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L R E V IS T B L N C
S O C I O L O G A , C T E G JA T A R T E
Ao
V I
Nim. 105
illislriiciiii: Cristbal
Boru. 1 Madrid 15 Noviembre 1902
tSa evolucin e a t^iosofa en Cspaa.
-Miguel de Unamuno.
Las almas Cfliuplcjas: difiailtades q ue se les >resc??la para realizar
obras imperecederas.
La duda y la loiiiplejidad.Simplicidad y certeza.
Los fanalis-
mos en la obra del progreso.
,Si es difcil clasificar M iguel de U na ni un o cn nio jie nsa do r, es fcil enc on tra r en sus
ideas porciones de tfidas las doctiinas
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la obra del autor que nps ocupa, y publicar lo que l mismo nos cuenta del gnesis de sus
ideas y de la influencia que otros pensadores ha n ejercido en su intelecto, para que el lec-
tor lo coloq ue, en ideas filosficas y sociales, donde estime justo .
Es de muchsima im po rtad a el documento que ahora van leer nuestros lectores,,
tanto por su contenido como por la sinceridad que rebosa.
Miguel de Un am uno podr carecer de ideas slidas, claras, dete rminad as; pero e s
una bella persona, un corazn de nio y un talento extraordina rio, merecedor y afano-
so de amistades.
Despacio, atencin y pensamiento:
Sr. D. Federico Urales.
Muy seor mi y estimado amigo: La verdad es que con sus dos preguntas me pon e
usted en un aprieto, pues para contestarlas debidam ente me sera p reciso trazarle aq u
una autobiografa, cosa siempre enojosa y nunca exenta de peligro. Tendra, adems, el
inconveniente de tener que dar ciertos ro deos para explicarle algtmas cosas, pues co-
nozco bastante bien las ideas de usted, que si me parecen muy justas en cuanto afirman^
no as en cuanto niegan. Respecto al cristianismo, verbigracia, creo que est usted
muy equivocado , juzgndo lo por el ascetismo medioeval por el catolicismo, que en el
fondo rien con l. Pero n o se trata ahora de esto. Voy, pues, contestarle como mejor
Dios me d entender.
Fu mi niez la de Un nio en deble (aunque nunc a enfermo), taciturno y melanc-
lico, con un enorme fondo romntico, y criado en el seno de una familia vascongada de
austersimas costumbres, con cierto tinte cuquero. A mi padre no le he conocido; muri6
teniendo yo seis aos. La influencia ha sido, pues, de mi madre. Fui de chico devoto en
el ms alto grado, con devocin que picaba en lo que suelen llamar (mal llamado) misti-
cismo. Pero la vez me daba p or leer libros de controversia y apologa religiosa y por
querer raciocinar lili fe he redada impuesta. En el Pachico de mi novela
Faz en la
guerra
he puesto no po co de mi propia vida. Cua nto digo en las pginas 59 y 60 de tal
tiovela, es rigurosamente exacto y pinta mejor que n ada mi estado de espritu entonces .
Cu ando llegu Madrid estudiar, el ao 80, teniendo yp diecisis, iba en ese estado de
nimo y as m e conserv mis dos primeros aftos de carrera. Prosegu en m i empeo d e
racionalizar mi fe, y es claro, el dogma se deshizo en mi conciencia; Quiero decirle con
esto que mi conversin religiosa (tal es su nom bre) fu evolutiva y lenta, que ha bien do
sido un catlico practicante y fervoroso, dej de serlo poco poco, en fuerza de intimar
y racion alizar mi fe, en puro bu scar bajo la letra cat lica el espritu cristia no. Y un da,
de carnaval (lo recuerdo bien), dej de pronto de oir misa. Entonces me lanc en una ca-
rrera vertiginosa travs de la filosofa. Apren d alemn en H egel, en el estupendo^
Hegel, que ha sido uno de los pensadores que ms honda huella han dejado en m. Hoy
mismo creo que el fondo de mi pensam iento es hegeliano. Luego me enamo r d e
Spencer; pero siempre interpretndole hegelianamente. Spencer, de vasta cultura, es.
com o metafisico muy tosco. Y siempre volva mis preocup aciones y lecturas del pro -
blem a religioso, que es el que m s me ha preoc upad o siempre. Bastan te ms tarde le
Schopenha uer, que lleg encantarm e y que ha sido, con H egel, de los que ms hond a
huella han dejado en m. En otro respecto, Carlyle, no por sus ideas, que me parecen de
una estremada pobreza y nada originales, sino por su manera de exponerlas, por su es-
tilo impetuoso. Carlyle ha sido acaso quien ms ha contribuido que encuentre yo mi
propio esfilo.
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Pero tanto ms que de filsofos pensadores he sufrido la impresin de poetas,
del gran Leo pardi (me le s casi de memoria) ante todo, y de la lrica inglesa (Words-
"worth, Coleridge, Burns, etc.), que es la qu prefiero.
Difcil me sera puntualizarle los orgenes de mi pensam iento, porqu e en un perodo
de diez doce aos, del 8o al 92, le enormemen te y de cuan to me caa en las manos,
sobre todo de psicologa (de psicologa fisiolgica, W undt, Jame s, Bain, Ribot, etc.,
que he hecho unas oposiciones) y de filosofa (he hecho otras metafsica), aparte de mis
estudios filolgicos. Pero siempre he ledo de todo , fsica, qum ica, fisiologa, biologa,
hasta matemticas. No hace mucho estudi geometra proyectre pura.
H ar cosa de cuatro aos atrave una crisis ntima de que sera largusimo darle
detallada cuenta. Fu un perodo de terribles angustias, que reflej en mi Nicodemo (en
sayo que no revela mi actual estado de espritu, sino el de entonces). Bajo aqu el golpe
interior volv quise volver mi antigua fe de nio. Imposible A lo que realm ente he
vuelto es cierto cristianismo sentimental, algo vago, al cristianismo del llamado protes-
tantismo liberal, al de los Baur, Harnck, Ritschl y la tan simptica escuela francesa de
Ren n, Rville, los dos Sabatier, Stapfer, Menegoz, etc., la direccin que marc
Scheliermacher.
E n otro orden de cosas, mis lecturas d e econ oma (ms qu e de sociologa) me hi
cieron socialista, pero pron to com prend que mi fondo era y es, ante todo, anarqu ista.
Lo q ue hay es que detesto el sentido sectario y dogm tico en que se toma esta denomi-
nacin. El dinamitismo me produce repugnancia, y la propaganda de violencia, retrica.
Un Bakunine me parece un loco peligroso. El anarquismo de un Ibsen me es simptico,
y ms an el de un Kierkeg aand, el poderoso pensador dans de quien ante todo se ha
nutrido Ibsen. Y Tolstoi. Tolstoi ha.sido una de las almas que ms hondamente han sa
cudido la ma; sus obras han dejado una profunda huella en m.
Me creo, no s si con razn, un espritu bastante complejo; p ero podra sealar
Hegel, Spencer, Schopenhauer, Carlyle, Leopardi, Tolstoi como mis mejores maestros,
uniendo ellos los pensadores de direccin religiosa y los lricos ingleses. Pero le,repito
que en el torrente de mis lecturas me es muy difcil sealar las influencias. De espaoles,
desde luego le afirmo, n inguno . Apenas he recibido influencia de escritor espaol a lgun o.
Mi alma es poco espaolar
Lo que cada da se me arraiga ms es mi repugnancia al sectarismo, las opiniones
exclusivistas, los afirmativos, los que trata n de igno rante , chiflado, db il al que
como ellos no piensa. Apre nd de mi maestro Hegel buscar el fondo en que ios con
trarios se armo nizan. Los que lo ven todo claro son espritus obscuros, me deca hace
unas tardes el g'ran poeta portugu s Guerra Jun que iro. No leo los escritores agresivos,
cortantes, afirmativos, de batalla. Creo que h acen su obra, pero que es obra muy pasaje
ra. Y como no me siento un luchador de avanzada ni un propagandista, me quedo aqu,
en este retiro. Doy toda mi labor de publicista socialista y en ciertps respectos ana r
quista (cuando colabor en la iencia Social) por mi Paz en la guerra, donde puse m i
espritu. La sequedad intelectual, sin fondo de sentimiento, me da miedo; el arte docente
y al servicio de un ideal poltico econmico, me es sospechoso. Sin ser un esteta, antes
bien detestando el esteticismo, detesto ms an el antiesteticismo. Amo sobre todo la
vida interior (el Thsordeshumbles, de Maeterlinck, me encant). Adentro expresa este
estado de nimo. \
Estoy seguro de haberme dado comprender de usted, piles aunque diferimosex
toto
dimetro,no nos falta un fuerte fondo comn y buena fe los dos. De lo que protesto e s
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de que me crean un dbil un neurastnico . Gozo hoy de una salud prueba de
bom ba, y de un excelente vigor fsico. A correr y saltar, respirar y digerir me p ongo
con los mejores. Esas explicaciones de ciertos estados de conciencia ])or desequilibrio
fisiolgico debilidad, m e parecen de una superficialidad aplastan te. Es como si yo ex-
plicase ciertos dogmatismos sectarismos (hay el dogm atismo del antidogmatismo) po r
endurecimiento cerebral.
Usted sabe que es su amigo. Miguel de Unam uno ^
Es intil discutir el contenido de la coarta que acabam os de leer, po njue no se trata de
eso;
se trata de algo ms importante: de presentar nuestros lectores las fases del pensa-
miento espaol. El documen to del catedrtico de Salamanca, que indudablemente ser
objeto de muchos comentarios en los centros cientficos intelectuales, es de una since-
ridad acreedora toda clase de respetos
hasta gan a las simpatas de los que, como nos-
otros, creemos q ue encima de todo ideal poltico y filosfico debe colocarse este fondo
de vida y de bondad que une los hombres en el deseo de ser tiles los dems y en el
de ser por todos apreciados y queridos.
Del contenido de la carta de Miguel de Unafnuno, de mucho mayor mrito filosfico
y moral que la mejor de sus o bras, un psiclogo podra d educ ir los siguientes fenme-
nos intelectuales.
Un a renovacin de fe religiosa q ue va del catolicismo intolerante al cristianismo
sincero y bondadoso. FJS la evolucin que realizan todos los espritus sinceram ente er e.
yentes en los pases dominados por el violento y agresivo dogm a ca tlico.
Un misticismo que se manifiesta siempre y en cualquier perodo^ de la evolucin filo-
sfica, socialista y religiosa de nuestro autor y en cualquier estado de sus crisis men-
tales.
Un pesimismo refinado, producto psicolgico de las almas complejas y aristocrticas.
