1.1 CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
Kant vive a finales del siglo XVII y
principios del XIX. El régimen político
imperante es el Absolutismo, pero
son sus últimos años. La revolución
francesa se produce en 1789 y las
ideas de libertad, igualdad y
fraternidad se extendieron por todo el
continente europeo. La ilustración,
como movimiento cultural, aspira a
cambiar la vieja sociedad, tanto
en lo político (los franceses lo
habían conseguido) como en el conocimiento y la filosofía. Pese a la
voluntad de muchos pensadores ilustrados, la sociedad de la época seguía
conservando una estructura feudal.
La burguesía es la protagonista del cambio social y la influencia de ésta crece
dando lugar, en el siglo XIX a la revolución industrial. Tampoco debemos
olvidar la independencia de Estados Unidos, en 1776. El Reino de Prusia, en el
que vivió Kant, constituía una potencia militar importante y su influencia en
Europa era muy notable.
1.2 BIOGRAFÍA DE KANT La vida de Inmanuel Kant puede calificarse
como de poco excitante. Nacido en Königsberg (Prusia) en 1724, murió en
1804. Si bien hoy en día Königsberg pertenece a Rusia y se le conoce con el
nombre de Kaliningrado, podemos considerar a Kant como un filósofo alemán,
porque es de cultura alemana (hablaba alemán) y en aquel momento
Königsberg pertenecía al imperio prusiano. Se dice de él que era muy
metódico, que le costaba cambiar de hábitos y que durante toda su vida no
salió de su ciudad y los alrededores. Trabajó durante muchos años de profesor
particular y también en la Universidad. Fue nombrado profesor de Lógica y
Metafísica de la Universidad de Königsberg. Murió en 1804. Algunas de sus
obras son: “Crítica de la razón Pura” (la palabra “crítica” significa aquí
“investigación”, no tiene por qué tener connotaciones negativas),
“Crítica de la razón práctica” “Prolegómeno a toda metafísica futura”
“Fundamentación de la metafísica de las costumbres”… y otras.
1.2. CONTEXTO FILOSÓFICO.
Debe señalarse el empirismo británico, con la figura preeminente de Hume.
Así mismo, también es imprescindible hablar de la Ilustración.
La ilustración—El periodo de la ilustración es también denominado el “siglo
de las luces”; la luz de la razón que se opone al oscurantismo de las filosofías
anteriores al siglo XVIII, especialmente la filosofía medieval. Es una época
rebosante de optimismo en la capacidad del ser humano para avanzar en el
conocimiento y dominio de las fuerzas naturales. La Ilustración se instala en
toda Europa, Francia, Gran Bretaña y Alemania aportan pensadores como:
Voltaire, Rousseau, Hume y el propio Kant. Algunas de las características
de la ilustración son las siguientes: -gran importancia del progreso, -defensa
de la necesidad de apoyar los avances científicos, -defensa también de un
mejor nivel de vida y más derechos para todos los seres humanos, -defensa de
los ideales revolucionarios franceses de “igualdad, libertad y fraternidad”,
-consideración de la religión como algo privado y separado de la filosofía y de
la ciencia. El propio Kant conocerá y apoyará la Revolución Francesa y la
Declaración de Independencia de los Estados Unidos, acontecimientos muy
ligados al espíritu ilustrado.
2. CONOCIMIENTO Y REALIDAD: ¿QUÉ PUEDO CONOCER?
2.1. EL GIRO COPERNICANO
Hasta ahora, de forma generalizada, a lo largo de la
la filosofía occidental se había pensado que nuestra
mente tenía que adaptarse a los objetos, nosotros los
captábamos como si nuestro cerebro fuese un espejo en el cual se
reflejasen los objetos de la experiencia sensorial. Ese suponíamos que
era el origen del conocimiento: el mundo “reflejado” en nosotros.
Sin embargo, hay conocimientos que no han sido tomados de la experiencia.
Uno de estos conocimientos es que “todo lo que ocurre tiene una causa”
(principio de causalidad).
Pensando con lógica, en ningún caso podemos afirmar la universalidad y
necesidad de esta proposición. Aunque hayamos visto que siempre nos ocurre
que todo lo que acontece tiene una causa, no por eso podemos negar el hecho
de que deberíamos decir que hasta ahora hemos visto que todos los
acontecimientos tenían una causa. El propio Hume lo decía, como ya
vimos.Hume afirmaba que en realidad no sabemos si todo tiene siempre una
causa. Lo que ocurre, dice Hume, es que nos hemos acostumbrado a suponer
que siempre será así
Kant, por el contrario, no pensó que este conocimiento fuese fruto de la
costumbre, sino que pensó que efectivamente sabemos que todo lo que
acontece tiene una causa. Esto lo consideramos un conocimiento real. Pero
¿de dónde nos viene esa seguridad en que este conocimiento es real?
Es indudable que no de la experiencia, pues, como dice Hume, la
universalidad y la necesidad no pueden extraerse de la experiencia: he visto
muchas veces que algo ocurre por una causa pero lógicamente no puedo
decir que siempre será así.
