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La educacin libertariaen la Argentina y en Mxico
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Martn Alberto AcriMara del Carmen Ccerez
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INTRODUCCIN
El presente trabajo de produccin colectiva intenta contri-buir al campo de la Historia de la Educacin, especficamente
la Libertaria, a partir de los resultados obtenidos del anlisis delos aportes tericos, pedaggicos y la puesta en marcha de lasprcticas educativas y culturales junto con las acciones de orga-nizacin sindical y lucha de los trabajadores que el anarquismollev adelante en dos importantes pases de Latinoamrica: laArgentina y Mxico. Ambicioso estudio de procesos y hechos,que consideramos no pueden trabajarse desde una perspectivaconcentrada exclusivamente en un planteo nico. Pues las ideas,los avatares de las organizaciones y las acciones desarrolladas
por aquellos militantes, educadores y trabajadores libertarios,desde fines del sigloxixy las primeras dcadas del xxse dieronen coyunturas y realidades culturales diferentes, y son una piezaclave para su comprensin. Adems, nuestra intencin es no ten-der consciente o inconscientemente al reemplazo de las accionesde la vida misma por categoras y conceptos tericos abstractos,que muchas veces slo elaboran grandes modelos pedaggicos,sociolgicos e histricos, alejados de los hechos y decisiones quedebieron tomar hombres y mujeres de carne y hueso.
As que abordar tal problemtica requiri de un arduo yminucioso trabajo de ubicacin, relevamiento y clasificacin dedecenas de libros, peridicos, folletos y revistas, comnmentedefinidos por los especialistas de nuestra disciplina como fuentesprimarias y secundarias. Como de un profundo y honesto replan-teo de aquellos presupuestos tericos previos sobre todo las err-neas conceptualizaciones terico-acadmicas, que no reflejan unsistemtico anlisis emprico, analtico, histrico o pedaggico
salvo algunas excepciones de la magnitud y trascendencia his-trica de aquellas experiencias educativas concretas. Labor quenos lleva a pensar que el anarquismo, o mejor dicho el conjuntoheterogneo de ideas que comnmente suelen denominarse as, ocomo Movimiento crata o Libertario, nunca ha sido sinnimode desorganizacin o caos y se ha centrado en una forma de orga-nizacin ideal, en un orden natural por oposicin al artificial eimpuesto desde arriba en forma vertical, tan caracterstico de lasociedad y el mbito acadmico de nuestra sociedad capitalista.
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PRIMERA PARTE
Uno no se lamenta por lo que nunca ha tenido; el pesarno llega sino despus del placer; y el recurso de la dicha pasada
est siempre unido al conocimiento del mal. Lo natural en elhombre, es por cierto, ser libre y querer serlo, pero su natura-
leza es tambin tal que tiende espontneamente a adoptar laforma que su crianza le confiere. Digamos, pues, que para el
hombre resultan naturales todas las cosas con las que se nutrey a que se acostumbra, pero slo es puro aquello hacia lo que
lo llama su simple y no alterada naturaleza. As, la primeracausa de la servidumbre voluntaria es la costumbre
Etienne de La Botie1
1 De La Botie, Etienne, Discurso sobre la servidumbre voluntaria,Ed. La
Araucaria, Bs. As.,junio de 2006, pg. 59.
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CAPTULO1
I- Gnesis del Movimiento Libertario. La teora y laaccin, formas de una praxis revolucionaria
La palabra anarqua proviene del griego y significa singobierno; es decir la vida de un pueblo que se rige sin autori-dad constituida, sin gobierno. Antes que toda una verdaderacategora de pensadores haya llegado a considerar tal orga-nizacin como posible y como deseable, antes de que fuese
adoptada como objetivo por un movimiento que en la actua-lidad constituye uno de los ms importantes factores en las
modernas luchas sociales, la palabra anarqua era considerada,
por lo general, como sinnimo de desorden, de confusin, yan hoy mismo se toma en este sentido por las masas ignoran-tes y por los adversarios interesados en ocultar o desfigurar laverdad. No hemos de detenernos a profundizar en estas digre-siones filolgicas, por cuanto entendemos que la cuestin, ms
bien que de filologa, reviste un marcado carcter histrico.El sentido vulgar de la palabra no desconoce su significado
verdadero, desde el punto de vista etimolgico, sino que es underivado o consecuencia del prejuicio consistente en consideraral gobierno como un rgano indispensable para la vida social,
y que, por tanto, una sociedad sin gobierno debe ser presa y
vctima del desorden, oscilante entre la omnipotencia de unosy la ciega venganza de otros. La existencia y persistencia de
este prejuicio, as como la influencia ejercida por el mismo enla significacin dada por el comn sentir a la palabra anar-
qua, explcanse fcilmenteErrico Malatesta2
Acracia era el pas utpico con que soaban los anar-quistas, un mundo sin gobierno donde todo se resolviera por
acuerdo mutuo, la ayuda mutua, la solidaridad. Los crataseran quienes piensan que lo ms sagrado es la libertad, yel poder significa la negacin de la libertad, por ende, de la
dignidadOsvaldo Bayer3
2 Malatesta, Errico, La Anarqua.Existen varias ediciones. Para ms infor-macin vase, Anarquismo y Gobierno, en Horowitz, Irving Louis,Losanarquistas,Tomo I, Editorial Alianza, Madrid, 1975, pg. 83.