La p rincipal base de este escepticismo es duda r de las buenas condiciones del homb re,
de todo hombre. Hay que suponer que el temperamento de Unamuno deba estar predis-
puesto para sentir y juzgar en sentido pesimista el mu ndo, los hombres y las cosas; pero
es induda ble que He gel y Schop enhauer, dos metafsicos pesimistas, le influenciaron en
aquel sentido.
Un constante cambio de ideas en todos los rdenes, que puede constituir cierto fen-
meno de anormalidad permanente: el de vivir en una contradiccin perpetua en cuanto
las ideas de aplicacin social, en las que, sin embargo, queda siempre inalterable el fondo
de amor, propio de los msticos as religiosos como ateos.
Un sentido tico con caracteres decadentistas, tales como suavidad, debilidad y forma
n oposicin las lneas fuertes, enrgicas y hondas.
Creemos que estas manifestaciones se deducen del escrito de Miguel de U nam uno,
interp retan fielmente su estado psquico. Este estado psquico constituye una de las in-
teligencias espaolas ms complejas y uno de los fenmenos ms raros que se han pre-
sentado en el mundo de la psicologa.
La m entalidad del Rector de la Universidad de Salamanca flota en todas las atms-
feras, en todas las ideas, en todos los sistemas y de todos se escapa.
Para anarquista, le sobra espritu religioso y le falta ver claro Para socialista, le sobra
independencia. P ara catlico, amor y pensamiento. Para ateo, le sobra la esencia de su
ser. Dond e estara mejor, au nqu e no con absoluta propieda d, es en el anarqu ismo msti-
co,
lo Tolstoi; en el anarquismo cristiano,
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Muchas de las excelentes condiciones que rene Miguel de Unamuno son una dificul
tad para ser algo, si por algo entendem os un rango superior sabio oficial en un pas
donde todos los cargos, hasta los cientficos, se obtienen por medio de la poltica y del
favoritismo.
Los que lo ven todo claro, son espritus obscuros, me deca hace unas tarde el gran
poeta portugus Guerra Junqueiro. Y lo que le dijo Unam uno el poeta portugus, de
bi parecer un axioma psicolgico al atedrtico de Salamanca, porqtie el alma del cate
drtico de Salamanca lo ve todo obscuro, indefinido; el color que sobre la luz meridiana
esparcen las almas complejas. Por eso precisamente las almas compleja.s no tienen obra
en la historia humana. Maos en una de transformacin social, ven la silueta del hombre
ignoran te y m alo y desisten dfe emprenderla. M anos en una em presa de purificacin reli
giosa, ven la crueldad del fantico y desisten de llevarla trm ino. M anos en una ob ra
de regeneracin poltica, ven al parsito del Estado y rasgan sus cuartillas enmudecen su
lengua. Y por ca da empresa se les presentan cien obstculos; por cada obra, mil dificulta
des;
por cada proyecto, dos mil dudas.
i Eso les ocu rre todas las almas complejas; ven dem asiados aspec tos de un mismo
asunto y no se deciden por ninguno. Despus llaman su falta de voluntad y de energa
libertad de conciencia.
Las grandes obras humanas se deben las almas simples, los que lo ven todo de
un color: claro; de una sola direccin: recto; de un solo aspecto: llano y fcil. Xo dudan
y obra n; no dudan porqu e la clara luz de su lnea recta envuelve en la obscuridad Ibs
escollos del camino, con los que, sin emba rgoj tropiezan aijuellos que ven el cam po, el
el mar y la mo ntaa, pero los ven de un color negruzco que oculta la hermosura y enti
bia los nimos.
El mundo es obra de los hombres de accin, de los solitarios, de los de voluntad po
derosa que luchan y ren fija la mirada en un fin, en un ideal, en un propsito, y la psi
cologa de todos los luchadores es simple, no compleja.
El qu e de un problem a moral social ve varios aspectos, escribir muc hos libros,
pero no har una obra imperecedera.
Grandes caracteres se llaman aciuellos que, dolados de una energa superior y de un
alma simple, han acumulado todas sus fuerzas en una obra.
Las lneas rectas llegan siempre, antes que las curvas, un punto dad ovla s curvas al
gun as veces no llegan, po rque se pierden en el cam ino ideaban las fuerzas antes de lle
gar al fin. ^- .
^ .
',.-'^'' ;-'-
\ r \ . '
;; Los defensores acrrimos, declarados, inmutables de una causa justa y difcil, son los
caracte res enteros, de una pieza. '
La coihplqidad va acompaada de la duda, la indecisin y la incertidumbre.
; El carcter simple no puede obrar ms que en uno en dos sentidos, pero en estos
Sentidos realiza algo artstico, cientfico filosfico que es inm ortal po r su gran deza.
El carcter complejo, dotad o de condiciones para obrar en diferentes sentidos, se
pasa la vida pensando qu direccin debe seguir. ^
De las almas simples nacen los fanticos, es cierto, pero al jprogreso hum ano le sirve
mejor la accin violenta del fantico, en uno en otrp sentido, que la indolencia, la pa
sividad que producen las dudas y las obscuri
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L I B E R T A D
Original de la joven holandesa sefiorita Dtil
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L A I S L A I G N O R A D A
Faleres, al entrar en despacho del contralmirante, salud, y despus de una mud a
bienvenida sentse cerca de la mesa ministrode resplandecientes molduras. Desde las al
tas ventanas, por encim a de la cabeza de su jefe, vea toda la rada, los gran des acoraza
dos flotando en el agua, las puntas de las blancas velas y la dilatacin del horizonte hasta
lo infinito. Sus ojos de soador vagaron en la claridad dilucidad a del cielo m arino; la
izquierd a, los aparejos de un bu qu e de treg palos le produjeron una sensacin d el pasa
d o , de las navegaciones ^antiguas, largas y peligrosas, go'bernadas por el viento.
La voz del almirante que le hablaba suspendi su pensamiento. Djole aqul:
Querido nio, le he llamado para despejarle la cabeza.
~De verdad, seor almirante?
S;soy amigo de su pad re, conozco usted desde nio, y ine intereso por usted.
Claro que esto no ser una razn ni mu cho menos pa ra que yo pue da ser severo, pero
antes de ir ms lejos, deseo me d cuenta del motivo que pueda haber de las quejas que
se han formulado contra usted.
Coloc sobre sus labios la punta de un cortapapeles y mirando fijamente al marino
dijo:
El comandante Raimundo de Morales, con quien ha hecho usted la travesa del Pa-
-cfico sobre la
Juno
est descontento de usted. No es que no le estime como muy cum
plido y buen oficial; no es que no reconozca las cualidades de energa moral y fsica que
adornan usted, pero se queja de las singularidades de su carcter y, lo que es ms gra
ve ,
de una casi negativa de obediencia de la que
sfe
ha hecho usted cu lpable.
Faleres contest tranquilamente: V -
Ya s; es el asunto de las Marquesas...
Al ver su tranquilidad, el almirante se enoj.
Precisamente; y yo no tomo la cosa con tanta tranquilidad , como parece la toma
usted. Veamos; el 25 de Septiembre fu usted enviado con una misin con un bote y seis
homb res para reconocer un grupo de islotes dependientes del archipilago de las Mar-
quesas que hasta ahora no haban sido visitados ni, por consecuencia, descritos; usted ha
dado cuenta perfectamente de su misin, usted ha presentado notas topogrficas excelen
tes, usted escribi un a informacin q ue ha sido insertad a en la
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cer las corrientes del archipilago y marcar las notas indispensable para guiarse en ese.
laberinto; pero pretexta usted una enfermedad y luego solicita una licencia. El coman
dante Ra imu ndo no me ha ocultado que iba dirigir con este motivo una informacin
al m inistro de Marina; mientras tanto, conociendo el inters que tengo por usted, me han
rogado le hable y que exija de usted una justificacin de su con ducta; esta justificacin
la es}>ero; sepa usted que estoy dispuesto escucharle favorablemente, pero juzga rle
con severidad si sus eJcpIicaciones no me satisfacen.
Faleres levanta sus ojos soadores que miran en la inmensidad de la bveda griscea
del cielo, y dice, como escuchando una voz interior:
Almirante, voy exponerle la verdad, toda la verdad: usted m juzgar bien mal.
Part, en efecto, el 25 de Septiembre con un bote aparejadoen barca, peroque por razn
de las corrientes que reinan en las islas march casi siempre remo. Vi algunas tierra s
en don de l nocin de los europeos haba p enetrad o. lx>s salvajes que las habitan estn
en un estado de barbarie espantosa: la borrachera , el juego, el rob o, las pasiones m
odiosas y ms viles les dominan despticamente. Esas horda s salvajes, dom inadas bajo
el yugo de jefes armados de viejos mostiuetes debidos nuestra largueza, no tienen otro
consuelo y otro recurso que el alcohol horriblemente ad ulterado que les ha sido vendido
por los negociantes ingleses. En algunas conversaciones que pud e tener con los indgenas,
un nomb re rae enterneci y que pronu nciaban aquellos seres con pesar, como el de una
patria perdida de u n bien renunc iado. Algunos me m ostraron el Oeste con gesto vago y
desolado repitiendo Hawaiki, Hawaki. En maoresta palabra significa: El pas de la
abund ancia. La informacin que yo persegua se haca bastante difcil; medida que mis.
investigaciones resu ltaban ms precisas, la luz se haca m s confusa, se ocultaba. En fin,
gracias algunos litros de ron, por un viejo jefe conoc la existencia al Oeste de una tie
rra que ellos consideraban como su lugar de origen. Una noche, con gran misteriopor
que l estaba bautizado^ y era cristianom e mostr el prom ontorio sagrado d e do nde
Ios-
dioses h b n descendido
los dioses venan del Oeste con las hordas salvajes, de la tierra
bendita de la abundancia: Hawaiki, Hawaki.
Resuelto enco ntrar la isla perdida en la leyenda, me puse la vela con una brisa
larga que nos condujo rpidamente alta mar. Np habam os a n corrido cuatro ho ras
cuand o las olas iban ya romperse sobre una arenosa playa. A medida que avanzb am os
los perfumes n os acogan, frescos y ligeros com o caricia s, la verdura de las selvas se ex
tenda sobre la superficie de las olas, ruidos armoniosos encan taban nuestros odos, y
cua ndo an clamos, mucha gente sali de entre los rboles recibirnos cantando y bai lan do .
Pas all los ocho das ms dulces y ms nobles de mi vida.
