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100 AÑOS DE SUICIDIO EN ESPAÑA: “Abriendo la caja negra de la construcción de dato estadístico”
Asier Amezaga Etxebarria [email protected] S. Christian Orgaz Alonso
[email protected] Universidad Complutense de Madrid
RESUMEN / ABSTRACT:
El presente trabajo recoge un primer avance de resultados de una investigación en
curso. El objeto de análisis es la variabilidad entre los registros del suicidio en España. Para ello
se ha construido una serie histórica con los registros de la Estadística del Suicidio y la
estadística de Causas de Muerte para el mismo fenómeno. Asumiendo un enfoque cercano a la
perspectiva de la Sociología de la Ciencia hemos analizado las estadísticas como un producto
social. A partir de aquí, utilizando análisis de documentos y entrevistas cualitativas, nos ha sido
posible apuntar a las razones de dicha variabilidad: las diferencias en las prácticas de
imputación y de registro.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................................................................... 2
APROXIMACIONES A LA ‘REALIDAD’ DE LAS ESTADÍSTICAS DEL SUICIDIO DESDE LA SOCIOLOGÍA ....................................................... 3
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE LAS FUENTES: POSIBILIDADES Y LIMITACIONES ................................................................................ 4
DE LAS CAJAS NEGRAS A LA BÚSQUEDA DE CONTROVERSIAS ............................................................................................................. 5
AVANCE DE RESULTADOS .................................................................................................................................................................... 7
1) 100 AÑOS DE FUENTES DEL SUICIDIO......................................................................................................................................... 7
2. ABRIENDO LA CAJA NEGRA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL DATO ESTADÍSTICO.............................................................................. 9
CONCLUSIONES.................................................................................................................................................................................. 16
BIBLIOGRAFÍA: ................................................................................................................................................................................... 17
ANEXO I: REFERNCIAS DE DOCUMENTOS Y ENTREVISTAS ................................................................................................................ 18
ANEXO II: ESTADÍSTICOS UNIVARIABLES Y CORRELACIONES DE CADA FUENTE ENTRE 1906 Y 2006 ................................................. 19
ANEXO III: GRÁFICO CON LAS DIFERENCIAS (ES MENOS ECM) 1906‐2006......................................................................................... 20
2
INTRODUCCIÓN
La presente comunicación recoge un avance de resultados de una investigación en
curso. El objeto de análisis es la variabilidad de las fuentes del suicidio en España; para ello se
ha construido una serie estadística con los valores absolutos de “suicidios consumados” a
partir de la Estadística del suicidio en España y los “suicidios y autolesiones” provenientes de
la Estadística de Defunciones según Causa de Muerte entre los años 1906 y 2006. Los datos
han sido obtenidos de las respectivas secciones estadísticas del Instituto Nacional de
Estadística (INE) y su Anuarios Históricos, todos los datos son accesibles en la página Web de la
institución. Ambos registros eran hasta el año 2006 las dos fuentes de referencia, en este año
finaliza la serie de la Estadística de Suicidios (en adelante ES) que se había realizado
ininterrumpidamente desde el año 1900, quedando como único registro del fenómeno la
estadística de Causas de Muerte (ECM) que presenta un mayor número absoluto de casos.
A partir de esta serie histórica del fenómeno realizamos una modelización atendiendo
al grado de variabilidad de las series. Hemos establecido tres periodos centrándonos en el
análisis detenido del último que se corresponde con el de mayor diferencia de registros. La
presente comunicación se articula en la búsqueda de una explicación a una controversia
evidente: ¿cómo es posible que dos fuentes que en principio registran el mismo fenómeno
tengan una diferencia media anual de 772 suicidios entre los años 1976 y 2006?
En esta ponencia argumentamos que las causas que explican la variabilidad anteceden
los propios registros publicados, éstas residirían en el propio proceso social de construcción
del dato estadístico que va desde la certificación de una muerte como suicidio ‐por los
diferentes profesionales‐ hasta la publicación de este dato en el correspondiente registro.
Todo este proceso estaría mediado por multitud de agentes, documentos, procesos,
controversias, etc. que en última instancia, en su articulación, producen las series estadísticas.
Series que se nos presentan como cajas negras que encierran en su interior –ocultos‐ los
procesos sociales que las producen.
A continuación realizamos un breve recorrido por las investigaciones que han
analizado las estadísticas del suicidio en nuestro país, ya que nuestro objetivo general es
conocer a qué pude deberse la gran variabilidad entre las dos fuentes. Posteriormente,
motivados por estos estudios describimos las características de las dos fuentes objeto de
análisis. Sin embargo, no podemos pensar esta variabilidad sin pertrecharnos de una
articulación de conceptos y teorías que nos permita orientarnos en el análisis. Definidos estos
elementos que articulan nuestras hipótesis y metodología de investigación adelantamos
algunas conclusiones provisionales.
3
APROXIMACIONES A LA ‘REALIDAD’ DE LAS ESTADÍSTICAS DEL SUICIDIO DESDE LA
SOCIOLOGÍA
Lo que nos interesa señalar en este apartado no son las numerosas investigaciones que
analizan las causas de las variaciones de las tasas sociales del suicidio, sino aquellos estudios
que se centran en el análisis de las propias fuentes de datos, aquéllas que cuestionan su
validez y fiabilidad. Una perspectiva crítica que, por otro lado, ya inició Émile Durkheim en su
clásico estudio El Suicidio (1897). A pesar de su carácter de tótem frágil, como afirma Ramón
Ramos, fue Durkheim el que estableció la tasa de suicidio –en tanto que hecho social‐ como
objeto de estudio legítimo de la sociología (1998: 23‐27)1. Ahora bien, el propio Durkheim se
mostraba escéptico sobre determinados datos de las estadísticas (como las supuestas causas
del suicidio), sobre los propios profesionales encargados del registro2 y sobre las estadísticas
en general al pretender registrar un fenómeno que la moral y la sociedad tenderían a ocultar.
