dos estudios sobre las relaciones entre grupos étnicos en África

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1; Dos estudios sobre las relaciones entre grupos étnicos en África Senegal,República Unida de Tanzania F.A. Diarra P. Fougeyrollas Y. Ghai P. Puritt G.K.Grohs S.M. Mbilinyi Serbal/

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Page 1: Dos estudios sobre las relaciones entre grupos étnicos en África

1; Dos estudios sobre las relaciones entre grupos étnicos

en África Senegal, República Unida de Tanzania

F.A. Diarra P. Fougeyrollas

Y. Ghai P. Puritt G.K. Grohs S.M. Mbilinyi

Serbal/

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Dos estudios sobre las relaciones entre grupos étnicos

en África Senegal, República Unida de Tanzania

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Colección de temas africanos

1. La traía negrera del siglo XV al XIX. V.A. 2. Introducción a la cultura africana: aspectos generales, A.I. SOW y otros. 3. Aspectos sociopoliticos del parlamento tradicional en algunos paises africa-

4. Juventud. tradición y desarrollo en África, B. Ly y otros. 5. Antidesarrollo: Suráfrica y sus bantustanes. D. Moerdijk. 6. La mujer africana en la sociedad precolonial, A.0. Pala y M. Ly. 7. La ciudad islamica, R.B. Serjeant (ed.) 8. Dos estudios sobre las relaciones entre grupos étnicos en África: Senegal,

nos, R.G. Armstrong y otros.

República Unida de Tanzania, F.A. Diarra y otros.

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Titulo de la edición original: Deux études sur les relations entre groupes erhniques. OUnesco 1973

Traducción: María Isabel Carreras. licenciada en Historia, ex-lectora de la Universidad de Dakar Asesor editorial: Ferran íniesta, ex profesor de la Universidad de Dakar, profesor de Historia del Africa negra, Universidad de Barcelona

Primera edición I982

0. edición espaliola, Unesco 1982 La traducción al espaiol ha sido realizada bajo la responsabilidad de Edicio- nes del Serbal con la ayuda financiera de la Unesco

Ediciones del Serbal. S.A. - Witardo. 45 - Barcelona-14 Impreso en España Depósito legal: B-34.284/1982 Impresión: Romanya Valls. Verdaguer 1 . Capellades ISBN 92-3-301 1-01-1 Unesco ISBN 84-85000-4 1-9 Serbal

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Prefacio

El estudio de la evolución entre grupos étnicos en distintas partes del mundo será uno de los elementos principales del programa aplicado por la Unesco en el plano racial durante los próximos arios. La presente obra contiene los dos primeros estudios de este género.

La noción de “grupo étnico” debe entenderse aquí en sentido am- plio, como todo segmento de una sociedad dada que se considera dis- tinta de las demás por cultura, lengua o características flsicas; por consiguiente los estudios abarcan a la vez las llamadas “relaciones ra- ciales” y las relaciones denominadas “tribales ”.

Se ha elegido Senegal y la República Unida de Tanzania para ilustrar algunos problemas planleados desde el principio del período postcolonial, cuando los estados africanos edificaban naciones a partir de grupos diversos y en una época de transformación social rápida.

La presente obra comprende aproximadamente el período I960- 1970; no se han tenido en cuenta los acontecimientos posteriores a 1970. Los dos estudios han sido realizados en el propio país: Fatou- mata-Agria Diarra y Pierre Fougeyrollas, de la Universidad de Dakar. realizaron el de Senegal, y Yash Ghai, Paul Puritt, Gerhart K. Grohs y Simon Mbilinyi, de la Universitat de Dar es Salaam, el de Tanzania.

Aunque no se ha intentado uniformizar los métodos de análisis ni la presentación, se pueden observar ciertas eslructuras comunes.

En ambos países, desde su acceso a la independencia, los colonos europeos -europeos recién inmigrados y consejeros extranjeros- se re- lacionan, en el seno de la sociedad postcolonial, con los africanos con quienes conviven.

Ninguno de estos grupos se separó del todo de los demás. En ningún lugar la condición del individuo se halla unida a la raza (excepto el hecho de que ningún blanco pertenece a la clase obrera). Subsisten conflictos entre grupos, pero de intensidad y dimensión muy variables.

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6 Prefacio

El colonialismo también ha dejado tras de sí un tipo particular de estratificación de clases. Los grupos étnicos se hallaban en el marco de una jerarquía bien definida; pero la independencia política y los cam- bios ocurridos en la situación de los grupos y de las clases que compo- nían los grupos modificaron esta estratificación. Un caso particular lo constituyen los grupos de comerciantes que

pertenecen a etnias distintas y cuyos miembros están unidos por lazos de parentesco, sobre todo si se trata de immigrados desde hace poco tiempo. Los conocimientos disponibles acerca de la constitución de las tribus, de la economía tribal y de la formación de instituciones sociales son aún insuficientes; en posteriores estudios se tratarán estas cuestio- nes mas detalladamente.

Las opiniones expresadas en esta obra comprometen únicamente a los autores y no corresponden necesariamente a las del Secretariado.

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Sumario

Primera parte: Las relaciones entre grupos étnicos en Senegai por Fatoumata-Agnb Diarra y Pierre Fougeyrollas

Introducción, 10 Entrevistas con los wolof. serer, tucolor, pehl. diola, lebu, manding, y algunos otros, 32 Entrevistas con los moros, 61 Entrevistas con los mestizos, 67 Entrevistas con los libaneses, 76 Entrevistas con los franceses, 89 Conclusiones, 98

Segunda parte: Las relaciones entre grupos étnicos en la República Unida de Tanzania

Etnicidad y relaciones entre grupos, por Yash Ghai. 108 Las relaciones tribales, por Paul Puritt, J23 Los europeos, por Gerhart K. Grohs, 136 Etnia y diferenciación económica, por Simon M. Mbilinyi, 150 Bibliografía seleccionada, 1 74

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Primera parte:

Las relaciones entre grupos étnicos en Senegal

Fatournata- Agnes Diarra y Pierre Fougeyrollas

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Introducción

Palabras y realidades

El doble proceso de modernización y descolonización determina hoy en día, en África, el nacimiento y cristalización de sociedades natura- les. Esto significa que las sociedades tradicionales de ayer se hallan sometidas a un doble movimiento de agregación y segregación.

Estas sociedades tradicionales comprendían pueblos o fracciones de pueblos; se las podia calificar legítimamente de etnicas. Hoy en día, ciertas etnias se ven empujadas irresistiblemente a unirse para formar un conjunto nuevo, propiamente nacional. Pero, al mismo tiempo, una misma etnia puede encontrarse desgarrada, en tanto que una parte de sí misma sufre la atracción integradora de una totalidad nacio- nal, mientras que otra parte es arrastrada a otra esfera de influencia nacional. El carácter artificial de las fronteras entre estados africanos, que

arranca de las delimitaciones coloniales, no podría disimular, ni si- quiera explicar suficientemente. los reagrupamientos y desmembra- mientos a que nos referimos.

Además, las sociedades africanas actuales comprenden elementos de población extranjeros o marginales que proceden del periodo colo- nial. El problema de su integración o de su rechazo es, que duda cabe, un problema candente.

Tanto en África como en otros lugares, las sociedades tradicionales han englobado a hombres que tienen en comiin un conjunto de rasgos tecnológicos, lingüísticos y culturales que definen a un pueblo o etnia. Contrariamente a la terminología empleada por diversos observadores no africanos, desde hace bastante tiempo la tribu ha dejado de desem- peñar un papel importante en las sociedades tradicionales o transicio-

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11 Introducción

nales de África. Precisemos que la tribu no es en absoluto una forma de existencia global de la sociedad tradicional; es, en el interior del pueblo o etnia. una subdivisión, una segmentación institucionalizada. De hecho, en la mayoría de sociedades africanas actuales, la tribu

no pervive casi más que bajo forma de patronímicos que evocan su lejana existencia. Es totalmente ridículo hablar de guerras tribales en Nigeria cuando los antagonistas, como los yoruba y los ibo, superan los diez mil hombres, o cuando, en el caso de los hausa, se trata de un pueblo, de una etnia. de varias decenas de miles de hombres.

En Senegal. por ejemplo, podemos distinguir fácilmente los pue- blos o etnias de los que ha salido la nación senegalesa actual. Pero ya casi no se pueden distinguir las tribus que existían antaño en el interior de cada etnia. 1

En realidad, los términos “tribu”, “tribal” y “tribalismo”, lejos de ser calificativos cientificos de una situación de hecho actual, son expre- siones ideológicas’ que tienden, consciente o inconscientemente, a des- calificar a los pueblos y naciones de África ante los extranjeros, es decir, en favor de un mecanismo demasiado conocido de alienación, como piensan ciertos africanos.

Así pues, entendemos por relaciones “interétnicas”, las existentes entre los pueblos o etnias de los que se compone la sociedad nacional senegaiesa, como hablariamos de las relaciones entre bávaros, rena- nos, sajones y gentes de Baden en la Alemania contemporánea.

Por relaciones “interraciales“ entendemos las que se dan entre los miembros de las diversas etnias negroafricanas del Senegal, por una parte y, por otra, los elementos total o parcialmente extranjeros im- plantados en el país.

Por supuesto, no atribuimos ningún valor científico al concepto de raza cuando se trata de seres humanos. Simplemente constatamos que, con respecto a la sociedad senegalesa. ciertos elementos mantienen varios estigmas de su procedencia exterior y de su no integración. Y la causa de ello es la heterogeneidad de las culturas mucho más que la diferencia de pigmentación. No es menos cierto que, si la segunda se añade a la primera, adquiere entonces una importancia histórica que

1. E n junio de 1968. un periodista francbs definió curiosamente a los krer como la tribu a la que pertenece el presidente de la República, ignorando que se trata de una etnia, de un pueblo de 700 O00 personas que forman parte de la nación senegalesa en construcción.

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12 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relaciones entre grupos étnicos en Senegal

puede autorizar a un observador a hablar, en pocas palabras, de, rela- ciones interraciales entre las diversas comunidades de la sociedad mo- derna en formación.

En las entrevistas-que siguen no se hace ninguna referencia, y con razón, a la tribu o a diferencias tribales. Por contra, se observarán referencias a la raza. Éstas ultimas tienen dos significados: o bien se trata de la diferencia de pigmentación entre negros y blancos, lo que es fkil de entender, aunque el término “raza” sea poco satisfactorio y lleno de ambiguedades peligrosas; o bien se trata de designar, con el término “raza”. a una “etnia”.

Es absolutamente necesario eliminar del vocabulario contemporá- neo el uso equívoco de los términos “tribu” y “raza”, que denuncia- mos aqui, y acreditar los de “pueblo” o “etnia” y “sociedad nacional”. Con ello haremos un favor de primer orden a la ciencia y a la humani- dad, pues los enfrentamientos interétnicos e interraciales que viven las sociedades africanas actuales finalmente son menos graves que las concepciones alienantes que sobre eilas mantienen periodistas apresu- rados o pseudointelectuales.

Método utilizado

Para esta encuesta hemos empleado el método de entrevistas dirigidas parcialmente. Es decir, que los encuestadores no se han visto limitados por la formulación rigida de preguntas definitivas ni tampoco se han encontrado tan sólo con sus propios recursos ante sus interlocutores. De hecho, los encuestadores han organizado las entrevistas a partir de una guía de encuesta que les indicaba los sucesivos temas sobre los que debían interrogar a sus interlocutores.

En realidad, nuestros encuestados han hablado con 58 senegaleses de origen (10 wolo,f, 10 sérer, 8 tucolor, 2 pehl, 12 manding, 10 diola, 6 lebu), 8 mauritanos. 9 mestizos euroafricanos o afroasiaticos, 24 libaneses y 10 franceses, o sea, un total de 109 personas. Mediante varios sorteos, se ha podido conseguir cierta diversidad desde el punto de vista de sexo, edad, religión y condición socioprofesionai de los elementos interrogados. No obstante no hemos tenido tiempo de esta- blecer un muestrario de la población de Senegal; por lo tanto nuestros resultados son más indicativos que representativos.

Hemos tratado de descubrir qué diferentes ideas tienen unas etnias

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13 Introducción

respecto a las otras y las que tienen los senegaleses y los forasteros entre si. Hemos descubierto una serie de estereotipos, es decir, ideas fijas y casi idénticas comunes a todos los interrogados de un mismo grupo étnico o racial. Este carácter estereotipado de las ideas que han salido a la luz de esta manera es precisamente lo que nos inclina a pensar que hemos descubierto unos datos psicosociales consistentes, duraderos e importantes. Para terminar añadamos que los resultados de nuestra encuesta de 1969 fueron confirmados por los otros trabajos del Departamento de psicología social del Instituto Fundamental del África Negra (IFAN)".

Antes de exponer los resultados, conviene recordar algunos datos concretos de la sociedad senegalesa. La población de Senegal rebasa ahora las 3 500 O00 personas**. De ellas, hallamos en primer lugar 1 500 O00 wolof, 700 O00 sérer, 500 O00 tucolor. 300 O00 pehl, 250 O00 manding. 200 O00 diola, 40 O00 lebu, sin contar otras mino- rías, emparentadas con las grandes etnias que acabamos de mencionar. A estos elementos negroafricanos. que constituyen lo esencial de la sociedad nacional senegalesa. se añaden marginales como los maurita- nos (menos de SO 000). los caboverdianos y los portugueses o negros originarios de territorios sometidos a dominio portugués (menos de 1 O 000). así como los libaneses (unos 1 O 000) y los franceses (actual- mente menos de 30 000). El 90% de los senegaleses son musulmanes, y en el campo un

80 % . La lengua oficial de la república es el francés, mientras que el wolof, verdadera lengua nacional popular, lo habla o entiende mas de un 75 % de ellos.

La antigua capital, San Luis (Ndar), la nueva. Dakar. están en regiones de gran mayoría wolof; de San Luis a Dakar. de Diurbel a Kaolack. los wolof forman una población casi continua y más o menos compacta. Se comprende así que la sociedad senegalesa se haya fundado, antes que nada, sobre el pueblo wolof y su lengua, sin que

* IFAN: antes de la independencia Instituto Francés del África Negra. En la actualidad su centro de Dakar recibe el sostén esencial del joven estado senegaiés. pero también cuenta con la colaboración económica y científica de los estados francófonos del África occidental. [N. ed. esp.]

** En el censo de 1975 las cifras habian doblado. aunque manteniendo los porcentajes. Los europeos tienden a reducir su número y un sector de africanos de Bissau y las islas de Cabo Verde regresaron a sus paises tras la descolonización portuguesa. [N. ed. esp.]

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14 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relacioizes entre grupos étnicos en Seizrgal

por ello ésta se haya convertido en una etnia opresiva. Además, los sérer, que viven en las regiones del Sine-Salum y de Thies y alrededo- res, reciben cada vez rnás el influjo lingüístico y cultural de los wolof. Así pues, los wolof y los serer. en vías de wolofización, constituyen a la vez las dos etnias más importantes de Senegal y el núcleo de la sociedad nacional en vías de cristalización.

En los confines del país hallamos tres etnias cuya población se extiende por el interior y exterior de Senegal: al norte, los tucolor, al este y al sureste, los manding, y al sureste los diola. Los tucolor fueron los propagadores del islam; por ello gozan de particular respeto en Senegal. donde aún se les considera la etnia de las grandes familias marabúticas. Por otra parte es interesante saber que, según la tradi- ción, los tucolor y los sérer están emparentados, así como los sérer y los diola. Asi pues, en el trasfondo del núcleo modernizador formado por wolof y serer, aparecería una cadena muy antigua que uniría a sérer, por un lado, con los tucolor sahelianos y con los diola forestales. Y, sin duda alguna, una parte de la unidad nacional senegalesa pro- cede de aquí. En cuanto a los manding (malinké, bambara, socé, sara- kolé), enlazan Senegal con el interior sudan&, es decir, lo más pro- fundo del África continental. Recordemos finalmente la presencia dis- persa por todo el territorio senegalés de los pehl con los cuales los tucolor comparten la misma lengua y gracias a los cuales Senegal puede comunicarse con diversas poblaciones del oeste africano e in- cluso del norte de Camerún. Como vemos, entre elementos de pobla- ciones distintas pero emparentadas se han forjado lazos culturales y lingüísticos que desembocarían, tras la prueba de la era colonial, en la sociedad nacional actual.

Respecto a las etnias que hemos mencionado antes: mauritanos (de nacionalidad senegaiesa o mauritana) que hablan un árabe dialectal (el hasaniya), caboverdianos y portugueses lusófonos, libaneses araboha- blantes, y franceses, todos son elementos marginales o extranjeros. Razón por la que hablamos de relaciones interétnicas entre los elemen- tos negroafricanos de Senegal y relaciones interraciales entre estos elementos y los otros. Sin embargo observemos que la mayoría de mauritanos y buen número de caboverdianos, portugueses y libaneses hablan o entienden el wolof y, en general, la lengua vehicular de la región, mientras que los franceses, con muy raras excepciones, siguen cerrados a las lenguas africanas. Observemos por Último que maurita- nos y libaneses suelen ejercer las funciones del comercio pequeño y

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15 Introducción

medio (a veces el gran comercio de los libaneses), mientras que los franceses ocupan posiciones económicamente privilegiadas proceden- tes de la antigua situación colonial (industria, comercio, cuadros del sector privado y público).

La actual situación económica y la oposición entre el nacionalismo senegalés y los intereses extranjeros presentes todavía en el país permi- ten comprender nuestra conclusión más general, según la cual en Se- negal hay que hablar de paz interétnica y de tensiones interraciales.

Queda por resolver un problema de terminología: no hemos utili- zado el término “tribu” en nuestro informe sobre la encuesta. La razón es que ya no existen tribus en Senegal.

Periodistas e incluso etnólogos suelen confundir la noción de “et- nia” con la de ”tribu”, empleando el vocablo “tribu” cuando se debería emplear “etnia”. La etnia o pueblo es la realidad global de una socie- dad tradicional, es una comunidad linguística. que no excluye cierta diversidad dialectal. es una comunidad de actividades técnicas y eco- nómicas. y una comunidad cultural que antiguamente se expresaba en la religión tradicional de cada sociedad particular. Asi pues, los wolof, sérer. tucolor, diola son etnias o, más bien, han sido pueblos distintos antes de empezar a amalgamarse en la sociedad nacional senegalesa en formación. En cuanto a la tribu es una institución segmentaria de la sociedad tradicional. Del mismo modo que, en la antigüedad, el pueblo hebreo fue dividido en doce tribus, los pueblos o etnias de África conocieron divisiones en tribus. Aún se podrian encontrar en Senegal huellas de una antigua división tribal entre los diola y los tucolor; más nos costaría entre los wolof o los sérer.

La guerra entre las tribus que componen una misma etnia ha for- mado parte de las actividades de las antiguas sociedades tradicionales. Hace mucho tiempo que no se practica este deporte en África. Los conflictos que enfrentan a los africanos contemporáneos no tienen nada de tribal; son conflicos interétnicos, es decir, internacionales. Para Senegal no se emplea la palabra “tribu”, pero su utilización, en Camerún, para designar a los bamileké. fulbé, ewondo o bulu es com- pletamente incorrecta, por tratarse de pueblos que han conocido hace poco la existencia de tribus en su interior y que hoy dia son compo- nentes étnicos y no tribales de la sociedad nacional camerunesa.

El uso abusivo del término “tribu” es tan nocivo para África, sobre todo en el extranjero, como lo fue el de “raza” aplicado a agrupamien- tos humanos pretendidamente homogéneos. Esperamos que la Unesco

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16 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas Las relaciones entre grupos étnicos en Senegal -

contribuya a eliminar el término “tribu” del vocabulario contempora- neo, al menos su empleo falaz que, por desgracia, es el m& corrientex.

Al intentar conocer el grado de comprensión o incomprensión existente entre los grupos de la sociedad senegalesa actual, nos ha parecido que la noción de relaciones interétnicas era suficiente. Res- pecto a la noción de relaciones interraciales, la hemos empleado en relación a los marginales y a los extranjeros sin perjuicio ninguno de una pretendida existencia de razas homogéneas.

Las etnias senegalesas y sus relaciones

Tanto en la vida social de Senegal como en la de cualquier otro pais se puede distinguir una vida histórica y -como si dijéramos- oficial, y una vida cotidiana. En la vida oficial nadie toma en consideración a las etnias como tales: ministros, funcionarios y empleados son nom- brados y destinados sin tener en cuenta sus orígenes étnicos. En cam- bio, en la vida cotidiana, este origen desempeña un importante papel. En una conversación corriente, se suele interpelar al interlocutor como tucolor, diola, sérer, pehl o wolof. Para calificar la personalidad de un hombre o mujer, se menciona con frecuencia su pertenencia étnica. Por eso gran parte de las numerosas bromas de las charlas entre sene- galeses, tratan de las cualidades y defectos que se atribuyen a cada cual según su etnia de origen.

Entre las etnias senegalesas no hay conflictos ni tensiones. Pero cada senegalés posee un conjunto de estereotipos que constituye una especie de retrato robot de su propia etnia y de las otras. Al preguntar nuestros encuestadores a sus interlocutores qué pensaban de su propia etnia y de las demás, obtuvieron respuestas m u y parecidas, ya que estas respuestas expresaban estereotipos de procedencia muy antigua y

1

I

f

El término “raza”, sin duda impreciso por amplio, es sin embargo reivindicado por numerosos historiadores negroafricanos, pues precisamente en nombre de una di- versa pigmentación dérmica blanco-negro se ha negado al África subsahariana el derecho a la civilización. Aparecida hace 27 años, Naciones negras y cultura, del senegaiés Cheikh Anta Diop. reivindicaba ya con fuerza científica la dignidad histó- rica de los pueblos negroafricanos. Es prematuro negar las diferencias culturales globaies que siguen existiendo entre las sociedades europeas y las subsaharianas. Distinto es el uso del vocablo “tribu”. que indica claramente que se considera al africano en un estadio humano inferior. [N. ed. esp.]

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17 introduccióir

no experiencias individuales diferenciadas. Pasemos ahora revista a las principales etnias de Senegal, exponiendo qué tiene cada una de sí misma y de las otras.

Los wolof, como la otras etnias, se tienen, en general, en alto concepto. Estiman que son inteligentes, que poseen grandes aptitudes de adaptación social y, sobre todo, que Senegal es, antes que nada, su obra. Además, aseguran ser buenos musulmanes.

En realidad, los wolof son los senegaleses que han tenido histórica- mente más contactos con el extranjero, y los que han participado más intensamente en la vida urbana de aglomeraciones como San Luís y Dakar. Su sentimiento de ser particularmente inteligentes y de ser particularmente capaces de adaptarse parece tener su origen en esta situación histórica. El hecho de que la lengua wolof se haya convertido en la lengua

nacional popular de los dos tercios del país también contribuye a dar a los wolof un orgullo peculiar. No oprimen a las otras etnias, pero tienen tendencia a creerse más fundamentalmente senegaleses que los demás. En el fondo, a menudo identifican su pertenencia étnica a su pertenencia nacional. Pero, cuando se pasa de la expresión emocional más espontánea a formas de expresión reflexionadas, los interlocuto- res wolof responden que un tucolor, un sérer, un diola o un manding" puede ser, tanto como un wolof, un buen senegalés. El orgullo etnonacional de los wolof está compensado por las reac-

ciones de las otras etnias. Muy a menudo, los tucolor, los sérer, los idola y los manding tachan a los wolof de arrogantes, de estar dema- siado apegados al dinero, incluso de mala fe. Son reacciones de etnias rurales, en su conjunto, con respecto a los wolof que suelen ser ciuda- danos. En resumen, el campesino sérer. tucolor o manding desconfía del funcionario, del empleado o del pequeño comerciante wolof, para quien el dinero se ha convertido, como para los europeos, en una razón suprema.

Con frecuencia los tucolor juzgan a los wolof menos piadosos, menos buenos musulmanes que ellos. Los sérer y diola los consideran

Grupo lingüistico que incluye en Senegal a los sarakolé y a los maninka o rnaiinké. Los segundos son numericamente los más importantes, que ocupan buena parte del Senegal oriental y los cursos altos de los rios Gambia y Casamance. El término manding. restrictivamente, suele aplicarse a los maiinké o maninka, conocidos en la tradición esp~ola como mandingos. [N. ed. esp.]

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18 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas Las relaciones entre grupos étnicos en Senegal

menos trabajadores ‘que lo que ellos siguen siendo. En general, los miembros de las etnias no wolof coinciden casi siempre en criticar a los wolof, lo que no les impide hablar wolof y dejarse wolofizar cultu- ralmente, al menos hasta cierto punto. De aquí que los wolof parecen ocupar un lugar aparte en el Sene-

gal de hoy día. Se identifican con el país y los otros les imitan en varias actitudes nuevas. Pero estos otros, en cierto modo, se lo hacen pagar sometiéndolos a critica y burlas permanentes.

Los estereotipos de que acabamos de hablar no impiden matrimo- nios entre los wolof, por un lado, y tucolor, manding o sérer por otro, con la reserva de que los dos consortes sean de religión musulmana.

Los sérer no reivindican para sí tanto la inteligencia y las faculta- des de adaptación como la ’fidelidad a las tradiciones y el amor al trabajo. En su mayoría musulmanes y con una minoría de católicos, han conservado de la herencia tradicional negroafricana costumbres y representaciones que juegan un papel en la conciencia que tienen de si mismos. Según ellos, los wolof son una población mezclada e híbrida en tanto que eiios han conservado, en su viva rural, una mayor auten- ticidad africana y senegalesa.

Por supuesto, como ya hemos dicho, los sérer sufren la influencia lingüística y cultural de los wolof. Y viven esta transformación como a regañadientes, aunque sin hostilidad. Para eiios el wolof es una especie de intermediario entre su propia tradición y una modernización que viene del exterior y que se va haciendo cada vez mas irresistible. El orgullo étnico de los sérer se basa más en la conciencia del pasado que en la del futuro. Con todo, no les impide abrirse a las transformaciones de las que los wolof han sido los primeros en beneficiarse, a la vez que los primeros agentes.

La opinión de los tucolor y diola es, casi siempre, favorable a los sérer. Tucolor y diola invocan el legendario parentesco que les une con los sérer y que les confiere el derecho a dirigirse recíprocamente insul- tos afectuosos. Los etnólogos denominan esta situación “parentesco de burla”.

Para los tucolor las principales cualidades de los sérer son su labo- riosidad y fidelidad. Esto significa que ya cuando los tucolor eran musulmanes mientras que los sérer eran aún adeptos a su religión negroafricana tradicional, los primeros respetaban a los segundos. Los diola consideran a los sérer religiosos y leales. Es decir, que los prime- ros ven en los segundos a seres muy cercanos, en virtud de esta misma

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19 Introducción

religión tradicional que han practicado unos y otros bajo variantes emparentadas.

En opinión de los wolof, los serer están un poco apegados a un tradicionalismo y unas creencias no islámicas que los habitantes de Dakar y San Luis miran por encima del hombro. Ello no obsta a que los wolof sean sensibles a los progresos de su propia lengua y de la religión musulmana en país serer. En último término, entre wolof y sérer, las diferencias etnicas tienden a atenuarse e incluso a abolirse, en provecho de una senegalizaciún que resulta ser en gran parte una wolofización. Además, los estereotipos de los sérer para designar al wolof y de los wolof para el sérer demuestran cierta oposición entre el campesino, más tradicional, y el ciudadado, sujeto con más intensidad a la modernización.

La personalidad cultural de los tucolor sigue siendo fuerte. Los tucolor se consideran los propagadores por excelencia del islam en Senegal. En su conciencia, su africanidad se confunde con su isla- mismo.

Los tucolor aprecian las virtudes religiosas y guerreras: la fe mu- sulmana, el valor fisico y moral. en una palabra, el sentido del honor, que expresa, en la vida cotidiana, las dos primeras. El héroe que encarna todas estas virtudes se llama El Hadj Omar Tall, fundador de un vasto imperio a lo largo del siglo XIX".

Marginales respecto a Senegal, pero históricamente integrados al África sudanosaheliana, los tucolor poseen un orgullo étnico aun más intenso que el de los wolof. Sin embargo el orgullo wolof tiene por objeto la adaptación, mientras que el orgullo tucolor tiene por objeto la tradición africana en su vertiene islámica. Ser piadoso, leal. todo lo demás les parece secundario y hasta irrisorio. Junto con los pehl, con los que les une un estrecho parentesco, los tucolor tienen la nostalgia de un imperio africano que habría podido abarcar de orillas del río Senegal hasta el norte de Camerún. A menudo menos wolofuados que los sérer, no por ello participan menos de un Senegal del que siguen pensando poder ser sus educadores.

A esta visión de sí mismos de los tucolor, los wolof responden con una actitud admirativa y critica a la vez. Si los wolof se consideran

+ Omar Tal1 creó un estado que abarcaba el territorio comprendido entre los ríos Senegai y Niger. A su muerte, en 1864. sus discipulos o ialibé constituían va una nueva aristocracia militar, derrotada por las tropas francesas en 1894. [N. ed. esp.]

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20 F.A. Diarra y P. Fougeyrolias. Las relaciones enire grupos etnicos en Senegal

buenos musulmanes, tampoco dudan en tener a los tucolor por exce- lentes musulmanes; saben todo lo que debe la islamización de Senegal a los marabuts tucolor. Pero, aparte de esto, a los wolof no les pasa inadvertido que los valores religiosos y guerreros de los tucolor ya no son los que predominan en el mundo actual en vias de modernización. En San Luis y Dakar, el tucolor era ayer portador de agua y hoy suele ser vendedor ambulante. Por eso los wolof piensan que los tucolor son arcaicos, retardatarios, incluso a veces hipócritas, con su obstinación por defender una tradición desmantelada por el devenir social.

Los sérer son mucho más favorables a los tucolor debido al paren- tesco legendario citado anteriormente. Y los diola, en razón de lo que les une a los serer, comparten su opinión sobre los tucolor. Además los manding suelen quedar impresionados por la islamidad histórica- mente ejemplar de los tucolor.

Los pehl, convertidos en propagadores del islam, tras habersele resistido durante largo tiempo, se sienten al igual que los tucolor, hombres de fe y valor. Los demás los consideran así, criticando al mismo tiempo lo que llaman su orgullo, denunciado como un arca- ísmo. Por lo general, en Senegal se admira menos a los pehl que a los tucolor, y se les critica más. Y es que, al fin y al cabo, los tucolor son, esencialmente, de Senegal mientras que los pehl” pertenecen a todo el conjunto del África occidental.

Los diola, a quienes los wolof consideraron durante mucho tiempo retardatarios, “paganos” y adeptos a creencias más o menos peligrosas, a lo largo de los Últimos diez años se han integrado en gran manera a la sociedad nacional.

Ellos se tienen a sí mismos, como los serer. por campesinos labo- riosos y honrados. Creen en las virtudes del trabajo. En Dakar acapa- ran empleos subalternos donde dan muestras de seriedad y regulari- dad. Casi siempre los demás reconocen las cualidades que ellos mis- mos se arrogan. Los sérer los ven como parientes, los tucolor los tratan como a parientes de parientes y los wolof celebran sus virtudes laboriosas. Más aun, los dem& musulmanes de Senegal reconocen hoy día el islam de los diola, antes impugnado. Es cierto que una

Pueblo de pastores diseminado en una docena de paises. entre la costa atlhtica y el lago Chad. E n Senegai, el tucolor seria el resultado de un antiguo mestizaje pehl con los sedentarios sérer: de ahí el “parentesco de burla’’ entre tucolor y sérer. [N. ed. esp.]

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21 Introducción

minoría diola bastante fuerte ha adoptado el catolicismo mientras que los elementos más ancianos de la etnia siguen apegados a la religión tradicional negroafricana. Pero esto no impide que se haya creado una opinión favorable hacia este pueblo.

Nos quedan por ver los manding, que son muy fieles a las creen- cias y prácticas del islam. Creen también en valores religiosos y gue- rreros aunque su convicción sea, en general, menos apasionada que la de tucolor y pehl. por ser más reciente.

Estos manding (bámbara, malinké, soninké de Senegal oriental y soce de Alta Casamance) compensan su entusiasmo religioso con sóli- das virtudes campesinas. Su piedad y valor están contrapesados por el amor al trabajo rural (agrícola o pastoril).

Por todas estas razones, tucolor, diola y sérer los estiman. Los wolof, en cambio, tienen tendencia a verlos como retardatarios. Pero la severidad de su juicio, o más bien de su prejuicio, viene templada por su reconocimiento de la piedad musulmana de los interesados. En cierto sentido, los manding son sudaneses un poco perdidos en Sene- gal. Por esta misma razón, se benefician de un estatuto a la vez de hermanos y de extranjeros en buena vecindad. Sería imposible descu- brir ninguna tensión ni actitud crítica algo áspera hacia ellos.

Por Último, la visión que las etnias senegalesas tienen de sí mismas revela dos sistemas de valor: por un lado un sistema tradicional que, tanto en Senegal como en toda la zona sudanosaheliana. es el del islam negroafricano (piedad, valor, sentido del honor) y. por otro, un sistema más reciente que es el de una modernización progresiva (ardor en el trabajo, honradez en las transacciones, eficacia profesional). En la cús- pide de la escala de valores tradicionales se hallan los tucolor y los pehl. En la cúspide de la escala de valores de la modernización progre- siva están los diola y sérer.

Evidentemente, los wolof quieren jugar y ganar en los dos terre- nos: en el de la piedad, la valentía y el honor, al estilo tucolor, de quienes han sido discípulos en materia islamica, y en el de la eficacia laboriosa, como los diola y sérer, de quienes han aprendido a tener aprecio por este tipo de virtudes. Los wolof quieren asumir todas las virtudes del mismo modo que quieren ser todo Senegal. En revancha, los otros, es decir, tucolor. sérer y diola, tenderían a reducirlos a la nada o, como mínimo, a una condición de mezcla étnica sin consisten- cia propia.

Felizmente para los wolof y para la sociedad nacional senegalesa.

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los tucolor, sérer y diola, sin olvidar a los manding, han estado prepa- rados desde hace tiempo para comprenderse mutuamente. Este tras- fondo favorece una receptividad multiforme que no excluye a los wo- lof, pese a ciertos estereotipos desfavorables.

No hemos hablado de los lebu, población originaria de la aglome- ración dakareña, integrados desde ahora en la masa wolof, ni de los basari que en la frontera con Guinea prosiguen una existencia de pueblo tradicional testimonial. A pesar de esta omisión. a través de nuestra encuesta hemos adquirido el sentimiento de que las fuerzas cohesionadoras de la sociedad nacional son ya superiores a las fuerzas propias de las etnias. Perviven estereotipos, pero dominados sin difi- cultad por la unidad nacional.

Los mauritanos en Senegai

La lengua wolof emplea la palabra nar para designar a los árabes y también al conjunto de los semitas. A los mauritanos. concretamente, los denomina nar ganar. Su pertenencia a la religión musulmana y su uso habitual de la lengua wolof les permite adaptarse fácilmente al medio senegalés. Pero sus funciones en el comercio pequeño les coloca en una situación particular respecto al consumidor senegalés.

En una tienda de mauritanos se pueden encontrar multitud de productos y objetos necesarios para la alimentación y la vida domés- tica. Estos objetos se despachan en muy pequeñas cantidades, de acuerdo con las necesidades cotidianas y los escasos recursos de las amas de casa. Igualmente el tendero mauritano vende también a cré- dito. Se le necesita, pues, muy a menudo, pero se le tacha de avaricia en sus ganancias. Debido a esta situación, los mauritanos de Senegal participan en la vida social del pais como marginales mas que como extranjeros.

Los mauritanos se consideran miembros de la gran comunidad árabe más que miembros del conjunto africano propiamente dicho. Su orgullo radica en el uso del árabe dialectal, su lengua materna. A veces hemos encontrado reacciones de superioridad por parte de mauritanos hacia las etnias negroafricanas de Senegal. No olvidemos que en Mau- ritania ha habido en ocasiones enfrentamientos entre los mauritanos y los tucolor que viven en la orilla derecha del río Senegal.

Pero es justo precisar que los mauritanos que viven en Senegal se

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23 Introducción

hallan muy adaptados a la sociedad que les rodea. La mayoría prefie- ren a los wolof que a los demás senegaleses. en razón, quizá. de las disposiciones comerciales que poseen unos y otros.

Entre los wolof se mira a los mauritanos con cierta desconfianza. Antaño, los mauritanos tenían la reputación de raptar a los niños negros para hacerlos esclavos en su país. Pero los tiempos han cam- biado mucho, pues ninguno de nuestros entrevistados ha tenido en cuenta este antiguo estereotipo. El tipo de desconfianza de hoy día es la del consumidor hacia el detallista con el que está en contacto directo y cotidiano.

Además, los senegaleses suelen reprochar a los mauritanos su ne- gligencia en el vestir, e incluso su suciedad. Desde luego, hay una oposición muy marcada entre el gusto de senegaleses y senegalesas, sobre todo los wolof, por los hermosos vestidos africanos de gala, por una parte, y el aseo y simplicidad saharianos de los mauritanos en materia indumentaria, por otra. Los mauritanos tienen tendencia a economizar en el atuendo, igual que en casi todo. Con frecuencia, gastan sus ropas hasta el límite, lo que provoca la reacción de los wolof y los demás. Al sentimiento de superioridad de los mauritanos hacia los negros,

responden los negros de Senegal con un sentimiento de superioridad a otro nivel. Basta evocar el medio sahariano de los unos y el medio urbano de los wolof de Dakar y San Luis para comprender esta oposi- ción que en Senegal no llega ni a ser conflictiva, ni tan sólo a tensiones serias. Hay matrimonios entre mauritanos y wolof. A veces los mauri- tanos se casan con mujeres wolof y los wolof en ocasiones eligen una esposa mora. En este caso el islam permite superar una diferencia que no es Únicamente etnica. Probablemente el porvenir de los mauritanos en Senegal dependerá de su aptitud para asumir otras funciones ade- más del comercio.

Los libaneses en Senegal

Bajo la denominación de libaneses encontramos en Senegal una mayo- ría de libaneses y una minoría siria. Entre los libaneses propiamente dichos hay musulmanes y cristianos. Estos libanosirios ocupan pues- tos comerciales que van desde la tienda al gran comercio. La mayor parte de ellos pertenecen al comercio mediano mientras que algunas

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F.A. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relaciones entre grupos éinicos en Senegal

familias detentan una posición de importancia en los negocios. Por ello los libaneses son a la vez competidores de los senegaleses en el comercio mediano, y de los franceses en los grandes negocios. Tam- bién algunos de elios tienen profesiones liberales: abogados, médicos. etcétera.

Fue en la epoca colonial cuando los libaneses vinieron a buscar fortuna a varios países del oeste africano, entre ellos Senegal. Y la situación colonial les empujó a acercarse, en el modo de vida y manera de pensar, a los franceses, es decir a la capa de extranjeros dominantes de la sociedad de aquel tiempo.

Algo de aquella situación persiste en las actitudes de los libaneses que interrogaron nuestros encuestadores. Por un lado, la mayoría se consideran extranjeros y, en todo caso, más próximos a los franceses que a los africanos. Por otro, algunos reconocen que mantienen más relaciones profesionales con los senegaleses que con los franceses y que han acabado por sentirse un poco en su casa del Senegal.

Los libaneses se saben árabes; los más jovenes son a veces militan- tes de la causa árabe. pero la mayoría de comerciantes entrevistados son ante todo, según sus propias palabras, sensibles a la división de la sociedad en negros y blancos. Y quieren pertenecer a la minoría blanca hasta el punto de permitirse declaraciones que pueden llegar al racismo.

Nuestros interlocutores libaneses suelen creer que los senegaleses son incapaces de hacer funcionar una empresa comercial o industrial. Denigran los esfuerzos de los senegaleses para desarrollarse. Algunos llegan incluso a condenar matrimonios entre libanés y africana o entre africano y libanesa. En el fondo, no están curados del traumatismo colonial.

Por supuesto, hay excepciones y hemos encontrado a libaneses que nos han dicho que Senegal se había convertido en su verdadera patria mucho más que su Líbano de origen. Por este camino se podrá lograr la integración en la sociedad senegalesa de los libaneses que elijan quedarse en el país.

Por ahora, los prejuicios raciales, y hasta el racismo, obnubiian la conciencia de demasiados libaneses hacia los senegaleses entre quienes viven. El miedo de perder situaciones económicas a menudo ventajo- sas determina sin duda alguna la pervivencia de estos prejuicios here- dados de la situación colonial. Afirmar o creer que los africanos no son aptos aún para la gestión de empresas, es justificar a la ligera el

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Introducción

mantenimiento de las situaciones de privilegio de que se benefician ciertos comerciantes Iibaneses. Podemos pues admitir que el acceso de senegaleses a responsabilidades de gestión creará la condición esencial para liquidar los prejuicios que acabamos de describir.

En cuanto a los senegaleses, casi siempre ven en los libaneses unos extranjeros que, aunque activos, son ávidos de ganancias y a menudo víctimas de prejuicios raciales. En ocasiones también se les critica a partir de criterios morales y religiosos: saben que parte de ellos son musulmanes y creen que no son bastante fieles a las reglas coránicas: consumo de bebidas alcohólicas, faltas al deber de la limosna, practica relajada o deficiente de las plegarias cotidianas.

A ojos de buena cantidad de senegaleses, los libaneses son unos blancos que sin embargo no poseen las cualidades que se les reconoce, por ejemplo, a los franceses. Y los libaneses tratan de responder a esto tendiendo a identificarse con los franceses que constituyen la comuni- dad blanca, por excelencia, de Senegal. Más cercanos a los senegaleses que la mayoría de franceses, son por ello mucho más criticados. No es exagerado hablar de tensiones, más latentes que manifiestas, cierto, entre libaneses y senegaleses. La agravación de la situación económica, la exasperación de la competencia comercial podrian un día, a pesar de la habitual tolerancia senegalesa, poner a los dos grupos en posición conflictiva.

Los franceses en Senegai

En tiempos del régimen colonial, franceses y senegaleses coexistían, unos en una condición dominante y otros en condición dominada, sin trabar casi nunca relaciones interpersonales por inconsistentes que fueran. Esto significa que aunque no ha dejado de haber relaciones profesionales entre unos y otros, no obstante cada grupo ha vivido según normas culturales extrañas a las del otro. Incluso la minoría senegalesa que ha experimentado con más intensidad la influencia francesa ha desarrollado un campo de relaciones interpersonales en el que la presencia continua e íntima de europeos era una excepción. Esta excepción se expresó, sobre todo en San Luis, por alianzas matri- moniales. Más adelante trataremos de los mestizos.

Los franceses que viven hoy en día en Senegal son, en la mayor parte, herederos conscientes o inconscientes de la antigua situación

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colonial. Los que han conversado con nuestros encuestadores dicen con frecuencia que los senegaleses les han “decepcionado”. Según sus palabras, venían a este país para ayudar a su desarrollo y no han tenido la impresión de que los africanos tengan la energía, conciencia profesional ni siquiera el patriotismo que exigiría tal desarrollo. Por consiguiente, numerosos franceses tienen muy poca estima por los senegaleses y algunos muestran actitudes racistas, aunque formuladas de manera menos grosera que algunos libaneses.

E n realidad, la incomprensión del hecho cultural africano domina la opinión de los franceses de Senegal. La vida familiar, la poligamia, el sentido de las ceremonias tradicionales, y la misma religión musul- mana son tantos otros datos incomprensibles o poco inteligibles para esta minoría. Es como si los franceses de Senegal reprocharan a los senegaleses por no parecerseles en todo.

La posición aún dominante que ocupan los franceses en la indus- tria, el comercio, la Universidad y ciertas profesiones liberales contri- buyen en gran manera a darles la sensación de ser irremplazables y a mantenerles en la peligrosa ilusión de que los senegaleses no podrían asumir sus responsabilidades y remplazarlos. Por descontado esta ten- dencia está exasperada en el caso de los “petits blancs”* más amenaza- dos que los demás por el proceso de senegalización de los puestos de trabajo.

En general, los franceses interrogados reconocen a los senegaleses cualidades de hospitalidad, amabilidad y simpatía y admiran la elegan- cia de las mujeres senegalesas. Pero no creen que los senegaleses po- sean las virtudes requeridas para triunfar en la empresa de desarrollar y modernizar su país. También hemos observado que algunos france- ses juzgaban a los africanos globaimente, mientas que otros distin- guían por un lado a los wolof, y por otro a las restantes etnias del país, sobre todo a sérer y diola. Según ellos, los wolof son arrogantes, perezosos y poco capacitados ex tanto que los otros son trabajadores y simpáticos. Se puede ver aquí estereotipos coloniales del “buen negro”

Termino contrapuesto al de “grand patron” durante la etapa colonial. Describe de modo sintético y expresivo al inmigrante blanco sin recursos personales: empleados. capataces. pequeíios comerciantes. Es un estrato social que tiende a adoptar actitudes de superioridad hacia los africanos, olvidando su origen bajo en Europa. E n estrecho contacto laboral con el africano, el “petit blanc” suele manifestar un racismo sin tapujos. [N. ed. esp.]

