1) Los mal entendidos
2) Cuentos un poco trágicos
3) Artículos Periodísticos
4) Alternativas
ÍNDICE
PRÓLOGO
Durante todo el año, trabajamos con mucho esfuerzo elaborando interesantes
cuentos, juegos, artículos, prólogos y más, para cumplir nuestra meta,
terminar nuestro libro.
En clase, leímos y analizamos cuentos de los siguientes escritores: Horacio
Quiroga, Mario Benedetti, Mario Delgado Aparaín y García Márquez. Luego
fuimos aplicando todos los temas trabajados en el curso para crear las
historias y elaborar los artículos presentados en este trabajo grupal de
nuestra generación.
Tenemos una saga de dos libros, el primero, se encuentra impreso en la casa
de cada uno de nosotros. Sin embargo, este libro, el segundo, está publicado
en la página del colegio a los efectos de colectivizar su lectura.
Acá les presentamos el primer capítulo, esperamos que lo reciban con
entusiasmo y que sientan la alegría que sentimos al realizarlo.
Afectuosamente,
Generación 2003
PRÓLOGO
La profesora de Idioma Español, Luciana Muiño, les propuso a los alumnos de
segundo año, que como primer escrito hicieran una historia, situada en fechas
importantes, trabajadas en clase.
Los alumnos tuvieron que elaborar la historia con determinadas pautas, que fueron
evaluadas más tarde.
Esta historia se desarrolló con un equívoco, ya que los alumnos habían trabajado
con un cuento de Jorge Bucay anteriormente. También, en la tabla de referencias de
la historia que tuvieron que hacer, incorporaron la secuencia narrativa, incluyendo
los sucesos, el narrador y sus evaluaciones y finalmente sus personajes
detalladamente descriptos.
Este escrito, tuvo una estricta fecha de entrega, que es muy importante respetar ya
que la responsabilidad en la vida es fundamental. Más tarde estas historias fueron
atentamente vistas por los alumnos junto a la profesora para ser reevaluadas y
llegar a una nota final.
ÍNDICE
1) Alguien- El día del agua
más loco de mi vida
2) Benito- Venus o Marte
3) Black sun- La guerra de
Vietnam
4) Bora- Un amor enemigo
5) Botas- La familia
Bonaparte
6) Estrella LA– Ricardo y
los problemas del agua
7) Gotita- Un bautismo
complicado
8) ¿Hotel? Trivago- La
gran masacre
9) Hipopótamo- Un sueño
por el fútbol
10) John- Cuidemos al
agua
11) Jorgeluino Pérez -
Zhang es un apellido
muy común
12) Laro- La gran
Guerra
13) Manzana– Los
pequeños trozos
14) Mariposa–
Historia de amor y
decepción
15) Naranja- El
cumpleaños de Mora
16) Ñaña- Una partida
inesperada
17) Oliva– La mujer
18) Pololo- La teoría
19) Poppy- ¿Por qué
violeta?
20) Ramona- Una
excursión inolvidable
21) RomanEmpire–
Un momento de
nerviosismo
22) Susana– Mi día
especial
23) Tarifa- La sonda
espacial de la Unión
Soviética
UNA PARTIDA INESPERADA
En 1969, el primer laboratorio de Moscú, capital de la Unión Soviética, fue fundado.
Centenares de personas cuya vocación era ser científicos, o astronautas, habían
solicitado el trabajo.
La pareja científica más famosa de la ciudad, había solicitado el trabajo.
La pareja estaba formada por: la mujer, llamada Amanda Colins, era alta, de ojos
celestes, rubia, muy delicada y tenía un esposo. Él se llamaba Rodrigo Colins, era
de una estatura mediana, tenía ojos de color verde, pelo castaño. Era una persona
amable, simpática y alegre, tal como su esposa.
Ambos tenían cuatro hijos, tres varones, llamados: Albert, Charles e Isaac y una
niña, llamda: Marie.
A ellos también les gustaba la idea de algún día convertirse en científicos, como sus
padres.
Los dueños del laboratorio, realizaban una serie de objetivos, que deberían ser
cumplidos, para conseguir el trabajo. Quien lograba cumplirlos obtendría el trabajo.
Amanda y Rodrigo, trataron de lograr toda la serie de objetivos, ellos recibían todo el
apoyo de sus hijos.
Un mes después Amanda y Rodrigo recibieron un sobre, que dentro tenía una hoja,
que decía: “¡Felicitaciones, Señor Jones! Usted ha conseguido el trabajo en el
laboratorio”.
La pareja se miró confundida. Llamaron al laboratorio, y les dijeron que se habían
equivocado de sobre.
Al día siguiente, les llegó otro sobre que decía, que habían conseguido el trabajo en
el laboratorio.
Toda la familia estaba muy contenta.
Unas semanas después, Amanda y Rodrigo comenzaron a trabajar en el laboratorio.
Su primer proyecto era fabricar un sonda, para lanzar al espacio, si lograban
terminar la sonda a tiempo, iban a construir un satélite.
Los niños de vez en cuando ayudaban a sus padres a fabricar la sonda.
Dentro de la sonda, iban a poner a un animal, para ver su comportamiento, en el
espacio.
Los niños de vez en cuando visitaban a sus padres en el laboratorio, y los ayudaban
a sus padres a fabricarla.
A veces Marie, se metía a dentro de la sond, porque soñaba con ser astronauta.
Unos años después (1972), la sonda estaba lista, ya habían coseguido al animal,
que iban a poner dentro de ella.
Llegado el día del lanzamiento, toda la familia estaba presente.
Los padres y Marie fueron a chequear, que todo estuviera bien.
Mientras los dueños del laboratorio, Amanda y Rodrigo, hablaban, Marie estaba
dentro de la sonda jugando.
Cuando llegó el momento del lanzamiento, nadie se había dado cuenta, de que
Marie no estaba presente, y que el animal no estaba dentro de la sonda.
Un señor empezó la cuenta regresiva
-¡Cinco, cuatro, tres, dos , uno, despeguee!- gritó el señor.
Amanda y Rodrigo, buscaban con deseperación a Marie, pero no la encontraron.
Nadie se había dado cuenta, de que ella estuvo dentro de la sonda todo el tiempo.
Amanda y Rodrigo hicieron todo lo posible, para parar el lanzamiento, pero no
pudieron.
Desde ese día a la familia Colins, le hizo falta una parte, Marie.
Cada vez que miran al cielo, ellos dicen:
– Nosotros sabemos que estás bien, Marie.-
Ñaña
¿POR QUÉ VIOLETA?
Alfredo Ghierra era un apasionado por el fútbol. Jugó al fútbol desde niño y su sueño era crear un club que jugara en primera división. Tenía otro sueño, defender a Uruguay en la selección. Alfredo los cumplió. En 1913 fundó el Defensor Football Club que hoy se llama Defensor Sporting Club, y en 1924 ganó los Juegos Olímpicos con la selección uruguaya en París.
El sábado 15 de marzo de 1913 se reunió en su casa del Parque Rodó con amigos que tenían el mismo sueño. La reunión empezó temprano. La mañana estaba fresca, parecía una mañana de otoño. La casa de Alfredo se fue llenando de amigos que venían con termo y mate. Algunos llevaron tortas fritas cubiertas con azúcar y bizcochos para compartir.
Después de varias horas de reunión y luego de un rico asado, Alfredo preguntó:
- Amigos, ¿estamos de acuerdo en crear el club? ¿Votamos? Me gustaría llamarlo Defensor Football Club.
Alfredo quería llamarlo así por el viejo equipo de fútbol de trabajadores de la fábrica de vidrios de Punta Carretas, llamado “Defensores de la Huelga”.
Todos votaron a favor. Les entusiasmaba la idea de formar un nuevo club.
De repente habló un vecino de Alfredo, llamado Wellington, un señor de setenta años que usaba boina y pipa:
- Estamos de acuerdo con el nombre, llamémonos Defensor. Hay que empezar a pensar en colores. Me gusta el color verde. ¿A ustedes?
Le respondió Adolfo, el hermano de Alfredo, que también era futbolista y luego jugó en Defensor:
- Wellington, me gustaría que el color de nuestro club sea verde, pero el club Belgrano ya usa ese color, no nos van a dejar usarlo. ¿Y si usamos el color negro con una franja verde? Votemos, así mañana voy a encargar las camisetas, deberíamos tenerlas lo antes posible. Hay que ponernos a trabajar ya, no va a ser fácil hacer funcionar el club.
Todos estuvieron de acuerdo. Aplaudieron festejando la fundación del club.
El lunes siguiente Adolfo se tomó el tranvía y fue al Centro a la Casa de Deportes de Frechou. Era una de las pocas casas especializadas en fútbol y basquetbol. Llevaba dinero que habían juntado en la reunión del sábado para encargar 20 camisetas.
- Buen día, Frechou. ¿Se acuerda que mi hermano Alfredo le contó su idea de fundar un nuevo club? Ya lo fundamos, se va a llamar Defensor, y le vengo a encargar camisetas negras con franja verde. Van a ser los colores del club.
- Buenos días, Adolfo – contestó Frechou. ¡Qué lástima! No sabía que estaban pensando en esos colores. Hay otro club que tiene registrado esos mismos colores y ustedes no los pueden usar.
Adolfo pensó en otras opciones pero todos los colores estaban registrados. Finalmente preguntó:
- Digame, Frechou, ¿hay algún color disponible? No puedo regresar sin las camisetas…
Frechou revisó la lista de colores registrados por otros clubes y se dio cuenta que el único color que no había sido usado era el violeta.
- Adolfo, me queda solo el violeta – comentó Frechou señalando la lista de equipos.
Adolfo suspiró:
- Pahh, violeta... Todos estaban entusiasmados con el negro y verde. ¿Qué les digo ahora a mis compañeros?
Frechou contestó:
- Violeta es el color de la fe. ¿Viste que los obispos usan sotana violeta?
¡Sí! – contestó Adolfo. Creo que también era el color que usaban los reyes y reinas. Me gusta ese color. ¡Vamos a ser un equipo excepcional!
Poppy
CUIDEMOS EL AGUA
Había una vez un chico de 11 años que vivía en un pueblo ubicado en un país
africano, donde no solía haber agua potable. Este país era bastante pobre. Solo los
que tenían mucho dinero era capaces de vivir con satisfacción y las comodidades
necesarias. La única fuente de donde podían sacar agua era de un río que estaba
completamente contaminado. La vida en sus orillas no era fácil, no se veía ni un
árbol y tampoco crecía el césped. Cuando cayó una gran lluvia, la gente pensó que
iba a limpiar el río de forma rápida. Pasado el tiempo comprobaron que seguía
contaminado y no mejoraba. Entonces, los habitantes quisieron solucionar este
grave problema con ayuda de la ONU. La solución que encontró este organismo fue
donar agua comenzando un 22 de marzo de 1999, conmemorando el Día Mundial
del Agua.
Este chico se llamaba Zareb. Vivía solo con su hermano menor porque sus padres
habían muerto por la contaminación del río de donde sacaban agua. Él no era muy
alto, el color de su pelo y de su tez eran de un tono bastante oscuro a diferencia de
sus ojos que eran verdes, puros, llenos de buenos sentimientos. Su hermano se
llamaba Kwame. Tenía 7 años y se le notaba la mala nutrición pero el resto de su
apariencia era igual al hermano, con sus nobles pensamientos.
Al escuchar la noticia, los dos chicos se emocionaron mucho pero al pasar los días
el agua iba agotándose más y más y la gente se peleaba por ella
descontroladamente. Los chicos fueron los primeros en quedarse sin agua porque,
como no tenían padre ni madre, los repartidores del agua se aprovechaban de eso y
no les daban.
-¡Qué injusticia!- dijo enfurecido el chico menor.
-La ONU dijo que el agua iba a ser repartida igualmente entre todos y en forma
gratuita.- dijo desilusionado Zareb.
-¡Hay que ir a quejarnos de esto!- propuso Kwame.
Entonces allí fueron los dos hermanos en busca de justicia. Y finalmente lograron
conseguir el agua necesaria para la mejora de su salud. La ONU decidió echar a los
repartidores egoístas y en su lugar pusieron varios voluntarios del pueblo incluyendo
a Zareb y a Kwame.
A final de cuentas los dos hermanos viven una mejor vida unidos sin volver a sufrir
falta de agua potable y siempre ayudando a los niños que eran como ellos.
John
LA TEORÍA
Hace unos 70 años, en la guerra de Vietnam de 1968, las tropas estadounidenses invadieron el país, matando a muchos civiles desarmados. Había un soldado vietnamita que era muy especial porque era discapacitado, no tenía el brazo izquierdo debido a una bala infectada, por eso le tuvieron que amputar el brazo. Erickson era un muchacho muy joven, tenía 16 años y vivía con su madre y hermana afuera de la capital. Él nunca supo quién fue su padre, pero siempre le decían que era muy parecido y que tenía sus mismos rasgos, que era alto, flaco, ojos azulados y de pelo castaño, nunca supo por qué decían que era un tipo raro, que se metía con gente peligrosa y que un día desapareció y nadie lo vio más. Un día al muchacho se le vino la duda de saber quién era su padre, entonces le fue a preguntar a su madre Clarissa sobre quién era. -Madre, ¿me podrás contar algo sobre mí padre? Por favor.- preguntó el joven. -Siéntate.- respondió la madre con un tono de nerviosismo. -Madre, yo quisiera saber algo de él, porque nunca ni a mí, ni a Lily nos has contado algo sobre él. -Hijo, tú sabes que todos dicen que tu padre se parecía mucho a ti, eso es verdad en la parte física, pero no en la psicológica. Jason fue a una escuela como tú y ahí fue donde lo conocí, por qué mi padre era un profesor en esa escuela.- dijo la madre.
Ella le cuenta que le parecía que se metía con la gente incorrecta. Eso cuando se iba de la escuela porque ahí dentro él era correcto, siempre era el primero en llegar a la clase, participaba. Pero resulta que un mes antes de graduarse, lo encontraron hurtando cosas de la secundaria, entonces lo echaron.
-Un día juró venganza a mi padre porque lo había descubierto, y él y su pandilla fueron y mataron a mi papá, yo tendría 10 años. Un día ya te habíamos tenido, eras un niño de cinco años y yo estaba embarazada de Lily, cuando me llega esta carta. Clarissa lentamente abre el cajón y saca una carta que estaba debajo de todo y dice lo siguiente:
Hola Clarissa. Quería decirte que yo fui el que mató a tu padre, pero yo nunca quise hacerle un mal. Por eso me voy y te dejo $2000 dólares estadounidenses para que te mantengas, con mucho respeto y sinceridad, Jason. -Ese dinero que tenemos, no lo gano yo, son las comisiones- dijo la madre. -Gracias mamá, porque me has hecho un bien al contarme esto- respondió Erickson. -Pero, ¿qué paso con él?- preguntó el joven. -Apareció en la lista de muertos de la guerra de Vietnam.- respondió tristemente la madre. -¿Así que volvió a ser militar?- preguntó el muchacho. -No se hizo pasar por uno para poder luchar en la guerra porque él era muy patriota.- respondió la madre. Y así fue como Erickson conoció la verdad de su padre.
Pololo
EL DÍA DEL AGUA MÁS LOCO DE MI VIDA
Un 22 de marzo, un hombre de pelo bien corto, tez oscura y alto, estaba en su casa,
cuando el timbre sonó, miró por la ventana y había una botella de vidrio con una
carta, que decía:
Dir: Trópica
Estimado Hernán:
Le agradecemos su colaboración por eso hoy a las 21:00 hs lo invitamos a la fiesta
del “Día del Agua” que es que es en la dirección Neox 1585.
Un gran abrazo
Ramiro
Y en ese momento pensó, y le dijo a su amigo, sentado a su lado:
- ¿No será el presidente de Salus?
- No, creo que era el presidente de Coca Cola.
-Busquemos en Google- respondió Juan Jorge.
Luego de un largo rato de búsqueda encontraron que él era un empresario, su
empresa se llamaba Computer-time.
-Si el hombre es un empresario, voy a ir a su fiesta- dijo Juan Jorge.
-Bueno, suerte.
Lo que él no había leído era que la carta no era para él y que el repartidor se había
equivocado de dirección, el repartidor la llevó a Esdrújula 1280 en vez de a Trópica
1280.
Cuando llegó al lugar, había dos árboles enormes que decían Salus. Para entrar a la
fiesta precisaba mostrar su cédula para ver si estaba en la lista, en la lista su
nombre no estaba, entonces el guardia dijo:
- Tu nombre no está en la lista, entonces no entras.
-Yo recibí una invitación-dijo Juan Jorge
-Está bien déjalo pasar y anótalo en la lista-dijo Ramiro.
- Le agradezco, ¿usted es Ramiro?
- Sí, ese soy yo.
Mientras Ramiro preparaba el té en su oficina, dio un vistazo que tenía un muy lindo
mármol.
- ¿Cómo te llamás?-preguntó Ramiro.
-Juan Jorge- respondió.
Y en ese momento comenzaron una charla casi sin fin hasta que se hicieron las
00:00hs y Juan Jorge dijo:
-Me tengo que ir, te agradezco, nunca tuve una charla con una persona que no
conocía.
Y a partir de ese día se hicieron muy amigos.
Alguien
LA FAMILIA BONAPARTE
Todo comenzó en un baile del palacio en Austria, enelque yo María Luisa hija del
emperador Francisco I de Austria, conocí en persona a Napoleón Bonaparteque en
ese tiempo era una persona no muy querida. Una serie de derrotas militares habían
provocado la muerte de muchos austriacos.
Napoleón era de apariencia corpulenta, con una cabeza grande y predominante,
poco labio y nariz bien marcada. A su lado yo parecía muy pequeña, con apenas 19
años era una joven dulce, tímida y bien instruida. En los cuadros los artistas
ocultaban mi exceso de peso.
Esa noche de no haber interactuado conmigo le pidió la mano a mi padre, e
inmediatamente se la entrego. Aunque yo lo odiara tenía que obedecer a mi padre.
Yo estaba enamorada de otro hombre. Esa noche fue el destino mi vida con ese
hombre repugnante malvado sin sentimientos.
Al otro día me tenía que enfrentar cara a cara con ese hombre odioso en el
desayuno dirigiéndome la palabra me dijo:“Usted hermosa dama tiene ganas de ir
dar un paseo por el rosedal “a lo que yole respondí “Sí claro me encantaría” Con
ningún entusiasmo fuimos a dar un paseo en los rosedales. En todo el camino me
decía cuanto me amaba y como planearíamos nuestro casamiento.
Al regresar con la bajada del sol se acercó y me dio un bezo di vuelta la cara y le
dije: estoy demasiada cansada tengo que pensar mucho para el casamiento y se
despidió con un beso en la mejilla.
Faltando muy poco para el casamiento,surgió un inconvenienteque se le tendría que
contar a Napoleón .Esa tarde me acerque a él y le confesé que estaba
embarazada, el muy contento me abrazo con mucho fuerza y con mucho
entusiasmo.
Ya era el día que iba dar el amor a ese hombre que yo siempre desprecie el día de
mi casamiento. Medesperté no muy contenta me fui a vestir y a maquillarme para
después ir al civil .Ya preparada partí hacia allí. Todavía no podía creer que estaba
pasando esto,pero lo único que alegraba mi alma era que iba a ser madre. La idea
de tener un hijo me hacía muy feliz.
Los meses fueron pasando, hasta que el 20 de marzo de 1811 di a luz a Napoleón
François Charles Joseph Bonaparte mi hermoso hijo.
Tuvimos que renunciar dos veces a que fuera nombrado rey ya que en esa época
tenía apenas cuatro años.
En esos años Napoleón entrego el poder y se fue a una isla y la relación con su
familia se estaba despedazando. Equivocada de haberme casado con ese hombre
regrese a vivir con mis padres en el castillo de Austria.
Finalmente era feliz, al casarme con el amor de toda mi vidaCharles-René de
Bombelles. Mi hijo comenzó sus estudios.
Napoleón no tenía muchos amigos porque se pasaba estudiando para satisfacer a
su madre. Él era demasiado tímido, cabeza igual al padre y muy serio. Como su
madre no le daba mucho corte porque me pasaba con Charles, lo único que me
importaba era que le vaya bien para un futuro. El sueño de Napoleón II era ser rey
pero como ya había abdicado, nunca lo iba a ser, pero lo que podía ser era
principie. Napoleón II paso un año presentándose para convencerlos hasta que lo
logro y se convirtió en príncipe de Parma en Roma, yo estaba demasiado feliz
porque había podido llegar a algo muy importante .Me mude a Roma con mi esposo
y Napoleón II.Pero todo comenzó a ponerse mal en esa época porque había una
epidemia de tuberculosis .Y Napoleón II se había contagiado. Napoleón estaba
demasiado mal y los doctores me dijeron que no iba a vivir mucho más y el 22 de
junio de 1832 mi hijo Napoleón II muere, muy triste le mandé una carta a Napoleón
diciendo: “El mejor hijo perdido por una enfermedad pero la vida sigue y nosotros
también”.
Botas
LA MUJER
Era 22 de marzo de 1994 en Seattle, Estados Unidos. Se terminaba el invierno pero
aun así, hacía mucho frío. La oscuridad avanzaba a medida que la noche caía. La
nieve tapaba la puerta de las casas, una nieve sucia y endurecida, casi como hielo.
En una casita de tejas rojas vivía una familia, que a pesar del ambiente del pueblo,
era alegre y divertida. La integraba la hermana mayor, Clarissa una niña de 13 años,
más conocida como Clarita; era esbelta, de pelo largo y castaño; desde chica fue
una persona altruista. Luego venía el hermano menor, Tobías, un chico de ocho
años que era identificado por ser un niño torpe pero inteligente, su corazón siempre
estaba lleno de bondad. Por último estaban sus padres, Caleb, el papá, un hombre
ya con canas, era serio en el trabajo pero en la casa era de lo más divertido; y
Joselyn, la mamá que todos los niños soñaban con tener, graciosa, amable y por
sobre todo inteligente. La casa era acogedora, llena de colores vivos y cálidos,
había muchas telas y almohadones que le daban a la pequeña casita un toque de
paz y armonía.
El año pasado se había creado el día internacional del agua, fecha en la que se
recuerda la importancia del agua dulce para los humanos. La escuela a la que ellos
asistían había decidido que ese era un día muy importante y por lo tanto, ese día los
niños no iban a tener clase.
Esa noche era ideal para comer unas galletas dulces junto a un chocolate bien
caliente, meterse a la cama y mirar una película en familia. Mientras estaban
mirándola, el padre preguntó:
-¿Qué quieren ser ustedes de grandes?
La niña respondió decidida:
-Abogada.
-¿Abogada?- preguntó Caleb sorprendido.
-¿No preferirías ser maestra?- sugirió la madre.
- Siempre soñé con ser abogada, ¿qué hay de malo con eso?
-Nada en especial mi niña, es solo que las mujeres no acostumbramos a hacer ese
tipo de cosas, es mal visto, –respondió.
-¿Y a ti hijo, qué te gustaría ser de grande?- dijo el padre para cambiar de tema.
-A mí me encantaría ser marinero.
-¡Ese es mi chico!- respondió orgulloso.
Termino la película y todos se fueron a dormir. Pero Clarissa se quedó despierta
toda la noche pensando por qué no podía estudiar lo que ella siempre había
anhelado. Así que cuando fue un poco más grande decidió transmitir sus
pensamientos. Tiempo después su protesta se inició y se hizo muy conocida, hasta
crearon campañas.
Imprevistamente, una señora de unos 60 años vio una pancarta de la protesta de
Clarissa, quedó estupefacta, “¿cómo una mujer como ella, de esa edad puede decir
eso?, las mujeres deben tener determinados oficios y nada más, así es la vida y no
deberían dejarla hacer ese tipo de protestas solo porque se quiere dedicar a algo
que deben hacer los hombres”- pensó.
Por supuesto que Clarissa siguió peleando para que se cumplieran sus sueños y el
de todas las mujeres como ella. Un largo tiempo después, la mujer consiguió que se
le reconociera el derecho de elegir la opción laboral que quisiera y aunque Clarita ya
no tenía la oportunidad de estudiar abogacía, se sintió feliz por todas las otras
jóvenes del mundo.
Oliva
LA GUERRA DE VIETNAM
Vietnam, 1968. Miles de soldados al mando del General vietnamita Dan Xiao Long,
se retiran del campo después de ser derrotados por Estados Unidos, todo por un
error que costó la vida de miles de civiles.
Dos días antes de la terrible masacre, el general les ordenó a los capitanes de los
regimientos rojo y azul, que llevasen sus tropas al puerto lo antes posible. Los
capitanes obedecieron, y regresaron con sus tropas para aprontarse. JauneArc, un
hombre esbelto, rubio y de ojos de color verde, de nacionalidad soviética, un
verdadero héroe, era quien estaba a cargo del regimiento rojo. En cambio el capitán
del regimiento azul, YatsuhashiDaichi, era un hombre gordo, enano, de ojos negros.
Este último vivía distraído en su mundo egoísta, sentado muy cómodo, bebiendo,
mientras veía todos los días, vidas que habían sido pérdidas. Ambos capitanes eran
rivales desde que ascendieron al cargo.
El verdadero problema fue que el general no había especificado a qué puerto
debían enviar sus tropas. Así que el Capitán YatsuhashiDaichi, decidió escribir dos
cartas. La primera decía que se reunirían en el Puerto de Pyrrha, y la segunda decía
que se reunirían en el Puerto de Nikos. Después de pensarlo, tomó la decisión de
reunirse en el Puerto de Nikos, y le envió la carta a JauneArc.
Esa noche, la carta le llega al Capitán JauneArc, quien acepta reunirse en donde le
había indicado. Al día siguiente, cuando estaban por emprender marcha hacia el
puerto, los soldados rojos se sorprendieron al ver que estaban rodeados por tropas
estadounidenses y deciden atacar. Los soldados vietnamitas comenzaron a
disparar, matando a los soldados de las primeras filas.
Los estadounidenses reaccionaron a esto y también comenzaron a disparar.
-¡Los cañones!- gritó el sargento vietnamita.
-¡Las dinamitas!- ordenó el general estadounidense.
-¡Ríndanse!- dijeron.
-¡Les ganamos en número!- respondieron.
A lo lejos se escuchó un cañón. De repente el Capitán JauneArc dijo:
-¡Alto al fuego!
Como respuesta, el capitán estadounidense ordenó lo mismo. Hubo una pausa
larga. Ambas tropas se retiraron lentamente. La tropa vietnamita se dirigió hacia el
puerto. Al llegar allí, no había señales del regimiento azul. Todos estaban muy
confundidos y ansiosos. Pasaron horas y horas y nadie llegaba, así que decidieron
regresar. Cuando llegaron, estaban los soldados azules en su base.
-¿Por qué no estaban en el puerto? Los hemos estado esperando por horas-
preguntó el capitán de los soldados rojos, con voz un poco fatídica.
-No sé qué están diciendo. Tú no llegaste a tiempo, ahora por su culpa, ganar la
guerra no será tan fácil. Recibió mi carta ¿verdad?-preguntó desconfiado
Yatsuhashi.
-Sí- respondió.
Entonces el Capitán Yatsuhashi sacó su espada y desafió al otro capitán, quitándole
la cabeza.
A lo lejos se escucharon varios cañones y disparos. Decidieron ir averiguar que
estaba sucediendo. Cuando llegaron, se quedaron inmóviles al encontrarse con
miles de civiles inocentes muertos.
Al capitán de los soldados azules, algo le estaba estorbando dentro de la bota.
Adentro de la bota estaba la carta que no había sido enviada, la abrió y para su
sorpresa, la carta decía que debían encontrarse en el Puerto de Nikos, lo que quería
decir que al estar ebrio, le había enviado la carta incorrecta, lo que causó la muerte
de miles de personas y la del Capitán.
Blacksun
LA GRAN MASACRE
Durante una fría mañana de invierno del 16 de marzo de 1968, la familia
Satrano se dirigía desde Estados Unidos de América hacia un lujoso y prestigioso
hotel en Vietnam llamado Lasoff. El motivo de su viaje era el trabajo de su padre, él
era un embajador que lo mandó el gobierno estadounidense a brindar ayuda a
Vietnam.
Al comienzo del viaje todo estaba de maravilla ya que el muy rápido avión por
el cual viajaron era muy espacioso y con un gran servicio. Allí viajaban los cuatro
integrantes de la familia: Benito (el padre quien era muy serio y siempre
vestía elegante), Camela (la madre, que era muy simpática y coqueta) , Benjamín y
Héctor (los dos hijos gemelos que con su corto cabello, siempre se metían en
problemas).
Al arribar en Vietnam, todos quedaron asombrados por la pobreza y el caos
que abundaba en Vietnam del Norte, ya que estaba ocurriendo la guerra de Vietnam
bajo un gobierno comunista. Era una guerra entre Vietnam del Norte contra Estados
Unidos y Vietnam del Sur. Muy decepcionado, Héctor le dijo a Benito:
-Me habías dicho que Vietnam era hermoso, que su pasto era extremadamente
verde y que había más felicidad.
-Esto es típico de una guerra.
Y así, los cuatro se dirigieron hacia el hotel, pero mientras accedían al hotel
no pudieron ignorar a un policía que estaba deteniendo a un hombre por el hecho
de cantar una canción alentando a Vietnam del Norte.
Unas horas después mientras observaban el atardecer, vieron la fatal
masacre de May Day, donde soldados estadounidenses mataron a centenares de
civiles desarmados. Muy asustado Benjamín gritó:
- ¿Qué está pasando?, estoy asustando.
- Agarren todo que nos vamos en este momento para Estados Unidos- gritó Benito.
Finalmente, ese mismo día se subieron a un avión y partieron enseguida
hacia Estados Unidos. Al final, ninguno salió herido y estaban muy alegres por
haber salido ilesos de esa masacre y a la vez muy impactados por lo sucedido, pero
de repente el avión empieza a descender, cada vez más cerca de la tierra y cuando
se iba a estrellar… Héctor se despertó y se dio cuenta que todo había sido un sueño
el cual no quería volver a tener.
¿Hotel? Trivago
LA SONDA ESPACIAL DE LA UNIÓN SOVIÉTICA
Había una vez un chico ruso, cuyo nombre era Jorge. Después de 35 años él ya era
un astronauta profesional que ya había cumplido varias operaciones para la luna.
El 27 de marzo de 1972, la Unión Soviética lo envió a Venus con la nave Vénera 8,
que fue una nave de prueba atmosférica y un Lander que incluía temperatura,
presión, sensor de luz, altímetro, espectrómetro de rayos gamma, analizador de gas
y radio transmisor. Jorge estaba mirando la ventana porque él era muy curioso. Él
vio desde el interior de la nave Vénera 8, cómo se alejaba de la tierra y dijo:
-¡Qué bella se ve la Tierra afuera de la Tierra!
Y él pensó que si los humanos cuidásemos la Tierra, más bella sería. Y desde
entonces él pensó o se imaginó que él cuando llegara a la Tierra, iba a sembrar
plantas, así la capa de Ozono no se destruía.
Él pasó 177 días en la nave observando el espacio con las rocas que flotaban
alrededor de los planetas. También pensaba que si una de esas rocas se caía a la
Tierra, podría hacer mucho daño en cualquier lugar. Y se imaginó cómo él se
volvería rico si encontrara un meteorito de un millón de euros. Cuando sonó un
impacto, vio por la ventana cómo la nave se había chocado contra Venus. Por un
momento miraron que la nave estaba destruída y que tenían que salir
inmediatamente. Cuando todos salieron, después de 13 segundos, Vénera 8 no
explotó, milagrosamente.
El 22 de Julio, por fin, llegaron a Venus. Después de un mes en Venus, terminaron
de hallar todos los datos. Después trataron de componer la nave y por suerte su
compañero pudo arreglarla porque tenía experiencia en el tema. Se subieron en
seguida a la nave porque no querian tener más problemas allí. Después de 177 días
para llegar a la Tierra, salieron de la nave con paracaídas.
Cuando ya estaban en sus casas, Jorge seguía impactado por el recuerdo del color
naranja de Venus.
Tarifa
LOS SOBREVIVIENTES
En el año 2945 acabó la Tercera Guerra Mundial (en disputa por el agua) con una
bomba atómica a Uruguay lanzada por Corea del Norte. La radiación volvió
inhabitable al país. Más de la mitad de la población murió en el impacto. Quedaban
pocos habitantes y una cuarta parte murió por las enfermedades generadas por la
radiación, la falta de alimento y por el agua contaminada.
La radiación, que quedó luego de la bomba, causó cosas extrañas, muertos
empezaron a revivir. Las calles; empezaron a tener alma, hartas de ser maltratadas
se levantaron y empezaron a vengarse del mal que les hicieron. Entre los revividos
estaban: Juan Delgado, Isabelino Gradín y Trajano. Ellos, tenían que cruzar Buceo
para ir a Carrasco pero no podían solos, ya que las calles no los dejaban.
Necesitaban la ayuda de los mejores policías del país: Teresa, Susana, Benito y
Marcel. Ellos se refugiaban en el Yacht Club Uruguayo.
Empezaron su trayecto en el Cementerio del Buceo, cuando se encontraron
con un hombre, que decía que su hija estaba debajo de unos escombros. Los siete
fueron a ayudar a la niña. Unos minutos después pudieron sacar a la niña de los
escombros y lo único que hacía era quejarse de su padre. Les contó que tenía
pesadillas usuales xq era muy miedosa. Se dieron cuenta que tenía leucemia y
Teresa era doctora hacía quimioterapia, entonces ella dijo:
- Hay que llevarla a un hospital porque no tengo los recursos necesarios para
salvarla.
Entonces la llevaron al Hospital de Clínicas con la niña muy enferma, donde
pensaban que podía haber algo para curarla. Luego, antes de llegar al hospital Luis
Alberto de Herrera los frenó y dijo:
-¿Que hacen por acá? Unos policías y dos africanos,
-Queremos ir al Hospital de Clínicas- respondió la policía Susana.
- Ah… Interesante, pero esta es mi calle y no los dejaré pasar.
-¿Qué quieres de nosotros?
-Un Powerranger, una tele y el niño. Cuando era humano, mataba gente y la comía.
He matado a mucha gente y un niño es lo que más me gusta. Había visto a mucha
gente pero este niño tiene buena pinta…. Para cuando termine los habré matado a
todos. Todos morirán, si no me dan al niño
Luego, Marcel le pegó a Luís y dijo:
-¡Vamos vamos, corran!
Luís sacó un arma y le disparó. Luego se lo comió.
-¡Nooooooo! Me mataría para que el no hubiese muerto.- gritó Benito.
-Yo hube salvado a Marcel con los recursos necesarios.
-Ya los habría matado a todos, pero me dan pena, perdón, ni valen la pena,
comprenden-dijo Luís Alberto de Herrera a lo lejos.
Gradín se trató de hacer el malo pero pero no le salía, tenía una cara de pan
de dios que se notaba de lejos. Era un tipo educado en el campo que lo sacaron
temprano de la escuela.
Desafortunadamente, a Marcel no lo pudieron salvar y murió, pero por lo menos
pudieron escapar de Luís Alberto De Herrera. Después, fueron parados por Ramón
Anador, quien los dejó pasar, con la condición que le paguen el colegio a su hijo
John. El niño uruguayo, estaba todo el día hablando sin parar.
Por fin llegaron al hospital pero para su decepción, lo único que quedaba del
hospital eran escombros
Penosamente, después de unos días Juana (la niña) como estaba previsto
falleció. Lamentablemente tuvieron que seguir su camino.
Llegaron a Malvín yendo por Avenida Italia con John, Isabelino Gradin, Juan
Delgado, Teresa, Susana, Benito y el padre de la niña fallecida, con el perro
Trajano. En ese momento decidieron ir al Aeropuerto de Carrasco, por la ruta.
Cuando llegaron al aeropuerto donde pensaban tomar el avión de buen motor e irse
a otro país, pero despegó cuando un misil coreano dio con el avión que era de
American Airlines. Solo sobrevivieron el perro Trajano y Susana…
UN MOMENTO DE NERVIOSISMO
Hace mucho tiempo había un señor mayor muy elegante que le gustaba ir a la plaza
a tomar mate. En la plaza, el señor, todo número que veía lo anotaba, ya sea de un
ómnibus o del precio de las frutas. A Don Jacinto le gustaba jugar al cinco de oro
con los números que veía.
Una fría y oscura noche, Don Jacinto prendió la tele y miró el cinco de oro
sentado en su confortable sillón, con la estufa prendida. Cuando escuchó los
números, miró los de él y se dio cuenta que coincidían. Rápidamente fue a la cocina
a buscar a su esposa Teresa, que estaba planchando la ropa, y le dijo que había
ganado.
-Tere, ¡gané!- dijo feliz Jacinto.
-¿En serio? ¿Qué vamos a hacer con el dinero?-preguntó la señora.
-Podríamos irnos de viaje a las Íslas Galápagos al congreso de meteorología, ya
que vos fuiste meteoróloga, estaría interesante aprender algunos conceptos nuevos.
-Me encantaría- exclamó su esposa.
-Mañana reservamos todo y luego canjeamos el ticket por el dinero- dijo Jacinto.
Al otro día el sol estaba radiante entonces se quedaron en su casa y reservaron
todo.
-Voy a retirar el dinero- afirmó Jacinto.
Al llegar vio que había otra persona adelante de él que estaba por la misma
ocasión. Los dos iban a retirar el dinero del 5 de oro, entonces el le pregunta…
-Disculpe, ¿Qué números tiene usted?
-Yo, 6, 3, 24, 7, 8,10 y 12, ¿Por qué?-preguntó el hombre.
Don Jacinto se había hecho una operación en la vista, entonces como no veía muy
bien se podía haber equivocado.
-No, por nada-respondió con cierto nerviosismo
Cuado atienden a Jacinto el le muestra los números y el señor de la caja le dijo que
no eran esos los ganadores.
Don Jacinto llegó muy triste y preocupado a su casa.
-¿Qué pasó?-preguntó Teresa
-Me dijeron que los números no son correctos y ya tenemos todo reservado –lloraba
Jacinto
-¿Cómo lo vamos a pagar? No tenemos tanto dinero-dijo triste Tere.
-Voy a llamar a la agencia a ver si se puede suspender el viaje.
Diez minutos más tarde Jacinto le avisa a su esposa que no se podía cancelar el
viaje, entonces, deberían vender algo valioso para pagarlo, ya que no tenían ningún
ahorro.
Los dos pensaban y pensaban, pero nada se les ocurría…Hasta que en un
momento su esposa corrió apresuradamente a revisar las boletas de las últimas
jugadas realizadas ya que su marido guardaba las copias de los sorteos.
En un momento se oyó un grito…
¡Fuiste a cobrar con la boleta de la jugada anterior!
Jacinto no lo podía creer y pensó, antes
de pagar el viaje tengo que hacerme
lentes nuevos con mayor aumento.
Roman Empire
MI DÍA ESPECIAL
Un día soleado Ana despertó con una sonrisa que recorría de punta a punta su
cara. Era su día favorito del año: el 22 de Marzo, su cumpleaños. No podía creer
que ya hubiera crecido tanto.
-Seis años.- le sonaba muy extraño decirlo.
Corrió hasta la cocina para tomar su vaso de leche donde estaba su madre. Era
muy parecida a Ana ya que las dos tenían el pelo largo y lacio, de color castaño
claro, los ojos verde brillante y la cara pecosa. Su madre formaba parte de todos los
grupos ecologistas de la ciudad, le encantaba cuidar el medio ambiente: las flores,
los árboles, el aire y en especial el agua.
- Hoy es un día muy especial- dijo su madre.- El día de mi cosa favorita en la
tierra.
- Sí – dijo Ana emocionada - Hoy es mi día, mamá.
- No, tu cumpleaños es mañana. Hoy es el día del agua.- Dijo tranquila
tomando su té mientras le daba un vaso con agua en vez de la leche con
azúcar que tanto le gustaba.
Ana la miró enojada y se fue a su cuarto. Se puso un vestido nuevo que
había estado guardando para ese día. Era colorido y cuando terminó de
aprontarse para salir a jugar sonrió frente al espejo.
-¡Mamá! ¡Voy a jugar con mis amigos al parque!- gritó.
-Anita- dijo mientras se acercaba rápido. – Hoy no. Vamos a ir a la marcha
del día del agua. Y tengo una ropa especial para que te pongas.
- Es mi cumpleaños y quiero ver a mis amigos y usar mi vestido para festejar.
- Festejá mañana porque hoy vamos a la marcha. – Respondió su madre
dándose vuelta y volviendo a la cocina
Ana estaba enojada. No podía creer que su madre fuera tan mala con ella.
Como era una niña muy traviesa decidió escaparse e ir a jugar con sus amigos.
En el cuarto de lavado había un rejilla en la pared que cuando la sacaban
dejaba un agujero mu chico pero Ana era muy flaquita así que podía pasar igual.
Salió y fue al parque donde siempre se encontraba con sus amigos. Todos le
dijeron: “¡feliz cumpleaños!” y le dieron tarjetas. Se sintió mucho mejor pero
seguía molesta con su madre, así que le conto todo a su mejor amiga sentadas
debajo de un árbol.
En ese momento llegó su madre enojada. La obligó a subir al automóvil, a
ponerse la ropa del día del agua y a ir a la celebración del agua que ella tanto
odiaba.
Cuando llegaron se fue a sentar en un banco con cara furiosa. Un señor
estaba ahí y le pregunto amistosamente que le pasaba. Ella le explicó y él le
ofreció ir a comer algo para celebrar.
-Mamá siempre decía que no debería irme con extraños-se dijo para ella –
pero antes decía que era lo que más amaba en el mundo. Y ahora su cosa
favorita es la tonta agua.
Tomó la mano del hombre y se fue en su auto. Poco después vio que
pasaban el restaurante al que se dirigían y entendió lo que estaba pasando. La
estaba secuestrando.
Se asustó mucho.
-Seguro mamá me viene a buscar; no está en el festival del agua y no se va a
ir de ahí por nada del mundo. Lo tengo que arreglar yo.
Trató de hacer señas a los autos que pasaban cerca pero el hombre se dio
cuenta y fue por una calle más vacía. Trató de abrir la puerta pero él la trancó.
En ese momento ella empezó a gritar. El señor detuvo el auto, se bajo y con una
tela le tapó baca para que no pudiera gritar más. Estaba muy orgulloso de su
solución pero no se dio cuenta que había creado un problema mayor: una mujer
que andaba cerca vio como le ataba la tela en la boca y comprendió que
sucedía.
Ana estaba llorando, terriblemente asustada cuando por el rabillo del ojo vio a
la señora hacerle una seña y sacar su teléfono.
El auto arranco de nuevo pero no pudo avanzar mucho porque un semáforo
marcó la luz roja.
Fue entonces cuando llegó un auto de policía y la sacó de ahí. Adentro
estaba su madre que por lo que escuchó llevaba muchísimo rato buscándola.
Ana no entendía nada pero se sentía más tranquila.
- ¡Mamá! ¿En serio viniste? ¿Qué pasó con el festival del agua?
- ¡Pero Ana! Me importás mucho más tú que ese festival tonto- le dijo
subiéndola al auto y arrancarlo.
La llevó a un salón de fiestas donde estaban todos sus amigos. ¡Era un
cumpleaños sorpresa!
Desde ese día Ana nunca volvió a escapase con un desconocido.
Susana
SU SUEÑO POR EL FÚTBOL
Hace mucho tiempo en el año 1913, había una niña que vivía con su hermano, su
madre y su padre, la familia Dolico. Su padre era un fanático de los deportes y
siempre leía las noticias. Cada partido de básquetbol o fútbol que había él estaba
presente para verlo. Un día de lluvia después de la hora del almuerzo, el repartidor
de diarios toca la puerta de los Dolico; sale el padre a recibirlo:” ¡Buen día!, dice.
“Buen día, aquí tengo el diario del día, ¡muy interesante en el deporte!”; le responde
de buen humor, “¡Qué suerte!”yo tenía ganas de leer algo de fútbol y ¡me
motivaste!”, contesta mientras compra el diario.
Cuando se sienta en el sillón a leerlo, un enorme título llama la atención de él.
Decía: “Nuevo Club Deportivo”. Muy interesado continúa leyendo. Al rato lee que se
estaba planeando crear un club de fútbol. Él se queda muy contento y cada diario,
noticia que salía él la leía para ver si decían más cosas sobre el club.
Después de dos meses se funda el Club Atlético Defensor.
Transcurrido cincuenta años se inaugura el club, en 1963, ubicado en Punta
Carretas. La familia Dolico se registró en el club para poder disfrutar de la gimnasia
y sobretodo del fútbol. Ese mismo año el padre de los Dolico ya mayor se enfrenta a
una situación muy delicada. El ya sabiendo su estado hace unas cartas para sus
nietos diciendo: “Nunca dejen de ir o ver el fútbol de Defensor”. Ese era su sueño,
que sus nietos siempre lo tuvieran en su corazón y que supieran que su abuelo iba a
estar con ellos en cada partido.
También les cuenta a los nietos en su carta una anécdota que muestra lo fanático
del club que siempre fue. “Andando en bicicleta por el barrio me caí y me quebré
una rodilla, luego de una intervención quedé sin poder caminar por dos meses.
Pasaban los días y no podía visitar el club y sus amigos lo que le generaba mucha
angustia. Un día la abuela tuvo una idea de alquilarme una silla de ruedas para que
pudiera trasladarme, y es así como me llevaron al club a visitar a mis amigos. Nunca
me olvidaré la alegría que me generó ese momento.”
Además ese mismo año se inaugura el estadio en el barrio Parque Rodó. Después
de un largo tiempo el club Atlético Defensor se une con el Sporting club Uruguay, un
club de básquetbol, se llamó Defensor Sporting. Su sede se cambió de lugar y se
sitúa cerca del Parque Rodó infantil.
.
Hipopótamo
UN AMOR ENEMIGO
Una primavera húmeda de marzo, una chica vivía en Vietnam. Eran tiempos de
guerra y de inestabilidad en el país. Elisabeth Minnet no era como el resto de los
adolescentes, era introvertida, preocupada por sus tareas y estudios. Su pelo
ondulado caía por sus delgados hombros, sus ojos claros eran como el agua del
Caribe, y su sonrisa, era como las teclas de un piano de tan blancos y perfectos que
eran. Su familia venía del Guinea. Sus gustos eran finos y delicados, su herencia
era muy abundante en dinero. Pero tenía una familia que daba cualquier cosa por su
niña, su única niña. Su mirada siempre estaba centrada en un libro, solo eso, nunca
se había enamorado antes. Su padre servía a las fuerzas armadas de Vietnam, es
por eso que se habían tenido que mudar de su país de origen.
Una noche tranquila y aburrida como el resto, peinaba su cabellera mientras
empieza a escuchar unos ruidos extraños de afuera. No le dio mucha importancia.
Su padre no estaba en casa, estaba haciendo guardia. Unos minutos más tarde
vuelve a escuchar ruidos como de bombas, o disparos; no era muy claro. Pero lo
primero que se pasó por la mente fue si el padre estaría bien.
- ¡Elisabeth! Ven ya al bunker. ¡Hay guerra! ¡Hay guerra!
A ella no le importaba qué era lo que estaba pasando afuera, solo quería ver si el
padre estaba bien. Bien camuflada sale de la casa. Era como ver al mundo venido
abajo. Gritos por doquier, balazos, bombazos, destrucción. Llega a la base y ve el
cadáver del padre. Sus ojos se le llenaron de lágrimas como si fueran todos los
océanos en conjunto. Ve a alguien.
-Ayuda- grita
Viene un chico, y la ayuda. A ella le pareció muy raro ya que el chico estaba
uniformado. Pero no le pareció importarle ya que quedó enamorada de sus
profundos ojos color café. Él parecía también estar enamorado. La pelea entre
miradas seguía y seguía. Finalmente dice algo:
-Pero, pero, ¿no eres muy joven para todo esto?-
-Es mi deber, por más que no quiera es lo que tengo que hacer si no me matarán.
Por cierto, me gustas mucho: me gustan tus claros ojos y tú pelo color rojizo. Sé que
esto es prohibido pero haría lo que fuera para estar una eternidad con vos.
El corazón de ella parecía derretirse. Le parecía egoísta que mientras había una
guerra y centenares de gente moría, ella estuviera enamorándose de un joven que
era enemigo. Pero no lo podía evitar. Le gustaban mucho sus ojos y su carácter
gentil. Sabía que ese amor iba a ser posible.
Era un amor que nacía entre el ruido de la destrucción y las desavenencias de dos
países enfrentados. El amor que puede cruzar fronteras, derrumbar muros, que es
infinito y que todo lo consigue.
Él le hizo una promesa: “Volveré por ti”. Los ojos de la chica se llenaron de lágrimas
pero dentro de su corazón sabía que sus palabras eran sinceras. El tiempo
transcurrió y nuevamente se encontraron.
Una vez más, y en contra de todas las predicciones posibles, el amor ganaba la
batalla.
Bora
HISTORIA DE AMOR Y DECEPCIÓN
Yo, Pauli, nací en Francia. Era la sexta hija de mis ocho hermanos.
Un día, cuando yo tenía cuatro años, yo estaba en mi habitación jugando con
mis muñecas de tela, cuando mi madre me llamo a mí y a mis hermanos para
darnos la noticia de que mi padre, Carlos, había muerto de cáncer de estómago.
Nunca me olvidé ese día.
No había tenido una buena casa, pero mis hermanos y yo podíamos dibujar
en las paredes y jugar en el jardín cuando queríamos. Y, además, teníamos muy
poca educación.
Unos años después de que murió mi padre, el gobierno tuvo problemas con
mi familia y prendió fuego nuestra casa, así que mi hermano Ricardo, el mayor, nos
llevó a un lugar muy lejano para empezar de nuevo nuestra vida.