3 Bayer, Osvaldo, El santo crata, enPgina 12, Bs. As., Argentina, 9 de
abril de 1994.
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Las palabras de Errico Malatesta y Osvaldo Bayer, mani-festadas en pocas y espacios culturales diferentes, revelan unviejo anhelo e imaginacin de hombres y mujeres que desde po-cas remotas pensaron en la construccin de una sociedad justa,
libre, igualitaria, autorregulada y sin estructuras jerrquicas depoder, coercin u opresin de alguna clase.Analizar as la gnesis del heterogneo movimiento libertario
(a lo largo del presente trabajo utilizaremos los conceptos deanarquista, libertario y crata, como sinnimos de una mismarealidad histrica, como lo ha sugerido a principios del sigloxxMax Netllau) es escribir acerca de la historia de todos losdesarrollos progresivos y de las aspiraciones hacia la libertad,ambiente propicio en que naci esta comprensin de vida libre
propia de los anarquistas y garantizable slo por una rupturacompleta de los lazos autoritarios, siempre que al mismo tiempolos sentimientos sociales (solidaridad, reciprocidad, generosi-dad, etc.), estn bien desarrollados y tengan expansin libre1.Es decir, explorar en la historia de las luchas por la liberacinde las cadenas y obstculos sociales, econmicos y culturalesautoritarios. Peripecias de una lucha cruel y ardua que relati-vamente pocos hombres han llegado todava a la comprensinanarquista ms arriba descrita, y aquellos incluso que luchaban
por libertades parciales, no los han comprendido ms que rarae insuficientemente y, en cambio, han tratado a menudo de con-ciliar sus nuevas libertades con el mantenimiento de antiguasautoridades, ya quedasen ellos mismos al margen de ese autori-tarismo, o creyesen a la autoridad til y capaz de mantener y dedefender sus nuevas libertades. En los tiempos modernos taleshombres sostenan la libertad constitucional o democrtica,aparentes libertades bajo la custodia del gubernamentalismo.De igual modo, en el terreno social esa ambigedad produjoel estatismo social, un socialismo impuesto autoritariamente ydesprovisto por eso de lo que, segn los anarquistas, le da suverdadera vida, la solidaridad, la reciprocidad, la generosidad,que slo florecen en un mundo de libertad2.
As, la concepcin contempornea de la Anarqua est vin-culada con las ideas de la poca de las Luces y la fisonoma pro-pia que comenz a adquirir desde principios del sigloxix. Y ellava unida, en forma estrecha, a los movimientos polticosociales
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CAPTULO2
I Los precursores libertarios y sus ideas pedaggicas
Resulta evidente que el gran problema de la educacindel pueblo depende de la solucin del problema mucho msdifcil del cambio radical de las condiciones econmicas delas masas trabajadoras. Eleven esas condiciones, restituyanal trabajo lo que le pertenece por justicia y con ello habrn
permitido a los trabajadores adquirir conocimiento, prospe-ridad, tiempo de ocio; entonces pueden estar seguros, ellos
habrn creado una civilizacin mejor que la nuestra. () Lasescuelas para el pueblo son una excelente idea; no obstante,
uno debe preguntarse si el hombre medio del pueblo que vive
precaria y estrechamente, que carece de educacin y de espar-cimiento y que est obligado a trabajar hasta el agotamientopara mantener a su familia puede tener la idea, el deseo o la
oportunidad de enviar a sus hijos a la escuela y de enfrentar sumanutencin durante el perodo escolar: No los necesitar?
Necesitar la ayuda de sus manos dbiles infantiles, la ayudade su trabajo para sostener a la familia?...
Mijail Bakunin4
Deseamos entonces abolir radicalmente la dominaciny la explotacin del hombre por el hombre; deseamos que
los hombres hermanados por una solidaridad consciente ydeseada, cooperen todos voluntariamente para el bienestar
de todos; deseamos que la sociedad est constituida con el finde proporcionar a todos los seres humanos los medios para
alcanzar el mximo de bienestar posible, el mximo desarrollomoral y material posible; deseamos para todos pan, libertad,amor, ciencia. Y para este fin supremo creemos necesario quelos medios de produccin estn a disposicin de todos, y que
ningn hombre o grupo de hombres pueda obligar a los demsa someterse a su voluntad ni ejercitar su influencia sino con la
fuerza de la razn y del ejemploErrico Malatesta5
4 Citado por Cappelletti, ngel J.,Bakunin y el Socialismo Libertario, Ed.Leega-Minerva, 1986, pg. 308.
5 Malatesta, Errico, Pensamiento y accin revolucionarios, Seleccin deVernon Richards, Proyeccin, Bs. As., 1974.
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La educacin y la pedagoga libertaria fueron vistas por lamayora de los precursores y militantes libertarios, a lo largodel sigloxixy el xx,como un factor potencial para la transfor-macin social. Un medio real para la liberacin de la opresiny la alienacin cotidiana del sistema capitalista, de los hombres.Tales ideas fueron heredadas de la Filosofa de la Ilustracin yde los socialistas utpicos1.
