Autónoma de Zacatecas, Campus Siglo XXI 21, 22 y 23 de agosto de 2008
“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a
liberal contemporánea ” Título
Mtro. EDGAR TAFOYA LEDESMA Autor
Universidad Nacional Autónoma de México Institución de procedencia
XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”
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Resumen de ponencia El trabajo a presentar se enmarca dentro de una investigación más amplia sobre
el tema del diálogo como mediación y crítica de la democracia liberal
contemporánea. La investigación intenta reflexionar en torno a los problemas
sociopolíticos que encierra el paradigma de la democracia liberal contemporánea
expresados en un tipo ideal de democracia procedimental que cada vez es más
ajena a las realidades sustantivas de los ciudadanos y la emergencia de
identidades altamente diferenciadas. Se trata de hacer plausible que, dentro del
contexto de las sociedades complejas, el ejercicio del diálogo y su dimensión
medial de la doble expectativa mutual permiten mantener un grado de control y
reducción de la complejidad de las relaciones conflictivas. Esto es, se trata de
observar que la puesta en práctica de la dialogicidad, ofrece en los hechos una
ruptura con el unilateralismo y ofrece una crítica profunda al paradigma de la
democracia liberal-instrumental contemporánea.
Para hacer evidente esta situación, se propone problematizar el significado
actual del pensamiento democrático, a la luz de una reflexión constructivista sobre
el diálogo que permita hacer plausibles dos aspectos: 1) que el paradigma de la
democracia formal ha sido atravesado por una crítica profunda a sus fundamentos
y que el tema del diálogo se suma a esta consideración; y 2) que el ejercicio
dialógico nos permite deconstruir pragmáticamente un tipo idealizado de
democracia, por una forma operativa que permite revisar la construcción de
acuerdos a partir del paradigma de complementariedad y la analogía, que supone
una observación mutual de las expectativas.
“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a
liberal contemporánea ”
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Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la
democracia liberal contemporánea
Por: Edgar Tafoya Ledesma1
Introducción
El presente trabajo se enmarca dentro de una investigación más amplia sobre el
tema del diálogo como mediación y crítica de la democracia liberal
contemporánea, que responde a una serie de trabajos relacionados con la filosofía
política y la hermenéutica. La investigación intenta reflexionar en torno a los
problemas sociopolíticos que encierra el paradigma de la democracia liberal
contemporánea expresados en un tipo ideal de democracia procedimental que
cada vez es más ajena a las realidades sustantivas de los ciudadanos y la
emergencia de identidades altamente diferenciadas. Se trata de hacer plausible
que, dentro del contexto de las sociedades complejas, el ejercicio del diálogo y su
dimensión medial de la doble expectativa mutual2 permiten mantener un grado de
1 Lic. en Sociología por la UNAM y Maestría en Filosofía por la Universidad Iberoamericana, así como en Filosofía de la Ciencia por el IIF de la UNAM. Diplomado en Filosofía de las Ciencias Sociales, en Derechos Humanos, Derecho Indígena y Hermenéutica e Historia del Mito. Actualmente asistente de investigación en temas de diversidad, identidades colectivas y globalización. Profesor de sociología en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. 2 Se puede observar desde aquí nuestra posición respecto a una forma de la observación del diálogo. Somos de la idea de que el diálogo es un sistema especial de comunicación que se presenta como una forma de intercambio suave/elástico, capaz de integrar en su realización la dimensión del consenso y del conflicto, a partir de la reciprocidad de las expectativas mutuales que se establecen entre una identidad (unidad diferenciada) y una alteridad (diferencia de la diferencia).
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control y reducción de la complejidad de las relaciones conflictivas. Por ejemplo, si
se piensa en situaciones sociopolíticas donde se privilegia la homogeneización y
se suprimen las diferencias, o para decirlo de otra manera, cuando dentro de un
Estado nación se diseñan una serie de políticas que buscan la aniquilación de las
diversidades culturales, y se dejan de lado (como manifestaciones de exclusión y
segregación) las particularidades que emergen como identidades relativamente
autónomas. Esto es, se trata de observar que la puesta en práctica de la
dialogicidad, ofrece en los hechos una ruptura con el unilateralismo, y dentro del
universo analítico, una crítica profunda al paradigma de la democracia liberal-
procedimental contemporánea.
