-
UNIVERSIDAD FRANCISCO DE VITORIA
Programa: doctorado en Humanidades
Crtica, Fundamentos y Corpus disciplinar para una Teora dialgica de la Comunicacin
Re-pensamiento de la disciplina para una accin humanista
Tesis doctoral
Doctorando: lvaro Abelln-Garca Barrio Director: Dr. D. Salvador Antuano Alea Madrid, junio de 2010
-
Dedicatio Se atribuye a San Isidoro de Sevilla la frase: Vive como si fueras a morir maana; estudia como si fueras a vivir eternamente y, aadi un maestro universitario, busca a los dems como si llevaras una eternidad a solas contigo. Mi madre no ha ledo (ni falta le hace) al padre de las Etimologas, pero siempre nos dijo: el nico legado que podemos dejaros para siempre es una buena educacin. Yo viva ahogndome en suspensos hasta que un da mi padre me llev al bar de la esquina (Sagasti) y me dijo: Te hemos dicho lo que es bueno para ti, hemos puesto los medios, eres un chico inteligente, pero no podemos hacer ms y no vamos a insistirte. Est en tus manos. Seguramente fue, sin yo saberlo entonces, la primera experiencia dialgica de la que me di plena cuenta. Una Voz me llamaba y me educaba en una asignatura ms importante que las del cole. Queridos padres: esta tesis no trata de ser sino una respuesta responsable.
Gratus animus Somos enanos encaramados a hombros de gigantes, explicaba Bernardo de Chartres a sus discpulos. Este enano que escribe tiene mucho que agradecer a muchos gigantes: a su Alma Mater, a cada miembro de la comunidad universitaria Francisco de Vitoria, incluidos los alumnos! A maestros, los vivos y los muertos, pero vengados de la muerte por copistas, impresores, editores e internautas, y algunos aqu citados. A los traductores de sabios libros, a quien me anim a estudiar tericamente la interactividad y a quien que me ha obligado a poner un puado de palabras en latn. A mi familia y a mi esposa, quien (justo al revs que Jantipa) no me ha perdonado ni una sola responsabilidad familiar y me ha obligado a seguir siendo humano a pesar de estar enclaustrado con la tesis. Gracias, tambin, a esos que viven en nosotros, innumerables otros.
-
NDICE
Siglas
INTRODUCCIN
1
1. Justificacin de la necesidad y el valor de la tesis propuesta
y definicin del problema 3
2. Planteamiento de cuestiones 8
3. Descripcin del mtodo e itinerario de la investigacin 12
CAPTULO I: ESTADO DE LA CUESTIN
1. Introduccin: revisin de algunos conceptos confusos 17
1.1. Interactividad 19
1.2. Comunicacin 22
1.3. Informacin 26
1.4. Comunicacin de masas 28
2. Fragmentacin de los estudios de comunicacin e intentos de integracin 31
2.1. Triple fragmentacin y anlisis por perspectivas 31
A) Teora matemtica o ciberntica 35
B) Mass Communication Research, funcionalismo
y conductismo 38
C) Escuela crtica y dialctica 45
D) Determinismo tecnolgico 52
E) Sociofenomenologa y perspectiva interpretativa 56
F) La conciencia moral de la doctrina social de la Iglesia 62
2.2. Intentos de integracin 69
A) Integracin por generalizacin 70
B) De la pluridiciplinariedad a la interdisciplinariedad 72
C) Propuestas disciplinares: en dilogo con la filosofa 75
3. Consecuencias de los problemas epistemolgicos y de la fragmentacin 82
-
3.1. Sntesis de las consecuencias 82
3.2. El problema epistemolgico objetividad-subjetividad 85
3.3. El hasto de acadmicos y profesionales y una triple disculpa 90
3.4. Una referencia esperanzadora: la sociologa relacional de
Pierpaolo Donati
94
4. Recapitulacin y propuesta de nuestra investigacin 103
4.1. Alcance y lmites de la actual investigacin en comunicacin 103
4.2. Lo que esperamos de nuestra investigacin en comunicacin 107
A) Una propuesta filosfica disciplinar 108
B) Un marco epistemolgico adecuado 109
4.3. Justificacin de la eleccin por el pensamiento dialgico 111
A) Por qu Humanidades y no Ciencias Sociales 112
B) Por qu dialgico y no dialctico 114
C) Ventajas de la epistemologa y la exposicin dialgica 119
CAPTULO II: EL PENSAMIENTO DIALGICO EN EL SENO DE
LA FILOSOFA PERENNE
1. Fuentes de inspiracin 125
1.1. El pensamiento personalista 125
A) Breve historia del pensamiento personalista 126
B) La distincin persona-cosa y persona-individuo 128
C) Una sntesis del pensamiento personalista 132
1.2. El pensamiento dialgico 134
A) Breve historia del pensamiento dialgico 137
B) Una sntesis del pensamiento dialgico 138
1.3. La cosmovisin relacional 140
1.4. La exigencia existencial 144
2. Aportaciones del pensamiento dialgico a la Metafsica 148
2.1. El concepto de logos en clave dialgica 149
A) Mito y logos 150
B) Tres sentidos relevantes de la expresin logos 152
C) La irreductibilidad del logos a objetivacin 153
-
D) La profundidad del logos, misterio que nos interpela 155
2.2. La realidad vista en clave dialgica 159
A) La realidad est estructurada 161
B) La realidad es respectiva 163
C) La realidad es dinmica 166
3. Aportaciones del pensamiento dialgico a la Teora del Conocimiento 172
3.1. Contexto 172
3.2. Revisin y vinculacin de los conceptos objetivo y
superobjetivo y revalorizacin del sentimiento en la epistemologa 174
A) La reduccin del objeto de conocimiento a lo formal o a
lo csico 174
B) La razn ampliada: emocin y compromiso 181
C) Atencin a lo superobjetivo: en busca de una objetividad
verdadera 187
3.3. Profundidad, expresividad y atencin-compromiso 193
A) La profundidad: fundamento de lo universal y
de lo objetivo 193
B) Lo profundo se manifiesta en la superficie al vincular
entendimiento y amor 298
3.4. La intuicin intelectual inmediata indirecta 200
A) El lugar de la intuicin en el conocimiento 201
B) Intuicin y concepto, reflexin segunda, discurso 203
3.5. El tringulo hermenutico 206
A) Articulacin entre inmediatez, distancia y presencia 206
B) Diversos modos de inmediatez 210
C) Diversas formas de distancia 212
D) Diversas formas de presencia 214
E) Anlisis de los tringulos que operan en la comunicacin
humana 215
3.6. El esquema apelacin-respuesta y el pensamiento dialgico 225
A) El esquema apelacin-respuesta y el
pensamiento en espiral 225
-
B) La mediacin no tiene por qu ser mediatizacin 230
3.7. Sntesis del mtodo dialgico de conocimiento 232
4. Categoras fundamentales del pensamiento dialgico 237
4.1. Introduccin 237
4.2. Objeto, mbito y sujeto 237
A) Objeto 238
B) mbitos 240
C) Sujetos 245
4.3. Experiencias reversibles y encuentro 252
A) Las experiencias reversibles, matriz de la interactividad 252
B) El encuentro interhumano 255
4.4. Exigencias del encuentro 263
A) Generosidad y apertura de espritu 264
B) Respeto y voluntad de colaboracin 266
C) Evitar el reduccionismo 268
D) Tolerar el riesgo que implica la entrega 269
E) Estar disponible para el otro 270
F) Veracidad y confianza 271
G) El agradecimiento y la paciencia 273
H) Capacidad de asombro y sobrecogimiento 275
I) La comprensin y la simpata 277
J) La ternura, la amabilidad, la cordialidad 279
K) La flexibilidad de espritu 280
L) La fidelidad 282
M) Compartir valores y, sobre todo, el ideal de la unidad 284
N) La capacidad de perdonar 286
4.5. Frutos del encuentro 288
A) Acrecentar la creatividad humana 289
B) Otorgar energa espiritual 292
C) La madurez personal 294
D) Descubrir ideal de la vida: la unidad 300
4.6. La experiencia inmersiva en el juego creador 304
-
A) El valor del juego 304
B) Aproximacin a la realidad del juego 305
C) Juego, conocimiento y plenitud humana 313
D) El juego: lugar de encuentro y espacio pblico de
aparicin 315
4.7. Sntesis 318
CAPTULO III: TEORA DIALGICA DE LA
COMUNICACIN
1. Introduccin 321
2. El concepto de interactividad 322
2.1. Revisin del concepto de interactividad 322
A) Aproximaciones limitadas 325
B) La interactividad como entreveramiento de mbitos 327
2.2. El hombre, sujeto interactivo y comunicativo 330
A) Apertura constitutiva y moral del hombre al mundo y a los
otros hombres
330
B) La doble actitud del hombre: personalizadora,
despersonalizadora 334
C) El hombre en trato con el mundo: la tcnica (habitar o
dominio) 338
2.3. El hombre en trato con los hombres 348
A) El principio dialgico; lo social y lo interhumano 350
B) Individuo-persona y colectivo-comunidad 356
C) Hacia una autntica comunidad de personas 361
D) La necesidad de lo privado y del espacio pblico de
aparicin 370
E) La palabra y el lenguaje, medios vivientes de
despliegue personal 374
3. Aproximacin al concepto de comunicacin 383
3.1. Dilogo con la tradicin 383
A) La comunicacin en el pensamiento clsico y medieval 383
-
B) La comunicacin en el pensamiento moderno y
contemporneo
387
3.2. La comunicacin en el pensamiento dialgico 396
A) Jaspers: el interiorizarse del ser, la claridad del amor, la
plenitud del reposo
396
B) Mounier: la experiencia fundamental de la persona se da
en la comunicacin
401
C) Buber: la verdad del hombre se (auto)revela en el dilogo 404
D) Lpez Quints: la comunicacin humana, medio eminente
de encuentro
411
3.3. Sntesis 415
4. Definir la comunicacin 418
4.1. La comunicacin es una interaccin 420
4.2. La comunicacin vincula lo personal y lo comunitario 423
4.3. Carcter referencial y revelador (creativo) de los medios
