CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 2
Publicado por California Christian University 2013
Silver Lakes, California 92342 EE.UU
Email [email protected]
Autor: Dr. Manuel Díaz
Editor de contenido: Jorge A. Fuentes
Asesor Académico: Dr. Santiago Ramos,
Profesor: Orlado Rodríguez
Reservados todos los derechos,
Prohibida la reproducción total
o parcial de esta obra sin
la debida autorización
de los editores.
Impreso en EE.UU.
Printed in U.S.A.
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PROGRAMAS DE ESTUDIOS DE CCU
De acuerdo y en consecuencia con la filosofía, metas y objetivos educacionales, «California
Christian University» procura su reconocimiento acreditacional en lo académico e institucional.
Nuestros programas han sido elaborados y catalogados como excelentes en las siguientes áreas:
Contenido Espiritual, Aprendizaje Bíblico, Preparación y Orientación Ministerial.
Nuestros programas han sido elaborados y desarrollados para una praxis ministerial; además de
lo académico con la finalidad de educar a pastores, líderes, estudiantes, evangelistas, consejeros,
y a toda persona que ha recibido un llamado para ministrar al pueblo de Dios, que lleva una vida
en consecuencia a los principios, prácticas y doctrinas bíblicas. Nuestras metas y objetivos
principales son:
a) Ofrecer programas de profundo contenido bíblico, que estimulen al educando a
compartir sus conocimientos bíblicos.
b) Otorgar oportunidades educativas de eficiencia a un costo mínimo y razonable para la
mayoría de las personas con deseo de construir un mundo mejor.
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c) Elaborar programas individuales de estudio dirigidos en la capacitación del Ministro,
Pastor, Líder y el Profesional.
d) Capacitar al estudiante que ha recibido un ―llamado al ministerio‖ y adiestrarlo en
todas las áreas del que hacer ministerial y su comunidad.
California Christian University recibe estudiantes a tiempo parcial o completo. Nuestro
departamento de extensión ha diseñado y elaborado programas acordes a la necesidad de cada
zona o ciudad donde se desarrollan.
Es un gusto para nuestra institución el poner a la disposición de todos los cristianos en Estados
Unidos y alrededor del mundo nuestros programas de estudios vía Internet, a distancia y por
extensiones.
Anexo B: Ejemplo de un artículo de incorporación……………..………………….. 117
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MAYORDOMIA CRISTIANA
Raíz del término mayordomía. El término que los griegos utilizaban para lo que hoy
llamamos administración era oikonomía—del griego oikós, casa, y nómos, ley. La
oikonomía era entonces el conjunto de leyes o principios para el manejo de la casa—
aunque la «casa» entendida en el sentido amplio de todas las posesiones de una persona,
con todos sus dependientes y esclavos. Es de esa palabra que se deriva nuestro término
moderno «economía». De ella se deriva también oikonómos, término que en nuestra Biblia
se traduce por «mayordomo». Luego, la administración, en su sentido teológico, se
fundamenta ante todo en la mayordomía. Las bases de una teología de la administración eclesiástica se
encuentran en la mayordomía. Hablando de la mayordomia Jesus usa una parábola en Lucas 16:1-13 NVI.
Jesús contó otra parábola a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador a quien acusaron de
derrochar sus bienes. Así que lo mandó a llamar y le dijo: ―¿Qué es esto que me dicen de ti? Rinde
cuentas de tu administración, porque ya no puedes seguir en tu puesto.‖ El administrador reflexionó:
―¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón está por quitarme el puesto? No tengo fuerzas para cavar, y me
da vergüenza pedir limosna. Tengo que asegurarme de que, cuando me echen de la administración, haya
gente que me reciba en su casa. ¡Ya sé lo que voy a hacer!‖
CAPITULO 7
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El administrador (sirviente) llamó entonces a cada uno de los que le debían algo a su patrón. Al
primero le preguntó: ―¿Cuánto le debes a mi patrón?‖ ―Cien barriles de aceite‖, le contestó él. El
administrador le dijo: ―Toma tu factura, siéntate en seguida y escribe cincuenta.‖ Luego preguntó al
segundo: ―Y tú, ¿cuánto debes?‖ ―Cien bultos de trigo‖, contestó. El administrador le dijo: ―Toma tu
factura y escribe ochenta.‖
Pues bien, el patrón elogió al administrador de riquezas mundanas por haber actuado con astucia. Es
que los de este mundo, en su trato con los que son como ellos, son más astutos que los que han
recibido la luz. Por eso les digo que se valgan de las riquezas mundanas para ganar amigos, a fin de
que cuando éstas se acaben haya quienes los reciban a ustedes en las viviendas eternas.
El que es honrado[e] en lo poco, también lo será en lo mucho; y el que no es íntegro[f] en lo poco,
tampoco lo será en lo mucho. 11 Por eso, si ustedes no han sido honrados en el uso de las riquezas
mundanas,[g] ¿quién les confiará las verdaderas? 12 Y si con lo ajeno no han sido honrados, ¿quién les
dará a ustedes lo que les pertenece
Ningún sirviente puede servir a dos patrones. Menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a
uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas. El que es fiel en lo
muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.
Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no
fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o
aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a
las riquezas‖.
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Mayordomía Cristiana: Tiene su fundamento en reconocer, que todo, es de Dios. El ha puesto algunas cosas
en nuestras manos y somos responsables en administrarlas con eficiencia. Nada es nuestro; todo pertenece a
Dios. El es Creador y Sustentador de todo. El debe, pues, ocupar el centro en todo. El principio de la
mayordomía significa que: cuanto soy, cuanto tengo y cuanto puedo es por Dios y para Dios. Él es el dueño de
todo. ¿Quién se atrevería a negar esta verdad? Cuando los hombres nacimos, ya todo estaba aquí. La Biblia
dice:
De Jehová es la Tierra y su plenitud; el Mundo y los que en él habitan (Salmo 24:1).
Mía es la plata y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos (Hageo 2:8).
He aquí que todas las almas son mías; como el alma del Padre, así el alma del Hijo es mía…
(Ezequiel 18:4).
NOSOTROS SOMOS “MAYORDOMOS” DE DIOS. Desde el comienzo de la historia, Jehová Dios le dio
al hombre un derecho limitado, a usar y disfrutar las cosas y le dio también órdenes de cuidad y de trabajar lo
que puso en sus manos. Así, pues, el hombre recibió ciertos privilegios y asumió ciertas responsabilidades.
“Y los bendijo Dios y les dijo” fructificad y multiplicaos; llenad la Tierra y sojuzgadla y señoread en los
peces del mar, en las aves de los cielos y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra… Tomó, pues,
Jehová Dios al hombre; y lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase” -Génesis 1:28;
2:15.
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Mayordomía en el Antiguo pacto. En todo el antiguo Testamento, Jehová Dios por medio,
principalmente de Moisés, dio instrucciones precisas, abundantes e insistentes a Israel, un pueblo
escogido, para que le reconociese como su Dios y le sirviese y rindiese culto. Y este servicio y este culto
debían expresarse a través de ofrendas y sacrificios, las cuales representan la entrega de la vida toda del
pueblo de Dios. Para sentar su soberanía, Dios pidió de un pueblo creyente una parte de todo. En el
centro, pues, de la religión de los hebreos estaba el principio de la mayordomía, al reconocimiento de
que todo procede de Dios y todo debe el hombre devolvérselo en expresión de fe, adoración, de gratitud
y de gozo.
