Curso de Dietética Aplicada Módulo 6: Aparato Locomotor
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Materia mineral
1) REPASO ANATÓMICO Y FUNCIONAL.
Los objetivos generales del aparato locomotor son,
fundamentalmente:
• Proporcionar un adecuado soporte al cuerpo
• Proteger los órganos vitales.
• Permitir el crecimiento y la locomoción
Para cumplir estas misiones el aparato locomotor está integrado por:
los huesos, las articulaciones, los músculos y las estructuras
adyacentes (como los tendones o ligamentos).
Sabía que…
El esqueleto humano consta de unos 206 huesos, siendo el más largo el fémur, cuya
longitud media en un hombre de 46 cm, y el más pequeño el estribo, un hueso situado en el
oído medio de unos 3 mm de longitud.
1.1. Los huesos.
El conjunto de huesos del cuerpo humano, denominado esqueleto, se encarga de
proporcionar soporte y proteger los delicados órganos internos. En cuanto al
movimiento, el esqueleto desempeña un papel “pasivo” ya que sirve de punto de
anclaje a los músculos, elementos activos en el movimiento.
Los huesos están constituidos por el llamado tejido óseo, formado por sustancias
orgánicas e inorgánicas (minerales) en una proporción aproximada de 1 a 2, y
células.
Está formada en un 95% por osteína, una sustancia colágena que se transforma en gelatina cuando se hierve. La osteína proporciona una cierta elasticidad a los huesos y evita que se rompan con facilidad. Los niños poseen mayor cantidad de osteína que los adultos, por eso sus huesos son más elásticos. El 5% restante contiene sulfato de condroitina y ácido hialurónico.
Es la que da dureza al hueso. Está formada por sales minerales, especialmente de calcio y fósforo, aunque también posee otros minerales como: magnesio, flúor, silicio, zinc ...
Materia mineral
Se encargan de la remodelación continua que sufren los huesos. Existen dos tipos de células, principalmente: los osteoblastos encargados de la formación de hueso, y los osteoclastos, encargados de su reabsorción o destrucción.
Materia orgánica
Células
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Crecimiento de los huesos: en realidad el hueso es un tejido vivo y en constante
actividad. En todo momento existen procesos de formación y de destrucción óseas,
predominando unos u otros dependiendo de las épocas.
Así, la densidad y consistencia del esqueleto va variando a lo largo de la vida:
- Hasta los 25-35 años los huesos
van creciendo en longitud y
consistencia, alcanzando a esta
edad el llamado pico de masa
ósea que les marcará para toda la
vida, y que es mayor en el varón.
- A partir de esta edad el proceso de
pérdida de masa ósea comienza de
forma progresiva, tanto para los hombres como para las mujeres: a la vez que
se ganan años se pierde calcio del hueso.
- En la mujer, la llegada de la menopausia conlleva una pérdida ósea mucho
mayor, llegando a triplicar la del varón.
Por ello los fenómenos de descalcificación son más frecuentes en las mujeres post
menopáusicas.
De entre éstos, el más habitual y grave es la osteoporosis o pérdida de masa ósea:
el hueso se vuelve poroso y frágil y se rompe fácilmente.
1.2. Las articulaciones.
Los huesos se unen entre sí mediante articulaciones que permiten que el esqueleto
adopte diferentes posturas. Según la movilidad que permiten se distinguen:
Articulaciones inmóviles: son fijas y en ellas los huesos, generalmente planos, se
engarzan entre sí mediante bordes con entrantes y salientes. Es lo que ocurre con
los huesos del cráneo.
Articulaciones semimóviles: tienen un movimiento limitado. Entre los huesos
que las forman existe un disco fibro-cartilaginoso. Es lo que ocurre con las
vértebras de la columna vertebral.
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Articulaciones móviles: permiten mover fácilmente los huesos. Los huesos que
las forman poseen superficies articulares recubiertas de cartílago, constituido
mayoritariamente por colágeno, que impide que los huesos rocen directamente y se
desgasten. Además la articulación posee bolsas sinoviales llenas de líquido
sinovial para facilitar el movimiento, y
ligamentos que sujetan los huesos entre sí.
Algunas articulaciones como la rodilla o el
hombro poseen también unas estructuras
llamadas meniscos. Éstos están constituidos
por colágeno y su principal misión consiste en
mejorar la estabilidad articular cuando ambos
huesos son convexos.
1.3. Los músculos.
Son los elementos capaces de contraerse por estimulación nerviosa, es decir, por
órdenes mandadas por el cerebro que se transmiten a través de nervios en
milésimas de segundo. El cuerpo humano posee dos tipos de músculos:
Se contraen de forma lenta e involuntaria. A este grupo
pertenecen los músculos del estómago, el intestino o
los vasos sanguíneos.
Se contraen de forma rápida y a voluntad. Constituyen
Estriados o fibra estriada la parte blanda del cuerpo, la “carne” y son los
elementos activos en el movimiento.
La mayor parte de los músculos estriados o voluntarios
están anclados en los huesos en dos o más puntos
mediante los tendones.
Nos ocuparemos sólo de este tipo de musculatura.
Sabía que…
El cuerpo humano posee más de 600 músculos, entre lisos y estriados.
Cuando caminamos empleamos aproximadamente unos 200 músculos.
Estriados o de fibra estriada
Lisos o de fibra lisa
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2) TERAPÉUTICA DE LAS AFECCIONES DEL APARATO LOCOMOTOR.
2.1. Fitoterapia.
La Fitoterapia dispone de plantas medicinales útiles en las enfermedades
reumáticas, especialmente en las afecciones crónicas que precisan tratamientos
prolongados.
Se trata de plantas con actividad antiinflamatoria y/o analgésica probadas, sin los
efectos secundarios de las moléculas de síntesis (fármacos). Puede emplearse en
tisanas o extractos.
Harpagofito (Harpagophytum procumbens)
Se emplean las raíces secundarias, ricas en iridoides, entre
los que destacan el harpagósido, el harpágido y el
procúmbido.
