dossier49 egipto

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pág. 69 Era inimaginable semejante tesoro Federico Lara Peinado y la colaboración de García Rueda 1 pág. 58 Tut-Anj-Amon, la maravilla Isabel Prieto pág. 73 Poca investigación, mucho deterioro Francisco J.Martín Valentín Su reinado fue breve, pero el descubrimiento de su tumba intacta, hace ahora 80 años, ha convertido a Tut-Anj-Amon en uno de los faraones mejor conocidos. Su fabuloso tesoro, su misteriosa muerte y la maldición asociada a su nombre han hecho del joven rey un mito, que aún sigue guardando incógnitas y despertando pasiones. Pero ello no impide la alarmante degradación de su tumba y el deterioro de las joyas halladas en su interior DOSSIER Máscara de Oro de Tut-Anj-Amon (El Cairo, Museo Egipcio). Mensajero del Egipto milenario Mensajero del Egipto milenario pág. 63 El Faraón pudo ser asesinado Teresa Bedman T UT -A NJ -A MON T UT -A NJ -A MON

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EGIPTO

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Page 1: Dossier49 Egipto

pág. 69

Era inimaginable semejante tesoroFederico Lara Peinadoy la colaboración deGarcía Rueda

1

pág. 58

Tut-Anj-Amon,la maravillaIsabel Prieto

pág. 73

Poca investigación, mucho deterioroFrancisco J.Martín Valentín

Su reinado fue breve, pero el descubrimientode su tumba intacta, hace ahora 80 años, ha convertido a Tut-Anj-Amon en uno de losfaraones mejor conocidos. Su fabuloso tesoro,su misteriosa muerte y la maldición asociada a su nombre han hecho del joven rey un mito,que aún sigue guardando incógnitas ydespertando pasiones. Pero ello no impide laalarmante degradación de su tumba y eldeterioro de las joyas halladas en su interior

DOSSIER

Máscara de Oro de Tut-Anj-Amon (El Cairo, Museo Egipcio).

Mensajero delEgipto milenarioMensajero delEgipto milenario

pág. 63

El Faraónpudo serasesinado TeresaBedman

TUT-ANJ-AMONTUT-ANJ-AMON

Page 2: Dossier49 Egipto

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Por fin hemos hecho mara-villoso descubrimiento enel Valle; tumba espléndi-da con sellos intactos.

Hemos vuelto a cubrir la excava-ción hasta su regreso. Enhorabue-na…” telegrafiaba el arqueólogoHoward Carter a su patrocinador,Lord Carnarvon, el 6 de noviembre de1922. El más brillante descubrimientode la egiptología había comenzado dosdías antes, cuando uno de los obrerosde Carter, tratando de colocar una jarrade agua, hizo un pequeño agujero en elsuelo y halló una piedra perfectamentetallada. Excavó un poco más y, de in-mediato, advirtió que estaba en el arran-que de una escalera. Aquel 4 de no-viembre de 1922, con el descubrimientode la tumba de Tut-Anj-Amon, cambióla historia de la Arqueología.

“El Valle está agotado”Las excavaciones arqueológicas eranen aquélla época una fuente de ingre-sos, que las autoridades inglesas apre-ciaban, en su justa medida, como unacontribución que llenaba las arcas de lahacienda pública. La incontrolada con-cesión de permisos había convertido elAlto Egipto en una especie de granqueso de Gruyère. En este alocado pa-norama se produjo el fascinante des-cubrimiento de Howard Carter.

Gaston Maspero, el gran mito de la

egiptología francesa, nunca consideróque la Arqueología fuese una ciencia.Para él sólo era una técnica auxiliar dela investigación histórica. Su objetivo,era recuperar objetos y textos enterra-dos y perdidos entre el polvo y lasbrumas del tiempo. Mientras estuvo alfrente del Servicio de Antigüedades deEgipto, concedió numerosos permisosde excavación, a veces demasiado ale-gremente, facilitando un sinfín de du-dosas ventajas a los beneficiarios, endetrimento del patrimonio arqueológi-co de Egipto. El descubrimiento de latumba de un rey perfectamente desco-nocido provocó un cambio definitivo,no sólo en el método de trabajo ar-queológico, sino también en el siste-

ma de emisión de permisos paraexcavar en el país.

Ese cambio de época había esta-do precedido por la prodigiosa su-cesión de descubrimientos, que enbuena parte se debieron a Theodor

M. Davis, el voraz abogado america-no dedicado a la arqueología egipcia

(ver La Aventura de la Historia, nº 43, “El enigma de la momia sin ros-tro”). Tras sus últimas campañas pocofructíferas, escribió, pesimista: “Temoque el Valle de los Reyes está ya agota-do”. Sin embargo, la realidad era que sucorazón estaba ya cansado. El fracasoen la identificación del cuerpo halladoen la KV 55, que siempre creyó era elde la reina Tiy, le abocó a la muerte, enmedio de la locura. Davis falleció en1915 y con él terminó la edad dorada dela arqueología egipcia anterior a la Pri-mera Guerra Mundial.

Otro personaje fundamental de aque-lla época de la Arqueología, Maspero,también desapareció de la escena. Dejóla dirección del Servicio de Antigüeda-des, pero, curiosamente, una de sus úl-timas actuaciones fue firmar un contra-to por el que se otorgaba un permiso deexcavación, por diez años, en el Vallede los Reyes a Lord Carnarvon, bajo laférrea dirección de Howard Carter.

En verdad, los tiempos estaban cam-biando y esta nueva concesión era laprueba. El contrato incluía una cláusu-la nada corriente sobre el reparto de loque pudieran aparecer: los enterra-mientos reales intactos pasaron a ser

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Tut-Anj-Amon, la

MARAVILLA

MENSAJERO DEL EGIPTO MILENARIO

ISABEL PRIETO es arqueóloga en el Institutode Estudios del Antiguo Egipto.

Pendiente de Tut-Anj-Amon, con forma de halcón, de oro, esmalte y piedras preciosas (El Cairo, Museo Egipcio).

El cuerpo de Tut-Anj-Amon estabadentro de tres sarcófagosantropomorfos, guardados encuatro capillas. La fotografíarecoge el momento de laapertura de loscontenedores, porprimera vez desde lamuerte del jovenfaraón.

Hace 80 años, Howard Carter descubrió la tumba de un faraóndesconocido de la XVIII dinastía. Isabel Prieto cuenta la maravillosaexperiencia del más brillante hallazgo de la historia de la Arqueología

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intactos. Vuelta a cubrir para su llega-da. Enhorabuena”.

Enviado el cablegrama, ordenó a losobreros rellenar la entrada de la tumbade nuevo, rogando a su amigo Callen-der que se quedara de guardia, mientrasél se trasladaba a Luxor para solicitar undestacamento de soldados que hicieraguardia ante la puerta para evitar el pi-llaje. El último preparativo antes de par-tir hacia El Cairo, para recibir a su me-cenas, fue colocar una piedra encima delos escombros que ocultaban la escale-ra y, sobre ellas, colocó el escudo de ar-mas de Lord Carnarvon.

Lord Carnarvon llegó a Luxor el 23 deNoviembre de 1922. Carter se había ade-lantado para descubrir la entrada antes

de la llegada de su patrocinador. Al pro-ceder a la limpieza de la puerta, apare-ció un cartucho que no se parecía a losque había visto. Se trataba de un cartu-cho real, en el cual se leía el nombre delpersonaje aparentemente enterrado enaquella tumba. Se trataba de un rey delfinal de la dinastía XVIII muy poco co-nocido: Tut-Anj-Amon Neb-Jeperu-Ra.

Bajo los cartuchos del rey, la puertamostraba indudables signos de repara-ción de unos agujeros realizados, contoda probabilidad, por ladrones de tum-bas. Carter no se sorprendió. Hasta en-tonces, nunca se había encontrado unatumba intacta en el Valle. Esas pequeñasrestauraciones de los guardianes de lanecrópolis le eran muy familiares. Sin

embargo, no pudo evitar que el hallaz-go enfriase su emoción inicial. Pero, porotra parte, ¿y si, después de la repara-ción, la tumba hubiera quedado olvida-da bajo las casas de los obreros que élhabía ordenado derribar al inicio de labúsqueda?.

Para salir de dudas desmontó y abrióla primera puerta, tras la que aparecía elpequeño corredor visto en la penumbraal inició de la excavación. Diseminadospor el suelo, aparecían cerámicas rotas,trozos de resina y fragmentos de pastasvítreas. También había un escarabeoperteneciente a Thutmosis III, tatara-buelo del rey. Este revoltijo de objetoshizo pensar a Carter que se encontrabaen otro escondrijo como el de la KV 55.

Se continuó vaciando el pasillo de es-combros y objetos, entre los que desta-caba una cabeza de un joven, realizadaen estilo Amarniense, emergiendo deuna gran nenúfar. Carter no pudo repri-mir en aquél momento la emoción alcontemplar el bello rostro adolescente,surgiendo como el mismo dios Ra, de laflor primordial, símbolo de la eternidad.¿Se trataría del retrato de aquel misterio-so Tut-Anj-Amon nombrado por el sello?

Un silencio sobrecogedorDos días después llegaron frente a otrapuerta, semejante a la primera, pero es-ta vez sellos y cierre estaban intactos.La inquietud era insoportable. Carterdecidió practicar un pequeño orificioen la nueva puerta. Miró, pero no veíanada. Tomó una barra de hierro y la in-trodujo por el agujero, moviéndola deun lado a otro: aparentemente, nadahabía al otro lado. No tenía más reme-dio que agrandar el orificio. Encendióuna vela y comprobó que el aire no es-taba contaminado. Los segundos fue-

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propiedad del Gobierno egipcio, aun-que se estipuló una compensación mo-netaria para Lord Carnarvon, en con-cepto de los gastos ocasionados. Esteacuerdo pareció en aquel momento unsimple trámite, pero cambiaba muchascosas y ninguno de los firmantes pen-só que se convertiría en una pieza cla-ve, en una prueba concluyente ante lostribunales.

