Capitulo 1
El concepto de Paz en las Conferencias Episcopales Latinoamericanas
1.1 Definiciones Lexicológicas
Para desarrollar el concepto de paz en las Conferencias Episcopales
Latinoamericanas, primero se debe comenzar por definir el concepto de paz y
los cambios que han ido surgiendo en el tiempo como para entender mejor el
ámbito en que éste se desarrollará.
Para muchos la paz consistiría en un concepto abstracto o una mera
utopía en donde la paz solo serviría para discursos pero que no tendría entonces
una base objetiva en el desarrollo de los pueblos.
Es por eso que la intención de desarrollar el concepto paz es analizarlo
desde la óptica de un pueblo latinoamericano, guiándonos por lo que el
magisterio de la Iglesia a través de las Conferencias Episcopales
Latinoamericanas va proponiendo como una tarea, más que como una meta, ir
descubriendo como la paz tiene diferentes aristas según las épocas y las
condiciones que el mundo va imponiendo en cada etapa de la historia desde la
primera conferencia en Río de Janeiro en 1955 hasta Aparecida en 2007.
Si uno se remite al Diccionario de la Real Academia Española,
aparecen una serie de definiciones que van desde las mas básicas hasta las mas
complejas.
En la primera definición, la palabra paz nos es heredada del latín pax,
pacis y que nos indica situación y relación mutua de quienes no están en
guerra .Esta primera definición es muy básica ya que solo contempla la idea de
la no agresión.
En la segunda acepción el concepto es similar ya que aplica el concepto
no a personas, sino que a los Estados que no están en beligerancia. La ausencia
de guerra no es necesariamente un estado de paz.
En la cuarta definición se acerca un poco mas una idea mas elaborada
del concepto de paz que tiene relación con la buena correspondencia de unas
personas con otras contraponiéndolas a lo que son las disensiones, riñas y
pleitos. Esta acepción plantea ya la paz como un estado de vida integrando este
concepto a la vida familiar que como una de las bases de cualquiera sociedad es
necesaria para un desarrollo armónico de los padres entre si más la relación con
los hijos y viceversa insinuando que la paz debiera construirse de adentro hacia
fuera y no al revés como muchas veces es entendida la paz, que el ser humano
debe buscarla al exterior y apropiarse ella para lograr incorporarla a su vida.
Otra definición en la RAE, denomina a la paz como una virtud que
pone en el ánimo tranquilidad y sosiego como opuestos a la turbación y las
pasiones.
De esta forma se puede encontrar que la paz se entiende como un
elemento constitutivo del alma (entendiendo ánimo como aquello que anima al
alma), que le permite al sujeto enfrentar el día o la vida con esta tranquilidad y
sosiego que coincidentemente con la otra definición está dada desde adentro
hacia fuera.1
1 www.rae.es
Estas definiciones lexicológicas no pueden expresar la riqueza del
concepto paz, ya que es sólo una aproximación a la palabra desde la visión de
un diccionario, es por eso que se agota muy pronto el sentido humano de la paz,
por lo que es necesario involucrar también a las ciencias auxiliares humanas
como lo es la sociología que se verán a continuación.
1.2 Definiciones Sociológicas
Por sociología se entiende como una rama de las ciencias sociales que
estudia el vínculo o la interacción, existente entre el individuo y la sociedad a
partir de las ideas predominantes en el individuo y en la sociedad. 2
La definición entregada demuestra que el concepto de paz debe ser
integrado en las sociedades producto de una aceptación de normas básicas de
convivencia entre la persona y la sociedad que debe construir o participar,
acudiendo a códigos comunes que se encenderían como las primeras leyes que
propenden al bien común de esa sociedad en desarrollo y que permiten bajo su
amparo la participación de los miembros.
Johan Galtung fundador en el año 1959 del Instituto Nacional para la
Paz en Oslo, hace un aporte importante para la comprensión sociológica del
concepto de paz, que no tiene una directa relación con la guerra sino con la
violencia.
