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ARQUITECTURA HISPANO-VISIGODA.
El primer problema al que nos enfrentamos a la hora de analizar la
arquitectura realizada en época hispano-visigoda es la inexistencia
de edificios religiosos construidos con anterioridad al siglo VII.
Toda la arquitectura conocida anterior a ese siglo no puede
considerarse más que como una fase avanzada de la larga transición
desde el arte paleocristiano. No conservamos casi nada de la
arquitectura de los grandes centros como Sevilla, Córdoba, Mérida o
Toledo salvo sus elementos decorativos que hablan de grandes
basílicas columnadas que podrían tener grandes semejanzas con las
bizantinas, mientras que en los ámbitos rurales, de los pocos
edificios conservados, podemos tener una muestra aleatoria de
empresas independientes y de fechas diversas con las que sólo
podemos formar un panorama marginal de lo que fue en realidad la
arquitectura visigoda.
La periodización de la arquitectura hispano-visigoda ha de
realizarse contemplando la evolución de la arquitectura de los
siglos VI a VII, comenzando por las primitivas estructuras
paleocristianas donde no se acusan las características propias
hispánicas como sucederá más tarde, en el siglo VII.
Una de las primeras cuestiones que caracterizará a la
arquitectura hispánica de época visigoda es la de los ábsides
contrapuestos. Se trata de templos con ábsides contrapuestos en los
lados oriental y occidental siguiendo modelos romanos cristianos
del norte de África desde donde pasaron a la Península Ibérica; su
funcionalidad es muy discutida puesto que tuvieron diversas
utilidades según los lugares y además su origen se remonta a los
edificios públicos romanos como la basílica de Trajano () en Roma,
en cuyo ábside oriental la leyenda sitúa a San Agustín impartiendo
sus enseñanzas, o la basílica de Septimio Severo en Lepcis, ambas
con formas contrabsidadas.
En los edificios cristianos más antiguos que presentan formas
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contrabsidadas podemos observar que el ábside situado en la fachada
podría haber sido añadido con posterioridad a la construcción del
templo y su funcionalidad podría ser independiente del mismo. Por
ejemplo, en la basílica Maiorum de Cartago, el ábside de la fachada
cumplía una clara función martirial y fue construido con
independencia del edificio principal.
Sin embargo, en otros edificios cristianos norteafricanos como
la iglesia de San Alejandro en Tipasa o la de San Reparato en
Orleansville (), el segundo ábside está integrado plenamente en el
edificio aunque también fue construido con posterioridad al
principal1 y su función es también de carácter martirial y
funerario.
En otras ocasiones, el segundo ábside se construye con la
intención de cambiar la orientación del edificio por razones
religiosas, tal y como ha estudiado el investigador Noel Duval. Al
decidirse orientar todos los templos cristianos hacia los Santos
Lugares, muchos templos antiguos tuvieron que añadir un nuevo
ábside oriental que pasaba a ser la cabecera del templo y el lugar
central del culto. El ábside primitivo se mantiene en algunos de
ellos conformándose la basílica contrabsidada como solución fija y
unitaria en Hispania, donde se dedica el segundo ábside a
enterramiento. Esta disposición de dos ábsides cambia por completo
el aspecto de la primitiva basílica paleocristiana al prolongarse
el eje longitudinal y trasladar la entrada ahora a los lados
mayores, es decir al norte y al sur.
El carácter de solución fija y unitaria del doble ábside en
Hispania se adoptó desde el primer momento aunque en algunos
ejemplos como la basílica de Vega del Mar en San Pedro de Alcántara
(Málaga) existió primero un ábside occidental y posteriormente se
añadió un segundo oriental. El influjo norteafricano que se
atribuye a estas basílicas debe entenderse como un parentesco
formal, en el que, además, las iglesias hispánicas son menores y
más pobres, pero no como una sucesión cronológica. En la mayoría de
1 Que en el caso de la basílica de Orleansville (Argelia) data del año 324.
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las iglesias africanas de este tipo, la existencia de ábsides
enfrentados no corresponde al plano original, sino a reformas del
siglo VI. En Hispania no está muy claro el carácter funerario del
segundo ábside, creyéndose más bien que era utilizado como lugar
para la preparación de la eucaristía dentro del complejo ceremonial
de la iglesia hispánica de aquel tiempo.
Basílica de Vega del Mar (San Pedro de Alcántara, Málaga).
() En esta basílica el ábside principal está encuadrado por dos
cámaras y englobado al exterior por un muro rasante. En una de
estas cámaras adyacentes -la orientada al norte- se observan los
restos de una piscina romboidal. La liturgia del bautismo de la
época imponía una estricta intimidad a la ceremonia, que sólo podía
ser presenciada por el sacerdote oficiante. Este secretismo de la
ceremonia bautismal explica también la existencia de una doble
estructura angular en el soporte más cercano a la cámara bautismal
que impediría la visión de la ceremonia al público, que sólo podría
escuchar los cánticos del oficiante. En el resto de la planta se
observan restos de otras edificaciones anexas propias de una domus
ecclesiae de carácter monástico que terminó convertida en
cementerio.
Basílica de Alcaracejos (Córdoba).
() En la planta se observa la disposición habitual de doble
basílica contrabsidada a la que se añade un pórtico en el lado
norte y una larga habitación en el lado sur de forma también
contrabsidada donde se existen restos de una gran piscina
bautismal.
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Basílica de Casa Herrera (Badajoz).
() Tal y como se observa en la planta, muy similar a la de Vega
del Mar, existen dos ámbitos a los lados de los ábsides que se
comunican con las naves laterales. A ambos lados del cuerpo central
de la basílica existen sendos pórticos que quizás fueran añadidos
posteriormente a la construcción principal. Fuera de la basílica
pero adosada a ella está la piscina bautismal que parece disponer
de una pequeña capilla con altar propio. Como en otros casos de
edificios de la época, terminó quizás convertida en campo santo,
transformándose la basílica en iglesia de ese probable cementerio.
