Análisis morfológico 1
ANÁLISIS MORFOLÓGICO DE UN MURAL GRAFFITI DEL COLECTIVO
“TOXICÓMANO” AÑO DE 2013
HUGO ALFREDO ORTIZ ARBELÁEZ
DIRECTOR
CORPORACIÓN UNIVERSITARIA UNITEC
ESCUELA DE ARTES Y CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN
PROGRAMA DE DISEÑO GRÁFICO
BOGOTÁ, D.C., NOVIEMBRE DE 2013
Análisis morfológico 2
RESUMEN
El Graffiti, como herramienta de expresión social no tiene mayores soportes
investigativos que los plasmados en exploraciones de campo realizadas por estudiosos del
tema apoyándose metodológicamente en la teoría de diversos semiólogos y recursos
gráficos como fotografías entre otras que lejos de representar una limitante analítica,
connota un rico lenguaje que caracteriza el deseo de dar conocer la visión del mundo de un
individuo o un conjunto en específico.
El trabajo del colectivo “Toxicomano” presenta una serie de elementos
morfológicos que caracterizan su obra, y cuyo objeto de estudio en la presente
investigación fue el manifiesto ubicado en la plazoleta del costado norte de la estación del
polo club del sistema Transmilenio de la ciudad de Bogotá y que fue analizado por Hugo
Ortiz, estudiante de diseño gráfico de la Corporación Universitaria Unitec durante Agosto
y Noviembre de 2013, basándose en el trabajo de autores e investigadores como Silva y
Meléndez que trabajaron sobre los valores semióticos y sociales del Graffiti.
El resultado fue una serie de reflexiones que permitieron conocer las características
del Graffiti en general a través del análisis de la obra de “Toxicomano”, estableciendo
criterios que facultan la identificación de los diversos tipos de arte urbano existentes en la
actualidad.
Análisis morfológico 3
INTRODUCCIÓN
El Graffiti como herramienta de comunicación social ha servido como punto de partida
para la aparición de diversos grupos a nivel mundial y en particular de la ciudad de Bogotá,
en cuyas paredes se han plasmado el trabajo de estos conjunto o colectivos, los cuales
poseen unas variables plásticas que identifican su labor frente al del otros grupos de
características similares, resaltando en especial la plástica del colectivo urbano
“toxicómano”, cuya actividad en estos espacios urbanos se ha caracterizado, por su color,
composición entre otras determinantes.
El ideal de esta investigación, consiste en analizar y determinar desde la óptica de algunos
autores como Armando Silva Téllez, Francisco Figueroa, Marcelo Meléndez entre otros,
los valores plásticos que componen un trabajo en particular de este colectivo, para
reflexionar así sobre las singularidades de la producción Graffiti y como esta se ve
influenciada por otros factores implícitos dentro de su respectivo contexto social.
Análisis morfológico 4
ANALISIS DEL PROBLEMA
¿Cuáles son los valores plásticos en el graffiti – mural del colectivo urbano “Toxicomano”
realizado en el barrio Polo Club de la ciudad de Bogotá en el año 2012?
Subpreguntas
- ¿Cuáles son los antecedentes estéticos que fundamentan la obra del colectivo urbano
“Toxicomano”?
- ¿Cuáles son los elementos formales que caracterizan y determinan al graffiti del colectivo
urbano “Toxicomano”?
Análisis morfológico 5
OBJETIVOS
Objetivo General
Analizar los valores plásticos que componen la obra del colectivo urbano “toxicómano”.
Objetivos Específicos
-Establecer los antecedentes estéticos que fundamentan la obra del colectivo urbano
“toxicómano”.
-Caracterizar los elementos formales que determinan al graffiti del colectivo urbano
“toxicómano”.
ANTECEDENTES.
Esta investigación está basada en el trabajo de personas que manifestaron su interés
en el tema del graffiti, bien sea en el aspecto ideológico y/o simbólico o por sus
Análisis morfológico 6
características históricas. Esto me permitió conocer y profundizar para conocer los
motivos de la creación de este tipo de comunicación visual, su estructura semiótica y
algunos ejemplos de estudio que corroboren el análisis al objeto de estudio expuesto en
este proyecto.