En este sentido uno de los sociólogos hispanos de más renombre es
Octavio Uña Juárez que en su diccionario de sociología define a la paz del
siguiente modo “todo aquello que atente de manera directa en forma física o
2 http://sites.google.com/site/humanidadesxxi/sociologia1
verbal, estructural, cultural o vaya dirigida contra el espíritu se entendería como
violencia y por ende atentatorio contra la paz”.
Se manifiesta entonces la violencia, no la guerra como el elemento que
destruye a la paz .Incorpora además la violencia estructural y cultural
mostrando así la complejidad del ser humano que no se compone solamente de
un cuerpo, sino que de un espíritu y un sentimiento social o gregario que lo
motiva a vivir en sociedad. Ya no es solamente un apremio hacia el cuerpo lo
que se pueda calificar de violencia sino que también al mismo espíritu que
mueve o anima a ese cuerpo.
Según el mismo Galtung3, la violencia tiene su origen cuando se
encuentran 3 factores frente a la resolución de un problema como son la actitud
frente a un conflicto, como cuando uno de los actores se “endiosa” en su
pensamiento o construcción en detrimento de la imagen del otro actor que lo
percibe como un enemigo que debe ser aniquilado.
Un segundo elemento que provoca la violencia en resolución de
conflictos aparece marcada como el comportamiento, en que se polariza en
sociedad donde mis amigos o los que piensan como yo se transforman en más
amigos y por el contrario las personas indiferente se tornan en enemigos. Es
como el clásico: si no estás conmigo estas contra mí.
Finalmente el núcleo central del tercer elemento es la incompatibilidad,
es decir cuando los fines o valores que persigue una persona o parte de la
sociedad se transforman en excluyentes frente a los valores o fines de la otra
facción ya sea de intereses o valores.
Se desprende entonces que a pesar que la guerra seria como el opuesto a la
idea o concepto de paz, es la violencia desde el punto de vista sociológico el
opuesto de la paz.
3 http://www.uv.es/garzon/psicologia%20politica/N2-5.pdf
Las definiciones sociológicas reflejan mejor el concepto de paz, ya que
éste tiene necesariamente que incorporarse a las micro o macro sociedades que
interactúan entre sí, vinculándolo al desarrollo de la humanidad.
.
1.3 Definiciones teológicas
En el plano teológico, la primera fuente que nos habla del concepto paz,
se remite al Antiguo Testamento con la palabra “Shalom” que aún hoy es
utilizada a manera de saludo por el pueblo judío queriendo mostrar así un
saludo que significa que estés bien materialmente, físicamente y de espíritu.
Así el Shalom vendría a designar el bienestar de la existencia cotidiana,
el sentirse en una armonía con la naturaleza e incluso con su Creador que en
forma concreta para este hombre creyente es salvación, vida, reposo, riqueza.
Pero este bienestar integral tiene como requisito un pacto que el
creyente vive con Dios, la paz es consecuencia de la justicia que aparece con la
practica de una vida de fe en donde se puede afirmar que las paz es lo que esta
bien en posición a lo que esta mal, en donde justicia y paz marchan de la mano.
El mismo profeta Ezquiel habla de esta relación entre justicia y paz que
lleva como recompensa la salvación a aquellos que se esforzaron por mantener
y vivir en la justicia (en la paz) y que El Mesías prometido en le momento del
juicio final los preservará de sus enemigos y vivirán en paz por siempre (Ez.
34:17-25).
De este modo, se puede definir "shalom" como paz positiva de la
siguiente manera:
La paz es la suma de los bienes otorgados a la justicia: Tener una tierra
fecunda, comer hasta saciarse, vivir en seguridad, dormir sin temores, triunfar
de los enemigos, multiplicarse, y todo esto en definitiva porque Dios está con
nosotros (Lev. 26:1-13).
