Astronomía Mesoamericana (Arqueoastronomía)
Jesús Galindo Trejo y Julieta Fierro Gossman
Introducción
Los moradores del México antiguo, estaban interesados en observar al cielo. Se dieron
cuenta que el movimiento periódico de los astros les servía para contar el tiempo. En sus
magníficas construcciones incluyeron observatorios astronómicos. La orientación de las
pirámides y calzadas se construyeron, entre otras cosas, para conmemorar a los astros.
Fig. 1 Los astrónomos mayas fueron grandes observadores del cielo, en particular de
Venus y de los movimientos del Sol y la Luna. Nos legaron magníficos registros escritos
al respecto.
En México existen miles sitios arqueológicos, son tantos que no contamos con los
recursos para analizarlos, restaurarlos y abrirlos al público.
Para organizar nuestra vida es necesario tener un calendario. Es difícil definir lo que es
el tiempo; sin embargo se puede medir con fenómenos repetitivos como la sucesión de
horas de luz y oscuridad o las fases de la Luna. La cuenta del tiempo tiene días, que tiene
en promedio doce horas de luz y doce de oscuridad. El calendario también cuenta con
meses, que son un poco más largos que el periodo entre dos lunas llenas. Y tenemos el
año de aproximadamente cada 365 días. En México durante el año se alternan la época de
lluvia y de secas, la medición de este lapso es fundamental para planear las cosechas.
Todas las grandes culturas elaboraron calendarios a fin de organizar sus actividades.
La arqueo astronomía es una disciplina dedicada a descubrir los vestigios de la
antigüedad que tienen que ver con los astros. La arqueo astronomía es una ciencia donde
trabajan juntos arqueólogos, historiadores, físicos y astrónomos a fin de investigar lo que
idearon nuestros antecesores para comprender el universo.
A lo largo de este texto aprenderemos la manera en que las grandes construcciones
mesoamericanas se edificaron no sólo para honrar a los dioses, ser sitios dónde se ejercía
el poder y se llevaba a cabo el intercambio comercial, sino también, con utilidad
calendárica marcada por los astros. Narraremos cómo se observa el cielo a simple vista y
leeremos sobre los monumentos de las diversas regiones de México donde quedaron
registrados los movimientos del cosmos.
Recordemos que estas grandes culturas mesoamericanas florecieron hace mucho más de
500 años, en la edad de piedra, no poseían telescopios ni instrumentos de acero. Por tanto
sus observaciones se practicaban a simple vista, como lo podemos hacer nosotros
cualquier noche despejada.
Sabemos lo que pensaban los antiguos moradores de Mesoamérica porque dejaron
material escrito, no sólo en forma de códices ilustrados sino en rocas labradas con la
compleja escritura jeroglífica. Además, por fortuna, algunos de los misioneros y letrados
españoles que llegaron tras la conquista recolectaron de manera escrita parte de la rica
cultura que encontraron.
Fig. 2 Las estelas de Bonampak permiten conocer su fecha de construcción. Los
monumentos de los murales están orientados en la misma dirección que la Vía Láctea a
media noche del día de su inauguración.
Espero que este capítulo del curso de astronomía de AVE Ciencias te haga más
interesante cualquier visita que hagas a un sitio arqueológico o a un museo de
antropología y te haga sentirte orgulloso de tus raíces culturales.
El movimiento aparente del Sol
El Sol es el astro más brillante del cielo. Parece recorrer la bóveda celeste día con día,
decimos parece porque en realidad es la Tierra la que se desplaza. Dado que la Tierra se
mueve de oeste a este, parece que él se mueve de oriente a poniente.
Durante el día no podemos ver a las estrellas porque el brillo del Sol las opaca. No es
recomendable voltear a ver a Sol porque puede quemar los ojos. Por lo tanto te
describiremos su movimiento, no queremos que lo mires. Lo que puedes hacer es mirar tu
sombra, si la observas a diferentes horas del día notarás que cambia, es más larga por la
mañana y por la tarde. El Sol sale en general un punto cercano del este y se pone cerca
del oeste, aunque día con día su posición en el horizonte cambia. Recorre la bóveda
celeste, este trayecto le toma 12 horas en promedio; es cuando hay luz solar.
Los mapas son representaciones a escala pequeña de lo que nos rodea. Las maquetas son
mapas en tres dimensiones. Son muy útiles para comprender la realidad. Te sugerimos
que construyas una maqueta pequeña, puedes usar cajas de cartón o plastilina de algún
sitio arqueológico imaginario. Tal vez tengas en tu casa un modelo de alguna pirámide,
eso te bastará para comprender los rudimentos de la astronomía.
Fig. 3 Maqueta virtual de Monte Albán. Se puede observar el edificio J (el pequeño que
está cerca de la edificación del fondo; sus escalinatas están orientadas hacia la edificación
desde dónde se observa el paso cenital.
Fig. 4 Mapa que muestra la orientación de Monte Albán: norte sur. Así mismo se
aprecia la orientación del edificio J (que asemeja una flecha).
Los mesoamericanos pensaban que la Tierra era plana y estaba rodeada de agua. Los
antiguos moradores de nuestras tierras también construían maquetas de sitios, las puedes
ver expuestas en varios museos de antropología. En tu maqueta puedes indicar los puntos
cardinales, es decir norte, sur, este y oeste; para los mesoamericanos eran cuatro rumbos.
Los pintaban de negro, amarillo, blanco y rojo. El oeste era blanco, tal vez por el regreso
al hogar ya que era el color de las casas. El norte se pintaba de negro, que también se
refería a la muerte. Es posible que sea porque la inmigración desde el norte representó la
muerte de los ancestros. El rojo era la vida desde donde surge el Sol en el este, día con
día. ( Cabe notar que la asignación de colores a los distintos rumbos podía varias de
región en región.)
Fig. 5 Los rumbos mesoamericanos fueron el equivalente a los puntos cardinales.
(Códice Fejervary-Mayer)
Si construyes la maqueta, o simplente observar la sobra de un objeto fijo, es importante
que incluyas elementos altos y delgados, para que observes cómo cambian las sombras
que proyectan durante el día y su orientación a lo largo del año.
Observada desde latitudes geográficas de México en enero la trayectoria del Sol está
más tendida hacia el sur y en verano más hacia el norte. Por eso en el invierno hace más
frío, los rayos del Sol no nos caen casi perpendiculares a medio día, cómo en julio y
agosto. Además el número de horas que nuestra estrella permanece en el cielo cambia. En
enero las noches son más largas en cambio en agosto son más cortas.
En general se piensa que a medio día el Sol siempre está encima de nuestra cabeza, en el
cenit, en realidad se trata de un promedio. Si observas tu sombra a medio día en varias
ocasiones notarás que sigue alargada, porque a medio día el Sol suele estar al norte o al
sur del cenit. Si tienes una lámpara de mano podrás iluminar tu maqueta y ver las
sombras de tus construcciones, incluidas las que se forman cuando el Sol está en el cenit,
o puesto de otra manera donde no se producen sombras, o más bien donde las sombras
coinciden con la base de los objetos.
El día en que el Sol a medio día está encima de nuestras cabezas se llama paso cenital.
Para los pueblos mesoamericanos este era un día de fiesta.
Fig.6 El Sol no siempre sale por el mismo sitio del horizonte este.