A nuestro juicio los autores de referencia en este tipo de análisis crítico de las fuentes
son Alvira Martín y Canteras (1997) que en su obra ‐El Suicidio Juvenil‐ realizan un trabajo de
obligada referencia para el estudio de la problemática. En su estudio los autores contrastan
ambas fuentes (la estadística de Causas Muerte y las Estadísticas de el Suicidio), estableciendo
diferencias en función de sexo y edad. Establecen contrastes de las fuentes con casi una
veintena de investigaciones empíricas desarrolladas en hospitales y juzgados sobre tentativas
o suicidios consumados. Además, llevan a cabo entrevistas en profundidad a profesionales y
una observación participante en el Instituto Anatómico Forense ‐de la que extraeremos
algunas conclusiones‐. A partir de esta labor, establecen 1) la realidad objetiva de las
estadísticas oficiales enfrentada a 2) los datos de investigaciones empíricas. Finalmente, desde
el punto de vista de las fuentes, 3) analizan la realidad subjetiva de los expertos.
Dentro de este bloque de investigaciones especialmente relevantes por centrar su
objeto o gran parte de sus esfuerzos en el análisis crítico de las fuentes, esta vez centrado
1 Resulta especialmente interesante el número 81 de la Revista Española de Investigaciones Sociológicas (1998)
editado con motivo del centenario de la publicación de “El Suicidio”. Este número es un compendio de artículos que
permiten comprender tanto el armazón teórico de la obra (Ramos Torre, 1998) como las estrategias de
investigación (Alvira Martín y Blanca Moreno, 1998) o las implicaciones modernas del texto (Callejo, 1998) por
señalar sólo algunas de las temáticas abordadas. Además, en este número se han publicado otros dos textos de
Durkheim “Suicidio y natalidad: estudio de la estadística moral” (1998a) y “El divorcio de mutuo acuerdo” (1998b),
ambos trabajos pueden encontrarse también en la reciente edición de El Suicido (2006) prologada por Ramón
Ramos Torre.
En cuanto al estudio del suicidio en España destaca el clásico trabajo de Jesús M. de Miguel (1969). Este autor
revisa las tesis de Durkheim y las contrasta con los datos de la sociedad española desde principios de siglo hasta
mediados de la década de 1950. Este artículo se sirve de estudios previos, como los de Navarro Domínguez (1958) o
informes del propio INE (1959).
2 Durkheim plantea la necesidad de romper con las prenociones de las que los propios encargados del registro
parten: “la que se denomina estadística de los motivos del suicidio es, en realidad, una estadística de las opiniones
que se forman de estos motivos los agentes, habitualmente subalternos, encargados de ese servicio de
informaciones” (2006: 235)
4
monográficamente en la problemática de las estadísticas oficiales, cabe destacar el artículo de
Uña Suárez (1985).
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE LAS FUENTES: POSIBILIDADES Y LIMITACIONES
En España el Instituto Nacional de Estadística (INE) publica dos fuentes del suicidio: Por un lado, la Estadística de Suicidios (ES) realizada a partir de los datos facilitados por el Ministerio de Justicia y, por otro, la estadística de Causas de Muerte (ECM), que incluye las “Autolesiones y Suicidios”, a partir de los datos del Ministerio de Sanidad.
La ES se realiza interrumpidamente en España entre los años 1900 y 2006, con periodicidad anual, registrando las tentativas y los suicidios consumados. Del mismo modo, recoge otras variables sociales como el sexo, la edad, el estado civil, existencia o no de hijos, profesión, los medios empleados en el suicidio, tamaño del municipio o la comunidad autónoma. En los últimos años se había incluido la variable nacionalidad. Sin embargo, año tras año, desde el 2000, se han reducido las variables registradas hasta el cese total del registro en el 2006. La falta de constancia en las categorías y variables hace que resulte difícil realizar análisis a lo largo del tiempo.
La segunda fuente ECM ha ido variando en un proceso de estandarización internacional. La primera clasificación de las defunciones según la causa de muerte se remonta al decenio 1860. Esta primera clasificación tuvo únicamente cinco causas de muerte. Paulatinamente se van introduciendo más categorías en el registro pero no se producen variaciones significativas. Posteriormente, a partir de 1944 las causas de muerte se clasifican según la lista de 99 diagnósticos del Dr. Bertillón que constituyó el origen de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), asimismo esta clasificación ha sufrido variaciones anexando nuevas categorías de acuerdo a los estándares internacionales
En lo que respecta al registro del suicidio en la primera etapa es cuanto menos problemática, en las primeras estadísticas no se registra el suicidio, posteriormente se registra entre 1906 y 1908 para volver a desaparecer entre 1909 y 1912. En adelante se puede seguir la evolución de los suicidios aunque con una información menos rica que la ES, ya que sólo contempla variables de clasificación básicas, por ejemplo: sexo, edad, comunidad autónoma. A partir del año 2006 esta estadística pasa a ser el único registro de suicidios publicado por el INE. Dentro de la sección ECM se añade ‐a partir del 2005‐ un apartado específico “Suicidio”, que en realidad agrupa “suicidios y autolesiones”.
Las principales variables recogidas son: sexo, edad, CCAA. Se incorporan algunas de las categorías de la ES como, meses, medios empleados, etc. Sin embargo, desaparecen categorías fundamentales –desde la perspectiva sociológica‐ como profesión, estado civil, si es o no padre /madre. Por otro lado, se incluye otra especialmente novedosa: residencia y provincia de fallecimiento.
5
DE LAS CAJAS NEGRAS A LA BÚSQUEDA DE CONTROVERSIAS
La presente investigación comparte una perspectiva cercana a la Sociología de la
Ciencia, desde la que realizamos una reflexión metodológica sobre la construcción del dato
estadístico como un proceso de objetivación mediado socialmente. Más concretamente nos
centramos en algunos de los aportes de Bruno Latour (1992) en su ya clásico trabajo Ciencia en
Acción. El autor entiende el proceso de construcción de los productos científicos como un
proceso social sujeto a todo tipo de controversias, sin embargo, estos productos tienen la
particularidad de mostrarse como “cajas negras”, como productos acabados. En nuestro caso,
vemos que las series de datos del suicidio se nos muestran como un objeto científico cerrado,
no podemos, en principio, ir más allá del dato y las categorías que se nos ofrecen. Sin
embargo, una de las recomendaciones de Latour consiste precisamente en “no intentar
analizar el producto final sino seguir la pista al proceso de controversias” (Latour, 1992:22).