Una lápida del año 526 hace llevar el momento de la edificación a
los primeros años del siglo VI, antes del traslado de la corte
visigoda de Barcelona a Toledo; un momento en que esta región podía
disfrutar de cierta calma y de buenas relaciones con los vecinos
africanos.
Basílica de Torre de Palma (Portugal).
() En Torre de Palma la forma contrabsidada es concebida desde un
principio, otorgándose carácter martirial al segundo ábside
orientado hacia occidente. La planta tiene ámbitos adosados a los
ábsides englobados por el muro exterior y una piscina bautismal con
forma de cruz de Lorena. Se especula con la posibilidad de que la
basílica debió tener otro tipo de ábsides en un primer momento.
Parece que primero existió la basílica mayor, que se prolongó con
otra de uso funerario y a la que añadió el complejo bautismal en el
siglo VII.
Basílica de San Pedro de Mérida (Badajoz).
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() Con este edificio pasamos al análisis de un segundo grupo de
construcciones que presentan algunas diferencias planimétricas con
las anteriores. Este ejemplo está fechado hacia el año 600 y en él
aparece un elemento también de tradición hispánica como es el
ábside cuadrangular y totalmente exento. La planta es de tipo
intermedio, a medio camino entre la basilical y la centralizada, lo
que influiría en los diseños hispano-visigodos posteriores. En el
lado meridional, junto al ábside, se dispone la piscina y a los
pies se observan restos de soportes que quizás sostendrían algún
tipo de coro o tribuna por lo que cabe suponer una utilidad monacal
para el edificio.
Basílica de Aljezares (Murcia).
() Esta basílica fue construida por los bizantinos ocupantes del
sureste peninsular aunque son evidentes y predominantes las
influencias norteafricanas como el ábside semicircular y las dos
naves laterales con testero recto.
Basílica de Cabeza de Griego (Saelices, Cuenca).
() En planta esta construcción presenta un transepto ancho y
largos brazos y como gran particularidad un ábside central en
acusada forma de herradura típicamente hispano y situado a mayor
altura que las naves. La parte más baja de la basílica ha
desaparecido por lo que no podemos confirmar las suposiciones de
que existiera una cripta funeraria aunque el hecho de enclavarse en
el importante núcleo de Segóbriga, sede episcopal en los siglos VI
y VII, puede hacer suponer que sirvió de enterramiento a algunos de
los titulares de la diócesis. Esta disposición nunca había sido
utilizada en Hispania aunque existen ejemplos norteafricanos como
la iglesia de Menchir de la Mechta (Argelia), donde la disposición
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es idéntica a la hispana.
La basílica fue excavada en el siglo XVIII y vuelta a
enterrar, por lo que todo lo que se puede comentar sobre ella se
basa en las descripciones hechas por Jácome Capistrano y José
Cornide, así como en un conocido plano hecho por este último.
Basílica de Recópolis (Zorita de los Canes, Guadalajara).
() Iglesia con el ábside semicircular que se mantiene dentro de la
línea paleocristiana aunque con variantes. El edificio tiene la
planta en forma de cruz latina con la capilla mayor cuadrada al
exterior y semicircular al interior, abierta a la nave en todo su
ancho; los brazos laterales de la cruz parecen formar dos capillas
independientes, con puertas pequeñas hacia las salas que flanquean
a la nave principal.
De los edificios de la primera mitad del siglo VII sólo
disponemos de alusiones y nunca evidencias directas que vayan más
allá de mal conservados restos.
Basílica de Valdecebada (Badajoz).
Se trata de un edificio muy problemático que es preciso
analizar teniendo en cuenta las tradiciones constructivas y
planimétricas hispánicas. Su funcionalidad no está muy clara y las
hipótesis apuntan en varias direcciones: iglesia monástica -pese a
disponer de piscina bautismal-, capilla de un gran latifundio o
incluso un mausoleo. La planta () es de cruz griega que a su vez
está inscrita en un cuadrado. El brazo este, donde se encuentra el
ábside en forma de herradura hispánica, aparece flanqueado por dos
cámaras cuya funcionalidad no es muy clara aunque una de ellas está
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comunicada con la parte más meridional por lo que podría servir de
sacristía. En el lado norte aparecen otros dos aposentos, uno de
los cuales comunica con uno de los brazos de la cruz y en su
interior tiene una piscina ritual.
Los especialistas piensan que este templo estaba abovedado con
bóveda de cañón en el ábside y quizás una cúpula en el crucero,
ignorando el tipo de cubierta del resto de los espacios (naves y
cámaras).
Se trata en definitiva de un tipo de planta que se asimilará
bastante a las de San Fructuoso de Montelios y Santa Comba de
Bande, es decir, a la que será la arquitectura hispano-visigoda de
la segunda mitad del siglo VII.
A partir de la segunda mitad del siglo VII surgen
características planimétricas propias del momento que las
diferencian de construcciones anteriores. En primer lugar, disponen
de un ábside rectangular saliente cuyos precedentes podrían ser las
basílicas de San Pedro de Mérida y Recópolis y que difiere
claramente de las anteriores tipologías norteafricanas con ábside
acompañado de dos cámaras y todo ello enrasado al exterior con un
muro continuo.