Como vimos en la clase de Egipto de la antigüedad, la inclinación del eje de rotación de
la Tierra es la responsable que el Sol no salga justo en el este ni se ponga en el oeste,
salvo los dos días de los equinoccios. El Sol se mueve a lo largo del año hacia el norte y
el sur de ese punto. La inclinación del eje de rotación también es la responsable que
durante el invierno las noches sean más largas y los días más cortos.
Si construiste la maqueta podrás simular los movimientos del sol en diferentes épocas
del año, cuando su órbita está más inclinada al sur, al norte y cuando pasa por el cenit.
Fig.7 Trayectoria de la Tierra, mostrando como cambia su insolación debido a la
inclinación del eje de rotación de la Tierra. (Aula Proy)
La medición del tiempo
El tiempo se mide con fenómenos repetitivos, piensa en el péndulo de un reloj. Las
grandes culturas han empleado los astros para medir el tiempo. Tal sólo piensa que el día
resulta de la sucesión de las horas de luz y de oscuridad. Desde que tenemos registros
escritos hemos usado a los días para la cuenta del tiempo.
El paso de las estaciones marca el año, que es fundamental en el calendario. Como
mencionamos antes la traslación de la Tierra en torno al Sol con su eje inclinado produce
las estaciones, en México se perciben claramente por la sucesión de la época de lluvia y
la de secas. En sitios que están más al norte se observan cuatro estaciones bien marcadas,
lo que no ocurre en el sureste del país. En los polos las estaciones son tan notables que
hay días en que nunca sale el Sol y otros donde nunca se pone.
El aspecto del cielo nocturno también cambia durante el año porque la Tierra se mueve
en torno al Sol y las estrellas que podemos observar en distintas épocas son diferentes.
Esto significa que al observar las estrellas podemos medir el transcurso del año, el
tiempo.
Fig.8 Durante el año cambia el aspecto del cielo nocturno debido a la traslación de la
Tierra.
La época de secas en México corresponde a los meses invernales. En esta temporada a
medio día el Sol no pasa por nuestras cabezas sino que está tendido hacia el Sur. Por la
noche se ve la constelación que los aztecas llamaron Mamalhuaztli, los palitos
empleados para producir fuego, que probablemente se tratara del cinturón de Orión. Éstos
se frotaban una contra otra hasta que se incendiaban.
Durante el verano, es decir la época de lluvias, el Sol a medio día está ligeramente
tendido hacia el norte. Como vimos antes durante esta época las noches son más cortas.
En el cielo se ve un gran triángulo de estrellas brillantes sobre la Vía Láctea, representaba
el hogar donde los dioses formaron a la humanidad. Tal vez sea en la actual constelación
del Águila, que se ubica sobre la Vía Láctea en la vecindad de lo que se conoce como la
bifurcación.
Contar de veinte en veinte
Uno de los grandes inventos de la humanidad es contar. Nosotros usamos un sistema de
cuenta que aprendimos de los árabes. Contamos de diez en diez, tal vez porque tenemos
diez dedos.
Los babilonios contaban por docenas, si cuentas el número de falanjes en los cuatro
dedos de una de tus manos notarás que son doce. Así que este grupo humano empleaba
sus manos como ábaco portatil. Los cuatro dedos largos tienen doce falanges y el dedo
pulgar era el marcador. Hemos dividido el año en doce así como el número de horas de
la noche y del día.
Los pueblos mesoamericanos contaban de veinte en veinte. Emplearon meses de veinte
días. Nosotros los usamos de aproximadamente treinta días que es lo que le toma a la
Luna completar una vuelta en torno a la Tierra.
Cada mes mesoamericano de veinte días tenía un nombre distinto. Sus años eran de 18
meses de 20 días cada uno. Había además cinco días adicionales en los que se realizaban
fiestas especiales y así completar el periodo solar de 365 días.
En la antigüedad romana, de la que tomamos el calendario actual, había 12 meses de 30
días y también 5 días dedicados a la fiestas de Saturno.
Los astrónomos modernos consideramos que fue tan importante la cuenta de veinte en
veinte que bautizamos a un cráter de Mercurio con el nombre de Hunkal, que significa el
numeral veinte en maya. Este cráter marca el origen de las coordenadas en ese mundo,
como si fuera el punto cero que pasa por el meridiano Greenwich de Mercurio.
El calendario moderno
Heredamos el calendario moderno de los romanos. Este estaba basado en el de los
babilonios. Tenía un año de 360 días de doce meses de 30 días cada uno. La idea de
dividir la circunferencia en 360º viene precisamente de que al Sol le toma más o menos
360 días en regresar al mismo punto en el horizonte, o para comprenderlo de manera
moderna la Tierra se mueve más o menos un grado al día en torno del Sol. Además los
babilonios agregaban 5 días o más al final del año que era en febrero.
Este calendario sufrió modificaciones. Julio César le agregó un día a su mes y le puso su
nombre, lo mismo que Augusto. Carlo Magno decidió iniciar el año en enero, de allí que
septiembre y diciembre ya no sean el séptimo ni décimo meses del año.
Los nombres modernos de los días de la semana tienen un origen astronómico. Cada
uno honra a un astro visible a simple vista que no es estrella. Miércoles viene de
Mercurio y Viernes de Venus. Por ejemplo en Alemán o Inglés, Domingo es el día del
Sol. Recordemos que en todas las grandes culturas el Sol ocupó un sitio fundamental en
la teología. Los planetas se mueven respecto de las estrellas, éstas parecen formar figuras
que no cambian de forma. Planeta significa vagabundo en Griego. Los planetas Mercurio
y Marte se ven de color rojo, Saturno amarillo, Júpiter y Venus se observan blancos este
último como el astro más brillante del firmamento. Para reconocer a los planetas basta
que busques estrellas brillantes que se trasladan sobre la bóveda celeste por la misma
banda donde se mueven el Sol y la Luna, sobre la banda del zodiaco. Es una banda que va
de este a oeste.
Los católicos usan un calendario lunar para algunas fiestas, por eso la Semana Santa
cambia de fecha año con año, ya que el domingo de Resurrección es el primer domingo
después de la Luna llena después del equinoccio de primavera.
Los mesoamericanos también observaron a los planetas. Consideraban que Venus era la
estrella del atardecer o el amanecer. Esto se debe a que está más cerca del Sol que la
Tierra y siempre va más pegada a él. Además es un mundo cubierto de nubes que reflejan
la luz del Sol.
El calendario mesoamericano
En mesoamérica existían dos calendarios. Uno, el Xiuhpohualli, astronómico, basado en
el periodo de translación de la Tierra en torno al Sol, es decir el paso de las estaciones,
era sumamente útil para planear los cultivos que dependían de la época de lluvias. En
periodos de secas las sociedades dedicaban su esfuerzo a la erección de pirámides y
sitios ceremoniales. Esta cuenta del tiempo duraba 365 días, dividida en 18 meses de
veinte días cada uno. Algunos de sus nombres son Ochpaniztli, Tepeilhuitl y
Panquetzaliztli. Por supuesto era necesario agregar 5 días para completar la cuenta.
Los mesoamericanos idearon otro calendario, llamado Tonalpohualli, su uso era ritual.
Su duración era de 260 días que corresponde al tiempo aproximado de gestación de un
bebé. Aunque tal duración tendría que ver con algún fenómeno astronómico observable a
simple vista, como algunos movimientos solares y lunares. Este calendario se usaba para
decidir las fechas de las ceremonias religiosas.
Los dos calendarios comenzaban a correr simultáneamente y no volvían a coincidir sino
hasta después de 52 años del Xiuhpohualli, es decir hasta que transcurrieran 18 980 días.
