disputas por el poder mayo 2015 web

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Sergio Martín-Carrillo Esteban De Gori Coordinadores

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Informe de CELAC sobre procesos electorales en América Latina

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  • Sergio Martn-CarrilloEsteban De Gori

    Coordinadores

  • 324.6M3869d

    Martn-Carrillo, SergioDisputas por el poder: Coyuntura electoral en Amrica Latina 2014 /

    Sergio Martn-Carrillo, Esteban De Gori . 1. ed. Quito: Editorial IAEN, 2015

    188 p.; 15 x 21 cm

    ISBN: 978-9942-950-44-4

    1. SUFRAGIO 2. ELECCIONES 3. AMRICA LATINA 4. ECUADOR I. Ttulo

    Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN)Av. Amazonas N37-271 y Villalengua, esq.Tel.: (593 2) 382 9900Quito, Ecuadorwww.iaen.edu.ecInformacin: [email protected]

    Direccin editorial: Miguel Romero FloresCorreccin de estilo: Roberto Ramrez ParedesDiseo de interiores y portada: Csar Ortiz Alcvar

    IAEN, 2015

    CC BYNCSAEsta licencia permite compartir, copiar, distribuir, ejecutar, comunicar pblicamente la obra y hacer obras derivadas.

  • 5ndice

    Sobre los autores ................................................................... 9

    Presentacin ......................................................................... 13Jacques Ramrez Gallegos

    Prlogo ................................................................................. 15igo Errejn

    Introduccin ......................................................................... 19Sergio Martn-Carrillo y Esteban De Gori

    Parte i

    La expansin hegemnica del MAS en el territorio boliviano .... 25

    1. Introduccin ..................................................................... 25

    2. A una dcada del fin de la democracia pactada ................... 26

    3. Crisis y refundacin del sistema poltico ............................. 28

    4. La ampliacin hegemnica ................................................. 29Ayeln Oliva

    Alianza PAIS: ganar perdiendo? Las elecciones seccionales de febrero de 2014 en Ecuador .............................................. 37

    1. Entrada ............................................................................. 37

    2. Elecciones 2009: la irrupcin local de Alianza PAIS .............. 39

    3. Las elecciones seccionales de 2014: cambio y continuidad ... 44

    4. Dinmica y performance de AP en las seccionales de 2014 ..... 51

    5. A modo de cierre ................................................................ 55

    6. Bibliografa ....................................................................... 56Franklin Ramrez Gallegos y Mara Florencia Pagliorone

    A propsito de la disputa electoral en Venezuela ..................... 57

    1. El hecho originario electoral venezolano en la disputa latinoamericana ................................................................. 57

  • 62. Actual escenario electoral venezolano ................................. 62

    3. La no salida y (algo de) prospectiva en la disputa electoral ........................................................ 69Alfredo Serrano Mancilla

    Centroamrica y las elecciones en el ao 2014:El Salvador y Costa Rica ......................................................... 73

    1. Costa Rica: el ascenso de una nueva derecha ...................... 73

    2. El Salvador: el laberinto efemelenista ................................. 76

    3. Derechas y clase poltica .................................................... 79Esteban De Gori

    Honduras: entre el debilitamiento del bipartidismoy la esperanza de la refundacin ............................................. 81

    1. Introduccin ...................................................................... 81

    2. Un golpe de Estado que fortaleci al frente de resistencia y movilizacin social ...................................... 833. La resistencia organizada en la calle ................................. 86

    4. Partido libre: ruptura con el sistema de partido tradicional ........................................................ 88

    5. Segundo golpe, cambio de formas no de contenido ............. 90

    6. Consideraciones finales ...................................................... 92

    7. Bibliografa ........................................................................ 93Mariela Pinza

    Mxico: coyuntura electoral y perspectivas de cara a 2018 ....... 95

    1. Sistema poltico mexicano .................................................. 95

    2. Elecciones presidenciales 2012 ........................................... 96

    3. Partidos polticos mexicanos .............................................. 97

    4. Anlisis de las elecciones de 2012 y de la actual coyuntura ..................................................... 101

    5. Perspectivas a futuro .......................................................... 104Arnzazu Tirado Snchez

  • 7El triunfo electoral de Dilma Rousseffy la continuidad del PT en el gobierno ..................................... 111

    1. Las elecciones de 2002 y el PT en el poder ........................... 111

    2. El proceso electoral de 2014 ............................................... 114

    3. El ascenso de Marina Silva .................................................. 114

    4. La primera vuelta electoral .................................................. 116

    5. La segunda vuelta electoral ................................................. 118

    6. Conclusin ........................................................................ 119Pedro Brieger

    Elecciones presidenciales Uruguay 2014:entre la profundizacin posneoliberalo la restauracin conservadora ............................................... 121

    1. Candidatos, perfiles y propuestas ....................................... 122

    2. Lo que dej la primera vuelta .............................................. 125

    3. Segunda vuelta: victoria definitiva del FA ............................. 130

    4. Algunas palabras finales ..................................................... 131

    5. Bibliografa ........................................................................ 132Agustn Lewit

    Parte ii

    Mapa electoral de la repblica de Argentina ............................ 137Gisela Brito y Esteban De Gori

    Mapa electoral de la repblica de Chile ................................... 143Anbal Garzn

    Mapa electoral de la repblica de Colombia ........................... 149Sergio Martn-Carrillo y Agustn Lewit

    Mapa electoral de la repblica de Cuba .................................. 157Auxiliadora Honorato

    Mapa electoral de la repblica de Guatemala .......................... 163Esteban De Gori

  • 8Mapa electoral de la repblica de Nicaragua ........................... 167Alfredo Serrano Mancilla

    Mapa electoral de la repblica de Panam .............................. 171Esteban De Gori

    Mapa electoral de la repblica de Paraguay ............................ 175Lorena Soler

    Mapa electoral de la repblica de Per ................................... 179Sergio Martn-Carrillo y Ayeln Oliva

    Mapa electoral de la Repblica Dominicana ........................... 185Sergio Pascual

  • 9Sobre los autores

    Pedro Brieger. Socilogo y periodista. Es profesor titular de Sociolo-ga de Medio Oriente en la Universidad de Buenos Aires. Autor de va-rios libros sobre temas internacionales y director de Nodal, el primer portal dedicado exclusivamente a las noticias de Amrica Latina y el Caribe. Ha recibido los premios ms importantes de la televisin y radio de la Argentina, y recientemente el Senado argentino le otorg su mxima distincin: la Mencin de Honoro Domingo F. Sarmiento por la creacin de Nodal.

    Gisela Brito. Licenciada en Sociologa, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires (Argentina). Investigadora del Departa-mento de Educacin del Centro Cultural de la Cooperacin Floreal Gorini (Argentina). Sus reas de inters acadmico dentro del cam-po de las Ciencias Sociales son la historia latinoamericana, las discu-siones en torno a la democracia, el Estado, el poder y la construccin de hegemona.

    Esteban De Gori. Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (Argentina), investigador del Consejo Nacional de In-vestigaciones Cientficas y Tcnicas (Conicet).Profesor de la Univer-sidad Nacional de San Martn (Argentina). Profesor de grado y pos-grado de la Universidad de Buenos Aires. Especialista en lenguajes y lxicos polticos.

    Anbal Garzn. Socilogo y licenciado en estudios internacionales sobre Amrica Latina por la UAB. Mster en Desarrollo Internacional por la UPC. Experiencias de trabajo de campo en pases como Argen-tina, Cuba, la selva colombiana, Venezuela en el barrio 23 de Enero, Angola, El Alto (La Paz, Bolivia), consultor en proyectos de educa-cin en Ecuador, Per y Bolivia, y actualmente consultor en Chile.

  • Sobre los autores10

    Auxiliadora Honorato. Licenciada en Derecho por la Universidad de Sevilla, Licenciada en Antropologa Social y Cultural por la Universi-dad Nacional de Educacin a Distancia (UNED), diplomada en Asis-tencia y Observacin Electoral por la Universidad de Valencia, ac-tualmente cursando el mster de Investigaciones Antropolgicas en la UNED. Especialista en descentralizacin del sector pblico, donde trabaja desde hace ms de doce aos.

    Agustn Lewit. Licenciado en Ciencia Poltica con Diploma de Honor por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y maestrando en Ciencia Poltica y Sociologa por la Facultad Latinoamericana de Ciencias So-ciales (Flacso). De 2011 a 2013 fue becario doctoral del Consejo de Investigacin Cientfica y Tcnica (Conicet). Actualmente es investi-gador del Centro Cultural de la Cooperacin Floreal Gorini y miem-bro del Centro Estratgico Latinoamericano de Geopoltica.

    Sergio Martn-Carrillo. Doctorando en Estudios de Desarrollo y Me-dio Ambiente (Universidad Pablo Olavide de Sevilla) y Maestra en Desarrollo Econmico y Sostenibilidad (Universidad Internacional de Andaluca y Universidad Pablo de Olavide). Actualmente es docente de la Escuela de Relaciones Internacionales Jos Peralta del Instituto de Altos Estudios Nacionales de Quito (Ecuador) y miembro de la Se-cretara Ejecutiva del Centro Estratgico Latinoamericano de Geopo-ltica (Celag).

    Ayeln Oliva. Licenciada en Ciencias Polticas, magster en Periodismo y magster en Estrategia y Geopoltica. Ha sido redactora del Portal del Sur, Asesora de Cooperacin Internacional en el Ministerio de Jus-ticia y Derechos Humanos de Argentina y del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, ayudante de ctedra en la Universidad de Buenos Aires y Asesora de Poltica Internacional en el Senado de la provincia de Buenos Aires. Actualmente es miembro de Celag donde participa investigando sobre procesos electorales en la regin andina.

    Mara Florencia Pagliarone. Candidata a magster en Ciencia Polti-ca, Flacso sede Ecuador. Licenciada en Ciencia Poltica en la Facul-tad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Ro Cuarto (2010). De 2012 a 2014 fue becaria y asistente de investigacin del Departamento Estudios Polticos de Flacso.

  • Disputas por el poder... 11

    Sergio Pascual. Licenciado en Antropologa Social (UNED) y doc-torando en Antropologa Econmica (Universidad de Sevilla). Se ha desempeado en distintas labores de asesora en Venezuela y Ecua-dor. En el pasado trabaj como asesor tcnico en materia de Socie-dad de la Informacin en la Consejera de la Presidencia en la Junta de Andaluca (Espaa) y en la Consejera de Innovacin, en la que es-tuvo a cargo de tareas de coordinacin del proyecto de voluntariado social Andaluca Compromiso Digital.

    Mariela Pinza. Licenciada de la Carrera de Sociologa en la Universi-dad de Buenos Aires. Es integrante del Grupo de Estudios sobre Cen-troamrica del Instituto de Estudios de Amrica Latina y el Caribe (Ie-alc) de la Facultad de Ciencias Sociales, de la Universidad de Buenos Aires. Investiga dentro del proyecto UBACyT lites polticas, cultu-rales y econmicas en Centroamrica. De la modernizacin al neoli-beralismo (2012-2015).

    Franklin Ramrez Gallegos. Profesor investigador del Departamento de Estudios Polticos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias So-ciales (Flacso), sede Ecuador. Ha sido profesor visitante en la Univer-sidad de La Plata (Argentina), en la Universidad Nacional Autnoma de la ciudad de Mxico (UNAM), en la Universidad Lumire Lyon 2 (Francia), en la Universidad Arcis (Chile), en la Universidad de Antio-quia (Colombia) y en la Universidad Bartolom de Las Casas (Per).