Presenta una acción analgésica y antiinflamatoria basada en
la inhibición de la síntesis de prostaglandinas inflamatorias y
la reducción de la permeabilidad capilar (reduce el edema).
La actividad no se muestra inmediatamente, por lo que no es
adecuado para las crisis agudas. El harpagofito está indicado
en los procesos reumáticos crónicos, especialmente en la artrosis.
Al ser amargo, puede producir alguna molestia gastrointestinal en personas
sensibles. Sin embargo, se trata de una planta bien tolerada en general.
Sauce (Salix alba)
Se emplea la corteza que contiene salicina y otros derivados
salicílicos, todos ellos con propiedades similares a la aspirina.
Ejerce una actividad analgésica, antipirética y antiinflamatoria por
inhibición de la síntesis de prostaglandinas inflamatorias.
De ello se deriva su utilización tradicional en procesos reumáticos
con componente inflamatorio (artrosis, artritis, gota) así como en
neuralgias, gripe y estados febriles.
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Regaliz (Glycyrrhiza glabra)
La raíz contiene interesantes principios activos como
glicirricina, flavonoides y otros.
Actúa como antiinflamatorio y espasmolítico con una
actividad similar a la de la cortisona. Se emplea como
antiulceroso en gastritis y úlceras gastroduodenales, así
como en procesos reumáticos, como artritis y artrosis.
Debe tenerse en cuenta su posible efecto elevador de la
tensión arterial y administrarla con precaución en
personas con hipertensión.
Abedul (Betula alba)
Las hojas son ricas en betulina, flavonoides y taninos. Ejerce
una actividad intensamente diurética, colerética y
antirreumática, además de favorecer la eliminación urinaria
de compuestos orgánicos.
Por ello, el abedul se emplea en edemas, litiasis,
reumatismos y gota.
Ulmaria (Filipendula ulmaria o Spiraea ulmaria)
La planta entera contiene derivados flavónicos como el
espireósido y glucósidos como el monotropósido que es
hidrolizado a salicilato de metilo de acción antiinflamatoria,
analgésica y antipirética.
La Ulmaria se emplea en el tratamiento de la gota y de las
afecciones reumáticas en general. Además, facilita la
eliminación de agua por vía renal y cutánea.
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Arnica (Arnica montana)
Se trata de una planta que, debido a su toxicidad por vía interna, sólo se emplea
por vía externa. Sus flores son útiles en contusiones, hematomas y en
tratamientos musculares y articulares de tipo reumático.
Emplear con precaución en personas de piel sensible pues puede producir
dermatitis.
Otras plantas de acción antiinflamatoria de uso interno son: la Gaulteria
(Gaultheria procumbens), el Castaño de Indias (Aesculus hippocastanum),
Peonia (Paeonia officinalis) o el Grosellero negro (Ribes nigrum).
2.2 Complementos dietéticos.
Cartílago de tiburón: se trata de un potente antiinflamatorio, no tóxico. Sus
principales componentes son:
- Mucopolisacáridos, principalmente Sulfato de condroitina A y C que
constituyen básicamente la matriz orgánica del cartílago y el hueso, por lo
que actúan como condroprotectores y antiinflamatorios articulares.
- Macroproteína IDC, proteína que inhibe la angiogénesis, es decir, la
formación exagerada de vasos sanguíneos que determinan y agravan el
proceso inflamatorio.
En efecto, el cartílago normal no tiene vasos sanguíneos. Sin embargo, el
fluido sinovial en personas afectas de osteo-artritis contiene una sustancia
que estimula la angiogénesis denominada ESAF (Factor Celular Endotelial
Estimulador de la Angiogénesis). Este factor está asociado con la
vascularización y degradación del cartílago de la articulación. Por tanto, si
bloqueamos la formación de vasos (angiogénesis) se puede ejercer un
control sobre la degeneración articular
y el progreso de la enfermedad
inflamatoria osteo-artrítica.
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Mejillón de labio verde (Perna canaliculus): se trata de un molusco bivalvo
especialmente cultivado en las costas de Nueva Zelanda, con conocidos e
importantes efectos beneficiosos sobre las enfermedades reumáticas.
Posee un gran contenido en proteínas de AVB y AG poliinsaturados, así como sales
minerales y oligoelementos necesarios para la nutrición del cartílago articular.
Los estudios realizados con el extracto liofilizado de este molusco han mostrado una
reducción de los síntomas dolorosos y una mejoría en la movilidad de la articulación
en casos de artritis y artrosis, todo ello derivado de su actividad antiinflamatoria y
reparadora del cartílago.
Gelatina hidrolizada: la gelatina es una materia proteica hidrosoluble procedente
del colágeno. Está compuesta por un 90% de proteínas y alrededor de un 2% de
minerales. Aporta aminoácidos esenciales y no esenciales, especialmente glicina,
prolina e hidroxiprolina.
Ejerce una importante actividad a nivel articular:
- Facilita una adecuada síntesis de colágeno, componente principal del cartílago
de las articulaciones, cuyo desgaste da origen a la enfermedad artrósica.
- Facilita la recuperación y mantenimiento del tejido óseo, especialmente si se
asocia a determinadas vitaminas y minerales.
Por todo ello, la gelatina hidrolizada colabora beneficiosamente en los trastornos
articulares, en especial en la artrosis, así como en aquellas personas que someten a
sobrecarga las articulaciones ya sea por una actividad laboral o deportiva.
Minerales: cuando la dieta habitual no es capaz de cubrir los requerimientos
diarios de estos nutrientes se hace necesaria la suplementación.
• Calcio: es el principal constituyente mineral del esqueleto y un nutriente esencial
para el crecimiento y mantenimiento de un hueso sano.
