Diciembre de 2015.
Año 1, Número 1. ISSN 2545-6229.
Centro de Estudios Fundación Antigua Archivo de Hechos e Ideas de la Política Latinoamericana
PAPELES DE ESTUDIO SOBRE PENSAMIENTO POLÍTICO LATINOAMERICANO
ALTIPLANO
Año I, Número 1, Diciembre de 2015.
ISSN 2545-6229.
Altiplano Papeles de estudio sobre pensamiento político
latinoamericano. Año 1. N°1.
Altiplano. Papeles de Estudio sobre Pensamiento Político Latinoamericano, es una publicación
del Centro de Estudios Fundación Antigua [fundacionantigua.wordpress.com]. Año I, número 1,
Diciembre de 2015. Buenos Aires, Argentina. ISSN 2545-6229.
Confederación y nacionalismo en la mirada y la praxis del Mariscal Andrés de Santa Cruz.
Un caso de “experiencia sumergida”
Dr. Fabián Lavallén Ranea – Lic. María José Pedreros.
“Hay un extraño tremolar de banderas (…) Son sus soldados en marcha hacia la eternidad…”
Alfonso Crespo. Santa Cruz. El Cóndor Indio.
FundaciónAntigua. Archivo de Hechos e Ideas de la política latinoamericana.
Caracas 4622. PB 1. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. República Argentina.
“Confieso que me acerco a
este indio, con más respeto que al
Rey de Inglaterra”.
Hugh Wilson. Cónsul Británico.
El Mariscal Andrés de Santa Cruz y
su “experiencia sumergida”.1
Las experiencias políticas que vive el
Altiplano en el proceso que va desde los
antecedentes a la Revolución de
Independencia hasta la formación de los
estados, es de una notable porosidad y
complejidad. Los contactos, los exilios y
las redes de pensadores2 que se
conformaron durante décadas, le
permiten a Snajder y Roniger hablar de
un caso “sobresaliente” de dinámicas
transregionales, sobre todo para las
regiones del Perú, Bolivia y Chile,
espacios donde ese elemento
transregional fue “reconstituido” a partir
de la independencia.3
Entre los múltiples líderes que el siglo
XIX nos ha legado, el caso del Mariscal
Andrés de Santa Cruz es uno de
aquellos que se destaca por sobre el
resto con una inédita serie de
1 Tomamos el concepto de Andrés Solíz
Rada, el pensador boliviano que lo aplica al estudio de Carlos Montenegro, entre otros, al que considera que la historia política boliviana “ha sumergido”, es decir, los ha ocultado para que no ocupen un lugar central de la literatura actual, oscureciendo su pensamiento y sus cosmovisiones. 2 Ver: Lavallén Ranea, F. (2016).
Pensamiento en el exilio. En: Altiplano. Papeles de estudio sobre Pensamiento Político Latinoamericano. Año II, N° 4. C.E.F.A. Bs As. 3 Snajder, M. – Roniger, L. (2013). La política
del destierro y el exilio en América Latina. FCE. Bs As. p.95.
singularidades, y entre estas, la mirada
panorámica y estratégica que tuvo sobre
el contexto de su “patria chica”, como así
también para la región en su conjunto.
Andrés de Santa Cruz, nacido en 1792
en la Paz y formado en el ejército
español, no fue como otros grandes
próceres que se plegaron a la Revolución
al poco tiempo de comenzada la misma.
Todo lo contrario. Se mantuvo entre las
filas godas a lo largo de la mayor parte
de la Guerra de Independencia. De
hecho, para la época de las batallas de
Vilcapuyo y Ayohuma, de gran impacto
para nuestro territorio argentino, estaba
entre los hombres de armas del
Virreinato, y recién a fines de la década
se suma a la tropa libertadora
comandada por el General José de San
Martín.
Posteriormente, al igual que Bernardo de
Monteagudo, tuvo la suerte de estar bajo
las órdenes del “otro” gran Libertador,
Simón Bolívar, e incluso ocupar el
Estado Mayor de la división peruana.
Pero haber estado bajo las órdenes de
las dos máximas figuras suramericanas
no fue su única escuela política. Si
faltaran particularidades en su
experiencia de gestión, en 1826 es
nombrado Presidente del Consejo de
Gobierno del Perú, durante la dictadura
de Bolívar, para luego representar a ese
país ante la flamante República de Chile
como plenipotenciario, y posteriormente,
en 1829, ocupar la primera magistratura
de la recientemente creada Bolivia, nada
menos que durante una década.
