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CUERPOS POETIZADOS PARA LA TRANSFORMACION SOCIAL
Inés Sanguinetti Crear vale la pena Argentina 2018
RESUMEN
Estas hojas son el resultado de un viaje de 40 años desde el mundo de la danza contemporánea hacia el mundo de
la transformación social. Todo se ha tratado de movimientos en la organización de la emoción hacia más vida. He
querido hablarles sobre la necesidad de atravesar fronteras disciplinarias si aquello que buscamos es belleza y justicia
juntas. Nuestro mundo necesita que las atravesemos porque tenemos la urgencia de despertar a una conversación en
diversidad que aún no sucede. Este breve artículo cuenta en palabras e imágenes como puede la creación reunir y
potenciar mundos diversos que en la vida cotidiana se ignoran o se enfrentan. Fue escrito en diálogo con Carmen
Olaechea, compañera de 15 años de aventuras en el mundo del arte para la transformación social sin fronteras con
quien hemos entendido, junto a otros socios artetransformadores, que lo mejor de nosotros mismos lo vamos a
encontrar siempre afuera.
PALABRAS CLAVES
Creatividad - Danza - Transformación Social - Pedagogías Corporales – Comunidad – Escuela - Alfabetización Cultural
– Transdisciplinariedad - Equidad
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“Estoy intentando escribirte con todo el cuerpo, enviando una flecha que se clava
en el punto neurálgico de la palabra”
Clarice Lispector [1]
1. INTRODUCCION
Quiero comenzar con esta imagen porque éste ha sido siempre mi punto de partida: el movimiento. Siempre he
mirado a la creatividad desde el movimiento. No sólo como bailarina contemporánea entre Argentina y Alemania
sino, también, como directora cultural de programas de arte en contextos de pobreza y como activista social
dedicada al trabajo en red de organizaciones e instituciones. Lo que más me gusta hacer es poner mi cuerpo en
acción, en diálogo con sus propias emociones, creando espacios enriquecidos en el juego creativo con y para los
demás.
Figura 1: Julio Bocca, bailarín argentino del American Ballet Theatre de New York, junto a Inés Sanguinetti en la obra “Bocca–Rock”. Coreografía de: Inés Sanguinetti, Gustavo Lesgart, Diana Szhinblum y Marcela Criquet. 1998.
Quizás esta disponibilidad y capacidad creativa de mi cuerpo es lo que, en diferentes momentos de la vida, me ha
permitido explorar de forma gozosa nuevos paisajes y recorridos en otros ámbitos.
Sin embargo cambiar de mundos es siempre quedar sin brújulas y por lo tanto angustiante. Nos sucede cada vez
que damos de baja nuestros mapas de navegación en vigencia. Sin embargo, abrirnos a la experiencia sensible
siempre ayuda a perder el miedo y a encontrar un rumbo y ¡allí está el cuerpo!
Esta apertura de los sentidos escenificados durante los ejercicios de entrenamiento del cuerpo y en los rituales de la
creación artística, me familiarizó con la experiencia de la porosidad y el flujo en relación con mi trabajo como
bailarina. Ser capaz de ingresar a ese juego físico me permitió - a continuación- perforar lo que estaba socialmente
naturalizado en nuestras formas establecidas de la vida cotidiana. Para mí, los principales motores de la creación han
sido el baile y la conciencia crítica que adquirí gracias a mi formación como socióloga. Hoy finalmente puedo
ponerlos juntos en acción en el mundo al que pertenezco: los "artetransformadores" [2].
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2. CUERPOS POETIZADOS
Antes y ahora mi creación es esa sorpresa que me deja siempre estupefacta: ¿cómo es que algo que he imaginado ha
pasado de no ser a ser? Me asombra el vértigo de la creación y su momentum que tan bien expresó Iris Schacceri, la
gran bailarina argentina de los años 70, al decir: "Cuando un movimiento es el comienzo de una idea, ya no puedo
dejar de bailar".
¿Qué experiencias puedo nombrar asociadas con esta forma de entender la creación artística?: El sentido de
identidad, una identidad implicada en el poder sobre las cosas; la conexión con lo real y la posibilidad de
desconexión con lo real para acercarse a lo virtual y lo simbólico; el orden lógico y su desarme dentro de la lógica de
las paradojas; el descubrimiento del orden a partir de la experiencia del caos; la colaboración humana en la creación
de significado. En todos estos ejemplos se revela la centralidad de la creatividad en la vida humana.