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21 Iniroducción

y el "mal negro". En realidad, los wolof, que suelen ser ciudadanos y politizados con más frecuencia, parecen menos manejables que los sérer o diola ante los europeos. Sin lugar a dudas éste es el origen de las ideas que acabamos de explicar.

Los senegaleses presentan cierta ambivalencia en su visión de los europeos, sobre todo de los franceses. Suelen considerar al europeo, muy a menudo, y sobre todo en medio urbano, como pretencioso, agresivo y hasta racista. Pero con todo, siguen imitando buen número de sus actitudes.

Los campesinos senegaleses, descontentos del funcionamiento de las cooperativas y organismos agrícolas del estado, dicen a veces, no sin cierto humor, que habría que hacer volver a los tratantes franceses; en todo caso no parecen demostrar ninguna hostilidad hacia los súbdi- tos de la antigua potencia colonial, esperando de ellos diversas formas de asistencia. En cambio, numerosos funcionarios, comerciantes, cua- dros y directores de empresa senegaleses soportan cada vez con más dificultad la presencia de franceses a la cabeza de negocios y en pues- tos de consejeros técnicos o incluso de asistentes técnicos. En este caso, las tensiones son manifiestas y el conflicto entre senegaleses y france- ses es latente. El incremento del nacionalismo. si choca con la obstina- ción de los privilegiados extranjeros puede, en un plazo muy corto, desembocar en explosiones.

Los cuadros senegaleses pueden continuar manteniendo sus bue- nas relaciones con los franceses que residen en Francia si los franceses de Senegal no cortan el paso a su ascenso social ni impiden que asu- man sus responsabilidades de dirección. Ya no se trata de un problema de relaciones sociales. Se trata de un problema de gobierno.

Desde hace mucho tiempo, los senegaleses saben o sienten que los franceses que viven en su país han sido incapaces, salvo escasas excep- ciones, de comprender su cultura y reconocerla como tal. Esto no les impide ser tolerantes y adoptar ciertos rasgos de la cultura europea, en su estilo francés. Pero su tolerancia no seguirá aplicándose por mucho más tiempo a las cuestiones de gestión y de dirección de los estableci- mientos existentes en el país. En estos terrenos, la competición que enfrenta a los nacionales con los súbditos de la antigua potencia colo- nial puede comprometer muy rápidamente las relaciones mutuas. La imagen del francés que los senegaleses mantienen en su conciencia es aún ambivalente; pero corre el peligro de simplificarse bajo la presión de hechos de competición y de competencia desiguales. Para dialogar

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auténticamente con los antiguos colonizadores o con su actual proge- nitura, los senegaleses deben hacerse antes los amos verdaderos de los medios de su desarrollo nacional.

Los mestizos

Tanto en Senegal como en otras partes, los mestizos están en una situación singular, atraídos y más o menos rechazados por las dos comunidades de las que proceden. En la época colonial, los mestizos estuvieron a menudo tentados de participar en la vida y cultura de la población europea. Cuando el país accedió a la soberanía nacional, algunos de ellos trataron de integrarse en la sociedad senegaiesa.

Los que han sido interrogados han expresado con mucha frecuen- cia y muy intensamente el sentimiento de su particularidad. Declara- ban que ser mestizo era difícil en razón del rechazo, mis o menos fuerte, de blancos y negros. Esta situación de doble marginación los suele conducir a tener opiniones favorables de los blancos y desfavora- bles de los negros.

Los mestizos de San Luis, que encontramos en su ciudad o en Dakar, querrían en su mayoría participar en la vida de la minoría blanca. pero se quejan de los prejuicios raciales que se oponen a sus tentativas. Por otra parte, reprochan a los negros el no adaptarse lo bastante bien, según ellos, a las exigencias de la vida moderna. En estos mestizos se pueden encontrar los estereotipos que ya vimos en las entrevistas con franceses. A menudo, los mestizos tienen un senti- miento de superioridad respecto a los negros pero reconociendo al mismo tiempo que éstos viven entre sí con una solidaridad, espíritu familiar y con una amabilidad en las relaciones interpersonales a los que se hallan muy ligados, o, al menos, son sensibles.

Lo más sorprendente es registrar las diferencias de actitud hacia los africanos entre los mestizos franco-senegaleses por un lado, de los cuales los de San Luis son los más representativos, y por otro, los mestizos senegalo-vietnamitas. Puesto que si los primeros se sienten desgarrados entre la comunidad de su padre y la de su madre, los segundos están perfectamente integrados en la sociedad nacional sene- galesa. A nuestro entender esto demuestra que el mestizaje, en sí mismo, no plantea un problema dificil de integración social. Lo que es problemático en realidad es el mestizaje entre colonizadores y coloni-

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29 Introducción

zados, ya que introduce en la personalidad de los individuos mestiza- dos los conflictos que emanan de la antigua situación colonial.

La mayoría de senegaleses miran a los mestizos franco-senegaleses con cierta desconfianza. Les reprochan ser orgullosos, querer distin- guirse de la masa africana, y tratar de deslizarse entre la población europea. También en este caso nos hallamos ante secuelas de la situa- ción colonial.

Queda por decir que las relaciones entre mestizos y africanos no son tan tensas como entre africanos por una parte y por otra libaneses o franceses. Los problemas de los mestizos son principalmente psicoló- gicos, pero en Senegal los mestizos no plantean un problema político- social. En la medida en que permanezcan en el país, serán integrados más tarde o más temprano. es decir africanizados.

Problemas y perspectivas

Hoy en día Senegal es una sociedad nacional avanzada. Dicho de otra manera, las etnias negroafricanas que lo componen están profunda- mente integradas a la vida colectiva del país. Es lo que queremos expresar al decir que Senegal, a diferencia de algunos otros países de África, conoce una verdadera paz étnica.

Habría que añadir que aunque el sentimiento nacional está exten- samente repartido por todos los medios, las etnias se diferencian por su relación respecto a la sociedad global: los wolof, los sérer y los lebu son senegaleses y exclusivamente senegaleses. mientras que los tuco- lor, los manding y los diola son geográficamente periféricos y mantie- nen lazos culturales con hermanos de etnia que viven fuera de las fronteras de Senegal. Pasa lo mismo con los pehl y la pequeña minoría basari. La condición campesina, común a la gran mayoría de la población,

la pertenencia a la religión musulmana que también es ampliamente mayoritaria y la ausencia de conflictos entre habitantes urbanos y rurales. unidos por lazos múltiples, favorecen la unidad nacional de las diversas etnias. Y, desde este punto de vista. Senegal es ejemplar. No por ello es menos deseable que los poderes públicos dejen sitio a las necesidades lingüísticas y culturales particulares de cada etnia y, muy especialmente, de las etnias periféricas. El mantenimiento de la paz étnica resultaría enormemente favorecido con una enseñanza regiona-

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lizada de las diversas lenguas del país. teniendo en cuenta el lugar preferente del wolof, y con una reanimación económica de las regio- nes, teniendo en cuenta su aptitud para proyectarse más allá de las fronteras nacionales, en un marco africano-occidental. Queremos decir que la sociedad senegalesa habrá de consolidarse y, al mismo tiempo, abrirse a un conjunto más amplio sin el cual no sería posible el libre desarrollo. U n Senegal centralista, por ejemplo, dificultaría las posibili- dades de difusión económica y cultural de los tucolor, manding, diola y pehl, y un Senegai unido y al mismo tiempo descentralizado permiti- ría que estas diversas etnias desempeñaran un papel en la integración de Senegal, Malí, Guinea y también Gambia y Guinea-Bissau (liberada del colonialismo portugués)" en un conjunto africano occidental. Don de la historia. la paz étnica debería convertirse en un medio para superar el marco nacional en aras de la construcción africana.

Hay que añadir que Senegal no sólo se beneficia de la paz étnica, sino también de la paz religiosa entre la mayoría musulmana y la minoría cristiana, sin contar la minoría que aún practica las antiguas religiones tradicionales (entre los diola y basari). Por el contrario, per- dura un problema, sobre todo entre los tucolor, pehl, manding y wo- lof, que es el de las castas. Una superación rápida de las prohibiciones matrimoniales procedentes de la antigua organización de castas y la liquidación generalizada de los prejuicios de casta contribuirían en gran manera a eliminar, principalmente entre los jóvenes, muchas tensiones y conflictos inherentes, en este caso, a persistencias arcaicas.

La tradición africana de hospitalidad que sigue en vigor en Senegal debería permitir que los extranjeros coexistiesen pacíficamente con los nacionales; pero también sería necesario que estos extranjeros no se hallasen allí en una posición dominante o en una situación priviie- giada. Actualmente hay tensiones latentes entre libaneses y senegaleses y surgen tensiones abiertas que pueden engendrar conflictos entre se- negaieses y franceses. Y entre los senegaleses, son los elementos urba- nos, sobre todo los más instruidos y a menudo los más jóvenes, los que tienen una conciencia más aguda de estas tensiones reales y de estos conflictos en potencia. Frente al creciente nacionalismo de los senegaleses, las actitudes colonialistas, es decir racistas, de muchos libaneses o franceses sirven de justificación ideológica de situaciones

En 1974 Guinea-Bissau y las islas de Cabo Verde obtuvieron oficialmente, de Portu- gal, la independencia. [N. ed. esp.]

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31 fnrroduccióri

adquiridas, es decir de privilegios y de la explotación. Ello nos autoriza a hablar de tensiones interraciales aunque tales tensiones procedan menos de la heterogeneidad racial de los interesados que de la domina- ción económica y social de la que los extranjeros son a la vez benefi- ciarios y agentes. La senegalización de los empleos y puestos de res- ponsabilidad es, evidentemente. el medio por excelencia que permitirá la superación de estas tensiones y evitar el estallido de conflictos. En cuanto a la asistencia técnica que Senegal pueda necesitar aún durante cierto tiempo, seria conveniente que fuera internacionalizada lo más pronto posible.

En definitiva, en Senegal no existen tensiones interétnicas que constituyan o puedan constituir obstáculos o frenos al desarrollo. Por- que las tensiones que enfrentan a los senegaleses con los extranjeros que viven en el país expresan la oposición de este país a las fuerzas económicas y politicas que, desde el exterior, entorpecen su desarrollo y ponen en cuestión su independencia. Se puede considerar que los progresos de la sociedad senegalesa. en el marco de un conjunto afri- cano occidental exigen que esta relación sea modificada e incluso cam- biada. A este respecto, el sentimiento nacional y el sentimiento afri- cano siguen siendo las motivaciones a partir de las que podrán llevar a cabo las tareas históricas del momento.

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Entrevistas con los wolofl sérer, tucolor, pehl, diola, lebu, manding y algunos otros

A lo largo de las entrevistas que hemos efectuado, hemos constatado que el parámetro del grupo étnico tiene menos importancia que el de la religión. U n wolof o un tucolor dudará en casar a su hija con un diola, menos porque sea diola que porque muchos diola son católicos.

Desde la independencia los wolof han ocupado numerosos puestos importantes en la vida nacional. Sin embargo los wolof son muy a menudo considerados por los otros grupos étnicos como perezosos, ambiciosos, poco honrados, pretenciosos, etc. Es innegable que la inte- gración de los demás grupos étnicos se realiza a imitación de los wolof. No obstante, grupos étnicos como los tucolor, diola, y sarakolé, aun viviendo como los wolof y hablando wolof, siguen todavía muy liga- dos a sus propios valores culturales. Es interesante señalar que existe un parentesco de bromas entre el

tucolor, el sérer y el diola. Este parentesco de bromas nace de un “pac- to de sangre” que le confiere un valor sagrado. Esta forma de relación de parentesco, aunque posea un aspecto represivo, también está for- mada de solidaridad y de respeto.

Si bien los elementos de las etnias propiamente africanas son poco hostiles entre si, se puede observar sin embargo una franca hostilidad hacia los libaneses, los moros (nar), los europeos, y caboverdianos. Y los mestizos suelen ser objeto de cierto desprecio.

La hostilidad hacia los libaneses es la que expresan con más fran- queza. Hay que decir también que es la más frecuente, comparada a la que hay hacia los otros grupos étnicos.

La actitud hacia los europeos, llamados tubab (sobre todo los íim- +

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33 Entrevistas con los woloJ serer. tucolor, pelil, diola. lebu. manding J’ a1guno.s otros

ceses), lleva la huella del recuerdo colonial. Se trata de una tensión sorda, que surge por el hecho de que el europeo -en lugar de ser el que, tras la independencia, ayuda, coopera, el que mantiene relaciones estrechas con los autóctonos- sigue siendo “el extranjero” que se bene- ficia de ventajas materiales considerables, no justificadas suficiente- mente.

Pero el europeo, además de sér considerado un aprovechado, es el objeto de críticas fáciles, a falta de poder actuar de otra manera en las condiciones actuales.

En cuanto a los caboverdianos, se les echa en cara sobre todo su debilidad por el alcohol y la “boda”. A los mestizos se les desprecia por no saber dónde clasificarlos:

sobre todo se les reprocha alinearse al lado de los europeos más que al lado de los africanos.

Entrevista con A.

A. tiene veintiséis años, es wolof de religión musulmana. Es soltero y estudiante. A. opina que los wolof son “sociables, humanos” y buenos practi-

cantes de la religión musulmana. Los diola, según A., gozan de una situación mejor desde la inde-

pendencia. Antes de la independencia los diola tenían unas relaciones limitadas con los demás. Actualmente son más abiertos y hasta se puede encontrar a diola convertidos a la religión musulmana. En ge- neral los diola tienen buen corazón, pero son orgullosos.

Los lebu, dice A.. están bien pero se hallan retrasados. Son conser- vadores y se modernizan demasiado lentamente.

A. encuentra que los sérer son trabajadores pero también ellos están demasiado apegados a sus tradiciones. Al hablar de los moros, A. dice que son racistas, sectarios y que no

les gusta encontrarse con africanos. Los siro-libaneses también son racistas, nos dice A,, pero su ra-

cismo está disfrazado. Lo único que les importa es el provecho. A. piensa que “el racismo de los siro-libaneses puede identificarse con el de los europeos, que están mejor, pues, por lo menos nos enseñan muchas cosas. A éstos les debemos mucho. Son sociables y trabajado- res. Los europeos están bien en la medida en que ocupan puestos

3

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clave, ya que poseen capacidad de trabajo y cualificaciones Útiles para enfrentarse al trabajo que se les pide”.

Lo que A. ha apreciado de los europeos es sobre todo su sentido del trabajo, su valor y el individualismo que practican. A. deplora que “los europeos sean ateos”. A. no tiene preferencias étnicas para la elección de su futura con-

sorte.

Entrevista con B.

B. tiene cuarenta y seis años, es wolof musulmán igual que sus tres esposas. Pertenece a la cofradia tidian“ como dos de sus esposas; la tercera pertenece a la cofradía kadir”. B. es funcionario.

Hablando de los wolof, B. piensa “que hay que dintinguir: el baol- baol, el dior-dior (de Cayor). el diam bur-diam bur y el djolof-djolof porque cada grupo de éstos tiene unas características particulares que lo diferencian de los demás. “El baol-bao1 no os dirá nunca lo que piensa y siempre trata de

Sacaros los gusanos de la nariz. Es buen comerciante y buen agricul- tor. Por lo general es embaucador. Suele ser musulmán múrida.” “El dior-dior (de Cayor) es buen musulmán, y también es más

abierto, más civilizado que los otros. Los dior-dior son casi todos musulmanes tidian.

”El diam bur-diam bur es picaro. nos dice B. Jamás dice lo que piensa ni lo que quiere hacer. El diam bur-diam bur es envidioso, curioso y un gran traficante. ”El djolof-djolof por su parte, es reflexivo, ponderado. Es tidian o

múrida: es buen practicante de la religión musulmana. Suele ejercer las funciones de ganadero pero también prospera en el comercio.

* La corriente tidian o tidianiya. agrupación islámica con implantación en el África occiderttal. fue propagada en Senegal por El Hadj Omar a mediados del pasado siglo. Se caracteriza por cierto igualitarismo entre los fieles. Es el grupo religioso mayorita- rio en Senegal. La agrupacion musulmana kadir o kadiriya es mis antigua, pero de menor fuerza actualmente. El muridismo, fundado a comienzos del siglo XX por Ahmadu Bamba hlbacké. es el núcleo islámico con mayor dinamismo hoy, con una fuerte integración interna y redistribución de bienes por parte del calira. -establecido enTuba: los jóvenes muridas han colonizado zonas del desierto de Ferloo. poniendo en marcha plantaciones de cacahuete [N. ed. esp.]

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35 Eiilrevislas coi1 los w'olof: serer. tucolor, pehl, diola. lebu, inandiiig .v algunos owos

"Hay que subrayar que los wolof de los grandes centros urbanos -Dakar. San Luis, Rufisque descienden de los djolof-djolof. baol-bao1 y dior-dior. y están más evolucionados que los demás. Casi siempre viven al dia. pues quieren vivir por encima de sus medios y están constantemente solicitados por parientes. "No conozco bien a los sérer pero sé que son sectarios, solidarios

entre ellos y trabajadores. "No conozco a los diola más que a través de los que vienen a

buscar trabajo a Dakar. Se que las chicas que hacen de criadas son muy trabajadoras.

"Respecto a los lebu, han permanecido iguales que hace cincuenta años. No han evolucionado y son muy solidarios entre si. Por ejem- plo, si nos fijamos en los representantes de los lebu ante el gobierno, no sacrifican los intereses de su colectividad para congraciarse al go- bierno.

"Los moros destacan en el pequeño comercio. Hay que decir que sólo están en el Senegal por esta razón.

"No establezco distinciones entre el moro mauritano y el moro senegalés ya que, incluso si son negros, los moros se consideran mau- ritanos.

"Los siro-libaneses son grandes comerciantes que se enriquecen con extrema rapidez. Entre ellos se ayudan pero no hacen nada desin- ;teresadamente. Ni siquiera emplean la mano de obra local. Los siro- libaneses están situados en casi todas las ramas de la industria. Aprecio su sentido de la solidaridad pero deploro que no estén aquí más que para ellos: no les gustan los autóctonos. En el caso de que empleen mano de obra local, es para explotarla.

"Para mi el camarada tubab no existe. Los europeos colaboran con la gente en tanto se puedan servir de ella. Colaboran cuando ello les proporciona algo. En cuanto deja de proporcionarles algo, las relacio- nes se relajan. Lo que atrae a los europeos de nuestros paises es la búsqueda del bienestar. Si son de la asistencia técnica, reúnen dinero, se forran bastante, intentan prolongar su estancia; se quedan todo el tiempo que pueden. "No obstante m e gusta su 'savoir-vivre', su 'savoir-faire', su sentido

de la organización de los gastos. "Los mestizos me son indiferentes. Ya sé, sin embargo, que el

mestizo de San Luis se consideraba como un tubab. pero esto ya ha cambiado. Cada vez se acercan mis a los demás senegaleses. Antes de

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36 F..4. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relacioties eiifre grupos eifiicos 0 7 Sriirgal

la independencia ni siquiera daban los buenos días a un africano; actualmente se consideran africanos, senegaleses y sobre todo de San Luis, pues están muy orgullosos de su ciudad. "Es importante señalar la situación particular del mestizo nacido de

padre senegalés y de madre europea. Se acerca más al tubab puesto que su madre, europea, no se relaciona con la sociedad africana. En- tonces los niños crecen apartados de la vida africana y viven a la europea. Acaban considerándose europeos.

"Los mestizos caboverdianos son solidarios; sólo se frecuentan en- tre ellos. Viven al margen de la sociedad senegalesa, se dedican a la crianza de cerdos y son excelentes pintores de edificios. Cada vez con mayor frecuencia acuden a la escuela francesa. Las mujeres ejercen generalmente las funciones de criadas y guarderas de niños entre los tubab. Se las ve en las tiendas, actuando de vendedoras."

Entrevista con C.

C. tiene cuarenta años; al igual que su mujer, es wolof de religión musulmana. "El grupo étnico wolof es muy importante, sobre todo en Senegal.

los wolof son inteligentes, acogedores y sociables. Estimo su compor- tamiento con respecto a elementos de otros grupos étnicos. Tienen una cualidad destacable: llegan a integrar a individuos de otros grupos en el seno del suyo y las demás etnias se wolofizan cada vez más. Los wolof son muy hospitalarios pero no son demasiado nacionalistas. Verdad es que son producto de mestizaje.

"Los wolof bromean mucho. No se hallan subyugados tanto como los tucolor por las relaciones familiares.

"En los wolof se puede observar que hay una minoría, una clase, que intenta occidentalizarse. ser otra cosa.

"Los wolof se consideran una etnia de progreso. No quieren que las restantes etnias subsistan. Provocan excesivos matrimonios interét- nicos. Los wolof no son vengativos pero provocan.

"Creo que los tucolor son grandes nacionalistas. Son también muy conservadores. Sea cual sea la situación social del tucolor. le gusta expresarse en tucolor" y mantener las relaciones matrimoniales en el interior de la etnia. Los tucolor son gente nostálgica de los grandes acontecimientos históricos tucolor: El Hadj Omar, etc. Hacen lo impo-

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31 Entrevistas con los wolof: sérer. tucolor, pelil, diola, iebu, i~iuriding y algunos otros

sible para mantenerse en el mundo tucolor. Aunque son sectarios, son muy sociables. Son asimismo muy ahorradores. Creo que mi hija no encontraría mejor partido para casarse que un tucolor. Sin embargo no quiero que mi hijo despose una mujer tucolor, porque las mujeres tucolor son demasiado ligeras. Establecen relaciones en todas partes. La mujer tucolor únicamente tiene relaciones tras el matrimonio. No estoy de acuerdo con tal boda. Son además chicos trabajadores que aprecian mucho las relaciones familiares. La casa de un tucolor está abierta a toda la comunidad tucolor. Los tucolor no quieren que un elemento de otra etnia se integre en el ámbito tucolor.

"En mi opinión el matrimonio se realiza demasiado pronto entre los tucolor. No tienen en cuenta la diferencia de edad entre los espo- sos. Con frecuencia veréis a un hombre de cincuenta años desposar a una chica de catorce. Por esta razón la chica no tiene más remedio que hacer el amor a izquierda y derecha. Es el gran mal de la muchacha tucolor.

"Los sérer son difíciles de enjuiciar porque constituyen varios gru- pos. Sé que el sérer del Sine reclama para si un título más honorable que los otros sérer y también más que los otros grupos étnicos. Se considera la etnia más importante. No objetaré nada si mi hija quiere casarse con un sérer; porque el sérer sabe contentarse con lo que tiene.

"Pienso que los diola son aceptables, son chicos valerosos, que preservan la primacía de su grupo étnico. Son conservadores y prefie- ren casarse en el seno de su etnia.

"La mujer diola prescinde de la situación social del hombre para desposarle y, además, posee sentido comunitario. Los diola son tan nacionalistas como los tucolor. Son esforzados y muy trabajadores. Mantienen siempre relaciones con su patria chica porque velan por los trabajos agrícolas durante la estación de lluvias. El mayor progreso económico corre a cargo de su etnia. Los diola tienen un espíritu competitivo. Por ejemplo, cada vez que hay un examen o una oposi- ción los mejores puestos son ocupados por los diola.

"Me gustaría ver a mi hijo desposar a una mujer diola, ya que la mujer diola es ahorradora. Logra limitar sus gastos.

* La lengua de los tucolor es. en realidad. la misma que la de los pehl; no hay idioma tucolor, sino puiaar. [N. ed. esp.]

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38 ~

F.A. Diarra y P Fougeyrollas. Las relaciones enire grupos einicos eri Senegal

"Los lebu constituyen la clase de los orgullosos, de los sectarios. Y sin embargo es una etnia que tiende a desintegrarse. Han cambiado, y con el progreso viven algo fuera de su tradición. Les gusta integrarse a otras etnias. En otras épocas fue una etnia cerrada, pero ahora se abre; lo cual permite el matrimonio con miembros de otros grupos étnicos.

"Los lebu han perdido todo lo que tenían. Eran grandes propieta- rios agrícolas.

"Los lebu son poco sociables. También son demasiado piadosos. Mantienen los clanes y son muy conservadores. Aún conservan el poder teocrático.

"Mucho antes de la independencia lebu y wolof se repartían el poder.

"Los lebu son muy inteligentes. Pese a ser conservadores es posi- ble observar que han abandonado algunos de los ritos que celebraban otrora.

"De modo general, los nar son considerablemente sectarios. Los nar ganar apenas ceden nada. Las Únicas relaciones que mantienen con las demás etnias son las comerciales. Ellos venden y nosotros compramos. No se casan, aunque manifiestan una gran actividad se- xual. Los nar son buenos practicantes de la religión musulmana; son también muy ahorradores. Lo importante para ellos es la búsqueda del dinero. Sea cual sea la importancia del bienestar del que dispone el nar, se acuesta siempre sobre una estera. Siempre viven por debajo de sus posibilidades, mientras que el sérer y el diola lo hacen según sus medios. El nar rehúsa la modernidad.

"Los nar negros se han wolofnado; aprecian todo lo que aprecia un wolof, salvo en lo concerniente a la indumentaria. La evolución queda contenida entre los nar; rara vez se les puede ver en situación envidiable. "Mi hija no se casara con un nar. porque no tienen las mismas

concepciones que nosotros. Rechazan la modernidad y son, como mu- cho, comerciantes o carniceros.

"Los siro-libaneses constituyen la mayor plaga. Son explotadores. Vienen a explotarnos. En verdad que no hacen otra cosa. A mi juicio no deben siquiera ser citados entre los que tienen relaciones de amistad con nosotros. Cuando establecen lazos amistosos es tan sólo en su propio interés. Las relaciones que nos unen a ellos son meramente comerciales. Raramente se ve a un libanés desposar a una senegalesa. Igualmente raro resulta ver a una libanesa casarse con un senegalés.

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39 Entrevistas con los woloJ sérer. tucolor. pehl, diola. lebu. manding y algunos oiros

"No daría mi hija en matrimonio a un siro-libanés porque no tienen los mismos hábitos que nosotros. "El tubab vivía antes como explotador y así permanece. Los tubab

sólo ayudan cuando necesitan algo. Todas las ayudas están condicio- nadas. El tubab no hace nada porque sí. Incluso cuando la tubab se casa con un africano es únicamente por algún tiempo. No estoy por el tubab. La evolución sólo recomienda relaciones profesionales con ellos. Tan pronto como el tubab no tenga nada más que explotar en el país, se ira. Son individuos inteligentes, muy inteligentes, que saben servirse de los demás. Hay que decir que es la raza más inteligente del mundo. El siro-libanés no lo es tanto. El tubab sabe explotarnos sin que se vea demasiado.

"No daría mi hija en matrimonio a un tubab. "Los mestizos van con todo el mundo. Entre ellos son solidarios.

Dan ejemplo en el trabajo. Escasos son los mestizos que se hallan en situación miserable. "He escogido una mujer wolof. que es familiar mía y que mis

padres deseaban que yo desposara. Para mí, lo que cuenta en el matri- monio es ante todo el amor, la opinión de los padres y luego los medidos de los que se dispone para hacer la boda."

Entrevista con F.

F. tiene treinta y un años; es wolof, al igual que su mujer. Ambos son musulmanes tidian. F. hizo estudios de ciencias políticas; es comer- ciante.

"Los wolof constituyen un grupo étnico que tiende a colonizar a los demás. No obstante siguen siendo el nexo entre los diversos grupos étnicos. Hay que añadir a ello que la lengua wolof es la lengua vehicu- lar por excelencia.

"Los lebu constituyen un grupo algo cerrado. Los lebu están muy orgullosos de sí mismos y. si mi hija quiere casarse con un lebu, no tendría nada que objetar. Lo que importa en la pareja es el amor recíproco.

"Los tucolor son voluntariosos y trabajadores, sin rechazar tarea alguna. Encontramos tucolor en todos los niveles de las profesiones. Sobre todo son muy listos. Son más esforzados que los wolof pero menos homogéneos. Quiero decir que, entre los tucolor, hay dispari-

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40 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas Las relaciones entre grupos étnicos en Senegal

dad regional. Si se trata de realizar una acción común, hay mayor dinamismo y eficacia en los wolof que en los tucolor. El tucolor está ante todo orgulloso de su localidad y luego de su región. Algo parecido ocurre entre los baol-baol. los salum-salum, el sanluisiano y el cayo- riano. "El wolof es más espabilado que los. demás para aprovechar las

ocasiones. "No conozco bien a los diola. Hay algo en ellos que me parece

paradójico. En Casamance me sorprendieron las relaciones existentes entre hombre y mujer. Sobre todo son las mujeres quienes trabajan, al menos en las familias que visité. El papel del hombre es cuidar de los niños y por ello me pregunto quién manda en el hogar.

"Los diola se han mantenido al margen, primitivos. Se modernizan cada vez más a partir del momento en que llegan a los grandes cen- tros.

"Sé que los sarakolé y los manding son trabajadores; constituyen el 95 % de la mano de obra africana en Francia.

"Desde la independencia me consta que los sérer se sienten orgullo- sos debido a que el presidente de la República es sérer. Pero en la época de Mandadou Dia. también los tucolor se sentían orgullosos.

"Los nar mauritanos son comerciantes perezosos, pero muy astu- tos. Son perezosos para el trabajo que exige un esfuerzo. Son oportu- nistas en materia comercial. Saben unirse para defender sus intereses. Algo que no se encuentra entre los demás. "Mi hija podrá casarse con un nar si ése es su deseo. "Los siro-libaneses vienen para explotarnos. Son explotadores. No

pierden ocasión alguna para sacar provecho del comercio que aquí efectúan. Me basta como ejemplo su actitud para sostener la acción del presidente de la República, tomando carnets de la U.P.S..' para poder así defender aún mejor sus intereses comerciales. Lo que andan bus- cando no es el desarrollo del comercio senegalés, sino su bienestar. Expatrian el 150 % de lo que ganan y es el propio gobierno quien les facilita la tarea. Estaría en contra del matrimonio de mi hija con un siro-libanés, porque no les aprecio. No me gusta su forma de actuar, de trabajar en nuestro país.

La Unión Progresista Senegaiesa (U.P.S.). de Senghor. hoy transformada en partido Socialista, en el poder. [N. ed. esp.]

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41 Entrevistas con los WOIOJ sérer. iucolor, pehl. diola. lebu, manding y algunos otros

"Mire, hay franceses a los que admiro, que intentan hacer algo por el país. Mientras otros sacan provecho de él. Jamás he visto a un solo siro-libanés tratar de hacer algo por Senegal.

"No estoy a favor de la expulsión sistemática de los europeos. Están aquí para ganarse la vida, como todo el mundo. Estoy por la continuidad de quienes trabajan honestamente. Por el contrario, hay algunos a los que asesinaría con placer.

"Tienen siempre un sentimiento de superioridad heredado del pe- riodo colonial. Hay prejuicios de los cuales no.llegan a desembara- zarse.

"Estoy en contra del matrimonio mixto porque plantea una enorme cantidad de problemas sociales, al no ser las costumbres y los comportamientos los mismos."

Entrevista con G.

G. tiene cuarenta años. Está casado con su prima. Como su prima, es tucolor. Ambos son musulmanes. G. es funcionario.

"Elegí voluntariamente a mi mujer en la familia. Tenía varios ejemplos de matrimonios en el exterior que habían sido fracasos. Me casé pues por decisión propia. Estaba en contra de la llegada de muje- res de cabellos largos (europeas) aquí. Se las puede frecuentar en Eu- ropa pero no traerlas a casa. Ya que para nosotros se trata de volver a la familia, vale mis tomar la consorte en la familia.

"Si tuviera que volver a hacerlo, en caso de imposibilidad de poder tomar esposa en mi familia, me casaría con una mujer tucolor porque al menos nos entendemos mejor entre nosotros.

"No tengo demasiada confianza en la mujer wolof porque es dema- siado lanzada; es independiente y, además, siente pasión por los gran- des pañuelos de seda. Prefiero la mujer en el hogar y sólo puedo encontrarla a mi gusto en mi etnia.

"Además, en mi etnia mi apellido quiere decir mucho. Se es al- guien en su etnia. Uno puede, en su etnia, pretender a mujeres de cualquier categoría, mientras que en las otras etnias, de entrada, estás limitado. Cada etnia se defiende. Por ejemplo, cuando un wolof se casa entre nosotros, le damos las mujeres de segunda fila, es decir, las madres solteras, las hijas de nuestros esclavos. Soy muy conservador y musulmán.

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42 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relaciones entre grupos étnicos en Senegal

"Mantengo relaciones de tipo social con tucolor sobre todo, porque es inevitable. Vivo en este medio, asisto a las ceremonias familiares de los demás de igual modo que los demás se interesan en esos mismos problemas cuando me conciernen. No obstante, esto no excluye mi relación con miembros de otras etnias. Me relaciono incluso con los tubab. Pero detesto las recepciones, ya que se obliga a la gente a ir con traje oscuro, europeo. Prefiero llevar mi caftán", mi bubú", no veo qué tiene que ver la respetabilidad con el traje europeo.

"Por ahora no tengo hijas. Sin embargo, en ocasiones me corres- ponde dar en matrimonio a hijas de familiares. Si una de ellas desease un día casarse con un miembro de otro grupo étnico, le advertiría de que el hecho de ir hacia el extranjero la conduce a la aventura. Le diría esto: 'Casándote así, nada se sabrá si sufres, no podremos ayudarte. Y una vez hayas salido de casa de tu marido no te podrás dirigir a nadie'. Sin embargo no trataría de impedir esa boda si el diola o el sérer puede mantener a esa chica. Me limitaría simplemente a ponerla en guardia con respecto a que su matrimonio en otra etnia puede correr riesgos, ser una aventura.

"Si no hay correspondencia de nivel de vida, me opongo al matri- monio. Y eso ya me ha sucedido.

"Para elegir consorte prefiero casarme en mi etnia, pero estoy en contra de la consanguinidad excesiva. Desposé a una prima de sexto grado. Es de mi familia sin serlo de hecho.

"Si me resultara imposible contraer matrimonio de consanguinidad lejana, preferiría casarme en mi etnia. Creo que los consortes deben tener una equivalencia, que deben estar unidos por su pertenencia al mismo grupo étnico.

"Creo que los diola son personas obedientes, muy trabajadores y que me dan la impresión de ser bien educados; son agradables para la convivencia. U n diola necesita siempre hallarse bajo Ia dirección de alguien, sin darle responsabilidades de jefe, sin darle grandes responsa- bilidades. Si se transforma a un individuo vulgar en un responsable, se fracasa.

"Los sérer son nuestros primos. En el fondo somos de la misma etnia. No son malos. Carecen del tesón de los diola en el trabajo. Son más inteligentes que los diola. Son más dinámicos para la acción, pero

Ropas largas, usadas respectivamente, en paises árabes y negros. En Senegai. el cafián es de influjo maghrebi. [N. ed. esp.]

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43 Entrevistas con los woloJ sérer. tucolor. pelil. diola, lebu. manding y algunos otros

tienen un fondo misterioso: sérer del Sine. sérer del Salum, no es muy evidente, la distinción no es muy neta. Me casaría más fácilmente con una mujer sérer musulmana que con una mujer wolof musulmana.

"Los wolof son grandes fanfarrones, grandes contestatarios cobar- des. Nunca hay que enzarzarse con ellos en una pelea porque luego te abandonan en medio del fregado. Son tipos que logran siempre sacar partido de los conflictos.

"Los lebu son buena gente. Son,pescadores. Pero no son de convi- vencia fácil. Con frecuencia les buscan las cosquillas a los tucolor. En N'Gor hubo un conflicto que acabó con la marcha de todos los tucolor allí residentes. Vivían allí un número importante de tucolor que ejer- cían en su mayoría como boys" o cocineros empleados en los diversos restaurantes del sector. Uno de estos quiso cortejar a la mujer de un lebu; la cosa se supo y degeneró en batalla entre los dos grupos étni-

"Los maridos lebu son desmesuradamente celosos mientras que sus mujeres son de costumbres muy ligeras. Cierto es que las ciudada- nas suelen ser todas fáciles; se dejan atraer por el dinero y además hay que señalar también que, en la ciudad, la moral tiende a relajarse.

"Desde la independencia hubo grupos etnicos cuya situación so- cioeconómica mejoró. La situación de los wolof no ha cesado de mejo- rar. Las restantes etnias lo han hecho en muy menor medida. Los diola no habían visto mejorar su situación hasta hoy porque permane- cían en la oposición.

"Los tucolor han podido arañar algunas ventajas que no les han sido de gran provecho porque es un grupo falto de cohesión, en cuyo seno la conflictividad es permanente. Se asiste en el a la crítica de los potentados por parte de la base.

"Las zonas de población wolof se han beneficiado de considerables inversiones. Pero iambién es en eUas donde se dan cita la concusión y la afición a malversar fondos públicos. Ya ni siquiera es infamante para los wolof realizar malversación de fondos, mientras que para los tucolor es aún otra cosa. Son los wolof quienes más se han aprove- chado de la independencia. El jefe de estado es serer, pero los serer no se han aprovechado de la situación. Durante cierto tiempo el grupo bámbara-malinke dio la impresión de aprovecharse particularmente de la independencia. Al estallar el Malí". el Senegal oriental como una

COS.

-

Criado. término usual heredado de la etapa colonial. [N. ed. esp.]

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44 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relaciones entre grupos étriicos en Senegal

onda expansiva obtuvo parte de las ventajas económicas de la inde- pendencia.

"Los dahomeyanos y los togoleños no han obtenido beneficio al- guno, si bien hallan en Senegal una atmósfera de paz en la que traba- jar.

"Los pehl guineanos en Senegal son libres de comerciar, y libres de no militar en partido político alguno.

"Considero estafadores a los siro-libaneses. Se las apañan siempre para explotar a la población. Prestan dinero a todos y obtienen benefi- cios considerables. Les va muy bien en sus asuntos comerciales.

"No puede decirse que sean racistas, pero explotan a los negros. Son astutos. En cualquier parte donde sus intereses estén en juego la nacionalidad deja de ser un obstáculo. Así tuviesen que disfrazarse de diablo con el diablo.

"Sekou Touré halló la solución para el problema que constituían. Efectivamente, para ser comerciante en Guinea, hay que ser guineano, de modo irreversible. Eres guineano, te quedas en Guinea. Ni hablar de doble nacionalidad como aquí.

"Los moros mauritanos o nar mauritanos constituyen una gan- grena. Son racistas, negrófobos, y se apoderan de todo el pequeño comercio que debiera estar reservado a los senegaleses. "El nar carece de utilidad aquí. Debería regresar a su gánar (país),

en el que se oprime a los negros. El nar no se merece las consideracio- nes que con él se tienen aquí. "El nar senegalés, en tanto que senegalés, habla las lenguas del

grupo étnico con el que vive. Precisa, siempre que lo necesita, que no es nar de Mauritania.

"Deberia controlarse la inmigración de esos extranjeros, los íiar de Mauritania. También se debería regular su acceso al trabajo aquí. La ley mauritana protege ya lo bastante a los moros y no a los negros. Habría que hacer aquí algo para defender a los negros.

"En cuanto a los mestizos, hay que distinguir a los mestizos sanlui- sianos, los mestizos senegalo-marroquíes, los mestizos caboverdianos y los nuevos mestizos franco-africanos.

Se refiere a la fugaz Federacion del Maií. entre Senegai y Sudán, que estalló a poco de lograr la independencia. El gobierno senegalés, para evitar tentaciones recesionistas entre los malinke en favor de la nueva república de Maii, ayudo particularmente ai principio a la zona oriental. [N. ed. esp.]

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45 Entrevistas con los woloJ serer. rucolor, pehl, diola. lebu, manding y algunos oiros

"Los mestizos sanluisianos o gurmettes tienen la reputación de hallarse gravemente acomplejados. Por lo general menosprecian a la madre de la que salieron.

"Los mestizos senegalo-marroquíes se hallan algo más adaptados a la sociedad que los sanluisianos. Existe una burguesía musulmana cuya cúspide está en sus manos. Son los descendientes, más o menos auténticos, de cheikh Hamet Tidian. Se llaman a sí mismos jerifes".

"Cuando la hija es marroquí por parte de padre, se casa con uno de sus primos.

"Los mestizos tubab-senegaleses tienen complejos, sufren con ma- yor fuerza el peso de su situación. Eran gente que se creían iguales al blanco o apenas ligeramente inferiores. Se casan entre ellos o se despo- san preferentemente con tubab.

"Los caboverdianos constituyen un foco de enfermedades. Las mu- jeres son muy livianas y reproducen con terrible facilidad. Carecen de la menor actitud de raza frente a la gente de la ciudad. Hay toda clase de mestizos, caboverdiana-wolof, caboverdiana-sérer, caboverdiana- diola, etc., pero nunca lo contrario. No hay parejas de caboverdianos y de mujeres de otra etnia senegalesa.

"La libertad sexual es muy grande en este grupo. Es cierto que es gente pobre y que la promiscuidad juega un considerable papel en esta libertad sexual.

"Son buenos peluqueros, buenos zapateros. Son gentes industriosas y muy apreciadas. Pero los wolof y los sérer les reprochan su manera inconsiderada de beber y de comer cerdo.

"Los mestizos venidos de Francia son aiin adolescentes; puede constatarse que viven en un medio cerrado. Los ex-estudiantes africa- nos que se han casado con europeas se frecuentan mucho. Hay que darles tiempo de instalarse antes de poder juzgarles.

"Lo que sí se puede observar ya es la actitud de rechazo de todas las etnias hacia esta categoría de mestizos.

"Los africanos musulmanes ven una doble falta en el matrimonio mixto africano-europeo. Hay falta en el africano que no llega a condu- cir a su mujer por el recto camino de la religión y que incluso se deja arrastrar por ella. Hay falta también, pero falta política esta vez, por- que las europeas casadas con los africanos son extranjeras que desean seguirlo siendo, lo que eterniza un complejo frente al tubab.

Descendientes del Profeta (Mahoma). [N. ed. esp.]

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46 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relaciones entre grupos étnicos en Seriegal

"Tengo muchos amigos casados con europeas, y desde su boda ya no nos frecuentamos.

"Tan pronto como los africanos se casan con una francesa, mu- chos de sus problemas quedan resueltos: problema de empleo, o de alojamiento. Aparte de esta injusticia en nombre de una solidaridad mal entendida, es imposible por ahora emitir cualquier otro juicio. Este grupo de presión comete excesos. ¿Cómo va a evolucionar esta pequeña sociedad, que se halla estrechamente vigilada por la sociedad autóctona?"

Entrevista con H. H. tiene cuarenta años. Es tucolor, de religión musulmana. Trabaja como empleado de Correos.

"He tenido tres esposas sucesivas; la primera era wolof, la segunda mestiza tucolor-wolof, la tercera tucolor. No sé qué será la cuarta. No tengo preferencia étnica alguna. Obtengo mi felicidad allí donde puedo hallarla.

"Los wolof son gente de sentido práctico, con los pies en el suelo. Se halian muy cerca de sus intereses materiales. Lo sacrifican todo para satisfacer sus intereses materiales. Ello les permite vivir en buena armonía con todo el mundo.

"Les reprocho su olvido del lado noble de la vida. el no tener posiciones claramente definidas respecto a tan importantes planos como son los de la política, la moral, la religión. Sería del parecer que mi hija se casara con un wolof, puesto que lo esencial es que el hombre sea como eila lo desea.

"Los tucolor son buena gente. Comprenda, la sociedad tucolor está en cierta medida en vías de desintegración, porque los tucolor pierden cada vez mas los valores culturales y morales de su sociedad. Antes, el tucolor era un individuo de sentimientos elevados, preocupado por su dignidad, por su religión, por su familia, por su país. Era asimismo iespetuoso de las otras razas (grupos étnicos). Desgraciadamente todo ello va desapareciendo día a día. Sólo en las buenas familias se han conservado intactos estos principios.

"No conozco mucho a los lebu, creo que son gente que. a pesar de una larga coexistencia con el colonizador, no han retenido mucho de la cultura de éste último. Les considero gente que se ha mantenido algo primitiva.

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41 Entrevistas con los w010J serer. tucolor, pehl. diola, lebu, manding y algunos otros

"Mi hija puede casarse con un lebu si lo desea. "Los sérer son los cautivos de los tucolor. Los sérer son tucolor

que habían abandonado la región del Río bajo la amenaza de islamiza- ción. Somos primos, razón por la cual les llamo "cautivos". De hecho son gente que se ha mantenido muy pura. Son buenos y sencillos. especialmente con respecto a los tucolor.

