CON UNA VEZ BASTA
CON UNA VEZ BASTA
FOTOGRAFÍA: DE VARIOS AUTORES
¡Apedreadlo! La orden fue dada en forma seca y terminante. Era un suplicio bárbaro y atroz. un martirio que prolongaba la agonía de la víctima en medio de crueles golpes y mucho dolor con las piedras que le eran lazandas por la multitud.
Ciento sesenta guardias iraníes echaron a una zanja a Amín Rahmati, de veinticuatro años de edad, y comenzaron a arrojarle piedras. Le habían lanzado ya más de ochenta, cuando el joven, con un terrible grito, saltó de la zanja y echó a correr desesperado.
La ley islámica es explícita, declara que si un condenado a lapidación logra escapar del suplicio, no podrá volver a ser castigado de nuevo, aunque sea culpable. Las palabras de esta ley, en el idioma islámico, rezan así "Con una vez basta".
Es un principio jurídico, adoptado
por las leyes de casi todos los
países del mundo, que no se puede
castigar dos veces a una
persona por el mismo delito.
En este caso, Amín Rahmati era
culpable del delito de trata de blancas.
Pero cuando pudo
escapar al suplicio
amoratado, sangrando,
desgarradas las ropas y la carne, al punto de
morir, la ley que lo había condenado,
ahora le protegía.
Dios usa el mismo principio
de justicia. Él nunca aplicará dos veces el
mismo castigo por un delito.
Una vez que el criminal ha sido condenado, no
puede ser juzgado de
nuevo por el mismo crimen.
Y la mejor noticia es que Dios, movido
por su infinita gracia y
misericordia, ya castigó totalmente el pecado de todo la raza humana.
Ese castigo lo pagó Jesucristo en la
cruz del Calvario. Esa, por cierto, fue la razón de la cruz.
Y como Dios no aplica el mismo castigo una segunda vez, tu delito y el mío, el delito de todo ser humano, ya sea de cualquier raza, religión, de cualquier lugar o época, ya fue castigado en la persona de Jesucristo, cuando Él murió crucificado.
Es por esta razón de justicia divina que cada hombre y cada mujer pueden recibir perdón gratuito, eterno y perfecto de todos los pecados que hayan cometido. El precio ya está pagado. La culpa la llevó Jesucristo. Lo único que nosotros tenemos que hacer es arrepentirnos de nuestros pecados y aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador.
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Si deseas recibir a Jesús y el perdón de tus pecados, ora así : Padre Celestial, sé que Jesús pagó una vez y para siempre mis culpas. Me arrepiento y acepto a Jesús como mi Salvador Personal, ayúdame a vivir en santidad como Tú enseñas. Amén.
Para tener una vida victoriosa continúa orando, hablando con Dios y lee
Su Palabra, la Biblia, ella te ayudará a crecer espiritualmente. Muchos de tus conocidos tienen también necesidad de conocer este
mensaje ¡compártelo también!.
¡¡QUE JESUCRISTOSEA LA LUZ DE TUS DÍAS!!
¡¡QUE JESUCRISTOSEA LA LUZ DE TUS DÍAS!!