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LA ENSENANZADE T-A LITER.ATURAEscritore s malditos: Conversación con Leopoldo M.a Panero
J Elías Canetti I Entrevista con Francisco BrinesYnue stra Se cciónJuvenil: Los fantasmas que ace chanal libro para niños C Los animadores a la lectura
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}{rdrid, 1991. 111 Pátt
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Otra déilas obras de juventud
de Flaubert, que sirven a tantoslectores para descubrir los recur-sos del autor en su madurez, dela manera'en que las huellas Per-miten congcer cuál ha sido el tra-vecto del caminante. Mucho an-ies de que diiera que madameBovary era é1, escribe en este li-bro Flaubert: "Es realmente una
delicia escribir, deiar de ser unomismo y circular Por toda la cre-ación de la que se habla. HoY, Porejemplo, siendo hombre Y mujeral mismo tiemPo, he dado un Pa-seo a caballo Por un bosque' Y Yoera los caballos, las hoias, el vien-to, las palabras que nos de-ciamos". El libro reProduce lasimpresiones que el autor fue re-
cogiendo durante dos de sus v¡a-jes. anotadas Primero en unoscuadernos y redaciadas mástarde de manera definitiva de laforma que ahora se Publica' En
carta a un amigo, Flaubert co-mentaba que le habÍa costadomucho trabajo escribir el viaje a
Bretaña: rEs la primera cosa que
he escrito con esfuerzo (no secuándo desaParecerá esta difi-cultad en encontrar la Palabra".Nunca, como es sabido, Pero esinteresante advertir en la narra-ción los problemas a tos que el
esc¡itor se enfrentaba, con esaactiiud de traba¡o que se advier-te en su obra madura. Como uno
de los episodios del viaje a los Pi-
rineos describe Flaubert su Pasopor este País: "Cenamos en lrún,
así que hicimos una comida en
España... ¡Qué hermoso País es
España! Le gusta a uno naoa mas
poner el pie en ella Y slempre se
le da la esPalda con tristeza"
JACKIfiROUAC
0enld\icmia
lirce
Bucdont 1991.6!1 pdgi
Tal vez pueda decirse, sin de-masiado margen de error, qu¿ es-
ta es la biografía canónica deJack Kerouac, el escritor ameri-cano que muchos jóvenes aún re-conocen como modelo de sus in-tentos por ser libres. Cuandomenos, fue el modelo de vida de
."la generación Óeat, aquella que''ie
lanzó a la carretera, la revolu-ción mochilera que había Pro-puesto Kerouac mediante su libroEn el camino. En la década delos cuarenta, junto a William Bu-
rroughs y Allen Ginsberg. Ke-rouac protagon¡zó el rechazo delmodo de vida de su País, el lla-mado "sueñO amat¡6¿69", y bus-có sus propios caminos median-te la experiencia con drogas, en
lo que muchos lo siguieron' Alcomprobar que el sistema ameri-cano era capaz de metabolizar in-
cluso un mensaje como el suyo,y convertirlo en motivo de Publi-cidad para la venta de vaqueroso de grandes motos como las que
utilizaban sus Personajes. Ke-rouac se refugió en una cabaña Y
en la botella entera de whiskY que
tomaba cada día. De vez en cuan-do, lo llevaban a un hosPital Para¡ntentar una desintoxicación im-posible. Kerouac concluYó su via-je en 1 969, a causa de una he-morragia interna Por rotura devarices esofágicas, daño Produ-cido por el alcohol. La clásicamuerte del borracho. El biógrafoGerald Nicosta cuenta sin taPulos
estas y otras terribles cosas so-bre el escritor, sus amigos Y su
época, y hace. sobre todo un in-
telrgente recorrido Por tas cir-cunstancias que rodearon a lacreación literarra de Kerouac. y se
adentra con lucidez en su obra.
CIIAil{PAYIRT,
CUIMO$II|iI|ORATI$
Peliur Bortl. -El ircánlropo,
lt{irasua¡o EdiüoIes
li{adrid.199i ió9 páti
Toda la metralla del romanti-c¡smo en su intención de llevar el
relato hasta los extremos, de los
lugares exóticos a Ios Personalesmalditos. desde el baño de san-
ore hasta la extrema Pureza que
ée transforma en materia Pútrida.está en esie bello coniunto decuentos escritos en el segundotercio del XIX Por JosePh d'Hau-terive, alias Petrus Borel, "El li-cántropo", escritor francés mal-dito anterior a la serieVerlaine-Lautreamont-Rimbaud,ooloe de aire fresco que haY que
áqradecer a sus editores. Amigodé Gerard de Nerval Y ThéoPhileGautier, Petrus Borel estuvo en laprimera fila de los que combatie-ron la autocomplacenc¡a en lite-ratura, los buenos sentjmientos Y
las grandes palabras, la moral desu tiempo y todos los lugates co-munes que determinan a la lite-ratura basura. Como otros de unaselecta onomástica, este autoreligió el malditismo en la con-fianza de que el tiemPo le daría larazon. paÍa lo que era necesario.como siemore lo ha sido, renun-ciar al aplauso de los mediócres.No obstante, esta obra P-ropor-cionó a su autor una efímera no-toriedad entre cierto pÚblico. Otrolibro suyo le significó un gran fra-caso, aunque André Breton loelogiara, cien años desPués, en
su Antología del humor negro.Petrus Borel marchó a Argelia Pa-ra convertirse en un colono, Y allímunó de una insolación, a los cin-cuenta años. Queda de él este li-bro, escrito en el estilo Y con la
temática que corresPonden aquien, por decisión ProPia. seprbsentaba como licántropo; esdecir. un hombre lobo.
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i[T POITA Y IA CIUDAD
linen Yort y los esuitoles hirpmm
DionIloClna¡
Cátedn
tr{adnd, lS1,196págs
La relación del Poeta con la
c¡udad es asunto interesantedesde los vieios versos escritospor Cátulo en Roma, en los que
ia ciudad se cuela Y modifica lossentimientos Y el Pensamiento delas personas. Un Poeta que viveen una gran ciudad, Dionisio Ca-ñas/Nueva York, abarca en esteensayo, necesariamente, "la mi-rada culpable y redentora de Fe-derico García Lorca", pero tam-bién la de todo Poeta Y todaciudad. Profesor de LiteraturaHispánica en la Universidad deNueva York, Cañas analiza en "Elpoeta y la ciudad" la relación en-tre ambas partes desde el Rena-cim¡ento y el Barroco hisPánicos.con un cuidado caPítulo sobre latradición de la PoesÍa en lenguaespañola en Nueva York, en laque analiza la obra de los exilia-dos de la guerra civil esPañolaJuan Ramón Jiménez Y José Mo-reno Villa, y los hisPanoamerica-nos Rubén Darío, José Juan Ta-blada, Julia de Burgos. EugenioFlorit, Ernesto Cardenal y EnriqueLihn. Un nuevo mal de las ciuda-des, el sida, entra en juego en el
reiato de la vida y en buena me-dida la muerte de algún Poetahispanoamericano contemPorá-neo que encontró en Nueva Yorkuna peana y también la enferme-dad que había de matarlo. El
autor coloca a este Poeta muerto, y también a José Martí Y Fe-
derico García Lorca, ante el vie-
1o y bueno Walt Whitman, Y losrelac¡ona a través de los claroshilos de la poesía Y otras activi-dades vitales que unen a los tresnombres y a su marco, la gran
ciudad moderna.
EL POETA Y LA CIt JI)AT)
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