    Alfredo Serrano Mancilla. Doctor en Economa por la Universidad Au-tnoma de Barcelona (Espaa), con estancias predoctorales en Ita-lia y Canad. Es posdoctor por la Universit Laval (Quebec, Canad). Actual director ejecutivo del Centro Estratgico Latinoamericano de Geopoltica (Celag). Ha trabajado acadmicamente en temas de eco-noma pblica, equidad, desarrollo, economa ecolgica y economa mundial, con especial atencin a la geoeconoma en Amrica Latina.

    Lorena Soler. Sociloga y doctora en Ciencias Sociales por la Uni-versidad de Buenos Aires. Investigadora por el Consejo Nacional de Ciencia y Tcnica (Conicet), con sede en el Instituto de Estudios de Amrica Latina y el Caribe. Profesora de la asignatura Procesos de cambio social en Amrica Latina en el siglo xxi, en la misma universi-dad. Autora del libro La larga invencin del golpe. El stronismo y el orden po-ltico paraguayo (Buenos Aires, 2012).

  • Sobre los autores12

    Arnzazu Tirado Snchez. Licenciada en Ciencias Polticas y de la Ad-ministracin (itinerario de Relaciones Internacionales) por la Univer-sidad Autnoma de Barcelona (UAB), mster en Estudios Latinoame-ricanos por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (UNAM) y diploma de Estudios Avanzados en Derecho Internacional Pblico y Relaciones Internacionales por la UAB. Actualmente es doctoran-do en el Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos de la UNAM. En 2006 fue observadora electoral internacional en las elec-ciones presidenciales mexicanas.

    ***

    La Escuela de Relaciones Internacionales Jos Peralta tiene como ob-jetivo la formacin y capacitacin profesional especializada princi-palmente a los miembros del servicio exterior en poltica exterior, comercio cooperacin y movilidad humana conforme a los principios constitucionales y a los objetivos y estrategias del Plan Nacional de Buen Vivir. De igual manera se encarga de realizar investigacin y pro-duccin de conocimiento estratgico que permita a las autoridades contar con estudios y anlisis para la toma de decisiones oportunas.

    ***

    El Centro Estratgico Latinoamericano de Geopoltica (Celag) es un proyecto de investigacin a largo plazo que tiene como objetivo pro-veer de un anlisis estructural integral de la regin y de sus diferentes procesos nacionales, que concilie virtuosamente lo estratgico con las miradas de coyuntura de periodicidad fija.

  • 13

    Presentacin

    Sin lugar a dudas 2014 se presentaba como un ao clave para co-nocer el devenir futuro de la regin latinoamericana. Era un ao cargado de procesos electorales en los que en la arena electoral se confrontaban las propuestas nacional-populares de mayor o menor intensidad en el espectro ideolgico de la izquierda, con las pro-puestas conservadoras representantes de las diferentes derechas de la regin.

    Desde la Escuela de Relaciones Internacionales Jos Peralta del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) somos conscientes del impacto que los resultados electorales tienen en la pugna que se da en la regin entre los diferentes procesos de integracin. Por esto, du-rante todo el ao 2014 hemos trabajado junto al Centro Estratgico Latinoamericano de Geopoltica (Celag) para dar respuesta a la co-yuntura poltico-electoral que se vive en los diferentes pases latinoa-mericanos.

    Los trabajos que se presentan en la parte i de este libro forman parte de las ponencias presentadas en el Seminario Internacional que la Escuela de Relaciones Internacionales Jos Peralta realiz el 13 y 14 de noviembre de 2014. Este seminario form parte del ex-tenso listado de actividades que nuestra Escuela desarroll de ca-ra a dar a conocer los resultados de nuestras investigaciones al p-blico en general. En la parte ii, por su parte, se presentan una serie de artculos que permiten tener una visin ms amplia de las co-rrelaciones de fuerzas entre las diferentes ideologas presentes en la regin.

    Esta obra, escrita de forma sencilla, permitir conocer el panora-ma poltico-electoral actual de la regin para el pblico en general; sienta, adems, una muy buena base para futuras investigaciones en el mbito acadmico; y por ltimo, permitir a los responsables de la

  • Jacques Ramrez G.14

    toma de decisiones polticas conocer las tendencias polticas y su for-taleza en los diferentes pases de la regin latinoamericana.

    Dr. Jacques Ramrez GallegosExdecano de la Escuela de Relaciones Internacionales Jos Peralta

    Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN)

  • 15

    Prlogo

    laS eleccioneS, en los sistemas democrticos contemporneos, son un mecanismo que permite un cierto grado de atribucin de legitimi-dad poltica, de canalizacin del conflicto inherente a la poltica en forma que no comprometa la regulacin social y de reparto de posi-ciones en los rganos representativos y en el Estado. Adems, sirven para la renovacin de la clase poltica, para la articulacin de volun-tades para su negociacin e interaccin, y para una construccin de sentido que define equilibrios entre diferentes posiciones, lneas divi-sorias y lmites de los consensos fundantes de un rgimen. En ese sen-tido, juegan tanto el papel de oxigenar el orden existente y su pluralis-mo, contribuyendo as a su estabilidad, como de redefinicin de los contornos y apertura de posibilidades para su tensionamiento y mo-dificacin.

    En Amrica Latina, la democratizacin tras la oleada de dictadu-ras lleg de la mano de un paradigma liberal-conservador que redu-ca la democracia a la celebracin de competiciones electorales pe-ridicas, transparentes y con mnimas garantas. Este estrechamiento del principio democrtico permiti efectivamente un marco de com-peticin entre lites, al mismo tiempo que se daban procesos polti-cos y econmicos que agrupamos tras la etiqueta amplia de pro-yecto neoliberal, que fueron privando a sectores amplios de la poblacin de las condiciones mnimas para la ciudadana o para la mera supervivencia, y al Estado de herramientas para la soberana nacional y popular. Para los enfoques dominantes en la academia y el anlisis poltico, sin embargo, la gobernabilidad y la estabilidad institucional eran indicadores de salud democrtica que podan con-vivir con altas tasas de pobreza y extrema pobreza, de exclusin social o de inequidad, as como de entrega a poderes oligrquicos de enor-mes parcelas de la regulacin social, que comprometan gravemen-te, sin embargo, la naturaleza democrtica de la comunidad poltica.

  • igo Errejn16

    La crisis del modelo neoliberal y, en muchos casos, su impugna-cin por las movilizaciones populares contribuyeron a desplazar es-ta idea mnima o procedimentalista de la democracia a una idea ms amplia e integral. Si por algo se ha caracterizado el ciclo de rupturas y acceso al poder poltico de fuerzas nacional-populares en el conti-nente ha sido por una revitalizacin de la idea democrtica. Por la conviccin de que las elecciones son un componente necesario pero no suficiente de la democracia, y de que esta se caracteriza por una apertura de la capacidad de los sin ttulo de decidir sobre las cues-tiones colectivas, lo que implica frecuentemente una friccin con las minoras oligrquicas y sus poderes no sometidos a control democr-tico. El hecho ms destacado de este ciclo poltico en los pases del llamado giro a la izquierda son las tensiones derivadas de la expan-sin del radio de accin de la soberana popular (al mbito de la co-municacin y los medios, de los recursos naturales, la tierra y el terri-torio, de la economa, de las relaciones intertnicas y muchos otros) y de la intensificacin y aumento de la frecuencia de su ejercicio, me-diante nuevas instituciones de participacin y fiscalizacin popular. Se trata de un giro que marca la discusin democrtica general, tam-bin en los pases que tienen gobiernos conservadores.

    En este contexto, las elecciones aparecen como un momento de ar-ticulacin de lealtades y de medicin de apoyos. No se reduce a ellas todo lo poltico, pero han adquirido en los ltimos aos un carcter de momento decisivo en la disputa poltica, en el que se condensan las diferencias y fuerzas de cada actor. La mayor importancia y atencin pblica y meditica dedicada a los procesos electorales se correspon-de por la intensificacin de la distancia entre opciones sustancialmente distintas, por la elevacin de la temperatura y el peso de los proyectos que se dirimen en las urnas. El rol de las elecciones como oxigenadores de la alternancia en un sistema poltico cerrado ha cedido terreno en favor del rol de momento de confrontacin pacfica de proyectos dis-tintos de Estado. Esto no significa que toda la estructura estatal est abierta a ser decidida en cada proceso electoral, pero s que las dispu-tas electorales estn marcando el avance y retroceso de grupos sociales en las instituciones y modificaciones sustanciales de la estructura po-ltica. Los procesos constituyentes han sido el mejor ejemplo de irrup-cin plebeya en el Estado, no exenta por supuesto de dificultades y

  • Prlogo 17

    contradicciones para encarnar una nueva cotidianidad legal, institu-cional y cultural. Pero esta irrupcin en algunos pases siquiera sea simblica, con el pueblo como sujeto insoslayable no es unvoca ni tiene un destino predeterminado: est sujeta a rendicin peridica de cuentas, en elecciones, a revocatorios y a reveses o reversiones, en un tiempo poltico-electoral acelerado en la regin.

    Por todo ello, este documento presenta en forma breve un ma-pa de las disputas electorales en toda Amrica Latina durante el ao 2014, con el objetivo de disponer de una panormica amplia de cu-les son las principales fuerzas polticas que gobiernan en cada pas, los partidos opositores, cules fueron los resultados de las ltimas elec-ciones, as como la situacin poltica frente a una prxima cita elec-toral cuando esta sea muy cercana en el tiempo. El anlisis descripti-vo electoral presentado se centra en la cita presidencial en cada pas, aunque tambin aade, a modo de complemento, algunos aspectos significativos a nivel regional y municipal, y del poder legislativo.

    igo ErrejnDoctor en Ciencias Poltica

    Universidad Complutense de Madrid

  • 19

    Introduccin

    Hace dcadaS que en Amrica Latina se discute en torno a la demo-cracia. Es la mayor preocupacin de los gobiernos, los movimientos sociales y las diversas oposiciones. Todos hablan y discuten en tor-no a ella.

    El vocablo democracia durante los ochenta se afirma distan-cindose de otro vocablo potente: la revolucin. En estos aos, de-mocracia se vincula a un conjunto de reglas legtimas para resolver la competencia poltica. Su instalacin permitira, segn diversos in-telectuales, desterrar la violencia poltica y el autoritarismo. Duran-te los aos noventa se consolid el vocablo democracia asociado a la lgica del mercado y sus actores. La democracia entendida como conjunto de reglas y como condicin para el desarrollo del mercado logr una profunda aceptacin entre las elites polticas, los ciudada-nos/as y en diversas organizaciones del continente americano. El neo-liberalismo fue hegemnico durante aos y pese a las resistencias, las lites polticas lograron diagramar sociedades excluyentes y viabilizar una revolucin tecnolgica sin precedentes.