El ejercicio central consiste en dar cuenta de aquellos conceptos y
elementos que, a nuestra consideración, permiten observar cómo es posible un
diálogo con la alteridad del Otro desde la observación de la diferencia, tomando
en cuenta el proceso hermenéutico-comunicativo y siendo concientes de las
Es decir, el diálogo se convierte en un sistema mutual cuando ambos operadores “experimentan” la doble contingencia y la doble observación, una disposición de doble encuentro, que confiere un significado estructurante para ambos agentes, colocados en cualquier situación de la relación. Por eso el diálogo puede obtener la forma de la tradición o la forma del amor en la situación del beso, o la forma de un acuerdo/desacuerdo entre culturas diferentes. De cualquier forma, el diálogo constituye a lo largo del proceso estructuras de sentido, y simultáneamente, es generado a través de estructuras de tiempo. Por lo mismo hablamos de sistemas de doble expectación generados dentro de los transcursos de tiempo y de sentido, tomando en cuenta los factores concomitantes a la relación, o para decirlo de otra manera, observando cuidadosamente los factores de riesgo que a lo largo del proceso están siendo controlados mediante el recurso de la dialogía. Cualquier relación de doble expectativa requiere un sistema básico de observación mutual y de contingencias basadas, desde luego, en contextos de significado dados: universos de conocimiento dado. Ambos operadores confieren expectativas mutuas sobre el Otro, y simultáneamente, observaciones que refieren sentido, tanto para sí mismos como para el Otro. Sin embargo, cuando ambos operadores se encuentran, configuran grados altamente generalizados de anonimidad recíproca, y no sólo porque no se conocen del todo o porque no sepan nada de lo que ambos están pensando, sino porque todo lo que circula alrededor de ellos es un universo muy amplio de incertidumbres mutuas: no se puede saber lo que la oferta de selección de ambos hacia cada uno o respecto al Otro pede provocar como reacción, si no se atiende la estructura de tiempo.
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liberal contemporánea ”
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reflexiones filosóficas que este estudio implica. Se pretende hacer plausible el
problema que subyace en el fondo del tema de la democracia dentro del contexto
de la globalización: que toda reflexión al respecto, hablando del predominio del
pensamiento liberal, deja de lado el problema de la diferencia con sus múltiples
formas de presentación. Ya sea como identidad cultural, como colectividad, como
actores emergentes, como cultura o como minoría, el paradigma de la democracia
procedimental homogeniza las esferas del mundo social y las excluye, optando así
por una postura ética que privilegia la igualdad frente a la diferencia. Es decir, en
la democracia todos los ciudadanos somos igualmente libres para elegir y decidir
nuestro sistema de representación, pero no así, al momento de la reivindicación
de lo propio, de la identidad particular.
Para hacer evidente esta situación, se propone problematizar el significado
actual del pensamiento democrático, a la luz de una reflexión constructivista sobre
el diálogo que permita hacer plausibles dos aspectos: 1) que el paradigma de la
democracia formal ha sido atravesado por una crítica profunda a sus fundamentos
y que el tema del diálogo se suma a esta consideración; y 2) que el ejercicio
dialógico nos permite deconstruir pragmáticamente un tipo idealizado de
democracia, por una forma operativa que permite revisar la construcción de
acuerdos a partir del paradigma de complementariedad y la analogía,3 que supone
una observación mutual de las expectativas. Es decir, se propone una ruptura
crítica de la univocidad que propone la democracia formal, por una democracia de
3 Aquí rescatamos dos ejemplos mutualmente complementarios si se les pone a dialogar: por un lado el principio de complementariedad de Bohr, premio nobel de física, y la hermenéutica analógica del filósofo mexicano Mauricio Beuchot, por considerar que ambos modelos nos ofrecen reflexiones altamente sofisticadas para tratar el problema de la univocidad y los determinismos.
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tipo dialógico que permita la complementariedad y la disminución de los conflictos,
tomando en cuenta que el propio conflicto permite su fundamento: en este sentido
se reivindican las formas diferenciadas de democracia que se resisten en la
práctica social a una lógica de la democracia que sólo concibe a los ciudadanos
como instrumentos de consumo y del voto.
Para este efecto, proponemos someter a prueba nuestro modelo de diálogo
que consta de tres momentos analíticamente distinguidos de la pragmática del
diálogo: a) la doble expectativa, con su respectivo análisis del acercamiento, la
extrañeza y la importancia de la formulación de un problema común; b) la
reducción de la expectativa, desde la observación de la complementariedad, la
actualización del presente de los agentes mutuales y la producción recíproca de
sentido; y c) la solución de la doble expectativa, aquí son tratados de manera
detallada las formas en cómo un diálogo puede o no derivar en acuerdo o la
posibilidad indeterminada de que ocurra un consenso o conflicto. Consideramos
que es partir de aquí que se puede hacer una crítica del estatus actual de la
democracia liberal, frente a otro tipo de modelos: la democracia procedimental o el
principio del republicanismo.4
1. Plausibilidad del principio dialógico
Las indicaciones antes expuestas nos llevan a señalar que el tema del diálogo y
su postura crítica al problema de la democracia formal, se expresa a partir de
4 Aquí es importante hacer mención del trabajo realizado pro Habermas para distinguir su propuesta de democracia procedimental frente a la liberal que es hegemónica. Se puede ver “La inclusión del otro. Estudios de teoría política”, en especial el capítulo IV sobre la democracia deliberativa. Habermas, 1999, Barcelona.
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varias preocupaciones. Por ejemplo que su plausibilidad se justifica en problemas
como la soledad, la identidad colectiva o los conflictos que produce el
hiperestímulo informativo en las sociedades complejas, o bien en fenómenos
donde se generan identidades culturales altamente diferenciadas dentro de un
contexto jurídico-político que las restringe. Si dimensionamos el diálogo en su
aspecto social, podremos ver que contempla una serie de aspectos que a simple
vista no observamos, de aquí que sea necesario plantear porqué es importante su
estudio.