"Sé que los diola son un pueblo trabajador. Son gentes muy senci- llas pero cuyas estructuras familiares se aproximan a las de los euro- peos (individualismo); entre ellos es el 'cada uno para sí, Dios para to- dos'. Me pregunto si esta situación no habrá sido introducida por los padres Blancos, que han logrado penetrar en este grupo étnico. "No aprecio a los mestizos europeo-africanos (nacidos de la unión

de un europeo y una africana) porque no conozco un solo mestizo que sea un buen elemento. Es gente con la que no se puede contar. Flotan entre dos razas; se inclinan siempre del bando del más fuerte. En suma, son oportunistas.

"Acabo de acordarme de que conocía sin embargo a un mestizo como Dios manda, darboussier. pero incluso con éste estoy separado por la religión. Ni hablar de dar a mi hija en matrimonio a un mestizo.

"Los mestizos árabo-senegaleses tienen la misma religión que yo. Se integran más fácilmente al mundo de su madre. Incluso cuando son acomodados, viven de modo párecido a nosotros. Incluso puede que quieran integrarse por completo. Escasos son los que han vuelto al país de su padre. Puedo dar a mi hija en matrimonio a esta categoría de mestizos ya que la religión influye.

"Los caboverdianos nana constituyen una raza de degenerados, siempre enfermos. Tienen la sífilis, varices, son alcohólicos, son su- cios. Imposible establecer relaciones con esta gente.

"Los wolof tienen un sentido muy práctico. Han hecho componen- das con todos los regímenes y han mejorado su condición desde la independencia. En el gobierno actual, no hay ni un solo tucolor2. mientras que los tucolor constituyen la etnia con mayor número de cuadros en Senegal. La región del Río tiene sólo la materia gris de sus hijos disponible para la exportación.

"Los wolof son los grandes beneficiarios del periodo de indepen- dencia. Son muy prácticos. Incluso en las relaciones humanas. Si cor-

2. Precisemos que esta definición es inexacta

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48 F.A. Diarra y P. Fougeyroilas. Las relaciones enfre grupos érriicos en Senegnl

tejáis a una mujer wolof. os hará amplias sonrisas para explotaros mejor.

"Conozco bien a los nar mauritanos, pues hice mis estudios coráni- cos entre ellos. Somos vecinos, hablo el moro. Con frecuencia nos hacemos una falsa idea de los moros. Los moros en Senegal no son los mismos que los moros en Mauritania. Aquí vienen para obtener di- nero; cuando ya tienen bastante, se van. Evitan las relaciones huma- nas, evitan el vivir con largueza y nunca vienen aquí con su mujer. Es gente extraordinariamente simpática en su país, a condición de descu- brir entre los demás los mismos valores tradicionales. "No daría de buena gana a mi hija a un moro porque se iría lejos.

Pero me casaría con una mora con placer, de preferencia con una mora instruida. No puede decir lo mismo de las otras razas. Los portu- gueses son gente sin tradición y, además, no hay portuguesa que posea buena salud3.

"Hay que distinguir asimismo los esclavos moros o hardanos, que son en su mayoría tucolor. Siguen siendo cautivos. Viven mejor en Senegal que en Mauritania. Se casan entre ellos o con esclavos tucolor.

"No hay más remedio que tener una opinión diversificada de los europeos. Están los que viven en Europa, también los de la coloniza- ción e igualmente los de después de la independencia. Están los euro- peos cultos, pero está también el 'petit blanc'. Tenemos al verdadero cooperante, y a aquel que quiere acumular CFA", tenemos al europeo abierto, y al que no lo es.

"Los europeos del período colonial no valen nada, equivalen a cero, no hay ni que hablar de ellos.

"Los europeos de después de la independencia son los cooperantes. Pero actualmente no hay cooperantes sinceros. Son personas que hu- yen de las dificultades de la vida europea y vienen a ganar dinero. El 'petit blanc' es tendero, vendedor, mecánico, comerciante; también ellos valen cero porque son individuos que se creen superiores y que continúan despreciando a la gente como se hacia en tiempos de la colonización.

"Hay que señalar también que existe el cooperante cínico, que se

1 *

3. Se trata de negros o mestizos procedentes de los países de colonización portuguesa. Moneda de diversos estados africanos. sostenida por el Banco de Francia y con una paridad de 1 FF = 50 CFA. Es el franco de la Comunidad Financiera Africana. [N. ed. esp.]

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49 Entrevistas coii los woloL sérer, tucolor. pehl, dioía. lebu. manding y aigunos otros

deshace en sonrisas y que es consejero técnico en alguna empresa. Afirma que conoce África. ¿Han visto jamás a un africano que viva en Francia desde hace veinte años que no hable francés, .que no vaya nunca a casa de un francés. etc.? Pues bien. el cooperante se comporta aquí de este modo. En función de esto. se erige en consejero técnico que conoce mejor que los africanos lo que les gusta y les interesa. Nada aquí se hace sin los europeos, y lo hacen tan bien que todo lo que se hace es detestado por los senegaleses. "Ni siquiera se puede contar con el francés cuya ambición no es

otra que la de venir a África. Le basta con desembarcar para cambiar todas sus buenas intenciones. "Ni hablar de que mi hija se case con un europeo. Personalmente,

nunca-me casaré con una europea. Si uno de mis familiares se casa con una. lo borraré de mi existencia."

Entrevista con J.

J. tiene treinta y nueve años. Es musulmán tidian, es pehl y está casado con una mujer lebu. J. es comerciante.

"Se debe al azar que mi esposa pertenezca al grupo étnico lebu. Yo no tenía preferencia alguna por un grupo étnico determinado. Carezco por completo de sentido de tribu y nunca me he planteado las diferen- cias que pueden existir entre grupos étnicos.

"Aquí todo el mundo es más o menos wolof. Únicamente sé que los wolof son altos y claros".

"Los tucolor son demasiado regionalistas. Están muy ligados a la religión musulmana. Hay profesiones que casi les están reservadas, por ejemplo los oficios de limpiabotas, de camarero. Da la impresión de que tales oficios se transmiten de unos a otros hereditariamente. Están muy unidos a sus tradiciones. Esto seguramente se debe al hecho de haber tenido grandes hombres en su historia, como El Hadj Omar.

"He observado que las etnia que han tenido grandes hombres están apegadas a la gesta de dichos grandes hombres. Cuando habláis de El Hadj Omar a los tucolor, les dais la sensación de ser superiores al mundo entero.

Afirmación insólita. pues el wolof suele ser negro como la pez. [N. ed. esp.]

4

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50 P.A. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relaciones entre grupos élniros en Senegal

"Los lebu son nuestras mujeres4. Tenemos por costumbre hacer burla de ellos, diciendo que son poco inteligentes. Sin maldad pode- mos afirmar que, en el fondo, se hallan atrasados, pero que de todos modos son gente voluntariosa, como todos los hombres de la mar. La gente de Guet N'Dar. en San Luis, se parecen algo a los bretones, acostumbrados a la vida dura. No me opondría si un día mi hija quisiera casarse con un lebu.

"Los sérer son 'gam~'~. En su mayoría son cristianos. También son adeptos de las religiones tradicionales y, si son musulmanes, son bas- tante malos practicantes. Incluso los convertidos al islam no abando- nan las prácticas tradicionales. Por otra parte, los demás también recu- rren a estas prácticas tradicionales, pero no tanto como los sérer.

"Los sérer son muy conservadores. "Para mí no hay diferencia entre un diola y un mandjak. Los que

conozco son muy simpáticos. A mi juicio los diola son más bien mu- sulmanes. Creo también que son buenos marabuts. En realidad no estoy demasiado seguro de lo que estoy diciendo, ya que le dije que no sé lo que diferencia al diola del mandjak.

"Los pehl son altos, guapos y altivos. Son muy tradicionalistas. Son salvajes, les gusta demasiado vivir entre ellos.

"Aprecio a los nar de Mauritania, pero en su tierra. Poseen una facultad de adaptación notable que hace que acaparen todo el pequeño comercio. Los nar saben contentarse con poco. Atesoran el dinero. Provocan así una verdadera hemorragia de dinero que drenan hacia Mauritania.

"Daría mi hija en matrimonio a un nar, porque considero que es un africano como los demás y que podria hacer feliz a mi hija. No es la raza o la etnia lo que importa.

"No conozco particularmente al nar senegalés o nar negro mauri- tano. Sé que son esclavos o descendientes de esclavos que están, pa- rece ser, contentos con su suerte".

"Los siro-libaneses constituyen la gangrena de este país. Ocupan un amplio sector que deberia corresponder a los senegaleses en mate-

4. J. alude asi a su mujer. Al casarse con una mujer lebu, se casó con la etnia lebu. 5. Gamu, parientes de burlas o bromas. Nar negro o mauritano esclavo. Un tercio de la población mauriiana es harratin. descendiente de los negros sometidos por los árabo-bereberes. Son domésticos. sier- vos familiares, por lo general. [N. ed. esp.]

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51 Entrevistas con los woloJ serer. tucolor. pehl, diola, lebu, manding y algunos otros

ria comercial. Con alguna rara excepción, no constituyen una casta o una clase. Se casan muy fácilmente con los miembros de otros grupos étnicos.

"Los mestizos no sanluisianos son individuos de mestizaje reciente. Es gente que posee un sentimiento de inferioridad frente a la raza blanca. Sus chicas buscan principalmente ir con europeos y sus mu- chachos ir con chicas europeas. "El hombre del pueblo les aborda como lo haría con un europeo,

simplemente porque su comportamiento es el comportamiento de un europeo.

"El mestizo sanlusiano nunca pedirá a mi hija como esposa; si eso ocurriera, se la daría.

"Los nuevos mestizos caboverdianos tienen a honra su mestizaje. Los antiguos se han integrado en el pueblo senegales. Los hombres siguen unidos a su grupo étnico, en tanto que las mujeres se casan con no caboverdianos y abandonan su raza.

"Los mestizos nacidos de matrimonio entre caboverdiana y senega- les se comportan como senegaleses, puesto que su madre se ha conver- tido en senegalesa. La portuguesa que desposa a un senegalés ya no vive en su círculo de origen. Sucede incluso que las caboverdianas se expresan en wolof entre ellas.

"Aprecio a los europeos, pero en su tierra (por extensión, euro- peos = franceses, para nosotros). No soy racista pero el francés se iden- tifica para mí con la historia colonial de Francia y es un hecho que, aunque seamos independientes, ocupan todavía todos los puestos clave del país, sobre todo en materia económica.

"Contrariamente a los siro-libaneses, utilizan de forma regular a muchos africanos, pero así y todo, impiden a los africanos capaces instalarse en ciertos circuitos comerciales.

"Su arrogancia ha disminuido mucho. Los hay muy amables, muy razonables, pero no está inscrito en sus frentes que lo sean. Se está entonces obligado a generalizar la lucha que queremos llevar en pro de nuestra independencia económica. Esta independencia pasa necesaria- mente por la transferencia de su poderío económico a manos de los senegaleses. No faltan senegaleses para tomar en mano el destino eco- nómico del país.

"Si nos situamos fuera del marco privado, en el ámbito político, quienes están ahí. los asistentes técnicos, sólo cuidan de los intereses de Francia y no de los intereses de nuestro país. ¡Sin embargo, están

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52 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas Las relaciones entre grupos etnicos en Senegal

ahi oficialmente para ayudarnos a encontrar todo lo que conviene a nuestros intereses! "Me opondría con todas mis fuerzas a la boda de mi hija con un

europeo porque: a) el hecho colonial es todavía demasiado reciente. b) los mestizos de fecha reciente desprecian a los negros. Mis nietoslco- rrerían el peligro de despreciarnos. Además, el término 'desprecio" no es el más apropiado. Sería mejor decir que carecerían de consideración para conmigo.

"Tengo excelentes amigos en Francia; tenían excelentes cualidades. Pero, aqui. no tengo amigos tubab; estamos obligados a generalizar y por lo tanto a tener una actitud firme, a veces incluso injusta, con respecto a algunos de ellos. No tratamos de diferenciar a los buenos de los malos.

"Los rechazo en bloque en el marco de las relaciones que nos atan."

Entrevista con K.

K. tiene 32 años. Es tucolor musulmán tidian; es un funcionario. K. está casado con una mujer wolof. "De entrada, no quiere uno mezclarse con otras razas, pero, via-

jando, he encontrado a mi mujer, me ha gustado y nos hemoscasado. No establezco diferencia alguna entre las razas.

"Los wolof no son distintos de los demás grupos étnicos. Como en todas partes, se puede encontrar entre ellos también gente con la cual es dificil vivir y gente con la que es menos difícil. Mis relaciones con los wolof son relaciones con los suegros: son relaciopes de educación y amabilidad.

"No conozco a los sérer, pero constato que las jóvenes sérer que trabajan como criadas son muy hacendosas. Aceptan ser dirigidas a fin de poder ganarse la vida.

"Desconozco por completo a los diola. Puedo saber algo de los sérer, pero lo ignoro todo de los diola.

"Los tucolor son personas amables a quienes no gusta que les manden. Siempre quieren tener razón. Entre wolof y tucolor hay un parentesco de bromas6. La mayoria de los tucolor son cultivadores,

6. Inexacto.

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53 Entrevisras con los wolof; serer. tucolor, pehl. dioia. lebu, mandirig y alguiios orros

pero hay también muchos intelectuales. Les reprocho el enviar niños a la calle para hacer de bana-bana (vendedores callejeros ilegales), pe- queños ladronzuelos que la policía pesca para meterles en la cárcel. "El tucolor, si trabaja, prefiere llevar a su casa, a su pueblo, todo lo

que gana. Lo quieren tener todo en su casa. Fíjese, ahora me repro- chan que tenga una casa en la región de Cabo Verde en lugar de tenerla en el Futa. Según ellos, debiera tener una casa en Cabo Verde, pero otra en el Futa por si acaso se pierde el trabajo en Cabo Verde.

"Los pehl son pastores que no viven en los pueblos. Permanecen en la sabana para vigilar al rebaño, al cual se hallan muy unidos. Sólo consumen la carne de un animal cuando éste se halla en muy mal estado de salud. Nunca van bien vestidos. Además no pueden ir lim- pios puesto que siguen siempre a las vacas.

"Los lebu son pescadores. "Los sarakolé trabajan por lo general en barcos de vapor. También

son técnicos y grandes viajeros. "Es el grupo étnico más rico. O bien regresan con dinero o bien

parecen en el intento, ése es su ideal. "Los nar mauritanos se confunden demasiado con los argelinos.

En su mayoría son comerciantes de pequeños bazares. Son muy aho- rradores. U n nar empieza vendiendo agua y luego se le ve ya en una tienda. Tratan de menospreciar a los negros; en su lengua los negros son esclavos.

"Los siro-libaneses son comerciantes; tienen espíritu de colabora- ción y saben enriquecerse vendiendo a crédito. Los jóvenes siro-iiba- neses se creen los amos de la ciudad de Dakar. Ignoro si tienen la autorización correspondiente, pero, con sus motocicletas. siembran el desorden en la circulación. Sería necesario que rectificaran su compor- tamiento y dejasen tranquilas a las personas. Verá, en la avenida Gam- betta, por ejemplo, cruzan la calle de cualquier modo, y son los demás quienes tenemos que apretar los frenos. En las salas de cine lanzan petardos. Hay que señalar que son los burgueses de la ciudad. A sus manos va todo el dinero de Senegai. Tienen casas espléndidas, bonitos coches y todo el comercio les pertenece.

"Los europeos son quienes nos enseñaron el francés. No son indi- viduos muy racistas. Algunos lo son, otros no. Tienen espíritu de colaboración. Los hay que siembran la discordia e infravaloran al negro. De todos modos poseen la virtud de la ayuda mutua. La mayo- ría de los europeos no soportan ver a alguien en apuros sin tratar de

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F.A. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relaciorzes enlregrupos ernicos en Serzegal

ayudarle. Algunos son abiertos y desean siempre ser útiles. Éstos están dispuestos a hacer cualquier cosa en favor de quien nada tiene. Como en cada grupo étnico los hay buenos y malos. "No daría en matrimonio a mi hija a un europeo debido a la

diferencia que existe entre su nivel de vida y el nuestro. Si tuviese medios, m e casaría con una mujer europea; como soy proletario, no lo hago.

"Los mestizos son casi como los nar. Es gente que desprecia a los negros, olvidando que ellos no son ni negros ni blancos.

"Los portugueses son principalmente pintores. No les conozco."

Entrevista con O.

O. tiene cincuenta años. Es sérer, de religión católica, casado con una gambiana. O. es capataz de almacén. "Me casé con mi mujer casi por casualidad. "En este momento hay dos grandes etnias que están subiendo

como la espuma. Son los sérer y los tucolor. Son quizá los que más conozco.

"Los sérer están muy orgullosos de ser sérer. Han tomado concien- cia de ello desde la independencia. Muchos sérer han alcanzado un nivel de instrucción impensable hace diez años. También se que ac- tualmente están reagrupándose para tratar de consolidar la etnia sérer. He visto reunirse filósofos con sociólogos para conocer mejor a este grupo étnico.

"Son personas honradas. Actualmente también albergan un espí- ritu de apertura. Antaño eran cerrados. Hoy en día los jóvenes quieren casarse fuera de su etnia, pero sus padres siguen siendo conservadores y les presentan dificultades. No obstante se perfila una apertura.

"Donde encontramos defectos es en las mujeres que no ayudan mucho a su marido. Están muy apegadas a su religión, lo que no les impide conservar prácticas tradicionales.

"Los wolof son un poco especiales, porque no puede decirse que sean de una etnia determinada. Siempre están a caballo de varias etnias. Tienen muchos defectos; son malgastadores. No tienen dema- siado sentido familiar. Entre ellos se hallan los más deshonestos. Son muy orgullosos y se creen superiores a las demás etnias; no sé, ade- más, en qué lo basan.

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55 Entrevistas con los wolof; serer, iucolor, pehl, diola, lebu, manding y algunos otros

"Si mi hija quisiera casarse con un wolof, le daría consejos pero no podría oponerme, porque es ella quien se casa. Trataría de averiguar si el interesado puede cuidar de mi hija. El aspecto religioso me interesa muy poco.

"Los tucolor son trabajadores, están orgullosos de su raza. Les gusta instruirse, les gusta investigar. Tienen en gran estima sus cos- tumbres; tienen el sentido de la familia. Tienen un pequeño defecto: están encerrados en sí mismos. El tucolor pasa delante de todas las etnias restantes.

"Daría mi hija a un tucolor. "No conozco muy bien a los lebu, pero creo que tienen cierto

parecido con los serer. Pero lo que si es seguro es que un lebu no conoce más que lo lebu. Además me parece que entre ellos no se entienden demasiado.

"No le daría mi hija a un lebu porque no veo nada en ellos que me pueda atraer. "No conozco muy bien a los diola. No sé qué haría si un diola

pidiera a mi hija en matrimonio, puesto que no les conozco. "No trago a los nar. Si hay una raza que no soporto, es esta. LOS

encuentro demasiado mezquinos. No aman a las demás etnias senega- lesas. Sólo están aqui por su comercio, eso es todo. Si de mí solo dependiera, ya no estarían aquí. "Me opondría al matrimonio de mi hija con un nar. "A los libaneses los clasifico en la misma categoría que los nar. Son

exactamente iguales. Mi hija no se casará con un libanes. "Los caboverdianos son idénticos a los nar y tampoco les daría a

mi hija. "Hay mestizos buenas personas, que se consideran verdaderos se-

negaleses. Éstos son gente bien, pero hay muy pocos; las tres cuartas partes se toman por tubabs. Los tubab están incluso más cerca de los senegaieses que ellos. Mientras que el tubab busca la compañia del senegalés, el mestizo la rehúye.

"Me negaría a que mi hija se casara con un mestizo, porque sé que no podría durar.

"Tengo verdaderos amigos entre los europeos. Tuve un amigo que era como un hermano para mí: mis problemas eran los suyos y los suyos eran míos. Hace seis meses que se marchó; nos escribimos cada semana. No hay muchos como él. A un europeo así, no dudaría en darle a mi hija.

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56 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relaciones entre grupos étnicos en Senegal

"A mi entender. en el campo de la medicina es necesaria la presen- cia de asistentes técnicos. En el terreno de la enseñanza es poco conce- bible porque ya hay senegaleses. incluso en la enseñanza superior. Se les puede reemplazar por senegaleses o africanos. En el comercio su presencia no tiene objeto.

"Lo más importante para casarse con una mujer, es su conduc- ta: que pueda llevar la casa, ocuparse de los niños, de sus trabajos escolares."

Entrevista con S.

S. tiene veinticuatro años. Es baynuk' de religión musulmana. S. es soltero y ejerce el oficio de capataz de almacén.

"No tengo preferencias para la elección de mi mujer. Incluso iré más lejos: no tengo preferencias raciales.

"No he tenido contactos con mi etnia. Tiene tendencia a disolverse entre las etnias diola y manding. Son muy abiertos. Precisamente me he enterado de que fue su apertura lo que hizo que acabaran por dejarse arrancar todo lo que tenían por las gentes que ellos acogían con los brazos abiertos.

"Son rebeldes e impugnan siempre el orden establecido. Mi padre tiene gran audiencia entre ellos. El gobierno se ha impuesto en cuanto a la explotación del arroz, pero los baynuk se siguen quejando.

"Los diola han acaparado la tierra de mis antepasados. Es el Único reproche que les hago. Debo admitir que son muy trabajadores, sobre todo la mujer diola. Daría a mi hija en matrimonio a un diola. sin duda alguna, pero ella podrá elegir libremente a su consorte.

"No tengo quejas de los wolof. Encuentro que son personas de una inteligencia muy viva. Pero reprocho a los jóvenes que frecuento el hecho de ser demasiado insolentes.

"Casaría a mi hija con un wolof, incluso con un tubab, si eila quisiera.

"No conozco bien a los tucolor, pero me entiendo muy bien con mis compañeros de esa etnia.

"Con decir que mi mejor amigo es un lebu ... "A los caboverdianos les gusta demasiado vivir juntos. No desta-

7. Pequeño grupo étnico de la Baja Casamance. de origen más antiguo que los diola.

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57 Entrevistas con los wolof; sérer. tucolor, pehi. diola, iebu. manding y algunos otros

can por su limpieza. Al principio se reagruparon entre ellos; ahora se integran a los demás.

"No tengo ningún contacto con los moros. No los conozco, tan sólo conozco su legendaria suciedad.

"Encuentro que los libaneses monopolizan nuestra economía, sin crear oportunidades; no contratan a los nativos, se lo hacen todo ellos y no contribuyen efectivamente a sacar a Senegal de su subdesarrollo.

"Conoci a un estudiante que realizó aquí sus estudios, se conside- raba senegalés. pero cada vez que había una huelga se desolidarizaba de los senegaleses. Al acabar sus estudios, se apresuró a volver al Líbano. Los libaneses son unos oportunistas redomados.

"Trabajo en una empresa donde hay muchos asistentes técnicos. Se pueden distinguir tres grupos: los que quieren ayudar a Senegal; los que pretenden llenarse los bolsillos; los neocolonizadores.

"Constituyen un grave,obstáculo a nuestra emancipación. "No me gustaria estar en la piel de los mestizos: no es que reciban

malos tratos pero es que no me gustan las medias tintas. En general los mestizos están acomplejados. Tienen el sentimiento de ser tubabs. Otros quieren demostrar que son negros y lo hacen violentamente. He visto a uno de mis profesores mestizo pelearse con el director de la escuela que le echaba en cara no ser autóctono. y despub se puso a llorar. Daba mucha pena."

Entrevista con X.

La Srta. X tiene diecisiete años. Es diola. de religión musulmana. Trabaja como cuidadora de niños.

"Eligiré a un musulmán como futuro marido. Los diola están bien. Son simpáticos. Me gusta los diola porque soy diola.

"Los wolof no son simpáticos. Son mentirosos. Son ladrones. Son groseros. Sin embargo, hay wolof que son simpáticos.

"Los lebu son iguales que los wolof. Pero el wolof al bailar se desnuda y eso está mal.

"No daría a mi hija a un wolof. porque si hubiera desavenencias la insultaría; esto no me gusta.

"Los lebu son igual. Sólo impediría que mi hija se casara con un lebu o un wolof.

"Los sérer no son como los wolof. Son simpáticos.

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58 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relaciones enfre grupos étrricos en Senegul

"Los tucolor son simpáticos, rezan y conocen bien al buen dios. "Los nar aquí son tratables pero en su país no. Cuando uno va a su

país, le pegan, le tratan de negro. Aquí son agradables porque necesi- tan hacer su comercio. Aparte de esto son buenos musulmanes. Rezan mucho.

"No conozco a los libaneses. "Los portugueses son demasiado borrachos. No hacen plegarias.

Yo no daría a mi hija a un portugués porque no conoce al buen dios. "Los mestizos son de su medio social. Si el mestizo ha nacido de

madre negra y padre blanco. no está bien. El negro se ha de casar con el negro y el blanco con el blanco.

"Los tubab están bien porque trabajan mucho y no roban como los africanos. No conocen al buen dios, dicen que no existe.

"No casaria a mi hija con un tubab porque no son musulmanes."

Entrevista con Y.

Y. tiene cuarenta años. Está casado con dos mujeres, lebu como él. ES chófer.

"Soy lebu y prefiero tener dos mujeres lebu, como yo. A mi enten- der, los wolof, los lebu y los sérer son los mismos; no establezco diferencias entre ellos. Muchos diola son amables, pero algunos son malos. Ahora son instruidos, civilizados y más amables. Antes no admitían a ningún no-diola entre ellos. No eran como nosotros.

"Los tucolor están bien; pero como no he convivido con ellos, no los conozco bien.

"Los nar mauritanos que veo son buena gente. "No conozco libaneses; voy a comprar a su tienda y ya está. "De los mestizos, sé que hay algunos agradables, pero también los

"Hay tubabs que son amables; los hay que no son amables." hay muy malos.

Entrevista con H.

H. tiene cincuenta y un años. Es sarakolé musulmán, de la cofradía kadir. H. está casado; tiene tres esposas de las cuales dos son lebu y una baol-baol.

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59 Enrrevisias con los woioJ sérer. tucolor. pehl. diola. lebu, manding y algunos otros

"Los sarakolé son limpios, dignos. Son amables y buenos musul- manes. Son muy habladores pero no malas personas. También son solidarios. "He nacido en Senegal. donde no abundan las mujeres sarakolé.

Por esto no me he casado con una de ellas. "Los wolof son muy buena gente porque son pacientes como los

sarakole. Son astutos y lo son con todo el mundo, Creen que son más astutos que todos los demás. Siempre quieren estar por encima de los demás (superiores a los demás). Dejaría que mi hija se casara con un wolof.

''¡Que gente, los lebu ... ! iParisinos de Senegal! No son muy nume- rosos pero todas las tierrasode aquí son suyas. Son más astutos que los demás. Siempre piden pero nunca dan nada. Mire, mi cuñado,es direc- tor de banco. yo me casé con su hermana. a la que alimento a diario, pero él no me da nada.

"No daría a mi hija a un lebu. porque los lebu quieren dominar siempre y eso no me gusta.

"Los tucolor son buenos musulmanes, no son demasiado ambicio- sos. Saben contentarse con poco. Daría a mi hija a un tucolor porque los tucolor y los sarakolé son iguales en cuanto a las prácticas religio- sas. No conozco a los diola, y ni siquiera quiero conocerles, porque no son completamente musulmanes. Me cuesta mucho entenderlo.

"No daría mi hija a un diola porque no tendrá el mismo carácter que nosotros, la misma religión.

"Los sérer son trabajadores, son buenos cultivadores. Si me dieran una mujer sérer. estaría de acuerdo. Las mujeres sérer se desenvuelven bien, pero los hombres no se ocupan de las mujeres, por esta razón no daria a mi hija a un sérer. "B nar son buenos musulmanes, pero sólo consideran a su raza.

Y todo el mundo es igual. Todos hemos nacido de Adán y Eva. No daría a mi hija a un nar, porque los nar ni siguiera tratan de casarse.

"Aquí los libaneses son comerciantes, y son los peores de todos entre la sociedad de razas que hay en Senegal. Los libaneses conside- ran a los africanos menos que al perro que tienen en su casa. "Me niego a dar a mi hija a un libanés. "Los caboverdianos son como los libaneses. Aquí uno se puede

casar con una portuguesa, pero el portugués no se casa nunca con una wolof.

"Los mestizos están bien Porque pueden cambiar de religión para

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60 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relaciones entre grupos étnicos en Senegal

hacerse musulmanes y casarse con un africano o una africana. "Los tubab están muy bien. Están bien para ellos, para sus intere-

ses. No nos hacen trabajar para nada. Uno puede morir por un tubab, pero el tubab jamás morirá por un africano. Fuimos a hacer la guerra por ellos, pero ellos nunca entrarán en guerra por nosotros.

"No daré a mi hija a un tubab, porque no será de la misma religión que mi hija."

Entrevista con 1.

1. tiene treinta y siete años. Pertenece al grupo étnico jasanké*. No tiene religión. Está casado con una francesa.

1. piensa que, desde la independencia, los malinké del Senegal oriental, los diola de Casamance y los basari han mejorado su suerte, ya que anteriormente se les tenia abandonados.

1. hace observar que los tucolor. para defender su lengua no quie- ren que haya hegemonía wolof. Encuentra que los tubab son "colonia- listas". Según él, gran parte de los comerciantes y de los cooperantes están en su país para obtener beneficios. La buena marcha del país no les interesa. Sólo les importa su futuro. "Teniendo en cuenta todo esto, no tengo gran simpatía por ellos.

"Dentro de quince años nos volveremos a enfrentar con la situa- ción precolonial. Creo que el paro contribuirá a ello. Actualmente en Senegai. hay 50 licenciados senegaieses en paro. Hay un sentimiento antifrancés en el ambiente y eso es peligroso. De hecho no es la pre- sencia del francés lo que molesta, sino la desigualdad de la situación. En efecto, con los mismos títulos, los franceses gozan de una situación mejor que la que se concede a los nacionales. "De ellos aprecio su sentido de la organización, de lo racional, y

ciertos gustos estéticos. Detesto su complejo de superioridad, su espi- ritu colonialista. Incluso con los de izquierda, no funciona. La gente de izquierda tiene que empezar mejorando las condiciones de vida de los obreros europeos antes de querer salva al tercer mundo. Pero resulta que no han hecho nada en este sentido.

"No hay que esperar demasiado de los europeos. Debemos mirar la realidad cara a cara."

8. Etnia del gran grupo manding.

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Entrevistas con los moros

En el curso de nuestras entrevistas con los moros, se ha visto que éstos se adaptan fácilmente al medio senegalés, en general, y más particular- mente al medio wolof.

Los factores esenciales que permiten esta integración son la reli- gión musulmana y la lengua wolof.

Hay que señalar que las mujeres moras tienen más contacto con los senegaleses que los moros de sexo masculino, porque van al mer- cado y mantienen relaciones. de vecindaje. La integración de las moras es más fácil y más pronunciada.

Algunas jóvenes moras se casan con senegaleses a pesar del re- chazo de sus padres, que prefieren que sus hijas se casen con moros.

También hay que observar que los senegaleses en su conjunto, aún siendo hospitalarios, manifiestan a veces cierto desprecio hacia los moros, que lo saben.

Entrevista con A.

A. es un moro de veintinueve años. Nunca ha ido a la escuela francesa pero actualmente va a clases nocturnas (nivel de curso preparatorio).

A. está en Dakar desde hace un año. N o frecuenta senegaleses; conoce algunos pero nunca ha tenido curiosidad por ir a su casa. N o obstante, A. nos dice que no le gustaría frecuentar a los jóvenes sene- galeses de su edad: “Los jóvenes senegaleses van a bailar, pero yo no puedo seguirles a causa de mi religión. En efecto, mi religión prohibe ir a bailar y hacer todo lo que uno quiere.”

A. nos dice, respecto al matrimonio entre moros y senegaleses: “Se que no es fácil, mis padres aún viven de manera muy tradicional

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mientras que aquí la gente está más evolucio,iada que los moros. Por otra parte, habría conflictos porque mi familia no aceptaría que me casara con una extranjera. Sólo puedo casarme con una mora si quiero vivir de acuerdo con mi familia.”

A. encuentra que en general los senegaleses son muy hospitalarios. “Las relaciones de los senegaleses con los extranjeros me gustan mu- cho. No son malos. Lo que también aprecio mucho en Senegal es que la gente es libre de hacer lo que le place.” Sin embargo, deplora la actitud de ciertos senegaleses: “Encuentro que los moros no están muy considerados a causa de su falta de limpieza, y esto se debe al hecho de que nuestra civilización no está muy avanzada. Los senegaleses criti- can a los moros, les insultan y esto no me gusta. Hace mucho tiempo que los moros viven en Senegai, que están en contacto con los senega- leses, pienso que se deberían considerar hermanos. Corresponde a los senegaleses dar consejos a los moros, pero no han de denigrarlos ante todo el mundo; esto me duele, pero no puedo hacer nada.”

“Los senegaleses no son perezosos; conozco a wolof que realizan cualquier oficio.”

A. no piensa instalarse definitivamente en Senegal. Ha venido a Dakar a buscar trabajo, y es conserje. Todo lo que gana lo envía a su familia. “No tengo muchos medios, tengo a cargo a toda mi familia, mis hermanos, mis hermanas y mi madre; mi padre murió no hace mucho tiempo. Volveré a Mauritania si mi trabajo no me permite quedarme por más tiempo aquí.”

Entrevista con B.

B. es un mauritano de treinta y siete años. Ha ido a la escuela árabe, y tiene el certificado de estudios primarios árabe. Actualmente B. es funcionario.

B. vino a Senegal por primera vez en 1939. y se marchó en 1951. Se instaló en Dakar desde 1959 y sólo va a Mauritania para pasar unos días. La familia de B. vive en San Luis (padre, madre, hermanos y hermanas). Es muy conocido en San Luis y en Dakar. “No tengo amigos mauritanos, estoy más ligado a los senegaleses. Tengo en gran estima a los wolof, no me relaciono con diola ni con sérer porque no comprendo su lengua.”

B. nos cuenta que su mujer es mora pero nacida en San Luis, que

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Entrevistas con los moros

habla muy mal el moro y tiene costumbres más bien senegalesas. A propósito del matrimonio entre mauritanos y senegaleses B. afirma: “No le veo ningún mal, lo esencial es que los esposos lleguen a enten- derse. Mi primera esposa era una wolof, nos queriamos, lo único es que tenía malas costumbres. Entre los mauritanos, es habitual que las mujeres se queden en casa, que no salgan con hombres. Nosotros no pegamos a las mujeres. Al principio yo daba consejos a mi mujer para que cambiara de conducta pero fue inutil. Nos divorciamos tras dos años de matrimonio. A mis padres no les extrañó mi elección, lo encontraban natural, muchos parientes mios se han casado con wo- lof.”

B. nos dice que ha viajado mucho, y en Senegal se siente más a sus anchas que en ningún otro sitio. “A mí, tanto me da instalarme en Senegal como en Mauritania, da lo mismo. Todos mis bienes los tengo aquí, antes poseía una tienda y todo el dinero que tenia se quedaba en Senegal, no enviaba nada a Mauritania. Ahora mi situación es mejor, no sé que me depara el porvenir. sin embargo me siento mejor aquí que en Mauritania.”

B. no forma parte de ninguna asociación, Únicamente, cuando se han de hacer sacrificios en la mezquita. participa con los senegaleses; también si hay entierros.

B. opina que, para un moro. es más fácil vivir con los wolof que con los otros (serer. diola, etc.): “Cuando un mauritano viene a Sene- gal, se vuelve wolof. cuando un wolof va a Mauritania se vuelve mauritano. pero un mauritano nunca se vuelve sérer o diola. El mau- ritano está más cerca del wolof. Pero no podría vivir nunca con diola ni con sérer porque no tenemos la misma religión ni las mismas cos- tumbres.

“Los senegaleses no son perezosos, aceptan hacer cualquier tra- bajo. A través de África, en Abidján. en Guinea, se encuentra multitud de senegaleses zapateros, sastres, y trabajan mucho.”

Entrevista con C.

C. es una mora de veintidós años. soltera. Ha nacido en Senegal (Da- kar) y sólo ha frecuentado la escuela coránica. C. nos dice: “Soy sene- galesa; al menos así me considero ya que he nacido aquí y tengo costumbres senegalesas. A veces llevo el vestido tradicional moro, a

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veces me pongo la falda larga* como las senegalesas. Tengo muchos más contactos con los wolof. Tres amigas mías son wolof, son bien educadas, son serias. No salen, no han tenido hijos antes de casarse, ruego a Dios que a mí me ocurra lo mismo. Pero las otras chicas senegalesas del barrio tienen modales que no m e gustan, salen por la noche y tienen malas compañías.

“En Senegal me siento en casa, en ningún momento he notado manifestaciones de hostilidad. Sé que, cuando no estoy allí, las jóvenes senegalesas, los vecinos. deben criticarme, después de todo, no me puede querer todo el mundo.”

Sobre el matrimonio entre mauritanos y senegaleses, C. nos dice: “Hay matrimonios que resultan bien, otros que acaban por divor- ciarse. Creo que cuando un senegalés se casa con una mauritana es porque la ama con sus costumbres, su manera de vestir y sus hábitos. Si la mujer quiere agradar a su marido, puede adoptar el vestido tradicional senegalés. Hay algunos senegaleses que no tienen respeto alguno hacia los mauritanos, cuando ven a uno, ya creen conocer a diez. Son estos senegaleses los que, después de casarse con una mauri- tana, la hacen sufrir, la pegan, la insultan y le dicen: ‘Después de todo, no eres más que una mauritana.’ Aún no tengo ningún pretendiente mauritano; a mis padres les gustaría que me casara con un compa- triota. Pero, si veo a un senegalés que me quiere y al que yo quiera, y si tiene una buena situación, me casaré con él sin vacilar.” C. forma parte de ciertas asociaciones de jóvenes. Asiste al “sabar”

(danza tradicional wolofk a las meriendas, asiste con sus amigas. C. piensa que la senegalesa es sucia, pero depende: %ay algunas

senegalesas que están bien, su marido gana poco pero ellas se las apañan para administrar bien el presupuesto y conservar bien su casa. Pero, a veces, las mujeres son instruidas, trabajan, pero sólo piensan en vestirse, se ocupan de si misma mientras que el interior de su casa está sucio, mal conservado.”

C. dice que hoy en día todo el mundo ha de trabajar: “El hombre tiene el deber de trabajar pero, en Senegal, algunos hombres son ins- truidos (sobre todo jóvenes) y en lugar de buscar trabajo, pierden el tiempo por los barrios, fuman hashísh indio, o cortejan a mujeres. Actualmente es inadmisible ver a gente que no trabaja; esto me duele, me hubiera gustado tener un oficio.”

t

.: .

* Falda larga o paño anudado a la cintura y que cae hasta los pies. [N. e& esp.1 )r

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65 Entrevistas con los moros

C. prefiere quedarse aquí a instalarse en Mauritania. ”Estoy mucho más apegada a Senegal. De vez en cuando voy a Mauritania, tengo familia allí, estoy contenta de verles, pero no me gustaría vivir siempre allí.”

Entrevista con D.

D. es un moro de sesenta y nueve años. Llegó a Senegal cuando tenía doce años y sólo volvió a Mauritania en 1958 (Únicamente 10 días). Nos dice: “Mis padres murieron en Luga, mis padres tenían todos sus bienes en Senegal. Yo soy un moro senegalés.” D. es un notable: “He hecho un poco de todo, comercio, he sido

carnicero durante mucho tiempo. Me lancé a la política en 1946. Actualmente soy consejero-asesor; soluciono los conflictos entre moros y tucolor.”

Pese a su función, D. no es estimado por los senegaleses. “Con los senegaleses, sobre todo los wolof, tengo relaciones muy superficiales, son falsos. No tengo las mismas ideas que ellos. Los senegaleses dicen que ya no soy un moro puesto que poseo una casa de piedra y telé- fono. Consideran a los moros como los Últimos de todos. No quieren que tengan responsabilidades; les gustaría que sólo las tuvieran sene- galeses como ellos. Ejerzo diversas funciones desde 1949. y nunca se me ha reprochado nada, no tengo deudas. Un senegalés hubiera sido incapaz de asumir correctamente sus responsabilidades si hubiera es- tado en mi lugar; hubiera hecho disparates. Los wolof. los lebu son orgullosos, no pueden ni ver a los extranjeros, dicen que el país les pertenece, que están en su casa.” D. es miembro de la asociación mora de Senegal. “No formo parte

de ninguna otra asociación. No puedo colaborar con los senegaleses. no me quieren. Sólo tengo relaciones estrechas con el gobierno.” D. nos dice lo que piensa del matrimonio entre moros y senegale-

ses: “El matrimonio entre moros, socé, tucolor o bámbara es un buen asunto. Pero cuando un moro se casa con una wolof es una catástrofe. La mujer wolof sigue con su marido mientras éste tenga dinero, pero cuando el marido ya no tiene nada, se va a buscar un amante y abandona a su marido. No obstante, si mi hija se quiere casar con un senegalés (sobre todo un wolofl, no me opondría, tan sólo le impon- dría ciertas condiciones: no ha de hacer sufrir a mi hija (es preciso que

5

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tenga de qué comer, vestirse y sobre todo no quisiera que la pegara). Si. tras la boda. no respeta estas condiciones, recuperaría a mi hija.” D. nos dice que el senegalés no es amante de trabajar: “Son los

hombres con dinero los que corrompen a las mujeres, por esto la senegalesa no quiere trabajar. Los bámbara, los tucolor. los moros trabajan, pero no los wolof. Los senegaleses son unos parásitos, viven a expensas de los demás y en cambio están sanos y pueden trabajar. Los senegaleses no tienen conciencia profesional, cuando se les confía un puesto importante, no hacen nada, gastan el dinero y sólo piensan en divertirse.” D. nos dice que ya no volverá a marcharse a Mauritania. “Aquí

estoy en casa, tengo paz, tengo todos mis bienes en Senegal.”

Entrevista con E.

E. es un mauritano de cuarenta y cuatro años. Es mecánico, chófer. Se instaló en Dakar en 1950. Conoce a muchos senegaleses: “Conozco a los senegaleses desde hace mucho tiempo, vivo con ellos, trabajamos juntos, me consideran como a un hermano.”

Nos dice: “Me casé con una mora nacida en Senegal. mis hijos han nacido en Senegal. M e hubiera dado igual casarme con una mauritana o con una senegalesa. Pero resultó que quería a una mauritana y me casé con ella. Si he de tomar segunda esposa, creo que será wolof.”

E. vive en Pikín desde 1958. ”Participo en las reuniones cuando nos convoca el jefe de barrio.

Cuando hay que contribuir a la construcción de una mezquita. entrego mi cotización.

“Cuando me marché de Mauritania. escogí Senegal porque estaba más cerca de mi país. Desde que estoy aquí, no tengo problemas, nunca me han dicho nada injurioso; aquí aprendí mi oficio y empecé a trabajar. La primera vez que busqué trabajo me ayudaron los senega- leses.” E. no piensa volver a Mauritania. “He construido una casa en

Senegal, mis hijos van a la escuela aquí, son más senegaleses que moros, ya que sólo hablan wolof. M e siento muy cerca de los senega- leses. Puedo ir a trabajar a Mauritania pero me siento más a gusto aquí, Cuando voy a Mauritania. no me quedo mucho tiempo, porque enseguida tengo nostalgia de Dakar.”

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Entrevistas con los mestizos

En el curso de las entrevistas que hemos hecho a los mestizos hemos podido constatar, por un lado, un sentimiento de superioridad en los mestizos senegaleses y, por otro, un sentimiento de frustración en los. africanos senegaleses. De todo esto resulta una discriminación, una manifestación de hostilidad de los senegaleses hacia los mestizos y a la inversa.

En cuanto a las relaciones, suele haber un abismo: a un lado los africanos y al otro lado los mestizos.

No obstante, hay ciertas excepciones: parece que algunos mestizos tienen contactos con los senegaleses que tienen sus mismas afinidades y las mismas costumbres. Estos senegaleses africanos son o bien católi- cos, o musulmanes de nivel social elevado, con estudios superiores.

Algunos senegaleses africanos mantienen buenas relaciones con los mestizos. No obstante, en el anonimato, existe desconfianza y hostili- dad hacia lo que no es africano. Los mestizos creen que, a nivel de apellidos, se manifiesta una discriminación, en lo concerniente a la admisión a oposiciones y diversos exámenes. Los apellidos que no tienen resonancia senegalesa son suprimidos y reemplazados por ape- llidos realmente senegaleses, y por esta razón vemos a mestizos que adoptan el apellido de su madre.

Se puede observar una evolución. Para algunos, ni la religión ni la raza constituyen un obstáculo.

Parece que la mentalidad de los mestizos tiende a cambiar y se puede observar: 1 . Los que han evolucionado algo, a pesar suyo, es decir que se han

visto obligados a tener contactos directos con los senegaieses afri- canos tras la independencia. Éstos han conservado su sectarismo. No se encuentran a gusto en Senegal, prefieren ir a Brasil, que para ellos representa el país ideal.