Un grupo de niños puede crear colectivamente en media hora este poema: “Nuestra escuela es un castillo lleno de
princesas, caballeros, príncipes, caballos y un burro. Hay un dragón que escupe fuego y una hadita, que sabe todo de
vestidos, como mi mamá. Nuestra escuela está flotando en el aire y nos enseñan a pintar, a volar y la señorita es
mitad ave y mitad regla. Hay vampiros, dinosaurios y un piano gigante, pero no hay discriminación, no se insulta y
tampoco hay violencia. Gigante también se llama el perro guardián” [3].
¿Por qué, entonces, las bellas artes están tan lejos de la tarea de producir respuestas a los problemas culturales,
educativos y socio-ambientales que sufre la humanidad? ¿Por qué persiste la controversia entre las artes
participativas de las culturas populares y la idea del arte por el arte mismo propuesto por el mainstream?
Creo que la voluntad primera del arte es la de generar un campo imaginario que estimule la producción de otros
campos imaginarios en cascada. La obra artística ofrece su corporeidad para que podamos proyectar sobre ella
nuestros propios campos imaginarios a partir de ese estimulo. El arte es en primer lugar un vínculo y no un objeto.
Por eso, si dejamos de ver a la cultura como la suma de representaciones artísticas y la vemos como el conjunto de
procesos y prácticas que los seres humanos crean para coexistir entre ellos, empezamos a verla como una de las
necesidades básicas más fundamentales para el desarrollo de una vida. Y entonces somos mucho más capaces de
crear, dentro de los espacios cargados de violencia y pobreza, nuevos espacios que ayuden al reconocimiento de la
belleza de los entornos, a la riqueza de su diversidad y entonces a la curiosidad por los otros.
Podemos - por suerte - contar con que el arte y la cultura de base comunitaria están empapados de cuerpo y poseen
el saber de los pequeños gestos, las miradas. En sus rituales vemos el intercambio de impresiones y expresiones, el
deseo de estar unidos, motivados y fortalecidos por el poder de dar lugar al misterio de ser algo juntos. Esas breves
ceremonias están incluidas dentro de la cotidianeidad de las personas, provocando en cada gesto actuado, una
repentina intimidad de ciudadanía.
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Después de 21 años dedicados a los circuitos formales de la danza-teatro y otros 21 dedicados al arte para la
transformación social - en Argentina, Latinoamérica y el mundo- comprendo la confluencia de todos estos mundos
donde el arte puede estar presente. Descubro que he estado creando desde los mismos disparadores las primeras
obras de danza contemporánea, las producciones artísticas centradas en el cuerpo y la metáfora para la innovación
educativa, los procesos de organización social desde las artes comunitarias y la tarea propiamente política de
impulsar políticas y públicas y programas de estado. Se trata del corredor: Arte-Educación-Cultura Comunitaria-
Políticas Públicas.
Los impulsores de mi creatividad han sido siempre los mismos. Antes pensaba en los modos en los que podía
trascender la obra artística para crear nuevos públicos para la danza contemporánea que me parecía tan elitista y
restringida. Así desde 1982, las fronteras que perforaba eran relativas a los lenguajes comprometidos en la propia
creación de mis obras de danza: mezclar danza y teatro físico, danza con objetos, danza pura y el grotesco, danza y
poesía, artes marciales y danza, tango y danza contemporánea.
Desde 1992, a partir de la experiencia con Crear vale la pena [4], el mapa de cruces fue mucho más vertiginoso, un
paisaje verdaderamente barroco: artistas modernos con líderes sociales, contact-dance con relatos comunitarios
sobre pobreza y violencia contra la mujer, vecinos y artistas profesionales en la misma obra artística anulando las
lógicas de experticia amateur-profesional o la tarea artística aliada a la tareas comunicativas y administrativas.
Figura 2: Centro Cultural Comunitario Crear vale la pena. Grupo Fuera de Foco. Fiesta Aniversario 20 años. Buenos Aires, 2017.