En un intento de solucionar este problema de cómo estamos seguros de algo
que no hemos conocido por experiencia,
Kant reflexionó de la siguiente manera:
Hasta ahora pensábamos que los objetos
llegaban a nuestra mente y los conocíamos
tal y como eran en la realidad
(conocimiento como un espejo) y que el
conocimiento provenía de esa experiencia.
Pero, como hemos visto, eso no explica cómo es que sabemos que todo
ocurrirá por una causa. Si la anterior teoría del conocimiento especular
no soluciona el problema de por qué sabemos que en un futuro todo
tendrá una causa, podemos cambiar de teoría. No supongamos que
nuestra mente es como un espejo y supongamos ahora que nuestra mente,
en cierta forma, hace los objetos. Ahora podemos suponer que no
conocemos las cosas tal y como son, sino que en el acto de conocerlas
las modificamos. ¿No explicaría esto, con más efectividad, la forma en que
conocemos la realidad? Kant piensa que sí.
En el caso de Copérnico ocurrió lo mismo. Se creía que era el Sol el que
giraba en torno a la Tierra. Pero surgían algunos problemas que parecían
irresolubles (problemas relacionados con el movimiento observable de los
astros). Entonces se pensó que quizás era la Tierra la que giraba en torno al
sol; comprobó que aceptando esta última hipótesis desaparecían los
problemas, y, por lo tanto, se aceptó la nueva hipótesis como verdadera.
En el mismo caso estaba Kant con respecto al conocimiento. Por un lado se
decía que nuestro conocimiento
tenía su base en la experiencia.
Por otro lado, sucedía que había
un conocimiento verdadero (“todo
lo que acontece tiene una causa”)
que NO provenía de la experiencia. Si la hipótesis de que nuestra mente
funciona como un espejo NO soluciona este problema, entonces
pensemos otra hipótesis, y si esa otra hipótesis hace desaparecer este
problema, entonces la aceptaremos como verdadera.
La hipótesis kantiana era que nosotros no conocemos las cosas tal y como
eran, sino nosotros tenemos nuestra particular manera de conocer la
realidad. Aquí debemos introducir la distinción más importante e influyente de
la filosofía kantiana: noúmeno y fenómeno:
Noúmenos (O Cosa En Sí). Las cosas en sí mismas, fuera de su relación
con nuestro modo de conocerlas; no son objeto de nuestros sentidos, ni
por lo tanto de nuestro conocimiento. Es pensable, pero no cognoscible.
Fenómenos no son las cosas en sí mismas sino sólo tal y como a
nosotros se nos presentan, las cosas ya sometidas a la estructura de
nuestras facultades mentales.
La tesis fundamental de Kant es que el
conocimiento humano no puede
alcanzar las cosas tal y como puedan
ser ellas mismas sino sólo tal y como
se nos muestran a nuestras facultades
cognoscitivas, y por lo tanto influidas
o mediatizadas por la propia
estructura de dichas facultades. El
conocimiento es la síntesis entre lo
que viene de fuera y lo que pone el sujeto; por eso, para muchos la
filosofía de Kant es una mezcla entre___________ y ___________* Quien
lo acierte le pongo un positivo
2.2 EL PROBLEMA DE LA METAFÍSICA
El planteamiento inicial de Kant recuerda a Descartes o a Hume: ¿Por qué no
progresa la filosofía? La metafísica no funciona: desde Platón no se ha dado
ningún avance significativo. Los filósofos siguen discutiendo acerca de los
mismos temas y el hecho de que no se pongan de acuerdo es síntoma de que
el conocimiento alcanzado por la Metafísica no es válido, porque si lo fuese, la
verdad se impondría a todos los entendimientos, como ocurre en la Física y las
Matemáticas. ¿Es que puede la metafísica convertirse en ciencia?, ¿es que se
pueden tratar los temas que la metafísica trata de una manera científica?
Veamos primero cómo funciona la ciencia y después veremos si se
puede aplicar el mismo esquema a la metafísica. (algo muy parecido ya
hizo Hume) Si es así, diremos que, aunque no haya sido una ciencia, puede
serlo. Si no se puede aplicar ese esquema de las ciencias, entonces negaremos
la posibilidad de la metafísica como ciencia.
Desde Hume (por lo menos desde Hume) el conocimiento humano parece
tener unos límites. Según Hume, el
límite del conocimiento está en la
experiencia y la Metafísica no
puede ser una ciencia porque sus
objetos de estudio (Mundo, Dios,
Alma) están más allá de la
experiencia.. Kant afirma que Hume
Veamos lo que dice sobre la Metafísica nuestro siguiente concursante: ¡Adelante INMA!
le despertó de su sueño dogmático (el dogmatismo considera que la razón sí
puede tener un conocimiento de tales entes). Para Kant el punto de vista
humeano que dice que todo nuestro conocimiento debe empezar en la
experiencia es el adecuado. Sin embargo, y esto es algo original de Kant, no
todo el conocimiento acaba en la experiencia; aunque todo comienza
con la experiencia, el conocimiento no es sólo experiencia.