    Al comienzo del siglo xxi, esa articulacin entre democracia y mer-cado estall. Se desestructuraron alianzas entre actores que sostuvie-ron el neoliberalismo y se abri un nuevo escenario. La imposibilidad de resolver expectativas y demandas sociales tambin contribuy a deslegitimar el neoliberalismo y su concepcin de democracia. En ese contexto de disolucin de alianzas y de resistencia, nuevos actores polticos comenzaron a vincular el lxico democracia a reparacin, justicia social, igualdad, etc. Este vocablo incorpor nuevas dimen-siones. Dimensiones que expresaban, en parte, el reclamo de movi-mientos sociales (indgenas, piqueteros, desocupados, campesinos, sin techos, sin tierra, etc.) como las propuestas de clases polticas que entendan que deba construirse un camino alternativo.

  • Sergio Martn-Carrillo y Esteban De Gori20

    El siglo xxi es inaugurado por un conjunto de Gobiernos que lo-graron redefinir y ampliar las fronteras de ese vocablo de democracia que se haba establecido en los aos ochenta y noventa. Dejaron de delegar el crecimiento y el bienestar de las mayoras en el mercado cuestin que haba fracasado en aos anteriores y a partir de pol-ticas estatales fueron vinculando en trminos generales el trmino democracia con la creacin de una ciudadana realizada en la garan-ta de derechos humanos fundamentales (trabajo, salud, educacin, acceso al consumo y a los bienes culturales, democratizacin de la vi-da pblica y de la palabra, etc.). Pero esta bsqueda democrtica no se realiz sin oposiciones, ni obstculos, sino que se encontr con un modo de acumulacin capitalista centrada en el capital financiero y consolidado durante los aos noventa. Este proceso econmico no haba sido en vano sino que fue un gran productor de nuevos gru-pos de poder que estaban y estn decididos a condicionar a los diver-sos gobiernos. Por lo tanto, estos se encontraron con un nuevo mapa de actores al interior de sus Estados y la necesidad de ampliar y forta-lecer la legitimidad de sus mandatos.

    Los Gobiernos progresistas de Amrica del Sur plantearon nuevos horizontes y expectativas democrticas, recrearon imaginarios igua-litarios que lograron concretar con diversas intensidades y velocida-des; recrearon el poder estatal y su capacidad fiscal como recrearon grupos sociales con el propsito de ampliar sus bases de apoyo.

    La reformulacin de nuevas alianzas sociales y la pugna con diver-sos econmicos revalorizaron la democracia y el espacio pblico. Es-ta no solo se consider un conjunto de reglas legtimas para resolver la competencia poltica, sino una instancia donde se ponan en jue-go los cambios introducidos y los sectores beneficiados. Por tanto, la disputa no solo se centr en el contenido de las polticas estatales, en el rol que asuma el Estado en la diagramacin de la economa, sino en torno a la condicin de la democracia.

    Las elecciones se tornaron significativas para la poltica interna de cada uno de los pases. Se transformaron en una materia vital para analizar las relaciones internacionales y el destino de los diversos blo-ques de integracin. En el proceso de globalizacin y de diversos mo-delos de integracin, la poltica interna se volvi un acto geopoltico.

  • Introduccin 21

    La organizacin del TLCAN, del Mercosur, del ALBA, del Merca-do Comn Centroamericano, de la Caricom, de la Unasur o la Alian-za del Pacifico son modelos polticos y econmicos de integracin, que revisten diversas miradas sobre las alianzas geoestratgicas, co-mo acerca del proceso de globalizacin. Por tanto, los usos y las ma-neras de llevar adelante los procesos democrticos se han transfor-mado en materia de debate tanto domstico como internacional.

    La democracia, desde hace tres dcadas aproximadamente, se ha transformado en un vocablo hegemnico, pero no as las polticas que pretenden hacer de ella un rgimen prctico de gobierno y de garanta de derechos civiles y humanos. En aquellos pases que se llevaron adelante golpes parlamentarios como en Honduras y Pa-raguay todos los actores fundamentaron sus acciones tanto los golpistas como los defensores de los procesos polticos en la cali-dad democrtica; aunque como sabemos, lo que se discuta eran las polticas o las posibilidades que abran esos gobernantes de ampliar sus bases de sustentacin y desestabilizar rutinas de dominacin po-ltica. Por tanto, la disputa interna por la democracia y sus sentidos asumen un nuevo valor en el contexto de la globalizacin, tanto al in-terior de los Estados como en los procesos de articulacin regional.

    En este sentido, la disputa poltica que vive la regin entre los pro-cesos de cambio poltico en favor de las mayoras y los procesos de resistencia dirigido por viejas y nuevas derechas tienen su inscripcin en la arena electoral, y esto, a su vez, incide en la insercin geopolti-ca de cada uno de los pases y de la regin.

    El ao 2014 se present cargado de elecciones presidenciales en la regin, y pese que desde algunos centros de opinin se anunciaba co-mo el ao del inicio del fin del cambio de poca latinoamericano, los resultados electorales desmintieron estos pronsticos.

    Fue por esto, por lo que desde el Centro Estratgico Latinoameri-cano de Geopoltica (Celag) vimos la necesidad de ofrecer un anlisis que permitiera atisbar la correlacin de fuerzas de los diferentes ac-tores que pugnan por el control poltico a travs de los procesos elec-torales. Para este objetivo, decidimos estructurar esta publicacin en dos partes. En la primera de ellas se realiza el anlisis de los procesos

  • Sergio Martn-Carrillo y Esteban De Gori22

    electorales y polticos de Bolivia, Ecuador, Venezuela, El Salvador, Costa Rica, Honduras, Mxico, Brasil y Uruguay. Esta parte contie-ne las ponencias presentadas en el Seminario Internacional Anlisis de la coyuntura electoral en Amrica Latina 2014, organizado por la Escuela de Relaciones Internacionales Jos Peralta del Instituto de Al-tos Estudios Nacionales (IAEN) y el Celag el 13 y 14 de noviembre de 2014, en la ciudad de Quito (Ecuador).

    En la segunda parte se incluyen los anlisis tcnico-electorales de Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Guatemala, Nicaragua, Panam, Paraguay, Per y Repblica Dominicana como un breve mapeo electoral que recoge los resultados tanto de las ltimas elecciones presidenciales celebradas en el pas, como los resultados de otras elecciones celebradas recientemente, as como un breve anlisis de los posibles escenarios futuros que se abren en la disputa electoral de los prximos aos.

    Con esta publicacin el Centro Estratgico Latinoamericano de Geopoltica (Celag) y la Escuela de Relaciones Internacionales Jos Peralta del IAEN reafirman su compromiso de seguir profundizando en el estudio de los procesos polticos en favor de las mayoras que se dan en la regin latinoamericana y los nuevos alcances que presenta la nocin de democracia en la regin.

    Sergio Martn-Carrillo Esteban De Gori

  • Parte i

  • 25

    La expansin hegemnica del MAS en el territorio boliviano1

    Ayeln Oliva

    1. Introduccin

    el 12 de octubre de 2014, Evo Morales fue reelecto presidente de Bo-livia por otros cinco aos, con el 61% de los votos y una diferencia de ms de 37 puntos sobre sus oponentes. El oficialismo gan en ocho de los nueve departamentos, sin la necesidad de pasar por una se-gunda vuelta electoral, con un triunfo que le permiti conservar el control sobre los 2/3 del Legislativo. Estas ltimas elecciones gene-rales han marcado un punto de inflexin en la poltica nacional, de-mostraron la capacidad de construccin poltica del Movimiento al Socialismo (MAS) y su ampliacin hegemnica en territorios antigua-mente adversos como Santa Cruz, Pando y Tarija.

    Este artculo busca identificar aquellos cambios que gener el MAS al interior del sistema poltico boliviano, desde su triunfo en 2005 hasta la consolidacin de su tejido poltico en 2014. Para eso se dividi el trabajo en tres partes. La primera repasa el viejo sistema poltico boliviano, conocido en los libros de historia como demo-cracia pactada, una lgica de construccin poltica de lites que im-per en Bolivia desde el retorno de la democracia en 1982 hasta su implosin en 2003 y que termin con la renuncia del presidente Gon-zalo Snchez de Lozada. En la segunda parte, abordo la irrupcin del MAS desde el triunfo electoral de 2005 y me detengo a observar los cambios que desat en la poltica nacional el proceso de refun-dacin del Estado as como la construccin de una democracia in-tercultural. Para finalizar, repaso los resultados de las ltimas elec-ciones generales, las cinco fuerzas que compitieron en las urnas y sus

    1 Texto escrito en noviembre de 2014.

  • Ayeln Oliva26

    candidatos. Intento identificar los patrones comunes que conserva esta eleccin en comparacin con los anteriores triunfos del oficia-lismo y busco dar cuenta de los rasgos novedosos que trajo esta lti-ma eleccin general.

    2. A una dcada del fin de la democracia pactada

    Pasaron once aos desde aquel octubre negro de 2003, de crisis po-ltica y hartazgo social, donde los bolivianos no solo pedan la renun-cia del presidente sino la renovacin de toda su dirigencia poltica, a este otro octubre de 2014, en que ms del 60% de la ciudadana re-nov la confianza, por tercera vez consecutiva, en el presidente Evo Morales. La poltica es otra. Por eso resulta interesante pensar en los cambios que provoc el desembarco del MAS en el sistema poltico, que permitieron pasar de la democracia pactada a la democracia intercultural en Bolivia.

    En 1982, con el retorno a la democracia despus de casi dos d-cadas de regmenes militares, la historia dio vuelta una pgina y mar-c el comienzo de una nueva etapa que se extendi hasta la crisis del 2003. La dinmica se enfoc en la alternancia y los acuerdos de tres grandes partidos polticos: el Movimiento Nacionalista Revoluciona-rio (MNR) de Snchez de Lozada, la Accin Democrtica Nacionalis-ta (ADN) del dictador Hugo Banzer Surez y el Movimiento de la Iz-quierda Revolucionaria (MIR) de Jaime Paz Zamora.

    Para comprender la lgica que imper durante ese tiempo, pri-mero es necesario mirar hacia atrs y ubicarse en 1964, ao en que el general Barrientos encabez un golpe militar y destituy al Gobier-no de Vctor Paz Estenssoro del MNR, partido con ms trayectoria de Bolivia, fundado en 1941 por Estenssoro, al calor del nacionalismo que deja la guerra del Chaco (1932-1935) junto a un grupo de jve-nes polticos e intelectuales entre los que se encontraban Hernn Si-les Zuazo, Carlos Montenegro y Augusto Cspedes. Unos aos ms tarde, este partido encabeza la Revolucin de 1952 y la poltica de nacionalizacin de los recursos naturales, el voto universal, la refor-ma educativa y la agraria, transformaciones que coincidieron con la creacin la Central Obrera Boliviana (COB), mayor corriente sindi-cal y actor poltico clave. Por su poltica nacionalista y de extraccin

  • La expansin hegemnica del MAS en el territorio boliviano 27

    popular, el MNR se constituy como el partido ms votado de la his-toria de Bolivia. En 1956, Siles Zuazo alcanz el 82% de los votos frente a un 14% de la segunda fuerza. Desestimando el fuerte apo-yo popular con el que contaba el partido, las Fuerzas Armadas se hicieron con el poder en 1964 y dieron inicio a una sangrienta dic-tadura militar de Bolivia. Por ms de 18 aos, los militares goberna-ron a travs de un mecanismo de gran inestabilidad producido por el gran nmero de golpes internos entre diferentes facciones milita-res que luchaban por el control del Estado. En 1982, Bolivia recupera su rgimen democrtico y vuelve a ser presidente Estenssoro, el mis-mo presidente que haba sido depuesto por la fuerza en 1964. Con la reapertura democrtica, el MNR logra tres triunfos consecutivos que encienden la luz de alerta al dictador Hugo Banzer Surez (1971-1978). Un cruceo que instal uno de los perodos ms sangrientos de la dictadura y que antes de ser derrocado por un golpe interno en-cabezado por facciones adversas supo crear su propio partido: la Ac-cin Democrtica Nacionalista (ADN), herramienta que le permiti competir electoralmente en democracia. As fue como Banzer qued habilitado para desplegar una estrategia enfocada en debilitar al lti-mo de los cuatro gobiernos de Paz Estenssoro (1985-1989) tejiendo una alianza con el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), su viejo adversario. Es que el MIR fue un partido creado por diver-sas facciones de la izquierda boliviana, durante los aos de dictadu-ra militar banzerista que surge como oposicin a su rgimen. De este modo, el MIR (tercera fuerza en orden de votacin) lleg al poder en 1989 gracias al apoyo del banzerismo (segunda fuerza) en el Congre-so. Ese ao, Gonzalo Snchez de Lozada (MNR), heredero del lide-razgo de Estenssoro, no pudo asumir a pesar de ganar las elecciones con el 23% de los votos y en su lugar Jaime Paz Zamora, candidato por el MIR, accedi a la presidencia de Bolivia.