El lema de Crear Vale la Pena es "arte y organización social" y no se trata de un slogan sino de generar en un centro
cultural comunitario un escenario de experiencias transdisciplinares en un contexto de pobreza donde diferentes
actores ponen en sinergia procesos comunitarios de organización social con procesos de educación en las artes y de
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producción de obras artísticas. Poesía y potencia social crean las condiciones para que muchos jóvenes desarrollen
un proyecto de vida a partir de una plataforma ético-estética nutrida desde diversas visiones del arte y la política
pero que, sin embargo, tienen tres principios en común:
1. Somos jóvenes y no somos peligrosos sino que estamos en peligro,
2. Nuestra sociedad no es pobre sino desigual y
3. El arte es un derecho y un motor de transformación.
Todo lo que hacemos en Crear Vale La Pena, lo hacemos zambulléndonos en un escenario de diversidad. Y este es el
segundo elemento que señalo como crítico en el desarrollo de la creatividad. Hacer con otros. Nada será imposible si
lo que abordamos tiene la complejidad suficiente y esa complejidad sólo se alcanza si son muchos los conceptos, las
perspectivas y las manos que amasan esa creatividad. Porque, el sentido fundamental de la creatividad y del arte es
ser la fábrica de la metáfora y la imaginación hacia la constitución de lo planetario como la complejidad de sistemas
sociales y naturalezas, la diversidad de identidades y la pluralidad de legítimas perspectivas, valores y creencias.
La creatividad es el grado más alto de aprendizaje porque nos aleja de la acción meramente reproductora. Es el
conocimiento más profundo que podemos alcanzar sobre cualquier temática desde nuestro potencial humano. El
poder de aprendizaje de una mente creativa se constituye sobre su capacidad de hacer conexiones poco comunes o
remotas; construir categorías inusuales; encontrar nuevos puntos de inicio; ir más allá de la información que se le
otorga; construir redes amplias; producir configuraciones novedosas; aprender a confiar en la intuición; no
desalentarse con nuevos desafíos o cambios de escenario.
Desde esta convicción y 20 años después del nacimiento de Crear Vale La Pena, decidimos asumir el desafío de
empezar a trabajar en el corazón de la educación formal y creamos el programa Entornos Creativos.
3. PROGRAMA ENTORNOS CREATIVOS
Entornos Creativos es un programa para 16.800 jóvenes en 8 ciudades, ejecutado en Argentina innovando en la
gestión pública desde un “know- how” que hemos desarrollado a través de nuestras prácticas de arte y organización
en nuestro pequeño centro comunitario en las afueras de Buenos Aires. Esto lo llevamos adelante hoy a través de
una acción conjunta con los Ministerios de Educación, Cultura y Desarrollo Social de la Nación, la Corporación
Andina de Fomento y la Fundación Banco Nación. Este Consorcio público-privado convoca- en cada ciudad donde se
implementa- a la conformación de un consorcio local intergubernamental y en asociación con organizaciones
sociales y empresas. Se trata de un programa de innovación educativa desde el arte, orientado a fortalecer las
capacidades socio-emocionales de adolescentes y jóvenes para desarrollar el aprendizaje creativo dentro y fuera de
la escuela, mejorar la motivación y la convivencia, crear puentes hacia la empleabilidad futura y la capacidad de
integrarse como ciudadanos en la comunidad de la que forman parte.
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Centrándonos no en los contenidos disciplinares, sino en la recreación de las didácticas desde las artes, recorrimos
todos los niveles de la escuela desde la educación inicial hasta la de adultos. Y lo hicimos inspirados en la experiencia
de Escocia “Arts Across the Curriculum” [5] donde el hallazgo fue encontrar la innovación a partir de la colaboración
de un par didáctico conformado por un artista comunitario y un docente.
Figura 3: Capacitación docente para escuelas secundarias de gestión estatal. Programa Entornos Creativos, 2017.
La investigación del programa- llevada adelante por el Observatorio Local “Sociedad y Territorio”- para 2016-17
muestra que el 92% de los docentes resaltan un incremento en el trabajo con otros, que el 51% de los alumnos
desarrollaron un pensamiento crítico, y que el 100% de los docentes notan cambios notables de los alumnos en la
forma de expresarse. “Escuché la voz de un alumno que desde principio de año no se animaba a exponer de forma
oral” observó una docente; “Yo no sabía que podía jugar con todos. Descubrí que podía hacer cosas que estaban
fuera de mi alcance” expresó un estudiante; “La estructura de la lúdica es precisa y eficaz, logra resultados de
enorme creatividad” señaló un directivo; “Entornos Creativos es un cambio de paradigma en la educación y espero
que se haga extensivo al sistema educativo en su totalidad” dijo una preceptora; Estos testimonios se repiten en
escuelas y barrios de 8 ciudades donde se implementa actualmente el programa.