Ser parte del ejecutivo de dos estados
latinoamericanos, aunque en formación,
y con los cuales poseía un caudal de
identificación notable, ya lo hacen un
personaje singular y digno de un mayor
estudio. Pero el corolario de tamaña
experiencia, se cierra con uno de los
proyectos más ambiciosos de los
doscientos años de vida independiente
suramericana: la creación de la
Confederación Perú-Boliviana, entre
1837 y 1839, de la cual es el numen y
Protector. A pesar de estos
antecedentes, su imagen ha estado
históricamente negada. Como nos dice la
historiadora María Eliza Fernández, “su
impopularidad no sólo se observa en los
escritores peruanos, que lo muestran
como un usurpador boliviano de la
soberanía del Perú, sino también, y
curiosamente, por historiadores
bolivianos, que lo culpan de haber
buscado favorecer al Perú a expensas de
Bolivia.” 4
4 Fernández, M.E. (1989). El Mariscal Andrés
de Santa Cruz. HISTORIA, Vol. 24, 1989: 215-252
El Cóndor organizador.
Santa Cruz demostró una preocupación
geopolítica y organizacional atípica para
su tiempo, nutriendo al ideario político de
representaciones pan-andinas, y
modelos organizacionales de un
gigantismo institucional difícil de
equiparar. La Confederación abarcaba
territorios disímiles, amplios y ricos,
nutridos en recursos, alimentos, culturas
y potencialidades. Pero el panorama
desalentaba. Bolivia era un millón de
habitantes, “mal alimentados y en su
mayor parte analfabetos”, poblando más
de tres millones de quilómetros
cuadrados.5 Cada una de las secciones
que se fusionaron en la Confederación,
ya poseía un centro de poder simbólico
y político: el Nor-Perú, con su poder en
Lima; el Sur Perú con su centro en
Arequipa, y el Alto Perú con su centro en
La Paz.6 Cada sección con sus
heráldicas y sus banderas, todas unidas
bajo el brazo fuerte y ordenador del
Mariscal.
A pesar de las resistencias de Lima al
proyecto, debemos tener en cuenta que
desde la época pre-hispánica este “ente”
se estaba soldando, ya que como nos
dice Morales Padrón en una obra clásica,
aymarás de Bolivia y quechuas del Perú
eran “hermanos en muchos aspectos”,
consolidándose esa relación por el
gobierno único de incas, y ratificándose
bajo el dominio español.7 A pesar de
esto, hay cierto acuerdo entre los
historiadores peruanos y bolivianos, que
aunque existía una “racionalidad
esencial” para la reconstitución de las
fronteras entre el Alto y el Bajo Perú,
como nos dice una reciente publicación
del Instituto de Estudios Peruanos (IEP),
el destino de la Confederación
5 Crespo, A. (1944). Santa Cruz. El cóndor
indio. México. FCE. p.98. 6 Sanchez, L. (1975). América desde la
Revolución emancipadora hasta nuestros días. Madrid. Edaf. p.141-142. 7 Padrón Morales, F. (1975). Historia General
de América. Tomo VII. Espasa-Calpe. Madrid. p.227.
“probablemente estaba impregnado
desde el principio por una serie de
intereses nacionales e internacionales
que jugaban en su contra”.8
En otro trabajo del IEP,9 los historiadores
Contreras y Cueto apuntan que el
enfrentamiento entre la Confederación
Perú-Boliviana ha sido presentado por la
historiografía como una guerra
internacional entre ésta con Chile,
cuando “fue en verdad una guerra civil,
con la injerencia de países vecinos cuyas
identidades nacionales aún no se
dibujaban nítidamente”.10
8Kláren, P. (2014). Nación y Sociedad en la
Historia del Perú. Lima. IEP. p.199. 9La producción historiográfica y teórica del
Instituto de Estudios Peruanos (IEP) la estamos analizando como tesis doctoral para el Doctorado en Educación de la Universidad del Salvador. 10
Contreras, C. – Cueto, M. (2004). Historia del Perú Contemporáneo. Lima. IEP.p.108.
Previo a ese entramado múltiple, Santa
Cruz había organizado la administración
de la República de Bolivia, creando e
instituyendo.