    Unos aos ms tarde, en 1992, Gonzalo Snchez de Lozada (MNR) fue electo presidente gracias al apoyo que recibi de algunos partidos aliados en el Congreso, para que finalmente, en 1997, Ban-zer Surez arribara democrticamente por primera vez a la presiden-cia con menos del 23% de los votos.

  • Ayeln Oliva28

    Estos ejemplos sirven para ver cmo es que los gobiernos demo-crticos desde el retorno de la democracia hasta el triunfo de Evo Morales en 2005 se construyen en torno a acuerdos polticos entre el MNR, MIR y ADN que dieron forma a una repblica liberal sostenida en los pilares de la democracia pactada. Este trmino implic una ca-dena de alianzas entre la elite dirigente boliviana que permiti el as-censo de presidentes y partidos sin bases sociales.

    De los seis presidentes electos en Bolivia desde 1982 hasta el pri-mer triunfo de Evo Morales, ninguno logr imponerse en las urnas con ms del 35% de los votos. La dbil legitimidad de los presiden-tes y su direccin poltica condujo a la crisis poltica ms fuerte que atraves Bolivia. El medio fue considerado un fin y as muchos habla-ron del monopolio partidista, sin poder diferenciar que el proble-ma no eran los partidos sino la ausencia de sus bases sociales. Co-mo solucin se busc incorporar nuevos mecanismos de democracia directa como el referndum o la iniciativa legislativa popular, todas ellas medidas que profundizaban an ms la escisin entre los parti-dos y sociedad.

    Si bien en este artculo se busca acercarse a un anlisis del sistema poltico desde el estudio de los partidos y dejar a un lado el rol pol-tico de las organizaciones sociales (sindicatos, movimientos campe-sinos, pueblos indgenas) por considerarlo un tema profundamen-te complejo y que necesitara un captulo aparte, la irrupcin de Evo Morales slo puede ser entendida gracias a esa fuerte tradicin de or-ganizacin poltica en la sociedad boliviana.

    3. Crisis y refundacin del sistema poltico

    En 2003 estalla la protesta social en las calles de las principales ciu-dades y rutas del pas. La crisis poltica y social termina con la desti-tucin del presidente Gonzalo Snchez de Lozada y posibilita el triun-fo de Evo Morales en 2005. El ascenso de los movimientos sociales al poder logra revertir el que se vayan todos para pasar a un apoyo sostenido y masivo a este movimiento. La llegada del MAS modifica en tres aspectos fundamentales la poltica nacional. En primer lugar, por primera vez despus de casi medio siglo, un partido logra recu-perar el vnculo con las organizaciones sociales, desde abajo hacia

  • La expansin hegemnica del MAS en el territorio boliviano 29

    arriba, los movimientos sociales construyeron canales de participa-cin que le permitieron competir electoralmente, abandonar la idea de una democracia de elites y dar lugar a partidos con bases sociales. En definitiva, el MAS logr recuperar el carcter representativo con el que deben contar los partidos polticos. En relacin a esto, en segun-do lugar, el MAS incorpora el rol de instrumento poltico y se convier-te en el primer partido desde el retorno de la democracia en asumir con una mayora absoluta de los votos. Si bien los porcentajes alcan-zados son atpicos para cualquier presidente latinoamericano, lo im-portante de esto no solo es que supera la mitad ms uno de los vo-tos, sino que recupera la idea de un partido que llega al poder con legitimidad popular. En 2005 el MAS gan con el 54% de los votos, en 2009 con el 64% y este ao tuvo el apoyo del 61%. En tercer lugar, surge en la poltica un liderazgo fuerte y con carisma en la figura de Evo Morales, dirigente cocalero de las tierras del Chapare, quien par-ticip por primera vez en una eleccin en 1997, como candidato a diputado por el MAS, cargo al que accedi. En 2002, se postul por primera vez como candidato a presidente y obtuvo el segundo lugar, para finalmente ganar las elecciones en 2005.

    4. La ampliacin hegemnica

    En octubre de este ao cinco fueron las frmulas presidenciales que se presentaron a elecciones. El oficialismo repiti la dupla ganadora de Evo Morales-lvaro Garca Linera con el sello del MAS-IPSP. Cabe resaltar que 1995 el MAS crea el Instrumento Poltico por la Sobera-na de los Pueblos (IPSP), que surge de la unin de sindicatos y con-federaciones de campesinos, con el objetivo de unificar la lucha con-tra la poltica norteamericana de erradicacin de los cultivos de coca y las polticas neoliberales aplicadas por los gobiernos de esa poca. Con el IPSP, el MAS comenzar progresivamente a construir el apa-rato poltico partidario que le permiti dar el salto de actor social a actor poltico.

    El segundo candidato ms votado fue el empresario cemente-ro Samuel Doria Medina que obtuvo el 24% de los votos, 37 pun-tos por debajo de Evo Morales. Doria Medina comienzo a partici-par en poltica desde el MIR donde ejerci los cargos de ninistro de

  • Ayeln Oliva30

    Planeamiento y jefe del Gabinete Econmico en el gobierno de Jai-me Paz Zamora (1989-1993). Durante el primer gobierno de Sn-chez de Lozada (1993-1997) fue secuestrado por el Movimiento Re-volucionario Tpac Amaru (MRTA) de Per y liberado bajo fianza. En 1997 fue candidato a la vicepresidencia junto a Paz Zamora que pe-leaba por un segundo mandato. Sin embargo, en el ao 2003 deci-di abandonar el partido y decidi fundar el frente Unidad Nacional (UN). Con un electorado mayoritariamente de clase media alta urba-na, el partido busc desde sus inicios posicionarse como una fuerza moderada de centro derecha. UN postul a Doria Medina como su candidato a la presidencia tanto en 2005 como 2009, obtuvo el ter-cer lugar en ambas ocasiones. Como constituyente, en 2006, se opu-so a la sancin de la nueva Constitucin Poltica del Estado. En 2014 renombr a su frente Unidad Nacional como Unidad Democrtica (UD), siglas con las que concurri a las elecciones presidenciales.

    El tercer lugar fue Jorge Tuto Quiroga, con el 9% de los votos. Graduado en una Universidad de Texas, Estados Unidos; en los aos ochenta se dedic a la actividad privada hasta que en 1989, con 29 aos, particip en el Gobierno de Jaime Paz Zamora (MIR) como subsecretario de Inversin Pblica y Cooperacin Internacional den-tro del Ministerio de Planeamiento gracias a la alianza entre ambos partidos. En 1990, bajo el mismo Gobierno, ocup el cargo de sub-secretario de Inversin Pblica y en 1992 fue nombrado ministro de Finanzas. Se desempe como secretario nacional de Poltica Social hasta 1993 y en 1997 acompa el Gobierno de Hugo Banzer como vicepresidente hasta el ao 2001, cuando el presidente se vio obliga-do a renunciar por problemas de salud, y en un contexto de fuerte conflicto social en torno al intento de privatizacin del agua, asumi como presidente para completar el mandato. Tres aos ms tarde, crea la alianza de centro derecha conocida como Poder Democr-tico y Social (Podemos), una de las principales coaliciones oposito-ras a Evo Morales en las elecciones de ese ao. Como lder de ADN, Tuto Quiroga fue elegido candidato a presidente por dicho espa-cio y Podemos obtuvo el segundo puesto y se convirti en el lder de la oposicin parlamentaria al MAS. Sin embargo, con el tiempo la alianza se quebr, y en las elecciones de 2014 Quiroga se presen-t como candidato a la presidencia, pero esta vez con el sello del

  • La expansin hegemnica del MAS en el territorio boliviano 31

    Partido Demcrata Cristiano (PDC). Luego de las elecciones fue pro-clamado presidente del PDC.

    El cuarto lugar, con tan solo el 2,7% de los votos, fue al Movimien-to Sin Miedo (MSM), de Juan del Granado, conocido en Bolivia co-mo Juan sin Miedo, apodo que deriva de la lucha para procesar al dictador Luis Garca Meza (1980-1981). Del Granado particip en el MIR aunque se alej cuando el partido inici un proceso de acerca-miento a ADN. En 1993 fue elegido legislador por el Movimiento Bo-livia Libre. En 1999 funda el MSM que le permite ganar las elecciones locales y asumir como alcalde de La Paz. Fue reelecto en noviembre de 2004 y desde la capital se posicion como aliado al Gobierno de Evo Morales. En 2010 el MSM rompe con el MAS y postula candi-datos propios para las elecciones departamentales. El control de La Paz sigui en manos del MSM y asumi en su lugar Luis Revilla, ac-tual alcalde de la ciudad. Sin embargo, este ao, producto de la fuga de votos el partido perdi la personera jurdica y Juan del Granado anunci su retiro de la arena poltica. Revilla, por su parte, decidi conformar un nuevo espacio para competir en las prximas eleccio-nes municipales en Bolivia, el partido Soberana y Libertad (Sol.bo).

    En quinto y ltimo lugar qued Partido Verde, de Fernando Vargas, emergente de las manifestaciones en rechazo a la construccin de la ruta que buscaba conectar el Territorio Indgena Parque Nacional Isiboro Scure (Tipnis). Lider las marchas entre 2011 y 2012. Si bien al comienzo fue considerado un referente de otras facciones del indigenismo boliviano, los 2,6 puntos que obtuvo en las ltimas elecciones dan cuenta de la baja representacin de su liderazgo.

    Si comparamos el ltimo triunfo del MAS en las urnas con sus vic-torias anteriores, podemos encontrar algunos patrones comunes que se repiten con cada resultado. En primer lugar, la amplia participa-cin social que robustece la legitimidad del proceso electoral, este ao hizo que de un total de 6 245 959 de ciudadanos inscriptos emi-tieron su voto 5 171 428, un 82,8% del padrn electoral. En segun-do lugar, se puede inferir un reducido descontento poltico expresado en las urnas en base al 2% de votos en blanco y 3,8% de votos nulos de este ao, comparados con los 9 puntos que sumaban los votos en blanco y nulos a nivel nacional de las elecciones generales en 1989 o

  • Ayeln Oliva32

    los casi 8 puntos de las elecciones generales de 2002. En tercer lugar, la ampliacin de derechos polticos que permiti que los bolivianos que viven en el exterior pudieran elegir a su presidente desde el pas de residencia producto de una fuerte campaa de empadronamien-to biomtrico en el exterior que permiti que 272 058 bolivianos en el exterior, distribuidos en ms de 33 pases, estuvieran habilitados a emitir su voto.