Hay que tener en cuenta que las necesidades de calcio varían a lo largo de la
vida, y en determinadas épocas están especialmente aumentadas:
Niños (1 a 10 años) 800 mg diarios Adolescentes (11 a 24 años) 1200 mg diarios Adultos 800 mg diarios Embarazo y Lactancia 1200 mg diarios
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Estudios recientes elevan, incluso, estas cantidades en algunos grupos. Así, la
Conferencia Consenso NIH de Junio 1994 las cifras en:
Adolescentes 1500 mg diarios
Mujeres adultas 1000 mg diarios
Menopausia 1500 mg diarios
Finalmente, recordar que una dieta baja en calcio en cualquier época de la vida,
impide conseguir una adecuada mineralización ósea y determina unos huesos
menos resistentes.
• Magnesio: uno de los minerales más abundantes en el organismo. Es
indispensable en la formación de proteínas, anticuerpos, enzimas, hormonas,
cartílagos y tejidos en general. Juega, además, un importante papel en el normal
funcionamiento del sistema nervioso, muscular y óseo.
• Zinc: oligoelemento que interviene en la formación y mantenimiento de diversos
tejidos como: piel, uñas, cartílago y huesos.
• Manganeso: forma parte de muchos enzimas e interviene en el crecimiento de
los huesos y en la formación y elasticidad de los cartílagos.
• Flúor: oligoelemento estimulante de las células formadoras de hueso
(osteoblastos). Los estudios realizados con suplementos de flúor demuestran que
este incrementa la densidad mineral ósea.
• Fósforo: otro nutriente relacionado con el desarrollo mineral óseo. Junto al calcio
forma el 90% de la estructura mineral del hueso. Hay que prestar atención a la
relación Ca/P, que debe ser mayor a 1 e inferior a 2.
Vitaminas: la mayoría de las vitaminas intervienen de una forma u otra en el
mantenimiento del sistema óseo y muscular. Destacan:
• Vitamina D: juega un papel importantísimo en la absorción intestinal de
calcio y su incorporación posterior al hueso.
• Vitamina C: además de su acción antioxidante que protege a los tejidos de
la acción de los radicales libres, es necesaria para formar colágeno, principal
componente del cartílago articular.
• Complejo B: necesario en la síntesis y metabolismo de los aminoácidos
constituyentes de los tejidos.
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3) TRASTORNOS DEL APARATO LOCOMOTOR.
En este apartado se realiza una breve revisión de las patologías más frecuentes.
Dada la gran variabilidad terapéutica existente, se plantean pautas de tratamiento
orientativas, siempre sujetas al criterio del profesional de la Dietética.
3.1. Reumatismo.
En realidad, este término no constituye una enfermedad definida. Cuando hablamos
de “Reumatismo” o “Reuma” nos estamos refiriendo a una serie de signos y
síntomas que aparecen en el aparato locomotor como:
- Malestar o dolor
- Hinchazón
- Dificultad de movimientos
- Deformación
Que pueden localizarse en una parte del esqueleto, en todo miembro, en la
columna vertebral, o en la mayor parte del cuerpo.
El término “Reuma” exige, pues, un diagnóstico correcto que aclare la enfermedad
real.
En este sentido nosotros hablaremos más concretamente de:
Patologías articulares Patologías óseas Patologías musculares,
tendinosas y otras
Degenerativas: artrosis Osteoporosis Lumbalgia y ciática
Inflamatorias: artritis Calambres musculares
Por depósito: gota Tendinitis y bursitis
3.2. Artrosis.
Se define como una degeneración del cartílago
articular y las alteraciones que de ello se derivan.
Algunos autores la denominan osteoartritis o artritis
degenerativa.
Es la patología más frecuente del aparato locomotor,
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aunque la incidencia real es difícil de evaluar.
Se sabe que la edad hace aumentar la prevalencia, de forma que después de los 40
años, el 90% de las personas presentan al menos una articulación alterada, si bien
esto no significa que aparezcan síntomas.
Factores de riesgo: existen una serie de factores asociados a la aparición de la
artrosis:
- Edad: en este caso es cierta la frase “la artrosis aparece con la edad”. La
incidencia es baja por debajo de los 40-50 años, y se eleva de forma
geométrica a partir de aquí, especialmente en las mujeres.
- Sexo: hasta los 45-55 años la artrosis afecta casi por igual a hombres y
mujeres (aunque es ligeramente más frecuente en el varón). Por encima de
los 55 años las mujeres están más afectadas.
- Factores mecánicos: la repetición de ciertos movimientos puede llevar a la
larga a sobrecarga articular. Por ello, determinadas profesiones pueden
favorecer la aparición de artrosis en determinadas articulaciones. Por
ejemplo:
- en las bailarinas aparece en los tobillos y pies
- en las limpiadoras, en las rodillas
- en los mineros, en los codos
- en las secretarias, en la columna
- …
- Factores constitucionales: la obesidad no parece constituir un factor de
riesgo para la aparición de artrosis, pero sí tiene un claro papel en la
gravedad y evolución de la misma, especialmente si se trata de artrosis de
articulaciones de carga (rodillas, cadera,…)
- Factores genéticos: son evidentes en algunos tipos de artrosis precoces.
Manifestaciones clínicas: el dolor es el síntoma más característico e importante.
El dolor se produce al alterarse las estructuras articulares, pero no el cartílago, que
no posee terminaciones nerviosas.
La intensidad del dolor varía según el grado de la lesión y la localización.
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Por lo general, el dolor aparece con el movimiento o la carga y cede con el reposo,
aunque si la artrosis está muy evolucionada también puede aparecer en reposo e
incluso despertar a la persona por la noche (como ocurre en la artrosis de cadera).
Además del dolor, en la artrosis hay:
- Inflamación de la zona.
- Rigidez localizada por las mañanas y de duración inferior a 30 minutos.
- Contractura muscular.
- Crujidos articulares.
- Derrame articular
- Deformación de la articulación.
Las articulaciones que con más frecuencia sufren artrosis son la cadera, la rodilla,
las vértebras y las manos (que no debe confundirse con artritis reumatoide). En la
artrosis, la afectación suele ser unilateral. Todas ellas, excepto la cadera, son más
frecuentes en las mujeres.
También es posible que se produzca una artrosis generalizada cuando hay más de 3
articulaciones afectadas, aunque no es lo habitual.