La última campañaEn el verano de 1922, Carter estaba enInglaterra, pesaroso porque que LordCarnarvon no quería asumiría el costode una nueva campaña de excavacionesen el Valle de los Reyes. En aquel mo-mento, el aqueólogo tenía cuarenta y

ocho años. Si vemos sus cuadernos y fi-chas de esa época parece que estaba re-signado a tomarse un descanso y escri-bir sobre sus trabajos en Egipto. Entrelos que había realizado, había un mapadel Valle, verdaderamente interesante,fruto de sus detallados estudios de losniveles de estratos que podían corres-ponder a la dinastía XVIII. El mapa si-tuaba exactamente las tumbas de los re-yes y explicaba la relación que existíaentre ellas.

Esa investigación le inducía a excavaren centro del Valle, cerca de la tumbadonde Davis había encontrado los res-tos de un enterramiento de personajesde El Amarna. Pensaba que el lugar po-día proporcionarle mucha informaciónsobre los artesanos y los métodos cons-

tructivos de las tumbas reales. Por tanto,hizo un último intento por persuadir aCarnarvon, que, con cincuenta y seisaños y enfermo, no tenía ningún deseode proseguir la aventura. Finalmente, eltozudo excavador logró convencerlepara realizar una última campaña en elcentro del Valle, en ese pequeño lugar,que él consideraba privilegiado.

En noviembre de 1922, se dio inicioa la excavación, retirándose escom-bros, para descubrir los niveles más an-tiguos. Carter hizo constar en su diario:“1º noviembre, 1922. Empieza la cam-paña 1922-1923: Excavaciones delantede la tumba de Ramsés IV (cadena L.M. 16) en lecho de roca, curso de aguadescubierto 4 noviembre”.

Carter sabía perfectamente que la ma-yor parte de las tumbas se encontrabaen la parte baja del uadi; pero allí el de-terioro estaba garantizado porque pade-cía las riadas e inundaciones ocasiona-das por las tormentas que, de tarde entarde, descargaban su furia sobre el de-sierto. Por otro lado, a esas alturas todoslos arqueólogos sabían que llegabantras los pasos de los ladrones de tum-bas, los de la antigüedad y los contem-poráneos, que trataban de vender obje-tos, e incluso momias, a los turistas. Re-cordando las palabras de Davis, “el Va-lle está agotado”, pensaba que sus sue-ños eran casi inalcanzables.

Fue entonces cuando aquel obreroegipcio que buscaba un hueco paraasentar en el suelo su jarra de agua, mo-

vió unas lajas de piedra y un poco detierra... El hallazgo del escalón permitíaaventurar que se trataba del arranque deuna escalera que bajaba a una tumba.

Temores y esperanzasLa anarquía y la irregularidad eran lascaracterísticas dominantes en la disposi-ción de las tumbas reales en el Valle. Nocabe duda de que la experiencia adqui-rida por Carter en sus anteriores traba-jos, que habían descubierto tumbas deimportancia, fue de gran ayuda paracomprender la naturaleza del nuevo ha-llazgo, permitiéndole identificar adecua-damente el pozo que se abría ante él,aquel 4 de noviembre de 1922.

Por eso, el diario de las excavacionesrevela el escepticismo del descubridoren los primeros momentos del hallazgo:“Entrada a la tumba”, consignaba lacó-nicamente. Pero el pesimismo de Carterdesapareció un día después, cuando vioante él doce escalones de cuidadosafactura, altos y muy semejantes a los delescondrijo de la KV 55 y a los de la tum-ba de Yuya y Tuya. Si no se trataba deuna tumba, desde luego era un escon-dite real.

Dio orden de desescombrar los pel-daños. A su término había una puerta,tapiada, con el enlucido de yeso origi-nal y en él, estampado, se veía el sellode los guardianes de la necrópolis: eldios chacal Anubis, tumbado sobre nue-ve prisioneros atados, dentro de un óva-lo mágico. Carter reconoció inmediata-mente el sello, que había visto –casisiempre roto– en numerosas tumbasdel Valle. Podría ser la tumba de un reyo la de algún allegado a la familia real y,pese al sello, podría estar intacta o, porel contrario, haber sido violada.

Entre el marco de madera de la puer-ta y la pared existía una grieta. Carteracercó una vela al hueco y pudo con-templar que, a continuación, se abría unpasillo. Cuando sus ojos se fueron acos-tumbrando a la penumbra, distinguióun pequeño espacio cubierto de escom-bros y se llenó de esperanza, porquenada parecía haber sido tocado desde elsellado de la puerta tres mil años atrás.

Al terminar el día de trabajo, adoptóprecauciones y dejó al capataz de guar-dia. Al día siguiente, redactó el históri-co telegrama a Carnarvon: “Hecho porfin maravilloso descubrimiento en elValle. Una tumba magnífica con sellos

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el dibujante afortunado

Nacido en 1873 en Norfolk (Inglate-rra), Howard Carter llegó a Egipto

con 17 años, como integrante de una mi-sión arqueológica británica. De 1893 a1899 trabajó haciendo dibujos de las es-culturas e inscripciones halladas en eltemplo de la reina Hatshepsut, en la anti-gua Tebas. En 1902, descubrió la tumbade la propia Hatsehpsut y de ThutmosisIV. Cinco años después conoció a LordCarnarvon, un coleccionista que le encar-gó que supervisara excavaciones en el Va-lle de los Reyes y bajo cuyo patrocinio hi-zo el sensacional descubrimiento de latumba de Tut-Anj-Amon.

La obra más conocida de Carter es Eldescubrimiento de la tumba de Tutankhamon,escrito junto con A. C. Mace. En ella des-cribe los diez años de trabajos que costótrasladar los tesoros de la tumba a El Cai-ro. Carter falleció en Londres en 1939.

Caricatura de Howard Carter, durante susúltimos años de vida en Londres.

Al último intento, Carter persuadió aCarnarvon para que financiara sólo unabúsqueda más en el Valle de los Reyes

El sarcófago interior de la tumba de Tut-Anj-Amon, una pieza hecha totalmente de oro macizo, en cuyo interior se encontraba la momia.Lord Carnarvon y su hija, recibidos por el gobernador de la provincia de Qena en la estaciónferroviaria de Luxor; a la izquierda, Howard Carter.

TUT-ANJ-AMON, LA MARAVILLAMENSAJERO DEL EGIPTO MILENARIO

Page 4: Dossier49 Egipto

La tres veces milenaria historiade Egipto posee pocos ejem-plos tan patéticos como la his-toria de un niño que fue hecho

rey de las Dos Tierras, en medio de lasdramáticas circunstancias provocadaspor un torbellino pasional como no hu-bo otro. Este personaje salió de las bru-mas de la historia –donde le habían co-locado sus inmediatos sucesores– porobra y gracia de la obsesión de HowardCarter: Tut-Anj-Amon.

El niño Tut-Anj-Aton (La Ima-gen Viviente del Aton) –ese erasu nombre de nacimiento– sur-gió de la bruma y entró en laHistoria rodeado de miste-rios: ¿Quiénes fueron susprogenitores?, ¿Dónde na-ció?, ¿Por qué fue él el ele-gido para ser el rey quellevó a cabo la restaura-ción del culto a los dio-ses después de la perse-cución amarniense?, ¿Có-mo murió?, ¿Fue asesina-do por orden de su suce-sor en el trono, el PadreDivino Ay?, ¿Es cierto queen su tumba se han halladogran cantidad de objetos pro-piedad de otros reyes del períodoamárnico, como si hubiesen sido en-terrados allí como objetos malditos?

La realeza egipcia, surgida de la gue-rra de liberación nacional contra los

alcanzaron la quinta catarata del río Ni-lo, en el corazón del actual Sudán, po-co antes de la confluencia entre loscauces del Nilo Blanco y el Azul.

Las riquezas afluyeron a Egipto comoel limo que el propio río traía en su cre-cida. La tierra amada se convirtió en elcentro del mundo conocido. El poder desus reyes era inmenso. Pero la construc-ción de este inmenso edificio político y

económico tenía su principal funda-mento y apoyo en una gran idea

religiosa que daba su alma alpaís mismo: la sombra delpoderoso dios Amón se cer-nía sobre todo este com-plejo entramado de podery de gloria.

Los reyes de la nuevadinastía creada por Ah-mosis habían sido apo-yados desde el princi-pio por el clero deldios tebano. Desde suciudad de Karnak, eldios gobernaba elmundo a través de suhijo, el faraón. El rey era

el encargado de adminis-trar todo ese inmenso pa-

trimonio, pero debía rendircuentas y beneficiar al pode-

roso clero del dios. Esta situa-ción fue provocando una serie de

tensiones entre la Casa Real y la jerar-

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Tut-Anj-Amon pudo ser asesinado

CONSPIRACIÓNFue elegido para liquidar las consecuencias de la herejía amarniana.Teresa Bedman expone los muchos misterios que rodean a este faraón,juguete de los intereses de su tío-abuelo Ay, que le sucedió en el trono

MENSAJERO DEL EGIPTO MILENARIO

Hicsos, hacia 1550 a. C., había llevadoa Egipto a las más altas cotas de podere influencia de su historia. Por el Este,las fronteras se extendieron probable-mente hasta el mismo curso del río Éu-frates, en el Norte de Siria, mientrasque, por el Sur, sus tropas y factorías

Durante años se pensó que la reina Tiy,esposa de Amen-Hotep III, era la madre deTut-Anj-Amon. Hoy se sabe que no es así.

TERESA BEDMAN es egiptóloga en el Institutode Estudios del Antiguo Egipto.

ron siglos para los allí presentes, queguardaban en un sobrecogido silencio.

Carter comprendió en ese instanteque no estaba ante un escondrijo. Lapobre luz despertó fascinantes siluetasde una masa de animales fantásticosque despedían destellos de oro. Era unatumba intacta, sin duda la de un rey,que tras su enterramiento había reposa-do en paz hasta la llegada de los ar-queólogos europeos. “Veo cosas mara-villosas”, fue lo único que acertó a decirCarter, respondiendo a las ansiosas pre-guntas de Lord Carnarvon.

La edad dorada de la ArqueologíaEgipcia fue una etapa de aventura, ro-manticismo y búsqueda de tesoros per-didos. Los arqueólogos que entrabanpor primera vez en un templo o en unatumba, meditaban que ante ellos seabría un espacio suspendido en el tiem-po. Era una especie de experiencia mís-tica, el investigador normalmente entra-ba en comunión con su descubrimiento.