Otra característica del momento es la aparición de un pórtico
a los pies con habitaciones laterales en edificios como Quintanilla
de las Viñas, San Pedro de la Mata, Santa Comba de Bande e incluso
en San Pedro de la Nave pese a que posteriormente estos habitáculos
se añadieron a la zona de naves. Esta tradición hispánica de las
cámaras laterales se mantendrá también hasta el arte asturiano,
encontrándose ejemplos en San Salvador de Valdediós, San Miguel de
Lillo y Santa Cristina de Pola de Lena. Las interpretaciones sobre
la utilidad de estas habitaciones son variadas; unos autores
piensan que podrían servir de refugio para campesinos perseguidos o
peregrinos, como en el caso de San Salvador de Valdediós según
Gómez Moreno, otros investigadores señalan que podría tratarse de
espacios utilizados en algún tipo de liturgia especial que
requiriese un depósito para guardar las ofrendas o incluso usados
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como baptisterios lo que explicaría la existencia de las piscinas
rituales.
Por último, existen autores que afirman que estas cámaras eran
celdas de monjes que vivían como anacoretas dentro del recinto de
la propia iglesia, dándole carácter monacal. Sin embargo, esta
última teoría se contradice con el hecho de que las cámaras
aparecen únicamente en el ámbito hispánico por lo que alguna
característica especial habría de tener la iglesia hispana que la
diferenciara del resto y no precisamente la cuestión monacal, común
en toda la cristiandad.
Globalmente, el interés principal del análisis de las plantas
de los edificios religiosos hispano-visigodos está en la plasmación
de la ruptura con la diafanidad espacial propia de la Antigüedad.
Los nuevos templos presentan una maraña más o menos complicada de
espacios independientes que compartimentan el espacio aunque no
sabemos si pudo ser debida a las características propias de los
edificios y sus sistemas de abovedamiento o bien a la carencia del
dominio técnico suficiente para cubrir grandes superficies.
Otra interesante cuestión es el hecho de que quizás esa nueva
compartimentación tenga su origen en las necesidades litúrgicas de
un clero que mantiene muy fijas y marcadas las distancias con el
común de los fieles y que por tanto necesita barreras físicas para
separarse de él al tiempo que para salvaguardar la inviolabilidad
de las ceremonias litúrgicas.
A través de estas estructuras centrales, se obtiene una
arquitectura cerrada, intimista, minúscula, oscura, en oposición a
las formas diáfanas de lo tradicional basilical y explica -en
conexión a la liturgia del momento- el predominio de tales formas
frente a lo paleocristiano mediterráneo, claro y diáfano.
Hemos de citar también la hermosa sillería característica de
esta arquitectura more gothico, según San Isidoro. Se trata de
paramentos de grandes sillares perfectamente encuadrados,
irregulares muchas veces sin perder su geometrismo, montados a
hueso con una extraña precisión de tradición evidentemente romana.
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Iglesia de San Juan de Baños de Cerrato (Palencia).
Es la única construcción religiosa hispano-visigoda que
podemos fechar con exactitud debido a una inscripción conmemorativa
colocada en el dintel del arco triunfal de la nave mayor. En la
inscripción se afirma que el edificio es una fundación real
dedicada en honor de San Juan Bautista por Rescenvinto a su vuelta
del País Vasco el tres de enero de la era 699 (661) y decimotercero
de su reinado.
A lo largo de toda la Edad Media el edificio ha sufrido
sucesivas restauraciones que han alterado muchos de sus elementos,
incluida la planta que en su origen era basilical con cabecera
tripartita, amplio transepto, un ábside central y espacios
intermedios. Las tres naves -la central más ancha y de cubierta de
mayor altura- estaban separadas por hiladas de columnas que
soportaban cuatro arcos y a los pies se situaba un pórtico. Del
análisis de todas estas características se desprende una amplitud y
diafanidad volumétrica que quizás coincide más con la de los
edificios de influencia oriental y bizantina que con la
compartimentación planimétrica de los edificios hispano-visigodos
que ya hemos visto. La planta del edificio es efectivamente única
en la Península pues lo habitual en los edificios del momento es
colocar un único ábside separado por dos cámaras al mismo nivel
mientras que en este caso se trata de dos cámaras con aberturas
independientes separadas por medio de canceles.
El ábside central de la iglesia estuvo cubierto con una bóveda
de cañón y suponemos que las dos cámaras laterales también tuvieron
el mismo tipo de cubierta, cuestión confirmada al observa en el
exterior el arranque de estas bóvedas laterales de fábrica. El
problema del sistema de cabecera tripartita ha sido muy discutido
aunque hoy conocemos ejemplos tanto en Oriente como en Occidente
aunque es en el norte de África donde encontramos más claros
ejemplos de la particularidad de los tres ábsides englobados desde
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donde pasaría a Hispania. Mientras, el prototipo de ábside separado
se encuentra en Italia -San Vital de Rávena, fechada en el año 547-
desde donde también pasaría a la Península Ibérica a lo largo de la
segunda mitad del siglo VI.
El pórtico avanzado, exento en tres de sus lados2 y situado a
los pies de la iglesia tiene una doble puerta, ofreciendo al
exterior un arco de herradura y al interior una puerta adintelada.
Esta combinación no se encuentra en otros edificios hispano-
visigodos aunque sí se ha encontrado un arco de herradura de origen
hispanorromano en la iglesia de Santa Eulalia de Bóveda (Lugo).
Buscando precedentes de este tipo de doble puerta, los autores
apuntan a construcción de Mesopotamia y Siria aunque lo cierto es
que no existe ningún ejemplo que combine arco y dintel en el mismo
pórtico por lo que debemos concluir que sea cual sea su origen más
remoto, llegó a la Península a través del norte de África,
manteniéndose hasta el siglo X con ejemplos en Santa Comba de Bande
o San Pedro de la Nave.
() Motivos decorativos utilizados en San Juan de Baños, siempre de
tipo geométrico-vegetal. La capilla central tiene una imposta de
friso de círculos entrelazados constituyendo flores geometrizadas.