Si llevamos esta búsqueda de controversias hasta sus últimas consecuencias,
entendidas como “la contradicción de enunciados” (Latour, 1992:22) deberíamos pensar que
comienzan en el mismo proceso de imputación de un fallecimiento como suicidio. Pero, ¿qué
es un suicidio? Según la definición clásica sería “todo caso de muerte que resulta directa o
indirectamente de un acto positivo o negativo realizado por la víctima misma, y que, según ella
sabía, debía producir este resultado” (Durkheim, 2006: 103). Ahora bien, no sabemos qué
entienden los agentes en el campo, los diversos profesionales, por suicidio. Hipotéticamente
cabe esperar que en función de los profesionales con los que tratemos existan unas u otras
definiciones, como ya han apuntado investigaciones previas (Uña Suárez, 1985).
En segundo lugar, otro lugar propicio para las controversias podría ser el que media
entre la imputación de un caso como suicidio y su publicación en el INE, cabe esperar que al
ser recogidas ambas estadísticas por distintos Ministerios (Sanidad y Justicia) puedan existir
distintos protocolos, incidencias, que determinen parte de la variabilidad de las fuentes.
Podemos sintetizar estos dos argumentos en sendas hipótesis:
* Existen distintas prácticas de imputación del suicidio determinadas por las funciones
de los diferentes profesionales que intervienen en la definición del suicidio, en última
instancia, estas diferencias vendrían enmarcadas por las diferentes disciplinas (médica,
jurídica).
* En segundo lugar, una vez que se ha definido un caso como suicidio intervienen
distintas tecnologías y entramados institucionales que determinan la eficiencia de las
prácticas de registro.
6
Estrategias, fuentes y metodología
Un supuesto común a estas dos hipótesis de trabajo reside en que la variabilidad entre
las fuentes ha de mantener un patrón constante de diferencias en el periodo temporal
estudiado. Asumiendo que en ese periodo, las prácticas sociales que producen los datos serán
similares. Esto parece más cierto en función del tamaño del periodo objeto de estudio y la
accesibilidad (física y temporal) de las personas, tecnologías, documentos, etc. implicados en el
proceso de producción del dato estadístico. Por esta razón, a pesar de que contamos con
registros de más de cien años, estratégicamente analizamos únicamente las causas de la
variabilidad entre las fuentes del último periodo.
A pesar de que la investigación se encuentra en curso hemos podido adelantar parte
del trabajo de campo que a continuación exponemos. Nuestro objetivo ha sido analizar las
prácticas de registro e imputación desde diferentes entramados institucionales y disciplinas en
base al siguiente despliegue metodológico:
1) Realización de un análisis de contraste estadístico de las series, para modelizar la
relación entre ambas registros y acotar el periodo objeto de estudio.
2) Análisis documental de jurisprudencia y artículos de revistas médico‐forenses en
los que la imputación del suicidio está sujeta a controversias que los expertos
dirimen (Véase Anexo I).
a) Artículos de revistas médico forenses (10).
b) Sentencias Judiciales (11).
3) Realización de entrevistas en profundidad (5) con profesionales implicados en la
imputación y registro del suicidio (Véase Anexo I).
c) Juez de Instrucción.
d) Forense (pendiente de realización).
e) Abogado penalista (pendiente de realización).
f) Persona del INE encargada de la ECM.
g) Persona del INE encargada de las ES.
7
AVANCE DE RESULTADOS
En primer lugar, se presenta una modelización de las series en tres periodos y de las
relaciones estadísticas presentes en las series en cada uno de éstos. En segundo lugar,
comprobada la veracidad del supuesto analítico pasamos a analizar las causas de la
variabilidad de las fuentes en el origen mismo de la construcción del dato estadístico, a partir
del análisis documental de las sentencias y los discursos de los profesionales entrevistados.
1) 100 AÑOS DE FUENTES DEL SUICIDIO3
A continuación, se representan las estadísticas de ES y ECM el siglo en el que han
coexistido, pudiéndose establecer a simple vista tres periodos:
SUICIDIOS REGISTRADOS POR LA ESTADÍSTICA DE SUICIDIOS Y SUICIDIOS Y AUTOLESIONES RELATIVOS A LA ESTADÍSTICA DE CAUSAS DE MUERTE (AMBOS DATOS ABSOLUTOS) ENTRE LOS AÑOS 1906 Y 2006
0
500
1000
1500
2000
2500
3000
3500
4000
1.90
61.
908
1.91
01.
912
1.91
41.
916
1.91
81.
920
1.92
21.
924
1.92
61.
928
1.93
01.
932
1.93
41.
936
1.93
81.
940
1.94
21.
944
1.94
61.
948
1.95
01.
952
1.95
41.
956
1.95
81.
960
1.96
21.
964
1.96
61.
968
1.97
01.
972
1.97
41.
976
1.97
81.
980
1.98
21.
984
1.98
61.
988
1.99
01.
992
1.99
41.
996
1.99
82.
000
2.00
22.
004
2.00
6
Estadística de Suicidios Causas de Muerte
Elaboración propia a partir de las Estadísticas del Suicidio, el registro de Causas de Muerte y las
respectivas secciones en los Anuarios Estadísticos del Fondo Documental del INE.
a) Periodo 1906‐1958: Variabilidad y omisiones de los registros. Entre estas
omisiones destaca la destrucción en torno al 15% de los registros de la ES en los años
1934 y 1935, durante el la Guerra Civil4. Por otro lado, hay que destacar la ausencia de
registros en la estadística de Causas de Muerte entre los años 1909‐1910 (no se
registraron datos en estos años), así como 1909‐1911 y 1951 (por ausencia de datos).
3 Evidentemente la serie no comprende 100 años sino 101 años, conviene tener en cuenta esta
apreciación cuando se analice la “N” (casos= años) de cada periodo.
4 Anuario Estadístico del INE, Estadísticas Judiciales, 1956.
8
b) Periodo 1959‐1975: Correspondencia entre las fuentes.
c) Periodo 1976‐2006: Diferenciación acelerada de las fuentes.
Se puede observar la relación entre ambos registros, a partir de la resta de ES menos
ECM (Véase Anexo III), que muestra valores absolutos de variación: positivos en el primer
periodo, cercanos a cero en el segundo periodo y negativos en el último periodo.
Sin embargo, para analizar la relación estadística entre las series en función del
periodo hemos realizado sendos análisis de regresión lineal. Éstos reflejan el grado en que la
varianza de una variable queda explicada por la otra. De este modo, nos es posible modelizar
la relación entre los registros en los tres periodos. Hemos empelado como variable
dependiente la Estadística del Suicidio (Y) explicada a través de la variable independiente
Estadística de Causas de Muerte (X). La relación de dependencia entre las variables viene
motivada porque esta última fuente presenta una mayor capacidad de registro (Alvira y
Canteras, 1997: 27).