En el Nuevo pacto: Este mismo principio prevalece en el Nuevo Pacto y aun es ampliado, porque
ahora, como cristianos, realmente no debemos dar sólo una parte, sino que nuestra vida entera debe ser
nuestra ofrenda de Dios. En el Nuevo Testamento el principio de la mayordomía está englobado en
Romanos 12:1-2, “Así que hermanos, os ruego por la misericordia de dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a
este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál es la voluntad de Dios, agradable y perfecta”
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Daremos cuenta de todo: Una cosa es clara, Dios espera de nosotros que seamos buenos mayordomos y
tendremos que responder a El sobre esto. En el pasaje de Lucas, Cáp. 16, que leímos al principio, nuestro Señor
nos relata la parábola del mayordomo infiel. Este mayordomo fue acusado de disipar los bienes de su Señor.
Entonces, tuvo que confrontar las consecuencias inevitables de su mala administración ―da cuenta de tu
mayordomía‖, le dijo su amo. Así Dios, nuestro Padre, se acercará un día a nosotros y nos dirá, «da cuenta de tu
mayordomía» y tendremos que dar cuenta. Ante esta realidad los malos administradores sentirán temor pero los
buenos administradores tendrán gozo. Hacer lo correcto delante de Dios produce paz en nuestro ser interior. Un
buen administrador no puede perder de vista de que algún día tendrá que rendirle cuanta a Dios. ¡A Dios nadie
lo engaña! En última instancia el buen administrador es un mayordomo al servicio de Dios. ¡Todo es de Dios! A
Dios le pertenece nuestro tiempo, talentos y dinero. No hay tal cosa de que esto le pertenece a Dios, pero lo otro
no. Nuestro Creador y Señor debe tener prioridad en todos los departamentos de nuestra vida. Pero para aclarar
esta aplicación de la mayordomía, mencionaremos algunas áreas en las que debemos ser mayordomo tales como
el tiempo, los talentos, el dinero, la ofrenda, la familia y los ahorro.
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Mayordomos del TIEMPO: Un tesoro que derrochamos cuando pesamos que nos sobra
pero anhelamos cuando realizamos lo poco que nos queda. Malgastar el tiempo es sinónimo
de invertirlo en cosas que no agradan a Dios. El apóstol Pablo nos dice: «Aprovechad bien
el tiempo, porque los días son malos» (Efesios 5:16). Hacer el bien es nuestra razón de
ser. El tiempo perdido quedará perdido para siempre; en cambio, el tiempo bien empleado
seguirá enriqueciéndose eternamente. Jesucristo, haciendo una valorización del tiempo, dijo:
«Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche
viene, cuando nadie puede trabajar» ( Juan 7:4).
Mayordomo de los TALENTOS: A sus hijos Dios les ha dotado de ciertos talentos o habilidades
especiales para el desarrollo de la obra del Señor. Estos talentos el Apóstol Pablo los llama «Dones
Espirituales». Todos los redimidos por la sangre del Cordero podemos desempeñarnos de alguna manera
útil y en la Iglesia de Cristo. Cuando hacemos buen uso de nuestros talentos, en la armonía del Espíritu,
damos impulso de avance a la obra de nuestro Señor. Contribuimos, además, a la adoración edificante y
a la atmósfera de compañerismo cristiano. Y nosotros también desarrollamos nuestras capacidades y
crecemos en la vida espiritual. Dos son los deberes que tenemos en cuanto a nuestros talentos: Descubrir
cuáles son y usarlos para la gloria de Dios.
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Mayordomía del DINERO. Las enseñanzas de la Biblia acerca del dinero, de las riquezas o posesiones
materiales son abundantes y claras. Es hasta evidente que los cristianos somos mayordomos de nuestro
dinero. El dinero que obtenemos como ganancia representa nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestra
inteligencia y nuestros talentos. Por manera que cuando somos buenos mayordomos del dinero,
prácticamente lo estamos siendo de todo. Básicamente hablando, somos responsables de dar cosas con
referencia a nuestro dinero. Son estas. ¿Cómo ganamos u obtenemos nuestro dinero? ¿Cómo empleamos
o gastamos nuestro dinero? No solo somos responsables de una sino de ambas cosas. No podemos ser
buenos en ganar el dinero y malos en cómo gastar nuestro dinero. La mayordomía lo abarca todo.
Veamos, entonces, lo que el cristiano debe hacer con su dinero:
o El cristiano debe ofrendar. La ofrenda que le traemos a Dios, a su casa o templo y para el
sostén de su obra, una parte del dinero que hemos ganado con nuestro trabajo. Ofrendar debe ser
un acto de adoración. Y debemos ofrendar por gratitud, por sentido de responsabilidad y con
voluntad y gozo.Jesucristo dijo: “De gracia recibisteis, dad de gracia” - Mateo 10:8. El Apóstol
Pablo, enseñó:“Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según
haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas” –
1 Corintios 16:2. “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y
el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso
en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”. – 2
Corintios 9:6-7.
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o El cristiano debe atender a las necesidades de su familia. Aunque es cuestión de sentido
común, no obstante, la Biblia es explícita en señalarnos este deber. Los jefes de familia tienen la
responsabilidad de sostener con el producto de su trabajo a quienes sean dependientes de ellos,
tales como la esposa y los hijos. También hay que ayudar si se puede a las familias pobres. Dice
Pablo: “Porque si alguno no provee para los suyos y mayormente para los de su casa, ha
negado la fe y es pero que un incrédulo” - 1 Timoteo 5:8. También, “El que hurtaba, no hurte
más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con
el que padece necesidad -. Efesios 4:28.
o El cristiano debe ahorrar. El propósito es tener una reserva para invertirlo. Después de haber
usado su dinero en los usos antes mencionados y si todavía le queda dinero, es sabio y prudente
que ahorre.
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Las Bendiciones de la Mayordomía. El uso que demos al dinero y de otras
posesiones es una respuesta a Dios como creador de toda la vida. Al Él le
pertenece TODO incluyendo los recursos confiados a nosotros. Todo le
pertenece a Dios. Nuestro Padre celestial es el creador de todas las cosas y nos
ha dado el «poder» para usar o moldearlas según lo que nosotros entendamos
que es lo correcto. El problema está en «entender lo que es correcto». Si
entendemos, lo que es correcto bajo la lupa de nuestras necesidades, lo más
seguro nos apartamos de las bendiciones que la buena mayordomía nos ofrece.
Si entendemos, lo que es correcto bajo la lupa de lo que la Biblia nos demanda, la mas seguro «nunca» nos
apartaremos de las bendiciones que la buena mayordomía nos ofrece. Por eso es importante que el cristiano
utilice lo que Dios le ha confiado según sus propósitos. Dios espera que la vida de cada cristiano así como sus
bienes materiales sea canalizada según los
Propósitos divinos. La Biblia nos dice: «Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica» (Efesios 2:10). La
mayordomía en resumen es una relación especial entre el hombre y Dios. El Creador da abundantemente al
hombre vida, personalidad, capacidades, oportunidades de trabajo, tiempo, familia y posiciones. Por eso, es
importante que entendamos que Dios responsabiliza al hombre del uso de tales cosas. Ese es, el objetivo de
mayordomía, dar una perspectiva y aplicación correcta a nuestra a los recursos que Dios ha colocado a nuestra
disposición. Un buen mayordomo al servicio de Dios debe estar alineado a Su Palabra. «Tu palabra es una
lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero» (Salmos 119:105).