expresivos
428
A) Sobre los medios expresivos 428
B) Carcter referencial de la comunicacin 429
C) Carcter revelador y creativo de la comunicacin 432
4.4. mbitos entreverados en el acto de comunicacin 434
A) Comunicacin, cultura y tradicin 434
B) Tecnologas de la comunicacin 436
C) La comunicacin y su contexto 438
4.5. El sentido de la comunicacin 440
A) No es transmitir, sino compartir, participar y revelar(se) 441
B) La unificacin existencial del hombre se da en la
comunicacin
445
C) La comunicacin se orienta al entendimiento y la
comprensin
448
D) La comunicacin es ya colaboracin y, adems, la
acrecienta
451
-
5. Procesos comunicativos y acto de comunicacin 454
5.1. Distincin entre procesos y actos 455
5.2. Tres momentos en la interaccin comunicativa 458
A) Preliminares: apelacin-respuesta entre lo real y el sujeto 458
B) Momento comunicativo: apelacin-respuesta entre
los sujetos 460
C) Lo que resulta de la comunicacin 464
5.3. Exigencias de la comunicacin 466
A) La escucha activa y el silencio interior 467
B) Presencia intencional e intencionalidad compartida 472
C) Un logos compartido 473
D) Un clima de veracidad y confianza 477
E) La capacidad de perdonar 480
5.4. Los frutos, o lo que resulta de la comunicacin 482
A) Inaugurar o acrecentar un vnculo de entendimiento,
comprensin y colaboracin 483
B) Acrecentar la creatividad 485
C) Acrecentar el dinamismo de amor y compromiso 485
D) Acrecentar la madurez personal y comunitaria (identidad
y vocacin) 487
5.5. La violencia de la incomunicacin 489
A) La comunicacin frustrada 490
B) El desconocimiento y la falta de compromiso 492
C) No orientar la comunicacin hacia lo real 494
D) La ausencia de un clima de veracidad, confianza y perdn 498
E) La manipulacin como anti-comunicacin 499
6. Primeras conclusiones generales 502
CAPTULO IV: FECUNDIDAD DE NUESTRA PROPUESTA
1. Introduccin 511
2. Dilogo entre perspectivas y dilogo interdisciplinar 512
-
2.1. Integracin por va de profundidad y unificacin del objeto de
estudio
512
A) Teora matemtica o ciberntica y Mass Communication
Research
513
B) Sociofenomenologa y escuela interpretativa 516
C) La tecnologa, en su contexto 520
D) La perspectiva crtica y el logos de dominio 522
E) El marco integrador de la Doctrina Social de la Iglesia 527
2.2. Dilogo con otras disciplinas 530
A) Filosofa 531
B) Humanidades 534
C) Psicologa y Psiquiatra 535
D) Ciencias Sociales 537
E) Teologa, Liturgia y Apologtica 541
F) Fecundidad en otros mbitos disciplinares y profesionales 544
2.3. Conclusiones 547
3. Aportaciones al mundo profesional de la comunicacin 550
3.1. Apuntes para una teora de la comunicacin social 550
A) El sentido de lo social hoy 551
B) Principios rectores y valores fundamentales de la
comunicacin social
552
C) Democracia, derecho a la informacin y libertad de
expresin
561
D) La formacin del comunicador social 567
E) Sntesis y conclusiones 570
3.2. Revisin de conceptos para elaborar una Teora del Periodismo 573
A) La ciencia de Groth, propuestas prcticas y revalorizacin
de la profesin
574
B) Informacin, desinformacin y manipulacin 580
C) Periodismo objetivo, nuevo periodismo, y realismo
informativo
586
-
D) Los gneros periodsticos: hechos sagrados y opiniones
Libres 591
E) Criterios de noticiabilidad y de no-noticiabilidad 597
F) De la deontologa profesional a la vocacin tica 604
G) Sntesis y conclusiones 607
3.3. Persuasin, publicidad y propaganda: bajo sospecha? 609
A) Persuasin y publicidad 611
B) Persuasin y propaganda 615
C) Sntesis y conclusiones 618
3.4. Smbolos y narraciones en la era audiovisual 619
A) El smbolo: manifestacin sensible de una realidad
invisible 621
B) La estructura narrativa como imitacin de la accin
humana 626
C) La verdad potica de las narraciones: su condicin de
posibilidad 631
D) Primer grado de verdad potica en las narraciones 633
E) Sentido pleno de verdad potica en las narraciones 637
F) Sntesis y conclusiones 639
4. Una aproximacin a la realidad de Internet a la luz de nuestra propuesta 641
4.1. Aproximacin histrico-cultural y valoracin crtica 643
A) El entusiasmo por Internet 644
B) Aproximacin histrica y espritu que informa la
tecnologa 646
4.2. Las reglas del juego de los padres de Internet 653
A) La interaccin de los fundadores 654
B) Las reglas del juego 661
C) Nuevas reglas y viejos usos (el auge de los
emprendedores) 667
4.3. Medios expresivos: la interaccin del hombre con Internet 674
A) Las interfaces 674
B) El hipermedia 685
-
C) Retos y riesgos de la mediacin digital 694
4.4. La comunicacin entre los hombres mediada por Internet 698
A) Nuestra presentacin en Internet: primeras impresiones
y prejuicios
699
B) El valor real de las relaciones interpersonales en Internet 706
C) Relaciones de grupo 711
D) Internet como espacio pblico de aparicin 715
4.5. Sntesis y conclusiones 720
CONCLUSIONES Y PROSPECTIVAS
1. Recapitulacin de las conclusiones en contraste con las hiptesis 725
2. Prospectivas 735
2.1. Investigacin 735
2.2. Divulgacin 738
BIBLIOGRAFA Y DOCUMENTACIN
1. Libros 741
2. Artculos cientficos y captulos en obras colectivas o recopilaciones 762
3. Prlogos o estudios introductorios y prensa escrita 766
4. Internet 767
5. Cine 768
-
Siglas
4PBS: LPEZ QUINTS, A. Cuatro personalistas en busca de sentido, Rialp,
Madrid 2009.
5GT: LPEZ QUINTS, A., Cinco grandes tareas de la filosofa actual, Gredos,
Madrid 1977.
CDSI: PONTIFICIO CONSEJO JUSTICIA Y PAZ, Compendio de la doctrina social de
la Iglesia, BAC, Madrid 2005.
CH: BUBER, M., El conocimiento del hombre. Contribuciones a una antropologa
filosfica, traducido por Ricardo de Luis Carballada, Caparrs, Coleccin Esprit,
Madrid 2005.
CSH: BUBER, M., El camino del ser humano y otros escritos, traduccin de
Carlos Daz, Fundacin Emmanuel Mounier, Coleccin Persona, Salamanca 2004.
D: BUBER, M., Dilogo y otros escritos, traduccin de Csar Moreno Mrquez,
Riopiedras, Barcelona 1997.
EC: LPEZ QUINTS, A., Esttica de la creatividad, Rialp, Madrid 1998.
HEIP1: LPEZ QUINTS, A., Hacia un estilo integral de pensar I: Esttica,
Editora Nacional, Madrid 1967.
HEIP2: LPEZ QUINTS, A., Hacia un estilo integral de pensar II: Metodologa-
Antropologa, Editora Nacional, Madrid 1967.
IC: LPEZ QUINTS, A., Inteligencia creativa, el descubrimiento personal de los
valores, BAC, Madrid 2002.
-
Introduccin
2
MS: LPEZ QUINTS, A., La metodologa de los suprasensible I: descubrimiento
de lo superobjetivo y crisis del objetivismo, Editora Nacional, Madrid 1963.
P: MOUNIER, E., El Personalismo. Antologa esencial, Sgueme, Salamanca 2002.
PDE: LPEZ QUINTS, A., El poder del dilogo y el encuentro, BAC, Madrid
1997.
PDF: LPEZ QUINTS, A., El pensamiento dialgico y su fecundidad, en Hacia
una definicin de la filosofa personalista, Palabra, Madrid 2006.
QEH: BUBER, M., Qu es el hombre?, traduccin de Eugenio maz, Fondo de
Cultura Econmica, Mxico 2001.
SE: BUBER, M., Sanacin y encuentro, traduccin de Carlos Daz, Fundacin
Emmanuel Mounier, Coleccin Persona, Salamanca 2005.
TC: MARTN ALGARRA, M. Teora de la comunicacin. Una propuesta. Tecnos,
Madrid 2003.
TM - LPEZ QUINTS, A., Tolerancia y manipulacin. Rialp, Madrid 2001
TH: LPEZ QUINTS, A., Metafsica de lo suprasensible II: El tringulo
hermenutico, Servicio de Publicaciones de la Facultad de Filosofa y Letras,
Palma de Mallorca 1975.
VYE: LPEZ QUINTS, A., Vrtigo y xtasis, Asociacin para el progreso de las
ciencias humanas, Madrid 1987.
YT: BUBER, M., Yo y t, traduccin de Carlos Daz, Caparrs Editores, Coleccin
Esprit, Madrid 1998.
-
Introduccin
3
INTRODUCCIN
1. Justificacin de la necesidad y el valor de la tesis propuesta y definicin del
problema
Vive Carrascal de sus rentas y ha llevado a cima, a la chita callando, sin que nadie de
ello se percate, un hercleo trabajo, cual es el de enderezar con tal reflexin todo instinto
y hacer que sea en l todo cientfico. Anda por mecnica, dirige por qumica y se hace
cortar el traje por geometra proyectiva. Es lo que l dice a menudo: Slo la ciencia es
maestra de la vida, y piensa luego: No es la vida maestra de la ciencia?1
El dilema de Avito Carrascal en Amor y pedagoga es tambin el de ese Miguel de
Unamuno de carne y hueso y el de buena parte de la reflexin sobre Humanidades
y Ciencias Sociales del ltimo siglo. La Teora de la comunicacin es hija de este
tiempo en que el saber ha sido reducido a ciencia fsico-matemtica y todo lo que
no cabe bajo ese criterio es tachado de subjetivo o impertinente, ajeno a la
reflexin cientfica. Sin embargo, es imposible comprender la comunicacin bajo
categoras fsicas, y tampoco puede comprenderse adecuadamente como una
relacin meramente subjetiva, sin referencia alguna a la verdad. Ni siquiera la
filosofa perenne, centrada desde Aristteles en el anlisis de las sustancias, ha
podido dar cuenta con la suficiente flexibilidad intelectual de las realidades
relacionales (que no pueden reducirse a accidentes de la sustancia), que median
entre los hombres y configuran, en buena medida, el modo en que estos se
orientan en el mundo.