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2. Los que realmente evolucionan, que desean acabar con la mentali- dad de los mestizos y que reaccionan. Éstos son partidarios de la mezcla de razas.

Entrevista con A.

La Sra. A. es mestiza sanlusiana” de religión musulmana. Su padre es sanlusiano (auténtico) y su madre vietnamita. A. se ha casado con un mestizo sanlusiano de madre vietnamita. A. tiene treinta y un año y es profesora. Ha ido a la Escuela Normal Superior y a la Facultad de Letras de Dakar (Propedéutica). Posee el título del CAP CEG.

Sus colegas senegaleses (profesores del CEG) son reticentes: “Esto acaso se deba al hecho de que soy una mujer y que m e han desembar- cado en esta circunscripción.” A veces, en las reuniones, “me conside- ran una extraña y me dan respuestas del tipo: ‘Nosotros. los senegale- ses. tenemos que conservar un patrimonio. ..’ ”. “Mi apellido es senegalés. no hay dudas sobre esto, pero me apena

ver cómo me tratan, es decir, que me hacen notar que llevo un ape- llido senegalés pero que no lo soy. Por ejemplo, mire, cuando tengo una cita en el ministerio, o en la Inspección, me reciben asombrados diciendo: ‘;Ah! es usted la señora X...’ ” Todas estas cosas la sorpren- den. Dice que para salir adelante en Senegal hay que ser blanco o negro pero no tener mezcla de sangres, los mestizos son maltratados.

No tiene verdaderos amigos senegaleses. Tiene colegas senegaleses. Dice que ya lo ha probado pero que las conversaciones abundan en reflexiones del tipo de: “iOh! Vosotros, los mestizo s...” “Nos conside- ran gente aparte, por esta razón los mestizos nos frecuentamos entre nosotros. Algunos creen que los mestizos somos presuntuosos. ;No! Es porque los africanos nos rechazan.

“Todo esto es tan sólo un problema de piel, porque hay senegaleses cuyos apellidos no tienen nada de senegalés (Dumont, King, etc.) pero que, no obstante, son aceptados por tener la piel negra.

“No perenezco a la U.P.S.. no, no hago política. Sin embargo, no

San Luis, antigua capital del Senegal francés, conserva aun hoy un pequeño porcen- taje de mestizos. Los sanluisianos mestizos fueron los primeros en acceder a la ciudadanía francesa. junto con los de la isla de Gorée. Su afrancesamientD les ha valido, tras la independencia. la animosidad de la mayoría senegalesa. [N. ed. esp.]

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69 Ditrevisias con los mestizos

apruebo la política del gobierno en materia educativa. Encuentro que el gobierno es débil (se referia a la Comisión sobre la vida en las escuelas técnicas y de enseñanza secundaria). Los delegados de los alumnos de CEG y de institutos reivindican muchas cosas, entre otras participar en el consejo de profesores, en el reglamento interior, supre- sión de exámenes trimestrales. y el gobierno da la impresión de querer aceptarlo todo. Creo que es preciso tener autoridad y disciplina para educar a adolescentes. Pienso que el gobierno se debería ocupar de problemas más urgentes, como la adaptación de la enseñanza a las realidades del país.

"Los senegaleses son tranquilos. indolentes. No se resignan a reali- zar ciertos trabajos, lo que les impulsa a mendigar. Para un extranjero, es una muestra de pereza. Falta de conciencia profesional: una maestra se queda en casa sin avisar, para esperar a alguien que ha de venir a visitarla ¡Cuando pienso que yo dejo a mi hijo enfermo en casa y me voy a trabajar, aviso, y después doy un salto a casa para ver al niño! Y sin embargo se precisa un minimo de conciencia profesional. A los senegaleses, y a la mayoría, les falta valor. Uno de los profesores del establecimiento donde yo estoy encontraba que veintiuna horas de clase eran demasiadas, y prefirió hacerse suplente, y así viene cuando quiere. Los alumnos, por otra parte, lo han comprendido y piden profesores conscientes y válidos.

"Los senegaleses son hospitalarios en general, pero también les gusta el lujo y no son lo bastante razonables, viven al día. Pueden gastarse los Únicos 5000 francos que poseen sin preocuparse del ma- ñana. Las mujeres se hacen reflexiones de este tipo: ";Por que aho- rrar? ¿para quien? Si enriquecemos a nuestro marido tomará otra mu- jer.'' No piensan en dejar una herencia a sus hijos, la Única herencia es que el niño tenga un oficio más tarde.

"Los senegaleses dentro de unos años verán la 'dakarización' de Senegal. Dakar se modernizara y el interior del país seguirá siendo pobre. De aquí a unos años Senegal no cambiará. Los estudiantes, que han heredado una mezcla de colonialismo y 'de sociedad tradicional, están indecisos. No se si ganara el modernismo. Los jóvenes de los pueblos están ligados a la sociedad tradicional, el núcleo de intelectua- les no podrá dominar. No obstante por parte de las mujeres hay una revolución. Reclaman el respeto, se niegan a ser esclavas del hombre. Dentro de algunos años la mujer se acercará a la europea, será ella la prueba dé que hay una evolución. Los hombres no cambiarán.

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"Considero que hay que conferir seriedad al matrimonio musul- mán, en él no hay un pacto como en el matrimonio cristiano, la boda se hace aunque el hombre esté en San Luis y la mujer en Dakar. Se debería obligar a la gente a presentarse ante el alcalde, acaso esto modificaría el comportamiento de los hombres."

Sobre la asistencia técnica, A. nos dice: "Aún les necesitamos. Pero, lo único es que ¿cumplen acaso su función? Creo que en reali- dad no tratan de formar a los senegaleses, hacen lo posible para que- darse el máximo tiempo que puedan y hacer creer que son irremplaza- bles, no se trata de falta de paciencia, sino que es voluntario. no quieren formar a los senegaleses."

A. llegó a San Luis a los nueve años. Creció en San Luis; no obstante ha pasado períodos breves en Francia (dos meses, año y me- dio) para pasar sus vacaciones.

Le gustaría viajar. cambiar de país: "Hay momentos en que tengo nostalgia de mi país natal, Vietnam. M e gustaría ir a Madagascar o a Brasil. Porque, en estos países hay muchos mestizos y me parece que me comprenderían mejor. creo que me sentiría mucho más en casa en estos países que aquí."

Educada por su madre en Vietnam, quedó marcada por el primer contacto con la familia paterna. Las primeras palabras de sus abuelos paternos a su padre fueron: "¿Por qué te has casado con una extran- jera, si aquí tienes mujeres?" "Recuerdo haber dicho a mi madre: 'Pe- diremos a Francia volver a casa.' " Las relaciones con su familia pa- terna son superficiales. "Mi hermano se adapta mejor; de pequeño iba a jugar con sus camaradas; le llamaban 'chino' pero se había acostum- brado. Incluso tenía la intención de casarse con una senegalesa (autén- tica). pero no, se desanimó, dice que no es esto ..."

Entonces nuestros parientes paternos decían: '¿No hay bastantes chicas senegalesas bonitas para que te cases?' " El padre de A. murió hace tres años. Con los parientes por parte de padre el contacto está prácticamente roto. "Les damos los buenos días ocasionalmente, pero no nos desplazamos expreso para ello ..."

A. nos dice que el racismo existe. Nos cuenta las desgracias de su cuñada, casada con un senegalés (auténtico): "Los padres del marido de mi cuñada obligan a éste a tomar una segunda esposa senegalesa (auténtica). 'Así, dicen. tendremos nietos realmente nuestros'. Mi cu- ñada tiene cuatro hijos de su marido, pero los padres de éste los han rechazado.. ."

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71 Enlrevisias con los mestizos

Entrevista con B.

B. tiene treinta años; es un mestizo sanluisiano de religión musulmana. Licenciado en derecho y titular del diploma de la ENAS, B. es

funcionario. Mantiene buenas relaciones con sus colegas de despacho, piensa

que ha sido adoptado por ellos. A propósito de sus amigos B. nos dice: “Únicamente tengo amigos

senegaleses, la mayoría wolof. son amigos de infancia que tenía en San Luis. En ningún momento m e he sentido discriminado, quizás se deba al hecho de que soy musulmán porque, en Senegal, la religión cuenta mucho.”

Sin embargo, hay algunos hechos nimios, a los que por otra parte está acostumbrado, que le dan a entender que algunos senegaieses no le acaban de considerar senegalés. “Por ejemplo, hace dos días, fui invitado a un bautizo musulmán. Nos ofrecieron lakh (papilla de mijo con leche cuajada que se suele servir en una gran calabaza). A todos mis colegas les presentaron un bol donde había agua para lavarse las manos, sólo a mi me dieron una cuchara. Quizás me asimilaron a un católico. pero no creo, ya que, si el católico hubiese sido un senegalés de piel negra, le habrían presentado el bol. Como soy un mestizo, m e atribuyeron de entrada el comportamiento de un occidental, es decir. del que come en la mesa, etc. M e parece que también se debe al hecho de no llevar jamás bubú.”

B. no forma parte de asociación alguna. Asiste a reuniones sindica- les, a pesar suyo. Lo atribuye a la timidez: “Por naturaleza me horro- riza tener ciertas responsabilidades en el seno de una asociación.”

Según B. los senegaleses no carecen de conciencia profesional, es más bien por desánimo por lo que se desinteresan de su trabajo. “Los senegaleses no son más perezosos que otro pueblo. Lo único es que en ocasiones nos desanimamos e impacientamos por querer tenerlo todo inmediatamente. Cuando todo lo que queremos no llega enseguida, perdemos nuestro entusiasmo.”

Acerca de la asistencia técnica B. afirma: “De momento son indis- pensables en ciertos sectores en que nos faltan cuadros. Pero se trata de algo bueno y malo a la vez. La asistencia técnica está aquí para formar de buena fe y ceder su puesto cuando todo esté en regla. Sólo que no habría que precipitarse en su marcha. Mientras se tenga necesi- dad de ellos, es preferible que se queden.”

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Por otra parte, B. declara: “Los senegaleses no son unos incapaces, pueden asegurar la dirección de los servicios de los que son responsa- bles. Todo depende de la formación. La élite senegalesa ha sido for- mada en su mayoría en universidades francesas; no hay razón de que sean menos capacitados que los franceses. Están a la altura siempre que se les ponga en una situación análoga.”

A propósito de ciertos rasgos del carácter senegalés. B. confiesa: “A nosotros, los senegaleses, nos ocurre a veces que prejuzgamos los fines porque no tenemos en cuenta nuestros medios. Por ello hacemos pro- mesas que no podemos cumplir.”

B. es soltero; respecto a la elección de su futura esposa, nos dice: “Me casaré con una joven senegalesa de cualquier etnia con tal de que esté evolucionada. El amor no tiene fronteras.”

Las relaciones con su familia paterna no son muy buenas. La madre de B. es vietnamita y su padre de San Luis. “Desde la muerte de mi padre, mis parientes paternos son más susceptibles hacia algunas actitudes mías, lo interpretan todo. Piensan que al no existir ya el lazo que nos unía (a mi padre y a mí), yo les abandono. En realidad no se trata de eso, lo Único evidente es que yo no puedo hacer por ellos lo que hacía mi padre en vida.”

Si B. tuviera la posibilidad de vivir en otro lugar, iría a Francia: “Me gustaría volver a Francia porque es un país que conozco, allá hice mis estudios universitarios. No obstante, no m e gustaría marcharme definitivamente, porque demasiados lazos me atan a Senegal.”

B. piensa que la mujer senegalesa evolucionará sobre todo en las grandes ciudades. Dentro de diez años será como la mujer occidental.

Entrevista con D.

D. es un mestizo sanluisiano de religión católica. Tiene cuarenta y cuatro años. Su esposa es una mestiza senegalesa. D. ha realizado estudios secundarios (primer nivel). Es agente de

banca. D. tiene contactos amistosos con sus colegas. Está a bien con todo

el mundo. No ha sentido ninguna manifestación de hostilidad hacia él: “Tengo algunos amigos senegaleses, pero no amigos íntimos. Mis ver- daderos amigos son europeos o mestizos. Son amigos que tenía desde mi infancia. No tengo amigos senegaleses de verdad y esto se debe a

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Entrevisias con los mestizos

mi educación. Fui educado en San Luis, donde los mestizos pertene- cían a la clase superior y tenían una cultura francesa. Era impensable que un mestizo acompañara a un senegalés, a los senegaleses se les mantenía aparte. Desde la independencia los senegaleses tienen tenden- cia a tomar su revancha. Recuerdan las humillaciones que se les infli- gía y nos lo reprochan.” D. nos dice, acerca del matrimonio entre mestizos y senegaleses:

“Cuando el hombre y la mujer son ambos católicos, no hay proble- mas, pues tienen el mismo tipo de vida: la misma educación, las mis- mas afinidades, se sientan a la mesa, etc. Pero cuando la mujer es mestiza católica y el marido un senegalés musulmán, no puede funcio- nar porque no es el mismo tipo de vida, a no ser que él esté evolucio- nado, y que no sea demasiado creyente. Si no, el marido toma una segunda esposa o una tercera, la mujer mestiza sufre y esto acarrea el divorcio. Creo que, para el matrimonio, la religión tiene más impor- tancia que el color de la piel o la etnia”.

D. formaba parte de ciertas asociaciones de San Luis (asociaciones deportivas y culturales). Pero ahora lo ha dejado todo, no tiene bas- tante tiempo. D. piensa que los senegaleses no son más perezosos que los demás;

como en todos los países, hay personas animosas y holgazana$. Sobre la asistencia técnica, D. nos dice: “Son indispensables en

algunas ramas pero en otras podemos prescindir de ellos. Los asisten- tes técnicos vienen para ahorrar lo más posible y enviar todo su dinero a Francia, no hacen fructificar el comercio, no contribuyen a un levan- tamiento económico. Hace veinte años, los franceses eran gente válida y trabajaban mucho. Ahora saben que sólo están aquí por un año o dos. y no realizan un trabajo serio, no forman bien. En ciertos sectores tenemos cuadros adecuados, podemos dirigirnos solos. Nuestra banca funciona sin asistentes técnicos. Hace algunos años la situación era catastrófica; los asistentes técnicos que fueron despedidos dijeron que la banca no funcionaría más de un año; ya hace cuatro que dura. LOS senegaleses con su solo esfuerzo han enderezado la situación.” D. piensa que hay diferencias entre senegaleses. Los wolof son

orgullosos y holgazanes; los sérer son simpáticos, trabajadores y se- rios. Él prefiere a los de Casamance; son serios y trabajadores; se entiende mejor con los casamanceses porque son menos orgullosos que los wolof.

D. nos dice: “Las mujeres senegalesas evolucionan. Antes no sa-

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74 F.A. Diarra, y P. Fougeyrollas Las relaciones enire grupos étnicos en Senegal

bían ocuparse de una casa, eran analfabetas, ahora se hacen intelectua- les. Los hombres, por su parte, se niegan a casarse con una chica elegida por sus padres; prefieren desposar a una chica de su gusto, que tenga más o menos el mismo nivel intelectual, y que sea evolpciona- da.” A D. le gustaría vivir en Francia, pero no trabajar allí.

Entrevista con E.

E. es un mestizo de San Luis, de veintinueve años y de religión cató- lica. E. es licenciado en letras; ejerce la profesión de empleado de banca.

Sobre sus relaciones con sus colegas de la banca, E. nos dice: “Te- nemos buenas relaciones, nunca he tenido fricciones con ellos. Me consideran como un senegalés. Cuando hay problemas específicos de Senegal, me llaman. Soy considerado senegalés de cabo a rabo; cuando hay cursillos, me proponen hacerlos.” E. sólo tiene amigos senegaleses: “No tengo amigos franceses aun-

que mi padre es francés y mi madre mestiza. M e integro más fácil- mente en el ambiente africano que en el europeo.” E. confiesa que hay discriminación a nivel de apellidos: “Cuando,

en una lista de candidatos admitidos a oposiciones o de senegaleses que han de realizar cursillos, encuentran un apellido que no tiene resonancia senegalesa (por ejemplo Boucher), sencillamente lo supri- men y ponen en su lugar a un NDiaye, o Diouf. O sea que el mestizo tiene un handicap de entrada, su apellido le hace quedar apartado. Puedo decir que, en el anonimato, hay cierto racismo, una descon- fianza hacia todo lo que no sea senegalés. Actulmente se ven mestizos que toman el nombre de su madre, N’Diaye, Diop. etc., para tener más oportunidades de ganar oposiciones o la posibilidad de ser enviados al extranjero para asistir a cursillos.”

E. se ha casado con una mestiza senegalesa: “Nunca me he plan- teado casarme con una senegalesa; es verdad que tengo amigas senega- lesas pero en lo que respecta al matrimonio soy sectario. Creo que hay que poner perros con perros y monos con monos. Cuando veo una pareja mixta m e encuentro a disgusto. Nunca me habría casado con una senegalesa porque no tenemos la misma educación. Es cierto que cada vez más la senegalesa se está poniendo al nivel. se morderniza, se

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Enrrevisras con los mesiizos

occidentaliza. pero siempre le falta algo. Concibo que una mestiza se case con un senegalés, pues es la mujer la que lleva la casa, la que recibe. Pero no concibo que un mestizo se case con una senegalesa. Por más que se diga, la senegalesa es sucia. Cuando se entra en SU casa, el salón está limpio, bien cuidado, pero no hay que ir más lejos." E. forma parte de algunas asociaciones (deportivas, culturales) de

la banca. "Los jóvenes se dan cuenta de que tienen cosas que apren- der, como ciertos modales. y tienen complejo. Creo que los senegaleses más bien me buscan cuando se trata de crear un club o un centro a causa del sentido de organización del mestizo, de su dinamismo y su seriedad. No m e gusta demasiado .formar parte de estas asociaciones. porque el senegalés habla mucho, pero no hace nada. "El senegalés no es perezoso, es capaz, pero no se esfuerza lo

suficiente. A nivel de la banca, planean proyectos pero nunca llegan al estadio final. El senegalés es soñador, versátil, frívolo. En cambio los hay demasiado serios y a veces pedantes.

"Aún necesitamos la asistencia técnica en algunos campos como la medicina, la técnica. Pero hay algunas personas que no deberían estar aquí; crea malentendidos y conflictos. "El senegalés es servicial, basta con tener su confianza y se familia-

riza enseguida. Yo tengo amigos un poco por todas partes; cuando tengo problemas, puedo espabilarme; quizá sea un mal porque en Senegal, si no se conoce a nadie, no se llega a obtener lo que uno quiere por el cauce normal." E. nos dice que le gustaría vivir en Brasil: "Me gustaría vivir en

Brasil porque, lejos, allá, sólo se tienen problemas cuando no se es mestizo. Me siento bien en Senegal, pero no me acabo de sentir a mis anchas. Es cierto que hablo su idioma, lo que es una baza. Creo que los que causan problemas a los mestizos son los mestizos que se consi- deran europeos, que se creen superiores a los senegaleses y que se lo hacen notar."

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Entrevistas con los libaneses

En nuestras entrevistas con los libaneses se ha puesto en evidencia que muchos de ellos, y son además los más racistas, tratan de identificarse con los franceses. El sistema de referencia es el de la educación fran- cesa. “En el exterior, se me confunde con ellos”.

No obstante, no siempre los libaneses aprecian a los franceses, porque la mayoría de los libaneses son en la actualidad comerciantes cuyas empresas están en competencia con las empresas comerciales francesas. Cabe señalar que los libaneses poseen a menudo la naciona- lidad senegalesa. lo cual les sustrae del pago de algunos impuestos dirigidos a las empresas extranjeras. La competencia entre libaneses y franceses amenaza con hacerse aún más dura, ya que los jóvenes libaneses realizan estudios que permitirán hacer de ellos cuadros para el relevo de los asistentes técnicos franceses.

La diferencia entre Oriente y Occidente tiene también gran impor- tancia para los libaneses, sobre todo en lo que concierne al matrimo- nio. Los libaneses reprochan a la francesa su incapacidad para adap- tarse a las costumbres libanesas. que consisten en recibir a cualquier persona en cualquier momento.

Los reproches hechos a los wolof se manifiestan sobre todo en comparaciones con otros grupos étnicos. La mayoría de nuestros in- terlocutores afirma que los africanos son incapaces de hacer funcionar una empresa comercial por razones de ineptitud propia del grupo ét- nico y asimismo por incapacidad profesional. Raro es el libanés que admite el matrimonio entre una africana y un libanés. o entre un africano y una libanesa. Algunos incluso experimentan una repulsión pretendidamente física por los negros.

Las relaciones entre libaneses y africanos, incluso si son principal- mente de tipo comercial, son de todos modos más importantes que las

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Enrrevistas cori los libarieses

existentes entre franceses y africanos. Los libaneses acaban por sen- tirse bastante en su casa, en Senegal. Buen número de ellos nos han dicho que se sentían más a gusto en Dakar que en el Líbano. Para muchos de ellos, el hecho de nacer en Senegal tiene importancia y se sienten en ese caso un poquito del país.

Todos los libaneses creen que hay que africanizar los cuadros, pero raros son quienes están a favor de la africanización de los cuadros de su sector, principalmente en el sector comercial. Para justificar este punto de vista recurren a la "faita de capacidad de organización de los africanos". a la "falta de capacidades intelectuales" y. por último, a la "falta de capitales".

Entrevista con A.

A,, veintiocho años, farmacéutico, soltero y católico. "Preguntarme con quién me casaré es algo ridículo. Me casaré con

la que yo quiera, es una cuestión de gusto, de afinidades. No con una negra, pues hay demasiados problemas insolubles por ahora. Quizá más adelante esto sea más fácil. No estoy en contra, pero es problemá- tico, impensable. Me casaría con cualquier blanca pero no con una negra, una amarilla o una roja; además no me imagino quiriéndolas o, al menos, no me ha sucedido hasta hoy. El color no es un gran estorbo pero la evolución actual de las costumbres hace imposible el matrimo- nio con una persona de otro color. Hay demasiadas complicaciones y me niego a ello. Más por razones sociales que por prejuicios racistas. Algo parecido ocurre con la religión; tiene tanta importancia como la raza. No me opongo a la unión entre personas de distinta religión, me agradaría quizás una musulmana, pero aún no hemos alcanzado el grado de madurez suficiente que lo permita. Ejemplo, si me casara con una libanesa musulmana, crearía problemas con ambas familias y, con una de color distinto y musulmana, sería la catástrofe.

"No tengo relaciones con los wolof. "Los tucolor son limpiabotas y borom table9. "Los sérer son luchadores*.

9. Literalmente: el hombre de la mesa. el que vende diversos artículos colocados sobre una mesa. ' Posiblemente. una referencia exagerada a la lucha senegalesa, que los sérer practican con exito. iN, ed. esp.]

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"Los lebu son los propietarios más aposentados de la península de Cabo Verde.

"Conozco muy bien a los moros, son una pesadez de clientes, huelen muy mal y son excelentes andarines; cuando vas tras ellos, no puedes alcanzarles.

"La francesa es una joven encantadora, graciosa, fina; el francés es muy espiritual. Son agradables para la convivencia.

"Los libaneses. no sé qué decirle. ¿La encuesta es realmente anó- nima? Me gustan mis compatriotas libaneses pues poseen sentido de honor y de hospitalidad, honor a todos los niveles, dinero, mujer. Esto no se les puede negar. Pero les reprocho que no concedan importancia a una persona cuando carece de fortuna; incluso si es iletrada podría transformarse en un verdadero dirigente. Y pienso en ejemplos con- cretos. No hablo en el vacío. Muchos carecen de escrúpulos, para ellos lo esencial es ganar dinero; van a la cárcel, ganan dinero y. pese a todo, son respetados. Si puedo dar mi opinión sobre el Líbano mismo, creo que nunca la justicia fue más venal que alli. "Mi opinión sobre el matrimonio de mi hija con cada uno de los

grupos étnicos es la siguiente: soy libanés de raigambre y, en principio, se casará de igual manera que yo lo haría. Pero, dentro de veinte años, es posible que el contexto haya cambiado; con un negro podria ir mejor que con un blanco. Es Únicamente a causa de los problemas sociales y las dificultades.

"¿El arte africano? Realmente no soy artista, soy químico. No ,me gusta, sólo conozco lo que venden los 'bana-bana' (vendedores ambu- lantes ilegales). Me gustan las máscaras realizadas en oro de los geme- los de camisa. Pero ciertamente soy un profano. Es como con la pin- tura de Picasso. no la entiendo y no me gusta. A veces las máscaras son muy atractivas pero, en general, no están muy elaboradas. Y, encima, los vendedores os quieren hacer creer que es auténtico, te quieren vender caiicedra en vez de ébano.

"De literatura africana no conozco nada de nada. Pero, sabe usted, trabajo, estoy ocupado y no dispongo de tiempo. No conozco nada, salvo Senghor. No comprendo bien sus poemas; todo eso es muy bonito, pero, en el fondo, puede que sea demasiado intelectual para mí. Ya se lo he dicho, sólo soy un químico. no un hombre de letras.

"Empleo a tres africanos y a una mestiza como vendedores y obre- ros. Es lógico emplear autóctonos, estamos en su país. La africaniza- ción en mi sector es un fenómeno normal, están a nivel. Los hay más

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79 Enirevisias con los libaneses

competentes que yo y estoy a favor de ello. Hay que seguir la evolu- ción; esto puede ser prematuro, pero hay que pasar por esa etapa; es una exigencia de la evolución. Igualmente, en los demás sectores, la africanización puede realizarse, tanto si es demasiado pronto como si es demasiado tarde, pues es algo muy normal. N o se puede pedir el mismo rendimiento que en el período de los europeos, pero se debe a que necesitan un tiempo de rodaje. Pero el hecho mismo es natural; un proverbio árabe dice: 'El sabio toma la vida como viene'.

"La cooperación es demasiado débil, insuficiente. indispensable so- bre todo en el interior. Debe proseguir; debe continuar hasta que despierten, hasta que se basten 'a sí mismos, si no, perderán la aporta- ción exterior. La cooperación es necesaria y debe acentuarse hasta el momento en que los senegaleses tomen el relevo, o sea, de aqui a unos cuantos decenios."

Entrevista con B.

B. tiene treinta y cinco años. Es comerciante. Está casado con una libanesa como él, a la que conoce desde su infancia. Tiene dos hijos. Es católico como su mujer, que no trabaja y se ocupa de la casa. "Me casé con mi mujer porque la conocía desde hacia mucho

tiempo. Con una mujer de otra raza, según como, sí, ¿por qué no? Con una blanca no libanesa si, si la quiero. No, con una negra no, y tampoco con una mujer de otro color, con una amarilla. No puedo responder por qué. N o se por que. Nunca tuve esa idea, nunca pensé en ello. Me caso Únicamente por amor.

"Hay muchas parejas mixtas pero, por ejemplo, una libanesa que se había casado con un africano le abandonó y volvió al Líbano.

"Con una mujer de otra religión, musulmana por ejemplo, no im- porta, es lo mismo, el amor es lo único que importa.

"Hablo wolof, frecuento amigos wolof. Mi padre recibía también a todo el mundo sin procuparse de su raza. Entre los wolof encuentras perezosos y trabajadores; todos los que yo conozco son muy hospitala- rios. Nací en Senegal, entre africanos y hasta hoy no tengo el menor deseo de marcharme. Todos los que nacen en un país no pueden irse a otra parte. Igual que los que están en Francia, tampoco ellos pueden venjrse a Senegal. Fui al Líbano para quedarme definitivamente, pero era imposible y volvi.

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F.A. Diarra y P. Fougeyrollas Las relaciones entre grupos étnicos en Senegul

"Siempre tuve amistades fracesas. Tengo muchos amigos a los que conoci en clubs y con los que juego a los bolos. No, les veo sólo en los clubs.

"Si, conozco a los libaneses (pero no a los sirios); de ellos no puedo decir que les frecuente, voy a su casa y vienen a la mía. Son los que conozco mejor, pasamos veladas juntos si somos amigos. Mi hija se casará con quien desee, con tal de que sea un hombre serio y formal. Depende de la persona de quien se trate, puesto que eso es lo impor- tante para todos los padres. La raza me da igual. Pero no me agrada con un africano, prefiero que sea con alguien del mismo color. ¿Por qué? Para responderle le diré que eso nunca se ha hecho entre noso- tros. Mis padres no lo aceptan. Es dificil contestar; no sé por qué exactamente, pero es así. Si mi hija quiere elegir a alguien de religión distinta, es cosa suya. "El arte africano no me sugiere nada, no lo conozco. Para ser

sincero, el arte en su conjunto me interesa poco: no entiendo. Lo mismo me ocurre con la literatura.

"Todo mi personal es africano: son vendedores, obreros. Mi her- mano tiene una fábrica de confección. todos son africanos. En Senegal sólo se puede emplear a africanos. Preferiría a otros, pero hay obliga- ción.

"No sé si la africanización de cuadros en los demás sectores es buena cosa. En el comercio no lo es, son perezosos, se tragan todo el dinero, no salen adelante. Ya habrá oído hablar de las malversaciones. Si un africano abre un comercio, cierra al cabo de un mes porque se lo ha gastado todo. "La cooperación, si, está bien; los africanos no son muy capaces,

no tienen la inteligencia de un blanco o de otros."

i ; 5

Entrevista con C.

C. tiene cincuenta años, es comerciante, libanés musulmán, está ca- sado con una mujer de igual etnia y religión que él. Tiene cinco hijos, dos chicos y tres chicas.

"En lugar de con una libanesa habría podido casarme con una francesa, o una senegalesa, de hecho es lo mismo. Opino igual con respecto a la religión. Si encuentro a otra muchacha, cualquiera, y si la quiero, me casaré con ella.

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81 Enti-evistas con los libaneses

"Los wolof no son malos. Estoy en su tierra desde hace treinta

"Los moros, no está mal. "Los franceses son como los demás. "Los siro-libaneses también, muchos son amigos míos porque son

compatriotas. Dejaría a mi hija casarse con cualquiera que le gustase, incluso un chino o un japonés, ¿por qué no?

años y tengo algunos amigos. En otros aspectos no les conozco.

"No sé nada de arte africano ni de literatura africana. "Conmigo tengo seis africanos que trabajan de conductores de re-

parto, de guardas; hace mucho que están conmigo. "Africanización de cuadros en los demás sectores: no es lógico,

todo el mundo debe ganarse la vida. En cuanto a la africanización del comercio estoy en desacuerdo, no conviene al país, desanima a la gente.

"La cooperación está bien para dar consejos a un país pero, tan pronto como el pueblo es capaz, debe desaparecer."

Entrevista con E.

E. tiene veinticuatro años. Es católico, estudiante, soltero. "Para casarme, si tuviera elección entre un libanesa y una senega-

lesa, escogería la primera; personalmente, no me importa la raza pero la sociedad nos presiona; sobre todo el 'qué dirán'. Con una europea no hay los mismos problemas pero con una asiática, no árabe por supuesto, la cuestión se plantea de igual manera que con una africana. La religión no es problema; no me afecta; ella y yo sumaremos dos. Si me caso con una mujer será por su carácter, por la comprensión existente entre nosotros, por motivos sentimentales; lo esencial es que me guste, prescindiendo de su nivel social, de su religión.

"Wolof: son simpáticos, abiertos, demasiado sentimentales; a base de sentimientos puedes hacer de ellos lo que quieras, absolutamente todo. Son muy egoistas pero muy sociables, lo que explica que poda- mos tener relaciones muy amistosas.

"Los sérer son muy religiosos, de mejor corazón que los wolof y muy serviciales. Creo que inversamente a los wolof, que alientan cierto complejo de superioridad, se consideran inferiores a los blancos.

"Los tucolor me recuerdan a los esclavos árabes, en el sentido de que cuando están unidos a uno se les puede hacer colaborar en todo.

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Son racistas, no sólo con respecto al blanco, sino hacia todas las demás razas; viven de modo cerrado y se ponen nerviosos fácilmente.

"Los sarakolé: están considerados como extranjeros y no como senegaleses, entre otras cosas a causa de su acento. Son verdaderos autómatas; si necesita un guardaespaldas, tome un sarakolé; para él, las órdenes son las Órdenes, muy distinto de lo que ocurre con el wolof, mucho más sutil.

"Los diola se consideran casamanceses y no senegaleses. Hablan de la Casamance, que es su país, y no de Senegal. Recuerdan a los breto- nes, en Francia. Son muy amables, muy serviciales; católicos en su mayoría y, al igual que los sérer, la religión influye enormemente en la formación del carácter. El católico se referirá siempre a Dios, será buen creyente, muy humanista; el musulmán creerá más en su mara- but" que en Dios, gastándoselo todo por aquél y se m e antoja, diga- mos, más fatalista.

"Los caboverdianos están muy mestizados. Forman una clase aparte, sin adherirse a la sociedad.

"Los moros también están aparte, son conscientes de que están aquí como extranjeros que vienen a hacer comercio. Sólo confraterni- zan entre ellos y no les gustan nada los negros.

"Entre los franceses hay dos tipos: a) los que siempre han vivido aquí, o por lo menos desde hace tiempo, son franceses colonialistas para los que el africano es una especie de esclavo; son muy racistas; b) los que acaban de llegar, que vienen por un año o dos; éstos al princi- pio tienen ciertas nociones de igualdad y tratan a los africanos como a iguales; son más humanos, más abordables, pero se cierran enseguida al frecuentar a los otros, que les enseñan rápidamente otro comporta- miento. Hay que haber conocido Francia para ver este problema. Los que viven en Francia tienen un nivel social bastante bajo, son de una igualdad total; al venir a Senegal, al principio aceptan esta igualdad; pero tres o cuatro meses les bastan para adquirir un sentimiento se superioridad que nace del hecho de vestirse, comer, mejor que el afri- cano en general.

"Los libaneses también se dividen en grupos: a) los ricos; han

Marabut -o marabú, a veces- es el maestro islámico, aunque en su origen fue simplemente el creyente seguidor de un jefe religioso. como sucedió con los almorá- vides de Ibu Yasin ("al morabitin", los del ribat. o convento fortificado). E n la actualidad cada marabut suele ser mantenido por su comunidad, pueblo o barrio, y en el caso senegalés sus discipulos piden limosna en su nombre. [N. ed. esp.]

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83 Entrei?sias con los libaneses

vivido bastante tiempo aqui, explotan al negro, lo utilizan para enri- quecerse; mientras paguen, el negro ha de ejecutar el trabajo sin que se le reconozcan sus derechos; b) los pobres; mucho más en contacto directo con los africanos. comparten sus problemas, sus dificultades familiares; participan en ellas; se les encuentra en los rincones más recónditos de Senegal; a veces tienen medios de salir de su rincón, pero siguen muy vinculados a él y lo consideran como su auténtico país. Además casi todos los libaneses que llevan en Senegal veinte años se consideran en casa y sólo van al Líbano de vacaciones; ya no pueden adaptarse fuera, a otras condiciones de vida, a otro clima. Los libaneses dan la impresión de que están aquí por su comercio y que no se ayudan (jcada cual por su lado!) A veces se hacen favores pero cada uno intenta hacerle una faena a su compatriota. Desde el punto de vista comercial, cualquier ocasión es buena para hacerlo. En los dos Últimos años, no obstante, se siente que los libaneses se ven perdidos y experimentan, por ejemplo, la necesidad de unirse: se forman socieda- des de amigos y también clubs. Es una cuestión de seguridad que sigue a unas medidas gubernamentales que les son desfavorables. Tienen verdaderamente esta necesidad de unión en la actualidad.

"Los sirios son diferentes de los libaneses; los africanos están más cerca de éstos Últimos. Los sirios son muy cerrados, sólo tratan en tejidos, lo que es característico. mientras que los libaneses negocian con un poco de todo, 'bazar'. Los primeros carecen de confianza. no prestan dinero, a diferencia de los libaneses que permiten bonos y créditos y que siempre tienen medios de recuperarlos.

"Personalmente, cuando m e case, sólo m e concernirá a mí y no a mis padres. A mi me corresponde el fundar un hogar y asumir las responsabilidades. Igual ocurrirá con mi hija. Le aconsejaré tan sólo y la dejaré casarse con aquel con quien espera hallar su felicidad, incluso un negro; pero con una sola condición: que no sea en África, porque un negro casado con una blanca tendrá problemas aquí, mientras que en Europa podrán ser muy dichosos. En África, el africano regresa a su familia. y eso plantea problemas. "El arte africano se ha mantenido en su estadio salvaje. Es lástima

que se tienda demasiado a explotarlo, haciéndole así perder su valor. Vea por ejemplo las maravillosas estatuillas de antaño, reproducidas hoy y falsificadas. Los senegaleses ignoraban su valor. Ha sido necesa- rio que en los Últimos años lo descubran. Ahora están perdiendo su valor original, porque, cada vez más, son fabricadas para el turista.

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"La literatura africana es demasiado abstracta, escrita por personas demasiado surrealistas. No me gusta, soy demasiado realista. Los es- critores senegaleses intentan hacer una literatura aparte, distinta de la francesa, si antes vivieron siempre con la literatura francesa, de la cual están impregnados, ahora intentan salir de ella. Pero, si piensan en wolof y traducen su pensamiento al francés, éste se torna ridículo, mientras que en wolof su pensamiento posee un sentido. Por esta razón me parece que hay una falsa literatura africana. "El personal africano está generalmente explotado, incluso en el

seno del gobierno, y lo digo pensando en los funcionarios. Donde yo trabajo, hay cuatro africanos empleados de vendedores; trabajan 'como negros', hay que decirlo, pero no pueden salir adelante porque deben cargar con toda su familia y se hallan en grave inferioridad desde el punto de vista médico. Se sienten en general mucho mas empleados que el blanco, en el sentido de que, para este Último, las doce son las doce; para eiios no: esperan a que el trabajo termine. El término 'empleado' no lo tomo en el sentido peyorativo sino todo lo contrario.

"Admito lá africanización de los sectores distintos al mio. Si se trata de gente competente, lo acepto, evidentemente, pero lo más fre- cuente no es asi. Estoy dispuesto a acep@rlo, pero hay que exigir un nivel correcto, a fin de que alguien con estudios primarios no tenga a su cargo altas responsabilidades.

"Estoy por la africanización de mi sector, y considero que es muy importante. El africano confía más en un africano que en un blanco. Por ejemplo, todos los tucolor se dirigen a un tucolor; si hubiese tres cajeros de libros y uno de ellos fuese tucolor. sería quien tendria una cola más larga, ya que estarían dispuestos a hacer cola para ser atendi- dos p?r el tucolor, y nunca vendrían hacia nosotros. Lo mismo ocurre con el blanco. Y aquí. es normal que se africanice.

"Momentáneamente la cooperación es necesaria porque permite el desarrollo del turismo en Senegal. Pero éste no le deja provecho al- guno. Los cooperantes tienen alojamiento, y son pagados por Francia; no gastan nada y tratan de llevarse la mayor cantidad de dinero posi- ble con ellos. Son ellos sobre todo los creadores de esa clase de 'aristó- cratas'. Sin embargo, su utilidad procede de la insuficiencia de perso- nas competentes. Creo que la cooperación habrá terminado posible- mente dentro de diez años.

"¿Casarse un negro con una blanca? Mientras estén solos, está

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85 Entrevistas con los libaneses

bien. En Francia está muy bien, pero regresando a Senegal, ambos tendrán problemas. La blanca, viendo a otra blanca llevar un ritmo de vida distinto al suyo (comportamiento de reina) se sentirá rebajada; el hombre negro querrá también recuperar ciertas costumbres, algunos hábitos. Su mujer mantendrá los suyos y él se sentirá molesto, y cada uno se aislará.

"Un blanco y una negra: eso podría resultar más fácilmente. Si se trata de un libanés, se integra en el circulo de su mujer, se adapta a él, y se transforma en un negro sin el color."

Entrevista con F.

F. tiene cuarenta y cinco años. Es libanés, musulmán y comerciante. "Me casé con una libanesa lo que es absolutamente normal. No lo

habría hecho con otra porque no habria tenido la misma mentalidad. Sobre todo cuando se piensa en los hijos, vale la pena pensarlo bien. Eso no impide que entre un libanés y una europea las cosas puedan ir bien. Con una africana, antes de la guerra, no era posible, la mujer africana no convenia al libanés por muchas razones: costumbres, vida de familia. e incluso ahora creo que semejante matrimonio normal- mente no puede ir bien. "Mi mujer es musulmana, como yo, pero habría podido casarme

con una de otra religión, ya que esto cuenta menos que la raza. "No distingo a los wolof de los demás, y hablo de senegaleses en

general. Únicamente sé que mis fatu' (criadas) son sérer y buenas trabajadoras, igual que las diola. Los senegaleses son simpáticos, por lo general, y los prefiero a los marfileños, a los que conozco un poco. Pero no tengo muchas relaciones amistosas con los senegaleses, sino que más bien estoy unido a ellos por relaciones comerciales.

"También con los moros tengo únicamente relaciones comerciales, eso es todo.

"Los portugueses tienen buena reputación como pintores y cosas por el estilo.

"Los siro-libaneses e igualmente los franceses suelen ser buena

" Posiblemente. deformación africana de la locución francesa "je fais tout" y que se ha generalizado para designar a las muchachas de servicio doméstico. de igual modo que el termino ingles "boy" designa a cocineros y criados. [N. ed. esp.]

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gente. Son buenos trabajadores, lo que no les impide querer sacar provecho de la competencia. Tengo con ellos lazos de amistad, de parentesco. Les frecuento más que a los demás porque tenemos la misma mentalidad, las mismas costumbres, los mismos gustos. "Mi hija se casará con un libanés. sólo por el aspecto de costum-

bres, y con un musulmán, porque bastaria un pequeño malentendido para que la religión interviniera. Y preferiría incluso que se casara antes con un árabe musulmán que con un libanés católico. "El arte africano no está mal, he visto algunas obras realizadas por

debutantes. pero las estatuas y todo eso, no me dicen nada. "No he leido nada de literatura africana. "Antes tuve personal africano, pero ahora no. porque trabajo con

mi hermano. Es normal emplearlos cuando les necesitas y es mucho mejor para el comercio, puesto que la mayoría de clientes son africa- nos.

"La africanización de los cuadros en todos los sectores resulta ine- vitable, por lo tanto hay que aprobarla.

"Ocurre lo mismo con el sector comercial. Pero no hay que hacerlo precipitadamente; lentamente para que el africano sea capaz de asumir la responsabilidad de un almacén, una tienda, un empleo administra- tivo. Hay que aceptarla, pero es algo pronto.

"La cooperación, en algunos campos, es muy necesaria: en la ense- ñanza, la medicina. La cooperación en la vida, es normal, ya no hay fronteras ahora.

"En lo tocante al matrimonio mixto negro-blanco, tomo el ejemplo de los libaneses que conozco que están casados con negras: hay bue- nos matrimonios que soh un éxito. otros no. A veces la mujer no está educada para llevar responsabilidades o, sobre todo, si se trata de una chica de la calle. En este caso, es cuestión de suerte que el matrimonio resulte bien. El matrimonio entre miembros de un mismo grupo étnico no conlleva tantos riesgos."

Entrevista con G.

G. tiene treinta y ocho años. Es libanesa, de religión .musulmana. Se trata de una comerciante. La sra. G. es casada y con seis hijos. Se casó con un libanés musulmán.

"Me case con alguien a quien quería y eso es todo, la única razón.

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87 Entrevistas con los libaneses

Entre nosotros había mutua comprensión y no m e fijé ni en su nacio- nalidad ni en su religi6n. No habría podido casarme con un africano por principios a los que me siento ligada, en los que me baso y de los cuales no es posible desembarazarse. A pesar de la evolución hay principios que no pueden barrerse simplemente por el hecho de que hayamos evolucionado. ¿La religión? M e da igual, no lo tengo en cuenta. "No establezco diferencias entre los senegaleses. Son amables, en-

cantadores, hay que entender cómo son. Son un poco perezosos; hay que enseñarles a trabajar; carecen de iniciativa, pero son fácilmente dirigibles; colocados ya en la buena vía. progresan.

"Entre los franceses. los antiguos colonialistas son muy distintos de los de Francia. Aquí se creen superiores a los demás y son de dificil convivencia.

"Los libaneses nacieron comerciantes; hay cierta animosidad entre ellos, pero no significa que no se ayuden. Son buena gente, llenos de defectos, pero eso no me corresponde a mí decirlo. "Mi hija se casara con quien quiera. Con un senegalés plantearía

numerosos problemas; me limitaría a aconsejarla, y si no quisiera escucharme. se casaría con quien quisiera.

"No conozco nada del arte africano. No me ocupo de esas cosas; el trabajo llena todo mi tiempo. "No conozco la literatura africana. No tengo ni idea. "Empleo a vendedores africanos. Le hablo en calidad de comer-

ciante, es muy necesario, ya que los africanos sólo se sienten de verdad a gusto con un vendedor africano. Conmigo se hallan algo molestos, tienen vergüenza ante mí y son capaces de comprar algo por el simple hecho de no atreverse a decirme que no. En cambio, con otro afri- cano, dicen sinceramente si les gusta o no.