Somos de la opinión de que el diálogo evita (por mencionar un fenómeno
social) el problema de la soledad. En efecto, la soledad como fenómeno recurrente
de la sociedad contemporánea, se acrecienta en los sucesos monologales que
ocurren por ejemplo cuando una persona se sienta a navegar por el ciberespacio
ante una PC, o cuando se acrecientan los espacios de ‘reclusión’ y se vuelven con
más insistencia los efectos de violencia en las urbes demasiado pobladas. Un
asalto con o sin violencia explícita es un acto monologal, y la consecuente
reclusión del delincuente es otro acto monologal. O bien, la colonización5 de un
país por otro es un acto que implica una relación de comunicación no dialógica, en
el sentido de la no existencia de mutualidad. Desde otro nivel, las dictaduras
políticas o los regímenes totalitarios pueden verse como manifestaciones de un
tipo de comunicación que no conduce al diálogo.
5Aunque ahora ya no se presenta el fenómeno de la colonización en la forma de la conquista forzada de un territorio, si se presentan manifestaciones de intervención que, siendo discursivamente blandas, provocan afectaciones en distintos niveles de la población. Un claro ejemplo de ello es la intervención monologal y autoritaria de Estados Unidos en Irak.
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A decir de Paul Ricoeur, una situación dialógica es un acontecimiento que
permite “transgredir o superar la soledad fundamental de cada ser humano.”6 Es
esta noción la que consideramos como un fenómeno social de relevancia. La
construcción de la soledad es en nuestra opinión, una ausencia de diálogo,
precisamente porque el diálogo posee una dimensión o carga de afectividad
importante. Es (entre otros elementos) esta carga afectiva la que establece cierta
distancia entre el proceso de comunicación y el acontecimiento dialógico. Esto no
supone, por el contrario, que el proceso de la comunicación no tenga cargas
importantes de afectividad, pero éstas pueden o no aparecer de forma explícita:
hay una comunicación por decirlo así afectiva (negativamente) en la forma en
cómo un dictador se comunica con la población de su país, sin embargo esta
afectividad tiende al aumento de las formas simbólicas en que se presenta la
soledad. Un diálogo con el otro, supondría cierta reducción de soledad
implícita/explícita bajo la presencia de las cargas de afectividad y valoración del
Otro; lo cual no quiere decir que la afectividad tienda a disminuir la situación de
conflicto, hecho presente en todo diálogo.
La falta de diálogo, de intercambio comunicativo/afectivo/conflictivo con el
Otro, produce una ausencia de reducción de la complejidad de los sistemas de
mutua dependencia. Aunque, cabe decir, el exceso de intercambio nos lleva a un
no diálogo. En la esfera de las sociedades complejas, donde a decir de Beriain7 se
produce un ‘hiperestímulo’ de los sucesos externos de la vida cotidiana, los
6 Ricoeur, 1995, México, p.32-33 7 Ver el artículo de Josetxo Beriain sobre Simmel, “Introducción a la obra sociológica de Georg Simmel”, Acta sociológica, No. 37, 2003
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efectos del intercambio sucesivo de relaciones que acortan los espacios de
acción, produce (contrariamente) un aumento de ‘indiferencia’ y de ‘anonimato’ por
la conversión de los fines en medios en una cadena secuencial hacia el infinito.
Siguiendo a Simmel, el mejor ejemplo de esto es la función del dinero.
La soledad como forma de manifestación acelerada de la información, la
comunicación y la producción de contingencia,8 supone el sentimiento de
‘abandono’ o de ausencia entre la complejidad del movimiento de lo social. Implica
al mismo tiempo, un acontecimiento de indiferencia con el Otro, de ‘nulidad’ del/los
otros, en una situación que se podría denominar como ignorancia generalizada.
Ante ello, el o la situación dialógica cobraría mayor relevancia.
Comunicación entonces, es “condición”9 para la relación de mutua
dependencia que ¿puede llegar a ser?10 independiente de la relación con el Otro.
El diálogo, como superación del estado de soledad, supone la condición definida
de la alteridad del Otro para ser posible.
Un diálogo es la ruptura de la ‘identidad’ solitaria que se manifiesta en
“nosotros” desde siempre, pero con mayor intensidad en los efectos
inintencionales de la sociedad moderna. Dialogar en cierta forma, implicaría
reducción de lo furtivo que puede ser la comunicación, cierta disminución de la
contingencia y en cierta forma una aproximación al arte; entendiendo el arte como
8 Ver la postura de Luhmann sobre la ‘comunicación’ que surge antes de la relación intersubjetiva, como el proceso de “hacerse cargo de las situaciones” y el surgimiento de una doble contingencia por efecto de la comunicación. Luhmann, 1996, México, p. 19. 9 Comunicación en el sentido del concepto en Luhmann 10 Véase la crítica de Jokisch a Luhmann sobre la importancia de la distinción/decisión/acción para la producción de la comunicación, en Op. Cit.(Inédito)
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sensibilización hacia lo externo... “la modernidad es lo transitorio, lo fugitivo, lo
contingente, la mitad del arte, donde la otra mitad es lo eterno e inmutable”11
Por otro lado somos de la idea de que ante la ausencia de unidad, o como
diría Bauman12 ante la pérdida de un centro, lo que le queda al ser humano en su
vida social es la representación de ‘algo’ unido en su totalidad, que evoque lo
sagrado ante la dispersión de Dios en los distintos dioses de la modernidad. Esa
idea de unidad, materializada en el mundo de la vida cotidiana es para nosotros el
rostro.