Ciertamente esta pedagoga comenz a tener como premisa laliberacin y toma de conciencia de la explotacin y la dominacinen este mundo del hombre por el hombre, mediante la crtica a laeducacin religiosa y a la estatal. Ambas por diferentes razonesimpiden que las personas logren un pensamiento crtico, capazde alterar la inmutable reproduccin de las relaciones sociales y
posibilitar la transformacin social. Partieron as de la idea deque el educando nio, joven o adulto, hombre o mujer no per-tenece o es propiedad de ninguna persona, institucin estatal oreligiosa, que por medio de la coaccin y la imposicin de ciertossaberes y prcticas cotidianas de trabajo escolar pueden deformarsu alma, sus pensamientos y su propia libertad, con el objetivo decrear mquinas o autmatas en vez de personas libres.
As, a fines del siglo xviii, algunos libres pensadores promo-vieron directamente la creacin de espacios educativos donde
no existiesen las jerarquas, donde la educacin fuese integral, ypudiesen combinarse los conocimientos intelectuales ligados conla mente, con los trabajos manuales vinculados con los cono-cimientos del trabajo y con los del desarrollo fsico de los edu-candos. Debido a que, como plantearan las palabras anterioresde Mijail Bakunin, es importante fundar escuelas y promoverla educacin popular, asegurar el pan, el vestido y la habitacinpara la mayora de las clases populares que da a da no lo tienenasegurado. Por lo que las primeras expresiones sobre la educa-cin libertaria resaltaron que ella deba ir en consonancia conuna prctica de promocin y cambio social revolucionario. Alcompartir la gran tarea regeneradora y obsesiva de distinguiral Capital, al Gobierno, a la Iglesia y a la Ignorancia como lascuatro cabezas del monstruo que deban enfrentar, y finalmentesuprimir, los oprimidos2.
Una de las primeras nociones libertarias de pedagoga fueexpresada por William Godwin, quien a fines del siglo xviiise
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I Gnesis del movimiento libertario en Latinoamrica
En aquellos inmensos parajes americanos, el pensa-miento y la fantasa frecuentemente resaltan elementos dispa-res: la pampa y la orqudea, los dictadores y sus vctimas, el
cndor y el colibr; el negrero criollo y el capitalista yanqui, elpobre blanco emigrante y el indio silencioso. De todos modos,
la verdad es que yo he podido encontrar tanta actividad liber-taria, tantas figuras memorables en las regiones del pensa-
miento, de la accin perseverante y de la solidaridad, que voya tratar de fijar aqu las impresiones del viaje
Max Nettlau6
6 Nettlau, Max, Viaje libertario a travs de la Amrica Latina, en revistaReconstruir, N 76, enero febrero de 1972, Bs. As., Argentina, pg. 31.
A mediados del sigloxix, Latinoamericana afront un acele-rado proceso de cambio y ampliacin del espacio econmico1;
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rado proceso de cambio y ampliacin del espacio econmico 1;que posibilit su reorganizacin poltica, social y cultural, sobrela base de un Nuevo Pacto u Orden Neocolonial. Nacen losestados latinoamericanos como productores de materias primas
y alimentos para los pujantes centros industriales europeos. Y,simultneamente, como consumidores de la produccin indus-trial de esas reas metropolitanas2.
Este acelerado proceso de cambio fue llevado adelante porminoras cultivadas y tenaces, que facilitaron la insercin latino-americana al mercado mundial como productora de alimentos ymaterias primas. Los terratenientes, comerciantes o mineros noslo fueron conscientes de todas las riquezas naturales y materialesde la regin, sino que al encontrarse impresionados por las pers-
pectivas de enriquecimiento rpido que el mercado internacionalofreci por aquellos aos, iniciaron el desarrollo y crecimientoeconmico regional, tras la finalizacin de sucesivos perodos deinestabilidad poltica y frecuentes guerras civiles. Debe destacarseque este desarrollo regional goz de un crecimiento sostenido hastaprincipios de la dcada de 1930, cuando por diversos motivos, fuevisible el agotamiento de la expansin de la economa primario-exportadora3, generndose entonces en pases como la Argentinay Mxico, un proceso de Industrializacin por Sustitucin deImportaciones (ISI), que posibilit una ampliacin de los mercadosnacionales y un aumento considerable de las producciones indus-triales locales, en comparacin con la etapa anterior.
Innegablemente, para el ltimo cuarto del siglo xix, se fueestableciendo en Latinoamrica, sobre todo con la (in)migracinde hombres, mujeres e ideas del otro lado del Atlntico, un pro-ceso de reconfiguracin y modernizacin del aparato productivoy sociocultural. Fue impuesta una modernizacin socioeconmica
de la fuerza de trabajo rural y urbana que aceler los cambios enlas formas y los ritmos de trabajo, con el fin de aumentar laproduccin de la mano de obra4. Aunque hacia 1900, se dio unincipiente impulso industrial vinculado con el desarrollo del sec-tor agroexportador, minero y al crecimiento urbano sin preceden-tes, que hicieron notorio, en las ciudades latinoamericanas msimportantes, el ascenso del proletariado como actor destacado enla escena sociopoltica y cultural de la poca.
