Download - ATHALÍA - Jean Racine
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A T H A L I A
S E G U N D A E D I C I O N
E S P A S A - C A L P E A R G E N T I N A , S. A.
B U E N O S A I R E S - M E X I C O
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U N A - C R E A C I O NDE
ESP AS A- CA LP E AR GE NT INA , S. A.
La C O L E C C I O N A U S T R A L publica:
Los libros de que se habla; los libros de xito perma
nente; los libros que usted deseaba leer; los libros queaun no haba usted ledo porque eran caros o circulabanen malas ediciones y sin ninguna garanta; los librosde cuyo conocimiento ninguna persona culta puede prescindir; los libros que marcan una fecha capital en la historia de la literatura y del pensamiento; los libros que sonactuales ayer, hoy y siempre. La COLECCION AUSTRALofrece ediciones ntegras autorizadas, bellamente presentadas. muy econmicas. La COLECCION AUSTRALpublica libros para todos los lectores y un libro para el
gusto de cada lector.
J U A N R A C I N ENace Jean Reme en La Ferte-Milon (en la Champagne)en 1639 y muere el 21 de abril de 1699. Hurfano desdemuy nio, Racine entr, adolescente an, en la escuela dePort-Royal, donde estudi profundamente la cultura griegay cobr un hondo sentimiento religioso que ya no le abandon a travs de su vida. Despus de alejarse de tan severo
ambiente, Racine se fu a Pars, compuso odas cortesanas,se hizo amigo de Molire, Boileau y La Fontaine, y comenza escribir sus tragedias, levantando para los franceses unteatro de amor y de poesa, en oposicin al heroico deCorneille, y creando figuras de mujer que han llegado a sercomo smbolos de lo eterno femenino. La COLECCIONAUSTRAL agranda hoy su biblioteca con la publicacin dedos de las ms clebres obras del glorioso Rocine: ATHALIA y ANDROMA CA . Accediendo al deseo de Madame de Main-tenon, que quera algo para sus colegialas de Saint-Cyr,Racine escribi A THALIA , consagrada por la posteridad comola ms perfecta de sus obras, y en ella luce todo su soberbiopodero la reina de Judea, que, para oduearse del trono,
crey haber extirpado a todos tos descendientes de David,siendo el pequeo sobreviviente loas, que se ha librado delgeneral exterminio, el que ha de trocarse en el instrumentocon que Dios sentenciar a Athala. En ANDROMA CA losterribles celos de Hermione, abandonada por Pirro, que amaa Andrmaca, viuda de Hctor, desencadenan el drama alprometer la joven su amor a Orestes si ste mata a Pirro, conel que Andrmaca por salvar a su hijo ha consentidoen casarse; pero Hermione, enloquecida por lo que ha hecho,maldice a Orestes y se quita la vida junto al cadver palpitante de su ya por siempre perdido Pirro, mientras Orestesse desespera ante lo irreparable, y los que \er rodean quierensalvarle aprovechando su ciego extravo. Salvmosle. Nuestros
esfuerzos seran impotentes si recobrase aqu, junto con larazn, sus furores, acabando con esta sobria frase la magnfica e inmortal tragedia.
E S P A S A - C A L P E A R G E N T I N A , S. A.B U E N O S A I RES M E X I C O D. F.
T a c u a r 3 2 8 D o n c e l e s 57
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Ediciones populares para laCOLECCION AUSTRAL
Primera edicin: 26- V - 191 8Segunda ed icin: 29 - X I - 19 8
Versin de M. Prez Ferrero V R. Santos Torroella
Queda hecho el depsito dispuesto por la ley N f 11.7*3
Todas las caractersticas grficas de esta coleccin han
sido registradas en la oficina, de Patentes y Marcas
de la Nacin.
Cop yright by Ca. Ed itora Espasa-Calpe Argen tina, S .A .
Buenos Aires, 1948
I M P R E S O E N A R G E N T I N A P R I N T E D I N A R G E N T I N E
Acabado d
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A T H A L A
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P E R S O N A J E S :
Jo s , rey de Jud, hijo de Ochosas.
A t h a l ia , viuda de Joram, abuela de Jos.Jo a d , gran sacerdote.
Jo s a b e t , ta de Jos, esposa del gran sacerdote.
Zaca r a s , hijo de Joad y de Josabet.
Sa l o m i t h , hermana de Zacaras.A b n e r , uno de los principales oficiales de los reyes de
Jud.
Az a r a s
,Is m a e l
, y los oros tres jefes de los sacerdotesy de los levitas.Ma t h n , sacerdote apstata, prestador de sacrificios a
Baal.N a b a l , confidente de Mathn.A g ar , mujer del squito de Athala.
Tropel de sacerdotes y de levitas Squito de Athalia.La nodriza de Jos Coro de muchachas de la tribude Levi
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A C T O P R I M E R O
ESCENA PRIMERA
JOAD, ABNER
A b n e r . Vengo a adorar al Todopoderoso en su
templo. Acudo a celebrar con vosotros, segn el uso
antiguo y solemne, la jornada famosa en que sobre el
monte Sina nos fueron dadas las Tablas de la Ley.Cmo han cambiado los tiempos! Tan pronto como
la trompeta sagrada anunciaba el retorno de este da,
el pueblo santo inundaba en masa el prtico del tem
plo, que apareca ornado por doquier de magnficas
guirnaldas; y llegados todos hasta el altar, portadores
de los nuevos frutos de sus campos, consagraban al
Dios del universo estas primicias. No haba bastantessacerdotes para los sacrificios. A l detener esta concu
rrencia, la audacia de una mujer ha convertido en te
nebrosos tan bellos das. Apenas un pequeo nmero
de celosos se atreve, desde los primeros tiempos, a des
lizarse hasta aqu. Los dems demuestran un fatal
olvido para su Dios, e incluso, apresurndose en acudir a los altares de Baal, se hacen iniciar en esos ver
gonzosos misterios y blasfeman del nombre que sus
padres invocaron. Para no ocultaros nada, temo que
Athala, al arrancaros a vos mismo del altar, concluya
sobre vos su funesta venganza y con insincero respe
to despoje cuanto quede.
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10 J U A N R A C i m t
Jo a d . De dnde os llega hoy tan funesto presentimiento?
A b n e r . Creis ser santo y justo impunemente?Desde hace tiempo Athala odia la inaudita firmeza
con que se realza en Joad el resplandor de la tiara.
De sedicioso y de rebelde hace tiempo que es tratado
vuestro amor por la religin. Los celos de esta reina
hacen que odie sobre todo las relevantes virtudes de
Josabet, vuestra fiel esposa. Si Joad es el sucesor del
gran sacerdote Aaron, Josabet es la hermana de nues
tro ltimo rey. Mathn, por otra parte, Mathn, ese
sacerdote sacrilego, ms perverso an que Athala, la
inquieta en todo momento, Mathn, infame desertor de
nuestros altares y celoso perseguidor de la virtud. No
es solamente que, con la frente ceida por una mitra
extraa, este levita preste su ministerio a Baal: a este para perderos; a veces os compadece, con frecuencia
impo suprimir. No existen recursos que l no inven
te para perderos; a veces os compadece, con frecuencia
os ensalza; afecta para vos una falsa dulzura y por
otro lado, con la negra hiel de que se halla teido,
tan pronto os describe como terrible a esa reina, como,
conociendo su sed insaciable de oro, hace ver que enun lugar, slo conocido por vos, ocultis los tesoros
reunidos por David. En suma, desde hace dos das, la
soberbia Athala parece sepultada bajo un pesar som
bro. La estuve observando ayer, y vi cmo sus ojos
lanzaban furiosas miradas al lugar sagrado, como si
en el fondo de este vasto edificio Dios escondiese a un
vengador armado contra ella. Creedme, cuanto ms lo
pienso menos puedo dudar de que su clera est dis
puesta a estallar contra vos, y que la sanguinaria hija
de Jezabel atacar a Dios hasta en su mismo santuario.
Jo a d . Aquel que enfrena el furor de las olas, sabr
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loU'nor tambin los designios de los malvados. Respe
tuosamente sumiso a su santa voluntad, es slo a Dios
ti temo, querido Abner. No obstante, os agradezco
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antigua. El mismo Dios dicen , se ha apartado
de nosotros: tan celoso antes del honor de los hebreos,
contempla indiferente su grandeza derribada; al fin,se ha cansado ya de su misericordia. Ya no se ve a
sus manos justicieras aterrar a los hombres con in
numerables maravillas, ha enmudecido el arca santa
y ya no emite sus orculos.
Jo a d . Pero, qu tiempo ha sido tan frtil en mi
lagros? Cundo ha manifestado Dios ms claramen
te su poder? Habrs de tener siempre, pueblo ingrato, ojos para no ver? Cmo?, han de acaecer siem
pre las mayores maravillas sin que al herir tus odos
estremezcan tu corazn? Ser necesario, Abner, se
r necesario recordaros el cortejo de famosos prodi
gios que se realizan en nuestros das? Conocidas son
las desdichas de los tranos de Israel y cmo cumple
Dios todo lo que promete; el impo Achab destruido
y con su sangre regada la tierra que usurp con
el crimen; junto a ese campo fatal, inmolada Jeza
bel, fulminada a los pies de los caballos esta reina,
lanzndose voraces los perros sobre su sangre inhuma
na, despedazados los miembros de su cuerpo horri
ble; confundido el rebao de los falsos profetas, y
descendiendo sobre el altar el fuego celeste; Elias ha
blndole como soberano a los elementos, cerrados y
hechos de bronce los cielos por l, sin lluvia y sin ro
co durante tres aos la tierra, a la voz de Elseo rea
nimndose los muertos: Reconoced, Abner, en esas
brillantes huellas, a un Dios que es hoy igual que
lo ha sido siempre: sabe, cuando as lo desea, hacerque resplandezca su gloria, y su pueblo se halla en
l siempre presente.
A b n e r . Pero, dnde estn todos esos honores que
anto se le prometieron a David y que se predijeron
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> r na m a 1S
liimbin para su mismo hijo, para Salomn? A$r!, nosotros esperbamos que de su raza feliz surgiera un
numeroso cortejo de reyes; que sobre cualquier tribu,oliro cualquier nacin, uno de ellos establecera su do
minio, hara cesar por doquier la discordia y la gue-
11:i y contemplara a sus pies a todos los reyes del orbe.
J o a d . Por qu renunciis a las promesas del cielo?
A b n e b . Ese rey, descendiente de David, dndeliemos a buscarlo? Puede el mismo cielo reavivar los
restos de este rbol que se ha secado hasta sus races?
Athala en la misma cuna ahog al nio. Ah!, si se hu
biera equivocado en su furor; si de la sangre de nues-
I ios reyes alguna gota se hubiera escapado...
Jo a d . Y bien, qu es lo que harais?A b n e h . Oh, da feliz para m! Con qu entusias
mo ira a reconocer a mi rey! Dudis vos de que
nuestras tribus, apresurndose a sus pies . . . ? Mas pa
r) que halagarme con vanos pensamientos? Deplora
ble heredero de esos reyes triunfantes slo quedaba
Oehozas con sus hijos. Yo vi caer atravesado al padre con las flechas de Jeh; vos visteis a los hijos
asesinados por la madre.