El rostro, la máscara tras la máscara en Nietzsche,13 o la epifanía en
Levinas14 es la manifestación de la presencia unitaria, en tanto que posibilita la
objetivación de unidad, considerado por Simmel como un modo ideal de la
individualización. La idea del rostro es la idea de unidad/seguridad (acaso
sagrada) de la diferencia constante del mundo cotidiano. El rostro como
acontecimiento materializado de unicidad necesaria. Un diálogo, en este caso, se
presenta con referencia al rostro del Otro... “el rostro es una presencia viva, es
expresión. La vida de la expresión consiste en deshacer la forma en la que el ente,
que expone como tema se disimula por ella misma. El rostro habla. La
manifestación del rostro es ya discurso...”15
Con la idea de rostro, expresada por Levinas en la filosofía o Simmel en
sociología, podemos aproximarnos al problema del diálogo con la alteridad de lo 11 Ver Op. Cit. Beriain, en 2003, p. 28. 12 Bauman, 1995, Londres, en la traducción que realiza Maya Aguiluz sobre el artículo “En busca de un centro”, en Acta Sociológica, 2002, No. 35 13 Ver Nietzsche, 1985, Caracas 14 Levinas, 1977, Salamanca 15 Ibid, p.89
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otro. Es fundamentalmente el hecho externo lo que interesa, en el sentido de que
en el diálogo se alude al exterior, a la presencia mutua que nos deviene en su
acepción de contingencia. Si esto es así, la relación dialógica pregunta por la
forma que adquiere cualquier situación externa al yo: la preocupación por el otro,
por la otra cultura o por otra manifestación de vida planetaria.
Otro elemento que encierra el problema del diálogo se presenta en las
relaciones multiculturales. El pluralismo cultural se remonta en gran medida a los
temas de conflictos interétnicos que tuvieron alcance internacional sobre todo tras
el estallido de la Primera Guerra Mundial. Con el crecimiento de los nacionalismos
y los regímenes totalitarios por ejemplo en Europa, profundos problemas fueron
explorados y analizados desde muy distintos planos. Desde la creación de novelas
que narraban las atrocidades por los conflictos de guerra, hasta grandes tratados
sobre tolerancia y democracia. Fue principalmente en regiones como los Balcanes
o en el Medio Oriente, donde las reflexiones han puesto sus ojos. Conflictos
religiosos, lingüísticos, limpias étnicas o guerras raciales, incrementan la reflexión
sobre el diálogo y la mutua dependencia.
El fenómeno del Holocausto y el conocimiento de los campos de
concentración en Alemania, la guerra indiscriminada contra los judíos, así como el
incremento de los genocidios, la xenofobia y el racismo, han acrecentado en gran
medida, las reflexiones teóricas acerca de la importancia de la alteridad.
Las relaciones mutuales afirman la existencia de conjuntos culturales
complejamente estructurados y organizados, mismos que poseen una identidad
propia, una especificidad discursiva y simbólica, así como una lógica organizativa
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interna. Así que cuando hablamos de un diálogo, nos referimos a este encuentro
de estructuras complejas, que por responder a identidades propias, conservan
elementos ajenos unos a otros.
Otro aspecto que se relaciona con el diálogo es el fenómeno sociocultural
de la globalización. La existencia de un proyecto globalizador con implicaciones
políticas, económicas, sociales y fundamentalmente culturales, reaviva la
existencia de identidades propias que, al no internalizarse en la dinámica del
sistema imperante, suelen presentarse como fenómenos de resistencia cultural o
como “comunidades nacionales”.16 En este sentido es posible percibir el hecho de
realidades antagónicas, es decir, de proyectos y formaciones culturales
necesariamente contrarias al paradigma del liberalismo económico-ético impuesto
en términos formales como una idea de democracia ideal. Ante ello, por su propia
constitución surgen grupos emergentes; identidades culturales que se
consideraban hasta hace algún tiempo como inexistentes o rebasadas, en su
caso: el surgimiento del movimiento zapatista es un claro ejemplo de esta tensión
del ideal de la democracia; el Estado liberal mexicano frente a realidades
identitarias relativamente autónomas.
En este constate fluir del fenómeno globalizador y ante la emergencia de
grupos identitarios, la reflexión sobre las relaciones de mutualidad se torna
compleja. En el plano político, por ejemplo, el reconocimiento de la diversidad
cultural conduce a la protección de las culturas minoritarias. Buen ejemplo de ello
16 Sobre las consecuencias de la globalización, véase el amplio trabajo desarrollado por Bauman, sobre todo el tercer capítulo de “La globalización. Consecuencias humanas”, en donde aborda el tema de las comunidades nacionales y las formas de autogobierno para referirse al problema de la soberanía política. Ver Bauman, 1999, Buenos Aires.