En su estudio, Armando Silva Téllez (Graffiti, una ciudad imaginada. Bogotá,
Colombia: Tercer Mundo Editores) plantea un análisis general de todas las características
de cómo él denomina no simples representaciones figurativas, sino por el contrario, un
complejo lenguaje grafico con singularidades implícitas de contexto social que surgieron a
la par con el deseo de manifestación ante lo que se consideraba y aun lo es, desigualdad
social por medio una serie de imágenes y textos que en conjunto, conservan singularidades
que identifican un desarrollo a otro, delimitando el estilo particular de cada escritor urbano,
para darle foco a lo que sería su objeto de estudio y argumentación “ el graffiti en la ciudad
de Bogotá” comprendidos entre los años 1975 y 1982.
Este periodo histórico y la tipología establecida por Silva, respaldan su proceso
investigativo, apoyándose en una consecución de muestras fotográficas de diversos
sectores de la ciudad de Bogotá, presentando un complejo abanico de posibilidades de
análisis que si bien, tienen de algún modo poca relación entre sí, conservan en esencia la
relación de ser expresiones de la urbe y punto de partida para la gestión de manifestaciones
urbanas.
Entre las evidencias presentadas por Silva abarcan opciones como muestras
tomadas de barrios de la ciudad, aquellas de buses y busetas de transporte público y aquella
determinante de gran importancia para el proyecto en su totalidad, como lo son las del
complejo universitario de la Universidad Nacional de Colombia, cuyo análisis en un
periodo de 5 años, sirvió para demarcar y establecer aun más las bases sociales de nuestro
objeto de estudio en Bogotá, descollando en los primeros colectivos y demás muestras de
carácter estético que si bien no se consideran graffiti, presentan en esencia el valor
ideológico y la necesidad comunicativa de la escritura urbana.
Por su parte, Marcelo Meléndez (análisis del lenguaje formal de las expresiones en
esténcil, graffiti y pegote de un colectivo de arte urbano de la ciudad de Bogotá. Bogotá,
Análisis morfológico 7
Colombia, Corporación Universitaria Unitec) presenta un estudio mucho más complejo,
desde una perspectiva que no limita el objeto de estudio únicamente al graffiti, sino que
también evalúa un fenómeno mucho más complejo como lo es el arte urbano o “street art”
y todos los actos performativos ( del ingles performance) como el autor describe que lo
competen, como lo son el propio graffiti, el esténcil y el pegote como elementos de
manifiesto urbano.
Estos conceptos se correlacionan con una serie de características implícitas dentro
de estudios desarrollados por semiólogos como Armando Silva Téllez y Heinrich Wolfflin
entre otros, que establecen los parámetros compositivos del graffiti tanto a nivel de
herramienta social como elemento de carácter plástico y estético.
Estos estamentos fueron utilizados para analizar dentro del contexto de la ciudad de
Bogotá, las características propias que tenían cada uno de los medios de escritura urbana,
demostrando la versatilidad del medio plástico para adaptarse según las circunstancias
sociales propias de la urbe.
Los ensayos complementarios de “teoría del graffiti” de Armando Silva Téllez y
“los graffiti en el contexto universitario: escrituras transgresoras en la universidad de las
palmas de gran canaria” de los españoles Manuel Ramírez Sánchez y Néstor García lázaro,
sirvieron de soporte al proyecto como referencias de la interacción del transeúnte con la
escritura graffiti y en el caso del último referente, como complemento del planteamiento de
tipos de entornos y contextos bajo los cuales se gestan las pintadas.
MARCO TEÓRICO
2.1. Consideraciones sobre el graffiti.
Que es el graffiti?
Análisis morfológico 8
Si la respuesta a esta pregunta fuera explícitamente el conjunto de gráficos,
imágenes o “garabatos” plasmados en una o diversas paredes de varias ciudades, seria
desconocer completamente el contexto que comprende este elemento de carácter
comunicativo, pues su desarrollo además del trasfondo histórico y cultural connota un
complejo idiolecto propio de ciertos individuos de nuestra sociedad que encontraron en una
serie de recursos plásticos el medio para manifestar de sus ideales, sueños y reflexiones,
jerga que ha surgido por la necesidad implícita de nuestra sociedad de pregonar aquello
con lo cual se encuentran descontentos.
De esta manera, está directamente relacionado con la desigualdad social,
plasmándolo en lienzos característicos de la urbe, lo que destaca particularmente las
paredes como espacios del alta fertilidad para el desarrollo de las pintadas como elemento
de expresión social y colectiva, determinado como un acto comunicacional por Silva
(1985) de carácter “azaroso en el que el riesgo, la incertidumbre en su elaboración, y la
imprevisión de sus resultados constituyen prácticamente su carga fundamental”. (p. 19).