A los 16 años, conocí a un hombre llamado Néstor, él tenía 41 años. Era
encantador y empezamos a salir. Me llevaba a caballo, iba a fiestas y óperas. Cinco
meses después de conocernos, le pidió Ricardo a mi mano en matrimonio y yo
acepté, pero no mi madre. Meses han pasado y él se mudó a Paris. Seguimos
conversando por cartas, pero mi madre y mi hermano tenían otros planes para mí.
Querían que me casara con un hombre de clase más alta, llamado Silvio. Y así se
fue. Nos casamos en la primavera de 1797 en una ceremonia conjunta con mi
hermana mayor Elisa y un año más tarde, me quede embarazada de mi primer hijo
llamado Sebastián.
Poco después, mi hermano Ricardo, recibió una propuesta de trabajo y con él
toda nuestra familia se trasladó a Paris. Me encantó vivir allí, estar vestida con ropa
de alta moda y caminar con la más alta sociedad.
Yo, mi esposo y mi hijo tuvimos una muy buena vida hasta 12 años más tarde
cuando Silvio se quedó desempleado porque la compañía para la cual trabajaba
cerró las puertas, y para ayudarlo me mudé sola a una ciudad rural para trabajar
como cocinera para un viudo llamado Roberto.
Después de estar allí trabajando durante seis meses, recibí una carta
diciendo que mi marido había muerto, así que le di la noticia a Roberto, él me envió
de vuelta a Paris.
Viví sola con mi hijo durante dos años de mucho sufrimiento, cuando recibí la
visita de mi antiguo empleador, Roberto, el cual me declaró su amor. Siete meses
después nos casamos.
Y así, yo, mi hijo y mi esposo, vivimos muy felices.
Mariposa
UN BAUTISMO COMPLICADO
Todo comenzó, el 20 de marzo de 1811 en Francia cuando, Napoleón Bonaparte,
un hombre canoso, flaco, atractivo y además emperador francés y María Lucía de
Austria, una mujer elegante y fina decidieron tener un nuevo integrante para su
familia, y que nada mejor para eso que un hijo. Aquel nació el 20 de diciembre de
1811 en Francia y fue nombrado Napoleón II. Era un bebé adorable y muy cuidado
por su familia, parecía un ángel.
Un día, mientras estaban sentados en la mesa almorzando, a María se le ocurrió
que podían bautizarlo pero iba a ser difícil ya que su esposo no era católico.
-Napoleón- dijo María muy tranquila- se me ocurrió que podríamos bautizar a
Napoleón II-
-No me parece una buena idea, María, mi familia no es católica- dijo Napoleón
mirando hacia el piso.
-Lo sé, pero es un niño tan hermoso que merece estar bautizado- dijo María
sollozando por la respuesta de su esposo.
-Bueno creo que no será un problema si eso es lo que tú deseas- dijo Napoleón.
Los días pasaban y tenía todo organizado para aquel día tan importante para la
familia. Había invitado incluso, a todos los que vivían cerca, a pesar de que no se
conocieran demasiado.
Finalmente, el día había llegado y todos se dirigían hacia la Iglesia. Mientras
Napoleón sostenía a su hermoso hijo y hablaba con su esposa se acerca un hombre
al que no reconocían a felicitarlos. Luego de agradecerles, el hombre se presenta y
dice haber sido un compañero de trabajo de Napoleón llamado Roberto Lomez. A
Napoleón no le resultaba conocido, le parecía una persona vil, pero al ser su trabajo
tan grande supuso que se habría olvidado.
-¿Cuándo planean atacar de vuelta a E.E.U.U?- pregunta Roberto.
- Y… bueno todavía no está decidido pero aproximadamente en un año. ¿Por qué?
– dudo Napoleón.
-Solo por saber, como ya no trabajo más allá, me intrigaba saber.
-¿Qué les parece si comenzamos con el bautismo?- Interrumpió María a los dos
hombres.
Comenzó el bautismo, pero Roberto parecía estar muy inquieto haciendo muchas
llamadas y al mismo tiempo escribía con un lápiz en un papel, igualmente siguieron
adelante. Una vez terminado el bautismo, mientras todos felicitaban a los padres, se
acerca Roberto muy nervioso y comienza a hacer muchas preguntas. En ese
momento Napoleón comienza a sospechar de él, además empezó a hacer
demasiadas preguntas.
Fue mientras Napoleón y Roberto estaban hablando que María reconoció al hombre
y se dio cuenta de que él había sido soldado francés unos años atrás porque había
trabajado con su esposo, pero después había escapado a E.E.U.U y unido a las
fuerzas estadounidenses.
Rato después, ya cuando todos se habían ido y solo estaban ellos con Roberto,
llaman a Roberto por teléfono y se aleja. En ese momento, María le cuenta a
Napoleón lo que recuerda sobre ese hombre y Napoleón entra en pánico.
-¡No puede ser!- dice él desesperado-¡Le acabo de dar información de nuestro
país!-comentó lleno de remordimiento.
Su esposa lo hace calmar y llama a las fuerzas francesas para deshacerse de ese
hombre.
Gotita
UNA EXCURSIÓN INOLVIDABLE
Era una mañana soleada de marzo, Carolina ya tenía todo el equipaje pronto para
salir, junto con su hija Noelia, de excursión al Parque Manatí, en donde verían
animales de diferentes especies.
Estaban de viaje desde hacía una semana en Punta Cana y Carolina decidió
contratar este paseo, para que Noelia conociera un poco de la cultura y los animales
típicos de ese lugar.
Estaban en la recepción del hotel, cuando Noelia, de lo tan ansiosa que estaba, vio
un ómnibus muy colorido y se subió a él.
Mientras tanto, Carolina estaba distraída mirando un show referido al día
internacional del agua, donde había muchos niños bailando y pensó que una de las
niñas era Noelia. La estaba grabando con su celular y en un momento la niña se da
vuelta y resultó que no era Noelia. Para ese momento el autobús ya se había ido.
En la desesperación, Carolina comenzó a gritar: ‘Noelia, ¿dónde estás?’.
Las personas a su alrededor no entendían nada, hasta que una señora se acercó y
le preguntó:
- ‘¿Se le perdió su hija?’
- ‘Si, no se a donde está. Es una niña baja, rubia, de ojos verdes, que tenía en
su mano a una muñeca de porcelana que le compré en ese local. (señaló un
local llamado ‘Punta Cana Shop’).
- ‘Me pareció ver a su hija subir a un ómnibus colorido, con mariposas’ –
respondió un hombre que estaba escuchando.
- ‘¿Sabe a qué destino iba?’, preguntó Carolina.
- ‘Si no me equivoco, al Parque Manatí’ – dijo él.
Carolina pidió un taxi del hotel para que la llevara al Parque. Tenía un gran anhelo
de poder encontrarla.
Por suerte, llegó al Parque antes que el ómnibus. Cuando éste llegó, Noelia se bajó
sollozando y al bajar con tanto apuro, se le cayó la muñeca.
- ‘Mami, ¿dónde estabas?’
- ‘Nunca más te alejes de mi sin avisarme. Estaba muy asustada!’
- ‘Se me rompió la muñeca’, lloraba Noelia.
- ‘Bueno Noe, se quebró y necesita yeso.’ Le dijo Carolina.
- ‘¿Hay que llevarla al médico?’ – preguntó la niña.
Carolina se ríe.
Luego de conocer todo el parque, volvieron al hotel e hicieron un picnic debajo de
un enorme árbol, donde comieron galletitas y tomaron el té.
Carolina le pregunta a Noelia: ‘¿Qué fue lo que más te gustó?’
Noelia respondió: ‘Los pájaros. Además, nunca había visto unos animales tan
extraños como los murciélagos. Me dieron un poco de miedo.’
Transcurrieron dos días más, de mucho disfrute en el hotel y luego tuvieron que
volver a su casa. Allí las estaba esperando Jorge, el papá de Noelia, quien no había
podido acompañarlas porque tenía que trabajar. Para festejar su llegada, les había
preparado unos wafles con dulce de leche, la merienda favorita de la pequeña.
Disfrutaron mucho del encuentro y al día siguiente retomaron sus actividades
diarias.
Rosana
VENUS O MARTE
El 27 de marzo de 1972, la Unión Soviética lanzó una sonda espacial al planeta
Venus. Fue un día glorioso para la Unión Soviética, pero al mismo tiempo fue un día
desastroso.
Realmente la sonda espacial Venera 8 tenía un curso programado para el planeta
Marte. Estaba equipada con instrumentos que incluían temperatura, presión,
sensores de luz, altímetros, espectrómetros de rayos gamma, analizadores de gas y
radio transmisores.
Horas antes del lanzamiento el general Álvaro estaba preocupado ya que las
computadoras en la plataforma de lanzamiento estaban funcionando mal. “¿Algún
espía jaqueó las computadoras?” se preguntaba temeroso. Él no acostumbraba a
estar preocupado. Era serio, frío y no tenía miedo a casi nada.
-Señor, tranquilícese, debe ser solo una falla secundaria, nada importante- dijo la
científica Martínez.
Minutos más tarde, los problemas continuaban. Álvaro empezó a ponerse más
nervioso.
-Señor, creo que deberíamos abortar el lanzamiento, hay demasiados problemas-
dijo el jefe de operaciones Benítez.
-De ninguna manera- respondió Álvaro – Continuaremos, aunque no sea fácil. No
deshonraremos a nuestro país.
Aprontaron todo para lanzar la sonda a Marte. Pero el jefe de operaciones Benítez
le insistió al general Álvaro.
-Señor, no estamos seguros si podremos lanzarlo.
-Señor Benítez, no desobedezca mis órdenes- volvió a responder Álvaro.
-Sí señor-dijo Benítez
Por sí mismo Álvaro puso las coordenadas para el lanzamiento.
Cuando se lanzó el cohete todos los científicos y militares festejaron, pero Benítez
no. Él volvió a revisar las coordenadas del lanzamiento y se dio cuenta del terrible
error de Álvaro.
Le informó al general y revisaron el destino del cohete. Cuando vio que lo mandó al
planeta Venus, Álvaro huyó de la plataforma y de la Unión Soviética.
Benito
ZHANG ES UN APELLIDO MUY COMÚN
Un 17 de marzo, en el año 1968, llegó a una casa de una familia vietnamita
que vivía en Estados Unidos, una camioneta negra Suburban, y de ella se bajó un
hombre alto, de smoking negro, con lentes oscuros y un sobre en su mano. Estaban
allí para informarle sobre el trágico fallecimiento de su hijo que estaba trabajando en
Vietnam. El hombre era el que había encontrado el cadáver. Le sorprendió la
cantidad de árboles que había.
Tocó la puerta, y le abrió una señora baja, de unos 55 o 60 años de edad,
con un delantal y con una sonrisa angelical, como si hubiera tenido un maravilloso
día. Había niños corriendo por la casa, algo que notoriamente incomodaba al señor.
-Hola, ¿qué necesita?
-Hola, soy William Lockhart, agente del FBI- dijo el señor mostrando con propiedad
su placa.
-¿Es usted la señora Zhang?
-¿Quiere algo de té?
-No, gracias.
-¿Hay algún problema?
-Me temo que sí. Va a ser difícil de procesar.
A la señora rápidamente se le fue la sonrisa de la cara, y se transformó en una
mirada de preocupación. Llevó a los niños a un cuarto y les dijo que se quedaran
ahí. Una vez que la señora hubo vuelto, el agente estiró la mano en la que tenía el
sobre, sin decir nada. La señora lo tomó y lo primero que decía era “nuestras
condolencias a la familia Zhang”. La señora, que ni siquiera hubo abierto el sobre,
estalló en llanto. Había un ambiente fúnebre. Nadie decía nada. Era como si el
tiempo se hubiera detenido.
-¿Quién se murió?- dijo desbordada de tristeza.
–Su hijo.
-¿Cómo?
-En la Masacre de Mylai.
–Desde que se fue a Vietnam con mi hermano, tuve miedo de que le pasara algo
como esto, es muy peligroso. ¿Ves ese árbol?, lo plantó él. Desde que se fue,
seguimos plantando árboles esperándolo.
La mujer no dijo nada pero se veía en su mirada el odio y la bronca. Abrió el
sobre que decía:
“Lamentamos la muerte de su hijo Tuan Zhang en manos del ejército de los
Estado Unidos de América.”
Como si nada, las lágrimas dejaron de caer de sus ojos.
-Debe haber un error.
-¿Cómo?
- Yo sé que mi hijo se llama Chong Duy, no Tuan. Zhang es un apellido muy común.
Jorgeluino Pérez
EL CUMPLEAÑOS DE MORA
Mora estaba a punto de cumplir 14 años, por esa razón estaba como loca
organizando su fiesta de cumpleaños. Era una chica muy perfeccionista y
organizada. Todos los años festejaba su cumpleaños en su casa y empezaba su
preparación meses antes para que todo fuera perfecto. Pero lo que nadie sabe es
que cuando a Mora no le salían las cosas como esperaba parecía otra persona. Se
frustraba tanto que hasta podía llegar a hacer cosas que uno ni se imagina.
La noche antes de su fiesta de cumpleaños, Mora estaba cenando con su familia
mirando el informativo, cuando Vázquez Melo, el meteorólogo, comenzó a dar el
pronóstico del tiempo y anunció lluvias para el día de su fiesta de cumpleaños.
Enseguida Mora saltó. Ella era una chica muy delicada y femenina pero cuando se
enojaba era capaz de decir cualquier disparate. La madre enseguida la calmó:
-Mora, no te preocupes, lo festejamos pasado mañana. Tomate un té de tilo y
relájate.
Mora enseguida se tranquilizó y le mandó un mensaje a sus compañeros
explicándoles que iba a cambiar la fecha de su fiesta de cumpleaños.
Al día siguiente Mora se despertó un poco enojada ya que no podía festejar su fiesta
de cumpleaños ese día. Salió a desayunar al patio y había un sol tan radiante que
te deslumbraba con su brillo. Enseguida llamó a su madre y le contó.
-¡Mamá, mirá el sol que hay y el tonto de Vázquez Melo dijo que iba a llover! ¡No lo
puedo creer! - le dijo a su madre, Mora muy enojada.
-Sí, parece que se equivocó, él también es humano. Tranquila Mora, es temprano,
avisale a tus amigos que al final lo festejás hoy y ya está, no te hagas problema que
yo te ayudo a organizar y va a salir todo perfecto - le dijo la madre muy tranquila a
Mora.
Se pueden imaginar que Mora no solo dijo que Vázquez Melo era un tonto, gritó
también que era un mal profesional, que no entendía para qué lo contrataban si
nunca acertaba con sus pronósticos, que por poco arruina su fiesta de cumpleaños
y… muchas otras cosas más que no se pueden escribir.
Enseguida le mandó un mensaje a sus amigos avisándoles que iba a festejar su
cumpleaños ese día.
Ya estaba todo pronto, todo preparado, todo perfecto. De repente suena el timbre.
Enseguida Mora va a abrir la puerta. Cuando salen al patio se dan cuenta de que
estaba lloviendo. Mora estaba estupefacta. No podía creer lo que estaba viendo. De
la boca de Mora salía cualquier disparate. Nadie podía creer lo que estaba diciendo.
Enseguida su madre corrió todas las cosas que estaban en el patio hacia
adentro de la casa.
Finalmente el cumpleaños se festejó igual y Mora se divirtió un montón junto a
sus amigos. Esa noche se durmió feliz. Naranja
JUEGO En este crucigrama tenés que completar con siete palabras extraídas de las historias de Quiroga trabajadas en clase.
Estas se encuentran en las historias de este capítulo. Abajo podés encontrar sus definiciones. La palabra Horacio une a todas dejando una pista de una letra en cada una
de ellas. Si las definiciones no alcanzan para completar todas las palabras, hay una pista sobre su acentuación para ayudarte.
1- H
2- O
3- R
4- A
5- C
6- I
7- O
Definiciones:
1- Expresión tranquila y plácida del gozo y satisfacción del ánimo. 2- Pegajoso, y que sirve para pegar y trabar una cosa con otra. 3- Dicho de un lugar de poca luz y en que frecuentemente hay sombra.
4- Que no tiene precaución y cautela cuando hace algo. 5- Exigir mostrando autoridad.
6- Acción y efecto de temblar con movimientos agitados y repentinos. 7- Sacar algo de su lugar. Referido a huesos y articulaciones.
Pistas:
1- Es una palabra aguda. 2- Es una palabra grave. 3- Es una palabra grave. 4- Es una palabra grave. 5- Es una palabra grave. 6- Es una palabra grave. 7- Es una palabra aguda.
PRÓLOGO
Desde principio de año, los alumnos estuvieron leyendo algunos cuentos de
Horacio Quiroga, del libro “Cuentos de Amor, Locura y Muerte”. Leyeron tres
cuentos: “La Gallina Degollada”, “El Almohadón de Plumas” y “A La Deriva”. Al
terminar de leerlos, los analizaron meticulosamente, deteniéndose a estudiar sus
pronombres y verbos conjugados.
Luego de esto, la profesora les dio una consigna; tenían que escribir y
saberse la macro estructura de cada cuento y la biografía de Horacio Quiroga. El día
del escrito, tuvieron que escribir una macro estructura de un cuento, al azar, sin
apuntes y lo mismo con la biografía.
Unos meses después, para el parcial de mitad de año, tuvieron que escribir
una historia continuando la del capítulo uno, pero incorporando personajes y
vocabulario de los tres cuentos de Quiroga trabajados en clase, aparte de las
consignas gramaticales.
En ambos escritos se hizo énfasis en la responsabilidad con las estrictas
fechas de entrega.
ÍNDICE
1. Macroestructuras
2. Biografía de Horacio Quiroga
3. Cuentos completos
4. Comentarios personales
5. Nuestros cuentos
LA GALLINA DEGOLLADA La familia Mazzini Ferraz era feliz hasta que tuvieron hijos. Su primer hijo varón nació bien, pero al año y medio él padeció una enfermedad que lo dejó con severos problemas mentales y físicos. Luego sus otros tres hermanos tuvieron la misma enfermedad. Eran apenas cuidados por el padre, pero la madre nunca los cuidó. Además la sirvienta tampoco les daba muchos cuidados. La familia tuvo una hija más, ella no padeció la enfermedad que los hermanos, por ende los padres querían estar más tiempo con ella. Un día la sirvienta estaba degollando una gallina para el almuerzo y lo idiotas miraban con cara estupefacta. Ella los sacó al patio lo más rápido que pudo para que no vean lo que ella estaba haciendo. Mientras los hermanos estaban en el patio, donde la sirvienta los dejó. Los padres y Bertita, la hija, fueron a caminar y dar un paseo, cuando se acercan Bertita corrió al patio, intentó saltar el cerco, los hermanos la agarraron de la pierna y la llevaron a la cocina, hicieron exactamente lo mismo que la sirvienta hizo con la gallina, pero esta vez fue con su hermana. El padre al llegar dio un grito de escalofrío y no dejó que la madre vea la trágica escena, pero cuando la madre vio lo que pasó, también dio un grito de escalofrío.
EL ALMOHADÓN DE PLUMAS
Este cuento trata sobre una pareja que se quería mucho. Esta pareja vivía en una
casa que era tenebrosa, con paredes blancas y frías, estatuas de mármol, muy
silenciosa aunque al hablar se escuchaba el eco de las palabras. Jordán, el marido,
era muy rígido pero en su interior él sentía mucho amor por su esposa, Alicia.
Jordán no estaba mucho en casa por lo cual Alicia dormitaba hasta su llegada. En
un momento Alicia se agarró influenza y pasó muchos días en cama. Luego de
varios días logró recuperarse. Pero la recuperación no duró mucho porque volvió a
enfermar de anemia. Jordán muy preocupado llamó a sus médicos, pero ellos no
sabían quéle estaba pasando. Le dijeron a Jordán que si empeoraba los llamara de
nuevo. Al otro día Alicia había empeoradopero nadie sabía qué enfermedad
padecía. Jordán caminaba sin cesar por la sala cerca del cuarto donde Alicia
estaba teniendo alucinaciones. Finalmente ella muere.
Luego de su muertecuando estaban poniendo todo en orden, al mover el almohadón
donde ella apoyaba su cabeza, notan que este era demasiado pesado. Cuando
Jordán fue a ver qué pasaba con el almohadón, lo levantólo abrió y descubrió que
había un animal monstruoso que vivía en el interior del almohadón que le había
succionado toda la sangre.
A LA DERIVA
Era un día como cualquiera, cuando el hombre sintió algo raro, y de un segundo a
otro lo mordió. Al darsevuelta, se dio cuenta de que era una víbora, entonces soltó
su machete y la mató.
Volvió a su rancho, con mucho dolor y sed a tomar un trago para aliviar el dolor,
pero no funcionó. Su mujer estaba muy preocupada. Fue entonces cuando el
hombre decidió dirigirse hacia el Paraná porque no estaba dispuesto a morir por la
mordedura de una víbora.
Se dirigió hacia el Paraná con mucho dolor y sed. En un momento, el hombre
empezó a alucinar y a hablar de sus antiguos patrones y de cuándo los había visto
por última vez. Después, empezó a sentir un bienestar que lo pusomuy contento.
Finalmente, el hombre con ese sentimiento de bienestar, cesó de respirar.
BIOGRAFÍA
(Salto, 1878 - Buenos Aires, 1937) Narrador uruguayo radicado en Argentina,
considerado uno de los mayores cuentistas latinoamericanos. Las tragedias
marcaron la vida del escritor: su padre murió en un accidente de caza, y su
padrastro y posteriormente su primera esposa se suicidaron; además, Quiroga mató
accidentalmente de un disparo a su amigo Federico Ferrando.
Fundó en su ciudad natal la Revista de Salto (1899), marchó a Europa y
resumió sus recuerdos de esta experiencia en Diario de viaje a París (1900). En
1909 se radicó precisamente en la provincia de Misiones, donde se desempeñó
como juez de paz en San Ignacio.
Quiroga manejó con destreza las leyes internas de la narración y se abocó
con ahínco a la búsqueda de un lenguaje que lograra transmitir con veracidad
aquello que deseaba narrar. Fuera de sus cuentos ambientados en el espacio
selvático misionero, abordó los relatos de temática parapsicológica o paranormal.
CUENTO COMPLETO DE “LA GALLINA DEGOLLADA”
Todo el día, sentados en el patio, en un banco estaban los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Ferraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpidos, y volvían la cabeza con la boca abierta.
El patio era de tierra, cerrado al oeste por un cerco de ladrillos. El banco quedaba paralelo a él, a cinco metros, y allí se mantenían inmóviles, fijos los ojos en los ladrillos. Como el sol se ocultaba tras el cerco, al declinar los idiotas tenían fiesta. La luz enceguecedora llamaba su atención al principio, poco a poco sus ojos se animaban; se reían al fin estrepitosamente, congestionados por la misma hilaridad ansiosa, mirando el sol con alegría bestial, como si fuera comida.
Otra veces, alineados en el banco, zumbaban horas enteras, imitando al tranvía eléctrico. Los ruidos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón.
El mayor tenía doce años y el menor, ocho. En todo su aspecto sucio y desvalido se notaba la falta absoluta de un poco de cuidado maternal.
Esos cuatro idiotas, sin embargo, habían sido un día el encanto de sus padres. A los tres meses de casados, Mazzini y Berta orientaron su estrecho amor de marido y mujer, y mujer y marido, hacia un porvenir mucho más vital: un hijo. ¿Qué mayor dicha para dos enamorados que esa honrada consagración de su cariño, libertado ya del vil egoísmo de un mutuo amor sin fin ninguno y, lo que es peor para el amor mismo, sin esperanzas posibles de renovación?
Así lo sintieron Mazzini y Berta, y cuando el hijo llegó, a los catorce meses de matrimonio, creyeron cumplida su felicidad. La criatura creció bella y radiante, hasta que tuvo año y medio. Pero en el vigésimo mes sacudiéronlo una noche convulsiones terribles, y a la mañana siguiente no conocía más a sus padres. El médico lo examinó con esa atención profesional que está visiblemente buscando las causas del mal en las enfermedades de los padres.
Después de algunos días los miembros paralizados recobraron el movimiento; pero la inteligencia, el alma, aun el instinto, se habían ido del todo; había quedado profundamente idiota, baboso, colgante, muerto para siempre sobre las rodillas de su madre.
—¡Hijo, mi hijo querido! —sollozaba ésta, sobre aquella espantosa ruina de su primogénito.
El padre, desolado, acompañó al médico afuera.
—A usted se le puede decir: creo que es un caso perdido. Podrá mejorar, educarse en todo lo que le permita su idiotismo, pero no más allá.
—¡Sí!… ¡Sí! —asentía Mazzini— Pero dígame: ¿Usted cree que es herencia, que…?
—En cuanto a la herencia paterna, ya le dije lo que creía cuando vi a su hijo. Respecto a la madre, hay allí un pulmón que no sopla bien. No veo nada más, pero hay un soplo un poco rudo. Hágala examinar detenidamente.
Con el alma destrozada de remordimiento, Mazzini redobló el amor a su hijo, el pequeño idiota que pagaba los excesos del abuelo. Tuvo asimismo que consolar, sostener sin tregua a Berta, herida en lo más profundo por aquel fracaso de su joven maternidad.
Como es natural, el matrimonio puso todo su amor en la esperanza de otro hijo. Nació éste, y su salud y limpidez de risa reencendieron el porvenir extinguido. Pero a los dieciocho meses las convulsiones del primogénito se repetían, y al día siguiente el segundo hijo amanecía idiota.
Esta vez los padres cayeron en honda desesperación. ¡Luego su sangre, su amor estaban malditos! ¡Su amor, sobre todo! Veintiocho años él, veintidós ella, y toda su apasionada ternura no alcanzaba a crear un átomo de vida normal. Ya no pedían más belleza e inteligencia como en el primogénito; ¡pero un hijo, un hijo como todos!
Del nuevo desastre brotaron nuevas llamaradas del dolorido amor, un loco anhelo de redimir de una vez para siempre la santidad de su ternura. Sobrevinieron mellizos, y punto por punto repitióse el proceso de los dos mayores.
Mas por encima de su inmensa amargura quedaba a Mazzini y Berta gran compasión por sus cuatro hijos. Hubo que arrancar del limbo de la más honda animalidad, no ya sus almas, sino el instinto mismo, abolido. No sabían deglutir, cambiar de sitio, ni aun sentarse. Aprendieron al fin a caminar, pero chocaban contra todo, por no darse cuenta de los obstáculos. Cuando los lavaban mugían hasta inyectarse de sangre el rostro. Animábanse sólo al comer, o cuando veían colores brillantes u oían truenos. Se reían entonces, echando afuera lengua y ríos de baba, radiantes de frenesí bestial. Tenían, en cambio, cierta facultad imitativa; pero no se pudo obtener nada más.
Con los mellizos pareció haber concluido la aterradora descendencia. Pero pasados tres años desearon de nuevo ardientemente otro hijo, confiando en que el largo tiempo transcurrido hubiera aplacado a la fatalidad.
No satisfacían sus esperanzas. Y en ese ardiente anhelo que se exasperaba en razón de su infructuosidad, se agriaron. Hasta ese momento cada cual había tomado sobre sí la parte que le correspondía en la miseria de sus hijos; pero la desesperanza de redención ante las cuatro bestias que habían nacido de ellos echó afuera esa imperiosa necesidad de culpar a los otros, que es patrimonio específico de los corazones inferiores.
Iniciáronse con el cambio de pronombre: tus hijos. Y como a más del insulto había la insidia, la atmósfera se cargaba.
—Me parece —díjole una noche Mazzini, que acababa de entrar y se lavaba las manos—que podrías tener más limpios a los muchachos.
Berta continuó leyendo como si no hubiera oído.
—Es la primera vez —repuso al rato— que te veo inquietarte por el estado de tus hijos.
Mazzini volvió un poco la cara a ella con una sonrisa forzada:
—De nuestros hijos, ¿me parece?
—Bueno, de nuestros hijos. ¿Te gusta así? —alzó ella los ojos.
Esta vez Mazzini se expresó claramente:
—¿Creo que no vas a decir que yo tenga la culpa, no?
—¡Ah, no! —se sonrió Berta, muy pálida— ¡pero yo tampoco, supongo!… ¡No faltaba más!… —murmuró.
—¿Qué no faltaba más?
—¡Que si alguien tiene la culpa, no soy yo, entiéndelo bien! Eso es lo que te quería decir.
Su marido la miró un momento, con brutal deseo de insultarla.
—¡Dejemos! —articuló, secándose por fin las manos.
—Como quieras; pero si quieres decir…
—¡Berta!
—¡Como quieras!
Éste fue el primer choque y le sucedieron otros. Pero en las inevitables reconciliaciones, sus almas se unían con doble arrebato y locura por otro hijo.
Nació así una niña. Vivieron dos años con la angustia a flor de alma, esperando siempre otro desastre. Nada acaeció, sin embargo, y los padres pusieron en ella toda su complaciencia, que la pequeña llevaba a los más extremos límites del mimo y la mala crianza.
Si aún en los últimos tiempos Berta cuidaba siempre de sus hijos, al nacer Bertita olvidóse casi del todo de los otros. Su solo recuerdo la horrorizaba, como algo atroz que la hubieran obligado a cometer. A Mazzini, bien que en menor grado, pasábale lo mismo. No por eso la paz había llegado a sus almas. La menor indisposición de su hija echaba ahora afuera, con el terror de perderla, los rencores de su descendencia podrida. Habían acumulado hiel sobrado tiempo para que el vaso no quedara distendido, y al menor contacto el veneno se vertía afuera. Desde el primer disgusto emponzoñado habíanse perdido el respeto; y si hay algo a que el hombre se siente arrastrado con cruel fruición es, cuando ya se comenzó, a humillar del todo a una persona. Antes se contenían por la mutua falta de éxito; ahora que éste había llegado, cada cual, atribuyéndolo a sí mismo, sentía mayor la infamia de los cuatro engendros que el otro habíale forzado a crear.
Con estos sentimientos, no hubo ya para los cuatro hijos mayores afecto posible. La sirvienta los vestía, les daba de comer, los acostaba, con visible brutalidad. No los lavaban casi nunca. Pasaban todo el día sentados frente al cerco, abandonados de toda remota caricia. De este modo Bertita cumplió cuatro años, y esa noche, resultado de las golosinas que era a los padres absolutamente imposible negarle, la criatura tuvo algún escalofrío y fiebre. Y el temor a verla morir o quedar idiota, tornó a reabrir la eterna llaga.
Hacía tres horas que no hablaban, y el motivo fue, como casi siempre, los fuertes pasos de Mazzini.
—¡Mi Dios! ¿No puedes caminar más despacio? ¿Cuántas veces…?
—Bueno, es que me olvido; ¡se acabó! No lo hago a propósito.
Ella se sonrió, desdeñosa: —¡No, no te creo tanto!
—Ni yo jamás te hubiera creído tanto a ti… ¡tisiquilla!
—¡Qué! ¿Qué dijiste?…
—¡Nada!
—¡Sí, te oí algo! Mira: ¡no sé lo que dijiste; pero te juro que prefiero cualquier cosa a tener un padre como el que has tenido tú!
Mazzini se puso pálido.
—¡Al fin! —murmuró con los dientes apretados—. ¡Al fin, víbora, has dicho lo que querías!
—¡Sí, víbora, sí! Pero yo he tenido padres sanos, ¿oyes?, ¡sanos! ¡Mi padre no ha muerto de delirio! ¡Yo hubiera tenido hijos como los de todo el mundo! ¡Esos son hijos tuyos, los cuatro tuyos!
Mazzini explotó a su vez.
—¡Víbora tísica! ¡eso es lo que te dije, lo que te quiero decir! ¡Pregúntale, pregúntale al médico quién tiene la mayor culpa de la meningitis de tus hijos: mi padre o tu pulmón picado, víbora!
Continuaron cada vez con mayor violencia, hasta que un gemido de Bertita selló instantáneamente sus bocas. A la una de la mañana la ligera indigestión había desaparecido, y como pasa fatalmente con todos los matrimonios jóvenes que se han amado intensamente una vez siquiera, la reconciliación llegó, tanto más efusiva cuanto infames fueran los agravios.
Amaneció un espléndido día, y mientras Berta se levantaba escupió sangre. Las emociones y mala noche pasada tenían, sin duda, gran culpa. Mazzini la retuvo abrazada largo rato, y ella lloró desesperadamente, pero sin que ninguno se atreviera a decir una palabra.
A las diez decidieron salir, después de almorzar. Como apenas tenían tiempo, ordenaron a la sirvienta que matara una gallina.
El día radiante había arrancado a los idiotas de su banco. De modo que mientras la sirvienta degollaba en la cocina al animal, desangrándolo con parsimonia (Berta había aprendido de su madre este buen modo de conservar la frescura de la carne), creyó sentir algo como respiración tras ella. Volvióse, y vio a los cuatro idiotas, con los hombros pegados uno a otro, mirando estupefactos la operación… Rojo… rojo…
—¡Señora! Los niños están aquí, en la cocina.
Berta llegó; no quería que jamás pisaran allí. ¡Y ni aun en esas horas de pleno perdón, olvido y felicidad reconquistada, podía evitarse esa horrible visión!Porque, naturalmente, cuando más intensos eran los raptos de amor a su marido e hija, más irritado era su humor con los monstruos.
—¡Que salgan, María! ¡Échelos! ¡Échelos, le digo!
Las cuatro pobres bestias, sacudidas, brutalmente empujadas, fueron a dar a su banco.
Después de almorzar salieron todos. La sirvienta fue a Buenos Aires y el matrimonio a pasear por las quintas. Al bajar el sol volvieron; pero Berta quiso saludar un momento a sus vecinas de enfrente. Su hija escapóse enseguida a casa.
Entretanto los idiotas no se habían movido en todo el día de su banco. El sol había traspuesto ya el cerco, comenzaba a hundirse, y ellos continuaban mirando los ladrillos, más inertes que nunca.
De pronto algo se interpuso entre su mirada y el cerco. Su hermana, cansada de cinco horas paternales, quería observar por su cuenta. Detenida al pie del cerco, miraba pensativa la cresta. Quería trepar, eso no ofrecía duda. Al fin decidióse por una silla desfondada, pero aun no alcanzaba. Recurrió entonces a un cajón de kerosene, y su instinto topográfico hízole colocar vertical el mueble, con lo cual triunfó.
Los cuatro idiotas, la mirada indiferente, vieron cómo su hermana lograba pacientemente dominar el equilibrio, y cómo en puntas de pie apoyaba la garganta sobre la cresta del cerco, entre sus manos tirantes. Viéronla mirar a todos lados, y buscar apoyo con el pie para alzarse más.
Pero la mirada de los idiotas se había animado; una misma luz insistente estaba fija en sus pupilas. No apartaban los ojos de su hermana mientras creciente sensación de gula bestial iba cambiando cada línea de sus rostros. Lentamente avanzaron hacia el cerco. La pequeña, que habiendo logrado calzar el pie iba ya a montar a horcajadas y a caerse del otro lado, seguramente sintióse cogida de la pierna. Debajo de ella, los ocho ojos clavados en los suyos le dieron miedo.
—¡Soltáme! ¡Déjame! —gritó sacudiendo la pierna. Pero fue atraída.
—¡Mamá! ¡Ay, mamá! ¡Mamá, papá! —lloró imperiosamente. Trató aún de sujetarse del borde, pero sintióse arrancada y cayó.
—Mamá, ¡ay! Ma. . . —No pudo gritar más. Uno de ellos le apretó el cuello, apartando los bucles como si fueran plumas, y los otros la arrastraron de una sola pierna hasta la cocina, donde esa mañana se había desangrado a la gallina, bien sujeta, arrancándole la vida segundo por segundo.
Mazzini, en la casa de enfrente, creyó oír la voz de su hija.
—Me parece que te llama—le dijo a Berta.
Prestaron oído, inquietos, pero no oyeron más. Con todo, un momento después se despidieron, y mientras Berta iba dejar su sombrero, Mazzini avanzó en el patio.
—¡Bertita!
Nadie respondió.
—¡Bertita! —alzó más la voz, ya alterada.
Y el silencio fue tan fúnebre para su corazón siempre aterrado, que la espalda se le heló de horrible presentimiento.
—¡Mi hija, mi hija! —corrió ya desesperado hacia el fondo. Pero al pasar frente a la cocina vio en el piso un mar de sangre. Empujó violentamente la puerta entornada, y lanzó un grito de horror.
Berta, que ya se había lanzado corriendo a su vez al oír el angustioso llamado del padre, oyó el grito y respondió con otro. Pero al precipitarse en la cocina, Mazzini, lívido como la muerte, se interpuso, conteniéndola:
—¡No entres! ¡No entres!
Berta alcanzó a ver el piso inundado de sangre. Sólo pudo echar sus brazos sobre la cabeza y hundirse a lo largo de él con un ronco suspiro.
CUENTO COMPLETO: “EL ALMOHADÓN DE PLUMAS”
Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses -se habían casado en abril- vivieron una dicha especial.
Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre.
La casa en que vivían influía un poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso -frisos, columnas y estatuas de mármol- producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia.
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante, había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de él. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Jordán, con honda ternura, le pasó la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni decir una palabra.
Fue ese el último día que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó con suma atención, ordenándole calma y descanso absolutos.
-No sé -le dijo a Jordán en la puerta de calle, con la voz todavía baja-. Tiene una gran debilidad que no me explico, y sin vómitos, nada… Si mañana se despierta como hoy, llámeme enseguida.
Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio. Pasábanse horas sin oír el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía casi en la sala, también con toda la luz encendida. Paseábase sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pasos. A ratos entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, mirando a su mujer cada vez que caminaba en su dirección.
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche se quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.
-¡Jordán! ¡Jordán! -clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia dio un alarido de horror.
-¡Soy yo, Alicia, soy yo!
Alicia lo miró con extravió, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó. Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola temblando.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide, apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella los ojos.
Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor mientras ellos la pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio y siguieron al comedor.
-Pst… -se encogió de hombros desalentado su médico-. Es un caso serio… poco hay que hacer…
-¡Sólo eso me faltaba! -resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.
Alicia fue extinguiéndose en su delirio de anemia, agravado de tarde, pero que remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas alas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aún que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaron en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama y trepaban dificultosamente por la colcha.
Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el rumor ahogado de los eternos pasos de Jordán.
Alicia murió, por fin. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.
-¡Señor! -llamó a Jordán en voz baja-. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.
Jordán se acercó rápidamente Y se dobló a su vez. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.
-Parecen picaduras -murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.
-Levántelo a la luz -le dijo Jordán.
La sirvienta lo levantó, pero enseguida lo dejó caer, y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.
-¿Qué hay? -murmuró con la voz ronca.
-Pesa mucho -articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca -su trompa, mejor dicho- a las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido sin duda su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.
CUENTO COMPLETO: “A LA DERIVA”
El hombre pisó algo blancuzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse con un juramento vio una yaracacusú que, arrollada sobre sí misma, esperaba otro ataque.
El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza, y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándole las vértebras.
El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre, y durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violetas, y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho.
El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes puntadas que, como relámpagos, habían irradiado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
Llegó por fin al rancho y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos puntitos violeta desaparecían ahora en la monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía adelgazada y a punto de ceder, de tensa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba.
-¡Dorotea! -alcanzó a lanzar en un estertor-. ¡Dame caña1!
Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido gusto alguno.
-¡Te pedí caña, no agua! -rugió de nuevo-. ¡Dame caña!
-¡Pero es caña, Paulino! -protestó la mujer, espantada.
-¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!
La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta.
-Bueno; esto se pone feo -murmuró entonces, mirando su pie lívido y ya con lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo, la carne desbordaba como una monstruosa morcilla.
Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de garganta que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo.
Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentose en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú-Pucú.
El hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito -de sangre esta vez- dirigió una mirada al sol que ya trasponía el monte.
La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba la ropa. El hombre cortó la ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente doloroso. El hombre pensó que no podría jamás llegar él solo a Tacurú-Pucú, y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.
La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba, pero a los veinte metros, exhausto, quedó tendido de pecho.
-¡Alves! -gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oído en vano.
-¡Compadre Alves! ¡No me niegue este favor! -clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo. En el silencio de la selva no se oyó un solo rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta su canoa, y la corriente, cogiéndola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva.
El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas bordeadas de negros bloques de basalto, asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, detrás, la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El paisaje es agresivo, y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majestad única.
El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre ya, se abría en lenta inspiración.
El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover la mano, contaba con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú-Pucú.
El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. No sentía ya nada ni en la pierna ni en el vientre. ¿Viviría aún su compadre Gaona en Tacurú-Pucú? Acaso viera también a su ex patrón misterDougald, y al recibidor del obraje.
¿Llegaría pronto? El cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había coloreado también. Desde la costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río su frescura crepuscular, en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.
Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre sí misma ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entretanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años? Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses? Acaso. ¿Ocho meses y medio? Eso sí, seguramente.
De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho.
¿Qué sería? Y la respiración…
Al recibidor de maderas de MisterDougald, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un viernes santo… ¿Viernes? Sí, o jueves…
El hombre estiró lentamente los dedos de la mano.
-Un jueves…
Y cesó de respirar.
COMENTARIOS PERSONALES:
LA GALLINA DEGOLLADA
Diego Lipiec: Es un cuento trágico, lo principal, son las relaciones y dificultades en el matrimonio con las enfermedades de los cuatro hijos, y en la parte final se convierte en drama y decepción.
Fátima Fernández: Me gustó aunque me pareció un poco trágico. Me gusta como Quiroga detalla la descripción de la escena del homicidio, y el final fue muy inesperado, hasta me dio la sensación de estar ahí presenciándolo. También me hizo pensar las cosas que pasaban en aquella época, cómo al ya enterarse de que su hijo era idiota, ya querían otro para reemplazar su amor.
Federico Caprario: Este cuento es mi favorito porque relata algo que pueda pasar a tus hijos (de las enfermedades). También me gusta cómo describe a los hijos cuando se vuelven idiotas.
Guadalupe Azar: me gustó mucho esta historia en especial. Pero más la formas que lo escribió. Las descripciones de los cuatro idiotas, hace imaginarlos claramente.
Josefina Peaguda: En mi opinión esta es una historia trágica y de muerte que por más que sea corta tiene un gran vocabulario de donde aprendí muchas palabras nuevas. El libro me pareció maravilloso y personalmente me encantó cómo este está narrado. También creo que Horacio Quiroga es un muy buen escritor y yo recomendaría leer este libro.
María Varela:Este cuento en medio trágico, los problemas de los niños, todo eso me parece que no lo escribe cualquiera. No me pareció un cuento horrible ni el mejor, pero está bueno. Patricio Rodriguez: A mi no me gustó la historia porque es fantasía y medio increíble, si es para un lector que le guste el drama puede ser que le interese. Paula Juambeltz: Yo creo que esta historia es muy trágica ya que, además de que trataban a los niños como perros, es impactante. Es impactante cómo Horacio Quiroga, el autor, describe cada detalle en la historia como si la hubiera vivido él. Yuta Tomokiyo: A mi no me gustó tanto porque es un cuento muy sangriente. Pero con el cuento aprendí nuevas cosas o vocabulario. El almohadón de plumas Carolina Almeida: Para mí, es una historia muy triste porque habla de una pareja
que se quería mucho, pero no mostro ese amor a tiempo, ya que antes que
pudieran, la joven murió. Como este, muchos de los cuentos de Quiroga son tragico,
representando su vida que fue muy triste.
Eugenia Scotti: Lo único que me gustó fue como describe el bicho feroz. Lo que no me gustó fue que el cuento es muy trágico.
Martín Monagas: Es un cuento de terror donde Quiroga crea situaciones entre lo real y lo irreal. El cuento también tiene un desenlace trágico donde observamos que unos bichos se comen el cerebro de Alicia. Podemos ver que a pesar de tener todos los lujos posibles, ella no era feliz. Se sentía sola y sin compañía, con falta de amor. Me pareció que si Jordán le hubiese demostrado más amor y cariño Alicia no se hubiese enfermado y estarían viviendo los dos felices en su lujosa casa. Mikaela Tahmazian: En mi opinión este cuento es un poco trágico, pero me gustó. El cuento es difícil de entender por el vocabulario que usa Quiroga. Pero en conclusión estuvo muy interesante. Sebastián Baz: Este cuento me causo una gran incertidumbre de lo que le pasa a la mujer durante el desarrollo del cuento. Te hace pensar de qué estaba enferma la mujer, pero yo nunca me hubiese imaginado que la haya matado un parasito. El final es dramático como todos los cuentos de Quiroga. Este cuento fue el que más me gusto de Quiroga. Valentina Dodino: Siendo sincera, esta historia no me gustó mucha ya que me pareció media fría y triste. Al final me dio un poco de lástima el señor. Pero cuando me contaron que el animal era el esposo me dio un poco de tristeza.
A LA DERIVA Candela Sánchez: : Este cuento fue el que menos me disgusto porque a mí no me gustan los cuentos de tragedia. Lo que me gustó fue el vocabulario que usó Horacio Quiroga porque aprendí nuevas palabras que voy a intentar incorporar a mi vocabulario. Facundo Carrau: Es un cuento exagerado en la parte que el hombre se va en la canoa por el Paraná porque no creo que alguien vaya a irse en canoa antes de morir. Felipe Arruabarrena: Yo creo que este cuento demuestra la habilidad magistral que tenía Quiroga a la hora de describir la psicología de los personajes. En este caso como el hombre sabía que se iba a morir porque si vivía en la zona sabía lo que te hace esta serpiente tan venenosa. Sin embargo las ganas de vivir del hombre lo mantienen vivo algunas horas y aunque sabe que se puede morir, hace todo dentro de sus posibilidades para salvarse. Guadalupe Bayardo: A mí, este cuento no me gustó. Me pareció una historia de vida espantosa. Creo que igual Quiroga tiene una forma de escribir interesante y escribe muchísimo vocabulario que nosotros tenemos para aprender. Además, tiene esa manera de escribir que apenas empecé a leer ya quería saber cómo seguía. Lautaro Satrano: Esta historia me gusta, aunque prefiero las otras dos, porque en mi opinión era obvio que iba a morir. Y él aclaró que una serpiente de esas te mataría. Mateo Bachev: A la Deriva es un cuento de Horacio Quiroga muy bueno, al principio, en las primeras lecturas, resulta un poco difícil de entender. Quiroga representa muy bien al personaje, éste ya sabe que va a morir por la picadura venenosa de la víbora, pero hace todo lo posible por seguir en pie. Es un cuento que si se analiza bien se disfruta mucho. Sabina Blanco: Me gustó este cuento de Horacio Quiroga porque me pareció el más real de todas las historias que leímos en clase, y eso me impresiona porque le puede pasar a cualquier persona en cualquier momento. Esta es una serpiente que se puede encontrar en el campo, es muy venenosa y te puede llevar a la muerte. Viviane Kunin: Creo que este cuento muestra como él sentía que luchaba contra la muerte. La forma en que está escrito impresiona mucho y aunque es un poco difícil de entender me hace pensar en cómo se está sintiendo el personaje. Lo que más me gusta de este cuento es que depende de quién y cómo lo lea puede entender cosas muy distintas. Me gustó mucho el cuento.
ÍNDICE -Alguien: El viaje -Benito: Huyendo -Blacksun: La vida después de la guerra -Bora: Su final feliz -Botas: La visita inesperada -Estrella LA: ¿Cómo es posible? -Gotita: Recorriendo Montevideo es cuando las cosas pasan -Hipopótamo: Situaciones afortunadas y desafortunadas en la vida de los Dolico -Hotel Trivago: El maldito libro -Jhon: Las aventuras de Zareb y Kwame -Jorgeluino Pérez: El libro -Laro: El libro de la vida -Manzana: Lo vil y bestial de un libro
-Mariposa: Para empezar de nuevo… -Naranja: Al día siguiente -Ñaña: Un encuentro deseado -Olivia: Bertita en el país de las maravillas -Pololo: Un sueño profundo -Poppy: ¡Llegó el primer campeonato! -Ramona: Un cuento complicado… -RomanEmpire: Un sueño de escritor -Susana: Ana, Juan y el libro mágico -Tarifo: La sonda espacial en Plutón
EL VIAJE
Luego de años de amistad Ramiro y Juan Jorge decidieron salir en busca de aventuras por América. El primer día llegaron hasta Brasil y allí durmieron, tuvieron el entierro de un amigo, a este lo habían conocido hacía diez años en la fiesta de Ramiro, él fue encontrado muerto a la deriva, por la mordedura de una serpiente. En el segundo día pasaron por la casa de Jordán, amigo de ellos, tocaron la puerta y enseguida Jordán abrió y Ramiro preguntó: -¿Qué te pasó Jordán?- - Alicia murió-dijo sollozando. Luego de unos largos minutos de silencio Jordán los invitó a pasar a su casa, los invitó con un pedazo de pastel, Juan Jorge preguntó mientras deglutía: -¿Cómo es que murió?- -Un bicho que se encontraba en su almohadón de plumas la mató, fue muy duro, en sus últimos días deliraba todo el tiempo, no aguantaba más-dijo Jordán -¿Qué es lo que hiciste con el bicho?- preguntó Juan Jorge. - Lo guardé en un frasco- respondió Jordán. -¿Qué es lo que harás con él?-preguntó Juan Jorge. -He decidido que lo tiraré en la playa – dijo Jordán. - Nosotros habíamos estado en la playa ayer- exclamó Juan Jorge. Luego de acompañar a su amigo toda la tarde, continuaron su viaje rumbo a Paraguay. Luego de vivir aventuras increíbles en Paraguay decidieron regresar por un camino diferente. En el auto sonaba su banda preferida, “No te va gustar” y escuchaban una y otra vez su canción predilecta, “Prendido fuego”. Pasaron por Brasil y luego por Argentina hasta llegar a Uruguay. Una vez finalizada su travesía decidieron continuar su aventura y se dirigieron hacia la Biblioteca Nacional, lugar lleno de fantasías e historias increíbles. Llegaron, tomaron un libro y pasó algo mágico, salieron cuatro niños del libro “La gallina degollada”, que corrieron hasta perderse de vista de Ramiro y Juan Jorge, estos no salían de su asombro, decidieron buscarlos sin resultado alguno, no del todo convencidos llegaron a la conclusión de que había sido producto de su imaginación. Cuando salían atónitos de la biblioteca, tres estudiantes detuvieron a Ramiro para hacerle preguntas sobre el Día del Libro y si tenía alguna historia que contar. Este decidió contar lo que vivieron para que se supiera el misterioso suceso. Después de un tiempo encontraron el artículo de los estudiantes, pero estos no habían puesto la historia y entonces Ramiro y Juan Jorge llegaron a la conclusión de que era mejor así y guardarla para sumar a su diario de aventuras. Unos días después de esa aventura, Ramiro fue a la estación de tren a esperar a su hermano, fue entonces cuando compró unas galletitas y decidió sentarse en un banco al lado una señora con la cual las compartió, luego la señora se paró vertiginosamente, se la veía con una cara de indignación como si algo le hubiera pasado. Unos minutos después llegó su hermano y de repente… Continuará
Alguien
HUYENDO
Tras estar dos semanas ocultándose de la Unión Soviética, Álvaro decidió irse para
Sudamérica para estar salvo. Era perseguido por el gobierno Ruso por una
supuesta traición.