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es el debate en torno a los Derechos Humanos y el tema del relativismo cultural
versus universalismo. De hecho casi todas las declaraciones universales sobre
derechos humanos surgen como consecuencia de conflictos inter/multiculturales.
Estos y muchos ejemplos más, escogidos en su relevancia propia, desde
muy diversos ámbitos de la vida social, muestran que la búsqueda de la
comunicación y del diálogo es una tendencia vigorosa en nuestra sociedad, por
tanto su relevancia como objeto de estudio se muestra sobradamente justificada.
2. Reconocimiento, consenso y conflicto
Cuando hacemos referencia al diálogo hablamos de una parte de la situación
comunicativa que da cuenta tanto del acuerdo como del conflicto. Por ello, si
decimos diálogo no queremos decir solamente comunicación con la otredad, sino
aproximación, encuentro, reconocimiento y acuerdo/conflicto con el Otro. Dialogar
es aceptar/rechazar la alteridad del Otro, descubrir su singularidad y reorientarla a
partir de mis intenciones con él. A decir de Gadamer, un diálogo es un
acontecimiento que implica una actitud de disposición a “dejarse decir algo”.17
Diálogo es un acontecimiento social que sucede como proceso de
intercambio comunicativo, pero que rebasa a la comunicación por involucrar
elementos simbólicos y morales18, entre otros. Dialogar es comprender/entender al
Otro, tomando en cuenta la unicidad del Otro y posibilitando la experiencia del
acuerdo. Comunicar es transmitir información mediada, transfiriendo información
17 Gadamer, 1992, Salamanca, p. 335 18 Es decir, aspectos no lingüísticos que circulan y dan forma al diálogo.
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“no codificada”19 Cuando la información es procesada mediante la comprensión,
se interpreta la información transmitida y se logra el proceso de comunicación, por
supuesto con mayores grados de complejidad. No obstante este proceso de
comunicación no hace evidente la dimensión moral implicada en la dinámica
comunicativa, aspecto que considero por demás fundamental para el
establecimiento de posteriores acuerdos que perfilen otra idea de democracia.
El diálogo encerraría la dimensión comunicativa, pero también la dimensión
moral de la comunicación. Siguiendo a Apel en su idea de la ética del discurso,20
diríamos que el diálogo supone observar un elemento a priori al proceso de
comunicación, a saber: toda acción con referencia al Otro se sustenta sobre la
base de una corresponsabilidad. Comunicación con el Otro es fundamentalmente
(desde esta perspectiva) compromiso con el Otro: aquí es donde la democracia
procedimental tiene sus problemas, al no incluir a las minorías y al excluir las
diferencias; toda vez que dialogar implica reciprocidad de la disposición para
lograr el establecimiento de normas consensuales. En ello, la visión de la
comunicación no profundiza o bien pondría más atención a la relación
decisión/acción. Aquí, el Otro se descubre en el proceso como parte del mismo; el
diálogo no es parte sino fundamento.
De esto se desprende que llegar a una definición de diálogo implica un
distanciamiento de la definición común de la comunicación. Es decir, establecer la
distinción entre diálogo/comunicación. En el proceso de la comunicación se
19 Ver el trabajo de “La comunicación”, Jokisch, 2004, México (inédito) 20 Apel, 1991, España.
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presenta un emisor/receptor, que puede ser de forma invisible, es decir, sin
definición de la forma precisa del otro; en el diálogo se define al otro como
condición de posibilidad de comunicación. Hay una comunicación dentro del
funcionamiento de una PC, no un diálogo. Considero en este sentido, que la
comunicación puede ser incluso unilateral si existe por supuesto
distinción/decisión/acción (siguiendo a Jokisch) por medio de por lo menos uno de
los implicados en el proceso mismo de la comunicación. El diálogo en tanto no es
unilateral porque se convertiría en monólogo. Luego entonces, diálogo no es
comunicación, aunque sí fundamentalmente pero no del todo.
Para decirlo de otra forma, el diálogo es una acción que procura un
intercambio recíproco de información, afectividad, normatividad, confianza21 y
respeto por el Otro, pero que al mismo tiempo exponen las posibilidades de no
llegar a acuerdos y de perpetuar relaciones de conflicto. Esto es, un
acontecimiento que define su dimensión espacio-temporal y la hace explícita,
haciendo consciente la propia situación dialógica y definiendo los objetivos que
dan pie al mismo diálogo, mismos que como hemos dicho contienen borrosidad,
ya que no sabemos en dónde se establece el conflicto o el consenso.
La observación sobre el diálogo, la democracia y el problema de la
diferencia ha sido retomado desde muy diversos enfoques, básicamente desde el
horizonte de la filosofía, pero también abarca la antropología, la psicología, y un
poco menos el campo sociológico. En realidad, el tema de la posibilidad del
21 Aunque cabe decir que el tema de la confianza ha sido poco explorado en la sociología, tal vez porque se da por sentado que las relaciones sociales proceden a partir de reglas y valores implícitos en la normatividad de las propias situaciones intersubjetivas.