La perdida del sentido humanstico, la hiperespecializacin, la ideologa poltica y
el primado de lo funcional y lo econmico, son quiz los retos ms importantes a
los que debe enfrentarse la reflexin universitaria en el siglo XXI. Albert Einstein,
el fsico cuyas teoras conmocionaron el mundo en la primera mitad del siglo XX,
lo expresa as:
1 UNAMUNO, Miguel. Amor y pedagoga, tres novelas ejemplares y un prlogo, Emesa, Madrid 1967, pp. 49-50.
-
Introduccin
4
No es suficiente ensear a los hombres una especialidad. Con ello se convierten en algo
as como mquinas utilizables pero no en individuos vlidos. Para ser un individuo vlido
el hombre debe sentir intensamente aquello a lo que puede aspirar. Tiene que recibir un
sentimiento vivo de lo bello y de lo moralmente bueno. En caso contrario, se parece ms a
un perro bien amaestrado que a un ente armnicamente desarrollado. [...] Estas cosas tan
preciosas las logra el contacto personal entre la generacin joven y los que ensean, y no
al menos no en lo fundamental- los libros de texto. Esto es lo que tengo presente cuando
recomiendo Humanidades y no un conocimiento rido de la Historia y de la Filosofa. Dar
importancia excesiva y prematura al sistema competitivo y a la especializacin en
beneficio de la utilidad, segrega al espritu de la vida cultural, y mata el germen del que
depende la ciencia especializada2.
Las palabras de Einstein recuperan ecos medievales. No slo por alentar a los
estudios de Humanidades, sino por recuperar la finalidad de aquellos, que era
tambin el fin de la universidad original: lo verdadero, bueno y bello, que hacen al
hombre libre, y no mero perro bien amaestrado, en manos del sistema
econmico o de los intereses ideolgicos. Por otro lado, no se trata de despreciar
la utilidad, sino de situarla en su lugar debido, en orden a la edificacin del bien.
Ms adelante, el Nbel de Fsica ahonda en los riesgos de la especializacin:
El crculo de los fenmenos de la realidad abarcados por la ciencia ha aumentado
considerablemente y la comprensin se ha hecho ms profunda en todos sus campos. Pero
en cambio la capacidad humana est estrechamente limitada. Ello obliga a que la
actividad del cientfico, individualmente, deba dirigirse a un sector cada vez menor del
conocimiento total. E incluso resulta cada vez ms difcil que la comprensin de la
totalidad de la Ciencia pueda ir a la par con el desarrollo. Se est llegando a una situacin
comparable a la que simblicamente describe la Biblia en la historia de la Torre de Babel.
Todo investigador serio es consciente de esta limitacin involuntaria, que amenaza con
robarle la visin de perspectiva y con degradarle al estado de mero pen3.
Cuando nos adentramos en los estudios tericos de comunicacin nos
encontramos, paradjicamente, con las terribles consecuencias de haber intentado
edificar Babel: la confusin de lenguas, la dispersin de los hombres por todos los
2 EINSTEIN, A. Mi visin del mundo, traduccin de Sara Gallardo, Fbula Tusquets, Barcelona 1995, pp. 29-30. 3 EINSTEIN, o. c., 39-40.
-
Introduccin
5
rincones del planeta y la sensacin tanto en los investigadores como en los
profesionales de la comunicacin que son meros peones, piezas en el engranaje
del desarrollo autnomo de una ciencia pragmtica y de unos medios de
comunicacin orientados al beneficio econmico. Los problemas que hemos
identificado sobre la actual reflexin en comunicacin pueden sintetizarse as:
La comunicacin ha sido abordada desde diversas disciplinas, desde
perspectivas intelectuales muy distintas, y ni siquiera parece haber acuerdo
respecto del objeto material y formal de la misma. Falta un marco terico
integrador capaz de dar coherencia y unidad tanto a los distintos
fenmenos comunicativos como a las distintas investigaciones sobre ellos;
y esa carencia es denunciada por casi todos los especialistas4.
En las propuestas tericas y en el horizonte de las investigaciones
especficas las preguntas, problemas, etc. se centran en dimensiones
parciales del hombre (psicologa, sociologa, teora del conocimiento,
funcionalidad)5 y parece que falta una reflexin que vincule la
comunicacin con la integridad de la persona. Especialmente, se responde
con cierta solvencia y precisin a los cmos, a la funcionalidad y a las
causas prximas (efectos), pero no se afronta la cuestin del qu (esencia)
y del para qu (sentido) de la comunicacin. Esto ha llevado a algunos
autores a sintetizar la reflexin sobre comunicacin como un conjunto de
definiciones burocrticas o contingentes y una alarmante ausencia de
sentido (TC: 24-26).
4 MARTN ALGARRA, M. Teora de la comunicacin. Una propuesta. Tecnos, Madrid 2003, 11. Ser citada en el texto como TC. RODRIGO RODRIGO ALSINA, M. Teoras de la Comunicacin. mbitos, mtodos, perspectivas. Aldea Global, Valencia 2001, 12. GARCA JIMNEZ, L. Las Teoras de la Comunicacin en Espaa: un mapa del territorio de nuestra investigacin. Tecnos, Madrid 2007, 65. 5 Lo muestra el repaso de RODRIGO ALSINA (o.c.) a la investigacin en comunicacin por pases y perspectivas intelectuales. En todas sus reflexiones, la perspectiva es de orden sociolgico (funcional, estructural, positivismo o perspectiva crtica) o de psicologa social (interaccionismo simblico, constructivismo, etc.). Incluso las reflexiones llamadas filosficas (como las de la Escuela de Francfort) lo son de corte positivista (descriptiva y de crtica econmico-social de corte neomarxista), pero dicho planteamiento se ha mostrado insuficiente para explicar esencialmente o por causas ltimas.
-
Introduccin
6
La reflexin terica en este mbito ha bebido de paradigmas y
planteamientos donde el objeto estudiado es una cosa en el sentido
material de la expresin. Pero el estudio de la comunicacin en s requiere
de un modo de pensar, analizar y definir que atienda no slo a la
dimensin material de la comunicacin sino, especialmente, a su
dimensin inmaterial y a la relacional entre quienes se comunican. Pensar
la relacin es casi un campo virgen en la investigacin cientfica actual y
si bien est descubrindose su fecundidad en diverso mbitos, todava no
se ha hecho suficientemente en el de la comunicacin.
Las consecuencias de todo lo anterior son anlogas a las planteadas en la
historia de Babel (Gen., 11): ambigedad y confusin, fragmentacin,
pragmatismo y escepticismo tanto en los planteamientos cientficos como
en las aplicaciones profesionales y, finalmente, un alejamiento de la
existencia concreta y unitaria de la persona y un desnimo generalizado en
los investigadores, profesionales y usuarios de los medios de
comunicacin social.
El pensamiento dilgico que expondremos en nuestra tesis6 proporciona un modo
de pensar la realidad y una metodologa que permite:
Dar una visin integral del hombre y de sus relaciones con el mundo, los
otros, y Dios que responde no slo a los cmos y las causas prximas de la
comunicacin, sino las los porqus, para qus y qus de todas ellas.
6 Sin nimo de ser exhaustivos (damos una referencia bastante completa en la bibliografa de este documento), podemos citar como referencia fundamental y sntesis del resto de autores la obra de LPEZ QUINTS; como fuente de honda inspiracin para toda reflexin dialgica, la de BUBER; como clave para comprender la referencia ineludible a la existencia personal, GUARDINI y JASPERS; como comprensin de la realidad en clave relacional, sin diluir la sustancialidad, ZUBIRI; como pensamiento capaz de dar cuenta de la relacin como constitutiva del ser personal, la sntesis del personalismo que ofrece BURGOS; como necesidad de un pensamiento capaz de ajustarse a la flexibilidad de lo real, MARCEL; como reflexin sobre la especificidad del lenguaje humano y su poder de personalizacin frente la visin del lenguaje como mero sistema de signos, EBNER.
-
Introduccin
7
Pensar la relacin con rigor y sin diluir los objetos o sujetos que se
relacionan sino, ms bien al contrario, reforzando y completando su
identidad.
Proporcionar una propuesta abierta y general, alternativa al esquema
dialctico, por su capacidad para hacer dialogar diversas perspectivas,
disciplinas, investigaciones y mtodos, integrndolos y ordenndolos en
una estructura flexible gracias a su pensar en suspensin.
Superar el escepticismo y hasto reinante al ofrecer una reflexin rigurosa
sobre la comunicacin que ilumina el valioso sentido (y la enorme
responsabilidad) de la misa en orden al desarrollo pleno de las personas en
sociedad.
Por todo esto, creemos que la ambigedad, confusin y fragmentacin pueden
quedar superados, creemos tambin que las respuestas as obtenidas pueden
vincularse a la existencia integral y concreta del hombre y, con todo lo anterior,
superar el peligroso escepticismo que se cierne sobre este mbito de estudio al
ofrecer aproximaciones esenciales -no contingentes y de ocasin- y dotadas de
sentido.
Para confirmar esta pretensin, esta tesis quiere ofrecer un marco terico nuevo e
integrador para explicar la comunicacin. Este marco terico exige, en primer
lugar (Estado de la cuestin), revisar crticamente lo investigado hasta el
momento en comunicacin, para recoger lo mejor de sus conclusiones y definir
sus lmites, as como plantear la posible superacin de esos lmites gracias a
nuestra propuesta. En segundo lugar, exponer aspectos fundamentales del
pensamiento dialgico para el estudio de la comunicacin en dilogo con la
filosofa perenne (El pensamiento dialgico en el seno de la filosofa perenne).
Debido a que el pensamiento dialgico es todava una perspectiva filosfica
joven, creemos que tanto la genial sistematizacin elaborada por Lpez Quints,
como el encuadrar nuestras reflexiones en el seno de la filosofa perenne nos
-
Introduccin
8
ayudarn a no dar pasos en falso. En tercer lugar, intentar ofrecer una Teora
dialgica de la Comunicacin que d cuenta de todas las dimensiones de la
realidad implicadas en la comunicacin humana y en la comunicacin social:
sujetos, procesos, funciones, relaciones, mediacin tecnolgica y expresiva (el
lenguaje), contexto concreto (situacional) y amplio (cultura) y, sobre todo, sentido
de la comunicacin en orden al conocimiento de la realidad y a la colaboracin
creativa entre los hombres en orden a su desarrollo personal y comunitario.
Todo marco terico que pretende ser riguroso e innovador debe ser capaz de
arrojar luz sobre los problemas tericos anteriores y de superar el contraste con la
realidad. Ambas tareas las acometeremos en la Fecundad de nuestra propuesta.