Desde el comienzo de nuestro programa de arte a través de la currículo escolar, el hecho educativo, la producción
artística y la organización social son las dimensiones organizadoras de los mismos acontecimientos que atraviesan
desde siempre las actividades: la experiencia sensible; la mirada crítica; la creación colectiva y la migración hacia lo
extranjero donde el cuerpo y espacio interrogan la diferencia.
El leit motiv común para todos es darle un lugar a lo singular y particular de esas personas, construir un medio
enriquecido para la preparación de los aprendizajes desde principios como: el disfrute, la motivación, la
responsabilidad sobre el contexto, la empatía y la acción colaborativa. No importa cuáles son los contenidos
curriculares, la búsqueda siempre se asienta sobre estos pilares mencionados.
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En Entornos Creativos se intensifica aún más el atravesamiento de fronteras: razón y emoción, educación formal y
no formal, escuela y comunidad, docentes y artistas, organizaciones sociales, gobierno y academia, investigación y
acción, estado nacional y estados locales, redes comunitarias locales, nacionales e internacionales, instituciones
formales de la cultura y organizaciones sociales de base.
Y poder introducir estas prácticas en la escuela nos parece fundante. Porque en el agotamiento de nuestros
ecosistemas socio-ambientales, necesitamos empezar a pensar y vivir de otra manera. Hay muchos mundos
imaginados, muchos discursos, muchos manifiestos y acuerdos protocolares, muchas investigaciones científicas y
marcos teóricos que avalan desde diferentes perspectivas esta necesidad de transformación pero, son muy pocos los
laboratorios, o quizás no tan pocos pero atrapados en mundos micro-políticos y aún sin conexiones potentes entre
ellos. Realmente creemos que no se trata tanto del “qué”, sino sobre todo del “cómo”. No se trata de hablar de ello,
sino de ponerlo en acción.
En Entornos Creativos, cuando recomendamos la introducción de un artista en diferentes campos del hacer humano
(educación, trabajo, salud, vida comunitaria) lo hacemos desde la perspectiva de que necesitamos poner en agenda
la acción creativa en distintos ámbitos. Lo hacemos singularizando especialistas en “juego” que puedan recrear
actividades y espacios de creación de tal modo que las personas recuperen su potencial creativo simplemente
porque lo han puesto en acción.
Esta estrategia podríamos llamarla de democratización de la acción creativa, recuperándola del encierro en el que la
idea de “Bellas Artes” y las manos de los "expertos" la han puesto. Por esto nuestros especialistas o “artistas
vinculantes” buscan potenciar este don de las personas en todas las dimensiones de la vida. El artista que ofrece
breves procesos creativos al servicio de las necesidades prácticas de docentes regulares en la escuela, no solo
contribuye a la generación de conocimientos más efectivos, sino también a mejorar la capacidad de convivir y de ser
más proactivos descubriendo cotidianamente maneras diferentes de “ser estudiantes”. Pero sobretodo los lenguajes
artísticos y las actividades lúdicas ayudan a los jóvenes a aprender a aprender y a aquello que será lo más importante
para desarrollar un proyecto de vida: ¡aprender a ser!
Figura 4: Joven de escuela de gestión pública en contextos
vulnerables. Programa Entornos Creativos Crear vale la
pena.
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4. HACIA LA INTEGRACIÓN DE OPUESTOS COMPLEMENTARIOS EN NUESTRA MANERA DE PENSAR
Para lograr la transformación social necesitamos perforar y atravesar espacios y hacerlos permeables para generar
conductores y fluidos, corrimientos e itinerancias dentro de los mundos particulares que arrastren personas y
contenidos hacia los colectivos. Así se logrará esa diversidad que genere nuevas preguntas para después -recién
después - comenzar a responderlas.
¿Cómo es que el arte puede generar nuevas preguntas? ¿Cómo puede organizar la emoción de modo de favorecer
ése fluir de las conciencias individuales hacia mundos compartidos?