VA
isla venturosa, Ha
waki, la tierra alimenticia, aquella cuyo recuerdo est fijo en la memoria de los raarque-
sanos,
es un paraso de delicias. Los frutos de los rboles y de la tierra, nacidos sin cul
tura; los peces que llegan la misma ribera; algunos animales quienes, matan, la ver
dad raram ente, bastan la alimentacin de los habitantes, sin que jams pueda n ni siquiera
conce bir la idea de un trabajo obligado, la necesidad de una fatiga. No necesitan hac er
partes entre ellos, porqife viven en la abundancia y, por tanto, todo es de todos. Pero si
este hecho de absoluta comunidad existe, ninguna ley lo impone; ningn princijjio for
mulado les aprieta ni les extrava, ninguna idea de justicia ni de injusticia les envilece.
Almirante, he encontrado
el pueblo
de la felicidad. Y se quiere que yo me haga el ase
sino de ese goce Que yo revele la posicin exacta de la isla que la casualidad me ha
hecho descubrir Ma ana se enviara un comisario de marina con un recau dado r de con
tribuciones... despus de maana... En lugar de tener que levantar los brazos negligente-
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mente para coger el fruto que sacia y que refrigera la vez, sern sumergidos en las pro-
fundidades de la tierra para arra ncar el oro,los ancianos m e han d icho que la mo ntaa
lo encierra para gana r un pedazo de galleta; en lugar de vivir en la pereza, en la igno ran.
cia y en la comunidad, conocern el trabajo, el estudio y el afrentoso sentimiento de la
propied ad... Yo .sera el demonio que destruira aquel Edn , yo renovara el atentado mito,
lgico... No , almiran te; aun cuan do mi carrera y mi porvenir dependa n de eso, no
lo har
El almirante levant las espaldas y dijo:
Es usted irrazonable, mi pobre amigo;pero yo hago un llamamiento los senti-
mientos religiosos en los cuales usted ha sido educado; estos desgraciados estn todava
n las tinieblas del error, sumergidos, sin duda , en el fetichismo ms grosero; para ga-
rantir al individuo los males imaginarios, contribuir usted perder irrevocablemente sus
almas.
Faleres murmur:
Adoran un dolo de piedra, ms ancho que alto, ornado en la base de misteriosas y
galanas esculturas; otro representa una pizarra sobre la cual se sacrifican flores. Su reli-
gin es simple, admirable, encantadora; el sol, la luna, divinos esposos cuyo lecho es la
mar; sus hijos, el conjunto de estrellas. Se muere, se duerme; la muerte es el fin de la
vida, como la noche es el fin del da. El despertar es el alba. Hay algunos que piensan^
los otros no piensan nada.
A lfrez, he sido dem asiado com placiente escuch ando sus infantiles palabras. S
no , (|uiere usted obedecer las rdenes de sus superiores y revelar el sitio exacto de la isla?
Almirante, tengo el honor de presentarle mi dimisin.
FRANCISCO DE NION.
(Tradu eid. por Soledad Gustavo.)
' El escrito inserto continuacin ba sido presentado con desgracia al Certamen convocado
por la Universidad de Valencia en celebracin del centenario de su fundacin, optando al
tema 7., igual al ttulo. Unos compaeros anarquistas valencianos me sugirieron la idea, que
lie realizado por complacerles, por servir al ideal y por si acaso el Jurado no tomaba la pala-
bra n rqu en su sentido recto.
Jfunbmnmto
g
principalea tenbmciaa
bel ^narquiamo Cittemporneo.
Qulu ha destruido el antiguo Ideal?
La clase media.
Quin trata de sacar los autlguos es-
combros y ocha r lo cimientos de l nuev o
odlflclo?
Hl cuarto estad o, su legit imo suces oi.
HALUKBN
El anarquismo ha existido en otras pocas, pero sin pasar de pensamiento aislado
de agrupacin sectaria tran sitoria, sin arraigo en la opinin pblica, sin influencia pro-
gresiva.
A"
no hay para qu consignar, aqu ms extensa ni exacta filiacin histrica, ya
^ue el tema no lo exige, ahorrndome as echar mano de aquella
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2 g 8 LA RKVISTA BLAN CA
Cart Ha eterna, universal registro
Que aprende al gobernar todo ministro,
de que habla Espronceda, refirindose al
pavoroso cuadro
Pintado tanta- veces y porfa
Al sonar el horrsono ba'adro
Del monftruo que han llamado la anarqua.
En la actualidad el anarquism o,es un pensam iento definido y una aspiracin ideal
concreta, (jue cuenta con personal decidido para trabajar por l, tanto en punto su des
arrollo, cada vez ms racional y cientfico, como su prop agan da y su im plantaci n.
La prueba, entre otras much as, ning una m s pertin ente al caso que el hecho de ha
llarse incluido el tema que tengo el honor de estudiar en el actual Certamen, asunto ge
neralm ente desde ado por los intelectuales espaoles de la clase privilegiada, y tratado
con amenazadora, por no decir brutal, suficiencia por nuestros g o r m a n t e s y sus
agentes. , , , ,., ,
Falto de competencia para dilucidar asunto tan impo rtante, y lo declaro as libre de
fingida modestia, porq ue concei)cin tan elevada del hom bre y de la sociedad es supe
rior mis facultades, lo acepto, me lo impon go, im pelido por u na fuerza que me lo pre
senta como imperioso deber, y tomo la luma confiado en la rectitud del Jurado.
El enunciado del tema exige su examen y r el siguiente orden:
Fundamento del anarquismo contemporneo.
Sus principales tendencias.
Fun dado s los primeros esbozos sociales ms sobre a base del abuso del fuerte que
sobre la mutualidad de los servicios; negada, mejor, descono cida la justicia en el pri
mer cambio de productos y en todos los sucesivos hasta el da, llegando la consecuencia
de tanta injusticia tratar de utpica cual
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(pensa mien tos complejos y variados que, ms menos definidos, fermentaban en aqu e.
los conjuntos que carecan de rganos que los expresara.
Taumaturgos, caudillos, reformadores, santones de todas clases y de todas las i)ocas
que escribieron libros santos, dirigieron xodos famosos, promovieron herejas antidog-
mticas 6 fundaron sectas, escuelas y partidos, unos como extrayendo de masas anterio-
res la levadura que haba de dar substancialidad las posteriores; otros encantados la
vista de seductores espejismos, todos tomaban el principio de sus energas se encam i.
naban un fin, inspirndose de modo ms menos consciente en un ideal comn , que,
latente manifiesto, es el impu lsor ms podero so qu e empuja la huma nidad por la va
del progreso: la igualdad.
Pero esa igualdad tan suspirada, condicin ineludible de toda justicia en la Socie-
dad , ha dado hasta el da frutos negativos; peor an, puesto que ha cubierto grand es
desigualdades con una etiqueta tan hipcrita como inicua, y las ha denom inado la
igualdcul La Historia lo patentiza con toda evidencia.
r Qu e reconocida com o una iniquidad que seres esencialmente iguales por el na-
cim iento , por el ser, por la mu erte, hubiesen llegado distanciarse tan to com o lo esta-
ban el paria y el brahmn, hubo de proclam arse que todos somos hijos de Dios y here-
deros de su gloria, y por tanto, hermanos iguales, y qued como p renda igua litaria el
Sermn de la Montaa.
2. Qu e visto que la diferencia de condiciones y de fortuna era la iniquidad anti-
gua, que, tras diez y ocho siglos de cristianismo, se mantena fresca y lozana, pesar de
la terrible parbola del elefante y el ojo de la aguja y de la amenaza ms terrible an de
la prue ba del fuego y del rechina r de dientes, fu nece saria una conm ocin filosfica,
poltica y social que en una poca denom inada del Terr or escribi la declaracin de
los derechos del hombre y del ciudadano, proclamando q\ie todos somos iguales ante la
ley y desvinculando los poderes pblicos hasta convertirlos, de delegacin divina, en
eleccin democrtica.
Pero ni los diez y nueve siglos de igualdad religiosa con su temor de Dios, ni el lti-
mo de ellos con su igualdad po ltica y sus mltiples constitucion es dem ocrtica s dicta-
das por las naciones entre el fragor de las revoluciones triunfantes, han dado la igualdad
las clases eternam ente oprim idas, y entram os en el siglo xx en son de gue rra: las na-
ciones armadas consumiendo sus inmensos recursos en armas, municiones y sostenimien-
to de guerreros; los individuos viviendo sometidos un rgimen en que cada uno vive
de lo que tiene de lo que usurpa, formando enfre todos una escala que v a desd e, el
extenua do por la miseria negra hasta el milmillonario, y en que la vctima sanciona su
propia desgracia pensando que hara lo mismo pieor que el privilegiado si se volvieran
las tornas.
Y como garanta de que ese humilde juicio mo tiene autorizado fundamento, aqu
po ngo dos citas qu e cuentan ya crdito histrico: es la primera un pensamiento de Sal-
me rn, tom ado de su famoso disc;urso en defensa de I.a Intern acion al en las Co rtes
en 1871; la segunda es un prrafo del rescripto del emperador de Rusia convocand o la
conferencia de la paz en La Haya en 1899.
r. Por virtud de una evolucin que ha venido rigiendo sealadamente los Estados
cristianos, aquel principio transcendental que establece que slo es ley lo que agrada al
Dios de la Iglesia, al Dios impuesto y credo, no al Dios indaga do y reconoc ido libre-
me nte por la razn humana, ha perdido su fuerza, y la ha perdido, no solamente en el
foro interno , sino tambin en el externo y pblico. *
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3 LA REVISTA BLANCA
2. ^
Las cargas tributarias, siguiendo una marcha ascendente, hieren la prosperi
d ad pb lica en su origen . Las fuerzas intelectuales y fsicas de los pueb los, el trabajo y
el capital estn en parte des\ia dos de su aplicacin natural y se consumen improdu ctiva
men te. Em planse cientos de millones en adqu irir espantosos instrumentos de destruc
ci n, que, considerado s hoy como la ltima palab ra de la ciencia, estn destinado s
perd er ma ana todo valor, consecuen cia de algn nuevo descub rimiento. La cultura
nacional, el progreso econm ico y la produ ccin de las riquezas se encue ntran paraliza
dos y falseados en su desarrollo...
Fracasaro n, pues, los intentos revolucionarios; la igualdad, como avergonzada ante
la expresin sarcstica de los escpticos, se repleg lo ntimo de la inteligencia de los
optimistas, y desde all, regenerad a con sangre pura, vigorizada con nobles y poten tes
energas, firme con inalterable firmeza en el fin de su reconocim iento eficaz y positivo,
declar por la pluma de P y Margall: Kl Estado es el (jue por sus4:digos mantiene la
monstruosa desigualdad de condiciones que hoy existe, mvil incentivo de la guerra,
y aun, ahondando ms, lleg lanzar por la pluma del mismo pensador, esta tremenda y
atrevid a imprecacin: Quin eres t para impedir el uso de mis derechos de hombre?