Se habla de esta paz como la paz positiva (Shalom) en contraposición a
la paz negativa que se denomina “eirine” que aparece en el Nuevo Testamento.
Eirine es la palabra griega con que es reemplazado el término Shalom en
el Nuevo Testamento sobre todo en los Evangelios pero también le suma al
bagaje semántico de la palabra hebrea la acepción de nueva que involucra a la
paz como una ausencia de guerra o disputas entre grupos rivales.
Este punto se puede apreciar al leer a Efesios 2:13-16 en donde San
Pablo presenta a Cristo como la paz habiendo unido por su sangre y la muerte
en cruz a dos facciones opuestas como lo son los cristianos y los judíos. En
donde Cristo se presenta como el elemento aglutinador que trae y entrega la paz
“Y reconciliar por la cruz con Dios á ambos en un mismo cuerpo, matando en
ella las enemistades.” (Efesios 2:16).
Si bien este matiz de “paz negativa” pareciera menos completo que el
Shalom, no es valido menospreciarlo, ya que la paz negativa es un requisito
para la paz positiva, ya que si hay peleas, rencillas o muertes, no se puede
hablar de un bienestar integral de la comunidad, por lo tanto la paz política
(ausencia de guerras) seria el primer paso para lograr el bienestar social.
Entonces para el análisis del concepto paz Antiguo Testamento se debe
manifestar la oposición existente entre paz y justicia, recalcando que donde no
hay justicia no hay paz.
En cambio para el análisis del concepto paz en Nuevo Testamento,
debemos enfocar la necesidad del cese de la violencia institucionalizada, el
militarismo, los conflictos armados y la guerra de baja intensidad, como era lo
vivido en la época de Jesús.
El concepto del Reino de Dios puede servir como símbolo o utopía de
ese estado de justicia que es conseguido mediante la paz al cual los cristianos
desean acceder.
1.4 La pax Romana
Hoy en día el término “Pax Romana” se seguiría utilizando bajo otra
óptica pero que se niega a dejar la historia de la humanidad.
La paz romana se entiende como a la situación de paz que reinó
durante dos siglos dentro de las fronteras del Imperio Romano. El concepto de
Pax Romana fue acuñado por el historiador latino Plinio el Joven.
El concepto pasó a la historia con el significado de situación pacífica
fruto de una sumisión impuesta a la fuerza.
Pero esta definición es solo un punto de partida ya que solo se puede
entender en su totalidad insertándola en la vida de la Republica misma.
Esta pax republicana busca consolidar la república romana y las
instituciones que la conforman, ciudadanos, asambleas, senado, magistraturas y
el ejército.
Todas estas instituciones necesitan de la paz para desarrollarse por lo
tanto desde su competencia la gestionan. Por ende un buen gobernante es el
que sabe administrar la paz.
Este concepto de pax romana adquiere fuerza en los años 50 A.C.,
donde Roma desangrada por las llamadas guerras civiles protagonizadas por
Cesar y Pompeyo, en que ya no solo involucraban a los dos beligerantes, sino
que de una manera directa o indirecta se involucraba el senado, magistrados,
cónsules ya fuese a favor de uno u otro.
La Republica de Roma entonces sumida en esta vorágine de violencia y
guerra actúa a través del senado con el “Senatus consultum ultimum” (decreto
del senado en defensa de la república) interpelando a Cesar y Pompeyo a
deponer las armas exaltándolos a la paz que si bien no se logra inmediatamente
por lo menos están los intentos por lograr la paz.
En este caso aparece la guerra como algo inevitable pero nunca deseada,
frente a una paz que es posible y deseada. A ésta relación se le llama la pax
frente a la guerra (pax ac bello) y es ésta la política que el imperio romano irá
utilizando en el sometimiento de los diferentes pueblos conquistados.
Esta política permite finalmente que la paz resplandezca, y permite el
funcionamiento de la sociedad romana, entendiendo así que el prestigio de las
instituciones que representan a los romanos sea precisamente su capacidad para
gestionar esta paz.