El 11 de mayo de 1972 Álvaro partió a Sudamérica en avión con un pasaporte falso
y en el aeropuerto se escuchaba la canción “Pa´l que se va” de Alfredo Zitarrosa.
El 12 de mayo llegó a Colombia y en el aeropuerto lo estaba esperando un señor
alto, gordo, serio y frío. Se acercó a Álvaro y le dijo:
- ¿Usted es al que persiguen?
- ¿Quién es usted? - contestó Álvaro.
- Yo soy Rick Grimes y he venido a ayudarlo-le explicó el hombre- Pero aquí no
estamos a salvo. Yo había visto unos soldados rusos fuera del aeropuerto cuando
entré. Si sale lo matarán. Usted huya por la zona de embarque. Lo espero afuera del
aeropuerto.
- Está bien.
Al salir Álvaro quedó estupefacto por la cantidad de soldados rusos que lo esperaba.
Se dijo “Yo habría muerto, si salía por esa puerta”. Sigilosamente y con parsimonia
salió del aeropuerto y se encontró con Rick que lo esperaba en su auto.
- Vamos, tenemos un viaje largo. - dijo Rick.
- Pero… ¿A dónde vamos? - preguntó Álvaro.
- A Uruguay, allí nos ocultaremos en San José. Ya nos habrán dejado de buscarnos
cuando lleguemos.
- ¿Por qué me estás ayudando?
- Encargo de un amigo suyo.
Álvaro no sabía quién pudo haber mandado a alguien para ayudarlo. Pero no le
importó mucho y se durmió.
Dos semanas después Álvaro y Rick llegaron a San José sin ser detectados por los
rusos.
Se ocultaron en un horripilante, mugriento y antiguo hotel. Lo primero que hicieron
fue ir a comprar un diario para comprobar si los habían dejado de seguir. Pero con
el diario venía un artículo llamado Karmaland.
- ¿Qué es eso? - preguntó Rick.
- No lo sé, parece un artículo- dijo Álvaro indiferente.
Se trataba de unos niños que visitaron la Biblioteca Nacional y le hicieron unas
preguntas a una trabajadora. Decía que no sabía cuándo era el Día Internacional del
Libro. A Álvaro le causó hilaridad.
- ¡Deja de reírte como un enfermo! -dijo exasperado Rick- Te van a escuchar y
pueden sospechar.
- ¡Qué sombrío que eres! -le respondió Álvaro- Además hoy es el Día del Libro acá
en Uruguay y podría ir a una librería a comprar un libro.
- ¡No lo harás, te descubrirán y te matarán! ¡Un amigo tuyo me pagó mucho dinero
para que no mueras así que no irás a ninguna parte!
Álvaro con hiel fue bien por la noche, para que Rick no se enterara, hasta
Montevideo en busca de una librería. Encontró una, llamada Pocho, en el barrio
Pocitos. Entró y vio un libro que se trataba de un marinero que quedó a la deriva en
el mar y sobrevivió por diez días.
- ¡Esté libro es bestial! -dijo Álvaro.
De pronto acaeció un corte de luz y tres segundos después volvió. Pero al lado de
Álvaro había una figura enceguecedora, como un fantasma.
- ¿Eres Dios? - preguntó Álvaro.
- Ya quisieras que fuera Dios- le respondió la figura y se esfumó al instante.
- ¡Te dije que no vinieras! -dijo Rick- ¡Vámonos de aquí!
Salieron corriendo de la librería.
-¿En dónde tienes el auto? – preguntó Álvaro.
- Por ahí- respondió Rick.
Observaron con gran estupor que el auto estaba en llamas. Alguien lo había
incendiado.
-No importa, yo tengo el mío en la otra cuadra- dijo Álvaro.
En cuanto hubieron llegado a la otra cuadra, notaron que el auto de Álvaro también
estaba incendiado.
- ¡Cuánta insidia!- exclamó Álvaro- Tendremos que caminar hasta San José.
- ¡Esto no hubiera pasado si tú hubieras seguido mis órdenes! –dijo Rick.
- Tranquilo, no hay mal que por bien no venga- dijo Álvaro- Todo estará bien.
Redoblando esfuerzos, llegaron a San José en la mañana del 27. Con sorpresa
vieron a un hombre sentado en la puerta de su casa que sollozaba.
-Dejémoslo-dijo Álvaro- Vamos para el hotel.
En cuanto entraron al hotel vieron a dos soldados rusos inspeccionando su
habitación. Rick sacó una pistola y disparó contra ellos.
-¡Vámonos!-dijo Rick- ¡Nos encontraron!
Salieron corriendo del hotel hacia donde estaba el hombre sentado en la puerta de
su casa.
-Señor, ¿tiene auto?- preguntó desesperado Álvaro.
-Sí- le respondió.
-Necesito que me lo preste, es muy importante.
-Está bien, pero voy con ustedes.
Tan rápido como pudieron salieron los tres de la ciudad de San José por la ruta. El
nuevo plan era ir a Colonia del Sacramento, robar un barco e irse por el Río
Uruguay.
-¿Cómo se llama, señor?-preguntó Álvaro-¿Por qué estaba llorando? ¿Y qué sabe
hacer?
-Me llamo Jordán. Estaba llorando porque mi esposa murió. Sé hablar idiomas,
sobre todo inglés y francés. ¿Qué está pasando? Creí oír unos disparos.
-Mire, no pasa nada. Lo dejaremos en la próxima ciudad.
-De ninguna manera, no dejaré…
En ese momento Jordán fue interrumpido por una fuerte explosión que hizo volcar el
auto.
Atrapados en el auto, intentaron romper los vidrios para salir. A lo lejos Rick vio un
tanque ruso que se aproximaba lentamente.
-¡Corra!- le gritó Rick a Jordán.
-¡Qué me olvidé de cerrar el corral!
Jordán estaba aturdido y fue arrastrado por Rick y Álvaro que salieron corriendo por
un campo.
Sin tregua, corrieron en busca de un vehículo o un lugar donde esconderse y,
después de cuatro kilómetros de correr encontraron una casa. Al lado había un auto
y una quinta. Se metieron en ella para ocultarse de los rusos.
-¡Qué fue eso!-exclamó Jordán.
-Guarda silencio-dijo Rick- Te explicamos luego. Ahora hay que robar ese auto que
está por allá.
-Está bien- dijo más tranquilo Jordán.
Observaron que no hubiera nadie y salieron corriendo hacia el auto. Entraron pero
había cuatro niños dentro.
-¿Qué hago con ellos?- preguntó Jordán.
-Sáquelos-le respondió Álvaro.
Jordán sacó a los niños, pero uno volvió a entrar. Como el tanque ya se estaba
acercando a la quinta, se fueron con el niño.
Después de alejarse del tanque y volver a la ruta para ir a Colonia, los tres
empezaron a cuestionarse qué hacer con el niño.
-Yo digo que hay que regresarlo a su casa- propuso Jordán.
-No podemos- dijo Álvaro- Aún nos podrían perseguir.
-Lo dejaremos en Colonia con Jordán, y Álvaro y yo continuaremos nuestro camino
de manera furtiva-dijo Rick.
-Pero antes necesito saber qué pasa- exclamó Jordán.
Álvaro y Rick le contaron porque huían de los rusos.
-Yo podría ayudarlos- dijo Jordán.
-No, solo nos estorbarías-respondió Rick.
Dos horas más tarde llegaron a Colonia del Sacramento. Álvaro y Rick dejaron a
Jordán y al niño en una estación de servicio y siguieron para el muelle. Pero para su
sorpresa, un soldado ruso estaba vigilando el muelle. Rick, sin dudarlo, le disparó al
soldado y lo mató. Corrieron hacia un pequeño barco de metal, lo encendieron y
salieron del muelle sin ser vistos. Se fueron por el Río Uruguay.
-¿Y ahora a dónde?- preguntó Álvaro.
-Nos iremos por el Río Paraná, nos meteremos en la selva- respondió Rick-Allí
jamás nos encontrarán.
Horas más tarde llegaron a su destino. El sol ya había caído. De repente, vieron una
canoa a la deriva. Cuando se acercaron distinguieron a un hombre tirado en la
canoa con la cara lívida. Álvaro se subió a la canoa, trató de tomarle el pulso pero
no lo sintió.
-Cesó de respirar. Está muerto. No podemos hacer nada-dijo Álvaro.
De pronto el hombre se despertó y saltó de la canoa. Por un milagro, el hombre
revivió.
-¿Quiénes son ustedes?-preguntó el hombre enfadado-¡Aléjense de mi canoa!
Álvaro volvió hacia el barco y el hombre trató de huir en su canoa pero no tenía
fuerza.
-Le podemos ayudar si usted nos ayuda-dijo Rick.
-¿Cómo?-preguntó el hombre.
-Lo llevaremos a su hogar pero usted nos ocultará por un tiempo.
El hombre no tuvo otra opción que aceptar, casi no podía avanzar. Los guio hasta
su rancho en el medio de la selva. Pasarían la noche allí y después se irían.
Durante la noche, Rick se levantó porque creyó escuchar un alarido. Fue a la cocina
pero se resbaló con una sustancia glutinosa. Cayó de cabeza, doblándose el cuello
y muriendo. Álvaro y el hombre, al escuchar el ruido, salieron hacia la cocina y
vieron al fantasma del libro que se reía estrepitosamente.
-¡Tú, vil fantasma, por qué has hecho eso!- exclamó Álvaro.
-Porque quiero y porque puedo. Tú mereces la muerte. Fui yo el que incendió los
autos y el que le dijo a los rusos donde estaban. Ahora van a morir.
El fantasma con un chasquido prendió fuego la casa y desapareció. El hombre fue
corriendo al dormitorio, abrió una trampilla que tenía un túnel secreto.
-Hay que seguir el túnel-dijo el hombre-Llegaremos a un pueblo y nos ocultaremos.
Se metieron en el túnel y al amanecer ya estaban en el pueblo. El fantasma
despareció y tuvieron que vivir en ese pueblo ocultándose de los rusos.
50 años después Álvaro volvió a Rusia creyendo que ya no lo perseguían. Fue a
una biblioteca y, con sorpresa, encontró un libro que trataba de él y el desastre
ocurrido en la plataforma. Después de leerlo decidió visitar la plataforma.
Cuando llegó al lugar, descubrió que allí había una estación de trenes. Una señora
sentada en un banco del andén lo observaba. Le preguntó:
-¿Qué pasó aquí?
-Antiguamente esto era una plataforma, donde yo trabajaba- dijo la señora.
-Yo también trabajaba allí. ¿Cómo se llama?
-Elizabeth Martínez. Y era científica- respondió.
-Yo soy Álvaro.
-Me acuerdo de usted. ¡Por su culpa mataron a todos en la plataforma! Yo escapé.
Álvaro, en ese momento, se fue huyendo, ya que Elizabeth amenazó con matarlo.
Nunca más se volvieron a ver.
Benito
LA VIDA DESPUÉS DE LA GUERRA
La guerra de Vietnam finalizó en 1975. El capitán Yatsuhashi, al regresar, se
encontró con su pueblo en ruinas. Las calles estaban destrozadas. El ambiente
fúnebre y sombrío le había causado estremecimientos. El silencio reinante era tan
profundo que cubría todas las viviendas. Debido a esto y a los recuerdos de la
guerra, él había caído en una profunda depresión, y comenzó a beber. Él no dio su
mayor esfuerzo en la guerra, y ahora su vida estaba destrozada. “Camarón que se
duerme se lo lleva la corriente”.
Esa misma noche, mientras comía con gula y leía un artículo escrito por unos
estudiantes, que investigaron y entrevistaron gente sobre el Día del Libro, escuchó
una melodía. La misma venía de la casa de los vecinos, y hacía referencia a un
viejo que había pasado su vida alcoholizado, y que al final, se quedó sin nada. Eso
lo entristecía, ya que se identificaba. Las horas pasaban desmesuradamente, pero
él impasible seguía bebiendo.
Unas horas más tarde, se levantó de golpe y se dirigió a la librería Puro Verso, que
quedaba al lado de su casa. La librería había quedado destrozada. Estaba oscuro y
no había señales de que alguien más estuviera ahí. De repente, divisó unas luces
que empezaron a fulgurar intensamente en el centro de la habitación. Lentamente,
comenzó a tomar forma antropoide convirtiéndose en tres espectros. La primera, era
una niña que sostenía su cabeza con sus dos manos. La segunda, era una mujer a
la cual le sangraba el cuello. El último, era un hombre de aspecto gangrenoso. El
capitán quedó estupefacto. Había quedado completamente rígido. La niña habló:
-Me llamo Bertita. He sido asesinada por mis hermanos.
Y la mujer agregó:
-Soy Alicia. Una plaga me chupó la sangre del cuello.
Finalmente, el tercer espectro dijo:
-Yo era un leñador que fui mordido por una víbora.
El capitán se heló. Apenas hubo escuchado esto, agarró su machete y clamó
desafiante:
- Díganme: ¿Quiénes son? ¿A qué han venido? Ya tuve bastantes problemas
por hoy.
-Buenas noches. Hemos venido a advertirte que dejes de beber, de lo contrario, tu
cuerpo no lo soportará- dijo Bertita.
- Enfermarás y morirás- afirmó Alicia.
-¿Entiendes capitán lo que es enfermedad? Una palabra de diez letras, que te
puede matar – aseguró Bertita.
El capitán quedó mirándola fijamente y respondió:
-¡A mí nadie me dice qué hacer! Yo no habría bebido si no fuera por la guerra.
Intentó acribillar a uno de los espectros, fue tan incauto, que golpeó con el machete
el estuco de la pared y se resbaló con una sustancia glutinosa que estaba en el
suelo, dislocándose la ingle. Por unos minutos, quedó tendido en el suelo, inerte.
Finalmente el leñador dijo:
-Nosotros le advertimos ¿Se habrá muerto?
-Muévelo, dile que se levante- dijo Bertita.
No se mueve… - susurró el leñador.
Blacksun
SU FINAL FELIZ
Aquel día del encuentro, un frío invierno de enero, los enamorados se encontraron
en una estación de trenes en Vietnam. Era un frío cortante y seco, los azahares
estaban sin ánimo. Cuando llegó, brotaron las llamaradas de amor de ese hermoso
reencuentro. En ese momento no les importó nada ya que estaban juntos
nuevamente. Ese mismo día, él le propuso matrimonio. La cara de Elisabeth
irradiaba felicidad y estupor por el joven. Un 27 de marzo se estaban casando en
una catedral hermosa de Vietnam. Sonó su canción favorita de Sabina, “Sin pena ni
gloria”. Ese día fue el pobre tío de Joseph, Jordán, un viudo, cuya mujer, al parecer
había fallecido, por causa de un animal que le succionaba la sangre. Algunos dicen
que eso es un rumor solamente y que murió por causa de la falta de amor y aprecio
del marido. Son muy compañeros porque el padre de Joseph, cuando era chico,
falleció por causa de una mordedura de víbora, pero como dice Jordán: “al menos
murió haciendo lo que le gustaba, navegando”. Parecería que las desgracias
persiguieran a esa pobre familia, siempre parecía haber un ambiente lúgubre
cuando estaban juntos, pero a pesar de esto, nunca faltó el amor. Los amantes
tenían un loco entusiasmo por la idea de construir un futuro juntos, tener hijos,
comprar una casa, tomar decisiones. Pero algo que le inquietaba a ella era el
trabajo de Joseph, ya que requería de irse por meses, pero él siempre la consolaba
diciendo:” ¿Qué te pasa? He estado siempre aquí" Los años pasaron y por causas
políticas y económicas tuvieron que mudarse a Estados Unidos. Ahí construyeron
juntos una casa monstruosa en las afueras de Alabama. Un día, suena el timbre.
Eran cuatro niños buscando ayuda. Elisabeth muy atentamente los dejó pasar, y lo
hicieron a borbollones. Deseaba ayudar y ofrecerles alojamiento ya que como
decían los chicos, los padres no los querían por ser idiotas. De sus cuerpos
emanaba un leve aroma putrefacto. Los niños eran medio inquietos ya que
zumbaban su voz y mugían alrededor del patio, siempre en un loco frenesí. Uno de
ellos permanentemente sollozaba, en cambio, a otro nada lo sacaba de su letargo.
Los niños daban un estrecimiento a cada rato y eso le inquietaba a Joseph.
-Lissie, no creo que sea una buena idea darles alojamiento aquí, escúchame: antes
habría que consultarle a alguien- dijo Joseph.
Pero como siempre, Joseph lograba ser convencido por Lissie.
Un día estaba Jo leyendo el diario y encontró un artículo que le pareció muy
interesante ya que estaba relacionado con los libros. Era de unas estudiantes que
habían realizado un proyecto y visitaron muchos lugares culturales, ya que el 26 de
mayo se conmemoró el Día Nacional del Libro. Decidió llevar a los idiotas a una de
las librerías que las jóvenes habían visitado, llamada Puro Verso, que según decían,
era una librería mágica, con sus frisos incomparables. Ahí compraron un libro cada
uno, compraron de los clásicos para niños. Y Joseph compró “Relato de un
Náufrago” de García Márquez. De regreso, los niños jugaban en el patio de la casa,
cuando de pronto empezaron a aparecer los personajes de las historias.
Las hadas de la Bella Durmiente les concedieron un deseo a los idiotas y ellos
pidieron contentos que su sueño acaeciera:
-Queremos que nuestros padres nos quieran por quienes somos-
Luego aparecieron Hansel y Gretel. Tenían cara de venganza y desesperación, y es
por eso que mágicamente lleváronselos, y desaparecieron.
A los minutos llegaron los padres de los cuatro idiotas preguntándoles por sus
amados hijos. No los encontraban por ningún lado. Quedáronse lívidos de la
preocupación. Querían con esta búsqueda redimir su anterior comportamiento.
-¿Qué habrán hecho nuestros pobres cuatro idiotas?-
En tanto, Joseph y Elisabeth, también estaban tristes por esos pobres padres. Ellos
pensaban que todo iba a ser permanente, pero sabían que no eran hijos propios y
eso los aliviaba un poco.
Ella no se dejaba de cuestionar “¿Qué habríamos hecho si fueran nuestros hijos?”
Joseph le decía a Lissie con profundo anhelo “No hay mal que por bien no venga”
porque si no hubieran aceptado a esos niños, luego no sabrían criar a su propio hijo.
Y así fue, pasados los tres años tuvieron un hijo llamado John, que fue de la familia
desde el momento que nació. Ese momento de llanto, felicidad y orgullo era
increíble.
Bora
LA VISITA INESPERADA
Un año después, María extrañaba mucho a su hijo, se había separado de Charles y
estaba sola. Al estar sola empezó a gustarle mucho más la lectura .No leía solo
libros, también algunas revistas, diarios, artículos, etc. Su lugar favorito era la
Biblioteca Nacional pero el motivo porque conocía la biblioteca era porque había
leído un artículo del Día del Libro que a ella le había fascinado. Ahí se sentía en un
lugar mágico, rodeada de una cantidad de libros, revistas y diarios muy antiguos.
Los techos eran muy altos, y en la sala de lectura el pasar de las hojas era el único
sonido que yo escuchaba. Ella ahí jamás se sentía sola, es que no estaba sola,
había un señor llamado Jordán. Él era un hombre muy callado, alto, de piel blanca,
que parecía muy hostil, con poco pelo, engominado, el cual peinaba hacia atrás. Su
expresión de hiel no concordaba con su personalidad. Como si tuviera una rutina
inerte. Además parecía ser muy incauto.
Un día María fue a la biblioteca, se encontró con Jordán y acercóse a hablarle y le
dijo:
-Hola, ¿me ayudaría a encontrar el libro “Cuentos de Amor Locura y Muerte” de
Horacio Quiroga? ¿Lo conoce?
- No lo he leído aún.
- Debería hacerlo. Es un excelente libro, con entretenidas historias.
- Ah, muchas gracias por la recomendación.
- Además usa un lenguaje con muchos pronombres enclíticos, que son los que se
une el verbo al pronombre y que hacen fascinante la historia.
- ¿Entiende usted?
- Sí, sí.
Pero María lo que deseaba saber era por qué concurría a la biblioteca, por eso lo
interrumpió de vuelta y le dijo:
-Perdón por molestarlo, pero tengo que hacerle una pregunta ¿por qué concurre
todos los días a esta biblioteca? ¿Y cuál es el motivo?
-Vengo a leer libros y a liberarme un poco de mi casa, últimamente yo y mi esposa
estamos peleados, mi esposa se castiga mucho diciendo que fue su culpa la
pérdida de nuestra hija, pero en realidad por lo que vengo siempre es porque amo la
lectura, es un anhelo desde que era niño. Bueno no le quiero sacar tiempo, ha sido
un gusto hablar con usted.
-Muchas gracias, el placer es mío, igualmente nos veremos la próxima.
María va a la sala de lectura feliz porque Jordán no había declinado su invitación,
muy feliz sienta cómodamente a disfrutar su libro. De repente siente que le tocan el
hombro, gira su cabeza y queda lívida del susto; allí estaba él parado, su hijo. Era
de tal palo tal astilla igualito a ella. No lo podía creer después de tanto tiempo volver
a verlo y sentir su voz de santidad diciéndole:
-¡Corramos! ¡Corramos!.
Yo sin entender corrí e inesperadamente aparecimos en una casa abandonada, sin
duda habré corrido muchísimo. Si hubiese podido le habría explicado que había
cuatro idiotas que lo estaban persiguiendo y que lo querían matar.
Constatóse que los iban a encontrar. María con un estupefacto empezó a pensar
una solución de cómo salir de ahí y escuchó un ruido estrepitosamente normal que
le parecía conocido y se dio cuenta que era su canción favorita, Milonga para una
niña, que su marido se la había dedicado ella cuando se casaron y con mucha
emoción empezó a cantar su parte favorita: El corazón mientras late
Sueña con amanecer
Abrazado de una mujer
Que lo bese y lo rescate
Y Aunque pierda la fe
Nunca da por perdido el combate
Cuando termina de cantar sintió que su pantalón se había pegado con algo
glutinosa de repente sintieron unos ruidos y maría se puso de una manera
exasperada y empezó gritar, Napoleón ll si hijo le pidió que fuera impasible y que no
hiciera ruido. No tenían salida, veían venir a los cuatro Tropides idiotas tísicos
.María tan nerviosa corrió y se dio con el estuco de la pared en la cabeza y en la
ingle y cayó lívida y con parsimonia cayó al piso y cuando se despertó en síncope
ya no estaban más en la casa, estaban en una estación de trenes .María no sabía
cómo había llegado allí, muy preocupada le dijo a su hijo:
-¿Por qué me trajiste acá?
-No te puedo dejar acá es muy peligroso, te irás conmigo a Canadá, dijo el hijo.
-No me importa lo que me digas no me iré a ningún lado con migo.
De pronto a parecer una señora con semblante expresión de preocupada. Se
acerca, y les dijo con una expresión, desapacible:
-¡Deben dejar este lugar ya!
CONTNUARÁ…
Botas
¿CÓMO ES POSIBLE?
Era un domingo fulgurante como cualquier otro en la ciudad de Miami. La
familia Pereyra, conformada por Alicia Pereyra; una mujer joven, rubia y angelical
aunque también tímida, Jordán Pereyra; un hombre unos años mayor que su
esposa, alto aunque con carácter duro, y un hijo llamado Paulino Pereyra; un chico
de unos cuatro años con una altura de 0.98m, de ojos celestes y tímido pero que
con sus niñerías había pasado cuatro días diciendo que lo había mordido una
yararacusú debido a un terrible ataque de influenza que vínole y causole
alucinaciones, aunque cada día remitían. Sin embargo, el niño era muy inteligente y
sabía que la víbora era ponzoñosa.
Eran las cinco y media de la tarde cuando tocaron el timbre de su casa.
- ¡Ali!- gritó su marido desde la cocina- ¿Podés abrir la puerta mientras yo
preparo la merienda?
- ¡Sí!- contestó ella ya en la puerta y dejando la revista que tenía de un
artículo del Día del Libro de Nutelwei en la que las invitadas eran unas alumnas del
Colegio Richard Anderson, en una mesita.
- Hola- dijeron cuatro voces masculinas al a la misma vez.
- Hola, ¿los puedo ayudar?- preguntó Alicia. Vio que uno de ellos tenía un
gran abultamiento en la cabeza y supuso que era de un golpe. Al igual que supuso
que se iba a engrosar.
- La verdad es que no sé. Nuestros padres nos echaron de su casa porque
mis tres hermanos son idiotas y yo también, pero no es tan grave mi idiotismo.
Teníamos una hermanita pero falleció por su culpa- señaló a sus hermanos.- Yo
traté de detenerlo pero no pude... Igual nuestros padres no nos prestaban atención.
- Ok, por hoy pueden dormir en nuestra casa. Pero mañana vamos a ver si
los podemos adoptar, porque no los podemos tener así nomás, y hay toda una
cuestión legal. Vamos, pasen a merendar. Mi esposo está preparando la merienda.
Tiene un carácter un poco duro, pero no se preocupen por eso.
- Muchas gracias señorita.
- De nada, pero me pueden llamar Alicia o Ali. Mi esposo se llama Jordán y
mi hijo Paulino. ¿Ustedes?
- Yo soy Agustín, y ellos son Federico, Manuel y Santiago.
Al día siguiente ya estaban despiertos a las ocho de la mañana, así que
cuando Alicia y Paulino fueron a despertarlos, ya estaban cambiados.
- Alicia, ya que estás acá. No sé si sabés, pero hoy es 22 de marzo.
- ¡Ay! Es verdad... hoy es el Día del Agua.
- ¿Qué te parece si vamos a la marcha? Es a las 11. O sea que podemos ir
ahora a buscar los papeles de la adopción y cuando termine vamos- dijo con
dificultad.
- Buena idea.
- ¿Qué hago con las persianas?
- Nada, dejalas así. Últimamente están viscosas, glutinosas.
La mañana estaba soleada y pasóse muy lenta ya que no pudieron conseguir
ser adoptados por la pareja. Tanto que era somnolienta si se daban detalles.
Eran las diez y media y fueron a la marcha. Lo que no se esperaban era ver a
sus antiguos padres ahí. Así que la piel se les quedó lívida.
- Ali, ¿nos podemos ir?- preguntó con desesperación Agus.
- ¿Ya? Bueno, vamos.
Camino a su casa fueron interrumpidos por una voz masculina.
- ¿Manuel?
En cuanto escuchó su voz se paró en seco.
- Disculpá. ¿Quién sos?- preguntó boquiabierta Alicia.
- ¿Quién sos vos?- preguntó la madre biológica de los idiotas, Berta.
- Soy la persona que se ocupa de ellos ahora, pero ustedes no contestaron
mi pregunta- contestó cortante.
- Nosotros somos sus padres- replicó Mazzini.
- ¿Y por qué los echaron de su casa?- preguntó ya exasperada.
- Fue un error. De verdad no lo pensamos bien, ya sabemos que no fue su
intención hacerle a Bertita lo que hiciéronle. Perdón- dijo con cara de
arrepentimiento Berta.
- Bueno, yo creo que tienen que ir con ella. Yo creo que de verdad se
arrepiente, además de que no sonó para nada insidioso- dijo rendida.
- Fue muy inspirador, así que voy a aceptar tu disculpa- dijo Manuel.
- Yo también- agregaron Agustín, Santiago y Federico al unísono.
Empezaron a irse, y al llegar a una plaza se abrió una especie de portal, o
algo parecido. Eso fue lo que ella pensó, y estaba en lo correcto. Cuando se acercó,
pudo ver a una señora sentada en un banco junto a otro hombre comiendo galletitas
mientras parecía que esperaban un tren. Al cruzar el portal, un libro cayó al piso.
Tenía el título: "Cuentos de amor, locura y muerte". El cielo que hacía unos minutos
había estado entenebrecido, se aclaró.
Se preguntó, ¿cómo es posible? Se supone que estas cosas no son reales...
Cuando el portal se cerró, pudo ver que a lo lejos había un hombre ensopado
y muy sucio. Se acercó. Y cuanto más se acercaba, más fulgurante parecía que
estaba, con la respiración estertera. Le habló varias veces pero parecía que estaba
en el limbo. Finalmente escuchó.
- Hey, ¿me escuchás?, ¿quién sos? Te ves lúgubre.
- Mi nombre es Luis, soy un náufrago- su voz parecía anhelar algo, pero no
sabía qué. No parecía nada distentido.
Mientras iban caminando vieron una librería llamada Puro Verso y a Alicia se
le vino a la cabeza la señora de las galletitas. Se preguntó a qué cuento pertenecía.
Continuará...
Estrella L.A
RECORRIENDO MONTEVIDEO ES CUANDO LAS COSAS
PASAN
Unos años después, Napoleón y María viajaron a Uruguay porque su hijo se había
mudado a Alemania y a ellos no les gustaba mucho su país.
Al llegar a Uruguay quedaron estupefactos con lo bella que era la ciudad de
Montevideo. Lo primero que hicieron al llegar a su apartamento fue desempacar y
luego salieron a recorrer distintas partes de Montevideo. Mientras caminaban por la
rambla, vieron un artículo pegado en una columna que les llamó la atención. Trataba
sobre tres alumnas que habían ido a recorrer algunas bibliotecas y librerías para un
proyecto de Idioma Español. Entonces, decidieron ir a visitar la librería Más Puro
Verso porque era una de las librerías mencionadas en el artículo.
Cuando entraron a la librería, los recibió el recepcionista que parecía una persona
vil, llamada Jordán, pero cuando les empezó a contar sobre el lugar se dieron
cuenta de que era una persona muy amable, que había sufrido una tragedia familiar
hacía unos años. Había además de libros también CDs tales como algunos de “The
Beatles”. Ellos empezaron a mirar libros y María eligió uno llamado “Relatos de un
náufrago” y su esposo eligió otro pero en seguida lo soltó porque quedó sorprendido
con la canción que había de fondo, “El Viejo” y cuando fue a agarrar el libro otra vez,
alguien más se lo había llevado.
-Ese libro era mío, ¿Por qué siempre dejo todo, cuando me entretengo con otra
cosa?- dijo Napoleón.
-Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente- le dijo su esposa con fuerte
hilaridad.
Entonces Napoleón escogió otro libro y se tomaron un taxi para ir a su apartamento.
Una vez que habían llegado a su casa se encontraron con una niña que se llamaba
Bertita que estaba a la entrada de su casa pidiendo ayuda. Parecía una niña
adorable pero estaba llena de glutinosa saliva.
-¿Qué te pasó?- le preguntó María preocupada.
-Ehhh… mi papá estaba ahí y después ahí y ahora ya está- dijo Bertita confundida.
-Perdón, pero no te entiendo- dijo María.
-Es que no encuentro a mis papás y mis hermanos que son idiotas me estaban
siguiendo con un cuchillo- le alcanzó a responder.
A María y su esposo les pareció algo bestial que los hermanos la siguieran con un
cuchillo.
- No te preocupes, ya los encontrarás, yo los buscaré, quiero que vos te quedes acá
un rato con María, tomen algo dulce mientras yo voy a avisar que estás perdida y
vuelvo por ustedes- le dijo Napoleón.
Ellas se quedaron esperándolo, hasta que en un momento vino y les dijo:
-Ya he preguntado por todos lados y nadie los ha visto, ahora voy a ver a la
comisaría y si no no sé dónde pueden estar-dijo Napoleón- vengan conmigo.
Mientras caminaban a buscar a los padres de la niña, ella les contó que sus
hermanos paraban todo el día sentados en el banco del patio, como si fueran
inertes. Sus padres trataron por años sin tregua tener un hijo normal, pero cada hijo
que tenían, a los pocos años quedaba idiota. Ella los quería mucho a sus hermanos,
pero contó que pasados unos días de estar con ellos se convertían en algo
infructuoso. Por último dijo que los cuatro idiotas siempre estaban llenos de rabia e
insidia.
Después de que habían buscado por todos lados a los padres de Bertita, los
encontraron hablando con la policía. Cuando los padres vieron a Bertita salieron los
dos corriendo a abrazarla y a agradecerles a María y Napoleón. La madre parecía
ser muy amable pero el padre parecía desapacible aunque era totalmente lo
contrario.
-Gracias, no sé lo qué habría hecho si algo le pasaba, me imagino que habrán
buscado por todos lados- le dijo la mamá de Bertita sollozando.
-De nada- respondió María.
Muy contenta Bertita se fue con sus padres y Napoleón y María volvieron a su casa
y María comenzó a leer su libro mientras su esposo se bañaba.
Ella estaba copada con su libro, pero poco a poco empezó a alucinar y veía cosas
raras y de vez en cuando le venía un síncope pero a los pocos minutos volvía a la
normalidad. Estaba aterrada de que le fuera a pasar algo parecido a lo que sucedía
en la historia “Relatos de un náufrago” y una vez que se hubo tranquilizado llamó a
su esposo. Fue ahí cuando su esposo comenzó a preocuparse porque se dio cuenta
de que algo estaba acaeciendo y la llevó al médico. El médico, Paulino, quien era
amante del campo, le dijo que podía tener tuberculosis y que no sería bueno que
mirara televisión o que leyera, pero nada estaría confirmado hasta que los
resultados de los exámenes estuvieran listos. A Napoleón lo sacudió un golpe de
terror, pero en seguida se dio cuenta de que estaría todo bien. Después de eso
volvieron a su casa y Napoleón tiró todos los libros incluyendo el de su esposa.
Él no hablaba del tema hasta que ella diose cuenta de que el libro no estaba, pero
entendió la preocupación de su marido y no lo buscó. Poco a poco la vida iba
volviendo a la normalidad aunque a veces parecía que estaba desolada o era tanta
la angustia que no podía ni deglutir su comida. Igualmente a la semana siguiente,
volvieron al médico por los resultados. Cuando les entregaron los resultados
estaban muy angustiados porque los resultados dieron negativos, ella tenía
tuberculosis, era tisiquilla. Fue entonces cuando decidieron que viajarían a
Argentina para tener un mejor tratamiento. Napoeleón se llenaba de remordimiento
cada vez que pensaba en la enfermedad de su esposa, sentía que podría haberse
dado cuenta antes de lo que pasaba.
El 20 de julio de 1856 y María se levantó temprano para poder ver la luz
enceguecedora del amanecer y poder hacer los bolsos. Luego fueron a la estación
de trenes muy nerviosos por lo que podría suceder en el viaje a, y se repetían una y
otra vez que tenían el anhelo de que todo saliera bien. La estación estaba vacía
pero había una persona desvalida que los asustó, estaba vestida de negro, tenía
pelo corto y la cara sucia.
GOTITA
SITUACIONES AFORTUNADAS Y DESAFORTUNADAS EN LA VIDA DE LOS DOLICO
Después de las cartas del abuelo Dolico, una mañana, acaeció algo inesperado. Sus hijos y sus nietos, los idiotas y Bertita, vieron inerte, lívido y desvalido el cuerpo sin vida del abuelo en su sillón. Todos sintieron con hiel la pérdida.Pasado lo sucedido ,Berta empezó a tener discusiones con su marido y para redimir sus sentimientos se fue por unos días a la selva.Ahí conoció a un muy buen hombre pero algo impasible que la acompañó todo el viaje. Cuando regresó a su casa después de una semana se encontró con la bestial noticia de que su mejor amigo Jordán había fallecido de un ataque de soledad fulminante. -¡Hola Berta! ¿Cómo estás? Habla Luisa la empleada de Jordán.- -¡Hola Luisa, un poco triste por la pérdida de mi amigo! Usted sabe ¿cómo pasó?- “Bueno es una larga historia. Después de la pérdida de su esposa Jordán no salió de su casa, no quería hablar con nadie. Toda persona que iba a su casa el la echaba porque no quería recibir visitas. Últimamente él estuvo muy raro. Pero esta semana mucho más. Él entró a su sombrío cuarto y al ver su cama sin nadie, solo y fría se marchó a su muerte. Todo fue porque no soportaba vivir sin su esposa por el resto de su vida,”explicó Luisa fúnebremente. “Bueno Luisa; la verdad yo también siento mucho este problema de mi amigo y no lo puedo creer, a pesar de esa persona fría y desdeñosa que había dentro de él, se sintió sólo por primera vez,” respondió Berta sintiendo la pérdida. Después de dos meses, el 27 de febrero, el juez llamó a Berta para repartir la herencia entre su hermana y ella. En la herencia quedó en que cada una se llevaba un monto significativo más la casa que se la quedó Berta. Berta decide reformarla para ella y sus hijos. Ya abolida la reforma, Berta llevó a los idiotas y a Bertita a su nueva casa. Como siempre decía Berta, al mal tiempo buena cara. Pasaron dos días y Berta llamó a su marido y le propuso una idea fantástica. -Hola, se me ocurrió una idea genial para nuestros hijos. Podemos usar una parte de la herencia para pagarles un tratamiento para que en un futuro no tengan más problemas.-le propuso Berta entusiasmada. -Hola, bueno me dejaste estupefacto ¿qué te parece si vamos a tomar un café y charlamos? Después de una larga charla tomaron una decisión, iban a realizar el tratamiento a sus hijos. El día llegó , un grupo de médicos y psicólogos se reunieron para comenzarlo. Todos estaban expectantes por cómo sería la evolución y anhelando buenos resultados. Para quitarle la ansiedad a Bertita la tía decidió llevarla a caminar. Caminando la tía se detuvo en un quiosco, dado que algo que le llamó a la atención; se acerca y vio que era un artículo sobre, el día del libro; al leerlo se interesó mucho y se lo leyó a Bertita. Se trataba de tres chicas que estuvieron a la Biblioteca
Nacional y a otras librerías a entrevistar sobre ese día. A la tía se le ocurrió llevar a su sobrina a las librerías donde esas chicas estuvieron. Pasadas las horas culminaba la primera sesión del tratamiento, según los especialistas con muy buenos resultados. Ante las palabras de los especialistas Berta empezó a sollozar de emoción, efusivamente abrazó a su marido y sin remordimientos se reconciliaron, él se mudó a la nueva casa. Sus hijos ahora ya no eran más nombrados idiotas. A los días Bertita fue al colegio y le mostró a la maestra el artículo del Día del Libro y le contó que ella y su tía visitaron los mismos lugares que las chicas del artículo. A la maestra le pareció súper interesante y se le ocurrió ya que se acercaba, el Día del Libro, hacer un trabajo. Los alumnos tenían que leer e interpretar una obra de Shakespeare. Esto se iba a realizar en grupos. Hubo armado grupos de tres y de cuatro. A Bertita le tocó un grupo de tres y la obra de Romeo y Julieta. Cuando la empezó a leer Bertita, en la mente se imaginaba a ella usando un vestido hermoso, haciendo de Julieta y el chico que le gustaba haciendo de Romeo. Además un día tuvo un sueño sobre Romeo y Julieta, se imaginó que los personajes salían de la historia y jugaban con ella y que volvían a esos años y ella veía toda la historia. Llegó el día de la muestra y todos los padres iban a estar presentes para ver la obra de Shakespeare. Los padres de Bertita se sentaron en la primer fila para que ella se sintiera mejor. Bertita actuó efusivamente con alegría y entusiasmo. Al final en agradecimiento cantaron la canción ’Llenos de magia’ de la Vela Puerca. A fin de año la familia se fue al viaje que siempre habían querido, fueron a Argentina para que Bertita y sus hermanos conocieran. El viaje estuvo muy bueno pero una de las cosas que más les sorprendió a los niños fue que para llegar a Buenos Aires se tuvieron que tomar un tren, y ahí adentro les vendían unas galletitas riquísimas. Hipopótamo
EL LIBRO MALDITO
Años pasaron desde aquel trágico sueño. La fría mañana del 24 de octubre
del 1990 en Artigas, Héctor (ya era un hombre, alto, castaño, y de ojos claros, pero
no muy feliz por la enfermedad de su hermano Benjamín que muy poca gente tenía)
estaba caminando por la calle pensando en posibles soluciones para la enfermedad
de su hermano cuando un hombre lo llamó …
− ¿Me oís? Puede que hayamos encontrado una cura para tu hermano, pero
tendrías que hacer muchos sacrificios− le dijo el hombre.
− ¿Es eso posible? − Le respondió contagiado de frenesí.
El señor le explicó que para salvarlo tenía que donarle toda su sangre a su
hermano porque la enfermedad consistía en contaminación de sangre y si se
negaba, él moriría.
Héctor se negó y le dijo que él era su hermano menor y que no moriría, pero
por dentro él sabía que era muy posible que muera. Se fue sollozando a su casa.
Llegó a su casa y empezó a tomar caña para saciar el remordimiento que tenía. Su
hiel aumentaba cada vez más. Con el deseo de distraerse, púsose a leer un artículo
sobre el Día del Libro y luego fue a comprar un libro a la biblioteca. Encontró un libro
llamado “El Libro de la Salvación” pero no leyó las letras chicas que decían que no
se podía confiar en aquel libro.
A la mañana siguiente, abrió el libro y hubo una luz fulgurante que lo
dejóaletargado. Unos minutos después se recuperó y escuchó que el libro suyo le
estaba hablando.
−Eres de tal palo a tal astilla, yo conocí a tu padre y siempre tomaba caña para
saciarse, tengo algo que decirte, puedo curar a tu hermano, pero nada es gratis en
este mundo, tú tienes que casarte y tener hijos con mi hija. No te preocupes es
humana y se llama Alicia, pero nadie la quiere ya que tuvo meningitis y tienen miedo
que los hijos salgan idiotas, pero tú clamaras a mi hija como tu esposa.
Y así fue, se casaron al día siguiente y la dejo embarazada unos días
después, y la magia del libro hizo que no tengan que esperar 9 meses sino
nueve horas. El hijo salió idiota, tenía la lengua entre los labios, los ojos
estúpidos y volvía la cabeza con la boca abierta. Alicia al verlo, decidió irse
después de dormir una siesta porque no quería tener a ese hijo, entonces,
Héctor le puso un bicho en la almohada así le absorbía la sangre como
venganza, pero jamás llegó a pensar que la mataría, y así fue, la mató.
El libro, muy enojado gritó sin que nadie lo escuchara:
− ¡Estoy muy enojado!
Aunque no le dijo nada a Héctor y siguió con la supuesta cura, pero en realidad le
puso veneno que consiguió gracias a un hombre que vivía en la selva y lo había
picado una serpiente, así se vengaba de Héctor.
Héctor pensaba que el libro no sabía que él la mató entonces prefirió contarle
cuando le haya dado la cura a su hermano. El libro y Héctor fueron a Montevideo
(en donde estaba internado su hermano) y cuando llegaron al hospital la glutinosa
sustancia creada por el libro, fue inyectada desvalidamente en el brazo de Benjamín
apoyado en un blanduzco almohadón y le pego en la espalda con un fierro a Héctor
lo cual lo dejo minusválido. Se escuchaba a Benjamín mugir del dolor. El libro con
hilaridad tiró a Héctor por la ventana y lo vio declinar piso por piso hasta que cayó
en el duro suelo de la vereda. Benjamín había empezado a delirar, hasta cantaba
Ese Maldito Momento de NTVG con intervalos, en esos intervalos repetía sin saber
porque “aguda es la palabra que se acentúa en la última silaba” hasta que murió.
Héctor después de morir, en el limbo, levantose del piso del limbo y dijose a si
mismo
“Si tan solo hubiese donado mi sangre a mi hermano, él no estaría muerto, no se
merece esto”
Mientras tanto, el libro volvió con su amo, se decidieron juntar en una estación de
trenes en donde se reían de como una señora sentada en un banco al lado del
andén creía que un joven sentando junto a ella le estaba robando las galletitas, pero
en realidad las tenía en su bolso. Felices fueron a Arabia Saudita, donde meses
después mudaronse a Rusia.
¿Hotel? Trivago
LAS AVENTURAS DE ZAREB&KWAME
Ya cuando Zareb tenía 24 años y Kwame 20, decidieron irse a otro pueblo más
necesitado, con el anhelo de ayudar. Partieron desde una estación de trenes para
llegar allí. En esa estación, escucharon la canción favorita de ellos: “El Viejo”.
Reaccionaron en forma efusiva. Ya habían llegado cuando les advirtieron que había
pasado cosas extrañas en el pueblo. Ellos no le dieron mucha importancia a esa
advertencia. Ya cuando hubieron llegado a la casa asignada, vieron que era muy
espaciosa, pero tenía la impresión de un palacio encantado, lo que le dejó gusto a
hiel. Estaba ubicada cerca de una selva. Tocaron timbre y salió, con parsimonia, un
hombre alto y fuerte, con cara de decepción.
-¿Quiénes son ustedes dos?- Dijo el hombre con voz ronca.
-Yo soy Kwame y el es Zareb, mi hermano.- respondió Kwame con intriga.
- Ah, yo soy Jordán, el dueño de la casa, ¿ustedes deben ser los que alquilan aquí,
no?
-Sí sísí, somos nosotros, disculpe que no llegáramos antes.- respondió rápido
Zareb.
-Entonces tomen las llaves. Yo ya me iré, me habré alejado de esta casa para no
volver, aquí murió mi amada Alicia. Ah, sí, les recomiendo revisar las almohadas por
dentro, por las dudas.-
Y así nomás Jordán se marchó.
-Yo me habría quedado más tranquilo si no fuese por lo que nos dijo Jordán.- dijo
Zareb a Kwame.
Ya habían pasado varios días ayudando a la gente, conociendo la zona, entonces
decidieron ir a una biblioteca. Allí Kwame tomó un diario que decía muchas cosas.
Una de ellas era un artículo de un grupo de alumnos de un colegio y daba
información de bibliotecas y librerías que visitaron. Pero lo que más le impactó de
ese diario fue que había cuatro niños idiotas y viles, que mataron a su hermana,
perdidos en la selva. Después del paseo por la biblioteca fueron a su casa. Cuando
llegaron vieron a cuatro chicos de aspecto sombrío en frente de la casa, los cuales
estaban mirando infructuosamente a un árbol. Zareb y Kwame fueron a hablar con
los chicos, sin intención de agravio, porque no los reconocían.
-¿Se perdieron, chicos?- preguntó tiernamente Zareb.
Los cuatro chicos respondieron al mismo tiempo, mientras se les caía su baba
glutinosa.
-No, nuestros padres nos desheredaron de nuestra familia y tenemos que vivir con
lo que encontramos en la selva.-
-Pero, ¿por qué los desheredaron de su familia?- preguntó inquietamente Kwame
recordando al diario.
-Porque matamos a nuestra hermanita.- respondieron con frenesí.
Zareb sabía que no tenía forma de redimirse. Ya empezaron a asustarse estos dos
hermanos porque sabían que eran ellos. Entonces los cuatro chicos empezaron a
perseguirlos sin tregua. Zareb y Kwame corrieron para la selva hasta que se toparon
con un río que sonaba estrepitosamente. Los idiotas estaban alcanzándolos,
entonces Zareb y Kwame corrieron río abajo hasta que llegaron al final. Lo único
que había allí era una canoa con un cuerpo inerte. El cuerpo parecía estar en el
limbo.
-¡Qué suerte que ya los perdimos a esos niños! Pensé que iban a matarnos.-
exclamó Kwame estupefacto.
- ¿Y ahora qué hacemos con el cuerpo?- le preguntó Zareb a Kwame.
-Yo lo llevaría hasta el hospital- dijo Kwame.
-Sí, pero salgamos ya de este lugar.- dijo Zareb.
Y así fue, los dos hermanos lo llevaron y le salvaron la vida. Al parecer le había
picado una serpiente venenosa y si los hermanos no lo hubiesen traído al hospital él
estaría muerto. Finalmente Zareb y Kwame se hicieron mejores amigos de ese
hombre que se llamaba Paulino.