Sociedad prfida y tirnica, te he creado para qu e los defiendas y no para que los coar
tes;
ve y vuelve los abismos de tu origen, los-abismos de la nada*.
Fu siempre norm a de vida, tarea constante de una fraccin hum ana, caminar de.
lante sirviendo de gua, allanando dificultades y sealando principalmente el ideal que
Ja hum anidad entera haba de dirigirse; ltitriamente desempe este menester aquella
burguesa que, reconocindose por boca de un convencional como tenida en menospre
cio, en nada, deb a de serlo todo , y todo fu: guillotin un rey, despoj la aristocracia
de sus riquezas,.desamortiz los bienes usurpados por la Iglesia, cre la industria mo
der na, foment el camb io por la facilidad de los transpo rtes y medios de com unicacin ,
destron y entroniz dinastas, proclam repblicas, formul constituciones polticas, et
ctera, etc.; pero poco ms de medio siglo despus de habe r alcanzado tan inmenso
pod ero, Carlos Marx en el famoso jTianifiesto anu ncian do al mu ndo la creacin de La
Internac ional pud o escribir estas m emorables palabras, infligiendo con ellas trem endo
y merecido castigo esa misma burguesa: Es una verdad demostrada, patente pa ra
todo el que se halla en posesin de sus facultades mentales, aunque negada por los con-
serk'adores de
st
paraso d e locos, que ni el desarrollo de la maquinaria, ni los descu
brim ientos qumicos, ni la aplicacin de la ciencia la produ ccin, ni el aum ento y
mejora de los medios detco m n icac in , ni la emigracin nuevas colonias, ni la aper-
ttira de mercados, ni el libre camliio, ni todas estas cosas juntas pueden librar de la mi
seria los trabajadores, antes al contrario, en la organizacin social presente cada nuevo
desarro llo de fuerzas productivas del trabajo tiende fatalmente aum entar la diferencia
de clases, la desigualdad.
Es claro que por que una entidad falte su m isin, como ha hecho la burguesa
despus de efectuada en su provecho la revolucin poltica, por traicin, por hal)er satis
fecho su egosmo metiendo cucharada en el privilegio, y aun acaparndolo, la misin no
ha de dejar de realizarse, y el puesto del trnsfuga ha sido ocupado por ese proletariado
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LA REVISTA BLANCA 3 1
para rechazar los reprobos, desheredados del cielo, y premiar los fieles, injustamente
sealados como justos, ser grand e, magnnim o y generoso en grado superior la divi
nidad misma, hasta llamar todos y todas la particii acin del patrim onio universal.
Si las consideraciones expuestas no bastaran para justificar la existencia del anar
quismo contem porn eo y la ndole de este trabajo lo permitiera, p odra an presentar
resmen es histricos en demo stracin de que su antagn ico el autoritarismo n o ha lle
nado jam s una sola de sus condiciones de existencia, no ha dejado nunca de ser un a
remora perniciossima para la marcha progresiva de la humanidad, y no dio en su vida,
no ya solucin justa ninguna de las dificultades presentadas, sino ni sijuiera til me
dianamente conveniente.
Par a un a vez qu e p or virtud particular y personalsima el man darn resultaba un
buen hombre que cumpla sus deberes sin abusar de su posicin, miles y miles de veces
el mando fu, no un pretexto, sino una justificacin de infamias sin nombre, de vctimas
sin nmero y de incalculable retraso, cuando no de retroceso.
Si de las dos acepcion es cjue de la anarcjua da el lxico espa ol, dejamos la buena
la que dio Schwab ante el abominable jurado de Chicago, asesino de anarquistas, con
estas palabra s: la Ana rqua es el orden sin Gobierno, y tomam os la mala,la q ue
define esa palabra como sinnimo de. desorden, l nica, segn los que expensas de la
injusticia social viven y engord an, y la sometiramos u na imaginacin po dero sa,
capaz de llevar sus ltimos extremos las consecuencias del mal, y un juicio imparcial
y perfectamente ilustrado para dar un veredicto justo, es seguro que los d aos de la
autoridad superaran en mucho los del desgobierno.
Por algo deslizara en son de protesta Len XIII, que e s el hombre menos anarquista
del mundo, este pensamiento anarquista que se halla como perdido en el arlequinesco
escrito llamado encclica
erum
omfttw: El hombrfc es anterior al Estad o, ya qu e
antes de que se formar la sociedad civil tena por la naturaleza el dere cho d e prove er
sus necesidades. Pensamiento qu e se com pleta con esta sentenc ia nob le y amp liamen te
anarijuista de Renn; ll hombre es anterior y superior al ciudadano.
Definir la Anarqua es definir el hombre y la sociedad.
El hombre es lo que es, por s mismo, como resumen de las causas naturales que in
tegran su ser fisiolgico, y por la sociedad, como resumen tambin de las facilidades y
satisfacciones con que sta colma su deficiencia individual.
Si el hom bre fuera una individualidad que brotara espontneamente formado en la
plenitud de su ser, sin padre ni madre que lo engend raran, sin esos mismos pad res otros
valedores que protegieran su infancia, sin tantos auxiliares que desde lo pasado y lo pre
sente contribuyen ala satisfaccin de las necesidades de su animalidad, de su inteligen
cia y de su sentimiento; libre de to da d eu d a de solidaridad, vivira, si en tan absurda su
posicin puede suponerse la vida, absolutamente aislado; nO necesitando gratitud filial-
par a sus progenitores, n i amor pa ra su com paera , ni sacrificio para los frutos de su am or,
ni reciprocidad fraternal para sus semejantes, ni siquiera odio para sus rivales, sts ene
migos sus tiranos, carecera de sentimiento, y la inteligencia no existira por falta de
razn de ser, quedan do sin intrpretes ni adm iradores ese grand e y bellsimo poema un i
versal que el conocimiento va formando con detalles tomados de la naturaleza, que la
ciencia condensa en metdico conjunto y que el a te sublimiza al presentarle Con su pro
pia intrnseca belleza. Quin hablara entonces de derecho? Qu podra ser en tal casa,
la justicia?
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3 2 LA REVISTA BLANCA
Dejo esa consideracin los que, pesar de ella, queriendo para s lo suyo y lo aje-
nousurpacin que el cdigo legitima denominndola supropiedad se llaman indivi-
dualistas, por ignorar que su individuo es un agregado de condiciones de existencia,
cada una de las cuales, en su variedad infinita, deben la vida; que la falta de una sola de
ellas es causa de muerte, y que si las estadsticas demogrficas sealan tan enorm e des-
proporcin entre lo que se vive y lo que se debera de vivir, proviene de qu e hay tantos
egostas, no ya individualistas, que detentan elementos de vida de los otros y les ocasio-
nan una muerte ms menos lenta, cometiendo de ese modo verdaderos asesinatos le-
gales.
Contra esa suposicin y contra esa doctrina, que doctrina la llaman por justificar
excusar dg algn modo la perpetracin de un gran crimen social, estn los hechos, de-
mostrados por la ciencia, que Castelar, aunque proclamndose individualista, resume en
un elocuente perodo contestando un ministro perseguidor de La Internacional: Pero
el seor ministro de la Gobernacin nos deca: no veis el peligro que encierra una so-
ciedad cuyos jefes residen en el extranjero? Seores diputados, que tengan,una idea ms
alta de la solidaridad humana los pobres trabajadores de La Internacional que un minis-
tro de la Goberna cin Si yo poseyera el ingenio de un ilustre orad or ingls, le dira al
seor ministro de la Gobernacin: rechace todo cuanto constituye su ser, rechace la len-
gua, esta sonora lengua espaola, mezcla del latn y de rabe; rechace su religin, poi-
que el Padre es judo, el Verbo alejandrino, el Espritu Santo platnico; rechace sus ins-
tituciones, porque una parte de ellas,est copiada de los Estados U nidos, otra parte de
Inglaterra, otra de Blgica y Francia; rechace el mismo traje que iste, porque quizs se
haya tejido en una fbrica inglesa; rechace el mismo pontfice quien presta acatamien-
to ,
porque ha nacido en Italia; rechace su rey y su dinasta, porque en Italia han nacido;
rechace los tomos que forman su cuerpo, porque, como la qumica del Universo no re-
conoce fronteras, no sabemos cuntos tomos trtaros y sajones tendr, ni sabemos dn-
de irn maana los tomos de hoy, merced la circulacin continua de la materia: que
no hay nacionalidades para la vida y la fecundidad de la tierra.
Pues qu, no es individualista el seor ministro de la Gobernacin? Y si lo es, ;no
comprende el gran poema de la libejctad de comercio? La terra tiene aptitudes diversas'
los climas dan diversos produ ctos; pero merced al gran Hrcules moderno, merced al co-
mercio, en esas naves que ora parecen grandes pjaros marinos, ora dejan la blanca es-
tela en las aguas y la espesa n ube de hu mo en los a ir ^ , ren e todos los produc tos: la piel
que el ruso arranc a los animales perdidos en sus desiertos de jjelo, y la hoja de tabaco
que crece al sol ardiente de
os
trpicos; el hierro forjado en Siberia, y los polvos de oro
que el negro de frica recoge en las arenas de sus ros; las manufacturas fabricadas en
Inglaterra, y los produtos trados del seno de la India, empap ados t n los colores del iris
por aquellas sociedades, primeros testigos de la historia; el dtil de que se alimentaba el
patriarca bblico bajo las palmas de la vieja Asia, y los brillantes y las piedras preciosag
que entraa el virgen seno de la joven Am rica; el zumo gra to d e las viflas que festonan
las ril)eras del Rhin y el ardiente vino d Jerez, que lleva disuelto en sus tomos de oro
partculas del sol de Andaluca para calentar las venas de los aterida hijos del Norte. Y
con todas estas grandezas, el comercio, el gran Hrcules moderno', apropia la tierra al
espritu, reparte la copa de la vida entre todas las razas, jun ta Asia con frica, con Am-
rica y consigue
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LA REVISTA BLANCA 3 3
egostas, que necesitan del oropel de la religin y de los prestigios de la ciencia para dis
frazar sus indignos propsitos, resulta exactsima esta definicin salmeroniana del dere
cho:
El derecho, ingnito en la conciencia racional y fundado en la naturaleza humana,
es absoluto; cuya definicin, absoluta y perfectamente anarquista, la vez que destruye
la preocupacin y el sofisma corriente (ya era hora de consignarlol) que sostiene que el
derecho de uno se limita por el derecho de otro, se completa y confirma por este pensa
miento de P y Margall: Las personalidades humanas, se nos dice, son muchas, y desde
el momento en que dos se encuentran, se limitan.-Esto no es exacto: lo que hacen al en
contrarse dos personalidades es reconocerse, respetarse y completarse.