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Hacer lo correcto delante de Dios, tal vez pueda traer dificultades en el camino, pero garantiza nuestra
bendición. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no
hay mudanza, ni sombra de variación” - Santiago 1:17.
Fuente de bendición. El que es fiel mayordomo, al servicio de Dios, crece espiritualmente. Este crecimiento
está relacionado con crecer en el conocimiento de Dios. Los que así lo hacen logran vivir en el gozo del Señor.
La experiencia más grata que el hombre puede tener en esta vida es la experiencia de la comunión con Dios.
Hacer la voluntad de Dios es la esencia del crecimiento espiritual del creyente. Este crecimiento nos permite
modelar a Cristo en nuestra vida. “Con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo y, más Cristo vive en
mi” – Gálatas 2:20. El que es fiel mayordomo vivirá con una mente tranquila porque, realmente, no tiene
preocupación por nada. ¿Por qué hemos de afligirnos si tenemos un amoroso y poderoso Padre Celestial? Las
exhortaciones del Nuevo Testamento a tener paz mental tienen razones poderosas y lógicas en qué afirmarse. El
mundo de nuestro Dios es un mundo de leyes de orden y de santa y amorosa providencia. Si Él cuida de las
aves, cuida también de nosotros. La confianza en Dios es la cosa más natural para el creyente. “Y poderoso es
Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo
suficiente, abundéis para toda buena obra;” - 2 Corintios 9:8. “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por
medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre” - Hebreos 13:15.
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Una obra bendecida: Implica una buena mayordomía. La obra del Señor demanda predicar el evangelio,
enseñen la sana doctrina, y proveer de un hogar espiritual para todo los que se conviertan a Jesucristo.
Habremos de estar ocupados en esto hasta que el Señor de la Iglesia vuelva a la tierra en su segunda y gloriosa
venida. Pero la obra del Señor necesita del sostén material, nuestras ofrendas y diezmos son para esto. Cuando
los que forman una congregación local de creyentes son buenos mayordomos de su dinero, la obra no sufre
escasez económica. El gozo del Señor y la Abundancia, son también las recompensas que recibimos por ser
buenos administradores y ser hallados ―Fieles‖ en nuestra mayordomía. «Bien, buen siervo y fiel, sobre lo poco
has sido fiel, sobre lo mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor» (Mateo 25:21).
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ADMINISTRACION EFICAZ
Dios continua obrando maravillas en nuestros días. Nuestras iglesias están creciendo y los desafío que
enfrentamos son grandes. Disponer de los recursos con rectitud e integridad es el objetivo de la administración
eclesiástica. Hay un refrán que dice; «el habito no hace al monje pero lo distingue», de la misma manera
podemos decir la buena mayordomía no hace al administrador pero lo distingue. El buen administrador tiene la
responsabilidad de organizar el trabajo en forma tal que todo se haga decentemente y en orden. El fin no
justifica los medios. No basta con aparentar integridad, tenemos que ser íntegros, tanto en nuestro exterior como
en nuestro ser interior. La mejor solución para cuidar nuestra integridad es permitirle al Espíritu Santo que tome
control de nuestra responsabilidad administrativa. Él no tan solo nos ayuda a administrar con integridad sino
con sabiduría. «Donde no hay dirección sabia caerá el pueblo» ( Prov. 11.14). Hay dos peligros, relacionados
con el Espíritu Santo, que afrontamos como administradores de la Iglesia: Ser tan organizados que no demos
lugar a la obra del Espíritu Santo y ser tan místicos que dejemos todo a la dirección de Dios y procedamos sin
planes. El secreto para evitar estos peligros está en el equilibrio. Es importante el orar a Dios para que nos de la
paciencia para aceptar las cosas que no podemos cambiar, la fuerza para cambiar aquellas que si podemos y la
sabiduría para diferenciarlas. Esta destreza no proviene de nuestro intelecto sino del Espíritu Santo.
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EL MINISTERIO DEL SEÑOR JESÚS Y SU ADMINISTRACIÓN:
Se puede definir el ministerio del Jesucristo de la siguiente forma (Mt 4.23–24): predicaba, enseñaba, liberaba y
sanaba. Otro aspecto sería el área social: Alimentando a los hambrientos y sanando a los enfermos. La sanidad y
su ministerio de consolación se ven como una ayuda social que aliviaba física y emocionalmente a la gente.
Jesús tenía un equipo bien organizado y respondía a una estrategia que incluía la administración de todos los
recursos, Económicos, Humanos Y Espirituales.
Recursos Económicos: Juan 12.6 nos habla de Judas como el tesorero del grupo. En Lucas 8.1–3 se nos
menciona a algunas mujeres que los acompañaban y ayudaban con sus bienes. ¿Para qué se usaban esos
bienes? Juan 4.8, para comprar alimentos. Lucas 9.5152, para pagar el alquiler para dormir en lugares
donde no había discípulos. No olvidemos que eran 13 hombres fuertes, que trabajaban intensamente.
¿Cómo se alimentaban? ¿Cómo se vestían? Es evidente que lo hacían con las ofrendas en dinero y en
especie que recibían. Pero ellos raramente estaban solos, el grupo era más grande y esto requería una
buena administración. Aunque los evangelios no lo dicen, es seguro que personas ricas, que recibieron
sanidades dieron ofrendas bien generosas, las cuales debieron ser bien administradas. El ejemplo del
hijo prodigo. Lc. 15.14: “Y cuando todo lo hubo malgastado...” Al contrario del hijo pródigo, el
cristiano debe de ser un buen administrador para prevenir el futuro, dicho de otra manera, anticiparse a
los acontecimientos invirtiendo lo que tiene para que su economía no se quiebre, ya que, como criatura
hecha a la imagen de Dios, no puede subsistir sin una buena administración.
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Recursos humanos: La administración del equipo no sólo tenía que ver con el dinero sino también con
los recursos humanos y con las necesidades. Así el Señor envió en una oportunidad a los doce a predicar
(Mt 10.5–8) y en otra a setenta (Lc 10.1–2). Esto implica planes, ordenamiento, selección del recurso
humano y más.
Recursos espirituales: Todos los dones del Señor estaban enfocados en el cumplimiento de su misión
en la tierra. No se perseguían proyectos personales, ni gloria humana, sino la Gloria del padre y el fiel
cumplimiento del objetivo divino: Salvación, Consolidación y Crecimiento de todos los alcanzados.
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LA IGLESIA PRIMITIVA Y LA ADMINISTRACIÓN: En Hechos 2.44–46 vemos como los apóstoles,
llenos del Espíritu Santo, administraban el Evangelio de poder que el Señor les había confiado, recursos
humanos y económicos. En Hechos 4.36–37, notamos que la Iglesia crecía llena de poder y, en la medida que
creció, se aumentaron los ingresos de recursos para administrar. Hechos 6.1–7 nos presenta un problema
administrativo. Algunas viudas no eran bien atendidas en la ayuda social y hubo quejas. No había mala voluntad
sino falta de recursos humanos. Los apóstoles amplían el equipo y las funciones nombrando siete diáconos para
canalizar la ayuda social; mientras, los apóstoles siguen con el ministerio espiritual.
