Celebración de día de muertos en México y en Hidalgo Elaborado por: Lorena Téllez Tapia
Catedrático: Lic. Raymundo Muñoz Islas
Grupo: DN11C
Contenido Día de Muertos ................................................................................................................................. e
Historia del Día de Muertos en México ......................................................................................... 1
México se prepara para otra celebración del tradicional Día de Muertos. ¿Conoces la
historia del origen de la celebración? ........................................................................................ 1
Día de Muertos en México .......................................................................................................... 1
Xantolo .............................................................................................................................................. VI
El Xantolo, la fiesta del Día de Muertos en Hidalgo ................................................................ - 9 -
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Día de Muertos
El Día de Muertos es una celebración
mexicana que honra a los ancestros
durante el 2 de noviembre,
coincidiendo con la celebración
católica del Día de los Fieles Difuntos.
Aunque se ve primariamente como
una festividad mexicana, también se
celebra en muchas comunidades de
los Estados Unidos donde existe una
gran población México-americana, y en una menor medida también se
celebra en algunas partes de Latinoamérica.
A pesar de ser un tema morboso, esta festividad se celebra
alegremente, y aunque ocurre en fechas cercanas al Día de Todos Los
Santos, y al Día de todas las Almas, en lugar de sentirse temerosos de
espíritus malévolos, el humor en el día de los muertos es mucho más
relajado, similar al Halloween, con un mayor énfasis en la celebración,
pero honrando las vidas de los difuntos.
Los orígenes de la celebración del
Día de Muertos en México, pueden
ser trazados hasta la epoca de los
indígenas de Mesoamérica, tales
como los Aztecas, Mayas,
Purepechas, Nahuas y Totonacas.
Los rituales que celebran las vidas
de los ancestros se realizaron por
estas civilizaciones por lo menos durante los últimos 3,000 años. En la
era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como
trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el
renacimiento.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos cayó en el noveno el
mes del calendario solar azteca, cerca
del inicio de agosto, y era celebrado
durante un mes completo. Las
festividades eran presididas por el dios
Mictecacihuatl, conocido como la
"Dama de la muerte" (actualmente
corresponde con "la Catrina"). Las
festividades eran dedicadas a la
celebración de los niños y las vidas de
parientes fallecidos.
Cuando los conquistadores españoles llegaron a América en el siglo
XV, ellos estuvieron aterrados por las practicas paganas de los
indígenas, y en un intento de convertir a los nativos americanos al
catolicismo movieron el festival hacia fechas en el inicio de noviembre
para que coincidiesen con las festividades católicas del Día de todos los
Santos y Todas las Almas. El Día de Todos los Santos es un día
después de Halloween, donde este último fue también un ritual pagano
de Samhain, el día céltico del banquete de los muertos. Los españoles
combinaron las costumbres de Halloween con el festival similar
mesoamericano, creando de este modo el Día de Muertos.
Cercana a esta celebración se encuentra el
Día de Todos Los Santos, Día de Todos Los
Santos, fiesta religiosa que se celebra en
muchos países de tradición cristiana. En los
países de tradición católica, se celebra el 1
de noviembre; mientras que en la Iglesia
Ortodoxa se celebra el primer domingo
después del Pentecostés. En ella se
veneran a todos los santos que no tienen
una fiesta propia en el calendario eclesial.
Por tradición es un día feriado no laborable.
Existen versiones que señalan que esta fecha fue establecida como una
respuesta ante la celebración pagana del 31 de octubre. Pero estas
versiones no resultan muy sólidas por cuanto la celebración del
"Halloween" o "día de las brujas" es una
festividad proveniente de los Estados
Unidos de América. En España, dentro de
la tradición católica se realiza una visita
donde yacen los seres queridos.
En Cataluña se celebra la denominada
castanyada en la que se comen boniatos,
castañas y panellets. En México se hacen
ofrendas para agasajar a los fallecidos y
celebrar esos dos días, que se quitan el día 2 por la noche, pudiéndose
consumir en ese momento.