Definido el derecho, queda definida la libertad, cuyas definiciones son exacta expre
sin de la Anarqua despojada ya de aquella negacih que ha venido siendo necesaria
para com batir los restos autoritarios que recurrieron los liberales para apuntalar y ha
cer viable la instabilidad de sus desmirriadas y canijas democracias, que perfectamente
lgicos, rechazamos los libertarios.
*
El anarquismo no tiene una tendencia particular que le aisle de la especie humana;
quiere lo que quiere todo el mundo: la justicia, la verdad, el bien.
Si se consultasen todos los programas que sintetizan las aspiraciones de los grupos
reunidos con el propsito de influir en el modo de ser de las relaciones de los hombres
en tre s, el re sultado sera concluy eme en favor de mi afirmacin, y con ella que dara
perfectamente contestado el tema, aunque no satisfecho su autor ni quienes del desarro
llo de aqul esperen ms amplias explicaciones.
Diferencias esenciales en los principios, exageraciones de la pasin, defensa de inte
reses; exacerb ado todo ello po r las preocup aciones y la intolerancia, y ms an por la
intervencin del pod er pblico , que, en vez de obrar cortio moderador, se ha juzgado
siempre definidor infalible, y, depositario de la fuerza pblica, puso siempre la espada en
la balanza, llevaron los hombres la lucha, donde divididos por todos los horrores y las
abominaciones ms tremendas, an hubieran podido trocar sus banderas los ejrcitos be
ligerantes; y si u na justicia infinita hubiese de escoger los suyos entre los muertos sin dis
tincin, como quera cierto famoso legado del papa, quiz hubiera vacilado si deba con
denarlos por malos perdonarlos por tontos. Quirese una prueba palpable y decisiva
de esta verdad? En la historia de Mjico se lee que; durante la guerra de su independen
cia, en qu e ambos ejrcitos eran catlicos remachados contra la dud a y el raciocinio,
haba dos imgenes muy veneradas, la virgen del Remedio, espaola y metropolitana, y
la de Guadalupe, mejicana independiente, ks dos existan por milagro asoHibroso,epan
representacin deh mismo ser, y sin embargo, en la creencia de aquellos soldados ra
biosos y harto s de sangre, cada una abusaba de su po der en defensa de sus devotos y
n contra de sus enemigos de un modo traidor y reprqbdo por Jas ms elementales no
ciones del derech o de guerra.
Puestos los anarquistas diferenciar para aislar un criterio y dentro de l recoger in
teligencias y aunar voluntades, han debido tambin rechazar lo que les era esencialmen
te contra rio, y para ello han roto con cu anto, partien do de lo presente, era absolutamen
te refractario todo progreso, y nicam ente adm ite el mo \im ento , indispensable con
dici n de vida, en el retroceso.
Podran ir unido s los anarq uistas con los grup os de tendencias progresivas, portjue
s indudable que no pocos puntos de contacto habran de hallar con los partidos que
hablan de progreso y libertad; pero es imposible esa unin, porque los unes no (uitren
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avanzar hasta la justificacin social i)ue aspiran los otros, y stos no quieren retroce
der al cenagoso infecto quietismo en que se pudren ajulos.
Mucho podra aducir acju justificando esa actitud; ilustres escritores y oradores lo
han sostenido en todos los idiomas de la civilizacin moderna; en su exposicin y defen"
sa han brillado insignes obreros, gloria y honra del proletariado militante, en esa prensa
obrera desdeada por la gente graduada en la Uni\ersidad y favorecida por la explota
cin. Ja usura y la herencia; algo decisivo dira ]jor cuenta propia , pero hallo preferible
servirme del recuerdo de un gran orador, Castelar, autoritario enrag
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Los desheredados, anunciando su vez que con su libertad quieren tambin su he
rencia, porque por algo se dijo en la Declaracin de los Derechos del Hombre que la li
bertad tiene como garanta la propiedad, y el trabajador nada posee, ni en monarqua
ni en repblica.
Unos demostrando que se hallan al final de una serie evolutiva, en la que se topa con
el vaco, con lanada.
Otros haciendo patente que comienzan otra, cuyo final se desvincular la propie
dad injustamente v inculada; en que nadie ser prop ietario abusivo injusto del produ c
to del trabajo de otro , ni hab r ley q ue legitime abusos ni injusticias de ningu na clase,
ni autoridad que obligue al cumplimiento de un derecho escrito contra el derecho in
manente, inalienable, eterno...
Quirese expresin ms clara de la tendencia del anar
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dicin tan dura como la de los infelices obreros que bajo el dominio de los faraones le
vantaron las pirmides de Egipto.
Sin ideal adonde dirigirse no hay vida posible en la humanidad, y hoy el nico que
existe, el nico que atrae los hombres de razn y de sentimientos generosos, es la rein
tegracin de todos los seres humanos en la vida positiva del derecho; la reforma de la so
ciedad en el sentido de despojarla de todo lo irracional y arbitrario que, como producto
de la ignorancia y de las circunstancias, contiene, para transformarla en aplicacin de la
verdad sociolgica.
A eso va el anarquismo con una negacin salvadora: a-cracia no gobierno; es decir
no hacer parada perdurable con leyes, autoridades intereses que impidan continuar la
marcha en lo que no es ms q u e mo rada de un d a; desvanecer el sofisma que consiste
en p oner ciegos como guas de ciegos, sea autorizar ho mbres para que sirvan de ga
rantas contra los excesos pasionales de los hombres.
Tales son los fundamentos y principales tendencias del anarquismo contemporneo.
ANSELMO LORENZO.
C R N I C C I E N T F I C
Elproblemade lossexos.Observacionesdel Dr Vhtdevogel.Bevlacwnesde la Natura-
leza
Los milagros
magnticos
del Dr lttlechild: remrrecdn de animales
Impor
tanda de
esos
experimentos
Los
comprimidos
de
oxigeno.
Riego especial
de las plan-
tas Un nuevometal
El carbn y el
eucaiiptiis
La muerte reciente del Dr. Schenk, un o de los ms infatigables investigadores del
problema de los sexos, ha renovado la actualidad de u n asunto algo descuidado en estos
ltimos tiempos.
Bajo el ttulo
[/ Mystiredela Nature
dwM el Df. Vindevog el ha pub licado en la
revista cientfica belga
Le Miden
un trabajo interesantsimo acerca del mencionado
problem a, en el que despus de rechazar con desprecio la vieja teora de la casualidad ,
hipocresa de la ignorancia, y afirmar que teniendo la naturaleza sus leyes y sus proce
dim ientos , nada en ella puede ser efecto de la casualida d, enu me ra los resultados relati
vos al problem a obtenid os hasta el da por la fisiologla. F^ta ciencia, que es la de la
vida en la organizacin , nos ensefla qu e la sangre del hom bre co ntiene por centm etro
cbico cinco mil millones de corpsculos rojos llamados glbulos de la sangre hem a
ties, que condensan c inco veces su volumen de oxgeno atmica) que nos irradia el sol
y constituye el gene rador de la electricidad. Esta se transforma en magn etismo vital en.
nos otro s, en luz y calor en el espacio en cuan to un choq ue modifica las v ibraciones del
tom o de oxgeno, que vibra sobre su centro virtua l ialgunos millones de veces du ran te
un minuto. Segn Vindevogel, ese oxgeno radiado el fautor de vida y de toda ener
ga: la fuerza m ecnica, la electricidad , el calor, la luz, y por nuestra part e nos perm ti-
mcs aadir: el pensamiento.
La fisiologfa ensea tambin que la sangre del hom bre, en cuanto ia riqueza en
glbulcs rojos es, relativamente la de la mujer, como lo es 9; es decir, qu l cent
metro cbico de sangre femenina, en estado normal del lquido, da slo cuatro mil millo-
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LA REY li 1 A Bl ANCA 3 0 7
nes y medio de hemates, lo que es an una cantidad respetable, para cin co mil millo
nes que tiene la del hombre.
Co nocida la cantidad de hemates, y por tanto la fuerza vital en los dos sexos, la
ded ucci n se impon e lgicamente: aproximad la compo sicin de la sangre de la mtijer
la del hom bre, es decir, elevad la cantidad de glbulos rojos cinco mil millones, por
medio de com puestos ferruginosos, y tendris 99 prob abilidad es por 100 de obten er ni
os y no nias.
E^ste proced imiento slo resuelve la mitad del prob lema; porq ue para obten er hem
bra s sera preciso feminizar, si as puede decirse, la sangre del h om bre, qu itarle esos qui
nientos millones de glbulos rojos que tiene ms que su pareja en cada centmetro cbi
co de sangre, y no vemos cmo se alcanzar ese resultado sin comp rometer seriamente
la salud del pap futuro.
Pero he aqu Una relacin de a Nature que resuelve completamente el problema:
un rico labrador de Texas se desesperaba viendo que sus vacas le daban casi en su tota
lidad terneras. Consult un veterinario, y ste le pregunt qu das destinaba cubrir
las, lo que contest que el primer da de la erupcin de los men struos; el veterinario
le aconsej que separase doce vacas y no las presentase al toro hasta el sexto da, y el
resultado fu 9 machos y 3 heibras. Vari el sistema y obtuvo siempre los mismos re
sultados: cubrir precozmente, ternera; cubrir con retraso, becerro.
Esta leccin de la naturaleza quiz sea provechosa d quien desee aprovecharla.
No insistimos...
M. Littlechild, de Anderson, ha encontrado , segn asegura, un procedimiento mag
ntico para volver la vida la mayor parte de los mamferos que se consideran muertos,
siempre que no se halle destruido un rgan o esencial. Sus experimentos, efectuados ante
gran nmero de testigos, han causado impresin profunda.
. Volver la vida un insecto a^jarentemente m uerto es fcil: tmese una mosca, por
ejemplo, ahogesela, rodesela, tres cuatro horas despus de su muerte en ceniza de
tabac o, y algun os segundos despus se la ver volar. Lo prob able es que en ese caso ,
com o en el de los experimentos del Dr. Littlechild, se trate de mu erte aparente ; pero no
por eso pierden importancia, con tanto ms motivo, cuanto que el doctor anuncia que
se propone continuar sus experimentos con personas cuya muerte haya sido dedu-ada se
gn , las prcticas corrientes y punto de ser inhum adas.