Primero trataremos de iluminar los debates ms investigados y no resueltos en el
mundo de la comunicacin: el sentido de una teora de la comunicacin social y
los aspectos ms problemticos y relevantes en las profesiones periodstica,
publicitaria y de la comunicacin audiovisual. Finalmente, aplicaremos nuestra
reflexin a varios de los problemas ms urgentes e investigados sobre la
aparicin, el desarrollo y las posibilidades de Internet: la rpida implantacin de
estas tecnologas, el uso de las interfaces, el xito y el fracaso de algunas
iniciativas, posibilidades y lmites de la comunicacin mediada por ordenador,
etc. En la medida en que nuestra propuesta sea capaz de detectar las causas y el
sentido de los xitos y fracasos de la comunicacin en Internet creemos que estar
preparada para, en estudios posteriores, orientar investigaciones de campo con
enorme fecundad para poner las tecnologas al servicio de los hombres.
2. Planteamiento de cuestiones
En el anlisis anterior vemos ya las cuestiones de fondo que debemos plantearnos:
1. Es posible rescatar los interesantsimos estudios parciales sobre fenmenos
comunicativos circunscritos a mbitos, situaciones o perspectivas intelectuales
muy concretas y -matizados y reformulados por va de profundidad- integrarlos en
-
Introduccin
9
un marco terico autnomo que permita a su vez un dilogo interdisciplinar con
otras ciencias? En esta pregunta est en juego:
1.1. La delimitacin del objeto material y formal de la Teora de la Comunicacin,
as como el mtodo apropiado para aproximarse a dicho objeto de estudio.
1.2. La formacin de un corpus disciplinar coherente y pertinente, ajustado a la
realidad de la comunicacin, capaz de ofrecer conclusiones universales y
necesarias sobre la comunicacin humana.
1.3. La posibilidad de un dilogo interdisciplinar con otras reas de conocimiento
que proporcione un enriquecimiento mutuo entre las perspectivas en dilogo,
en orden a la necesaria sntesis de saberes que ha de rehumanizar la ciencia
ponindola al servicio del desarrollo de los hombres.
2. Es posible estudiar la comunicacin no slo por sus causas o efectos prximos
en determinados sujetos -personales, sociales, empresariales, cientficos- sino
en s misma y por su capacidad para dotar de sentido y edificar a esos sujetos,
ofreciendo una visin completa y unitaria de todo el acto comunicativo? Esta
pregunta supone constatar:
2.1. Si podemos estudiar de veras qu es la comunicacin (como una forma
eminente de relacin entre los hombres), mediante una aproximacin esencial
-universal y necesaria- a este acto humano.
2.2. Qu capacidades, actitudes o valores de los sujetos entran en juego y resultan
relevantes en el acto comunicativo.
2.3. Qu sentido (intencionalidad explcita o implcita) tiene la comunicacin para
los sujetos que se comunican y qu frutos esperan lograr.
-
Introduccin
10
2.4. Qu caractersticas y condiciones resultan imprescindibles, aconsejables o
superfluas -y cmo afectan a los sujetos que se comunican- en los diversos
elementos mediacionales que intervienen en la comunicacin: lenguaje,
tecnologas, contexto concreto y contexto en sentido amplio (tradicin y
cultura insertas en la historia).
3. Puede una reflexin terica de este tipo fecundar la praxis? Es la pregunta
sobre la pertinencia de nuestra propuesta en los siguientes mbitos:
3.1. El valor de comunicacin interpersonal y social en orden al desarrollo de las
personas en comunidad.
3.2. Orientar el quehacer profesional cotidiano (criterios, procesos, etc) de quienes
se dedican a la comunicacin social (periodistas, publicitarios, comunicadores
audiovisuales) en orden a que su profesin fomente el desarrollo integral de la
sociedad.
3.3. Como consecuencia de las anteriores: superar el escepticismo y hasto
presente en los acadmicos, en los profesionales y el conjunto de la sociedad
al dotar de valor cientfico a la investigacin terica y orientar el sentido
autntico de la prctica profesional al desarrollo pleno de las personas y de la
comunidad humana.
Una reflexin de Derrick de Kerckhove, prestigioso investigador de las nuevas
tecnologas de la informacin, puede iluminar los problemas de fondo que quiere
solucionar esta tesis: La mayora de los CD-ROM son menos interactivos que un
diccionario7. Si esto es as, la mayora de la gente aplica con muy poco rigor el
adjetivo interactivo. En qu medida un diccionario es ms interactivo que un
CD-ROM? (capacidad de juicio) Podemos responder a esa pregunta sin definir
adecuadamente qu entendemos por interactivo? (necesidad de un corpus terico
discilplinar) Es la interactividad un valor en s mismo? (pertinencia de la 7 KERCKHOVE, D. de. Inteligencias en conexin, traduccin por TsEdi (Teleservicios Editoriales), Gedisa, Barcelona 1999, 38.
-
Introduccin
11
investigacin) En qu medida lo interactivo es til o valioso para las personas?
(sentido de la interactividad y de la comunicacin) Para responder a estas
preguntas, resulta decisivo, al menos:
Definir el concepto de interactividad y encuadrarlo en un corpus capaz de
ponerlo en dilogo con otros conceptos, como el de comunicacin,
conocimiento, socializacin, desarrollo personal, accin humana, etc.
Ampliar la reflexin sobre el soporte interactivo e incluir en ella a quien
interacta con l; es decir, dar debida cuenta de todos los elementos
implicados en la interaccin.
Pensar en los sujetos que interactan exige pensar en su actitud, capacidad
e intencionalidad (qu espera obtener), y en porqu o para qu interacta
con l (qu sentido tiene que busque lo que quiere obtener).
Pensar por qu interactan los sujetos y con qu realidades lo hacen
implica pensar no slo en la funcin o eficacia que esperan obtener, sino
en el sentido y los frutos -intangibles y no reductibles a lo funcional- que
pueda ofrecer esa interaccin al sujeto que interacta.
Todas estas reflexiones iluminan cmo deben ser los contenidos
interactivos en relacin con las personas a las que van dirigidos, dotando
de un sentido realmente valioso, por sus frutos, la actividad profesional de
quienes se dedican a elaborarlos.
Sin renunciar, por supuesto, a estudios parciales de carcter psicolgico,
tecnolgico, ergonmico, de interface, sociolgico, epistemolgico, etc. que
envuelven tambin esta cuestin, necesitamos poder explicar de un modo integral
y riguroso estas situaciones y enmarcarlas en el universo de lo humano. Esta tesis
pretende poner una primera piedra en esa direccin.
-
Introduccin
12
3. Descripcin del mtodo e itinerario de la investigacin
Nuestra primera tarea ha sido examinar el estado de la cuestin de la actual
investigacin tanto en teora de la comunicacin como la prctica profesional de
la misma. La literatura sobre el tema es inabarcable, pero pueden identificarse
diversas perspectivas de estudio terico sobre las que los manuales y
recopilaciones sobre el tema coinciden en lo esencial. Estas perspectivas tericas
fecundan las diversas reflexiones sobre el quehacer profesional de modo que,
estudiadas stas, quedan comprendidos los enfoques desde los que se aborda el
ejercicio profesional.
Aunque la literatura de cada una de estas perspectivas es, tambin, abundante,
pueden rastrearse las huellas hasta los autores y las obras fundamentales que las
inspiraron. Hemos trabajado al menos dos fuentes de cada perspectiva para
comprender mejor los presupuestos de cada una y finalmente nos dimos cuenta de
que todas ellas contienen los mismos problemas epistemolgicos de fondo, muy
presentes, en general, en toda la investigacin cientfica del siglo XX. El
problema de fondo viene por identificar como mdulo bsico de la realidad la
dimensin material de la misma. Al reducir la verdad a lo materialmente
verificable, quedan expulsadas de la reflexin las otras dimensiones de la realidad,
tachndolas de subjetivas (en el fondo, de caprichosas, acientficas). Por reaccin,
pero desde la misma visin estrecha, otros autores trataron de objetivar lo
meramente subjetivo (sentimientos, valores subjetivos de una determinada
comunidad, etc.). Pero, evidentemente, los resultados, por objetivados que
quedaran, no dejaban de ser resultados parciales, sujetos a la particularidad de las
realidades investigadas. Unas y otras investigaciones dejan fuera lo que, siguiendo
a Lpez Quints, nosotros hemos llamado superobjetivo: a esta categora
responden las realidades que ni son fsicas ni meramente subjetivas sino
inmateriales, pero poderosamente reales, como son los valores, las dimensiones
espirituales de la persona, la dimensin relacional de la realidad, etc.
-
Introduccin
13
Los estudios sobre comunicacin desde el mbito de la filosofa y las
humanidades tratan de superar esta escisin, con mejor o peor fortuna. En todo
caso, bien por partir de presupuestos intelectuales que no se ajustan a la realidad
(como en el caso del pensamiento dialctico) o bien porque su reflexin es
fundamentalmente moral y no examinan la comunicacin desde dentro, sus
respuestas son poco aquilatadas o insuficientes, respectivamente. En el mbito de
la filosofa, adems, pocas corrientes intelectuales han estudiado a fondo la
categora de la relacin, de forma que carecan del utillaje intelectual necesario
para revelar toda la densidad entitativa de la comunicacin humana.
Esto nos llev a la necesidad de buscar unos fundamentos intelectuales slidos
capaces de analizar las realidades concretas (especialmente las relaciones) desde
dentro, as como de superar el falso dilema objetivo-subjetivo dando cuenta de lo
superobjetivo presente en lo objetivo. Encontramos esos fundamentos en
corrientes filosficas etiquetadas comnmente como pensamiento personalista,
dialgico o existencial. Aunque son distintas, en todas ellas laten las inquietudes
que pueden responder a los problemas de la actual investigacin sobre
comunicacin. El autor que, a nuestro juicio, mejor ha sabido articular e integrar
esas corrientes de pensamiento es Lpez Quints. Por eso hemos trabajado de
forma sistemtica el grueso de su obra, con especial inters a sus primeras
reflexiones (las menos conocidas), que fundamentan toda su actividad pedaggica
posterior.