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Historia del Día de Muertos en México
México se prepara para otra celebración del tradicional Día de Muertos. ¿Conoces la historia del origen de
la celebración?
Día de Muertos en México
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México se remontan a la época
de los indígenas de Mesoamérica. Los rituales llevados a cabo por los aztecas,
mayas, purepechas, nahuas y totonacas celebraban la vida de los ancestros y
estimaban que la muerte era solo el final de una etapa, ya que la vida se extendía
en otro universo. Dichos rituales se realizaron por al menos 3 mil años.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos cayó en el noveno mes del calendario
solar azteca, cerca del inicio de agosto, y era celebrado durante un mes completo.
Las festividades eran dedicadas a los niños y las vidas de los parientes fallecidos y
estaban presididas por la diosa Mictecacihuatl, también llamada "Dama de la
muerte", esposa de Mictlantecuhtli, señor de la tierra de los muertos. Esta deidad es
actualmente conocida como "la Catrina", personaje de José Guadalupe Posada.
En el siglo XV, las tradiciones indígenas relacionadas con la muerte asustaron a los
conquistadores españoles, quienes intentaron convertir a los nativos americanos al
catolicismo. En su afán por eliminar dichas prácticas, movieron el festival del Día de
Muertos hacia noviembre, para que coincidiese con el Día de todos los Santos.
VI
Xantolo
Dentro de la región de la Huasteca
hidalguense se celebra el día de
muertos como pocos lugares en
nuestro país. El Xantolo (palabra
introducida al náhuatl por la
deformación de la frase lanita
festiumominum sanctorum, que
quiere decir fiesta de todos los
santos), la tradición más importante de esta región, la cual aún se
mantiene muy arraigada. Este peculiar culto a los muertos, en el que se
les recuerda y venera de manera especial.
Acompañada de danzas, cantos y típicos platillos, la celebración del
Xantolo o Día de Muertos en la
Huasteca Hidalguense se caracteriza
por la devoción, el esmero y la unión
con que los habitantes de las
pequeñas comunidades que esperan
la llegada de sus familiares y amigos
que ya no se encuentran con ellos.
El Xantolo, la fiesta del Día de Muertos en Hidalgo
La fiesta de muertos en la huasteca hidalguense (Xantolo), sorprende por
su colorido a través de los años. En Macustepetla, Huautla, Coatlila,
Huazalingo, Huejutla y Atlapexco, la celebración es sagrada.
Éstas son las impresiones de un (malogrado) viajero enamorado de la luz,
el sabor de la comida, la música y los panteones de esta zona.
Uno nunca la espera tan pronto. Siempre es sorpresiva. Pero ahí está,
acechando, seduciendo, llamando, escondiéndose detrás de las
apariencias, y mostrándose disfrazada en las múltiples máscaras
sonrientes que enseñan y ocultan, como las que se pone uno para bailar en los días de fiesta.
Una tarde me tomo desprevenido, justo cuando estaba entretenido en desordenar la rutina; distraído.
Siempre sucede lo mismo cuando ocurre cosas importantes: a uno lo pillan;como cuando te enamoras que
te rodea de golpe una luz vibrante y sopla un viento vigoroso, y no puedes dejar de verlo y sientes como te
rechinan los cimientos... y empiezas a vivir de otra manera: empiezas a vivir y a morir.
Mi error fue no reconocerla a tiempo. Te atrae y te rechaza, te sonríe y te cachondea el alma. Ya estás
perdido, no podrás evitarla: empiezas a morir y a vivir.
En ese momento recordé las ocasiones en que vi la luna ponerse tras las
montañas, las noche que me abandoné a la plenitud suprema, los días que gocé
hasta el límite un plato bien servido y sabroso... ¿Logré robarle a la vida
sus placeres?
Son regalos divididos que se ofrecen ocasionalmente, y fue lo único que
pude empacar para el cambio de domicilio, con la esperanza de que no fuera
alta la tarifa por exceso de equipaje.
