-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
1/630
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
2/630
U n i v e r s i d a d A u t ó n o m a M e t r o p o l i ta n a
Rector General Dr. Luis Miet y Terán Casanueva
Secretario General
Dr. Rica rdo Solís R osales
IMad ttipalapa ¡¡B 3É I3í ffflpO0 h i s ¡ 6 n d e C l s r a a s S o d a t e s y H u r na r e d ad e s
O é p a r t a i n e n l o d s F l o s o l i á
RectorDr. José L ema L abadie
Secretario Mtro. Javier Melgoza Valdivia
Jefe del Departamento
Dr. Luis F elipe Segura Martínez
Consejo E ditorial
Biblioteca de Signos
Milagros Alfonso / Gustavo Leyva
Aralia López / Luz María U hthoff
Silvio Pinto/ L uis F elipe Segura/ Alejandro T ortolero
UNIVERSIDAD
A U T Ó N O M A
M E T R O P O L I T A N A
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
3/630
J . A l b e r t o C o f f a
L a tr a d ic ió n s e m á n t ic a
d e K a n t a C a r n a p
vol , 1
La T radi c i ó n S emánt ica
ja le c c ió n ; biblioteca de
íásicos signos
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
4/630
Traducción de:
Max Fernández de Castro
Jorge Issa G.
Cuauhtemoc Lara
Dionisio Piña
Teresa Santiago Juan Antonio Sánchez G.
Luis Felipe Segura
Primera edición en inglés Cam bridge University Press
© 1991
Primera edición en español, marzo de 2005
© 2 0 0 5
Universidad Antónoma Metropolitana
Unidad Iztapalapa
Derechos reservados conforme a la ley
ISBN de la obra completa: 970-31-0175-X
ISBN volumen 1: 970-31-0176-9
ISBN volumen 2: 970-31-0394-4
IMPRESO EN MÉXICO P R IN T B D IN ME X IC O
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
5/630
C o n t e n i d o
vl. 1)
P r e f a c i o a l a e d i c i ó n e n e s p a ñ o l 7
P r e f a c i o d e l e d i t o r 9
A g r a d e c i m i e n to s 1 1
I n t r o d u c c i ó n 1 3
L a T r a d i c ió n S e m á n t i c a
K a n t , e l a n á l is i s y l a i n tu i c i ó n p u r a 2 1
B o l z a n o y e l n a c i m ie n t o d e l a s e m á n t i c a 4 7
G e o m e t r ía , i n t u ic i ó n p u r a y e l a priori 77
L a s e m á n t i c a d e F r e g e y l o a priori e n a r i tm é t i c a 111
S i g n i f ic a d o y o n t o l o g ía 1 4 5
S o b r e l a d e n o t a c i ó n 1 71
L a l ó g i c a e n t ra n s i c i ó n 195
U n t r a t a d o l ó g ic o - f il o s ó f ic o 2 4 3
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
6/630
PREFACIO A LA EDICION EN ESPAÑOL
Í a Tradición Semántica. De Kant a Carnap es el libro postumo—/de Alberto Coff a. La traducción que aquí presentamosconstituye un humilde homenaje a su autor por parte de nuestra
institución y de quienes participamos en la traducción. Si bien Coffa
dejó prácticamente concluido el libro, éste es impreciso en cuanto
a citas y bibliografía, además de adolecer de ciertas fallas estilísticasque su autor no tuvo ya tiempo de corregir. A pesar de ello, cual
quier lector atento podrá comprobar la viva y profunda visión queCo ffa tenía de una tradición de pensamiento en filoso fía que suele
presentarse ante nosotros de manera fragmentaria y en la que lo
histórico es, con frecuencia, desatendido. Hemos decidido conservar, en general, las características del texto original en lo que serefiere al modo de citar, versión citada, etcétera.
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
7/630
"PRÉmcíd d e l a 'E d it o r a
n la víspera de la navidad de 1984 Alberto Coffa declaró que “un buen
penúltimo borra dor” de su libro, podría estar terminado para Bn de año. Un.
día después de navidad cayó enfermo y en las primeras horas de la mañana del 30
de diciembre, murió. La trascripción que había dejado, estaba, de hecho casi com-
pleta: La trasc ripción había sido terminada; los arg umentos y tesis estaban puestos
en su lugar; todo, con excepción de la introducción y el último capítulo, se encon-
traba completamente escrito y las extensas notas de éstos habían sido bosqueja-
das. Algunas partes de la trascripción habían sido ya cuidadosamente armadas, y
gran pa rte de la forma deseada del resto, estaba clara. E n muc hos lugares, de
principio a fin, se muestra el ingenio seco de Alberto uno puede casi ver detrás
de la prosa su sonrisa retorcida, su frente sobre el puño, el breve parpadeo de sus
ojos. Con la ayuda de muchas personas, la trascripción fue revisada para su publi-cación. Usa ndo las notas que Alberto dejó, c ompleté la introducc ión y el capítulo
final. Repeticiones, digresiones y errores menores han sido eliminados, los argu-
mentos se delinearon con mayor claridad, se corrigió la gramática y se suavizó el
estilo. E spero no haber alterado el texto ni un ápice. E l resultado no es lo que él
hubiera hecho, sino tal vez, algo que hubiera enc ontrado ac eptable. É l se hubiera
interesado en escribir una conclusión, discutir algunas de las implicaciones de sus
estudios para la filosofía contemporánea. Yo, no he intentado escribir tal conc lusión.
Alberto empezó a escribir este libro en la primavera y el verano de 1981
mientras era miembro del Centro de Filosofía de la Ciencia en la Universidad de
Pittsburg. E staba especialmente agradecido con el Centro p or el tiempo que le
dieron para iniciar este proyecto, y con sus colegas del Departamento de Historia
y F ilosofía de la Ciencia de la Universidad de Indiana, po r el tiempo y el agradable y
solidario ambiente que le permitió continuar con su trabajo. Durante la escritura
de este libro, tuvo enriquecedoras discusiones con varias personas; muchas de
ellas le proporcionaron información sobre valiosas fuentes y materiales, le pro-
porc ionaron también apoyo intelectual y espiritual. N o puedo hacer una lista c om-
pleta de toda la gente que a él le hubiera gustado agradecer, pero ciertamente en
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
8/630
esa lista estarían aquellos con los que conversaba larga y regularmente sobre los
temas de filosofía que son centrales en este libro: Tomas M. Simpson, E duardo
García B elsunce, H éctor Castañeda, Simón Blackburn, y los estudiantes de Alber-
to Franclc Peccioni y Tom Oberdam. No hay duda que él también hubiera querido
dar un reconocido agradecimiento al invaluable y constante estimulo y apoyo de
Ad o lf Grünbaum , su m aestro y amigo. Hay muchos otros cuya ayuda e influencia
debería ser agradecida, me disculpo por no incluir sus nombres y les agradezco la
ayuda que le prestaron a Alberto.
Mis agradecimientos personales van primero para G ordo n Steinhoff, quien asumió la heroica tarea de averiguar las fuentes de las referencias en el texto escri-
to a máquina, c otejando las mismas y la precisión de su traducción, com pletando
las citas y referencias y compilando la bibliografía. También agradezco muy en.
especial la asistencia de Michael Friedman, quien leyó en dos diferentes etapas de
mi trabajo la trascripción y me hizo numerosas e importantes sugerencias para
co rregirla y editarla. Agradezco , además a Nic holas Griffin y a un árbitro anónimo
sus sugerencias editoriales. A E duardo Garc ía Belsunce y Tom Oberdam el auxi-
lio c on su experiencia cuando fue necesario. Finalmente, agradezco a joh n Winnie
por sus comentarios y ayuda en la trascripción y por la motivación y el apoyo que
me animaron durante el largo proceso de que llevó a esta publicación.
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
9/630
IA g r a d e c i m i e n t o s
as referencias de material no publicado fueron tomadas de cuatro fuentes:
los Archivos de Filosofía de la Ciencia en el Siglo Veinte, las bibliotecas de la
Universidad de Pittsburg; los Archivos de Bertrand Russell, Universidad MacMaster;
el Archivo Círculo de Viena, Universidad de Amsterdam; microfilme de los
Wittgenstein Papper, distribuido por la biblioteca de la Universidad Cornell. Mi
agradecimiento especial al curador Gerald IIeverly y a Stephen Wagner, ayudante
de investigación de los Archivos de F ilosofía de la Ciencia, biblioteca de la Univer-
sidad de Pittsburg, y a A. J. Kox, secretaria ejecutiva de la Fundación Círculo de
Viena, Universidad de Amsterdam, por su ayuda en la localización de los artículos
en los Archivos de Filosofía de la Ciencia y en el Archivo del Círculo de Viena,
respectivamente, y por cotejar la precisión de las referencias en los archivos; gra-
cias también a Nicholas Griffin por averiguar detalles para mi en los Archivos
Bertrand Russell.
Algunos pasajes de los artículos de los Archivos de Filosofía de la Ciencia en
el Siglo Veinte de Rudolf Carnap, Frank P. Ramsey y Hans Reichenbach, son
citados con el permiso de la Universidad de Pittsburg. La cita de la carta de Kurt
Godel es incluida co n el permiso del Instituto de E studios Avanzados, P rinceton,
N.J. Las citas de las cartas de Moritz Schlick son incluidas con el permiso de la
Fundación Círculo de Viena.
Las citas de los artículos de los Archivos de Bertrand Russell son incluidos
con la autorización del Comité de Permisos de Derechos de Autor de los Archi-
vos de Bertrand Russell.
Los pasajes de los artículos en el Archivo del Círculo de Aliena que son
autoría de Moritz Schlick son citados con el permiso de la Fundación Círculo de
Aliena. La cita de la carta no publicada de Rudolf Carnap es incluida con el gentil permiso de la señora Hanna Carnap Thost. L a cita de la carta de Alber t E instein
es incluida con el permiso de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Los pasajes de
la carta de Hans Reichenbach son citados con el permiso de Maria Reichenbach.