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SEGUNDA PARTE
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El movimiento obrero de los proletarios y los cam-
pesinos, que responde a la tendencia social e ideolgica de laFederacin Obrera Regional Argentina, aparece histricamenteen la ultima dcada del siglo XIX. Es el resultado de un conjunto
de causas que arrancan, por sus ideales, de un pasado preca-pitalista: se asientan, por su economa, en las condiciones delcapitalismo nacional y mundial, en su desarrollo establece en
estos pases, despus del ao 1890; se concreta y se organiza enla accin voluntaria y creadora de las clases trabajadoras. ()La magnitud de su historia; el alto significado de su herosmo;la fuerza inconmovible de sus ideales; los largos aos de lucha;
el espritu revolucionario que siempre la anima, la hacen laorganizacin autntica y ms eficiente de la clase trabajadoraargentina. Nadie ha batallado como ella () Estuvo exclusi-
vamente con las clases desheredadas. Guard su autonoma eindependencia. Se uni al movimiento obrero internacional yen especial latinoamericano () Historia, viva an, es en ciertomodo homenaje nada romntico a estos obreros modestos quedieron voluntariamente su vida y libertad y las de los suyos enaras de un ideal fuerte y generoso. En la poca de esos proleta-rios desconocidos y en la actual ofensiva de la juventud obrera(porque aqu no hubo caudillos ni jefes) descansan las fuerzas
creadoras de un nuevo mundoJuan Lazarte7
7 Lazarte, Juan, Prlogo, en Diego Abad de Santilln, La FORA. Ideologa ytrayectoria del movimiento obrero revolucionario en la Argentina(1 Ed. Nervio,Bs. As., 1933), Libros Anarres, Bs. As., Julio de 2005, pgs. 17, 47 y 48.
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I El movimiento libertario en la Argentina, fines del sigloXIXy principios del XX
...Una de las caractersticas del movimiento anarquista de laArgentina es la circulacin de sus elementos. En realidad tropezamos
con pocos militantes activos viejos; la gran mayora de los anarquistasde la Argentina queda en el movimiento slo temporariamente; sonaves de paso que dejan ms o menos rastro de su actuacin de cua-
tro o cinco aos y luego se retiran de la lucha. () Como se ver, lacaracterstica del anarquismo en la Argentina es su carcter popular;
de ah que su historia no pueda separase de las organizaciones obreras.Ha tenido personalidades y militantes notables; pero sin embargo (),
sus aspectos ms salientes son los movimientos de masas...Diego Abad de Santilln8
La sabidura fue patrimonio slo de los ricos, y ellos posedos desu rol de dirigentes, se erigieron en clase altanera y protectora, y esa
clase domin al pueblo y dirigi los destinos del mundo, negando tododerecho real a los ms, representado por la clase subyugada y arras-
trada vilmente por los suelos, condenada a una eterna inferioridadSantiago Locascio9
8 Abad de Santilln, Diego, El movimiento anarquista en la Argentina (desdesus comienzos hasta 1910),Editorial Argonauta, Buenos Aires, 1930, pgs.5, 6 y 8.
9 Locascio, Santiago, Maximalismo y anarquismo, Editor Vicente Bellusci,Bs. As., 1919, pg. 25.
En la Argentina, con el fin de las guerras civiles, la granmovilidad de los factores de produccin y la integracin al mer-
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cado mundial como productora de materias primas1, se fueconsolidando, desde la dcada de 1870, un Estado nacionalque a travs de diversos mecanismos de penetracin en la socie-
dad civil, tender a la institucin de un nuevo orden2
. Nuevoorden erigido sobre la base de un mercado de trabajo de ofertay demanda de mano de obra libre que asegurara las condi-ciones necesarias para una adecuada acumulacin de capital.Pero este proceso trajo como consecuencia la formacin de nue-vos actores sociales nacidos con el proceso inmigratorio y latransformacin de la poblacin urbana y rural existente. Estarcompuesta, centralmente, en el campo por colonos, peones-bra-ceros, pequeos y medianos propietarios, arrendatarios y chaca-
reros3. En las ciudades y pueblos de: obreros de fbricas y talle-res, asalariados del sector de servicios y del comercio4. stosfomentaron los agrupamientos en instituciones de diverso tipo:sociedades de ayuda mutua, sociedades gremiales y centros cul-turales, donde, poco a poco, se fue constituyendo una propiaidentidad obrera por oposicin a los patrones y al Estado5.
As, los trabajadores, sobre la base de tales asociaciones,como en otras partes del mundo, comenzaron a desplegar accio-nes de solidaridad, ayuda mutua y organizacin, no slo para
afrontar los problemas de su propia existencia: laborales, habi-tacionales, sociales y familiares; sino tambin, para conformarlas primeras sociedades mutualistas de diferentes oficios. Sinembargo, con los aos, estas asociaciones dieron nacimiento alas futuras sociedades de resistencia, a travs de un proceso dediferenciacin y cambio hacia nuevas estrategias de organiza-cin y lucha, posibilitando la creacin de las primeras organiza-ciones obreras rioplatenses6.