Jo ad . Yo no digo nada. Pero cuando el astro del
da haya hecho sobre el horizonte la tercera parte de
.su ronda, cuando la hora tercia convoque a la oracin,
acudid al templo con este mismo celo. Dios os podr
demostrar con importantes beneficios que su palabra
os segura y que no engaa jams. Marchad: es nece
sario que me prepare para este gran da, y ya el
alba est aclarando la techumbre del templo.
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u JUAN RACINE
ESCENA SEGUNDA
Jo a d , Jo s a b e t
Jo a d . El momento ha llegado, princesa; es nece
sario que hablemos, pues vuestro dichoso hurto no
puede ocultarse ya por ms tiempo. La culpable insolencia de los enemigos de Dios, aprovechndose con
tra l de este profundo silencio, acusan de engaosas
demasiado ya sus promesas. Qu digo? Animando el
xito su furor, vuestra injusta madrastra 0 ) quiere
hasta nuestro mismo altar venir a ofrecer a Baal el
incienso de la idolatra. A l joven rey que vuestras ma
nos han salvado mostrmoslo bajo el ala del Seor.Tendr la valenta de nuestros prncipes hebreos, pues
to que ya su espritu se adelanta a su edad. Antes que
sea explicado con mi voz su destino, voy a ofrecerlo
al Dios por quien gobiernan los reyes. Tras ello, con
gregando a nuestros levitas y a nuestros sacerdote^
les har conocer al heredero de sus dueos.
Jo s a b e t . Conoce l ya su nombre y su noble
destino?
Jo a d . Aun no responde ms que al nombre de
Eliacn, y cree ser un hijo abandonado por su madre
y al que yo, por compasin, he querido servir de
padre.
Jo s a b e t . Ay!, de qu peligros tuve que salvar
le! A qu nuevos peligros se va a lanzar ahora?
Jo a d . Cmo? Ya se estremece y debilita vues
tra confianza?
1) Se refiere a Athalia, con la que Joram, padre de Josabet, se
haba casado en segundas nupcias.
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A T H A L I A 15
Jo s a b e t . Me abandono, seor, a vuestros pruden
tes consejos. Desde el da en que arranqu a este ni
o de la muerte, he dejado en vuestras manos todo
cuanto haya ser de l. Temiendo la intensidad de
mi amor, hasta he evitado su presencia cuanto me ha
sido posible, no fuera que al verle mi turbacin me
traicionase e hiciera que el secreto se revelase. So
bre todo, he credo deber consagrar a las lgrimas
y a las oraciones estos tres das y sus tres noches enteras. No obstante, puedo preguntaros ya hoy a qu
amigos habis preparado para que os secunden? A b
ner, el bravo Abner, vendr a defendernos? Ha
hecho juramento de venir a colocarse al lado de su
rey?
Jo a d . Abner, aunque puede contarse con su fidelidad, todava ignora si tenemos un rey.
Jo s a b e t . Mas, a quin confiis la guarda de
Jos? Es a Obed, es a Amnn a quien tal honor co
rresponde? Los beneficios de mi padre repartidos en
tre ellos...
Jo a d . Todos se han vendido a la injusta Athalia.Jo a d . A quin oponis, pues, contra sus satlites?
Jo a d . No os lo he dicho ya? A nuestros sacerdo
tes, a nuestros levitas.
Jo s a b e t . S que junto a vos, reunidos secreta
mente por vuestros previsores afanes, se ha redoblado
su nmero; que llenos de amor hacia vos y de horror
por Athalia, un solemne juramento les liga por anti
cipado a este hijo de David que se les va a revelar.
Mas, sea cualquiera el noble entusiasmo de que se
hallen animados, podrn ellos solos dar satisfaccin
a nuestra causa? Para tan gran empresa, ser sufi
ciente su celo? Dudis vos, acaso, que Athalia, al
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primer indicio de que se halla encerrado aqu un hijo
de Ochozas, no ha de rodear el templo y quebrantar
sus puertas, congregando las cohortes (*) de esos crue
les extranjeros? Sern bastantes contra ellos vuestros
santos ministros, que elevando hacia el cielo sus ma
nos inocentes, no saben otra cosa que gemir y rogar
por nuestros crmenes, pues nunca han derramado otra
sangre que la de los sacrificios? Tal vez entre sus
brazos, asaetados Jos...Jo a d . No le dis importancia a que Dios combate
por nosotros, Dios que protege la inocencia del hur
fano, y hace sobresalir su poder en los dbiles; Dios,
que odia a los tiranos, y que en Jezrael ( 2) jur ex
terminar a la raza de Jezabel y de Achab; Dios, que
abatiendo a Joram, el esposo de su hija, ha perseguido hasta en su hijo a los familiares de Athala; Dios,
cuyo brazo vengador, contenido por algn tiempo,
amenaz siempre a esta raza impa?
J o s a b e t . Es porque se ha ejercitado sobre todos
esos reyes su severa justicia por lo que temo yo por
el hijo de mi desventurado hermano. Quin sabe si
este nio, a consecuencia de su crimen, no habr si
do condenado con ellos al nacer? Quin sabe si Dios,
apartndolo de una raza odiosa, querr perdonai'le en
favor de David? Ay! constantemente viene a turbar
me el. estado horrible en que el cielo me lo ha ofre
cido. La sala estaba llena de prncipes degollados. Con
un pual en la mano, la implacable Athala animabaa sus brbaros soldados para que se ensaasen con sus
vctimas, en tanto que ella contemplaba el curso de
estos asesinatos. Jos, dejado por muerto, llam a ca-
0 ) Cohorte: conjunto que formaba la dcima parte de la legin romana ; aqu indica, en sentido genrico, masa combatiente.
(2) Ciudad de Palestina, cerca de la cual se hallaba la via de Naboth.
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da instante mi atencin. Aun estoy viendo a su no
driza que en vano se lanzaba, enloquecida, en mediode los verdugos, y que, impotente, le sostena boca
abajo sobre su seno. Lo recog lleno de sangre. Ba
ndole con mis lgrimas de compasin consegu que
su rostro se reanimara; y ya por el terror an, o por
que me quisiera acariciar, sent que con sus brazos
inocentes me apretaba. Gran Dios, que mi amor no le
sea funesto! l es cuanto queda del fiel David: criado en tu templo, educado en el amor a los preceptos
de tu Ley, no conoce a otro padre que t. En el mo
mento de atacar a una reina homicida, si se arredra
mi fe ante el peligro, si la carne y la sangre ( ' ) tur
bndose hoy, toman excesiva parte en las lgrimas
que derramo por l, conserva t al heredero de tussantas promesas y no me castigues ms que a m por
todas mis debilidades.
Jo a d . Vuestras lgrimas, Josabet, no son ningn
crimen; pero Dios quiere que se confe en su pater
nal proteccin. l no busca, cegado por la clera, en
el hijo que le teme, la impiedad del padre. Todos loshebreos fieles que quedan an vendrn hoy a reno
var sus promesas. Tan respetada es la raza de David
como detestada la hija de Jezabel. Jos ha de impre
sionarle con su noble modestia, en la que parece re
lucir el esplendor de su sangre, y Dios, apoyando con
su voz misma nuestra conducta, les ha de hablar ms
cerca de sus corazones en su templo. Dos reyes infieles le han desafiado a su vez, y es necesario que sea
elevado al trono otro rey que un da recuerde que
Dios, de la mano de sus sacerdotes, le ha hecho re
montarse al rango de sus antepasados, que le ha saca
(*) La carne y la sangre**: expresin del Nuevo Testamento paradesignar el cuerpo no fortificado con el apoyo divino.
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do l mismo del olvido de la tumba y que enciende,
de nuevo en l la extinguida llama de David. Gran
Dios, si t prevs que, indigno de su raza, ha de
abandonar las huellas de David, que sea arrancado
como fruto naciente, o como marchitado en flor por
un viento enemigo. Pero si este mismo nio, dcil a
tus mandatos, debe ser el instrumento adecuado a tus
designios, haz que como heredero legtimo le sea
dado el cetro; entrega a mis dbiles manos a sus poderosos enemigos; confunde a una reina cruel en sus
propsitos. Dgnate, dgnate, oh mi Dios!, extender
sobre ella y sobre Mathn ese espritu de imprudencia,
de extravo, por el que se anticipa funestamente la ca
da de los reyes. El tiempo me apremia: adis. De las
ms santas familias, vuestro hijo y su hermana os
conducen el coro.
ESCENA TERCERA
J o s a b e t , Z a c a r a s , S a l o m i t h .
Jo s a b e t
. Marchad, querido Zacaras, no os de-tengis; seguid los pasos de vuestro augusto padre.
Oh, hijas de Lev, joven y fiel coro, al que ya el Se
or celosamente acoge, que vens con frecuencia a. com
partir mis suspiros, muchachas, la nica alegra en
mis largos pesares!: esas guirnaldas entre vuestras
manos y esas flores en vuestras cabezas, en otro tiem
po correspondan a nuestros brillantes festejos. Pero,ay!, ahora en el oprobio y en el dolor, qu otra
mejor ofrenda que la de nuestras lgrimas? Es
cucho ya, ya escucho la trompeta sagrada, y en segui
da se permitir la entrada en el templo. En tanto que
yo voy a prepararme para acudir a l, cantad, alabad
al Dios que vens a buscar!
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ESCENA CUARTA ( * )
E l Co r o
Todo elCo r o , cantando.
De su magnificencia el orbe lleno est.
Que por siempre se invoque a este Dios, y se adore,pues su imperio a los tiempos preceda ya.
Cantemos, publiquemos sus favores!
U n a V o z, sola.
Es en vano que la injusta violencia
quiera acallar al pueblo que le reverencia:
de su nombre nunca cesarn los loores;
anuncia al da el alba su gloria y su potencia,
Lleno est el orbe todo de su magnificencia.
Cantemos, publiquemos sus favores!
Todo el Co r o , repite
Lleno est el orbe todo de su magnificencia.Cantemos, publiquemos sus favores!
U n a V o z , sola.
l es quien a las flores con amor configura,
los frutos brota, y los madura,
l es quien les otorga con mesuracalor durante el da y en la noche frescura;
el campo que los recibe los devuelve con usura.
i 1) No ta del traductor: con el objeto de conservar lo mejor posible elacento conferido por el Coro a la obra, se intentan traducir aqu nverso sus intervenciones. La fidelidad al lenguaje de Racine, sin embargo, nos har no ser irfuy exigentes con la rima y el nmero po
ticos.
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2 0 JU A N RAC INE
O tra Voz, so la .
Ordena al Sol que anime a la Naturay la luz es una ddiva de sus manos;
pero su Ley santa su Ley pura
es el ms rico don que hizo a los humanos.
O tra Voz, so la .
Oh, monte de Sina!, conserva la memoria
de este da por siempre augusto y renombrado,cuando, en tu cima abrasado,
es una espesa nube el Seor encerrado
luci ante los mortales un rayo de su gloria.
Para que dinos relmpagos y fuegos
torrentes de humo y en los aires los ecos
del trueno y las trompetas:iba a desordenar los elementos?