Es importante que analicemos bien esto; en Hechos 6.3: los diáconos encargados de este ministerio eran
de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría. Para administrar los recursos materiales se
requieren las mismas cualidades espirituales que para el ministerio espiritual.
Es más, hay un don de administración, que es la capacidad que el Espíritu Santo da a una persona, no
sólo para usar correctamente el dinero, sino para que cuente con la bendición de Dios de tal manera que
los recursos alcancen para toda la obra de Dios (1 Co.l3.28).
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EL APÓSTOL PABLO Y LA ADMINISTRACIÓN. Ya vimos
en 1 Co. 4.1–2 que los ministros son administradores del
Evangelio y que eso supone tener un sentido de organización,
planificación y presupuestos para lograr los recursos para hacer la
obra. El libro de los Hechos nos cuenta (11.28-30) que Pablo llevó
una ofrenda de ayuda. El sabía manejar los recursos del Señor. Era
algo muy delicado. Y por eso escribe 2 Corintios 8.18–22. Sí, todo
debe hacerse no sólo bien planeado sino también sin que haya
lugar a dudas. El apóstol viajó por casi todo el mundo conocido.
Lo hizo en barco, en carro, a caballo, a pie, etcétera. Pasó años fuera de su lugar habitual de residencia. ¿Cómo
sufragó todo esto? En Hechos 18.1–3 se nos dice que trabajaba haciendo tiendas, en Filipenses 4.10, 15-–16
recibió ofrendas y en otras ocasiones la gente del lugar lo hospedaba pagando sus gastos. La administración
también tenía un lugar importante en el ministerio del apóstol Pablo.
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NUESTRAS IGLESIAS ACTUALES Y LA ADMINISTRACIÓN. La importancia de la administración en
nuestros días se debe, no sólo a la necesidad de orden local, sino también a las exigencias de nuestros gobiernos.
Toda iglesia es considerada por el Estado como una entidad de bien público sin fines de lucro. Esto implica que
cada Iglesia (o denominación) debe tener sus estatutos que la rigen, aprobados por la Dirección de Justicia de la
Nación, ante la cual deben presentar las actas de las asambleas anuales y el balance aprobado por la asamblea en
el cual se refleja el movimiento económico de la entidad. Todo esto debe hacernos pensar en la importancia de
tener todo en orden para ser un motivo de buen testimonio, y para cumplir con las leyes terrenales como lo
establece la Palabra de Dios en romanos 13. Hay tres aspectos que toda administración eficaz debe contemplar:
Unanimidad, trabajo en equipo y propósito ministerial.
1- Es importante esta unánime. Podemos estar juntos pero no unánimes. La realidad es que estas
dos palabras no son sinónimos. Podemos estar juntos, pero cada quien pensando en diferente
cosa. Es muy común, en una persona que no está comprometida a someterse, escucha pero no
oye. La administración pretende además de dirigir, informar y motivar. La persona no tan solo
recibe la información sino que son inspiradas apone en acción la información aprendida. No
olvidemos lo ocurrido en el Aposento Alto, previo a recibir la promesa del Espíritu Santo. No la
lograron hasta que su comunicación fue de calidad, hasta que estuvieron no solo juntos, sino
unánimes, es decir, en un mismo sentir. Hech. 2.1: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban
todos unánimes juntos.”
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2- Motivar el deseo de servir entre el equipo de trabajo. Muchos miembros se desmotivan en su
servicio en la iglesia, por la mala comunicación con sus líderes, quienes nunca les dan una
palabra de agradecimiento por la labor que desempeñan.
3- Definir con claridad los propósitos que el ministerio persiguen. En la medida en que el
equipo de trabajo, define su participación en el ministerio, alcanzar la meta no es un evento
aislado sino un compromiso de todos. Los miembros además de aportar buenas ideas sobre los
objetivos que la iglesia pretende alcanzar son agentes de cambio que ayudaran al ministerio a
alcanzar sus metas.
ASPECTOS PRÁCTICOS: Para la administración eficaz. Es importante que la iglesia nombre una
Comisión Administrativa para que se haga cargo de toda la parte material, económica y social de la Iglesia.
Pueden ser diáconos o como la Iglesia local o denominación les llamen. Debe haber un tesorero, un secretario
de finanzas y algunos otros cargos que la iglesia considere necesarios. Es importante que sea presidida por el
pastor, apóstol, obispo o el encargado de la obra, quien a su vez será el nexo con la parte pastoral o responsables
de la obra espiritual de la iglesia.
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1. Es recomendable tener un Libro de Actas para registrar todas las decisiones de la Comisión
Administrativa (la junta de la iglesia) y uno de Tesorería para registrar el movimiento económico de
la iglesia.
2. Si la evolución del dinero es mucha es recomendable abrir una cuenta bancaria con 3 firmas
habilitadas pudiendo hacer retiros con dos.
3. Todo gasto debe ser autorizado por la Comisión Administrativa, menos los llamados gastos fijos
(luz, gas, teléfono, sueldos, etc.) y los imprevistos de poco monto.
4. Todo pago debe efectuarse contra entrega de recibo y toda ofrenda o donación debe registrarse en el
momento para evitar olvidos y problemas con los ingresos. Para ofrendas especiales se recomienda
el extender recibos.
5. El manejo del dinero debe hacerse con tal claridad que la congregación ofrende con gozo y con la
confianza que su ofrenda a Dios está siendo usada con sabiduría y honestidad.
6. Es importante hacer un presupuesto general en el cual se contemplen todas las necesidades
económicas de la iglesia para cumplir con los planes previstos. El presupuesto debería incluir:
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a) Sueldos y cargas sociales
b) Gastos para evangelización
c) Gastos para educación cristiana
d) Gastos fijos (luz, gas, teléfono, etc.)
e) Gastos de mantenimiento
f) Gastos de oficina
g) Planes de construcción
h) Fondos para misiones
i) Promoción y literatura
j) Viáticos
k) Otros
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Informes: Cada mes la Comisión debe informar sobre los ingresos y sobre la forma en cómo se usó el
dinero. De esta manera los miembros sabrán si se cambió el presupuesto del mes y tomarán las medidas
necesarias para lograrlo. Anualmente se presentará un balance general y los planes para el año siguiente.
El Consejo Pastoral o junta de la iglesia debe planear las metas de la congregación, la estrategia y los
recursos que necesitará. Estos datos deben ser pasados a la Comisión Administrativa para que
elabore el presupuesto anual que se presentará a la Iglesia.