En este contexto, en 1869 se llev acabo el Primer CensoNacional que determin la existencia oficial de 1.877.490 habi-tantes. Obviamente se encontraban excluidos de dicha cifra lospueblos originarios, y del total 211.000 eran extranjeros y slo360.683 haban asegurado saber leer y 312.011, escribir. Adems,si le agregamos la cantidad de nios menores de 6 aos, obtene-mos entonces que ms de un milln de habitantes del pas nohaba accedido a ningn tipo de instruccin o educacin alguna.
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En 1914, el Tercer Censo Nacional de Poblacin revel queen la Argentina vivan casi 8 millones de personas exactamente7.903.672, debido al ininterrumpido proceso inmigratorio,que gener una alteracin en la relacin numrica entre varonesy mujeres. En 1895 hubo ms mujeres que hombres, mientrasque en 1914 se alcanz un ndice de masculinidad positivo de115 varones por cada 100 mujeres. Esta mayora de varones fuems notoria en las ciudades que en el campo, ya que el inmi-grante tipo fue un varn joven que vino generalmente a Hacer laAmrica con el sueo de formar una familia aqu o llamar con
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Amrica, con el sueo de formar una familia aqu, o llamar conel tiempo a sus familiares quedados en su pas de origen. Desdeel inicio de la segunda dcada del siglo xx, el crecimiento dela poblacin posibilit el rejuvenecimiento de la misma, comoconsecuencia de la inmigracin y el considerable crecimientode las franjas etarias de los 20 a 30 aos. Surge la necesidad
de integrar a las distintas comunidades de inmigrantes, en unmarco de intensa conflictividad social. El Estado impulsar larepresin de las organizaciones obreras, a la vez que una inci-piente apertura democrtica, junto al desarrollo de la educaciny otros mecanismos de integracin social.
La cantidad de chicos no escolarizados en 1914 fue del 48%,cifra todava importante, pero que indica un progreso compa-rado con los datos oficiales de 1869, donde slo asistieron a laescuela 82.671 nios. En 1914 asistieron a la escuela 878.063
nios y nias, este aumento de la matrcula escolar tuvo sucorrelato en la construccin de nuevas escuelas y en la incorpo-racin de un mayor nmero de maestros. Indicadores que ayu-dan a entender por qu la creciente hegemona del Estado en supapel de garante de una educacin pblica obligatoria, gratuitay laica, se dio, en un tiempo durante el cual se desarrollaronprofundas luchas entre diferentes tendencias poltico-educacio-nales y pedaggicas en torno de varias cuestiones1.
Por otra parte, la activa participacin de los anarcosindica-listas en la Argentina, al dirigir la mayora de las huelgas gene-rales de la primera y segunda dcada del siglo xx,y protagoni-zar, junto con la masa trabajadora, los sucesos de La SemanaRoja de 1909, los del Centenario en 1910 y la Semana Trgicade 19192 (por las feroces matanzas del gobierno de HiplitoYrigoyen y las clases propietarias de la ciudad de Buenos Aires
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TERCERA PARTEAs viven las clases dominantes: del sufrimiento y de la
muerte de las clases dominadas, y pobres y ricos, oprimidosy dspotas, en virtud de la costumbre y de las preocupacio-
nes heredadas, consideran natural este absurdo estado de lascosas. Pero un da un esclavo toma un peridico y lo lee: es unperidico libertario. En l ve cmo el rico abusa del pobre sin
ms derecho que el de la fuerza y la astucia; en l se ve cmo elgobierno abusa del pueblo sin otro derecho que el de la fuerza.El esclavo piensa entonces y acaba por concluir que, hoy comoayer, la fuerza es soberana, y, consecuente con su pensamiento,se hace rebelde. (...) Bendito momento aquel en que un pueblo
se yergue. Ya no es el rebao de lomos tostados por el sol, yano es la muchedumbre srdida de resignados y sumisos, sino
la hueste de rebeldes que se lanza a la conquista de la tierraennoblecida porque al fin la pisan hombres.
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El derecho de rebelin es sagrado porque su ejercicio es indis-pensable para romper los obstculos que se oponen al derechode vivir. Rebelda, grita la mariposa al romper el capullo que la
aprisiona; rebelda, grita la yema al desgarrar la recia cortezaque le cierra el paso; rebelda, grita el grano en el surco al agrie-tar la tierra para recibir los rayos del sol; rebelda, grita el tiernoser humano al desgarrar las entraas maternas; rebelda, grita elpueblo cuando se pone de pie para aplastar a tiranos y explota-dores. La rebelda es la vida; la sumisin la muerte. Hay rebel-
des en un pueblo? La vida est asegurada y asegurados estntambin el arte y la ciencia y la industria. Desde Prometeo hasta
Kropotkin, los rebeldes han hecho avanzar a la humanidad.
