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  • 7/30/2019 chesterton-porque me convert al catolicismo

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    les perdonara sin duda su cansancio y su distraccin. Entonces yo me dije otra vez a mi mismo:

    "Qu sensata es esa gente! Si alguien corriera diez leguas para hacerme un gusto a mi, yo le

    agradecera muchsimo, tambin, que se durmiera enseguida en mi presencia".

    Junto con estos dos ejemplos, podra citar an muchos otros procedentes de aquella primera

    poca en que los inciertos amagos de mi fe catlica se nutrieron casi con exclusividad de

    publicaciones anticatlicas. Tengo un claro recuerdo de lo que sigui a estos primeros amagos.

    Es algo de lo cual me doy tanta ms cuenta cuanto ms deseara que no hubiese sucedido.Empec a marchar hacia el catolicismo mucho antes de conocer a aquellas dos personas

    excelentsimas a quienes, a este respecto, debo y agradezco tanto: al reverendo Padre JohnO'Connor de Bradford y al seor Hilaire Belloc; pero lo hice bajo la influencia de mi

    acostumbrado liberalismo poltico; lo hice hasta en la madriguera del "Daily News".Este primer

    empuje, despus de debrselo a Dios, se lo debo a la historia y a la actitud del pueblo irlands, a

    pesar de que no hay en m ni una sola gota de sangre irlandesa. Estuve solamente dos veces enIrlanda y no tengo ni intereses all ni s gran cosa del pas. Pero ello no me impidi reconocer

    que la unin existente entre los diferentes partidos de Irlanda se debe en el fondo a una realidad

    religiosa; y que es por esta realidad que todo mi inters se concentraba en ese aspecto de la

    poltica liberal. Fui descubriendo cada vez con mayor nitidez, enterndome por la historia y pormis propias experiencias, cmo, durante largo tiempo se persigui por motivos inexplicables a

    un pueblo cristiano, y todava sigue odindosele. Reconoc luego que no poda ser de otramanera, porque esos cristianos eran profundos e incmodos como aquellos que Nern hizo echar

    a los leones.

    Creo que estas mis revelaciones personales evidencian con claridad la razn de mi catolicismo,

    razn que luego fue fortificndose. Podra aadir ahora cmo segu reconociendo despus, que atodos los grandes imperios, una vez que se apartaban de Roma, les suceda precisamente lo

    mismo que a todos aquellos seres que desprecian las leyes o la naturaleza: tenan un leve xito

    momentneo, pero pronto experimentaban la sensacin de estar enlazados por un nudo corredizo,

    en una situacin de la que ellos mismos no podan librarse. En Prusia hay tan poca perspectiva

    para el prusianismo, como en Manchester para el individualismo manchesteriano.

    Todo el mundo sabe que a un viejo pueblo agrario, arraigado en la fe y en las tradiciones de susantepasados, le espera un futuro ms grande o por lo menos ms sencillo y ms directo que a los

    pueblos que no tienen por base la tradicin y la fe. Si este concepto se aplicase a una

    autobiografa, resultara mucho ms fcil escribirla que si se escudriasen sus distintas

    evoluciones; pero el sistema sera egosta. Yo prefiero elegir otro mtodo para explicar brevepero completamente el contenido esencial de mi conviccin: no es por falta de material que acto

    as, sino por la dificultad de elegir lo ms apropiado entre todo ese material numeroso. Sin

    embargo tratar de insinuar uno o dos puntos que me causaron una especial impresin.

    Hay en el mundo miles de modos de misticismo capaces de enloquecer al hombre. Pero hay unasola manera entre todas de poner al hombre en un estado normal. Es cierto que la humanidad

    jams pudo vivir un largo tiempo sin misticismo. Hasta los primeros sones agudos de la voz

    helada de Voltaire encontraron eco en Cagliostro. Ahora la supersticin y la credulidad han

    vuelto a expandirse con tan vertiginosa rapidez, que dentro de poco el catlico y el agnstico se

    encontrarn lado a lado. Los catlicos sern los nicos que, con razn, podrn llamarse

    racionalistas. El mismo culto idoltrico por el misterio empez con la decadencia de la Romapagana a pesar de los "intermezzos" de un Lucrecio o de un Lucano.

    No es natural ser materialista ni tampoco el serlo da una impresin de naturalidad. Tampoco es

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    natural contentarse nicamente con la naturaleza. El hombre, por lo contrario, es mstico. Nacido

    como mstico, muere tambin como mstico, sobre todo si en vida ha sido un agnstico. Mientras

    que todas las sociedades humanas consideran la inclinacin al misticismo como algoextraordinario, tengo yo que objetar, sin embargo, que una sola sociedad entre ellas, el

    catolicismo, tiene en cuenta las cosas cotidianas. Todas las otras las dejan de lado y las

    menosprecian.

    Un clebre autor public una vez una novela sobre la contraposicin que existe entre el conventoy la familia (The Cloister and the hearth). En aquel tiempo, hace 50 aos, era realmente posible

    en Inglaterra imaginar una contradiccin entre esas dos cosas. Hoy en da, la as llamadacontradiccin, llega a ser casi un estrecho parentesco. Aquellos que en otro tiempo exigan a

    gritos la anulacin de los conventos, destruyen hoy sin disimulo la familia. Este es uno de los

    tantos hechos que testimonian la verdad siguiente: que en la religin catlica, los votos y las

    profesiones ms altas y "menos razonables"

    por decirlo as

    son, sin embargo, los queprotegen las cosas mejores de la vida diaria.