Ya hemos visto aquello de “el giro copernicano”. Hemos hablado de cómo el
cerebro del ser humano aporta algo al conocimiento, esto es: no se trata sólo
de recibir impresiones sensoriales, sino que parece que en el conocimiento hay
algo que el cerebro pone. Eso que el cerebro pone es lo que Kant llamó
formas a priori, una de las cuales es la categoría de causa. De esta manera,
conocíamos que todo lo que ocurre tiene una causa. Se puede ver, entonces,
que como dice Kant:”Todo conocimiento comienza con la experiencia pero no
todo procede de ella”. Los límites del conocimiento (puesto que empieza en la
experiencia) están en la experiencia. Como veremos, Kant dirá que no
podemos extraer nada científico de algo de lo que no podamos tener una
impresión sensorial... (en este sentido es como Hume)
De todas formas, esto es la conclusión, y hemos de ir por partes. Si
queremos averiguar si la metafísica puede llegar a ser una ciencia,
deberemos primero saber cómo son las ciencias, cómo es que es
posible que haya ciencias.
2.3. LAS CIENCIAS Y SUS CONDICIONES DE POSIBILIDAD
Todas las ciencias afirman o niegan algo. De hecho, hacer ciencia es afirmar o
negar algo acerca de algo. Si digo que “los dinosaurios existieron en
Mendillorri”, hago paleontología. Si afirmo que “la presión que ejerce un
centímetro cúbico de agua destilada en una altitud de 200 metros sobre el
nivel del mar en Alicante es de 1/147 newtons” estoy haciendo física,...etc.
Afirmar o negar algo, es hacer juicios. Como las ciencias construyen juicios,
por donde empezará Kant su análisis de las ciencias es por los juicios.
¿Cuántas clases de juicios hay?
Si consideramos la relación entre el sujeto y el predicado,
encontramos 2 grupos:
1. Los juicios analíticos- Son aquellos en los que el predicado está
contenido en el concepto del sujeto y así basta con analizar el sujeto
para comprender que el predicado le conviene necesariamente. Es decir:
quien sepa lo qué significa el sujeto, tendrá que deducir necesariamente
el predicado. Los juicios analíticos no aportan ninguna información, no
añaden nada a la significación del sujeto. No puede negarse este tipo de
juicios sin caer en una contradicción lógica. Algunos ejemplos de este tipo
de juicios son: El todo es mayor que sus partes;Un triángulo tiene 3 lados;
Los gemelos son hermanos; Ningún soltero está casado.
2. Juicios sintéticos- Aquellos en donde se afirma o niega de un sujeto un
predicado que no está contenido en el concepto del sujeto. El predicado
no puede obtenerse del sujeto por mero análisis de su significado.
Estos sí aportan una información. Ejemplos de este tipo de juicios son:
Todos los miembros de la tribu X son bajos. La batidora que está en mi
casa es azul. Yaiza y Marcos son amigos ;)
Saber qué es una batidora no implica necesariamente saber que la que hay en
mi casa es azul. Conocer a Yaiza y Marcos no significa que necesariamente
sepamos que son amigos. Estos juicios sí nos aportan una información que
quizás no conocíamos.
Si atendemos al modo de conocer la verdad de los juicios, también
podemos encontrar 2 grupos:
1. Los juicios a priori- Aquellos en los que conocemos su verdad sin tener
que acudir a la experiencia, a la comprobación empírica, sino basándonos
en el puro ejercicio de la razón: Por ejemplo: ”todo cuerpo tiene una
extensión”; “La línea recta es la línea más corta entre dos puntos”
2. Los juicios a posteriori- Aquellos en los que para asegurarnos de su
verdad o falsedad tenemos que acudir a la experiencia (que si no es por la
experiencia, no sabríamos decir de ellos si son verdaderos o falsos) por
ejemplo: La ciudad de Nueva York tiene 8 millones de habitantes
Obsérvese que todos los juicios analíticos son a priori, es decir, que no
hay que recurrir a la experiencia para comprobar su verdad o falsedad.
Además, son juicios universales y necesarios, o sea, que son verdaderos en
todo momento y para todos los individuos o acontecimientos de que tratan.
Siempre ocurrirá que el todo es mayor que sus partes, y siempre y
necesariamente ocurrirá que todos los cuerpos son extensos, o que los
triángulos tienen 3 lados. Nunca ha habido ni habrá excepciones, no es posible
que las haya.
Además ocurre que los juicios sintéticos son a posteriori, es decir, que
para comprobar su verdad o falsedad hay que acudir a la experiencia. No son
ni universales ni necesarios (es decir, son particulares y__________)* Quien lo acierte le
pongo un positivo Para saber si es verdad que los miembros de la tribu X son bajos
habrá que comprobarlo en todos los casos. Pero no es algo universal ni
necesario porque no podemos afirmar que siempre y necesariamente ocurrirá
así. Es posible que hace 100 años o que en el 2055 nazca un miembro de la
tribu que mida 1,90, y entonces ya no será verdad que “todos los miembros de
la tribu X son bajos”. También que Yaiza y Marcos se enfaden.