"Para la africanización de los demás sectores, es demasiado pronto porque no hay bastantes personas competentes; es posible pero con consejeros europeos. Tarde o temprano se producirá pero con jóvenes más instruidos. y entonces sera factible.

"En el sector comercial se está casi a media africanización. Sería preferible que se permitiera importar capitales como en Costa de Mar- fil, que es un país muy próspero. Aquí estamos siempre en déficit. los gerechos de aduana son demasiado altos y no está bien para el país. Mire, Costa de Marfil es rica.

"La cooperación es un cero a la izquierda, los cooperantes no

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hacen nada. Ganan dinero, eso es todo. ¿La asistencia técnica? Tonte- rías; no hacen absolutamente nada por el país; no gastan nada; si no fuera porque necesitan comer no comprarían nada.

"Estoy en contra del matrimonio mixto, porque luego cada uno multiplica sus complejos. No comparto ni pizca el punto de vista de que 'el futuro pertenece al pueblo mestizo'. Cada cual debe seguir en su ambiente porque, en caso contrario, habrá siempre complejos. En esto no hay solución. Tarde o temprano, el africano vuelve a sus costumbres y, en *o contrario. reniegan de él y eso le decía. htoy a favor de la evolución; estamos en la era de la Luna, pero ..."

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Entrevistas con los franceses

Hemos efectuado estas entrevistas con europeos que viven en Senegal. Les hemos preguntado las razones por las que vinieron a África y, en particular. a Senegal. Luego, les hemos preguntado qué piensan de Senegal. de su futuro y de los senegaleses. Hemos hablado con nues- tros interlocutores de literatura, de cine y de arte africanos.

Igualmente hemos tratado de averiguar qué relaciones existen en- tre estos europeos y los distintos grupos étnicos: todo parece indicar que son muy limitadas, por no decir inexistentes.

Entrevista con A.

Se trata de un hombre de cuarenta y siete años, profesor. Instalado en Senegal desde hace catorce años, eligió venir aquí por vocación social, tras diez años de enseñanza en Francia, con balance negativo. Decidió, pues, con su mujer, partir y escogió Senegal en reconocimiento de una humanidad mejor y más generosa (los fusileros senegaleses vivían en el mismo edificio de la escuela de su mujer, la cual. a finales de 1944. estaba embarazada y fueron precisamente los fusileros senegaless quie- nes les dieron leche y pan y quienes alimentaron al niño).

Precisa que él no vino, y tampoco su mujer, para hacer dinero o porque aquí la vida sea más fácil que en otros sitios. Además pone en practica una verdadera redistribución de sus bienes: si, con su mujer, gana mucho dinero. lo gasta en el país (empleados de hogar, etc).. Practica como una misión laica: dar un nuevo significado a su vida.

Llegó lleno de optimismo, de confianza, de esperanza. Sin em- bargo, pronto se sintió bastante decepcionado por el actual Senegal. pues tiene la impresión de que Senegal va a una catástrofe, de que este

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país no ha jugado sus bazas en lo más mínimo. No ve ninguna inde- pendencia auténtica, o lo que es lo mismo no ve independencia econó- mica. ya que no hay industria local (ausencia de capital y de ahorro) y considera que Senegal no podrá industrializarse eternamente a base de aportaciones de capital extranjero. Se critica a Senghor por permitir todo esto, pero quienes le critican no hacen nada positivo para opo- nerse a ello. Los funcionarios senegaleses son un ejemplo de primer orden en cuanto a comportamiento antinacional. En cada ocasión que un funcionario compra un automóvil, dice, enajena a su país. Y luego pretenden pedir a las masas que ahorren, mientras los funcionarios son los asesinos del régimen, del país. Acusa asimismo la función desempeñada por el partido único. El Único papel del partido: vender carnets de afdiado. El jefe de barrio: su Único papel es ser el griot" del gobierno y explotar a las familias del barrio; hace pagar a las masas por una parcela de terreno.

Nuestro interlocutor estima que el pueblo no está bien informado. Y se pregunta si no lo hacen expresamente para mantener a las

personas en su ignorancia; se les propone sin cesar diversiones, parti- dos, emisiones yeyé. etc. Pero $e hace aquí realmente algo por las masas?, nos dice.

Hay una música de fondo, dakareña, la de la élite de funcionarios y de la gente adinerada y que vive de espaldas a África. Manifiestan todos un gran desprecio por los habitantes del campo: desprecio étnico que lleva al conjunto de los wolof a creerse la élite de Senegal:, pues bien, a mi juicio -nos dice- son los wolof quienes arruinan al país. No comprendo cómo el presidente, un sérer. acepta los valores y compor- tamiento de una etnia que no es la suya y que es negativa.

Si los sérer hubieran tenido en sus manos la dirección de este país, prosigue nuestro interlocutor, estoy seguro de que la situación actual sería muy distinta. Igualmente para los diola los valores que cuentan son los del trabajo y la responsabilidad.

En los wolof lo primordial es lo exterior en la vida, el exterior de los seres, algo absolutamente artificial, que carece de la menor reali- dad: es la apariencia.

* Griot o tradicionalista. Aquí usado en sentido peyorativo, pues con la monetariza- ción de la economía muchos han sido los griot que se han instalado en las grandes ciudades. viviendo de las donaciones populares -griot músicos- o de las dádivas de ciertos potentados en cuyo séquito algunos se alinean. [N. ed. esp.]

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91 Enrrevistas con los franceses

“Esa gente malgasta el dinero para aparentar mientras que, al mismo tiempo, otras personas, en la región del Río o en el pais diola, mueren de hambre”. Y nuestro interlocutor encuentra escandaloso escuchar por las antenas de radio: “Compren su vestido de seda, estas Navidades, en Raoul Daubry”. Y más escandaloso todavía el oír en boca de un responsable de animación que comprará dos. “¿Qué son esos individuos en realidad? Nada”. afirma.

Nuestro interlocutor guarda buenas relaciones humanas con todas las personas que trabajan con él. Se niega a emplear el término de “subordinados” y dice que quienes han trabajado con él siempre le resultaron enteramente satisfactorios.

Desde hace diez años tiene un cocinero tucolor, pero nunca le ha llamado boy y no utiliza campanilla para llamarle. Siempre ha con- fiado en quienes trabajan con el; les daba una responsabilidad: si no iba bien, se lo decía, pero en privado -;Es capital!-, nos confiesa.

Siempre ha considerado que los senegaleses representan una cul- tura distinta de la suya, pero una cultura. Añade que esta opinión anda lejos de ser compartida por todos los franceses de Senegal. Piensa que las diversas etnias de Senegal son el resultado de una adaptación de los pueblos a ciertas condiciones de vida y que generalmente han logrado hallar buenas respuestas. Nos habla del guarda nocturno de un establecimiento escolar de Senegal que montaba su guardia con un arco y flechas, que no sabía leer ni escribir, pero por quien siempre sintió una gran amistad. Es el depositario de una humanidad a la que él respeta y dice que, si va a casa del guarda, le recibe como a su mismo hermano incluso si no tiene nada para comer: va a pedir pres- tado para recibirle. En este pais ha hallado la generosidad y nuestro interlocutor la considera esencial, mientras que en su tierra, en Fran- cia, domina el egoismo. el individualismo. Añade que el guarda noc- turno ha dado su nombre a uno de sus hijos, en señal de amistad. No les ve negros. Nunca ha visto a las personas en su calidad de negras.

Lo que resulta escandaloso, dice, es la reivindicación de negritud, de africanidad, de originalidad cultural; reivindicación verbal cons- tante. Porque ;cuál es el ideal de la élite senegalesa? Ser el blanco. en todo. Ése es el carnaval senegales de las vanidades. De hecho, quienes así hablan son los wolof, puesto que los serer y los diola no son asi.

Pone el ejemplo de un poblado que trata de integrarse en la econo- mía de Senegal: un pueblo que va a construir su propia carretera; ya ha cotizado 800 O00 francos, obtenidos en base al producto global de

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92 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas. Las relaciones entre grupos etnicos en Senegal

la pesca (ahorro colectivo ampliamente aceptado); esta carretera de 8 kilómetros les conducirá hasta el asfalto. “Ése es su desafío”, dice. Y prosigue: “Éstas son las virtudes senegalesas, y no las de los charlata- nes de Dakar. En el pueblo van a proporcionar cuarenta hombres y diez mujeres por día para la construcción de la carretera, que será de larga duración”. Nos dice que cuando va allí y ve esto, se siente confiado y contento. Odia a los funcionarios, que son parásitos bajo cualquier punto de vista. Ante todo, son demasiado numerosos para las tareas que debieran realizar normalmente. Dicen que es la herencia colonial ...” Creo que esto no exime de nada. Los funcionarios reciben una tajada considerable de la renta nacional, sin proporción alguna con el papel que desempeñan en la nación, dice. En este país ¿qué es lo que cuenta? Los productores. Vean lo que ha sucedido en la Unión Soviética: se recompensa al productor. En mi opinión sería natural otorgar la importancia y el honor a quien produce mucho antes que al funcionario. El campesino debiera servir de modelo y no los funciona- rios, verdaderos liquidadores del régimen”. Lo anterior nuestro inter- locutor lo proclama en todas partes, a riesgo de hacerse despedir, y es muy mal aceptado por los funcionarios que viven inmersos en un mar de agradables frases y no entienden nada al decir que no es cierto. Los funcionarios de la Información no se hallan al corriente de na da... Los dakareños desprecian a los campesinos: los wolof del colegio de Zi- guinchor” llaman a las mujeres de los pueblos ‘las mujeres afeitadas’; creen pertenecer a una cultura muy superior.

“Lo que ocurre es que he realizado aquí una inversión de catorce años, explica: por esta razón hablo así. Pienso que el país rebosa posibilidades, aunque seria necesario ‘descolocar’ a los funcionarios. El desarrollo va unido a la educación de las masas. Y ésta no es un proyecto, aqui es una realidad efectiva desde hace mucho; es una realidad en todas las sociedades; hay personas que por su misma situa- ción social facilitan modelos.”

La sociedad posee una fuerza educativa concreta muy superior a nosotros. El take off no se producirá hasta que no se materialice el take off ideológico de quienes fabrican los modelos en Senegal. “Todo lo demás es literatura”, dice.

*

Take ofl despegue, arranque. [N. ed. esp.]

Ziguinchor es la capital de Casamance. la región boscosa meridional. En ella, los wolof son minoritarios ante los diola. [N. ed. esp.]

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93 Enrrevisras con los franceses

“Un pueblo, un objetivo, una fe”. ¿Acaso hay un solo pueblo en Senegal? ¿Tiene un Único objetivo? LSenegal posee fe? ¿Qué se hizo de la fe senegalesa? ¿Qué fe? (Nuestro interlocutor sabe perfectamente que en Francia el lema ‘Libertad. igualdad, fraternidad es falaz, pero cree que en Francia se pueden permitir el lujo de desacompasar teoría y práctica, mientras que aquí el rigor de la aplicación ideológica en los hechos debiera ser una necesidad absoluta.) Senegal debiera vivir aus- teramente y los senegaleses aunados, unos para otros. “En cambio, prosigue, lo que sucede es que una parte de la sociedad que vive en plena opulencia, o casi. a expensas del sudor de los demás, falta a su vocación comprometiendo el progreso de Senegal”. Hay que condenar semejante situación. Nuestro interlocutor desearía que la península de Cabo Verde quedara sumergida. Nunca habla de senegaleses, separa a los wolof del resto.

En el campo del turismo africano, nuestro interlocutor piensa que un 75 % de Senegal es un desierto. En el plano interno el turismo no ha entrado en las costumbres, a nivel mundial no es competitivo: Gorée y Casamance, Únicas actividades turísticas junto a la pesca del pez espada en Gorée, no resultan competitivas ni por lo que se obtiene ni por su coste; tampoco cree en las posibilidades de Niokolo-Koba”: no puede tomarse en serio.

Nunca tuvo conflictos con los senegaleses, pero fracasó en sus intentos de establecer relaciones amistosas con compañeros de trabajo senegaleses. Les invitó a su casa, les hizo regalos a los niños, tuvo numerosos detalles para con ellos, pero sin respuesta, nadie se mostró interesado en esa relación.

“Opino que la modernidad no significa tener un coche y una ne- vera. La gente, dice, siguen aún divididos entre la exigencia de las tradiciones (los mismos intelectuales se ven obligados a visitar a sus tías al menos tres veces por semana) y la necesidad de la modernización.

“No m e intereso por el arte. ya que hay cosas mucho más impor- tantes que hacer ahora y aquí. Como profesor interesado por la litera- tura africana me gusta Birago Diop, el cine de Ousmane Sembene y la crónica de Edou Correa en Dakar-Matin (Lee Le Monde y Le Nouvel Observateur). Piensa que el principio de la cooperación es bueno, nor- mal y debe mantenerse, pero con una mejor utilización de la ayuda. A

* Parque nacional de 10 O00 km’. en la zona oriental. [N. ed. esp.]

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94 F.A. Diarra y P. Fougeyrollas Las relaciones enrregrupos elniros en Senegal

la pregunta: "iAceptaría que su hijo se casara con una africana?", responde que no le importaría en absoluto, con tal de que no fuera una wolof ...

Entrevista con C.

Se trata de un hombre de treinta y nueve años, profesor, instalado desde hace ocho años en Senegal, después de haber vivido dos años en Alto Volta. Eligió el venir aquí por el gusto de la aventura, para hacer algo útil, porque la vida es más fácil y el clima mejor. Tiene la inten- ción de volver a Francia definitivamente porque tiene la impresión de que van a ocurrir cosas interesantes que quiere presenciar, y también debido a los niños. Opina que hay que cambiar de sitio al cabo de un cierto tiempo.

Está decepcionado porque nadie realiza esfuerzos suficientes en ningún terreno. No hay esfuerzo suficiente por ser riguroso en el ámbito financiero. no se exige lo bastante

La situación económica no es brillante. El país podría salvarse a condición de tener una política muy firme en el campo de las inversio- nes rentables. No ve muy claro qué podrían hacer los senegaieses. Sus soluciones actuales no son malas (métodos europeos), pero se basan demasiado en los capitales extranjeros y no lo bastante en las inversio- nes humanas.

"Suelo estar de acuerdo con los discursos de Senghor. pero todo queda en meras palabras. Aquí el sindicalismo está considerado como una garantía y no como un combate: no hay espíritu militante y de lucha social. El socialismo africano es una palabra huera. Es el voca- bulario de los privilegiados. "El turismo senegalés está muy mal organizado, pero podría tener

posibilidades. Senegal tiene la ventaja de estar bien situado: habría que explotar esas potencialidades. Hacer un turismo popular y no un tu- rismo de lujo (Casamance).

"Mis relaciones con los senegaleses son nulas. No tengo amigos senegaleses, a excepción de los miembros de la UPA, la liga de la enseñanza. No he tenido tiempo, y además es dificil. Algunos alumnos o exalumnos vienen a verme. a tomar una copa o a comer, pero no pasa de eso. Hablamos de trabajo. Estamos poco unidos.

funcionariado. a los jóvenes.

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95 Entrevisias con los franceses

"No tengo un juicio sobre las parejas mixtas*, es asunto suyo. Se ven pocas. Por ejemplo, no suele verse a un hombre blanco con una mujer negra. Es un tema poco conocido. "$3 mi hija se casara con un negro? No tengo ni idea de cómo

reaccionaria. No estamos por el momento ante esa posibilidad. "Nunca tuve problemas ni conflictos con los senegaleses. iPolítica,

cooperación, asistencia técnica? El principio de la cooperación es bueno pero oculta una voluntad neocolonialista. El funcionamiento no es del todo malo. La gente hace su trabajo. Lo que m e sorprende es que los cooperantes sean considerados como ciudadanos de segunda categoría. Son Útiles y habria que escucharles. Deberían tener derecho a sindicarse, a manifestarse. Sólo tienen el derecho de mantener la boca cerrada: tanto en el terreno de la ayuda y cooperación como en el del gobierno senegalés. Éste es también uno de los motivos de mi marcha: estamos condenados a ser mudos: consultan a los alumnos, a los conserjes, al puñado de profesores africanos pero no a nosotros que somos los primeros interesados. Los franceses que trabajan en la industria están representados en el Consejo Económico y Social, y nosotros en ninguna parte. Es una discriminación que no acepto para los trabajadores extranjeros en Francia y tampoco aqui.

"El rascacielos administrativo es el gran dormitorio de Dakar. Rara vez voy, porque me hacen perder el tiempo de igual modo que en el consulado francés: siempre hay que volver a la administración a la fuerza. Quizá los únicos que trabajan son los jefes de servicio, todo el resto es una broma de mal gusto. Los senegaleses carecen de sentido del ahorro y no se les puede confiar una caja: lo experimenté en la UPA. Resulta imposible saber a dónde ha ido a parar el dinero: en ocios inverosímiles. Hay escapes en todos los puntos. Tiene un lado bueno: cuando hay una caja todo el mundo se aprovecha, pero eso escapa por completo a nuestra gestión. En su opinión, cuando hay dinero debe ser para todos.

"Entre las principales cualidades de los senegaleses pueden citarse su amabilidad, su sentido de la hospitalidad y de la solidaridad; pero su defecto mayor es la falta de rigor y de disciplina. Su solidaridad, ade- más, tiende al parasitismo y su amabilidad les hace demasiado indul- gentes para con los amigos, los primos, los amigos de los amigos. Tienen también el sentido del ceremonial. de la apariencia. En efecto,

En el original couple domino. paraja de domino. [N. ed. esp.]

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les gustan los buenos trajes, los espléndidos coches; se trata de una actitud muy medieval, que no es especial del África, pero que aquí es más franca, más chocante porque hay una gran desigualdad social. Aquí la palabra es algo desesperante; sobre to2o el placer que obtienen al alardear con frases pomposas. Las decisiones que se toman quedan sólo en palabras. Toman una decisión, por lo tanto consideran que ya todo está resuelto. El verbo posee un poder mágico y frecuentemente dispensa de pasar a la realización de los proyectos.

”Conozco muy poco el arte y la cultura, pero creo que hay elemen- tos muy interesantes en ambos campos. Lo poco que conozco me parece muy interesante, sobre todo escultura y literatura. Hay en ellas una sensibilidad especial que merece un mejor conocimiento.”

Entrevista con E.

La señora E. tiene treinta y dos años; sin profesión. “Vivo en Senegal desde hace catorce años. Vine con mis padres a

los dieciocho años. La vida aquí es más fácil que en París, que es donde yo quisiera vivir. Me encuentro bien en Senegal. No pertenezco a ningún club. No he viajado demasiado por Senegal y no tengo una idea prqcisa sobre sus etnias..”

Habiendo llegado aquí en su juventud, nada la sorprende, nada la exaspera. Se siente perfectamente adaptada. Incluso si las cosas no van muy bien, las dificultades nunca irán demasiado lejos. “No soy muy exigente en cuestiones de detalle. Los senegaleses m e caen bien. Mu- chas de mis ideas proceden del exterior. Creo que hay que ser sincera. Deseo que salgan adelante, pero será difícil. Se necesitarán tres o cua- tro generaciones para que puedan despegar solos; sin ayuda y con un régimen muy fuerte, autoritario, en una palabra, un régimen a lo Mao. No hay que estar siempre diciéndole a la población que no saldrán adelante. Eso es muy malo. Hay que tener confianza en ellos.

“La religión musulmana juega un importante papel. La hospitali- dad, la solidaridad y la amabilidad caracterizan al senegalés.

“Los estudiantes de la universidad son simpáticos, pero fuera de ella no les conozco. No les invito. Vivo en Senegal al margen de los africanos. No hay conflictos entre nosotros; no tengo ningún pro- blema con ellos. Simplemente, no nos frecuentamos. Me gustaría co- nocerles un poco más.

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91 Entrevistas con los franceses

”Descubrí el arte negro antiguo en el Festival Mundial del Arte Negro”. Quedé maravillada, porque no lo conocía en absoluto.

“Conozco muy poco el cine africano e ignoro su literatura.”

* Celebrado en Dakar en 1967. [N. ed. esp.]

7

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Conclusiones

Paz étnica y tensiones raciales en Senegal

Nuestra encuesta confirma la apreciación según la cual las etnias que componen el actual Senegal (principalmente los wolof, sérer, lebu, tucolor, pehl, manding, así como los diola y otros pueblos de la Casa- mance) viven en buena armonía entre ellos.

Sin duda subsiste en las mentalidades algo de los exclusivismos etnocéntricos de antaño; pero este residuo se atempera cada vez más en beneficio del sentimiento nacional senegalés, convertido en el dato psicosocial y político dominante. Por esta razón hablamos de paz ét- nica para caracterizar la situación presente.

Por el contrario, las relaciones entre los senegaleses negro-africa- nos, de un lado, y los elementos marginales de la sociedad (moros. mestizos, caboverdianos y euroafricanos) así como los residentes ex- tranjeros (libaneses, franceses), de otro lado, comportan ciertas tensio- nes. Sin duda tales tensiones no engendran conflictos interraciales ac- tualmente, e incluso podría hablarse de paz interracial en Senegal. Pero esta paz no es de la misma naturaleza que la paz interétnica que acabamos de evocar.

E n el fondo, Senegal no escapa a la situación postcolonial, la suya propia y la de los demás países en vías de desarrollo. Sobre esta base se comprende que los blancos sean percibidos por la masa senegalesa como elementos extranjeros, cuyas actividades, actitudes y destino son inseparables de la antigua potencia colonial. Aquí, el peso de la histo- ria reciente es enorme.

Tanto si los senegaleses consideran necesitar la asistencia técnica de los blancos como si creen poder prescindir de ella, sus relaciones con éstos incluyen un inevitable aspecto de tensión.

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99 Conclusiones

Los libaneses, más próximos a los senegaleses por su conocimiento frecuente del wolof y por pertenecer algunos de ellos a la religión musulmana, no dejan de ser también elementos extranjeros vistos como tales y conscientes de serio.

En cuanto a los moros y a los mestizos su marginaiidad consiste precisamente en una especie de oscilación entre las masas senegalesas y los elementos extranjeros como árabes o europeos. Por ello hay tensiones, si no conflictos, entre estos marginales y la mayoría popular del país.

La competencia comercial que enfrenta 2 los senegaleses con los moros, libaneses y franceses alimenta estas mutuas hostilidades.

Las imágenes etnocéntricas en el marco de la nación senegalesa

Es conveniente distinguir, a pesar de las interferencias. los fenómenos de la vida pública y los de la vida privada. En la vida pública, los senegaleses no están enzarzados .en tensiones Chicas. Como han seña- lado o mostrado algunos de nuestros interlocutores, la religión o las opciones políticas desempeñan, en el Senegal actual, un papel mucho más importante que las diversidades étnicas. En la vida privada, en cambio, se tiene más en cuenta la etnia. A este nivel los estereotipos tradicionales siguen teniendo alguna importancia. El hecho dominante, como lo revela nuestra encuesta, es el apego

sentimental de cada cual a la etnia a la que pertenece. Cuando los wolof hablan de los wolof, cuando los sérer hablan de los sérer. cuando los tucolor hablan de los tucolor, los pintan y se pintan, por esta misma razón, de manera muy favorable. Cada cual presta a su etnia las virtudes de la inteligencia, sentimiento y voluntad.

Así pues persiste cierto etnocentrismo pese a los progresos de la conciencia nacional. A este respecto, los senegaleses no se diferencian de los demás hombres de África, Asia, Europa o América.

Este etnocentrismo es aún más manifiesto cuando nuestros interlo- cutores hablan de las otras etnias. Entonces atestiguan la persistencia de estereotipos de origen muy antiguo.

Entre los wolof los tucolor tienen fama de ser buenos musulmanes aunque, en ocasiones, ladrones, mientras que a los sérer se les consi- dera trabajadores y también astutos, y a los diola se les ve como

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individuos laboriosos pero encerrados en su comunidad. Por añadi- dura, los wolof tienen a las gentes de la familia manding (socé. sara- kolé, etc.) por seres honrados, pero algo retardatarios.

Los mismos wolof. entre los demás, tienen la reputación de estar demasiado atados a intereses materiales, al dinero y, encima, de ser vanidosos y arrogantes. En cambio, las etnias no wolof se perdonan un poco entre si. como si los wolof cristalizaran lo esencial de su agresividad.

Todos estos esterotipos se basan en situaciones antiguas o relativa- mente recientes. Así se opusieron antaño pueblos de agricultores se- dentarios como los wolof y pueblos de ganaderos nómadas como los pehl. La acusación de robo fue naturalmente del sedentario hacia el nómada, que respondió con cierto desprecio.

Progresivamente los wolof fueron apareciendo como ciudadanos aunque sigan siendo mayoritariamente rurales. Pero, para los serer, diola y tucolor, hasta hace poco exclusivamente campesinos, los wolof de San Luis y de Dakar representaban al hombre de ciudad: de ahi la acusación que se les hace de arrogancia y falsedad.

Frente a la situación ciudadana dominante de los wolof, los restan- tes reaccionaron criticándoles y preservándose entre sí. Es digno de setialar que la tradición de parentesco de bromas entre los tucolor y los sérer y entre diola y sérer se traduzca aún por juicios favorables o indulgentes de los unos a los otros. El islam y después la modernización han atenuado las oposiciones

etnicas de antaño. Para los wolof, tucolor y manding, casi todos mu- sulmanes, la unidad religiosa disuelve la disparidad étnica. Se casan elementos de diferentes etnias tanto más fácilmente cuanto el islam las engloba a todas.

La islamización creciente de serer y diola va en el mismo sentido. Los éxitos sociales e intelectuales de miembros de estas dos etnias tienden a disipar el prejuicio de su pretendido atraso.

La pertenencia de cierta cantidad de serer y diola a la religión cristiana y la pervivencia de elementos religiosos tradicionales africa- nos se han hecho mucho más importantes que la pertenencia étnica, en opinión de los wolof musulmanes. Esto no comporta tensión reli- giosa alguna en la vida pública pero, en el plano familiar, frena el aumento de matrimonios interétnicos.

Otro tanto se podria decir de los tucolor, wolof, sérer y manding en cuanto a la persistencia de las castas y los prejuicios que las acompa-

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101 Conclusiones

ñan. Porque las diferencias de castas, aunque ya no tienen mucha importancia en la vida pública, sobre todo en la vida política, mantie- nen todo su valor de exclusión en la vida privada, familiar, impidiendo las uniones matrimoniales de una casta a otra.

En la vida cotidiana, los estereotipos que conservan las etnias de Senegal, las unas respecto a las otras, siguen sirviendo de punto de referencia para las relaciones interpersonales. Pero se utilizan asi- mismo otros puntos de referencia: la religión, la especificación profe- sional, y el carácter particular del individuo. Por otra parte es falso que el hombre africano no exista más que por y en su grupo étnico. por- que la amalgama nacional y la individualización moderna relativizan sin cesar y cada vez más la pertenencia a un grupo. Es como si los senegaleses, conscientes de su comunidad nacional

y del entorno panafricano. disfrutaran enumerando, a veces con hu- mor, sus variedades étnicas originales.

Acusar el pehl de inclinación a robar o al wolof de cierta rapaci- dad, hoy en día ya es una manera de bromear. Los antiguos estereoti- pos son admitidos y rechazados a un mismo tiempo. Más que servirse de ellos en una agresividad colectiva real, se juega con ellos.

Todo permite pensar que el tiempo de los enfrentamientos interét- nicos ya acabó hace bastante tiempo en Senegal.

Tensiones raciales y situación postcolonial

La situación postcolonial se caracteriza, como es sabido, por el hecho de que los pueblos que la viven no son dueños, o todavía no lo bas- tante, de su economía y de diversos aspectos técnicos y culturales de su vida colectiva. Es una situación rica en frustraciones y, en conse- cuencia, de potencialidades agresivas.

En Senegal, por ejemplo, el pequeño comercio se halla, en parte, en manos de los moros, mientras que el comercio medio y grande está ampliamente controlado por franceses y libaneses, que se hacen la competencia entre ellos. Por Último, la asistencia técnica, utilizada por el gobierno, la mantienen en su mayor parte los franceses que, por otra parte, ocupan posiciones de fuerza en las industrias y bancas, a pesar de una penetración reciente de ciertos intereses norteamericanos.

Pese a la tradición africana de hospitalidad y acogida de los senega- leses, se comprende que las aspiraciones a la independencia económica

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crezcan unidas a una hostilidad hacia los marginales o extranjeros que ocupan posiciones tan importantes en el país.

En lo que respecta a los moros, los antagonismos que han enfren- tado a moros y tucolor en Mauritania durante el Último decenio, son bien conocidos por la opinión publica senegalesa. Este conocimiento, unido a las rivalidades comerciales y al sentimiento popular corriente de ser explotados por el tendero moro, comporta un estado real de tensión. Sin duda alguna, no se observan actos de violencia, pero hay que reconocer que los moros de Senegal, incluso cuando poseen la nacionalidad del país, no están integrados o, en todo caso, no lo sufi- cientemente integrados en la comunidad nacional.

A partir de tal situación, los prejuicios surgen en abundancia: los moros tienen reputación de ser sucios, avaros y culpables de enviar sus ganancias a Mauritania.

Sin embargo, es interesante señalar que la antigua acusación de que los moros robaban niños senegaleses para llevarlos a su país como esclavos no. ha sido mencionada por ninguno de nuestros interlocuto- res. Así pues la tensión es menos racial que económica, aunque revista en ocasiones una coloración racial.

Especializados en su mayoría en las funciones comerciales, los liba- neses, algunos de los cuales poseen la nacionalidad senegalesa, son igualmente desechados de la comunidad nacional por muchos de nues- tros interlocutores africanos. Por su parte, los libaneses demasiado a menudo tienen unos prejuicios sobre los africanos que hay que tachar claramente de racistas.Temen la africanización de los cuadros, princi- palmente la de los cuadros comerciales. Niegan a los senegaleses .las aptitudes requeridas para dirigir una empresa industrial o un negocio. Algunos libaneses y algunas libanesas creen incluso experimentar un sentimiento de repulsión -o de falta de atracción- sexual hacia parte- naires africanos o, africanas.

Parece como si los libaneses trataran de participar en la comunidad europea pero al mismo tiempo temiendo ser rechazados.

Entre los mestizos hemos encontrados actitudes comparables, so- bre todo entre los mestizos euroafricanos de origen sanluisiano. Estos Últimos suelen rechazar la manera de vivir, y el modo de ser particular de los africanos. Su drama consiste pues en sentirse blancos sin estar sin embargo nunca seguros de ser aceptados completamente por los medios europeos. Conscientes de esta situación, numerosos senegale- ses africanos condenan a los mestizos.

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103 Conclusiones

También en este caso, aunque no hay conflicto, existe una falta de integración que acusa la marginalidad de los mestizos.

Por Último hay que examinar el caso de los franceses. En su mayo- ría profundamente extraños a la sociedad senegalesa, al margen de la cual viven, estos franceses detentan ante esta sociedad unos estereoti- pos que nuestras encuestas han revelado.

No tienen confianza en el futuro de Senegal ni en las posibilidades de automodernización de los senegaleses. Se declaran “decepcionados” por la evolución del país, como si se hubieran esperado ver a Senegal convertido en una sociedad industrial, cuando Francia, según confe- sión oficial, no espera este objetivo hasta dentro de cien años.

Algunos franceses incluyen en la misma falta de consideración al conjunto de los senegaleses, sin llegar a hacer distinciones entre etnias. Otros oponen a los wolof. acusados de todos los pecados, unos sérer “buenos” y unos diolas también “buenos”, en virtud de un antiguo esquema que data de la epoca colonial y que prefiere los habitantes del campo a los de ciudad y los adeptos a las religiones tradicionales, o los cristianos, a los musulmanes.

Lo más asombroso es que tanto los franceses de apariencia conser- vadora como los que se proclaman revolucionarios, en nuestras entre- vistas, desembocan siempre en idéntico pesimismo acerca del porvenir de Senegal.

Por otra parte es normal que los individuos salidos de la antigua potencia colonial sean, en conjunto, históricamente incapaces de com- prender la trayectoria de los ex-colonizados. En última instancia sus prejuicios proceden de dos ignorancias: la ignorancia de la especifici- dad cultural africana de los senegaleses. debido a un modelo Único de civilización, y la ignorancia de las transformaciones que se están ope- rando actualmente, cambiando a fondo los modos de vida y de pensa- miento de las masas de este país.

En cuanto a los senegaleses, sus actitudes hacia los franceses suelen depender de su filiación religiosa y de su implantación en el país (ciu- dad o campo). Los católicos tienden, por ejemplo, a juzgar que la asistencia técnica y la presencia de los blancos aún serán indispensa- bles durante bastante tiempo, y en cambio los musulmanes desean más a menudo poder prever un término razonable. Además, nuestros interlocutores rurales creen más en el papel benéfico de esta asistencia y presencia mientras que los ciudadanos la contestan con mayor o menor intensidad.

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La sociedad senegalesa en África y en el mundo

La paz étnica, de la que hemos hablado, nos permite decir que en Senegal no hay problemas interétnicos y que es preciso confiar en el futuro de la nación para que refuerce su unidad respetando al mismo tiempo la riqueza lingüística y cultural de las antiguas etnias.

Con todo, hay un problema que merecería un esfuerzo particular por parte de los musulmanes de Senegal, y es el de la persistencia de castas y de prejuicios de castas, que exigiría, a nuestro entender, una acción educativa y crítica apropiada que permitiera superar la situa- ción actual en material matrimonial.

La conciencia nacional senegalesa se abre muy a menudo a pers- pectivas panafricanas. Sentirse senegalés, después de todo, no es más que cierta manera de sentirse africano. Desde este punto de vista, Senegal tiene la suerte de abarcar algunas etnias que desbordan sus fronteras. Los pehl de Senegal están emparentados con todos los pehl del África occidental, los tucolor viven a uno y otro lado de la frontera senegalo-mauritana, los diola y otras etnias casamancesas viven a ambos lados de la frontera que separa Senegal y Guinea Bissau. Los manding de Senegal son los hermanos de los de Malí y Guinea. Por último los wolof no habitan solamente Senegal, sino también Gambia. Así pues, el respeto de las particularidades culturales de las etnias,

en el marco de la sociedad nacional y de su unidad, no es tan sólo un respeto hacia la herencia tradicional sino tambikn una abertura hacia un África más amplia y un acercamiento a la unidad africana. Para mantener y reforzar su paz étnica, creemos que Senegal debe adoptar cierta regionalización interna y externa.

Idéntica regionalización es indispensable con respecto a la integra- ción de los moros. Porque los moros estarán tanto mejor integrados en Senegal, si Senegal y Mauritania forman parte, con Guinea y Malí, de un mismo conjunto económico y político armonioso. En esta vía, los moros de Senegal perderán cada vez más su difícil marginalidad de

Los mestizos liquidarán sus tensiones que les enfrentan con los africanos, participando sin reservas en la vida de la nación senegalesa y haciendo prevalecer su africanidad sobre todas sus demás compo- nentes culturales. Pues hemos podido constatar que algunos mestizos, que tenían consorte africano y que adoptaban costumbres africanas, eran ya totalmente aceptados por la masa de senegaleses.

hoy.

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105 Conclusiones

Los libaneses, tarde o temprano, se verán obligados a africanizarse O a marcharse de Senegal. Seguramente una minoría seguirá la vía de la africanización. La mayoría probablemente abandonará el país pero, mientras tanto, sería deseable que sus actividades comerciales adopta- ran la forma de una verdadera asistencia técnica en este campo. Cuanto más se inviertan y reinviertan capitales libaneses y sus benefi- cios en el país, menos fuerte será la tensión que enfrenta a la comuni- dad libanesa con las masas senegalesas.

En cuanto a los franceses, cuyos residentes no cesan de disminuir desde hace diez años, es evidente que serán invitados a volver a su país. Para evitar que las tensiones entre ellos y los senegaleses degene- ren en conflictos más o menos violentos, es conveniente que la asisten- cia técnica, mejor definida, repartida y mejorada, no venga acompa- ñada de fenómenos de presión o de control que se puedan calificar de neocoloniales. También convendría sin duda que la antigua potencia colonial compartiera con otros estados industriales sus responsabilida- des de asistencia. La diversificación de la ayuda extranjera es condi- ción esencial para liberar a la asistencia técnica de la hipoteca here- dada del régimen colonial. La paz interracial, en el Senegal de mañana, es posible que sólo se alcance a ese precio.

La situación de entrevista en la que hemos colocado a nuestros interlocutores ha intensificado, al menos por un momento, su toma de conciencia de los problemas planteados por las relaciones interétnicas y las relaciones interraciales. Sus respuestas demuestran que en Sene- gal existen actualmente o en potencia, todos los medios para solucio- nar satisfactoriamente estos problemas.

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Segunda parte:

Las relaciones entre grupos étrticos en la República Unida de Tanzania

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Etnicidad y relaciones entre grupos

Yash Ghai

Los conflictos raciales y tribales son una de las constantes de la histo- ria constitucional, política y económica de los países del África orien- tal. Bajo el régimen colonial, los diversos habitantes .del país eran tratados según el grupo o la raza a que pertenecían, de manera que la unidad de organización, de derecho, etc., era el grupo, no el individuo. En tales circunstancias, era inevitable que algunos grupos se vieran atribuir una importancia absolutamente desproporcionada con su nú- mero. Esta situación era incompatible con los imperativos de la inde- pendencia. Para que la dominación colonial se mantenga, no es nece- sario que la población del territorio dominado constituya una nación; a veces incluso hay que impedírselo. Por ello las distinciones raciales y tribales se preservan, e incluso resultan alentadas efectivamente. Se hace difícil alcanzar la independencia en tamañas condiciones. Hay que forjar un sentimiento nacional y poner sordina a las divergencias raciales y tribales. Por difícil que sea esa tarea, hay que añadir otras complicaciones: la sociedad colonial no se basaba Únicamente en dis- tinciones entre grupos; era al mismo tiempo una sociedad en la que imperaba la desigualdad. Tras la independencia no bastaba con olvidar las distinciones raciales para dar neceseariamente nacimiento a una sociedad justa. Y, sin sociedad justa, no es posible obtener verdaderas perspectivas de integración nacional o de estabilidad política. Estable- ciendo la justicia social a partir de un régimen colonial se provocan nuevas tensiones y nuevos descontentos y se corre el riesgo de enaje- narse a sectores enteros de la población. Determinados grupos debe- rían ser despojados de los privilegios de los que gozaron hasta enton-

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109 Yash Ghai. Ernicidad y relacioties entre grupos

ces; puesto que se trata frecuentemente de grupos "minoritarios", el establecimiento de una sociedad'justa puede fácilmente interpretarse como un acto de persecución racial o tribal. Si. por el contrario, no se sigue esta politica aumentan las posibilidades de suscitar la amargura y la decepción que se transformarán en grave amenaza para la armonia entre las razas. En estas condiciones, las tareas que aguardan al go- bierno de un pais africano que haya alcanzado en fecha reciente la independencia son difíciles y delicadas.

En el presente estudio, nos proponemos examinar la manera en que la República Unida de Tanzania se ha enfrentado al problema y cómo se ha esforzado en promover una mayor igualdad racial, elimi- nando las disparidades del pasado sin dar al mismo tiempo nacimiento a un resentimiento racial o al racismo. El estudio se halla dividido en cuatro partes: la primera trata de la situación de los asiáticos, la se- gunda concierne a los europeos, la tercera se refiere a las relaciones intertribales" y la última está consagrada a la situación económica y'a sus repercusiones en las relaciones étnicas.

La situación de los asiáticos en Tanzania

Trataremos de dar en primer lugar una idea de las relaciones étnicas en el Tanganika colonial, con objeto de situar en su perspectiva ade- cuada las medidas tomadas después de la independencia y la evolución que ya entonces se perfiló. Uno de los rasgos más chocantes de la dominación colonial en el África oriental era la compartimentación de la sociedad en tres grupos raciales como mínimo, a la cual habia que añadir la discriminación y segregación económicas así como las socia- les y políticas. Aunque Tanganika escapara a los peores excesos de este sistema merced al régimen de mandato* *, más tarde de la tutela, la sociedad estaba sin embargo organizada conforme a este modelo. Exis-

* El término tribu, o tribal. es usado con mayor frecuencia por los autores dedicados al estudio del África oriental. como se verá a continuación. Desde un punto de vista científico seria preferible el vocablo "etnia", carente de las connotaciones despectivas de tribu: rusos. bretones. polacos o catalanes son. srricfo sensu. etnias. Sin duda una de las razones de la persistencia de la denominación "tribu" se halla en la gran fragmentación social y política de los pueblos de la región oriental cuando la con- quista europea, en contraste con los grandes estados precoloniales del África occi- dental. [N. ed. esp.]

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110 Las relaciones enlre grupos etnicos en la República Unida de Tanzania

tían así, de derecho o de hecho, zonas residenciales distintas para las diversas comunidades, que tenían también sus escuelas, sus hospitales, sus maternidades y sus clubs; en el plano político, la existencia de una representación electoral separada para cada comunidad daba prioridad a los partidos basados en la raza, haciendo inevitable que los intereses raciales se transformasen en asuntos políticos. En el ámbito econó- mico. la compartimentación se hallaba reforzada por: a) una estruc- tura racial de salarios en el sector público y. por imitación. en el sector privado; b) la enajenación de las mejores tierras agrícolas en provecho de los europeos; c) desmesuradas disparidades en la calidad y número de servicios sociales y económicos facilitados por el estado a las dife- rentes razas. Todas estas medidas tenían como resultado el preservar y reforzar la dominación política, económica y social de los europeos en Tanganika. Los asiáticos ocupaban generalmente el espacio intermedio en este sistema, mientras que los africanos quedaban relegados a la zona baja de la escala social. Para la población africana, los británicos habían adoptado el sistema de la administración indirecta”, utili- zando las instituciones tribales existentes y tendiendo así a reforzar el particularismo tribal.

Acto seguido, citaremos algunos hechos que ilustren el funciona- miento del sistema. En 1960-1 96 l, los africanos representaban el 98 % de la población supuesta de Tanganika. El 95 % practicaba una agri- cultura de subsistencia, y el resto (entre 400 O00 y 500 O00 habitantes) podía ser considerado como asalariado (artesanos. técnicos, cuadros). La renta anual media era en ese momento de 106 libras para los africanos, de 586 libras para los asiáticos y de 1550 libras para los europeos (véase Europeans in Tanzania, por G. Grohs). Sólo el 42% de los niños africanos recibían enseñanza primaria mientras que, a su nivel, casi todos los niños asiáticos y europeos se hallaban escolariza- dos. La separación era aún mucho mayor en la enseñadza secundaria

* Mandato y tutela. regimenes de administración colonial, otorgados por la Sociedad de Naciones y ONU respectivamente, sobre los antiguos territorios alemanes (Togo. Camerun. África del Suroeste, Tanganika) a las potencias vencedoras. El sistema era más suave que en las colonias y existía la perspectiva de una futura independencia. [N. ed. esp.] Indirectarnenie. sistema colonial utilizado por Londres, que prefería mantener como intermediarios de su gestión a los antiguos poderes locales. Éstos servian asi de pantalla al gobierno de la colonia y constituían un estrato socjal privilegiado, contra el cual chocaba frontalmente la población. [N. ed. esp.]

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1 1 1 Yash Ghai. Etnicidad y relaciones entre grupos

y superior, en la cual los asiáticos y los demás tanganikeños no africa- nos superaban a los africanos en cifras absolutas.

En el sector comercial, la hegemonía de los inmigrantes resultaba asimismo evidente; mientras que las plantaciones y el comercio de exportación e importación estaban en manos de los europeos, los asiá- ticos tenían un monopolio casi total del comercio al detalle y de los circuitos de distribución.

En la vida política. los africanos ocupaban una posición inferior: fue necesario llegar a 1945 para que un africano alcanzara el Consejo legislativo. En 1954, los británicos adoptaron el principio de la igual- dad racial que, si bien era un progreso con respecto al precedente sistema, andaba lejos de ser democrático, ya que los africanos, que constituían aproximadamente el 98 % de la población, tenían sólo de- recho a un tercio del número total de los representantes. N o es pues sorprendente que, en tales condiciones, el Tanganyika African Natio- nal Union (TANU) fuera primeramente reservado en exclusiva a los africanos. Sólo en 196 1 se abrió a todos (no sin cierta oposición inter- na), después de un período de cooperación con las demás razas.