Las citas de los trabajos postumos o no publicados de Wittgenstein fue
gracias al amable permiso de G.E .M. Ansco mbe y G.H . von Wriglit. .
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
10/630
In t r o d u c c i ó n *
El tema principal de esta obra lo constituye una década en la
vida filosófica de lo que, en un sentido amplio, podría lla
marse V iena. E ntre 192 5 y 1935 , en los alrededores de Viena, elpaso tradicionalmente cansino del espíritu experimentó de pronto
una aceleración cuando algunas de las voces más ilustradas de laépoca empezaron a hablar entre sí. Probablemente Wittgenstein,
Tarski, Carnap, Schlick, Popper o Reichenbach no eran más sabios
que algunos de sus contemporáneos, pero las circunstancias hicie
ron factible una interacción entre ellos a lo largo de una década y el
resultado de ese diálogo merece nuestra atención.
Cuando empecé a escribir este libro, me propuse explicar en
el “Prefacio” que el tema del mismo érala historia de la epistemo
logía desde K ant, tal y como Carnap la hubiera escrito de haber
sido H egel^Con el tiempo he llegado a pensar que aunque quizá el
E spíritu no sea malicioso , con seguridad sí es olvidadizo. E n Viena
pudo dar pasos decisivos en lo que se refiere al problema de lo a priori , pero tal movimiento no sólo fue hacia adelante, sino tam
bién hacia los lados e inclusive en regresión acerca de ciertos asuntos
cruciales. La mayor parte de sus actitudes erróneas podría haber
sido evitada si hubiera tenido presentes algunos de los logros del
siglo X I X . Pero esto tal vez podría perdonársele tomando en cuenta que,: en realidad, las mejores de sus intuiciones se debieron a la
menos notable de sus voces.
Tres corrientes principales de pensamiento pueden distinguirse
dentro del ámbito de la epistemología durante el siglo X I X , el Posi-
' Traducción de Luis Felipe Segura (UAMI).
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
11/630
tivismo, el K antismo y lo que aquí propongo llamar la Tradición" '
Semántica. Lo que distingue a los adeptos de estas corrientes es la
actitud que cada una de ellas tiene hacia el a priori. Los positivistasniegan su existencia, mientras que los kan fíano slo explican en tér
minos del giro copernicano. A su vez, quienes forman parte de la
tradición semántica creen en el a priori, pero no en el poder c onstitutivo de la mente. Sospechan, igualmente, que el origen de toda la
confusión idealista reside en una serie de equívocos relativos a pro
blemas de significado [;meanin¿]. Los semánticos resultan fácilmenteidentificables: dedican una buena parte de su atención a los concep
tos, las proposiciones, los sentidos de las palabras -al contenido y a
la estructura de lo que decimos, en oposición a los representantes
de las o tras orientaciones, que no ven las razones para invertir tan
to tiempo en trivialidades semánticas.
Sería difícil encontrar un problema epistemológico de mayor
importancia que el del carácter del conocimiento a priori. Una de
las ideas básicas detrás de,, prácticamente, toda epistemología, des
de Platón, es la de que existen dos tipos radicalmente diferentes de
pretensiones epistemológicas: la concerniente a lo a priori y las de
más. E n la filoso fía prekantiana, muchos habían dado tácitamentepor supuesto que la noción de analiticidad era la clave para la de loa priori. K ant vio que era necesario dar una explicación diferente,
puesto que no todo juicio a priori es analítico, por lo que presentó
una nueva teoría basada en una de las ideas filosóficas más nota bles que jamás se hayan producido: el giro copernicano . Además
de esto, K ant co locó en el centro de su explicación so bre el a priori
científico la idea de una intuición pura. Los positivistas no podían
aceptar las co nsecuencias de tal concepción y no hallaron otra fo r
ma de resolver el dilema que negando la existencia del apriori, aun’en el caso de la lógica.
Al debatirse entre la E scila de afirmar que 2 + 2 —4 es unaverdad empírica y el Caribdis de explicarla en términos de opera
ciones de la intuición pura, los semánticos optaron por un viraje ytrataron de encontrar una mejor ruta. Q ue hay un co nocimiento a
priori -inclusive uno de tipo sintético estaba fuera de toda duda.Pero la mayoría de los semánticos consideraban el recurso a la
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
12/630
intuición pura como un obstáculo para el desarrollo de la ciencia.
E n el primer volumen de esta obra se describen las etapas a través
dé las cuales se fue reconociendo que la intuición pura debía serexcluida de las ciencias a priori y, en consecuencia, que la explica
ción kantiana de las matemáticas y la geometría debía ser reempla
zada por alguna otra.
N uestra historia comienza con las ideas de K ant acerca, del
análisis y algunas de sus razones para concluir que es necesario
apelar a la intuición pura en relación con el a priori (capítulo 1).Pasamos luego al examen de los episodios más sobresalientes
que socavaron tal convicción. E l proyecto reduccionista de B olzano
(capítulo 2), complementado por los proyectos logicistas de Frege
y Russell (capítulos 4 y 6) pusieron en tela de juicio las concepcio
nes kantianas en el campo de la aritmética. A Helmholtz (capítulo
3), Poincaré y Hilbert (capítulo 8) se deben las contribuciones de
cisivas que hicieron posibles desarrollos análogos en el campo de
la geometría. A finales del siglo X I X resultaba ya evidente qu.e el
conocimiento a priori no podía ser lo que K ant había creído. Aprincipios del X X , las teorías especial y general de la relatividad
plantearon lo que parecía ser una desafío adicional a la concepc iónkantiana, esta vez desde el campo de la física (capítulo 10).
Los semánticos no estaban interesados primordialmente en
mo strar que K ant no había resuelto el prob lema, sino en resolver
lo ellos mismos. La suposición básica y común a .todos los repre
sentantes de este movimiento era que la epistemología se encon
traba en un estado donde imperaba el desorden y que éste se debía
ante todo a una incuria semántica. Su primera filosofía no era la me
tafísica sino la semántica. E n particular, creían que la clave del a
prior i reside- en un reco nocimiento de la naturaleza y la func ión de
los conceptos, las. proposiciones y los senticlos. Aunque, en reali
dad, de sus escritos no se desprende ninguna doctrina defendible"acerca del a priori (capítulo 7), una labor paciente de precisión deideas semánticas llevada a cabo en los escritos de Bolzano, Frege,Husserl, Russell y el primer Wittgenstein (capítulos 2, 4, 5, 6 y 8)sienta las bases para una teoría al respecto. E ste es el trasfo ndo dela formulación, a principios de la década de 1930, de la primera
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
13/630
alternativa real a la concepción kantiana del a priori (capítulos 13,
14, 15 y 17). Su idea de que el significado es el responsable del a priori constituye la contribución más importante de ese periodo a
la filosofía.E l positivismo lógico comenzó co mo una rama del neokan-
tismo que se distinguía de otras derivaciones de éste po r tomar a la
ciencia como modelo epistemológico (capítulos 9, 10 y 11). D u
rante la década de 1920, los primeros miembros y asociados de ese
grupo fueron alejándose poco a poco de sus orígenes kantianos.
Schlick y Reichenbach en el curso de sus esfuerzos por interpretar
las lecciones de la reciente teoría de la relatividad (capítulo 10);
Carnap buscando desarrollar sus ideas epistemológicas como una
teoría de la constitución en general (capítulos 11 y 12). C o m o resul
tado de la alta estima que se profesa a la ciencia en esta corriente
surge, como segunda gran contribución del grupo de Viena, unenfoque trascendental a la epistemología, una nueva filosofía de k
ciencia (capítulos 10,17 y 18).E l giro copernicano que había inspirado el análisis kantiano
del a priori había conducido también a una teoría de la experienciay a una comprensión de los lazos que existen entre el conocimien
to y la realidad que desembo ca de manera natural en el idealismo. E n
el siglo X I X eran muchos los que querían evitar el idealismo, pero
poc os los que sabían cómo hacerlo, excepto rehusándose a reflexio
nar sobre las consecuencias de sus convicciones. Los semánticos
sospechab an que si concedían las suposiciones tácitas de K ant
respecto de la semántica, ciertas ideas kantianas a propósito del
papel de la [del proceso de] constitución en el conocimiento sólo
podían interpretarse como algo que conduce al idealismo. Creían,
de nueva cuenta, que la clave de una actitud razonable se encontra
ba en una sem ántica no ambigua.Aunque tradicionalmente los empiristas han coqueteado con
el significado, a final de cuentas han conservado también su hosti
lidad hacia el mismo. Cuando el significado se convierte en algo
más que un tema al que se alude oblicuamente, cuando se convier
te en un sujeto explícito de investigación, parece presentarse, de
igual modo, como una alternativa a las consideraciones empiricistas;
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
14/630
comienza a tener la apariencia de un dominio fáctico insensib le a lainvestigación c ientífica. Q uienes asociaban su nom bre al movimien
to vienes eran, ante todo, empiristas y compartían el horror tradi
cional de éstos al significado. Desprovistos del significado encontraron difícil evitar el idealismo (capítulos 9 y 10). Carnap estuvo
más cerca que cualquier otro de hacer inteligible el realismo, pero
su aversión a todo lo que tuviera que ver con la metafísica le impi
dió llevar a buen término la incorporación del significado al
empirismo (capítulos 12 y 17). Al final, el positivismo lógico se
quedó sin significado. L a consecuencia natural fue el debate, a prin
cipios de la década de 1930, acerca de “los fundamentos del cono
cimiento ”, que, en realidad, no era en absoluto un debate acerca de
los fundamentos, sino acerca del vínculo entre lo que sabemos y el
mundo (capítulo 19).