Kant cree que ninguno de estos tipos de juicios sirven para hacer
ciencia : Los sintéticos a posteriori porque no son universales ni necesarios,
porque, aunque nos den una información ocurre que sólo nos informan de una
situación de hecho, de algo que no se puede generalizar. Y la ciencia intenta
generalizar, no se quiere limitar a decir lo que ahora hay, sino que intenta
decir qué sucederá después, o qué sucederá en casos similares. Los
analíticos a priori sí son universales y necesarios, pero no nos amplían nuestro
conocimiento, porque basta con saber qué significa el sujeto para conocer ya el
predicado.
Sin embargo , según Kant, existe otro
tipo de juicios, y este tipo de juicios son
los juicios sintéticos a priori . Estos
juicios nos proporcionan una
información, y además son
universales y necesarios, no hay
posibles excepciones. No necesitamos
acudir en cada caso a la experiencia
para comprobar su veracidad y, además, nos dicen algo que no está incluido
en el sujeto. Ejemplos de estos juicios: “la línea recta es la distancia más corta
entre dos puntos”, o “todo cuerpo sumergido en un líquido experimenta un
empuje vertical y hacia arriba...” Diría Kant: en el concepto de cuerpo no entra
necesariamente la idea de que flote y además sabemos que siempre y en todos
los casos un cuerpo sumergido en un líquido experimentará un empuje vertical
y hacia arriba…..
Otro de estos juicios es: “Todo lo que acontece tiene una causa”. Este juicio,
según Kant, es universal y necesario y nos da una información. No hay que
estar comprobando a ver si todo lo que acontece tiene
una causa ni tampoco es posible excepción alguna.
LAS CIENCIAS HACEN JUICIOS SINTÉTICOS A PRIORI
¿Por qué son posibles las ciencias? Porque las ciencias están basadas
en este tipo de juicios, los sintéticos a priori.
¿Pueden hacerse esta clase de juicios en metafísica?
-Primero veamos cómo son posibles estos juicios en las ciencias y luego
veamos si pueden ser posibles en metafísica. Si pueden ser posibles, entonces
la metafísica podrá ser una ciencia. Si no son posibles, entonces la metafísica
no será una ciencia. Este tema se trata en la “Crítica de la razón pura”.
2.4 LA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA
La obra de Kant “Crítica de la razón pura” se divide en 3 partes: estética
transcendental, analítica transcendental y dialéctica transcendental.
ESTÉTICA TRANSCENDENTAL
En esta parte Kant se ocupará de analizar cómo son posibles los juicios
sintéticos a priori en las matemáticas y, lo que es más importante, cómo es el
conocimiento sensible (la sensibilidad).Sensibilidad designa la facultad
para tener sensaciones; aunque no es muy exacto, podemos identificarla con la
percepción o conocimiento que viene de los sentidos. La sensibilidad tiene
como formas a priori el espacio y el tiempo. Espacio y tiempo son formas
a priori de la sensibilidad, esto quiere decir que cuando conocemos algo, lo
que el sujeto pone es el espacio y el tiempo. Desde luego es algo difícil de
comprender, pero debemos pensar que en la realidad quizás no haya ni
espacio ni tiempo tal y como lo conocemos, sino que estos dos elementos son
puestos por el sujeto.
Tanto el espacio como el tiempo no son percibidos en sí mismos. En la realidad
¿percibimos espacio? ¿percibimos tiempo?. Kant diría que no. Según Kant yo
nunca he visto “el espacio” o “el tiempo”, sino más bien algo que ocupa un
espacio y acontecimientos que suceden uno detrás de otro. Podemos imaginar
el espacio absoluto o podemos imaginar el tiempo absoluto, pero nunca los
percibimos como tales. Nadie va por la calle y ve “el tiempo”; vemos una
manecilla de reloj que corre, un coche que corre, un señor que corre, algo que
se mueve…etc.? Según Kant espacio y tiempo son formas a priori de la
sensibilidad, y a la vez podemos decir que son condiciones
transcendentales de conocimiento. Son condiciones transcendentales
(universales) del conocimiento porque el espacio y el tiempo subyacen a todo
conocimiento sensible, no podemos conocer nada sin un espacio y sin un
tiempo. Toda nuestra experiencia sensible está filtrada espacio-temporalmente.
Son algo que está más allá de la experiencia
(transcendental) y son una condición para
conocer (sólo conocemos en un espacio y un
tiempo). No son algo perteneciente a las
cosas en sí, sino algo que se encuentra en
nuestra forma de conocer. Pero por lo mismo,
dado que todo lo conocido es para nosotros
en un espacio y en un tiempo, el espacio y el tiempo son universales y
necesarios para nuestro conocimiento, condiciones previas para que podamos
conocer.
Quizás, y sólo quizás, en el mundo de las cosas en sí ni el espacio ni el tiempo
sean tal y como nosotros los captamos; quizás ni siquiera existan, pero una
cosa es seguro: eso nunca lo sabremos porque siempre conoceremos en un
espacio y un tiempo, estas condiciones son universales y necesarias,
es decir, siempre y en todos los casos percibiremos así.