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diálogo desde la diferencia ha sido trabajado por las disciplinas humanas en
general, encontrando en el aspecto de la otredad un tema central. El tema tiene
que ver con la reflexión sobre la pluralidad cultural22 y las distintas reflexiones que
se hacen sobre la interculturación.
El concepto de la diferencia y la diversidad se sustenta además en los
debates sobre las transculturalidad, o lo que hoy se conoce como la sociedad
multicultural. 23 Asimismo tiene como base las reflexiones acerca del significado de
la diversidad lingüística o los temas de transculturación, sin embargo, ha habido
varios análisis sobre lo que significa el diálogo intercultural desde una perspectiva
comunicativa, baste ver el trabajo de Klaus Zimmermann y Christine Bierbach.24
También se ha abordado el tema del conflicto entre culturas,25 siendo este uno de
los temas más abordados.
Autores como Gadamer o Paul Ricoeur han tratado el tema del diálogo con
la otredad desde el terreno de la filosofía política y la lingüística, otros, como ya
hemos visto, lo han desarrollado desde la perspectiva de la ética y la
comunicación, es el caso de Apel, el judío-lituano-francés Emmanuel Levinas, el
español José Luis Aranguren o el argentino Enrique Dussel. Entre ellos, casi es
posible dilucidar un referente común, la acepción de un encuentro cultural como
relación de alteridad, como encuentro necesario con la otredad.
Otra dimensión sobre el diálogo y el problema de la diferencia la podemos
observar en la hermenéutica propuesta por Mauricio Beuchot. En ella, se trata el 22 Como lo planteará Luis Villoro en su libro “Estado plural, pluralidad de culturas” 1995, México. 23 Véase por ejemplo el artículo de Ursula Klesing-Rampel “Tareas de la interculturalidad y sociedad multicultural” en “La Piragua”, México, 1999, No. 15, 41-47 pp. 24 Op. Cit. 25 Véase Glenn, 1985, Buenos Aires.
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tema del diálogo y la otredad dando énfasis al momento analógico, otorgando una
importancia central a la perspectiva filosófica de la comprensión. Hasta aquí, la
hermenéutica analógica abre un paradigma interesante incluso para la reflexión de
teoría política. Sin embargo, serán en buena medida Peter Winch y Alfred Schutz,
los que abrirán el debate desde el campo de la teoría social, coincidiendo en
mucho con los autores anteriores pero demarcando sus límites. A la par de ellos,
con su “teoría de la acción comunicativa” Habermas abre una ruta heurística
sumamente importante para el estudio del diálogo y la democracia, y es quizá esta
aportación lo que más frutos ha generado dentro del ámbito de la teoría social y la
filosofía política.
Otro elemento importante de tomar en cuenta es que este
acercamiento/aproximación al Otro supone un re-conocimiento ético de la
diferencia, es decir, comunicarme con el Otro, dialogar con la otredad supone
“otorgarle un valor”, o como dice Rodrigo Jokisch “capacitar al otro de un valor”.
Sin embargo para poder otorgar un valor, dentro del nivel de las formas de la
comunicación lingüística, tenemos que observar cuáles son los elementos que nos
posibilitan esta situación, esto es: capacitar al Otro de un valor implica tomar en
cuenta los argumentos del Otro, es decir, tomar ‘en serio’ el argumento como
manifestación de respeto. Esta dimensión ética de la comunicación, no obstante,
tiene que ver con el nivel argumentativo de la comunicación que ya hemos
explicado y que Popper (siguiendo a Karl Bühler) denomina como “las funciones
primordiales” del lenguaje26.
26 Op. Cit.
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Hemos dicho que comprender al Otro implica evaluar sus argumentos, en
donde la confianza es un proceso de evaluación de lo dicho. La búsqueda de la
veracidad de los argumentos produce aceptación/rechazo,
cercanía/distanciamiento con el Otro. En este sentido, otorgar un valor al Otro es
otorgarle validez a sus argumentos, mediada por la pretensión de verdad. La ética
del discurso nos ha demostrado ya esta posición, argumentando el desarrollo de
las funciones normativas de la comunicación y su funcionalidad en el diálogo con
el Otro.
3. Aspectos centrales de la investigación
Siendo congruentes con la argumentación anterior, la investigación hasta ahora
desarrollada propone las siguientes consideraciones:
1) Que el diálogo supone un proceso de aproximación y reconocimiento de la
diferencia, y la crítica al problema contemporáneo que encierra el paradigma de la
democracia liberal, si se parte de una lógica observacional que nos permite la
filosofía política. Se trata hacer plausible cómo dentro del mundo de las
sociedades complejas y dentro de un contexto de globalización, el problema de la
democracia encierra el debate sobre la inclusión de la diferencia y el tratamiento
del pluralismo cultural.