Tambin quisimos abordar las fuentes y autores ms relevantes que inspiraron
estas perspectivas filosficas, para poder contemplar sus intuiciones en su original
manifestacin. As, hemos trabajado con las obras fundamentales de Mounier,
Buber, Jaspers, Guardini, Marcel, Ebner, Arendt y Heidegger (y, de forma menos
sistemtica, de algunos otros). Para acercarnos al personalismo contamos tambin
con las reflexiones de Juan Manuel Burgos, quiz el mayor divulgador del
pensamiento personalista en nuestro pas, quien ha procurado adems establecer
un dilogo entre el personalismo y la filosofa perenne.
-
Introduccin
14
Debido a que estas corrientes intelectuales estn todava en gestacin y, a pesar de
la enorme labor de Lpez Quints por sistematizarlas, hemos credo conveniente
exponer los fundamentos del pensamiento dialgico en comunin con la filosofa
perenne. Entre los representantes de esta tradicin hemos trabajado a Platn,
Aristteles, San Agustn y Santo Toms de Aquino, as como a autores de la
corriente tomista contemporneos, como Eudaldo Forment, Francisca Tomar y
Ramn Lucas Lucas, quienes, adems, han hecho un notable esfuerzo por dialogar
con el personalismo (tambin hemos manejado, de forma menos sistemtica, otros
autores). No es que Lpez Quintas (o el mismo Juan Manuel Burgos) no pueda
leerse como continuador de la tradicin perenne (como ocurre con otros
personalistas), pero el dilogo con la filosofa del propio tiempo les lleva a asumir
significados en algunos trminos que se entienden de forma distinta en la tradicin
perenne, de ah que quisiramos clarificar adecuadamente los trminos que
bamos a asumir nosotros.
La articulacin sistemtica del pensamiento dialgico (especialmente su
epistemologa, su mtodo de investigacin y de exposicin, su reflexin sobre la
relacin y sobre la dimensin comunitaria de la persona8) nos ha permitido poner
las bases de nuestra teora dialgica de la comunicacin. Al entroncar nuestra
reflexin en la filosofa perenne, el dilogo con disciplinas tan necesarias como la
Antropologa, la tica, la Teora Poltica y la Doctrina Social de la Iglesia ha sido
sencillo.
Nuestra Teora dialgica de la comunicacin, fundamentada en estos
presupuestos filosficos, se ha desarrollado en dilogo fecundo con todas las otras
perspectivas que investigan la comunicacin, y especialmente con la propuesta
particular de Manuel Martn Algarra, quien ha basado su propuesta en autores
socio-fenomenolgicos en dilogo con Toms de Aquino. La vinculacin entre
todas estas perspectivas la hemos articulado por va analctica (jerarqua en
profundidad y por interferencia mutua entre los diversos niveles y realidades
vinculadas). 8 Una exposicin sinttica del mtodo dialgico de conocimiento puede leerse en el Captulo II, 3.7., 232.
-
Introduccin
15
La coherencia interna de nuestra propuesta se debe a la propia lgica del
pensamiento dialgico. La verificacin de nuestra propuesta, su contraste con la
realidad, es por va de prueba existencial, de participacin inmersiva en la
realidad de la comunicacin, que hemos articulado en forma de exposicin en
espiral gracias a la reflexin segunda, que pretende revelar lo que de universal-
intensivo hay en la comunicacin. Dicha prueba, por lo tanto, no es slo personal-
subjetiva, sino colegiada en dilogo con otras experiencias ya contrastadas y con
colegas del mundo acadmico y profesional. La propia exposicin de la tesis
invita al lector a participar de dicha experiencia y orienta el modo de hacerlo.
A pesar del volumen que hemos invertido en nuestra reflexin terica, la tesis
(como las fuentes filosficas en las que se fundamenta) pretende inspirar la vida
prctica. Por eso escribimos la Fecundidad de nuestra propuesta como una
orientacin para comprender adecuadamente (y participar en) la comunicacin
social, la actividad profesional de los comunicadores y la comunicacin
interpersonal y pblica mediada por ordenador. Aunque en esa parte de la tesis
exponemos, sobre todo, nuestra perspectiva, el lector atento descubrir el dilogo
implcito con los autores (someramente apuntados), y los problemas habituales de
la actividad prctica sobre la que hablamos.
La exigencia de nuestro mtodo expositivo hace que las conclusiones se revelen
en dilogo con los autores referenciados. No obstante, al final de cada epgrafe
(cuando lo consideramos necesario) y al final de cada captulo redactamos una
sntesis del mismo que refiere fundamentalmente las conclusiones de ese captulo.
Al final de nuestra tesis, no obstante, consignamos las conclusiones generales de
nuestra investigacin y planteamos la prospectiva de la misma.
Nuestro desconocimiento total o parcial de los idiomas en que escribieron algunos
de los autores referenciados (especialmente del griego, el francs y el alemn) nos
ha impedido acceder directamente a estas fuentes. Hemos escogido las que son, a
juicio de los especialistas, las mejores traducciones directamente del original al
-
Introduccin
16
castellano. La notable labor editorial de los ltimos aos en la traduccin de los
textos fundamentales de autores contemporneos nos ha servido de gran ayuda y
no podemos sino agradecer la labor de estos traductores, sin los cuales nuestra
investigacin hubiera tenido unos horizontes ms estrechos. No obstante, dado
que nuestra investigacin no versa especficamente sobre dichos autores, sino
sobre lo que ellos (entre otros muchos) inspiraron a la reflexin sobre los aspectos
aqu tratados, creemos que no haber accedido a los originales no tiene
consecuencias significativamente negativas en nuestra propuesta. Hemos
trabajado algunas fuentes en ingls y una en italiano. Cuando las citamos en el
texto, lo hacemos en el original y llevamos nuestra traduccin a pie de pgina.
Dada la diversidad de fuentes utilizadas, decidimos utilizar siglas para las obras
ms referenciadas (que sern citadas en el cuerpo de la tesis). Tambin citaremos
en el cuerpo de la tesis las referencias clsicas cuya mencin no resulte engorrosa.
En todo caso, la primera vez que citemos una obra pondremos la referencia
completa a pie de pgina. El resto de citas sern identificadas a pie de pgina, de
forma completa la primera vez que se citen y con mencin de ttulo o el autor en
las siguientes. Alguna vez, segn avanza la tesis, citamos a un autor consignando
slo su nombre entre parntesis, con ello remitimos de forma genrica a lo que ya
explicamos de l sobre el tema que en ese momento abordamos (es ms una
referencia a un contexto intelectual o a una delimitacin de sentido que a un texto
concreto). Muchas obras que aparecen en el cuerpo de la tesis estn referenciadas
porque las citan autores que nosotros manejamos, pero la bibliografa consignada
al final de la tesis contiene slo las obras de que nosotros hemos trabajado
personalmente. La ordenacin de la bibliografa no distingue entre fuentes
primarias y secundarias, tarea harto compleja por el propio planteamiento de esta
tesis, que a veces utiliza literatura secundaria como fuente primaria por la
significacin que pueda tener en un momento determinado para el tratamiento de
la cuestin. As que hemos agrupado las obras distinguiendo entre libros; artculos
y participaciones en obras colectivas; prlogos, estudios introductorios y prensa;
referencias a Internet; y obras cinematogrficas.
-
CAPTULO I: ESTADO DE LA CUESTIN
1. Introduccin: revisin de algunos conceptos confusos
Aunque parezca un lugar comn, sabido y repetido entre los estudiosos de la
comunicacin, este campo de estudio an no ha alcanzado la madurez y estabilidad de
otras disciplinas que, si bien en algn caso poseen una mayor tradicin intelectual y
acadmica que la nuestra, se ocupan de fenmenos que no alcanzan la importancia y la
influencia social de la comunicacin (TC: 11)
La falta de madurez que seala Martn Algarra se traduce en diversos problemas
tericos que vamos a abordar a lo largo de este captulo. En primer lugar, falta una
adecuada definicin de conceptos, que alcanza al mismo contenido de la
expresin comunicacin (referida, segn distintos estudios, a las relaciones entre
personas, mquinas y animales, con todas las combinaciones posibles entre s).
La misma disciplina carece de un marco terico comn de referencia, pues el
estudio de la comunicacin ha sido desarrollado desde distintas ciencias
particulares (que a veces utilizan marcos conceptuales distintos) y desde distintas
perspectivas intelectuales, lo que ha provocado una fragmentacin tanto en el
objeto material de la comunicacin (por analizar distintos elementos de la misma,
pero no todos en comn) como en el formal (por analizar distintas dimensiones de
la misma: tecnologas, procesos, efectos, deontologa, etc.).
Dada esta fragmentacin, diversos autores han tratado de elaborar teoras
generales o, incluso, de acuar conceptos como el de interciencia para justificar la
existencia de un campo de estudio sin un corpus disciplinar, un objeto material y
un objeto formal unificado. Veremos los lmites de todas estas propuestas.
En general, tanto la ambigedad de los conceptos como la indefinicin del objeto
de estudio son consecuencia de un problema epistemolgico que afecta a las
ciencias sociales en general y, por lo tanto, tambin a las perspectivas que abordan
el estudio de la comunicacin. Este problema consiste en haber asumido el falso
-
Captulo I: Estado de la cuestin
18
dilema objetivo-subjetivo y haber descuidado la atencin sobre lo superobjetivo.
Abordaremos todas estas cuestiones a lo largo de este captulo.
Para analizar la confusin respecto de los conceptos fundamentales de la
disciplina, acudiremos a la clasificacin de los tipos de conceptos que los hombres
elaboramos para referirnos a las cosas planteada por Cayetano en su prlogo al
comentario del Ente y Esencia de Santo Toms1. Su distincin nos parece muy
apropiada para explicar cmo son los conceptos que la ciencia de la comunicacin
maneja hoy al referirse a la interactividad, a la comunicacin, a la informacin, a
la misma comunicacin de masas y al par de palabras objetivo-subjetivo.
Cayetano distingue entre conceptos confusos y distintos. En el conocimiento
humano lo confuso precede a lo distinto. Los conceptos confusos son aquellos que
se refieren a realidades que conocemos de forma parcial o incompleta pero de los
que no tenemos una definicin por su esencia. Los conceptos distintos son los que
sabemos definir y delimitar -aunque siempre se puede profundizar ms en ellos-.