Ya cuando los hermanos estaban volviendo a su verdadero pueblo, Zareb le explicó:
-Kwame, yo me voy a quedar una semana más acá porque Paulino necesita que lo
ayude a recuperarse ya que su mujer Dorotea se enfermó porque él no aparecía. Al
mal tiempo buena cara. Así que vete tú solo.-
Entonces Kwame partió y se fue a la estación de trenes esa misma tarde. Retiró su
boleto, sabiendo que faltaban unos 30 minutos para que llegara el tren. Se compró
unas galletitas y se sentó al lado de una mujer que leía una revista. Él abrió su
paquete de galletitas y deglutió una con gula. Se dio cuenta que la mujer le miraba
por el rabillo del ojo y le robó una galleta. Kwame empezó a reírse por dentro y
compartió su paquete de galletas con la mujer, ya que él estaba allí para ayudar, en
fin de cuentas. Cuando quedaba solo una galleta la partió al medio y le dio la mitad.
Después de eso llegó el tren de ella y luego de subir abrió su bolso encontrando su
paquete de galletas intacto. Eso le hizo avergonzarse y darse cuenta que había
comido galletas de su compañero de banco. Eso despertó su hilaridad y muchos la
miraron sorprendidos.
Kwame nunca se enteró de esto y quedó feliz de haber compartido su merienda.
John
EL LIBRO
- Yo sé que mi hijo se llama Chong Duy, no Tuan. Zhang es un apellido muy común.
A la señora Zhang gustábale mucho Estados Unidos pero estaba indignada por el
desmesurado desorden y por la irresponsabilidad del gobierno estadounidense;
entonces le dejó la casa a uno de sus hijos y decidió explorar el Río de la Plata que
le parecía muy interesante. El primer lugar al que se mudó fue uno alejado de todo;
la selva de Misiones. Llegó con su pareja Samuel de Luque hombre que conoció en
España:
-Viviría aquí un tiempo más para ver si todo está bien - dijo la señora.
-Sí, yo también, pero hay muchos lugares que no hemos explorado, que valen la
pena, cuando lleguemos, ya te habrás olvidado de este lugar - respondió Samuel.-
Seremos muy felices aquí.
La selva era un lugar muy húmedo con fuertes vientos pero también muy
bello y tranquilo. Allí conocieron un montón de personas; aunque sus amigos más
cercanos eran Alicia y Jordán una pareja joven y que parecía feliz. Tristemente
Alicia falleció de anemia y nunca los volvieron a ver. Otro matrimonio muy amigo era
el deMazzini-Ferraz; a ellos les acaeció una historia muy trágica con respecto a su
hija. Antes de ella, habían tenido cuatro hijos varones; que, tras tener meningitis
quedaron idiotas; y en un momento de locura asesinaron a su hermana. Otra amiga
de ellos era una viuda cuyo marido hubo muerto antes de su llegada. Fue matado
por una emponzoñada víbora autóctona llamada yararacusú que con una picadura
furtiva acabó con su vida. El ambiente en la casa de la viuda siempre daba
estremecimientos; era lúgubre, fúnebre.
Después de un año y medio; aburrieronse del lugar y decidieron cambiar
completamente de entorno y viajar a Montevideo;
-Voy a extrañar el lugar- comentó la señora Zhang.
-El hecho de que nos mudemos no quiere decir que no volvamos; si yo hubiese
pensado así antes de venirme de España no sé dónde estaríamos. Si no tuvieras
esos pensamientos serías más feliz.
Llegaron a su casa en Montevideo y lo primero que hicieron fue dormir. A la mañana
siguiente la señora Zhang estaba leyendo una revista donde había muchos textos.
Entre todos ellos, encontraron un informe sobre librerías y sobre la Biblioteca
Nacional. Lo leyeron ambos, y para explorar más sobre la ciudad fueron a la librería
Escaramuza a comprar libros de autores uruguayos y participar en algunas
actividades culturales que se organizaban en dicha librería.
Compraron muchos libros; uno de ellos en especial les llamó la atención (porque
estaba situado en la selva de Misiones) “El Hijo” de Horacio Quiroga.
Cuando Samuel lo estaba leyendo, de repente, hubo un destello de fulgurantes
luces de colores y un efluvio de energía que caldeó el lugar; de la nada apareció un
hombre del libro que tenía un escopeta antigua en sus manos. Samuel quedó
estupefacto, lívido, no emitía ni un sonido.
-Muchas gracias- dijo el hombre. Totalmente desdeñoso a la reacción de Samuel.
-¡Qué quéquéqué! – respondió Samuel.
-Que tú abras el libro liberome de esta prisión ficticia. Los personajes de libros
somos reales y no estamos ahí dentro por fruición yo no aguanté seguir allí dentro,
la soledad traíame tristeza, más sin mi bello hijo.
-¡Fuera de mi casa loco!- gritó Samuel.
-Tisiquilla, no entiende mi situación, estoy solo, mi mujer me dejó y mi hijo murió en
un accidente de caza y solo lo veo a veces.
-¿Cómo que a veces?
-Claro a veces lo veo conmigo y me habla, es un buen niño.
-No me importa, váyase.
-Sabe qué; le voy a hacer la vida imposible; cuando llegue el día, lo voy a asesinar
mientras duerme y su alma va a quedar en el limbo. Me voy a quedar igual y si no
habrías hecho esto todo hubiese sido más fácil.
Samuel no entendía porque el hombre decía todo esto; él no había leído el
libro todavía, el hombre no le había dejado abrirlo ni siquiera. Pasaron unos días y el
hombre no lo dejaba en paz, Samuel no podía dormir tranquilo, pensaba que algún
día iba a enloquecer y lo iba a matar. Se hartó y le mandó una carta a un amigo que
se llamaba Guillermo Díaz, experto en libros, diciéndole lo que estaba pasando. A
su amigo le interesó el tema y fue a investigar. Cuando llegó, Samuel le dio
información más detallada sobre lo que estaba sucediendo y luego empezaron a
investigar.
-¡Ahí, ahí, ahí!-gritó señalando la pared. No había nada.
- ¿Qué te pasa?- le preguntó un tanto desconcertado.
-¡No lo ves, está justo ahí atrás tuyo! El libro está encantado- dijo sollozando y con
las manos crispadas.
-No sé qué te está ocurriendo, pero voy a llamar a un doctor.
Llegó el doctor y dio un diagnóstico que no muchos esperaban.Constatose
alucinaciones; y que el hecho de ver antropoides puede ser o por falta de sangre
(descartado por estudios que le hicieron) o por politraumatismos fuertes en la
cabeza que si no eran tratados podrían resultar en pérdida de memoria. Le recetó
una medicación, que era como una sustancia glutinosa que se tenía que aplicar en
la frente para que no avancen los traumatismos.
Tan solo una semana después, tuvo que tomar un tren hacia Buenos Aires,
compartió asiento con una señora que le dijo que un joven le había robado
estrepitosamente la mitad de las galletas que se había comprado.
Jorgeluino Pérez
EL LIBRO DE LA VIDA
El 18 de junio de 2017, Alicia, que había muerto porque un bicho extraño que habitaba en su almohada chupó su sangre, revió en su dormitorio. Se dio cuenta que Jordán y la sirvienta habían desaparecido. Alicia encontrábasemuy sola y salió a comprar el diario. Al volver a su casa, comenzó a leerlo y vio un artículo muy interesante; éste contaba cómo unos chicos de un colegio de Montevideo habían hecho un trabajo sobre el Día del Libro. A Alicia le llamó la atención los libros que aquellos habían leído, en especial una recopilación de cuentos de Edgar Allan Poe. Le gustó tanto que decidió ir a la librería más cercana a comprarlo. Antes de salir, Alicia dióle una ojeada al diario y vio un artículo que le impresionó, llamábase: “Se Conmemoran 42 Años Del Fin De La Guerra De Vietnam”. En fin, Alicialargósea por su libro. Lo pudo encontrar muy fácilmente porque estaba en la primera estantería ya que se encontraba en oferta. Cuando llegó a su casa, la encontró muy tranquila pero extremadamente desordenada, cosa que le costó mucho creer ya que gracias a la sirvienta, la casa siempre estaba impecable. Apenas abrió el libro, éste tomó vida. Alicia quedó estupefacta y su rostro se tornó lívido, se llevó un gran susto.
- Hola - dijo el libro con una gran sonrisa en su rostro. Evidentemente, éste no era un rostro normal, estaba en el medio de una de las páginas.
- ¿Hola? – preguntó el libro. - Hola, soy Alicia – dijo ella muy insegura.
Alicia pensó: - ya estoy cayendo nuevamente en el subdelirio; ¿qué será lo
próximo?, ¿un antropoide? - Todo le pareció muy raro. La radio empezó a sonar por sí sola, escuchábase “Clara” de No Te Va Gustar. -Mejor me voy a duchar, mejorarán las cosas. Al mal tiempo, buena cara. – dijo
Alicia en voz baja. Quince minutos después, Alicia volvió de su baño. Antes de llegar al estar,
repetíase en la cabeza: “todo va a estar bien”. Llegó a la sala de estar y todo permanecía igual. Pensó que todo era un sueño, tanto, que se lo tomó con naturalidad.
- ¿Qué pasará si empiezo a leer el libro?, ¿se acabaría el sueño?, ¿sería algo
completamente normal? – se preguntaba Alicia. Alicia resolvió no leer el libro, al menos en ese momento. Minutos después, el libro se sentó sobre su falda y ella no pudo resistirse, y empezó a leerlo como si nada hubiera acontecido.
Alicia no comprendía el significado de algunas palabras del texto como por ejemplo, emponzoñado, limbo, letargo, insidia o desdeñosa.
- ¿Qué significa anemia? – preguntó con un poco de miedo Alicia. - Estado psicológico producido por la disminución del contenido de
hemoglobina en la sangre – respondió seguro y orgulloso de sí mismo el libro.
- Gracias – respondió Alicia, tímidamente.
Siguieron así con muchas otras palabras difíciles como parsimonia,
infructuosidad, abolido y gula hasta que el libro se atrevió a decir algo: - ¿Quieres que te cuente lo que ha sido mi vida? – preguntó entusiasmado. - ¡Continúa! – dijo Alicia con ganas de escuchar. - Bueno, desde que tengo memoria, es decir, desde hace apenas tres años,
siempre estuve en la librería de Don Antonio. Él me enseñó a ser un buen libro y como ser vendido. Desafortunadamente, nadie me compró desde que nací, siempre estuve en la misma estantería y por más que tenía otros libros cerca, siempre me sentí solo y lúgubre, hasta que llegaste. Tú eres la persona que me ha salvado – le contó emocionado.
- Me alegro mucho – dijo Alicia con estupor.
Alicia encontró el motivo de su reencarnación, se encariñó tanto con el libro que terminó de leerlo esa misma tarde. Cinco meses después, Alicia se casó en la librería donde había comprado el libro, con un hombre que hubo muerto por la picadura de un yararacusú cuando estaba a la deriva en el Río Paraná y que había revivido el mismo día que Alicia, el 18 de junio de 2017. Al tercer mes después de su boda, Alicia sufrió una nueva desgracia, al enterarse que su primer hijo padecería idiotismo y así fue. Fue gracias a la entrañable amistad que Alicia forjó con el libro, que pudo sobrellevar ese dolor el resto de su vida. Laro
LO VIL Y BESTIAL DE UN LIBRO
La empresa continuó sin ninguna gran ganancia a lo normal y su combustible era el de mejor calidad en el mercado. Ahora era casi imposible que volvieran a tener el mismo error porque los exámenes eran realmente estrictos. Roberto Ravioli estaba feliz con su trabajo a pesar del error que hubo.
En esta ocasión Roberto volvió a tener problemas, pero por su trabajo sino por su madre, Valkiria. Ella vivía sola en un apartamento enorme, su esposo había muerto de un infarto hacía unos años y ahora su única compañía era su gato y su sirvienta que venía tres veces por semana, Valkiria le dijo ¨La letarga¨. El problema de Roberto era que su madre se olvidaba de algunas cosas, no veía muy bien de cerca sin lentes, tenía un alma sombríapero además, la sirvienta de vez en cuando le robaba cosas ya que todo lo que tenía era de mucho valor. Con estos problemas Roberto ha tenido varios sustos por la confusión de su madre.
Un día Valkiria llamó a su hijo y le dijo que tenía que pagar una cuenta de 92.000 pesos a su sirvienta, el hijo le preguntó:
-¿Vos estás segura? ¿92.000 pesos? ¿No serán 9.200? Mirá bien Valkiria -
-No no, si acá dice eso. - respondió con seguridad.
Luego de unas horas cuando Ravioli ya salía de su trabajo decidió ir a ver a su madre a ver qué pasaba con la cuenta que tenía que pagarle a su sirvienta.
Al llegar, Roberto leyó la cuenta y le pidió que la leyera.
- Acá dice… Caja de jubilación…Ah…-
- Viste que tenés que usar los lentes, esa es tu jubilación, vos decís que como nunca usaste no necesitás pero ya pasaron unos cuantos años y tenés que usarlos. ¿Cuántas veces te lo dije? Lo habré dicho mil veces-
Al día siguiente vino su sirvienta y le trajo unas revistas y un CD de canciones de Jorge Drexler, le recomendó una canción en especial, Eco. La señora Valkiria muy agradecida los tomó, primero empezó por escuchar el CD y después muy feliz con sus lentes empezó a leer las revistas atentamente. De repente se encontró con un trabajo de unos chicos del Colegio Richard Anderson, el artículo era sobre el Día del Libro. Ella siguió leyendo y cada vez se interesaba más por saber sobre las Bibliotecas y Librerías que iban mencionando los chicos. Cuando iba por la mitad del texto ya había tomado la decisión de ir a por lo menos una de ellas.
En la tarde Roberto pasó a buscar a su madre para ir la Librería Puro Verso. Allí tomo un té y comió unas medialunas, pero lo más importante fue que se compró un libro, Nothingleftto lose, para la sorpresa de Ravioli era uno del género de Terror y en inglés.
Ya antes de comprar el libro, las cosas no solían pasar normales, el señor que le había vendido el libro le afirmó ser Paulino, el mismo del cuento “A la Deriva” de
Horacio Quiroga y le contó sobre su experiencia con la yaracacusú. Valkiria escuchaba de manera indiferente e incauta a lo que él decía, pero el hombre le hablaba sin tregua y sin darse por vencido, ella lo seguía escuchando mientras esperaba a su hijo para que la llevara a su casa.
Cuando ella hubo llegado a su casa, empezó a leer su libro y dejó de lado su rutina diaria de mirar la televisión, esta vez leía con lentes, así que podía comprender el cuento en su totalidad. Para ella era una fruición leer. Llegando la hora de dormir ella dejó su libro, se acostó mirando el techo y quedó pensando en su lectura, tenía escalofríos, también estaba anonadada y estupefacta. A pesar de esto estaba feliz porque si ella no hubiese comprado ese libro no habría salido de su rutina diaria.
Después de días, la familia de Ravioli la invitó para almorzar a su casa como todos los domingos, la mesa tenidada con su mantel blancuzco, sus platos medio bordó y cubiertos de plata que se engrosaban en la parte inferior.
En la mesa, Valkiria, sentóse en la silla y comenzó a contar una anécdota que había tenido el día anterior, a ella le daba remordimiento de lo que le pasó.
- No saben lo que me pasó ayer. Entró una mujer por la puerta del living y se me metió adentro, era una mujer muy bien arreglada de unos 40 años, la cosa es que se sentó en el sillón y me empezó a hablar, me habló de todo… Vos sabés que no le pude ni preguntar el nombre porque hablaba rapidísimo y me daba cosa preguntarle. Después se fue pero me quedé sin saber quién era. Se parecía a Alicia, la señora del cuento de Horacio Quiroga “El Almohadón de Plumas”.-
Lo curioso de la historia de Valkiria es que Raviloi y su hijo habían ido el día anterior a buscar las bicicletas, que estaban en su casa, y pasearon por la rambla, después dos horas volvieron y las dejaron donde estaban. Lo más extraño fue que ella relató también que la mujer sin nombre había ido mientras Roberto y su hijo estaban andando en bicicleta y cuándo llegaron ella no les contó nada sobre la mujer.
- Pero la que parece Alicia acá sos vos, para mi tenés cada delirio- dijo Roberto confundido.
- Mirá, zapatero a su zapato, yo les comenté nomás lo que me pasó ayer.- dijo Valkiria medio enfurecida mordiéndose los labios y deglutiendo saliva.
La familia estaba estupefacta.
Él decidió llamar al portero de su edificio a ver si alguien había ido a la casa de su madre.
Efectivamente nadie había entrado a la casa, era un delirio de Valkiria, la familia ya no sabía si reírse con hilaridad o empezar a sollozar. Como todos estaban en la mesa Valkiria abolida con su anécdota, Roberto anunció su noticia.
- Compraré unos pasajes de tren para viajar a Estados Unidos, igual ya los he reservado. Vamos en unos trenes de última generación, pasan por unos túneles bajo el océano.
En el día de partida llegan a la estación de trenes…
Manzana
PARA EMPEZAR DE NUEVO…
Hasta que, cuandoyotenía 39 años, en el año de 1823,golpeó la puerta, un chico
que tenía alrededor de 12 años, y estabacompletamentecubierto de sangre. Estaba
desesperado, no decía nada, solamente lloraba y apuntaba para la casa del vecino.
Luego, me di cuenta que lo había visto antes.Era el hijo de mi vecina. Estaba
llorando, tanto que no conseguía hablar. Nunca habíahablado con él antes, solo lo
había visto algunas veces sentado con sus hermanos,con sus ojos fijos a un cerco
de ladrillos.Mientraspensaba en eso, con mucho estupor vi al padre del chico
corriendo junto a su madre con el cuerpo de su hija inerte, sin cabeza, en sus
brazos.
-¡El idiota mató a mi hija!- dijo la madre desesperada.
-¡Mentira! ¿Cómo un niño puede hacer esoseñora?-
-¡Calma mujer!¡Por cierto, mi nombre es Leticia!-
-¿Cómo puedes decir eso? ¿Calma? ¡Tenés una chica inerte en tus manos!
¡Voy a buscar a alguien, ahora!, y vos, ¡Venís conmigo! Usted tiene que alejarse de
esta mujer.
Entonces, el niño y yo fuimos para dentro a llamara mi marido para ir a la
ciudad a buscar ayuda.
-¿Cuál es su nombre?- le pregunté.
-No hay por qué tener miedo, estás seguro conmigo ahora- le dije después de
no escuchar ninguna respuesta. El niño sonrió. Fui hasta mi marido y le dijelo que
estaba pasando y luego, él fue hasta la ciudad a caballo buscar ayuda. Hasta que
escuché, gritos pasmosos que venían de la casa del vecino.
Fui corriendo hasta la ventana y vi que alguien, había prendido fuego lacasa
del vecino. Todo eso, me hizo acordarme de mi infancia. Cuando yo era joven y no
tenía tantos problemas como tengo hoy. Me sentí mal al saber que yo no podría
hacer nada. Intenté calmarlo,pero era imposible hacerlo en medio de un humo
enceguecedor y escuchando el tenebroso ruido de caballosde la policía llegando
cada vez más y más cerca nuestro.
-¡POLICÍA!- grité,después de escuchar estrepitosos ruidos de caballos por las
ventanas.
-La madre de este chico mató a su hija junto a su marido, intentómatar a este
chico también, pero él vino corriendo para mi casa y lo salvé.- le dije al policía
mientras señalaba al niño.
-Y creo que la mujer también prendió fuego la casa- dijo Jordán que era el
policía de la ciudad. Todos lo conocían porque su mujer, Alicia, murió por un
parásito, que le chupó toda su sangre.
-¡Sí! Segura.-dije yo aunque no sabía si realmente había sido ella.
-Ahora… ¿dónde está?
No podía creer, que la habíadejado escapar. Estaba estupefacta, con mucho
miedo, no sabía lo que podía pasar con el niño y conmigo.
-¿¡DONDE?!-gritó Jordán enfurecido.
-La deje escapar.
-Ja.Ja.Ja.- dijo Jordán. No entendía cuál era hilaridad en algo tan bestial.
-¡¿COMO LA PERDIÓ!? ¡ESTO ES UNA…
Alguien lo interrumpió trayendo cuatro cuerpos muertos y desvalidos en las
manos. Uno era de una mujer mayor de edad, los otros eran de dos niños, y el otro
era el esposo de Leticia.
-Encontramos estos cuerpos en la casa.- anunció uno de los policías.
-El chico, ¿que vamos hacer con él?- pregunté.
Ellos se miraban sin saber qué responder.
-¿Puedo quedarme con él?- les dije con mucho anhelo.
Luego, ellos aceptaron, y me dejaron quedarmecon él.
Algunas horas pasaron, y después una meticulosa búsqueda, los policías se
fueron. Finalmente, nos quedamos solos. Lo que hice, fue hablar con el niño, que,
ahora estaba conmigo, aunque, no sabía ni su nombre.
-¿Cuál es tu nombre?- le pregunté esperando una respuesta. Él no dijo nada.
-¡Amor!- Llamé a mi marido. -le pregunté cuál era su nombre, pero no
respondió.
-Niño, ¿cuál es tu nombre?- dijo mi marido con un tono vil.
-¡AAAAA!- Gritó el niño con mucho miedo.
Lo abracé y le dije que no se preocupara porque nosotros éramos buenos.
Nos dimos cuenta que él no hablaba, era un idiota. Yo estaba incauta, pero
mi marido era sombrío, siempre veía el lado malo de las cosas. Pero yo me dediqué
a enseñarle a hablar, jugar, reír, escribir, y ser una persona normal.
-Mi amor, no hay mal que por bien no venga.- le dije a mi marido.
Fuimos a una biblioteca buscar libros y artículos para educar al idiota. Vimos
un artículo que nos pareció interesante. En la tapa, mencionaba una nueva canción
de Abel Pintos: “Cada tanto pregunto que podría haber sido, si tomaba otro rumbo y
hacia otro camino.”
En el otro lado, hablaba de dos chicas que habían hecho un trabajo para la
escuela sobre el Día del Libro. Una de ellas se llamaba Carol, y la otra Paula.
Fueron a dos bibliotecas y a una librería. Carol tenia doce años y Paula trece. La
misma edad quemi niño. ¿Cuál sería su nombre? No podía continuar llamándolo
idiota.
-Niño, ¿que te parece Benjamín?- Le pregunté.
El niño esbozó una sonrisa, estaba lívido.
Veintitrés años han pasado, y Benjamín ya habla, juega, ríe, escribe y es una
persona normal. Hace diez años se casó con una mujer llamada Clara, ella es
hermosa, inteligente, y simpática, al igual que Benjamín. Al primer año de casados
tuvieron un hijo llamado Agustín, que hoy tiene nueve años.
Mi hijo, Agustín y yo fuimos a Paris en tren. En la estación de trenes,le
compré un paquete de galletitas. Mientras iba a comprar el boleto, Agustín se sentó
en un banco junto a una señora.
La señora estaba escribiendo en su diario, decía que su nombre era Leticia.
No quedó tan feliz al ver que Agustín estaba leyendo su diario.Cada galleta que él
comía, de las que yo le había comprado, ella también comía una. Agustín partió su
última galleta al medio y le dio la mitad a la señora. Luego, la señora entró a su tren
y Agustín se quedó sentado, esperándome.
El tren llegó y ellos dos entraron al tren. Cuando entraron, Agustín se
convirtió en un idiota.
Continuará…
Mariposa
AL DÍA SIGUIENTE
Al día siguiente del cumpleaños de Mora, su madre, Ingrid, decidió invitar a sus dos
tíos Amalio y Jordán, a un almuerzo en su casa. Amalio vivía en el interior del país y
hasta hacía poco trabajaba en una antigua y sombría estación de trenes. Había sido
maquinista. Solo venía a Montevideo para los cumpleaños familiares. Era un
hombre muy divertido y siempre tenía anécdotas para contar.
Jordán era un hombre un poco frío y serio, que parecía impasible. Siempre venía
con su esposa, Alicia. Ella en cambio era una señora muy elegante, amable, un
poco tímida y con una sonrisa que transmitía paz, pero a pesar de sus diferencias
se querían mucho.
La mesa ya estaba servida con platillos exquisitos cocinados por su madre. Sonó el
timbre y Mora fue rápidamente a abrir la puerta. Era Amalio, con una sonrisa
enceguecedora. Al segundo que le abrió la puerta le dio un fuerte abrazo.
- ¡Qué linda y grande que estás nena! - le dijo sorprendido Amalio. Y mirando a
Ingrid agregó: - “De tal palo, tal astilla”.
- ¡Gracias! - le respondió Mora riéndose.
Amalio se sentó en el sillón y empezó a leer el diario con Ingrid mientras Mora
terminaba de poner las cosas que faltaban en la mesa.
-Mora, vení a ver esto que te va a gustar - le dijo Amalio.
Mora enseguida fue y leyó el título del artículo: “Perdidas en la Ciudad Vieja”.
Estaba escrito por un grupo de periodistas que fueron a visitar distintas librerías y
bibliotecas por la celebración del Día Nacional del Libro.
-Está buenísimo el artículo. ¿Se habrán perdido de verdad? Tendría que pasar por
alguna librería que nombra a comprar algún libro. -comentó Mora.
-Sí, hazlo, me parece bien hija que leas. Estaría bueno que dejaras el celular a
veces. Siempre pensamos que habría sido mejor si no te lo hubiésemos comprado-
dijo Ingrid.
Sonó el timbre de vuelta. Eran Jordán y Alicia. Rápidamente Mora les fue a abrir la
puerta. Los dos le dieron un fuerte abrazo y pasaron. Se sentaron todos a la mesa y
empezaron a comer. Como siempre Amalio comenzó a contar sus anécdotas.
Mientras tanto, Alicia ayudó a Mora con algunas dudas sobre los deberes de Idioma
Español porque no se acordaba cuáles eran los pronombres posesivos.
- Mío, tuyo, suyo, nuestro, tu, sus, son ejemplos -le dijo enseguida Alicia. Todos
reían hasta llorar. Terminaron de almorzar, entonces Alicia y Jordán se fueron ya
que Alicia parecía estar con influenza. Ellos hubieron amado quedarse un rato más
pero la salud de Alicia no ayudó. Amalio siempre se quedaba a dormir en mi casa
cuando venía a Montevideo ya que vivía en el campo.
Antes de la hora de la merienda, Mora decidió ir a la Biblioteca Nacional a buscar
algún libro. Agarró su boletera, su cédula y sus llaves y fue hasta la parada del
ómnibus para tomarse el 104. A su tío todavía le llamaba la atención que fuera sola
en ómnibus. El viaje lo hizo escuchando su tema favorito, “Clara” del grupo
uruguayo “No te va Gustar”.
Cuando llegó tuvo que hacer unos simples trámites para poder retirar los libros. La
encargada, una señora con cabello rojo muy cómica, le enseñó a retirarlos. Agarró
algunos de Enid Blyton, García Márquez y también uno de Horacio Quiroga,
"Cuentos de amor, locura y muerte”, los cuales leería más tarde.
Cuando llegó a su casa decidió tirarse en la cama y empezar a leer uno de los
cuentos: “A la Deriva”. Le pareció muy fuerte entonces decidió buscar un poco más
de información sobre Horacio Quiroga.
Un rato más tarde, se sentaron los tres a merendar. Todo iba bien hasta que algo
dejó a todos estupefactos.
-¡Aaayyyy! - gritó Mora.
Al segundo se escuchó otro grito.
-¡Aayyyy!, gritó Amalio y enseguida cambió su semblante.
Amalio y Mora quedaron lívidos. ¡Los había picado una serpiente! Ingrid enseguida
llamó a una ambulancia. Cuando llegaron al hospital tuvieron que atenderlos de
urgencia para sacarles el veneno. Todo salió perfecto. Se tenían que quedar
internados en el hospital, por lo menos por 15 días. Mora se estremeció al
enterarse de que la serpiente que la había picado era una yararacusú, la misma
serpiente que había picado al hombre de la historia de Horacio Quiroga. Aunque a
Mora le hubiesen sacado el veneno, los médicos le advirtieron que por un corto
tiempo tendría fiebre con delirios y alucinaciones y que su pierna seguiría muy
hinchada. Más tarde se enteró que su tío había padecido un síncope. Amalio no
pudo sobrevivir a la mordedura de esa vil y ponzoñosa serpiente. Mora sentía
mucho remordimiento. No creía que fuera casualidad. Entonces Mora decidió
hablar con su madre de lo que pensaba.
- Mamá, todo es mi culpa- sollozaba Mora.
- No Morita, no tenés la culpa de nada- le dijo su madre con hilaridad.
Mora tan obstinada como siempre seguía pensando lo mismo y se sentía desolada.
Más tarde llegó el doctor y le contó que había otro hombre en el hospital que
también había sido mordido por una serpiente yararacusú. El doctor le contó que él
había hablado y dijo que se llamaba Paulino y vivía en un lugar muy aislado por lo
que tuvo que dirigirse en canoa al pueblo más cercano para que lo atendiera un
médico, pero como allí no lo podían atender lo trajeron para Montevideo donde llegó
agónico. Mora escuchándolo se sorprendió.
¡El libro tomó vida!- pensó Mora.
-Mora despiértate, vamos a merendar.
Mora se dio cuenta que yacía en su cama.
-Mamá, no sabés la pesadilla que tuve.
Naranja
UN ENCUENTRO DESEADO
Unos siglos después Marie, seguía viajando por el espacio. Cada día era una
aventura nueva.
Ella iba haciendo paradas en los diferentes planetas, estaba feliz.
Un día decidió hacer una parada en Saturno porque le llamaban la atención sus
anillos.
Cuando entró al planeta, vio que había un mundo diferente y bestial. Allí se
encontraban muchos de los personajes ficticios que a ella le gustaban, algunos
parecían fatales pero otros tenían un aire de santidad.
Marie vio a los cuatro hermanos idiotas de “La Gallina Degollada”, e incluso vio a
Alicia del cuento “El Almohadón de Plumas”.
Marie decidió aterrizar e instalarse en un lujoso apartamento, este pertenecía a
Alicia.
Se le ocurrió que podría salir a recorrer la ciudad. Estuvo visitando muchas tiendas,
de ropa, comida y hasta de deportes.
Mientras iba caminando por uno de los puentes más famosos de la ciudad, observó
que un grupo de chicos vieron que abajo había un señor desvalido,desolado, que no
podía ni deglutir su saliva y que anehlaba estar en su casa, con una pequeña
picadura de serpiente, que era vil. Él estaba abolido. Marie los miró y decidió actuar,
mientras pensaba… ¿estará bien?
Los chicos estaban mordiéndose los labios del miedo que tenían. Mientras Marie lo
ayudaba, el señor repetía: “No hay mal que por bien no venga”, ella no entendía
muy bien lo que decía porque había mucho viento.
Entonces Marie decidió preguntarle:
-¿Señor usted está bien?-
-Sí, señora es que repetir ese refrán me calma el dolor-
-Disculpe, pero ¿qué refrán está repitiendo?
-“No hay mal que por bien no venga”, ¿usted lo conoce?
-Sí, mi mamá, cuando yo era una niña, solía cantarme una canción de Jorge
Drexler, que se llama “Eco”, para calmar mis dolores-.
Finalmente ella llevó aquel señor al médico, y lo pudieron curar.
Luego de una tarde muy cansadora, Marie decidió volver a su casa.
Al llegar vio que en el piso había un diario, que como portada tenía un título enorme
que decía: “Perdidas en la Ciudad Vieja”.
Agarró el diario y lo comenzó a leer. Había un artículo, muy interesante.
Ella ha decidido que mostrarle el artículo a Alicia sería una muy buena idea, ya que
estaba en su casa, enferma.
Al día siguiente, Marie fue a la casa de Alicia.
Tocó la puerta, Alicia la atendió. Cuando Marie la vio, quedó sorprendida, en el
limbo.
Ella era más diferente de lo que pensaba.
Alicia era alta, rubia y muy linda. Era una persona muy amable, agradable y
sombría. Ella hubo estado abolida, por su bestial enfermedad, parecía una persona
inerte.
La invitó a pasar a la casa. Marie aceptó.
Alicia vio que Marie traía algo debajo del brazo, entonces decidió preguntarle:
-Marie, ¿qué habrás traído contigo debajo de tu brazo?-
-¡Aaahh, le traje un artículo que me pareció muy interesante, para mostrarle!- dijo
arrancándole la hoja del diario.
Marie le mostró el artículo, y a Alicia le fascinó. Aunque había encontrado un error
de ortografía muy grave. A ella le parecía que la palabra “pingüino” no llevaba
diéresis, pero sí llevaba.
Igualmente le pareció una muy buen idea lo que habían hecho las cuatro
estudiantes. Entonces decidió que Marie y ella podrían ir a visitar la Biblioteca
Nacional.
Un rato después fueron a la biblioteca. Allí encontraron docenas de libros de todo
tipo. Ellas decidieron leer uno. Eligieron “Cuentos de Amor, Locura y Muerte”,
porque era el libro del cual Alicia venía. De repente el libro comienza a moverse
solo. Marie y Alicia quedaron estupefactas.
De un momento para el otro empezaron a redimirse los personajes del libro.
Por mucho tiempo Marie y Alicia estuvieron tratando de que cada personaje
volviose a su cuento correspondiente, evitándose armar un gran problema.
Finalmente lo lograron.
Unos días después Marie decidió dejar Saturno ya que había estado demasiado
tiempo y debía volver a la Tierra. Pero esta vez se fue en tren. Antes de llegar a la
estación Jordán el esposo de Alicia, la llamó, y le dijo que Alicia había muerto. Marie
se quedó muy triste.
Finalmente, cuando llegó a la estación, fue a comprar una damajuana de agua y
escuchó que una abuela le estaba contando a su nieto un cuento, se llamaba
“Galletitas”. Le causó una hilaridad muy grande.
A Marie le sonaba muy conocido ese cuento, pero no se acordaba de donde era.
Desde ese momento ella ha estado muy pensativa.
Estaría emprendiendo su viaje hacia la Tierra, pero antes Marie le escribió una carta
a sus padres diciendo que estuviera donde estuviera los extrañaba mucho.
Seguramente van a sobrevivir a más problemas.
NAÑA
BERTITA EN EL SUEÑO DE LAS MARAVILLAS
El tiempo pasó y Clarissa se fue a vivir a Uruguay para empezar de nuevo. Allí
conoció a un hombre llamado Jordán, quien antes había tenido una esposa que
murió por el ataque de un animal que chupaba sangre. Clarissa tuvo una preciosa
boda con Jordán donde sonó su canción preferida, “Milonga a una niña”. Los dos
querían un tercer integrante en la familia pero Clarissa no podía tener hijos pero no
hay mal que por bien no venga.
Un día en la estación de trenes, al lado de una señora que comía galletitas con un
poco de rabia mientras esperaba al tren estaba sentada una niña llamada Bertita.
Ella era rubia como el oro y tenía los ojos azules como el mar, era muy incauta,
todos decían que tenía una gran imaginación. La pequeña niña huía de sus
hermanos que la querían degollar. La gente pensaba que Bertita había muerto pero
no, ella estaba viviendo con Clarissa y Jordán que desde el primer momento que la
vieron ambos habían querido adoptarla, a pesar de que habían tenido unos
problemas con la adopción porque al principio se la declinaron.
Cuando al fin pudieron adoptarla, ellos hicieron un almuerzo familiar para
presentarla más allá de que Bertita había vivido en esa casa por tres meses. En la
cabecera de la mesa estaba sentado Luis, quien recién había sido
operado por una mordedura de una yararacusú. Él deglutió el almuerzo
desmesuradamente, lleno de dicha luego de haber comido por tanto tiempo la
desapacible y glutinosa comida del hospital.
-¡Delicious!- exclamó Luis relamiéndose.
- Sí, ¡Qué rico!- dijo Bertita.
Mientras tanto Jordán leía un artículo en el diario “Somos” sobre el Día del Libro y
le comentó a Clarissa sobre la importancia de que los niños lean. Una vez que
hubieron terminado de almorzar fueron a la librería del barrio a comprar los típicos
libros de lectura infantil.
Las horas pasaron y Bertita tenía que irse a dormir. Fue a su cuarto que tenía los
frisos rosados, se acostó en su cama y Clarissa le leyó uno de los cuentos que
habían elegido tiempo atrás, esta vez era “Alicia en el País de las Maravillas”.
Cuando terminó, Clarissa apagó las luces, cerró la puerta y se fue. El cuarto estaba
sombrío pero eso no duró por mucho, el libro que había quedado en la mesita de luz
se abrió y empezó a irradiar fulgurantes y enceguecedores rayos de luz. De pronto
salió despavorido el Conejo Blanco de Alicia en el País de las Maravillas que iba a
llegar tarde a su fiesta del té y segundos después estaba Alicia persiguiéndolo que
le clamaba respuestas a sus preguntas. Bertita quedó estupefacta. Se destapó y
saltó de la cama. Fue corriendo atrás del conejo y Alicia por toda la casa pero como
iba descalza se precipitó al suelo pegándose la cabeza contra el estuco y
lastimándose la ingle.
Con los sollozos de Bertita, Jordán salió a ver qué era lo que estaba pasando esta
vez.
-¿Qué pasó Bertita? ¿Qué estás haciendo acá a esta hora de la noche?
-Estoy persiguiendo a Alicia y al Conejo Blanco, ¿no los viste pasando por aquí?
-No Bertita, no hay ningún conejo, si te hubieras dormido no te habrías lastimado.
-Pero papá, los he visto…
-Bertita, ve a dormir, debes de estar muy cansada si no cuando se haga la mañana
habrás lamentado haberte ido a dormir tan tarde. – la interrumpió Jordán sin
remordimiento.
- Buenas noches papá.
Bertita se fue a dormir a su cuarto muy frustrada. A la mañana siguiente despertó
distendida en la cama sin recordar nada de lo que había pasado la noche anterior.
No le dolía la ingle y su libro estaba exactamente donde lo había dejado su madre
en la noche.
Oliva
UN SUEÑO PROFUNDO Era 1980, la guerra ya finalizada, el minusválido Luis decidió irse del país, a Francia
para encontrar una nueva vida además tenía a su tía viviendo allá. Él ya era un hombre, tenía 25 años y se iba a quedar en la casa de su tía hasta que consiguiera un trabajo. Vivió con su tía por unos meses hasta que consiguió un trabajo en una biblioteca, era una biblioteca nueva, no más de dos, tres años. Cuando fue por la
entrevista de trabajo algo muy raro le paso, cuando entró a la biblioteca un secretario lo atendió, se llamaba Jordán. Era un pálido, flaco, tenía un carácter duro y no parecía muy sociable. Lo único que le dijo fue que subiera las escaleras y que a la derecha entrara por la puerta. Luis se quedó callado y subió las escaleras, tocó
la puerta. Una mujer abrió la puerta, se presentó, se llamaba Berta. Parecía una mujer muy amable, era alta, delgada y muy sofisticada. Luego, sentado había un
hombre quien parecía ser el esposo, se llamaba Mazzini. Era un hombre alto, pelo castaño, ojos azules y tendría alrededor de los 55 años. El hombre le dijo que
necesitaba solo tres cosas para trabajar en la biblioteca: saber leer, escribir y leer un cuento llamado “El mundo en su realidad”. Luis tardó solo cuatro días en leerlo,
cuando terminó de leerlo fue hablar con el señor Mazzini. Luis le preguntó porque le había mandado leer ese libro, el hombre no le dio explicaciones, solo le dijo que
tenía el trabajo. Cuando volvía del trabajo escuchó un ruido en el auto, salía humo de atrás del coche, cuando se dio la vuelta para ver qué había pasado, un auto lo
había chocado, Luis salió rapidísimo del auto a ver y cuando vio quien lo había chocado eran cuatro tipos emborrachados. Luis muy furioso empuja el auto hasta la
casa de su tía.
Un mes después se mudó de casa de su tía, había pasado buenos momentos con ella, le contó mucho sobre su padre. Le dijo que lo buscaban, entonces se mudó a
Francia y que se enamoró de una bella dama francesa, que también tenía una biblioteca. Un día yendo al trabajo lo llaman por teléfono y le avisan que su tía
estaba muerta, Luis no lo podía creer entonces rápidamente conduce hasta la casa y cuando entra a la casa estaba su tía tirada en el piso. Luis se dio cuenta de una cosa, tenía una mancha enorme en la cabeza. Entonces cuando entró al cuarto
empezó a investigar, se fijó en todos lados y luego vio cómo se movía la almohada, le sacó la funda y salieron unos bichos raros como cucarachas. Todo esto le pareció
muy familiar: la muerte de su tía, que cuatro idiotas lo habían chocado. Luego recordó que todo eso había pasado en el libro que le había hecho leer Mazzini. Luis fue hasta la biblioteca a decirle lo que le había pasado, le preguntó por qué le había
hecho leer ese libro. Mazzini le respondió que él no quería tener problemas solo quería demostrarle que
a veces la vida puede ser difícil. Luis ya había escuchado eso, entonces Luis le empezó a preguntar cosas relacionadas con su familia y su vida, sí había ido a
la escuela militar, si tenía una hermana llamada Marta. Él le respondió que sí, que siempre se sentaban todas las tardes en el tejado a escuchar su canción preferida “Eco” de Jorge Drexler. Pero un día se pelearon y nunca más se volvieron a hablar. Mazzini le dijo que siempre sentía mal por nunca pedirle perdón. Luis le contó lo que
le había pasado. Mazzini empezó a sollozar y se sentía el remordimiento de la culpa. Mazzini empezó a sospechar, hasta que se dio cuenta que Luis era su hijo. Mazzini le dijo si quería ir a hacer algo al otro día. Luis le dijo que no, que se iba a Paris porque tenía un nuevo trabajo. Mazzini estaba mal, pero el error ya estaba
hecho, había perdido a su hermana pero encontró a su hijo.
Al otro día cuando llegó a la estación de tren, le dicen que su tren estaba retrasado y que tenía que esperar. No había desayunado nada, entonces fue al kiosco y se compró unas galletas y un jugo, se sienta en un banco, dejó las galletas a un lado
para guardar el jugo y cuando va a agarrar las galletas una mujer se estaba comiendo las galletas. Luis muy enojado le dijo si las galletas eran de él, afirmando que eran suyas. La mujer seguía agarrando del paquete hasta que solo quedaba
una galleta, agarró la galleta y la partió a la mitad y le dio una parte al joven. El tren de Luis había llegado, furioso camina hasta el vagón. Cuando se sentó y abrió la mochila para sacar el juego encentró el paquete de galletas intacto, miró por la
ventana y vio que la mujer seguía sentada en el banco. Cuando giró para verlo, se dio cuenta que esa mujer era su tía. Luis no entendía, su tía estaba muerta y justo
en ese momento, se despertó de la siesta, se encontraba en el avión camino a Francia con su tía Marta.
Pololo
¡LLEGÓ EL PRIMER CAMPEONATO!
El primer día de entrenamiento del Club Defensor solo había seis jugadores y
necesitaban once para jugar partidos oficiales. Todos los integrantes del equipo,
muy preocupados, proponían soluciones al problema. De repente, a Alfredo se le
ocurrió publicar un aviso en el periódico: “Club Defensor busca jugadores, si le
interesa llame al 097012231”. Al día siguiente salió el anuncio y el equipo estaba
deseando que el plan funcionara.
Ese día, una sirvienta que trabajaba para un hombre alto, viudo, estaba leyendo el
periódico en su descanso, cuando vio el anuncio y se dijo a sí misma:
- Esta es una oportunidad de que el señor Jordán haga algo. Recuerdo cuando él
jugaba al fútbol. Siempre llegaba contento a contarle a su esposa Alicia cómo le
había ido. No lo he visto así de contento desde que ella enfermó.
Esperándolo, la sirvienta escuchó a Jordán abriendo la puerta de calle. Jordán había
llegado de la Biblioteca Nacional, iba todas las tardes a leer los libros de Literatura
que le gustaban a su esposa. Se encerró en su escritorio y se puso a escuchar
“Milonga para una niña” de Alfredo Zitarrosa.
La sirvienta tocó la puerta del escritorio y dijo:
- Perdón Señor, quiero mostrarle algo, creo que le va a gustar. ¿Ha pensado en
comenzar una actividad para distraerse? - dijo la sirvienta. Apenas lo hubo dicho, la
sirvienta se arrepintió. Jordán estaba siempre de mal humor luego de la muerte de
su esposa.
- No entiendo lo que me dice. Pase, espero que sea importante- le respondió Jordán
de manera lúgubre.
La sirvienta le mostró el diario abierto en una página. Jordán lo leyó y comentó:
- ¿Me molestó por esto? ¿Un artículo sobre un proyecto del Día del Libro que
hicieron unos estudiantes de Secundaria?
- No es esa la página, perdón, me confundí de hoja – dijo la sirvienta. Fíjese por
favor en este aviso del Club Defensor. Acuérdese de aquellos días cuando Usted
jugaba al fútbol y era muy feliz.
- Gracias. Ahora váyase y cierre la puerta – murmuró Jordán.
Al día siguiente los integrantes del club recibieron solo una llamada, era Jordán
diciendo que quería entrar al equipo. Ellos estaban muy contentos de que tenían un
integrante más, pero Wellington les recordó:
- No festejen mucho, nos faltan todavía tres jugadores.
Alfredo contestó:
- Cuatro jugadores, no tres. Algo muy triste acaeció. Hoy me enteré que a Jorge lo
mordió una Yaracacusú cuando fue a su pueblo y lo encontraron muerto hace unos
días en una canoa en la orilla del río.
Todos quedaron estupefactos porque Jorge era una persona muy querida.
Wellington pensó que si hubiera sabido sobre su muerte, él habría ido al velatorio.
Los integrantes del club redoblaron esfuerzos, sin tregua, con el anhelo de
completar el equipo. Pero pasaron los días y nadie más llamó interesado.
Era de noche y Alfredo estaba tan angustiado que no podía dormir. Al día siguiente
comenzaba el campeonato y todavía no tenían el equipo completo. Iban a tener que
presentarse y decir que no podían participar. Pensó leer un libro. Estaba muy
cansado para continuar con su libro en francés por lo que decidió leer “La gallina
degollada” de Horacio Quiroga. Comenzó a sentirse somnoliento y finalmente se
durmió.
Al otro día fueron a la cancha. Alfredo se dirigió al árbitro y le comentó:
- Lamentablemente no podremos competir porque solo tenemos siete jugadores. Si
tuviéramos más tiempo, buscaríamos alguna solución. Esperamos que cuando
comience el campeonato el próximo año, ya habremos formado un equipo completo.
El árbitro se dio vuelta, contó los jugadores y le dijo a Alfredo, con cara de estupor:
- No comprendo, veo once jugadores…
Alfredo miró al equipo y se dio cuenta que eran realmente once. Se estremeció y
quedó lívido. Los cuatro idiotas del libro, vestidos con el equipo violeta del club,
estaban imitando a los otros jugadores. Corrían en vaivén, con caras fulgurantes y
dando alaridos. ¡El libro había tomado vida!
Alfredo pensó:
- ¡Juguemos con los cuatro idiotas! Más vale pájaro en mano que cien volando.
Terminó el partido y el Club Defensor ganó. Los cuatro idiotas jugaron de forma
bestial y marcaron varios goles. El público en las gradas aplaudió y gritó
estrepitosamente. Defensor había ganado su primer partido.
Luego del partido el equipo tenía que volver a la ciudad. Fueron a la estación de
trenes y en un cuarto de hora tomaron el tren.
Alfredo se sentó al lado de una señora que lo miró con extravío. Ella lucía desolada.
Alfredo preocupado le preguntó si se sentía bien. La señora le respondió:
- Sí, muchas gracias. Solo estoy triste porque fui severa y prejuiciosa. Tuve una
reacción desmesurada. Acusé a un joven de comerse mis galletas, cuando en
realidad él me estaba dando las suyas.
- Señora, al mal tiempo buena cara. Piense que esto le sirvió para darse cuenta que
no hay que juzgar a las personas.
Poppy
UN CUENTO COMPLICADO…
Una semana después, Noelia empezó el colegio y el papá tuvo que ir a Noruega por
trabajo. Carolina no trabajaba, ella era ama de casa.
Era una tarde cálida de abril y ella estaba obstinada leyendo el diario, hasta que
encontró un poema y un artículo sobre el Día del Libro hecho por unas alumnas del
Colegio Richard Anderson y quiso ir a la Biblioteca Nacional para entretenerse un
rato. El libro que más le atraía era “Cuentos de amor, locura y muerte”. Lo comenzó
a leer y le encantó, pero no podía seguir leyéndolo porque tenía que buscar a
Noelia, entonces lo compró en una librería.
Un día, se quedó dormida con sensación de letargo, acostada en el pasto con su
libro, mientras miraba declinar el sol. Un rato después, comenzó una tormenta
eléctrica y Carolina entró a su casa olvidándose de su libro.
De repente, un rayo enceguecedor y estrepitoso cayó sobre el libro y algo extraño
acaeció. Al día siguiente, Carolina no encontraba su libro por ningún lado y tenía un
gran anhelo de leerlo, lo buscó varias horas sin tregua. Cuando lo encontró estaba
en perfectas condiciones aunque un rayo había caído sobre él, pareciendo una
alucinación.
Estaba yendo a la barbacoa para continuar leyendo y se habrían escuchado voces
desde afuera, cosa que le llamo poderosamente la atención. Entró y se encontró
con tres personas que no conocía.
-¿Quiénes son y qué hacen en mi casa?- gritó Carolina.
- Yo soy Alicia, no sé por qué estoy acá, lo último que recuerdo es que he estado
acostada en mi cama, enferma- dijo incauta.
- Yo soy Bertita y estoy desolada porque no encuentro a mis padres y a mis cuatro
hermanos- sollozaba la niña.
- Yo soy Juan, vivo en un rancho cerca del río Paraná. No me acuerdo cómo hube
aparecido acá - respondió impasible.
Carolina llegó a una conclusión infructuosa. Ella pensaba que eran tres personajes
de ese libro que ya habían muerto. Carolina se imaginaba que estaba delirando,
pero cuando se fijó si algo extraño había en el libro, se encontró con una carta que
decía que los personajes muertos revivieron en la realidad.