La experiencia nos indica que Dios honra la administración que se hace como un ministerio, que es
observado correctamente y realizado con fe. También la experiencia indica que la Iglesia ofrenda
más generosamente cuando hay planes y obras que son realmente de Dios y no obras faraónicas que
algunos hacen para alimentar su orgullo
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La administración económica va paralela a la espiritual. Ambas deben complementarse para realizar la obra
de Dios. Por eso debemos insistir en el carácter cristiano de los administradores. Judas se descalificó porque no
fue fiel (Jn 1 2.6). Fidelidad significa manejar los fondos de la iglesia bajo la dirección del Espíritu Santo. El
dinero es del Señor y él debe administrarlo a través de nosotros. La comunicación es el fundamento de la
administración eficaz. Una orden mal dada es una tarea mal realizada. El que no sabe comunicar no sabe hacer,
porque es incapaz de explicar y razonar lo que hace. La mayoría de los fracasos ocurridos en la iglesia o la
familia obedecen a defectos en los canales comunicativos, ya sea de tipo técnico, mal lenguaje, mala escritura,
mal entrenamiento o de carácter personal, como prejuicios de raza, religión o intereses privados. Un buen
administrador hará bien en revisar sus sistemas y métodos comunicativos y mejorarlos a través de un estudio de
la materia.
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LA TRADICIÓN: Es la barrera más grande que un buen administrador debe vencer. La tradición se opone a la
innovación y por lo tanto, al cambio. No todos los cambios son buenos, pero el no hacer cambio, nos impide
progresar. Las tradiciones son buenas pero no la usemos como escusa para no progresar en la obra del Señor. La
Biblia nos dice: « Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando
siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano» (1 Corintios 15:58).
Tenemos la encomienda de progresar siempre en la obra del Señor. No usemos la escusa, «Si lo viejo está
funcionando para que probar lo nuevo». Este tipo de mentalidad, no nos permite ser buenos mayordomos de los
recursos que Dios, pone a nuestra disposición. Lo menos que Satanás desea es que usted y yo reconozcamos que
cada mañana se renuevan las bondades de Dios. La Biblia establece: «El gran amor del Señor nunca se acaba, y
su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!
(Lamentaciones 3:22-23).
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LA COMUNICACIÓN: es la raíz de nuestro éxito o fracaso. Empecemos
por definir lo que es la comunicación. La respuesta más común a esta pregunta
consiste en ver la comunicación como intercambio de información, incluyendo
ideas, emociones, conocimiento y habilidades. Los elementos de la
comunicación no cambian; emisor, receptor y mensaje. La iglesia tiene la
responsabilidad de comunicar un importante mensaje de parte de Dios. Nuestra
responsabilidad es comunicarlo con claridad, eficacia e integridad. En el mundo
secular el mensaje se ve afectado por diferentes factores tales como el tono de voz, gestos y postura física
incluyendo su vestimenta. En cambio en la iglesia el mensaje se ve afectado por un solo factor, la unción. La
unción, como se describe en la Biblia, puede definirse como: «Dios, a través de la carne, realizando obras que
ésta no puede hacer». Es decir, Dios ejecutando acciones que sólo Él puede llevar a cabo, y realizándolas a
través de carne y sangre o mediante vasos de barro (lea 2 Corintios 4:7). La unción proviene de Dios pero la
comunicación efectiva es nuestra responsabilidad. Una comunicación confusa puede generar malentendidos y
problemas. No podemos concentrarnos en la importancia de nuestro mensaje y olvidar al receptor del mensaje.
La mala comunicación impide alcanzar la meta pero la buena comunicación nos ayuda a alcanzarla. Nuestra
responsabilidad como administradores al servicio de Dios es fomentar la buena comunicación. El lograrlo
requiere que el mensaje sea claro, conciso, concreto, correcto, coherente, educativo y creativo.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 29
1. CLARO: Es importante que el mensaje que quieres comunicar sea claro para que tu audiencia lo
entienda bien, y para eso tienes que tenerlo claro tú misma. Porque si tú no estás segura, ellos tampoco
lo estarán. Así que antes de hablar o escribir decide qué es exactamente lo que quieres comunicar,
cuantos menos puntos mejor.
2. CONCISO: Di lo que tengas que decir de la forma más sencilla y corta, no te vayas por las ramas.
Elimina frases o palabras innecesarias, ¿para que utilizar dos párrafos si lo puedes decir en tres frases?
Procura, además, que sea fácil de entender. Especialmente si es algo importante, que la gente no tenga
que descifrar lo que quieres o leer entre líneas.
3. CONCRETO. Sé específico y da todos los detalles necesarios, ni más ni menos. Que les quede claro
qué tienen que hacer, cuándo, cómo y con quién.
4. CORRECTO. Procura adecuar tu estilo de comunicación a tu oyente, fíjate en los términos técnicos,
comprueba la ortografía y ¡pronuncia bien los nombres.
5. COHERENTE. Que lo que digas tenga su lógica, que todos los puntos que quieres transmitir estén
conectados, se sigan de forma natural y sean relevantes para el mensaje.
6. EDUCADO. Ser asertiva no significa ser agresiva, es importante que te comuniques con educación y
teniendo siempre en cuenta a la otra persona, especialmente en situaciones delicadas.
7. CREATIVO. No es imprescindible, pero la creatividad es una forma de mantener a tu audiencia
interesada y de que en sus mentes se queden los puntos importantes.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 30
La importancia de una buena comunicación: Produce acción. La comunicación efectiva produce la
respuesta que nosotros esperamos. Según sea la comunicación que mantengamos con una persona o grupo de
personas, será también la respuesta o tipo de acción que obtendremos. De hecho, es sabido que quienes
consiguen un éxito sólido y un respeto duradero, ya sea en el campo laboral, empresarial o familiar, está
relacionado con el hecho de que ellos saben cómo comunicar de manera efectiva sus ideas, propósitos y
emociones. Por tal motivo, solo conociendo y practicando los principios de una comunicación efectiva,
podremos transmitir, coordinar, enseñar, aceptar y dirigir a otros, fortaleciendo al mismo tiempo el
establecimiento de un clima donde nuestras acciones nos conduzcan a lo que realmente deseamos
Oído, vista y Acciones: En el lenguaje paulino se establece una premisa evangelística de comunicación:
―¿Cómo creerán en aquél de quien no han oído?‖. El oído, la vista y las acciones son de uso indispensable en las
comunicaciones. La percepción es diferente de persona a persona. Una palabra puede ser interpretada en distinta
forma por distintas personas de acuerdo con sus experiencias pasadas y presentes. El proceso de la percepción
se define como: La sensación o sensaciones que le sirven de base. La percepción está relacionada con nuestra
interpretación del mensaje y está íntimamente relacionado con nuestros cinco sentidos. La lógica domina la
mente secular mientras la fe domina la mente del creyente. Un buen administrador secular depende de su lógica
para alcanzar el éxito mientras que un administrador al servicio de Dios depende de la fe, para alcanzar el éxito.
La lógica está asociada con la percepción, la cual obedece a los estímulos cerebrales, logrados a través de los 5
sentidos (vista, olfato, tacto, auditivo y gusto). La fe está asociada con Dios y para Él no existen los imposibles.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 31
¿Cómo conciben el proceso comunicativo los predicadores? El cristianismo se ha caracterizado por la
práctica de la predicación, La predicación es un acto comunicativo, comunicar es compartir, tener
ciertos conceptos, actitudes o experiencias en común con otros.
Como ser un buen comunicador Todo ser viviente necesita y desea comunicarse con los demás, tanto
los humanos como los animales poseen de infinidad de medios de comunicación, desde el hombre
primitivo hasta el hombre actual han innovado sus medios de comunicación. Los humanos nacemos ya
equipados de medios comunicativos, es de entender que la vida demanda de buena comunicación. En la
vida común o en funciones eclesiásticas, nuestra comunicación es tan distorsionada, que lejos de orientar
e informar, confundimos a los demás. Un buen comunicador debe esforzarse por organizar sus ideas y
razonar sus palabras, ―pensar para hablar y no hablar para pensar‖.