Diagnóstico: basado en:
• las manifestaciones clínicas
• la localización y la edad
• la radiología
Medidas terapéuticas: encaminadas a aliviar los síntomas, frenar el proceso,
retrasar la destrucción del cartílago y estimular la formación del tejido nuevo.
• Medidas higiénico dietéticas:
- Reposo: especialmente importante si existe dolor. No está recomendada la
inmovilización prolongada. Lo mejor es realizar un reposo nocturno mínimo de 8
horas, acompañado de periodos de descanso intercalados durante el día.
- Disminución de peso si existe obesidad, necesario para que la articulación
soporte una menor presión y mejore la sintomatología y evolución.
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- Aplicación de calor sobre la zona afectada: que puede hacerse con bolsas de
agua caliente u otros métodos. Algunos autores recomiendan la aplicación de
frío sobre la zona, para reducir la inflamación sobre todo en casos agudos.
- También son beneficiosas las cataplasmas templadas de arcilla preparadas con
infusión de plantas antiinflamatorias y analgésicas.
- Los masajes y la balneoterapia relajan la musculatura y mejoran la función
muscular.
- Para prevenir la anquilosis y la incapacidad pueden realizarse ejercicios
adecuados, en seco o en piscina de agua caliente.
- Dieta adecuada, equilibrada, hipocalórica si es necesario y rica en calcio y
magnesio.
Fitoterapia Complementos dietéticos
Pueden emplearse las plantas que se describieron en el apartado 2.1. con actividad antiinflamatoria y analgésica.
La lesión fundamental en la artrosis es el desgaste del cartílago. Por ello, la terapia debe ir encaminada a retrasar dicha destrucción y estimular la formación de nuevo cartílago, además de mejorar la sintomatología. Para ello se emplea la gelatina hidrolizada, el colágeno, el cartílago de tiburón y el molusco de labio verde, así como los complementos ricos en magnesio.
3.3. Artritis reumatoide.
El término artritis implica inflamación
articular. En el sentido más amplio de la
palabra, la artritis puede producirse a
consecuencia de una infección o como
resultado de un traumatismo. Nosotros, sin
embargo, nos centraremos en la forma
crónica más frecuente: la artritis
reumatoide.
Se trata de una enfermedad inflamatoria crónica de naturaleza autoinmune en la
que se afectan varias articulaciones, generalmente de modo simétrico. Evoluciona
durante años con exacerbaciones y remisiones.
La artritis reumatoide tiene predilección por las mujeres y, aunque puede iniciarse a
cualquier edad, es más frecuente entre los 40 y 50 años.
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La causa de la enfermedad es desconocida y posiblemente intervengan varios
factores como: agentes infecciosos, genéticos, hormonales y autoinmunes.
Actualmente se considera que en la artritis reumatoide existe una producción de
anticuerpos y linfoquinas dirigidos contra las propias estructuras de la articulación,
de modo que llegan a destruirla. Sin embargo, están aún por determinar si este
mecanismo autoinmune es el factor desencadenante de la enfermedad, o tan sólo la
respuesta del organismo a los fenómenos inflamatorios articulares.
El mecanismo podría ser el siguiente:
Susceptibilidad genética
Infección ¿?
Sistema inmunitario
Actuación
Linfocitos B Linfocitos T
Anticuerpos Linfoquinas
LESIÓN DE LA ARTICULACIÓN
Manifestaciones clínicas: en la artritis reumatoide, a diferencia de la artrosis, las
articulaciones se afectan de forma simétrica, siendo su localización más habitual las
articulaciones de las manos: metacarpofalángicas, interfalángicas y las de las
muñecas.
Otras localizaciones son: pies, vértebras cervicales, hombros, caderas, rodillas y la
articulación de la mandíbula.
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En general, la enfermedad comienza de forma paulatina, con dolores articulares
difusos que pueden durar meses. Sólo en un 10% de los casos el inicio es brusco y
agudo.
Los principales signos y síntomas articulares de la artritis reumatoide son:
- Dolor: es el sistema principal. Es un dolor constante que no llega a ceder con el
reposo y se agrava con el movimiento.
- Hinchazón articular: debida a la acumulación de líquido y la inflamación de los
tejidos. La articulación está caliente, enrojecida y duele al tocarla.
- Rigidez matutina. La movilidad de la articulación se ve limitada al menos
durante 1 hora después del descanso nocturno. Es un síntoma muy
característico, especialmente si la artritis reumatoide afecta a las manos.
- Debilidad en los músculos por pérdida de masa muscular.
- Limitación de la movilidad para realizar actividades habituales, laborales o
personales (vestirse, peinarse, atarse los zapatos,…)
- Finalmente aparecen deformidades importantes que dificultan todavía más el
movimiento, como la desviación hacia fuera de los dedos, pudiendo llegar a
anquilosis.
Diagnóstico: no hay ninguna prueba específica para el diagnóstico de la artritis
reumatoide, aunque éste no es difícil y se basa en:
- Las manifestaciones clínicas típicas.
- La localización.
- La radiología.
- La analítica sanguínea: presencia del llamado factor reumatoide (una IgM
especial), una VSG (velocidad de sedimentación globular) aumentada,
anemia y otras.
Medidas terapéuticas: el tratamiento es complejo e incluye medidas destinadas a
reducir la inflamación, aliviar el dolor y prevenir la deformación.
• Medidas higiénico dietéticas:
- Reposo: especialmente en las fases “activas”.
- Ejercicios articulares, que ayudan a conservar la fuerza muscular y la movilidad.
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- Dieta adecuada: el proceso inflamatorio se acompaña de un aumento de las
necesidades nutricionales de determinados nutrientes, situación que se agrava en
personas que toman medicamentos antiinflamatorios. En este sentido la dieta
debe contener:
Proteínas: especialmente de origen vegetal y pescados. Se ha observado que
algunas artritis empeoran ante consumos elevados de carnes.
Lípidos poliinsaturados, especialmente Omega-3. Los aceites de pescado
poseen acción antiinflamatoria y reducen la rigidez matutina. Es recomendable,
pues, incrementar el consumo de pescado azul, o incorporar complementos a
base de EPA.