Ésta era la situación que heredó el gobierno surgido del TANU en la época de la independencia. N o hay que extrañarse de que diversos grupos exigieran medidas radicales tendentes a favorecer a los africa- nos en detrimento de los inmigrantes. El acceso a la independencia no quedó empañado por conflictos raciales graves, pero existía un peligro de racismo desde el momento en que el poder había pasado a manos de los africanos. Esta orientación habría sido contraria a las conviccio- nes y a la lúcida política del T A N . Ambos aspectos del problema quedaron perfectamente esclarecidos en el debate que se desarrolló a propósito de las nuevas disposiciones concernientes a la ciudadanía al llegar la independencia, debate sobre el que insistiremos en el apartado consagrado a los europeos.

Las disposiciones que se referían a la ciudadanía eran decisivas para el futuro de las comunidades inmigrantes y la evolución de las relaciones entre las razas. Bajo el dominio británico la ciudadania tan- ganikefia era inexistente, considerándose a la mayoría de habitantes súbditos o protegidos británicos. $e convertirían todos automática- mente en ciudadanos tanganikeños el día de !a independencia? Los africanos se oponían a que se otorgara automáticamente la ciudadanía a los inmigrantes. ya que dicha medida haría más difícil la política igualitaria y la mejor distribución de la riqueza, al tiempo que gran

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112 Las relaciones entregrupos etnicos en la República Unida de Tanzania

número de inmigrantes no deseaba quizá tener la ciudadanía tangani- keña porque se sentían inseguros con respecto a su futuro en el Tanga- nika independiente y deseaban conservar la tranquilidad que les ofre- cía el pasaporte británico o el indio. Según los términos del compro- miso propuesto por el gobierno y adoptado por el parlamento, algunas categorías de personas, nacidas en Tanganika de padre o madre tam- bién nacido en el país, y que eran súbditos o protegidos británicos cuando la independencia, tendrían acceso automático a la ciudadanía. Esta medida era aplicable a la masa de la población africana y a un importante número de asiáticos. E n cuanto a los demás, se había previsto que la mayoría de ellos podrían optar por la ciudadanía en un plazo de dos años a partir de la independencia, a no ser que fuesen menores, en cuyo caso deberían tomar la decisión al alcanzar la mayo- ría de edad. Así, según la ley, todo inmigrante que lo deseara podía obtener la nacionalidad tanganikeña. Sin embargo no'podía conservar simultáneamente otra nacionalidad. Se quería de este modo asegurar que un ciudadano estuviese verdaderamente al servicio de su país. Los textos sobre la ciudadanía significaban también que el gobierno se hallaba dispuesto a aceptar a los inmigrantes como miembros de pleno derecho de la nueva nación y en su calidad de residentes permanentes en Tanganika. Como ya veremos, un gran número de ellos aceptaron el ofrecimiento que se les hacia. de modo que fue necesaria la puesta a punto de una política de relaciones raciales que reconociera sus dere- chos a vivir en Tanganika en condiciones de equidad e igualdad y que garantizase a la vez que su posición privilegiada, adquirida durante el período colonial, no actuaría como obsíáculo para el triunfo de la política nacionalista y la instauración de una sociedad racialmente justa. E n los tres capítulos siguientes examinaremos cómo esta política fue concebida y aplicada.

Los asiáticos

El término "asiáticos" designa a las personas de origen indio y pakis- taní, que constituyen de hecho las Únicas comunidades importantes procedentes de Asia. Los árabes por lo general han sido objeto de un trato distinto del de indios y pakistanies. Los asiáticos representan hoy apenas el 1 % de la población total, siendo numéricamente unos 90 000.

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Yash Ghai Eiriicidad y relaciones entre grupos

La presencia asiática en el África oriental se remonta a un lejano pasado, aunque, hasta finales del pasado siglo, no hubo otro estableci- miento importante más que el de Zanzíbar, donde los asiáticos desem- peñaron un papel capital. Los primeros contactos entre la India y el África oriental fueron de orden comercial pero en Zanzibar los indios ocuparon algunos cargos de la administración pública y desempeña- ron funciones de consejeros de los sultanes. Su penetración en el inte- rior del continente se realizó tras el reparto de la región entre británi- cos y alemanes en 1885". Los indios, sometidos a su vez al dominio británico, mantenian ya importantes relaciones con la costa del África oriental y los británicos comenzaron a interesarse por esa misma costa, en parte a causa de sus preocupaciones imperiales de la India; de igual modo, los indios han desempeñado un importante papel en la adquisi- ción y administración de las posesiones británicas en el África oriental. Es particularmente conocida su participación en la construcción del ferrocarril de Uganda, a finales del pasado siglo y principios del siglo XX, pero había también entre eilos empleados, contables, carteros y soldados. Fueron igualmente muy activos en el comercio, transpor- tando bienes de consumo hacia puntos lejanos en el interior; sus tien- das se hicieron un elemento obligado del paisaje del este africano. Estimulaban la demanda de bienes de consumo y favorecían los culti- vos de mercado, comparándolos a los campesinos africanos. Fue tam- bién esencial su papel en la introducción de la economía monetaria en el África oriental y en las primeras tentativas africanas de cultivos de exportación.

La penetración india en Tanganika, llamado entonces África orien- tal alemana, fue más lenta haciéndose allí más dificil el reclutar indios, puesto que los británicos vacilaban sobre si dejarles trabajar o no en un país que no estaba sometido a su propia autoridad. La inmigración india, sin embargo, se desarrolló regularmente debido a la proximidad de Zanzibar, sede de los primeros establecimientos, y también porque la inmigración voluntaria y privada no se encontraba prohibida por los reglamentos británicos a la vez que los alemanes empezaron a ver con agrado cualquier tipo de inmigración, viniese de donde viniese. Los alemanes eran favorables a la inmigración india porque veían en

* E n la Conferencia de Berlin. 14 estados europeos establecieron, a grandes trazos. el reparto colonial de África. Empezó entonces la penetración militar efectiva, desde las posiciones costeras hacia el interior. [N. ed. esp.]

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114 Las relaciones entre grupos einicos err la República Unida de Tanzania

ella esencialmente un medio de estimular el comercio; los indios com- prarían productos locales, impulsando así el desarrollo de la agricul- tura, y venderían bienes de consumo baratos, “garantizando los enla- ces comerciales entre el ferrocarril y los poblados”; servirían de “inter- mediarios comerciales entre las compañías europeas y las indígenas”; por último, proporcionarían mano de obra cualificada y semicualifi- cada poco costosa. Estimulada de este modo, la inmigración india progresó: el territorio contaba con unos 3000 indios en 1900, 6723 en 1910 y 9000 en 1918.

La población asiática, particularmente numerosa en la región oriental, está repartida por las diversas regiones del país. Se encuentra establecida en su mayoría en las ciudades, contando por sí sola Dar es Salaam más de 28 O00 asiáticos. Los demás grandes centros son Tanga, Mwanza, Moshi y Arusha, pero hay también que señalar las importantes colonias de Tabora, Mbeya, Iringa, Dodoma y Lindi. La comunidad asiática se divide en dos grupos religiosos principales, los hindúes y los musulmanes, repartidos casi por igual; hay que añadir las comunidades más restringidas de sikhs. parsis y cristianos. La ma- yoría de los musulmanes son ismaelitas, cuyo grupo constituye la comunidad asiática más importante de Tanzania. Los asiáticos se divi- den además en dos grupos lingüísticos; el grupo pundjabí y el grupo gujarati. incluyendo éste último a los individuos que hablan el dialecto kutchi. No disponemos de estadísticas precisas pero se puede calcular que los gujarati son algo más del 80% de la comunidad. El éxito de los indios suscitó la oposición de los colonos alemanes,

que deseaban apoderarse del comercio; estos colonos presionaron a la administración alemana para que impusiera restricciones a la actividad de los indios y a su futura inmigración. La administración resistió al principio a estas exigencias pero terminó por ceder y reguló la inmi- gración en 19 12. Mucho antes de esa fecha, los indios habían alcan- zado los más lejanos límites de la colonia y fundado establecimientos en Tabora, Iringa y Mwanza.

La influencia india pareció aumentar cuando el Reino Unido se vio confiar el mandato sobre el territorio y hubo conversaciones en favor de una eventual administración del mandato a cargo del gobierno indio. Estas conversaciones no dieron resultado, pero los indios obtu- vieron la seguridad de que ninguna restricción les sería aplicada y la inmigración india fue autorizada de nuevo. Tan sólo fue en 1946 cuando esta inmigración fue objeto de nuevas restricciones, pero en

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115 Yash Ghai. Etnicidad y relaciones entre grupos

esta época había ya cerca de 45 O00 indios por todo el país. Después de esa fecha no ha habido otra inmigración importante y. si la población india es en la actualidad más numerosa, esto se debe principalmente a su crecimiento natural.

Los indios comenzaron trabajando en el comercio y en la adminis- tración. Todavía era así en 193 1, pero una diversificación progresiva se perfilaba al estar algunos indios en condiciones de invertir sus eco- nomías y sus beneficios comerciales en plantaciones y en transfor- marse con el tiempo en propietarios de plantaciones de yute. Por otra parte, cada vez más se dedicaban a los estudios, y jóvenes indios tenían acceso a las carreras liberales como médicos, abogados e ingenieros. Otros se orientaban hacia la industria. De este modo, al alba de la independencia, apenas había algún gran sector de actividad. con ex- cepción de la agricultura, donde los asiáticos no desempeñaran un papel importante.. A pesar de encontrar una mayoría de asiáticos en las profesiones liberales, sus actividades principales seguían siendo el co- mercio y la administración, y era en esos campos donde más contri- buian al servicio del país. Abrían el acceso a regiones lejanas, introdu- cían en ellas productos modernos, estimulando de este modo en el africano el deseo de una renta monetaria; el mismo africano a quien, a su vez, compraban los productos para revenderlos en la capital o en el extranjero. Es innegable que los asiáticos obtuvieron estos resultados gracias a su trabajo y a la sencillez de su existencia. No obstante, desde hace algún tiempo, se hace patente que, incluso si sigue siendo útil en su papel de comerciante rural, el asiático puede aportar con toda evi- dencia una preciosa contribución en los niveles de calificación medios y superiores. Su competencia en las áreas de las profesiones liberales y comerciales puede explotarse en provecho de la actividad creciente del estado, pero su imagen como tendero se mantiene viva.

Así estaba la situación cuando los asiáticos entraron en la era de la independencia. Los dirigentes politicos de origen asiático habían apo- yado el movimiento por la independencia y su partido, el Asian Asso- ciation había concluido una alianza con el TANU, pero en realidad la mayoría de los asiáticos contemplaban el futuro con desconfianza. El régimen colonial había impuesto cierto número de restricciones a su actividad, pero eran relativamente libres para dedic.arse al comercio o ejercer las profesiones liberales y en ambos campos habían destacado brillantemente. Por otra parte, para muchos asiáticos, el orden público estaba asociado a la administración británica y temían que &e se

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hundiera con su marcha. También temían por sus bienes. Estas aprehensiones, pese a que el movimiento nacionalista africano se mos- traba entonces relativamente "moderado", son sintomaticas de las rela- ciones que existían entre asiáticos y africanos. los asiáticos no eran populares en el África oriental. Los tenderos y los comerciantes eran acusados de explotar al cliente y de practicar una politica de precios demasiado elevados; además, los asiáticos producían irritación con su comportamiento social. Los contactos entre los asiáticos y los africa- nos eran escasos, sus relaciones se limitaban en la mayoría de ocasio- nes a las del comerciante con el cliente o las del dueño con el servidor; ni unos ni otros buscaban inspirar sentimientos de comprensión, y esta actitud se veía agravada por el esnobismo de los asiáticos, cuya tendencia era considerar a los africanos como seres inferiores. La ma- yoría de sus religiones no invitaban al proselitismo, de manera que incluso la religión llegaba a ser un factor de aislamiento y de exclusi- vismo, y en consecuencia, de sospecha. Además, los africanos conside- raban que los asiáticos no apoyaban lo bastante al movimiento nacio- nalista y les consideraban colaboradores de los imperiaiistas.

Con la independencia, ciertas personas y ciertas organizaciones reclamaron una africanización acelerada. Los sindicatos, particular- mente, deseaban una africanización total de los empleos y organizacio- nes y la substitución de los comerciantes asiáticos por comerciantes africanos. El gobierno, pese a declararse en favor de una política no racista, estaba convencido de que había que tomar medidas especiales para hacer desaparecer las barreras que hasta entonces habían pade- cido los africanos, incluso si ello implicaba cierta discriminación tem- poral en favor suyo. En conjunto, pudo realizar acertadamente su política de relaciones raciales. Siendo el TANU. de hecho si no de derecho, el único partido político, su tarea resultó facilitada, pues no era fácil explotar politicamente las divisiones raciales. El segundo as- pecto de la política del país era el socialismo tanzano, el cual impedía realizar la sustitución de los hombres de negocios asiáticos por los africanos como un punto decisivo del programa político.

Medidas tomadas por el gobierno

El gobierno adoptó un amplio abanico de medidas para hacer desapa- recer las desigualdades existentes. La más importante de ellas puede

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que fuera la africanización del sector público, que será objeto de un estudio detallado en el apartado sobre los europeos. Los asiáticos resul- taban también tocados por esta medida, pero quienes tenían ya un empleo y habían obtenido la nacionalidad tanzana podían conservar su plaza. Estaba claro para todos que se trataba de una solución provi- sional, al ser el objetivo general el poner en pie un cuerpo de funciona- rios nacionales. Aunque tales medidas se tradujeron en el nombra- miento y promoción acelerados de africanos en detrimento de asiati- COS. el presidente estimó a principios de 1964 que el anterior desequili- brio había sido sensiblemente corregido y puso fin al proceso. Difícil sería decir cuántos asiáticos trabajan en el sector público, puesto que las estadísticas ya no se basan en la raza sino en la nacionalidad. Todavía hay un sector de asiáticos no nacionales que ocupan cargos en este sector. El otro ámbito importante al cual se dedicó el gobierno fue el de la

enseñanza. Ya hemos señalado la posición privilegiada de los asiáticos. Conviene sin embargo hacer notar que dicha situación no se debía integralmente a la política del gobierno, puesto que la enseñanza dada a los asiáticos se financiaba en buena medida por su propia comuni- dad; hay que mencionar en particular el papel jugado en este aspecto por las escuelas ismaelitas, operando incluso en las más pequeñas ciudades de todas las regiones del país. En un principio, la mayoría de estas escuelas comunitarias se hallaban reservadas a los miembros del grupo pero, en el curso del decenio 1950-1960, se abrieron a todos, conservando sin embargo un carácter comunitario durante varios años. Así, en 1959, entre los 7000 alumnos de las escuelas ismaelitas. que habían sido abiertas tres años antes, había un 35 % de asiáticos no ismaelitas, y tan sólo un 1 O % de africanos. No obstante, la situación evolucionó rápidamente y hoy los alumnos africanos son los más numerosos en todas las escuelas. El sistema de enseñanza poseía el doble defecto de favorecer a los

inmigrantes y de basarse en la segregación, de tal manera que no sólo las escuelas comunitarias. sino también las escuelas públicas eran uni- rraciales. El gobierno había abordado este doble inconveniente, apli- cando una política de integración escolar, haciendo que cada escuela estuviera abierta a todos. El desequilibrio racial se corregía mediante un sistema de contingentes que aseguraban un porcentaje elevado de plazas a los niños africanos en todas las escuelas. Los establecimientos que recibían ayuda estatal fueron colocados bajo la autori4ad del Mi-

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118 Las relaciones entre grupos étnicos en la República Unida de Taniania

nisterio de Educación para facilitar la aplicación de la política del gobierno. Recientemente, el parlamento ha autorizado al gobierno a tomar a su cargo todas las escuelas del país, debido a la importancia de la enseñanza en el desarrollo de la nación y en la formación del carác- ter y la mentalidad de los niños. Cabe esperar que la integración esco- lar facilite la comprensión entre las razas y desarrolle el sentimiento de pertenecer a una misma nación. Para la población de origen asiático, la integración hace más difícil su acceso a las escuelas secundarias, en las cuales los niños ya no tienen seguridad de obtener una plaza. La comunidad asiática intenta remediarlo en cierto modo con la creación de escuelas privadas y enviando a sus hijos al extranjero.

Parece legítimo mencionar el problema lingüístico al hablar de la enseñanza. Poniendo cada vez más el acento en el swahili como len- gua nacional, se espera facilitar la integración nacional y, hoy, todas las escuelas lo enseñan; además es la lengua de enseñanza en las escue- las primarias antes de serio ulteriormente en las secundarias cuando sea posible. El impulso oficial dado al movimiento cooperativo es otro factor

importante en la política gubernamental y sus repercusiones afectan a los asiáticos. Ya hemos visto que una de las primeras actividades de éstos Últimos ha consistido en comprar productos africanos y en re- venderlos. De este modo aparecían como intermediarios inútiles y ha parecido que los cultivadores habían de tener un lógico interés en que el comercio esté en manos de una cooperativa de la cual fuesen ellos mismos miembros. Las compras efectuadas por vías distintas que las de las cooperativas o las oficinas de comercialización fueron, pues, declaradas ilegales. Esta medida ha tenido importantes repercusiones en los comerciantes asiáticos, agotando así una de sus principales fuen- tes de ingresos e impulsándoles a orientarse de preferencia hacia el comercio al por menor.

Mencionaremos brevemente otros diversos factores. Al producirse la independencia, Radio Tanzania difundía una emisión especial en hindi; dado que no existía emisión alguna en lengua tribal. era difícil justificar el mantenimiento del programa hindi y éste fue suprimido. En segundo lugar, el gobierno creó un servicio nacional que al finali- zar hace que íos reclutas vivan en campos alrededor de cinco meses de su período de dos años. El servicio es facultativo para algunos grupos y obligatorio para otros. Era poco probable que gran número de asiáti- cos se ofrecieran voluntarios, pero para cierto número de ellos es

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119 Y ash Ghai Etnicidad y relaciones entre grupos

obligatorio y cumplen su tiempo de servicio. No sólo el hecho de servir a la nación ha contribuido a enaltecer la imagen de su comuni- dad, sino que la experiencia adquirida por jóvenes de razas diversas, que viven en contacto unos con otros alrededor de cinco meses y ocupados en tareas de edificación nacional, no hace otra cosa que aumentar la comprensión entre las razas y suscitar un espíritu de camaradería que trasciende las diferencias raciales. El gobierno, si- guiendo una política análoga, ha desalentado la continuidad de clubs cerrados, aunque sin prohibirlos totalmente. Todos los clubs son ac- tualmente accesibles para quien desee adherirse, pero no parece que haya habido hasta ahora demasiadas mezclas. Mencionaremos final- mente la intransigencia gubernamental hacia toda manifestación de arrogancia racial. El gobierno no ha vacilado en usar sus poderes de deportación cuando ha considerado que ciertos individuos se libraban a actos racistas. Es innegable que esta actitud ha tenido el efecto de moderar el comportamiento y las declaraciones públicas, pero eviden- temente no cabe esperar que modifique los sentimientos. Los inmi- grantes se han sentido a veces irritados, ya que tenían tendencia a considerar la deportación de un miembro de su comunidad, fuere cual fuere la razón, como una amenaza colectiva. Generalmente olvidan que, por su parte, el gobierno sanciona a aquellos de sus miembros que, con sus palabras, se entregan a ataques raciales.

El futuro

Resulta difícil evaluar en la actualidad el éxito de la política guberna- mental. Al extranjero que vive circunstancialmente en Tanzania, las relaciones raciales le parecen un modelo de armonía; apenas hay ten- sión y las distintas razas viven en paz y cooperación. Pero saber si ello indica una real integración, es otro asunto. En lo concerniente a los asiáticos, buena cantidad de ellos han optado por Tanzania, con el deseo de permanecer en ella. Éste es un factor nada despreciable. Hay otros, no obstante, que han juzgado que carecen de verdadero futuro en el país y que, en consecuencia, no han adoptado la nacionalidad tanzana. La distinción entre nacionales y no nacionales es importante, ya que el primer grupo considera que vive y trabaja en el pais, mien- tras que el segundo piensa que su situación es la residencia temporal, para abandonarlo cuando el gobierno lo pida o cuando las perspecti-

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120 Las relaciones mire grupos érnicos en la República Unida de Tanzania

vas parezcan más atractivas en otro sitio. Aquí nos interesamos esen- cialmente por los nacionales, por más que la presencia de los asíaticos no nacionales no deje de complicar la situación de los primeros.

Gran cantidad de asiáticos se han hecho ciudadanos tanzanos. N o resulta fácil indicar la cifra exacta pero, en 1967, mas de 26 O00 asiáti- cos habían optado por la nacionalidad tanzana mientras que las peti- ciones de otro número indeterminado aún no habían sido examinadas. Esta indicación es, además, incompleta puesto que un mayor número de asiáticos se convirtieron en tanzanos por el mecanismo automático de la ley, pero este número es difícil de verificar. Sin duda más de la mitad de los asiáticos son nacionales. pero es entre ciertos grupos donde se da un porcentaje más a!to. Los ismaelitas, por ejemplo, que fueron invitados por su jefe, el Aga Khan, a identificarse plenamente con el país, han optado en su mayoría (90 % según las estimaciones o- ficiosas) por la nacionalidad tanzana. Aunque es posible que algunos de quienes hicieron esta elección abandonen el país en un momento dado, no deja de ser menos cierto que quienes actualmente tienen la intención de emigrar son poco numerosos. Han empezado pues a to- mar las medidas que juzgan necesarias para vivir en el país. Es dudoso que sean las suficientes e incluso que sean tomadas con demasiado entusiasmo.

Las instituciones comunitarias han abierto escuelas, maternidades, hospitales, clubs, pero su integración es prácticamente nula. En cual- quier caso no han logrado renovación alguna de los contactos sociales y la culpa debe repartirse por igual entre africanos y asiáticos. ya que los primeros apenas han mostrado voluntad en las relaciones sociales interraciales. Es de suponer que con el tiempo la integración progre- sará, puesto que las escuelas comunes, la universidad, el servicio na- cional, etc., tendrán sin duda su influencia. Se puede constatar que los asiáticos hacen menos gala de su antigua arrogancia y aceptan la dominación política de los africanos.

En política, los asiáticos han tratado de integrarse en el TANU, pero se han mantenido alejados de las cuestiones internas. Algunos se han inscrito en el partido y, en las zonas rurales, ejercen cargos de responsabilidad. Pero nos permitimos dudar, a pesar de eso, de que algún joven asiático tenga intención firme de realizar una carrera polí- tica. Los hombres políticos asiáticos que se conocen en el plano nacio- nal son los que abrazaron la causa africana antes de la independencia y cuyos méritos están en consecuencia por encima de cualquier repro-

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121 Yash Ghai Emicidad .v relaciones enlre grupos

che. Es evidente que las últimas elecciones generales de 1965 demos- traron que el electorado estaba menos influido por consideraciones raciales de lo que hubiera podido suponerse; tres asiáticos y un euro- peo batieron a sus rivales africanos en circunscripciones de gran ma- yoría africana. Pero, en el futuro, es presumible que el compromiso político de los asiáticos sea bastante superficial. Poniendo cada vez más el acento en la ética socialista, el partido corre el riesgo de enajenarse a numerosos miembros asiáticos, o al menos de desalentar sus ambicio- nes políticas, por más que su grupo no sea el único afectado.

Desde el punto de vista económico, los cambios han sido menores de lo que se podía esperar hace algunos años. Pese a que la State Trading Corporation garantiza actualmente la importación de un nú- mero cada vez mayor de artículos, gran parte de los circuitos de distri- bución siguen aún en manos asiáticas, y lo mismo ocurre con la ma- yor parte del comercio al por menor. Basta con desplazarse a una ciudad del interior para constatar que las actividades comerciales ape- nas son distintas de lo que eran antes de la independencia. Sea como sea, se estima que la participación asiática en el comercio debe tocar fin tarde o temprano, y que es prudente orientarse hacia otros sectores. Se ha mencionado la agricultura como posible salida. Quedan aún vastas superficies de tierra, por más que no todas sean de excelente calidad, y el gobierno ha concedido gran importancia al desarrollo rural. Se constata ya un ligero movimiento de los asiáticos hacia la tierra, en un primer momento para complementar la actividad comer- cial. Habrá que ver si la agricultura les ofrecerá una salida real. Mien- tras tanto, sus competencias como ingenieros, médicos, juristas, conta- bles y empleados son muy solicitadas en los sectores público y pri- vado.

La experiencia de Tanzania ilustra las dificultades suscitadas por la discriminación y los prejuicios raciales. El sistema político del país es capaz de frenar los excesos de la propaganda racista, pero la hostilidad racial permanece y brota cuando africanos y asiáticos dan una inter- pretación racial a importantes medidas tomadas por el gobierno.

Podemos afirmar en conclusión que, si bien se han realizado gran- des progresos en las relaciones raciales, el problema planteado por los asiáticos está archivado, pero no resuelto. LA declaración de Arusha, en espíritu, plantea la cuestión en primer plano: ¿cómo deben inte- grarse los asiiticos en una Tanzania socialista? Ni el ritmo ni la orien- tación de la integración han sido claramente establecidos. El estilo de

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vida anterior a la independencia no se ha modificado profundamente. La actividad económica es bastante regular y pocas tensiones reales han salido a la luz del día en la sociedad. Quizá se necesiten más “cri- sis” y tensiones para que el lugar de los asiáticos quede definido con mayor claridad.

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Las relaciones tribales Paul Puritt

En el presente apartado tratamos de responder a un complejo abanico de preguntas que revisten gran importancia para la comprensión de numerosos aspectos de las relaciones entre personas y entre grupos en la moderna Tanzania. ¿Qué encubre el término “tribu”? ¿Cuál era la naturaleza de las relaciones tribales en la epoca precolonial? ¿Cómo evolucionaron esas relaciones durante el periodo colonial? ¿En qué medida las relaciones tribales modernas desempeñan un papel impor- tante en la inmensa tarea de reconstrucción social, política y econó- mica de Tanzania. después de la independencia y después de Arusha”?

La mayoría de los autores que han abordado las relaciones sociales en África han usado y abusado de la palabra “tribu”. Una excesiva cantidad de libros y artículos sobre Tanzania empiezan con un párrafo en el que casi invariablemente puede leerse que hay en el país unas ciento veinte tribus. ¿Cuál es su significado? ¿Habrá que considerar que hay ciento veinte entidades culturales, grupos lingüisticos. socie- dades políticamente autónomas, agrupamientos regionales de pueblos diferenciados? En su introducción a Tradition and transition in East Africa, P.H. Gulliver hace el primer esfuerzo significativo para diluci- dar la cuestión de la “tribu” en Tanzania y en los países de la región. Más adelante analizaremos la definición de Gulliver sobre la tribu. Pero debemos empezar examinando el error tan frecuente de que los

* En 1967. Nyerere hizo su célebre Declaración de Arusha. en la cual realizaba un serio balance autocritico de las deficiencias del sistema tanzano. anunciando un esfuerzo económico en base al desarrollo de los pueblos ujumaa, o de socialismo africano. [N. ed. esp.]

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grupos tribales de Tanzania y otras zonas existen desde un lejano pasado en la forma en que hoy les encontramos y fueron siempre en la historia agrupaciones estáticas.

Hoy sabemos, según trabajos de muy reciente realización, particu- larmente en Tanzania, gracias a historiadores de la tradición oral y a los arqueólogos, que siempre hubo formación. integración y disgrega- ción de unidades tribales. Debemos esforzarnos en imaginar a indivi- duos y grupos de individuos en desplazamiento por causas diversas, uniéndose e incorporándose a otros grupos existentes y formando de cuando en cuando nuevos grupos. En la epoca precolonial, las relacio- nes tribales eran extraordinariamente movedizas. Fue el colonialismo el que hizo surgir la imagen de unas tribus estáticas, quien trazó fron- teras rígidas y paralizó el movimiento interminable de los pueblos, y todo ello por causas políticas y económicas perfectamente claras.

¿Qué es una tribu?

Gulliver define asi la tribu: "cualquier grupo humano que se distingue, ante los ojos de sus propios miembros y de los individuos que le son extraños, por criterios culturales y regionales". A esta definición debe- mos añadir Únicamente una dimensión temporal, puesto que, tal como lo hemos dicho, la composición y el emplazamiento de dichos grupos discontinuos no cesan de modificarse con el tiempo. Gulliver hace observar que "las listas de tribus establecidas a finales del período colonial son arbitrarias en numerosos aspectos. Son fruto de ideas europeas preconcebidas y de imperativos políticos a la par que el resul- tado de la evolución de los intereses y de las actividades de los pueblos africanos". Se hace evidente, en estas condiciones, que afirmar que Tanzania se compone de ciento veinte tribus distintas significa decir muy poco acerca de las realidades de Tanzania en un momento dado, salvo quizás, en cierta medida, a finales del periodo colonial. Para Gulliver. "es pues del todo erróneo decir que la distinción empírica de tribu a tribu es diáfana y sin ambigüedad. Nada permite afirmar que buscando bien y con la mayor atención nos sea posible determinar los límites precisos de cada tribu, en el ámbito cultural y territorial. Ni en la-actualidad, ni en ningún momento conocido del pasado, las tribus y la estructura tribal han cristalizado de modo permanente.

El empleo del término "tribu" sigue siendo, no obstante, legitimo.

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125 Paul Puritt. Las relaciones iribales

En Última instancia remite a determinadas realidades de Tanzania y de otras partes de África. La mayoría de los tanzanos considera hoy que pertenece a una tribu al mismo tiempo que a una nación moderna. Pero no debemos olvidar la naturaleza cambiante de estos grupos, ni el hecho de que los grupos mismos y la palabra que los designa hayan sido utilizados por diferentes personas en diversos momentos y con fines determinados: en primer lugar por los mismos interesados en la epoca precolonial. para designar unidades de cooperación cultural y regional; luego por los colonialistas y los misioneros a fin de favorecer su política; más tarde por los dirigentes nacionalistas para asentar su poder político sobre una base nacional; por Último, tras la independen- cia, por los dirigentes políticos, que veían en ellos entidades que había que combatir para forjar la unidad y la identidad requeridas en toda nación moderna".

Las relaciones tribaies precoloniaies

La mayoría de las monografías y artículos de antropología sobre Tan- zania dan algunos ejemplos sobre la complejidad de las relaciones tribales antes de la colonización. Mencionan con frecuencia las migra- ciones, la guerra, los matrimonios entre grupos, la adopción, la frag- mentación y la incorporación. Por no citar más que un ejemplo, Mar- guerite Jellicoe, en The Turu Resistance Movement (TNR. n.' 70. 1969) escribe:

"Históricamente, los turu son un conjunto de pueblos fragmenta- dos, llegados de diversas partes del África oriental, en especial del suroeste. El tipo de migración de los grupos desperdigados tras su llegada a la meseta Turu y a la región vecina, explica en parte los lazos históricos entre los turu y todos los pueblos que son inmediatamente adyacentes a ellos. Con los iramba y, muy particularmente, los isanzu. sus inmediatos vecinos del norte, tienen en común algunos nombres

' El concepto de nación, y el de nacionalismo, tiene en África un contenido anticolo- nialista poco identificable a la idea liberal europea de nación, pues es el resultado de un proceso distinto. Conciencia etnica, nacional-estatal y panafricana son los tres niveles del proceso integrador del África negra. Por desgracia. algunos gobiernos estimulan únicamente el segundo nivel en un intento de usar el nacionalismo de estado contra los paises vecinos. afianzándose en el poder en base a un discurso excluyente. [N. ed. esp.]

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clánicos, y sus lenguas están estrechamente emparentadas; los mbugwe, al sur del lago Manyara son considerados parientes lejanos de los turu, compartiendo con éstos orígenes comunes. Si bien hubo relaciones de tipo guerrero con los nómadas barabaig, grupo tatog del noreste, hubo también numerosos intercambios matrimoniales. Las relaciones de los turu con los restantes grupos tatog del oeste y del noroeste son más misteriosas. Ha habido recientemente bodas entre estos grupos y migraciones de una y otra parte, pero resulta igual- mente posible que los inmigrantes de lengua bantú, cuyos descendien- tes parecen constituir ahora la masa de la población turu, se hayan injertado en una población más antigua de la cual los tatog sólo serian su vestigio. Con los sandawe parece haber habido numerosos inter- cambios de esposas asi como migraciones de hombres de una zona a otra, mientras que, en el sur del país turu, hay linajes de origen gogo y nyamwezi, dando la impresión estos últimos de ser con frecuencia de origen kimbu.”

Casi todas las sociedades tribales que se pueden actualmente identi- ficar en Tanzania ofrecerían otros tantos ejemplos de semejante com- plejidad. Los chagga comprenden, se dice, diecisiete grupos tribales distintos; los 35 clanes meru tienen más de diez puntos de origen en el África oriental; los masai pertenecen a diez tribus distintas por lo menos; los pare son de hecho una agrupación compuesta por vasu y gweno; los arusha, que cuentan hoy con más de 90 O00 individuos, forman apenas sociedad tribal desde hace ciento cincuenta años y alrededor del 40% de ellos pueden situar a sus antepasados en otro grupo tribal, y así indefinidamente.

Esta tesis ha sido presentada con gran fuerza por J. E. G. Sutton en A Histos, of Tanzania. publicada bajo la dirección de I.N. Kimambo y A.J. Temu (1969):

“Un mapa representando a Tanzania hace cien años mencionaría un sinnúmero de tribus y unidades politicas diferenciadas. Algunas de éstas eran estados democráticos complejos, otras pequeñas jefaturas o bien se hallaban integradas en grandes reinos centralizados. No debe- mos considerar a estas tribus y unidades diversas aisladamente o como compartimientos estancos cada uno con su historia remontando a un antepasado tribal y a un Único lugar de origen. Los estudios tribalistas de este tipo son vanos y antihistóricos. Además, las tribus no eran ni estáticas ni inmutables, en oposición a la descripción que frecuente- mente se ha hecho. Todas las tribus evolucionaban e incidian unas

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sobre las otras. Los contactos, pacíficos y guerreros, con los vecinos, el comercio con las regiones próximas y lejanas. la expansión y la emi- gración en busca de nuevas tierras, todo ello condujo a la mezcla y a la asimilación de pueblos y tribus, de culturas e ideas. Se constituyeron así tribus, transformadas y fragmentadas, pero la población prosiguió su camino." (P. 1-2.)

I.N. Kimambo da un ejemplo de este fenómeno en una zona del país:

"La historia del noreste de Tanzania. entre los siglos XVI y XVII, es la de los movimientos constantes de población de inmigrantes. de la expansión de las sociedades ya establecidas en la región y. sobre todo, de reformas revolucionarias que transformaron la estructura política anterior." (P. 30.)

Aparte de la diversidad en los orígenes, la complejidad de las mi- graciones, los reagrupamientos políticos, culturales y lingüísticos en el interior de las diversas sociedades tribales mismas, fuerzas exteriores vienen aún a complicar la situación. Resulta imposible aislar las rela- ciones tribales de todo contexto, como si estuvieran únicamente deter- minadas por las tribus de Tanzania. Desde los más antiguos tiempos, y en particular en el siglo XIX, estas relaciones se han visto seriamente afectadas por las presiones externas. Andrew Roberts escribe en A History of Tanzania:

". . .Tanzania se halló estrechamente unida al mundo exterior du- rante el siglo XIX, sobre todo como consecuencia de la extensión del comercio de marfil y de esclavos (p. 58). Para el historiador. sin em- bargo, puede que sea más importante señalar que fue un tiempo de integración y no sólo de disgregación. Los horizontes y las ambiciones de la población se extendían con rapidez; los habitantes se acostumbra- ban, de modo harto doloroso, a vivir conjuntamente en unidades más extensas, obteniendo un más amplio acceso a los recursos materiales e intelectuales del mundo exterior. Fue además durante este período cuando el swahili comenzó a hablarse en el interior, cuando las pobla- ciones de las zonas alejadas de la costa comenzaron a descender para trabajar en el litoral, y cuando los bienes importados de ultramar empezaron a circular en el interior. Con mucha mayor claridad que otros paises africanos, la actual Tanzania comenzó a tomar forma en el siglo XIX. y ello no se debió Unicamente a la irradiación de las in- fluencias costeras; debe explicarse también por el hecho de que una gran parte del país se había visto llamada a buscar nuevas formas de

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128 Las relaciones entre grupos etnicos en la República Unida de Tanzania

organización política, adaptadas a un mundo de horizontes cada vez más vastos.” (P. 84.)

Las relaciones tribales durante el perlodo colonial

Guliiver escribe que “en el siglo XIX. los exploradores, los misioneros, los oficiales, los primeros administradores, utilizaban ia palabra ‘tribu’ de una manera general para designar a los grupos humanos diferencia- dos que identificaban por su nombre, su cultura y, si era el caso, por su autonomía política”. No obstante, no cree que esta práctica formase parte de una poiitica deliberadamente tendente a “dividir para reinar”. Puede que la mayoría de los oficiales coloniales hallasen simplemente más eficaz o más sencilla la relación con lo que ellos consideraban unidades tribales distintas. Algunos funcionarios estimaban quizá que contribuían así a preservar ciertos aspectos históricamente legítimos de la cultura africana. Pero un simple’ vistazo echado con rapidez a las repercusiones generales de la administración colonial, directa e indi- recta, sólo puede conducirnosa dudar seriamente del carácter fortuito de dichas provincias. Gulliver admite que “una de las principales ame- nazas que pesa sobre la unidad del estado-nación moderno es la exis- tencia y pujanza de las tribus, del particularismo, de sus lazos de fidelidad y alianza, y de la discriminación fundada en la tribu.” Ésos eran precisamente los efectos de la política colonial. A partir de una situación precolonial fluida, caracterizada por una compleja red de interrelaciones, los colonialistas pusieron en pie y administraron agru- paciones compartimentadas de población, adoptando muy frecuente- mente las visiones culturales y regionales que existían, pero también con igual frecuencia sin tenerlas en cuenta. El establecimiento de las “autoridades indígenas” fue la principal razón de la falta de resistencia unificada al dominio colonial y siguen siendo incluso hoy serios obs- táculos para la unidad nacional.

John Iliffe. en A hisrory of Tanzania, señala todavía otro aspecto de las consecuencias de esta política:

“...Entre 1920 y 1930, el gobierno británico reorganizó el sistema de-administración tribal en todo Tanaganika. La política de ‘adminis- tración indirecta’ había sido concebida para restablecer en la medida de lo posible las instituciones tribales tales como existían antes de la invasión europea, para luego adaptarlas progresivamente a los nuevos

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imperativos del dominio colonial. Al principio, la mayoría de los tan- zanos parecen haber acogido favorablemente esta política, que solía concederles una autonomía local más sistemática que la de la adminis- tración alemana, pero poco a poco el sistema provocó graves tensiones sociales. Una de las razones fue que al escoger a los dirigentes tribales entre las familias ‘legítimas’, los británicos creaban en cada tribu un núcleo que gozaba del favor oficial. Este grupo adquiría por lo general una parte cada vez mayor de las ventajas que se obtenían con la mejora de la situación.” (P. 136-137.)

En consecuencia, no sólo la política colonialista de “administración indirecta” tendía deliberadamente a “dividir para reinar”, bloqueando las estructuras tribales existentes y separando a las tribus de Tanzania entre sí, sino que logró sembrar los gérmenes de una formación de clases por medio de la instalación de una élite en las jefaturas de poblado y en los despachos administrativos, proceso que puede resul- tar aún más destructivo para la unidad africana que el mismo triba- lismo.

Es cierto que el colonialismo ha revestido diferentes formas en África e incluso en el interior de ciertos países africanos. Para alcanzar su objetivo, la colonización requería la existencia de ciertas organiza- ciones políticas y sociales a través de las cuales los colonialistas pudie- ran actuar con eficacia. El modelo generalmente buscado era una forma cualquiera de jefatura o reino centralizado. En Uganda, por ejemplo, la sociedad ganda” respondía casi de modo ideal a los intere- ses británicos. La jerarquía y la burocracia ganda, ya existentes con anterioridad, podían ser manipuladas por los británicos, hasta tal punto que favorecieron su extensión con objeto de englobar la mayor parte posible del territorio que deseaban explotar.

En Tanzania, sin embargo, las cosas no fueron tan sencillas. Los reinos o jefaturas de gran extensión y bien organizados eran escasos. Los colonialistas tenían que hacer frente a diversos tipos de organiza- ción sociopolitica y se veían obligados a concebir diferentes estrategias para manipularlas. El principio de “dividir para vencer” o su subsi- guiente de “dividir para reinar” fue muchas veces substituido por una

* Los ganda constituían el reino más poderoso de la región del lago Victoria. El último monarca o kabaka. Mtesa 11. fue despuesto por el jefe de gobierno ugandés. Miiton Obote. bajo la acusación de ser un instrumento neocoloniai de Gran Bretaña. [N. ed. esp. 1

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política que tendía a “unir para reinar”. En torno al Kilimanjaro, una de las más fértiles y más atractivas regiones del pais, los británicos ayudaron a diecisiete “tribus” chagga a unirse bajo una sola jefatura suprema a fin de facilitar la tarea de la administración colonial y explotar así más fácilmente los recursos locales.

En Kigoma, región occidental ribereña del lago Tanganika. fue necesario utilizar una estrategia distinta; aunque los que vivían en esta región estuviesen ya organizados en un reino jerarquizado, por inter- medio del cual los colonialistas podían visiblemente gobernar de modo efectivo, el alejamiento de los centros de exportación exigió una táctica inhabitual. Los cultivos de mercado fueron prohibidos en esta región y los impuestos recayeron sobre los jóvenes, obligados así a emigrar para trabajar en las plantaciones de yute cercanas a la costa del océano Índico y en los campos de algodón situados alrededor del lago Victo- ria. Este tipo de migración de un notable porcentaje de la población adulta masculina sigue siendo aún uno de los más graves obstáculos para el desarrollo de la región de Kigoma. A otras sociedades, como la de los masai. cuya organización socio-

política era tan descentralizada y tan extraña a las costumbres colonia- listas, se las abandonaba a la vida rural mantenidas simplemente aleja- das del desarrollo y tratadas casi como museos vivientes para diver- sión de los colonos y de los turistas europeos. Allí donde estas socieda- des ocupaban tierras fértiles en regiones juzgadas económicamente interesantes, resultaba impensable el dejarlas intactas. Así fue como los arusha se vieron imponer instituciones centralizadas, por ejemplo jefes, que carecían de toda legitimidad a los ojos de la población, pero que sin embargo ofrecían un marco en el cual los colonialistas podían ejercer un dominio más eficaz.

Estos procesos revisten así una particular importancia. El movi- miento irregular de las personas, después de la lógica incorporación y fragmentación que habían caracterizado el período precolonial, quedó súbitamente interrumpido. Ciertas regiones del territorio adquirieron entonces ventaja porque desde el primer momento habían tenido ac- ceso al mecanismo de desarrollo capitalista colonial. En las regiones donde los colonialistas escogieron una intensificación de sus esfuerzos a tope, aparecieron estructuras administrativas y económicas y se abrieron escuelas de misión, invitando a participar en ello a una pe- queña fracción de la población indígena.

De algún modo, este proceso puede ser considerado más bien

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como la continuación que como la interrupción de las formaciones precoloniales. Algunas sociedades que habían ya alcanzado cierto grado de centralización y habían emprendido la vía de la conquista y de la incorporación eran con frecuencia las mismas que favorecían las empresas colonialistas de desarrollo. Los cuadros de estas sociedades se beneficiaron de los primeros privilegios de la enseñanza occidental, de la alfabetización y del saber especializado en la economía capitalista naciente. Se crearon escuelas para los hijos de los jefes, y los consejos de jefes fueron invitados a desempeñar cierto papel en la administra- ción del territorio colonial. Mientras las instituciones capitalistas co- menzaban a arraigar y los navíos repletos de materias primas de Tan- zania zarpaban de Dar es Salaam y Tanga hacia la "metrópoli" algunos elementos de la población indígena, que realizaban su papel en la colonia, continuaban limitando su poder y sus intereses a unas pocas regiones afectadas por esta forma de desarrollo.

El periodo postcolonial

La situación heredada por Julius Nyerere y el TANU al declararse la independencia política, en 196 1, se caracterizaba pues por un desarro- llo desigual. Animado por un idealismo liberal y democrático, Nye- rere, casi inmediatamente, decidió abolir el consejo de jefes y trató de repartir más equitativamente los esfuerzos de desarrollo al conjunto del país. No obstante, la penuria de mano de obra cualificada, corola- rio obligado de la experiencia colonial. recortó seriamente la esperanza de poderlo lograr. Fue necesario reclutar al personal de la admínistra- ción pública, de las instituciones económicas y de la enseñanza entre la Bite tanzana existente, que poseía grandes intereses en sus regiones de origen. Hasta ese día. se constataba en estos tres sectores un desequili- brio favorable a los grupos tribales procedentes de las regiones que habían conocido las primeras escuelas misioneras y las primeras em- presas colonialistas y capitalistas. Entre ellos se encontraban en parti- cular los chagga, los haya, los sukuma y los nyakyusa.