Al referirnos como espacios fértiles de alta proclividad para la gestión del graffiti,
es pertinente analizar el trasfondo de estos y su importancia sociológica en la concepción
de los mensajes del idiolecto de las pintadas. Ante esto se establece una curiosa relación
entre el baño y la concepción de este lenguaje, tal como Silva (1988) describe: “De este
cuarto de san alejo, algo como “el inconsciente del cuerpo biológico” se puede esperar
cualquier diatriba, cualquier pensamiento pecaminoso, a cualquier fantasma perverso
puede rondar sus paredes”. (p. 36).
Esto deja entrever a estos espacios como sitios donde la necesidad inherente y
primordial del ser humano de comunicarse, en el que se plasma lo más profundo de su
subconsciente haciéndose latente; un lugar donde se puede desahogar y manifestar en sus
inmaculadas paredes por el color de las mismas, todo aquello que abiertamente no se
podría expresar y debería reprimirse, que encuentra un magnifico escape por herramientas
tan sencillas como el marcador o el bolígrafo.
Esta tendencia se traduciría posteriormente en la búsqueda casi instintiva de
espacios urbanos de similares características que conservan el valor de la intimidad y
Análisis morfológico 9
anonimato, permitieran plasmar de igual modo la ideología y pensamientos de los
individuos que ya no se limitaba a mensajes obscenos con connotaciones sexuales propios
de los baños, sino aquellos que como diría Silva (1988): “exhiben por lo general, mensajes
de mayor alcance, ya como parte de un proyecto político o como expresión de la ‘política
de la vida”. (p. 36), el cual delimita claramente espacios sucios y de algún modo en desuso,
a ser manifiestos del sentido ideológico de muchos individuos con ansias de contar algo.
2.2. La escritura urbana.
Existen actualmente numerosas teorías con respecto al origen de esta palabra o
tendencia comunicativa del lenguaje y es importante destacar que casi todas y cada una de
ellas han sido descritas por diversos autores a nivel interpretativo por la carencia de
estudios formales acerca del tema (es decir científicos), lo cual ha llevado a realizar
investigaciones de tipo sociológico y antropológico que no solo dan una explicación
racional al fenómeno del graffiti, sino que también establecen nexos arraigados a nivel del
comportamiento humano, lo que destaca una profunda conexión entre la necesidad del ser
humano de buscar elementos para comunicar sus ideas y de cómo los elementos que se
encuentran en nuestro entorno adquieren un valor plástico determinado por el contexto
social e histórico bajo en cual es gestado el elemento comunicativo.
El vocablo o palabra como la primera manifestación formal de la escritura urbana
tienen su origen en épocas diversas, lo cual a pesar de dar un origen bastante ambiguo y
poco claro al elemento graffiti, son mucho más concretos con respecto a la razón de ser del
mismo. Silva y Meléndez planteaban en sus respectivos estudios, posibles orígenes a esta
tendencia, en la que el segundo (Meléndez, 2012) se remite a: “lo epigráfico con las estelas
de trajano y textos contestatarios en Pompeya, como movimiento estratificado en estilos y
técnicas se data en la década de los años sesenta neoyorquinos (p.19, 20).
Análisis morfológico 10
Estas reflexiones en conjunto con la definición etimológica de la palabra, planteado
por Silva del siguiente modo (1988): “El graffiti viene de la expresión italiana graffito
originada del griego graphis, carbono natural, materia con la cual se fabrican las minas de
los lápices y lapiceros”. (p. 20)., que adicionalmente nos remite o relaciona con la
expresión “Grafía, que señala el hecho o la acción de escribir” (Silva, 1988), nos entrega
una connotación inmediata que relaciona dicha denominación con la función social
implícita de la misma y esta es la escritura como herramienta de articulación de un
complejo lenguaje o idiolecto compuesto por la interrelación y creación de códigos
precisos y como plantea nuevamente Silva (1988): “convenciones comunes con las cuales
conforman su hábitat cultural” (p. 43).
El graffiti como elemento de escritura se ha gestado en muchos de estos hábitats
culturales de la ciudad de Bogotá, pero es importante mencionar que ha encontrado
particular diversificación en los centros universitarios públicos, en especial a la
Universidad Nacional de Colombia, la cual fue objeto de estudio para Armando Silva
Téllez en un periodo de 5 años comprendido entre 1979 y 1982 plasmado en su
investigación “Graffiti, una ciudad imaginada”. (1988).