    As como menciono los rasgos comunes, tambin quiero desta-car algunos de los componentes novedosos que dej la ltima elec-cin general. Si se analizan los resultados se nota, en primer lugar, la ampliacin hegemnica del MAS en territorios tradicionalmente opo-sitores. El oficialismo gan en 8 de los 9 departamentos y as termi-n con la vieja medialuna boliviana, herencia de los movimientos se-cesionistas de las autonomas departamentales del oriente boliviano. Los triunfos en Pando, Tarija y Santa Cruz demuestran los efectos po-sitivos de una poltica de acercamiento del MAS a territorios adversos excepto en Beni, donde el oficialismo perdi por 10 puntos. Evo dej de ser el presidente cocalero y logr incorporar una capacidad de res-puesta una serie de demandas cada vez ms diversas.

  • La expansin hegemnica del MAS en el territorio boliviano 33

    Mapa 1Apoyo electoral al MAS por departamentos (en %)

    Pando52,09%

    68,92%

    41,49%

    66,67%

    66,42%

    48,99%

    69,49%

    63,38%

    51,68%

    La Paz

    Beni

    Oruro

    CochabambaSanta Cruz

    Potos

    Chuquisaca

    Tarija

    Fuente: Elaboracin propia.

    En segundo lugar, como si la fuerza poltica no pudiera ampliarse si-no simplemente redireccionarse, la contracara de la expansin territorial fue la reduccin de los porcentajes de apoyo en territorios aliados. En La Paz, departamento donde en 2009 el oficialismo obtuvo un 80% de apo-yo electoral, este ao alcanz un 69, una diferencia de 11 puntos. En Po-tos se registr una baja de 9 puntos y en Oruro un 13%.

    Por ltimo y al igual que las elecciones generales anteriores, cabe sea-lar que el oficialismo alcanz los 25 representantes en la Cmara de Sena-dores y 88 en la de Diputados que le confiere una mayora especial en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Con un total de 113 representantes, el oficialismo tiene garantizado control de los 2/3 del recinto necesarios para avanzar con posibles reformas constitucionales.2

    2 Ver Anexo 4: Distribucin de bancas por partido.

  • Ayeln Oliva34

    5. Anexos

    Anexo 1Resultados finales de cmputo nacional y exterior para el cargo

    de presidente y vicepresidente

    Total 5 487 676 100,00%

    Nulos 208 061 3,79%Vlidos 5 171 428 94,24%

    Blancos 108 182 1,97%

    Actas computadas: 28 603 de 28 603100% de 100%

    UD24,23%

    PVB-IEP2,65%

    MAS-IPSP61,36%

    PDC9,04%

    MSM2,71%

    MAS-IPSP

    PVB-IEPMSM

    UDTotal

    PDC

    3 173 304

    137 240140 285

    1 253 2885 171 428

    467 311

    61,36%

    2,65%2,71%

    24,23%100,00%

    9,04%

    Fuente: Tribunal Supremo Electoral.

    Anexo 2Resultados finales de cmputo exterior para el cargo

    de presidente y vicepresidente

    MSD2,68%

    MAS-IPSP72,29%

    PVB-IEP1,46%

    PDC8,17%

    UD15,40%

    Actas computadas: 1200 de 1200100,00%

    MAS-IPSP

    PVB-IEPMSM

    UDTotal

    PDC

    115 686

    23344288

    24 654160 040

    13 078

    72,29%

    1,46%2,68%

    15,40%100,00%

    8,17%

    Votos blancos 1919 1,14%Votos nulos 6576 3,90%

    Votos vlidos 160 040 94,96%

    Votos emitidos

    Fuente: Tribunal Supremo Electoral.

  • La expansin hegemnica del MAS en el territorio boliviano 35

    Anexo 3Resultados departamentales para el cargo de presidente y vicepresidente

    Departamento Pando Beni Santa Cruz

    PorcentajeN.

    votosPorcentaje

    N.votos

    PorcentajeN.

    votos

    Votos vlidos 46 631 178 560 1 272 397

    Blancos 828 4955 22 066

    Nulos 2137 5094 43 501

    Partido Demcrata Cristiano

    4,66% 2174 4,36% 7788 8,18% 104 119

    Partido Verde de Bolivia

    0,83% 389 1,27% 2266 1,54% 19 572

    Movimiento Sin Miedo

    1,46% 682 1,44% 2567 1,47% 18 689

    Movimiento al Socialismo

    52,09% 24 289 41,49% 74 084 48,99% 623 313

    Unidad Democrtica

    40,95% 19 097 51,44% 91 855 39,82% 506 704

    Departamento La Paz Oruro Potos

    Votos vlidos 1 460 305 250 448 322 672

    Blancos 22 690 5700 14 091

    Nulos 50 817 10 725 20 932

    Partido Demcrata Cristiano

    7,72% 112 745 11,73% 29 387 5,99% 19 330

    Partido Verde de Bolivia

    4,63% 67 668 3,14% 7872 3,00% 9682

    Movimiento Sin Miedo

    3,98% 58 099 4,34% 10 867 2,60% 8387

    Movimiento al Socialismo

    68,92% 1 006 433 66,42% 166 360 69,49% 224 215

    Unidad Democrtica

    14,75% 215 360 14,36% 35 962 18,92% 61 058

  • Ayeln Oliva36

    Departamento Tarija Chuquisaca Cochabamba

    Votos vlidos 263 181 261 562955 632

    Blancos 7609 9308 19 021

    Nulos 13 694 13 348 41 237

    Partido Demcrata Cristiano

    18,75% 49 339 17,08% 44 671 8,89% 84 680

    Partido Verdede Bolivia

    1,35% 3551 1,70% 4438 2,04% 19 468

    MovimientoSin Miedo

    1,63% 4288 1,68% 4405 2,93% 28 013

    Movimientoal Socialismo

    51,68% 136 014 63,38% 165 785 66,67%637 125

    Unidad Democrtica

    26,59% 69 989 16,16% 42 263 19,50%186 346

    Anexo 4Distribucin oficial de bancas por partido

    Partido Sigla Diputados Senadores

    Movimiento al Socialismo MAS-IPSP 88 25

    Unidad Democrtica UD 32 9

    Partido Demcrata Cristiano PDC 10 2

    Movimiento Sin Miedo MSN 0 0

    Partido Verde de Bolivia PVB-IEP 0 0

  • 37

    Alianza PAIS: ganar perdiendo? Las elecciones seccionales de febrero

    de 2014 en Ecuador

    Franklin Ramrez GallegosMara Florencia Pagliarone1

    1. Entrada

    entre 2007 y 2013 Alianza PAIS (AP) el movimiento poltico crea-do en 2006 para presentar la candidatura presidencial de Rafael Co-rrea gan con nitidez todos los procesos electorales (elecciones presidenciales, pluripersonales, consultas populares) a los que con-curri. Tal solidez electoral ha sido uno de los factores clave en rela-cin al encumbramiento de AP como fuerza hegemnica en todo el territorio. En efecto, la dinmica electoral del ciclo abierto con el ac-ceso de la Revolucin ciudadana al poder tuvo como particular (e in-dito) rasgo la implantacin nacional de la fuerza gobernante. En un pas con un sistema poltico histricamente regionalizado, semejan-te arraigo electoral supone un giro de envergadura de cara a la nacio-nalizacin de la representacin poltica. As, en 2009, Correa gan la presidencia en primera vuelta y AP obtuvo prcticamente la mayo-ra absoluta en la legislatura. En 2013, dicha tendencia se profundi-za: el presidente fue reelegido con casi 57% de los votos mientras que su partido gan 100 de 137 curules legislativos posibles, [] inclu-yendo a representantes en las 24 provincias y 34 distritos electorales. En resumen, AP parece haber superado la tendencia histrica de los partidos ecuatorianos a poseer dominio regional en favor del nacional (Polga, 2014: 92; cursivas de los autores).

    1 Los autores agradecen a Matthieu Le Quang por su colaboracin en el anlisis aqu presen-tado.

  • Franklin Ramrez Gallegos y Mara Florencia Pagliarone38

    Las elecciones locales de 2014 marcaron, no obstante, una cier-ta reconfiguracin de las tendencias polticas previas. Por un lado, a pesar de que AP se mantiene como la primera fuerza a nivel nacio-nal, pierde por primera vez en territorios clave que haban sido bas-tiones electorales de la Revolucin ciudadana. Las derrotas en la ca-pital, Quito, y en la tercera ciudad ms poblada del pas, Cuenca, son particularmente significativas en tal sentido. Por otro lado, se puede observar que el voto del oficialismo a nivel local proviene con mayor preponderancia de las ciudades y provincias del litoral ecuatoriano y pierde impregnacin en la regin andina. En las primeras elecciones (2006 y 2007) en que AP particip su mayor anclaje electoral era en la regin andina del pas.

    Ambas tendencias pondran en duda la tesis sobre la continuidad del ciclo de nacionalizacin del sistema poltico ecuatoriano y apun-taran a una reconfiguracin del escenario poltico nacional en los prximos aos. Este texto se concentra, sin embargo, en abordar ta-les cuestiones a la luz del rendimiento electoral de la fuerza gober-nante: cmo queda AP luego de los resultados de las elecciones sec-cionales de febrero 2014? Puede decirse que mantiene la hegemona electoral en todo el pas en medio de la prdida de territorios polti-cos claves? Cmo se modifica el paisaje poltico con los resultados de las elecciones locales de 2014? Tales son algunas de las cuestiones centrales que se analizan en las pginas que siguen. Para tales efectos se traza una comparacin de los resultados de las elecciones locales de 2009 y las de 2014 colocando el nfasis en: a) la tasa de variacin entre una eleccin y la otra, es decir, el crecimiento o decrecimien-to de la votacin de Alianza PAIS entre ambos eventos electorales; b) la configuracin del voto del movimiento de gobierno por regiones y provincias; y c) las alianzas polticas (coaliciones electorales) entre AP y diversos actores locales en cada sufragio.

    Para poner en perspectiva la evolucin del voto a favor de la or-ganizacin oficialista, se estudia adems el desplazamiento y rota-cin en el caudal de apoyo electoral de las fuerzas de oposicin al Gobierno. Para simplificar este ltimo aspecto del anlisis se agru-pa a los partidos contrarios a la Revolucin ciudadana en dos gran-des bloques: el polo de derechas y el polo de izquierdas. Dicha

  • Alianza PAIS: ganar perdiendo? 39

    agrupacin, si bien puede corresponderse con ciertas lneas de coo-peracin poltica entre partidos ideolgicamente afines, es un re-curso metodolgico (una ficcin analtica) que permite estudiar las transformaciones del juego electoral en Ecuador a la luz de tres gran-des bloques polticos: el de la Revolucin ciudadana (AP y aliados) y los dos antes nombrados.