Nuestro panorama de los desarrollos vieneses en el segundo
volumen del libro parecería desequilibrado si no tenemos presente
tanto las verdades como las falsedades que sus protagonistas apren
dieron de las tres grandes tradiciones decimonónicas y que, en su
conjunto, dieron fo rma a sus perspectivas. Para ser justo, este estudio tendría que haber incluido, ademas de la Parte I, o tras dos sec
ciones introducto rias, una dedicada al kantismo y o tra al positivis
mo. La fínitud de mi vida, mi mente y la paciencia de mis lectores
fueron factores a considerar. Pero estaba también el hecho de que
el kantismo y el positivismo del siglo XIX son mucho más cono
cidos que su menos célebre rival. Y, por último, -¿por qué no
admitirlo?—el nivel de co mprensión pro funda de la co nfusión es
mucho, mucho mayor entre los semánticos que entre sus más re
putados y más respetados colegas de las otras corrientes.
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
15/630
VOL. 1
La T r a d ic ió n S e má n t ic a
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
16/630
’ - 1 — _ _ _ _
K a n t , e l a n á l i s i s y l a i n t u i c i ó n p u r a *
F u e f a t a l q u e K a n t [. .. ] c r e y e r a h a b e r d e s p a c h a d o l a e s f e r a l ó g i c a p u r a ,
e n e l s e n t i d o m á s e s t r ic t o , c o n la o b s e r v a c i ó n d e q u e e s t á s o m e t i d a a l
p r i n c i p i o d e c o n t r a d ic c i ó n . N o s ó l o n o v i o n u n c a c u á n p o c o p o s e e n l a s
l e y e s l ó g i c a s e l c a r á c t e r d e p r o p o s i c i o n e s a n a l ít i c a s , e n e l s e n t i d o p o r
é l m is m o d e f in i d o , s in o q u e t a m p o c o v i o c u á n e s c a s a g a n a n c i a s e
o b t i e n e d e e s c l a r e c e r l a f u n c i ó n d e l p e n s a m i e n t o a n a l ít ic o s e ñ a l a n d o u n
p r i n c i p i o e v i d e n t e d e l a s p r o p o s i c i o n e s a n a l í t i c a s .
H u s s e r l , in v e s t ig a c io n e s l ó g ic a s , v o l . 2 , p a r t e 2
ara bien y para mal, casi todos los desarrollos filosóficos
e importancia a partir de 1800 han sido respuestas a Kant.
E sto es especialmente cierto en el tema del conocimiento a priori.
E l prob lema central de la Critica había sido lo a priori, y K ant lohabía tratado desde las perspectivas complementarias del juicio y
la experiencia. Su revolución copernicana le dio una teoría de la experiencia y una visión no platónica de lo a priori. Mas cuando estaba
adelantada la redacció n de la Crítica, K ant descubrió la noc ión del
juic io sintétic o a priori, y vio en él una form a particularmente atrac
tiva de formular su proyecto como consistiendo en explicar cómo
son posibles los juicios de esa clase.
La dimensión constitutiva de las teorías kantianas de la expe
riencia y de lo a priori tendrá un lugar prominente en desarrollos
posteriores. Como veremos, uno de los puntos de inflexión en
nuestro relato involucrará un giro copernicano, si bien en relacióncon un tema distinto del que ocupó a Kant. Más aún, las primeras
etapas del pos itivismo lógico se podrían ver como un desarrollo de
este aspecto de la idea original de K ant llevado hasta el agotam ien
to. E n este capítulo, no obstante, nos concentraremo s exclusiva-
' Traducción de Jorge Issa G. (UAMI).
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
17/630
men te en el aspecto más superficial del tratamiento que K ant da a
lo a priori, incluyendo los juicios sintéticos a priori. Porque, en efecto,la poca profundidad con que K ant trató este tema fue lo que lo
condujo a las doctrinas que, a su vez, dieron lugar a la tradición
semántica.
Uno de los puntos centrales en que están de acuerdo los miem
bros de la tradic ión semántica es la idea de que la fuente principal
de error de la teoría kantiana del conocimiento (en especial de lo a
priori) es su confusa doctrina del significado y que la clave paraelaborar una doctrina correcta de lo a priori reside en comprender
la semántica. Nuestro propósito en este primer capítulo consiste
en exam inar los aspectos relevantes de la epistemo logía kantiana y
su trasfondo semántico. Nuestro primer problema será dejar al
descubierto los puntos de vista semánticos de Kant.
E n cierto sentido, desde luego, no tenía ninguno: efect iva
mente, parte de la historia que nos proponemos contar es cómo
nació la semántica. E n otro sentido, sí los tenía, por supuesto, pues
no le quedaba más remedio que tener opiniones, así fueran tácitas
y no bien reco noc idas, acerca de lo que implica transmitir info rma
ción, cuándo podemos hacerlo en forma exitosa y cuándo nos vemos empujados al fracaso. Los filósofos han considerado frecuen
temente que estos temas no merecen mucha atención. L a tradiciónanalítica que se extiende de Bolzano a Carnap coloca al significa
do en el corazón de la filosofía; o, más bien, descubre que ha estado
allí todo el tiempo, sin ser reconocido, y que el hecho de no haber
pensado con más seriedad en él es la raíz de la reductio adabsurdum del
racionalismo que se halla presente en la filosof ía de K ant y en su
descendencia idealista. La pregunta es: ¿dónde hay que busc ar la. se
mántica tácita de quienes no abordaron el tema en forma explícita?
E n uno de los muchos aforismos que Quine dedicó a la tradi
ción semántica, observaba que “los significados son aquello en loque las esencias se convierten [...] cuando se casan con la palabra”.Si esto fuera cierto, aquellos que quisieran saber qué pensó K ant
acerca de los significados tendrían que consultar lo que escribiósobre las esencias. (Como no escribió casi nada en torno a ese
tema, aquí term inaría la pesquisa.) E n realidad, los significados tie
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
18/630
nen un ancestro más honorable dentro del campo de la lógica tra
dicional en la categoría de los conceptos o, más en general, de las
representaciones. Para averiguar qué pensaba sobre los significa
dos un filósofo poscartesiano, debemos echar un vistazo a los li
bro s de lógica que esc rib ió1o citó , ya que es allí donde se tratan las
nociones de concepto y juicio. Los significados son aquello en lo
que los conceptos se convierten cuando se casan con la palabra.
A n á lis is c o n c e p t u a l
K ant estaba muy orgulloso de su distinción entre juicios analíticos
y sintéticos: Reconocía que los filósofos que lo .antecedieron ha
bían co mprendido la impo rtancia de la separación entre los juicio s
a priori y a posteriori. Pero cuando E berhard cuestionó su originali
dad respecto a la analiticidad, K ant replicó, en un gesto de ironía,
que, todo lo nuevo en ciencia,' a la larga se [“descubre que ya se
sabía desde siempre” ] (Allisón, The Kant-E berhard Controversy, p.
154). D e haber leído á Borges, lo habría parafraseado:1“Las grandes ideas crean sus ancestros” (véase Borges, ‘N athanielH mvthorne”,
Obras completas,-p. 678).E n realidad, pocos motivos- tenía K ant para sentirse o rgulloso. Su tratamiento de la distinción analítico-sintético es original en
algunos'aspeeto5,:como veremos; pero, á fin de cuentas, es una de
las partes» :menos distinguidas de su filosofía. E n ella convergenalgunas confusiones delarga-data y surgen otras que son originales
suyas, encontrándose éstas últimas destinadas a ejercer una influen
cia amplia'y perjudicial engodo el siglo XIX .La visión del significado que dominó desde el surgimiento del
racionalismo y el empirismo consideraba que los significados se
encontraban asociados de manera inextricable con la experiencia.
No está mal pensar que, para conocer el significado del dolor, elamor, la rivalidad,'el heroísmo, etcétera, se deban tener ciertas experiencias y que, mientras-más cuidadosamente uno analice talesexperiencias, mejor comprenderá eldolor, el amor, entre otras. A
partir :de allí, no hay que dar más que un pequeño paso para con
cluir que-el significado dé ‘dolor’, ‘amor’, etcétera, está constituido
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
19/630
precisamente por aquellos f enómenos psíquicos que son o bjeto de
nuestro análisis. S e podría pensar que lo mismo vale para todas las
expresiones: tendrán algún significado sólo en la medida —y justoen el grado—en que se relacionen con procesos mentales huma
nos. Se podría pensar, por ejemplo, que las expresiones numéricas
derivan su significado de los procesos mentales en que se veninvolucradas: los números naturales, al intervenir en procesos de
conteo; los objetos geométricos, en actos de medición; etcétera.
D esde esta perspectiva, la noc ión semántica básica es la de re presentaciones \Vorstellungen\ construidas como “modificaciones de la
mente” que “pertenecen al sentido interno” (Kant, Crítica, A 98-
99), como estados mentales destinados a representar algo. Unalarga tradición canonizada en la L ogique de Fort R ojal ha declarado
que las ideas o representaciones constituyen el tema más impor
tante de la lógica ya que “sólo a través de la mediación de las ideas
que hay en nosotros podemos tener conocimiento de lo que se
halla afuera de nosotros” (Arnauld y Nicole, h a logique ou l ’art de
penser., p. 63). E n palabras de Leibn iz, el alma humana “perc ibe loque pasa al margen de ella gracias a lo que pasa dentro de ella”
(Clarke, T heL eibni^Clark e Correspondence, p. 83); de hecho, “la natu
raleza de la mó nada” es “representar” (Leibniz, “T he M oñadology”[1714], Philosophical Papers a nd L etters, pp. 648-649).