Durante este tiempo, la escritura como se ha determinado a nuestro objeto de
estudio, se vio condicionada a nivel plástico por todos los eventos que se desarrollaron
entorno al centro educativo, y establecieron una serie de paradigmas a nivel ideológico que
caracterizaron los mensajes de los miembros manifestantes de la entidad, que ya
trascendían la individualidad del lenguaje urbano para conglomerarlo en un lenguaje
colectivo que representaba a toda la entidad, a lo que Silva (1988) consideraba sobre sus
paredes: “Sobre ellas esta descrita su historia, lo que pasa en el mundo de afuera y de
adentro va quedando reflejado allí, pero no de cualquier manera, sino con una simbología
que le es propia”. (p.125); Ya no se habla del graffiti como expresión de él estudiante de la
Universidad nacional en términos individuales, es replanteado como representación de la
jerga global del claustro, que con determinantes dialécticas, constituye según Silva (1988):
“un universo comunicacional, que con un ideario frente al mundo, ha desarrollado también
Análisis morfológico 11
su manera de expresarlo”. (p.125).; destacaban dentro de las muestras capturadas durante la
investigación, pintadas de diversas categorías que abarcaban lo político, social y sexual
como ejemplos más destacados en el micro universo del claustro educativo, que a su vez
hacen parte ya del complejo sociolecto del graffiti bogotano, siendo este punto de estudio
en un apartado posterior de la presente investigación.
Con el paso del tiempo, las investigaciones de Silva establecieron una tipología que
permitió identificar las características globales de la escritura urbana para reconocer a
partir de ahí, las transformaciones estructurales, ideológicas y plásticas presentadas dentro
del mismo, pues con la implementación tecnológica, ha ido adaptándose y evolucionando
a la par de las herramientas ofrecidas por la sociedad; sin perder en muchos casos su
esencia y descollando en otro tipo de lenguajes urbanos que si bien no pueden llamarse
propiamente graffiti, conservan algo de fondo, con relación directa a la necesidad de
comunicar, diferenciándose fundamentalmente en el valor de transgresión del espacio.
2.3. Plástica del graffiti.
El graffiti al igual que numerosos mecanismos de comunicación, se distingue por
una serie de parámetros a nivel lingüístico y semiótico establecidos para su estudio y
comprensión, mas si bien es cierto, no posee un emisor ni un receptor clarificados
precisamente, por el carácter marginal y anónimo implícitos en la concepción de la obra.
Es importante mencionar que la tipología determinada por Silva en particular, así como las
apreciaciones de otros autores1, fueron el resultado de estudios argumentativos sobre el
carácter sociológico de la producción de la escritura urbana, la cual al ser un evento
fortuito y casual, cuenta con algunas particularidades contundentes en la selección de
elementos para la constitución de la escritura; dichas singularidades según incluye Silva
(1985) lo riesgoso de la elaboración de la obra y la incertidumbre de los resultados de la
misma.
Valores como lo semántico en el planteamiento de signos y demás señales que
caracterizan un aspecto particular de la sociedad durante un momento histórico
1 Meléndez y Silva se remitieron a autores como Figueroa y Wolffrim dentro de sus respectivos análisis sobre el objeto de estudio y las herramientas metodológicas para argumentación.
Análisis morfológico 12
determinado, simplificados o adaptados dentro la rapidez que un mensaje de este tipo
requiere para su concepción, necesita además de sitios acordes a la ideología del graffiti
como describe Meléndez (2012): “Viaductos, vías rápidas, muros libres, transporte y
mobiliario público”. (p.16)., al ser ellos espacios de alta permisividad para el escritor en la
transmisión de los mensajes, que finalmente se apoyan en recursos plásticos como lo
cromático, tipográfico y compositivo para acentuar mucho más los conceptos ideológicos
que se desean comunicar.
A continuación se enunciara algunos de los criterios establecidos para la
caracterización de la escritura urbana, complementando adicionalmente con algunas
valencias a nivel de lectura, composición y herramientas plásticas usadas en su creación.