En sus antiguos fundamentos,
hara estremecer la tierra?
O tra Voz, so la .
A los hijos de los hebreos a revelar vena
de sus santos preceptos la luz inmortal,
a este pueblo dichoso acudapara hacer que le amase con amor eternal.
To d o e l Coro.
Oh hermosa Ley divina!
Oh justicia y bondad suprema!Cuntos testimonios y qu dulzura extrema
1 amor y la fe a ese Dios encaminan!
Una Voz , so la .
A nuestros abuelos de yugo cruel salv,
con man en el desierto alimento les dio.
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A T H A L I A 21
Nos otorga sus leyes, a s mismo se entrega
y por tantas bondades amarle nos ordena.
El Co r o .
Oh justicia y bondad suprema!
La misma Voz
Para ellos de los mares las aguas entreabra,
surgir de rida roca al hontanar haca.
Nos otorga sus leyes a s mismo se entrega
y por tantas bondades amarle nos ordena.
E l Co r o .
Oh hermosa Ley divina!
Oh justicia y bondad suprema!
Cuntos testimonios y qu dulzura extremael amor y l fe a ese Dios encaminan!
O t r a V o z , sola.
A los que no conocen sino el servil temor,
un Dios tan bondadoso, ingratos!, no atraer?
es tan inalcanzable a vuestro corazn,y es tanto lo que amarle os habr de costar?
De quien les ultraja siente el esclavo temor;
pero los hijos slo se reparten amor.
Que os colme de bondades ese Dios bien queris,
y vosotros, nunca le amaris?
Todo el Co r o .
Oh hermosa Ley divina!
Oh justicia y bondad suprema!
Cuntos testimonios y qu bondad extrema
el amor y la fe a ese Dios encaminan!
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A C T O S E G U N D O
ESCEN A PRIMERA
Josabet, Salom ith , el Coro
Jo s a b e t . Ya basta, hijas mas; suspended vues-tros cnticos. Es hora de que vayamos a participar de
las oraciones pblicas. He aqu nuestro momento. Va
yamos a celebrar este gran da y a comparecer, pues
ha llegado nuestro turno, ante el Seor.
ESCENA SEGUNDA
Zacaras, Josabet, Salomith, el Coro.
Jo s a b e t . Pero, qu es lo que veo? Hijo mo, qu
es lo que os trae aqu?, hacia dnde corris tan p
lido y sin aliento?
Za c a r a s . Oh, madre ma!
Jo s a b e t . Qu, dime?
Z a c a r a s . El templo ha sido profanado.. .
J osa b e t . Cmo ?
Z a c a r a s . . . . y ha sido abandonado el altar del
Seor.
Jo s a b e t . Estoy temblando. Apresuraos a informarde todo a vuestra madre.
Z a c a r a s . Fu cuando el gran sacerdote, mi pa
dre, despus de haber ofrecido, segn la Ley, al Dios
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u J U A N R A C I N E
que concede el sustento a los hombres, los primeros
panes de la nueva cosecha, le presentaba todava, en
tre sus manos llenas de sangre, las entraas calientes
de las vctimas de paz (*); de. pie, junto a l el jo
ven Eliacn, le serva de aclito a l 'mismo tiempo que
yo, vestido con la larga veste de lino; los sacerdotes,
en tanto, rociaban al altar y a la asamblea con la
sangre de los cuerpos inmolados. Un confuso clamor
se ha elevado de pronto y se volvieron las miradas y la atencin del pueblo sorprendido. Una m ujer...
Se la puede nombrar sin que ello constituya una
blasfemia? Una m ujer... Era Athalia, ella misma.
Jo s a b e t . Cielos!
Za c a r a s . Entra en el atrio reservado a los hom
bres esta orgullosa mujer, con la frente alzada, disponindose incluso a atravesar los lmites del recin
to sagrado, abierto slo a los levitas. Se asusta el pue
blo y huye en todas las direcciones. Mi padre.. . Ah!,
Cmo brillaba la clera en sus miradas. Menos temible
debi parecerle Moiss a Faran. Reina dijo enton
ces , sal de este lugar sagrado del que tu sexo y tuimpiedad te desticrran. Vienes a desafiar la majestad
del Dios vivo? La reina entonces, lanzando sobre l
una mirada feroz, ya abra sus labios para basfemar
sin duda. Ignoro si, revelndose el ngel del Seor, ha
venido1a mostrarle una espada fulgurante, pero su
lengua se le ha helado de pronto en la boca y toda su
audacia pareci abatirse. Sus ojos, como aterroriza
dos, no se atrevan a mirar para otra parte. Eliacn, so
bre todo, pareca llenarla de turbacin.
(*) Las vctimas de la paz eran las de dos corderos que se ofrecandespus de una splica o de un beneficio recibido de Dios por oposicina las vctimas del pecado, que eran dos carneros, ofrecidos para expiarlas culpas.
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A T H A L A
Jo s a b e t . Cmo, pues?, Eliacn ha sido visto por
ella?
Za c a r a s . Los dos contemplbamos a esta reina
cruel y nuestros corazones se hallaban estremecidos
por el mismo horror. Pero los sacerdotes nos han ro
deado en seguida. Nos hicieron salir. Ignoro todo lo
dems, y he venido a contaros esta funesta confusin.
Jo s a b e t . Ah! Sin duda viene a arrancarle de
nuestros brazos; es por l por el que su furor llega
hasta el altar para arrebatarle. Tal vez en este mo
mento la causa de tantas lgrimas... Acurdate de
David, t que presencias mis temores.
Sa l o m i t h . Cul es la causa por la que derramis
vuestras lgrimas?
Z a c a r a s . Se hallaran amenazados los das de
Eliacn?
Sa l o m i t h . Habr atrado la clera de la reina?
Za c a r a s . Qu es lo que puede temerse de un
nio sin padre y sin apoyo?
Jo k a d . Ah!, hela aqu. Vaymonos. Es precisoevitarla.
ESCENA TERCERA
A t h a l a , A g a r , A b n e r , acompaamiento de Athala.
A g a r . Seora, por qu deteneros en estos luga
res? Cuanto aqu hallis os turba y os irrita. Aban
donad este templo a los sacerdotes que lo habitan;
huid este tumulto y buscad en vuestro palacio la paz
que vuestros sentidos necesitan.
A t h a l a . No, no puedo; ya ves mi turbacin y mi
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26 JUAN HACINE
flaqueza. Vete a decirle a Mathn que venga, que se
apresure; feliz si puedo hallar con su ayuda esta paz
que persigo y que me huye siempre.
(Athal a se s i en t a.)
ESCENA CUARTA
Athala, Abner, etc.
A b n e r . Seora, perdonad si me atrevo a defen
derle. No debe sorprenderos el celo de Joad. Tal es la
orden inmutable del Dios a quien servimos. l mismo
nos traz su templo y su altar a los solos hijos de
Aarn encomend sus sacrificios, su puesto y sus fun
ciones seal a los levitas, y con cualquier otro diosles prohibi, sobre todo, relacionarse a su posteridad.
Es que vos, esposa y madre de nuestros reyes, a tal
punto os habis vuelto extraa? Ignoris nuestras
leyes? Y es preciso h oy .. . He aqu a Mathn. Con l
os dejo.
A t h a l a . Abner, vuestra presencia es necesaria
aqu. Dejemos la temeraria audacia de Joad y todo ese
cmulo de vanas supersticiones que cierran vuestros
templos a las otras gentes. Otro motivo ms ur
gente es el que me llena de inquietud. Yo s que A b
ner, educado desde pequeo en el manejo de las ar
mas, posee un noble corazn y que cumple al mismo
tiempo lo que debe a Dios y lo que debe a nuestrosreyes. Permaneced.
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A T H A L I A $7
ESCENA QUINTA
M a t h n , A t h a l a , A b n e r , etc.
M a t h n . Gran reina, se halla aqu vuestro pues
to? Qu malestar os turba y temor os aflige? Qu ve
ns a buscar entre vuestros enemigos? Os atrevis a
acercaros a este templo profano? Os habis despoja
do de tan viva aversin...
A t a l a . Prestadme odos con atencin uno y
otro. No quiero en modo alguno recordar aqu el pa
sado ni daros cuenta de la sangre que derram. Cuan
to he hecho, Abner, cre que constitua un deber para
m. No tomo por juez a un pueblo temerario 1). Sealo que quiera cuanto su insolencia se haya atrevido
a publicar, el cielo mismo se ha encargado de justifi
carme. Establecido mi podero con triunfos bien pa
tentes, l ha hecho que de mar a mar (2) Athalia sea
respetada. Jerusaln disfruta por m un profundo so
siego. Ya no ve el Jordn al rabe vagabundo, ni alaltivo filisteo con eternas despredaciones, como en
tiempo de vuestros reyes, asolar sus riberas; el si
raco ( 3) me trata como reina y como hermana. En
fin, el prfido opresor de mi casa, que hasta m deba
llevar su barbarie, Jeh, el orgulloso Jeh tiembla
desde Samara ( 4). Asediado por todas partes de un
vecino poderoso ( 5), al que he sabido sublevar con
tra ese asesino, me deja en estos lugares como reina
y seora. Disfruto en paz del fruto de mi prudencia;
( l ) Temerario: que hace juicios injustificados.(- ) El mar Mediterrneo y el mar Rojo.(a) Hazael, rey de Siria.
(4) Ciudad de Palestina, rival de Jerusaln.(c) Hazael.
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J U A N HACINE
pero un malestar importuno viene, desde hace varios
das, a interrumpir el curso de mi prosperidad. Un
sueo (debera inquietarme yo por un sueo?) ali
menta en mi corazn una inquietud que le corroe. Lo
evito por doquier y por doquier me persigue. Fu du
rante el horror de una noche profunda. Mi madre Je-
zabel se mostr ante m, pomposamente engalanada
como en el da de su muerte. Sus pesares no consiguie
ron abatir su orgullo; incluso conservaba todava lapostiza brillantez con que ella cuid de afeitarse y de
realzar su rostro, para reparar el irremediable ultra
je de los aos 1). Tiembla me dijo hija digna
de m. El cruel Dios de los judos te amenaza. Te com
padezco por caer en sus manos temibles, hija ma.
Concluyendo estas horribles palabras, su sombra ha
parecido descender hasta mi lecho; y yo le tend mis
manos para abrazarla. Mas no pude notar sino una
horrorosa mezcla de huesos y de carne torturados,
arrastrados por el lodo, con gusanos ahitos en sangre,
y miembros espantosos que perros voraces se dispu
taban entre s.
A b n e r . Gran Dios!A t h a l a . En esa confusin se presenta ante mis
ojos un nio cubierto con un vestido resplandeciente,
tal como el de que aparecen revestidos los sacerdotes
de los hebreos. Su aparicin ha reanimado mis fuer
zas. Pero cuando me repona de mi mortal turbacin
y admiraba su dulzura, su noble aspecto y su modestia, he sentido de pronto un acero homicida que el
traidor hunda hasta la empuadura en mi seno. Tal
vez os parezca ser obra del azar esa extraa reunin
1) En el libro de los Reyes se dice: Jeh vino a Jezrael. EntoncesJezabel, conociendo su llegada, se pint los ojos con afeites, y contempla Jeh desde la ventana... Jeh dijo: arrojadla abajo, En seguida la
tiraron por la ventana... y fu echada a los pies de los caballos.