-Esto no puede estar pasando. ¡Qué ridículo!- dijo Carolina abolida.
Comenzó a ponerse lívida porque estaba muy estupefacta por lo sucedido. Pasaron
unos minutos, y Noelia llegó del colegio y le dijo:
- Mamá hoy escuché una canción que está muy buena, se llama “El viejo” de la
Vela Puerca. Hay que escucharla. Le canté a la maestra una estrofa y le
gustó, entonces me pidió que se la cantase entera.
- Bueno, mañana la escucharemos. ¿Cómo se llama que no entendí?
- Se llama “El Viejo”.
Cuando Noelia entró a la barbacoa y vio que había personas extrañas en su
casa, no entendía nada. Luego Carolina le explicó lo que sucedió y conoció a los
personajes. Juan dijo:
-De tal palo, tal astilla- porque eran muy parecidas.
Carolina estaba procesando lo que pasó pero no se dio cuenta que los
personajes estaban secuestrando a Noelia porque todo fue muy vertiginoso.
Tuvo un gran estupor, pero mientras pensaba como podía resolver esa situación
sentía que alguien la llamaba:
-Carolina, Carolina.
Ramona
UN SUEÑO DE ESCRITOR
Habían ya pasado tres meses de estar viviendo en el nuevo apartamentito, no dejaba
de recordar la tarde en que cobraron el premio y el azahar estuvo de su lado. Si bien
tener su casa propia era una felicidad, el tener que pagar los gastos diarios era un
problema que perlaba sus pensamientos, ya que la jubilación era muy poca. Fue así
que Jacinto observó que el puesto de portero y limpiador estaba bacante. Le dijo a
Teresa, su esposa, que esa era una oportunidad para poder ganar unos pesos y así
poder pagar sus gastos.
Su trabajo consistía en mantener limpio los pasillos, juntar las bolsas de basura que
dejaban los vecinos y mantener los vidrios limpios, cuidando siempre la entrada.
Muchas veces Jacinto encontraba diarios y revistas viejas y de forma furtiva
acostumbraba a ojear mientras escuchaba su canción preferida, Clara, de“No Te Va
Gustar”. Esa canción hacía que su semblante blancuzco se sonrojara.
Fue así que le llamó la atención los artículos de varios estudiantes sobre El Día del
Libro, sobre todo el de un tal Martín Monagas que hablaba sobre autores uruguayos
y lo importante que es escribir para mejorar el lenguaje arremolinado de hoy en día
.La hoja estaba muy arrugada y no podía leer el final, pero su obstinación no le
impidió su frenesí ya que el viejo anhelo de ser escritor habíase despertado
nuevamente. El vaivén de la vida hizo que ese sueño quedara estupefacto y
encajonado.
Esa misma mañana, un tanto sombría antes de empezar su trabajo dijo:
¡Al que madruga dios lo ayuda! así que voy a salir bien tempranito para ir a la
Intendencia de Montevideo donde está la feria del libro.
Al entrar de forma estrepitosa vio un cartel que le llamó la atención, decía,
Promoción Autores Uruguayos. Era lo que él habrá buscado después de haber visto
aquel artículo, sin pensarlo tomó uno de los libros.
Esa misma noche no tenía sueño, ya que era más importante leer y pensar que él
podía escribir. Dormitaba sólo por segundos. Sin darse cuenta había estado leyendo
nada más ni nada menos que El Almohadón de Plumas. Ya había terminado y
quiso leer “A la deriva”, ya que le recordaba la sombría muerte de su vecino, pero el
cansancio lo venció. Soñó tanto con el libro que le acaecieron preguntas en inglés
como “whathappendwiththefourboys?”El letargo lo invadía.
Al despertarse, todavía con somnolencia, no sabiendo la razón de su delirio revisó
todos los almohadones de su casa, encontrando dos de plumas los cuales sin
pensarlo los puso en una bolsa para tirarlos a la basura. No terminó solo en eso,
Jacinto muy preocupado le pidió a todos los vecinos que le dieran sus almohadones
de plumas para sacarlos del edificio, diciéndoles que era por su salud.
Después de haber juntado tres o cuatro almohadones y habiendo asustado a casi
todos sus vecinos uno de estos le preguntó a Jacinto:
- Hola, ¿cómo estás?¿De dónde sacaste esa noticia?
Hace unos días leí en los diarios que tira la vecina del piso dos una noticia. Una
señora había muerto y no se sabía por que, hasta que descubrieron un bicho dentro
de su almohadón- dijo Jacinto.
El vecino que lo escuchaba quedó tísico y preguntó:
¿Estás seguro que era en el diario?
-Sí, contestó Jacinto de forma hostil, también leí uno de una familia con cuatro hijos
que degollaban a su hermana. Eran unos artículos que escribían unos liceales y
hablaban de ese asunto.
Apenas hubo escuchado esto, el vecino quedó pensando por unos segundos y le
dijo:
Creo que yo también lo leí. Era un artículo que me parece que lo escribía un tal
Horacio Quiroga.
En ese momento al viejo Jacinto se le aclaró su confusión y poniéndose colorado
sentía correr la hiel, dándose cuenta que el sueño y el cansancio habianlo
confundido no pudo más que decir, sí, creo que era ese.
Al otro día los vecinos recuperaron sus cómodos almohadones.
Con el paso de los días necesitó descansar y decidió tomarse un tren junto a su
esposa y una señora muy amable que le compartió sus galletitas a Argentina para
poder visitar su familia.
RomanEmpire
ANA, JUAN Y EL LIBRO MÁGICO
Una semana después, Ana estaba en el parque donde jugaba siempre con sus
amigos. Le había contado la historia de lo que le había pasado a todo el mundo y
aparecía en la radio y todos los diarios. Al principio le divertía contar su historia pero
ya se había vuelto aburrido.
Ese día llegó un niño que era nuevo en la ciudad a jugar con ella y sus amigos. No
era como todos ellos, tenía algo especial. Ana fue a saludarlo.
- Hola soy Ana. – dijo sonriente.
No hubo respuesta. El niño solo se quedó mirándola
En ese momento se acercó su madre y le explico que la madre del niño le había
explicado que tenía una enfermedad, era idiota, pero que igual fuera buena con él
ya que podían convertirse en buenos amigos. Ana volvió con él y jugaron a la
mancha, escondidas y muchos otros juegos.
Todos los días se encontraban en el parque. El niño, Juan, cada vez entraba más
en confianza con Ana y empezaba a hablarle un poco más y llegó un momento que
casi parecía un niño normal. Pero cuando se acercaba otra persona se callaba y
quedaba igual de estúpido que al principio.
Un día en su casa, Ana le preguntó a Juan por qué con ella hablaba y cuando
alguien más se acercaba se callaba y miraba como si no entendiera nada de lo que
le decían.
- Es que mi vida no es como dice mi mamá. En especial porque no es mi
mamá.
Ana quedó boquiabierta.
Juan siguió su historia así: “Yo era el segundo de cuatro varones en mi familia.
Cada vez que uno nacía se enfermaba y quedaba como yo. Nuestros padres nos
querían, pero deseaban tener un hijo sano. Sobrevino mi hermana menor, la única
hija sana en la familia, y mis padres diéronle todo su amor dejándonos a mis
hermanos y a mí olvidados en el patio. Un día, cuando ella cumplía cinco años mis
hermanos y yo vimos cómo la señora que nos cuidaba, María, mataba una gallina y
ellos decidieronse a jugar al mismo juego que jugábamos siempre, imitar. Lo
primero que vieron fue a mi hermana y agarráronla para jugar. Nunca he querido
lastimarla por eso cuando vi que íbamos a lastimarla traté de hacer que pararan
pero no pude. Cuando mis padres llegaron, pusiéronse furiosos y dijeron que iban a
mandarnos a un hospital para niños que hacían cosas horribles. La señora que me
cuidaba, que había visto todo trató de explicarles que yo había tratado de salvarla,
pero no me creyeron y para salvarme se escapó conmigo. Fue así como nos
mudamos a esta ciudad y dijo que era mi madre. Si hablo me da miedo que me
pregunten sobre mi vida y descubran todo. No quiero que mis padres nos
encuentren”
- Pero, ¿por qué si sos tan inteligente no les dijiste a tus padres que fueran a
ayudarte?
- María, es como mi mamá ahora me ayudó muchísimo. Es muy buena
conmigo y me explicó cómo son todas las cosas. Antes de vivir con ella era
casi inerte, no sabía hablar ni entendía nada.
Unos días después Juan fue con Ana a explicarle algo que lo preocupaba mucho.
María tenía un novio que se llamaba Jordán.
- Él tuvo una esposa que había muerto hace unos años y después de eso
mudose a esta ciudad.- le explicó.
- ¿Nunca había tenido otros novios?
- Tuvo uno solo. Fue hace mucho, antes de trabajar en mi casa cuando vivía
en el campo. Se casó con un hombre de ahí pero mordiolo una serpiente .
Por eso se mudó a la ciudad.
Esa mañana Ana había leído un artículo sobre el “día del libro” en el que unas niñas
iban a la librería “Puro Verso”. Para hacer que la hiel pasara, Ana lo llevó ahí a
comprar un libro. Eligieron uno fácil porque a él se le dificultaba un poco leer.
Cuando Juan hubo llegado a su casa y dejado el libro en una repisa, se fue a
dormir. A medianoche despertaronlo un frenesí bestial de golpes en la espalda sin
tregua. Vio por el rabillo del ojo que era el libro que había comprado. Al principio
Juan quedó estupefacto, luego creyó que estaba imaginando a causa del letargo o
que estaba en el limbo. Juan no se asustó porque ese antropoide tenía un aire de
santidad.
- Al que madruga Dios lo ayuda- dijo sonriente.
- ¿Quién sos?
- Mauro. ¿Y tú?
- Yo soy Juan. ¿Estás vivo?
- Si por eso hablo y me muevo.
- ¿Si ayer eras un libro normal?
- Soy uno libro mágico- dijo con voz segura.- solo nos despertamos cuando
vamos a la casa de un niño con una historia interesante que contar.
- ¿Mi historia? Pero no tengo nada interesante.
- Claro que sí y ya me vas a decir qué es, pero primero vamos a dormir, me
gusta hacer las cosas con parsimonia
Juan diole un colchón y una sábana y prometiole que al día siguiente lo iba a llevar
a conocer a su amiga Ana.
A la mañana siguiente fueron su casa cantando estrepitosamente juntos una
canción que decía: “todo el mundo sabe, tengo el gaucho power, con el vivo y lucho,
y lo llevo donde voy”. Ella sorprendiose mucho al ver que traía el libro con él.
- ¿Por qué traes el libro?- preguntó curiosa.
- Tengo que mostrarte algo muy importante.
Cuando llegaron al cuarto, Ana le preguntó qué pasaba, con muchísima curiosidad.
- Este libro habla- dijo tranquilo- mirá te mostraré.
El libro se levantó y saludó muy alegre.
- Soy Mauro. Tú debes ser Ana. Un gusto conocerte.
Ana quedó boquiabierta y saludó con la mano. Al rato ya habían hablado de
muchísimas cosas y eran grandes amigos. Le gustaba la hilaridad de los chistes de
Mauro.
Cuando Juan se fue con mauro, el libro decidió descubrir cuál era la historia
interesante que Juan tenía que contar. Le preguntó millones de veces pero nunca
contestó. Después intentó obligarlo desordenando la casa, rompiendo sus juguetes
y muchas otras cosas horribles. Hasta que finalmente Juan le dijo todo.
El libro quedó encantado con lo buena que era la historia.
Unos días después Juan llegó a casa muy asustado. Le contó a Marcos que en la
estación de trenes había visto a una mujer discutiendo con un hombre a causa de
unas galletitas y que esa mujer era su madre.
- ¡Seguramente vino a buscarnos a mí y a María!
- No te preocupes. Yo te voy a ayudar para que no se meta contigo.
Fueron a la estación de trenes y se dirigieron directo a ella.
- ¡Hijo!
- No te acerques- contestó exasperado Juan.
- ¿Podés hablar?
- Sí. Me ayudó mucho vivir acá. Por eso no me vas a llevar contigo.
- Yo solo venía a buscarte para volver juntos. Quería disculparme por haberme
agriado cuando todo pasó. Fue algo vil y sombrío. Quiero redimirme.-dijo con
un nudo en la garganta que no lo dejaba deglutir.
- Está bien pero no me quiero ir.
- Si estás feliz acá,
- está bien pero quiero hablar con la empleada, María.
Fueron a hablar con ella. La madre de Juan se fue pero prometió que le iba a
escribir. El libro se despidió de Juan y Ana porque tenía que ir con otro niño que
necesitara contar una historia. Y Juan y Ana siguieron jugando juntos todos los días.
Susana
LA SONDA ESPACIAL EN PLUTÓN
Después de 17 años, en 2037, el retirado Jorge, tuvo una llamada para ir a Plutón.
Él primero no quiso ir, pero al tiempo lo fue pensando y finalmente pensando que si
va a Plutón iba a ser más reconocido de lo que ya era. Él ya sabía que el vuelo ya
era en 6 días por eso el inmediatamente fue a despedirse con familiares, amigos, e
incluso a su novia Alicia Finol que ella era de Rusia. Y él antes de ir a plutón quería
ir al lugar donde el siempre quiso ir desde que era pequeño, era ir a la Gran Muralla
China que los mejores tiempos para ir sería: abril, mayo, septiembre y octubre que
también depende a qué ruta qué vayas a visitar.
El al próximo día ya estaba en un jet para ir a China que tardaría mucho en llegar
hasta allá. Él estuvo solo por tres días y lo paso de maravillas aunque llego cansado
del tour en la Muralla de China. A él solo le quedaban dos días antes de tener una
probabilidad de muerte en el despegue de la nave Atlas V-551 que él estaba con las
manos glutinosas por los nervios. En el día del vuelo él llevaba junto a él una
pulsera que Alicia le había dado el día anterior para que le vaya bien en el viaje.
Cuando la nave despegó no se sentía a el mismo por el miedo que tenía de lo que
iba a pasar en el vuelo a plutón. El mientras viajaba en el espacio quería ver a su
novia lo más pronto posible cuando llegara a la tierra. Despues de 3 años en la
misma nave él ya tenía 43 años porfin llegó a Plutón que estáa billones de
kilómetros de la Tierra. Ellos tenían la misión de recoger un trozo de tierra para el
laboratorio ``Laboratorio Nacional Los Alamos`` que queda por Nuevo México.
Cuando ellos íban a recoger trozos de tierra de Plutón se encontraron con una
especie de humano pero lo que les parecio raro es como esta vivo sin ningùn traje
entonces el salió corriendo avisandole a sus compañeros y cuando llegaron a la
nave, estaba hecho senisas. Ellos notaron que el sujeto le estava estirando la mano
pero el sujeto tenía la intensión de matarlos por la cara que hacía. Parecía tan vil
como el diablo. El había leido un cuento de como salvarse en un viaje al espacio
cuando el libro derepentecomenso a narrar el cuento. Cuando vio que las manos de
sus compañeros estaban temblando el se estaba por rendirse y en ese momento
Plutón exploto en pedasos de roca que causaría daños a los otros planetas
cercanas de Plutón. Por suerte solo hizo daño a Neptuno ya que queda cerca de
Plutón. Ellos estaban flotando en medio de la nada en el espacio solo miraban
estrellas con el fondo todo negro y también algunos planetas cercanos de lo que era
Plutón. Jorge estaba muy preocupado de lo que vaya a pasar porque ya no tenían
más la nave y cuando Jorge miro abajo de él, estaba el sujeto mirandolo fijamente
todo el tiempo. El ya estaba por llorar pensando que nunca más, en ese momento
todos sus compañeros se agarraron las manos para que cuando se estrellen y
mueran con algo, morir con personas alrededor es mejor que morir solo. Ellos se
estaban acercando más y más al sol. Ellos a punto de llegar a la corona del sol una
nave los rescato justo a tiempo. Ellos fueron regresados a tierra pero se les perdió la
muestra que habían recogido de Plutón. Pero después de minutos cayó un objeto
que por mucha suerte era la muestra.
Finalmente ellos pudieron cumplir la misión después de varios conflictos que hubo
en la misión. Y el collar que Alicia le había dado lo ayudó mucho y Jorge pudo verla
y él estuvo muy feliz. Al día siguiente Jorge fue a dar un paseo por la ciudad y fue a
la estación de trenes donde hay se relaja leyendo el periódico.
Tarifo
JUEGOS
SALIDA
ENTRADA
EL LABERINTO DE HORACIO QUIROGA:
Cada vez que choques contra un borde del laberinto, tendrás que responder una pregunta
y volver a empezar. No se puede volver atrás. Las preguntas están ordenadas por
dificultad (de menor a mayor) y son de los tres cuentos (A la Deriva, El Almohadón de
Plumas y La Gallina Degollada), de Horacio Quiroga
1- ¿Cuáles son los personajes principales de cada cuento?
2- ¿Cómo muere Alicia?
3- ¿Por qué muere el personaje principal de “A la Deriva”?
4- ¿Qué enfermedad tienen los hermanos de Bertita?
5- ¿Qué factor tienen en común los cuentos de Quiroga?
6- ¿Cuántos hijos tuvo el matrimonio Mazzini-Ferraz?
7- ¿Cómo se dio cuenta Jordán de que había un bicho en el almohadón?
8- ¿Cómo se llama el hombre de “A la Deriva”?
9- ¿Qué le pidió Paulino a su mujer cuando llegó a su casa?
10- ¿Qué se dice que representa el bicho que mató a Alicia?
VERTICAL:
1- Pronombre enclítico, del verbo sacudir, modo indicativo, pretérito, plural, tercera persona, objeto directo.
2- Indiferente o imperturbable. 3- Pérdida repentina del conocimiento. 4- Palabra o acción que envuelve mala intención.
HORIZONTAL:
1- Hacer las cosas con cuidado, despacio. 2- Placer. 3- Bajo o despreciable. 4- Tipo de serpiente venenosa. 5- Pronombre personal, tercera persona, singular, objeto directo. 6- Pronombre personal, tercera persona, singular, objeto indirecto.
1-
1-
2-
2- 3-
3- 4-
4-
5-
6-
ÍNDICE
1) Artículos periodísticos sobre
el Día del Libro.
2) Noticias sobre un naufragio.
3) Reseñas sobre el cuento
“El Césped”, de Mario Benedetti.
PRÓLOGO
El 24 de abril se envió un proyecto sobre el Día del Libro, este tenía que ser en
grupos de cuatro o cinco alumnos. Las consignas básicas a cumplir eran tres:
Visitar una Librería.
Visitar una Biblioteca Pública.
Visitar una Biblioteca Privada.
Allí debían hacer una entrevista con diez preguntas para posteriormente elaborar un
oral sobre cada uno de los lugares visitados. También se pidió que los alumnos
leyeran un libro durante media hora en la Biblioteca Pública, con el fin de que
sintieran el clima de una Biblioteca.
Junio era el mes de presentación, la fecha de entrega, influía bastante en la
calificación final. Afortunadamente todos los grupos entregaron en fecha y la
profesora hizo algunas mínimas correcciones para que luego los alumnos crearan
los artículos de sus proyectos ¿Qué esperás para leerlos?
ÍNDICE
1) それを読み込み、誰屈辱–
F.C, D. L e Y.T.
2) Alcachofas´s News:
“Paseando entre libros” – G.A,
S.B, M.M y P. R.
3) Gossip: “Un proyecto
interesante”- G.B, C.S y M. V.
4) Karmaland – L. S, F. A, M.
B y F. C.
5) Montevideo Times:
“Perdidas en la Ciudad Vieja”-
S.B, V.D, V.K y M.T.
6) Nutelwei: “Dos chicas y
una madre perdidas en
Pocitos”- C.A y P.J.
7) Somos: “Un recorrido
literario”- F. F, J.P y E.S.
それを読み込み、誰屈辱
Un día tres estudiantes del Richard Anderson decidieron dedicar un poco de su
tiempo libre para un proyecto de Idioma Español, ese proyecto incluía ir a la
Biblioteca Nacional e ir a alguna librería y hacer entrevistas. En ese tiempo
aprendieron muchas cosas y nos dijeron lo siguiente:
Que el Día Nacional del Libro se celebra en Uruguay cada 26 de mayo desde el
año 1940 y se conmemora el aniversario de la Biblioteca Nacional del Uruguay, la
primera biblioteca pública del país.
Yenny está ubicada en Bvar España, esta tiene un café dentro, tiene una gran
cantidad de libros, también tiene libros divididos en secciones como por ejemplo la
infantil y en total hay aproximadamente 100.000 libros.
También nos dijeron que preguntaron a mucha gente sobre la fecha del Día del
Libro y no muchos sabían el día exacto.
Lo último que nos dijeron fue que había sido una gran experiencia de aprendizaje y
diversión.
F.C.V, D.L e Y.T
ALCACHOFAS´S NEWS
PASEANDO POR ENTRE LIBROS
En la tarde del 26 de mayo, día que se celebra el Día del Libro en Uruguay,
caminando por la Ciudad Vieja nos encontramos con cuatro estudiantes del
Colegio Richard Anderson. Nos acercamos a preguntarles qué estaban
haciendo y nos contaron que tenían que hacer un proyecto para la clase de
Idioma Español sobre el Día del Libro. Que consistía en ir a dos bibliotecas y
una librería y ahí realizar entrevistas a funcionarios.
El grupo estaba formado por, S. B.L,
es delgado, alto con melena.
Acostumbra a hacer chistes
malísimos. Luego, P. R, es pálido y
demasiado alto. Está
constantemente pendiente de lo que
come. Después, M. M, es de
estatura mediana y de pie grande.
Se ubica muy bien, le decís a dónde
querés ir y él sabe. Por último, G.A,
es la más baja y vieja del grupo. Se
ríe de cualquier cosa que digan.
Ellos estaban muy emocionados por
realizar el trabajo. Nos contaron que
primero fueron a La Librería Puro
Verso que se encuentra en la
Peatonal Sarandí. Nos mencionaron
algunos datos interesantes de la
Librería como, que hasta hace poco
tiempo ahí había una óptica.
También, que tiene
aproximadamente 80.000
ejemplares. No solo tiene un sector
para niños, sino también un
restaurante.
Más tarde, se dirigieron hacia la
Biblioteca de la Alianza
CulturalUruguay – Estados Unidos
de América. Ahí le hicieron una
entrevista al encargado de la
Biblioteca. Los cuatro estudiantes
nos comentaron que él les dijo que
tiene aproximadamente 10.000
ejemplares, que el 80% eran en
inglés y el otro 20% en español.
Además de que es una Biblioteca
chica, tiene un gran contenido con
libros, CDs, revistas y hasta
computadoras.
Finalmente, fueron a la Biblioteca de
la Facultad de Derecho. Nos
mencionaron información de la
Biblioteca por ejemplo, que tiene
450.000 ejemplares, de los cuales
hay algunos en base de datos y
otros de colocación fija, en varios
idiomas. Además de eso, nos
mencionaron que hubo un gran
accidente dentro de la Biblioteca, se
les cayó el techo en el año 2001 y
tuvieron que reconstruirla toda de
vuelta.
Por último, dijeron su opinión sobre el proyecto y esa fue:
-Nos gustó mucho la consigna del trabajo, es algo diferente a lo habitual y una
manera más rápida de aprender. Nos llevamos muchas anécdotas, por
ejemplo, que M.M entró al ómnibus sin pagar el boleto.
M.M, S.B.L, P.R y G.A
GOSSIP
UN PROYECTO INTERESANTE
Mientras íbamos recorriendo
Montevideo por el Día del Libro, nos
encontramos con tres alumnas del
Colegio Richard Anderson, M.V, G.B y
C.S, que tuvieron que hacer un
proyecto para la materia de Idioma
Español. M.V es baja, pelirroja y
generalmente usa una tostada para
cubrir su cara, G.B es morocha, muy
alta y con pecas y C.S tiene pelo
rosado y es más vieja que las demás.
El proyecto consistía en: visitar
diferentes bibliotecas y librerías y
hacer entrevistas. Otro de los
objetivos era averiguar en qué lugares
se realizarían actividades por el mes
del libro.
Después de haber coordinado por un
largo tiempo y organizado sus
horarios, las alumnas concurrieron El
Miércoles 17 de mayo por primera vez
a algunas bibliotecas ubicadas en el
Centro.
Primero, visitaron la Biblioteca
Nacional, en la cual no les dieron
mucha información.
Pero uno de los datos importantes
que les dieron fue que la biblioteca
recibe libros donados, pero también
compran algunos sin uso.
Luego, decidieron visitar la Facultad
de Derecho que se ubica al lado de la
Biblioteca Nacional. Al principio,
pensaron que no las iban a dejar
entrar porque tenían entendido que
solo podías entrar si tenías algún
familiar que hubiera estudiado ahí. En
esta biblioteca todos los funcionarios
fueron muy amables y mientras las
alumnas realizaban su entrevista les
ofrecieron una recorrida al subsuelo,
que es la parte de la biblioteca en
donde solo se encuentran revistas.
Después de unas horas, las alumnas,
mientras esperaban a que las pasaran
a buscar para ir hacia la librería
tomaron un helado y luego siguieron
su camino hacia la librería Más Puro
Verso ubicada en la Ciudad Vieja. Allí,
ellas realizaron la entrevista y
después se quedaron un rato mirando
algunos de los libros que se
encontraban como muestras.
Finalmente, les preguntamos si les
había gustado esta propuesta y
entonces C.S respondió:
“Nos pareció una propuesta muy
interesante porque pudimos aprender
a manejarnos más solas por la ciudad
de Montevideo, y para contarles algo
gracioso, la señora que nos atendió
en la Biblioteca Nacional se negó a
contestarnos la entrevista porque dijo
que ya le habían hecho muchas
anteriormente.”
G.B, C.S y M.V.
MONTEVIDEO TIME´S
PERDIDAS EN LA CIUDAD VIEJA
Un grupo de cuatro chicas
periodistas del diario
Montevideo Times, tuvieron una tarea
asignada por su jefa. Esta consistía en
visitar
diferentes bibliotecas y librerías a lo
largo del departamento y hacer
entrevistas a los
funcionarios con motivo de la
conmemoración del Día del Libro.
Las chicas eran V.K, S.B.S, V.D y M.T.
V.D es bajita de pelo muy oscuro y ojos
rasgados. Ella se encargó de averiguar
las direcciones y pensar
posibles preguntas. Suele
encargarse de estas tareas, porque
según su jefa es muy buena para hacer
eso.
S.B.S es de una estatura media y tiene
un lejano
parentesco con losorangutanes y en su
tiempo libre vende granola. Ella se
encargó de editar el video, filmar y
sacar fotos durante las entrevistas. M.T
tiene bucles hasta la altura de la cadera
y le gusta meditar. Ella se encargó de
colaborar con las preguntas y hacer la
presentación. Por último, V.K que tiene
una estatura común, como un Hobbit,
se encargó de
grabar las entrevistas y
colaboró un poco en el principio del
video.
El lunes 8 de mayo
recorrieron la Ciudad Vieja para hacer
las entrevistas. Fueron en auto e iban
Parando en cada biblioteca y librería
que habían elegido para investigar.
Primero fueron a la Biblioteca
Nacional donde les contaron que fue
fundada en 1916 por
Larrañaga con el apoyo de
Artigas y que conmemora su célebre
frase “sean los
orientales tan ilustrados como
valientes”. Después fueron a la
Biblioteca Pedagógica y nos contaron
que fue fundada en 1889 y que se
especializa en las ciencias educativas.
La tercera biblioteca que visitaron fue la
biblioteca José Artigas de la Junta
Departamental de
Montevideo donde se dedican a ofrecer
acceso y referencia a recursos
documentales que respaldan la labor
parlamentaria de la Junta. La última
biblioteca que visitaron fue la Biblioteca
Infantil que según nos contaron fue
creada en 1981 por la Junta
Departamental y tiene
actividadesespeciales para niños de 0 a
12 años.
Seleccionaron estas bibliotecas porque
eran muy distintas
entre sí. Luego visitaron dos
librerías. Ellas fueron: la librería Linardi
y Risso donde según nos contaron no
solo se
especializan en el libro
latinoamericano, sino que también es
una librería
familiar decorado con estilo antiguo y la
librería Puro Verso que además de ser
un lugar muy lindo se puede visitar
como café, librería y
restaurante.
Se divirtieron mucho. Al
finalizar con la actividad del día lunes
merendaron
bizcochos.
El miércoles 10 se juntaron en la casa
de S.B.S para encaminar el trabajo. Ese
día avanzaron mucho.
Se reunieron por última vez el miércoles
17 en la casa de V.K. Ese día
terminaron con todo.
Nos contaron que cuando fueron a la
Biblioteca
Nacional no las dejaron
entrar porque eran menores de edad y
les recomendaron ir a la biblioteca de
un liceo cercano, la Biblioteca de
Secundaria del IAVA.
Buscándola se perdieron y
estuvieron un rato dando vueltas para
encontrar el
lugar. Cuando la encontraron fueron a
leer y fueron
tratadas muy amablemente.
Se rieron y divirtieron mucho en el
proceso del proyecto.
Dijeron que siempre es
divertido cuando se trata de estar con
amigos y de intercambiar ideas.
S.B.S, V.D, V.K y M.T
NUTELWEI
DOS CHICAS Y UNA MADRE: PERDIDAS EN POCITOS
25/05/2017
Las entrevistadoras P.J y C.A (según se hacen llamar) nos contaron que
recientemente se encontraron con dos chicas; Carolina Almeida y Paula
Juambeltz, quienes les contaron sobre un trabajo de Idioma Español que
tuvieron que realizar hace unos días. Según P y C, las chicas dijeron que fue
una experiencia nueva, no como los anteriores trabajos que habían tenido que
realizar, yendo así a dos bibliotecas (una privada y una pública) y a una librería.
Llegado al destino: entrevistaron, llegaron a conclusiones, hicieron
presentaciones, artículos...
La primera biblioteca a la que fueron
es la del Club Banco República,
localizada en Pocitos, Montevideo,
Uruguay, en Juan Benito Blanco
1289. Cuenta con más de 20.000
libros de variados géneros y en
distintos idiomas. Fue creada con el
propósito de que los chicos puedan
estudiar,divertirse o simplemente
leer porque les gusta. Nos dijeron
que esta biblioteca sólo es accesible
para los socios del club, aunque van
de 15 a 30 personas de los más de
6.000 socios que hay.
Después fueron a una librería
llamada "Isadora", que queda atrás
del Club Banco República. A esta
van más personas por día que las
que van a la privada, y a diferencia
de esta, tiene poco
más de 10.000 libros. Fue fundada
con el propósito de que la gente
sepa más sobre la literatura. Hay
distintos géneros pero los más
vendidos son los policiales y las
novelas.
Por último, fueron a la biblioteca
universitaria de la Facultad de
Veterinaria, ubicada sobre Alberto
Lasplaces 1550. Cuenta con
muchísimos más libros que las
mencionadas en los anteriores
párrafos y también incluye revistas.
La única diferencia es que, al ser
una biblioteca universitaria, no tiene
todo tipo de libros ni géneros, tiene
un tipo específico: veterinaria, con
informaciónsobre los equinos,
bovinos, ovinos, etc. Nos contaron
que te pueden mandar la
información por mail y si vos querés,
vos podés buscar el libro, pero que
si necesitás ayuda, las bibliotecarias
te pueden ayudar.
Una anécdota que nos contaron
sobre las chicas fue que la madre
de Paula (la madre con quien fueron
las chicas) no se acordaba que la
librería se había cambiado de local
a uno más grande y por eso
estuvieron buscándola durante, por
lo menos, 15 minutos. Y el colmo de
todo es que Paula llevaba una
campera polar y dos de lluvia, justo
cuando hacía calor...
P.J y C.A
SOMOS
UN RECORRIDO “ LITERARIO”
E.S, F.F y J.P, tres alumnas del Colegio Richard Anderson encandilaron a la
gente, al recorrer las mágicas calles de Montevideo de Norte a Sur, visitando
distintas bibliotecas y librerías haciendo entrevistas y buscando información
sobre el Día del Libro.
Nos contaron que el Día del Libro se
conmemora todos los 26 de mayo
desde el año 1940, marcando la
inauguración de la primera
biblioteca nacional de Uruguay en
1830. Descubrieron que también
existe el Día del Libro Internacional,
creado para recordar a tres
escritores muy importantes: Miguel
de Cervantes, William Shakespeare
e Inca Garcilaso de la Vega.
Visitaron la Biblioteca Nacional,
ubicada en la Avenida 18 de Julio,
fue fundada por Larrañaga, con
ayuda de José Gervasio Artigas y el
año pasado se cumplió su
bicentenario. También concurrieron
a la biblioteca de la Facultad de
Derecho, creada en el año 1892.
Atesora documentos de valor
histórico y cultural, pero los mismos
tratan únicamente temas de
Derecho.
En el proceso se dieron cuenta de
que una biblioteca no es lo mismo
que una librería, aunque muchas
veces dichas palabras son usadas
como sinónimos. Averiguaron que
una biblioteca es un espacio de
estudio y consulta, que presenta
colecciones de libros debidamente
clasificados y ordenados. Mientras
que, una librería es un
establecimiento comercial que se
dedica a la venta de libros.
Las estudiantes llegaron a la conclusión de que a los entrevistados les gusta la
poesía y que los mismos no tienen preferencia por un autor en especial.
Además, los entrevistados en su mayoría, no sabían por qué se conmemoraba
esta fecha.
Felices con su trabajo, nos comentaron lo mucho que trabajaron y disfrutaron
este proyecto.
E.S, J.P y F.F
KARMALAND
UNA BIBLIOTECÓLOGA QUE NO SABE CUÁNDO ES EL DÍA DEL LIBRO
Recientemente, nos encontramos con cuatro chicos del Colegio Richard
Anderson que nos contaron que hicieron una presentación sobre el Día del
Libro.
Dijeron que el Día Nacional del
Libro se conmemora el 26 de mayo
por la inauguración de la Biblioteca
Nacional, en 1816.
Nos informaron que la biblioteca
tiene un millón y medio de libros y
que las dos salas principales son: la
Sala Uruguay, que es exclusiva
para investigadores y
la Sala General, que
es abierta al público.
También nos dijeron
que existen otras salas (Vaz
Ferreira, José Pedro Varela,
Maestro Julio Castro) que son
exclusivas para eventos y
conferencias y que se organizó un
evento especial celebrando el Día
del Libro.
Nos contaron que una
bibliotecóloga de la Biblioteca
Nacional no sabía cuándo era el Día
Internacional del Libro. Se disculpó
y dijo que lo iba a buscar. Lo
encontró en “La Wikipedia”.
Nos pareció un poco irónico que
una persona en su función de
bibliotecóloga no supiera cuándo es
el Día Internacional del libro.
También mencionaron que
fueron a una librería muy pintoresca
llamada Escaramuza. Se encuentra
en la calle Dr. Pablo de María
situada en el Parque Rodó. La
librería es una casona antigua que
fue reciclada. Fue fundada en
mayo del 2016, actualmente está
cumpliendo un año. Tiene una
cafetería y un espacio abierto al
fondo. Entrevistaron gente que
dijo que le gustaba mucho el
lugar por su estilo, cafetería, sus
eventos, música, etc.
También visitaron la Facultad
de Derecho donde no había nadie
porque fueron en época de
parciales.
Para concluir, desde nuestro punto de vista alguien que ejerce en cualquier
profesión debe tener cierto conocimiento sobre la misma.
M.B, L.S,F.Cy F.A
PRÓLOGO
El 21 de agosto la profesora de Idioma Español, le propuso a sus alumnos un
trabajo en donde ellos tenían que escribir como si fueran el periodista que se
infiltró en el Hospital Militar en Relato de un Náufrago para entrevistar a
Alejandro Velazco.
La clase se organizó de la siguiente había siete grupos encadenados: esto
quería decir que si uno de los grupos se atrasaba perjudicaba mucho a los
otros grupos. Esta propuesta puso mucho en juego la responsabilidad de cada
uno de los participantes de los equipos.
NUESTRO TEXTO INSPIRADOR: “RELATO DE UN NÁUFRAGO” Y “EL
CANTO DE LA CORVINA NEGRA”
ÍNDICE
1) Nutelwei: Carolina Almeida y María Paula Juambeltz.
2) Karmaland: Felipe Arruabarrena, Mateo Bachev, Federico Caprario y Lautaro Satrano.
3) それを読み込み、誰屈辱:
Facundo Carrau, Diego Lipiec y Yuta Tomokiyo.
4) Somos: María de Fátima Fernández, Josefina Peaguda y Eugenia Scotti.
5) Gossip: María Varela, Candela Sánchez y Guadalupe Bayardo.
6) Alcachofas´s News: Guadalupe Azar, Sebastián Baz, Martín Monagas y Patricio Rodríguez.
7) Montevideo Times: María Valentina Dodino, MikaelaTahmazian, VivianeKunin y Sabina Blanco.
NUTELWEI
El náufrago, Luis Alejandro Velazco ya ha llegado a tierra firme y se está
hospedando en un hospital al que no mucha gente tiene acceso, para no
sentirse asfixiado.
Nos quedamos perplejos al enterarnos de todo lo que pasó en su naufragio,
desde que tuvo que descuartizar a un ave, las manos le quedaron ampolladas
y sus alucinaciones cesaban cada tanto, hasta que hubo una muchedumbre de
gente persiguiendo a Luis al enterarse de su naufragio.
A todo esto, tenía un hambre voraz al llegar a tierra firme. Al trasladarlo, yacía
en una camilla en la que le daban agua con azúcar. Infundía tristeza.
Por suerte nadie le tenía remordimiento, ya que de ser así, alguien hubiese
intentado matarlo y hoy en día no tendríamos a este héroe.
C.A y P.J
KARMALAND
El diario Nutelwei, informó que un hombre demacrado, con una apariencia
sanguinolenta, alegando ser Luis Alejandro Velasco, tripulante del A.R.C. Caldas
barco cuyo naufragio conmocionó a la población, llegó a tierra.
El pasado viernes, a Velasco lo trasladaron desde un caserío de Mulatos al
Hospital Naval de Cartagena donde está siendo custodiado por militares. Debido a
que este hombre está extenuado, el acceso de cualquier persona sin autorización
está denegado. Solo su padre, guardias y médicos están habilitados.
La historia está disputándose entre todos los principales radios periódicos y diarios. Su padre acudió a nosotros para que contemos la historia de su hijo. Mandamos a nuestro mejor trabajador de campo a infiltrarse. Pudo ingresar a su habitación por mutuo acuerdo con el padre y guardias.
Estas son nuestras preguntas:
1- ¿Cómo sobrevivió tantos días a la deriva?
2- ¿Siente remordimientos por no haber podido salvar a sus compañeros?
3- ¿Nos puede hacer una síntesis del accidente?
4- ¿Es todo esto verídico?
5- ¿Cómo se siente estar a la merced del azar de tal manera?
6- ¿Se imaginó sobrevivir?
7- ¿Pensó que lo encontrarían?
8- ¿Cuál fue su primera impresión al llegar a tierra?
9- ¿Cuáles fueron los primeros indicios de tierra?
10- ¿Cómo se siente después de todo lo ocurrido?
F.A, L.S, M.B y F.C.M.
それを読み込み、誰屈辱
El diario Karmaland, informó hace un tiempo que Luis Alejandro Velasco,
tripulante del A.R.C Caldas recientemente fue trasladado desde un caserío de
mulatos al Hospital Naval de Cartagena. Uno de nuestros empleados pudo
hacerle una serie de preguntas a Velasco:
¿Cómo sobrevivió tantos días a la deriva? Dijo que sobrevivió gracias a una
balsa en la que estuvo la mayor parte del tiempo y a que pudo encontrar
algunas cosas para comer, aunque no fueran lo que una persona normal
comería como por ejemplo un pedazo de raíz. También tomóun poco de agua
de mar, mencionó que carraspeó muchas veces.
¿Siente remordimientos por no haber podido salvar a sus compañeros? Dijo
que no tuvo tiempo de sentir remordimiento.
¿Nos puede hacer una síntesis del accidente? Dijo básicamente que había
estado mucho tiempo en la balsa y que se había alimentado de lo que pudo
encontrar.
¿Es todo esto verídico? Respondió que en parte decía la verdad y en otra parte
no, porque no todo había pasado tal cual lo mencionó.
¿Cómo se siente estar a la merced del azar de tal manera? Dijo que sentía
soledad, estaba desesperado, sin saber qué hacer. También dijo que era como
una disputa por su vida y que esos días fueron implacables.
¿Se imaginó sobrevivir? Dijo que al principio sí, pensó que lo iban a encontrar,
luego perdió las esperanzas y luego las recuperó cuando vio indicios de tierra.
¿Pensó que lo encontrarían? Dijo que sí lo pensó, pero en un principio, y luego
fue perdiendo las esperanzas de que lo encontraran.
¿Cuál fue su primera impresión al llegar a tierra? Dijo que su primera impresión
fue el silencio.
¿Cuáles fueron los primeros indicios de tierra? Dijo que el primer indicio fue el
largo y verde perfil de la costa.
¿Cómo te sientes después de todo lo ocurrido? Dijo que se vio aliviado al haber
podido sobrevivir.
Él nos mencionó que desistió de seguir tragándose la historia de lo que pasó y
súbitamente, apeló a nosotros, lo último que dijo fue que esos días influyeron
en él.
Por el momento estamos seguimos investigando lo que pasó antes de que se
quedara a la deriva.
F.C, Y.T y D. L
SOMOS
Recientemente todos los diarios han estado comentando la aparición de
Alejandro Velasco, un marinero del A.R.C Caldas, y su naufragio. Como
se estuvo comentando, Velasco se encuentra en un hospital de Cartagena
luego de que una familia lo encontrara atolondrado y jadeante sobre un
tronco en la costa.
Alejandro Velasco informó que el
barco tuvo unos problemas a causa
de una gran tempestad. Este hizo
que el barco escorara
continuamente lo que concluyó en el
naufragio de muchos tripulantes del
Caldas.
El diario
それを読み込み、誰屈辱envió un
entrevistador al Hospital donde se
encuentra Velasco y le hizo una
serie de preguntas.
A pesar de eso, mucha gente se ha estado preguntando:
1- Además de perplejo, ¿Cómo se sintió al llegar a tierra firme?
2- ¿En la noche estaba en estado de vigilia o trataba de descansar?
3- Nos contó que a lo lejos pudo ver una luz diáfana, ¿podría decirnos con
exactitud qué era?
4- ¿Cómo pudo sobrevivir sin comer y sin tomar agua tantos días?
5- ¿Qué había dentro de la barca que lo ayudó a sobrevivir?
6- ¿Cómo se sentía al haber sido la única persona en sobrevivir tantos días
a la deriva sin comer?
7- ¿Qué pasó cuando el Caldas estaba en el Golfo de México?
8- ¿Cómo hizo para controlar su hambre voraz?
9- ¿Podría describir la tormenta con la que lidiaron?
10- ¿A qué compañeros pudo visualizar desde la balsa?
E.S, F.Fy J. P
GOSSIP
Unos días atrás se le dio a conocer al público una serie de preguntas por el diario
Somos que no son refritas, que han sido realizadas para preguntárselas a Alejandro
Velazco, el marinero de A.R.C Caldas que sobrevivió 10 días en la odisea a la deriva
en una balsa. Velazco se encuentra en el Hospital Militar de Cartagena hace unos días
y nosotros estuvimos dispuestos a contestar las preguntas que todos quieren saber.
1. Además de perplejo, ¿cómo se sintió al llegar a tierra firme?
Al llegar a tierra firme sintió que recobraba energía, aunque estaba muy dolorido.
2. ¿En la noche estaba en estado de vigilia o trataba de descansar?
Durante las noches permaneció a la vigilia por el miedo que le daba al pensar
que había unos infames tiburones que se acercaban a la balsa durante la noche
y que el mar era un permanente oleaje.
3. Nos contó que a lo lejos pudo ver una luz diáfana, ¿podría decirnos con
exactitud qué era?
Velazco pudo visualizar un barco a lo lejos.
4. ¿Cómo pudo sobrevivir sin comer y sin tomar agua tantos días?
Velazco al principio no tenía mucha hambre, pero a medida que los días
pasaban, comió raíces, un ave, trató de comer parte de su zapato y bebió agua
salada que le quemó la garganta.
5. ¿Qué había dentro de la barca que lo ayudó a sobrevivir?
Dentro de la barca había algunas de sus tarjetas de crédito, su reloj, sus zapatos
y su ropa.
6. ¿Cómo se sentía al haber sido la única persona en sobrevivir tantos días a la
deriva sin comer?
Alejandro dijo haberse sentido desesperado.
7. ¿Qué pasó cuando el Caldas estaba en el Golfo de México?
Velazco contó que en el Golfo de México el viento empezó a soplar más fuerte y
el barco comenzó a escorar, y él recordó la película que habían visto y un día
después el barco escoraba más y más haciendo que algunos de los tripulantes
tuvieran que ir a la tarima. Finalmente, en el Caribe se caen al agua.
8. ¿Cómo hizo para controlar su hambre voraz?
Al principio el hambre abundaba, pero cuando el hambre le venía comía lo que
tenía a mano.
9. ¿Podría describir la tormenta con la que lidiaron?
No la describe porque no pasaron por ninguna.
10. ¿A qué compañeros pudo visualizar desde la balsa?
Él dijo que fueron Luis Rengifo, Eduardo Castillo, Julio Amador Caraballo y
Ramón Herrera los que también se habían caído del barco.
G.B, M.Vy C. S
ALCACHOFA’S NEWS
Nos enteramos por los periódicos colombianos de la experiencia que vivió
Velazco y decidimos ir con nuestros mejores reporteros para entrevistarlo
personalmente.
Velazco nos confirmó que nos podía recibir en diez días. Preparamos las
siguientes preguntas para la entrevista:
1. ¿Su naufragio fue a causa de un motín en el buque o de una represalia?
2. ¿Vio animales mientras estuvo a la deriva? ¿Eran mansos o
despiadados?
3. Nos comentaron que usted luchó obstinadamente para sobrevivir. ¿Tuvo
que tomar decisiones importantes para ello? ¿Cuáles?
4. ¿En la balsa tenía herramientas o comida para sobrevivir?
5. ¿Cómo hizo para impulsar la balsa en el mar embravecido?
6. ¿Sufrió alucinaciones?
7. ¿Qué fue lo primero que hizo cuándo pisó tierra?
8. ¿Y cuál fue su primer pensamiento al llegar a la isla?
9. ¿Padece usted alguna enfermedad como consecuencia del naufragio?
10. ¿Qué sintió durante el acto solemne en el que fue condecorado por su
hazaña?
S. B, M.M, P.R y G. A
MONTEVIDEO TIMES
El hombre del que todos hablan en el momento, Luis Alejandro Velasco, más
conocido como el náufrago que sobrevivió diez días en el mar contestó diez
preguntas sobre la tragedia que lo volvió famoso. Sus respuestas fueron las
siguientes:
-Mi naufragio fue a causa de una represalia…, mientras que estaba tratando de
sobrevivir, tuve que tomar decisiones muy importantes, que tendría que tomar
muy cuidadosamente, porque mi vida estaba en riesgo.
-Durante esos diez días me encontré con dos clases de animales, uno de ellos
eran despiadados (eran tiburones) y otros eran mansos (eran gaviotas).
-Tuve que tomar muchas decisiones, por ejemplo con respecto a la comida, y a
la bebida.
-No, no tenía, en un momento, me acordé de que tenía unas tarjetas de un
almacén de Mobile, que me fueron muy útiles.
-Si sufrí alucinaciones, fueron muy graves, pero después me pude recuperar.
-Disculpen no estoy en condiciones de seguir respondiendo semejante
interrogatorio. Es más, creo que los voy a denunciar por acoso. Mi estado de
debilidad es notorio, y ustedes con tal de vender sus panfletos, me han
sometido a una tortura… Espero que esto también se publique.
M.T, S.B, V.D y V. K
JUEGO
Diseña tu propio artículo siguiendo estas consignas, trata de incluir las
funciones del lenguaje:
Dibújate a ti como
periodista.
Escribe el título del
artículo en el que las
chicas pensaron que no
las iban a dejar entrar a
la Facultad de Derecho.
Explica con tus propias palabras
en qué se basaba el trabajo de
los chicos.
INTRODUCCIÓN
DESARROLLO
Explica qué sabes sobre el día
del libro y cuenta tu
anécdota de cuando fuiste a
una biblioteca o una librería.
TÍTULO
CONCLUSIÓN
Después de esa
experiencia, ¿volviste a ir?
¿Te gustaría repetirlo?
PRÓLOGO
Durante parte del año, trabajamos con una obra del gran autor Mario
Benedetti, “El Césped”, para enriquecer nuestro vocabulario. A su vez
trabajamos con su biografía.
Como parcial final, tuvimos que hacer una reseña que envolviera los
siguientes requisitos:
Información general sobre la vida de Mario Benedetti. Información sobre sus obras. Breve resumen de “El Césped”. Comentario personal. Recomendación.
La fecha de entrega fue el 13 de noviembre, y fue estricta. Se leyeron y
analizaron todas las reseñas. Luego, se integraron todos los aportes a los
efectos de crear una reseña grupal. Esta reseña nos permite entender este
cuento, y además introducirnos en la parte más creativa prologada en el
siguiente capítulo.
Te invitamos, además, a participar del juego final, tratando de no quedar
atrapado en el laberinto.
Atentamente: C.A, F.A, G.A, M.B, G.B, S.B.L, S.B.S, F.C.M, F.C.V, V.D, F.F,
P.J, V.K, D.L, M.M, J.P, P.R, C.S, L.S, E.S, M.T, Y.T y M.V.