¿Por qué los juicios de las matemáticas son universales y necesarios? Kant
dirá: porque tienen su base en estas formas a priori de la sensibilidad. Las
matemáticas (en el ámbito de la aritmética) se fundamentan en nuestra
manera de concebir el tiempo, un tiempo lineal en el que un acontecimiento va
después de otro como el dos va después del uno y el tres después del dos.
¿Por qué sabemos que siempre 2 + 2 =4? ¿por qué esto es universal y
necesario? porque esto presupone el tiempo tal y como nosotros lo
percibimos; como nunca vamos a percibir de otro modo, entonces para
nosotros siempre 2+2=4.
¿Por qué los juicios de las matemáticas serán universales y necesarios? Porque
no tratan de cuestiones de hecho, sino de cuestiones relacionadas con nuestra
manera de conocer, de la cual no podemos desprendernos nunca, por lo tanto
esos juicios siempre y en todos los casos serán verdaderos para nosotros.
El mismo razonamiento podemos hacer acerca del espacio y los juicios
sintéticos a priori de la geometría. También las tres dimensiones de nuestro
espacio son formas a priori de la sensibilidad, y por eso “la línea recta es la la
línea más corta entre dos puntos” es siempre verdadera, de forma universal y
necesaria, y por tanto constituye un conocimiento científico.
Percibimos la realidad en tres dimensiones y si algo está en una 4ª, 5ª… o 12ª
dimensión, no lo percibimos. Imaginemos, otra vez, seres raros cuya
percepción del espacio sea tan diferente que en “su mundo” la línea recta no
sea la más corta entre dos puntos.
Kant termina esta parte diciendo que para que se dé el conocimiento
sensible (la sensación) hemos de contar con dos elementos: el
elemento material procedente del exterior (los estímulos que producen
sensaciones) y las formas a priori de la sensibilidad procedentes
del__________(espacio y tiempo). * Quien lo acierte le pongo un positivo
ANALÍTICA TRANSCENDENTAL
En esta parte Kant se ocupará de otro tipo de formas a priori del conocimiento:
las categorías. Además, estudia cómo es posible la física como ciencia.
Según Kant, no solo percibimos el mundo a través de la sensibilidad, sino que
además, somos capaces de conceptualizar, es decir, utilizar conceptos para
comprender lo que se da a la percepción. De esto se ocupa el entendimiento.
La sensibilidad suministra las sensaciones organizadas espacio-temporalmente,
y el entendimiento suministrará los conceptos. Las sensaciones, si no son
pensadas a través de un concepto, (subsumidas en un concepto, dice Kant), no
nos ofrecerían conocimiento alguno: equivaldrían a un torrente inconexo de
sensaciones. Los conceptos, por su parte, si no se remiten a una intuición
sensible, nos ofrecerían un conocimiento vacío de contenidos. Por eso dice
Kant: "Las intuiciones, sin conceptos, son ciegas; los conceptos, sin
intuiciones, son vacíos".
Así, mientras que la sensibilidad suministra las intuiciones sensibles, el
entendimiento piensa bajo conceptos esas intuiciones, unificando bajo el
concepto la diversidad ofrecida por la sensibilidad. Cuando decimos que esto es
una casa, o una mesa, lo que ocurre es que bajo el concepto "perro" o "mesa"
el entendimiento ha unificado una pluralidad de elementos procedentes de la
sensibilidad bajo dichos conceptos, y esa conjunción de los elementos sensibles
y los conceptuales es lo que produce el conocimiento. El Entendimiento es
capaz de generar conceptos a partir de la experiencia (conceptos empíricos
como el concepto "perro", el concepto "mesa", ...); pero en el
Entendimiento también se encuentran conceptos o representaciones
que no se extraen de la experiencia . Estas representaciones no empíricas
del Entendimiento constituyen la condición de posibilidad para poder pensar los
objetos, son, según Kant, doce, y reciben el nombre de categorías.
¿Cómo podremos determinar cuáles son esas categorías o conceptos puros del
entendimiento?. Pensar equivale a formular juicios, por lo que todos los actos
del entendimiento pueden ser, pues, reducidos a juicios. Ahora bien, si
determinamos cuáles son las formas del juicio, podremos identificar cuáles son
las funciones de unidad que operan en los mismos, que no serán otras que las
categorías:
Kant dice que nosotros entendemos el
mundo de acuerdo a unos esquemas
mentales previos y que todo lo que pase
fuera de eso, no lo entendemos. Por
ejemplo: podría ser posible que hubiera
cosas que pasasen “porque sí”, sin causa.
Pero el esquema causa-efecto es algo a priori, un esquema mental, una
categoría de nuestro Entendimiento, de tal manera que si algo pasa sin causa,
simplemente nosotros no lo entendemos. Nuestra forma de conocer es tal que
siempre aplicamos alguna de estas categorías. Quizás en el mundo de las cosas
en sí no haya causalidad, o las cosas existan y no existan, lo negativo y lo
positivo sean lo mismo o uno y varios sean lo mismo... pero para nosotros, lo
conocido siempre es conocido aplicándole
alguna de estas categorías.