Los tres períodos presentan una elevada correlación, de modo que podemos
establecer, con diferentes grados de error, tres modelos de regresión lineal para cada periodo:
TABLA 1: MODELO DE REGRESIÓN LINEAL ESTADÍSTICAS DEL SUICIDIO (Y) EN RELACIÓN A LA ESTADÍSTICA DE CAUSAS DE
MUERTE (X)
1906‐1958 1959‐1975 1976‐2006 Constante 847,7 143,0 432,8 B 0,576 0,910 0,559 Error típico 165,609 17,1 150,0 R2 Corregida 0,569 0,943 0,867 Media de Y 1.590,0 1.498,0 1.960,1 Media de X 1.325,5 1.489,4 2.732,0 Fuente: INE. Elaboración propia.
a) En el primer período, 1906‐1958, hay una mayor incidencia media del suicidio en la
ES. La correlación es la más baja respecto al resto períodos, y el error mayor. Por este motivo,
la constante es elevada, lo cual explica que independientemente de los valores que alcance la
ECM no pueda superar la ES. En este primer período, frente a los demás, la relación entre
ambas estadísticas es más difusa, como señala el bajo porcentaje de varianza explicada
(57,6%).
b) En el segundo período, 1959‐1975, ambas estadísticas se aproximan, aunque en
términos medios la ES es casi cien casos superior. Precisamente porque ambos registros van a
la par, la varianza explicada es más elevada (94,3%). La importancia de la ECM a la hora de
condicionar la ES es más directa, ya que presenta un coeficiente B ligeramente inferior a uno,
con una diferencia constante de 143.
c) En el tercer período, 1976‐2006, la ECM se impone. La varianza explicada es elevada
(87,2%), aunque el error es bastante amplio (los valores que toman las variables también lo
son). Comparando la varianza explicada con la del primer período, el valor de la constante
9
desciende. Los valores de los registros están bastante más condicionados por la tendencia de
las ECM. El valor de B implica que menos del 60% de los registros de ECM se reflejan en la ES,
partiendo de una diferencia constante de 433 casos.
Este análisis nos ha permitido constatar el tipo de relación que entre ambos registros
ha habido a lo largo del tiempo: En primer lugar, aunque presentan diferencias numéricas, las
tendencias que reflejan son similares, es decir, podemos decir que varían conjuntamente
independientemente de la intensidad que manifiesten en cada momento. En segundo lugar,
hemos elaborado diversos modelos de regresión, resumiendo la variabilidad entre los registros
en tres periodos con pautas de variabilidad interna similar y diferente entre los modelos.
Acotado el periodo de tiempo objeto de estudio (1976‐2006), en lo sucesivo nos centramos en
el análisis de los procesos de imputación y registro de los datos estadísticos.
Si anteriormente cada una de las series se nos mostraba como una caja negra, ahora,
al cambiar de escala, vemos que cada caso es una potencial caja negra sobre la que los
expertos dirimen sus controversias. En estos ejercicios, argumentos, podemos comprender los
motivos de las diferencias entre las fuentes y ver hasta qué grado éstas se deben a prácticas de
imputación o de registro diferentes.
2. ABRIENDO LA CAJA NEGRA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL DATO ESTADÍSTICO
En este apartado analizamos cómo se desarrollan las prácticas médicas y jurídicas en
torno al suicidio. Para a continuación entrar en el análisis de las prácticas de imputación y,
posteriormente, las prácticas de registro.
2.1. CONSECUENCIAS DE LA DEFINICIÓN: UNA CUESTIÓN DE OFICIOS
Médicos Forenses y Jueces cumplen distintos funciones en la división social del trabajo,
es decir, responden a distintos intereses, por lo que sus oficios van a determinar las prácticas
de imputación del suicidio. Esta dicotomía se manifiesta también en el proceso de registro, así,
una vez que un caso es imputado como suicidio cada profesional comunica los datos a sus
respectivos ministerios (Sanidad y Justicia).
Las funciones de un Médico o un Médico Forense, en nuestro caso, están orientadas a
determinar la causa de muerte de una persona. Partiendo de un fallecimiento tratarán de
dilucidar si esta muerte puede ser clasificada como “suicidio o autolesión” frente a otras
causas posibles.
En cambio, las funciones de un Juez, si atendemos a las consecuencias de sus
decisiones, son distintas.
“Técnicamente no es lo mismo, porque la sentencia del juez trasciende, eee…
no quiero decir que un informe médico no… pero tiene consecuencias, tiene
muchas consecuencias dictar o no dictar una sentencia…” (E‐ES)
10
La jurisprudencia analizada revela que las decisiones judiciales dirimen casos en
función de las responsabilidades civiles (relativas a faltas) y penales (relativa a delitos) que
pueden imputarse. Es decir, dirimir un caso o no como suicidio puede tener consecuencias
sobre terceros, familiares, aseguradoras, etc.
“La cuestión litigiosa principal a resolver es la contraposición que plantean las
partes litigantes, acerca de si estamos ante una muerte por un accidente
involuntario (ingesta de un producto tóxico conteniendo amoniaco), como plantea
la parte actora, lo que daría lugar a que el siniestro estuviera cubierto por la póliza,
o si por el contrario, como mantiene la parte demandada estaríamos ante un
supuesto de autolisis o suicidio, que entraría de lleno en los supuestos de exclusión
del riesgo” (D‐J7)
Por esa razón, la decisión judicial requiere de un correcto encaje de pruebas que a
pesar del origen diverso (no únicamente médico) han de ser coherentes.