Dejemos al lector las consideracion es qu e se prestan esos trabajos, teaieiido en
cuenta lo que se sabe acerca del peligro de ser enterrado en vida.
Un inventor francs, M. Jaiibert, ha utilizado las prop iedades qu m icas de los per-
xidos de sodio y de potasio para fundar un nuevo mtodo de fabricacin industrial de
oxgeno : con esos cuerpos ha formado comprimidos de dbil volumen que permiten
cad a uno llevar en su bolsillo verdade ros a paratos prod uctores de oxgeno . En efecto
las substan cias que comj)oiien esos com primid os se descomjjonen por el agu a: los per
xidos de sodio de )Otasio abandonan una parte de su oxgeno y se transforman en xi
do s ordinarios (protxidos), de sodio de p otasio, respectivamente.
facilsimo, pues, por un calentam iento al aire, .suroxidar de nuevo estos protxi
dos;
de man era (jue esos com primido s de oxgeno tienen la doble ventaja de prepa rarse
sin dificultad y de renovarse indefinidamente.
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Antes del importan te descubrim iento de M. Jaub ert se haban puesto contribucir
las notab les propieda des de los perxidos de sodio para constru ir aparatos d e revivifica
cin de aire para uso de los constructores de escafandras y submarinos.
Hace ya tiempo que se usa en Amrica un procedimiento de riego de las plantas, con
el que e obtienen excelentes resultados: el riego interno.
En vez de derramar el agua por el suelo, se le hace llegar las plantas por una cana
lizacin subterrnea una profundidad que vara segn la clase de los cultivos.
Por medio de una espita se regula la cantidad de agua que corre por canales cubier
tos distribuidos convenientemente.
De experimentos verificados recientemente cultivando cuadrados d e rbanos regados
respectivame nte segn el mtodo h uevo y el clsico, resulta que el peso de los rba nos
la moderna era de un 15 por 100 superior los otros.
Experim entos posteriores han dem ostrado que el riego interno impide en gran parte
el enmohecimiento
qne
ataca las plantas jvenes. Las otras ventajas son: economa de
agua y de trabajo , y sequed ad d e la superficie, que impide las limaza.s ejercer sus de
predaciones.
El corresponsal berlins del Standard anuncia que el profesor Markland, de la Uni
versidad de Berln, ha descubierto un nuevo metal radio-activo, dotado de una energa
extraordinaria, que extrae del pollonium, en el cual se encuentra en la proporcin de i
1.000 representndose las otras 999 partes por bismuto ordinario.
El pollonium es, pues, una aleacin de dos metales, el nuevamente descubierto y el
bismuto, el cual es ms bien un metaloide.
La separacin del me taloide y del nuevo metal la ha obte nido el profesor M arklan d
por la electrlisis.
Los rayos emitidos por este ltimo se parecen bastante los del radio, pero se dife
rencian de ellos por el hecho de ser casi enteramente absorbidos por el papel como por
el cristal.
Markland ha demostrado que un tubo de porcelana muy cargado de electricidad por
el frote, pierde de su carga cuando se le aproxima un pedazo de ese metal que pese ape
nas un miligramo.
El estudio de las propiedades de ese cuerpo es muy difcil catisa de su escasez, lo
que har de l el metal ms caro del mundo. Sabido es, en efecfo, que las materias mine
rales que contienen el uraniura, ya harto escasas, slo dan una nfima parte de pollonium,
y que en aqulla es donde nicamente se encuentra ste; luego si en cada parte del esca
ssimo pollonium no se halla ms que una milsima de su peso del nuevo metal... El col
mo de la escasez Ni que furamos b uscar con un cand il un tom o de justicia en el or
den mstico-jurdico-poltico-econmico-burgus existente
A propsito de las huelgas de mineros, que toman actualmente caracteres alarmantes
(para los burgueses, por supuesto), un sabio ingls, Mr. Hutchin, propone el eucaliptus
como sucedneo del carbn . En los pases clidos, esos rboles suministran unas veinte
toneladas anuales de madera combustible por acre de terreno (40
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reas). Bastara c on
organizar grandes compaas para no haber ya de temer las/melgas negras El lefiador
reemplazara al minero.
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Pobres sabios
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I O LA REVISTA BLANCA
Pecan los dramas antiguos, consagrados y por consagrar como joyas literarias, d e
mo ntonos en el desarrollo de la accin, d e simples en la composicin psicolgica de
los caracteres y de inverosmiles en la presentacin de los hechos.
Para los ms renom brados autores clsicos slo haba lneas rectas, voluntades de
una pieza, colores blanco neg ro, hom bres crueles generosos, ridculos sublimes,
vulgares heroicos. En las cualidades humanas no vean otra cosa que el honor y el va
lor y como figura decorativa echaban mano del amor.
Adems, aquellos autores, as en Espaa como en el extranjero, excepcin de Sha
kespeare, que si llega vigoroso hasta nosotro s, no es p or la forma, sino por la accin,
ponan la retrica encima de otra cualidad artstica, y la retrica la forma su
peditab an la realidad del hecho , la verosimilitud y la rapidez de la accin y hasta la ex
tensin de la jorn ada . Pa ra los antiguos no existan los matices, los claroscu ro, las me
dias tintas; esa diversidad de almas, de temp eram entos y de gustos tan indefinidos, des
iguales infinitos que nos dan idea de lo eterno y vario. Por eso sus obras se componen
de una sola idea repetida en tres ms jornadas y de un solo propsito repetido tam
bin. '
Yo no s tiuin se debe
supongo
que se debe al refundidor), pero la obra que nos
representaron Mara Guerrero y Fe m and o Daz de Mendoza, refundida por Francisco
F. Villegas, no result tan montona ni tan simple como otras obras clsicas. As y todo,
una dea nica domina los personajes de
Reituirdespusde morir
dura nte tres actos, y
aun c uan do existen diferencias de sentimien to entre el -ey Alfonso IV de Portu gal y su
hijo el prncipe D . Pedro y entre Ins de Castro y la Infanta de N avarra, el autor acaba
por fundir en un mismo molde al padre que ordena la muerte de su nuera por razones
de Estado y al hijo que manda sacar los corazones de los
noblesqueejecutan la sentencia;
doa Ins de Castro, mrtir que ama y perdona, y la Infanta de Navarra t|ue corre
largas leguas ua de caballo por salvar la vida, si an es tiempo, de su rival en amo
ros:
he aqu el color nico y la nota nica.
Ktms tn Reinardespusde morir noQ. \& muy bien presentada el alma hum ana.
Alvargonzlez y Coello justifican poc o el odio que sienten por la infortunad a do a Ins
de Castro, y de caballeros la antigua usanza no puede admitirse sin reparo el (jue acon
sejen su Rey la mu erte de una hermosa dam a, slo para evitarse las' molestias de una
gue rra. La idea contra ria se ajustara ms al mo do de ser del alma caballeresca de los
nobles de la Edad Media. Podra admitirse, psicolgicamente hablando, que por salvar
la vida do a Ins fuesen la guerra dos nobles; no que po r evitaria matasen una
dbil y hermosa mujer.
Lejos de mi intento querer decir ([ue entonces no haba nobles capaces de matar mu .
jeres; quiero decir solamente jue, dado su estado psquico ,no las podan m atar para aho
rrarse las molestias de u na lucha contra un pueblo enemigo. Ix)s odios de familia, los ce
los,
el afn de m ando y de poder, el despec ho, el orgullo , podan hacer (jUe nobles ocupa
sen plazas de verdugo; pero no el temor una c ontienda con otra nacin, y m enos si es
tos nobles son portugueses del siglo iv y vasallos de Alfonso el
Bravo.
Por lo tanto, y en
atencin al modo de ser de aquellos tiempos, tengo por cierto que si Alvargonzlez y
Coello mataron do a Ins de Castro, (jue lo dudo , influyeron pa ra qu e el Rey lac bn-
denase muerte, debi ser por razones que no se traslucen en
einar
despus de
morir.
La figura del Rey no es verosmil en el dram a que m e ocupa. U n rey de la Ed ad M e.
da era capaz de ma tar la mujer de un hijo suyo por amor, por odio, por envidia, por
fanatismo religioso..,, por cuaUjuier cosa menos por una raz n de Es tad o.
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LA REVISTA BLANCA 3 I
La humanidad no cree que Felipe II matase su hijo Carlos por hacer fracasar un le-
vantamiento insurreccional en Ho landa. Lo que cree todo el mun do es que Felipe II hizo
matar ma t indirectam ente su hijo por fanatismo religioso. Aqu el desgrac iado Prn-
cipe haba manifestado simpatas por la Reforma y la apoyaba secretamente. He aqu su
delito y esto es lo hum ano.
Yo dudo que en la historia exista una pgina que diga que un Rey sacrific su hijo
su hija la paz de su reino.
Luis Vlez de Guevara y Due as no es justo, ni veraz, ni se ac redita de psiclogo
atribuy endo al pueblo manifestaciones de odio contra la hermosa do a Ins de Castro ,
s biendo
q ue aquellainfeliz era
espos legtim de
su
Prncipe.
Los pueblos son, sern y han
sido siempre m ucho m s nobles. Los pueblos se sublevan por salvar la vida de un a mu-
jer de la fama, bondad y hermosura de la infeliz Ins de Castr, no para pedir que la ma-
ten,si
est
mujer
no pertenece
d una
religin contr ri
d la d el pueblo y no
se
la
cus
de he-
reje. Aun as es muy di/cil queespontdne mente el pueblorecl me su vida A lo que se
dedican los pueblos es forjar leyendas tierna s y heroicas alrededo r de las desgrac iadas
hermosas.
Y el Re^ dijo dofia Ins: el pueb lo pide que te con dene muerte. Hu biera po-
dido suceder lo contrario, hubiera podido suceder que el pueblo se sublevara al conocer
las amarguras de la de Castro, y que elR ey, por celos, envidia, despecho, orgullo rabia
la hiciera ma tar. De esta .suerte se explicaran mu chas de las desgracias que apenaron
Ins de Castro . . .
Y cjue Vlez de Guev ara anduvo equivo cado al expon er las causas d e las pen as
qu e afligan do a Ins, lo dem uestran los autores que en libros dram as han tratado
aquel episodio de la historia de Portugal. Todos, absolutamente todos se contradicen en
el asunto princip al de la muerte d e la de C astro. La historia en este extremo es muy con>
fusa y anda aparejada con la leyenda, pero si la historia diera la razn al autor de Reinar
despus de
morir,yo no vacilara en dec larar falsa la historia. Co ntra ciertas leyes, profun-
da y eternamente hum anas, q\ie constituyen la esencia misma del alma humana, na da pue-
den el arte ni el falseamiento de los hechos, por mucho ingenio ijue tenga el poeta.