En su experiencia como mandatario de
Bolivia, no sólo determina una
organización constitucional notable, sino
que además, se adentra en un
“creacionismo institucional”
absolutamente pionero: re-estructura la
Educación, equilibra el Presupuesto,
cancela las deudas externas del estado,
fomenta la agricultura, la ganadería y la
minería, y hasta redacta los códigos
civiles y penales, junto con el de
comercio, minería y procedimientos,
convirtiendo a Bolivia en el primer país
de la región en obtener una legislación
completa de tamaña envergadura.
Implementó claras medidas
proteccionistas, elevando las tarifas de
los textiles de algodón, de los licores y
vinos europeos, prohibiendo la
importación de textiles baratos que eran
producidos en Bolivia.11
A pesar de todo esto, no altera la
estructura social básica ni del Perú ni
de la nueva Bolivia. En ese sentido, es
como nos dice Abelardo Ramos, un puro
11
Safford – Jacobsen (2003). Las economías
de la América Andina. 1830-1885. En: AA.VV. Historia de América Andina. UASB. Ecuador. p.71.
“edificio político”.12 A pesar de esa
deuda, el edificio constituido, hoy a la
distancia, se nos aparece como
gigantesco.
Entre otras cosas, Santa Cruz debió
contemplar para su conformación la
organización de una logia llamada Gran
Oriente del Titicaca, dejando en el Perú
“agentes y corresponsales encargados
de tenerle al tanto de los
acontecimientos”, y de preparar el
terreno para implementar su proyecto, el
cual fue elaborado a lo largo de seis
años.13
Incorporó indigentes a la Educación,
abriendo la mirada formativa hacia
múltiples experiencias. Profesionalizó el
ejército de manera notable, ordenando
12
Ramos, J.A. (2011). Historia de la Nación Latinoamericana. Buenos Aires. Peña Lillo. p.262. 13
Finot, E. (1998). Nueva Historia de Bolivia. La Paz. Ed. Juventud. p.210.
los números, las estadísticas y la
información con la que contaba la
administración. Realizó los primeros
censos, tanto en Bolivia como en el Perú,
y hasta creó Casas de Estudios, de las
cuales algunas cuentan entre las más
prestigiosas de la historia del continente,
como la Universidad Mayor de San
Andrés (en la Paz), y la Universidad de
San Simón (en Cochabamba).
Sobre la formación de cuadros
intelectuales y políticos tuvo una notable
preocupación, incluso proyectando el
envío de hombres a Europa para que
“adquirieran conocimientos de utilidad
práctica”, en palabras de Arguedas,14 e
incluso solicitando a Francia que le envíe
hombres calificados para que trabajen
como educadores.15 Pero además, creó
un régimen policial, consolidó el ejército
moderno de Bolivia, planificó la
infraestructura de caminos y conexiones,
y reglamentó las administraciones
públicas de prefectos, corregidores y
alcaldes, y hasta reformó el sistema
tributario.
El líder debió emprender la tarea de
organizar e institucionalizar la República,
teniendo el urgente desafío de crear las
14
Arguedas, A. (1959). Los caudillos letrados. Libro II. Obras Completas. México. Aguilar. p.293. 15
Sobrevilla Perea, N. (2015). Andrés de Santa Cruz, Caudillo de los Andes. Lima. IEP.p.148.
condiciones económicas para que el
presupuesto sea solvente, estableciendo
aranceles proteccionistas, regulando el
crédito público, la normalización
aduanera, hasta la infraestructura
portuaria de Cobija (o “La Mar”),
intentando neutralizar el monopolio de
Valparaíso y el Callao. 16
Como bien lo dice Alfonso Crespo, Santa
Cruz había recibido un gobierno sin
infraestructura, una República sin un
estilo propio, y una Bolivia que era un
“todo invertebrado, inconexo e informe”.17
En paralelo, debe formar los cuadros
políticos para esa experiencia, y hacerle
frente a la Guerra con la Confederación
Argentina rosista,18 en unión con la
República de Chile.
16
Cavieres, E.-Cajías, F.(2008). Chile – Bolivia, Bolivia –Chile 1820-1930. Desarrollos Políticos, Económicos y Culturales. Valparaíso. UCV. p.90. 17
Crespo, A. (1944). Santa Cruz. El cóndor indio. México. FCE. p.98. 18
Recordemos que desde 1826 el gobierno
de la provincia de Tarija se separa del territorio del antiguo Virreinato del Río de La Plata, incluso retirando sus diputados del Congreso nacional, y se incorpora al Estado boliviano en formación. A eso hay que agregarle que, como nos dicen Escudé y Cisneros, las luchas políticas que agitaron el escenario boliviano “tuvieron honda repercusión en Salta, que en muchas ocasiones vio intervenir a sus ciudadanos en revueltas de aquel país”. En definitiva, el gobierno boliviano de Santa Cruz, decidió apoyar a los enemigos de Rosas en el interior de la Confederación Argentina.