Vitaminas: muchas personas con artritis reumática presentan carencias de
vitaminas del grupo B y C, posiblemente como efecto de la farmacoterapia
prolongada. Por otra parte, en la inflamación articular intervienen en gran medida
los radicales libres. Por ello es necesario asegurar el aporte de vitaminas y
nutrientes antioxidantes (vitamina E, β-caroteno vitamina A, selenio...).
Minerales: es frecuente observar en la artritis reumatoide déficit de zinc, y
selenio, así como osteoporosis. Los complementos dietéticos que incluyan zinc,
selenio, calcio o vitamina D pueden resultar de utilidad.
Agua: algunas personas con artritis reumatoide retienen agua y sal. En estos
casos suele ser útil restringir el sodio en las comidas y administrar infusiones de
plantas diuréticas.
Fitoterapia Complementos
En el control de la artritis reumatoide pueden emplearse las plantas medicinales con acción antiinflamatoria y analgésica articular citadas en el apartado 2.1., especialmente el harpagofito.
Pueden resultar de ayuda aquellos que presentan actividad antiinflamatoria, como el cartílago de tiburón o el extracto de Perna canaliculus. Como medida de apoyo puede emplearse la gelatina hidrolizada y el colágeno que colaboran en la regeneración del cartílago articular.
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3.4 Diferencias entre artrosis y artritis.
Como hemos visto, se trata de dos trastornos que coinciden en algunos aspectos, y
en los que las medidas terapéuticas son similares. Sin embargo, existen algunas
diferencias que pueden hacernos sospechar la presencia de uno y de otro.
Artrosis Artritis
Concepto Enfermedad degenerativa crónica del cartílago articular
Enfermedad inflamatoria crónica de toda la articulación
Evolución Progresiva y constante Progresiva con exacerbaciones y remisiones
Personas afectadas Mayores de 50 años, especialmente mujeres
Menores de 50 años, muy especialmente mujeres
Causas Desgaste fisiológico del cartílago
Autoinmune: formación de anticuerpos que destruyen la articulación
Otros factores implicados
Sobrecarga articulación Obesidad Genética
Hormonas Infecciones Genética
Manifestaciones clínicas
1.-Dolor que cede con reposo. 2.-Hinchazón 3.-Rigidez matutina inferior a 30 minutos 4.-Contractura muscular 5.-Crujidos articulares
1.-Dolor que no cede con reposo 2.-Inflamación visible 3.-Rigidez matutina superior a 30 minutos 4.-Debilidad y movilidad limitada 5.-Deformidad articular
Localización Grandes articulaciones que soportan carga y de forma no simétrica: cadera rodilla vértebras mano
Pequeñas articulaciones y de forma simétrica: manos muñecas pies vértebras
Manifestaciones extraarticulares
Rarísimas Frecuentes: nódulos subcutáneos, sequedad ocular, anemia, osteoporosis,..
Diagnóstico Clínica y localización Radiología
Clínica y localización Radiología Analítica sanguínea
Medidas terapéuticas
Reposo Reducción de peso Calor local (o frío) Ejercicios específicos Complementos: -regeneradores de cartílago -antiinflamatorios -magnesio
Reposo relativo Ejercicios específicos Dieta adecuada Complementos: -antiinflamatorios -regeneradores de cartílago -vitaminas y minerales
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3.5 Gota.
La gota es una enfermedad metabólica en la que se depositan cristales de urato en
las articulaciones y tejidos vecinos. Estos depósitos pueden destruir los tejidos
articulares y originar manifestaciones clínicas típicas de inflamación.
Ácido úrico y gota: el ácido úrico presente en la sangre deriva de las purinas, un
tipo de proteínas que, en parte, son sintetizadas en el organismo y en parte las
tomamos con determinados alimentos.
Cuando ingerimos alimentos con purinas, parte de ellas se emplea y la otra parte es
degradada a ácido úrico, que es eliminado, fundamentalmente a través de la orina,
quedando en sangre una cierta cantidad.
La cantidad de ácido úrico (o urato) en sangre no es constante a lo largo de la vida:
es pequeña en los niños y aumenta al llegar a la pubertad, especialmente en los
varones, que seguirán teniendo valores más elevados durante toda la vida. En las
mujeres vuelve a aumentar ligeramente en la menopausia.
Estas variaciones justifican que la hiperuricemia (aumento de ácido úrico en
sangre) tenga valores diferentes para los varones y para las mujeres. Así:
Valores normales de
ácido úrico
Valores considerados
como hiperuricemia
Hombres 3-7mg/dl Mayores de 7mg/dl
Mujeres 3-6mg/dl Mayores de 6mg/dl
Cuando la cantidad de ácido úrico en sangre es demasiado elevada, no puede
diluirse y precipita en los tejidos en forma de cristales.
De todos modos, deben diferenciarse la hiperuricemia y la gota: no todas las
personas con ácido úrico elevado desarrollan gota (sólo 1 de cada 5), aunque todos
los enfermos con gota sí presentan un ácido úrico elevado en sangre.
Manifestaciones clínicas: la gota es una enfermedad que en muchas ocasiones
aparece tras varios años con el ácido úrico elevado. Afecta especialmente a
hombres entre 40 y 60 años, y es muy rara en mujeres premenopáusicas y en
niños.
Las manifestaciones clínicas que aparecen son debidas al depósito de ácido úrico en
los tejidos y articulaciones y, por lo general, comienzan con un ataque agudo.
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Se han propuesto una serie de factores desencadenantes como: ingestión de
bebidas alcohólicas, transgresiones alimentarias, ayunos, traumatismos, ejercicio
físico intenso, estrés psíquico, intervenciones quirúrgicas o empleo de determinados
fármacos, que favorecerían el ataque.
El ataque se caracteriza por afectar a una sola articulación, normalmente la del
dedo gordo del pie con:
•Dolor muy intenso que se incrementa con cualquier roce o intento de movimiento.