1 a obra de ste es excelente en Reinardespusde m orir\su poesa es delicada y de
inspiracin sublime. Del primer acto encantan la suavidad y la ternura; la trama es fina,
el sentimiento delicado. La escena aquella en qye Ins se duerme entre el ramaje de la
fuente (as reza el verso) can tand o sus amores, es poco real, jiero es un a m aravilla poti-
ca y artstica.
De la verosimilitud de los hechos hay algo que decir. Don Pedro ap arece dos veces
en escena, que representa el palacio de su amada, habiendo sido encerrado en un cas-
tillo.
E d e supon er un a evasin un servicio de buen guardin, p ero el autor no explica
la presencia del Prnc ipe en casa de su que rida, y no es de eftraar qu e el pb lico no te
cierta falta de ilacin en los hechos.
Claro que estos defectos y,otros que dejo de citar debieron pasar inadvertidos del p-
blico que presenci la obra en su original, porcjue hi kb a sumamente gordo, pero en ar-
te escnico no cabe la disculpa de que es preciso mirar las cosas con los ojos
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3 1 2 LA REVISTA BLANCA
pesar de las bellezas literarias y poticas de las obras clsicas, no sean del agrad o de
nuestro p blico, de men talidad muy compleja y de tem peramento muy activo.
Estoy por creer (ue jams en Espaa se haba jircsentado una obra con la propiedad
de
Iteinar espus de morir,
l.a ejecucin fu buena-, perfecta si se juzg a nicam ente la
parte externa, plstica de la olVra. En cuanto diccin, superior en Mara Ciuerrero, y en
cuan to al gesto, superior en Fern and o
)az de Mendoza. Son dos artistas.
Algo y aun m ucho po dra decirse de algunos actores q ue no dieron ni con el gesto,
ni con la diccin, ni con la esculturadel j)ersonaje q ue representab an, pero la indulgen
cia se impon e cuan do, como en el caso presente, se estrena una obra y se inaugu ra una
temporada.
*
Y para concluir, un ruego la seora (i) Guerrero y al seor Daz de Mendoza.
Parodiando un adagio muy conocido, yo digo: al arte lo
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LA REVISTA BLANCA 3 1 3
va contra la familia, contra la religin, contra la justicia histrica, y que propaga el amor
libre con poca justificacin en los caracteres y en los problemas, q\ie en el hermoso d ram a
yan Jos donde la pasin todo lo justifica y el arte todo lo embellece.
En fin; si esta nueva nota dada por la crtica dramtica madrilea propsito de
Aurora no significa ausencia de sinceridad y falta de valor moral p ara decir lo que
siente, yo rae felicito y felicito la crtica.
Uesde qu e tengo aficiones literarias adm iro Joaq un Dicen ta por su valor, por su
sinceridad , por su valenta, por el desprecio que le inspiran todas las frmulas y por la
guerra que ha dado todas las hipocresas.
Mi criterio es que, ser posible, forma y fondo han de estar igual altura en toda
obra de arte ; pero obligados elegir entre la forma y el fondo, creo que deb e preferirse
el fondo, entre otras razones de orden ms complejo y menos adecua do pa ra ser expuesto
aqu, porq ue representa lo ma cho, lo varonil de la oljra, que es lo ms simptico las
humanidades fuertes.
Los conceptos que la prensa burguesa ha expuesto al hacer la crtica de Aurora de-
muestran que est harta de ver oeras en el teatro y que desea aplaudir cosas nuevas
esas que se debaten en psicologa, en sociologa y en arte, y que tan cerradas hallan las
puertas del Teatro espaol, por desgracia del pblico y de los artistas.
*
Una linda muchachita, abandonada de sus padres, rueda por el arroyo, y, rodando
, rodand o, los catorce aos logra trabajar en una fbrica, En ella el burgus deshonra
Aurora abusando de la ignorancia de la joven i)
y
de la superioridad qu e sobre el ham-
briento tiene el que puede asegurar el pan los dems. Al poco tiempo Aurora enferma
ingresa en un hospital, donde inspira amor un practicante, y quien se entrega co n
pasi n esta vez. El practica nte va al extranjero comp letar su carrera, y, natura lme nte,
las relaciones con Aurora se rompen. En ausen cia de M anuel, Aurora la protegen unas
monjas poseedoras de cierta fortuna que un general del ejrcito espaol deposit en el
convento con la con dicin de que fuese entregad a Manuel si se casaba con su prima M a-
tilde.
Conv iniendo, por consiguiente, las monjas que este casamiento no se realizara, dos
das antes de que M anuel regresase de Alemania, introdujeron Aurora en la casa de la
familia de aqul en calidad de modista. De lo dicho nos enteran los personajes deAurora
durante el primer acto. Regresa Manuel, ve Matilde, la encuentra hermosa y decide
casarse con ella; pero M atilde, joven burguesa con la perversin moral y ma terial de Jas
jvenes de la clase mediaqu estn pervertidas tiene un novio, quien ama y quien no
quiere abando nar. Al enterarse el novio del caso, lejos de Oponerse al matrim onio de
M atilde con Manuel, la induce ello par a pode r gozar de los beneficios de la do te,
que retienen las monjas con la tenacidad y la astucia propia de ellas y de sus consejeros.
Matilde accede sin oposicin, excusa ni pretexto, tener por marido Manuel y por
amante Enrique. Mas enterada A urora de la indignidad que se intenta cometer contra
)
e ha llamado
la atencin que Dictnta ote el tm iaoigm raitcia,en menoicabo de
U
igniSeaciiin y propiedad de
la palabrahu>c ncia,trtndo>e, como trata, d* una nia de catorce aos. Ette impropio cambio de palabras, (tmpiQpio
en atencin i laedadde la joven de
tente
llamar
looceate i
una
doncella de catorce aos, habituada i la vida y costumb^s de los
barrios
bajos de la capitil de
EspaSa.
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3 4 LA REVISTA BLANCA
adorado, todo lo desbarata, contndoselo al que SUJK inspirarle su primero y nico
. amor, al que le ense ser buena y saber lo poco que saba. Descubierto por Aurora
el juego que se traan M atilde y Enrique, las monjas se quedan con el dinero, que es el
fin que persiguen, Aurora y Ma nue l con su amor, y es de suponer que Matilde se que
dara sin Enrique, porq ue ste no persegua mfe, y bien claro lo dijo, demasiado claro
para que fuese hum ano, que el usufructo de la dote aquella, pesar de la valenta con
que defendi su querida de los arrebatos del engaado mdico. Manuel, al despedirse
de su familia, la increpa con justa indigna cin, la desprecia con valor y la dice que se
va con Aurora formar una humanidad nueva. Y concluye la funcin.
Como obra literaria, Aurora es brava, ruda, vibrante, naturalista. Como obra revolu
cionaria, es de lo ms valiente y atrevido que se ha escrito para el Teatro espaol. Como
obra dramtica, su construccin es anticuada, segn demuestran las siguientes seas par
ticulares: monlogos, discursos, intervencin de cartas, visitas de amigos, medios arts-
ticO|S y dram ticos en desuso entre los dram aturgo s extranjeros qu e buscan la realidad y
la imitan lo ms que pueden- Los caracteres estn bastante mal definidos; la obra parece
escrita deprisa, como para cumplir la pala bra prom etida, y con un propsito deliberad o,
al que el autor lo somete todo, particularm ente la presencia de tos personajes en la es
cena, don de los lleva Dicenta para que concu rran al fin qu e persigue. Con ms tiem po,
con m s arte, con ms justificacin d e ciertas frases d uras, de ciertas ideas revoluciona
rias y de ciertos odios,Aurora podra ser digna del autor de Juan Jos
En la vida no se da el caso de una joven que acepta por amante un hombre que,
pensando en el inters particular, la induce casarse con otro. Y si este caso se diera en
la vida, no serta sin protestas por parte de la joven, aunque las protestas fuesen fingidas.
A ellas obligaran el bien parecer, el temor de que al otro le ofenda la facilidad con que,
se acepta una misin villana. *
Por pervertida que, moralmente, est una persona, elige por objeto de sus amores un
ser extraord inario en algo que no sea vileza; y repito que aun que una joven acep tara la
vileza y la degradacin moral, no sera sin una oposicin ms menos tenaz y verda
dera, porque la oposicin, en este caso, representa aquel grado de dignidad personal que
es indispensab le para que un individu o no sea aborre cible del todo y se haga favor s
mismo.
Quien, como Aurora, los catorce aos no e s inoante;quien, como Aurora, los ca
torces aos fu deshonrada por su amo; que ms tarde, rodando por el fango, ingres en
un hospital para entregarse un practicante, humanam ente no puede estar tan apenad a
por su primera desgracia.
Es n atural que, d e tarde en tarde, se acue rde de ella; pero no lo es que la tenga cons
tantemente en la memoria, que llore recordndola y que la recuerde siempre. Am bos
estados de nimo no se corresponden.
Adem s, aunque Aurora hubiese respirado en su niez amb iente moral m s sano
del que respir, no hubiese habido motivo natural para que los ocho afios, cua ndo
menos, de haber com etido una falta de la qu e poda considerarse irresponsable, la re
cordara como una gran desgracia.
Un hom bre de las condiciones morales de Enrique, que por e l inters aconseja su
aman te que se case con otro, sin que deje de ser su querida, tamp oco puede defender
una mujer con tanto tesn y valenta como Enriqu e defiende Matilde de la justa in
dignacin de Manuel.
El hombre inmoral, bajo, perverso, ruin, puede ser astuto, puede ser traidor, pero no
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LA REVISTA BLANCA > 3 5
puede ser valiente, porque el valor, con la bondad, constituye una especie de resumen de
todas las grandezas hum anas. ,
Por otra pa rte, en psicologa no se presen tar un caso en que la ruind ad, la traicin,
la bajeza, hagan crecer el valor personal de los individuos ni de las colectividades.
Lo qu e hac e crecer y multiplicar este valor, es la defensa de una causa justa, la con
cepcin de un propsito generoso. Es una ley moral inquebrantable, absoluta completa
men te. A la inm oralidad y la bajeza, la cob arda; la serena y elevada n obleza y
bondad, el valor. Y Dicenta exhibe en su Aurora un hom bre valiente, que es al mismo
tiempo uno de los caracteres ms dep ravados que pueden surgir de la hum anidad. El
tipo no es real, no se produce en la naturaleza humana.