En el calendario ritual esto corresponde a 73 años de 260 días cada uno.
La identidad 52 x 365 = 73 x 270 constituye uno de los principios básicos del sistema
calendárico mesoamericano.
Cada 52 años los pueblos de antaño hacían la ceremonia del fuego nuevo. Apagaban
todos los fogones y rompían las vasijas (por eso hay tantos tepalcates regados por el
país). El sumo sacerdote encendía el fuego nuevo y se repartía entre toda la población en
un acto de renovación y gratitud al Sol por volver a iluminar al mundo.
Los mesoamericanos eran conscientes de que el año no tiene un número entero de días.
De acuerdo a algunos cronistas del siglo XVI cada cuatro años agregaban un día al
calendario, igual que hacemos en el presente.
La orientación de las pirámides
Se piensa que el calendario mesoamericano surgió en algún lugar entre México y
Centroamérica, donde floreció la cultura Olmeca. Este calendario se utilizó en toda
Mesoamérica, es decir la parte central y sur de México y Centro América hasta Costa
Rica.
Todos los grandes sitios arqueológicos están construidos de tal manera que sirven para
mostrar la importancia de la cuenta del tiempo. Desde luego que cumplían muchas otras
funciones, eran lugares donde se adoraban los dioses y se llevaban a cabo ceremonias y
ritos. Incluso algunos contaban con escuelas, mercados y viviendas de los grandes
señores.
Las calzadas que los atraviesan y las fachadas de las pirámides están orientadas hacia
puntos determinados del cielo para marcar fechas precisas. Señalan la salida y puesta del
Sol, de Venus o de la Luna en fechas relevantes, o la presencia de un grupo de estrellas
particulares para un día determinado del año. Todo esto servía por supuesto para para el
seguimiento de la cuenta del tiempo. Pero también representaba un mensaje de poder de
la élite goberante que poseía el conocimiento astronómico-calendárico heredado de
muchas generaciones atrás. Piensa que usar dos calendarios corriendo simultáneamente
no era cosa sencilla, si las edificaciones señalaban las posición de un astro en un día
determinado, se podía calibrar facilmente la cuenta del tiempo. Por darte un ejemplo, en
Monte Albán existe un edificio en forma de punta de flecha que apunta a la estrella
Capela - la sexta estrella más brillante del cielo - el día del paso cenital del Sol en este
centro ceremonial.
Fig. 9 Edificio en forma de punta de flecha en Monte Albán
Representaciones
Las culturas mesoamericanas tenían varios símbolos para representar a los astros. Por
ejemplo, el símbolo de estrella era un ojo en el cielo, se pueden observar en algunos
códices elaborados con corteza o piel de venado e ilustrados con vivos colores, así como
en cerámica y en la pintura mural.
La noche solía dibujarse como la piel de un jaguar, las motas eran las estrellas. Para los
mexicas el dios principal era Huitzilopochtli, deidad de la guerra que estaba asociada al
Sol y al águila y se representaba como tal. Si piensas el águila surca los cielos durante el
día y también lo hace el Sol. En nuestras monedas modernas está plasmada el águila,
nuestra representación solar del pasado.
Fig.10 Representación de estrellas en el cielo mesoamericano
El símbolo de la Luna es una olla con cantos redondos conteniendo un conejo. No
solamente se aprecia uno en la faz de la Luna, sino que si observas el horizonte desde
donde vives, notarás que cada día, la Luna sale en sitios y a horas distintas, además de
cambiar de aspecto, a veces está totalmente iluminada y otras oscura. Es como si la Luna
fuera saltarina y se supiera esconder.
El símbolo de algunas culturas de México para eclipse es un jaguar devorando al Sol.
Cosa que no es de sorprender puesto que es notable que durante los eclipses totales de Sol
éste desaparezca en pleno día. Otras culturas consideran que durante un eclipse el Sol se
enferma o muere.
El planeta Venus que se observa como una estrella muy brillante en el cielo se
representada como una especie de media flor con un ojo en el centro; es decir, como el
símbolo de lucero rodeado de fulguraciones y rayos que indicaban su gran resplandor. Su
nombre en maya y náhuatl es: Noh Ek, y Huei Citlalin que significa Gran Estrella.
El símbolo de astrónomo
No se tiene la plena certeza de la representación pictórica de astrónomo que emplearon
los pueblos mesoamericanos. Algunos arqueólogos han propuesto que se trata de una
figura con su instrumento de trabajo. Éste consistía en dos barras de madera, unidas por
el centro, que se empleaban para medir la altitud de los astros por encima del horizonte; o
fijar un punto de referencia de la posición de algún objeto celeste. Así con este
instrumento se podía determinar el recorrido de los astros en la bóveda celeste. Entre más
grande fuera la separación entre las barras mayor era la distancia entre el horizonte y el
astro que estaban estudiando. En un códice de la región Mixteca de Oaxaca se representó
a un astrónomo con el instrumento dentro de un templo adornado de estrellas.
Fig.11 Posible representación de un astrónomo mesoamericano
Tú puedes construirte un instrumento para medir la altitud de los astros en el cielo. Sólo
necesitas un transportador, un popote y un clip amarrado a un hilo que emplearás como
plomada. Ajusta el popote a la orilla plana del transportador, sujeta la plomada por su
centro. Si te asomas por el popote el hilo te dará la altitud del astro.
Fig. 12 Instrumento sencillo de construir para pedir la altitud de la Luna o de una
estrella sobre el horizonte.
Si recuerdas la estrella Polar está a 19.5 º encima del horizonte (para un sitio en el
centro de México), con tu instrumento, llamado astrolabio, puedes ubicar algunos objetos
en tu recámara que estén a esta altitud. La elevación de la estrella polar es más baja si nos
acercamos al ecuador y más alta si avanzamos hacia el norte.
Durante siglos los humanos tuvimos que observar a los astros a simple vista, nos
dedicamos a medir sus posiciones y movimientos equipados con instrumentos como los
que acabamos de describir. Sólo hasta que Galileo empleó el telescopio para mirar al
cielo pudimos comenzar a comprender su estructura.
Las estrellas
Si miras al cielo despejado durante la noche, notarás que parece una enorme bóveda que
circunda a la Tierra sobre la que están esparcidas las estrellas. Como si fuera un techo
con astros que gira de este a oeste en torno de nuestro mundo.
Las estrellas guardan las mismas posiciones unas respecto de las otras, incluso puedes
unirlas para formar figuras. Los grupos estelares se llaman constelaciones, parecen girar
alrededor de la estrella polar describiendo un círculo en el cielo. En realidad es la Tierra
la que da vueltas, pero como no detectamos su movimiento, nos da la impresión que el
cielo con todo y astros es el que se mueve.
La estrella Polar es notable porque permanece quieta durante la noche, a diferencia de las
demás que se trasladan con la bóveda celeste. La estrella Polar se puede observar durante
todo el año, no sale y se pone como el Sol, la Luna y la mayor parte de las estrellas.
Si estiras los brazos y colocas la mano derecha en la dirección por donde sale el Sol y la
izquierda por donde se pone, tu cara estará apuntando hacia el norte. En esa dirección se
encuentra la estrella Polar. Ésta marca el sitio por donde pasa el eje de rotación de la
Tierra, es decir, alrededor del que gira toda la esfera celeste, con todo y el resto de las
estrellas.
La estrella Polar forma parte de una constelación que parece un papalote, o una cazuela,
dependiendo de cómo te la imagines. Los europeos la llaman la Osa Menor.