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A T H A L I A 29
de cosas tan diversas. Yo misma, durante algn tiem
po, avergonzada de mi temor, lo he tomado por efecto de una alucinacin sombra. Pero, poseda mi alma
por este recuerdo, ha vuelto a ver por dos veces la
misma aparicin: dos veces mis tristes ojos han vis
to presentrseles a ese mismo nio, dispuesto siempre
a herirme. Fatigada, al cabo, de los horrores que me
perseguan iba a rogar a Baal que velase por mi vida
y a buscar al pie de sus altares reposo. Qu no po
dr el terror sobre el espritu de los mortales? Ins
tintivamente me llegu al templo de los judos y con
ceb el pensamiento de apaciguar a su Dios: he credo
que algunos presentes calmaran su clera, que ese
Dios, sea quien sea, se dulcificara. Pontfice de
Baal (*), excusa mi flaqueza. Entro: la gente huye,el sacrificio se interrumpe. El gran sacerdote avanza
furioso hacia m. Mientras l me hablaba, oh sor
presa!, oh terror!, he visto a ese mismo nio por el
que estoy amenazada, tal como un sueo pavoroso lo
ha pintado a mi imaginacin. Le he visto: su mismo
aspecto, su mismo traje de lino, su porte, sus ojos, enfin, todos sus rasgos. Es l mismo. Marchaba al lado
del gran sacerdote, pero pronto le hicieron desapare
cer de mi vista. Esta es la inquietud que me obliga
a detenerme aqu, y acerca de ella es sobre lo que
quera consultaros a los dos. Qu es lo que presagia,
Mathn, ese increble prodigio?
M a t h n . Ese sueo, ese parecido, todo me parecehorrible.
A b n e r . Dos nios prestaban su ministerio en el
altar. El uno es hijo de Joad, Josabet es su madre. El
otro no s quin es.
(i ) Se dirige a Mathn.
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s o JUAN RACIN
M a t h n . Para qu deliberar acerca de ello? De
los dos,, seora, es preciso asegurarse. Conocis mis
deferencias con Joad, mi prudente conducta; sabisque no persigo vengar mis injurias y que es la equi
dad la nica que prevalece en mis opiniones; pero l
mismo, despus de todo, aun cuando se tratara de su
propio hijo, consentira por un momento que perma
neciera con vida un culpable?
Abner. De qu crimen puede ser capaz un nio?M a t h n . El cielo nos lo hace ver con un pual
en la mano: el cielo es justo y prudente y nada reali
za en vano. Qu ms buscis?
A b n e r . Pero, findose slo de un sueo, queris
que se derrame la sangre de un nio? Aun no sabis
de qu padre ha nacido, quin es l.M a t h n . Se le teme, ya basta. Si su origen corres
ponde a padres ilustres, el esplendor de su suerte de
be apresurar su ruina. Si el destino le ha colocado en
tre gentes oscuras, qu importa que se derrame al
azar su sangre vil? Tienen que observar los reyes es
ta lenta justicia? Su seguridad depende a menudo deun rpido suplicio. No tratemos de ponerles trabas con
cuidados entorpecedores. Cuando se es sospechoso ya
no se es inocente.
A b n e r . Cmo, Mathn? Es ese el lenguaje de
un sacerdote? Yo, alimentado por los horrores de la
guerra y la carnicera, y riguroso instrumento de las
venganzas de los reyes, yo soy quien intercede aqu
por el desgraciado; y vos, que le debis afectos de pa
dre, vos, ministro de paz en tiempos de clera, incu
bando con falso celo vuestro resentimiento...; es que
para vos ha corrido la sangre con demasiada lentitud?
Seora, me habis ordenado que os hablara sin fingi
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A T H A L f A 81
miento: cul es, pues, ese gran motivo de temor? Un
sueo, una dbil criatura, a la que vuestros ojos, pre
dispuestos tal vez sin razn, creen haber reconocido.
A t a h l a . Quiero creerlo as, Abner; puedo ha
berme engaado. Tal vez me he preocupado con exce
so por un sueo vano. Mas, es preciso volver a ver de
ms cerca a ese nio; es necesario observar con calma
sus rasgos. Que se haga traer a los dos a mi presencia.
A b n e r . Temo. . .
A t h a l ia . Faltaran complacencias para m? Cu
les seran las razones de esa inslita negativa? Podra
llevarme a extraas sospechas. Que Josabet, os repito,
o Joad, los traiga aqu. Puedo, cuando lo desee, hablar
como soberana. Bien, quiero confesaros, Abner, que
vuestros sacerdotes tienen motivos para alabarse delos favores de Athalia. Conozco hasta dnde ha llega
do la licencia de sus discursos contra mi conducta y
contra mi poder. Ellos viven, sin embargo, y su templo
se halla en pie. Pero siento que mi benignidad pronto
va a llegar a sus lmites. Que enfrene Joad su celo
obstinado y no me irrite ms con un segundo ultraje.
ESCENA SEXTA
Atha l a , Mathn, etc.
M a t h n . Ya puedo, al fin, hablaros con libertad:
puedo mostrar la verdad a la clara luz del da. Algn
monstruo nacido en el templo crece dentro de l, rei
na: no esperis a que la tormenta estalle. Abner ha
puesto en guardia al gran sacerdote. Ya conocis su
amor por la sangre de sus reyes. Y quin sabe si Joad
no quiere sustituir en el lugar de stos a ese nio con
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J U A N R A C I N B
que el cielo os amenaza, ya sea su hijo o de otro cual
quiera . . .
A t h a l a . S, me habis abierto los ojos. Empiezoa ver claro en ese aviso de los cielos. Pero quiero
desembarazarme de mis dudas. Un nio es poco hbil
para traicionar su pensamiento. Con frecuencia, una
sola palabra nos permite conjeturar acerca de grandes
designios. Dejadme verle, querido Mathn, interrogar
le. Entretanto, idos vos, y sin dar ocasin a que nadie
se alarme, haced que todos mis tirios cojan las armas ( x).
ESCENA SPTIMA
J o s , Jo s a b e t , A t h a l a , Za c a r a s , A b n e r , Sa l o m it h ,
Dos levitas, el Co r o , etc.
Jo s a b e t (a los dos levitas). Sobre estos queridos
nios, tan preciados, vosotros, oh ministros del Se
or!, poned atencin siempre.
A b n e r (A Josabe t). Tranquilizaos, princesa, yo
cuidar de ellos.
A t h a l a . Oh, cielo!, cuanto ms lo examino y me
f i jo en l mejor le reconozco. Aun se hallan todos mis
sentidos impresionados por el horror. Esposa de Joad
(sealando a Jos ): es ese vuestro hijo?
Jo s a b e t (sealando a Zacaras). Quin?, ste,
seora?
A t h a l a (sealando a Jos).Este.
Jo s a b e t . No, no soy su madre. (Sealando a Za
caras). He aqu mi hijo.
(a) Se trata de los soldados ms leales a Athala, que sta hizo venirdel pas de su madre, de Fenicia.
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A T H A L A SS
Athal a (sea l a n d o a J os ). Y vos, quin es
vuestro padre? Nio, responded.
Jo r a d . Hasta hoy el cie lo...
A t h a l i a . Por qu os apresuris vos a responder
por l? A l es a quien le corresponde hablar.
J o s a b e t . En una edad tan tierna, qu aclaracio
nes podis esperar de l?
A t h a l a . Esa edad es inocente. Su candidez nopuede alterar an la verdad simple. Dejadle explicar
todo cuanto le atae.
J o s a b e t (h a b l a n d o p a r a s ). Dgnate, gran Dios,
poner tu prudencia en sus labios.
A t h a l a . Cmo os llamis?
Jo s . Eliacn.A t h a l a . Y vuestro padre?
Jo s . Soy, segn se dice, un hurfano que, colo
cado desde que naci en los brazos de Dios, nunca ha
conocido a sus padres.
A t h a l a . No tenis padres?
Jo s . Me han abandonado.
A t h a l a . Cmo, y desde cundo?
Jo s . Desde que nac.
A t h a l a . No se sabe, al menos, cul ejs vuestro
pas?
Jo s . Ese templo es mi pas; no conozco otro.
A t h a l a . Dnde se dice que la suerte hizo que se
os encontrara?
Jo s . En medio de lobos crueles que se disponan
a devorarme.
A t h a l a . Quin os puso en ese templo?
Athala 2
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u JUAN RAC1NS
Jo s . Una mujer desconocida, que no quiso decir
su nombre y que no se ha vuelto a ver jams.
A t h a l a . Mas, qu manos tuvieron cuidado devos durante vuestros primeros aos?
Jo s . Dej nunca el Seor abandonados a sus
hijos? A las cras de los pjaros les da su alimento, y
su bondad se extiende sobre toda la naturaleza. Yo lo
invoco todos los das y con paternal desvelo me nutre
con las ddivas ofrecidas ante su altar.A t h a l a . Qu nuevo prodigio me turba y entor
pece? La dulzura de su voz, su niez, su gracia, van
haciendo que insensiblemente a mi odio suceda...,
ser sensible a la piedad?
b n e r . Seora, he aqu, pues, a este terrible ene
migo. Bien visible es la impostura de vuestros engao
sos sueos, a no ser que la piedad que parece turba
ros signifique ese golpe fatal que os haca temblar.
Atha l a ( a J os y aJosabet). Marchis?
Jo s a b e t . Habis escuchado cul ha sido su desti
no, su presencia aqu podra hacerse importuna.
A t h a l a . No, volved. En qu os ocupis cada
da?
Jo s . Adoro al Seor. Se me explica su Ley. Se
me ensea a leer en su libro divino, y ya empiezo a
escribirlo con mi propia mano.
A t h a l a . Qu es lo que dice esta ley?
Jo s . Que Dios quiere ser amado, que ms pron
to o ms tarde castiga las blasfemias contra su san
to nombre, que es el defensor del hurfano desvalido,
que se opone al orgulloso y castiga al homicida.
A t h a l a . Comprendo. Pero toda esa gente que se
encierra en el templo, de qu se ocupan?
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7/27/2019 ATHALA - Jean Racine
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A T H A L I A SS
Jo s . Alaban y bendicen al Seor.
A t h a l a . Dios quiere que a todas horas se le di
gan oraciones y se le contemple?
Jo s . Cualquier profano ejercicio es rechazado desu templo.
A t h a l a . Cules son, pues, vuestras distraccio
nes?
Jo s . A veces, ante el altar, presento al gran sacerdote la sal y el incienso. Escucho cantar las infini
tas grandezas de Dios; contemplo la ordenada pompa
de sus ceremonias.
A t h a l a . Cmo?, no tenis ms dulces pasa
tiempos? Lamento la triste suerte de un nio como
voz. Venid a mi palacio y veris mi magnificencia.
Jo s . Olvidara yo los beneficios que Dios me ha
otorgado?