Entendida de este modo, todos los conflictos externos motivan a los
ciudadanos a deponer sus intereses particulares para lograr una concordancia
que es la cohesión frente a un peligro mayor y externo lográndose así la paz
interna a partir de hechos externos.
Esta situación no deja de tener vigencia el día de hoy cuando los países se
unen internamente y deponen sus diferencias para enfrentar al mal mayor que es
el agresor extranjero por ejemplo.
La pax romana no debe entenderse en el contexto actual como una
nueva “Pax Norteamericana” o “Pax China”, donde un Estado prevalezca sobre
el otro, como así mismo oprimir y sojuzgar naciones medianas o pequeñas,
el ,mundo no es un trofeo a repartir.
La pax romana actual se entendería entonces como que cada país en
Latinoamérica y el mundo lograra una paz en su ámbito interior, para luego
poder proyectarlo al ámbito exterior principalmente entre los vecinos, así la paz
se convertiría en un buen negocio para todos los pueblos.
1.5 Principales documentos Magisterio de la Iglesia que
hablan de la Paz.
Los documentos del Magisterio de la Iglesia que involucra la idea y el
concepto de paz, es el cuerpo de encíclicas llamadas sociales, ya que en ellas se
toca el tema del desarrollo de las sociedades y efectúan la denuncia de
aquellas situaciones que atenta contra el destino mismo del hombre como es el
derecho a vivir en la plenitud que Cristo ha dejado, es decir en paz consigo
mismo con su entorno y con las sociedades de las cuales es parte viva.
Estos documentos son :
León XIII: Rerum Novarum 1891
Pío XI: Quadragesimo Anno 1931
Juan XXIII: Mater et Magistra 1961
Juan XXIII: Pacem in Terris 1963
Paulo VI: Populorum Progressio 1967
Juan Pablo II: Redemptor Hominis 1979
Juan Pablo II: Laborem Exercens 1981
Juan Pablo II: Sollicitudo Rei Socialis 1987
Juan Pablo II:Centesimus Annus 1991
Juan Pablo II: Evangelium Vitae 1995
Estos documentos del Magisterio serán ubicados respecto a la situación
social en que se publicaron y el aporte para el concepto de paz que realizaron.
La preocupación social de la Iglesia no aparece con la primera encíclica
social en el año 1891, ya que la Iglesia jamás ha dejado de interesarse por la
sociedad, pero la aparición de ésta encíclica marca un nuevo camino
insertándola en le mundo plurisecular entendiéndola esta palabra como el
abanico de costumbres de los diferentes pueblos.
El Papa León XIII aparece como un visionario frente a los profundos
cambios que se están concretando producto de la revolución industrial y esta
convencido de que la paz no es solo la ausencia de conflictos, sino que una
acción integral cuya iniciativa es rol de la Iglesia.
Plantea muchos temas novedosos en el documento de su autoría, la
Encíclica Rerum Novarum, pero que sintetizándolos, se destacan las críticas
que hace a los sistemas sociopolíticos que van desde el capitalismo hasta el
comunismo, mencionando además las relaciones que deben existir entre los
empresarios y los obreros.
Esta época está fuertemente marcada por lo que son los profundos
conflictos sociales que permite que la sociedad se polarice entre los que tiene el
dinero “capital” y los que aportan su trabajo sin mayor injerencia en los
procesos de producción.
El aporte de esta Encíclica es que propone unos patrones mínimos de conducta
y observancia por parte de la sociedad y que de no aplicarlos, no habrá una
verdadera justicia social y por ende no habrá paz, indistintamente del desarrollo
económico de los pueblos.
Transcurridos 40 años de la publicación de la encíclica Rerum
Novarum, el mundo se ve sumido en una crisis económica profunda conocida
como “la crisis del año 29”, que la constituye la caída de la bolsa de comercio
de Wall Street, símbolo de la economía del mundo.