() Sin ella la humanidad andara perdida an en aquel lejanocrepsculo que la historia llama edad de piedra.; sin ella la inte-ligencia humana hace tiempo que habra naufragado en el lodode los dogmas; sin ella los pueblos viviran an de rodillas antelos prncipes de derecho divino; sin ella, esta Amrica hermosa
continuara durmiendo bajo del misterioso ocano; sin ella,los hombres veran an perfilarse los recios contornos de esa
afrenta humana que se llam la BastillaRicardo Flores Magn12
12 Flores Magn, Ricardo, El derecho de rebelin,Regeneracin, septiembre10 de 1910, reproducido en Cappelletti, ngel, El anarquismo en AmricaLatina, pgs. 386 y 387.
CAPTULO6
I- Introduccin
Hoy la humanidad entera se conmueve con la regenera-dora doctrina del socialismo que, germinando en los cerebros
laboriosos de los grandes filsofos de la antigedad, ha venido
a provocar la revolucin ms grandiosa de la edad moderna.El sueo de los visionarios no fue ms que un aviso. La visinva tomando todas las formas de la realidad. La utopa se vaverificando. El perfeccionamiento social se pone en planta;
pronto muy pronto el antiguo edificio de las rancias preocupa-ciones quedar derribado y sobre sus ruinas se levantar una
nueva sociedad llena de luz y de civilizacin donde la armonaentre todos los seres racionales venga a formar la verdadera
felicidad de stos. Pero para que esto sea, se necesita alumbrarcon la antorcha luminosa de la ciencia social los antros tene-
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con la antorcha luminosa de la ciencia social los antros tenebrosos de la ignorancia emprica; se necesita rasgar el velo de
las preocupaciones que cubre a la sociedad; se necesita, en fin,que sta comprenda los males que sobre ella pesan en su cons-titucin actual y los bienes que deben resultarle cambiando de
organizacinPlotino Rhodakanaty13
13 Rhodakanaty, Plotino C., Cartilla Socialista. O sea, Catecismo elemen-tal de la Escuela Socialista de Charles Fourier, en Estudios de HistoriaModerna y Contempornea de Mxico, Universidad Nacional de Mxico,Instituto de Investigaciones, Volumen III, Mxico, 1970, pgs. 45 y 46.
Al analizar los orgenes del movimiento libertario mexicano,nos surge la necesidad de realizar una breve explicacin del con-texto poltico de mediados del sigloxix, en el cual comenz a ges-tarse. En la actualidad los Estados Unidos Mexicanos comprendentreinta y un estados y un Distrito Federal de una superficie total de1.964.382 km, redefinidos, unilateralmente, tras la guerra entreMxico y EE.UU. (1846/48). La nacin mexicana perdi 1.370.221km2, con la firma del tratado de Guadalupe Hidalgo.
En 1857, el liberal reformista de origen indgena, BenitoJurez, fue designado Presidente de la Suprema Corte de Justiciay, a partir del 19 de enero de 1858, presidente provisional de laRepblica, en oposicin al pronunciamiento del general con-servador Flix Mara Zuloaga. Desde entonces se dieron unaserie de cambios conocidos como los de La Reformadel ordensocial y poltico mexicano. Golpe sobre todo a la Iglesia y suspropiedades1; en menor medida a las oligarquas latifundistas;
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propiedades ; en menor medida, a las oligarquas latifundistas;
en resultado inesperado, a las comunidades indgenas, prohi-biendo el mantenimiento de la propiedad inmueble en manosde comunidades; y llev adelante cambios en la administracinde justicia orgnica de los tribunales nacionales y los distritoslocales. En otras palabras, en 1857, los liberales dictan laConstitucin, que incorpora a su texto las disposiciones de lasleyes de reforma2, y el 1 de diciembre de ese ao llegan el libe-ral Commonfort a la presidencia y Jurez a la Suprema Corte.
De esta manera, las Leyes de Reforma cambiaron la orga-
nizacin poltico-social del pas y reflejaron tambin las luchaspersonales entre los propios liberales. Lerdo contra Ocampo yJurez contra Lerdo. Pero sobre todo, con la Constitucin de1857, quedaron plasmados los derechos bsicos del hombre, ylas bases de una educacin de carcter liberal. En su artculo3 va a aparecer la expresin La educacin es libre aludiendoa los nuevos aires liberales que circulaban por esa poca y queafectara al manejo que tena la Iglesia mexicana en la educacindel pueblo. Una educacin pensada y restringida a un grupo
social reducido de la sociedad mexicana. Tambin en su artculo7, la libertad de expresin qued asegurada al destacar que Esinviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cual-quier materia. () Ninguna ley ni autoridad puede establecerla previa censura, ni exigir fianza los autores impresores, ni
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CAPTULO7
I- Los orgenes del Partido Liberal Mexicano. De la orga-nizacin al insurreccionalismo y del insurreccionalismoa la revolucin
Obreros escuchad: muy pronto quedar rota la infame pazque por ms de treinta aos hemos sufrido los mexicanos. La
calma del momento contiene en potencia la insurreccin delmaana. La revolucin es la consecuencia lgica de los milhechos que han constituido el despotismo que ahora vemos
en agona. Ella tiene que venir indefectiblemente, fatalmente,con la puntualidad con que aparece de nuevo el sol para des-
vanecer la angustia de la noche. Y vais a ser vosotros, obreros,la fuerza de esa revolucin. Van a ser vuestros brazos los queempuen el fusil reivindicador. () Vosotros, pues, vais a ser
los hroes; vais a ser la espina dorsal de ese gigante de milcabezas que se llama insurreccin; vais a ser el msculo de la
voluntad nacional convertida en fuerza
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voluntad nacional convertida en fuerzaRicardo Flores Magn16
Contra las tiranas que se sostienen por la fuerza es justo ynecesario emplear la misma fuerza para destruirlas. En vez deconsentir en ser esclavos, los pueblos deben hacer su libertadsea al precio de su sangre. Nosotros amamos la libertad. Nos
avergenza vivir pasivos cuando los dspotas nos arrebatan losderechos, nos despojan y nos vejan, mientras que los explota-
dores nos esquilman y nos burlan; considerando indigno some-
ternos a la tirana poltica y a la explotacin capitalista noslanzamos a combatirlos con las armas en la mano, descono-ciendo al gobierno de Porfirio Daz y proclamando como ban-
dera y como gua de nuestros actos el Programa del PartidoLiberal expedido por la Junta Organizadora del mismo, cuyas
aspiraciones pueden quedar reducidas a lo siguiente: tierrapara todos, pan para todos, libertad para todos
Emilio P. Campa17
16 Flores Magn, Ricardo, A los proletarios,en Regeneracin, 3 de septiem-
bre de 1910, reproducido en Cappelletti, ngel, El anarquismo en AmricaLatina, pg. 383.