Lo mismo se repite en el arco de herradura de la puerta principal,
presidido por una cruz griega muy orientalizante. Un friso
idéntico, pero reducido, corre a lo largo de la nave mayor, por
encima de las ventanas que le dan luz mientras que en el arco
triunfal existe un friso de acantos con una cruz central con un
estilo de tradición toledana. Cuatro canecillos muy "germánicos",
labrados con aves y hélices sostienen la inscripción fundacional
encima del arco triunfal. Águilas esquematizadas y soles de radios
curvos a la manera de lo céltico e indígena hispanorromano han
intentado relacionarlo con el símbolo evangélico de San Juan,
confundiendo el Bautista con el Evangelista.
() Evolución de la planta de San Juan de Baños donde se observa
como se pierden los dos espacios comunes y se reconstruye el
2 Construcción originaria de Siria que llega a Hispania a través del norte de África.
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transepto. Los espacios intermedios se cierran, abriéndose al
interior y transformándose en una cabecera tripartita.
Posteriormente, esos espacios son cubiertos con bóvedas de
crucería. Se puede observar también la división de la iglesia por
medio de columnas que otorgan al espacio una diafanidad que no se
puede ver en otros edificios. Es importante el contraste entre la
tradición de los ambientes basilicales columnados en las naves con
la tendencia cerrada de la cabecera.
() Vista interior del ábside principal de San Juan de Baños con el
arco triunfal donde aparece la inscripción conmemorativa. Se puede
observar también la abundancia de ornamentación. Los capiteles
tienen decoraciones de tipo vegetal, dos de ellos de muy probable
origen hispanorromano y el resto con formas más toscas a imitación
de los capiteles romanos. En el arranque de los arcos de la capilla
central y de las laterales primitivas se observa una ornamentación
basada en círculos tangentes como cuatro pétalos con una especie de
palmeta en el centro. El arco triunfal está ornamentado con
palmetas y un friso en la parte alta que recorre toda la nave con
elementos vegetales.
() Motivos decorativos del interior de San Juan de Baños con la
imagen del águila asimilada a San Juan Evangelista.
() Vista del conjunto de la iglesia de San Juan de Baños.
Utilización de materiales constructivos de acarreo y copias de
modelos hispanorromanos.
() Ábside lateral abierto a una de las naves laterales de la
iglesia de San Juan de Baños, contrarrestada al exterior mediante
contrafuertes; cubierta de armadura de madera que alterna con
bóvedas en capillas.
() Aspecto exterior de San Juan de Baños. Desafortunada
transformación que incluye una espadaña sobre el pórtico de
entrada. Aspectos que confirman el carácter oriental del edificio
como la diafanidad, el pórtico exento en tres lados, el arco de
herradura y la puerta adintelada.
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() Esquema de la evolución de las cámaras laterales de San Juan de
Baños, situadas en un principio junto al ábside central y
desaparecidas. Los restos de los muros de esas capillas son
utilizados en los contrafuertes que ahora sostienen las bóvedas de
crucería de los espacios intermedios; las capillas podrían tener
bóvedas de cañón.
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() Vista exterior de San Juan de Baños donde se puede observa la
marca de unión entre el contrafuerte y el muro.
() Arranque de las bóvedas de los espacios laterales de la
cabecera de San Juan de Baños. Se observan restos del friso
decorado con motivos hispánicos. Inclinación de los sillares para
adquirir la forma de la bóveda.
() Ornamentación del friso que recorre todas las naves de la
iglesia de San Juan de Baños. Motivos de eses entrelazadas formando
una especie de greca.
() Puerta de ingreso a la iglesia de San Juan de Baños. Intradós
formado por un arco de herradura y trasdós por un arco de medio
punto; el acceso a las naves se realiza mediante una puerta
adintelada que no tiene la misma anchura que la nave central como
ocurre en las iglesias del norte de África.
() Impostas del arco de ingreso en la iglesia de San Juan de
Baños. Motivos decorativos que repiten el modelo de la capilla
central.
() Cruz patada o de Malta situada sobre el arco triunfal o toral
de la capilla principal de San Juan de Baños. El motivo se repite
sobre la clave hipotética del arco de herradura en el pórtico de la
iglesia.
() Parte superior del arco de herradura en el pórtico de la
iglesia de San Juan de Baños. Ausencia de clave diferenciada que
lleva a colocar la cruz patada en la dovela central del arco.
() Cruz patada situada en la dovela central del arco de herradura
de San Juan de Baños. Tradición histórica en la talla de filigrana
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utilizada, en los extremos con redondelas y filigranas. Círculos y
cuadrados que abstraídos formas hojas cuadrifolias.
() En la parte superior derecha del arco de herradura de San Juan
de Baños se observa una concha que encierra una palmeta, recordando
las hojas de acanto del capitel corintio. Quizás sea un capitel
reutilizado de otro edificio y colocado en la confluencia del
trasdós del arco con la línea de imposta. En el arte románico se
utilizará ese mismo espacio para situar decoración.
Iglesia de Santa Comba de Bande (Orense).
Las primeras noticias sobre este edificio aparecen en un
documento del monasterio de Celanova fechado en el año 982. En él
se hace referencia al encargo que el rey Alfonso III hace en el año
872 a su hermano Odoario para que repoblase la zona gallega de
Chaves y reedificase las iglesias de Santa María y Santa Columba
que desde hacía doscientos años estaban abandonadas (que iacebant
in exqualido de ducentis annis aut plus). Del análisis de este
testimonio se deduce que Santa Comba debió ser edificada hacia el
año 672 lo que también se confirma por su pertenencia a la
categoría de iglesias visigodas de la segunda mitad del siglo VI
con planta de cruz griega inscrita en un rectángulo con cabecera
saliente y un pórtico a los pies. Además, este edificio añade dos
cámaras situadas al oriente del transepto, otras dos a occidente y
dos más flanqueando el pórtico situado a los pies.