•Signos inflamatorios en la articulación: calor, enrojecimiento e hinchazón intensos.
•Puede haber fiebre (alrededor de 38ºC).
La duración de los síntomas es variable y el dolor suele remitir entre la primera y la
segunda semana, al cabo de las cuales la piel de la zona adquiere un color violáceo
y tiende a descamarse.
Sabía que…
Lo habitual es que el ataque agudo de gota sobrevenga en la
cama y de madrugada, ya que la temperatura articular es
menor y esto facilita el depósito de cristales.
Después del ataque inicial puede haber un periodo sin síntomas que dura desde
semanas hasta años. En algunos enfermos la reiterada precipitación de cristales de
ácido úrico ocasiona la formación de tofos, depósitos permanentes y a veces
visibles de cristales de ácido úrico. Con el tiempo estos tofos pueden llegar a
deformar y a destituir la articulación y los tejidos. Se localizan normalmente en el
pabellón de la oreja, codo, manos, muñecas, pies, rodillas y tendón de Aquiles. La
hiperuricemia también puede determinar la formación de cálculos en las vías
urinarias (litiasis renal).
Medidas terapéuticas:
Dieta: una dieta pobre en purinas ayuda a descender el ácido úrico en sangre y
siempre es la primera medida a instaurar. Sin embargo, hay que tener en cuenta
que existe una síntesis endógena de ácido úrico que no responde a la restricción
dietética de purinas, lo que hace necesario, en algunos casos, instaurar un
tratamiento alternativo.
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En general, la dieta debe ser moderada en proteínas, alta en carbohidratos, baja en
grasas, además de excluirse los alimentos ricos en purinas y el alcohol. Debe
incluirse unos 2 litros de agua o infusiones al día.
PROHIBIDOS LIMITADOS PERMITIDOS
-Alimentos con alto -Alimentos de moderado -Alimentos de bajo o
contenido en purinas: contenido en purinas: nulo contenido en
anchoas carnes y aves en general purinas:
arenques pescados y mariscos en cereales y derivados
sardinas general leche y derivados
mejillones y vieiras anguilas vegetales
extractos de carne legumbres frutas frescas
salsas de carne guisantes verdes frutos secos
ganso, pato espárragos huevos y huevas
carnes de caza coliflor bebida de soja
vísceras: molleja, espinacas azúcares
hígado, corazón, champiñones y otras café, té, infusiones
seso, riñones setas aceite
cereales integrales vinagre
3.6 Osteoporosis.
La osteoporosis se define como una pérdida de la masa ósea: el hueso se vuelve
poroso y frágil y se rompe fácilmente.
De hecho, la osteoporosis es asintomática, pero determina un aumento de fracturas
de los huesos ante pequeños golpes o incluso realizando actividades cotidianas
como tender la ropa, toser o inclinarse.
Se trata de una enfermedad grave tanto por la gravedad de sus complicaciones,
como por su alta incidencia, que además va en aumento debido, principalmente, al
envejecimiento de la población:
Se calcula que una de cada tres personas mayores de 65 años padece
osteoporosis.
En España, la padecen más de 3 millones de personas, en su mayoría mujeres.
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Causas: en el apartado 1 ya comentamos cómo la masa ósea va cambiando con la
edad. Así, hemos visto que la pérdida de densidad ósea acompaña en cierta medida
al envejecimiento. Sin embargo, existen otros factores adicionales que afectan al
esqueleto e influyen en el desarrollo de la osteoporosis.
Son los llamados factores de riesgo:
Menopausia: los estrógenos, hormonas femeninas producidas por el ovario,
poseen un efecto protector sobre los huesos. Por ello, en la mujer con la llegada de
la menopausia (generalmente entre los 45 y 55 años) y debido a la disminución de
los estrógenos la pérdida ósea es mucho mayor, llegando a triplicar a la del varón.
Dieta pobre en calcio y en vitamina D: el calcio es un nutriente fundamental en
la formación y mantenimiento de unos huesos fuertes y saludables a lo largo de
toda la vida. En este sentido, múltiples estudios sugieren que el déficit dietético de
calcio, vitamina D y otros nutrientes óseos está ligada a la osteoporosis.
Dieta rica en proteínas y/o sal: por el contrario, las dietas con elevado
contenido en proteínas, especialmente animales, y en sal, condicionan una mayor
pérdida urinaria de calcio y, por lo tanto, incrementan el riesgo de osteoporosis.
Inactividad física: el ejercicio y el movimiento influyen en la mineralización del
hueso, por el contrario la inactividad produce un aumento de la pérdida de la masa
ósea: “los huesos, si no se usan se pierden”.
Tóxicos: el consumo elevado de alcohol o café y el tabaco facilitan la aparición de
osteoporosis por incremento de la pérdida de calcio.
Fármacos y enfermedades: algunos medicamentos como los corticoides, los
antiepilépticos o la heparina y ciertas enfermedades como la artritis reumatoide, la
intolerancia a la lactosa o las alteraciones graves del hígado y del riñón, propician
igualmente la aparición de osteoporosis.
Factores genéticos: existen otros factores que, aunque no son modificables,
deben ser tenidos en cuenta pues incrementan la predisposición a padecer
osteoporosis: sexo femenino, peso y talla bajos, raza blanca o amarilla,
antecedentes familiares directos: madre, tías, hermanas, y menopausia precoz.
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TÓXICOS INACTIVIDAD FÁRMACOS ENFERMEDADES OTROS
FÍSICA
Café Corticoides Intolerancia a lactosa Genéticos
Tabaco Heparina Alteraciones renales Sexo femenino
Alcohol Anticonvulsivantes Malabsorción Raza blanca o amarilla
Antiácidos Menopausia precoz
Peso y talla bajos
OSTEOPOROSIS
DIETA
Pobre en calcio
Pobre en vitamina D
Rica en sodio
Rica en proteínas
Consecuencias: decíamos al inicio que la osteoporosis evoluciona de forma
silenciosa durante años, siendo su consecuencia más evidente la aparición de
fracturas.