17 Esta Proclama fue escrita en el Campo General de Operaciones de lacolumna militar del PLM en el estado de Coahuila, en la Sierra del Burro,por su propio jefe de Armas. Para ms detalles vase Campa, Emilio P.,Proclama,Regeneracin, N 39, 27 de mayo de 1911, en Trejo, Rubn,Magonismo: Utopa y Revolucin, 1910 - 1913,pgs. 93 y 94.
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En vsperas del inicio de la Revolucin los militantes liberta-rios, sobre todo los del PLM, no slo no crean que la educacinperselos conducira al advenimiento de la sociedad libre por laque luchaban. Entre 1910 y 1911, el PLM llev adelante unaserie de acciones armadas con el fin de profundizar el nacienteproceso revolucionario contra el rgimen de Daz y recuperar suhegemona poltico-militar en retirada por la constante represiny desarticulacin del movimiento por las tropas federales. Volvi
a publicarse desde septiembre de 1910 Regeneracin,que mesesms tarde asume el nuevo lema de Tierra y Libertad1.El partido y su rgano periodstico se definieron ideolgi-
camente con un peculiar anarcocomunismo ms o menos mati-zado o influido por el socialismo cientfico2. El 3 de agostode 1910 Librado Rivera, Antonio I. Villareal y Ricardo FloresMagn recuperan la libertad, atrs quedan las rejas de Florence,en Arizona. Los liberales intentarn, por todos los medios, con-tinuar la lucha revolucionaria contra Daz, organizando grupos
armados y de propaganda a lo largo de la frontera. Por cuartavez, Regeneracinvio la luz, impreso en Los ngeles, California ei d id di ib id l d i d i 3
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introducido y distribuido clandestinamente por todo Mxico3.De modo que el PLM intensific su trabajo revolucionario
de incentivacin y educacin de los trabajadores mexicanospara despertar sus propias rebeldas contra el despotismo por-firista, el capitalismo norteamericano y el mismo gobierno delos Estados Unidos4. Alimentar cultural e intelectualmente alos proletarios para que conocieran sus derechos e intereses ylograran su emancipacin social5.
Se publicaron muchos artculos. El del 1 de octubre de 1910,uno de Ricardo Flores Magn, Impulsemos la EnseanzaRacionalista6, donde aluda a la obra y a las ideas del peda-gogo espaol, Francisco Ferrer i Guardia, haciendo hincapien la necesidad de profundizar la creacin, en todo Mxico, deescuelas y bibliotecas racionalistas libertarias. Y as asegurar quelos nios tengan el pan intelectual que vigoriza los cerebros y
no la comida ingesta que los debilita. [Pues] la educacin libreasegurar las victorias que contenga la revolucin armada7.Tambin resaltaba, en el texto, que aun habiendo una
lucha cotidiana contra la miseria y carencia de materialesdidcticos y humanos, era posible pensar que, en Mxico, el
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CUARTA PARTECAPTULO9
I Consideraciones finales
A lo largo del presente trabajo, analizamos el desarrollo
y consolidacin de las ideas y las prcticas libertarias en laArgentina y Mxico, desde el ltimo cuarto del sigloxixhastaprincipios de la dcada de 1940, momento donde por diversasrazones estructurales y coyunturales puede observarse un clarodesplazamiento de las experiencias obreras y culturales liberta-rias, en el seno del movimiento obrero organizado y en el con-junto de los trabajadores, hacia nuevas formas de organizacin,lucha y negociacin.