    2. Elecciones 2009: la irrupcin local de Alianza PAIS

    El 26 de abril de 2009 se llevaron a cabo las primeras elecciones ge-nerales en el marco de las nuevas reglas polticas establecidas por la Constitucin de Montecristi aprobada en consulta popular el 28 de septiembre de 2008. En lo que respecta a las elecciones presiden-ciales y a las legislativas, el escenario electoral de 2009 se caracteri-z por el ntido predominio de AP que apareca como la nica fuerza emergente con representatividad nacional.2 As, el movimiento pol-tico creado apenas tres aos antes y que participaba por primera vez en una contienda electoral con candidatos a todas las dignidades y en todo el pas,3 obtena un rendimiento electoral sin precedentes en el vigente ciclo democrtico. A nivel parlamentario AP prcticamen-te obtuvo la mayoria4 algo que no ocurra desde 1988 cuando la Iz-quierda Democrtica (ID) lleg al poder y conserv su bloque ma-yoritario hasta las elecciones de medio trmino de 1990 mientras que a nivel de la eleccin presidencial ocurra un fenmeno del todo indito desde la restauracin democrtica a fines de los setenta: su candidato, Rafael Correa, logra ser electo en la primera vuelta y con una diferencia de 20 puntos en relacin a su inmediato seguidor.5

    A nivel provincial y local, por su parte, tambin empieza a ob-servarse el arraigo electoral del oficialismo aunque de un modo me-nos uniforme. As, AP obtiene 9 de las 23 prefecturas o gobiernos

    2 El relativamente nuevo Partido Sociedad Patritica, del coronel Lucio Gutirrez, tambin tu-vo cierto arraigo nacional aunque con resultados muy por debajo de la fuerza gobernante.

    3 En las elecciones de 2006, AP solo present la candidatura de Correa a las presidenciales y decidi no postular candidatos a la legislatura como parte de su estrategia antisistmica.

    4 Alianza PAIS obtiene 59 asamblestas de los 124 curules en disputa.

    5 Los resultados electorales consagraron a Correa para un segundo mandato presidencial con 51,99% de los votos con una diferencia de 23,57% con el segundo.

  • Franklin Ramrez Gallegos y Mara Florencia Pagliarone40

    provinciales en disputa (39,13%) y 74 alcaldas de las 221 en juego (33,4%). La cartografa electoral sirve para ilustrar la configuracin territorial de tales resultados. En el Mapa 1 se observan la distribu-cin de prefectos por partido polrtico y, sobre todo, se muestran las provincias donde el movimiento de gobierno se ubic primero en la contienda electoral. A primera vista se puede constatar el predomi-nio de AP en las provincias de la sierra donde gana directamente en Imbabura, Pichincha, Caar y Loja y, a travs de alianzas, en Azuay, Chimborazo y Tungurahua. En la costa obtiene los gobiernos provin-ciales de Santo Domingo y Los Ros, mientras que en la Amazona no alcanza ninguna prefectura.

    Mapa 1Prefectos por partido poltico: elecciones provinciales 2009

    Galpagos

    Partidos Polticos

    MPAISAlianzas con MPAISIDMARMIOSAMIUPMMINMPDMUPP-NPPSPOtras alianzasSin informacin

    0 100000 200000

    CarchiEsmeraldas

    Imbabura

    Sucumbos

    Orellana

    Pastaza

    Napo

    Morona Santiago

    Zamora ChinchipeLoja

    El Oro

    Azuay

    Caar

    Chimborazo

    Bolvar

    Tungurahua

    Cotopaxi

    PichinchaSto. Domingo

    Manab

    Los Ros

    GuayasSanta Elena

    Fuente: CNE. Elaboracin: Equipo de Anlisis de Elecciones Locales.

  • Alianza PAIS: ganar perdiendo? 41

    En el caso de Azuay, la alianza se establece con el Movimiento En-cuentro Democrtico, organizacin creada por Paul Carrasco, quien proviene de la Izquierda Democrtica y ya haba sido electo como prefecto en las elecciones de 2004. Dicha alianza se rompera rpi-damente. En Chimborazo se forja una coalicin con el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik Nuevo Pas (MUPP-NP) y con un partido local, el Movimiento Municipalista por la Integridad Na-cional (MMIN). Finalmente, en el caso de Tungurahua, AP se une al Partido Socialista y a la Izquierda Democrtica. A nivel subnacional, como se observa, la poltica de alianzas del movimiento gobernante siempre ha mantenido dinamismo y versatilidad segn los territorios.

    En lo que respecta a los otros bloques polticos, se pudo consta-tar la prdida de centralidad de los partidos polticos tradicionales que, prcticamente, no conquistaron ninguna prefectura: el otrora partido dominante del sistema poltico ecuatoriano, el Partido So-cial Cristiano (PSC), as como la Democracia Popular (DP, demcra-ta cristianos) y el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) no alcanzan ningn gobierno provincial. Era la primera vez en el perodo demo-crtico abierto en 1979 que aquello suceda. Los partidos convencio-nales que alcanzaron cierta cuota de poder a nivel provincial fueron los socialdemcratas de la Izquierda Democrtica (ID), ganadores en Carchi, y el filomaosta Movimiento Popular Democrtico (MPD) que gan en Esmeraldas. El brazo electoral del movimiento indgena, el Movimiento Pachakutik (MUPP-NP), solo alcanza representacin provincial en la regin amaznica, uno de sus histricos bastiones. El partido indgena fue creado a mediados de la dcada de los noven-ta y, a pesar de su vocacin transformacional, se vio fagocitado por la profunda crisis del sistema de partidos abierta en el ciclo previo a la llegada de Correa al poder (1997-2006). Si an mantiene cierto es-pesor electoral se debe a su caudal de votos en ciertos territorios a ni-vel de sus candidatos locales.

    Ahora bien, en lo que concierne a las eleccines por alcaldes, AP logr imponerse en 63 cantones por su propia cuenta, mientras que en otros once gan en alianza con diversas organizaciones po-lticas locales. De esta forma, el movimiento de gobierno se conver-ta en la primera fuerza poltica en 74 alcaldas, es decir, 33,4% del

  • Franklin Ramrez Gallegos y Mara Florencia Pagliarone42

    total de municipalidades en disputa. Una de cada tres alcaldas del pas existen 221 gobiernos municipales estaban en manos de la emergente fuerza de gobierno. Al mismo tiempo, la distribucin te-rritorial de los apoyos electorales de AP pona de manifiesto, nue-vamente, que el anclaje ms importante del movimiento se afinca-ba en la sierra. En dicha regin, AP conquist 41% de los alcaldas en disputa. Mientras, en la costa alcanzaba el poder local en 35% de sus cantones y apenas un 15% en la Amazona.

    Como proyecto poltico de gobierno, pasada la Asamblea Consti-tuyente, la Revolucin ciudadana forj en su torno dos grandes lneas de oposicin una nucleada en torno a los sectores de derecha y otra con arraigo en movimientos y partidos de izquierdas.6 Muchos de es-tos ltimos, en su momento, orbitaron en torno al proceso de cam-bio hegemonizado por AP. Para comprender la dinmica democrti-ca del pas en estos aos resulta til, analticamente, dividir el campo del conflicto poltico en tres grandes constelaciones: el polo de opo-sicin por derechas, el polo de oposicin por izquierdas y el po-lo de la Revolucin ciudadana. No se entiende bien la implantacin de AP a nivel nacional y local sin observar como se reajustan las pre-ferencias electorales de sus bandos opositores. Veamos.

    En relacin al polo de derechas, los actores polticos clave han sido del Partido Sociedad Patritica (PSP), el Partido Social Cristia-no (PSC), el Partido Renovador de Integracin y Accin Nacional (Prian) y el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE). Mientras, en el bloque de izquierdas se encuentra el Movimiento Popular Democrti-co (MPD) y el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik-Nue-vo Pas (MUPP-NP). Cules fueron los resultados electorales de am-bos bloques en las elecciones seccionales de 2009?

    En lo que concierne al bloque de derechas, a nivel de gobiernos provinciales, el Partido Sociedad Patritica gana dos prefecturas: una en Napo y la otra en Guayas (en alianza). El resto de partidos que integraran este bloque no conquista ningn gobierno provincial.

    6 Sobre la reconfiguracin del juego poltico nacional luego de la Asamblea Constituyente de 2007-2008 y la implantacin de dos corrientes de oposicin a la Revolucin ciudadana ver F. Ramrez Gallegos (coord.) (2013). Nuda Poltica: democracia, participacin y conflictos. Ecuador 2009-2012, Quito: Flacso-Ildis.

  • Alianza PAIS: ganar perdiendo? 43

    Mientras, a nivel de las alcaldas, de las 221 sometidas a eleccin, 48 son captadas por los partidos que hemos identificado como parte de este bloque. Aquello equivale a 21,7 % del total. El PSP obtiene 32 al-caldas, el PSC ocho, el PRE siete y el Prian solo una. El predominio de la derecha socialcristiana a lo largo de los aos noventa del siglo xx pareca revertirse, tanto a nivel nacional como local, a favor del par-tido del expresidente, el coronel Lucio Gutirrez.

    Por su parte, el polo de izquierdas consigue ganar cinco prefec-turas. Mientras que Pachakutik gana en Cotopaxi, Morona y Orella-na (territorios de fuerte implantacin del movimiento indgena); el MPD lo hace en Esmeraldas. Por ltimo, la alianza entre ambos par-tidos consigue la prefectura de Zamora Chinchipe. A nivel municipal, los actores que hemos colocado en este bloque alcanzan 33 alcal-das, es decir, 14,9% del total de gobiernos locales en disputa.

    Tabla 1Distribucin de la votacin local segn bloques polticos, elecciones 2009*

    Bloque de la Revolucin ciudadana

    Oposicin por derechas

    Oposicin por izquierdas

    Porcentaje de gobiernos provinciales

    39,13% 8,69% 21,7%

    Porcentaje de gobiernos municipales

    33,4% 21,7% 14,9%

    * La votacin que no recae en los tres polos estudiados, pertenece a fuerzas y coaliciones locales.

    Fuente: CNE. Elaboracin: Equipo de Anlisis de Elecciones Locales.

    De esta forma, como queda registrado, Alianza PAIS se consoli-daba en 2009 como primera fuerza poltica tanto a nivel del poder ejecutivo como de la legislatura y de los gobiernos locales. En este nivel, en medio del retroceso de los partidos tradicionales, el oficia-lismo alcanzaba casi 40% de las prefecturas, ms de 33% de los mu-nicipios y 45% de las juntas parroquiales. Este apoyo hacia el partido de gobierno no implic, sin embargo, una distribucin uniforme de

  • Franklin Ramrez Gallegos y Mara Florencia Pagliarone44

    su votacin en el conjunto del territorio nacional. Los mayores por-centajes de aceptacin para los candidatos de Alianza PAIS se con-centraban en la sierra mientras que en la Amazona su implantacin era en extremo dbil.