2.3.1. Valencias semánticas del graffiti.
Como se menciono en un apartado anterior, Silva (1988) estableció en su libro “la
ciudad imaginada” una tipología semántica con la que el graffiti debería cumplir para ser
considerado como tal, definiéndola como “la carga y disposición en la naturaleza
semántica del mensaje” (p.23)., que complementa con las palabras de Meléndez (2012) en
las que determina que: “tal esquema profundiza y correlaciona de manera más enfocada el
valor gráfico y plástico del artista urbano en la apropiación del acto creativo y el resultado
material de la obra”. (p.29).; esto enfatiza que el autor cumple adecuadamente con la
caracterización de la actividad, sin relacionarla directamente en otro tipo de lenguajes
propios del arte urbano.
Las siete valencias establecidas son:
1. la marginalidad o de aquello que no puede ser expresado formalmente, por
diversas razones que se apoyan en lo ideológico o lo relacionado con el veto a nivel socio
político.
2. El anonimato o de la reserva en la autoría del mensaje, a fin de evitar el
reconocimiento, a no ser grupos que como diría Silva (1988): “buscan proyectar una
imagen pública”. (p.23).
Análisis morfológico 13
3. La espontaneidad o el aprovechamiento del ímpetu del momento para la creación
de la obra.
4. La escenicidad o de la selección especifica del lugar, el diseño, técnica,
materiales y sobre todo el mensaje como elementos en conjunto para causar gran impacto.
5. La Velocidad o la realización de la escritura en el menor tiempo posible,
nuevamente por motivo ideológicos o simplemente para evitar problemas por realizar una
transgresión al espacio público. Esto denota según Silva (1988): “que por la propia
“intrascendencia en el mensaje, no implica gastar mucho tiempo en su concepción”. (p.23).
6. La precariedad o de cómo el mensaje debe ser realizado por medios de fácil
obtención y adquisición económica.
7. La fugacidad o de la vida útil de la obra, determinada específicamente por la
reacción del entorno con relación al proyecto; a entorno se referencia a factores externos
como las autoridades, los transeúntes o incluso otros proyectos de arte urbano.
De estas valencias, son las 3 primeras aquellas que tienen mayor relevancia en la
caracterización de una escritura urbana, puesto que si la obra llegase a presentar carencia
de alguna de ellas, dejaría como determina Meléndez (2012), citando a Silva (1985): “de
llamarse graffiti y pasa a ser “información mural”, “proyecto mural” o “manifiesto mural”
(p.27,28,29)., para encajar en la categoría y definición global de graffiti de pobre
calificación. Se le atribuye a cada determinación su respectiva carencia, siendo
“información mural” la carente de marginalidad, “proyecto mural” la de anonimato y
“manifiesto mural” si carece del factor de anonimato.
Esta última parte no pretende establecer a ciertas escrituras como trabajos
completamente ajenos al graffiti, sencillamente los ubica en otras categorías dentro de lo
que se denomina arte urbano y será revisado más adelante.
2.3.2. Valor expresivo y codificación del graffiti.
Análisis morfológico 14
Existe dentro del graffiti, una tendencia comunicativa persistente determinada por
la fugacidad en la concepción de los mensajes, los cuales se busca, sean de manufactura
rápida como si de un impulso verbal o susurrado se tratase sin perder el valor poético y
expresivo, logrado por lo general a través de los elementos complementarios que apoyan la
base ideológica de la escritura y fortalecen el contexto del mensaje. Esto denota las
características de expresión y contenido que son como enuncia Silva (1985): “los niveles
comunicativos de cualquier mensaje”. (p.33).
Silva (1985) nuevamente a través de su investigación, identifica singularidades de
dichos niveles estableciéndolos del siguiente modo, teniendo en cuenta palabras claves
como contexto, materiales, signos y la organización de los mismos:
1. La forma de expresión habla sobre la codificación y estructura de los signos
dentro del mensaje.
2. La forma del contenido o de cómo el emisor expresa el mensaje haciendo uso del
lenguaje propio del entorno urbano (idioma).
3. La sustancia del contenido nos pone en contexto sobre el significado del mensaje
y de cómo la comunidad puede interpretarlo, dependiendo del contexto y momento
histórico que se encuentre el creador y lector de la escritura respectivamente.
4. por último tenemos la materia del significante, que puede ser descrito como
todos los elementos de materialización del mensaje; estos representan un soporte y función
de gran trascendencia que describe Silva (1985) del siguiente modo:
“Estos elementos no pueden ser vistos indiferentemente. Su función no está
directamente en comunicar, sino que son las instancias conformantes de la
composición estética y lingüística del mensaje: meta comunican, si se prefiere”.
(p.33).