Al repasar la bibliografa sobre Teora de la Comunicacin uno no puede sino
concluir que en el mbito de los acadmicos -no digamos ya en el de los
profesionales- los conceptos resultan confusos, cuando no equvocos e, incluso,
contradictorios. Las primeras y abundantes investigaciones en comunicacin son
de corte emprico, y slo despus se ha intentado dar a estas investigaciones
solidez terica (TC: 18). Eso ha provocado una ingente cantidad de definiciones
de carcter descriptivo que cuya validez se limita a las situaciones concretas de
comunicacin estudiadas, dejando fuera muchas otras. As, la Teora de la
comunicacin no ha sido an capaz de dar un concepto claro y comprensivo de
comunicacin (TC: 33). Lo mismo podramos decir del resto de conceptos
sealados.
1 CAYETANO, In De ente et essentia D. Thomae Aquinatis Commentaria, ed. M. H. Laurent, Taurini, Mariectti, 1934, Proem, q. 1, n. 3, p. 2. Referencia tomada de FORMENT, E., Lecciones de Metafsica, Rialp, Madrid 1992, 230-233.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
19
1.1. Interactividad
La palabra interactividad es una palabra de moda que sirve para prestigiar
cualquier otra que aparezca a su lado. De un tiempo a esta parte, todo es
interactivo, porque todo lo interactivo vende:
Interactivo se ha convertido en el negocio por antonomasia de los medios de
comunicacin, con presupuestos de miles de millones de dlares, especialmente en la
televisin. Las industrias que participan en la distribucin de contenidos va satlite, por
cable, por telfono e incluso algunas compaas de energa elctrica estn impacientes por
proporcionar servicios completamente interactivos, en forma de programacin a
solicitud, comercio desde casa y servicios financieros2.
Pero no slo las grandes empresas apuestan por lo interactivo. Las nuevas
tecnologas de las telecomunicaciones permiten el desarrollo y extensin de las
tecnologas de la informacin, ponindolas al alcance de un amplio sector
empresarial:
En el lado minorista, hay un gran mercado para los juegos interactivos, una industria
floreciente de hardware y software multimedia y un flujo continuo de CD-ROM de xito
cuyos anuncios publicitarios dicen que son lo ms nuevo y lo mejor en interactividad3.
Derrick de Kerckhove, colaborador y discpulo de Marshall McLuhan, desglosa
los distintos sectores en los que la idea de interactividad vinculada a las
tecnologas de la informacin ha tomado peso. Junto a las empresas, sean
multinacionales o minoristas, los mbitos de la cultura y el entretenimiento:
Los sectores de la cultura y el entretenimiento estn invirtiendo en la interactividad
como quien echa un cebo para pescar ms clientes. La interactividad ha penetrado en las
pantallas de museos y galeras4.
2 KERCKHOVE, Inteligencias en conexin, 37. 3 Idib., 37. 4 Ibid., 37.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
20
De Kerckhove habla, sobre todo, desde la realidad de su Canad natal y desde el
contacto con sus vecinos estadounidenses, pero tambin en calidad de jurado de
multitud de encuentros y concursos internacionales sobre plataformas,
instalaciones, arte -y un largo etctera- interactivos. De todas las variantes del tan
gastado concepto de interaccin destaca la ltima en aterrizar, ltima por las
limitaciones tcnicas, que no por la indiscutible demanda de muchos sectores:
La realidad virtual, el summun de las aplicaciones interactivas, tras haber sido una
curiosidad para vender cigarrillos y motocicletas en las ferias comerciales, est
encontrando ahora la puerta de entrada a las salas de juego y a las galeras comerciales, y
cuenta con un complemento perfecto de campos de tiro y terrores jursicos5.
Una vez hecha esta taxonoma, lo que ms llama la atencin del investigador es el
halo de confusin que, a pesar de tantas inversiones y tanta demanda, vela y
encubre el concepto de interactividad. Qu es la interactividad? En qu
consiste?: Y el resultado de esta locura de la interactividad es que la gente
contina sin saber de qu se trata6.
Aunque es cierto que la clarificacin del concepto de interactividad es muy
compleja, hasta el punto de que dar una definicin -en el sentido clsico: gnero y
diferencia especfica- de ella es imposible -y pronto veremos porqu- algo de
culpa tienen todos los que han abusado de este trmino talismn hasta vaciarlo de
sentido en aras de un fin casi siempre espurio.
En cada poca existen vocablos que, por diversas razones socioculturales, se cargan de
un prestigio tal que se evaden a toda revisin crtica y son tomados como el suelo
intelectual sobre el que se mueven confiados los hombres y los grupos sociales.
Constituyen los trminos talismn. Parecen albergar en s el sentido y el valor de la vida
entera7.
5 Ibid., 37. 6 Ibid., 37. 7 LPEZ QUINTS, A. Tolerancia y manipulacin. Rialp, Madrid 2001, 145. Ser citada como TM.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
21
Alfonso Lpez Quints, catedrtico de Filosofa Fundamental en la Universidad
Complutense de Madrid y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y
Polticas, es uno de los mayores conocedores de la filosofa contempornea y ha
investigado a fondo las estructuras de manipulacin del lenguaje. Dejemos a un
lado el debate sobre quin manipula y porqu para otra ocasin, pero asumamos
que interactividad es uno de esos trminos talismn de finales del siglo XX y
principios del XXI que parece albergar en s el sentido y valor de la vida entera.
En este sentido, el sustantivo interactividad y, sobre todo, el adjetivo interactivo
invaden todos los mbitos cientficos, ms all de las tecnologas de la
informacin, de manera que podemos or hablar de arte interactivo8, cursos
interactivos, diccionarios interactivos, biologa interactiva, museos interactivos,
etc.
Este uso generalizado del trmino interactividad ayuda comprender no slo la
falta de rigor en la definicin del concepto -la ausencia de una clarificacin
conceptual o terica-, sino, tambin, la inexistencia de una regla prctica. La
mayora de las personas no necesitan tener un concepto distinto sobre una
determinada realidad para manejarse con suficiencia en ella. No nos es necesario
saber qu es la electricidad ni qu tipos de electricidad existen para encender y
apagar la luz o para ahorrar energa y llegar mejor a final de mes. Tal precisin en
la definicin es campo para estudiosos.
Sin embargo, en el mbito de la interactividad, muchos usuarios andan
confundidos, incapaces de distinguir con claridad a qu se le puede o no llamar
interactivo:
Tomemos el ejemplo ms corriente: los CD-ROM, el centro de negocio interactivo
minorista. stos apenas pueden considerarse interactivos []. Puede ser divertido durante
un rato ver a Mick Jagger a cmara lenta pavonendose con salpicaduras agitadas e
impresionistas en colores pixelados, pero pronto termina por ser aburrido9.
8 KERCKHOVE, D. de, o.c., 55-69. 9 Ibid., 38.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
22
En qu sentido un diccionario puede ser ms interactivo que un CD-ROM?
Como apuntamos en nuestra introduccin, responder a esa pregunta y a otras ms
complejas es parte del objetivo de nuestro estudio, as que lo iremos descubriendo
poco a poco, porque no es sencillo de ver, pero valga este anticipo de profunda
significacin filosfica adelantado por De Kerckhove:
Los videojuegos son interactivos de un modo ms serio y hablaremos de ellos en su
momento, pero, por lo general, lo que hoy se denominan sistemas interactivos o
instalaciones interactivas son una fuente de constantes decepciones10.
Tambin nosotros, de la mano del experto en tecnologa meditica Derrick de
Kerckhove y de otros filsofos que han estudiado la estructura metafsica de la
realidad desde la dimensin ldica, hablaremos en su momento de la relacin
entre el juego y la interactividad.
Por ltimo, diremos que no nos extraa la ausencia de una definicin clsica del
concepto de interactividad, puesto que las definiciones remiten siempre a entes,
sustancias, cosas, mientras que la interactividad es una relacin recproca. Su
reciprocidad, adems, provoca que el pensamiento lineal al que las ciencias
clsicas y modernas estn acostumbradas, no pude hablar de ella sino
paradjicamente, como integrando contradicciones. Es necesario habituarnos a
pensar -y expresarnos- en espiral para ajustarnos mejor con nuestra explicacin a
la dimensin relacional de la realidad.
1.2. Comunicacin
Lo primero que se siente impelido a hacer cualquier manual de comunicacin es a
definir qu se va a entender por comunicacin en sus sucesivas pginas. El
problema de definir la comunicacin es similar al de la interactividad, solo que
ms sangrante, pues las ciencias de la comunicacin han pasado la mayor parte
del siglo XX tratando de delimitar su objeto de estudio. Segn Manuel Martn 10 Ibid., 38.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
23
Algarra, la ubicuidad del concepto de comunicacin, presente no slo en el
lenguaje comn, sino en el de casi todas las disciplinas cientficas, hace muy
problemtica su comprensin. Incluso en el mbito de la Teora de la
Comunicacin la diversidad de definiciones y perspectivas resulta desalentadora
(TC: 30-36). Adems de los citados por este autor, mostraremos nuevos ejemplos.
Es sintomtico que algunos manuales de comunicacin, como el de Baylon y
Mignot, arranquen con un epgrafe titulado Ambigedad de la palabra
[comunicacin]:
Cualquiera que se interne en la comunicacin se encuentra as, de entrada, ante una
dificultad de envergadura, pues no se enfrenta con una operacin bien determinada, sino
con una multitud de operaciones cuyo parecido termina por resultar incierto. El trmino,
al ser aplicado a cualquier clase de relacin, pierde su especificidad11.
Dicho manual, por cierto, despus de una importante criba para concretar y
delimitar el concepto de comunicacin (entre otras delimitaciones, la de afirmar
que la comunicacin slo puede darse, sensu stricto, entre personas), abraza
realidades tan dispares como la lengua mdica, el ensear una lengua extranjera,
la comunicacin de masas, la comunicacin interpersonal, la comunicacin de
corto y largo alcance y un bloque de reflexiones tericas sobre informacin,
comunicacin y lenguaje.
Delimitar que la comunicacin slo puede darse entre personas es ya un paso de
gigante, pues, como resalta Martn Algarra (TC: 35), segn Wilbur Schramm
(1980) puede hablarse de comunicacin entre seres no racionales, sean animales o
mquinas. Cabra aadir a las plantas, pues Schramm -y con l buena parte de
los tericos de la comunicacin- reduce la comunicacin al mero contacto. En
Espaa, las dos tradiciones tericas veteranas, sitas ambas en la Facultad de
Ciencias de la Informacin de la Universidad Complutense de Madrid (como
referentes fundamentales citaremos a ngel Benito desde Periodismo III y a
Martn Serrano y Piuel desde Sociologa IV; luego volveremos sobre ambas 11 BAYLON, C. y MIGNOT, X., La comunicacin, Ctedra, Signo e imagen, Madrid 1996, 13.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
24
corrientes) tocan precisamente la comunicacin entre mquinas o entre animales
como parte del objeto de estudio de la comunicacin.