L a palabra V orstellung’ se convirtió por vez primera en un tér
mino técnico en la filosofía de Wolf; correspondía aproximada
mente a lo que antes se llamaba ‘idea’ y se buscaba que abarcara
procesos tanto intelectuales como psíquicos. Según Meier, autor
del texto de lógica que K ant siguió en muchos de sus cursos so bre
el tema, las representaciones eran “dibujos o imágenes [Ge?nalde oderBilder) de las cosas que nos representamos. (m r uní vorstellen)”
(Meier, A us^ug aus der V ernunftlehre, sec. 24). E n su acepciónprekantiana, en Wolf, Lambert y Meier, por ejemplo, ‘representa
ción’ y ‘concepto ’ (Begnjff) funcionaban como sinónimos. E l K antprecrítico respetó este uso en gran medida.' •
1 Véase C. Knüfer, Gnmd^iige der Gesdiichte des Begrijfs 'V orstellung von W ólff bis
Kaiit. La visión de Kant ac erca de la representación difiere de las de sus predecesores
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
20/630
Uno de los muchos mo dos en que los filósofos han tratado de
entender el significado se podría llamar “teoría química de la repre
sentación”, para emplear una analogía que a veces se encuentra en
los escritos de Locke, Lamb ert y aun de Kant. D e acuerdo con esta
teoría, las representaciones, al igual que los compuestos químicos,
habitualmente son complejos de elementos o “co nstituyentes” que,
a su vez, pueden ser complejos. Por lo general, cuando se nos da
úna representación, no somos conscientes de ello. E l análisis es el
proceso a través del cual identificamos los constituyentes de unarepresentación compleja. Es un proceso que debe concluir, (aca
so) después de una cantidad finita de etapas, con la identificación
de los constituyentes simples. Más aún, la mejor manera de saber
qué es una representación consiste en identificar sus constituyen
tes (de preferencia sus constituyentes simples últimos) y el modo
en algunos puntos importantes. Por ejemplo, en la época de su Dissertation de 1770
había trazado una clara distinción entre dos facultades de representación (la sensibi-
lidad y el entendimiento) y pronto haría una separación igualmente nítida de las
representac iones que tales facultades generan. Más aún, asumiría, por razones jamás
reveladas, que las representaciones singulares (entre los seres humanos) son privile-
gio de la sensibilidad, en tanto que las generales surgen únicamente del entendi-
miento. Wolff habíadicho que las representaciones eran “ya sea de cosas singulares
o individuales, o bien de universales” (L ogic, p. bod);y dado que él, al igual que Lam bert
y Meier, identificaba representación con concepto, admitía por consiguiente con-
ceptos individuales. (Sobre la identificación de representación con concepto, véase
G. F. Meier, A ussgtg aus der V srmmfilehre, sec. 249; C. Wolff, V ermmflige Gedank en von
den Kra ften des menschlichen V erstandes, sec 4;J. R. Lambert,N enes Organon, sec 6.) Kant
rechazó enfáticamente tal identificación: “Un c oncepto singular no es un conc epto en
absoluto” (“Conceptus singularis istgar kein Conceptas” ,PhilosophischcE nyk lapadie,
p. 18). Una vez que confinó toda representación individual al dominio de la sensibi-lidad y toda representación general al del entendimiento, llamó ‘intuiciones’ a las
primeras y reservó la palabra ‘concepto’ para las últimas. De esta guisa, Kant conclu-
yó que la idea de un concepto individual es una contradictio in adjecti. L. W Beck ha
sostenido que la introducción de lasdos clases de representaciones y de las capaci-
dades representacionales correspondientes es el rasgo más prominente y original de
la estrategia que llevó a Ka nt a formular su filosofía critica (Bec k, “Ka nt’s Strategy”).
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
21/630
en que se unieron o combinaron para formar la representación en
cuestión. Cono cer, un concepto plenamente, por ejemplo, es defi
nirlo; y la definición (E rk laerat!¿) no es más ni menos que el análisisexhaustivo y completo.
La doctrina de las ideas elaborada por Descartes' había pro
movido las nociones de claridad y distinción al estatus de celebri
dades filosóficas. Bajo la influencia del nuevo racionalismo, pron
to se llegó a considerar a estas dos nociones heterológicas como
las más altas virtudes en la ética de los conceptos y figuraron demanera pro minente en los c apítulos de la mayoría de los textos de
lógica. E n la tradición filosóf ica alemana tomaron una fo rma másprecisa.
Aun cuando las representaciones se hallan destinadas básica
mente a representar otras cosas, en ocasiones podemos dirigir ha
cia ellas la flecha de la referenc ia (K ant, Crítica, A 108). Cuando lohacemos, cuando cobramos conciencia de la representación, en
tonces, según Kant, es clara (k lar, ei., Logik, p. 33). La virtud más
importante de la distinción (Deutlichk eit) depende por completo de-nuestra relación mental con lo que K ant llamó la “multiplicidad”
dada en la representación. Considérense, para empezar, las representaciones intuitivas. Si nos representamos intuitivamente una casa
a la distancia (e.i. al verla), quizá no nos percatemos conscientemente de las ventanas, las puertas y demás partes de ella. No obs
tante afirmab a K ant, es seguro que las vimos, de alguna manera,
puesto que sabemos “que el objeto intuido es una casa”; por lo
tanto, “necesariamente debemos tener una representación de las
distintas partes de esta casa”. E n efecto, si no hubiésemo s visto
sus partes, tampoco habríamos visto la casa. Sólo que no estamos
conscientes de esta presentación de la multiplicidad de sus partes
(L ogik , p. 34; también L ogik P ol i t pp. 510-5 11; Reflex ionen ̂ ur Logik ,
refl. 1676, p. 78; W iener L ogik , p. 841; Borges, “ArgumentumO rnithologicum”, en Obras completas, p. 787 ). E l venerable Wolfhabía elogiado “el gran uso de lentes de aumento para obtener
nociones distintas” (L ogic, pp. 27-28). Siguiendo esta indicación,K ant notó que cuando nos fijamos en la V ía Láctea con el ojo
desnudo tenemos una representación clara pero no distinta de ella,
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
22/630
ya que no vemos un conglomerado discontinuo de estrellas, sino,
antes bien, un haz continúo de luz. Cuando la miramos a través del
telescopio, empero, nuestra representación es (más) distinta (Logik,
p. 35; también L ogik Polit% p. 511). Haciéndose eco de uno de los
ejemplos que da Leibniz en sus N ouveaux essais (Ib. 2, cap. 2, sec. 1
y Ib. 4, cap. 6, sec. 7), K ant ilustró la naturaleza de una represen ta
ción clara pero no distinta-. “Azul y amarillo hacen verde, pero no
siempre nós percatamos de la presencia de estas partes del verde”
(W ienerL ogik , p. 841).2 Mutatis mutandis, se supone que ocurre otro tanto con las re
presentaciones conceptuales. Podríamos, por ejemplo, contar con
un concepto claro de la virtud y, asimismo, reconocer algunos de
los rasgos que la constituyen sin tener total claridad acerca de cuá
les son todos o siquiera la mayor parte de ellos. E l proceso a travésdel cual logramos distinción en esta materia es justamente lo que
K ant llamó análisis; “Analizar un concepto [es] volverse conscien
te de la multiplicidad que siempre pienso en él” (Crítica, B 11/A7).
Es un elemento esencial de la doctrina kantiana del anáEsis el
señalamiento de que nuestra intelección del concepto analizado
cambia (en realidad mejora) durante el proceso, mientras que elconcepto no:
Cuando separamos al concepto de virtud en sus constituyentes,
hac em os que se tom e distinto a través del análisis. Al volverlo
distinto de esta manera, sin embargo, no añadimos nada al con-
cepto: sencillamente lo clarificamos. (L ogik , p. 35)
Cuando logro que un concepto se haga distinto, el mero análisis
no incrementa en lo más mínimo el contenido de mi cognición
2 Otros pasajes que vale la pena revisar se encuentran en Kant, L ogik Blomberg, p..41; L ogik Philippi, p. 410; y V orlestmgen itber die Metaphysik , pp.!135137. En esta
última, por ejemplo, encontramos lo siguiente: “Si Dios alumbrara directamente
nuestra alma de mo do que pudiéramos c obrar:Conciencia de todas nuestras repre-
sentaciones, entonces veríamos clara y distintamente todos los cuerpos del mun-
do tal cual si los tuviéramos justo ante nuestros ojos” (p. 136).
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
23/630
[...a través del análisis] aprendo a distinguir mejor o con mayor
claridad de conciencia lo que ya estaba contenido en el concepto
dado. Así com o nada se añade a un mapa cuando simplemente se
le ha iluminado, la mera elucidación de determinado concepto
po r me dió del análisis de sus ca racterísticas no le adiciona nada al
co ncep to en lo más mínimo. (L ogik , p. 64)
E n cuanto a la definición, él había dicho en la W iener L ogik
que es " el capítulo más impo rtante de la lógica” (p. 912) y procedió
a explicarlo:
T odos nue stros co nceptos, en la medida en que están dados ya sea
a priori o a posteriori, se pueden definir únicamente por medio del
análisis d isectivo (Zergliedenin¿¡. E n efecto, cuando está dado, sólo
puedo lograr que el concepto se torne distinto haciendo que sean
claras las características (Merk male) que contiene. E so es lo que
hace el análisis. Si tal análisis es completo [...y], además, las carac-
terísticas n o son m uchas, entonc es es prec iso y constituye, así, una
definición, (p. 914; véase también L ogik P hilippi, p. 455)3
So pena de redundar en falta de distinción, el análisis debe
co ncluir después de una cantidad finita de pasos; en co nsecuencia,
uno debe encontrar conceptos simples, indefinibles e inanalizables
al final del proceso.4 Sospechosamente, K ant tenía poco que decir
acerca de estos indefinibles que obviamente son de importancia
crucial, si bien observó, demanera explícita que, además de ser
indefinibles e inanalizables, estas características también carecen
3 Cuando se trata de conceptos no dados, es decir, construidos, el análisis es
una trivialidad, pues en ese caso, para empezar, nosotros hemos dec idido cuáles son los constituyentes del concepto. Sin embargo, si los co ncepto s están dados, lejos de
ser una trivialidad, el análisis constituye la esencia misma de la genuina actividad
filosófica.