Estas categorías o conceptos puros conforman
el conocimiento junto con las impresiones
sensibles. En la sensibilidad el tiempo y el
espacio se aplicaban a las sensaciones, eran
para eso. En el entendimiento los conceptos
puros se aplican a fenómenos, a lo dado en la
experiencia. Si intentamos aplicar estas
categorías a algo que no es fruto de la
experiencia, simplemente no estamos
obteniendo conocimiento del mundo, sino construyendo una fantasía
Estamos ahora en condiciones, pues, de comprender cómo son posibles los
juicios sintéticos a priori en la física. Recordemos el ejemplo que nos ponía Kant:
"todo cambio ha de tener una causa". Es un juicio sintético, ya que la noción de
cambio no incluye la de causa; y es un juicio a priori, independiente de la
experiencia, y por lo tanto universal y necesario, porque se funda en la categoría
de causalidad y dependencia (causa y efecto). Dado que las categorías unifican
en última instancia toda la diversidad de la realidad "fenoménica" (es decir, tal y
como se nos aparece a nosotros), no hay nada en ella que no dependa
directamente de las categorías. Cuando descubrimos en la realidad una ley
o una regla universal, buscamos en esa realidad su causa, sin darnos
cuenta de que esa regularidad se encuentra en la realidad porque la
hemos puesto nosotros, al configurar la realidad a través de las
categorías.
DIALÉCTICA TRANSCENDENTAL-
Hemos visto que las matemáticas y la física pueda formular juicios sintéticos a
priori y, por ello, alcanzar un conocimiento universal y necesario, un
conocimiento científico. ¿Puede la metafísica formular tales tipos de juicios
sintéticos a priori, y llegar a ser, por ello, una ciencia? ¡Ojo, spoiler!: La
respuesta será: NO. En la dialéctica trascendental Kant, a la luz de los
resultados obtenidos, analizará esta cuestión, estudiando las características de
la razón que, en su actividad pura, es la que pretende alcanzar tal
conocimiento.
La razón es la capacidad suprema de pensar y como tal elabora razonamientos,
es decir, inferencias o silogismos relacionando juicios, y dando lugar a las tres
Ideas más unificadoras: alma, mundo y Dios. A estos conceptos puros a priori
de la razón, les llamará Kant ideas trascendentales.
Mediante la idea de alma, dice Kant, unificamos todos los fenómenos del
psiquismo; es la condición incondicionada de todos los fenómenos
psíquicos (es decir, todos los fenómenos que tienen lugar en mi
psiquismo han de ser remitidos a un yo).
Mediante la idea de mundo unificamos todos los fenómenos de la
experiencia; la idea de mundo es la condición incondicionada de todos los
fenómenos de la experiencia (es decir, todos los fenómenos de
experiencia tienen lugar en el mundo).
Mediante la idea de Dios unificamos la totalidad de los fenómenos
psíquicos y de la experiencia en una única causa de la que dependen y
por la que son explicados (Dios es la condición incondicionada de la
existencia del alma y el mundo, su causa última).
Pero si bien las ideas trascendentales nos ayudan a unificar en el pensamiento
la totalidad de los fenómenos, sean psíquicos o de la experiencia externa, sin
embargo, al no poseer intuición ninguna de las realidades a las que refiere la
unidad de los fenómenos (Dios, alma, mundo) esas ideas trascendentales no
nos ofrecerán ningún conocimiento. Son conceptos puros, sin ningún conteni-
do, que sólo sirven para unificar los conocimientos del entendimiento, pero que
nos proporcionan ellos mismos conocimiento alguno.
La razón, sin embargo, entusiasmada por el avance del razonamiento, se cree
capaz de alcanzar el conocimiento de esos principios últimos, incondicionados,
de todo lo real; y cae en todo tipo de contradicciones: son las antinomias y
paralogismos de la razón pura, que Kant analizará posteriormente
desmontando todas las ilusiones metafísicas concebidas por la razón acerca de
la posibilidad de su conocimiento. Cuando se intenta hacer ciencia de estos
temas metafísicos, ocurre que surgen lo que se denominan “paralogismos”
(razonamientos que llevan a conclusiones falsas) y “antinomias”
(contradicciones). Por eso en la metafísica parece que puede demostrarse una
cosa y la contraria, como hemos visto: Platón parece que demuestra la
inmortalidad del alma y Aristóteles lo contrario; Santo Tomás demuestra la
existencia de Dios y Marx hará lo contrario…etc. Es como si la razón quisiera
traspasar los límites de las posibilidades del conocimiento humano,
como si quisiera conocer los noúmenos, cuando sólo puede acceder a los
fenómenos.