Esta crisis motiva a Pío XI a publicar su encíclica Cuadragésimo
Anno en el año 1931, donde critica fuertemente al libre mercado, mostrando
que el concepto de caridad debe sobreponerse al de simple justicia y que una
nueva justicia social para los mas desamparados debe traer la idea de
subsidiariedad siendo el Estado el garante de contribuir a la paz social con
medidas que permita suplir las necedades mínimas a aquellos que no pueden
tenerlas.
Entonces el mayor aporte que hace Pío XI es establecer el principio de
subsidiariedad “El Estado permite a los hombres alcanzar todos los bienes a los
que solos no podrían acceder. Por ello es un nivel de sociedad superior y
autónomo pero las sociedades intermedias (es decir, las que están entre la
familia y el mismo Estado) pueden obrar gracias a la libertad de asociación que
es un derecho natural.” 4
Es este concepto de subsidiariedad el que se ve representado en muchas
de las sociedades modernas donde el Estado se hace responsable de las
condiciones mínimas que sus integrantes deben tener para acceder a un
bienestar que le permita mirar con esperanza su futuro.
Ya en la década de los años 60 con su encíclica Mater et Magistra,
Juan XXIII dice como la Iglesia está llamada a ser Madre y Maestra en lo que
justicia social se refiere.
La iglesia tiene el deber de ser el puente entre los más desposeídos y el
mundo empresarial ya que si, al igual que los pueblos, existe una
interdependencia entre ellos, no es posible que reine una paz duradera y entre
4http://es.wikipedia.org/wiki/Subsidiariedad_%28Doctrina_Social_de_la_Iglesia_Cat%C3%B3lica%29
los diferentes actores, si las diferencias económicas y sociales resultan cada
vez más excesivas.
Una economía justa no solo depende de la correcta distribución de
bienes y servicios sino que incluye a la persona humana como sujeto y objeto
del ese bienestar, cristianizar a las familias, empresas y sociedades para que
puedan resistir todos aquellos procesos de producción y políticos que atenten
contra la divinidad humana, la paz y la libertad.
El mismo Pontífice Juan XXIII presenta en el año 1962, recién acabada
la crisis de los misiles en Cuba con un nombre esperanzador la encíclica Pacem
in Terris (paz en la tierra), donde denuncia claramente las consecuencias de un
holocausto nuclear.
Frente a esto plantea unas directrices para no solo los católicos sino para
todos los hombres de buena voluntad universalizando así este llamado.
Plantea primeramente un ordenamiento de los hombres bajo la Ley
Divina de todas las relaciones humanas, ya sean políticas, civiles,
internacionales.
Esta Ley Divina contempla cuatro elementos como son la Verdad, la
Justicia, el Amor y la Libertad.
La verdad como fundamento de toda justicia, la justicia donde
solamente se puede enmarcar la paz verdadera, el amor evangélico y humano
desde donde se engendra la paz, y finalmente la libertad que es el terreno
donde puede proliferar la paz.
Este dramático llamado tiene su origen en la confrontación de los dos
bloques liderado por Estados Unidos y por Rusia, con la amenaza cierta de que
un error llevara a la destrucción del mundo por ese afán alcanzar la hegemonía
de los unos sobre otros no importando las consecuencias que sufrirán no solo
sus propias naciones, sino que todo el mundo resultara afectado por las
decisiones de otros.
Ya casi a finales de los años 60 Pablo VI proclama su encíclica
Populorum Progressio en que se analiza principalmente el concepto del
desarrollo.
Y es en esta encíclica muchas veces malentendida ya que venia
con todas la fuerza postconciliar e incluso fue catalogada como de tendencias
marxistas ya que muestra la verdadera cara del desarrollo y denuncia que se da
una reducción del concepto de desarrollo a un nivel puramente económico. El
aspecto social se descuida completamente. Se presta atención a las cifras de la
macroeconomía pero no se consideran los hombres concretos.