Santa Comba tiene grandes similitudes con la iglesia de San
Pedro de Mata, constituyendo casi un calco planimétrico sobre todo
en su parte occidental. El ábside central retranqueado con respecto
a la nave principal no tiene precedentes ni en la Hispania
romanizada ni en la arquitectura del norte de África por lo que
debe considerarse como una característica ya netamente hispánica.
Podría citarse algunas semejanzas con la estructura centralizada
del mausoleo de Gala Placidia en Rávena o con algunos edificios de
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comienzos del siglo VII en Asia Menor y Sicilia; sin embargo, sus
características no son las mismas por lo que, aún admitiendo la
influencia de la tradición cruciforme oriental, es preciso
considerar a Santa Comba como un edificio plenamente hispánico.
Otra interesante característica de Santa Comba es la aparición
en una planta por primera vez de tres cámaras en paralelo
flanqueando la nave central con cabecera saliente, cuya explicación
funcional estaría quizás en las necesidades litúrgicas y que se
prolongan en el tiempo, volviendo a aparecer en iglesias asturianas
como San Salvador de Valdediós.
Gómez Moreno afirma que estas cámaras podrían ser utilizadas
como celdas para monjes reclusos o como alojamiento de peregrinos
en el caso de las que están situadas junto al pórtico. En cuando a
las que están situadas junto a la cabecera podrían haber sido
utilizadas como prothesis y diakonikon, según las complicadas
necesidades de la liturgia hispánica de aquella época. Si admitimos
la teoría de los monjes reclusos en las cámaras de los pies,
estaríamos ante la primera iglesia con carácter monástico, igual a
los edificios de repoblación del siglo X y que marcaría la pauta de
otros edificios hispano-visigodos posteriores como Quintanilla de
las Viñas o San Pedro de la Nave.
Santa Comba aparece completamente abovedada a diferencia de
San Juan de Baños donde únicamente las capillas de la cabecera lo
están; en este caso todas las naves son cubiertas con bóveda de
cañón y el transepto lo está con una bóveda de crucero con aristas
en forma de espina de pez. Las cubiertas se realizan utilizando
piedras hasta los riñones de las bóvedas y desde ahí se utiliza
ladrillo para aligerar el peso. Únicamente podrían haber sido
cubiertas con madera -debido a su menor importancia-, las cámaras
laterales situadas a los pies de la iglesia.
() Pequeña cámara situada sobre la cabecera de la iglesia de Santa
Comba de Bande. Se especula con su utilidad, que podría ser como
desván, depósito de tesoros o de grano. Su único acceso es desde el
interior por lo que también se ha apuntado a que podría servir como
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refugio para un anacoreta. En realidad, lo más posible es que su
función fuera simplemente estructural, para acercar la altura del
presbiterio a la de la nave central y cualquier otra funcionalidad
quedaría descartada por su carácter angosto y por su suelo en
declive.
() Alzado de la iglesia de Santa Comba de Bande. Se puede apreciar
el bajo nivel de la nave central desde el pórtico y sus cámaras. Es
posible que quizás se deba únicamente al deseo de equilibrar los
volúmenes y evitar el desnivel entre el ábside y la nave central.
() Vista interior de la iglesia de Santa Comba de Bande. Los muros
utilizan piedra hasta la altura los riñones de los arcos y desde
ahí se utiliza el ladrillo. En el crucero se emplearon cuatro arcos
enjarjados, metidos unos en otros. Al fondo del crucero, sobre el
presbiterio, se observa la pequeña ventana desde donde se accedía a
la cámara superior.
Resulta evidente ausencia de ornamentación, reducida
únicamente a un motivo sogueado que recorre a modo de imposta el
muro de toda la nave principal, el arranque de la cúpula y el
presbiterio.
() Arco de entrada al presbiterio de la iglesia de Santa Comba de
Bande; arco de herradura en el intradós. Los capiteles de las
columnas que sostienen el arco son de origen hispanorromano -los
dos de la derecha- y copias visigodas de un original hispanorromano
-los dos de la izquierda-.
() Ornamentación del muro del presbiterio de la iglesia de Santa
Comba de Bande. Motivos hispánicos de tallos ondulantes que
albergan racimos de uvas y hojas de parra. Utilización de una
especie de alabastro que quizás es una importación bizantina y que
tiene restos de policromía.
() Cimborrio que cubre el crucero de la iglesia de Santa Comba de
Bande; la estructura no se corresponde a las habituales en los
edificios de la segunda mitad del siglo VII por lo que quizás se
trate de una restauración realizada en el siglo X. Cubierta de
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bóveda de arista a modo de espina de pez con los plementos
dispuestos colocando los ladrillos perpendiculares a las cabezas de
los arcos inferiores. En el arranque de la bóveda aparece también
la decoración basada en el motivo sogueado hispánico.
() Presencia del motivo decorativo sogueado en la zona de imposta
del crucero de la iglesia de Santa Comba de Bande. Las formas
naturalistas utilizadas son prácticamente iguales que las
encontradas en los antiguos campamentos -citanias- celtibéricos.
() Perspectiva exterior de la iglesia de Santa Comba de Bande.
Claro escalonamiento de los volúmenes desde el cimborrio, la nave
principal y la cubierta de las cámaras laterales de las que sólo
queda en pie la cámara norte del lado oriental. La espadaña es un
añadido muy posterior.
Iglesia de San Pedro de la Nave (Zamora).