Howard Carter no tuvo esa oportuni-dad. El pequeño rey Tut-Anj-Amon, lehabía hecho la jugada completa. Aqué-lla tumba estaba intacta. Nunca habíasucedido nada igual antes. De repente,el Valle se inundó de curiosos. Vinieronlas primeras presiones de los medios decomunicación: la gente quería saber, te-nía derecho a conocer. Autoridades, tu-ristas, aristócratas, snobs... Todos escri-bían solicitando un permiso para podercontemplar la hermosa tumba intacta deese desconocido faraón.

El relieve informativo dado al hallaz-go sumió al arqueólogo en todo tipode compromisos, retrasos, molestias ytemores. Sobre todo, miedo: ¿y si, al le-vantar los diferentes paneles que com-ponían las capillas que protegían lossarcófagos del rey, fallaban las poleas,precariamente colocadas en un espacioreducidísimo? Los maravillosos collaresde cuentas que llevaba el faraón sobresu momia fueron también una pesadi-

lla, pues el hilo que los unía estabadestrozado por el tiempo: si se fallabaen su traslado, se encontraría con unabuena colección de bolitas de coloressin forma ni concierto. Estos problemascotidianos se agrandaban en la imagi-nación del arqueólogo, que sopesabala repercusión periodística de un fallo.

La catastrófica humedadUn problema de difícil solución fue elpropio aislamiento milenario de la tum-ba. Allí se había creado un ambiente enel cual los objetos y los materiales orgá-nicos –madera, cuero, frutas y otros ele-mentos– allí depositados habían perdi-do su humedad, adaptándose a la se-quedad ambiental. Tras la apertura de latumba, esos materiales comenzaron adeteriorarse rápidamente: “Parece quetodo va a ser perfecto, pero de repente,cuando casi lo tienes todo, se escuchaun crujido, se desprenden pedazos de laornamentación. Los nervios se tensantanto que te duelen [...] miras el espacioy esta todo ocupado por gente, ¿se pue-de remediar la catástrofe?...” refleja Car-ter, angustiado, en su Diario.

La presencia de Howard Carter alfrente de todo este delicado trabajo,hasta que la tumba fue totalmente va-ciada, fue una gran suerte para el futurode los tesoros allí acumulados. Sir Flin-ders Petrie, el respetado arqueólogo yegiptólogo británico, manifestó que losconocimientos de Carter garantizaban laperfecta conservación de los objetos en-contrados en la tumba. Pero, ¿sería sufi-ciente su competencia para salvar aque-llos tesoros de la continua procesión denotables, autoridades y curiosos en ge-neral? Mientras les dedicaba su aten-ción, los objetos que no entendían dehorarios ni de protocolos, se deteriora-ban por segundos, ante la desespera-ción del arqueólogo.

Peor fue lo que ocurrió luego: LordCarnarvon falleció pocos meses despuésen El Cairo y Howard Carter quedó tem-poralmente apartado de la dirección delos trabajos en la tumba, de los que sehizo cargo Pierre Lacau, un personajenefasto para su contenido. Las piezas seembalaron con excesiva rapidez y sincuidado alguno. Fueron trasladadas sinlas imprescindibles medidas de seguri-dad y hasta es posible que alguna deellas “se perdiera” en los circuitos deltrafico ilegal de antigüedades. n

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Los turistas se amontonan hoy delantede las vitrinas que contienen las pie-

zas del ajuar funerario de Tut-Anj-Amon.Pocos conocen las dificultades que rodea-ron los trabajos de vaciado, catalogación,conservación, consolidación, embalaje ytraslado al Museo Egipcio de El Cairo detodo el contenido de la tumba. En estas lí-neas solo hemos mostrado la punta deliceberg.

En general, se ha criticado la dura laborde Howard Carter. Sin embargo, existe unadetallada documentación sobre sus trabajos

en la tumba, que demuestran su cuidadosoy metódico trabajo: una magnifica docu-mentación fotográfica, una extensa serie denotas en sus diarios de excavación y unaenorme cantidad de fichas descriptivas delas piezas. Todavía no se ha llevado a cabola recopilación completa de estos valiosísi-mos documentos.

Howard Carter falleció sin recibir nin-gún honor ni reconocimiento público. Alos ochenta años de su extraordinario ha-llazgo, ya es hora de agradecerle su aporta-ción a la cultura y la Historia.

En recuerdo de Carter

Desmontaje de una de las arcas que contenían los sarcófagos de Tut-Anj-Amon. Carter temíasiempre que las poleas se rompieran y se destruyeran las piezas del tesoro.

Page 5: Dossier49 Egipto

considerar al rey Amen-Hotep III comoel verdadero padre del príncipe. Pero ¿ysu madre? El primer impulso fue decla-rar a la reina Tiy como la mujer que diola vida al infante Tut-Anj-Aton. Un me-chón de cabellos hallado junto a la es-tatuilla de oro de Amen-Hotep III en latumba del pequeño rey dio una posiblepista en tal dirección. Al parecer, la es-tructura del cabello hallado coincidía al-tamente con la del existente en la cabe-za de una momia de mujer, hallada enel cachette de la tumba de Amen-HotepII, en el Valle de los Reyes. La propues-ta de identificación de dicha momia conla reina Tiy podría confirmar que los ca-bellos del relicario hallado entre el ajuarfunerario de Tut-Anj-Amon, podrían ha-ber sido de Tiy y, por tanto, que Tiy hu-biera sido su madre. Pero se impone laevidencia biológica: difícilmente podría

ser fecunda una mujer de más de cua-renta y cinco años en aquélla época.

Por otra parte, si había una mujer quepudiera haber sido Gran Esposa Real yestar en edad fértil, era la reina Sat-Amon, hija de Amen-Hotep III y de la

reina Tiy, que fue desposada por su pa-dre Amen-Hotep III al ser divinizadocomo el “Aton Viviente”.

He aquí el círculo cerrado. Un prínci-pe, hijo directo del gran Amen-HotepIII, último rey reconocido en las listasreales que excluían el proceso amárni-

co, e hijo de una Gran Esposa Real,también del último período legítimo alos ojos de los sacerdotes de Amón, fueelegido para ocupar el trono y ceñir laDoble Corona en nombre del poderosodios Amon: éste fue Tut-Anj-Amon.

La razón por la cual no se ha encon-trado ni un solo objeto con el nombrede Sat-Amón, su probable madre, en latumba de Tut-Anj-Amon, habría queexplicarla por la aversión que ella des-pertaba en el sucesor del rey difunto,el Padre Divino Ay, encargado de orga-nizar todo lo relativo al enterramientodel joven rey. Sat-Amon ya habríamuerto años antes y, simplemente, sedecidió desvincular su memoria de lade su hijo.

Una nodriza de MenfisSe ha manejado la idea de que Tut-Anj-Aton nació en El Amarna, la ciudad delHorizonte del Disco “El Ajet-Aton”. Es-ta teoría se apoya en la interpretaciónhistórica del período, a la vista deaquellos que han venido negando la

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Los Vasos Cánopos de la tumba de Tut-Anj-Amon contenían las vísceras del rey. El joven muriótras recibir un fuerte golpe en el occipucio, que abrió una agonía de dos o tres meses.

Relieve en la tumba de Maia, en Sakara. Lainscripción la identifica con el título deNodriza de Tut-Anj-Amon.

Tut-Anj-Amon era el príncipe elegido porlos sacerdotes de Amón para cerrar lacrisis abierta por la herejía de Aj-en-Aton

quía amoniana que, finalmente, desem-bocarían en la ruptura provocada bajoel reinado de Amen-Hotep III, y consu-mada bajo Aj-en-Aton.

Rebedía contra AmónEl que, probablemente, fuera abuelo deTut-Anj-Amon, Thutmosis IV, inició yaun decidido alejamiento de la asfixiantetutela de Amón. Activó el movimientoque trataría de colocar al rey de Egiptobajo la protección del dios solar, Ra Hor-Ajty (Aton) para hacer frente al insopor-table poder del dios Amón. Su hijo y su-cesor, Amen-Hotep III, se convirtió, élmismo, en el Atón viviente, es decir, enla expresión divinizada del Sol sobre laTierra y, finalmente, el hijo de éste y dela reina Tiy, Amen-Hotep IV, llevó estarevolución hasta sus últimas consecuen-

cias, cerrando los templos de Egipto ytratando de imponer un solo culto a unsolo dios, Atón, manifestado en el discosolar que cruza el firmamento.

La primera cuestión en esta historia esaveriguar de quién fue hijo el príncipeTut-Anj-Aton. No hay ningún acuerdoentre los especialistas. Unos lo declaranhijo de Aj-en-Aton y de una reina se-cundaria llamada Kiya; otros, del padredel anterior, Amen-Hotep III y de la rei-na Tiy, pero lo cierto es que ninguna deambas propuestas se ha impuesto defi-nitivamente. Una tercera posibilidad esque fuera hijo de Amen-Hotep III y dela Gran Esposa Real, Sat-Amón, la pri-mogénita habida con Tiy y desposadapor su propio padre en el año treinta desu reinado, durante la celebración de laprimera fiesta jubilar del rey.

A favor de la tesis de la paternidad deAj-en-Aton testifica el hallazgo de unbloque en Hermópolis, probablementeprocedente de un edificio construidopor este rey, que habla de que el prín-cipe, es “hijo de su cuerpo” –sin queconste el nombre del rey que lo decla-ra como tal–, lo que equivalía en lamentalidad egipcia a declararlo su hijobiológico. Pero una inscripción igual seencuentra recogida en un arquitrabe dela gran columnata del Templo de Luxor–esta vez, referida a Amen-Hotep III–,por lo que ambos datos deberían serdescartados. Debido a su posible natu-raleza propagandística, que alteraría larealidad histórica, no se suelen admitirlas diferentes inscripciones halladas entemplos, en las que Tut-Anj-Amon sedeclara continuador de las obras de supadre, Amen-Hotep III.

La viva imagen de su padreSin embargo, sí hay otras observacio-nes, tales como que el nombre que sele impuso al nacer significa “La Imagendel Atón Viviente”. Es probable que seauna clara referencia a su padre carnal:él era la viva imagen de su padre.