A t h a l a . No, yo no quiero obligaros a que los ol-
vidis.
Jo s . V os no le adoris.
A t h a l a . Vos podris hacerlo.Jo s . Contemplara, no obstante, cmo era a
otro al que se invocaba?
A t h a l a . Y o tengo mi Dios, al que sirvo; vos ser
virais al vuestro. Los dos son Dioses poderosos.
Jo s . Es necesario temer al mo: l slo es Dios,
seora, y el vuestro no es nada.A t h a l a . Junto a m todos los placeres os sal-
dran al encuentro.
Jo s . La felicidad de los malvados se despea co
mo un torrente.
A t h a l a . Quines son esos malvados?
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3 6 JUAN RACNE
Jo s a b e t . Ah, seora! disculpad a un n io...
At h a l a
(a Josabet). Me gusta ver cmo le instrus. Bien, Eliacn, habis sabido complacerme; no
sois, sin duda, un nio como los dems. Ya veis, soy
reina, no tengo heredero. Dejad esas ropas, abandonad
vuestro oficio vil. Quiero haceros partcipe de todas
mis riquezas; experimentad desde hoy la realizacin
de mis ofrecimientos. En la mesa, en cualquier parte,
sentado junto a m, deseo trataros como si furais mipropio hijo .
Jo s . Cmo vuestro hijo?
A t h a l a . S . . . Os callis?
Jo s . A qu padre abandonara! Y p o r ...
A t h a l a . Seguid!
Jo s . Por qu madre!
A t h a l a (a Josabet). Su memoria es fiel; en todo
cuanto ha dicho reconozco el espritu de Joad. He aqu
cmo empleis vosotros dos, para infectar a esta cn
dida juventud, la tranquilidad en que os dejo. He
aqu cmo cultivis en ella el rencor y el odio, no
pronuncindole mi nombre ms que con horror.
Jo s a b e t . Es que se les puede ocultar la historia
de nuestras desdichas? Todo el mundo las conoce; vos
misma os gloriis de ellas.
A t h a l a .S, mi justo furor y yo me gloro de
ello ha vengado a mis padres en mi posteridad. De
bera haber visto sucumbir a mi padre y a mi hermano, precipitar a mi madre desde lo alto de su palacio,
y en un mismo da degollar a la vez, qu espectculo
de horror!, a ochenta hijos de reyes 1). Y para qu?
(* ) Jeh extermin a toda la posteridad de Achab" (Hacine). LaBiblia dice eetenta.
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7/27/2019 ATHALA - Jean Racine
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A T H A L A S 7
Para vengar no s qu profetas a los que ella casti
g por sus furiosas indiscrecciones; y yo, reina sin co
razn, hija ingrata, esclavizada por una vergonzosa y
frvola piedad, no deba, al menos, devolverle, a la
ceguedad de ese odio, muerte por muerte, ultraje por
ultraje, y tratar a todos los descendientes de vuestro
David como se trataron a los infortunados restos de
Achab? ( ) Dnde estara yo hoy si, venciendo mi
flaqueza, no hubiese ahogado las ternuras de una ma
dre, si con atrevida decisin no hubiese reprimidovuestros planes, vertiendo con mi mano los raudales de
mi propia sangre? La venganza implacable de vues
tro Dios rompi toda alianza entre nuestras dos es
tirpes. La raza de David me repele; y los descen
dientes de ese rey, aunque nacidos de mi sangre,
son extraos para m.
J o s a b e t . Lo habis conseguido todo? Que Dios lovea y que nos juzgue.
A t h a l a . Ese Dios, desde hace tanto tiempo vues
tro nico refugio, que se convertir en el resultado de
sus predicciones? Que os conceda ese rey prometido
a todos los Estados, ese hijo de David, vuestra espe
ranza, lo que aguardis... Mas volveremos a vemos.
Adis. Salgo contenta: quera ver, y he visto.
A bne r (a Josabet). Os lo promet: os devuelvo lo
que en depsito me confisteis.
(i ) Despus de la muerte de Achab, herido en un combate, los perrosacudieron a beber bu sangre.
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38 JUAN RAC1NE
ESCENA OCTAVA
Jo a d , Jo s a b e t , Jo s , Z a c a r a s , A b n e r , Sa l o mx i h ,
Levitas, el Co r o .
Jo s a b e t (a Joad). Escuchsteis a esa reina or-gullosa, seor?
Jo a d . Lo escuch todo y lamentaba vuestro pesar.Estos levitas y yo, dispuestos a socorreros, estbamos
resueltos a perecer con vosotros. (A Jos, abrazndo
le ) Qu Dios vele por vos, nio cuyo valor acaba de
conceder tan noble testimonio a su nombre! Os que
do reconocido, Abner, por este importante servicio.
Acordaos de la hora en que Joad os espera 1). Y nos
otros, a quienes esa mujer homicida e impa ha hollado las miradas y turbado las oraciones, entremos nue
vamente; y que una sangre pura, extendida por mis
manos, lave hasta el mrmol que han tocado sus pies.
ESCENA NOVENA
E l Co r o .
U n a de l a s M u c h a c h a s d e l Co r o
Qu astro ante nosotros acaba de lucir?
Quin a ser llegar este nio prodigioso?
Desafa la altivez del orgulloso,y no quiere dejarse seducir,
por el lujo de su fasto peligroso.
(* ) Alude a la que le fu indicada en el primer acto: "cuando la horatercia convoque a la oracin.
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7/27/2019 ATHALA - Jean Racine
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A T U A L I A 39
Ot r a
En tanto que del Dios de Athala
todos llevan incienso ante el altar,
de un nio proclama la osada
que es slo Dios el ser eternal,
y ante otra Jezabel un nuevo Elias
parecen sus razones al hablar.
Ot r a
Quin de tu nacimiento la verdad secreta
nos dir? Eres hijo de algn santo profeta?
O t e a
As se vi al amable Samuelcrecer a la sombra del tabernculo,
hasta ser a los hebreos esperanza y orculo.
Cul l puedas t consolar a Israel!
Otra, c a n t a n d o .
Oh, mil veces bienhechorel nio que ama el Seor!
que tan tempranamente su voz ha escuchado
y al que Dios mismo instruir se ha dignado.
De todos los dones del cielo lejos del mundo,
adornada al nacer su existencia,
el roce del malvado inmundoen nada desfigura su inocencia.
T o d o el Co r o .
Feliz, feliz infancia
que el Seor instruy bajo su vigilancia!
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7/27/2019 ATHALA - Jean Racine
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uo J U A N R AC1 N B
La M isma Voz, sola.
As en el valle escondido,al borde de un aura pura,
crece, del aquiln al abrigo
un tierno lirio, al amor de la Natura.
De todos los dones del cielo, lejos del mundo
adornada al nacer su existencia,
el roce del malvado inmundo
en nada desfigura su inocencia.
Todo el Coro.
Feliz, feliz mil veces
el nio que el Seor dcil quiso a sus leyes!
Una Voz, sola.
DioS mo! Que una virtud naciente
entre tantos peligros camine inciertamente!
Que un alma que te busca, querindose, inocente,
tenga rmoras que hallar!
Cuntos enemigos le hacen guerra!Dnde tus santos se pueden ocultar?
Los pecadores cubren toda la tierra.
O t r a V o z
Oh!, palacio de David, y su ciudad amada,
famosa cima, del mismo Dios morada,cmo es que atrajiste la clera del cielo?
Sin, amada Sin, qu dices al mirar
de una extranjera impa el enemigo celo
que el trono de tus reyes, ay!, quiere ocupar?
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7/27/2019 ATHALA - Jean Racine
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A T H A L t A U
T o d o el Coro.
Sin, amada Sin, qu dices al mirar
de una extranjera impa el enemigo celo
que el trono de tus reyes, ay!, quiere ocupar?
La Misma Voz, p r o s i g ue .
En vez de los hermosos cantos,
con que David le expresaba sus xtasis santos,y a su Dios, su Seor y padre bendeca,
Sin, amada Sin, qu dices al mirar
que es alabado el Dios de la extranjera impa,
y del nombre que adoraron tus reyes blasfemar?
U n a V o z , sola.Por cunto tiempo, Seor, todava por cunto
contra ti a los malvados veremos alzar?
Hasta en tu santo templo te vienen a retar.
A l pueblo que te adora motejan de insensato.
Por cunto tiempo, Seor, todava por cunto
contra ti a los malvados los veremos alzar?
Ot r a
De esa obstinada virtud dicen ellos , qu
[sacis?
de los dulces placeres la morada,
por qu abandonis?
Vuestro Dios por vosotros no hace nada.
O t r a
Riamos, cantemos dice esa masa impa
de placer en placer y de flor en flor
llevemos nuestro amor.
Del maana, insensato, quin se fa?
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7/27/2019 ATHALA - Jean Racine
38/77
J U A N HACINE
De nuestros das fugaces, el nmero sabemos?
Apresurmonos a gozar del vivir cada da,quin sabe si maana viviremos?
To d o el Coro.
Que lloren, oh mi Dios!, que tiemblen de temor,
esos desdichados que tu santa ciudad
nunca han de ver en su eterno esplendor.A nosotros nos toca venirte a ensalzar,
pues eres T quien nos has revelado
tu trono iluminado.
Tus ddivas y esplendor nosotros debemos loar.
Un a V o z , sola.
De todos los vanos placeres en que su alma se despea,
qu les ha de quedar? Tan slo lo que a aquel que[suea
y comprende su error.
Cuando despierten, qu despertar de horror!
En tanto que el pobre, cabe tu mesa amable,
gustar de tu paz la dulzura inefable,ellos bebern en copa horrible, inagotable
que tu ofrecers el da del furor
a toda la estirpe culpable.
Todo el Co r o .
Oh, despertar de horror!Oh, sueo poco durable!
Oh, peligroso error!
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7/27/2019 ATHALA - Jean Racine
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A C T O T E R C E R O
ESCENA PRIMERA
Mathn, Nabal, el Coro.
M a t h n . M uchachas, marchad; que se le comu
nique a Josabet que Mathn quiere hablarla aqu, en
secreto.
U n a de l a s M u c h a c h a s d e l Co r o . Mathn!, Oh,
Dios del cielo, pudieras T confundirle!
N a b a l . Cmo? Todo se dispersa y huye sin res
ponderos?
M a t h n . Acerqumonos.
ESCENA SEGUNDA
Za c a r a s , M a t h n , N a b a l .
Za c a r a s . Adonde, temerariamente, queris in
troduciros? Guardaos de avanzar ms all de este lu
gar. Esa es de los santos ministros, la morada sagrada;
la ley prohbe la entrada a los profanos. Qu es lo
que buscis? En este da solemne mi padre huye lapresencia criminal del idlatra impuro; y prosternada
ahora ante el Seor, mi madre desea que no se la dis
traiga en esta obligacin.
M a t h n . Nosotros esperaremos, hijo mo; dejad
de turbaros. Es a vuestra ilustre madre a la que quiero
hablar. Vengo aqu con una orden de la reina.
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ESCENA TERCERA
M a t h n , N a b a l .