La constelación moderna de la Osa Mayor, que tiene una forma similar era
probablmente Tezcatlipoca (es espejo humeante, dios asociado a la noche) para los
mexicas . Éste era un dios cojo muy poderoso. De su pie se habría creado el mundo
habitado por el hombre. Su pie era comido por el horizonte en el transcurso de la noche
como referencia a que era cojo. Los mesoamericanos pensaban que el movimiento de la
constelación representaba una reverencia de su dios.
Fig.12 Tezcatlipoca
Encontrar la ubicación de la estrella Polar era especialmente importante para orientar las
pirámides y sus calzadas, ya que era una referencia direccional fundamental. Cabe notar
que los astros son una referencia universal para definir las direcciones desde cualquier
sitio del planeta. Piensa estar perdido en el mar o un desierto durante la noche sin
estrellas, no podrías ubicarte sin ayuda de equipo moderno. No es fácil ver la estrella
Polar porque no es muy brillante. Desde Tenochtitlan se observa a 19.5º por encima del
horizonte, sabiendo donde buscar con un poco paciencia se puede localizar.
Los mayas identificaban la región norte con una deidad de cierta apariencia de mono y
cresta rayada llamada Xaman Ek.
El Sol y el horizonte
Las grandes construcciones de las zonas elevadas de Mesoamérica están rodeados de
montañas. Por esto, la salida y puesta de los astros es en general por detrás de algún cerro
o depresión que delimitan al horizonte. Conforme avanza el Sol ilumina directamente las
depresiones que encuentra en su camino.
Un ejemplo de salida e iluminación solar es uno de los canales de agua en Xochimilco,
está orientado hacia el este, de tal manera que a la distancia se observa el hermoso volcán
nevado Iztaccihuatl (mujer blanca). En ocasiones la Luna sale por detrás de este volcán
apagado. Durante la salida de la Luna llena, el Sol se encuentra poniéndose del otro lado,
por el oeste. Mientras nuestra estrella desaparece ilumina al volcán con luces de color
naranja. Una vez que se oscurece le toca a la Luna iluminarlo. Si alguna vez tienes la
fortuna de pasear en trajinera por estos canales construidos hace más de 600 años podrás
observar la belleza del horizonte mexica, bordeado de conos volcánicos.
Los astrónomos de la antigüedad precolombina aprendieron a usar las cimas de los
cerros que rodeaban a sus sitios ceremoniales como marcadores de las salidas y puestas
de los astros, incluso en varios de ellos colocaron marcadores como rocas labradas,
oratorios o sitios para baños rituales.
En lugares construidos junto al mar, como Tulum en Quintana Roo, en el entorno
formado por el océano azul agua y llanuras selváticas no proveía de marcadores
geológicos, así que se empleaba directamente como referencias visuales a los astros y a
las construcciones edificadas con ese propósito para medir el tiempo.
Fig. Tulúm
Cuicuilco
Cuicuilco es una zona arqueológica que se encuentra incrustada en la región sur de la
Ciudad de México. Posee una pirámide circular que domina toda la región. Esta pirámide
honra al dios viejo o Huehueteotl, la deidad venerada durante más tiempo en México y
justamente asosciada al dios Xiutecuhtli, dios del fuego. En algunos códices este dios
marca el centro de los rumbos cardinales.
El actual sitio arqueológico tuvo que ser abandonado cuando el volcán Xitle hizo
erupción al principio de nuestra era. Cuando sus habitantes salieron dejaron atrás
mazorcas que se calcinaron y ahora se pueden observar en el museo de Cuicuilco. De allí
podemos inferir que la erupción sucedió en el mes de Julio.
Fig. Pirámide circular de Cuicuilco que fue abandonada cuando hizo erupción el volcán
Xitle.
Desde la pirámide de Cuicuilco se puede observar con toda nitidez el contorno de
montañas y cerros que circundan al valle de México. Desde allí se estudiaron las salidas y
puestas del Sol, la Luna y planetas como Venus y de algunas estrellas brillantes.
La escalinata de esta gran pirámide circular está orientada hacia la salida solar en los
días que dividen al tiempo transcurrido entre ambos solsticios: 23 de marzo y 20 de
septiembre. Es como si se dedicara este impresionante edificio al equilibrio temporal de
los movimientos extremos del Sol. Esto ya en época tan temprana como 500 años antes
de Cristo.
Cada sitio por donde emergía un astro en alguna fecha importante se consideraba
sagrado. De hecho en las cúspides de varios cerros que rodean al valle de México se
encuentran altares con ofrendas ( enterramientos humanos, ollas, representaciones del
dios de la lluvia Tlaloc) incluso algunos siguen siendo sitios de culto en el presente.
El juego de pelota
Una de las características de los sitios arqueológicos mexicanos son las canchas de juego
de pelota. No se conocen exactamente las reglas del juego, pero se sabe que era un
deporte difícil y que los grandes atletas que lo practicaban eran héroes. Empleaban una
pelota de hule o caucho de unos 20 centímetros de diámetro que rebotaba muy alto, la
lanzaban con la cadera y los hombros. El caucho para hacer pelotas se extrae del árbol del
chicozapote, que crece en las selvas del sureste Mexicano. La sabia - el látex - se
recolecta de los árboles que llegan a medir más de un metro de ancho. Por cierto el látex
también se empleaba para mascar, como los chicles modernos.
En una versión del juego los jóvenes tenían que hacer pasar la pelota por unos aros de
piedra finamente labrados ubicados en las paredes de espacios de juego. En ocasiones, los
perdedores eran sacrificados o convertidos en esclavos. Incluso los ganadores obtenían
todas las mantas y capas de los expectadores.
Comunmente no se ven los aros de los juegos de pelota cuando se visitan las ruinas. Por
un lado pudieron ser saquedos y por otro en acepciones no se usaban. Se pueden observar
en los museos de sitio o descubrir en las edificaciones que se hicieron después, como los
templos del siglo XVI, es decir que se cosntruyeron poco después de la conquista
empleando material de los edificios para el de culto anterior.
En Cantona en el Estado de Puebla hay alrededor de cincuenta canchas de juego de
pelota, sin aros, de distintos tamaños y con las paredes inclinadas de varias maneras, es
decir para jugar con distinto grado de dificultad. En particular una de las canchas mide a
penas unos cuantos metros en contraste con magnífica cancha de Chichén Itzá que es de
decenas de metros de longitud y tiene hermosos aros labrados. Se piensa que Cantona era
un lugar donde se entrenaban jugadores.
Fig. Canchas de juego de pelota en Cantona, Puebla.
En el costado oriente de la pirámide del Sol en Teotihuacan se puede ver una estructa
que suegiere un inmenso juego de pelota que pudo conducir a los mexicas a pensar que
lo construyeron dioses gigantes. Este juego de pelota está orientado en el eje norte sur de
la ciudad. Además existe evidencia de que los cinco segmentos que dividen a la avenida
de los muertos eran canchas de juego de pelota.
En la mitología maya existían dos hermanos gemelos – Hunahpú e Xbalamqué - que se
convirtieron en el Sol y en la Luna y además eran expertos jugadores.
Escorpión en Xochicalco
Cerca de la ciudad de Cuernavaca existe un sitio arqueológico llamado Xochicalco. Los
miles de personas que vivieron allí trabajaron más de 200 años en construirlo. Está sobre
una plataforma labrada sobre la cumbre de un cerro. Desde allí se domina el valle de
Cuernavaca.