El único “Atón Viviente” que conoce-mos fue el rey Amen-Hotep III, que sedivinizó a sí mismo como tal durante suprimer Jubileo, celebrado en el añotreinta de su reinado. Se sabe que, poraquellas fechas, el futuro Aj-en-Aton ce-lebró en honor de su padre, Amen-Ho-tep III, el “Atón Viviente”, otra extrañafiesta jubilar destinada a reforzar la ima-gen divina solar del primero.

Otro importante dato a tener encuenta para tratar de conocer la pater-nidad del pequeño rey reside en el he-cho de que, entre su ajuar funerario, sehalló un collar del que pendía efigie deAmen-Hotep III, todo ello de oro.

Finalmente, parece lógico pensar que,cuando se produjo el retorno al régimenortodoxo bajo la tutela del dios Amón,se eligió para llevar a cabo la restaura-ción de los cultos de los dioses a unapersona en la que tenían que confluirlas condiciones de sucesor legítimo delúltimo rey, reconocido por la ortodoxiae hijo de una Gran Esposa Real. Ade-más, ninguno de éstos podrían ser, evi-dentemente, ni Aj-en-Aton, ni Nefert-Ity,personajes altamente indeseables parael clero de Amón.

Todas estas circunstancias apuntan a

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Estatua de Amen-Hotep III, el probable padre de Tut-Anj-Amon. En su reinado comenzó latensión entre Palacio y los sacerdotes de Amón.

TUT-ANJ-AMON PUDO SER ASESINADO, CONSPIRACIÓNMENSAJERO DEL EGIPTO MILENARIO

Page 6: Dossier49 Egipto

El Fayum. En cualquier caso,lejos de Tel-El Amarna.

Por tanto, las convulsionesde los últimos momentos delperíodo amárnico sucedieronmientras el príncipe se encontra-ba en lugar seguro, a salvo de latragedia, como recambio y garantíade la reinstauración del régimen orto-doxo, para cuando los excesos del lla-mado rey hereje y su familia hubieranpasado.

Un niño en el tronoLa idea más admitida por los egiptólo-gos respecto del ascenso o designaciónde Tut-Anj-Aton para ocupar el tronode Egipto es que habría sucedido al reyllamado Anj/(Anjet)-Jeperu-Ra Nefer-Neferu-Aton –esto sucedió algunosaños después de la muerte de Aj-en-Aton– y con el apoyo de una serie depersonajes de alta influencia política enese momento, tales como el Padre Di-vino Ay y los generales Hor-em-Heb yNajt-Min, los dos primeros, también, fu-turos faraones.

La promoción del príncipe a la fun-ción de rey de Egipto tuvo todas las ca-racterísticas de una restauración políticaen medio de una crisis formidable: rei-naba la anarquía interna y las fronterasde Egipto y sus posesiones sirias esta-ban amenazadas. En este contexto, losnotables debieron calcular las conse-cuencias de un golpe institucional. Loprimero era buscar una reina que, conarreglo a las costumbres y tradiciones,fuera adecuada para desposarse con elnuevo faraón: se eligió a la princesaAnj-es-en-pa-Aton, hija del rey Aj-en-Aton y de la Gran Esposa Real Nefert-Ity. Por tanto, con arreglo a la tradiciónposeía las condiciones para entregar eltrono al elegido para ser futuro rey.

Esta elección deja entrever los futu-ros planes de Ay, su tío-abuelo, conquien debieron llegar a un acuerdo elgeneral Hor-em-Heb y el clero deAmón. Se trataba de llevar a cabo unenlace de compromiso entre el candi-dato de la ortodoxia para ser faraón yla reina que debía compartir la coronacon él. Se observa claramente cómo losdos grupos de poder, el amoniano y elque salía del naufragio amárnico, cadauno con su apoyo militar, jugaron lapartida por el trono.

Tut-Anj-Aton no tendría más de diez

u once años; Anj-es-en-pa-Aton seríaacaso tres o cuatro años mayor. Nadamás ser coronados, o simultáneamente,cambiaron sus nombres. El rey se lla-maría en adelante Tut-Anj-Amon y lareina, Anj-es-en-Amon. La restauraciónhabía comenzado.

Ocaso dinásticoCon el reinado de Tut-Anj-Amon co-mienza el llamado período post-amar-niense. Los datos arqueológicos indicanque Tut-Anj-Amon reinó durante nueveo diez años, es decir, que al morir, ten-dría entre diecinueve y veinte años.¡Corta vida para un faraón que teníatanto por hacer! Fue la suya una épocade reconstrucción y de vuelta a las es-tructuras anteriores, incluso, a los tiem-pos del propio Thutmosis IV.

El primer acto que se le conoce al reyfue dictar un decreto –que sería ex-puesto en las principales capitales delpaís y denominado por los egiptólogosla Estela de la Restauración– en el quese reinstauraba el culto al dios Amón yde los demás dioses y se ordenaba lareapertura de los antiguos templos.Después, siguió una formidable cam-paña de obras por todo Egipto para re-construir los templos abandonados yerigir otros nuevos. Es asombrosa laactividad constructiva que se desple-gó por todas partes durante la cortaduración de su reinado.

El ejército emprendió enérgicasexpediciones contra hititas, beduinosy nubios. En suma, restauró la in-

fluencia egipcia en sus áreas de domi-nio tradicional: el Pasillo sirio y Nubia.

El resto de los acontecimientos de sureinado está oculto a nuestros ojos. Si latumba de Tut anj-Amon ha entregadouna enorme cantidad de preciosos ob-jetos que permiten conocer minuciosa-mente el arte de la época, apenas ha fa-cilitado datos acerca de su vida.

Actores en una tragediaLa carrera por el poder se había desata-do: Ay y su hijo, el general Najt-Min porun lado y Hor-em-Heb –con el apoyomayoritario del ejército y del clero deAmón– por el otro. En medio de esta vo-rágine de intrigas palaciegas estaban losdos jóvenes soberanos. Quizás ajenos alo que se tramaba, sus vidas siguieron elcurso marcado por el tenebroso guiónque les había tocado interpretar. Pode-mos advertir la auténtica prisión doradaen la que los dos adolescentes se halla-rían: los sacerdotes, los ministros, los ge-nerales, todos ellos controlando a la pa-reja real a través de los cortesanos y ser-vidores del rey y de las damas de la rei-na. Al mismo tiempo, los dos partidosvigilándose estrechamente.

Hor-em-Heb pasó a gobernar el Nor-te del país, al mando de todos los ejér-citos del Delta y el Pasillo sirio, al tiem-po que llevaba a cabo campañas enNubia, por el Sur. Mientras, Ay perma-necía siempre cerca del rey y de su es-posa, para poder ejercer más fácilmen-te su influencia.

Cuando se llevó a cabo la autopsia dela momia del rey, en el año 1925, porDouglas Derry, se indicó que podríahaber fallecido de muerte natural, qui-

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Nefert-Ity, esposa de Aj-en-Aton, era otropersonaje indeseable para los sacerdotes deAmón (Berlín, Museo Egipcio).

existencia de una corregencia entre Aj-en-Aton y su padre, Amen-Hotep III.Admitido que ambos reyes pudierontener cortes paralelas y reinados con-juntos durante un período mínimo deonce años, la forzada hipótesis de queel príncipe debió nacer en El Amarnapierde mucha fuerza.

De hecho, no se ha encontrado allíningún dato probatorio de la mera pre-sencia del príncipe Tut-Anj-Aton. Se co-nocen improntas y anillos con el nom-bre de Tut-Anj-Aton hallados en la ciu-dad de Aton, pero no son pruebas con-cluyentes de nada, al tratarse de ele-mentos fácilmente transportables.

Otra pregunta sin respuesta surge enla investigación: si Tut-Anj-Aton hubierasido hijo de Aj-en-Aton, habría sido elúnico hijo varón del rey. ¿Es posible ad-mitir que se encuentren por toda la ciu-dad numerosas alusiones y representa-ciones de todas las hijas del rey y seomita la mención del único varón naci-do del soberano?.

Sin embargo, en los últimos tiempos,se ha descubierto una circunstancia quepodría resultar definitiva. Se trata de unatumba hallada por Alain Zivie en 1997,en el Bubasteion de Sakara que, confor-me a sus relieves e inscripciones, perte-neció a una mujer llamada Maia, la cualfue nodriza del rey Tut-Anj-Amon.

La pista de MenfisSakara era la necrópolis de la ciudad deMenfis, la gran capital del Norte, y elcargo de nodriza real no tenía, en el ca-so de las mujeres que lo llevaron, nin-guna implicación simbólica. Normal-mente, cuando nacía un príncipe real yla madre no podía, por alguna razón,amamantarle, se encargaba de esta tareanutricia a una dama de alto rango, quehubiera tenido un hijo recientemente.

Eso proporciona dos conclusiones:primero, que una mujer residente en laciudad de Menfis fue la nodriza delpríncipe Tut-Anj-Aton y, segundo, quepara ejercer tal función debió ser elegi-da para amamantar a un recién nacidoque, forzosamente, había visto la luzen la ciudad donde la nodriza vivía: lamisma Menfis. En suma, podría admi-tirse que Tut-Anj-Aton nació en Menfis,la gran capital del Norte de Egipto. Portanto, el joven príncipe habría sidocriado en el mismo Menfis o, a lo más,en la ciudad-Palacio de Mi-Ur, cerca de

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Reyes de la Dinastía XVIIIAhmosis ……………………………… 1543-1518Amen-Hotep I ………………………… 1517-1497Thutmosis I …………………………… 1496-1483Thutmosis II …………………………… 1483-1480Hatshepsut …………………………… 1479-1457Thutmosis III ………………………… 1479-1424Amen-Hotep II ………………………… 1424-1398Thutmosis IV ………………………… 1397-1387Amen-Hotep III ……………………… 1387-1348Amen-Hotep IV /Aj-en-Aton ………… 1348-1331Nefer-Neferu-AtonSe-Menej-Ka-Ra (¿)Tut-Anj-Amon ………………………… 1328-1318Ay……………………………………… 1318-1314Hor-em-Heb …………………………… 1314-1292

Se-Men-Ka-Ra y Merit-Aton.