“El Juez, necesita muchas más pruebas objetivas… Probablemente desde la
óptica Judicial no se fía…el forense emite un informe y a lo mejor el Juez duda…
entonces manda a otro forense el informe y, si el primero dice que es suicidio y el
segundo no, pues el juez no…si hay contradicción pues no firma. Otras veces no se
fía…” (E‐ES)
Podemos decir que el registro judicial responde a un sistema de exclusiones, de la
responsabilidad civil (Juez de Primera Instancia) o penal (Juez de Instrucción o de Violencia
contra la Mujer). El registro del suicidio es por tanto un subproducto de los procesos de
exclusión de la responsabilidad de terceros:
“En los casos que hay duda, no importa si es accidente o si es suicidio…, porque
… de lo que se trata es de si hay homicidio, porque al final un suicidio no es delito,
no es delito… a no ser que intervenga una tercera persona que le ayude, entonces
sí.” (E‐JI)
De estas exclusiones, surge el suicidio como hecho probado. Demostrado el carácter
violento de la muerte, se aplica un procedimiento de exclusiones que puede representarse de
la siguiente manera:
DEFINICIÓN DEL SUICIDIO EN BASE A DOS EXCLUSIONES
HOMICIDIO ACCIDENTE
SUICIDIO
Responsabilidad penal Responsabilidad
civil
11
De hecho, en los casos en que desde el principio se observa que no hay
responsabilidad de terceros, es posible que el caso se haya archivado como accidente sin
dedicarle mayor investigación, como establecen Alvira y Canteras (1997). Este es uno de los
motivos por los que la ES presenta un menor número de casos de suicidio que ECM. Los
autores llegan a esta conclusión a partir de la observación participante que realizan en el
Instituto Anatómico Forense:
• “Sólo si existían datos objetivos que así lo significaran se calificaría la muerte de suicidio. Este es el caso, por ejemplo, de notas de suicidio.
• Si no, aunque de la entrevista con familiares quedara claro que era suicidio, la calificación tras hablar con la familia solía ser la de accidente.
• El modo de muerte era determinante puesto que algunos métodos se prestan más a la declaración de accidente (caídas de terraza, ingestión de fármacos…).
De todo ello se deduce que:
• No todos los suicidios llegan al Instituto Anatómico Forense. Ejemplo: muerte en accidente de tráfico.
• No todas las muertes suicidas que llegan al Instituto Anatómico Forense son calificadas de suicidios. Depende de si existe información clara al respecto; en caso contrario, la tendencia es archivar el caso como accidental.
• Los propios jueces pueden recalificar una muerte como muerte accidental”.
(Alvira y Canteras, 1997:25)
Como hemos visto, las consecuencias de las decisiones judiciales tiene mayores
repercusiones sociales, ello obliga, a que para que se produzca la imputación del suicidio el
juez tiene que asegurar la coherencia de las pruebas. Dado que esto no siempre es posible
aquí encontramos uno de los elementos que influye en el hecho de que la ES presente menos
registros que ECM. Es más, analíticamente, la función del juez en torno al suicidio consiste en
dirimir la ausencia de responsabilidades penales o civiles.
2.2. DISCIPLINAS Y PRÁCTICAS DE IMPUTACIÓN
Como veíamos más arriba el oficio Médico y el oficio del Juez responderían a dos
disciplinas diferentes. Entendido este concepto como lo hace Foucault como “un principio de
control de la producción del discurso” (Foucault, 2008: 10). Para llegar una conclusión cada
disciplina posee su propio armazón metodológico, teórico, tecnológico, del que dependerá su
capacidad para imputar el suicidio.
12
a) Disciplina y práctica: La imputación médica de los “suicidios y autolesiones”:
La definición del suicidio en la Estadística de las Causas de Muerte, se realiza en tres
instancias: el informe de defunción, informe provisional de autopsia e informe definitivo (E‐
ECM). En estas tres instancias, aunque con diferentes técnicas y hechos de observación hay un
tronco disciplinar común: su interés en dilucidar el nexo causal entre un acontecimiento
violento (orgánicamente exterior al fallecido) y la defunción.
El primero, realizado por el Médico, tiene la capacidad de movilizar todas las prácticas
que vendrán a definir el suicidio, a partir del hallazgo o no de indicios de una muerte violenta.
A ver… puede haber signos de violencia en un suicidio porque aunque no sea
una tercera persona, ellos consideran violencia pues cuando hay un moratón… que
es una muerte no natural. (E‐JI)
La Clasificación Internacional de Enfermedades, recoge minuciosamente más de
12.000 causas, entre ellas hay un último epígrafe de “Causas externas de mortalidad” en la que
se ubica el suicidio. De acuerdo con los protocolos médicos, la observación de una causa
externa de muerte requiere de la intervención del Juzgado. (E‐ES; E‐JI).
Tanto en el informe provisional de autopsia como el informe definitivo emplean
diversas técnicas (autopsia, biopsia, análisis toxicológico, etc.) para esclarecer la relación entre
el acontecimiento violento y el fallecimiento. La relación entre estos dos aspectos, determina
si se trata o no de una muerte violenta y de que tipo de muerte violenta se trata.
Un ejemplo controvertido sería la muerte de una mujer provocada por
Síndrome de Embolia Grasa (SEG), debida a la rotura de un fémur provocada por una
“precipitación autolítica” (D‐F5). El primer Médico que la atiende no entiende que la
muerte se deba a causas violentas, ya que este síndrome puede ser causado por
multitud de factores. El examen de la autopsia y varias biopsias permiten establecer
una relación entre la Embolia Grasa y la rotura del fémur, de modo que la muerte
puede ser calificada como violenta. Al observar que la rotura del fémur se realiza a
partir de una precipitación mediante la que la mujer habría de suicidarse, se concluye
que la causa de muerte es el suicidio.
Otro tanto podríamos decir de los informes definitivos realizados a partir de
los análisis de las muestras. Los casos de intoxicación son especialmente relevantes,
por la importancia de conocer las características exactas del tóxico, a fin de que el
suicidio pueda ser excluido del accidente (D‐F11) o del asesinato (D‐F3). Un ejemplo
ilustrativo de este caso, es la muerte de una mujer ingresada en un hospital que se
suicida mediante la ingesta paracetamol. Aunque podía barajarse el accidente, resulta
posible demostrar la etiología suicida a partir del análisis de tóxicos. La
correspondencia entre el medicamento comprado por esta misma mujer y el que
contiene en sangre, logra excluir la posible responsabilidad del hospital en el que
estaba ingresada (D‐F11).