En torno a este tema giran de forma simultánea problemas como el
fenómeno del extraño, el tema de la extranjería, el problema social del miedo, la
tolerancia y el respeto, la comunicación intercultural, las autonomía y las
identidades culturales o el problema de la integración de la diferencia dentro de
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contextos políticos autoritarios, por mencionar sólo algunos, pero es sobre todo el
análisis filosófico de la factibilidad del diálogo con el Otro, lo que vendría a
enmarcar la reflexión; de aquí nuestro problema trate de hacer alusión a un
fenómeno de la sociedad moderna representado en relaciones interculturales
conflictivas o bien a través de fenómenos tan complejos como las guerras
religiosas, los conflictos étnicos, o las formas de violencia cotidiana que se
observan bajo el tema de la indiferencia. Se trata pues de observar, desde los
lentes de la filosofía y tomando en cuenta el principio de complementariedad y la
hermenéutica analógica, cómo se componen las sociedades complejas y se
resuelve el problema de la diferencia dentro de contextos democráticos de
convivencia, rompiendo con el principio liberal contemporáneo que concibe a los
ciudadanos como instrumentos de consumo y reproducción del capital.
2) En nuestro trabajo de investigación denominado “La dialógica del diálogo.
Plausibilidad de la observación de los sistemas mutuales”27, se expone como
propuesta teórica la construcción de un modelo de diálogo capaz de reflexionar en
torno a los problemas del entendimiento con el Otro, la resolución de los conflictos
y la posibilidad dialógica de la construcción de acuerdos, esto desde la lógica
observacional de un tipo de constructivismo sociológico que incluye la teoría de
sistemas, la cibernética de segundo orden y las teorías de los sistemas complejos.
Sobre la base de este modelo, se trata de hacer plausible un problema actual de la
27 Véase más en Tafoya, Edgar La dialógica del diálogo. Plausibilidad de la observación de los sistemas mutuales. Autorreferencia, alteridad, dialogía, diferencia, México, FCPyS, UNAM, 2005, por publicar.
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filosofía política, a saber: la reflexión sobre el problema contemporáneo de la crisis
de la democracia liberal-procedimental. Considero que este ejercicio analítico me
permitiría incluir problemáticas actuales que plantea el pluralismo cultural y el tema
de la democracia: la reflexión sobre las autonomías y el significado de los
derechos y la cultura indígenas dentro de la forma del Estado liberal mexicano o el
caso de los conflictos político-culturales que subyacen a la propuesta de creación
de un Estado soberano en la región del pueblo vasco. Teniendo como referencia
dos ejemplos actuales, la aplicación de nuestro modelo de diálogo cobraría mayor
sentido.
3) Es posible contribuir a realizar un esfuerzo de colaboración interdisciplinaria
entre la filosofía política y la teoría social, tomando en cuenta que se trata de un
problema altamente polisémico que requiere un tratamiento epistemológicamente
abierto, capaz de incorporar reflexiones de diversos campos.
4. Principio dialógico de la democracia
Este apartado es tal vez el que posee mayor relevancia, ya que su exposición
revela gran parte de la intención de la investigación que está en proceso. Por esta
razón, se exponen aquí solamente algunos de los aspectos más relevantes en la
forma de un punteado que alcance a mostrar lo que hasta ahora se ha conseguido
en este estudio: a) argumentar que el principio dialógico que proponemos forma
parte de un desarrollo conceptual mayor que ha comenzado a tomar relevancia en
el universo de las ciencias sociales, sobre todo en sociología y pedagogía, nos
“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a
liberal contemporánea ”
21
referimos al llamado giro dialógico de las ciencias sociales, y b) se expone de
manera esquemática una distinción entre dos modelos de democracia altamente
diferenciados: el programa liberal, por un lado, y la propuesta dialógica de la
democracia.
El giro dialógico de las Ciencias Sociales
El giro dialógico de las ciencias sociales expresa en términos generales los
siguientes elementos:
- Pasamos de las sociedades industriales, donde el trabajo es la base
material para la reproducción del capital global, a las sociedades de la
información, donde la base de las prácticas sociales y la reproducción
misma del capitalismo globalizado lo representan los proceso de
información que se producen como efecto de la complejidad mundial.
- La sociedad global contemporánea se caracteriza por la producción de
comunicación, de información y de altos grados de contingencia.
- En las sociedades de la información, los procesos comunicativos cobran
una relevancia mayor, ya que sin ellos es imposible la generación de
conocimientos: esto puede ser entendido como un giro dialógico del
conocimiento.
XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”
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- El diálogo se instaura en la sociedad global como la base de la generación
de la dinamicidad socia, que se observa desde las relaciones
macroestructurales de la política internacional hasta las prácticas sociales
más cotidianas.
- En la sociedades premodernas e industriales, los roles sociales están
definidos como contenidos normativos a priori, que definen el rumbo de la
vida y las prácticas sociales. En la sociedad de la información, hay
procesos constantes de negociación, de intercambio de puntos de vista
sobre la validez exhaustiva de los roles institucionalizados, sobre al
validación de los campos disciplinarios o los marcos de observación. Esto
ocurre desde las prácticas sociales hasta el mismo seno de la ciencia,
donde el principio de verdad como ideal regulativo se rompe, para dar paso
a la coexistencia de un universo muy amplio de criterios de validación del
conocimiento en constante intercambio, negociación e redefinición interna:
el trabajo inter/transdisciplinario es un ejemplo de ello.