Coloso de Aj-en-Aton,el faraón que seenfrentó al poder de los sacerdotes de Amón y trató de imponer el culto a un sólo dios, Atón(Luxor, Museo de Arte Egipcio).

TUT-ANJ-AMON PUDO SER ASESINADO, CONSPIRACIÓNMENSAJERO DEL EGIPTO MILENARIO

Page 7: Dossier49 Egipto

Cuando el arqueólogo Ho-ward Carter y su mecenasLord Carnarvon abrieron latumba del casi desconocido

faraón Tut-Anj-Amon, su primera im-presión fue la de acceder a un escon-drijo que tal vez contuviese materialesregios de el-Amarna. A los excavadoresno se les pasó por alto que la tumbahabía sido violada como mínimo dosveces, quizá en época del faraón Ay,sucesor de Tut-Anj-Amón: la primerabuscando metales preciosos, telas ycosméticos y la segunda, joyas y vasosde metales nobles; tras esas violacionesla tumba fue nuevamente sellada.

Lo que pudieran robar no debió sermucho, dado el abarrotamiento de lohallado, pero si algo se llevaron los la-drones, aún habría que aumentar el in-menso tesoro encontrado hace ahoraochenta años. Para que el lector puedahacerse al menos una pálida idea, bas-te decir que el vaciado de la tumba y lacatalogación y conservación de los ob-jetos antes de su traslado a El Cairo su-pusieron un arduo trabajo de casi unadécada de esfuerzos.

Una tumba insignificanteLa tumba de Tut-Anj-Amon, conocidasegún la nomenclatura técnica comoKV 62, no era un morada eterna propiade la realeza, sino, más bien, un sepul-cro privado, adaptado a toda prisa, pa-ra recibir el cuerpo del joven faraón,

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FEDERICO LARA PEINADO es profesor titular de Historia Antigua, UniversidadComplutense de Madrid.

Era inimaginable que hubiera allí semejante

TESOROEn la pequeña tumba improvisada, la más modesta del Valle de los Reyes, se acumulaban millares de piezas maravillosas, que describe FEDERICO Lara

MENSAJERO DEL EGIPTO MILENARIO

La Máscara de Oro de Tut-Anj-Amon es la mejor pieza del tesoro y una de las obras maestras deorfebrería universal. Pesa diez kilos y está adornada con incrustaciones de lapislázuli.

zá de tuberculosis. Sin embargo, en1969, el doctor R. G. Harrison solicitó yobtuvo un permiso de las autoridadesegipcias para hacer un examen del ca-dáver de Tut-Anj-Amon con rayos X.

El estudio del cráneo denunció laexistencia de una mancha oscura en subase. Los estudios anatomo-patológicosindicaron que eran los restos de unabolsa hemorrágica, situada bajo lasmembranas que recubren la masa cere-bral. Los investigadores advirtieron laposibilidad de una nueva y verosímilcausa de muerte: el rey habría recibidoun fuerte golpe en el occipucio, que lecondujo a un largo proceso agónico deno menos de dos meses de duración.Un prolongado estado comatoso que sefue agravando conforme el hematomaiba presionando más y más la masa ce-rebral contra el cráneo.

Las conclusiones forenses de esta gra-vísima lesión se orientaron hacia un ho-micidio como causa de la muerte del jo-ven rey. La lesión no podía haberse pro-ducido de modo casual a causa de unacaída, por ejemplo; era más plausibleque la hubiera provocado un golpe demaza u otro objeto contundente. Portanto, podría haber sido asesinado.

¿Quién asesinó al rey?Si se observa atentamente la decora-ción de la cámara sepulcral de la KV62, la tumba de nuestro pequeño rey,rápidamente se percibe una caracterís-tica sospechosa en la primera de lastres escenas de la pared norte: El Osi-ris-rey Tut-Anj-Amon recibe los ritosfunerarios de la apertura de la boca demanos de otro rey, ya coronado, cuyosnombres están rodeados con los habi-tuales cartuchos. Se trata del Padre Di-vino Ay, convertido en Señor de lasDos Tierras. Esta representación es ab-solutamente única en todo Egipto.

Es claro que Ay tenía especial necesi-dad de proclamar su condición de he-redero y sucesor del rey difunto y dehacerlo como faraón coronado. Sabe-mos que la coronación del rey sucesorse llevaba a cabo durante los 70 díasdel embalsamamiento, pero también,que ningún otro rey se hizo hecho re-presentar en tal situación, ni antes nidespués, en la tumba de su antecesor.Por lo que cabe deducir que Ay no es-taría desvinculado de la causa homicidaque costó la vida a Tut-Anj-Amon

La tumba en sí misma es otro indiciode las extrañas circunstancias de la muer-te del rey. Según todos los indicios pa-rece que Tut-Anj-Amon se había hechoexcavar una tumba en el llamado ValleOccidental, también conocido como Va-lle de los Monos, donde estaba enterra-do Amen-Hotep III, su probable padre.Esa tumba, hoy numerada como la WV25, fue finalmente ocupada por Ay. ParaTut-Anj-Amon se habilitó con extremaurgencia una pequeña tumba en el Vallede los Reyes que, por las casualidadesdel destino fue prontamente olvidada, loque le valió la preservación hasta sudescubrimiento por Howard Carter.

En el ajuar funerario del monarcapresuntamente asesinado se encontrógran cantidad de objetos con las ins-cripciones retocadas, que demostraban

que sus dueños anteriores habían sidoel rey Anj-Jeperu-Ra Se-Menej-Ka-Ra,un posible hermano de Tut-Anj-Amony el mismísimo Aj-en-Aton.

A todo ello, se unió el hallazgo enBogaz-Köy, Turquía, de una tablilla debarro cocido muy reveladora: era unacarta enviada por una reina egipcia, alparecer Anj-es-en-Amon, al rey de loshititas en la que comunicaba al tradi-cional enemigo de Egipto que estabaaterrorizada, pues su esposo habíamuerto y no tenía hijos que le sucedie-ran en el trono. La reina egipcia pedíaal soberano hitita que le enviase un hi-jo suyo para hacerle ¡nada menos querey de Egipto!

Una muerte sospechosaEs fácil componer la escena. Despuésde cometerse el magnicidio, Anj-es-en-Amon, conocedora de los planes de sutío-abuelo Ay, trató de buscar ayudaexterior, pues sabía que, dentro deEgipto, nadie la ampararía ya a ella, úl-tima descendiente viva del rey heréticode Tel Amarna. La princesa tuvo unarespuesta positiva: fue enviado a Egip-to el príncipe hitita Sennansa, pero mu-rió extrañamente en el camino, antesde alcanzar su destino. Superado eseproblema, se sospecha que Ay debiódesposar a la reina viuda, a pesar deque tenía ya esposa conocida y se sabeque, después de estos terribles y dra-máticos acontecimientos, la desgracia-da Anj-es-en-Amon desapareció de lahistoria para siempre.

Ay tuvo un efímero disfrute de susconspiraciones: su reinado duró pocomás de cuatro años. Con él desapare-ció el último actor del drama amárnico.A su muerte, el ejército tomó el poder,de acuerdo con el clero de Amón. Elgeneral Hor-em-Heb puso los cimien-tos de la XIX dinastía y se ocupó deborrar la memoria de sus antecesores,usurpando sus monumentos y ponien-do en orden un país en ruinas, sumidoen la anarquía y corrompido por lasconspiraciones palaciegas.

Según las listas reales oficiales, sureinado fue el que siguió al del granAmen-Hotep III... Pero, para acceder alpoder, debió casarse con una mujerque, probablemente, era hija de Ay, lareina Mut-Nedyemet, la única que po-día entregarle la legitimidad recibidadel último rey de la dinastía. n

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El Padre Divino Ay, sucesor de Tut-Anj-Amon y vinculado a su muerteviolenta (El Cairo, Museo Egipcio).

Cabeza de niño, probablemente de Tut-Anj-Amon, saliendo de una flor de loto.

Page 8: Dossier49 Egipto

porque todavía no se había acabado deconstruir su eterna morada oficial. Estatumba, la más famosa del Valle de losReyes, es, paradójicamente, la más mo-desta, algo insignificante ante las gran-des tumbas de los faraones que le pre-cedieron y de los que le siguieron. Mi-de tan solo 20 por 15 metros. Su plan-ta es simple: una escalera de 16 pelda-ños conduce a un corredor que desem-boca sobre una antecámara rectangu-lar. A su vez, ésta cuenta con un pe-queño anexo. Tan sólo el tercer y prin-cipal habitáculo, la llamada Cámara deOro, en donde reposaba la momia, sehalla decorada con pinturas –de cali-dad mediana– en las que figuran variosdioses (Anubis, Hathor, Isis) y diferen-tes personajes. Entre ellos se halla Ay,cumpliendo el rito de la apertura de laboca, el propio Tut-Anj-Amon y su ka,sus dos visires y otros cortesanos trans-portando el sarcófago real. La Cámarade Oro contaba, también, con un pe-queño anexo, conocido como Cámaradel Tesoro, repleto de objetos maravi-llosos.

En todas sus estancias se efectuaron

importantes hallazgos. En el corredor,varias navajas de bronce y frutos secos.En la antecámara, repleta de numero-sos objetos dispuestos en un verdade-ro caos, sobresalían dos figuras ka delrey (conocidas como los Guardianes),de tamaño natural, tres lechos decora-dos y un confuso montón de carrosdesmontados, amén de raras cajas deforma ovoide que contenían alimentosvariados (pan, pasteles, legumbres, car-ne de buey, patos, gansos, miel, dáti-les, uvas, jínjoles, higos de sicomoro,almendras y pepitas de sandía).

En la cámara sepulcral se localizó lamomia, dispuesta en el interior de tresataúdes encerrados en un sarcófago decuarcita, fijado a su vez dentro de cua-tro sepulcros dorados.

En la Cámara del Tesoro aparecieronmás de 500 piezas importantes, entreellas, numerosas esculturas, así comoel famoso Chacal de Anubis, compo-nente de un hermoso cofre portátil, laCabeza de Vaca, de madera dorada ycon estilizados cuernos cubiertos decobre, un sinfín de cajas, cofres, arco-nes, modelos de barcos, así como la

Capilla Canópica, montada sobre tri-neo, dos fetos momificados, corres-pondientes a dos hijas de Tut-Anj-Amon, y varios lechos.