13
Podemos concluir que los diferentes informes establecen, en primer lugar, si la causa
de la muerte ha sido violenta o no y, en segundo lugar, que relación hay entre los indicios de la
muerte y el propio suceso. En este sentido, los informes de autopsia señalan diferentes niveles
de causalidad con mayor o menor complejidad en función del caso, como vemos en los
siguientes ejemplos extraídos de informes forenses:
a) “1º.Fallecimiento de características violentas. 2º Causa inmediata del mismo:
shock traumático irreversible con destrucción de centros vitales. 3º Causa remota:
politraumatismo por precipitación” (D‐J8)
b) “1ºLa etiología médico‐legal de la muerte de [nombre] es violenta. 2º.‐La
causa básica de la muerte ha sido por la ingestión de un caústico. 3º.‐La causa inmeidata
de muerte ha sido un fracaso multiorgánico. 4º.‐Resulta verosímil que el hidróxido
amónico fuese el agente caústico que fue ingerido por [nombre]. 5.‐La etiología médico‐
legal más plausible es la suicida, ante la disyuntiva de una muerte homicida, suicida y
accidental.” (D‐J7)
De acuerdo con esto, la disciplina Médica y Médico‐Forense está orientada a
esclarecer la relación entre el acontecimiento violento y las respuestas que ha provocado en el
organismo. Un ejemplo de la perspectiva propia de esta disciplina es el hecho de que empleen
autolisis como sinónimo de suicidio. La “autolisis” hace referencia a un proceso biológico por
el cual una célula se autodestruye. El símil con la célula es relevante, ya que no cabe atribuirle
una intencionalidad a un organismo unicelular. De hecho la estadística de Causas de Muerte
clasifica estas muertes en el apartado “suicidios y autolesiones” sin diferenciar entre uno y
otro término.
b) Disciplina y práctica: La imputación jurídica del “suicidio”
La disciplina jurídica además de emplear las conclusiones de los informes forenses, ha
de determinar la existencia de intencionalidad para esclarecer que se trata de un suicidio.
Como hemos hecho notar (véase apartado 2.1) desde la disciplina jurídica se define el suicidio
en base al esclarecimiento de la responsabilidad jurídica, para eso debe abordar la cuestión de
la intencionalidad.
De los documentos analizados, varios hacen referencia a casos en los que la
intencionalidad de la persona fallecida es problemática. Los siguientes casos, tomados de
controversias en torno a la causación o no del suicidio con indemnizaciones de aseguradoras
en juego, éstos ilustrarán qué se entiende por intencionalidad en la disciplina jurídica:
“… la dosis que se autosuministró y el corte de venas que se produjo eran a todas
luces insuficientes para dar lugar a su fallecimiento, lo que demuestra que
volitivamente no quería tomar esa decisión tan drástica, siendo frecuente que en
estos supuestos lo que se quiera es llamar la «atención» sobre su situación al círculo
de personas que le rodean, y así es ella misma la que solicita la ambulancia para su
ingreso hospitalario” (D‐J8)
14
En este caso, el asegurado no tiene intención de causarse la muerte. La
profundidad de los cortes, así como la dosis y el hecho de que llamara a la
ambulancia, señalan que el asegurado pretendía vivir. Partiendo de que las
consecuencias de la acción no responden a su intencionalidad, se consideró la
muerte como accidente.
“… la sentencia se fundamenta a fin de determinar la existencia o no de
intencionalidad en una primera premisa consistente en la declaración del maquinista
del tren, quien manifestó que “se trataba de una recta con visibilidad para el
conductor, que hizo sonar el silbato ante de llegar al paso a nivel y a unos 10 o 15
metros salió de la parte izquierda un peatón que se situó en la mitad de la vía” (D‐J4)
En este otro, se parte del contexto y de las capacidades cognitivas del sujeto. Ya
fue determinante el testimonio de un perito (solicitado por los beneficiarios) que
permite señalar que la hipoacusia que sufría el asegurado, no le habría permitido oír
el silbato. Esta, junto a otras pruebas, permite concluir que se trata de un accidente.
En el siguiente caso el asegurado se clavó un cuchillo en “la región inglinal
izquierda”, en un supuesto estado de excitación. El Juez trata de determinar hasta
qué punto fue intencional. A raíz del estado de turbación que revelan los testigos, así
como la escasa probabilidad que suele tener una lesión en esa zona de conducir a la
muerte, el Juez llega a la conclusión de que no fue suicidio. Señala la primacía de la
voluntad de autolesionarse (animus laedendi) frente a la de suicidarse (animus
necandi).
“…una situación de preterintencionalidad heterogénea, una discordancia entre lo
querido y el resultado producido, resultando sobrepasada la intención del agente y
produciéndose un «ultra propositum», llegándose a la conclusión de que la muerte no
fue un suicidio” (D‐J11)
En estos tres casos, debidamente documentados con informes forenses, se juzga que
no se trata de un suicidio apelando a diferentes pruebas que darían origen a diferentes
aspectos de la (no) intencionalidad:
a) La voluntad de poner fin a la propia vida.
b) Consciencia de que las consecuencias del acto que se está perpetrando.
c) Vinculación entre el acto perpetrado y la propia intencionalidad.
En este sentido la disciplina jurídica se ajustaría mejor a la definición tradicional del suicidio
establecida por Durkheim: “se denomina suicidio a todo caso de muerte que resulta directa o
indirectamente de un acto positivo o negativo realizado por la víctima misma, y que, según ella
sabía, debía producir este resultado” (2006: 103)
15
2.3. PRÁCTICAS DE REGISTRO EN LA ECM Y LA ES
Los casos que son definidos como suicidio atraviesan toda una serie de procesos, que
en función de las prácticas de registro, acabarán o no conformando el datos estadístico de las
ES y/o de las ECM. A continuación analizamos las diferentes prácticas en función de cada serie:
La ECM, se produce a partir de protocolos de registro centralizados e informatizados,
en los que incluyen las conclusiones de los informes de diferentes profesionales en función de
la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), entre las causas que registran constan los
suicidios consumados en función de los medios empleados.
Ya que los suicidios requieren de la intervención de, al menos, el Médico Forense,
además de la del Médico, el procedimiento es más complejo. Se realiza de acuerdo con tres
fases de registro jerarquizadas. 1) En un principio, se inscribe una causa de muerte provisional,
en ocasiones dictada por el propio médico. 2) A continuación, se realiza un informe provisional
de autopsia. 3) A partir del análisis de biopsias y pruebas toxiocológicas, si fueran necesarias,
existe aún la posibilidad de modificación del dato anterior durante los tres meses siguientes.