AVéase, por ejemplo, Waismann, W iener L ogik , p. 841: “Al final siempre se
llega a la parte conceptos, que son simples y que sólo pueden ser claros para
nosotros”. Véase también Kant, L ogik Philippi, p. 342.
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
24/630
de distinción { L ogik , pp. 34 -35; L ogik Philippi, p. 342). L a distinción
total, por consiguiente, se logra cüando se reduce un concepto
complejo a aquellos constituyentes suyos que no son distintos. E sta
peculiaridad quizá provenga de una mera excentricidad
terminológica. Resulta más difícil aún entender la insistencia de
K ant en que la claridad única virtud lógica de los conceptos sim
ples no es un tema para los lógicos, ni siquiera para los filósofos,
pues sólo le concierne al psicólogo (véase, e. i., Critica, B 414 nota;
A nthropologie, p. 137; Untersuchung über natürlichen Theologie, pp. 284,2 8 6 ,290 ).5 N o sería ésta la última vez que un f ilósof o remitiera a la
psicología aquellas partes de la epistemología que amenacen con
hacer que se embarranque su filosofía.
Las citas anteriores proporcionan bastantes pruebas del com
promiso contraído por K ant con la doctrina química del concepto.
Pero dejan ver también otro aspecto importante de su concepción
del análisis, un aspecto que sus sucesores idealistas eliminaron y en
el que haría hincapié una tradición filosófica diferente durante el
siglo X I X . A menos que estemos dispuestos a considerar las expli
caciones kantianas del análisis conceptual como intentos comple
tamente fallidos de expresar su significado, no hay manera deevitar la conclusión de que estaba adoptando tácitamente una dis
tinción entre los actos mentales en que se hallan involucrados los
conceptos y los conceptos mismos. S i nuestra comprensión del con
cepto de virtud puede ser mala en un momento y buena en otro,
estos dos diferentes actos o estados de intelección deben, de algu
na forma, tocar o involucrar al mismo concepto. Por lo tanto, en
algún sentido de haber, debe haber un concepto de virtud que sea
objeto de los episodios mentales y a la vez distinto de ellos. Talconcepto no tiene que ser extrasubjetivo; pero al menos debe ser
, 5 Le ibniz tam bién había advertido la existencia de una dificultad en esta cues-
tión: “Al parecer no cabe en las capacidades humanas analizar conceptos hasta el
punto de arribar a conceptos primitivos o a otros que estén compuestos de éstos.
E mpero, el análisis de las verdades cae más dentro de los poderes humanos” (Opuscules
étfragmente inédits de heibni £ p. 514). E l “problema de los indefinibles” ta l co mo
Russell lo denominó aparecerá en forma prominente en capítulos posteriores.
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
25/630
intersubjetivo, pues la misma representación conceptual se halla
involucrada en diferentes instancias o actos psíquicos de represen
tación en una sola o en diversas personas. Seguramente, al igual
que sus maestros y seguidores, K ant no se atuvo a esta distinción
de manera consistente; empero, sin ella sería muy difícil dar senti
do a lo que dijo sobre el análisis de los conceptos y acerca del cono
cimiento analítico. E n cuanto al primero, por ejemplo, norm almente
afirmaba: ‘TPor medio de la distinción analítica reconocemos enalgo n ada más que lo que originalmente habíamos pensado, y no es
que reconozcamos mejor, es decir, con más distinción y claridad y
mayor conciencia, lo que ya sabíamos” (L ogik Blomberg, p. 131; véase también Crítica, A 5-6/B 9). Tampoco sería posible dotar desentido a las incontables referencias al descubrimiento del conoci
miento tácito a través del análisis. D e hecho, uno de los po cos
temas persistentes que atraviesan toda la filosof ía de K ant, desde
la juvenil Untersuchung über natürlichen Theologie (1764) hasta los escritos críticos, fue que la filosofía se distinguía de las demás cien
cias en que el método que le es propio consiste en el'análisis de los
conceptos, en traer a la luz o a la superficie el conocimiento que se
hallaba oculto más que en construir nuevo conocimiento. Comosucedía en el modelo socrático, la tarea del filósofo es ayudar a la
gente a que cob re co nciencia de lo que ya sabía desde el principio:
“Con que sólo tuviésemos conocimiento de lo que sabemos [...]
nos asombrarían los tesoros que contiene nuestro conocimiento”{ Wiener L ogik , p. 843).
E n alguna ocasión K ant llegó a plantear explícitamente lo que
ahora llamamos el “problema del análisis”, la cuestión de la identi
dad del analysandum y el analjsans, y su reveladora respuesta co nsti
tuye una prueba de la inseguridad con que captaba la situación:
¿E s totalmente idéntico el con cepto que aparece en la definición a lo definido [por medio del análisis]? [...] debemos tener presente:
materialiter , es de cir, quoad objecttm , es tos c on c ep to s sie m pre so n
completamente idénticos; sólo con respecto a la forma'no lo son,
en realidad, no deberían ser del todo idénticos; con respecto a la
materia, siempre pienso el mismo objeto, sólo que no del mismo
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
26/630
modo,'sino de diferente manera; lo que me representaba confusa-
me nte antes de la definición, ahora m e lo represen to c on c laridad.
(L ogik Blomberg, p. 265)
E n la L ogik Philippi st “explica” como sigue la distinción entremateria y form a —esa raíz de tanta co nfusión f ilosófica—: “Cuando
observo un gusano a través del microscopio, la forma del gusano
cambia pero-el objeto sigue siendo el mismo [...] Toda la filosofía
se ocupa sólo de la forma, puesto que, al considerar un objeto por
partes, nos percatamos con mayor claridad de la materia que contiene” (p. 34 1). E sto parecería implicar que, en el análisis, los c on
ceptos de los que nos ocupamos antes y después del análisis son
los mismos, pero es diferente el modo del conocimiento que tenemos de ellos (pese a que también se podría pensar que este pasaje
y otros semejantes confunden un concepto y sus objetos).
Aun cuando los puntos de vista de K ant sobre la naturaleza
del significado oculto y el conocimiento tácito invocaban una dis
tinción entre acto y contenido en las representaciones, también es
cierto que co n frecuencia él parecía desestimar tal distinción y que,ante la demanda de especificidad, prefería inclinarse hacia el lado
puramente subjetivo de la dicotomía. D e haber sido más sensib le aesa distinción y a su abrumadora importancia, K ant habría notado
que el vínculo entre los conceptos y el análisis era mucho más
débil de lo que había pensado. Veremos que, al hacer extensivas las
ideas de análisis y síntesis de los conceptos a los juicios, el énfasis
de K ant en el elemento subjetivo de la representación, que apare
jab a la desatenc ión a su co ntraparte ob jetiva, sé co mb inó con la
imagen química de los conceptos para producir una confusión
peculiarmente kantiana.
J u i c i o s a n a l í t i c o s
Para K ant, el vínculo entre la analiticidad de los juic ios y el análisisconceptual era inmediato. Para empezar, “en un juicio, están en
relación dos conceptos” (Philosophische E nsyk lopádie, p. 19), y en los juic ios categóricos el vínculo es la relac ión sujeto -predicado . Los
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
27/630
juicios categóricos son “la materia de todos los-demás” (Reflexionen
%ur L ogik , refl. 304 6, p. 631). D e este modo, todos los juicios tienencomo “materia” ya sea conceptos o bien otros juicios (refl. 3046 ).
U n juicio categó rico es analítico —afirmó K ant—cuando el co ncepto predicado es pensado de manera implícita—o está contenido en
el concepto sujeto; todos los demás juicios categóricos son sintéti
cos (el ., L ogic, p. 117; Prolegomena to any Fiit-ure Metaphysics, p. 14).6
Así, pues, un juicio analítico es la expresión del resultado del análi
sis conceptual.E n vista de cuáles son las fuentes de esta idea del análisis con
ceptual, apenas sorprende que la definición de K ant se aplique a
juic ios de la fo rma sujeto -predicado . (E n ellos, el 'sujeto ’ es co ns
truido a la manera tradicional prefregeana, de modo que el sujeto
de ‘T odos los A son B ’ es ‘T odos los A’ o ‘A’.) N o nos conciernen
aquí los problemas comunes surgidos de la estrechez de esta defi-
6 La advertencia 'pensado en’ es esencial para Kant, pues, al igual que Leibniz,
Rtipke y Putaam , c onsideraba que el modo de c onstituirse los conceptos dados no
depende de lo que sabemos sino de cuáles son los hechos que están en juego. Leibniz,
por ejemplo, había escrito que ‘la palabra ‘oro ’ no significa únicamente lo que sabe
del oro la persona que la pronuncia por ejemplo, que es algo amarillo y muy
pesado, sirio también lo que esa persona ignora y que podría saber otra persona, es
decir, que se trata de un cuerpo que tiene una constitución interna de la que proce-
den su c olor y su peso y de la cual surgen otras propiedades que él admite que ya han
sido identificadas por los expertos (Nonvea/ / x essais, Ib. 3, cap. II, sec 24; véase tam-
bién Ib. 4, cap. 6, secs. 811). Kant se hizo eco de esta opinión en la Crítica, A 727
728/ B 755 75 6. E stos pasajes atípicos no reflejan, en mi opinión, una anticipación
pasmosa de la teoría causal de las clases naturales, sino una consecuencia más de la
' confusión entre co ncepto y objeto un a co nfusión cuya presencia en otros escritos
de estos filósofos se puede establecer sin sombra de duda . E n cualquier caso, si se
pueden revelar los constituyentes de un concepto A como resultado de una investi-
gación empírica, entonces no podemos definir la analiticidad sin recurrir a lo que
“está pensado” en el conc epto, pues ‘A es B ’ poda'a ser a posteriori aun cuando B esté
contenido en el concepto A. Para que ‘A es B’ sea analítico, no basta con que B sea
parte de A; también debemos estar conscientes (si bien, de preferencia, oscuramen-
te) de que B es parte de A.