Todas estas características en conjunto dan fuerza a lo que por sí solo sería un
mensaje de algún modo plano, pero es importante mencionar, que estas herramientas han
ganado trascendencia en la creación de la escritura urbana por la evolución implícita en
nuestra cultura. De ahí podemos mencionar como técnicas de elaboración al esténcil o la
Análisis morfológico 15
aplicación formal de la pintura con brocha y dentro de los materiales algunos como
pinceles, brochas, aerosoles o rodillos.
2.3.3. Caracterización formal o estilo de la obra.
Dentro de su investigación, Meléndez (2012) se remite a Wolfflin (1947) para
argumentar los valores formales que pueden determinar a nivel compositivo una obra de
arte o por lo menos de carácter estético de la misma, aislándola de los elementos
complementarios y analizando el mensaje desde como diría Meléndez (2012): “aquellos
elementos visuales que le dan integridad, siendo: la forma, la composición, los colores o la
estructura” (p.37)., constituyendo el estilo visual del escritor determinado nuevamente por
el contexto histórico y social que compete al autor.
La tipología de composición de Wolfflin (1947) se establece según Meléndez
(2012) en cinco pares conceptuales relacionados del siguiente modo:
1. Lo lineal y lo pictórico constituye de cómo partiendo de líneas se pueden lograr
estructuras espaciales por medio de la conjunción de las mismas o la perspectiva aplicada
dentro de la obra.
2. Lo superficial y lo profundo complementa el punto anterior al relacionar los
diversos planos compuestos, yuxtaponerlos y elaborar el efecto visual de estructuras
tridimensionales organizadas que establezcan según Meléndez (2012): “un valor de
ordenamientos” que determinen conjuntos espaciales organizados, para establecer una obra
con alta estimación expresiva, donde la organización de “contrastes, armonías y
equilibrios” (Meléndez 2012 y Wolfflin 1947) particularicen el trabajo del escritor.
3. La forma cerrada y forma abierta, proponen la implementación de ritmos y
simetrías / asimetrías dentro de la escritura para aumentar el grado de complejidad en la
composición.
4. En lo múltiple y lo unitario, Wolfflin (1947) determina la obra como: “un solo
concepto” (p.40)., estableciendo que todos los elementos que la componen no deben actuar
Análisis morfológico 16
de modo desarticulado, sino por el contrario, correlacionados por valores de “ritmo,
dirección y jerarquía” (Wolfflin 1947) configurándolos unitariamente.
5. Por último, la claridad absoluta y la claridad relativa, establece el conglomerado
de las características expuestas anteriormente, para generar lecturas transparentes de la
escritura, de modo que el mensaje sea claro y el estilo, completamente identificable.
2.4. Colectivo urbano “Toxicómano”.
Ya planteadas algunas de las características semánticas del graffiti, es importante
conocer sobre las determinantes de la obra del colectivo cuyo trabajo es el objeto de
estudio de esta investigación, por tanto, se debe comprender un poco sobre el contexto y la
caracterización del colectivos urbanos de la ciudad de Bogotá.
En primera estancia, el graffiti bogotano hace parte de la línea ideológica
latinoamericana, que a diferencia de la tendencia europea y norteamericana
respectivamente, se presenta como medio de expresión insurgente alejado de lo
convencionalmente político, en el cual numerosos individuos usan las paredes y demás
lienzos para plasmar sus ideas. Silva (s.f.)2 enuncia al respecto:
“Estas ciudades se muestran dentro de una dimensión lúdica, irónica y plástica del
graffiti que va a contrastar con la mayor explicitud política del graffiti que se
elabora en los distintos países de la América Central, naciones en las cuales su
confrontación política conlleva al uso más de tipo ideológico que expresivo” (p.7).
Esto propone una nueva dimensión del graffiti, en la cual gracias a los valores
plásticos, se hacen parte del fenómeno, no solo a los individuos dedicados a la escritura
urbana sino que también presenta como plantea Silva (s.f): “Una mayor participación
ciudadana y grupos sociales y culturales más heterogéneos, entre los cuales hay que
mencionar grupos feministas, artísticos, sectores populares, trabajadores, estudiantes de
2 El documento “La ciudad como comunicación” de Armando Silva Téllez no contiene fecha de realización, mas fue recuperado el 25 de Septiembre de 2013, suministrada por Marcelo Meléndez.