N a b a l . Los nios poseen ya su altiva audacia. Pe
ro, qu es lo que quiere Athala en esta ocasin? De
dnde proviene esta confusin en sus deseos? Ofendi
da esta maana por el insolente Joad, de un nio malhadado amenazada en sueos, iba a inmolar a Joad a
su clera, y en este templo, al cabo, colocaros a Baal
y a vos. Ya me habais confiado vuestra alegra, y es
peraba mi parte en tan rico botn. Qu es lo que hace
variar as vuestro irresolutos propsitos?
M a t h n . Amigo, no la reconozco desde hace dos
das. Ya no es esa reina esclarecida, intrpida, eleva
da por encima de la debilidad de su sexo, que en el
acto abata a sus sorprendidos enemigos y que cono
ca todo el valor de un instante perdido. El temor de
un vano remordimiento turba a esta gran alma; diva
ga, duda; en una palabra, es mujer. De hiel y de amar
gura yo haba colmado su corazn, ya bajo la impresin de las amenazas del cielo. Ella misma, con
fiando en m su venganza, me orden que rpida
mente reuniese a su guardia; mas sea que este nio
conducido hasta ella este nio, segn se dice, desecho
infortunado de sus padres haya disminuido la in
quietud de un espantoso sueo, o sea que haya en
contrado en l no s qu atractivo, lo cierto es que
he visto su clera titubeante, incierta, remitiendo ya
para maana su venganza. Todos sus proyectos pare
can destruirse entre s. Quiero hacerme informar del
origen de este nio dije . Se comienza a alabar
a sus abuelos; Joad lo muestra de tanto en tanto a
los facciosos, hace que lo esperen los judos como a
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A T H A L I A
otro Moiss y se apoya y autoriza en mentirosos orcu
los. Estas palabras han hecho que enrojeciera su sem
blante. Jams una mentira feliz produjo tan rpidosefectos. Debo languidecer yo en esta incertidumbre?
Salgamos dijo ella , salgamos de estas inquietu
des. Vos mismo a Joad trasmitiris esta orden: va a
encenderse la hoguera y estn preparados los hierros;
nada puede impedir la devastacin de su templo si
no obtengo a este nio como rehn de su fidelidad.
N a b a l . Y bien: por un nio que no conocen, que
tal vez el azar ha puesto entre sus brazos, querrn
ellos que su templo sepultado. . . ?
M a t h n . Ah, no conoces al ms orgulloso de
los mortales! Vers mejor que acepte la muerte ms
horrible antes de que por mano de Joad me sea en
tregado un nio que Joad ha consagrado a su Dios.Por otra parte, es bien visible su apego a este nio.
Si he comprendido bien el relato de la reina, Joad
sabe ms de lo que dice acerca de su nacimiento.
Quienquiera que sea, preveo que ha de serles funes
to. Ellos se han de oponer. Lo dems corre de mi cuen
ta, y espero que, al cabo, mis miradas han d-2
verse libres, por el hierro y el fuego, de ese templo odioso.
N a b a l . Qu es lo que puede inspirar un odio tan
fuerte? Es que os impulsa el celo por Baal? En cuanto
a m, ya lo sabis: descendiente de Ismael ( J), ni sir
vo al Dios de Israel ni a Baal.
M a t h n . Amigo, puedes creer, acaso, que me de
je cegar con frvolo celo, por un dolo vano, un leo
frgil, que a pssar de mis cuidados la carcoma con
sume cada da sobre su altar? Nacido ministro de Dios
que se adora en ese templo, tal vez le servira an
(x) Hijo de Abraham y de Agar, antepasado del pueblo ismaelita*Que ee hizo idlatra.
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JUAN HACINE
Mathn si el amor de las grandezas, la sed de man
dar, pudieran acomodarse con su estrecho yugo. Es
necesario que te recuerde, Nabal, la famosa querellaentre Joad y yo, cuando os disputarle el incensa
rio 1) ; mis intrigas, mis peleas, mis splicas, mi des
esperacin? Vencido por l, tom otro camino, y mi
alma se someti enteramente a la Corte. Me fui acer
cando por grados al odo de los reyes, y pronto se eri
gi mi voz en orculo. Estudiaba su corazn, halagaba
sus caprichos, sembraba de flores los bordes de los
precipicios. En comparacin con sus pasiones nada ha
ba sagrado para m; de peso y de medida cambiaba
a su gusto. En tanto que la inflexible rudeza de Joad
ofenda la molicie de sus soberbios odos, yo les com
placa con mi ingenio, hurtando la triste verdad a sus
ojos, prestando una apariencia favorable a sus cleras,y prodigando, sobre todo, la sangre de los misera
bles. En fin, al nuevo Dios que ella introdujo, le fu
construido un templo por mano de Athala. Llor Je-
rusalem por verse profanada; consternada la descen
dencia de David, elev hasta el cielo horribles lamen
taciones. Desertor de la ley, aprob la empresa, y por ello merec el sacerdocio de Baal. As me convert en
terrible para mi rival, ce la tiara y me coloqu a la
par de l. Sin embargo, lo confieso, del Dios que he
abandonado, la importuna memoria lanza sobre mi
alma un dejo de terror; y ello es lo que redobla y
alimenta mi furia. Dichoso si, concluyendo mi ven
ganza sobre su templo, puedo convencerle, por lti
mo, de su impotencia, y entre las ruinas, la deso
lacin y las muertes, a fuerza de atentados, puedo
acallar todos mis remordimientos! Mas, he aqu aJoad.
O ) Es decir, la dignidad de sacerdote.
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A T B A L t A U7
ESCENA CUARTA
Jo s a b e t , M a t h n , N a b a l .
M a t h n . Enviado por la reina para restablecer la
calma y disipar el odio, no os sorprendis de que me
dirija a vos, princesa, a la que el cielo concedi un es
poso tan dulce. Un rumor, al que sin embargo he
considerado como falaz, confirmando las advertenciasque ella recib.i en sueos, iba a hacer que su clera
estallase contra Joad, acusado de peligrosos complots.
No quiero, en modo alguno, ensalzaros aqu mi inter
vencin. Conozco las injusticias de Joad en mi dao;pero es necesario oponer a las ofensas los beneficios.
En fin, ello es que vengo comisionado con palabras de
paz. Vivid, celebrad vuestras fiestas sin desconfianza.Ella no desea ms que un testimonio de vuestra obe
diencia: se trata he hecho cuanto he podido porque
desistiera de ese nio sin padres, que ella dice ha
ber visto.
Jo s a b e t . Eliacn!
M a t h n . Yo me avergenzo un tanto por ella.Tal vez ha hecho demasiado caso de un sueo sin im
portancia. Pero os declararis sus mortales enemigos,
si inmediatamente no es entregado ese nio a mis
manos. La reina espera impacientemente vuestra res
puesta.
Jo s a b e t . He aqu la paz que de parte de ella senos anuncia!
M a t h n . Podrais dudar, por un momento, de
aceptarla?
Jo s a b e t . Me habra admirado de que Mathn,
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despojndose de hipocresa, hubiera podido sobrepa
sar a la injusticia en su corazn, y de que, funesto
inventor de tantos males, pudiera ser el autor de alguna ligera sombra de bien.
M a t h n . De qu es de lo que os quejis? Se
ha venido a arrancar furiosamente de vuestras bra
zos a vuestro hijo Zacaras? Quin es ese otro nio
tan caro para vuestro amor? Tambin a m me sor
prende tan gran afecto. Tan preciado, tan raro tesoro es para vos? Se trata de un libertador que os
prepara el cielo? Pensadlo: vuestra negativa podra
confirmarme un sordo rumor que ya comienza a es
parcirse.
Jo s a b e t . Qu rumor?
M a t h n . El de que este nio procede de un ilustre origen; que vuestro esposo a algn gran proyecto
le tiene destinado.
Jo s a b e t . Y Mathn, por ese rumor que da una
falsa esperanza a su ira...
M a t h n . Princesa, a vos os corresponde sacarmedel error. S que, implacable enemiga de la menti
ra, Jorad dara su propia vida incluso, si fuera pre
ciso que ella le costase a su sinceridad la menor pa
labra contra lo verdadero. No se posee, pues, ningn
indicio del origen de este nio? Una profunda no
che rodea a su raza? Ignoris vos misma quines
han sido sus padres, y de qu manos lo recibi Joaden sus brazos? Hablad; yo os escucho y estoy dis
puesto a creeros. Rendid, seora, con vuestra since
ridad, homenaje al Dios que servs.
Jo s a b e t . Malvado, bien podis nombrar de este
modo a un Dios que vuestra boca ensea a blasfemar.
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A T H A L I A 4 9
Puede manifestrseos su verdad, a vos, desgraciado,
que os sentis en un plpito apestado, en el que reina
la mentira y extiende su veneno; vos, alimentado porel engao y la traicin?
ESCENA QUINTA
Jo a d , Jo s a b e t , M a t h n , N a b a l .
Jo a d . Dnde estoy? Es al sacerdote de Baal l
que veo? Cmo?, hablis a ese traidor, hija de
David? Y vos no temis que del fondo del abismo,
entreabierto ante sus pies, surjan al momento las lla
mas que os abrasen, o que cayendo sobre l esos mu
ros, os aplasten? Qu es lo que quiere? Cmo viene
a infectar este enemigo de Dios el aire que se respiraen este lugar?
M a t h n . Bien se conoce a Joad en esa Irritacin.
Sin embargo, debera demostrar algo ms de pruden
cia, respetar a una reina y no ultrajar a aquel a quien
se ha dignado encargarle que trasmita una orden.
Jo a d . Y bien, qu cosa siniestra es la que quiere anunciarnos? Cul ser la espantable orden que
trasmita semejante ministro?
M a t h n . Ya he hecho saber a Josabet sus deseos.
Jo a d . Sal. entonces, de delante de m, monstruo
de impiedad. T7 e a colmar la medida de todos tus
horrores. Dios se dispone a reunirte con la raza per
jura de Abirn y Dathan, Doeg y Achitophel O ) . Los
perros, a quienes su brazo entreg Jezabel, esperando
1) Abirn y Dathan, habindose rebelado contra Moiss, fuerontragados por el abismo que ge abri a sus pies. Doeg, por haber denunciado a Sal al pontfice Achimelec, quien haba prestado apoyoa David, fu maldecido por ste. Achitophel, habiendo llevado a Ab- saln a la rebelda contra David, desesperado, se ahorc.
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5 0 JUAN RACINE
desplegar su furor sobre ti, ya se hallan ante la puer
ta reclamando su presa.
M a t h n . (Turbndose.)Antes de que concluya elda... se ver quin de nosotros... deba... Mas, sal
gamos, Nabal.
N a b a l . Pero, hacia dnde os encaminis? Qu
desorden se ha apoderado de la confusin de vuestros
sentidos? He aqu vuestro camino.
ESCENA SEXTA
Jo a d , Jo s a b e t
Jo s a b e t . Se declara la tempestad. Athala furio
sa reclama a Eliacn. Ya comienza, seor, a develarse
el misterio de su nacimiento y de vuestros designios:
poco ha faltado para que Mathn no me haya dicho el
nombre de su padre.