Por otra parte, indagamos en las ideas pedaggicas y las
experiencias educativas libertarias que se han constituido entiempos y espacios diferentes, en herramientas capaces de hacerrepensar la propia experiencia cotidiana de educadores y edu-candos sobre el contexto en el que vivan. Esto nos permite,entre otras cosas, discutir ideas, posturas y categoras analticas
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entre otras cosas, discutir ideas, posturas y categoras analticasque, comnmente, utilizan los cientistas sociales. Y corroborarque las mismas fueron elaboraciones y reformulaciones tericasque llevaron, en muchos casos, a que tengan tantos significa-dos y se encuentren vacas y alejadas de la propia vida de hom-
bres y mujeres, que con errores y aciertos llevaron [y llevan]adelante una admirable lucha por un mundo ms libre y msigualitario.
De esta manera, comenzamos por un esbozo sobre los orge-nes y las ideas que conformaron el anarquismo en la Europa defines del siglo xviiiy principios delxix. Pues tales ideas, desdeel Iluminismo, comenzaron a gravitar en la finalidad ulterior delos hombres (entindase mujeres y hombres), por alcanzar lalibertad, pese al desarrollo de la opresin institucional y socialdel capitalismo. Los aportes de Godwin, Proudhon, Stirner, con-tra toda autoridad, negando incluso la del Estado, promoviendola autonoma, la autogestin y la accin directa, individual ycolectiva, poco a poco, fueron convirtindose en los principios
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Bibliografa1
La bibliografa que a continuacin se detalla rene lasobras generales y las fuentes primarias utilizadas en la elaboracindel presente trabajo, a las cuales hemos accedido tras un arduotrabajo de archivo en la Biblioteca Popular Jos Ingenieros (Bs.As.), la Federacin Libertaria Argentina - Biblioteca y Archivo deEstudios Libertarios (Bs. As.), la Biblioteca Moderna de la Ciudadde Mar del Plata, la Biblioteca Alberto Ghiraldo (Rosario,Santa Fe), la Biblioteca Nacional, la Biblioteca del Congresode la Nacin Argentina, la Biblioteca de la FFyL (UBA), laBiblioteca de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales(FLACSO), la Biblioteca Nacional del Maestro, la Biblioteca yHemeroteca Virtual Antorcha y Bibliotecas Digitales Especficasy Generales. A continuacin organizamos la presentacin de lasmismas, de acuerdo con una delimitacin entre obras generalesy fuentes de primera mano, utilizadas en cada uno de los cuatro
apartados respectivos.
I- Bibliografa general
Anarquistas de Crdoba, publicado en www.solidaridadesrebeldes.kolgados.com.ar/resume.php3.
Primeras letras en el Mxico independiente, artculo publicado digi-talmente en http://www.edomexico.gob.mx
AA VV I i d l R l i M i UNAM N
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La educacin libertaria/ 469
AA.VV., Interpretaciones de la Revolucin Mexicana, UNAM-NuevaImagen, Mxico, 1999.
Abad de Santilln, Diego, La F.O.R.A. Ideologa y trayectoria del movi-miento obrero argentino, Coleccin Utopa Libertaria, BuenoasAires, 2005.
Abramson, Pierre L., Las utopas sociales en Amrica Latina en el sigloXIX, F.C.E., Mxico, 1999.
Accurso, Ricardo, El anarquismo en la ciudad de Rosario (Argentina),publicado digitalmente en http://raforum.apinc.org/spip_cookie.php3.
Andreu, Jean, Fraysse, Maurice y Golluscio de Montoya, Eva, Anarkos.Literaturas libertarias de Amrica del Sur, 1900, Ed. Corregidor,Bs. As., 1990.
1 El presente listado bibliogrfico consigna fuentes secundarias y primarias,es decir, slo aquellos libros, artculos, documentos, peridicos, folletos yboletines consultados para elaborar la presente Tesis. Algunos de ellos enversin electrnica.
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II. d. Entrevistas
Orlando Torrado, diciembre de 2006. ndicePrlogo de Gustavo Guevara.............................................................7Nota preliminar de los editores..........................................................9Agradecimientos......................................................................11Introduccin............. 13
PRIMERAPARTE
Captulo 1I Gnesis del movimiento libertario. La teora y la accin,
formas de una praxis revolucionaria.............................. 25
Captulo 2I Los precursores libertarios y sus ideas pedaggicas....................37
Captulo 3I Gnesis del movimiento libertario en Amrica..............................91
SEGUNDAPARTE
Captulo 4I El movimiento libertario en la Argentina, fines del sigloxixy
principios del xx..............................................105II La pedagoga y las prcticas educativas y culturales libertarias,
1900 - 1920....................................................................130
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482 / Acri / Ccerez La educacin libertaria/ 483
II. 1. Las diversas prcticas educativas y culturales contra-
hegmonicas........................130II. 2. Francisco Ferrer y La Escuela Popular: ms que publica-
ciones pedaggicas.......................147II. 3. Las experiencias educativas de la dcada de 1910.............174II. 4. Los aportes pedaggicos de Julio Ricardo Barcos y un nuevo
espacio de lucha: el interior del sistema educativo................182II. 5. Publicaciones educativas y culturales libertarias...............191
Captulo 5I El movimiento y la educacin libertaria en la dcada de
1920.........................................................................................221II La dcada de 1930, el especifismo, las intersindicales y la
educacin del pueblo................................................................264
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