A la postre, cuando aún la
institucionalización del estado de Bolivia
estaba en ciernes, comenzaba a diseñar
la Confederación junto al Perú, en el
marco de la idea bolivariana de “fusión
de estados americanos”. 19
Inicialmente unido con el Estado sud-
peruano -mediante la aprobación de la
Asamblea reunida en Sicuani-
compuesto por los departamentos de
Puno, Cuzco, Arequipa y Ayacucho, y
más tarde con la entidad nor-peruana;20
todo ese diseño caerá a partir de la
Guerra con sus vecinos del sur
(Argentina y Chile),21 los cuales miraron
con recelos desde el comienzo a la
Confederación,22 y la consideraron un
“peligro” permanentemente.23 Sobre todo
a partir de la batalla de Yungay (1839),
con la derrota militar, se desplomará la
arquitectura política de Santa Cruz, las
pretensiones geográficas,24 y decretará
19
Salinas Baldivieso, C.A. (1938). Historia
Diplomática de Bolivia. Sucre. p.38. 20
Levene, Ricardo (1947). Historia Contemporánea de Bolivia. En: Historia de América. Tomo XI. América Contemporánea. Jackson Inc. Bs As. p.17. 21
Ver: Finot, E. (1998). Nueva Historia de Bolivia. La Paz. Ed. Juventud. p.213. 22
Padrón Morales, F. (1975). Historia General de América. Tomo VII. Espasa-Calpe. Madrid.p.228. 23
Arguedas, A. (1959). Los caudillos letrados. Libro II. Obras Completas. México. Aguilar. p.324. 24
Newton, J. (1972). Alejandro Heredia. EL protector del Norte. Buenos Aires. Ed.Plus Ultra. p.182.
el fin de la experiencia política del
Mariscal en el suelo de su patria.25
Un legado menospreciado.
A pesar de ese fracaso, la experiencia
confederal será un importante eslabón
para la organización institucional de los
estados que la componían, pero debido
al potencial económico que poseía, y a
su “prestigio histórico”, despertaría un
claro resquemor a nivel externo.26
Como lo trabaja la historiadora peruana
Sobrevilla Perea, también en una
publicación del IEP, Santa Cruz fue un
“hombre bi-nacional”,27 muy poco
trabajado fuera de Bolivia, e incluso
relegado de gran parte de la historia
peruana (y suramericana), quizás por lo
que implicó la caída de su megaproyecto
político.
Fue un hombre que amalgamó una
perspectiva política y una mirada
estratégica, propias del “proceso de
creación de naciones”, donde primaba un
25
Gallego,M.- Eggers-Brass,T. -Lozano,F.G.(2006). Historia Latinoamericana 1700-2005. Sociedades, Cultural, Procesos Políticos y Económicos. Maipue. Bs As. p.106. 26
Cavieres, E.-Cajías, F.(2008).op.cit.p.90. 27
Se preocupó incluso de esperar a que una comisión parlamentaria le confirmara que podía conservar su nacionalidad peruana, antes de asumir la presidencia de Bolivia. Ver: Sobrevilla Perea, N. (2015). Andrés de Santa Cruz, Caudillo de los Andes. Lima. IEP. p.138.
paradigma transnacional, regional,
múltiple. Como muchos de los hombres
de pretensiones estratégicas titánicas,
fue trans-valorado y ensombrecido.
Incluso cuando aún vivía, ya para la
época de Ballivián, había comenzado tan
tempranamente sobre él una planificada
desmemoria.
A pesar de ello, Santa Cruz constituye
hoy en día para la historiografía
boliviana, la Era Dorada de su política
continental, el máximo apogeo de la
ambición política, e incluso para muchos,
una página “hegemónica” del Altiplano en
el ámbito regional. Incluso para
historiadores peruanos, el período
inmediatamente posterior a la caída de la
Confederación “abrió paso a los peores
años de anarquía política del Perú”,28
observándose que a pesar de los errores
que se le puedan criticar al Mariscal, la
institucionalización del estado, y la
pretensión de ordenamiento implicaron
un avance notable.