Cuando llegó ese momento tuve la visión de escoger el lugar adecuado:
Tianguistengo, cerca de
Tlahuelompa, la capital de las
campanas. Fue un acierto el insistir. En lo alto
de una montañade la Huasteca hidalguense, frontera indescifrable con la
sierra, en la cima de un nudo volcánico donde el tiempo es húmedo,
fresco, con el roció en las alas de los insectos. En ese cementerio
multicolor desde el que, en los días claros y luminosos, se pueden ver a
un costado las montañas con nieve, y cuando me atrevo a mirar al cielo
lo tengo más cerca u eso me permite volar y flotar de vez en cuando.
Tengo una ventaja extra. Cada trece lunas llegan danzantes un poco atolondrados pero siempre
respetuosos a despertarme para cruzar al otro lado. La nostalgia es canija.
Las mujeres hilan flores para colgarlas junta al papel picado, preparan
la comida para servirla en ollitas de barro recién cocidas, adornan
los altares con frutas tropicales y prenden las velas y el copal.
Preparan la fiesta con esmero. Reciben primero a los chiquitos, a los
angelitos y les dan solo tamales de ajonjolí y dulces mientras les
cantan las mañanitas: “...hoy por ser día de los muertos te las cantamos
así...”.
Después llegamos a los mayores puntualmente. El camino fosforescente está tapizado de hojas amarillas
de cempasuchil, de tal manera que uno no se extravíe... la memoria se debilita y necesita de referencias
que la refresquen.Además, la vista empieza a dejar de deslumbrarse con la luz... uno camina, flota,
siguiendo el brillo polar, el reflejo de siete colores pandeados a punto de desvanecerse, la luz plateada de
los sueños y fantasías y la transparencia de la lluvia cuando es fina y no se siente.
Hay otro gran auxilio: las voces que cantan sin temor las melodías que
penetran suavemente con la alegría y tesón.
¡Que placer escucharlas! Es cuando uno empieza a flaquear con la
nostalgia.
Voces seductoras que uno finalmente no acaba de olvidar. ¿Para qué?
¿Por qué tendría que hacerlo?, son del pasado, son carnales, son
insistentes, son bocanadas de otra vida. La música es irresistible, la banda
de metales y tambores que llaman y llaman y acaban por prender... la
fiesta está preparada y es un gozo acudir con los otros, los que se han quedado sin sentirlo.
Regresar y comer esos tamales, esos inmensos, gloriosos, voluptuosos tamales (zacahuil), acompañados
de chocolate con agua. Y después unos tragos de sotol o pulque... y meterse en la fiesta, ver el recuerdo
de facciones casi desconocidas, hurgar en eso que llamaba amor y dejar que las sombras de las nubes
tracen por momentos los rasgos verdaderos sobre esa máscara inmutables, los accidentes del viento que
danzan disfrazados y no paran hasta el día de San Andrés, a finales de noviembre.
Cuando acabamos agotados por el baile, la danza, la música que hipnotiza, y las ollas de comida que
empiezan a aparecer con menos frecuencia, la charla empieza a navegar por causes más rápidos y
traicioneros, aunque más excitantes y traicioneros, aunque más
excitantes y sorpresivos. Me preguntan con frecuencia y de soslayo
¿Y, como es la vida aquí tan cerca de Dios y tan lejos aún de los
gringos? Es un tiempo continuo, sincronizado y armónico con la
sonrisa de los niños y con la mirada de los chamanes. Es una espiral
hacia fuera, amplia, vasta; una visión panorámica sobre la selva
tropical, los ríos, las grutas, las antenas de los insectos y las orejas de las liebres.
Es una delicia platicar sin prisa y sobresaltos mayores del sabor de la
tierra, del color de la penumbra, del eco sordo de las pisadas del
ganado, de los anhelos jóvenes y desbocados, viejos y claridosos.
Volver y nunca acabar de sorprenderse de las resquebrajaduras,
crujidos y sopetones que esconden las arrugas y cicatrices... como la
tierra que no se empapa de cuando en vez.
¿Cómo celebro yo el día de muertos?
Opinión personal