- Esta heterarquía de la validación científica y de los universos de realidad
que simultáneamente coexisten produce lo que Luhmann en alusión a
Günther denomina como policontexturalidad: o sociedades
policontexturales. heterarquía de los valores de explicación sobre la
realidad y diversidad de posiciones ontológicas, así como lógicas de
investigación polivalentes.
“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a
liberal contemporánea ”
23
ANEXO
Diferencias entre modelos democráticos
Democracia liberal
procedimental
Democracias dialógicas Diferencias cualitativas
Se desarrollan en el contexto
de las sociedades
industriales
Surgen en el marco de las
llamadas sociedades de la
información, o posindustriales
El diálogo define las prácticas
relacionales, se parte de un
principio comunicativo.
Es monologal, parte del
supuesto de la razón
instrumental moderna del
cálculo racional.
Es dialogal, parte del
supuesto de la necesidad del
acuerdo, del reconocimiento
del Otro como base para la
construcción de normatividad.
La normatividad se produce
sobre la base de un recurso
comunicativo o dialógico: la
tensión consenso conflicto,
que sólo se produce a partir
de relaciones no
monológicas.
La sociedad es una instancia
de operación y dinamicidad
del mercado
La sociedad es la instancia
de producción de
negociaciones y acuerdos,
donde tanto el poder del
Estado como del mercado,
quedan subordinados a los
intereses de la vida pública.
Se redimensiona el valor de
la vida pública, no como una
esfera de reproducción del
mercado sino como una
instancia de orden alterno a
la lógica de su reproducción:
la vida pública recobra su
valor original: la polis.
La ciudadanía existe sólo
como factor de consumo:
consumo de publicidad,
propaganda política. Política-
La ciudadanía posee un peso
mayor: en ella están
depositadas las instancias de
decisión más importantes de
La ciudadanía se crea para
reproducir la vida pública y
orientar el rumbo de las
decisiones
XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”
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partidos -mercado
determinan el rol del
ciudadano. El individuo
privado que está presente
sólo en el momento de votar
o de consumir.
la vida pública. El individuo
tiene un peso determinante
en las decisiones, no sólo es
consumidor sino productor de
cultura política. El ciudadano
no es sólo requerido para
votar o para consumir la
producción publicitaria, sino
que crea, decide, valora y
orienta sus decisiones a partir
de mecanismos críticos de
selección.
macroestructurales, y no sólo
sirve para reproducir el
mercado, en su faceta de
consumidor.
Se crea sobre la base de
sociedades menos
democráticas.
Sociedades más
democráticas, donde las
instancias de decisión
también competen a la
sociedad civil organizada.
Se rompe con la lógica de la
imposición autoritaria: tanto
del mercado como del Estado
totalitario.
Democracia como valor de
mercado, que se soporta por
un determinismo lineal como
marco de justificación técnica
y ética.
Democracia como
generadora de acuerdos
sobre la base de la
participación mutual de los
implicados en una comunidad
de información; misma que
se sujeta a procesos más
elásticos, cambiantes e
indeterminados, donde el
riesgo y el contingencia se
Aquí, la dinamicidad y los
factores de riesgo, cambio e
posibilidad juegan un papel
determinante. El ciudadano
cobra un rol mayor dentro de
la creación de unidades
relativamente estables frente
al entorno globalizado: la
ciudadanía ofrece la unidad
de certeza más estable para
“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a
liberal contemporánea ”
25
toman como elementos
constitutivos de las prácticas
sociales. La simultaneidad y
la relación de doble
expectativa, es condición de
posibilidad de la
complementariedad y la
búsqueda de acuerdos.
resistir a lo lógica de
degradación del capital, que
sólo observa a los individuos
como reproductores del
mercado: ya sea económico
o político.
Democracia de libre comercio
que posee una referencia
basal de un tipo de
liberalismo autoritario.
Modelo democrático liberal
autoritario.
Democracia dialógica o con
pretensión de dialogicidad:
que se sustenta en un
principio de
complementariedad,
negociación, reciprocidad de
las expectativas producidas
dentro de la comunidad de
información. Modelo
democrático dialógico
cercano a: 1) democracias
deliberativas o
procedimentales, 2)
democracias comunicativas o
discursivas o bien 3)
democracia interculturales.
Aquí, se pasa de una lógica
autoritaria y lineal a un
principio de
complementariedad y
búsqueda de acuerdos, a
partir de mediaciones
comunicativas. Se reconocen
las diferencias como
mecanismos intrínsecos de
operación, como pautas de
regulación y como
prerrequisitos del diálogo.
XX Coloquio Nacional Sobre la Enseñanza de la Filosofía “¿Qué tipos de democracia son posibles para América latina?”
26
Bibliografía:
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7. ________________. La inclusión del otro. Estudios de teoría política
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8. Jokisch, Rodrigo. Metodología de las distinciones
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“ Democracia dialógica El principio dialógico como crítica de la democraci a
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México. Itaca-UNAM, 1997, 210 pp.
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11. Ortiz-Osés, Andrés. La nueva filosofía hermenéutica
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13. Villoro, Luis. Estado plural, pluralidad de culturas
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