En muchos momentos, la realidad se comporta como lo no real y el arte es quien genera entonces la posibilidad de
mostrar otra realidad en el aquí y ahora. Es en ésos cuerpos que lo encarnan en el escenario donde se deja ver el
juego de la transposición de tiempos y espacios que es tan liberadora de los determinismos del vivir ¡Por eso el arte
nos deja soñar juntos a artistas y públicos!
El arte no es mentira. La danza-teatro que ha ocupado mi vida no es ilusión, es un campo imaginario que reivindica
su status de cuerpo vivo en el aquí y ahora de mi hacer con otros. De eso se trata un cuerpo en escena: Desafiar
desde mi cuerpo vivo y presente el campo de imaginaciones y memorias de los cuerpos presentes como públicos. Y
en ése intercambio todos los cuerpos son reales.
Es decir, el mío no es ficcional y opuesto a los otros cuerpos que se postularían como “reales”.
Mientras un cuerpo baila disputa con los otros que miran su status de realidad. Todos los cuerpos en ese momento
se tensionan con el cuerpo que baila, como bailarines que improvisan la danza que juntos crean.
La obra desplaza nuestra capacidad de producir hacia lo innombrable e imposible y aunque no lo hagan consciente
los espectadores son empáticos en esto, porque ese ir hacia lo imposible de los artistas no es menos real que lo que
sucede empujando nuestras historias de vida de todos los días. La lucha de la creación es dirimirse entre su ser
como pura energía (fuerzas, potencias, sensorialidades, intuiciones, desplazamientos físicos, verbales, etc.) y la
organización de la imagen que toda obra finalmente es. Ésas fuerzas, potencias, energías, emociones, esfuerzos son
compartidos por actores y público, aunque en el escenario se llame “obra” y afuera de él se llame “vida”. La creación
escénica se mezcla, dialoga, tensiona y debate con las otras imágenes a las que es ofrecida. Por eso la obra no
termina nunca y sigue accionando en los cuerpos de los espectadores. Por esto también es que podemos decir que
nace de nuevo como otra con cada exposición. El espectador o elemento real es entonces intrínsecamente parte de
la vida ficcional de la obra artística.
De este modo el sinfín real/ ficcional o cinta de Moebius actor/espectador construye los espirales chamánicos que
aseguran el carácter vivo y conmocionante del arte.
Ese conjunto arte/no arte es la metáfora de la vida sostenible/insostenible y por eso nos conmueve y abarca en el
disfrute y creación del hecho estético y logra inspirar y aún transformar nuestras vidas.
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Podemos decir entonces que la obra de arte es así resistencia y como tal es construcción nítida de realidad. Es una
realidad que disputará su status con la otra realidad socialmente aceptada de lo cotidiano. La danza del arte y el no
arte, produce transformación social porque integra nuestra percepción del presente con lo que construye
permanentemente nuestra memoria y lo que proyecta siempre nuestra imaginación. Esta capacidad de editar o
guionar nuestra vida nos permite alguna forma de integración del “hacer-sentir-pensar-conocer” como una misma
cosa.
El arte nos deja transformar y transformarnos operando la magia de hacernos sentir como sujetos de aquello que
fue posible de imaginar en el escenario y también en un extremo nos deja volver a la vida empoderados como seres
imposibles de algo que hemos sentido que es lo verdadero aunque no fue encontrado en la calle sino allí en ésa
música, ésa poesía o esa danza.
Aquí – en ésta vivencia compartida entre artistas y no artistas- radica la potencia conmocionante del arte para
transformar la vida.
Mi visión para creativos, emprendedores, transformadores, agentes del cambio social, es la de que asuman la tarea
de construir escenarios para el encuentro entre habitantes de distintos contextos, saberes y visiones. Esto vale tanto
para lograr una sociedad de bienestar como para contribuir a que la producción humana de sentido centre su foco
en trascender la inercia de vida en la que estamos atrapados. Debemos diseñar nuevos caminos, nuevas preguntas,
nuevas cartografías, nuevas sensibilidades confiando en nuestros cuerpos poetizados como motor del encuentro. Y
este es el tercer elemento que considero crítico para el desarrollo de la creatividad: la generación de espacios para el
encuentro, el entrelazamiento y la construcción colectiva.