Análisis morfológico 17
colegio y universidades” (p.7)., planteando un abanico rico en matices y expresiones
semánticas determinadas en el carácter cosmopolita de los habitantes de Bogotá, en la que
mucho tienen la posibilidad de transformarse en escritores o “writers” (de la expresión
norteamericana con misma significación) los cuales se convierten en el nexo o mediación
entre ciudad y sujeto (Meléndez citando a Silva, 2012, p.16).
El colectivo urbano “Toxicómano” surgió con esa tendencia hace un poco más de 9
años, cuando sus miembros comenzaron con intervenciones anónimas en diversos sitios de
la ciudad, pero que vieron la necesidad de llevar su obra a otro nivel que les permitiera
dentro del anonimato del “tag” o “firma”, lograr reconocimiento no solo de otros escritores
urbanos, sino de la comunidad. Su trabajo se caracteriza por una serie de matices que
abarca diversos temas de nuestra realidad actual, representados a través de recursos
gráficos para la difusión del mensaje como lo son “los esquemas de los comics o historietas
y figuraciones caricaturescas” (Silva, s.f.).
Sin embargo, muchos de sus métodos a nivel de producción y difusión del mensaje,
así como el contexto ideológico de los mismos dentro del proceso evolutivo del grupo, les
separan de la cualificación del movimiento graffiti, del cual se consideran miembros
activos y los coloca en cualquiera de las categorías del graffiti de pobre calificación al
carecer de marginalidad (información mural), anonimato (proyecto mural) y anonimato
(manifiesto mural). Bajo estos puntos, su verdadero enfoque comunicativo será
determinado en el análisis del objeto de estudio.
Análisis del objeto de estudio “graffiti mural del Polo Club”.
La obra del colectivo urbano toxicómano presenta en esencia algunas de las
características propias del graffiti, pero durante el proceso de investigación realizado se
determino basándose en el trabajo de investigadores expuestos dentro del marco teórico,
Análisis morfológico 18
que su obra, no cumple tanto a nivel semántico como ideológico la premisa de la escritura
graffiti.
5.1. Valencias semánticas de la obra.
En primera estancia, el colectivo urbano “toxicómano” estudio con suma
anterioridad el espacio en cuestión, que corresponde a una pequeña plaza ubicada en el
costado noroccidental de la estación de transmilenio del barrio Polo Club, pero el interés en
este lugar se vio condicionado por la búsqueda de un punto que permitiera la gestión de
una obra, no por iniciativa de protesta y marginalidad propias del graffiti, sino por la
convocatoria de la empresa Intel, que buscaba promocionar su nuevo equipo Ultrabook
(ver anexo A) mediante una muestra de videos que pretendían mostrar las virtudes del
equipo facilitando el trabajo de diferentes colectivos artísticos de los cuales, “toxicómano”
fue convocado.
Durante 2 días, el colectivo grabo el proceso de realización de su obra titulada
“100% poder latino”, montado el video en youtube (Ver anexo B), como parte de la
estrategia promocional del equipo. En la actualidad la pared donde se encuentra la obra se
encuentra recubierta de pegotes promocionales que son colocados allí constantemente,
generando un desgaste considerable en el trabajo del grupo. (Ver anexo D).
El contexto expuesto anteriormente, plantea una ruptura con el paradigma del
graffiti, según la tipología establecida por Silva (1988), pues si bien el proyecto cumple
con algunas de las valencias determinadas como lo son la escenicidad por planificación de
la obra y fugacidad por la duración y desgaste de la misma en la actualidad, el hecho de ser
un trabajo planificado en más de un sentido, lo establece como una completa antítesis del
manifiesto graffiti, pues el proyecto tiene claramente un enfoque y dirección
completamente comercial, dicho por sus propios miembros en diversas entrevistas a
medios de comunicación (Ver anexos G y H) o en su propio perfil de Facebook (Ver anexo
I), lo que rompe completamente con la marginalidad, espontaneidad, precariedad y
velocidad, reiterando el hecho de ser contravalencias del graffiti.
Esta idea se reitera por lo que Silva (1988) plantea al respecto:
Análisis morfológico 19
” La inscripción urbana que llamamos graffiti corresponde a un mensaje o conjunto
de mensajes, filtrados por la marginalidad, el anonimato y la espontaneidad y que
en el expresar aquello que comunican violan una prohibición para el respectivo
territorio social dentro del cual se manifiesta”.(p.28).