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El ejemplo de Jesús como buen comunicador: En toda la historia no ha existido una persona que haya
logrado tanto impacto como nuestro Señor Jesús. Aún la manera en que consideramos el tiempo es calculada
basada en Su nacimiento y muerte. Jesús es la figura más influyente en la historia de la humanidad. Una de las
principales razones fue porque Él era un gran comunicador. Él era un comunicador tan bueno que aún cuando
no escribió ningún libro, la gente recolectó Sus enseñanzas y las llevó a todas partes con Él durante años, antes
de ser escritas en el Nuevo Testamento.
Mateo 4:25 ―Y le siguió gran multitud de Galilea y de Decápolis y de Jerusalén y de Judea y del otro
lado del Jordán‖.
Mateo 8:1 ―Cuando descendió del monte, le seguían muchas personas‖.
Juan 4:28-30 ―Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a aquellos hombres: Venid,
ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿si quizás es [éste] el Cristo? Entonces salieron
de la ciudad, y vinieron a él‖.
Juan 1:41 ―Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que declarado
es, el Cristo)‖.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 33
El Nuevo Testamento está lleno de muchos otros ejemplos de grandes grupos
de personas que vienen simplemente a escuchar las enseñanzas de Jesús. La
gente era atraída por Él no solo por lo que decía, sino también por la manera en
que lo decía. Jesús era un gran comunicador. Él era tan buen comunicador, que
hasta hoy estamos dispuestos a abandonar todo lo que tenemos con tal de
seguirle a Él. Todos podemos ser mejores comunicadores, la clave es practicar.
Jesús nos ha provisto de un excelente ejemplo para seguir. La meta del cristiano
es imitar a Cristo. La formula más sencilla que nos ayuda a imitar a Cristo se
encuentra en el libro de Oseas. Si en verdad quieres imitar a Cristo, «Pero tú
debes volverte a tu Dios, practicar el amor y la justicia, y confiar siempre en
él.» (Oseas 12:6).
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 34
Anexo A
LA REGISTRACION DE LAS IGLESIAS Y SU INCORPORACION ANTE EL ESTADO
La Iglesia es una Persona Jurídica. Es importante cumplir con las leyes establecidas en el país donde está
establecida su iglesia. En la mayoría de los países, el inscribir su Iglesia en el «Registro de la Propiedad y
Bienes» (o como se llame en su país) le da presencia jurídica ante el gobierno. La libertad de culto no es un
derecho reconocidos en todos los países por lo tanto aquellos que poseen dicho derecho tiene «libertad de
religión». El ejercicio de todas las religiones es libre. Toda persona tiene derechos a practicar su religión o
creencia. En estos países donde hay libertad de culto a la iglesia se le reconoce que posee «personalidad
jurídica». Es por esta razón que es importante registrar la iglesia ante el gobierno e incorporarla. El proceso de
darle una identidad jurídica a la iglesia le permite a la institución adquirir y poseer bienes y disponer de ellos.
Esto es permitido siempre que los destinen exclusivamente a fines religiosos, de asistencia social o a la
educación. En lo que se refieren a los bienes inmuebles de las Iglesias, en los Estados Unido y en la mayoría de
los países en Latino America, estos bienes están exentos de impuestos, arbitrios y contribuciones,.
Requisitos para inscribirse en el ministerio de gobernacion: Cada país tiene sus propios requisitos pero en
esencia lo básico es:
1- Una Solicitud para establecer una iglesia.
2- Un nombre jurídico propio como institución.
3- Desarrollo de las minutas «constitutiva» y copia legalizada o duplicado firmado y sellado en original del
Testimonio.
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OBLIGACIONES DE LAS IGLESIAS:
Legales:
1- Elaborar su escritura de constitución.
2- Elaborar los estatutos regirán la Iglesia.
3- Elegir la junta directiva de la Iglesia.
4- Elegir al presidente y representante legal de la junta directiva.
5- Inscribirse en el registro civil del municipio donde se constituyen.
6- Inscribirse en el régimen de seguridad social cuando posea más de tres empleados.
7- Habilitar un libro de salarios en el Ministerio de Trabajo y Previsión Social.
8- Cuando tenga más de cinco empleados es necesario que autorice un Reglamento Interior de trabajo, el
cual deberá ser exhibido como mínimo en dos lugares de la asociación.
9- Nombrar un perito contador que represente a la Iglesia.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 36
FISCALES
1. Mantener su contabilidad al día. Operar contabilidad completa en forma organizada, así como los
registros que sean necesarios, de acuerdo al sistema de partida doble aplicando principios de contabilidad
generalmente aceptados, esto quiere decir que tiene que habilitar los libros de Inventario, Diario, mayor o
Centralizador, Balances, asimismo un libro de actas donde se lleve el registro de las reuniones de junta
directiva y asamblea.
2. Presentar Estados financieros anuales conforme las Normas Internacionales de Contabilidad. Una
contabilidad transparente es el resultado de un ministerio integro y recto.
3. Presentar declaración jurada anual de impuesto sobre la renta informativo de sus operaciones en el
periodo fiscal por medios electrónicos.
4. Extender recibos para recibir donaciones en este tema llamado Diezmos, ofrendas Promesas de Fe, etc.
Solicitar facturas contables a sus proveedores cuando realicen compras de bienes y servicios.
5. Autorizar y emitir facturas contables, así como pagar el Impuesto sobre la renta anual cuando efectúe
actividades distintas a su naturaleza, es decir cuando efectúe actividades con lucro entre sus operaciones.
PROHIBICIONES
a. Repartir dividendos, bienes, utilidades o beneficios entre sus asociados.
b. Destinar el ingreso de las donaciones tanto ordinarias como extraordinarias a fines distintos de los
establecidos en su escritura de constitución.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 37
ORGANIZACIÓN: Para que funcione una Iglesia de manera óptima, se sugiere, tener su estructura
organizacional debidamente definida, Visión de la Iglesia, Misión, Creencias, etc. Jesús instituyó una Iglesia, a
la cual él ama, y en la cual desea que todo sea hecho con orden, bajo una organización eficiente. Cuando las
operaciones son elevadas es viable tener como mínimo el contador. Una contabilidad saludable y transparente
fortalece el ministerio y minimiza las posibilidades que el enemigo se cuele por las finanzas de la iglesia. La
organización de la iglesia tiene que tener como fundamento lo que la iglesia representa. ¡Ella es el cuerpo de
Cristo! «Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de
Cristo por su cuerpo, que es la iglesia» (Colosenses 1:24). La iglesia como entidad es la casa de Dios. La Biblia
nos dice: «para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente,
columna y baluarte de la verdad» (1 Timoteo 3:15). Administrar la iglesia es tener cuidado de algo muy querido
por Dios. ¡Jesús ama a la iglesia! «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a
fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino
que fuese santa y sin mancha» (Efesios 5:25 – 27). Una iglesia no crece por su «organización» pero se fortalece
en ella. Es Cristo en persona quien se encarga que su iglesia crezca. «Alabando a Dios, y teniendo favor con
todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos» (Hechos 2:47). Nuestra
responsabilidad de organizar correctamente el trabajo administrativo ayuda al crecimiento saludable de la
iglesia de Cristo.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 38
¿CUÁN GRANDE ES LA IGLESIA?