Las categorías se usan de un modo
adecuado cuando las aplicamos a los
objetos que se dan a la experiencia
pero no cuando con ellas intentamos
pensar objetos que estén más allá de la
experiencia, para pensar objetos
trascendentes;
Kant considera que la Razón siempre busca
la condición o fundamento de las cosas. Precisamente la investigación científica
aparece como consecuencia de este afán de la Razón por la comprensión de las
causas, condiciones o fundamentos de los fenómenos.
Las ideas trascendentales no nos ofrecen ningún conocimiento. Pero ello no
significa que Kant no les conceda valor. No tienen un uso cognoscitivo, pero sí
tienen un uso regulativo: unifican los conocimientos del entendimiento. En su
uso regulativo, las ideas trascendentales señalan, negativamente, los límites
que el conocimiento no puede traspasar. Y positivamente impulsan al ser hu-
mano a seguir investigando, tratando de encontrar una mayor unificación y co-
herencia entre todos sus conocimientos.
3. ÉTICA: ¿QUÉ DEBO HACER?
3.1 Antes de analizar la ética kantiana, distinguiremos entre lo que
se denominan éticas materiales y éticas formales.
Podemos decir que una ética material es una ética que tiene contenido. Y
tiene contenido en un doble sentido:
1. En cuanto que establece un bien supremo (por
ejemplo, el placer es el contenido de la ética
epicúrea)
2. En cuanto que dice lo qué ha de hacerse para
conseguirlo; sus preceptos establecen ciertos
mandatos concretos que hay que cumplir (“no
comas en exceso”, “aléjate de la política”... son preceptos epicúreos que
determinan lo que ha de hacerse).
Aunque no sea propiamente una ética sino una religión, el mejor ejemplo que
encuentro de ética material es lo que podríamos llamar la ética cristiana. La
ética cristiana cumple los dos requisitos: Establece un bien supremo: la
salvación. Y posee preceptos concretos que dicen cómo se debe actuar (los 10
mandamientos… y otros)
La ética formal, por el contrario, carece de contenido, no existen
preceptos concretos que haya que cumplir. Lo que una ética formal propone
es más bien una orientación general acerca de cómo comportarnos. Por
ejemplo, podríamos hacer una ética formal simplemente con el consejo:
“haz en todo momento lo que sea más útil”. Esto no constituye un
conjunto de normas, sino solo una: haz lo que creas más útil. Esto sería un
ejemplo de una ética formal. aunque no es la ética formal que Kant
propugnaba.
Kant rechazó las éticas materiales porque, a su juicio, presentan las
deficiencias que a continuación exponemos:
1) Las éticas materiales son empíricas, es decir, que su contenido es
extraído de la experiencia. Tomemos el ejemplo de la prohibición musulmana y
judía de no comer carne de cerdo. Es un mandato surgido de la experiencia
pues es posible que en su día fuera insano comer cerdo. Se trata, pues, de
generalizaciones a partir de la experiencia. Probablemente a un judío no le
importará que esto sea fruto de una experiencia concreta. A Kant, sin
embargo, esto le preocupa sobremanera por la siguiente razón: porque
pretende formular una ética universal, es decir: una ética de la que no se
pueda decir que “hasta ahora ha servido”, sino que se diga “vale para todos y
para todos los tiempos”. Una ética que pretenda ser universal, no puede ser
una ética material, no puede ser empírica, porque el mundo cambia y lo que
antes pudo ser bueno, quizás ahora no lo es.
2) Los preceptos de las éticas materiales son hipotéticos o
condicionales. Esto quiere decir que no valen absolutamente, sino sólo de un
modo condicional, como medios para conseguir un determinado fin. Cuando los
mandamientos de Moisés dicen “santificarás las fiestas” o “no robarás”, son
normas que se deben cumplir si uno quiere alcanzar la salvación. Pero podría
suceder que alguien dijera: ¿Y si no quiero la salvación?
3) Las ética materiales son heterónomas. Heterónomo es lo contrario de
autónomo, y si la autonomía consiste en que el sujeto se gobierne a sí mismo
(que sea él mismo quien decida), la heteronomía consiste en que otros deciden
por el sujeto en cuestión. Estaremos de acuerdo en que
el comportamiento heterónomo no es el deseable en
ética, puesto que si las acciones de alguien no son más
que mandatos que cumple, entonces no podemos decir
de él que se comporte éticamente bien ni mal. Lo
deseable en el comportamiento moral es que sea el propio individuo el
responsable de sus actos.
3.2 LA ETICA FORMAL DE KANT
Sentido de una ética formal:
Las morales materiales se encuentran aquejadas inevitablemente, dice Kant,
de las tres deficiencias que hemos señalado. A partir de esta crítica el
razonamiento kantiano es sencillo: debemos conseguir una ética que no sea
empírica, que no sea hipotética, y que no sea heterónoma. O lo que es lo
mismo: hay que intentar construir una moral a priori, absoluta y autónoma.
Las éticas formales cumplen estas tres condiciones. Una ética formal no es
heterónoma porque está vacía de contenido: no tiene preceptos que cumplir (o
en todo caso, como veremos, sólo existe un precepto que cumplir), es absoluta
porque no persigue ningún fin en concreto, y es a priori porque no está basada
en la experiencia. Una ética formal no nos dice lo qué tenemos que hacer
concretamente, sino cómo tenemos que obrar, en general.