Jo a d . Quin se lo habr revelado al prfido Ma
thn? Vuestra turbacin, no le habr hablado ms de
lo debido?
Jo s a b e t . He hecho cuanto he podido por domi-
narme. Sin embargo, creedme, seor, el peligro se
apresura. Reservemos a este nio para tiempos mejo
res. En tanto que los malvados deliberan entre s, an
tes de que se le cerque, antes de que nos lo arranquen,
consentid que por segunda vez lo esconda. Las puer
tas, los caminos, aun estn abiertos para l. Es nece
sario llevarlo a los desiertos ms espantosos? Estoydispuesta a ello. Conozco una salida oculta por donde,
sin que nadie le vea, y sin ser yo vista, atravesando
con l el torrente de Cedrn, llegar hasta el desierto,
donde antao llorando y buscando, como nosotros, su
salvacin en la huida, David evit la persecucin de
un hijo rebelde. Temer menos para l a los leones y
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A T H A L I A $1
los osos... Pero, por qu rechazar l yud^.-H^Jeh?
Tal vez os sugiero una saludable medit, Hafamos
depositario de este tesoro a Jeh. Hoy pusde=ondu~crsele a sus Estados, y el camino que lleva hasta all
es corto. El corazn de Jeh no es inexorable, fexoss;
el nombre de David es favorable a sus odos. Ay!,
puede existir un rey tan duro y cruel, como no sea
teniendo por madre a otra Jezabel, que no pueda con
dolerse de infortunio de tal suplicante? No es comn
a todos los reyes su causa?
Jo a d . Qu endebles proyectos os atrevis a su
gerirme? Podrais confiar en el apoyo de Jeh?
Jo s a b e t . Es que prohbe Dios cualquier cuidado
y cualquier clase de providencia? No se le ofende,
acaso, con una confianza excesiva? Empleando a los
humanos para su sacrosantos designios, no ha armadol mismo el brazo de Jeh?
Jo a d . Jeh, al que haba escogido su profunda sa
bidura, Jeh, sobre el que veo que se fundan vuestras
esperanzas, ha pagado sus beneficios con un olvido
lleno de ingratitud. Jeh deja en paz a la espantosa
hija de Achab, sigue los profanos ejemplos de los reyes de Israel y ha conservado los templos del vil Dios
de Egipto. Jeh, en fin, osando ofrecer sobre los altos
lugares C1) un temerario incienso, que Dios no puede
sufrir, no tiene para servir su causa ni un corazn
muy noble ni unas manos suficientemente puras. No,
no: es slo en Dios en quien debemos confiarnos. Mos
tremos a Eliacn; y, lejos de ocultarle, que sea adornada su cabeza con la cinta real. Yo mismo quiero
adelantar la hora fijada para ello, antes de que hayan
fraguado los planes de Mathn.
( i ) Templos edificados en las alturas. Estaba prohibido sacrificardesde Que fu construido el templo de Salomn.
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5 2 JUAN RAC1NB
ESCENA SPTIMA
Joad, Josabet, Azaras, segu i d o d el Coro y d e va r i o s
l e v i t a s .
Jo a d . Y bien, Azaras, est cerrado el templo?
A za r a s . He dado dos veces la vuelta alrededorde cus muros sagrados. Todos han huido, se han sepa
rado sin volver, rebao miserable al que ha dispersado
el temor; y Dios no es obedecido ms que por la tribu
santa 1). Nunca se haba apoderado de este pueblo
un tan grande temor desde que escapara de Faran.
Jo a d . Pueblo oprobioso, ciertamente, y nacido para la esclavitud, slo atrevido contra Dios. Prosiga
mos nuestro empresa. Pero, quin retendr an a es
tas muchachas entre nosotros?
U n a de l a s m u c h a c h a s d e l c o r o
Ah!, podramos separarnos nosotras de vos, seor? Somos, acaso, extraas en el templo del Seor?
Junto a vos tenis a nuestros padres y a nuestros hermanos.
O t r a
Ay!, si para vengar el oprobio de Israel, no pue
den nuestras manos, como en otros tiempos las de Ja-hel ( 2), destrozar la cabeza impa de los enemigos de
Dios, podemos, al menos inmolarle nuestras vidas.
Cuando vuestros brazos combatan por su templo ata
i1) La tribu ce Lev.(2) Sisara, jefe del ejrcito cananeo, vencido, se refugi en la tien
da de Jahe, mujer de Haber. Mientras dorma, ella le mat hundindole un clavo en la cabeza.
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A T H A L I A SS
cado, con nuestras lgrimas, al menos, puede ser in
vocado.Jo a d . He aqu, pues, qu vengadores se preparan
para semejante causa: sacerdotes, nios, oh, eterna
Sabidura! Mas si T les sostienes, qu puede que
brantarles? De la tumba sabes llamarnos, cuando lo
deseas. T hieres y curas; haces morir y resucitas. No
confan en sus mritos propios, sino en tu nombre,
invocadoen su ayuda tantas veces, y en tus promesas
juradas al ms santo de los reyes, en ese templo del
que haces sagrada morada, y que debe igualar a la
duracin del sol. Pero, por qu se estremece mi cora
zn con un santo temor? Es que el espritu divino
se apodera de m? Es l mismo. Me ilumina. Habla. Se
abren mis ojos y se descubren ante mis ojos siglos oscuros. Levitas, prestadme los acordes de vuestros him
nos y secundad los transportes de esa divina agitacin.
El Co r o canta siguiendo la msica de toda sinfona
de los instrumentos.
Que se haga escuchar la voz del Seory su orculo divino para nosotros sea
como en la primaveradel alba a las hierbas el frescor.
Jo a d . Escuchad, cielos, mi voz; presta odos, tie
rra. No digas ms, oh Jacob, que tu Seor duerme. Pe
cadores, desapareced: el Seor se despierta.(Vuelve a empezar aqu la sinfona, y Joad toma en
seguida la palabra nuevamente.)
Cmo ha podido cambiarse en plomo vil el oro pu
ro? Quin es ese pontfice degollado en el santo lu
gar? Llora, Jerusaln, llora, ciudad prfida, des
venturada homicida de los divinos profetas! Tu Dios
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5 4 JUAN HACINE
se ha despojado de su amor hacia ti. A sus ojos tu in
cienso es incienso mancillado. Adonde conducs a esosnios y a esas mujeres? El Seor ha destruido a la
reina de las ciudades. Estn cautivos sus sacerdotes,
destronados sus reyes. Dios ya no quiere que se acuda
a sus solemnidades. Templo, derrcate! Cedros, lla
mead! Jerusaln, causante de mi dolor, qu mano
en un slo da te ha arrebatado todos tus encantos?
Quin cambiar mis ojos en dos fuentes de lgrimaspara llorar tu desventura?
A za r a s . Oh, santo Templo!
Jo r a d . Oh, David!
E l Co r o . Dios de Sin, renueva, renueva en su
favor tus antiguos beneficios!(La sinfona recomienza an, y Joad, un momento
despus, interrumpe:)
Jo a d
Qu nueva Jerusaln
surge del desierto en radiante claridady ostenta destellos de perennidad?
Pueblos del orden, ^ cantad!
Renace, cual nunca, Jerusaln.
Cmo es que acuden de lo ms apartado
esos hijos que nunca en su seno ha llevado?
Jerusaln, levanta, levanta tu cabeza!
mira a todos los reyes, de tu gloria asombrados,
reyes de todo el mundo ante ti prosternados,
que el polvo de tus plantas besan.
Feliz quien por Sin el alma sienta
que de santo fervor es hecha presa.
Vuestro roco, cielos, derramad
y que la tierra cre el que la ha de salvar.
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A T H A L A 55
Jo s a b e t
Ay!, de dnde nos vendr tan insigne favor,si los antepasados que un tal Salvador...
Jo ad
La rica diadema, preparad, Josabet,
que al santo rey David ci tambin.
(A los levitas)Y vosotros, seguidme, para armaros
donde se oculta, lejos de los profanos,
la formidable pila de lanzas y de espadas
que en sangre filistea antes fueron templadas,
que triunfante David, lleno de aos y honores
al Seor consagr por todos sus favores.
Para un ms noble uso pueden ser empleadas?Venid, por m mismo os sern entregadas.
ESCENA OCTAVA
Sa l o mit h , El Co r o .Sa l o mit h
Cuntos temores, hermanas, qu mortal turbacin.
Dios poderoso, son esos los oficios,
perfumes y sacrificios
que debieran ofrecerse ante tu ara hoy?
U n a m u c h a c h a d e l c o r o
Qu cuadro para nosotras, doloridas.
Quin creyera que se viesen jams
criminales espadas y lanzas homicidas
brillando en esta santa mansin de paz?
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7/27/2019 ATHALA - Jean Racine
52/77
5 6 J U A N R A C I N E
Ot r a
Llena de indiferencia para su Dios, por quJerusaln calla en peligro inminente?
Por qu, hermanas, en silencio consiente
que indefensas quedemos, el bravo Abner?
Sa l o mit h
Ay!, en Corte sin leyes ni favores
sino de la violencia,
donde empleos y honores
el precio son de una vil obediencia,
hermanas, por la triste inocencia
quin alzara clamores?
O t r aEn este peligro y confusin extrema
para quin se dispone la sagrada diadema?
Sa l o mit h
El Seor dignase a hablar.
Mas lo que a su profeta revelarha querido, quin nos har saber?
Al armarse, nos viene a defender?
Al armarse, nos viene a derribar?
Todo el coro, can t a
Oh promesa, amenaza, misterio tenebroso!
Cuntos males y bienes predichos a la par!
Cmo el ademn de clera furioso
con tanto amor concertar?
Una voz sola.
Sin perecer. Hechos pavesas
han de arder sus ornamentos.
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A T H A L A S7
O t r a vo z
Dios protege a Sin! Tiene por fundamentos
sus,eternas promesas.
La pr ime r a vo z
Veo desaparecer su luz resplandeciente.
La s e g u n d a voz
Su claridad veo por doquiera esparcida.
La pr ime r a
En abismo profundo es sumergida.
La s e g u n d a Sin a los cielos roza con la frente.
La pr im e r a
Qu triste descender!
La s e g u n d a Qu eterna gloria!
La pr ime r a
Qu gritos de dolor!
La s e g u n d a
Qu cantos de victoria!
U n a t e r c e r a v o z
No nos turbemos ms. Algn da el Seor
su gran misterio nos revelar.
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7/27/2019 ATHALA - Jean Racine
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58 J U A N R A C I N E
La s t r e s v o c e s
Su clera debemos respetar;debemos confiarnos a su amor.
O t r a v o z
De un corazn que a ti se rinde,
mi Dios quin la paz turbar?
Tu voluntad suprema por doquier persigue,y no se busca jams.
Sobre la tierra, en el cielo, existe
ventura mayor que la tranquila paz
de un corazn que a ti se rinde?
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A C T O C U A R T O
ESCENA PRIMERA
Jo s , Jo s a b e t , Za c a r a s Sa l o mit h , Un levita, ElCo r o .
Sa l o m it h . Junto a mi madre, con paso majestuo
so, el joven Eliacn se adelanta con mi hermano. En
tre esos velos, hermanas mas, qu es lo que llevan
los dos? Cul es esa espada que avanza delante deellos?