Nyerere, percibiendo los peligros inherentes a tamaña situación, asignó a la nación la tarea de crear una ética nacional. Esta entidad amorfa, de fronteras artificiales, con una población dividida en unida- des tribales a causa de la "falsa conciencia" heredada del pasado colo- nial, sólo podría sobrevivir si los tanzanos cooperaban entre sí en su

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calidad de tanzanos. Pero las instituciones. tan pronto como se estable- cen, redundando en provecho de la minoría que participa en ellas y que está, al mismo tiempo, al frente de los engranajes económicos y politicos nacionales, poseen una inercia tenaz. Incluso la urbanización, que elimina en gran medida el poderoso factor de la territorialidad, favorable a los intereses tribales, no ha alcanzado a resolver el pro- blema. E n las ciudades, el tribalismo crea tensiones subterráneas entre grupos étnicos, y los miembros de estos grupos permanecen unidos al territorio de la tribu por medio de la propiedad rural e inmueble, de las esposas, de las familias extensas o de las relaciones ideológicas.

U n capitalismo ansioso de rentabilidad habria podido seguir invir- tiendo, principalmente en las regiones cuya economia era ya avanzada. Esto sólo podia hacerse a expensas de las regiones pobres y abandona- das. Fue necesario aguardar a la declaración de Arusha, en 1967, para que los esfuerzos de desarrollo empezaran a distribuirse más equitati- vamente. El gobierno dedicó toda su atención a zonas que, como el país masai y las regiones de Dodoma y Kigoma, tienen un potencial considerable en materia de ganadería y de agricultura.

Entre las más importantes medidas tomadas para organizar las colectividades rurales según sus afinidades y sus nuevas conexiones, cabe mencionar las tentativas de creación de pueblos ujamaa (socialis- tas) en el conjunto del pais". Han sido evaluados en dos mil el número de estos pueblos constituidos desde 1967. Las cifras son difíciles de establecer porque el artículo del presidente, "Socialismo y desarrollo rural", ha sido muy diversamente interpretado. Si nos atenemos a una definición estricta de pueblo socialista, puede que haya actualmente algo menos de doscientos pueblos ujamaa auténticos en Tanzania, pero es m u y posible que el número de nuevos pueblos que responden más o menos a esta definición se halle próximo de los dos mil.

Estos pueblos son una pieza esencial de la política tanzana, orien- tada a la creación de nuevas instituciones sociales y económicas entre la población rural, así como para abrir nuevas tierras al cultivo, pero es poco probable que ayuden a ensanchar y diversificar las relaciones

La ujamaa no define sólo al pueblo o aldea colectiva africana, sino al conjunto del sistema político tanzano: segun sus creadores. es un enfoque ético, y no sólo una estructura económico-politica. Desde 1977 toda la población tanzana. rural. se halla reagrupada en mis de 9000 grandes pueblos de tipo ujamaa. situados junto a las vias de comunicación. [N. ed. esp.]

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133 Paul Puritt. Las relaciones tribales

tribales. Hay un reducido número de poblados ujamaa cuyos habitan- tes proceden de más de un grupo tribal pero, en su gran mayoría, están integrados por individuos que pertenecen a una misma tribu. El dilema es importante. Estos nuevos pueblos están llamados con

toda seguridad a desempeñar un papel capital en el incremento de la productividad agrícola tan vivamente deseado por Tanzania. Su papel es igualmente indispensable para la reestructuración de la población rural, que escapa así a las fidelidades e intereses de la tribu y desbroza nuevas tierras en conformidad con los objetivos nacionales de desarro- llo. A pesar de todo, dada la solidez actual de las bases tribales y el antagonismo entre las tribus, se hace difícil concebir hacia qué otro marco podrían converger los segmentos de la población rural, abando- nando su tierra natal para ir a establecerse en otra parte del país. La fundación de un pueblo plantea de por sí bastantes problemas, sin añadir el desafío que representa la pérdida del sentimiento de integra- ción. que sigue siendo una piedra de toque ideológica para los indii ¡- duos de cualquier tribu, por miserables que sean.

El dilema no es insuperable. Es característico además de casi todas las migraciones. Raro es que los individuos se desplacen para estable- cerse en otra parte sin seguir las redes familiares o étnicas. Los estu- dios sobre organización han demostrado que los individuos van allí donde ya se han instalado otros parientes o miembros de su tribu o de su grupo étnico. Pronto ocurrirá lo mismo con los pueblos ujamaa. Con todo, la tribu se define tanto por la noción de territorio como por la de unidad cultural. A medida que los miembros de una tribu dada echen raíces en el territorio de su pueblo ujamaa, su identificación con su tierra original se debilitará para, finalmente, terminar desapareciendo. El interés activo y comprensivo del gobierno central hacia los pueblos ujaman, debería entonces conducirles a tomar una más viva conciencia de los objetivos nacionales del desarrollo. La dimensión temporal, men- cionada anteriormente en una definición de la tribu, intervendrá también para dar nueva fluidez a las relaciones entre los grupos y pondrá fin a la fase estática de las relaciones tribales en Tanzania.

Conclusión

La sociología y los imperativos de la edificación nacional desaconsejan pues la utilización de la "tribu" como unidad de anilisis. Ello no se

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debe simplemente a que, en el clima político de 1970, la palabra nos moleste o suene desagradablemente. No ignoramos, por otro lado, el hecho objetivo de que la mayoría de los tanzanos se consideran aún miembros de una tribu y actúan frecuentemente en la vida cotidiana con un poderoso sentimiento de pertenencia tribal. Es innegable que se trata de una fase por la cual debe pasar el pueblo de Tanzania. Las necesidades del desarrollo nacional se encargarán de adaptar la necesi- dad al deseo. El progreso de la enseñanza y de las comunicaciones apresurará la desaparición de esta fase de relaciones tribales estáticas y locales'.

En una perspectiva a más largo plazo, si consideramos las relacio- nes entre grupos desde la época precolonial hasta el periodo postcolo- nial, tendremos que superar la noción de tribu y descubrir clasificacio- nes más interesantes de la población tanzana, que permitan una mejor explicación de su realidad actual y el dilucidar los múltiples aspectos de las relaciones entre los tanzanos.

Una clasificación posible podría basarse en los diversos modos de vida económica del país. Diferentes métodos de producción determi- nan en gran medida las formas socioculturales edificadas sobre sus bases. Hay cazadores y recolectores como los hadza; pastores como los masai; ganaderos-agricultores como los sukuma y los arusha, y agri- cultores como los chagga, los meru. los myakyusa y los haya. Cada uno de estos tipos socioculturales se halla en interacción con los demás, según la proximidad geográfica y las necesidades de las econo- mías internas. Aquellos cuyas necesidades agrícolas estaban en expan- sión y habían alcanzado cierto grado de centralización política eran los mejor adaptados a las exigencias de los colonialistas. Mientras que las pequeñas sociedades descentralizadas eran, en su mayoría, descuida- das, las sociedades agrícolas centralizadas facilitaban la mayor parte de la mano de obra y las materias primas a la economía capitalista colo- nial. Por todas partes donde los tanzanos tenían predominio en las instituciones políticas y económicas coloniales y postcoloniales, los puestos clave estaban ocupados por la élite de estas pocas sociedades.

1 . No hemos abordado el problema linguistico. Sin embargo, hay que señalar que el swahili ha desempeñado un papel de primer orden en la disminución de las barreras tribaies. Hoy el swahili es hablado y entendido a niveles diversos por casi un 90 Sh de los tanzanos (Véase: Wilfred Whiteley, Swahili: ihe rise of a narional Ianguage, 1969).

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135 Paul Puritt. Las relaciones tribales

Con el advenimiento del colonialismo, las relaciones llamadas “triba- les” deben ser siempre consideradas en función de este inicio de for- mación de clase social que ha determinado el papel de los individuos, de los grupos y de las tribus en una amplia red de relaciones sociales.

Si admitimos que hay que destruir esta estructura de desarrollo desigual con objeto de crear una nación unificada, el problema del tribalismo o de la mentalidad tribal se torna secundario.

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Los europeos Gerhart K. Grohs

Basta con lanzar una ojeada a la bibliografía concerniente a los grupos étnicos y raciales de Tanzania para darse cuenta m u y rápidamente de que no se sabe mucho sobre los europeos. Según Angela Mohos, la siguiente frase, sacada del informe del East African Institute of Social Research. seguía siendo válida en 1965, es decir, 10 años después de haber sido escrita: “debe también estudiarse la situación de la comuni- dad europea, ya que apenas se posee información sobre su función social y económica en el África oriental ni sobre los lazos de sus miembros con su país de origen’”. La observación, en parte irónica, según la cual “los europeos constituyen la tribu menos-estudiada de Tanzania” no carece de fundamento.

La evolución de la comunidad europea hasta la independencia

Evolución numérica. Los primeros europeos que alcanzaron las orillas de Tanganika en el siglo XIX en número importante fueron los alema- nes. Las cifras más antiguas se remontan a 1894, fecha en la cual había en el África oriental alemana (Deutsch Ost-Afrika) 750 alema- nes, mientras que en 1900 el territorio contaba ya con la cifra de 1 139. H e aquí las cifras de la progresión numérica de este grupo hasta la

l . Angela Mohos. Die Suzialn,i~enschaJIliche Erforschung Osíafrikas 1954-1 963, Os- iafrika. p. 83. Berlín 1965.

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137 Gerhart K. Grohs. Los europeos

primera guerra mundial: en 1894 eran 750; en 1900 eran 1139; en 1905 pasaban a ser 1 873; en 19 1 1 eran ya 4026; y en 19 14 alcanzaban los 56632.

Con la primera guerra mundial, el número de alemanes disminuyó considerablemente al haber perdido Alemania su colonia, y el personal británico comenzó a substituir a los funcionarios alemanes repatriados y a establecerse en el territorio conquistado, y ahora bajo mandato. La crisis económica de los años 1930 y siguientes retrasó el aumento del número de europeos, pero no pudo impedir un nuevo incremento de la población europea total: en 192 1 eran 2447; en 1926 pasaban a 4200; en 1931 llegaban a 7989; y en 1938 eran ya 9165*.

Si se compara a Tanganika con su vecina Kenia. que en 1938 tenía 20 894 europeos, resulta evidente que los europeos establecidos y tra- bajando en el país lo son en número relativamente bajo. Además, estos europeos pertenecían a un número de naciones muy superior a los de los restantes territorios sometidos al dominio británico. Según un in- forme dirigido en 1934 por el gobierno británico al Consejo de la Sociedad de Naciones sobre la administración de Tanganika, los 8228 europeos que se hallaban instalados en él venían de los siguientes paises (Únicamente fueron tenidas en cuenta las nacionalidades que contaban con más de 75 personas): británicos, 401 1 ; alemanes, 2149; griegos, 9 1 8; suizos, 220; franceses, 199; italianos, 150; holandeses, 141; belgas, 983. Esta pluralidad será aún más acentuada en 1969.

La segunda guerra mundial provocó un segundo éxodo de alema- nes. Las primeras cifras de las que se dispone para los años posteriores a 1938 se refieren al año 1944 y muestran un aumento del número de europeos. si bien dicho aumento se explica en parte por un incremento del personal militar y del número de refugiados, llegados principal- mente de Grecia y de Polonia. En 1948, la cifra había descendido a 10 468, sin incluir los polacos, que vivían en campos de refugiados4, ni lo que quedaba del personal militar. principalmente italianos. La si- guiente cifra (1952) traduce un nuevo aumento y se eleva a 17 885.

2. Datos obtenidos en: Ernst Weigt. Europeans in Osiafrika. Klimabesingungen und Wirrschajisgrundlagen, p. 48. Colonia 1955.

3. Reporr by H.M. governmeni ... 10 rhe Council of ihe League ofNaiions on [he Admi- nistrarion of Tanganyka. 1934. p. 121. Londres. HMSO. 1934. Citado asimismo en: Adolfo c. Mascarenhas. ürban deveiopment in Dar es Saiaam. p. 53. tesis no publicada. Universidad de Los Ángeles. 1966.

4. E. Weigt. op. cir., p. 49.

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138 Las relaciones entre grupos ernicos en la República Unida de Tanzania

.tendencia que se confirmó en el censo nacional de 1957, más tarde invertida en las cifras facilitadas en 1 9675.

Distribución geográfica y estructura profesional. Hemos indicado más arriba, que el número absoluto y relativo de europeos es mucho me- nor en Tanganika que en Kenia y que el predominio de una nación (británicos) es mucho menos acentuado. Por otra parte, tal como lo muestran las cifras precedentes, el elemento europeo de la población está mucho menos concentrado. Históricamente, los europeos se halla- ban representados sobre todo en cuatro regiones: el norte, el este, los altiplanos meridionales y la región de Tanga. Estas cuatro regiones ocupan sólo el 45% del territorio de Tanganika. pero absorbían al 11 % de la población europea6.

A pesar de que el gobierno central y la administración de Tanga- nika estuviesen concentrados en Dar es Salaam, tan sólo 3603 euro- peos vivían en 1852 en la capital, y es evidente que la minoría europea resultaba en ella mucho menos visible que en Nairobi donde, incluso en 1948, el número de europeos era seis veces más alto que en Dar es Salaam.

Tan sólo un 32 % de los europeos vivían en las ciudades en 1 934, y este porcentaje descendió a 23% en 1948’. Tras Dar es Salaam la ciudad con mayor porcentaje de europeos es Arusha. lo que se explica por el relativo frescor del clima, la presencia de plantaciones y de industrias en expansión. En Tanganika, por lo tanto, los europeos no se concentraban en las mayores ciudades, resultando así menos visi- bles que en los países donde la gran mayoría europea vive en los centros urbanos. Esta distri@x%5n tiene repercusiones igualmente en la estructura de empleo de la minoría europea. También aquí hay importantes diferencias históricas entre Tanganika y SU vecina, Kenia. Esta diferencia aparece claramente en una comparación de la estruc- tura del empleo realizada hacia 1930- 1940 (en tanto por ciento)!

Agricultura Administración Comercio Profesiones liberales Artesanía, industria, etc. Transportes, etc.

Taiigaiiika fIY3II Kenia (1938)

24 24 24 12 10 24 16 15 16 17 10 8

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139 Gerhart K. Grohs. Los europeos

Se observa que había más europeos en la administración en Tanganika que en Kenia, pero mucho menos en el comercio. sector casi exclusi- vamente dominado por los asiáticos. La población europea era pues menos permanente que en Kenia, porque los administradores regresan a su país después de haber cumplido su periodo de servicio. El fenó- meno era el mismo en 1952, cuando había 2747 funcionarios euro- peos (1 6 % 1 en Tanganika, mientras que Kenia contaba con 3 134 fun- cionarios (9 9/01 en 1950.

En 1952. un quinto de la población europea masculina de Tanga- nika se componía de misioneros (1 378 católicos y 606 de otras confe- siones).

Se adjunta a continuación el cuadro detallado de la estructura del empleo de los europeos que vivían en Tanganika en 1 9529:

Hombres Mujeres

Independientes (patronos)

Empleados (función pública)

952 137 (596) (68) 6 213 1935

(2 008) (773) - Sin empleo 5

N o precisado 470 537

Total de la población activa 7 640 2 609 Amas decasa Niños mayores de 14 años

Población total

3 179 2 183 2 106

9 947 7 938

-

Problemas económicos. Hay un problema que. en otros países, creó numerosas tensiones entre europeos y africanos pero que, en Tanga- nika, no tuvo tan amplias repercusiones en las relaciones raciales: el problema de las tierras. El gobierno alemán enajenó 769 080 hectáreas de tierra, tal como lo reconoció ulteriormente para la administración

5. The Easi African Siaiisiical Deparimeni, Tanganyika popularion census 195 7. Nai- robi 1958. Monihly siaiisiical bulleiin.

6. E. Weigt, op. cit. 7. Idem. p. 10. 8. Idem, p. 74. 9. Idem. p. 79.

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140 Las relaciones enire grupos etnicos en la República Unida de Tanzania

del mandato (la mayoría de estas tierras fueron vendidas en subasta a los colonos). En 1924 fueron entregadas a no africanos 680 hectáreas en el sur y, dos años más tarde, otras 16 O00 hectáreas en el distrito de Iringa. En 1951. tan sólo el 1 % de la superficie total de Tanganika había sido adjudicada a no africanos, o sea unas 926 290 hectáreas. En 1953, el gobierno decidió no enajenar las tierras indispensables para la expansión de los africanos y, en 1960, poco tiempo antes de la inde- pendencia, el gobierno decidió no conceder, más que en casos excep- cionales, derechos de ocupación a largo plazo a los no ciudadanos.

Esta prudente política se explica ante todo por el hecho de que Tanganika era un territorio bajo tutela y que las misiones de la ONU que lo visitaban estaban dispuestas a escuchar todas las quejas referen- tes a problemas agrarios y a hacer recomendaciones al gobierno lo.

Como la superficie de tierras disponibles para los colonos europeos era muy limitada, se explica entonces que, de, los 2 1 O00 europeos que vivían en Tanganika en los años que precedieron a la independencia, tan sólo 3000 pudieran ser considerados como residentes permanen- tes".

En el campo del empleo la situación era distinta. Igual que en Kenia, éste se estratificaba en tres clases: en la cúspide los europeos, en el comercio al por menor y empleos semicualificados, los asiáticos, y en la agricultura o en los empleos no cualificados de la ciudad, los africanos.

Debido al pequeño número de europeos, su estatuto social y su renta eran menos visibles que los de los asiáticos, que eran y siguen siendo predominantes en los centros comerciales de las ciudades de Tanganika. Pero la concentración de las viviendas europeas en ciertos barrios, como Oyster Bay en Dar es Salaam, daba una ligera expresión material y territorial a la separación económica de los diferentes gru- pos étnicos.

En 1961, el salario anual medio era de 1546.6 libras para los europeos, 586.12 libras para los asiaticos y 106.20 libras para los africanos'*. Estas diferencias entre los grupos no se basaban necesaria-

10. V k : Thomas Patrick Melady. The White man's future in Block Africa. p. 19,

1 1 . Idem, p. 90. 12. Véase: Government o/ Tanganyika. Central Statistical Bureau. Employmenr and

Nueva York 1962.

earnings in Tanganyika 1961. p. 21 y 23.

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141 Gerhart K. Grohs. Los europeos

mente, como ha hecho notar mascar en ha^'^, en competencias especia- les o en títulos escolares. Esta disparidad de renta y escalafón provo- caba en los africanos cierto resentimiento contra los privilegios de los europeos. La africanización era preconizada con energía por el partido político africano que obtuvo la independencia de Tanganika en 196 1, el Tanganyika African National Union (TANU).

Evolución politica. Poco después de la segunda Guerra Mundial, un pequeño grupo de africanos constituyó una asociación política, el Tan- ganyika African Association (TAA), que sería durante años "la Única organización con un mínimo de posibilidades de representar las aspira- ciones políticas modernas de los africanos". Realizó sus dos primeros congresos en 1946 y en 1948. El número de sus miembros pasó de 1789 en 1948 a 5000 en 195 1 , pero sus contactos con la gran mayoría africana seguían siendo bastante superficiales. El caso llamado "de las tierras meru"14. espoleó la conciencia polí-

tica de ciertos sectores de la población. Como consecuencia de un aumento regular de la población de la región del Kilimanjaro, en la que predominaban dos tribus, los meru y los chagga, las tierras termi- naron siendo gravemente insuficientes.

En esta fértil región, el gobierno alemán había cedido, con todos los derechos de propiedad, tierras a colonos europeos; una parte de éstas fueron restituidas a africanos en virtud de una decisión legal del juez Mark Wilson en 1946.

No obstante, esta medida no bastó para reducir de modo sensible las tensiones, pues la decisión tomada por el gobierno británico en 1950 de crear una gran zona europea con el objetivo de instalar en ella una explotación láctea, desplazando a 300 familias meru, levantó una verdadera polvareda. La sección de Arusha del TAA emprendió la batalla y sometió la totalidad del conflicto al Consejo de tutela de la ONU, que lo examinó en tres ocasiones y lo expuso en Ia'IV Comisión (tutela) de la Asamblea General, que invitó al Reino Unido a revisar su postura.

Stephens ha hecho notar, con toda justeza, que el caso de las tierras meru se convirtió en "Una causa célebre" para los africanos politiza-

13. Mascarenhas. op. cit., p. 91. 14. Hugh W. Stephens, The political transformation of Tanganyika; 1920-1967, p. 67.

Nueva York 1968.

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142 Las relaciones enire grupos etnicos en la República Unida de Tanzania

dos. Actuaba sobre las dos fibras más sensibles de cualquier africano: la desposesión económica y cultural debidas a la pérdida de las tierras y el dominio político de los colonos blancos. Posibilitaba así a la élite política en potencia el hacer causa común con elementos menos movi- lizados de la población15.

La administración británica practicaba una política paternalista y firmemente ‘multirracial’, lo que suponía, en palabras del gobierno “disposiciones apropiadas para todos los grandes grupos (raciales)”lb. Sin embargo, tal política multirracial no conllevaba la igualdad com- pleta ni un repzrto del poder de acuerdo con la importancia numérica de los diversos grupos étnicos, sino que atribuía a los europeos y a los asiáticos más escaños en el Consejo legislativo que a los africanos.

La misión de visita trienal del Consejo de tutela de la ONU reco- mendó un incremento de la representación africana en el Consejo legislativo y rechazó el principio de la política multirracial, en el sen- tido que el gobierno le daba1’. Este informe tuvo cierto efecto y el gobernador, sir Edward Twining. nombró un comité de evolución constitucional que aconsejó a su vez una fórmula paritaria, o sea un número igual de escaños para africanos, asiáticos y europeos. El gobernador aceptó esta recomendación, que no hizo otra cosa

que disgustar a los europeos y a los africanos. Algunos creían ver en la nueva medida el mejor instrumento posible de preservar la armonía entre las razas, mientras que una amplia mayoría la consideraban una solución provisional 18. El creciente descontento de los africanos instruidos, cada vez más

numerosos, se veía alimentado por la discriminación económica entre africanos y europeos. En 1947, la Comisión de la Función Pública de los territorios del Africa oriental (Comisión Holmes) había aconsejado hacer una distinción entre funcionarios subalternos y funcionarios su- periores basándose en la raza. Por consiguiente, hasta 1955, los fun- cionarios africanos percibían emolumentos equivalentes a los tres quintos de los que obtenían los europeos19. No es, pues, sorprendente

15. H.W. Stephens. idem, p. 85 16. Lord Hailey. A n African Survey. 3” ed.. p. 194. Londres 1963. 17. Naciones Unidas. Rapport de la mission de visite du Conseil de iutelle, p. 34 y 35.

18. Stephens. op. cit., p. 98. 19. Véase: Crear Britain, Commission on ihe Civil Services of Kenya, Tanganyika.

1948 (T. 218).

Uganda. Zamibar: Report 1917-1948. Londres. HMSO, 1948.

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143 ~

Gerhart K. Grohs. Los europeos

que la Tanganyika African Government Servants Association se que- jara en 1951 a la misión de visita del bajo nivel de salarios, de las escalas discriminatorias y del nombramiento de extranjeros para los cargos superiores incluso cuando había africanos cualificados20. Estas quejas no han dejado de caracterizar las relaciones políticas

entre europeos y africanos. y forman parte de la historia política de Tanganika. y-más tarde de Tanzania hasta el momento presente. El otro aspecto importante de las relaciones entre ambos grupos intervino sólo hasta la independencia: la evolución constitucional. El problema adquirió grandes dimensiones cuando el TAA pro-

testó, en 1947, contra la revisión de las propuestas que tendían a crear una Asamblea legislativa central en el África oriental, al haber presio- nado los europeos de Kenia al gobierno británico para obtener una mayor representación europea2'.

Julius Nyerere expresó su opinión sobre el problema racial en un articulo que escribió en 1952, cuando estudiaba en Edimburgo. sobre la cuestión de las razas en el África orienta122. Condenaba abiertamente los privilegios de la minoría blanca y la arrogancia con la que numero- sos blancos trataban a los africanos. En contraste, daba una imagen pluralista de Tanganika: "Los africanos, y todos los no africanos que han decidido establecerse en el África oriental, son habitantes del África oriental y, sinceramente. no queremos ver a no africanos trata- dos de modo distinto, sea a nuestro favor, sea en contra nuestra ... Debemos edificar una sociedad en la que perteneceremos al África oriental y no a grupos raciales, y hago una llamada a mis compatriotas africanos para que tomen la iniciativa de esta construcción de una sociedad realmente armónica ... Llamamos a todos los europeos e in- dios para que reflexionen y se consideren ciudadanos ordinarios de Tanganika, a que no preconicen ningún derecho divino, ni para los europeos, ni para los indios, como tampoco para los africanos23".

Sobre este tema, la opinión africana se dividió de buen comienzo. En 1958, Zuberi Mtemvu, antiguo secretario provincial del TANU, fundó un partido, el African National Congress (ANC). En un escrito

20. H.W. Stephens, op. cir., p. 105. 2 1. Véase: Henry Bienen. Tanzania, Party iransformarion and economic developmeni. p.

22. Reimpreso en: J. Nyerere. Freedom and uniry. p. 23 y 29, Dar es Saiaam 1967. 23. J. Nyerere. idem, p. 28 y 29.

28, Princeton. Nueva Jersey 1967.

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144 Las relaciones enfre grupos ernicos en la República Unida de Tanzania

redactado el mismo año, Mtemvu reprochó a Nyerere proteger a ami- gos asiáticos y europeos y se opuso a la apertura del TANU a los no africanos. Mtemvu y su partido fueron derrotados en las elecciones de 1960. pero las tendencias que representaban desembocaron en la crea- ción de otro partido, en 1962, por otro antiguo dirigente del TANU, C.U. Tumbo: el People's Democratic Party (PDP). Tumbo criticaba el plan concebido por Nyerere para poner fin a la separación entre euro- peos, indios y africanos en la enseñanza, plan que consideraba dema- siado moderado, pues creía en una rápida afri~anización~~. El TANU siguió siendo un partido exclusivamente abierto a los

africanos, pero apoyó a candidatos asiáticos y europeos en el sistema de escrutinio tripartido puesto en marcha por el gobierno británico para las elecciones generales de septiembre de 1958 y febrero de 1959.

Nyerere era muy consciente del hecho de que después de la inde- pendencia la base económica del problema racial constituiría uno de los principales obstáculos para la evolución política de Tanganika. En diciembre de 1959 escribía: "En este país como en la mayoría de las demás 'sociedades plurales' coloniales o ex-coloniales de África, las divisiones económicas entre ricos y pobres coinciden de forma casi exacta con las divisiones entre las razas. En todas partes donde una extrema miseria coexiste con un nivel de vida descaradamente ele- vado, hay riesgo de descontento. Cuando el problema va unido a diferencias raciales es políticamente mucho más peligroso que en las sociedades unirraciales.. . pero, cuando llega la independencia, debere- mos dedicarnos rápidamente a esta compleja situación económica. Si no podemos reducir bastante rápidamente el foso de manera que las diferencias económicas sean menos manifiestas y, sobre todo, dejen de coincidir con las divisiones raciales, el peligro latente amenaza con convertirse en real y el problema económico nos llevará de nuevo a ese problema 'racial' que pretendemos haber solucionad^^^".

La situación de los europeos después de la independencia

La política de africanización. Tras la independencia, la situación de los europeos se halló modificada por el simple hecho de que un gobierno

24. H. Bienen. op. cir.. p. 58. 25. J. Nyerere. op. ci/., p. 7 3 y 74

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145 Gerhart K. Grohs. Los europeos

africano había tomado el poder. El nuevo gobierno, dirigido por Nye- rere. comprendía dos ministros europeos, D.N.M. Bryceson y sir Ev- rest Vasey. y varios europeos fueron nombrados miembros del parla- mento por el presidente. en especial M. Stirling y lady Chesham.

El 1963, se abrió el acceso al TANU, no sin oposición, a europeos y asiáticos, decisión que no era de las más cómodas. Fue Nyerere quien tomó la iniciativa. El gobierno emprendió entonces un pro- grama de africanización. La primera etapa fue la ley sobre la ciudada- nía. Inmediatamente después de la independencia, el gobierno propuso una legislación que dio lugar a largos debates sobre la situación de los europeos. El proyecto de ley chocó con una viva oposición, especial- mente en el seno del Comité ejecutivo nacional del TANU. Se levanta- ron voces para exigir la supresión de los escaños reservados a las minorías en la Asamblea nacional, una africanización mas rápida de la función pública y el establecimiento de una república26. El 17 de fe- brero de 1962. el primer ministro anunció en la Asamblea nacional el nombramiento de una comisión de africanización presidida por el Ho- norable S.A. Maswany, ministro sin cartera.

En una carta personal dirigida al presidente de la comisión, el primer ministro enunciaba los principios rectores, entre los que podían considerarse como más importantes:

1 . Deseamos tener lo más pronto posible una función pública completamente nacional.

2. Cada vez que un ciudadano africano de Tanganika pueda ser considerado como poseedor de los títulos requeridos y con las condiciones necesarias para ocupar una plaza en la función pú- blica, habrá que ofrecerle esa plaza, y desplazar si es preciso a un titular no africano.

3. En la medida de lo posible, la africanización debe proseguirse en un amplio frente, pero hay algunos sectores clave y .ciertos puestos esenciales a los que conviene otorgar la prioridad.

4. En todo programa de africanización habrá que velar para que los altos funcionarios dispongan en un futuro de un personal al menos tan competente y tan seguro como el actual.

5. La comisión no debe considerar las cualificaciones prescritas actualmente como definitivas y deberá examinarlas con espíritu

26. Véase: Tanganyika Asseinbb. Debute. Hansurd, 36th Session. 5lh. Meeting, sepi. 17- 18, 1961, columnas 303-320 y 324-374; H. Bienen. op. cit., Q. 164.

10

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146 Las relaciones enire grupos érnicos en la República Unida de Tanzania

crítico, a la luz de nuestros recursos reales en mano de obra. Al mismo tiempo, habrá que vigilar con mayor atención que el ofrecimiento y desarrollo de servicios y el desarrollo del país en general no queden sacrificados a causa del nombramiento pre- maturo de africanos que no tienen aún los requisitos necesa- ríos ...

6. Resulta evidente que hay que prever dos principios: a) asegurar una africanización lo más rápida posible; b) garantizar la efica- cia máxima de la administración. El programa, tal como ha sido redactado, optaba claramente por la eficacia y contra la rapidez de la africanización en caso de que los dos objetivos entraran en conflicto. La comisión estima que la primera fase del programa comprendía dos elementos caracterizados: a) el nombramiento de africanos para los puestos clave de la función pública; b) la concesión de la preferencia a los tanganikeños de origen afri- cano.

La comisión estudió muy atentamente todos los puestos adminis- trativos clave, formuló una recomendación para cada plaza ocupada por un extranjero e indicó el camino a segiiir para reemplazar a su titular por un africano. Para el primer año, la comisión facilitó, para los puestos superiores y medios, las cifras siguientes?’: a 3 1 de diciem- bre de 196 1 había 1 170 africanos y 3282 no africanos; a 3 1 de diciem- bre de 1962 había 1821 africanos y 2902 no africanos.

La clasificación en africanos y no africanos impide considerar a los europeos como grupo particular, pero indica el progreso realizado en su conjunto a lo largo del primer año que siguió a la independencia.

La comparación de la situación en el sector público del empleo en 1962 y en 1967 permite hacerse una idea más precisa. Se refiere no sólo a los puestos superiores e intermedios, sino también a los restan- tes empleos ocupados por europeos y africanos?*. La comparación no es del todo exacta porque ambos cuadros no tie- nen en cuenta más que a los hombres, excluyendo a los empleados de sexo femenino. Por otra parte mientras que en 1962 los africanos eran separados de los demás ciudadanos, en 1967 la categoría “africanos”

21. Tanganyika. Repori of ihr Africanization Commission, 1962. p. 1. Dar es Salaam. Government Printer. 1963.

28. Government o/ Tanganyika, Ceniral Siaiisiical Bureau, Emplo.vmeni and Earnings in Tanganyika 1962. Covernmeni o/ Tanzania. Ceniral Siarisrical Bureau, Employ- menr and Earnings in Tanzania. 1967.

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147 Gerhart K. Grohs. Los europeos

fue substituida por la categoría “nacionales”, de manera que los nacio- nales de origen asiático quedan comprendidos en la cifra de 1967. Pero esto apenas tiene importancia, porque lo que nos interesa es la evolu- ción numérica de los empleados europeos. La disminución del número de europeos empleados en la función pública es muy sensible.

Gobierno central Correos y telégrafos del África oriental

Ferrocarriles y puertos del África oriental

Servicios públicos del África oriental

Administración local Total

1962

Africanos Europeos

59499 1292

1956 66

12898 215

50 1 53 19 586 40 93 843 1866

~~

1967

A,fricanos Europeos

55 850 754

1618 32

1 1 964 91

896 46 22 774 14 93002 937 -~

Por otra parte, no se constata ningún aumento visible de los efecti- vos africanos ya que el efectivo total se ha mantenido prácticamente inmóvil: 93 843 en 1962 y 93 002 en 1967. Este fenómeno podía evidentemente ser una causa de resentimiento para los africanos, fuese cual fuese la situación de los europeos. Una comparación de la situa- ción del empleo en el sector privado da las siguientes cifras, que ofre- cen las mismas reservas que las anteriores en lo tocante a la clasifica- ción: en 1962 había 238 396 africanos y 2990 europeos; en 1967, eran 140 228 los africanos y 2444 los europeos.

En el sector privado, los progresos de la africanización son mani- fiestamente mucho más lentos. Además, debido a una racionalización creciente de la producción. el número de africanos empleados ha dis- minuido de forma muy sensible. Es evidente que las tensiones serán mucho más vivas en el interior del sector privado que en la función pública, y la política del sindicato oficial, el NUTA. es mucho más radical que las del TANU29. Esta mayor conciencia de la división entre

29. C.K. Tumbo. antiguo dirigente del Sindicato de ferroviarjos. es uno de los que más criticaron la politica racial de Nyerere. Según Bienen. ”elementos del NUTA se hallan dispuestos a ejercer presiones mucho más duras que el gobierno en el sector privado. Y algunos miembros de la adminisúacion central del NUTA son partidarios de un socialismo mucho más ‘científico‘ que el de Nyerere” (Bienen; op. cit., p. 209).

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148 Las relaciones entre grupos ernicos en la República Unida de Tanzania

europeos y africanos en el seno del NUTA puede explicarse parcial- mente por el reparto de los salarios.

U n cuadro de salarios medios (en shillings tanzanos) para las diver- sas actividades del sector privado (aquí denominado sector de empresa) y del sector público en 1967 pone de manifiesto la siguiente situa- ción 30.

Secror emoresa Secror DÚblico

Agricultura Minas y canteras Industrias manufactureras Construcción Servicios públicos Comercio Transportes y comunicaciones Servicios Media

Nacionales Europeos

162 3 316 325 3788 328 4428 306 3 225 335 4348 410 4082 412 3693 315 2568 211 3498

Nacionales Europeos

216 2802 316 2005 253 2 140 166 2102 234 2560

345 3 418 355 2641 299 2 116

- -

Si la estructura salarial no es la misma en ambos sectores, se debe a que los europeos ganan más en el sector privado que en el público, al tiempo que los africanos se hallan en la situación inversa. Una de las razones evidentes es que los europeos ocupan más puestos elevados en el sector privado que en el sector público y, por consiguiente, perciben emolumentos más altos, pero puede también existir una tendencia a pagar menos a los africanos a causa del número de parados. Dirigentes del NUTA han acusado recientemente a los trabajadores por aceptar salarios inferiores al mínimo establecido por el gobierno, pues prefie- ren un trabajo, incluso mal pagado, al paro, y esián dispuestos a ayudar al patrón a burlar las disposiciones legales destinadas a proteger a los trabajadores]'.

El hecho de que la africanización incida ante todo en el sector de los servicios públicos no sólo ha suscitado críticas en el sector indus- trial, sino también en las regiones agrícolas.

El caso de las tierras meru demostró que la presión demográfica

30. Governmeni o/ Tanzania, Ceniral Siaiisiical Bureau. Employmeni and Earnings in Tanzania. 196 7.

3 1. The Naiionalisi.

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149 Gerhart K. Grohs. Los europeos

creciente llama la atención sobre las propiedades que pertenecen a europeos y demás extranjeros. Mientras que la nacionalización de ban- cos y de algunas empresas extranjeras ha dado cierto impulso a la africanización. pese a no haberse traducido muy rápidamente en ci- fras, ninguna medida análoga se ha tomado en la agricultura.

Después de la unión entre Tanganika y Zanzibar”, el tema de la nacionalización de las propiedades extranjeras volvió a ponerse al or- den del día. En Zanzíbar, después de la revolución, cierto número de tierras y empresas que pertenecían a los árabes pasaron bajo control del estado. Algunos dirigentes del TANU se preguntaron pues por qué no había sido así en Tanganika con las empresas que pertenecían a los asiáticos y a los europeos. ”Las plantaciones de café y de trigo en manos de propietarios de origen holandés o surafricano, eran las más criticadas, dirigiéndose el descontento muy particularmente hacia quienes abandonaron Tanganika y explotan sus tierras sin residir en el paS2.” El gobierno poseía mayor poder en estas regiones que en las otras zonas del país porque había nacionalizado la tierra y abolido la gran propiedad rural. A finales de 1964, los arrendamientos de cierto número de explotaciones de las regiones de Mbeya, Arusha e Iringa fueron rescindidos’? A pesar de estas peripecias, la situación de los propietarios europeos en el campo parece segura; no obstante parece poco probable que nuevos agricultores europeos obtengan la autoriza- ción de establecerse en Tanzania y que los arrendamientos que llegan a su término vayan a ser renovados.

* Tanzania se formó en 1964. por la unión del extenso territorio continental de Tanga- nika y la isla de Zanzibar. en la cual una revuelta africana acababa de derribar al sulianato árabe. [N. ed. esp.]

32. H. Bienen, op. cit., p. 303 y 304. 33. H. Bienen, op. cit.. p. 303 y 304.

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Etnia y diferenciación económica

Simon M. Mbilinyi

Introducci6n

El presente apartado de este estudio se refiere por lo esencial a las relaciones económicas en el plano de los grupos tribales y étnicos. Examinaremos y analizaremos especialmente la vida económica de los grupos tribales y étnicos, la historia del comercio y de los conflictos así como las relaciones económicas entre grupos tribales y étnicos. En un primer subapartado, bosquejaremos brevemente la evolución de la economía desde la era precolonial hasta la vigilia de la independencia, pasando por la llegada de las naciones orientales y occidentales.

En el segundo subapartado haremos un análisis más detallado de los factores que condujeron a las diferenciaciones entre grupos y et- nias. y examinaremos las relaciones intertribales e interétnicas a la luz de estas diferencias. Insistiremos sobre todo en los años posteriores a la independencia. Los factores que tomaremos en consideración serán la política del estado hacia los grupos étnicos o tribales, hacia la agri- cultura, el comercio, la industria y la infraestructura. El tercer subapartado tratara principalmente de las perspectivas de

la economía, habida cuenta de la Declaración de Arusha y de la polí- tica de independencia económica. En él estudiaremos los resultados o las consecuencias de "la educación para la independencia económica" y de la política "de socialismo y desarrollo rural". y examinaremos de modo especial la importancia que el gobierno concede a esfuerzos colectivos del estilo de los pueblos ujurnaa.

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151 ~ ~ ~~

Simon M. Mbilinyi. Ernia y dferenciación económica

Consideraciones generales

Antes de la llegada de las naciones occidentales, los nombres de Tan- ganika. Kenia, etc.. no existían. Toda la franja costera que se extiende al norte del Zarnbeze y al sur del Tanna formaba el África oriental. Ésta se hallaba habitada por un gran numero de grupos diversos que. más tarde, al llegar los europeos, fueron llamados "tribus".

La vida económica dependía ante todo de la naturaleza. Vivían de la caza, la pesca, el pastoreo y de una rudimentaria agricultura. Para llevar a cabo estas actividades se dedicaban también a la fabricación artesanal de utensilios y recipientes. Vivían, como diriamos hoy, en un circuito económico cerrado, en el que la unidad no iba más allá de la familia. A medida que la población aumentaba y que la movilidad de los grupos se hacía mayor, se desarrolló una especie de comercio limitado, pero Únicamente bajo la forma del trueque. En este contexto, la economía nunca superó el estadio de "subsistencia", y de ahí la dicotomía que se ha perpetuado hasta nuestros días.

La amplitud y naturaleza de las actividades agrícolas precoloniales y el estado del comercio intertribal, a falta de documentos, son difíciles de establecer. El texto más antiguo, el Periplo de la mar Eritrea, escrito por el marino mercante Periplos, indica exportaciones de trigo y espe- cias desde algunos puntos de la costa de Somalia, y de arroz, aceite de sésamo y miel desde las regiones más meridionales. Otras plantas pare- cen haber sido cultivadas en la epoca precolonial: arruruz africano (el Tacca involucrata de Schum y Thonn), boniato cafre (Coleus), ñame, habichuela (Sphenostylis sternocapa) y diversas variedades y .especies de tubérculos. La mayoría de plantas se cultivaban para el consumo. El excedente era intercambiado por bienes duraderos o bien por otros alimentos en el seno de la tribu y, a veces, entre tribus. Las menciona- das exportaciones sólo debieron constituir una pequeñísima fracción de la producción.

Los documentos nos indican que los primeros pueblos que entra- ron en contacto con los del África oriental procedían de Oriente Medio y Extremo Oriente. Se cree generalmente que los primeros inmigrantes fueron árabes y persas llegados a la costa oriental de África en el siglo IX1. Pero los arqueólogos encuentran hoy trazas de una presencia china anterior a la era cristiana. Aunque poco importa para nuestro

1 . Moffet. Tanganyika, a rewiew

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152 Las relaciones entre grupos emicos en la República Unida de Tanzania

objetivo saber quiénes eran los primeros inmigrantes, pues lo impor- tante es qué hicieron.

Eran principalmente comerciantes que traían consigo ciertos pro- ductos manufacturados (collares. cerámica, etc.), que cambiaban por marfil, cuero y pieles y demás artículos de valor que podían procu- rarse en el África oriental. No ejercieron ninguna influencia apreciable en el modo de vida de la población local ni transformaron sus hábitos económicos.

Los cambios reales se iniciaron con la introducción de plantas cultivadas y de nuevas técnicas de cultivo. Como se ha dicho antes, árabes y persas introdujeron el arroz y las técnicas de ricicultura en el África oriental. Fueron seguidos por los árabes de Omán, que des- arrollaron el cultivo arrocero y el del cocotero. Y fue durante este periodo cuando se inició el desarrollo en el interior de pequeños establecimientos.

El arroz y el cocotero introducidos por estos árabes quedaron limi- tados a las regiones costeras. Se dice que los autóctonos carecían de autorización para cultivarlos con la excepción de algunos individuos privilegiados que, por otra parte, sólo podian producirlo para uso propio. La casi totalidad de estos cultivos estaban en manos de ricos árabes que poseían vastas explotaciones y empleaban una mano de obra servil. Las relaciones entre ambos grupos étnicos eran las corres- pondientes a las de “amo y esclavo”. Estos pueblos no sólo aportaron nuevas plantas cultivadas y nuevas técnicas de cultivo, sino que tam- bién estimularon las guerras intertribales que hicieron retroceder a algunos pueblos hacia las regiones montañosas. El comercio normal dejó sitio a la trata de esclavos y a todos los males que conlleva”.

Los primeros occidentales que aparecieron en el África oriental fueron los portugueses, quienes en el siglo XVI, navegando hacia las Indias, establecieron ulteriormente puertos de escala. Para asegurar el reavituallamiento de sus navíos, los portugueses introdujeron en esta región la naranja, la piña americana y buen número de otras frutas

La población árabo-persa de los puertos no parece haber sido nunca mayoritaria ni siquiera en estas ciudades. y hacia el siglo XIV se hallaba profundamente mestizada, incluso en la clase alta. Con respecto a la trata de esclavos. ésta sólo alcanzó dimen- siones importantes después del siglo XVI. pues hasta esa fecha era uno de los “pro- dyctos” de exportación africanos: oro. hierro y marfil eran, por lo menos, tan solicitados por los árabes como los hombres. [N. ed. esp.]

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153 Simon M. Mbilinyi. Etnia y d$erenciacion económica

además de la mandioca o tapioca. No interesaba ni a árabes ni a portugueses, en esa época, desarrollar el África oriental.

La vida económica de la población autóctona. pues, no cambió mucho, a pesar de la introducción de una cierta agricultura y de las actividades comerciales. No sabemos por qué la economía se mantuvo estática, pero es lícito pensar que la trata provocó una regresión.