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
28/630
ilición, puesto que no revelan ninguna falla seria en la visión de
Kant. Lo que sí nos interesa es el asunto (de crucial importancia)del vínculo entre el análisis conceptual y los juicios analíticos. Se
gún K ant, estos juicios se derivan “por disección del [concepto]
sujeto” (Prolegomena toA .ny F uture Metaphysics, p. 17); “simplemente
dividen el [concepto sujeto] en aquellos conceptos constituyentes
que se han pensado en él desde el principio” (Crítica , B 11). Un
ejemplo'paradigmático de juicio analítico es “Todo xque concuer-
de con el concepto (a + b) de cuerpo también concordará con (b) el de extensión” { Logik , p. 11 1). “E n el caso del juicio analítico no
salimos del concepto dado y tratamos de obtener algo de él” [Crítica, A 154/B 193).
Superficialmente, podría parecer que K ant no estaba diciendo
mucho más que tantos otros antes de él que también se ocuparonde la cuestión del análisis co nceptual. E berhard, por ejemplo, pen
saba que la noción de juicio analítico claramente se encuentra enlos escritos de Leibniz. Tal evaluación pierde de vista por completo
el elemento de novedad que K ant había incorporado a la doctrina
química del concepto. La diferencia en este punto entre la posición
de K ant y las de sus predecesores se pone de manifiesto c uandoexaminamos la respuesta que dan a la pregunta ¿cómo determina
mos el modo en que está constituido un concepto?, ¿qué criterios
determinan si un concepto B está “en” el concepto A?
Cuando K ant comenzó a pensar en esta cuestión, hab ía dos
respuestas corrientes, una de ellas surgida de una larga y venerable
tradición, la otra formulada por Leibniz antes que nadie. La co
rrespondencia Leibniz-Arnauld plantea claramente el conf licto entre
ambos puntos de vista. Con su mezcla característica de genio y
locura, Leibniz había concebido un proyecto en el cual los constitu
yentes simples de los conceptos estarían representados por núme
ros primos y su composición por la multiplicación correspondiente.
D el teorema numérico chino (además de ciertas suposiciones acerca
de la naturaleza de la verdad), infirió que, si contábamos con este
“lenguaje perfecto”, todo lo que tuviese que ver con la verdad po
dría resolverse recurriendo al algoritmo de la división. “Por ejem
plo ” —explicaba—:
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
29/630
Si suponemos que el número que simboliza al hombre es el 6 y
que el del mono es 10, resulta evidente que el concepto de mono
no co ntiene al co nce pto de hom bre ni a la inversa. [...] Po r consi-
guiente, cuando se inquiere si el concepto de hombre sabio se
halla con tenido en el con cepto de hom bre justo [...] sólo tenemos
que a veriguar si el núm ero que simboliza al hom bre justo se puede
dividir exac tamente entre el núm ero que simboliza al hom bre sa-
bio. (lj>ghal Papers, p. 22)
E ste procedimiento nos permite resolver toda cuestión concerniente al valor de verdad de las proposiciones afirmativas uni
versales, a condición de que asumamos -con Leibniz—que en los
casos verdaderos “el concepto del sujeto, tomado dé mo do abso
luto e indefinido y considerado en general en sí mismo, siempre
contiene el concepto del predicado” (L qgicalPapers, p. 22).Como respuesta a la sorprendente aseveración de Leibniz de
que.en toda proposición verdadera, sea necesaria o contingente, el
predicado se halla contenido en el sujeto, Arnauld defendía la vi
sión histórica de la cuestión: para que el predicado B esté en A, no
sólo se requiere que sea verdadero sino asimismo necesario que
‘Todo A es B’.E n algún mom ento de la década de 1770, K ant llegó a la con
clusión de que la analiticidad ni es la verdad (como pensab a Leibniz)
ni la necesidad (como creía Arnauld), sino algo más fuerte que
ambas: lo que se halla contenido en un concepto es menos que lo
que se puede decir con verdad de él e incluso que lo que es necesa
riamente cierto acerca de sus objetos; en otras palabras, la
analiticidad es una cosa y la aprioridad otra. Fue entonces cuandovio que existen verdades a priori que no se fundan en el análisis
conc eptual, que hay -c o m o él eligió denom inarlas- juicios sintéti
cos a priori. D espués de advertir esto, su concepción de la filosof ía
se transformó de manera radical. Antes pensaba que el método dela filosofía era el análisis y que el análisis sólo podía dar base a
afirmaciones analíticas. Ahora decidía que la filosofía también se
dedica (y acaso inclusive de modo predominante) a examinar los
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
30/630
fundamentos de juicios de muy diversa clase: los que son a priori,
pero no analíticos.Sería difícil exagerar la importancia que K ant le atribuyó a
este descubrimiento. L a introducción de la Crítica anuncia una nueva ciencia (sec. 3) orientada a responder esta pregunta antes inad
vertida: ¿cómo podemos tener conocimiento a priori de proposiciones en las que el concepto predicado no es parte del concepto
sujeto? “Yace aquí oculto un cierto misterio; si a alguno de losantiguos se le hubiese o currido siquiera plantear esta pregunta, ello
por sí mismo [...] habría bastado para oponerse a todos los sistemas de la razón pura” (Crítica, A 10). Empero, la existencia de tan
notables juicios —pensaba K ant—había sido pasada enteramente
por alto. E l hecho de que los juicios matemático s no fuesen analí
ticos, por ejemplo, “hasta ahora ha pasado inadvertido para quie
nes se empeñan en el análisis de la razón humana y, de hecho, se
opone directamente a todas sus conjeturas” (Crítica, B 14).
Aunque gran parte de la Crítica debe haber sido escrita, o al
menos concebida, en la época en que se formó esta nueva visión
del análisis c onceptual, K ant prefirió exponer las consec uencias de
esta visión al principio de la Crítica y de los Prolegómenos. CuandoE berhard cuestionó la originalidad de K ant en relación con el temadel análisis y la síntesis, K ant se puso furioso y dejó ver sus sen ti
mientos en un celebrado estallido polémico. Y en 179 1, en el bo
rrador de una respuesta a una pregunta formulada por la Acade
mia en torno a qué progresos había hecho la filosofía alemana
desde Leibniz y Wolff, K ant observó que “el primer paso” de la
nueva filosof ía crítica había consistido en trazar la distinción analí-
tico-sintética. Y añadía: “D e haberse sabido esto co n claridad en la
época de Leibniz o Wolff, no sólo se nos habría comunicado sino
también enfatizado su importancia en los tratados de lógica y me
tafísica” (Preisschrift über die Fortschritte der Metaphysik [1804]; véasetambién Crítica, B 19).
Aun así, queda pendiente una pregunta importante. ¿Por. qué
K ant no pensó que su distinción era una consecuencia absolutamente trivial de la noción de análisis conceptual? La respuesta que
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
31/630
y propondría es ésta: al conjugarse esta distinción con la com
prensió n info rmal que K ant tenía de las cuestiones semánticas,
parecía implicar nada menos que el giro copernicano. Una vez quenos percatamos de que conocemos a priori algunas afirmacionesque no pueden estar fundadas en una pura comprensión de su
contenido, se pone de manifiesto que las cosas acerca de las cuales
tenemos tal conocimiento no pueden ser tan independientes de la
mente como se creía.E l núcleo ’del problema se halla en la suposición aparente
mente inoc ua que hizo K ant en el sentido de que la distinciónanalítico-sintética es una explicación correcta de otra distinción, la
que hay entre juicios clarificadores (E rlamtmmgsurtúk ) y juiciosampliadores (E nveiterungsurteile). M uy probablemente, K ant jamásse dio cuenta de que estaba lidiando con dos dicotomías distintas.D e esta guisa, algunas de sus “definiciones” de los juicios analíticoy sintético nos dicen que el último “extiende mi conocimiento más
allá de lo que se encuentra contenido en el concepto [sujeto]”
(Allison, The Ka nt-E berhard C ontroversy,^. 141; véase también L ogik,
p. 111; C rítica,KfyProlegofíienatoA nyF utureM etaphjsics, sec. 2a). Sinembargo, es esencial notar que estamos hablando aquí de una se
gunda partición de la clase de todos los juicios (verdaderos.y de la
forma sujeto-predicado) en aquellos que podemos fundamentar o
identificar como verdaderos simplemente con base en el hecho de
que tenemos claridad acerca de los conceptos involucrados en el
juicio , y, por o tro lado, aquellos juicios en los que se apela a f uentes
extraconceptuales de conocimiento. D icho gruesamente, mientras
que la primera definición de Kant, la nominal, caracteriza a lo ‘ana
lítico’ com o verdadero en virtud de definiciones (análisis) y lógica,
la segunda lo define como verdadero en virtud del significado.
La idea de que su definición nominal coincide con la segundaversión de lo ‘analítico’ se basa en una suposición que aparente
mente a K ant le parecía tan evidente que no merecía ni la menor
argumentación: los conceptos sólo pueden proporcionar una base para el conoámiento a través de un proceso de análisis. Así, afirmaba que en un
juic io sintét ico :
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
32/630
yo deb o ir más allá del conc epto [sujeto] dado para con siderar, en
relación co n él, algo, po r com pleto, distinto de lo que estaba pen-
sado en él. E sta relación [ entre el co nc epto sujeto y el co nc epto
predicado], por consiguiente, nunca es una relación de identidad
ni de c ontradicción: y nunca se puede descub rir la verdad o false-
dad de la relación en eljuicio considerado en y p or sí mismo. (Crítica , A
154/ 193-194; las cursivas son mías)
E n otra parte lo dice de manera más concisa: “E s evidenteque a partir de meros conceptos sólo conocimiento analítico [...]
puede o btenerse” [Critica, A 47/B 64-65).7 Luego nos ocuparemos
de examinar el inmenso daño que esta confusión provocó. Por
ahora, seguiremo s el curso del razonamiento de K ant. U na vez
que se confunden los juicios sintéticos verdaderos de la definición
nominal kantiana con juicios que no se fundan en conocimientopuramente conceptual, la pregunta obvia es: ¿en qué se apoyan?