NUESTRO TEXTO INSPIRADOR: “EL CÉSPED”
El césped. Desde la tribuna es un tapete verde. Liso, regular, aterciopelado,
estimulante. Desde la tribuna quizá crean que, con semejante alfombra, es
imposible errar un gol y mucho menos errar un pase. Los jugadores corren
como sobre patines o como figuras de ballet. Quien es derrumbado, cae
seguramente sobre un colchón de plumas, y si se toma, doliéndose, un tobillo,
es porque el gesto forma parte de una pantomima mayor. Además, cobran
mucho dinero simplemente por divertirse, por abrazarse y treparse unos sobre
otros cuando el que queda bajo ese sudoroso conglomerado hizo el gol
decisivo. O no decisivo, es lo mismo. Lo bueno es treparse unos sobre otros
mientras los rivales regresan a sus puestos, taciturnos, amargos, cabizbajos,
cada uno con su barata soledad a cuestas. Desde la tribuna es tan disfrutable
el racimo humano de los vencedores como el drama particular de cada
vencido. Por supuesto ciertos avispados espectadores siempre saben cómo
hacer la jugada maestra y no acaban de explicarse, y sobre todo de explicarlo a
sus vecinos, por qué este o aquel jugador no logra hacerla. Y cuando el árbitro
sanciona el penal, el espectador avispado también intuye hacia qué lado irá el
tiro, un segundo después, cuando él balón brinca ya en las redes no alcanza a
comprender cómo el golero no lo supo. O acaso sí lo supo y con toda
deliberación se arrojó al otro palo en un alarde de masoquismo o venalidad o
estupidez congénita. Desde la tribuna es tan fácil. Se conoce la historia y, la
prehistoria. O sea que se poseen elementos suficientes como para comparar la
inexpugnable eficacia de aquel zaguero olímpico con la torpeza del patadura
actual, que no acierta nunca y es esquivado una y mil veces. Recuerdo borroso
de una época en que había un centre-half y un centreforward, cada uno bien
plantado en su comarca propia y capaz de distribuir el juego en serio y no
jugando a jugar, como ahora ¿no? El espectador veterano sabe que cuando e
fútbol se convirtió en balompié y la ball en pelota y el dribbling en finta y el
centre-half en volante y el centre forward en alma en pena, todo, se vino abajo
y ésa es la explicación de que muchos lleven al estadio sus radios o
transistores, ya que al menos quienes relatan el partido ponen un poco de
emoción en las estupendas jugadas que imaginan. Bueno, para eso les pagan
¿verdad? Para imaginar estupendas 'jugadas y está bien. Por eso, cuando
alguien ha hecho un gol y después de los abrazos y pirámides humanas el
juego se reanuda, el locutor idóneo sigue colgado de la «o» de su gooooooool,
que en realidad es una jugada suya, subjetiva, personal, y no exactamente del
delantero que se limitó a empujar con la frente un centro que, entre todas las
otras, eligió su cabeza. Y cuando el locutor idóneo llega por fin al desenlace de
la «ele» final de su gooooooool privado, ya el árbitro ha señalado un orsai que
favorece ¿por qué no? al locatario.
Es bueno contemplar alguna vez la cancha desde aquí, desde lo alto. Así al
menos piensa Benjamín Ferrés, veintitrés años, digamos delantero de un Club
Chico, alguien últimamente en alza según los cronistas deportivos más
estrictos, y que hoy, después de empatarle al Club Grande y ducharse y
cambiarse, no se fue del estadio con el resto del equipo y prefirió quedarse a
mirar, desde la tribuna ya vacía (sólo quedan los cafeteros y heladeros y
vendedores de banderitas, que recogen sus bártulos o tal vez hacen cuentas)
aquel campo en el que estuvo corriendo durante noventa minutos e incluso
convirtió uno, el segundo, de los dos goles que le otorgan al Club Chico eso
que suele llamarse un punto de oro. Sí, desde aquí arriba el césped es una
alfombra, casi un paño verde como el del casino, con la importante diferencia
de que allá los números son fijos, permanentes, y aquí (él, por ejemplo, es el
ocho) cambian constantemente de lugar y además se repiten. A lo mejor con el
flaco Suárez (que lleva el once prendido en la espalda) podrían ser una de las
parejas negras. O no. Porque de ambos, sólo el Flaco es oscurito.
Ahora se levanta un viento arisco y las gradas de cemento son recorridas por
vasos de plástico, hojas de diario, talones de entradas, almohadillas, pelotas de
papel. Remolinos casi fantasmales dan la falsa impresión de que las gradas se
mueven, giran, bailotean, se sacuden por fin el sol de la tarde. Hay papeles que
suben las escaleras y otros que se precipitan al vacío. A Benjamín (Benja, para
la, hinchada) le sube una bocanada de desconsuelo, de extraña ansiedad al
enfrentarse ¿por primera vez? con la quimera de cemento en estado de pureza
(o de basura, que es casi lo mismo) y se le ocurre que el estadio vacío,
desolado, es como un esqueleto de multitud, un eco fantasmal de esa misma
muchedumbre cuando ruge o aplaude o insulta o agita banderas. Se pregunta
cómo se habrá visto su gol desde aquí, desde esta tribuna generalmente
ocupada por las huestes del adversario. Para los de abajo en la tabla, el
estadio siempre es enemigo: miles y miles de voces que los acosan, los
persiguen, los hunden, porque generalmente el que juega aquí el permanente
locatario, es uno de los Grandes, y los de abajo sólo van al estadio cuando les
toca enfrentarlos, y en esas ocasiones apenas si acarrean, en el mejor de los
casos, algunos cientos de fanáticos del barrio, que, aunque se desgañitan y
agitan como locos su única y gastada bandera, en realidad no cuentan, es
imposible que tapen, desde su islote de alaridos, el gran rugido de la hinchada
mayor. Desde abajo se sabe que existen, claro, y eso es bueno, y de vez en
cuando, cuando se suspende el juego por lesión o por cambio de jugadores, los
del Club Chico van con la mirada al encuentro de aquel rinconcito de tribuna
donde su bandera hace guiños en clave, señales secretas como las del truco. Y
ésta es la mejor anfetamina, porque los llena de saludable euforia y además no
aparece en los controles antidopping. Hoy empataron, no está mal, se dice
Benja el número ocho. Y está mejor porque todos sus huesos están enteros, a
pesar de la alevosa zancadilla (esquivada sólo por intuición que le dedicaran en
el toletole previo al primer gol, dos segundos antes de que el Colorado
empujara nuevamente la globa con el empeine y la colocara, inalcanzable,
junto al poste izquierdo. 2 Después de todo, la playa es mía. Desde hace
quince años la vengo adquiriendo en pequeñas cuotas. Cuotas de que se ven
tendidos sobre las rocas o bajo las sombrillas o corriendo tras una pelota de
engañapichanga o jugando a la paleta en una cancha marcada en la arena con
líneas que al rato se borran, todos esos otros están en la playa gracias a que
yo les permito estar. Porque la playa es mía. Mío el horizonte con toninas
remotas y tres barquitos a vela. Míos los peces que extraen mis pescadores
con mis redes antiguas, remendadas. El aire salitroso y los
castillos de arena y las aguas vivas y las algas que ha traído la penúltima ola.
Todo es mío. ¿Qué sería de mí, el número ocho, sin estas mañanas en que la
playa me convence de que soy libre, de que puedo abrazar esta roca, que es
mi roca mujer o tal vez mi roca madre, y estirarme sin otros límites que mi
propio límite o hasta que siento las tenazas del cangrejo barcino sobre mi dedo
gordo? Aquí soy número ocho sin llevarlo en la espalda. Soy número ocho
sencillamente porque es mi identidad. Un cura o un teniente o un payaso no
necesitan vestir sotana o uniforme o traje de colores para ser cura o teniente o
payaso. Soy número ocho aunque no lo lleve dibujado en el lomo y aunque
ningún botija se arrime a pedirme autógrafos, porque sólo se piden autógrafos
a los de los Clubes Grandes. Y creo que siempre seré de Club Chico, porque
me gusta amargarles la fiesta, no a los jugadores que después de todo son
como nosotros, sólo que con más suerte y más guita, ni siquiera a la hinchada
grande por más que nos insulte cuando hacemos un fau y festeje ruidosamente
cuando el otro nos propina .un hachazo en la canilla. Me gusta arruinarles la
fiesta, sobre todo a los dirigentes, esos industriales bien instalados en su
cochazo, en su piso de la Rambla y en su mondongo, señores cuya gimnasia
sabatina o dominical consiste en sentarse muy orondos, arriba en el palco
oficial, y desde ahí ver cómo allá abajo nos reventamos, nos odiamos, nos
derretimos en sudores, y cuando sus jugadores ganan, condescienden a llegar
al vestuario y a darles una palmadita en el hombro, disimulando apenas el asco
que les provoca aquella piel todavía sudada, y en cambio, cuando sus
jugadores pierden, se van entonces directamente a su casa, esta vez por
supuesto sin ocultar el asco. En verdad, en verdad os digo que yo ignoro si
hacen eso, pero me lo imagino. Es decir, tengo que imaginarlo así, porque una
cosa son las instrucciones del entrenador, que por supuesto trato de cumplir si
no son demasiado absurdas, y otra cosa son las instrucciones que yo me doy,
verbigracia vamo vamo número ocho hay que aguarle la fiesta a ese presidente
cogotudo, jactancioso y mezquino, que viene al estadio con sus tres o cuatro
nenes que desde ya tienen caritas de futuros presidentes cogotudos. Bueno, no
sé ni siquiera si tiene hijos, pero tengo que imaginarlo así porque soy el número
ocho, insustituible titular de un Club Chico y, ya que cobro poco, tengo que
inventarme recompensas compensatorias y de esas recompensas inventadas
la mejor es la posibilidad de aguarle la fiesta al cogotudo presidente del
Grande, a fin de que el lunes, cuando concurra a su Banco o a su banca, pase
también su vergüenza rica, su vergüenza suntuosa, así como nosotros, los que
andamos en la segunda mitad de la tabla, sufrimos, cuando perdemos, nuestra
vergüenza pobre. Pero, claro, no es lo mismo, porque los Grandes siempre
tienen la obligación de ganar, y los Chicos, en cambio, sólo tenemos la
obligación de perder lo menos posible. Y cuando no ganamos y volvemos al
barrio, la gente no nos mira con desprecio sino con tristeza solidaria, en tanto
que el presidente cogotudo, cuando vuelve el lunes a su Banco o a su banca, la
gente, si bien a veces se atreve a decirle qué barbaridad doctor porque ustedes
merecieron ganar y además por varios goles, en realidad está pensando te
jodieron doctor qué salsa les dieron esos petizos. Por eso a mí no me importa
ser número ocho titular y que no me pidan autógrafos aquí en la playa ni en el
cine ni en Dieciocho. Los partidos no se ganan con autógrafos. Se ganan con
goles y éstos los sé hacer. Por ahora al menos. También es un consuelo que la
playa sea mía, y como mía pueda recorrerla descalzo, casi desnudo, sintiendo
el sol en la espalda y la brisa en los ojos, o tendiéndome en las rocas pero de
cara al mar, consciente de que atrás dejo la ciudad que me espía o me protege,
según las horas y según mi ánimo, y adelante está esa llanura líquida, infinita,
que me lame, me salpica, a veces me da vértigo y otras veces me brinda una
insólita paz, un extraño sosiego, tan extraño que a veces me hace olvidar que
soy número ocho.
3
Marcela. Lo extraño había sido que Benja conociera sus manos antes que su
rostro, o mejor aún, que se enamorara de sus manos antes que de su rostro. El
regresaba de San Pablo en un vuelo de Pluna. El equipo se había trasladado
para jugar dos amistosos fuera de temporada, pero Benja sólo había
participado en el primero porque en una jugada tonta había caído mal y el
desgarramiento iba a necesitar por lo menos cinco días de cuidado, así que el
preparador físico decidió mandarlo a Montevideo para que allí lo atendieran
mejor. De modo que volvía solo. A la media hora de vuelo se levantó para ir al
baño y cuando regresaba a su sitio tuvo la impresión de ser mirado pero él no
miró. Simplemente se sentó y reinició la lectura de Agatha Christie, que le
proponía un enigma afilado, bienhumorado y sutil como todos los suyos. De
pronto percibió que algo singular estaba ocurriendo. En el respaldo que estaba
frente a él apareció una mano de mujer. Era una mano delgada, de dedos
largos y finos, con uñas cuidadas pero sin color. Una mano expresiva, o quizá
que expresaba algo, pero qué. A los dos o tres minutos hizo irrupción la otra
mano, que era complementaria pero no igual. Cada. mano tenía su carácter,
aunque sin duda compartían una inquietante identidad. Benja no pudo
continuar su lectura. Adiós enigma y adiós Agatha. Las manos se movían con
sobriedad, se rozaban a veces. Él imaginó que lo llamaban sin llamarlo, que le
contaban una historia, que le ofrecían respuestas a interrogantes que aún no
había formulado; en fin, que querían ser asidas. Y lo más preocupante era que
él también quería asirlas, con todos los riesgos que un acto así podía implicar,
verbigracia que la dueña de aquellas manos llamara inmediatamente a la
azafata, o se levantara, enfrentada a su descaro, y le propinara una espléndida
bofetada, con toda la vergüenza, adicional y pública, que semejante castigo
podía provocar: Hasta llegó a concebir, como un destello, un título, a sólo dos
columnas (porque era número ocho, pero sólo de un Club Chico): conocido
futbolista uruguayo abofeteado en pleno vuelo por dama que se defiende de
agresión sexual. Y sin embargo las manos hablaban. Sutiles, seductoras,
finísimas, dialogaban uña a uña, yema a yema, como creando una espera,
construyendo una expectativa. Y cuando fue ordenado el ajuste de los
cinturones de seguridad, desaparecieron para cumplir la orden, pero de
inmediato volvieron a poblar el respaldo y con ello a convocar la ansiedad del
número ocho, que por fin decidió jugarse el todo por el todo y asumir el riesgo
del ridículo, el escándalo y el titular a dos columnas que acabaran con su
carrera deportiva. De modo que, tomada la difícil decisión y tras ajustarse
también él el cinturón, avanzó su propia mano hacia los dedos cautivantes, que
en aquel preciso momento estaban juntos. Notó un leve temblor, pero las
manos no se replegaron. La suya prolongó aquel extraño contacto por unos
segundos, luego se retiró. Sólo ,entonces las otras manos desaparecieron,
pero no pasó nada. No hubo llamada a la azafata ni bofetada. Él respiró y
quedó a la espera. Cuando el avión comenzaba el descenso, una de las manos
apareció de nuevo y traía un papel, más bien un papelito, doblado en dos.
Benja lo recogió y lo abrió lentamente.-Conteniendo la respiración, leyó:
912437. Se sintió eufórico, casi como cuando hacía un gol sobre la hora y la
hinchada del barrio vitoreaba su nombre y él alzaba discretamente un brazo,
nada más que para comunicar que recibía y apreciaba aquel apoyo colectivo,
aquel afecto, pero los compañeros sabían que a él no le gustaba toda esa
parafernalia de abrazos, besos y palmaditas en el trasero, algo que se había
vuelto habitual en todas las canchas del mundo. Así que cuando metía un gol
sólo le tocaban un brazo o le hacían desde lejos un gesto solidario. Pero ahora,
con aquel prometedor 912437 en el bolsillo, descendió del avión como de un
podio olímpico y diez minutos después pudo mirar discretamente hacia la
dueña de las manos, que en ese instante abría su valija frente al funcionario
aduanero, y Benja comprobó que el rostro no desmerecía la belleza y la
seducción de las manos que lo habían enamorado.
4
Benja y Martín se encontraron como siempre en la pizzería del sordo Bellini.
Desde que ambos integraron el cuadrito juvenil de La Estrella habían cultivado
una amistad a prueba de balas y también de codazos y zancadillas. Benja
jugaba entonces de zaguero y sin embargo había terminado en número ocho.
Martín, que en la adolescencia fuera puntero derecho, más tarde (a raíz de una
sustitución de emergencia, tras lesiones sucesivas y en el mismo partido del
golero titular y del suplente) se había afincado y afirmado en el arco y hoy era
uno de los guardametas más cotizados y confiables de Primera A. El sordo
Bellini disfrutaba plenamente con la presencia de los dos futbolistas. Él, que
normalmente no atendía las mesas sino que se instalaba en la caja con su
gorra de capitán de barco, cuando Martín y Benja aparecían, solos o
acompañados, de inmediato se arrimaba solícito a dejarles el menú, a recoger
los pedidos, a recomendarles tal o cual plato y sobre todo a comentar las
jugadas más notables o más polémicas del último domingo. Era algo así como
el fan particular de Benja y Martín y su caballito de batalla era hacerles bromas
cada vez que, por azares del fixture, debían jugar frente a frente, ellos dos que
eran tan amigos. Y el sordo mantenía al día su contabilidad particular. En los
tres años que ambos llevaban en Primera A, Benja sólo le había hecho a
Martín dos goles, pero de penal, y más de una vez el golero le había sacado a
corner uno de esos fulminantes cabezazos que hacían el delirio de la hinchada
y que constituían el más preciado don del número ocho. Cuando estoy frente al
gol, decía Benja, mi obsesión es introducir la pelota en un ángulo
absolutamente inalcanzable, y ahí no hay golero amigo que valga, pero si tengo
la mala suerte de que el tipo que está en el arco me ataja el zurdazo o lo que
sea, entonces prefiero que el que se luzca sea Martín y no otro. El sordo
llevaba la cuenta, con el mismo rigor que una computadora, de todas las
atajadas de Martín, desglosándolas en varias categorías: con los puños, con
una mano y al comer, retención con ambas manos, abandono momentáneo del
arco a la manera de un back de antaño. Y también la nómina de los tiros al
arco efectuados por Benja: de derecha, de zurda, de cabeza, de chilena, tiros
muy desviados, apenas desviados, los que daban en el travesaño, en el poste
izquierdo, en el derecho, los tantos anulados por «orsai», los penales errados y
los acertados, y como corolario, los rotundos y gloriosos goles efectivamente
convertidos. A Benja y a Martín les divertía aquel culto singular, que oficiaba de
memoria plural, pero si bien nunca lo admitían con todas las letras, ni siquiera
en sus diálogos privados, en el fondo todo ello halagaba sus respectivas y
modestas vanidades y constituía un motivo adicional (además de los ñoquis a
la boloñesa y los capeletis a la caruso y el buen tinto de la casa) para hacerles
coincidir, al menos una vez por semana, en el local de Bellini, que, aunque en
los hechos (y en los precios) había ascendido con justicia a la categoría de
restaurante, aún seguía mostrando en su refulgente neón bicolor su condición
original de pizzería. Sólo cuando, después de los comentarios y risotadas de
rigor, el sordo consideró oportuno regresar a su puente de mando o sea la caja,
Martín empezó a poner sus preocupaciones y dudas sobre la mesa. Comenzó
con rodeos, aproximándose al tema pero sin abordarlo directamente. Por
ejemplo, preguntándole a un Benja, más callado que de costumbre, si pensaba
en España o en Brasil. Que no pensaba nada, dijo Benja, pero el otro fue
contundente: pues yo sí. Benja comentó que hacía bien, que todo era cuestión
de temperamento. -0 de alergias. Y Martín, qué temperamento ni qué alergias,
vos podés pegar el brinco más fácilmente que cualquier otro; un buen delantero
siempre es codiciable, ya que es un producto que no abunda; para los
dirigentes los campeonatos se ganan con los goles que se meten, no
con los que se evitan. Benja intenta refutar y recuerda que ha habido sonados
pases de goleros. Sí, ya sé: Fillol, Pumpido, y ahora ese ruso Dassaev. Pero no
vas a comparar, es tan raro que los intermediarios se rompan los cuernos por
conseguir el pase de un arquero. Ustedes los delanteros son los que
maradonean, los que prometen (y a veces consiguen) el paraíso; decime
Benja, cuántos números ocho tiene este país que puedan verdaderamente
hacerte sombra; tenés que irte y si podés no cruces el charco chico sino el
charco grande. España, Italia. Además, sos el modelito más codiciado aquí,
allá y acullá, o sea el número ocho que colabora con la defensa, domina el
medio campo, pasa como un maestro, y por añadidura, hace goles de
campeonato. Te juro que si yo fuera delantero ya me había ido, pero no soy un
metegoles sino un evitagoles y eso no cuenta. Si en un partido te meten tres,
sabes cómo te putean: si te rompiste todo y no te hacen ninguno, si te pasaste
los noventa minutos sacando pelotas imposibles y aguantaste todo el
chaparrón de una delantera dribleadora, sorpresiva, potente, nadie se acuerda,
pero si en un solo contraataque el número diez pescó a la defensa adelantada
y corrió como un gamo e hizo el gol, el héroe es él, nunca el atajapelotas que
quedó allá atrás, olvidado y a solas. En cambio, cuando el equipo contrario
mete un gol, no se lo hace al cuadro entero sino al guardameta, es él quien
falla en el instante decisivo, el que pese a la estirada no pudo alcanzar la
pelota, el que tiene que ir mansa y humilladamente a recogerla en el fondo de
la red, y también el que es enfocado por las cámaras para que el espectador
pueda aquilatar su vergüenza, su bronca, su desconcierto, como contrapeso de
la euforia, el estallido y la corrida triunfal del otro enfocado, o sea el autor del
gol. Y encima te pasan el replay, para que tu humillación se duplique, se
triplique, se multiplique hasta el infinito. Martín concluyó su parrafada y miró a
Benja, como pidiéndole apoyo. Pero el número ocho tomó despacito media
copa de tinto, se limpió la boca con la servilleta, sonrió al mundo en general, y
dijo: «Tengo novia.»
5
En realidad, se había portado con paciencia y discreción. Tras el idilio manual
del vuelo Pluna, dejó pasar tres días antes de llamar al 912437, cohibido tal vez
por la secreta sospecha de que aquel número no existiera o sólo fuera una
broma de la dueña de las manos. Por fin, el lunes (aprovechando que por
suerte no había entrenamiento) se decidió a telefonear y si bien al comienzo la
insistente llamada en el vacío pareció confirmar sus temores, precisamente
cuando iba a colgar alguien decidió responder y él, no dudó que aquella voz
era la de ella. Hola, soy el del avión, dijo como fórmula introductoria
suficientemente ensayada. Ah, dijo la voz, yo soy la de las manos. Sí, claro, me
llamo Benjamín. Ya lo sé, y te dicen Benja, yo soy Alejandra y me dicen Ale.
Parece que a la gente ya no le gustan los nombres largos. No, más bien creo
que es la ley del menor esfuerzo. ¿Te gustaría que nos encontráramos?
preguntó él haciendo lo posible para que la expectativa no se tradujera en
tartamudeo. Me gustaría. Y la otra voz era firme, sin la menor preocupación por
evitar las vacilaciones. De modo que se encontraron, a la tarde siguiente, en
Los Nibelungos. El lugar lo había sugerido Benja, que jamás iba a esa
confitería, distinguida si las hay, creyendo sinceramente que era el sitio más
adecuado para un primer contacto. Sólo después advirtió que cualquier boliche
de barrio habría sido mejor. A esa hora de la tarde, todas las mesas de Los
Nibelungos estaban ocupadas. T.ns tortas de manzana, las frutillas mit Sahne,
las caracolas, los ochos, los merengues, las palmitas alemanas, colmaban las
bandejas de los camareros, entre los que todavía se contaban algunos
veteranos que, a través de los años y las vicisitudes, habían atendido a varios
estratos de burgueses
alegres, burgueses contritos, burgueses monologantes, burgueses activos,
burgueses retirados, y también a señoras locuacé9, militares camuflados,
nietos y bisnietos de ex-nazis domésticos, jóvenes modelos de espalditas
bronceadas, garbosos locutores de televisión, parlamentarios de ademán fatuo,
terceros suplentes de mirada sumisa, y sólo excepcionalmente a algún turista,
fogueado y pez gordo, sonriente entre aceitunas, precavidamente feliz con su
muchacha en flor. El humo de los cigarrillos formaba una discreta calima,
surcada por voces roncas o argentinas (en sus dos acepciones), carcajadas
que intentaban no ser risotadas, ceños respetables que se fruncían y
desfruncían al compás de temas y anecdotario. Por supuesto, también había
clientes no particularmente diferenciados, gente que tomaba su chocolate con
stolen o su cerveza con sángüiches surtidos y mientras tanto leía el diario o
tomaba apuntes en libretas de tapas verdes. El conjunto era un solo rumor que
amontonaba sílabas y sílabas pero no permitía identificar palabras y coexistía
con una vaharada espesa de tabaco y miel, de alcohol y pan tostado. Ale
apareció con el mismo vestido que llevaba en el avión (¿no tendrá otro? pensó
Benja, pero enseguida se avergonzó de su frivolidad), estaba linda y parecía
contenta. El saludo, todavía formal, fue el pretexto para que las manos se
reconocieran y lo celebraran. Hubo una ojeada de inspección recíproca y
decidieron aprobarse con muy bueno sobresaliente. Mientras esperaban el té y
la torta de limón, ella dijo qué te parece si empezamos desde el principio. ¿Por
ejemplo? Por ejemplo por qué te decidiste a tocar mis manos. No sé, tal vez fue
pura imaginación, pero pensé que tus manos me llamaban, era un riesgo, claro,
pero un riesgo sabroso, así que resolví correrlo. Hiciste bien, dijo ella, porque
era cierto que mis manos te llamaban. ¿Y eso? balbuceó el número ocho.
Sucede que para vos soy una desconocida, yo en cambio te conozco, sos una
figura pública que aparece en los diarios y en la televisión, te he visto jugar
varias veces, en el Estadio y en tu barrio, leo tus declaraciones, sé qué opinas
del deporte y de tu mundo y siempre me ha gustado tu actitud, que no es
común entre los futbolistas. No reniego de mis compañeros, más bien trato de
comprenderlos. Ya sé, ya sé, pero además de todo eso, probablemente el
punto principal es que me gustás, y más me gustó que te atrevieras con mis
manos, ya que, dadas las circunstancias, se precisaba un poquito de coraje
para que tu cerebro le diera esa orden a tus largos dedos. Tal vez no fuera el
cerebro y sí el corazón, sugirió Benja pero no bien lo dijo le sonó empalagoso.
Uyuy, quién te dice, a lo mejor tenés el corazón en el cerebro. O viceversa.
Báh, una cosa es cierta. A pesar de que me gustás, jamás te hubiera enviado
seña alguna, pero el hecho de que coincidiéramos en el mismo vuelo me
pareció algo así como un visto bueno del azar, todavía me asombro, yo
también arriesgué ¿no? ¿Te arrepentís? Espero que no. Bueno bueno, parece
que me conocés al dedillo, así que mejor contarme un poco de vos. Está bien:
Alejandra Ocampo, veintidós años, nací en Mercedes pero vivo desde los
nueve años en Montevideo, estudiaba en Humanidades pero dejé porque tuve
que trabajar, me gano la vida en publicidad, proyecto textos seductores
destinados a convencer a la pobre gente de que ingrese al mercado de
consumo, a menudo trato de poner algún alerta en las entrelíneas, pero no
puedo hacerlo siempre porque el jefe es avispado y se da cuenta. ¿Tus
padres? Zona amarga ésa, están y no. Mi padre es uno de los uruguayos
desaparecidos en Argentina. Hace tiempo que admití ante mí misma que está
muerto, pero mi madre jamás lo admitirá mientras no disponga del necesario,
imprescindible cadáver, y en esa esperanza dura, incontrolable, ha ido
perdiendo su equilibrio. Mi hermano me lleva dos años, es dibujante y trabaja
en otra agencia de publicidad (ya te habrás enterado de que es uno de los
pocos sectores en que hay laburo). Él y yo tratamos de-convencer a mi madre
de que es imposible que papá vuelva a estar entre nosotros (lo desaparecieron
en el 74), pero ella nos mira recelosa, desconfiada, como si fuéramos
cómplices de ese no-regreso. Y sin embargo la ausencia del viejo también para
nosotros dos fue una catástrofe. Distinta a la de mamá, pero sin duda una
catástrofe. Aunque me veas animada y bastante vital, tengo a veces mis
bajones y lloro larga y desconsoladamente, claro que a escondidas de mamá.
Lloro porque
es algo injusto, porque el viejo era un hombre estupendo, al que quizá debo lo
mejor de mí misma. Ahora bien, he observado que cada vez transcurre más
tiempo entre uno y otro llanto. La frustración y el sentimiento permanecen,
quizá más refinados y sutiles, pero la imagen física del viejo se va como
desdibujando, es una lástima pero es así. Benja avanzó una mano hasta la de
ella. Caramba, Ale (ella sonrió ante el estreno del diminutivo), jamás habría
imaginado una historia así, no tenés cara de desgracia. Onetti 1960, acotó ella.
No, no tengo cara de desgracia, la llevo bien guardada, para no olvidarla
¿sabés? No tengo cara de desgracia porque no quiero que, además de hundir
a mi padre, me hundan también a mí, no en la muerte sin duelo sino en la
tristeza. Sé que les cae mal que uno siga viviendo, y aunque fuera sólo por
eso, vale la pena vivir y disfrutar la vida.
6
Ahora Sobredo hace un pase largo de cuarenta metros destinado a Robles que
no alcanza el, esférico, el alero Pena ejecuta el óbol en dirección a Seoane
pero el joven centrocampista es duramente marcado por Ortega, el árbitro dice
aquí no ha pasado nada, y entonces Ortega elude diestramente a Menéndez y
a Duarte, la acción es realmente espectacular y ahora toca la pelota muy suave
en dirección al goleador Ferrés, el Benja Ferrés que cada vez juega mejor y
que ahora entra como una saeta, mueve la pelota con la izquierda, cambia de
pierna, se viene, se viene, el aguerrido defensa Murias intenta evitar el
inminente disparo, pero el Benja lo engaña con un extraordinario vaivén, esto
señores es un ballet, se viene, gooooooooool, _el impresionante tiro del
número ocho penetra en el ángulo izquierdo de la valla haciendo infructuosa la
meritoria paloma del veterano Sarubbi, quien para algunos escépticos ya no
está para estos trotes, gran jugada la del pibe Ortega y notable la definición del
artillero Ferrés, este Benja que está reclamando a gritos su tan esperada
inclusión en la selección nacional, pero ya no como número ocho sino como
número nueve, pues es innegable su vocación de ariete. Es con estos notables
valores, que se formaron en el campito, es con estos productos de la cantera
doméstica, que podremos recuperar el prestigio que otrora, etcétera.
7
En el tercer encuentro, que éste sí fue en un boliche, Benja y Ale decidieron
vivir juntos. Desde el segundo encuentro había quedado claro que se
necesitaban, tanto espiritual como físicamente. Ale había advertido: Está bien,
pero no me lleves a una amueblada ¿eh? Benja asintió con la cabeza, se
quedó un rato pensando y luego dijo que, gracias a los premios a que se había
hecho acreedor en la temporada pasada, había podido comprarse un
apartamentito en el Cordón, pero todavía estaba vacío, sólo había heladera y
cocina de gas. Ale dio un gritito de alegría: Lo amueblaremos juntos, yo
también tengo ahorros. Y lo amueblaron. De prisa. Aguijoneados por el desea y
también por una tímida confianza en ser felices. Empezaron por lo esenciál, o
sea cama, colchón, sábanas, fundas, almohadas. Luego, una mesa de cocina
que serviría para todo. Había placares, de modo que se ahorraron el ropero.
Mínima vajilla, cubiertos, platos, manteles, servilletas, hasta una cafetera
eléctrica. Ella trajo cuadros que tenía en casa de su madre y él aportó urios
telares artesanales que había traído de México, cuando fue' con el equipo. El
día en que todo estuvo listo, llevaron sidra, brindaron (el orden fue meramente
alfabético) por el amor, el fútbol y la publicidad, entre los dos tendieron la cama
doble, besándose en cada cruce, con el mínimo pretexto de pasarse
almohadas, fundas, portátiles. Luego se enfrentaron, conmovidos, entrelazaron
sus manos ya que ellas habían sido las vanguardias, de tácito acuerdo
empezaron a desvestirse mutuamente, amorosamente, hasta que el
espectáculo de sus cuerpos, la plenitud de sus desnudeces, los exaltó más aún
y se juntaron en el abrazo que tantas veces habían imaginado y que de a poco
los fue volcando en el flamante lecho, que así quedó gloriosamente
inaugurado.
8
Nunca se lo he confesado a nadie, dijo Benja pocos días más tarde mientras
desayunaban en la cocina, pero a vos quiero contártelo. Tengo sueños
¿sabés? Todos tenemos, dijo Ale. Sí, pero los míos son sueños de fútbol. Qué
romántico, dijo ella riendo. No te burles, contigo no necesito soñar porque
sueño despierto. Sueño que estoy en la cancha, pero no con mis compañeros
de hoy. Estoy con Nazassi, Obdulio, Atilio García, Piendibeni, Gambetta, el
vasco Cea, Schiaffino, Petrone, Luis Ernesto Castro, Abbadie y gente así, de
distintas épocas, todo entreverado. Pero, Benja, vos no los viste jugar. No, pero
he oído hablar tanto de todos ellos, para mi padre y mis tíos siguen siendo
ídolos y ellos me han hecho relatos tan vivos de sus jugadas más célebres, que
es casi como si los hubiera visto. Y fíjate que no sueño con los de ahora,
Ruben Sosa, Francescoli, De León, Ruben Paz, Perdomo, Seré, a los que
admiro y he visto jugar, sino con aquellos veteranos. ¿Y qué hacen en tus
sueños? ¿Qué hacen? Jugadas extraordinarias. Una de esas noches el vasco
Cea me dio un pase notable y sólo tuve que tocarla para hacer el gol. Y desde
el fondo llega la voz de Nazassi, alentándonos, amonestándonos,
dirigiéndonos. ¿Y eso te sirve de algo en los partidos verdaderos? Sí que me
sirve, en realidad lo más extraño me ocurre en los partidos reales. De pronto,
en plena cancha, me veo jugar con los viejos y no con mis compañeros
actuales. Cuando advierto (no en el sueño sino en la realidad) que quien va a
ejecutar el córner no es el pardo Soria sino el fabuloso Mandrake, entonces sé
que la pelota va a volar directamente hasta mi cabeza y sólo tendré que darle
un suave frentazo para colocarla en el ángulo. Sin ir más lejos, eso fue lo que
me ocurrió el domingo. Y cuando, ya en los vestuarios, le pregunté a Soria
cómo hiciste para ponerla justito en mi cabeza, él me dijo yo qué sé, fue
rarísimo, como si la pelota, después que la lancé, hubiera seguido su propio
rumbo hasta donde vos estabas, fue como si yo le hubiera dado un efecto
sensacional pero no le di nada. Otras veces voy avanzando con la pelota y dos
segundos antes de que el defensa contrario llegue a hacerme una zancadilla
más bien criminal, oigo desde lejos la voz del negro Obdulio, cuidado botija, y
puedo esquivar a aquel bulldozer. Y te podría seguir contando. Es raro, dijo
Ale, y encendió un cigarrillo para pensar mejor. Es raro, sí, repitió Benja, por
eso no lo cuento a nadie.
9
Desde que vivían juntos, Benja llevaba a Ale a la pizzería. El sordo Bellini la
había recibido poco menos que con salvas, y la primera vez trajo un chianti
para celebrarlo. Ale había caído bien entre los amigos de Benja, y
especialmente Martín bromeaba preguntando al reducido auditorio qué le
habría visto a Benja semejante preciosura. Algo habrá, decía el número ocho
con aire de enigma, pero Ale se ponía colorada, así que no repitió la gracia.
Esta vez, cuando entró Martín, todos percibieron que venía radiante. Albricias,
proclamó el sordo con su entusiasmo de costumbre, seguro que vos también te
enamoraste. Frío frío, dijo Martín, cada vez más iluminado. Te sacaste la
lotería, insinuó Ale. Frío frío. Te contrata Peñarol. Tibio tibio. ¿Nacional? Tibio
tibio. Bueno, todavía no me enganchó nadie, pero el contratista Piñeirúa me
aseguró esta mañana que hay un club español y otro italiano que se interesan
por este joven y notable portero (te juro que dijo portero). Martín que no ni no,
gritó Benja levantando los brazos. Hubo aplausos, abrazos, besos de Ale.
Esperen muchachos, vamos a no festejar antes de tiempo, parece que la
decisión la tomará el domingo, justo el día que jugamos contra ustedes, Benja,
de modo que cuando te enfrentes al arco pateá con ganas así me luzco.-
Pierda cuidado, míster, cumpliré sus instrucciones. También él estaba
contento, porque sabía cuánto deseaba su compinche dejar este mercadito
deportivo para consagrarse en un supermercado de veras. A partir de ese
momento todo fueron proyectos. Martín no tenía pareja, así que iría solo, y eso
facilitaba las cosas. Ya te veo venir en las vacaciones con una galleguita
colgada al pescuezo, intercambio cultural que le dicen. ¿Y por qué no? Mirá
que han mejorado mucho, dijo Ale, ¿querés que te preste í Hola! para que
vayas haciendo boca? Bueno, tampoco exageres, no vayas a culminar tu
carrera como violador de menores. En todo caso, de menoras. No jodan, che,
el trabajo es lo primero. Te desconozco, flaco. ¿Me da la bendición, padre
Martín? Ahora hablando en serio, ¿qué tal te sentís para el domingo, Benja?
Como un potrillo. 10
Faltan apenas tres minutos para la conclusión de este excelente partido y el
score se mantiene igualado en un gol por bando, resultado a todas luces justo y
que a esta altura ya parece inamovible aunque ahora avanzan los anaranjados
en lo que podría ser la última tentativa para vulnerar por segunda vez la valla
de Martín Riera, que esta tarde (digamos que el único gol que le hicieron era
sencillamente inatajable) ha confirmado su gran categoría al evitar varios goles
que parecían cantados, en este momento lleva la pelota el puntero Suárez con
su característica parsimonia, elude limpiamente a dos defensas y la cede a
Henríquez quien sin dejarla picar la toca hacia Ferrés, que la empalma sin
problema, la pisa de espaldas al arco, se la pone virtualmente en los pies a
Soria, qué calidad señores, Soria sin pensarlo dos veces la devuelve a Ferrés,
jugada de pizarrón pero qué pizarrón, se viene, falla el zaguero Zamora al
intentar el quite, sigue el Benja con el esférico, va a tirar, se viene, tiró,
gooooooooool, increíble mis amigos, el balón, impulsado con gran picardía, le
ha pasado a Martín Rivera por entre las piernas, sí señores, aunque parezca
increíble le ha pasado por entre las piernas, es algo insólito, desacostumbrado,
asombroso, rarísimo, y aquí me faltan los sinónimos, que un arquero de la
experiencia y calidad de Riera, a punto de ser transferido a un famoso club
europeo, haya cometido un error tan garrafal que no sería de extrañar
hipoteque el futuro de su hasta ahora brillante historial deportivo. Como se
imaginarán los radioescuchas, la astucia de Ferrés, el extraordinario número
ocho de los anaranjados, es todavía ruidosamente festejada en las tribunas
etcétera.
11
Cuando salían de la cancha, los abucheos y silbidos dedicados a Martín fueron
de película. Benja no estaba en ánimo de festejar el triunfo, aunque en las
duchas los demás cantaban a grito pelado y todos le abrazaban por aquel
golazo fenomenal. Benja no podía dejar de pensar en Martín. La otra noche, en
la pizzería, le había dicho: Cuando te enfrentes al arco, tirá con ganas, así me
luzco. Bueno, y él ha-' bía tirado con ganas. Cómo iba a imaginar que a un
golero como Martín la pelota le fuera a pasar por entre las piernas. Benja bien
sabía que, de
aquí a la Polinesia, para un golero eso significaba la vergüenza universal.
¿Estaría el agente europeo en la tribuna? ¿Cómo podía el bueno de Martín te
.ner tanta mala suerte? Esa misma noche, Benja (solo, sin Ale) fue a casa de
Martín pero no lo encontró. Estaba muy abatido, dijo el padre. Qué horrible, don
Riera, que haya sido justamente yo. No te preocupes, él no te echa ninguna
culpa. Sólo está furioso consigo mismo. Dice que pensó que vos ibas a tirar a
un ángulo. Y tiré a un ángulo, don Riera, pero la pelota rozó apenas a un back
de ellos, creo que nadie se dio cuenta y entonces la pelota se desvió y lo
encontró a Martín totalmente descolocado. En las entrevistas que me hicieron
al terminar el partido yo dije eso varias veces como explicación. Sí, él te lo
agradece, se dio cuenta de tu intención, pero lo que queda de este partido es
que a Martín le hicieron un gol por entre las piernas. Benja fue a tres cafés que
frecuentaba Martín y en el tercero lo encontró. Estaba un poco borracho, y eso
era grave porque Martín nunca bebía. Se acabó el viaje, Benja, y no sólo eso,
también se acabó mi carrera aquí, no hay Bolero que sobreviva a que le hagan
un gol por entre las piernas. Benja dedicó dos horas a darle ánimos. Yo me
siento tan mal como vos, Martín, no puedo acostumbrarme a la idea de que
justamente yo te haya hecho eso. No, Benja, no me hiciste nada, todo me lo
hice yo. No sirvo para golero. Ni para nada. ¿Pero estaba el contratista de
España? Estaba. Y aunque no estuviera. Con las fotos que mañana
aparecerán en los diarios, alcanza y sobra. Seguro que hasta las publican en
España y en Italia. Cualquier día se van a perder ese manjar. Y no sólo la foto
sino el comentario: Y ésta es la maravilla que íbamos a importar del Tercer
Mundo. Por otra parte, ya me dijo el entrenador que, por prudencia, no voy a
ser titular por tres o cuatro partidos. Mira, Benja, de esto no me repongo ni
atajando tres penales en una sola tarde. Pero Martín, no quiero verte así, tenés
21 años, te queda la vida, toda la vida. ¿Sabés lo que pasa? Pasa que para mí
la vida es el fútbol, más aún, mi vida son los tres palos. Es como si me hubiera
quedado sin vida. Por solidaridad, Benja también se emborrachó y luego lo
acompañó, llorando a dúo, hasta la casa de sus padres. El viejo Riera estaba
despierto y dijo: Gracias, Benja, sos el mejor amigo de mi hijo.
12
El viernes, la noticia inauguró el noticiero de todos los canales: El ambiente
futbolístico ha sido conmovido por un hecho inesperado y luctuoso. El conocido
golero Martín Riera se ha pegado un tiro. Tanto el entrenador como sus
compañeros de equipo atribuyen el suicidio a la profunda depresión que sufrió
este excelente guardameta el domingo último, con motivo del fallo, realmente
insólito en un jugador de su jerarquía, al serle marcado el segundo gol, casi
sobre la hora, que significó precisamente la derrota de su equipo. Tanto este
cronista como todo el equipo del noticiero, hacemos llegar a los familiares de
Martín Riera nuestras más sentidas condolencias. Benja estaba destruido y Ale
no sabía qué hacer. Ni uno ni otra; habían escuchado directamente la noticia.
Fue el sordo Bellini quien telefoneó para comentarla y se encontró con que
ellos la ignoraban. No puedo creerlo, decía aquel buenazo, no puedo creerlo.
¿Cómo puede matarse alguien sólo porque le metan un gol? Ni que
estuviéramos en la Edad Media. Jamás se lo perdonaré, jamás, cómo puede
habernos hecho eso a vos y a mí. No esperó a que Benja dijera algo (en
realidad, habría esperado en vano, ya que el número ocho estaba temblando
de tristeza, sentimiento de culpa y desconcierto), con la voz quebrada dijo chau
Benja y colgó..
Benja lloró como una criatura. Ale también, de modo que sus caricias no
servían de consuelo. Y pensar que yo lo llevé a eso. No seas tonto, Benja,
decía ella, él mismo te pidió que lo emplearas a fondo porque quería lucirse
ante el agente europeo. Ya lo sé, ya lo sé. Pero ¿por qué tuve que ser
precisamente yo? Hubo por lo menos diez tiros peligrosos en ese segundo
tiempo y él atajó todos como siempre, estirándose, arrojándose de palo a palo,
alzando la pelota sobre el travesaño. Pero de eso nadie se acordó cuando la
chiflatina del final, sólo lo juzgaron por ese maldito disparo mío. ¿Cómo podré
entrar de nuevo en una cancha? Ale lo besaba, lo abrazaba, lo defendía de sí
mismo y de las fotografías que en las portadas del lunes habían doculnenuado
para siempre aquel gol de antología, así decía uno de los morbosos titulares.
¿Cómo voy a enfrentarme al viejo Riera, a ese pobre hombre que me dijo que
yo era el mejor amigo de su hijo? ¿Y acaso no era cierto? Beesándose entre
lágrimas, abrazándose poco menos que entre espasmos de dolor, de pronto
advirtieron que una ola de ternura los había invadido y que, casi sin buscarlo,
estaban lhaciendo el amor. Y Benja y Ale tuvieron en ese instante la certeza de
que en esa misma jornada, cuando una vida cercana, entrañable, había
decidido abandonarlos, ellos estaban creando una nueva, que por supuesto se
llamaría Martín.
13
Este cementerio es de pobres, sin grandes monumentos mortuorios ni enormes
lápidas de mármol con letras doradas. Este cementerio es de cruces sencillas,
de adioses casi cursis en placas herrumbrosas, de caminos con pozos y
pastitos quebrados, de gente humilde doblada sobre flores. Habló el presidente
del Club y pareció sincero. Historió la trayectoria amateur y profesional de
Martín Riera. Dijo que en estos momentos era el mejor golero del fútbol
uruguayo, pero que además era un formidable ser humano, un constante
animador del equipo, un gran compañero, y que incluso su trágico gesto era en
cierto modo un colmo de dignidad, un alarde de vergüenza en estos tiempos
tan desvergonzados. Junto al féretro estaba todo el equipo, incluido el golero
suplente, que ahora ascendía al primero y sin embargo maldecía esa buena
suerte. También había jugadores de los equipos de Primera A, incluso de los
dos Grandes. Cuando todo terminó y aquella multitud todavía asombrada
empezó a disgregarse (éstos habrían llenado la Colombes, murmuró
sombríamente un hincha del montón, quizá uno de los que lo habían
abucheado el último domingo), Benja y Ale se quedaron un rato, quietos y
callados. No era fácil desprenderse de Martín. Después, Benja puso su brazo
sobre los hombros de la muchacha. Dejo el fútbol, Ale. Ella dijo que se lo temía,
pero que tal vez era mejor no tomar ninguna decisión apresurada, pues ahora
estaba demasiado afectado por la muerte de Martín. No, dijo él, con los ojos
secos: Anoche, en esas dos horas que dormí, tuve uno de mis sueños. ¿Y? Y
bueno, ya había terminado el partido, pero yo estaba todavía en la cancha y no
sé por qué' tenía la pelota bajo el brazo (eso sólo pasa en los sueños porque
en la realidad la pelota se la lleva el árbitro), el público iba vaciando lentamente
las tribunas, y de pronto sentí que alguien me tocaba el codo, suavemente
como con afecto, y me di vuelta. Eran Nazassi y Obdulio. A falta de uno, eran
dos capitanes. Y uno de ellos, no sé cuál, me dijo: Dame la pelota, botija, y se
la di. No tenés ninguna culpa, pero no tires más al arco. Siempre te vas a
acordar de Martín' y así no es posible meter goles. Dejá la globa, pibe, ahora
que todos te quieren. Es duro dejar las canchas, nosotros
bien que lo sabemos, pero será mucho más duro si esperás a dejarlas cuando
empiecen a chiflarte porque errás goles seguros, penales decisivos. Y los dos
me miraban con un cariño tan sobrio, tan poco escandaloso, pero tan real, que
dije que sí con la cabeza y los abracé, no como a fantasmas sino como a
capitanes. Y es por eso que dejo, Ale, porque como siempre tienen razón. Ale
se arrimó más a su hombre. Le tomó las manos con sus manos, esas
conocidas de siempre. Ya pensaremos después sobre el futuro, dijo ella. Sólo
entonces empezaron a alejarse de Martín y su cruz, caminando a pasos lentos
sobre ese pastito quebrado que es el césped del pobre. El césped.
BIOGRAFÍA
Mario Benedetti nació en Paso de los Toros el 14 de setiembre de 1920 y falleció el
17 de mayo de 2009. Fue un escritor, poeta, dramaturgo y periodista uruguayo.
Escribió más de ochenta libros y algunos fueron traducidos a más de veinte
idiomas.
SUS OBRAS
Su extensa obra abarcó los géneros narrativo, dramático y poético. Asimismo
fue periodista, autor de ensayos y su voz fue grabada recitando sus poemas.
Participó en el concierto recital “A dos voces” junto al cantautor uruguayo
recientemente fallecido Daniel Viglietti. El español, Joan Manuel
Serrat musicalizó varios de sus poemas, en el disco titulado “El Sur también
existe”. La intérprete argentina Nacha Guevara también editó un disco en
homenaje a Benedetti cantando varios de sus poemas.
ASÍ INTERPRETAMOS ESTA HISTORIA…
F.A, M.B, M.M y F.C
El Césped es un breve pasaje de tiempo de la carrera de un jugador llamado
Benjamín Ferrés. El cuento trata de dos amigos futbolistas de cuadro chico
que, a pesar de jugar en distintos equipos su amistad está por encima. Benja,
es representado como una persona guerrera, dispuesta a superarse y Martín,
con un pensamiento más pesimista, diciendo que nadie se iba a fijar en un
golero.
Ambos amigos encuentran la felicidad, Benja conoce a una chica y Martín
puede conseguir un pase a Europa. Pero no todo sale como esperaban, Benja
le hace un gol humillante a Martín y arruina su pase hacia un club europeo.