Existe una constelación que parece un alacrán, se llama Escorpión. Si unes los puntidos
que forman este grupo de estrellas podrás formar la figura de este animal ponzoñoso. La
parte más notable es la cola enroscada en cuya punta está el aguijón y la ocupa una
estrella doble.
En el horizonte existe una montaña llamada Colotepec que significa justamente cerro de
los alacranes. Durante el mes febrero de cada año la constelación del Escorpión sale
detrás de ese cerro.
Fig. La constelación del escorpión
Por cierto, en Xochicalco hay varios juegos de pelota. Uno de ellos está construido de
tal manera que se puede observar cómo el Sol pasa a través de los aros, durante la puesta,
durante los equinoccios, es decir los dos días del año cuando hay igual número de horas
de luz y de oscuridad.
Hacer un calendario no es cosa fácil, se debe observar el Sol y las estrellas durante varios
años para medir con precisión la duración de sus ciclos. En la época prehispánica los
diversos pueblos mesoamericanos se dieron cuenta de la conveniencia de poseer un
calendario único para ponerse de acuerdo en sus fiestas ya que durante estas se fomentaba
el comercio de las variadas mercancías de cada lugar: maderas preciosas, plumas de
colores, conchas en forma de caracol, telas, vasijas, pieles de jaguar, vasijas, cacao, maíz,
etc.
Como mencionamos antes, el año no dura exactamente 365 días, sino 365.25636. Por
consiguiente periódicamente se deben hacer ajustes al calendario para que coincida con
las estaciones.
Alrededor del año 700 de nuestra era se llevó a cabo un congreso de astrónomos de
varias regiones mesoamericanas en el sitio ceremonial de Xochicalco.El evento quedó
inmortalizado en un talud frontal de la pirámide de la serpiente emplumada. Allí se
muestra cómo una mano jala con una cuerda un glifo calendárico y lo acerca a otro
señalado por otra mano. Esta escena aparece cerca de una gran serpiente emplumada, la
represención de Quetzalcoatl, el dios civilizador que entregó el calendario al hombre.
Esta es una muestra de cómo cuando uno se pone de acuerdo las cosas pueden funcionar
mejor. Piensa que este calendario se aplicó durante cientos de años en toda la región
mesoamericana que abarcaba México y Centro América, gracias a que un grupo de
personas usaron la comunicación para resolver sus problemas.
Fig. Friso de la pirámide de la Serpiente Emplumada en Xochicalco
El paso cenital del Sol
Así como describimos en páginas anteriores, no todos los días del año pasa el Sol justo
encima de nuestras cabezas, en general está un poco tendido hacia al norte o hacia el sur.
Los dos días del año en los que el Sol pasa justo encima de nosotros se llama paso
cenital. El día del paso cenital es distinto en cada lugar, dependiendo de su latitud
geográfica. Cabe notar que sólo se da entre los trópicos de Cáncer y Capricornio. Por
ejemplo, en Xochicalco sucede el 15 de mayo y el 29 de julio, y en Monte Albán,
ubicado en el estado de Oaxaca, hacia el sur acontece el 8 de mayo y el 5 de agosto.
El paso cenital ocurre dos veces al año, cuando el Sol va de sur a norte en la primavera y
de norte a sur en el verano.
El primer paso cenital en la ciudad de Tenochtitlán era el 17 de mayo, justo cuando
comienzan las lluvias, de allí la importancia de este acontecimiento que marcaba el inicio
del nuevo ciclo de vida vegetal.
Los antiguos moradores de México construyeron observatorios especiales para observar
el paso cenital del Sol. En Xochicalco hay una cueva, labrada dentro de la montaña sobre
la que está construido el centro ceremonial. En la parte superior cavaron una chimenea de
forma hexagonal donde penetra el Sol durante su paso cenital e ilumina la caverna con un
chorro de luz.
Fig. El día del paso cenital en Xochicalco se ilumina una cámara.
En Monte Albán debajo de la escalinata de una de las pirámides el día del paso cenital el
Sol ilumina un trono que está en el fondo de una cámara construida de mampostería.
Existe otra pirámide en forma de punta de flecha cuya escalinata apunta en su dirección.
En el estado de México los mexicas construyeron un centro ceremonial tallado en la
montaña: Malinalco cuyo nombre significa lugar de hierva retorcida. A diferencia de
Teotihuacan que ya estaba en ruinas desde la época de los mexicas, este sitio estaba
habitado cuando llegaron los españoles.
Dentro del centro ceremonial, labrado en la roca viva, se ubica el llamado Templo
Monolítico. Es de forma redonda, posee una banqueta circular con una escultura de
jaguar en el centro, dos más representando águilas a los lados y una tercera águila en el
centro del piso del recinto. Recordemos que el águila era el símbolo del Sol.
Cuauhtlehuamitl significa ave con plumas de fuego. A medio día del solsticio de invierno
el Sol penetraba por las fauces de una serpiente de piedra que formaba la entrada al
templo e iluminaba justamente el águila central. En ese día el Sol efectivamente se
transformaba en ave luminosa. Además en ese momento astronómico tan importante los
mexicas conmemoraban el nacimiento de Huitzilopochtli.
Fig. Altar semicircular de Malinalco.
Desde el costado este del recinto del centro ceremonial se puede observar en el
horizonte un cerro con un corte a escuadra. Este sitio marca la salida del Sol el día 12 de
febrero, que era el día en que se iniciaba el año de los mexicas. El 29 de octubre vuelve a
surgir el disco solar por el vértice de ese corte. Estas fechas son de gran importancia en
toda mesoamérica ya que dividen al año de 365 días en dos periodos de 52 días y uno de
260 días. Recordemos que esos números eran fundamentales para definir las
características del sistema calendárico.
Cabe señalar que el año de 365 días se puede dividir en dos periodos de 52 días y uno de
260 días. Recordemos que estos números eran importantes para las culturas
mesoamericanas.
En toda mesoamérica en estas fechas se dan alineaciones solares de importantes
edificios lo que demuestra la unificación ideológica de la región respecto al calendario.
Si los antiguos moradores mesoamericanos hubiesen continuado sus observaciones
midiendo la distancia entre los centros ceremoniales donde ocurrían los pasos cenitales
hubieran podido medir la circunferencia de la Tierra como lo hizo Erastóstenes en Egipto
Los murales Cacaxtla
Cacaxtla es un sitio arqueológico en el estado de Tlaxcala. Los teotihuacanos tuvieron
que abandonar su sitio de culto porque agotaron los mantos acuíferos y quemaron los
bosques de los cerros vecinos para elaborar el estuco con que decoraron sus magníficos
monumentos. Algunos se habrían mudado a Cacaxtla, allí, al igual que en Teotihuacan,
en la cercanía había canteras de obsidiana, materia fundamental para construir cuchillos,
navajas e innumerables utensilios que eran fuente de intercambio comercial. Por cierto
Cantona, la de los juegos de pelota, también obtuvo riqueza y prestigio por sus minas de
obsidiana.
Cacaxtla destaca por sus murales de gran realismo que poseen gran influencia maya
especialente notable por el color azul y la profusión de plumas de quetzal. En uno de sus
murales se distingue el planeta Venus representado a la uzansa maya.
Cacaxtla se ubica en un sitio estratégico, desde lo alto domina el valle de Cholula. Su
nombre se refiere al armazón que se usa para transportar bienes preciosos, el cacachtli.
Los bienes eran productos como conchas, turquesas, plumas, tejidos, cacao.