-•: K ant hab ía explicado que todos los juicios analíticos se basan
en un solo principio -que él en ocasiones denominó “principio de
los juicios analíticos” [e.i, Crítica, A149 -15 0/B 18 9)-, el principio de
identidad o contradicción. Presumiblemente, lo que él tenía en mente era un principio que le permite a uno predicar de un conceptodado aqueEos otros conceptos que “pensamos” en él como sus cons
tituyentes. Aun cuando en esto no hubiese problemas, el punto inte
resante es que K ant asumía que su distinción analítico -sintética ca
racterizaba, por decirlo así, clases naturales epistémicas, de modoque se sentía justificado en concluir que tenía que haber otro princi
pio involucrado en la fundamentadón de todos los juicios analíticos.
Lo llamó, desde luego, el “principio supremo de todos los juicios
sintéticos” (véase, e. i., Crítica, A 154/B 193; A 158/B 197). ,
7 La única “razón” para esta afirmac ión que he podido hallar en los escritos
de Kant aparece en “Lose Blatter zu den Fortschritten der Metaphysik”, Kants
gesammelte Schriften, voi. 23, p. 340. La observación de Kant, desde luego, constitu-
ye una absoluta trivialidad si con ‘analítico’ se refiere a ‘no ampliativo’; en cuyo
caso, empero, aún nos debería un argumento a favor del aserto de que algunos
juicios necesarios son, en ese sentido, no analíticos.
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
33/630
E n los juicios sintéticos-deiotma-sujeto-predieador juntamos-
dos conceptos que no se relacionan como la parte con el todo.
Habiendo confinado de manera casual e inconsciente todo funda
mento semántico del conocimiento a la categoría de análisis con
ceptual y, por tanto, a la analiticidad nominal, K ant ni siquiera con
sideró la posibilidad de que los juicios sintéticos, construidos no
minalmente* pudieran tener también una base semántica. “E n los
juic ios sintéticos —pensaba K an t- debo tener, además del co ncep
to de sujeto [y del de predicado], alguna otra cosa (X ) en la cual
pueda apoyarse el entendimiento si ha de reconocer que un predi
cado, no contenido en tal concepto, pese a ello le pertenece” (Crí
tica, A 8). D e esta forma, co ncluía que la síntesis de conceptos
disjuntos nunca podría deberse a un vínculo proporcionado por
los constituyentes conceptuales del juicio, sino que siempre debe
ría estar mediada por un tercer elemento, un X , como a veces lo
llamó (e.L, Crítica, A 9/B 13), que no se encuentra directamente
presente en el juicio. Tal X -pensab a K ant- no podría ser un con
cepto pues entonces tendríamos, además del concepto sujeto y el.
co ncepto predicado, un tercer co ncepto, y “a partir de meros con
ceptos sólo conocimiento analítico ... puede obtenerse”. Puestoque K ant no reco noc ía ningún ladrillo semántico aparte de los
conceptos y las intuiciones, se seguía que el fundamento de todo
con ocimiento sintético, el pegamento que une a los conc eptos en
un juicio sintético, siempre'debe involucrar a la intuición. E ste es el
contenido del principio de los juicios sintéticos. Los juicios sintéti
cos “sólo son posibles bajo la condición de que se halle una intui
ción subyacente en el concepto de su sujeto” (Allison, The Kant
E berhard Controvmy, p. 152 ; véase también la carta a Reinhold, ibid.,
p. 164). Por ejemplo, después de sostener que 7+ 5= 12 no es ana
lítico, K ant agregaba que, para fundar este juicio, “tenemo s que
salir de estos conceptos y acudir a la intuición que le correspondea uno de ellos, a los cinco dedos de nuestra mano, por ejemplo”
(Crítica, B 15). E n todos los juicios matemáticos, “aunque el predicado de hecho se adscribe necesariamente al concepto , esto se hace
en virtud de una intuición que. ha de añadirse al concepto ” (Crítica, B 17).
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
34/630
K ant no fue particularmente modesto a propó sito de su descu
brimiento de este “principio supremo de todos los juic ios sintéti
cos”, destinado a resolver “la más importante de todas las pre
guntas” de la lógica trascendental (en realidad, quizá, “la única
pregunta de que se ocupa”): ¿cómo son posibles los juicios sinté
ticos a priori? (Crítica, A 154/B 193). Como le escribió a E berhard
con actitud de acre desafío:
N o fue, poi consiguiente, una mera sutileza verbal, sino un paso en el
avance del conocimiento, que la Crítica diera a cono cer po r vez prime-
ra la distinción entre los juicios que depen den ente ram ente del princi-
pio de identidad o contradicción y aquellos que, con el marbete de
‘analíticos’, requieren o tro principio en opos ición a los juicios ‘sintéti-
cos’. E n efecto, la noción de síntesis c laramente indica que, aparte del
co nce pto dado, debe añadirse algo c om o sustrato que hace posible ir
más allá del conc epto c on mi predicado. D e este modo, la investiga-
ción se dirige a la posibilidad de una síntesis de representaciones con
respecto al conoc imiento en general, lo cual pronto debe con ducir al
reconoc imiento de la intuición c om o c ondición indispensable para el
conocimiento, y a la intuición pura para el conocimiento a priori.
(AUison, The Kant-E berhard Controversy , p. 155 ) 6
L a doc trina kantiana de la intuición pura tuvo múltiples o ríge
nes. Nosotros hemos identificado dos: el principio de los juicios
sintéticos y la tesis del conocimiento sintético a priori.9 He aquí el
8 E l principio de Kant podría considerarse como una respuesta al problema
de L ambert al admitir él que no se ha descubierto del todo la ‘fonspassibili tatis Anos
ideas combinandi’’(ÜberdieMethode die Metaphysik, Theologe imdM oral richtigerqt beimsen,
p. 9; citado en Beck, E arly Germán Pbilosophy , p. 407). Quizá también haya un
vínculo con Leibniz. En un borrador de su respuesta a Eberhard, Kan t conjetura-ba que el principio leibniziano de razón suficiente era un esfuerzo para formular
el principio de los juicios sintéticos (“Vorarbeiten zur Schrift gegen E berhard” ,
Kantsgesammelte Schriften, vol. 20, p. 376).
5 E n el caso del conocimiento trascendental, que, hablando co n propiedad,
no se expresa en juicios sintéticos, sino en GrunAsat^e sintéticos, la síntesis de los
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
35/630
razonam iento: E stá claro, para empezar, que en el sentido nom inal
de ‘análisis’ hay muchísimos juicios sintéticos que muy pocas personas considerarían seriamente como aposteriori. Podrían citarse,
con K ant, ejemplos de la aritmética y la geometría, pero existen
ejemplos más pedestres tales como ‘si esto es rojo, entonces no es
azul’, ‘si esto mide un metro de longitud, entonces no mide dos
metros’ y ‘si a es más alto que b y b es más alto que c, entonces a es
más alto que E n ninguno de estos juicios el sujeto contiene al (alos) predicado(s). Y, no obstante, todos ellos son seguramente ne
cesarios y por ello, de acuerdo co n K ant, a priori. Además, aplicando el criterio de K ant, todo juicio co n un concepto simple debe set-sintético, y seguramente algunos de tales juicios son necesarios.10Así, pues, echando mano de su definición nominal, K ant no tenía
ninguna dificultad para identificar juicios sintéticos a priori. D e hecho, las únicas consideraciones que es posible hallar en los escritos
de K ant y que pueden parecer argumentos a f avor de la existencia
de los juicios sintéticos a priori invariablemente apelan a la versión
nominal de la distinción kantiana: sostienen, en forma bastante
creíble, que este o aquel concepto predicado “evidentemente” noes un constituyente o no está “pensado en” este o aquel conceptosujeto.
H asta este punto, se le puede co nceder a K ant todo lo que
quiere sin dificultades. Pero el siguiente paso en su razonamiento
es, en realidad, la confusión de lo sintético en el sentido l
con lo ampliativo, pues asume que no se puede dotar de un fúnda-
conc eptos correspondientes se funda en la posibilidad de la experiencia (Crítica, A
783 / B 811). E l nexo cbn la intuición proc ede del hecho de que “las intuiciones en
general [...] constituyen el campo, todo el objeto, de la experiencia posible” ( Críti
ca, A 95).Moore observó en Principia E tbica que, dado que el bien es indefinible
(inanalizable), todo lo que digamos sobre él debe ser sintético; y Russell había
expresado la misma opinión acerca de las ideas indefinibles en general en su Critical
E xpositiott o f the Philosophy o f L eibni%(sec. 11). No sorprende que encuentren mon-
tones de enunciados sintéticos a priori en matemáticas, lógica, ética y varias otras
materias.