    Cmo varan estos porcentajes electorales de cara las elecciones seccionales de 2014? Cules son los desplazamientos y transforma-ciones que sufre la implantacin electoral de Alianza PAIS en los te-rritorios? Tales preguntas se analizan en el prximo apartado del tex-to. Una clave analtica a considerar al respecto alude a los cambios evidenciados en las articulaciones, alianzas y acercamientos efec-tuados a lo largo del ciclo de gobierno 2009-2013 entre AP y los partidos que alcanzaron poder local en 2009. En efecto, si en 2009 Alianza PAIS gan 74 alcaldas, para mediados de 2013 ya contaba con el respaldo de ms de 180 alcaldes. De estos, 68 se haban ale-jado de los partidos polticos por los cuales fueron electos, mien-tras que 45 se acercaron a o se conviertieron en parte de Alianza PAIS.7 Aquello dejaba entrever no solo la rpida ampliacin del radio de influencia del Gobierno en los territorios, sino la construccin de una amplia plataforma poltica para encarar, desde fines de 2013, la campaa a las nuevas elecciones seccionales.

    3. Las elecciones seccionales de 2014: cambio y continuidad

    La pequea historia de las elecciones locales de febrero 2014 no ad-quiere sentido poltico sino se la enmarca en lo sucedido un ao antes, es decir, en la arrolladora victoria de AP en los comicios del primer trimestre de 2013. En tal eleccin, por segunda ocasin con-secutiva Correa es electo sin ballotage como presidente de Ecuador. En 2006 apenas alcanz 23% de los votos vlidos en primera vuelta y lleg a 54% en el segundo turno. En 2009 obtuvo el triunfo directo con 51,9% del respaldo ciudadano. Muy pocos actores polticos, in-telectuales o investigadores vean posible que tales resultados pudie-ran repetirse. Cmo luego de seis aos de gobierno el presidente en ejercicio poda ser reelecto sin un mnimo retroceso en sus cotas de apoyo electoral? La duda pareca razonable. Ms an si se tomaba

    7 Ver Diario El Universo, domingo 20 de octubre de 2013: Mapa de alcaldes y prefectos del pas cambi en cuatro aos.

  • Alianza PAIS: ganar perdiendo? 45

    en cuenta que desde 2009 el arco de opositores al Gobierno no solo se concentraba en la derecha y en los tradicionales grupos de poder sino, como se ha visto, que se haba ampliado hacia ciertos sectores de la izquierda, del movimiento indgena e incluso de exaliados y an-tiguos miembros de AP. Las candidaturas presidenciales del banque-ro Guillermo Lasso y de uno de los fundadores de la ahora principal fuerza poltica del Ecuador, Alberto Acosta, expresaban la frontali-dad con que las dos lneas de oposicin al Gobierno se posiciona-ban contra el oficialismo. El tablero electoral luca complicado. El expresidente Lucio Gutirrez y el magnate bananero lvaro Noboa en 2009 haban obtenido juntos el 40% de los votos vlidos eran las dos otras figuras que disputaban, al menos, el ingreso a segunda vuelta. Pero el escenario de 2009 volvi a repetirse. El candidato de AP gan una vez ms en primera vuelta superando todos sus registros anteriores: ms del 57% de los electores votaron por Correa. El candi-dato banquero, posicionado en segundo lugar, obtuvo 22,68% de los votos. La alianza de Acosta con Pachakutik brazo electoral del mo-vimiento indgena y el filomaosta MPD (Movimiento Popular De-mocrtico) solo lleg al 3,26% de respaldo popular.

    La reeleccin presidencial se dio, en suma, con un crecimiento del caudal electoral de la Revolucin ciudadana luego de ms un lustro de gobierno. Este contundente triunfo no se restringa, sin embargo, a la ratificacin presidencial. El 17 de febrero de 2014 el oficialismo tambin se impuso en las elecciones legislativas: AP obtuvo 100 de los 137 curules de los que est compuesta la Asamblea Nacional (sin contar con las fuerzas aliadas), obteniendo a la vez representacin en las 24 provincias del pas y en todos los distritos electorales (34). As, luego de una legislatura (2009-2013) en que el oficialismo breg en cada votacin para obtener una coalicin de mayora que le per-mitiera avanzar en el procesamiento de la transicin posconstituyen-te, para el ciclo 2013-2017 el movimiento gobernante alcanza inclu-so una mayora calificada (dos tercios) que le permite, por ejemplo, reformar la Constitucin.

    Ms all de la reeleccin y de la mayora parlamentaria de AP, hay un tercer rasgo indito en el panorama electoral 2013: la recon-figuracin territorial del voto. El sistema poltico ecuatoriano se ha

  • Franklin Ramrez Gallegos y Mara Florencia Pagliarone46

    estructurado, histricamente, en torno a ntidos clivajes regionales y provinciales que han impedido a los actores polticos emplazarse co-mo fuerzas de alcance nacional. As, grosso modo, entre 1979 y 2002 los grandes partidos nunca pudieron irradiar sus reservas de votacin ms all de sus bastiones naturales: el Partido Social Cristiano (de-recha oligrquica) limit su influencia a las provincias del litoral en particular Guayas mientras que la Izquierda Democrtica (socialde-mocracia) y la Democracia Popular (centroderecha cristiana) tuvie-ron estables bases electorales en la sierra. Entre 2002 y 2009, por su parte, el coronel Gutirrez se hizo muy fuerte en la sierra central y en la Amazona.8 Con la aparicin de AP en la escena electoral tales frac-turas regionales parecan disolverse progresivamente. A partir de un apoyo ms robusto en las provincias andinas en 2006, 2007 y 2008, Correa ha ido ganando adeptos en la costa donde la izquierda no ha-ba logrado obtener nunca antes mnimos niveles de respaldo electo-ral. Para 2009 obtiene ya un caudal de votacin bastante homogneo en todo el pas aunque la derecha contina imponindose en Guayas la provincia ms poblada del Ecuador y el Partido Sociedad Pa-tritica en la sierra central y en Amazona. En la primera reeleccin de Correa, entonces, AP triunf en 16 de las 24 provincias. Los resulta-dos electorales de 2013 redibujan semejante geografa electoral. Co-rrea ratifica su anclaje popular en la costa, triunfa por primera vez en las provincias de la sierra central y vence en cinco de las seis provin-cias amaznicas: AP solo es derrotada en una de las 24 provincias. Se-mejante implantacin nacional no tiene precedentes en el vigente ci-clo democrtico.

    El ocaso del sistema poltico regionalizado se conecta con un pro-ceso de cambio que ha sostenido buena parte de su legitimidad en la capacidad del movimiento gobernante para hacer que su plataforma programtica interpele a la sociedad como proyecto nacional. All uno de los resortes de la expansin hegemnica y del respaldo popular de la Revolucin ciudadana. Los efectos de dicha hegemona se pro-yectaron desde el inicio de la campaa a las seccionales de 2014.

    En efecto, el vertiginoso ascenso de AP supuso, como ya se ha cons-tatado, el deterioro de los partidos que inauguraron la democracia

    8 Se trata de territorios que concentran un alto porcentaje de cantones con predominio tnico.

  • Alianza PAIS: ganar perdiendo? 47

    en 1979 e incluso el debilitamiento de aquellos que surgieron como PSP, Prian, Pachakutik en medio de la crisis poltica 1997-2006. En ese marco, ya desde 2013 pero sobre todo en las elecciones locales de 2014, nuevas organizaciones polticas emergen y se incrustan en la competencia electoral. Su participacin es, por lo dems, global-mente exitosa. As, movimientos y partidos como Avanza (fundado sobre las figuras y redes polticas que construy en dcadas previas la Izquierda Democrtica y con el aval del propio presidente Correa), CREO (Creando Oportunidades, del banquero Guillermo Lasso) y SUMA (Sociedad Unidad Ms Accin, del hoy alcalde de Quito, Mauricio Rodas) alcanzan protagonismo en ciertos territorios. Al ha-cerlo modifican los polos de oposicin y apoyo a la Revolucin ciu-dadana, contribuyen al mayor desgaste de los viejos partidos e in-cluso merman la vitalidad electoral de AP en localidades especficas. Todo ello puede ser enunciado como un cierto quiebre de las tenden-cias electorales visualizadas desde el acceso de Correa al poder.

    Al observar los resultados a nivel de los gobiernos provinciales se aprecian, no obstante, algunas continuidades con el escenario pre-vio. As, AP obtiene 10 de las 23 prefecturas, es decir, una ms que en 2009. El poder provincial del movimiento oficialista se sostiene aun-que en medio de una reconfiguracin del anclaje territorial del voto: si en 2009 solo gan en dos provincias de la costa, en 2014 lo hace en cinco de las siete pertenecientes al litoral del pas: Guayas, Mana-b, Santa Elena, Los Ros y Santo Domingo. En la sierra, por su parte, AP gan siete prefecturas en 2009, mientras que en 2014 solo con-quista cuatro de las diez que pertenecen a dicha regin: Caar, Chim-borazo, Pichincha y Tungurahua. El oficialismo pierde provincias que haban sido su bastin electoral como Loja, Azuay e Imbabura. Final-mente, en la Amazona consigue una victoria indita en Napo.

    Por otra parte, si en 2009 Alianza PAIS se haba consolidado co-mo primera fuerza poltica en 74 cantones, en 2014 ese nmero des-ciende a 69. Se trata de una contraccin de alrededor del 10% de las alcaldas obtenidas entre una y otra eleccin. Adems, y aquello pa-rece medular para el anlisis, de un total de 24 alcaldas de capita-les de provincia, el oficialismo conquista tan solo tres y pierde ciuda-des clave como Quito y Cuenca. En Guayaquil, a pesar de un cierto

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    incremento en su votacin, AP vuelve a ser derrotada por el cuatro ve-ces alcalde de la ciudad, el socialcristiano Jaime Nebot.

    Respecto a la distribucin territorial del caudal electoral, tambin se aprecian algunos cambios en comparacin con el mapa poltico de 2009. As, la sierra deja de ser la regin de ms alta votacin a favor de AP. All el oficialismo experimenta un ntido decrecimien-to electoral: obtiene solo 22% de las alcaldas en disputa, mientras en 2009 alcanzaba 41% de ellas. Por el contrario, la costa se convier-te en la regin donde el oficialismo obtiene mayor apoyo popular: si en 2009 el porcentaje de cantones ganados en el litoral del pas fue de 35%, en 2014 esta proporcin asciende a 43%. Por ltimo, en lo que quizs es un rasgo distintivo del proceso electoral analizado, en la Amazona tambin se observa una tasa de crecimiento electoral fa-vorable para AP: el movimiento gobernante pasa de 15% de alcaldas en 2009 a 27% de ellas en 2014. De esta forma, Alianza PAIS tiene una tasa de variacin positiva en los cantones de la costa del 65% y en los cantones amaznicos del 61%, mientras que en la sierra el de-crecimiento electoral alcanza el 56%.

    Al tratar de ver la globalidad del cuadro, las seales lucen algo confusas. Luego de 2014, AP contina siendo la fuerza de mayor ba-gaje electoral del Ecuador pero pierde espacios a nivel municipal, en la regin andina y en la mayora de capitales de provincias. A la vez, su votacin se incrementa en el litoral la regin ms poblada del pas e incluso en la Amazona. Para complejizar ms an el cuadro, uno de los aliados de AP el recin creado partido poltico Avanza se coloca como la segunda fuerza poltica de mayor importancia a ni-vel cantonal y obtiene un porcentaje global de 10,7% de la votacin. Dicha votacin supera a la de los principales partidos de oposicin por derechas del Gobierno: SUMA, PSC y CREO. Solo se si agrupa a una serie de movimientos provinciales y locales organizaciones que no tienen un carcter nacional como los cinco partidos antes nom-brados Avanza queda desplazado de la cima de la carrera electoral, tal como se aprecia en la siguiente tabla:

  • Alianza PAIS: ganar perdiendo? 49

    Tabla 2Votos y alcaldas de las cinco primeras fuerzas polticas

    del pas a nivel cantonal

    Partido/movimiento Total de votosVotos vlidos

    (porcentajes %)Nmero de

    alcaldas

    AP 2 253 557 26 69

    Mov. provinciales* 2 134 869 24,9 53

    Avanza 916 729 10,7 37

    SUMA 847 667 9,9 17

    PSC 670 459 7,8 11

    * Se trata de varios movimientos que solo tienen presencia provincial.