Hoy día medimos los ministerios por el tamaño del templo y no por la madurez espiritual de sus miembros. La
iglesia no está para complacer al mundo sino a Dios. Todo en la iglesia de Cristo debe hacerse con decencia y
en orden. La Biblia nos dice: «pero hágase todo decentemente y con orden» (1 Corintios 14:40). ¿Además de
«pecado», que otra cosa «NO DEBE HABER», en la iglesia? La respuesta es «Confusión». «Pues Dios no es
Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos» (1 Corintios 14:33).
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 39
¿Cuál fue la primera iglesia, la original? La habilidad para trazar los antecedentes de una iglesia hasta ―la
primera iglesia‖ a través de la sucesión apostólica, es un argumento usado por un número de diferentes iglesias
para asegurar que su iglesia es la «verdadera iglesia» Uno de estos grupos son la «Iglesia Católica Romana», la
Iglesia Griega Ortodoxa, hace esta afirmación y algunas denominaciones Protestantes. ¿Cómo sabemos cuál
iglesia está en lo correcto? La respuesta bíblica es que la «primera iglesia» no es una estructura sino que esta
compuestas de personas comprometidas, a vivir vidas dignas del Señor, agradándole en TODO. Los valores
enseñados en los inicio de la iglesia siguen validos el día de hoy. La clave de esta enseñanza consiste en
conocer plenamente la voluntad de Dios. Este conocimiento nos permite vivir de manera digna del Señor
agradándole en TODO. Le agradamos cuando damos frutos en toda buena obra, crecemos en el conocimiento de
Dios y somos fortalecidos en Su glorioso poder. Estos tres atributos nos permiten perseverar con paciencia en
toda situación dando gracias con alegría al Padre. Vivir vidas dignas del Señor nos faculta para participar de la
herencia de los santos (los que se mantienen limpios) en el reino de la luz. La Biblia nos confirma: «Por eso,
desde el día en que lo supimos no hemos dejado de orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer
plenamente su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual, para que vivan de manera digna del Señor,
agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios y ser
fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en toda situación, dando
gracias con alegría al Padre. Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz.
Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención,
el perdón de pecados.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 40
La primera iglesia: Su crecimiento, doctrina y prácticas, fueron registrados para nosotros en el Nuevo
Testamento. Jesús, al igual que Sus apóstoles, advirtió que se levantarían falsos maestros, y ciertamente así
parece haber sido, de acuerdo a algunas epístolas del Nuevo Testamento; que estos apóstoles tuvieron que
luchar desde el principio contra los falsos maestros. En ninguna parte de la Escritura se menciona que el tener la
ascendencia apostólica, o ser capaces de rastrear las raíces de procedencia hasta la ―primera iglesia‖, sea el
método para probar ser la iglesia verdadera. Lo que sí lo es son las repetidas comparaciones entre lo que los
falsos maestros enseñan y lo que la primera iglesia creía, tal como se registra en la Escritura. El que una iglesia
sea la ―verdadera iglesia‖ o no, se determina comparando sus enseñanzas y prácticas con las de la iglesia del
Nuevo Testamento, como se lee en la Escritura. Por ejemplo, en Hechos 20:17-38, el apóstol Pablo tuvo la
oportunidad de hablar a los líderes de la iglesia en la gran ciudad de Éfeso, cara a cara y por última vez. En ese
pasaje, él les dice que los falsos maestros no solo vendrán entre ellos, sino que vendrán «de» ellos. (vv. 29-30).
Pablo no declara la enseñanza de que deberán de seguir a la ―primera‖ iglesia organizada como salvaguarda
para la verdad. Más bien los encomienda a la salvaguarda de ―Dios y a la palabra de Su gracia‖ (v. 32). Por lo
tanto, la verdad debe ser determinada mediante la dependencia de Dios y ―la palabra de Su gracia‖ (p. ej.
Escritura, ver Juan 10:35).
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 41
La verdadera iglesia depende de la Palabra de Dios. Seguir al líder o seguir la Palabra son dos cosas muy
diferentes. Seguir enseñanza de hombre es peligroso porque hay caminos que parecen derechos pero son
caminos de muerte. La Biblia nos dice: «Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por
ser caminos de muerte» (Proverbios 14:12). Solo la Palabra de Dios nos garantiza que si la ponemos en acción
nos ayuda a llegar a puerto seguro. Sobre la importancia de seguir la Palabra en vez de hombres la Biblia nos
dice: «Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos
anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente
evangelio del que habéis recibido, sea anatema» (Gálatas 1:8-9). Otro ejemplo de esta dependencia de la Palabra
de Dios se encuentra en 2 Pedro. En esta epístola, el apóstol Pedro está luchando contra los falsos maestros. Al
hacerlo, Pedro comienza por mencionar que tenemos la ―palabra profética más segura‖ para depender más de
ella, que aún del escuchar la voz de Dios desde el cielo, como sucedió en la transfiguración de Jesús (2 Pedro
1:16-21) Esta ―palabra más segura‖ es la Palabra escrita de Dios. Más tarde, Pedro nuevamente les dice que
sean cuidadosos ―para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y
del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles.‖ (2 Pedro 3:2) Ambas palabras, de los
santos profetas y de los mandamientos que Jesús dio a los apóstoles, están registradas en la Escritura.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 42
La Palabra (Biblia) es la brújula que nos lleva a puerto seguro. La única norma infalible que la Escritura
dice que tenemos, es la Biblia (Isaías 8:20; 2 Timoteo 3:15-17; Mateo 5:18; Juan 10:35; Isaías 40:8; 1 Pedro
1:25; Gálatas 1:6-9). La tradición forma parte de cada iglesia, y esa tradición debe ser comparada a la luz de la
Palabra de Dios, para que no vaya contra la verdad (Marcos 7:1-13). La ―primera iglesia‖ es la iglesia que está
registrada en el Nuevo Testamento. Ella es el modelo a seguir. En ninguna parte del Nuevo Testamento
encontrarás a la ―iglesia verdadera‖ haciendo alguna de las siguientes cosas:
1. Orando a María,
2. Orando a los santos,
3. Venerando a María,
4. Sometiéndose a un Papa,
5. Teniendo un sacerdocio selecto,
6. Bautizando a infantes.
7. Observando las ordenanzas del bautismo y la Cena del Señor como sacramentos.
8. Pasar la autoridad apostólica a los sucesores de los apóstoles.
Nota: Todos estos son elementos centrales de la fe católica romana. Si la mayor parte de los elementos
medulares de la Iglesia Católica Romana no fueron practicados por la Iglesia del Nuevo Testamento (la
primera iglesia y la iglesia verdadera), ¿cómo entonces puede la Iglesia Católica Romana ser la primera
iglesia?
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 43
El inicio: El Nuevo Testamento registra la historia de la iglesia desde aproxi-madamente el año 30 al año 90
d.C. Durante los siglos II, III y IV, la historia registra muchas doctrinas y prácticas católicas romanas entre los
primeros cristianos. ¿No es lógico que los primeros cristianos comprendieran mejor el mensaje de los apóstoles?