Esto llevó a Martín a la depresión y a hacer algo inesperado. Por esto, los
alumnos del Richard Anderson propusieron finales más dignos para este
cuento.
Los finales alternativos, varían según cada estudiante. Hay tantos finales tristes
como felices. Muchos fueron por el lado de la amistad y de empezar de nuevo,
y otros por el lado de la muerte. Sin importar el final, lo cierto es que es un
cuento que recomendamos para amantes del fútbol, debido al amplio
vocabulario usado referente a este deporte.
P.J
“El Césped” trata sobre la carrera de un arquero, Martín Riera, pero en su
último partido, antes de ser trasladado a un cuadro europeo, le hacen un gol
entre las piernas que le arruina la carrera y termina suicidándose.
En este cuento, Mario Benedetti nos muestra muy bien su pasión por el fútbol y
su habilidad para escribir tragedias. Este cuento y sus personajes representan
mucho nuestras dificultades cotidianas, teniendo un final muy inesperado.
Usted disfrutará bastante de esa historia incluso si no es un fanático del fútbol
como Benedetti.
Nosotroscreamos finales alternativos para este cuento, algunos de igual
manera, son trágicos, y otros, no.
C.S, F.F, G.B y J.P
En “El Césped”, Benjamín Ferrés, es un delantero perteneciente a un cuadro
chico, que demuestra que no le interesa realmente pertenecer a cuadros
grandes, pero en el fondo ese era su sueño. Más tarde, Benja se enamora de
una mujer llamada Ale. Martín, su amigo y arquero en otro cuadro, está por ser
trasladado a un cuadro europeo, pero en el último partido le hacen un gol entre
las piernas y termina suicidándose.
Nosotros recomendamos este libro a niños o a adolecentes capaces de
comprender los temas abarcados en el mismo.
Tenemos la salvedad de que este cuento toca temas muy delicados, pero cada
uno de nosotros propuso otro final para el cuento con el fin de aprender que
cuando nos caemos nos tenemos que volver a levantar. Aunque al leer las
historias pueden darse cuenta de que hay algunas que no tienen finales tan
felices.
M.T, S.B, V.K y V.D
Su protagonista es Benja, un jugador de fútbol de cuadro chico. En un
viaje de regreso a Uruguay conoce a Ale, de quien se enamora. Al pasar unos
meses a uno de sus amigos de otro cuadro, llamado Martín le ofrecen la
oportunidad de ser golero en un cuadro europeo. Tenía que jugar un partido
contra el cuadro de Benja en el que iban a estar ojeadores del cuadro al que se
iba a ir, por eso tenía que impresionarlos para asegurar el puesto. La noche
anterior al partido, Martín le pide a Benja que los tiros al arco fueran difíciles de
atajar así tendría más ventaja cuando lo vieran. Por accidente Benja le hace un
gol, la pelota pasa entre las piernas de Martín y sus oportunidades de
conseguir un pase a un cuadro en el extranjerose arruinan. Martín se deprime y
termina suicidándose.
Nosotras recomendaríamos esta historia para liceales porque el final es un
poco impresionante y trágico para niños menores. De todos modos, nos parece
un tema importante para tratar.
Este cuento trata tres temas importantes: amistad, amor y muerte. El final es un
poco sorprendente, pero a pesar de eso nos gustó y aprendimos de esta
historia. En clase tuvimos que elaborar historias basadas en este cuento, en el
cual los alumnos le dieron un final distinto dando distintas soluciones y
oportunidades.
P.R, S.B.L, L.S, F.C.M
“El Césped”, lanzado en el año 1989. Cuenta la historia de un futbolista llamado
Benja, su amigo, y a la vez rival en las canchas, Martín. A lo largo del cuento,
hubo momentos alegres, calamitosos y amorosos.
En nuestro grupo, concluimos que el cuento era muy interesante, aunque a
algunos alumnos no les gusta mucho el fútbol, opinaron que le gustó la forma
de cómo estaba redactado.
Tuvimos que crear una historia cambiando el final original. Ya que el trabajo era
con final a elección, las opciones eran muy amplias, hubo diversas ideas tanto
trágicas como alegres.
G.A, E.S y M.V
El césped trata de dos jugadores muy amigos, Martín Riera y Benjamín Ferrés,
ambos jugadores de cuadros chicos. A Martín le surge una gran oportunidad
que le puede llegar a cambiar la vida, pero desafortunadamente la pierde por
un gol entre las piernas hecho por su amigo Benja.
Nosotras recomendamos este cuento para adolescentes y adultos cuyo final no
les afecte. Igualmente, el cuento está muy bueno porque enseña lo importante
que es la amistad en la vida.
En este cuento el escritor plantea amor, muerte y pasión. El final de este
cuento nos es apto para todo público, ya que el personaje principal se suicida,
por haber perdido la oportunidad y no tener el apoyo necesario de su familia y
amigos. En las historias realizadas en clase cada uno interpretó un final
diferente ya sea otra oportunidad o una muerte no deseada.Ya que es una
historia que te hace reflexionar de las cosas que pueden llegar a pasar por
perder una oportunidad y que siempre hay una solución.
Y. T
“El Césped” trata sobre la carrera de fútbol de un jugador, cuyo nombre era
Martín, pero antes de ser trasladado a un cuadro europeo, le hicieron un gol
entre las piernas que le arruinó la carrera y terminó suicidándose.
En este cuento, Mario Benedetti nos muestra muy bien su pasión por el fútbol y
su habilidad para escribir tragedias. Este cuento y personajes representan,
mucho a nuestras dificultades cotidianas, teniendo un final muy inesperado.
Usted disfrutará bastante de esta historia incluso si no es un fanático del fútbol
como Benedetti.
Como adolescentes que leímos esta tragedia, nos sentimos impactados. Es por
eso, que propusimos finales alternativos, otras maneras de resolver los
conflictos…
JUEGO
Este juego, consiste en un laberinto. Para completarlo debes guiarte por las
siglas catalogadas como GUÍAS y evadir las siglas llamadas TRAMPAS.
GUÍAS:
F.C.V M.B M.M F.A
P.J
C.S G.B J.P F.F
V.D V.K M.T S.B.S
L.S S.B.L P.R F.C.M
E.S M.V G.A
Y.T
TRAMPAS:
D.L
C.A
REFERENCIAS:
*Entrada
*Salida
PRÓLOGO
El Césped, escrito por Mario Benedetti, fue la base de la tarea realizada.
El objetivo del trabajo era cambiar el trágico final de la historia.
Las consignas eran:
Resolver el final del cuento.
Incluir el vocabulario de: “El canto de la corvina negra”, “Relato de un náufrago” y el texto motivador.
Incluir palabras con dificultad ortográfica.
Usar conjunciones.
Explicar el uso del tilde. Lo bueno de estos cuentos, es que nos dan la libertad de usar nuestra
imaginación y crear el mejor final para nosotros.
ÍNDICE
Alguien- La Vida de Martín
Benito- El Cambio de Vida
Blacksun- Navegando por las Aguas
del Caribe
Bora- La Trágica Realidad
Botas- El Tornado
Estrella LA- ¿No Más Fútbol?
Gotita- Nuevos Amigos
Hipopótamo- Segunda Chance
¿Hotel? Trivago- Una Tragedia que
Llevó a la Gloria
John Locke- Aventuras &
Desventuras
Jorgeluino Pérez- Vida de Marinero
Laro- La Mujer de Dedos Largos y
Finos
Manzana- Las Insólitas
Coincidencias
Mariposa- Tristeza una vez más
Naranja- El Viaje
Ñaña- Roles Cambiados
Oliva- Un Viaje Inolvidable a
Colombia
Pololo- La Vuelta al Fútbol
Poppy- Una Segunda Oportunidad
Ramona- Un Giro Inesperado
RomanEmpire- Sigue tu Camino
Susana- Dos Náufragos y una Balsa
Tarifo- La Tragedia en el Mar
LA VIDA DE MARTÍN
Benja con el esférico, va tirar, se viene, tiró, gooooool, increíble mis amigos, el
balón, impulsado con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera por entre las
piernas, sí señores, aunque parezca increíble le ha pasado por entre las
piernas, es algo insólito, desacostumbrado, asombroso, rarísimo.
Luego del partido Martín regresó a la casa de sus padres con una tremenda
sensación de abatimiento, la que le quedó durante unos ocho días. En un
partido en el que él se encontraba en el banco de suplentes, su equipo iba
perdiendo 2 a 0. Los goles que habían recibido fueron errores garrafales del
golero, pero no tuvo más remedio por la lesión que sufrió el golero titular.
Cuando Martín entró a la cancha, se lució atajando cada pelota que iba en
dirección al arco y así el equipo logró revertir el resultado, quedando 3a2 y así
ganando el partido, pero más importante, convirtiéndose en titular de nuevo.
Luego de un mes el Huachipato(un cuadro chileno)fichó a Martín, allí su cuadro
salió campeón y él apenas recibió un gol en quince partidos, él permaneció en
el club durante dos años, allí hizo que el Barcelona tuviera interés en
comprarlo, y eso fue lo que pasó. Él empezó siendo suplente durante los
primero partidos, pero en un partido el que se jugaba la final de la copa, el
golero titular se lesionó, Martín tuvo que entrar al campo, el partido iba 5a0, el
Barcelona ya lo tenía ganado pero igual él atajó dos penales e hizo un gran
partido. Gracias a la lesión del otro golero, él se volvió titular.
Se mantuvo en el equipo durante 11 años hasta que se retiró y volvió a
Uruguay donde se reencontró con Benja que había pasado por muchos clubes
y que jugó alrededor de 15 partidos contra Martín y solo le pudo meter dos
goles. Su lugar de reencuentro fue la pizzería del sordo Bellini que en ese
momento, ya era bastante viejo y después fueron todos los días a charlar a la
pizzería y un día Benja le preguntó a Martín:
-¿Cómo es que superaste la etapa de depresión del gol por los caños de hace
13 años?-
-Lo superé gracias a que pude volver a tener una oportunidad-dijo Martín
cohibidamente.
Luego de eso Martín le contó a Benja sobre un partido en el que los del otro
cuadro sacaron un óbol entraron al área, él hizo un penal y lo amonestaron
pero él pudo atraparlo. También le contó de una vez que estaba viendo una
película con sus compañeros de equipo y escuchó una frase que le recordó a la
muerte de su abuelo: (…) “se desarma Ivo, La Blanca Mar se desarma”. Por
último le contó de una vez que se fue de vacaciones a Colombia y supo que un
hombre había sobrevivido unos cuantos días en el mar sin comida ni agua, su
nombre era Alejandro Velasco, siguieron hablando hasta que se hizo de noche
y…
Continuará
Alguien
EL CAMBIO DE VIDA
Cuando salían de la cancha, los abucheos y silbidos dedicados a Martín fueron
de película. Se fue a un café. Estaba abatido. Se sentó en una mesa, pero no
pidió nada.
En la noche, Benja fue al café y se sentó con Martín.
-¡Esto es tu culpa!- dijo Martín -¡Yo tenía que atajar esa pelota!
-La pelota iba al ángulo, pero rebotó en un back- contestó Benja- No quería
meter el gol, ni hacerte pasar este momento.
-¡Pero lo metiste y arruinaste mi carrera!
Con desesperación Martín agarró un cuchillo de la mesa y mató a Benja sin
que nadie se hubiese dado cuenta. Con parsimonia salió del café hacia su
casa.
Apenas llegó, fue a su cuarto, puso en una mochila todas sus cosas y se fue.El
padre no lo detuvo, sino que lo dejó irse. Se tomó un taxi hacia el aeropuerto y
tomó el primer vuelo, con un pasaporte falso, para irse del país. El vuelo se
dirigía aCartagena.
Lo primero que hizo al llegar a Cartagena fue sacar un nuevo documento de
identidad, pero se cambió de nombre. Eligió llamarse Samuel De Luque.
También, como no tenía trabajo, se enlistó en la marina porque de chico él era
un gran fanático de los barcos.
Después de diez años de entrenamiento, y de hacerse pasar por Samuel De
Luque, tuvo su primera misión. Tenía que ir de Cartagena a Mobile con la
tripulación del A.R.C Caldas y volver con un cargamento. Estaba eufórico con
la idea de tener su primera misión.
El día que partieron había una tormenta. Se escuchó la orden: "Servicio
personal a sus puestos de buque”.
Después de media hora vieron que un barco se estaba hundiendo.
-Hay que ayudarlos- le dijo Martín al capitán.
-¡Llamen a la armada, que envíen un helicóptero!- ordenó el capitán.
Mientras esperaban al helicóptero, se acercaron al barco. Vieron a dos
hombres; uno cabizbajo y el otro tratando de salvarlos. De pronto uno dice:
-¡Se desarma, Ivo, la Blanca Mar se desarma!
Unos minutos después apareció el helicóptero y les tiró un arnés para que se
salvaran pero solo uno subió al helicóptero. De pronto el viento arreció y una
ola gigantesca saltó sobre la cubierta del barco. El helicóptero salió justo a
tiempo, pero no pudieron salvar al otro hombre. Todos en el A.R.C Caldas
quedaron impactados.
-Hicimos lo que pudimos- dijo el capitán.
-No lo podemos dejar así- dijo Martín.
-Le voy a dar dos opciones: quédese con nosotros o tírese al agua a salvarlo-
respondió el capitán.
-Mejor me quedo.
Unos días después llegaron a Mobile y el A.R.C Caldas tuvo que ser sometido
a reparaciones. Mientras tanto los tripulantes se tendrían que quedar en
Mobile. Martíniba todos los días al bar. Pero un día mientras se dirigía a su
casa regresando del bar se encontró con una persona que le resultaba familiar.
-¡Martín, tanto tiempo sin vernos!- dijo el hombre.
En ese momento Martín reconoció quien era. Era un delantero del equipo en
donde jugaba.
-¿Quién eres?- preguntó Martín mientras todos sus compañeros los miraban y
oían la conversación que tenían.
-Éramos compañeros en ese cuadro chico. Yo era el número nueve.
-Así que no te llamas Samuel- dijo Alejandro Velasco (uno de sus compañeros
del A.R.C Caldas)
¡Pum! Otro de sus compañeros lo desmayó de un piñazo y lo llevaron a la
comisaría más cercana. Después de unos días la policía comprobó que él se
había cambiado de nombre al llegar a Colombia. También descubrieron que
había matado a Benja. Lo mandaron 20 años preso.
Benito
NAVEGANDO POR LAS AGUAS DEL CARIBE
Benja con el esférico, va a tirar, se viene, tiró, goooooooooool, increíble mis
amigos, el balón, impulsado con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera por
entre las piernas, es algo insólito. En ese momento, hubo un silencio que
pareció infinito. El árbitro indicó el final del partido; los jugadores se retiraron
uno a uno de la cancha. El público abucheaba a Martín a todo pulmón. Ese
partido dejó la vida de Martín en las penumbras. Llorando descontrolado, corrió
a su casa y se encerró. Todos trataron de consolarlo, pero no tenía sosiego.
Nadie lo vio por días. Martín había desaparecido sin dejar rastros. Benja estaba
preocupado, se sentía culpable pero tenía esperanzas. Unos días más tarde,
mientras Ale y Benja desayunaban, alguien llamó a la puerta. Era Martín.
- ¿Puedo pasar?- preguntó Martín.
- ¿Dónde estabas?- preguntó Benja, todavía sorprendido.
- Necesitaba tiempo para pensar. Con el dinero que ahorré, me voy a
comprar un barco y voy a emprender un viaje.
- ¿Estás loco? Te vamos a extrañar muchísimo. Además ¿qué pasó con
el sueño del pibe?
Martín largó unas risotadas de angustia:
-Me voy con el fin de comenzar una nueva vida, voy a dejar todo atrás,
ya no me importa nada. Ni ustedes ni nadie van a hacerme cambiar de
parecer. Me voy porque creo que es lo mejor.
- Como quieras. Si eso decidiste, entonces te apoyamos- dijo Ale- ¿A
dónde pensás ir?
- Iré a donde me lleve el viento- respondió.
- ¿Cuándo te vas?- agregó Benja.
- Cuando esté más calmado- dijo Martín.
A pesar de las duras críticas de la muchedumbre hacia el jugador, Martín hacía
oídos sordos. Un mes después, Martín cargó su barco de cocos que había
recolectado de un cocotero y se fue a navegar por las aguas del Caribe. Una
semana más tarde, se encontraba a 200 millas de Cartagena. Era un día
sensacional, suntuoso. No había ni una nube en el cielo. Cerca del ocaso, a lo
lejos, Martín divisó una balsa. Se acercó. Un hombre yacía enfermo. Usaba un
uniforme de la marina que decía: “Alejandro Velazco”. Al ver que necesitaba
ayuda, Martín se acercó aún más.
-¿Necesitás ayuda?- preguntó Martín.
-¡Ouch, agh, ay!- se estremecía de dolor el hombre.
-¿Qué pasa?
-¿Dónde estoy? ¿Quién sos?- preguntó el hombre.
Martín intentó responder, pero el barco se bamboleó y alejó. Martín se
sobresaltó. En ese instante el viento arreció y una ola gigantesca saltó sobre la
cubierta de un barco cercano ¡Boom! Un estallido se escuchó. Provenía del
mismo barco.
- ¡Se desarma Ivo, la Blanca Mar se desarma!
Eran dos hombres que luchaban para salvarse. El más alto levantaba los
brazos como si indicase que necesitaba ayuda. Martín, sin dudarlo, los salvó.
Uno de los hombres se llamaba Ivo. El otro, Rodolfo.
Después de la tormenta, el mar amaneció azul, como en los cuadros. Cerca de
la costa se veían flotar troncos mansamente, y raíces, arrancados por la
tormenta de aquella noche. Los tres hombres convivieron en el mar por unos
cinco meses y se volvieron amigos inseparables. Incidentes como estos en el
mar, se volvieron frecuentes.
Un año más tarde, Martín decidió volver a su antigua vida. Visitó a Ale y a
Benja, y al nuevo integrante de la familia, Nicolás.
-¿Por qué decidiste volver?- preguntó Benja.
Martín respondió:
- Cuando estuve viajando, me di cuenta de que hay cosas peores, que
hay personas en terribles situaciones, y que lo que me ocurrió a mí no
es tan malo como lo que vi estos meses. Ya no voy a lamentar o
recordar aquel momento. Volví a enfrentar mis problemas. Voy a
dedicarme a ayudar personas. Pero no una ayuda recíproca sino una
ayuda sincera.
Blacksun
LA TRÁGICA REALIDAD
Va a tirar, se viene, tiró, gooooool, increíble mis amigos, el balón, impulsado
con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera por entre las piernas. “Ufff”. La
humillación y decepción de Martín en ese momento era indescriptible. El
sosiego de la hinchada duró tan solo unos dos minutos, luego empezó la
muchedumbrea gritar atolondradamente, y el viejo contratista que iba a verlos
jugar, todo infame como era, se levantó y se fue con cara de superación. Benja
estaba perplejo, sentía que lo había traicionado. En su cuerpo circulaba un
sentimiento de remordimiento, ya que eso no tuvo que haber sucedido. Martín
se fue de la cancha protestando. Estaba totalmente demacrado ysentía una
euforia que le recorría las venas y quería insultar al mundo a todo pulmón.
Sentía que había tirado todos sus sueños por la borda. Benja, estaba contrito,
pero no logró alcanzarlo. Martín se dirigió a una taberna para ahogar todo su
dolor y tristeza. Pensó en todas las maneras posibles para poder seguir siendo
golero, sin ser conocido como “el golero que le pasó la pelota por los caños”,
pero no se le ocurría ni una idea. Luego pensó en empezar su vida de nuevo
en otro país, trabajando de algo diferente, casándose con una hermosa mujer y
teniendo hijos, pero también pensó en el despilfarro de dinero que requería
mudarse a otro lugar. Pero no le importaba. Sentía que debía ocultarse de la
cruda verdad; ocultarse de las risotadas de la gente, de las tomaduras de pelo,
de las indirectas y bromas del noticiero. Benja luego de haberlo buscado por
horas y horas lo encontró. Lo encontró más ebrio que nunca. Trató de
convencerlo que se quedara, y decía que él iba a ser el que lo defendiera
cuando alguien se riera, o se burlara. No le proporcionó tranquilidad. Pero no
había caso. Era tan alto el nivel de ignominia, que salir a la calle a comprar
arroz le daba vergüenza.
Y así fue, un 28 de febrero partió rumbo a Colombia. A pesar que le doliera en
el medio y profundo del corazón dejarlos, pero igual se fue como si fueran
descartables. Entre lágrimas y falsas esperanzas partió en un avión a
Colombia. Decidió que durante el primer mes iba a usar sus ahorros
únicamente para comer, no iba a gastar en ninguna frivolidad, sino que hasta
iba a dormir en las calles de la ciudad hasta que un día tuviera la posibilidad
económica para comprarse una casa y para ese entonces tener una mujer. Una
noche de insomnio, sentado en un banco a la orilla del mar, comenzó a pensar.
Pensó hasta la mañana. Pensó en lo desagradecido que se había comportado
ya que hay gente en peores situaciones y sigue adelante, pensó en que se
había comportado como una gallina, en que había dejado a la familia, y sobre
todo se cuestionaba la idea de haberse mudado a Colombia, porque había
tomado esa decisión después de cinco vasos de ron. Después de tanto
lloriqueo y lamento decidió ir a comprar algo de comer y beber para no morir
desnutrido, es que con su estado de ánimo ni ganas de comer tenía. En el
camino al kiosco, encontró a un hombre totalmente inestable y tal vez hasta un
poco inconsciente. Le preguntó de dónde venía y qué le había pasado para
estar en ese estado. Le contó, hablando entredientes, y casi que no se le
entendía, que había estado a la deriva, solo, por unos cuantos días, casi sin
beber ni comer y que el barco en el que había estado se había hundido. “Yo
estaba tan inmóvil que probablemente aquella gaviota pequeña y juguetona
que se posó en mi muslo, creyó que estaba muerto”, le dijo a Martín para
reflejarle esta espantosa situación. Martín, responsable aún en el estado
depresivo que se encontraba, lo llevó a una clínica que estaba cerca. El
hombre agradecido le pidió que se quedara con él para hacerle compañía. Le
contó que el barco era un barco de contrabando, y que se había hundido por
sobrepeso, pero que no podía contar nada. Más tarde cuando llegó al lugar
donde había pasado la noche, vio a dos niños discutiendo al lado de un velerito
que ya tenía unos cuantos años. Luego de una histérica discusión se subieron
al velero, y uno de los niños empezó a llorar ya estando en el mar. Se
escuchaba “Se desarma, Ivo, la Blanca Mar se desarma”. Se da cuenta de la
situación pero no sabía qué hacer. Los niños gritaban “hey, hey” entonces
Martín se alarmó. Minutos más tarde Martín salió nadando a buscarlos. Luego
de haberlos salvado y de haber llamado a la prefectura, llegaron los padres de
los niños. Estaban sumamente agradecidos con la actitud que había tenido
Martín. Rápidamente se fueron. Y nuevamente estaba Martín más solo que el
uno sentado en ese banco como una estatua. Empezó a pensar qué sería de
su vida. Pensaba y pensaba y lo único que veía era una hoja blanca, no sabía
muy bien si eso de que no tuviera ningún sueño ni nada estaba bien pero no le
interesó demasiado.
Tenía una sensación enorme de soledad y creía no importarle a nadie,
entonces cerró los ojos. Sentía estar en el abismo de una pesadilla. A pesar de
este oscuro pensamiento, sabía que si regresaba, tenía a su familia y amigos
del cuadro, pero sabía que no iba a ser igual. Su corazón era como un hueco
vacío. Su cabeza era como una máquina rota que no deja de pensar.
Un día vio caminando a un señor, y de pronto dos, y después tres y luego
cuatro. Se movían con poca energía. Los veía borrosos, a pesar de que no
estuvieran a tantos kilómetros. En su cuerpo recorría un sentimiento de
inquietud y de malestar. No sabía qué le pasaba… Estaba muriéndose. No
tenía más fuerzas para luchar.
BORA
EL TORNADO
Faltan apenas tres minutos, falla el zaguero Zamora al intentar el quite, sigue el
Benja con el esférico, va a tirar, se viene, tiró, gooooooooool, increíble mis
amigos, el balón, impulsado con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera por
entre las piernas, sí señores, aunque parezca increíble le ha pasado por entre
las piernas, es algo insólito, desacostumbrado, asombroso, rarísimo, y aquí me
faltan los sinónimos, que un arquero de la experiencia y calidad de Riera, a
punto de ser transferido a un famoso club europeo, haya cometido un error tan
garrafal que no sería de extrañar hipoteque el futuro de su hasta ahora brillante
historial deportivo. Martín no tenía palabas del momento humillante que había
tenido.
Estuvo días encerrado en su casa decepcionado por lo que le había pasado, no
entendía cómo había concedido ese gol siendo un golero tan entrenado. Benja
se sentía culpable por algo que él no había hecho. Todos los días Benja iba a
la casa de Martín. Quería ver si podía hablar sobre lo que había pasado, pero
Martín no salió por unos cuantos días de su casa. ¡Una tristeza!
Pasaron varios días y por fin Martín decidió hablar con Benja. Martín con muy
pocas palabras le dijo que se iba a ir del país y que no iba a volver por un
tiempo.
-¿Pero adónde te vas a ir?
-Me voy a ir a Colombia a trabajar de marinero, donde me olvidaré de mis
problemas por un tiempo.
Benja tenía que dejarlo ir para que se desahogara de lo que le había pasado,
pero no entendía porqué de marinero.
Faltaba un día para que Martín se fuera, ya había sido grumete por meses.
Benja, Alejandra y la familia de Martín le hicieron una reunión de despedida
con muchas decoraciones que a él le gustaban. Pero algo que era verídico era
que Martíniba a extrañarlos.
Llegó el día en el cual Martín se iba a Colombia, tan solo se despidió de la
familia y de sus amigos. Martín partió como olvidándose de lo que había
pasado.
Al abordar el barco con destino hacia Colombia conoció a Ivo y a Alejandro
Velasco, los mejores marineros de esa época.
En el día el mar era muy diáfano pero de noche era tiniebla y frío porque las
sombras de la noche caían sobre él.
“Esa noche me fue muy complicado dormir por la tormenta que estaba
ocurriendo, parecía una tempestad. Entonces decidí salir y vi que el capitán
nos estaba haciendo unas señales enérgicas”
-¡Se desarma Ivo la Blanca Mar se desarma!- exclamó el capitán.
De repente viene una ola y ¡Crack! ¡Ay! arreció con todo el barco. Martín y
Alejandro pudieron tirarse a un barco de rescate si no, no se hubieran salvado.
Era saltar al barco de rescate o morir en el agua. Estuvieron días sin encontrar
nada que comer hasta que pudieron encontrar algo aterciopelado. Ese día
Alejandro había estado taciturno y muy pensativo, no paraba de pensar en una
ruta para volver a Colombia. Pasaron días y nosotros seguíamos a la deriva.
Teníamos miedo; no sabíamos quépodía pasar.
Era el quinto día y sentimos un ruido, parecía provenir de un helicóptero que se
acercaba, Alejandro se puso eufórico, pero eran solo unas cuantas gaviotas
desesperadas. No podían tomar agua porque les ardía la garganta como ajíes
de tan seca que la tenían.
Se hizo de noche y se empezó a sentir una bocanada de aire fuerte la cual
daba la impresión que estaba desviando el barco hacia las corrientes fuertes.
El barco estaba vació, no había ni un remo. Las ráfagas de viento se hicieron
cada vez más fuertes y lo último que vimos fue ese tornado aproximándose a
gran velocidad.
No quedó nada, ni la esperanza que tenía Martín de ser un buen marinero.
Botas
¿NO MÁS FÚTBOL?
Sigue Benja con el esférico, va a tirar, se viene, tiró, gooooooooooool, increíble
mis amigos, el balón impulsado con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera
por entre las piernas, sí señores, aunque parezca increíble le ha pasado por
entre las piernas, es algo insólito, desacostumbrado, asombroso, rarísimo.
"A mal tiempo buena cara", se repetía Benja a pesar de sentirse muy mal,
esperando que ocurriera un milagro. Imaginarse por lo que Marto tendría que
estar pasando, por la humillación que tendría en ese momento. Así que, una
vez más (como solía hacerlo cuando estaba en un estado de ánimo bajo), se
fue a la playa y empezó a hacer dibujos con un palito en la arena. "¡Se
desarma Ivo, La Blanca Mar se desarma!" Escuchó Benja seguido de un
"Splash". Al escuchar esto, divisó a lo lejos a dos adolescentes de más o
menos catorce años empapados, intentando nadar hasta la costa, pero sin
éxito. Sin pensarlo dos veces, saltó al agua y nadó lo más rápido que pudo
hasta ellos, los agarró de los brazos y empezó a patalear hasta llegar a la
costa.
-Hey- dijo Benja sin respuesta alguna- ¡Hey!- esta vez los cacheteó, a lo que
los dos chicos escupieron el agua, seguido de un "Pffff, pffff " de parte de estos.
-¿Están bien?- preguntó Benja.
-Sí, gracias. Nos has salvado la vida.
-No son de Uruguay, ¿cierto?
-No, somos de España e Italia. Hemos venido por el trabajo de nuestros
padres.
-¿Sí? Y... ¿de qué trabajan?
-Son cazatalentos. Han venido a Uruguay para ver si reclutan a un chico
llamado Martín Riera. ¿Lo conoces?
-Sí, es mi mejor amigo.
-Entonces, sin peros ni quejas, sino que con alegría, acompáñanos.
Dudó durante unos segundos, pero decidió acompañarlos.
A medida que avanzaban, se daba cuenta, cada vez más, de su destino.
-¿Qué hacemos en las canchas?- preguntó Benja curioso.
-Hola Benja- escuchó este una voz extraña- Mi nombre es Alejandro Velasco.
Soy el padre de Ivo, uno de los chicos que has salvado, y él- dijo señalando a
su compañero- es Gabriel García Márquez, el padre de Mary Adress, la chica
que has salvado. Nos gustaría ver a tu amigo, Martín, y darle otra oportunidad
de entrar al equipo.
En ese preciso instante, Benja llamó a Marto y le explicó la situación, a lo que,
diez minutos más tarde, Martín Riera se encontraba en la portería una vez más.
La diferencia era que esta vez, iba a atajar todos los tiros al arco.
Benja y Ale tenían un hermoso bebé de un año y poco llamado Ruperto y ya
estaban casados cuando leyeron en el diario lo siguiente: "Este 28 de febrero
de 1995, se dio a conocer la noticia de que Martín Riera es ahora uno de los
porteros más reconocidos de toda Europa"
-¡Esto es genial!- exclamó Ale contentísima.
-Esperá a ver qué pasa en una hora- dijo Benja con una sonrisa enorme.
Faltaban cinco minutos para que esa hora pasara cuando sonó el timbre. En
seguida, Benja abrió y le gritó, junto con Marto a Ale: "¡SORPRESA!"
Esta historia representa una situación contraria a la canción "El viejo", de No Te
Va A Gustar, ya que todo parecía estar yéndole mal a Martín, pero en una
situación inesperada, parece tener toda la suerte del mundo y sale victorioso,
dos años más tarde, siendo uno de los mejores porteros de toda Europa.
Estrella L.A
NUEVOS AMIGOS
“Riera, a punto de ser transferido a un famoso club europeo, haya cometido un
error tan garrafal que no sería de extrañar que hipoteque el futuro de su hasta
ahora brillante historial deportivo.”
Pocos días después de aquel desastre, Martín desapareció. Todos lo habían
visto por última vez en la pizzería, pero después de ahí nadie más lo vio. Benja
estaba enloquecido, ya no sabía dónde más buscar,noapareció,Martín lo había
traicionado.
Martín había caído en una depresión, y no quiso volver a cometer un error
como el que había cometido un amigo de él; suicidio.Él estaba cabizbajo.Tan
deprimido que no hablaba, ni comía. Lo único que hacía era respirar y dormir.
Entonces tenía dos opciones, irse a una isla aislada de todo o viajar a Europa,
como forma de terapia.
Dos días después de aquella tragedia para Martín, fue a la playa y empezó a
remar en una canoa,remó kilómetros y kilómetros sin saber a dónde iba a
parar, pero con la esperanza de llegar a tierra firme en menos de un día como
lo tenía planeado, sino se quedaría sin agua ni comida para el camino. Y así
fue, en menos de 24 horas había llegado a una isla desconocida, que parecía
estar despoblada.
Martín había llevado un arnés por si era necesario, entonces dejó la canoa
sobre la arena y se colgó con mucho vértigo de un árbol para mirar la isla
desde un mejor ángulo. Desde allí vio: una jungla llena de vegetación en una
mitad y en la otra mitad una playa deslumbrante, con agua cristalina y llena de
palmeras. Sin dudarlo, bajó del árbol y comenzó a caminar con el objetivo de
llegar a la playa.
Al principio no caminó sino que corrió. Corrió y corrió pero se cansó y entonces
caminó.Iba con su bolso colgado al hombro y remolcando la canoa. Mientras
caminaba, se encontró tanto con animales hermosos como con algunos
impresentables. Finalmente llegó. Era una playa gigantesca. Estaba lleno de
euforia de haberlo abandonado todo y haberse ido a esa deslumbrante isla .
Buscó hasta que encontró el lugar adecuado para hacerse un refugio para
dejar sus cosas y armarse un lugar para luego dormir. Alzó hojas de palmera
logrando armar un techo y luego armó una “cama” con un tronco tirado aunque
no tenía colchón.
Había traído en su bolso una saeta así que salió a cazar algo para comer y
cazó una gaviota que luego cocinó en la fogata. Le había quedado sensacional.
Ya había vuelto a ser un joven orondo.
La primera noche había llegado y él volvió a su taberna con mucho miedo pero
nada sucedió durante la noche.Cuando se levantó la primera mañana, estaba
atolondrado, quería ir a investigar.
Martín se dio cuenta de que últimamente estaba mucho más feliz que antes en
ese paraíso,con todos los sonidos de animales espectaculares que se oían al
atardecer, cuando empezaba a hacer frío y entonces se negó a volver y decidió
quedarse ahí por los próximos meses para disfrutar. Se puso el objetivo de
ayudar, entonces empezó a juntar los plásticos que llegaban a la playa de la
isla.
Unos días después de haber tomado la decisión se encontró con otro joven
llamado Ivo que había sido abandonado por un helicóptero en la isla y le contó
que estaba acompañado por un amigo que había encontrado en la isla al llegar,
que se llamaba Alejandro Velazco, que había estado diez días a la deriva y al
volver a tierra no se aguantó la montonera de gente y se había ido a vivir a la
isla.
Así fue como conoció a los que ahora son sus más amigos, y con los que
convive día a día en la isla y con los que enfrenta todos los problemas que se
les presenta.
GOTITA
SEGUNDA CHANCE
Se viene, falla el zaguero Zamora al intentar el quite, sigue Benja con el
esférico, va a tirar, se viene, tiró, gooooooooool, increíble mis amigos, el balón,
impulsado con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera por entre las piernas ,
si señores, aunque parezca increíble le ha pasado por entre las piernas, es
algo insólito, desacostumbrado, asombroso, rarísimo, y aquí me faltan los
sinónimos , que un arquero de la experiencia y la calidad de Riera, a punto de
ser transferido a un famoso club europeo, haya cometido un error tan garrafal
que no sería de extrañar hipoteque el futuro de su hasta ahora brillante historial
deportivo.’ Luego de varios gritos de la tribuna festejando el gran gol de Benja,
Martín decepcionado y sin poder creer lo sucedido se retiró rápidamente. Y
esto fue todo, el gran partido del día, señoras y señores, mañana les
contaremos qué sucede con la gran oportunidad de Martín.
A la salida del partido, Benja sentía mucho lo sucedido y él no se lo
esperaba, pero sucedió. En la puerta Benja se cruzó con Martín para explicarle
que él no quería que esto sucediera, que el quería que su propio amigo se
fuera y tuviera la gran oportunidad tan esperada. Martín no le hizo caso y se
retiró junto a su padre. Todos festejando el gran gol, pero Benja se fue a su
casa solo, no quería saber de nada. Unas horas más tarde tirado en la cama se
pone a pensar lo mal que le hizo a Martín, su gran amigo, lo inútil que fue.
Martín estaba tan emocionado por poder irse a jugar a un club europeo y Benja
no le dio ni el mismísimocorte,lo rechazó por completo. Benja se acordó que,
saliendo del estadio, vio un cartel que decía:’ ¿Quieres este viaje? ¡Entra aquí
para verlo!’ Benja entró a esa página, era un viaje a Europa por un mes. Llamó,
se contactó con la agencia y se lo comunicó a Alejandra. Era una muy buena
oportunidad para que Martín tuviera esa oportunidad que tanto quería. Para
poder regalárselo, Benja trabajó muy duro.
Ya listos los pasajes,Benja invitó a Martin después de un mes sin verse
y se los mostró. Martín quedó estupefacto, lo primero que hizo fue refutarlo y
desistirlo, porque era algo muy valioso. Pero Benja seguía insistiendo y le
explicó que era un regalo. Martín muy agradecido se lo mostró a su padre,
armaron la valija y disfrutaron los últimos días juntos. Llegó el día, Benja y
Martín estaban súper nerviosos. Se saludaron; con los familiares, entraron a la
sala de migraciones, pasaron por los detectores automáticos y luego
pasaronpor el freeshop: donde se compraron algunos chocolates. Esperando
para subirse en el avión Benja aprovechó para decirle algunas cosas a Martín.
-Mirá, yo te quiero decir que este mes vamos a tratar de encontrar
opciones para que puedas ingresar a algún cuadro. -
-Benja yo quiero que sepas que yo quiero que este viaje sea de buenos
amigos que somos y si hay alguna oferta tendremos que ir los dos porque hay
algo verídico que es que nosotros somos unos buenos amigos, -dijo Martín.
El viaje fue durante la noche, y hasta el amanecer, fue perfectamente
tranquilo. Al llegar a Barcelona,en el hotel, donde se encontraron con el
coordinador del viaje Alejandro Velasco. Era un señor que con su estilo de
ropay su ánimo los motivaba a hacer con ganas el viaje.Les telegrafió lo que en
este mesvan a hacer; van a tener días de turismo, días de estudio y hasta días
de trabajo. Ambos muy cohibidos se interesaron cada vez más en las
propuestas de Alejandro.Alejandra, que también iba al viaje, estaba
sorprendida con lo hermoso que era Barcelona. Alejandro les dejó un mapa
para ubicarse y una guía para que vieran lugares nuevos para recorrer, pero
día por medio se iban a encontrar para hacer un paseo. Los primeros días
estuvieron en las calles principales, museos, playas, etc. El décimo día junto a
Alejandro fueron a visitar el estadio de Barcelona Fútbol Club, se sacaron fotos
en la cancha, con algunos jugadores a los que le pidieron autógrafos
yrebatiñaron la pelota con la que jugó Messi y Suárez y se pusieron a jugar.
Jugando entra el director técnico Ernesto Valverde, los vio jugando a los dos y
los empezó a observar. Se acercó y les preguntó, de dónde eran y qué hacían
ahí. Cuando lo vieron no sabían si estaban avispados o dormidos.
-Quiero que vengan la próxima semana para ver un entrenamiento,
¡traigan championes! -dijo riéndose Ernesto. Los dos con mucha euforia
salieron a cenar para festejar.
Al otro día fueron Benja, Martín y Alejandra al entrenamiento. Vieron
como jugaba cada jugador y cuando estaba por terminar, Ernesto los llama
para jugaran. Al terminar el partido se acercó Messi y Suárez,
-Hola, ¿cómo están? Nos gustaría invitarlos a ver el partido de Real
Madrid contra nosotros, ¿Qué les parece?, - dijo Suárez.
-Obvio nos encantaría, - dijeron Benja y Martín al mismo tiempo.
Cuando estaban en el estadio ninguno lo podía creer.
-Nunca había estado en un estadio tan impresionante como este,la
cabeza se me fue y a partir de aquel momento abandoné todo y me puse a
mirar el partido sin que nadie me molestara, - le dijo lo que sentía Martín.
Arranca señoras y señores, toda la hinchada del Real Madrid también la
del Barça todos acá presentes, se acercaron las cámaras a cada hinchada, no
se puede creer, miren quienes están ahí, Martín Riera y Benjamín, esto nunca
visto están en el palco de Messi, junto a su familia. Podemos ver que entre
ellos no sucedió nada todo sigue bien. Bueno arranca el partido damas y
caballeros.
- ¡Mirá Benja, ahí está Ivo relatando el partido! -
Asíterminó el partido, empate 1-1. Benja Y Martín bajan a la cancha a
saludar a Messi y a Suárez. Al irse, Martín se cruzó con una chica tranquila, era
uruguaya también y estaba de paseo por Barcelona. Empezaron a hablar y él le
pidió su número de celular y la invitó a cenar. Saludaron a los jugadores y
Martín le presentó a Benja a su nueva amiga uruguaya.
Decidieron salir todos juntos a cenar Benja, Martín, Alejandra y Lorena.
Así pasaron los últimos días del mes, se terminaron quedando los cuatro a vivir
en Barcelona porque ambos fueron invitados a jugar en el Barça. No hubieran
tenido esta gran oportunidad sino viajaban.
Hipopótamo
LA TRAGEDIA QUE LLEGÓ A LA GLORIA
Lleva la pelota el puntero Suárez con su característica parsimonia, elude
limpiamente a dos defensas y la cede a Henríquez, quien sin dejarla picar la
toca hacia Ferrés, que la empalma sin problema, la pisa de espaldas al arco, se
la pone virtualmente en los pies a Soria, qué calidad señores, Soria sin
pensarlo dos veces la devuelve a Ferrés, jugada de Pizarrón pero qué Pizarrón,
se viene, falla el zaguero Zamora al intentar el quite, sigue el Benja con el
esférico, va a tirar, se viene, tiró, gooooooooool, increíblemis amigos, el balón,
impulsado con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera por entre las piernas,
sí señores, aunque parezca increíble le ha pasado por entre las piernas, es
algo insólito.
-Eso me arruinó la vida, yo tenía futuro en el fútbol, pero eso me arruino todo-
dijo Martin llorando en el hombro de Benja.
-Yo sé que tú podrás superar este momento- dijo Benja preocupado.
Benja le recomendó a Martin, ir con un amigo de el unas semanas, que vivía en
Argentina, para distraerse, pero no dio mucho detalle sobre ese tal amigo.
Martin asustado por no saber nada de ese tal amigo de Benja, tomo un avión
hacia Argentina con el fin de olvidar ese malmomento.
Cuando llegó a la cabaña donde estaba ese amigo, salió un hombre alto,
barbudo, y sucio y dijo con una voz grave…
-Hola, soy Ivo, ¿sos Martin? Benja me habló de vos, y además,¿cómo no
conocerte?Sos el que se comió tremendo gol por los caños. Aunque el back,
tres jugadas antes, pudo haber evitado todo eso al no errar ese obol.
Martin lo miro seriamente, pensando en correr antes que continúe hablando y
diciendo vacilaciones sobre ese gol, pero se quedó y le pregunto dónde se iban
a quedar. Ivo le respondió que vivía en un barco viejo junto a un amigo de él,
llamado Alejandro Velasco, quien había estado naufragando diez días, unos
meses atrás. Le recomendó no acercarse mucho a Velasco porque un virus del
mar llamado Sarna, lo contagió de una enfermedad desconocida que lo hace
pensar que todo lo que se mueve es hostil, además que lo deja extenuado.
Empezaron a caminar hacia el bote donde vivían, y Martín podía apreciar
peces en el rio. Una vez arriba del barco, llamado La Blanca Mar, se escuchan
sonidos que provenían del motor.
-Se desarma Ivo, La Blanca Mar se desarma- gritó Martín.
-¡Qué miedo tengo!- dijo Ivo.
Mientras Ivo y Martin saltaron del barco con la esperanza de que un helicóptero
pasara lo suficientemente cerca para que los vea, mientras tanto, Velazco se
quedó en la borda diciendo
-Yo compré flores y mi amigo compró frutas
Detrás de mí, como a un metro de distancia la balsa (que era de emergencias )
apareció.
Horas después cuando Martin e Ivo iban a la ciudad más cercana, Martin le
preguntó a Ivo por qué Velasco estaba tan loco.
-Nunca fue alguien en la vida, ni su madre, ni su padre, ni su hermana lo
querían, el intento crear su familia, pero no lo logro porque nadie lo quería-
respondió Ivo penosamente.
Justo después de esa charla, un helicóptero sonó. Aterriza el helicóptero, pero
solo cabía una persona más en él, entonces Ivo le dijo a Martin que entre en
ese momento o sino, iba a entrarél.
Martínsesubióal helicóptero y lo llevaron a Uruguay de nuevo. Empezó a
entrenar lomásduro posible, todograciasa Ivo, y la oferta desde España llegó, lo
quería el Real Sociedad, unode los grandes.
¿Hotel? Trivago
AVENTURAS & DESVENTURAS
“…sigue Benja con el esférico, va a tirar, se viene, tiró, goooooooool…”
Después de esto, ya finalizado el partido del equipo de Martín contra el equipo
de Benja, Martín se fue cabizbajo, decepcionado del público eufórico. Lo peor
para un golero es que le hagan un gol por los caños, y justamente eso fue lo
que le pasó. El equipo español, al enterarse de esto, retiró la propuesta de
traspaso.
A los pocos días, un equipo colombiano decidió comprar a Martín porque
necesitaban a un golero urgente, ya que su golero se había lesionado. Martín,
escéptico, aceptó jugar para ese equipo. De esta manera, él se iría a Colombia,
dejando todo lo que quería atrás: su familia, su mejor amigo (Benja).
Ya cuando llegó a Colombia, a jugar sus primeros partidos (que por cierto, jugó
de maravilla), conoció a una persona en una bahía. Martín ya la había visto,
porque siempre tenía que pasar por allí para llegar a las prácticas. Aquella
persona se llamaba Ivo y la razón por la que siempre estaba en la bahía era
porque tenía un barco, La Blanca Mar.
Cuando Ivo entró en confianza con Martín, él le dijo:
-¿Quieres dar un paseo con mi barco?-
-Pero Ivo, ese barco parece inseguro, como si se fuese a romper.- dijo
inquietamente Martín.
-¡Ah, por favor!- Ivo le dijo, intentando convencerlo.
-Bueno, yo voy.- le respondió.
-Tengo que aprender a decir que no.- pensó Martín.
El mar estaba manso, pero a mitad de viaje en La Blanca Mar, una intensa
tempestad los alcanzó. En ese momento, a Ivo, solo le dio tiempo a llamar a un
helicóptero de rescate antes de que se les rompiera la radio.
-¡Se desarma, Ivo, La Blanca Mar se desarma!- gritó furiosamente Martín.
Unos segundos más tarde, una parte del barco se le cayó arriba de la pierna a
Martín, dislocándole la rodilla. Esto le causó un increíble sufrimiento.
Igualmente, tuvo mucha suerte porque el helicóptero de rescate lo logró salvar,
pero en esa parafernalia, Ivo no tuvo la misma suerte. A él nunca lo
encontraron, ni siquiera a su cuerpo.
Mientras el refulgente helicóptero iba rumbo al hospital, Martin, a pesar del
vértigo, logró ver un cuerpo en la orilla de una playa.
-Es Ivo o al menos tiene que serlo- dijo señalando al cuerpo.
Entonces, el helicóptero descendió hasta la orilla a ver quién era. Al verlo de
cerca, parecía muerto o apunto de. Tenía millones de heridas y también tenía
toda la piel llena de quemaduras, a carne viva.
Mientras estaban en el helicóptero, Martín le preguntó -¿Cuál es tu nombre?-
-Yo me llamo Alejandro Velasco- comentó fatigado.
-¿Y cómo terminaste así?- preguntó nuevamente.
-Estuve naufragando a la deriva durante diez días. Una historia muy larga y
verídica.- respondió Alejandro.
Enseguida que aterrizaron en el hospital, fueron llevados los dos a
emergencias a ser operados. Después de que Martín se despertó de la
operación, nunca más vio a Velasco, únicamente en las noticias.
Cuando salió del hospital, vio algo que lo emocionó muchísimo, hasta lo hizo
llorar de felicidad. Era Benja esperándolo allí. Él había tomado el primer viaje a
Colombia a ver qué le había pasado a su mejor amigo. Entonces fue cuando
empezaron a hablar de cada uno.
-Yo era el golero titular de mi equipo, tenía el record de no recibir ningún gol
por 11 partidos seguidos, hasta que me lesioné la rodilla. Me subí al barco y me
lastimé. Además, según los médicos, en cuatro meses voy a poder volver a las
canchas pero me tardará unos días para volver al nivel. ¿Y qué hay de vos?-
dijo Martín.
- Yo al fin logré ser transferido al equipo grande de mis sueños y soy la estrella
del mismo. También fui seleccionado para la Selección Nacional y me
otorgaron la capitanía. En síntesis, mejoré bastante- respondió Benja.
Ya cuando Martín se mejoró del todo, Benja se tenía que volver a Uruguay.
Entonces se despidieron. Martín se quedó mirando a Benja cómo se alejaba
más y más de él, desapareciendo por el horizonte.
John Locke
VIDA DE MARINERO
Cuando salían de la cancha, los abucheos y silbidos dedicados a Martín
fueron de película. Benja no estaba en ánimo de festejar el triunfo, aunque en
las duchas los demás cantaban a grito pelado y todos lo abrazaban por aquel
golazo fenomenal. Benja no podía dejar de pensar en Martín. Porque cuando
su tiro tocó red, la carrera de Martín quedó arruinada. Esto, era una tragedia;
Martín, un arquero de cuadro chico que toda la vida soñó con jugar en Europa,
había cometido un error y su fichaje se había frustrado.