Kant pretenderá buscar en su moral los principios generales que determinan
toda moral. Intenta encontrar los principios a priori de toda moralidad.
• La buena voluntad
“Es imposible imaginar nada en el mundo o fuera de él que pueda ser llamado
absolutamente bueno, excepto la buena voluntad”, dice Kant. En efecto, ni
matar, ni robar, ni nada en absoluto puede considerarse siempre y en
todos los casos bueno o malo, excepto la buena voluntad.
¿Y cuando una voluntad es buena? No podemos decir que cuando realiza actos
considerados como buenos, porque también alguien puede realizar acciones
buenas pero obrar con mala voluntad.
Según Kant, existen tres clases de acciones: Las contrarias al deber; Las
realizadas de acuerdo con el deber; Las realizadas por el deber. Sólamente
las acciones del último tipo pueden ser consideradas como moralmente
buenas, y esto es así porque son las únicas realizadas de acuerdo con la
buena voluntad. El problema que plantea la ética kantiana es que es una
ética de intenciones. Es decir: no se puede juzgar una acción como
buena o mala si no se conoce la intención del sujeto que realizó esa
acción.
• El imperativo categórico
La buena voluntad se expresa, según Kant, en lo que él llamó
imperativo categórico. Esto es un
mandato que se impone al sujeto y que
le dice que debe actuar conforme a la
buena voluntad. Según Kant deberíamos
obrar con buena voluntad. Es, como si
dijéramos, algo innato. “Actuar con
buena voluntad”, ese es el mandato de la
ética formal kantiana. Pero Kant lo
expresa con otras palabras más precisas, así:
“Obra sólo según la máxima que te permita al mismo tiempo querer que esa
máxima se convierta en ley universal” o también: “Obra de tal modo que
trates a la humanidad, en tu persona o en las demás, siempre y al mismo
tiempo como un fin y no como un medio”
El imperativo categórico no se elige, sino que todos sabemos que debemos
actuar conforme a la buena voluntad, y sabemos que si no es así estamos
obrando moralmente mal; por eso el imperativo categórico es universal.
También podemos decir que este imperativo no es hipotético, porque no es
algo que debamos hacer para conseguir un fin, sino que es nuestro deber; y es a
priori, puesto que no está basado en la experiencia. Por último, el imperativo
categórico no es heterónomo, puesto que se nos dice que debemos actuar con
buena voluntad, no nos dicen qué debemos hacer en cada caso en concreto.
Obrar moralmente bien significa, por tanto,
actuar de tal manera que queramos que todo
el mundo haga lo mismo, incluso con
nosotros. Porque cuando queremos que todo
el mundo haga lo mismo, estamos actuando
con buena voluntad.
3.3 LOS POSTULADOS DE LA RAZON PRACTICA
Kant rechazó la metafísica porque ésta se ocupaba de temas que no podían ser
científicamente estudiables, ya que no podían ser captados por los sentidos. De
esta manera, Kant rechaza la posibilidad del estudio del alma, de Dios, del
del mundo, porque considera que es imposible conocer si el alma existe, si
Dios existe, o si existe una realidad incondicionada.
Pero sin embargo, al llegar al tema de la ética, Kant afirma que hay que
recuperar estos conceptos metafísicos para que la ética pueda tener sentido,
pues aunque no podamos conocer estas realidades, hay que contar con ellos si
queremos salvar el comportamiento ético; debemos hacer como si
existieran.
• Alma inmortal: debemos postular que hay en nosotros un yo puro (no
fenoménico) que trasciende tras la muerte, pues la ley moral es tan
exigente, y la vida tan breve, que si no presupusiéramos que
continuamos viviendo tras la muerte, nos desalentaríamos. Además, rara
vez alcanzamos la felicidad en esta vida, y por tanto debemos postular
que será posible alcanzarla en la otra.
• Dios moral: debemos
postular que existe un ser
Absoluto que juzga
(repartiendo premios y
castigos) , tras la muerte,
nuestras acciones;necesitamos pensar que los que actúan mal tendrán
un castigo y los que actúan bien tendrán un premio. Si no fuese así,
tendríamos que
• Libertad (Mundo incondicionado): debemos postular que existe en
nosotros la libertad, es decir, un algo no fenoménico (por tanto, no
condicionado), para que la ética tenga sentido. Efectivamente, dice Kant:
¿cómo afirmar que alguien es responsable de sus actos si no existe la
libertad, es decir, si suponemos que todo está condicionado? No
podemos afirmar que exista, pero debemos suponerla si queremos
movernos en el terreno de la ética.
Repito, un postulado es algo que se supone, pero que no puede ser
demostrado. Y la libertad, Dios y el alma inmortal son los tres postulados de la
razón práctica, los tres postulados de la ética. Si queremos aceptar que debe
existir algo que podemos llamar ética o moral, tenemos que aceptar estos tres
postulados.