Las fracturas pueden aparecer en
cualquier punto del esqueleto, aunque las
zonas más habituales son:
• Las vértebras dorsales y lumbares:
en realidad son aplastamientos
vertebrales que hacen que la espalda se deforme, curve y acorte (joroba).
• El cuello del fémur: es lo que comúnmente se denomina fractura de cadera. Es
la más grave.
• Otras: la muñeca o el brazo.
Sabía que…
Diversos estudios han demostrado que la mujer llega a perder en el transcurso de
su vida el 40% de su masa ósea, de ahí el riesgo de sufrir una fractura de cadera
sea mucho mayor en la mujer que en el hombre.
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Medidas terapéuticas: la base para la prevención y el tratamiento de la
osteoporosis radica en mantener una masa ósea correcta. Para ello, son
importantes 3 aspectos:
1. Dieta: debe ser equilibrada desde el punto de vista nutricional, no rica en
proteínas y con especial énfasis en los nutrientes relacionados con la salud ósea:
Calcio - Magnesio - Vitamina D - Flúor - Silicio
En la siguiente tabla se menciona el contenido en calcio de diversos alimentos:
Animales Vegetales Algas
Queso gruyere 1010mg Queso manchego 835mg Sardinas en lata (con espinas) 300-437mg Besugo 225mg Queso de Burgos 186mg Leche de vaca 120mg Yogur 120mg
Semillas de sésamo 1160mg Almendras 254mg Pan integral 206mg Nabos cocidos 203mg Avellanas 200mg Coles cocidas 188mg Nueces de Brasil 186mg Berro 151mg Brócoli 130mg Pan blanco 100mg
Hijiki 1400mg Wakame 1300mg Kombu 800mg Agar-agar 567mg Dulse 296mg Kelp 103mg
Cuando la dieta habitual no aporta suficiente cantidad de nutrientes óseos, debe
recurrirse a la suplementación. Con los suplementos se pretende equilibrar la dieta
y llegar a cubrir los requerimientos diarios, especialmente en:
� las mujeres pre y post-menopáusicas
� las personas mayores
� las embarazadas y madres lactantes
� los niños y adolescentes
� y si existe osteoporosis
2. Ejercicio físico: un programa de ejercicio físico regular y moderado es
importante para obtener un buen pico de masa ósea y para mantener el hueso.
El tipo de ejercicio dependerá de cada persona en particular, aunque en general son
aconsejables ejercicios como: andar, carrera lenta, danza, subir y bajar escaleras o
gimnasia de mantenimiento. No son adecuados los ejercicios que incluyen flexiones,
saltos o movimientos bruscos.
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3. Modificaciones en el estilo de vida: se incluyen aquí aspectos de la vida
cotidiana que pueden modificarse para prevenir o ayudar a tratar la osteoporosis:
� Abandono del tabaco, las bebidas alcohólicas y el café
� Mantenimiento de actitudes posturales correctas:
- sentarse en silla dura y recta con la espalda y el cuello rectos, apoyando
los pies en el suelo
- dormir en colchón duro y almohada baja
- para levantar un objeto del suelo, flexionar las caderas y rodillas
manteniendo la espalda recta
- para mover objetos pesados, empujar hacia atrás apoyando la espalda en
el objeto
3.7 Lumbago y ciática.
Se denomina lumbago o lumbalgia al dolor localizado en la zona lumbar de la
columna, y ciática al dolor que afecta a la cara posterior de las piernas. En
ocasiones se asocian ambos y entonces se habla de lumbociática.
LUMBAGO AGUDO.
Se trata de un dolor lumbar de comienzo brusco. Aparece normalmente después de
los 30 años y es raro pasados los 60 años. Las causas más habituales son:
• artrosis y otras lesiones de las vértebras de la región lumbar
• hernia discal
• alteraciones posturales que determinan sobrecarga anormal de las
vértebras. Estas alteraciones pueden ser debidas a posiciones de trabajo
forzadas, obesidad, o a la existencia de pie plano, pie cavo o diferente
longitud de las piernas
• traumatismos vertebrales
• osteoporosis y otras enfermedades
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El inicio del ataque agudo de lumbago suele coincidir con un esfuerzo físico o
levantamiento de un peso, asociados a flexión de la espalda.
En los casos típicos, bruscamente aparece:
• un vivo dolor lumbar, a veces precedido de sensación de crujido
vertebral. El dolor se agrava al estar de pie o al intentar mover el tronco o
incluso, al toser o estornudar, y cede, en parte, con el reposo.
• sensación de bloqueo de la zona
• la persona adopta una posición antiálgica, es decir, inclina un poco el
tronco para evitar el dolor.
La mayoría de las lumbalgias remiten en 5-10 días, aunque a veces pueden
presentarse de forma persistente: es la lumbalgia crónica.
CIÁTICA.
El dolor de la ciática suele afectar a todo un miembro inferior, desde la zona de las
nalgas hasta el pie. Se acompaña de sensación de hormigueo en el mismo
territorio, y es muy intenso impidiendo el descanso.
La causa principal es la presencia de hernia discal en la última vértebra lumbar o la
primera sacra.
El disco intervertebral es una estructura fibrosa y gelatinosa que se interpone entre
dos vértebras, manteniéndolas separadas y permitiendo el movimiento de la
columna. En sí mismo, el disco no contiene vasos sanguíneos ni nervios.
Con el envejecimiento, los traumatismos y la sobrecarga, los discos intervertebrales
van degenerando y pueden llegar a desplazarse hacia fuera. Entonces comprimen
los nervios de la columna causando intenso dolor: es la hernia discal.
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Medidas terapéuticas: destinadas a aliviar El dolor y el espasmo muscular:
Generales Fitoterapia
� Durante el episodio agudo:
-reposo absoluto en cama
-aplicación de calor local
-pueden emplearse emplastos de arcilla preparada con infusión
de plantas antiinflamatorias
� Para prevenir nuevos ataques:
-masajes para relajar la musculatura
-hidroterapia (curas termales)
-reeducación postural
-programa de ejercicios específicos
� En cualquier caso es necesario luchar contra los factores
favorecedores:
-instaurar dieta hipocalórica si existe sobrepeso
-modificar hábitos posturales inadecuados
-prohibir cargas pesadas
-dormir sobre superficie dura
-descartar la existencia de alteraciones en los pies o dismetrías
Pueden emplearse las plantas
antiinflamatorias y
antirreumáticas que se citan
en el apartado 2.1.