¿Cuál es la explicación del por qué en los siglos II, II y IV, la iglesia comenzó a exhibir signos del catolicismo
romano? La respuesta es simple – durante los siglos II, II y IV (y siguientes), la iglesia no tenía completo el
Nuevo Testamento. Las iglesias tenían porciones del Nuevo Testamento, pero el Nuevo Testamento (y la Biblia
completa) no estuvieron comúnmente disponibles, hasta después de la invención de la imprenta en el 1440 d.C.
La iglesia primitiva hizo lo mejor que pudo para pasar las enseñanzas de los apóstoles a través de la tradición
oral, y a través de la extremadamente limitada disponibilidad de la Palabra en su forma escrita. Es muy
interesante notar que la Reforma Protestante surgió poco después de la invención de la imprenta y la traducción
de la Biblia a los lenguajes comunes de la gente.
Una vez que la gente comenzó a estudiar la Biblia por ellos mismos, se hizo muy claro cuánto se había
apartado la Iglesia Católica Romana de la iglesia que está descrita en el Nuevo Testamento.
La Escritura nunca menciona el usar el ―cuál iglesia vino primero‖ como la base para determinar cuál es
la iglesia ―verdadera‖. Lo que si enseña es que uno debe usar la Escritura como el factor determinante
para saber cuál iglesia es la verdadera y si es fiel a la primera iglesia. Es especialmente importante
comparar la Escritura con la enseñanza de la iglesia en aquellos puntos centrales, tales como la total
deidad y humanidad de Cristo, la expiación por el pecado a través de Su sangre en el Calvario, la
salvación del pecado por gracia a través de la fe, y la infalibilidad de las Escrituras. Material recopilado
de «God question ministries» Tema:¿Cuál fue la primera iglesia, la original? «www,questions.org».
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 44
Anexo B:
Ejemplo de un artículo de incorporación.
ARTÍCULOS DE INCORPORACIÓN DE _Nombre de la iglesia__ UNA CORPORACIÓN RELIGIOSA
(Artículos originalmente adoptados en fecha en que se hizo el documento, enmendados en su totalidad, fecha
en que se hizo la ultima enmienda,
ARTICULO I: Nombre
El nombre de esta corporación es ______________________________________.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 45
ARTICULO II: Objetivos y propósitos
A. Los propósitos principales y específicos por el cual esta corporación es formada son para mantener y
operar una corporación religiosa y para propagar y diseminar los principios religiosos que componen el
mensaje de Jesucristo.
B. Los propósitos y objetos generales por el cual esta corporación es formada son para operar
exclusivamente con fines caritativos, religiosos y educacionales, para incluir, pero no limitarse a lo
siguientes:
1. Establecer, mantener y conducir una apropiada organización para supervisar los asuntos de
esta corporación.
2. Para dar licencia y ordenar ministros del Evangelio y Misioneros para el avance de la obra de
esta corporación en los Estados Unidos y todos los demás países en el extranjero, de acuerdo a
los reglamentos que serán promulgados por la Junta de Directores.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 46
3. Asistir en el establecimiento y/o conceder la corporación de iglesias o entidades religiosas para
la diseminación y propagación del Evangelio Cuadrangular en los Estados Unidos y demás países
del extranjero; tales iglesias y entidades estarán sujetos a los artículos y estatutos establecidos por
esta corporación.
4. Establecer, poseer y operar escuelas a nivel universitario o de un nivel mas bajo.
5. Establecer, mantener y conducir esfuerzos misioneros para el avance del evangelio en los
Estados Unidos y en todos los países extranjeros, conforme a los reglamentos promulgados por la
Junta de Directores.
6. Hacer cualquier o todas las acciones o cosas necesaria, apropiadas o convenientes para el
cumplimiento de cualquier propósito o para lograr uno o más objetivos aquí especificados, o los
que en cualquier momento parezcan conducentes a eso o expedientes para eso, si no son
inconsistentes con estipulaciones o cualquier ley que pueda aplicar al cumplimiento de tales
propósitos o realización de los objetivos.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 47
C. Es la intención que los anteriores objetos y propósitos de este articulo no podrán a menos que se
especifique aquí, serán de ningún modo limitados o restringidos por referencia o inferencia de los
términos de cualquier cláusula de este o cualquier otro artículo en estos artículos de incorporación, pero
los objetos y propósitos especificados en estos artículos serán tenidos una declaración de objetos
generales y propósitos y no tendientes a limitar las actividades de esta corporación como organización
caritativa, religiosa y educacional.
ARTICULO III: Poderes
Esta corporación tendrá y ejercitara todos los derechos y poderes conferidos a Corporaciones bajo las
leyes del nombre del estado o Pais, con tal de que esta corporación no tenga autoridad para envolverse
en ninguna actividad que no sea para el avance de los objetos y propósitos establecidos en el Articulo II.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 48
ARTICULO IV: No beneficios pecuniarios o ganancias monetarias
Esta corporación no esta organizada, ni será operada para obtener beneficios pecuniarios o ganancias, ni
contempla la distribución de bienes, o dividendos a los miembros, ya que esta organización está formada
con fines no lucrativos. La propiedad, bienes, ganancias y entradas netas de esta corporación son
irrevocablemente dedicadas a fines religiosos, científicos y caritativos y ninguna ganancia o entrada neta
de esta corporación será para provecho o beneficio de ningún director, oficial, miembro o para beneficio
de accionistas privados o individuos. Ante la disolución o cierre de responsabilidades de la corporación,
serán distribuidos a un fondo no lucrativo, Fundación o Corporación la cual este organizada y operada
exclusivamente para propósitos religiosos, científicos o caritativos y que haya establecido su condición
de excepción de impuestos bajo el Código de Interno de Contribuciones. Si esta corporación tiene algún
activo en depósitos, tales bienes deberán ser distribuidos de acuerdo a los decretos de la Corte Superior
del Ciudad o Condado dentro de la cual la oficina principal de esta corporación este ubicada, ante la
petición para eso por el abogado general o por cualquier persona interesada en la liquidación.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 49
ARTICULO V: Limitación de Actividades
Esta corporación no conducirá propaganda como una parte sustancial de sus actividades, ni intentara en
manera alguna influenciar en la Legislación. Esta corporación no participara en o intervendrá en
(incluyendo la publicación o distribución de declaraciones) ninguna campaña política a favor de algún
candidato para la Oficina Publica.
ARTICULO VI: Organización no lucrativa
Esta corporación está organizada conforme a las leyes generales del Nombre del Estado o Pais para ser
una organización no lucrativa.
ARTICULO VII: Ubicación
En nombre de la ciudad o condado, estado o país donde la oficina principal de esta corporación esta
ubicada para llevar a cabo sus negocios, en el nombre del estado o país.
CCU – ADMINISTRACION DE LA IGLESIA 50
ARTICULO VIII: Junta de Directores
A. Los poderes de esta corporación serán ejercidos y sus asuntos manejados por una junta que será
conocida como la junta de Directores. El número de directores de esta corporación será de siete. El
número de directores aquí provisto puede ser cambiado por un estatuto debidamente adoptado por los
miembros autorizados a votar.
B. Los Nombres y Direcciones de las personas quienes fueron designadas para funcionar como los
primeros directores son:
Incluir listado de los nombres con su dirección