Miquel Rodrigo Alsina arranca su manual de Teoras de la Comunicacin (ya es
sintomtico el plural de teora) con el captulo El objeto de estudio de las teoras
de la comunicacin. Dicha seccin, que trata slo de delimitar el objeto de
estudio, ocupa 101 pginas, casi la mitad del libro (207 pginas, bibliografa e
ndices aparte). Dentro del captulo, dividido en cuatro apartados, el ms extenso
es el primero, que lleva por ttulo Las dificultades de delimitacin del objeto de
estudio. El esfuerzo sintetizador de Rodrigo es encomiable y en sus pginas
podemos hacernos una idea perfecta de cmo no slo el concepto de
comunicacin, sino del resto de conceptos asociados a ste (informacin, sociedad
de masas, sociedad digital, de la complejidad, de la informacin, del
conocimiento) son tremendamente ambiguos. Esta dificultad provoca un cierto
escepticismo en la mirada fruto del vivir en una poca contradictoria12.
Leonarda Garca Jimnez13, en un esfuerzo compilador que convierte su obra en
un referente ineludible para los estudiosos de la teora de la comunicacin en
Espaa, tambin dedica un captulo a definir el objeto de estudio. Rechaza las
tesis propuestas por diversos autores de que todo es comunicacin y opta
tambin por marginar la comunicacin entre mquinas y entre animales. Incluso,
por considerar que la comunicacin es siempre social, rechaza lo que algunos
autores han llamado comunicacin intrapersonal (explicada y aceptada por
Rodrigo14). Pero, como hace tambin Rodrigo, al tratar de delimitar el objeto de
estudio no hace sino una enumeracin de los tipos de comunicacin que se pueden
estudiar (sin jerarqua entitativa), por lo que la fragmentacin del concepto y sus
definiciones no queda superada.
Adems de la indefinicin de su objeto por su ubicuidad, como sostiene Martn
Algarra ms arriba, se da otro lastre: Su identificacin con la comunicacin de
12 RODRIGO ALSINA, o.c., 37. 13 GARCA JIMNEZ, o.c. 14 O. c., 52.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
25
masas (TC: 15). Es indudable que el inters cientfico por la comunicacin nace
con los inicios de la sociedad de masas. Baste recordar la ponencia de Max Weber
en el Congreso de la Asociacin Alemana de Sociologa, en 1910, sobre una
sociologa de la prensa, o el modelo de uno de los padres de la comunicacin,
Harold Lasswell, marcadamente unidireccional y muy centrado en los efectos,
pues centr su inters en la propaganda poltica y blica. Garca Jimnez15 y
Rodrigo16 sostienen la conveniencia de distinguir entre comunicacin y
comunicacin de masas, y la necesidad de incluir la comunicacin interprersonal
en el objeto de las teoras de la comunicacin, aunque Rodrigo no considera que
sea un rea de las ms relevantes y Garca Jimnez entiende que no ocupe un
lugar prioritario.
Estos lastres -ubicuidad del trmino, el estudio centrado en los efectos y no en la
propia comunicacin y la identificacin de comunicacin con comunicacin
de masas- han aparcado el estudio de la comunicacin en cuanto tal, quiz
porque muchos tericos y profesionales, ante tal panorama, han considerado
suficiente un concepto confuso, o descriptivo, o funcional, o intuitivo y prctico.
Esa forma de conceptuar no hace, no obstante, sino agravar el problema: Martn
Algarra nos nuestra el problema de la multitud -porque no era slo pluralidad de
definiciones ya en los aos 70 (TC: 44). Desde entonces, se han elaborado
clasificaciones de definiciones, pero ninguna ha reclamado para s la autenticidad
conceptual, tal vez porque estamos ante un problema complejo y, adems, porque
una postura as no encajara con el relativismo propio de la modernidad, con lo
polticamente correcto (TC: 44).
Conviene destacar que, al menos en Espaa, reaparece una preocupacin en las
ltimas investigaciones tericas por definir la comunicacin de un modo no
meramente descriptivo, sino con cierto carcter de universalidad. Resulta una
apuesta tmida, como reconoce Martn Algarra en el ttulo de su obra: Teora de la
comunicacin. Una propuesta (TC). Pero, sin duda, tambin influyente. As, tanto
Martn Algarra como Garca Jimnez coinciden en que lo nuclear del concepto de 15 O.c., 36-42. 16 O.c., 52-55.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
26
comunicacin es que sta se da entre personas y que el sentido o finalidad de la
comunicacin es procurar el entendimiento o la comprensin tanto del contenido
de lo comunicado como de la intencionalidad de quienes se comunican.
Volveremos sobre sus aproximaciones ya en el cuerpo de la tesis, cuando tratemos
de explicar qu es la comunicacin.
Nosotros, aunque seguros de no poder agotar el tema, nos proponemos unificar
por va de profundidad las distintas y posibles explicaciones del concepto de
comunicacin -hasta lograr un concepto claro y distinto17-, pues no creemos que
se pueda investigar rigurosamente -ni ser un riguroso profesional de la
comunicacin- disponiendo slo de conceptos confusos sobre nuestro objeto de
estudio o nuestro quehacer profesional.
1.3. Informacin
La Teora de la comunicacin de masas ha recibido en nuestro pas el nombre de Teora
de la informacin, lo que incrementa no poco la confusin en un mbito ya de por s
confuso (TC: 16).
La confusin entre comunicacin e informacin ha llegado al punto de usarse casi
indistintamente por los propios tericos: es ms una discrepancia en la
denominacin del objeto de estudio que en el contenido del mismo18. No
obstante, nosotros consideramos que la distincin en el lenguaje no es balad.
Rodrigo apunta razones histricas19 por las que en Espaa se impuso en un primer
momento el concepto de informacin: las teoras de la informacin lo son por
influencia positivista, por el afn de convertir las ciencias sociales en ciencias
nomoticas (ciencias de corte fsico-matemtico que pretenden establecer leyes
expresables en funciones matemticas). La propia Teora matemtica de la
17 Distinto como esencial, como cerrado, como riguroso. 18 RODRIGO ALSINA., o.c., 40. 19 Ibd., 38-40.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
27
comunicacin formulada por Shannon (ingeniero) y Weaver dot de prestigio
cientfico a los estudios de comunicacin (TC: 28) precisamente por explicar en
categoras fsicas -termodinmicas- la comunicacin. Eso provoc el desembarco
de palabras procedentes de la fsica y la tecnologa como ruido, redundancia,
canal, transmisin, informacin, emisor y receptor al mbito de la comunicacin
(palabras todava hoy utilizadas en mbitos tanto acadmicos como populares).
Adems de las histricas, Rodrigo apunta tambin razones doctrinales (2001: 40-
44): el concepto informacin nos lleva inmediatamente al de medida no slo de
corte positivistas sino, tambin, conductista. La propia expresin informacin
leda en clave ciberntica plantea tres consecuencias. Primero: que animales y
mquinas tambin se comunican (tambin se transmiten informacin). Segundo,
la identificacin entre informacin y datos ordenados, de forma que toda
informacin debe ser unvoca (ni ambigua -en el sentido de riqueza de
significado- ni anloga -en el sentido de profundidad o proporcionalidad-) es
decir, superficial. Tercero: que la informacin es objetiva no slo en el sentido de
no subjetiva, sino en el de despersonalizada o deshumanizada, por moverse en el
mbito de lo subhumano20. Esta visin agrava el dilema epistemolgico
objetivo-subjetivo y, por extensin, en el problema profesional del periodismo
objetivo-subjetivo-interpretativo, y empuja a comprender la comunicacin
persuasiva (por ejemplo, la publicidad y la propaganda) como necesariamente
tendenciosa, parcial, subjetiva y alejada del criterio positivista de verdad.
Por otro lado, tambin en clave positivista, la expresin informacin se muestra
muy apropiada para describir el contenido del mensaje -anlisis de contenidos- y
para codificar sus efectos tratando de establecer leyes sobre la influencia de los
medios en el receptor -estudio de los efectos-. El anlisis de contenidos y el
estudio de los efectos son dos de las inquietudes fundamentales de buena parte de
las teoras de la comunicacin21, especialmente las de corte funcionalista,
precisamente por el carcter predictivo22 que ofrecen a la hora de plantear
20 RODRIGO ALSINA, o.c., 41. 21 Ibid., 50. 22 Ibid., 186.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
28
estrategias de comunicacin. Por esta razn, los estudios funcionalistas
estadounidenses sern tachados desde la perspectiva crtica -y no sin razn- como
estudios encaminados a legitimar la ideologa y mantener el control social.
Es cierto, como muestra la revisin doctrinal de Rodrigo, que la mayora de los
autores dan hoy al concepto de informacin un sentido ms amplio que el de dato
e incluso que hasta acadmicamente suele simplificarse: la informacin es
sencillamente el contenido del mensaje23. Pero tambin lo es que todos
consideran como sentido primario en sus anlisis el de informacin como dato, lo
cual introduce al resto de formas de comunicacin informativa bajo sospecha (no
slo las que se mueven en el plano de la subjetividad, sino tambin las que tienen
pretensin universal, como las ontolgicas o axiolgicas).
Bajo este clima, se explica perfectamente cmo el propio modo de plantear la
informacin en el mbito del periodismo genera multitud de problemas que se
recogen bajo conceptos como infopolucin, desinformacin, sobreinformacin,
etc24. Si el nico criterio de anlisis es el mismo dato, la seleccin que hagamos
de estos siempre ser problemtica25. Con particular agudeza analiza este
problema el filsofo Gustave Thibon en su artculo La informacin contra la
cultura26.
1.4. Comunicacin de masas
Al reflexionar sobre el concepto de comunicacin vimos cmo en buena medida,
la reflexin sistemtica sobre la comunicacin se desarrolla despus de que los
medios de comunicacin de masas adquieran un gran protagonismo en la vida
pblica (TC: 18). As, la comunicacin de masas es un concepto referido a otro
23 Ibid., 44. 24 Sirva de ejemplo -una entre mil- la reflexin hecha desde la profesin por RAMONET, I., La tirana de la comunicacin, Debate, Madrid 1998. Especialmente el captulo Comunicacin contra informacin, pp. 9-27. 25 RODRIGO ALSINA., o.c., 44. 26 THIBON, G., La informacin contra la cultura, en Verbo, n 42-43, 1965, 169-181.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
29
ms amplio: la sociedad de masas o a la influencia que los medios de
comunicacin (generadores de una cultura de masas) tienen en sta.