En el anexo a tal cámara se recogie-ron materiales diversos: jarras de cerá-mica que habían contenido vino, vasi-jas de alabastro, cestos de fruta, mue-bles apilados, taburetes, armazones decama y centenares de ushebti.

Desfile de bellezaEn una selección de todo lo hallado ca-be resaltar estas piezas:

La Máscara de Oro. Dispuesta di-rectamente sobre la momia como pro-tección mágica, presenta los rasgosidealizados del joven faraón y constitu-ye hoy el centro del espacio reservadopor el Museo de El Cairo a Tut-Anj-Amon. Se trata de una de las obrasmaestras de la orfebrería universal: es-tá trabajada con hoja de oro –metalque simbolizaba la carne divina inco-rruptible–, con un peso de 10´23 kilo-gramos, y tocada con el nemes o paño-leta real, incrustada con lapislázuli dis-puesto en franjas. En la frente se hallan

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Anexo del tesoro, tal como lo halló Carter. En primer plano, Estatua de Anubis sobre un palanquín y, detrás, cofre con los vasos Canopos.

El Trono de Oro es uno de los muebles más hermosos del antiguo Egipto.El respaldo muestra a la reina aplicando perfume a Tut-Anj-Amon.

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Carter en España

El 4 de noviembre de 1922, se produjoun acontecimiento que conmocionó no

sólo a los arqueólogos, sino también a la opi-nión pública de todo el mundo: el hallazgode la tumba de Tut-Anj-Amon. España nofue una excepción y la prensa fue informan-do de los sucesivos descubrimientos queprodujeron en ella con una cierta regulari-dad.

La primera noticia del descubrimiento deeste sepulcro real que hemos encontrado pu-blicada en la prensa española data de casidos meses después de producirse, el 30 dediciembre de 1922, y se publicó en la revis-ta Alrededor del Mundo, con el titular: “Latumba de Tutankhamen”. Más atrayente esel artículo que A. R. escribió en La Esferadel 20 de enero de 1923, con el título “Eldescubrimiento arqueológico más impor-tante de los tiempos modernos”.

Recordemos que el 9 de enero de 1923,lord Carnavon firmó con The Times una ex-clusiva para que las informaciones de losdetalles de los descubrimientos que se ibanhaciendo en esta tumba se canalizaran através de este periódico. Este acuerdo pare-ció una afrenta no sólo para la prensa delresto del mundo en general, sino para laegipcia en particular. Sin embargo, esteacuerdo no fue obstáculo para que la pren-sa periódica y las revistas de informacióngeneral españolas publicaran habitualmen-te noticias sobre este asunto.

Ante la fascinación del mundo enteropor los ricos objetos encontrados, su descu-bridor se vio en la obligación de darlos aconocer a través de unas charlas en diversospaíses. Así, Howard Carter dio su primeradisertación en Londres, el 21 de septiem-bre de 1923. Invitado por el duque de Al-ba, llegó a Madrid el nuboso lunes 24 de

noviembre, con el proposito de dar dosconferencias sobre “El descubrimiento dela tumba de Tutankhamen”.

Su primera alocución tuvo lugar el mismodía de su llegada, en un salón de la Residen-cia de Estudiantes, que ya se había llenadoantes de que comenzara. El público que secongregó para escucharle fue muy heterogé-neo y estaba compuesto por diplomáticos,intelectuales y estudiantes. Sus palabras fue-ron acompañadas por la proyección de nu-merosas diapositivas.

Ante la gran expectación que despertó, susegunda conferencia se celebró en el TeatroFontalba, el miércoles 26, a las seis de la tar-de. La sala del teatro se llenó media hora an-tes del comienzo. En un palco frente al esce-nario estuvieron los Reyes de España, acom-pañados por el duque de Alba y las duque-sas de Parma y San Carlos. Al igual que la

anterior, sus palabras fueron completadascon abundantes diapositivas.

Ambas conferencias fueron calificadaspor algunos diarios (La Época y El Impar-cial) de “verdadero acontecimiento cientí-fico”. Y, ya durante su ausencia, la prensaespañola continuó dando noticias sobreTut-Anj-Amon y/o su tumba.

Otra vez invitado por el duque de Alba,la mañana del sábado del 19 de mayo de1928, Howard Carter llegó a Madrid paraotras dos disertaciones. La primera tuvo lu-gar en el salón de conferencias de la Resi-dencia de Estudiantes, el domingo a lassiete de la tarde. Al igual que ocurrieracuatro años antes, ya estaba lleno mediahora antes de que comenzara el acto. Entrelos concurrentes estaban la reina Victoria ylas infantas Beatriz y Cristina, junto a unaabundante representación del mundo di-plomático y aristocrático del momento.

Debido al interés suscitado por la segun-da conferencia, ésta se celebró en el Teatrode la Princesa, el martes 22, a las siete de latarde. A las 6,30 la sala ya estaba comple-tamente llena y poco antes de la hora fijadapara el comienzo llegaron los infantes donJuan y don Gonzalo.

Estas disertaciones no contentaron a todosy así, un periodista de la revista Blanco y Ne-gro escribió que la primera de ellas “se redu-ce, casi enteramente, a una lección de cosas.Comprando un libro (...) seríamos servidosde igual modo”.

Después de la marcha del arqueólogo in-glés, diferentes trabajos, bien sobre el jo-ven faraón, bien sobre objetos hallados ensu sepulcro, vieron la luz en diferentes pu-blicaciones periódicas españolas durantealgún tiempo.

García Rueda Este pequeño recipiente está decorado conoro, cristal y lapislázuli.

Segundo ataúd dela momia, demadera forrada deoro, conincrustaciones decristal y piedrassemipreciosas. De los tres queencerraban elcuerpo, sólo elinterior es de oromacizo.

ERA INIMAGINABLE QUE HUBIERA ALLÍ TAL TESOROMENSAJERO DEL EGIPTO MILENARIO

Page 9: Dossier49 Egipto

Así empezaba la aventura arqueoló-gica más espectacular de la Historia. Lanoticia del descubrimiento, en un secoy pedregoso uadi del Alto Egipto, de latumba de un rey casi desconocido sal-tó a los periódicos de todo el mundo.La comprobación, el día 26 del mismomes, de lo que se hallaba dentro, so-brepasó todos los límites de la imagi-nación. Tras el muro sellado, se encon-traba un Egipto hasta aquel momento

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de una excavación en pendiente talladaen el lecho de la roca, aproximadamen-te a unos cuatro metros de la entrada dela tumba de Ramsés VI y con una simi-lar profundidad bajo el presente niveldel valle. Se trata de una escalera subte-rránea, entrada a una tumba del tipo dela Dinastía XVIII, pero no se puede de-cir nada más al respecto, hasta que lagran cantidad de escombro que hay en-cima sea apartada de dicho lugar”.

Howard Carter y unayudante egipcio

limpian de resina elsarcófago de oro, quecontiene la momia de

Tut-Anj-Amon.

Hacia las 10 de la mañana hedescubierto, casi debajo dela primera choza derruida,el primer rastro de la entra-

da de la tumba. Se trata del primer esca-lón del rincón N. E. (de la escalera sub-terránea). Ha bastado muy poco tiempopara mostrar que se trata del comienzo

FRANCISCO JOSÉ MARTÍN VALENTÍN es directordel Instituto de Estudios del Antiguo Egipto.

A ochenta años del hallazgo, Martín Valentin destaca que lainvestigación tiene mucho camino por andar y llama la atención sobre eldeterioro de la tumba, el martirio de la momia y la degradación del Tesoro

Poca investigación, mucho deterioro

ALARMA

la uraeus y el buitre, símbolos de lasdiosas Uadjet y de Nekhbet, respecti-vamente. El rostro del rey, de gran be-lleza, porta la barba osírica trenzada,con oro y fayenza. Los ojos son decuarzo y de obsidiana, aportando alhermoso rostro una gran vivacidad. Loslóbulos de las orejas aparecen horada-dos. Un trabajado collar usekh, de do-ce vueltas, incrustado de pedrería va-riada, completa esta máscara, cuya par-te posterior –grabada interiormente–contiene un texto jeroglífico con unaversión del Capítulo 151 b del Libro delos Muertos.

El Sarcófago y los tres Ataúdes. Unhermoso sarcófago de cuarcita roja,con la figuración angular de diosas,–estaba protegido externamente, a suvez, por cuatro sepulcros de maderacubierta con lámina de oro– encerrabaotros tres ataúdes antropomorfos, aco-modados uno dentro del otro, todos degran calidad artística. Si los dos más ex-ternos eran de madera forrada de lámi-na de oro, el interno fue confecciona-do totalmente en oro, alcanzando los110´40 kilogramos de peso.

Este ejemplar presenta magnífica de-coración cincelada, tipo rishi (de plu-mas) en no pocos sectores y embelle-cida con incrustaciones de piedras se-mipreciosas. Los tres ataúdes figuran alrey tocado con el nemes y portando ensus manos cruzadas sobre el pecho elcayado heqa y el látigo nekhekhu.

La Capilla Canópica. Este hermosacapilla, montada sobre trineo, presentauna original decoración externa, con-sistente en las figuras de las diosas Isis,Nephtys, Neith y Selkis, que realzan loscuatro lados de la misma. La capillacontenía en su interior un estuche ca-nópico, labrado en calcita, dispuestotambién sobre otro trineo, en donde sedepositaron las vísceras del rey. Contoda probabilidad, si se atiende a razo-nes estéticas y estilísticas, esta pieza nofue preparada para Tut-Anj-Amon.

Los ushebti. Tut-Anj-Amon fue en-terrado con numerosísimas estatuillasde madera, cuarcita, caliza, granito, fa-yenza, de variadas iconografías, dimen-siones y calidad plástica. Las mismasvenían a ser los representantes del fa-raón difunto para hacerse cargo en elMás Allá de cuantos trabajos tuvieseque realizar el rey. Estos respondonesalcanzan los 413 ejemplares; estaban

obligados a prestaciones personales:365 de ellos eran obreros, para trabajaruno cada día; 36 eran capataces, paracontrolar a los obreros durante otrastantas semanas de diez días; 12 erancapataces que controlaban los trabajosuno cada mes. Todos ellos presentan elnombre del rey y su títulos. Junto a ta-les ushebti, se localizaron casi dos milherramientas agrícolas en miniatura, fa-bricadas de fayenza, madera y cobre.