Entre sus múltiples facetas de militar,
estadista, político, y pensador, ésta
última es la que sobrevendrá como
“forzada” a partir del destierro. Estuvo
exiliado en Chile, Argentina (en Salta,
cerca de su Patria, y en Entre Ríos, para
la época de Urquiza),29 y en Francia,
hasta su muerte en 1865.30 Durante esos
exilios, sus conocimientos en materia de
política, sus contactos personales y su
experiencia regional, le permitirán
proponerse como un “asesor” en materia
internacional, con una mirada crítica,
lúcida y pragmática sobre la diplomacia
británica, y los proyectos surgidos a las
sombras de las grandes realizaciones
(como es el caso de Diego Portales).
Hombre de gran vitalidad, prestigio e
inquietudes. Voraz lector, que supo
constituir nutridas bibliotecas para su
28
Contreras, C. – Cueto, M. (2004). Historia del Perú Contemporáneo. Lima. IEP p.108. 29
Llega a vincularse familiarmente con
Urquiza, casándose su hijo Simón con la hija del líder entrerriano. 30
Recién en el Centenario de su muerte, en 1965, son repatriados sus restos a Bolivia, donde hoy se hospedan.
tiempo,31 no fue un hombre de pluma
versátil para el tratado y el ensayo,
aunque sí para la instrucción y el alegato,
para la praxis y la ejecución,
trasladándose permanentemente, con la
urgencia de una responsabilidad que lo
superaba.
Pensador que observaba que la garantía
para la Paz en la región, pasaba -entre
otras cosas- por constituir una fuerza
militar profesional, pero de hombres “bien
cuidados”,32 con una tropa moralizada,
firme, pero identificada con el liderazgo
político, prestigiada y con objetivos
nobles, bien alimentada y vestida, sin
castigos ni arbitrariedades.33
La vida y las preocupaciones del
Mariscal confirman que el problema de la
identidad, fue sin dudas “una de las
cuestiones más difíciles de resolver
31
En 1859 el Congreso de la Nación de la República Argentina adquiere unos 600 volúmenes que pertenecían a la Biblioteca personal del Mariscal Andrés de Santa Cruz. Es a partir de esa adquisición que se conformará la primera biblioteca nacional de nuestro país. 32
Sobrevilla Perea, N. (2015). Andrés de Santa Cruz, Caudillo de los Andes. Lima. IEP.p.137. 33
“Gobernaba Santa Cruz con un dominio absoluto y en completa paz, desarrollando sus altas dotes de administrador”. Carrasco, M. (1960). José Ballivián 1805 - 1852. Estampas históricas. Buenos Aires. Hachette. p.51.
después de la independencia”.34 Por eso
como nos dice Manuel Carrasco, Santa
Cruz era en su corazón un confederado,
ya que no era ni boliviano ni peruano en
sentido estricto, habiendo nacido en la
“frontera” que desaparece en la
superficie líquida del lago.35
34
Sobrevilla Perea, N. (2015). Andrés de Santa Cruz, Caudillo de los Andes. Lima. IEP.p.141. 35
Carrasco, M. (1960). José Ballivián 1805 - 1852. Estampas históricas. Buenos Aires. Hachette. p.51.
Bibliografía recomendada. -Cavieres, E.-Cajías, F.(2008). Chile – Bolivia, Bolivia –Chile 1820-1930. Desarrollos Políticos, Económicos y Culturales. Valparaíso. UCV. -Contreras, C. – Cueto, M. (2004). Historia del Perú Contemporáneo. Lima. IEP. -Crespo, A. (1944). Santa Cruz. El cóndor indio. México. FCE. -Finot, E. (1998). Nueva Historia de Bolivia. La Paz. Ed. Juventud. -Kláren, P. (2014). Nación y Sociedad en la Historia del Perú. Lima. IEP. -Levene, Ricardo (1947). Historia Contemporánea de Bolivia. En: Historia de América. Tomo XI. América Contemporánea. Jackson Inc. Bs As. -Padrón Morales, F. (1975). Historia General de América. Tomo VII. Espasa-Calpe. Madrid. -Ramos, J.A. (2011). Historia de la Nación Latinoamericana. Buenos Aires. Peña Lillo. -Salinas Baldivieso, C.A. (1938). Historia Diplomática de Bolivia. Sucre. -Safford – Jacobsen (2003). Las economías de la América Andina. 1830-1885. En: AA.VV. Historia de América Andina. UASB. Ecuador. -Sobrevilla Perea, N. (2015). Andrés de Santa Cruz, Caudillo de los Andes. Lima. IEP.