En la cosmogonía mesoamericana el Universo surgió a partir de un monstruo que
generó cuatro dioses, que separaban el cielo de la tierra colocados en el norte, sur, este y
oeste. Estas deidades están recreadas en los murales polícromos. También, lo están dos
dioses azules, uno sosteniendo a Venus en una mano y con cola de alacrán en clara
referencia a la constelación de escorpión y el otro, una deidad femenina, sosteniendo a la
Luna. Ambas deidades portan en su ropa una piel de jaguar, representación nocturna, y se
encuentran en recintos rectangulares con representaciones de Venus.
Fig. El personaje central de este mural en Cacaxtla lleva una falda con el símbolo de
Venus.
Las grandes pirámides de Teotihuacan
La pirámide del Sol es uno de los monumentos prehispánicos más espectaculares.
Domina el sitio arqueológico de Teotihuacan. No se tiene certeza de quienes lo
construyeron pues ya estaba en ruinas cuando los toltecas y mexicas habitaron el valle de
México. Su construcción data aproximadamente del año 100 d. C. Desde su magnífica
escalinata se puede observar la belleza de la salida del Sol, una de las deidades
principales de los pueblos mesoamericanos, aunque los teotihuacanos adoraban a además
deidades de las plantas y el agua. Probablemente los pueblos que habitaban el valle de
México se mudaron allí porque los volcanes Popocatépetl y Xitle hicieron erupción y
aunque los consideraban montañas sagradas era demasiado peligroso vivir en su cercanía.
A pesar de que esta pirámide es mucho más antigua que el templo monolítico de
Malinalco está alineada de la misma manera, es decir que el Sol, observado desde la cima
apunta a sitios relevantes: en la madrugada del día en que se iniciaba el año, así como a
intervalos de 52 y 260 días.
Resulta interesante señalar que esta pirámide también se alinea con el Sol en el ocaso de
los días 29 de abril y 13 de agosto que dividen al año solar en la misma proporción que lo
hacen las fechas señaladas para la alineación en la madrugada. Es decir que la pirámide
“es de dos vistas” funciona para el oriente y el poniente.
La pirámide de la Luna también se encuentra en el Teotihuacan, a un costado de la del
Sol. La escalinata de este hermoso monumento se encuentra apuntando hacia el sur.
Para muchas de las culturas precolombinas la Luna era una deidad femenina notable.
Junto a la pirámide de la Luna se ubica el templo de Quetzalpapalotl donde morarían los
sacerdotes dedicados al culto lunar.
Fig. Templo de Quetzalpapalotl en Teotihuacan
En toda la zona se ven ritos de la naturaleza plasmados en los murales, incluso
nadadores que felizmente chapotean en un valle donde abunda el agua y se dan plantas de
maíz, fríjol, chile y calabaza. Los personajes juegan a la pelota en diversas variantes de
algunas regiones mesoamericanas, como empleando bastones o el pie para impulsar la
pelota. Incluso en un barrio teotihuacano llamado Tepantitla existe un mural que podría
ser una representación del Tlalocan, una especie de paraíso.
Fig. Mural de Tepantitla
El Papayo
Desde la ciudad de México se observa con claridad el cerro del Papayo. Esta prominencia
geográfica de forma redondeada tuvo importancia astronómica en la época precolombina
porque marcaba el punto de salida del Sol durante el Solsticio de Invierno cuando se
observaba desde lugares importantes de culto que incluso en la actualidad están vigentes.
Como hemos reiterado a lo largo de este libro el Sol a medio día a veces está más
tendido al norte y a veces al sur. Esto acontecimiento está unido a las horas de luz y
oscuridad varíen durante cada día del año. El solsticio de invierno corresponde a las
noches más largas y el de verano al de las más cortas.
Visto desde el Cerro del Tepeyac el Sol emerge en el amanecer detrás del Papayo
justamente el día que marca la noche más larga del año. En el conjunto del cerro del
Tepeyac los mexicas rendían culto a la deidad femenina Tonantzin, era adorada con
ofrendas de flores. Su festividad era el 12 de diciembre. Desde el Cerro del Tepeyac se
observa con claridad el Cerro del Papayo y el Sol sale por allí justamente durante el
Solsticio de Invierno. Poco después de la conquista hubo un ajuste al calendario europeo
y la fecha se recorrió al 22 de diciembre.
Fig. Salida del Sol en distintas fechas observadas desde la ciudad de México.
El número 73
Para los mexicas el número 73 era muy especial. Dentro de un año cabe 73 cinco veces.
En consecuencia los pueblos que nos antecedieron también empleaban esa división en su
calendario.
Varias de las construcciones más relevantes precolombinas apuntan a la puesta del Sol
del 9 de abril, es decir 73 días antes de la llegada del solsticio de verano. Otras
corresponden a los distintos múltiplos, como el 2 de septiembre, es decir 73 días después
del solsticio de verano.
El número 73 también era del agrado de los astrónomos mesoamericanos porque es el
número máximo de años rituales de 260 días cada uno que cabe en los siglos de 52 años
de 365 días.
Como hemos mencionado antes, el Sol se pone en distintas regiones cercanas al oeste a
lo largo el año. El punto más al norte al que llega es el solsticio de verano. Los antiguos
moradores marcaban la salida y la puesta del Sol en ese punto con algún monumento o la
punta de un cerro. La mayor pirámide por volumen en el mundo, la de Cholula, está
alineada hacia donde el disco solar se pone en ese importante día.
Fig. Pirámide de Cholula
Conforme avanzaba el año observaban por donde salía nuestra estrella 73 días después y
volvían a registrar las estructuras de los cerros por donde se asomaba. Allí solían
construir otro monumento.
Resulta muy interesante que muchas de las pirámides orientadas en el ocaso siguiendo
el patrón de los 73 días también se alinean con el Sol en la madrugada, cabe notar que en
otras fechas, 4 de marzo y 9 de octubre, que dividen en idéntica proporción de 73 días al
año solar, pero usando como pivote en las cuentas de días al solsticio de invierno.
Construcciones tan importantes como el Templo Mayor de Tenochtitlan o el templo de
los Nichos de El Tajín, están orientadas para marcar la salida del Sol 73 días antes o
después de Solsticio de Verano.
Fig. Pirámide de los Nichos del Tajín
Las principales calles del centro de la ciudad de México todavía apuntan en esa
dirección. Los días 4 de marzo y 9 de octubre el Sol sale y el 9 de abril y 2 de septiembre
se pone a lo largo de las calles que pasan a un lado del Templo Mayor y la Catedral. Es
como si el corazón de nuestra gran ciudad aun palpitara al ritmo del calendario
prehispánico.
El Templo Mayor
El Templo Mayor de la ciudad de México es un ejemplo de la manera en que el sistema
calendárico se pudo integrar a la arquitectura misma del sitio.
Como hemos mencionado antes el transcurso del año, fundamental para la agricultura se
puede calibrar observando los sitios por donde sale y se pone el Sol durante el año. Ya
que el sitio por donde sale no es exactamente por el este sino que fluctúa. Así el mismo
disco solar podrá sugerir que hay que realizar correcciones de la duración del año.
El la parte superior de templo se encontraba un altar dedicado a Huitzilopochtli deidad
de la guerra con atributos solares y otra a Tlaloc, el dios de la lluvia.
Desde la cúspide del templo de Huitzilopchtli se podía observar cómo la constelación de
la Osa Mayor, manifestación del dios de la noche, durante su movimiento parecía
agacharse cuando dañó el pie. Es decir en el momento en que la parte alargada de la
constelación se sumergía en el horizonte del norte.