En cambio, es el hombre, como explica con fuerza la ‘Populorum
Progressio’, el sujeto principal del desarrollo. Por esto, la encíclica no ha
perdido gran parte de su actualidad. Sus palabras sobre la justicia social, sobre
lo que debe entenderse por desarrollo, sobre la paz, conservan todo su valor.
Y aunque hayan pasado muchos años, es cada vez más verdad: si no
hay desarrollo, si los pueblos no tienen la posibilidad de progresar en el
bienestar también material, entonces la paz se convierte en un objetivo cada vez
más inalcanzable, situación muy presente en nuestra America Latina.
Juan Pablo II asume el Pontificado en 1978 y pasados recién 5 meses de
esta elección, nos presenta su primera encíclica Redemptor Hominis.
En ella hace una exposición de los problemas que enfrenta el hombre
contemporáneo que camina hacia al tercer milenio. El ser humano debe
volver a la fuente primigenia del hombre que es Dios y la búsqueda de Él.
Bajo esta premisa hace una fuerte crítica al régimen comunista por ser
eminentemente ateo y contrario a esta búsqueda, y además lamenta las
persecuciones que sufren las diferentes iglesias en el bloque comunista
haciendo mención que la privación de la libertad religiosa es un ataque a la
dignidad misma del hombre.
En este documento presenta al personalismo como la vía para entender
y superar las amenazas para la paz del hombre como la el armamentismo y un
descuido globaliza por el respeto a la naturaleza.
Plantea la urgente necesidad de el ser más y no tener más, y este ser más
lleva consigo el ideal de la paz interior para que se traduzca en una paz exterior,
que no estamos en guerra con la naturaleza ni con el hombre para llegar
conseguir esa anhelada paz.
El adelanto en las ciencias y tecnologías no van de la mano con el
desarrollo moral del hombre quien siente miedo de que el producto de este
desarrollo tecnológico dañe irreversiblemente el ecosistema y que el creciente
poder militar anticipen una destrucción definitiva a escala global.
Solo una persona unida profundamente a Cristo puede denunciar todo
aquello que es contrario al proceso de Redención que está basado en el amor.
La Redemptor Hominis llama a reflexionar que cualquier sistema que
privilegie solamente los logros materiales y que ignore a la persona humana,
finalizará condenando al hombre a ser esclavo de su propia producción,
alejando así cada vez más las posibilidades de alcanzar una paz social.
La encíclica deja la tarea de consolidar los principios de la teología
moral al contexto socioeconómico como son el destino universal de los bienes,
el principio de solidaridad y también el principio de subsidiariedad que lleven a
la humanidad a nuevas formas de cooperación en vías de un desarrollo en paz.
Para la conmemoración de los 90 años de la promulgación de la
encíclica Rerum Novarum , Juan Pablo II lanza al mundo la encíclica
Laborem Exercens.
El trabajo humano imita la acción de Dios y de allí nace esa dignidad
inalienable del trabajo humano.
Plantea además el eterno conflicto que se da entre el trabajo y el capital,
conflicto no superado en aquel entonces ni en la actualidad.
Enfáticamente afirma la dignidad del trabajo basada en la dignidad de la
persona que trabaja; vinculando el compromiso por la justicia con la búsqueda
de la paz.
Esta encíclica que habla enteramente del trabajo humano y de las
diferentes relaciones que deben existir entre los actores la producción, viene a
ser un manual pare que la humanidad no solo entienda el trabajo como la
manera de sustentar a si mismo y la a la familia sino volver a posicionar el
sentido de que el hombre es co-creador al completar la obra de Dios en la tierra,
situación mencionada desde el comienzo en el libro del Génesis.
Esta situación de co-creador es la fuente que entrega la dignidad al
trabajo y éste ha de ser realizado en las mejores condiciones posibles llamando
a empresarios y trabajadores a buscar la fórmula para un mejor entendimiento.