El primer problema al que hay que enfrentarse en el análisis
de este edificio es su datación. Tradicionalmente, éste ha sido un
problema muy confuso agravado en gran parte por la pretensión de
muchos historiadores franceses por situar las primeras
representaciones figuradas del Medievo en los edificios de la época
merovingios. Al contar San Pedro de la Nave con capiteles
historiados, estos historiadores la han fechado en el siglo VIII,
IV -Porter- e incluso han llegado hasta el siglo XII -Marignan-.
Sin embargo, la fecha más probable sea la de finales del siglo VII
siendo por tanto un ejemplo de la arquitectura del periodo hispano-
visigodo tardío.
Igualmente, San Pedro de la Nave se ha visto afectada incluso
por cambios de emplazamiento. La construcción de una presa en los
altos del río Duero obligó a inundar en los años treinta a una
amplia zona dentro de la que estaba el templo. Para evitar su
pérdida, fue desmontado y trasladado a un lugar llamado El
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Campillo, situado a unos tres kilómetros del emplazamiento
original.
El primer testimonio escrito de la existencia de la iglesia no
aparece hasta el siglo X, cuando el rey Alfonso III hace donación
del monasterio de los Santos Pedro y Pablo "in loco perdicum qui
dicitur navis in territorio camore" ("en el lugar de Pedro, que
decimos de la nave, en el territorio de Zamora"). Dado que la
repoblación de esta zona se realizó antes del año 893, puede
pensarse con toda lógica que la iglesia se realizara antes incluso
del año 711.
() La planta de la iglesia de San Pedro de la Nave se configura
como una cruz inscrita en un cuadrado donde se sitúan cámaras y
naves culminando en una cabecera con ábside rectangular saliente
muy propia de los edificios hispánicos del siglo VII. Existen dos
cámaras laterales y un gran transepto con dos pórticos exentos por
tres de sus lados, volviéndose la estructura de forma basilical con
tres naves en la parte occidental del templo.
Del estudio de esta estructura se deduce un claro retroceso
con respecto a la estructura de Santa Comba de Bande, sobre todo en
lo referente al abovedamiento. En la iglesia orensana, las bóvedas
cubrían desde el transepto a la cabecera mientras que en San Pedro
de la nave la zona basilical estaba cubierta con madera lo que
explicaría el desplome del cimborrio en su parte occidental.
Ignoramos si en origen la planta de la iglesia de San Pedro de la
Nave era la que se puede contemplar en la actualidad o si, por el
contrario, se trataba de una planta similar a la de la iglesia de
Santa Comba de Bande con cámaras a los pies que fueron eliminadas y
sustituida la planta por otra de tipo basilical tras el derrumbe
del cimborrio.
() Desde el exterior de la iglesia de San Pedro de la Nave se
observa la existencia de tres niveles en altura; primero el de las
dos cámaras orientales y las naves laterales, después el de la
cabecera, la nave central, los brazos del transepto y el pórtico y
por último el del cimborrio.
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() Las cámaras situadas sobre el ábside principal y sobre los
pórticos laterales de la iglesia de San Pedro de la Nave son
utilizadas para equilibrar los volúmenes del edificio con una clara
intención estética y proporcionalista. La cuestión de las cámaras
tiene también su interés desde el punto de vista planimétrico, pues
podemos distinguir dos etapas en las iglesias hispano-visigodas
atendiendo a la disposición de este tipo de espacios: una primera,
con ejemplos en Santa Comba de Bande y San Pedro de la Mata, donde
se construyen recintos oriental y occidental y una segunda donde
los recintos de la zona occidental se adhieren a la nave central
formando una planta basilical como sería el caso de San Pedro de la
Nave.
() Es preciso observar en la iglesia de San Pedro de la Nave la
alternancia de los soportes utilizados. Desde los pies de la
iglesia, en la parte occidental se utilizan soportes de planta
cuadrada sobre los que voltean los arcos que separan las naves, las
cuatro columnas de entrada y salida del crucero colocadas por
motivo ornamental pues carecen de función tectónica al ser los
arcos enjarjados que se autocontrarrestan, y por último las dos
columnas de entrada al ábside; Los soportes disminuyen de tamaño
intentando buscar la sensación de fuga espacial.
() Las naves laterales de la iglesia de San Pedro de la Nave no
comunican directamente con el ábside sino que están separadas
mediante unos pequeños poyetes de un metro de altura que ayudan a
establecer la compartimentación típica de la segunda mitad del
siglo VII. Las razones de esta compartimentación son, como ya hemos
visto, litúrgicas.
() Sin embargo, las cámaras adyacentes a la nave central de la
iglesia de San Pedro de la Nave sí se comunican con el espacio
central por lo que podría atribuírseles las tradicionales funciones
de prothesis y diakonikon o quizás -aunque más improbable- de
residencia de monjes peregrinos o anacoretas.
() El interior de la iglesia de San Pedro de la Nave revela la
búsqueda de la sensación de fuga mediante la alternancia de los
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soportes cuadrangulares en el transepto. Estos soportes no son
reaprovechados sino que fueron hechos ex-profeso con un estilo que
será indicio del que más tarde aparecerá en las iglesias asturianas
de San Julián de los Prados o San Salvador de Valdediós. Esta nueva
disposición de los arcos puede responder al cambio de maestro
arquitecto o simplemente a la utilización de un nuevo concepto
ornamental.
() La alternancia de piedra y ladrillo en las bóvedas de la
iglesia de San Pedro de la Nave permitió utilizar un sistema de
engatillado de los sillares que no requería la utilización de
argamasa para unirlos.
() La pequeña ventana que asoma al interior de la iglesia de San
Pedro de la Nave desde la parte superior de la capilla central nos
muestra la existencia de un espacio vacío sobre esa capilla que
únicamente tenía una finalidad estructural al permitir el
equilibrio de los volúmenes de la cabecera con respecto al de la
nave central.