Jo s a b e t (a Zacaras). Hijo mo, poned con respe
to sobre esta mesa el libro temible de nuestra santa
Ley. Y vos tambin, amable Eliacn, colocad esta cin
ta augusta junto al libro divino. Levita, es necesario
poner, pues as lo ordena Joad, la espada de David al
lado de su corona.
Jo s . Qu nuevo espectculo es ste, princesa?
Por qu ese libro santo, esa espada y esa cinta? Des
de que el Seor me recibi en su templo nunca he
visto nada de una pompa semejante.
Jo s a b e t . Todas vuestras dudas, hijo mo, pronto
se aclararn.
Jo s . Queris probar esa cinta en mi frente?
Ah!, princesa, tened cuidado de no profanar algo glo
rioso. Respetad la memoria del rey que la ha llevado.
Un nio infortunado, abandonado a los osos...
Jo s a b e t (probndole la diadema). Permitid, hijo
mo: estoy haciendo lo que se me ha ordenado.
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7/27/2019 ATHALA - Jean Racine
56/77
6 0 JUAN RACINE
Jo s . Pero, si estoy escuchando los sollozos que
brotan de vuestros labios! Estis llorando, princesa!
De qu compasin os hallis estremecida? Es que,acaso, presentado en holocausto hoy, como en otro
tiempo la hija de Jephte, debo apaciguar la clera del
Seor con mi muerte? Ay!, nada tiene un hijo que no
pertenezca a su padre.
Jo s a b e t . He aqu a quien os comunicar los de
signios de los cielos. No temis nada. Y nosotros, salgamos todos de estos lugares.
ESCENA SEGUNDA
Jo a d , Jo s
Jos (c o r r i en d o h a ci a l os b r a z os d el g r a n s a c er d o t e).
Padre mo!
Jo a d . Qu hay, mi hijo?
Jo s . Qu es, decidme, lo que se prepara?
Jo a d . Es justo, hijo mo, que os lo declare. Es ne
cesario que quedis instruido, incluso antes que los dems, de los grandes designios de Dios sobre vos y so
bre su pueblo. Armaos de valor y de renovada fe. Ha
llegado el momento de mostrar ese ardor y ese cel
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A T H A L A 61
Jo s . Un rey prudente, as lo ha advertido Dios
mismo, no debe apoyarse nunca sobre el oro y las riquezas, teme al Seor, su Dios, tiene sin cesar delante
de l sus preceptos, sus leyes, sus severos juicios, y
no apesadumbra a sus hermanos con cargas excesivas.
Jo a d . Y si sobre uno de esos reyes debirais ajus
tar vuestra conducta, a cul eligirais, hijo mo, para
pareceros?
Jo s . David, lleno de un amor fiel para el Seor,
me parece el ms perfecto modelo de los grandes re
yes.
Jo a d . As, pues, no imitarais, en modo alguno,
en sus excesos a la infiel Joram, al impo Ochozas?
Jo s . Oh, padre mo!Jo a d . Acabad, decid, qu os parece?
Jo s . Que pueda perecer como ellos cualquiera
que se les parezca. Padre mo, en qu forma os veo
ante m?
Jo a d
. ( prosternndose a sus pies) Os rindo, el respeto que le debo a mi rey. De vuestro abuelo David,
Jos, haceos digno.
Jo s . Jos? Yo?
Jo a d . Sabris por qu merced insigne, burlando
Dios los designios de una madre furiosa (* ), cuando
ya apoyaba su pual sobre vuestro seno, os cogiy os salv de en medio de la carnicera. Aun no
habis escapado del todo a su ira. Con el mismo ardor
que entonces quiso perder en vos al ltimo de los hijos
de su hijo, su crueldad se dispone a haceros perecer,
y os persigue todava bajo el nombre que os oculta.
( 7) Se refiere a Athala, abuela suya.
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7/27/2019 ATHALA - Jean Racine
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J U A N R A C I N E
Pero bajo vuestros estandartes, ya he sabido colocar
a un pueblo obediente y dispuesto a vengaros. Entrad,nobles jefes de las familias sagradas, honradas cada
cual a su vez con el santo ministerio.
ESCENA TERCERA
Jo s , Jo a d , A za r a s , Is m a e l , y los otros tres jefes delos levitas
Jo a d (prosigue) . Rey, he aqu a los que han de
vengaros contra vuestros enemigos. Sacerdotes, he
aqu al rey que os promet.
A za r a s . Cmo?, es este Eliacn?
Is m a e l . Cmo?, este nio am able... ?
Jo a d . Es el verdadero heredero de los reyes de
Jud, el ltimo nacido de los hijos del triste Ochozas,
criado, como sabis, bajo el nombre de Jos. De esta
flor tan tierna, y tan pronto segada todo Jud, como
vosotros, lamentaba el destino, pues se le crea muerto en unin de sus hermanos. Como ellos, fu alcan
zado por el prfido cuchillo. Pero Dios supo burlar el
alcance de la herida mortal, conserv en su pecho el
calor casi extinto, permiti que, burlando la mirada
vigilante de los verdugos, Jorad se lo llevase ensan
grentado contra su seno y, no teniendo su robo otro
cmplice que yo, escondiera al nio en el templo y lo
criara.
Jo s . Ay!, cmo pagar nunca la deuda, padre
mo, de tanto amor y de tantos beneficios?
Jo a d . Guardad para otros instantes ese reconoci
miento. He aqu vuestro rey, vuestra nica esperanza. He procurado hasta ahora conservroslo: Ministros
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del Seor, a vosotros os corresponde lo dems. Pronto
la criminal hija de Jezabel, noticiosa de que Jos anve la luz, en el horror del sepulcro querr hacerlo en
trar de nuevo. Ya, sin conocerle, quiere degollarle.
Santos sacerdotes, a vosotros os toca adelantaros a su
furor. Es necesario concluir la vergonzosa esclavitud
de los judos, vengar a vuestros prncipes muertos, restablecer vuestra Ley, y hacer que las dos tribus ( x)
reconozcan a su monarca. La empresa es, sin duda,
grande y peligrosa. Ataco en su mismo trono a una
reina llena de orgullo, que contempla a numerosa
hueste de extranjeros, de infieles hebreos, avanzar
bajo sus banderas. Mas mi fuerza es la de Dios cuyos
intereses constituyen mi gua. Pensad que todo Israel
depende de este nio. Ya este Dios vengador comienza a turbarla, ya, burlando sus precauciones, ha sabi
do congregaros. Ella nos cree aqu sin armas ni defen
sa. Coronemos, proclamemos en seguida a Jos. Mar
chemos afuera, intrpidos soldados del nuevo prnci
pe, invocando al rbitro de los combates; despertando
la fe adormecida en los corazones, vayamos a buscar
a nuestra enemiga hasta en su propio palacio. Y, qu
corazones, hundidos en un sueo vergonzoso, al ver-
nos avanzar con este santo despliegue, no se apresu
rarn a seguir nuestro ejemplo, a seguir a un rey, al
que Dios mismo ha criado en su templo, al suceor de
Aarn, seguido de sus sacerdotes, conduciendo al com
bate a los hijos de Levi, y reverenciadas en las mismas manos de los pueblos las armas que David al Se
or consagr? Dios, su clera extender sobre sus ene
migos. Baaos sin miedo en la sangre del infiel; herid
a los tirios igual que a los israelitas. Es que no des
cendis de esos famosos levitas que, cuando al dios
(J) Benjamn y Jud.
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del Nilo, el rapaz Israel rindi un culto criminal en el
desierto, consagraron, santamente homicidas de susms queridos padres, sus manos a la Divinidad en la
sangre de los prfidos, y por esta noble hazaa os con
cedieron el honor de ser slo en los altares del Seor
vosotros empleados? Mas ya veo que ardis en deseos
de seguirme. Jurad, pues, ante todo, sobre este libro
augusto, a este rey que el cielo os retoma hoy, y pro
metedle vivir, combatir y morir por l.
A za r a s . S, juramos aqu por nosotros, y por to
dos nuestros hermanos, restablecer a Jos en el tro
no de sus padres, no abandonar el hierro que se colo
ca entre nuestras manos hasta no haberle vengado de
todos sus enemigos. Si algn transgresor quebranta
esta promesa, que experimente, gran Dios, tu furia vengadora: que sus hijos, excluidos con l del n
mero de tus elegidos, sean relegados al lugar de los
muertos que no has de conocer.
Jo a d . Y vos, rey, no juris permanecer fiel en
todo momento a esta Ley, vuestra norma eterna?
Jo s . Podra no conformarme a ella?Jo a d . Oh, hijo mo! aun me atrevo a llamaros
as , permitid esta ternura y perdonad las lgrimas
que me arrancan por vos bien fundados temores. Cria
do lejos del trono, ay!, ignoris el venenoso encanto
de ese fatal honor. Ignoris la embriaguez del poder
absoluto, la voz encantada de los vergonzosos adula
dores. Pronto vendrn a deciros que las leyes ms
santas, enseoreadas de un pueblo vil, deben obedecer
a los reyes; que un rey no tiene otro freno que el de
su propia voluntad; que todo debe inmolarlo a su su
prema grandeza; que el pueblo se halla condenado al
trabajo y a las lgrimas, y que con frreo cetro pre
fiere ser gobernado; que si no se halla oprimido, tarde
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o temprano ser l quien oprima. As, de engao en
engao, y de abismo en abismo, corrompiendo la ama
ble pureza de vuestro carcter, os harn, por ltimo,odiar la verdad, y os pintarn la virtud en una horri
ble imagen. Ay!, ellos descarriaron al ms sabio de los
reyes. Jurad sobre este libro, y ante estos testigos, que
Dios ser siempre la primera de vuestras preocupa
ciones: que severo para los malvados, y refugio para
los buenos, tomaris por juez a Dios entre el pobre y vos, acordndoos, hijo mo, de que escondido en este
lugar, fuisteis pobre como ellos y como ellos hurfano.
Jo s . Prometo observar lo que la Ley me ordene.
Mi Dios, castigadme si os abandono.
Jo a d . V enid: con el leo santo os debo consagrar.
Entrad, Jos: podis haceros visible.
ESCENA CUARTA
Jos, Joad, Josabet, Zacaras, Azaras, etc .
Sa l o mih , El Coro.
Jo s a b e t (abrazando a Jos). Oh, Rey, hijo de
David!
Jo s . Oh, mi nica madre! Venid, querido Zaca
ras, a abrazar a vuestro hermano.
Jo s a b e t (a Zacaras). Prosternaos, hijo mo, a los
pies de vuestro rey.Jo a d (mientras ellos se abrazan). Podis siem
pre estar unidos as, hijos mos!
Jo s a b e t (a Jos). Conocis, pues, qu sangre os
di la vida?
Jo s . S, y tambin las manos que sin vos me la
hubieran quitado.
A 8
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Jo s a b e t . Ya puedo, por tanto, Jos, llamaros con
vuestro nombre.
Jo s . Jos nunca dejar de amaros.
E l c o r o . Cmo? E s ...