El Trono de Oro. Constituye uno delos muebles más hermosos del antiguoEgipto. Se trata de una silla de brazos,forrada con lámina de oro y plata y re-alzada con inscrustaciones de piedrassemipreciosas. Las patas tienen formade garra de león. Los brazos consistenen paneles calados en forma de uraei,tocados con alas, con el nombre delrey en su modalidad de Tut-Anj-Amon.El interés del trono se centra en el res-paldo, realzado por una escena de gus-to amarniano, y en la cual se ve a lareina Anj-es-en-Amon, aplicando per-fume a su esposo, escena protegidapor los rayos del dios Atón.

La Caja Pintada. La totalidad de ca-jas halladas en la tumba KV 62 fueronvioladas. Sin duda, la más hermosa esla que muestra pinturas en miniatura,ejecutadas al temple sobre una base de

yeso, presentes en toda su superficie.La principal escena figura al rey en unabatalla contra los sirios y nubios, aquienes derrota desde su carro decombate. La escena de la arqueada ta-pa lo representa cazando leones y ga-mos en el desierto. En los extremosaparecen sendas imágenes del faraón amodo de esfinge. La caja contenía di-versas ropas del rey.

Otros objetos. No podemos, en es-ta apretada síntesis, pormenorizar otraspiezas dignas asimismo de mención.Pero hay que citar, aunque sea a vuelapluma, un pequeño cofre de oro con18 escenas repujadas, centradas en lafigura de la reina; los tableros y fichasde juegos senet y tjau; diferentes ins-trumentos musicales (claquetas, sistrosy trompetas militares); seis carros ofi-ciales, desmontados; diferentes armas–había un hermoso puñal con láminade hierro, metal entonces de extraordi-nario valor, ver La Aventura de laHistoria, “Puñal de rey”, nº 9–; dife-rentes abanicos; tejidos y vestidos, en-tre los que sobresale una dalmáticabordada con temas sirios, aparte de uncurioso maniquí de madera con el ros-tro del rey; 27 guantes y 97 fragmentosde calzado, bastones, banquetas, espe-jos y navajas de afeitar, herramientas,lámparas y material escriturario. Todoello, junto a variadas joyas y amuletosde hermoso diseño.

Valoración del Tesoro Los egiptólogos han evaluado positiva-mente el contenido –aunque aún faltaun estudio minucioso de buena partede las piezas y materiales– de la tumba,que probablemente se prepararó apre-suradamente, recogiendo objetos deaquí y de allá, ante la inesperada –¿oplaneada?– muerte del rey. Eso denotaque, aunque su acceso al trono cerrasela herejía amarniana, sus efectos no sehabían extinguido totalmente: a lamuerte de Tut-Anj-Amon persistían nu-merosos planteamientos artísticos de al-tísimo nivel estético y técnico. Es ver-dad que con Tut-Anj-Amón se volvió alo tradicional, a una nueva fase de granvitalidad artística en todo el país, en laque Tebas recuperó su tradicional im-portancia. Tras la muerte del joven rey,la experiencia plástica surgida en tiem-pos de Amenofis III volvió a resurgir, sibien con un nuevo formalismo. n

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Una de las dos estatuas de madera pintadacon resina negra y oro que protegían al rey.

MENSAJERO DEL EGIPTO MILENARIO

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gran debate entre especialistas, todavíano concluido, es esencial para aclarar eltérmino de la Dinastía XVIII y el finaldel periodo post-amarniense. En rela-ción con todo ello quedaría por practi-car la prueba del análisis comparativodel ADN de las momias reales para si-tuar de manera indiscutible el orden delas mismas, utilizándose la de Tut-Anj-Amon como referente fijo, puesto quefue encontrada inviolada en su tumba.

Otra de las comunicaciones de Hihg-clere hacía referencia a la abundantepresencia en el ajuar funerario de Tut-Anj-Amon de objetos que, en realidad,debieron haber pertenecido a Aj-en-Aton y a un rey/reina llamado Nefer-Neferu-Aton. La personalidad de esterey Nefer-Neferu-Aton, probablementeSe-Menej-Ka-Ra, está presente en mu-chos objetos de la tumba. Se ha pro-puesto reconocer su rostro en el del se-gundo de los sarcófagos que encerra-ban la momia de Tut-Anj-Amon. Igualsucede con los pequeños sarcófagosdonde están depositadas sus vísceras.

La máscara que cubría la momiatambién ha desvelado su secreto a laluz de los rayos X: en realidad se tratade una pieza reutilizada. El rostro deTut-Anj-Amón ha sustituido al de otropersonaje, probablemente también Se-Menej-Ka-Ra, su hermano y antecesoren el trono.

El sarcófago de piedra, que alberga-

ba los otros tres antropoides con lamomia del rey, también parece habersido usurpado a otro personaje. Igual-mente, aparece en este caso Se-Menej-Ka-Ra como el más probable dueñooriginal.

Así pues, el estudio detallado de losobjetos de la tumba ha aclarado quehubo una gran precipitación en la pre-paración del enterramiento del rey. Elloparece indicar que murió de manerainesperada y que los objetos reutiliza-dos pudieron haber sido sacados deotra tumba, quizá preparada para Se-Menej-Ka-Ra, o de los almacenes don-de estuvieran depositados. Se cambia-ron los nombres y se los utilizó paradar sepultura a Tut-Anj-Amon.

Todos estos extremos, más el hallaz-go en la tumba de tejidos con inscrip-ciones que llevan el nombre de Aj-en-

Aton –presente también en muebles yotros lugares– muestran que el períodode El Amarna aún seguía vivo y palpi-tante cuando el joven rey murió.

Aunque siempre se ha dicho que elcontenido de la tumba no ha aportadoninguna evidencia documental quearroje luz específica sobre el reinado ylas circunstancias personales de Tut-Anj-Amon, en esa magna reunión se dejóclaro que aún no se ha hecho el estudiodetallado de todos los objetos. Se tratade una inmensa colección de opcionespara llenar los vacíos que existen en elconocimiento de este turbulento perio-do de la historia de Egipto.

Por el momento, ciertos aspectos dela investigación han sido seriamenteabordados. Por ejemplo, la arqueobotá-nica se ha empleado a fondo para ana-lizar las plantas, flores y todos los restos

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Pata de una cama del Tesoro de Tut-Anj-Amon. El estudio de los muebles hallados en la tumbaprueba que hubo una gran precipitación en la preparación de su entierro.

Un par de calzoncillos procedente del ajuarfunerario de Tut-Anj-Amon, que incluíanumerosas prendas de vestir del faraón.

ignoto, que superaba con mucho cual-quier idea que se hubiera tenido conanterioridad respecto de lo que real-mente habría sido la antigua civiliza-ción egipcia.

En las cuatro salas que componen latumba, con la misma atmósfera que serespiró el día en que se depositó lamomia en sus sarcófagos, se halló unaingente cantidad de objetos, que repre-sentaban los restos milagrosamente sal-vados del naufragio de un mundo ale-jado en el tiempo, que había quedadoprisionero en aquellos escasos metroscuadrados bajo el suelo. Era como lapresencia de un increíble insecto fosili-zado en medio de una dorada gota deámbar primigenio.

Allí se encontraban los cuerpos delfaraón, un casi ignoto monarca del fi-nal de la Dinastía XVIII, y los de doshijos malogrados. Allí había tronos, al-tares con múltiples divinidades, ca-rros, joyas con diseños nunca pensa-dos, armas, plantas, frutos. Allí esta-ban todos los objetos usados por elrey en su vida cotidiana, sus sillas, susprendas de vestir, su misma ropa inte-rior, ¡incluso sus juguetes! Todo esta-ba amontonado, en un aparente de-sorden concebido con un ordenadométodo.

Desde entonces, Egipto y el mundode la egiptología no volvieron a seriguales. Desde todo el orbe se quiso

acceder al “Universo Tut-Anj-Amon”.España también obtuvo su pequeñamuestra de manos de la Casa de Alba,cuando Howard Carter fue invitado aexponer en Madrid, el 24 de noviem-bre de 1924, las maravillas de su incre-íble hallazgo y el avance de sus traba-jos en la tumba.

Desde entonces han visto la luz,más de ochenta películas sobre la vidadel rey, cerca de quinientos libros so-bre la tumba y los tesoros, y alrededorde dos mil artículos científicos en re-lación con el tema.

Pero, ¿cuál es la trascendencia realdel hallazgo, ochenta años después dehaberse efectuado? ¿Cuáles los enigmaspersistentes en la vida del pequeñorey? Y, principalmente ¿cuáles los pro-blemas de la conservación de todo sutesoro, incluido su propia momia?.

La Cumbre de HighclereEl penúltimo conde de Carnarvon or-ganizó unas Jornadas, bajo el título deAfter Tut’ankhamun, para conmemo-rar los setenta y cinco años del iniciode las campañas arqueológicas finan-ciadas por su antepasado, que desem-bocaron en el hallazgo de la tumba deTut-Anj-Amon.

Durante dos días, a mediados de ju-nio de 1990, se reunieron en el castillode Highclere centenar y medio de ex-pertos para debatir las cuestiones pen-dientes de resolución en la gran zonaarqueológica del Valle de los Reyes, enla que se halla la tumba descubiertapor Carter.

En esa ocasión se desveló que elcuerpo de la KV 55 (ver La Aventurade la Historia, nº 43, “El enigma de lamomia sin rostro”) y el de Tut-Anj-Amon tenían una morfología cráneo-fa-cial muy semejante, quedando igual-mente demostrado que la momia clasi-ficada hasta ahora como la de Thutmo-sis IV y la de Tut-Anj-Amon podían serrelacionadas biológicamente como pa-dre-hijo o abuelo-nieto. El parentescoabuelo-nieto está históricamente confir-mado por la inscripción del instrumen-

to astronómico perteneciente a Tut-Anj-Amon, que existe en el Instituto Orien-tal de Chicago y hace referencia a estarelación familiar entre ambos reyes.