En la búsqueda colectiva, el proceso creativo se produce al integrar el pensamiento crítico y el pensamiento
propositivo que la creación implica. Como diría el poeta Hamilton Faria debemos “Encantar en el desencantamiento
del mundo” [6]. Miles de artistas de 11 países de América Latina han tomado estas palabras y las han convertido en
su clave de inspiración.
Estos artistas y trabajadores sociales latinoamericanos empezamos a reunirnos en 2003 con la meta de intercambiar
buenas prácticas gracias al apoyo de Fundación AVINA. Estos encuentros dieron lugar a la Red Latinoamericana de
Arte y Transformación Social [7] y se sostuvieron durante 10 años con ese formato. Diez años después, se constituyó
en un movimiento que promovió colectivamente en la región dos perspectivas para la cultura comunitaria: la política
brasilera de “Puntos de Cultura” [8], diseñada por Celio Turino y la reivindicación del modelo de urbanismo social
desde el arte y la cultura plasmado en la ciudad de Medellín bajo la dirección cultural de Jorge Melguizo [9].
Juntos nos desafiamos a preguntarnos: ¿por qué debemos pensar las nuevas políticas públicas desde los estados
nacionales? ¿Por qué debemos trabajar primero para adentro y después para afuera? Y entonces lo hicimos afuera-
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adentro-afuera, sin fronteras y sin dueños para el diseño de las políticas públicas. Los Puntos de Cultura están hoy
instalados como política pública en Brasil, Argentina, Perú, Colombia y Costa Rica. Y seguimos trabajando en ello.
Pero para poder hacer este recorrido juntos, primero tuvimos que encontrarnos de una manera diferente. A lo largo
de los años, nos fuimos acercando entre artistas y trabajadores comunitarios en la región superando el debate
intelectual racional y soltando nuestras categorías ideológicas y académicas para empezar a inspirarnos en los
rituales centroamericanos, llenos de invocaciones sagradas, a encontrarnos en las danzas de los carnavales andinos,
a entramarnos en el hip –hop y en el muralismo.
La siguiente lista de opuestos complementarios podríamos verificarla como la diversidad que podemos hallar dentro
del tipo de respuestas que damos a diferentes desafíos y contextos en nuestras vidas personales o colectivas. Se
trata de la diversidad de competencias complementarias que podríamos tener en un “grupo creativo” o en el
armado de un movimiento continental. Cada uno de estos pares podría estar mediado por un versus, pero en la
mente creativa el versus es reemplazado por un “y” o por un “con”:
Apertura con foco
Imaginación con fuerte sentido de la realidad
Actitud crítica con actitud constructiva en la resolución de problemas
Relajación con compromiso apasionado
Autocentramiento con altruismo
Tendencia a romper reglas con capacidad de mantenerse en límites aceptables
Autocrítica con confianza en sí mismo, tensión/concentración con soltura y relajación
Esto implica poder integrar opuestos complementarios en el pensar, hacer y sentir. Lo que implica comprender las
diferencias o diversidad del propio mundo interno o del mundo grupal como una oportunidad para la exploración y
descubrimiento de lo nuevo.
Creatividad es crear obras mientras construimos audiencias. Porque el espacio sin solución de continuidad
actor/espectador es el que asegura el carácter vivo y conmocionante del arte que busca siempre la comunicación
como el estallido poético. Entonces si algo “ocurre”, sentimos que la obra ha tenido sentido. Ese instante ES. Esto
VIVO que es válido para el público a la espera de nuestra obra en un teatro, lo debiera ser para el mundo de la
economía sustentable, el cuidado del ecosistema, la educación, la salud y todas las causas públicas que están
esperando nuestro aporte. Sin eso VIVO nada sucederá.