El trabajo nunca estará exento de problemas en el marco de la ley de
oferta y demanda y que generara injusticias sociales, violencia, paros y
huelgas, por eso es imprescindible que los empresarios y obreros se cristianicen
buscando un equilibrio para que la justicia que broten de los acuerdos tenga
como fruto una estabilidad social que también conlleva una paz social y
personal.
El Papa Juan Pablo II nos presenta un documento, la encíclica
Sollicitudo Rei Socialis en un momento en que los países que ejercen
hegemonía por sobre el resto de las naciones, se han vuelto cada vez mas
enceguecidos por la sed de dominio económico por un lado y por un dominio
absolutista de las ideas, posiciones irreconciliables que se extienden a los
aliados de uno y otro lado.
El panorama que ofrece el mundo contemporáneo dista mucho de las
proyecciones que proponía la Populorum Progressio.
A pesar de los diferentes avances tecnológicos, se ha abierto un
verdadero abismo entre los países desarrollados y los que están en vías de
desarrollo, el Papa les llama Norte y Sur, en donde las diferencias son
escandalosas, y ahora el subdesarrollo no solo es a nivel económico sino que
también cultural, político y humano.
Juan Pablo II habla de lo que hoy se llamarían derechos humanos de
segunda generación en que se traducen en la capacidad de lograr una vivienda
digna, más los índices de desempleo y subdesempleo.
Estas realidades en algunos países van generando un fenómeno llamado
terrorismo que como su nombre lo indica desea imponer su realidad por medio
del terror alejando a la paz de las naciones o regiones en que estas facciones
existen.
Menciona a la paz también como un elemento importante y además
buscado cada vez por mayor numero de naciones conscientes de que la paz,
como cita el Papa, es de todos o es de nadie, una paz que debe tener como
garante a las organizaciones mundiales y locales que cada vez más se están
preocupando de que la paz se un bien asequible a todos.
El desarrollo no guiado trae como consecuencias el consumo que hace
que mientras más se posee más se desea, dejando las aspiraciones más internas
y espirituales postergadas o definitivamente ahogadas por esta ansia de poseer.
Cuando se nos habla de la solidaridad internacional y de la
interdependencia entre las naciones se está hablando de un camino hacia la paz
y el desarrollo, que no significa sino que la renuncia a todo tipo de absolutismos
económicos, culturales, militares o políticos, para que la mutua desconfianza
normal entre los pueblos y personas se traduzca en colaboración.
Una opción preferencial por los pobres es destacada en este documento
alentando a los hombres de buena voluntad a asumir sus respectivas
responsabilidades sociales que tienen relación con la propiedad y el uso
correcto de los bienes para encontrar la verdadera liberación integral que trae
como fruto la paz privilegiando a ese inmenso grupo que existe aun en las
naciones desarrolladas que no poseen las condiciones mínimas para que su vida
sea digna.
Al cumplirse un siglo desde que la encíclica Rerum Novarum fue
publicada, Juan Pablo II publica el documento Centesimus Annus renovando
el mensaje de dicha encíclica.
Analizando la encíclica existen mayoritariamente dos factores que
finalmente logran la caída de los regimenes opresivos comunistas.
Uno de los factores fue la supresión constante y sistemática de los
derechos del trabajador y pide que frente a estas injusticias el hombre renuncie
a la violencia como método de lograr la justicia tanto en las luchas o
controversias internas como así también en las externas, e incluso cita a su natal
Polonia que a través de la lucha por la justicia social se venció solamente con
las armas de la paz, como lo fue el sindicato Solidaridad.
El segundo factor fue el fracaso del sistema económico, lo cual no es
solo un problema de cuadrar números es decir un problema puramente técnico,
el fracaso se debe mas bien sino más bien al desprecio de los derechos
humanos, restringir la iniciativa, y a los conceptos de propiedad privada y
libertad de mercado, donde se demuestra que la hombre no puede ser solo
sujeto de la economía sino que como lo han reiterado muchas de las encíclicas
sociales un sujeto de los procesos de producción y no un ente pasivo.