De no haber cambios “la causa probable es establecida como “definitiva”” (E‐ES1). Cada
informe se realiza complementando el anterior, movilizando más recursos (tecnológicos y
temporales). Por eso se establecen de manera jerárquica, de modo que cada informe se
considera más plausible que el anterior. En caso de que se encuentren diferencias, el último
informe dictado sería el que formaría parte de la fuente de ECM.
Las fuentes de las ES, por otro lado, cuentan con otros procedimientos de registro. El
Juez que lleva el caso, envía un formulario al Registro de Secretaria Judicial. En este formulario,
constan las causas de muerte, diferenciadas en cuatro grupos: accidente vial, homicidio,
suicidio y otra causa. Estos formularios son documentos “de papel” (E‐JI), es decir, los registros
no están informatizados, con lo que la información discurre por otros canales, lo que puede
llevar a que exista una mayor dilación, desde la cumplimentación del formulario hasta la
publicación su registro en las por el INE. En ese caso, es posible que los tiempos
administrativos judiciales no se correspondan con los tiempos del INE, lo cual puede generar la
pérdida de algunos datos producidos.
“Vamos a ver, no se puede decir que esto sea porque el tribunal superior de…
presente menos datos, no. Esto, es general, la justicia en este país ya sabemos, es
así, no…no depende de que tal o cual juzgado… Es así …” (E‐JI)
Podemos concluir tres diferencias fundamentales en las prácticas de registro que
determinan su grado de eficiencia. La ECM presenta una mayor capacidad para registrar los
casos que la ES, debido a:
1. La ECM establece tres fases de registro jerarquizadas, frente a la única de la ES.
Esto supone que la probabilidad de generar el dato sea mayor en la primera.
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2. La ECM cuenta con un registro informatizado, mientras que en la ES los datos se
inscriben en formato “papel”.
3. Las temporalidades de ambas son distintas: la ECM está constantemente
sincronizada, mientras que la ES depende del correo tradicional para emitir el dato
a registrar.
CONCLUSIONES
A partir del análisis de las entrevistas y documentos analizados podemos establecer
que existen diferentes prácticas de imputación del suicidio y distintas prácticas de registro que
determinarían parte de la variabilidad entre las series.
En lo que respecta a la definición del suicidio encontramos diferencias concepciones en
función de la disciplina que condiciona la imputación o no del suicidio:
Desde el punto de vista Médico y Médico Forense se trata de establecer la
relación entre la defunción y la posible existencia de una causa violenta,
posteriormente se establece si es o no un caso de “suicidio y autolesión”. Queda
probado el carácter autolesivo que permite definir el caso como suicidio.
Desde el punto de vista Judicial se trata de establecer la intencionalidad del
fallecido, imputado en base a la exclusión de la responsabilidad de terceras personas.
En el caso de que la muerte no involucre a terceras personas (penal o civilmente) no se
investiga en profundidad para probar si efectivamente se trata de una muerte por
suicidio o de otro tipo, estos son algunos de los casos que no se suelen reflejar en las
ES.
Otro de los motivos de la variabilidad entre los registros lo encontramos lógicamente
en los propios procesos de registro que, por otro lado, están vinculados a los de imputación.
Mientras la ECM cuenta con un registro informatizado y jerarquizado en tres momentos (de
definición de la muerte), la ES cuenta con un único registro, no informatizado y, además, ha de
asegurar la coherencia de un mayor número de pruebas.
Las diferencias de registros no se pueden sólo desde errores de registro sino que han
de ser entendidas a lo largo del proceso que va desde la definición de una muerte como
“suicidio” hasta su registro y publicación. Ambas fuentes tienen virtudes y defectos. Por un
loado, la ECM cuenta con unos procedimientos de registros ágiles y eficientes que garantizan
una mayor cobertura. Por otro lado, la ES tiene en cuenta diversas dimensiones para asegurar
que el fallecimiento es de carácter intencional. Sin embargo, si tenemos en cuenta que los
estudios previos han demostrado que ambas fuentes infrarrepresentan los casos reales de
suicido la ECM se aproxima mejor a la medición del fenómeno en términos absolutos.
Los resultados provisionales que hemos presentado nos servirán para analizar en qué
medida cada uno de los procesos (de imputación o registro) descritos explican numéricamente
la variabilidad entre los registros.
17
BIBLIOGRAFÍA:
Alvira Martín, F y Blanca Moreno, (1998): Estrategia y técnicas investigadoras en El Suicidio de
Émile Durkheim”, en Revista de Investigaciones Sociológicas, nº 81, pp. 63‐72.
Alvira Martín, F y Canteras, A (1997): El Suicidio Juvenil. Madrid: Instituto de la Juventud.
Callejo, J (1998): “Cien años después: los rasgos de modenidad de El Suicidio”, en Revista de
Investigaciones Sociológicas, nº 81, pp. 73‐98.
De Miguel, J M (1969). “El suicidio en España”, en Revista Española de la Opinión Pública, nº
18, pp. 195‐233.
Durkheim, E (1897/2006): El Suicidio. Estudio de sociología y otros escritos. Buenos Aires: Miño y Dávila.
Durkheim, E (1998a): “El divorcio de mutuo acuerdo”, en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, nº 81, pp. 193‐203.
Durkheim, E (1998b): “Suicidio y natalidad: estudio de la estadística moral”, en Revista Española de Investigaciones Sociológicas, nº 81, pp.171‐191.
Foucault, M (2008). El orden del discurso. Barcelona: Tusquets.
Instituto Nacional de Estadística (1959). El suicidio en España durante medio siglo. Madrid.
Latour, B (1992). Ciencia en acción. Cómo seguir a los científicos e ingenieros a través de la
sociedad. Barcelona: Labor.
Navarro Domínguez, O (1958): “El suicidio y su análisis demográfico estadístico”, en Revista
Internacional de Sociología, nº 64, pp. 637‐379.
Ramos Torre, R (1998): “Un tótem frágil: Aproximación a la estructura teórica de El Suicidio”,
en Revista de Investigaciones Sociológicas, nº 81, pp. 17‐40.
Uña Suárez, O (1985). “Sociología del suicidio. Ampliaciones epistemológicas.” Revista de
Psicopatología, nº 5, pp. 129‐136.
18
ANEXO I: REFERNCIAS DE DOCUMENTOS Y ENTREVISTAS
1. Entrevistas realizadas
‐ E‐ECM: Profesional del INE, experto en Causas de Muerte ‐ E‐ES: Profesional del INE, experto en Estadística del Suicidio ‐ E‐JI: Jueza de Instrucción de una capital de provincia.