    Fuente: CNE. Elaboracin: Equipo de Anlisis de Elecciones Locales.

    La situacin luce, entonces, algo paradjica: si bien Alianza PAIS contina como la primera fuerza poltica en todo el pas conside-rando tanto el total de votos como el nmero de alcaldas y prefec-turas ganadas sufre derrotas en territorios de enorme importancia poltica. Aquello extiende la percepcin de un desgaste del proceso de cambio y de una contraccin de la capacidad de despliegue pol-tico del movimiento de gobierno cuando no es el gran lder el que se candidatiza o el que abandera de modo directo la disputa electo-ral. Dicha imagen debe ser al mismo tiempo relativizada, pues la po-tencia electoral del oficialismo es an del todo significativa y supera con creces a la de sus principales adversarios. As, mientras AP alcan-za 26% de los votos vlidos, su rival ms cercano, SUMA, obtiene ca-si tres veces menos apoyo electoral (9,9%).

    Otro factor matiza la tesis de una sustantiva contraccin electo-ral del oficialismo: la dispersin de las fuerzas polticas de oposicin imposibilit que alguna de ellas capitalice a plenitud el voto que no se orient, como hasta entonces, hacia la fuerza gobernante. En tal sentido, se puede asumir que ningn partido poltico logra concen-trar la votacin que perdi AP. Tal votacin parecera distribuirse, ms bien, entre las fuerzas locales emergentes (lo que en la Tabla 2 se define como movimientos provinciales). A pesar de aquello, no es menos cierto que, descontando los resultados de Avanza, las nuevas

  • Franklin Ramrez Gallegos y Mara Florencia Pagliarone50

    formaciones polticas de la derecha ecuatoriana (CREO, SUMA) tu-vieron resultados que las colocan como un vector que puede reconfi-gurar el juego poltico nacional.

    As, en torno al polo de derechas en el que cabe incluir aho-ra a CREO y SUMA adems de a los clsicos partidos de la tenden-cia (PSP, PSC, Prian, PRE) se observa una cierta expansin del apo-yo popular. La distribucin de las prefecturas en 2014 establece dos para SUMA, una para el PSP, una para la alianza entre el PSC y SU-MA y una para la alianza entre CREO y un movimiento provincial. Se aprecia entonces un crecimiento del apoyo electoral hacia la derecha ecuatoriana: si para 2009 tales fuerzas haban conseguido en conjun-to dos prefecturas ahora obtienen cinco. Pasan as de 8,7% a 21%, 8% entre los dos eventos electorales.

    A nivel cantonal este bloque tambin experimenta un incremento del caudal de votos a su favor: 17 alcaldas pertenecen a CREO, quin-ce a SUMA, once al PSC, nueve al PSP, dos al Prian y cuatro al PRE. De esta forma, si en 2009 el polo de derechas haba obtenido 48 alcaldas, en 2014 ese nmero se incrementa a 52, pasan as a osten-tar 26,3% de los gobiernos municipales en comparacin al 21,7% ob-tenido en 2009.

    Por su parte, la oposicin por izquierdas mantiene a nivel provin-cial las cotas electorales de 2009 tras obtener, en 2014, cinco prefec-turas de las 23 en disputa: dos quedan en manos de Pachakutik, una del MPD y dos en la alianza entre Pachakutik y MPD. Mientras, a ni-vel cantonal, se observa un pequeo decrecimiento de esta constela-cin. As, de 33 alcaldas ganadas en 2009, en 2014 descienden a 30: tres son ganadas por la alianza entre Pachakutik y el MPD, 24 por Pa-chakutik y tres por el MPD. Este ltimo partido aparece como el ms afectado por los ltimos resultados electorales, pues pierde ms de 50% de las alcaldas que haba conquistado en 2009.

  • Alianza PAIS: ganar perdiendo? 51

    Tabla 3Distribucin de la votacin local segn bloques polticos:

    2009 versus 2014*

    Bloque de la Revolucin ciudadana

    Oposicin por derechas

    Oposicin por izquierdas

    2009 2014 2009 2014 2009 2014

    Porcentaje de gobiernos provinciales

    39,1% 43,5% 8,69% 21,8% 21,7% 21,7%

    Porcentaje de gobiernos municipales

    33,4% 31,2% 21,7% 26,3% 14,9% 13,6%

    * La votacin que no recae en los tres polos estudiados, pertenece a fuerzas y coaliciones locales.

    Fuente: CNE. Elaboracin: Equipo de Anlisis de Elecciones Locales.

    En suma, una cierta contraccin de la fuerza poltica de Alian-za PAIS en las ciudades principales se acompaa de un crecimiento electoral de la organizacin poltica a nivel provincial y en el conjun-to del territorio nacional. Dicha tendencia convive, a su vez, con el re-punte de los partidos de derechas que ganan en ciudades clave como Quito, se mantiene en el poder en Guayaquil y aumenta presencia en otros territorios (tanto a nivel municipal como de los gobiernos pro-vinciales). Las fuerzas que se colocan a la izquierda de la Revolucin ciudadana experimentan, por su parte, un segundo resultado electo-ral negativo de forma consecutiva, pues en 2013 tampoco tuvieron un buen desempeo electoral.

    4. Dinmica y performance de AP en las seccionales de 2014

    Un rasgo particular de la participacin electoral de la fuerza gober-nante en las seccionales de 2014 fue su alta propensin a pactar o entrar en alianza electoral con diverso tipo de movimientos o par-tidos segn cada territorio. En trminos generales, desde su emer-gencia, el oficialismo ha procurado instituir una dinmica partidaria que no tenga que depender de otras fuerzas polticas o movimientos. Las coaliciones se haban construido, hasta 2014, de modo ms bien

  • Franklin Ramrez Gallegos y Mara Florencia Pagliarone52

    residual y solo en territorios determinados. Dicha lnea estratgica pareci redireccionarse en las ltimas elecciones locales.

    En efecto, si en 2009 AP estableci coaliciones en 25 cantones, en 2014 lo hizo en 106. Los pactos electorales locales se multiplica-ron por cuatro entre uno y otro evento electoral. As, en 48% de los cantones y en 48% de las prefecturas, el partido de gobierno decidi participar en la contienda electoral en articulacin con distintas or-ganizaciones polticas. El resultado de esta estrategia, sin embargo, no fue el esperado. Las cifras indican que el movimiento de gobierno solo gan en 32 cantones de los 106 en que particip en alianza pa-ra llegar al poder municipal. A la inversa, conquist el poder local en 37 de los 115 cantones donde particip sin alianzas. El cuadro que se presenta a continuacin (Tabla 4) muestra los ambivalentes resul-tados de la poltica de alianzas del movimiento gobernante segn las tres regiones del pas.

    Tabla 4La poltica de alianzas de AP por regin: elecciones 2014

    AP en 1.er lugar AP en 2.o lugar

    # total # % # %

    Costa 63 23 36,51 27 42,86

    Sierra 23 6 26,09 9 39,13

    Amazona 19 3 15,79 10 52,63

    Insular 1 0 0 1 100

    Total 106 32 30,19 47 44,34

    Fuente: CNE. Elaboracin: Equipo de Anlisis de Elecciones Locales.

    Como se observa, las alianzas establecidas por el oficialismo en la Amazona fueron particularmente adversas a sus propsitos: AP so-lo gan en 3 de los 19 cantones en que particip en coalicin en di-cha regin. La excepcin del caso es Pastaza donde alcanz uno de los cuatro gobiernos locales en disputa. Similar panorama se observa

  • Alianza PAIS: ganar perdiendo? 53

    en la sierra donde la estrategia electoral no fue suficiente para obte-ner un cmodo posicionamiento poltico: solo 6 de las 23 alianzas efectuadas tuvieron rditos para la fuerza gobernante (26%). Mien-tras, en la costa los resultados de la poltica de alianzas lucen ms fa-vorables a la apuesta estratgica del oficialismo pues algo ms de un tercio de ellas (35,5%) le permiti arribar al poder municipal en los cantones del litoral del pas.

    Los globalmente virtuosos resultados de las alianzas del movi-miento de gobierno en la costa de Ecuador tienen que ver con la nue-va geografa electoral del voto favorable a AP. As, al analizar solo los cantones ganados por el oficialismo, se aprecia un cambio en el anclaje territorial de su electorado.

    Si en 2009, el mayor caudal de votos por AP provena de la sierra, donde gan en 41% de los cantones, en 2014 esta regin se convierte en la que contribuye en menor medida al sostenimiento de su poder electoral con solo 22% de alcaldas ganadas. La costa, por el contra-rio, pasa a funcionar como el nuevo epicentro de la Revolucin ciuda-dana pues AP conquista all 43% de las alcaldas en disputa (contra 35% en 2009). Aquello hara crecer su nivel de votacin pues, como se ha sugerido, la regin litoral es la ms poblada del pas y concen-tra una porcin del electorado en capacidad de definir casi por si so-la una votacin nacional. Por ltimo, a pesar de que el voto por AP en la Amazona tiene un promedio inferior al nacional, se coloca en el segundo rango entre las regiones que en trminos relativos ms aporta triunfos al oficialismo (27% de alcaldas amaznicas en 2014, contra 15% en 2009).

    Finalmente, no se pueden ponderar con exactitud las variaciones en el voto de AP entre dos elecciones locales sino se acude al anlisis de las tasas de crecimiento o decrecimiento a partir de una perspec-tiva territorializada. Tres cuestiones saltan a primera vista al entrar en ese ngulo de estudio: a) a nivel nacional, el movimiento de gobier-no tiene una tasa de variacin positiva en 55% de los cantones, es de-cir, que su votacin crece en uno de cada dos cantones del pas; b) en 27% de los cantones su votacin crece en una tasa superior al 60% y se duplica en 19% de ellos; y c) solo en 2% de los cantones se aprecia una tasa de decrecimiento del voto por AP mayor al 60%.

  • Franklin Ramrez Gallegos y Mara Florencia Pagliarone54

    Al observar dichas tendencias desde una ptica regional se pueden constatar algunas cuestiones que confirman y matizan las tendencias ya antes observadas. Respecto a lo primero, se reitera el reacomodo territorial a AP segn las regiones: los ritmos de decrecimiento son sustantivos en los cantones de la sierra (-56%), mientras que las tasas de crecimiento del oficialismo en la costa y en la Amazona son del todo relevantes (65% y 61%, respectivamente). En otros trminos, AP crece en 117 cantones (la mayora situados en la costa) y decrece en 96 (ms de la mitad de ellos situados en la sierra del pas).

    Tabla 5Tasas de variacin en el voto por AP entre 2009 y 2014:

    elecciones locales por regin*

    Tasa de decrecimiento Tasa de crecimiento

    #T