    Muchas seales msticas han sacudido el mundo. Pero una sola revolucin mstica lo ha

    conservado: el santo est al lado de lo superior, es el mejor amigo de lo bueno. Toda otra

    aparente revelacin se desva al fin hacia una u otra filosofa indigna de la humanidad; a

    simplificaciones destructoras; al pesimismo, al optimismo, al fatalismo, a la nada y otra vez a lanada; al "nonsense", a la insensatez.

    Es cierto que todas las religiones contienen algo bueno. Pero lo bueno, la quinta esencia de lo

    bueno, la humildad, el amor y el fervoroso agradecimiento "realmente existente" hacia Dios, no

    se hallan en ellas. Por ms que las penetremos, por ms respeto que les demostremos, con mayor

    claridad an reconoceremos tambin esto: en lo ms hondo de ellas hay algo distinto de lo

    puramente bueno; hay a veces dudas metafsicas sobre la materia, a veces habla en ellas la voz

    fuerte de la naturaleza; otras, y esto en el mejor de los casos, existe un miedo a la Ley y al Seor.

    Si se exagera todo esto, nace en las religiones una deformacin que llega hasta el diabolismo.

    Slo pueden soportarse mientras se mantengan razonables y medidas. Mientras se estntranquilas, pueden llegar a ser estimadas, como sucedi con el protestantismo victoriano. Por el

    contrario, la ms alta exaltacin por la Santsima Virgen o la ms extraa imitacin de San

    Francisco de Ass, seguiran siendo, en su quintaesencia, una cosa sana y slida. Nadie negar

    por ello su humanismo, ni despreciar a su prjimo. Lo que es bueno, jams podr llegar a ser

    DEMASIADO bueno. Esta es una de las caractersticas del catolicismo que me parece singular y

    universal a la vez. Esta otra la sigue:

    Slo la Iglesia Catlica puede salvar al hombre ante la destructora y humillante esclavitud de serhijo de su tiempo. El otro da, Bernard Shaw expres el nostlgico deseo de que todos los

    hombres vivieran trescientos aos en civilizaciones ms felices. Tal frase nos demuestra cmolos santurrones slo deseancomo ellos mismos dicenreformas prcticas y objetivas.

    Ahora bien: esto se dice con facilidad; pero estoy absolutamente convencido de lo siguiente: si

    Bernard Shaw hubiera vivido durante los ltimos trescientos aos, se habra convertido hace ya

    mucho tiempo al catolicismo. Habra comprendido que el mundo gira siempre en la misma rbita

    y que poco se puede confiar en su as llamado progreso. Habra visto tambin cmo la Iglesia fue

    sacrificada por una supersticin bblica, y la Biblia por una supersticin darwinista. Y uno de losprimeros en combatir estos hechos hubiera sido l. Sea como fuere, Bernard Shaw deseaba para

    cada uno una experiencia de trescientos aos. Y los catlicos, muy al contrario de todos los otros

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    hombres, tienen una experiencia de diecinueve siglos. Una persona que se convierte al

    catolicismo, llega, pues, a tener de repente dos mil aos.

    Esto significa, si lo precisamos todava ms, que una persona, al convertirse, crece y se eleva

    hacia el pleno humanismo. Juzga las cosas del modo como ellas conmueven a la humanidad, y a

    todos los pases y en todos los tiempos; y no slo segn las ltimas noticias de los diarios. Si un

    hombre moderno dice que su religin es el espiritualismo o el socialismo, ese hombre vive

    ntegramente en el mundo ms moderno posible, es decir, en el mundo de los partidos. Elsocialismo es la reaccin contra el capitalismo, contra la insana acumulacin de riquezas en la

    propia nacin. Su poltica resultara del todo distinta si se viviera en Esparta o en el Tbet. Elespiritualismo no atraera tampoco tanto la atencin si no estuviese en contradiccin

    deslumbrante con el materialismo extendido en todas partes. Tampoco tendra tanto poder si se

    reconocieran ms los valores sobrenaturales. Jams la supersticin ha revolucionado tanto el

    mundo como ahora. Slo despus que toda una generacin declar dogmticamente y una vezpor todas, la IMPOSIBILIDAD de que haya espritus, la misma generacin se dej asustar por

    un pobre, pequeo espritu. Estas supersticiones son invenciones de su tiempo podra decirse

    en su excusa. Hace ya mucho, sin embargo, que la Iglesia Catlica prob no ser ella una

    invencin de su tiempo: es la obra de su Creador, y sigue siendo capaz de vivir lo mismo en suvejez que en su primera juventud: y sus enemigos, en lo ms profundo de sus almas, han perdido

    ya la esperanza de verla morir algn da.

    G. K. Chesterton (*)

    (*) Famossimo periodista, novelista, poeta y crtico literario (1874-1935) es una figura nica y genial en la literatura inglesa yuno de los autores modernos ms frecuentemente citados. Autor de las novelas del Padre Brown, Ortodoxia (escrito muchos aos

    antes de convertirse), etc. De l dijo su gran amigo Bernard Shaw: "un genio colosal", y el Times Literary S. "Ha llegado la hora,medio siglo despus de su muerte, para hacer una limpieza chestertoniana. Su perspicacia crtica era muy aguda, su campo deaccin universal, su vigor invencible. El premio nobel T.S. Eliott qued maravillado con su libro sobre Dickens. Su obra sobreToms de Aquino fue lo mejor que se ha escrito sobre el tema. Su periodismo ejerci una atraccin magntica mucho mspoderosa que lo que de cualquier columnista o presentador de televisin podra esperarse hoy da.


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