Las calles del centro histórico de la ciudad de México, que aun corren paralelas a un
costado de la gran pirámide del Templo Mayor, conservan la alineación, no es
exactamente de este a oeste, sino que difiere en 7.5º.
Fig. Templo mayor. Se aprecial las escalinatas del templo construidas en distintos
periodos.
Los nichos en El Tajín
En cualquier disciplina siempre existen incertidumbres. Lo mismo sucede con la
arqueología, puesto que no hay suficientes documentos sobre el pasado no tenemos
seguridad completa sobre nuestras interpretaciones de lo que ocurrió.
Un ejemplo son los nichos de la pirámide de El Tajín. Algunas personas han propuesto
que hay un nicho por cada día del año. Sin embargo cuando se reconstruyó la pirámide ya
le faltaba la parte superior y algunos costados estaban derruidos.
Así como este ejemplo en muchos sitios arqueológicos habrá que estudiar lo existente y
seguir explorando para lograr desentrañar todos sus misterios.
En la cima de la pirámide de los nichos en El Tajín existen vestigios de un juego de
mesa de la época mesoamericana, el Patolli. Se empleaban frijoles rojos como cuentas y
varas como dados. La organización de este juego involucra a los números calendáricos
que ya conocemos 18 y 20.
¡ Por cierto en El Tajín hay por lo menos diez y ocho juegos de pelota, algunos están por
explorar ! Como sospecharás a esta altura de leer el libro están orientados de tal manera
que el Sol aparece alineado con sus muros en días de significado calendárico. Incluso en
uno de ellos aparece el Sol en forma de águila ataviada con sus plumas luminosas. Al Sol
se le consideraba como la esencia del movimiento puesto que nunca se detiene.
La piedra del Sol
Probablemente uno de los vestigios del México antiguo más conocido sea la llamada
Piedra del Sol o Calendario Azteca. Es tan importante para los mexicanos que varias de
sus monedas la han incluido. La parte central de esta magnífica escultura decora las
monedas de $10.00.
Esta gran roca se esculpió con el fin de colocar en su centro los corazones de los
guerreros sacrificados en honor al Sol. El nombre de este tipo de estructura es
Cuauhxicali que significa jícara de águilas, varias sobrevivieron a la conquista.
Recordemos que el águila era una manera de representar al Sol.
La Piedra del Sol contiene los 20 nombres de los meses del calendario solar, dos
serpientes en cuyas fauces aparecen estrellas y las cuatro épocas que antecedieron al
“Quinto Sol” es decir la que corresponde a la época donde este monolito se esculpió. No
se trata de un calendario en el sentido que conocemos, es decir un instrumento que marca
los distintos días del año, sino una bella representación de la idea del mundo del tiempo
de los mexicas.
El inicio de la cuenta del tiempo
En lo que resta de este texto narraremos eventos astronómicos asociados a monumentos
de la zona maya. Esta cultura que se desarrolló en el sur este de México y en Centro
América hizo grandes aportes a la astronomía. Los sacerdote-astrónomos hicieron
observaciones meticulosas del cielo que anotaron en sus códices con magníficos dibujos.
Así como nosotros comenzamos la cuenta del tiempo con el año 1 de nuestra era, los
mayas comenzaron su cuenta del tiempo en lo que para nosotros sería el año 13 de agosto
del año 3114 a. C. Así como para nosotros transcurren varios jueves 5 a lo largo de
nuestras vidas, en la numeración calendárica mesoamericana se repetían los nombres de
las fechas. Gracias a la idea de tener una fecha para el inicio de la cuenta del tiempo, si se
colocaba un número junto a la fecha, por ejemplo 1 278 348 se indicaría que habrían
pasado 3 500 años desde el inicio de la cuenta del tiempo.
Todos los acontecimientos relevantes eran registrados contando el número de días a
partir del 13 de agosto del año 3114 a. C. Así, el gran señor Pacal para el que se
construyó el Templo de las Inscripciones en Palenque donde fue enterrado 1 966 865 días
a partir de esa fecha de incio. Esos números tan grandes de días eran expresados por
medio de cinco cifras que acompañaban a las potencias de 20, de manera similar a cómo
lo hacemos hoy en nuestro sistema decimal.
Los mayas
No sólo los habitantes del Altiplano Central eran conscientes de la importancia de los
equinoccios y decidieron recrearlos en sus grandes monumentos, también lo hicieron los
mayas.
En la pirámide de El Castillo de Chichén Itzá, durante los equinoccios aparece un juego
de luz y sombra en su larga escalinata que simula el descenso de una serpiente. Es una
estructura imponente con cuatro escalinatas, cada una de 91 escalones. Nota que cuatro
escalinatas de 91 escalones da 364 más uno, que es escalón formado por la plataforma
superior sobre el cual está el santuario, es 365 ¡el número de días que tiene el año.
Alrededor del 21 de marzo y del 21 de septiembre poco antes de que el Sol se ponga, los
nueve cuerpos de la pirámide proyectan su sombra sobre la escalinata norte en forma de
triángulos que alternados con otros de luz forman lo que parece ser una serpiente cuya
cabeza pétrea es la que se encuentra al pie de la escalinata. Como esta figura de luz y
sombra se empieza a formar de arriba hacia abajo, parecería como si Cuculcán, que es
Quetzalcoatl en maya, descendiera a la Tierra en ese momento equinoccial de equilibrio
entre el día y la noche.
Como ya mencionamos los mesoamericanos construían maquetas de sus edificaciones,
algunas se pueden ver en los museos. Tal vez al ver la sombra en una maqueta de la
pirámide de El Castillo decidieron construirla así. Si construiste tu maqueta puedes
iluminarla con una lámpara de mano y observar los juegos de luz y sombra que genere.
El Caracol es una estructura que empleaban los mayas moradores de Chichén Itzá para
observar el cielo. Curiosamente parece el domo de un observatorio moderno. De hecho
aparece en el símbolo de Observatorio Astronómico Nacional de México. Aunque
originalmente se trataba de un edificio más bien cilíndrico como la cúpula de otros
observatorios modernos.
El Caracol tiene ese nombre porque en su interior hay un pasillo en forma espiral. Posee
varias ventanas de diferentes formas que apuntan a las regiones del horizonte por donde
sale y se pone el Sol en fechas importantes como los equinoccios y los solsticios.
Otras ventanas estaban destinadas a estudiar el planeta Venus que es el astro de aspecto
estelar más brillante del cielo. Venus es un planeta que está tan cercano al Sol que sólo se
observa al amanecer o al atardecer y no se eleva mucho sobre el horizonte. De hecho en
culturas como la Mexica a Venus se le asignaban dos nombres, Quetzalcoatl en la
mañana y Xólotl ( ayudante o monstruo) por la por la tarde.
El Caracol se construyó alrededor del año 1000 de nuestra era. A través de la ventana
frontal se observa la puesta solar el 29 abril y 13 de agosto, señalando una vez más la
importancia del calendario para los constructores mayas.
Bonampak es un sitio arqueológico de la zona maya de Chiapas. Posee tres cuartos
alargados dentro de los cuales existen exquisitos frescos que representan acontecimientos
notables para el soberano que mandó pintar sus paredes. Así, se observan ceremonias
acompañadas en fiestas, batallas y la captura de esclavos y la presentación de un heredero
del soberano.
Las estrellas no están distribuidas de manera homogénea en el cielo. En los sitios con
noches muy oscuras se puede apreciar la Vía Láctea una banda lechosa formada por
cientos de miles de estrellas. Las vemos así porque son parte de la galaxia donde está
sumergido el Sistema Solar.