La Primera Guerra Mundial fue la primera guerra de masas y la nica forma posible de
movilizar tales masas, de hacerles odiar al enemigo hasta el punto de pasarse meses y
aos en las trincheras, fue utilizando masivamente los medios de comunicacin como
instrumentos de propaganda. Ello significa que la informacin-comunicacin-propaganda
se convirtieron en el elemento aglutinador del hacer colectivo, en los responsables de la
organizacin del entusiasmo y las esperanzas colectivas, responsables, en definitiva, y en
buena medida, del organigrama social27.
Jess Timoteo lvarez, pionero de la reflexin sobre la historia del siglo XX a la
luz de los medios de comunicacin, explica que no es posible, a partir de ese
momento [Primera Guerra Mundial], entender las sociedades occidentales sin
referencia a la informacin y sus medios28.
La aparicin de la radio en el periodo de entreguerras -y ms tarde la aparicin de
la televisin- acentuar esta visin de los medios como unidireccionales y
masivos: un solo emisor -controlado desde el poder- y un solo mensaje para toda
la poblacin, entendida sta como una masa receptora que responde -reacciona-
acrticamente y como un solo bloque a los mensajes lanzados desde el poder.
El conductismo estadounidense y los estudios de Paulov generadores del esquema
psicolgico estmulo-respuesta encuentran desarrollo en los llamados psiclogos
de las multitudes (Le Bon, Tarde)29. Los postulados de la llamada aguja
hipodrmica (los medios inyectan un estmulo en la masa social que la llevan a
responder de acuerdo con los intereses del poder) encuentran base terica en la
tesis doctoral de Harold Lasswell (politlogo de origen alemn), publicada en
1927 bajo el ttulo Propaganda Techniques in the World War y de clara influencia
conductista y funcionalista.
27 TIMOTEO LVAREZ, J., Historia y modelos de la comunicacin en el siglo XX. Crculo de Lectores, Coleccin Crculo Universidad, Barcelona 1988, 13-14. 28 Ibid., 14. 29 TARDE, G., La opinin y la multitud, Taurus, Madrid 1986. LE BON, G., Psicologa de las masas. Morata, Madrid 1983.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
30
Conviene reconocer que esta visin de la poblacin como una colectividad
informe, desestructurada y deshumanizada que responde como un bloque a los
estmulos de los medios tiene cierta justificacin, debido a la deshumanizacin y
despersonalizacin de los vnculos sociales durante el siglo XIX y buena parte del
XX en lo que se ha dado en llamar proceso de industrializacin y crecimiento
demogrfico y urbano y que ha sintetizado Timoteo lvarez30.
Por ltimo, la expresin comunicacin de masas no slo se inserta en reflexiones
sociolgicas, culturales, psicolgicas, de estudio de medios de comunicacin-
propaganda, e histricas. Surge tambin una reflexin filosfico-antropolgica
sobre el hombre-masa, ese hombre incapaz de gobernarse a s mismo y que, por
primera vez en la historia, reivindica para s el poder y los privilegios de los
hombres nobles31.
Evidentemente, muchas de estas cosas han cambiado. Eco ironiza en 1977 sobre
cmo los jvenes ven ahora el poder ideolgico de la televisin: Tenan que
haberla visto en los aos sesenta. Cuando yo escriba este libro [1964] dos
televisiones en competencia ideolgica era algo inimaginable32. Sin embargo, el
trmino sigue vigente y convive con otros que no terminan de desbancarlo:
diferentes autores han constatado la dificultad de concrecin del concepto
comunicacin de masas33. Este autor recoge las de comunicacin pblica,
comunicacin social y comunicacin colectiva y propone la suya: comunicacin
mediada. Cabra destacar la ms novedosa de comunicacin en red -fruto de la
sociedad red- propuesta por Castells34.
30 O.c., 27-42. 31 ORTEGA Y GASSET, J., La rebelin de las masas, Espasa Calpe, Coleccin Austral, Madrid 1995. 32 ECO, U., Apocalpticos e integrados, Tusquets, Barcelona 2001, 22. 33 RODIGO ALSINA, o.c., 57. 34 CASTELLS, M., La era de la informacin, vol.1., Alianza Editorial, Madrid 1996.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
31
Aunque muchos autores consideren que el trmino ha sido desbordado por las
ms recientes tecnologas de la comunicacin35, otros sostienen su vigencia:
La cultura de masas no es tal slo porque se dirija a pblicos culturalmente homogneos
y espacialmente fragmentados. Es de masas sobre todo por dos razones: porque quien la
consume no suele crearla (es dependiente de centros, industrias o redes que la fabrican y
distribuyen), y por la naturaleza de su contenido (bsicamente conservador, estereotipado,
moral y polticamente dirigido por algn grupo o lite poderosos)36.
No es ste el lugar para discernir qu marca la eleccin de quin entre una
expresin u otra (un trabajo que quiz sea inabordable). Nos basta significar aqu
que la mayor parte de las veces esa expresin es, de nuevo, un trmino talismn
cuyo uso y abuso slo contribuye a desdibujar ms la cuestin. Cuando dos
investigadores intercambian unas palabras sobre la comunicacin de masas deben
aquilatar durante buena parte de la reflexin el contenido y sentido de la
expresin, o corrern el riesgo de pasar horas discutiendo hasta descubrir, mucho
ms tarde, que en el fondo hablaban de cuestiones distintas.
2. Fragmentacin de los estudios de comunicacin e intentos de integracin
2.1. Triple fragmentacin y anlisis por perspectivas
Todo investigador que pretenda aadir una modesta estancia al gran edificio del
conocimiento necesita, como punto de partida, de una buena teora (contrastada
con la realidad) sobre el mbito de estudio que pretende abordar. Primero, para
descubrir en ella los aspectos an no suficientemente investigados. En segundo
lugar, para formular, desde ella, sus hiptesis de trabajo. Por ltimo, para integrar
sus conclusiones en un contexto mayor, capaz de ordenarlas y dotarlas de
verdadero sentido, que, en el caso de las ciencias humanas, supone, llevarlas ms
35 RODIGO ALSINA, o.c., 58. 36 ORTEGA, F. y HUMANES, M. L., Algo ms que periodistas. Sociologa de una profesin. Ariel Sociologa, Barcelona 2000, 14.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
32
all de s mismas de tal modo que supongan y adquieran luz, una comprensin
cabal de toda la realidad, especialmente, de la realidad humana.
De otro modo, su tesis o estancia tendr cimientos de barro, quedar como otra
estancia abandonada ms junto a otras estancias abandonadas y resultar
impertinente, improcedente o sin-sentido en relacin con el resto. Podr ser una
habitacin hermosa, coherente e, incluso, slida. Pero su solidez no evitar que se
hunda por falta de cimientos; su coherencia, desvinculada del resto del saber,
resultara tautolgica e intil; y de nada le servir su belleza, sino para provocar
an ms tristeza al desconsolado que contemple su ruina.
Cuando en el ao 2000 inicibamos nuestras investigaciones sobre la
comunicacin interactiva, buscamos dicha teora. No la encontramos:
Podra resumirse que la Teora de la Comunicacin es: la descripcin -lo que es el
fenmeno en s- y la interpretacin -cmo y por qu sucede-, que en ocasiones incluye
predicciones futuras del fenmeno comunicativo; aquella formulacin que no slo
responde a las preguntas de qu, cmo y por qu sucede algn aspecto de lo
comunicativo, sino que plantea nuevos interrogantes que incrementan la investigacin
cientfica; en definitiva teora cuyos componentes y elementos se encuentran ntimamente
interrelacionados y ordenados racional y sistemticamente en funcin de un principio que
le imprime una cierta coherencia interna. Todas estas acciones tratarn algunos de los
aspectos de la propia comunicacin como objeto formal. En nuestro caso, hablamos de
Teoras de la Comunicacin pues debido a la fragmentacin del campo que se comentar
unos prrafos ms adelante, no habra una nica teora de la comunicacin, sino cientos
de ellas37.
As, descubrimos que no existe una teora sino muchas, y que adems esto es
comnmente aceptado sin mayor problema por buena parte de la comunidad
cientfica, como destacan las obras aparecidas en los ltimos aos que consagran
el plural en el ttulo: Teoras de la comunicacin / mbitos, mtodos y
perspectivas38, Las Teoras de la comunicacin en Espaa: un mapa sobre el
37 GARCA JIMNEZ, o.c., 65. 38 RODIGO ALSINA, o.c.
-
Captulo I: Estado de la cuestin
33
territorio de nuestra investigacin (1980-2006)39, Introduccin a las Teoras de la
Comunicacin y la Informacin40.
Esta fragmentacin no slo del campo de estudio como objeto formal, sino de la
propia comunicacin como objeto material (todas estas investigaciones tratarn
algunos de los aspectos de la propia comunicacin como objeto formal: emisor,
efectos en el receptor, contenidos, tecnologa, etc.) nos parece desconcertante,
aunque explica sobradamente los problemas de definicin de los conceptos
revisados anteriormente.
En tercer lugar, queremos resaltar que la llamada fragmentacin del campo
identificada como objeto formal a nosotros nos parece doble. Por un lado, se da
una fractura al estudiar desde distinto nivel entitativo una misma realidad (por
ejemplo, cuando unos estudiosos entienden por emisor a un mero transmisor de
seales y otros lo juzgan como sujeto consciente y libre). Por otro, se da otra
fractura al abordar el mismo nivel entitativo desde presupuestos intelectuales
antagnicos (la accin comunicativa desde el punto de vista social es abordada
por algunos como funcin estructural-objetiva orientada a conservar el sistema y,
por otros, como relacin intersubjetiva constructora de sentido).
La diversidad de teoras, enfoques y metodologas suele ser clasificada -de modo
necesariamente simplificador- desde dos puntos de vista. El primero, por el campo
que tratan de abarcar: macroteoras -reflexin terica- que trata de aunar todos los
elementos de la comunicacin, microteoras -estudios empricos- que se centran
en una aspecto o en un tipo de comunicacin y otras de rango intermedio -
escasas-, que tratan de vincular las macro con las micro41. El segundo, por la
perspectiva o paradigma del