dos estudiantes han muerto

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DOS ESTUDIANTES HAN MUERTO La universidad era entonces una ciénaga gigante. Peces viejos y peces nuevos de mil colores rostros y sabores deambulaban a poco cerebro consumiendo el agua enrarecida que asfixiaba su ilusión. Un día el agua se contaminó y dos cadáveres se atravesaron en el corazón de los sombis caminantes . Y son más los que delatan las pupilas intranquilas donde se refleja el terror. La Universidad fue entonces, un sitio de velación. Eramos demasiados peces bajo la misma agua bajo el mismo aire contaminado, rumiando bajo las mismas piedras. Eramos pocos los que alzábamos la voz. Y entre tantos gritos de urras y de bravos, de voces desperdiciadoras de espacio ; no se escuchaba nuestra voz de libertad, nuestro llamado a la naturaleza primera, al amor de hermano. Un día el agua se contaminó y dos cadáveres se nos atravesaron en el corazón. Y son más los que delatan las pupilas intranquilas, pupilas donde se refleja el terror. Y estará más contaminado el ambiente y más putrefacta el agua consumida y más grande el terror. Siempre que siga siendo la Universidad una ciénaga gigante donde deambulen a poco cerebro peces viejos y peces nuevos de mil colores, rostros y sabores. Autor: Luis Emilio Patarroyo Patiño Emai [email protected]

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Poesía que relata los hechos ocurridos en 1999 en la UPTC de Tunja, cuando fuerzas del estado se ensañaron contra militantes de la Unión Patriótica y los fueron eliminando por todo el país. En ese año dos estudiantes cayero y fueron velados en la Universidad

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DOS ESTUDIANTES HAN MUERTO La universidad era entonces una cinaga gigante. Peces viejos y peces nuevos de mil colores rostros y sabores deambulaban a poco cerebro consumiendo el agua enrarecida que asfixiaba su ilusin. Un da el agua se contamin y dos cadveres se atravesaron en el corazn de los sombis caminantes . Y son ms los que delatan las pupilas intranquilas donde se refleja el terror. La Universidad fue entonces, un sitio de velacin. Eramos demasiados peces bajo la misma agua bajo el mismo aire contaminado, rumiando bajo las mismas piedras. Eramos pocos los que alzbamos la voz. Y entre tantos gritos de urras y de bravos, de voces desperdiciadoras de espacio ; no se escuchaba nuestra voz de libertad, nuestro llamado a la naturaleza primera, al amor de hermano. Un da el agua se contamin y dos cadveres se nos atravesaron en el corazn. Y son ms los que delatan las pupilas intranquilas, pupilas donde se refleja el terror. Y estar ms contaminado el ambiente y ms putrefacta el agua consumida y ms grande el terror. Siempre que siga siendo la Universidad una cinaga gigante donde deambulen a poco cerebro peces viejos y peces nuevos de mil colores, rostros y sabores. Autor: Luis Emilio Patarroyo Patio Emai [email protected]