En cada radioperiódico del país el título era: “Un golero en disputa por
varios equipos, comete error garrafal y ¿Se frustra su fichaje? Cada uno de
estos titulares era más voraz y dañaba más a Benja. Esa misma noche, Benja
fue a buscar a Martín a donde sabía que lo podía encontrar; su pizzería
favorita. Martín estaba completamente demacrado, mientras que Benja padecía
de una profunda depresión. Juntos compartieron varios chanties y su tristeza.
-Perdón Martín, no es lo que yo hubiera querido.
-No te culpes, yo te lo pedí, aparte la victoria fue una hazaña.
-Eso es lo que menos me importa ahora mismo, te arruiné tu fichaje.
-MiráBenja, yo lo arruiné. Era la única chance que hubo y que habrá.
-Si no fue tu culpa, la pelota rebotó en un defensa, quedó a merced del azar, y
no te jugó una buena pasada.
Benja, siguió jugando al fútbol, y se convirtió en uno de los mejores centro-
football del Uruguay. Terminó jugando en el Real Madrid y era tan importante
que hasta tiraba los oballs. Mientras tanto, Martín, decidió dejar el fútbol,
porque esa hubiese sido la última chance que pudo haber tenido y que iba a
tener de irse de Uruguay. Su fichaje había caído y su número de chances en el
futbol eran reducidas, así que decidió mudarse a Colombia y convertirse en
militar.
Al principio, era una persona medio cohibida, con gran parsimonia pero con el
tiempo se empezó a distender y terminó siendo totalmente locuaz, haciendo
parecer que por fin había podido dejar su pasado atrás. Hizo fuertes amistades,
pero sus mejores amigos eran Ivo y Velasco. Ivo tenía mucha experiencia ya
que había sobrevivido a un naufragio.
Empezó haciendo trabajos fáciles: pesca de corvina, saltos con arnés, viajes en
helicópteros y aterrizajes en aeródromos, corridas de kilómetros, entre otras
actividades. Su primera misión importante fue; llevar una gran carga de
electrodomésticos en el destructor “La Blanca Mar” ilegalmente. Esta misión
era complicada, debido a las pocas garantías que tenían en materia de
seguridad.
El día llegó y los nervios se apoderaron de su persona, comenzó a plantearse
el peligro de esta misión, con pensamientos como: qué podría pasar si se
hundía, si los atrapaban, entre otros. El viaje empezó con tranquilidad pero
cerca del Golfo de México, empezó a haber problemas y cuando el capitán dijo
que agarraran los salvavidas, Martín se puso extremadamente nervioso.
Primero cayeron los cargamentos,
-¡Ivo, se desarma, La Blanca Mar se desarma! ¡Qué miedo!- gritó Martín.
-¡No puedo creer que me volvió a pasar lo mismo!- respondió Ivo.
Luego cayeron los tripulantes y finalmente el barco se hundió.
Un mes después estas eran las noticias:
“Ocho miembros de la tripulación del Destructor, de la marina de guerra de
Colombia, habían caído al agua y desaparecido a causa de una tormenta en el
Mar Caribe. La nave viajaba desde Mobile, Estados Unidos, donde había sido
sometida a reparaciones, hacia el puerto colombiano de Cartagena. La
búsqueda de los náufragos se inició de inmediato, con la colaboración de las
fuerzas norteamericanas del Canal de Panamá, que hacen oficios de control
militar y otras obras de caridad en del sur del Caribe. Al cabo de cuatro días se
desistió de la búsqueda, y los marineros perdidos fueron declarados
oficialmente muertos.
Un tiempo después apareció Velasco con vida, moribundo en una playa en
Cartagena.
Ivo nunca fue encontrado, Martín tampoco…
Jorgeluino Pérez
LA MUJER DE DEDOS LARGOS Y FINOS
Era una mano delgada, de dedos largos y finos, con uñas cuidadas pero
sin color.
En los primeros días de marzo de 1955, el recientemente nombrado
Cabo de la Armada colombiana, Carlos Javier Ruíz, se enteró del naufragio del
A.R.C. Caldas, barco supuestamente inquebrantable que se dirigía desde los
Estados Unidos hacia Colombia. Se decía que nadie había sobrevivido y que
nadie había sido rescatado pese a la intensa búsqueda durante cuatro días con
la colaboración de las fuerzas norteamericanas.
Fueron días de pavor en Colombia, escaseaban marineros, pues gran
parte de ellos había muerto en el naufragio. Por este motivo, tuvieron que
asignar misiones a novatos o a jóvenes inexperientes, como fue el caso de
Carlos Javier, quien, aunque era Cabo, solo había participado en
entrenamientos y misiones suboficiales. Su madre le envió una carta de
felicitación por haber ascendido al puesto de Cabo. También le contó que su
primo, Martín Riera, arquero de fútbol, había sido traspasado al Nápoles de
Italia a pesar de que le habían hecho un gol por los caños en su último partido,
y que estaba muy feliz.
La primera misión fue asignada a Carlos Javier y a un soldado de la
Fuerza Aérea de Colombia, muy cercano a él. El soldado, David, un muchacho
cohibido y de pocas palabras, conduciría el helicóptero hasta el barco “La
Blanca Mar”, que se encontraba en un muy mal estado, las olas lo estaban
despedazando. Carlos descendería para proceder con el rescate y luego subir,
con la tripulación del barco ya rescatada.
Era un día tormentoso y no todo salió como esperaban, solamente
pudieron salvar a uno de los dos tripulantes de “La Blanca Mar”.
Cabizbajos y taciturnos, David y Carlos, emprendieron su viaje de
regreso hacia Medellín. La tormenta azotaba y, por precaución, se cerraron los
aeropuertos. Era un helicóptero de la armada, pero empezaba a tener fallas.
Imprevistamente, tuvieron que aterrizar en el puerto de San Juan de Urabá.
Llegaron en el ocaso. Mientras David cuidaba a Ivo, Carlos Javier escrutó el
mar y a lo lejos pudo ver un hombre con una apariencia sanguinolenta y
totalmente demacrado.
Carlos tomó una bocanada de aire, no lo dudó ni esperó,
inmediatamente se lanzó al agua en estado de sosiego gracias a sus
conocimientos adquiridos en la armada. No tardó mucho en retirarlo del agua;
tendiéndolo sobre la mojada arena, notó que era el marinero Luis Alejandro
Velasco, un antiguo compañero de la marina. Al instante, Carlos recordó que
Velasco era uno de los tripulantes del A.R.C. Caldas. Quiso preguntarle algo,
pero Velasco se adelantó:
-Mary- balbuceó.
Carlos creyó comprender y se largó en busca de Mary, de manos
delgadas, de dedos largos y finos, con uñas cuidadas pero sin color…
Laro
LAS INSÓLITAS COINCIDENCIAS
“Va a tirar, se viene, tiró, gooooooool, increíble mis amigos, el balón, impulsado
con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera por entre las piernas, sí
señores, aunque parezca increíble le ha pasado por entre las piernas, algo
insólito“.
Ya en el tren, los asientos asignados qué tenía la familia de Ravioli y Valkiria
eran diferentes. Valkiria iba dos filas atrás.
- Nosotros vamos allá adelante; estamos cerca; cualquier cosa avisanos.- Esas
fueron las palabras de Roberto hacia Valkiria.
En ese Momento Valkiria no tenía nadie en sus costados, pero de repente llegó
un señor que le sonaba familiar, pensó por un rato y luego se dio cuenta que
era Martín Riera, lo miró por un rato y cuando se sentó le preguntó.
- ¿Martín?
- Sí señora, yo era Martín Riera, un gusto conocerla.- respondió Martín.
- No, por favor, el gustó es mío- dijo asombrada.
Hubo un incómodo silencio mientras Valkiria pensaba por qué le había dicho
“yo era Martín Riera”. De repente, Valkiria, con coraje le preguntó.
- Disculpe ¿Por qué no es más Martín Riera?
- Me imagino que se habrá enterado del partido de ayer- con la cabeza ella
respondió que sí.
- Para olvidar y no llevar la carga de mi pasado me voy de aquí para Mobile, es
decir el destino del tren, luego a Cartagena, Colombia. Allí mi idea es cambiar
mi nombre y apellido por Alejandro Velasco, esto para poder empezar una vida
nueva y arrancar desde cero.
Valkiria quedó como estupefacta, pero de todos modos respondió:
- ¡Qué coincidencia! Yo también voy a Cartagena ¿Está seguro que va poder
autofinanciarse?
- No lo creo, pero buscaré una manera- afirmó Riera.
- Yo lo puedo ayudar, se queda unos días conmigo.
- No, no, no puedo, no quiero molestarla.
- No molesta para nada.
Nuevamente un incómodo silencio cesó la implacable conversación.
Ya en la estación de Mobile, Valkiria sacó un papel de su cartera con una
lapicera, escribió su número de celular y se lo dio a Martín.
-Aquí tiene, buen señor, llámeme cuando pueda.
Él respondió con una sonrisa, una sonrisa que dice más que mil palabras.
Luego de unos días ya estaban instalados en Cartagena.
Para la sorpresa de Valkiria sonó su celular.
-¿Hola?
- Hola ¿Valkiria?
- Sí, soy yo ¿Con quién hablo?
- Velasco, señora, Alejando Velasco.
- ¿Cómo anda Velasco?
- Bien por suerte, la llamaba para decirle que ya encontré trabajo, pero
también para agradecerle su amabilidad en el tren.
- Hágame el favor ¿Dónde va a trabajar?
- En la marina, de tripulante. En tres días nos vamos a Mobile, en el buque
A.R.C. Caldas
- ¡Qué bueno! Me alegro por usted.
En la conversación se escuchaba un grito de fondo “¡Faltan Cabos!” parecía
provenir de un comandante.
- Valkiria, un gusto hablar con usted. Me tengo que ir, nos mantenemos en
contacto.
- El gusto es mío, nos vemos.
Un año más tarde Valkiria, en su casa, se puso a mirar las noticias. Alcanzó a
ver la noticia de un hundimiento:
- ¡Se desarma Ivo, La Blanca Mar se desarma!
Valkiria tomó su libro de la mesa y retomó su lectura.
Luego de minutos volvió a ver las noticias.
-La hazaña del año, el héroe Alejandro Velasco sobrevivió al catastrófico oleaje
hacia el A.R.C. Caldas.
Valkiria miró con los ojos como platos, no lo podía creer.
- ¡La flauta!¡Nunca vi nada igual! No me imagino cómo estará, no le
emboca…....
-Rrrrriiinnnggg………Rrrrrringgggg……..Rrrrrrriiiinggggg…
Manzana
PARA EMPEZAR DE NUEVO…
Va a tirar, se viene, tiró, gooooooooool, increíble mis amigos, el balón,
impulsado con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera por entre las piernas,
sí señores, aunque parezca increíble, ¡le ha pasado por entre las piernas!
Al darse cuenta de lo que había pasado, de esa cosa tan insólita,
desacostumbrada, asombrosa y rarísima, que decidió tirarse al césped y hacer
de cuenta que estaba desmayado. Parecía inerte, pero no lo estaba.
Todos sus compañeros fueron hasta él y, con miedo, se apoyaron sobre Martín
para sacudirlo y así intentar despertarlo. Pero él no se rindió, sino que continuó
allí, acostado, fingiendo estar desmayado.
Minutos después, Martín sintió que alguien lo estaba sosteniendo para luego,
colocarlo sobre una camilla y cuando lo subieron a la ambulancia, sintió el ruido
que esta emitía: “¡IONIONION!”
Cuando Martín se dio cuenta de que ya estaba en el hospital, fingió empezar a
despertar, y cuando abrió los ojos, sentado a su lado, había un médico muy
joven con su bata blanca, anteojos y fonendoscopio colgando de su cuello.
Este le hizo una serie de preguntas:
-¿Qué sentiste al desmayarte?
-¿Qué comiste durante el día?
-¿Estuviste nervioso durante el partido?
Martín no quiso responder ninguna de las preguntas, excepto una:
-¿Vos estabas nervioso en el momento en el que te desmayaste?
-Sí, mucho. Era el futuro de mi carrera.- empezó a llorar.
Le hicieron exámenes a Martín para ver si estaba bien su salud, y al día
siguiente, el médico le dio de alta. Mientras iba hacia su casa, vio una pizzería
y decidió entrar a comer. Al entrar a la pizzería, vio a una mujer muy hermosa.
Estaba sentada, tenía el pelo atado en una colita de pelo roja, usaba un vestido
blanco, sus uñas estaban pintadas de un color rosa claro y sus manos, sus
manos eran divinas. Ya estaba enamorado. Se sentó a hablar con ella y
pasaron horas, cada segundo se enamoraba más y más. Su nombre era
Alejandra. Después de comer unas pizzas, ella se fue, pero antes de salir,
escribió algo en una servilleta y se lo dio: 091243745.
Desde aquel acontecimiento insólito, desacostumbrado, asombroso, rarísimo,
Martín no habló con Benja, hasta que, al día siguiente, recibió una llamada de
él.
-¿Hola?
-Hola Martín, ¿cómo estás?
-Bien.
-¡Qué bien! ¿Querés conocer a mi novia?- dijo Benja muy ansioso.
-Bueno, así te puedo presentar a la mía- respondió Martín jactándose.
-No sabía que tenías novia.
-Hay mucho que no sabés de mí- respondió Martín.
-¡Bueno! ¿Nos vemos mañana a las 20:00 en la pizzería?
-Sí, dale. ¡Chau!- se despidió.
Luego, Martín apagó el celular, pero lo volvió a prender al recordar que tenía
que llamar a Alejandra para invitarla a la pizzería al día siguiente.
Mariposa
EL VIAJE
Falla el zaguero Zamora al intentar el quite, sigue el Benja con el esférico, va a
tirar, se viene, tiró, gooooooooool, increíble mis amigos, el balón, impulsado
con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera por entre las piernas, sí
señores, aunque parezca increíble le ha pasado por entre las piernas, es algo
insólito. Terminó el partido y los abucheos eran escuchados por todos lados.
La hinchada, los noticieros, diarios, radios hablaban del tema. Cómo era
posible haber perdido una gran oportunidad con un gol tan tonto. Nunca se le
iba a perdonar ese error garrafal. ¿Cómo a un arquero profesional le iba a
pasar una pelota por entre las piernas?
Martín estaba abatido. No haber atajado esa pelota no era un simple gol sino el
final de su carrera.
Pasaron los meses y Martín no podía superar esa tragedia. Su familia recurrió
a distintos tratamientos para sacarle esa terrible depresión, pero nada
funcionaba. Hasta que un día mientras su padre encontró información sobre un
retiro espiritual en Perú. Éste consistía en ir a Perú con un chamán. En algunas
culturas un chamán es un hombre que hace predicciones, invoca a los
espíritus y ejerce prácticas curativas utilizando poderes ocultos y productos
naturales; además suele aconsejar y orientar a las personas que acuden a
consultarle. A su padre le pareció una buena idea, entonces empezó a
planificar el viaje para Martín.
Era el día de partir y Martín no estaba muy convencido con la idea del chamán
pero pensaba que alejarse un poco de Montevideo le iba a hacer bien. Iba a
estar dos meses en Perú. No tenía mucha idea de cómo era ni lo que le
esperaba.
Al llegar se unió a un grupo de mochileros que se dirigían a Machu Picchu a
encontrarse con el chamán. Ahí comenzó su odisea.
-¡Uff! ¡Qué calor! Y yo todavía tengo puesta una campera aterciopelada- dijo
Martín muy acalorado.
Por fin lo conocieron y Martín enseguida comenzó a sentir el sosiego. Era un
hombre mayor, con claros rasgos indígenas. Su pelo era lacio, largo y negro y
a pesar de su edad parecía una persona muy aguerrida. Tenía una vestimenta
dentro de todo normal; pantalones de jean y una campera de cuero. Llevaba
un montón de cosas: muñecos, paños y plantas, con las que propinaba
medicina natural.
Lo primero que hicieron fue sentarse en una ronda y hablar de por qué habían
ido. Le tocó empezar a Martín. Contó todo lo que había pasado después de
que le metieron el gol de caño. Luego habló una niña de diez años llamada
Milagros que fue porque sufría de una enfermedad que todavía no tiene cura,
fibrosis quística. También había otro hombre llamado Ivo, que había quedado
traumatizado por un accidente que había tenido en el mar. Él estaba muy mal,
tanto que Martín, desconociéndose, quiso calmarlo, decirle que no sabía en
qué diablos tenía fe, pero la tenía.
Y finalmente había un hombre llamado Alejandro Velasco que estuvo en un
naufragio y sobrevivió solo diez días en el mar.
Esos dos meses de retiro los ayudó a ir por el buen camino y a encontrarse a
ellos mismos. Practicaban distintos tipos de rituales, y hasta debían comer o
tomar determinadas cosas que los ayudaría con sus problemas.
Ya pasados los dos meses era momento de volver a sus casas. Todos estaban
extremadamente agradecidos con el chamán. Martín comenzó a superar su
depresión, no quería repetir los mismos errores, había cambiado su
pensamiento obstinadoy había encontrado una nueva vocación. Se dio cuenta
de que con su experiencia podría ayudar a otros a ir por el buen camino de la
vida, ayudar a gente sin recursos también, trabajando en forma voluntaria. Se
dio cuenta que ayudar a la gente no se tiene que hacer como un trabajo sino
que se debía hacer con el corazón.
Y así su vida comenzó a tener un nuevo sentido.
Naranja
ROLES CAMBIADOS
“El aguerrido defensa Murias intenta evitar el inminente disparo, pero el Benja
lo engaña con un extraordinario vaivén, esto señores es un ballet, se viene,
goooooooool”.
Después de aquel desastroso partido (que no se parecía ni a un partido de
fútbol ni a un ballet), Martín salió corriendo de la cancha, pero Benja muy
angustiado lo siguió.
Benja sentía quelo había sentenciado porque era culpable por el gol que le
había hecho a Martín. Él había cumplido la misión que Martín le había
asignado.
La noche después del partido, Martín estaba vacilando asfixiado en la pista de
un bar,al entrar al bar aBenja le dieron muchos escalofríos porque le daba
miedo,entonces dijo:
-¡Ayyy qué miedo!
Pero luego, cuando vio que Martín estaba bamboleando su mano, saludándolo,
le propuso llevarlo a su casa y pasar la noche ahí y él aceptó sin saber lo que
Benja le había dicho.
A la mañana siguiente, Martín y Benja tuvieron una larga charla sobre lo que le
podría pasar a Martín en el fútbol. De esa forma, Martín comprendió que hay
veces que se cometen errores.
En la tarde, los dos se dirigieron hacia el entrenamiento (que solían tener todas
las tardes), pero esta vez fue un poco particular. En vez de hacer pases y
tácticas útiles para los partidos, hicieron una charla colectiva sobre las derrotas
en el fútbol, los goleros y sus posibles errores que se pueden remediar.
Todos apoyaron a Martín, pero él refutaba algunas opiniones.
Fueron pasando los días, y todo seguía como si nada hubiera pasado.
La tarde del cinco de agosto, una tarde muy especial para los jugadores, se
enteraron que volverían a viajar a un pueblo humilde para ayudar a los niños
que soñaban con ser futbolistas, o jueces de línea.
Unos días después fueron a pagar los boletos del ómnibus y les sonó conocida
la cara del vendedor. Martín y Benja lo miraron fijamente por varios minutos.
Cuando estaban a punto de subir al ómnibus, Benja, se acordó de quien era,
era Velasco, el famoso náufrago de Colombia.
Benja se quedó hablando con Velasco sobre la vida, y de repente él le dice:
-Yo soñaba con ser futbolista, pero decidí que ser parte de la marina
colombiana, era una idea mejor.
-Me parece que si usted hubiese cumplido sus sueños hubiese sido el mejor
jugador de fútbol del mundo.
Velasco se quedó pensando sobre lo que Benja le había dicho. Decidió que
una buena idea podría ser que los acompañara. Le consultó su idea a Benja y
él sin dudas aceptó.
Mientras iban rumbo al humilde pueblo, un auto venía contramano le tocó
bocina,¡Pipiiiiiippp!, mientras Benja iba leyendo el cuento “Relato de un
Náufrago”, y Martín iba leyendo “El canto de la corvina negra”.
Benja iba sentado al lado de Velasco, y los dos juntos iban leyendo el cuento.
Cuando Velasco vio que Benja llegó a la última parte del cuento, él decidió que
leerla en voz alta sería una buena idea.
Entonces comenzó así:
-Algunas personas me dicen, que esta historia es una invención fantástica. Yo
les pregunto; Entonces, ¿qué hice durante mis diez días en el mar?
Benja quedó sorprendido, con el final. Entonces empezó a hablar con Velasco
sobre aquellos diez días que pasó a la deriva.
Martín soñaba con conocer a Ivo.
Después de un viaje de dos horas llegaron al pueblo, allí ayudaron a los niños y
les dieron consejos. Ellos, tenían camisetas con varios números de los
jugadores del equipo.
Cuando estaban volviendo, Martín pensaba que capaz sería una buena idea
dejar el fútbol y ser pescador, así capaz que podría conocer en persona a Ivo.
Así fue Martín dejó el fútbol, se convirtió en pescador y conoció a Ivo. Cuando
conoció a Ivo le llamó la atención su carácter eufórico, su ánimo y quedó
perplejo porque era un inútil para la pesca.A pesar de todas las malas
características, se tenían una admiración recíproca.
Martín le preguntó sobre la parte del cuento “El canto de la corvina negra”, y él
le dijo que no se acordaba de ese cuento, entonces Martín se lo leyó:
-“¡Se desarma, Ivo, La Blanca Mar…”- Martín no pudo terminar elenunciado,
porque Ivo lo interrumpió.
Ivo dijo:
- Me acuerdo de ese cuento, ese día fue uno de los peores.
Unos días después Martín y Benja se juntaron en la pizzería del sordo Bellini y
hablaron sobre muchas cosas, pero no relacionadas con el fútbol.
FIN
ÑAÑA
UN VIAJE INOLVIDABLE A COLOMBIA.
Había llegado el gran día, el día donde se definiría la vida de Martín. Todo
dependía de él. Si lo contrataban para jugar en una liga mayor estaba en sus
manos; lo único que quedaba era ver qué pasaba.
Ale miraba el partido desde la televisión de su casa, estaban empatados,
cero a cero. Todos jugaban tan bien como Martín, que ya había atajado dos
tiros. Parecía que lo iban a seleccionar para ir a jugar a España, hasta que la
persona que relataba el partido empezó a alzar la voz cada vez más y dijo:
-Sigue Benja con el esférico, va a tirar, tiró, gooooooooool. Increíble mis
amigos, el balón, impulsado con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera por
entre las piernas.
Ale enseguida apagó y desenchufó el televisor, ella no sabía mucho de
fútbol o de algún otro deporte, pero tenía claro que era muy malo que una
pelota le pasara por entre las piernas a un golero, y más a Martín, que decía
que su vida eran los tres palos.
Unas horas después Benja llegó a la casa que habían comprado con Ale.
-¡Martín está muy mal Ale, no sé qué hacer!
-Se me ocurrió que podríamos ir los tres juntos a Cartagena, para que
Martín recupere su dignidad.
-Sí, ese partido seguramente lo afectó mucho, me siento culpable, yo le
hice ese gol, lo que pase ahora con Martín va a ser mi culpa.
Al otro día, Benja se encontró con Martín, que estaba abatido en un bar
cerca de su casa. Allí le explicó lo que se le había ocurrido a Ale. Benja no
había terminado de hablar y Martín ya se había negado. Él no quería viajar a
ningún lado, solo quería emborracharse y esperar a que el dolor se le pasara.
Benja no lo podía creer, no lo quería aceptar, luego de haberle suplicado unas
cuantas veces Martín aceptó la propuesta, pero solo si llevaba un amigo con él.
“¡Estupendo!” pensó Benja eufórico, “cualquier cosa haría por mi amigo”. Se
llamaba Ivo, lo había conocido en ese mismo bar unos meses atrás y desde ahí
habían sido muy amigos.
Decidieron irse a Cartagena en un barco al cual le pusieron “La Blanca
Mar”. Aunque era un barco chico pasaron buenos momentos juntos, Benja y
Ale se hicieron amigo de Ivo y parecía que Martín se había olvidado de lo que
había pasado en Uruguay.
Ya era la media tarde del segundo día, cuando empezó a gritar: “¡Se
desarma, Ivo, La Blanca Mar se desarma!”. Cuando dijo eso, Ivo lo miró cómo
si lo desconociera, la noticia corrió rápido dentro del barco. Todos agarraron un
chaleco salvavidas y se tiraron al agua sin pensarlo dos veces. En ese
momento, el viento arreció y una gigantesca ola saltó sobre el pequeño barco.
¡Paff!, segundos después el barco había naufragado. Un poco atolondrados, se
aferraron a las cajas flotantes y estúpidamente se pusieron a contemplar el
mar.
Habían pasado dos días a la deriva, no sabían dónde estaban y ya no les
quedaba ni bebida ni comida. Lo único que les daba esperanza de volver a
tierra firme era una balsa que se podía ver a lo lejos y que se acercaba cada
vez más. Para la noche la balsa llegó a donde ellos estaban. Dentro de ella se
encontraba un hombre demacrado y jadeante que alegaba ser un marinero del
A.R.C Caldas que había estado a la deriva hacía nueve días. Ale, Benja, Ivo y
Martín se metieron cabizbajos en la balsa e intentaron dormir, Martín se acostó
inmóvil y mientras miraba las refulgentes estrellas se puso a pensar: “Hay
cosas mucho peores que el hecho de que te metan un gol por entre las piernas,
ahora estoy acostado en una balsa con una persona que no conozco y con una
sed inexplicable. Si llegamos a sobrevivir, ningún gol va a hacer que pare de
hacer lo que me gusta porque nada te puede impedir cumplir tus sueños. No
tengo que quedarme en el ´pasado sino en el presente”.
Olivia
LA VUELTA AL FÚTBOL
Faltan apenas tres minutos para la conclusión de este excelente partido y el
score se mantiene igualado en un gol por bando. El partido ya por terminar
cuando una pelota llega al área de Martín, Benja cabecea pero Martín muy
atento asegura el balón, luego unos segundos después seguía con la pelota en
sus manos, la gente no entendía y es en ese momento en el que Martín se
levanta y pide el cambio, los jugadores no entendían. Cuando entra la
seguridad médica a la cancha, Martín les dice que se había quebrado el tobillo.
El solo pensaba en lo que le iba a pensar el reclutador. Fin del partido y Benja
muy preocupado por Martín fue a las duchas, rápidamente se bañó y fue hasta
el hospital a ver a Martín.
Martín seguía pensando en el reclutador y en que podía haber sido transferido
a un cuadro europeo sin no fuera por esa lesión. Benja entra a la sala y ve a
Martín mirando televisión, se quedaron hablando toda la noche. Al otro día que
el reclutador vino a hablar con Martin, le dijo que lo iba a reclutar para jugar,
que podría ser una gran inversión, Martín no podía creer que alguien le había
propuesto jugar en un cuadro de europeo, ningún jugador de cuadro de Martín
había llegado a jugar en un cuadro de Europa, la noticia ya era publica, tenía
que viajar a España de inmediato.
Un año había pasado y Martin estaba recuperado, su liga ya había terminado,
entonces decide ir a casa, Martín ya estaba ansioso de compartir ideas y de
juntarse otra vez con su amigo Benja, para perder más tiempo y disfrutar de
sus vacaciones Martín decidió viajar en barco, se llamaba “La Blanca Mar” era
uno de los barcos más lujosos y llegó rapidísimo al otro continente.
Cuando llegó al club, donde Benja jugaba, le dijeron que no jugaba más allí,
Martín fue a ver, a su ex cuadro, no podía creer cuanta gente había en la
cancha y justo en ese momento vio a Benja sentado en una butaca, Martín fue
a hablar con él. Benja le contó que había dejado el futbol porque no lo trataban
con respeto, entonces lo dejó y ahora trabajaba de cartero, Martín no podía
creer como Benja había perdido su carrera de futbolista. Benja le contaba de su
nueva vida, que se levantaba a las diez de la mañana, siempre va al mismo
café con sus amigos de trabajo y que siempre repetía lo mismo cada día.
Martín no podía escuchar nada con el ruido de la muchedumbre, así que le
pidió a Benja si podía salir de estadio. Martín le dijo que al día siguiente lo
esperara en ese mismo lugar a las siete de la mañana con ropa deportiva.
Al siguiente día Benja y Martín se juntaron, Martín, le dijo que como tenía
tiempo libre, iba a ayudarlo a convertirse en el jugador que era antes. Benja le
dijo que no tenía el físico de antes, Martín le dijo que no piense en eso.
Entonces comenzaron a trabajar.
Martín le ofreció un acuerdo entre seguir siendo cartero o volver a ser
futbolista.
-¿Tómalo o déjalo?
En un mes Benja, lucía en forma y estaba pronto para volver.
-Yo creo que has hecho muchos avances, que han sido a buen ritmo.
-Sé que no trabajamos mucho pero, vas a poder volver a ver ese jugador de
antes.
Luego de las pruebas a Benja se le acercó un hombre y le dijo que le gustaba
mucho cómo jugaba y que le gustaría jugar para su club. Él le contesto que sí.
Benja viajó a Europa a conocer su nuevo cuadro y a hablar con Martín, que
había tenido una lesión, lo operaron y se recuperó rápido. Martin estaba muy
feliz por Benja y ahora eran compañeros de equipos, eran imparables juntos y
su amistad duró para siempre con el fútbol.
POLOLO
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
Benja con el esférico, va a tirar, se viene, tiró, gooooooooool, increíble mis
amigos, el balón, impulsado con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera por
entre las piernas, sí señores, aunque parezca increíble le ha pasado por entre
las piernas, es algo insólito, desacostumbrado, asombroso, rarísimo, y aquí me
faltan los sinónimos, que un arquero de la experiencia y calidad de Riera, a
punto de ser transferido a un famoso club europeo, haya cometido un error tan
garrafal que no sería de extrañar hipoteque el futuro de su hasta ahora brillante
historial deportivo. Como se imaginarán los radioescuchas, la astucia de
Ferrés, el extraordinario número ocho de los anaranjados, es todavía
ruidosamente festejada en las tribunas.
El partido finalizó y los abucheos hacia Martín seguían. Él estaba devastado, su
futuro dependía de ese partido. Benja, con toda la culpa encima, no podía dejar
de pensar en Martín y como él deseaba esa oportunidad.
Terminó el partido y Martín volvió abatido a su casa. No podía dejar de pensar
en lo sucedido y no sabía qué hacer de su vida. Abrió la puerta de su casa y
estaban su padre, Benja y Ale, esperándolo. El padre había preparado la
comida preferida de Martín para cenar. Todos vieron su cara desencajada,
sabían que era un momento difícil para Martín y querían infundirle ánimo.
Comenzaron a cenar y prendieron el televisor. Martín estaba cabizbajo, tan
deprimido que no hablaba, ni comía.
De pronto, en el informativo del canal 12 empezaron a transmitir una noticia
sensacional. Había aparecido el náufrago que estuvo a la deriva en el mar por
diez días. Una periodista le estaba haciendo un reportaje al náufrago que
estaba demacrado y débil. Cuando terminó el reportaje, el náufrago dijo que
había que valorar la vida y aprovecharla al máximo.
Martín se conmovió. Se dio cuenta que lo que le había pasado no era tan grave
y que iba a tener más oportunidades.
Al día siguiente, se levantó temprano, consiguió los datos del hotel en donde se
quedaba el agente y fue a verlo. El agente estaba desayunando y Martín se
acercó, cohibido, a su mesa.
Martín carraspeó y dijo:
- Cof, Cof… Disculpe. No sé si me recuerda, soy Martín Riera, el golero
del partido de ayer. ¿Tiene unos minutos?
- ¡Hola! ¿En qué te puedo ayudar?
- Vine a pedirle una segunda oportunidad; ayer tuve un mal día. Estuve
esperando toda mi vida una oportunidad como esta y una vez que estoy
tan cerca no la quiero dejar pasar.
El agente se dio cuenta que Martín tenía muchas ganas de demostrar su
talento y triunfar en el mundo del fútbol. Entonces le contestó a Martín:
- No es algo que haga habitualmente, pero te voy a dar otra oportunidad.
Me voy a quedar unos días más por acá. Te voy a ver a un partido si
juegan esta semana, o te voy a ver a una práctica.
Martín le agradeció sabiendo que su destino estaba a merced del agente.
Dos años después Martín se había consagrado al golero titular del equipo de
fútbol español más importante.
Poppy
UN GIRO INESPERADO
“Se acabó el viaje, Benja, y no solo eso, también se acabó mi carrera aquí…”
Al día siguiente, Martín decidió irse a Colombia por unos años para poder
empezar de nuevo su vida. Por suerte, él era una persona muy aventurera y
locuaz, cualidades que lo iban a ayudar a salir adelante.
Una semana después, ya instalado en ese país, Martin decidió ir a un lugar
tranquilo, donde nadie lo molestara, para reflexionar sobre su futuro.
Mientras caminaba, vio a una persona salir de la armada que estaba muy
enojada porque había discutido con dos personas más. A Martín le dio mucha
curiosidad y como él no es cohibido, intentó saber lo que estaba pasando,
acercándose y con mucha educación le preguntó si lo podía ayudar en algo.
- Sí – dijo el hombre.
- Yo soy Martín, ¿usted?
- Yo me llamo Ivo.
- ¿Qué fue lo que pasó?
- Yo estaba navegando con un amigo, nuestro barco se estaba
derrumbando y justo pasó un helicóptero de la armada y me salvó, pero
a mi amigo no, porque en ese instante el viento arreció. De todos
modos, ahora lo van a buscar. Pero ocurrió algo mientras me estaban
trayendo. Por radio les avisaron que el destructor “Caldas” estaba en
peligro debido a una gran tormenta, entonces fueron a revisar esa zona.
Resultó que el destructor se hundió y para ellos todos se murieron. Pero
a mí me pareció ver a una persona pidiendo ayuda, pero
lamentablemente ellos refutaron mi opinión y volvimos a tierra.
- ¿Estás seguro que viste una persona?
- Sí, completamente. Yo tengo una lancha que me puede servir, pero no
creo que pueda lograrlo solo.
En ese momento, Martín concibió una alocada idea:
– Si querés, te puedo acompañar.
Prepararon todo lo que tenían que llevar y zarparon rumbo al lugar. Ivo se
olvidó de cargar combustible, entonces, en la mitad del trayecto, quedaron
varados. El sol estaba descendiendo, se puso rojo y grande en el ocaso. Martín
se quedó escrutando el horizonte mientras tomaba chianti y de repente se
escucha:
- Martín, Martín. ¡Encontré combustible!
Cargaron la lancha y continuaron su trayecto para poder encontrar al náufrago.
Se hacía la noche y no podían ver nada, pero no abandonaron la búsqueda.
A lo lejos, vieron algo, no sabían qué era pero tenían mucha curiosidad.
Cuando se iban acercando vieron que era una balsa y había algo adentro pero
todavía no lo podían ver. De repente, se levanta un hombre demacrado y
extenuado.
- Hola, soy Ivo y vinimos a rescatarte.
- ¡Muchas gracias! Soy Alejandro Velasco. Llevo un día a la deriva, pensé
que nadie me iba a rescatar.
Le dieron comida y agua, para que se pudiera ir recuperando. Iniciaron la
vuelta para poder llevarlo a un hospital para que lo atendieran.
Cuando volvieron, Martín analizó todo lo que había sucedido y se sintió muy
contento de haber hecho una buena acción. Desde ese momento, se dio
cuenta que su vida podía dar un giro importante y dedicarse a ayudar a
personas que lo necesitaran y que el fútbol pasaba a un segundo plano.
Ramona
VOLVER A EMPEZAR
Benja con el esférico, va a tirar, se viene, tiró, goool, increíble mis amigos, el
balón, impulsado con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera entre las
piernas.
Pasados unos días de ese fatal domingo, Martín estaba tan cabizbajo que ni
hablaba. Estaba engripado, con fiebre además hacía tiempo que no visitaba a
Benja y viceversa. Se sentía cohibido de enfrentar a las personas pero igual
retomó los entrenamientos con el equipo. Los compañeros lo animaban
permanentemente pero él sabía que la posibilidad del pase a España; que
cambiaría su futuro; ya no iba a ser posible. Sentía que cada grito y cada
reproche de los hinchas del club por aquel gol, hacían que todo lo bueno que
había hecho por el equipo desapareciera en unos segundos. A tal punto que lo
hacían vacilar de su actuación como golero.
Una tarde al volver del entrenamiento entró a la habitación de sus padres
buscando una revista para distraerse y vio que su madre guardaba en una
pared colgado su diploma de maquinista naval de UTU. Lo miró por varios
segundos y recordó todo el esfuerzo de tantas noches largas de estudio para
lograr el sueño de viajar y conocer el mundo con un buen trabajo. Aquellos
segundos de recordar y soñar lo volvieron a hacer sentirse feliz nuevamente y
pensó:
-¿En que andarán mis célebres amigos? Marcelo, Tito y tantos otros que él
sabía que estaban trabajando en otros barcos.
Fue así que decidió tratar de llamarlos para saber de sus vidas.
En una de las llamadas habló con Títo aquel morocho, petiso con el cual dieron
muchos exámenes juntos.
-¡Hola Tito! ¿Cómo andás?, soy Martín.
-¿Cómo andás? Golero aguerrido-contestó él.
-Siempre que llego al puerto de Montevideo o por el telegrafista me entero de
tu carrera deportiva.
-Bueno, si viste las últimas noticias, no creo que sean del todo buenas-dijo
Martín.
Tito rápidamente interrumpió y dijo:
-Bueno, no importa, un tropezón no es caída.
Y continuó diciéndole:
¿No tenés ganas de trabajar conmigo en un barco?
-¡No lo había pensado!- contestó Martín.
-Hay un carguero dirigido por un tal Velazco que necesita maquinistas porque
los tripulantes que tenían, en un viaje de hace unos meses, se cayeron al agua
y los agarró una tormenta muy grande y solo se puedo salvar uno, Alejandro
Velazco que ahora dirige el barco.
Prolongó su charla diciendo:
Podemos cumplir aquel anhelo que teníamos de trabajar en un barco
importante. Cumpliré mis sueños.
Martín escuchó todo esto en silencio pero en su cabeza se movían
rápidamente todo los recuerdos de cuando estudiaba, todos los sueños de
poder trabajar en lo que le gustaba y alejarse por un buen tiempo de todo aquel
ambiente ruidoso y sombrío del fútbol.
-Y… ¿Qué tengo que hacer?-respondió Martín sencillamente.
-Hoy es martes, el jueves nos presentamos en la oficina de la empresa, llevá el
título y si te sirve el sueldo, el sábado nos embarcamos- dijo Tito.
-Lo hablo con mis viejos y el jueves nos vemos- contestó impulsado.
Tito lo despidió diciéndole:
-Me llamaste justo a tiempo, pero una última cosa, llevá los guantes de golero
porque el barco es grande y cuando tenemos tiempo libre jugamos algún
picadito, pero sin autógrafos que ahí no sos famoso.
-Jajajaja, hasta luego- se despidió Martin.
Aquel sábado de mañana el barco soltó cabos y zarpó. Martín iba conociendo a
sus compañeros de trabajo. Una vez que en la sala de máquinas todo
funcionaba a la perfección, Martín sentía que ya era el medio día porque del
salón comedor venían buenos aromas. Rápidamente se dirigió hacia allí donde
le pareció ver una cara conocida que por más que el tiempo hubiera pasado,
seguíale recordando a sus tiempos de estudiante. Se acercó por detrás a aquel
rubio, flaco y le susurró con un sonido gutural al oído, quedando perplejo.
-¡Se desarma Ivo la Blanca Mar se desarma!
El rubio rápidamente se dio vuelta, lo miró a los ojos y con su voz ronca le dijo:
-¡Qué alegría verte golero! Aunque lo miró como si lo desconociera,
sentenciándolo a no repetir más eso. Nuevamente, esta vez con un fuerte
abrazo le respondió:
-¡Que alegría que estés acá!, pero sabés bien que esa frase me produce miedo
y remordimiento.
RomanEmpire
DOS NÁUFRAGOS Y UNA BALSA
“El balón, impulsado con gran picardía, le ha pasado a Martín Riera por entre
las piernas, sí señores, aunque parezca increíble le ha pasado por entre las
piernas, es algo insólito, desacostumbrado, asombroso, rarísimo, y aquí me
faltan los sinónimos, que un arquero de la experiencia y calidad de Riera, a
punto de ser transferido a un famoso club europeo, haya cometido un error tan
garrafal que no sería de extrañar hipoteque el futuro de su hasta ahora brillante
historial deportivo.”
Eso seguía repitiéndose en la cabeza del arquero esa noche, mientras trataba
de dormirse en los vestuarios de la cancha, de donde no se había animado a
salir por miedo a los abucheos del público. Recordaba la mirada de lástima del
árbitro cuando anunció el gol. En ese momento entró Benja jadeando que
estaba muy mal por lo que había pasado. Encontró por fin a su amigo, estarlo
buscando lo había dejado exhausto. Ver a su amigo ahí en la penumbra,
demacrado, hizo que el remordimiento de posiblemente haber arruinado su
carrera fuera peor.
Con mucho esfuerzo llevó a Martín a su casa donde Ale los esperaba con
pizza, la comida favorita de Martín, pero él no comió, sino que se acostó en el
aterciopelado sillón de la recién amueblada casa, que estaba un poco gastado
porque no quiso esperar a que le trajeran un colchón y se durmió sin decir una
palabra. Se notaba que no podía más.
A la mañana siguiente Ale fue a buscar a Martín a la sala. No lo podía creer, el
sillón estaba vacío.
-Benja, no está, Martín ya no está.- pero antes de que pudiera decir otra cosa
lo vio mirando a todos lados buscando desesperado. Había una carta que
decía:
Querido Benja,
Gracias por traerme a dormir acá. Me
estoy yendo al aeropuerto para hacer un viaje a algún
lugar donde nadie me conozca ni me juzgue. Sé que es
despilfarrar el único dinero que voy a tener porque el
fútbol es el único trabajo para mí, perono puedo
quedarme acá.
Tu amigo, Martín.
Después de varias llamadas al aeropuerto para averiguar a dónde se había ido,
se tranquilizó al saber que había ido hacia Estados Unidos para luego irse en
un barco a Colombia; el A.R.C Caldas.
Una semana después, una noticia que estaba recorriendo toda América llamó
su atención. Era una de esas noticias que últimamente no se veían mucho en
el pueblo. “El A.R.C Caldas con destino a Colombia tuvo un accidente durante
una fuerte tormenta. Varios de los marineros cayeron al agua y se los está
buscando.” Inmediatamente leyó los nombres de los náufragos y ahí escrito
decía “Martín Riera”.
Pasaron dos días sin noticias y Benja ya no pudo más. El sordo Bellini le prestó
su barco “La Blanca Mar” para que fuera a buscarlo. Benja no estaba muy
seguro de ir en ese barco porque estaba bastante roto pero él lo convenció de
que iba a ser muy caro alquilar o contratar un barco.
Después de varias llamadas al aeropuerto para averiguar a donde se había ido
se tranquilizó. Pasaron tres días sin ver nada más que agua pero con buen
tiempo, aunque no duro. El cuarto día hubo tormenta. Las olas cada vez eran
más fuertes y grandes y el viento arreciaba contra la cubierta. Benja luchó para
que el barco, que se bamboleaba de un lado a otro, no se hundiera, pero
desistió porque la marea era muy fuerte. La Blanca Mar se inclinó a la derecha
y Benja cayó al agua. Desesperado empezó a nadar sin saber hacia dónde,
tratando de que las olas no lo hundieran.
A lo lejos vio una balsa y sin pensarlo dos veces tomó una bocanada de aire y
se dirigió hacia ahí. La persona que se encontraba en la balsa remó con fuerza
y lo subió a la borda. Cuando pudo volver a respirar se sentó y vio que el que
estaba ahí en la balsa era Martín. Cuando Benja estuvo más tranquilo Martín le
contó su hazaña mientras la balsa bailaba de un lado a otro, batida por las olas.
-Cuando caí del barco nadé hasta la balsa. Fue casi imposible pero subí. Al
principio no sabía qué hacer, quería dejarme morir pero sentía que alguien
necesitaba de mi ayuda.
-¿Pero este sería tu sexto día en el mar sin comer ni tomar?- preguntó
-Exactamente.
Benja lo miró cómo si lo desconociera, cómo sentenciándolo a nunca más
repetir eso.
-No nos vamos a quedar acá- dijo decidido Benja- la marea ya descendió, voy
a remar, según mi brújula Colombia se encuentra hacia el Norte.
Después de mucho remar, a la mañana del décimo día Martín vio tierra.
Aunque estaba moribundo, ver la tierra lo llenó de energía. Agarró un remo y
ayudó a Benja a remar.
Pasó media hora, pero finalmente llegaron. A lo lejos vieron que se acercaba
un hombre e hicieron señas para que los ayudara. Se acercó con su camello y
les preguntó qué les había pasado. Después de contarle su historia, los llevó a
un hospital donde después de alimentarlos, limpiarlos y curar sus heridas, les
consiguieron un avión para que pudieran volver a su casa.
-Bueno Martín- dijo Benja- después de todo, las cosas salieron bien.
La verdad, yo creo que sobrevivir en esa balsa no fue lo más difícil. Lo más
difícil va a ser enfrentar a todos cuando vuelva.
Susana
LA CATÁSTROFE EN EL MAR
Desde la tribuna es un tapete verde. Liso, regular, aterciopelado y
estimulante. Paulino, estaba mirando el campo desde la tribuna. Alejandra, su
esposa, estaba muy preocupada, ya que Paulino se podía hacer daño, por lo
que le había sucedido en su último partido antes de ser fichado por el Real
Madrid, uno de los mejores equipos del mundo.
Al día siguiente, Alejandra, tuvo la iniciativa de tener una conversación
con él, para animarlo. Él decía que casi nunca en su carrera le había pasado
esto. Decidió hablar con Benja, su compañero de equipo. Le recomendó que
hablara con algún familiar sobre el tema. Y que lo resuelva de una manera
civilizada.
No quiso hablar con su padre, a quien le contaba todo. Pero sí lo habló
con su hermano Martín, que ya había pasado por estas mismas cosas, Martín,
le dijo cómo lo había resuelto. Pero no le pareció una buena idea.
Paulino decidió retirarse del fútbol. Ese mismo día, fue a visitar el estadio
del equipo de sus amores, donde empezó a jugar a los cuatro años, a ver un
partido.
Después del partido, decidió dedicarse al tenis. En la tarde, buscó un
entrenador, sponsor, y raqueta. Se mudó al Golfo de México donde se ubicaba
su equipo de entrenadores. Antes de empezar a competir, fue a tomar un
descanso con su familia cerca del mar.
Cuando estaba hablando con el cabo dentro del barco, una tormenta se
soltó. Cuando se dieron cuenta, ya era demasiado tarde, él y su familia
fallecieron ahogados. El cabo se pudo salvar, pero muy herido. Él mar quedó
sanguinolento.
Tarifo
A B C D E
F G H I J
K L M N O
JUEGO FINAL
0. ¿Hotel? Trivago: Juega mucho al Fifa y siempre esta lastimado. 1. Poppy: Le gusta jugar al hockey y es muy buena jugadora. 2. Oliva: Le gustan los perros y ver Netflix. 3. Hipopótamo: Siempre muy alegre, le gusta cocinar. 4. Estrella L.A: Es alta y le encanta cantar. 5. Susana: Es rubia de ojos celestes y le gusta la gimnasia artística. 6. Jorgeluino Perez: Es de estatura normal y le gusta la historia. 7. Roman Empire: Es morocho y ama jugar al fútbol. 8. Pololo: Es alto y ama jugar al básquet.
P Q R S T
U V W
Según las descripciones
desde 0-22 indica quien es
quien de A-W
9. Manzana: Es muy alto y prefiere comer sano. 10. Naranja: Es morocha de ojos oscuros y le gusta tocar el ukelele. 11. Botas: Es rubia y ama comer naranja. 12. Ñana: Es muy buena jugando al handball. 13. Bora: Ama vestirse bien e ir de compras. 14. Tarifo: Viene de otro país y ama jugar al Clash Royale. 15. Laro: Viene de Maldonado y es fan del Real Madrid. 16. Benito: Es muy buen compañero, siempre tiene útiles para prestarte. 17. Alguien: Es muy bueno haciendo chistes malos. 18. John: Es muy buen compañero y es gracioso. 19. Gotita: Es muy organizada y le gusta nadar. 20. Blacksun: Le gusta dibujar y habla turco. 21. Mariposa: Llegó este año del Brasil y es muy buena. 22. Ramona: Parece una modelo de AV.
FE DE ERRATAS
A pesar del gran esfuerzo y detalle para corregir, nosotros nos podemos
equivocar. Entonces aquí te proponemos el último juego. En esta tabla escribe
todos los errores que encuentres.
AGRADECIMIENTOS
Este libro fue muy difícil de realizar, y necesitó gran responsabilidad por parte
de los que lo realizamos. Pero, aparte tuvimos el apoyo de varios funcionarios
del colegio. Sin ellos, este libro no hubiera sido posible. Así que le queremos
agradecer a: Margarita y Sara, de secretaría para ayudarnos a publicar los
capítulos en internet, también a Horacio y Sandra, por dejarnos usar la sala de
Informática y ayudarnos cada vez que teníamos algún problema y a la
profesora de Idioma Español, Luciana, por ayudarnos a coordinar esta tarea y
hacer que esto sea posible.