La vida política económica y social de la población de la actual Tanganika sólo fue realmente afectada por la llegada de los alemanes, hacia finales del siglo XIX. Apenas nos interesa aquí saber cómo los alemanes adquirieron la colonia, pero fueron ellos quienes dieron el nombre de África-Oriental alemana a lo que hoy es la Tanzania conti- nental, Ruanda y Burundi. Acabada la primera guerra mundial, el tratado de paz concluido con Alemania en Versalles en 1 9 19 confió las posesiones alemanas de ultramar a los "aliados principales y potencias asociadas" y la actual Tanzania continental se convirtió en Tanganika, territorio bajo mandato, confiado a la administración británica. Los mandatos de Burundi y Ruanda fueron acordados a Bélgica.

Al principio de la epoca colonial alemana el país fue administrado por una sociedad alemana pero, después de un sinnúmero de guerras con los árabes y los hehes. culminadas con la revolución maji maji, el gobierno alemán tomó posesión del país".

La evolución económica y social prosiguió a pesar de las guerras. En el plano social, los misioneros convirtieron a algunos autóctonos al cristianismo y construyeron escuelas y hospitales. El gobierno se de- dicó ante todo a poner en pie una administración eficaz y a garantizar una expansión económica.

En el ámbito económico, la presencia alemana se manifestó sobre todo en la introducción de nuevas plantas cultivadas y en la expansión de los cultivos existentes. que forman aún la base de la economía nacional. Entre los cultivos introducidos y desarrollados por los ale- manes, mencionaremos el yute, el algodón, el látex, y el café. Esta lista no es, ni mucho menos, exhaustiva. Los alemanes crearon también el primer centro de investigaciones agrícolas tropicales en Amani, a fina- les del siglo XIX. A principios del s. XX se establecieron otros centros de investigación dependientes en la costa y en zonas interiores.

+ La revuelta. entre 1905 y 1907, fue aplastada de modo sangriento. Murieron unos I O0 O00 africanos. [N. ed. esp.]

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Las relaciones entre grupos einicos en la República Unida de Tanzania

Los alemanes comenzaron favoreciendo la agricultura de planta- ción. Los esfuerzos que desplegaron para reclutar colonos blancos en Europa acabaron siempre en fracaso. En consecuencia. revisaron su política agraria, desarrollando las pequeñas explotaciones campesinas. Obtuvieron entonces excelentes resultados. Tras el éxito de las peque- ñas explotaciones locales, el gobierno reorientó sus esfuerzos hacia la formación de un personal de divulgación.

Toda esta acción desplegada por el gobierno alemán en el sector rural, es decir, la introducción y expansión de cultivos, el estableci- miento de centros de investigación y la formación de personal de divulgación estaba centrada en la producción para el mercado alemán. El objetivo era transformar el conjunto del Deutsch Ost Afrika en una plantación tropical destinada a abastecer en materias primas industria- les a Alemania. Los alemanes crearon así un tipo de cultivador mo- derno, que practicaba a la vez la agricultura de subsistencia y la agri- cultura de mercado.

En el sector no rural, los alemanes introdujeron el sistema salarial. Hasta esa época, los propietarios árabes o de otro origen habían em- pleado esclavos. La introducción del salariado dio acceso a la pobla- ción local a las rentas monetarias.

Paralelamente a la fundación de la economía que hemos descrito. el gobierno creó una infraestructura. Hay que señalar sobre todo la puesta a punto de los puertos de Tanga, Dar es Salaam y Lindi y la construcción de ferrocarriles que unían a dichos puertos con el inte- rior.

La industria minera representaba un sector de la economía muy poco desarrollado, en parte a causa de la insuficiencia de las técnicas del momento y en parte porque los alemanes podían obtener mejores minerales en otras regiones del mundo. Los Únicos minerales mencio- nados en los documentos alemanes eran el oro. la mica y pequeñas cantidades de cobre.

M e he extendido un poco al hablar del periodo alemán por la sencilla razón de que es la base económica de la república después de la independencia y en la época actual. Después de la primera guerra mundial, el país pasó a dominio británico. La administración e incluso la economía se habían hundido en buena medida en el transcurso de las hostilidades. El gobierno británico dio pues prioridad a la reorgani- zación de la vida administrativa, económica y social.

La política económica británica consistía esencialmente en dar faci-

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155 Simon M. Mbilinyi. Etnia .v dferenciación economica

lidades a los autóctonos para que entrasen en el circuito de la econo- mía monetaria, a fin de poder obtener sobre el terreno el dinero nece- sario para la administracion del territorio. La adopción del impuesto de capitación obligó a numerosas personas a procurarse recursos mo- netarios.

En su conjunto, sin embargo, Tanganika se desarrolló poco entre ambas guerras. El gobierno británico no se sentía muy dispuesto a gastar mucho dinero en un territorio bajo mandato. La reorganización de la administración y de las instituciones económicas y sociales sufrió el contragolpe de la crisis mundial de 1929 y de los años siguientes. Por Último, durante este periodo, Tanganika fue asolada por la lan- gosta como nunca lo había sido en el curso de su historia.

Sólo fue tras la segunda guerra mundial cuando el gobierno britá- nico comenzó a interesarse por el desarrollo de Tanganika. Una vez más, se puso el acento en las grandes explotaciones, es decir, en las plantaciones. Colonos blancos fueron reclutados e instalados en los altiplanos (Mbeya, Iringa y Arusha). Además, el gobierno puso en marcha un proyecto, hoy abandonado, de cultivo de cacahuete bajo los auspicios del Overseas Food Corporation. De 1947 a 1949, más de 88 O00 hectáreas fueron desbrozadas para este proyecto, al cual el gobierno británico consagró 34 millones de libras aproximadamente. Pese a estos esfuerzos, la agricultura de plantación no progresó mucho y el gobierno se reorientó entonces hacia la agricultura campesina.

Poco después de 1950, el gobierno lanzó un programa de motoriza- ción en base al cual las administraciones locales compraban tractores que alquilaban a los cultivadores locales. La ejecución de este pro- grama se hallaba confiada al Departamento de agricultura. Fracasó igualmente, sobre todo porque la atmósfera no era demasiado propicia a una "agricultura por decreto". A finales del decenio, el gobierno revisó sus principios y sus méto-

dos para poner mis personal y créditos a disposición del ministerio de agricultura. Los créditos fueron utilizados para reforzar los servicios de divulgación y para mejorar la infraestructura y la comercialización de las cosechas. En vísperas de la salida de la administración británica se había puesto a punto una más vasta política de desarrollo agrícola, y ésta seria aplicada por el gobierno independiente en el curso de sus primeros años de existencia. Esta política puede resumirse tal como sigue:

1. Mejorar la agricultura local existente mediante la intervención

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156 Las relaciones entre grupos éinicos en la República Unida de Tanzania

de numerosos agentes de divulgación. Esta divulgación repo- saba en la persuasión mucho más que en decretos y disposicio- nes. El cultivador era libre de aceptar o no los consejos que se le ofrecían. Esta política condujo a desarrollar los centros en los que se formaban los agentes de la divulgación: Tengery, Ukiri- guru y Nyegezi. dedicados a la agricultura y a la veterinaria, y otros dos a la caza y a la silvicultura.

2. Control estricto de los proyectos. Esta acción se realizó en for- mas diversas y la examinaremos más adelante al hablar de los programas de poblamiento. El campesino podía participar o no en tales proyectos; si optaba por participar, entonces debía aca- tar las reglas.

3. Trabajos de investigación. Tan pronto como el cultivador acep- taba la agricultura moderna, era necesario disponer de los ele- mentos que precisaba. El gobierno consagró pues importantes créditos a las investigaciones sobre semillas mejoradas, rendi- miento de abonos, espaciamiento de las siembras, las varieda- des, las enfermedades de plantas y animales, etc. Las investiga- ciones se efectuaron paralelamente a la formación de personal para la difusión de resultados. Uno de los centros cuyas investi- gaciones han sido más fructuosas es el Centro de investigacio- nes algodoneras de Ukiriguru, en la región de Mwanza.

He insistido particularmente en la política referente a las zonas rurales por dos razones principales. En primer lugar, la población rural constituye más del 95% de la población ianzana total. En se- gundo lugar, porque al hablar de zonas rurales examinaremos en pri- mer termino las diferenciaciones etnicas, basadas en factores económi- cos. En los centros urbanos, la diferenciación económica se halla más abiertamente ligada a factores raciales que en las regiones rurales.

Nivel económico a .finales del dominio colonial

Los resultados obtenidos a finales del periodo colonial, en 1960, mar- can el punto de arranque de la evolución posterior a la independencia. A titulo de ejemplo, retendremos las siguientes cifras?

2. Tanganyika - The making o/ a nation, British Information Service. 196 1, no RF. P. 5074.

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157 Sirnon M. Mbilinyi. Etnia y dverenciación económica

Población. Africanos 9 099 000; asiáticos 177 000; europeos 22 000; diversos 5000.

Enseñanza. Primaria. 3270 establecimientos, 450 636 alumnos; secun- daria, 78 establecimientos, 14 535 alumnos; técnica, 23 estableci- mientos, 3669 alumnos; normal, 32 establecimientos, 1489 alum- nos.

Sanidad. Estado, 74 hospitales y dispensarios, 6758 camas; misiones, 1 36 hospitales y dispensarios, 75 12 camas; empresas, 3 1 dispensa- rios, 940 camas.

Comunicaciones. Carreteras, 3 3 026 km; vía férrea, 29 36 km (inclui- dos los empalmes); puertos, 4; aeropuertos y pistas de aterrizaje, 5 1 (uno, internacional).

Producto interior bruto. 185 053 '000 libras-'. Total de exportaciones y reexportaciones. 56 570 O00 libras'. Total de importaciones. 37 8 1 7 O00 libras?.

Incidencias de la evolución colonial en las diJerenciaciones étnicas

En el transcurso de las paginas precedentes hemos señalado que las sociedades tradicionales pasan por diversos procesos de moderniza- ción. Hombres cuya actividad principal era antes la caza, la pesca o la recolección de productos forestales, la ganadería o una agricultura rudimentaria, son hoy explotantes agrícolas, asalariados, etc. La eco- nomía cerrada se ha transformado en una economía abierta, y la eco- nomía de subsistencia en una economía mixta de subsistencia y de mercado. Por añadidura, una población enteramente rural se ha escin- dido en dos sectores principales: población rural y población urbana. Sin embargo, estos fenómenos no se han producido de modo uniforme en todo el país.

Los nuevos cultivos y las condiciones climáticas

He hablado extensamente de la introducción en Tanzania de ciertos cultivos de mercado de primera importancia. El desarrollo y extensión

3. U n a libra = una libra esterlina = 20 shillings

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158 Las relaciones entre grupos etnicos en la República Unida de Tanzania

geográfica de estos cultivos dependían de las condiciones climáticas imperantes en tal o cual región.

Tanzania se extiende por tres grandes regiones climáticas. La costa, con su interior inmediato, es una zona muy cálida y húmeda, cuya temperatura media es de 24.4OC y en la que se recogen aproximada- mente unos 1 O00 mm anuales de agua. Esta zona se prestaba al cultivo del caucho y del cocotero, pero las condiciones climáticas no favore- cían la instalación de colonos blancos. La meseta central es de clima cálido y seco con fuertes variaciones cotidianas y estacionales. Las precipitaciones resultan irregulares de una estación a otra. La principal actividad agrícola adaptada a la zona es la ganadería. Y ésta no intere- saba a los primeros colonos blancos. La tercera zona es la de las montañas, de clima templado y con cierta abundancia de bosques. Es el clima ideal para la mayoría de plantas vivaces.

La superficie total de la Tanzania continental es de 935 O00 km2, o sea unas cuatro veces la de Gran Bretaña. A finales del dominio colo- nial, menos del 1 O % de las tierras se hallaban cultivadas, y casi todas se encontraban situadas principalmente en las regiones montañosas. Un uno por ciento de la superficie total se componía de hecho de propiedades alienadas4.

En su mayoría, los colonos eran británicos. a los que había que añadir griegos, indios y sudafricanos. La mayor parte de las tierras eran boscosas. llenas de malezas y aguas cenagosas infestadas de mos- cas tse-tse y con una carencia de agua casi permanente. Basta con echar una ojeada al mapa de la población de Tanzania para darse cuenta de que las zonas más pobladas se encuentran en la periferia y se hallan en relación directa con las zonas climáticas descritas más arriba; en otras palabras, las zonas más pobladas se hallan en las regiones del Kilimanjaro y Arusha. la provincia del West Lake, entorno al lago Victoria, y las mesetas de Mbeya e Iringa. Las zonas costeras sólo están densamente pobladas en las cercanías de los centros urbanos.

Entre los cultivos de mercado introducidos en el país el del yute ha permanecido principalmente como cultivo de plantación, mientras que el del café fue el primero introducido entre los campesinos autóctonos, seguido por el algodón. El café ocupa la primera posición en las eco-

4. E.H. Winter y T.O. Budelman. "Tanganyika: a study of an African society at natio- na4 and local levels", en: Julian H. Steward (director de publicación). Conremporury change in truditionaí sociefies. vol. 1. p. 99, Universidad de Illinois. 1967.

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159 Simon M. Mbilinyi. Etnia y diferenciación económica

nomias de las explotaciones autóctonas y ha llevado la prosperidad económica a los chagga y a los haya* ya desde antes de 19405. Se debe Únicamente a la expansión geográfica del café que hay que atribuir el despegue económico de los distritos de Rungwe (Mbeya) y de Mbinga (Ruwuma). Otros cultivos, propios de las regiones subtempladas. fue- ron introducidos y se han desarrollado en esta zona: el té en las regio- nes de Mbeya y Arusha. la acacia en las regiones de Iringa y Usam- bara y, actualmente, el trigo en estas mismas regiones. El desarrollo de la agricultura en la costa y en la meseta central es un fenómeno relati- vamente reciente. Los cultivos se limitan a las plantas anuales como el algodón en la región de Sukuma y en algunos puntos de la zona oriental; las nueces del cajú en las zonas meridionales y costeras, y el tabaco en las tierras bajas de las regiones de Iringa y Tabora. El cuadro que sigue da una idea aproximada de la distribución de

los cultivos entre productores africanos y no africanos en 1957.

Distribución de los principales cultivos de mercadoa

Plantaciones Explotaciones Cultivo no africanas africanas Total

Yute café Algodón Nuez de cajú Cacahuete Granos oleaginosos distintos del ricino (ejemplo: girasol) Aziicar Ricino Té Tabaco Copra (nuez de COCO)^ Piretro Trigo

en libras 9 534 O00 1300000

1 O00 O00

713 O00 461 O00 100 O00 210 O00 180 O00

en libras 106 O00 7 100000 7 300 O00 1500000 1 100000

1100000

900 O00

188 O00 400 O00

20 O00

-

-

-

en libras 9 640 O00 8 400 O00 7 300 O00 1500000 1 100 O00

1100000 1 O00 O00 900 O00 173 O00 649 O00 500 O00 210 O00 200 O00

a) Según: E.H. Winter y T.O. Budelman. “Tanganyika: a study of an African society at

b) Cifras calculadas por Winler y Budelman. nationai and local levels”. op. cir.. p. 96. (Fuente: Colonial Office. 1957).

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160 Las relaciones entre grupos érnicos en la República Unida de Tanzania

La educación y la población

La tarea de educar a la población quedaba repartida entre los misione- ros y la administración. Al llegar la independencia, más del 70% de los alumnos se hallaban inscritos en las escuelas de las misiones. En este aspecto hay que subrayar que los misioneros se concentraban en las regiones en las que la población era receptiva a su enseñanza y en las que el clima resultaba agradable. Puesto que dependían de las donaciones en dinero que recibían del extranjero y de Roma (los cató- licos) debían actuar rápido y mostrar resultados para obtener más fondos. Esta política limitaba su actividad a ciertas regiones. La educación abría el espíritu de la población y ensanchaba su

horizonte. Al tomar conciencia de nuevas necesidades, esta población quiso producir más para satisfacerlas.

En segundo lugar, la administración dejó la tarea de la enseñanza primaria a las administraciones locales, las Native Authorities del periodo británico, transformadas hoy en consejos 'de distrito. Los re- cursos financieros de estas administraciones locales eran variables. Como los distritos más prósperos económicamente tenían a su disposi- ción más recursos, podían pues disponer de mayor número de escuelas y mejores maestros. Era entrar en un círculo vicioso. Donde los conse- jos de distrito eran ricos, la población instruida era más numerosa, trabajaba con mayor ahínco para obtener mejores perspectivas sociales y económicas y exigía servicios económicos y sociales crecientes y de un mayor nivel. El resultado ha sido que algunas regiones del país van muy por delante de las demás, tanto en el plano social como en el económico.

Desarrollo de la infraestructura

A inicios del periodo de desarrollo, particularmente durante los prime- ros años del dominio alemán, la construcción de la infraestructura (la

5.

Chagga. haya, e igualmente sukuma. hebe. ngoni. arusha. masa], ya que preferimos evitar la oscilacion wachagga. wangoni. que no es otra cosa que el plural bantú oriental. [N. ed. esp.] La producción autktona de café en el Kilimanjaro y en Amsha era. en 1932. de 1020 toneladas y de 72 toneladas, respectivamente. mientras que la producción de las plantaciones se elevaba el mismo año a 1442 toneladas y 1704 toneladas.

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161 Simon M. Mbilinyi. Etnia y dferenciación económica

red ferroviaria, por ejemplo) no se basaba necesariamente en estudios justificativos. como se hace hoy día. La infraestructura se levantaba teniendo en cuenta la hipótesis según la cual la población la utilizaría, o incluso sería forzada a utilizarla y, por lo tanto, a hacerla viable: Sin embargo, desde hace años se pone el acento en la viabilidad de las empresas. De ello se desprende que las buenas carreteras, las vías férreas y los mejores aeropuertos deben situarse en las regiones de gran prosperidad económica. Éstas son las regiones que pueden soste- ner efectivamente los servicios prestados.

Proximidad de los centros urbanos

El moderno análisis económico de las naciones en vías de desarrollo se funda por lo general en un modelo de dicotomía económica, en cuyos términos el sector rural deberá facilitar la mano de obra, las materias primas, los productos alimenticios y los recursos financieros (gracias a la exportación de bienes agrícolas) al sector industrial o urbano. Éste se desarrollará con el objetivo de facilitar una salida a los productos agrarios y a los bienes manufacturados. Ambos sectores se expansio- narán y crecerán proporcionalmente hasta que la economía se halle altamente industrializada o, simplemente, haya alcanzado el nivel de las demás naciones desarrolladas.

Si tomamos el caso de Tanzania, constatamos que algunas regiones desarrolladas estaban próximas a los centros urbanos situados en el exterior del país. Éste es el caso de la región del Kilimanjaro-Arusha, vecina de Kenia. y de la región llamada "West Lake", y en particular Bukoba, que está próxima a Uganda. Es probable que la presencia de estos dos países haya estimulado el desarrollo de estas zonas de Tanza- nia.

Regiones y diferenciaciones tribales

Los factores anteriormente descritos (introducción y desarrollo de cul- tivos de mercado, clima y topografía, educación y papel de los misio- neros, desarrollo de la infraestructura y proximidad de los centros ur- banos) han desencadenado y cimentado la diferenciación económica y social tanto en el plano tribal como en el inlerétnico en la República.

1 1

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162 ~

Las relaciones entre grupos étnicos en la República Unida de Tanzania

Por sí mismos, las tribus o grupos étnicos no se habrían diferenciado de forma tan aguda en un contexto tribal o sobre la base socio-econó- mica de la tribu. Esta diferenciación habría sido muy marginal. Ac- tualmente, la diferenciación económica se nos presenta así:

Los chagga que viven en las faldas del monte Kilimanjaro, y que fueron los primeros que cultivaron el café con fines comerciales, ocu- pan el primer lugar, económica y socialmente. Las elevadas rentas obtenidas del café les han permitido desarrollar su red de carreteras, construir numerosas escuelas y equiparlas mejor que en otras partes, construir alojamientos modernos, ,etc., e incluso se han dedicado al comercio antes que las restantes tribus del país. Además del cultivo del café, se han dedicado también a la cría de ganado y al cultivo de bananos, sobre todo para su propio consumo.

Los otros enclaves de prosperidad económica y social son el dis- trito de Bukoba en la región del West Lake, habitada por los haya, y el distrito de Tukuyu en la región de Mbeya, habitada por los nyakyusa. Ambas tribus practican también, entre sus principales cultivos de mer- cado, la plantación de café. La segunda cultiva además el té y el piretro. y la primera practica el cultivo del té y la cría de ganado lechero.

En fecha más reciente, el cultivo del tabaco, del algodón, así como el de las nueces de cajú se ha desarrollado, elevando el nivel econó- mico de las regiones de Iringa y Tabora, de la de Sukuma (regiones de Mwanza y de Shinyanga) y de Mtwara. respectivamente. Iringa es el país de los hebe. Tabora el de los nyamwezi, la región de Sukuma está poblada por los sukuma. y la de Mtwara por los makonde y los mvera. Este grupo de población forma, con los ngoni del distrito de Mbinga (región de Ruwuma) y los arusha-meru de la región de Arusha, todo ellos cultivadores de café, un grupo intermedio entre los chagga -que se sitúan en lo alto de la escala social- y las restantes tribus de Tanzania. .

Los demás grupos étnicos antes citados se sitúan igualmente a distintos niveles. Por ejemplo, los grupos de pastores como los masai, los gogo y los kwavi están por lo general más cercanos a la cúspide que los mbugwe (vecinos de los masai) o los saramo de la costa, que practican aún una agricultura de subsistencia. Las diferencias entre tribus son tan numerosas que sería muy laborioso el clasificarlas y compararlas. Baste con decir que existe en Tanzania una gran diferen- ciación étnica y tribal acentuada por factores externos.

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163 Simon M. Mbilinyi. Etnia y di/erenciacion económica

Diferenciación racial

Esta diferenciación se debe a las relaciones entre la población autóc- tona y los extranjeros. Árabes y africanos, primero asociados comer- ciales, tuviercn luego relaciones propias de amos y esclavos Con la abolición de la esclavitud, los árabes permanecieron en ciertos puntos del país como verdaderos propietarios. especialmente en las zonas cos- teras y las islas de Zanzíbar y Pemba. Los del continente concentraron su actividad, limitándola al comercio, esencialmente al comercio al por menor. Propietarios de tiendas. pequeños restaurantes y carnicerías en los centros urbanos, recorrían también el interior del país como abas- tecedores comerciales de carne al por mayor, de vacuno o de cabras.

La mayoría de los indios del África oriental hablan el gujarati. En el pasado, las regiones de donde proceden habían mantenido relacio- nes comerciales con la costa africana. Los que se establecieron en la costa y en Zanzíbar controlaban el comercio, inclusive los capitales indispensables para la trata de esclavos organizada por los árabes en el interior. A medida que la colonización alemana progresaba hacia el interior, los indios la siguieron, desempeñando su papel habitual de comerciantes. Eran los propietarios de los grandes almacenes (al por mayor o al detall) e incluso tenían, y tienen aún, el control del sector comercial de la economía. Dejando a un lado las grandes sociedades occidentales, los asiáticos poseen la mayoría de los bienes de equipo de los grandes centros urbanos. Eran (hasta la nacionalización de 1967) los principales importadores y exportadores de toda clase de produc- tos, y los mayores industriales y fabricantes del país.

Por el contrario, los europeos trabajaban principalmente en la ad- ministración. Quienes se hallaban dedicados a los negocios eran gene- ralmente personas empleadas por firmas de su país. y los trabajadores independientes se ocupaban sobre todo de la agricultura de gran pro- piedad y de plantación.

Los explotantes agrícolas se dedicaban a los cultivos de mercado para la exportación. Los cultivos más apreciados eran los del yute, el café, el té. el piretro y, durante un breve periodo, el tabaco. Las socie- dades europeas importaban sobre todo bienes de consumo duraderos (automóviles, maquinaria, productos químicos. etc.) y algunas impor- taban productos aiimenticios.

Considerados de arriba abajo, !os estratos sociales estaban com- puestos por los europeos. los asiáticos y, por último, los africanos.

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Esta jerarquía volvía a encontrarse en la distribución de residencias y en el tipo de alojamiento, en los barrios comerciales, en la estructura de los salarios, en el sistema escolar, en los clubs e incluso en las letrinas públicas.

La lucha por la independencia comenzó a surtir efecto hacia 1955 y gran número de diferencias desaparecieron poco a poco. No obs- tante, las mayores diferencias económicas subsisten. Las examinare- mos en el siguiente subapartado.

Resumen

Hasta aquí hemos considerado las diferenciaciones económicas regio- nales de las grandes unidades. Resulta sencillo, en este caso, introducir la diferenciación étnica substituyendo a las regiones por tribus.

Los factores que originaron las diferenciaciones económicas y so- ciales son la introducción de cultivos en relación al clima y la topogra- fía, la capitalización del elemento humano mediante la educación, el desarrollo de la infraestructura, la existencia de centros urbanos y su proximidad.

La diferenciación económica entre grupos étnicos

Los grandes grupos étnicos de Tanzania son los africanos, los asiáticos y los europeos. Cada uno de estos grandes grupos se divide en subgru- pos. Los más importantes son las tribus del grupo africano. Los demás serán estudiados con sus grupos respectivos, asiáticos y europeos, sea cual fuere la ramificación tribal o etnica. Las considerables diferencias económicas entre las etnias se explican por la historia de los diferentes grupos y, en cierta medida, por las políticas diversificadas de los go- biernos coloniales e independientes. Hemos examinado ya un gran número de factores de diferenciación en el curso del presente estudio.

El desarrollo del capitalismo asiatico en Tanzania

A principios del siglo XX (1900-191 41, había en Tanganika 10 O00 asiáticos aproximadamente, en su mayoría mecánicos, artesanos, fun-

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cionarios. a los cuales había que añadir algunos comerciantes. En esa época la actividad económica principal era la agricultura. En 19 14 se estimaba en 1.5 millones de libras el valor de las exportaciones de los productos agrícolas. La agricultura estaba sobre todo en manos de los europeos y de las sociedades europeas. A finales de la primera guerra mundial, los asiáticos sacaron partido de la salida de los alemanes. Así. de 1922 a 1924. compraron la casi totalidad de las propiedades de Dar es Salaam y, en 1924, adquirieron a bajo precio buen número de antiguas tierras alemanas. A finales del año, los asiáticos poseían 106 400 hectáreas y los europeos 600 O00 hectáreas. Al comprar las propiedades de Dar es Salaam y entrar en el sector

agrícola, los asiáticos se aseguraron una sólida base económica. Su comunidad pudo así desarrollarse hasta el punto de contar con más de 25 O00 miembros en 1931. El gobierno británico decidió limitar la inmigración de asiáticos en Tanzania incrementando el importe del depósito exigido a 100 libras por persona, más 50 libras por niño y persona a cargo. Estas restricciones no frenaron las actividades econó-. micas de los asiáticos. Desde Dar es Salaam. un cierto número de ellos ganó el interior del país y abrió pequeñas tiendas al por menor (duka wallah) que constituyeron una red de distribución de bienes de con- sumo importados y de bienes manufacturados locales, y de centros de recogida de productos de la agricultura africana local. Pese a las fluc- tuaciones de la economía mundial, cuyas manifestaciones más típicas fueron los acontecimientos de 1929 y los diez años siguientes, los asiáticos habían obtenido resultados espectaculares en vísperas de la segunda guerra mundial. Se calcula que sus intereses en Tanganika en el momento en que estalló la guerra se elevaban a tres millones de libras y suponían el 17 % de las tierras agrícolas no africanas, el 90 % de los terrenos e inmuebles urbanos, el 80% de la industria algodo- nera. el 80 % de la producción de yute, el 50 % del comercio de impor- tación, el 60 % del comercio de exportación y el 80 % de los transpor- tes y de los servicios generales6. No sólo los asiáticos tenían firmemente las riendas de los mencio-

nados sectores de la economía, sino que fueron asimismo los pioneros de la artesanía y de la industria de la Tanzania de hoy. La razón de ser de la industria de este país era satisfacer las necesidades elementales de la población no africana de las ciudades. Así fue como, bajo el domi-

6. George DELF. Asians in Easr Africa, Londres. Universidad de Oxford. 1963

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Las relaciones entre grupos ernicos en la República Unida de Tanzania

nio colonial alemán y durante el periodo inmediatamente posterior, los asiáticos tuvieron el monopolio de oficios artesanales como la zapate- ría, la confección y la hojalatería. En el sector industrial controlaban la elaboración de bebidas no alcohólicas y de productos alimenticios, así como la industria del mueble. Estas industrias exigían capacidad téc- nica y capitales, elementos ambos que les aportaban los asiáticos’. La mayor parte del sector industrial fue más tarde absorbida por las gran- des empresas occidentales, dejando sólo a los asiáticos una influencia muy reducida hasta el periodo 1955-1 960, fecha en la cual empezaron a penetrar en el sector industrial al frente de grandes empresas. Los asiáticos no sólo controlaban la economía, sino que ocupaban también los empleos más elevados. Sólo en la ciudad de Dar es Salaam, en 1960-1961, el 42.6% de los técnicos y del personal de dirección eran asiáticos, frente al 28.6 % de europeos y solamente el 28.7 % de africa- nos; 5092 no africanos formaban el mayor grupo de patronos al mar- gen de la función pública y de las instituciones paragubernamentales*.

Durante la segunda guerra mundial, el crecimiento y la prosperi- dad económica de los asiáticos prosiguió su empuje. A finales del periodo colonial, en 1960- 196 1, los asiáticos se habían establecido sólidamente en el comercio, en la industria y en todos los sectores del empleo. Su supremacía económica apenas retrocedía ante las empresas europeas, la mayor parte de las cuales eran filiales de sociedades insta- ladas en sus países.

Si tomamos los años 1960-1961 como modelo. resulta posible ob- servar la estructura de las inversiones asiáticas en la educación, en los establecimientos médicos, en el comercio, en la propiedad agraria, en la agricultura y en la industria. Durante el periodo colonial, los esta- blecimientos escolares acogían a los alumnos en función de su raza y de su religión. Puede calcularse que la educación de un asiático era cuatro veces más cara que la de un africano, y cinco veces menos que la de un europeo. Sin embargo, sólo había 25 O00 alumnos asiáticos en las escuelas primarias, 8000 de los cuales aproximadamente acu- dían luego a las escuelas secundarias, ya fuera en Tanganika, ya en el extranjero. Además de las escuelas públicas, había 5 1 escuelas asiáti- cas no comunitarias subvencionadas y 57 escuelas comunitarias, de las cuales 41 estaban dirigidas por los hojas ismaelitas.

7. A. Mascarenhas. Urban Dei,eloptnent in Dar es Salaam. M.A. Tesis UCLA. 1966. 8. A. Mascarenhas. idem.

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Si consideramos tan sólo la enseñanza superior, en 1960- 196 1 ha- bía 5 14 estudiantes asiáticos en el extranjero frente a 465 africanos. La diferencia más espectacular no se refiere al número de asiáticos y africanos inscritos en los establecimientos de enseñanza superior, sino a las materias elegidas: de los 5 14 estudiantes asiáticos, 3 3 5 estudiaban ingeniería, contabilidad, medicina, cuidados de enfermería y farmacia, siguiendo el resto las carreras de letras y ciencias sociales. De los 465 africanos, 248 (50%) habían optado por letras y ciencias sociales, siendo la especialización más apreciada la educación. U n número re- ducido de ellos seguían clases de agricultura y ciencias. En el campo de la sanidad, los asiáticos poseían sus propios dispensarios, hospitales y centros de protección. Éstos estaban financiados por los mismos asiáticos, que constituían también su personal. El número exacto de estos establecimientos es de difícil cálculo. El lugar de los asiáticos en el sector económico resulta aún más importante. Los asiáticos de Tan- zania dedicados a la agricultura cultivaban sobre todo el yute. En 1960, la población asiática realizaba el 23 % de la producción total, cosechada en 168 020 hectáreas, frente a un millón de hectáreas pro- piedad de explotantes de origen europeo. Los asiáticos controlaban más del 50 % del comercio exterior y más del 80 % del comercio al por mayor y al detall. Por otra parte, más de 8000 asiáticos trabajaban en la función pública.

En vísperas de la independencia, la población asiática dirigía sus propios negocios en los campos económico, social y en la enseñanza. Los asiáticos evitaban la política con algunas excepciones. Esto se explicaba por el hecho de estar situados entre los dos grupos dominan- tes, los europeos y los africanos. Los africanos luchaban (políticamen- te) contra los europeos y la salida de esta lucha era incierta. Más interesante seria saber, y la pregunta sigue todavía sin respuesta, cómo y por qué los asiáticos llegaron a alcanzar semejante supremacía eco- nómica en un país dominado por los otros dos grupos etnicos.

R.C. Thurnwald. en su obra Black and White in East Africa, resu- mió de la siguiente manera las causas del misterioso éxito de los asiáti- cos: a) la simplicidad de su vida, basada en una especie de ascetismo económico: b) una vida familiar por lo general excelente; c) el ahorro, cuyo producto era enviado a la India; d) la ayuda económica mutua entre familias emparentadas; e) la instalación de los indios en las prin- cipales vías de comunicación, mientras que los árabes seguían fieles a las viejas pistas caravaneras; f, los indios saben inglés y con frecuencia

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leer, escribir y contar como los europeos, ya que han sido instruidos en escuelas indias a la usanza europea.

Estas razones se aplican al funcionamiento de ciertos procesos so- ciales en la comunidad asiática. Otros factores puede que hayan de- sempeñado un papel todavía mayor. El éxito de los asiáticos se explica también por su sentido de los negocios.

Además de las causas citadas, que dependían de la naturaleza de la comunidad y m u y especialmente del individuo, había también institu- ciones financieras como los bancos y las compañías de seguros, el banco de Boroda, la Sociedad Diamond Jubilee Insurance, expresa- mente dedicadas a ayudar a la clientela asiática. Por otra parte, los asiáticos, en su calidad de grupo, eran los incontestables beneficiarios de un trato preferente por parte de los colonialistas europeos que les reservaban determinados sectores. Hay que añadir que constituían un grupo minoritario en un país extranjero lo cual favorece una gran solidaridad en el seno de agrupaciones religiosas y bien definidas.

La política de la administración con respecto a los asiáticos

Los asiáticos no eran objeto de medidas dirigidas contra su actividad económica. Es cierto que existía un control de la inmigración asiática en el África oriental, pero apenas se aplicaba. Había también leyes y reglamentos que prohibian a los asiáticos abrir tiendas en las zonas rurales, a no ser con la aprobación de la administración. Esto limitaba el campo de operación de los asiáticos, que se hallaban sobre todo agrupados en las ciudades y en las pequeñas ciudades rurales9. Por añadidura, una ley prohibía a los comerciantes asiáticos vender a cré- dito a los africanos. Si vendian a crédito era por su cuenta y riesgo y los tribunales no sancionaban al infractor en caso de no reembolsar la deuda. Los asiáticos tenían que pagar derechos por los terrenos de construcción en las regiones rurales, sus patentes eran más elevadas y carecían del derecho de hacer giras comerciales entre los africanos o en sus explotaciones agrícolas. Las medidas más graves que afectaban a los asiáticos de las regiones rurales eran las que favorecían la crea- ción de cooperativas de venta. así como de consejos de comercializa-

9. Las pequenas ciudades rurales constituían zonas acondicionadas. con una poblacion relaiivarnente importante y dotadas de mercado.

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ción. Estas medidas desviaban gran parte del comercio en detrimento de los asiáticos. Para la exportación de los productos agrícolas, las grandes sociedades asiáticas seguían en competencia con las grandes sociedades europeas.

Después de la independencia

Durante los primeros años que siguieron a la independencia, no hubo ataque a la posición económica de los asiáticos. El gobierno era parti- dario de una sociedad "multirracial" y no quería pues ninguna discri- minación fundada en el color, la religión, etc. No obstante, intranqui- los por las posibles consecuencias de la independencia, un número bastante importante de no africanos abandonaron el país. La mayoría eran europeos. Los asiáticos permanecieron.

Sin embargo, empezaron a producirse algunos cambios. Los prime- ros se referían a la educación. El gobierno, queriendo asegurarse el acceso de todos a la enseñanza, colocó todos los establecimientos esco- lares bajo su autoridad. Las escuelas que, en su origen, estaban desti- nadas a ciertos grupos raciales o religiosos, tuvieron, por decreto, que aceptar alumnos de todas las razas y de todas las religiones'O.

El segundo cambio capital se produjo en 1967. El país se compro- metió entonces en la vía socialista, nacionalizando las industrias, las instituciones financieras, las sociedades de importación y de exporta- ción, y culminó esta política en 1970 con la socialización del comercio. El estado tomaba a su cargo todo el comercio de importación y al por mayor. El asiático mantuvo como principal actividad económica el comercio al por menor. Dado el riguroso control de cambios, los asiáticos no tenían otra salida que invertir en las industrias indicadas en la Declaración de Arusha, o bien asociarse con organismos paraes- tatales en las industrias colocadas bajo la autoridad Única del estado. Los asiáticos conservan la hegemonía en el sector agrícola. Además del yute, se dedican a todo tipo de cultivos: girasol, naranja, maíz, mijo, y crían ganado para leche y carne de buey, así como aves de corral.

10. Resulta dificil actualmente obtener datos sobre el número de alumnos inscritos de cada raza; los datos solo se distribuyen en dos categorias. la de los nacionales y la de los no nacionales.

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Numerosos asiáticos siguen aún empleados en la función pública y en las administraciones paragubernamentales, pero la preferencia se da aquí a los nacionales; los no nacionales sólo pueden obtener contratos y deben poseer permisos de trabajo.

Relaciones con los demás grupos étnicos

Europeos. Los asiáticos y los europeos mantienen relaciones de inter- dependencia económica y comercial. Antes de las nacionalizaciones. las sociedades europeas se dedicaban a la gran industria, a la importa- ción y exportación de los principales productos, al comercio marítimo, etc. Los asiáticos dominaban sobre todo el comercio al por mayor y al detall, desempeñando así un papel de agentes de distribución para la mayoría de compañías locales y extranjeras. Numerosos asiáticos esta- ban empleados por las sociedades europeas en calidad de directores, contables y empleados.

En la vida social, sin embargo, las dos comunidades tienen escasas relaciones. Las fuentes de tensiones son raras entre ambos grupos. Africanos. Los africanos, por el contrario, no tienen excesiva confianza en los asiáticos:

1. Los asiáticos tienen costumbres sociales propias, distintas de las de los africanos. Viven entre ellos y no aprecian demasiado el mezclarse con otros grupos étnicos, particularmente con los africanos.

2. Los africanos consideran que los asiáticos son sus más directos competidores en materia de empleo, comercio y demás activida- des económicas. La situación se ve agravada por el hecho de que el asiático se ha considerado siempre extranjero (son los asiáticos quienes más pasaportes britanicos poseen) y ocupan plazas que, a ojos de un africano, debieran pertenecer a uno de los suyos. En otras palabras, en el comercio y la función pú- blica, el asiático ocupa un rango inmediatamente superior al africano.

3, Los asiáticos basan sus relaciones comerciales en estrechas rela- ciones familiares y, por añadidura, numerosas instituciones fi- nancieras acuden exclusivamente en ayuda de los asiáticos.

4. Los africanos consideran que los asiáticos les han explotado durante años en sus pequeñas tiendas al por menor y que a

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cambio no han contribuido al bienestar de la población autóc- tona. Por otra parte, sus beneficios fueron enviados al extran- jero en lugar de ser invertidos en Tanzania.

Con la apertura de las escuelas a los niños de todas las razas y la instauración del servicio nacional obligatorio para todos los jóvenes que siguen estudios superiores en Tanzania. se desarrollarán los con- tactos entre asiáticos y africanos y sus relaciones se verán mejoradas, si no en el plano económico, al menos en el social.

Los europeos en Tanzania

Los europeos estaban empleados en la función pública, la administra- ción y las misiones, poseían explotaciones agrícolas y ocupaban cargos directivos en diversas sociedades europeas. Después de la independen- cia, el número de administradores y agricultores europeos disminuyó.

Tanzania contempla, sin embargo, la llegada de otro europeo, el "experto", que llega para pasar periodos de dos a cuatro años. Viene a Tanzania por su competencia técnica, para aconsejar al gobierno o a las instituciones paraestatales, o para enseñar en los establecimientos de enseñanza superior.

Las relaciones entre africanos y europeos no se hallan bien defini- das. Esto se debe en parte a que el africano piensa que, en general, el europeo (extranjero) permanece sólo temporalmente en el país.

Los africanos

Resulta difícil seguir la evolución de numerosas "tribus", que puede ser incluso muy diferente según los casos. En conjunto, los chagga tienen un alto nivel de vida. El factor de desarrollo que ha sido en su caso el más importante ha sido el cultivo del café (cultivo de mercado). que fue introducido en la región muy tempranamente por los misione- ros. Esta región ofrecía grandes posibilidades de producción: buen suelo volcánico, agua abundante, etc. Gracias al incremento de la producción de café, mejoraron los transportes. La región se abastecía por los ferrocarriles que conectaban el Kilimanjaro con Mombasa y Tanga, junto al Ockano. Igualmente se construyeron excelentes carre- teras. Los impuestos obtenidos del café permitieron a la administra-

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ción local la construcción de numerosas escuelas que fueron comple- mentadas por escuelas misioneras (católicas y protestantes). La existen- cia de estas escuelas da razón de la presencia de numerosos chagga en todas las regiones de Tanzania, donde ocupan plazas de enseñantes. administradores, técnicos. etc.

Año tras año, al escasear la tierra, numerosos chagga abandonan su región para ejercer en otras partes nuevos oficios. Se dedican parti- cularmente al comercio (bares, pequeñas tiendas y empresas de trans- porte).

Las perspectivas económicas y las relaciones entre grupos étnicos

Hasta aquí hemos estudiado la economía de los diversos grupos Ctni- COS en su marco tradicional y occidental, con todo lo que tiene de capitalista. No obstante, con la Declaración de krusha y la politica de socialismo y autonomía proclamada por el TANU en 1967, el futuro deberá enfocarse desde un ángulo distinto. En el terreno económico, la declaración insiste en la ausencia de explotación agraria autóctona, colocando los principales medios de producción bajo control de cam- pesinos y tabajadores, insiste en los esfuerzos de cooperación y en el desarrollo rural.

Ya hemos tratado el tema de las nacionalizaciones. Han tenido repercusiones en: a) la gran industria; b) las grandes plantaciones de yute; c) las instituciones financieras; d) las sociedades de exportación e importación; e) recientemente, el comercio al por mayor. La importan- cia de estas repercusiones dependerá de la eficacia con la que el estado asuma enteramente las tareas de dirección y las tareas técnicas en las industrias nacionalizadas. modificando la escala de valores establecida en el marco del capitalismo internacional. Pero lo que más nos interesa saber aqui es lo que sucede con el capitalista o con las sociedades capitalistas cuyos propietarios eran asiáticos y africanos.

En las regiones rurales, se ha puesto el acento en los pueblos ujamaa, que practican una explotación cooperativa. Buen número de ellos funcionan ya y otro importante contingente se halla en vías de creación. Los pueblos ujamaa ayudaráp al estado, facilitando servicios sociales mucho más rápidamente. De este modo, las escuelas, la sani- dad pública y la infraestructura serán menos costosas. Aparecen pro-

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blemas. algunos de los cuales lo son a corto plazo, como el del encua- dramiento y el del personal técnico, y otros a largo plazo: por ejemplo, los prósperos grupos étnicos de los distritos del Kilimanjaro, de Bu- koba y de Tukuyu iconstituirán pueblos ujamaa?". Por el momento, estas poblaciones están faltas de tierra pero, si éste es el Único obs- táculo, la planificación agrícola y la explotación óptima orientadas hacia la renta permiten esperar una próxima solución. Será también necesario, y éste es otro de los problemas, persuadir a estos grupos para que acepten la noción de pueblos ujamaa, o socialistas.

Las futuras perspectivas económicas dependerán de la manera en que los pueblos de todas las razas y de todos los grupos étnicos acepten los principios definidos en la Declaración de Arusha y en los textos ulteriores.

En cuanto a las relaciones entre etnias, sólo puedo mostrarme optimista hasta cierto punto. Los sentimientos tribales perderán su importancia a medida que el trabajo y las relaciones sociales acerquen a poblaciones llegadas de distintos distritos. Los tanzanos se encontra- rán también en las escuelas, a lo largo del servicio nacional y en muchos otros lugares.

En lo tocante a los asiáticos, su unidad religiosa, que ha sido hasta ahora la base de su pujanza económica en el África oriental, pierde actualmente su valor pero, debido a la historia del poblamiento del país, su asimilación será quizá más difícil.

* No todos los pueblos actuaies. tras la decisión de reagmpamiento en unidaqes supe- riores a las 500 habitantes, son verdaderamente ujamaa, pero en todos ellos el papel económico del estado se ha acentuado mucho desde 1977. [N. ed. esp.]

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174 Las relaciones entre grupos érnicos en la República Unida de Tanzania

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