2. Documento analizados:
B) Artículos de revista médico‐forense: ‐ D‐F1: Domínguez Pedroso, ME; Sánchez Ugena, F y Sánchez Botet, T (2007): “Suicidio disimulado como accidente de tráfico: A propósito de un caso”, en Cuadernos de Medicina Forense, nº 50, pp. 269‐274.
‐ D‐F2: Rico, A y otros (2007): “Suicidio por ingesta masiva de ácido clorhídrico”, en Cuadernos de Medicina Forense, nº 50, pp. 283‐290.
‐ D‐F3: Rico, A y otros (2007): “Suicidio por arma de fuego con un proyectil del calibre 6.35 mm.”, en Cuadernos de Medicina Forense, nº 48‐49, pp. 197‐200.
‐ D‐F4: Ayala Espinosa, G; Martí Lloret, JB y Rodes Lloret, F (2005): “Incidencia del suicidio consumado en el partido judicial de San Vicente del Raspeig (Alicante)”, en Cuadernos de Medicina Forense, nº 40, pp. 119‐129.
‐ D‐F5: Lucena, J y otros (2005): “Embolia grasa como complicación de politraumatismo por precipitación autolítica”, en Cuadernos de Medicina Forense,nº 40, pp. 131‐137.
‐ D‐F6: Miguel, L y otros (2005): “Estudio epidemiológico del suicidio en Sevilla en 2004”, en Cuadernos de Medicina Forense, n º39, pp. 43‐53.
‐ D‐F7: Soriano Maldonado, M y Martínez‐García, P (2005): “Suicidio por arma de fuego”, en Cuadernos de Medicina Forense, nº 39, pp. 63‐67.
‐ D‐F8: Barbería Marcalain, E; Correas Soto, CJ y Miró García, F (2004): “Dos casos de muerte debida a sofocación por bolsa de plástico” en Cuadernos de Medicina Forense, nº 37, pp. 49‐55.
‐ D‐F9: Vaquero, AM; Miró, F; y Pascual, V (2004): “Reahorcamiento suicida” en Cuadernos de Medicina Forense, nº37, pp. 57‐58.
‐ D‐F10: Navarro Escayola, E; Ros Olivares, T y Pérez Pujol, E (2003): “Suicidio atípico: a propósito de un caso”, en Cuadernos de Medicina Forense, nº 34, pp. 35‐41.
‐ D‐F11: Blanco Pampín, J y Morte Tamayo, M (2002): “Intoxicación suicida por paracetamol”, en Cuadernos de Medicina Forense, nº 29, pp. 37‐43. Todos los artículos están disponibles en la Web: http://scielo.isciii.es
C) Sentencias judiciales: Las sentencias recogidas a continuación discuten acerca de “la prueba de la
existencia de suicidio”. En todas ellas, la demostración o no del suicidio tiene repercusiones en el pago que las aseguradoras han de abonar a los beneficiarios. ‐ D‐J1: 339/2007 de 4 de junio. Audiencia Provincial de Madrid (Sección 14ª). ‐ D‐J2: 47/2006 de 26 de enero. Audiencia Provincial de Madrid (Sección 14ª). ‐ D‐J3: 390/2005 de 14 de junio. Audiencia Provincial de Valencia (Sección 11ª). ‐ D‐J4: 507/2004 de 23 de junio. Audiencia Provincial de Vizcaya (Sección 4ª). ‐ D‐J5: 622/2002 de 11 de noviembre. Audiencia Provincial de Alicante (Sección 7ª). ‐ D‐J6: 973/2002 de 19 diciembre. Audiencia Provincial de Alicante (Sección 5ª). ‐ D‐J7: 195/2002 de 25 de noviembre. Audiencia Provincial de Navarra (Sección 2ª). ‐ D‐J8: 120/2000 de 31 de marzo. Juzgado de lo Social nº 25, Madrid ‐ D‐J9: 423/2000 de 26 de abril. Tribunal Supremo (Sala de lo Civil). ‐ D‐J10: 428/1996 de 21 de junio. Audiencia Provincial de Málaga (Sección 4ª). ‐ D‐J11: 981/1995 de 19 de mayo. Audiencia Provincial de Palencia.
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ANEXO II: ESTADÍSTICOS UNIVARIABLES Y CORRELACIONES DE CADA FUENTE ENTRE
1906 Y 2006. DIFERENCIANDO 3 PERIODOS
(1906‐1958 / 1959‐1975 / 1976‐2006)
1906‐2006 ES ECM
N 101 97 Media 1688,129 1803,732 Desviación 346,776 785,185 Coeficiente de Variación 20,54% 43,53% Diferencia Media (ES‐CM)* ‐115,603 N Correlación 97 Correlación 0,837 Sig, Correlación 0,000
De 1906 a 1958: ES ECM
N 53 49 Media 1590,038 1325,51 Desviación 257,334 332,873 Coeficiente de Variación 16,18% 25,11% Diferencia Media (ES‐CM)* 264,528 N Correlación 49 Correlación 0,76 Sig, Correlación 0,000
De 1959 a 1975 ES ECM
N 17 17 Media 1498,000 1489,412 Desviación 71,340 76,278 Coeficiente de Variación 4,76% 5,12% Diferencia Media (ES‐CM)* 8,588 N Correlación 17 Correlación 0,973 Sig, Correlación 0,000
De 1976 al 2006 ES ECM
N 31 31 Media 1960,097 2732,000 Desviación 411,621 687,409 Coeficiente de Variación 21,00% 25,16% Diferencia Media (ES‐CM)* ‐771,903 N Correlación 31 Correlación 0,934 Sig, Correlación 0,000
* Diferencia Media (Media de ES – Media de CM).
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ANEXO III: GRÁFICO CON LAS DIFERENCIAS (ES MENOS ECM) 1906‐2006.
DIFERENCIANDO 3 PERIODOS (1906‐1958 / 1959‐1975 / 1976‐2006)
‐1500
‐1000
‐500
0
500
1000
1906
1908
1910
1912
1914
1916
1918
1920
1922
1924
1926
1928
1930
1932
1934
1936
1938
1940
1942
1944
1946
1948
1950
1952
1954
1956
1958
1960
1962
1964
1966
1968
1970
1972
1974
1976
1978
1980
1982
1984
1986
1988
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
2006