La orientación de estas construcciones es tal que cuando se inauguró, el 6 de agosto de
792 d. C., la Vía Láctea estaba colocada justo encima y a lo largo del edificio.
En los frescos que decoran el interior de estos recintos se encuentran recreadas la
constelación Mamalhuaztli, parte de la constelación de Orión a la usanza maya, como una
tortuga con tres estrellas en su caparazón. El cúmulo de las Pléyades forma una manada
de jabalís. El planeta Marte figura como un personaje con un espejo rodeado de estrellas
y la estrella Aldebarán, de la constelación del Toro, como otro ser entre luceros con un
bastón que señala a la tortuga. Estas dos últimas representaciones tienen en común que
corresponden a astros de un llamativo color rojizo.
Fig. Mural de Bonampak, nótese la constelación del la tortuga en la parte superior.
Uno de los sitios más extraordinarios de la cultura maya es Ek Balam. La razón es que
esta muy bien preservado. En particular, hace poco se descubrió un maravilloso mascarón
como de unos 7 metros de alto con representaciones de seres humanos alados. Todo el
conjunto está señalando el sur. Cuando miramos un sitio arqueológico en ruinas nos
cuesta trabajo imaginar el esplendor pasado, ya que suele estar derruido y ausente de
color. Los arqueólogos los encuentran magníficos porque ellos logras imaginar la manera
en que lucían hace cientos de años, pues han estudiado esas culturas.
Ek Balam son las palabras mayas para estrella y jaguar. Los caballeros con alas nos
recuerdan que el águila fue una representación solar, las fauces de jaguar hacen clara
referencia a que las motas de su piel hacían referencia al cielo estrellado. ¿Acaso
estaremos ante un lugar relacionado con la observación del cielo? Sólo la investigación
arqueoastronómica lo podrá aclarar.
Fig. Ek Balám
Eclipses
Un eclipse se produce cuando un astro pasa delante de otro. Existen eclipses de Luna y de
Sol. Los de Sol siempre sorprendieron a los mesoamericanos, tal vez se deba a que los
eclipses de Luna se observan desde cualquier lugar y suelen durar varias horas. El motivo
es que la sombra de la Tierra, que siempre la acompaña, es muy ancha, así que el tiempo
que tarda la Luna en pasar por ella es largo y se observa desde cualquier lugar donde sea
de noche. En cambio la sombra de la Luna es estrecha, así que los eclipses de Sol duran
poco tiempo y pasan por determinado lugar muy de vez en cuando.
Para culturas como las mesoamericanas donde el Sol jugaba un papel crucial debe haber
sido motivo de preocupación que el Sol desapareciera detrás de la Luna en pleno día.
La fundación de Tenochtitlan probablemente se llevó a cabo el 13 de abril de 1325. En
esa fecha, alrededor del medio día ocurrió un eclipse total de Sol cuya duración fue de
más de 4 minutos, justo encima del lago que entre otros nombres se le conocía como el
lago de la Luna. Además en su centro se encontró un águila, símbolo del Sol, devorando
a una serpiente, que representaba la Tierra. Los Mexicas no presenciaron otro eclipse
total de Sol en su ciudad hasta después de la conquista española.
Un eclipse se produce cuando un cuerpo celeste pasa por la sombra de otro. Como las
órbitas de la Tierra y la Luna se cruzan pueden suceder 2 o 3 eclipses cada año. Los
mayas pudieron calcular la ocurrencia de los eclipses con gran precisión. Sabían que
ocurrían en algún lugar del mundo aunque ellos no los pudiesen observar.
En uno de los manuscritos mayas, que sobrevivió a la quema de documentos, se tiene
una tabla de cálculos astronómicos donde se presentan los eclipses del pasado y del
futuro. Se trata del códice que hoy se encuentra en la ciudad alemana de Dresden.
Eclipse en maya se dice “mordida de Sol: Chibil Kin”. Se dibujaba como una especie de
dragón que se come al Sol obscurecido. El entorno está decorado con bandas estelares, es
decir se indica que el Sol está siendo devorado en el cielo. En los códices se indica el
número de lunaciones que deben pasar entre eclipse y eclipse. Una lunación es el periodo
entre dos lunas llenas, aproximadamente 30 días.
Fig. Referencia a un eclipse en el códice de Dresde.
Una manera burda de comprender cómo se predicen los eclipses es imaginar la
trayectoria del Sol de este a oeste sobre la bóveda celeste y también la de la Luna, que
está inclinada 5º grados respecto de la del Sol. También pensar en el punto donde estas
trayectorias se cruzan que es cuando puede acontecer un eclipse. Al Sol le toma 365 días
recorrer el cielo, a la Luna 30 días, es decir esta parece recorrer los cielos mucho más
rápido. Conociendo dónde se cruzan sus órbitas y estimando su velocidad se puede
calcular cuándo coincidirán y habrá un eclipse.
Mayapán y el tránsito de Venus
Mayapán es un elegante sitio Arqueológico de la zona maya en Yucatán. Allí existe
evidencia de lo que podría haber sido la observación del tránsito de Venus delante del
Sol. Hay un hermoso mural donde se muestran discos solares con un personaje
descendente dentro de cada disco solar. Dos personajes armados escoltan al disco del Sol.
Los mayas eran observadores cuidadosos del cielo. Notaron que el planeta Venus
aparece en el horizonte a veces cerca y otras alejado del Sol. Esto se debe a que este
mundo se traslada en torno de nuestra estrella. Los mayas pudieron calcular el tránsito de
Venus, es decir el día en que éste pasaría delante del Sol visto desde la Tierra. En
Mayapán durante su esplendor en dos ocasiones ocurrió el tránsito de Venus cuando el
Sol estaba cercano al horizonte, es decir cuando su intensidad es menor, porque la
atmósfera baja filtra sus rayos, e incluso se pudo observar a simple vista tan singular
acontecimiento.
El tránsito de Venus en el horizonte ocurrió en el año 2012, corroborando que los mayas
lo pudieron observar a simple vista.
Fig. Tránsito de Venus delante del Sol.
Conclusión
En México existen cientos de sitios arqueológicos cuyos misterios astronómicos todavía
están por develar.
Los antiguos moradores de Mesoamérica aprendieron a medir el tiempo en base a sus
observaciones astronómicas. Construyeron sus grandes monumentos para señalar las
fiestas importantes de su calendario.
Probablemente si estas culturas hubiesen continuado desarrollado habrían llegado a
conocer mucho de lo que ahora se hace en la ciencia moderna.
Durante la época colonial continuó el estudio de los cielos desde México, se analizaron
cometas, al Sol y a los eclipses. En el presente la calidad de la astrofísica mexicana es
reconocida en todo el mundo. En nuestro país la tradición de observar al cielo continua.
Seguramente hace miles de años cuando el hombre levantó por primera vez su mirada al
cielo estrellado al admirarse de tanta belleza le surgieron infinidad de preguntas sobre
esos maravillosos objetos lejanos, inalcanzables e identificados con los dioses; gracias a
su inteligencia innata el hombre enfrentó el reto intelectual de explicarse eso que
observaba y su mente analítica y crítica fue cada vez más certera para empezar a entender
y a penetrar en ese universo. Los grande avances logrados hoy en la astronomía moderna
son justamente eslabones de esa larga cadena de esfuerzos humanos por comprender el
universo, su propio origen y el lugar que ocupa en él.