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
36/630
K a n t , e l a n á l is i s y l a i n t u i c i ó n p u r a* ü
mentó puramente conceptual a los juicios sintéticos en el sentido
nominal. Más tarde examinaremos las razones de esta equivocación, pero por el momento podemos echar un vistazo a la trayec
toria de la montaña rusa crítica: en algo deben fundarse los juicios
sintéticos, y no puede ser en conceptos; luego, tiene que ser en
intuiciones, tales como las intuiciones empíricas de la clase que le
gustaba a Hume. Sin embargo, ahora hemos descubierto que algu
nos juicios sintéticos son a priori, así que no pueden fundarse en
una intuición empírica. Por consiguiente, debe haber un tipo de
intuición empírica muy especial; llamémosla simplemente ‘intui
ción pura’.11
Ya dijimos que en la raíz de la apelación kantiana a la intuición
pura había una semántica defectuosa. Habiendo examinado los
motivos que podrían haberlo llevado a confundir los dos sentidos
de lo analítico que postuló, es posible diagnosticar con algo más de
precisión que el prob lema emerge de una concepc ión psicologista
de la semántica. Considérese, por ejemplo, la cuestión acerca de si
tenemos que entender el concepto de soltero para dar sustento al
juic io de que todos los solteros son no- casado s. U no po dría imaginar a K ant razonando del siguiente modo: Con seguridad es nece
sario entender el concepto de soltero para emprender su análisis;
pero los juicios analíticos no son ni más ni menos que el resultadodel análisis. Por consiguiente, debe ser relevante la comprensión
del conc epto —y no únicamente de sus rasgos estructurales o de su
constitución lógica- para dar una base a los juicios analíticos. O
"'quizás (también) habría argumentado así: Conocer o entender un
concepto es conocer su definición; luego, el conocimiento con
ceptual es cono cimiento en virtud de definiciones. D ado que el
Fc onocimiento analítico es exactamente c ono cimiento en virtud de
" Alternativamente, se podría aceptar el principio de los juicios sintéticos
como una consecuencia trivial de la segunda definición ( no nominal) de analiticidad;
pero en ese caso, en el sentido apropiado de ‘sintético’ (el segundo), Kant no nos
ha dado absolutamente ninguna razón para creer que existen los juicios sintéticos
a priori.
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
37/630
definiciones (parciales), todo conocimiento puramente conceptual
debe ser analítico . .
E stos atractivos pero falaces razonamiento s pierden todo su
poder seductor una vez que se atiende a la distinción acto-conteni-
do.12 Co nsidérese un vez más la oración:
(*) Todos los solteros son no-casados.
D e acuerdo con la distinción trazada en la sección anterior, a
esta oración le corresponden dos actos judícativos radicalmente
distintos. Que asociemos con (*) uno u otro de ellos depende de
cuán distinta sea nuestra representación de soltero. S i nuestra representación es enteramente distinta (y si no-casado y varón y adulto cons
tituyen el análisis completo de soltero), entonces, el juicio subjetivoque expresamos co n (*) podría hacerse también -inclusive de modo
más explícito- con:
(**) Todos los adultos varones no-casados son no-casados.
E mpero, si nuestra representación de soltero no es distinta,entonces el juicio que expresamos por medio de (*) será, en gene
ral, bastante diferente del que expresamos con (**).13Podríamos
12 E n tiempos de Kant era c omún trazar la distinción y nada com ún respetarla.
Wolff, por ejemplo, escribió en su Psycbologia E mpírica, (1738): “Si se representa algún
objeto en la mente, se debe distinguir el acto mental en el que se da esta representa-
ción” ( sec 48). N o obstante, Knüfer observa que W olff no tom ó en serio tal distin-
ción (Gnmdagige der Geschichte des Begriffs 'Vorsteílung’ von Wolf bis Kant, p. 15). Aunque
no fuese el primero en señalar esta distinción, Bolzano sería el primer filósofo
posmoderno en percatarse con claridad de las devastadoras consecuencias que aca-
rreada el hecho de no respetarla (véase el cap. 2 de este volumen).13 Ka nt no llamó analítico a (**), sino “tautológico” (Logik , sec. 37, p. 111) y
“explícitamente idéntico”; “carece de consecuencias”, a diferencia de los juicios
“implícitamente idénticos” tales com o (*). E n ocasiones Ka nt excluía a los juicios
tautológicos de la categoría de los juicios analíticos (Preisschrift itber die Fortschritte
derMetaphjsik , p. 322).
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
38/630
decir, por lo tanto, que, si nuestra comprensión de soltero no es
distinta, los episodios mentales que se expresan con (*) y (**) son
bastante diferentes y que uno de los propósito s del análisis es co n
ducirnos del tipo de estados mentales asociados con (*) a los que
se asocian con (**). Pero seda igualmente obvio que, dejando a un
lado la psicología, los contenidos de (*) y de (**), de acuerdo con los
propios criterios de Kant, son idénticos, puesto que en caso con
trario no tendría sentido insistir —como hace K ant—en que en el
proceso del análisis sólo ha cambiado nuestra comprensión del
concepto, no lo que estábamos diciendo cuando lo usábamos.Ahora estamos listos para determinar hasta qué punto se. ve
involucrado nuestro conoc imiento c onceptual de los c onstituyen
tes del concepto sujeto de (*) en la fundamentación del juicio como
analítico. Cuando se trata a (*) como una expresión de nuestro
juic io que se ha producido en un estado de comprensión no distin
ta de soltero, de hecho es razonable decir que nuestra más cabal
comprensión del concepto, el que entendamos el significado de
‘soltero1, resulta esenc ial para fundamentar (* ), o sea, para arribar a
la convicción de que (*) es verdadera. Ahora bien, trátese, .por el
contrario, a (*) como si expresara nuestro juicio en un estado dedistinción con respecto a soltero, o bien considérese una vez más- elcontenido de (*). ¿Hasta qué punto nuestra comprensión de los
conceptos involucrados desempeña algún papel en su
fundamentación? O, para poner la pregunta en otros términos,
¿podríamos dar fundamento al contenido de (*) —es decir, de (* *)—
sin entender todos los conceptos involucrados? La respuesta es
obvia cuando se trata de (**): ¡por supuesto! Todo lo que tenemos
que entender realmente para fundamentar (**) es el significado de
los conceptos conjunción y predicación. Así, pues, mientras que lafundamentación de (*) qua juicio subjetivo no distinto demanda en
el análisis conceptual nuestra comprensión de todos los conceptosinvolucrados, no sucede lo mismo con la fundamentación de loque dice (*).14
14 Leibniz había reconocido que “sabemos que las proposiciones idénticas'
son proposiciones necesarias sin entender o analizar sus términos, pues yo sé que
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
39/630
Ya estamos en posición de ver de qué modo el descuido por
parte de K arit de la dimensión no psicoló gica de la semántica pudo
haberlo co nducido a conf undir lo analítico co n lo puramente con
ceptual; porque, en efecto, él habría acertado al pensar que es esen
cial para el análisis (en el sentido psicológico) comprender todos
los conceptos y que los juicios analíticos son producto del análisis.
E l desplazamiento de la psicología a la semántica es f atal para el
razonamiento de K ant. E n realidad, el análisis de un co ncepto sí
requiere que se entienda el concepto, pero la fundamentación deun juicio analítico qua contenido sólo exige que se comprenda lo
que antes llamamos su estructura.
O tra manera de enunciar el problema de K ant co nsiste en
decir que confundió el conocimiento conceptual con el conoci
miento definicional, es decir, que confundió lo que se puede fundamentar con conceptos con la clase (mucho más pequeña) de lo
que se puede fundar en definiciones. T al como K ant veía las cosas,
el conocimiento analítico sólo es posible en presencia de la com
plejidad conceptual, pero debería haberle quedado claro que los
conceptos simples, aquellos en los que la intuición queda al mar
gen, son tan aptos como sus contrapartes complejas para servir
como fundamentos de un conocimiento a priori.
Hemos detectado dos suposiciones tácitas detrás del tratamiento que K ant le da a lo analítico y a lo sintético. D e acuerdo
con la primera de ellas, lo analítico coincide con lo verdadero en
virtud de concepto s —o, como algunos dirían mucho tiempo des
pués, en virtud de significado s—. D ada esta suposición , se vuelven
pertinentes consideraciones de tipo semántico para establecer sólo
aquellos juicios cuyo predicado es parte de su sujeto.'E sto implica
que el fundamento de los juicios sintéticos no reside en la semán
tica. La segunda suposición nos dice dónde sí reside. D ada la visión de K ant acerc a de la naturaleza de la representación, só lo se
puede asumir que el fundamento del conocimiento sintético es laintuición (y en los casos interesantes, la intuición pura).
A es A, no importa de tjué A se trate” (Philosopbical Papers and L eiters, p. 187).
Presumiblemente habría dicho lo. mismo acerca de “Todos los A y B son A”.
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
40/630
lamente m erced a un proceso complejo y labo rioso que se
prolongó durante la mayor parte del siglo X I X fue posible recono
cer y neutralizar estas confusiones kantianas. E n lo que resta de la
Parte I revisaremos las etapas centrales de este proceso . E n los
término s más simples, se le puede caracterizar como la declinación
y caída de la intuición pura. D ejando de lado la cuestión de qué tan
profundos puedan haber sido sus desacuerdos en torno a cuestio
nes específicas, los miembro s principales de la tradición antikantiana
cuyas opiniones examinaremos compartían la convicción de que elsistema de K ant estaba construido en un pantano semántico. T am
bién co ncordaban en que la única fo rma de evitar un destino semejante era co locar la teoría de los significados, esto es, la teoría de
los conceptos, juicios y proposiciones, en el primerísimo lugar de
su lista de preocupaciones filosóficas. La semántica nació en el
intento de evitar la teoría kantiana de lo a priori. N adó en los escri
tos de Bolzano.
-
8/16/2019 Coffa Alberto J - La Tradicion Semantica - De Kant a Carnap - Vols I Y II
41/630
B o l z a n o y e l N a c im i e n t o d e La -S e m á n t i c a *
o d a s l a s v e r d a d e s m a t e m á t i c a s p u e d e n y d e b e r) s e r p r o b a d a s a p a r t i r
d e n u e v o s c o n c e p t o s .
B O L Z A N Ó , GROSSENLEHRE.
K a n t e s t a b a e q u i v o c a d o c u a n d o t o m ó l a l ó gi c a c o m o a l g o t e rm i n a d o .
B o l z a n o , g e s a mt a u s g a b e , s e r . 2 B , v o l . 2, p t , 2
f ilosofía continental moderna había mantenido siempre
ínculos cercanos con el desarrollo científico. E n K ant, la
relación se volvió tan cercana que la doctrina completa de lo a
priori había sido motivada en gran medida por un dato que había
surgido de las ciencias -u n rasgo supuestamente transparente de la
geometría, la aritmética y el cálculo que demandaba explicación
filosófica. Lo s suces