El fracaso de la dictadura comunista y la caída de dictaduras en el
Tercer mundo y la vuelta a una frágil democracia como forma de gobierno dan
a la humanidad la oportunidad que logrará crear condiciones mas humanas de
convivencia entre los hermanos de un mismo país o pueblo.
Ahora todo este esfuerzo será vano e inútil si es que primero no le se logra
refundar el corazón del hombre y la manera en que este se compromete a
elaborar su propio futuro.
El documento Evangelio de la Vida, (Evangelium Vitae), proclamado por Juan
Pablo II en 1995, denuncia la “cultura de la muerte” que se ha ido enquistando
en la sociedad.
Juan Pablo II denuncia que esta cultura de la muerte se ha ido adentrando en la
sociedad y que sus exponentes máximos tienen relación con el comienzo de la
vida (aborto) y el fin de la vida (eutanasia en todas sus formas).
Denuncia que la sociedad actual se basa en las libertades personales de
casa individuo y que deben ser reconocidos como verdaderos derechos
respaldados incluso por leyes locales.
La industria no queda al margen de esta situación poniendo en el
mercado fármacos que destruyen la vida desde su inicio y que es un gran
negocio.
La eugenesia también tiene lugar aquí gracias a los adelantos científicos que
permiten determinar el grado de salud y esperanza de vida de cada ser por
nacer.
Frente a la eutanasia declara que no hay justificación para su aplicación al igual
que en el aborto, es un atentado gravísimo contra dignidad humana causar o
facilitar la muerte de un ser humano con la excusa de aplacar su dolor o
sufrimiento.
Sin embargo la ley de Dios está por sobre la de los hombres siempre
para los creyentes al dirimir cualquiera situación de esta cultura de la muerte.
El documento arroja luces para la humanidad al ver que cada día surgen
personas e instituciones que defienden y protegen a los niños, grupos que
defienden la vida, familias que se abren a la adopción, un respeto mas irrestricto
por la ecología y la abolición de la pena de muerte.
Frente a la cultura de la muerte surge siempre la cultura de la vida, pero
para que esta ultima triunfe se debe acabar con violencia estructural que sigue
atentado contra posprincipio básicos de la vida que se traduce en la
promulgación de leyes en los países, que le quitan la libertad a los seres
humanos de ser artífices de su propio destino de defender la vida.
La cultura de la muerte atenta contra la paz porque no permite a los
hombres desarrollarse en la libertad de los hijos de Dios, los limita y los
empobrece, por ende es labor de aquellos que optan por la cultura de la vida
liberar a aquellos (as) que se encuentran bajo el yugo de la cultura de la muerte
motivada principalmente por el materialismo y el hedonismo, por
la negación del valor del sufrimiento.
También se confabula La despersonalización y explotación de la sexualidad
humana, el empobrecimiento de las relaciones interpersonales y el oscurantismo
en que ha caído la conciencia moral de las personas y de la sociedad, la
confusión entre lo que es bueno y lo que es malo.
Una sociedad así no puede vivir en paz ni desarrollarse plenamente, ya
no son las guerras el impedimento para la paz, ni tampoco lo son los modelos
económicos, ahora el mayor impedimento para la paz nace del corazón del
hombre, buscando la libertad que en realidad lo encadena mas.
Se ha hecho un análisis de las encíclicas sociales para ver su relación con la
paz, como una manera ver como han ido cambiando las relaciones que rigen al
mundo desde la revolución industrial hasta hoy.
Cambian los tiempos, los actores, pero la búsqueda de la paz por parte del
hombre se mantiene con diferentes bemoles, con los sistemas económicos, lo
político, lo social, pero la paz, la justicia, el amor evangélico están siempre
presentes en el camino de la humanidad, para empezar a vivir el Reino de Dios
en la tierra.