Este dictamen determinaría adicionalmente, a este trabajo dentro de la categoría de
graffiti de pobre calificación (Silva, 1988) encajándolo en 2 de sus 3 categorías propuestas
como son información mural (carente de marginalidad) o proyecto mural (carente de
espontaneidad), destacando sin embargo, que el proyecto no podría considerarse
manifiesto mural (carente de anonimato) pues a pesar de la naturaleza comercial de la obra
y la ruptura de anonimato del colectivo al ya ser conocidos, Silva (1988) establece que:
“Los mensajes graffiti mantienen reserva en su autoría, a no ser organizaciones o grupos
que mediante su auto reconocimiento buscan proyectar una imagen pública”. (p.23)., lo
cual denota en conclusión que el trabajo de los colectivos urbanos puede considerarse
graffiti siempre y cuando, conserve relación con la tipología establecida.
5.2. Valor expresivo de la obra.
La obra (Ver Anexo C) presenta elementos característicos del trabajo del colectivo
como son “los esquemas de los comics o historietas y figuraciones caricaturescas” (Silva,
s.f), la crítica social y variados temas de la realidad social colombiana (Ver Anexos E y F),
todos ellos manejados por medio de figuras jerárquicas que dentro de la composición,
contrastan con fondos de colores por lo general planos aunque con figuras
complementarias de matices análogas o complementarias. La obra presenta igualmente un
slogan con el que el colectivo denomina.
Estas características establecen la forma de expresión y la forma de contenido de la
obra de “toxicómano” pues ellas constituye la codificación y estructura de los signos
dentro del mensaje, además de cómo diría Silva (1988): “Responde a la manera como una
colectividad o el uso de una lengua, hace competente o pertinente un significado”.(p.33).,
que adicionalmente plantea un código común con el que el colectivo pone en contexto
sobre el mensaje y de cómo la comunidad puede interpretarlo, estableciendo la sustancia
Análisis morfológico 20
del contenido (Silva, 1988), permitiendo la identificación del trabajo del grupo frente a
otros colectivos urbanos.
Finalmente, la materia del significante, es determinada por el uso de elementos
matéricos (Silva, 1988) como lo son el esténcil, la aplicación de pintura con brocha,
pinceles, brochas, aerosoles o rodillos, muchos de ellos usados también dentro de la
plástica del arte urbano (Meléndez, 2012), todos ellos usados por este colectivo, apoyados
por lo general con soporte digital para la construcción de los stencils.
5.3. Estilo de la obra.
La obra presenta una composición de 4 figuras, 3 de ellas centradas y una en la
periferia del muro; esta última puede perder trascendencia, pues las 3 figuras centrales
(hechas a blanco y negro) están rodeadas de un fondo amarillo con figuras triangulares de
color análogo más claro, haciendo que tengan mayor relevancia en la composición dentro
de los valores de lo lineal y lo pictórico y lo superficial y lo profundo (Wolfflin, 1947).
Los elementos descritos son un indio, un artista y una perra que connotan en
conjunto la imagen que desea proyectar toxicómano, la cual es un grupo de artistas urbanos
con raíces arraigadas y deseo de dejar huella como lo hicieron nuestros ancestros,
complementando a la perra como un homenaje a la mascota del grupo, que siempre los
acompaña en todas sus intervenciones.
Esto destaca con claridad, el valor de lo múltiple y lo unitario establecido por
Wolfflin (1947) en el que se determina la obra como: “un solo concepto”(p40), donde los
elementos se correlacionan por valores de “ritmo, dirección y jerarquía” (Wolfflin 1947)
configurándose complementariamente como la forma cerrada y abierta, que establece
complementariamente el estilo de toxicómano para que sea fácilmente identificable en la
valencia de la claridad absoluta y la claridad relativa (Wolfflin, 1947).
6. Anexos.
Anexo A
Análisis morfológico 21
http://newsroom.intel.com/community/es_lar/blog/2012/10/02/intel-lanza-el-desaf
%C3%ADo-ultrabook
Anexo B
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=ZIbjB-WbDEI
Anexo C
Anexo D
Análisis morfológico 22
Anexo E
Anexo F
Análisis morfológico 23
Anexo G
http://fachadacolombia.blogspot.com/2009/03/toxicomano.html
Anexo H
http://www.youtube.com/watch?v=7LjDdXy4Y-Q#t=54
Anexo I
https://www.facebook.com/photo.php?
fbid=437000123002283&set=a.298387666863530.61481.151880381514260&type=1&th
eater
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Análisis morfológico 24
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