El carcter de M anuel, como smbolo p uede pasar; pero es menester que justifique
ms sus ideales, que los explique mejor, con menos palabra s y con un proced imien to
ms simptico. Repito que Dicenta tena deseos de llegar al fin y se preocu p poco de
puli r su ob ra psicolgica y teatralmen te; literariame nte la considero inmejorab le. De
Aurora, solamente la criada nos recuerda la vida y el arte.
Qu e me dispense Dicenta, quien no conozco personalmente, pero quien adm iro
por el amo r qu e le inspiran los cados y por la valenta con que defiende, en el Teatr o,
ideas tan contra rias los que al Te atro dan vida y los que, por eso mismo, son los
amos y tiranos del empresario, del actor y del autor... /mse les entrega.
EN EL TEA TR O DE LA COMEDIA: Lv
DICH\ AJENA,
comedia enfresactosyunfr logo>
original
de
los
hermanos
Quintero.
La dicha ajena es la primera obra de los hermanos Quintero q ue he vist een escena,
y me apresuro declara rme incomp etente para juzgar el gnero qu e cultivan aque
llos autoreg. Como no he nacid o para crtico de sanetes, sobre la parte sainetera de
La
dicha
ajena expondr u na impresin p articular, no un juicio. La abun dancia d e chis
tes y de discreteos que hay en La dicha ajena, embot mi inteligencia inspirndome
esta proposicin , qu e celebrara fuese injusta: Los herman os Q uintero supeditan al
chiste la naturalidad y la lgica del dilogo.
Tngase presente que esto lo doy como impresin, no como juicio; porque considero
qu e personas ms aman tes del chiste y del chisme les pued e parecer maravillas la ob ra
de los autores que me ocupan.
Artstica y teatralmente, el primer acto de La dicha ajena sera superior si de l se
quitasen aquellas dos salidas de los jugad ores de billar, muy forzadas y bastan te chab a
canas.
Como La dichaajena no tiene asunto ni argumento, es imposible explicarlo. Todo se
reduce un joven m dico que quiere fundar un Asilo para nios pobres y que en cuentra
la op osicin del vecind ario. Esta o posicin en la o bra n o se explica ni se justifica. La en
vidia que el md ico insp ira su excond iscpulo Jos R am n pued e estar justificada en la
mala calidad del individuo, pero no se explica cmo Jos Ramn, solo, forastero en la
localidad , vence al mdico q ue tiene fama d e sabio y buen o, y adem s est de su
parte la familia ms rica influyente. En Un
enemigo del pueblo
ocurre un aso pM ecido;
pe ro en el dram a de Ibsen la oposicin del pueb lo los prop sitos del do ctor se com
prende y se explica fcilmente; hay all lesin de intereses colectivos, lo contrario preci
samente de lo q ue o curre en la obra de los hermanos Quintero-.Es muy difcil que cuatro
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l 6 > LA REVISTA BLANCA
envidiosos logren convencer los habitantes de un pueblo jue deten oponerse la fun-
dacin de un Asilo para nios pobres, cuando el dinero para construirlo no ha de salir
de un imp uesto forzoso que el Mun icipio imponga a vecindario. Desde el m omento q ue
lo dramtico en
La dicha ajena
surge de la oposicin irracional del pueblo la construc-
cin del Asilo, lo dram tico en aqu ella obra es falso, y falso ha de ser el personaje (jue
lo encarna. I ^ ah que la nota triste sea una nota discordante.
Por otra parte, y este es quiz el defecto mayor de
Ladicha ajena
los hermanos Q uin-
tero nos presentan un joven doctor que, merced su estudio, su constancia, su labo-
riosidad, su en erga, ha adqu irido tal fama, que siendo un mdico de provincias, los no-
bles de Madrid lo llaman consulta. Esto supone un carcter, un caudal de fuerza fsi-
ca, y quien rene tan bellas cualidades, ta nta fuerza de voluntad, hum anam ente, psico-
lgicamente no puede desesperarse, ni llorar, ni gemir, ni suspirar en los trminos en que
lo hace el protagonista de La dicha ajena por la oposicin que encuentra un proyecta
suyo en el vecindario de Guadalema.
Otros hombres, los de carne y hueso, aunque no reunieran las condiciones del doctor
de los Quintero, puestps en su lugar, sentiran el percance, pero no lo lloraran como
mujer desgraciada en amores. De ah que este personaje resulte ingrato inarmnico en
el conjunto de la obra, y ponga en grave peligro la reputacin artstica de actor tan dis-
creto como es el Sr. Morano.
Una frase puesta en boca d el personaje que representaba la seora Pino, vale un tesoro.
Sin emb argo, el pb lico, que aplaudi ch istes de discutible opo rtunidad , no aplaudi lo
mejor, lo ms bello de La
dicha
ajena. I^ seorita neurtica, extravagante, como la lla-
man los cursis de la capital, dice: Los hombres ms grandes son los que ms tienen de
nio. La proposicin es bellsima y real. El gejiio se produce en caracteres sencillos,
francos, alegres, juguetones. El artista que ponga la luz del genio en un carcter severo
y orgulloso, deijiostrar no conocer el alma humana.
La ejecucin de
La dicha ajena
inmejorable; es una gran comp aa la fu e trabaja
bajo la direccin de Tirso G. Escudero. A quien ms reparo podra ponrsele es uno de
los mejores, quiz el mejor de los cmicos que trabajan en la Com edia. Pero no es suya
la culpa, la culpa es de los autores, que han creado un personaje que ningn actor puede
sentir, porque no
es deestemundo.
Y otra vez pido perdn si, por decir la verdad por creer que la digo, ofendo.
NGEL CUNILLERA.
C U R I O S I D D E S
orreo
elctrico. I^ Adm inistracin de Correos de Rom a se preo cupa en este mo-
mento de la manera de apresurar la transmisin de la correspondencia, y para ello ha
pensado en la electricidad. Su proyecto es original:
Se establecera una pequea va frrea elctrica con ayuda de hilos tendidos 15 me-
tros del suelo, sobre los cuales, accionados por la corriente, circularan vs^onetas conte-
niendo1*correspondencia.
Habra tma estacin central y una docena de estaciones secundaras hechas tandas
de 25 metros, con una caja para las cartas al alcance de la mano.
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LA REVISTA BLANCA 3 7
Las cartas seran francjueadas y selladas automticamente, despus enviadas al final
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3 l8 L REVISTA BLANCA
darse conocer las poblaciones. Buen tiempo, lluvia, viento, tempestad, etc., todas las
indicaciones del barmetro son llevadas con las primeras cartas, sobre sus sellos.
Loque producen lostrusts.Un peridico americano se entretiene en extractar las su
ma s de los beneficios realizados por M r. Pierpon-Morgan , el rey de os trusts.
El
trust
del acero h producido 20.300.000 dollars; la Compaa de Seguros del Nor
te , 4.500.000; el trust de la navegacin, 2.500.000; los ferrocarriles de Louisville y Nash-
ville, 6.000.000; la Realty Company, 3.000.000
Un total de 41.800.000 dollars, sea 209 millones de francos, y aprieta un poco ms
si quefemos reducirlo pesetas.
jQu hay que aadir la elocuencia de estos nmeros?
Que la enormidad de esos beneficios es irritante cuando se piensa en las ruinas sobre
las cuales se edifican esas fortunas.
La ms
hermosa mariposa del mundo Pertenece la ciuda d d e Nueva York.
Ese insecto procede de la colonia de Sierra Leona, donde el doctor Strecker, el do
nador, fu buscarla la cabeza de una expedicin que deb i registrar durante dos aos
las llanuras y las selvas de la colonia antes de encon trarla. El doctor Strecker posee dos
cientas cincuenta mil mariposas de distintos colores.
Un tsport animal.
Muchas veces se ha intentado atravesar las formidables cadas
del Nigara, sin verse el intento coronado por el xito. Hace poco un cocodrilo ha sido
ms afortunado, logrando aquello en que tantos seres humanos haban fracasado.
El saurio pertenece Mr. Bostock; es un animal admirable que nada con un vigor
extremo. Estas cualidades dieron Mr. Bostock la idea original de hacer atravesar l co
codrilo las terribles cadas.
En Many Island se coloc al animal sobre un largo tronco que lo diriga en la co
rriente de manera que llegase forzosamente salvar la cada. El tronco comenz des
cender con rapidez, luego vuelto atrs por la violencia creciente de la corriente, y el co
codrilo fu echado al agua. Se le vio descender perezosamente, ora sumergindose, ora
nadan do en la superficie. Pero de pronto los remolinos lo cubrieron y fu arrastrado ha
cia las cadas del lado de los Estados Unidos. Doce minutos despus de la partida, era
precipitado por encima de la catarata. Durante una hora y media no se le vio ms.
Mientras tanto, una docen a de hom bres se situaron los lados del ro, por la pa rte
do nd e el agua viene clara, fin de percib ir al anim al por encim a de la superficie del
elemento lquido.
Al cabo de hora y media, uno de los hombres vio alguna cosa animad a hacia abajo,
sobre el ro. Cinco minutos ms tarde se reconoci al cocodrilo que, coleando, se diri
ga hacia la orilla, de don de, sano y salvo, se le sac con ayud a de una c uerda .
La moneda falsa en la antigedad. La falsificacin de la mo neda no es un inven to
de nuestra poca, puesto que se remonta una poca muy lejana de la antigedad.
Mo nedas falsas que presentan to das las aparien cias de la auten ticidad se han enco n
trado un buen nm ero en los alrededores de Alejandra. Tienen buena marca, pero son
muy inferiores como peso y como lo que se llama ley.
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LA REVISTA BLANCA 3 9
Segn apreciacin de coleccionistas, debieron ser puestas en circulacin por algunos
Ptolomeos conocidos por el desorden de su administracin y lo disoluto de sus cos
tumbres.
Sin d uda por temor Rom a, imitaron cinco seis tipos de m onedas extranjeras muy
conocidas en Eg ipto.
Virtudes del veneno El veneno de las serpientes, en contra de lo que general
mente se cree, tiene propiedades maravillosas. Esta es, al menos, la opinin de un m
dico de Long Island City. H a recetado su aplicacin como remedio eficaz en casos de
parlisis y de ataxia, y al instante los paralticos h an curado y los atxicos han cam inado
como todo el mundo. A quien se deben esos milagros es la vescula del crtalo (ser
piente de cascabel).
Por circunstancias especiales que concurren en el animal, se recomienda el empleo
del veneno de unos lagartos monstruos que se cran en la Amrica central, cuya natura
leza es muy benfica y cuyas virtudes curativas son atendibles.