5. CONCLUSIONES
Nuestro cuerpo es parte de nuestros relatos e interviene en nuestra manera de mirar el mundo. Como dicen
Carmen Olaechea y Georg Engeli, “Desde esta perspectiva, es evidente el rol de la creatividad como fuente de
producción simbólica para ampliar la frontera de los impulsos de realización colectiva. Mientras que la creatividad
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aplicada puede detener y revertir nuestros problemas actuales, el intercambio en el universo simbólico crea
metáforas aglutinantes, inscribe mensajes de esperanza en el código de la vida y estimula el desarrollo de
estructuras de entendimiento que cumplen funciones emocionales, sociales y biológicas fundamentales para la
evolución en comunidad” [10]. El cuerpo creativo es aquel cuerpo vivo, poetizado, aquel que trabajó tanto como
para poder alcanzar algo fuera de sí mismo. En el ejercicio estético permanente en la creación artística de hacer
aquello que siento, pensar aquello que hago y sentir aquello que pienso puede sobrevenir alguna vez la magia ética
de que pensar en un hombre equivalga alguna vez a salvarlo. Quizás pueda ser esto lo nuevo humano.
AGRADECIMIENTOS
Agradezco las intensas conversaciones con Carmen Olaechea, escritora Argentino-Suiza y su amorosa atención a la
traducción. También a todos los artetransformadores latinoamericanos con quienes comparto un movimiento desde
hace 10 años.
REFERENCIAS
[1] Traducción propia. [2] Palabra acuñada en Latinoamérica a partir del trabajo realizado entre las organizaciones sociales que se dedican al Arte y la Transformación Social. [3] Producción poética realizada con la metodología del programa Entornos Creativos de Crear vale la pena por jóvenes de 12 años de una escuela pública de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. [4] Crear vale la pena es una organización no gubernamental que desde 1997, en Buenos Aires, Argentina, desarrolla un programa nacional e internacional –desde su centro cultural comunitario ubicado en la zona norte del conurbano bonaerense- para jóvenes, integrando las artes, la educación y la acción comunitaria, como medios para la promoción y el desarrollo individual y colectivo. Desde el año 2012, Crear vale la pena desarrolla una estrategia y metodología de arte a través del currículo escolar como un programa de formación e incidencia en políticas públicas dirigido a agentes transformadores: artistas, docentes, trabajadores sociales y gestores culturales gubernamentales. El objetivo es fortalecer contextos vulnerables y promover herramientas innovativas en redes locales, nacionales e internacionales para la multiplicación de estrategias de arte para la transformación social. Actualmente llega a
16.800 jóvenes en 8 ciudades argentinas. [5] “Arte a través del currículo escolar” es un programa nacional de acción e investigación que ha traído un enfoque innovador a la enseñanza, combinando las habilidades del artista y del profesor para inspirar el aprendizaje y dar vida a nuevas maneras de enseñar y aprender. Este programa le ha permitido a docentes y artistas profesionales trabajar juntos para planear y enseñar en equipo en el aula y así producir resultados de aprendizaje en áreas curriculares específicas. [6] Hamilton Faria es un poeta brasileño, miembro del movimiento latinoamericano y socio de Crear vale la pena. En 2003, publicó el libro "Re-charming the World" en India; ha publicado varios artículos sobre cultura y arte en Brasil y en otros países. En mayo de 2006, recibió en París un premio de la Academia Francesa de Artes, Ciencias y Artes como poeta y por prestar servicios importantes a las artes y la cultura en general. [7] La Red Latinoamericana de Arte para la Transformación Social se conformó como resultado de los intercambios producidos entre iniciativas tendientes al ejercicio de la ciudadanía efectiva, integración social, derechos humanos y promoción de la sostenibilidad global y social. Actualmente son parte del movimiento 17 países de la región.
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[8] Puntos de cultura es un programa público estatal de origen brasileño que rescata las experiencias organizadas de promoción cultural, arte y desarrollo impulsadas por las comunidades y organizaciones en el territorio, fortaleciéndolas, dotándolas de equipamiento y conectándolas entre sí a partir de la creación de redes sociales. [9] Jorge Melguizo es comunicador social y periodista. Su trabajo está vinculado a proyectos de transformación social en Medellín, Colombia, con grupos de vecinos, ONG y administración pública. Entre 2004 y 2010 fue Secretario de Cultura y ciudadanía y Secretario de Desarrollo Social de Medellín. Desde 2010 es consultor internacional en gestión pública, proyectos urbanos integrales, cultura y participación social y socio de las acciones de Crear vale la Pena en Argentina y América Latina. [10] Carnacea Cruz, M. y Lozano Cámbara, A. (2016). Arte, intervención y acción social. Cap. “La creatividad transformadora” de Olaechea C. y Engeli G. Madrid: Grupo 5, p.31.