() En la gran nave del crucero de la iglesia de San Pedro de la
Nave se utilizan arcos de piedra que sostienen un cimborrio
realizado en ladrillo en su parte superior. Es probable que esa
zona en ladrillo fuera realizada en la época medieval tras venirse
abajo el primitivo cimborrio de piedra. La cámara del lado norte
tiene un pequeño acceso a la nave central y una pequeña ventana con
tres arquillos.
() La cámara del lado norte -hoy desaparecida- de la iglesia de
San Pedro de la Nave estaba cubierta por una bóveda de cañón. En el
exterior del muro aún pueden verse los sillares oblicuos que
formaban los riñones de la bóveda.
() La cabecera de la iglesia de San Pedro de la Nave tiene una
cubierta de bóveda de cañón con tendencia a herradura realiza toda
ella en sillería.
() Vista del interior de la iglesia de San Pedro de la Nave desde
la cabecera hacia los pies. Los espacio laterales tienen accesos
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que no se rasgan hasta los pies para evitar que los fieles pudieran
entrar a los espacios centrales del culto y permitirles únicamente
recibir los sacramentos.
() Los arcos de la nave central de la iglesia de San Pedro de la
Nave tienen soportes cuadrangulares y aparecen reforzados para
evitar el peligro de hundimiento.
() El aspecto exterior de los volúmenes de la iglesia de San Pedro
de la Nave nos muestra el cuidado con que se estructuraron los
volúmenes para obtener un conjunto armónico y escalonado. Los
sillares del color amarillento típico de la piedra de Salamanca
están dispuestos a soga y tizón sin ritmo ni cadencia. Las alturas
tienen tres niveles desde el nivel más alto del cimborrio, un
segundo correspondiente a la nave central y el transepto un tercero
de las capillas laterales.
() En la vista exterior de la cabecera de la iglesia de San Pedro
de la Nave observamos la importancia estructural de la pequeña
habitación sobre la capilla central que permite a ésta igualarse en
altura con las naves central y del transepto mientras que las
capillas laterales tendrían la misma altura que los espacios
laterales adosados a la nave central. En conjunto, todos estos
detalles nos permiten situar al edificio como un punto de evolución
de la arquitectura hispano-visigoda al tiempo que como retroceso en
algunas cuestiones. Cronológicamente podríamos situarlo entre los
últimos años del siglo VII y principios del siglo VIII.
La iglesia de Santa María en Quintanilla de las Viñas.
La cronología de este templo es paralela a la de la iglesia de
San Pedro de la Nave -finales del siglo VII a principios del siglo
VIII- y su estudio se centra más en el valor de sus esculturas que
en el propiamente arquitectónico. Sin embargo, su valor
constructivo es también importante si bien se considera que sólo
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podemos tener acceso a una pequeña parte de lo que debió ser un
gran monasterio desde finales del siglo VII. La razón de que
únicamente se conserve la iglesia monacal se debe a que fue donde
se utilizaron mejores materiales que permitieron que se conservara
mejor que el resto del conjunto, desaparecido hace tiempo.
Las primeras noticias de la existencia de Quintanilla las
tenemos a comienzos del siglo X cuando una familia noble local hace
donación "en las quintas calendas februrianas de la era del 967" 3
de la basílica de Santa María, ubicada "in suburbium lara". En el
siglo XI la iglesia pasa a depender del monasterio de San Pedro de
Arlanza, bajo cuyo dominio el templo sufrió grandes deterioros que
lo hicieron impracticable hasta que en la segunda mitad del siglo
XIV el abad de San Pedro ordena el traslado desde Santa María de
los restos de los antepasados del conde Fernán Núñez, primer
soberano de Castilla, que allí estaban enterrados.
Uno de estos antepasados de Fernán Nuñez, la condesa Flamola,
fue quien realizó la donación de los capiteles que representan el
sol y la luna tal y como consta en la inscripción situada en la
línea de imposta del lado meridional (a la derecha desde la
entrada). La inscripción "OFF DO FLAMMOLA VOTUM D", que sería
"offert domina flammola votum deo" se fecha hacia el siglo IX lo
que no presupone que la iglesia se realizara en esa fecha pues es
muy probable que sea anterior aunque la representación de los
capiteles (sol-luna, Cristo-Dios) sí nos indica su relación con
algún tipo de culto maniqueo.
La estrecha relación de esta iglesia con la de San Pedro de la
Nave sí que nos permiten establecer cierto paralelismo cronológico
que situaría a los dos templos como realizados a finales del siglo
VII o a principios del siglo VIII.
La iglesia de San Fructuoso de Montelios (Minho, Portugal).
3 El 28 de enero del año 929.
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El simbolismo religioso de la forma de la cruz dio origen a
una preferencia por ella en la arquitectura, que tuvo su mayor
desarrollo en el mundo bizantino. El esquema de cruz, aunque no
resulte exclusivo de lo bizantino, tuvo en el arte cristiano
oriental su mayor desarrollo arquitectónico y dio lugar a estudios
muy tempranos sobre los sistemas de disposición de bóvedas de
contrarresto alrededor de una cúpula más elevada.
Como referencia más significativa para la adopción de este
trazado en las iglesias cristianas puede recordarse la iglesia de
los Santos Apóstoles edificada por Constantino en Constantinopla,
que fue destinada a mausoleo imperial; con la misma forma ordenó
Justiniano la construcción de su capilla funeraria al lado de Santa
Sofía.
El mausoleo cruciforme que vemos empleado por los emperadores
en Constantinopla y que adopta también Gala Placidia para su
sepulcro de Rávena, tiene en la Península una manifestación
excelente en la tumba de San Fructuoso, situada en Montelios, junto
a Braga. Es el edificio más bizantino de la arquitectura visigoda,
que pone de manifiesto cómo pudo ser el arte de las grandes
ciudades de la época, bajo el influjo de los dirigentes más cultos
de la Iglesia.