En ocasiones pueden resultar
de utilidad los relajantes
musculares y tranquilizantes:
valeriana, pasiflora, lúpulo,
azahar,...
3.8 Calambres musculares.
Es un problema bastante común. Consiste en contracciones espasmódicas dolorosas
de los músculos de las piernas, especialmente a nivel de las pantorrillas y los
muslos. Ocurren generalmente por las noches o al despertar.
Pueden afectar a personas de cualquier sexo y edad, aunque son más frecuentes:
•durante la segunda mitad del embarazo •en mayores de 50 años •en personas con enfermedades venosas en las piernas •en relación con el ejercicio físico
Su causa no se conoce y se piensa que pueden deberse a:
•un déficit de calcio o de magnesio o un exceso de fosfatos
•una deshidratación con pérdida de electrolitos
•un depósito de tóxicos a nivel muscular
•una inflamación nerviosa por dificultad de drenaje venoso
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Medidas terapéuticas: teniendo en cuenta las posibles causas implicadas:
� completar la dieta con calcio y/o magnesio
� en ocasiones, la supresión de la leche, rica en fosfatos, da buenos resultados
� mejorar la circulación venosa. Para ello son útiles los preparados con
ingredientes venotónicos y venoprotectores: rusco, bioflavonoides, vid roja,
castaño de Indias,…
� realización de ejercicios de extensión de la musculatura
� empleo de tranquilizantes y relajantes musculares: valeriana, pasiflora,
amapola, azahar, lúpulo,…
� también resultan de utilidad los preparados de aplicación tópica a base de
plantas venotónicas y venoprotectoras.
3.9 Tendinitis y Bursitis.
Se trata de alteraciones que afectan a otras estructuras no óseas ni musculares.
TENDINITIS ���� En este caso la inflamación afecta al tendón y a las vainas que lo
rodean (tenosinovitis). En general, aparece como resultado de microtraumatismos
repetidos en personas que realizan labores continuas con esa articulación, aunque
también puede darse en personas con artritis reumatoide u otros reumatismos.
Clínicamente, aparece dolor espontáneo y al movimiento del tendón, dificultad de
movimiento, signos de inflamación (hinchazón, calor, enrojecimiento) y ruido como
de roce.
BURSITIS ���� Son inflamaciones de las bolsas sinoviales en las articulaciones y que
están destinadas a facilitar el movimiento de tendones y músculos.
La bursitis aparece, generalmente, por sobreuso o microtraumatismos repetidos.
Por ello son habituales en los tenistas, mujeres de la limpieza,…
Clínicamente aparece dolor e inflamación locales y limitación al movimiento.
Medidas terapéuticas: son similares para ambas afecciones y consisten en:
• reposo
• calor local
• evitar movimientos nocivos que puedan ocasionar microtraumas
• terapia antiinflamatoria con las especies vegetales y complementos que se
citan en el apartado 2.
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Aspectos más destacables.
� El aparato locomotor es el encargado de proporcionar soporte, proteger
órganos vitales y permitir el crecimiento y la locomoción. Está integrado por los
huesos, las articulaciones, los músculos y otras estructuras adyacentes.
� Los huesos poseen tejido óseo formado por sustancias orgánicas (osteína,
sulfato de condroitina y ácido hialurónico), sustancias inorgánicas o minerales
(calcio, fósforo, magnesio, zinc,…) y células (osteoblastos y osteoclastos).
� Las articulaciones permiten que el esqueleto adopte diferentes posturas. Las
hay inmóviles, semimóviles y móviles. Estas últimas incorporan diversas
estructuras como cartílagos, bolsas sinoviales, meniscos,…
� La Fitoterapia ofrece plantas con actividad antiinflamatoria y/o analgésica
probadas, sin los efectos secundarios de los fármacos: harpagofito, sauce, abedul,
regaliz, ulmaria, árnica y otras.
� Los complementos dietéticos útiles en los trastornos del aparato locomotor
incluyen entre otros:
•el cartílago de tiburón, antiinflamatorio e inhibidor de la angiogénesis
•la gelatina hidrolizada, aporte de nutrientes específicos del cartílago
•el extracto de Perna canaliculus, antiinflamatorio y recuperador del
cartílago
•o los complejos vitamínicos y minerales específicos
� La artrosis es la patología más frecuente del aparato locomotor. Se trata de una
degeneración del cartílago articular, hasta cierto punto fisiológica, que puede
agravarse por la sobrecarga de la articulación. Lo habitual es que afecte a una
articulación grande.
� La artritis reumatoide se caracteriza por una inflamación articular de
naturaleza autoinmune, que generalmente afecta a articulaciones pequeñas y de
forma simétrica.
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� En la gota se depositan cristales de ácido úrico en las articulaciones, que de este
modo se inflaman y se alteran. El ácido úrico proviene de las purinas de la dieta,
por lo que es fundamental reducir al máximo la ingesta de alimentos ricos en
purinas.
� La osteoporosis es una grave enfermedad en la que el hueso se vuelve poroso y
frágil y se rompe fácilmente. Determinadas situaciones incrementan el riesgo de
osteoporosis: menopausia, inactividad física, dieta pobre en calcio y vitamina D y
rica en proteínas y sal, café, tabaco, ciertos fármacos y enfermedades diversas.
� La dieta en la osteoporosis debe ser rica en calcio, vitamina D y otros nutrientes
óseos. Cuando la dieta no los aporta en cantidad suficiente, se hace importante la
suplementación.
� En la lumbalgia y ciática, además de las medidas generales, resultan útiles las
plantas antiinflamatorias y antirreumáticas, así como las tranquilizantes.
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