En esa cumbre de egiptólogos se pro-puso reconocer en realidad, desde elpunto de vista biológico, en la momia

considerada hasta ahora como la deAmen-Hotep II, el cuerpo verdadero deThutmosis IV, y en la que se pensabade Thutmosis IV, la de Amen-Hotep III.Ambos reyes habrían sido objeto de undefectuoso reacondicionamiento lleva-do a cabo por los sacerdotes de Amóncuando todas las momias reales fueronsacadas de sus tumbas violadas para servueltas a empaquetar y depositadas endiversas cachettes o escondrijos.

Estas conclusiones venían a apoyar latesis propuesta por algunos investigado-res a favor de la presentación de Amen-Hotep III como padre del joven rey.

También allí se propuso la novedosahipótesis de que el padre de Tut-Anj-Amon pudiera haber sido un hijo varónde Thutmosis IV y la madre, una hija deAmen-Hotep III.

Toda esta problemática, objeto de un

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La Máscara y el sarcófago de piedraparecen haber sido usurpadas a Se-Menej-Ka-Ra, su hermano y antecesor

Guante de Tut-Anj-Amon. Algunos de lostejidos de la tumba llevan inscripciones conel nombre de Aj-en-Aton, su antecesor.

Detalle de uno de los lechos que seencontraron en la tumba del joven rey. Eneste ejemplar, las patas tienen forma de buey.

POCA INVESTIGACIÓN, MUCHO DETERIORO: ALARMAMENSAJERO DEL EGIPTO MILENARIO

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mismo interior de la tumba. ¿Cómo seencontrarán los restos del cuerpo ac-tualmente?. No nos consta que hayansido sometidos a ningún proceso deconsolidación o restauración para dete-ner su deterioro y dejarles definitiva-mente en paz.

Hoy es una evidencia que la tumba ytodos los tesoros hallados en ella se es-tán deteriorando a pasos agigantados.La tumba está perdiendo sus pinturas.El revestimiento que cubre los murosde la cámara donde se insertaron lasescasas pero soberbias representacio-nes de los funerales del rey, se estádeshaciendo; las pinturas se encuen-tran manchadas y descoloridas. Hipe-ractivas colonias de hongos y bacterias

se están comiendo los pigmentos que,cuando la tumba fue descubierta, sepodían contemplar como el primer díaque se hicieron.

La existencia de una veta cristalina enla cámara del sarcófago, que fue des-protegida por Carter –al desmontar lascapillas del sarcófago– del yeso con elque había sido tapada en la Antigüedadpor los canteros que la excavaron, se haconvertido en una peligrosísima entradade aguas pluviales que llegan a empa-par las paredes del monumento.

La alteración que permanentementeestá soportando la estructura geológicadel Valle de los Reyes, como conse-cuencia del cambio climático que sufretodo Egipto, principalmente a partir de

la construcción de la Gran Presa deAsuán, afecta también a la tumba. Des-graciadamente, éste no es el único ca-so; estos problemas están afectandotambién muy seriamente a otras mu-chas tumbas del Valle.

Tejidos de lino en peligroEl repaso a las condiciones de conser-vación de los tesoros de Tut-Anj-Amon en el Museo Egipcio de El Cai-ro requeriría por sí solo un profundoestudio. Sin necesidad de mayores da-tos técnicos, es bien conocido el dete-rioro de las superficies estucadas so-bre los objetos del Tesoro que, comoconsecuencia de las alteraciones me-dioambientales y de la humedad delaire, están saltando, hechas añicos, sinque los conservadores y restauradorespuedan hacer nada efectivo para evi-tarlo. Análogos daños se observan asimple vista en los tejidos expuestosen las vitrinas del Museo. Si se quisie-ran extraer las prendas de lino de sulugar actual para trasladarlas, proba-blemente se desharían entre las ma-nos, por muy cuidadoso que fuera elmétodo empleado.

Por lo dicho, ochenta años despuésdel gran hallazgo de Carter, resultaevidentre que queda mucho por in-vestigar y, sobre todo, es imprescindi-ble un gran trabajo de conservaciónpara que las futuras generaciones pue-dan disfrutar del más brillante hallaz-go de la egiptología. n

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BRIER, B., El asesinato de Tutankamón. Bar-celona, 1998.

CARTER, H., La Tumba de Tutankhamón. Barcelo-na, 1976.DESROCHES NOBLECOURT, CH., Vida y muerte de unfaraón. Tutankhamen. Barcelona, 1989.DONADONI, S., El arte egipcio, Madrid, 2001REEVES, N. & TAYLOR, J. Howard Carter Before Tu-tankhamun. London, 1992.REEVES, N., Todo Tutankamón. El rey. La tumba. El tesoro real. Barcelona, 1991._ After Tut’ankhamun, London, 1992. REEVES, N., Y WILKINSON, R. H., The Complete Va-lley of the Kings. Tombs and Treasures of Egypt´sGreatest Pharaohs, London, 1996ROMER, J. & E. La violación de Tutankamón. Barce-lona, 1994.THE GRIFFITH INSTITUTE, Tut’ankhamun’s tomb se-ries. Oxford, 1963-1990.ZIVIE, A., À propos de la Tombe de Maïa, nourricede Toutânkhamon. Égypte Afrique & Orient nº 13,9 et ss., Avignon, 1999.

www.institutoestudiosantiguoegipto.com

PARA SABER MÁSTumba del Tut-Anj-Amon en el Valle de los Reyes. La veta cristalina que cruza una pared de lacámara se ha convertido en una entrada de aguas pluviales, que a veces empapan la pared.

vegetales hallados en el interior de latumba, lo que ha proporcionado riquí-simas informaciones sobre la flora egip-cia de aquel periodo.

Hallazgos colateralesAntes de que la tumba fuera descubier-ta, el rey Tut-Anj-Amon era poco másque un nombre hallado casualmente enuna serie de monumentos dispersos quehacían suponer su existencia, sin poderconfirmar mucho más acerca de su rei-nado. De hecho, es sorprendente paramuchos que existan restos con las efi-gies y los nombres del rey, al margen delos hallados en su tumba. Sin embargo,hay una larga relación de monumentosy documentos pertenecientes a su rei-nado, muchos de los cuales fueronusurpados por sus sucesores en el tro-no, los reyes Ay y Hor-em-Heb.

El estado fragmentario y disperso delos restos encontrados aquí y allá, antesdel descubrimiento de la tumba, dejaentrever que la memoria del pequeñorey debió ser objeto de una discretamarginación, que culminó con la elabo-ración de las listas reales, en las que fueomitido, como en el caso de las dos deAbidos. Pero, al final, todo termina apa-reciendo. Las entrañas de las necrópolisy las ruinas de las ciudades aún guardanen Egipto muchos secretos por desvelary, sin duda, algunos serán de suma im-

portancia para el conocimiento de Tut-Anj-Amon, como lo han sido muchosdatos aparecidos tras el descubrimientode la tumba. Por ejemplo, el ya mencio-nado descubrimiento de Alain Zivie enSakara: la tumba de Maia, la “nodrizadel rey”. La máxima importancia del ha-llazgo residía en un relieve existentedentro de la cámara funeraria que mos-

traba al rey en las rodillas de Maia, lu-ciendo la corona azul Jeperesh, con elureus real en ella y su nombre enmar-cado dentro de cartuchos reales.

Esta era la primera vez que se descu-bría, después del hallazgo de la tumba,una representación de Tut-Anj-Amon,en otro monumento funerario y, deci-didamente alejado de los lugares tradi-cionalmente vinculados al faraón, Te-bas o El Amarna. Aunque aún no sehaya publicado el resultado de las in-vestigaciones sobre esta mujer y sutumba, parece más que probable queTut-Anj-Amon pudo haber nacido enMenfis, la capital del Norte, donde resi-día la nodriza...

Junto a la fascinación producida por

el contenido de la tumba de Tut-Anj-Amon, existe el pesar por los dañosproducidos en el ajuar y, sobre todo, lapreocupación por el estado de conser-vación de este inconmensurable patri-monio arqueológico e histórico. Sonconstantes las denuncias sobre el la-mentable estado de conservación delos restos de la momia de Tut-Anj-

Amon que, por otra parte, es la únicade un monarca que sigue descansandoen su tumba, en el Valle de los Reyes.

Es sabido que Douglas Derry, elanatomista a quien Howard Carterconfió la manipulación de la momiadel rey para realizar la autopsia, actuócon su cuerpo de una manera descui-dada, torpe y terrible: la cabeza fueseparada del tronco, las extremidadesfueron descoyuntadas y fracturadas yel pene desapareció después de aqué-lla intervención.

Todos estos extremos fueron lamen-tablemente comprobados por G. Harri-son cuando, en 1969, fue autorizado arealizar nuevas radiografías de los res-tos del rey, lo que se llevó a cabo en el

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La maldición de Tut-Anj-Amon

Los 130 bastones encontrados en latumba de Tut-Anj-Amon tenían un

fin que acaba de ser descubierto gracias aun nuevo examen de la momia del faraóncon nuevas tecnologías: sostener a unadolescente afectado de escoliosis desdelos ocho años, junto a una infrecuente en-fermedad de la columna vertebral, el sín-drome de Klipell-Feil, que le tenía casiparalizado desde el cuello.

Éste y otros datos nuevos sobre el reyse han dado a conocer en la exposiciónque se celebra estos días en el Museo dela Ciencia de Londres, coincidiendo conla reconstrucción de su rostro, difundidapor un documental de la cadena británi-ca Channel 5. El investigador Robin Ri-chardson, especialista de cirujía máxilo-facial del University College de Londres,estudió las radiografías del cráneo, las

comparó con las de adolescentes de lamisma edad y el mismo grupo étnico, lassuperpuso a modelos de simulación ofre-cidos por los ordenadores y ha logrado re-construir un rostro casi infantil de expre-sión melancólica para reflejar la tristezade un joven enfermizo, incapaz casi demoverse por sí solo, a pesar de estar alfrente del mayor Imperio de su tiempo.

Reconstrucción informática del rostro deTut-Anj-Amon y de su columna, donde seaprecian varias vértebras deformadas.

Las piezas de varios carros de guerradesmontados se apilaban en una esquina de la tumba del faraón.

El estado de la momia, la única de unfaraón que descansa en su tumba delValle de los Reyes, es lamentable

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