Se considera tradicionalmente que la iglesia de San Fructuoso
fue dispuesta por el propio obispo de Braga, poco antes de su
fallecimiento en el año 665, y que él mismo ordenó, por humildad,
que no se le enterrase en su interior, sino en un arco-solio
lateral en el exterior de la capilla.
El edificio tiene forma de cruz con los brazos iguales y se
compone de un cimborrio con cúpula, rodeado de tres capillas
circulares rectas al exterior y una sala cuadrada que sirve de
entrada. El cimborrio está delimitado por cuatro arcos de
herradura, que cobijan en un plano posterior una estructura similar
a la de la iglesia de San Vital de Rávena con tres arcos soportados
en dos columnas, el central, mayor que los laterales. Las capillas
ofrecen una planta de herradura por la intersección del círculo
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interior con las jambas rectas de las entradas; dentro de ellas
había otras columnas, al parecer seis en la capilla oriental y
cuatro en las laterales, sobre las que descansaban pequeñas cúpulas
con un pasillo muy estrecho para deambulatorio alrededor. Todo este
sistema de apoyos en arquerías interiores tiene una clara relación
con la arquitectura bizantina, al igual que la cúpula central de
ladrillos sobre pechinas. La estructura se desplomó a finales del
siglo X o comienzos del XI, lo que hizo dudar sobre su datación
aunque hoy parece seguro fecharla en el siglo VII.
En el exterior, los muros descansan sobre un zócalo moldurado
y se componen arquerías ciegas, alternadas las angulares y las de
medio punto sobre pilastras lisas. Los testeros de las capillas
tienen frontones triangulares con ventanillas dobles. El cuerpo del
cimborrio sobresale como una torre central con cubierta a cuatro
vertientes, y su parte superior la recorre una secuencia de
arquillos de herradura y ángulos soportados en columnitas adosadas
que se han perdido. Este juego de vanos ciegos en la fachada es
semejante al del mausoleo de Gala Placidia en Rávena, aunque el
sistema de friso de arquillos en el cimborrio puede considerarse un
precedente original de esta forma tan frecuente en la arquitectura
románica posterior.
Junto a los caracteres de procedencia oriental, suele
señalarse otros en San Fructuoso que serían las aportaciones
visigodas a este tipo de arquitectura. Entre ellos estaría la
preferencia por el uso del arco de herradura, tanto en la
construcción como en lo decorativo, así como el estilo de la
ejecución de los capiteles y la forma de distribuir la decoración
en bandas horizontales continuas, con prioridad sobre las
organizaciones verticales.
() Interior de San Fructuoso con el arco del crucero que cobija
otros tres arcos que voltean sobre columnas y de los que el arco
central es el mayor. Se respeta la tradición ornamental que sitúa
únicamente la decoración en los capiteles y los capiteles de
imposta. Motivos vegetales.
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() Exterior de San Fructuoso que recuerda intensamente a los
edificios bizantinos. Articulación del paramento con alternancia de
arcos agudos y de medio punto.
() El mausoleo de Gala Placidia con sus frontones y en el testero
exterior de cada brazo, la cubierta a dos aguas y el gran cimborrio
central.
() Los detalles bizantinos son muy numerosos en San Fructuoso. El
templo se eleva sobre un zócalo de corte clásico, siendo también de
inspiración clásica la alternancia de arcos en los muros, la parte
alta de la imposta, el frontón y el tímpano.
() Interior de San Fructuoso iluminado por ventanas situadas en
cada uno de los testeros y en el cimborrio, igual que en el
mausoleo de Gala Placidia.
() Detalle exterior del cimborrio de San Fructuoso con sillares
tallados en forma de arquillos que tienden a la herradura
alternando con otros en mitra. Influencia hispánica al igual que la
utilización de la forma en herradura en la planta de las capillas,
en las ventanas de los testeros y en otros lugares. El aparejo es
también típicamente hispánico al ser de piedra, igual que en San
Juan de Baños, frente al ladrillo utilizado en el mausoleo de Gala
Placidia.
Cripta de San Antolín (Catedral de Palencia).
() Planta de la cripta de San Antolín precedida por un edificio
mandando construir en el año 1034 por Sancho el Grande. Como
hipótesis sobre el origen de la cripta se ha barajado la idea de
que se trata de una construcción hundida entre dos terraplenes
aunque es una idea últimamente desechada. La techumbre se cubre con
losas planas de piedra por lo que quizás era de dos plantas. La
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cripta se configuraría como confesio, cuya estructura rebasaría la
zona oriental de la cripta.
() Vista de la cripta de Sancho el Grande con arcos fajones
compartimentando la bóveda de cañón.
() Cripta de San Antolín propiamente dicha contoneada por un
rebanco de piedra sobre el que vuelcan arcos de piedra. Remate al
fondo con una forma semicircular con dos columnas delante. Entre
los arcos se colocaron placas de piedra.
() Capiteles muy desgastados de la cripta de San Antolín con
motivos sogueados y combinaciones de espirales, todo de clara
raigambre hispánica.
() La cripta de San Antolín se situaría entre los martyria
paleocristianos como el de La Alberca (Murcia) y las criptas
asturianas como la de Santa Leocadia. Sabemos del interés del rey
Wamba (672-683) por rescatar los restos de San Antolín que desde el
siglo V estaban en Tolosa. Si el origen de la cripta fuera pues
hispano-visigodo, estaríamos ante el único martyrium conservado de
aquella época y ante la segunda de las edificaciones de patrocinio
real tras San Juan de Baños.
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